arquíloco, alceo e safo

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ARQUÍLOCO DE PAROS Datos para una cronología 1. No me importa todo el oro de Giges -jamás lo envidié-, ni tengo celos del poder de los dioses, ni me atrae la altiva tiranía. No es bastante para que en ello mi atención fije 2. ¡Ya todo es de esperar! ¡Juremos lo imposible! ¡No hay más sorpresas! Zeus, padre de los Olímpicos, con ocultar la luz del sol, hizo del día noche cerrada. Un blando temor le vino encima al hombre. Pero ya de hoy más todo es creíble y de esperar. Que nadie se maraville si ve que las bestias deciden tomarles su alimento salobre a los delfines y que les son más queridas las olas del mar que la tierra firme, y que transitan por los bosques los delfines. Los acontecimientos en Paros 4. Padre Licambes, ¿qué es lo que tramaste? ¿Quién perturbó tu entendimiento? Antes estabas en tus cabales. Pero ahora eres en la ciudad gran motivo de burla. 5. Cierta fábula hay que así cuenta: que una vez la zorra y el águila trabaron amistad como vecinas. 6. No he celebrado, padre Zeus, mi boda. 7. ¡Oh Zeus, Padre Zeus, tuyo es el poder en los cielos, y tú observas los hechos de los hombres, criminales o justos, y a ti incluso te atañe la desmesura y la justicia entre las fieras! 8. Sé sólo una cosa importante: responder con daños terribles a quien daños me hizo.

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Page 1: Arquíloco, Alceo e Safo

ARQUÍLOCO DE PAROS Datos para una cronología

1. No me importa todo el oro de Giges -jamás lo envidié-, ni tengo celos del poder de los dioses, ni me atrae la altiva tiranía. No es bastante para que en ello mi atención fije

2. ¡Ya todo es de esperar! ¡Juremos lo imposible! ¡No hay más sorpresas! Zeus, padre de los Olímpicos, con ocultar la luz del sol, hizo del día noche cerrada. Un blando temor le vino encima al hombre. Pero ya de hoy más todo es creíble y de esperar. Que nadie se maraville si ve que las bestias deciden tomarles su alimento salobre a los delfines y que les son más queridas las olas del mar que la tierra firme, y que transitan por los bosques los delfines.

Los acontecimientos en Paros

4.

Padre Licambes, ¿qué es lo que tramaste? ¿Quién perturbó tu entendimiento? Antes estabas en tus cabales. Pero ahora eres en la ciudad gran motivo de burla. 5. Cierta fábula hay que así cuenta: que una vez la zorra y el águila trabaron amistad como vecinas. 6. No he celebrado, padre Zeus, mi boda. 7. ¡Oh Zeus, Padre Zeus, tuyo es el poder en los cielos, y tú observas los hechos de los hombres, criminales o justos, y a ti incluso te atañe la desmesura y la justicia entre las fieras! 8. Sé sólo una cosa importante: responder con daños terribles a quien daños me hizo.

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9. (Papiro de Colonia) Ya no tienes lozana tu piel suave, pues ya se marchita

lo que antes floreció, y de la funesta vejez te abruma …, y de tu rostro seductor el dulce encanto ha caído de un salto. Sí, contra ti se lanzaron las ráfagas de los vientos invernales y con frecuencia… 10. No deberías untarte con perfumes, vieja como eres. 11. ¡Gorda, ramera, prostituta abominable! 12. Deja Paros, sus higos y su vivir del mar.

Poeta-soldado 13. Soy un siervo, yo, de Enialio, señor de la guerra y un experto en el don de las Musas amable. 14. Me gano mis chuscos de pan con la lanza, y el vino de Ismaro con la lanza, y bebo apoyado en la lanza. 15. Esta isla de Tasos como un espinazo de asno se encrespa, coronada de un bosque salvaje. …Que no es un lugar hermoso ni atractivo ni amable cual el que surcan las aguas de Siris. 16. En Tasos nos reunimos toda la basura de Grecia. 17. Mousa/wn qera/ponta kate/ktanej, e)/ciqi nhou=. (Oráculo espontáneo de la Pitonisa de Delfos)

Oposición a los valores tradicionales de la aristocracia

18. Un sayo es quien lleva, ufano, mi escudo: lo eché, sin pensarlo, junto a un arbusto, al buen arnés in reproche, pero yo me salvé. ¿Qué me importa, a mí, aquel escudo? ¡Bah! Lo vuelvo a comprar que no sea peor.

19. No quiero a un jefe altivo ni que ande dando trancos ni ufano con sus rizos ni raso encima del labio; Dadme uno que parezca menudo y patizambo, y que hinque el pie, y que sea de corazón sobrado.

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20. Siete son los muertos, que a la carrera alcanzamos, y los matadores somos mil… 21. Ningún ciudadano es venerable ni ilustre cuando ha muerto. El favor de quien vive preferimos los vivientes. La peor parte siempre toca al muerto.

Vino y amor

22. Anda, con el copón recorre los bancos de remeros de la rauda nave, y destapa las jarras panzudas. Y escancia el vino rojo hasta el fondo de heces. Pues no podremos soportar sobrios esta guardia. 23. Cómo marcar el inicio del bello canto del divino Dioniso, el ditirambo, sé yo, cuando el vino fulmina mis entrañas. 24. …y bebiste mucho vino sin mezcla, no trajiste tu escote… y sin ser, como amigo, invitado, viniste y eso es porque tu vientre equivocó el camino de tu conciencia y diste en plena desvergüenza. 25. Tal ansia de amor me envolvió el corazón y densa niebla derramó sobre mis ojos robando de mi pecho el suave sentido. 26. Yazgo, infeliz, por la pasión vencido, sin vida, hasta los huesos traspasado de fieros dolores que los dioses me envían. 27. Pero el perturbador deseo me domina y no me cuido de yambos ni placeres. 28. De pelarme contigo son tan grandes las ganas como las de beber, cuando la sed me abrasa.

29. Ojalá pudiera tocar la mano de Neóbula… y caer, presto a la acción, sobre el odre y aplicar el vientre al vientre y mis muslos a sus muslos.

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Visión de la vida

29. Corazón, corazón, si te turban pesares invencibles, ¡arriba!, resístele al contrario ofreciéndole el pecho de frente, y al ardid del enemigo opónte con firmeza. Y si sales vencedor, disimula, corazón, no te ufanes, ni, de salir vencido, te envilezcas llorando en casa. No les dejes que importen demasiado a tu dicha en los éxitos, tu pena en los fracasos. Comprende que en la vida impera un ritmo.

30. Confíate a los dioses en todo: ellos, a veces, a quien yace en el suelo oscuro, lo levantan y libran de infortunio; y en cambio, otras, atacan, y al de más firme asiento lo hacen caer de espaldas; males sin cuento siguen, y el hombre anda perdido, faltándole el sustento, enajenado el ánimo. 31. Esímides, nadie que atienda a la murmuración de la gente podrá disfrutar del placer bastante ni mucho. 32. No es honroso injuriar a los que ya están muertos. 33. (Papiro de Estrasburgo) Que naufrague y lo volteen las olas y en Salmidesos lo cojan, con celo exquisito, desnudo, yerto de frío, los tracios de moño alto. Allí colmará la medida de sus penas, comiendo el pan del esclavo. Y que, cubierto de algas del mar espumante, castañee los dientes, tendido al sereno, como un perro, de bruces, al borde de los rompientes… ¡Quisiera ver eso! Pues me injurió, siendo antes amigo, y pisoteó nuestra fe.

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34. (Elegía a Pericles) Mientras plañe un dolor quejumbroso, ningún ciudadano disfrutará de las fiestas, Pericles, ni el pueblo; Pues que a unos tales barrieron las ondas del mar resonante y con razón nos rebosa la pena del pecho. Pero los dioses, amigo, para remedio de males que no tienen salida, esfuerzo nos dieron. Tal caso es un día a éste a quien toca, y el otro es a aquél: hoy en contra nuestra se ha vuelto, y lloramos por eso nuestra sangrienta llaga, más pronto caerá sobre otros. Hala, dejad de llorar como hembras: sed fuertes.

Himnos a los dioses 35.

¡Hurra! ¡Por tu hermosa victoria, Heracles Soberano, bravo! ¡Hurra! ¡Grandes vencedores, tú y Yolao, dos bravos guerreros! ¡Hurra! ¡Por tu hermosa victoria, Heracles Soberano, bravo!

© FERRATÉ, J. Líricos griegos arcaicos. Sirmio. Barcelona. 1991

Bajorrelieve que adornaba el altar o friso del monumento consagrado a Arquíloco (Arquiloqueo) por los

parios. Aparece el poeta en un simposio acompañado de una figura femenina, un esclavo, un escudo y una

lira (?). Siglo VI a.C. Museo Arqueológico de Paros. Grecia

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OS FRAGMENTOS DE ARQUÍLOCO EM PORTUGUÊS

Fragmento 38W Tradução de Paula da Cunha Corrêa*

Com um escudo um saio ufana-se, o qual junto à moira,

arma irrepreensível, deixei sem querer,

mas salvei-me. Que me importa aquele escudo?

Que vá! Arranjo outro, não pior.

Fragmento 114W Tradução de Paula da Cunha Corrêa*

Não gosto do grande general, nem do que anda a largo passo,

nem do que é vaidoso de seus cachos, nem do bem barbeado,

mas que me seja pequeno e com pernas tortas

de se ver, plantado firme sobre os pés, cheio de coragem.

Fragmento 3W Tradução de Paula da Cunha Corrêa*

Não muitos arcos serão tendidos, nem freqüentes

fundas, quando Ares reunir a luta

na planície: de espadas será a obra de muitos gemidos,

pois eles são peritos nesse combate,

os senhores de Eubéia, afamados lanceiros.

Fragmento 13W Tradução de Teodoro Rennó Assunção*

Não por censurar, Péricles, o gemente luto

o cidadão ou a cidade alegrar-se-á em festas

pois tais homens as ondas do estrondoso mar

inundaram, e inchados por dores temos

os pulmões; mas os deuses para males incuráveis,

ó amigo, sobrepuseram a firma paciência como

droga. Uma hora um, outra outro suporta isto; agora para nós

voltou-se, e sangrenta ferida gememos,

mas por outros a seu turno trocará. Mas o quanto antes

suportai, afastando o lamento de mulher.

Fragmento 19W pela tradução italiana F. de Martino e O. Vox*

Não me importam os bens de Giges o riquíssimo,

jamais fui presa da inveja, nem tenho ciúmes

das obras dos deuses, não amo a grande tirania:

estão longe de meus olhos.

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Fragmento 2W Tradução de Péricles Eugênio da Silva Ramos*

Com a lança eu alcanço

meu pão de cevada;

com a lança eu consigo

o meu vinho ismárico;

na lança apoiado

eu bebo esse vinho

Fragmento 122W Tradução de Péricles Eugênio da Silva Ramos*

Fato não há que exceda a expectativa,

receie desmentido ou cause espanto,

desde que Zeus, pai dos Olímpicos,

obscurecendo o resplendor do sol,

em pleno meio-dia fêz a noite,

e o pálido terror venceu os homens.

Nada é mais seguro, tudo é de esperar;

já ninguém deve surpreender-se

se um dia vir os animais trocarem

a terra firme pelas ondas rumorosas,

pedindo por empréstimo

as pastagens marinhas aos delfins,

que as deixarão em busca das montanhas.

Fragmento Tradução de Péricles Eugênio da Silva Ramos*

Tenho uma grande arte:

eu firo duramente

aqueles que me ferem.

Fragmento 131W Tradução de Péricles Eugênio da Silva Ramos*

Glauco, filho de Léptines,

o coração dos homens tem a cor

dos dias que Zeus traz;

seu pensamento, a das ações que se entregam.

Fragmento 1W Tradução de Vittorio de Falco e Aluízio Coimbra*

Ministro sou de Eniálio soberano

e das Musas conheço a amável arte.

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ALCEO DE MITILENE La “nave del Estado”

1. Me desconcierta la revuelta de los vientos. De aquí llega rodando una ola y por allá otra, y nosotros en medio arrastrados nos vemos en nuestra nave negra, afligidos por la muy enorme tempestad. El agua de la sentina ya cubre el pie del mástil. Toda la vela está ya transparente, y cuelga en grandes jirones su tela, no logran asideros las anclas, y el timón… …mis dos piernas se afirman en las jarcias y sólo esto me mantiene a salvo. Toda la carga arrastrada fuera de la borda va. 2. De nuevo esta ola, como la de antes, avanza contra nosotros, y nos dará mucho trabajo resistirla cuando aborde nuestra nave. … …aprestemos la defensa lo antes posible y corramos al amparo de un puerto seguro. Que ninguno de nosotros la duda cobarde le acose. Claro está que es enorme el empeño. Recordad las fatigas que antaño soportamos. Y que ahora todo hombre demuestre su valía. Con que no avergoncemos por falta de coraje a nuestros nobles padres que yacen bajo tierra. 3. Destella la enorme mansión con el bronce; Y está todo el techo muy bien adornado Con refulgentes cascos, y de ellos Cuelgan los albos penachos de crines De caballo, que engalanan el arnés de un guerrero. De ganchos que ocultan que están enganchadas las grebas brillantes de bronce, defensa del más duro dardo, los coseletes de lino reluciente y cóncavos escudos cubren el suelo. Junto a ellos están las espadas de Cálcide, Y muchos cintos y casacas de guerra. Ya no es posible olvidarnos de esto, Una vez que a la acción nos hemos lanzado. 4. Ahora hay que emborracharse y beber

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hasta el colmo, ¡que ha muerto Mírsilo! 5. …al malnacido Pítaco de esta ciudad, desdichada y cansina, le han hecho tirano, y a grandes voces todos le dan vítores. 6. …los lesbios levantaron este recinto grande y eminente para todos, y dentro de él pusieron altares de los dioses inmortales, y a Zeus lo apellidaron Suplicante, y a ti, la Eolia, diosa ilustre, generadora de todo; y al tercero, a Dioniso, Piel de Corzo, devorador de carne cruda. Acudid con el ánimo propicio, y escuchad nuestra súplica, y libradnos de estos trabajos y doliente exilio, y haced que al hijo de Hirras lo persiga la Erinia vengadora de quienes antaño juramos, con rito sagrado, no entregar nunca a ninguno de los compañeros, y o bien morir, y envueltos en la tierra descansar, derribados por aquellos que mandaban entonces, o matarlos y liberar al pueblo de sus males. Pero el Panzudo no se lo tomó a pecho, y pisoteando alegremente los juramentos, está devorando la ciudad. 7. …yo, desdichado, vivo a la manera de un campesino, anhelando escuchar, Agesilaidas, las voces que pregonan la Asamblea y el Consejo: eso que mi padre y el padre de mi padre compartieron, hasta viejos, con estos ciudadanos siempre en rencilla, yo vivo desposeído, y exiliado en remoto lugar. Solo, entre lobos, hice mi casa aquí, como Onomacles, [preparando] la guerra; que es innoble no revolverse contra los que mandan.

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Aquí el recinto de los dioses felices frecuento cruzando esta oscura tierra, con otras compañeras de camino… y, con mis pies lejos de males, vivo donde las lesbias de rozagante peplo vienen a competir en belleza. Aquí en torno retumba el griterío inmenso de mujeres en sus anuales fiestas sacras. …¿Cuándo de mis muchos pesares me van a liberar los Olímpicos?

El simposio y el vino 8. Bebe y emborráchate, Melanipo, conmigo. ¿Qué piensas? ¿Qué vas a vadear de nuevo el vorticoso Aqueronte, una vez ya cruzado, y de nuevo del sol la luna clara vas a ver? Vamos, no te empeñes en tamañas porfías. En efecto, también Sísifo, rey de los etolios, que a todos superaba en ingenio, se jactó de escapar a la muerte. Y, desde luego, el muy artero, burlando su sino mortal, dos veces crzó el vorticoso Aqueronte. Terrible y abrumador castigo le impuso el Crónica más tarde bajo la negra tierra. Con que, vamos, no te ilusiones. Mientras jóvenes seamos, más que nunca, ahora importa gozar de todo aquello que un dios pueda ofrecernos. 9. Bebamos ya. ¿A qué aguardar la hora de las luces? Le queda un dedo al día. Baja las copas grandes pintadas, pues el hijo de Sémele y de Zeus les dio a los hombres vino para olvido de su tristeza. Vierte una medida de agua por dos, completas hasta el borde, de vino; y que una copa empuje la otra. 10. No hay que abandonar el ánimo a los males. Pues nada avanzaremos con apenarnos, oh Bicquis, y no hay mejor remedio que mandar a por vino y embriagarnos. 11. Zeus manda lluvia, y una gran tormenta Bajo el cielo, y hielan las corrientes. Olvida la tormenta: échale leña al fuego, corta, sin tasarlo, el vino dulce como la miel, y luego acuéstate con un cojín mullido en cada sien.

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12. Mójate el pecho con vino, que anda el astro de regreso, y el tiempo es de agobio, y todo está, del calor, sediento, y entre las hojas chirría, con ardor, la cigarra, y despide un canto fuerte y agudo, bajo las alas, cuando el verano ardoroso … crece el cardo; hoy, más que nunca, está la mujer molesta, y débil, el hombre: Sirio abraza su cabeza y seca sus rodillas. 13. Vamos, haced que vengan con guirnaldas de anís y nos las pongan en el cuello, y que a todos el pecho nos rocíen con una dulce esencia. 14. Que alguien me traiga acá al lindo Menón, si queréis que disfrute del banquete. 15. Dicen que Aristodemo profirió en Esparta una vez una sentencia nada estúpida: “El hombre es su dinero: no hay ningún pobre honrado ni estimado”. 16. …lo que se le dé a una puta, igual echarlo en la onda del mar cano. 17. Muchacho, con el vino, la verdad

Himnos a los dioses y a los héroes 18. Rey de Cilene, te saludo: hoy quiere mi corazón cantarte, a ti, aquien Maia, de haberse undio al fuerte hijo de Cronos, parió en las cumbres.

19. Dejad la isla de Pélope, y venid,

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hijos audaces de Zeus y de Leda, apareceos, propicio el corazón, Cástor y Pólux, Que recorréis la ancha tierra y el mar, montados en caballos velocísimos, y sin esfuerzo apartáis de los hombres la triste muerte, Cuando saltáis al tope de la nave, clareando en las trozas a distancia, e ilumináis en la noche doliente el buque negro. 20. Río el mas bello, junto a Ainos

desaguas en el mar azul de púrpura, después de atravesar, roncando, el suelo de Tracia, rica en potros, y van muchas muchachas a explorarte, y con mimosas manos en sus muslos, tu agua maravillosa, como un óleo, se encantan derramando. 21.

…y turbó el corazón de Helena de Argos dentro del pecho, y loca por el hombre de Troya, ella por mar al falso huésped acompañó en la nave, dejando en casa a su hija abandonada y el abrigado lecho de su esposo, y es que su corazón la convenció de que amor cediera, de Dione y Zeus por la hija… …la negra tierra guarda a muchos de sus hermanos, caídos por Helena en el llano de Troya, y dieron en el polvo muchos carros y muchos combatientes de ojos negros fueron pisoteados, y al estrago Aquiles se entregaba. 22. Se cuenta, Helena, que un dolor amargo los pecados de Príamo y sus hijos castigó por tu causa, y que incendió Zeus la sagrada Ilión.

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No fue así la muchacha delicada que el noble hijo de Eaco, convocando a todos los felices a la boda, del techo de Nereo llevó a la casa de Quirón; y el cinto soltó de la doncella pura; y fértil fue el amor de Peleo y de la egregia

Nereida, pues al año tuvo ella un hijo, un fuerte semidiós, de yeguas bayas conductor feliz; y los frigios, en cambio, y su ciudad murieron por Helena. 23. ¡Pura Safo, de coronas violeta, de sonrisa de miel!

© FERRATÉ, J. Líricos griegos arcaicos. Sirmio. Barcelona. 1991

Safo y Alceo, óleo de Lawrence Alma-Tadema (1881)

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FRAGMENTOS DE ALCEU EM PORTUGUÊS Traduções de Celeste C. Dezotti O vinho

Bebamos! Por que aguardarmos as lucernas? Já só há um palmo de dia. Retira, célere, dos pregos, as grandes taças. O vinho que dissipa aflições, doou-o aos homens o filho de Zeus e de Sêmele. Deita-o nas taças, uma parte para duas cheias até a borda, e que um cálice empurre o outro.

Alc. Fr. 346 Lobel-Page Fr. 35

Não se deve entregar o coração a coisas ruins pois nada lucraremos entristecendo-nos, ó Baco, e o melhor remédio é mandar que nos tragam vinho para nos embriagarmos.

Alc. Fr. 35 Bergk

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SAFO DE LESBOS

Epitalamios 1. Estrella de la tarde, tú traes todo lo que dispersó la esplendorosa Aurora, traes la oveja, traes la cabra, traes junto a su madre al zagal. 2. Como la manzana que, roja, se empina en la alta rama, en lo alto de la rama más alta: los cosecheros la olvidaron; no, no la olvidaron, que no pudieron alcanzarla … 3. Como el jacinto que, en el monte, el pastor pisa con el pie, y la flor púrpura en el suelo … 4. ¡Un altísimo techo, oh Himeneo, levantad, carpinteros! ¡Viene el novio hecho un Ares, oh Himeneo, más grande que un gigante! 5. ¿A qué, novio querido, voy a compararte? A un flexible tallo muy bien te comparo. 6. “Virginidad, virginidad, ¿cómo te fuiste dejándome?” “Nunca más volveré, nunca más”. 7. Novio feliz, la boda se ha cumplido de acuerdo con tus votos, tienes novia de acuerdo con tus votos, y aunque es bello tu rostro, son los ojos de tu esposa dulces como la miel, y un sonriente velo de amor le cubre la atractiva cara: te honró Afrodita especialmente. 8. Vino el heraldo … … Ideo, el veloz mensajero … … … … … … … … … … … … … “y de todo el resto de Asia una gloria inmortal. Héctor y sus compañeros traen, de Tebas la santa

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y de la bella corriente del Placia, en sus naves, que surcan el mar salobre, a la tierna Andrómana, de ojos oscuros; y brazaletes de oro, muchos, y mantos de púrpura que el viento revuelve prendas de fina labor, e incontables copas de plata para beber, y muchos marfiles”, Dijo, e irguióse, animado, de Héctor el padre querido; y se corrió por la vasta ciudad la noticia entre todos; y al punto los hijos de Ilión pusieron mulos delante de los carros de andar sosegado, y ocupó sus asientos la multitud de mujeres y mozas de finos tobillos, y aparte las hijas de Príamo … y a los carros uncieron caballos los mozos solteros … … … … … … … … … … … … y emprendieron todos camino hacia Ilión, y la flauta de voz delicada mezclaba sus sones con los de la ira y el ruido de crótalos, mientras las mozas con voz aguda entonaban un canto sagrado, y llegaba el eco divino hasta el cielo … y había por todo el camino … … … … … … … … … … … … y mirra y canela e incienso mezclaban su aroma; y las mujeres mayores lanzaban chillidos alegres, y todos los hombres con bella voz penetrante gritaban llamando a Peón, que hiere de lejos, que pulsa la lira, y les cantaban un himno a Andrómaca y Héctor divinos.

Poemas a los dioses y a los hombres

9. Divina Afrodita, de trono adornado, te ruego, hija de Zeus engañosa, no domes, Señora, mi alma con penas y angustias; y ven para acá, si ya otra vez antes, escuchando desde lejos mis quejas, dejaste la casa de oro del Padre, y viniste en tu carro uncido; y batiendo las alas, tus gorriones te llevaron por sobre la tierra, por medio del aire, veloces y lindos, y al punto llegaron; y tú, con semblante sonriente, oh diosa feliz, preguntabas qué cosa hoy tenía, y por qué volvía a llamarte,

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y qué deseaba obtener en mi alma enloquecida: “¿A quién quieres que ahora conduzca a tu amor? ¿Quién es, Safo, quien tanto te daña? Porque si hoy te evita, te buscará pronto, si hoy no los toma, querrá dar regalos, si no ama, te habrá de querer, pesándole, pronto”. Ven también ahora, a librarme del fardo de mi angustia triste, y haz cuanto ansía mi alma obtener: sé, en la guerra, tú, mi camarada. 10. Me parece igual de un dios, el hombre que frente a ti se sienta, y tan de cerca te escucha absorto hablarle co dulzura y reírte con amor. Eso, no miento, no, me sobresalta dentro del pecho el corazón; pues cuando te miro un solo instante, ya no puedo decir una palabra, la lengua se me hiela, y un sutil fuego no tarda en recorrer mi piel, mis ojos no ven nada, y el oído me zumba, y un sudor frío me cubre, y un temblor me agita todo el cuerpo, y estoy, más que la hierba, pálida, y siento que me falta poco para quedarme muerta. 11. ¡Sal de Creta y ven a este templo sagrado, en donde por ti esperan un huerto riente de manzanos y altares que huelen a incienso, y donde el agua fresca arrulla entre las ramas, y sombrean rosales el lugar, y cae sopor de las hojas que tiemblan; y donde un prado en el que pacen caballos, da flores del tiempo de primavera, y donde el aire sopla con dulzura ...

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ven aquí, Cipria, ... y en estas copas de oro vierte, graciosamente, adicionándolo a nuestro festival, el néctar! 12. Cipria y Nereides, otorgadme que vuelva acá mi hermano, incólume, y que se cumpla todo cuanto quisiera en su alma que ocurriese, y que todas sus faltas pague y traiga dicha a sus amigos y un tormento a sus enemigos que igual no nos toque sufrirlo, y que quiera hacerle a su hermana algún honor, y que se rompan los lazos de las tristes penas que antes sufría ... *** Cipria, y te encuentre más amarga, y que Dórica no se jacte nunca diciendo que, añorado, volvió a su amor por vez segunda. 13. De veras, quisiera estar muerta. Ella, al dejarme, vertió muchas lágrimas. Y decía esto: “¡Ay, que pena tan grande! Safo, créeme, dejarte me pesa”. Y yo, contestándo, le dije: “Ve en paz, y recuérdame. Pues sabes el ansia con que te he mimado. Y por si no, quiero recordarte ... ... y cuanto gozamos. A mi lado muchas coronas de violetas y rosas ... ... te ceñiste al cuerpo, y en torno de tu cuello suave muchas guirnaldas entretejidas

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que hicimos con ... flores. Y … con un perfume precioso y propio de una reina frotabas el cuerpo … Y en blandas camas tendida pudiste saciar tu deseo de delicadas … Y no había ningún sagrado … de donde estuviéramos ausentes, ni arboleda … 14. Ella a menudo, en Sardis, tendrá puesto su pensamiento aquí. Cuando estuvo con nosotras, te rendía culto como a una diosa revelada, y le agradaba tu canto sobre todos. Ahora, en cambio, se distingue entre las damas de Sardis como, al ponerse el sol, la luna de rosados dedos vence a todas las estrellas; y su luz se extiende por sobre el mar salado y por los campos florecientes; llueve hermoso rocío, y lozanean las rosas y el perifollo delicado y el florido meliloto; y ella, en tanto, anda de un lado a otro, se acuerda de Atis dulce con nostalgia y, no lo dudes, tu destino pesa sobre su tierno corazón. 15. Pues cuando me fijo en tu cara me parece que ni Hermíone fue como tú y que no es impropio igualarte a la rubia Helena. 16. Pues aquellos a quienes yo quiero bien, de todos son los que más me dañan.

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17. Las estrellas que cercan la luna atrás ocultan su luciente cara, cuando está llena y más que nunca brilla sobre la tierra. 18. Yo sobre blandos cojines te acomodaré los miembros. 19. Eros me sacudió el alma como un viento que en el monte sobre los árboles cae. 20. Viniste, y yo te quería; y helaste mi corazón encendido de deseo. 21. Atis, yo me enamoré de ti, hace tiempo... Me pareciste una niña chica y sin gracia. 22. No sé que hacer: mi pensamiento es doble. 23. Cuando mueras, descansarás: ni un solo recuerdo guardarán de ti futuras generaciones, pues no tienes parte en las rosas de Pieria. E ignorada hasta en la casa de Hades, solamente con sombras invisibles tratarás cuando de aquí hayas al fin volado. 24. No creo que exista una muchacha de las que ven la luz del sol que nunca, en ningún tiempo, ese arte… 25. ¿Qué montuna te atrae el alma que lleva trapos de montuna y no sabe sujetarse los jirones en el tobillo? 26. Y tú, Dicas, ponte bonitas

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coronas en el cabello, y trenza vástagos de anís con tus manos delicadas. 27. Y un ansia me está cogiendo de estar muerta y ver los lotos empapados de rocío a orillas del Aqueonte. 28. Pero no soy de las de genio regañón; por el contrario, tengo el alma sosegada. 29. Antes bien, si eres mi amigo, búscate una mujer joven; pues yo no pienso atreverme, siendo más vieja, a casarme. 30. Durmiendo en el pecho de una tierna amiga… 31. Otra vez Eros, el que afloja los miembros, me atolondra, dulce y amargo, irresistible bicho. 32. Atis, se te hizo odioso mi pensamiento, y por eso Vuelas con Andrómeda. 33. ¡Tiene Andrómeda una buena compensación!... 34. “El tierno Adonis, Citerea, está muriendo. Dinos qué hacer nos toca”. “¡Muchachas, ay, daros palmas en el pecho y rasgaos la ropa!”. 35. “Madre dulce, mi tela tejer no puedo: Afrodita suave me vence, y de mi amado siento el deseo”.

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36. Tengo una linda niña con la hermosura de las flores de oro, Cleide, mi encanto. Por ella yo daría La Lidia entera y mi tierra querida. 37. Pues mi madre solía decir que en su tiempo, si una llevaba el pelo envuelto en un turbante de tonos brillantes, sin duda que eso era un muy grande adorno; pero a la que tiene el cabello más rubio que una antorcha ardiente, le sienta mejor que se arregle con guirnaldas de flores frescas; y hace poco, un lindo pañuelo de Sardis……………………… * Yo para ti, Cleide, no tengo ningún pañuelo de colores ni sé dónde puede encontrarse. 38. No llores, Cleide: donde se honra a las Musas no se permiten trenos; no, en nuestra casa no sientan bien.

Poemas con elementos de lírica coral

39. Dicen que es una hueste de jinetes o una escuadra de infantes o una flota lo más bello en la tierra, mas yo digo que es la persona amada. Y es muy fácil hacer que entienda eso cualquiera, cuando Helena, que era hermosa más que ningún humano, abandonó a su honorable esposo y a Troya se escapó, cruzando el mar,

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y nunca de su hija se acordó ni de sus padres, y es que, de su grado, la hizo errar camino la diosa cipria………………………….. …………………………………………... ……… y eso ahora me recuerda a mi Anactoria ausente. Preferiría ver su andar amable y el brillo chispeante de su cara que un tren de carros lidios o una hueste de infantes con armas.

40. Vós, mozas, os fermosos presentes das Musas de peitos de violetas procurade, e a melodiosa e doce lira;

Pois a min, que antes tiña un corpo suave, a vellez xa me capturou e brancos se me volveron os meus negros cabelos,

pesado teño o corazón e os xeonllos, que antes bailaban áxiles coma cerviños, xa non teñen conta de min.

Por iso decote suspiro, mais que podo facer? Que o home non se faga vello non é posible que ocorra.

Porque tamén de Titono dicían en tempos que a Aurora, espesa de rosas, leda de amor, levouno aos confíns da terra,

mozo garrido era e, no entanto co tempo del se apoderou

a gris vellez, del, que tiña unha esposa inmortal.

40.- Poema completo, recentemente descuberto e publicado por vez primeira en 2006 por investigadores da

Universidade alemana de Colonia. Proce dun papiro que rodeou en parte unha momia do século III a.C. e

que contiña poemas de Safo. Decatáronse de que algúns dos fragmentos dos versos tiñan un gran parecido

con outros xa identificados nun papiro descuberto en 1922. Combinando ambos, foron quen de

reconstruír o original, engadindo probables palabras que faltaban nos ocos. Como en toda a lírica, estes

textos eran cantados con acompañamento musical.

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Cerámica ática de figura vermellas coa representación de Alceo e Safo.

NOTA.- As traducións españolas dos tres líricos proceden de J. FERRATÉ, Líricos griegos

arcaicos. Nas versión portuguesas indícase o autor; o último poema de Safo está traducido por min.