poÉtica o poyÉtica del ¿como educar?...
TRANSCRIPT
1
POÉTICA O POYÉTICA DEL ¿COMO EDUCAR?
Víctor Fuenmayor
Existe tanta música en el mundo que razonablemente se puede suponer que la música, lo mismo que el lenguaje y quizás la religión, es una marca específica de la especie humana. Los procesos fisiológicos y cognitivos esenciales que engendran la composición y la ejecución musicales podrían ser heredados genéticamente y entonces encontrarse en todo ser humano. Si comprendemos esos procesos, entre otros, podría aportarnos la prueba de que los hombres son las criaturas más notables y más capaces que jamás le han permitido ser la mayoría de las sociedades. John Blacking, How musical is Man? Ligar la autopoiesis como una opción epistemológica más allá de la vida celular, al operar del sistema nervioso y de los fundamentos de la comunicación humana, es claramente fructífero.
2
Humberto Maturana: De Máquinas y Seres Vivos, autopoiesis de la organización de lo vivo.
POÉTICA O POYÉTICA DEL ¿COMO EDUCAR?
Escuchando las intervenciones sobre la valoración o desvalorización
de los juegos tecnológicos en educación no podemos situarnos en una
aceptación completa por las destrezas que éstos puedan desarrollar, en
niños o jóvenes, independientemente de la valoración de sus contenidos.
Como tampoco podemos caer en una negación total basándonos en los
efectos negativos que algunos especialistas (psicólogos y sociólogos) han
investigado. Tenemos que buscar, en esos juegos tecnológicos, un asidero
educativo: algún valor a partir de la cual podamos partir los educadores y
comunicadores para enfocar el problema de cómo educar y preguntarnos
si ese valor va de acuerdo a la naturaleza humana.
Uno de esos valores lo he conseguido en la insistencia de muchos
pensadores contemporáneos de considerar la actualización, desde el
punto de vista psicogenético, sociogenético y filogenético, del antiguo
3
término helénico poiesis para conceptualizar la organización biológica,
psicológica y socioantropológica en los procesos de humanización que
deben ser necesariamente considerados por la educación. La poiesis es un
antiguo concepto que retorna en la ciencia contemporánea: los biólogos la
derivan hacia la autopoiesis del ser humano, los sociólogos hacia los
programas culturopoyéticos subyacentes determinantes de la educación
en las culturas, los etólogos de la comunicación, etnoescenólogos y
antropólogos hacia las leyes del arte como organización de la
comunicación cultural y humana.
Esa autopoiesis se inserta en la preocupación de buscar una
modalidad de educar que nos permita ser más notables y capaces – como
lo desea el musicólogo John Blacking y muchos otros pensadores
contemporáneos- y tiene necesariamente que pasar por el reconocimiento
de una organización poética de la materia biológica común a la especie
humana más allá de una música en particular o concreta o de cualquier
otro arte en particular. Se trata de leyes poéticas más allá de un arte en la
organización de la naturaleza de lo humano. Los juegos artísticos en la
educación entran dentro de la pedagogía lúdica y dentro del proceso de
humanización de acuerdo a la naturaleza de la especie, pero tendríamos
que preguntarnos, en el caso específico que nos preocupa, sobre la
artisticidad que contienen los video-juegos en nuestra contemporaneidad.
Como constituyente de lo más humano podemos decir que, aunque toda
la humanidad no se exprese como artista o poeta, se supone -y es la
hipótesis de muchos pensadores- que todos los seres humanos poseemos
una organización poética de creación que es la misma de la autocreación.
Creamos y nos autocreamos desde los ludismos poéticos que comprenden
fases de organizaciones corporales, preverbales y verbales de los juegos.
4
1. La vida entre lo biológico y lo poético
Fue difícil dar con un título que no sonara romántico ni utópico para
conceptualizar lo que para muchos autores contemporáneos implicaría los
modos de educar según la naturaleza poética vital de lo que es la vida del
ser humano y que debe impregnar también lo educativo: los seres
humanos somos creadores y poéticos, autocreadores y autopoiéticos. Y si
eso se acuerda a una verdad que viene de las ciencias, nos preguntamos
¿por dónde comenzar el desarrollo del ludismo autopoiético de los
humanos: ¿por la imagen inconsciente multisensorial y preverbal del
cuerpo?, ¿por la organización primera del pensamiento visual anterior al
dominio de la lengua? o ¿por la organización secundaria de los juegos
verbales?
Postular una matriz biológica de la poética del humano para el desarrollo
de los lenguajes en educación supone plantear otra serie de preguntas
que conciernen incluir el cuerpo humano en los modos de enseñar: ¿hasta
qué punto pensamos con el cuerpo y lo que eso implicaría en los modos
de educar con los video-juegos? Dentro de las ideas desarrolladas por el
etólogo francés Boris Cyrulnik, en “El gesto y la palabra”, serán dos
modos que podríamos plantear como diferencia de la comunicación
humana con otros seres vivos de las otras especies: el señalar un objeto
con un dedo de la mano como indicio de la organización mental
únicamente humana que precede la fonación de los signos de la lengua y
luego el sentido del jugar como to play en inglés o jouer en francés que
contienen, además del sentido lúdico infantil, el sentido de representación
escénica o de ponerse en lugar del otro para representarlo.
5
Otra cuestión sería una información sobre el juego como necesidad
vital para la morfología general creativa tan característica de la especie en
los procesos fisiológicos universales que, tales como la respiración o la
coordinación motriz, se han ido desarrollando por adaptaciones
especializadas que darían lugar a otra pregunta: ¿qué limites tenemos los
seres humanos desde nuestra constitución biológica en el desarrollo
cultural de los videojuegos? No tenemos todavía una respuesta decisiva
en la práctica educativa, solo intentos aislados donde la palabra
creatividad, desarrollo de habilidades y destrezas tecnológicas, estrategia
pedagógica, placer de los aprendizajes, sin entrar en el sentido que tienen
los juegos tecnológicos. Se quiere dejar siempre a un lado los contenidos
que, aunque fuesen implícitos, deberían corresponderse con el desarrollo
de una estética, ética o poética que unen a los seres humanos. ¿Qué
limites podemos establecer entre los videojuegos como modo de educar?
Creo que debemos plantear unos primeros límites en la estética de las
tecnologías y otro límite en los contenidos aunque fuesen implícitos en las
narraciones, mitos, relatos, para ser considerados entre los modos de
educar.
En ese límite, acepto el uso de la palabra poética como ya dije que
es como un eco en mi boca del pensamiento antiguo y de muchos de los
autores citados. La palabra estaba un poco escondida en un hilo del tejido
de la reflexión contemporánea, pero su originalidad consiste en que los
usos de la palabra difieren del uso estrictamente literario y se ha
desplazado a una significación más amplia en las ciencias donde ha
tomado el sentido de conceptualizar un proceso humano de creación que
se oye en los biólogos como organización autopoyética de la vida
(Humberto Maturana y Francisco Varela), como programas
6
culturopoyéticos determinantes en las estructuras de los aprendizajes
(Iuri Lotman) en los culturólogos; y aún sin citar esa palabra, pero
existiendo implícita en teorías contemporáneas de autores que sostienen
que los procesos artísticos desarrollan procesos cognitivos de donde se
nutren las múltiples inteligencias (Howard Gardner) o que llegan a plantear
principios transculturales de las artes comunes a varias culturas (Eugenio
Barba).
Evoco un eje común entre nuestros contemporáneos que utilizan esa
palabra en el sentido de una poética común y esencial en la naturaleza
humana de donde puedo partir de la hipótesis que para desarrollar la
potencialidad natural de la especie humana, en el acto educativo, debe la
educación apoyarse en esa condición poética del individuo, de la cultura y
de la especie.
Esa poiesis en el eje del cómo educar me lleva al sentido antiguo de la
poética, tal como la define el Diccionario de Autoridades, en una de sus
acepciones: También se llama así la obra o tratado en que se señalan las
reglas y preceptos para la mayor perfección de las obras Poéticas. Si el
ser humano es poético y se construye con un proceso de autopoiesis, la
educación debe integrarse en la poética educativa general o común en el
sentido de textos o de reglas para un perfeccionamiento óptimo del ser
humano como si se tratara del cuidado en la construcción de una obra de
arte en la vida. Tendríamos que acercarnos a los video-juegos desde una
concepción poética o artística que esté implicada en las estéticas
tecnológicas de los videojuegos para que éstos puedan ser usados como
herramientas educativas cuando sus valores estéticos puedan justificar su
integración a las herramientas educativas de los sujetos cuya organización
biológica, cultural y antropológica es poética o autopoiética..
7
2. Por una poiesis educativa entre nuestros contemporáneos
Las corrientes del pensamiento contemporáneo plantean el problema del
cambio educativo en un mundo donde se deben transformar las maneras
de pensar, no tan sólo desde los programas y contenidos de currículos
escolares sino que deben comprender un espectro mas amplio.
• Un primer cambio sería el cambio paradigmático. Si en una
época ese paradigma fue el modelo de la ciencia, la nuestra
se revela hacia el conocimiento transdisciplinario de lo
poético en el humano cuyo enfoque creativo común parece
encontrarse más cercano a procesos artísticos que de los
procesos racionales científicos. Las artes deben ser
comprendidas por las ciencias como procesos biológicos o de
satisfacción de necesidades vitales, es decir necesarios para
el mantenimiento y desarrollo de la vida.
• Ese paradigma concierne el educar desde el enfoque, no de la
racionalidad científica, sino de una racionalidad poética en el
pensamiento, del desarrollo óptimo de la singularidad del
individuo en un estilo de vivir, expresarse, de amar o de
pensar; del conocer los textos de las culturas como escrituras
o códigos de un programa culturopoyético. Las técnicas de
aprendizaje deben ir acordes con la cultura; y además
construir puentes transculturales entre las culturas aún las
más cerradas. Como en las artes, la educación debe
orientarse hacia los principios artísticos comunes que se
diferencian en sus obras y realizaciones como el reflejo mismo
8
de la condición humana poética quien puede reunir la
singularidad de los individuos con los principios artísticos
transculturales o valores compartidos por diversas culturas
postulados a su vez como principios humanos. .
• Los principios del paradigma de la poética del cómo educar
pudiera resumirlos en un interés muy acentuado por integrar
procesos artísticos, científicos y educativos en relación con la
vida. El tipo de comunicación que proponen es implicativa, es
decir, integrar en el hecho educativo la implicación del cuerpo
y los lenguajes, del sujeto y de las formas expresivas, de
procesos artísticos y de conocimiento, de formas cognitivas y
concretas de las artes y desarrollo de conocimientos.
Tomaré esa palabra poiesis que pudiese englobar tanto el sentido
de creatividad (tan usado en las pedagogías contemporáneas) como el
concepto de poeticidad o poiesis, usado por los propios autores citados.
Como una reminiscencia a los helenos, la connotación revelaría el deseo
de reunir cuerpo-mente como en aquella cultura donde la poiesis
comprendía una tríada creativa: kinesis, poiesos, aestesis, como acciones,
creaciones y sentimientos sentidos.
Desde distintos ángulos o ciencias contemporáneos (biología, semiología,
antropología) se mueve ese concepto que debe orientar los modos de
educar: creación poética del sujeto, del saber, del conocimiento entre los
procesos intuitivos e inconscientes y la razón, reconociendo, por decirlo
de alguna manera, la división de funciones de los dos hemisferios
cerebrales, de las determinaciones culturales de los aprendizajes, del
9
afecto o del amor en la organización humana y en los procesos de
educación y de elaboración del conocimiento.
En todos esos enfoques encontramos ideas comunes o coincidencias en el
reconocimiento de principios que deben ayudar a superar fallas y errores
del conocimiento fracturado desde una sola ciencia con propuestas de
integración de las ciencias en una acción interdisciplinaria o
transdisciplinaria en un cómo educar desde la complejidad humana. Creo
ver, más allá de las diferencias de los planteamientos entre los autores, un
eje unificador: una búsqueda de sentido poético o general que en un
tiempo fue asumida por la filosofía o por la semiología. Estamos, con
estos autores, en el paso de una teoría semio-filosófica a una propuesta
biopoética integral del hecho educativo con base en las ciencias humanas,
que comprendería:
• Una educación de acuerdo a la bio-poiesis en la organización
biológica autopoiética de la vida (Humberto Maturana y otros),
• Los programas culturopoyéticos subyacentes y organizadores de la
educación en toda cultura (Iuri Lotman y Eugenio Barba)
• La antropopoiésis al considerar principios comunes de la
hominización a partir de los lenguajes artísticos en el origen,
evolución y transformaciones de la especie (Etnomusicología de
John Blacking y Etnoescenología de Jean-Marie Pradier, Jean
Duvignaud y otros autores).
Reconocer esa poeticidad inherente a lo humano desde las vías de la
cientificidad ¿no será acaso el impulso para la creación de una educación
que exige una pedagogía compleja y una didáctica del nuevo conocimiento
10
cabalgando entre las ciencias integradas y las artes y de las artes con las
ciencias humanas, buscando un tercer espacio al pensamiento futuro o
por crearse que concierne la conciencia de lo que es la vida, la verdadera
vida humana. Esos intentos buscan la comprensión humana tanto desde el
lado poético y oscuro del conocimiento artístico como del lado
enceguecedor de claridad en las abstracciones de las ciencias.
No podemos defender o condenar ciegamente los videojuegos en el
cómo educar sin situarnos en el valor poético esencial implicado en esas
teorías de las ciencias tanto biológicas como de la comunicación cultural y
mirando autocríticamente hacia la crisis educativa que comprende
también la crisis de enseñanza artística.
3. La crisis educativa actual en cómo educar.
Indaguemos la situación actual más general o más amplia tal como nos es
descrita por uno de los autores que, paradójicamente, también abarca la
enseñanza artística:
Existe una crisis general y durable de la enseñanza y de las
formaciones (….) Las técnicas de transmisión del saber son hoy en día el audiovisual, la enseñanza asistida por ordenador, la tele-enseñanza, la presencia constante de los medios de comunicación de masa más que de la enseñanza cara a cara y personalizada de un profesor o la referencia a un l ibro. (…) Lo que ha cambiado también son las cosas por transmitir, el contenido de los conocimientos, con el predominio actualmente bien establecido de ciertas disciplinas técnicas con finalidad directamente profesional sobre “las humanidades”, la desaparición de un sistema armoniosamente organizado del saber, la invasión irreversible de la informática, la renovación rápida de conocimientos y la necesidad y puesta al día para seguir el r itmo de los cambios. En todos los países las autoridades buscan a formar mano de obra calif icada susceptible de encontrar empleo. Ese util itarismo no
11
disgusta a los alumnos potenciales (por no decir a sus padres) que buscan no volverse futuros desempleados. (Yves Michaux, 1993, Enseigner l’art?, p. 14)
El riesgo que estamos corriendo educativamente, siguiendo la sirena del
aprendizaje instrumentalizado para la economía, del utilitarismo o de la
eficacia técnica y social, hace caer las artes en una realidad ordinaria y
banal de una aculturación arrolladora. La poética del cómo educar, para
frenar esos excesos, debe iniciarse por cuestionar el utilitarismo
educativo comenzado por una comprensión de la relación entre los
procesos de las artes y modelos artísticos, educativos y humanos.
Se hace necesario, desde un espacio como en el que estamos de la OETI,
no negar la integración de tecnologías informáticas o audiovisuales, sino
reflexionar y hacer reflexionar a comunicadores y educadores, desde la
escucha del lado poético que la acción educativa tiene en todos estos
pensadores contemporáneos donde la cultura y las artes organizan un
modo de educar según valores de poeticidad implícitos en todo individuo
y en toda cultura. Al lado de la propuesta muy conocida del pensamiento
complejo o pedagogía de lo complejo donde los artistas y los mestizos
con su mentalidad abierta establecen un vínculo ético de comprensión
entre las culturas (Edgar Morin, Los siete saberes necesarios para la
educación del futuro, 2001, p.p. 124-125), debo mencionar otras
corrientes educativas actuales complejas al tratar de los potenciales
artísticos, pero que tienen un eco de experiencias creativas desde el siglo
pasado: de Educar a través del arte (Hebert Read), de acuerdo desarrollo
de las múltiples inteligencias (Howard Gardner), de la situación (Gisèle
Barret), desde la expresión o creación (J.P. Guilford, J.K. Lagemann, E.P.
Torrance y otros), que amplían los procesos creativos o poéticos a todas
12
las ramas del saber. Reconocer que existen, frente a esa crisis educativa,
respuestas tan válidas, como lo que se viene descubriendo de la
poeticidad o la artisticidad y que conciernen de alguna manera la
complejidad de cómo educar según valores implícitos que poseemos
todos los humanos.
Pudiese resumir esa problemática de cómo educar poyéticamente
elaborando otras preguntas:
1. ¿Cómo educar según la organización biológica de la autopoyésis
de los sistemas vivientes?,
2. ¿Cómo educar según el programa culturopoyético según se trate
de transmisión de culturas de textos o de gramáticas o de
técnicas personalizantes o despersonalizantes?
3. ¿Cómo educar según los principios transculturales y humanos a
partir un modelo poético?
Si somos seres autopoyéticos por definición desde la organización
biológica de los sistemas vivientes hasta la hominización, individuación y
culturación, ¿Cómo educar de acuerdo a esa naturaleza de la vida
humana?
4. ¿Cómo educar desde la autopoiesis de la vida?.
No siendo experto en la materia, no obstante resulta fácil comprobar que
las grandes funciones biológicas organizadoras de lo humano se refieren a
la situación del cuerpo en la orientación espacial y en la ritmicidad
temporal, en un anclaje de una imagen inconsciente multisensorial en la
base cenestésica de todos los sentidos sensoriales y de las artes. De allí
parten los sentidos intuitivos del color, de la música, del ritmo, de la
13
narración, que son aprendizajes inconscientes o pre-verbales, anterior a la
memoria semántica o lingüística, que podemos llamar memoria
procedimental. Una continuidad en el desarrollo de cada individuo
determina las disponibilidades o facultades personales más allá de la
infancia conformando lo que Howard Gardner ha llamado las inteligencias
múltiples. A los saberes del educador –como los llama Edgar Morin- hay
que agregar los saberes intuitivos y cognitivos de esa memoria
procedimental en todo humano. El niño sabe narrar, pintar, cantar, actuar,
ritmar, hablar, sin el conocimiento de gramáticas o códigos e incluso sin
haber entrado en la escolaridad. Conoce esos procedimientos artísticos
con una memoria pre-verbal o arcaica para elaborar intuitivamente textos
con formas y sentidos, sin conocer todavía la gramática de la lengua ni los
códigos de las artes: Este tipo de aprendizaje constituye una memoria sin representación y consiste en una soltura corporal y mental que no necesariamente es consciente. Se trata de una memoria procedimental en que la zona neurológica del neo-cortex que procesa un determinado tipo de informaciones visuales, sonoras, cinestésicas, es moldeada por esas informaciones sensoriales. De ese modo el cerebro se vuelve predominantemente sensible a este tipo de informaciones, las cuales al haber sido percibidas en un estadio precoz, hacen que su cerebro adquiera la capacidad de percibirlas mejor que a las demás. (Boris Cyrulnik, 2004, El amor que cura,)
La educación debe reconocer en ese saber implícito autopoyético del niño
que procesa informaciones desde estructuras neuronales y cerebrales pre-
verbales que facilitan los aprendizajes y que deben desarrollarse
óptimamente para satisfacer necesidades expresivas y educativas y,
sobretodo, necesarias para el mantenimiento de la vida y del desarrollo de
las inteligencias. Necesidades tan vitales como el afecto o el amor, las
artes, forman parte de una biología vital periférica y esencial, pero tan
esenciales como el sexo o la reproducción para el mantenimiento de la
14
vida. Ese reconocimiento de una poética simbólica anterior a la lengua,
debe formar parte de la bio-alfabetización del cómo educar.
Reconocer esas necesidades expresivas y vitales trae a nuestra reflexión
todo lo que el arte puede aportar a las maneras de educar y de vivir para
expresar todo lo que es lo humano desde esa precedencia simbólica y pre-
verbal que prepara el acceso de la memoria semántica tan centrada en lo
lingüístico que puede desplazar los procesos creadores hacia la latencia o
el olvido.
Muchos autores se refieren a esa biología en procesos de conocimiento y
procesamiento de información de acuerdo a los hemisferios cerebrales; de
las dos memorias: una procedimental y otra semántica (Boris Cyrulnik); de
teorías de los orígenes biológicos de la hominización a través de las artes
(etno-musicología de John Blackind o etnoescenología en Jean-Marie
Pradier y muchos otros autores), la teoría biológica de la organización
autopoiética de la vida en la teoría del médico y biólogo chileno Humberto
Maturana) y las teorías de la simbolización y ordenamiento cerebral antes
del dominio de la lengua (Sigmund Freud, Mircea Eliade).
Todos esos pensadores nos hacen plantear el problema de una educación,
algunos en terapia, fundamentándolos en procesos de organización
simbólica, antes del dominio sígnico de la lengua, que están en la base de
la creación artística, de los mitos, de los ritos, de las ciencias. La
educación que ha sido tradicionalmente siempre parlante y escribiente
desde la razón, la conciencia y la lengua, rara vez reconoce ese soporte
simbólico de lo educativo, esas inteligencias intuitivas, esa memoria
procedimental de las artes.
El hecho educativo debe ampliarse a esa memoria no semántica,
desarrollándola con procesos más complejos del simbolismo cenestésico
15
de todos los órganos de los sentidos, acorde con la multisensorialidad
cerebral y del pensamiento que nos acompañan a lo largo de toda la vida
como latencia. Esa memoria procedimental forma parte de procesos
cognitivos de elaboración del conocimiento en las fases más concretas,
determinantes o creativas de la organización del ser humano. Algunos
autores le otorgan el mismo valor cognitivo a las artistas y a los
científicos. Ese es el sentido de cómo educar de Howard Gardner en la
teoría de las múltiples inteligencias Cuando empecé a pensar en el significado de la palabra “desarrollo”, preguntándome cuál era el desarrollo óptimo, me fui convenciendo de que los especialistas de este campo tenían que prestar mucha atención a las aptitudes y capacidades de los pintores, los escritores, los músicos, los bailarines y otros artistas. Estimulado (en lugar de intimidado) por la perspectiva de ampliar la definición de cognición, creí legítimo de considerar que las capacidades de los artistas eran tan cognitivas como las que mis colegas de la psicología cognitiva atribuían a los matemáticos y los científicos. (Howard Gardner, La inteligencia reformulada. Las inteligencias múltiples en el siglo XXI)
Si los modos de educar conciernen una preocupación de desarrollo óptimo
del ser humano, no podemos descartar ni la memoria semántica ni la
memoria procedimental, tampoco separar el modelo educativo de los
modelos artísticos, ¿Cómo situar ese espacio tercero con ese entre-dos
memorable del humano entre la latencia inconsciente y la inlatencia
lingüística?,
Aquí podemos preguntarnos cual debe ser el valor predominante del modo
de educar: si la optimización puede lograrse de manera eficaz a partir de
un modelo educativo autopoyético de la naturaleza humana o de un
modelo impuesto por otras razones donde nos toca preguntarnos ¿por
qué el modelo científico o socio-económico, político o tecnológico se
hace predominante en la educación?
Educar de manera óptima al ser humano y de acuerdo a la organización
biológica misma, de la autopoiesis de los sistemas vivientes, optimizaría el
16
desarrollo de todos los tipos de inteligencias tan necesarias en la
diversidad humana y tan capaces creativamente de resolver mucho de los
problemas de la vida. En un sentido individual o cultural de la sociedad
contemporánea concierne las identidades que deben reforzarse en
educación, como diría Edgar Morin: individual, cultural y planetaria. Lo más
cercano que tenemos en una educación para la vida, comprendiendo por
ese término amplio hasta lo orgánico o biológico, serían las artes,
lenguajes más cercanos a la singularidad del individuo y a las necesidades
bio-sico-sociales que se expresan en la cultura.
La respuesta de cómo educar de acuerdo a la vida sería el uso de todos
los sentidos, de todos los lenguajes artísticos y de todas las inteligencias,
como potencial biológico-poyético sólo parcialmente explorado por la
educación tradicional visoauditiva o eminente verbal. Aunque también
debemos mirar autocríticamente el peligro de un triunfalismo tecnológico
que conduce a la masificación del individuo y al olvido de las formas
tradicionales de transmitir la cultura. ¿Qué pueden las tecnologías en el
cómo educar? Una de las maneras de responder sería el valor poético y
depende a su vez de la dosificación prudente y uso poyético- humano de
las técnicas, del justo equilibrio entre las tecnologías indiferentes y las
diferentes poéticas latentes en el individuo y en las culturas, sin nunca
opacar con sus pantallas esas poéticas de las identidades que deben
resistir para sobrevivir ante el peligro o amenaza de su pérdida,
enfrentando crítica y paradójicamente su triunfalismo tecnológico.
5. ¿Cómo educar según la programación culturopoyética?
17
¿Cómo entra el humano en la cultura? ¿Cómo la cultura entra en el
humano? Derivar esa misma problemática hacia el problema de la semiosis
educativa plantea el interrogante de cómo se hace el traspaso de todos
los textos que conforman una cultura a un cuerpo que se educa. La
respuesta de Iuri Lotman hace pensar que la cultura está adentro y está
afuera, como esa interioridad-exterioridad de lo corpóreo, permitiendo la
educabilidad desde un lugar imposible y limítrofe entre interioridad
humana y exterioridad cultural cuyos límites semióticos imprecisos son el
cierre del cuerpo por la cultura y de la cultura por los cuerpos que
comparten una misma educación.
Se trataría de enfocarlo semiológicamente basado en la teoría de la
entrada de un cuerpo biológico en un proceso de semiosis cultural, como
lo llamaría el culturólogo estoniano Iuri Lotman. Entramos a la cultura de
acuerdo a un modelo educativo cuyas transmisiones están implicadas en
la estructura cultural. Educar es entrar en el espacio cultural o semiosfera
que el autor la define como la que posee los rasgos distintivos que se le
atribuyen a un espacio cerrado en si mismo. Solo dentro de tal espacio
resultan posibles la realización de procesos comunicativos y la producción
de nueva información. (…) La semiosfera es el espacio semiótico fuera del
cual es imposible la existencia misma de la semiosis (“Acerca de la
semiosfera”, 1991, in Criterios, Nº 30).
La semiosfera, según la tesis del autor quien inventa ese concepto a partir
del término biosfera de V. I. Vernadski (usada también en el libro de Edgar
Morin) no está aislada sino que se sitúa entre la biosfera y de noosfera,
como esferas de la vida y de lo racional. La semiosfera sería un concepto
abstracto y mediador, como la lengua o como la corporeidad (el habla no
es la lengua como la corporeidad no es sólo cuerpo), pero cada realización
18
de la semiosfera es irregular y está conectada en un continuo semiótico
de diversos tipos de textos y diversos niveles de organización que circulan
en la cultura.
Los modos de entrada en el ¿cómo educar? conciernen lo que Lotman ha
llamado “Problema de la enseñanza de la cultura como caracterización
tipológica de la cultura” en uno de los capítulos de su libro La
semioesfera. Veamos su planteamiento que concierne el cómo educar:
El examen de la cultura como un lenguaje y de todo el conjunto de textos de ese lenguaje plantea naturalmente la cuestión de la enseñanza. Si la cultura es la suma de la información no hereditaria, entonces la cuestión de cómo se introduce esa información en el hombre y las colectividades humanas no es ociosa. (Iuri Lotman, 1998, La semiosfera, II, p. 121).
El interés del texto de Lotman reside en asociar metafóricamente espacio
cultural siempre cerrado y cierre de todo cuerpo con la piel y los filtros de
los órganos emisores-receptores de la comunicación. Esos cierres o
fronteras son límites marcados pero porosos como los espacios entre los
puntos de la línea que puede representar los límites. La comunicación se
hace posible desde esa piel porosa y órganos sensoriales que recubre los
cuerpos o desde las fronteras de las culturas que permiten la
comunicación desde los filtros que traducen o intercambian la información
exterior desde las aduanas, intérpretes de lenguas o cambios monetarios
entre países y culturas. .El cierre semiótico es necesario para la circulación
interna de los textos interconectados que conforman una cultura, pero el
espacio semiótico permite el intercambio con otros espacios desde los
filtros o traducciones de las fronteras que permiten la comunicación con
textos semióticos o no semióticos, pero que pueden ser semiotizables. El
paso de los textos de la cultura o semiosfera a la biosfera del cuerpo
19
pueda hacerse, en el cómo educar, desde el aprendizaje de los textos
mismos de la cultura o desde las reglas o gramáticas con que han sido
construidos esos textos.
5.1. La transmisión de la cultura por textos o gramáticas
Iuri Lotman resume el cómo educar en dos grandes sistemas (de textos y
de gramáticas) según las tipologías de las culturas que explica con la
similitud del aprendizaje de una lengua: El primero se practica en la enseñanza de la lengua natal y en la segunda lengua a la edad temprana. En este caso, en la conciencia del enseñado no se introducen ningunas reglas: son substituidas por textos. El niño retiene numerosos empleos y sobre la base de éstos aprende a generar textos de manera independiente. El segundo caso se presente cuando en la conciencia del enseñado se introducen determinadas reglas, sobre la base de los cuales puede generar textos de manera independiente. (ibid, p. 124-125).
Lotman establece expresamente que no se debe confundir la enseñanza
de la cultura en su estructura con la estructura de la lengua natural: Así pues, el principio de ser “un conjunto de textos” o de “ser un conjunto de reglas” deviene un programa culturopoyético latente que ejerce una enorme influencia en todos los materiales que son introducidos ulteriormente en la conciencia de la comunidad. (Ibid)
Si desde el punto de vista biológico la formulación del chileno Humberto
Maturana es la autopoiesis de la organización biológica, podemos aquí
observar su correspondencia a nivel de la cultura definida como un
programa culturopoyético. Así como existe la unidad del programa del
sujeto que se autoconstruye poéticamente, también la cultura contiene
mecanismos de autocreación o construcción o reconstrucción de acuerdo
a su propia poética.
20
Una de las observaciones que me parece interesante establecer es lo
referente a la situación del maestro o enseñante en la tipología ofrecida
por Lotman: La cultura de textos no tiene la tendencia a segregar un metanivel aparte – el de las reglas de su propia formación-. No tiende a las autodescripciones. Pero si se introducen reglas en ella, éstas son tenidas en menos estima que los textos. (…) Se desarrolla claramente la idea de que la fidelidad al maestro es más importante que la fidelidad a la doctrina. (Ibid, p. 125)
Me gustaría recordarle la cita de Yves Michaux sobre la crisis de la
enseñanza donde caracteriza la crisis por la presencia de las técnicas más
que de la enseñanza cara a cara y personalizante de un profesor o la
referencia de un libro. Las tecnología, la despersonalización y la ausencia
de libros hace que pudiéramos considerar, según la cita, la crisis educativa
contemporánea como una gramaticalización de las tecnologías, asimiladas
al aprendizaje de reglas gramaticales de uso de programas técnicos, sin
persona y sin textos, es decir sin sentidos y sin identidades.
Podemos aquí situar la unidad del individuo y de la cultura, pero también
el paso al “estadio de la autoconciencia”, cuando la cultura segrega textos
automodelizantes e introduce en su propia memoria una concepción de
ella misma. Precisamente en ese estadio, ante todo, surge la unidad de la
cultura” (Ibid, p. 127). Si identificamos la unidad de nuestra cultura en el
uso de la informática o de tecnologías como sociedad del conocimiento
sin persona caemos en lo que Michaux ha llamado educación
despersonalizante (esa palabra aparecerá también en Eugenio Barba al
referirse a una las técnicas de transmisión). Estamos educando con la
transformación de la transmisión cultural de las gramáticas de las artes
que ha predominado en Occidente desde hace siglos (Gramáticas de las
lenguas, Retóricas de los textos y Reglas académicas de aprendizaje de las
21
artes) a una gramática de las tecnologías. Debemos pensar en una
estructura cultural determinante que cambia sin cambiar, se transforma
sin transformarse estructuralmente. Adapta una estructura cultural de
transmisión de gramáticas a la situación de otras técnicas más
contemporáneas con la gramaticalización de las tecnologías.
La teoría de Lotman interesa al no formular semióticas parciales sino
semiologías integrales o globales a un nivel socio-antropológico de las
culturas. Establece lo que hemos evidenciado en el ejemplo anterior al
establecer una manera de comprender lo que es el mecanismo de
semiótico de introducción del individuo en su cultura. El sistema educativo
no es algo externo sino situado en límite interno-externo de la cultura que
es al mismo tiempo concreta y percibida y estructura de reglas que se
mantienen en una transmisión continua: Para la cultura, que no es sólo información potencial encerrada en un tal o tal sistema, sino también información real, extraída de ella por tal o cual colectividad históricamente dada, la estructura de la conciencia que recibe los textos y el repertorio de los empleos funcionales de esos textos no representarían algo externo. Constituir ían uno de los aspectos de su organización interna. Por eso el mecanismo de introducción del sistema en la conciencia de la colectividad, el mecanismo de la “enseñanza”, no será para la cultura algo externo. (Ibid, p. 127
Estamos en una disyuntiva de la cultura contemporánea. Las artes
contemporáneas se transmiten con un aprendizaje personalizante al
contacto con los textos, sin embargo el uso educativo de las tecnologías
tiene una tendencia a un aprendizaje despersonalizante de las gramáticas
de uso de las tecnologías. Contrario al aprendizaje de la lengua y a las
maneras de la memoria procedimental, estamos en una especie de
neurosis educativa entre el modo de educar por textos y por gramáticas.
Las artes contemporáneas por transmisión personalizante de textos y los
22
modos contemporáneos de educar por transmisión despersonalizante de
gramáticas tecnológicas.
Al utilizar las dinámicas creativas desde procedimientos de cognición
intuitiva se utiliza, como en las artes contemporáneas, la misma idea del
aprendizaje de la lengua por textos y del arte por la memoria
procedimental. Esa vía educativa e intuitiva hace reflexionar a pensadores
sobre las gramáticas inconscientes o no formuladas que organizan la
cultura sobre todo en sus prácticas corporales. Ciertos autores han
llamado gramáticas inconscientes las acciones y comportamientos no
verbales en una cultura que se organizan como una coreografía o danza
de la vida con sintaxis organizadoras de situaciones por medio de las
cadenas de acción. Los conceptos metáforas de la investigación de la
cultura, en esos autores, son formas artísticas afirmando una ley o
principio: como comunicación cultural basada en la invisibilidad del código
artístico que la organiza: comunicación orquestal, partitura cultural, danza
o coreografía de la vida, para evidenciar aún más con esos términos la
autopoyética cultural y reafirmar una autopoiesis social que Lotman
bautizó con el nombre de culturopoiética. El cómo educar según la
autopiesis que aparentemente es tan individual se topa aquí con un
programa cuturopoyético que toda cultura contiene en la estructura de su
estética cotidiana y extracotidiana.
5.2. ¿ La transmisión de la cultura según técnicas
personalizantes o despersonalizantes?
Educar con un aprendizaje de reglas del código o de la gramática
antes de producir los textos o de educar con textos de donde se
23
aprenden las reglas indica la posición despersonalizante o personalizantes
de las técnicas de transmisión.
La teoría de las transmisiones del culturólogo Iuri Lotman tiene
correspondencias con la transmisión de técnicas personalizantes o
despersonalizantes del antropólogo teatral Eugenio Barba. Para este
autor, el pasaje de las técnicas de cuerpo cotidianas a las extracotidianas
concierne el aprendizaje de la relación cuerpo-mente. Existen, en su
tipología, dos polos de técnicas, que pueden ampliarse hacia los criterios
de concientes e inconscientes, codificadas o informuladas, Polo Norte /
Polo Sur – como el mismo sugiere como conceptos no geográficos-..
Respecto al primer Polo, Barba afirma: El actor del Polo Norte es aparentemente menos l ibre. Modela su comportamiento escénico según una red de reglas bien experimentadas que definen un estilo o un género codificado. Este código de acción física o vocal, f i jado en una peculiar y detallada artif icial idad (ya sea ballet o uno de los teatros asiáticos, modern danza, la Opera o el mimo) es susceptible de evoluciones e innovaciones. En principio, sin embargo, todo actor que ha elegido ese tipo de teatro se debe adecuar, e inicia su aprendizaje despersonalizándose. Acepta un modelo de persona escénica establecido por su tradición. (Eugenio Barba, 1992, La canoa de papel. Antropología teatral, p. 31)
Creo que esa referencia escénica puede compararse al problema de las
transmisiones en el arte clásico en Occidente
En referencia a la transmisión en el Polo Sur, aparece como una oposición
al primero donde puede ser ampliado a las sociedades tradicionales o a
procesos artísticos contemporáneos:
El actor del Polo Sur no pertenece a un género espectacular caracterizado por un detallado código estil ístico. No tiene un repertorio de reglas taxativas a respetar. Debe construirse él mismo las reglas sobre las cuales apoyarse. Inicia su aprendizaje a partir de las dotes innatas de su personalidad. (..) El actor del Polo Sur es aparentemente más l ibre, pero encuentra dificultades mayores al
24
desarrollar en modo articulado y continuo la calidad de su artesanía escénica. (ibid)
Si el actor del Polo Sur se basa en dotes innatas de su personalidad se
trata de una educación por personalización de las técnicas en el proceso
de aprendizaje ya que debe construirse el mismo las reglas sobre las
cuales apoyarse a partir de los textos ejecutados sin conocimiento de una
formulación codificada, gramatical o escrita. En cuando el actor del polo
Norte, se educa despersonalizándose para entrar en el modelo de la
persona escénica.
Si relacionamos más concretamente esos dos Polos. Los códigos clásicos
de las artes tradicionales en Occidente son despersonalizantes. Se
considera que existe una técnica absoluta que debe ser reconocida como
tal antes de poder expresarse en ese arte. Contrariamente a este caso,
otras culturas poseen expresiones virtuosas en sus artes con un código
implícito o sin explicitar, todavía no formulado, como la improvisación en
las artes contemporáneas, a partir del cual el artista va descubriendo su
persona y construyendo su propia técnica o reglas de actuación.
Ese tipo de cultura textual o de transmisión por textos se encuentra en
sociedades tradicionales muchas veces ágrafas, pero también en el origen
de las artes contemporáneas occidentales que, para renovar sus lenguajes
sobre todo pictóricos (Gauguin, Picasso, Matisse y otros), toman el
modelo estético en otras culturas alejadas por medio del conocimientos
de textos de esas culturas (África, América, Asia, Oceanía).
Lo que señalamos en esos dos modelos de educar o de transmisión de
técnicas pueden traducirse en el cómo educar de acuerdo a las
expresiones artísticas que se sitúan entre reglas y transgresiones en la
estética contemporánea. El academismo siempre aparecerá bajo el
25
carácter de gramáticas formales, bajo el concepto de “la técnica”. Las
artes contemporáneas como las pedagogías actuales aparecerán como la
búsqueda de un estilo a partir de las propias prácticas o ejecuciones
donde entra la experimentación, la transgresión de códigos, el azar o la
improvisación como modelos creativos para encontrar el estilo de acuerdo
a una expresión singular o personal. El hecho de incluir la singularidad
individual dentro del conocimiento de la realidad, hace situar la balanza de
la educación creativa o artística más del lado de las técnicas
personalizantes de las culturas textuales que de las culturas gramaticales
despersonalizantes, de las expresiones contemporáneas más que de las
clásicas.
En todos esos autores, científicos o artistas, pareciera que el pensar
simbólico es más fuerte que el discurso formal, de las reglas aceptadas o
de las gramáticas ya formuladas. Al tratar de orientar la educación
contemporánea hacia las maneras de simbolizar más expresivas,
comprendiendo aún lo no verbal o pre-verbal, como en las artes
contemporáneas, revela la preocupación de buscar aspectos de la realidad
– los más profundos- que no se revelan con otro tipo de conocimiento.
6. Enseñar como un arte o un arte para educar
El cómo educar puede desplazarse a ¿Cómo enseñar?. Contiene en si
misma de manera subyacente algo que se corresponde a las reflexiones
sobre los procesos artísticos que se acercan más a la comprensión de esa
naturaleza poética del individuo, de las culturas y de la humanidad cuyas
modalidades pueden seguir las funciones de enseñanza artística: ¿Puede
enseñarse el arte? ¿Puede educarse a través del arte? Digo de antemano
que no se trata de escuelas de arte tal como existen académicamente.
26
Hablo más bien del espacio de procesos posibles de una enseñanza difícil
donde pueden enseñarse las técnicas no separadas de las poiesis humanas
donde el aprendizaje es afirmar la poeticidad de la vida y según
potencialidades a ser artista. Lo mismo podríamos extender a cualquier
formación no artística y por eso me hago eco de una propuesta de Yves
Michaux : enseñar arte no tiene finalmente otra acepción bajo este
aspecto, nada que ver con una cuestión excepcional: sería mas bien una
variante entre otras de “cómo enseñar lo que sea hoy en día”.(Yves
Michaux, (1993), Enseigner l’art?, p. 12)
Trasladando las acciones del cómo educar en arte a cualquier otra
formación propone tres acciones esenciales: aprender, practicar y
producir (en lugar de crear por el sentido ya muy usado): Estos tres aspectos valen para numerosas disciplinas y también para las artes plásticas o visuales En caso de la música se aprende a tocar un instrumento, en ese sentido se aprende las técnicas de ese instrumento. Se puede también practicas ese instrumento por el placer o para ganarse el pan de cada día. En fin se puede volverse creativo o `productivo con ese instrumento inventando una nueva manera de tocar o de producir nuevas obras para ese instrumento. (…) Las matemáticas pueden ser vistas de esa misma manera: se aprende a hacer matemáticas estudiando sus principios y tratando de resolver ejercicios; se puede practicar por el placer como hacía Paul Valery todas las mañanas o para ganar la vida cuando se hace estadísticas financieras; se puede eventualmente producir teoremas nuevos si se tienen las capacidades. (Yves Michaux, Ibid, p. 16-17).
En esa perspectiva nueva, no es una teoría fragmentada la que puede
responder a la pregunta de ¿cómo educar? sino que la poeticidad
compleja e inherente a lo humano abre el racimo de posibilidades desde
una acción que haga comprender al individuo, a las culturas, a la especie
como seres originariamente poéticos que no han sabido o no han podido
27
cumplir con ese compromiso de juntar la poesía inherente de su propia
naturaleza a una acción educativa que permita enfrentar las realidades
bárbaras y pragmáticas de la ciencias fragmentadas, de las políticas
separadoras y de las economías de crisis que han desviado al ser humano
de su propia naturaleza poética hacia otros rumbos o fines. Nos queda
como ideal un sueño educativo por realizar a partir de una vasta
conciencia del arte de la vida y de educar en la vida con arte.
En todos esos autores, científicos o artistas, pareciera que el pensar
simbólico es más fuerte que el discurso formal, que las reglas aceptadas o
que las gramáticas ya formuladas, al tratar de orientar la educación
contemporánea hacia las maneras de simbolizar más expresivas, revela la
preocupación de buscar aspectos de la realidad – los más profundos- que
no se revelan con otro tipo de conocimientos.
No veo otra propuesta posible que esos puentes interpersonales,
interculturales y transdisciplinarios donde las artes han avanzado a todo
tipo de educación cuando el pensamiento científico toma el modelo
artístico ofrecido y pueda cumplir con la exigencia de investigar esa
complejidad que reconocemos en todo humano para que allí emerja un
cómo educar para construir el nuevo saber o el nuevo conocimiento del
futuro educativo que necesitan nuestros tiempos. Todos los educadores
debieran estar concientes de ese cambio –que como dice Edgar Morin- no
es programático sino paradigmático. Un hecho más controversial y
paradójico de esta propuesta es que las propias escuelas de arte han
caído en la actual crisis educativa. Definir competencias de las carreras
artísticas debe contener ese ángulo de poeticidad humana para resistir el
intento de que las artes sean definidas con criterios empresariales. Sería
28
más humano proclamar la tesis contraria, aunque parecería una utopía:
pensar: un nuevo modelo poético para la economía y no que la economía
defina las competencias artísticas y educativas tomando como argumento
la crisis económica y no la educativa.
7. A manera de conclusión.
¿Cómo educar? Si es poética la ley de la vida, aún a niveles de
organización biológica, tenemos que afrontar el compromiso de educar sin
homologar ni masificar ni tecnologizar al extremo de que olvidemos que
somos seres singulares con una poética concreta realizándose en el estilo
con que llevamos la vida. Reconociendo una misma fuerza que organiza al
individuo singular y a los textos de las diferentes culturas, la sociedad
misma, en las teorías de nuestros contemporáneos, puede entenderse una
organización interna, necesaria y libre, es decir, el ideal poético de una
democracia, cuando descubre un arte en su gramática inconsciente, una
composición orquestal o coreográfica en sus actos; de un primer canto
melódico o música, en su voz que habla una lengua; de una narración, en
su historia; de un teatro, en una escena de su vida. Mezclándose en todas
las polifonías en la expresión social comprendería además del
conocimiento el sentido de una felicidad. ¿Cómo hacer posible ese paso
que nos haga a todos seres singulares y únicos con nuestra propia poesía,
capaces de ser tan diferentes y a la vez tan cercanos como las poéticas
subyacentes que reúnen individuo, cultura y humanidad?.
Puede que sea parte de una utopía, de un sueño, de una reacción a
tiempo y necesaria que nos advierte sobre la crisis educativa de nuestros
tiempos y nos abre los ojos hacia un cómo educar desde el propio modelo
29
de humanidad que no sólo los artistas expresan y defienden sino que
profieren las palabras en boca de los nuevos científicos que intentan
pensar con todo el cuerpo, la mente y el corazón. El cómo educar
explorando la poiesis constituyente del ser humano como una manera de
educar para mantener el sentido mas profundo de la vida y de la cultura
será el mayor reto futuro de la educación y de la vida.
BIBLIOGRAFÍA
1. BATESON, HALL, BIRDWHISTELL, GOFFMAN, WATZALAVICK y otros,
La nueva comunicación, Editorial Kairós, Barcelona 1994.
2. CYRULNIK, Boris, El amor que nos cura, Gedisa, Barcelona, 2004.
3. GARDNER, Howard, La inteligencia reformulada. Las inteligencias
múltiples en el siglo XXI, Paidós, Barcelona, 2001.
4. GUILFORD, J. P., SINGER, Jerome, WALLACH, Michael, TORRANCE,
E. Paul, Creatividad y educación. Paidós, Barcelona, 1994.
5. HALL, Edward T., Mas allá de la cultura, Editorial Gustavo Gili,
Barcelona, 1978,
6. LOTMAN, Iuri, La semiosfera, Ediciones Cátedra, Madrid, 1998.
7. MATURANA, Humberto, De Máquinas y Seres Vivos. Autopoiesis:
Organización de lo Vivo, Editorial Universitaria y Grupo Editorial
Lumen, Buenos Aires, 2003.
8. MATURANA, Humberto, La realidad ¿objetiva o construida?.
Fundamentos biológicos del conocimiento, Anthropos, Barcelona,
2001.
9. MICHAUX, Yves, Enseigner l’ar?, Editions Jacqueline Chambon, Paris,
1993
30
10. MORIN, Edgar, Los siete saberes necesarios para la educación
del futuro, Paidós, Barcelona, 2001.
11. PRADIER, Jean- Marie, DUVIGNAUD,Jean, ROUGET, Gilbert y
otros, La scène et la terre, Questions d’etno-scénologie, Maison de
cultures du monde, Paris 1996.
12. TORRANCE, E. Paul, DAVIS A. Gary, y otros, Estrategias para
la creatividad, Paidós, Barcelona, 1992.