5.1la mano del caos 1

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    1. Ala de Dragn, volumen 1 de El ciclo de la Puerta de la Muerte.

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    No se permite la reproduccin total o parcial de este libro, ni el registro enun sistema informtico, ni la transmisin bajo cualquier forma o a travsde cualquier medio, ya sea electrnico, mecnico, por fotocopia, porgrabacin o por otros mtodos, sin el permiso previo y por escrito de lostitulares del copyright.

    Diseo de cubierta: Singular

    Ttulo original: The Hand of Chaos (Volume 5 The Death Gate Cycle)Traducin: Hernn Sabat 1993 by Margaret Weis and Tracy HickmanPublished by arrangement with Bantam Books, a divisin ofBantam Doubleday Dell Publishmg Group, Inc., New York. Grupo Editorial Ceac, S.A. 1993Para la presente versin y edicin en lengua castellana.

    Timun Mas es marca registrada por Grupo Editorial Geac, S.A.ISBN: 84-413-0275-8 (Obra completa)84-413-0649-4 (volumen 58} Depsito legal: B. 14849-1997

    Impreso en:Litografa Roses, S.A. (24-9-1997)Gav (Barcelona)

    Encuadernado en:Printer. Industria Grfica, S. A.Sant Vicenc deis Horts (Barcelona)

    Printed in Spain

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    A nuestro editor, Amy Stout,por sus consejos, su ayuda,

    su aliento, su apoyoy por los cambios en el ttulo,

    le dedicamos cariosamente este libro.

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    Porque mi hijo haba muerto,y ha vuelto a la vida;

    estaba perdido y ha sido encontrado.

    Lucas, 15,24

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    INTRODUCCIN

    A LOS CUATRO REINOS

    Me llamo Haplo.Mi nombre significa solitario, singular. Me lo pusieron mis padres como una

    especie de profeca, pues saban que no sobreviviran al Laberinto, la prisindominada por una magia siniestra y terrible a la que mi pueblo, los patryn, habasido arrojado.

    Con el tiempo, me convert en un corredor, un patryn que se enfrenta alLaberinto. Y soy uno de los afortunados que consigui cruzar la Puerta Final,aunque casi perd la vida en el intento. De no ser por este perro ladrn desalchichas que yace a mi lado, no me encontrara aqu, escribiendo este relato.El perro me dio la voluntad de vivir cuando yo me habra dado por vencido yhabra muerto. El perro me salv la vida.

    S, el perro me dio la voluntad de vivir, pero fue Xar, mi seor, quien me diouna razn para vivir, un objetivo.

    Xar fue el primer patryn en escapar del Laberinto. Xar es viejo y poderoso,muy experto en la magia rnica que nos proporciona nuestra fuerza tanto a lospatryn como a nuestros enemigos, los sartn. Mi seor escap del Laberinto y,de inmediato, volvi a entrar en l. Nadie ha vuelto a demostrar el valor

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    necesario para hacer tal cosa, y an hoy sigue arriesgando su vida cada da pararescatarnos.

    Somos ya muchos los patryn que hemos emergido del Laberinto y vivimosahora en el Nexo, que hemos transformado en una hermosa ciudad. Sin

    embargo, hemos sido rehabilitados como pretendan quienes nos encerraronen esa prisin?En tan severa escuela, los patryn, un pueblo impaciente, aprendimos a

    tener paciencia. Egostas, aprendimos a ser abnegados y leales. Y, por encimade todo, aprendimos a odiar.

    El objetivo de mi seor Xar el de todos nosotros es recuperar el mundoque nos fue arrebatado, gobernarlo como siempre fue nuestro destino hacerlo einfligir el castigo ms terrible a nuestros enemigos.

    Los mundos que existen hoy fueron en otro tiempo uno solo, un hermosomundo verdeazulado que nos perteneca a nosotros y a los sartn, pues nuestramagia rnica nos haca poderosos. Las otras razas inferiores, a las que llamamosmensch los humanos, los elfos y los enanos, nos adoraban como a dioses.

    Pero los sartn creyeron que los patryn estbamos consiguiendo demasiadodominio. El equilibrio de poder empez a romperse a nuestro favor y los sartn,furiosos, hicieron lo nico que estaba en su mano para impedirlo. Mediante sumagia rnica la magia basada en las probabilidades, separaron el mundo ynos encerraron en el Laberinto.

    Con los restos del antiguo, los sartn formaron cuatro mundos nuevos, cadauno con un elemento del original: aire, fuego, piedra y agua. Los cuatro mundosestn conectados por la mgica Puerta de la Muerte, un conducto por el cualpueden viajar sanos y salvos aquellos que poseen los secretos de la magia rni-

    ca. Esos cuatro mundos deberan haber funcionado coordinadamente,complementndose unos a otros. As, Pryan, el mundo del fuego, tena queproporcionar energa a Abarrach, el mundo de la piedra. Abarrachproporcionara rocas y minerales a Chelestra, el mundo del agua, etctera. Ytodo tena que ser coordinado e impulsado por una mquina asombrosa, laTumpa-chumpa, que los sartn construyeron en Ariano.

    Sin embargo, los planes de los sartn se torcieron. Sus colonias en losmundos que haban creado empezaron a perder poblacin y a extinguirse.Desde cada uno de ellos, lanzaron llamadas de auxilio a los dems, pero suspeticiones no tuvieron respuesta. En cada mundo, los sartn tenan sus propiosproblemas.

    Yo descubr lo sucedido porque Xar, mi seor, me encomend la misin deviajar a cada uno de esos mundos para investigarlos y para descubrir qu habasido de nuestro enemigo ancestral. Y, as, he podido visitar todos esos reinos. Lacrnica completa de mis aventuras en ellos puede encontrarse en mis diarios,que han terminado por conocerse como El ciclo de la Puerta de la Muerte.

    Lo que hall en ellos fue una absoluta sorpresa. Mis descubrimientos hancambiado mi vida, y no para mejor. Cuando emprend mis viajes, tena todas lasrespuestas. Ahora, en mi cabeza slo hay preguntas.

    Mi seor achaca mi estado de nimo inquieto y perturbado a un sartn alque conoc durante mis viajes, un sartn que utiliza un nombre mensch: AlfredMontbank. Y, al principio, estuve de acuerdo con mi seor: la culpa era deAlfred. Sin duda, el sartn me estaba embaucando.

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    Pero ahora no estoy tan seguro. Ahora dudo de todo: de m mismo, de miseor...

    Permitid que intente resumiros lo que me sucedi.

    ARIANO

    El primer mundo que visit fue el reino del aire, Ariano, que est formadopor continentes flotantes repartidos en tres niveles. El reino inferior es el hogarde los enanos y es all, en Drevlin, donde los sartn colocaron la Tumpa-chumpa,esa mquina asombrosa. Pero antes de que pudieran ponerla en fun-cionamiento, los sartn empezaron a morir. Sobrecogidos de pnico, esos sartncolocaron a sus jvenes en un estado de animacin suspendida con laesperanza de que, cuando despertaran, la situacin ya se habra normalizado.

    Pero slo uno de ellos, Alfred, sobrevivi al trance. Y, al despertar,descubri que era el nico an con vida de todos sus amigos y parientes. Elhallazgo lo dej abrumado, aterrado. Alfred se sinti responsable del caos en elque se haba sumido su mundo, pues los mensch, naturalmente, estaban alborde de una guerra abierta. Pese a ello, Alfred tuvo miedo de revelar suverdadera identidad. Su magia rnica le proporcionaba el poder de un semidissobre los mensch, y tuvo miedo de que los mensch trataran de obligarlo autilizar esa magia para sus propsitos destructores. As pues, ocult sus poderesy se neg a Utilizarlos incluso para salvarse a s mismo. Ahora, cada vez que se

    siente amenazado, en lugar de responder con su poderosa magia, Alfred recurrea un oportuno desmayo. El perro y yo nos estrellamos en Ariano y estuvimos apunto de morir. Nos rescat un enano llamado Limbeck. Los enanos de Arianoson esclavos de la Tumpa-chumpa, de la que se ocupan ciegamente mientras lamquina trabaja, tambin a ciegas, carente de cualquier direccin. PeroLimbeck es un revolucionario, un librepensador. En la poca de mi viaje, losenanos estaban bajo el dominio de una poderosa nacin de elfos que habanestablecido una dictadura en el Reino Medio de Ariano. As pues, los elfosdominaban la nica fuente de agua dulce de ese mundo, un agua que producela Tumpa-chumpa.

    Los humanos, que tambin habitan en el Reino Medio, han estado en

    guerra con los elfos por el agua durante la mayor parte de la historia de Ariano.La contienda estaba en pleno fragor durante mi estancia all y contina todava,aunque ahora con una importante diferencia. Ha surgido un prncipe elfo que de-sea la paz y la unidad entre las razas. Este prncipe ha organizado una rebelincontra su propio pueblo, pero lo nico que ha conseguido con ello, hasta elmomento, ha sido provocar ms caos.

    Durante mi estancia all, me las ingeni para ayudar a Limbeck, el enano, aencabezar una revuelta de su pueblo contra los humanos y los elfos. Y, cuandoabandon ese mundo, llev conmigo a un nio humano, Bane, que habasuplantado en la cuna al verdadero hijo de un rey. Desde entonces, Bane ha

    desentraado el secreto de la Tumpa-chumpa. Una vez que la mquina empiece

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    a funcionar como los sartn tenan pensado, mi seor utilizar su energa paraempezar la conquista de los otros mundos.

    Tambin me habra gustado llevar conmigo a otro mensch, un humanollamado Hugh la Mano. Este Hugh, un asesino muy hbil y experimentado, erauno de los escasos mensch que he conocido al que podra aceptar como unaliado de confianza. Por desgracia, Hugh la Mano muri luchando contra elverdadero padre de Bane, un perverso hechicero humano. Y a quin tengoahora por compaero de viaje?

    A Alfred.Pero no nos adelantemos a los hechos.Durante mi estancia en Ariano, tropec con Alfred, que actuaba como

    sirviente del pequeo Bane. Me avergenza reconocerlo, pero Alfred descubrimi condicin de patryn mucho antes de que yo supiera que l era un sartn.Cuando lo averig, me propuse matarlo pero, en aquellos momentos, bastantetrabajo tuve para salvar mi propia vida...

    Pero sta es una larga historia.1 Baste con decir que me vi obligado a dejarAriano sin ajustar las cuentas al nico sartn que haba tenido a mi alcance.

    PRYAN

    El siguiente mundo que visit con el perro fue Pryan, el mundo del fuego.Pryan es un mundo gigante, una esfera hueca de roca de un tamao casiincomprensible para la mente, en cuyo centro arde un sol. La superficie interior

    de la esfera de roca sostiene la vegetacin y la vida. Como ese mundo no gira,el sol de su centro luce permanentemente y no existe noche. En consecuencia,Pryan est cubierto por una jungla tan tupida y gigantesca que pocos de los quehabitan el planeta han visto el suelo alguna vez. Ciudades enteras se levantanen los vstagos de rboles enormes cuyas poderosas ramas sostienen lagos,ocanos incluso.

    Los primeros personajes que conoc en Pryan fueron un viejo magodelirante y el dragn que parece ocuparse de su cuidado. Ese mago se hacellamar Zifnab (cuando es capaz de recordar su propio nombre!) y produce todala impresin de estar chiflado, pero hay ocasiones en que su locura esdemasiado lcida. Ese viejo alucinado conoce demasiadas cosas: sabe demasia-

    do de m, de los patryn, de los sartn, de todo en general. Sabe demasiado, perono suelta prenda.

    En Pryan, igual que en Ariano, los mensch estn en guerra entre ellos. Loselfos odian a los humanos, stos desconfan de los elfos, y los enanos odian ydesconfan de ambos. Lo s muy bien, pues tuve que viajar con un grupo dehumanos, elfos y un enano y nunca he visto tantas disputas, discusiones ypeleas. Me hart de ellos y los dej. Estoy seguro de que, a estas alturas, yadeben de haberse matado entre ellos. Eso, o han acabado con ellos los titanes.

    Estos titanes... En el Laberinto encontr muchos monstruos temibles, peropocos de ellos comparables con los titanes de Pryan. Humanoides gigantes,ciegos y de inteligencia muy limitada, son creaciones mgicas de los sartn, quelos utilizaban como vigilantes de los mensch. Mientras sobrevivieron, los sartn

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    tuvieron bajo su control a los titanes, pero tambin en ese mundo, como enAriano, la raza sartn empez a menguar misteriosamente. Los titanes sequedaron sin tarea que cumplir y sin supervisin y ahora vagan por Pryan engrandes grupos, preguntando a todos los mensch que encuentran: Dnde es-

    tn las ciudadelas?Cul es nuestro propsito?

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    Cuando no reciben respuesta a esas extraas preguntas, los titanes sonpresa de una rabia incontenible y hacen pedazos al desgraciado mensch. Nadani nadie puede resistirse a estos seres espantosos, pues los titanes poseen unaforma rudimentaria de magia rnica de los sartn. De hecho, estuvieron en untris de acabar conmigo, pero eso tambin es otra historia.2

    En cualquier caso, yo tambin empec a hacerme sus mismas preguntas:Dnde estaban esas ciudadelas? Qu eran, en realidad? Y di con la respuesta,al menos en parte.

    Las ciudadelas son recintos maravillosos y relucientes construidos por lossartn a su llegada a Pryan. Por lo que he podido deducir de los registros ydocumentos que dejaron los sartn, las ciudadelas tenan como propsito captarenerga del sol perpetuo de Pryan y transmitirla a los otros mundos a travs dela Puerta de la Muerte, mediante la accin de la Tumpa-chumpa. Sin embargo, lamquina no funcion y la Puerta de la Muerte permaneci cerrada. Lasciudadelas quedaron vacas, desiertas, y su luz no pas de un leve resplandor,como mucho.

    ABARRACH

    A continuacin, viaj a Abarrach, el mundo de piedra.Y fue en este viaje cuando recog en mi nave a mi indeseado compaero de

    travesa: Alfred, el sartn.Alfred haba estado rondando la Puerta de la Muerte en un vano intento de

    localizar al pequeo Bane, el nio humano que me haba llevado de Ariano. Porsupuesto, sus intentos resultaron fallidos. Alfred, un individuo que no sabe andar

    sin tropezar con los cordones de sus propios zapatos, se equivoc de blanco yfue a aterrizar en mi nave.En ese trance, comet una equivocacin. En aquel momento, tena a Alfred

    en mis manos y debera haberlo llevado inmediatamente ante mi seor. Xarhabra podido arrancar, dolorosamente, todos los secretos del alma de aquelsartn.

    Pero mi nave acababa de entrar en Abarrach y no quise marcharme, noquise volver a hacer el viaje, temible y perturbador, a travs de la Puerta de laMuerte. Y, para ser sincero, quise tener cerca a Alfred durante un tiempo. Alatravesar la Puerta de la Muerte, Alfred y yo habamos experimentado, de formatotalmente involuntaria, un cambio de cuerpos. Durante unos breves instantes,me haba encontrado en la mente de Alfred, compartiendo sus pensamientos,sus miedos, sus recuerdos. Y, al propio tiempo, el sartn se haba encontrado enla ma. Muy pronto, los dos regresamos a nuestro cuerpo respectivo, pero me dicuenta de que yo ya no era el mismo, aunque me cost mucho tiempoaceptarlo.

    Aquella experiencia me haba permitido conocer y comprender a mienemigo, y eso me haca difcil seguir odindolo. Adems, como pudimoscomprobar, Alfred y yo nos necesitbamos mutuamente para nuestra propiasupervivencia.

    Abarrach es un mundo terrible. Fra piedra en el exterior, roca fundida y

    lava en el interior. Los mensch que los sartn instalaron all no pudieronsobrevivir mucho tiempo en sus cavernas infernales. Alfred y yo tuvimos que

    2. La estrella de los elfos, volumen 2 de El ciclo de la Puerta de la Muerte.12

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    recurrir a todos nuestros poderes mgicos para sobrevivir al calor ardiente quesurga de los ocanos de magma y a los vapores ponzoosos que impregnabanel aire.

    No obstante, en Abarrach vive gente.Y tambin viven los muertos.

    Fue all, en Abarrach, donde Alfred y yo descubrimos a unos descendientesenvilecidos de su raza, los sartn. Y fue all, tambin, donde encontramos latrgica respuesta al misterio de qu haba sido de esa raza. Los sartn deAbarrach se haban dedicado al arte prohibido de la nigromancia y despertabana sus propios muertos, proporcionndoles una penosa y execrable apariencia devida, para utilizarlos como esclavos. Segn Alfred, este arte arcano estabaprohibido antiguamente porque se haba descubierto que, por cada muertodevuelto a la vida, uno de los vivos perda la suya. Pero esos sartn de Abarrachhaban olvidado la prohibicin, o bien haban decidido saltrsela.

    Yo, que haba sobrevivido al Laberinto, me consideraba endurecido einsensible a casi cualquier atrocidad, pero los muertos vivientes de Abarrachan pueblan mis peores pesadillas. Intent convencerme de que la nigromanciapoda resultar un instrumento muy valioso para mi seor, pues un ejrcito demuertos es indestructible, invencible, imbatible. Con un ejrcito as, mi seorpoda conquistar fcilmente los dems mundos y ahorrarse la trgica prdida devidas de mi pueblo.

    En ese mundo, estuve muy cerca de acabar convertido tambin en uncadver. La idea de que mi cuerpo continuara viviendo en una perpetuaesclavitud idiotizada me horrorizaba, y la posibilidad de que tal cosa lessucediera a otros me result insoportable. Decid, por tanto, no informar a miseor de que los sartn de aquel mundo maldito practicaban las artes nigro-

    mnticas. ste fue mi primer acto de rebelin contra mi seor.Pero no iba a ser el ltimo.Tambin all, en Abarrach, tuve otra experiencia que me produjo dolor,

    perplejidad, irritacin y confusin, pero que an me inspira un temor reverencialcada vez que la evoco.

    Huyendo de una persecucin, Alfred y yo penetramos en una sala conocidacomo la Cmara de los Condenados. Mediante la magia del lugar, fuitransportado al pasado y me encontr de nuevo dentro de un cuerpo ajeno, elde un sartn. Y fue entonces, durante esta experiencia mgica y extraa,cuando descubr la existencia de un poder superior. Me fue revelado que yo noera ningn semidis, como siempre haba credo, y que la magia que yo

    dominaba no era la fuerza ms poderosa del universo.Existe otra an ms poderosa, una fuerza benvola que slo persigue la

    bondad, el orden y la paz. En el cuerpo de ese sartn desconocido, desevehementemente entrar en contacto con esa fuerza, pero, antes de que pudierahacerlo, otros sartn temerosos de la verdad que acabbamos de descubririrrumpieron en la cmara y nos atacaron. Los reunidos en aquella sala morimosall y todo rastro de nosotros y de nuestro hallazgo se perdi, salvo unamisteriosa profeca.

    Cuando despert, en mi propio cuerpo y en mi propio tiempo, sloguardaba un recuerdo bastante impreciso de lo que haba visto y odo, pero

    puse todo mi empeo en olvidar incluso eso. No quera afrontar el hecho de que,comparado con ese poder, yo era tan dbil como cualquier mensch. Acus a

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    Alfred de intentar engaarme, de haber creado aquella fantasa. l lo neg, porsupuesto, y jur que haba experimentado exactamente lo mismo que yo. Menegu a creerle.

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    Juntos, escapamos de Abarrach salvando la vida por muy poco.3 Cuando loabandonamos, los sartn de ese mundo espantoso estaban ocupados endestruirse unos a otros, convirtiendo a los vivos en lazaros, cuerpos muertos

    cuyas almas quedan atrapadas eternamente dentro de sus cscaras sin vida.Diferentes de los cadveres ambulantes, los lazaros son mucho ms peligrososporque poseen inteligencia y voluntad. Y una determinacin siniestra yespantosa.

    Me alegr de abandonar un mundo as. Una vez dentro de la Puerta de laMuerte, dej que Alfred siguiera su camino mientras yo tomaba el mo. Al fin y alcabo, el sartn me haba salvado la vida. Y yo estaba harto de tanta muerte, detanto dolor, de tantos padecimientos. Ya haba visto suficiente y saba muy bienel trato que Alfred recibira de Xar, si caa en manos de mi seor.

    CHELESTRA

    Cuando regres al Nexo, efectu mi informe sobre Abarrach en forma de unmensaje escrito a mi seor, pues tem no poder ocultarle la verdad si mepresentaba ante l. Pero Xar supo que le haba mentido y me pill antes de quetuviera ocasin de abandonar el Nexo. Mi seor me castig, estuvo a punto dematarme. Yo mereca el castigo. El dolor fsico que me produjo fue mucho mssoportable que la afliccin que me caus el sentimiento de culpabilidad. As,termin por contarle a Xar todo lo que haba descubierto en Abarrach. Le habl

    de las artes nigromnticas, de la Cmara de los Condenados y de ese podersuperior.Mi seor me perdon y me sent limpio, renovado. Todas mis preguntas

    haban tenido respuesta. Una vez ms, conoca mi propsito, mi objetivo. Eranlos de Xar. Yo perteneca a Xar. Cuando viaj a Chelestra, el mundo del agua, lohice con la firme determinacin de ganarme otra vez la confianza de mi seor.

    Y, en aquel punto, se produjo una circunstancia extraa. El perro, mipermanente compaero desde que me haba salvado la vida en el Laberinto,desapareci de mi lado. Yo me haba acostumbrado a tenerlo cerca, aunque aveces fuera una molestia, de modo que me dediqu a buscarlo, pero se habaesfumado. Lo lament, pero no por mucho rato. Tena cosas ms importantes en

    la cabeza.Chelestra es un mundo compuesto casi nicamente de agua, que vaga a la

    deriva en las fras profundidades del espacio. Su superficie exterior estformada de hielo slido; en cambio, en el interior, los sartn colocaron un solque arde mgicamente en el agua y proporciona luz y calor a ese mundo.

    Los sartn tenan la intencin de controlar ese sol, pero se encontraron conque carecan de la energa necesaria para ello, de modo que el sol se mueve a laderiva por las aguas, calentando slo ciertas zonas de Chelestra cada vez,mientras otras zonas quedan congeladas hasta el regreso del sol. En Chelestra,en lo que se conoce como lunas marinas, viven varios grupos de mensch. Y una

    de esas lunas est habitada por los sartn, pero eso no lo supe hasta msadelante.

    3. El Mar de Fuego, volumen 3 de El ciclo de la Puerta de la Muerte.15

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    Mi llegada a Chelestra no fue muy afortunada. Mi nave penetr en susaguas y, al instante, empez a romperse. Tal destruccin resultabaincomprensible, ya que todo el exterior de mi nave estaba protegido con runas ymuy pocas fuerzas desde luego, no el agua de mar normal y corrientepodan desbaratar su poderossima magia.

    Pero, por desgracia, aqulla no era un agua normal.Me vi obligado a abandonar la nave y me encontr nadando en un ocano

    inmenso. Pens que iba a ahogarme sin remedio, pero pronto descubr, para miasombro y mi satisfaccin, que poda respirar aquella agua con la mismafacilidad que respiraba aire. Tambin descubr, con mucha menos satisfaccin,que el agua tena el efecto de destruir por completo las runas de proteccintatuadas en mi piel, lo que me dejaba impotente y desvalido como un mensch.

    En Chelestra encontr nuevas pruebas de la existencia de un podersuperior. Sin embargo, este poder no busca el bien, sino el mal. Se refuerza conel miedo, se alimenta del terror y se complace en infligir dolor. Y slo vive parafomentar el caos, el odio y la destruccin.

    Encarnado en forma de enormes serpientes dragn, este poder malficoestuvo muy cerca de seducirme para que le sirviera. Me salvaron de ello treschiquillos mensch, uno de los cuales muri en mis brazos ms tarde. As pues,tuve ocasin de ver el mal cara a cara y de comprender que su propsito eradestruirlo todo, incluso a nosotros, los patryn. Y decid enfrentarme a l, aunquesaba que no poda vencerlo. Este poder es inmortal, pues vive dentro de cadauno de nosotros. Nosotros lo hemos creado.

    Al principio, cre que luchaba solo, pero luego advert que alguien acuda enmi apoyo. Era mi amigo, mi enemigo: Alfred.

    El sartn haba llegado tambin a Chelestra casi al mismo tiempo que yo,

    pero habamos ido a parar a lugares muy diferentes y alejados. Alfred seencontr en una cripta sartn parecida a aquella de Ariano donde yaca muertala mayora de su pueblo. Pero, en Chelestra, los ocupantes de la cripta estabanvivos. Y resultaron ser los miembros del Consejo Sartn, los responsables de laSeparacin de los mundos y de nuestro encierro en el Laberinto.

    Ante la amenaza de las malficas serpientes dragn, contra las cuales nopodan luchar porque el agua del mar anulaba su magia, los sartn lanzaron unallamada de ayuda a sus hermanos y, a continuacin, se sumieron en un estadoletrgico a la espera de la llegada de otros sartn.

    Pero el nico que acudi, y por pura casualidad, fue Alfred.No es preciso decir que no era, precisamente, lo que el Consejo esperaba.

    Samah, el jefe del Consejo, es un calco de mi seor, Xar (aunque ningunode los dos me agradecera la comparacin!). Los dos son orgullosos,despiadados y ambiciosos. Los dos creen ejercer el poder supremo del universoy la idea de que pudiera existir una fuerza superior, un poder ms alto, esanatema para ambos.

    Samah descubri que Alfred no slo crea en este poder superior, sino queincluso haba estado cerca de establecer contacto con l, y consider esto comouna abierta rebelin. Intent someter a Alfred, quebrantar su fe, pero fue comoquerer hacer aicos una masa de pan. Alfred soport mansamente cada golpe,cada ataque, negndose a retractarse y a aceptar los dictados de Samah.

    Debo reconocer que casi sent lstima de Alfred. Cuando por fin habaencontrado a los suyos, tras buscarlos con tanto ahnco y esperanza, descubra

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    que no poda confiar en ellos. No slo eso, sino que tuvo conocimiento de unaverdad terrible sobre el pasado de los sartn.

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    Con la ayuda de un aliado inesperado (mi propio perro, para ser exacto),Alfred tropez (textualmente) por casualidad con una biblioteca secreta de lossartn. All descubri que Samah y el Consejo haban sospechado la existencia

    de ese poder superior. La Separacin no haba sido necesaria. Con la ayuda deese poder, los sartn habran podido promover la paz.Pero Samah no haba querido la paz. El Gran Consejero quera regir el

    mundo a su modo, y slo al suyo. Y por eso forz la Separacin. Por desgracia,cuando intent recomponerlo, el mundo se desmenuz en fragmentos cada vezms pequeos y empez a escurrrsele entre los dedos.

    Alfred descubri la verdad. Y eso lo convirti en una amenaza para Samah.Sin embargo, fue Alfred el dbil y torpe Alfred, que se desmayaba ante lamera mencin de la palabra peligroquien vino en mi ayuda en la luchacontra las serpientes dragn.4 Su intervencin me salv la vida, salv la de losmensch y, muy probablemente, la de su propia raza desagradecida.

    A pesar de ello o tal vez a causa de ello, Samah sentenci a Alfred a undestino terrible. El Gran Consejero arroj a Alfred y a Orla, su amante sartn, alLaberinto.

    Ahora, soy el nico que conoce la autntica verdad del peligro al que nosenfrentamos. Las fuerzas malficas encarnadas en las serpientes dragn nopretenden dominarnos. No, sus deseos no son tan constructivos. El sufrimiento,la agona, el caos, el miedo: stos son sus objetivos. Y los alcanzarn, a menosque nos unamos todos para encontrar algn modo de detenerlas. Porque lasserpientes dragn son poderosas, mucho ms que cualquiera de nosotros.Mucho ms que Samah. Mucho ms que Xar.

    Ahora tengo que convencer de esto a mi seor y la tarea no resultarsencilla. Para Xar, ya soy sospechoso de traicin. Cmo podra demostrarle quemi lealtad a l y a mi pueblo nunca ha sido ms firme?

    Y Alfred... Qu voy a hacer con Alfred? Ese sartn calmoso, indeciso ytorpe no sobrevivir mucho tiempo en el Laberinto. Si me atreviera, podraregresar all a salvarlo.

    Pero debo reconocerlo: tengo miedo.Estoy atemorizado como nunca en mi vida. El mal es muy grande, muy

    poderoso, y me enfrento a l a solas, como si mi nombre fuese proftico.A solas, con la nica excepcin de un perro.

    4. El Mago de la Serpiente, volumen 4 de El ciclo de la Puerta de la Muerte.18

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    LA MANO DEL CAOS vol.1 Margaret Tweis TracyHickman

    PRLOGO

    Escribo esto mientras aguardo mi libertad, sentado en una celda de unaprisin sartn.5 La espera ser larga, sospecho, porque el nivel del agua de marque me liberar sube muy lentamente. Sin duda, el nivel del agua est siendocontrolado por los mensch, que no quieren causar dao a los sartn sino,simplemente, despojarlos de su magia.6 El agua del mar de Chelestra esrespirable como el aire, pero una muralla de agua que arrasara la costaprovocara una destruccin considerable. Los mensch han demostrado tener unamentalidad prctica bastante notable al haberlo tenido en cuenta, pero sigopreguntndome cmo habrn conseguido obligar a las serpientes dragn acolaborar.

    Las serpientes de Chelestra...7

    Yo s bastante de maldad, pues he nacido y sobrevivido en el Laberinto, yescapado de l, pero jams he conocido algo tan malfico como esas bestias.Han sido ellas quienes me han enseado a creer en un poder superior, un podersobre el cual tenemos escaso control y que es intrnsecamente perverso.

    Alfred, mi antiguo adversario, se horrorizara si leyera esta afirmacin. Casipuedo orlo balbucear y tartamudear una protesta: No, no! Existe un poderbenfico equivalente! Los dos lo hemos visto.

    S, eso es lo que me diras. De veras lo viste, Alfred? Y si es as, dnde?Tu propia gente te ha declarado hereje y te ha enviado al Laberinto o, al menos,

    sa fue su amenaza. Y Samah no parece de los que amenazan a la ligera. Dime,

    5. Escrita por Haplo en el idioma de los humanos, esta anotacin se encuentraen el diario entregado al patryn por Grundle. Los patryn utilizan el idioma humanopara registrar sucesos y pensamientos, pues consideran su lenguaje demasiadopoderoso para utilizarlo indiscriminadamente.

    6. Referencia al hecho de que el agua del mar de Chelestra anula la poderosamagia que utilizan tanto los patryn como los sartn.

    7. Serpiente dragn es un trmino mensch, acuado por Grundle. La palabrasartn para estas criaturas es slo serpiente. Haplo adopta en este volumen elvocablo sartn, a diferencia de sus escritos anteriores. Una de las explicaciones para

    este cambio es que Haplo quiere evitar confusiones entre estos falsos dragones y losautnticos que pueblan los mundos. Haplo utiliza una palabra sartn porque lospatryn, que no han tenido nunca contacto con estas criaturas, carecen de una palabraconcreta para denominarlas.

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    Alfred, qu opinas de tu poder benfico ahora... mientras luchas por sobreviviren el Laberinto?

    Te dir lo que pienso yo. Pienso que ese bien se parece mucho a ti: es dbily torpe. Aunque debo reconocer que fuiste t quien nos salv en nuestra luchacontra las serpientes... si es cierto que fuiste t quien se convirti en el mago de

    las serpientes, como afirm Grundle.Pero, cuando lleg el momento de defenderte ante Samah (y voy a

    concederte que pudieras haber vencido a ese maldito), no pudiste recordar elhechizo y aceptaste mansamente que os llevaran a ti y a la mujer que amas a un lugar donde, si an ests vivo, probablemente desearas no estarlo.

    El agua del mar ya empieza a colarse por debajo de la puerta. El perro nosabe qu pensar de ella. Le ladra como si intentara convencerla para que dmedia vuelta y desaparezca. Comprendo cmo se siente. No puedo hacer otracosa que sentarme aqu tranquilamente y esperar, esperar a que el lquido tibiosuba por encima de la puntera de la bota, esperar la terrible sensacin depnico que me atenaza cada vez que noto cmo mi magia empieza a disolverseal contacto con el agua.

    Pero esta agua es mi salvacin, debo recordarlo. Ahora mismo, las runassartn que me mantienen encerrado en esta celda ya empiezan a perder sufuerza. Su resplandor rojo se difumina. Finalmente, se apagar por completo yentonces quedar libre.

    Libre para ir adonde? Para hacer qu?Debo regresar al Nexo y advertir a mi seor del peligro de las serpientes.

    Xar no me creer; no querr creerme. Siempre se ha considerado la fuerza mspoderosa del universo y, desde luego, tena buenas razones para pensar que loera. El poder siniestro y amenazador del Laberinto no poda aplastarlo. Aun hoy,

    lo desafa continuamente para sacar a ms de los nuestros de esa prisinterrible.Pero, contra el poder mgico de las malvolas serpientes y empiezo a

    creer que stas slo son instrumentos del mal, Xar tiene que inclinarse. Estafuerza espantosa y catica no slo es poderosa, sino tambin astuta y falaz.Impone su voluntad dicindonos lo que queremos escuchar, complacindonos,adulndonos y sirvindonos. No le importa degradarse, no tiene dignidad nisentido del honor. Emplea mentiras cuya fuerza reside en que son falsedadesque uno se dice a s mismo.

    Si esta fuerza del mal penetra en la Puerta de la Muerte y no se hace nadapor detenerla, preveo un da en que este universo se convertir en una crcel de

    sufrimientos y desesperacin. Los cuatro mundos Ariano, Pryan, Abarrach yChelestra quedarn arrasados. El Laberinto no ser destruido, como eranuestra esperanza. Mi pueblo saldr de una prisin para encontrarse en otra.

    Debo conseguir que mi seor me crea! Pero cmo, si a veces no estoyseguro de creerlo yo mismo...?

    El agua me llega al tobillo. El perro ha dejado de ladrar. Me mira con gestode reproche, exigiendo saber por qu no abandonamos este lugar incmodo.Cuando ha intentado lamer el agua, sta se le ha metido por el hocico.

    Desde la ventana no veo a ningn sartn en la calle, donde el agua fluye yaen un ro caudaloso y continuo. Oigo a lo lejos la llamada de unas trompas: los

    mensch, probablemente, avanzando hacia el Cliz, como llaman los sartn a surefugio. Magnfico; eso significa que habr naves cerca. Sumergibles mensch. Mi

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    nave, el sumergible de los enanos que modifiqu con mi magia para que mecondujera a travs de la Puerta de la Muerte, est amarrada en Draknor, la islade las serpientes.

    No tengo ningn deseo de volver all, pero no tengo ms remedio.Potenciada con las runas, esa nave es el nico vehculo de este mundo que

    puede conducirme sano y salvo a travs de la Puerta de la Muerte. No tengoms que bajar la mirada a las piernas, ya baadas en el agua marina, para vercmo se borran las runas azules tatuadas en mi piel. Pasar mucho tiempohasta que vuelva a estar en condiciones de utilizar mi magia para modificar otraembarcacin. Y se me acaba el tiempo. A mi pueblo se le acaba el tiempo.

    Con un poco de suerte, conseguir colarme en Draknor sin ser detectado,recuperar la nave y marcharme. Las serpientes deben de estar concentradas encolaborar al asalto al Cliz, aunque me resulta extrao y, tal vez, un malpresagio no haber visto todava ninguna de ellas. Pero, como antes he dicho,son astutas y falsas. Quin sabe qu estarn tramando?

    S, perro, ya nos vamos. Espero que los perros sepan nadar. Me parecehaber odo en alguna parte que todas las especies de cuadrpedos saben nadarlo suficiente como para mantenerse a flote.

    Es el hombre el que piensa, se deja llevar por el pnico y se ahoga.

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    CAPTULO 1

    SURUNAN CHELESTRA

    El agua del mar avanz perezosamente por las calles de Surunan, la ciudadlevantada por los sartn. Poco a poco, aument de nivel, fluy a travs de

    puertas y ventanas y rebos sobre tejados de poca altura.Fragmentos de la vida sartn flotaron sobre el agua: un cuenco de cermicaintacto, una sandalia de hombre, un peine femenino, una silla de madera.

    El agua penetr en la sala de la casa de Samah que ste utilizaba comocelda. La sala estaba situada en uno de los pisos altos y, durante un rato,permaneci por encima del nivel de la inundacin, pero al fin el agua se col pordebajo de la puerta, ba el suelo y gan altura en las paredes de la estancia.Su contacto borr la magia, la anul, la elimin. Las runas deslumbrantes, cuyocalor lacerante impeda a Haplo incluso acercarse a la puerta, se apagaron conun chisporroteo. Los signos mgicos que protegan la ventana eran los nicosan intactos. Su brillante resplandor se reflej en el agua.

    Prisionero de la magia, Haplo permaneci sentado en forzosa inactividad,contemplando el reflejo de las runas que se agitaban, vibraban y danzaban conlas corrientes y remolinos de las aguas en ascenso. En el momento en que elagua roz el trazo inferior de los signos mgicos de la ventana y su resplandorempez a debilitarse y desaparecer, Haplo se incorpor. El agua le llegaba porlas rodillas.

    El perro emiti un gaido. Con la cabeza y el lomo por encima del agua, elanimal estaba incmodo.

    Ya est, muchacho. Es hora de irnos.Haplo guard el libro en el que haba estado escribiendo, dentro de la

    camisa, se ci sta a la cintura y la introdujo entre los pantalones y la piel.Al hacerlo, advirti que las runas tatuadas en su cuerpo se haban borrado

    casi por completo. El agua marina que era su bendicin y le permita escapar,tambin era su calamidad. Privado de sus poderes mgicos, estaba desvalidocomo un recin nacido y ni siquiera tena los brazos reconfortantes y protectoresde una madre que lo acunaran.

    Dbil e impotente, con la mente perturbada y el nimo inquieto, tena queabandonar aquella sala y sumergirse en el vasto mar cuyas aguas le daban lavida y lo despojaban de ella, y que lo llevaran a una arriesgada travesa.

    Haplo abri la ventana e hizo una pausa. El perro mir a su amo con aireinquisitivo. La idea de quedarse all, a salvo en aquella prisin, resultaba

    tentadora. Fuera, en algn lugar ms all de aquellos muros acogedores,

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    aguardaban las serpientes. Aquellas criaturas lo destruiran; tenan que hacerlo,pues l conoca la verdad. Saba que eran la encarnacin del caos.

    Y este conocimiento de la verdad era tambin la causa por la que debamarcharse. Era preciso que avisara a su seor. Un enemigo mayor que cualquierotro al que se hubieran enfrentado, ms cruel y ms astuto que ningn dragn

    del Laberinto, ms poderoso que los sartn, se propona destruirlos.Vamos dijo Haplo al perro, con un gesto.Contento ante la perspectiva de abandonar por fin aquel lugar hmedo y

    aburrido, el animal salt alegremente por la ventana y se sumergi en el aguacon un chapoteo. Haplo llen los pulmones de aire una reaccin instintiva,innecesaria en realidad, pues el agua del mar era tan respirable como el aire ysalt tras l.

    Haplo encontr un pedazo de madera, se asi a l y lo emple paramantenerse a flote. El Cliz era la nica masa de tierra estable en el mundoacutico de Chelestra. Construido por los sartn para que evocara mejor elmundo que haban separado y del cual haban huido, el Cliz estaba encerradoen una burbuja de aire protectora. El agua que la rodeaba produca el efecto deun cielo en el cual brillaba con radiante fulgor el sol marino de Chelestra. Lasserpientes haban horadado esta contencin y, ahora, el Cliz estabainundndose.

    Entre chapoteos, Haplo mir a su alrededor, intent hacerse una idea de susituacin y vio con alivio la cpula del Saln del Consejo, que se levantaba en lacima de una colina y sera el ltimo lugar en caer vctima de la marea. Sin duda,all se haban refugiado los sartn. Se protegi del resplandor del sol que sereflejaba en el agua y crey distinguir unas figuras en el tejado, gente queintentaba permanecer seca, libre del agua debilitadora de la magia, mientras

    ello fuera posible.No os resistis les aconsej, aunque estaban demasiado lejos para orlo. En el fondo, eso slo empeora las cosas.

    Por lo menos, ahora tena una idea de dnde estaba. Se propuls haciaadelante, en direccin a las torres de la muralla de la ciudad que asomaban porencima del agua. La muralla separaba el sector sartn de lo que en otro tiempohaban sido los barrios mensch. Y ms all quedaba la orilla del Cliz; la orilla ylas partidas de desembarco mensch y una nave para llevarlo a Draknor. Enaquella luna marina torturada estaba amarrado su sumergible, una embarcacinde los enanos modificada con la magia de las runas y reforzada para llevarlo atravs de la Puerta de la Muerte. Su nica esperanza de huida.

    Pero all, en Draknor, esperaban tambin las serpientes.Si es as, el nuestro va a ser un viaje muy corto dijo al perro, que

    nadaba a su lado con valenta, moviendo las patas delanteras como unamquina mientras las traseras no saban muy bien cmo tomarse aquel extraoasunto de nadar, pero hacan cuanto podan por mantener elevado su extremo.

    Los planes de Haplo eran vagos; no podra concretarlos hasta que supieradnde estaban las serpientes... y cmo evitarlas.

    Sigui adelante, apoyado en el madero y batiendo el agua con los pies.Habra podido soltarse de la tabla y abandonarse al mar, donde no le habracostado ms esfuerzo respirar, pero detestaba aquellos primeros momentos de

    pnico que produca el hecho de ahogarse voluntariamente, el rechazo delcuerpo a aceptar las seguridades que le ofreca la mente, dicindole que slo

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    era un retorno al tero, a un mundo que una vez haba experimentado. Asido ala plancha, bati los pies hasta que le dolieron las piernas.

    De pronto, se le ocurri que el madero era una seal de mal agero. Omucho se equivocaba, o proceda de uno de los sumergibles de madera de losenanos, y se notaba partida, con ambos extremos astillados.

    Era cosa de las serpientes? Se haban aburrido de aquella toma pacficade Surunan y se haban vuelto contra los mensch, causando una carnicera?

    Si es as, tendr que echarme la culpa.Necesitaba con urgencia saber qu haba sucedido. Patale con ms fuerza,

    ms deprisa, pero pronto se sinti cansado, con los msculos ardientes yacalambrados. Nadaba contra la marea, contra la corriente del agua quepenetraba en la ciudad. La prdida de su magia, como bien saba de amargasexperiencias anteriores, lo haca sentirse inusualmente dbil.

    La marea lo condujo hasta la muralla de la ciudad. Se agarr a una torreta yascendi por sus piedras con la idea no slo de descansar, sino tambin deefectuar un reconocimiento y observar qu suceda en la orilla. El perro intentdetenerse, pero la corriente lo arrastr. Haplo alarg el brazo arriesgadamente ylogr agarrar al perro por el pellejo del cuello; lo elev del agua mientras elanimal bata las patas traseras en busca de apoyo y lo subi a la balaustrada ala que el patryn se haba encaramado.

    Desde aquel puesto de observacin, Haplo tena una visin excelente delpuerto de Surunan y la costa. Haplo ech una ojeada y asinti con gestosombro.

    No era preciso que nos preocupramos, muchacho murmur mientrasdaba unas palmaditas en el flanco del perro, empapado y desgreado. Por lomenos, las naves estn a salvo.

    El animal sonri y se sacudi.La flota de sumergibles mensch estaba dispuesta en el puerto en una filams o menos ordenada. Los cazadores del sol se mecan en la superficie con laproa abarrotada de mensch que sealaban y gritaban, asomaban el cuerpo porla borda y saltaban al agua. Numerosas embarcaciones de pequeo tamaoiban y venan entre el barco y la orilla; probablemente, trasladaban a losenanos, que no saban nadar. Humanos y elfos, mucho ms habituados al agua,dirigan el trabajo de varias ballenas enormes que arrastraban hacia el puertounas balsas de construccin tosca, llenas a rebosar.

    Al ver las balsas, Haplo volvi la mirada al madero que haba alzado con la la torreta. Los mensch estaban desembarcando con la idea de asentarse; por

    eso haban empezado a desguazar las naves.Pero... dnde estn las serpientes? pregunt al perro, que yaca a sus

    pies, jadeante.Decididamente, no aparecan por ninguna parte. Haplo continu

    observando todo el tiempo que pudo, movido por la necesidad de escapar deaquel mundo y volver al Nexo y a su seor, pero forzado por la pareja necesidadde alcanzar el Nexo con vida. Paciencia, cautela... Eran asignaturas difciles deaprender, pero el Laberinto haba sido un excelente maestro.

    No vio rastro alguno de cabezas de serpientes asomando del agua. Quizsestaban todas bajo la superficie, horadando los agujeros a travs de los cuales

    el agua del mar de Chelestra se colaba en los cimientos del Cliz.

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    Necesito saber ms se dijo Haplo con frustracin. Si las serpientesdescubran que estaba vivo y se propona huir de Chelestra, haran lo posiblepor detenerlo.

    Sopes las alternativas. Detenerse a hablar con los mensch significara unretraso, adems del riesgo de revelar su presencia a Tas serpientes. Los mensch

    lo acogeran con alegra y querran retenerlo y utilizarlo, pero Haplo no tenatiempo para tontear con los mensch. Sin embargo, no perder algn tiempo enaveriguar qu suceda con las serpientes poda significar un retraso an mayor.Y quiz mortal.

    Haplo aguard unos momentos, a la espera de algn indicio de lasserpientes.

    Nada. Y no poda quedarse eternamente en aquella maldita muralla.Decidido a confiar en la suerte, Haplo salt de nuevo al agua. El perro, con

    un potente ladrido, se arroj tras l.Haplo penetr en el puerto a nado. Sujeto al madero, se mantuvo a ras del

    agua evitando el trfico de embarcaciones. Muchos mensch lo conocan de vistay quera eludirlos cuanto fuera posible. Agarrado a la plancha, estudi conatencin las naves enanas. Si consegua dar con Grundle, hablara con ella. Laenana era ms juiciosa que la mayora de los mensch y, aunque sin duda lorecibira con grandes muestras de alegra, Haplo estaba seguro de poder librarsede sus abrazos afectuosos sin excesivas dificultades.

    Pero no logr encontrar a la enana. Y segua sin haber rastro de lasserpientes. Lo que s encontr, amarrado a un poste, fue un pequeo sumergibleutilizado para rescatar a los enanos que tenan la desgracia de caer al agua. Seacerc a la embarcacin y la observ atentamente. No haba nadie a la vista;era como si la nave hubiera sido abandonada.

    Una balsa tirada por una gran ballena acababa de llegar a la orilla, dondeun numeroso grupo de enanos se haba congregado para proceder a ladescarga. Haplo supuso que la tripulacin del sumergible haba acudido a echaruna mano.

    Nad hasta la embarcacin. Aquel golpe de suerte era demasiado buenocomo para desaprovecharlo. Robara el sumergible y navegara a Draknor. Si lasserpientes estaban all..., bueno, tendra que ocuparse de eso cuando llegara elmomento.

    Una cosa grande, viva y de piel lisa y resbaladiza choc con l. A Haplo ledio un vuelco el corazn. Tom aire, trag un poco de agua al mismo tiempo, seatragant y empez a toser. A la vez que se apartaba de la criatura batiendo el

    agua con enrgicas patadas, el patryn pugn por recobrar el aliento y se apresta luchar.

    Una cabeza reluciente con dos ojos como cuentas de cristal y una bocaabierta en una gran sonrisa emergi del agua delante de l. Otras dos cabezasparecidas asomaron a ambos lados de Haplo y una cuarta nad en torno a l,alegre y retozona, dndole golpecitos con el morro con aire juguetn. Delfines.

    Haplo jade y escupi agua. El perro intent un ladrido furioso en unesfuerzo que caus una gran diversin entre los delfines y estuvo a punto deahogar al animal. Haplo lo agarr por las patas delanteras y coloc stas sobreel madero, donde el animal se tumb jadeante, con una mirada de rabia.

    Dnde estn las serpientes dragn? inquiri Haplo en el idioma de loshumanos.

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    Los delfines, en anteriores encuentros, se haban negado a hablar o a tenercualquier relacin con l. Sin embargo, eso haba sucedido cuando las criaturasmarinas lo consideraban, cosa comprensible, un aliado de las serpientes. Ahora,la actitud hacia l haba cambiado. El grupo de delfines empez a emitir chillidosy silbidos de excitacin y alguno empez a alejarse, impaciente por ser el

    primero en difundir entre los mensch la noticia de que el hombre misterioso delos tatuajes azules en la piel haba reaparecido.

    No! Esperad, no os vayis! No le digis a nadie que me habis visto se apresur a decirles. Qu sucede aqu? Dnde estn las serpientesdragn?

    Los delfines organizaron un gran revuelo, hablando todos a la vez. Encuestin de segundos, Haplo escuch todo lo que quera saber y muchas cosasms que ignoraba.

    Nos enteramos de que Saman te haba cogido preso...Las serpientes han devuelto el cuerpo de la pobre Alake a...Sus padres estn abatidos de pena... Serpientes, has dicho?... y el sartn...S, t y el sartn fuisteis responsables de...T has traicionado...... has traicionado a tus amigos...Cobarde...Nadie lo crey...S, s que lo creyeron...No. Seguro que no. Bueno, quiz por unos momentos...En cualquier caso, las serpientes han utilizado su magia para horadar

    conductos de acceso al Cliz... Unos agujeros gigantescos! Enormes! Inmensos!Las compuertas.Abiertas a la vez: un muro de agua...Olas de marea...Nada sobrevive... Los sartn, aplastados!Arrasados...La ciudad, destruida...Nosotros alertamos a los mensch acerca de las serpientes dragn y las

    galeras que estaban horadando...Grundle y Devon regresaron...Y contaron la verdad de lo sucedido. Eres un hroe...No; l, no. El hroe es el otro, ese Alfred.Slo quera ser corts...Los mensch estaban preocupados...No quieren matar a los sartn...Temen a las serpientes dragn. Unas naves enanas salieron a investigar...Pero resulta que las serpientes dragn no aparecen por ninguna parte...Los enanos slo entreabrieron ligeramente las compuertas y...

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    Alto! Silencio! Exclam Haplo, consiguiendo por fin hacerse or entrela algaraba. Qu significa eso de que las serpientes dragn no aparecen porninguna parte? Dnde estn?

    Los delfines empezaron a discutir entre ellos. Algunos decan que lasterribles bestias haban regresado a Draknor, pero la opinin ms generalizada

    era, al parecer, que las serpientes se haban colado por las galeras excavadas yestaban atacando a los sartn de Surunan.

    No es as replic Haplo. Acabo de llegar de Surunan y la ciudad esten calma. Hasta donde s, los sartn se encuentran a salvo en su Cmara delConsejo, donde tratan de mantenerse secos.

    Los delfines acogieron la noticia con patente decepcin. No deseabanningn mal a los sartn, pero habra sido una historia tan esplndida... Despusde or a Haplo, hubo unanimidad en la opinin de las criaturas marinas: lasserpientes dragn deban de haber regresado a Draknor.

    El patryn no tuvo ms remedio que compartir tal opinin. Las serpienteshaban regresado a Draknor, pero por qu? Qu razn las haba hechoabandonar Surunan tan bruscamente? Por qu desperdiciaban la oportunidadde destruir a los sartn? Por qu abandonaban sus planes de fomentar el caosentre los mensch, volviendo a unos contra los otros?

    Haplo no poda contestar a tales preguntas, pero se dijo con amargura queeso no tena importancia. En aquel momento, lo nico importante era que lasserpientes estaban en Draknor y su nave, tambin.

    Supongo que ninguno de vosotros se ha acercado a Draknor paracerciorarse, verdad? inquiri.

    Los delfines lanzaron chillidos de alarma slo de pensarlo y movieron lacabeza con energa. Ninguno de ellos se aproximara a Draknor, un lugar terrible

    de gran maldad y tristeza. Sus propias aguas eran ponzoosas y envenenaban acualquiera que nadara en ellas.Haplo se abstuvo de comentar que l haba surcado tales aguas y haba

    sobrevivido. No poda culpar a aquellas apacibles criaturas por no quereracercarse a Draknor. Tampoco a l lo entusiasmaba la perspectiva de regresar aaquella torturada luna marina. Pero no tena alternativa.

    Ahora, su principal problema era quitarse de encima a los delfines. Porsuerte, eso era coser y cantar. A aquellas criaturas marinas les encantabasentirse imprescindibles.

    Necesito que llevis un mensaje mo a los lderes mensch, para que seaentregado en persona y en privado a cada miembro de la familia real. Es de

    suma importancia.Estaremos encantados de...Puedes confiar en que...Implcitamente...Decirle a todo el mundo...No; a todo el mundo, no...Slo a la familia real...A todo el mundo, te digo...Estoy seguro de que ha dicho...Cuando consigui que se callaran y lo escucharan, Haplo les trasmiti el

    mensaje, teniendo buen cuidado de que fuera complicado y enrevesado.

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    Los delfines estuvieron muy atentos a sus palabras y, tan pronto comoHaplo cerr la boca, se alejaron nadando a toda velocidad.

    Cuando el patryn estuvo seguro de que los delfines haban dejado deprestarle atencin, se acerc a nado hasta el sumergible, se encaram a bordo,subi al perro y zarp.

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    CAPTULO 2

    DRAKNOR CHELESTRA

    Haplo no haba llegado nunca a dominar por completo el sistema denavegacin de los enanos, el cual, segn Grundle, se basaba en unos sonidosemitidos por las propias lunas marinas. Al principio, le preocup si sera capazde encontrar Draknor, pero pronto descubri que dicha luna marina era fcil delocalizar. Demasiado fcil. Las serpientes dragn dejaban a su paso una estelade un lgamo repulsivo, un sendero de aguas turbias que conduca a la lbregaoscuridad del mar que rodeaba la atormentada luna marina.

    Una negrura absoluta lo envolvi. Haba penetrado en las cavernas deDraknor y la visibilidad era nula. Temeroso de embarrancar, aminor lavelocidad del sumergible hasta que ste apenas se movi. Esperaba que nofuese necesario, pero, si era preciso, nadara en aquellas aguas inmundas. Ya lohaba hecho otras veces.

    Haca rato que tena secas las manos y los antebrazos hasta las mangas

    hmedas de la camisa, que se haba arremangado hasta el codo. Las runas eranan sumamente dbiles, pero ya volvan a ser visibles y, aunque apenas leproporcionaban la fuerza mgica de un nio de dos aos, la presencia de sudesvado color azul resultaba reconfortante. Dese no tener que mojarse otravez.

    La proa del sumergible roz una roca. Haplo maniobr rpidamente haciaarriba y exhal un suspiro al comprobar que la nave obedeca sin contratiempos.Deba de estar acercndose a la costa. Decidi arriesgarse a llevar laembarcacin hasta la superficie.

    Contempl de nuevo las runas de sus manos: azules, de un azul desvado.Haplo detuvo la nave por completo y estudi los signos mgicos. Se fij,

    sobre todo, en su color tenue, ms plido que el de las venas que recorran elrevs de sus manos. Era algo extrao, muy extrao. Por dbiles que fueran, lasrunas de su piel deberan haber brillado con fuerza, como reaccin instintiva desu cuerpo al peligro de las serpientes. Sin embargo, esta vez no respondancomo en otras ocasiones. Y lo mismo suceda, advirti, con sus dems instintos.Si no se haba dado cuenta hasta entonces, era porque haba estado demasiadoconcentrado en pilotar el sumergible.

    En las anteriores ocasiones, al llegar tan cerca del cubil de las serpientes,Haplo apenas poda moverse, y menos an pensar con claridad, a causa delterror paralizante y debilitador que emanaba de aquellos monstruos.

    Pero, esta vez, Haplo no tena miedo: al menos, se corrigi, no tema por smismo. Su miedo era ms profundo. Era fro y lo retorca por dentro.

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    Qu sucede, muchacho? pregunt al perro, que se haba acurrucadocontra l y soltaba gaidos pegado a su pierna. Haplo le dio unas palmaditastranquilizadoras, aunque a l tampoco le habra ido mal que alguien le dieraconfianza. El perro lanz un gemido y se apret todava ms a su amo.

    Puso en marcha la nave de nuevo y la pilot hasta la superficie con la

    atencin dividida entre el agua, cada vez ms luminosa, y los signos mgicos desu piel. Las runas no haban cambiado de aspecto.

    A juzgar por la reaccin de su cuerpo, las serpientes ya no estaban enDraknor. Pero, si no estaban all, y tampoco con los mensch ni enfrentndose alos sartn, dnde se haban metido?

    El submarino emergi. Haplo ech una rpida ojeada a la orilla, localiz sunave y sonri satisfecho al verla entera e intacta. Pero su miedo se intensific,aunque los signos mgicos de su piel no le daban pie a sentirse inquieto.

    Frente a la nave, entre las rocas, yaca el cuerpo del rey de las serpientes,muerto por el misterioso mago de las serpientes (que poda, o no, haber sidoAlfred). No haba rastro alguno de serpientes vivas.

    Haplo var el sumergible. Cauto y alerta, abri la escotilla y sali a lacubierta superior. No iba armado, aunque haba encontrado una provisin dehachas de guerra en una dependencia de la nave. Pero slo las hojaspotenciadas mediante magia podran penetrar la piel de las serpientes y, demomento, Haplo estaba demasiado dbil como para infundir su poder mgico almetal.

    El perro lo sigui, con un gruido de advertencia. Con las patas rgidas y elpelaje del cuello erizado, el animal tena la vista fija en la cueva.

    Qu sucede, muchacho? inquiri Haplo, nervioso.El perro se estremeci desde el hocico hasta la cola y mir a su amo

    suplicndole permiso para lanzarse al ataque.No, perro. Vamos a nuestra nave. Nos largamos de este lugar.Haplo salt de la cubierta, fue a caer sobre una arena repulsiva, cubierta de

    aquel limo, y se encamin hacia su nave cubierta de runas siguiendo la lnea dela costa. El perro continu con sus ladridos y gruidos y sigui los pasos deHaplo a regaadientes, slo despus de repetidas rdenes de su amo.

    El patryn estaba a punto de llegar a su nave, cuando advirti que algo semova cerca de la boca de la caverna.

    Se detuvo a observar por cautela, pero no especialmente preocupado.Ahora estaba lo bastante cerca de la nave como para alcanzar la seguridad desus runas protectoras. Los ladridos del perro se convirtieron en gruidos, y el

    animal levant los belfos dejando a la vista unos dientes afilados.Una figura emergi de la cueva.Samah.Calma, muchacho dijo Haplo.El jefe del Consejo Sartn avanzaba con la cabeza baja y el paso desganado

    de quien camina sumido en profundos pensamientos. No haba llegado all enbarco, pues no haba ms sumergibles anclados junto a la costa. As pues, sehaba transportado mediante la magia.

    Haplo observ de nuevo los signos de sus manos. Las runas tenan un tonoun poco ms oscuro pero seguan sin brillar, sin avisarle de la proximidad de un

    enemigo. A la vista de aquello y por deduccin lgica, Haplo supuso que lamagia de Samah, como la del propio Haplo, deba de ser inoperante.

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    Seguramente, tambin el sartn se haba mojado. Samah tambin estabaesperando, descansando, para recobrar las fuerzas necesarias para el viaje devuelta. No significaba ninguna amenaza para Haplo, igual que ste no larepresentaba para l.

    O acaso s? En igualdad de condiciones y privados ambos de su magia,

    Haplo era el mas joven de los dos, el ms fuerte. El combate sera tosco,indigno, propio de los mensch: dos hombres rodando por la arena, golpendosecon los puos. Haplo lo pens mejor, suspir y movi la cabeza.

    Sencillamente, estaba demasiado agotado.Adems, Samah pareca haber recibido ya una paliza.Haplo aguard, quieto y en silencio. Samah no levant la vista de sus

    preocupadas meditaciones. Habra sido capaz de pasar por delante del patrynsin advertir su presencia de no ser porque el perro, incapaz de contenerse alrecordar pasadas afrentas, solt un seco ladrido de advertencia: el srtan ya sehaba acercado suficiente.

    Samah alz la cabeza, sobresaltado por el sonido pero nada sorprendido, alparecer, de ver all al perro y a su amo. El sartn apret los labios, y su miradafue de Haplo al pequeo sumergible que flotaba detrs de l.

    De vuelta con tu seor? inquiri con frialdad.Haplo no consider necesario responder. Samah asinti; l tampoco haba

    esperado que lo hiciera.Te alegrar saber que tus esbirros ya estn en camino. Te han precedido

    y, sin duda, te aguarda un recibimiento de hroe.Su tono de voz era agrio; su mirada, sombra y cargada de odio. Y,

    acechando debajo, se intua el miedo.En camino... Haplo mir al sartn y, de pronto, comprendi.

    Comprendi qu haba sucedido y entendi la razn de aquel miedoaparentemente irracional. Por fin saba adonde haban ido las serpientes... y porqu.

    Condenado idiota! Mascull Haplo. Has abierto la Puerta de laMuerte!

    Te advert que lo haramos si tus mensch nos atacaban, patryn.Fui yo quien os previno. La enana os cont lo que haba odo. Las

    serpientes queran que abrierais la Puerta de la Muerte. ste era su plan desdeel principio. No escuchaste a Grundle?

    De modo que ahora tengo que seguir los consejos de los mensch? Samah solt una risotada burlona.

    Parece que ellos tienen ms juicio que t. Con qu intencin has abiertola Puerta? Para huir? No, seguro que no es se tan plan. Para buscar ayuda?S, exacto: pretendas encontrar ayuda. Despus de lo que te cont Alfred...!Pero, claro, no creste ciertas sus palabras. Casi toda tu raza ha muerto, Samah.Los pocos de Chelestra sois los nicos que quedis, aparte de un par de miles decadveres animados en Abarrach. Has abierto la Puerta de la Muerte, pero hansido las serpientes las que la han cruzado. Ahora extendern su maldad a lolargo y ancho de los cuatro mundos. Espero que se detuvieran lo suficiente co-mo para darte las gracias!

    El poder de la Puerta debera haber detenido a las bestias! Replic

    Samah con voz grave, al tiempo que cerraba el puo. Las serpientes nodeberan haber podido pasar!

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    Igual que los mensch? Crees que necesitan tu ayuda para entrar?Todava no lo has comprendido, sartn? Esas serpientes son ms poderosasque t, que yo, que mi seor o quiz que todos juntos. No necesitan ayuda denadie!

    No! sas bestias tuvieron ayuda! contest Samah agriamente.

    Ayuda patryn!Haplo abri la boca para protestar, pero decidi que no mereca la pena.

    Estaba perdiendo el tiempo. El mal estaba extendindose y ahora, ms quenunca, era imperioso que regresara para poner sobre aviso a su seor. Mene lacabeza, dio media vuelta y ech a andar hacia su nave.

    Vamos, perro.Pero el animal ladr otra vez, reacio a moverse, y mir a Haplo con las

    orejas erguidas.No haba algo que queras preguntar, amo?En efecto, a Haplo le vino a la cabeza un pensamiento, y se volvi. Qu ha sido de Alfred? Tu amigo? Samah esboz otra sonrisa burlona. Ha sido enviado al

    Laberinto, el destino de todos los que predican herejas y conspiran con elenemigo.

    Supongo que sabes que era la nica persona que podra haber detenidoel mal, verdad?

    Por un instante, Samah pareci divertido con la idea.Si ese Alfred es tan poderoso como dices, podra haberme impedido que

    lo enviara a prisin. Pero no lo hizo. Al contrario, se dej llevar al castigo sinapenas resistencia.

    S murmur Haplo en voz baja. Eso es muy propio de l.

    Ya que aprecias tanto a tu amigo, patryn, por qu no vuelves t tambina tu prisin para intentar rescatarlo?Quiz lo haga. No, muchacho! Aadi Haplo al advertir que el perro

    tena la vista fija en el cuello de Samah. Te pasaras la noche vomitando.El patryn subi a su nave, solt las amarras, arrastr adentro al perro que

    an segua lanzando gruidos a Samah y cerr la escotilla. Una vez a bordo,Haplo corri a la ventana del puente de mando de la nave para echar un vistazoal sartn. Con magia o sin ella, Haplo no se fiaba de l.

    Samah permaneci inmvil en la arena. Sus blancas ropas estaban mojadasy sucias, con el dobladillo embadurnado de limo y de sangre de las serpientesmuertas. Tena los hombros hundidos y la piel griscea y pareca a punto de

    derrumbarse de puro agotamiento, pero, consciente probablemente de que loestaba espiando, se mantuvo en pie muy erguido, con la mandbula encajada ylos brazos cruzados.

    Satisfecho al comprobar que su enemigo segua siendo inofensivo, Haplovolvi la atencin a las runas marcadas a fuego en las planchas de madera delinterior de la embarcacin. Una a una, las traz de nuevo mentalmente: runasde proteccin, runas de poder, runas para llevarlo de nuevo en el viaje extrao yaterrador a la Puerta de la Muerte, runas para asegurar su supervivencia hastaque alcanzara el Nexo. Pronunci una palabra y, en respuesta a ella, los signosmgicos empezaron a despedir un suave fulgor azulado.

    Haplo exhal un profundo suspiro. Por fin estaba a salvo, protegido, y sepermiti relajarse un poco por primera vez en mucho, muchsimo tiempo. Tras

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    cerciorarse de que tena las manos secas, las coloc sobre la rueda del timn dela nave. Esta rueda tambin haba sido potenciada con runas. El mecanismo degobierno del sumergible no era tan poderoso como la piedra de gobierno quehaba utilizado a bordo del Ala de Dragn, pero tanto ste como la piedraestaban ahora en el fondo del mar..., si es que el mar de Chelestra tena un

    fondo. La magia rnica de la rueda del timn era tosca, elaborada con prisas,pero lo transportara a travs de la Puerta de la Muerte y eso era lo nico queimportaba.

    Haplo maniobr para separar el sumergible de la orilla y observ de nuevoal sartn, cuya figura fue menguando a medida que se haca mayor la extensinde aguas oscuras que los distanciaba.

    Qu vas a hacer ahora, Samah? Te atrevers a entrar en la Puerta dela Muerte en busca de tu gente? No, me parece que no lo hars. Tienes miedo,verdad, sartn? Sabes que has cometido un error terrible, un error que puedesignificar la destruccin de todo lo que te has esforzado en construir. Tanto sicrees que las serpientes representan un poder malfico superior como si no,esas bestias son una fuerza que escapa a tu comprensin y a tu control.

    Samah, has enviado la muerte a travs de la Puerta de la Muerte.

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    CAPTULO 3

    EL NEXO

    Xar, Seor del Nexo, recorra las calles de su tierra apacible y crepuscular,una tierra construida por su enemigo. El Nexo era un lugar hermoso de suavescolinas, prados y bosques llenos de verdor. Sus edificios se alzaban con perfilessuavizados, redondeados, a diferencia de sus habitantes, que eran fros yafilados como cuchillas de acero. La luz del sol era apagada, difusa, como sibrillara a travs de un velo de fina gasa. En el Nexo, nunca era totalmente deda, ni noche cerrada. Era difcil distinguir un objeto de su sombra, saber dndeterminaba uno y empezaba la otra. El Nexo pareca una tierra de sombras.

    Xar estaba cansado. Acababa de emerger del Laberinto, tras salir victoriosode una batalla con la magia perversa de aquella tierra espantosa. En estaocasin, la magia haba enviado a un ejrcito de caodines para destruirlo. Estos

    caodines, criaturas inteligentes parecidas a enormes insectos, miden lo que unhombre y tienen el cuerpo cubierto por un caparazn negro de gran dureza. Elnico modo de destruir a un caodn es acertarle de lleno en el corazn y matarloen el acto, pues si vive, aunque slo sea unos segundos, de una gota de sangrederramada puede hacer surgir una copia de s mismo.

    Y Xar acababa de enfrentarse a un ejrcito de aquellos seres: cien,doscientos... el nmero no importaba porque creca cada vez que hera a uno. Elpatryn les haba hecho frente a solas y slo haba tenido unos momentos parareaccionar antes de que la marea de insectos de ojos bulbosos lo engullera.

    Xar haba entonado las runas y haba creado entre l y la vanguardia de loscaodines un muro de llamas que lo haba protegido del primer asalto y le habaproporcionado tiempo para ampliar ms su crculo defensivo.

    Los caodines haban intentado entonces eludir las llamas, que se extendanalimentndose de las hierbas del Laberinto, dotadas de una vida mgica graciasa los vientos mgicos que les insuflaba Xar. A los pocos caodines que habanescapado a las llamas, Xar les haba dado muerte con una espada rnica, te-niendo buen cuidado de incrustarla bajo el caparazn para alcanzar el corazn. Y, mientras lo haca, el viento continu soplando y las llamas crepitaron,alimentadas con los restos de los muertos. El fuego saltaba ahora de unavctima a otra, diezmando las filas de las ominosas criaturas.

    La retaguardia de los caodines observ el holocausto que se avecinaba,

    titube, dio media vuelta y huy.

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    Con la proteccin de las llamas, Xar haba rescatado a varios de los suyos,

    ms muertos que vivos. Los caodines los haban tomado prisioneros parautilizarlos como cebo y tentar al Seor del Nexo a combatir.

    Ahora, los rehenes estaban siendo atendidos por otros patryn, que tambindeban su vida a Xar. Pueblo severo y sombro, despiadado, inflexible einconmovible, los patryn no eran efusivos en su gratitud al seor que una y otravez pona en riesgo su vida por salvar las de ellos. Los patryn no proclamabansu lealtad y su devocin hacia l, sino que la demostraban, aplicndose conesfuerzo y sin protestas a cualquier tarea que les asignaba. Todos obedecansus rdenes sin vacilar. Y, cada vez que Xar entraba en el Laberinto, unamultitud se congregaba a la boca de la Ultima Puerta para mantener unasilenciosa vigilia hasta su regreso.

    Y siempre haba algunos, en especial entre los jvenes, que acudan con laintencin de entrar con l. Eran patryn que llevaban en el Nexo el tiemposuficiente como para que se hubiera difuminado en su recuerdo el horror deltiempo pasado en el Laberinto.

    Regresar contigo afirmaban. Me atrever a hacerlo, mi seor.Y Xar siempre se lo permita. Y nunca les haca la menor recriminacin

    cuando los vea vacilar ante la Puerta, cuando sus rostros palidecan y se leshelaba la sangre, cuando les temblaban las piernas y sus cuerpos sederrumbaban.

    Haplo, uno de los ms fuertes entre los jvenes, haba llegado ms lejosque la mayora. Ante la ltima Puerta, haba cado al suelo, torturado por elmiedo, pero aun entonces haba seguido avanzando a cuatro manos, gateando,

    hasta que por fin, presa de temblores, haba retrocedido hacia las acogedorassombras del Nexo. Perdname, mi seor! haba gritado con desesperacin, como hacan

    todos.No hay nada que perdonar, hijo mo responda siempre Xar.Y era sincero. l comprenda aquel miedo mejor que cualquiera, pues tena

    que afrontarlo cada vez que entraba, y cada vez resultaba peor. Rara era laocasin en que, ante la Ultima Puerta, sus pasos no vacilaban y su corazn nose encoga. Cada vez que entraba, lo haca con la certeza de que no regresara.Cada vez que sala de nuevo, sano y salvo, se prometa a s mismo que no lorepetira.

    Pero segua hacindolo. Una y otra vez.Son las caras reflexionaba en voz alta. Las caras de los mos, los

    rostros de quienes me esperan, de quienes me incluyen en el crculo de su ser.Esos rostros me dan el valor. Son mis hijos, todos y cada uno de ellos. Yo los hearrancado de ese tero terrible donde fueron engendrados. Yo los he trado alaire y a la luz.

    Qu gran ejrcito harn continu murmurando. Dbil en nmero, perofuerte en magia, en lealtad y en amor. Qu gran ejrcito! repiti con unarisilla.

    8. Los patryn aceptan a muy pocos en su crculo ms ntimo, pero demuestran unaferviente lealtad a aquellos a quienes denominan su familia, lo sean por sangre opor juramento. Estos crculos de lealtad (los patryn rehusaran llamarla afecto) semantienen generalmente hasta la muerte. Pero, una vez roto, el crculo no puederehacerse nunca mas.

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    Xar hablaba consigo mismo a menudo. Pasaba mucho tiempo a solas, pueslos patryn tenan propensin a la soledad8, y por eso hablaba solo muchasveces, pero nunca se rea, nunca soltaba carcajadas.

    La risilla era una farsa, un hbil recurso de comedia. El Seor del Nexocontinu hablando, como hara cualquier anciano, hacindose compaa a s

    mismo en las vigilias solitarias en aquella tierra crepuscular. Dirigi una miradade reojo hacia sus manos, cuya piel mostraba su edad. Una edad que Xar nopoda calcular con exactitud, pues no tena una idea clara de cundo habaempezado su vida. Slo saba que era viejo, mucho ms que cualquiera de losotros patryn que haban salido del Laberinto.

    La piel del dorso de sus manos, surcada de arrugas, estaba tensa yestirada, y en ella se dibujaba claramente el perfil de cada tendn, de cadahueso. Los signos mgicos azules tatuados en el dorso de la mano erancomplejos y enrevesados pero su color era intenso, en absoluto desvado por elpaso del tiempo. Y su magia, si acaso, era an ms poderosa. Aquellas runas ta-tuadas haban empezado a emitir un resplandor azulado.

    A Xar no lo habra sorprendido aquel aviso de peligro en el interior delLaberinto, donde su magia actuaba instintivamente para prevenirlo de peligros,para alertarlo de ataques, pero en aquel momento caminaba por las calles delNexo, unas calles que siempre haban sido seguras, unas calles que eran unrefugio. El Seor del Nexo observ el resplandor azul que brillaba con luzfantasmal en el apacible crepsculo, not el ardor de las runas de su piel ypercibi el calor de la magia en su sangre.

    Continu andando como si no sucediera nada, sin dejar de murmurar por lobajo. La advertencia de los signos mgicos se hizo ms urgente; las runasbrillaron con ms intensidad. Xar cerr los puos y los ocult bajo las anchas

    mangas de la larga tnica negra. Sus ojos escrutaron cada sombra, cada objeto.Dej las calles y tom un sendero que se adentraba en el bosque querodeaba su residencia. Xar viva aparte de su pueblo pues prefera mejor,necesitaba tener silencio y tranquilidad. Las sombras ms oscuras de losrboles proporcionaban al lugar un remedo de noche. Volvi la vista hacia lamano; la luz de las runas era perceptible a travs de las ropas negras. No habadejado atrs el peligro; al contrario, se encaminaba directamente hacia suorigen.

    El Seor del Nexo estaba ms perplejo que nervioso, ms enfadado queinquieto. Acaso la maldad del Laberinto se haba colado de alguna manera enel Nexo a travs de la Ultima Puerta? Tal idea le resultaba inconcebible. Aquel

    lugar era obra de la magia sartn, igual que la Puerta y la Muralla que rodeabael mundo prisin del Laberinto. Los patryn, reacios a confiar en un enemigo quelos haba arrojado a dicha crcel, haban reforzado la Muralla y la Puerta con supropia magia. No; era imposible que algo pudiera escapar.

    El Nexo estaba protegido de los otros mundos los mundos de los sartn yde los mensch mediante la Puerta de la Muerte. En tanto sta permanecieracerrada, no poda cruzarla nadie que no dominase la poderosa magia necesariapara recorrerla. Xar haba aprendido el secreto, pero slo despus de eones deconcienzudos estudios de escritos sartn. Lo haba aprendido y haba trasmitidosu conocimiento a Haplo, que se haba aventurado en esos otros mundos del

    universo separado.

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    Pero supongamos se dijo Xar en un leve murmullo, mientras volva lavista a un lado y a otro tratando de rasgar la oscuridad que siempre le habaresultado apacible y que ahora era perturbadora, supongamos que alguien haabierto la Puerta de la Muerte! Al salir del Laberinto, he notado un cambio, comosi un soplo de aire se agitara de pronto dentro de una casa largo tiempo cerrada

    y atrancada. Me pregunto...No es preciso que te inquietes, Xar, seor de los patryn lo interrumpi

    una voz procedente de la oscuridad. Tu mente es rpida y tu lgica, infalible.Tienes razn en tus suposiciones. La Puerta de la Muerte ha sido abierta. Y portus enemigos.

    Xar detuvo sus pasos. No poda ver a quien hablaba, oculto entre lassombras, pero distingua unos ojos que brillaban con una tenue y extraa luzrojiza, como si reflejaran las llamas de una fogata lejana. Su cuerpo le advertaque quien hablaba era poderoso y poda resultar peligroso, pero Xar no percibala menor nota de amenaza en la voz sibilante. Sus palabras, como su tono,estaban llenas de respeto, incluso de admiracin.

    Pese a ello, Xar se mantuvo en guardia. Si haba llegado a viejo en elLaberinto, no haba sido prestando odos a voces seductoras. Y la que ahora oahaba cometido un grave error. De algn modo, haba penetrado dentro de sumente y haba descubierto el secreto. Xar haba hecho sus comentarios en vozmuy baja. Era imposible que nadie lo oyera desde aquella distancia.

    Me llevas ventaja, seor respondi calmosamente. Acrcate dondeestos viejos ojos mos, a los que las sombras confunden fcilmente, puedanveros.

    Su vista era aguda, ms penetrante de lo que haba sido en su juventud,pues ahora saba qu mirar. Su odo tambin era excelente, pero esto no tena

    por qu saberlo su interlocutor. Era mejor, se dijo Xar, que creyera estar ante unfrgil anciano.Pero el desconocido no se dej engaar.Sospecho que tus viejos ojos ven mejor que la mayora, seor. Pero

    incluso los tuyos pueden dejarse cegar por el afecto, por la confianza malotorgada.

    El desconocido emergi del bosque y sali al camino. Se detuvo ante elSeor del Nexo y abri las manos para indicar que no portaba armas. Con unallamarada, una tea encendida se materializ en sus manos y, bajo su luz,permaneci inmvil donde estaba, sonriendo con serena confianza.

    Xar lo contempl y pestae. Una duda asalt su mente e increment su

    clera.Eres un patryn, uno de los mos dijo, estudiando al recin aparecido,

    pero no te reconozco. Qu truco es ste? Su voz adquiri un tono duro.Ser mejor que hables enseguida. Hazlo mientras puedas, que no ser mucho.

    Realmente, seor, tu fama no es exagerada. No me extraa que Haplo teadmire, aunque te traicione. No soy ningn patryn, como has credo. En tumundo, he adoptado esta apariencia para mantener en secreto mi verdaderaforma. Puedo mostrarme con ella si eso te complace, mi seor, pero te adviertoque resulta bastante desagradable. He considerado preferible que t mismodecidas si quieres revelar mi presencia a tu pueblo.

    Y cul es tu verdadero aspecto, entonces? inquiri Xar, sin hacer casopor el momento de la acusacin vertida contra Haplo.

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    Entre los mensch, se nos conoce por dragones, mi seor.Xar entrecerr los ojos:He tratado con tu especie en otras ocasiones y no veo ninguna razn por

    la que deba dejarte vivir ms que tus congneres. Sobre todo, estando en mipropio reino.

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    El falso patryn sonri y sacudi la cabeza.Esos a los que te refieres con ese nombre no son verdaderos dragones,

    sino meros primos lejanos.9 Igual que los simios,

    9. Naturalmente, la serpiente miente a Xar. Dado que esta criatura malficano tiene una forma propia definida, toma prestada en cada ocasin la que mejorconvenga a sus intereses.

    Se dice, son primos lejanos de los humanos. Nosotros somos mucho msinteligentes y nuestra magia es mucho ms poderosa.

    Razn de ms para que te mate...Razn de ms para que vivamos, sobre todo porque slo vivimos para

    servirte, Seor de los Patryn, Seor del Nexo y, en breve, Seor de los CuatroReinos.

    Quieres servirme, eh? Y has hablado en plural: cuntos sois?Nuestro nmero es enorme. Nunca ha sido contado. Quin os cre?Vosotros, los patryn, hace mucho tiempo respondi la serpiente con un

    suave siseo.Ya. Y dnde habis estado todo este tiempo?Te contar nuestra historia, seor contest la serpiente con frialdad,

    haciendo odos sordos al tono sarcstico de Xar. Los sartn nos tenan miedo;teman nuestro poder igual que os teman a vosotros, patryn. Los sartnencerraron a tu pueblo en una prisin mientras que a nosotros, por ser de unaraza diferente, decidieron exterminarnos. Nos hicieron caer en una falsasensacin de seguridad fingiendo firmar la paz con nuestra especie y, cuando se

    produjo la Separacin, nos pill completamente desprevenidos e indefensos.Logramos escapar con vida por muy poco y, por desgracia, poco pudimos hacerpor salvar a tu pueblo, del cual hemos sido siempre amigos y aliados. Esca-pamos, pues, a uno de los mundos recin creados y nos ocultamos all paraatender nuestras heridas y recuperar fuerzas.

    Nuestra intencin era buscar el Laberinto y liberar a tu pueblo. Juntos,podamos reagrupar a los mensch, que haban quedado aturdidos e indefensospor la terrible prueba, y derrotar a los sartn. Por desgracia, el mundo al quedecidimos huir, Chelestra, fue tambin el escogido por el Consejo Sartn. Elpoderoso Samah en persona fund y edific all una ciudad, Surunan, y la poblcon miles de mensch esclavizados.

    No tard en descubrir nuestra presencia y nuestros planes paraderrocarlo. Samah jur que nunca abandonaramos Chelestra con vida. Cerr ysell la Puerta de la Muerte, condenndose al aislamiento a s mismo y al restode los sartn dispersos por los dems mundos. Tal situacin tena que durarpoco; al menos, sa era su intencin, pues pensaba acabar con nosotrosenseguida. Pero demostramos ser ms fuertes de lo que l haba previsto. Leplantamos batalla y, aunque muchos de los nuestros perdieron la vida, loobligamos a liberar a los mensch y, al final, lo forzamos a buscar la seguridad dela cmara donde los sartn dorman su sueo mgico.

    Antes de abandonar aquel mundo, los sartn se vengaron de nosotros.Samah dej a la deriva el sol marino que calienta las aguas de Chelestra y el fro

    9. Naturalmente, la serpiente miente a Xar. Dado que esta criatura malfica notiene una forma propia definida, toma prestada en cada ocasin la que mejorconvenga a sus intereses.

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    terrible del hielo que envuelve ese mundo de agua se apoder de nosotros sindarnos tiempo a escapar. Lo nico que pudimos hacer fue regresar a nuestraluna marina y refugiarnos en sus cavernas. El hielo nos encerr en su interior,condenndonos a una hibernacin forzosa que ha durado siglos.10

    Con el tiempo, el sol marino regres y trajo consigo el calor y una nueva

    vida para nosotros. Con el sol lleg un sartn, uno al que se conoce como elMago de la Serpiente, un poderoso hechicero que ha cruzado la Puerta de laMuerte. l despert a los sartn y los liber de su largo sueo. Pero paraentonces, mi seor, t y algunos de los tuyos habais alcanzado tambin lalibertad y, a pesar de la lejana, lo percibimos. Notamos que vuestra esperanzanos iluminaba y nos daba ms calor que el propio sol. Y entonces Haplo sepresent ante nosotros y nos inclinamos ante l y le ofrecimos nuestra ayudapara derrotar a los sartn. Para derrotar a Samah, el enemigo ancestral.

    La serpiente baj la voz y continu:Haplo nos caus admiracin. Confiamos en l. Tenamos a nuestro

    alcance la victoria sobre Samah. Nos proponamos traer ante ti al lder de lossartn como muestra de nuestra devocin a tu causa. Pero, ay, Haplo nostraicion. Te traicion a ti, mi seor. Samah huy, igual que el Mago de laSerpiente, el sartn que le envenen la cabeza a Haplo. Los dos sartn esca-paron, pero slo despus que Samah, movido por el miedo a nosotros y a ti,gran Xar, abriera la Puerta de la Muerte!

    Los sartn ya no podan impedir que regresramos para ayudarte. Hemoscruzado la Puerta de la Muerte y nos presentamos ante ti, gran Xar. Tereconocemos como nuestro dueo y seor.

    La serpiente hizo una suerte de reverencia. Y cul es el nombre de ese poderoso sartn al que no cesas de

    mencionar? inquiri Xar.Se hace llamar Alfred. Un nombre mensch, mi seor. Alfred! Xar olvid su compostura. Bajo la tnica negra, sus puos se

    cerraron con fuerza. Alfred! repiti en un susurro. Alz la cara y vio el brillorojo de los ojos de la serpiente. Rpidamente, recobr la calma. Haplo estcon ese Alfred?

    S, seor.Entonces, Haplo me lo traer. No debes preocuparte. Evidentemente, has

    malinterpretado los motivos de Haplo. Es un patryn muy astuto. Inteligente yavispado. Quiz no sea enemigo para Samah (si se trata realmente del mismoSamah, cosa que dudo mucho), pero Haplo ser ms que rival para ese sartn

    de nombre mensch. Haplo no tardar en volver, ya lo vers. Y traer con l aAlfred. Y todo tendr explicacin.

    Mientras tanto aadi, interrumpiendo a la serpiente antes de que stapudiera responder, estoy muy cansado. Soy un viejo y los viejos necesitamosdescansar. Te invitara a mi casa pero tengo a un nio alojado conmigo. Unchico muy listo, de una inteligencia sorprendente en un mensch. Me harapreguntas que prefiero no responder. Ocltate en el bosque y evita el contactocon mi gente, pues reaccionar como lo he hecho yo.

    10. De nuevo, la serpiente relata su propia versin de los hechos, que difiere

    considerablemente de la historia contada por los sartn, que se puede leer en El Mago de la Serpiente, volumen 4 de El ciclo de la Puerta de la Muerte. Esinteresante anotar, como hace Haplo en su comentario -un tanto mordaz- de esta parte del diario de Xar, que las serpientes son expertas en decir a la genteprecisamente aquello que quiere escuchar.

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    LA MANO DEL CAOS vol.1 Margaret Tweis TracyHickman

    El Seor del Nexo extendi la mano y mostr los tatuajes mgicos queresplandecan con un azul elctrico. Y quiz no sea tan paciente.

    Tu preocupacin me halaga, mi seor. Har lo que ordenes.La serpiente hizo una nueva reverencia. Xar dio media vuelta para

    marcharse. A su espalda sonaron las palabras de la serpiente:Espero que este Haplo, en quien mi seor ha puesto tanta fe, resultemerecedor de ella.

    Pero, muy sinceramente, lo dudo!Las sombras crepusculares susurraron aquellas palabras no pronunciadas.

    Xar las capt claramente. O quiz fue l quien les dio forma en su mente, si noen voz alta. Volvi la vista atrs, irritado con la serpiente, pero sta ya noestaba. Al parecer, se haba retirado a la oscuridad del bosque sin un ruido, sinel crepitar de una hoja seca, sin el chasquido de una ramita al quebrarse. Xar seirrit an ms, y luego se enfureci consigo mismo por permitir que la serpientelo alterara.

    Perder la confianza en Haplo es perderla en m mismo. Yo le salv la vida,lo saqu del Laberinto, lo eduqu y lo prepar. Le asign esta importantsimamisin de viajar a travs de la Puerta de la Muerte. La primera vez que mostrdudas, lo castigu. Ya entonces limpi de su ser la ponzoa que le haba ino-culado ese sartn, Alfred. Haplo me es muy querido. Descubrir que me hafallado es descubrir que yo he fallado!

    El resplandor de los signos mgicos de la piel de Xar empezaba aamortiguarse, pero an bastaba para iluminar el camino del seor por el linderodel bosque. Irritado, reprimi la tentacin de mirar atrs otra vez.

    Desconfiaba de la serpiente pero, bien pensado, no se fiaba de casi nadie.

    Le habra gustado suprimir el casi, decir que no confiaba en nadie. Pero noera as.Sintindose ms viejo y cansado de lo habitual, el Seor del Nexo pronunci

    las runas e invoc de las probabilidades mgicas un bastn de roble, recio yfirme, para ayudar sus cansados pasos.

    Hijo mo... susurr con tristeza, apoyado y encorvado sobre el bastn.Haplo, hijo mo!

    roby2001@ hotmail.com42

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    LA MANO DEL CAOS vol.1 Margaret Tweis TracyHickman

    CAPTULO 4

    LA PUERTA DE LA MUERTE

    La travesa de la Puerta de la Muerte es un viaje terrible, una colisinespeluznante de paradojas que golpean la conciencia con tal fuerza que lamente queda en blanco. En una ocasin, Haplo haba tratado de permanecerconsciente durante el trnsito y todava se estremeca al r