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Sobre la Psicologa Clnica en la actualidad.

I. INTRODUCCION Se ha dicho innumerables veces que el conocimiento humano es inconcluso, errtico, perfectible y, luego del trnsito de Albert Einstein sobre la Tierra, relativo. Largas horas de trabajo filosfico y meditacin epistemolgica, jornadas completas de discusin entre grandes sabios, libros escritos por expertos en el tema, nos han hecho saber algo difcil de aceptar para unos y demasiado complejo para otros: El conocimiento que decimos tener sobre las cosas, los animales, los fenmenos fsico-qumicos, el dinero, el aparato digestivo, las ideologas y la mente humana, no es tal, es slo una aproximacin ms o menos acertada a la "esencia" de la realidad que nos circunda. Es esto cierto? Sern acaso trampas creadas por los sabios para no dejarnos acceder a su terreno? Es lo ignoto algo privilegiado, o es la manera de dar privilegios a los "hombres de ciencia"? Puede negarse un gran mago a transmitir a sus aprendices el secreto del arte arcano o preferir que la magia no se pierda con su desaparicin?


Las respuestas -si existen- son difciles de formular y no son el punto central de este trabajo, sin embargo, servirn de punto de partida para un anlisis general y, por dems breve, de una parcela de ese conocimiento humano al que hemos hecho referencia: La Psicologa Clnica. Sern retomadas antiguas disyuntivas sobre el carcter cientfico de sus procedimientos, el alcance terico de las distintas formulaciones y supuestos que en ella trashuman y se enfrentan y, finalmente, la aplicabilidad de su(s) mtodo(s). Si bien esto se presenta como un objetivo casi pico, se pueden realizar aproximaciones serias a la definicin de ciertos aspectos que no requieren del manejo de un arte -menos del arcano- para poder ser precisados. Igualmente se tratarn los aspectos curriculares, profesionales, sociales y ticos que aparezcan imbricados como problemticas determinantes en la estructuracin de la Psicologa Clnica como rea de conocimiento. Por otra parte, se har un intento por destacar las caractersticas particulares que adquiere esta temtica en el marco de una realidad sociocultural especfica: Venezuela. Ms all de justificar algunos errores y desaciertos -de los cuales no han estado exentos muchos pases- y, de explicar la reducida importancia social y poltica que posee la Psicologa, y en especial la Clnica, en el pas, se proponen vas de penetracin, persuasin y divulgacin que tiendan a favorecer el ajuste social de la profesin. Estos planteamientos no conducen directamente hacia una prdida de identidad o a una transformacin "peligrosa" y anti-tica del rol del psiclogo clnico, pero si implican una re-visin de sus preceptos fundamentales. EL HOMBRE Y SUS MODELOS. En su afn por describir, explicar, controlar y predecir el funcionamiento de las cosas y el devenir de los hechos, el hombre ha creado un instrumento empleado por todos y criticado por muchos: El Modelo. Al revisar un pequeo manual o un diccionario enciclopdico, es fcil encontrar la palabra modelo, seguida de dos o tres acepciones generales y un similar nmero de acepciones vinculadas a alguna ciencia o disciplina. Es cierto que este tipo de definiciones han sido concebidas para "dar entendimiento general al lego sobre temas de inters diverso"(1).


An cuando estas acepciones responden a los principios del sentido comn -vox populi vox dei- pueden ser muy tiles para demostrar algunos elementos del tema que nos ocupa. En primer lugar, el trmino modelo puede referirse a un "Ejemplar o forma que uno se propone y sigue en la ejecucin de una obra artstica o en otra cosa". Esta definicin presenta cuatro aspectos fundamentales de un modelo: 1) Es un ejemplar, por lo tanto pueden existir varios, 2) Es algo propuesto no definitivo, por lo cual es modificable y mejorable y 3) se sigue en la ejecucin, funciona como gua, no como grngola y 4) puede ser empleado en una obra artstica o en otra cosa, esto seguramente permite incluir a muchas disciplinas. Una segunda definicin lo considera como un "ejemplar que por su perfeccin se debe seguir e imitar". Esto "en las obras de ingenio y las acciones morales". Aqu encontramos una gran contradiccin y un nuevo elemento definitorio. La contradiccin se ubica en considerar que una "obra de ingenio" puede realizarse siguiendo un modelo que, adems, se considere perfecto. La imitacin y el ingenio se presentan como antnimos en la mayora de los casos y la idea de la perfeccin es un obstculo para el ingenio. El nuevo elemento se refiere a la moral. Es evidente que en las "acciones morales" las personas siguen -o al menos eso dicen hacer- modelos considerados como ideales y/o perfectos. Pero tambin es cierto que los modelos cientficos de cada sociedad, responden a los valores morales -en el sentido amplio del trmino- de una poca, de un momento. Si no Por qu hablar de paradigmas, heridas al narcisismo, revoluciones copernicanas y obstculos epistemolgicos? Finalmente, una tercera definicin presenta al modelo como la "Representacin en pequeo de alguna cosa". Esto no slo referido a los modelos de aviones a escala, sino a cualquier aspecto susceptible de conocimiento. Es decir, es un recurso analtico-expositivo que re-crea una parcela de la realidad. As, existen modelos econmicos, socio-polticos, fsicos, matemticos, biolgicos y psicolgicos. Si bien estos modelos constituyen una de las mejores herramientas del hombre en su bsqueda de conocimiento y sabidura, as como en la estructuracin de las sociedades, en el alivio de las enfermedades y en el dominio de la naturaleza, presentan


ciertas debilidades que, generalmente, pasan desapercibidas a los mortales y, en el peor de los casos, a quienes los emplean. El Problema de la Aplicabilidad En una fugaz y muy superficial revisin de la historia del mundo, es por dems evidente la presencia, la sustitucin y la transformacin de distintos modelos econmicos y sociopolticos. Incluso si se reduce esta revisin y tan slo se lanza una ojeada al presente siglo, se observa un afn de la raza humana -en especial de su dirigencia- por desarrollar y ensayar nuevos modelos para estructurar las sociedades, regular sus vicisitudes y administrar su funcionamiento. Esto es, "organizar" la vida social del hombre, para lograr un "beneficio" comn. Por una parte, estos modelos poseen las caractersticas mencionadas anteriormente y, por la otra, se enfrentan con el problema de la aplicabilidad. Esta parece tener como requisitos "mnimos" la coherencia lgica y la validez emprica. Sin embargo, muchas veces son ejecutados sin reparar en la ltima o incluso sin contemplar ninguno de los dos requisitos. Entonces, se observa la peculiar manera en que puede ser empleado un modelo como instrumento del conocimiento humano. Estos modelos econmicos y sociopolticos no son considerados como ejemplares, sino como entes absolutos, cada uno es El Modelo. No se implementan como propuestas sino como conclusiones, se toman como objetos terminados y perfectos. Su utilizacin deja de ser un maravilloso resultado del ingenio para convertirse en una accin moral -cuando no en un acto de fe- que se percibe como un reflejo exacto de la realidad. Aparecen incluso, modelos dentro del modelo, en respuesta a intereses y creencias particulares de grupos o corrientes de pensamiento especficas, sin que se observe deferencia alguna respecto al problema de la aplicabilidad. El error puede prolongarse en el tiempo y muchos se acostumbran a l. Algunos pueden protestar y llamar la atencin sobre sus debilidades, su perfectibilidad, pero eso puede conducirles a una suerte de ostracismo in situ, difcil de soportar. Slo cuando el fracaso del modelo es asfixiante y pide a gritos un cambio, el modelo es criticado y sustituido por otro que


seguramente aparece con varias de las deficiencias de su predecesor. As, a los defectos de los hombres se suman los de sus herramientas. En el caso de las ciencias biolgicas encontramos un panorama relativamente distinto. Por dems conocida es la existencia de modelos en las comnmente llamadas ciencias naturales. De hecho el tan discutido mtodo cientfico es la operacionalizacin ms clara de la concepcin occidental de la ciencia. Es su modelo fundamental. Sin embargo, aqu el problema de la aplicabilidad adquiere matices diferentes. El conocimiento vinculado a los fenmenos fsicos, los cambios qumicos, la botnica y la biologa depende, en un alto grado, del avance tecnolgico, de la posibilidad de observar detalladamente las caractersticas del objeto de estudio a travs de instrumentos apropiados. Los modelos desarrollados por la fsica, la qumica y la biologa son acertados en tanto los datos que los sustenten sean ms o menos precisos. Por esto, si bien la coherencia lgica del modelo depende de quin lo formule, la validez emprica est mediatizada por los recursos tecnolgicos disponibles. Esta es una de sus principales debilidades. Sin embargo, estos modelos pueden tambin correr con la nefasta suerte de ser asumidos por los fsicos, bilogos, mdicos y dems hombres de ciencia (bsica o aplicada), como logros definitivos de la investigacin humana. Por tanto, de ser considerados instrumentos terminados, aplicables -sin posibilidad de riesgo- a la naturaleza, a los animales y a las personas. Nuevamente, slo cuando la realidad -que en su ms terrible versin es la muerte- demuestra las limitaciones de un procedimiento o tcnica, se procede a revisar las bases del modelo, se realizan investigaciones y se busca de nuevo el "por qu" de las cosas. Una vez revisadas las deficiencias de los modelos de conocimiento -internas y derivadas de quienes los utilizan- en las ciencias sociales y en las naturales, es an posible detectar otros factores que atentan contra su aplicabilidad. Estos fundamentalmente relacionados con el creador y receptor de las caractersticas de los modelos: El Hombre. Para desarrollar este aspecto del anlisis podemos ubicar a las ciencias encargadas del estudio de las sociedades y del hombre como ser social, en un


extremo del conocimiento y, a las que se ocupan del estudio del cuerpo humano, es decir, del ser humano como organismo, en el otro. Este artificio expositivo nos permitir plantear en forma globalizante los elementos a considerar. Por una parte, los modelos econmicos y sociopolticos se enfrentan a la gran barrera del hombre como individuo, como organismo nico e irrepetible. Una buena parte de las razones del fracaso de las medidas econmicas, de los proyectos polticos y de las innovadoras formas de organizacin social se debe a la falta de perspectiva de quienes pretenden aplicarlos. Esta falta se deriva de la omisin de una caracterstica, por as decirlo, constitutiva del ser humano: La Individualidad. Incluso el sistema capitalista (y sus respectivos sub-modelos) defensor y propulsor del individualismo a ultranza, deja escapar entre sus supuestos las modalidades de la praxis humana derivadas de las caractersticas biolgicas y psicolgicas de cada sujeto. Es cierto que el proceso de socializacin moldea al hombre, lo condiciona. Pero lo que es ms o menos estable es la socializacin, no el hombre. Las manos de un mismo escultor, sus mismas viejas herramientas no pueden obtener la misma belleza de diferentes trozos de una gran roca de mrmol. Las diferencias individuales se convierten entonces en una especie de "Taln de Aquiles" para las ciencias sociales. Una de sus ms claras formas de expresin fue definida hace ya algn tiempo, por un estudioso cuyos planteamientos han sido criticados desde las tribunas de casi todas las corrientes de pensamiento que le sucedieron. Durkheim la denomin anomia y su manifestacin conductual ms representativa y terrible es el suicidio (2). Por otra parte, en la biologa y sus disciplinas satlites ocurre algo similar. El cientfico dedicado a investigar los cambios bioqumicos de una clula, a detectar cambios endocrinos o a investigar el deterioro de las paredes del estmago, generalmente olvida u omite aquellas variables psicolgicas y sociales que pueden estar interviniendo en los resultados de su estudio. As, una situacin de tensin sociopoltica puede estar alimentando el manantial del cual fluyen los funcionamientos fisiolgicos atpicos descubiertos por un bilogo, inexplicables a travs de las teoras existentes.


Pero todo esto no es tampoco algo sencillo. Puede un socilogo o un estadista tomar en cuenta las particularidades de cada individuo al desarrollar un programa poltico o un proyecto econmico? Y, en el otro extremo, Puede un bilogo estar siempre atento a los cambios socioculturales de su pas cuando estudia el funcionamiento de una enzima? Si bien estos son ejemplos caricaturescos, las situaciones que implican pueden representar la otra cara del problema que hemos venido estudiando. La solucin? Es difcil dar una respuesta responsable a esta pregunta, pero consideramos que existe una disciplina humana que s es capaz de dar respuesta a muchas de las situaciones planteadas por este problema. II. LA PSICOLOGIA COMO ALTERNATIVA La Psicologa no escapa al problema del modelo. Estos han existido y existen bajo diversas formas en su campo de accin. Su aplicacin ha padecido, en la mayora de los casos, de las mismas debilidades presentadas por quienes ejecutan los de orden poltico o biolgico. Los "psiclogos" de distintas escuelas o corrientes generalmente se aferran a los supuestos que proponen y los transforman en principios dogmticos (3). Sus valores agreden a la realidad para justificar su punto de vista y nuevamente el ingenio cede ante la moral. A pesar de esto la Psicologa contina presentndose como la disciplina del futuro. Como el mejor campo de interaccin de las ciencias existentes. El "alcance" que poseen las ciencias naturales y sociales puede ser integrado y potenciado en la Psicologa. Pero no en una Psicologa en abstracto, de corte filosfico o en una Psicologa meramente prctica y experimental, las cuales pretendan banalizar -o simplemente omitir- los problemas arriba planteados. Esta posicin de la psicologa reflejara su total incapacidad para escapar a las deficiencias de los modelos y las formas errticas de su aplicacin. Con esto se plantea la principal virtud y, a su vez, el ms grave problema a enfrentar por una Psicologa que intente presentarse como alternativa para las deficiencias de los modelos sociopolticos y biolgicos, as como de lo que podra denominarse "Psicologa tradicional". Esta Psicologa debera ser capaz de integrar los aspectos del ser humano que responden a su dimensin de organismo y a su dimensin de ser social en el patrn psicolgico de


comportamiento individual. Pero adems, su(s) modelo(s) tendra(n) que contar con la suficiente flexibilidad para cumplir con los requisitos de la aplicabilidad y no transgredir los aspectos definitorios ms generales del modelo como tal. La Hiptesis. La rama de la Psicologa que se presenta como mejor campo de accin para esta nueva concepcin del modelo dentro del conocimiento sobre el hombre y sus vicisitudes es la Psicologa Clnica. Este es el rea en el cual es posible superar en buena parte los problemas derivados de concebir al hombre como unidad bio-psico-social. Igualmente, por integrar en lo psicolgico los elementos biolgicos y sociales del comportamiento humano, es la mejor opcin para superar las deficiencias de los modelos de conocimiento vinculados a la actuacin del ser humano en el mundo. Esto sin embargo, ms que una ventaja, se convierte en un reto, en una queste, equiparable a la bsqueda del Santo Grial. El psiclogo clnico debera funcionar entonces como una especie de Maestro Hechicero capaz de integrar en su arte los poderes del bien, del mal y de la neutralidad, sin verse afectado por ninguno, logrando emplearlos a todos segn la ocasin y sus necesidades. Pero como las artes de hechicera han desaparecido y los poderes mgicos no constituyen parte de la formacin de un psiclogo clnico, es necesario puntualizar los aspectos que, al menos, permitirn al psiclogo clnico encaminarse hacia este propsito. Por supuesto, el cientfico, no el arcano. Estos aspectos quizs puedan ser englobados en dos temticas fundamentales: 1) La Definicin de la Psicologa Clnica 2) La Identidad Profesional La primera estara relacionada con su objeto, su rea de competencia, sus instrumentos -incluidos los modelos- y/o tcnicas a emplear. La segunda, al rol de sus "practicantes", a sus responsabilidades, al ajuste social de la profesin y a los problemas ticos involucrados en el ejercicio profesional. Por supuesto, ambas estn ntimamente vinculadas entre s. Hablar de una implica generalmente, hablar de aspectos pertenecientes a la otra.


LA PSICOLOGIA CLINICA. UN PRIMER MODELO. Definir la Psicologa Clnica implica desarrollar un "modelo" que permita delimitar un campo de accin, especificar herramientas de trabajo y mtodos para aplicarlas. Este propsito ha sido abordado gran cantidad de veces y por muy distintos autores. No es el objetivo de este trabajo generar una nueva definicin de la Psicologa Clnica. Pero, es importante sealar algunos aspectos interesantes, sobre los problemas vinculados a este modelo. La Caracterizacin. Sea cual fuere la definicin que se adopte, la Psicologa Clnica se define fundamentalmente por el trmino que le sirve de apellido: Clnica. El psiclogo que se considere incluido en esta disciplina se caracteriza por el empleo del "mtodo clnico" en su trabajo. Este mtodo -entendible como un modelo operativo- implica un enfoque personolgico de los problemas que aborda y sobre los cuales pretende intervenir para producir soluciones. El psiclogo Clnico enfrenta cada nueva consulta como una situacin-problema particular, caracterstica de un individuo nico. Esto es, es el abordaje del individuo por el individuo mismo. Sin embargo, esto no implica una visin parcelada de la persona. Al contrario, tal y como lo plantea Lagache (1949), la conducta humana es enfocada como la respuesta global de un individuo que, como unidad orgnica total, enfrenta una situacin especfica. Tal y como se planteara anteriormente, lejos de perfilarse como algo sencillo, este es el mayor problema de la Psicologa Clnica. Este enfoque no permite omitir ninguno de los planos de actuacin del ser humano, al tiempo que obliga a concentrarse un individuo en particular, diferente de los dems. Es precisamente en este "juego" de aspectos nomotticos e ideogrficos de la realidad, donde el psiclogo clnico debe manejarse eficazmente y logar ayudar a quien lo requiere para tal propsito. Cmo lograrlo? Realmente, el mtodo clnico se presenta como un arte difcil de dominar. De hecho, la posibilidad de que pueda ser concebido como un arte le resta seriedad y eficacia, en tanto, un arte slo podra ser empleado por un grupo de iniciados capaces de comprender y manejar los secretos de algn misterio.


No se trata de misterios ni se requiere de iniciacin alguna. El psiclogo clnico debe ser capaz de manejar con flexibilidad lo que daramos en llamar las cualidades de lo clnico. Estas cualidades son las que le permitirn desarrollar un trabajo eficiente, susceptible de comprobacin emprica y de mejoramiento tcnico. O en otros trminos capaz de cumplir con los requisitos de la aplicabilidad. Estas cualidades son, en su expresin ms general: teora, prctica e investigacin. Las tres estn vinculadas con los diferentes aspectos definitorios del modelo de la Psicologa Clnica y, cada una de ellas interviene con mayor o menor peso especfico en sus elementos operativos. Estas tres cualidades, por as decirlo, funcionan como los catalizadores del modelo. La Definicin como proceso. Cuando se camina en terreno cenagoso, lo ms indicado es ubicar los tramos de terreno que no son parte del pantano, para asegurar los pasos sobre el terreno ms firme. Al definir un rea de conocimiento cuyos lmites se mantienen lo suficientemente imprecisos como para establecer un concepto positivo, es decir, definirla como lo que es, un primer paso es entonces precisarla como lo que no es. Hemos planteado que la Psicologa Clnica estara en capacidad de integrar y potenciar, la comprensin de las modalidades orgnica y social del ser humano y su manifestacin psicolgica. Es necesario sealar tambin que la Psicologa Clnica no es -ni pretende serlo- una versin innovadora de la Psicologa "General", mucho menos de las ciencias que ms bien tienden a convertirse en sus "centros de informacin": la Sociologa, la Politologa, la Biologa, etc. Por su parte, Lagache (1949) establece diferencias respecto al Psicoanlisis en funcin de tres elementos: a) Los datos que utiliza y que busca con la observacin del comportamiento humano, b) El tipo de relacin positiva, cooperativa -alianza de trabajo-que la Psicologa Clnica propicia con el consultante y, c) La actitud crtica del psiclogo Clnico mantiene ante la problemtica que aborda. An cuando relativamente lejana en el tiempo, la definicin de Lagache encierra aspectos fundamentales de la Psicologa Clnica tal y como es entendida en el presente trabajo. Al intentar lograr una definicin positiva, Lagache menciona tres aspectos centrales: a) objeto, b) metas y c) medios.


Respecto al primero postula "la conducta humana individual y sus condiciones (herencia, maduracin, condiciones fisiolgicas y patolgicas, historia de vida)", esto es, "la persona total en situacin". El patrn psicolgico de comportamiento de una persona, se deriva, precisamente, de la interaccin de las condiciones planteadas por este autor. La herencia, la maduracin y las condiciones fisiolgicas constituyen lo que hemos denominado dimensin biolgica de este patrn. Por otra parte, en la "historia de vida" pueden incluirse los efectos de la dimensin social del individuo en sus diferentes niveles -familiar, cultural, profesional, religioso, sociopoltico- sobre este patrn psicolgico.(4) En este sentido Korchin (1976) coincide con el planteamiento de Lagache al asumir como proceso el problema de la dicotoma normalidad/patologa cuyo abordaje no puede contemplar nicamente aspectos estructurales sino tambin y, necesariamente, coyunturales. Todo diagnstico implicara entonces un corte transversal sobre los aspectos estructurales y dinmicos de un sujeto enfrentado a una situacin determinada, ante la cual debe tomar una o varias decisiones de distinta complejidad evolutiva. El grado de capacidad del sujeto para resolver de manera normativa, las tareas que esta situacin implica, lo colocara en un punto ms o menos cercano de la normatividad (o normalidad). El objetivo de la Psicologa Clnica no sera nicamente identificar y atender patologas, su accin consistira entonces en proporcionar ayuda a muchas personas en muy diversos momentos de su vida. Desde otra perspectiva Weiner (1991) resume las principales influencias tericas que han servido de base terica para el desarrollo de la Psicologa Clnica. Este autor nos aproxima a la descripcin de una disciplina que, si bien ha integrado en su modelo los aportes de los enfoques dinmicos, conductuales y experienciales, se presenta como una resultante, no como una sumatoria de los aspectos ms importantes de cada uno de ellos. As, la Psicologa Clnica no se corresponde con "escuela" especfica alguna, sino con el ya descrito enfoque Clnico. Este aspecto plantea uno de los principales problemas vinculados a las cualidades terica y prctica de lo clnico: La Integracin.


Qu integrar? Esta pregunta puede parecer difcil de contestar, pero, an ms difcil es la respuesta a la pregunta Cmo integrar? La primera requiere de un proceso de seleccin ms o menos exhaustivo de lo que va a componer un nuevo modelo de conocimiento. La segunda, implica una tarea cognitiva de alto grado de coherencia lgica, cuyo resultado debe ser til en la prctica profesional y capaz de aportar datos precisos sobre su efectividad. Es decir, debe ser susceptible de validacin emprica y, por tanto, superar el problema de la aplicabilidad. La mayora de los autores se refieren a este proceso como el resultado de una posicin eclctica. Generalmente, el eclecticismo y la "amplitud de criterio" son considerados como valores positivos en el psiclogo. Pero, muchas veces el eclecticismo sirve de capa para un ejercicio de la clnica, por dems poco tico, en el cual se justifica el empleo de cualquier procedimiento o tcnica teraputica en funcin del supuesto "bien del paciente". Esto, sin que ocurra el ms mnimo proceso cognitivo de integracin real que justifique su inclusin en el modelo de trabajo. Pero, tampoco los ejercicios de erudicin terica, aseguran un resultado satisfactorio del proceso de integracin. Son los criterios de aplicabilidad de los modelos quienes confieren el calificativo de eficaz a determinada posicin terica o profesional. Peterson (1991) habla de "curiosidad y flexibilidad intelectual" como una de las caractersticas personales que debe poseer el psiclogo Clnico. Esto dentro de las capacidades vinculadas a la relacin como instrumento profesional. Y qu mejor caracterstica tambin para relacionarse con diferentes enfoques, escuelas o corrientes de pensamiento? Esto es cierto, pero debe entenderse que "flexibilidad" no es sinnimo de "laxitud" ni de "ligereza". En sus versiones ms extremas, esta "amplitud de criterio" ha generado posiciones -especie de atalayas del furor eclecticae- que privilegian a los factores generales de la relacin teraputica como elementos determinantes de la eficiencia del trabajo clnico, sobre los efectos de los factores especficos. Este es el principal problema del eclecticismo a ultranza, su estrecha vinculacin con el nihilismo. Estas posiciones derivan o degeneran en una visin entrpica de la Clnica que se contradice con su verdadera efectividad. Privilegiar la incidencia de los factores generales sobre la de los especficos es defender la NO Clnica. Por esto, en vez de hablar de eclecticismo,


preferiramos emplear un trmino que, si bien puede haber tomado una connotacin negativa, en su sentido original se ubica ms cerca del proceso integrativo que caracteriza a la Psicologa Clnica propuesta en este trabajo. El sincretismo permite un funcionamiento coherente del proceso de integracin, muy similar al funcionamiento combinado de los mecanismos de asimilacin y acomodacin descritos por Piaget (5). Partiendo de un tronco central de conocimientos, es susceptible de asimilar de forma sistemtica los avances, descubrimientos o aspectos antes desconocidos para ese cuerpo de conocimiento original, generando un re-acomodo en este ltimo que no altera de forma fundamental sus principios iniciales. As, el psiclogo Clnico debera asumir como suyo un cuerpo central de conocimientos -un modelo- flexible, sistemticamente "acomodable" que le permita mantenerse en perspectiva respecto a la realidad que le rodea y los rasgos particulares que sta adquiere en quienes requieren de sus conocimientos (5). Esto nos conduce a otro aspecto de la definicin de Lagache, las metas de la Psicologa Clnica. Pero para definir metas no es posible partir nicamente de la definicin general planteada por este autor. Es necesario delimitar sus reas de competencia. Al revisar la definicin asumida por la Divisin de Psicologa Clnica de la Asociacin Psicolgica Americana (1990), se observa un amplio espectro de reas y sectores en los cuales puede desenvolverse un psiclogo clnico. Cada una requiere de capacidades, actitudes, destrezas, tcnicas y procedimientos eficaces para evaluar e intervenir, en diferentes niveles de la realidad. Esto sirve de apoyo a la idea formulada, sobre la amplitud del campo de accin de esta disciplina, al tiempo que evidencia el grado de complejidad y especificidad que las atribuciones de un psiclogo clnico han adquirido, desde que Lagache publicara su trabajo, hasta el momento presente. Respecto a las reas de competencia, no es posible desarrollar una discusin sobre las caractersticas especficas de cada una de ellas. Sin embargo, se considera pertinente destacar lo que puede entenderse como aspectos centrales -medios en la definicin de Lagache- del trabajo del psiclogo Clnico. Estos pueden agruparse, a su vez, en tres hechos clnicos: a) Diagnstico, b) Intervencin y, c) Investigacin.


A travs de ellos es posible analizar la Psicologa Clnica en funcin de los conceptos manejados hasta este punto. Es en estos elementos donde ms claramente interactan las caractersticas del modelo de conocimiento, la aplicabilidad y lo que hemos dado en denominar, las cualidades de lo clnico. El Diagnstico. Lagache lo considera como la operacin fundamental de la Psicologa Clnica. De hecho, es imposible entender el trabajo clnico en ausencia de un diagnstico eficiente de la situacin-problema -sigue Lagache- que enfrenta el sujeto que requiere de los servicios del psiclogo clnico. Por su parte Fiorini (1984), en una acertada propuesta sobre los alcances del diagnstico psicolgico, seala la necesidad clnica de efectuar esta operacin tomando en cuenta diferentes dimensiones de la situacin que enfrenta el paciente. Su planteamiento contempla el aspecto psiquitrico de la operacin diagnstica, pero tambin incluye un conjunto de "sub-operaciones", vinculadas a distintas facetas de lo que hemos denominado modalidad social del comportamiento humano (6). Dos requisitos mencionados por Peterson (1991), para considerar competente a un Clnico, podran agregarse a estas "sub-operaciones", a saber, la comprensin de aspectos biomdicos bsicos y conocimientos sobre psicofarmacoterapia. Con esto se incluye la modalidad orgnica -biolgica- inevitable en una operacin diagnstica global y completa. El diagnstico clnico sera entonces, la operacin cognitiva que, facilitada por diversas tcnicas o instrumentos psicolgicos, permite analizar el patrn psicolgico de comportamiento de un individuo y los efectos que sobre ste tienen las modalidades orgnica y social de su existencia. El fin ltimo sera el de obtener una sntesis de conocimiento cientfico sobre la persona, la situacin-problema ante la cual se encuentra y su capacidad para resolverla de manera normativa. El diagnstico, entendido tal y como ha sido descrito, constituye adems, una base de datos fundamental para los otros dos hechos clnicos. En funcin del diagnstico se genera un pronstico y se disean las estrategias a seguir en el plan de tratamiento -la intervencin- y, por otra parte, constituye el


referente emprico -investigacin- de las generalizaciones tericas. En tanto el diagnstico no es una operacin inicial y esttica sino progresiva, es decir, que se realiza en diferentes momentos de la relacin con la persona que requiere ayuda, est estrechamente vinculado a la aplicabilidad. El diagnstico tambin permite entonces verificar la efectividad de los procedimientos y/o tcnicas psicoteraputicas y la validez de los supuestos tericos que los sustentan. La Intervencin. Si bien el pronstico y el plan de tratamiento generado para un sujeto, constituyen un aspecto bsico de la intervencin, este hecho clnico puede tomar muy diferentes matices y ser ejecutado en muy distintos mbitos. El psiclogo clnico trabaja con situaciones-problema que afectan a personas diferentes. Cada individuo acta en un mundo constituido por varios sistemas, diferenciados por su tamao, grado de complejidad y por el rol que en ellos ocupa quien recibe los servicios del trabajo clnico. Los tres niveles de prevencin estn incluidos en cada uno de los sistemas. Su peso especfico depender de cun proactivo pueda y deba ser el psiclogo clnico al operar en cada uno de ellos. Korchin (1976) presenta una clasificacin de estas formas de intervencin, agrupadas en un esquema constituido por tres modelos el clnico, el comunitario y el de accin social. Los dos primeros incluyen, a su vez, dos modalidades de accin que se diferencian principalmente por el peso que en cada uno adquieren las modalidades orgnica y social del comportamiento humano, respecto al funcionamiento psicolgico del individuo. Sin embargo, existe una faceta del trabajo clnico que no est incluida en estos modelos. Quizs el autor no la considera como parte del problema de salud mental. Se trata del mbito organizacional que, si bien no posee muchas de las caractersticas de los dems sistemas en los cuales ha sido abordado generalmente el trabajo clnico, se presenta como un campo de accin especialmente aprovechable, tanto para la investigacin, como para la intervencin en sus niveles primario y secundario. La figura de la asesora o consultora de corte clnico ha cobrado importancia progresivamente como una de las reas de competencia de la Psicologa Clnica. Es por esto que


Peterson (1991) la incluye en su trabajo sobre las capacidades y habilidades relevantes para un psiclogo clnico. Este autor enfatiza igualmente sobre un aspecto que, adems de vincularse estrechamente con el rea organizacional, consideramos imprescindible dentro de la formacin de un psiclogo clnico. El manejo de estrategias, procedimientos y tcnicas de intervencin derivadas del enfoque sistmico de la realidad humana. Esto constituye, dentro de la intervencin, el elemento paralelo al enfoque multidimiensional del diagnstico clnico, descrito anteriormente. Una operacin diagnstica susceptible de abarcar distintos mbitos en los cuales se maneja un sujeto, ve mermada su efectividad si el clnico que lo desarrolla no es capaz de realizar intervenciones, an cuando sean muy puntuales, en el marco de los diferentes sistemas en los cuales funciona ese sujeto. Nuevamente es la capacidad clnica la que define la utilidad de los instrumentos de trabajo. La efectividad de cada modelo de intervencin no est dada por la estructura del modelo en s, sino por la capacidad del clnico para aplicarlo en las situaciones ms indicadas, es decir, cuando sean ms eficientes dentro del proceso de solucin de problemas presentados por el individuo, grupo o sistema que est abordando. La Investigacin. Vctima de los ataques ms ensaados y diversos de parte de los "hombres de ciencia", un mbito de la Psicologa en general que ha tenido que soportar la ineficacia de muchos de quienes, pretendiendo defenderla, fuerzan la realidad para satisfacer un modelo de trabajo "cientfico", la investigacin psicolgica ha tenido que desarrollar verdaderas estrategias de supervivencia para satisfacer las demandas de la "Ciencia" y no perder su condicin de ciencia del comportamiento humano. Como resultado una especie de estrechamiento del campo de la conciencia, los "cientficos" han desarrollado una tendencia cognitiva a emplear el mtodo cientfico de una forma rgida y con perspectivas fascistas, en la cual sus "pasos" parecen hacer las veces de versculos mgicos que, de ser empleados levemente fuera de los cnones arcanos, podran conducir a errores terribles, capaces de aniquilar a la raza humana. Sin embargo,


hombres eminentes dentro del medio cientfico, incluso dentro de las ciencias "exactas", tales como la fsica, han hecho aportes invaluables que favorecen un punto de vista meta-terico sobre los principios cientficos, con el fin de relajar los procedimientos que implican su utilizacin en bsqueda de conocimientos. En Inglaterra, luego de finalizada la Segunda Guerra Mundial, un fsico alemn de gran renombre dijo algo que, seguramente, asombrara y hasta molestara a muchos de quienes se precian de ser "cientficos". Esta frase, recogida por Bronowski (1979) es el mejor ejemplo de lo injustificado de los ataques cuyo blanco ha sido la investigacin en Psicologa: "Estoy convencido de que la fsica terica es realmente filosofa" (7). Cmo todo modelo, el mtodo cientfico, no escapa a los errores de quienes se sirven de los modelos para entender la realidad. An ms, si los modelos pertenecientes a la fsica terica pueden ser considerados como filosofa por un fsico eminente. El empleo del calificativo de "filosfico", para desmerecer a la Psicologa -en especial la Clnica- y sus supuestos, o la continua bsqueda de mecanismos que le permitan establecerse como "ciencia", pasan a convertirse en formulaciones vanas e irrelevantes. Adems de esta disertacin de corte "filosfico", sobre las posibilidades de la Psicologa de obtener su carta de buena conducta dentro del denominado medio cientfico, existen problemas especficos de esta disciplina que merecen ser tratados con su respectiva relevancia. Estos aspectos cobran an ms importancia dentro de la psicologa clnica debido a que su objeto, es decir, el protagonista de este hecho clnico es el ser humano. Por una parte, el problema tico que aqu se plantea es bastante delicado y difcil de manejar en muchos de los casos. Por la otra, en tanto la Psicologa Clnica asume la individualidad como un fenmeno nico, las generalizaciones y supuestos tericos derivados de los hallazgos generados por la investigacin, constituyen uno de los conocimientos de mayor relatividad y perfectibilidad dentro del conocimiento que sobre el hombre existe. Qu hacer?Renunciar? Consideraramos una respuesta negativa como la ms acertada. Es por esto que, en el trabajo de Peterson et al. (1991) se propone la figura del Psiclogo Clnico como un Cientfico Clnico Local.


Este se concibe como un investigador que aborda los fenmenos psicolgicos locales -de su prctica cotidiana y no tan cotidiana- desde un punto de vista comprometido con un pensamiento lgico, riguroso, crtico y sistematizado cuya finalidad es la de obtener verdaderos resultados y conocimientos cientficos. Cobra as importancia la necesidad de desarrollar un profesional de la Psicologa Clnica, capaz de realizar este trabajo de investigacin. Mediante un pensamiento lgico-cientfico debera ser capaz de producir modelos de trabajo y validarlos, en lo posible, con la realidad emprica. III.- EL PROFESIONAL DE LA PSICOLOGIA CLINICA. La Identidad Profesional es el conjunto de actitudes, roles, actividades y mecanismos de insercin y participacin social que definen el espacio de una disciplina o ciencia en la sociedad. En el caso de la Psicologa Clnica, representa el conjunto de acciones que el psiclogo clnico como profesional -o acaso mejor, los psiclogos clnicos en conjunto?- pone en prctica para transformar los hechos clnicos en hechos sociales. La Identidad Profesional se presenta como el aspecto ms susceptible de ser afectado por la modalidad social de la conducta humana, por lo cual exige una posicin altamente proactiva en el ejercicio de la profesin. Por esto, la Identidad Profesional del psiclogo clnico constituye un elemento que requiere atencin especial. Es en este punto donde la Psicologa Clnica recibe ms directamente los efectos, influencias y presiones de los modelos sociopolticos que definen a la sociedad en la cual pretende desarrollarse y emplear sus procedimientos, esto es, diagnosticar, intervenir e investigar. Si bien la definicin de la Psicologa Clnica puede presentar aspectos de carcter ms o menos universal, la Identidad Profesional es la que adquiere mayor especificidad en funcin de las caractersticas particulares de la sociedad en la cual se enmarca cualquier profesin. En este sentido, los principales problemas de la Psicologa Clnica -al menos en Venezuela- se relacionan a los procesos de ajuste y presencia social. Ambos estn vinculados con el problema de las relaciones de poder.


Existen dos "vertientes" a travs de las cuales puede una profesin desplegar mecanismos de ajuste social tendentes a proporcionarle mayor presencia social en su contexto. Una que podramos denominar gremial, externa al profesional como individuo y referida al grado de organizacin y cohesin de la profesin en la sociedad, implica la existencia de instituciones que operen como representacin de los profesionales que ejercen en el campo de una determinada disciplina. Otra que podramos denominar individual, inherente al profesional y vinculada a la capacidad de autogestin de los miembros de una profesin. Ambas vertientes deben engranarse para que una profesin pueda captar y comprender las caractersticas del medio en el cual se ubica e implementar acciones que le aseguren un mejor ajuste y, en consecuencia, una mayor presencia social. La vertiente gremial es la ms indicada para integrar y socializar los intereses de los profesionales dedicados a una disciplina en particular. Como representacin de la identidad profesional de varios individuos, su principal funcin debera ser la de definir el espacio social de la profesin. Esto permitira, a su vez, desarrollar una justificacin de la presencia social de la profesin y asegurarle una mayor cuota de poder dentro del modelo sociopoltico que la enmarca. Esto es, la organizacin gremial debera participar responsablemente en el desarrollo de actividades de intercambio y mecanismos de divulgacin de informacin, as como de procesos de formacin y actualizacin de los profesionales que la integran. Tambin debera funcionar como una especie de "puente" entre la realidad social y sus miembros, para generar mecanismos de ajuste social que proporcionen un mayor status a la profesin en el contexto en el que est ubicada. En nuestro contexto, la Psicologa Clnica se encuentra en una situacin muy particular. La primera vertiente es prcticamente -por no decir totalmente- inoperante. El Colegio de Psiclogos no constituye una verdadera representacin de quienes en l se inscriben y tampoco existen organizaciones capaces de sustituirlo, ni siquiera a nivel de las diferentes "ramas" de la Psicologa. En Venezuela, el trabajo psicolgico -inclusive dentro de la Psicologa Clnica- no est respaldado por organizaciones capaces de definir y/o defender las caractersticas especficas del rol del Psiclogo, sus reas de competencia, las distintas especialidades que puedan existir, el proceso formativo a nivel de


Post-grado, la remuneracin, etc. Como consecuencia, el ejercicio de la Psicologa y sus vicisitudes estn definidos por la accin individual de los psiclogos en cada uno de los mbitos en los cuales se desempean, con resultados muy diversos e imposibles de analizar a cabalidad. Tampoco existe posibilidad de ejercer un control efectivo sobre los aspectos ticos del ejercicio de la profesin y es fcil detectar modalidades aberrantes del ejercicio de la profesin. Es entonces la "vertiente" individual la que predomina en nuestro medio, como frmula de autogestin destinada a generar mayor presencia social de la Psicologa Clnica en nuestra sociedad. Los esfuerzos en este sentido son desarrollados por agrupaciones y organizaciones de carcter espontneo, y funcionamiento ms o menos sistemtico que, si bien producen avances serios e importantes hacia la clarificacin del espacio social de la profesin, enfrentan circunstancias difciles de superar, slo con el esfuerzo. Estas circunstancias se refieren principalmente, al poco nmero de publicaciones tiles para la difusin de trabajos de investigacin realizados en el rea y a la inexistencia de actividades -Jornadas, Conferencias, Congresos- propias de los psiclogos clnicos, que los conducen a mantenerse como pblico de los psiquiatras y otros profesionales de la salud mental. Estas circunstancias son producto de un aspecto central, la insuficiencia de recursos econmicos. Este problema es el referente fundamental de la poca presencia social de la Psicologa Clnica en nuestro contexto. Pero, si bien la ausencia de organizaciones representativas y eficaces en sus funciones, est vinculada al nivel de presencia social de la Psicologa Clnica, los profesionales pertenecientes a esta profesin poseen una cuota importante de responsabilidad en esta situacin. La reducida participacin dentro de las organizaciones existentes constituye uno de los puntos nodales que favorecen esta problemtica. An cuando existan iniciativas interesantes hacia el desarrollo de actividades tendentes a mejorar las circunstancias sociales de la Psicologa Clnica, consideramos que el Psiclogo Clnico en Venezuela presenta, en su ejercicio profesional, un bajo ajuste social. Nos explicamos. Los psiclogos clnicos parecen despreciar un rea de trabajo que, si bien puede no satisfacer los parmetros "ideales" de la profesin, constituye un campo de accin particularmente interesante. La "omisin" de las posibilidades de trabajo e investigacin que presenta este rea es un


indicador inequvoco de bajo ajuste social en los profesionales de la Clnica. El abordaje de la dimensin organizacional podra constituirse en la estrategia central para el incremento de la presencia social de la Psicologa Clnica en nuestro contexto. El objetivo sera el de obtener los recursos econmicos necesarios para complementar la actividades de autogestin implementadas por los psiclogos clnicos. Se requiere de un trabajo capaz de generar una oferta de servicios a los sectores organizacionales no abordados hasta el momento que, sin embargo, demandan constantemente de servicios psicolgicos de diagnstico, intervencin e investigacin, estrechamente relacionados con el modelo de Psicologa Clnica propuesto en el presente trabajo. Una formulacin del proceso resultante, demasiado simplificada si se quiere, podra ser la siguiente. La satisfaccin de la demanda de servicios de la dimensin organizacional proporcionara una mayor presencia social a la Psicologa Clnica en nuestro contexto, al tiempo que generara los recursos necesarios para financiar trabajos de investigacin, actividades de intercambio y publicaciones de divulgacin cientfica. Una mayor presencia social y la justificacin de la existencia de la Psicologa Clnica como modelo de abordaje de los problemas que presentan las personas en diferentes mbitos, entre ellos el organizacional, tendra como consecuencia la posibilidad de transformar los hechos clnicos en hechos sociales. Esta presencia conducira a la obtencin de mayor poder en la sociedad, lo cual se constituira en el catalizador de la posibilidad de ejercer mayor presin para el desarrollo de verdaderas polticas de prevencin e intervencin en el campo de la salud mental.


IV.- A MANERA DE CONCLUSION. Luego de desarrollar las proposiciones fundamentales vinculadas a la aplicacin de un modelo de Psicologa Clnica lo suficientemente flexible para abordar al ser humano en los diversos sistemas en los cuales se desenvuelve, resulta difcil desarrollar algunos prrafos que resuman la intencin de los planteamientos realizados. No obstante, es posible presentar algunos puntos que sirvan de corolario a dichas proposiciones. Si bien el planteamiento fundamental de este trabajo se refiere a la posibilidad del Psiclogo Clnico de abordar las diferentes dimensiones en las cuales el patrn psicolgico de comportamiento de un sujeto es afectado por las modalidades orgnica y social de su vida. Es evidente, sin embargo, que un clnico es incapaz de desempearse en todas las dimensiones en las cuales acta el ser humano, as como de intervenir en las muy diversas problemticas y reas de trabajo existentes. Por esto, si bien el Psiclogo Clnico empleara un modelo flexible, definido por el mtodo clnico y un enfoque personolgico, susceptible de cumplir con los criterios de aplicabilidad, sin olvidar la importancia de las cualidades de lo clnico y su importancia relativa en los procesos de diagnstico, intervencin e investigacin, sus objetivos deberan estar mediatizados por un enfoque comprehensivo de una especializacin. Esto es, deben definirse sub-reas de dedicacin dentro del trabajo clnico, las cuales privilegien el abordaje de situaciones-problema -para usar el trmino de Lagache- de carcter particular y especfico. As, existiran psiclogos clnicos dedicados a la atencin de sujetos pertenecientes a determinado grupo etario (nios, ancianos, adolescentes, adultos) o sujetos con problemticas especficas (problemas de pareja, divorcios, duelos, patologas severas, etc.). Tambin podran delimitarse campos de accin de acuerdo al tipo de modelo de intervencin fundamentalmente -no nicamente- utilizado, a las tcnicas teraputicas empleadas y/o a los supuestos tericos integrados en el modelo de trabajo desarrollado.


El enfoque comprehensivo consiste un estado de conciencia, una manera de pensar sobre lo clnico, en el cual el psiclogo no se permite omitir ninguno de los aspectos de la realidad de la persona que requiere de sus servicios, an cuando no pueda abordar o intervenir en cada uno de ellos. Por tanto, el enfoque comprehensivo funcionara como especie de garante, tanto de la interaccin entre los profesionales, sus mtodos, sus formulaciones y sus investigaciones, derivada de la necesidad de evitar el uso mecnico de los modelos de conocimiento dentro del campo de la Psicologa Clnica, como de la presencia de un abordaje de la problemtica de la persona total. En lo referente a la Identidad Profesional, se considera perentorio el desarrollo de estrategias tendentes a mejorar el grado de ajuste social de la Psicologa Clnica para obtener, en consecuencia, un mejor nivel de presencia social en nuestro contexto sociocultural. Esto generar el desarrollo y el perfeccionamiento de la Psicologa como profesin, en tanto le permitir definir su verdadero espacio dentro de la sociedad y tener una participacin ms significativa en la formulacin de polticas de salud mental ajustadas a la realidad en la cual funciona.


NOTAS (1) Ramn Llull (1235-1315), estudioso cataln del siglo XIII, al referirse a las versiones abreviadas de la Biblia que un prroco quera realizar para hacer ms "llevadero" el camino de la fe y el temor a Dios. (2) Durkheim, Emile (1858-1895) emple el trmino anomia para definir un tipo de suicidio en el cual la persona pareca desvincularse de toda raigambre social y perder el "sentido de la vida" como consecuencia de un proceso derivado de la propia dinmica de la sociedad. Sin embargo la consideraba como una desviacin social en tanto no tena justificacin concreta en la realidad social del individuo. (3) Hacemos referencia a la palabra psiclogo en el ms amplio sentido del trmino, por eso las comillas. Se incluyen psiclogos clnicos, psicoanalistas, conductistas, gestaltistas, psiclogos sociales, etc. (4) No podemos asegurar que esta haya sido la intencin del autor al acuar el trmino, pero tampoco creemos que la contradiga, en tanto, propone el abordaje de "todos los sectores de la conducta humana, adaptada o inadaptada" como objetivo de la Psicologa Clnica. (5) Recurriendo nuevamente a las enciclopedias, una definicin general de la palabra sincretismo es: "Sistema filosfico o religioso que intente conciliar en su seno diferentes doctrinas". Si trasladamos el trmino al problema de los modelos resulta muy til emplearlo como recurso explicativo. (6) Fiorini no utiliza el trmino dimensiones, sino niveles de diagnstico. Sin embargo, el primero parece representar la lectura ms acertada de su propuesta. (7) Max Born. Director de la ctedra de fsica de la Universidad de Gotinga entre 1921 y 1933. El comentario es recogido por Bronowski en su libro El Ascenso del Hombre (pag. 364).

riquelme, sobre-la-psicologia-clinica-en-la-actualidad-2013.pdf

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