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8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 1/20 Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome del burnout I 5 de Burnout Measure BM) para su instrumento. La escala está integrada por 21 ítems que evalúan tres dimensiones: agotamiento físico emocional y men tal con respuesta tipo Likert de 7 grados y median te la que se obtiene una puntuación global de des gaste profesional. Su propuesta llevaba implícita su posible aplicación no sólo a las profesiones asis tenciales sino a cualquier otro trabajo y profesión, también a los grupos no ocupacionales, es decir, a otras tareas y actividades Pines, 2005). En la concepción original del instrumento se indica que se trata de un constructo unidimensional, por lo que se debe obtener una puntuación única, y algunos trabajos iniciales así parecían indicarlo; sin embargo, estudios factoriales posteriores han encon trado una estructura conformada por tres dimensio nes Enzman et al., 1998) que se podrían denominar agotamiento, desmoralización y falta de motivación. En el estudio de Schaufeli y Van Dierendock 1993) se confirma una validez convergente y consistencia interna aceptables, pero se afirma que, si bien se mide agotamiento emocional de forma clara, ya que la correlación entre las tres dimensiones y la escala de agotamiento emocional del MBI es de .60 a .76, se recogen de manera insuficiente aspectos actitudinales del síndrome las correlaciones con las otras dos dimensiones del MBI oscilan entre .32 y .58). Posteriormente, la autora ha propuesto una me dida más corta, el Burnout Measure Short versión BMS; Pines, 2005), consistente en 1 ítems y con una estructura idéntica al BM. Según los datos pre sentados, el BMS sería una medida válida y fiable, aunque con un nivel algo menor de consistencia. La correlación entre el BM y BMS sería de .89, una correlación significativa y alta. Una ventaja impor tante del BM es la evaluación del cansancio cogni tivo, aspecto que no recoge suficientemente el MBI. Igualmente, otra de sus ventajas es proporcionar una sola puntuación global del burnout. El Shirom - Melamed Burnout Measure SMBM) Melamed, Kushnir y Shirom, 1992) En primer lugar, quizá sea oportuno constatar que no existe una publicación en la que se presen- © Ediciones Pirámide te el instrumento como tal, aunque haya no pocos trabajos efectuados con el cuestionario y actual mente esté ampliamente extendido y usado espe cialmente en el campo de su relación con la salud Kushnir y Melamed, 1992; Melamed, Kushnir y Shirom, 1992; Melamed et al., 1999; Shirom, 1997). Este instrumento se encuentra en la página web de Arie Shirom, donde también desarrolla la versión Shirom-Melamed Vigor Measure en la que plantea una visión positiva del síndrome. El SMBM plantea el burnout relacionado con los sentimientos de agotamiento físico, emocional y cognitivo que se producen en el trabajo, es decir, se focaliza en el agotamiento de los recursos ener géticos de la persona trabajadora resultante de su exposición crónica al trabajo. or otro lado, se fun damenta en el modelo de Hobfoll 1989, 1993) de Conservación de los Recursos COR), que propone que las personas tienen una tendencia central o mo tivación básica a obtener, retener y proteger los recursos que consideran valiosos. Según esta pro puesta habría diferentes tipos de recursos, como, por ejemplo, materiales, sociales y energéticos. El SMBM se relacionaría con el mantenimiento de los recursos energéticos. El modelo COR postula que los recursos de la persona existirían en forma de conjunto o sistema y que la pérdida de algunos de ellos lleva a la pérdida de otros en una relación interactiva Hobfoll y Shirom, 2000), lo que ocu rriría con los recursos energéticos. Este modelo, centrado en los recursos que son compartidos por todo tipo de trabajadores, es lo que fundamentaría la aplicabilidad del instrumento a todo tipo de profesionales, independientemente de su calificación o tipo de trabajo, es decir, que podría ser aplicado tanto en ámbitos asistenciales como en cualquier otro tipo de trabajo. Aunque ha existido una cierta variación, actual mente el SMBM parece consistir en 14 ítems, seis relativos al agotamiento físico, cinco relativos al ago tamiento cognitivo tres relativos al agotamiento emocional, que se responden en una escala de 1 a 7 de nunca a siempre). Los autores, en colaboración con otros investigadores, a partir de los noventa han analizado sus características p s i c o m é t r i ~ a s especial mente en relación con variables psicofisiológicas.

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8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf

http://slidepdf.com/reader/full/parte351a70pdf 1/20

Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome del burnout

I

5

de Burnout Measure BM) para su instrumento. La

escala está integrada por

21

ítems que evalúan tres

dimensiones:

agotamiento físico emocional

y

men

tal con respuesta tipo Likert de 7 grados y median

te la que se obtiene una puntuación global de des

gaste profesional. Su propuesta llevaba implícita su

posible aplicación no sólo a las profesiones asis

tenciales sino a cualquier otro trabajo y profesión,

también a los grupos no ocupacionales, es decir,

a otras tareas y actividades Pines, 2005).

En la concepción original del instrumento se

indica que se trata de un constructo unidimensional,

por lo que se debe obtener una puntuación única, y

algunos trabajos iniciales así parecían indicarlo; sin

embargo, estudios factoriales posteriores han encon

trado una estructura conformada por tres dimensio

nes Enzman et al., 1998) que se podrían denominar

agotamiento, desmoralización y falta de motivación.

En el estudio de Schaufeli y

Van

Dierendock 1993)

se

confirma una validez convergente y consistencia

interna aceptables, pero se afirma que, si bien se

mide agotamiento emocional de forma clara, ya

que la correlación entre las tres dimensiones y la

escala de

agotamiento emocional

del MBI es de .60

a .76, se recogen de manera insuficiente aspectos

actitudinales del síndrome las correlaciones con

las otras dos dimensiones del MBI oscilan entre

.32 y .58).

Posteriormente, la autora ha propuesto una me

dida más corta, el

Burnout Measure Short versión

BMS; Pines, 2005), consistente en

1

ítems y con

una estructura idéntica al BM. Según los datos pre

sentados, el BMS sería una medida válida y fiable,

aunque con

un

nivel algo menor de consistencia.

La correlación entre el BM y BMS sería de .89, una

correlación significativa y alta. Una ventaja impor

tante del BM es la evaluación del cansancio cogni

tivo, aspecto que no recoge suficientemente el MBI.

Igualmente, otra de sus ventajas es proporcionar

una sola puntuación global del burnout.

El Shirom - Melamed Burnout Measure

SMBM) Melamed, Kushnir y Shirom, 1992)

En primer lugar, quizá sea oportuno constatar

que no existe una publicación en la que se presen-

© Ediciones Pirámide

te el instrumento como tal, aunque haya no pocos

trabajos efectuados con el cuestionario y actual

mente esté ampliamente extendido y usado espe

cialmente en el campo de su relación con la salud

Kushnir y Melamed, 1992; Melamed, Kushnir y

Shirom, 1992; Melamed et al., 1999; Shirom, 1997).

Este instrumento se encuentra en la página web de

Arie Shirom, donde también desarrolla la versión

Shirom-Melamed Vigor Measure

en la que plantea

una visión positiva del síndrome.

El SMBM plantea el burnout relacionado con

los sentimientos de agotamiento físico, emocional

y cognitivo que se producen en el trabajo, es decir,

se focaliza en el agotamiento de los recursos ener

géticos de la persona trabajadora resultante de su

exposición crónica al trabajo. or otro lado, se fun

damenta en el modelo de Hobfoll 1989, 1993) de

Conservación de los Recursos COR), que propone

que las personas tienen una tendencia central o mo

tivación básica a obtener, retener y proteger los

recursos que consideran valiosos. Según esta pro

puesta habría diferentes tipos de recursos, como,

por ejemplo, materiales, sociales y energéticos. El

SMBM se relacionaría con el mantenimiento de los

recursos energéticos. El modelo COR postula que

los recursos de la persona existirían en forma de

conjunto o sistema y que la pérdida de algunos de

ellos lleva a la pérdida de otros en una relación

interactiva Hobfoll y Shirom, 2000), lo que ocu

rriría con los recursos energéticos.

Este modelo, centrado en los recursos que son

compartidos por todo tipo de trabajadores, es lo que

fundamentaría la aplicabilidad del instrumento a

todo tipo de profesionales, independientemente de

su calificación o tipo de trabajo, es decir, que podría

ser aplicado tanto en ámbitos asistenciales como en

cualquier otro tipo de trabajo.

Aunque ha existido una cierta variación, actual

mente el SMBM parece consistir en

14 ítems, seis

relativos al agotamiento físico, cinco relativos

al

ago

tamiento cognitivo tres relativos al agotamiento

emocional, que se responden en una escala de 1 a 7

de nunca a siempre). Los autores, en colaboración

con otros investigadores, a partir de los noventa han

analizado sus características

p s i c o m é t r i ~ a s

especial

mente en relación con variables psicofisiológicas.

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5

/

El síndrome de quemarse p r el trabajo {burnout

A falta de datos empíricos suficientes que com

prueben la triple composición factorial del cuestio

nario, cabe no obstante preguntarse si esta compo

sición no está recogiendo un factor unidimensional

relacionado con la fatiga laboral en sus diferentes

componentes. Algunos cuestionarios de fatiga la

boral, por ejemplo el Fatigue Impact Scale Fisk et

al., 1994

,

recogen tres aspectos de la fatiga: mental,

física y social. Otros cuestionarios de fatiga hacen

algo semejante Chalders et al., 1993). Con este

enfoque el burnout se identificaría en la práctica

con una forma de fatiga en contexto laboral. Indu

dablemente este planteamiento puede ser especial

mente valioso desde una doble perspectiva: l.ª) eva

luar el burnout en poblaciones muy genéricas:

trabajadores de diferentes tipos de sectores indus

triales y de manufacturas en las que cabe suponer

que los factores de cinismo o incluso de distancia

miento puedan ser poco apropiados, y 2.ª) evaluar

el

burnout en sus relaciones con variables psicofi

siológicas relacionadas con la salud, pues, proba

blemente, aspectos como el cinismo y distanciamien

to tienen menos mediación psicofisiológica. Desde

esta perspectiva se ha ganado en discriminación de

los efectos de la fatiga laboral sobre la salud, pero

probablemente se están perdiendo otros aspectos

organizacionales y personales del burnout.

El

Maastricht Questionnaire

MQ)

Appels, oppener y Mulder, 1987)

Desde la perspectiva de la consideración del bur

nout como agotamiento, probablemente sea conve

niente incluir como instrumento al Maastricht Ques

tionnaire Appels et al., 1987), aunque su contexto

teórico provenga específicamente de la predicción

de infarto de miocardio y de los factores que pre

disponen a él. Appels et al. 1987) han elaborado

el concepto de agotamiento vital como un factor de

predisposición a los diferentes tipos de problemas

cardiovasculares, es decir, consideran el agotamien

to como el conjunto de aspectos que permiten pre

decir los trastornos cardiovasculares Appels y

Schouten,

1991 .

Su definición del agotamiento vi

tal se aproxima al enfoque del burnout como ago

tamiento de recursos, pues es considerado como

una reducción de energía y un aumento de la fati

gabilidad de la persona, pérdida de esperanzas y

expectativas, desmoralización e irritabilidad.

Para evaluar el agotamiento vital, los autores

han elaborado el Maastricht Questionnaire aunque

no pueda estrictamente considerarse como una de

finición operativa del concepto. El MQ

consiste en

21

ítems que factorialmente McGowan et al., 2004)

dan lugar a cuatro factores: fatiga, desmoralización,

falta de concentración y dificultades de sueño. Los

autores consideran que agotamiento vital y depre

sión son constructos diferentes, aunque ambos sean

predictores de los trastornos cardiovasculares. La

mayoría de los trabajos con el

MQ se han realizado

en el ámbito de la predicción de problemas cardio

vasculares.

El uso del MQ para la evaluación del bumout

es muy escaso, pues

su

marco conceptual está pues

to fundamentalmente en la predicción de los tras

tornos cardiovasculares. No obstante, su énfasis en

el concepto de agotamiento como causa de trastor

nos hace que, al margen de los términos y de la

aplicación del constructo, su similaridad con el mar

co conceptual del bumout sea notoria.

7 EL ENFOQUE POSITIVO

DEL BURNOUT EL ENG GEMENT

- - = c : = ~ ~ ; ; ; . ; ; ; ; . . ; ; ; ; ; . ; . ~ . ; ; ; ; ; ~ . ; ; ; ; . ; ; ; . . ; ; ; ; . - . - ; ; ; . ¡ ; ; = m ; ¡ ; ¡ ¡ ¡ ¡ ¡ - . ; - - . - ~

Según Maslach, Schaufeli y Leiter 2001 , uno

de los grandes cambios recientes en el estudio y eva

luación del burnout es el desplazamiento hacia

su

concepto opuesto, el engagement o implicación. El

cambio de planteamiento responde

al

nuevo paradig

ma introducido por la psicología positiva Seligman

y Csikszentrnihalyi, 2000; Snyder y López, 2002). Al

menos una de las primeras formulaciones del enga-

gement como polo opuesto al burnout proviene del

libro de Maslach y Leiter The truth about burnout

1997,

p.

24

, un

libro a mitad de camino entre la

investigación y la divulgación en

el

que se describe

el burnout como erosion o engagement. Energía,

implicación y eficacia serían los tres polos opuestos

de las dimensiones constitutivas del bumout: agota

miento, cinismo y pérdida de eficacia. No obstante,

los autores no definen específicamente los tres com-

©

Ediciones Pirámide

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Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome

el

burnout I 5

ponentes sino corno opuestos a sus pares del bumout,

ni

tampoco elaboran una definición operativa a través

de un instrumento de medida.

Schaufeli, Salanova, González-Romá y Bakker

2002) han definido el

engagement

como

«Un

cons

tructo motivacional positivo relacionado con el tra

bajo que está caracterizado por el vigor, dedicación

y absorción». Para los autores, la naturaleza del

constructo sería cognitivo-afectiva. El vigor con

sistiría en altos niveles de energía y esfuerzo en el

trabajo, la dedicación estaría caracterizada por

el

entusiasmo y el valor y significado otorgado al tra

bajo que se hace y la absorción sería la capacidad

para concentrarse en la tarea encomendada. En este

último caso, el concepto estaría muy próximo al

constructo

deflow,

o procesos de flujo desarrollado

por Csikszentmilhayi 1990).

Schaufeli et al. 2002) han desarrollado un ins

trumento operativo para evaluar el engagement que

consta de 15 ítems, cinco

por

dimensión y con unas

buenas características psicométricas Salanova et

al., 2000). Mientras que en las primeras formula

ciones se consideraba más bien que bumout y

enga

gement

serían constructos diferentes, de forma que,

por ejemplo, vigor y agotamiento serían dimensio

nes relacionadas pero factorialmente independien

tes, recientes trabajos han propuesto que en realidad

vigor y agotamiento

dedicación y cinismo sería

los polos opuestos de una misma dimensión, con

un polo positivo, engagement, y un polo negativo,

burnout González-Romá et al., 2006).

La propuesta de los autores es relativamente re

ciente, y son necesarios todavía suficientes estudios

empíricos que la consoliden o la modifiquen. Una

cuestión básica consiste en determinar si se trata de

una escala relacionada con el trabajo o con la per

sona que trabaja, es decir, de tipo variable personal.

Dos de sus subescalas, vigor absorción, especial

mente esta última, parecen aludir a características

personales del sujeto más que a características de

la tarea o de las condiciones laborales organiza

cionales. La misma fundamentación que los autores

hacen en la idea de Kahn 1992) de «presencia psi

cológica» y en el constructo de Csikszentmilhayi

1990) de

flow,

estados de flujo, especialmente en

este último caso, se refiere a características creati-

© Ediciones Pirámide

vas propias del individuo, no del trabajo que se

hace. ¿Estamos hablando de la vitalidad del traba

jador

o de las características absorbentes del traba

jo

que se hace?

8

NUEVOS PL NTE MIENTOS

EN

L EV LU CIÓN

Copenhagen Burnout Inventory CBI)

Borritz y Kristensen, 1999a, 1999b;

Kristensen et al., 2005)

La primera edición de este instrumento el pri

mer estudio realizado

por

los autores con él se pu

blicaron en 1999 Borris

y

Kristensen, 1999a; Bo

rris y Kristensen, 1999b . El cuestionario es el

resultado de una crítica amplia

al

marco teórico y

a la propuesta del MBI, y su objetivo fundamental

es proponer un instrumento de evaluación del bur

nout que pueda ser aplicado al ámbito laboral en

general, al trabajo específicamente asistencial al

ámbito personal, independientemente de un contex

to de contrato laboral.

El CBI considera como elemento central del bur

nout la fatiga o agotamiento, coincidiendo con no

pocos otros autores en ello, aunque añadiendo que

el burnout no sólo consiste en

un

estado o proceso

de agotamiento, sino además en un tipo de atribución

del mismo. En el campo del burnout laboral, asis

tencial no asistencial, o como ellos denominan

literalmente burnout relacionado con el trabajo

burnout relacionado con el cliente, parten de un mo

delo explicativo fundamentado en los «esquemas

cognitivos» de comprensión y en los procesos de

atribución causal de los síntomas y en las diferentes

dimensiones de éstos: interna-externa, estable-ines

tab le, con trolable-incon tro lab le, global-específica.

A partir de estos planteamientos teóricos, los

autores elaboran el CBI, compuesto por 19 ítems

en tres subescalas que evalúan el desgaste profe

sional en relación con aspectos personales, del pa

ciente y del trabajo: Personal Burnout seis ítems),

Patient Burnout seis ítems) Work Burnout

siete

ítems). Se responde en una escala tipo Likert de 5

puntos, de 1 en un grado muy alto) a 5 en un gra-

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5 /

l

síndrome de quemarse por

el

trabajo burnout)

do

muy

bajo)

para las tres dimensiones, si bien los

autores indican que para el desgaste person l y del

trabajo

los ítems se refieren a frecuencia v.g. «¿Cada

cuánto tiempo te sientes cansado?»; «¿Encuentras

duro trabajar con pacientes?»), mientras que para el

pacíente

se refieren a intensidad v.g. «¿Te sientes

quemado a causa de tu trabajo?»), y aseguran que

ambos formatos son comparables entre sí Borris y

Kristensen, 1999a). Estas subescalas analizan ago

tamiento físico y emocional y no incluyen elementos

de despersonalización o falta de realización personal.

En un estudio de validez convergente respecto

al

MBI

con 312 dentistas Winwood y Winefield, 2004 , los

niveles de consistencia interna de las tres escalas

oscilan de .73 a . 93, y las correlaciones con la es

cala de agotamiento emocional del MBI son supe

riores a .73.

La

diferenciación entre un burnout relacionado

con el trabajo y otro con los clientes responde, de

alguna manera, a dos de los grandes modelos etio

lógicos del bumout: aquel que propone su derivación

de las relaciones con los clientes es el burnout de

tipo interpersonal y en definitiva asistencial, y el

bumout más profesional, generado en este caso por

las características de la tarea y de la organización,

es el que corresponde a las profesiones no asisten

ciales. De la misma manera que los autores del MBI

han optado por dos versiones MBI-HSS y MBI-GS,

en este caso los autores del CBI optan

por

dos es

calas diferentes.

Más discutible es la diferenciación de un «bur

nout personal» para referirse a la experiencia no

contractual o laboral. Algunos autores han seguido

este enfoque y han propuesto un burnout no labo

ral Pines, 1996), pero probablemente estamos ha

blando de otro tipo de procesos. El síndrome y las

respuestas del desgaste profesional en el trabajo

no son los mismos que los de estar harto de uno

mismo, de la pareja o de los propios hijos. Ni el

agotamiento, ni la pérdida de expectativas ni el

distanciamiento que pueden aparecer son compa

rables, ni tampoco las consecuencias. Aunque am

bos sean procesos psicológicos en los que se pro

duce un cambio negativo de actitudes y conducta,

las características del cambio son marcadamente

diferentes.

Oldenburg Burnout Inventory OLBI)

Demerouti et al., 2001, 2003; Bakker,

Demerouti y Verbeke, 2004)

El OLBI se elabora con la voluntad de compen

sar algunas de las limitaciones psicométricas y teó

ricas del MBI Halbesleben y Demerouti, 2005).

Parte de un modelo teórico fundamentado en la re

lación demandas-recursos laborales de forma que la

dimensión de agotamiento provendría del exceso

de demandas laborales mientras que la dimensión de

desimplicación diseng gement

from

work)

pro

vendría de la falta de recursos laborales. Como va

riables con una etiología diferente, el supuesto de

partida es que darán lugar a dos factores diferentes.

La variable de agotamiento, según los autores, no

se referiría sólo a los aspectos emocionales, tal como

sucede en el MBI-HSS, sino que incluiría aspectos

físicos y cognitivos, y la variable de desimplicación

se referiría al distanciamiento de las personas y del

contenido del propio trabajo y a actitudes

y

conduc

tas negativas cínicas respecto al trabajo en general.

Ambas se evalúan en una escala de 1, <<totalmente

en desacuerdo», a 5, «totalmente de acuerdo».

Según los autores, la estructura del instrumento,

al cubrir tanto los aspectos de agotamiento como

de implicación, permitiría evaluar al mismo tiempo

la medida del fenómeno opuesto al desgaste profe

sional: el compromiso

engagement).

e

igual ma

nera que el MBI-GS, está pensado para ser aplica

do en cualquier grupo profesional no sólo en

profesiones asistenciales.

En la versión original Demerouti et al., 2001;

Demerouti et al., 2003), el cuestionario incluía 15

ítems: siete de agotamiento cuatro negativos tres

positivos)

y

ocho de falta de compromiso cinco

negativos

y

tres positivos). En la última versión del

cuestionario Bakker, Demerouti y Verbeke, 2004)

se han equilibrado los ítems, añadiendo uno posi

tivo a agotamiento y eliminando uno negativo de

falta de compromiso; se

ha

convertido en una esca

la de 16 ítems cuatro positivos cuatro negativos

en cada dimensión). Recientemente se ha traducido

al inglés Halbesleben

y

Demerouti, 2005)

y

se ha

utilizado en una muestra de 2.599 empleados de los

Estados Unidos trabajadores adultos empleados

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  6/

l

síndrome de quemarse

por el

trabajo burnout)

Desde la perspectiva organizacional, el instru

mento recogía elementos referidos a factores orga

nizacionales Chemiss, l 980a), a las características

de la tarea Hackman y Oldham, 1980) y a los as

pectos relativos a la monotonía del trabajo Pines,

Aronson y Kafry, 1981). En cuanto al modelo de

bumout, se asumía el propuesto por Maslach y J ac

kson 1981

b

constituido por cansancio emocional,

despersonalización y falta de realización personal.

A diferencia del MBI, el CBB proporcionaba una

puntuación global del burnout. Finalmente se incluían

consecuencias a nivel social, organizacional y per

sonal, un

ítem por cada uno de estos elementos.

De esta forma, el CBB estaba constituido por

21 ítems, nueve para evaluar los aspectos antece

dentes más notorios, nueve para evaluar el síndrome

y tres para evaluar las consecuencias. Los análisis

factoriales iniciales por bloques de cada uno de los

dos componentes, antecedentes y síndrome confir

maban la propuesta general de tres factores para el

síndrome y de dos factores para antecedentes, or

ganización y características de la tarea. Los datos

iniciales permitían mantener, en general, la estruc

tura propuesta, aunque aparecían deficiencias no

torias, como la baja consistencia de despersonali

zación Moreno et al., 1997).

El

CBB está traducido

al

portugués y se ha apli

cado en diferentes estudios publicados en España

Moreno et al., 2006; Merino et al., 2006; Topa

Cantisano y Morales Domínguez, 2005), Portugal

Rainho, 2005) y Latinoamérica Chacón Roger y

Grau Abalo, 1997; Kurowski y Moreno-J iménez,

2002; Román, 2003). Actualmente, se está traba

jando en el desarrollo de un modelo que incorpore

algunas de las actuales propuestas teóricas.

El Cuestionario

de Burnout

del

Profesorado

Revisado Moreno-Jiménez,

Garrosa

y

González, 2000b)

El Cuestionario de Burnout del Profesorado Re

visado es el resultado de una línea de investigación

que trata de evaluar el burnout no desde un modelo

general, sino desde

un

modelo específico y pro

cesual, es decir, que atienda a los posibles aspectos

propios de las profesiones más afectadas por el bur-

nout. El supuesto conceptual de base es que, si bien

la evaluación con un instrumento genérico puede

proporcionar la información básíca y esencial, pro

bablemente

un

instrumento específico que conside

re los inductores propios del burnout y las manifes

taciones específicas en esa profesión puede ser más

preciso y discriminativo.

Este enfoque se ha desarrollado principalmente

en el campo de

la

educación y de la asistencia sa

nitaria. En el campo educativo, una de las primeras

aplicaciones ha sido precisamente la versión MBI

Ed Maslach y Jackson, 1986). la adaptación del

MBI a muestras docentes. Aparece en la segunda

edición del MBI, y su única diferencia con respec

to al modelo general es la sustitución del término

recipients por el de students Las normas de correc

ción y los baremos correspondientes son los corres

pondientes de las muestras generales.

Posteriormente no son pocos los instrumentos ela

borados específicamente en este ámbito. Algunos de

los más conocidos son Teachers umout Question-

naire Hock, 1988), Teachers Burnout Scales Seid

man y Zager, 1987) y Teachers Attitude Survey Far

ber, 1984 ; todos insisten en la descripción de algunos

de los antecedentes del burnout específicos del pro

fesorado o en algunas características propias del bur

nout de esta profesión.

En este contexto, el Cuestionario de Bumout del

Profesorado CBP) Moreno-Jiménez, Oliver y Ara

goneses, 1993) fue elaborado con el propósito de

proponer la evaluación de

los elementos del síndrome

y de los factores relativos a variables antecedentes

del contexto laboral y organizacional del profesorado.

Inicialmente constaba de 75 ítems, dos cuestionarios

abiertos, 11 descriptores de salud física y nueve re-

ferencias sociodemográficas o profesionales. El aná

lisis factorial del cuestionario arroja cuatro factores:

estrés, bumout, desorganización y problemática ad

ministrativa. En cuanto a sus propiedades psicomé

tricas,

su

aplicación a una muestra de 300 profesores

de enseñanza media obtuvo valores aceptables de

consistencia interna, validez concurrente y validez

discriminante Moreno et al., 1993 .

Con el fin de ajustar mejor el CBP a la línea

teórica del bumout, en el año 2000 se llevó a cabo

una revisión. El instrumento resultante constituye

©

Ediciones Pirámide

. ¡

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Evaluación medidas

y

diagnóstico del síndrome

el

burnout 7

una nueva versión denominada Cuestionario de Bur

nout del Profesorado Revisado CBP-R) Moreno

Jirnénez, Garrosa y González, 2000b), que recoge

información relativa a variables sociodernográficas

y a las fuentes de estrés propias de la organización

y del contexto laboral en el que los profesores de

sarrollan su trabajo, aportando

al

mismo tiempo una

medida específica del bumout docente. Esta nueva

versión CBP-R) queda formada por 66 íterns. Corno

antecedentes, evalúa estrés de rol, supervisión y pre

ocupaciones profesionales, y corno elementos del

síndrome incluye los tres propios del modelo de

Maslach. Los índices psicornétricos son satisfacto

rios Moreno-Jirnénez, Arcenillas, Morante y Ga

rrosa, 2005). El cuestionario está traducido al por

tugués. Las publicaciones efectuadas con el CBP-R,

en España y Latinoamerica Alrneida y Ruiz, 2006;

Laca y Mejía, 2005; Moreno-Jíménez et al., 2002;

Miño y

Sepúlveda, 2006), prueban su validez en los

diferentes contextos de docencia.

Cuestionario de Desgaste Profesional de

Enfermería CDPE) Moreno-Jiménez,

Garrosa y González et al., 2000a)

Un segundo campo de evaluación del bumout

que ha suscitado una enorme atención ha sido el

campo sanitario. Por ello son numerosos los trabajos

dirigidos a la elaboración de instrumentos del bur

nout en personal sanitario y especialmente en el

ámbito médico. Por ejemplo, Jones

l

980a) desa

rrolló el Stajf umout Scale for Health Professionals

SBS-HP),

un

cuestionario que contiene 20 ítems

con diez complementarios de veracidad incluidos

en la escala. Harnmer et al. 1985), en un esfuerzo

por corregir algunos de los problemas que tenían los

instrumentos para la evaluación del burnout en la

clase médica, desarrollaron el Medical Personnel

Stress Scale MPSS), dirigido a evaluar tanto los

aspectos organizacionales como individuales del

burnout. El cuestionario cuenta con 48 ítems que se

agrupan en cuatro subescalas construidas factorial

mente y que explican el 68 por 100 de la varianza

total de la escala y el rango de consistencia de las

escalas oscila entre .63 y .75. El Physician Stress

Inventory PSI) fue desarrollado por Revicki y May

©

Ediciones Pírámíde

1983) para evaluar el estrés en la clase médica de

forma general, pero sus referencias conceptuales

parten tanto del trabajo de Freudenberger como del

de Maslach,

y

la estructura de la escala y la redac

ción de los íterns permiten considerarlo, a pesar del

nombre, corno un inventario para la evaluación del

burnout. El primero y el más importante de sus fac

tores puede ser considerado directamente corno una

evaluación directa del burnout profesional. En ge

neral, todo el inventario es una evaluación del bur

nout profesional y no sólo médico; de hecho, en su

formulación recoge la mayoría de los elementos que

han sido considerados como descriptores del bur

nout. La no inclusión del término en el título parece

más bien una opción de los autores.

Sin embargo, apenas si ha merecido atención la

elaboración de instrumentos específicos para la eva

luación del bumout de enfermería a pesar de ser

reconocida como una de las profesiones e

mayor

riesgo. El Cuestionario de Desgaste Profesional de

Enfermería CDPE) tiene en parte este objetivo, y

se enmarca en un modelo procesual transaccional,

es decir, un modelo que incluye antecedentes, sín

drome y consecuencias, y además un modelo de

personalidad positiva, como es

el

de personalidad

resistente de Susan Kobassa 1979), y la medida de

tres tipos básicos de estrategias de afrontamiento

búsqueda de apoyo social, afrontamiento directo

y evitación).

l COPE evalúa las variables que intervienen

en el proceso de desgaste profesional burnout) en

la profesión de enfermería; concretamente, se han

seleccionado algunas de las variables antecedentes

propias del ámbito organizacional hospitalario: in

teracción conflictiva relaciones conflictivas con

los médicos, pacientes y familiares), sobrecarga

exceso de demandas cuantitativas y cualitativas),

contacto con la muerte y con el dolor el grado en

el

que los enfermeros se encuentran afectados por

los que sufren, se encuentran en estado terminal o

mueren),

ambigüedad de rol

evalúa la claridad de

información que los enfermeros perciben con rela

ción a su rol laboral y organizacional). Estas varia

bles tienen que ver con las características propias

del trabajo, como son los aspectos relativos a la

estructura y cultura organizacional, así como los

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8/17/2019 Parte_3_51_a_70.pdf

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  8

/ El síndrome de quemarse p r el trabajo bumout)

estresores de rol y las relaciones interpersonales

dentro del contexto del trabajo. En el estudio se

seleccionaron estas variables porque en estudios

anteriores habían resultado las más significativas

en el desgaste profesional en enfermería Moreno

Jiménez et al., 2000).

La medida del síndrome se realiza teniendo en

cuenta las tres dimensiones propuestas por Maslach

Jackson 1981a, 1986), aunque la dimensión de

realización personal se sustituye

por

su análoga in

versa, falta de realización personal, para facilitar la

interpretación de perfiles y el cálculo de un índice

global de desgaste profesional establecido a partir

de la media obtenida por

el

profesional en cada una de

las tres dimensiones). De acuerdo con el modelo tran

saccional propuesto, el instrumento incluye algunas

de las variables moduladoras en el proceso del des

gaste profesional. Específicamente, se incluye la

variable

de

personalidad resistente hardiness) que

evalúa a través de su índice global y/o de la medida

de sus dimensiones compromiso, control y reto, las

características positivas de resistencia de los indi

viduos frente al estrés).

El CDPE inicialmente estaba compuesto por 174

ítems que se responden mediante una escala tipo

Likert de cuatro puntos donde 1 =«totalmente en

desacuerdo» y 4 = «totalmente de acuerdo»); pos

teriores reducciones han disminuido el número de

ítems, que han pasado a 65, manteniendo la estruc

tura y las características psicométricas del instru

mento. Los estudios realizados muestran su capa

cidad para establecer una clara asociación entre los

factores del burnout y el síndrome en los diferentes

grupos de enfermería González Gutiérrez et al.,

2004; Rainho et al., 2006). El cuestionario ha sido

adaptado al portugués, inglés, alemán y chino.

Inventario del

Burnout de

Psicólogos IBP)

Benevides

et

al., 2002)

del psicólogo. El cuestionario está integrado por diez

ítems de cada una de las dimensiones, y el análisis

factorial, de consistencia y la validación de construc

to a través de su asociación a un cuestionario de

sintomatología muestra características psicométricas

buenas. Su validez convergente mediante

el

MBI

HSS es igualmente buena. En cualquier caso, su uso

ha sido escaso hasta el momento.

Cuestionario

para

la Evaluación del

Síndrome de Quemarse

por el

Trabajo

CESQT) Gil-Monte, 2003, 2004)

En su versión inicial el CESQT ha sido diseña

do para evaluar el desgaste profesional en

el

entor

no sanitario CESQT-PS) Gil-Monte, 2003) en

profesionales que trabajan hacia personas con dis

capacidad CESQT-PD; Gil-Monte, 2004).

Se

ex

pone de forma detallada en el primer capítulo de

esta monografía.

Cuestionario Urgente

de Burnout

CUBO)

De la Gándara

et

al., 2005)

Se trata de un instrumento pensado para la eva

luación del desgaste profesional en cualquier ám

bito de trabajo, y en su primera publicación De la

Gándara et al., 2005) se ha pasado a 245 sujetos

del sector sanitario de educación, ofreciendo sólo

datos relativos a su fiabilidad, con una consisten

cia interna del instrumento de

a

.74. Se presenta

corno un cuestionario breve de seis ítems en el que

se pregunta sobre la frecuencia de respuesta para

cada uno de ellos desde O:

<<nunca

me ha ocurrido»,

hasta 5: «me sucede casi siempre, es raro que algún

día no me ocurra»), obteniéndose una puntuación

global que se sitúa entre O y 30 puntos) mediante

la suma de las puntuaciones directas.

Es

un

inventario para la evaluación específica del

1

O

DIAGNÓSTICO

Y

EPIDEMIOLOGÍA

bumout en la profesión de psicólogos a partir del : : D : : E = : : : : L ; ; B : : : U ; R : : N ~ O ; U ; ; T ; ;

modelo de Maslach y Jackson 1981 b) y que, por

lo

tanto, evalúa cansancio emocional, despersonaliza

ción falta de realización personal, pero a partir de

ítems referidos a la actividad profesional específica

Tanto a efectos clínicos como laborales, una de

las cuestiones cruciales ha sido determinar cuándo

un trabajador está afectado por el síndrome del bur-

© Ediciones Pirámide

Page 9: Parte_3_51_a_70.pdf

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Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome el burnout 59

nout. Los instrumentos de evaluación han tratado

este tema sólo secundariamente, pues se han cen

trado en la evaluación de grupos, muestras y pobla

ciones más que en el diagnóstico clínico del bumout.

Sin embargo, la relevancia concedida a la evaluación

de los riesgos laborales psicosociales y la necesidad

de su diagnóstico, incluso en casos legales, obligan

a valorar su medición clínica.

El planteamiento de este tema supone estable

cer previamente la naturaleza clínica del bumout,

es

decir, desde una perspectiva psicopatológica y

de salud mental, ¿qué tipo de desorden o trastorno

mental supone el burnout? Paine 1982) establecía

desde los primeros momentos del estudio del tema

que se podrían distinguir dos tipos de supuestos

clínicos: el burnout stress syndrome y el burnout

mental disability El primero tendría carácter de

malestar laboral, mientras que el segundo sería la

manifestación de un verdadero problema clínico.

Schaufeli et al. 2001) han propuesto hablar más

bien de burnout clínico y no clínico; el clínico es

taría afectado fuertemente por toda la problemática

propia del síndrome y conduciría a trastornos clí

nicos concurrentes, especialmente en el campo de

los trastornos del ánimo.

Kahill

l

988), en una amplia revisión de estudios

empíricos, ha mostrado que el burnout se asocia

principalmente a estados afectivos negativos tales

como

la

irritabilidad, la ansiedad, la culpa, el senti

miento de malestar y la rabia. La depresión ha sido

el trastorno mental más asociado con el burnout.

Glass y McKnight 1996) han revisado dieciocho

estudios en los que se asocia burnout y depresión y

han concluido que son términos diferentes de una

misma realidad a pesar de que compartan una parte

relevante de la covarianza. Schaufeli et al. 2001 ,

en su estudio utilizando el MBI y BM junto con el

DCL-90 Derogatis, 1983), concluyen que el burnout

no puede ser considerado sin más como una forma

de trastorno emocional o de ansiedad, sino que tie

ne su propia especificidad.

Schaufeli et al. 2001) proponen que el burnout

sea asociado a una forma de neurastenia laboral tal

como es conceptualizada por el CIE- lO, que esta

blece tres criterios para ella: 1 fatiga persistente;

2) al menos dos de los siguientes síntomas: dolores

© Ediciones Pirámide

musculares, mareos, cefaleas, trastornos del sueño,

incapacidad para relajarse, irritabilidad y dispepsia,

y 3) tales trastornos no deben ser resultado de tras

tornos depresivos. Según los autores, la categoriza

ción que presentan Maslach y Schaufeli 1993) de

la naturaleza del burnout se adecua a la sintomato

logía descrita por el ICE-1

O

Maslach y Leiter 2005)

consideran que este planteamiento podría más bien

formularse

en

el sentido no de que el burnout sea

en sí mismo una forma de trastorno mental, sino que

podría llevar a algunos de ellos, lo que establece la

necesidad de una metodología longitudinal para po

der ser establecido. En el mismo sentido, Maslach

y Leiter 2005) proponen que el bumout sería una

disfunción principalmente relacionada con el traba

jo, pero que en sus fases más agudas puede exten

derse a la vida privada, familiar y social, implican

do una disminución del bienestar personal.

Bibeau et al. 1989) proponen el burnout como

una forma de trastorno adaptativo según el DSM

TR

APA

2002). Según el

DSM

IV-TR los trastor

nos adaptativos se caracterizarían por

una serie de

trastornos emocionales y conductuales derivados

de la reacción ante un estresor psicosocial, laboral

o de otro tipo. Desde este enfoque. el burnout se

encuadraría en

el

subtipo «no especificado» debido

al tipo de reacciones producidas, tales como inhi

bición laboral o quejas somáticas, y debido a que

no se podría incluir en otros subtipos específicos.

Igualmente, el trastorno se clasificaría como cróni

co debido a su duración superior a seis meses. En

cualquier caso, ni este enfoque taxonómico ni otros

anteriores parecen responder completamente a la

problemática y a la sintomatología vinculada albur

nout, por lo que ha llegado a proponerse una cate

goría específica para él Gil-Monte, 2005a).

Establecido en estos o en otros términos, la cues

tión clave estriba en establecer la metodología, el

instrumento o instrumentos que pueden ser usados

y los puntos de corte correspondientes para diag

nosticar burnout Cox, Tisserand y Taris, 2005). Sin

embargo, en este tema hay un enorme vacío debido

a las prácticas que de hecho se han impuesto con

el uso del MBI.

El MBI estableció desde el comienzo tres gran

des categorías en función de la distribución de la

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6 I El síndrome de quemarse p r el trabajo burnout)

población considerándolas como bumout bajo, me

dio o alto según se distribuyan en el primer ter

cio de la población, en el segundo o en el tercero.

En la última edición oficial del manual Maslach,

Jackson y Leiter, 1996, p. 5) se sigue proponiendo

exactamente el mismo sistema. Sin embargo, resulta

claro que no puede aceptarse que el 33 por 100 de

la población superior esté altamente afectada por

el bumout independientemente de sus puntuacio

nes. De hecho, en el manual del MBI, las autoras

establecen que es preferible y «altamente recomen

dado» utilizar la puntuación numérica mejor que

la distribución de tres tercios propuesta Maslach

y Jackson, 1986, p. 5).

Cuando se analizan los criterios que se han se

guido en temas semejantes se observa la frecuente

indicación de puntos de corte en una puntuación

para indicar la presencia de

un

trastorno o problema.

Por ejemplo, cuando se evalúa la depresión y se

utiliza el Inventario de Depresión de Beck Beck et

al., 1961), se proporcionan unos puntos de corte

para establecer la depresión leve, moderada

y

grave;

lo mismo ocurre con la Escala de Depresión del

Centro de Estudios Epidemiológicos Radloff, 1977)

y

otras escalas para la evaluación de la depresión

Muñoz López et al., 2002).

La

situación es seme

jante en la utilización de cuestionarios de salud

como el Cuestionario de Salud General de Goldberg

Goldberg, 1996), en el que

se

han fijado los puntos

de corte para las diferentes versiones McDowell y

Newell, 1986). En el caso de la evaluación de la

salud mental, el SCL 90 R Derogatis, 1983) tam

bién ha sido utilizado con puntos de corte para de

tectar sintomatología psiquiátrica Kaspersen y

Matthiessen, 2003). Se podría seguir con muchos

otros instrumentos de amplio uso que utilizan la

misma metodología, si bien es cierto que no todos

los instrumentos siguen este criterio, y que los pun

tos de corte no pueden considerarse como un crite

rio absoluto y estático Muñoz Rodríguez, 2003),

pero en este caso proporcionarían una aproximación

más realista y ajustada que la que proporciona el

criterio poblacional de los tres tercios utilizado en

el MBI.

Existe aquí un problema que es central en la

evaluación del bumout y

que se refiere a la misma

naturaleza del burnout ¿El burnout es una variable

continua o dicotómica? Si es una variable continua,

como la fatiga o el estrés, la necesidad de los pun

tos de corte es menor, y puede incluso resultar

ar-

tificial.

Si

es una variable dicotómica, como la de

presión, la importancia de los puntos de corte se

hace crucial.

La ausencia de criterios claros en la evaluación

del bumout tiene una clara repercusión en la esti

mación de su epidemiología. Los estudios epide

miológicos del burnout muestran resultados muy

dispares debido a la incertidumbre acerca de los

criterios que deben ser seguidos. En algunos casos

los resultados indicados son altamente alarmantes.

Gil-Monte 2005a) recoge algunos datos periodís

ticos que indican un 70

por

100 de burnout en al

gunas poblaciones asistenciales. Los resultados

parecen excesivos, pero indican en el fondo

la

de

bilidad de un planteamiento que carece de criterios

fijos

y

claros para estimar la extensión del proble

ma en la población. Y sin embargo,

la

epidemiolo

gía del burnout parece importante, ya que la salud

laboral forma parte de la salud pública.

En su revisión oficiosa del tema, Maslach,

Schaufeli

y

Leiter 2001) no proporcionan infor

mación al respecto. En su amplia y fundamental

revisión del estado de la cuestión, Schaufeli y Enz

man 1998) exponen la dificultad de proporcionar

datos de prevalencia. Refiriéndose a los trabajos de

Golembievski et al. 1996), y siguiendo su propues

ta de considerar afectado por el síndrome a quien

tiene una puntuación superior a la mediana en las

tres dimensiones, informan de los datos que el au

tor ofrece acerca de que un 20 por 100 de la pobla

ción trabajadora general estaría en una fase severa

de burnout con oscilaciones que van, de estudio en

estudio, del Opor 100 al 35 por 1OO Siguiendo con

los mismos datos de Golembievski

y

colaboradores,

comentan la importancia de utilizar criterios nacio

nales o culturales. Por ejemplo en una población

japonesa, si se siguen criterios americanos, un 68

por 100 estaría afectado seriamente por el burnout,

mientras que sólo lo estaría el 24 por 100 de los

japoneses con criterios de la propia población.

Schaufeli y Van Dierendock 1995) han ofrecido

datos de la población holandesa en los que, depen-

 

Ediciones Pirámide

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Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome del burnout

/

6

diendo de la dimensión utilizada, el bumout clínico

oscilaría entre

un

3 y un 6 por 100, pudiendo pro

ponerse un 4 por 100 como tasa aproximada. Sus

resultados indican que el burnout clínico es espe

cialmente alto en médicos laborales (11 por 100),

psiquiatras (9 por 100)

y profesores (9 por 100). En

el manual de la versión holandesa, los autores in

sisten en que tales criterios deben ser utilizados sólo

con esa muestra.

En el campo específico del bumout médico (Mo

reno-Jiménez et al., en prensa), un análisis compa

rado de los datos específicos en la población espa

ñola muestra diferencias importantes. En este

ámbito, la bibliografía señala una gran diversidad

de resultados, y se llegan a indicar cifras superiores

al 50 por 100 de profesionales altamente afectados,

lo que, en no pocas ocasiones, parece poco realista

y excesivamente alarmante.

TABLA2.l

Prevalencia de niveles altos de desgaste profesional sanitario español

en diferentes investigaciones con MBI

Población

DPb

1

Bustinza, López-Herce, Carrillo, Vigil,

1

Pediatras intensivistas espa-

5 3

De Lucas y Panadero (2000)

ñoles (n =

Cebriá et al. (2001) Médicos de A.P., Barcelona

46,8

1

41.6

(n

=

427)

Prieto, Robles, Salazar y Daniel (2002)

1

Médicos de A.P., Cáceres

31,6

38,8

(n 157)

. ·

Caballero, Bermejo, Nieto y Cabal lero (2001)

1

Médicos, enfermeras y auxi-

liares de A.P., Madrid 30,6 31,2 %

(n 157)

1

1 Trabajadores de un hospital

era y Serra-Prat (2002)

, comarcal, Mataró (n total =

1

20,3

16,7

·

¡ 291, médicos

=

29)

Esteva, Larraz, Soler y Yaman (2005) Médicos de familia españo-

30,2 34,9

les (n =86)

¡

Rodríguez, Blanco, lsaa, Romero y Gayoso

j

Médicos de familia, pedía-

1

(2005) • tras, odontólogos y farma-

1

56,2 54,3

1 céuticos A.P., Orense

• (n 94)

Grau, Suñer y García (2005)

j

Personal sanitario hospitala-

río, Girona (n total = 1.095,

46,5

31,7

i médicos=

266)

1

ªCansancio emocional;

b

despersonalización; e realización personal.

© Ediciones Pirámide

RP

8

30,4

41,7

30,6

8,9

1

43,0

1

9,3

1

32,7

1

1

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6 I El síndrome de quemarse p r el trabajo burnout)

Hay otro aspecto que dificulta el establecimien

to de una epidemiología del burnout, y es

su

con

ceptualización básicamente dimensional. Según los

autores del MBI (Maslach et al., 1996, p. 5) y otros

autores, la puntuación del burnout debería ser una

puntuación de perfil, es decir, en cada una de las

tres dimensiones, pero no global. Llama la atención

este planteamiento cuando se está hablando de un

síndrome. Una práctica como la que proponen los

autores supone que cada una de las dimensiones es

independiente, lo que no parece ser el caso. Dife

rentes autores han desarrollado un tipo de puntua

ción basada en la suma global de las tres dimensio

nes (Burke, Shearer y Deszca, 1984; Fimian, 1984;

Burke y Greeglass, 1993). A pesar de que no es

frecuente su utilización, Golembiewski y Munzen

rinder (1988) defienden su valor y utilidad como

una aproximación global al fenómeno. Otros auto

res han desarrollado sistemas de puntuaciones glo

bales basados en el nivel medio de las puntuaciones;

así, por ejemplo, Belcastro y Hays (1984) han pro

puesto que podían considerarse afectados por el

síndrome aquellos sujetos que en las tres puntua

ciones superaban la media proporcionada por los

autores para todas las profesiones asistenciales. Si

guiendo este criterio encontraron que el 20 por 100

de su

muestra, profesores de Alabama, estaban afec

tados por el burnout.

En los últimos años se ha insistido en la posibi

lidad de utílizar como criterio las puntuaciones es

calares utilizadas, de forma que

si se

utiliza una

puntuación de 1 a 4, las puntuaciones superiores a

tres puedan considerarse como indicativas de bur

nout. Shirom (1989) ha propuesto que las puntua

ciones de frecuencia equivalentes a «frecuentemen

te» sean consideradas indicadoras de bumout. Pines

y Aronson ( J988) proponen criterios escalares en

la utilización del BM, de forma que una puntuación

superior a cuatro sea indicadora de burnout clínico

y una puntuación igual o superior a 5,5 indique la

necesidad inmediata de ayuda profesional. De for

ma similar, Pines (2005), refiriéndose al BMS, con

sidera que en una escala Likert de

1-

7, una puntua

ción superior a 5,5 debe considerarse indicadora de

burnout. Siguiendo un criterio similar, Gil-Monte

(2004) ha encontrado en una población de policías

municipales una tasa de 1,34 por 100 afectados se

veramente por el burnout.

11. TEORÍA INSTRUMENTOS

DIMENSIONES Y CLÍNICA

En el número extraordinario de Work nd tress

del 2005 dedicado al bumout, los editores constatan

que después de no pocos años hay todavía cuestio

nes básicas por contestar (Cox, Tisserand y Taris,

2005, p. 189). De igual forma, constatan que el

esfuerzo por ampliar el contexto del burnout de he

cho supone una pérdida del valor añadido del con

cepto. Eso supone que no es posible mantener su

valor propio sin poner cotas a su definición y apli-

  '

cación. Shirom (2005), en

su

revisión general del

i

tema, concluye con la necesidad de un enfoque teó

rico sobre el burnout. Lo mismo cabe decir acerca

de

su

evaluación.

Si el marco conceptual del bumout queda defi

nido de forma dimensional, como lo hace la revisión

oficiosa del tema (Maslach, Schaufeli y Leiler,

2001 ), la evaluación del bumout no puede sino cen

trarse en las tres dimensiones propuestas por el MBI.

Bien es cierto que en el apartado dedicado a la de

finición, los autores hablan de «las dimensiones

centrales», lo que abre la perspectiva a otros aspec

tos complementarios. El actual desarrollo teórico

del constructo, tal como lo muestran los nuevos

instrumentos de evaluación, indica que, como mí

nimo, se está produciendo una disminución de tales

«dimensiones centrales», e incluso una reformula

ción de ellas.

Existe hoy una amplia tendencia a focalizar en

el agotamiento y la fatiga los aspectos centrales del

burnout (Schaufeli y Greenglass, 2001

. Si el bur

nout importa por sus efectos sobre la salud (McGra

th et al., 1989), no cabe duda de que el agotamiento

es el predictor central. Los modelos teóricos y los

instrumentos de evaluación centrados en el agota

miento han insistido en tales aspectos. En

el mismo

modelo del MBI-GS, la dimensión de agotamien-

to se ha formulado operativamente de forma más

genérica. Kristensen et al. (2005) proponen que,

además del agotamiento, el distanciamento debe

Ediciones Pirámide

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1

Evaluación medidas diagnóstico del síndrome del bumout

63

considerarse otra dimensión central del burnout. En

cualquier caso, es importante diferenciar entre en-

foques centrados en dimensiones y otros centrados

en procesos. Si se considera que el bumout consiste

en la dimensión de agotamiento, su medida debe

centrarse en el agotamiento. Si se considera que el

burnout está centrado en el proceso de agotamiento,

cabe explorar las diferentes formas que pueda asu-

mir el agotamiento: físico, cognitivo o emocional,

como hacen algunos instrumentos, o ampliarlos a

otros como profesional y social, o a otras formas

de agotamiento que puedan ser objeto de atención

y medida.

Sin embargo, la restricción del

bumout

a ago-

tamiento tiene sus ventajas y sus inconvenientes.

Teóricos y aplicados. Desde la perspectiva de los

efectos del burnout sobre la salud, son muchos los tra-

bajos que enfatizan el predominio del agotamiento

sobre las otras dimensiones, pero los efectos no

son sólo sobre la salud, sino que una parte muy

importante lo son sobre la conducta organizacional

específicamente y sobre la conducta de la persona

en general.

Uno de los esfuerzos más centrales del trabajo

de Maslach 1982, 1998) ha sido la defensa de la

multidimensionalidad del burnout, expresando con

ello la dificultad de reducir el burnout a ninguna de

sus dimensiones, tampoco al agotamiento. Maslach

y Leiter 2005) consideran que una de las diferen-

cias del burnout con el estrés es que no se limita a

describir el daño físico que se produce, sino la ero-

sión psicológica y conductual a que da lugar.

a

reducción del burnout a agotamiento sin duda al-

guna aproxima el concepto al de estrés, lo que le

hace perder su valor añadido. Precisamente por ello,

no son pocos los autores actuales que añaden al

agotamiento alguna otra dimensión complementaria.

Por ejemplo, el modelo de evaluación del OLBI

Halbesleben y Demerouti, 2005) propone una se-

gunda dimensión consistente en

la

desimplica-

ción.

Diferentes autores han aludido a los aspectos

cognitivos como un componente central del síndro-

me insuficientemente considerado. Uno de los pri-

meros modelos de bumout, el de Edelwich y Brods-

ki 1980), insistía

en

los procesos dinámicos y

© Ediciones Pirámide

proponía la frustración, la pérdida de la valoración

inicial como la etapa inicial del proceso estricta-

mente dicho. Los autores consideraban el burnout

como una pérdida progresiva del idealismo. Farber

1991) seguía un modelo muy parecido proponien-

do en la segunda fase la frustración ante la pérdida

de valores. Pines 1993), en

su

modelo existencial,

propone la pérdida del significado como el elemen-

to central del burnout. Más recientemente, Schau-

feli y Buunk cierran su revisión de las definiciones

dinámicas concluyendo que el «burnout resulta de

la discrepancia por una parte entre las expectativas

y los ideales individuales y por otra parte de la dura

realidad de cada día en la vida profesional» Schau-

feli y Buunk, 2003, p 388).

Es decir, desde los primeros momentos de

la

formulación del burnout ha estado presente un as-

pecto cognitivo formulado de formas diferentes.

Lamentablemente ninguna de tales propuestas ha

dado lugar a una definición estrictamente operativa

con un instrumento de medida. No es probable que

tal aspecto cognitivo pueda sin más incluirse como

parte del agotamiento, sino que más bien son dos

fenómenos diferentes, pues el agotamiento cogni-

tivo caracterizado por el cansancio mental, la pér-

dida de reflejos, la incapacidad de tomar decisiones

o resolver problemas, aspectos todos que se han

incluido en la fatiga mental, es un proceso

dif

eren-

te de la pérdida de la ilusión o de la privación de

las legítimas expectativas profesionales.

Una

de las

objeciones posibles contra el aspecto cognitivo del

burnout ha sido su dificultad para predecir las con-

secuencias. Probablemente esto es así cuando se

consideran las consecuencias de salud y psicofisio-

lógicas, pero no cuando se atiende a las consecuen-

cias organizacionales.

Es posible que uno de los problemas teóricos

y de evaluación del burnout haya consistido en

la

dimensionalización del constructo. La definición

precisa del constructo, incluso su operativización,

no exige necesariamente una dimensionalización de-

finicional del constructo. De hecho con otros cons-

tructos relativos a la salud

y

al bienestar laboral no

se ha producido esta dimensionalízación tan cerrada.

En el ámbito del acoso psicológico laboral, un tema

de actualidad social, política y laboral, aunque existe

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64

El síndrome de quemarse por l trabajo (burnout)

un desarrollo teórico notable, con instrumentos de

medida generalmente aceptados, la dimensionali

zación del constructo es un problema menor. El

planteamiento ha consistido en proponer aspectos

o componentes que pueden ser considerados (Zapf

y Einarsen, 2005). El planteamiento es similar en

otros campos, como el de la violencia (Chapelle y

De Martino, 2000), el abuso emocional (Bassman,

1992) o el trabajo emocional (Zapf, 2002). En el

mismo campo del estrés laboral, área en la que se

originan los estudios del burnout, la dimensionali

zación no ha sido tema central (Cooper et al., 2001 ,

sino que sencillamente se han ido elaborando mo

delos alternativos y complementarios. Lo mismo

ocurre en otros riesgos laborales de tipo psicosocial.

La centralización en los aspectos dimensionales ha

sido y es una característica del burnout que se asien

ta en

su

propia historia, en la de sus protagonistas,

en los grupos de trabajo y en las metodologías pre

dominantes en su estudio.

Algunas de las propuestas conceptuales actua

les del burnout, sin excluir el modelo dimensional,

aluden a marcos conceptuales más amplios. Cristina

Maslach, en una reciente revisión del tema, antes de

recordar la triple dimensionalidad del constructo,

lo define como un síndrome psicológico que supo

ne una respuesta prolongada a estresores crónicos

interpersonales laborales (Maslach y Leiter, 2005,

p. 155). De forma semejante, Schaufeli y Buunk,

en su revisión temática, comienzan diciendo que el

burnout es un

estado mental, persistente y negativo

relacionado con el trabajo, en personas normales

(2003, p. 388). De forma más genérica, Cherniss

había definido el burnout «como un proceso en el

que las actitudes y las conductas cambian de forma

negativa como respuesta al estrés laboral» (Cherniss,

1980a, p. 17). Desde esta perspectiva que parece

previa al enfoque dimensional, los planteamientos

acerca de la evaluación pueden tomar formulaciones

más amplias y diferentes, incluso aunque se sigan

considerando aspectos teóricamente más o menos

centrales.

Un aspecto de

la

evaluación insuficientemente

considerado es el mismo proceso global del bur

nout. Cuando Maslach y Jackson

198la)

exponen

inicialmente el burnout, proponen un triple compo-

nente; posteriormente tales componentes han sido

considerados desde una perspectiva dinámica en el

sentido de la relación etiológica entre ellos (Leiter

y Maslach, 1988), modelo que ha tenido no pocas

variantes. Es en 1996 cuando aparece explícitamente

un modelo global que incluye un proceso que co

mienza en los factores laborales del burnout, con

tinúa en el síndrome, considera sus moderadores y

propone consecuencias (Maslach, Jackson y Leiter,

1996,

p.

36). El modelo ha sido posteriormente de

sarrollado (Leiter y Maslach, 2005; Maslach, 1998;

Maslach y Leiter, 1997). La ventaja de este plan

teamiento, teórico y evaluativo, es que proporciona

la red nomológica del burnout (Shirom, 2003 , lo

que permite una aproximación metodológicamente •

más estricta al tema. La evaluación exclusiva del

síndrome proporciona una información muy limí- .

tada. Tanto desde una perspectiva preventiva como

interventiva parecen conveniente las aproximacio

nes nomológicas, y en este sentido instrumentos de

evaluación, que puedan englobar el proceso global

del burnout.

Otro aspecto, igualmente muy escasamente con

siderado, es la especificidad de los perfiles de bur

nout. Schaufeli y Ezman ( 1998) proponen la exis

tencia de perfiles diferenciales propios de las

diferentes profesiones. El mismo tema es recogido

en Schaufeli y Buunk (2003). Probablemente la

evaluación del burnout debe atender no

sólo a los

diferentes perfiles en función de las profesiones,

sino a las características propias de los factores de

burnout. del síndrome y de sus consecuencias. Mas

lach y Leiter ( 1997: 2005) proponen seis áreas: so

brecarga, control, recompensa, clima, equidad y

cultura, pero probablemente en campos específicos

como la medicina, la enfermería, la docencia y el

trabajo social, hay elementos propios tanto en el cam-

po de los inductores de burnout, del síndrome, como

de sus consecuencias.

En definitiva, la evaluación del burnout no es un

tema cerrado sino abierto y susceptible de cambios,

mejoras y nuevas perspectivas. La importancia de

las condiciones psicométricas es clara, pero la fun

damentación teórica es todavía más importante, pues

es la condición para saber qué es lo que se mide.

Los tratamientos psicométricos son métodos esta-

© Ediciones Pirámide

d

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Evaluación medidas y diagnóstico del síndrome del burnout 65

dísticos para manejar y ordenar lo que se está mi

diendo y su importancia es clara, pues permiten

profundizar en los resultados, pero su subordinación

al marco conceptual también.

De igual forma, los instrumentos de evaluación

deben ser considerados como medios para obtener

una información, no como sistemas cerrados que

no admiten cambios en sus formulaciones. Un ins

trumento de evaluación debería ser dinámico, capaz

de incorporar los cambios que puedan servir para

mejorar sus funciones, aunque deba igualmente, en

todo momento, mantener las exigencias metodoló

gicas que le permitan su rigor científico. No hay

instrumento sin limitaciones, que no pueda ser me

jorado,

y

sin embargo, en la práctica real, una vez

formulados, los instrumentos raramente son replan

teados, ni parcial ni globalmente, a pesar de que la

práctica

y

la aplicación manifiestan las limitaciones.

En

la evaluación clínica, y el diagnóstico del burnout

clínico forma parte de ello, los criterios según el

Manual iagnóstico

y

Estadístico de los Trastornos

Mentales

DSM IV-TR) han ido variando desde su

primera formulacion hasta la actualidad, y de tales

criterios dependen los instrumentos de evaluación.

Este tipo de práctica indica 1 que la realidad, social

y personal, varía

y

toma formas diferentes y 2) que

cualquier forma de categorización es siempre pro

visoria.

Precisamente por ello, es difícil poder hablar de

un solo instrumento de evaluación, aunque alguno

pueda tener mayor uso por su rigurosidad, extensión

y planteamiento teórico. La realidad, y especial-

© Ediciones Pirámide

mente la realidad social, permite, y a veces exige,

sistemas de acceso y evaluación alternativos y com

plementarios. Objetivos, diseño y muestra obligan

frecuentemente a variar el tipo de evaluación que

se debe aplicar. En este sentido, cabe observar que

cuando se plantean diseños de investigación con un

número amplio de variables, la practica más habitual

no es la de recurrir a instrumentos completos de

evaluación, sino a los componentes de éstos perti

nentes con el modelo teórico planteado. El uso de

los instrumentos de evaluación no puede ser sino

instrumental.

Finalmente, es indispensable hablar de la im

portancia del enfoque clínico en la evaluación. s

un tema olvidado y subordinado a otros a pesar de

que estamos hablando de personas que sufren una

pérdida de sus recursos y que, a veces, quedan fuer

temente afectadas

por

ello. Cuando hablamos del

burnout no sólo hablamos de un proceso abstracto

de estrés laboral crónico, sino de personas que sue

len perder una parte importante de su identidad pro

fesional y personal y vivirlo de una manera dolo

rosa. El estudio de casos, la entrevista clínica, no

son métodos menores, sino métodos necesarios en

el ejercicio del diagnóstico clínico. Ciertamente,

sistemas como el método ROC, o Curvas de rendi

miento predictivo, y los sistemas derivados para

establecer los puntos de corte Muñoz Rodríguez,

2003) pueden facilitar la determinación de los casos

de burnout grupal, pero su diagnóstico parece ne

cesitar la experiencia y los conocimientos del psi

cólogo clínico laboral.

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/ El síndrome de quemarse por

l

trabajo burnout)

NEXO

Cuestionario Breve de Burnout CBB)

Por favor conteste a las siguientes preguntas rodeando con un círculo la opción deseada

l

n general

estoy

más bien harto

de

mi trabajo

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

En ninguna

ocasión

Raramente Algunas

veces

Frecuentemente En

la

mayoría

de ocasiones

2.

Me siento identificado con

mi

trabajo

3

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

En ninguna

ocasión

Raramente Algunas

veces

Frecuentemente

En

la

mayoría

de ocasiones

Los

usuarios

de mi trabajo

tienen

frecuentemente exigencias excesivas y comportamientos

irritantes

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

En ninguna

ocasión

Raramente

Algunas

veces

Frecuentemente

En

la

mayoría

de ocasiones

4.

Mi

supervisor

me

apoya

en

las decisiones que

tomo

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

En ninguna

ocasión

Raramente Algunas

veces

Frecuentemente

5. Mi trabajo

profesional me ofrece actualmente

escasos

retos personales

En

la

mayoría

de ocasiones

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

Totalmente

en desacuerdo

En desacuerdo

Indeciso De acuerdo Totalmente

de acuerdo

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6

Mi trabajo

actual

carece

de

interés

Totalmente

en desacuerdo

En desacuerdo

Evaluación medidas diagnóstico del síndrome del bumout

67

4 5

Indeciso De acuerdo

Totalmente

de acuerdo

7 Cuando

estoy en mi trabajo me siento

de

mal humor

1 2 3 4 5

En ninguna

ocasión

Raramente Algunas

veces

Frecuentemente

En la mayoría

de ocasiones

8

Los compañeros nos apoyamos en el trabajo

1

En ninguna

ocasión

Raramente

4 5

Algunas

veces

Frecuentemente

En la mayoría

de ocasiones

9.

Las

relaciones personales

que

establezco en el trabajo son gratificantes

para

Nunca Raramente

4 5

Algunas

veces

Frecuentemente

Siempre

10.

Dada la responsabilidad que

tengo en mi trabajo no conozco

bien

sus

resultados y

su alcance

1 2 3 4 5

Totalmente

en desacuerdo

En desacuerdo Indeciso

De acuerdo

Totalmente

de acuerdo

11. Las personas a las

que

tengo

que atender

reconocen

muy

poco los esfuerzos

que

se

hacen por ellas

1 2 3 4 5

Totalmente

en desacuerdo

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En desacuerdo Indeciso

De acuerdo Totalmente

de acuerdo

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68 I l síndrome de quemarse por el trabajo {burnout

12. Mi interés por el

desarrollo

profesional es

actualmente muy

escaso

Totalmente

en desacuerdo

En desacuerdo Indeciso

De acuerdo

Totalmente

de acuerdo

13.

¿Considera

usted

que

el

trabajo que

realiza

repercute en

su

salud personal dolor de

cabeza, insomnio, etc. ?

1--------------------2--------------------3

Nada Muy poco Algo

Bastante

Mucho

14.

Mi trabajo

es repetitivo

1

--------------------4--------------------5

En ninguna

ocasión

Raramente

15. Estoy

quemado por mi trabajo

Algunas

veces

Frecuentemente

En la mayoría

de ocasiones

1 · · ·

--------------------4--------------------5

N ada

Muy poco Algo Bastante Mucho

16. Me gusta el

ambiente

y

el clima

de mi trabajo

Nada

Muy poco

Algo

Bastante

Mucho

17.

El

trabajo

está afectando

a mis relaciones familiares y personales

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

Nada Muy poco Algo Bastante Mucho

18.

Procuro

despersonalizar

las relaciones con los

usuarios

de

mi

trabajo

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

Nunca

Raramente Algunas

veces

Frecuentemente

Siempre

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j

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Evaluación medidas y diagnóstico

del

síndrome

del

urnout 9

19. l trabajo

que

hago dista de ser el

que

yo

habría

querido

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

Nada Muy poco Algo Bastante Mucho

20. Mi

trabajo

me

resulta

muy

aburrido

1--------------------2--------------------3 --------------------4--------------------5

En ninguna

ocasión

Raramente Algunas

veces

Frecuentemente

21. Los problemas

de

mi trabajo hacen

que

mi rendimiento sea

menor

En la mayoría

de ocasiones

1--------------------2--------------------3

--------------------4--------------------5

En ninguna

ocasión

Raramente

Algunas

veces

C

Frecuentemente

Estructura del cuestionario y clave

e

corrección

Dimensiones:

Factores de burnout: Z 10

16,6, 14

2 0 1 . ~ . 2

Síndrome de bumout:

1

7

15 3

11

18 5

12

19

Consecuentes del burnout:

13 17 21

En la mayoría

de ocasiones

Los ítems subrayados deben ser invertidos, recodificados a la inversa, para obtener las puntuaciones

globales de las subescalas correspondientes.

N.B. Para una comprensión adecuada del CBB, es conveniente consultar Moreno et al., Revista

e

Psicología del Trabajo

y

las Organizaciones 1997, 13 2), pp. 185-207. El objetivo del CBB es eva

luar los factores de burnout, síndrome y consecuentes globalmente. Complementariamente puede

atenderse a la estructura de subescalas. Para este último punto se sugiere la consulta del artículo

mencionado.

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7 El síndrome de quemarse p r el trabajo bumout)

Criterios

de

diagnóstico:

El CBB no está elaborado para evaluar específicamente las subescalas que componen los antecedentes,

el burnout y sus consecuencias, sino las escalas globales.

Para efectos de evaluación global y diagnóstico, se puede atender a los siguientes criterios (N =1.565

sujetos).

Proceso de burnout:

Medio lto

Factores de burnout

9-19

> 9 ~ _ > 2 9

urnout

9-19

1

>19-25

l

>25

Consecuencias del

hurnout

3-6 >6-8

>8

i

A efectos de diagnóstico se puede considerar que el contexto organizacional es precursor del bumout '

cuando la puntuación media poblacional es superior a 29 puntos en factores de burnout. "

A efectos de diagnóstico poblacional o individual del síndrome de burnout, se considera que

se

alcan

za el punto de corte a partir de una puntuación superior a 5 puntos. Es decir, a partir de 25 puede consi

derarse que una persona está afectada claramente por el síndrome del burnout.

A efectos de consecuencias de burnout, se puede considerar que una población o persona está crítica-

1

mente afectada por las consecuencias

cuando

se alcanza una puntuación superior a 8. En cualquier caso

el CBB no es un cuestionario clínico, por

lo que las consecuencias del burnout se deben evaluar comple

mentariamente por un instrumento específico.

Hasta ahora no se han elaborado baremos específicos en función del género u otras características so

ciodemográficas.

©

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