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CRONICAS Prof. RUBEN JARAMILLO Universidad Nacional Filósofo LA VIENA DE FREUD, SU CONTEXTO HISTORICO, POLITICO y CULTURAL * Q uisiera aclarar dos o tres cosas. Resulta un poco pretencioso, desde luego, querer abarcar todo esto. En primer lugar, cuál es la Viena de Freud a que me voy a referir, yen cuanto a lo del contexto histórico, político y cultural, especí- ficamente lo cultural va a ser tra tado en este ciclo de conferencias por especia- listas de los diferentes campos y yo sólo voy a hacer una mención muy sesgada, leyendo por ejemplo algunos fragmen- tos de novelas que tienen que ver con el hundimien- to del imperio austrohún- garo. Pero naturalmente, el fuerte de mi intervención será el contexto histórico-político. El texto presenta un cua- dro global de la situación del imperio austríaco a lo largo de la segunda mitad del Siglo XIX y en parti- cular de Viena. Durante eseperíodo Viena se trans- formó en una gran metró- poli caracterizada por múltiples con tradicciones y tensiones, haciendo de ella la cuna de una cultu- Deberíamos tener en cuenta varios períodos. Cualquier consideración tiene que comenzar con el 48, que es el año de la revolución. El 13de marzo de 1848la revolución, que había estallado en febrero en París, llega a Viena. La revolución burguesa o democrático- burguesa, cuyos principales agentes serán en una primera etapa los estu- diantes, los artesanos y obreros, y sec- • Conferencia dictada en la Universidad Nacional de Colombia el día 24 de Marzo de 1992 dentro del cliclo "La Viena de Freud. 1859 - 1938" ---------------~ 70 REVISTA COLOMBIANA DE PSICOLDGlA revolución en el 18 y la proclamación de la Repú- blica. El período de la República, que es muy complejo porque enfrenta a una capital dominada por los trabajadores y por la Social-Democracia con la provincia, muy católi- ca, muy reaccionaria, muy antimoderna, que logra imponer como primer ministro a un sacerdote, Ignacio Seipel. Resultan muy interesantes en este sentido las memorias de un gran escritor austríaco, Ernst Fischer, que descri- be muy bien esta peculiar circunstancia. Yfinalmen- te, en marzo de 1938 el Anschluss, es decir la anexión de Austria al Gran Reich: la invasión alemana, que conduce a que Freud abandone Austria para establecerse en Londres, en donde morirá un año y medio más tarde. ra muy original dentro de la cual se manifestó -en contraste con las vetustas estructuras de la monar- quía-la conciencia moder- na, uno de cuyos elemen- tos más peculiares y vigo- rosos loesprecisamente la teoría de la llbido y el psi- coanálisis que ideara Sig- mund Freud a finales del siglo. tores de la burguesía liberal. Yen una segunda etapa la nobleza magiar húngara, en un contexto sumamente complejo, y los trabajadores, sobre todo en octubre. Naturalmente hay que comenzar por allí y yo lo haré. Luego hay que considerar un primer período hasta 1897, cuando es elegido Karl Lueger alcalde de Viena, con lo cual se hunde el liberalismo vienés, el muy venerable liberalismo vienés. Ense- guida, a partir de 1897, los tres lustros que conducen al fin del imperio. El es- tallido de la primera guerra mundial, la muerte de Francisco José en el 16, la Me referiré en realidad solo a la Viena en que se formó Freud, o sea a la pri- mera etapa que mencioné, del 48 al 97. Freud fue un pensador de muy lenta y seria gestación, él realizó estudios muy serios de medicina,de filosofía y litera- tura. Se desempeñó primero como

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Page 1: LAVIENA DEFREUD, SU POLITICO yCULTURAL · Viena sin la figura de Karl Kraus, el editor de la revista Die Fakel (La Antorcha), otro eminente intelectual judío que hasta nuestro siglo

CRONICAS

Prof. RUBEN JARAMILLOUniversidad NacionalFilósofo

LA VIENA DE FREUD, SUCONTEXTO HISTORICO,POLITICO y CULTURAL *

Quisiera aclarar dos o trescosas. Resulta un pocopretencioso, desde luego,querer abarcar todo esto.En primer lugar, cuál es laViena de Freud a que mevoy a referir, yen cuanto alo del contexto histórico,político y cultural, especí-ficamente lo cultural va aser tra tado en este ciclo deconferencias por especia-listas de los diferentescampos y yo sólo voy ahacer una mención muysesgada, leyendo porejemplo algunos fragmen-tos de novelas que tienenque ver con el hundimien-to del imperio austrohún-garo. Pero naturalmente,el fuerte de mi intervención será elcontexto histórico-político.

El texto presenta un cua-dro global de la situacióndel imperio austríaco a lolargo de la segunda mitaddel Siglo XIX y en parti-cular de Viena. Duranteeseperíodo Viena se trans-formó en una gran metró-poli caracterizada pormúltiples con tradiccionesy tensiones, haciendo deella la cuna de una cultu-

Deberíamos tener en cuenta variosperíodos. Cualquier consideracióntiene que comenzar con el 48, que es elaño de la revolución. El 13de marzo de1848la revolución, que había estalladoen febrero en París, llega a Viena. Larevolución burguesa o democrático-burguesa, cuyos principales agentesserán en una primera etapa los estu-diantes, los artesanos y obreros, y sec-• Conferencia dictada en la Universidad Nacional deColombia el día 24 de Marzo de 1992 dentro del cliclo "LaViena de Freud. 1859 - 1938"---------------~70 REVISTA

COLOMBIANADE PSICOLDGlA

revolución en el 18 y laproclamación de la Repú-blica. El período de laRepública, que es muycomplejo porque enfrentaa una capital dominadapor los trabajadores y porla Social-Democracia conla provincia, muy católi-ca, muy reaccionaria, muyantimoderna, que lograimponer como primerministro a un sacerdote,Ignacio Seipel. Resultanmuy interesantes en estesentido las memorias deun gran escritor austríaco,Ernst Fischer, que descri-be muy bien esta peculiarcircunstancia. Yfinalmen-te, en marzo de 1938 el

Anschluss, es decir la anexión deAustria al Gran Reich: la invasiónalemana, que conduce a que Freudabandone Austria para establecerse enLondres, en donde morirá un año ymedio más tarde.

ra muy original dentro dela cual se manifestó -encontraste con las vetustasestructuras de la monar-quía-la conciencia moder-na, uno de cuyos elemen-tos más peculiares y vigo-rosos lo es precisamente lateoría de la llbido y el psi-coanálisis que ideara Sig-mund Freud a finales delsiglo.

tores de la burguesía liberal. Yen unasegunda etapa la nobleza magiarhúngara, en un contexto sumamentecomplejo, y los trabajadores, sobre todoen octubre. Naturalmente hay quecomenzar por allí y yo lo haré. Luegohay que considerar un primer períodohasta 1897, cuando es elegido KarlLueger alcalde de Viena, con lo cual sehunde el liberalismo vienés, el muyvenerable liberalismo vienés. Ense-guida, a partir de 1897, los tres lustrosque conducen al fin del imperio. El es-tallido de la primera guerra mundial,la muerte de Francisco José en el 16, la

Me referiré en realidad solo a la Vienaen que se formó Freud, o sea a la pri-mera etapa que mencioné, del 48 al 97.

Freud fue un pensador de muy lenta yseria gestación, él realizó estudios muyserios de medicina,de filosofía y litera-tura. Se desempeñó primero como

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lA VIENA DE FREUD, SU CONTEXTO HISTORICO, POLlTICO y CULTURAL

asistente en el laboratorio de fisiologíade un eminente médico, Ernst vanBrücke, su maestro, y apenas hacia1895, con la orientación y la colabora-ción de un amigo mayor, el doctorIosef Breuer, publicó el primer trabajoque podemos considerar pertenece yaa su teoría, la teoría de la libido: los"Estudios sobre la Histeria".

Pero en realidad la aparición del pri-mer gran libro de Freud coincide con elnacimiento del siglo. Se trata de DieTraumdeutung, que se ha trad ucido alespañol como La Interpretación de losSueños. Es durante los últimos cincoaños del siglo XIXque Freud, despuésde un desarrollo muy lento, sumamen-te serio y responsable, llega a formularsu teoría, realmente revolucionaria, quedi vide en dos la comprensión de sí delser humano. Y quisiera aprovechar laocasión para subrayar también cuántome agrada colaborar con el renaci-miento de la revista de Psicología de laUniversidad Nacional con un núme-ro dedicado a la obra de SigmundFreud.

A Sigmund Freud lo podemos consi-derar vienés, él vivió en Viena desde1860hasta 1938. En su domicilio de laBergasse 19en el centro de Viena viviódesde 1891 hasta 1938, casi cincuentaaños. Freud fue un vienés en el sentidoespecífico de vienés de la segundamitad del siglo XIX, porque duranteeste período la ciudad, que tenía me-nos de medio millón de habitantes en1859 (el primer año en que se llevó acabo un censo moderno), ya albergabaen 1880algo más de 700.000habitantesyen el 90 1.340.000, cuando se incor-poraron a la ciudad los suburbios in-dustriales y obreros. En 1900 ya teníacasi 1.700.000 habitantes, para llegar alos 2 millones en vísperas de la Prime-ra Guerra Mundial.

Pero Freud no había nacido en Viena.Como hijo de inmigrantes fue llevadode niño a la ciudad, a los cuatro años deedad, por sus padres, quienes, comotantas gentes particularmente en esteperíodo, se trasladaron a la capital.

En segundo lugar es Freud espe-cíficamente vienés en su calidad deintelectual judío, porque no seríaconcebible el esplendor espiritual deViena por entonces sin el aporte de losjudíos. No podríamos concebir aViena sin la presencia del gran es-critor Arthur Schnitzler, médico, hijode un profesor de la Universidad, aquien Freud ciertamente distinguía consu amistad y veía como un precursor(en sus obras es frecuente la observa-ción que se anticipa a las de Freudsobre la etiología de las perturbacio-nes mentales a partir de los traumassexuales). No podríamos concebir aViena sin la figura de Karl Kraus, eleditor de la revista Die Fakel (LaAntorcha), otro eminente intelectualjudío que hasta nuestro siglo llegó ainfluir, por ejemplo, en Theodor Ador-no. No podríamos concebir a Vienasin el filósofo Ludwig Wittgenstein;sin otro gran escritor: [oseph Roth,uno de los grandes novelistas delimperio finisecular. Y el más impor-tante lírico de la Viena del 900, Hugovan Hoffmannsthal, descendía dejudíos convertidos al catolicismo: unHoffmann, proveniente de Praga, sehabía traslado a finales del siglo XVIIIa Viena y había sido ennoblecido por elemperador Francisco I en la era Bie-dermeier, adquiriendo por ello lapartícula von y alargando su apellido.Este gran poeta, que además tenía unaabuela italiana y había sido educadoen el catolicismo, ya no tenía ningúnvínculo con la sinagoga, pero en supoesía se refleja el eco de esta perte-nencia. Podríamos hablar también,por ejemplo, de Otto Weinninger, queescribe su obra Sexo y Carácter antesde suicidarse a los 27 años en la casadonde murió Beethoven. Y en el cam-po de la música deberíamos mencio-nar a dos gigantes, como GustavMahler y Arnold SchOnberg, éste últi-mo un verdadero revolucionario en elterreno de la composición musical através de la escala dodecafónica. Deesta manera es pues Freud, en su cali-dad de hijo de emigrantes y en sucalidad de intelectual judío, muy par-ticularmente vienés.

Freud nació en el año de 1856en unaaldea de Moravia -Freíberg- que porentonces tendría apenas unos 4.500habitantes, de ellos 150judíos. Era hijode [acobo Freud, comerciante en lanas,y de su tercera esposa, Amalia Nat-hanson. Este es un dato sumamenteinteresante, porque como 10 resaltansus biógrafos, Ernst Iones y última-mente Peter Gay, Freud tuvo un sobri-no un año mayor que él, compañero dejuegos de infancia, porque los matri-monios anteriores de su padre yahabían dado frutos.

La familia de Freud era bastante po-bre, todavía cuando estaba estudiandomedicina tuvo que oir de sus profesoresque él no podría de ningún mododedicarse a la ciencia y tendría queejercer lamedicina, porque su situacióneconómica no le iba a permitir consa-grarse a la investigación como él 10quería. Jacobo Freud vivía en Freibergdel mercadeo de la lana, y la construc-ción de una nueva línea de ferrocarrilpolarizó hacia otro distrito el lugarde acopio y comercialización dedicho producto, de manera que cuan-do ya no era propiamente joven perdióla base material para alimentar unagran familia y se vió en la necesidad deemigrar, primero a Leipzig, en 1859,yal año siguiente a Viena.

En la familia de Freud las migracioneshabían sido frecuentes, cuando en 1925escribió su autobiografía relató allí quelos Freud se habían establecido ini-cialmente en Colonia, pero que las per-secuciones antisemitas de los siglosXIVYXVlos había obligado a huir, pri-mero hacia el nororiente de Europa,hacia Lituania, para regresar a co-mienzos del siglo XIXa través de Gali-cia al territorio del imperio. Cuandopor esa época visitó Colonia, un ra-bino muy erudito de la ciudad le testi-monió que efectivamente su familiahabía pertenecido a la muy impor-tante colonia judía de la ciudad. Nodebemos olvidar que los judíos hanestado en el Rhin durante dos milaños.

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La familia se estableció entonces enViena yel padre de Freud comenzó arecuperarse de la situación catastrófi-ca en que lo había dejado aquel despla-zamiento del comercio de la lana a quehicimos alusión. Al parecer, y es lo quesugiere Gay, los hijos del prirner matri-monio, que se habían establecido enManchester, le ayudaron. Habíanprosperado en sus actividades comer-ciales y estaban en condiciones, segúnparece, de ayudar a su padre. De ma-nera que Freud creció en un ambientede estrechez económica, aunque la si-tuación de su familia ya había mejora-do algo tras la catástrofe a que se habíavisto sometida por los años en que élnaciera en 1856.

En realidad Viena representaba porentonces, justamente por la época enque la familia de [acob Freud se trasla-dó a la ciudad, una alternativa deprogreso material y social para losjudíos. Las grandes capitales delimperio significaban un refugio frente

al antisemitismo que por entoncesestaba localizado más bien en el cam-po, en las aldeas. Es muy parecido alcaso del padre de Franz Kafka -Her-mann Kafka-, que se trasladó de sualdea natal a Praga, porque allí reinabaya un ambiente más liberal y menosdesfavorable a los judíos.

Cuando los Freud llegaron a Viena seestablecieron en lo que había sido elantiguo gheto judío, la Leopoldstadt,un barrio inmenso que se extiende através del extremo noroeste de la ciu-dad. Allí vivían casi la mitad de los15.000 judíos que por esa época resi-dían en Viena. No todos eran misera-bles, inclusive vivían allí algunasfamilias bastante acomodadas, porquese sentían muy arraigadas en su pue-blo. Hay que tener en cuenta, por lodemás, que en Viena existía ya desdela época de los emperadores una granburguesía judía, hay que recordar queel Congreso de Viena había sido finan-ciado por los Rotschild, que apenas_0.

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una generación antes habían salido delGheto de Frankfurt; y habían sidoennoblecidos por esta causa a propues-ta del príncipe de Metternich, que diri-ge la política austríaca y prácticamentela política europea precisamente hastala revolución del 48.

En realidad en Viena había todavíamuchas posibilidades para los jóvenesjudíos de talento y era frecuente queestos muchachos buscaran destacarseen las profesiones liberales, particular-mente el Derecho y la Medicina, por-que con las reformas que se introduje-ron después de la revolución y parti-cularmente a partir del año 60 dismi-nuyeron las trabas que existían para sudesarrollo intelectual y social. Apartirde ese año, en el cual la familia Freudse instaló en la Leopoldstadt, en elbarrio judío de Viena, una serie dedecretos destinados a fundir y apunta-lar la autoridad del Estado, a centrali-zarlo, en realidad lo liberalizaron. Laprensa adquirió cierta libertad, lospartidos políticos comenzaron a desa-rrollar una actividad libre de trabas y aeducar a las masas en el sentido delliberalismo, para transformar a lamonarquía en una monarquía consti-tucional según el modelo británico. Seestableció un Reichsrat, un parlamen-to que, aunque había sido pensadocorno órgano meramente consultivo,se convirtió en la realidad en un verda-dero órgano legislativo que comenzó adiscutir las leyes y a sancionar el pre-supuesto. Aunque no se trataba real-mente de un proceso de amplia demo-cratización porque el sistema electoraltodavía era de tipo censitario, lo quesignificaba que sólo podían elegir a losdiputados aquellos ciudadanos queposeían una renta y éstos no corres-pondían sino al 6% de la población.

Sin embargo, es evidente que para losjudíos austríacos esta época era muyprometedora. El año de la revoluciónhabía traido consigo la legalización delos servicios religiosos judíos, el fin deimpuestos especiales que ellos debíanpagar y la igualdad con los cristianosen lo relativo al derecho a poseer bie-

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LA VIENA DE FREUD, SU CONTEXTO HISTORICO, POLlTICO y CULTURAL

nes raíces y a ejercer cualquier profe-sión u oficio, lo mismo que a ocuparcargos públicos. Hasta entonces nopodía el judío elegir libremente suprofesión ni podía poseer bienes raícescomo los otros ciudadanos, no erapropiamente un ciudadano. AlbertSoboul ha dicho en un trabajo clásicosobre la actualidad de la RevoluciónFrancesa que todo el siglo XIXen Euro-pa fue un desarrollo de los principiosde la revolución; uno de los actos de larevolución fue la emancipación de losjudíos, de manera que tarde o tempra-no en todos los países de Europa estoempezó a realizarse. En la década del50, a consecuencia de la revolución del48 y pese a que ésta en últimas fracasó,se produjeron una serie de reformasenel sentido de una liberalización quehiciera posible el surgimiento y laconsolidación de la sociedad burgue-sa, la sociedad civil.

En los años 50 empiezan a cuestionar-se insti tuciones tradicionales, como lasleyes que prohibían a las familias ju-días emplear a cristianos y a las fami-lias gentiles a judíos, a las familiascristianas el utilizar el servicio decomadronas judías (aquí naturalmen-teya propósito de Freud nosencontra-mos con un elemento muy profundode prejuicio, casi que podríamos ha-blar con él de "angustia de contacto",porque no se podía permitir que unapartera judía asistiera al nacimiento deun cristiano). Hacia 1867 se puedeconsiderar que todas las discrimina-ciones legales contra los judíos habíansido suprimidas y cuando a partir de1860 el liberalismo comienza a predo-minar en Viena los burgueses judíosde alguna condición material empeza-ron a promoverse políticamente.

Conocemos una anécdota muy impre-sionante de la infancia de Freud. Enalguna ocasión él fue llevado por suspadres al Prater, un parque de Viena,en donde un poeta y adivino ganabaalgún dinero recitando o haciendoadivinanzas a los clientes, y cuandofue llamado por el padre de Freud a lamesa predijo que el joven Sigmund

llegaría a ser ministro, lo cual para unafamilia judía vienesa representaríamucho porque significaba el acceso ala pleni tud en el usufructo de sus dere-chos. Efectivamente, en el gabineteliberal de esos años hubo algunosrepresentantes del judaísmo vienés.

Durante la década del 60ymás adelan-te, el liberalismo fue para los judíos deViena un asunto de principios, perotambién de prudencia; era la únicaposibilidad de protegerse frente alfanatismo de los clérigos de la iglesiacatólica romana (en Austria el antise-mitismo siempre estuvo muy vincula-do al partido clerical y lo vamos a vermás adelante en el derrumbe del libe-ralismo vienés, el papel que juega elPartido Social-Cristiano del Dr. Lue-ger). Los judíos veían en el liberalismouna protección ante las impresionan-tes persecuciones a que habían sidosometidos desde la edad media y Freudadhirió muy sinceramente al liberalis-mo, se consideraba un "viejo liberal" ydurante toda su vida consideró al cato-licismo romano como el principalenemigo de la emancipación de losjudíos. En la época en que el jovenFreud empezaba a pensar sobre estosasuntos, el propio rabino de Viena -elDr. Adolf [ellinek- recomendaba a losjudíos alinearse con mucha sinceridaden la defensa de la constitución y en lasfuerzas del liberalismo; un publicistay rabino, Ioseph Samuel Bloch, recita-ba un verdadero catálogo de las virtu-des del liberalismo, decía que él "másque una doctrina, más que un princi-pio conveniente, era el asilo espiritualdel judío, su puerto seguro, su derechoa la libertad, su diosa protectora, lareina de su corazón".' Lo cual explicaque en ese clima de liberalismo loshijos de los emigrantes judíos, sobretodo de los judíos del oriente, que eranparticularmente pobres y esforzados,comenzaran a hacer una gran carrera.Los judíos se distinguieron siemprepor su gran capacidad de trabajo y asícomo la generación de los padres -muchos de ellos miserables como en elcaso de Hermann Kafka-llegaban a lasciudades para, a través de un persis-

tente esfuerzo de acumulación, hacer-se a una posición y un reconocimientoen la sociedad burguesa, los hijos deestos judíos comerciantes se destaca-ban como abogados, como intelectua-les, como médicos.

En la década de 1880 ya se podía cons-tatar que por lo menos la mitad detodos los médicos, abogados y perio-distas de Viena eran judíos, lo quenaturalmente despertaba un gran re-sentimiento en el resto de la población,resentimiento que va a ser explotadopor la misma época por demagogoscomo Karl Lueger y von Schónerer, dequienes vamos a hablar enseguida. Esmuy interesante, por ejemplo, consta-tar en una de las dos grandes novelasde Arthur Schnitzler: Teresa, Crónicade la Vida de una Mu jer (la única queestá traducida al español y publicadahace ya 40años por Guillermo de Torreen la colección de Grandes Novelistasde Nuestro Tiempo de la editorialLosada, que resulta muy característicaporque refleja a través de la biografíade una mujer el ocaso del imperioaustrohúngaro: relata la historia de unamuchacha empobrecida de origennoble que termina prostituyéndose enViena), de qué manera su hermano,que espera en vano ser admitido a lafacultad de medicina en Viena, mani-fiesta un gran resentimiento por elhecho de que en la facultad hayamuchos judíos y termina vinculándo-se a un partido antisemita. Bueno, elcaso de Adolf Hitler unos años mástarde va a ser similar: el resentimientoque acumulará contra los judíos cuan-do no pudo ser admitido a la Facultadde Arquitectura en Viena hacia 190810convertirá luego en ese paranoico deli-rante que terminará por cometer elmás grande genocidio en la historia dela humanidad.

El crecimiento de la comunidad judíaera un resultado de la inmigraciónpermanente que impulsaba a los jóve-nes judíos a realizar un gran esfuerzocultural que los convertía en miern-

l. Referido por Peter Gay: Freud, una Vida de NuestroTiempo. Paidós, Barcelona, 1990. pág. 40

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bros de una verdadera éli te a pesar deconstituir una minoría en la ciudad.Ya he dicho que cuando el niño Freudllega a Viena vivían allí según el censounos 15.000 judíos, es decir, un pocomás del 2% de la población. Pero 10años más tarde, como consecuencia deuna legislación favorable y de las me-jores oportunidades económicas queofrecía la ciudad, los judíos habíanllegado en grandes oleadas y ascen-dían a 40.000. En 10 años pasaron deconstituir e12% a constituir e16% de lapoblación. Inclusive se cuenta unaanécdota del maestro de Nietzsche,[acobo Burckhardt, quien visitó Vienaen 1872 y escribió que los judíos esta-ban gobernando la ciudad. En 1880,cuando ya los judíos eran 72.000, unode cada diez habitantes de Viena erajudío.

En este sentido es pues Freud un vie-nés muy típico, un vienés muy caracte-rístico, y vuelvo a repetir que seríaabsolutamente inconcebible la extra-ordinaria floración cultural y espiri-tual de Viena a finales del siglo sin elaporte del elemento judío. Un escritorjudío -Iacob Wassermann, hoy en díamuy olvidado pero que hasta los años20 y 30 fue muy leído-, recordando suestancia en Viena a finales del siglo

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decía: "casi todas las personas con lasque he estado en contacto cordial eintelectual eran judíos, pronto recono-cí que toda la vida pública estabadominada por judíos, la banca, la pren-sa, el teatro, la literatura, las funcionessociales, todas estaban en manos dejudíos". Y Arthur Schnitzler, a quienya me he referido y que es uno de esosgrandes novelistas, como Musil y Jo-seph Roth, que describen el derrumbedel imperio, escribía en sus memorias:"En aquellos días -el período del libe-ralismo en florecimiento tardío-, elantisemitismo existía, como ha existi-do siempre, como una emoción en losnumerosos corazones que se inclina-ban ante él, y como una idea con gran-des posibilidades de desarrollo, perono desempeñaba un papel importantepolítica o socialmente. Ni siquiera sehabía inventado todavía la palabra yaquellos a quienes no les gustaban losjudíos eran llamados, burlonamente,'devoradores de judíos' (Judenfres-ser)" .2

En realidad, en los círculos cultivadosde la sociedad era considerado de muymal gusto, por decirlo así, cualquierconsideración en ese sentido, y es queesos círculos tan cultos de la alta bur-guesía vienesa eran frecuentados y

sostenidos por familias judías. Eranmuy importantes en ese sentido lastertulias, los "salones". Rememoran-do un poco la importancia que tuvie-ron en el proceso de la ilustración fran-cesa del siglo XVIIIe inclusive durantela revolución, tal vez valga recordarque también en Viena estos escenariosde la vida público-política y culturaltuvieron una gran significación.

El Salón de la familia Wertheimsteinpor ejemplo. Esta era una de las másantiguas familias de burgueses judíos.El primer Wertheim había sido unbanquero palatino, adscrito al palaciodel Emperador Leopoldo 1, que loennobleció a comienzos del siglo XVIII(por lo cual sus descendientes alarga-ron el apellido). Era una familia im-pregnada de cultura que patrocinabatertulias y en una de ellas tuvo Freud laoportunidad de conocer a un hermanode Josephine von Wertheirnstein, elgran historiador y filósofo TheodorGomperz, que le encargó la traduccióndel volumen XI de los escritos de [ohnStuart Mill. El profesor Gomperz teníaa su cargo la edición de las ObrasCompletas de este pensador liberalinglés y le pidió al joven Freud, quehabía sido recomendado por el filóso-

2. Idem, oo. Cit. pág. 44

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LA VIENA DE FREUD, SU CONTEXTO HISTORICO, POLlTICO y CULTURAL

fa Franz Brentano, uno de sus profeso-res, que tradujese aquello. Freud, queconocía sumamente bien el inglés,asumió esta tarea y tradujo este textomientras cumplía el año de serviciomilitar.

T oda esto nos remite necesariamente ala revolución del 48, que tuvo comoresultado también el levantamiento dela servidumbre, porque los grandesterratenientes y grandes señores sedieron cuenta de que ella consti tuía unelemento explosivo en el momento enque la burguesía liberal intentara denuevo un enfrentamiento con el abso-lutismo: por razones conservadoras,si se quiere, preventivas de una revo-lución burguesa, se levantó la servi-dumbre.

La revolución del 48 fue aplastadaluego por las tropas, no sólo en Aus-tria, sino también en las provincias quese encontraban bajo el dominio de lacorona.Ellevantamiento de Milán, porejemplo, había significado la expul-sión de la guarnición austríaca. Sinembargo, elmariscal Radetzky, un viejomilitar, héroe checo de las guerrasnapoleónicas, derrotó luego a las tro-pas italianas haciendo imposible quese extendiera la revolución contraAustria. Menciono esto, porque laMarcha de Radetzky, compuesta en-tonces por [ohann Strauss -el viejo- enhomenaje a este salvador de la monar-quía y que [oseph Roth, autor de unanovela con ese título, llamaría "unamarsellesa del conservatismo", seconvirtió en una especie de himnonacional popular del imperio. Precisa-mente al final de la conferencia lesleeré un pequeño fragmento de la grannovela de Roth que refleja de unamanera espectral la situación de de-rrumbe de la monarquía.

Pero para comprender todo esto tene-mos que tener en cuenta, así sea muysomeramente, el cuadro global de loque era el imperio austríaco, que apartir de 1867,por razones que expli-

caré, seconvierte en lamonarquía dual,la monarquía austro-húngara.

El Imperio Austríaco era una de aque-llas monarquías de origen feudal (dehecho la dinastía se remonta a Rodolfode Habsburgo hacia 1287y reemplazaa la dinastía Babenberg en plena edadmedia). Este imperio de raíces feuda-les se vió envuelto en el proceso decontradicciones que implicaba el sur-gimientodel capitalismo tardío, elcual,con retraso pero con gran fuerza sehabía introducido en el viejo continen-te. Hay que tener en cuenta que lafamilia de banqueros Rotschild habíafinanciado ya en 1836 la construccióndel primer ferrocarril, y a partir deentonces empezaron a extenderse laslíneas ferrocarrileras por todas partespara posibilitar el transporte de lasmaterias primas y de los productoselaborados, así como la movilizaciónde las gentes.

Hacia mediados del siglo el imperioestaba poblado por cerca de 35 millo-nes de individuos, pero muy pronto lapoblación se acrecentó, de tal maneraque en vísperas de la guerra del 14yatenía 52 millones de habitantes. Estos52 millones de habitantes y de súbdi-tos de la corona austríaca se dividía en11 pueblos, Austria era un imperiocuyo himno nacional se cantaba en 13lenguas. Existían unos 9 a 10millonesde alemanes, un poco más de 8 millo-nes de magiares o húngaros, unos 7millones de checos y eslovacos, casi 4millones de polacos, unos 3 millonesde rutenos o ucranianos, casi 3 millo-nes de rumanos y unos 6 millones oalgo más de eslavos del sur, es decir decroatas, eslovenos y serbios. A estos 11pueblos se agregaban los judíos, reco-gidos a todo lo largo y ancho del impe-rio en pequeñas comunidades y al-deas. Comenzaron a llegar a lo largodel siglo a Viena, formando aquí unacomunidad bien característica de cuyoseno emergería una élite intelectual deprimer rango.

En el imperio existen -o coexisten- amediados del siglo pasado y todavía

en la década del 80 formas económicassumamente diversas. Coexiste uncapitalismo industrial en pleno auge,radicado en algunas zonas alemanas ychecas (hay que recordar por ejemploel caso de Kafka, que era abogado de lacompañía de seguros de accidentes queatendía a las grandes hilanderías deBohemia), con formas de producciónmuy atrasadas en el campo, particu-larmente en Hungría, en donde lanobleza magiar mantuvo a los sectoresplebeyos del campo en un estado defeudalidad prácticamente hasta la lle-gada del ejército rojo en la primaveradel año 45 según la opinión de unhistoriador católico liberal austríaco,Friedrich Herr.

Sin embargo Austria se encontró vin-culada, como el resto de las nacionesdel mundo, en muy breve período detiempo y de manera inevitable e irre-versible, a la nueva organización de laeconomía mundial, a las expectativasdel mercado mundial, lo cual obligó aalgunos de los señores del campo aconvertirse en verdaderos empresa-rios agrícolas. Como por ejemplo alpríncipe Félix de Schwarzemberg, quehabía sido quien aplastara la revolu-ción del48 y a quien la dinastía agrade-cía su supervivencia. Estudió en In-glaterra las técnicas más avanzadas dela explotación agrícola y minera, con-virtiéndose en un moderno empresa-rio y terrateniente. Como las relacio-nes de servidumbre constituían unobstáculo para la efectiva racionaliza-ción de la producción agraria se impu-so la abolición de la servidumbre yotras formas sociales anacrónicas, loque respondía a necesidades objetivasdel desarrollo económico y de otraparte era una medida preventiva antela posibilidad de que la burguesía libe-ral encontrara apoyo en las masasoprimidas del campo.

De otro lado, se requería de una buenacantidad de fuerza de trabajo libre ydispuesta a emigrar del campo a lasciudades de manera que la industriaurbana lograra consolidarse. Las ci-fras que he mencionado sobre el creci-

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CRONICAS

miento demográfico deViena, que pasade tener menos de medio millón dehabitantes hacia 1859 para multipli-carse por cuatro en el transcurso de 50años, corresponden en buena parte auna fuerte migración de campesinosque se transforman en obreros y habi-tan en los suburbios de la ciudad, ca-racterizados por una impresionantemiseria y un gran déficit habitacional,de lo cual también encontramos mu-chos testimonios en la literatura viene-sa de la época.

El48 influye además decisi vamente enla transformación urbanística de Vie-na. En octubre del 48, en las últimas ypostreras luchas de la revolución (quedejaron en Viena entre 3.000 y 4.000muertos), los fortines de la antiguaciudad medieval, la gran muralla quehabía resistido al embate de los turcosen 1683, se constituyeron en una ver-dadera barricada de los revoluciona-rios. Windischgrátz, el "liberador" deViena, había bombardeado implaca-blemente las murallas de la antiguaciudad y, como en el caso del París delIIimperio en donde el barón de Hauss-mann construyó los Bulevares, esasinmensas avenidas que tenían tam-bién como función impedir la cons-trucción de barricadas, se impuso enViena la destrucción de la antiguamuralla que había contenido el emba-te de los turcos.

Aunque el Emperador Francisco José(que había sido coronado precisamen-te a consecuencia de la revoluciónporque su tío el emperador Fernando 1era un idiota tolerado desde 1830quesin embargo en las nuevas circunstan-cias no podía seguir reinando y fueobligado a abdicar) al principio semostró hostil a la idea de derrumbarlos históricos muros que además sepa-raban a la ciudad antigua, donde vi-vían las familias más distinguidas, delos suburbios en donde comenzaba aaglutinarse ese proletariado que habíapuesto en jaque a la dinastía en el 48(porque los reyes tuvieron que huir deViena y solo regresaron protegidos porel ejército), terminó por aceptar final-

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mente los argumentos de los banque-ros, quienes sostenían que la únicaposibilidad de garantizar la expansiónindustrial de la ciudad y su moderni-zación era destruir ese sistema demurallas rodeadas de fosos y grandesespacios de arena que constituían unterritorio bastante amplio, porque uti-lizarlos era la única posibilidad dedetener el costo de los arriendos y eranecesario además construir nuevosdistritos para albergar a los obreros, alos emigrantes que trabajaban en lasindustrias de Viena.

De ese modo se dejó convencer elemperador y el 20 de diciembre de1857 -nueve años después de la revo-lución, un año después del nacimientode Sigmund Freud -expidió un decretoen un estilo todavía muy característicode soberano absolutista: "Es mi vo-luntad que la ampliación de la ciudadinterior de Viena con vistas a su apro-piada conexión con los suburbios seaemprendida lo antes posible y que alpropio tiempo se conceda atención a laregulación y embellecimiento de miresidencia y capital. A tal fin doy mipermiso para que sean abolidas la cir-cunvalación y fortificaciones de laciudad interior, así como los fosos quela rodean". Como comenta un histo-riador, "los años de la contrarrevolu-ción llegaban a su fin, la nueva socie-dad burguesa de Viena emergía delcataclismo como ganadora, aunque nocomo triunfadora"."

En efecto, la sociedad burguesa nohabía triunfado pero comenzaba aganar terreno, comenzaba a consoli-darse en el interior del imperio deFrancisco José. Ya en enero de 1858sehizo una licitación, se invitó a la pre-sentación de proyectos y se abrió unconcurso entre los arquitectos, acep-tándose en septiembre del 59 el pro-yecto que presentó un civil. Para 1864-cuando Freud tenía 7 años- ya habíandesaparecido los sectores principalesdel sistema de murallas, se había con-cluido con la dcmol ición de los anchosbaluartes, el rellenamiento de los fososy las cunetas. La cesión de aquellas

partes del sistema de murallas queconstituían el campo previo a la forti-ficación liberó una amplísima zonapara la construcción de nuevas vivien-das y los suburbios comenzaron avincularse directamente a la ciudad.Enelespacioqueocupabanlasantiguasfortificaciones surgió una gran aveni-da en forma de herradura, que arran-caba de un extremo del Danubio yconducía al otro: la famosa Ringstras-se que se convirtió en la columna ver-tebral de un extraordinario procesourbanístico, arquitectónico y artístico.

Allí se levantó en primer lugar, des-pués de que en 1865ya prácticamentehabía terminado el trazado de la ave-nida, el teatro de la Opera que se inau-guró en 1869 con una de las grandesóperas de Mozart, Don Giovanni.Luego, entre 1872y 1881,seconstruye-ron alIado de la ópera los dos grandesmuseos de la corte, destinado el uno ala historia del arte, en donde se encon-traban y se encuentran toda vía hoy lasgrandes colecciones de arte de losHabsburgo, y al frente otro inmensopalacio que alberga el museo de histo-ria natural, que naturalmente no podíafaltar. En medio del gran parque quelos separa, una enorme estatua ecues-tre de María Teresa, la gran déspotadel siglo XVIII.

Más adelante, en la misma Ringstras-se, se construyó el nuevo edificio delParlamento, un palacio griego concolumnas dóricas que fue inauguradoen 1883,la obra de un joven arquitectodanés, Teophil Hansen, que tambiénconstruyó la sala de conciertos de laMusikverein en 1889y el palacio de labolsa (1877), en el estilo neorrenaci-miento. También se construyó elAyuntamiento, la Rathaus, en estilogótico tardío, un poco inspirado suarquitecto -Friedrich Schmidt- en losedificios de ayuntamiento de las ciu-dades flamencas, de gran significa-ción en la historia de la arquitecturaburguesa. Los ayuntamientos de Bru-selas, por ejemplo, de Lieja, de Brujas,

3. BAREA, IIse. Viena, Leyenda y Realidad. Ediciones G.P, Barcelona, 1969, pág. 290

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constituyeron el modelo en que seinspiró este arquitecto para elevar loque es la alcaldía de la ciudad. DiceI1se Barea que ese edificio neogóticoestaba destinado a expresar "fuerza yconfianza"; también proclamaba "lasrománticas aspiraciones de la nuevageneración de alcaldes, consejeros yfinancieros municipales que eran ciu-dadanos importantes y liberales": lamanifestación arquitectónica del as-censo de la burguesía vienesa. Lomismo que el nuevo Burgtheater, eri-gido al frente del ayuntamiento, cuyaconstrucción duró de 1872 a 1882 y seestrenó con una obra del poeta nacio-nal austríaco, Franz Grillparzer, y delCampamento de Wallenstein, la granobra dramática de Schiller. Y la nuevasede de la universidad, un edificiomonumental, muy elegante, que co-rresponde a los lineamientos del Rena-cimiento, construido entre 1882 a 1884de acuerdo con un proyecto del arqui-tecto Ferstel.

La Universidad comien-za a gozar en la épocaliberal de garantías lega-les, de independenciaacadémica. Libertad deenseñanza y finalmenteun mínimo de proteccióncontra la interferencia bu-rocrática del Ministeriode Religión y Educación,en el cual siempre se habíadado una lucha entre li-berales y clericales. En1873, por ejemplo, se es-tableció una ordenanzaministerial en la que sedecía que el derecho a ho-nores académicos serfuindependiente de la fide-lidad religiosa (hasta en-tonces los clericales siem-pre habían exigido quelos profesores distingui-dos académicamente fue-sen católicos, apostólicosy romanos ultramonta-nos). Sólo en este mo-mento la Universidad ad-quirió esa libertad.

Sin embargo, esta historia espléndidade construcciones arquitectónicas deprimer rango tenía algo de falso. Afinales del siglo uno de los creadoresde la arquitectura moderna, AdolfLoos, acuñó la expresión Potemkin-dórfer ("aldeas de Potemkin") parareferirse al programa de construccionessuntuarias de Viena. Las "aldeas dePotemkin" habían sido unas aldeas dementira levantadas con base en anda-mios, cartón y lienzo pintado queman-dó erigir Poternkin, uno de los favori-tos de la emperatriz Catalina de Rusia,para mostrarle, después de aplastar ellevantamiento de Pugachev -que fueuno de los más grandes levantamien-tos campesinos en el imperio ruso unosaños antes del estallido de la revolu-ción francesa-, que ya el campesinadose había apaciguado y prosperaba.

La expresión de Adolf Loos tenía quever con el telón de fondo de este pro-

grama suntuario alrededor de la Rings-trasse. Como dice la historiadoraBarea, "Viena se extendía y según tér-minos del decreto imperial se embelle-cía mientras el imperio se estrechaba.Su vida cultural y social crecía mien-tras los cimientos de su importanciacomo centro de un estado multinacio-nal eran asaltados y socavados. Solouna pequeña minoría se sentía cons-ciente de ello, pero las tensiones esta-ban latentes. La pompa y circunstan-cias de la Ringstrasse, las fachadas os-tentosas y las decoraciones interioresde viviendas particulares que repetíanlos modelos de la Ringstrasse, a menu-do en formas adosenadas, simboliza-ban la autopermanencia y la ilusión deperd uración", Pues, en realidad, el pe-ríodo durante el cual reina FranciscoJosé es de permanente decadencia delimperio y la dinastía de los Austria.

En el lapso de 20 años, del 49 al 69,fueron aprobadas ochoconstituciones diferentesque eran revisadas y re-tractadas, experimentan-do con el federalismo, conel centralismo, con el votodirecto, con el voto indi-recto, con el gobierno au-toritario, con el gobiernorepresentativo. Cada vezque terminaba una guerracon una nueva pérdida te-rritorial de la corona aus-tríaca se ensayaba unanueva constitución.

Cuando por ejemplo ter-minó la campaña italianade 1859, que le costó aAustria la pérdida de laLombardía, se expidió elllamado "Decreto de octu-bre",de 1860, que instituíaun parlamento limitado atareas consul tivas aunquecon el privilegiodeautori-zar el presupuesto y losimpuestos, compensandoese débil núcleo de repre-sentación con la prerroga-tiva del Emperador y las

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dietas provinciales. Pero las dietasprovinciales estaban dominadas porlos grandes terratenientes, ultracon-servadores y enemigos de toda centra-lización del Estado que ellos conside-raban afectaba su soberanía.

Lo mismo sucedió con la constituciónliberal de febrero de 1861que alberga-ba una intención centralista de moder-nización y consideraba un parlamentode diputados elegidos por las dietas.Los derechos y distritos electoralesestaban siempre calculados para lo-grar una posición predominante de laclasemedia-alta alemana sobre las otrasnacionalidades y esto planteaba per-manentemente un problema entre laclase culta alemana y el nacionalismode checos, eslovacos, rutenos, húnga-ros, etc.

Finalmente, en el año de 1866Austriasufrió una derrota militar definitivapara su proceso histórico. En elmomento en que la Prusia de Bismarckderrota en Sadowa al ejército austríacoeste logra excluir con ello a Austria delproceso de la unidad alemana. Por sucondición de protestante -entre otrascosas- no quería que Austria se vincu-lara a la solución de una gran naciónalemana yel resultado de la batalla deSadowa le permitió integrar los terri-torios alemanes dejando por fuera aAustria. Pero ello además reveló a losojos del mundo que ésta se había con-vertido en realidad en una potencia desegundo orden. En efecto, a partir de

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las derrotas italianas a finales de la dé-cada del 50y sobre todo de la de Sado-wa, o de K6nigratz (se la conoce tam-bién por el nombre de esta otra aldea)Austria se convirtió en una potenciade segundo orden y por ejemplo suparticipación en la Primera GuerraMundial será melancólica: antes deconcluir elprimer año después de habercomenzado la contienda el ejércitoaustríaco ya no cuenta para nada.

Como consecuencia de la derrota deSadowa el emperador se vio obligadoa hacer una gran concesión a la noble-za magiar. El imperio dependía cadavez más del trigo que producía la lla-nura húngara; Budapest se había con-vertido en una gran metrópoli, porquelos cereales húngaros estaban saliendocada vez en mayor cantidad al merca-do mundial, ya partir de 1867el impe-rio se convirtió en la monarquía dual(que algunos escritores llamaban"anarquía dual"). A partir de esemomento se convierte en Austria-Hungría, el emperador lo es de Aus-tria a la vez que rey de Hungría. Lanobleza magiar tiene completa auto-nomía para explotar a su vez no sólo alos plebeyos húngaros sino a las nacio-nalidades que se encuentran someti-das bajo su soberanía, el único com-promiso consiste en un mando únicodel ejército y en un ministerio de rela-ciones exteriores común. Pero llegó adarse el caso de que el conde Andrasi,que había sido condenado a muertepor su participación en la revolucióndel 48, fuera nombrado primer minis-tro por el emperador.

En medio de ese gran esplendor, a loque asistimos es a un derrumbe paula-tino, a una crisis progresiva del impe-rio, lo que coincide además con ladecadencia del liberalismo austríaco.

En realidad, el liberalismo austríacoestuvo siempre sometido a la inerciadel gran pasado feudal. Como lo haexpresado Carl J. Schorske en un artí-culo intitulado Un Trío Austríaco-Política en un Nuevo Tono, que pu bli-có en 1971en la revista Merkur y des-

pués incorporó a su gran libro VienaFin-de-Siecle. que es de referenciaobligada en estos casos, "dos hechossociales básicos diferencian a la bur-guesía austríaca de la francesa y lainglesa. Aquella no logró destruir a laaristocracia ni fusionarse plenamentecon ésta, y a causa de su debilidadsiguió siendo dependiente y profun-damente leal al emperador como pa-dre protector distante pero necesario".

"El fracaso en adquirir el monopoliodel poder siempre hizo del burguésuna especie de intruso que intentabaintegrarse a la aristocracia. Elnumero-so y próspero elemento judío de Vienareafirmó esta tendencia con su firmefuerza de asimilación. Rara vez ocurrióen Austria una asimilación social di-recta a la aristocracia. Ni siquiera quie-nes ganaban patente de nobleza eranadmitidos, como ocurría en Alemania,en la vida de la corte imperial. Pero eraposible lograr la asimilación por otrocamino más abierto, el de la cultura,aunque también éste tenía sus dificul-tades. Lacultura tradicional de la aris-tocracia austríaca estaba muy lejos dela cultura legalista y puritana del bur-gués y del judío. Profundamente cató-lica, era una cultura sensual, plástica.Allí donde la cultura tradicional bur-guesa veía a la naturaleza como uncampo a ser dominado mediante la im-posición del orden bajo la leydivina, lacultura aristocrática austríaca consi-deraba a la naturaleza como un escenario de placeres, una manifestación dela gracia divina que debía glorificarseen elarte, particularmente del barroco.La cultura austríaca tradicional no era,como la del norte de Alemania, moral,filosófica y científica, sino sobre todoestética, sus mayores logros correspon-dían a las artes aplicadas y escénicas:la arquitectura, el teatro y la música.Laburguesía austríaca arraigada en lacultura liberal de la razón y la ley sevioasí confrontada a una cultura aristo-crática más antigua de signo sensual ygracia. Los dos elementos, anotabaArthur Schnitzler, sólo podían formarun compuesto sumamente inestable.

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LA VIENA DE FREUD, SU CONTEXTO HISTORICO, POLlTICO y CULTURAL

La primera fase de asimilación a lacultura aristocrática fue puramenteexterna, casi mimética. La nueva Vie-na construida por la burguesía en as-censo de la década de 1860 la ilustra enpiedra. Los gobernantes liberales, enuna reconstrucción urbana que empe-queñece la realizada en París porNapoleón III, intentaron proyectar suobra en una historia, en un linaje conedificios grandiosos inspirados por unpasado gótico, renacentista o barrocoque no les era propio".'

y con esto nos introducimos en elproblema de la crisis del liberalismovienés, la crisis de una ideología que sebasaba en la idea del progreso, en la feen que la monarquía constitucionalsustituiría al absolutismo despótico,que el centralismo parlamentario sus-tituiría al federalismo aristocrático yque la ciencia reemplazaría a la reli-gión, una fe que sostuvo durante lus-tros a los liberales austríacos y quecond ujo más bien a desencadenar fuer-zas que los liberales no podían con-trolar.

Durante el último cuarto del siglo XIXel programa que los liberales habíanelaborado contra la aristocracia pro-vocó el estallido de los de abajo, de lasclases bajas. Los liberales lograronliberar las energías políticas de lasmasas, pero contra sí mismos y nocontra sus antiguos enemigos. Losliberales alemanes habían pensado queellos deberían educar a las poblacio-nes halógenas del imperio. Un políti-co alemán, J. N. Berger, decía en 1861que los alemanes no debían esforzarsepor la hegemonía política sino por lahegemonía cultural de los pueblos deAustria. Obviamente, ellos pensabanque la cultura alemana era superior ala cultura de los otros pueblos, porqueningún otro pueblo podía presentarun poeta como Goethe, un compositorcomo Mozart o Beethoven, en todoslos campos de la cultura era la culturaalemana superior a la checa, a la eslo-vaca, a la húngara, o la ucraniana, etc.4. SHORKSKE, Cart J. Viena, Fin-de-Siecle. Ed. GustavoGilli, Barcelona, 1981. pág. 29

Pero cuando los liberales intentaronesta germanización lo que lograronfue despertar el nacionalismo de losotros pueblos. Así surgió, por ejem-plo, un movimiento llamado de '10sjóvenes checos", un movimiento enfá-ticamente antigermano; y cuando losliberales moderaron su germanismoen beneficio del Estado multinacionalfueron tildados de traidores por lapequeña burguesía chauvinista quelideraron Lueger y van Schónerer.Resulta muy sintomático pensar porejemplo que el archiduque FranciscoFernando asesinado el 28 de junio de1914 (desencadenando con ello el pro-ceso que conduciría al estallido de laPrimera Guerra Mundial) era partida-riode una monarquía tripartita, queríaconceder a los checos un rey, haciendode Praga también, como ya lo eraBudapest, la capital de un reino, elreino de Moravia. Y sin embargo esteheredero de la corona sería asesinadopor una organización de nacionalistasserbios -la Mano Negra- que no acep-taban esa fórmula.

De una parte nos encontramos enton-ces con un nacionalismo antigermáni-co en las poblaciones halógenas delimperio y de otra parte con un germa-nismo antisemita exacerbado en lossectores bajos y medios de Viena y dela provincia, que es canalizado por dosdemagogos, Lueger y von Schónerer.y finalmente, un catolicismo que elliberalismo había desbancado de es-cuelas y tribunales y que ahora regre-saba como ideología del campesino ydel artesano que identificaba el libera-lismo con el capitalismo y el capitalis-moconeljudaísmo. Como dice Schors-ke, el fracaso del liberalismo dejó aljudío como víctima y la respuesta máspersuasiva a la victimización fue lahuida a la tierra natal que propuso elsionismo.

En este capítulo del ensayo de Schors-ke se habla de un "trío austríaco" por-que se resume el caso de los ya mencio-nados agitadores antisemitas y de

Theodor Herzl, un judío asimiladonacido en Budapest que siendo corres-ponsal en París del gran periódico libe-ral de Viena (Neue Freie Presse) fuetestigo del proceso Dreyfus y de lagran campaña chauvinista que desen-cadenó la Actión Francaise, un movi-miento precursor del fascismo en Fran-cia, y por ello decidió que el judío teníaque buscar una patria en Palestina,organizando de esta manera el sionis-mo y el Primer Congreso Sionista In-ternacional.

Pero la crisis del liberalismo se veacompañada además del surgimientode la clase trabajadora. En 1888 elmédico judío Víctor Adler, que carac-terísticamente había sido primero ungran entusiasta pangermano, un grandevoto de Wagner y de la ideologíaWagneriana, reconoció la necesidadde organizar a los obreros, a los emi-grantes que desempeñaban el papelmás bajo en la ciudad de Viena, y ya en1888 ese partido obrero, la Social-Democracia, se independiza del libe-ralismo, en cuyo seno se habían inicia-do políticamente tanto Adler como vonSchonerer y Lueger. En realidad, conla elección de este como alcalde deViena en 1897 termina ese período enla historia de la ciudad. El Emperadorse había opuesto en dos ocasiones aratificar su nombramiento, pero final-mente tuvo que aceptarlo.

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CRONICAS

y de esta manera, para terminar tene-mos que referimos un poco a Francis-co José, el emperador de opereta, elmonarca de unacircunstanciafantasmagóricaen esa Viena fini-secular, sobre elcual escribieraRobert Musil quede su propia exis-tencia los másjóvenes entre sussúbditos duda-ban. En la grannovela El Hom-bre sin Propieda-des -o como se hatraducido en laedición española,El Hombre sinAtributos- decíaMusilque "elem-perador y rey deKakania era unanciano caballerolegendario".

tes que hubiera podido fácilmentedarse el caso de que la creencia en suexistencia fuera más o menos como la

visión de ciertasestrellas quedejaron de exis-tir miles de añosantes".

FREUD'S VIENNAHISTORICAL, POLITICALAND CULTURALCONTEXT

Otro gran escri-tor vienés de co-mienzos del si-glo, HermannBroch, conoci-do por su Muer-te de Virgilio,afirmaba en unensayo intitu-lado Hugo vonHoffmannstahly su época, queHarina Arendtpublicó apenasen 1955, que siGuillermo r se ti-tulaba a sí mis-moel primer sol-dado del impe-rio, si EduardoVII, el hijo de lareina Victoria,podría ser con-siderado el pri-mer caballero deEuropa, Francis-co José r era "el

monarca abstracto como tal". Y lodescribe en los siguientes términos:

The text represents a globalpicture of the Austrian empiresituation through out the secondhalf of the XIX Century andparticulary in Vienna. Duringthis period, Vienna wastransformed into a greatmetropolis characterized by agreat number of contradictionsand difficulties. Converting herinto the nest of a very originalculture which the old monarchystructure and whose most

"Desde entoncesse han escri to mu-chos libros sobreél y se sabe exac-tamente lo quehizo, impidió odejó de hacer; sinembargo, en la úl-tima década de su vida y de la vida deKakania a los jóvenes que estaban fa-miliarizados y al corriente del estadode las artes y las ciencias les sorprendíasin duda de si existiera realmente. Elnúmero de retratos suyos que se veíanera al menos tan grande como elnúmero de habitantes de sus territo-rios, el día de sus cumpleaños se comíay se bebía mucho como en el del Salva-dar, en los montes flameaban las foga-tas y se oía la voz de millones de perso-nas que juraban que lo amaban como aun padre, por último el himno que re-sonaba en su honor era la única com-posición poética y musical de la quetodo kakanio sabía al menos una línea,pero esta popularidad y publicidaderan tan extremadamente convincen-

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peculiar and strong elements isexactly the livid andpsychoanalysis theory created bySigmund Freud by the end of thecentury.

"Ese era exactamente el efecto que pro-ducía sobre sus súbditos, tanto en losarchiduques, como en la aristocracia yla clase media e incluso en los trabaja-dores. El, un hombre de escaso calibre,un Habusburgo en el que las caracte-rísticas hereditarias de su raza no esta-ban intensamente marcadas y de ahíun hombre con poco sentido del desa-rrollo político y social, pero tambiénsin la facultad de ponerse en contactoinmediato con sus semejantes, porcarecer del menor sentido del humor yen particular del ingenio de los Habs-burgo; en resumen, un individuo másbien insignificante de pocas miras y

pocos vuelos, era capaz sin embargode alcanzar el epítome de la majestad,no porque llevara sobre sí un fardo deinfortunio personal, casi tan pesadocomo en una tragedia griega ni tampo-co porque esos infortunios pudierandespertar reverencia. La compasiónreverencial está limitada a la escena,mientras que en la vida real la masa noes público y por tanto es ajena a todacompasión, sino porque había llegadoa ser acaso a causa de su propia debili-dad capaz de tomar sobre sí la impo-nentedignidad de la soledad absoluta,siendo todo lo contrario del empera-dor de un pueblo ... era sin embargo elemperador a los ojos del pueblo.

En efecto, la tragedia de Francisco Josécomienza por el fracaso de su matri-monio con la bella emperatriz Eliza-beth, que desde un principio lo aban-donó y finalmente fue apuñaleada porun anarquista en el lago de Ginebra,luego por el fusilamiento de su herma-no el archiduque Maximiliano en Que-rétaro por parte de Benito Juárez, y fi-nalmente por el suicidio de su hijo elheredero de la Corona, Rodolfo deHabsburgo, que era probablementeuna alternativa liberal al viejo monar-ca y se suicidó con su amante de 17años en el castillo de Caza de Mayer-ling hacia la década del 80. Esta era lacircunstancia muy dramática delEmperador de los Austríacos".

En el Magazine Litteraire del año 1986dedicado a "Viena en la aurora delsiglo XX" se dice de Francisco José, enel cabezo te del artículo que dedica elitaliano Claudia Magris, un gran cono-cedor del imperio austro-húngaro, alemperador: "Un imperio viejode milesde años lo aplasta. Francisco José dejadesfilar el fin de siglo sin comprendersu extrema riqueza. Bonachón, indife-rente y mediocre, es una momia delpoder".

Para terminar, leamos unos párrafosde la gran novela de Ioseph Roth: LaMarcha de Radetzky, que ya he men-cionado, porque en ninguna parte, nisiquiera en la de Musil, que alberga

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LA VIENA DE FREUD, SU CONTEXTO HISTORICO, POllTICO y CULTURAL

desde luego una profunda reflexiónsobre esta circunstancia, se ha descritode manera más dramática la decaden-cia del imperio austro-húngaro. Enesta novela se relata la vida de tresgeneraciones de militares austríacos,la familia van Trotta, muy fiel al empe-rador. Hacia el final de la novela unode sus miembros más jóvenes se en-cuentra de servicio en una zona perifé-rica del imperio y es visitado por supadre, siendo agasajados por un con-de que les dice lo siguiente:

"Me permití invitarles aquí, dijo Choj-nicki, porque en el castillo nuevo segu-ramente hubiéramos sido interrumpi-dos y molestados de continuo. Allí,por así decirlo, mi puerta está siempreabierta a todo el mundo, y todos misamigos pueden acudir cuando quie-ren. Por lo demás, aquí sólo trabajo.

Usted trabaja? Preguntó el señorcomisario.

Sí, dijo Chojnicki. Trabajo por placer,por así decirlo. No hago más queseguir la tradición de mis antepasa-dos, yen realidad no me lo tomo tan apecho como mi abuelo, por ejemplo.Los campesinos de esta región le te-nían como un gran mago, y quizá en elfondo lo fue. De mi también lo creen,pero no lo soy. Hasta ahora no me hasido posible fabricar el más mínimorastro de polvo.

Polvo?, preguntó el comisario. Polvo,de qué?

De oro, naturalmente!, dijo el condecomo si se tratara de la cosa más com-prensible del mundo.

Prosiguió: Yo entiendo algo de quími-ca. Es un talento heredado en nuestrafamilia. Aquí, en estas paredes, comoustedes ven, tengo los más antiguos ymodernos aparatos propios de esaciencia.

El señor comisario vio seis hileras deestantes de madera en la pared. En losestantes había morteros, filtros de

papel, envases de vidrio, como en lasfarmacias antiguas, extrañas redomasllenas de líquidos coloreados, lampa-ritas, mecheros de gas y tubos de vi-drio.

Curioso, muy curioso y extraño!, ase-guró el señor de Trotta.

y ni yo mismo sé con seguridad -pro-siguió Chojnícki- si me lo tomo enserio o no. Llego a apasionarme ...cuando acudo por las mañanas rebus-cando en las recetas de mi abuelo, y alprobarlas me río de mí mismo y memarcho. Y regreso de nuevo y vuelvoa probar.

Extraño, muy extraño!, repitió el señorde Trotta.

No más extrañoque todo lo de-másqueyo podríahacer observó elconde. Debo serministro de Cul-tura e InstrucciónPública? Me fueofrecido el pues-to. O bien jefe desección en el mi-nisterio del Inte-rior? También mefue ofrecido. Hede marchar a lacorte? Podríahacerlo, Francis-co José me cono-ce...

bien, en el mejor de los casos, como siya hubiera muerto y fuera una figuralegendaria más en la historia patria, elcomisario sentía una punzada en elcorazón. Chojnicki se corrigió:

Su Majestad me conoce!

El comisario se acercó de nuevo a lamesa y preguntó:

y por qué, con perdón ..., considera tanvano servir a la patria como buscar unafórmula para hacer oro?

Porque la patria ya no existe!

No comprendo!, dijo el señor de Trotta.

Ya imaginaba que no me comprende-ría -dijo Chojnicki-. Ninguno de noso-

tros vive ya!

LA VIENNE DE FREUD:SON CONTEXTEHISTORIQUE,POLITIQUE ETCULTUREL.

De nuevo sehizo el silencio,esta vez másangustioso yprofundo. Ha-bíase apagadoel último res-plandor delanochecer. Através de lasdelgadashendi-duras de las ce-losías hubiéran-se podido ver al-gunas estrellas,de tener alguieninterés en con-templarlas. Elcanto de los gri-llos, metálico yagudo, habíasuplido al másbronco y maci-zo de las ranas.De vez en cuan-do se oía la durallamada delbúho. El comí-sarío.estupefac-to, atontado,tanto por la fuer-

za del alcohol y del extraño ambienteque se respiraba en aquel lugar, como

Le texte présente une VISlOnglobale de lasituation de l'empireautrichien au long de la secondemoitíé du XIXe siecle, et enparticulier de la ville de Vienne.Pendant cette péríode, Vienneest devenue une grande métro-pole caractérisée par de multiplescontradíctions et tensions,donnant lieu au berceau d' uneculture tres originaiea l' intérieurde laquelle -par contraste avecles vieílles structures de la

Elcornisario apar-tó su silla unas dospulgadas de lamesa. CuandoChojnicki mencio-naba por su nom-bre al emperador,como si fuera unode aquellos risi-bles diputadosque desde la intro-ducción del nue-vo sistema de elecciones generales ha-bían penetrado en el Parlamento, o

monarchie-la conscience moder-ne s'est manifestée, et dont l'unde ses élémen ts les plusparticuliers et vigoureux estjustement la théorie de la libidoet la psychanalyse créée parFreud á la fin du siécle.

REVISTA 81COlOMBI~DE PSCOlOGlA -_ .••

Page 13: LAVIENA DEFREUD, SU POLITICO yCULTURAL · Viena sin la figura de Karl Kraus, el editor de la revista Die Fakel (La Antorcha), otro eminente intelectual judío que hasta nuestro siglo

CRONICAS

por los extraños deciresdel conde, miróde reojo a su hijo, para convencerse deque por lo menos tenía a su alcance auna persona conocida y en quien podíaconfiar. Pero ni Carlos José le parecíapróximo y familiar! Quizá Chojnickihabía dicho una verdad y ninguno deellos se hallaba en realidad en aquellugar ni en ningún otro. Ni la patria, niel comisario general, ni su hijo! Congran esfuerzo el señor de Trotta logróformular una nueva pregunta:

No comprendo! Cómo puede no exis-tir ya el Imperio?

Naturalmente que sí! -repuso Chojnic-ki- Tomado literalmente, existe aún.Todavía tenemos un ejército -miró elconde al teniente- y funcionarios -ter-minó, la vista puesta ahora en el señorde Trotta-. Pero se está descomponien-do ya mientras todavía vive su cuerpo.Se descompone, está ya descompues-to. Un anciano, consagrado a la muer-te, en peligro ante cada resfriado, semantiene en el viejo trono simplemen-te por el milagro de que todavía puedesentarse en él. Por cuánto tiempo?Cuánto durará? Los tiempos ya no nosprotegen. Nuestra era desea crear Es-tados nacionales independientes. Yano se cree en Dios. La nueva religión esel nacionalismo. La gente ya no fre-cuenta las iglesias. Va a los congresosnacionales. La monarquía, nuestramonarquía, está basada en la devo-ción: en el convencimiento de que Diosescogió a los Habsburgo para que rei-naran sobre una multitud de puebloscristianos. Nuestro emperador es unhermano mundano del Papa, se intitu-la su Majestad Real e Imperial. Apos-tólica como ninguna en el mundo, ycomo ninguna otra de Europa entrega-da y dependiente de la gracia de Diosy de la fe de los pueblos en esa gracia.El emperador alemán continuará rei-nando aun cuando Dios le abandone,si es preciso, por la gracia de su pueblo.El emperador de Austria y Hungría nodebe ser abandonado por Dios. PeroDios le ha abandonado!

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El comisario se levantó. Nunca hu-biera creído que existiera en el mundoun hombre capaz de afirmar que Dioshabía abandonado al emperador. Seacomo fuere, él, que toda la vida habíadejado las cuestiones divinas a los teó-logos, que había considerado la Igle-sia, la Santa Misa, las ceremonias reli-giosas de la festividad oficial del Díade los Difuntos, al clero y al propioSeñor como instituciones secundariasde la monarquía, comprendió queaquellas palabras aclaraban de una vezaquella confusión en que le habíasumido, de un tiempo a aquella parte,la muerte de Jacques. Ciertamente,Dios había abandonado al ancianoemperador! El comisario dio unospasos, bajo sus pies crujió el viejo enta-rimado. Se acercó a la ventana y porlos resquicios de las cortinas observóla oscura noche. Todos los fenómenosde la Naturaleza, todos los aconteci-mientos de la vida diaria, adquiríanrepentinamente un significado ame-nazador e incomprensible. Incompren-sibles eran los cantos de los grillos, elparpadeo de las estrellas, el azul ater-ciopelado de la noche. Al comisario leera incomprensible su propio viaje a lafrontera y la invitación del condeChojnicki. Volvió a la mesa. Con unamano se acariciaba una patilla, comoacostumbraba hacer cuando se hallabaalgo indeciso. Algo indeciso! Tanto nolo había estado nunca en su vida!

Ante él había un vaso lleno. Apuró sucontenido de un solo trago.

Demanera que ...-d ijo-usted cree, ustedcree que nosotros, nosotros ...

...Estamos perdidos -añadió Chojnic-ki-. Estamos perdidos, usted y su hijoY yo. Nosotros somos los únicos seresde un mundo en el que Dios concedesu gracia a los reyes yen el que aún haylocos que buscan oro, como yo. Veausted! Escuche! -yChojnicki se levan-tó, se acercó a la puerta, alargó la manoa un interruptor y en la gran arañaresplandecieron las bujías-o Vea usted!

-dijo Chojnicki-. Esta es la época de laelectricidad, no de la alquimia. Yde laquímica también, comprende? Sabe loque significa esta palabra: nitrogliceri-na? Nitroglicerina! Y no oro! En elcastillo de Francisco José aún se en-cienden velas, va comprendiendo?Seremos destruidos por la electricidady la nitroglicerina. Y no tardará mu-cho, no tendremos que esperar dema-siado".

Como complemento a lo anterior ypara terminar, revisemos el texto queencabeza el Dossier sobre la Viena decomienzos del siglo del Magazine Lit-teraire de 1986que ya he mencionado.Dice lo siguiente:

"Nuestro siglo ha nacido ciertamentesobre los recortes de una decoraciónde opereta. Enmarcados por estucos yespejos rococó los burgueses de Vienase hunden en un último vals. Entoncessurgen los agua-fiestas perturbadores.Sch6nberg hace resonar su músicadodecafónica, Loas despoja las facha-das, Klimt pone al desnudo el cuerpode la mujer, Freud da a luz el incons-ciente sobre su diván, Musil estigmati-za a Kakania y Kraus insulta a suscontemporáneos. Art Nouveau, jovenViena: la obsesión de la modernidadasedia el fin de un siglo y de un impe-rio. Muchos de estos innovadores sesuicidaron, eran demasiado jóvenesen un mundo demasiado viejo. Hoyen día parecen modelados para nues-tro fin de siglo" *