amante-brasil,el oriente de américa

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  • 7/23/2019 Amante-Brasil,El Oriente de Amrica

    1/10

    Resonancias romanticas : ensayos sobre historia de lacultura argentina 1820-1890/

    compi lado por Graciela Barricuore ; Klaus Gallo; Jorge Myers

    -1aed.-Buenos

    Aires: Eudeba, 2005.

    320 p. ; 23x16 cm. Ensayo

    ISBN 950-23-1424-7

    1.Ensayo Argentino. I.Banicuore, Graciela, compo II.Gallo, Klaus, compo

    HI. Myers, Jorge, compo IV.Titulo

    COO A864

    fNDI E

    INTRODucelON

    EL MOMENTO ROMANTICO EN LA CULTURA ARGENTINA.

    ApUNTES PARA UNA NUEVA HISTORIA CULTURAL

    Gracielo.

    Batticuore

    Klo.usGallo y JorgeMyers. ......

    ~

    7

    udeba

    Universidadde BuenosAires

    1~edicion : s ep ti embre d e 2005

    PREFAcro

    lIustracion de tapa:

    Cazuelo del

    Teatro

    Col6n

    de Leon Palliere, acuarela, c. 1858, 20,8

    x 14, 8 cm. Gent ileza Academia Naci onal de Bel las Art es

    Los UNIVERSOS CULTURALES DEL ROMANTICISMO. REFLEXIONES EN TORNO

    A UN OBJETO OSCURO

    JorgeMyers 15

    1.UNA CULTURA L lTERAR IA . E L PUBLICO , LOS ESCRITORES Y LACR iTICA

    @2005,EditorialUniversitaria de BuenosAires

    Sociedadde Economla Mixta

    Av.Rivadavia 1571/73 033 Ciudad de BuenosAires

    Tel: 383-8025/ Fax:383-2202

    www.eudeba.com.ar

    CARICATURAY POLlTICAEN EL GRITO ARGENTINO 1839)

    Y jMUERA ROSAS 1841-1842)

    Clo.udia A.

    Roman

    49

    ROSAS COMO ENIGMA. LA GENES IS DELA FORMULA C IV IL IZAC ION Y BARBARIE

    Elfas

    J.Palti

    71

    Oisefio de tapa: Silvina Simondet

    Cor re cc io n y compo si cion g en eral : Eudeba

    UN MUSED LlTERARIO. LATINOAMERICANISMO, ARCHIVO COLONIAL

    Y SUJETO COLECTIVO ENLA CRiTICA DE JUAN MARiA GUTIERREZ 1846-1875)

    Alvaro FernandezBravo 85

    ISBN950-23-1424-7

    Impresoen Argentina.

    Hecho eIdeposito queestablece laley 11.723

    LA LECTURA, LOS ESCRITORES Y EL PUBLICO. 1830-1850

    Gracielo Batticuore

    101

    2. ESCENARIOSPORTENOS.TEATRO Y SOCIALIDAD

    L H. ftX.. OI IA

    M.\TAAL unRO

    00

    No se permiee la reproduccion eoeal 0 parcial de esee libra, ni su

    almacenamienco en un siseemainformaeico, ni su eransmision en cualquier

    forma 0 por cualquier medio, elecer6nico, mecanico, foeocopia u oeras

    merodos, s in el permiso previa del edicor.

    UN ESCENARIO PARA LA FELIZ EXPERIENCIA .

    TEATRO, POLIT ICA Y V IDA PUBLICA EN BUENOS AIREs. 1820-1827

    KlausGallo

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    n

    BR SIL EL ORIENTE DE MERIC

    dri n m nte

    No espoco 10que el romant ic ismo argent ino Ie debe a Lord Byron . Pero no

    seamos injustos: a ninguna literatura del mundo podia serle ajena sliobra. En nues-

    tro caso,la influencia de Byron en losCantos delperegrinodeJose Marmol, no solo

    esnotoria sino declarada, y asf-como ratifica Juan Maria Gutierrez- Carlos es el

    Harold de la patria y de la naturaleza . I La emulacion abarca no solo topicos 0

    motivos, s ino tambien la estructura . Sin embargo, pese a la ten tacion , no ser ia

    productivo considerar al texto de Marmol solocomo una mala copia del

    Peregrinaje

    de

    ChildeHarold.I

    Pero como hacerlo? Pensandolo como una inflexion de las

    imiracio

    nes,forma interesante para una teoria estetica romantica denaciones en formaci6n 0

    redefinicion, 0 sea: una modalidad estetico-ideologica que autoriza laapropiaci6n

    de asuntos yt6picos yaconsagrados yseconstituye como una forma nacional de la

    t raduccion de la l itera tura del mundo, sobre la que ha teorizado con part icular

    detenimiento el escritor romantico portugues Almeida Garrett. A partir de ahi.

    entonces, puede resultar menos tedioso leer los

    Cantos

    del

    peregrino

    deMarmol; 0 EI

    peregrinaje

    de

    Gualpo

    de Echeverria; 0 EI

    Eden

    de Alberdi y Gutierrez.

    En 1845,Juan Maria Gutierrez, entusiasmado,le escribe a Esteban Echeverria,

    desde Rio deJaneiro: Marmol trabaja en un roema titulado EIPeregrino (...). Entre

    1.Juan MariaGutierrez. lntroducci6n a Jose Marmol,

    Cantos delperegrino

    (edici6n de

    ElviraBurlando de Meyer), Buenos Aires, Eudeba, 1965 p. 59. Tanto Roberto Giusti

    como Burlandode Meyerconjeturan que elacceso a laobra de Byronnofue directa ni

    en el caso de Echever.riani en elde Marmol,Gutierrez0 Alberdi,siendo probable que

    hayan leidoel textoen su versi6nfrancesa 0 porlamediaci6n lecto-traductorade Manuel

    Belgrano, sobrino del general y hermano de la prometida de Juan Thompson, que

    muere en diciembre de 1839:es eljovenque inspiraa Marmolpara el Eduardo Belgrano

    de su novela Amalia. efr. Roberto Giusti, ntroducci6n a Esteban Echeverria. Prosa

    literariaBuenos Aires,Estrada, 1944,pp. XI-XII,YElviraBurlando de Meyer, Pr610go

    a Jose Marmol,

    Cantos det peregrino.

    p. 32.

    181

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    3/10

    .n

    ADRIANA AMANTE

    losnuevos elememos que deben emrar en laliteratura del Plata empiezan a aparecer

    lasescenasdelOceano ...) .

    Z

    La literaturanacional en formacionconsigueincor-

    porar todo 10que el modelo romamico pauta, para estar en simonfa con elmundo.

    EIfracasado intento de Marmol de pasar del Brasil a Chile proporciona material y

    opera como motor: mares y tempestades permiten la fil iacion en una tradicion

    prestigiosa: Byron, Chateaubriand, Homero, Virgilio; y laconstitucion de una her-

    mandad de desterrados: Marmol, Varela, Alberdi , Sarmiento, Echeverrfa.] Los

    espacios, a suvez, son conceptualizados: eItropico, la pampa y la Patagonia van

    ent rando a la fi cci on naci onal como escenarios que acompanan el dol or del

    e rrante pol ft ico, a pesar del poco interes narrat ivo que imposta ra Domingo E

    Sarmiento respecto del sur, tal vez envidioso de no haberlo descubierto antes, y

    aunque inicialmeme Marmol haya sostenido que el tropico no era un lugar pro-

    pic io para su l ira. Los

    Cantos del peregrina

    desmienten esos juicios, y proponen

    nuevos espacios para la experimentacion estetica del romanticismo nacional.

    lQue puede referirse en un viaje de Valparaiso para Montevideo, aunque

    este de por medio eI temido Cabo de Homos, que vimos de cerca , y rodeado de

    todos los polares esplendores ..,) ? ,sepregunta Sarmiento en sus

    Viajes

    0 sea,

    Sarmiento declara que no hay nada narrable en relacion con eImar a pesar de los

    peligros de la travesfa, pero -paradojicameme- igual narra. Porque esa sucesion

    de dfassin emociones -segun describe- queda desmentida por lanatural tend en-

    cia de Sarmi ento a convertir todo episodi o que se rel aci one con su yo en una

    avemura. Cuenta como un marinero secae al agua yse ahoga, frente a lamirada

    atonita delospasajeros de laembarcacion, pero -fundamentalmente- frente a sus

    propios ojos. La memoria de esa vision poblara los dfas siguientes de pesadil las,

    aun en lavigilia: desde eldfa en que cayo el marinero, no mas pude permanecer

    como antes reclinado sobre laobra muerta, can los ojos fijos en las olas; temfa ver

    salir lacabeza del infeliz naufrago ..,) .5

    A partir de ese hecho, elsublime dela naturaleza abismal, infinito, vertical,

    imponente) seconvierte en elsublime monstruosO espectral, estremecedor, som-

    brfo). La narracion sobre el mar ocupa dos paginas; y sobreponiendose al vacfo

    dej ado por la falt a de t empestad, que es un imperati vo del romanticismo,6 el

    texto deSarmiento pasapor el gotico para terminar en elmelodrama, porque [1]0

    mas triste era que ladesgracia sucedio al frente del archipielago deChiloe, patria

    del infeliz; aUfcerca estaba sumadre y lapobre cabana que 10vio nacer, Yacuyos

    umbrales no debfa presentarse mas .7

    Para la epoca, no eran infundados los temores dedoblar elCabo de Homos,

    como el mismo Sarmiento va a contar unos meses despues de las aventuras en la

    Isla de Mas Afuera, yaen carta desde Rfo deJanei ro, donde conoce a Jose Mar-

    mol, y a proposi to de 10que Iesucedio a este, estOes:que el barco no pudo pasar

    ese punto crfticOpara lanavegaci6n y,al borde del desastre, .1ogravolver al puertO

    depart ida. Asf escomo Marmol termina pasando dos anos mas en Rfo de Janeiro,

    a pesar de que -decl araba- no Ie resul taba provechoso. Por su parte, Alberdi

    con tara despues como un probable palpito lasuerte que tuVOal decidir no embar-

    carse en laRumena, como Marmol, sino en la Benjamin Hort, que tambien debio

    verse las con el famoso Cabo; pero su experiencia -menos t raumat ica , aunque

    agi tada- pudo ser e laborada en un texto sat fr ico como

    Tob{as

    a

    la

    aired a

    lavela

    que viene a agregar otra clave a laque rige

    El

    Eden, productO ficcional del viaje

    a Europa con Gutierrez en 1843. Ysi las tempestades 0 movimientOs de la embar-

    cacion Eden estan concebidas con los tOnos sublimes que pueden encontrarse en

    loscuadros de

    J.

    W.Turner como EInaufragio 0 Tormenta de nieve ), los del

    Tobfas se relac ionan expl fci tamente con eI cuadro de Theodore Gericaul t La

    Balsa

    de

    la

    Medusa,lefdo en clave grotesca.8

    2.Car ta de Juan Mar ia Gut ierrez a Esteban Echeverria, Rio de Janei ro, 30 de enero de 1845,

    en Archivo de/ doctor Juan Maria Gutierrez. Episto/ario edici6n a cargo de Raul Moglia y

    Miguel Garcia) . Buenos Aires. B iblioteca del Congreso de la Naci6n. 1979, t . I ,p. 292.

    3. Es casi seguro que Echeverria ha escri to E/peregrinaje de Gua/po antes que Marmol

    su Peregrino pero como no es sino un borrador inedito. no Ie cupo la gloria de ser el

    int roductor del oceano en la l iteratura argentina. como de hecho corresponderia. Sobre

    la fecha de composici6n de Gua/po ver Giusti, Introducci6n , p. XII ya han sido

    detal ladas por el cri ti co, tambien, las simil itudes ent re el E/peregrinaje de Gua/po y su

    mode lo: invocac i6n in ici al a las Musas, modo de presentaci6n del heroe, desped ida de

    la patria, tonG apostr6fico).

    4. Domingo F.Sarmiento, Viajes por Europa Africa y America. 1845-1847, Buenos Aires,

    Colecci6n Archivos-Fondo de Cul tura Econ6mica, 1993, p. 10.

    5. Ibid, p. 10.

    6. Esmuy problable que la tempestad sea 10que lamentablementeno /e cupo en su t

    al escritor Sarmiento. Y tal vezno haya querido impostarla 0 inventarla par no encontrar

    alii ningun beneficio como para sobresalir sobre otros.

    7. Domingo F.Sarmiento, Viajes p. 11.Viajey narraci6n: laclasica escena que responde

    perfectamente a la teoria benjaminiana. En esta escena piscatoria Sarmiento confiesa

    una sana envidia respecto del piloto que relata cuentos de mar,lIenos de novedad e

    interes p. 10). Alberdi tambien registrara una dolorosa muerte en el mar,de vuelta de

    Europa:cuando caeal aguael hijo delcapitandel barco eljoveneratanhermoso-seiiala,

    como suele hacerlo Alberdi-, que podria haber sido mujer). Los gritos del padre que

    intentara suicidarse) son desgarradores. S610la naturaleza-Ie hace notar un compaiie-

    ro de viaje- permanece intactamente bella, efr. Juan B. Alberdi, Impresiones Y recuer-

    dos. en Obras escogidas t.VI: Memorias e impresiones de viaje BuenosAires, Luz del

    dia, 1953, pp. 198-203.

    8. JuanBautistaAlberdi. Tobias0 la carcel a la vela. Producci6n americana escrita en IDS

    mares del Sud en Paginas de juventud Buenos Aires, Jackson, s/ p. 197. Los lilulos

    83

    8

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    I

    I

    ADRIANA AMANTE

    jjRA$IL:ELVHltoN

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    I~analogfa combinando al espejo con la h impara , con el fin de demostrar

    que elpoeta refleja elmundo yabaiiado en una luz emocional que el mismo

    ha proyectado .15

    conceptualiza elespacio tropical al irse, y solo porque yaha partido. Asi, elcanto

    XIfundamentalmente -que esel que sededica de manera exclusiva a ese pafs- es

    fruto de esemododever.Yesnecesar io tener en cuenta tambien que en el Canto I II

    recupera lamemoria del paisaje tropical al irentrando en el mediodfa,cerca yade

    105bordes de lapampa, 0 sea, cuando ha dejado al tropico atras.IS

    Lacontra partida a ese modo Claude Glass de observar el mundo esta dada por

    Sarmiento , de quien podrfa decirse - incluso- que funciona de manera exacta-

    mente opuesta. Porque lamirada de Sarmiento suele funcionar por adelantado: es

    la inversi6n del Claude Glass. Sarmiento no sepone deespaldas: ve hacia adelan-

    te; profetizando 0 previendo. VeEuropa, como modelo para el cual se reservaba

    sin conocer lo con el f in de encontrar a ll f 105palacios y las monarqufas de 105

    cuales 105 mamarrachos del Brasil no podian ser sino una mala imitacion. Ve la

    pampa, configurada por elantes depisar Buenos Aires. Ve'el paisaje arabe para la

    analogfa con la pampa, antes de viajar a Oriente.

    En su caso, e lClaude Glass en ul tima instancia sirve no para ver, s ino para

    leer 10ya escri to (no 10deja vu sino 10deja-ecrite y comprobar 10certero de la

    pre-vision (yno el entomo natural que visita, alque suele describir en presente 0

    de frente). 19Loque selee tambien esun modo deanticipar 10que seva aver, yen

    ese sent ido Sarmiento esel e jemplo mas acabado del adelantado. Lee para ver,

    Desde esta perspectiva pueden abordarse las composiciones del romantic is-

    mo argentino. ypuede tenerse en cuenta que esa concepcion esta operando en la

    relacion establecida por el escritor con la naturaleza, quien describe que, en el

    viaje de 105argentinos al Brasil,siempre acusa recibo del impacto de la maravilla.

    Pero tal vez haya una idea que. en el caso delasdespedidas 0 vistas Ultimasde Rfo

    deJaneiro. puedan ajustar lametafora del espejo yla Iampara para incorporar otca

    dispositivo 0 artificio, muy pertinente si de literatura de viajes se trata (aunque

    ese viaje sea un tipo especial, como el del exilio). Me refiero al Claude Glass ,

    un espejuelo muy usado por pintores paisajistas, yrecomendado a 105viajeros por

    Thomas West en su

    Guide

    to

    thelakes

    in

    Cumberland, Westmorland

    and

    Lancashire.

    publicada por primera vez en 1779. Allf se indica:

    Ellandscape miTTor[lespejo paisajfstico j apOrtara tambien mucho entreteni-

    miento en este tour. Allf donde 105objetos son grandes yestan proximos. 105

    coloca a una distancia adecuada. ylos baiia en los suaves colores de la natu-

    raleza, yen laperspectiva mas habitual que el ojo pueda percibir 0 laciencia

    demos trar. EI mayor provecho del espejo se obtiene a la luz del sol; y la

    persona

    q ue 1 0 u sa

    debe siempre darle la espalda al objeto que mira. Debe ser

    Sostenido por la par te superior del estuche, colocandolo un poco hacia la

    derecha 0 izquierda (segun la posicion que las partes a ser observadas 10

    requieran) y con el rostro protegido del SOI .16

    18. EImismo confi rma que he esperado decir adi6s al Brasi lpara pagarle aquel t ributo ,

    Cantos del peregrino p. 394.

    19. Ensu carta de Argel, ratifica la analogfa entre el mundo

    arabe y la

    pampa, como

    quien certifica que tenia raz6n: iTate , me dije para mi, yo conozco todo esto, y las

    tiendas patriarcales de los descendientes de Abraham no estan mas avanzadas que

    los toldos de nuestros salvajes de las pampas ,

    Viajes p. 190. Pero esa certificaci6n

    tambiem determina el fin del coqueteo Uricocon el Oriente: iDios

    mio , iDios mio ,

    icuantas ilusionesdisipadas de un golpe. cuanta poesia, cuantos recuerdos hist6ricos,

    y sobre

    todo. cuantas descrfpciones

    de escritos echadas a perder por la realidad

    mas

    prosaica

    y miserable que se palp6 jamas

    (p.

    190). A par ti r de su viaje a Afr ica,

    Sarmientoinvierteel sentido de la analogia que trazara en el Facundo y ahora compara

    al Saharaargelino conla pampa argentina: .Y de improvisocon la abrupta petulancia de

    la imaginaci6n para transportarse de unlugar a otro sintransici6nracional, acaso guiada

    s610por la analog

    a fisonomiaexteriordel

    Sahara

    y de la Pampa.

    yo me encontre en

    America, de este lade de los Andes, donde Ud. y yohemos nacido . en medio de

    aquellas planicies sin Umites,en las cuales nace y se

    pone

    el sol, sin que una habita-

    ci6n humana se interponga entre el ojo del viajero y eilimite lejano del horizonte , p.

    201; Y cfr tambien p. 197.Otras reminiscencias barbaras tiene cuando IelIega de lejos

    el sonido de un grupo de mujeres arabes: Ieviene a lamemoria el canto con que los

    negros del Brasil amenizan y se dan fuerza para eltrabajo, cfr. p. 192. Es importante

    resaltar que, ensu viaje, Sarmiento lIeva un anteojo de bolsillo , que Ie permite ver las

    cosas que estan distantes, cfr. p. 192.

    Recordemos: lapersonaque 10usadebesiempre

    darle faespalda at objeto que mir

    De algun modo, el poema de despedida del Peregrinofunciona -conceptualmen_

    t e- de manera s im ila r al Claude g la ss . I ?Marmol can ta l as ma rav il la s natura les

    del Brasil al despedirse. tanto en la primera como en la segunda partida:

    15. M. H. Abrams, Themirror and the lamp Romantic theory ad the critical tradition

    Nueva York, Oxford University Press, 1953,p. 52.

    16. Thomas West. Guide to the lakes in Cumberland Westmorland and Lancashire

    Kendal, Pennington, 1807,p. 12(el destacado es mio).

    17. EInombre se debe a que produce imagenescon ascaracteristicas de laspinluras

    de Claude Lorrain, eJmaestro de Turner. Cfr Robert Upstone, SketchboOks of the

    Romantics A unique insight into theminds of theleading painters of theRomantic age

    Londres, Tiger Books International, 1993, p. 51.

    186

    187

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    6/10

    ADRIANAAMANTE

    II

    antes ( lee antes ; pero, entonces, t ambien ve antes). Lee sobre Pales tina, sobre

    Buenos Aires, sobre Europa. Libros. 0 gufas de turismo, tan usuales en la epoca.

    Pero es to no 10hace solo Sarmiento: e lpintor J .M. W Tumer lee antes de via ja r

    a l talia para tener una vision anticipada y un sentido senalado respecto de 10que

    debe observar. Se leen gufas, como la de Thomas West, que gufan eI oj o del

    viajero, para indicarle que ver y como ver; e incluso hay libros que proporcionan

    formulas para estet izar 10que seve, como 105Three ss ys

    on PicturesqueBeauty;

    on Picturesque Travel; and on Sketching Landscape: to wich i sadded a poem on

    LandscapePainting

    de William Gilpin, editado en Londres a finesdel siglo XVIII.

    20

    Muchas vecesMarmol sesirviode alguna gufa de turismo; y remedando sutono,

    gl oso 0 cit o, sefi al ando l a fuent e, 0 al menDs l a existencia de una fuent e.21

    Cosa que Sarmiento, mas sistematico en su modo eclectico, errat ico, e incluso

    plagiario de acopiar informacion, no solo callo donde de todos modos se

    volvfa evidente, s ino que en rei teradas ocasiones palmariamente gloso para

    construir las imagenes propias, las

    vistas

    de sus posta les de viaje.22 En ambos

    casos se trata de sobreescrituras.

    Asf como, una vez que seva del Brasil, Marmol seentusiasma con lanatura-

    lezaimponente, tambien Ie dedica a la mujer tropical varias y exaltadas estrofas.

    Entusiasmado con las bellezas brasilefias, elyo poetico celebra sus fornms: Iecanta

    a su voluptUosa armonfa y adivina el perfil de 105senos tras 12.5muselinas y 105

    encajes que velan las Fuentes de esa voluptUosidad, pero que la mirada del poeta

    ad ivina -si n embargo- en rada su redondez . La descri pci on es deudora del

    exotismo orientalista alque ha recurrido rado elromanticismo europeo en gene-

    ral . Asf . es tas seducraras mujeres de tez morena Ybri ll antes ojos negros se

    apantallan con displicente coqueterfa, maliciosadejadez y abanicos de la India :

    Mujeres asf, en el mundo,

    al extrafio que las mira,

    si ellas dicen: brasilianas

    ellas presume odaliscas

    que del Oriente escapadas,

    l lenas de encanto y de vida,

    corrieron al nuevo mundo

    tras sulibertad querida,

    dejando entre los serrallos

    cadenas y cachemiras,

    mas trayendo subelleza,

    su amor y supoesfa .

    La orientalizacion de las mujeres serealiza en la edicion de 1889 del poema;

    y si el manuscrira de 1849 ya dejaba adivinar cierto entomo muelle, ojos

    cautivantes Yvelos que cubrfan formas que convidaban al delei te, Marmol rada-

    via estaba buscando el rano, y la analogia no terminaba de fraguarse.

    20.Willi amGilpindefine10pintarescocomoaquelloque constituye untema apropiado para

    serpintado (10dice en carta a SirJoshua Reynolds),cfr WilliamGilpin, Three

    Essays

    on

    PicturesqueBeauty;on Picturesque Travel;and on SketchingLandscape: to wich is added

    a Poem on Landscape Painting Londres,Blamire,1794 (2 1edici6n), p. 37.

    21.En untonoque recuerda losmanualesdebuen tonoy civilidad, el textode AraujoPorto

    Alegre quecita Marmolen los Cantos del peregrina resultaun c6digo de comportamiento

    delviajeromoderno. Araujoensenac6mo hayquever,0 mejor,c6mo hayque comportar-

    se paraver bien, cfr Jose Marmol. Cantos del Peregrina notaVI al canto XI, p. 391.

    22. Sarmientono oculta la compra

    de

    guias, cosa que esta registrada en su diario de

    gastos; pero -como sostiene PaulVerdevoye- Ie sirven para descr ibir con detal le

    aquel lo que, a juzgar por sui t inerar io 0 par elmedio de locomoci6n en el que iba, no

    pudo mas que entrever; Paul Verdevoye, Viajespor Francia y Argelia , en Domingo F.

    Sarmiento, Viajes p. 653. Agreguemos que 10mismo sucedia con Chateaubriand, a

    quiense 10critic6 porque -estudiando su itinerario- se podia comprobar que en algunos

    lugares extensamente descr iptos por el no pudo haber estado mas que un par de

    horas, de acuerdo con 10queconfiesa su interprete griego: este viajero extranjero tenia

    la costumbre de parti r dos horas despues de su l Iegada, en cualquier lugar al que

    fuera . Luego sera acusado de haber visto poca cosa, de haber plagiado libros , en

    Cardinal Georges Grente (dir.), Oictionaire des Lettres Franr;;aises XIX siecle Paris,

    Librairie Artheme Fayard, 1971,p. 234.Se pone en duda la verosimilitud de los relatos

    de su viaje a America 0 su itinerario de Paris a Jerusalem. Esfascinante la acusaci6n,

    sobre todo en relaci6n con alguien que efectivamente ha viajado y que escribe sus

    viajes. Y resulta interesante que se haya detectado la impostura porque un travelogue

    debe diferenciarse de la referencia exacta de 105itinerarios ciertos de quien v ia ja y

    escribe su viaje. Chateaubr iand habria hecho sal tar 105

    ejes

    de la verosimil itud porque

    no es ahi donde radicaria la eficacia del relato, sino en la construcci6n misma de una

    trama ficcional que responda mas alas leyes de la estetica que a 105dictamenes de 10

    real. Eso es un verdadero travelogue palabra inglesa que evi ta el rodeo de la per if rast ica

    espanola de rela to de v ia je . Un travelogue: art if ic io en primera 0 tercera persona con el

    viaje como pretexto y materia. Van den Abbeele hace jugar su ingles para explicar la

    expresi6n f rancesa: A relat ion de voyage is what relates the events of a voyage; it re-

    lates the voyage, brings it back by way of the narrato s discourse. The relation (from

    refero to bring back) itself acts as a voyage that brings back what was lost in the

    voyage , Georges Van Den Abbeele,

    Travel as metaphor. From Montaigne to Rousseau

    Minneapol is, University of Minnesota, 1992, p. XX, destacado en el original.

    9

  • 7/23/2019 Amante-Brasil,El Oriente de Amrica

    7/10

    AoRIANA AMANTE r-1

    Aparecen las exigencias de la epoca: el universo orientalista esconvocado

    por necesidad estet ica. En elpoema, a primera vista, se t iene lasensacion de que

    laafr icanidad ha s ido obturada: 10mas notorio es que ent re una version y otra

    desaparecen los esclavos que abanican. Yaunque las mujeres celebradas en el

    poema no son las negras 0 las mulatas (es conjeturable un deseo funcionando

    metonfmicamente, de todos modos) , y s ibien 10nfveo del seno de las mujeres

    es resaltado, no pasan inadvertidos el color morena de la piel y la negra

    bri llantez de los ojos y de los cabell os ondulados (los ambages de Marmol

    afloran). Son esclavas del haren en el t ropico americano. Ys i no fue este el

    fragmento que el igio Sarmiento para ce lebrar el

    Peregrina

    de Marmol (Sar-

    miento se referfa a los pasajes donde se descr ibe la naturaleza del Tropico),

    con el se confirma , magni ficando el acier to de laconexion, que es verdad que

    fragmentos del poema debieran andar entre

    Les Orientales

    de Victor Hugo,

    como interpreta el sanjuanino.2J

    Porque no esSarmiento el unico que todo 10ha lefdo;y Marmol aporta una

    imagen oriemalista alromanticismo argentino, yano en relacion con lapampa -para

    encontrar laclave con que descrifrar elenigma de lapatria-, sino en laIfnea de la

    literatura de viajes, de la idahacia losotros, como hacen Delacroix, Chateaubriand,

    Lamartine 0 Byron, ycomo elpropio autor del

    Facundo

    en Argelia, aunque allfel

    no deje de aprovechar para confirmar todas su intuiciones librescas sobre el de-

    sierto yla pampa 0 LaRioja y Palestina. EIromanticismo argentino ha asumido la

    act itud del oriemali sta cul tivado de laque habla Edward Said, que acumula la

    experiencia del que 10precede, al que ha lefdo. Asf, Oriente es, mas que escri to,

    permanentemente reescrito; y-agregamos- maslefdo que efectivamante transitado,

    porque -todos 10sabemos bien- no es necesar io haber pisado Oriente para ser

    orientalista, yaque Oriente esmasuna idea-literaria- que un lugar.24Las orientales

    americanas de Marmol son mas lubricas que lapfcara arabe con la que coquetea al

    paso Sarmiento en el norte de Africa, yuno puede reconocerlas en las marroqufes

    que pinto Delacroix, al t iempo que anticipan la mas sistematica asociaci6n entre

    Oriente y el sexo que harn Flaubert,aquelloque Said consideraun

    c seoriental:

    harenes, princesas, esclavos, velos, y chicas ymuchachos danzando.25

    Marmol celebra, con la brasilei ia, lamujer nueva. Aunque esa mujer esfruto

    de su clima, da un tipo original : la

    mujer americana.

    Por eso el poema pide, de

    manera explfci ta, que no sela toque; que Europa, a quien seconvoca para ilumi-

    nar la t iniebla americana , no altere sin embargo elt ipo brasilei io de mujer.26

    Frente alas pretensiones permanentes de europeizacion que manifiestan los

    romanticOs antirrosistas en susescritos, al Brasil se10presenta -en cambio- como

    el parafso americano que habrfa que mantener virgen; 0 como el parafso que, en

    suvirginidad, puede encontrar la potencia para un desarrollo civil izado. Por un

    lado, el romanticismo busca laformas y los materiales propios de cada nacion. Por

    otro, se fascina con las fonnas diferentes, extrai ias, que la l iteratUra de viajes al

    mundo arabe 0 a America inauguran.27

    23.Los fragmentossabre lostr6picosy sobre lasmujerescomoorientalesestan bastante

    contiguosen elmanuscritode 1849.ubicados ambos en elcanto IIIde esa versi6n.En la

    de 1889,esa descripci6ndel tr6picoquedara en ese canto y se completaracon unmayor

    desarrollosobre el Brasilen general en el XI.hacia donde MarmollIevarael fragmento

    sobre las mujeres.aunque reescrito. Para mayores y laboriosisimosdetalles de las dife-

    rencias entre las versiones. ver la edici6n de Burlandode Meyer.Juan BautistaAlberdi

    trasladara la imagen negativaque tienedel Brasilal tipo de mujerbrasiler ia.y sinser iales

    de haberse dejado seducir practicamentepor ninguna (porque las dos que recupera las

    describe como un atrop610goa su objeto de estudio). dira que la brasiler iaes negra.

    pequer ia,flaca,malconfigurada,sin gracia ,Juan BautistaAlberdi.Impresionesy recuer-

    dos. p. 211. Tomasde Iriartesera (s610)un poco mas abiertoy elogiaracon reparos: EI

    bello sexo de RioJaneiro no es del todo desagradable en su apariencia: elcolor es

    generalmente oscuro. pero se venmuybuenas caras. y losojosson comunmentenegros

    y expresivos , Tomas de Iriarte.

    Memorias.

    His toria tragica de la expedic i6n l ibertadora de

    Juan Lavalle Buenos

    Aires. Sociedad Impresora Americana.

    1949. p. 332.

    24. En el sistema de conocimiento sobre Oriente. Oriente es menos un lugar que un

    topos un conjunto de referencias, un cumulo de caracteristicas. que parece tener su

    origen enunacita, 0 enun fragmento de texto.0 enuna cita del trabajo de alguien sobre

    Oriente. 0 en algun trozo de imaginaci6n previa, 0 en una amalgama de todo eso .

    Edward Said. Orientalism Nueva York.Vintage. 1994. p. 177.

    25 Cfr Edward Said. Orientalism p. 190. AI volverse imposible, por mandato islamico.

    pintar alas mujeres, que debian cubrirsus rostros con velos.Delacroixbusc6 modelos

    en las prostitutas Ylas marroqules judlas, a las que describi6 como las Perlas del

    Eden ; cfr Robert Upstone, Sketchbooks of the Romantics p. 118.Jose Tomas Guido

    recordara asi alas brasiler ias:La tez morena de las brasileras daba mayor relieve a

    sus diamantes. Ysi fuese mas joven. 0 si mi imaginaci6n conservase la temperatura de

    los tr6picoS.hablaria no

    poco

    de las magnificas trenzas. delos oios de gacela. y aun de

    las largas pestar'ias.que sombreaban como unvelo de pudor.las miradas de las hijas de

    America . Jose Tomas Guido. Recuerdos del Janeiro , en Escritos de

    ose

    Tomas

    Guido Buenos Aires. Imprenta Yl ibreria de Mayo. 1885. p. 144.

    26. Jose Marmol. Cantos det peregrino Canto XI, w. 577-580.p. 326.La nueva mujer

    esta encarnada, en la primera versi6n(Ia de 1849).por las brasiler ias Y las habaneras.

    27. AI ser ialarlesMarmol a los brasiler'iOsos temas de una novela americana: junto con

    el indio. el gauchO(ja los brasilenos de lacorte ). el fazendeiro (cosa queManso parece

    haber intuido -0 escuchado- muybien). el argentino incluye la misteriosa mujer de las

    ciudades brasiler'iasque, cargada en su cadeirinha por esclavos, es una reminiscencia

    Oriental , t6pico romantico que -como se ve- nolanza al azar, Jose Marmol, Examen

    critico de la Juventud Progresista detRioJaneyro (sic), Montevideo, 1847.p. 11.versi6n

    en espanol de Juventude progressista do Rio de Janeiro publicado por entregas en el

    Ostensor brasileiro (1845-1846), Rio de Janeiro, numeros 44 a 48.

    191

    190

  • 7/23/2019 Amante-Brasil,El Oriente de Amrica

    8/10

    ADRIANA AMANTE

    EI orienta lismo es una de las fonnas del exoti smo, en general . Esto es: del

    interes por aquel lo que pasa mas al la dellugar desde e lque seenuncia . Que no

    siempre esta tan distante de lapropia tierra. Eselcaso del viaje a ltalia, conside-

    rado como un subgenero del viaje en la literatura europea, que combina 10exo-

    t ico con 10fami liar y cons ti tuye un punto fundamental en e lpe regrinaje de los

    j6venes europeos en fonnaci6n.28 De ese modo, entonces, muchos paises (muchas

    literaturas de muchos paises) tend ran que buscar no muy lejos sumaterial ex6tico.

    Puede ser ltalia, para un romantico aleman, 0 el Brasil para un romantico argenti-

    no. EIBrasil , en America (0 para elescritor americano), puede cumplir lamisma

    funci6n que Italia para Europa 0 que Espana para Dclacroix 0 que Portugal para

    Byron, porque -parafraseando a Georges Van Den Abbeele-: el Brasilse convir-

    ti6 en el otro interno del continente .29

    EI exot ismo es un deseo de depaysement , una sal ida fuera de su propia

    cultura para reencontrar otros pueblos , en sus vetas facil istas llenas de clises, 0

    con lavoluntad de conocer verdaderamente al otro.30 Los argentinos, en general

    (yen ese sentido el ejemplo del orientalismo de Sarmiento es paradigmatico),

    abonaran una Ifnea mas t ramada con lapoli tica, como lade Byron; no porque

    sean similares las peripecias de sus biografias, sino por la constante lectura polfti-

    ca que hacen de su Oriente, evidente en las criticas y comentarios permanentes

    sobre lasdiferencias con laArgentina que yen en el Brasil, tanto gubernamentales

    como sociales. A eso podemos sumarle otra deuda, aunque desviada: como en las

    Cartas Persas de Montesquieu, mas que un espac io en el que desarrollar ideas

    sobre el otro para el otro, para los argentinos el del Brasil e sun espac io donde

    desarrollar ideas sobre 10propio.

    Ahora bien, como preguntarian lospersonajes de

    Conversaciones

    de

    /osemigra-

    dos alemanes de Goethe , que son -de todas formas- poco afectos al exot ismo:

    lPorque todo tiene que ocurrir en Italia, en Sicil ia , en Oriente? lAcaso Napoles,

    28. Crr.

    Georges Van Den Abbeele,

    Travel

    as

    melaphor

    pp. XXIX-XXX.

    29. [TJhe continent's internal other (Georges VanDen Abbeele,

    Travel

    as

    metaphor

    pp.

    XIX, XXX).

    30. Marie-ClaudeChaudonneret, AlainDaguerre de Hureaux, Stephane Guegan, Sarga

    Moussa, Jean-Claude Yon,L ABCdairedu Romantismrram;aisParfs, Flammarion,1995,

    p. 58. Y,en ese sentido, tampoco es necesario que elconocimiento de ese lugar sea ni

    experimentado, nireal,ni siquieracorrecto. Como escribio Byronen una de laspaginas

    de un ejemplarde Corinne 0 I ltalie de la escritora enemiga de Napoleon: Conocra

    Madamede Staelmuchomejorde 10que ellaconoci6 Italia;peroapenas sipense queun

    dfa yo debra

    pensar con sus pensamientos.

    Ellaesta algunas veces en 10cierto y a

    menudo equivocada sobre Italiae Inglaterra;pero casi siempre es verdadera retratan-

    do el coraz6n , en AllanMassie,Byron s TravelsLondres, Sidgwick Jackson, 1988.

    10

    BRASIL :ELORIENTEDEAMERICA

    Palermo y Esmirna son los unicos lugares en losque puede ocurrir algo interesan-

    te? .31Ciertamente no. Pero veamos mas:

    ' ''Tucuman esel jardfn del universo en cuanto a lagrandeza ysublimidad de

    sunaturaleza ', escribi6 elcapitan Andrews en suViaje a laAmerica del Sur,

    publicado en Londres en 1827; y el viajero no sea le j6 mucho de la verdad

    con esa metafora al parecer tan hiperbolica

    sos tiene Mannol en la novela Amalia.32 Despues de leer como Adolfo Prieto

    trabaja la conformaci6n del paisaje tucumano que hace Alberdi en su Memoria

    descriptiva sobre Tucuman 33 ya deja de sorprender (y entra pe~ectamente en

    sistema) que Amalia, laeterea herofna romantica de lanovela de Mannol, haya

    nacido en el jardfn de larepublica.

    Con ellibro de Andrews esque Alberdi, Echeverria yMarmol aprendieron a

    pensa r ese paisaje. Leyendo. No l lama tanto la a tencion en e lcaso de los dos

    ultimos, portenos; pero sfen el de Alberdi, que habfa nacido en Tucuman. Ya10

    trabaj6 profusamente Prieto: Alberdi asume lamirada del viajero extranjero para

    escribir un texto sobre suprovincia natal, convirtiendose en eldoble del ingles.34

    Pero tambien -agrego- en e l doble de Sa int-Preux, el maest ro de la joven

    Julie en La nueva Eloisa de Rousseau, porque en la Memoria descriptiva sobre

    Tucumlin

    Alberdi esun viajero a supropia tierra. Eltexto deAlberdi (de 1834),

    aunque considerado menor dentro de su obra, resulta fundamental. La Memoria

    es, ante todo, un tratado sobre labelleza concebida desde laestetica romantica.

    Creo de capital importancia que Prieto haya considerado la Memoria descriptiva

    como un manif ie sto . cuya publicacion sesuperpone con la aparicion de Los

    Consue/os el primer libro de poemas de Echeverrfa, verdadero giro copernicano

    para laconformacion de una literatura argentina.35 Ysi el texto de Alberdi, como

    31. Johann Wollgang Goethe, Conversaeiones de los emigrados alemanes Buenos

    Aires, Editorial Goncourt, 1979, p. 60.

    32.Jose Marmol, Amalia parte segunda, capftulo 1,Mexico D. F.,Porrua, 1999,p. 99.

    33. crr. Adollo Prieto, Los viajeros ingleses y la emergeneia de la literatura argentina.

    1820 1850 Buenos Aires, Sudamericana, 1996, pp. 99.124.

    34. crr. Adollo Prieto, Los viajerosingteses pp. 99-112.Alberdi

    habfaeonocido

    el texto

    del viajero ingles por ManuelFragueiro, que se 10traducia mientras 10iba leyendo; efr.

    Juan B. Alberdi, Mi vida privada que se pasa toda en la RepublicaArgentina , Autobio

    graffa Buenos Aires, Jackson, 1945, pp. 44-45.

    35. Trabaje la cuesti6n del comiezo y del origen de la literatura argentina en Adriana

    Amante, La critica como proyecto.Juan Maria Gutierrez , en JulioSehvartzman comp.),

    La lueha de los lenguajes volumen I I de la Historia eritica de la literatura argentina

    dirigida por NoeJitrik, BuenosAires, Emeee, 2003.

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    n

    DRI N M NTE

    R l tr ar o d l M ar ia S ;i nc he :z J e: T h, m ps on y J e : M c nJ e: vi ll

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    ADRIANA AMANTE

    dice Prieto, para eldfa en que aparece elde Echeverrfa yadebio estar en imprenta

    para sal ir solo unas semanas mas tarde , quiero t rabajar sobre una hipotes is que

    arriesgo: no es improbable que el tucumano supie ra que e[ [ ibro de poemas se

    estaba preparando. Entonces, si e[caso esque no solo Echeverrfa sino tambien

    Alberdi esta respondiendo a [asexigencias esteticas del momento, esdab[e pensar

    que el tucumano estuviera apurandose para postu[arse como e[primer romantico.

    SiA[berdi no esni sera poeta, tal vez este consiguiendo para sfmismo -por medio

    de laargumentacion yno de laIfrica- ellugar

    masgenuino

    como romantico: eIde

    serlo no tanto por las lecturas que hizo, como Echeverrfa (aunque tambien fasha

    hecho) , s ino por haber nac ido en e l terri torio de [apat ria mas propicio para ser

    romantico. Asf, en laMemoria descriPtivaAlberdi construye sufigura como ladel

    romantico -digamos-

    natural

    apoyado en la teorfa de [os caracteres me[anco[i-

    cos.J6 Ident ifi cada para siempre [a natura[eza de Tucuman can l a pat ria y la

    nacion (en sintonfa absoluta can el mandata romantico), el sentimiento no deja

    de ser rousseauniano: en este sit io seagranda el alma ypredispone a 10elevado y

    sublime , dice Alberdi.37

    EIporteno Marmol hace suaporte en 1851:

    (.. .) en Tucuman, como en todas esaslati tudes privilegiadas, entibiadas par

    la luz de los tropicos, eI corazon participa can el aire, con [a luz, can la

    vegetacion, de esa abundancia decalor y de vida, de armonfa y de amor, que

    exhala allf superabundante la Naturaleza .J8

    Tucuman aparece ahara como elespacio no hostil que encuentra el romanti-

    cismo argentino en lapropia nacion. Que sediferencia del espacio barbaro, efec-

    tivamente

    hostil

    configurado como pampa, como desierto 0 como matadero

    rosistas.

    Tucuman es la unica naturaleza argentina celebrable, pOsitiva. Yen relacion con

    eI imaginario tropical exacerbado que les ofrece a los romanticos argentinos eI

    Bras il , l a t ibieza de los montes tucumanos les proporc iona una explosion de fa

    naturaleza menos agobiante y,por sus caracterfst icas, el reverse nacional de la

    pampa tal como el ensanamiento contra el ros ismo la i ra concibiendo.J9 Asf ,

    36. Juan Bautista Alberdi , Memoria descrip tiva sobre Tucuman , en Memorias e impre

    iones de viaje pp. 36-37.

    37. Juan Bautista Alberdi , Memoria descrip tiva sobre Tucuman , pp. 41 Y42.

    38. Jose Marmo ,

    Amalia

    parte segunda , capi tulo 1 ,p . 99.

    39. Alberd i l iga ra ambos t r6p icos en e l verano de 1844 , cuando pase por e l Brasi l. Yen

    relaci6n con lasbrasilei'ias, vera belJeza s6/0 en sus ojos, rasgo compartido con laslucumanas;

    pero estas , a diferencia de aquelJa mujer negra, pequei' ia, l Iaca y mal configurada, s in

    BRASIL:ELORIENTEDEAMERICA

    Tucuman podrfa ser -como propusimos que 10era e[ Brasi l para America- el

    internal otherde laArgentina, e[ unico tesoro de lanaturaleza/ que al suelo de mi

    patria Ieregalara Dios , como afirma Marmo[ en sus

    Cantos delPeregrina

    el mismo

    libro -recordemos- en el que secantan las bellezas del Brasit.4o

    A partir del Brasil (en America) a deTucuman (en Argentina), entonces, el

    tropico tambien deviene espacio de lacu[tura argentina yde su imaginario, como

    10ratifican algunas pinturas que se incluyen en el acervo nacional argentino.

    lComo no leer en este contexto elcuadro de Mariquita Sanchez que pinto Johann

    Moritz Rugendas, el pintar aleman que consolidarfa.la imagen paisajfst ica del

    Brasil, yque Iepone a esa cautivante mujer derizosen bando y ojosde melancolfa

    -sent ada sobre un sil lon cubierto par una tel a roja- una vegetacion tropi cal

    como verdadero t el on de fondo? Ahora, ese fondo tropi cal no entra sol o en la

    serie

    natural

    del imaginario de un viajero europeo que pinta su ic; leade America,

    aunque no haya en Buenos Aires ninguna selva:esta tambien en consonancia con

    otras imaginaciones geograficas que vue[ven al tropico un espacio deseable, feliz,

    contrapuesto al de lapampa, y muy pertinente tambien para laArgentina.

    EIcuadro hecho par Rugendas en

    8 5

    ant icipa el viaje que Mariquita

    Sanchez todavfa no habfa real izado a Rfo deJanei ro, donde pasarfa parte de su

    exilio, co[ocandola profeticamente allf donde iba a estar. Ademas, ese retrato de

    Mariquita podrfa i[ustrar perfectamente laAnwlia de Marmot. Esa estampa co

    mantico-tropical no Iesentarfa nada mal a [ajoven tucumana instalada en Barra-

    cas en plena terror rosista.

    41

    gracia del Imper io a la que ya se aludi6) , son blancas y con gracia andaluza, Impresiones

    y recuerdos p. 211. Pero, no obstante las cri ti cas feroces y hasta descorteses que dir ige

    a Rio de Janeiro, la considera la ciudad romantica par excelencia , aunque no se

    detenga a dar demasiado fundamento a esta opin i6n, Impresiones y recuerdos

    p. 218.

    40. Jose Marmol,

    Cantos del Peregrino

    Canto VIde laedici6n de 1889, w. 715-716, p. 276.

    41. EI Retralo de Maria

    Sanchez de Thompson y de Mendevi lle , 61eosobre te la circa

    1845),

    se conserva en el Museo Hist6rico Nacional.