2012 03-06 misionero adultos

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[Pida a un hombre que presente este informe en primera persona.] E n la cultura himba, las historias son la base del aprendizaje. Cuando hay algo que los an- cianos de la aldea quieren que la gente entienda, se lo cuentan en forma de relato. Los himbas viven en la región norte de Nami- bia, un país ubicado en el sudoeste del continente africano [ubique a Namibia en un mapa]. La mayo- ría de los himbas aún vive en chozas tradicionales, en asentamientos familiares que están rodeados de cercas de arbustos espinosos, para mantener alejados a las fieras y a los animales salvajes. No necesitan electricidad o agua corriente y, en su mayor parte, pueden autoabastecerse, dado que viven de la le- che y la carne que les dan sus animales, y del maíz y las verduras que cultivan en sus huertas. Solamente una minoría sabe leer y escribir, de manera que el aprendizaje oral sigue ocupando un lugar central para comunicar su historia y su cultura. A medida que crecen, los niños escuchan las mismas historias una y otra vez. Los ancianos NAMIBIA | 13 de Agosto Kapitango les transmiten su sabiduría por medio de relatos. Los himbas acostumbran a buscar el consejo de sus antepasados muertos toda vez que tienen problemas. El patriarca de la unidad familiar pi- de a los antepasados que los ayuden a liberarse del problema, que los curen si están enfermos y que los guíen en sus actividades cotidianas. En la cosmovisión himba, no existe el concep- to de pecado así como lo entienden los cristia- nos. No tienen doctrinas o cuerpo de creencias. Esto hace que resulte más difícil alcanzar a esta etnia para Cristo. Me costó aceptar el mensaje Me llamo Kapitango y pertenezco a la etnia himba, del norte de Namibia. Cuando tenía 16 años, fui a vivir con mi tío que habitaba en otra región. Ese tío es adventista, y pronto me llevó a su iglesia. A mí no me gustaba su religión, y sen- tía que los adventistas eran falsos maestros, pero como en mi cultura se respeta a los mayores, to- dos los sábados lo acompañaba a la iglesia. Tiempo después, regresé a Opuwo, el pueblo más cercano al hogar de mis padres. Me sentí contento de librarme de mi tío y de su extraña religión. Pero entonces otro tío, Tate Suse, vino a vivir al pueblo y se convirtió en el líder de una pequeña congregación adventista en el lugar. Como yo sabía un poco de inglés, el tío Tate me pidió que oficiara de intérprete para un ma- trimonio de misioneros que había llegado con el propósito de trabajar entre los himbas. No pude negarme, porque yo era joven, y el tío Tate era 14 MISIÓN ADVENTISTA - DIVISIÓN SUDAFRICANA Y DEL OCÉANO ÍNDICO P ara que escuchen el mensaje P ara que escuchen el mensaje Material adaptado y facilitado por RECURSOS ESCUELA SABÁTICA ©

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[Pida a un hombre que presente este informe en primera persona.]

E n la cultura himba, las historias son la basedel aprendizaje. Cuando hay algo que los an-

cianos de la aldea quieren que la gente entienda,se lo cuentan en forma de relato.

Los himbas viven en la región norte de Nami-bia, un país ubicado en el sudoeste del continenteafricano [ubique a Namibia en un mapa]. La mayo-ría de los himbas aún vive en chozas tradicionales,en asentamientos familiares que están rodeados decercas de arbustos espinosos, para mantener alejadosa las fieras y a los animales salvajes. No necesitanelectricidad o agua corriente y, en su mayor parte,pueden autoabastecerse, dado que viven de la le-che y la carne que les dan sus animales, y del maízy las verduras que cultivan en sus huertas.

Solamente una minoría sabe leer y escribir, de manera que el aprendizaje oral sigue ocupando un lugar central para comunicar su historia y su cultura. A medida que crecen, los niños escuchan las mismas historias una y otra vez. Los ancianos

namibia | 13 de agos to

Kapitango

les transmiten su sabiduría por medio de relatos.Los himbas acostumbran a buscar el consejo

de sus antepasados muertos toda vez que tienenproblemas. El patriarca de la unidad familiar pi-de a los antepasados que los ayuden a liberarsedel problema, que los curen si están enfermos yque los guíen en sus actividades cotidianas.

En la cosmovisión himba, no existe el concep-to de pecado así como lo entienden los cristia-nos. No tienen doctrinas o cuerpo de creencias.Esto hace que resulte más difícil alcanzar a estaetnia para Cristo.

Me costó aceptar el mensajeMe llamo Kapitango y pertenezco a la etnia

himba, del norte de Namibia. Cuando tenía 16años, fui a vivir con mi tío que habitaba en otraregión. Ese tío es adventista, y pronto me llevó asu iglesia. A mí no me gustaba su religión, y sen-tía que los adventistas eran falsos maestros, perocomo en mi cultura se respeta a los mayores, to-dos los sábados lo acompañaba a la iglesia.

Tiempo después, regresé a Opuwo, el pueblomás cercano al hogar de mis padres. Me sentícontento de librarme de mi tío y de su extrañareligión. Pero entonces otro tío, Tate Suse, vinoa vivir al pueblo y se convirtió en el líder de unapequeña congregación adventista en el lugar.

Como yo sabía un poco de inglés, el tío Tateme pidió que oficiara de intérprete para un ma-trimonio de misioneros que había llegado con el propósito de trabajar entre los himbas. No pude negarme, porque yo era joven, y el tío Tate era

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un respetado anciano. Así fue como conocí a Gedeón y Pam Petersen.

El matrimonio de misioneros me agradó de inmediato. Yo oficiaba de intérprete en las reuniones de la iglesia, los grupos de estudio de la Biblia y los cultos sabáticos; tiempo después, los ayudé a aprender herero, que es el idioma local.

Al trabajar con los Petersen, aprendí cuáles eran las creencias adventistas y las razones de esas creencias. Un año después, pedí ser bauti-zado y me uní a la Iglesia Adventista.

Una vez que me desarrollé espiritualmente, llegué a ser un laico de una pequeña iglesia ad-ventista de Opuwo. Entonces, los dirigentes de la iglesia en Namibia me invitaron a estudiar para el ministerio en la Universidad Rusangu (Zambia). Debido a mi trabajo y a mi familia, estudio tres meses al año en Zambia, y entonces regreso a casa y estudio por mi cuenta. Pronto completaré el curso de Teología y entonces llegaré a ser el primer pastor adventista himba que ha cursado estudios ministeriales.

Historias antiguas contadas en forma novedosa

Al trabajar con los himbas, nos dimos cuenta de que ellos no podían recordar las historias de la Biblia que les contábamos. Pronto nos dimos cuenta de que el problema de los himbas no eran las historias, sino la manera occidental de relatar-las. Como ellos no tenían idea del concepto de pecado, teníamos que explicar el pecado con una historia: la caída de Lucifer. Y, debido a que los himbas no saben quiénes son los ángeles, tenía-mos que explicarles que los ángeles son los men-sajeros de Dios. No podíamos limitarnos a recitar los textos bíblicos y esperar que los himbas los recordaran. Teníamos que hallar una manera de contarles historias una y otra vez, aun cuando no-sotros no estuviéramos presentes para hacerlo.

Después de meses de orar para que Dios nos mostrara qué hacer, él nos reveló la solución: re-productores de MP3 que funcionan con energía solar. Comenzamos a escribir los guiones de histo

rias bíblicas para dramatizar y le pedimos a un himba cristiano que las grabara. Las cargamos en los reproductores de MP3 y entonces distribuimos estos últimos entre los jefes tribales de la zona.

¡A los jefes les gustaron mucho las historias! Así, ahora estamos preparando más historias para cargarlas en los reproductores de MP3, incluso en los que ya han sido distribuidos entre los himbas. La gente puede escuchar las historias toda vez que así lo desea, y también pueden compartirlas con sus hijos y demás familiares.

El Señor tiene muchas maneras de alcanzar a las personas. Nos ha llevado varios años y varios fracasos encontrar una manera de alcanzar a los himbas. A pesar de ello, hoy están respondiendo a las historias bíblicas que son contadas de una manera que ellos pueden entender. En verdad podemos decir que ahora Dios también habla la lengua de los himbas.

Usted también puede contribuir para que los himbas puedan aceptar a Dios. Parte de la ofren-da del decimotercer sábado ayudará a financiar la grabación de más historias para los himbas y distribuirá más reproductores de MP3 para unos doscientos asentamientos himbas en el norte de Namibia. Muchas gracias por hacer su parte para compartir el amor de Dios con los himba.

C á p s u l a i n f o r m a t i v a Los himbas viven en el norte de Namibia.

La mayoría sigue un estilo de vida tradi-cional, dedicándose a cuidar de sus vacas, ovejas y cabras, y a cultivar maíz blanco y verduras en sus pequeños huertos.

El DVD de Misión Adventista presenta más información sobre el estilo de vida de los himbas y la manera en que ellos también están aceptando a Jesús. Pídaselo a su di-rector de Escuela Sabática o descargue el DVD del sitio web de Misión Adventista.

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