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La Ballena
de PapelK gosto 1968 N .° 2
UN POETA Y PAYADOR FERNANDINO: RAÜL MONTAÑÉS
Nació en Punta Ballena.. Vive actualmente en Maldonado. Es vastamente conocido por la labor que ha desarrollado en emisoras e instituciones tradicionalistas, dentro y Juera del Departamento. Ha cultivado el género gauchesco (donde —según nuestra opinión— tiene sus mejores aciertos), el lírico y el dramático. Su vasta producción se destaca por la originalidad de sus imágenes. A pesar de ello, creemos que las mejores páginas de Montañés no han sido recogidas: nos referimos a sus payadas. Dentro de la especialidad repentista, están sus éxitos más notables.
Ha publicado la siguientes obras: Rescoldos, Cacharpas, Solsito Güeaio (Poemas gauchescos); Campanitas de cristal. Cien gramos de amor. Con la voz del corazón (Poemas líricos),4 Nuestro pan amargo (Teatro),
La página que transcribimos —inédita— pertenece a un poem a mayor.
LALa noche ha descendido al alma del gauchaje. Intermitentes guiños de las estrellas parten; mueren las mariposas donde los grillos nacen.Ahora recién comienza la fiesta de cantares, altar de los troveros bendice a sus amantes.
Dos guitdrras desnudas que van a desposarse, pasean sus lascivias por los palios del arte.
¿Son bocas asombradas de vírgenes o mártires, o lánguidos bostezos de mujerzuelas fáciles?
Dos guitarras desnudas excitan el romance.
Del Brazo sexticorde a sus rubias beldades, por caminos de un sueño las llevan los amantes.
PAYADAMontañés y Abel Soria los payadores llámanse. Tienen la tez cobriza, Tienen las voces graves; por soñar con lo mismo tienden a áseme jarse.
Un friso de silencio sus partidarios hacen.Un yelmo de cariño recubre ambas partes.
El altar es palestra, la guitarra estandarte. Cascaritas de Itina chispean en sus nácares.
Montañés es maduro;Soria remonta edades y sazona sus frutos al calor de una imagen. Del vientre de su copla la nueva patria nace.
Los Dioses del siderio comprenden sus lenguajes, que Montañés y Soria son ultraterrenales.
en San (¿arlosEPISODIO HISTORICO
EL CLINUDO" EN SAN CARLOSCédar Viglietti, artista de personalidad múltiple, une a su calidad de
virtuoso de la guitarra, la de musicógrafo, investigador y narrador. Su infancia transcurrió en la villa de "La Unión", donde el contacto con payadores y viejos cultores de nuestras formas folklóricas, favorecieron el despertar de su vocación por el conocimiento de ese aspecto de nuestro pasado cultural. Sus rigurosos estudios en tal sentido tuvieron feliz complemento en su actividad de ejecutante y en su obra literaria.
A partir de 1947 —año de que datan treinta artículos sobre! folklore en diarios montevideanos— ha publicado los siguientes títulos: "La guitarra en la época artiguista" (Revista Nacional), "Folklore en el Uruguay" (1948), “El Clinudo" (Premio Ministerio de Instrucción Pública 1955) y "Folklore musical en el Uruguay" (Premio Ministerio de I. Pública 1962).
Simultáneamente a esta labor creadora, Viglietti ha ofrecido conciertos y conferencias en Buenos Aires, Tandil, Córdoba, Santiago de Chile, Valparaíso, Montevideo (en reiteradas oportunidades y diversas salas); y en casi todo el interior de nuestro país.
San Carlos recuerda varias de sus excelentes actuaciones, la última al frente de un conjunto de diez guitarristas minuanos, formados por él en el ejercicio del noble instrumento, cuyo amor ha trasmitido a sus hijos, uno de los cuales, Daniel, ya se ha consagrado como uno de nuestros compositores jóvenes de más valor a la vez que como cantante y guitarrista. Cédar Viglietti reside en Minas, en la actualidad integralmente dedicado a la investigación, a la creación y a la guitarra, ya como intérprete o como maestro.
La página de "El Clinudo" que publicamos, es la síntesis de un capítulo de esta obra, especialmente reelaborado para "La Ballena de papel", por lo que le concedemos la condición de material inédito.
Cédar V iglietti
EPISO D IO H ISTO R IC O
A lejand ro R odríguez, (a ) ‘‘E l Clin u d o ” fu e u n fam oso m a tre ro oriundo de M inas y m u y m en tado en estos dep a rtam en tos del E ste po r los que a n duvo constan tem ente perseguido p o r la justicia.
A com ienzos de 1881, ha llándose en los m ontes del A vestruz — de olim are- ños pagos— se en te ra de q u e p a ra Reyes se co rre rán un as carre ras m u y im portan tes en Sefli Carlos.
Es asi que ese día se halla en una pulpería Carolina jugando a la taba y a los naipes con toda despreocupación;
verdad que a llí pocos le conocían p e rsonalm ente, y p o r o tra p a r te como e ra u n día de m ucho sol se h ab ía env u e lto la la rg a cabellera q u e le llegaba h as ta la c in tu ra — de ah í su apodo— con u n p añ u e lo de algodón como lu cen en verano los troperos brasileños.
D ejó e l juego y se recostó a l m ostra d o r p id iendo vino, sard inas, b u tifa rra s y galletas.
Ju n to a la re ja es tab an varios gauchos y tres policias, u n o de éstos con jine tas de Sargen to a l cual le decía u n paisano:
— Sí- don Sargento, el año pasao estuvo por aqu í y hasta supe h ab la r con
é l; pero no sabía yo que e ra ta n agalludo el hom bre.
— Será por T re in ta y T res, aq u í son otros López— alardeó e l S argento— , lo que es por aqu í no v iene a com pad rear. Lo digo yo, carajo!
E n ese in s tan te en tró u n hom bre alto , vestido de paisano pero con u n a g ra n espada colgada a l costado: e ra el Com isario.
— ¿De q u ién hab laban? — pregun tó a l Sargento.
— D el C linudo ése, que an d a m etiendo ta n ta b u y a . . .
— A ja , p o r estos pagos n o se llega; y lo siento, porque lo que es conm igo no iba a jugar.
R odríguez h ab ía oído todo sin pesta ñ e a r s iqu iera ; te rm inó tra n q u ilo de com er, apu ró su vino, se acercó al Com isario qu itándose el som brero — no así el pañuelo— y le dijo:
— D isculpe, señor C om esario; pero yo q u ería decirle que h e venido a d a rle las gracias po r u n servicio que u sted le hizo a m i fa m ilia . . .
— Sí, la custión jué que u n h e rm an o m ío tuvo que pe lia r, por com prom iso, ¿sabe? con u n gringo que le faltó. N o jué m ucho, unos pun tazos no m ás. U sted lo prend ió a m i herm ano , lo arrió u n as cuadras pero dispués lo la rgó con unos cuantos consejos.
— M edio ra ro eso, porque cristiano que yo ag a rre no lo largo así no m ás, y los consejos, m ocitos, los doy ad en tro del calabozo y no de aqu í (señ alándose la len g u a) sino con esta am iga (se tan teó la espada) que da consejos que no se o lv id a n . . .
Con u n a g ran carca jada rem ató su fra se el C om isario y , com o correspondía, se oyó o tra riso tada del S argento seguida a su vez de dos risas m ellizas de los dos guardiaciv iles, m ien tra s m ás de u n paisano, receloso, evocaba a lg ú n consejo en su espalda no olvidado del todo.
— N o se acordará, pero ju é an sin a — insistió calm oso E l C linudo—̂ . P o r eso yo y m i gente querem os hacerle u n obsequio, digo yo, si no ofendo.
D e u n a m irad a m idió “ los posibles” de ese gauchito vein teañero y negó, despreciativo, alardeando:
— N i m e acuerdo de eso n i m enos acepto regalo de nadie.
— T a bien, señor. E ra ese m a lacara que está a l lao de la ca rre ta , pero si u s té se va a o f e n d e r . . .
L a expresión fue, aho ra , de asom bré y codicia:
— ¡Ese pingo! B ueno, bueno, a l en t r a r lo estuve a lm irando u n b u en rato .
C am biando e l tono, en transic ión , d isim ulando, agrega:
— L a verdad que yo n o preciso caballo, pero no m e gusta ofender a n a die. Lo voy a acep ta r pero sólo como u n recuerdo. E n cuan to a tu herm ano , cu a lq u ie r cosa que le pase que m e vea no m ás.
— Y usted , pu lpero , no le cobre a este m uchacho , yo pago.
E l in terpelado , láp iz en m ano — un g ran lápiz de c a rp in te ro ^ - garabateó un as ray as en grasicn to papel de estra z a y dividió la sum a por dos que e ra su descuento a la au toridad .
— A p u n te no m ás — dijo el Com isario.
Y el pu lpero por cum plido ap u n tó en u n a lm an aq u e viejo donde ano taba con u n a cruz — como en te rrán d o las— las cuentas que n u n c a podría cobrar.
M uchas gracias, Com isario, y si m e da licencia le v i’a p ro b ar el p ingo pa q u e vea lo que le he enseñao.
— Bueno, m ’hijo , vam os a ver.C uando m o n ta y luce algunos flo
reos a cu a l m ás lujoso, la gente, despaciosa, sin m u ch a novelería , se asom a a m ira r. A poco, breves exclam aciones ap ru eb an tan to a l jine te como a l caballo.
Es u n gaucho en tre gauchos, se siente feliz an te los elogios como u n a rtis ta a n te los aplausos de u n público en tendido.
A l cabo, tras varias gracias a n te las cuales n o se sabe q u é ad m ira r m ás, sial hom bre o a l p ingo, cu lm ina echándose éste al suelo an te hábiles toques de espuelas y de riendas, de caricias y de voces repetidas, quedándose in m óvil m ien tras su jine te — de p iernas ab iertas— lo m im a pe inando las crines con cariñosa m ano.
— Como caballo ’e m a tre ro ! . . . — exclam a u n gaucho.
Con u n ¡Vamos! el p ingo se endereza con el m ozo enhorquetado.
— Bueno, basta! — grita el C om isario , nervioso y a — . A ver, Sargento,
sáquele esos cueros y póngale m i apeno , enseguida.
— ¿Así que e ra suyo, don Comesa- rio? — p reg u n ta alguien.
— ¡Claro que es mío! P a m i santo servicio, pa m i carona n o m ás. Y u s ted bájese, carajo , no m e h a oído?
— V ení, b a jam e vos, viejo sotreta! V en í, m au la , ba jam e si sos guapo — g ritaba el m a tre ro a las risas— . D e dónde vas a m o n ta r vos este cab a llo . . .
— M irá q u ien soy yo, desgraciao!Y de u n golpe, echando la cabeza
hacia a trá s , se a rran ca el p añue lo dejando suelta a l v ien to la la rg a cabelle ra q u e cubre su espalda.
— ¡El C lin u d o !. . . g r itan varios. Reconociéndolo. A divinándolo.
— Si, soy yo, E l Clinudo! — y se gol
pea la boca y lan za grandes riso tadas, m ien tras p a r te su p ingo en briosa a rran cad a pero p a ra volver en lu josa ra y a d a a n te e l Com isario.
A l fin , cuando los policías, azorados, luego de a rre g la r e l fren o d e l caballo del Jefe — cuya rien d a cortó de u n ta jo el m a tre ro — pud ieron m o n ta r, A le jand ro Rodríguez, (a ) E l C linudo, la m elena a l v iento como u n a b andera , se hac ía p erd iz en su m alacara , cam ino de las asperezas del ab ra de P e r domo.
F a lta decir q u e en ese Reyes no ganó el caballo favorito del Com isario, porque éste, po r vergüenza, no volvió a las c a r re ra s . . .
(Ilu strac ió n de Ju a n P. Corbo)
Adhesión
C A S A D I A Z
Maldonado
TROPA DE CARRETAS
Omar Morena, nacido en Durazno, se crió en el departamento de Treinta y Tres, cursó estudios en Batlle y Ordoñez (Nico Pérez). En Montevideo completó preparatorios y cumplió los correspondientes del Instituto Artigas. Como profesor de literatura dictó clases en San Carlos, Mercedes y hoy lo hace en Nueva Helvecia y Colonia Valdense.
Algunos de sus cuentos aparecieron en la revista Asir, semanario Marcha, esi el diario El País. Próximamente publicará en Ediciones de la Eanda Oriental una novela histórica. Fuego Rebelde. A ella pertenece el pasaje Tropa de Carretas.
Rodolfo las oyó v en ir desde m u y lejos, desde que com enzaron a ro d a r p o r el cerro, o qu izá desde an tes, pues la m a ñ a n a e ra m u y serena. F u e llegando p rim ero — como llega u n a m anecer, casi sin hacerse sen tir— u n r u m o r im preciso; luego, e l c h irr ia r del e je de m ad era d u ra , reseca, en la m a sa de la rueda . E l ru id o crecía y cada vez m ás claro , fue invad iendo el pueblo , tam b ién como u n am anecer. U n g rito destem plado “ llam an d o ” a u n b u ey — adiv inábase e l p ieanazo— los golpes de las llan tas en las p ie d ras y aquel ch irrid o ensordecedor. P o r e l rem olino d e voces se conocía el am ag u e de u n peludo y el esfuerzo po r superarlo . L legó u n cencerro ; la dridos; u n m ugido. A quel m a r seguía
O m a r M o r e irá
creciendo, a pesar de q u e y a parec ía h ab e r llegado a l m áxim o.
C uando h ab ría pasado u n a hora , se av istaron deslizándose, ahora con m en o r esfuerzo en la pend ien te , derecho a la estación. Rodolfo en ac titu d de espera, no descuidaba detalle de las que ib an apareciendo, h asta que a tr a caban. M ien tras, las siguientes, h ac ían em balse esperando tu m o ; a lgunas, bajo el cuidado de sus dueños y otras solas, p a ra lo que bastaba a trav ezarle e l caballito a la y u n ta delan tera . B ueyes y caballos se adorm ilaban .
V eíanse de todo tipo: la m ay o ría de techo abovedado de zinc, pa ja o junco, a lg u n a de ru ed a b a ja — llam adas b ra sileras— , unas de ejes y bujes de h ie rro , otras de m ad era ; la boca de ade-
lan te tan to como la de a trás ce rradas con cueros yeguarizos o vacunos. V arias tra ía n su nom bre g rabado y u n a m arca a fuego e n el costado. Rodolfo a ten to a todo aquello — era u n cuadro nuevo p a ra él, y a que las ca rre tas ib an siendo desplazadas en sus pagos po r los carros, m ás livianos y rápidos— observó con curiosidad algunos n o m bres: “P erten en c ia de T ibu rc io G raja- les” , “V oy siguiendo m i destino” , “ M íram e si soy b o n ita” .
L a boyada criolla e ra de m uchos pelos, au n q u e veíase la in ten c ió n de fo rm a r y u n ta de u n o solo, hab ía a llí b a rrosos — color elefante— ; bayos n a ran jo ; colorados nevados — m oteados como el ciervo, hocico blanco, patas claras oscureciendo hacia a rr ib a — ; azulejos — grisáseos azulados— ; n e gros re tin to s; yaguaneces negros o co- loardos — sobre uno de esos colores de fondo corría por el lom o u n a o dos fran jas blancas, como e n el zorrillo, regresando por debajo— ; blancos to ta les. Todos ellos con grandes co rnam entas, au n q u e destacábase alguno a m edia guam pa, recursos de l c a rre ro fre n te a su b rav u ra .
T rab a jab an bajo las órdenes, por ser capataz o dueño de m uchas de ellas, de u n viejo que fue el p rim ero e n e n t r a r a caballo en u n za in ito de poca m on ta y que rec ién a l en fila r hacia la estación salió de su ac titud , la m ás cóm oda p a ra u n a m arch a de leguas a días, con la p ie rn a d erecha c ruzada sobre e l cabezal de lan te ro del recado. Se enderezó y m an iob ró con sum a h a b ilidad y energ ía, en especial con unos bueyes uncidos en la cu a rta tra se ra , segunda y u n ta de las cua tro q u e tra ía , pues no h ab ía allí riesgo de u n a d isparada .
Q uizá aquel e ra e l ta l T iburc io G ra- jales, hom bre y a viejo, m ediano , delgado, vestido pobrem ente, som brero caído sobre los ojos, tam angos — lo m ás apropiado p a ra largas jo rnadas, m uchas veces a pie— e im presionaba p o r su noble cara de barba b lanca y cuidada. «•"
Lo secundaba otro hom bre no m en o r que él, de ch iripá raído, calzoncillos com unes largos, tam angos de garra s de cuero con e l pelo hacia a fue
ra , som brero req u in tad o ; u n a barba gris ocultaba su ca ra pequeña. Sentado en e l pértigo g ritab a in ú tilm en te y cacareaba com o u n endem oniado, n o m braba a los bueyes, especialm ente a u n a y u n ta en dom a unc id a a. u n y u yo doble, em paredados ju n to al p é rtigo p o r otros m ás fuertes, m ansos y sabios. Los tra ía agobiados a p icana, gritos y m aldiciones.
C ada g rito e ra reforzado por u n pi- canazo y a ú n por u n a palabro ta : “A rbolito güey ; Parecido, carajo!; C arbón hijo e ’p u ta ; Z araza ...”
A rribó u n a n u ev a ca rre ta conducida p o r u n a ch in a , pañue lo blanco de osten tación atado po r las p u n tas, la r ga po llera flo reada; gu iaba voceando como u n hom bre.
E l p r im e r viejo, a l p a sa r cerca de Rodolfo y sus com pañeros, alunado , m iró por lo debajo del a la del som brero dió u n “B uen d ía” sem ejan te a u n g ruñ ido ; era su fo rm a de dem ostrar su a n tip a tía a l gobierno. M ien tras que el otro, m ás d icharachero y alegre m ostra b a su rostro y su b laquism o. Saludó:
— G üen d ía señore...E m p ezaro n a descargar los llam a
dos “ fru tos del pa ís” , lan a ,,cu ero s , cerda. F u ero n llegando m ás carretas. E n tre ellas u n a llevada po r u n m u ch a chito n o m ay o r de doce años, descanzo; a g rito de carre tero su voz se iba en dureciendo; luego dos viejos, otro m u chacho y luego todavía, u n hom bre m aduro que por e l tono parecía b ra sileño. Y o tras m ás se av ista aún .
A quellos viejos no h ab ían atendido el llam ado de la divisa, sustituyendo en éste, com o en otros oficios, a los hom bres jóvenes. A dem ás p a ra ser ca rre ro se necesita m u ch a paciencia, u n a paciencia como la del tropero de ovejas o de pavos. P a ra am bas ta reas estab an aquellos que a l sa lir no se p re g u n tab an por el llegar, que tan to les daba esta r en su ran ch o o en la estan c ia , o a n d a r en los cam inos. Los jóvenes e ra n especia lm en te a rrieros de ganado vacuno, a lam bradores, peones, esquiladores, m onteadores, dom adores................................................................• • • f t •
C om enzaron la carga: cru jien tes bolsas de galletas, sacas de h a rin a , azú
c a r, caña, barricas de y erb a , rollos de a lam b re y m ad era , u n a p ila de zuecos... C uando sub ian u n cajón tapado, donde se ad iv inaban la tas y cosas m e- n u das, el segundo viejo haciéndose el ta n to dijo al m uchacho que lo acom p añaba:
— C uidau con la pólvora, que s i no A paricio nos capa.
Y m ás bajo pero queriendo ser oído: — Estos cajones h a n de ser h asta jo
didos.U no de los com pañeros de Rodolfo
no pudo contenerse y en el m ism o to n o e in tención le replicó:
— Che Santiago, ahora que veo es gueyes m e acuerdo que ten ía u n o que se llam aba G allo de L ata .
E l viejo “ apechugando” agregó de la m ism a fo rm a pero algo m ás serio, refiriéndose a l fusil de aquel:
— Y yo te n ía u n o que cargaba el n o m b re de S ó l i to . . . S ó lito .(1 )
Los m uchachos criados en el le n g uaje alusivo, com prendiendo re ía n en tred ien tes.
E l sospechado G rajales in te rv in o aprovechando el silencio del soldado que vacilaba e n tre re tru c a r o “proced e r” , y ordenó a los suyos:
— V am os, cam os, m uchachos.
Y a sobre el filo del m ediodía las ca rre tas em pezaron a p a rtir . A l h ace rlo se oyó u n verdadero vendabal de g ritos y el ru id o de los cascabeles en el
clavo de la p ican a cim brada en aq u ellos bueyes que escondían el testuz h asta que vencidos lo lev an tab an y en to n ces tira b a n todos parejos. Se ib an con los bueyes sueltos, caballo, perros, m u chachos, con el rech in a r, y el tin tineo del cencerro , conocido p o r cada carrero com o cada fie l conoce la am p an a de su iglesia.
L a ú ltim a en m a rh a r fue la de la ch ina q u ien se esforzó po r em p are ja r sus y u n ta s ; su ca rre ta de ta n cargada a ú n parecía m ás petiza.
Todos aquellos hom bres, an im ales y carretas, pa rec ían curtidos p o r el sol, el v ien to y el agua, en días y noches de estío o inv ierno ; en f in po r la in tem perie.
Rodolfo a l verlas a le jarse im ag inaba e l resto de la pe rm an en c ia de las c a rre tas en el pueblo: com ple ta rán su carga en las pu lperías de N a ra n jo o en la de A rocena, a lg u n a — obligatoriam ente— llegará a la h e rre ría de Sisto, a la salida del pueblo, en el pastcfreo so lta rán sus bueyes sólo hasta el a ta rd ecer en que los tra e rá n p a ra a tarlos a la coy u n d a , av iv a rán su fogoncito de cua tro leños m ien tras las ca rre tas , sobre sus dos m uchos, m a n tie n e n su equilibrio .
Y a la m ad ru g ad a , casi m edianoche,- p a r tirá n pesadas de sueño y de som bras.(1) Significando que el fusil tendrá que pe
lear sólo porque su dueño es incapaz para ello (“Y dijo «Vas a saber si es sola o acompañado»”. M. Fierro).
“Porque la universidad es el pais y todos, quien más, quien menos, estamos unidos a ella. Es nuestra iglesia y nuestra fé; con su diáspora de la que no está ausente la nostalgia de un tiempo que fue mejor, de una tierra que entrevimos como prometida.
H erir a la universidad, alzarse contra ella, pretender avasallarla, es, lo sabemos, lo sentimos, lo comprobamos, herirnos a todos y a cada uno de nosotros en algo que nos es entrañable y esencial, que misteriosamente se confunde con nuestra razón de vivir. Y cuando vemos a los jóvenes que toman el azaroso camino de la lucha desigual contra las fuerzas reaccionarias de siempre para defender a la universidad, a “su” universidad, a “nuestra” universidad, los viejos tenemos que sentir tranquilidad y orgullo. Los relevos cumplen con su deber que no ha dejado también de ser el nuestro.”
C arlos Q u ijano
3 POEMAS de ZELMAR RICCETTO
ZE L M A R R IC C ETTO publicó su p rim er libro , “ Cantos chicos” , en 1946 in au g u ran d o u n a activ idad q u e se ha m an ten id o hasta hoy in in te rru m p id a . “ C iudad del a ire” (C iudadela , 1950), “A rtig as” (C iudadela, 1951), “C ancionero salvaje” (C orporación G ráfica , 1960), “ Oficio de am istad ” (A lfa , 1963), “Como q u ien está v iv iendo” (A lfa , 1965); y u n a considerable p ro ducción inéd ita , a te stiguan la a u te n ticidad de u n a vocación creadora cuyas exigencias de term inaron , años hace, el abandono d e « u profesión u n iv ers ita ria .
V ive ac tu a lm en te en M inas, donde nació, a lte rn an d o la activ idad poética con las ta reas de cam po, estas ú ltim as com plem ento v ita l de la p rim era .
A u n q u e a lo largo de estos vein te años el poeta h a evolucionado, tan to en su tem ática como en la búsqueda de los m edios de expresión, sigue siendo válido el prólogo que Ju a n José M oro- soli ded icara a “C antos chicos” . Del m ism o transcrib im os:
“N o escribo estas líneas por lo que puedan ellas serv ir p a ra o rien ta r a l lecto r, o d e fin ir a l creador. Las escribe sim plem ente, porque tengo la alegría del encu en tro feliz con u n poeta, hasta aqu í desconocido, que ten d rá sin duda u n destino seguro en la lírica nacion a l. N o se tra ta de v a lo ra r este libre en lo q u e tiene re lac ión con form as y escuelas. P ero puede decirse — come lo digo— que e l esp íritu creador está
asistido aqu í de factores im ponderab les — tie rra , agua , luz— cuya presencia sentim os m ás allá de las p a lab ras y las im ágenes. Que e l ám bito p o r donde v ia ja , feliz o angustiado e l poeta, es n u estro ám bito , a l que el verso contien e y revela con su grac ia desorden ad a , con inocen te desorden prim itivo . E sta p resencia de u n gozo de cam ino con árboles y sol, pero sin hom bres, donde u n solo hom bre, dueño to ta l del in fin ito , inocen te y sensible, va sin tiendo angelica lm en te su m úsica, A veces se a lzan a su paso grandes cim as de som bra q u e el poeta h ie re de luz, como u n clavel del a ire u n can til g ra nítico . M ovim iento y d istancia h a y en esta poesía. A ctitu d de hondero de fre n te lev an tad a hacia el p á ja ro fug itivo de la poesía, en m arch a segura sobre la dulce ru d eza de la tie rra . A
veces, e n súbito acaso, detiene el r i t m o de su m arch a y caza el sueño y nos lo m u estra como u n a calien te nube de p lum as y de san g re” .
D e “ C iudad del a ire ” dijo G u illerm o de T orre : “L a expresión asum e la rep resen tación poem ática con la fu e rza de lo verdadero . P ero lo que define esta poesía de Z e lm ar R iccetto no es sólo la p u ra expresión , el adecuado lenguaje , sino la p resencia de u n a poten c ia creadora equ ilib rad a en u n p e rsonal y defin itivo estilo poético” .
A le jand ro P a te m a in in c lu y e a Z elm a r R iccetto en la rec ien te an to logía “ 36 años de poesía u ru g u a y a ” (A lfa , 1967) destacando e n tre otros valores-, “Z e lm ar Riccetto tien e la v ir tu d de m o stra r u n a tem ática poco frecu en ta da y , en él, e laborada con in d u d ab le ca lidad” .
EN EL ULTIMO CUERPO QUE VIVIMOS
La nueva criatura en la otra orilla: nos miramos, hablamos ¿desde cuándo?; su sombra ata mi sombra sobre el agua, los rostros ondulantes invierten su migada y se contemplan, ¡sumergidos viajan
de ti a ti misma de mi a lo que tu crees, hacia nuestro uno y dos irrefutable.
El yo que yo no he visto y que tu dicesme encaja insólito, medido a m i medida,
en sí mi realidadque río sabía: ¡
tactos maravillados, oídos que me alcanzan contingencias de sílabasplaneando su entrecielo hasta migrar su climacomo un bando de cantos que ya es nido en su vuelo;oídos que me alcanzansu hallazgo con mi voz,palabras que lastimandesangrando los totems consentidosvaciándome del otro
a hospedar la reciente criatura en el {¿Itimo cuerpo que vivimos.
IDENTIDADEntre tus manos y mis manos crecen trabajos de crecer que van al río, ¡crecer en multitud tu yo y el mío que a identidad de sangre comparecen. Viaje de amor de manos que apetecen aprestar diariamente su navio hacia el país donde calienta el frío y el follaje y el canto reverdecen.¿Negar la condición de mi ternura, irme sin ti, mi sangre compañera, extraviado en paisajes de la altura, y desertar del pacto irrevocable con que acodé mi sombra a ja aparcera patria del hombre, tierra irremediable?
GUERRILLERO MUERTOEl hombre, está caído, desgajado, su fruto cara al cielo se ha regado el hombre está caído y no ha llorado.Abrazo a tierra y tierra entre los brazos muerde con sangre 'roca hacia trigales, abrazo a tierra y tierra entre los brazos.Legüero el grito, caudaloso el brazo a más allá, más hombre, más distancia; legüero el tiempo que descansa y anda.Descansa en ti, de muerte a tu medida, de puño arriba, de sexo levantado, de pecho entero y de mirada herida.Le amaban entre tantos a él por todos que le sobraba el hombre desbordado; le amaban entre tantos, se fue solo.Todos dirán pero él se fue diciendo, ahora silencio y hambre hasta los huesos; todos sin él, pero él se fue diciendo. . .Tan adentro de mi ya aquí te quedas en tu próximo estar y ser llegando, padre a nacer en hijos que te llegan.Enumeran tus ojos y tu lengua hablan contigo y usan tu mirada uno por uno saliendo de ila tierra.Ahora puado ser en tu silencio, me late tu pasión, te estoy viviendo pecho a tu muerte, brazos a tu encuentro.Tu lado está, tu rededor me acoge;¿Sabes?, estás lloviendo pural y sucesivo y un río en mi vertiente te recoge.Pronto a partir con huesos de tu letra al pie de tu distancia y al instante del inminente sismo de tus venas.Hombre sin fin y multitud naciente, oímos como llegas, puntualmente ren perfección de muerte y nunca ausente.
P E R I P E C I A Y D E S T I N OLa Biblioteca Municipal de Maldonado
Hoy, a noventa años de distancia, pedimos la re-creación de la Biblioteca Pública Municipal de Maldonado, la que por justicia debería llevar el nombre de Elias Devincenzi, aquel visionario-realista que trabajó en 1878 por su formación y durante años por su engrandecimiento.
Debe ser Maldonado de las pocas ciudades del Interior —quizás la única— que no posee una Institución de esta naturaleza, y a ella s& deberá llegar adosándosele además un Archivo municipal que contenga los periódicos y hojas que fueron publicados en la localidad, copias de> documentos, fotografías, listas de planos de diversas épocas, mapas, informes y toda la bibliografía que atañe al Departamento.
L a creación de las bibliotecas p ú b licas en el in te rio r del país d u ra n te el
gobierno de L a to rre puede considerarse u n aspecto m ás de la g ran re fo rm a v a re lian a hecha rea lid ad po r el decreto-ley de educación com ún del 24 de agosto de 1877.
E n el a fán de tran sfo rm ar la e structu ra genera l del país sobre la base de la educación, el p apel de las bibliotecas populares e ra de u n a im portanc ia fu n dam enta l.
E n M aldonado y p a ra ese fin , se contó con el esfuerzo de u n g rupo de personas que se pusieron a la ta rea de conseguir libros, en especial de tres h ijos del d epartam en to entonces resid en tes en M ontevideo: J u liá n O. M ira n da, Ju a n S. V iera y M áxim o Roco, los que adem ás, se d irig ieron a l perió dico “E l D ep artam en to ” incitándo le a q u e acogiese la idea.
E l periódico se convirtió desde ese m om ento en el p ropu lso r del proyecto y a través de su redactor, R uperto F e rn án d ez , an unc iaba el 18 de setiem bre de 1877: “D ebiendo establecerse en esta ciudad u n a biblioteca púb lica se in v ita a todas las personas am antes del adelan to m ora l a que co n trib u y an con e l óbolo que les sea posible. Las donaciones de obras im presas o m an u sc ritas, periódicos, folletos, grabados y otros objetos, se rec iben en la Secretar ía de la Ju n ta E conóm ico-A dm inistrativ a , C alle F lorida, 115” . A dem ás em -
M a ría A . D . de G u erra
pezó a pu b licar sem ánalm en te la lista de las donaciones recibidas. A todo ello se un ió la cooperación de dam as fer- n an d in as por entonces tam b ién residentes en M ontevideo: A gustina V al- déz de P íriz , A delaida A g u ila r de A cha, Ju s tin a Cam ino de C alam et, C oncepción V eira de M agariños C ervantes y F ilom ena Ortega.
T am bién fueron donando libros las Comisiones de los pueblos del departam ento : San Carlos, Rocha y C astillos. O tro tan to h icieron las oficinas públicas del D pto. en especial la Je fa tu ra Política y de Policía, así como tam b ién la B iblioteca N acional, A sociación R u ra l, la A sociación de A m igos y m uchos vecinos.
C on estos antecedentes, el 8 de octu b re de ese año la C om isión E. A dm in is tra tiv a dispone la fundación de la Biblioteca m u n ic ip a l nom brando a la vez la C om isión D irectiva, .po r la sigu ien te resolución: “ Siendo u n o de los deberes de las Corporaciones m u nicipales p ropender por todos los m edios posibles a l adelan to m oral del pueblo po r m edio de la instrucción , coadyuvando debidam ente a los esfuerzos que en ta l sentido ha hecho y hace el S uperior G obierno y ten iendo en vista que es de no tab le conveniencia p ú blica el establecim iento de Bibliotecas P opu lares g ra tu itas , que proporcionen a todas las clases sociales los m edios de poder ad q u irir nociones y conoci-
m i en tos necesarios; la Com isión E. A dm . del D ep artam en to de M aldona- do en sesión de esta fecha, Resuelve: A rt. I 9 Con las obras rem itidas por la Biblioteca N acional, donadas por la Je fa tu ra Política y de Policía, las existen tes en la Secretaría de esta Com isión y las que se ob tengan de los vecinos del D ep artam en to y fu e ra de él, se establecerá u n a Biblioteca P ública M u n ic ip a l en el local que la C om isión E. A dm . señale a l efecto. A rt. 29 P a ra los trabajos p repara to rios necesarios a ese fin , nóm brase u n a Com isión D irec tiva com puesta del Sr. Jefe Político del D epartam en to , D. Justo R. Pelayo , el Sr. P residen te de la Com isión E. A d m in istra tiva , D. R u p erto F ern án d ez y los Sres. A legario Rodríguez , D. V íctor B arrios, D. Santos A rrib io y D. H erm ógenes L. Form oso, siendo el com etido de la, m ism a el solic ita r la cooperación del vecindario p a ra la consecución de dicho establecim iento . A rt. 39 N óm brase Secretario de la c itada Comisión al Sr. D. E ugen io R uiz Z orrilla (1 ) y Bibliotecario a D. E lias L. D evincenzi (2 ) , quienes fo rm u la rán oportunam en te el R eglam ento in te rn o y ex terno de la Biblioteca y lo p resen ta rán a la aprobación de la Comisión D irectiva. A rt. 4 9 C onfeccionado el R eglam ento se procederá a d a r cum plim ien to a lo que él p re cep túe cesando la Com. D irec tiva en sus funciones a l sigu ien te día de in a u g u rad a la Biblioteca. A rt. 59 L a Com isión n o m b rará las Com isiones que estim e convenien te en cada localidad a fin de re u n ir cuan tas obras sea posib le” . F irm an : C asiano C abrera , V icep residen te y E lias L. D evincenzi, Secretario .
D esde el 8 de octubre de 1877 — fecha del decreto m u n ic ip a l antedicho po r el que se creaba la biblioteca— h asta el 10 de m arzo de 1879 en que se inauguró , con tin u aro n acu m u lán dose las donaciones de libros, folletos, colecciones de periódicos y hasta m u e bles qomo un*» m esa fin a p a ra lec tu ra y o tra 'p a ra la que sería oficina de la b iblioteca, carpetas y ú tiles de escritorio. Todas las donaciones se p u b licab an a l de talle en el periódico local. L legam os así a l 10 de m arzo de 1879,
día de fiesta p a ra M aldonado, día en que se in au g u ra la Biblioteca en e l local que ocupaba la Ju n ta Económ ico- A d m in istra tiva , (ac tu a l In tendenc ia ) con asistencia, de las au to ridades dep a rtam en ta les y público rebosante de en tusiasm o y patrio tism o.
D e la reseña del acto de in a u g u ra ción transcrib im os los siguientes com entarios:
“A las tres de la ta rd e , varias p iezas de m úsica ejecutadas po r la F ila rm ónica fre n te a la Ju n ta fue la señal de que se iba a proceder a la in a u guración de la Biblioteca. A poco los salones de aquella oficina fueron ocupados con u n a num erosa co n cu rren cia de dam as, señoritas y caballeros. D ichos salones se en cu en tran b ien ex- hom ados y en el m ejo r orden, p rin c ipa lm en te la sala de la biblioteca y la sala de sesiones de la C orporación que h a n sido p in tados a l óleo en u n estilo serio. E l cielo raso tam b ién al óleo, es u n trab a jo vistoso y de m érito ; en cada ángulo del g ran salón dividido, tiene dicho cielo raso u n re tra to : en la p a rte de la sala de la Ju n ta los de A rtigas y L ava le ja y en los de la b iblioteca los de F ra n k lin y G uttem berg . U n a m am p ara de vidrios opacos y de colores divide am bas salas, lo que p e rm ite darle m ay o r ex tensión en casos especiales como el que nos ocupa.
E l m en aje de la sala de la Ju n ta se com pone de sillas y sofá jaca ran d á con asientos de dam asco punzó , m esa-m in is tro de gu indo y tan to las puertas y ven tanas de ella como las de la sala de biblioteca, lucen grandes y vistosas cortinas de reps m ordoré y galerías doradas. E n el ex trem o opuesto en el que está colocada la m esa de la p residencia de la Ju n ta , fig u ra la b iblioteca que ocupa todo el ancho y a ltu ra del salón, m ueble de cedro eleg an te y de gusto en su construcción. P a ra com pletar esta descripción d ire m os que el salón tiene tres elegantes a rañ as de crista l p a ra a lu m b ra r, a n a fta y en el piso u n v istosa alfom brado de tripe.
L a Sala de la Biblioteca se encontrab a con sillas en h ileras q u e fueron ocupadas po r el bello sexo. L a m ay o r p a r te de los caballeros tu v ie ro n que
colocarse en los corredores y pa tio del edificio y a ú n en las ven tan as ex terio res se veían concurren tes, pues tan to la S ecretaría com o la O ficina de despacho o de escribientes, era in su fic ien te p a ra contenerlos.
E n los asientos p rincipales adem ás del V ice-presidente de la Com isión de Biblioteca y algunos vocales de ésta, estaban , el Jefe Político, los m iem bros de la Ju n ta , e l A lcalde O rd inario de M aldonado y el de S an Carlos, los b ibliotecarios de am bas ciudades, e l Juez de P az , el M édico de Policía, así como los ayudan tes del Jefe Político y e l Com isario .
Como a las tres y m edia , después que la F ila rm ón ica de San Carlos dejó o ir el H im n i N acional, e l V ice-presiden te de la Com isión de biblioteca abrió el acto con u n discurso” . (3 )
Se tra ta b a de R uperto F e rn án d ez a q u ien y a se m encionó an tes com o re dacto r de “E l D ep artam en to ” , e l que a la vez era p residen te de la Com isión E. A d m in istra tiva , o sea de la J u n ta desde 1873, qu ien se re firió en su discurso a l h ace r la h isto ria de la form ación de esa biblioteca, a la p a r tic ipación que a él le correspondía en la m ism a destacando que, e n el m om en to en q u e se estaban c reando b ibliotecas populares en otros d ep a rta m entos y a l ponerse a tra b a ja r p a ra la form ación de u n a en M aldonado sólo lo de ten ía el tem o r de que , u n a vez establecida feneciese, como h ab ía sucedido en otros pueblos. A gradeció las donaciones recib idas, destacó la dedicación desplegada p o r el b ib lio tecario , que e ra E lias D evincenzi y por e l secretario , E ugenio R uiz Z orrilla , los q u e tu v ie ro n a su cargo la confección del R eglam ento que luego de h ab e r sido aceptado por la Com isión se estaba im prim iendo p a ra ser d is tribuido al público. A gregó que el m en a je que fo rm aba el conjunto de l establecim iento se debía a u n a atención del coronel L a to rre que siendo G obern ad o r accedió al pedido que le fo rm u la ra en su oportun idad . Y te rm in ó d iciendo: “A l fin de la jo rn ad a siem pre u n a d uda asa lta la m en te de l v iajero q u e reco rre grandes d istancias llevado de u n propósito. E sa duda es la que
se en cu en tra en u n breve a rticu lito que apareció no hace m uchos días en el periódico de esta localidad. ¿Se leerá? — p reg u n tab a Ju liá n O. M iran d a d irig iéndose al pueblo de su nac im ien to y de sus afecciones... R om pam os señores las n ieb las que en g en d ran esas dudas y en treguém onos a la du lce esp e ran za de que no h a b rá n sido in fru c tuosos tan tos desvelos y tan tos sac rificios” .
S iguieron m uchos discursos: del b ib liotecario , E lias D evincenzi; del secre tario , R uiz Z o rrilla ; del p residen te de la Com isión D ep a rtam en ta l de In s trucc ión P úb lica y m iem bro de l C uerpo M un ic ipal, el C ura V icario P edro Podestá; del Jefe Político, V icen te G arzón; de otros m iem bros de la J u n ta y de algunos jóvenes com o L ázaro Odiz- zio, A ntonio M assio ti (4 ) , Clodom iro A lm eida, etc.
V icente G arzón dijo q u e él ú n ic a m en te se q u ería re fe rir a l b ibliotecario y con pocas pa lab ras resum ió u n a en trev is ta q u e hab ía ten ido tiem po a trás en el despacho de L a to rre con Adolfo V a illa n t (5 ) q u ien le dijo: “ le recom iendo a u n hom bre que reside en M aldonado, p o r su contracción, p o r sus ideas progresistas y po r su com petenc ia en trabajos estadísticos, es el señor D ev incenzi” . L uego h ab ía te n ido oportun idad de cerciorarse de que la recom endación de V a illan t no era exagerada y u n a p ru eb a m ás ven ía a ser la rea lización de la biblioteca p a ra la cual, reunidos los libros, todos los dem ás trabajos de organización m etó dica correspondían a l b ibliotecario , po r lo que creía h ace r u n acto de justic ia expresándolo.
E l vocal de la Ju n ta , G ervasio P a góla dijo: “L a ciudad de M aldonado, Señores, au n q u e p equeña en h a b ita n tes y en edificios, es g rande, porque sus hom bres profesan ideas elevadas y cultas y la p ru eb a de ello es la g ran de obra que en estos in stan tes se in a u g u ra con el nom bre de: B iblioteca P ú blica M u n ic ip a l” .
P o r ú ltim o habló S a tu rn in o P in tos (6 ) en u n a alocución im provisada, estim u lando al vecindario a la lec tu ra y te rm in ó así: “Leed, hasta q u e se gasten y se ro m p an los pergam inos o
tapas de los libros de esos e stan tes” . Las F ilarm ónicas de S an Carlos y M al- donado am en izaron los in term edios con breves piezas. E l V ice-presidente cé- r ró el acto . agradeciendo a todos los concurren tes e invitándolos a to m ar u n refresco. A las seis de la ta rd e te rm in ó esta sim pática fiesta y a l d ía siguien te , 11 de m arzo de 1879, la Biblioteca P ública M un ic ip a l ab rió sus p u ertas al público.
A l in au g u ra rse contaba con 1789 libros. E n el transcu rso de su p rim er año aum entó el caudal; con el f in de obtenerse nuevos recursos se organizó u n a “ C onferencia L ite ra r ia ” la que tu vo lu g a r en la Escuela R am írez en la noche del 25 de agosto. E ra la p rim era C onferencia de este tipo que se celeb rab a e n el D ep artam en to y tuvo u n a g ran trascendencia . Se p resen ta ro n 13 trabajos en prosa y 10 e n v e rso, in terv in ien d o e n el acto: F ran c isco Ja v ie r de A cha, E lias Regules (h ijo ) , A velino Estadas (7 ) , C arlos M u ñoz A n ay a , Eusebio G erona, F e m a n do M arroche, Lucio R odríguez, Consta n tin o Bechi, R am ón de Santiago, A n tonio M assio ti y otros. L a p a r te m u sical fue d irig id a p o r los profesores D ionisio P etrozzelli y F ilindo R inald i, con el concurso de L ino S ilveira, M a n u e l D elgado, J u a n de Dios D evincen- zi, F e m a n d o M anroche y José Rive- ro (8 ) .
E n la M em oria que p resen tó E lias D evincenzi al año de creada la biblioteca; en m arzo de 1880, se expresaba: “D e sen tir es que las C onferencias no se h a y a n sucedido pues es indudab le que po r m edio de la p ropaganda oral la im presión es m ás in m ed ia ta sino m ás p ro fu n d a que aquella q u e p ro d u ce la p ropaganda escrita. E l R eglam ento establece las lec tu ras y C onferencias públicas y en esta ciudad h a y elem entos p a ra poder ce leb rar m en su a lm en te u n a . Los resultados que se obte n d ría n se rian inestim ab les” .
E n lo tocan te a este p u n to el R eg lam ento establecía: “A rt. 38. E n el local ocupado po r la B iblioteca p od rán celebrarse lec tu ras públicas, con e l f in de i lu s tra r a los adultos q u e desgraciadam ente n o supiesen leer. A rt. 39.
Las obras destinadas p a ra d ichas lectu ra s se rán las leyes del país, su h isto ria , h isto ria de todas las naciones y ciencias, política, filosófica y n a tu ra l. A rt. 40. Establecidas las lecturas p ú blicas, el D irec to r de la biblioteca solic ita rá a los señores preceptores de
— las escuelas y a los ay udan tes, el concurso necesario a fin de que, en obse- qüio a la in strucc ión , sean ellos por tu rn o los lectores públicos de la biblioteca. A rt. 41. C uando se estim e conveniente p o d rán te n e r lu g a r Conferencias y C ertám enes lite rarios m ed ian te sea solicitado el local p a ra ese objeto po r los que deseen llevarlos a cabo. E l d irec to r podrá o rg an iza r las C onferencias y certám en es” ... (9)
A p a r tir de ab ril de 1879, es decir, a l mes de creada se pod ían llev ar libros a dom icilio pagando u n a cuota de $ 0.50 po r m es, quedando exceptuados los libros de H isto ria , Legislación y D iccionarios. E ste servicio de lec tu ra a dom icilio n o tuvo m ucho éxito pues en el p rim e r año sólo contó con 8 sus- criptores. Y E lias D evincenzi se p re gun taba: “ ¿S erán poco am antes de la lec tu ra los h ab itan tes de M aldonado?” . S in em bargo, los v isitan tes a la biblioteca constitu ían u n b u en núm ero , así e n el p r im e r año tuvo 2.568 lectores, de los cuales 2 .2 7 3 e ra n hom bres y sólo hab ía 295 señoras.
E l R eglam ento establecía que el D irec to r de la biblioteca sería el p residen te de la J u n ta E. A dm . del D pto . y el jefe de la m ism a sería el bibliotecario , cargo desem peñado p o r e l sec re ta rio de la Ju n ta . A este le com petía , adem ás de v ig ila r e l estab lecim iento a su cargo, llev a r ocho libros e n tre los que se contaban: el C atálogo genera l confeccionado con arreg lo a l m étodo m ás m oderno y subdividido e n secciones; el de C anje; el de Suscriptores a dom icilio; el de Caja e n el que 9e an o ta rían las en trad as po r donaciones en m etálico , p roducto de suscripciones y m u ltas; el de M ovim iento de la biblioteca en el que se an o ta ría d iar iam en te el n ú m ero de v isitan tes exp resando las obras consultadas; y e l lib ro de correspondencia que com pren dería la inserción de todas las com unicaciones.
L a biblioteca estaba d iv id ida en X II Secciones. L a 12c Sección com prendía: periódicos, hojas sueltas, catálogos, m apas y planos, grabados y a u tógrafos. E n ella se en con traban : la C orrespondencia O ficial del C abildo de M aldonado del año 1816; el exped iente re la tivo a l n au frag io del b e rg an tín ing lés Calidosn en el año 1809. ( I I F o ja s ) ; el n om bram ien to de M arian o O ribe p a ra e je rcer e l cargo de ad m in is tra d o r de correos e n M aldonado en 1823 firm ado p o r e l B arón de la L a- g im a; nom bram ien to de Ju a n M . da Costa P e re ira p a ra e je rcer e l m ism o cargo en 1825 firm ado p o r el B arón de la L aguna , etc.
L a M esa de lec tu ra contó desde el p rim e r m om ento con la m ay o r p a rte de los diarios y periódicos que se p u b licab an e n el país, p rim ero gracias a la gentileza del redac to r de “E l D ep a rta m e n to ” que puso a disposición de la biblioteca todos los im presos q u e re c ib ía y luego, el m ism o D evincenzi no queriendo ab u sa r de esta a tención h izo gestiones tend ien tes a obtenerlos d irec tam en te , lo q u e obtuvo, de m an era que podían ser leídos por el público de M aldonado todos los diarios proven ien tes de M ontevideo, de los d ep artam en tos y m uchos de Buenos A ires. E n tre ellos se encon traba “E l D efen sor de la Independencia A m erican a” periódico im preso en el M iguelete en 1844; varios e jem plares de “E l A lb u m ” . Revista de lite ra tu ra , h istoria , viajes, etc. que salía en 1855; varios núm eros de “E l M aestro” , p rim e r periódico sem anal de Instrucción y E d u cación; la colección de “E l Siglo” de 1873 hasta esa fecha; la colección de “E l C onstitucional” y de “E l Recopilad o r” (1 0 ) , éste ú ltim o desde 1831, y , p o r supuesto, la colección com pleta de “E l D ep artam en to ” periódico de M aldonado, desde su aparic ión en 1873. Se contaba tam b ién con varios tomos del d iario de sesiones de las C ám aras, de R epresen tan tes y de Senadores desde 1830; M em orias de la J u n ta E. A dm . de M aldonado y de la Je fa tu ra P o lítica del D pto. de diversas fechas algunas de ellas editadas p o r la im p re n ta “E l D ep artam en to ” como la correspond ien te a los años 76-78 de la
J u n ta y 79 de la Je fa tu ra ; M em orias de la J. E. A. de M ontevideo (1858- 7 2 ); del M in isterio de G u erra y M a r in a ; del M in isterio de H acienda; del de Relaciones E xteriores; de la A dm in is trac ió n de Correos, etc., etc. A lm anaques, de L a T rib u n a y E l N acional de 1853 y 1857. E n tre los libros cabe consignar la “H isto ria filosófica de la F ran cm aso n ería” trad u c id a del francés p o r H eraclio C. F a ja rd o , u n “M uestra r io de p lan tas m ed icinales” , u n a “B iblia” en chino, a lgunas ediciones de 1820 y 1828 de libros españoles como “E l D iario de las C ortes” y “L ib rería de Jueces” . A nexo a la biblioteca h a b ía u n M useo que conten ía las sigu ientes secciones: A ves, M inera les, M aderas, M edallas, M onedas, B illetes, Objetos varios.
E n 1889, según la M onografía del propio E lias D ev incenzi (11) ten ía 2 .6 3 7 volúm enes.
E n 1893, en el acred itado ta lle r de ca rp in te ría de D ecaux , fueron hechos los dos m uebles q u e se colocaron en el Salón de la Biblioteca p a ra el M u seo, que hasta ese entonces hab ía es ta do insta lado en la Secretaría de la Ju n ta . _
Se contaba pues, con u n valioso m a te ria l y con la b uena disposición de u n grupo de personas — en especial el bibliotecario— que trab a jab an p a ra en g randecerla . P ero este estado de cosas va a i r desm eojrando de u n a m a n e ra sensible, h asta q u e en el año 1905 m erece el s igu ien te com entario ap a re cido en “L a Idea C ivica” del 2 de ab ril de dicho año y firm ado por FOX:
“Desde que E lias D evincenzi re n u n ció a la Secretaría de la Ju n ta •—que y a hace algunos años— nad ie se ha ocupado debidam ente de n u es tra b iblioteca pública. C uando se fundó — allá por el año 1879— hubo grandes entusiasm os por su engrandecim ien to y u tilizac ión ; todos con trib u ían con donaciones y la Sala se llenaba de lectores. E n tre estos fig u rab an p rin c ip a lm en te — justo es recordarlo— los a lu m nos m ás aventajados de la E scuela R am írez a quienes el m ism o bibliotecario d irig ía en la elección de las obras. D espués, n u e s tra id iosincracia recobró su n o rm alidad y y a n ad ie regaló li
t r o s y el salón quedó desierto. Concedida la lec tu ra a dom icilio m ed ian te u n a cuota m ensual, m uchas personas, p rin c ip a lm en te dam as que no podían concu rrir a la biblioteca, u sa ro n aquel beneficio; pero en m edio del desbaraju ste en que estuvo aquella d u ran te u n a época y a le jan a , no pocos libros se ex trav ia ron figu rando hoy ta n sólo en los catálogos como recuerdo de u n pasado esplendor. Y así ha sido la cosa. D e m ás, a m enos, debiendo ag regarse que, m ien tras en u n p rincip io fig u rab an en la M esa de lec tu ra casi todos los diarios y periódicos de la Rpco,, hoy no h ay uno n i s iqu iera p a r a rem edio. Y .entiéndase que p a ra e n g randecer n u es tra biblioteca no se n e cesita n id inero , n i m ayores esfuerzos; apenas sí u n poco de bu en a vo lun tad de p a rte de quienes .están m o ra lm en te obligados a ser ú tiles a su D e p a rta m en to ” .
D espués de estas consideraciones el a rticu lis ta form ulaba u n proyecto de reo rgan ización de la biblioteca, p royecto que debería p la n e a r la J u n ta E. A dm .
P or lo q u e se ve, y a en 1905 las cosas h ab ían cam biado m ucho: se h a b ía n perdido m uchos libros, no se e n con trab an d iarios n i p a ra rem edio , casi no hab ía lectores y n ad ie donaba libros.
¿Qué se h ab ía hecho de aq u é l en tu siasm o que tra su n ta e l acto de la in a u guración , así como la M em oria de lo ocurrido d u ra n te el p rim er año de vida? Ese estado de fe en la in s tru c ción y en el progreso, que se contag iaba a los vecinos y los hacía lu ch a r p o r u n p o rv en ir m ejo r apo rtando cada uno su esfuerzo o su pequeño sacrificio, va a i r abandonándolos p a ra deja r en su lu g a r u n residuo de pesim ism o o de ind iferencia. Los años de auge de la biblioteca están e n tre 1879 y 1891, año en el que E lias D evincen- zi se tra s lad a defin itivam en te con su fam ilia a M ontevideo. A p a r tir de ahí em pieza a decaer. A u n q u e siguió unos cuanto» años ifTSs aportando su luz y do tando con su brillo inusitado de je ra rq u ía in te lec tu a l a u n M aldonado casi ap artad o del m undo. A u n M al- donado que em pezaba a dorm irse en
tre las grandes p iedras de sus casas antiguas.
L a biblioteca siguió in flam an d o o estim u lando a los jóvenes que re c u rr ía n a ella como a u n tem plo, y es así com o la h isto ria de la biblioteca .en esos años está d irec tam en te v incu lada a la h istoria de la Escuela R am írez, pues los lectores de u n a , e ra n los alum nos de la o tra , que se p rep a rab an con u n entusiasm o — seguram en te no ig u a la do después, en- épocas fáciles e n que los m uchachos tien en todo a su disposición— p a ra los exám enes que los facu ltab an a segu ir estudios superiores bajo la d irección de m aestros com o S ilvestre U m erez , José D odera y A ntonio Cam acho.
E l 10 de febrero de 1911 u n a rtíc u lo aparecido en “E l Siglo” decía que la Biblioteca M un ic ip a l de M aldonado ten d ría unos 2 .0 0 0 vólúm enes y agregaba que, en los tiem pos de E. D evin- cenzi, ésta se m an ten ía ab ie rta d u ra n te la noche p a ra ay u d a r a m uchos jóvenes que no podían re c u rr ir a e lla e n las horas del día po r su trab a jo y que adem ás e l m ism o biblio tecario se encargaba de todas estas p rerrogativas. L legam os así a 1917, año e n que, po r u n a resolución de la Ju n ta D ptal. y a n te u n a solicitud del D irec to r del L iceo, que era E du ard o M artín ez M one- gal, se accede a l traslado de la biblioteca p ara e l local del liceo en las sigu ien tes condiciones:
l 9) P asará en carác ter p recario y como vía de ensayo pudiendo en cualq u ie r m om ento re s titu irla a su local. 29) Se h a rá u n m inucioso in v en ta rio de todo lo pertenec ien te a la m ism a. 39) L a In tendenc ia en treg a rá an u a lm en te a la d irección del liceo u n a p a rte de la sum a destinada a l ru b ro “Ribliote- ca” que e lla fija rá p a ra la adquisición de textos, quedando obligada la d irección del liceo a d a r cuen ta a la J u n ta . 4 9) el d irec to r del liceo tam b ién d a rá cuen ta a la J u n ta de las donaciones de libros, etc. Como condición esencial, la b iblioteca no perdería el c a rác te r de pública. P residen te , C onrado Saez, Secretario , G ilberto A costa V iera.
D e m a n e ra que en esta fo rm a la b i
blio teca qu ed a e n custodia del Liceo D p ta l.
E n “L a R evista del L iceo” , pub licación aparecida en m arzo de 1923, A ño 1 N 9 1, se hace u n reg istro de los libros adquiridos con la sum a apo rtada p o r el M unic ip io agregando los q u e la D irección del liceo h ab ía adqu irido por recursos propios, con estas pa labras:
“D e la sum a asignada p o r el M u n ic ip io desde e l año 1919 a razó n de $ 120.00 anuales se h a percib ido h ast a h o y la can tid ad de $ 132.40. C on est a sum a se h a n adqu irido las obras que se d e ta llan a con tinuación y se h a n im p reso los recibos de biblioteca. E l n ú m e ro de lectores h a sido 2.500 que fu e ro n atendidos p o r los estud ian tes d e l L iceo señores A le jand ro C urbelo, L u is E. Rodríguez, Rodolfo R odríguez y L uis A bdala , quienes, tom ando de la s horas libres q u e sus estudios y ta reas particu la res les dejaban , h a n re a lizado g ra tu itam en te obra m erito ria y
de significado social” . Esa, m ism a R ev ista in fo rm a ap arte sobre el A rchivo y M useo H istórico local que se estaba form ando en el L iceo y cuya in ic ia tiva fue tom ada en 1920 p o r la d irección del citado in stitu to a cargo del P ro f. F rancisco M azzoni. ■
P o r ú ltim o , e l 15 de agosto de 1938, la In tendenc ia e n acuerdo con la J u n ta D ptal. resuelve d o n ar a favor del Liceo los m uebles y libros de su p ro p iedad q u e — como y a se dijo— se en co n trab an desde hacía años incorporados al liceo. E l In ten d en te e ra M arti- n ian o R. Chiessi.
Es pues, a p a r t i r d e entonces que la Biblioteca M u n ic ip a l desaparece com o tal.
Este trabajo — con leves variantes— integra una “Historia de la Escuela Ramírez de Maldonado. 1877-1915”, que se publicará próximamente. L
( 1 ) Eugenio Ruiz Zorrilla, fue el primer Inspector de Escuelas del Dpto. nombrado por José P. Varela en agosto de 1877.
( 2 ) Elias Devincenzi (1845-1917) nació en San Carlos. Fue una figura de gran representación en el departamento, desempeñando entre otras las siguientes actividades: Secretario de la Junta E. Adm. (1873-1884); Jefe Político (1886-1890); Diputado (1890- 93); Senador en 1896. Considerado el “alma-mater” de la Biblioteca Municipal a él se deben además, los primeros trabajos estadísticos del Dpto. Es autor de: ¡“Ligeros apuntes sobre el Dpto. de Maldonado” Año 1889. Imprenta Elzeveriana de La Tribuna Popular, Montevideo. — “Importancia de las Islas de lobos” 1895. Imprenta artísetica de Dornaleche y Reyes. Montevideo. — “La mortalidad en el Dpto. de Mal- donado en el año 1875” ; “Datos estadísticos sobre agricultura, ganadería y frutos del país en Maldonado” Año 1889; “Memoria de la Biblioteca Pública Municipal de Mal- donado. Año I. 1880”.
( 3 ) “Inauguración de la Biblioteca Púb. Municipal de Maldonado”. Imprenta de “El Departamento” calle 25 de Mayo, 87. Maldonado. Año 1879.
( 4 ) Antonio B. Massioti fue en 1880 corresponsal de la Biblioteca en Montevideo, cargo que tenía como finalidad la obtención de libros para la misma. Autor de “El libro del viajero”.-
( 5 ) Adolfo Vaillant, ampliamente conocido, de nacionalidad francés, radicado en Montevideo, organizador de la llamada “Mesa de Estadística”, desde 1874 a 1881. Elogió la labor de E. Devincenzi en Maldonado, y en una carta que le enviara al presidente de la Junta, Ruperto Fernández, el 17 de enero de 1876, le decía que el trabajo de E. Devincenzi —hacia referencia a la mortalidad en 1875— era sin duda el mejor que recibía de los departamentos, y llegado el momento de hacer el Censo de la República, sabia que podría contar con un hombre capaz para efectuarlo.
( 6 ) Saturnino Pintos, desempeñó diversos cargos públicos en Maldonado. Fue miembro de la Junta E. Adm. en 1876. En ese mismo año se instaló la Comisión de Alumbrado Público y Cementerio, bajo su dirección.
( 7 ) Avelino Estades, celebrado poeta carolino (1854-1880). Autor de “Hojas íntimas”. Montevideo, Imprenta La Idea, 1879.
( 8 ) “Trabajos de la Conferencia literaria”. Imprenta de “El Departamento”. Mald. 1880.( 9 ) “Reglamento y Catálogo de la Biblioteca” Imprenta “El Dep.” Mald. 1879.(10) “El Recopilador”, periódico que salía en Montevideo en 1831, había publicado en esa
fecha unos documentos muy importantes sobre el arrendamiento de las Islas de Lobos firmados por “Unos ciudadanos de Maldonado” lo que no dejaba de tener interés en 1880 cuando del producto de las islas seguían usufructuando particulares.
(11) “Ligeros apuntes sobre el departamento de Maldonado”. Obra citada.
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ENCUESTA DE ARTES PLASTICASENTREVISTA con WILSON AMARAL
N ació en Rocha. F u e a lu m n o del p in to r E dgardo Ribeiro. M iem bro del T a lle r P lástico de M inas. Becado, viajó a E uropa. Obtuvo en Salones N acionales los siguientes prem ios: 1950, P re m io C ám ara de R epresen tan tes; 1954, P rem io C ám ara de R epresentan tes. H a in te rven ido en Salones M unicipales y del In te rio r. Realizó exposiciones de grupos de p in tores en la zona del Este, u n a en P iriápolis o rganizada por la Com isión N acional de Bellas A rtes y o tra en la L iga de F om ento de P u n ta del Este. E n el C lub P az y U n ió n de M al- donado expuso ju n to con C asim iro M ot- ta en 1960. In te rv in o tam b ién en v a rias exposiciones organizadas por el T a lle r de A rtes P lásticas de M inas en d istin tas capitales del in te rio r del país.
A n te p regun tas de n u es tra encuesta, responde:
— ¿Cómo ve el p an o ram a de la p lástica nacional?
— E l p an o ram a plástico nac iona l lo veo m u y heterogéneo, con m uchas in fluencias exteriores que insiden en su d inám ica. Creo que la p in tu ra está dem asiado su jeta a in fluencias y que no h a y u n a característica de a rte nacion a l definida.
— ¿Puede el E stado hace r algo por el arte?
— Yo entiendo que sí, que podría h a cerlo en los ta lleres del In te rio r, subvencionándolos, o ayudándolos de a lguna m an e ra p u ra que m arch en , p a ra q u e p u ed an subsistir.
H a y en egg sentido u n a experiencia m u y g ra n d e con los ta lle res del In te rio r. F u e después que se crearon que pudo hab larse de u n m ovim iento p lásti
co en el in te rio r del país. Yo, como a lum no de E dgardo R ibeiro y fundador del T a lle r de M inas he palpado la re a lidad, conozco la in fluenc ia y el a lcan ce que tiene u n a obra de esta n a tu ra leza. E l T a lle r de M inas se fundó a lrededor de 1944, fue de los prim eros que se fo rm aro n en el país, y h a ido creciendo p au la tin am en te , conv irtién dose p ron to en u n cen tro cu ltu ra l de p rim era categoría en la ciudad de M in as y después proyectó su acción a o tras ciudades del país, capitales de departam entos. C uen ta con g ran can tid ad de alum nos, ap a rte de personas m ayores, m uchos n iños de las escuelas públicas que concu rren al ta lle r a desarro lla r u n a vocación.
— ¿Qué podría hacerse p a ra m ejo rar las condiciones del a r te nacional?
— Creo que está contestada en la respuesta an terio r.
— ¿Qué función debería cu m p lir la p in tu ra den tro de la rea lid ad nacional?
— L a función sería la am pliación cu ltu ra l de l pueblo. L a p in tu ra debe llegar a as m asas populares, h a de buscarse la fo rm a p a ra que esto sea posible, po rque sabem os q u e el a r te con tribuye a elevar el n ivel cu ltu ra l y esp iritu a l de cada uno.
— ¿Cómo define su obra?— E n cu ad re m i obra den tro de la
tendencia fig u ra tiv a con la influencie de T orres G arc ía a través de la ense ñ an za de Ribeiro. M e h e dedicado cor preferencia a paisajes.
— F u era de la creación, ¿realiza otrc trabajo?
— Soy profesor de S ecundaria y em pleado en ia O ficina de C atastro.
La Reforma del Año 63 (Liceos Pilotos)en Enseñanza Secundaria
«
Ira. Nota: INTRODUCCION Y GENERALIDADES
"Importa precisar que los estudios y actividadesi. . integran una finalidad dq tipo cultural y al mismo tiempo, constituyen un período en el que será preocu- pacióndelrégimen de estudios investigar las aptitudes, inclinaciones e intereses del alumno, para darles. . . satisfacción adecuada mediante la posibilidad de opciones que el alumno resolverá de acuerdo con el consejo de orientación que pueda suministrársele y, desde luego, en relación con sus propias y libres determinaciones. . (Folleto de E, S. sobre Reforma y Plan de estudios del año 63).
E n esta serie de notas que pensam os escrib ir, tra ta rem o s de d a r respuesta a las p reg u n tas que padres, fam iliares de alum nos y pueblo en g enera l se fo rm u lan , cuando desean saber qué es, en concreto, e l L iceo Piloto.
A ntes que n ad a se im pone u n a p re cisión: la re fo rm a del 63 se im p lan tó e n algunos Liceos del In te rio r y de la C ap ita l, a los efectos de q u e s irv ie ran de testigos, pilotos, de la nu ev a experiencia . Esos Liceos escogidos — creem os que catorce— reciberon el n o m bre de Pilotos. Luego, el p lan de estudios del 63 se fu e incorporando a otros centros docentes que tam b ién se lla m a ro n pilotos, té rm in o a nuestro c rite rio incorrecto. E n rea lidad , deber ía decirse “Liceo ta l, con p lan p iloto” o “con p la n del 63” ; ese es el caso — en tre otros— de los Liceos de San Carlos y de M aldonado. H acem os esta observación — que puede ser d iscu tida— pues de seguirse im p lan tan d o el nuevo p la n a la to ta lidad de los L iceos, lleg arían a ser todos Pilotos, cosa q u e desv irtúa el sentido del térm ino . Incluso , m ás, desearíam os que la experiencia de los P ilotos, deb idam ente
evaluada , fu e ra m arcando , sobre la m arch a , los a justes necesarios. A justes a in co rp o rar en los dem ás Liceos que siguen el nuevo p lan , en lo que concierne a P rogram as, R égim en de E stu dios y dem ás aspectos de la n u ev a ex periencia . D e esta fo rm a (creem os que ofic ia lm ente n o se h a hecho) los L iceos P ilotos, escogidos con u n c rite rio rac iona l, podrían cu m p lir rea lm en te su m isión de p ilo taje , es decir, señ a la r los aciertos y los inconvenien tes del nuevo plan .
E n tran d o de lleno al tem a de las generalidades, m otivo de esta no ta , d igam os que la R eform a m odifica, v e r ticalm ente, los p lanes vigentes desde 1941; m odifica — incluso— , algunos program as que, si es cierto que tien en m ás de tre in ta años de prác tica , b ien podríam os lla m a r anquilosados.
H e/ aquí, algunos de los tem as que abordarem os en núm eros siguientes: E l A lum no (eje del p la n ) , el Profesor, el H orario , los N iveles de estudio, el P asa je de grado (supresión del exam en ) y el Curso de R eparación, las A signatu ras nucleadas y las ac tiv idades M anuaes y F aculta tivas.
“La juventud tiene que ser reblde y desgraciado el país que no cuenta con esa juventud rebelde, envejecida antes del timpo. País sin juventud es país sin porvenir.”
J a v ie r B arrios A m o rín
Estudio sobre el rendimiento escolaren 1er. año, desde el punto de vista de la organización y la técnica pedagógica para un zona de Maldonado en
el trienio 1964-1966
Francisco Sugo Montero, ampliamente conocido en el ambiente m agisterial ha realizado trabajos de investigación dentro de su especialidad lo que le ha permitido arribar a conclusiones importantes con respecto a la organización y la técnica pedagógica, que con seguridad interesan no solamente a los maestros sino a un amplio sector de la población.
Nos complacemos en contarlo entre nuestros colaboradores.
Este estudio comprende la síntesis de resultados de una investigación realizada sobre algo más de 20 escuelas comunes, urbanas y rurales.
1 . El porcentaje de repetidores en el trienio tiene un incremento del 8 % tomando como base el año 64 para el' año 65 y del 10 % para igual base en el año 66.Resulta que el decrecimiento de la eficacia es muy acusado.
2 . El estudio de la atención pedagógica muestra una regularidad para la zona que hace confiables los porcentajes. Así en los primeros años atendidos por maestros efectivos se mantienen en una eficacia del 70 % .
Los atendidos por maestros suplentes se mueven entre el 48 y el 50 por ciento y, finalmente, los atendidos por varios maestros tienen una eficacia del 50 % . Puede inducirse, con la limitación de los números bases, que la regularidad y analogía de situaciones tiene una correspondencia con la eficacia. Resultaría que el maestro efectivo logra mayor eficacia que el suplente, el interino y que varios maestros atendiendo la misma clase durante un*^urso.
3. No se estiman los datos de primeros años atendidos conjuntamente con otras clases por carecer de significación estadística.
Por FRANCISCO SUGO MONTERO
4. Estudiada la procedencia del alumnado, para clases integradas con repetidores (se incluyen niños provenientes de Jardinera) se aprecia un progresivo deterioro de la ineficacia: ó.
Puede concluirse que los porcentajes de repetidores en clases con alumnos provenientes en parte de clases Jardineras, no tienen significación estadística atendiendo a los números bases.
No obstante es ilustrativo destacar que las escuelas con Jardineras tienen una eficacia de 69-64 y 71 contra 61- 53 y 47, correspondientes a toda la zona investigada.
LA ESCUELA RURAL.
1 . La relación de inscriptos y repetidores muestra un deterioro manifiesto y sostenido de la eficacia.
Año eficacia repetición
1964 58 421965 65 351966 35 65
Si bien la base permite, desde el punto de vista matemático, oscilaciones de porcentajes atribuibles a causas ajenas al complejo pedagógico, es indudable que la caída de la eficacia en el año 66 requiere estudio complementario. Existe al-
gún factor negativo desencadenante.
2. La atención de las escuelas rurales. El 78 % de las escuelas son atendidas por un solo maestro.
10 % tienen 2 maestros y otro tanto más de 2 maestros.
La calidad de los cargos se encuentra estabilizada alrededor de las cifras:
efectivos interinos suplentes41 % 35 %
24 %
Vale decir que cada 10 maestros 4 son efectivos, algo más de tres son interinos y que estos siete generan más de dos maestros suplentes.
3. La eficacia en primer año, relacionada a la calidad del cargo del maestro muestra tendencias sostenidas de cierto grado de confiabilidad estadística. Así el deterioro es muy sensible y progresivo para maestros efectivos. Se mueve entre más 5 y más 20 para el año 66 con base 100 para el año ó4.
Respecto de los maestros interinos se aprecia un decrecimiento para la misma base y año; menos 12, 19Ó5, menos ó, 19óó.
En cambio el estudio del rendimiento de los suplentes sufre oscilaciones con espículas aparentemente caprichosas: 55/38 y óó pero que en todos los casos son ¡guales y superiores y muy superiores a una eficacia francamente insatisfactoria. Es de destacar que los progresos logrados para el año 19Ó5, año en que se uniforman los rendimientos en los primeros años: 32/39/38, caen a 74 % para maestros su- plehtes en el año 19óó.
LA ATENCION PEDAGOGICA.
1 . Incidencia de la Jardinera en la repetición.Aunque con bases exiguas desde el punto de vista estadístico, la comparación del porcentaje de repeti
dores que cursaron Jardinera y sin esa escolaridad es favorable a la extensión del sistema en ese sentido.
Repetidores
Año c/¡ardinera s/jardinera
1964 10 361965 7 441966 5 46
2. El estudio de la correlación matrícula por maestro y eficacia sitúa los óptimos en menos de treinta niños por maestro en una clase. Progresivamente la eficacia se deteriora con el aumento de la matrícula multiplicándose por tres, por dos y equiparándose para los años 64, 65 y óó, respectivamente.
Es de hacer notar que la eficacia de los grupos de menos de 30 y de 30 a 40 niños se mantiene en esa relación.
E'n cambio para listas de 40-50 y más de 50 el deterioro es progresivo. Señalamos que las discrepancias alcanzan más del 500 % para base 64 respecto del 66 en clases con más de 50 niños.
3. La frecuencia acumulativa de la repetición.
Interesa señalar entre otros hechos que:
Los niños no repiten más de tres años en escuelas urbanas. Esto significa una opción teórica. Es muy probable que sea quienes expliquen el triste 50 % de la retención escolar del sistema nacional.
El universo de repetidores se mantiene estabilizado o con leves decrecimientos en el trienio para el 2" y 3er. año en la misma clase. Esto es altamente significativo para un análisis profundo.
Los repetidores por primera vez tienen variaciones de las cuales puede pronosticarse un deterioro de la eficacia del trienio con tendencia a regularizarse. Este hecho reconoce el prestigio social de la educación
_
que explica los fenómenos de extraedad en el sistema.
4. Incidencia de la asistencia escolar en la repetición.En este estudio debe tenerse presente el ajuste por inflación de estadísticas y castigo por falta de maestros.
Puede inferirse que la asistencia normal de los repetidores se acumula alrededor de los 100 días por curso con variaciones perceptibles en el trienio.
Más del 75 % de los repetidores concurren entre 50 y 150 días y la mitad aproximadamente entre 100 y 180.
Resulta la interesante conclusión de que la irregularidad de la asistencia no es factor de primera importancia en la ineficacia de los primeros años.
PALABRAS FINALES.
Al lector desprevenido puede despistar este fárrago de números donde no aparece ninguna conclusión general. No obstante ella existe. La razón profunda de ineficacia de la educación en la escuela no radica en la organización ni en las técnicas pedagógicas. Ellas son recursos contingentados por razones sociales de estructura que en otra oportunidad estudiaremos.
EN CONTRA DE LA TALA DE ARBOLES
D esde hace unos años estam os asistiendo aqu í en M aldonado, a u n fenóm enos sum am ente doloroso: poco a poco los árboles m ás antiguos de n u est r a zona h a n ido cayendo, y a por la in te rvenc ión in justificab le de algunas de las ú ltim as in tendencias, y a porque el progreso (que tien e facetas ta n felices (o tras ta n desd ichadas) así lo exigía. P rim eram en te fue aquel m ag n ífico P a rq u e M un ic ipa l donde se re u n ía n las m ás variadas especies de árboles, lu g a r elegido p a ra h acer u n aeropar- que a despecho de su riq u eza forestal po r n o h ab la r de los valores históricos y afectivos que encerraba.
Posterio rm ente fu e el p a rq u e B u rn e tt el que, esta vez po r cu lpa de p a rticu lares, fue fraccionado y vendido. Y a por entonces cayeron la m ayoría de sus árboles an te la necesidad de edificar y de a b rir nuevas calles. Con todo, la In tendenc ia reservó p a ra sí u n p re dio com prendido en tre las calles 18 de Julio , A lsina y José D odera, el que pasó a ser u n p a rq u e escolar. T odavía en él ■'se podíSh ap rec ia r las diversas especies de árboles que D. E n riq u e B urn e tt — que ta n eficazm ente co n tribu y e ra a l progreso de M aldonado— se h ab ía preocupado de re u n ir . Y a él
acudieron m ás de u n a generación de m aldonadenses que estando en edad escolar ib an allí a p la n ta r ellos tam b ién u n arbolito colaborando en su en riq u ecim iento. D esgraciadam ente, la In te n dencia u n día decidió tran sfo rm ar este predio en u n depósito de objetos en desuso y o tra vez, viejísim os árboles fuero n derribados.
E l aspecto de la calle D odera en la en trad a m ism a de M aldonado se ha vuelto m ás y m ás tris te al h ab er caído estos gigantes que tan to co n trib u ían a em bellecerla. A ú n quedan sin em bargo, doce o qu ince eucaliptos sobreviv ientes, y nos hem os en terado que el M unicip io se propone talarlos. Nosotros confiam os en que nuestro ac tu a l In te n dente no o lv idará que los fem and inos estam os estrecham en te vinculados a estos árboles, p o r la g ra titu d que nos in sp ira D. E n riq u e B u rn e tt, y porque adem ás, ellos rep resen tan u n trozo de la h isto ria de M aldonado que es la de nuestros padres y nuestros abuelos, y fina lm en te , porque ellos constituyen , ju n to con los pinos y el m ar, la característica m ás destacada y herm osa de n u es tra zona.
I. M .
DEFENDER LA PESCA¿Qué fu tu ro espera a la pesca de-
portiva en n u es tra zona?lis ta p reg u n ta la venim os sin tiendo,
cada vez con m ay o r in q u ie tu d en la bios de los aficionados a este m ag n ífico deporte.
E lla está m otivada po r el hecho eviden te de que nuestras costas ofrecen cada día m enor can tidad y calidad de peces.
N u estra opinión en ta l sentido la vam os a expresar en este artícu lo , b asán donos en hechos concretos, com probados a lo largo de varios años de p rac tic a r este deporte y observar con sentido lógico detalles que nos d an la p a u ta de cuáles son las causas de este fenóm eno y cuál podrá ser su efecto.
E n p rim er lu g ar, consideram os que la fa lta absoluta de u n con tra lo r eficaz, es la p rin c ip a l causa de u n a p ro gresiva decadencia. E n ta l sentido existe n hechos reales, como po r ejem plo la ex tracción ilim itada e incon tro lada de las crías (a lev inos).
C ualqu iera de nuestros lectores h a b rá observado en los m uelles de P u n ta del E ste, Las D elicias y puen te de “E l P la c e r” , como, personas con to ta l fa lta de sentido en las consecuencias, por m edio de “m edio-m undos” , ro b an al m a r toda su riqueza fu tu ra (en este caso genera lm en te de p e je rrey ).
Lo m ism o ocurre en el A rroyo M al- donado,. donde hem os podido com prob ar, en m uchas oportunidades, q u e los profesionales a llí existentes, ex traen sin n in g ú n contro l todo tam añ o de pez, dejando sobre la costa m illares de ejem plares pequeños, q u e no p re s tan u tilid ad com ercial. Y en este caso, aú n se acen túa m ás la acción descontro lada, pues se sabe b ien, que las redes usadas, no so lam ente m a ta n los e jem p lares pequeños, sino que tam b ién en su a rrastre , d e s tru y en m illones de h u e vos depositados en el fondo.
Recordam os que en | u n a o p o rtu n idad, hab lando con u n profesional, n a cido en la zona de la L aguna de G arzón, éste nos expresaba su p reocupación porque año a año la ausencia de
la corvina n eg ra se acentuaba. T oda su fam ilia vivía de la “ z a fra” de este pez, y a ú n concurriendo hoy a l lugar, se observan, como tristes testigos, las g randes p iletas que sirv ieron p a ra el lavado y salado, to ta lm en te abandonadas. E n aque lla conversación, el au to r le m an ifestaba que lo q u e estaba p a sando e ra m u y sim ple: ellos m ism os estaban te rm in an d o con su fu tu ro , pues no p e rm itían que los peces cum p lie ran con su ciclo n a tu ra l de rep ro ducción, a l ex traerlos an tes de que desovaran. Y obsérvese que en este caso, la n a tu ra leza fu e ta n generosa con la L aguna, que le dio las condiciones especiales p a ra m a n te n e r en ella a g ra n des cardúm enes d u ran te todo el año, a ú n cerrada. L e sugerí — en m i m odesta opinión— que sim plem ente deja ra n su b rir ( lag u n a a rr ib a ) a los ca rdúm enes, donde buscaban los fondos apropiados p a ra desovar, y luego, pod ría ser a p a r t ir de m ediados de d iciem bre, in ic ia r la “ z a fra” . T a l consejo, que seguram ente estaba dem ás, pues yo estaba hab lando con u n a p e rsona que se h ab ía criado en el lu g a r y debía de conocer, s im plem ente por observación, m e jo r que yo las causas de su problem a, no tuvo aceptación. H oy , lam en tab lem en te, todos los a ficionados lo sabem os, aquel que fue u n ex trao rd inario pesquero, h a desaparecido, p o r obra exclusiva del hom bre.
S iem pre nos h a gustado en te ram o s de cómo en otros países con tro lan y p ro tegen la pesca y en consecuencia a lgo heinfts leído.
P a ra que el lector tenga u n a idea, y com pare (dejem os de lado que somos subdesarrollados, pues p a ra fiscalizar ésto, no h a y po rque ser m u y in te lig en te ) , veám os como se protege esta riq u eza en otros lugares.
E n Japón , .se están “cu ltivando” los peces, en el am bien te fam ilia r (no decimos com ercia l), en fo rm a sim ilar a los cereales u hortalizas. E n zonas in terio res, se ^ha llegado a. u tiliz a r los m ism os espacios donde en u n a época del año se cu ltiva arroz, p a ra luego
“ sem b ra r” y “ cosechar” peces, de m a n e ra ta l, que el m ism o espacio aporta doble productiv idad.
E n los EE . U U ., so lam ente con lo recaudado de los perm isos que se ex tienden an u a lm en te a los aficionados (u n dólar ap ro x im ad am en te) , se constru y e ro n sobre el río C olum bia, escaleras y m iradores-m edidores por u n valor de 60 m illones de dólares, a los efectos de fac ilita r el ascenso del salm ón (e l que desova en los lagos in teriores) y C O N TA R la can tidad que sube y luego regresa a l m ar. D e esta m an e ra , se efectúan los controles y se au to riza u n a m ay o r o m en o r can tidad de extracción, según los lím ites n a tu ra les requeridos p a ra la reproducción y A L IM E N T A C IO N E SPE C IA L , la rep roducción en lagos in terio res en los cuales n i la p rop ia N a tu ra leza hab ía logrado la existencia de d istin tas especies.
C uando nos enteram os de ésto, consta tam o s que países con u n a m e n ta lidad m u y superio r a la n u es tra , en lo q u e a fu tu ro de alim en tación se re fie re , ven en la pesca la salvación de las generaciones venideras.
Y m ien tras, nosotros, inconscien te
m ente , estam os destruyendo u n a r i queza in f in ita (n u es tra p la ta fo rm a con tinen ta l está considerada la 3* en el M undo en m ag n itu d p esquera).
M uchas veces nos hem os p reg u n ta do: ¿qué hacen las au toridades p a ra ev ita r este m al? ¿E xisten leyes de p ro tección a la pesca?
Tenem os en tend ido q u e sí existen: pero lam en tab lem en te nad ie las cum ple n i las hace cum plir. C reem os de que po r ah í está a rch ivada u n a disposición que lim ita el uso de redes en arroyos y ríos y o tra que prohíbe la pesca de alevinos.
Estim am os que ha llegado el m om ento de h acer u n llam ado de a ten ción sobre este punto .
Las au toridades departam en tales y nacionales te n d rá n que ocuparse, en fo rm a u rg en te , de este p roblem a, pues de lo con trario , en e l curso de pocos años, habrem os te rm inado no sólo con u n deporte de g ran prom oción tu rís tica (com o algunos suelen lla m a rlo ) , sino, y es lo m ás im p o rtan te , con uno de los p rinc ipales alim entos del hom bre.
J. C. Edye
QUIEN ES JUAN P. C0RB0Nació en Aiguá el 23 de diciembre de 1940. Cursa estudios primarios
Y secundarios en esa ciudad, demostrando aptitudes para el dibujo, la pintura y su aplicación en diversos objetos artekanales. Desde) el año 19G5 integra el Taller La Rueda, destacándose por su trabajo de talla en maderaY repujado de metales,. Asiste actualmente a los cursos de escultura que dicta Don Isidro Pons en la Escuela Industrial de Maldonado.
Colabora en nuestra revista, ejecutando la mayoría del los grabados que enriquecen sus páginas, porque encuentra en el grabado un medio expresivo acorde con sus inquietudes y además porque entiende que nuestra revista es vital a las necesidades culturales de nuestro Departamento.
LA VISITA DE UN MINISTRO Y LA CONFIRMACION DE UNA POLITICA
E l U ru g u ay n u estro de estos días e s tá en trando en u n a etapa , a la cual p o r cierto no son a jenas ninguna) de las naciones la tinoam ericanas, de a lie nac ió n y dependencia de grupos económ icos, que en fo rm a progresiva susti tu y e n la ingerencia del poder esta ta l en algunos casos, y en otros, bajo fo rm as q u e pueden deslizarse como concesiones o usufructos, se a s ien tan en resortes o propiedades públicas o fiscales.
“N o venderé el rico patrimonio de los orientales a l bajo precio de la necesidad. - ( Artigas.
C uando el joven M in istro de T ra n s portes, C om unicaciones y T urism o, José S errato , finalizó la e tapa de los discursos el pasado sábado 3 en la L iga de Fom ento con la afirm ación de que la labor de la ca rte ra a su cargo e ra la de “ reg u la r y a le n ta r la activ idad p riv ad a” , todos los asistentes asin tie ro n felices y de acuerdo. “Esa debe ser la labo r leí gobierno” , se oyó decir, en tre o tras loas a la em presa privada.
E sta v isita de u n ti tu la r m in is te ria l con todas las connotaciones hechas du ra n te su perip lo a través de P u n ta del E ste, le está dando casi la oficalización a u n a política, que en aras de u n de- sarro llism o, cede gustosam ente m uchas de las opciones nacionales tra n s f ir ié n dolos a intereses privados que, segu ram en te , no son los m ism os in tereses de la m ayoría de los habitan tes.
R ecien tem ente en M ontevideo, la Ju n ta D ep a rtam en ta l de ese lu g ar, aprobó la rem odelación de la P laza C agancha, por capitales ex tran jeros y con la au to rización de uso de las m e
joras que allí se. co n stru irán sin cargo y p o r 99 años. N o está le jano en la m em oria de todos los fernand inos, y segu ram en te que con la llegada de los calores los recuerdos se av ivarán , las g ru tas de P u n ta B allena, lu g a r a l que d u ran te años con cu rrie ra todo aquel que tuviese ganas, y a l que aho ra , a pesar de todas as a lharacas afirm ativas, p o r la erección de u n Club P rivado , “ en beneficio del tu rism o ” está p ro h ib ida la en trada .
E l Ing. S errato , M in istro de T C T , a f irm N en su v isita a este balneario , que está siendo estud iada u n a revisión a la ley de C asinos, q u e sin duda ad m itirá la erección de casinos p a rtic u lares. E sta novedad, a, la que se sum a la lec tu ra en u n periódico local de u n aviso de la In ten d en c ia M un ic ip a l en la cual se llam a a proyectos p a ra el apdovecham iento p rivado de los espacios m unicipales de L a P asto ra y f re n te a l N ogaró, g u a n d o se sabe que y a en el p rim e r caso h a y u n a o ferta de an tes p a ra co n stru ir u n com plejo de p ropiedad ho rizon ta l, está ind icando el v ira je en el cual y a estam os y la v en ta , a l m ejo r postor, pero siem pre con el saldo im pagable de la in d ep en dencia que perdem os, de las riquezas nacionales que b ien aprovechadas en las m anos q u e se debiera , causaría o tra satisfacción.
E l cam bio es irreversib le , toda A m érica está partic ipando y po r ahora n a da puede torcerlo. Sólo otro cam bio, en la dirección defin itiva, pondrá las cosas en su lu g a r y en las m anos de quienes les pertenecen .
P. Furtado
“Hemos puesto nuestro fervor y nuestra inteligencia al servicio del hombre nuevo. Hemos descubierto en nosotros, como diría Gide, el hombre nuevo que estaba dormido en nosotros. Sépanlo los que quieren la entrega total al imperialismo, el fascismo, la guerra, y la destrucción de la cultura. Ahora estamos metidos en la realidad del mundo sin menoscabar nuestra condición de artistas, ahora nos declaramos solidarios con la clase llmnndn a dirigir el mundo nuevo, ahora estamos al servicio de la dignidad humana.”
R a ú l G o n zá lez T u ñ ón
M A L D O N A D O A LA M A N O
L a casa donde vivió el C oronel G ervasio B urgueño, que fu e ra Jefe P o lítico de este D pto. d u ra n te el gobierno de G abriel P e re ira , está ub icada en la calle M ontevideo N 9 881.
H ac ia princip ios de 1860 v arias p e rsonas de la ciudad de M aldonado y de las V illas de San Carlos y R ocha le ofrecieron u n á lb u m en ag radecim iento a su gesión, p a ra lo que confiaron a Francisco A cuña de F igueroa la redacción del escrito correspondiente, y de esta m an e ra el celebrado poeta m on tev ideano escribió los poem as titu lados: “M aldonado” ; “L a V illa de San C arlos al digno Coronel B urgueño” ; y “La V illa de Rocha a su ino lv idable Jefe Político” .
Teodosio R anza, de nacionalidad ita liano , ejerció la profesión de m édico en la c iudad de M aldonado desde 1873, fecha eli,. que p3só a res id ir a esta localidad hasta su m u erte ocu rrida en 1882. V ivía en la esquina de las ca
lles V en tu ra A legre y San Carlos (ac tua l casa de Z an o n i).
L a C onfitería de Luis D elfino , que d u ran te m uchos años sirvió a M aldonado con sus exquisitos postres y m asas, estaba ub icada en la esquina S.E. de las calles S a ran d í y 25 de M ayo (actu a l Banco de Seguros), y el fam oso “ Casino U ru g u ay o ” fundado en 1889, funcionó en la casa propiedad tam bién de Luis D elfino al lado de la Confite ría , po r la calle 25 de M ayo.
Com entarios que provocaron el tem b lo r de tie r ra q u e se p rodu jo en la noche del 4 de jun io de 1888. De “ E l C onciliador” de M aldonado: “E l te m b lo r de tie rra cuyo m ovim iento y ru id o sub te rráneo sorprendió a n u estra pacífica población en la noche del lunes 4 del cte., se sin tió a la m ism a hora que aqu í (doce y m ed ia) en M ontevideo y en Rocha. H asta la fecha no tenem os notic ia de la causa de ese fenóm eno que no se h ab ía vuelto a sen tir en la Rpca. desde el año 1848” .
E l p residen te M áxim o T ajes le e n vió u n te leg ram a al Jefe Político del destacam ento com unicándole la noticia del m ovim iento de tie rra que había ten ido lu g a r e n M ontevideo y p reg u n tándo le si aqu í h ab ía ocurrido o tro tan io , lo m ism o hacía el Jefe Pol. do Rocha.
D ecía “E l N acionalista” de Rocha: “A noche, poco después de las doce sin tióse en esta V illa u n evo tem blor do tie rra que tuvo la duración de unos segundos pero q u e fue sufic ien te p ara p ro d u c ir sustos en abundancia pot' el ru ido causado en los vidrios de las p u ertas y ven tanas. E n el a lm acén de José J. A rra rto y Cía. cayeron de los estantes u nas tres docenas de platos y u n a la ta de aceite” .
MALDONADO HACE MEDIO SIGLONació en Maldonado en 1852. Fue Inspector de Escuelas, co
laborando con José P. Varela en la Reforma escolar de 1877. Desempeñó el mismo cargo en los Dtpos. de Artigas, Salto, Durazno, Florida y Montevideo, e Inspector Adjunto de la Dirección Gral. de Inst. Primaria en 1888. Fue de los fundadores y sostenedores del Club Universitario, ocupando también la secretaría y la vice-presidencia de la “Sociedad de Amigos de la Educación Popular”. Autor de varios libros de: historia nacional, geografía del Uruguay y educación cívica, todos ellos agotados cmoo textos escolares en 1901 y años p isteriores, escribió además “Maldonado a través de la Historia” (1912 - Imp. Barreiro y Ramos) y unas crónica^ aparecidas en la Revista Histórica de las que se ha extraido, (Tomo VI - l 5 Trim. 1913 N9 17), la página que sigue en la que hace referencia al Maldonado de 1860.
Al reiniciar estas publicaciones en el año 1917 expresaba: “Hace algún tiempo empecé a publicar en la Revista Histórica una serie de artículos sobre Maldonado, que a la luz de los recuerdos, o por tradición oral he ido recogiendo, y que completo en el presente número, creyendo que así contribuyo a salvar del olvido, nombres, cosas y hechos de la región femandina, que pueden servir a los futuros cronistas que escriban la historia social y política de la vieja metrópoli del Este”.
Los que conozcan el M aldonado de la ac tualidad , están m u y lejos de im a g inarse lo que e ra esa ciudad hace m edio siglo, cuando el país em pezaba a lev an ta rse de la postración en que lo dejó la G u erra G rande, q u e d u ran te u n a década lo a rru in ó y em pobreció. L a p laza de San F em an d o , hoy arbolada, con am plias veredas y ab u n d an te a lu m brado , e ra u n cam po raso, donde en la p rim av e ra crecía a b u n d an te el pasto , y e n in v ie rno fo rm aba ex tensa lag u n a el agua p luvial.
Los edificios que la c ircu n d ab an , pertenecien tes a Cuello, C uervo, C ab re ra , de la F u en te , V aldéz, A g u ila r y P in tos, estaban en p a rte reform ados. La Iglesia v ieja y la C om andancia , m o stra b a n los estragos del tiem po. L a M atriz , sin concluir, cu y a obra estaba, p a ra lizada desde época le jana , y a lgunas otras casas en m in a s , como el C uarte l de D ragones, del tiem po de Cevallos, y las taperas de la sucesión V eira , com p le tab an el cuador. E n las calles Saran- d ía y 18 de Ju lio , hoy las m ás pobladas, m o strab an el pasado esplendente de M aldonado las m in a s de num erosos edificios, en tre las qjre crecía robusta la vegetación, y en las que los m u ch a chos de la época ib an a buscar lechi- guanas, abundan tes en rica m iel. U na que o tra casa en reg u la r estado de con
servación, llenaba los claros. E n las dem ás calles, algunas pocas construcciones an tiguas a lte rn a b a n con huecos y taperas. Los cercos e ra n raros o no existían .
Las a renas en perpétuo avance, in v ad ían las calles y se posesionaban de los edificios en ru in a . E l C em enterio viejo, en el cam ino a la p laya , estaba tam b ién invadido por las a renas voladoras que saltando el cerco de lad rillo que lo c ircundaba, cubría las tu m bas con espesa capa silícea.
L a secular T o rre del V igía, edificada en tiem po de los españoles en lo m ás alto de la lom a donde se lev an ta la ciudad, estaba tam b ién am enazada po r la a ren a que desde el bajo cercano, acechaba el m om ento en q u e unos cuantos pam peros le a y u d a ra n a in v a d ir sus contornos. L a p u n ta de L a L om a, hoy cub ierta de espesa arboleda, e ra u n cam po de pastoreo.
E n el puerto , solitario , sin vida com ercial, n o se veía n in g u n a em barcación; apenas si de tiem po en tiem po a tracaba a lgún velero al m uelle de h ie r ro a ca rgar p ied ra de cal. G orriti e ra la m ansión p red ilecta de conejos, que se ib an m ultip licando prodigiosam ente, y la P u n ta del E ste, sólo cogitaba com o ú n ica población, el edificio del n u e vo faro rec ien tem en te construido.
E l com ercio fem an d in o , aném ico desde hacía m ucho tiem po, a ra s tra b a la v ida pobre de la localidad y contaba con los establecim ientos de C arreras, Booth, D e la F uen te , P in tos, G u erre ro , U rb ín , C asinelli, D evincenzi, P o rro , G arcía M iguelin y a lg ú n otro.
Los m edios de com unicación con la cap ita l e ra n Las M ensajerías O rien ta les que con sus diligencias llegaban y sa lían periód icam ente, siendo su agen cia y p a rad a la esquina de V aldez, en la P laza. E l tran sp o rte de trigo y dem ás productos agrícolas p a ra M ontevideo, así como el de m ercaderías desde la cap ita l, se efectuaba con carre tas de c a m p o ,. que con buen tiem po salvaban en cua tro o cinco días la d istancia en tre am bas ciudades.
L a instrucción p alm aria se recib ía e n escuelas públicas y privadas, que funcionaban a veces con grandes in tervalos; la m ás im p o rtan te que era la de varones, ten ía su local en la p a rte del edificio que hoy ocupa la R ectoría. Los exám enes y la d istribución de p re m ios, se rea lizab an en la Iglesia P a rroqu ia l.
Los baños de la p lay a e ran frecu en tados po r las fam ilias fe rn an d in as , que se tra s lad ab an en carre tas tirad as po r bueyes, únicos vehículos capaces de tra n s ita r po r el cam ino trazad o e n tre arenales. H ab ía u n sitio especial destinado p a ra las señoras, y m ás lejos, en p a ra je d istan te , o tro p a ra los hom bres.
E l agua de L a C achim ba del R ey, q u e todavía su rte a M aldonado, se distr ib u ía en la población en grandes p ipas colocadas en carros y se vend ía po r baldes.
Las d iversionesh locales estaban re ducidas a a lgún baile, que, en C a rn a val, se rea lizab an en los salones de la C om andancia o en casas de fam ilia . E n estos bailes siguiendo la costum bre de la época, en uso tam bién en M on tev ideo, sólo se pe rm itía el d isfraz a los hom bres. E l bello sexo se p resen taba a cara descubierta.
Las calles contaban con a lguno que otro faro l a lim en tado con aceite de potro , quré-reflejatTa su luz m ortec ina sob re las aceras desiertas, pues al toque de oración se cerraban las puertas de
las casas de fam ilia y del com ercio, lo que facilitaba que a a ltas horas de la noche ap a rec ie ran “fan tasm as” por en tre las taperas u otros p ara jes so litarios que a tem orizaban a las gentes ig no ran tes y h ac ían ab u n d an te provisión de aves en los gallineros urbanos.
Las fiestas de San F em an d o , p a tro no del pueblo ; la de S an ta Rosa, la pop u la r san ta am erican a; y la de San M arc ia l, abogado de ios agricultores an te la corte celestial, se feste jaban con solem ne procesión q u e recorría el cuadro de la p laza. L a ju v en tu d fernand i- n a aprovechaba esa y otras festividades p a ra o rgan izar a tray en tes corridas de sortijas, a las que asistian num erosas fam ilias en tre las que re p a rtía n los pre mios los vencedores en ese sport hípico.
Periód icam ente se rea lizab an paseos a P u n ta B allena, adonde se tra s lad ab an las fam ilias en las trad icionales ca ire tas, o en otros vehículos po r el estilo, y pasab an el d ía a la som bra de los peñascos, reco rrían la p lay a a la búsqueda de caracoles que los había m u y vistosos, o en la C ueva del T ig re , que soha convertirse en com edor, y a ve ces, en salón de baile.
E n los alrededores de M aldonado, adem ás de las chacras que cu ltivaban cereales, ex istían algunas q u in tas, com o la de las gallegas, que conocerá de fam a la ac tu a l generación en la que se cosechaban hortalizas, y en tre ellas las afam adas ba ta tas horadas cuya se milla, que hoy se h a perdido, in trodu jo de M álaga D on F rancisco A gu ila r, todavía se conservaba, au n q u e ya las arenas en lib e rtad avanzaban po r el E ste cubriendo m atas y arboledas.
L a sociedad fe rn an d in a de la época estaba constitu ida por las fam ilias do, Acosta, A legre, A gu ila r, Booth, B argueño, B urm ester, B run , C abrera , Ca- lam et, C am ino, G ordones, Cuello, C u ervo, C halar, D e la F u en te , D íaz, Devi- cenzi, F e rre r , Form oso, G arlero , M ira n d a , M árquez , M onegal, M éndez, M achado, M ier, N úñez, O livera, Odiz- zio, Peláez, P in tos, Porro , Rivero, Sta- rost U rb ín , V aldez, V iera y V ázquez, algunas de los que todavía tienen sus rep resen tan tes en la actualidad , y o tras h a n desaparecido con el ro d ar im p la cable del tiem po.
Conjunto Folklórico “LOS FERNANDINOS”
Fundado el 11 de octubre de 1966. Sus integrantes: Afilio Nogueira, 23 años; W aldemar Antonini, 22; William de los Santos, 20; Uberfil F. Boba- dilla, 19 años. Actuaron en: Radio Maldonado, Canal 9 del Este, Canal 4 y Canal 10 de Montevideo, Radio San Carlos de San Carlos y La Voz del Aire de Montevideo. También actuaron en diversas instituciones deportivas de nuestro medio. En el transcurso de este año realizaran la primera actuación fuera del país, trasladándose a Buenos Aires donde actuaron en Canal 9 y Canal 13, Radio Argentina, Radio El Mundo y Mitre; en Peñas folklóricas como "El Rancho de Ochoa", "El Palo Borracho'' de Hermán Figueroa Reyes, "El Hormiguero", realizando también algunas audiciones particulares y en el Colegio de las Hermanas del Huerto, en la Asociación "Diñad" Casino de la Oficialidad de la Policía Federal argentina.
Las canciones interpretadas son inéditas y pertenecen al Conjunto. En- tre ellas algunos títulos: El Oriental (gato); A Punta Ballena (litoraleña); Valseado de Ansina (valseado); El tropero oriental (milonga); Isla Gorriti (ritmo oriental); Canción del C harrúa (ritmo oriental).
Próximamente darán comienzo a una gira por el interior del país y luego piensan trasladarse a Brasil donde esperan visitar -—siempre llevando sus canciones—, las principales ciudades de ese gran país del norte, y todavía si las cosas les van bien, llegar hasta Paraguay y Chile.
“Yo como poeta —en la medida que lo soy— y como religioso —que trato de ser— y pacifista y anarquista cristiano y gandhiano en política, me siento bien integrado a esta sociedad que quiere adelantar el futuro y apresurar lo más posible el proceso de la evolución, en contra de las fuerzas retrógradas. Estas fuerzas retrógradas, que siempre se han opuesto al proceso desde que el universo empezó a evolucionar, se han organizado ahora bajo formas estatistas, y convertidas en Super Estados pretenden, mediante sus experimentos científicos, hacer retroceder la evolución del planeta a la edad —más o menos— del Pre-Cambrico.”
E rn esto C ardenal.
: » o
LA BALLENA DE PAPEL EN VENECIA
V enecia se hab ía convertido en esos días en e techo del m undo. D íaz de B ienal. D ías de sol, canales, góndolas, cúpulas, palacios, p in tores, escultores, críticos, m archands. Y la B allena y yo sintiéndonos to ta lm en te com penetrados en ese m undo den tro del m undo — p lan e ta en el que vivimos. E n los días previos a“ "la inau g u rac ió n oficial, en tre m anifestaciones, happen ings, v im os y recorrim os todos los stands visi- tables (hab ía cuatro cerrados en señal de p ro testa) y conversam os con perso
nas fascinantes, algunas de las cuales a nosotras, le janas sudam ericanas nos parecían seres (m u y de m oda p o r o tra p a rte ) que hab ían llegado a V enecia en góndolas — aladsa— sa tu rn ianas.
Decidim os u n día, sentadas en el Café G lorian , m ien tras observábam os el vaivén de las m ultitudes en la P laza S an M arcos donde las palom as — fu en te de ingreso de divisas tu rísticas— re voloteaban u n tan to azoradas — ten er conversaciones (sem i rea les) con a lgunos de los expositores. L a p rim era en-
(revista nos fue concedida po r el ibérico M anolo H . M om po. E ste valen- < iano estudió en la Escuela de Bellas A rtes de su ciudad y su p rim era salida fue a P arís , en 1949. V iajó luego por I ta lia y H o landa y regresó a E spaña en 1957 donde fijó su residencia en Arv/fca. E n 1958 obtiene el p rem io Ju a n M arch .
L a B allena, M om po y y o tuvim os la sigu ien te conversación en el re s ta u ra n t “ L a C olom ba” del cual hab larem os en o tra no ta.
— ¿C uál es p a ra u sted la cualidad p rin c ip a l del ser hum ano?
M om po — E l se r h u m an o tien e la g ra n cualidad de la im aginación . N o soporta que lo d ir ijan constan tem ente con la p ropaganda de u n producto o con la insistencia de u n a .m ism a im a gen.
— ¿Qué busca u sted a través de las p in tu ra s que expone en este pabellón?
M . — E n las doce p in tu ra s que m u estro deseo que el espectador se id en tifiq u e con ese m undo vivo que está a lrededor nuestro . U n m undo lleno de posibilidades, próxim o a los deseos n o rm ales del hom bre que qu ie re v iv irlo a gusto.
— ¿Cómo quiere U d. p in ta r?M . — Q uiero p in ta r como si escribie
se, sustituyendo las le tras p o r colores y form as vivas.
— ¿E n qué desea que se convierta la p in tu ra?
M . — Deseo que la p in tu ra se conv ie rta en u n coloquio con el que observa, pues creo en las posibilidades del a r te como m edio de diálogo.
— ¿H ay seres hum anos en sus obras?
M . — Reducidos a signos, s iem pre h a y en m i obra seres hum anos con deseos de v iv ir, hab lando , gesticulando, o com iendo, con los brazos abiertos o gritando .
— ¿Porqué pone U d. p a lab ras en sus p in tu ras?
M . — A veces, necesito poner, cu an do p in to , u n a p a lab ras o frases que m e ay u d en o expresen u n a denuncia o u n halago a la vida,
L a B allena de papel y yo, después de ag radecer la en trev is ta a M anolo M om po, nos alejam os m editando las pa lab ras del va lenciano y deseam os que a lg ú ir d ía podam os tra e r la obra de este g ran p in to r a n u e s tra la titudes.
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LA BALLENA DE PAPEL - N* 2JULIO - AGOSTO 1968
REDACCION: María A. D. de Guerra
Pola Bonilla
Alberto Willatt ¡4. i
Alicia Mautone
José E. Bengochea
S U M A R I O
Un poeta y payador fernandino: Raúl Montañés ... 1
“El Clinudo” en San Carlos, Cédar Viglietti........... 3
Tropa de carretas, Omar Moreira ..................... 6
3 poemas de Zelmar Riccetto ............................ 9
Peripecia y destino. La Biblioteca Municipal.María A. D. de Guerra .............................. 12
Entrevista con Wilson Amoral ............................ 19
La Reforma del 63 en Ens. Secundaria, la. Nota.J. E. Bengochea ........................................ 20
Estudio sobre el rendimiento escolar, etc. FranciscoSugo M ontero ..............................; ........... 21
En contra de la tala de árboles ......................... 23
Defender la pesca. Juan Carlos Edye ................ * 24
Quien es uanJ P. C o rb o ................................... 25
La visita de un ministro y |a confirmación de unapolítica. Pedro Furtado .............................. 26
Maldonado a la mano . .(................................ 27
Julián O. Miranda. Maldonado hace medio siglo . . . 28
Conjunto Folklórico Los Fernandinos .................... 30
La Ballena de Papel en Venecia ........................ 31
Por correspondencia, suscripción y canje:
Alberto Willat. Taller La Rueda.
Calle Ventura Alegre entre 18 de Julio y J. Dodera.
MALDONADO.
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