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URKIDI, Jesus; ERKOREKA, Anton: “La pesca con chalupas y traineras en Bermeo a principios del siglo XX”, Itsas Memoria. Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 8, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2016, pp. 347- 370.

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URKIDI, Jesus; ERKOREKA, Anton: “La pesca con chalupas y traineras en Bermeo a principios del siglo XX”, Itsas Memoria.

Revista de Estudios Marítimos del País Vasco, 8, Untzi Museoa-Museo Naval, Donostia-San Sebastián, 2016, pp. 347-370.

La pesca con chalupas y traineras en Bermeo a principios del siglo XX Jesus Urkidi Anton Erkoreka Proyecto Etniker-Euskalerria Museo Vasco de Historia de la Medicina (UPV/EHU)

Recep.: 29.11.15 BIBLID [1136-4963 (2016), 8; 347-370] Acep.: 19.12.15

Resumen En base a entrevistas con pescadores de Bermeo nacidos a finales del siglo XIX, hemos obtenido una descripción fiable y completa sobre la pesca y navegación en chalupas y traineras antes de la mecanización de la actividad con la generalización de los motores a partir de 1912. Los tipos de embarcaciones utilizadas eran botes, potines, traineras y, de modo especial, chalupas. Éstas medían 45 pies de eslora, 9 de manga y 4 de puntal. Arbolaban dos palos, el mayor y el trinquete en los que se izaban ocho tipos de velas. Describimos la pesca del besugo y la merluza en las 16 calas de nuestra costa. La pesca del bonito en su migración veraniega por el Golfo de Bizkaia, los tipos de aparejos, su transporte y comercialización. La pesca de la anchoa, que aparece en primavera y verano, y que tenía diferentes modalidades de captura: driben, ardorie, mandxugie, masitzetie y sartidie. Algunos datos toponímicos, calendario festivo, rituales y una amplia bibliografía sobre pesca y navegación en Bermeo completan el artículo. Palabras clave: etnografía, pesca tradicional, bonito, atún, anchoa, navegación, chalupas, traineras, aparejos, circa 1900, costa vasca, patrimonio inmaterial. Laburpena XIX. mende bukaeran jaiotako arrantzaleekin egindako elkarrizketetan oinarrituta, arrantzaren mekanizazioaren aurretik, hau da, 1912. urtetik aurrera gertatutako motorren orokortzearen aurretik, txalupekin eta traineruekin egiten zen arrantza eta nabigazioaren inguruko informazio oso eta fidagarria lortu dugu. Erabiltzen ziren ontzi motak batelak, potinak, traineruak eta, batez ere, txalupak ziren. Azken hauek 45 oinetako luzera, 9ko zabalera eta 4ko puntala izan ohi zuten. Bi masta izan ohi zituzten, nagusia eta trinketa, zortzi bela mota jasotzen zituztelarik. Bixiguaren eta lebatzaren arrantza deskribatzen dugu gure kostaldeko 16 kaletan. Baita hegaluzearen arrantza ere, Bizkaiko golkoan zehar egiten duen udako migrazioan; arrantzako tresna motak, arrainen garraioa eta merkaturatzea. Antxoaren arrantza, udaberri eta uda partean agertzen dena, eta arrantza mota ezberdinak izaten zituena: driben, ardorie, mandxugie, masitzetie eta sartidie. Artikuluan datu toponimiko, jai-egutegi, ritual, eta Bermeoko arrantza eta nabigazioaren gaineko bibliografia zabal bat ere argitaratzen dugu. Gako-hitzak: etnografía, arrantza tradizionala, hegaluze, hegalabur, antxoa, nabigazioa, txalupak, traineruak, arrantzako tresnak, circa 1900, euskal kostaldea, ondare ez-materiala. Abstract Based on interviews to Bermeo (Biscay) fishermen born at the end of XIXth century, we have obtained a reliable and complete description on fishing and sailing in shallops and drifters before mechanization of the activity with the widespread of engines from 1912. The types of vessels used were “botes”, “potines”, “traineras” and especially “chalupas”, these measuring 45 feet in length, 9 breadth and 4 depth and carrying two masts, the mainmast and the foremast, on which eight types of sails were hoisted. We describe the fishing of red sea bream and hake in the 16 secluded fishing grounds of our coast. Tuna fishing during their summer migration by the Biscay Bay including types of fishing gears, transportation and commercialization is also described as well as anchovy fishing in spring and summer with different modes of capture: “driben”, “ardorie”, ”mandxugie”, “masitzetie” and “sartidie”. Some toponymic data, festive calendar, rituals and an extensive bibliography on fishing and navigation in Bermeo complete this article. Key words: Ethnography, traditional fishing, albacore, tuna, anchovy, navigation, shallops, drifters, fishing gears, circa 1900, Basque coast, intangible heritage.

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INTRODUCCIÓN En la segunda mitad de la década de 1970, colaborando con el proyecto Etniker dirigido por José Miguel de Barandiaran, mantuvimos varias entrevistas con pescadores jubilados de Bermeo (Bizkaia) nacidos a finales del siglo XIX, sobre su trabajo en la mar utilizando medios y sistemas anteriores a la mecanización de la pesca. Grabamos casi todas las entrevistas y de ellas hemos recogido la información que se publica en este artículo, conservando las expresiones y el vocabulario de nuestros informantes en su pronunciación original. Aunque parte de su contenido ya ha visto la luz en publicaciones anteriores, aquí se condensa el conjunto de sus aportaciones y se ofrece esta información de primera mano. Lo hemos completado con una bibliografía exhaustiva de todos los artículos y libros publicados sobre pesca y navegación en Bermeo hasta el año 2015. Los principales informantes fueron: Rufo Zallo Elorza (Bermeo, 28.XI.1891). Comenzó su trabajo en la mar en una trainera con once años. La galerna de 1912 le cogió frente a Matxitxako en un barco a vapor, cerca de la chalupa en la que faenaba su padre, logrando ambos llegar a puerto. Después de unos años de maquinista en Santander volvió a Bermeo, formando sociedad con otros familiares en varias embarcaciones de bajura y arrastre (Doniene, Día de San Juan…), pasando los catorce últimos años de su vida profesional en la merlucera Atano III. Abuelo que fue de Juan Antonio Apraiz Zallo, gran investigador del patrimonio marítimo, a quien agradecemos la revisión del presente artículo. Gregorio Iturri Arketa (Bermeo, 1888). Se inició con tan solo 9 años y un cuarto de mareaje, cuando toda la flota era a vela, pues el primer vapor (de nombre Lelengua) no llegó a Bermeo hasta 1902. Fue tripulante de la chalupa Mexico, una de las más grandes de la flota y la galerna de 1912 la vivió en la chalupa Buenaventura, con gran suerte pues fue una de las que pudo resistir la tormenta y regresar salva a puerto. Posteriormente fue armador de vapores y motoras retirándose de la mar con más de 70 años Pedro Bilbao Astuy “ Injarra ” (Bermeo, 29.VI.1886). Hijo de pescador, empezó a la mar a los once años con su padre y se jubiló con 67. Fue armador de trainera, chalupa y vapor. A los 36 años fue elegido presidente de la Cofradía. Fue Ebanjelidxue, esto es la persona que presentaba los Evangelios antes de que el cura oficiase la misa el día de San Juan. Vocal de la Junta Económica de las Cofradías de Bizkaia y La Montaña para lo que en varias ocasiones se desplazó al Ministerio de Marina en Madrid “sin apenas saber leer ni escribir”; Presidente de los Carbones en la época del vapor para gestionar el aprovisionamiento de carbón asturiano a los barcos; Presidente de los Armadores en la Cofradía y, por último, concejal del Ayuntamiento de Bermeo. Eusebio Loirena Expósito “ Kantarakue ” (Bermeo, 1892). Empezó a la mar con nueve años, sin haber acudido a la escuela (eskolie zapaldu barik), como “mutil” de una trainera ganando un cuarto de mareaje y desempeñando trabajos sencillos (masamorrie joten, errekaduek eitxen, gisonai itxosorako abiseten eta loijen tertzak plamieten krielatan). A los 15 años marchó a navegar hasta los 28, desempeñando todo tipo de trabajos a bordo: fogonero, timonel, ayudante de máquinas, pañolero, etc. Con 20 años aprendió a leer y algo de las cuatro reglas. Después de regresar y casarse con una hija del caserío Kantara (de donde le viene el sobrenombre o ezisen) volvió a la bajura, pasó tres años en los arrastreros de Ondarroa y con 32 años se hizo armador junto con otros cinco socios del vapor Fortuna. Tras diez y siete años se separó de la sociedad y formó otra durante diez años con el vapor Belmonte adquirido de segunda mano. Después de andar de nuevo una temporada al arrastre en Ondarroa volvió definitivamente a Bermeo a embarcarse en las motoras pequeñas, merluceras, en las que permaneció hasta su jubilación a los 70 años. Fue Comisionado de la Cofradía (Komiseñakue, salida-entradana), Presidente de los Carbones (Ikatzeko Presidentie) y llegó a obtener el título de Patrón de Costa.

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1. EMBARCACIONES Las embarcaciones de Bermeo dedicadas a la pesca han sido clasificadas en la documentación histórica como lanchas mayores y menores. No obstante, las de comienzos del siglo XX las dividiremos, en función de su tamaño, en varias categorías según el tipo de pesca al que se dedicaban y la mayor o menor distancia a los caladeros en los que tenían que faenar.

Ilustración nº 1. Chalupas en el Puerto Menor (Archivos A. Erkoreka y J. Urkidi, c. 1890). 1.1. Botes Los botes o bateles (batelak) eran los de menor tamaño y estaban dedicados a la pesca costera con 3 a 5 tripulantes. Tenían la proa recta y la popa generalmente era de estampa. Su eslora era de 4 a 6 metros, la manga sobre metro y medio y el puntal inferior a un metro. Además de la tilla o tosta de proa y la bancada de popa disponían de otras tres tostas (aurreko, biberoko eta atzeko tostie). Se construían de roble y bien cuidados duraban casi el medio siglo (El Aniceto, un bote de 17 pies, duró 45 años) Avanzaban a remo y vela, izándose ésta sobre un palo que se fijaba atravesando la primera tosta y sobre su verga se envergaba la vela trinketa. Para vientos más fuertes empleaban una vela menor (serbanue) sobre un palo de inferior altura. Para reducir la escora de la embarcación colocaban por el exterior en la banda de barlovento unos soportes curvos (kargille-burdiñek) sobre los que se depositaban palos, vergas, remos, etc. Cuando navegaban a remo (abantien) utilizaban hasta cuatro remos manejados por otros tantos marineros y el patrón gobernaba la embarcación mediante otro remo (aurre-erramue) pero no por la popa sino por la banda contraria a la del remero de la bancada posterior. 1.2. Potines Los potines (potiñek) eran similares a las chalupas pero de dimensiones más reducidas y se dedicaban a la pesca de merluza, besugo y otras especies en las calas próximas a Bermeo. Tenían 20-28 pies de eslora (5,5-8 m) por 6 de manga (1,70 m) y eran de pequeño puntal. Disponían de cinco tostas: aurrie, kontraurrie, erdidxe, tanboleta y berrela, con toletes en las cuatro primeras. El plan de la embarcación era un conjunto de panas, excepto en su zona central, donde quedaba a la

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vista la sentina y era el lugar donde se guardaba la pesca (saijen). La tripulación se componía de 4 a 7 marineros. Los potines menores utilizados para sardinear en la bahía se denominaban baidekos (baidekuek) y se asemejaban más a las traineras. Cuando navegaban a vela se armaban distintos aparejos según las condiciones del momento. Normalmente arbolaban dos palos trinketa ta nagosidxe con sus velas de igual nombre, aunque a veces la vela del palo mayor, llamada mesanie, era menor que la del trinquete. En otras ocasiones arbolaban solamente el palo anterior con su vela trinketa. 1.3. Traineras Las traineras (trañeruek) eran embarcaciones dedicadas a la pesca con red (trañé, de ahí su nombre) de sardina y anchoa generalmente en aguas próximas, pero que en ocasiones se alejaban hasta el litoral santanderino y asturiano, donde, según uno de nuestros informantes (P.B.A.), en 1898 adiestraron a los pescadores de Tapia en el método de la pesca de sardina macizando. Precisaban ser ágiles y veloces para cerrar el cerco rápidamente y evitar la fuga del cardumen, por lo que estaban diseñadas con estilizadas formas y amplia eslora en relación a su manga y reducido puntal.

Ilustración nº 2. Traineras en el Artza (Archivos J. Urkidi y A. Erkoreka, c. 1890).

Carecían de cubierta y tenían unos 40 pies de eslora (aprox. 12 m), 6-7 pies de manga (cerca de 2 m) y 3 pies de puntal (casi 1 m) (berrogei oiñ luze eta sei-saspi pie zabalerie) estando cruzadas por ocho bancadas uniformemente espaciadas excepto la última que dejaba mayor distancia a ambos lados para la estiba de la red y almacenaje de la pesca. Su arqueo (arkiue) era de 300-400 arrobas (arruek) (en Bermeo 1@=12,5kg). Eran finas de proa y popa y mostraban cierto arrufo en la quilla, la cual era mínima para poder girar con celeridad, siendo el mismo más marcado en la popa mientras que en proa, en la zona teórica del pie de roda, tenía un gran radio de curvatura (gillekidxe). Disponían de dos palos: el mayor, tras la quinta tosta, de 20-25 pies de longitud y 20 pulgadas de perímetro y el trinquete a proa, de menor longitud (10 pies), aunque normalmente solo arbolaban un palo en proa con la vela mayor (nagosije). Bajo condiciones de viento más severas largaban otras velas adaptadas a la situación (linjekue, trinketa, burriketa).

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Por su gran superficie vélica y su mínima quilla eran susceptibles de vuelco, por lo que, al igual que en botes y potines, en la banda de barlovento se colocaba un lastre móvil por fuera del carel sobre dos soportes curvos de hierro (kargille-burdiñek) en los que se depositaban vergas remos y otros objetos para contrapesar la embarcación y evitar que zozobrara. En ausencia de viento, sus tripulantes (de 10 a 14) empuñaban sendos remos mientras el patrón gobernaba desde popa con una espadilla por la banda de babor. 1.4. Chalupas Designadas txalupek por nuestros pescadores, combinaban resistencia y rapidez pues acudían a pescar a distancias considerables. Eran las embarcaciones más grandes y airosas de la flota y por ello a las que dedicamos más atención en este trabajo.

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Ilustración nº 3. Dibujo de una chalupa sin cubierta (I. Barrenetxea, J. Urkidi). 1.4.1. Casco Inicialmente carecían de cubierta y eran de formas llenas (atunen formie) con la roda y codaste rectos. La proa era baja y ligeramente retraída y su perfil mostraba una línea de arrufo suave. En el interior el plan estaba formado por paneles (paelak) bajo los que quedaba una reducida sentina llamada saijie. Las cuadernas de suave curvatura se remataban en lo alto por la regala (kaela) sobre la que asentaban las toleteras (brogak) con sus toletes (toletak), e iban reforzadas interiormente en

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sentido longitudinal con los durmientes (bragerak) sobre los que se apoyaban las 7-9 bancadas que cruzaban la embarcación reforzándola transversalmente. Los nombres recogidos para las bancadas son los siguientes: aurrie, kontraurrie, ospital, espaldie, espaldako, kontraespaldie, erdije, tanbuleta, berriel, masteta y kontramasta, de donde se deduce que algunas tostas se designaban con más de un nombre a la vez. En ambos extremos disponían de una mínima cubierta: la de proa (brankagane) casi a ras de regala, encerrando un espacio (brankapie) utilizado para guardar pertrechos y la de popa (popagane) algo más hundida.

Ilustración nº 4. Chalupa Victoria. Reparando los daños de la galerna de 1912 tras ser recuperada en alta mar. Perecieron sus 8 tripulantes (Archivos J. Urkidi y A. Erkoreka). Las chalupas medían alrededor de 45 pies de eslora (berrotamabost ero sei oiñ luze) por 9 de manga y 4 de puntal. Los materiales empleados en su construcción provenían de los bosques próximos, siendo la quilla y la regala de roble o eucalipto (aretza edo eukalitue), la entablación de roble (aretza) y las tostas de pino (piñue). Posteriormente se utilizó pinotea (piñutegidse) para el forrado del casco. No fue hasta el primer lustro del siglo XX cuando se dotó de cubierta a las lanchas boniteras aumentado sus dimensiones sensiblemente. Así la eslora pasó a 50-60 pies (14-17 m.) (Mexico ta Sogalinda irurogetabat oiñ luzie) y la manga creció hasta 15-17 pies (amabost, amasei edo amasaspi pie zabalerie) (4-5 m.) aumentando también el calado hasta un metro. La cubierta, que contaba con dos escotillas para acceder a las bodegas, era abombada así como las ocho tostas que la atravesaban, seis a proa del palo, con toletes para remar, y dos tras él. Para aumentar el francobordo se suplementaba la obra muerta en amuras y aletas con falcas, a las que nuestros informantes denominaban palkak. En la varada, para vaciar el agua introducida durante la navegación o la que entraba durante la parada invernal que se efectuaba con las chalupas en la zona de Busturia, extraían las cuñas del fondo del casco existentes al efecto, denominadas taputxe. Una vez evacuada el agua se recolocaban en su orificio.

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1.4.2. Aparejo Las chalupas arbolaban dos palos. El trinquete (aurreko palue, trinketa), a proa, en candela más corto que el mayor (palue, palo nagosidxe) que iba algo retrasado sobre la mitad de la eslora con cierta caída hacia popa, siendo de longitud similar a la eslora de la embarcación. En puerto, generalmente, el primero se dejaba arbolado, pero el segundo se desmontaba depositándolo sobre las bancadas. Ambos palos encajaban su pie, rebajado en una espiga de sección cuadrada, en sendas carlingas situadas encima de la sobrequilla. El tintero del trinquete se denominaba sokue o sokotxikidxe y el del mayor sokue o sokonagosidxe. Para guiarlos hacia su encaje haciendo de tope por la parte anterior, existía una pieza tope dispuesta en vertical llamada aurrola. El trinquete se arbolaba en candela (artez) en la parte posterior del brankagane adaptado a un encaje redondo en el mismo y retenido por su parte posterior mediante una pieza de madera con una entalla semicircular simétrica a la de la parte anterior (trubola), lo que fijaba el palo firmemente. El mayor se situaba normalmente tras la cuarta o quinta tosta ligeramente caído hacia popa, salvo en popada que se ponía recto (popadan artez). Este palo quedaba retenido por su parte posterior mediante una pieza transversal denominada trubola, que a su vez se apoyaba sobre dos esloras de nombre tanbuletak. Para ladear el palo regulando la inclinación lateral hacia barlovento cuando lo requería la navegación, se utilizaban unas cuñas de madera de pino (tanbuek) que se encajaban a ambos lados hasta conseguir el abatimiento deseado. Los palos eran troncos de pino o eucalipto de gran peso, lo que unido a la considerable longitud del mayor, hacían penoso su manejo. Así, una vez encajado el pie, se izaba por la tripulación desde proa mediante unos cabos denominados boliñek. Para retenerlo en su posición disponía de una jarcia sencilla que lo afirmaba en ambos sentidos (longitudinal y transversal) mediante dos estayes y haciendo la ostaga (ustagie) de obenque (generalizando su denominación como obengiek). El estay de proa se afirmaba a una bita (pataska) en la banda de sotavento (aisebie) y el de popa al costado de barlovento (aiseko manda). Las vergas (bergak) de las velas, a cuyo extremo anterior se denominaba berganburue, se hacían de encina (artigaz), amore emoteko, es decir, para dotarlas de flexibilidad y evitar que se quebraran con la fuerza del viento y se talaban con las mareas vivas de mayo (maietzien pleamarien). Sin embargo, los palos (paluek, mastapaluek) se fabricaban mayormente de pino (piñugaz) y en pocos casos de eucalipto. La jarcia para el manejo de las velas consistía en unas drizas (trixek), denominándose ustagie a la ostaga o amante de la verga, que atravesaba el palo mayor por una cajera en su parte superior llamada erreklama. Los motones del aparejo se designaban motoiek. Para evitar que la verga se alejara del palo mayor durante su maniobra o se desplazara durante la navegación, se ahorcaba a éste mediante una raca llamada aiyenka. De igual modo, para facilitar el descenso de dicha vela, por su caída de popa disponía de un cabo de nombre penoleko txikota edo andaribela. Por último, los puños de las velas se cazaban de la siguiente forma: Los de escota hacia popa mediante escotas (eskotak) y los de las amuras (amuliek) hacia proa mediante gazas introducidas en unos garfios dispuestos boca abajo por fuera del carel (amulien gantxuek) 1.4.3. Velas Al igual que las de las embarcaciones anteriores, eran de las llamadas “al tercio”, esto es que la verga se fija al mástil a un tercio de su longitud (aunque en nuestro caso eran más bien “al cuarto”), con los cuatro lados desiguales, llamándose al grátil o borde superior enbargadurie, a la caída de popa gratille o aizebie, al pujamen inferior bragera y a la caída de proa erlingie o amulie.

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Se envergaban con envergues denominados aquí enbargak y los rizos dispuestos en fila horizontal para reducir la superficie vélica de la vela mayor se nombraban errixek. Las velas que se izaban en dichos palos eran las siguientes. En el trinquete ( aurrekuek ) de menor a mayor:

- Burriketa edo tarteko belie, para el mal tiempo - Linjekue, algo mayor, para vientos duros - Matxeta, aún mayor, para vientos medios - Trinketa (Seriko belak), la mayor de todas, para vientos flojos

Con viento de popa se largaba un cataldo (kataldue) para incrementar la velocidad de la embarcación Sobre el palo mayor ( atxekuek ) y de menor a mayor:

- Serbanue, para vientos duros - Linjekue, para vientos no tan fuertes - Trinketa, para intermedios - Nagosidxe, para vientos flojos

Respecto a los nombres de vientos, a la brisa llamaban oidxidie y a las ráfagas fuertes josuek. Para tensar estas velas por la caída de proa y evitar que flamearan disponían de cabos de bolina (boliñek) cosidos a su relinga. En la posición del palo mayor, pero sobre un mástil de altura más reducida (25 pies), en condiciones extremas se izaba una vela muy rígida hecha de tejido grueso llamada kotoliñie, la cual era sumamente cuidada por el patrón consciente de que en ella podía estar la salvación en momentos de apuro. Por lo demás, la colocación de unas u otras dependía de las condiciones atmosféricas, siendo las más pequeñas, fabricadas con lona (olanie) más gruesa, las utilizadas con peores tiempos (“Aizie zelan, belie olan”). Existía denominación específica para algunos tipos de nudos del aparejo (lastegidxe, gizon murtxillie, atso murtxillie,…), denominando al resto genéricamente murtxillie. La parte de la vela donde recibe el viento es aiseko partie, debiendo obviamente colocarse la verga en el lado contrario del palo, siendo la cara de sotavento aixebie. Cuando la verga trabajaba a barlovento se decía que estaba kontrapalo. Por último, señalar que las últimas chalupas, con un diseño de carena más perfeccionado, podían alcanzar los 15 nudos (sic) en condiciones de viento y mar excepcionales. 1.4.4. Remos Para salir del puerto y avanzar en ausencia de viento empleaban remos (erramuek) de 13 a 15 pies (abantekuek) y de 15 a 17 pies (erramu andidxe) la espadilla del patrón. La empuñadura del remo era llamada agarralekue, el guión o parte más gruesa de la caña tiborta y a la pala erramupalie. Una vez izada la vela se gobernaba con el timón (lemie), una pieza plana rectangular de madera que solo se empleaba para navegar a vela y que era más larga que el puntal, por lo que sobresalía por debajo de la quilla. Se enganchaba al codaste de la lancha mediante dos machos (lemorrotzak) introducidos en sus correspondientes hembras (lemoruek). El timón llevaba adosados uno de cada tipo y el codaste tenía fijados sus antagónicos. Para moverlo se empleaba una caña desmontable (lemakanie) que en su extremo poseía una ranura que encajaba en el canto superior de la pala.

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1.4.5. Otros pertrechos a bordo Para navegar de bolina o ceñida (aize barrure) empleaban una orza (aurtzola edo ortzola) desmontable de madera que se desplazaba de un costado a otro siempre en la banda de sotavento, fijándola a la embarcación mediante cabos. De este modo se contrarrestaba el efecto escorante del viento y la deriva o abatimiento de la embarcación. Para fondear se empleaban dos tipos de anclas: Una piedra plana trincada entre dos brazos de mediacaña de madera de castaño (sestopalue) llamada potala o bien un arpeo metálico de tres brazos terminados en punta denominado arpiue edo arpigue. Para librar el ancla en caso de agarrarse al fondo, disponía de una filástica fina unida al cabo principal llamada txiliporta, que rompía en caso de enganche. 2. LA PESCA 2.1. Pesca del besugo ( beseue ) La pesca del besugo se realizaba en invierno con las embarcaciones denominadas trañeruek, txalupek, y también algunos potiñek. Como aparejo se utilizaban palangres (palangrak edo tertzak) y como carnada y macizo (masitxen) se usaba anchoílla pequeña (txintxiñé) pescada por octubre (urrien) y que se conservaba salada. Acudían a las mismas calas que se mencionan para merluza e iban tanto en laborables como festivos, si bien los domingos después de oír misa a las 4 de la mañana. Las capturas se medían en arrobas y como dato de referencia de volumen de pesca por embarcación se citan 80-100 y 120 arrobas como buenas o muy buena. Durante el verano, las embarcaciones de aquellos armadores que intervenían en la pesca del atún, se varaban en seco en lo que actualmente es el Parque (Lamerie), en los parajes de La Ribera o en el Artza, debajo de Txibitxa donde existía una zona para ello (Invernadero de lanchas) 2.2. Pesca de la merluza ( lebatza ) La pesca de la merluza se llevaba a cabo desde embarcaciones menores (traineras y potines: trañeruek eta potiñek), en las calas existentes al límite de la plataforma continental frente a nuestras costas, entre las que destacan:

- Kabarga. A la altura de cabo Villano (Billeugaz, kabutik ordu bidxen) - Basamendi. Cerca de la anterior, a 1,5 horas del cabo yendo a vela y 3 horas a remo

(abantien erramukaz) - Justomanku - Txillemankuko Arrizar - Txillemanku - Papardo manku - Okarantza - Errekado - Sillarre (Zigarre) - Lauganak - Kalabarri - Goierri - Kala faltso - Santamoro - Burgos - Piton

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Para orientarse desde la mar tomaban como referencia las marcaciones de los montes, tales que Anboto, Kanpazar, Kantorta, Mendikumek, Mendizar… Pescaban a mano en aguas del cantil a 80 brazas y el aparejo constaba de un solo anzuelo que había que estar continuamente moviendo para atraer a las presas. Para mantenerlo en posición había que controlar continuamente la deriva de la embarcación (orakan) de lo que se encargaban los pescadores más jóvenes (orakaridxek) actuando con los remos. Para proteger el carel frente el desgaste que producía el roce del aparejo al cobrarlo con pescado, se colocaban sobre él unas medias cañas de madera sobre las que discurría el cordel, llamadas soijiek. Eran propiedad de los marineros que las llevaban a casa para lijarlas borrando las rayas marcadas por el aparejo. Su fin era facilitar el izado de la línea y preservar del desgaste el carel de la lancha. Esta pesca era al día, saliendo muy de mañana, sobre las 4 o 5, y volviendo por la tarde. Las capturas se medían en arrobas y como dato de referencia de volumen de pesca por embarcación se citan 80 arrobas como muy buena.

Ilustración nº 5. Regreso de las chalupas (Archivos A. Erkoreka y J. Urkidi, c. 1890). 2.3. Pesca del bonito ( atune ) La migración del atún en la Cornisa Cantábrica comienza por el Oeste a principios del verano, se aproxima a nuestras costas durante el mes de agosto y luego de entrar al Golfo de Bizkaia retorna hacia el Oeste pero más al Norte a comienzos del otoño (urriko atune). Atune Galizi partetik dator Sanjuanetan eta urridxen goitxik aldendu eitxen da. Por ello, la pesca se realizaba entre San Juan y algo antes de San Martín. (San Juanetan en general etorten diez emetik ta gero baduez Barrabasan etxerarte). En su desplazamiento llegaba muy cerca de Bermeo (Kabutik ordu erdiyen be atrapaten zauien atune…). Las embarcaciones utilizadas para la pesca del bonito eran las chalupas (txalupek), generalmente con ocho-nueve tripulantes a bordo. Durante el invierno (de finales de octubre hasta vísperas de San Juan), una vez desprovistas de todos sus aparejos que se depositaban marcados en la Cofradía, se varaban en la orilla de las marismas de Busturia (Axpe, San Cristobal…) y un tripulante se encargaba de inspeccionarlas periódicamente y de su conservación.

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A fines del siglo XIX todas las chalupas acudían juntas al mismo lugar a pescar y una lanzadera se encargaba de recogerles diariamente el pescado. Sin embargo, a partir de comienzos de siglo, hacia 1904, empezaron a pescar en grupos (kompañiek) de seis a nueve chalupas. Las compañías se constituían generalmente por los mismos armadores antes del día de San Juan. Acudían todos juntos a la romería, encargándose las neskatillas de la comida para celebrar la fiesta. Las compañías se distinguían por los distintivos teñidos sobre la vela mayor, siendo tres las más nombradas por los informantes: Irutatokue, Goibaltza-Boladune y Zartadunek.

Ilustración nº 6. Contraseñas de las compañías de chalupas boniteras (J. Urkidi, A. Erkoreka).

Cuando alguno de sus miembros se daba de baja o de alta, el cambio se producía en fechas concretas: San Juan, San Martín, Aratustetan,…, y se celebraba una comida (afaridxe ero baskaidxe) llamada Jabie (en Lekeitio mausarrá), jabie, jatekue, kompañieko barridxek esetuteko. A los nuevos miembros de la tripulación y a cuenta del monte mayor se les regalaba un litro de aguardiente (o vino) y una libra de chocolate: azunberdi kañe (edo ardaue) ta libre bat txokolate. Esta comida se hacía por lo general en casa del armador o en la lonja y rara vez en la taberna, y de ellas algunos salían “bien servidos”. La compañía se hacía a la mar cuando soplaba viento de tierra, terrela, (el que viene por la ría de Gernika) y tras abandonar el puerto remando los ocho tripulantes (tostartekuek) colocados por parejas en las primeras tostas, izaban una sola vela en el trinquete para ayudarse a salir de la bahía, largando luego la mayor al encontrarse con más viento: Egune eitxen isen zan erridxen arrañek

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ataten, biberak artun ta gero urrungo goisien salidie imintxen isen su auri terrela atrapaten txalupekaz, belakaz… ize aurreko beligaz ara arte, gero aizie artuten zauenien ize bela bidxek ta frankie eitxen izen zan kanpora. Acudían a faenar a las zonas de pesca situadas frente a Asturias y Santander (para ellos La Montaña): Montañe – Sananderen, Santoñegaz nortien, Abra edo Kastro nortien… lo que con mar en calma (kalma zuri-zuridxe) significaba 8-9 horas de ruta a remo, aunque también se pescaba en aguas mucho más próximas (Kabutik ordu erdi baleitseke). A este respecto, el informante P.B.A. nos relató como estando pescando en aguas asturianas, su madre acudió a Candás a enseñar el proceso de la fritura del bonito, previa a su escabechado. Al trabajar en compañía volviendo cada día uno de ellos a tierra con el pescado de todos, y retornando con los víveres (biberak) que precisaban, la permanencia en alta mar podía prolongarse durante varias semanas. En algún caso excepcional un informante dijo haber estado más de 30 días. 2.3.1. Aparejos El sistema de pesca era a la cacea (kazan), con el barco en movimiento. Para ello se largaban hasta un total de nueve aparejos:

- En popa, junto al timón un aparejo lemako apaidxue edo lemakue, muy corto, con un plomo para llevarlo en profundidad pero que en ocasiones iba saltando y que se largaba ocasionalmente (noizipen botaten zana).

- Un poco más hacia proa, por las aletas de ambas bandas, ubilleko apaidxuek, que al no llevar plomo iban por la superficie y eran gobernados ambos por un tripulante sentado en la tosta de esa posición (ubillekue), que normalmente era el de más edad.

- Siguiendo hacia proa, algo antes de la mitad de la embarcación, se ubicaban los más importantes. Dos botaberak (singular: botaberie) que eran varas de varios metros, hechas con troncos de eucaliptos jóvenes, apoyadas en dos soportes que sobresalían del carel a ambos lados de cubierta (botaberan orketak) servían de guía para los mismos. Estas botavaras iban dispuestas perpendicularmente a la crujía, con el fin de alejar los aparejos evitando que se enredaran con los anteriores (enpatxue).

Cada botavara llevaba tres aparejos que de dentro hacia fuera eran:

- Berreleko apaidxue o simplemente berrelekue. Era el más corto, laburrena. Partiendo de un punto del costado más a proa que los anteriores, discurría a través de una anilla (estrepue edo orostokidxe, al ser de madera de este árbol –acebo– que los txos traían del monte para tal fin y de los que fabricaban 20 a 30 piezas para la costera) fijada al inicio de la botabera, próxima al carel, y no llevaba plomo. Su izado (alatie) se hacía asiéndolo directamente sin ayuda de ningún cabo adicional. Cuando picaba una pieza se recogía el aparejo y se acercaba el bonito al costado para subirlo con el bichero (txiste): berrelekue atrapaten da palo bategaz, palokako edo txiste, palo bat amo antxe bategaz baie gillie barik.

- Erdiko apaidxue, erdikue. Era el más largo, luziena. Al igual que el anterior, tampoco llevaba

plomo. Partía la línea (tirantie) de un punto más a proa que el anterior y pasando a través del estrepue del txoridxe iba paralelo al barco deslizándose por aguas superficiales (olatu ganien imintxen zu, olagana ta olapien esaten gune, aren saltutan arraiñe eitxen da berotu). Para izar las piezas a bordo sin enredarse (nasta) con el resto de los aparejos tenía un dispositivo de cabos (txikotak) llamado txoridxe que iba y retornaba al costado de la embarcación (barandillie) discurriendo a través del estrepue de la botabera. Enganchado el pez se aproximaba la línea a la banda con el txoridxe para izarlo a bordo (ubillien dauena alaten dau gero).

- Punteko apaidxue, puntekue. Su longitud era intermedia entre los otros dos y la configuración

similar al anterior, salvo que este llevaba plomo de ½ a 1 libra, naciendo de un lugar próximo al mismo pues ambos eran gobernados por un mismo tripulante en cada banda. Era más corto para poder pasar por debajo del intermedio mediante el txoridxe y cuando capturaba pescado, lo cobraba el del berrelekue y lo halaba el del ubillekue, donde se ubicaban los pescadores más experimentados.

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Los dos aparejos afirmados más a proa eran gobernados por el mutil (aurrien mutille apaiju bidxekas, tirantak eskubanatan bidxek).

Ilustración nº 7. Aparejos de botavaras (J. Urkidi, A. Erkoreka).

La composición de estos aparejos, en su conjunto llamados sokala, sokalie, salvo lo que respecta a la longitud del tramo intermedio y la inclusión o no de plomo según se ha visto, era la siguiente:

- El primer tramo de línea, el que en gran parte iba recogido dentro de la embarcación (otzaran oten da) y que salía cuando una pieza enganchaba el anzuelo, era el de mayor grosor y se llamaba mimena siendo de calibre 21.

- Tras él iba la parte denominada sokala lodidxe de tamaño 15-18, el de mayor longitud, constituyendo el bajo de línea o parte sumergida.

- En los casos que llevaba plomo, éste estaba colocado a unas diez brazas (brasa) del anzuelo y era alargado de forma geométrica, con sendas anillas en sus extremos para su amarre. Su peso era generalmente de una libra pero en algunos casos solo de media libra (libra bat inguru geiyenak, baitxe liberdi…).

- A continuación seguían cinco brazas de sokala meie, de 12-15 de espesor - Y finalmente 3-4 brazas de alambre (alanbrie) donde se empataba directamente el anzuelo

(amue), hecho de alambre grueso de 3-5 mm de espesor, el cual no portaba cebo (sebue) sino que iba escondido envuelto en perfolla de maíz peinada y blanqueada (lastue, garafie, seborden). Según uno de los informantes, los mejores penachos utilizados como reclamo provenían de Motriku donde había varios especialistas que daban a las hojas de maíz un tratamiento especial, logrando que los señuelos (amudie edo beite) permanecieran como nuevos, limpios y blancos. El peine para afinar las barbas se llamaba arraspie y una vez listos estos artificios se guardaban en una caja metálica redonda denominada palasie.

El anzuelo (amue) en su extremo tenía una parte plana llamada palie o curvada en anillo (anillue) donde amarraba la línea y en su otro extremo una punta con rebarba denominada gallie. Estos anzuelos (atun amue, zimarroi amue, beseutakuek, etc.) eran fabricados por marineros a los que llamaban amoaiñek o amogillek, numerosos en aquella época. Los hacían durante el invierno o en los etxe-egunek en la lonja o en la portalada de su casa. Se servían de una especie de banqueta de tres patas (iru kaderak) llamada amo-aulkidxe: Una de las patas sostenía el asiento (jesar lekue) y en las otras dos se apoyaba una especie de mesa o caja (kajie) sobre la que trabajaban. Utilizaban un pequeño tas o yunque (iungurie), un palo (erremu sati bat), martillo (matrallue), tenazas (tenasak) y limas (lemak).

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Partiendo de un alambre de diámetro variable según el tipo de anzuelo a realizar, en primer lugar se afilaba (zorrostu) la punta con una lima (lemie), a continuación se golpeaba con el martillo (matrallue) contra el yunque (iungure) para sacarle el gallie con la lima; posteriormente se le curvaba en un molde (moldan) para darle la forma y por último se le sacaba la pala (lemigaz ataten izen zu kontrie arrañek ez etxateko kanpora, gero sartuten izen zu moldan ta buelta; azkanien palie ataten da, ta listo). Una vez terminados se iban depositando en la caja sobre la que se trabajaba.

Ilustración nº 8. Amudie edo beite (J. Urkidi).

2.3.2. Capturas, transporte y comercialización Cuando caía una pieza exclamaban Bautxo! o Jesus!, atentxiñue emoteko y se procedía a su izado (arrañe errie) aminorando la velocidad (aurtzen), (txalupie izaten izen bazan eitxen ize zauien aurtxe ta belak imiñi joten, kortateko…). La pesca se contabilizaba en granos = unidades (granuek), siendo una buena cifra la de cien granos por día y barco. Se pescaba bonito (atune), atún (zimarroie) y algo de patudo (monjie), éste similar al cimarrón pero de ojos más grandes y carne más seca. Por la tarde de cada día que la compañía permanecía en alta mar, hacia las 4 ó 5, una de las chalupas, en turno según sorteo realizado en tierra, iba recogiendo las capturas de todos y volvía a puerto para vender la pesca antes de las 12 de la mañana siguiente, pues si llegaban más tarde y no cogían la venta, se le decía sartzat al perder su valor comercial orduen salduten izen da iru txikidxen da txakur andidxen kilue… ta itxosora be bai. Para el transporte a puerto se disponía la pesca en cubierta, alineada tripa arriba (tripez gora) a modo de las sardinas en lata. Cuando era muy abundante el excedente se pasaba a la bodega. El valor de la pesca de todas las chalupas de la compañía se sumaba y el producto resultante se repartía a partes iguales independientemente de las capturas individuales. 2.3.3. Sistemas de comunicación en la mar Entre los miembros de cada compañía tenían señales particulares para comunicarse entre ellos (kontraseñie). Se valían de banderas, erdiyen edo atxien, u otras señales con las velas izándolas a una altura distinta de la normal, indicando así su deseo de comunicarse con los demás. Tanto el sistema de señales así como la dirección y organización de la compañía estaba centralizado en una de las chalupas: bat oten izen da buru eitxen dana. Aparte de lo anterior, según indicado, cada compañía tenía sus distintivos particulares pintados sobre la vela mayor para posibilitar su identificación a distancia. 2.3.4. Vida a bordo Como se ha indicado más arriba en esta pesquería los barcos permanecían días e incluso semanas en la mar, lo que implicaba una adecuación a tal situación. Así, aparte del desayuno (kafie) hacia las 3 a.m. (altzaten zenien), realizaban dos comidas a lo largo de la jornada: una de 9 a 10 de la mañana (armosue-marmitxe) y la segunda hacia las 4½ - 5 de la tarde (marmitxe), lo que nos indica que ésta era la dieta más frecuente, para lo que embarcaban las patatas, cebollas, aceite y pimiento choricero, condimentos utilizados y que en caso de agotarse se

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reponían a través de la embarcación que acudía a puerto cada día. También combinaban el bonito con arroz, llamándolo “paellie”. De fruta solían llevar manzanas por su mejor conservación. La bebida a bordo era el vino, también pagado del monte-mayor (montemaiorra), que cada uno pasaba del barril a su botella, en la medida establecida, pues no se utilizaban vasos. El fuego para cocinar se hacía en el ogala, que consistía en un cajón de madera o culo de barril revestido interiormente de ladrillos zementugaz edo bustiñegaz donde se encendía el carbón y sobre el que se colocaban los utensilios para cocinar. Este pequeño hogar se situaba detrás del palo mayor. Para la preparación del marmitako, además de la carne del pescado, empleaban algunas vísceras del atún como urdille, biotza ta gibela. Tras la marmita tomaban un tronzón asado o la parte denominada miekie (sabela), que es la parte ventral del pescado comprendida entre las aletas (eguek) y las orejas (belarriyek) de textura laminar muy jugosa y grasienta (ventresca). Otra manera de preparar el atún en alta mar era trocearlo, salarlo y cocerlo en agua salada y una vez cocido limpiarlo de espinas, piel, grasa, etc. con agua de mar. Incluso la patata se cocía en ocasiones en agua de mar. La comida se preparaba en un puchero (lapikue) y se servía en una cazuela (tarterie) de la que comían todos en comunidad. Cada marinero disponía de una cuchara y un cuchillo o navaja (labañie partikerakue) de su propiedad. No usaban tenedor. En la noche para iluminarse utilizaban argiye kandelie (farolá) y después (aproximadamente, a partir de 1915) lámparas de carburo (karburue). En las embarcaciones sin cubierta dormían sobre los paneles (paelan ganien) cubriéndose con la lona de una vela. En las chalupas con cubierta se dormía en la bodega (kubertapien) A modo de almohada colocaban las botas, tanbuek, o cualquier cosa por el estilo. Dormían todos a un tiempo sin que nadie hiciera guardia. En el palo disponían un farol para señalar su posición a otros barcos, especialmente a los mercantes que partían o se dirigían a Bilbao. Cuando alguno se despertaba durante la noche subía a cubierta para vigilar la luz y si se había apagado o agotado la vela, la encendía o reponía. Cuando se producían alguna herida o lesión aplicaban vino o coñac y envolvían la herida con un pañuelo o trapo. En la mar, ni se cantaba ni se silbaba. A lo sumo, bogando, alguno de los remeros daba voces rítmicas para coordinar las paladas, llegando incluso a hacer competiciones para mejorar la marcha. 2.3.5. Vestimenta La ropa interior que vestían eran calzoncillos largos (kantxontxilluek) y camiseta cerrada con mangas. Sobre ellos camisa y pantalón de mahón y por encima una especie de chaquetón sin cuello llamado baiyetaskue, por el tejido (bayeta) con que se hacía. Cuando iban a las calas, llevaban en la cesta una camiseta limpia, de forma que cuando llegaban al destino con las ropas sudadas, se cambiaban poniéndose esa muda seca. Llevaban dos pares de calcetines de lana, el segundo cubriendo los bajos (barrena) del pantalón. Calzaban, dejando una parte del calcetín sobresaliendo por encima (agiriska), botas de cuero y también zuecos o almadreñas (txokoluek). Todos cubrían sus cabezas con una txapela negra de escaso vuelo.

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Ilustración nº 9. Desembarcando de la chalupa Mexico (Archivos A. Erkoreka y J. Urkidi, c. 1890).

Para protegerse de la lluvia y de las rociadas de la mar utilizaban ropas de agua hechas de lona (olanie) a las que se aplicaban varias manos de aceite de linaza al objeto de impermeabilizarlas y a las que nombraban entzaduek (entzeraduek: encerados) complementadas con una capucha de quita y pon llamada suesta. Las confeccionaban costureras locales y había que tener cuidado a la hora de guardarlas (no plegarlas siempre por el mismo sitio) para evitar que las marcas de los pliegues las hicieran permeables en esos puntos 2.4. Pesca de la anchoa ( bokarta ) El recorrido migratorio de la anchoa era contrario al del bonito. Bokartak eitxen dau diferente; ortik goitxik onantz ta urteten dau Portugaletetik. La época de pesca era primavera y verano, en jornadas diarias (egunerakuek), en las que los baidekos y traineras se desplazaban a aguas más o menos próximas siguiendo a los bancos de peces en su migración. Las modalidades de captura eran las siguientes: Driben : Se realizaba de noche (gaubien) desde abril a San Juan, de Santoña hasta “Dolosti”, por baidekos y traineras con tan solo 4 a 6 hombres, mediante artes de deriva (de ahí su nombre) llamadas trenpak, de 20-25 brazas de longitud por 4-5 de altura (kaidie) y malla de 12-14 mm. En la relinga superior disponía de una línea de corchos y en la inferior de plomos con un peso total de 6-7 Kg. Se unían varias piezas (8-10) y se largaban en conjunto (alkarrien lantzata) dejándolas libres a modo de pared vertical superficial, que era mantenida tirante (lata) o floja (sakotxu) según criterio del patrón, amarrada a la popa o costado de la embarcación por medio de un cabo de 25 brazas de longitud y se macizaba la zona próxima. Al intentar traspasarlas, las anchoas quedaban apresadas por la cabeza sin posibilidad de retroceso al quedar enganchadas por las agallas. Se izaba el arte con el pescado enmallado, sari malletan, que era retirado de uno en uno durante el regreso a puerto o a la llegada, bien a bordo o sobre el muelle. Este trabajo (despeskie) era tan pesado que les producía heridas en la región próxima a la tabaquera

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anatómica de la mano debido al roce continuo de la red sobre esa zona, pues a veces había que librar 200 arrobas de bocarte tras una buena captura.

Ilustración nº 10. Traineras saliendo del puerto (Archivos J. Urkidi y A. Erkoreka, c. 1890). Ardorie : También nocturna, en las mismas épocas y áreas que la anterior, pero aquí no intervenían los baidekos sino solo las traineras aunque con un número mayor de tripulantes (10-12). El arte utilizado era la traiñe o el bolintxe, similar al anterior pero de hilo más fino. Su longitud (luserie) era de hasta 45 brazas y la altura (kaidie) de 14 a 16, con malla de 10 mm. A medida que avanzaba la lancha, un tripulante situado en proa iba lanzando periódicamente sobre la superficie del agua la balie que era una antigua bala de cañón o piedra redondeada fijada mediante una cuerda a la embarcación, con el fin de asustar a los peces y hacerles saltar o moverse bruscamente haciéndolos detectables. Localizada la bandada y delimitada su extensión, la embarcación avanzaba velozmente por el costado hasta la cabeza del grupo cortándole el paso a la vez que soltaba la red (errie) describiendo una circunferencia hasta rodear el banco. Una vez formada la bolsa cerrando la parte inferior del arte, se izaba la red hasta sacar el copo a la superficie sujetándola con los urkuluek o sardanguek, palos terminados en horquilla, embarcando el pescado con los salaborduek. Las cantidades pescadas de esta manera eran muy superiores a las de la modalidad anterior, considerándose como bueno 400-500 arrobas. Mandxugie : Este tipo de pesca comenzaba antes, hacia marzo, y al contrario que las anteriores era diurna abarcando una mayor área que en el mes de mayo comprendía desde Asturias hasta “Fuenterrabidxe”. En esta modalidad las traineras seguían a los tolinos (isurdiyek) que perseguían a los bancos de peces. Cuando el delfín en su acción depredadora embestía el banco saltando y golpeando en su caída al cardumen, emergía a la superficie una mancha roja (gorridxe) producto de la sangre de las anchoas atacadas o un enturbiamiento del agua (uryola). Cuando esto sucedía exclamaban ata dau gorri bat! A continuación, el primero en llegar arrojaba la red quedando los demás a la espera en las proximidades guardando riguroso turno para el lance, según el orden de llegada a la zona. La “propiedad” del banco y el derecho adquirido sobre él se manifestaba por el primero en llegar mediante gritos o señales, como ponerse en pie y hacer señas con la boina, agitándola, dirigidos hacia el resto de las traineras llegadas al lugar.

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Ilustración nº 11. Marineros despescando (Archivos A. Erkoreka y J. Urkidi, c. 1915. Cristales fotográficos de Mariano y Justo Echevarria, 1893-1945).

Ilustración nº 12. Mujeres despescando (Archivos A. Erkoreka y J. Urkidi, c. 1915. Cristales fotográficos de Mariano y Justo Echevarria, 1893-1945).

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Masitzetie : Esta modalidad de pesca se practicaba en verano y a ella acudían todo tipo de embarcaciones, pues se llevaba a cabo en las proximidades: Bahía de Bermeo, ensenada de Bakio, Abra de Bilbao o frente a Elantxobe. Era también diurna, al amanecer o atardecer, y consistía en macizar la superficie arrojando el amasijo (masitze bota) compuesto por huevas de merluza (arbiyek) o anchoa picada (bokarta txikitxute), lo que hacía subir al pescado que era capturado con redes del tipo bolintxe. Sartidie : Era un tipo de pesca nocturna, pero solamente en luna nueva, cuando la anchoa avanzaba suavemente por la superficie asomando las cabezas sobre el agua y el ruido que ello producía en el silencio de la noche permitía su detección para cercarla y capturarla. Aunque en la descripción solo nos hemos referido a la anchoa, la captura de sardina era idéntica a algunas de las modalidades señaladas. 2.5. Otras pescas Para la pesca de langosta, que tenía lugar entre junio y septiembre y se realizaba con embarcaciones menores (baideko txikidxekaz), hundían las cestas (langostien otxarak) por Matxitxako, San Juan, etc. Aparte de éstas se usaban también de otros tipos específicos según la especie a capturar: planas más pequeñas para quisquilla; verticales cilíndricas para nécoras, etc. Antes de junio el marisco estaba ernari, o dicho de otra manera kriek etxateko o umiek etxateko y por eso no se pescaba en fechas anteriores. 3. REPARTO DEL PRODUCTO DE LA PESCA Tras la venta del pescado, al hacer la liquidación, la Cofradía retenía su porcentaje (aproximadamente el 5%) y del montante bruto se detraía el importe de los gastos y el neto resultante se dividía al 50% (sorrak paga ta gero erdibitxu). Una mitad iba para los armadores y el resto para la tripulación y las neskatillas. La parte alícuota que percibía cada tripulante era la partija (partillie) y tanto los tostartekos como el patrón recibían una marea completa y dos mareajes la embarcación. Las neskatillas se repartían un cuarto (maridse lauren) y el txo llamado también mutille también un cuarto, o un medio (marierdidse), o tres cuartos (iru lauren) según el tiempo que llevase embarcado. Por otro lado, de la mitad de los armadores se apartaba también un cuarto de mareaje adicional para el patrón. En las costeras de invierno (merluza, besugo, anchoa) se reunían el sábado y hacían juntos una merienda-cena o una cena con pescado del que habían traído (sapatokue) y el domingo hacían la partija. En la costera del bonito se hacían en las fiestas de permanencia en puerto (San Roque y Andramaris) y al finalizar la costera en octubre. 4. TOPONIMIA Algunos de los topónimos mencionados en las conversaciones son los siguientes: Antzora: La punta junto a Laga. Atxa Kondenadue: Entre la anterior y Laga. Otzarriye: Los bajíos o peñas existentes entre Antzora e Izaro, visibles en bajamar y muy peligrosos para la navegación. Artxikote Puntie: Recibe este nombre la lengua de tierra que conforma el extremo N-NW de la isla de Izaro

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Arrieder: Se llama así a la peña que sobresale en la parte posterior de Izaro, a la que otros llaman Potorrarri. Burgo Nagosiye y Burgo Txikiye: entre Mundaka y Bermeo. Salbatxe: Las peñas enfrente de Bastarre. Gibelpe Mastiyek: Al inicio de Arribolas. Mastipiek: La parte baja de ese acantilado. Trankille: Es una peña en la zona de Gibele (Peña de Oro). Lurgorri: La zona bajo las escuelas de Arene. Nazaretoko Puntie: La punta anterior al cabo, y el lugar donde, según nuestros informantes, llevaban “a enterrar a los que morían de viruela” (nafarriyegaz). En realidad, en el siglo XIX, algunos enfermos de cólera, viruela y otras enfermedades infecciosas eran llevados a este Lazareto de Matxitxako. El lugar disponía de un cementerio propio. Matxaku: Matxitxako 5. FIESTAS Y CELEBRACIONES Además de las fiestas del santoral respetadas y celebradas por la sociedad en general, en el calendario de los pescadores tenían especial relevancia las siguientes: San Anton: Se consideraba que por esas fechas, en enero, el besugo era muy abundante (Santanton beseue dala montonton). Se salía a la mar bajo los sones del txistu, repitiéndose la escena al regreso, en que echaban pescados a los txistularis que esperaban sobre el muelle (egun ortan tanbolintxeruek etorten zien alboradie joten ta errizibiten, ordez beseuek eta itxukidxek botaten izan txoien). Kandelaidse: No se salía a la mar. Kandelaidse egunien arimen egune dala-ta (?) estala itxosora jun biar ta… Santa Agueda: Aunque en sus tiempos ya no se hacía, nos comentan que anteriormente ese día las traineras subían por la ría hasta cerca de Gernika a celebrar una romería que tenía lugar en esa fecha. Aratustek: No salían a pescar. El armador convidaba a los tripulantes con un cuartillo de coñac o medio azumbre de vino y una libra de chocolate de diez y seis pastillas (kuartillo bat koñaka edo azunberdi ardaue ta libra bat txokolatie). Luego comían un guisado de carne preparado por las neskatillas, seguido de castañas asadas. El ágape tenía lugar en la lonja o en una taberna y era pagado a medias entre la tripulación y armadores San Juan: Las neskatillas preparaban la comida y la llevaban a San Juan de Gaztelugatx donde se comía en Olbisarrak, continuando por la tarde la romería. San Pedro: Fiesta importante de la Cofradía en la que tenía lugar, en esa época, la elección de los señeros (seiñeruen elesiñue). Madalena: En la excursión marítima participaban solamente las traineras (trañeruek) pues las chalupas permanecían en la mar. El recorrido era Izaro, Elantxobe, Txatxarramendi (para comer), Mundaka, y al salir de la boca de la ría era cuando acudían las embarcaciones a recibirles y acompañarles hasta puerto, haciendo bordeadas (bordadie eitxen) a la lancha del Ayuntamiento, recibiendo un cuartillo de vino por cada vuelta que le daban (kuartillo bana ardau). Al día siguiente pasaban por el Ayuntamiento y les indicaban a qué taberna tenían que acudir para cobrar el vino conseguido. La Virgen y San Roque: Para estas fiestas regresaban a puerto y salían de nuevo al día siguiente (Begoña egunien eta San Roken etxien. Urrengo egunien itxosora).

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Andra Mari y Santa Eufemia: Se permanecía en puerto durante los tres días de Andramaris, saliendo después y regresando para Santa Eufemia (Andramidxetan iru egun etxien, gero itxosora eta Santa Eufemian ostabere etxien). Domusantutan: Se salía a la mar, aunque, a veces, más tarde tras oír las tres misas que los curas oficiaban en esa jornada. San Martin: No se salía a pescar. Al igual que en carnaval, se repetía la comida vespertina de guisado y castañas asadas. Tripulación y familia acudían a casa del patrón o a una taberna, siendo el plato básico el guisado con abundantes trozos de carne de buen tamaño, que los niños tomaban entre pan y pan a modo de bocadillo saliendo a la calle a jugar con los demás chiquillos. 6. OTROS RITOS En la cultura popular de los pescadores se entremezclan superstición y religión. Veamos algunos ejemplos. 6.1. Amuletos Durante la construcción de la embarcación los armadores entregaban al carpintero de ribera (arotza) un duro de plata, una medalla de la Virgen, una Cruz u otro objeto de este tipo, para colocarlo en una cavidad interior hecha en la parte superior del dormido (gilliko zapata) a modo de amuleto para protección y buena suerte de la embarcación. 6.2. Bendición Tras la botadura, dentro del puerto, y con la asistencia de toda la tripulación un cura procedía a su bendición. Utilizando agua bendita y una ramita de laurel (ereño, ereñotza) rezaba y esparcía el agua por todo el barco realizando además con una navaja pequeñas cruces sobre el carel en proa, popa y costados. Durante todo el acto religioso la tripulación permanecía arrodillada y con la txapela quitada. Acabados los rezos se quemaba un ramo de hierbas y flores que se recogía la víspera de San Juan, se consideraba como bendecido y se denominaba San Juan lorak y, en ocasiones, se depositaba un trozo de estaño en una sartén que se calentaba en el ogala de la embarcación y, una vez líquido, se derramaba sobre aceite calentado previamente. Al entrar en contacto el estaño con el aceite caliente salpicaba y se solidificaba. Esta pieza de estaño tomaba formas diferentes que eran interpretadas por los participantes como figuras o imágenes de la Virgen (Birjiñien formie), de un caballo (kaballuen formie), de un santo (santuen formie), de ladrón (lapurren formie), etc., infiriendo así la suerte que tendría el barco. La pieza de estaño resultante se la guardaba uno de los armadores. 6.3. Rezos Nada más salir de la barra, sin parar la embarcación, rezaban una Salve al Cristo de la ermita de Kurtzio, llamada también Santa Mañe (Salbe bat Aitxe Kurtziokuri). Al doblar el cabo y viéndose San Juan de Gaztelugatx se paraba la embarcación y alguno de los tripulantes invitaba a rezar un Padrenuestro o un Credo al que el resto contestaba bien en alto o para sí. 7. BIBLIOGRAFÍA SOBRE PESCA Y NAVEGACIÓN EN BERMEO

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