historia del sindicalismo en centroamerica

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EL SINDICALISMO EN AMÉRICA CENTRAL: DESAFÍOS DEL FUTURO A LA LUZ DE SU MEMORIA HISTÓRICA Guía Didáctica Juan Manuel Sepúlveda Malbrán Patricio Frías Fernández

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  • E L S I N D I C A L I S M O EN AMRICA CENTRAL: DESAFOS DEL FUTURO A LA LUZ D E S U M E M O R I A H I S T R I C AG u a D i d c t i c aJ u a n M a n u e l S e p l v e d a M a l b r nP a t r i c i o F r a s F e r n n d e z

  • Copyright Organizacin Internacional del Trabajo 2007

    Primera edicin: San Jos, 2007

    Las publicaciones de la Oficina Internacional del Trabajo gozan de la proteccin de los derechos de propiedad intelectual en virtud del protocolo 2 anexo a la Convencin Universal sobre Derecho de Autor. No obstante, ciertos extractos breves de estas publicaciones pueden reproducirse sin autorizacin, con la condicin de que se mencione la fuente. Para obtener los derechos de reproduccin o de traduccin, deben formularse las correspondientes solicitudes a Publicaciones de la OIT (Derechos de autor y licencias), Oficina Internacional del Trabajo, CH-1211 Ginebra 22, Suiza, o por correo electrnico a: [email protected], solicitudes que sern bien acogidas.

    Las denominaciones empleadas, en concordancia con la prctica seguida en las Naciones Unidas, y la forma en que aparecen presentados los datos en las publicaciones de la OIT no implican juicio alguno por parte de la Oficina Internacional del Trabajo sobre la condicin jurdica de ninguno de los pases, zonas o territorios citados o de sus autoridades, ni respecto de la delimitacin de sus fronteras.

    La responsabilidad de las opiniones expresadas en los artculos, estudios y otras colaboraciones firmados incumbe exclusivamente a sus autores, y su publicacin no significa que la OIT las sancione.

    Las referencias a firmas o a procesos o productos comerciales no implican aprobacin alguna por la Oficina Internacional del Trabajo, y el hecho de que no se mencionen firmas o procesos o productos comerciales no implica desaprobacin alguna.

    Las publicaciones de la OIT pueden obtenerse en la Oficina Internacional del Trabajo, Ofiplaza del Este, edificio B, tercer piso, o pidindolas al Apartado Postal 502-2050, Montes de Oca, San Jos, Costa Rica, telfono (506) 207-8700, fax (506) 224-2678. Consulte nuestra pagina web en la direccin: http/www.oit.or.cr. Tambin puede visitar www.ilo.org/public/spanish/dialogue/actrav/index.htm

    Vea nuestros sitios en la red: www.oit.or.cr y www.oit.org.pe/ipec/

    Impreso en Costa Rica

    Esta publicacin cont con el apoyo del proyecto Fortalecimiento de los Sindicatos ante los nuevos retos de la integracin en Amrica Latina (RLA/06/M03/SPA)

    Proyecto financiado por el Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales de Espaa.

    OIT

    Seplveda Malbrn, Juan Manuel

    Fras Fernndez, Patricio

    El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica. Gua didctica.

    San Jos, Costa Rica, Oficina Internacional del Trabajo, 2007.

    Sindicalismo, Movimiento obrero, Historia, Material Didctico, Amrica Central, Repblica Dominicana.

    13.06.3

    ISBN: 978-92-2-320698-7 (impreso)

    978-92-2-320699-4 (web pdf)

    978-92-2-320700-7 (cd-rom)

    Datos de catalogacin de la OIT

  • Este libro lo dedicamos a los sindicalistas, hombres y mujeres de Amrica Central y Repblica Dominicana, que siguen entregando

    el testimonio que han venido heredando desde aos y aos, readaptndolo, con avances y retrocesos, luchando contra la

    corriente, contra los viejos y nuevos problemas y desafos que los requieren e interpelan, haciendo viva la historia...y por tanto,

    ms prometedora la esperanza.

  • Gracias...

    a Luis Anderson Mc Neil (+)

    1941-2003

    ex Secretario General de la Organizacin Regional Interamericana de Trabajadores (CIOSL/ORIT)

    a Emilio Mspero Aguadra (+)

    1927-2000

    ex Secretario General de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT)

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    ADVERTENCIA

    El uso de un lenguaje, que no discrimine ni marque diferencias entre hombres y mujeres es una de las preocupaciones de nuestra Organizacin. Sin embargo, su utilizacin en nuestra lengua plantea soluciones muy distintas, sobre las que los lingistas an no han conseguido un acuerdo*.

    En tal sentido, y con el fin de evitar la sobrecarga grfica que supondra utilizar en espaol o/a para marcar la existencia de ambos sexos, hemos optado por utilizar el clsico masculino genrico, en el entendido de que, todas las menciones en tal gnero representan siempre a todos/as, hombres y mujeres, abarcando claramente ambos sexos.

    * Se pueden utilizar barras que permitan reproducir el masculino y el femenino juntos, por ejemplo trabajador/a, o el smbolo @ al lado de cada palabra en masculino genrico.

  • 7Prlogo ................................................................................................ 8

    Presentacin .................................................................................... 11

    Objetivos generales ............................................................................. 12

    Objetivo principal ................................................................................ 12

    Marco socio econmico ....................................................................... 12

    Carencias y desafos ............................................................................ 13

    Exigencias de un trabajo decente ........................................................ 13

    Superacin de las brechas y desigualdades existentes ......................... 14

    Caminos de superacin ....................................................................... 14

    Metodologa y plan de trabajo .............................................................. 15

    Primera parte

    Los origenes de las organizaciones sindicales en Amrica Central ........ 17

    Segunda parte

    Situacin actual del sindicalismo en los marcos de los nuevos

    modelos de desarrollo y sus crisis ........................................................ 31

    Tercera parte

    Hacia un nuevo protagonismo sindical .............................................. 239

    Contenido general

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

    8

    Prlogo

    En 1919, cuando se crea la Organizacin In-ternacional del Trabajo (OIT) se la dota, sabia-mente, de una estructura tripartita, en la cual actan -en pie de igualdad- las organizaciones de empleadores y de trabajadores y de los Go-biernos, de cada uno de los pases miembros. Se refleja as la realidad del mundo del trabajo. Se necesitan empleadores y trabajadores para formar empresas y generar la produccin y la riqueza indispensables para el desarrollo y el bienestar de la poblacin. Se necesita el gobier-no para que fije las reglas del juego y acte como fiel de la balanza en la relacin laboral.

    En ese mbito tripartito, para lograr acuerdos y consensos, resulta imperioso poner en prcti-ca el dilogo y la negociacin. Esas destrezas, esenciales para el entendimiento entre los se-res humanos, son factores clave en las empre-sas y en las sociedades. Entre ms moderna, ms democrtica y mejor organizada est una sociedad o una empresa, ms importante es el dilogo, la negociacin y la concertacin entre todas las partes.

    Dialogar resulta una tarea difcil si no se tiene el apoyo de una organizacin que agrupe, repre-sente y negocie en nombre de los trabajadores y trabajadoras. Esa organizacin por definicin, es el sindicato.

    A travs de los sindicatos los trabajadores or-ganizados expresan sus opiniones e intereses, asumen compromisos colectivos, negocian con su empleador e intervienen como actores im-portantes en el desarrollo de los pases y en la profundizacin de la democracia.

    Un sindicato representativo y democrtico, tcnicamente capacitado en el dilogo y la ne-gociacin colectiva, interesado en el bienestar de la empresa como fuente de empleo y com-

    prometido con el desarrollo econmico y social del pas, resulta beneficioso y conveniente no solo para los trabajadores que lo integran, sino tambin para la empresa y para la sociedad en la cual refleja su mbito de accin.

    Para proteger el derecho de los trabajadores a conformar sindicatos y de los empleadores a organizarse, se ha consagrado el principio de la libertad sindical y de asociacin. Este, por ser un derecho humano, es un derecho funda-mental en el trabajo.

    Lamentablemente, en nuestra subregin hemos conocido quejas por violaciones o falta de liber-tad sindical, tanto de los empleadores como de los trabajadores. Sin embargo, en aos recien-tes las quejas ms frecuentes provienen de las organizaciones de trabajadores. Es fcil cons-tatar que en muchas ramas de actividad y en amplios sectores econmicos en los pases del istmo centroamericano y de Repblica Domini-cana no hay sindicatos conformados, la tasa de cobertura de acuerdos colectivos de trabajo es muy baja y, en algunos pases y circunstancias, es todava muy difcil constituir organizaciones sindicales.

    Por supuesto, este es un fenmeno que tiene explicaciones diversas. Algunas de ellas surgen de los antecedentes histricos - del lado de los empleadores como del de los trabajadores- y de la accin de los gobiernos, especialmente en perodos de dictadura. Otras explicaciones sealan la pobreza y el desempleo como obst-culos para un amplio ejercicio de la libertad de asociacin. Tambin, hay otros que lo explican como el resultado del temor de los empresa-rios a que se instale un sindicato que resulte ser enemigo de la empresa. Algunas veces se seala que la causa es ms bien el egosmo pa-

  • 9tronal, para no perder el dominio completo de la empresa y un deseo, ms o menos aparente, de sacar el mayor provecho del trabajo.

    Examinar esa realidad en forma cientfica y comparada, es decir, estudiar con precisin, objetividad y balance las causas reales que dificultan el ejercicio de la libertad sindical es una de las tareas que todava est pendiente en Centroamrica y en Repblica Dominicana. Sera importante acometer esa investigacin y comparar la situacin con la realidad de otras regiones de Amrica y del mundo.

    La OIT, especialmente desde la Oficina Subre-gional con sede en San Jos, se esfuerza para atender las denuncias de todas las partes y en-tregar cooperacin tcnica que permita avan-zar en las soluciones del problema.

    Obviamente, un elemento clave para mejorar la situacin es contar con organizaciones de tra-bajadores ms fuertes, ms unidas, con mayor capacidad de anlisis, accin y propuesta. Esto solo puede lograrse si los sindicatos de traba-jadores se conocen mejor as mismos, si son capaces de ver con toda objetividad sus forta-lezas y debilidades, as como de identificar las oportunidades y las amenazas que el entorno les presenta y tomar las decisiones estratgicas que juzguen oportunas.

    Desde hace bastante tiempo, la Oficina de Ac-tividades para los Trabajadores (ACTRAV) de la OIT y, en particular, el especialista destacado para la subregin, han venido haciendo aportes para el fortalecimiento de las organizaciones de trabajadores. Se ha hecho un esfuerzo por im-pulsar el anlisis y la reflexin interna de las or-ganizaciones y preparar materiales y mtodos que faciliten tal labor. Inicialmente, se produ-jo lo que podramos llamar mapas sindicales, luego estudios nacionales sobre la evolucin y la realidad sindical de cada pas y, ahora, se publica la gua didctica El Sindicalismo en Amrica Central: Desafos del Futuro a la Luz de su Memoria Histrica.

    Se espera que esta gua didctica pueda con-tribuir a ese proceso de reflexin y de auto-revisin, que facilite la unidad sindical y que promueva el surgimiento de un sindicalismo mucho ms consolidado que tanto necesita-mos los centroamericanos. La gua se elabora a partir de los estudios nacionales realizados que sirven de base para la consolidacin e interpre-tacin de las tendencias en cada pas y en la subregin como un todo.

    Esos estudios nacionales sobre la evolucin y la realidad de los sindicatos, fruto de un tra-bajo de investigacin que conllev consultas a dirigentes sindicales e investigadores, as como la realizacin de seminarios nacionales con las centrales sindicales, tienen un valor inestima-ble para recuperar la memoria histrica del sin-dicalismo en Amrica Central.

    Cada estudio tiene el sabor nacional y el en-foque sindical que aportaron sus respectivos autores. A partir de ellos, se realiz un esfuer-zo de sistematizacin que da como resultado la Gua que nos complace presentar y poner a disposicin de todas las organizaciones sindi-cales interesadas.

    La consolidacin, sntesis e interpretacin que se hizo, permite identificar fortalezas, oportuni-dades, debilidades y amenazas para el movi-miento sindical. Por ello, la gua facilita tener la visin de conjunto sobre el problema en cues-tin, el diagnstico efectuado, la propuesta di-seada, la debilidad identificada, o la fortaleza, necesidad o carencia, puesta de relieve. Por valiosos que fueran los estudios en su indivi-dualidad, les faltaba la sinergia que surge de su combinacin y que logra con la Gua. Cuando se junta la experiencia, la trayectoria, la riqueza de cada organizacin sindical nacional con las de los otros pases, surgen enseanzas much-simo ms ricas.

    Todas las debilidades, oportunidades, fortale-zas y amenazas identificadas plantean al sin-dicalismo relevantes desafos que es necesario

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    atender, pues en la medida en que no sean asumidos, por prestar atencin solo a la coti-dianeidad y a las tareas habituales, se corre el riego de reforzar los aspectos negativos debili-tando los positivos, en un continuo crculo vi-cioso. En cambio, un correcto discernimiento de estos desafos y una adecuada respuesta a los mismos, permitira aprovechar las opor-tunidades para transformarlas en fortalezas, potenciar estas ltimas para satisfacer las ne-cesidades detectadas y superar las amenazas, convirtindolas en nuevas oportunidades de crecimiento y desarrollo, logrando entonces un crculo sinrgico y virtuoso.

    La Gua podra permitir la profundizacin de un proceso que haga ms cercano el ideal de contar, tanto en cada pas como en la regin, con una Central Sindical fuerte, que concen-tre las labores de capacitacin, de difusin, de diagnsticos, de recepcin de sugerencias y demandas. Una gran instancia que elabore propuestas, que interacte con los empleado-res y con las autoridades nacionales y regio-nales y que enfrente los problemas en esos mbitos geogrficos con una actitud proactiva y con propuestas positivas. Una instancia que multiplique y potencie los aportes de cada una de sus organizaciones integrantes y que pueda ser el interlocutor vlido de las distintas autori-dades y de los otros actores sociales.

    Para llegar a ese ideal hay un camino largo por recorrer, nadie lo niega. Puede haber avances y retrocesos, como los ha tenido la historia exa-minada y sintetizada. Justamente, por esas ra-zones, hay que comenzar ahora mismo y no dejarlo para maana.

    Si se analiza el esfuerzo tesonero que muchos sindicalistas han realizado a travs de la his-toria y de las difciles situaciones vividas, si se conocen los aportes y las acciones que siguen entregando y el testimonio de muchos de ellos, surge la pregunta y si han logrado superar todo eso, por qu no se puede ahora alcanzar esa meta?

    Esa es la leccin prioritaria. Que en cada pas, y en la regin, se logren trascender las indivi-dualidades, los problemas que desbordan a las direcciones, las carencias y debilidades, las di-visiones y roces, las malas experiencias y las decepciones. El incentivo para ello, es la con-ciencia lcida de que unidos sern mucho ms que la suma de sus dirigentes, que la suma de sus recursos, que la suma de sus potencialida-des, que la suma de sus aportes. Resultar un incremento ms que proporcional a la simple sumatoria de esos esfuerzos. Un sindicato de trabajadores entiende muy bien esto ya que por experiencia sabe que su accin es ms grande y poderosa que la suma de las acciones individuales.

    Por todas esas razones y desafos, la OIT agra-dece a los autores el esfuerzo realizado y se complace en presentar la gua didctica El Sindicalismo en Amrica Central: Desafos del Futuro a la Luz de su Memoria Histrica, con la esperanza de que resulte una til fuente de ins-piracin, reflexin y cambio para los sindicatos de trabajadores en Centroamrica y Repblica Dominicana.

    San Jos, Noviembre de 2007.

    Gerardina Gonzlez Marroqun Directora Oficina Subregional para Centroamrica, Hait, Panam y Repblica Dominicana.

    Dan Cunniah Director Oficina de Actividades para los Trabajadores ACTRAV

  • 11

    Presentacin

    1 Estudios Nacionales que incorporan el Caso de Costa Rica, de Jorge Emilio Regidor Umaa; el Caso de El Salvador, de Jos Roberto Osorio; el Caso de Guatemala, de Jorge Homero Fuentes Aragn; el Caso de Honduras, de Delia Armida Lpez, Henry Rodrguez Corea y Emilio Mazier Alvarado; el Caso de Nicaragua, de Ral Fajardo; el Caso de Panam, de Carlos Ayala Montero, y el Caso de Repblica Dominicana, de Felipe Santos Reyes, Maribel Batista, Sandra Lara y Joaqun Luciano, coordinados por Juan Manuel Seplveda, Especialista Principal en Actividades para los Trabajadores. Las Organizaciones Sindicales Centroamericanas como actores del sistema de relaciones laborales. Organizacin Internacional del Trabajo. Primera Edicin: San Jos, Marzo 2003.

    La Oficina de Actividades para los Trabajado-res (ACTRAV) y la Oficina Subregional para los Pases de Centroamrica, Panam, Repblica Dominicana y Hait, impulsaron siete estudios nacionales sobre las organizaciones sindicales como actores del sistema de relaciones labora-les, en Centroamrica, referidos a Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panam y Repblica Dominicana1.

    A partir de dichos estudios, la Gua Didctica presenta los tipos de sindicalismo prevalecien-tes en cada realidad nacional, sealando su gnesis, desarrollo, caractersticas estructu-rales, los lazos establecidos con las distintas organizaciones sindicales nacionales e inter-nacionales, etc. Dar a conocer, sus princi-pales prcticas, -particularmente en la ltima dcada-, as como el rol y funcin que a travs de esas prcticas va desarrollando cada sin-dicalismo, en la historia econmica, poltica, social y cultural de su respectivo pas.

    Junto a ello se analizan y presentan las difi-cultades, avances y retrocesos que ofrece el proceso de unidad sindical alcanzado en cada

    pas, as como las vinculaciones sindicales que se establecen a nivel internacional.

    Igualmente, la Gua entrega un perfil general de los marcos jurdico-laborales que guan la accin sindical, grados de representatividad, panorama general de la conflictividad y de los procesos de negociacin colectiva, junto con la normativa internacional ratificada en cada pas, -Convenios de la OIT-, su grado de cum-plimiento, y las iniciativas sindicales en estas materias, etc.

    A travs de todo este anlisis, se ir reconsti-tuyendo la memoria histrica del movimiento sindical en cada pas y en Amrica Central y Repblica Dominicana, al igual que las influen-cias recibidas. ste es uno de los mayores lo-gros de los estudios nacionales reseados, pues nos permiten rescatar la historia de cada sin-dicalismo nacional, su desarrollo, sus luchas y conquistas, su peso y significacin, as como el aporte que sus luchas entregan en la construc-cin de la democracia, y de una convivencia en justicia y equidad.

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    Objetivos generales

    El objetivo perseguido a travs de esta Gua es el de difundir los aprendizajes y logros al-canzados por cada sindicalismo en la regin, al igual que las debilidades que persisten, las amenazas que se enfrentan, y los desafos que deben ser respondidos.

    A travs de este instrumento de capacitacin, pretendemos contribuir al fortalecimiento y consolidacin de los tan necesarios intentos de unidad programtica y de accin, que se estn desarrollando en cada realidad nacional.

    Del mismo modo, nos interesa, incentivar la organizacin sindical, favorecer la capacidad de propuesta de los sindicatos, y ayudarlos a conocer y valorar los Convenios de la OIT, para ayudar a su vigencia, as como impulsar los esfuerzos de concertacin entre trabajadores y empresarios.

    Objetivo principalEstimamos que el mejor camino para lograr estos objetivos, es el de desarrollar un amplio y slido programa de capacitacin sindical, con contenidos renovados y actualizados, y especialmente adaptados a los desafos que enfrenta el movimiento sindical, en cada pas y en el conjunto de los pases de Amrica Cen-tral y Repblica Dominicana.

    Al respecto, nos asiste la conviccin que la nica y ms provechosa fuente a la que po-demos acudir para obtener los contenidos de esta capacitacin, slo radica en las propias experiencias y frutos alcanzados por las di-versas organizaciones sindicales de la subre-gin. Es all donde encontramos una enorme riqueza, fraguada frente a las duras exigencias que han debido enfrentar las distintas orga-

    nizaciones sindicales de cada pas de la re-gin. Pues son estas exigencias, los variados obstculos, debilidades y amenazas que han debido ser superados, por cada uno de sus integrantes: bases y dirigentes, y por cada uno de sus diferentes estratos: hombres, mujeres y jvenes trabajadores, los que han suscitado las mejores cualidades, los mayores logros y frutos alcanzados por las diversas organizacio-nes sindicales.

    Nuestra intencin en esta Gua, es la de re-coger estas experiencias, estos aprendizajes y lecciones, -incluidos las carencias encontradas y los errores cometidos- para sistematizarlas y ponerlas en comn, con el fin de que todos y cada una de las organizaciones sindicales, y particularmente las nuevas generaciones, puedan nutrirse de ellas.

    De esta manera podrn as mejorar y maximi-zar su rol y su funcin, ello, en la misma me-dida en que utilicen estas capacidades para poner en alto la dignidad del trabajo y del tra-bajador, lo que constituye, en ltima instancia, la mejor forma de contribuir a un desarrollo nacional en justicia y equidad para todos.

    Marco socioeconmico

    En Amrica Latina, el desempeo econmi-co en los ltimos aos, ha sido insuficiente, segn lo sealan los diversos estudios de la OIT2. Se constata un aumento del desempleo, de la informalidad y de la desproteccin so-cial, incrementndose las tasas de pobreza y de desigualdad social.

    Ello, a pesar que las economas de los pases de la regin han experimentado una recupera-cin econmica sostenida, debido a los xitos alcanzados en el sector exportador.

    2. Para un anlisis en profundidad de estos marcos, ver la Cartilla Didctica Globalizacin y relaciones laborales en Centroamrica: un desafo para los sindicatos. Herrera Valencia, B.; Seplveda Malbrn, J. M., OIT. San Jos de Costa Rica, 2003. Ver igualmente: OIT, Panorama Laboral de los aos 2004, 2005. Amrica Latina y el Caribe.

  • 13

    Presentacin

    Esta informalidad y desproteccin social se ex-presa en los siguientes indicadores:

    El53%de laPEAdeAmricaLatina,valedecir cerca de 23 millones de trabajado-res, se encuentran desempleados, y 103 millones de personas laboran en trabajos informales.

    A su vez, el empleo informal equivale al47%delempleonoagrcola.

    Lacoberturadelaproteccinsocialesbaja,e inferior a dos tercios de los asalariados, en 10 de los 15 pases seleccionados de Am-rica Latina, con la excepcin de Costa Rica yChiledondeessuperioral47%

    A ello se agrega:

    La productividad del trabajo es baja en laregin,conundbil incrementode0.21%promedio anual entre 1990 y 2005.

    Los ingresos de ms de 210 millones depersonas estn bajo la lnea de la pobreza, contabilizndose 90 millones de indigentes, segn la CEPAL.

    Ladistribucindelingresoesaltamentedes-igual: durante los primeros aos del 2000, el10%msricodelapoblacincaptmsde un tercio del ingreso total, mientras el 10%mspobrenoalcanzal2%.

    Carencias y desafos

    La estrategia de crecimiento econmico de la regin, basada en las exportaciones, es a to-das luces insuficiente para superar la hetero-geneidad productiva y permitir la generacin de un trabajo decente. Varios son los desafos que se alzan para lograrlo. Entre ellos:

    Eldesafocentraldelaregineslograruncrecimiento econmico que promueva el trabajo decente.

    Paradifundir estecrecimiento falta impul-

    sar la productividad de los sectores ms rezagados.

    As como la implementacin de polticascomplementarias en el mercado de trabajo. Ello representa un ingente esfuerzo, pues el dficit del empleo formal alcanza a 126 millones de trabajadores, cantidad que au-menta en ms de 3 millones cada ao.

    Elloexigeunatasasostenidadecrecimientoeconmicodealmenosel5%anual.

    Ascomolageneracindepolticasdestina-das a elevar la productividad y a mejorar la competitividad de las economas.

    Lo que finalmente redundara en una ex-pansin de la oferta de trabajo decente.

    Estos desafos nos muestran con claridad y precisin los alcances, ms all de lo avan-zado en cada pas, los caminos que faltan por recorrer, y ms en particular, las implicancias y las exigencias que le plantea el trabajo de-cente al movimiento sindical.

    Exigencias de un trabajo decente

    En efecto, el trabajo decente, como lo seala la OIT:

    Esaquelquepermitemantenerunapers-pectiva futura de estabilidad del puesto de trabajo.

    Incluye condiciones de trabajo dignas, ascomo la salvaguarda del equilibrio entre el trabajo y la vida familiar,

    Debedar laposibilidaddeenviara loshi-jos a la escuela y de sustraerlos al trabajo infantil.

    Suponelaigualdaddegneroylacapacita-cin de las mujeres para que puedan asu-mir el control de sus vidas.

    Ascomolascapacidadespersonalespara

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

    14

    competir en el mercado, la capacidad de mantenerse al da con las nuevas califica-ciones tecnolgicas.

    Exige igualmente, la conservacin de lasalud.

    Laposibilidadderecibirunaparteequitati-va de la riqueza que el trabajo ha ayudado a crear.

    La seguridad de no ser objeto dediscriminacin.

    Lacapacidaddetenerunavozenel lugarde trabajo y en la comunidad.

    La libertad para organizar y afiliarse a unsindicato, asi como negociar colectivamente sus condiciones de trabajo.

    Superacin de las brechas y desigualdades existentes

    La importancia del trabajo decente estriba en que es el nico que permite superar una varie-dad de las desigualdades o brechas propias de la sociedad actual. Estas son principalmente:

    En primer lugar la brecha del empleo, que segn la OIT se expresa en un desem-pleo visible de alrededor de 1,5 millones de centroamericanos, y considerando que dos de cada tres ocupados se desempean en la economa informal la brecha sube a los 12 millones. En el mundo se expresa, en un desempleo visible de 160 millones de per-sonas, y que considerando el subempleo, sube a los 1.000 millones de personas. La OIT calcula que, tan slo para evitar un deterioro mayor de esta situacin, se debe-rn generar sobre 500 millones de nuevos empleos en el mundo, en los prximos 10 aos.

    En segundo lugar, la brecha de los de-rechos, que se expresa en la denegacin del derecho de libertad sindical y de ne-

    gociacin colectiva -Amrica Central es la regin en el mundo que presenta la mayor cantidad de casos tratados por el Comit de Libertad Sindical- y en la incidencia del tra-bajo forzado, la discriminacin y el trabajo infantil. La OIT estima que hay en Amrica Central 2.3 millones de nios que trabajan y que hay 250 millones de nios que trabajan en el mundo entero.

    Entercerlugar,la brecha de la proteccin social,quesetraduceenqueel80%delos trabajadores centroamericanos carecen del amparo de mecanismos de proteccin social adecuados.

    Encuartolugar,labrecha del dilogo so-cial, que pone de relieve el dficit de re-presentacin en el mundo laboral y la exclu-sin consecuente de amplios segmentos de trabajadores de los procesos de dilogo y de integracin social.

    Hayunabrecha adicional, que envuelve a las anteriores y las hace resistentes al dilo-go. Se trata de la brecha cultural que separa los mbitos de la economa y de la socie-dad, en instituciones, lenguajes y prcticas incomunicables cuyo origen se remonta al mundo sobre ideologizado y cerrado de la guerra fra.

    Caminos de superacin

    De all que para garantizar este trabajo de-cente, es necesario, como ya adelantbamos, tener claros los principales caminos de supe-racin de las brechas y desigualdades que atentan contra la situacin de vida y de trabajo de importantes sectores nacionales.

    Entre ellos:

    Garantizar un crecimiento econmicosustentable;

    Asegurarlaaplicacinefectivadelosprinci-pios y derechos fundamentales en el trabajo;

  • 15

    Presentacin

    Generarconfianzaenlademocraciayeneldilogo social;

    Lograrlaampliacinyelfortalecimientodelos programas de prevencin y proteccin social de los trabajadores;

    Incrementar la inclusin social y laboralpara reducir la desigualdad.

    Metodologa y plan de trabajo

    En una primera parte, consideramos los or-genes de cada sindicalismo nacional, en los que se gesta su historia y tradicin, as como sus momentos de crisis, expresados tanto en la crisis econmica que obliga a redefinir los procesos econmicos y polticos, como en las etapas de dictadura y de regme-nes autoritarios.

    Luego, y como una reflexin y sistematizacin de esta etapa, nos centramos en rescatar la memoria histrica que ha venido constituyn-dose en estas primeras etapas.

    Este anlisis nos parece de especial importan-cia, particularmente para aquellos que no co-nocen la historia y trayectoria del sindicalismo en la regin.

    En este trabajo, si bien seguimos fielmente los Estudios Nacionales citados, nos ha pa-recido conveniente recurrir a otros materiales complementarios, con el fin de ampliar esta visin respecto a la regin en su conjunto y a su historia.

    En este sentido, junto con agradecer las en-trevistas suministradas por Gerardo Castillo, Especialista Principal Regional en Educacin Obrera de la OIT, ha sido tambin de gran provecho conocer los trabajos de Manuel Al-cntara3, de James Backer4, Pablo Gonzlez Casanova5, Vladimir de la Cruz6. Los valiosos comentarios de Briseida Barrantes, coordina-dora de IPEC en Panam, Jos Roberto Oso-rio, consultor internacional, y de Gerardina Gonzlez, Directora de la Oficina Subregional para Centroamrica, fueron enriqueciendo este trabajo.

    En una segunda parte, y centrndonos en la ltima dcada, abordamos en los mar-cos reseados- la especificidad de cada sindicalismo nacional.

    Veremos principalmente los impactos y efec-tos de las crisis propias de estos ltimos aos, 1990-2000, 2001, en particular, a partir de las reestructuraciones de los modelos de desarro-llo, procesos de ajuste, etc., relacionados con los procesos de globalizacin y de internacio-nalizacin de los mercados.

    En este contexto contemporneo presenta-mos las alternativas de cada sindicalismo nacional.

    Al respecto consideramos los desarrollos del movimiento obrero, sus grados de represen-tatividad alcanzados, el tipo y amplitud de sus alianzas y grados de unidad logrados, su capacidad negociadora, niveles de conflictivi-dad, los recursos interpuestos ante la OIT para

    3. Sistemas Polticos de Amrica Latina, Volumen II, Mxico, Amrica Central y el Caribe. Ed. Tecnos, Madrid 1999.

    4. La Iglesia y el Sindicalismo en Costa Rica, Ed. Costa Rica, San Jos, Costa Rica, 1978.

    5. Historia del movimiento obrero en Amrica Latina. Vol2: Guatemala, Honduras, El Salvador, Nicaragua, Costa Rica, Panam, Ed. Siglo XXI, Mxico, 1985.

    6. Las Luchas Sociales en Costa Rica, Ed. Costa Rica, San Jos de Costa Rica, 1980.

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

    16

    lograr la real vigencia y aplicabilidad de los de-rechos, etc.

    Con este marco, y siempre en las actuales coyunturas, luego de entregar un breve perfil del estado actual de cada una de las prin-cipales centrales y/o confederaciones sindi-cales e instancias unitarias, analizamos las respuestas diseadas por cada sindicalismo nacional frente a estos impactos.

    En esta perspectiva, examinamos principal-mente, el contexto econmico y poltico en el que deben desarrollar sus prcticas, las debilidades ms resentidas en cada caso na-cional, las demandas y reivindicaciones que centran su quehacer, y su visin y sus posi-ciones frente a los procesos de moderniza-cin vigentes.

    A partir de ello, abordamos la capacidad de propuesta que se van generando en esas cir-cunstancias, las prcticas de concertacin que se disean, los modelos de accin que se asumen, y los lazos internacionales que se establecen.

    Finalmente, en una tercera parte, entregamos un anlisis crtico de estas respuestas.

    En la Gua presentada, observaremos, a par-tir de cada estudio nacional, las principales debilidades que quedan de manifiesto en sus

    respuestas frente a los impactos recibidos en estos aos.

    Igualmente analizamos las principales opor-tunidades que se disciernen en su accionar y en su contexto, al igual que las necesidades que ser necesario atender para mejorar sus respuestas.

    Vemos, igualmente sus fortalezas acumula-das a lo largo de su desarrollo, las que han sido adquiridas, as como la pervivencia de aquellas propias de su tradicin histrica, para examinar, tambin, y en especial, las amenazas que se ciernen sobre su accionar, as como los principales desafos que deben responderse.

    En nuestras conclusiones, -recogiendo lo planteado en cada estudio nacional, y en-tregando una interpretacin y una visin de conjunto de los mismos-, presentamos los desafos comunes abiertos al sindicalismo de Amrica Central y Repblica Dominicana, en trminos generales y tambin particulares,

    Al igual que las exigencias comunes que se les presentan, tanto a ellos como a los ac-tores sociales concernidos, a los organismos sindicales internacionales y a las institucio-nes de apoyo.

  • Primera parte

    Los orgenes de las organizaciones sindicales

    Contenido

    I. El sindicalismo en los inicios de su historia

    1. Caractersticas generales, econmicas y socio-polticas

    Intromisin extranjera

    Impactos de la crisis econmica del 30

    Fenmeno de la alternancia

    Guerras civiles y polarizacin poltica y social

    2. Sinopsis histrica de la regin

    Panorama general de la regin

    Tendencias ideolgicas predominantes en los orgenes del sindicalismo

    II. Dimensiones y aspectos relevantes de la memoria histrica de la regin

    1. Aspectos centrales de esta tradicin o memoria histrica, los desafos que nos plantean

    El Mutualismo

    Orientacin social y leyes laborales

    Las situaciones de impacto social

    La reivindicacin sindical, sus contenidos y proyecciones

    Tensiones entre la unidad y el divisionismo sindical

    2. Desafos que surgen de esta realidad

    Principales consecuencias de esta divisin

    Atentados contra su rol especfico.

    En sntesis

    17

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

    18

    Los distintos pases de Amrica Central han logrado su independencia en circunstancias histricas muy difciles, luego de largos aos de colonialismo y expoliacin, dependiendo de los intereses y del juego poltico de las grandes potencias.

    Se trataba de pases, en su mayora, con una economa fundamentalmente agraria, mono exportadora, basada en la explotacin del caf, el azcar, el banano, henequn, etc., en zonas de enclave, usufructuando del poder omnmo-do de una oligarqua conservadora.

    1. Caractersticas generales, econmicas y socio-polticas

    Intromisin extranjera

    En la gran mayora de ellos, desde temprano se ha hecho presente la intromisin poltica, econmica a travs de sus empresas o in-versiones-, o bien militar, de los Estados Uni-dos. Expresin de ello ha sido la ocupacin de Repblica Dominicana entre 1916 y 1924, as como su intervencin en Nicaragua entre 1909 y 1933, y en Panam, con sus derechos sobre el Canal, y el artculo 13 de su Constitu-cin que le daba derechos a intervenir cuando fuese necesario para restablecer la paz y el or-den constitucional, con 9 intervenciones entre 1906 y 1928.

    Todo ello imponiendo gobiernos de derecha, dividiendo a la sociedad, al sindicalismo, y fre-nando su independencia y autonoma.

    Impactos de la crisis econmica del 30

    Esta dependencia de los centros econmicos extranjeros hizo resentir con fuerza, en los pa-ses de la regin, la crisis del ao 29, conocida

    como crisis del 30, con importantes efectos en su economa y en la situacin de vida de los sectores populares.

    La crisis afect principalmente las exportacio-nes de caf, y tambin del banano (recorde-mos la enfermedad de Panam, que hace trasladar las explotaciones bananeras desde el Atlntico al Pacfico Sur).

    Fenmeno de la alternancia

    Como un rasgo recurrente en la mayora de los pases de la regin, esta crisis, con mayor o menor fuerza, propicia una transformacin de las economas agro exportadoras, de desarro-llo hacia afuera, y el reemplazo de las fraccio-nes oligrquicas dominantes.

    Este rasgo fundamental, que llamaremos de alternancia, tiene importantes incidencias en cada pas, influyendo en la dinmica de los sectores populares y de sus organizaciones.

    Alternancia Liberal

    En varios pases de la regin, esta coyuntura de crisis condiciona el surgimiento de secto-res burgueses, o de sectores oligrquicos li-berales, ms ligados al desarrollo industrial, que reemplazan a las oligarquas cafetalera-comerciales, y a los sectores conservadores.

    Alternancia conservadora

    O bien, puede darse el caso, de una alternan-cia de otro signo, que reemplace a las frac-ciones oligrquicas liberales, para retomar el poder las fracciones conservadoras.

    En muchas oportunidades, estas alternancias propician la intromisin de los militares en el poder, establecindose dictaduras normal-

    I. El sindicalismo en los inicios de su historia

  • 19

    Los orgenes de las organizaciones sindicales

    mente al servicio de las oligarquas de turno.

    Ello puede apreciarse en los casos de dic-taduras nacionales, como el caso del ge-neral Maximiliano Hernndez Martnez, (1931-1944), en El Salvador, del general Jorge Ubico (1931-1944), en Guatemala, de Tibur-cio Carias, en Honduras (1933-1948), o de la familia Somoza, en Nicaragua, que extendi su dominio desde 1936 hasta 1979. O bien de Trujillo (1930-1961), y de Torrijos (1970-1978), en Repblica Dominicana y Panam, son algunos ejemplos.

    Puede tratarse tambin de regmenes con ras-gos populistas, pero que igualmente se entro-nizan en el poder, y que en general incidieron en la paralizacin del sindicalismo y de toda actividad poltica.

    Guerras civiles y polarizacin poltica y social

    Estrechamente vinculado a lo anterior, y tambin por causas internas, se viven en los pases de la regin importantes procesos de guerra civil y/o de divisin y polarizacin po-ltica y social.

    Incluso en Costa Rica, de una particular tradi-cin constitucional y democrtica, se vivieron confrontaciones civiles, como el perodo de inestabilidad entre 1944 y 1948 que culmin con una breve guerra civil en ese ltimo ao.

    Todo lo anterior ha incidido, como caracte-rstica de la regin, en que la transicin a la democracia, el difcil proceso de reconstruc-cin democrtica, se haya logrado recin en las ltimas dcadas (fenmeno que no es ex-clusivo de Amrica Central, sino que tambin se ha vivido en muchos pases de Amrica Latina).

    Pero quiz la diferencia con el resto de Am-rica, es la forma ms permanente en el tiem-po de estos procesos de confrontacin social,

    poltica e ideolgica, que en algunos casos llega al enfrentamiento armado, a la forma-cin de ejrcitos de liberacin, de guerrillas, y fuerzas militares de derecha e izquierda.

    Presentamos a continuacin, una muy breve sinopsis histrica de cada pas de la regin, que ilustra estos procesos.

    2. Sinopsis histrica de la regin

    Demos un rpido vistazo a estos difciles pro-cesos generalizados en la zona.

    Panorama general de la regin

    El caso de Costa Rica ofrece muchas par-ticularidades por su larga trayectoria de-mocrtica, y la relativa estabilidad de sus procesos polticos, en contraste con los res-tantes pases del rea. Sin embargo, sufrir con fuerza, como todos sus vecinos, y como los restantes pases de Latinoamrica, los duros efectos de la crisis econmica de los aos 80, y la de fines de los 90, debiendo enfrentar los fenmenos de la globalizacin de la economa, de la internacionalizacin de los mercados, as como los procesos de ajuste y de reconversin y redefinicin de su economa. Son estas situaciones las que impactan, no slo en el desarrollo econmi-co, sino tambin en los sistemas polticos, as como en los ordenamientos sociales, trayendo importantes alteraciones en el sis-tema de las relaciones laborales.

    En El Salvador, la transicin luego de la dictadura de Hernndez, se iniciar bajo los gobiernos militares pero ms populis-tas de Osorio y Lemus (1950-1960), inte-rrumpidos nuevamente por los gobiernos militares (democracia pretoriana), que se extendern hasta inicios de los aos 80. Luego se lograrn los acuerdos mnimos del Pacto de Apanea, en 1982, y la eleccin del gobierno de Napolen Duarte, mientras

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

    20

    se incrementa la lucha guerrillera, para lle-gar finalmente a lograr los Acuerdos de Paz en enero de 1992. Como vemos, es un es-cenario de cambios rpidos, violentos, con condiciones difciles para la consolidacin de un sindicalismo estable.

    Esta situacin es reeditada en Guatemala, con la derrota del dictador Ubico, que do-min al pas entre 1931 y 1944, logr inau-gurarse un rgimen ms constitucionalista. Las elecciones libres permitirn a Jos Ar-valo ejercer un gobierno democrtico entre 1945 y 1950, el que fue continuado por Jacobo Arbenz. Sin embargo, este proceso democrtico ser interrumpido nuevamen-te por el golpe de Castillo Armas, entroni-zando nuevos gobiernos militares. La tran-sicin a la democracia se iniciar en la d-cada de los 80, con el gobierno de Vinicio Cerezo, en 1985. Pero ser solamente bajo el gobierno de lvaro Arz Irigoyen (1995-1999), que se pondr fin a la guerra civil que haba durado 36 aos y exterminado a 200.000 personas, gracias a los acuerdos de paz firmados por el gobierno y la URNG el 19 de septiembre de 1996.

    En Honduras, luego de la cada del largo pre-dominio de Caras, y de un breve interregno relativamente democrtico, se entronizarn nuevamente los militares entre 1963 hasta 1981, con etapas de reaccin conservadora, unidad nacional y militarismos reformistas. Si bien no se vivieron procesos guerrilleros, sus gobiernos y su situacin geopoltica fa-cilitaron la accin antiguerrillera de los Es-tados Unidos en la regin, siendo tambin difcil y bastante tardamente lograr que los militares abandonaran su preponderancia y control poltico.

    El caso de Nicaragua y el largo predomi-nio de la familia Somoza es suficientemen-te conocido como para detallarlo, al igual que la accin de la revolucin sandinista y

    el FSLN (iniciado desde 1961) que toma el poder en 1979. Luego se instaur el gobier-no de la Junta de Reconstruccin Nacional y fue elegido Daniel Ortega, en 1984. Fue conocido igualmente el bloqueo de los Es-tados Unidos y la eleccin de Violeta Cha-morro en 1990, que puso fin al sandinismo. Todo ello incidi en una profunda divisin de la ciudadana, y por ende del movimien-to sindical.

    En Repblica Dominicana, el rgimen del brigadier Rafael Lenidas Trujillo, entre 1930-1961, altern su ejercicio del poder con gobiernos tteres civiles, modernizan-do el Estado, e industrializando el pas. Su asesinato en 1961 dio paso a una difcil transicin que se extendi desde 1961 has-ta 1978. Producindose entre esos aos, movilizaciones populares, golpes militares, e incluso una invasin militar de Estados Unidos. Todo ello incidi en una escasa influencia del sindicalismo en las polticas del gobierno, y en profundas divisiones in-ternas entre sindicatos trujillistas y antitru-jillistas, logrndose una unidad de accin recin en 1987.

    En Panam, luego de los gobiernos populis-tas de Harmodio y de Arnulfo Arias (1932-36; y 1940, 1949-1951, respectivamente), con Torrijos, se inici un militarismo propi-ciador de un Estado democrtico reformis-ta, aunque con prescindencia de los par-tidos polticos, alcanzndose los acuerdos Torrijos-Carter, que permitiran recobrar la soberana del Canal en 1999. La transicin se inici en 1978, si bien sigui pesando la influencia de Torrijos hasta su muerte en 1981, se di el paso al rgimen del general Noriega como hombre fuerte. Ello termin con el torrijismo progresista, condicio-nando una serie de divisiones, llegndose en 1990 al primer gobierno presidido por un civil, Guillermo Endara. Incluso debie-

  • 21

    Los orgenes de las organizaciones sindicales

    ron intervenir las tropas estadounidenses, frente al desconocimiento de su triunfo, de-teniendo adems a Noriega. Todo ello, evi-dentemente da al sindicalismo, marcado por profundas divisiones, incidiendo en su debilidad estructural.

    Como puede observarse, cada sindicalismo nacional se va gestando y desarrollando sus funciones en condiciones extremadamente difciles, con breves espacios democrticos y con un predominio de la represin, divi-siones polticas, carencias sociales, dbiles apoyos partidarios, falta de recursos, etc.

    Sin embargo, incluso en estas difciles con-diciones, y como otro rasgo comn, los nuevos sectores dominantes, independien-temente de su origen y composicin, nece-sitan el apoyo social y poltico de los secto-res medios y populares (artesanos, obreros y campesinos), como base de soporte.

    Ello incide, normalmente, en una cierta apertura del sistema, que se traduce en el dictado de diversas leyes y beneficios so-ciales, que favorecen la consolidacin y el desarrollo de las organizaciones sindicales, compensando en parte, los fuertes impac-tos reseados.

    Sin embargo, muchas veces, como otra constante que se repite en la mayora de los pases, se produce una reaccin de la oli-garqua conservadora, que retoma el poder, viendo amenazados sus intereses, inaugu-rando procesos que algunos autores llaman de refeudalizacin, presididos tanto por civiles como por militares a su servicio.

    Ello impone al desarrollo del sindicalismo condiciones difciles, de represin, de in-tentos de cooptacin, de parcialidad, de irrespeto a sus derechos y libertades, favo-reciendo los intereses de las oligarquas o burguesas dominantes.

    Tendencias ideolgicas predominantes en los orgenes del sindicalismo

    Las tendencias sindicales que han predo-minado, ofrecen dos polos extremos: por un lado la orientacin reformista, proclive al Gobierno, y por otro, la corriente de iz-quierda o progresista que se plantea la su-peracin total del sistema.

    La primera ha tendido a la negociacin y el dilogo con el Gobierno, inclinndose al acatamiento de sus disposiciones. La ten-dencia revolucionaria, no ha descartado la concertacin y el dilogo, pero al no en-contrar puertas abiertas, ha abandonado este camino. La carencia de una cultura de dilogo y concertacin es una caracte-rstica del sindicalismo de la regin, en sus inicios.

    El surgimiento de los primeros sindicatos en 1923-1924, muestra en el plano ideo-lgico una descomposicin del socialismo utpico, el surgimiento y lucha entre las corrientes social reformistas, anarcosindi-calistas y comunistas,

    En este cuadro, la lnea de izquierda, estuvo representada por la Federacin Regional de Trabajadores de El Salvador, creada el 21 de septiembre de 1924, afiliada a la COCA (Confederacin Obrera Centroamericana), tambin fundada en el mismo ao.

    La lnea Socialdemcrata o Reformista cons-tituy en 1922 otra Federacin, la Unin Obrera Salvadorea, que contaba con 35 filiales. Alrededor de los aos 30, se regis-tran 31 sindicatos urbanos y semiurbanos, 4 rurales y 3 mixtos, resaltando el funcio-namiento de lo que se denomin Sindicatos de Oficios Varios, formados en los lugares de menor desarrollo, y los Mixtos, sin duda correspondientes a zonas rurales.

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    1. Aspectos centrales de esta tradicin o memoria histrica y los desafos que nos plantean

    Entendemos esta memoria histrica como la tradicin del sindicalismo en Amrica Central y Repblica Dominicana, comn al conjunto de los pases, a partir de las historias, procesos y problemas vividos en conjunto.

    La consideramos como un imaginario social, como una idiosincrasia, como un conjunto de tradiciones propias de una regin, de un con-junto de grupos humanos.

    La vemos como una cultura, como un con-junto de valores, de actitudes y orientaciones, ms o menos permanentes. Estimamos que esta memoria, as entendida, est inserta en la conciencia colectiva, en lo profundo de la cul-tura y tradicin de los movimientos sindicales que conforman esta regin.

    No estn all para siempre, pueden olvidarse, desconocerse, tender a ser desplazadas por los impactos de las costumbres, valores y for-mas de ser que se difunden hoy da en nuestra sociedad, como producto de la globalizacin, de la cultura de masas, de la accin de los medios de masas, etc.

    Por eso, debe ponerse a la luz, destacarse, y evitar su olvido, pero sobre todo, reactualizar-la, revitalizarla, y adaptarla a las concretas cir-cunstancias y coyunturas por las que atravie-san nuestras sociedades. Este es el principal desafo.

    Veremos a continuacin, los principales ele-mentos caractersticos de esta memoria hist-rica sindical.

    El mutualismo

    Una primera caracterstica que cruza las dis-tintas experiencias sindicales examinadas es aquella que se expresa en las primeras organi-zaciones sindicales que se constituyen en cada pas: las Mutualidades, o Sociedades de Artesanos, o Sociedades de Beneficencia, de Socorros Mutuos, o de Recreacin.

    Tenan por funcin, precisamente, la ayu-da mutua, de all su nombre de Mutualida-des. Se preocupaban fundamentalmente de la asistencia, y el socorro frente a las necesi-dades personales y familiares de sus socios, tales como matrimonios, funerales, prstamos de dinero, actividades recreativas, culturales, y muchas veces religiosas.

    Esta solidaridad, inters por los problemas del otro, entre los ms desfavorecidos, es muy destacable y debe ser puesto de relieve. Ello, es particularmente necesario hoy en da, pues la cultura actual, debido a la globalizacin, a la insercin en los mercados internacionales, o por las necesidades de competitividad, de productividad, calidad, etc., ha venido incenti-vado un marcado individualismo, tanto en las personas como en las organizaciones.

    Sin embargo, la mera ayuda solidaria, por va-liosa que es, no basta. Pues los trabajadores y sus organizaciones, bien saben que son las luchas por los cambios y por las transforma-ciones estructurales, la accin conjunta, lo que en ltima instancia aseguraran mejores condiciones de vida, de trabajo, de seguridad, y no el mero asistencialismo.

    Pero, tambin es cierto, que especialmente hoy da, existe tambin la necesidad de abrir-se a la ayuda mutua, al compaerismo, al ser-vicio efectivo de las necesidades individuales,

    II. Dimensiones y aspectos relevantes de la memora histrica sindical

  • 23

    Los orgenes de las organizaciones sindicales

    familiares, del trabajador. No slo considern-dolo como socio, como individuo-trabajador, sino tambin como padre, esposo, vecino, ciudadano, etc.

    Preguntas para el debate:

    Por cules cambios estructurales de-bemos luchar, qu transformaciones exigir?

    Cmo puede nuestro movimiento sin-dical, enfrentar las necesidades de so-lidaridad de nuestras bases, de ayuda mutua, acercamiento, preocupacin por los intereses de la familia, de los hijos, de la recreacin, cultura, previsin, salud y convivencia?

    Qu adaptaciones debemos asumir ennuestras organizaciones, en nuestras es-tructuras, en la planificacin de nuestros servicios?

    Quaportespodemosbuscarenestal-nea, qu tipo de ayudas, de sinergias, de esfuerzos conjuntos, de vnculos, de con-tactos con otros actores, o de asesoras?

    Orientacin social y leyes laborales

    Otro rasgo muy peculiar y propio de las na-ciones de la subregin, es una significativa preocupacin social por parte del conjunto de los actores sociales, sea del Estado, de los par-tidos, de las organizaciones, etc. Vemos aqu un rasgo inherente a la idiosincrasia de zona, que seguramente debe tener races histricas y culturales muy marcadas.

    No desconocemos la necesidad de los gobier-nos y regmenes polticos, de impulsar una cier-ta apertura del sistema, de contar con una base social. Esto es claro y evidente.

    Pero, ms all de estos aspectos, existe un rasgo, una disposicin solidaria y humanista, que incluso puede coexistir y discurrir para-lelamente e imbricada con el ejercicio de la represin, del abuso y de la explotacin. Pero all est y parece ser una caracterstica que de alguna manera hace parte de la memoria histrica sindical.

    Esta orientacin se concretiza y verifica, en un conjunto de leyes y disposiciones socia-les, en cada uno de los pases del rea, que apuntan:

    Alamujer,asustrabajos,horarios,ampa-ro de la maternidad y de los nios desvali-dos; trabajo de los jvenes y su educacin y formacin.

    Prohibicinyreglamentacindelostrabajospesados, lmite de jornadas, proteccin de distintos tipos de trabajos.

    Preocupacin por servicios mdicos, me-dicamentos en caso de enfermedad, por la salud e higiene industrial, pago de indemni-zaciones por las condiciones de trabajo.

    Educacinde trabajadores,adiestramientotcnico, con escuelas, cursos, becas para el extranjero, educacin para sus hijos y fa-miliares, manutencin de escuelas, bibliote-cas populares.

    Intersporproporcionarempleos,feriadosyfiestas nacionales.

    Preocupacinigualmenteporlosindgenas,por su educacin, formacin profesional, etc.

    ConstitucindeCajasCooperativasdeSo-corros, pensiones vitalicias, pensiones ps-tumas a la viuda e hijos menores del traba-jador, gastos de funerales.

    Participacinobreraenlasempresasatra-vs de sus organizaciones sindicales, liber-

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

    24

    tades de contratacin, de organizacin sin-dical, derecho a huelga, regulacin de los conflictos del trabajo, formas de resolverlo, mecanismos de mediacin, conciliacin y arbitraje.

    Mejoramiento y defensa de los interesessociales, econmicos, culturales y morales de sus miembros, planes de desarrollo, re-formas agrarias, reformas laborales, etc.

    Si bien paralelamente existieron represin, abusos, vulneracin de derechos, incumpli-mientos, etc. Pero, tambin ha existido en la regin, un inters por lograr establecer un marco de relaciones laborales con equidad, y respeto por las personas.

    Falta mucho, es cierto, por reconocer el apor-te de los trabajadores y para que est vigente una real y efectiva paridad de poderes entre trabajadores y empresarios.

    Pero no cabe duda que hubo apertura, pre-ocupacin social, inters por la justicia y los derechos de los trabajadores y de sus organizaciones.

    A qu apuntamos con esto?

    A rescatar esta orientacin social del conjunto de los pases del rea, en unos en forma ms integral y temprana, en otros de manera ms parcial y tarda, pero finalmente presente en todos.

    A sacarla a la luz, como otro factor de la me-moria histrica, pero fundamentalmente para considerar estas dimensiones de justicia como una herencia, como un patrimonio, como un cheque en blanco que debe y puede ser co-brado hoy en da.

    Qu se quiere decir con ello?

    Cobrar este cheque en blanco, pero adaptado a las reales condiciones de trabajo y de vida que resultan de los actuales marcos de desa-

    rrollo econmico y poltico social que vivimos.

    Es importante insistir en que se trata de una he-rencia valiosa, y que constituye un caso bastante excepcional en el panorama latinoamericano. En los restantes pases no se lograron avances tan importantes ni tempranos.

    Todo ello, es ms meritorio an, tratndose de pases con dificultades econmicas, con inter-venciones extranjeras, con prcticas colonia-listas y expropiatorias.

    Es un logro cultural, un acervo comn, que debe estar siempre presente y actualizndose en cada coyuntura nacional, en cada proceso, por ms difcil y exigente que sea para los dis-tintos actores sociales.

    La responsabilidad de salvaguardar esta he-rencia es de todos y cada una de las organiza-ciones sindicales de Amrica Central y Rep-blica Dominicana.

    Preguntas para el debate:

    Cules de esas disposiciones estnvigentes hoy da?

    Qufaltaalrespecto?

    Qu hemos estado haciendo en esteplano?

    Cmohemosmanejadoestaherencia?

    Esta herencia est pasada de moda,cules deberan de ser las materias planteadas hoy en da?

    Cmodifundirestaexperienciahistrica,hacerla llegar y que sea conocida por las autoridades?

    Las situaciones del impacto social

    Todo esa solidaridad y preocupacin que des-tacamos, discurri aparejada con dursimas condiciones de trabajo y de vida, acompaada

  • 25

    Los orgenes de las organizaciones sindicales

    de costos sociales que descargaron todo su peso sobre las espaldas de los trabajadores y sus organizaciones, poniendo ms de relieve an, sus esfuerzos y espritu combativo.

    Represin y persecucin

    La crisis del 30, afect fuertemente la eco-noma de los pases, determin gobiernos autoritarios, represivos, con asesinatos, en-carcelamientos y exilio de dirigentes.

    Supresin de libertades bsicas y de dere-chos sindicales, abusos de todo tipo.

    Psimas condiciones de vida y de trabajo, recayendo el costo de la recuperacin eco-nmica sobre las espaldas de los trabajado-res, soportando jornadas extenuantes, bajos salarios, inestabilidad, pagos con cupones.

    Largos aos de represin, masacres de cam-pesinos, represin sangrienta frente a los intentos de sublevacin, abusos patronales, encarecimiento de los artculos de primera necesidad.

    Persecucin poltica, allanamientos de se-des, incautacin de bienes, temor, soplona-je, delaciones, amenazas. Desprestigio de los dirigentes.

    Intervenciones e invasiones extranjeras, cau-dillos, gobiernos tteres, ausencia de legisla-cin o irrespeto de las mismas. Predominio de organizaciones sindicales oficialistas.

    Atraso en los procesos de industrializacin, enriquecimiento de minoras, con control de los destinos de los trabajadores.

    Lucha cruenta, disposicin a dejar la familia, a entregar la vida, con todos los dolores y sacrificios que ello implica.

    Impactos que suscitan sacrificio, herosmo y tenacidad

    Nos parece que es imprescindible conside-rar todos estos importantes y permanentes impactos sociales, polticos y econmicos, que soportaron los sectores populares y sus organizaciones.

    Sin detenernos en ellos, es imposible aqui-latar en toda su envergadura, el sacrificio, la fuerza y constancia, la combatividad y tenacidad de los dirigentes sindicales que supieron consolidar el movimiento obrero en la regin.

    Estos impactos deben ser complementados con toda aquella historia del herosmo de los lderes y dirigentes, as como de los trabaja-dores de base, que fueron asesinados, pre-sos, exiliados y desaparecidos.

    Si pasamos por encima de estos impactos, y perdemos este marco de fondo, corremos el riesgo de quedar con una visin parcelada, sesgada y distorsionada, tanto de los logros como de las debilidades del movimiento sin-dical en el rea.

    Tradicin de lucha de los dirigentes sindicales

    Por otra parte, los fuertes impactos resea-dos nos muestran la fuerza y el coraje de los dirigentes sindicales para enfrentar estas situaciones sin amilanarse, sin claudicar, y continuar luchando por sus derechos y libertad.

    Evidentemente que esta combatividad es parte de su herencia y de su tradicin de lucha y servicio a favor de los trabajadores y sectores postergados.

    Ello, es tambin un norte, una luz que pue-de y debe guiar la accin sindical en los das actuales, en los que si bien existen otras condiciones, no son menos exigentes, aunque pueda predominar un mayor indivi-dualismo, mayor comodidad, ms clculos estratgicos.

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

    26

    Preguntas para el debate:

    Cul es el estado de nimo, la disposicin de generosidad, de entrega y de servicios de nuestras organizaciones sindicales?

    De nosotros como dirigentes?

    De nuestras bases?

    De los hombres?

    De las mujeres?

    De los jvenes trabajadores?

    Somos muy distintos a nuestros antece-sores, quienes nos legaron esta memoria histrica?

    Qu factores pueden incidir en una even-tual prdida de disponibilidad, de entrega generosa, de abnegacin y espritu de ser-vicios a los dems?

    Se trata de factores culturales, ambienta-les, o ms bien de nuestros propios estilos de direccin, de nuestras propias metas y visiones respecto del sindicalismo de hoy da?

    La reivindicacin sindical, sus contenidos y proyecciones

    Muy ligado a los impactos recibidos, y a ese espritu solidario, cultura o idiosincrasia que destacbamos, se agrega este otro aspecto de la memoria histrica,

    Se trata precisamente de la lucha constante del sindicalismo en la subregin por lograr mejores condiciones de vida y de trabajo, me-jores niveles salariales, mayor respeto por sus derechos y libertades, su defensa frente a los atropellos y las injusticias, etc.

    Su consignacin nos permite, por una parte,

    observar los desfases, las distancias existentes entre las concesiones sociales otorgadas, y las reales y concretas necesidades, intereses y ca-rencias de los sectores laborales.

    Por otra parte, nos revelan los grados de con-ciencia que subyacen a dichas prcticas rei-vindicativas. En esta oportunidad queremos destacar sus contenidos, y en particular, los distintos grados de conciencia, econmica productiva, y tico poltica.

    Expresiones de conciencia econmica y productiva

    Distinguimos en estas reivindicaciones y de-mandas, un grado de conciencia bsico, que denominamos conciencia econmica corporativa.

    En ella, el grupo se identifica como productor, mano de obra, de un determinado oficio, de-sarrollando una defensa econmica y laboral dirigida a reivindicar aspectos puntuales.

    Sus demandas se oponen a los ejecutivos de las Compaas que explotaban los ingenios, a sus mandos, o bien a sus normas, y sistemas de pagos, en forma de bonos, vales, fichas, cupones. Ello es recurrente en los pases se-alados, como hemos podido apreciar.

    Su visin de sociedad a la cual apuntan, es de tipo ms bien limitada, es la comunidad de trabajo, de la localidad.

    Aqu cabe la gran mayora de las demandas pro-pias de cada pas en los inicios de su desarrollo. Las demandas por aumentos salariales, segn el oficio, segn la tarea, sus ritmos de trabajo, ho-rarios. Bien las necesidades de consumo, abas-tecimiento, higiene, habitacin, las demandas de atencin de salud, previsin, etc.

    Expresiones de conciencia econmica corporativa

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    Los orgenes de las organizaciones sindicales

    Pero tambin en la regin, y avanzando un poco ms en el tiempo, en la medida de un desarrollo ms industrial, pero tambin en forma simultnea con las demandas prece-dentes, las reivindicaciones van asumiendo expresiones de una conciencia de tipo ms econmica corporativa.

    En este tipo de conciencia, los contenidos de las demandas van apuntando a los intereses del conjunto del grupo socio profesional, con una dimensin ms corporativa, y no tan lo-calizada, no tan puntual. Puede dirigirse al conjunto de los trabajadores de una locali-dad, no slo a un oficio en particular, a las necesidades del conjunto de un ingenio o hacienda, incluso de una zona, etc.

    En estos casos, sus demandas se oponen a las polticas econmicas y/o laborales lesivas de los derechos del grupo, y no ya al dueo del ingenio, de la hacienda, de la fbrica o del taller.

    Igualmente, las demandas apuntan a la em-presa como grupo de poder, a la legislacin o normativa laboral y econmica, aunque en los marcos del sistema vigente.

    Expresiones de conciencia tico poltica

    Pero tambin se disciernen, incluso en esta temprana etapa que estamos examinando, contenidos reivindicativos expresivos de una conciencia que podemos denominar tico poltica.

    En ella, principalmente, los intereses del con-junto de los grupos subordinados, sus deman-das y reivindicaciones se oponen a los modelos econmicos y a las opciones y polticas de de-sarrollo vigentes en cada pas.

    Se apunta, ms bien al sistema socio-poltico que vulnera los derechos y las libertades sin-dicales, si bien esta ltima dimensin no est muy presente en la mayora de los pases con-

    siderados, al menos en estos aos.

    Este tipo de reivindicaciones y demandas, la vemos con ms nitidez en algunos pases ms que en otros, si bien no estn del todo ausen-tes en su mayora.

    Se trata por ejemplo, de demandas relativas al reconocimiento de la organizacin sindical. Al demandar sus derechos y libertades, de algu-na manera se est apuntando al conjunto de los sectores subordinados.

    Demandasporlalibertaddelaorganizacinsindical, por una legislacin del trabajo.

    Por el restablecimiento de las libertadesdemocrticas, o el regreso de los exiliados polticos y el cese de las persecuciones.

    Por ejemplo, cuando se plantea la defen-sa de los intereses econmicos sociales y polticos de los trabajadores, para obtener la promulgacin del Cdigo del Trabajo, la aprobacin de leyes laborales y la reforma de las existentes.

    Este tipo de conciencia tico-poltica seobserva igualmente en las demandas por la industrializacin y la proteccin del co-mercio, por el desarrollo popular, de clase, y la cultura especfica de las comunidades indgenas.

    Enlasdemandasporlasreformasalasle-yes laborales vigentes y la necesidad de que las partes interesadas pudieran participar en la discusin de esas reformas.

    Aplicaciones prcticas

    A qu se apunta con esto? En primer lugar, a visualizar nuestras actuales reivindicacio-nes, y discernir a qu niveles de conciencia responden.

    Pero tambin, y esto es muy importante, estas diferencias de grados de conciencia podran llevarnos a definir la manera en que podemos,

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    en trminos pedaggicos, en trminos concre-tos y adecuados al medio en que nos move-mos, ir elevando y consolidando cada vez me-jores y superiores grados de conciencia.

    Ello, sin saltarnos etapas, sin alejarnos de la realidad, sin caer en voluntarismos ni meca-nicismos, ni en demagogias despegadas de la realidad.

    Preguntas para el debate:

    Tenemos bien definidos nuestras pla-taformas y programas de demandas y reivindicaciones?

    Cules son los grados de concienciapredominantes en nuestra estructu-ra organizativa, en nuestros niveles de direccin?

    Cules son los grados de concienciapredominantes en nuestras bases, en nuestro medio de trabajo?

    En qumedida podemos responder asus demandas, y cules son los princi-pales impedimentos para ello?

    Hemos definido qu demandas pode-mos responder aislados, y cules s po-demos responder unidos con otros?

    Tensiones entre la unidad y el divisionismo sindical

    Son variados y mltiples los factores y las razo-nes que explican la diversidad y divisionismo existente en los movimientos sindicales del rea.

    Factores estructurales

    Influyen en ello, el peso de las fracciones y sec-tores de las oligarquas dominantes, opuestas a toda organizacin laboral, particularmente

    en estas primeras etapas del desarrollo nacio-nal, sin desconocer sus orientaciones paterna-listas e intervencionistas.

    El tipo de desarrollo histrico, econmico y so-cial de la regin, que tiende a hacer ms lento los procesos de desarrollo, as como las carac-tersticas econmicas y naturales de cada pas.

    Los procesos de fuerte polarizacin social y po-ltica vivida, as como los enfrentamientos mili-tares, tanto nacionales como internacionales.

    Influyen igualmente, las diversas corrientes de pensamiento, especialmente en los inicios del desarrollo del sindicalismo, en el que conflu-yen las orientaciones liberales y reformistas, el anarcosindicalismo, las corrientes socialistas utpicas, las tendencias radicales de cual-quier signo.

    A ello se agregan tambin, las deficiencias de la legislacin laboral, unidas a las prcticas des-leales y divisionistas de muchos empresarios.

    Pesan tambin, las acciones de los gobiernos de turno (represin, cooptacin, divisionismo).

    La accin de los actores sociales

    Al igual que la influencia de los partidos po-lticos, (ideologas, estrategias, tcticas), es-pecialmente si stos imponen estilos de sub-ordinacin y dependencia por parte de los sindicatos.

    En este nivel, adems, sus propias divisiones y tendencias internas influyen en la falta de unidad de las organizaciones sindicales.

    As como la accin de las organizaciones Soli-daristas y el apoyo concitado en los Gobiernos y los empresarios.

    Las influencias de las Organizaciones Sindica-les Internacionales ha sido muchas veces otro factor de fraccionamientos, en la medida en que sobre todo inicialmente- sus diferencias

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    Los orgenes de las organizaciones sindicales

    ideolgicas estaban muy marcadas, as como sus afanes hegemnicos.

    Desde otro ngulo, tampoco puede dejarse de lado el hecho que con frecuencia algunas or-ganizaciones de tipo ms corporativista, con suficiente fuerza y poder interno, se desliguen de las organizaciones sindicales nacionales o regionales, dado que no necesitan su apoyo ni asesora y pueden bastarse a s mismas.

    Con lo anterior apuntamos a nuestra ltima dimensin de la memoria histrica examina-da, a la difcil dialctica de unidad y lucha, de unin y divisin, a la difcil experiencia que he-mos intentado resumir y presentar en forma integrada.

    2. Desafos que surgen de esta realidad

    El recuento entregado nos muestra la diversidad de factores que pesan para explicar y entender la atomizacin, la continua divisin y fragmen-tacin de las organizaciones sindicales.

    Principales consecuencias de esta di-visin

    Cada sindicalismo nacional lo sabe por expe-riencia propia, cun difcil se hace la accin sindical si cada uno la enfrenta en forma sepa-rada, mientras predomina la unidad organizati-va y de accin de la contraparte empresarial.

    Se debilita el peso estratgico de la organiza-cin sindical, sea para presentar reivindicacio-nes o demandas.

    Disminuye igualmente su peso para entregar propuestas y presentar polticas alternativas.

    Atenta contra su rol especfico

    Adems, por definicin, el sindicato es la orga-nizacin cuya funcin es transformar los inte-reses individuales en intereses colectivos. All

    radica su poder estratgico, su capacidad de presin, su fuerza como interlocutor vlido.

    El sindicato recoge esos intereses individuales, los agrega y procesa, y en funcin de sus pro-puestas los transforma en colectivos.

    Son como los pequeos riachuelos, arroyos y corrientes de aguas, que se unen, que crecen, que se refuerzan, y que se van transformando finalmente en un torrente que se impone, que nadie lo detiene a su paso.

    Preguntas para el debate:

    Cules son las causas ms importantes de la divisin que hoy da reina en nuestros mo-vimientos sindicales?

    Cul polo de referencia tiene mayor peso en nuestros sindicatos, la realidad y las exigencias de la poltica, o bien la realidad y las exigencias de la empresa?

    Qu rol juegan los Gobiernos en este divisionismo, sea en trminos negativos o positivos?

    Lo mismo podemos preguntarnos respecto a la accin de los partidos polticos, tanto de aquellos ligados al sindicalismo, como de los restantes partidos?

    Qu rol juegan las dirigencias sindicales nacionales, en estos procesos divisionistas?

    Cul debiera ser la actitud de las dirigencias sindicales, frente a las dificultades para lograr la unidad sindical?

    Qu rol podra jugar, hoy en da, el sindi-calismo internacional, a favor de la unidad sindical nacional?

    En qu formas podramos contribuir a un proceso de unidad sindical nacional, desde nuestras posiciones, sean de dirigentes o de bases?

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    En sntesis

    Quiz estas dimensiones de la memoria his-trica que hemos intentado rescatar, sus ten-dencias histricas, sus luchas, su tradicin, la cultura laboral que nos han legado, pue-dan ayudar a reforzar la accin sindical.

    Del mismo modo, la forma cmo han resistido a los diversos embates, sea de los gobiernos, de los sectores dominantes, de los modelos econmicos, de la represin, intentos de divi-sin, etc., debe representar un importante im-pulso para superar las actuales dificultades.

    Su aporte y su espritu solidario, as como sus luchas por mejorar la legislacin laboral, pre-sentando propuestas y alternativas, es un im-portante ejemplo para reforzar la accin pro-positiva en el presente.

    Asimismo, el conocer sus carencias y debili-dades, las fallas de subordinacin y depen-dencia, as como sus potencialidades de au-tonoma, pueda permitir fortalecer su rol como actor social de desarrollo.

    Sus importantes desarrollos de conciencia, presente en su accin y en sus reivindicacio-nes, debe permitir impulsar la labor de creci-miento organizacional, de capacitacin, y de lucha por la unidad interna y externa.

    Sin jams olvidar que la tensin unidad y lucha por la hegemona, es inherente a toda relacin social, as como el conflicto y la cooperacin son inherentes a toda relacin humana, en es-pecial la laboral.

    Son estas dimensiones del pasado del sindi-calismo de Amrica Central y de Repblica Dominicana que hemos intentado presentar en forma integral, las que nos permiten acce-der, en mejores condiciones, al perfil actual del sindicalismo en los pases en esta ltima dcada.

    El tener el trasfondo reseado nos permitir, tanto reconocer el peso y la influencia de los procesos ya vividos, como apreciar los nuevos fenmenos y los nuevos desafos.

  • Situacin actual del sindicalismo en los marcos de los nuevos modelos de desarrollo y sus crisis

    Segunda parte

    Contenido

    Los nuevos impactos de las ltimas dcadas

    El movimiento sindical en Costa Rica

    El movimiento sindical en Guatemala

    El movimiento sindical en El Salvador

    El movimiento sindical en Honduras

    El movimiento sindical en Nicaragua

    El movimiento sindical en Panam

    El movimiento sindical en Repblica Dominicana

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  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    Si en el pasado, la crisis del 30, y los consi-guientes procesos de alternancia, significaron importantes costos e impactos para los movi-mientos sindicales de la regin, con mucho ms fuerza e intensidad, los cambios eco-nmicos actuales, de estas ltimas dcadas, provocan transformaciones y consecuencias muchsimo ms graves.

    A fines de los aos 70 e inicios de los 80, el modelo de desarrollo precedente comienza a entrar en crisis afectando al conjunto de los pases de la regin, con mayor o menor fuerza. Con anterioridad se haba producido un fuerte endeudamiento externo, y un acentuado cre-cimiento del sector pblico, lo que llev a in-crementar los desequilibrios en la balanza de pagos.

    En el contexto de crisis, cay el producto inter-no bruto, se increment el dficit de la balanza de pagos, hubo un aumento de la deuda ex-terna y reduccin de la inversin bruta de ca-pital, cayndose en una recesin econmica, con dficit fiscal, debiendo iniciarse las polti-cas de estabilizacin, prcticamente en toda la regin, especialmente a partir de 1983.

    La crisis econmica, como es habitual, incidi en una crisis social, con deterioro del merca-do de trabajo, aumento del desempleo, altos niveles de subutilizacin de la fuerza laboral. La recesin econmica y las altas tasas de in-flacin en este perodo incidieron con efectos regresivos en el ingreso real de la poblacin asalariada.

    Ms adelante, las secuelas de la crisis asitica, desde fines de 1997, y de las nuevas polticas de ajuste afectarn con fuerza el campo de las relaciones laborales en cada pas del rea. Por lo general, se tratar de evitar el gasto a fin de no producir presiones inflacionarias, lo

    Los nuevos impactos de las ltimas dcadas

    que llevar a una baja de la actividad econ-mica, aumento de las tasas de desempleo, decrecimiento de los niveles de consumo, e ir dificultando los procesos de reactivacin econmica, mostrando un dinamismo slo las inversiones externas. Con ello, por lo general, no se logra incentivar un proceso de indus-trializacin nacional, que requiere inversiones ms difciles, pero que conlleva exportaciones con mayor valor agregado.

    Esta situacin ha incidido, con frecuencia, en una creciente apertura al exterior, tratando de lograr las mejores posiciones competitivas, con los consecuentes intentos de bajar los costos productivos, lo que se traduce en desregula-cin, baja de salarios, aumentos de contratos irregulares.

    Reestructuraciones de empresas, procesos de externalizacin, divisin de empresas (filializa-ciones), subcontrataciones, y en general en un clima de temor e inestabilidad en los sectores laborales.

    Las reestructuraciones econmicas van alte-rando las estructuras productivas precedentes, cae la actividad de los sectores tradicionales, base de la insercin sindical, y surgen nuevos sectores con nuevas condiciones de trabajo, en los que no existan sindicatos o si existan eran dbiles y dispersos.

    Los procesos de negociacin colectiva co-mienzan a verse afectados, en la medida en que se tiende a privilegiar el empleo por sobre los reajustes salariales, lo que abre las puertas para la desregulacin laboral, contratos atpi-cos, reduccin de salarios, presiones indebi-das, prcticas antisindicales, etc.

    En este contexto, el rol y la funcin del sindi-calismo se encuentra fuertemente afectada y

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    cuestionada, en la medida en que sus reivin-dicaciones no son fcilmente obtenibles, las conquistas que puedan exhibirse son escasas, las presiones por desincentivar la afiliacin se incrementan, al igual que un espritu ms in-dividualista y menos solidario, tanto en la so-ciedad en su conjunto como en el seno de los trabajadores.

    A ello se agrega que las empresas, por lo gene-ral, van cambiando sus estilos de trabajo, sus valoraciones, sus formas de organizacin y sus estilos de gestin del personal, combinndose gestiones arcaicas y atrasadas, presididas por estilos autoritarios que se incrementan- con formas ms modernas, de tipo ms horizontal y menos jerarquizadas, pero que muchas ve-ces tienden a dejar de lado a las organizacio-nes sindicales.

    Como puede apreciarse, todo este cuadro que bosquejamos en forma tan breve, impacta con fuerza la estructura sindical, sus plataformas de lucha, sus propuestas, sus prcticas tra-dicionales, incluso sus propias metas, inci-diendo todo ello en un continuo y progresivo debilitamiento del movimiento sindical, que en algunos casos se transforma verdadera-mente en crisis de funcionamiento, si no de credibilidad.

    En este contexto, las orientaciones tradicio-nales del sindicalismo sufren una prueba de fuego, se cuestionan sus formas organizativas, sus estilos de direccin, sus formas de lucha, sus tcticas y estrategias.

    Por tanto, en la segunda parte de esta gua, nos hicimos dos preguntas principales.

    Primero, en qu medida es afectado -por

    esta situacin generalizada- el sindicalismo en Amrica Central, en su estructura, peso, capacidad de presin, unidad; cules son los aspectos generales compartidos por cada sindicalismo nacional, as como los aspectos especficos.

    Segundo, cuales son las respuestas que se di-sean frente a esta situacin general, sus as-pectos comunes y diferenciales, as como sus desafos y proyecciones.

    En esta exposicin nos limitaremos a consig-nar y destacar el balance resultante de las res-puestas del movimiento sindical de Amrica Central y Repblica Dominicana, frente a es-tos impactos que son comunes al conjunto de los pases estudiados.

    Ms adelante, en la tercera parte de esta Gua, nos detendremos en los desafos que interpe-lan al sindicalismo de Amrica Central y Rep-blica Dominicana, en estos nuevos contextos nacionales e internacionales, efectuando un balance de sus respuestas, reacciones, pro-yectos y metas propuestas.

    Con esta perspectiva, en esta segunda parte, iremos examinando, las prcticas y orientacio-nes de cada uno de los movimientos sindica-les de los pases, considerando su historia, su situacin actual, niveles de afiliacin, constitu-cin de sus Centrales y/o Confederaciones, su capacidad de propuestas, participacin de la mujer y la juventud, programas de accin, etc.

    Considerando en este anlisis, sus fortalezas y oportunidades, as como sus amenazas, debi-lidades y desafos.

  • COSTA RICAEl movimiento sindical en

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    El movimiento sindical en Costa Rica

    Contenido

    Introduccin

    1. Efectos de la crisis

    2. Perfil general del sindicalismo

    LaCentralMovimientodeTrabajadoresdeCostaRica(CMTC)

    LaConfederacindeTrabajadoresRerumNovarum(CTRN)

    LaConfederacindeTrabajadoresDemocrticosRerumNovarum(CCTD-RN)

    LaCentralGeneraldeTrabajadores(CGT)

    LaConfederacinUnitariadeTrabajadores,(CUT)

    LaCoordinadoraUnitariaSindicalyMagisterial(CUSIMA)

    3. Capacidad propositiva

    4. Prcticas de concertacin

    5. Reacciones del movimiento sindical

    6. Reaccin de los empleadores

    7. Cooperacin de la OIT

    8. Fortalezas, oportunidades, debilidades, amenazas y desafios

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    IntroduccinEl caso de Costa Rica ofrece muchas particu-laridades por su larga trayectoria democrtica, y la relativa estabilidad de sus procesos polti-cos, en contraste con los restantes pases del rea.

    Sin embargo, sufrir con fuerza, como todos sus vecinos y como los restantes pases de Latinoamrica, los duros efectos de la crisis econmica de los aos 80, y la de fines de los 90, debiendo enfrentar:

    Los fenmenos de la globalizacin de laeconoma,

    Lainternacionalizacindelosmercados, Ascomolosprocesosdeajuste, Dereconversin, Yredefinicindesueconoma.

    1. Efectos de la crisisEntre 1980-1991 se produjeron diversos he-chos de trascendencia que determinaron una compleja situacin para el movimiento sindical.

    Cuadro N 1 Centrales Nacionales

    Lnea Izquierda CPUSTAL, FSM

    Social Democracia CIOSL/ORIT

    1942 1943 1962CTCR (disuelta, 1948) CTRN CTC+COCC (Antes FOCC)

    1952 1966 1971CGTC (CPUSTAL y FSM) CCTD (CIOSL, ORIT) 1994 CMTC

    CGT+FENATRAP (PS) 1983 1986 CUT CNT CATD (80, CIOSL, ORIT) 1991 CCTD-RN1984 CUT+CTCR

    Las tesis neoliberales empiezan a consolidar-se; los partidos polticos mayoritarios (Partido Liberacin Nacional y Partido Unidad Social Cristiana) asumieron en lo econmico esas orientaciones.

    En efecto, bajo la administracin Carazo (1978-1982), la crisis econmica y social, dio paso al gobierno de Monge lvarez (1982-1986), quien critica el modelo precedente, y transforma el sistema de relaciones laborales que estaba vigente desde 1943.

    Como respuesta, ambas administraciones aplicarn medidas de ajuste e impulsarn una reorientacin del modelo econmico.

    Centrales sindicales

    A. Sindicatos de izquierdas

    Estas organizaciones sufren, adems, la in-fluencia de las corrientes social demcratas (Caso de la CCTRN, CCTD, etc.).

    Igualmente de las corrientes cristianas (particular-mente la CTC, por parte de la CMT y la CLAT).

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    El movimiento sindical en Costa Rica

    1968Comit de Unidad Sindical (cus), CGTC+CCTD+COCC+CTC

    1978Slo CGTC CCTD

    Inicios dcada 80Frente Democrtico de Trabajadores, FTD. (Une varias centrales, federaciones y sin-dicatos no confederados).

    1985 Coordinadora Patritica de Organizaciones Sindicales, pero pierde fuerzas a finales 90. Consejo Permanente de Trabajadores (CPT), (con sindicatos, cooperativas comuna-les. Importantes luchas, logra propuesta econmica).

    Cuadro N 2 Instancias Unitarias

    1995Comit Cvico, de corta duracinComit Intersindical (Anlisis libertad sindical, Convenios Internacionales).

    1998Comit Socio-Laboral, (Coordinacin sindical en el proceso de concertacin).

    2005Un hecho destacable es la creacin de la Coordinadora Unitaria Sindical y Magisterial (CUSIMA), integrada por la CTRN, CMTC, CGT, y las principales organizaciones sindicales de la Admi-nistracin Pblica. Esta iniciativa cont con el acompaamiento tcnico de la OIT.

    Otra influencia muy importante es la del so-lidarismo, fortalecido con promulgacin, en 1984, de la Ley 6970 que le dio estructura legal y formal.

    Las Asociaciones Solidaristas, de carcter mu-tualistas, tuvieron el respaldo estatal y el apoyo econmico de las empresas. Con ello logran negociar arreglos directos.

    Bajo el impulso del solidarismo, vale la pena destacar el nacimiento de la Escuela Social Juan XXIII, destinada precisamente a su pro-mocin en el sector privado nacional, inclu-yendo plantaciones e industrias.

    B. Acciones del sindicalismo nacional

    En el plano de la unidad nacional, se hicieron esfuerzos por articular al movimiento sindical, como lo muestra el cuadro nm. 2.

    Modelos de accin sindical en los aos recientes

    Nuevo modelo de accin sindical

    En esta etapa, las organizaciones van asu-miendo un nuevo modelo de accin sindical, se plantean tareas de mayor envergadura, y de carcter nacional:

    Enmateriadeseguridadsocial,

    Dederechoshumanos,

    Deproteccindelmedioambiente,

    Polticasdeeducacin,

    Planesdeempleo,

    Seguridadsocial,

    Anticorrupcinydefensadelainstitucionalidad.

    Representatividad del movimiento sindical

    EN 1993 representaba el 15.4% de la po-blacin ocupada, en el 2001 representaba el

  • El sindicalismo en Amrica Central: desafos del futuro a la luz de su memoria histrica

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    Cuadro N 3 Relacin hombres, mujeres en las juntas directivas de los sindicatos por Rama, IX-2001

    ACTIVIDADES/INTEGRACIN jUNTAS DIRECTIVAS

    TOTAL

    AGRICULTURA , CAZA, SILVICULTURA Y PESCA

    EXPLOTACION MINAS Y CANTERAS

    INDUSTRIA MANUFACTURERA

    ELECTRICIDAD GAS Y AGUA

    CONSTRUCCION

    COMERCIO POR MAYOR Y DETALLE

    TRANSPORTE, ALMACENAMIENTO Y COMUNICACIONES

    ESTABLECIMENTOS FINANCIEROS

    SERVCIOS COMUNALES, SOCIALES Y PERSONALES

    ACTIVIDADES NO BIEN ESPECIFICADAS

    TOTAL HOMBRES MUjERES %

    2674 1992 682 25,50

    639 515 124 19,41

    18 14 4 22,2

    107 68 39 36,45

    114 92 22 19,30

    30 27 3 10,00

    113 82 31 27,43

    249 225 24 9,64

    105 89 16 15,24

    1294 879 415 32,07

    5 1 4 80,00

    10.0%, vale decir, un decrecimiento sustan-cial de 5.4% en un corto perodo. Ese decreci-miento contina en la actualidad.

    En laminera,sien1993 la tasadeafilia-cin respecto de la poblacin ocupada en dichosectoreradel37.3%,enel2001bajaostensiblementeal17.4%,msdelamitaddel contingente inicial.

    En electricidad, gas y agua, es tambinviolento el descenso de la afiliacin, de un 78.6%aun46.3%,apesardequecrecelaocupacin.

    Lomismoseconstataentransporte,alma-cenamiento y comunicaciones, cayendo de un21%aun10%.

    Yenservicioscomunales,socialesypersona-

    les,conunacadadeun32%aun16.8%.

    Sloseapreciauncrecimientoenagricultu-ra,caza,silviculturaypesca,deun17.9%aun21.2%.

    Enlaindustriabajantantolaafiliacincomola ocupacin.

    La insercin tradicionaldel sindicalismoenCosta Rica ha sido en la administracin p-blica y en las empresas del Estado.

    Participacin sindical de la mujer

    La participacin sindical de