parte_3_51_a_70.pdf
TRANSCRIPT
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 1/20
Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome del burnout
I
5
de Burnout Measure BM) para su instrumento. La
escala está integrada por
21
ítems que evalúan tres
dimensiones:
agotamiento físico emocional
y
men
tal con respuesta tipo Likert de 7 grados y median
te la que se obtiene una puntuación global de des
gaste profesional. Su propuesta llevaba implícita su
posible aplicación no sólo a las profesiones asis
tenciales sino a cualquier otro trabajo y profesión,
también a los grupos no ocupacionales, es decir,
a otras tareas y actividades Pines, 2005).
En la concepción original del instrumento se
indica que se trata de un constructo unidimensional,
por lo que se debe obtener una puntuación única, y
algunos trabajos iniciales así parecían indicarlo; sin
embargo, estudios factoriales posteriores han encon
trado una estructura conformada por tres dimensio
nes Enzman et al., 1998) que se podrían denominar
agotamiento, desmoralización y falta de motivación.
En el estudio de Schaufeli y
Van
Dierendock 1993)
se
confirma una validez convergente y consistencia
interna aceptables, pero se afirma que, si bien se
mide agotamiento emocional de forma clara, ya
que la correlación entre las tres dimensiones y la
escala de
agotamiento emocional
del MBI es de .60
a .76, se recogen de manera insuficiente aspectos
actitudinales del síndrome las correlaciones con
las otras dos dimensiones del MBI oscilan entre
.32 y .58).
Posteriormente, la autora ha propuesto una me
dida más corta, el
Burnout Measure Short versión
BMS; Pines, 2005), consistente en
1
ítems y con
una estructura idéntica al BM. Según los datos pre
sentados, el BMS sería una medida válida y fiable,
aunque con
un
nivel algo menor de consistencia.
La correlación entre el BM y BMS sería de .89, una
correlación significativa y alta. Una ventaja impor
tante del BM es la evaluación del cansancio cogni
tivo, aspecto que no recoge suficientemente el MBI.
Igualmente, otra de sus ventajas es proporcionar
una sola puntuación global del burnout.
El Shirom - Melamed Burnout Measure
SMBM) Melamed, Kushnir y Shirom, 1992)
En primer lugar, quizá sea oportuno constatar
que no existe una publicación en la que se presen-
© Ediciones Pirámide
te el instrumento como tal, aunque haya no pocos
trabajos efectuados con el cuestionario y actual
mente esté ampliamente extendido y usado espe
cialmente en el campo de su relación con la salud
Kushnir y Melamed, 1992; Melamed, Kushnir y
Shirom, 1992; Melamed et al., 1999; Shirom, 1997).
Este instrumento se encuentra en la página web de
Arie Shirom, donde también desarrolla la versión
Shirom-Melamed Vigor Measure
en la que plantea
una visión positiva del síndrome.
El SMBM plantea el burnout relacionado con
los sentimientos de agotamiento físico, emocional
y cognitivo que se producen en el trabajo, es decir,
se focaliza en el agotamiento de los recursos ener
géticos de la persona trabajadora resultante de su
exposición crónica al trabajo. or otro lado, se fun
damenta en el modelo de Hobfoll 1989, 1993) de
Conservación de los Recursos COR), que propone
que las personas tienen una tendencia central o mo
tivación básica a obtener, retener y proteger los
recursos que consideran valiosos. Según esta pro
puesta habría diferentes tipos de recursos, como,
por ejemplo, materiales, sociales y energéticos. El
SMBM se relacionaría con el mantenimiento de los
recursos energéticos. El modelo COR postula que
los recursos de la persona existirían en forma de
conjunto o sistema y que la pérdida de algunos de
ellos lleva a la pérdida de otros en una relación
interactiva Hobfoll y Shirom, 2000), lo que ocu
rriría con los recursos energéticos.
Este modelo, centrado en los recursos que son
compartidos por todo tipo de trabajadores, es lo que
fundamentaría la aplicabilidad del instrumento a
todo tipo de profesionales, independientemente de
su calificación o tipo de trabajo, es decir, que podría
ser aplicado tanto en ámbitos asistenciales como en
cualquier otro tipo de trabajo.
Aunque ha existido una cierta variación, actual
mente el SMBM parece consistir en
14 ítems, seis
relativos al agotamiento físico, cinco relativos
al
ago
tamiento cognitivo tres relativos al agotamiento
emocional, que se responden en una escala de 1 a 7
de nunca a siempre). Los autores, en colaboración
con otros investigadores, a partir de los noventa han
analizado sus características
p s i c o m é t r i ~ a s
especial
mente en relación con variables psicofisiológicas.
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 2/20
5
/
El síndrome de quemarse p r el trabajo {burnout
A falta de datos empíricos suficientes que com
prueben la triple composición factorial del cuestio
nario, cabe no obstante preguntarse si esta compo
sición no está recogiendo un factor unidimensional
relacionado con la fatiga laboral en sus diferentes
componentes. Algunos cuestionarios de fatiga la
boral, por ejemplo el Fatigue Impact Scale Fisk et
al., 1994
,
recogen tres aspectos de la fatiga: mental,
física y social. Otros cuestionarios de fatiga hacen
algo semejante Chalders et al., 1993). Con este
enfoque el burnout se identificaría en la práctica
con una forma de fatiga en contexto laboral. Indu
dablemente este planteamiento puede ser especial
mente valioso desde una doble perspectiva: l.ª) eva
luar el burnout en poblaciones muy genéricas:
trabajadores de diferentes tipos de sectores indus
triales y de manufacturas en las que cabe suponer
que los factores de cinismo o incluso de distancia
miento puedan ser poco apropiados, y 2.ª) evaluar
el
burnout en sus relaciones con variables psicofi
siológicas relacionadas con la salud, pues, proba
blemente, aspectos como el cinismo y distanciamien
to tienen menos mediación psicofisiológica. Desde
esta perspectiva se ha ganado en discriminación de
los efectos de la fatiga laboral sobre la salud, pero
probablemente se están perdiendo otros aspectos
organizacionales y personales del burnout.
El
Maastricht Questionnaire
MQ)
Appels, oppener y Mulder, 1987)
Desde la perspectiva de la consideración del bur
nout como agotamiento, probablemente sea conve
niente incluir como instrumento al Maastricht Ques
tionnaire Appels et al., 1987), aunque su contexto
teórico provenga específicamente de la predicción
de infarto de miocardio y de los factores que pre
disponen a él. Appels et al. 1987) han elaborado
el concepto de agotamiento vital como un factor de
predisposición a los diferentes tipos de problemas
cardiovasculares, es decir, consideran el agotamien
to como el conjunto de aspectos que permiten pre
decir los trastornos cardiovasculares Appels y
Schouten,
1991 .
Su definición del agotamiento vi
tal se aproxima al enfoque del burnout como ago
tamiento de recursos, pues es considerado como
una reducción de energía y un aumento de la fati
gabilidad de la persona, pérdida de esperanzas y
expectativas, desmoralización e irritabilidad.
Para evaluar el agotamiento vital, los autores
han elaborado el Maastricht Questionnaire aunque
no pueda estrictamente considerarse como una de
finición operativa del concepto. El MQ
consiste en
21
ítems que factorialmente McGowan et al., 2004)
dan lugar a cuatro factores: fatiga, desmoralización,
falta de concentración y dificultades de sueño. Los
autores consideran que agotamiento vital y depre
sión son constructos diferentes, aunque ambos sean
predictores de los trastornos cardiovasculares. La
mayoría de los trabajos con el
MQ se han realizado
en el ámbito de la predicción de problemas cardio
vasculares.
El uso del MQ para la evaluación del bumout
es muy escaso, pues
su
marco conceptual está pues
to fundamentalmente en la predicción de los tras
tornos cardiovasculares. No obstante, su énfasis en
el concepto de agotamiento como causa de trastor
nos hace que, al margen de los términos y de la
aplicación del constructo, su similaridad con el mar
co conceptual del bumout sea notoria.
7 EL ENFOQUE POSITIVO
DEL BURNOUT EL ENG GEMENT
- - = c : = ~ ~ ; ; ; . ; ; ; ; . . ; ; ; ; ; . ; . ~ . ; ; ; ; ; ~ . ; ; ; ; . ; ; ; . . ; ; ; ; . - . - ; ; ; . ¡ ; ; = m ; ¡ ; ¡ ¡ ¡ ¡ ¡ - . ; - - . - ~
Según Maslach, Schaufeli y Leiter 2001 , uno
de los grandes cambios recientes en el estudio y eva
luación del burnout es el desplazamiento hacia
su
concepto opuesto, el engagement o implicación. El
cambio de planteamiento responde
al
nuevo paradig
ma introducido por la psicología positiva Seligman
y Csikszentrnihalyi, 2000; Snyder y López, 2002). Al
menos una de las primeras formulaciones del enga-
gement como polo opuesto al burnout proviene del
libro de Maslach y Leiter The truth about burnout
1997,
p.
24
, un
libro a mitad de camino entre la
investigación y la divulgación en
el
que se describe
el burnout como erosion o engagement. Energía,
implicación y eficacia serían los tres polos opuestos
de las dimensiones constitutivas del bumout: agota
miento, cinismo y pérdida de eficacia. No obstante,
los autores no definen específicamente los tres com-
©
Ediciones Pirámide
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 3/20
Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome
el
burnout I 5
ponentes sino corno opuestos a sus pares del bumout,
ni
tampoco elaboran una definición operativa a través
de un instrumento de medida.
Schaufeli, Salanova, González-Romá y Bakker
2002) han definido el
engagement
como
«Un
cons
tructo motivacional positivo relacionado con el tra
bajo que está caracterizado por el vigor, dedicación
y absorción». Para los autores, la naturaleza del
constructo sería cognitivo-afectiva. El vigor con
sistiría en altos niveles de energía y esfuerzo en el
trabajo, la dedicación estaría caracterizada por
el
entusiasmo y el valor y significado otorgado al tra
bajo que se hace y la absorción sería la capacidad
para concentrarse en la tarea encomendada. En este
último caso, el concepto estaría muy próximo al
constructo
deflow,
o procesos de flujo desarrollado
por Csikszentmilhayi 1990).
Schaufeli et al. 2002) han desarrollado un ins
trumento operativo para evaluar el engagement que
consta de 15 ítems, cinco
por
dimensión y con unas
buenas características psicométricas Salanova et
al., 2000). Mientras que en las primeras formula
ciones se consideraba más bien que bumout y
enga
gement
serían constructos diferentes, de forma que,
por ejemplo, vigor y agotamiento serían dimensio
nes relacionadas pero factorialmente independien
tes, recientes trabajos han propuesto que en realidad
vigor y agotamiento
dedicación y cinismo sería
los polos opuestos de una misma dimensión, con
un polo positivo, engagement, y un polo negativo,
burnout González-Romá et al., 2006).
La propuesta de los autores es relativamente re
ciente, y son necesarios todavía suficientes estudios
empíricos que la consoliden o la modifiquen. Una
cuestión básica consiste en determinar si se trata de
una escala relacionada con el trabajo o con la per
sona que trabaja, es decir, de tipo variable personal.
Dos de sus subescalas, vigor absorción, especial
mente esta última, parecen aludir a características
personales del sujeto más que a características de
la tarea o de las condiciones laborales organiza
cionales. La misma fundamentación que los autores
hacen en la idea de Kahn 1992) de «presencia psi
cológica» y en el constructo de Csikszentmilhayi
1990) de
flow,
estados de flujo, especialmente en
este último caso, se refiere a características creati-
© Ediciones Pirámide
vas propias del individuo, no del trabajo que se
hace. ¿Estamos hablando de la vitalidad del traba
jador
o de las características absorbentes del traba
jo
que se hace?
8
NUEVOS PL NTE MIENTOS
EN
L EV LU CIÓN
Copenhagen Burnout Inventory CBI)
Borritz y Kristensen, 1999a, 1999b;
Kristensen et al., 2005)
La primera edición de este instrumento el pri
mer estudio realizado
por
los autores con él se pu
blicaron en 1999 Borris
y
Kristensen, 1999a; Bo
rris y Kristensen, 1999b . El cuestionario es el
resultado de una crítica amplia
al
marco teórico y
a la propuesta del MBI, y su objetivo fundamental
es proponer un instrumento de evaluación del bur
nout que pueda ser aplicado al ámbito laboral en
general, al trabajo específicamente asistencial al
ámbito personal, independientemente de un contex
to de contrato laboral.
El CBI considera como elemento central del bur
nout la fatiga o agotamiento, coincidiendo con no
pocos otros autores en ello, aunque añadiendo que
el burnout no sólo consiste en
un
estado o proceso
de agotamiento, sino además en un tipo de atribución
del mismo. En el campo del burnout laboral, asis
tencial no asistencial, o como ellos denominan
literalmente burnout relacionado con el trabajo
burnout relacionado con el cliente, parten de un mo
delo explicativo fundamentado en los «esquemas
cognitivos» de comprensión y en los procesos de
atribución causal de los síntomas y en las diferentes
dimensiones de éstos: interna-externa, estable-ines
tab le, con trolable-incon tro lab le, global-específica.
A partir de estos planteamientos teóricos, los
autores elaboran el CBI, compuesto por 19 ítems
en tres subescalas que evalúan el desgaste profe
sional en relación con aspectos personales, del pa
ciente y del trabajo: Personal Burnout seis ítems),
Patient Burnout seis ítems) Work Burnout
siete
ítems). Se responde en una escala tipo Likert de 5
puntos, de 1 en un grado muy alto) a 5 en un gra-
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 4/20
5 /
l
síndrome de quemarse por
el
trabajo burnout)
do
muy
bajo)
para las tres dimensiones, si bien los
autores indican que para el desgaste person l y del
trabajo
los ítems se refieren a frecuencia v.g. «¿Cada
cuánto tiempo te sientes cansado?»; «¿Encuentras
duro trabajar con pacientes?»), mientras que para el
pacíente
se refieren a intensidad v.g. «¿Te sientes
quemado a causa de tu trabajo?»), y aseguran que
ambos formatos son comparables entre sí Borris y
Kristensen, 1999a). Estas subescalas analizan ago
tamiento físico y emocional y no incluyen elementos
de despersonalización o falta de realización personal.
En un estudio de validez convergente respecto
al
MBI
con 312 dentistas Winwood y Winefield, 2004 , los
niveles de consistencia interna de las tres escalas
oscilan de .73 a . 93, y las correlaciones con la es
cala de agotamiento emocional del MBI son supe
riores a .73.
La
diferenciación entre un burnout relacionado
con el trabajo y otro con los clientes responde, de
alguna manera, a dos de los grandes modelos etio
lógicos del bumout: aquel que propone su derivación
de las relaciones con los clientes es el burnout de
tipo interpersonal y en definitiva asistencial, y el
bumout más profesional, generado en este caso por
las características de la tarea y de la organización,
es el que corresponde a las profesiones no asisten
ciales. De la misma manera que los autores del MBI
han optado por dos versiones MBI-HSS y MBI-GS,
en este caso los autores del CBI optan
por
dos es
calas diferentes.
Más discutible es la diferenciación de un «bur
nout personal» para referirse a la experiencia no
contractual o laboral. Algunos autores han seguido
este enfoque y han propuesto un burnout no labo
ral Pines, 1996), pero probablemente estamos ha
blando de otro tipo de procesos. El síndrome y las
respuestas del desgaste profesional en el trabajo
no son los mismos que los de estar harto de uno
mismo, de la pareja o de los propios hijos. Ni el
agotamiento, ni la pérdida de expectativas ni el
distanciamiento que pueden aparecer son compa
rables, ni tampoco las consecuencias. Aunque am
bos sean procesos psicológicos en los que se pro
duce un cambio negativo de actitudes y conducta,
las características del cambio son marcadamente
diferentes.
Oldenburg Burnout Inventory OLBI)
Demerouti et al., 2001, 2003; Bakker,
Demerouti y Verbeke, 2004)
El OLBI se elabora con la voluntad de compen
sar algunas de las limitaciones psicométricas y teó
ricas del MBI Halbesleben y Demerouti, 2005).
Parte de un modelo teórico fundamentado en la re
lación demandas-recursos laborales de forma que la
dimensión de agotamiento provendría del exceso
de demandas laborales mientras que la dimensión de
desimplicación diseng gement
from
work)
pro
vendría de la falta de recursos laborales. Como va
riables con una etiología diferente, el supuesto de
partida es que darán lugar a dos factores diferentes.
La variable de agotamiento, según los autores, no
se referiría sólo a los aspectos emocionales, tal como
sucede en el MBI-HSS, sino que incluiría aspectos
físicos y cognitivos, y la variable de desimplicación
se referiría al distanciamiento de las personas y del
contenido del propio trabajo y a actitudes
y
conduc
tas negativas cínicas respecto al trabajo en general.
Ambas se evalúan en una escala de 1, <<totalmente
en desacuerdo», a 5, «totalmente de acuerdo».
Según los autores, la estructura del instrumento,
al cubrir tanto los aspectos de agotamiento como
de implicación, permitiría evaluar al mismo tiempo
la medida del fenómeno opuesto al desgaste profe
sional: el compromiso
engagement).
e
igual ma
nera que el MBI-GS, está pensado para ser aplica
do en cualquier grupo profesional no sólo en
profesiones asistenciales.
En la versión original Demerouti et al., 2001;
Demerouti et al., 2003), el cuestionario incluía 15
ítems: siete de agotamiento cuatro negativos tres
positivos)
y
ocho de falta de compromiso cinco
negativos
y
tres positivos). En la última versión del
cuestionario Bakker, Demerouti y Verbeke, 2004)
se han equilibrado los ítems, añadiendo uno posi
tivo a agotamiento y eliminando uno negativo de
falta de compromiso; se
ha
convertido en una esca
la de 16 ítems cuatro positivos cuatro negativos
en cada dimensión). Recientemente se ha traducido
al inglés Halbesleben
y
Demerouti, 2005)
y
se ha
utilizado en una muestra de 2.599 empleados de los
Estados Unidos trabajadores adultos empleados
© Ediciones Pirámide
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 5/20
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 6/20
6/
l
síndrome de quemarse
por el
trabajo burnout)
Desde la perspectiva organizacional, el instru
mento recogía elementos referidos a factores orga
nizacionales Chemiss, l 980a), a las características
de la tarea Hackman y Oldham, 1980) y a los as
pectos relativos a la monotonía del trabajo Pines,
Aronson y Kafry, 1981). En cuanto al modelo de
bumout, se asumía el propuesto por Maslach y J ac
kson 1981
b
constituido por cansancio emocional,
despersonalización y falta de realización personal.
A diferencia del MBI, el CBB proporcionaba una
puntuación global del burnout. Finalmente se incluían
consecuencias a nivel social, organizacional y per
sonal, un
ítem por cada uno de estos elementos.
De esta forma, el CBB estaba constituido por
21 ítems, nueve para evaluar los aspectos antece
dentes más notorios, nueve para evaluar el síndrome
y tres para evaluar las consecuencias. Los análisis
factoriales iniciales por bloques de cada uno de los
dos componentes, antecedentes y síndrome confir
maban la propuesta general de tres factores para el
síndrome y de dos factores para antecedentes, or
ganización y características de la tarea. Los datos
iniciales permitían mantener, en general, la estruc
tura propuesta, aunque aparecían deficiencias no
torias, como la baja consistencia de despersonali
zación Moreno et al., 1997).
El
CBB está traducido
al
portugués y se ha apli
cado en diferentes estudios publicados en España
Moreno et al., 2006; Merino et al., 2006; Topa
Cantisano y Morales Domínguez, 2005), Portugal
Rainho, 2005) y Latinoamérica Chacón Roger y
Grau Abalo, 1997; Kurowski y Moreno-J iménez,
2002; Román, 2003). Actualmente, se está traba
jando en el desarrollo de un modelo que incorpore
algunas de las actuales propuestas teóricas.
El Cuestionario
de Burnout
del
Profesorado
Revisado Moreno-Jiménez,
Garrosa
y
González, 2000b)
El Cuestionario de Burnout del Profesorado Re
visado es el resultado de una línea de investigación
que trata de evaluar el burnout no desde un modelo
general, sino desde
un
modelo específico y pro
cesual, es decir, que atienda a los posibles aspectos
propios de las profesiones más afectadas por el bur-
nout. El supuesto conceptual de base es que, si bien
la evaluación con un instrumento genérico puede
proporcionar la información básíca y esencial, pro
bablemente
un
instrumento específico que conside
re los inductores propios del burnout y las manifes
taciones específicas en esa profesión puede ser más
preciso y discriminativo.
Este enfoque se ha desarrollado principalmente
en el campo de
la
educación y de la asistencia sa
nitaria. En el campo educativo, una de las primeras
aplicaciones ha sido precisamente la versión MBI
Ed Maslach y Jackson, 1986). la adaptación del
MBI a muestras docentes. Aparece en la segunda
edición del MBI, y su única diferencia con respec
to al modelo general es la sustitución del término
recipients por el de students Las normas de correc
ción y los baremos correspondientes son los corres
pondientes de las muestras generales.
Posteriormente no son pocos los instrumentos ela
borados específicamente en este ámbito. Algunos de
los más conocidos son Teachers umout Question-
naire Hock, 1988), Teachers Burnout Scales Seid
man y Zager, 1987) y Teachers Attitude Survey Far
ber, 1984 ; todos insisten en la descripción de algunos
de los antecedentes del burnout específicos del pro
fesorado o en algunas características propias del bur
nout de esta profesión.
En este contexto, el Cuestionario de Bumout del
Profesorado CBP) Moreno-Jiménez, Oliver y Ara
goneses, 1993) fue elaborado con el propósito de
proponer la evaluación de
los elementos del síndrome
y de los factores relativos a variables antecedentes
del contexto laboral y organizacional del profesorado.
Inicialmente constaba de 75 ítems, dos cuestionarios
abiertos, 11 descriptores de salud física y nueve re-
ferencias sociodemográficas o profesionales. El aná
lisis factorial del cuestionario arroja cuatro factores:
estrés, bumout, desorganización y problemática ad
ministrativa. En cuanto a sus propiedades psicomé
tricas,
su
aplicación a una muestra de 300 profesores
de enseñanza media obtuvo valores aceptables de
consistencia interna, validez concurrente y validez
discriminante Moreno et al., 1993 .
Con el fin de ajustar mejor el CBP a la línea
teórica del bumout, en el año 2000 se llevó a cabo
una revisión. El instrumento resultante constituye
©
Ediciones Pirámide
. ¡
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 7/20
Evaluación medidas
y
diagnóstico del síndrome
el
burnout 7
una nueva versión denominada Cuestionario de Bur
nout del Profesorado Revisado CBP-R) Moreno
Jirnénez, Garrosa y González, 2000b), que recoge
información relativa a variables sociodernográficas
y a las fuentes de estrés propias de la organización
y del contexto laboral en el que los profesores de
sarrollan su trabajo, aportando
al
mismo tiempo una
medida específica del bumout docente. Esta nueva
versión CBP-R) queda formada por 66 íterns. Corno
antecedentes, evalúa estrés de rol, supervisión y pre
ocupaciones profesionales, y corno elementos del
síndrome incluye los tres propios del modelo de
Maslach. Los índices psicornétricos son satisfacto
rios Moreno-Jirnénez, Arcenillas, Morante y Ga
rrosa, 2005). El cuestionario está traducido al por
tugués. Las publicaciones efectuadas con el CBP-R,
en España y Latinoamerica Alrneida y Ruiz, 2006;
Laca y Mejía, 2005; Moreno-Jíménez et al., 2002;
Miño y
Sepúlveda, 2006), prueban su validez en los
diferentes contextos de docencia.
Cuestionario de Desgaste Profesional de
Enfermería CDPE) Moreno-Jiménez,
Garrosa y González et al., 2000a)
Un segundo campo de evaluación del bumout
que ha suscitado una enorme atención ha sido el
campo sanitario. Por ello son numerosos los trabajos
dirigidos a la elaboración de instrumentos del bur
nout en personal sanitario y especialmente en el
ámbito médico. Por ejemplo, Jones
l
980a) desa
rrolló el Stajf umout Scale for Health Professionals
SBS-HP),
un
cuestionario que contiene 20 ítems
con diez complementarios de veracidad incluidos
en la escala. Harnmer et al. 1985), en un esfuerzo
por corregir algunos de los problemas que tenían los
instrumentos para la evaluación del burnout en la
clase médica, desarrollaron el Medical Personnel
Stress Scale MPSS), dirigido a evaluar tanto los
aspectos organizacionales como individuales del
burnout. El cuestionario cuenta con 48 ítems que se
agrupan en cuatro subescalas construidas factorial
mente y que explican el 68 por 100 de la varianza
total de la escala y el rango de consistencia de las
escalas oscila entre .63 y .75. El Physician Stress
Inventory PSI) fue desarrollado por Revicki y May
©
Ediciones Pírámíde
1983) para evaluar el estrés en la clase médica de
forma general, pero sus referencias conceptuales
parten tanto del trabajo de Freudenberger como del
de Maslach,
y
la estructura de la escala y la redac
ción de los íterns permiten considerarlo, a pesar del
nombre, corno un inventario para la evaluación del
burnout. El primero y el más importante de sus fac
tores puede ser considerado directamente corno una
evaluación directa del burnout profesional. En ge
neral, todo el inventario es una evaluación del bur
nout profesional y no sólo médico; de hecho, en su
formulación recoge la mayoría de los elementos que
han sido considerados como descriptores del bur
nout. La no inclusión del término en el título parece
más bien una opción de los autores.
Sin embargo, apenas si ha merecido atención la
elaboración de instrumentos específicos para la eva
luación del bumout de enfermería a pesar de ser
reconocida como una de las profesiones e
mayor
riesgo. El Cuestionario de Desgaste Profesional de
Enfermería CDPE) tiene en parte este objetivo, y
se enmarca en un modelo procesual transaccional,
es decir, un modelo que incluye antecedentes, sín
drome y consecuencias, y además un modelo de
personalidad positiva, como es
el
de personalidad
resistente de Susan Kobassa 1979), y la medida de
tres tipos básicos de estrategias de afrontamiento
búsqueda de apoyo social, afrontamiento directo
y evitación).
l COPE evalúa las variables que intervienen
en el proceso de desgaste profesional burnout) en
la profesión de enfermería; concretamente, se han
seleccionado algunas de las variables antecedentes
propias del ámbito organizacional hospitalario: in
teracción conflictiva relaciones conflictivas con
los médicos, pacientes y familiares), sobrecarga
exceso de demandas cuantitativas y cualitativas),
contacto con la muerte y con el dolor el grado en
el
que los enfermeros se encuentran afectados por
los que sufren, se encuentran en estado terminal o
mueren),
ambigüedad de rol
evalúa la claridad de
información que los enfermeros perciben con rela
ción a su rol laboral y organizacional). Estas varia
bles tienen que ver con las características propias
del trabajo, como son los aspectos relativos a la
estructura y cultura organizacional, así como los
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 8/20
8
/ El síndrome de quemarse p r el trabajo bumout)
estresores de rol y las relaciones interpersonales
dentro del contexto del trabajo. En el estudio se
seleccionaron estas variables porque en estudios
anteriores habían resultado las más significativas
en el desgaste profesional en enfermería Moreno
Jiménez et al., 2000).
La medida del síndrome se realiza teniendo en
cuenta las tres dimensiones propuestas por Maslach
Jackson 1981a, 1986), aunque la dimensión de
realización personal se sustituye
por
su análoga in
versa, falta de realización personal, para facilitar la
interpretación de perfiles y el cálculo de un índice
global de desgaste profesional establecido a partir
de la media obtenida por
el
profesional en cada una de
las tres dimensiones). De acuerdo con el modelo tran
saccional propuesto, el instrumento incluye algunas
de las variables moduladoras en el proceso del des
gaste profesional. Específicamente, se incluye la
variable
de
personalidad resistente hardiness) que
evalúa a través de su índice global y/o de la medida
de sus dimensiones compromiso, control y reto, las
características positivas de resistencia de los indi
viduos frente al estrés).
El CDPE inicialmente estaba compuesto por 174
ítems que se responden mediante una escala tipo
Likert de cuatro puntos donde 1 =«totalmente en
desacuerdo» y 4 = «totalmente de acuerdo»); pos
teriores reducciones han disminuido el número de
ítems, que han pasado a 65, manteniendo la estruc
tura y las características psicométricas del instru
mento. Los estudios realizados muestran su capa
cidad para establecer una clara asociación entre los
factores del burnout y el síndrome en los diferentes
grupos de enfermería González Gutiérrez et al.,
2004; Rainho et al., 2006). El cuestionario ha sido
adaptado al portugués, inglés, alemán y chino.
Inventario del
Burnout de
Psicólogos IBP)
Benevides
et
al., 2002)
del psicólogo. El cuestionario está integrado por diez
ítems de cada una de las dimensiones, y el análisis
factorial, de consistencia y la validación de construc
to a través de su asociación a un cuestionario de
sintomatología muestra características psicométricas
buenas. Su validez convergente mediante
el
MBI
HSS es igualmente buena. En cualquier caso, su uso
ha sido escaso hasta el momento.
Cuestionario
para
la Evaluación del
Síndrome de Quemarse
por el
Trabajo
CESQT) Gil-Monte, 2003, 2004)
En su versión inicial el CESQT ha sido diseña
do para evaluar el desgaste profesional en
el
entor
no sanitario CESQT-PS) Gil-Monte, 2003) en
profesionales que trabajan hacia personas con dis
capacidad CESQT-PD; Gil-Monte, 2004).
Se
ex
pone de forma detallada en el primer capítulo de
esta monografía.
Cuestionario Urgente
de Burnout
CUBO)
De la Gándara
et
al., 2005)
Se trata de un instrumento pensado para la eva
luación del desgaste profesional en cualquier ám
bito de trabajo, y en su primera publicación De la
Gándara et al., 2005) se ha pasado a 245 sujetos
del sector sanitario de educación, ofreciendo sólo
datos relativos a su fiabilidad, con una consisten
cia interna del instrumento de
a
.74. Se presenta
corno un cuestionario breve de seis ítems en el que
se pregunta sobre la frecuencia de respuesta para
cada uno de ellos desde O:
<<nunca
me ha ocurrido»,
hasta 5: «me sucede casi siempre, es raro que algún
día no me ocurra»), obteniéndose una puntuación
global que se sitúa entre O y 30 puntos) mediante
la suma de las puntuaciones directas.
Es
un
inventario para la evaluación específica del
1
O
DIAGNÓSTICO
Y
EPIDEMIOLOGÍA
bumout en la profesión de psicólogos a partir del : : D : : E = : : : : L ; ; B : : : U ; R : : N ~ O ; U ; ; T ; ;
modelo de Maslach y Jackson 1981 b) y que, por
lo
tanto, evalúa cansancio emocional, despersonaliza
ción falta de realización personal, pero a partir de
ítems referidos a la actividad profesional específica
Tanto a efectos clínicos como laborales, una de
las cuestiones cruciales ha sido determinar cuándo
un trabajador está afectado por el síndrome del bur-
© Ediciones Pirámide
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 9/201
Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome el burnout 59
nout. Los instrumentos de evaluación han tratado
este tema sólo secundariamente, pues se han cen
trado en la evaluación de grupos, muestras y pobla
ciones más que en el diagnóstico clínico del bumout.
Sin embargo, la relevancia concedida a la evaluación
de los riesgos laborales psicosociales y la necesidad
de su diagnóstico, incluso en casos legales, obligan
a valorar su medición clínica.
El planteamiento de este tema supone estable
cer previamente la naturaleza clínica del bumout,
es
decir, desde una perspectiva psicopatológica y
de salud mental, ¿qué tipo de desorden o trastorno
mental supone el burnout? Paine 1982) establecía
desde los primeros momentos del estudio del tema
que se podrían distinguir dos tipos de supuestos
clínicos: el burnout stress syndrome y el burnout
mental disability El primero tendría carácter de
malestar laboral, mientras que el segundo sería la
manifestación de un verdadero problema clínico.
Schaufeli et al. 2001) han propuesto hablar más
bien de burnout clínico y no clínico; el clínico es
taría afectado fuertemente por toda la problemática
propia del síndrome y conduciría a trastornos clí
nicos concurrentes, especialmente en el campo de
los trastornos del ánimo.
Kahill
l
988), en una amplia revisión de estudios
empíricos, ha mostrado que el burnout se asocia
principalmente a estados afectivos negativos tales
como
la
irritabilidad, la ansiedad, la culpa, el senti
miento de malestar y la rabia. La depresión ha sido
el trastorno mental más asociado con el burnout.
Glass y McKnight 1996) han revisado dieciocho
estudios en los que se asocia burnout y depresión y
han concluido que son términos diferentes de una
misma realidad a pesar de que compartan una parte
relevante de la covarianza. Schaufeli et al. 2001 ,
en su estudio utilizando el MBI y BM junto con el
DCL-90 Derogatis, 1983), concluyen que el burnout
no puede ser considerado sin más como una forma
de trastorno emocional o de ansiedad, sino que tie
ne su propia especificidad.
Schaufeli et al. 2001) proponen que el burnout
sea asociado a una forma de neurastenia laboral tal
como es conceptualizada por el CIE- lO, que esta
blece tres criterios para ella: 1 fatiga persistente;
2) al menos dos de los siguientes síntomas: dolores
© Ediciones Pirámide
musculares, mareos, cefaleas, trastornos del sueño,
incapacidad para relajarse, irritabilidad y dispepsia,
y 3) tales trastornos no deben ser resultado de tras
tornos depresivos. Según los autores, la categoriza
ción que presentan Maslach y Schaufeli 1993) de
la naturaleza del burnout se adecua a la sintomato
logía descrita por el ICE-1
O
Maslach y Leiter 2005)
consideran que este planteamiento podría más bien
formularse
en
el sentido no de que el burnout sea
en sí mismo una forma de trastorno mental, sino que
podría llevar a algunos de ellos, lo que establece la
necesidad de una metodología longitudinal para po
der ser establecido. En el mismo sentido, Maslach
y Leiter 2005) proponen que el bumout sería una
disfunción principalmente relacionada con el traba
jo, pero que en sus fases más agudas puede exten
derse a la vida privada, familiar y social, implican
do una disminución del bienestar personal.
Bibeau et al. 1989) proponen el burnout como
una forma de trastorno adaptativo según el DSM
TR
APA
2002). Según el
DSM
IV-TR los trastor
nos adaptativos se caracterizarían por
una serie de
trastornos emocionales y conductuales derivados
de la reacción ante un estresor psicosocial, laboral
o de otro tipo. Desde este enfoque. el burnout se
encuadraría en
el
subtipo «no especificado» debido
al tipo de reacciones producidas, tales como inhi
bición laboral o quejas somáticas, y debido a que
no se podría incluir en otros subtipos específicos.
Igualmente, el trastorno se clasificaría como cróni
co debido a su duración superior a seis meses. En
cualquier caso, ni este enfoque taxonómico ni otros
anteriores parecen responder completamente a la
problemática y a la sintomatología vinculada albur
nout, por lo que ha llegado a proponerse una cate
goría específica para él Gil-Monte, 2005a).
Establecido en estos o en otros términos, la cues
tión clave estriba en establecer la metodología, el
instrumento o instrumentos que pueden ser usados
y los puntos de corte correspondientes para diag
nosticar burnout Cox, Tisserand y Taris, 2005). Sin
embargo, en este tema hay un enorme vacío debido
a las prácticas que de hecho se han impuesto con
el uso del MBI.
El MBI estableció desde el comienzo tres gran
des categorías en función de la distribución de la
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 10/20
6 I El síndrome de quemarse p r el trabajo burnout)
población considerándolas como bumout bajo, me
dio o alto según se distribuyan en el primer ter
cio de la población, en el segundo o en el tercero.
En la última edición oficial del manual Maslach,
Jackson y Leiter, 1996, p. 5) se sigue proponiendo
exactamente el mismo sistema. Sin embargo, resulta
claro que no puede aceptarse que el 33 por 100 de
la población superior esté altamente afectada por
el bumout independientemente de sus puntuacio
nes. De hecho, en el manual del MBI, las autoras
establecen que es preferible y «altamente recomen
dado» utilizar la puntuación numérica mejor que
la distribución de tres tercios propuesta Maslach
y Jackson, 1986, p. 5).
Cuando se analizan los criterios que se han se
guido en temas semejantes se observa la frecuente
indicación de puntos de corte en una puntuación
para indicar la presencia de
un
trastorno o problema.
Por ejemplo, cuando se evalúa la depresión y se
utiliza el Inventario de Depresión de Beck Beck et
al., 1961), se proporcionan unos puntos de corte
para establecer la depresión leve, moderada
y
grave;
lo mismo ocurre con la Escala de Depresión del
Centro de Estudios Epidemiológicos Radloff, 1977)
y
otras escalas para la evaluación de la depresión
Muñoz López et al., 2002).
La
situación es seme
jante en la utilización de cuestionarios de salud
como el Cuestionario de Salud General de Goldberg
Goldberg, 1996), en el que
se
han fijado los puntos
de corte para las diferentes versiones McDowell y
Newell, 1986). En el caso de la evaluación de la
salud mental, el SCL 90 R Derogatis, 1983) tam
bién ha sido utilizado con puntos de corte para de
tectar sintomatología psiquiátrica Kaspersen y
Matthiessen, 2003). Se podría seguir con muchos
otros instrumentos de amplio uso que utilizan la
misma metodología, si bien es cierto que no todos
los instrumentos siguen este criterio, y que los pun
tos de corte no pueden considerarse como un crite
rio absoluto y estático Muñoz Rodríguez, 2003),
pero en este caso proporcionarían una aproximación
más realista y ajustada que la que proporciona el
criterio poblacional de los tres tercios utilizado en
el MBI.
Existe aquí un problema que es central en la
evaluación del bumout y
que se refiere a la misma
naturaleza del burnout ¿El burnout es una variable
continua o dicotómica? Si es una variable continua,
como la fatiga o el estrés, la necesidad de los pun
tos de corte es menor, y puede incluso resultar
ar-
tificial.
Si
es una variable dicotómica, como la de
presión, la importancia de los puntos de corte se
hace crucial.
La ausencia de criterios claros en la evaluación
del bumout tiene una clara repercusión en la esti
mación de su epidemiología. Los estudios epide
miológicos del burnout muestran resultados muy
dispares debido a la incertidumbre acerca de los
criterios que deben ser seguidos. En algunos casos
los resultados indicados son altamente alarmantes.
Gil-Monte 2005a) recoge algunos datos periodís
ticos que indican un 70
por
100 de burnout en al
gunas poblaciones asistenciales. Los resultados
parecen excesivos, pero indican en el fondo
la
de
bilidad de un planteamiento que carece de criterios
fijos
y
claros para estimar la extensión del proble
ma en la población. Y sin embargo,
la
epidemiolo
gía del burnout parece importante, ya que la salud
laboral forma parte de la salud pública.
En su revisión oficiosa del tema, Maslach,
Schaufeli
y
Leiter 2001) no proporcionan infor
mación al respecto. En su amplia y fundamental
revisión del estado de la cuestión, Schaufeli y Enz
man 1998) exponen la dificultad de proporcionar
datos de prevalencia. Refiriéndose a los trabajos de
Golembievski et al. 1996), y siguiendo su propues
ta de considerar afectado por el síndrome a quien
tiene una puntuación superior a la mediana en las
tres dimensiones, informan de los datos que el au
tor ofrece acerca de que un 20 por 100 de la pobla
ción trabajadora general estaría en una fase severa
de burnout con oscilaciones que van, de estudio en
estudio, del Opor 100 al 35 por 1OO Siguiendo con
los mismos datos de Golembievski
y
colaboradores,
comentan la importancia de utilizar criterios nacio
nales o culturales. Por ejemplo en una población
japonesa, si se siguen criterios americanos, un 68
por 100 estaría afectado seriamente por el burnout,
mientras que sólo lo estaría el 24 por 100 de los
japoneses con criterios de la propia población.
Schaufeli y Van Dierendock 1995) han ofrecido
datos de la población holandesa en los que, depen-
Ediciones Pirámide
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 11/20
Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome del burnout
/
6
diendo de la dimensión utilizada, el bumout clínico
oscilaría entre
un
3 y un 6 por 100, pudiendo pro
ponerse un 4 por 100 como tasa aproximada. Sus
resultados indican que el burnout clínico es espe
cialmente alto en médicos laborales (11 por 100),
psiquiatras (9 por 100)
y profesores (9 por 100). En
el manual de la versión holandesa, los autores in
sisten en que tales criterios deben ser utilizados sólo
con esa muestra.
En el campo específico del bumout médico (Mo
reno-Jiménez et al., en prensa), un análisis compa
rado de los datos específicos en la población espa
ñola muestra diferencias importantes. En este
ámbito, la bibliografía señala una gran diversidad
de resultados, y se llegan a indicar cifras superiores
al 50 por 100 de profesionales altamente afectados,
lo que, en no pocas ocasiones, parece poco realista
y excesivamente alarmante.
TABLA2.l
Prevalencia de niveles altos de desgaste profesional sanitario español
en diferentes investigaciones con MBI
Población
Eª
DPb
1
Bustinza, López-Herce, Carrillo, Vigil,
1
Pediatras intensivistas espa-
5 3
De Lucas y Panadero (2000)
ñoles (n =
Cebriá et al. (2001) Médicos de A.P., Barcelona
46,8
1
41.6
(n
=
427)
Prieto, Robles, Salazar y Daniel (2002)
1
Médicos de A.P., Cáceres
31,6
38,8
(n 157)
. ·
Caballero, Bermejo, Nieto y Cabal lero (2001)
1
Médicos, enfermeras y auxi-
liares de A.P., Madrid 30,6 31,2 %
(n 157)
1
1 Trabajadores de un hospital
era y Serra-Prat (2002)
, comarcal, Mataró (n total =
1
20,3
16,7
·
¡ 291, médicos
=
29)
Esteva, Larraz, Soler y Yaman (2005) Médicos de familia españo-
30,2 34,9
les (n =86)
¡
Rodríguez, Blanco, lsaa, Romero y Gayoso
j
Médicos de familia, pedía-
1
(2005) • tras, odontólogos y farma-
1
56,2 54,3
1 céuticos A.P., Orense
• (n 94)
Grau, Suñer y García (2005)
j
Personal sanitario hospitala-
río, Girona (n total = 1.095,
46,5
31,7
i médicos=
266)
1
ªCansancio emocional;
b
despersonalización; e realización personal.
© Ediciones Pirámide
RP
8
30,4
41,7
30,6
8,9
1
43,0
1
9,3
1
32,7
1
1
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 12/20
6 I El síndrome de quemarse p r el trabajo burnout)
Hay otro aspecto que dificulta el establecimien
to de una epidemiología del burnout, y es
su
con
ceptualización básicamente dimensional. Según los
autores del MBI (Maslach et al., 1996, p. 5) y otros
autores, la puntuación del burnout debería ser una
puntuación de perfil, es decir, en cada una de las
tres dimensiones, pero no global. Llama la atención
este planteamiento cuando se está hablando de un
síndrome. Una práctica como la que proponen los
autores supone que cada una de las dimensiones es
independiente, lo que no parece ser el caso. Dife
rentes autores han desarrollado un tipo de puntua
ción basada en la suma global de las tres dimensio
nes (Burke, Shearer y Deszca, 1984; Fimian, 1984;
Burke y Greeglass, 1993). A pesar de que no es
frecuente su utilización, Golembiewski y Munzen
rinder (1988) defienden su valor y utilidad como
una aproximación global al fenómeno. Otros auto
res han desarrollado sistemas de puntuaciones glo
bales basados en el nivel medio de las puntuaciones;
así, por ejemplo, Belcastro y Hays (1984) han pro
puesto que podían considerarse afectados por el
síndrome aquellos sujetos que en las tres puntua
ciones superaban la media proporcionada por los
autores para todas las profesiones asistenciales. Si
guiendo este criterio encontraron que el 20 por 100
de su
muestra, profesores de Alabama, estaban afec
tados por el burnout.
En los últimos años se ha insistido en la posibi
lidad de utílizar como criterio las puntuaciones es
calares utilizadas, de forma que
si se
utiliza una
puntuación de 1 a 4, las puntuaciones superiores a
tres puedan considerarse como indicativas de bur
nout. Shirom (1989) ha propuesto que las puntua
ciones de frecuencia equivalentes a «frecuentemen
te» sean consideradas indicadoras de bumout. Pines
y Aronson ( J988) proponen criterios escalares en
la utilización del BM, de forma que una puntuación
superior a cuatro sea indicadora de burnout clínico
y una puntuación igual o superior a 5,5 indique la
necesidad inmediata de ayuda profesional. De for
ma similar, Pines (2005), refiriéndose al BMS, con
sidera que en una escala Likert de
1-
7, una puntua
ción superior a 5,5 debe considerarse indicadora de
burnout. Siguiendo un criterio similar, Gil-Monte
(2004) ha encontrado en una población de policías
municipales una tasa de 1,34 por 100 afectados se
veramente por el burnout.
11. TEORÍA INSTRUMENTOS
DIMENSIONES Y CLÍNICA
En el número extraordinario de Work nd tress
del 2005 dedicado al bumout, los editores constatan
que después de no pocos años hay todavía cuestio
nes básicas por contestar (Cox, Tisserand y Taris,
2005, p. 189). De igual forma, constatan que el
esfuerzo por ampliar el contexto del burnout de he
cho supone una pérdida del valor añadido del con
cepto. Eso supone que no es posible mantener su
valor propio sin poner cotas a su definición y apli-
'
cación. Shirom (2005), en
su
revisión general del
i
tema, concluye con la necesidad de un enfoque teó
rico sobre el burnout. Lo mismo cabe decir acerca
de
su
evaluación.
Si el marco conceptual del bumout queda defi
nido de forma dimensional, como lo hace la revisión
oficiosa del tema (Maslach, Schaufeli y Leiler,
2001 ), la evaluación del bumout no puede sino cen
trarse en las tres dimensiones propuestas por el MBI.
Bien es cierto que en el apartado dedicado a la de
finición, los autores hablan de «las dimensiones
centrales», lo que abre la perspectiva a otros aspec
tos complementarios. El actual desarrollo teórico
del constructo, tal como lo muestran los nuevos
instrumentos de evaluación, indica que, como mí
nimo, se está produciendo una disminución de tales
«dimensiones centrales», e incluso una reformula
ción de ellas.
Existe hoy una amplia tendencia a focalizar en
el agotamiento y la fatiga los aspectos centrales del
burnout (Schaufeli y Greenglass, 2001
. Si el bur
nout importa por sus efectos sobre la salud (McGra
th et al., 1989), no cabe duda de que el agotamiento
es el predictor central. Los modelos teóricos y los
instrumentos de evaluación centrados en el agota
miento han insistido en tales aspectos. En
el mismo
modelo del MBI-GS, la dimensión de agotamien-
to se ha formulado operativamente de forma más
genérica. Kristensen et al. (2005) proponen que,
además del agotamiento, el distanciamento debe
Ediciones Pirámide
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 13/20
1
Evaluación medidas diagnóstico del síndrome del bumout
63
considerarse otra dimensión central del burnout. En
cualquier caso, es importante diferenciar entre en-
foques centrados en dimensiones y otros centrados
en procesos. Si se considera que el bumout consiste
en la dimensión de agotamiento, su medida debe
centrarse en el agotamiento. Si se considera que el
burnout está centrado en el proceso de agotamiento,
cabe explorar las diferentes formas que pueda asu-
mir el agotamiento: físico, cognitivo o emocional,
como hacen algunos instrumentos, o ampliarlos a
otros como profesional y social, o a otras formas
de agotamiento que puedan ser objeto de atención
y medida.
Sin embargo, la restricción del
bumout
a ago-
tamiento tiene sus ventajas y sus inconvenientes.
Teóricos y aplicados. Desde la perspectiva de los
efectos del burnout sobre la salud, son muchos los tra-
bajos que enfatizan el predominio del agotamiento
sobre las otras dimensiones, pero los efectos no
son sólo sobre la salud, sino que una parte muy
importante lo son sobre la conducta organizacional
específicamente y sobre la conducta de la persona
en general.
Uno de los esfuerzos más centrales del trabajo
de Maslach 1982, 1998) ha sido la defensa de la
multidimensionalidad del burnout, expresando con
ello la dificultad de reducir el burnout a ninguna de
sus dimensiones, tampoco al agotamiento. Maslach
y Leiter 2005) consideran que una de las diferen-
cias del burnout con el estrés es que no se limita a
describir el daño físico que se produce, sino la ero-
sión psicológica y conductual a que da lugar.
a
reducción del burnout a agotamiento sin duda al-
guna aproxima el concepto al de estrés, lo que le
hace perder su valor añadido. Precisamente por ello,
no son pocos los autores actuales que añaden al
agotamiento alguna otra dimensión complementaria.
Por ejemplo, el modelo de evaluación del OLBI
Halbesleben y Demerouti, 2005) propone una se-
gunda dimensión consistente en
la
desimplica-
ción.
Diferentes autores han aludido a los aspectos
cognitivos como un componente central del síndro-
me insuficientemente considerado. Uno de los pri-
meros modelos de bumout, el de Edelwich y Brods-
ki 1980), insistía
en
los procesos dinámicos y
© Ediciones Pirámide
proponía la frustración, la pérdida de la valoración
inicial como la etapa inicial del proceso estricta-
mente dicho. Los autores consideraban el burnout
como una pérdida progresiva del idealismo. Farber
1991) seguía un modelo muy parecido proponien-
do en la segunda fase la frustración ante la pérdida
de valores. Pines 1993), en
su
modelo existencial,
propone la pérdida del significado como el elemen-
to central del burnout. Más recientemente, Schau-
feli y Buunk cierran su revisión de las definiciones
dinámicas concluyendo que el «burnout resulta de
la discrepancia por una parte entre las expectativas
y los ideales individuales y por otra parte de la dura
realidad de cada día en la vida profesional» Schau-
feli y Buunk, 2003, p 388).
Es decir, desde los primeros momentos de
la
formulación del burnout ha estado presente un as-
pecto cognitivo formulado de formas diferentes.
Lamentablemente ninguna de tales propuestas ha
dado lugar a una definición estrictamente operativa
con un instrumento de medida. No es probable que
tal aspecto cognitivo pueda sin más incluirse como
parte del agotamiento, sino que más bien son dos
fenómenos diferentes, pues el agotamiento cogni-
tivo caracterizado por el cansancio mental, la pér-
dida de reflejos, la incapacidad de tomar decisiones
o resolver problemas, aspectos todos que se han
incluido en la fatiga mental, es un proceso
dif
eren-
te de la pérdida de la ilusión o de la privación de
las legítimas expectativas profesionales.
Una
de las
objeciones posibles contra el aspecto cognitivo del
burnout ha sido su dificultad para predecir las con-
secuencias. Probablemente esto es así cuando se
consideran las consecuencias de salud y psicofisio-
lógicas, pero no cuando se atiende a las consecuen-
cias organizacionales.
Es posible que uno de los problemas teóricos
y de evaluación del burnout haya consistido en
la
dimensionalización del constructo. La definición
precisa del constructo, incluso su operativización,
no exige necesariamente una dimensionalización de-
finicional del constructo. De hecho con otros cons-
tructos relativos a la salud
y
al bienestar laboral no
se ha producido esta dimensionalízación tan cerrada.
En el ámbito del acoso psicológico laboral, un tema
de actualidad social, política y laboral, aunque existe
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 14/20
64
El síndrome de quemarse por l trabajo (burnout)
un desarrollo teórico notable, con instrumentos de
medida generalmente aceptados, la dimensionali
zación del constructo es un problema menor. El
planteamiento ha consistido en proponer aspectos
o componentes que pueden ser considerados (Zapf
y Einarsen, 2005). El planteamiento es similar en
otros campos, como el de la violencia (Chapelle y
De Martino, 2000), el abuso emocional (Bassman,
1992) o el trabajo emocional (Zapf, 2002). En el
mismo campo del estrés laboral, área en la que se
originan los estudios del burnout, la dimensionali
zación no ha sido tema central (Cooper et al., 2001 ,
sino que sencillamente se han ido elaborando mo
delos alternativos y complementarios. Lo mismo
ocurre en otros riesgos laborales de tipo psicosocial.
La centralización en los aspectos dimensionales ha
sido y es una característica del burnout que se asien
ta en
su
propia historia, en la de sus protagonistas,
en los grupos de trabajo y en las metodologías pre
dominantes en su estudio.
Algunas de las propuestas conceptuales actua
les del burnout, sin excluir el modelo dimensional,
aluden a marcos conceptuales más amplios. Cristina
Maslach, en una reciente revisión del tema, antes de
recordar la triple dimensionalidad del constructo,
lo define como un síndrome psicológico que supo
ne una respuesta prolongada a estresores crónicos
interpersonales laborales (Maslach y Leiter, 2005,
p. 155). De forma semejante, Schaufeli y Buunk,
en su revisión temática, comienzan diciendo que el
burnout es un
estado mental, persistente y negativo
relacionado con el trabajo, en personas normales
(2003, p. 388). De forma más genérica, Cherniss
había definido el burnout «como un proceso en el
que las actitudes y las conductas cambian de forma
negativa como respuesta al estrés laboral» (Cherniss,
1980a, p. 17). Desde esta perspectiva que parece
previa al enfoque dimensional, los planteamientos
acerca de la evaluación pueden tomar formulaciones
más amplias y diferentes, incluso aunque se sigan
considerando aspectos teóricamente más o menos
centrales.
Un aspecto de
la
evaluación insuficientemente
considerado es el mismo proceso global del bur
nout. Cuando Maslach y Jackson
198la)
exponen
inicialmente el burnout, proponen un triple compo-
nente; posteriormente tales componentes han sido
considerados desde una perspectiva dinámica en el
sentido de la relación etiológica entre ellos (Leiter
y Maslach, 1988), modelo que ha tenido no pocas
variantes. Es en 1996 cuando aparece explícitamente
un modelo global que incluye un proceso que co
mienza en los factores laborales del burnout, con
tinúa en el síndrome, considera sus moderadores y
propone consecuencias (Maslach, Jackson y Leiter,
1996,
p.
36). El modelo ha sido posteriormente de
sarrollado (Leiter y Maslach, 2005; Maslach, 1998;
Maslach y Leiter, 1997). La ventaja de este plan
teamiento, teórico y evaluativo, es que proporciona
la red nomológica del burnout (Shirom, 2003 , lo
que permite una aproximación metodológicamente •
más estricta al tema. La evaluación exclusiva del
síndrome proporciona una información muy limí- .
tada. Tanto desde una perspectiva preventiva como
interventiva parecen conveniente las aproximacio
nes nomológicas, y en este sentido instrumentos de
evaluación, que puedan englobar el proceso global
del burnout.
Otro aspecto, igualmente muy escasamente con
siderado, es la especificidad de los perfiles de bur
nout. Schaufeli y Ezman ( 1998) proponen la exis
tencia de perfiles diferenciales propios de las
diferentes profesiones. El mismo tema es recogido
en Schaufeli y Buunk (2003). Probablemente la
evaluación del burnout debe atender no
sólo a los
diferentes perfiles en función de las profesiones,
sino a las características propias de los factores de
burnout. del síndrome y de sus consecuencias. Mas
lach y Leiter ( 1997: 2005) proponen seis áreas: so
brecarga, control, recompensa, clima, equidad y
cultura, pero probablemente en campos específicos
como la medicina, la enfermería, la docencia y el
trabajo social, hay elementos propios tanto en el cam-
po de los inductores de burnout, del síndrome, como
de sus consecuencias.
En definitiva, la evaluación del burnout no es un
tema cerrado sino abierto y susceptible de cambios,
mejoras y nuevas perspectivas. La importancia de
las condiciones psicométricas es clara, pero la fun
damentación teórica es todavía más importante, pues
es la condición para saber qué es lo que se mide.
Los tratamientos psicométricos son métodos esta-
© Ediciones Pirámide
d
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 15/20
Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome del burnout 65
dísticos para manejar y ordenar lo que se está mi
diendo y su importancia es clara, pues permiten
profundizar en los resultados, pero su subordinación
al marco conceptual también.
De igual forma, los instrumentos de evaluación
deben ser considerados como medios para obtener
una información, no como sistemas cerrados que
no admiten cambios en sus formulaciones. Un ins
trumento de evaluación debería ser dinámico, capaz
de incorporar los cambios que puedan servir para
mejorar sus funciones, aunque deba igualmente, en
todo momento, mantener las exigencias metodoló
gicas que le permitan su rigor científico. No hay
instrumento sin limitaciones, que no pueda ser me
jorado,
y
sin embargo, en la práctica real, una vez
formulados, los instrumentos raramente son replan
teados, ni parcial ni globalmente, a pesar de que la
práctica
y
la aplicación manifiestan las limitaciones.
En
la evaluación clínica, y el diagnóstico del burnout
clínico forma parte de ello, los criterios según el
Manual iagnóstico
y
Estadístico de los Trastornos
Mentales
DSM IV-TR) han ido variando desde su
primera formulacion hasta la actualidad, y de tales
criterios dependen los instrumentos de evaluación.
Este tipo de práctica indica 1 que la realidad, social
y personal, varía
y
toma formas diferentes y 2) que
cualquier forma de categorización es siempre pro
visoria.
Precisamente por ello, es difícil poder hablar de
un solo instrumento de evaluación, aunque alguno
pueda tener mayor uso por su rigurosidad, extensión
y planteamiento teórico. La realidad, y especial-
© Ediciones Pirámide
mente la realidad social, permite, y a veces exige,
sistemas de acceso y evaluación alternativos y com
plementarios. Objetivos, diseño y muestra obligan
frecuentemente a variar el tipo de evaluación que
se debe aplicar. En este sentido, cabe observar que
cuando se plantean diseños de investigación con un
número amplio de variables, la practica más habitual
no es la de recurrir a instrumentos completos de
evaluación, sino a los componentes de éstos perti
nentes con el modelo teórico planteado. El uso de
los instrumentos de evaluación no puede ser sino
instrumental.
Finalmente, es indispensable hablar de la im
portancia del enfoque clínico en la evaluación. s
un tema olvidado y subordinado a otros a pesar de
que estamos hablando de personas que sufren una
pérdida de sus recursos y que, a veces, quedan fuer
temente afectadas
por
ello. Cuando hablamos del
burnout no sólo hablamos de un proceso abstracto
de estrés laboral crónico, sino de personas que sue
len perder una parte importante de su identidad pro
fesional y personal y vivirlo de una manera dolo
rosa. El estudio de casos, la entrevista clínica, no
son métodos menores, sino métodos necesarios en
el ejercicio del diagnóstico clínico. Ciertamente,
sistemas como el método ROC, o Curvas de rendi
miento predictivo, y los sistemas derivados para
establecer los puntos de corte Muñoz Rodríguez,
2003) pueden facilitar la determinación de los casos
de burnout grupal, pero su diagnóstico parece ne
cesitar la experiencia y los conocimientos del psi
cólogo clínico laboral.
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 16/20
/ El síndrome de quemarse por
l
trabajo burnout)
NEXO
Cuestionario Breve de Burnout CBB)
Por favor conteste a las siguientes preguntas rodeando con un círculo la opción deseada
l
n general
estoy
más bien harto
de
mi trabajo
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
En ninguna
ocasión
Raramente Algunas
veces
Frecuentemente En
la
mayoría
de ocasiones
2.
Me siento identificado con
mi
trabajo
3
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
En ninguna
ocasión
Raramente Algunas
veces
Frecuentemente
En
la
mayoría
de ocasiones
Los
usuarios
de mi trabajo
tienen
frecuentemente exigencias excesivas y comportamientos
irritantes
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
En ninguna
ocasión
Raramente
Algunas
veces
Frecuentemente
En
la
mayoría
de ocasiones
4.
Mi
supervisor
me
apoya
en
las decisiones que
tomo
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
En ninguna
ocasión
Raramente Algunas
veces
Frecuentemente
5. Mi trabajo
profesional me ofrece actualmente
escasos
retos personales
En
la
mayoría
de ocasiones
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
Totalmente
en desacuerdo
En desacuerdo
Indeciso De acuerdo Totalmente
de acuerdo
© Ediciones Pirámide
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 17/20
6
Mi trabajo
actual
carece
de
interés
Totalmente
en desacuerdo
En desacuerdo
Evaluación medidas diagnóstico del síndrome del bumout
67
4 5
Indeciso De acuerdo
Totalmente
de acuerdo
7 Cuando
estoy en mi trabajo me siento
de
mal humor
1 2 3 4 5
En ninguna
ocasión
Raramente Algunas
veces
Frecuentemente
En la mayoría
de ocasiones
8
Los compañeros nos apoyamos en el trabajo
1
En ninguna
ocasión
Raramente
4 5
Algunas
veces
Frecuentemente
En la mayoría
de ocasiones
9.
Las
relaciones personales
que
establezco en el trabajo son gratificantes
para
mí
Nunca Raramente
4 5
Algunas
veces
Frecuentemente
Siempre
10.
Dada la responsabilidad que
tengo en mi trabajo no conozco
bien
sus
resultados y
su alcance
1 2 3 4 5
Totalmente
en desacuerdo
En desacuerdo Indeciso
De acuerdo
Totalmente
de acuerdo
11. Las personas a las
que
tengo
que atender
reconocen
muy
poco los esfuerzos
que
se
hacen por ellas
1 2 3 4 5
Totalmente
en desacuerdo
© Ediciones Pirámide
En desacuerdo Indeciso
De acuerdo Totalmente
de acuerdo
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 18/20
68 I l síndrome de quemarse por el trabajo {burnout
12. Mi interés por el
desarrollo
profesional es
actualmente muy
escaso
Totalmente
en desacuerdo
En desacuerdo Indeciso
De acuerdo
Totalmente
de acuerdo
13.
¿Considera
usted
que
el
trabajo que
realiza
repercute en
su
salud personal dolor de
cabeza, insomnio, etc. ?
1--------------------2--------------------3
Nada Muy poco Algo
Bastante
Mucho
14.
Mi trabajo
es repetitivo
1
--------------------4--------------------5
En ninguna
ocasión
Raramente
15. Estoy
quemado por mi trabajo
Algunas
veces
Frecuentemente
En la mayoría
de ocasiones
1 · · ·
--------------------4--------------------5
N ada
Muy poco Algo Bastante Mucho
16. Me gusta el
ambiente
y
el clima
de mi trabajo
Nada
Muy poco
Algo
Bastante
Mucho
17.
El
trabajo
está afectando
a mis relaciones familiares y personales
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
Nada Muy poco Algo Bastante Mucho
18.
Procuro
despersonalizar
las relaciones con los
usuarios
de
mi
trabajo
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
Nunca
Raramente Algunas
veces
Frecuentemente
Siempre
©
Ediciones Pirámide
j
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 19/20
Evaluación medidas y diagnóstico
del
síndrome
del
urnout 9
19. l trabajo
que
hago dista de ser el
que
yo
habría
querido
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
Nada Muy poco Algo Bastante Mucho
20. Mi
trabajo
me
resulta
muy
aburrido
1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5
En ninguna
ocasión
Raramente Algunas
veces
Frecuentemente
21. Los problemas
de
mi trabajo hacen
que
mi rendimiento sea
menor
En la mayoría
de ocasiones
1--------------------2--------------------3
--------------------4--------------------5
En ninguna
ocasión
Raramente
Algunas
veces
C
Frecuentemente
Estructura del cuestionario y clave
e
corrección
Dimensiones:
Factores de burnout: Z 10
16,6, 14
2 0 1 . ~ . 2
Síndrome de bumout:
1
7
15 3
11
18 5
12
19
Consecuentes del burnout:
13 17 21
En la mayoría
de ocasiones
Los ítems subrayados deben ser invertidos, recodificados a la inversa, para obtener las puntuaciones
globales de las subescalas correspondientes.
N.B. Para una comprensión adecuada del CBB, es conveniente consultar Moreno et al., Revista
e
Psicología del Trabajo
y
las Organizaciones 1997, 13 2), pp. 185-207. El objetivo del CBB es eva
luar los factores de burnout, síndrome y consecuentes globalmente. Complementariamente puede
atenderse a la estructura de subescalas. Para este último punto se sugiere la consulta del artículo
mencionado.
© Ediciones Pirámide
8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf
http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 20/20
7 El síndrome de quemarse p r el trabajo bumout)
Criterios
de
diagnóstico:
El CBB no está elaborado para evaluar específicamente las subescalas que componen los antecedentes,
el burnout y sus consecuencias, sino las escalas globales.
Para efectos de evaluación global y diagnóstico, se puede atender a los siguientes criterios (N =1.565
sujetos).
Proceso de burnout:
-
Medio lto
Factores de burnout
9-19
> 9 ~ _ > 2 9
urnout
9-19
1
>19-25
l
>25
Consecuencias del
hurnout
3-6 >6-8
>8
i
A efectos de diagnóstico se puede considerar que el contexto organizacional es precursor del bumout '
cuando la puntuación media poblacional es superior a 29 puntos en factores de burnout. "
A efectos de diagnóstico poblacional o individual del síndrome de burnout, se considera que
se
alcan
za el punto de corte a partir de una puntuación superior a 5 puntos. Es decir, a partir de 25 puede consi
derarse que una persona está afectada claramente por el síndrome del burnout.
A efectos de consecuencias de burnout, se puede considerar que una población o persona está crítica-
1
mente afectada por las consecuencias
cuando
se alcanza una puntuación superior a 8. En cualquier caso
el CBB no es un cuestionario clínico, por
lo que las consecuencias del burnout se deben evaluar comple
mentariamente por un instrumento específico.
Hasta ahora no se han elaborado baremos específicos en función del género u otras características so
ciodemográficas.
©
Ediciones Pirámide