marcel gabriel - el mundo quebrado

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    Gabriel Marcel

    EL MUNDO QUEBRADO

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    GABRIEL MARCEL

    EL MUNDO QUEBRADOPIEZA EN CUATRO ACTOS

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    PUBLICACIN TEATRAL PERIDICA

    DIRIGIDA POR

    FERNANDO L. SABSAY

    Ttulo original:LE MONDE CASS

    Traduccin de la versin original definitiva de:BEATRIZ GUIDO

    IMPRESO EN ARGENTINA - PRINTED IN ARGENTINEQueda hecho el depsito que previene la ley 11.723.

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    Copyright by Ediciones Losange. Bs. Aires, 1956.

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    EL MUNDO QUEBRADO

    PERSONAJES

    LAURENT CHESNAY CHRISTIANEANTONOV DENISE FURSTLIN

    HENRI BRAUNFELS NATALIAGLLBERTDESCLAUX GENEVIVEFORGUE

    AUGSBURGER JUME

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    El mundo quebrado

    ACTO PRIMERO

    Un saloncito. Moblaje muy moderno. Al foro derecha un piano de cola. Son lasdos de la tarde. LAURENTfuma un cigarrillo sentado en su silln, CHRISTIANE

    habla por telfono.

    ESCENA ICHRISTIANE y LAURENT

    CHRISTIANE. No olvide, seorita, si surgiera alguna dificultad, que Claudeno es... hay que entenderle... le ruego que nos lo escriba simplemente. O biensi tiene usted la impresin de que siente nostalgia... Yo comprendo. Ah en elchalet los nios tienen todo cuanto pueden necesitar. Pero de todos modos...Verdad, seorita? Y procure tambin, por favor, que nos escriba a menudo.

    LAURENT. Sus ltimas cartas eran un espanto.CHRISTIANE. Cmo? Perdn, mi marido me est diciendo algo.LAURENT. Un espanto.CHRISTIANE. Mi marido me recuerda que sus ltimas cartas estaban

    horriblemente mal escritas. Y qu ortografa! Tendra usted escrpulos enleerlas? Pero s, claro. Por otra parte, Dios mo! mientras sea feliz y estsano... Adis, seorita. Cmo? Dice usted que l puede venir al telfono?

    LAURENT. Una tercera comunicacin.CHRISTIANE. Se lo agradezco, pero quizs no sea necesario. Podra tomar

    fro. Bselo por nosotros, no? (Cuelga. Pausa.)LAURENT. En resumen, qu result ser esa indisposicin?

    CHRISTIANE. Un enfriamiento y un pequeo trastorno gstrico comoconsecuencia.

    LAURENT. Estoy convencido de que les hacen comer demasiado.CHRISTIANE. Es que se siente un apetito all arriba. Pude comprobarlo

    cuando lo llev.LAURENT. Y el trabajo?CHRISTIANE. Claude acaba de estar enfermo.LAURENT. No hablo de estos ltimos ocho das. Tendr que pasar a sexto

    en octubre? Adems, siempre se le ha tratado como a un enfermo. (Suena eltelfono. Atiende Christiane.)

    CHRISTIANE. Hola! Es usted, Henri? S, regres esta [7] maana. Muybueno el viaje. S, agradable. No, no mucha gente. En fin, es decir, el hotelitoestaba lleno. Muy recomendable. Sobre la costa vasca. Mil cuatrocientos conbao privado. No le voy a decir que sea regalado, pero estuve realmente muybien atendida. Quin? La pequea de Brucourt? Si, estaba. Ciertamente, muysimptica. No baila bien, en fin, no me parece... S, dos o tres veces, conPhilippe, con Bertrand... No, con Amadeo no. Es mi tipo! No se haga el tonto.(Con tono diferente.) Ah! s, estuvo un poco enfermo, el pobrecito, figrese.No, no, nada importante. Muy bien, gracias. Est a mi lado... Eso es, venga aconversar un rato. Estoy un poco cansada, y no saldr en todo el da. Hastaluego. (Cuelga. Un silencio. Mira a su marido.) No tienes buen aspecto. Mucho

    trabajo este ltimo tiempo?LAURENT. Preparar ese famoso reglamento de administracin pblica.CHRISTIANE(Cortsmente). Oh!... Haces bastante ejercicio? (Laurent re

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    Gabriel Marcel

    un pocoduramente.) Qu pasa?LAURENT. Nada.CHRISTIANE. Al menos, te aliment bien Paulina, durante mi ausencia?LAURENT. Sabes que generalmente, despachaba las comidas en diez

    minutos.CHRISTIANE. No tienes... preocupaciones?LAURENT. En lo ms mnimo.CHRISTIANE. En el Consejo?LAURENT. Se espera de un da a otro la muerte del Presidente Clary.

    (Suena el telfono.)CHRISTIANE. Seras tan amable de atender?LAURENT(descuelga). Hola!, de parte de quin? Seor? Cmo? Est

    seguro que no se equivoca? (A Christiane.) Quieres venir, por favor? Es parati, un nombre extranjero que no recuerdo haber odo.

    CHRISTIANE (tomando el telfono). Hola!, buen da, seor; cmo le vadesde el otro da? No, todava no; llegu esta maana. Primero tengo quehablar con mi marido, usted comprende. Puede haber alguna objecin en laque no hubiera pensado. Le escribir en seguida. S, s, entendido... Unmomento, tomo papel y lpiz. (Escribe.) Al cuidado del prncipe Arcade, comoarcada no es cierto? Ignatiev, 106, avenida Mozart, entendido. Cmo?Naturalmente, estar muy contenta de volver a verlo, pero le prometo quetendr mi respuesta maana o pasado a ms tardar. Cmo? (Duda uninstante.) No, no est en este momento, acaba de salir... S, s, estoy bien. Perotenga paciencia todava durante veinticuatro o cuarenta y ocho horas, quiere?Eso es. Y la primera audicin de Foudre en Pleyel es siempre para el

    veintisiete? Me alegro. Evidentemente, nuestros directores... debera dirigirusted mismo la or-[8]questa... Eso espero... Eso es, hasta muy pronto. Adis.(Cuelga.)

    LAURENT. Quin es?CHRISTIANE. Antonov, te escrib...LAURENT. S que estaba en el hotel "Vagues", como Amadeo, como el

    cantor rumano, por no hablar de Gilbert, de Bertrand, de Lucien y otros"gigolos". Y qu quiere de nosotros, ese seor?

    CHRISTIANE. Una idea que tuve. A lo mejor no vale nada, t dirs. Antonovy su mujer estn en un hotel. Muy mal instalados, y creo que pagan mucho. Esimposible que l tenga su piano de cola en esa habitacin minscula. Haba

    pensado que podramos alojarlos arriba, ya que el departamentito estdesocupado.

    LAURENT. Alojarlos en qu condiciones?CHRISTIANE. Eso se vera. Para empezar sera gratuitamente. Pero las

    circunstancias pueden cambiar.LAURENT. Sin embargo estaban en Biarritz.CHRISTIANE. Invitados por los Goldberg.LAURENT. Y yo crea que ese individuo era clebre!CHRISTIANE. Para lo que significa la celebridad para un msico!LAURENT. Es bolchevique?CHRISTIANE. No creo que se ocupe de poltica.LAURENT. Muy bien... Sin embargo, no dio conciertos en Mosc, el verano

    pasado?CHRISTIANE. Y eso qu prueba?

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    LAURENT. Esa msica sdica tiene todo lo que hace falta para gustar a lagente de por ah.

    CHRISTIANE. Por qu sdica? Yo la encuentro llena de salud, de vigor.LAURENT. Si el fracaso es una prueba de fuerza, evidentemente...

    CHRISTIANE. Algo anuncia.LAURENT. A no dudarlo: la destruccin de todo lo que hemos amado.CHRISTIANE. Hemos? Quines?LAURENT. Yo y otra persona que cre que eras t.CHRISTIANE. No era yo, no creo.LAURENT. Era alguien a quien todava no le gustaban ni Biarritz, ni el jazz.CHRISTIANE. Pero t comprendes...LAURENT(firmemente). No. O en todo caso... (Seha levantado y pasea a

    su alrededor una mirada inerte.)CHRISTIANE. Sabes bien que si Lvy Kauffmann no hubiera insistido tanto,

    no hubiera ido a Biarritz.LAURENT. Seguro, tambin est la medicina.CHRISTIANE. Por qu tambin?...LAURENT. S muy bien que Pars te intoxica.CHRISTIANE. Por qu tambin, Laurent? [9]LAURENT. Adems, Biarritz no era una imposicin. Podas elegir.CHRISTIANE. Para una vez que tuve la ocasin de ir a algn lado con

    Denise. Por otra parte, t no hiciste ninguna objecin.LAURENT. En lo ms mnimo.CHRISTIANE. Entonces, a qu recriminar ahora?LAURENT. No recrimino.

    CHRISTIANE. No me parece delicado de tu parte.LAURENT. Sabas muy bien a qu atenerte respecto a mis sentimientos.CHRISTIANE. Qu sentimientos?LAURENT. En primer lugar, respecto a tu compaera de viaje.CHRISTIANE. Es la nica amiga de la infancia.LAURENT. Una palabra encantadora que huele a primavera. Qu quieres?

    Esa persona que se pavonea con su amante a sabiendas de su marido.CHRISTIANE. Preferiras que se lo ocultara?LAURENT. En este momento se trata de ti. Se podra admitir tu ignorancia

    al respecto si lo ocultara.CHRISTIANE. Por favor, no me digas eso!...

    LAURENT. Me resulta penoso comprobar que afectas tanta indiferencia poruna conducta que repruebas en el fondo.

    CHRISTIANE. Te equivocas. Yo no juzgo a Denise.LAURENT. S, ya sabemos que es tu amiga de la infancia.CHRISTIANE. Se ha decepcionado de su marido; cometi un error al casarse

    con l; ella misma lo reconoci; considera que no tiene derecho a divorciarsepor su hijo, al que Max quiere profundamente. Qu quieres que haga?

    LAURENT. Es admirable. Entonces, t en su lugar...?CHRISTIANE. En la vida, uno no puede ponerse en lugar de otro, por eso no

    hay que juzgar, jams.LAURENT. Entonces la moral?CHRISTIANE. No es ms que una norma que cada uno debe inventar para

    s. Estn los que saben hacerlo... y los otros. Pienso que a m, esa norma no meconvendra.

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    Gabriel Marcel

    LAURENT. Es tranquilizador para m.CHRISTIANE. Tienes necesidad de que te tranquilice? (Laurent no

    responde. En otro tono.) Entonces, qu le respondemos a Antonov?LAURENT. Caramba!

    CHRISTIANE. Cmo?LAURENT. Busco la asociacin de ideas.CHRISTIANE. Me costara trabajo decrtela.[10]

    ESCENA IILos mismos. DENISE. AUGSBURGER.

    DENISE. Buen da, querida... Qu tal? Buen da Laurent. (A Christiane.)Encontr a tu pap en la escalera.

    AUGSBURGER. Vengo jadeante... Tu ascensor est descompuesto otra vez.Es peridico.

    CHRISTIANE(a su padre). Iba a telefonearte.AUGSBURGER. No he almorzado en casa. Lo hago raras veces, ahora.LAURENT. Se va a echar a perder el estmago.AUGSBURGER. Por qu? No voy al restaurante. Y dime, te result

    Biarritz?, s? Todava te encuentro bastante flacucha.DENISE. Pero no, est esplndida, no es cierto, Christiane?AUGSBURGER. Yo, aunque me pagaran, no ira. Me recordara demasiadas

    cosas.LAURENT. Penosas?AUGSBURGER. Demasiado agradables. El hotel "du Palais" en mil

    novecientos ocho, nueve, por ah. Qu sociedad! La ms selecta... No se danustedes idea. Eso ya se acab.CHRISTIANE. Bien que se aburra mam, mientras jugabas al golf.AUGSBURGER. Qu esperanza! Estaba encantada, adoraba el lujo.CHRISTIANE. Ella misma me lo dijo.AUGSBURGER. Lo que deca en los ltimos aos, no cuenta. Y en Saint-

    Moritz, y en Cannes... en fin todo eso. (Hace un gesto que significa: termin, nopensemos ms en ello. A Denise, mostrndole a Christiane.) Y sta en Biarritz,despert muchas pasiones?

    DENISE. No lo dude. Por lo menos... tres... cuatro... cuatro y media.AUGSBURGER. Me intriga la media.

    DENISE. Una joven brasilea que conocimos en el Casino...Deslumbradora. (Christiane, riendo, protesta.)

    LAURENT(que se ha levantado bruscamente). Ustedes disculparn... deboechar una carta urgente en el correo.

    CHRISTIANE. Pero no se podra...LAURENT. No, no, prefiero ir yo mismo. Adis padre. (Saluda a Denise y

    sale.)

    ESCENA III

    CHRISTIANE(a Denise en tono de reproche). Sabiendo cmo es...DENISE. Cmo? Qu pasa? Son los amores de Dolores. ..CHRISTIANE. En primer lugar, no estamos seguros...[11]AUGSBURGER. La verdad... Estoy un poco viejo para estas cosas. Estas

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    mujeres estn perturbadas; buena presa para un manicomio.DENISE. Son tan normales como t o yo.CHRISTIANE. Sin embargo, no estoy tan segura de ello.DENISE. Adems, normal, qu es lo que puede significar?

    AUGSBURGER. En mis tiempos, por lo menos, se ocultaba uno. (AChristiane.) Estoy seguro que tu pobre madre ha muerto sin saber que existantales cosas. (A Denise.) Un carcter tan simple. No hablo de los ltimos aos...

    DENISE. Sufri mucho. En el fondo, su enfermedad comenz casi enseguida que te casaste.

    AUGSBURGER. Hasta ltimo momento tuvo miedo de que Christiane secasara con un correligionario. A m tampoco me hubiera gustado, para qunegarlo! Para los hijos, son preferibles los matrimonios mixtos. Pero paraMatilde era una obsesin, una idea fija... Era nacida en Coblentz, pero no s...con los aos se haba vuelto antisemita. (Riendo.) Tal vez el contactoconmigo...

    CHRISTIANE. Pap...DENISE. En resumidas cuentas, si se le ocurri llamarte Christiane.AUGSBURGER. Ah! No seor, fui yo quien eligi el nombre.CHRISTIANE(secamente). Todo esto no tiene mayor inters. (Un silencio.)DENISE. Durante nuestra ausencia, Max compr montones de discos; hay

    algunos estupendos, sabes? Para empezar, unos "blues" extraordinarios.AUGSBURGER (con tono desaprobatorio). Ah, la la...DENISE. Un concierto de Mozart, ejecutado por el pequeo Menuhin. Y

    despus, todos los que fueron grabados en Solesmes. (Christiane, hace unpequeo movimiento de rechazo.)

    AUGSBURGER (riendo). Qu ensalada!DENISE. Tienes que venir a escuchar estos de Solesmes en nuestro nuevofongrafo elctrico.

    CHRISTIANE (firmemente). No.DENISE. A ti que te gusta tanto la msica de iglesia...CHRISTIANE. En las iglesias; no entre un "blue" y un tango.AUGSBURGER. Saben, esos discos... creo que se exagera. Por m, mientras

    pueda ir el sbado al ensayo del Conservatorio y el domingo a Lamoureux...CHRISTIANE. Cmo han permitido grabar en Solesmes, una abada?DENISE. Supongo que han visto en ello un medio de propaganda.AUGSBURGER. Y adems, eso produce. (Hace un gesto [12] vulgar con

    la mano derecha.) Es como el Bndictine en su tiempo...DENISE. Debe ser lo principal a los ojos de esos buenos religiosos.CHRISTIANE(con tono ambiguo). Te parece?AUGSBURGER (a Christiane). Quisiera pedirte un consejo. (A Denise.) No

    estorba usted, querida seora. Una amiga quisiera consultar a Lvy Kauffmann.Siempre sigues contenta con l?

    CHRISTIANE. Me parece muy serio.AUGSBURGER. Y sus precios... no son muy exorbitantes?CHRISTIANE. Quinientos francos la visita, mil si va a la casa.AUGSBURGER. No es regalado. Pero supongo que por un tratamiento se

    podra obtener un precio global.CHRISTIANE. No lo s.AUGSBURGER. No lo podras averiguar?CHRISTIANE. Me resulta difcil.

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    AUGSBURGER. En fin, ya hablaremos... Y el pequeo, va bien? Tienesbuenas noticias? (Levantndose.) No te molestes, querida, ests cansada, s,efectivamente, ests un poco flacucha. (A Denise.) Adis seora. (Sale.)

    ESCENA IVCHRISTIANE. DENISE.

    DENISE. Una seora amiga... Dime, es siempre la misma?CHRISTIANE. Creo que s, desde hace tres aos.DENISE. Crees que se casarn?CHRISTIANE. Lo dudo; me parece que estn muy contentos as.DENISE. Qu tono empleas!CHRISTIANE. Qu quieres...! Pap... Ah! no, hablemos de otra cosa.DENISE. Despus de todo tu padre lleva una vejez agradable, a pesar de

    sus prdidas de dinero.CHRISTIANE. Seguramente.DENISE. No es malo.CHRISTIANE. Cierto.DENISE. Entonces?CHRISTIANE. No s qu me ha pasado.DENISE. Fue desde que habl de esos discos de Solesmes.CHRISTIANE(nerviosa). Ests loca!DENISE. En efecto, no veo muy bien... Oye, creo que Max tiene una

    amiguita. Ayer por la tarde, recibi una carta muy perfumada, y esta maanauna postal. Le hubiera gustado que yo le pidiera verlas. Pero me hice la

    discreta. Al fin y al cabo es lo mejor que podra ocurrir. Esas [13] casas a lasque iba de vez en cuando no le resultaban; ya lo haba notado. Le hace faltaregularidad. Y adems, para nuestra buena relacin... Me vea obligada algunavez... Mientras que ahora... (En respuesta a una protesta que presiente.) S, yas que todo esto es lamentable. Pero, qu puedo hacer? Mientras Bertrand losoporte...

    CHRISTIANE. S.DENISE. No te ha dado la impresin de que est cambiando?CHRISTIANE. Cmo?DENISE. S, en fin, su actitud hacia conmigo... Habis conversado

    bastantes veces en Biarritz. Muy... Oh! No es un reproche.

    CHRISTIANE(molesta). As lo espero.DENISE. Solamente, habrs podido notar algo, qu se yo!CHRISTIANE. Nada, te lo aseguro.DENISE. Cierto? Me pareci, en algn momento, que la pequea de

    Brucourt no le disgustaba.CHRISTIANE. Ella me pareci bastante dispuesta a echrsele encima.DENISE. Ah!CHRISTIANE. Es bastante atrevida.DENISE. Justamente, a Bertrand le horrorizan esa clase de mujeres.CHRISTIANE. Entonces...DENISE. No, en resumen, no hay nada de inquietante en todo esto. Qu

    quieres? Hay que adaptarse. Estamos todos en la misma situacin. En otroestilo, es tambin tu caso.

    CHRISTIANE. Para m, es muy diferente. Para empezar, no amo a nadie.

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    DENISE. Ests segura?CHRISTIANE. Tanto como se puede estar.DENISE. No es mucho decir. La vspera de mi partida, cuando volviste tan

    tarde de Espelette con el pequeo Desclaux, te confieso que me pregunt si

    no...CHRISTIANE (de buen humor). El miserable, se lo imagin bien. Tuvo susrazones para no cambiar los neumticos. Pinchamos siete u ocho veces.Nieras!

    DENISE. Con todo... es agradable... no?CHRISTIANE. No lo niego.DENISE. No eres muy sincera contigo misma.CHRISTIANE. Yo creo que s.DENISE. Es un muchacho al que me parece que yo no hubiera resistido.

    Tan alegre, tan simple...CHRISTIANE. Nadie es simple.DENISE. Todo el mundo es simple. La complicacin forma parte del

    decorado, de las apariencias, ante s y ante los dems.CHRISTIANE(profundamente). T no tienes la impre-[14]sin, a veces, de

    que vivimos... si esto puede llamarse vivir... en un mundo roto? S, roto comoun reloj. El resorte no funciona ms. En apariencia nada ha cambiado. Todoest en su sitio. Pero si uno se lleva el reloj al odo... no se oye nada.Comprendes?, el mundo, lo que llamamos el mundo, el mundo de loshombres... hace tiempo deba tener un corazn. Pero se dira que ha dejado delatir. Laurent prepara reglamentos, pap est abonado al Conservatorio ymantiene, con tacaera, a una damita; Henri se prepara a dar la vuelta al

    mundo...DENISE. Ah! No lo saba.CHRISTIANE. Antonov hace ensayar su poema sinfnico... Cada uno en su

    rincn, su pequeo negocio, sus pequeos intereses. De pronto se encuentran,se entrechocan, con un ruido de chatarra.

    DENISE. Cmo podra ser de otro modo?CHRISTIANE (siguiendo sus pensamientos). Pero ya no hay ms centro,

    ms vida, en ninguna parte.DENISE. Y t, a todo esto?CHRISTIANE. Yo... digamos que escucho.DENISE. En el vaco?

    CHRISTIANE. T lo has dicho, en el vaco.DENISE. Y el resto del tiempo?CHRISTIANE. Supongo que... vivo. Soy lo que se llama una mujer ocupada.DENISE(speramente). Me horroriza esa literatura. En el fondo todo esto

    quiere decir...CHRISTIANE. No irs a recomenzar, Denise.DENISE. Si por lo menos quisieras reconocer...CHRISTIANE. Lo lamento, pero seguramente no te dar ese placer.

    ESCENA VLos mismos. HENRI.

    HENRI(entra con un ramo de rosas en la mano). Buen da, Christiane.CHRISTIANE. Buen da... Estas rosas t son maravillosas, qu amable!

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    (Henri estrecha la mano de Denise.)HENRI. Y qu hay de nuevo?CHRISTIANE. Qu puedo contarle?HENRI. Don Alonzo?

    CHRISTIANE. Se llama Pepe.HENRI. Es demasiado feo. Sigue conspirando?DENISE. Contra?...HENRI. Contra la seguridad de nuestro amigo Laurent.CHRISTIANE. Para conspirar hay que ser por lo menos dos.HENRI. Bueno, pero me parece que en este caso esa condicin fue

    largamente cumplida.DENISE. Cuatro y media. [15]HENRI. Contando a la pequea brasilea, supongo.CHRISTIANE. Oh!, basta, basta, nada de inventarios, les ruego. Es

    abrumador. Adems, quisiera que no se hablara ms de esas vacaciones;ahora que se han terminado, me doy cuenta de que su recuerdo es bastantedesagradable.

    HENRI. La ingrata!CHRISTIANE. Cuando evoco al cabo del tiempo esa pequea y bonita

    asamblea de metecos...DENISE. Qu educada!CHRISTIANE. No me siento orgullosa en lo ms mnimo, por haber

    experimentado el placer de frecuentar esa gente.HENRI. Bueno, placer...CHRISTIANE. Gilbert est de acuerdo conmigo. Hemos proyectado

    encontrarnos en el otoo en una pequea playa desierta sobre la costaCantbrica. S, s, desierta.HENRI. Vean eso!DENISE. Los dos solos ante el ocano.CHRISTIANE. Con uno o dos amigos agradables.HENRI. Ah!DENISE. Queremos nombres... Antonov?HENRI. Por qu Antonov?CHRISTIANE. Lo ha nombrado al azar.HENRI. Estaba l incluido entre los... conspiradores?DENISE. En realidad, ese tipo, alto, seco como un garrote, no es muy

    comprometedor. Adems le he permitido decirme que slo acuerda sus favoresa las damas maduras y bien rentadas del barrio de la Muette. Mucho sentidoprctico, tiene ese seor. Y adems una carga muy pesada; cuatro nios en elinstituto Jean-Jacques Rousseau.

    HENRI. Qu es eso? No ser una forma elegante de nombrar a laAsistencia Pblica?

    DENISE. Usted est blasfemando, querido... Es algo as como el santuariode la pedagoga moderna.

    HENRI. Y la seora Natalie Antonov, tambin ser admitida en la playadesierta?

    CHRISTIANE. Es una persona excelente.HENRI. S, sucia como un peine.DENISE(levantndose, a Christiane). Oye, podramos ir juntas a ver a los

    Fragonard en casa de Carpentier. Hblame maana a casa de Bertrand a eso

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    de las tres.CHRISTIANE. Entendido.DENISE. Adis. (Sale.)

    ESCENA VIHENRI. CHRISTIANE.

    HENRI. En el fondo... no, es una tontera... Y bien, s, con todo. Lamansedumbre de Max, la resignacin de Bertrand, las complacencias deDenise, no comienza usted a ver todo esto un poco...? A m me dan ganas de[16] romper algo. Cualquier cosa. Todas estas gentes estn demasiadoadaptadas.

    CHRISTIANE. Nmbreme alguien que no lo est: Cree usted, porcasualidad, que esos muchachos que reclaman a grandes voces la revolucin,son capaces de hacerla?

    HENRI. Pero usted, Christiane, es usted lo que me interesa.CHRISTIANE. Me pregunto por qu. Al cabo de los tiempos! No, amigo mo,

    le ruego que no ponga usted esos ojos; adems eso le da un aire idiota.HENRI. Este regreso a su casa esta maana. Laurent y su caf con leche.CHRISTIANE (tranquilamente). Perdn, l toma t.HENRI. El olor a cuero y a aburrimiento que se desprende de esta casa,

    me impresiona ya desde la escalera.CHRISTIANE. Resulta desagradable que piense tanto con el olfato.HENRI (sin escuchar). Por qu pues? Por qu? Por qu? No se da

    cuenta de que es absurdo, que est mal, que no tiene pies ni cabeza, que no

    tiene derecho, que no fue puesta en el mundo para complacer a un pequeomagistrado sin envergadura, sin gracia, sin originalidad, en una palabra: de unhombre que la cohbe. Pero s... basta verla cuando est con l en un concierto,en el teatro, con su inalterable y afectada sonrisa.

    CHRISTIANE. Pero, qu es lo que le sucede? A qu viene esta salida?HENRI. Llego al extremo de que si me vinieran a decir que es usted la

    amante de Gilbert, bueno!, sentira una especie de alivio.CHRISTIANE. Basta, Henri. (Una pausa.)JULIE(golpeando a la puerta). Es el seor Gilbert Desclaux que pregunta

    si la seora puede recibirlo.CHRISTIANE (a Henri, a media voz). Acaba usted de decir lo nico que

    faltaba para que su visita me resulte odiosa. (A Julie.) S, que pase.HENRI (con melancola). Veo que, a pesar de todo, no le ha vedado su

    puerta.

    ESCENA VIILos mismos. GILBERT.

    GILBERT (entra rpidamente con un ramo de claveles y besa la mano deChristiane; es mucho ms galante que Henri, menos familiar.)

    CHRISTIANE. Qu hermosos!GILBERT. Me alegro que le gusten. (Estrecha la mano de Henri.)CHRISTIANE. Es una gentileza venir a verme el mismo da de mi llegada,

    pero es que no tenis nada que hacer, unos y otros? [17]GILBERT. Para empezar, es domingo... Y adems estoy sin trabajo. Mi

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    Gabriel Marcel

    editor ha resuelto reducir su personal. Estoy en la calle.CHRISTIANE. Qu contrariedad!GILBERT. Vamos, no es para tanto. Y adems tuve ocasin de hablarle

    unas palabras de...

    CHRISTIANE. A quin?GILBERT. A mi editor, pues, a Plantier.CHRISTIANE. Unas palabras de qu? No alcanzo a...GILBERT. Vamos! bueno... de nuestro hijo.HENRI. Qu?CHRISTIANE. Es ridculo.GILBERT (a Henri). Querido mo, la seora Chesnay y yo somos

    colaboradores.HENRI(con tono picado). Felicitaciones.GILBERT. Una novela epistolar. Pero lo ms gracioso, es que yo escribo las

    cartas de la mujer y ella las del hombre.HENRI. Oh!, esas inversiones no acaban de gustarme.GILBERT. Lo lamento.CHRISTIANE. Tambin yo lamento decirle que en el tren he roto todas las

    cartas que escrib en Biarritz.GILBERT. Qu crimen! Por lo menos habr conservado los borradores.CHRISTIANE. Ah!, bueno, usted no me conoce.HENRI. Christiane tiene el don de la improvisacin en todo lo que hace.CHRISTIANE(bruscamente seria). No critiquen mis actos, en lo posible.GILBERT. Hay que volver a escribirlas y ya est.CHRISTIANE. No cuente con eso. Al hacerlas me di cuenta que era una

    tontera. Y sus cartas... Oh! no tenga miedo... no me permitira... no, pero contodo no eran nada brillantes.GILBERT. Sea, cambiemos los papeles. Yo ser Michel y usted Franoise.CHRISTIANE. Encantador. No, se acab. No tengo deseos de que usted me

    escriba cartas de amor, ni an en broma.HENRI. La novela epistolar es un gnero ms bien anticuado, no? Llevan

    ustedes un siglo y medio de retraso.GILBERT. Se ha dicho eso de todos los precursores.HENRI(a Christiane). Y mi ballet, qu es de l?GILBERT. Qu ballet?HENRI. Usted sabe que parto a fines de mayo...

    CHRISTIANE. Espero mostrarle un boceto para ese entonces.HENRI. Qu broma! El boceto est hecho. Pilar llegar el veintisiete...GILBERT. Pilar!HENRI. Y le he prometido que todo estar listo para cuando llegue. [18]CHRISTIANE. Qu aplomo! Y la msica?HENRI. El Capricho de Brahms est orquestado, la soldadura con el

    impromptu de Schubert est hecha...CHRISTIANE. Qu barullo!HENRI. Ser encantador. (Entretanto, Laurent ha entrado, nadie le presta

    atencin.)

    ESCENA VIIILos mismos. LAURENT.

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    El mundo quebrado

    GILBERT. Pero qu reservada! Cuando pienso!HENRI. Acaso me ha soplado algo de la novela epistolar?GILBERT. No se trata de eso. Y adems ya ve usted que ella ha

    renunciado. No, no est bien.

    CHRISTIANE. Vamos, Gilbert.GILBERT. Qu es exactamente ese ballet?HENRI. Es nuestro secreto.CHRISTIANE. Le reservamos la sorpresa. (Laurent tose.) Cmo? Ests

    ah? Ni siquiera te he visto entrar.GILBERT. Quin es Pilar? Esa mujerzuela que apareci en el "Casino de

    Pars" el invierno pasado?HENRI. Lo nico que s es que tiene un prodigioso don de inventiva.GILBERT. A m, las poses plsticas me aburren. (Christiane prorrumpe en

    carcajadas.) Qu le pasa?CHRISTIANE. Poses plsticas... Dnde ha ido usted a buscar esa expresin

    antediluviana?GILBERT. La danza es un pequeo deporte agradable y sin peligro; nadie

    me har creer que eso sea un arte.HENRI. Cmo!CHRISTIANE. Mi pobre Gilbert, nos da usted pena. (A Laurent.) Cre que

    habas ido solamente a llevar una carta al correo.HENRI (dndose cuenta de la presencia de Laurent). Ah!, buenos das,

    cmo le va?GILBERT (tambin un poco turbado). Ah!, buen da, cmo est? (A

    Christiane.) Y a qu destinan ustedes ese ballet?

    LAURENT. Haces un ballet, ahora?CHRISTIANE. Henri anda en tratos con el "Casino de Pars", pero no s...GILBERT. Qu horror!CHRISTIANE. Sabe que hacen cosas magnficas?GILBERT (con satisfaccin). No, no lo s.HENRI. Qu inculto!CHRISTIANE. Habr que educarlo.GILBERT. No se preocupe. Me acuerdo cuando mis padres tenan un palco

    en la pera...CHRISTIANE. La pera!GILBERT. Crea que el cuerpo de baile de la pera... [19]

    CHRISTIANE. No...HENRI. Ninguna relacin.GILBERT. En todo caso, personalmente, prefiero el circo. (A Laurent.) Y

    usted?LAURENT(ha tomado "El Tiempo" y aparenta leer.) Cmo? Perdn.HENRI(a Christiane). Lo saba cerrado hasta ese punto?CHRISTIANE. Es como usted para Marcel Proust.GILBERT. Ah! No le gusta Proust? (Contento.)CHRISTIANE. Se niega a leerlo. Dice que el medio ms seguro de no tener

    que buscar el tiempo perdido...GILBERT(desdeoso). Ya veo. Muy sutil.HENRI(a Laurent). A usted le gusta Proust?CHRISTIANE (vivamente). Laurent se lo ha ledo tres veces de punta a

    punta.

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    Gabriel Marcel

    GILBERT. Eso est bien... (a Christiane.) No le parece que es espantoso?CHRISTIANE. El qu?GILBERT. Que estemos tan poco compenetrados... (Sealando a Henri.) l

    no aguanta a Proust, y a m me aburre la danza.

    CHRISTIANE(con melancola). Un mundo roto!GILBERT(sealando a Christiane). Pero ella!HENRI. Lo ama todo, lo comprende todo.GILBERT. Es inaudita.HENRI. Y adems lo sabe.GILBERT. Me temo que ni lo dude.HENRI. Es culpa nuestra. Se lo decimos demasiado.GILBERT. Y le debe hacer mucho mal. (A Laurent.) Espero que usted

    reaccione.CHRISTIANE. Est tranquilo, Laurent no es hombre de cumplidos.HENRI. Excelente; eso sirve de contrapeso.GILBERT. Las mujeres demasiado mimadas en su casa... vea su amiga

    Denise Furstlin.CHRISTIANE. Es que Max la ha mimado tanto?HENRI. La verdad es que l siempre tuvo malas costumbres. Eso no poda

    menos de terminar muy mal.CHRISTIANE. Me intriga usted: qu costumbres?HENRI. Hemos tenido... no, prefiero no decir nada.CHRISTIANE (decepcionada). Oh!HENRI. Nada; hemos tenido durante algn tiempo la misma amante.

    Usted sabe, entre estudiantes... se hacen economas... En estos casos el

    secreto profesional no existe, y reciba de vez en cuando, confidencias muycuriosas.LAURENT(muy secamente). Le dispensamos de repetirlas.HENRI. No pensaba hacerlo, mi querido amigo. Slo era para decirles que

    el pequeo Max ha tenido siempre gustos muy particulares. [20]CHRISTIANE. Me lo figuraba. (Laurent hace un gesto de exasperacin.) Ya

    ves, Laurent, lo que te deca hace un rato. (A Henri.) Pero entonces, por qu latoma usted con Denise?

    HENRI. Qu quiere usted? A m, la publicidad no me atrae mucho.LAURENT. La discrecin parece ser, en efecto, una de vuestras cualidades

    dominantes.

    HENRI(rebelndose). Perdone usted...GILBERT. Vamos, todo esto carece de sentido comn.CHRISTIANE. Laurent tiene razn, sabe Henri?, no es muy delicado.HENRI (que se ha levantado). Entonces, recuerde que Pilar llega el

    veintisiete, y me embarco a fines de mayo por seis meses.CHRISTIANE. Lo s, lo s...GILBERT (que tambin se ha levantado). Reflexione sobre lo que le he

    sugerido... Si usted escribiera las cartas de Franoise... Y adems, creo quehara falta un tercer personaje. Por otra parte, tengo una idea. Cundo nosveremos? (Suena el telfono.)

    CHRISTIANE(Despus de descolgar el tubo). Hola, ah! Es usted Dolores!(Laurent hace un gesto que significa: qu es esto, todava?) Muy bien, gracias.El mircoles a las ocho. Pero escuche, no s. (A los tres hombres.) No ven milibreta en alguna parte?

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    El mundo quebrado

    LAURENT. Te recuerdo las bodas de plata de to Louis y ta Alice.CHRISTIANE. Cmo? Perdn, mi marido me est diciendo algo.LAURENT. Las bodas de plata...CHRISTIANE. Me recuerda un compromiso de familia que cae justamente

    esa noche... Estoy pensando... Perdn, dice que habr?... Oh!... Serabsolutamente necesario... S, s, arreglaremos. Usted comprende que para mesa cena en familia... en todo caso, mi marido ir slo, son parientes suyos. Esusted muy amable, Dolores... Ciertamente, se lo presentar. Tiene que venir acasa. Arreglaremos la fecha. Gracias. Hasta el mircoles a las ocho. (Cuelga.)

    GILBERT. Dolores la persigue, es demasiado!CHRISTIANE. Espere un segundo. Quiere que nos reunamos con los de

    Waricourt... usted sabe, del teatrito de la avenida Henri Martin. Han montadoFantasio de una manera deliciosa. Siempre he soado con hacer teatro.

    HENRI. Ahora el teatro!GILBERT. Qu insensatez!CHRISTIANE. Mire, Henri quin sabe si no ser capaz de persuadir a los

    Waricourt para que monten su espectculo.GILBERT(a Laurent). No tengo por qu aconsejarle, [21] pero en su lugar

    insistira en que Christiane se liberara. Esta Dolores es una persona imposible,crame, querido, imposible. Una lesbiana de la peor especie.

    HENRI. Puede ser que slo sea una pose.GILBERT. ste, tratndose de una oportunidad de montar su espectculo...JULIE (despus de llamar). Seora, es una dama que pide hablar con

    usted. Tiene acento extranjero; no he comprendido bien. Habla de un modoextrao... La seora no pensar en reemplazar a la sirvienta?

    CHRISTIANE y HENRI(a do). Es Natalia!CHRISTIANE. La seora Antonov!JULIE. S, es un nombre por el estilo...CHRISTIANE. Quiere decirle a esa dama que espere un instante? Hgala

    pasar al saln quiere?JULIE. Bien seora. (Sale.)GILBERT(a Christiane, saliendo). Hgame un gran favor, no vaya a la casa

    de Dolores.HENRI. Probablemente har mal en ir a casa de Dolores, pero realmente,

    si encuentra all a de Waricourt...CHRISTIANE. S, s, entendido. Adis. (Salen.)

    ESCENA IXCHRISTIANE. LAURENT.

    CHRISTIANE(despus de un silencio). Un poco pesados, no?LAURENT. Como de costumbre. Hars exactamente lo que te d la gana

    con esa invitacin. Sabes que to Louis y ta Alice, se sentirn muy apenados sino vas, pero si te da lo mismo...

    CHRISTIANE. Podra estar enferma ese da... Por otra parte, todava no mehe decidido. Si te disgusta demasiado que vaya a casa de Dolores... no tendrasms que pedirme que le mande un aviso...

    LAURENT. Sabes bien que jams pido nada.CHRISTIANE. Y haces mal, Laurent.LAURENT. Si tuviera que pensar en eso...

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    Gabriel Marcel

    CHRISTIANE. Es por discrecin o por otro motivo menos honorable quet... no me pides jams nada?

    LAURENT. No comprendo.CHRISTIANE. Digamos por amor propio?

    LAURENT. Siempre he detestado que se me hagan concesiones.CHRISTIANE. No lo considero precisamente un sentimiento loable.LAURENT. Eres perfectamente libre de ir a cenar dos o tres veces por

    semana con esa lesbiana.CHRISTIANE. Oye, nadie sabe si eso es cierto.LAURENT. No movera el dedo meique para impedrtelo. Dejo esa

    ocupacin a tus amigos personales. [22]CHRISTIANE. Con todo, si eso me comprometiera...LAURENT. Ests en edad de pesar las consecuencias de tus actos...CHRISTIANE(profundamente). En este momento me das pena.LAURENT. Oh!, no lo creo.CHRISTIANE. Entonces, estoy representando?LAURENT. No, pero para vosotros... las palabras... Hace ya tiempo que

    habis renunciado al patrn oro.CHRISTIANE. Qu es el patrn oro?LAURENT. Intil que lo defina. Sabemos que existe. Oh! En tu medio, no.CHRISTIANE. A qu llamas mi medio?LAURENT. A tus amigos personales.CHRISTIANE. Entonces en el tuyo...LAURENT. Yo no lo tengo.CHRISTIANE. Cmo? Y tus colegas? (Laurent re.) Por qu te res?

    LAURENT. No, yo no tengo a nadie. Es tambin una de mis ventajas.CHRISTIANE. No comprendo.LAURENT. Ahora deberas recibir a esa persona.CHRISTIANE. Puede esperar... Te aseguro, a veces te equivocas conmigo.

    No hay nada ms penoso que esta forma de dejarme enteramente libre.Valdra ms expresar francamente un deseo. No? sera el verdadero medio deayudarme.

    LAURENT. No saba que tenas necesidad de ayuda. Llevas la vida que teconviene.

    CHRISTIANE. Ests seguro de eso?LAURENT. Si tu vida no te place, nada te impide modificarla.

    CHRISTIANE. Y si necesitara que me impusieran una voluntad?LAURENT. S, para quejarte ante tus amigos de mi tirana.CHRISTIANE (herida). Es ese mi modo de actuar?LAURENT. Yo nos nada. No tengo la costumbre de escuchar detrs de las

    puertas.CHRISTIANE. Crees por ventura que hablamos de ti?LAURENT. No, jams tuve la pretensin de proveerlos de temas de

    conversacin.CHRISTIANE. Qu extrao eres! Es que... Ah! no tienes confianza en m...

    Ves, lo reconoces.LAURENT. Esas palabras no tienen sentido.CHRISTIANE. No me dejas llegar hasta ti. Te sustraes...LAURENT. A qu?CHRISTIANE. A mi... ternura.

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    El mundo quebrado

    LAURENT(con voz alterada). Por favor, Christiane!CHRISTIANE. Cuando veo la expresin que tenas hace un rato en su

    presencia, me siento... casi desesperada. [23]LAURENT. Ests soando. Lea el editorial de "Temps" ...Ahora, me parece

    que esa dama ha hecho suficiente antesala. Esto ya es una grosera.CHRISTIANE. No sabes de qu sacrificios sera capaz por ti... Si hay entre...mis amigos... alguno cuya presencia te sea desagradable...

    LAURENT. Yo lo nico que puedo decirte es que, el da que me entere quehas hecho por m eso que llamas un sacrificio, ocurrir entre nosotros algoirreparable.

    CHRISTIANE. Entonces? La solucin?LAURENT. Donde no hay problema, cmo podra haber solucin! (Toca el

    timbre.)JULIE (entrando). La seora ha llamado?LAURENT. Haga el favor de hacer pasar a esa dama. Te dejo.CHRISTIANE (tmidamente). Todava no me has besado de veras. (l la

    abraza framente y sale.)

    ESCENA XCHRISTIANE. NATALIA.

    CHRISTIANE(yendo al encuentro de Natalia). Buen da, querida seora.NATALIA. Buen da, seora, a lo mejor soy inoportuna.CHRISTIANE. Soy yo la que se excusa por haberla hecho esperar. Llegu

    hoy a la maana; usted sabe lo que es eso, siempre hay gente que recibir,

    cuentas que arreglar.NATALIA. Comprendo, comprendo... Vsevolod Ivanitch, teme no habercomprendido bien lo que usted ha dicho por telfono. Detesta el telfono.Piensa es mejor que yo hable con usted.

    CHRISTIANE (un poco seca). Siempre a propsito del pequeodepartamento?

    NATALIA. Debo decirle que est muy nervioso en estos momentos. Engeneral, en el hotel est siempre enfermo. No puede dormir. Camina todo eltiempo. Las otras personas se quejan. Eso no puede continuar.

    CHRISTIANE. Pero le he prometido contestarle lo antes posible.NATALIA (confusa). Recibi un telegrama de Bruselas. Ofrecen una casa

    all. Pero hay que responder en seguida.CHRISTIANE. Quizs sea ms inteligente aceptarla.NATALIA(molesta). A Vsevolod Ivanitch no le gusta Bruselas. Dice que los

    belgas son muy pesados, que no lo comprenden. La alimentacin es tanindigesta! Y adems estn los ensayos en la sala Pleyel. El director estperdido.

    CHRISTIANE. Cmo?NATALIA. Tan embrollado. Sera mejor que pudiera dirigir Vsevolod

    Ivanitch. Pero, si hay que ir a Bruselas...CHRISTIANE. Veremos eso. Voy a pedir que le sirvan una taza de t. [24]NATALIA(asustada). No, gracias. Vsevolod Ivanitch me espera en el hotel.

    Debo preparar el t para l. Es muy torpe.CHRISTIANE. Pero eso no le impide tomar una taza conmigo.NATALIA. Tengo miedo de que se impaciente.

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    Gabriel Marcel

    CHRISTIANE. Dle un golpe de telfono.NATALIA(pisndose). A lo mejor no est en el hotel.CHRISTIANE. Pero entonces?NATALIA. La vida no es siempre fcil con un gran artista, hay que

    reconocerlo. Sera mejor poder darle una respuesta.CHRISTIANE. Usted comprende, es a mi marido a quien correspondedecidir. Quiere usted verlo?

    NATALIA. Pero seguramente si usted est de acuerdo, l no se negar. Nose le puede negar nada a usted.

    CHRISTIANE. Adems, no s si ese pequeo alojamiento les servir. No lohan visitado.

    NATALIA. Es decir Vsevolod Ivanitch s. l dijo que vena de parte deustedes. Le pareci bastante bien. Slo quera preguntar si los vecinos nohacen mucho ruido.

    CHRISTIANE. Hay un seor y una seora de edad... y muy tranquilos.NATALIA(con temor). A lo mejor tienen radio.CHRISTIANE. S, seguramente.NATALIA(apasionadamente). Vsevolod Ivanitch teme la radio. Segn l, no

    es tanto por el ruido; dice que las ondas lo enervan y no puede trabajar.CHRISTIANE. Con todo, no se puede...NATALIA. El portero dijo que esos seores pasan muchos meses en el

    campo... Entonces no sera tan terrible.CHRISTIANE. Ya lo ve.NATALIA. Pero tambin dice que la seora est enferma, morir tal vez...CHRISTIANE. Creo que hace diez aos que est enferma.

    NATALIA (con vehemencia). Es necesario que no muera en la casa; engeneral, Vsevolod Ivanitch no puede soportar la muerte. Un da en Berln, unapersona se mat en la habitacin de al lado. Vsevolod Ivanitch estuvo un messin poder trabajar.

    CHRISTIANE. Todo esto es muy complicado.JULIE(entrando). Seora, el seor Antonov.CHRISTIANE. Hgalo pasar.

    ESCENA XILos mismos. ANTONOV.

    ANTONOV. Buen da seora. (Besa la mano de Christiane. A Natalia.) Nocomprenda lo que ests haciendo. (A Christiane.) Perdone, seora, debodecidir. Mi amigo Dortchenko acaba de enviarme un telegrama desde Ginebra.

    CHRISTIANE. Haba comprendido Bruselas. [25]ANTONOV (irritado). De Ginebra. En general, mi mujer no es precisa,

    confunde.NATALIA. Habas dicho Bruselas, de eso estoy segura.ANTONOV. Pero nunca.CHRISTIANE. En fin, no tiene importancia.ANTONOV. Seora, le ruego me diga... Si el seor no est de acuerdo, sera

    para m muy desagradable estar ah.NATALIA. Su esposo tambin es msico?CHRISTIANE. Conoce muy poca msica contempornea. Se ha detenido en

    Wagner.

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    El mundo quebrado

    ANTONOV(con inquietud). Y lo interpreta?NATALIA(en voz baja). Vsevolod Ivanitch no lo soporta.CHRISTIANE. Mi marido no toca ningn instrumento.ANTONOV(mostrando el piano). Pero quizs usted...

    CHRISTIANE. Est tranquilo, muy raras veces... Y desde ah arriba no oirusted nada.ANTONOV. Entonces, usted est de acuerdo.CHRISTIANE. Pero otra vez...ANTONOV. Usted ha dicho que no oira nada..., por consiguiente, quiere

    decir que lo da por hecho.NATALIA. Ms tarde, su casa tendr una placa.CHRISTIANE. No se imagina lo indiferente que me resulta la placa.NATALIA. Eso no. Los bilogos de Vsevolod...ANTONOV. Bigrafos, Natalia.NATALIA. Hablarn de usted; tal vez publiquen su fotografa en los libros.

    Hay que decirle a Volodia; es un gran crtico; est escribiendo un libro sobreVsevolod Ivanitch con muchas... cmo dicen ustedes?

    ANTONOV. Reproducciones.NATALIA (con tono de letana). Vsevolod Ivanitch de un ao, Vsevolod

    Ivanitch dos aos; la nodriza de Vsevolod Ivanitch, el marido de la nodriza, elhijo del marido de la nodriza... No existi nada de eso, pero son hermosasfotografas. Un lindo libro, sabe? Aparecer primero en Amrica...

    ANTONOV. Volodia no dice ms que tonteras.NATALIA. Pero es para la propaganda. (Durante este tiempo Julie ha

    servido el t.) Hace falta mucha propaganda hoy en da.

    CHRISTIANE. Desgraciadamente.ANTONOV. No se debe decir desgraciadamente. El arte y la publicidad, noson dos cosas, sino una cosa.

    CHRISTIANE. Voy a prevenir a mi marido. (Sale.)ANTONOV. Yo haba dicho Ginebra.NATALIA. Comprend Bruselas.ANTONOV. Eso no es cierto. Espero que no le habrs dicho que visit el

    departamento.NATALIA. Naturalmente que s...ANTONOV. Idiota!... [26]CHRISTIANE (entrando con Laurent). Creo que ya conoces al seor y a la

    seora Antonov. (Se saludan.)ANTONOV. Deca que el arte y la publicidad no son dos cosas, sino una

    sola. El arte es, por as decirlo, la publicidad que se ha vuelto loca; uncompatriota ha dicho que es la publicidad que ha devorado su objeto.

    NATALIA(a Christiane, a media voz). Creo que el compatriota es l. (Re acarcajadas.)

    ANTONOV. No digas tonteras, Natalia, es Boris Mikhailovitch, quien hadicho eso.

    NATALIA. Yo no conozco a ese Boris Mikhailovitch, pero l tampoco.ANTONOV. Terminars? Esta noche te muestro su retrato.NATALIA. Puedes decir lo que quieras, no te creemos.CHRISTIANE (con seriedad aparente). Pero s, por supuesto... Boris

    Mikhailovitch... en resumen, por qu no? Estoy dispuesta a profesar misimpata a Boris Mikhailovitch.

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    Gabriel Marcel

    ANTONOV. Por qu, seora?CHRISTIANE. Estoy segura de que no rechaza jams los favores que se le

    demandan.ANTONOV (prorrumpiendo en carcajadas). Tiene razn, no se niega

    jams... Entonces, cundo podemos venir?LAURENT(sonriente). Admite usted, por consiguiente...NATALIA (haciendo una reverencia). Es decir, si usted est de acuerdo,

    seor.LAURENT. Y si digo que no?ANTONOV. Entonces nos vamos.CHRISTIANE. A Londres, si mal no recuerdo.ANTONOV. He dicho Londres?CHRISTIANE. A menos que sea Ginebra... o Bruselas. (Ren.)NATALIA(enjugndose los ojos). Hace meses que no me rea as. En Pars,

    la gente no es tan alegre como en Rusia. Es decir, antes de los bolcheviques.ANTONOV. No sabes cmo es ahora con los bolcheviques. T no estuviste

    all.CHRISTIANE. Usted dio conciertos en Mosc, el verano pasado, no?NATALIA. No ha visto nada; ni siquiera ha ido a visitar a mi mam a Perm.ANTONOV. Tres das de ferrocarril... y cuando uno sale, ay... ay...! (Lleva

    la mano a la cabeza y como si fuera a rascarse.)NATALIA. Dice que le contaron que mi mam haba muerto... pero ella me

    escribi una carta.ANTONOV. Te lo dije; esa carta no era de tu mam.NATALIA. Es seguro que era de mam, reconoc la letra.

    ANTONOV. Peda que le enviara azcar y chocolate y [27] no s qu ms...Yo le dije que no haba necesidad de mandar.NATALIA. Pero yo lo envi lo mismo. Si est perdido, perdido est. Alguien

    lo comer. Puede que haya llegado a un bolchevique, eso es cierto.ANTONOV. No quiero engordar a ningn bolchevique.NATALIA. Por qu no? T tambin eres un bolchevique. l dice, que ahora

    deberamos regresar. Pero yo no quiero. Han sido fusilados tres hermanos ycinco sobrinos.

    ANTONOV. No se sabe.NATALIA. Tuve un sueo proftico Ah!, no se ra, seora.CHRISTIANE. No me ro en absoluto.

    NATALIA. Cuando uno ha tenido un sueo proftico... (Durante ese tiempo,Antonov ha abierto el piano, toca algunas notas.)

    CHRISTIANE. Hace tiempo que no lo afinan...ANTONOV. Est desafinadsimo, en efecto, pero es un buen piano. Quiz

    venga algunas veces a trabajar, si usted me lo permite.CHRISTIANE. Yo cre que usted tena un piano de cola.ANTONOV (golpendose la frente). Est ac, el piano de cola. Lo tendr

    algn da, pero por ahora... Quiero alquilar un piano para componer. Perocuando trabaje en mi concierto vendr aqu. As que, muchas gracias, seor,seora. Queda todava el asunto econmico. Pero se arreglar, no es cierto?Estoy seguro, no se arrepentirn...

    NATALIA. Ya le he dicho a la seora, ms tarde tendr una placa. (Sale conAntonov, Christiane los acompaa y vuelve en seguida.)

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    El mundo quebrado

    ESCENA XIILAURENT y CHRISTIANE

    LAURENT. Ese bufn no me disgusta del todo; por esa clase de brbaros

    nos hemos dejado colonizar.CHRISTIANE. No creo del todo que sea un bufn. La mujer, todo lo quequieras, pero l...

    LAURENT. Ah!CHRISTIANE. En todo caso es extraordinariamente inteligente.LAURENT. Cmo te das cuenta?CHRISTIANE. Me parece que salta a la vista. Slo con lo que ha dicho del

    arte y la publicidad.LAURENT. Despropsito o lugar comn.CHRISTIANE. No soy de tu opinin.LAURENT. Entonces, explica.CHRISTIANE. Es una idea original.LAURENT. Eso es, una idea! Ustedes toman una retahla de palabras por

    un pensamiento. Yo agrego que es [28] la indiscrecin hecha hombre; esonunca corre pareja con una gran inteligencia.

    CHRISTIANE. Lo que t encuentras indiscreto, yo dira que es una ausenciatotal de convencionalismo.

    LAURENT. El egosmo infantil de alguien para quien el prjimo no existe.CHRISTIANE. Para ti, la inteligencia consiste en acumular en s y alrededor

    de s las mayores molestias posibles.LAURENT. Cmo es eso?

    CHRISTIANE. S, de contratiempos. Pero me parece que la inteligenciadebera liberarnos.LAURENT. De qu?CHRISTIANE. Para empezar, de nosotros mismos... Antonov no est molesto

    consigo mismo.LAURENT. Se contenta con molestar a los dems.CHRISTIANE. Es decir que es algo fuerte, qu s yo, real. Por eso me gusta

    su msica.LAURENT. Su msica se parece a l. Se lanza sobre uno.CHRISTIANE. Seguramente que no para abrazarnos.LAURENT. Ms bien para castigarnos.

    CHRISTIANE. Ms bien. (Pausa.) Por qu sonres?LAURENT. No lo s, mi querida.CHRISTIANE. Vaya! Es la primera palabra un poco tierna que me has dicho

    desde mi regreso.

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  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    Gabriel Marcel

    ACTO SEGUNDO

    El decorado es el mismo. Diez o doce das ms tarde. Son las diez de la noche.

    ESCENA IANTONOV y JULIE

    ANTONOV(junto con Julie en el umbral. Antonov viste una "robe" escarlata). Y no sabe cundo vuelve la seora?

    JULIE. La seora cena afuera; pero puede ser que vaya luego al teatro, sisiente deseos.

    ANTONOV (gimiendo). Al teatro! Qu es lo que puede hacer en losteatros?

    JULIE. No s si debo aconsejar al seor que espere.ANTONOV. De todos modos voy a tocar un poco el piano. Pero no se

    podra telefonear a donde cena la seora?JULIE. No s el nmero. El seor est en una cena de familia.ANTONOV. Telefonee al seor.JULIE (victoriosa). El to del seor no tiene telfono. [29]ANTONOV. Es terrible... Ah arriba cre volverme loco. No me haban dicho

    que esos dos viejos bailaban.JULIE. Reciben a sus nietos una vez por mes.ANTONOV. Cuntos nietos tienen?... Yo cre que los parisinos no queran

    ya tener hijos... Una vez por mes!... No tendr tiempo de reponerme de unavez a la otra... Si usted fuera a decirles que hay una persona muy enferma.

    Mejor una dama; digamos una dama. Por lo dems, la seora Antonov, engeneral, no est bien.JULIE. El seor podra decrselo l mismo.ANTONOV. No, es desagradable. Si no quieren parar, qu hago? Es

    terrible. Ahora ser mejor que me deje. Es mejor apagar las luces.JULIE(tmidamente). La seora no me ha dejado instrucciones. (Antonov

    abre la puerta y da vuelta al interruptor; la criada, sale. Antonov se dirige,entonces, al piano, enciende un cigarrillo y comienza a ejecutar una msicamuy violenta, del tipo de la sonata de Stravinsky. Al cabo de algunos instantesse oyen, fuera, algunos ruidos.)

    ANTONOV. Qu es ese ruido? Esta casa es imposible. (Se levanta y va a lapuerta.)

    ESCENA IIANTONOV, HENRI y JULIE

    JULIE(a Henri, que todava no es visible). El seor est en la casa de suto, estoy segura; en cuanto a la seora, no lo s.

    HENRI(apareciendo). S, pero yo s s.JULIE. Est ese seor ruso. Puedo preguntar al seor si se trata de una

    surprise-party?

    HENRI. No, mujer, no, nada de eso; eso ya no se usa. Pseme la gua,quiere? Voy a telefonear. (A Antonov.) Buenas, seor; disclpeme por haberlointerrumpido. Por lo dems, todo esto es insensato.

    - 27 -

  • 7/28/2019 Marcel Gabriel - El Mundo Quebrado

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    El mundo quebrado

    ANTONOV (alegre). Este seor telefonea a la seora. (Henri, despus deconsultar la gua, hace maniobrar el automtico.) Me parece que lo he visto encasa de la seora Morgenthaler, seor.

    HENRI. En efecto... Perdn... Hola, con la casa de Dolores de Polvoredo?

    Podra hablar con la seora Chesnay? Gracias, espero... En efecto, seor, noshemos encontrado en la casa de esa mujer inaguantable.ANTONOV. Por qu inaguantable? Tendr a bien pasarme despus el

    aparato?HENRI. Un instante, por favor.ANTONOV (a Julie). Ve usted, es fcil.HENRI. Hola, es usted, Christiane? S, soy yo,Henri. Estoy en su casa.

    Se divierte? Lo ve? Qu le dije? Y los de Waricourt, estn? No,naturalmente. Escuche, ha ocurrido algo muy inquietante. No, no, nada deacciden-[30]tes. Nada respecto a Claude. Ni a su pap. Pero, muydesagradable. He encontrado a Denise, est furiosa; y creo que va a venir enseguida.

    JULIE. La seora Furstlin va a venir tambin, seor?HENRI. Alguien me est hablando. Qu? Por qu est todava ac?

    Qu es lo que dice?JULIE. Si la seora Furstlin va a venir tambin, no debera preparar

    oporto con bizcochos?HENRI. Gurdese bien de hacerlo. Sera un error terrible. (En el telfono.)

    Julie me pregunta si debe preparar una comida. Le he dicho que bajo ningnconcepto.

    ANTONOV. Quisiera decir algo.

    HENRI. En todo caso le voy a dar un consejo: invente alguna jaqueca yvngase en seguida. De todas maneras, y por lo dems, es lo mejor que puedehacer. Tena razn? Entendido. Otra vez, trate de escucharme, mi pequeaChristiane... Hasta luego. (Va a cortar, Antonov se precipita.)

    ANTONOV. No cuelgue, seor.HENRI. Estar aqu dentro de algunos minutos. Entonces le presentar sus

    quejas. Pues me doy cuenta de que usted tiene algo de que quejarse. Mientrastanto, pequea Julie, vaya a acostarse. No la necesitaremos.

    JULIE. El seor est seguro?HENRI. Insiste! Le digo que no habr la menor "surprise-party". Lo que s

    va haber dentro de un rato son unos insultos violentsimos, si se empea en

    saberlo.JULIE. Si la seora se encuentra mal, en algn momento? ...HENRI. Est completamente tranquila. Eso tampoco se usa ya.JULIE. Est bien, seor. (Sale a disgusto.)

    ESCENA IIIANTONOV y HENRI

    HENRI. Tengo la impresin de haberle molestado cuando proceda usted auna ejecucin capital, seor. (Mostrando el piano.) Si le place, contine.

    ANTONOV (glacial). No comprendo bien, seor.HENRI. S, eso tena el aire de un dilogo entre guillotinador y

    guillotinado.ANTONOV. El ambiente es imposible, seor; no se puede hacer ms

    - 28 -

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    Gabriel Marcel

    msica aqu.HENRI. Ah! Yo podra muy bien. (Se acerca al piano.)ANTONOV(interponindose). Le suplico. Puesto que nos hemos visto ya en

    la casa de la seora Morgenthaler, puedo permitirme una pregunta, seor? Es

    decir, usted es banquero, seor, supongo.HENRI. Se equivoca. Mi padre lo fue por m; eso me basta. [31]ANTONOV. Sabe usted, por casualidad, si esta dama es solvente?HENRI. Cmo?ANTONOV. Me encarg un ballet para una persona... Pretenden que es

    compatriota. Ese Sviatsine no me interesa, pero mi ballet, s, y tambin loscien mil francos que la seora Morgenthaler me ha prometido. Por eso lepregunto: es solvente?

    HENRI. S que acaba de sufrir enormes prdidas.ANTONOV(dolorosamente). Quin aconseja a esas mujeres?HENRI. Sobre eso no puedo informarle.ANTONOV. Y yo, en general, qu debo hacer?HENRI. Debe terminar ese ballet como sea.ANTONOV. Jams. Recib un adelanto: veinticinco mil francos, y he escrito

    una cuarta parte. As, est bien. Pero si contino, pierdo.HENRI. La pobre mujer tiene derecho a esa cuarta parte.ANTONOV. Cree que habr alguien que quiera continuarla?HENRI. Formar una pequea cooperativa? Eso hay que pensarlo.ANTONOV. Quin es el seor Chesnay?HENRI. Usted lo conoce.ANTONOV. No; a la seora, s, la conozco; pero al seor, si me lo

    encontrara en la calle, quiz no lo reconocera.HENRI. No funde sus esperanzas en l, crame. No tiene nada demecenas.

    ANTONOV. De qu se ocupa?HENRI. Consejo de Estado.ANTONOV. De eso tambin tuvimos en Rusia.HENRI. Creo que no se parece en nada.ANTONOV. La seora es muy amable, se ve en seguida; pero el seor, lo

    es acaso? No lo s.HENRI. Vea, puede que sea un buen muchacho, pero no es lo que yo

    llamara un simptico muchacho.

    ANTONOV (con desdn). Es muy fino, pero demasiado sutil, demasiadodecadente.

    HENRI. En fin, le puedo asegurar que jams le dar a usted un cntimo.ANTONOV. Pero si se lo pide la seora?HENRI. Creo que la seora no se lo pedir.ANTONOV(con malicia). Puede ser que ella le pida... a algn otro.HENRI. No, eso tampoco. Ella es muy amable, tiene usted razn, pero no

    de esa manera.ANTONOV. Con quin es amable?HENRI. Bueno... un poco, con mucha gente. Muy amable, con nadie. [32]ANTONOV. Por qu? Cuando la conozca un poco mejor, se lo preguntar.HENRI. No se lo aconsejo.ANTONOV. Es necesario.HENRI. Por qu es necesario?

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    El mundo quebrado

    ANTONOV. Debo comprender. Oh! No crea que... No, he tenido yademasiados problemas, en Alemania, con la mujer de un general. Gnralinvon Weber. No volver a las andadas. Y, adems, la seora Chesnay esdemasiado fantasiosa; eso es agradable para tomar el t. Pero en la cama, me

    gustan las personas tranquilas, en fin...HENRI. S, sin imaginacin.ANTONOV. Natalia era as. Ahora ya no se nota. Es como una vieja

    pelerina... De todos modos, un da le preguntar. Si no, estoy nervioso... y nopuedo trabajar ms...

    HENRI. Pero no, hay que pensar en otra cosa...ANTONOV. Estoy muy molesto porque la seora Morgenthaler haya

    perdido tanto dinero... Haba pensado que, tal vez, me casara con ella.HENRI. Y la seora Natalia?ANTONOV. Si yo me divorcio, ella hace venir sus hijos, supongo que est

    contenta. Re y llora por cualquier cosa. As que... Qu edad tiene la seoraMorgenthaler?

    HENRI. Vea, es una amiga de mi madre, una amiga un poco ms vieja.ANTONOV. Eso no me asusta. La llamar mam, como deca vuestro Jean-

    Jacques, y estar contenta. Pero si est arruinada... no hay caso.HENRI. Posee una encantadora villa en la Cote d'Azur, en Cap Martin. Un

    bosque de pinos quitasol, un rosedal admirable.ANTONOV. Delicioso... La atmsfera es nuevamente ms musical; si

    quiere, puedo tocar.HENRI. Alguien llega. (Entreabre la puerta.) Es Christiane.

    ESCENA IVLos mismos y CHRISTIANE

    CHRISTIANE. Quin est con usted, Henri?ANTONOV (yendo a su encuentro). Seora, perdone. Por qu no me dijo

    que se baila en la casa de esas personas de ah arriba? Y qu bailes!Waldteufel... Cre volverme loco.

    CHRISTIANE(muy framente). Lo lamento enormemente.ANTONOV. Podra usted decirles algo... Explicarles que hay una dama

    enferma; o algo parecido...CHRISTIANE. Desgraciadamente, me parece que va a ser absolutamente

    imposible. [33]ANTONOV (dndose cuenta de que no hay nada que hacer). Maana

    hablaremos.CHRISTIANE. En todo caso, no esta noche; estoy muerta de fatiga, perdone.

    (Se ha hundido en un gran silln sin quitarse el tapado.)ANTONOV. Entonces, hasta luego, seora; ser mejor que vuelva

    maana... O quiz Natalia le explique...CHRISTIANE. Como quiera. Buenas noches. (Antonov sale confuso y

    furioso.)

    ESCENA VCHRISTIANE y HENRI

    HENRI. Squese el tapado, mi pequea Christiane.

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    CHRISTIANE. Estoy helada. A ver, qu es lo que pasa?HENRI. Pero, primero, quiere contarme esa cena?CHRISTIANE. Nada de Waricourt, nadie. Dolores, yo y una vieja ta cubierta

    de joyas que parece una mona disecada, y que de vez en cuando suelta una

    risa estridente sin ninguna razn aparente. No se ra. Una cena imposible, todolo que Lvy Kaufmann me prohbe. No he comido nada y sin embargo ya sientoel ataque al hgado que se anuncia.

    HENRI. Pero no...CHRISTIANE. Despus de la cena la ta se fue a dormir... Y entonces ese

    "tte tte"!... Confidencias, silencios, exclamaciones ahogadas, preguntassobre mi matrimonio. Cmo ha podido usted? Cmo se puede? Soy unmonstruo? Etctera, etctera...

    HENRI. Pero creo que ella estuvo casada.CHRISTIANE. Un casamiento blanco, lo ms blanco posible. l deba ser un

    invertido... Oh, basta! Hablemos de otra cosa... Y luego, ese "kalmuko" consus jeremiadas.

    HENRI. Antonov?CHRISTIANE. Diantre... Desde que es nuestro locatario se me ha hecho casi

    insoportable, como su msica. La otra noche estuvo aporreando el pianodurante dos horas, estaba enloquecida... Y si fuera a instalarme cerca deClaude?

    HENRI. Usted no soporta la altura; la montaa le da palpitaciones.CHRISTIANE. Qu hora es? Cmo es que Laurent no est todava en

    casa? Ah! Tengo mucho calor. (Se saca el tapado.) Sera tan amable de llevaresto al vestbulo? (Henri lleva el tapado, Christiane se da vuelta, se mira en un

    pequeo espejo.) Qu cara tengo esta noche! (A Henri, que vuelve.) YDenise? Qu pas?HENRI. Ya el sbado, cuando fui a escuchar a su casa esos nuevos

    discos... Magnficos esos de Solesmes, sabe, es absolutamente necesario quese los hagan or... Tuve la impresin de que ella tena algo contra usted. Una o[34] dos alusiones francamente desagradables. Pero hace un rato la encontren la plaza Ina y me dijo rotundamente que estaba disgustada con usted yque no dejara pasar la noche sin tener una explicacin. Ella crea acordarseque cenaba usted con Dolores y se expres al respecto con una palabra que lehe devuelto crudamente.

    CHRISTIANE. Por qu esa prisa?

    HENRI. Creo que se va maana a la maana en auto, no s lo que me haexplicado.

    CHRISTIANE. Ah! Creo que empiezo a comprender. Bertrand me pidi denuevo hacer mi retrato. Ya me haba hablado otras veces. Ha vuelto a la cargala semana pasada.

    HENRI. Y usted acept?CHRISTIANE. Usted sabe que ha progresado mucho.HENRI. No se trata de eso.CHRISTIANE. Por qu haba de negarme?HENRI. En fin, Christiane...CHRISTIANE. Pareca sumamente interesado; no hay ningn retrato mo

    que se pueda mirar... solamente... s, s, es eso seguramente... Lo que ocurrees que entre Denise y l la situacin se ha complicado bruscamente.

    HENRI. Por qu?

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    CHRISTIANE. Quiz me equivoque, pero me parece que es desde que Maxes amante de esa pequea actriz.

    HENRI. Es evidente; si Max est enamorado de veras, Bertrand se desharde Denise. Tendr miedo de que Max piense en divorciarse, y que Denise le

    obligue a casarse con ella. Pero al querido amigo eso no le suena muy bien. Eneste momento est espaciando mucho sus encuentros con Denise, acomoda suvida como puede y por eso quiere hacer su retrato...

    CHRISTIANE. Qu carambola!HENRI. As es la vida.CHRISTIANE(tristemente.) S, se dira que eso es nuestra vida.HENRI. Permtame decirle tan slo que ha cometido un gran error al

    aceptar la proposicin de Bertrand. Siempre esa mana de jugar con fuego.CHRISTIANE. Bertrand no suea conmigo.HENRI. Estoy seguro de lo contrario. Y usted tambin.CHRISTIANE. Henri!HENRI. Y agrego que si l no estuviera un poquito enamorado, usted no

    habra aceptado... No s, pero se dira que le produce placer bordear lospequeos precipicios, oh!, no muy peligrosos, pero donde sera muy molestodejarse caer.

    CHRISTIANE. Es infame.HENRI. Denise la molesta bastante desde hace algn tiempo, aunque

    usted la defiende cuando se la ataca, y no le disgusta inquietarla un poquito,siempre que pueda [35] decir que no est haciendo algo malo, que Bertrand noest enamorado de usted, pero que es una buena obra alentar a un muchachoque hace progresos.

    CHRISTIANE. Entonces, eso es lo que piensa de m?HENRI. Vea, Christiane, son las consecuencias del gnero de vida queusted ha elegido.

    CHRISTIANE. Elegido!HENRI. De todos modos, usted tiene una gran parte de responsabilidad.CHRISTIANE. Que yo he elegido esta vida! Pero si me disgusta! Si me da

    nuseas!HENRI. No, escuche; en este momento est hastiada, descorazonada,

    harta; pero, con todo, hay momentos en que se divierte mucho, y en que suexistencia le resulta muy agradable.

    CHRISTIANE. Esos momentos... en el fondo los detesto.

    HENRI. Vamos! Vamos! Es decir, que podra haber llevado una vida muydiferente. Tiene usted el alma... de una gran enamorada.

    CHRISTIANE. Ahora frases teatrales!HENRI. Estoy convencido, lo s, lo siento. (Pausa.) Y entonces, esa

    naturaleza, esas exigencias que la vida no han satisfecho se revelandolorosamente, y usted siente en lo hondo algo que se parece a unremordimiento, o ms exactamente a un calambre.

    CHRISTIANE. Odioso!HENRI. Y como le deca, le resulta asimismo agradable verse rodeada por

    hombres a los que gusta, que la desean; no podra pasarse sin esa atmsfera.Slo que como no es del todo coqueta, se siente un poco molesta alsaborear. ..

    CHRISTIANE. Al saborear qu?HENRI. Sentimientos a los que no le es posible responder totalmente.

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    Adems, en el fondo es leal. De ah esos cambios de humor, esas rarezas, esasincoherencias. Hay en usted una coqueta a pesar suyo. Y entonces no puedoms que repetirle lo que le he dicho cien veces: no tiene ms que una solucin.

    CHRISTIANE(profundamente). Jams abandonar a Laurent!

    HENRI. Quin le habla de Laurent? Acaso le aconsejo divorciarse? Esasformalidades legales no tienen ningn inters. A mis ojos, no ser usted lo quellamo una mujer honesta, ms que el da en que tenga un amante.

    CHRISTIANE. S, muy bien, mi pequeo Henri, djeme decirle que nocomprende nada de nada! En mi vida, no hay ms que un problema, Dios mo,dira... s, un drama. Se llama Laurent. El resto...

    HENRI. A m justamente me interesa el resto.CHRISTIANE. El resto es un asunto entre yo y yo mis-[36]ma, y tal vez Dios,

    si existe, y, despus de todo, usted sabe que no estoy tan segura de que noexista. Aparento ser como todos ustedes, como todos ustedes que no creen ennada, que se burlan de todo, salvo de la muerte y el sufrimiento, puesto quetienen un miedo atroz; oh!, no lo digo especialmente por usted... pero enrealidad hay en m un ser que no conozco casi, y que no es seguramente... unode ustedes... Un ser que se busca, y que se encuentra, en momentos biendiferentes del resto, en un mundo desconocido al que se dira que usted nopertenece.

    HENRI. Pero, Christiane, me cree realmente tan limitado, tan bruto... Mire,el otro da escuchando esos discos de Solesmes...

    CHRISTIANE(violentamente). Ah! Ya haca demasiado tiempo que no sehablaba de eso!

    HENRI (sorprendido). Caramba! Pero, entonces es cierto lo que deca

    Denise, que basta hacer alusin a esos discos delante de usted? ...CHRISTIANE. Es estpido.HENRI. Yo que justamente le traa uno... Tanto peor, lo dejo; har con l lo

    que quiera... Pero, Christiane, est llorando... Dgame, es que acaso la idea quea veces me ha pasado por la cabeza... Me acuerdo que cuando fui a verla aCimiez, despus de su enfermedad...

    CHRISTIANE (sin responder). No puedo comprender que usted que meconoce tan bien me juzgue con esa dureza...

    HENRI. Yo la juzgo! Yo que...CHRISTIANE. No, no, recuerdo nuestro convenio.HENRI. Ahora, esccheme con sangre fra. Usted dijo hace un momento: el

    nico problema, el nico drama es Laurent. Eso significa, supongo: no quieroque sufra. (Gesto de Christiane.) No puedo decir nada; en el fondo, no locomprendo, jams lo he comprendido. Ciertos das, se lo confieso, me ha hechoel efecto de un hombre... desgraciado. Pero puede que simplemente seaalguien que se aburre consigo mismo, y que, no s por qu fatalidad, esincapaz de tomar contacto con los dems.

    CHRISTIANE(con calor). Y bien, no habr, en efecto, algo que lo haga muydesdichado?

    HENRI. Es posible, y sin embargo... No se pregunt usted nunca de quprovena ese sufrimiento?

    CHRISTIANE(en voz baja). Muchas veces.HENRI. Tengo la impresin... No cree que el sentimiento ms fuerte en l

    podra muy bien ser una especie de amor propio?CHRISTIANE. De orgullo, ms bien.

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    HENRI. Sea... Y entonces me pregunto justamente si la existencia queusted lleva no es la que podra avivar ms esa herida.

    CHRISTIANE(con angustia). Qu puedo hacer? [37]HENRI Le voy a decir algo... He pensado a veces si su conducta hubiera

    sido el hacerlo jugar un papel ventajoso, un papel que lo agrandara ante suspropios ojos...CHRISTIANE. Qu papel?... Y adems es falso, porque no es ni vanidoso, ni

    sobre todo un comediante... Me ama; su amor lo siento sobre mi corazn comoun peso terrible que me aplasta. Que ese amor haya concebido una alianzaconfusa con... su orgullo, s, es probable. Qu puedo hacer? No puedoengaarlo, no puedo abandonarlo, no puedo ser tampoco para l unacompaa... Si por un sacrificio, del cual, por lo dems, no me creo capaz,hiciera el vaco alrededor nuestro, si rompiera poco a poco con los que l llamamis amigos personales, y bien!, no sera tampoco una solucin; no quiere quenadie haga nada por l, comprende? Es como un hombre que rehusara elmenor prstamo por temor de endeudarse, s, de estar en deuda.

    HENRI. Ya lo ve usted.CHRISTIANE. Sera necesario que tuviera la seguridad de que yo lo haca

    por m misma y casi a pesar suyo. Qu quiere usted? No s mentir, al menosde esa manera.

    HENRI. Y est usted realmente segura de que l no preferira laseparacin?

    CHRISTIANE. Creo que se matara. (Pausa.) Henri, me parece que hanllamado. Quisiera ser tan amable de ver quin es?

    HENRI. Seguramente es Denise. Quiere verla?

    CHRISTIANE. Quiero poner las cosas en claro de inmediato. (Henri sale yvuelve algunos segundos ms tarde con Denise.)

    ESCENA VILos mismos. DENISE.

    CHRISTIANE(Denise entra silenciosamente y se deja caer sobre una silla, conla cabeza entre las manos; es sacudida por los sollozos. Pausa. Christiane,solcita). Escucha, Denise, Henri me ha dicho... (Denise sacude la cabezanegando.) Comprendes que esa historia del retrato es ridcula: si hubierapensado un segundo que te causara inquietud...

    DENISE(con voz inarticulada). Se trata justamente de eso...CHRISTIANE. Cmo? Henri, creo que sera mejor que nos dejara solas.DENISE (bajo). Puede quedarse... (Lo que sigue se pierde; se oye "un

    amigo de Bertrand".)CHRISTIANE. Lo has visto a Bertrand? (Denise asiente.) Vienes de su

    casa?DENISE. S.CHRISTIANE. Y?DENISE. Todo ha terminado entre nosotros. [38]CHRISTIANE. Vamos, vamos, ya se sabe lo que son esas peleas...DENISE (irnicamente). Se sabe! Sabes t realmente? Tienes la

    experiencia?CHRISTIANE. Lo imagino sin mucho esfuerzo.DENISE. T "imaginas"... Durante estos dos aos que han sido mi vida, no

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    habido entre Bertrand y yo una querella, un malentendido.CHRISTIANE. Sin embargo, recuerdo que el ao pasado en Megve...DENISE. Chiquilladas. (Bruscamente.) Sabas que pensaba en la pequea

    Broucourt?

    CHRISTIANE. Qu?DENISE. Estn casi comprometidos.HENRI. Qu invencin es sa?DENISE. Me ha mostrado una carta de ella... y t, tu papel en todo esto...CHRISTIANE. En fin, Denise, veamos, es insensato. Para empezar no creo

    en ese noviazgo. Pero admitmoslo... qu puedes reprocharme?DENISE. En ser la mujer que eres, es bien sencillo.HENRI. Usted est completamente loca.DENISE. Durante los diez das que Bertrand ha pasado en Biarritz, el mal

    que tu presencia ha podido hacernos, a nosotros, a nuestro amor... Oh!, recinahora lo veo claramente. Adems, me lo ha confesado.

    CHRISTIANE. Vamos, piensa un poco... todo esto es una incoherencia!Suponiendo que hubiera sentido por m un...

    DENISE. No, te aconsejo que no lo llames sentimiento. Por lo dems lossentimientos y Bertrand... La verdad es que no puede pasar cuarenta y ochohoras bajo el mismo techo con una mujer un poco... agradable, sin que suimaginacin se ponga a funcionar. Eso no trae consecuencias graves. Pero loque ha pasado esta vez, es muy diferente. Bertrand te ha visto de cerca, te haobservado (Sealando a Henri.) con l, con Gilbert Desclaux, con el pequeoCastillon, no es tan fatuo como parece, y tiene un espritu muy... realista. Laidea de engrosar la troupe de tus admiradores no le atraa precisamente...

    HENRI. Ya ve usted...DENISE. Pero tu manera de ser conmigo, con todos nosotros... es como sile hubiera instilado no s qu veneno.

    CHRISTIANE. Explcate.DENISE. Esas frases que te dijo..., ah tienes, el otro da cuando me

    hablabas del mundo quebrado... No s, esa tristeza que no tienes derecho asentir, y menos a expresar; porque vivas como nosotros, no vales ms quenosotros, no crees en nada, no... Me doy cuenta ahora, todo eso le ha hecho unmal... y casi lo ha puesto contra m. [39] Eres t quien ha despertado en l esaespecie de inquietud, de deseos de huir... como si uno pudiera huir de s, comosi no fuera a llevarse con uno todo lo que detesta, y sin lo cual no puede

    estar... O, si no, s, hay un modo de terminar, pero no hay ms que uno...Mientras tanto, a travs de ti l me juzga y me desprecia.

    CHRISTIANE. Yo jams te he juzgado, lo sabes bien...DENISE. Las palabras que has dicho o dejado de decir... acaso cuentan?CHRISTIANE (dolorosamente). No, no comprendo... qu intenciones

    prfidas me asignas?DENISE. Quin habla de intenciones?CHRISTIANE. Cuando evoco algunas conversaciones que he tenido con

    Bertrand...HENRI. Esos exmenes de conciencia no responden a nada.CHRISTIANE. No creo haber sido coqueta con l. No me ha hecho

    confidencias. No se ha hablado de la pequea Broucourt...DENISE. Esa...CHRISTIANE. No veo qu me reprochas...

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    HENRI. Lo que menos le perdona es no tener nada que perdonarle.DENISE. Hubo momentos en los que cre que iba a sentir celos de ti;

    hubiera sido menos duro.CHRISTIANE (a Henri). Usted comprende?

    DENISE. Adems, si hubieras sido su amante, l te hubiera despreciado...Eso lo hubiera librado de ti.CHRISTIANE(con fuerza). Estoy segura que no me ama.DENISE(conrudeza). Es que alguien ama a alguien? (Pausa.)CHRISTIANE. Mi pequea Denise, ese matrimonio no se realizar, estoy

    convencido. Los de Broucourt son muy ricos, muy exigentes. Bertrand no tienecasi nada. Y adems, en fin, su reputacin... Todo el mundo sabe que seemborrachaba, que ha pasado meses en una clnica, y que la que pagaba supensin...

    DENISE(llorando). Eres innoble! Es un desdichado, un guiapo... Acasono lo s desde el primer da?

    HENRI. En el fondo, voy a decirles que, a mi entender, Bertrand es muyimpresionable. Algn mdico cualquiera le habr puesto en la cabeza que noestaba bien, que deba llevar una vida regular, burguesa. Y eso le ha dado laidea de casarse con la pequea Broucourt. Christiane no da ms. Est plidacomo el papel y creo que debemos dejarla descansar...

    DENISE. No tena ms que decir una palabra y hubiera pedido el divorcio.Max ya no puede negrmelo.

    CHRISTIANE. Creo que se prepararan una existencia muy desgraciada lostres.

    DENISE (apasionada). Siempre ese pesimismo, esa pa-[40]sin por

    descorazonarse, por quitarse el placer de vivir... Qu es lo que se oculta en elfondo de todo eso? (Le toma las manos.) Si se comprendiera, si una vezconsintieras en decir la verdad, puede ser... (En ese momento Laurententreabre la puerta del fondo, mira quin est; se va a retirar sin decir unapalabra cuando Christiane lo llama.)

    ESCENA VIILos mismos. LAURENT.

    LAURENT. Oh! Pero de ninguna manera quiero interrumpir este pequeoconcilibulo.

    CHRISTIANE. Eres ridculo... Es una pura casualidad; Henri me telefone acasa de Dolores y como estaba aburrido ...

    LAURENT. Y la seora Furstlin lleg por ah... Todo eso es muy natural.Por qu no visitarse a la una de la madrugada?

    DENISE. Es la una?LAURENT (sacando su reloj). Exactamente la una menos cuarto, te pido

    perdn. (Pausa.)CHRISTIANE. Qu tarde vuelves! En general de la casa de tu to se sale

    temprano.LAURENT. Sal de all a las diez y media.CHRISTIANE. Entonces?LAURENT. He caminado. La noche es muy hermosa.CHRISTIANE. Denise tena una pregunta urgente que hacerme. Por su

    parte, Henri...

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    LAURENT. Todo eso no necesita ninguna explicacin. (Pausa.) Estacaminata me ha cansado, y voy a pediros permiso para retirarme.

    DENISE (bruscamente). No, qudese un minuto, quiere? Antes de sullegada...

    CHRISTIANE. Ten cuidado.DENISE. Qu? Somos muchos los que tenemos la impresin de queChristiane no lleva la existencia que le conviene. Aun por su lado. Pero, sobretodo, por su equilibrio moral. Usted est extremadamente absorto por sustrabajos. Puede ser que no se d cuenta. Qu necesidad tena de ir esta nochea casa de esa pequea brasilea? Y a Biarritz durante esas tres semanas, esaagitacin, esa fiebre?... Henri, no tengo razn?

    HENRI(muy framente). Le recuerdo que yo no estuve.CHRISTIANE. Eres inaudita.DENISE. Me gusta mucho ms hablarle delante de ella; tengo horror a los

    secretos. Si contina viviendo as, en seis meses tendr una depresinnerviosa.

    LAURENT. Conclusin?DENISE. Le pido solamente que use simplemente... [41] S, de su

    autoridad para lograr que se vaya dos o tres meses a un lugar tranquilo, no s,a Suiza...

    LAURENT. Perdone, no he entendido bien; cre comprender que ustedhaba venido porque tena una pregunta urgente que hacerle a Christiane.

    DENISE. Es otra cosa... Es decir... Todo se relaciona. Su manera misma deresponder..., le aseguro, me inquieta.

    HENRI. Todo esto carece de sentido. (Christiane se ha sentado con el aire

    resignado e irnico de una persona convertida en objeto). Es cierto queChristiane lleva una vida muy fatigosa, muy agitada, que tiene demasiadascuriosidades diversas, que se entrega con mucho entusiasmo a todo lo quehace...

    LAURENT. Muy interesante.HENRI. Ella siempre ha sido as. Antes de casaros recuerdo esas jornadas

    extravagantes que comenzaban a las ocho de la maana en los dispensarios yque terminaban pasada la medianoche en un teatro o en un baile.

    DENISE. Ibas a los dispensarios?CHRISTIANE. Renunci cuando esperaba a Claude; los mdicos me lo

    prohibieron, recuerdas?, por el peligro de posibles contagios.

    HENRI. Han hecho muy bien.DENISE. Adems no estaba de acuerdo contigo.HENRI. En absoluto.DENISE. Es como la poca en que hacas visitas a los pobres.HENRI. Siempre tuvo terror a eso.DENISE. En el fondo estuviste bien contenta el da en que tu madre te

    rog que renunciaras. (A Laurent.) Se inquietaba enormemente; la veaatacada, asesinada...

    HENRI. Hay bastantes mujeres que se dedican a ese oficio.CHRISTIANE(con irona). Es verdaderamente un oficio?DENISE (a Laurent). Usted debe pensar que me meto donde no me

    corresponde; pero sus amigos estn verdaderamente preocupados.LAURENT. Esta solicitud nos emociona enormemente, verdad, Christiane?DENISE. Se burla de m.

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    LAURENT. Qu idea!DENISE. En el momento en que usted entraba le estaba diciendo a

    Christiane que hay en su actitud algo que no alcanzamos a comprender.CHRISTIANE. Me parece que ya es suficiente.

    LAURENT. Muy interesante.DENISE. Quiz, no debera decirlo delante de ella, pero ya es demasiadotarde. Y, adems, no hubiera tenido el [42] coraje de escribrselo; por otraparte, ella hubiera visto mi carta...

    LAURENT. O bien hubiera tenido que escribirme al Consejo. Qucomplicado!

    DENISE. Con una amiga de veinte aos hay ciertos procedimientos queuno no se resuelve a emplear... Creo que hay en tu caso, mi querida...

    CHRISTIANE(con irona). Mi querida!...DENISE. Algo de lo que t no tienes plenamente conciencia.LAURENT. A lo mejor llega su amabilidad hasta a darnos la direccin de

    un especialista?DENISE. Cmo?LAURENT. Qu s yo? De un psicoanalista. Tal como la conozco perdn,

    esa palabra puede ser un poco pretenciosa en presencia de amigos comoustedes Christiane estar seguramente encantada de confiarse...

    CHRISTIANE. Ests loco.DENISE. Mire, yo creo que el psicoanlisis es un embuste. (A Christiane.)

    Te acuerdas de Jacques Meyer Wurmser, el hermano de la pequea Kate, queiba con nosotras a la escuela Villiers? Ha ido a trabajar a Viena despus dehaber intentado tres veces, sin conseguirlo, obtener un puesto en los

    hospitales. Todo lo que se sabe de l es que se acuesta con todas sus clientes.Me dirn que eso les hace mucho bien... Pero, con todo, es una forma muyparticular de ver la Medicina. No, lo que yo creo simplemente es que Christianetendra necesidad de descansar y de reponerse. Si pudieran ir los dos durantealgunas semanas a un lugar ms o menor tranquilo... Les hara muy bien.

    LAURENT. Es una maravillosa idea. Christiane tiene en usted a una amigaincomparable. (Denise y Henri se han levantado.)

    HENRI(a Denise). Tiene usted el auto?DENISE. Qu va! Max no se separa de l.HENRI. Entonces la llevo.DENISE. Gracias.

    HENRI (bajo). La saba mordaz, pero no hasta ese extremo... (Salen.Christiane los acompaa y vuelve en seguida.)

    ESCENA VIIICHRISTIANE y LAURENT

    CHRISTIANE (despus de un momento). Todava no comprendo cmo esque has regresado tan tarde.

    LAURENT. Se ahogaba uno en la casa de to Louis, tena necesidad detomar aire.

    CHRISTIANE. Dos horas caminando! Dnde has estado? [43]LAURENT. Atraves el bosque; llegu hasta Suresnes.CHRISTIANE. Te podan haber atacado... Hace un momento, cuando

    hablaste de concilibulo, tenas el aire de creer que todo estaba concertado

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    Gabriel Marcel

    entre nosotros. Es absolutamente falso. No me crees?LAURENT. Qu importancia tiene eso?CHRISTIANE. Me es indispensable sentir que tienes confianza en m.LAURENT. Lo s.

    CHRISTIANE. Probablemente comet un error al no ir contigo a la casa deto Louis. Te pareci que mi ausencia les daba pena?LAURENT. Me han preguntado muy cortsmente por ti.CHRISTIANE. Esa velada en la casa de Dolores fue odiosa... Hubiera estado

    mucho ms contenta en la casa de tus tos. Tienen una mentalidad prehistricapero los quiero mucho... Slo que, comprendes, tena que encontrarme con losWaricourt. Era una ocasin para prestarle un servicio a Henri. Y resulta que nofueron.

    LAURENT. Es desolador.CHRISTIANE. Sabes que detesto disgustar a nadie.LAURENT. Es que hay alguien a quien le guste?CHRISTIANE(a pesar suyo). S, a Denise, por ejemplo.LAURENT (con asombro simulado). Ah! Pero cmo?... Entonces, esa

    solicitud?CHRISTIANE. Es que no has comprendido?LAURENT. Esa amistad de veinte aos? Qu fracaso!CHRISTIANE. S... No... No puedo decirlo. En el fondo no es una sorpresa. Y

    lo nico que an me asombra es que lo encuentro casi natural!LAURENT. En todo caso esta decepcin no te ha privado de tus dones de

    expresin.CHRISTIANE (siguiendo su propio pensamiento). Un vnculo real... no un

    simple hbito... Un vnculo que el tiempo no ha contribuido a formar, y que noes tampoco capaz de romper... una amistad. En el fondo, ya ves, creo que notengo un amigo, un verdadero amigo. T, Laurent, podras haber sido un amigopara m. Te lo aseguro, podras todava. Pero no quieres. El no querer aceptarde m lo que sea, por miedo de que parezca que lo has pedido, no sabes el malque me hace; no slo pena, sino verdadero dao. Podras haberme hechomejor, menos egosta; pero no, me dejas librada a m misma. Y yo, librada a mmisma, no valgo nada. Y quiz me vuelvo maligna. Los reproches de Denise noeran razonables, eran casi absurdos, y en el fondo, es probable que noestuviera equivocada del todo.

    LAURENT. No veo bien a qu pueden conducir todos esos razonamientos.

    Es tardsimo.CHRISTIANE. Tu actitud slo puede explicarse por un rencor tan profundo,

    tan arraigado, que no consigue ni si-[44]quiera... manifestarse. Porque lo ocupatodo, lo ha invadido todo.

    LAURENT. Cuntos secretos hay en esta casa, decididamente! Cuntosarmarios cerrados de los cuales nadie tiene la llave!

    CHRISTIANE. Si he procedido mal contigo, lo que despus de todo es muyposible, desde el fondo de mi alma te pido perdn.

    LAURENT. A menos que haya cosas que ignore, no veo por qu tienes algoque reprocharte. Pero si necesitas una absolucin en blanco, estoy dispuesto aconcedrtela.

    CHRISTIANE(profundamente). No eres sincero. Sabes perfectamente lo quequiero decir. Conociendo los sentimientos que tenas para conmigo cuando mepediste en matrimonio, deba haber rehusado. En ese momento cre lo

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    contrario. Acababa de presenciar cosas tremendas cerca de m. Mam eradesdichada, mi hermano iba a morir. Me dije: debo agregarme por egosmo alsufrimiento que hay en el mundo? Tanto, tanto sufrimiento. Adems, no tement, no te enga respecto a mis sentimientos hacia ti. Pensaba que uno

    poda decidirse... a crdito, firmar un pagar sobre el futuro. Me acordaba decasos en los que eso haba dado resultado, razon honestamente, te lo juro. Yahora veo claramente que eso no estaba permitido; que el deber, si esapalabra tiene sentido, era precisamente a la inversa, que el verdadero corajehubiera sido hacerte sufrir. En resumen, te hubiera consolado rpidamente, yfue vanidad de mi parte no admitirlo. S, ahora comprendo, la deshonestidadpuede no estar en las palabras, pero s en los actos. En lo que me concierne,nuestro matrimonio no ha sido un acto honesto. Por haberme casado contigono te has curado de m. Y por eso te pido perdn.

    LAURENT(sordamente). No hay nada nuevo para m en lo que acabas dedecir, e insisto en la idea de que era intil...

    CHRISTIANE. El silencio de nuestra vida me agobia. No puedo respirar.Pero, en cambio, t, parece que no pudieras vivir de otra manera.

    LAURENT. No s qu es lo que te falta. Me parece que en esta casa sehabla enormemente.

    CHRISTIANE. Si pudiramos, no s, hacer la cuenta lealmente...LAURENT. De nuestro haber, no es cierto? Para ciertas cosas es curioso

    cmo te pareces a tu padre. Tus ejemplos, tus comparaciones...Desgraciadamente, no creo en esa clase de contabilidad... oficial. La Otra, lanica verdadera, no figura en ningn registro. Est completamente oculta einaccesible. Cuando evocas de una manera muy emocionante lo digo sin

    ninguna irona las condiciones en que nos hemos casado, te atienes, a pesarde todo, a la contabilidad visible. La otra, la verdadera, est ms all [45] delas palabras. Cuando tu... tu ex amiga, hace un momento, cocinabalaboriosamente sus prfidas alusiones a no s qu secreto, ignoro si hablaba alazar.

    CHRISTIANE (con tono angustiado). No hay secreto.LAURENT. Yo no s nada. En todo caso, no debe ser un secreto de teatro.

    Estoy seguro de que no existe ninguna persona que guarda tus cartascomprometedoras, y que puede surgir en algn momento, cualquiera de estosdas, para hacerte cantar. Sin embargo, no hay ms que los secretos de teatro.

    CHRISTIANE. En fin, es necesario que haya algn secreto?

    LAURENT. Sabes bien que esas insinuaciones no me han sorprendidomayormente. No hay por qu creerme ms ingenuo de lo que soy.

    CHRISTIANE. Me cuidara mucho de hacerlo.LAURENT. Esta agitacin insensata, de la que al parecer no puedes

    privarte, oculta indudablemente...CHRISTIANE. Qu?LAURENT. No puedo saberlo con exactitud... una obsesin, sin duda.CHRISTIANE (se estremece, pero se recobra en seguida). Pero recuerda

    que cuando nos casamos Denise estaba en Marruecos.LAURENT. No se trata de nuestro casamiento.CHRISTIANE. Ah! Bien, muy bien.LAURENT. Se trata del presente.CHRISTIANE. Entonces?LAURENT. No te reprocho absolutamente nada. Todo lo que puedo decir,

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    Gabriel Marcel

    es que encuentro muy singular, primero, que me creas tan ciego, y despus,que imagines que hay un inters cualquiera por nuestras relaciones... nuestraalianza, si te parece, en esforzarte por mantener esa ceguera pretendida. Eneso veo una especie de... de temor que no te hace precisamente honor y que

    me parece bastante hiriente aun para m mismo.CHRISTIANE. Entonces habra que?LAURENT. No habra nada. Te repito que en esto como en todo, eres libre.

    Falta saber si utilizas sabiamente esa libertad. En realidad, veo... que meconoces mal. Si antes de ir a Biarritz, y en lugar de hablarme de tu amiga de lainfancia, me hubieras dicho con toda lealtad: habr all alguien por quien sientoatraccin...

    CHRISTIANE. Ah! Es eso lo que hubiera tenido que decir?LAURENT. Siempre esa manera de deformar mi