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LA FARSALIA TOMO II MARCO ANNEO LUCANO

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  • L A F A R S A L I AT O M O I I

    M A R C O A N N E OL U C A N O

    Diego Ruiz

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  • L A F A R S A L I A

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    LUCANO

    SU VIDA, SU GENIO, SU POEMA

    LIBRO DUODCIMO

    Describe la provincia y pueblos de Tesalia, dondeasisten los dos ejrcitos.

    En la insigne Tesalia al sol de OrienteDos montes amenazan, Pelio y Osa;Al meridiano ardor alza la frenteOtrix armado de altivez frondosa;Fertiliza en el aura de OccidentePindo el boscaje de la cumbre airosa,Y altsimo el Olimpo oculta l solorticas luces, contrapuesto al polo.

  • M A R C O A N N E O L U C A N O

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    Entre estos montes la Tesalia opresaPadeci un tiempo sin campaa alguna,Porque todo raudal fue estanco y presa,Fue el gran distrito cncava laguna;El curso all de los arroyos cesa,Mil varias fuentes recogiendo en una,Y en encrespadas ondas sin desvosConvirtindose en pilagos los ros.

    Hasta que pudo el Hrcules TeseoEntre el Olimpo y Osa abrir conduto,Inmensa copia dando al hondo EgeoQue lustros mil le deneg el tributoTal fue de Alcides el mayor trofeo,Pues ya Tesalia en arenal enjutoReinos fundaba agrestes y civiles,Que honr despus Protesilao y Aquiles.

    Fund a Farsalia, que mejor el cieloLa eternizara; en ondas fund a Tebas,A Daro, donde el cntico de DeloVenci a Tamiro en sonorosas pruebas;Fue all Larisa y Flaris, y el sueloComparta lindes y comarcas nuevas,Exhausto el lago, que a tenidas fuentes,Solas di lecho y mrgenes pendientes.

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    Ya libre el campo reserv en canalesEvasin y discurso a todo ro;Vierte Ardriso argentado sus caudales,El crespo Enauro y el Esperquio fro;El Inaco, el Eante en fuerza iguales,Corriente Eveno, Apdano tardo,Asopo y Aqueloo con Enipeo,Y el de mayor fertilidad Peneo.

    Vertieron otros el cristal, que apenasAlcanzan nombre, y regalando el llano,Bebi de todas en distintas venasLa flor de Abril y el fruto de veranoLuego en campias frtiles y amenasSurcos rompi la agricultora manoDel convecino morador bebicio,Y el llege imit su agreste oficio.

    El feta, el fole, el peletn rasgaronLo campal, que abundosa mies promete;Los dolores y clidas fundaronLabor que el mignio la imit y magnete;Despus, a instancias del valor cambiaronBlando pellico en doble coselete;Vi Tesalia con blicas mudanzasSus chozas tiendas, sus arados lanzas.

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    All Neptuno con mayor tridenteHiri el preado seno al risco altivo,Donde el primer caballo eriz frente,Parto bizarro de peasco vivo;El Argonauta all Jasn valienteProfan el mar en su bajel argivo,Intercedieron nadadoras hayasComercio unido a las discordes playas.

    All rein el primero que esculpidasMonedas de selectos mineralesLabr y fundi, dejando introducidasAras a los fragmentos de metales;Pues a toda materia preferidasSus medallas adoran los mortales,Y a los celestes usurp el decoroLa faccin vil en simulacros de oro.

    De all Pitn la indmita serpiente(Fiera secuaz un tiempo de Latona)Fue transferida a Delfos, y eminenteA Febo honr, que vencedor blasona;Anales fastos, juventud frecuenteLe consagra, y de lauro se corona,Planta de Dafne, que la engendra el sitio,Antes Farsalio, que la goce el Pitio.

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    Los Titanes all con impia huella(Que a los celestes advirti escarmiento)Dieron a su altivez cursos de estrella,Torre de montes encimando al viento;Precede al sol su extremidad, y en ellaSus giros interrumpe el firmamento;Tal extensin fraguaron espantosaPelio y Otrix, y Pindo, Olimpo y Osa.

    En este, pues, teslico distrito,Juntos ya los ejrcitos contrarios,De la instante batalla el fin prescritoSe pronostican disputando varios;Halla el cobarde la faccin delito,Intmanse los hados adversarios,Nigase el fuerte, al discurrir prefiereLo valeroso, lo fatal no inquiere.

    Aunque de la mayor sangre animadoLiviana distrccin perturba a Sexto,Sexto, que de su tronco es fruto errado,Pues del Magno hered falso el pretexto,Hoy persuadido en el vulgar cuidado,Que de la guerra el fin busca funesto,Con ms fervor le investig, no en vano,Sin contenerse en lo decente humano.

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    Porque no consult la ara divinaDlfica y Delia, ni la voz que entonaJpiter sacro desde la alta encinaEn el Epiro y bosques de Dodona;Menos el rayo, que esplendor fulmina,Ni el globo que con astros se corona;No el ave que observante el vuelo vibra,Ni en la rasgada vctima la fibra.

    Tal de stas fuera lcita consulta;Pero le incita con mayor instanciaLa torpe sola facultad y ocultaQue introdujo la mgica observancia;Estudio que el abismo le sepulta,Que contra el cielo arguye repugnancia,Y en sus aulas profundas las revelaSlo aquel dios de la tartrea escuela.

    Sexto pospone sin piedad la arcanaCeleste ciencia al infernal encanto,Y ms le induce la estacin profanaDel teslico sitio a exceso tanto,Porque all toda nigromancia humanaSe corresponde con Averno, y cuantoJuzgamos espantable y no posibleOfrece arte diablica y falible.

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    Puede la magia all milagros tales,En sus efectos prctica y prevista,Que observados tal vez de ojos mortalesAun les retira el crdito la vista;No hay concursos de causas naturalesQue a la imperiosa actividad resista;Padece en los encantos del abismoTodo el cielo violencias de s mismo.

    Tales hierbas la emonea y la tebeaRegin produce de plantel secreto,Que ignorando su flor Circe y Medea,Surti el hechizo en ambas sin efeto;Tanto eficaz naturaleza emplea,Ya en plata o piedra, ya en diverso objeto,Que a veces de infundirle se arrepienteRigor que aun ella en sus apremios siente.

    Hay voz all que impera a las deidades;Y si tal vez el cristalino asientoSordo resiste a votos y piedades,No a los rigores del blasfemo acento;Si a un tiempo en las egipcias soledadesAtiende ajeno mago al mismo intento,Ya experto el dios, que de eleccin carece,Sin competencia al tsalo obedece.

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    All el jugo de hierbas y de floresEn voluntades suele repugnantesSbitos infundir tiernos amoresY excitar repugnancia en dos amantes:Juventud y vejez, hielos y ardoresTruecan, y extremos aman tan distantes,Que en la mudanza extraa satisfecho,De afectos que ignor se espanta el pecho.

    Terribles fieras a terror provocaEl verso que murmura docta maga;El oso, el tigre imperios de su bocaSigue, y con humildad sus pies halaga:Donde el aliento de su labio tocaVboras ceden, es veneno, es llaga;Compite emponzoada sierpe en vanoCon la infeccin del respirar humano.

    All el canto y clamor pluvias conspira,Y tempestades vierte, aunque serenoSigno se oponga, y Jpiter se admira,Que oye ensayar sin su noticia el trueno:Si el viento adormecido no respira,El mar hincha borrascas de su seno;Si rompe el huracn fresnos y hayas,Guardan tranquilidad surtas las playas.

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    Contrapone veloz barco o navoAl soplo, que all reina el movimiento,Y encorva en repugnante desafoLa vela sus convejos contra el viento:La voz compele, que el arroyo o roVuelva el curso a adquirir su nacimiento,Y que Meandro desenrede el lecho,Donde el oblicuo humor corra derecho.

    De alta cumbre el raudal, cuando vertidoAl aire en arco altsimo desciende,Se tronca, y a la pea en parte asido,Continente cristal lquido pende:El martimo influjo ms crecidoSe arredra, y slo en altitud se extiende;Hndense montes al conjuro atentos,Las cimas confundiendo y los cimientos.

    Oh, cun incierto y fcil investigaNuestro genio el profundo alto motivo,Que as lo eterno a la inconstancia obliga,Y al yugo rinde a Jpiter cautivo!Cul fuerza en hierbas y palabras ligaEl poder de las causas sucesivo?Son terrestres las causas, o reservaPotestad suma la palabra y hierba?

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    Fue ley que revalidan las deidades(Hoy voluntaria), o es apremio duro?Puede dquirir la lengua actividadesDe ms divinidad que el dios ms puro?Hay algn ser de exentas calidadesQue sobre todo ser reine seguro,Y en caracteres mgicos cifradoImpere al mundo, a Jpiter y al hado?

    Al encantado verso dura rocaEn un blando sentir cambia lo denso;Y si voz penetrante el cielo toca,Agilidades turba el cerco inmenso,Quiebra el concento armnico, revocaSobre los ejes el girar suspenso,Y al conducir al horizonte auroras,Duplican lo nocturno ciegas horas.

    Igual poder y voz mezcla importunaSignos y zonas desmintiendo en ellasLo regular, que es ley de la fortuna,Y de su eternidad descuelga estrellas:Tie la misma aspectos de la luna;Mancha del sol lustrosidades bellas,Que en el campo del spid y la dipsa,Ciega planetas y al Olimpo eclipsa.

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    Estas que admirar hrridas viciosasOperaciones de execrable rito,Se presumieran cndidas, piadosasA conferirse con la maga Erito;Porque sus artes ms que prodigiosasCrecen torpes a trmino infinito:Usa el poder del reino del espanto,Y aun se ostenta mayor en el encanto.

    Nunca Erito el concurso ciudadanoVer quiso, y menos del silvestre goza;Huye en rstico yelmo el trato humano,Y carece en aqul de albergue y choza:Del hueco mrmol y sepulcro ancianoLos cadveres lanza y los destroza,Y en el funesto domicilio estrechoFunda su regalado gremio y lecho.

    Parcial cursa y conversa inteligenteCon los de Averno espritus sin vida;No es parte el cuerpo y trabazn vivienteQue introducirse a lo infernal la impida:Bien que retrata su mejilla y frenteTartrea sombra, humanidad fingida;Su vista es noche, su erizada y toscaMelena el amarillo gesto embosca.

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    Huye las luces y sazn diurna,Por darse toda al lbrego Aqueronte;Ni deja su escondida tumba y urna,Aunque va en el ocaso el sol tramonte;No slo noche, tempestad nocturnaQuiere que manche y ciegue el horizonte,Y que la pluvia ahogue las estrellas,Para sacar del tmulo sus huellas.

    Muere entonces la flor, muere la hierba,Respira Erito y adolece el viento;La etrea libertad se humilla siervaA su voz simple o concebido intento;El mayor numen su decreto observa,Ni alguno espera le duplique acento,Que contra el tibio obedecer retieneMgico resto que le arrastre o frene.

    Aun se querellan que el destino y suerte,Porque estorba su fin premeditado,Fragua instrumentos, que la vida o muerteNo ven precisa en extorsin del hado:Sigue las pompas fnebres, y advierteSi arde el cuerpo a la llama lastimado,Y antes que en leves tomos resurta,Tiznados huesos de las ascuas hurta. Las hachas roba en que el despojo abrasa

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    La fabricada pira, las porcionesDel fretro, en que yace vuelto en brasaEl cuerpo y las cenizas y carbones:Del funeral vestido parte escasaReliquias de los troncos y tizones,Donde embebi con el adusto aromaCrdena sangre la fumante goma.

    Contra el cadver que en el mrmol pudoPerpetuarse enjuto, afecta enojos;Con dura mano rasga el nervio crudo,Con tenaz garfio arranca duros ojos:Lazos y cuerdas con el diente agudoCorta, si de ellos penden los despojosEn altas cruces de difuntos reos,Y sus msculos trincha y rostros feos.

    Su obscura carne y pieles apeteceQue endur el viento y resec el verano,La medula que el sol perpetuo areceY el clavo que rasg la yerta mano;El suspendido cuerpo avienta y mecePor arrojarle del madero al llano;Muerde un nervio tal vez bronco y marchito,Y al nervio asida se columpia Erito.

    Si algn doliente por los campos yace,

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    Para mejoras del encanto esperaQue con dientes y garras despedaceAl msero expirante alguna fiera:De fresca sangre y sana satisface,Al mtodo en que la arte es ms severa,Pues en minutas que concuerda extraas,Recetar suele palpitando entraas.

    Si de feroces almas necesitaQue la respondan, cuando al Oreo imploraHombres destroza, brbaros incitaLuego a los manes de que fue inventora:La juventud o la vejez no evitaSu indignacin, ni la niez lo ignora,Pues del materno vientre en crcel ciegaPasa a morir quien a vivir no llega.

    De este monstruo teslico la famaSe esparce en alta admiracin del mundo;Sexto informado los portentos amaY determina ver del labio inmundo:Para accin tal sus confidentes llama,Y de la noche en el horror profundo,Excluyendo del Magno armas y tiendas,Campaas cruzan por erradas sendas.

    Saben que asiste a soledad vecina

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    La maga en sitio inusitado y yerto,Y por valles y cumbres que adivina,Su eleccin corre lo capaz desierto:Cuando a la punta que un peasco empinaDudoso ven, pero lo visto es cierto,Ven a Erito, su aspecto lo asegura,Por ms sombroso que la sombra obscura.

    Sin permitirse al sueo negligente,Pretende all la nicromante fiera,No a diversa regin vario accidente,Armas traslade que Tesalia espera:Con voz que Erebo en lo profundo siente,Y en lo sublime la inmutable esferaSeala campo a impulsos de Belona,Liga a Mavorte, a Palas aprisiona.

    La tragedia establece en su TesaliaDe tantos reinos, de monarcas tantos;Y con la sangre espera de FarsaliaCrecer al arte inslitos encantos:Sus gozos funda en que la lleve a Italia,A su distrito prdidas y llantos,Y de los dos excelsos capitanesQuiere las almas para insignes manes.

    Llega, y osado Sexto, "Oh t!', le dice,

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    Cuya absoluta ley fuerza y precetoLo oculto y raro trascendi, y predice,Y alterar puede el eternal decreto:El suceso feliz, o ya infefice,Que de esta guerra induce tu conceto,Refiere libre al que tu ciencia aclama,Soy del grande Pompeyo nclita rama.

    "Del conquistado mundo el seoroHoy me aguarda, o su prdida en herencia;Pero al triunfo o la muerte el pecho moDispongo con valiente indiferencia;Slo pretendo, y alcanzar confo,Si es mi opresin la militar sentencia,Que antes la sepa, no despus la extrae,Que si al fin me destruye, hoy no me engae.

    "Dudas huyo, no prdidas; obligaCielos y abismos a tu ruego o mando;Llama a la Parca, y fuerzala que digaCul puesto elige su rigor, cul bando:Abre el cerrado Bratro, investigaSu archivo, fervoriza estudios; cuandoLa ocasin no permite que reposesSin que te inspiren tu intencin los dioses."

    Mitig de la maga el feroz gesto

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    La voz, que de su fama es fiel trasunto:"Si tanta guerra (dice vuelta a Sexto)Fuerza a mis artes obediente asunto,Yo aplicara a tus mritos dispuestoMi poder vario, conspirado y junto;Que el vivir dulce, expirar tremendoYo lo ministro, y a la suerte enmiendo.

    "Mas los sucesos vlidos perfetos,Que en la creacin del cielo y del profundoLos firmaron recprocos decretos,No los puede innovar modo segundo;Reservan fuero, no a mi ley sujetos,Trocarlos fuera derogar el mundo;As el derecho mgico en sus pactosNo los altera, los separa intactos.

    "No esperes, joven, su mudanza; esperaLo que abraza en sus trminos el arte;Vers patente el fin de la severaBatalla, que veloz previene Marte;La tierra, el aire, la celeste esfera,El fuego, el mar reducir a informarte;Pero en los medios, que mi voz se atreveA violentar, elegir el ms breve.

    "Cadveres me ofrece la sangrienta

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    Campaa de Tesalia a Epiro unida;De stos har que alguno viva y sientaQue expir fcil de moderna herida;Porque a su pecho organizar consientaLa voz en fiel orculo entendida,Pues niego proferir distinto acentoCuerpo exhalado del calor o el viento."

    Dice; y turbando el ceo, la sombraNoche retie, y nieblas exagera;Humo envuelve su frente; el paso guaErrtica en los campos y ligera;Llega a un valle repuesto, en que yacaGran mortandad, de donde toda fieraSe aparta, que en asombros reconoceA Erito, y deja que sus pastos goce.

    Tal cadver all busca y prepara,Que el pulmn y garganta sin heridaReserve, y pueda articular voz clara,Cuando el conjuro su respuesta pida;El concurso de espritus repara,En que ya toda muerte espera vida;Y las almas sus vnculos estrechosRenovar temen e informar los pechos.

    Al fin con duro garfio el cuerpo clava,

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    Que eligi; y arrastrando de funestasCuerdas al mismo que animar pensaba,Le hiere en riscos speros y cuestas:As le lleva, donde en ancha cavaCeida de montaas y florestas,Que a infernal centro sus taladros tuerce,Ella sus impias mgicas ejerce.

    Tesalia all, cual Tnaro segunda,El suelo rasga, donde inculta breaTaladros ciega de canal profunda,Que desgaja al abismo rota pea.Densa noche en los cncavos abunda,Que eterna y falsa el esplendor desdeaDel aire externo, y la caverna iraNi al sol conoce ni sospecha al da.

    De rayos que la maga inventa y nombra,Esta vez ya se esclareci el terreno;Descienden, pues, y visto, aun ms asombraQue antes celado el hrrido barreno:En espantos su luz vence a la sombra,Y todo es ilusin a infernal seno;Parte confines el lugar profundoAl mundo nuestro y al tartreo mundo.

    As cuando en el fondo inhabitado

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    Suena exorcismo, hay duda si al distritoNuestro sube el espritu invocado,O si en lmites suyos entra Erito:Ella, pues, de colores mil sembrado,Ya revuelve a los hombros largo amito;Sobre la obscura faz sus greas tiende,Y con lazadas vboras las prende.

    Sexto y los suyos, tcitos y atentos,Ms de terror que admiracin pasmados,Trasladan a los rostros macilentosLos corazones trmulos y heladosLa maga que advirti sus desalientos,"Quietad, dice, los nimos turbados;Vivir el cuerpo, y como sienta y hable,Le admitiris parcial y conversable.

    "Si al Bratro en aqueste opaco senoHoy sents, o a Cocito arder flamante,Al Trifauce, que ladra estruendo y trueno,O alguna furia Eumnide o gigante,Advertid que sus mpetus refreno,Y Plutn a mi voz turba el semblante;Si veis a Erebo, le veris medroso;Quin, pues, hubo temor del temeroso?"

    Con ministerios a su fin mediantes

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    En el cadver rasga herida nueva,Y las del mismo contenidas antes,Llena de sangre clida y renueva;Limpia y lava membranas operantes,Y de veneno activo el pecho ceba;Impone luego cuanto el cielo avaroCierra en misterio inexcrutable y raro.

    Las espumas all del can rabiosoMezcla, y la espina de la enjuta hiena;Las entraas del lince, el portentosoPez que el rumbo de la nave enfrena;La vbora engendrada en el preciosoSeno del ostro, y de la seca arenaDe Libia la cerasta, el preferidoLapis que abriga el guila en su nido.

    La medula del ciervo, que serpientesPace; el arabio yaculo; los ojosDel dragn, y del fnix las ardientesCenizas y aromticos despojos:Tales aplica, y nuevos ingredientesA aquellos miembros crdenos y rojos;Mil hierbas junta, que infest nocivasCon susurrantes labios y salivas.

    Y muchas, cuya fuerza venenosa

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    Aun no conoce Febo que las cra.Al fin su airada voz ms poderosa,Que lo raro y selecto, al centro enva;Los dioses ya de la regin sombrosaOyen su encanto y hrrida armona,Tan varia, obscura, errtica y liviana,Que es prodigioso opuesto a voz humana.

    Del sabueso y lebrel mezcla el latido;De la culebra el silbo; el mustio cantoDe las lbregas aves; el bramidoDe todas fieras, el aullido y llanto;El resonar del Ponto; el repetidoTrueno de Jove; y en concurso tantoDe rumores que el sol confunde y miente,Slo una voz y lengua es el agente.

    Luego pronuncia expresas impiedades,Y en versos dice enfticos e inmundos:"Furias estigias, lgubres deidades,Vos que en horrores imperis profundos;Caos, inventor de un mundo y mil edades,Siempre anhelante a devorar mil mundos;Elisio, cuya paz y heroicas palmasNo aspiran a gozar mgicas almas.

    "Hcate, a mis encantos medianera;

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    Cerbero, que del pasto aumentas hambre;Atropos, que veloz tu segur fieraA tantas vidas troncar el estambre;Carn, que vadear tu barca esperaDe innumerables sombras denso enjambre;De todos pido que mi voz se entienda,Si os lo merece mi impiedad horrenda.

    "Nunca mi labio aclama vuestro Averno,De humana sangre ayuno; al parto humanoSoy parca, y el aborto en su maternoVientre os dedica mi nefanda mano:No en honda sima del abismo internoYace el alma que os pido; no os profanoDerecho antiguo, espritu recientePretendo apenas de su cuerpo ausente.

    "No ha declinado al Orco; suspendidasSus huellas veis, y si a mi verso atiende,No se dir, bien que le dais dos vidas,Que dos veces al trtaro desciende;Vuelva, pues, al cadver, y entendidasVoces responda, al que saber pretendeDe esta batalla el fin, que en sus destrozosAl referirse interesis ms gozos." Dijo; y retrajo la espumante bocaY bruta faz que a lo inferior torca;

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    Cuando mira el espritu que invoca,Entre follajes de la estancia umbra:Temblar le ve, cuyo terror provocaEl ya olvidado cuerpo en que viva;Duda y recela trmulo y ambiguo,De nuevo al claustro incorporarse antiguo.

    Teme su crcel, huye toda heridaQue le di paso al respirar rasgada;Rehusa tales puertas, que salidaSiempre son de las almas, nunca entrada.Oh msero, que ausente de la vidaTe la infunden violenta y duplicada,Cuando tu libre inteligencia advierteQue es lo dichoso del vivir la muerte!

    Las dilaciones extraando esquivas,Se indigna Erito, airada se alborota,Y con ramales de culebras vivasHiere al cadver y a la muerte azota:Palabras luego, fulminando altivas,De enfurecido labio incendios brota;Rasga el clamor del ltimo exorcismoNuevos taladros del tartreo abismo.

    "Torpes monstruos, Tesfone y Megera,Replica, aun resists a mi conjuro?

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    Usar, pues, de alguno que transfieraDel tenebroso centro al cielo puro.Y t, que por lasciva ofendes, fieraProserpina, infamando el reino obscuro,Si contravienes a mi voz, protestoDar a la luz escandaloso incesto.

    "Y t, el nfimo rey del Universo,Si es que repugnas a mi canto, oh Pluto!,Har que a ti penetre el siempre adversoFebo, y despeje en tu caverna el luto:Obedecis?, o invocar mi versoAl que en los siglos imper absoluto,Cuyo nombre y carcteres eternosRompen, desquician Bratros y Avernos.

    "El inefable, digo, la imperiosaDeidad, la potentsima increada,A quien Erinis blica espantosaRinde falanges tmida y postrada;El que en sacro silencio, en misteriosaProfundidad se esconde, a quien turbadaMira Gorgonia, el solo que en s mismoVive y de los abismos es abismo."

    Calla, y consigue del cadver yertoQue emblandecido y clido desate

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    Su sangre, y sta con sutil conciertoPor las venas y libras se dilate:Vieras vestirse lo vital un muerto;Ya pulsa el corazn, la arteria late;Ya los prpados abre y tardos gira;Ya con alma total siente y respira.

    Ya en sus nervios flexible al primitivoVigor vuelve, y ligero el cuerpo graveNo se dobla, y levanta como vivoDel suelo, a un tiempo resurgi cual ave:Recto en sus plantas, no locuaz, no activo,Inmvil pende, ni su rostro sabeLa amarillez trocar firme aprendida,Retiene muerte concibiendo vida.

    Da obscuros ojos a la luz que admiteCon erizada frente y mal despierta;No aquel apremio encantador permiteProferir voces a su lengua aun muerta:Tal se ostenta el orculo de Dite,Y el alma en l aun de animarle incierta,Hasta que Erito a la atencin difuntaDel palpitante espritu pregunta:

    "Que me concedas liberal respuestaPido, y en premio te aseguro en tanto,

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    Nunca otra voz de la regin funestaTe saque a la luciente adverso encanto:Esta atencin eternizada, y estaVirtud mayor que toda hierba y cantoTe dar, usando imprecaciones fieras,En cuya fuerza y pacto inmortal mueras.

    "Siempre en dudoso orculo se ocultaApolo y Jove con respuesta ambigua;Mas quien de Estige espritu consultaA toda luz certezas averigua:T, pues, me informa (nada dificulta)De guerra tal, que la memoria antiguaSu ejemplar no registra, ya conocesSi deben ser no equvocas tus voces."

    "No vi, responde el pstumo viviente,La reclusin del Trtaro escondida;Vi el margen de Aquern, y en su corrienteRevocar me sent a segunda vida;Pero advert que el murmurar frecuenteDe las almas confiere la temidaDiscordia humana, y que el error del mundoSus leyes todas derog al profundo.

    "Espritus gloriosos y funestosHuyen Elisios campos y Cocitos;

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    Los felices all con tristes gestos,Aqu regocijados los precitos:Los Decios vi magnnimos y honestos,Los Camilos y Curios, los proscritosPadres, ya de la patria hoy compelidosA omitir gozos e innovar gemidos.

    "Vi a Sila, de Pompeyo digno amparo,Lamentarle en regin, muerto, extranjera;A Emiliano Scipin, que al hijo caroPerdona en Libia, y llora lo que esperaA Censorino, cuyo ejemplo raroEl sucesor que veneris venera,Y al antiguo lastima que dispenseSu libertad con muerte el Uticense.

    "A Bruto slo entre las almas pasVi alegre, a quien promete ya el siguienteLustro, interrumpiendo tiranas,Otro igual Bruto el ejemplar le aumente:Vi con las almas rprobas e impasEn Catilina y Mario erguida frente;Crasos y Drusos, que en estancia ajenaRoma asolada es gloria de su pena.

    "Cuantos tentaron arduas sedicionesMejoran hoy antelacin de asiento,

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    Dando el suyo a las almas de varonesMs dignos sucesores del tormentoLibres arrastran hierros y prisiones,Con el suplicio hospedan el tormento;Danza el pie en la cadena, y con ufanosAplausos baten las ligadas manos.

    "All el tartreo rey dispensa, alteraA sus castigos nmero crecido;Labra Alecto patbulos, y esperaAl vencedor ms pena que al vencido:No, pues, envidies, Sexto, la severaSublimidad del triunfo preferido;Csar venza, ya es trgica su gloria,Pues atroz fin le abrevia la victoria.

    "Vosotros, descendencia generosaDe Pompeyo, su espritu algn daOs dir vuestra suerte no dudosa,Y en la Sicania oiris su profeca.Oh familia infeliz por belicosa,Donde el sol nace, donde muere el da,Y donde ms se encumbra; parecidosSois en fortuna, en muerte desunidos!

    "Porque en frica Egipto al padre anciano,A ti en el Asia la ciudad Mileto,

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    Evio en Europa a tu guerrero hermanoOs dan sepulcros por fatal decreto:Y si en porciones tres el globo humanoVi Pompeyo a sus armas ya sujeto,Las tres mismas en tmulos plebeyosVern al fin postrados tres Pompeyos.

    "La de Oriente, la austral y la espaolaParte eterna os prometen la cada;Y aunque temis a la Farsalia sola,Slo en Farsalia aseguris la vida."Di as el cadver su respuesta, oylaSexto, y su escuadra, de terror vencida,El cuerpo y gesto plido y marchito,Pide la prometida muerte a Erito.

    La vida dilatar rehusa, y quiereCeder la luz, y despedir los das,Gime cual suele agonizar quien muere;Y porque vive con sus agonas,Contra la maga, porque el fin difiere,Arguye mudo en tcitas porfas;Pide la posesin mortal, que es suya,Y a quien se la usurp la restituya.

    Ella para el efecto y fin trocadoRaras hierbas induce, porque advierte

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    Que en sujeto una vez desanimadoPerdi derecho la segunda muerte:Ara compone mgica, y postradoEn ella el cuerpo nueva sangre vierte,Y arde gozoso en encantada pira,Donde sin filos de la Parca expira.

    Sexto en oculta suspensin no ociosoSe restituye lento a la campaa,Cuando ya el alba en llanto luminosoLa extremidad del horizonte baa;Preservado de encuentro belicoso,Con ardid vario Erito le acompaa;Sombras inventa, ya la noche umbraDilata espacios a pesar del da.

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    LIBRO DCIMOTERCIO

    Antes que el da de la guerra amanezca suea Pompeyofelicidades pasadas.

    Sin luz, sin rayos el mayor planeta,Que mide siglos, que las horas cra,Se neg sol, y en traje de cometaDesde su Oriente amenazaba al daNiega al alba esplendor, sombras decreta,Por eximirse de nacer porfa;Nunca en la zona con vigor ms aptoOpuso el propio al movimiento rapto.

    Prolongaba el crepsculo su ceo,Cuando en lisonja de la corta vidaDe Pompeyo infeliz ligero sueoLe persuadi felicidad fingida:De antiguos lauros y victorias dueoSe juzga que la sombra entretenida

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    Te aplica, oh Magno!, el gozo que deseasRepresentado en ntimas ideas.

    Goza durmiendo con imagen vanaDichas que informa crdulo el sentido,De alegre voz y adulacin romanaPercibe acentos el burlado odo:Oye a la plebe militar, que ufanaLe aclama triunfos; y el horror dormidoCon tanto absurdo imprime sus engaos,Que aun figura en su edad jvenes aos.

    Por este medio el nimo presagoQue en sus trances el ltimo recela,Huye cual puede el sucesivo estrago,Y a lo dichoso precedente apela;Sino es que el sueo con traidor halagoIndica lo contrario que revela;Oh antfrasi terrible, al entendertePronuncias gozo, significas muerte!

    Pero ya que su engao dulce ignora,No turbis su reposo, oh vigilantesGuardas!, ni en fe de saludar la auroraRigores de clarn forme elegantes;Que si en ficciones su pesar mejora,Es cuando ya ni alivios semejantes

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    Le dar el cielo, que en su mal conciliaAun concordes al sueo y la vigilia.

    Descubri Febo su rebelde frente,Cuando en el cielo apresurado el pasoltimas horas al vigor consiente,Que intimaba a la tierra el gran fracaso;Oh cuntos solemnizan en su OrienteAl nuevo sol que no vern su ocaso,Y para el fin que belicosos aman,Llamando al tiempo, al de su muerte llaman!

    A un bando engaa, porque ms le ofendaLa desdicha con mscara dichosa;Dispone que el festivo lauro atienda,Y es destruccin la que acellera y osa;Ya, pues, la respetable imperial tiendaCie impelida turba numerosa,Que airada pide guerras, y sentenciaPor malicia en Pompeyo la prudencia.

    "Oh t, murmuran, que al rigor consientesCivil e interesaulo en la tibieza,Por dominar caudillo a tantas gentes,Su victoria suspende tu pereza!Ya las fuerzas cesreas ves presentes,Que tiranizan hoy reino y grandeza;

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    Creer, si orgullo tanto no deshaces,Que temes guerras, porque temes paces.

    "Tal calumnia, tal voz por la campaaAun siguen las naciones extranjeras,Que ya impacientes de regin extraaAborrecen pacficas banderas;Y con despecho, que al discurso engaa,Por crceles rehusa las trincheras;Que al infeliz no basta que padezcaEl mal, sino le cause y le apetezca.

    "Gozos el campo con errores mide,Y lo ms de su suerte es ignoralla,Farsalia le ser sepulcro, y pideCon ardor impaciente la batalla;Slo Pompeyo la atendi, y la impide,Que al violento rumor se oculta y calla;Pero sus leyes revoc prudentesTulio orador a instancias elocuentes.

    "Tulio, que a la eficaz lengua romanaEsmaltes di de elocucin divina,Por quien la toga consular y urbana,Antepuesta a las armas predomina;Y al conspirar de sedicin tiranaLe temi temerario Catilina;

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    Ya el mudo labio con silencio aboga,Porque a las armas hoy cede la toga.

    "Mas la causa esta vez que favorece,Se ostent de elegancias matizada,Pues dijo: "Si el ejrcito merece,Pompeyo, tu equidad justificada,Advierte que en las armas te obedece;No as en el ocio de la paz turbadaPide y pretende, al codiciar las lides,Lo mismo que pretendes y le pides.

    "Guerra le propusiste, y clama guerra;Mira que arm la diestra a instancia tuyaPor hazaoso fin toda la tierra,Y le estorba la hazaa cuando es suya;Ya tu recato de abstinente yerra,Y habr malicia que temor lo arguya;El esfuerzo guardndolo se gasta,Si vencer quieres, consentirlo basta.

    "Lidiar es hoy vencer, y la peleaTriunfo, en que el premio vengador consis-Gzate, pues; no Csar le posea, [te;Y te dejes culpar, que se le diste:Mira en ti mismo cuanto el sol rodea,Que con veloz celeridad venciste;

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    Ser en tus hechos excepcin cobarde,Que al inferior opuesto hoy venzas tarde.

    "Permite dichas, no al valor primeroLas niegues, que invencible poseas;Tu asunto es sacro en el celeste fuero,Y en l su causa a las deidades fas:Ya impaciente el ejrcito y ligero,Por ms lealtad te opone rebeldas;Sin ti se precipita en las campaas,No renuncies tu parte en sus hazaas.

    "La libertad comn rescates halla,En los combates hoy seguridades,Si nos estorbas, pues, libre batalla,Es negarnos cruel dos libertades:Impo Csar imperios avasalla,Y le amparan benignas tus piedades;Blico te merezca el bando amigo,Pues te ofreces clemente al enemigo.

    "Si general te promovi el Senado,Si te reforma por comn guerrero,A su imperio te debes fiel soldado,No a su desprecio prncipe severoMira que del ejrcito arrojado,Sin tu licencia la victoria espero,

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    De imprudente dichoso te convences,Si a fuerza ya de inobediencias vences."

    "Al elocuente apremio airado gimePompeyo, y reconoce oculto engaoEn su fortuna, que a seguir le oprimeCon disfraces de acierto un mal tamao;No usurpo, dice, autoridad sublime,Que es del Senado, aunque su fuerza extrao,Pues con la ruda voz de una trompetaLa destruccin universal decreta.

    "Valga, romanos, el acuerdo nuevo,Que al orden vuestro mi gobierno humillo;Soldado seguir, lo que no apruebo,Pues no segus lo que eleg caudillo:Del error mismo la disculpa os debo,Hoy que el imperio entregar al cuchillo;Mi potestad por sbdita padece,No es de su causa actor quien la obedece.

    "Protesto, oh patria Roma!, que no acetoLa enormidad que otorgo y ejecuto;Yo gobierno las armas con respetoDe excusar muertes al marcial tributo:A Csar mismo cometer su efetoQuiso mi guerra vlida en lo astuto;

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    Que oprimindose l mismo en el asedio,Fuera mi paz para la paz remedio.

    "Ya expulso de las tierras y los maresBusca en las breas ntimo retiro,Y en todo puesto le refiere azaresLa precedente destruccin de EpiroHoy con ltimas bascas militaresSus gentes gimen, que vencidas miro,En sitios de alimento y vida faltos,Pues suplen con sus hambres mis asaltos.

    "As apetecen muertes belicosasPor alivio a domsticos tormentos;Pasiones son frenticas, furiosas,No ya incentivos de valor, no alientos;Con providencias al vencer piadosasMi paz milita y asegura intentos;Y queris antes vuestra lid cubiertaDe sangre, y tanto por severa incierta?

    "Slo el vencer es triunfo, y se desea,No el solo pelear, que es fuerza insana:Vos prefers tan ciegos la pelea,Que a vuestros ojos la victoria es vana;Yo os sigo, y esta accin pido que seaPor m neutral en la malicia humana;

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    Ni darme honores ni deslustres pueda;Ven, pues, fortuna y arbitraria rueda.

    "Si me entregaste ejrcito romano,Hoy a tus aras vencedor le entrego,T le rige, defindale tu manoDe esta inclemencia que cometo y niego;Mas ay! que mi lamento excluye vanoJpiter, y de Csar premia el ruego,Sin estorbar que la intencin ms paLos pies bese a la torpe tirana.

    "Si bien Tesalia, que el rigor presiente,Comn crueldad en los presagios muestra,Muera, o venza Pompeyo, que igualmenteLe informar la adversidad siniestra;Ni a Csar menos, porque no consienteMs acierto la misma eleccin nuestra;Lo prspero se impugna y se deshace,Todo es error, aun el que vence yace."

    Dice; y concede guerra y libre pasoAl ejrcito junto inmenso, y luegoVieras su enjambre difundirse acaso,Como en secas aristas prende el fuego:As en turbado mar ligero vasoEs inconstante de las olas juego,

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    Cuando el piloto, que las iras temeDe todos vientos, les entrega el leme.

    Hierve inundante el blico tumulto,Que ya sin rienda el mpetu liberta;Los nimos suspende horror oculto,Y es alto sueo la razn despierta:El hrrido talante, el fiero bulto,La vista oblicua, la melena yerta,ndices eran e inscripcin precisa,Que el proceloso fin del mundo avisa.

    "Tanto algunos el plido semblanteDe muerte esmaltan, que difuntos viven,O en el visaje trmulo anhelanteMayor imagen que el morir describen:Porque llevados de un furor celanteSlo el peligro universal conciben,Y es ley decente que a la queja estorbeMenor y propia la comn del orbe.

    stos y aqullos con diverso estiloSus armas reconocen; ya en la espadaspera muela sutiliza el filo,Ya desabolla el yunque la celada;Hierros lustra la lanza, punta el pilo;Los arcos cimbran cuerda renovada;

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    Las flechas, con aceros y plumajes,Agravan y condensan los carcajes.

    Lriga, peto y greba, y toda hebilla,Registra alguno del arns tranzado;Otro la espuela, freno, rienda y silla,Del suelto corredor y el pie ferrado:Tienta amagos y vibra la cuchillaEl brazo en juego simple examinado;Y blandiendo la lanza encorva, y juntaTal vez la extremidad del cuento y punta.

    As el imperio (si ejemplar divinoAl romano es decente semejanza)Contra los monstruos de Titn previnoArmas fiadoras de inmortal venganza:Jove esmer de temple el rayo trino,Hierros Minerva duplic a su lanza,Volvi su espada Marte al yunque ardiente,Su flecha el sol, Neptuno su tridente.

    Porque esfuerce al valor y al temor frene,En sus huestes el prvido caudilloA fieles aras dedicar previenePiedad intil, cndido novillo;Cuando trgico a un tiempo lo solene,Sin consentir la herida del cuchillo

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    Huy al tsalo bosque el bruto infausto,Y ardi la llama ausente el holocausto.

    Mayores monstruos autorizan dentroDe su espanto los nimos pasmados;Afirman ver en formidable encuentroCombatirse peascos desmembrados;Y en la segada tierra, abierto el centro,Sepultar cumbres, devorar collados;Mudan cimientos, cambian horizontesDe este sitio en aquel movibles montes.

    Oyen, o percibi falso el odo,El terreno gemir con voz profundaVen, o el engao lo form al sentido,Purpreo arroyo que a Farsalia inunda;El ms fuerte en quimeras suspendido,Aun de temores, que carece, abunda;Sombras juzga los rayos del sol rojos,Siendo solos eclipses de sus ojos.

    A los mismos que en luchas anterioresDieron muerte, ya en lid imaginadaMiran vivientes, temen agresores,Con ms horror de espritu y de espada;Bien que asombros no aplacan o terrores,La obstinacin del mpetu guiada,

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    Que al ciego efecto la razn sujeta,No ve el peligro, o, si le ve, le aceta.

    No admire, no, si el corazn presenteSu mal, y en propia causa es adivino,Que en la ajena y mayor suele la mentePronosticar lo que cel el destino:As en el Austro y Norte, en el OrienteY Ocaso, el que habit pueblo latinoPercibi impulsos de ofensin presagos,Llora tragedias evitando estragos.

    Y alguno con distinta profeca,Desde empinado risco de PataviaO Minerva, exclam: "Ya es ste el daQue predominas blica, no sabia:La mayor guerra que en la paz cabaDestruye lo mortal, lo eterno agravia;Que alojando incapaz dos combatientes,Es hoy Tesalia entierro de las gentes."

    Tal fue la voz del patavino, y cuantosConsultaron lo esfrico infinito,Vieron tristezas y leyeron llantos,Por fe de estrellas en luciente escrito:Jpiter crece nmeros de espantos,Prenuncios todos de civil conflito,

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    No hay sitio en amplia o contenida esfera,Donde el sentido adversidad no infiera.

    Aun castigadas, oh romanas huestes!,La tierra embelesis y el firmamento;Oh estirpe venerable a los celestes,Que inducs gloria aun del errado intento!Orbes, zonas martimas y agrestes,A vuestra disensin vuelven lo atento,Y en pronsticos suyos cuanto abrazaLo universo, esparcido se embaraza.

    Seguirnse a mi voz posteridades,Y la fiel Musa escucharn con llanto,Si es que admite el favor de las edadesPermanente el informe de mi canto:Aun entonces a dos parcialidadesSe aplicarn los nimos, y en cuantoLo que ya de su origen siglos dista,Se represente objetos de la vista.

    Al de Pompeyo, o al cesreo bandoSe inclinar el que ms atento leaCon alborozo trmulo, anhelandoPor el fin, ya que la intencin desea,El grato verso, o belicoso, o blando,Tan eficaz imprimir en la idea,

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    Que transportada del sentir describaLa pretrita accin cual sucesiva.

    El ejrcito, pues, libre, animoso,Del gran Pompeyo, cuando el sol crecaSobre el plano horizonte, y su fogosoRayo y tremenda luz terciaba el da:Las campaas oculta temeroso,De cuyo espacio en la extensin vacaMarte parece, desmont sus tierras,Para sembrar ejrcitos y guerras.

    Aun es distrito la Farsalia escasoA lo que abraza; y la vulgar catervaQue antes vagaba desparcida acaso,Ya calma y orden regulado observa;En destinado puesto afirma el paso,Forma campo, y el mpetu reserva;Donde Pompeyo a Lntulo valienteLugar consigna en la siniestra frente.

    A Domicio comete el diestro cuerno,Que as el valor de Lntulo compensa,Y entre dos alas el espacio internoDe combatientes clices condensa;Incesable su artfice gobiernoGentes comparte en latitud inmensa,

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    Orientales y arbigos gentosOrlas guarnecen de distintos ros.

    Cubre arenosos valles inmediataLa del Ponto veloz caballera,Y en parajes que el trmino dilata,Reyes cuantos la Libia y la Asia enva:As difunde el campo, y le remataCon angular simtrica armona,Contribuyendo de sus climas cuatroArmas el mundo al tsalo teatro.

    Infelice campen, que a igual castigoUn mundo en un ejrcito congregas,Y preparando el triunfo a tu enemigoTodo lo ms a que aspir le entregas;Pero si al fin perecern contigoTantos, los mismos que le das le niegas;Pirdelos, pues, conseguirs que impereEl Csar menos, cuanto ms venciere.

    l con desvelo cauto, antes que rompaLa aurora luces, desde altiva sierraVi el ejrcito magno, cuya pompaEs amenaza, y la amenaza es guerra:Donde en alto clamor dice la trompa,Que all milita el orbe de la tierra;

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    Dudoso trance Jpiter le ofrece,Mas de tal premio aun dudas agradece.

    Sus gentes mueve a esfuerzo y esperanza,Tan fervoroso a disponer su alarde,Que en ellos lo solcito es tardanza,Y el orgullo ms pronto ocio cobarde:Ya compuestos en blica ordenanzaAun les arguye que obedecen tarde:Tanto es su fuego, aunque la causa es tanta,Que cuanto ms le enciende, aun ms le espan- [ta.

    Es tan disforme empeo, que moderaAun de Csar lo ardiente, hoy que adelanteEn imagen contempla, en acto esperaVer cadver el orbe agonizante:Mas ya furores monstruos recupera,Cobra su ardor inmensidad constante,As a escuadras valientes y ferocesAumenta llamas profiriendo voces.

    "Oh actores!, dice, de mi gran fortuna,Ved la sazn que os provoc anhelada,La que a mi instancia en voces importunaPidi a los dioses vuestra invicta espada:Cesen los votos, que si fuerza alguna

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    El ruego tuvo al hierro se traslada,Y os da sus voces la atencin divina,Por rbitros del triunfo o la ruina.

    "Por vuestra jura el lauro de este daFue en Arimino general promesa,Que del Senado restaurar confa,Negados premios a la lid francesa:Hoy vencedora vuestra espada y ma,justificar sus hechos interesa,Que con el mundo a efectos atenido,Slo es culpado el infeliz vencido.

    "Declin a culpa desnudar el hierroContra la patria, y si el efecto alcanza,Veris en l tan desmentido el yerro,Que la injuria redunde en alabanza;Hoy se nos da por galardn destierro,Cuando nos puede dar cetro la lanza,Y es ley que Roma, experta en lo protervo,Por dueo sirva al que desprecia siervo.

    "Toda razn expira en nuestro bro,Que en vano Italia libertad blasona,Ostentando imperial el seoroSi de Pompeyo lo tirano abona:El premio que esperis por vuestro es mo,

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    Que os cedo el triunfo, el reino y la corona,Solos venced, reinad, aunque mis ojosOs envidien sin parte en los despojos.

    "Y si algn celo de mi causa os toca,La ocasin veis en que la suerte ocultaA soberanas glorias me coloca,O en nfimos oprobios me sepulta;No afrenta fcil, no inclemencia pocaEs capaz de mi causa, ni resultaA mi cabeza de este acierto y yerro,Menor alhaja qwe el laurel o el hierro.

    "Con armas brutas desmembrar contemploMi cuerpo entre villanos escuadrones,Y en los comicios de la curia y templo,Ser festejo pendientes los pendones;Ni esperis todos ms benigno ejemplo,Sino burlas, castigos a intencionesReconocidas; y Pompeyo evitaCon su muerte la atroz que os solicita.

    "Oh soberanos!, o equidad del cielo,En mi resguardo os pido, o ya en mi ofensa,Aquella sola prefiris, que al celoReconocis piadoso rns propensa:Aunque es justa mi guerra, es mi recelo

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    No se interprete culpa la defensa,Ni se adelante, si el vencer consigo,A la venganza el brazo ni el castigo.

    "Mi ejrcito se mida, observe atento,Que no ser adversario el fugitivo;En esta lid permito a vuestro alientoLo victorioso y no lo vengativo;Ser el combate a los rendidos lento,Cuanto indignado al que repugne altivo;Halle en mis armas el opuesto bandoPiedad huyendo, atrocidad lidiando.

    "No es, pues, difcil la vitoria nuestra;Contrastamos a lricos y griegos,Que su mayor estudio es la palestraEn paz festiva y literarios juegos:La dems turba ni feroz ni diestra,Varios en ritos, en lenguajes ciegos;Slo su estruendo y rudo barbarismoLos grava y hunde en su desorden mismo. "No han de esperar al mpetu segundo,Ni resistir en la trinchera o valla;As aunque Csar acometa a un mundo,Ser con pocos la veloz batalla:Hoy la extendida tierra, el mar profundoSus intereses en los nuestros halla,

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    Que habiendo de rendirse a mortal diestra,Respeta sacra la invencible nuestra.

    "Ser compendio excelso de blasones,Si las coyundas, yugos y cadenas,Que reparti Pompeyo en mil regiones,Nos constituyen hoy un triunfo apenas;Qu lealtad, pues, las brbaras nacionesAl que encendi enemigo sus almenasObservar pueden? Amarn caudilloAl que en lucha feroz, fue su cuchillo?

    "Diversa fe en mi ejrcito mejora:El patrio amor os alist en campaa,Segus libres mi estrella vencedor,Jams vencidos ni de ley extraa:Cul nombre o patria mi noticia ignoraDe cuantos me segus cual noble hazaa?Si la lanza arrojada al viento miro,Conozco el brazo flechador del tiro.

    "Vuestro silencio entiendo, y con la ociosaVista aun aqu me respondis, ya leoEn los semblantes, s, la victoriosaSolemnidad que aguardo, que poseo:Ya vencemos, ya estorba perezosaMi persuasin el plazo del trofeo;

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    Perdonad, si mi voz le ha diferido,Por ser lo mismo lo que estorbo y pido.

    "La magnitud de la faccin reprimeAun el incendio en que exhalado abundo,Viendo el estrecho campo que dirimeDe nuestros pies la posesin del mundo;Vuela mi rapto a esfera tan sublime,Que en ella el hondo meditar confundo;Unida el alma a inaccelible ideaEn tempestades un discurso ondea.

    "Id fciles al triunfo, y los despojosDe mil reyes gozad y mil naciones,Ni en tanto mitiguis dignos enojosAl contrastar romanos escuadrones;Dad al antiguo amor cerrados ojos,Y al nuevo agravio ardientes corazones;Inicua es la equidad si medir mandaA impiedad bronca recompensa blanda.

    "Aqu asolad con intencin primeraNuestros alojamientos y reparos,Castigaris la estancia que pudieraAl cobarde retiro convidaros:No a las espaldas sospechis trinchera,Pues la vitoria sola ha de alojaros

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    En el real donde a Pompeyo excluyo,Y si albergue peds no hay ms que el suyo."

    Dijo, y los pechos de lidiar sedientosRespiran sola guerra: guerra exhalan,Y al primer acto belicoso atentos,Propias trincheras y reparos talan;Crecen tanto en magnnimos alientos,Que a los de Csar altamente igualan,Y marcha en ademn gallardo y prestoTodo un campo de Csares compuesto.

    Su espritu en lo oculto les avisaVictorias, y la vista aun las predice;Todo arns y metal, toda divisaEn lo brillante informa lo felice;Cuidan apenas de observar precisaOrden marchando; que interior les diceMarte que pueden cometer al hadoAun de sus mismos pasos el cuidado.

    De Pompeyo el ejrcito enemigo,Que a la batalla trminos concluye,Y meditando atnito el castigoUniversal que la Tesalia incluye;Aunque su afecto es ntimo testigo,Que con prenuncios trgicos le arguye,

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    Sin consentirse dbil o inconstante,Di esfuerzo al ademn, voz al semblante.

    En robusto bridn con pies veloces,De este sitio en aquel son sus desvos,Esparciendo vitoras con las voces,Flechando a un tiempo con los ojos bros;Corazones remisos cambia atroces,Ardientes funda desalientos fros,Con los vulgares de nobleza ajenosRazona ms, con los ilustres menos.

    Y eran de amor estmulos y lazosLas slabas que heroicas persuada."Hoy, dice, a mi gobierno y vuestros brazos,La proteccin de un mundo el cielo fa,Hoy nos coronan ltimos los plazosDel civil triunfo, y resplandece el daEn que asign celebridades santasLa mayor guerra, eplogo de tantas.

    "Despended todo el nimo, que en estaSola balla es de inters su empleo,Donde los dioses por la causa honestaPartcipes militan del trofeo;Rompiendo paso por la turba opuesta,Llegar el pie donde vol el deseo

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    De libre patria; y prenda tan amada,Si all la busca, la hallar la espada.

    "Ved que a las armas nuestras se derivaCeleste impulso de guerrera estrella,Y el que usare remisos corts privaDe efecto el don y providencias huella:Csar nos llama a que su sangre escribaLeyes que aleve cancel, y con ellaRoma restaure y goce establecidosSacros derechos que llor ofendidos.

    [rena No un monstruo, aunque la luz turbe se-Del Magno, es parte a obscurecer memorias,Ni el que exhal mi juventud condenaMenores aos a menores glorias;No impugna el cielo lo que recto ordena,Ni a escuadras suyas negar vitorias,Donde ms limpia y rutilante brillaLa esplndida virtud que la cuchilla.

    "Aun los Decios, los Curios y CamilosRenacen hoy del siglo ya difuntoY aqu ejerciendo los tajantes filos,Confirman ser divinidad mi asunto:Yo arm los climas de la tierra, unlos

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    A mi campo, que el orbe incluye junto;Mal perdern su mando los humanosCuando para ganarte aun sobran manos.

    "Venza el Cesreo, pues siendo sujetoTanto inferior, que impide ser vencido,Csar le basta, y en su mismo aprieto,Sin guerra el triunfo os ceder oprimido;O le ser el terror mortal efeto,Cuando esparza tronante el alaridoNuestro ejercito inmenso, y sin heridasVenzan su parte estruendos homicidas.

    "Pero esmerad lo heroico en lo seguro,Suponed en carcteres mentales,Que nos exhortan del romano muroLos clamores ms tristes y leales;Que las matronas con afecto puro,Con celosos lamentos las VestalesPiden las redimis del llanto y pena,De infamia el nombre, el pie de la cadena.

    "A Roma os proponed, deidad postrada,Que en la sacra cerviz teme coyunda;Si esta guerra perdis, cundo exaltadaDe otra mayor se espera ni segunda?La razn resplandece en vuestra espada,

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    En la enemiga la traicin redunda;Y por no exagerar instancia nuevaSola mi causa, aunque menor, os mueva.

    "Pompeyo soy, a quien mir triunfantePerpetuo siglo, y recelosa y mudaMi familia y consorte hoy que vaganteMis armas sigue, una victoria duda:Haced mi suerte no feliz, constante,Que en glorias docta, y en deslustres ruda,Si vuestro azar es preceptor diverso,Slo de vos aprender lo adverso.

    "No podis tanto, que mi suerte muera,Cuando el mayor ejrcito congrego,Que al Dios invicto desquiciis la esfera,Retrocedis al hado, helis el fuego:Extranjeros ilustres, si al que impera,Es lcito rogar, postrado os ruego:Entregados nos veis, nobles romanos,Yo a vuestros pies, la patria a vuestras manos."

    Los piadosos afectos veneradosDieron as al ejrcito infinitoDuros impulsos con afectos blandos,Tal, que aun rigor y muerte es su apetito;Aclaman guerra los adversos bandos,

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    Y siendo adverso es uniforme el grito,Con vario fin en que la lid se extreme,Uno codicia reino, otro le teme.

    Se acometen a un tiempo en que feneceDe el arduo encuentro la distancia corta;El supremo espectculo se ofrece,Que ignoran siglos a la vista absorta;Desde el empreo tlamo enmudeceJove, y recela lo que l mismo exhorta,Los caballos quebrantan broncos frenos,Rayos respiran y relinchan truenos.

    Vibra reflejos el metal bruidoDe los yelmos y lcidos arneses,Y de las lanzas el concurso unidoDe frrea espiga forma horrendas mieses;Hierve el rumor frecuente repetidoDe las mviles astas y paveses,Y con borrascas de Mavorte fieroA Ematia inundan pilagos de acero.

    Ya enristra el brazo el asta vigoroso,Dase la flecha al arco, la ligeraPiedra a la honda, al tremolar undosoDel aire toda militar bandera;Hermosa vista ofrece lo espantoso,

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    Tinto en horrores el deleite impera,Y canoras las trompas cuanto horriblesSon a un tiempo tremendas y apacibles.

    Oh encontrados ejrcitos aleves,En crueldad sola convenidos tantos!Oh Roma!, oh cuntas inclemencias debesQue en alta queja inmortaliza el llanto!Aceleran rigor tus pasos breves,Que no permiten restaurarse en cuantoEl tiempo,viva, aunque las anchas tierrasEn mil edades no repitan guerras.

    En st oprimes hoy consecutivoDe las almas el nmero viviente,Que naciera en lo eterno sucesivo,Pues le troncas la estirpe antecedente,El ser romano que imperaba altivoDel Austro al Norte, y del Ocaso a Oriente,Pierde el nombre, esplendor y forma bella,Como gran sol que result en centella.

    Reservaron las fbricas y altares,Apenas en sus polvos monumento,Gemirn yermos los albanos lares,Y los penates de la gran Laurento:Donde en vez de comercios populares,

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    Haga forzado el caminante asiento;Y el senador, que al templo es su viaje,Presto incluya el incmodo hospedaje.

    Y no de tanta adversidad siniestraEs instrumento la comn fortuna,T sola das sepulcro a la edad nuestra,Roma, negando a las siguientes cuna;Reducir el estrago de tu diestraDe mil ciudades el concurso en una,Pueblo de cuyo nmero en tus pacesFueron provincias tantas no capaces.

    El extrao, que es hoy cultor violentoPoseer libre la regin latina,Donde caduque el edificio exentoDe causar homicidio en la ruina:De advenediza turba alojamiento,Roma sers, pues lo fatal destina,Que sin romanos tu desierto muroDe otra guerra civil viva seguro.

    Obscurecer, borrar Farsalia puedeTus desastres, hoy lstimas livianas,Pues al nuevo rigor el nombre cedeDe la batalla aliense y la de Canas:Pierda sus quejas la desdicha, herede

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    sta por la mayor de las humanas,Que en todos siglos fue dichosa Italia,Si se contempla ajena de Farsalia.

    La altivez misma que tu ser sublimaDe tu existencia es arduo impedimento;Que el edificio de ms alta cimaCon mayor prontitud busca el cimiento:Toc tu frente en el celeste clima,Y opresin halla donde busca aumento,Que siempre han sido al penetrar los cielosMuertes profundas soberanos vuelos.

    Hoy cuanta inmensidad cubre la lunaEs de tu gloria extremo, y se adelantaAun la ambicin; no puede tu fortunaMoverse ya sin retirar la planta:Moverse es despearse, pues en unaGuerra te pierde lo que adquiri en tantas:Donde libertas las dems nacionesDel yugo mismo que a la tuya pones.

    Oh nunca el cielo consignara en estaRegin de Italia el imperar lo humano!Antes la diera en cautiverio expuestaSiempre a dominio externo, aunque tirano;Pues menos es la sujecin molesta

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    Al rendido escocs, belga o britano,Y al que incesable arrastra la cadenaQue al varn libre cuando el yugo estrena.

    Culpe dos Brutos mi razn y exclameContra su esfuerzo por la patria libre,Sintiera menos Oroseguir la infameEsclavitud qu repetirla el Tibre:No alguno Italia que a tus hijos ame,Contra tirana fuerza el hierro vibre,Que mejor se tolera acostumbradaLa violenta opresin que renovada.

    Padezca Roma, no recuse el dao,Expuesta a sucesivas impiedades,Pues ni favor domstico ni extraoDe los hombres atiende o las deidades:No impera el cielo, no, que es simple engao,Libre el caso gobierna las edades,No Jpiter invlido retiraSu brazo y rayo aunque a Tesalia mira.

    Fulminara la Calpe y el PangeoMejor la ociosa cumbre, o la sujetaDimisin de las mares, o el HibleoCampo o silbosos pices de Oeta;Si con horror a la traicin de Atreo

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    Retrocediste obscuro, oh gran planeta!,Cmo a Tesalia das luces celestes,Donde es benigno ejemplo el de Tiestes?

    Mas si falta venganza soberanaContra el romano, cuando inicuo yerraContra el cielo, ser la accin profana,Que ha de seguir a la funesta guerra;Pues en lo humano majestad no humanaSe opondr a las eternas, y la tierraTendr su numen imperial, que a ejemploDe Jove reine, y le consagren templo.

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    LIBRO DCIMOCUARTO

    Encuntranse los ejrcitos, y prosiguen la batalla con va-rios accidentes; huyen las naciones brbaras que traa

    Pompeyo, y padecen destrozos.

    No permiten los campos que ya goceLa detestable disensin remedio;Ya concurren y abrevia el pie veloceEl ancho espacio que vac intermedio:Toda vista se encuentra y reconoce,Cuando ya la cuestin no admite medio;Pero el que ve al amigo, padre, hermano,Quiebra el suelto ademn, turba la mano.

    Cual si ardiente caballo en la carreraAbierto foso mira, o risco o planta,Resiste ambiguo a la intencin ligera,Tuerce la frente, el mpetu quebranta:Tal repugnando a la crueldad primera

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    Este y aquel ajrcito levanta(Sin resolver de la batalla el plazo),Indeciso el metal, suspenso el brazo.

    No en paz ni en guerra mueras, siempre animenTu ser los tiempos, Crstino, y tu aliento;Y en pena, aunque menor del fiero crimen,Viviente inmortalices el tormento;Pues cuando el vuelo del furor reprimenTantos, y ya es piedad su movimiento,T con primera planta las ajenasProvocas, y romana sangre estrenas. Cuando Csar, impulso primitivoDe tanta accin, la recelaba humano,Fue tu insolencia incendio intempestivo,Aun siendo hielo la cesrea mano;Ya el rumor lento se refuerza altivoDe las trompas, y herido el aire vanoCon terrenos temblores y celestes,Juntas fraguaron una lid mil huestes.

    De inmensas voces el clamor se alterna,Y el eco en tantas lenguas disonante;Hinche de obscuro son toda caverna,De monte en monte, desde Olimpo a Atlante:Pulsa el estruendo la regin superna,Donde admirado observa el Dios tonante,

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    Que en los espacios de la luz serenosNo ya descienden, sino suben truenos.

    El profundo alarido infunde horroresAl pecho mismo que rompi su acento;Y el de los sueltos fresnos voladoresSe embaraza, y asombra el sol y el viento.Perplejos los romanos guerreadores,Aun rigen armas a dudoso intento:Ya el brazo es rayo, ya encogido y tardoPierde en lo alto la flecha o quiebra el dardo.

    La lanza alguno con sangriento empleoDespide apenas a la adversa frente,Cuando revoca el golpe en su deseo,Y el rigor que ejecuta no consiente;Pero como en las ondas del EgeoPierde el puro candor mezclada fuente,As en la turba el noble acero limpioSe manch, y la piedad fue rigor impo.

    Las recprocas astas arrojadasFueron de la batalla exordio breve;Luego, uniendo al combate las espadas,Creci en aleve furia el fervor leve:Venas penetra, del arns guardadas,Sediento el filo, cuya sangre bebe,

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    Arde al herir, y en abundante llaga,Aunque el metal se tie, no se apaga.

    Aqu el suelto rejn vuelo aceta,Y la azagaya que loriga o cotaNo resiste; despide la saetaAll el arco, y la honda la pelota;Milita el acho artificial cometa,Que de obscuro betn incendios brota;Siendo a tantos agentes homicidasObjeto slo las cesreas vidas.

    Al herir lejos no dirige atentoEl brazo el tiro, ni la vista apunta;Toda Farsalia es blanco, y sin intentoAsegura el acierto toda punta;Arroja flechas el descuido al viento,Y cual nube sus astas mezcla y junta,Nube atroz que licor sangriento bebe,Cuando en romanos cuerpos muertes llueve.

    No admira, no, que el rabe, el romanoHiera, o el flechador de Armenia o Galia;Admira, s, que con desdn paganoCombatan armas talas a Italia;Contra su sangre y vida civil manoDespide aleves astas, que a Tesalia

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    Altas cubren, tejiendo voladorasPendiente noche en apolneas horas.

    Csar de aquella tempestad recela,No las fuerzas quebrante y desbarateInternas de su campo, y con cautelaY furor sumo exager el combate.Tan guerreador se precipita, y vuelaEl caballo impaciente al acicate,Que al fin los reputados inferioresSe truecan de ofendidos a ofensores.

    Su actividad, su ardor, su ligereza,Fuerzas de arrebatado incendio incluye,Rompe, ensangrienta, abrasa, y la fierezaBrbara al fin se atemoriza y huye:Su algazara fogosa ya es tibieza,Patente ya de su pavor se arguye,Con cunto engao, quien comete, yerra,A extranjero socorro civil guerra.

    La instante agilidad ya, es fugitiva,Y amedrentado gesto el antes fiero;Donde aclamaba triunfo all derribaSuelto el bridn y arrastra al caballero;La caterva a s misma era nociva,Que estorbada en el mpetu ligero,

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    Se implica y huella, y con opuesta riendaParece ya su confusin contienda.

    Con temores se impugnan, pues en ellosEl fugaz curso se interrumpe y tarda,Dando a Csar los pechos y los cuellosSin belicosa resistencia o guarda:Golpes no alterna el vulgo a padecellos,Y as resuelta la cuestin bastarda,Porque en los bandos, sin mover las plantas,Forman la guerra espadas y gargantas.

    Sin descuento el cesreo prevalece,Sobra al vencer, fecunda las arenasCon sanguinoso humor; slo padecePulso y mano al segar cuellos y venasRndese el brazo, el filo se entorpece,Tan ofendidos de ofender, que apenasPueden los cortes clidos y rudosPieles simples herir miembros desnudos.

    Dios de Tesalia, y protector divino,Admite slo de extranjeras gentesSangre, no el infeliz pueblo latinoVierta raudales, poues abundan fuentes;O bien se aplique el vencedor destinoA la romana grey: no golpe alientes

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    Contra el vulgo comn brbaro adverso,Tanto, que no reserves universo.

    Ya que muera el linaje Ausonio, vivanLos de extraa regin; porque si en vanoRoma el vivir pretende, le recibanLos que despus sern pueblo romanoMas ay! que de esperanza a Italia privanArmas del Csar, cuyo impulso y manoEn destrozos iguala indiferentesLas propias ya con las externas gentes.

    El furor que a las tropas extranjerasAplic estragos en el arduo encuentro,Se convierte, Pompeyo, a tus banderas,E inquiere all de la batalla el centro;Escaramuzas calman y carrerasQue antes vagaron por Farsalia, y dentroDe la ya destinada ntima parteMayor tragedia representa Marte.

    All de Csar la imperial fortunaAfirm el trono donde varia espadaNo interviene al rigor, no escuadra algunaPara socorro brbaro rogada;Roma contiende desunida, y unaSola milita y hiere duplicada;

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    As a un tiempo vencida y vencedora,Rendimientos celebra y triunfos llora.

    Huye, funesta Melpomene y Clo,En tan cruel, en tan civil contienda,Cierre en tinieblas el Estigio roSu memoria, ni el Bratro la entienda;Qujese el tiempo del silencio mo,Y no impiedades de mi verso aprenda,Que cuando infame escndalo resulta,Honora la verdad quien la sepulta.

    Csar fue slo poderoso agenteDe incendio tanto preferido al griego,Que del Paladio de su pecho ardienteLlamas infunde en nimos de fuego:Valor aumenta a ejrcito valienteCon la voz y ademn, imperio y ruego,Y el oprobio tal; vez tal alabanza,Da igual calor y luerza al pulso y lanza.

    Celebra el rojo filo que en ms fieraHerida la interior prpura breve,Y los aceros limpios vituperaDel que en hazaas tardo el brazo mueve:Recatadas templanzas acelera,Es a sus ojos la modestia aleve;

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    Celos afecta y generosa envidiaDel que admitiendo ms heridas lidia.

    Contra el benigno pecho se enfurece,Benignidades al furioso enva;As, pues, con halagos iras crece,Y con fierezas las ajenas cra:Manda a la guerra, pronta le obedece:De toda espada es movimiento, es gua;Resplandeciente en el acero y malla,Veces usurpa al dios de la batalla.

    Ya en sus extremos procelosa y densaHierve la lucha y reconcentra alientos;Mil y mil voces una sola inmensaFraguan, que excede en extensin los vientos:De uno y otro metal la alterna ofensaMultiplica al herir broncos acentos,Y el que a los golpes rpido se ofrece,Si rayo fulmin, yunque parece. Es el acero rayo, el brazo acero,Incendio el corazn, furia el talante,El menor giro troneador ligero,La menor fuerza incurso penetrante;La accin ms tibia arrojamiento es fiero,El frgil golpe agilidad tajante,La planta es bronce, la constancia es risco,

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    La voz horror, la vista basilisco.

    Ya no hay diestra que entero corte esgrima,Rompe el archa y alfanje, el asta y filo;Ni mortal hiere, ni eficaz lastimaLa obtusa punta de venablo y pilo:Csar no slo fervoroso animaSus escuadrones; mas con vario estilo,Si amiga diestra mira desarmada,Le ofrece dardo, le ministra espada.

    nico a innumerables favorece,A todos puestos incansable vuela,Divdese en mil Csares, y ofreceIgual a cuantos lidian la tutela:Tal vez hall quien de pavs careceEn su amparo cesrea la rodela,Y la mano de l mismo agradecidaLa sangre a muchos resta en la herida.

    Ya, pues, les manda atropellar veloces,Sin ley, sin rienda, obstculos estrechos,Y con aspecto de enemigo y voces,Espaldas impeliendo, anima pechosInsultos, rabias que contempla atroces,Festeja y premia por heroicos hechos,Aunque ya se molesta, y se dedigna

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    De poner rmas a la plebe indigna.

    Retira de aquel vulgo toda diestra,Y a la suprema accin rige la vista;Al cnsul sacro, al senador les muestra,Con quien slo sus armas enemista:En tal crculo asigna la palestra,Sabiendo ya que la civil conquistaTiene all el ser de la grandeza humana,Y el corazn la libertad romana.

    All estrecha rigores ya inmediatosA la excelsa victoria; all gemaRoma en su centro con lamentos gratosA ingratas fieras, que por hijos cra:Vierte de Emilios, Lntulos, TorcatosSangre imperial, quien la ador algn da,Y de heroicos Metelos y Corbinos,Nombres por su esplendor casi divinos.

    All los mismos que a su invicta manoCedi la tierra, en partes conquistada,Y acrecieron diademas al romano,Mueren a golpe de romana espada:Apenas pudo en el tropel villano(Aunque cerrado el rostro en la celada,Con armas pobres y descuido astuto)

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    Ocupar lista de vivientes Bruto.

    No se disfraza, porque el pecho exentoTeme, o la mano su peligo extraa;Mas porque a Csar la dirige atento,Y facilita en el disfraz la hazaa:Atreve pasos entre escuadras ciento,Contrarios hierros de su sangre baa;Y aunque al riesgo y la muerte se abalanza,Ni la de Csar ni la suya alcanza.

    No te aceleres, Bruto, ni te ofenda,Si aqu desistes del asunto osado,Que por ti gozar la misma ofrenda,Clebre al mundo, el nclito Senado:Deja que Csar a la cumbre asciendaDe lo imperial, que gozar usurpado;Ser vctima insigne, en quien manchadaMs purifique su esplendor tu espada.

    Ya el plazo vuela en que el rigor concluyaMarte, y confuso el militar suplicio,Con sangre popular mezcla la suyaConcurso ecuestre, consular patricio:De memorables suertes a la tuyaDebo honor funeral, fuerte Domicio,En cuya vida con indigno abuso

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    Siempre al valor la adversidad se opuso.

    Con el grande Pompeyo, oh cuntas vecesPadeciste en desdicha competida,Y en la de todas ltima padecesMuerte a infinitas astas cometida!Ni clavado en sus puntas apetecesVenias del Csar, ni segunda vida,Pues mueres libre, y no excusaras vivoCuanto el imperio ha de llorar cautivo.

    Vencedor Csar, que a Domicio va,Dijo en modesta suspensin risueo:"Vida y paz te ofreci mi cortesa,Cuando Pompeyo guerra y mortal sueo:Pues te ofendi el vivir por piedad ma,Goza el morir por tu inclemente dueo"Domicio, pues, airado sin agravio,Profiri voz de moribundo labio.

    Dice, exhalando por la vista espantos:"Soy del Magno, y con gloria ms ufanaMuero en su heroica prdida, que cuantosEn tu victoria vivirn tirana;Y quiero presumir que uno de tantosQue aun te resisten con lealtad romana,Me ha de vengar, manchando, como espero,

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    En tu alevoso pecho el noble acero."

    Dice, y muere: ya ociosa la batallaSangrientas paces en desiertos mira,Objeto apenas de sus iras halla;Expiran tantos, que la guerra expira:El clamor ya de combatientes calla,Tal pecho a tiempos lnguido suspira,Reducido lo blico a suspenso,Como a ceniza poca incendio inmenso.

    Postrado, pues, y en parte fugitivoYa el campo de Pompeyo desparece,Cuando el de Csar en concurso altivo,Llamado a instancia de las trompas crece:Bien que en el arduo encuentro primitivoPadeci estragos, ya Tesalia ofreceMezclada mortandad, la ajena y propia,En igual confusin, si en menor copia.

    No lo exquisito contingente advierto,Cuando la multitud densa atropellaAl que verti enemiga sangre, y muertoBebe la misma al anegarse en ella;Ni el que en despojos de su vientre abiertoTropieza, y lo vital arrastra y huella,O el que sin expirar hecho pedazos

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    Sus brazos quiere recoger sin brazos.

    Ni al que a preciso fin corre ligero,Y el llovido rejn clava su planta;O el que no ve, y encuentra algn acero,Y lejos de su muerte la adelanta;Ni aquel dir que amenazando fieroTraspas fiero dardo la garganta,Y por conductos del metal violentoHuy ms fiera el alma que el acento.

    Ni humana voz describa al que inhumanoCuando los cuerpos mseros despoja,Si con horror conoce al muerto hermano,Por negar seas su cabeza arroja;O al que a su muerto padre la atroz manoVuelve remisa al desnudarle, y floja,O le ultraja y arrastra, si deseaQue quien le mira la impiedad no crea.

    Al silencio dar memorias tales,Bien que el elogio falte y vituperioA sacrilegos actos y lealesQue honran e infaman el valor hesperio;No ajenos cante, no menores males,Quien llora Italia tu difunto imperio,Que por dolor sin lmites le excusa

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    No slo el canto, el llanto de la musa.

    Sangre all macednica y persiana,Pntica y siria, y del inmenso Oriente,De la regin del Norte y la Africana,Presumi distinguir vario torrente;Mas ya de la civil sangre romanaTodas las sorbe universal creciente,Que explayada a los ltimos desvosDifunde un golfo al confundir mil ros.

    Hoy Tesalia renueva la fortunaTu forma antigua, pues el ancho asientoTe anegan lagos, concurriendo en unaMil fuentes de licor, bien que sangriento:Cadveres rebalsan tu laguna,Espumas hierven, y al que mira atentoMuestran ser los prodigios militaresEn mares que innovaste, y rubios mares.

    Pompeyo, en cuanto la batalla arda,A toda opuesto pretendi su enmienda,Y aunque no la consigue, insta y porfaQue lo fatal su ejecucin suspenda;Pero ya que su esfuerzo en vano fa,A esperanza remota se encomienda;Pues del riesgo mayor se aparta, y quiere

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    Que la fe vana en lo imposible espere.

    Los brazos de la suerte y del destinoVi batallar por Csar, y encontradosCon el piadoso ejrcito latino,Y aun se promete reparables hados:De un alto sitio al Hemo convecinoLe vieras contemplar desbaratadosSus escuadrones, y en escaso alardeDe combatientes valerosos tarde.

    Conoce, aunque distante, al que milita,Y mirando el metal que esgrime y corta,Sigue sus giros, y al gobierno imita,Corriendo el pecho, si al efecto importa:Con la voz, con el nimo le incita,A los que no le escuchan habla, exhorta;Y si el cesreo los ofende y hiere,Slo por tantos o padece o muere.

    Muere sintiendo por sus hroes fuertesMs rigor que arrojado en las furiosasArmas, cuando ya fueron tantas muertesPara la suya vctimas gloriosas:Slo al piadoso cielo te conviertes,Varn grande, con lstimas piadosas,Compadecido de tus gentes, pides

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    Menores iras, no menores lides.

    Comporta el Magno, que aun entonces seaJpiter invocado, y sus deidades"No prescriban, les dice, una peleaEn destruccin de un mundo y mil edades:Alza tu espada, inexorable Astrea,Y en m singulariza tus crueldades;Pompeyo puede, sin azar segundo,Ser infeliz permaneciendo el mundo.

    "Sin que derribes junto imperio tantoCaer a tu golpe, no tu ley revoco;Y si al castigo que instituye santoEn mi cabeza sacrificio poco,Mis caros hijos me dupliquen llanto,Contra Cornelia tu cuchillo invoco;No pida tu oblacin ms sangre y prenda,Pues no hay en lo mortal mayor ofrenda.

    "Diosa, yo soy el blanco de tu ira,No en tantos pierdas sin enojo el bro;Ya en estas gentes m gobierno expira,Y cuanto ofende tu rigor no es mo:Tal voz dilata, y los destrozos miraltimos del tremendo desafo;Vuelve al sitio, y el Magno en la campaa

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    Minorar sangre lo reputa hazaa.

    "Reliquias breves si a excusar las llega,De igual trance las juzga no vencidas,Con ms amor que potestad les ruega,No quieran dar al vencedor ms vidas;Siendo caudillo, causador se niegaDe atrocidades tantas padecidas,Y contra s las pide a la fortunaComo descuento a sus guerreros una.

    "Pero de todos, padre, abre los ojos,Y la vida del Magno advierte ajena,E inclemencia entregalla por despojos,Si a afecto igual lo universal condena:Viviendo aun templa de la suerte enojos,Y en la de Csar la altivez refrena,Pues cuando ms sus dichas acrisolaPompeyo es solo, si victoria sola.

    "As en veloz caballo, cuando ausentesSus esperanzas mira; el sitio deja:Rompe adverso el tropel de combatientes,Y del intil combatir se aleja:No en sollozos desfoga intercadentesSu estrago, no del alma exhiba queja,Ya es con los hados su batalla, y cobra

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    Esfuerzo tal, que a superarlos sobra.

    "No cambia aspecto al silbo de la lanzaO flecha que le arroja mano incierta,Robusto al riesgo y blando a la venganza,Ni el valor duerme, ni el temor despierta;Los afectos en ntima bonanzaSlo al dolor que abonan abren puertas;Que slo al expirar Roma anhelanteConstancia dolorosa es ms constante.

    Como ya en otra edad triunfos blasonesEn su igual ser no hallaron precedencia,Menos hoy las severas invasionesLe reclinan indmito a indecencia:Glorias antes, modernas opresionesSe abrazan en concorde indiferencia,Que si la suerte en el favor domina,El valor grande es fuerte en la ruina.

    "Hoy de la antigua dicha alzas trofeosSin presentirla, oh Magno!, en la esperanza,Que no fue dicha entonces, fue deseoDe otro mayor, y que jams se alcanza:Deja, pues, guerras, seguir su empleoLa sacra libertad sin blandir lanza,Que es municin sin desnudez, que es gloria

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    Su parecer, y su razn vitoria.

    "La primera ciudad que fugitivoTe abri seguras puertas, fue Larisa;Tcitas muestras de infortunio esquivo,Ya tu indecente soledad le avisa;Te aplauden con respeto compasivoCertificada la infeliz premisa,Armas te ofrecen y favores suyos,Aun hoy con celo inalterable tuyos.

    "En tus honores clebre el disgustoPor triunfante en lo adverso te reciben,Justa oblacin; pues cuando Marte injustoY los dioses de Olimpo te derriben,La sombra, el eco de tu nombre augustoPreceder inmortal a cuantos viven;Sers, aunque te postren al abismo,Slo menor respecto de ti mismo.

    "Pompeyo es tanto, que si yace, aun puedeConspirar nuevo mundo a lid ms grave;Tal, que a s mismo en dignidad se heredeY en unidad cual la fenicia ave,Pero cuando Larisa le concedeEl poder sumo que en sus gentes cabe,La fe estimando que la oferta incluye,

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    Su afecto admite, y el efecto excluye.

    "Oh ilustres confidentes!, qu favoresHoy lo sern, les dice, hoy que remataSus trminos fortuna en los rigores,Al cielo adversa, a Jpiter ingrata;Si ya l mismo con mpetus mayoresLa crueldad no acrecienta, y la dilata,Armando en mi defensa escuadras nuevas,Que venzas, Csar, cuya sangre bebas."

    Dice, y silvestre esconde su caminoSeguido de clamores y piedades,Que blasfeman sacrlego el destino,Y acusan inclementes las dedades.Hoy reconoces, oh varn divino!,Si amorosos oficios son verdades,Que entre lisonjas que a la dicha aclamanEl feliz no averigua si le aman.

    Ya que en fondos de prpura escondidasCsar las vegas de Tesalia advierte,Y de extranjeras y romanas vidasColmados los erarios de la muerte;A sus legiones de vencer rendidasRespirar manda, y el rigor divierte,Dando al desprecio, sin mayor rescate,

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    Los pocos ya que perdon el combate.

    Mas porque en salvo apenas el vencidoNo le renazca en el despecho aliento,Y en cautelosa unin restitudoPresuma restaurar su alojamiento;De la cesrea industria prevenidoFue contra el riesgo lo celoso atento,Que es necia dicha la que duerme y faQue humana adversidad no alterne el da.

    Con el fervor de la victoria imperaConsecutivo asalto a los realesDe Pompeyo desiertos, y aceleraAl inters sin triunfo armas triunfales.Gozad, soldados, la victoria entera,Dice, y los premios a la deuda igualesPor sublimes hazaas yo os los muestro,No digo os doy el galardn que es vuestro.

    Riquezas del egipcio y asianoAll veis, y opulencias del ibero;Cobre all por s misma toda manoSu recompensa al triunfador acero;La fortuna del mximo romano,La gloria del total mundo extranjeroYace vacante, y posesin desea,

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    Dueo pide aun mayor que la posea.

    Nuestro ejrcito pide, y nos convidaAl preciso despojo y fcil presa,No colrica voz ni encarecidaMenester fue para exhortar la empresaHoy de todos el alma reducidaA un centro en l sus gozos interesa;Pues ya que Italia sus injurias llore,Codician premio que disculpas dore.

    As en tropas con mpetu arrojado,Hallando cuerpos que su sangre hondean,Y en rojos lagos inquiriendo el vado,Las prosperadas tiendas seorean:Hallan tesoro inmenso acumulado,Donde la sed de la ambicin recrean;No la mitigan, que al mayor tesoroRinde a codicias alimentos de oro.

    All para magnficos intentosY de guerra estipendios liberalesSe matizaban toscos pavimentosCon monedas y pastas de metalesMas aunque el Ebro y Tajo en opulentosSenos, y el indio en minas orientalesLes preparasen montes de urea masa,

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    Fuera la presa al robador escasa.

    Ocultando tirnicas traiciones,Alta noche apag los aires claros,Y convid a quietud los corazones,De sangre y oro hidrpicos y avarosFortalecidos, pues, los escuadronesEn las robadas tiendas y reparos,Sus lechos fabricando en los despojosDieron al sueo lnguidos los ojos.

    Los del vulgo inferior con arroganciaVieras groseros alojarse ufanosEn el retrete y purpurada estanciaDe patricios y cnsules romanos;All afecta fortuna su inconstanciaCon abusos inslitos profanos,Pues en lechos de reyes aun se atreveA prolongar el sueo la vil plebe.

    Aquella noche las turbadas mentes,Aun durmiendo, terribles y guerrerasIlusiones conciben aparentes,Combates fraguan de fantasmas fierasGolpes, violencias, furias precedentesVuelven a ser vestigios y quimeras;Brega el dormido y respirante gime,

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    Y el puo y brazo sin acero esgrime.

    Al grato amigo un tiempo y ciudadanoVe el homicida, y con azar funestoLe atemoriza y burla el muerto hermanoRepresentado en formidable gesto;Joven trasunto, o varonil, o anciano,Distingue aspectos belicoso opuesto,Ya es palenque agonal plumosa cama,Envuelta en ira, hierro, sangre y llama.

    Aun ms horror de estrpitos y espantosTurban a Csar, y su paz durmiendo,Que all el universal sueo de tantosJunto ocurre en eplogo tremendo:Heridas, muertes, alaridos, llantosContempla, y de la trompa el ronco estruendo,Que en los delirios soolientos hallaNuevo estupor de lbrega batalla.

    De toda espada juzga, y hierro duro,Que ya los filos en su sangre esmaltan,Ni las que espera en el rigor futuroDel vengador Senado al sueo faltan.Parcas, furias all del reino obscuroSu lecho cien, y su pecho asaltan;Muerte y abismo el vencedor concibe,

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    Y el vencido Pompeyo, oh suerte!, aun vive.

    Ya cuando el sueo, que espantable juega,De las luces de Oriente se retira,Despierto el capitn, la ociosa vegaMira en contorno, y nuevo monstruo admira;Porque el distrito sus verdores niega,Y el sangriento caudal a golfo aspira,Siendo en partes los cuerpos cumuladosEscollos de aquel mar si no collados.

    No descubre en sus pilagos orilla,Tierra no ve en el frsalo terreno;Le arrebata en absorta maravillaSu propia accin, como portento ajenoMira el alto poder que un mundo humilla,Si un hombre ensalza; y como sitio ameno,Ve que cimienta all la suerte humanaRomano imperio en destruccin romana.

    Sacras solemnidades mezcla a espantos,Logros viendo en sus votos y sus ruegos:Di al cielo gratitud en himnos santos,Y en aromas ti los aires ciegos:Los postrados cadveres son tantos,Que no permiten funerales fuegos,Ni les consiente la infinita copia

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    Otro sepulcro que de sangre propia.

    Ya que la niegues, spera fortuna,Varios entierros y distinta llama,Confundidos merezcan todos unaPara mnimo lustre de su fama;No en Tesalia reserves selva alguna:Construya colmo de su inmensa ramaCsar, y en alto nmero y compendio,Pues les di muerte, les dedique incendio.

    Fiera contra los mseros conspiras;Pero no los ofendes, que la tierraEn su seno, a despecho de tus iras,Toda materia que resuelve encierra:Y si carecen de fogosas pirasTantos hoy que extingui brbara guerra,Vendr siglo que llamas no vulgaresCon las tierras los arda y con los mares.

    No diverso en el hombre un fin se advierte,O en supremo lugar, o inferior muera;Desnudos los espritus, no hay suerteQue al poderoso en dignidad prefiera:Libre de lo fatal vive la muerte,Y firme el bien o mal que el alma espera:

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    No al expirar le aguarda a Csar mismoMs alto cielo o menos hondo abismo.

    Igual incendio y honra el mundo apresta,Que enmendar, fortuna, tus excesos,Cuando mezcle el vital fuego de VestaCon las estrellas los humanos huesos:Arder universal llama funesta,Donde a los cuerpos, de inclemencia opresos,Dedique proteccin divino cielo,Que al falto de sepulcro es urna el cielo.

    All el alba sus limpios arrebolesManch en sangre, y el Csar victoriosoSi no di entierro a los romanos, dilesCalladas honras de dolor piadoso:En horror tanto se aloj tres soles,Hasta que ya el humor denso y fumosoDe corruptos cadveres le excluye,Y vencedor de los vencidos huye.

    No slo de farslicas regionesCorren las fieras al manjar cruento,Que de remotos bosques macedonesNuevas guerras convoca el alimentoRespetado a los tigres y leonesTurba silvestre en el vapor del viento;

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    Estudia el sitio, y al concurso gratoLlama a los canes su nativo olfato.

    guilas, buitres, cuervos, que sagacesPronosticaban el guerrero estragoDeste y de aquel ejrcito secuaces,Rectos se calan al sanguneo lago:Del Norte y hielo cndido fugacesLas densas grullas desde el aire vagoVen la sea, y tan rpidas se mueven,Que de su nube como rayos llueven.

    Sobre la ancha regin remolinabanEscaramuzas de rapantes aves,Que revolando al viento embarazaban

    Las corvas uas con porciones graves;Los rboles y riscos sangrentaban,Y con alegres cantos no suavesLlevan el vuelo a destilar pendientesSangre enemiga en las cesreas gentes.

    En ms hambre las fieras irritadasCelan el pasto con mirar torcido,Se amenazan con greas erizadas,Y en voz ronca murmuran el bramido:Del prdigo alimento al fin preadas,

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    Sangre espumando, el labio reteido,Y los colmillos de trinchar gastadosTregua a los muertos dan mal devorados.

    Siendo inmensas las aves y las fieras,Ya las fastidia por superfluo el cebo,Remdanse inconstantes y ligeras,Slo viciosas de cadver nuevo:Entraas, pieles aun reserva enterasInmensidad de cuerpos: all FeboDispone a giros desde el junio al MayoDesnudar huesos con asiduo rayo.

    Los brutos ya, que convoc, destierraLa mortandad, y pestes evapora,Hasta el simple esqueleto, que la tierraDeshace, y en sus polvos le incorpora.Oh msera Farsalia!, en cuya guerraEl comn ser minoridades llora:Cul fue tu error, que los decretos santosTe eligieron patbulo de tantos?

    Cul tiempo, cul edad, qu estrella amigaDar silencio a tu memoria acerba?En sangre el campo teir la espiga,Y en rosicler adltero la hierba:La rota espada, el yelmo, la loriga,

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    Y cuantos bustos tu regin reservaAcordarn tu fama, siendo estorbosDel recto surco a los arados corvos.

    Romanas almas, veneradas prendas,Cuya ceniza en ti registra el cielo,Te acusarn infame cuando ofendasSu paz dormida, cultivando el suelo:Aun en ti misma innovar contiendas,Que otra igual pronostica mi receloEn sta cuyo escndalo anticipoSlo en tiempo cual hrrido Arquetipo.

    Debiera el alto Jpiter, pues haceDe tu campo sepulcro al nombre hesperio,Donde en cenizas disipadas yaceEl gran cadver del humano imperioAun desterrar la grey que ociosa pace,Dejar desierto el tsalo hemisferio,Que ni vecino husped ni extranjeraNave jams violase su ribera.

    Que ni la dura reja o tosca azadaPerturbase los huesos infelices,Ni troncasen las hoces la doradaMies que en tus cuerpos hinca sus races;Ni la fnebre hierba que regada

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    Con el purpreo humor trueca matices,Se diese en pasto ni gozase el brutoCon sangre nuestra sazonado el fruto.

    Pero ya induzco presupuestos vanosEn tu excepcin; pues dura ley ponderaQue en sepultar ejrcitos romanosNo sers sola, aunque sers primera:Civil guerra los sculos e hispanosSin ti proseguirn, y en su riberaEl mar de Leucas, rebelando a Italia,Con impio ejemplo imitar a Farsalia.

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    LIBRO DECIMOQUINTO

    Pompeyo, fugitivo, se embarca y pasa a Lesbos por sumujer Cornelia, que le recibe dolorosa: l la esfuerza

    y lleva a su nave, despidindose de los isleos.

    Ya el vencido Pompeyo, generosaPrenda usurpada a las funestas lides,Llega a los valles que entre Olimpo y OsaFueron labor del hazaoso AlcidesPor senda extraa y soledad fragosa,En resguardo al vivir despierta ardides,Huella el caballo el spero terreno,A estmulos remiso y torpe al freno.

    Noble escuadra de pocos le acompaa,Que no llamada sus destierros sigue;Bosques penetra, evita la campaa,Bien que a digreso circular le obligue:Vario y secreto la asechanza engaa

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    Del contrario; si astuto le persigue,Huir de Csar al abismo y centro,Que es darle triunfo, y el mayor su encuentro.

    Usrpale lo insigne en sus despojosCuando oficioso en recatadas seasVuelve a todo lugar veloces ojos,Y hombres juzga los rboles y peasSi las aristas dbiles y abrojosRompe su escuadra al dividir las breas,Interpreta el rumor a salto extrao,Y la fiel guarda militar engao.

    De quien le sigue, a defenderle expuesto,Aun teme que alevoso insulto emprenda;Que si bien de la cumbre excelsa al puestoDe sus desdichas nfimo decienda,Sabe que es recto apreciador su opuesto,Y su cabeza inestimable prenda;Que puede su inters airar piedades,Y en traiciones cambiar felicidades.

    No impide su disfraz, no su retiroQue le conozca el rstico viandante,Y le sal