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8/9/2019 Tocando Su Gloria I

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Portada realizada por:Henry Padilla Londoov.1.0.2


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TOCANDO SU GLORIA I

Tocando

Su Gloria

IEl COMIENZO

Autor

Henry Padilla LondooEstocolmo, Suecia, 2010


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2010 por Henry Padilla LondooTodos los derechos reservados.


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Agradecimientos

Agradezco en especial a mi querida esposa,que me ha ayudado en la creacin de estos

libros con su lectura, sugerencias, correcciones,gracias Jenny, sin ti este libro no hubiera podi-

do realizarse.

Agradezco al Espritu del Seor, que me es-fuerza y ayuda, me da la inspiracin. Gracias

Cristo y Padre Santo por tu ayuda.


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Prlogo

Este libro es el comienzo de una historia fasci-

nante a travs del mundo espiritual, el mundode la Luz, y de las Tinieblas, el mundo de Cristoy de todo lo dems. Algunas de las experien-cias espirituales aqu descritas, han sido laexperiencia real de algunos creyentes, las herecopilado en forma de historia, y las entrego

al pblico en general, para llevar no slo es-parcimiento en la lectura, sino un mensaje deDios al corazn del creyente.La historia ser contada en una serie de libros,bajo el mismo ttulo, "Tocando Su Gloria".Este mundo que esta por abrirse ante tus ojos,

descubrir ante ti el mundo Espiritual, te lleva-ra a travs de ventanas en el tiempo, en unrecorrido que linda entre la ficcin y la reali-dad.


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Contenido

I HASTA cundo, oh Seor?: 1II Mi enemigo: 51

III Ilumina mis ojos: 91IVV

Mi enemigo dice: Lo he vencidoYo en Tu misericordia he confiado

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VI Cantar al SEOR 200


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Salmo 13

Hasta cundo, oh SEOR? Me olvidars parasiempre? Hasta cundo esconders de m Tu

rostro?

Hasta cundo he de tomar consejo en mi alma,Teniendo pesar en mi corazn todo el da?

Hasta cundo mi enemigo se enaltecer sobrem?

Considera y respndeme, oh SEOR, Dios mo;Ilumina mis ojos, no sea que duerma el sueo

de la muerte;No sea que mi enemigo diga: "Lo he vencido;" Ymis adversarios se regocijen cuando yo sea sa-

cudido.Pero yo en Tu misericordia he confiado; Mi co-

razn se regocijar en Tu salvacin.Cantar al SEOR, Porque me ha llenado de

bienes.


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HASTA cundo, oh Seor?

Hasta cundo, oh SEOR? Me olvidarspara siempre? Hasta cundo esconders de mTu rostro?

Lucas Salas disfrutaba de su vista, se delei-taba mirando desde su oficina en el lugar msalto del edificio, le daba una sensacin de po-der, de autoridad. El sol brillaba en las calles deEstocolmo, era un hermoso da, poda ver todala plaza, vea como ya empezaban a vender, enlas carpas que armaban diariamente para ven-der sus frutas y sus artculos. La ciudad estabadespertando, aunque ya hace varias horas elsol resplandeca, era temprano, el reloj marca-

ba las 8 de la maana.Estaba por terminar la primavera y empezarel verano, la temperatura era agradable, pero


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aun hacia algo de fro, sobre todo por las no-ches.-Estocolmo, pens, es realmente hermosa

en esta poca del ao.La ventana entreabierta dejaba entrar el

aroma de la maana, y el sonido de la ciudad.

-Qu tienes para m hoy?, pregunto en vozbaja, y miro una vez ms.Ana entro en ese momento a la oficina,-Buenos das, Lucas-Buenos das Ana, ya est el caf listo?-Si ya se lo traigo, dijo mientras se acercaba

a una mquina automtica de caf, que habaninstalado recientemente en la oficina.

Lucas la miro mientras ella caminaba haciala maquina. Ella era una mujer hermosa, de es-tatura media, rubia, cabello largo muy biencuidado, y ojos azules, su contextura era del-

gada, y vesta un saco oscuro, que dejaba verel cuello de su blusa blanca, y una falda cortaque dejaban ver sus piernas bien formadas,usaba zapatos de tacn y media velada.

-Ests preciosa, dijo Lucas casi sin pensarlo.

Ella lo mir por un momento y luego siguisirviendo el caf, luego avanzo hacia l, mirn-dolo con picarda y le dijo,


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HASTA CUNDO, OH SEOR?


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-Gracias.-No s qu hara sin ti, t eres como el solde la maana, le dijo Lucas mientras la mirabay extenda su mano para tomar el pocillo queella le ofreca.

-Si eso fuera cierto ya la hubieras dejado a

ella, dijo Ana mostrando su enfado en su ros-tro.-Tienes que entender, ya llevamos ms de

20 aos juntos, estn nuestros hijos, no es tanfcil.

-Yo estoy aqu para ti, pero algn da ten-

drs que decidirte por m, le dijo mientras salade la oficina y la cerraba suavemente.

Lucas se sumi en sus recuerdos, record asu esposa Jazmn. Cada vez menos poda co-municarse con ella, le dola haber perdido sucomunicacin con Jazmn, ella haba sido el

amor de su vida, pero su trabajo y el tiem-po al final haba perdido el contacto. Lucassenta dolor slo pensar en esto, no le vea so-lucin, era slo cuestin de tiempo, para queestuviesen separados. Luego sus pensamientos

vinieron a Ana, ella era realmente hermosa, lohaca sentir vivo, pero era mucho ms jovenque l, al principio, le haba costado mucho


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entender que una mujer como ella se fijara enl, pero luego lo lleno de orgullo y de vida, ellaera el motor que lo llevaba todos los das a sutrabajo.

En su trabajo, tambin haba pasado lomismo, el tiempo, todo haba cambiado, ya

no tena la inspiracin de antes y recordabasus derrotas y fracasos, eso pesaba en su almacada vez que quera arrancar un nuevo proyec-to. Haba soado con ser un periodista estrella,el que arriesgaba todo para revelar la ltimanoticia, pero poco a poco, sus sueos fueron

cambiando, tomando otro color, hasta que ha-ba aceptado la idea de trabajar comovendedor para una empresa multinacional quefabricaba motores para autos y aviones.

Varias veces se haba preguntado cmo ha-ba llegado hasta ah, sin lograr explicrselo,

haba llegado a la conclusin de que la vidatiene su propia voluntad, y su parte, era vendermotores para autos y as ganarse la vida.

-Bueno, la paga es buena, y eso es lo quecuenta, pens por un momento.

-Mejor ser no pensar mucho en esto, noquiero sentir ese vaco en mi interior, ese in-conformismo que me invade cuando pienso en


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esto, s, dejemos esto de lado.La oficina de Lucas era amplia, con grandesventanales, tena un escritorio enfrente de lapuerta, dando la espalda a uno de estos ven-tanales, mantena la persiana de esta ventanacerrada todo el tiempo, dndole una sensacin

enigmtica, que los visitantes que venan porprimera vez, acostumbraban sentir. Su silla erams alta que la de los visitantes, l as lo habaquerido, le daba una sensacin de poder y au-toridad.

-Hoy no tengo mucho en mi agenda, pens

Lucas mientras ojeaba su agenda, creo que voya aprovechar mi tiempo para ir a visitar a He-lena, ya es hora de que salga conmigo.

Oprimi un botn del telfono diciendo:-Ana, voy a visitar un cliente, Quieres mirar

si t tienes alguna cita para m hoy?

-No, nada, pero Qu cliente va ir a visitar?,se oy la voz en el telfono.

-Es un nuevo cliente que estoy trabajando,me llevo el mvil por si me necesitas, OK?

-S, pero, Te espero a almorzar?

-No, no me esperes, yo te llamo luego.Y se dirigi a la puerta del ascensor. Lucastenia la nica oficina en el edificio que tenia


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ascensor directo al parqueadero, y esto lo ha-ca sentir muy orgulloso. Mientras el ascensordescenda se sac la corbata y la meti en unode los bolsillos del saco. Lucas gustaba de ves-tir bien, le gustaba la ropa de marca, esta lehaca sentir especial. Haba comprado muchos

de sus trajes en los mltiples viajes alrededordel mundo, en las mejores tiendas, a los mejo-res sastres.

Helena le haba dicho que le gustaba lagente des complicada, y desde entonces l de-jaba su auto en un parqueadero en la cercana

y andaba hasta la librera que Helena atenda.Era lo nico que no le gustaba de ella, que de-ca creer con todo su corazn en Dios y quequera servirlo. Por lo dems ella le pareca bo-nita, sencilla, amable, tena una franqueza queno haba podido encontrar en ninguna otraparte, y su mirada cuando ella lo miraba, consus hermosos ojos verdes, grandes, l sentaperder todas sus fuerzas, y sabia que l, haratodo lo que ella quisiera, si ella se lo pidiera. Leasustaba el poder que ella ejerca sobre l, pe-

ro era algo que estaba dispuesto a enfrentar.A Helena no le haba contado que l era ca-sado, y menos que tena hijos, ella crea que l


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era un vendedor de artculos para automviles,soltero, que la dedicacin por su trabajo habahecho que el no estuviera casado aun.

Lucas llego al parqueadero, detuvo su autoparquendose en la lnea divisoria de dos es-pacios, cerca de la casita donde el celador lo

miraba.-Yo se lo cuido, don Lucas.-No deje que se acerquen mucho, le dijo

mientras le tiraba las llaves.-S Seor.Acostumbraba ocupar dos espacios, para

que nadie pudiera parquear cerca de su auto,aunque le costara el doble l estaba dispuestoa pagar el precio. Mientras caminaba, sac elanillo de su mano izquierda y lo guardo en elbolsillo interior del saco.

-Ah, esto me hace sentir vivo, pens mien-

tras caminaba esbozando una sonrisa.

Helena estaba organizando algunos libros,subida en una escalera. Pona en su lugar al-gunos libros que haban llegado, era una mujer

delgada, alta, de pelo al hombro color castaoclaro, ojos verdes, piel blanca. Le gustaba ves-tirse de forma sencilla, pero "decorosa" deca


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ella, pensaba que esto era importante en supersonalidad. Llevaba una falda que le llegabaun poco ms debajo de las rodillas, zapatos detacn bajo, le gustaban porque se senta muycmoda con ellos, un suter negro con cuelloalto.

-Creo que he terminado, dijo mientras baja-ba la escalera, gracias Seor, ahora podrdedicarme a leer un poco.

Avanzo hacia el mostrador, buscando unasilla que estaba detrs, ah pasaba las horas

cuando no haba mucho que hacer, le gustabaleer, era su pasatiempo predilecto, lea casi to-dos los libros que llegaban a la librera. Sesent y busco un libro que tena debajo de unacobija, iba a empezar a leer cuando una voz lacogi por sorpresa,

-Hola Helena, Te acuerdas de m?Helena abri sus ojos, mientras se paraba,

mostraba su sorpresa y agrado en su rostro.-Hola Lucas, que sorpresa, que bueno verte.-Hola, estaba por aqu y quise pasar a salu-

darte.-Ay, gracias, pero espera, podemos sentar-nos all, sealando una mesa pequea con dos


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asientos en una esquina, Quieres un caf?-Bueno, gracias, dijo Lucas mientras cami-naba hacia la mesita.

-Tienes clientes por ac?, pregunto Helenamientras preparaba el caf.

-S, algunos prospectos, pero ya veremos.

-Srvete, Helena extendi una pequeabandeja plateada y la coloco en la mesa.-Gracias, Cmo has estado?-Bien gracias, trabajando como siempre, pe-

ro gracias al Seor tengo trabajo.-Por qu le das gracias a tu Seor por eso?,

si eres t la que trabajas.-Helena lo miro serenamente, mientras to-

maba un sorbo corto de caf, l nos da todaslas cosas, slo que t por ahora no lo sabes,

-Y las cosas malas tambin?, dijo Lucas entono irnico.

-l te bendice con todo lo bueno, de lo ma-lo te ocupas t mismo, dijo Helena mientras lemiraba con picarda.

-OK, OK, me rindo, mejor no nos metamosms en ese tema.

-No te preocupes Lucas, no me molesta,cuando tengas alguna pregunta, por dura queparezca me las haces, sino la puedo contestar


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lo averiguar e intentar darte la respuestams sincera que pueda.-Lo prometes?-No prometo, Lucas, slo te doy mi palabra.-Entonces respndeme esta pregunta,

Quieres ir a almorzar conmigo hoy?

-Helena ri levemente, no era eso lo quequera decir, pero adems est muy temprano,y no tengo quien me cuide la librera, as quelo siento, ser otro da.

Helena sinti que algo no estaba bien, erauna sensacin de intranquilidad, cada vez que

Lucas venia, la invitaba a salir, y ella saba quepronto le iba a tocar acceder a una de sus invi-taciones para no ofenderlo, pero tambinsaba que algo no estaba bien, y or mientraspensaba, Padre, dame claridad respecto a Lu-cas, gracias Seor.

Lucas la mir, saba que no deba insistirdemasiado para no presionarla mucho, perosaba que ya pronto aceptara, el hecho de queno lo haba rechazado del todo le indicaba queella lo estaba pensando, y eso era lo que l

quera.-Y Me recomiendas algn libro?, quisieraleer un poco, quizs algo que t ests leyendo.


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-Leo la Biblia a diario, te la recomiendo.-La Biblia, slo creo en lo que puedo ver, dijo Lucas mientras miraba un estante lleno delibros.

Helena sonri, mientras se acercaba, traauna hermosa Biblia forrada en cuero en su

mano, se la extendi a Lucas mientras le deca:-Eres una persona practica? Crees slo enlo que ves?, si empiezas a leer este libro, tusojos sern abiertos; y veras el verdadero mun-do donde has estado todo este tiempo, yentenders, qu lo que ahora ves, es mentira.

Lucas la miro, no quera rechazarla, Helenale atraa fuertemente y l muchas veces habacomprometido su forma de pensar con tal delograr su objetivo, as que le recibi el libromientras la miraba.

-Lo voy a comprar por ti, porque t me lo

recomiendas.-S, que rico, pero lo lees, as podremos

conversar del libro.-S, por eso lo hago.-Cundo podremos salir a tomarnos un re-

fresco y conversar del libro?-Helena lo miro, saba que ya no poda darleotra excusa.


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- Qu te parece el viernes? Despus de ce-rrar podemos caminar un poco y conversar.-As quedamos, es una cita.-No, no, no tenemos una cita, dijo Helena

mirando con sus ojos grandes y moviendo sumano, es slo para conversar del libro, nada

ms.-Vamos Helena, por supuesto que s, dijoLucas mientras se rea con picarda.

Se dirigieron al mostrador y Helena marcel nmero del libro y el precio en la registrado-ra, mientras Lucas sacaba su billetera y sacaba

unos billetes.-Nos vemos el viernes dijo Lucas, mientras

la miraba.-S, como a las seis estoy cerrando.-Bueno aqu estar, chao.

Lucas sali de la librara con una sonrisa desatisfaccin en su rostro, ya haba logradoacercarse ms a Helena y notaba una mayorfamiliaridad en ella, todo iba sobre ruedas, s-lo le molesto que le tocaba esperar cuatro das

para el viernes, pero vala la pena esperar. Ca-mino por las calles lentamente mientras sediriga al parqueadero, miro su telfono, lo ha-


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ba puesto en silencio para que no lo molesta-ran, tenia quince llamadas de Ana, parece quesospecha que estoy viendo a otra mujer y seenloquece llamndome, tengo que hablar conella.

Llego al parqueadero y saludo con un ade-

mn al celador,-Todo bien?-S, sin novedad.Lucas se acerc y pas un billete por la ven-

tanilla que daba a la casita donde estaba elcelador,

-Qudate con el cambio y gracias.-Gracias don Lucas, que tenga buen da.-Tiro el paquete con la Biblia en el otro

asiento mientras se sentaba e introduca la lla-ve, parece que me va a tocar leer un poco dela Biblia, dijo en voz baja, lo que uno hace por

una mujer, bueno el premio vale la pena, y en-cendi el auto arrancando apresuradamente.

El Telfono son mientras iba manejando,era Ana, apret un botn en el manubrio delauto y contesto:

-Dime,-Las acciones van en bajada, dnde ests?-Cmo as que en bajada?, Ha pasado al-


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go?-Nadie sabe que est pasando, he llamado alos corredores pero slo gritan, no se les en-tiende lo que dicen, dicen que debemosvender, Qu hago?

-Estoy a cinco minutos, yo los llamo, y corto.

Lucas empez a buscar rpidamente en sulista de contactos, hizo la llamada,-Hola, se escuch al otro lado.-Qu es lo que pasa?-Se cay, el ndice se fue para abajo, est a

menos de la mitad, lo llame muchas veces pe-

ro no lo localice, Tenia apagado el telfono?-Cmo as a menos de la mitad? Est lo-

co?, dijo gritando.-S, no me escucha! y sigue cayendo, Qu

hago?-Venda, venda, dijo Lucas mientras gritaba y

sala del auto que ya dejaba parqueado, corramientras llegaba al ascensor que lo llevara asu oficina.

-Perderemos mucho dinero si vendemosahora, pero si esperamos quizs lo perdamos

todo.-Que venda, no me escucha.-S, y se escuch el sonido de la conversa-


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cin cortada.-Qu carajos est pasando?, un momentotodo bien y al prximo todo al revs.

La puerta del ascensor se abri y l sali an-te la mirada aterrada de Ana,

-Lo busque, lo llame muchas veces pero no

lo pude localizar, deca mientras mova susmanos.-Qu es lo que pasa? Qu dicen las noti-

cias?-Parece que es en todo el mundo, esta por

todos los canales, algunas bolsas estn cerran-

do para evitar el pnico.EL telfono son otra vez.-Dime, vendiste?-Cerraron, no alcance, cerraron la bolsa.-Pero estn locos, no nos pueden cerrar,

Sabes que es lo que pasa?

-No, todos tienen teoras diferentes, peroalgo es muy extrao, el mercado chino no hasido afectado.

-Sigue intentando, A qu precio est ac-tualmente?

-A 42, dijo la voz por el telfono-Qu? 42, pero es menos de la mitad,-S,


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-Vende si puedes, djame slo 10% aden-tro, en caso de que se recupere, pero no locreo.

-OK.

Ana contesto el telfono y miro interrogan-

te a Lucas,-Un momento, por favor, dijo mientras lehaca seas con las manos a Lucas, es el SrPreston.

-Slo me faltaba esto, que querr ahora eljefe un da como hoy.

-Sr Preston, buenas tardes, dijo Lucas.-Hola Lucas, tenemos una reunin urgente

hoy a las tres aqu, quiero que ests presente,vente ya y corto.

Lucas miro el telfono un poco desconcer-tado, parece que el mundo se volvi al revs

en un momento, dijo sin pensarlo mientras mi-raba a Ana.

-Me mantienes al tanto de lo que pasa,OK?

-S seor, dijo Ana moviendo nerviosamente

sus manos.-Voy a estar en la sede y sali.


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El auto de Lucas avanzaba lentamente,mientras la fila interminable de autos se ex-tenda cada vez ms,

-No s para qu pusieron ese peaje, sloms plata para ellos pero no ha solucionadonada el trfico, dijo Lucas mientras se levanta-

ba un poco en su asiento para alcanzar a ver lafila ms adelante. Era la una de la tarde y elacostumbrado trancn de los autos quedesean salir o entrar a la ciudad ya se habaformado, el telfono suena otra vez.

-Dime, dijo Lucas rpidamente.

-Qu ya vendi, me llam y me dijo que yapudo vender, hizo como le dijiste y dejo el 10adentro.

-Cmo sigue?, sigue bajando?-S, nadie sabe cundo va a para esto.-Bueno, algo salvamos.

-Los bancos tambin tienen problemas, dijoAna por el telfono.

-S, si esto sigue as todos vamos a tenerproblemas.

-Cul est subiendo?

-Casi todo est cerrado, no dejan comprarnada ahora.-Bueno, est atenta, me llamas si hay cam-


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bios.

Ya eran las dos de la tarde cuando por finLucas avisto la calle de entrada a la ciudad, s-lo le tomara 5 a 6 minutos llegar a su destino.Era un da precioso, las calles estaban llenas de

jvenes que celebraban el fin del ao escolar,daban color y alegra a las calles, como testi-gos inocentes de lo que pasaba. Algunosgrupos de personas se apiaban en los televi-sores que podan encontrar en las vitrinas de laciudad, seguan con inters lo que pasaba, pe-

ro Lucas saba que el verdadero movimiento,estaba en algunos crculos selectos de indus-triales y magnates, que seguramente haba,como l, perdido una buena parte de su dineroen slo minutos.

Pens en lo que estaba pasando, realmente

no lo afectaba mucho, se acord de Jazmn, suesposa y la busc en los contactos del tel-fono,

-Hola, dijo una voz por el telfono.-Hola mi amor, Cmo esta todo?

-Te he dicho que no me digas mi amor, to-do est bien.-Y los muchachos?


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-Ya llegaron de su colegio, hoy termino Ro-bert, espero te acuerdes.-S, s, intentar llegar un poco temprano

para que podamos estar unos ratos juntos.-Te lo digo por l.-Y Melina?

-Quieres hablar con tu hija?-S, ponla al telfono.-Pap, Dnde ests?-Estoy trabajando, sabes que te quiero mu-

cho?-Anoche tuve un sueo raro, pap?

-S, cuntame, Qu soaste?-Soaba que bamos por un camino los cua-

tro. Pero t, pap, quisiste seguir solo por elcamino y un viento fuerte empez a soplar, yfue llevndose primero a Robert, luego a m ypor ltimo, mam se tir por una ladera y mu-

ri, Por qu pasa eso, pap? Yo llorabamucho y le preguntaba a un Seor bueno queestaba conmigo Por qu pasaba eso?, y medijo, que porque t habas decidido mal.

-Melina,

-Si pap-Fue slo un sueo, un mal sueo, no tepreocupes, todo va a estar bien, un besito,


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hazle caso a tu mam.

Lucas llego a un edificio de unos 10 pisos,en todo el centro de la ciudad, la entrada erapor el parqueadero, y vio que ya haban llega-do la mayora de las personas consideradas

claves para el rea de Suecia. Todos residanen Estocolmo y haban sido cuidadosamenteseleccionados entre algunas empresas clave;as como personas de contactos clave para laorganizacin. Algunos de ellos slo los veanuna vez al ao, cuando se reunan, pero Lucas

todava no entenda lo que hacan en la com-paa. Pertenecan a una de las empresastelefnicas ms grandes en el mundo; otros aempresas relacionadas con telecomunicacio-nes; y sabia que alguno de ellos venia de unaempresa de armamento, Tofors. Pero su expe-

riencia le indicaba, que no preguntara ms delo que ellos queran decir; y a l, seguramente,slo lo haban seleccionado por sus contactoscon algunos de los mayores peridicos locales.Pero l saba, que algunos de los presentes te-

nan una buena cantidad de acciones en estosperidicos, as que no entenda porque estabaah.


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Parqueo el auto; antes de salir, miro por unmomento la Biblia que aun estaba en el otroasiento, en el paquete que Helena le haba da-do, y mientras toco el paquete dijo en vozbaja,

-Espero poder verte el viernes, espero que

s. -El telfono son otra vez, era Ana.-Dime.-Sigue bajando, Quieres dejar el 10 aden-

tro?-Si djalo, y de ahora en adelante me envas

mensajes de texto, hasta que la reunin termi-ne. OK?

-S, chao y buena suerte.

La puerta del ascensor se abri y Lucas sali,vio un gran movimiento de personas, todas

parecan muy ocupadas, llevaban documentosy contestaban constantemente el telfono, unamujer alta, vestida como una ejecutiva de re-vista sali a recibirle.

-Buenas tardes Lucas.

-Buenas tardes, ya llegaron todos.-No aun faltan algunos, el Seor Preston loespera en su despacho.


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-Gracias.-Quiere que le lleve algo?-Treme un caf, por favor, ms bien fuerte,

parece que lo voy a necesitar.

Lucas camino por el corredor, hacia la ofici-

na que quedaba en el extremo, las puertas dela oficina se abrieron y un hombre apareci yempez a hacerle seales con la mano paraque entrara.

-Hola, vamos, te estaba esperando.-Buenas tardes lvaro.

lvaro era un hombre alto, rubio, de contex-tura delgada, de unos 53 aos, vestido contraje impecable. Lucas lo miro y record quelvaro era sueco, de madre sueca pero de pa-dre colombiano, de ah su apellido, Preston.Lucas era colombiano, y de alguna forma sen-

ta que exista una unin especial entre ellos,como si la cultura tuviera unos tentculos invi-sibles que se alargaban, en cuanto dos seres seencontraban y eran de la misma descendenciao cultura.

-Qu sabes de lo que est pasando? Dijolvaro de repente.-Slo que he perdido un montn de dinero,


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me toco vender a menos de la mitad.-Ya vendiste?-S, Por qu?-Debiste esperar.-Y me lo dices ahora, Por qu no me lla-

maste?

-Todo lo que vas a escuchar aqu, y desdeeste momento, es secreto, no lo puedes contarni a tu mujer, ni a tu Ana.

-Lucas lo miro con algo de rabia en la mira-da.

-Qu es lo que no s?, Qu es lo que pa-

sa?-Dejaste algo adentro?-Slo el diez.-Bueno, con eso te puedes hacer rico, no lo

vayas a sacar.-Pero, me puedes decir que pasa?

-Te puedo decir que todo est controlado,no te dejes engaar por el pnico all afuera,eso es todo.

Lucas sabia que lvaro no bromeaba en losnegocios, y que lo que deca deba tener un

buen fundamento.-Puedo hacer una llamada?-NO, nada de invertir ahora, podra desper-


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tar sospechas, no te preocupes, vas a recupe-rarlo todo y a multiplicarlo por cien.-Ahora si me estoy preocupando.-Vamos a estar en la reunin, t te callas y

no dices nada, as te lo pregunten directamen-te, slo me respondes a m, Est claro?

Lucas lo miro extraado, no tena idea de loque pasaba, pero slo le quedaba confiar, sutelfono vibr y meti la mano a su bolsillo, losac y vio que Ana le haba enviado un mensa-je:

-Sigue bajando.

-No se te vaya ocurrir escribir un mensaje,dijo lvaro en voz alta, si no haces lo que tedigo perders todo hoy mismo.

-No, est bien, slo lea lo que Ana me en-vi.

-Mejor apgalo por un rato, luego vas a en-

tender, y se quedo mirndolo fijamente consus ojos bien abiertos.

-Est bien, ya perd ms de la mitad de misbienes hoy, as que no tengo mucho que decir,y apago el telfono.

La muchacha que lo haba encontrado en elascensor entr, traa una bandeja con un caf y


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un vaso con agua, los puso sobre la mesa, ymirando a lvaro dijo:-Slo falta Mr. E. ya viene en camino.-Bueno, me avisa cuando entre.-S seor, y sali de la oficina.-Toma el caf y preprate a hacer el nego-

cio de tu vida, recuerda que yo te ayudo aesto.-Lucas asinti con su cabeza, mientras to-

maba su caf, saba que algo saba lvaro quel no saba y su experiencia con l lo llevaba aconfiar.

-Vamos, dijo lvaro abotonndose el saco,mientras miraba y sealaba la luz que titilabaen su telfono de mesa, ya llego.

Los dos hombres avanzaron hasta la sala deconferencias, era un lugar amplio, de puertasaltas y grandes, con grandes ventanales hacia

la calle, la mesa grande y bien cuidada daba untoque de elegancia al sitio. Ya todos se habanacomodado en sus sitios, mientras un grupode jvenes hombres y mujeres les servan re-frescos y caf a todos los asistentes. Un

hombre alto de pelo blanco, corpulento, deunos 60 aos tomo asiento en el cabezal de lamesa, mientras lvaro y Lucas se sentaron al


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otro extremo de la mesa.Los jvenes salieron y las puertas se cerra-ron.

-Buenas tardes seores.-Buenas tardes Mr. E., dijeron todos en for-

ma casi automtica.

-Estamos en una crisis, las acciones han ca-do casi un 65% y quiero escuchar ideas de loque debemos hacer.

-Esto es mi bancarrota, dijo un hombre obe-so, mientras sacuda la ceniza de su cigarrillo,porque nadie lo vio venir.

-Ha cogido de sorpresa a todo el mundo,dijo otro, yo vine a ver si ustedes saban algonuevo.

Todos empezaron a hablar unos con otros,algunos empezaron a levantar la voz.

-Por favor, seores, calma, Qu opinas t,

lvaro?-Si esto sigue as, creo que lo vamos a per-

der todo, seguramente ya hay algunosrondando, para ver que puedan sacar de noso-tros.

-El hombre obeso se par de repente, Peroyo cre que ustedes saban algo? Mientras es-toy aqu pierdo lo poco que me queda, yo me


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voy y que tengan buena vida, dirigindose a lapuerta.Otros cuatro se levantaron y sin decir una

palabra, abandonaron tambin el cuarto. Sloquedaron seis hombres y Lucas en el cuarto.

-Y t, Lucas, dijo Mr. E., seguramente ya

perdiste ms de la mitad de lo tuyo, Te vas aquedar aqu y perderlo todo?Lucas se acord de lo que le dijo lvaro, " t

te callas y no dices nada, as te lo preguntendirectamente, slo me respondes a m" y sequedo mirando a Mr. E. sin decir una palabra.

-Qu te pasa, tambin perdiste tu lengua,dijo el hombre mientras sonrea irnicamente.

-Lucas es mi mano derecha, dijo lvaro derepente.

-Qu le has contado?, dijo Mr. E. parndo-se rpidamente de su silla y apoyndose en la

mesa con las dos manos.-Nada, solo le di rdenes de callar y solo

responderme a m.-Confas en l?-S, por eso lo hice.

-l es tu responsabilidad, dijo Mr. E. mien-tras lo sealaba.Los otros hombres miraban a Lucas inten-


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samente, luego miraron a Mr. E. y dijeron casial unsono, sea, es responsabilidad de lvaro.Lucas miraba sin entender nada de lo que

pasaba, intentaba parecer tranquilo, pero den-tro de l haba un montn de preguntas y unagran confusin. Tomaba su caf intentando

mirar tranquilamente a todos, todos los que sehaban quedado eran personas de las grandesmultinacionales, personas que l no sabaexactamente que hacan, o porque estaban enel grupo, pero algo lo llevaba a callar y mirarsolamente.

Todos se miraron entre s, uno de ellos separ y cerr las puertas con llave, cerr laspersianas, y todos dieron un soplo de alivio,era como si de repente hubieran dejado unagran presin, todos se relajaron,

-Parece que todo va bien, dijo uno de los

hombres.-Si el pnico es completo, nadie sabe nada.-Y cmo va lo otro en Irn?, dijo Mr. E.-Todo est como lo planeamos, ya tenemos

equipos all.

-Sabes lo que hacemos nosotros?, dijo Mr.E. dirigindose a Lucas.-Lucas lo miro sin responder.


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-Ahora ya puedes hablar, dijo lvaro, res-pndele a Mr. E.-Antes pensaba que llevbamos una com-

paa adelante, ahora, no lo s!, dijo Lucasmirando a Mr. E.

-Nosotros decimos lo que va a pasar maa-

na, dijo el hombre mirando orgulloso a Lucas.-Los profetas del siglo 21 dijo otro riendofuertemente.

-Lucas se rea mientras mostraba que toda-va no entenda.

-Quieres ser rico, Lucas, muy rico?

-Si no vendra mal.-Me gusta el estilo de Lucas, donde lo en-

contraste.-Nos conocemos hace mucho tiempo, des-

de el colegio.-Mralos, dijo mientras abra una persiana y

sealaba a las calles de Estocolmo, son siervosfieles, trabajan para nosotros, y nosotros cui-damos de ellos, t ahora estas con nosotros,toda esta gente estar trabajando para ti pron-to.

lvaro puso una mano en su hombro y ledijo:-Ya vas a entender, no te preocupes, por


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ahora debes hacer todo lo que te digamos,vendi casi todas sus acciones hoy, dejo slounas pocas adentro, dijo mirando a Mr. E.

-Te entro pnico!, ese es nuestro negocio,pero no te preocupes ya vas a recuperarlo to-do, sabe que no debe hablar con nadie de

esto, dijo mirando a lvaro.-Si no te preocupes, ya lo viste, si le digoque a nadie es a nadie.

Lucas se dirigi hacia la mesa, quera servir-se un vaso con agua, pero quedo quieto comouna estatua, al ver que toda la habitacin

cambi de apariencia. Todo qued ms oscu-ro, y volteo a mirar y vio unos seres aladososcuros, estaban en las espaldas de cada unode los presentes; miro a lvaro y vio como te-na un ser grande que incrustaba sus uas porsus sienes; volteo a mirar para intentar ver sus

espaldas pero no pudo ver nada. El ser que es-taba en las espaldas de Mr. E. lo miro y le dijo:

-Ahora eres de nosotros.Toda la visin desapareci y se encontr de

nuevo en la habitacin, miro a todos y vio co-

mo seguan conversando entre ellos sin notarsu desconcierto.-Todo bien?, le dijo lvaro.


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-No s, creo que s, slo un poco descon-certado.-Todo se ira aclarando poco a poco.-Si tus amigos de los peridicos quieren sa-

ber de nosotros, debes decirles que estamos alborde de la desesperacin, que no sabemos

qu hacer, dijo Mr. E. mirando a Lucas.-Est bien, dijo tranquilamente Lucas.Todos se sentaron otra vez.-El mercado alcanzara el tope, en unas 48

horas, dijo Mr. E. mirndolos a todos, entoncesestas empresas empezaran a subir, hganlo

todo a travs de mi corredor, as no dejamosrastro; y paso un papel en el que estaban escri-tas el nombre de tres empresas, todasreconocidas por su venta de armas. Nosreunimos en una semana ms, encrgate desacar a los que se fueron, mirando a lvaro.

-Hecho.-Y gua a tu muchacho en lo que debe ha-

cer.-Yo me encargo, dijo lvaro.-Todos se pararon y sin decir palabra, salie-

ron de la sala y se dirigieron al ascensor.lvaro y Lucas quedaron solos en la sala.-Ya sabes, le dijo lvaro, debes invertir lo


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que tienes en las empresas que viste; este es elnmero del corredor, cuando lo llames te pre-guntara el origen, t le dirs que es de losprofetas, eso es todo, la cantidad y la empresa.Ven conmigo, le dijo mientras avanzaba por elcorredor de las oficinas, llego a su oficina,

abri uno de los cajones de su escritorio y sacun telfono.-Ten, le dijo, todo lo que hables con el co-

rredor o conmigo, lo hars a travs de estetelfono, no lo olvides es muy importante,ahora perteneces a un grupo selecto y tienes

que tener extra precaucin, ahora eres de no-sotros, le dijo lvaro.

Lucas record al momento la visin que ha-ba tenido, eso era lo que le haba dicho el serque l haba visto en Mr. E., no haba querido

decir nada, era la primera vez en su vida queesto le pasaba y seguramente era la presinpor lo que haba pasado, adems, no habapodido almorzar bien, s, seguro eso era.

-Ya puedes prender el telfono, recuerda no

hagas nada apresurado, nos vemos, yo te lla-mo y sali de la oficina rpidamente.Lucas miro el telfono, tenia 10 mensajes, 9


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de Ana y uno de Melina, empez a revisar losmensajes todos decan ms o menos lo mismo,"sigue bajando", miro el mensaje de su hija,"pap, recuerda que te quiero mucho" deca elmensaje. Empez a caminar por el corredor,pensaba en todo lo que haba pasado en tan

slo unos minutos. Record la visin que tuvo,algo estaba muy mal, el nunca haba pasadopor algo parecido, seguramente se estaba en-fermando por la tensin; record a loshombres que en la sala, si no lo hubiera vistocon sus propios ojos y odo con sus odos, no

lo hubiera credo. Se imagin que era un gru-po a muy alto nivel que influan sobre elmercado para hacerse ricos, l saba que estosgrupos existan, pero ahora estaba en mediode uno de ellos sin siquiera haberlo pensado;era como si hubiera sido arrastrado por la co-

rriente y ahora era slo llevado sin el poderhacer nada para evitarlo.

-Creo que la suerte me sonre esta vez, dijoen voz baja, aunque perd casi el 60% de misinversiones, creo que la suerte me sonre, esta

gente sabe lo que hace, sac su telfono yllamo a Ana.-Ana, todo est bien, no te preocupes, ve a


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tu casa y descansa, maana nos vemos tem-prano.A Lucas le gustaba esta fecha del ao, el da

era largo y la noche corta; en Colombia el datenia doce horas y la noche doce horas, esaera una de las cosas que ms le haba llamado

la atencin cuando llego a Suecia. Slo eranlas cuatro de la tarde, alcanzara a pasar eltrancn en el centro si tena suerte.

Parqueo en su garaje, Lucas tena una her-mosa villa en el sur de la ciudad, con doble

garaje, un terreno grande y muy bien cuidado.La casa era blanca con decoraciones amarillasy techo rojo, de dos pisos, tena un manzanalen el extremo del terreno y arbustos muy biencuidados que sealaban el fin del terreno, unrea circular en el terreno estaba cultivada con

flores de diferentes colores. La entrada erasencilla pero elegante, dos pequeos escalo-nes daban acceso a la puerta y a la casa por laentrada principal. Lucas haba entrado por elgaraje, donde haba un recibidor pequeo, la

alfombra se extenda desde unos metros a laentrada del garaje y cubra toda la casa. Lucasentro y se sac los zapatos, llevaba el paquete


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con la Biblia en la mano.-Hola, Ya llegue, dijo mientras miraba a lacocina.

-Jazmn sali y se qued parada en la en-trada de la cocina, era una mujer hermosa, depelo al hombro, negro, ojos grandes y pesta-

as largas, labios delgados y bien formados, surostro era fino y delicado, de contextura del-gada, tena amarrado a su cintura un delantal,que resaltaba su figura.

-Hola mi amor, dijo Lucas.-No vamos a empezar, dijo Jazmn, Hola,

mientras se volteaba y segua en su quehacer.-Hoy fue un da diferente de todos.-S, eso vi por televisin, estamos arruina-

dos? Dijo mirando fijamente a Lucas.-No, no te preocupes, creo que por cosas

del destino vamos a estar mejor, mucho mejor.

-Cosas del destino?, Qu quieres decir?-Nada especial, slo que no te preocupes,

todo est bien, dijo mientras pona el paqueteen la mesa de centro de la sala.

-Y qu traes ah?

-Es una Biblia, dijo sin pensarlo mucho.-Una qu?, dijo Jazmn mirndolo fijamentecon una cuchara de palo casi en su boca.


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-Ah, una Biblia!, creo que voy a leer un po-co.-Ahora si lo he visto todo, dijo ella mirndo-

lo irnicamente, t, leyendo la Biblia!, as demal estn las cosas?

-Lucas ri ampliamente, no, no es eso, slo

me ha entrado la curiosidad.-Te ha entrado la curiosidad?, lo nico quete llama la curiosidad son las faldas y la plata,tiene que ser una de las dos.

-No vamos a empezar, dijo Lucas alzandoun poco la voz y empezando a subir las escale-

ras hacia su cuarto.Melina bajo corriendo las escaleras y se tir

al cuello de su pap:-Hola pap, recibiste el mensaje?-Si mi amor, gracias, yo tambin te quiero

mucho, y la llevo subiendo por las escaleras

mientras jugaba con ella.-Dnde est tu hermano?-Llego y se fue, debe de estar con sus no-

vias.-Lucas la miro cerrando un poco sus ojos y

dijo, y t, las conoces? Le dijo mientras le ha-ca cosquillas en su costado.-No, pap, para, deca la nia mientras se


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retorca de risa, las he visto de lejos.-No debes expiar a tu hermano, OK.-No los expi, l las ha trado ac.-Ac?-Si pap, t pasas mucho tiempo afuera y

no te das cuenta, y mi mam llora en ocasio-

nes, no le vayas a decir que te cont o se enojaconmigo, OK?-S, mi nia, no te preocupes.-Y que es esto, dijo la nia mientras sacaba

el libro del paquete.La nia salt hacia atrs, dando un grito

fuerte y quedo plida como el papel, miraba laBiblia que ahora estaba sobre la cama.

-Qu paso? Le dijo Lucas mientras la alza-ba.

-Jazmn subi rpido las escaleras y entromirando seriamente a Lucas, Qu le hiciste a

la nia? Mientras se la quitaba de sus brazos.-No s qu paso, miro La Biblia y grito.-Qu paso Melina? Le pregunto Jazmn.Ese libro, lo vi anoche en mi sueo, yo te lo

cont mam, estaba en el sitio donde pap si-

gui solo el camino y antes que el viento seempezara a llevar a todos nosotros.-Eso fue slo un sueo Melina, le dijo Jaz-


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mn mientras la pona en el suelo.-S pero era el mismo libro, deca as, La Bi-blia.

-No s, creo que no vas a poder ver ms te-levisin despus de las nueve.

-Qu es ese libro?, pregunto la nia miran-

do a su pap.-Es un libro muy antiguo, que antiguamentese crea que Dios lo haba escrito, pero ahorasabemos que todo era mentira, la ciencia nosha enseado lo que es la verdad.

-Y para qu lo lees si es mentira?, pregunto

la nia.-Jazmn lo miro con sarcasmo mientras ba-

jaba las escaleras.-Esprame abajo, que vamos a comer, ya

bajo, voy a cambiarme.La Biblia haba quedado abierta en la cama,

Lucas se acerc para dejarla en su mesa de no-che y ley las primeras palabras de la pgina:

"Hay camino que al hombre le parece dere-cho, Pero al final, es camino de muerte."

-Camino que parece derecho, pens Lucas,si esos pobres de afuera no saben para quientrabajan, que nombre tan peculiar que eligie-


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ron los empresarios estos, los profetas, sernuna secta?, bueno si me hacen rico no tengoproblema.

Los minutos pasaban, Lucas haba estado ensilencio en la comida, haba cosas inusuales

que haban ocurrido que l no poda explicar, ysi les contara lo que vio seguramente lo man-daran para el psiquiatra. El telfono quellevaba aun en el saco son, indicando que unmensaje de texto haba llegado, Lucas se acor-d que deba ser usado nicamente para

comunicarse con lvaro, se par y lo sac delsaco, y miro el mensaje:

-Hora de invertir, invierte todo en la Tofors.-Lucas pens por un momento, era un ries-

go grande, era todo lo que tenia, aparte del10% que haba dejado que ahora vala muy

poco, pero ya no era hora de echarse paraatrs.

Lucas llamo al nmero del corredor que l-varo le dio,

-Hola, se oy al otro lado del telfono, de-

me su origen.-Los profetas, dijo Lucas sin ms.-Dgame su inversin y la cantidad, la voz


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empez a preguntarle los datos para hacer lainversin, mientras Lucas acostumbrado ya aesto, lo haca con destreza.

-Esta list?, pregunto Lucas.-Si todo est invertido y colg.Ahora estaba en algo completamente nue-

vo, algo desconocido, pero confiaba en quetodo iba a salir bien. Se acord del sueo desu hija, un camino en donde l segua solo, eneso era acertado el sueo, pero eso es slotonteras, se dijo, mientras guardaba el tel-fono.

-Adnde vas Lucas?, escucho que le decanal odo.

Y se volte rpidamente para ver quien ha-blaba con l, no haba nadie en la sala, peroque estaba pasando, podra jurar que habaescuchado una voz.

-Qu te pasa?, dijo Jazmn mientras entra-ba a la sala, ests plido.

-No, nada, creo que me cay mal la comidadijo mientras se sentaba otra vez.

-Quieres una sal de frutas?, le dijo Jazmn

dirigindose a la cocina.-S, gracias.-Y t, Has tenido sueos como los de Me-


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lina?-Cuando puedo dormir, duermo tan cansa-da que no sueo nada, Por qu?

-No, nada en especial.-Ya se acost la nia?-Si est esperndote para que le des el be-

so, dijo Jazmn.-Dnde est mi princesa?, deca Lucasmientras suba las escaleras.

-Y llego y la encontr tapada con las cobijasmientras se escuchaba la risa de ella.

-Aqu est mi princesa, dijo mientras la to-

maba con su mano, ella solt un grito dealegra.

-Hasta maana mi nia, y le dio un beso ensu mejilla.

-Hasta maana, pap, dijo la nia mirndolotiernamente, no quiero soar otra vez ese sue-

o.-No te preocupes, acurdate cuando estu-

vimos de vacaciones en Barcelona, teacuerdas?, te acuerdas del tobogn?

-S, si me acuerdo.

-Piensa en eso, y vas a soar que estas all.-Bueno, hasta maana.


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Lucas sali dejando la puerta entre abiertapara que un rayo de luz entrara al cuarto, y bajo las escaleras sentndose en su sillnpreferido mientras encenda un cigarrillo.

-Abre la ventana, le dijo Jazmn, o todo va aquedar oliendo.

-Qu opinas del sueo de Melina?, dijo mi-rando a Jazmn.-Creo que no hay que dejarla ver tanta tele-

visin.Robert entro en ese momento,-Hola familia, se quit sus zapatos sin aga-

charse y tiro su chaqueta a un asiento de lasala, huy!, que rico huele, estoy hambriento.

-Cunteme una nueva, dijo Jazmn, mientrasse paraba y se diriga a la cocina.

-Felicitaciones, dijo Lucas mirndolo.-No ms libros por un tiempo, quiero des-

cansar.-Espero que ya ests inscrito en la Universi-

dad.-Otro da hablamos de eso, hoy slo quiero

olvidarme de eso, y beba rpidamente un va-

so de leche que se haba servido.-Voy a salir ms tarde, vamos a celebrar conlos amigos, necesito dinero.


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-Lucas sac de su billetera unos billetes ylos puso sobre la mesa, no llegues muy tarde yllamas para decir donde estas, OK?, dijo man-teniendo su mano sobre los billetes y mirandoa Robert.

-OK, OK, slo voy a celebrar, y extendi su

mano cogiendo los billetes de la mesa.Robert empez a comer ruidosamente, Note vayas a atorar, le dijo Jazmn mientras serea mirando como su hijo coma.

Voy a recostarme, dijo Lucas subiendo lasescaleras.

-Y no vas a trabajar hoy?, dijo Jazmn mi-rndolo mientras suba.

-No, hoy no, no se puede hacer mucho entodo caso.

-Que el mundo se va a acabar, decan algu-nos amigos en el colegio.

-No hagas caso de esos cuentos, dijo Lucasdesde la parte de arriba entrando a su cuarto.

-Qu se va a acabar?, le dijo Jazmn son-riendo un poco.

-S, que las bolsas del mundo colapsaron y

que pronto todo ser slo una sombra de loque ahora es, eso deca uno que le gusta mirarlo que pasa en la bolsa.


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-En eso debes escuchar a tu pap, l sabe loque dice en eso, as que no les hagas caso.-S, supongo, dijo mientras suba la escalera

de dos saltos.-Voy a cambiarme para salir.Jazmn se qued otra vez sola, esa acos-

tumbrada soledad que ya le era tan familiar enlos ltimos aos, ese vaco, esa sensacin deestar en el sitio incorrecto la invada. Saba quesu esposo le era infiel, pero l lo negaba siem-pre que ella tocaba el tema; sospechaba deAna, la secretaria, pero ella siempre guardaba

una fachada de secretaria modelo, sin darleespacio para que ella pudiera preguntarle di-rectamente. Slo tenan relaciones intimas conLucas una o dos veces al mes, y eso a causa desu insistencia; ella no saba qu hacer, habapensado en la separacin, pero pensaba en

Melina y Robert, no tena un trabajo, le dabamiedo, no saba si saldra adelante. Busco unabotella de whisky del bar y se sirvi un tragodoble, echo dos trozos de hielo y se tir en elsilln mirando fijamente a la ventana, sin pen-

sar nada en especial, slo ese vaco, esasoledad.-Un da ms, pens, todo igual, nada cam-


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bia.Robert bajo de un salto las escaleras y miroa su mam mientras le preguntaba, Cmo es-toy?

-Ests guapo, hijo, seguro que las tienes lo-quitas.

-Eso esper, yo te llamo mam, chao.

Lucas se recost por un momento, pensan-do en lo que haba pasado en el da, sonrimientras meditaba, todo va a salir bien, dijo sinpensarlo. Sus ojos se estaban cerrando, la luz

del da aun entraba por la ventana, eran lasocho, debera estar oscuro, pero a esta pocadel ao, todava hay luz en Estocolmo. Sus ojosentrecerrados, vean como la luz daba en elespejo y se reflejaba en diferentes colores.

-Levntate!, escucho una voz masculina.

Lucas quedo sentado al momento, y vio aun ser brillante que le tena la mano en suhombro y lo miraba serenamente con todaatencin. Qu?, Quin es usted? Dijo mien-tras saltaba fuera de la cama.

-Yo soy un mensajero enviado a mostrartelo que pasa en el presente.Un hombre vestido con pantaln blanco y


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camisa blanca estaba delante de l, sus ojosparecan brillar, y cabeza expeda un brillo a sualrededor, sus manos y sus pies parecan res-plandecer.

-Quin te enva? Yo no quiero ir, Qu esesto?

Lucas miro de nuevo a la cama y se vioacostado sobre ella, su corazn plpito fuer-temente, miraba al mensajero y se miraba a lmismo sobre la cama sin poder entender loque pasaba, es esto un sueo?

-Vamos, le dijo el mensajero, es necesario

que veas lo que ests haciendo, y extendi sumano tomndolo del brazo.

Lucas intento retroceder, pero sinti comoel mensajero puso su mano sobre l y al mis-mo momento toda la escena cambi. Lucasestaba en medio de una gran vegetacin, es-

taba lloviendo, pero las gotas de agua no lomojaban, pasaban a travs de l sin tocarlo.Era como un campamento en medio de unaespesa vegetacin. Vio un hombre y una mujerque se escampaban bajo unas ramas que

adems tapaban una cocina muy pequea, sa-ba que era una cocina porque vio unas ollas yestaban al fuego, las ramas disimulaban muy


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bien el lugar, seguramente si alguien quisieraver esto desde lo alto, no lo notara, pens Lu-cas. Escucho como la mujer le pregunto alhombre:

-Cundo llega la mercanca?-Ya viene en camino, Chvez nos ayud a

pasarla, ya debe llegar pronto.-Esta lista la caleta?, si ya debe estar lista,voy a ver.

La mujer se dirigi a una enorme roca y qui-to unos troncos que cubran una entrada en lasrocas, se meti arrastrando hasta que llego a

un tnel amplio iluminado con antorchas enlas paredes. Se par y empez a caminar por eltnel, hasta llegar a una apertura en la cueva;dos nios y tres nias de diez a trece aos tra-bajaban con palas, excavando un hueco degran tamao, sacaban la tierra y la arrojaban

por un hueco por el que corra agua. Los niosmiraron hacia la mujer que los miraba conodio en su mirada.

-Ya acabaron?, o quieren quedar castiga-dos toda la noche?

-Ya estamos acabando contesto uno de losnios.-Apresrense, ya viene la mercanca, y t,


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dijo mirando una de las nias, de unos 11aos, te baas y te arreglas, esta noche te tocaestar con el capitn.

-Si seora dijo la nia, mirando hacia el sue-lo.

La mujer se fue dejando los nios que la mi-

raban como se alejaba,-Esta hija de perra, ojal algn da la puedamatar, dijo uno de los nios.

-Cuando nos fueron a buscar a la finca nospintaron todo muy bonito, vengan que laguerrilla es la solucin! la solucin para quien,

para que ellos consigan mozas.Lucas vio como entro un grupo de hombres

y mujeres todos vestidos de camuflado, traancajas, maletas, bolsas, todos venan cargados,el hombre que haba visto en la cocina se acer-c y les dijo.

-Todo bien?-Sin novedad, todo lleg.-Qu dijo Chvez?-No, a l le interesa que sigamos cogiendo

fuerza, las traen de Suecia.

-Lucas pudo ver como una de las cajas es-taba marcada, se acerc y vio el nombre en lacaja, "Tofors, Sweden". Las cajas fueron lleva-


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das al sitio en la roca; y mientras un hombrecon un computador porttil miraba y contabacada caja y cada bolsa, eran empujadas por laentrada de la cueva y los nios las llevabanhasta el hueco que haban cavado en la tierra.Poco a poco fueron pasando todas las cajas, al

final la mujer se meti tambin a la cueva y fuehasta el hueco ahora lleno de las cajas y bol-sas, tpenlo, djenlo bien tapado que no senote!, dijo, y t, dijo mirando la nia, vienesconmigo.

Lucas pens que la nia le recordaba a supropia hija, no entenda lo que estaba pasan-do, l poda verlo todo, escucharlo todo, peronadie poda verlo a l. Se vio de nuevo en laparte de afuera y escucho cuando la mujer dioinstrucciones a la nia, la nia lleg arreglada y

pintada como una mujer, la mujer la miro y ledijo, OK, ahora vas a ser obediente, OK?

-Si seora dijo la nia.-El hombre de la cocina se acerc y miro la

nia, T eres Melina? Le pregunto mientras le

acariciaba el pelo.-S seor.-Bueno, esta noche tienes el honor de ser


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mi mujer, le dijo el hombre mientras le mos-traba una carpa cubierta con ramas y entre dosrboles, esprame en mi carpa, le dijo mientrasla empujaba suavemente.

Lucas miro desesperado al mensajero quetambin miraba sin inmutarse.

-No va a hacer nada, mire lo que hacen conestos nios, no ve!-Ellos no lo hacen solos, le dijo el mensajero

mirndolo tranquilamente.Lucas record el sello que haba visto en

una de las cajas, y se sinti muy mal, Quiere

que no invierta ms plata en esa compaa,Tofors? Eso es?, si yo no lo hago otro lo har.

-Cada uno es responsable de sus obras, ledijo el mensajero mientras le tocaba el brazode nuevo.


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Hasta cundo pondr consejos en mi alma,Con ansiedad en mi corazn cada da? Hasta

cundo ser enaltecido mi enemigo sobre m?

Lucas se encontr en alguna otra parte, veacomo una nube de polvo se levantaba por to-das partes, la gente iba de aqu para all, lasmujeres iban con vestidos de colores, trajes

viejos y remendados, algunas llevaban algoamarrado en la cabeza y llevaban ollas grandessobre su cabeza. Todos los que Lucas podaver eran de tez oscura, y su ropa en la mayoraera de colores claros, los perros se confundancon los nios que estaban sentados por todas

partes, not que algo no estaba bien en estosnios, la mayora lloraba, su cuerpo era muydelgado, y esto, hacia qu sus cabezas se vie-


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ran de gran tamao. La mayora de estos niosslo iban vestidos con una camisa de talla ma-yor a la de ellos. Las moscas y los insectos,rodeaban las heridas que estos nios tenan ensus cuerpos, su mirada impresion a Lucas, erauna mirada como cubierta por una tela invisi-

ble en sus ojos, sus ojos miraban, pero como alvaco, en una constante expresin de dolor yllanto.Una mujer venia caminando con una nia co-gida de su mano, la nia tendra unos 7 aos,se acercaron a un hombre que las miraba

mientras se rea.-Qu quieres mujer?, habla rpido dijo elhombre,-Necesito alimentos para mis hijos.-Aqu no se regala nada, que tienes para ven-der.

-Tengo mi hija, la puedes tener por un rato.El hombre la mir morbosamente, mientrasmostraba su dentadura mal cuidada y sucia, ensu mano llevaba un tabaco de olor fuerte quehizo estornudar a la nia. Era un hombre alto,

corpulento, de unos 40 aos, llevaba un armaen el cinto, y sus manos eran enormes, toco el


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rostro de la nia con una de sus manos y lepregunto:-Cmo te llamas?-Rosa, dijo la nia tmidamente.-Vienes maana por ella, dijo el hombre mi-rando amenazante a la mujer.

-No, slo por un rato dijo la mujer llorando.-Entonces lrgate, no hay nada para ti.La mujer qued llorando, se sent en una cajaque encontr mientras miraba su hija que seacercaba a consolarla y la abrazaba, le deca alodo:

-Mamita, no te preocupes, maana vienes porm.La mujer la miro desconsolada, Lucas llorabasin emitir sonido alguno, miro al mensajeroque ahora lo miraba a l, y le dijo:-Yo no he hecho nada en esto, Por qu pasa

esto? Por qu me lo muestras a m?La mujer se levant de la caja, entonces Lucaspudo ver que la caja tena una marca, "Tofors,Sweden", Lucas se quedo mirando la marcacon su boca abierta.

-Pero que yo sepa, nunca se le ha vendido aestos pases, el mensajero lo miro sin decir pa-labra.


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-Qu va a pasar con la nia?, aydala, djameayudarla, grito Lucas desesperado.-Alza tus ojos Lucas, mira a tu alrededor, dijo elmensajero.Entonces Lucas miro, y haba cientos de niosen el lugar, todos estaban sufriendo el mismo

trato e iban a pasar por el mismo trato.-El mensajero lo miro seriamente y le dijo:Qu ests dispuesto a hacer por ellos?Lucas senta desesperanza en su corazn, nun-ca haba pensado siquiera en esto, y ahora eracomo si lo estuviera viendo con sus ojos, esta-

ba sucediendo y no poda hacer nada porremediarlo, y l era parte de esto, l estabaayudando los hombres y las empresas queproporcionaban esta situacin.El mensajero toc su brazo otra vez y Lucasapareci en un saln muy lujoso, todas las per-

sonas estaban vestidas como para una fiesta,los hombres llevaban esmoquin, y las mujeresvestidos largos y hermosos. Lucas sinti des-cansar, este era el mundo al que l estabaacostumbrado, este era su mundo. Tres hom-

bres suban las escaleras, dirigindose a unapuerta grande, doble, la puerta se abri y en-traron en una oficina grande, con chimenea en


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uno de sus lados, un escritorio reluciente, pa-reca nunca haber sido usado, todo estaba enestricto orden, la luz de la chimenea iluminabala pieza, dndole un ambiente acogedor yagradable.-Aqu podemos hablar, dijo uno de ellos, mien-

tras se sentaban en unos sillones de cueronegro.Lucas reconoci a uno de ellos, era Mr. E., elmismo hombre que l haba visto en la sedeprincipal.-Parece que todo est funcionando, dijo uno

de ellos.-S, nadie sabe qu ha pasado, algunos empie-zan a sospechar de China.-El otro se ri.-Dnde va a empezar todo?, pregunto Mr. E.-En el medio oriente, nadie sospechara nada,

estn acostumbrados a matarse.-Brindo por eso, dijo uno de ellos, su odio esmuy productivo.-Tienes a los Americanos asegurados?, pre-gunto Mr. E.

-S, no harn nada, los rusos avanzarn hastaPolonia.


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-No querrn empezar la tercera guerra mun-dial, dijo Mr. E. mientras todos rean.-Israel?-Es lo nico que no estamos seguros, siempreson impredecibles.-Pueden defenderse?

El hombre que pareca tener el liderato alzosus hombros, mientras sorba un trago de sucopa,-Que ms da, dijo, que se defiendan o no, detodas formas me harn muy rico.

Lucas vio como seres alados de gran tamaoestaban sobre ellos, sus garras estaban clava-das en las sienes de estos hombres y sedeleitaban escuchando mientras hablaban.-Planean una guerra?, pregunto Lucas al men-sajero.

El mensajero lo miro y le sealo la escena.-Has conseguido nuestra carta de salida encaso de que algo salga mal?-S, dijo Mr. E. Llego ayer, no sospecha nada,cuando se d cuenta, ya ser demasiado tarde.

El mensajero lo miro fijamente, mientras seacercaba lentamente hasta quedar a unos cen-


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tmetros del rostro de Lucas y dijo en voz fuer-te:-Qu ests dispuesto a hacer, Lucas?

Lucas despert mientras mova sus manos vio-lentamente, como queriendo espantar a algo o

alguien, y quedo de pie al instante. Miro a sualrededor, estaba en su cuarto, la luz del daestaba empezando a entrar por la ventana,Jazmn estaba dormida. El todava tena la ropadel da anterior, se toc la cabeza mientras re-cordaba lo que haba pasado hace unos

momentos.Se dirigi a las escaleras, las bajo y fue hasta lacocina,-Necesito un caf, dijo mientras se tocaba aunsu cabeza.-Qu est pasando?, este es el sueo ms ra-

ro que he tenido en mi vida, podra jurar queestuve en esos sitios, todo era tan real, Qucarajos est pasando?-Jazmn bajaba por las escaleras mirndolo unpoco sorprendida, No puedes dormir?, traa

en la mano la Biblia.-No, tuve un mal sueo.


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-Pensaba leer un poco, yo tampoco puedodormir.-Te gusta leer la Biblia, pregunto Lucas algosorprendido.-Mis padres eran evanglicos, no sabias?, meleyeron todas las historias de la Biblia cuando

yo era chica.-No, no lo saba.-Has odo que en la Biblia haya unos serescon alas, como sombras de gran tamao?-Por qu?, pregunto curiosa Jazmn.-Los vi en uno de mis sueos.

-Ella ri levemente, en la Biblia, dijo mirando aLucas, hablan de ngeles y de demonios, real-mente son de la misma clase, pero ladiferencia es que unos son obedientes a Dios ylos otros no.-Siempre tienen alas?

-No, no siempre, en ocasiones se presentabana los personajes de la Biblia como seres seme- jantes a los hombres, slo con un brilloespecial en su cuerpo.-Lucas le empez a describir al mensajero y

luego a los seres alados que vio sobre loshombres, Qu opinas?


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-Bueno, no soy una experta, pero me pareceque el primero era un ngel y los otros demo-nios.-No me dirs que eso te asusta?Lucas la miro con algo de desdn,-No, pero desde ayer me estn pasando cosas

raras.-Cmo cuales?-No quiero hablar de eso, dijo mientras sorbasu caf.Jazmn subi de nuevo y busco en uno de loscajones del escritorio, luego bajo y puso una

tarjeta sobre la mesa de la cocina.-Este es el telfono de un pastor donde asis-tamos hace tiempo, cuando yo era chica, sque todava trabaja ah, si quieres lo llamas y lepreguntas a l.-Gracias, lo pensar, dijo Lucas sorbiendo su

caf.-Creo que voy a intentar dormir, ya me sientoms relajada, dijo Jazmn subiendo las escale-ras.Lucas miro la Biblia que estaba sobre la mesa

de la cocina, la miro por un momento, no sabaqu hacer, todo lo que estaba pasando le em-pezaba a preocupar, nunca en su vida adulta


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haba pensado en Dios, pensaba que eso erapara los dbiles o para los que tenan proble-mas,-Si t me quieres hablar, hblame claro, dijo envoz baja mientras coga la Biblia.La abri lentamente, como esperando que pa-

sara algo para detenerlo, y miro lo primeroque estaba escrito:

"Si alguno est dispuesto a hacer la voluntadde Dios, sabr si Mi enseanza es de Dios o sihablo de M mismo."

Se acord de lo que el ngel le haba dicho:Qu ests dispuesto a hacer, Lucas?-No entiendo, dijo mientras cerraba la Bibliacon fuerza, se acord que todos estaban dur-miendo y se quedo mirando las escaleras a ver

si alguien haba despertado, nada, todo volvial silencio.-Qu estoy dispuesto a hacer?, "Si alguno es-t dispuesto a hacer la voluntad de Dios",repeta como hablando con alguien, NO S

QUE HACER!, dijo, mirando a la ventana, Ques esto? Sueos? Realidad? Y si esto es reali-


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dad Qu paso con esos nios? Por qu nadielos ayuda?-Aydalos t, escucho que alguien dijo a suodo.Lucas volteo violentamente, mirando con rabiay miedo en sus ojos, Quin eres? Dnde es-

ts?, dijo casi gritando.Se empez a calmar, mientras miraba a todaspartes, en la escalera inmvil Jazmn lo mirabacon su boca abierta sin atreverse a mover.-Qu te pasa?, te sientes bien?-No, creo que me estoy enfermando, la tom

por los hombros y le dijo en voz baja, estoyviendo cosas y escuchando voces, Me estarvolviendo loco?-Jazmn sinti pena por el hombre que ahoraestaba completamente descompuesto, ven, ledijo llevndolo de la mano, se sentaron en el

silln grande y ella puso su cabeza en suspiernas, mientras le acariciaba el pelo, tranqui-lzate, le deca en voz baja.-Con quin estabas hablando hace unos mo-mentos?

-Con nadie, eso es lo raro, dijo l sentndoserpidamente, no haba nadie y yo estaba ha-blando solo.


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-Creo que debes ir al mdico, puede ser algnvirus.-S, eso har, en un rato ms me ir a que metomen pruebas, a ver que tengo.-Yo tengo que irme a arreglar, ya son casi lassiete, tengo que preparar los muchachos.

-No se te olvide que ya termino la escuela.-Se me olvidaba, dijo Jazmn, sonriendo, en-tonces me ir a dormir.Lucas se qued solo otra vez, miro la tarjetaque estaba sobre la mesa de la cocina, fue y latom, estaba la direccin, tomo su saco y sali,

se subi a su auto y se fue rpidamente.

Lucas llego a la direccin de la tarjeta, parqueoen la cera del frente y se qued en el auto mi-rando fijamente la puerta marcada por elnmero indicado. Era un barrio popular, donde

muchos emigrantes vivan, la mayora de ori-gen latinoamericano, las calles estaban unpoco descuidadas. Todava se notaba algo dela sal que echaban en invierno en las calles pa-ra derretir la nieve, eso se volva un barro que

mezclado con desperdicios afeaban la ciudad.-Tengo que hablar con alguien, dijo, mientrasbajaba de su auto y cruzaba la calle.


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-Un momento, por favor, ya bajo a abrirle.Espero impaciente en la acera, movindose deun lado para otro, hasta que un hombre leabri la puerta.-Siga, por favor, mi nombre es Sven.-Mucho gusto, Lucas.

EL pastor era un hombre alto, corpulento, deunos 46 aos, de ojos pequeos pero pene-trantes, y tez blanca, siga, por favor, loatender en la oficina, sealndole la escalera.Llegaron a una oficina grande, con varios sillo-nes a los lados desgastados por el tiempo, un

escritorio al fondo de la oficina, algunos cua-dros en las paredes que parecan no habersido cambiados por dcadas.

-Sintese, por favor, y le sealo un silln, deseatomar algo, tengo caf, t y agua.

-Gracias, as est bien.-Cmo esta Jazmn?, pregunto el pastor.-Bien, creo que bien.-Ustedes estn casados todava?, pregunto unpoco extraado de la respuesta.

-S, s, slo que yo he estado muy ocupado l-timamente.


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El Pastor se sent, puso un vaso de agua sobrela mesa y lo miro penetrantemente.-En qu puedo ayudarle?-Usted me va a perdonar, pastor, yo no soy uncreyente, nunca he credo.EL pastor lo miraba mientras asenta con pe-

queos movimientos de cabeza.-Es que, es un poco difcil, desde ayer me pa-san cosas raras, pastor, no s qu hacer, si esque me estoy volviendo loco o que.Lucas empez a contarle en detalle los sucesosde las ltimas 24 horas, nombrando la visin

de los demonios en la oficina, el sueo de suhija, el sueo, y las voces que haba escuchado,miraba como el pastor lo miraba sin una ex-presin notable en su rostro, slo lo miraba yasenta con su cabeza.-Y bien pastor, me estoy volviendo loco?

l lo miro tranquilamente,-Tengo que decirle algunas cosas, usted ya meha dicho que no cree en Dios, pero lo que tie-ne que entender es que Dios cree en usted.-Me puede explicar lo de las visiones y de las

voces?-No se est volviendo loco, no se preocupe, amuchos de nosotros el Seor nos muestra co-


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sas y nos dice cosas, aqu entre nosotros, entrelos que creemos en un Dios vivo eso es muynormal.-Pero yo no creo, dijo Lucas rpidamente.-Dios no depende de que usted crea o no enl, l existe independientemente de si usted

cree en l, todos nosotros hemos estado algu-na vez en la situacin que usted est ahora,apartados de Dios, para nosotros es imposiblesalir de esa situacin, porque existe una granbarrera que no podemos saltar, se llama peca-do.

-Y qu tiene eso que ver con mis sueos?-Mucho, usted recuerda que pasaba en la selvacon esos nios, se ha preguntado porque esaspersonas hacen lo que hacen, y daan nios,hombres, mujeres sin detenerse. O recuerda lania que era vendida por un poco de comida,

todo eso es producto del pecado, el pecadoque mora en el hombre.-Pero yo no tengo nada que ver con el peca-do de ellos!, dijo en voz alta.-No, pero cmo puede un ciego guiar a otro

ciego, como podra usted hacer algo por esosnios, si usted mismo esta llen de pecado.


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Lucas se quedo mirndolo, como buscandouna respuesta, por unos segundos lo miro fi-jamente.-Quiere usted decir que me toca aprender aser mejor, dejar mis malos hbitos, aprenderotra vez a pensar de otra forma para poderlos

ayudar?-Si as lo intentara, nunca lo lograra, siempreestara intentndolo, sin lograr realmente nun-ca nada, y esos nios moriran en su estadopara siempre. Le digo, dijo el pastor mientraslo sealaba con su dedo, que toda tu naturale-

za tiene que ser cambiada, y hay uno quepuede hacer eso.Lucas se par mirando un poco con rabia alpastor, ando hacia la ventana miro por unmomento y luego volvi al asiento.-Me est usted diciendo que Dios puede hacer

otro de m, con otra naturaleza.-Exactamente, slo as podr usted ayudar aesos nios.-Y esos demonios y ngeles y las voces?-Dios le est mostrando en el mundo que us-

ted se est moviendo, l lo ama de tal formaque en su misericordia ha querido ayudarlo,aunque usted nunca se lo pidi. Los demonios,


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seguramente son literales, estn influyendosobre esas personas que usted vio que influan,el ngel que le hablo seguramente tambin esliteral, Dios envi un ngel a mostrarle estascosas.-Y la voz, le dijo Lucas mirndolo como que-

riendo ganar la discusin.-Sabes de quin es esa voz? Le dijo el pastor,es la voz de Dios mismo, la voz del Padre quelo est atrayendo a Cristo.-Perdneme pastor, pero esto es mucho param, ayer nunca hubiera credo que yo estara

aqu hoy, y hoy hablamos de otro Lucas, per-dneme pero tengo que pensar en esto,gracias por su tiempo, y sac su billetera mien-tras le preguntaba:-Dgame Cunto le debo?-El Pastor Sven lo miro mientras se par tran-

quilamente, yo no cobro por esto, para m esun placer servirle al Seor, no dude en llamar-me si quiere hacerme alguna otra pregunta.Tome, por favor, esto es un regalo para usted,y le extendi un librito, "Bienvenido a Dios".

-No s si lo voy a leer, dijo Lucas mirndolo unpoco preocupado.


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-No se preocupe, cuando llegue el momentolo leer, por favor llveselo.-Gracias por su tiempo.-El Seor de claridad a su vida Lucas, y bienve-nido cuando usted lo desee, llvale missaludos a Jazmn, por favor.

Lucas sali a la calle, estaba muy confundido,si le iba a creer al Pastor Sven, era Dios el queestaba intentando decirle algo. Se sent porun momento en el auto, mientras pensaba, He-lena, la Biblia, las voces, la visin, el sueo,

todo tena que estar conectado. Y si Dios leestaba intentando decir algo Qu era?, Porqu no le hablaba claro?, record el ngel queal final se haba acercado mucho a l y le habadicho: "Qu ests dispuesto a hacer, Lucas?".Quisiera haber podido ayudar esos nios, qui-

siera poder cambiar tantas cosas, pero no esten mi mano, dijo en voz alta mientras golpea-ba con fuerza el manubrio del vehculo. Diospuede hacer otro Lucas, dijo pensando en loque el Pastor le haba dicho, y Qu va a pasar

con este Lucas? No entiendo nada de esto. Depronto dijo sin pensarlo: Dios, si t me ests


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oyendo, aydame a entender esto, arranco suauto y se dirigi a su casa.

Cuando entro vio a Jazmn preparando eldesayuno, lo miro extraada,-Y t, donde estabas? No te has baado?, le

dijo Jazmn mirndolo.-No, voy a baarme y bajo a desayunar.-Dnde estabas?-Estaba hablando con el Pastor Sven, te mandasaludos.Ella se qued con la boca abierta, mientras lo

miraba subir las escaleras.Lucas estaba listo ya, tomo su saco y lo llevoen la mano mientras bajaba las escaleras,-Hola mi princesa, dijo mirando a su hija.-Hola pap, hice lo que me dijiste, y sabesqu?

Lucas movi la cabeza dicindole que no.-Me so en Barcelona, me gusto el sueo,que bonito, gracias, pap.-Y t como soaste pap?-Yo tuve un mal sueo, hija, un sueo que qui-

siera olvidar.-No te preocupes pap, esta noche recuerdasBarcelona, y no vas a soar feo otra vez.


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Lucas miro a su hija, cogiendo su nariz con lamano,-Melina, quieres ir arriba, necesito hablar contu pap un momento.Melina miro a su mam y luego a su pap mo-viendo su mano como cuando a ella la

regaaban y empez a subir las escaleras.-Me quieres contar eso del Pastor Sven, porfavor.-Bueno, fui a verlo, hable con l, me pareci unhombre muy serio y centrado en lo que hace,se acordaba todava de ti.

-Qu es lo que est pasando? Le preguntoJazmn seriamente, nunca hubiera credo quet fueras a ver al Pastor Sven.-Bueno, t me diste el telfono.-S, pero Qu pasa?, cuntame.-Ya te lo dije, he estado viendo cosas extraas,

y oyendo cosas extraas, necesitaba saber quera eso.-Y que te dijo el pastor.-Que no me preocupara, slo tena que vol-verme otro y ayudar a todo el mundo, pero

que todo estaba bien.Jazmn solt la risa tapndose la boca con sumano.


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-Qu tal?Ella lo mir y le alzo el dedo pulgar hacia arri-ba, mientras le picaba el ojo. l se acerc y ledio un beso en la boca,-Recuerda que te quiero.Ella lo mir, no le dijo nada por decirle que la

quera, en ese momento ella tambin sentaque lo quera otra vez.-Voy slo a mirar que pasa en la oficina y mevengo temprano, a ver si salimos a caminarjuntos hoy.Ya iba a salir cuando se acord de algo, se de-

volvi y empez a buscar algo, hasta queencontr la Biblia, la tom y sali con ella en lamano.-Jazmn mir la escena y se tap la boca con lamano, sus ojos se enrojecieron mientras l ca-minaba desprevenido hacia el auto. Ella haba

muchas veces soado con que Lucas se con-verta y empezaba a servir al Seor, pero eltiempo paso y eso nunca llego, al final pensque eso nunca iba a llegar y lo haba olvidadocomo un sueo imposible; ahora vea ese cua-

dro ante sus ojos, que ella tanto haba soado,y en voz baja dijo:


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-Jess, Eres t que ests llamando a mi puertaotra vez?

Lucas conduca por la ciudad, Estocolmo le pa-reca una de las ciudades ms hermosas enverano. Haba viajado mucho, pero pensaba

que no haba como Estocolmo en verano, laciudad floreca de repente, como una flor deprimavera, sus lagos y su construccin medie-val, mezclado con lo ms moderno, hacan deesta ciudad una verdadera joya para el amantede la belleza natural, para el que conoce la

ciudad, es fcil ir a cualquier parte slo cami-nando, aparte de ser un disfrute. Parqueo suauto en el sitio acostumbrado y se dirigi alascensor, miro su telfono, slo una cita parahoy.Cuando sali del ascensor vio a Ana que orga-

nizaba el escritorio.-Buenos das Ana.Ella estaba como siempre muy elegante yhermosa, Lucas pens en Jazmn y se sintimuy mal, quiso pasar de largo pero Ana lo to-

mo por el brazo y le dio un beso en la boca.-Buenos das mi amor, le dijo seductivamente.


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Lucas la quiso apartar de l mientras le pre-guntaba-Ha llamado alguien,-No nadie, dijo ella mientras se colgaba a sucuello, Qu pasa? No dormiste bien? Yo tepuedo consentir, le dijo suavemente al odo.

-Todo est bien, pero dijo Lucas mientras leabra los brazos, para deshacerse de ella y con-tinuo, algo no est bien entre nosotros.-Qu quieres decir?, dijo ella mirndolo preo-cupada.-No s, toda mi vida est cambiando, y creo

que lo nuestro tambin tiene que cambiar.-Te decidiste a dejarla, dijo ella con una miradapicara.-No, me he decidido por ella, dijo sin mirarla alos ojos.-Ests bromeando?, dijo ella mirndolo con

preocupacin.-No, Ana, lo nuestro nunca debi haber sido,t eres una mujer hermosa y joven, puedes en-contrar un hombre joven que te quiera,casarte, ser feliz.

-Casarme!, grito ella ahora furiosa, Ser feliz!,ests loco, no te atrevas a dejarme porque tevas a arrepentir.


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-Lucas miro extraado a la ahora furibundamujer que lo miraba como una leona dispuestaa saltar sobre su presa.-Ana, tienes que entender, yo pens que loibas a entender, yo nunca dejar a mi esposa,ahora lo s, ahora s que todava la amo y

quiero intentar rehacer mi vida con ella.-Yo te dije que te esperara, dijo ahora en tonosuave, podemos seguir como hemos estadotodo este tiempo.-No Ana, ya lo he decidido, voy a rehacer mimatrimonio.

-Te vas a arrepentir, dijo ella mientras tomabasu chaqueta y su bolso de mano y caminabahacia el ascensor.

Lucas se quedo mirndola mientras ella entra-ba al ascensor y lo miraba con odio,

-Esto no te lo voy a perdonar!, fue lo ltimoque le alcanzo a escuchar.-Ahora no hay vuelta atrs, pens mientras sesentaba en su silla, sea como sea es lo mejor,amo a Jazmn y estoy dispuesto a esforzarme

para que ella me vuelva a amar.Lucas miraba por los ventanales, sin mirar nadaen especfico, ahora me quede sin secretaria,


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pens mientras sonrea un poco, tendr quepasar todas las llamadas a mi telfono porahora. Miro su telfono, busco a Jazmn y lallamo:-Hola, dijo la voz por el telfono.-Hola mi amor, te he estado pensando.

-Vas a venir a almorzar?-No, pero te invito a almorzar, slo los dos,puedes pedir unas pizzas para los muchachos,las disfrutaran.-A almorzar?, Y eso por qu?-Bueno, quiero almorzar con mi esposa, no hay

nada raro.-Tendr que marcar esta fecha en alguna par-te.-Te parece que pase por ti a las 12:30.-Si est bien, adnde vamos?-Un lugar sencillo, donde podamos estar tran-

quilos t y yo.-Bueno, chao.

Ya haba logrado pasar las llamadas del tel-fono de Ana a su telfono, le haba tocado leer

los manuales, y llamar a la empresa telefnica,pero al fin lo haba logrado.


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-Tenias que hacerme pasar por esta humilla-cin?, dijo Jazmn mirando desconsolada aLucas, no te lo haba dicho yo tantas veces,porque la enviaste a ella ac a que me humilla-ra.-Yo no la envi.

-NO, grito Jazmn, pero ahora no lo vas a ne-gar que ella ha sido tu amante todo estetiempo.Lucas miro al suelo, no saba qu hacer, l hu-biera preferido decrselo l, quizs hubierantenido una posibilidad, pero ahora

-Yo te lo iba a decir hoy-Mentiroso!, eres un embustero, mentiroso,lrgate de aqu, y no vuelvas, LARGO!Jazmn se abalanz a la puerta mientras laabri y con la otra mano le sealaba la calle.-Dame la oportunidad de explicar, te lo juro

que te lo iba a contar hoy-Lrgate maldito y no vuelvas nunca ms!Lucas sali de la casa, estaba completamenteconfundido y muy triste, no saba qu hacer,avanzo hasta su auto y se qued sentado por

algunos minutos mirando por la ventana sinpensar en nada en especial. Encendi el auto yse fue.


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-Lucas, ahora has estado dentro de un crculoselecto, has visto y odo cosas, despus de en-trar a este crculo no se puede salir, la nicaforma de salir es la muerte.-Qu ests diciendo? Me ests amenazando?-No, Lucas, yo aqu soy slo un espectador, te

lo digo porque hemos sido amigos por muchotiempo, piensa en esto, un grupo de personasque ponen y tumban presidentes, que hacentambalear las bolsas en todo el mundo, de-tendrn su mano de deshacerse de alguienque les es molesto?, piensa Lucas

-Pero en qu me has metido?-Ya no hay vuelta atrs, puedes llegar a ser unhombre muy poderoso y rico, o puedes dejar atu familia en la ruina y terminar en una zanjacon la boca llena de moscas, elige.Lucas lo miraba sin saber que pensar, nunca

haba escuchado a lvaro hablar as, pero algoen el le deca que estaba hablando muy en se-rio.-Y que se supone que debo hacer?-Vas a seguir como siempre en tu trabajo, Ana

tiene que seguir en su puesto y olvidaremostodo con el tiempo.


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-Melina est bien, dijo Jazmn mientras semorda el labio inferior.-Ella lo mir por un momento, es Robert.-Qu ha pasado? dijo l.-Tuvo una pelea anoche.-Dnde est? Ya me va a escuchar este mu-

chacho.-Jazmn lo miro con sus ojos llenos de lgri-mas.-Lo mataron anoche.Lucas tuvo que agarrarse de la puerta para nocaerse, mientras miraba a Jazmn fijamente.

-Qu dices?, pero si se fue a celebrar Dn-de lo tienen?, dijo Lucas ahora con la tristezamarcada en su rostro.-Ya viene el mdico, el t llevara a verlo, dijoJazmn sin mirarlo.-Y Melina? Dnde est?

-La deje con la vecina.Lucas se sent en una silla metlica que habaen la sala, sus manos entrelazadas y mirando alsuelo, una tristeza absoluta lo inundaba mien-tras recordaba los ltimos momentos que

haba compartido con su hijo, Dios parece quellegaste tarde a mi vida, dijo en voz baja mien-tras las lgrimas resbalaban por sus mejillas.


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se dirigi a una de esas pequeas puertas y laabri, jalo una hoja metlica, un cuerpo cubier-to por una sabana estaba sobre ella.Los miro de nuevo, ellos asintieron con sus ca-bezas y levanto lentamente la sabana hastadejar descubierto el rostro, era Robert.

-Lucas lo miro, no puede ser, dijo en voz baja,toco su pe

tocando su gloria i

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