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582 comenzó a desarrollar su trayectoria como guionista, periodista, crítico cinematográ- co y literario y, por supuesto, como escritor, publicando su primer libro en 1955: Cuen- tos para vencer a la muerte, del que en la actualidad, no obstante, reniega el autor. Aunque, con certeza, se le ha vinculado unas veces con la llamada Segunda Genera- ción de los exiliados republicanos y, otras, con la denominada Generación mexicana del medio siglo, lo más importante para nosotros es destacar aquí que, sea de una u otra forma, podemos integrarlo también en la corriente de creación micronarrativa llevada a cabo por los españoles exiliados en Latinoamérica como consecuencia de la Guerra «Incivil», como la denía nues- tro escritor. Hablamos de autores como Juan Ramón Jiménez (1881-1958), con Crímenes naturales, colección miscelánea de publicación póstuma que incorpora- ba microrrelatos y otras «prosas tardías, probablemente en su mayoría de la épo- ca americana (1936-1954)» 3 ; Max Aub (1903-1972), con los microrrelatos con- tenidos en Crímenes ejemplares (México: Juan Pablos, 1957), muchos de ellos publi- cados previamente en la sección «Zarzue- la» de la revista mexicana Sala de espera, fundada por el propio Aub 4 ; o Francisco Ayala (1906-2009), con alguno de los tex- Microrrelatos desde la extranjía: José de la Colina COLINA, JOSÉ DE LA: Yo también soy Sherezade. Antología de microrrela- tos, edición de Fernando Valls, Palencia: Menoscuarto, 2016. 160 páginas. ISBN: 978-84-15740-38-4. El valor de esta nueva publica- ción de Menoscuarto, aparecida en concreto en su colección Reloj de Arena, es realmente incalculable; solo el tiempo y la perspectiva histórica permitirán examinar sus frutos entre los lectores y académicos. Pese a ello, intentaremos hacer nosotros aquí un pequeño balance de las que son, a nuestro juicio, sus principales virtudes. José de la Colina en la tradición de la escritura republicana en México José de la Colina nació en Santander en 1934. Dada la situación de su padre, un sin- dicalista anarquista que combatió en el fren- te republicano, nuestro autor se vio obliga- do a refugiarse con su familia en diferentes países europeos y latinoamericanos hasta que, a partir de 1941, esta se radicó en Mé- xico. Ya desde muy joven, José de la Colina 3 Teresa Gómez Trueba, «Procedencia de los textos seleccionados», en Juan Ramón Jiménez, Cuentos largos y otras prosas narrativas breves, edición de Teresa Gómez Trueba, Palencia: Menoscuarto, 2008, p. 45. 4 Recuérdese que una de las últimas colecciones de relatos de José de la Colina se titula Muertes ejemplares (México: Colibrí, 2005).

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Page 1: Microrrelatos desde la extranjía: José de la Colina filela» de la revista mexicana Sala de espera, fundada por el propio Aub4; o Francisco Ayala ... incorporados a sus Obras completas

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comenzó a desarrollar su trayectoria como guionista, periodista, crítico cinematográ -co y literario y, por supuesto, como escritor, publicando su primer libro en 1955: Cuen-tos para vencer a la muerte, del que en la actualidad, no obstante, reniega el autor.

Aunque, con certeza, se le ha vinculado unas veces con la llamada Segunda Genera-ción de los exiliados republicanos y, otras, con la denominada Generación mexicana del medio siglo, lo más importante para nosotros es destacar aquí que, sea de una u otra forma, podemos integrarlo también en la corriente de creación micronarrativa llevada a cabo por los españoles exiliados en Latinoamérica como consecuencia de la Guerra «Incivil», como la de nía nues-tro escritor. Hablamos de autores como Juan Ramón Jiménez (1881-1958), con Crímenes naturales, colección miscelánea de publicación póstuma que incorpora-ba microrrelatos y otras «prosas tardías, probablemente en su mayoría de la épo-ca americana (1936-1954)»3; Max Aub (1903-1972), con los microrrelatos con-tenidos en Crímenes ejemplares (México: Juan Pablos, 1957), muchos de ellos publi-cados previamente en la sección «Zarzue-la» de la revista mexicana Sala de espera, fundada por el propio Aub4; o Francisco Ayala (1906-2009), con alguno de los tex-

Microrrelatos desde la extranjía: José de la Colina

COLINA, JOSÉ DE LA: Yo también soy Sherezade. Antología de microrrela-tos, edición de Fernando Valls, Palencia: Menoscuarto, 2016. 160 páginas. ISBN: 978-84-15740-38-4.

El valor de esta nueva publica-ción de Menoscuarto, aparecida en concreto en su colección Reloj de Arena, es realmente incalculable; solo el tiempo y la perspectiva histórica permitirán examinar sus frutos entre los lectores y académicos. Pese a ello, intentaremos hacer nosotros aquí un pequeño balance de las que son, a nuestro juicio, sus principales virtudes.

José de la Colina en la tradición de la escritura republicana en México

José de la Colina nació en Santander en 1934. Dada la situación de su padre, un sin-dicalista anarquista que combatió en el fren-te republicano, nuestro autor se vio obliga-do a refugiarse con su familia en diferentes países europeos y latinoamericanos hasta que, a partir de 1941, esta se radicó en Mé-xico. Ya desde muy joven, José de la Colina

3 Teresa Gómez Trueba, «Procedencia de los textos seleccionados», en Juan Ramón Jiménez, Cuentos largos y otras prosas narrativas breves, edición de Teresa Gómez Trueba, Palencia: Menoscuarto, 2008, p. 45.

4 Recuérdese que una de las últimas colecciones de relatos de José de la Colina se titula Muertes ejemplares (México: Colibrí, 2005).

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RESEÑAS

años residente en México6. Como diría en varias entrevistas Colina al hablar de su identidad, conformada en la por él mismo llamada extranjía: «Soy español, pero me mexicanicé […] Me considero un escritor mexicano»7.

José de la Colina recuperado ahora para España

Como bien explica Fernando Valls en sus páginas introductorias a Yo también soy Sherezade, este es «el primer libro de cción de José de la Colina que se publi-ca en España. Han tenido que transcurrir ochenta años para que los lectores de su país natal puedan disfrutar de los textos de “un solitario ejemplar, un escritor singular, uno de nuestros mejores prosistas”, según Octavio Paz»8. He aquí, por tanto, otro de los relevantes valores de la antología.

Si bien con pleno derecho ha de pasar José de la Colina a la historia como escritor mexicano, se le debe aquí en nuestro país (o, mejor dicho, nos lo debemos a nosotros mismos) un auténtico reconocimiento a su obra, a su persona y, por supuesto, por qué no decirlo, a su familia, especialmente a sus

tos mini ccionales pertenecientes a El jar-dín de las delicias (1971), con anterioridad incorporados a sus Obras completas (Mé-xico: Aguilar, 1969)5. Con ellos compartió Colina, si bien no el tiempo generacional —formarían parte estos de la Primera Ge-neración de los exiliados republicanos—, sí el gusto por la producción de microrrela-tos, algo que podría decirse también con respecto a su amigo Luis Buñuel (1900-1983), aunque fundamentalmente fue en la España de los años veinte donde este úl-timo desarrolló su obra mini ccional, hoy accesible fácilmente gracias a la edición de Agustín Sánchez Vidal de la Obra literaria (1982) del cineasta y escritor aragonés.

En cualquier caso, la obra micronarra-tiva de José de la Colina entronca con la larga tradición que el microrrelato tiene en México, con autores que van desde Ramón López Velarde (1888-1921) hasta René Avilés Fabila (1940-2016), pasando por otros maestros del género como Julio Torri (1889-1970), Alfonso Reyes (1889-1959), Edmundo Valadés (1915-1994), Juan José Arreola (1918-2001) o, incluso, el pro-pio Augusto Monterroso, durante tantos

5 Véase Darío Hernández, «Microrrelatos de autores españoles en el exilio (1936-1975): Juan Ramón Jiménez, Ramón Gómez de la Serna, Max Aub, Francisco Ayala y Fernando Arrabal», en El viento espira desencanto. Estudios de literatura española contemporánea, edición de Miguel Soler Gallo y María Teresa Navarrete, Roma: Aracne, 2013, páginas 171-176.

6 Véase La otra mirada. Antología del microrrelato hispánico, edición de David Lagmanovich, Palencia: Menos-cuarto, 2005.

7 Citamos por Fernando Valls, «Narrativa y reescritura en los microrrelatos de José de la Colina», en Yo también soy Sherezade, ed. cit., p. 12.

8 Ib., solapa.

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noscuarto, 2005), editada por David Lag-manovich, lo cierto es que adquiere una trascendencia especial en nuestro ámbito de estudio el hecho de reunir en un mis-mo volumen muchos de los microrrelatos de mayor calidad de Colina, provenientes de distintas colecciones de relatos y libros misceláneos que, además, recogían a veces textos publicados previamente en prensa. Es así, precisamente, gracias a este amplio y ordenado panorama literario que ofrece Yo también soy Sherezade, como podemos percibir, analizar y disfrutar de las diferen-tes líneas creativas, temáticas y estilísticas de la micronarrativa coliniana.

La micronarrativa del autor, capital para la mini cción hispánica

El interés de José de la Colina por la mi-ni cción y, especialmente, por la microna-rrativa comenzó, como él mismo recono-ció al editor de Yo también soy Sherezade, «desde el Journal [1887-1910], de Jules Renard, y comencé a practicarlas –entién-dase con asiduidad– desde que dirigía el su-plemento de Novedades [1982], en el que hacía de todo y había que rellenar huecos en la formación de planas»10. Poco a poco, Colina fue incrementando el cultivo de «lo que acabaría conociéndose como microrre-latos»11, tal y como demuestran algunas de

padres: Jenaro de la Colina Blanco, un ti-pógrafo a liado a la CNT que luchó en el bando republicano en defensa de la demo-cracia, y Concepción Gurría Cuevas, quien cuidó de él y sus hermanos durante aquel tiempo en el que vivieron como refugiados y exiliados de guerra.

Sin duda, es momento de ir ampliando paulatinamente las publicaciones de José de la Colina en España, sobre todo las lite-rarias, dado que, hasta ahora, lo poco que se ha publicado por editoriales españolas han sido obras críticas como, por ejemplo, Buñuel por Buñuel (Madrid: Plot, 1993), de enorme interés, no obstante, pues se trata de una colección de atractivas entre-vistas con el cineasta confeccionada por Colina en colaboración con Tomás Pérez Turrent. En relación, concretamente, con la creación micronarrativa de nuestro es-critor, Valls ha señalado lo siguiente: «De lo que no cabe duda es de que José de la Colina ocupa ya un lugar destacado en la historia del microrrelato español, así como en la del mexicano e hispánico, en cuyas antologías aparece debidamente re-presentado, aunque en otras esté ausente de forma incomprensible»9. Más allá de estas antologías, algunas de ellas hitos ya en la historia de la mini cción en nuestra lengua, como La otra mirada. Antología del microrrelato hispánico (Palencia: Me-

9 Ib., p. 37.10 De Colina a Valls en correo privado del 2 de noviembre de 2015. Ib., p. 18.11 Ib.

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RESEÑAS

del cuarto centenario de la muerte del au-tor del Quijote:

La metamorfosis, según Miguel de Cervan-tes:

En un barrio de Praga de cuyo nombre no quiero acordarme, no ha mucho que vivía un joven viajante de comercio de los de camisa se-manaria, corbata manchada de sopa y zapatos polvorientos. Es pues de saberse que este sobre-dicho viajante, en los ratos en que no andaba vendiendo, que eran los más del año, se daba a leer libros de entomología, ciencia que trata de los insectos, con tanta a ción y gusto que olvidó de todo punto su trabajo y leyendo se le pasaban las noches de claro en claro y los días de turbio en turbio. Y, rematando ya su juicio con tales lecturas, vino a dar en el más extraño pensamiento en que jamás dio loco en el mun-do, y fue que le pareció convenible y necesario, para escapar al sco y a los acreedores, conver-tirse en un escarabajo…15

Además de estas dos tendencias temáticas y creativas, podríamos hablar igualmente de la relevancia que en su obra micronarra-tiva tiene la denominada intertextualidad formal, al tomar como soporte estructural de muchas de sus composiciones géneros y modalidades de escritura como la fábula

sus colecciones misceláneas, como El espí-ritu santo (1965-1977), incluida en Traer a cuento. Narrativa (1959-2003) (México: FCE, 2004), Tren de historias (México: Al-dus, 1998) o Portarrelatos (México: Ficti-cia, 2007), que son los cuatro libros de los que Valls extrajo los microrrelatos para su recopilación en el actual volumen.

Una vez analizada la obra micronarra-tiva de Colina, podemos poner de relie-ve, siguiendo a Valls, dos aspectos funda-mentales de su producción: la concepción lúdica de la creación literaria, en la línea ramoniana12, y la recurrencia a la inter-textualidad como estrategia estética, algo común, por otra parte, entre muchos mi-crorrelatistas13. Quizá uno de los mejores ejemplos que podemos poner al respecto, dado que en él con uyen estas «dos ideas muy queridas por nuestro escritor: la de la literatura como juego y la creencia en las posibilidades de reescritura de las grandes obras»14, es uno de los varios microrrelatos que Colina ha dedicado a la reinterpreta-ción y recreación de La metamorfosis de Kafka: «La metamorfosis, según Miguel de Cervantes», que reproducimos a continua-ción, aprovechando así, además, la resaca

12 Durante su autoexilio en Buenos Aires, Ramón Gómez de la Serna pergeñó una importante colección de mi-crorrelatos: Caprichos (Barcelona: AHR, 1956), que incluía muchas composiciones publicadas en libros anteriores.

13 Véase Irene Andres-Suárez, «Tres estrategias para reducir el microrrelato a su mínima expresión: la intertextua-lidad, lo fantástico y el humor», en El microrrelato español. Una estética de la elipsis, Palencia: Menoscuarto, 2010, páginas 79 y ss.

14 Fernado Valls, op. cit., p. 27.15 Publicado originalmente en Portarrelatos, México: Ficticia, 2007, p. 43. Citamos por Yo también soy Shereza-

de, p. 90.

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serie Contrarreloj, es esta magní ca obra de José de la Colina que aquí reseñamos.

Muchas de las grandes actividades y pu-blicaciones de la literatura mini ccional en España han estado relacionadas, así las cosas, con Valls, docente e investigador del Área de Literatura Española de la Uni-versidad Autónoma de Barcelona, y con Menoscuarto, editorial palentina fundada en 2004 por José Ángel Zapatero. Del pri-mero, cabe destacar, entre otras cosas, pu-blicaciones como su colección de ensayos Soplando vidrio y otros estudios sobre el microrrelato español (Madrid: Páginas de Espuma, 2008) o la dirección de la revista Quimera, en un periodo durante el cual se publicaron los números monográ cos «La mini cción en Hispanoamérica. De Mon-terroso a los narradores de hoy» (número 211-212, febrero de 2002, coordinado porLauro Zavala) y «El microrrelato español:el futuro de un género» (número 222, no-viembre de 2002, coordinado por RebecaMartín y el propio Valls), así como se creóla interesante sección «El vientre de la ba-llena», que incluía la serie «El microrrelatohoy», coordinada por Neus Rotger entre2003 y 2006.

En torno a Menoscuarto, podríamos mencionar, de la misma forma, la publica-ción de obras imprescindibles para los que nos dedicamos a la mini cción como, entre las críticas (colección Cristal de Cuarzo, de ensayo): El microrrelato. Teoría e historia

(«La liebre y la tortuga»), la receta («Cuen-to de las croquetas de huevo»), el aviso informativo («Aviso a los turistas» o «La metamorfosis, según la sección de avisos de un periódico»), la carta («Haber estado allí»), el telegrama («La vocación nal»), etcétera. En este mismo sentido, «sus me-canismos compositivos también resultan singulares, al reducir cuentos, fábulas o artículos, o bien ampliar y pulir anécdo-tas, chistes o avisos del diario, incluso los grá cos, proporcionándoles una estructura narrativa distinta»16.

Sumergirse, de este modo, en la obra micronarrativa de José de la Colina, podrá vivenciarlo el lector como la experiencia de conocer varias de las fuentes de inspiración y cauces de expresión que mayor presencia e in uencia han ejercido en los microrrela-tistas del mundo hispánico, algunos de los cuales ya hemos mencionado.

Una edición de lujo: sobre la editorial y el editor

Aunque se deriva de lo dicho hasta aho-ra, quizá sea un buen momento este para transmitir un pequeño reconocimiento a la labor desempeñada durante tantos años como promotores de la mini cción en nuestro país por Fernando Valls y Menos-cuarto, editor y editorial unidos a través de esta fabulosa colección denominada Reloj de Arena y cuyo número 81, dentro de su

16 Ib., p. 36.

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RESEÑAS

(David Lagmanovich, 2006), La era de la brevedad. El microrrelato hispánico (edi-ción de Irene Andres-Suárez y Antonio Ri-vas, 2008) o El microrrelato español. Una estética de la elipsis (Irene Andres-Suárez, 2010), o, entre las literarias (colección Re-loj de Arena, de narrativa breve): La otra mirada. Antología del microrrelato his-pánico (edición de David Lagmanovich, 2005), Disparates y otros caprichos, de Ramón Gómez de la Serna (edición de Luis López Molina, 2005), Pez, astro y gafas. Prosa narrativa breve, de Federico García Lorca (edición de Encarna Alonso Valero, 2007), Cuentos largos y otras prosas na-rrativas breves, de Juan Ramón Jiménez (edición de Teresa Gómez Trueba, 2008), o, ya por supuesto, Yo también soy Shere-zade. Antología de microrrelatos, cuya lec-tura recomendamos vivamente tanto a los que son asiduos lectores de micronarrativa como a aquellos que quieran iniciarse en el género del microrrelato, pues qué mejor manera de hacerlo que de la mano de un grande de la literatura mexicana y del exi-lio español como es José de la Colina. El placer está garantizado.

DARÍO HERNÁNDEZ

Universidad de La Laguna