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MEDIO GEOLOGICO Y HABITAT EN LOS POBLADOS FORTIFICADOS DEL OCCIDENTE ASTURIANO E, Carrocera Fernandez* F.J. Jordé Pardo** 1. Introducción 1.1. Antecedentes Esta comunicación es el resultado de unos traba- jos de prospección y muestreo efectuados por noso- tros en la zona occidental asturiana, concretamente en los poblados fortificados de Mohías, Coaña, Pendía, La Escrita y San Chuis. Estos «viejos yacimientos» fue- ron prospectados y excavados en su día por J.M. FLÓ- REZ, A. GARCÍA BELLIDO, J. URÍA RIU, F. JORDÁ CERDA, J.M. FERNÁNDEZ BUELTA, J. MARTÍNEZ, E. OLAVARRI y J.M. GÓMEZ TABANERA, los cuales sa- caron a la luz gran parte de los poblados mencionados. En los últimos años, en el noroeste, han apareci- do una serie de publicaciones en las que los autores inciden en aspectos socioeconómicos, superando ya la fase descriptivo-tipológica. Así, se han realizado es- tudios de esta índole para las culturas megalítica y cas- treña (VÁZQUEZ VÁRELA, SIERRA RODRÍGUEZ, DE BLAS CORTINA) tratando temas de agricultura, gana- dería, metalurgia, geología-minería, etc, con lo que el conocimiento de la vida del hombre prehistórico y pro- tohistórico ha experimentado un giro copernicano. En el último aspecto, la geología-minera y mor- fología, dentro de la cultura castreña, caben destacar los trabajos de VÁZQUEZ VÁRELA y VIDAL ROMANÍ sobre el conocimiento geológico del hombre prehistó- rico, y los de ESPARZA ARROYO sobre morfología de los asentamientos y su relación. En estas líneas de in- vestigación cabe insertar parte de nuestro trabajo. 1.2. Objetivos y método A partir de unos indicios previos, nos planteamos como hipótesis de trabajo la posibilidad de que exis- tiera una clara relación entre el medio geológico y las formas de habitat. Esta relación puede desglosarse en dos aspectos fundamentales: el conocimiento del me- dio geológico de las comunidades castreñas y los mo- delos de asentamientos, con todo lo que ello conlleva. Para alcanzar nuestros objetivos hemos seguido una metodología que puede articularse en tres fases: — Una primera de trabajo de campo, con pros- pección sistemática y muestreo. — Otra, de laboratorio y gabinete, con análisis petrográficos e interpretación de mapas. — Por último, el trabajo de síntesis, que reali- zamos analizando la bibliografía previa, y estudiando los datos obtenidos en las anteriores fases, cuyos re- sultados se reflejan aquí. 2. Geología regional y situación de los castros 2.1. Geología regional Los cinco castros escogidos (Mohías, Coaña, Pen- día, La Escrita y San Chuis) se encuentran enclava- dos en la parte más oriental de la denominada zona Asturoccidental-Leonesa, del Macizo Hespérico (JU- LIVERT, et al., 1972), que está situada entre la Zona Dpto. de Prehistoria. Universidad de Oviedo. Instituto de Geología. C.S.I.C. Madrid.

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Page 1: Medio geológico y hábitat en los poblados fortificados del

MEDIO GEOLOGICO Y HABITAT EN LOS POBLADOS FORTIFICADOS DEL OCCIDENTE ASTURIANO

E, Carrocera Fernandez* F.J. Jordé Pardo**

1. Introducción

1.1. Antecedentes

Esta comunicación es el resultado de unos traba­jos de prospección y muestreo efectuados por noso­tros en la zona occidental asturiana, concretamente en los poblados fortificados de Mohías, Coaña, Pendía, La Escrita y San Chuis. Estos «viejos yacimientos» fue­ron prospectados y excavados en su día por J.M. FLÓ-R E Z , A. G A R C Í A B E L L I D O , J. U R Í A R I U , F. J O R D Á

C E R D A , J.M. F E R N Á N D E Z BUELTA, J. M A R T Í N E Z , E.

OLAVARRI y J.M. GÓMEZ TABANERA, los cuales sa­caron a la luz gran parte de los poblados mencionados.

En los últimos años, en el noroeste, han apareci­do una serie de publicaciones en las que los autores inciden en aspectos socioeconómicos, superando ya la fase descriptivo-tipológica. Así, se han realizado es­tudios de esta índole para las culturas megalítica y cas-treña (VÁZQUEZ VÁRELA, SIERRA RODRÍGUEZ, DE BLAS CORTINA) tratando temas de agricultura, gana­dería, metalurgia, geología-minería, etc, con lo que el conocimiento de la vida del hombre prehistórico y pro-tohistórico ha experimentado un giro copernicano.

En el último aspecto, la geología-minera y mor­fología, dentro de la cultura castreña, caben destacar los trabajos de VÁZQUEZ VÁRELA y VIDAL ROMANÍ sobre el conocimiento geológico del hombre prehistó­rico, y los de ESPARZA ARROYO sobre morfología de los asentamientos y su relación. En estas líneas de in­vestigación cabe insertar parte de nuestro trabajo.

1.2. Objetivos y método

A partir de unos indicios previos, nos planteamos como hipótesis de trabajo la posibilidad de que exis­tiera una clara relación entre el medio geológico y las formas de habitat. Esta relación puede desglosarse en dos aspectos fundamentales: el conocimiento del me­dio geológico de las comunidades castreñas y los mo­delos de asentamientos, con todo lo que ello conlleva.

Para alcanzar nuestros objetivos hemos seguido una metodología que puede articularse en tres fases:

— Una primera de trabajo de campo, con pros­pección sistemática y muestreo.

— Otra, de laboratorio y gabinete, con análisis petrográficos e interpretación de mapas.

— Por último, el trabajo de síntesis, que reali­zamos analizando la bibliografía previa, y estudiando los datos obtenidos en las anteriores fases, cuyos re­sultados se reflejan aquí.

2 . Geología regional y situación de los castros

2.1 . Geología regional

Los cinco castros escogidos (Mohías, Coaña, Pen­día, La Escrita y San Chuis) se encuentran enclava­dos en la parte más oriental de la denominada zona Asturoccidental-Leonesa, del Macizo Hespérico (JU-LIVERT, et al., 1972), que está situada entre la Zona

Dpto. de Prehistoria. Universidad de Oviedo.

Instituto de Geología. C.S.I.C. Madrid.

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216 E. Carrocera y F.]. Jordá

Cantábrica y la Zona Centroibérica. El limite orien­tal de la Zona Asturoccidental es el Antiforme del Nar-cea, mientras que el occidental es el Antiforme del Olio del Sapo, ya en la Provincia de Lugo, el límite N. es el Mar Cantábrico, y el S. es el Terciario de la Cuen­ca del Duero. Esta zona comprende materiales que van desde el Precámbrico al Silúrico, abarcando el Cám­brico y el Ordovícico, así como algunos depósitos del Carbonífero situados en las llamadas cuencas periféricas.

La Zona se divide en tres dominios (MARCOS, 1973), de los que nos interesa el más oriental, de­nominado dominio del Navia y Alto Sil. Es en este dominio donde el Paleozoico Inferior presenta la ma­yor potencia de toda la Península, (unos 10-12 km), comprendiendo desde el Precámbrico hasta el Silúri­co. La columna estratigráfica está constituida en este dominio por las siguientes formaciones (MARCOS, 1973):

— Pizarras del Narcea (Precámbrico). — Capas de Cándana (Cámbrico Inferior), con

cuarcitas básales, dolomías, pizarras y cuarcitas muy potentes a techo.

— Pizarras de Oré (C. Inferior). — Calizas de Vegadeo (Cámbrico Inferior). — Serie de los Cabos (Cámbrico Medio y Supe­

rior y Ordovícico Inferior), con alternancias de are­niscas y pizarras.

— Pizarras de Luarca (Ordovícico Medio). — Formación Agüeira (Ordovícico Superior),

con areniscas y pizarras. — Pizarras Carbonosas del Silúrico. En general esta serie se compone de depósitos so­

meros, intermareales en algunos casos, e incluso flu­viales, a excepción de los materiales turbidíticos pro­fundos de las formaciones Narcea y Agüeira. La úni­ca discordancia que se ve en la serie es la del Precámbrico-Cámbrico, y a techo la discordancia del Estefaniense (Carbonífero).

Todos estos materiales se encuentran tectoniza-dos por cuatro fases de deformación hercínica, cuyo techo se sitúa en el Carbonífero Medio; estas fases de deformación son las responsables de los pliegues y ca­balgamientos que afectan a los materiales antes des­critos. Asociadas a las dos primeras fases de deforma­ción existen tres fases de metamorfismo.

Además, en esta Zona existen una serie de em­plazamientos graníticos de los que a nosotros nos in­teresan tres:

— El Plutón de Boal: Granito de tendencia al­calina y con un cortejo filoniano asociado.

— El Plutón de Salave: Gabrodiorita de color oscuro muy alterada.

— El Plutón de Linares: Granito calcoalcalino. Encima de los materiales del Paleozoico, tenemos

depósitos detríticos terciarios y cuaternarios, que ve­remos con más detalle en su momento.

2.2. Situación de los cas tros

Los castros escogidos ocupan las siguientes posi­ciones en el contexto geológico anteriormente descrito:

— Mohías, Coaña y Pendía: Sobre las pizarras de Luarca.

— La Escrita: Sobre el Granito de Boal. — San Chuis: Sobre las Pizarras del Narcea. Atendiendo a la red hidrográfica, los castros pue­

den agruparse en dos cuencas fluviales: — La Cuenca baja y media del río Navia, los cua­

tro primeros, y — La Cuenca alta del río Narcea, el Castro de

San Chuis. La situación geográfica y geológica puede obser­

varse en las figuras 1 y 2.

3. Análisis de los yacimientos

En este apartado hacemos un análisis de cada uno de los castros considerados, incidiendo especialmente en tres aspectos que hemos considerado fundamenta­les para el desarrollo de nuestras hipótesis de trabajo:

— el emplazamiento, — el medio geologico, y — el habitat. Una vez examinados estos aspectos, procedere­

mos a interrelacionarlos en cada uno de los yacimien­tos, para posteriormente, evaluar sus implicaciones.

3.1. Castro de Mohías

3.1.1. Emplazamiento

— Coordenadas: Longitud: 6o 44' 30" W (G.D.E.). Latitud: 43° 33' N. (Hoja n° 11, Luarca, del M.T.N, a E. 1:50000).

— Altitud sobre el nivel del mar: 70 m. — Extensión: 6.800 m2.

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Medio geológico y habitat en los poblados fortificados.. 217

CANTABfí/c

Estetanici íse

Paleozoico ¡ndiferenciado

en la Zona Cantábrica

20 Km.

Ordovícico medio-aupoiinr y silúrico

Cámbrico medio Ordovícico inferior

Cámbrico inferior

Zona asturoccidentnl-

Precámbrico

Figura 1. Situación geográfica de los cinco castros.

MAR CANTÁBRICO

v5R

LEON

1. Mohias

2. Coaña

3. Pendía

'1. La Escrita

5. San Chuis

Figura 2 . Mapa geológico regional y situación de los castros.

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218 E. Carrocera y J.F. Jordá

— Orientación: Eje mayor con dirección N-S. — Proximidad a la costa: 1,5 km. en línea rec­

ta. — Proximidad a cursos fluviales: Está situado so­

bre la margen derecha del Arroyo de Ortiguera, que vierte al mar. La distancia mínima al río Navía es de 1,5 km., por su margen izquierda.

— Dominio óptico y campo visual: Mínimo, aun­que desde el Castro se domina la superficie de la Ra­sa, que puede considerarse como un eje de comunica­ción E-W.

3.1.2. Medio geológico

El Castro de Mohías se encuentra situado sobre las denominadas Pizarras de Luarca, que en esta zona se caracterizan por una gran uniformidad de facies. Son unas pizarras negras, masivas, ricas en sulfuros de hierro y materia orgánica, y con poco material de­trítico. En la zona de Navia presentan una potencia próxima a los 1.200 m, y tienen intercalados algunos niveles de hierros eolíticos. La edad de estas pizarras es Ordovícico Medio, y contienen faunas de trilobi-tes, bivalvos y cistoideos.

Próximos al Castro, están los depósitos plio-cuaternarios de la Rasa, constituidos por cantos de cuarcita de procedencia local y origen marino, con una matriz arenosa de color amarillo. En muchos casos, estos materiales están cubiertos por depósitos super­ficiales recientes, y sobre ellos se han desarollado sue­los (Fig. 3).

Geomorfológicamente, el Castro está ubicado en la vertiente derecha de un pequeño río, unos metros por debajo de la superficie de la Rasa, que desciende desde los 120 m. al S. hasta los 60 m. al N. y que en la zona de Castro está a 80 m. La Rasa es una antigua superficie de abrasión marina de edad pliocuaterna-ria, elaborada sobre los materiales del Paleozoico. El relieve más próximo lo constituye la loma de Xarrio, situada a 365 m, estando el frente de sierra a cierta distancia del Castro, como puede observarse en el corte de la Figura 6.

Entre los materiales geológicos utilizados en el Castro tenemos:

— Pizarras de Luarca. — Cantos y materiales arenosos de la Rasa. — Arcillas. — Microgranito porfídico alterado. — Granito.

Todos los materiales son de procedencia local, a excepción del granito y del microgranito porfídico, que proceden respectivamente del plutón de Boal, situa­do a 12 km. hacia el S. y del filón de microgranito porfídico asociado al Plutón, situado también a 12 km.

3.1.3. Descripción de habitat

El poblado está delimitado al S y al E por al me­nos tres fosos, siendo el más cercano al perímetro del Castro de grandes proporciones, y a su vez excavado en la roca del sustrato (Pizarras de Luarca). La zona W y N no requirió grandes trabajos de fortificación ya que en ella se observa una fuerte pendiente. No existe una muralla s.s., pero hace el papel de esta la pendiente interna del foso (foso-muralla).

El asentamiento sufrió una serie de trabajos de acondicionamiento en función de obtener superficies edificables, a la vez que el material extraído servía como materia prima para la construcción. La confi­guración, distribución y remodelación del poblado responden a un planteamiento standarizado: el ha­bitat está dividido en manzanas de casas separadas por calles ortogonales, hacia las que se orientan todas ellas.

El suelo edificable experimentó diversas alte­raciones para hacerlo habitable, alteraciones que se constatan en algunas construcciones, y que compren­den:

— La eliminación de aristas rocosas, y — un ligero relleno con arcillas, que se combina

con suelos de lajas de pizarra. Los cimientos obedecen a una misma técnica: so­

bre una zanja de unos 60 cm. de profundidad se colo­ca un relleno de cenizas, tierra y pequeños fragmen­tos de pizarra, sobre el que se asientan grandes cantos rodados, empastados en una masa de arena amarilla consolidada, ambos materiales procedentes de la Ra­sa. Así, se consigue dar firmeza a la edificación, a la vez que se dificultan las filtraciones de humedad.

Sobre los cimientos, y dentro de la misma zanja, parten las bases de los muros, que están constituidos por hiladas horizontales asentadas sobre un prepara­do arcilloso, alcanzando y sobrepasando los 2 m. de altura, según el sistema de cubrición empleado.

Dependiendo de las dimensiones de las estructu­ras pétreas uno de los posibles sistemas de cubrición utilizados en el Castro sería el tipo de artesa inverti­da, cuya techumbre posiblemente se caracterizaría por

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Figura 3. Mapa geológico de la zona de Coaña. Leyenda. 1: Cuarcitas de Cándana (Cámbrico Inferior). 2: Caliza de Vegadeo (Cámbrico Inferior-Medio). 3: Serie de los Cabos (Cámbrico Medio-Ordovícico Inferior). 4: Pizarras de Luarca (Ordovícico Medio). 5: For­mación Agueira (Ordovícico Superior). 6: Depósitos detríticos de la Rasa (Pliocuaternario). 7: Depósitos cuaternarios.

un entramado de madera y paja gruesa al que irían cla­veteadas lajas de pizarra superpuestas escalonadamen­te. Este hecho se confirma por la presencia en el inte­rior y perímetro externos de las estructuras de lajas de pizarra perforadas asociadas a escarpias.

También existen una serie de elementos acceso­rios de infraestructura tales como, canales excavados en pizarra, para recogida y desagüe de aguas pluvia­les, escaleras de acceso a las viviendas, calles enlosa­das y contrafuertes, que protegen los muros y las es­quinas del roce de posibles vehículos.

Entre los elementos de uso doméstico, destacan los hogares, las piedras con cazoletas y los molinos. Los primeros están constituidos por lajas de pizarras o por la combinación de estas con cantos rodados de la Rasa. Las piedras con cazoletas, estrechamente re­lacionadas a los hogares, están trabajadas en granito o en microgranito porfídico, y los molinos son funda­mentalmente de este último material.

3.1.4. Interrelation

A partir de los datos expuestos en los anteriores epígrafes, podemos afirmar que en el Castro de Mo-hías se aprecian los siguientes hechos:

— Aprovechamiento total del medio geológico inmediato.

— Procedencia de materiales doble: • Autóctonos: Restos de obras de infraestruc­

tura aprovechados, materiales de áreas próximas. • Alóctonos: Granito de Boal y micrograni-

tos porfídicos del filón asociado. — Radio de acción:

• Desplazamientos menores, en un radio en­tre 1 y 2 km.

• Desplazamientos mayores, en un radio en­tre 12 y 16 km.

— Técnicas de cantería: Constatamos la presen­cia de agujeros efectuados mediante el uso de instru-

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mentos de hierro, para cortar y extraer lajas de piza­rras, y también, el uso de material percusivo sobre la roca que aflora a nivel del suelo.

3.2. Castro de Coaña

3.2.1. Emplazamiento

— Coordenadas: Longitud: 6o 44' 50" W (G.D.E.). Latitud: 43° 30' 40" N. (Hojan0 11, Luar-ca, del M.T.N, a E. 1:50000).

— Altitud s.n.m.: 80 m. — Extensión: 15.500 m2 (aprox.) — Orientación: Eje mayor con dirección

N/NE-S/SW. — Proximidad a la costa: 5 km. en línea recta. — Proximidad a cursos fluviales: Está situado so­

bre la margen derecha del río Xarriou, afluente del Na-via, y en la margen izquierda de éste, a 1 km.

— Dominio óptico y campo visual: Bueno, do­minando un sector amplio del valle de Navia, así co­mo la superficie donde se encuentra la actual Coaña, hacia el NW.

3.2.2. Medio geológico

El Castro de Coaña está situado sobre las Piza­rras de Luarca, que en este punto presentan las mis­mas características que en el Castro de Mohías. Los materiales de la Rasa están más alejados, que en el caso anterior, aflorando los más próximos a 1,5 km (Fig. 3).

Geomorfológicamente, el poblado se encuentra ubicado en la zona de cambio de pendiente, muy pró­ximo al frente de sierra, sobre una pequeña colina fruto de la erosión cuaternaria posterior a la superficie de la Rasa. Esta colina pudo formar parte de una super­ficie de pequeña entidad ligada al encajamiento del Na­via. Los relieves más cercanos se sitúan al S. y al W, con cotas que oscilan entre los 300 y los 600 m. (Fig. 6).

Los materiales geológicos que aparecen utilizados en el Castro son:

— Pizarras de Luarca. — Granito. — Microgranito porfídico alterado. — Cantos rodados (muy escasos). Las pizarras son de procedencia local, mientras

que el granito y los microgranitos provienen del Plu-tón de Boal y filón asociado, situados 8 Km. al S.. Los

cantos son de la Rasa, que aparecen a una distancia mínima de 1,5 km.

3.2.3. Descripción del habitat

El Castro, delimitado por pronunciadas pendien­tes, y por el arroyo de Xarriou, que hace de foso na­tural, está dividido en dos sectores defensivos. Uno al N. con un sistema de aterrazamientos-murallas, que engloba la totalidad del poblado, y el otro, en la cota superior y al S. limitado perfectamente por una mura­lla, y denominado la acrópolis.

Los trabajos de acondicionamiento están relacio­nados con las necesidades defensivas, aunque directa­mente afecten al espacio doméstico, (fundamentalmen­te las labores de aterrazamiento). El espacio domésti­co se acondiciona efectuando trabajos de horizontali-zación de la pendiente mediante el rebaje en escuadra de la roca del sustrato. El material extraído, aunque en menor cuantía que en Mohías, es factible que se aprovechase como materia prima de construcción.

La configuración del poblado, en este caso, no res­ponde a planteamientos previos, si bien se observa un agrupamiento en barrios, siempre dependiendo de las necesidades de crecimiento y expansión del Castro.

Los cimientos están constituidos en la mayoría de las estructuras por combinación escalonada de mu­ros, con aparejos de hiladas superpuestas de pizarras, entre las que se incluye esporádicamente algún canto rodado. Sobre ellos se levantan los muros, constitui­dos por hiladas superpuestas de lajas finas de pizarra, asentadas sobre una argamasa arcillosa.

Por lo que respecta a los sistemas de cubrición, es posible hablar de distintos tipos, según la forma y dimensiones de las construcciones:

— artesa invertida, para formas oblongas, — techumbre cónica, de pequeñas proporciones,

en estructuras circulares que conservan aproximada­mente su altura original, y en las que se observan una serie de muescas laterales que servirían de apoyo al armazón, carente de poste central, y

— falsa bóveda, edificada por aproximación de hiladas de pizarra, cuyos arranques se conservan en la denominada «cámara».

Al igual que en Mohías se encuentran lajas de Pi­zarra agujereadas asociadas a escarpias, incluso con­servándose éstas dentro del agujero.

Entre los elementos accesorios de infraestructu­ra señalaremos:

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— pavimentos en chapacuña, en caminos de cier­ta pendiente, bien de forma continua, o alternando con la roca de sustrato

— aceras — contrafuertes — canales, excavados en la roca, o delimitados

por lajas de pizarra, y — escaleras de peldaños normales, o de pelda­

ños insertos en los paramentos de los aterrazamientos. Los elementos de uso doméstico más comunes los

podemos dividir en tres grupos: — cantos rubefactados con función térmica, — piedras con cazoletas, de granito y microgra­

nito porfídico, y — molinos, de microgranito porfídico. Finalmente, dentro de este apartado, podemos in­

cluir la denominada piscina, de grandes proporciones, trabajada en granito de grano fino que procede del Plu-tón de Boal.

3.2.4. Interrelation

Los datos expuestos anteriormente reflejan los si­guientes aspectos:

— Aprovechamiento total del medio geológico inmediato.

— Procedencia de materiales doble: • Autóctonos: Restos de obras de infraestruc­

tura, posibles canteras «in situ» para explotar las Pi­zarras de Luarca, y materiales de áreas próximas, co­mo los escasos cantos de la Rasa.

• Alóctonos: Granito y microgranito proce­dentes del Plutón de Boal y filón asociado.

— Radio de acción: • Desplazamientos menores, en un radio de

1,5 Km. • Desplazamientos mayores, en un radio de

8 a 12 Km.

3.3. Castro de Pendía

3.3.1. Emplazamiento

— Coordenadas: Longitud: 6o 46' 10" W (G.D.E.). Latitud: 43° 26' N. (Hoja n° 26, Boal, del M.T.N, a E. 1:50000).

— Altitud s.n.m.: 150 m. — Extensión: 3.750 m2. — Orientación: Dirección del eje mayor

N/NE-S/SW.

— Proximidad a la costa: 14 km, en línea recta. — Proximidad a cursos fluviales: Está situado en

la margen derecha del arroyo de Pendía, afluente del Navía por la izquierda, del que dista 1,250 km.

— Dominio óptico y campo visual: Bueno hacia el NE, dominando el valle del arroyo de Pendía y un sector del valle del Navía, así como las alturas colindantes.

3.3.2. Medio geológico

El Castro de Pendía se encuentra enclavado so­bre las Pizarras de Luarca, que en este punto mues­tran las características ya descritas, con la salvedad de que están afectadas por un metamorfismo de contac­to debido al emplazamiento del Plutón de Boal. Este metamorfismo de contacto es el responsable de la for­mación de una aureola metamòrfica alrededor del Plu­tón, en la que se desarrollan cristales de andalucita y cordierita, que confieren a las Pizarras de Luarca el carácter de pizarras mosqueadas. Otros materiales pró­ximos son las pizarras y cuarcitas de la Serie de los Cabos, las cuarcitas del Ordovícico Inferior y el Gra­nito de Boal con su cortejo filoniano asociado (Fig. 4) situado a 2,5 km. del Castro.

Geomorfológicamente el Castro se encuentra em­plazado en el núcleo de un meandro encajado desa­rrollado por el arroyo de Pendía sobre el sustrato pi­zarroso. El núcleo de este meandro presenta una to­pografía accidentada, con laderas muy verticales, y una ligera depresión en la zona de nexo con el res­to del macizo montañoso. En esta zona, la topogra­fía prosigue su ascenso hacia el S. alcanzando cotas superiores a los 700 m. al igual que ocurre en direc­ción N. El Castro se sitúa en una zona de ruptura de pendiente, en las proximidades del frente de la sierra (Fig. 6).

Los materiales geológicos utilizados en el pobla­do son:

— Pizarras de Luarca, normal y metamorfizada. — Granito de grano grueso. — Granito de grano fino. — Microgranito porfídico. — Cantos de río escasos y dispersos. La procedencia de los materiales es local: las Pi­

zarras del propio asentamiento y áreas próximas, am­bas facies de granito del Plutón de Boal, el microgra­nito del filón asociado a este, y los cantos rodados de las vegas del río Navia, todos a distancias inferiores a 2,5 km.

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2 Km

Figura 4. Mapa geológico de la zona de Boal. Leyenda: 1: Cuarcitas de Cándana (Cámbrico Inferior). 2: Caliza de Vegadeo (Cámbrico Inferior-Medio). 3: Serie de los Cabos (Cámbrico Medio-Ordovícico Inferior). 4: Cuarcita de Sabugo (Ordovícico Inferior). 5: Pizarras de Luarca (Ordovícico Medio). 6: Formación Agueira (Ordovícico Superior). 7: Granito de Boal. 8: Filón de microgranito porfídi­co. 9: Depósitos cuaternarios.

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Figura 5. Mapa geológico de la zona de Pola de Allande, Leyenda: 1: Pizarras del Narcea (Precámbrico). 2: Niveles de porfiroides en las Pizarras del Narcea. 3: Cuarcitas de Cándana, Caliza de Vegadeo y Serie de los Cabos (Cámbrico Inferior-Ordovícico Inferior). 4: Depósitos detríticos y carbonosos del Carbonífero. 5: Granito de Linares. 6: Depósitos detríticos terciarios. 7: Depósitos cuaternarios.

3.3.3. Descripción del habitat

El poblado se asienta sobre un espolón rocoso, rodeado en casi todo su perímetro por el arroyo de Pen­día, que actúa de foso natural, mientras que la zona meridional está separada del macizo montañoso por un profundo foso artificial excavado en la roca.

El yacimiento se caracteriza por poseer dos recin­tos murados separados por un lienzo de muralla, y co­municados entre sí por una puerta enigmáticamente de­

fendida. El primer recinto, al S. contiene la casi tota­lidad de las estructuras pétreas, junto con un torreón elíptico de espectaculares proporciones; el segundo, al N, contiene una única estructura, y podría ser conside­rada como «acrópolis», aunque esté a una cota menor.

Entre las labores de acondicionamiento destacan las de horizontalización de las pendientes mediante re­bajes profundos en la roca. La agrupación de las es­tructuras es arbitraria, sin que se aprecie un modelo de ordenación premeditado.

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Figura 6. Cortes topográficos.

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Respecto a los cimientos, los datos disponibles son imprecisos, y el reconocimiento visual no permite, por el momento ofrecer datos. Los muros están afectados por superposición de hiladas de lajas de pizarra asen­tadas sobre una argamasa arcillosa. Hay que hacer no­tar que las lajas de pizarras son de peor calidad que en los castras anteriores, debido a que presentan ca­racterísticas de pizarras mosquedas.

Por el estudio morfológico de las estructuras, po­demos afirmar que predomina el sistema de cubrición cónico, alternando en algunos casos con el denomi­nado de artesa invertida. Otro sistema empleado en las dos «cámaras» documentadas en el castro es el de falsa bóveda, efectuada por aproximación de hiladas, que se conservan en las «cámaras» S en casi su totali­dad, mientras que en la N persisten solamente los arranques.

Entre los elementos menores de infraestructura señalaremos escaleras de acceso a las estructuras, y un posible canal de conducción de agua al castro.

Los escasos elementos domésticos que se conser­van son piedras con cazoletas, labradas en granito fi­no y grueso del Plutón de Boal y molinos de micro-granito porfídico alterado.

3.3.4. Interrelación

Los anteriores datos nos proporcionan las siguien­tes consecuencias:

— Total aprovechamiento del medio geológico inmediato.

— Procedencia de los materiales autóctona: • Restos de obras infraestructura. • Posible exportación de canteras locales, co­

mo lo indica las pizarras mosqueadas, propias del lugar. • Materiales de origen próximo: Granito de

Boal, filón de microgranito, y cantos fluviales. — Radio de acción: Desplazamientos menores,

en un radio máximo de 5 km.

3.4. Castro de ha Escrita

3.4.1. Emplazamiento

— Coordenadas: Longitud: 6o 49' 00" W (G.D.E.). Latitud: 43° 24' 20" N. (Hoja n.° 26, Boal, del M.T.N, a E. 1:50000.

— Altitud s.n.m.: 360 m. — Extensión: 12.000 m2.

— Orientación: Dirección del eje mayor NE-SW.

— Proximidad a la costa: 17 km, en línea recta. — Proximidad a cursos fluviales: Está situado so­

bre el Arroyo de Munión, en su margen derecha, que es un afluente del Navia por la izquierda, del que dis­ta 1,6 km.

— Dominio óptico y campo visual: Bueno hacia el NE, dominando un sector del valle del Navia.

3.4.2. Medio geológico

El Castro de La Escrita está situado en el borde S. del Plutón de Boal, emplazamiento granítico que presenta dos tipos de facies: una de grano grueso y me-gacristales de feldespatos y otra de grano fino con mos­covita. Es un granito de tendencia alcalina que puede incluirse en los granitos de tipo 3 de CAPDEVILLA (1969). La intrusión del granito produce una aureola de metamorfismo de contacto en las rocas encajantes, fundamentalmente en las Pizarras de Luarca. Dada la situación marginal del Castro, se encuentran muy pró­ximas a éste las susodichas Pizarras que en esa zona presentan facies de pizarras mosquedas (Fig. 4).

La geomorfologia de la zona es típicamente gra­nítica, con relieves relativamente suaves debido a la intensa alteración que afecta al granito de Boal. En las zonas marginales el relieve es más acusado, encon­trándose el Castro en un pequeño domocónico, pro­ducto de la erosión diferencial que actuó sobre la ma­sa de granito alterado. Hacia el N. los relieves adquie­ran altura mientras que hacia el S. esta disminuye hasta llegar al curso del río Navia (Fig. 6).

Entre los materiales utilizados en el Castro he­mos podido observar Pizarras de Luarca y granito de grano grueso, ambos de procedencia local.

3.4.3. Descripción del habitat

El yacimiento nunca fue excavado sistemática­mente y sólo se hicieron en él una serie de prospeccio­nes sin ningún resultado aparente. La explotación de una cantera en su base y el trazado de pistas para la deforestación condujo a su deterioro progresivo, que continua en la actualidad, aunque de forma atenuada.

El tipo de emplazamiento es de los denominados «croa», con un diámetro de 125 m, y en él se aprecian actualmente restos de dos fosos junto con fragmentos aislados de estructuras pétreas.

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Los muros observables están elaborados en piza­rra, mediante superposición de hiladas, apareciendo cimentados sobre el granito. El único elemento domés­tico que se aprecia es una piedra con cazoletas, des­plazada unos 25 m. en la vertical, como consecuencia de los trabajos en la cantera. Este elemento está reali­zado en granito de Boal de grano fino.

3.4.4. Interrelation

Los pocos datos conocidos nos permiten valorar el yacimiento de la siguiente manera:

— Aprovechamiento discriminado del medio geológico.

— Procedencia de los materiales autóctona: can­tera en las Pizarras de Luarca y en el granito de Boal.

— Radio de acción mínimo, inferior a 1 km.

3.5. Castro de San Chuis

3.5.1. Emplazamiento

— Coordenadas: Longitud: 6o 35' 20" W (G.D.E.). Latitud: 43° 13' 23" N. (Hojan0 50, Can­gas de Narcea, del M.T.N, a E. 1:50000).

— Altitud s.n.m.: entre 780 y 800 m. — Extensión: 37.000 m2. — Proximidad a la costa: 35 km. — Orientación: Longitud del eje mayor N-S. — Proximidad a cursos fluviales: Circulan pró­

ximos al Castro los ríos Abaniellas, Prada y de La Po­la, en Vertiente izquierda del río Narcea, del que dis­ta 6 km. Además existen manantiales y pozos en las laderas del Castro.

— Dominio óptico y campo visual: Tiene un do­minio excelente de la zona, visualizándose los puer­tos de montaña que comunican la cuenca del Narcea con la del Nalón, la del Duero, la del Navia y la costa.

3.5.2. Medio geológico

El Castro de San Chuis se encuentra situado so­bre las Pizarras del Narcea, que en la zona se compo­nen de unas alternancias de pizarras y areniscas con intercalaciones de potencia variable de porfiroides. Concretamente el Castro está enclavado sobre uno de estos niveles de porfiroide, que son areniscas leuco-cráticas de grano medio a fino con cristales de cuarzo

y feldespato, de origen vulcano-sedimentario. Otros materiales próximos de interés son los conglomerados del Carbonífero, y el emplazamiento granítico de Li­nares. Este plutón es un granito calcoalcalino de ori­gen postectónico, con textura granular y porfídica.

En la cartografía geológica aparece un depósito terciario en la sierra del Castro, pero al menos, en el extremo E. de dicha sierra, este depósito está ausente.

Geomorfológicamente, el poblado ocupa el vér­tice de un pico troncocònico situado casi en el extre­mo de una pequeña sierra de cumbres planas, que se encuentra en un bloque delimitado por fracturas de dirección N 70° E. Hacia el W el relieve adquiere gran altura alcanzando más de 1000 m, y apreciándose un cambio brusco de pendiente a los 850 m..

Entre los materiales geológicos encontrados en el Castro señalamos:

— Pizarras del Narcea (pizarras s.s. y porfiroi­des).

— Granito de Linares. — Cantos rodados cuarcíticos de origen fluvial

(escasos y dispersos). — Cuarzo filoniano. Estos materiales son de procedencia local afloran­

do las pizarras y porfiroides en el propio asentamien­to, a la vez que un pequeño filón de cuarzo. Los can­tos pueden provenir de los cauces fluviales próximos, donde aparecen con abundancia, y los granitos proce­den del Plutón de Linares situados a 4 km. del Castro.

3.5.3. Descripción del habitat

El Castro, de forma triangular, está situado en el extremo de una pequeña sierra, por lo que sus de­fensas naturales son óptimas. Así las vertientes NE. y W. muestran una fuerte pendiente, que unida al con­junto de tres fosos hacen inaccesibles dichos sectores. El flanco S. unión del cerro con el resto de la sierra, presentan una mayor accesibilidad, por lo que se pro­tegió con un sistema de cinco fosos asociados a para­petos.

El perímetro del Castro está rodeado por una mu­ralla de unos tres m. de anchura, construida en piedra seca mediante la técnica de yuxtaposición de módu­los (muralla de tipo isla). En el sector E se localiza una puerta de complicado mecanismo mientras que en el S. se levanta un bastión de grandes dimensiones.

Los trabajos de acondicionamiento realizados en el poblado consisten en aterrazamientos a diferentes niveles, mientras que el suelo edificable sufrió proce-

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Medio geológico y habitat en los poblados fortificados... 227

sos de eliminación de aristas rocosas, en función de su habitabilidad, a la vez que se niveló mediante un relleno de piedras y arcillas.

La cimentación, en la mayoría de los casos, se ha­ce sobre el sustrato rocoso, sobre el que se asienta di­rectamente, levantándose las primeras hiladas con una anchura superior y con materiales de aspecto más tos­co. Los muros de las estructuras pétreas se pueden agrupar en tres conjuntos:

— Uno construido a base de hiladas de lajas de pizarra con la cara exterior perfectamente trabajada, mientras que la interior no tan cuidada es recibida con una masa arcillosa.

— El segundo comprende muros de factura nor­mal, con ambas caras bien trabajadas, levantado me­diante superposición de hiladas. Es el más abundante.

— El tercero, escaso, agrupa muros levantados a base granates sillares muy bien escuadrados y labra­dos, de arenisca-porfiroide.

Hasta el momento, las únicas evidencias de sis­tema de cubrición son agujeros de poste, próximos a las esquinas interiores de una vivienda rectangular, y un gran número de gruesas lajas de pizarra perfora­das, que en este caso probablemente sirvieran de con­trapeso en techumbres de paja.

Entre los elementos accesorios de infraestructu­ra destacan: varios tramos de escaleras, calles pavimen­tadas mediante «chapacuña», enlosados y «opus», ace­ras, un canal cubierto, y pasantes en los muros.

Los elementos de uso doméstico más comunes son los molinos, de granito, las piedras con cazoleta, de porfiroide, y los hogares limitados por bloques alarga­dos de pizarra, y de variada tipología.

3.5.4. Interrelation

En San Chuis, los datos existentes hasta el mo­mento nos permiten efectuar las siguientes afirmacio­nes:

— Total aprovechamiento del medio geológico inmediato.

— Procedencia de los materiales doble: • Autóctonos: aprovechamiento de restos de

obras (infraestructurales, canteras de pizarra y porfi­roide, y de cantos fluviales).

• Alóctonos: Granito de Linares, a 4 Km. — Radio de Acción: Desplazamientos menores

individuales y colectivos en un radio de 4,5 km. — Técnicas de cantería: Es evidente el uso de

cinceles metálicos en el labrado de los sillares de are­nisca, conservándose las marcas de cantería.

4. Conclusiones

4.1. Un modelo de interrelation entre los asentamientos

A partir del análisis de los emplazamientos po­demos diferenciar tres tipos de castros atendiendo a su posición geomorfologie a:

— Los situados a cierta distancia del frente de la sierra, en zonas llanas (Mohías).

— Los situados en zonas de cambio pendiente, próximos al frente de sierra (Coaña y Pendia).

— Los situados en macizos montañosos de enti­dad media (La Escrita y San Chuis).

Esto nos indica la no existencia de un modelo, estandarizado para la ubicación de los asentamientos, sino que estos responden a necesidades funcionales concretas, que pueden variar en el tiempo.

El mismo análisis nos lleva a distinguir dos tipos de asentamientos:

— Primarios: Son aquellos que por su emplaza­miento se pueden considerar autónomos en sentido de­fensivo, pudiendo depender de ellos asentamientos de menor entidad. A este tipo puede responder el Cas­tro de San Chuis.

— Secundarios: Son asentamientos con una fun­ción específica (económica, administrativa, etc.) que por su emplazamiento requieren una interdependen­cia, así como una dependencia de un centro mayor. A este tipo parece lógico que respondan los Castros de Mohías, Coaña y Pendia.

A un tipo intermedio pertenecería el Castro de La Escrita que si bien ocupa una posición económico-administrativa concreta, como los secundarios, por sus características defensivas se acopla a las de los pri­marios.

Por lo que se refiere al campo visual, los asenta­mientos primarios poseen una visión total de territo­rio, mientras que los secundarios tienen una visión sec­torial del mismo, respondiendo a su carácter interde-pendiente.

Los asentamientos primarios no están en contac­to directo con las vías de comunicación, sino que do­minan los puntos de acceso en un gran radio de ac­ción. Los secundarios, por el contrario, en su control sectorial del territorio, dominan fracciones de vías de comunicación. En este sentido cabe destacar que los castros de la cuenca del Navia, se encuentran a 1,5 km del río, por término medio, protegiendo esa im­portante vía de comunicación.

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Queremos señalar que este modelo de interrela-ción entre los asentamientos es aplicable a la última etapa castreña siendo incierta su aplicación a anterio­res momentos cástrenos, dado que responderían a pre­misas diferentes.

4.2. Conocimientos del medio geológico de las comunidades castreñas

Por regla general, la materia prima utilizada en la construcción de las estructuras pétreas es de proce­dencia inmediata, utilizándose casi exclusivamente la pizarra. En los casos donde haya posibilidad de elec­ción entre dos materias primas (pizarra y granito), siempre se opta por el material más dúctil (pizarra), aunque aflore a cierta distancia. Un ejemplo claro es el Castro de La Escrita.

Cuando existe la posibilidad de construir la tota­lidad de la obra con el mismo material, este no se di­versifica. Así se constata en los poblados ligados a las Pizarras de Luarca, cuya esquistosidad y ductilidad permiten su empleo en los sistemas de cubrición, ya sea de falsa bóveda o techumbre mixta. En el Castro de San Chuis, ligado a las Pizarras del Narcea, más tectonizadas y menos dúctiles, existe una mayor di­versificación en el material constructivo. No obstan­te, en el Castro de Mohías se emplean materiales de­tríticos de la Rasa en los cimientos y en la base de los suelos, debido a sus características de buena permea­bilidad, y por tanto buen drenaje, propiedades ambas de las que eran conocedores los habitantes del poblado.

En la selección de la materia prima para la confi­guración de elementos domésticos, en los castros del Navia entran en juego dos factores fundamentales: ductilidad y resistencia. Por ello descartan las pizarras y las gabrodioritas, principalmente, y prefieren los mi-crogranitos porfídicos y en menor grado los granitos, aunque para obtenerlos tengan que realizar desplaza­mientos de hasta 16 km. Esto nos indica que estas co­munidades poseían una serie de conocimientos sobre las propiedades de las rocas y su utilización.

Los posibles afloramientos para la obtención de esta materia prima se sitúan en dos puntos:

— uno en la costa, a 14 km a W del Navía o Plu­tón de Salave, de gabrodioritas,

— otros en el interior, a 14 km. de la costa, o Plutón de Boal y filón asociado.

Efectuados los reconocimientos y análisis petro­gráficos oportunos, descartamos el Plutón de Salave como materia prima ya que en los análisis no notamos

la presencia de gabrodioritas, y por su parte el aflora­miento reúne las condiciones necesarias para su utili­zación, aunque es de cómoda accesibilidad por la Ra­sa costera.

Centrándonos en los afloramientos de Boal, plu­tón y filón asociado, observamos una mayor preferen­cia por los microgranitos porfídicos, localizados en un filón N-S, de 1,5 km de longitud y un espesor que va­ría entre 25 cm y 4 m.

En el Castro de San Chuis, parte de los elemen­tos domésticos se elaboran con rocas de procedencia local, como las piedras con cazoletas, labradas en por-firoide areniscoso, mientras que otros elementos co­mo los molinos se efectúan en granito, roca más apro­piada para su funcionalidad de la pieza. Este granito procede de un pequeño emplazamiento, el Plutón de Linares, situado 4 km. al E. cuyo afloramiento es de pequeñas dimensiones ( 2 x 1 km).

Todo ello nos da una idea de los conocimientos del medio geológico y de prospección que poseían las comunidades castreñas a las que hemos hecho referen­cia.

4.3. Recapitulación

A la vista de todo lo anteriormente expuesto, para la última etapa de los poblados fortificados del bajo y medio Navia y alto Narcea podemos hablar de:

— Un modelo de interrelación entre los asenta­mientos, distinguiendo unos primarios y otros secun­darios, sin que por ello nos estemos refiriendo a un modelo de tipo «furstensitze» o residencia princinesca.

— La existencia de unos conocimientos del me­dio geológico por parte de estas comunidades, con to­do lo que ello conlleva.

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