globalizaciÓn, apertura y sindicalismo en colombia …
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GLOBALIZACIÓN, APERTURA Y SINDICALISMO EN COLOMBIA 1990-2005
DIANA CAROLINA GALVIS GONÁLEZ
MARÍA ALEJANDRA PRADA BUENDÍA
PROYECTO DE GRADO
ASESOR: LUIS FERNANDO MOLINA LONDOÑO PROFESOR TITULAR UNIVERSIDAD DE LOS ANDES
UNIVERSIDAD DE LOS ANDES FACULTAD DE ADMINISTRACIÓN
BOGOTÁ 2006
SIGLAS
ACEB: Asociación Colombiana de Empleados Bancarios.
ANAPO: Alianza Nacional de Oposición.
ANDI: Asociación Nacional de Industriales.
ANTHOC: Asociación Nacional de Trabajadores de la Salud y
Hospitales de Colombia.
ARS: Administradoras de Régimen Subsidiado.
ASONAL JUDICIAL: Asociación de Funcionarios de la Rama Judicial.
CEDE: Centro de Estudios sobre Desarrollo Económico.
CGT: Confederación General del Trabajo.
CGTD: Confederación General de Trabajadores Democráticos.
CINEP: Centro de Investigación y Educación Popular.
CIOSL: Confederación Internacional de Organizaciones
Sindicales Libres.
CLAT: Central Latinoamericana de Trabajadores.
CMT: Confederación Mundial del Trabajo.
CNS: Consejo Nacional Sindical.
CNT: Central Nacional del Trabajo.
CSI: Confederación Sindical Internacional.
CSTC: Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia.
CTC: Confederación de Trabajadores de Colombia.
CTDC: Central de Trabajadores Democráticos de Colombia.
CUASS: Comité de Unidad de Acción Sindical y Solidaridad.
CUT: Central Unitaria de Trabajadores.
DANE: Departamento Administrativo Nacional de Estadística.
DNS: Doctrina de Seguridad Nacional.
EPS: Empresas Promotoras de Salud.
FEDENAL: Federación Nacional de Transporte Marítimo, Fluvial,
Portuario y aéreo.
FENALCO: Federación Nacional de Comerciantes.
FENALTRASE: Federación Nacional de Trabajadores al Servicio del
Estado.
FENASIBANCOL: Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores
Bancarios.
FENASITRAP: Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores de
Empresas y Entidades de Servicios Públicos y
Oficiales.
FECODE: Federación Colombiana de Educadores.
FIS: Federación Internacional de Sindicatos.
FSM: Federación Sindical Mundial.
FSP: Frente Social y Político.
ICSS: Instituto Colombiano de Seguros Sociales.
IPS: Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud.
MAN: Movimiento de Acción Nacional.
MOIR: Movimiento Obrero Independiente Revolucionario.
MOSPOL: Movimiento Social Político Laboral.
MRL: Movimiento Revolucionario Liberal.
OIT: Organización Internacional del Trabajo.
ORIT: Organización Regional Interamericana de
Trabajadores.
PEA: Población Económicamente Activa.
POS: Plan Obligatorio de Salud.
SENA: Servicio Nacional de Aprendizaje.
TLC: Tratado de Libre Comercio.
UNO: Unión Nacional de Oposición.
UOC: Unión Obrera Colombiana.
USO: Unión Sindical Obrera.
UTC: Unión de Trabajadores de Colombia.
UTRADEC: Unión Nacional de Trabajadores Estatales de
Colombia.
ÍNDICE
Introducción 1
Estado del Arte 4
Objetivos 12
Teor ía, metodología y fuentes 13
Capítulo I: Antecedentes del sindicalismo en Colombia 20
Herencia artesanal, huelgas y sindicalismo heroico 22
El sindicalismo en la República Liberal 25
Crisis del sindicalismo Liberal y nuevo movimiento sindical 30
Reconstrucción y radicalización de la actividad sindical: 1958-1974 34
Intentos de unidad sindical previos a la Apertura 37
Capítulo II: La Apertura Económica en Colombia 43
Comercio Exterior, Inversión extranjera y Régimen cambiario 45
Reforma institucional: cambio estructural, descentralización y privatizaciones 48
Reformas laboral y de seguridad social 51
Colombia y los trabajadores tras la Apertura 54
Capítulo III: Estructura Sindical 61
Población sindicalizada y tasa de sindicalización 62 Número de sindicatos de primer grado según clase 64
Federaciones y confederaciones 67
Distribución sindical por rama de actividad económica 71
Sindicalismo según sector público o privado 74
Distribución sindical por género 75
Distribución regional de sindicatos y afiliados 77
Violación a los derechos de los trabajadores sindicalizados 81
Capítulo IV: La organización sindical en una Colombia neoliberal 86
Sindicalismo y polít ica: ¿un cambio en los objetivos o una nueva estrategia? 88
La globalización del sindicalismo 94
Reingeniería sindical 97
Balance del sindicalismo colombiano 1990-2005 102
Conclusiones 105
Bibliografía 113
Anexo 1 124
Anexo 2
ÍNDICE DE TABLAS
Tabla 1.1 Población Económicamente Activa, Ocupada y
Sindicalizada en 1984 y 1990 41
Tabla 2.1 Producto Interno Bruto 45
Tabla 2.2 Exportaciones e importaciones 46
Tabla 2.3 Inversión extranjera directa 47
Tabla 2.4 Flujos de Capital Privado 49
Tabla 2.5 Reestructuración del Estado 51
Tabla 2.6 PIB por sectores de la economía 56
Tabla 3.1 Población sindicalizada y tasa de sindicalización 62
Tabla 3.2 Número de sindicatos según clase 65
Tabla 3.3 Número de afiliados por clase de sindicato 66
Tabla 3.4 Número de sindicatos por central obrera 68
Tabla 3.5 Número de afiliados por central obrera 69
Tabla 3.6 Número de afiliados por rama de actividad económica 72
Tabla 3.7 Número de afiliados según sector público o privado 74
Tabla 3.8 Número de afiliados según género 76
Tabla 3.9 Distribución de sindicatos según departamentos 78
Tabla 3.10 Número de afiliados según departamento 80
Tabla 3.11 Sindicalistas asesinados en Colombia 82
Tabla 3.12 Asesinatos y violaciones a derechos de sindicalistas en Colombia 83
1
INTRODUCCIÓN
Uno de los problemas fundamentales de la administración como disciplina
o conjunto de subdisciplinas es el trabajo. En el sistema capitalista se tejen a su
alrededor las relaciones de producción que no sólo van a propiciar el surgimiento
de un marco legal que las regula, sino la aparición de nuevas organizaciones y
doctrinas que guían el accionar de patronos, obreros y Estado. Siempre que el
entorno institucional cambia por efecto de los ciclos y procesos internos del
desarrollo capitalista ocurre también un ajuste de estas relaciones y
organizaciones. Las relaciones laborales y el sindicalismo deberían ser, por tanto,
un problema fundamental de estudio de la administración en Colombia y desde
esta observación es que nace el propósito y el interés por acercarnos a este tema
de la realidad empresarial.
La globalización se tomó todos los campos de la actividad económica y
social, trayendo consigo transformaciones profundas en las condiciones y
sistemas de todos los países. El libre comercio y el avance de las
telecomunicaciones cambiaron la vida productiva de manera estructural,
afectando el sindicalismo y las organizaciones empresariales, antes planteadas
para satisfacer una demanda interna definida por reglas que buscaban favorecer
prioritariamente el mercado nacional.
Colombia fue un país históricamente proteccionista hasta que hacia 1989,
finalizando la administración del presidente Virgilio Barco, se inició el proceso de
apertura económica con un programa de modernización de la economía que
empezó a regir a partir de febrero de 19901. Después, en el gobierno de César
Gaviria y con el cambio del modelo de comercio exterior, el país se sumó a la
tendencia mundial de la economía de mercado y la globalización. Liberalización
económica, privatizaciones, cambios en las condiciones laborales, crecimiento del
sector informal, cierre de empresas, compañías de menor tamaño y
1 Sarmiento, Eduardo (1992). Evaluación y perspectivas de la apertura, en Neoliberalismo y subdesarrollo:
un análisis crítico de la apertura económica. Bogotá, el Áncora editores, pp. 173-174.
2
subcontratación, entre otras, se convirtieron en características de la nueva
dinámica del país2.
La apertura de mercados afectó la creación o eliminación de empleos, su
localización geográfica y la estructura de las ocupaciones. Del mismo modo, el
tamaño de las nuevas empresas, las formas de contratación laboral y la
flexibilización del tiempo de trabajo, entre otros factores, tuvieron efectos en la
organización tradicional de los trabajadores: cambiaron los espacios de acción
sindical, los temas de negociación colectiva y su relación con el Estado3.
Particularmente en Colombia, además de lo anterior, la crítica situación política
condujo a una polarización de fuerzas antagónicas que terminaron afectando la
realidad de la organización obrera en el país.
El sindicalismo, como parte de la vida empresarial, tiene sus inicios en la
revolución industrial europea a finales del siglo XVIII, cuando el sector
manufacturero, principalmente artesanal, se vio relevado por la gran industria.
Conforme al avance de esta nueva etapa y modo de producción, la situación de
los trabajadores empeoró en cuanto a seguridad, salud, jornada y salario. Dada la
imposibilidad legal para agruparse en defensa de sus intereses, los trabajadores
británicos y luego los de otros países, iniciaron movimientos clandestinos de
reacción que desde principios del siglo XIX se enfocaron hacia el logro de un
mejoramiento de sus difíciles condiciones de trabajo, salario y existencia. Esta
propuesta obrera se extendió por el mundo y se consolidó en poco tiempo4.
En Colombia la actividad sindical empezó hacia 1909 con el reconocimiento
del primer sindicato: la Sociedad de Artesanos de Sonsón. Establecido por
artesanos, sastres y zapateros, fue el punto de partida para la aparición de varios
sindicatos de corta vida, frecuentemente promovidos por la iglesia y con fines más
religiosos que sindicales. En 1913, nació en Bogotá la Unión Obrera Colombiana,
2 Zapata, Francisco (2003). “¿Crisis en el sindicalismo en América Latina?”. Kellogg Institute Working Paper
#302. Disponible en: http://kellogg.nd.edu/publications/workingpapers/WPS/302.pdf. 3 Íbíd. 4 Lef ranc, Georges (1974). El sindicalismo en el mundo. Barcelona, España. Oikos-tau ediciones. pp. 14, 15.
3
organización que, en solo en tres meses de actividad, consiguió formar quince
gremios y afiliar 3.500 trabajadores5.
Hacer sindicalismo en Colombia no ha sido fácil. La lucha de artesanos
contra las políticas de modernización capitalista promovidas por las élites originó
un movimiento social que, no obstante las limitaciones para afianzarse en el
escenario nacional, logró arraigarse en diferentes sectores, sentando las bases
para su posterior consolidación a partir de 1930.
En general, históricamente el sindicalismo no ha contado con aceptación y
su existencia, frente a los ojos de grupos sociales dominantes y a los de otros que
no lo son tanto, es inconveniente, innecesaria e inoficiosa. Se puede decir que la
cultura colombiana es antisindical: los miembros de estos grupos están
estigmatizados, son relacionados con subversión y no han sido ajenos a los
rigores del conflicto político y económico interno que vive el país, en que cientos
de líderes y activistas sindicales han sido asesinados. En un régimen como el
colombiano, considerado democrático y con tantos problemas de tipo social como
el desempleo, la pobreza y la indiferencia de un considerable porcentaje de las
élites del poder político y económico por los problemas nacionales, la actividad
sindical se muestra como una opción para que facciones excluidas de la sociedad
puedan manifestarse. Como lo establece un trabajo de la OIT6,
En la actualidad el sindicalismo colombiano, según palabras de sus propios
dirigentes, está en crisis. No incluye a más del 5% de los trabajadores del país y
5 Urrutia, Miguel (1978). Historia del Sindicalismo colombiano: historia del sindicalismo en una sociedad con
abundancia de mano de obra. Medellín, Colombia. Editorial Lealon, p. 75. 6 Inf orme sobre El Trabajo en el Mundo 1997-1998. Los sindicatos: golpeados, pero decididos a afrontar los
retos de la mundialización. Recuperado el 8 de nov iembre de 2005, de: http://www.ilo.org/public/spanish/bureau/inf/magazine/22/22union.htm
"Los sindicatos continúan desempeñando una función esencial como cauces de la democracia y promotores de la justicia social, especialmente acudiendo en defensa de las mujeres, las minorías, las asociaciones de consumidores, los desempleados y los cada vez más numerosos trabajadores marginados de todo el mundo".
4
en algunos sectores las afiliaciones no alcanzan el 1% de su fuerza laboral.
Dadas la nueva realidad económica y social y las reformas estructurales del
sistema de seguridad social que se implementaron en 1990, surge la pregunta
fundamental a desarrollar en el proyecto: ¿Cómo ha enfrentado la organización
sindical el modelo de apertura económica y la globalización? Su respuesta
requiere identificar las características del sindicalismo en Colombia antes de 1990
para cotejarlas con las que van a configurase en los siguientes 15 años que aquí
hipotéticamente se consideran, de entrada, absolutamente diferentes.
Con el llamado que se ha hecho a diferentes actores de la comunidad
internacional, la anunciada fusión de la Central Unitaria de Trabajadores –CUT, y
la Confederación de Trabajadores de Colombia -CTC, la participación de
importantes sindicalistas en los poderes del Estado y la globalización del
sindicalismo mediante alianzas de confederaciones de varios países, más allá de
la tarea regulatoria y de vigilancia de la OIT, la hipótesis es que la esfera que
abarca la mirada de esta actividad dejó de limitarse a aspectos puramente
económicos y gremiales de los trabajadores: en un contexto de globalización y
libre mercado sus líderes han empezado a enfocar sus acciones desde una
dimensión política más amplia, considerando el futuro del país, la defensa de los
derechos fundamentales, la justicia social y el enriquecimiento del debate público.
Por fortuna, existe una tradición científica en Colombia alrededor del
estudio del sindicalismo, como tema que permite escudriñar la realidad laboral,
política, social y cultural del país. La revisión de esta literatura constituye el punto
de partida de esta investigación.
ESTADO DEL ARTE
Los enfoques de los estudios sobre la historia del trabajo y el movimiento
social obrero más reconocidos por la academia colombiana han sido su origen y
5
desarrollo, salario, conflicto, sindicalismo, legislación laboral, cultura, política y
estructura de la organización sindical.
Los primeros trabajos sobre el movimiento sindical en Colombia se
centraban en su historia y fueron publicados en 1969 y 1971 por Miguel Urrutia y
Edgar Caicedo, respectivamente. Aunque lo hacen desde perspectivas
completamente opuestas, estos autores narran la evolución del sindicalismo en el
país coincidiendo en presentar las variables económica y política como ejes de
dicho proceso. Urrutia destacó los factores que constituían barreras para el
desarrollo sindical, así como la importancia de las relaciones con la iglesia y los
partidos políticos. Afirma que la contribución de la organización sindical no podría
ser puramente económica dado que en países en vía de desarrollo su efectividad
depende más de la acción política: un mercado de trabajo con oferta de mano de
obra casi infinita, con altos niveles de desempleo y subempleo se mostraba como
el más grande enemigo de la acción sindical, que podría adquirir mayor capacidad
de negociación en la medida en que contara con el apoyo estatal. Edgar Caicedo,
por el contrario, desde una perspectiva más ideológica que empírica analizó las
alianzas de la clase obrera con el Estado. Considera que la separación entre
acción sindical y política económica era algo mecánico y situó el sindicalismo en
un contexto ampliamente desfavorable que provocaba su debilitamiento y
desorganización. Claro que para él no estaba todo perdido, pues estas
dificultades podrían ser superadas con la ayuda del frente político en el cual
militaba: el Partido Comunista.
A diferencia de los dos autores mencionados y alejándose de cualquier
tendencia personal, Daniel Pecaut aborda el tema de la evolución histórica de la
organización sindical desde un punto de vista estructural, haciendo una división
en períodos similar a la de otros autores como Caicedo y Mauricio Archila. Este
sociólogo francés inscribe al movimiento obrero en el conjunto general del país y
describe su desarrollo reparando en las diferentes etapas y en la forma en que se
relaciona con las estructuras industrial, social, política e institucional de Colombia.
Después de señalar –al igual que Urrutia- algunas de las características propias
6
del mercado laboral y del proceso de industrialización que dificultaban la acción
sindical, Pecaut advierte que como el Estado no estuvo en capacidad de
garantizar la participación obrera en la vida nacional, los trabajadores decidieron
acudir a los partidos políticos. El Estado no cumplió con su papel moderador en
las relaciones sociales de producción capitalista asumiendo, por el contrario, una
posición crítica que, además, se orientó hacia la represión como forma de control.
Cultura e identidad obrera se considera un clásico en la literatura sobre
sindicalismo. Mauricio Archila, su autor, no sólo contribuye a enriquecer los
aspectos formales de la historia del sindicalismo en Colombia, sino que
reconstruye el proceso de formación de la clase obrera en el país, identificando
los períodos de su evolución organizativa. A través de la localización de varios
hitos o acontecimientos fundamentales descubre las claves que contribuyeron a la
formación de una cultura e identidad propias; según Archila, es a partir de la
herencia artesanal y de las ideas revolucionarias que se empiezan a gestar las
primeras generaciones obreras: fueron las tradiciones cristianas, racionalistas y
socialistas la base sobre la que su clase empieza a resistirse a la explotación y la
dominación, formando una organización e identidad de carácter nacional, cuyos
mecanismos de lucha y presión –entre ellos la huelga- tenían efectos en las más
altas esferas del país.
Estos mecanismos son, precisamente, la segunda categoría de estudio del
tema sindical. El trabajo sobre luchas sindicales ha sido desarrollado a
profundidad por Mauricio Archila y Álvaro Delgado, investigadores del Centro de
Investigación Nacional para la Educación Popular –CINEP-. En sus publicaciones
(1995 y 2002), los autores hacen la reconstrucción de la protesta obrera desde
1945 hasta el año 2000, explicando los motivos, modalidades de lucha, actores,
convocantes, adversarios y ubicación geográfica. Haciendo un recuento histórico
del entorno socioeconómico y político que rodea estas manifestaciones obreras,
así como un análisis de variables cuantitativas -como número de huelgas por año,
participación por sector y horas de trabajo perdidas, entre otras- la investigación
permite aproximarse al sentido de las luchas obreras que se han llevado a cabo y
7
a su magnitud, haciendo también un seguimiento a la evolución en las demandas
de los trabajadores. Después de estos estudios minuciosos Delgado concluye que
en este instrumento de poder sindical no hay una tendencia definida por la
debilidad de la organización, que dicha debilidad genera otras formas de presión y
que aun hoy, cuando la violencia ha interferido en el escenario de concertación
laboral, las organizaciones gremiales no buscan afectar el orden nacional sino
hacer respetar sus derechos de asociación y negociación de condiciones de
trabajo.
La periodista María Teresa Herrán presenta, en 1981, un trabajo
investigativo sobre el sindicalismo que le valió el premio nacional de periodismo
Simón Bolívar. La autora hace un diagnóstico de la organización en un momento
de radicalización, capturando las posiciones de líderes sindicales, empresarios,
políticos y académicos a propósito de la difícil situación por la que atravesaba en
el 1980. Aborda aspectos como la dimensión política del sindicalismo, los
conflictos al interior de las centrales obreras, sus formas de financiación, su
independencia y sus relaciones con el Estado y con los grupos industriales y
financieros. Demuestra cómo la radicalización se encuentra en trabajadores,
empresarios y gobierno y cómo la persecución y represión de la que fueron objeto
los primeros, hicieron que el acorralado sindicalismo acudiera a la combatividad
política; como reflexión final, Herrán destaca la inconveniencia de tratar de
quitarle legitimidad y espacio al movimiento y plantea como tarea para los
próximos gobiernos responder al reto de aliviar tensiones, modificando algunos
aspectos de la legislación vigente y formulando políticas laborales estructuradas.
La organización sindical y su relación con la legislación, la política y la
estructura económica es la línea que siguen algunos de los trabajos más
recientes sobre el tema. En 1986, Hernando Gómez, Rocío Londoño y Guillermo
Perry publican un libro que explora la relación sindicalismo-política económica.
Los dos capítulos iniciales a cargo de Guillermo Perry, hacen una revisión de las
tendencias sindicales en Colombia y el mundo, considerando países como
Francia, Italia, Brasil, Argentina y Perú, entre otros- donde observa rasgos
8
similares, aunque de matices distintos, en el movimiento sindical. Luego,
recogiendo las posiciones de confederaciones y no confederados a propósito de
temas como las políticas salarial, industrial, financiera, fiscal y de comercio
exterior, el autor pone en evidencia la creciente participación del sindicalismo
colombiano en asuntos económicos y políticos, aunque señala su escaso impacto
sobre la gestión del gobierno.
Rocío Londoño, por su parte, trata la estructura sindical colombiana, la
actividad huelguística y las formas de organización y coordinación del movimiento
obrero en la década del setenta. Presenta elementos cuantitativos y cualitativos
acompañados por anotaciones sobre el entorno económico para señalar algunas
tendencias de la época. Al final, y aunque se encuentra fuera del período de
estudio que consideró inicialmente, la autora introduce observaciones sobre los
nuevos cambios que la organización ha experimentado basándose en el último
censo sindical dado a conocer antes de la publicación del texto.
La tercera parte, llevada a cabo por Hernando Gómez Buendía y Rocío
Londoño, es principalmente un estudio de casos. En ella se encuentra la posición
del sindicalismo frente a la política educativa, a la crisis del sector textil y a las
políticas en materia de salud, casos que, a juicio de los autores, merecían ser
desarrollados a profundidad. A partir de los aportes individuales que hace cada
una de las partes del libro, se logra un acercamiento a la organización sindical y a
su capacidad de acción frente a algunas variables que los afectan. El texto
permite ver que, después de 1980, hubo un creciente interés del sindicalismo por
la política económica, explicado en una parte por cambios en su estructura interna
y en otra por cambios en el entorno económico nacional. Esta tendencia
actualmente es más clara.
Jaime Tenjo publica a mediados de la década del setenta un estudio
estadístico sobre la organización sindical colombiana, retomado parcialmente por
Rocío Londoño y de especial importancia para el desarrollo del presente trabajo.
Las variables de Tenjo son número de sindicatos, población sindicalizada,
9
sindicatos por central, por sector y por departamento, entre otras. El autor hace
una caracterización muy completa del movimiento sindical del año 1974,
sugiriendo simultáneamente algunas hipótesis que podrían explicar los rasgos
identificados. En la parte final de su trabajo, Tenjo recoge cifras presentadas por
Urrutia, tabula información del Ministerio de Trabajo y establece con ellas un
horizonte de tiempo de 15 años que le permite determinar lo que él mismo
denomina la “historia cuantitativa” de tres variables principales: número de
sindicalizados, número de sindicatos de primer grado por departamento y por
sector, y número de sindicatos de segundo grado. La relación directa entre
desarrollo y sindicalismo -tanto en las regiones como en los sectores- y entre el
crecimiento de la fuerza de trabajo asalariada y la aparente evolución cuantitativa
de los sindicatos son algunas de las conclusiones más importantes a las que llega
el autor en su investigación, que fue seguida por el análisis que Rocío Londoño
(1986) y el Instituto María Cano (1990) hicieron del las cifras del Censo Sindical
de 19847, aunque sin la misma profundidad.
La apertura económica en Colombia constituyó un punto de inflexión en los
diferentes escenarios del país. El marco en el cual el sindicalismo fijó sus
objetivos y desarrolló sus actividades típicamente fue el proporcionado por el
esquema proteccionista pero, a partir de 1990, el sistema de economía de
mercado puso unas nuevas condiciones que exigieron a la organización sindical,
implícitamente, la adopción de una posición diferente a la tradicional. El anterior
es el planteamiento central de Mario Jaramillo en Sindicalismo y economía de
mercado, el mejor y más reciente trabajo sobre el tema que nos ocupa. Allí el
autor explora el estado del movimiento sindical en 1993, caracteriza
ideológicamente las confederaciones existentes y observa algunas tendencias
cuantitativas (1984-1992) que sugieren un retroceso en el sindicalismo nacional,
advirtiendo las dificultades por las que atravesaba. La corrupción en las
confederaciones, la burocratización de su dirigencia, la reducción en el tamaño
del Estado, el derrumbe del socialismo y la relación con la guerrilla son algunas
de las razones que aduce el autor para explicar la crisis del movimiento que,
7 Realizado por el Ministerio de Trabajo.
10
asegura, se vio afectado sensiblemente por un distanciamiento entre líderes y
base como consecuencia de la pérdida del objetivo sindical.
Si se considera que la modernización de la economía colombiana implica
una nueva relación entre sindicatos, empresa y Estado, el autor proyecta un
sindicalismo de concurrencia y no de confrontación, que se inscribiría en el nuevo
modelo y empezaría a ser parte de él. Propone un Estado alejado de los agentes
económicos privados, que establezca las reglas claras y necesarias para afrontar
los nuevos retos y un sindicalismo colombiano que debe construir su futuro sobre
una base de comprensión del realismo económico, abandonando su relación de
dependencia negativa con el Estado para pasar a una relación de
interdependencia positiva con la empresa. Con esta afirmación se percibe
también un sesgo ideológico más que científico en este estudio.
La Universidad de los Andes ha mantenido con saltos una línea de
investigación sobre sindicalismo desde hace más de cuatro décadas. Carlos
Dávila fue el autor del primer trabajo sobre sindicalismo en la Universidad, al cual
le siguieron cerca de 18 tesis de grado del departamento de Ingeniería Industrial,
publicadas entre 1976 y 1982 y asesoradas en su mayoría por él mismo y por el
profesor Manuel Rodríguez. Estos trabajos se agrupan en seis ejes temáticos:
conflictos laborales y convenciones colectivas, estudios de sindicatos, casos de
empresas, centrales obreras, estudios comparativos y análisis de estructura y
tendencias políticas8. Su metodología incluye entrevistas, revisión de
8 En el eje de conf lictos laborales y conv enciones colectiv a se encuentran los siguientes trabajos: Los
conf lictos laborales de 1977 y 1979 en ECOPETROL: estrategias patronales y sindicales de Bernardo Solano Forero (1982), asesor Manuel Rodríguez (en adelante MR); Análisis histórico del desarrollo de las negociaciones laborales en el Banco Popular de Alfonso Rueda Lozano (1980), asesor Carlos Dáv ila (en adelante CD). En los estudios de un sindicato están los trabajos: Colombiano de Artistas-CICA: estudio de su ev olución de Maria Victoria Valero Mondol (1981), asesor CD; Estudio del sindicato del Banco de Trabajadores de Javier Fernando Montero Silva (1978), asesores CD y MR. En el eje de casos de empresas están: Estudio de los aumentos de sueldo por convención colectiv a en un banco del país de Pedro Roberto Alban Díaz del Castillo (1982), asesor MR; La crisis de la Empresa Industrial de Serv icios Públicos EDIS de Carlos Alberto Parrado Vásquez (1979), asesor MR; El sindicato de una empresa multinacional: estudio de su evolución de Orlando Olmos Leal (1979), asesores MR y CD. En los estudios sobre centrales obreras están: Las centrales obreras de Colombia de Oswaldo A. Ossa (1982); Mecanismos de captación y formación de trabajadores en la CGT de Mauricio Cárdenas (1979), asesor CD. En la categoría de estudios comparativos se realizaron los siguientes trabajos: Evaluación comparativa entre el sindicato de trabajadores de la Central de Mezclas y Derivados y la actividad sindical en la industria del cemento y materiales de la construcción en el período 1958-1979 de Alejandro Barrero (1980), asesor CD; Estudio y análisis comparativ o entre los sindicatos de Icollantas y Unirroyal-Croydon de Hernán Cortés
11
publicaciones periódicas y otros trabajos de investigación; los autores, en su
mayoría estudiantes de pregrado, recurren a la consulta de documentos internos y
archivos de las organizaciones estudiadas.
Actualmente en las investigaciones sobre la organización sindical que se
realizan en la Universidad participan otras facultades distintas a la de Ingeniería
Industrial. Las facultades de Economía y Derecho así como el Departamento de
Ciencia Política han publicado los trabajos más recientes sobre el tema, en los
que se explora el impacto de los sindicatos en los salarios, la relación entre
sindicalismo y política y la legislación laboral en relación con lo sindical.
La literatura sobre sindicalismo en Colombia no es tan abundante como en
otros lugares del mundo. El CINEP ha sido la institución que ha concentrado
tradicionalmente la mayor cantidad de documentos y trabajos sobre el tema,
aunque el Instituto María Cano, la Escuela Nacional Sindical y Friedrich-Ebert-
Stiftung de Colombia –FESCOL- se han unido a ese esfuerzo. A excepción de
Jaramillo, cuyo trabajo se sitúa en la mitad de la década anterior y tiene como
principal objetivo desarrollar propuestas para el futuro de la organización, ningún
autor ha tratado explícitamente el tema de estructura sindical actual ligado a la
apertura económica. La gran mayoría de artículos observados hablan de crisis,
retos y perspectivas de esta organización en medio del proceso de globalización,
pero el análisis de la estructura se escapa de los propósitos de los autores.
Aunque dispersos, existen los recursos necesarios para hacerlo: trabajos
sobre historia del movimiento sindical y sobre su relación con las diferentes
estructuras, estadísticas publicadas por distintas entidades, artículos en
Olivera (1979), asesor CD; Estudio y análisis comparativo de dos sindicatos de la industria cerv ecera de Luz Aída Pardo Herrera (1980), asesor CD. Otras tesis realizadas por el Departamento de Ingeniería Industrial durante este periodo son: Factores que inciden en la participación sindical: dos caso específicos de Alfonso Manrique (1976), asesor Hector Ay ala; El sindicalismo durante el primer gobierno del Frente Nacional de Martha Ruth Mendoza (1979), asesor MR; Instituto laboral de Rodrigo Fuentes de Bedout (1970), asesor CD. Los trabajos publicados por la Facultad de Economía, Derecho y Antropología son, respectivamente: La v ulnerabilidad económica y los sindicatos de Guillermo Caballero y Enrique Camacho (1982), asesor Edgar Rev eiz; Apuntes sobre la estructura del mov imiento sindical colombiano respecto a las tendencias predominantes en el capital nacional de Mauricio Echeverri (1981); Tendencias políticas del sindicalismo en Bogotá de Estaban Navajas Cortes (1974).
12
periódicos, revistas, medios especializados y testimonios de sus actores, que
ahora son protagonistas.
Este proyecto de grado busca ser un aporte exploratorio en ese sentido,
dado que el debate sobre la crisis del sindicalismo, su papel en la sociedad y la
forma como esta organización ha enfrentado y debería afrontar los cambios
propuestos por el nuevo rumbo del país, aun está abierto y en construcción.
OBJETIVOS
El objetivo general planteado para este proyecto de grado es investigar la
organización sindical en Colombia y las actividades internas y externas que ha
desarrollado, a partir de una base empírica constituida por sus principales
variables e indicadores, en el contexto de la denominada apertura económica
1990-2005.
Para cumplir con lo anterior, hemos planteado los siguientes objetivos
específicos:
• Identificar los antecedentes de las organizaciones sindicales y del sindicalismo
en Colombia dentro del modelo proteccionista. Estos antecedentes
comprenden desde la formación de la Sociedad de Artesanos de Bogotá en
1847 hasta el año 1990, previo al proceso de apertura económica de nuestro
país.
• Describir las políticas públicas de la apertura y el impacto que tuvieron en lo
económico, social y en la organización sindical. Específicamente las Leyes 50
(1991) y 100 (1993).
• Investigar y cuantificar la evolución de aspectos de la organización y del
movimiento sindical colombiano como número de sindicatos, población
13
sindicalizada, sindicatos y sindicalizados por sectores económicos y por
departamentos.
• Identificar los cambios ideológicos y de actuación que ha experimentado la
organización sindical frente modelo de mercado y al proceso de globalización.
TEORÍA, METODOLOGÍA y FUENTES
La teoría organizacional es el conjunto de conceptos, categorías y
conjuntos de hipótesis que permiten describir y explicar la vida de las
organizaciones9. Así, ésta proporciona herramientas que permiten analizar a la
organización como unidad y lo que en ella sucede; de allí su relevancia para este
proyecto.
La organización es una entidad social coordinada, compuesta por dos
personas o más, que funciona a efecto de alcanzar una meta o metas
propuestas10. Existen diferentes tipos de organizaciones según sus objetivos,
estructura, miembros, tamaño y criterios de efectividad, entre otras variables; lo
que todas tienen en común es que reúnen ciertas características y relaciones
organizacionales establecidas en la teoría, que se dan en diferente forma y grado
para cada una de ellas11.
Inicialmente las organizaciones se consideraban autónomas, separadas y
en constante competencia con las demás. La aplicación de la teoría general de
sistemas en el campo organizacional permitió -además de concebirlas como un
todo organizado, compuesto por dos o más partes interdependientes y con límites
identificables-, su visualización como parte de una gran estructura: la sociedad.
De este enfoque sistémico se derivó su condición de sistema abierto, que
9 Dáv ila, Carlos. Teorías organizacionales y administración: Enf oque crítico (1997). Bogotá, Colombia.
Editorial Kimpres Ltda, p. 7. 10 Gibson, James; Ivancevich John y Donnelly, James (1994). Organization: Behavior, structure and
processes. Estados Unidos. Irwin. 11 Dáv ila, op. cit., p. 6.
14
interactúa con el entorno y se ve afectado por las condiciones económicas,
políticas y sociales que éste le presente12. La teoría de la organización
contingente, por su parte, se erigió sobre la consideración del sistema abierto y
establece que no hay una mejor forma de organización para todas las
circunstancias: ésta debe adaptarse a las condiciones particulares que enfrenta,
y uno de los factores determinantes de la estructura organizacional es el entorno.
La mayor parte de las organizaciones se relaciona con una gran cantidad
de elementos externos, como son los aspectos legales, la estructura social
general y las condiciones económicas. El cambio y la complejidad de estas
condiciones ambientales tienen grandes consecuencias para el diseño y acción
organizacional. De hecho, el origen de la mayoría de decisiones, actividades y
resultados organizacionales se puede encontrar en sucesos acontecidos en el
ambiente externo13.
Para investigar las organizaciones es importante observar dimensiones que
describen rasgos específicos de diseño de la misma. Las dimensiones
organizacionales son de dos tipos: estructurales y contextuales. Las estructurales
proporcionan etiquetas para distinguir las características internas de una
organización, creando una base para medirlas y compararlas; las contextuales,
por otra parte, caracterizan a la organización -el ambiente, metas y estrategia-
describiendo así el marco organizacional que influye y modela las dimensiones
estructurales14.
Según Dávila (1997), las organizaciones son dinámicas en la medida en
que crecen, cambian, se reproducen, se deterioran, progresan y algunas veces
mueren; presentan conflictos ya que la búsqueda de objetivos, dada la
participación de más de una persona o nivel en dicho proceso, implica oposición,
negociación y hasta imposición entre los diversos intereses individuales que
confluyen en ella. Los cambios en estrategia, estructura, personas y/o cultura
12 Daft, Richard. Teoría y diseño organizacional (2000). México. International Thomson Editores. p. 13. 13 Ibíd, p. 106. 14 Ibíd, p. 15.
15
pueden determinar la continuidad de una organización; lo anterior, en un marco
de compromiso y liderazgo, considerando la posibilidad de enfrentar
inconvenientes como la existencia de barreras frente al cambio15.
Según Daft (2000), las organizaciones de hoy deben someterse a la
innovación y el cambio, no solo para prosperar, sino para sobrevivir en un mundo
de mayor competencia que se ha gestado en medio de un proceso mundial de
globalización y de apertura económica en los diferentes países. En este momento,
reinventarse se convierte en un elemento clave a causa de los cambios
económicos y sociales radicales que de algún modo alteran las reglas y el espacio
en el que ellas se mueven.
Con el fin de investigar la organización sindical en el contexto de apertura
económica y globalización, se llevó a cabo un estudio exploratorio que considera
la siguiente hipótesis: Para fortalecerse frente al modelo de mercado, la
organización sindical colombiana ha incrementado sus relaciones con la
organización sindical internacional y sus líderes han internacionalizado su visión y
dado pasos para integrarse a la vida política del país, más allá de la acción
sindical y la defensa de intereses grupales limitados a una empresa o un conjunto
de empresas de una región o sector económico.
Es importante también detenerse en otras precisiones de carácter
conceptual, además de las relacionadas sobre organizaciones, que permitan
hacer claridad sobre el desarrollo de esta investigación.
Una organización sindical es una asociación formada para la defensa y
promoción de los intereses económicos y sociales de los trabajadores que
representa. Para efectos de este trabajo, organización sindical se referirá a la
colectividad de sindicatos existentes, cualquiera sea su tipo, en el territorio
nacional.
15 Ídem.. Daft (2000). p. 314.
16
Según el tipo de individuos que los conforman, los sindicatos se clasifican
así: de empresa, cuando están formados por trabajadores de varias profesiones,
oficios o especialidades, que prestan sus servicios en una misma empresa,
establecimiento o institución; de industria o por rama de actividad económica,
cuando están formados por trabajadores que prestan sus servicios en varias
empresas de la misma industria o rama de actividad económica; gremiales,
cuando están formados por individuos de una misma profesión, oficio o
especialidad y de oficios varios, cuando están formados por trabajadores de
diversas profesiones, disímiles o inconexas16. Los sindicatos de empresa,
industria, gremio y oficios varios –llamados sindicatos de primer grado- tienen la
facultad de unirse o coligarse en sindicatos de segundo grado o federaciones
locales, regionales, nacionales, profesionales o industriales y éstas, a su vez, en
confederaciones (sindicatos de tercer grado)17.
La modernización a la cual se hace referencia en esta investigación es la
introducción de cambios en una organización, entendida como transformación que
busca hacer frente a unas nuevas necesidades y adaptarse a un nuevo entorno
que presenta retos y expectativas distintas. Esta definición de modernización
cobija cualquier institución ya sea pública o privada, por lo cual se puede hablar
de modernización del Estado, de modernización de una empresa o de
modernización de la organización sindical.
La apertura económica fue un proceso de ajuste nacional que no se debe
examinar aislado, pues hizo parte de una tendencia mundial llamada
globalización. Al hablar de este fenómeno lo hacemos desde una perspectiva
integral, refiriéndonos a ella como un nuevo orden político, social y económico
derivado de la expansión de las fuerzas del mercado y la tendencia de integración
entre países: menos barreras, intercambio y cambio cultural, mayor interrelación
16 Estos últimos sólo pueden f ormarse en los lugares donde no hay a el número mínimo requerido de
trabajadores de una misma actividad, prof esión u of icio para f ormar uno gremial. Articulo 356. Código Sustantivo del Trabajo.
17 Articulo 417. Código Sustantivo del Trabajo.
17
económica, cambios institucionales y nuevas formas de producción, distribución,
consumo y comunicación.
La revisión del estado del arte nos permitió valorar el estudio de Jaime
Tenjo (1975) del cual se tomó su esquema de presentación de estructura sindical.
Se seleccionaron entonces como variables para un diagnóstico de la organización
las siguientes: número de sindicatos según grado y población sindicalizada a nivel
nacional; número de sindicatos y población sindicalizada por sectores
económicos; número de sindicatos y población sindicalizada según clase de
sindicato; número de sindicatos y población sindicalizada por confederación y
número de sindicatos y población sindicalizada por departamento. Del mismo
modo, al considerarlos complemento necesario para la caracterización de la
organización sindical que hizo Tenjo en su trabajo, se adicionaron indicadores
como distribución sindical por género, distribución sindical según sector público o
privado y violaciones a los derechos de los trabajadores sindicalizados, las cuales
consideramos indispensables para el análisis de la nueva realidad que afecta la
organización social colombiana, y particularmente la sindical.
La información cuantitativa presentada en esta investigación fue tomada,
en su mayoría, de los Censos Sindicales de 1990, 1991, 1992, 1993, 1994, 2002
y 2005 realizados por la Escuela Nacional Sindical y fue complementada con
datos suministrados por las centrales o tabulados por las autoras con base en el
Archivo Sindical del Ministerio de Protección Social (antes Mintrabajo), donde
reposan los registros de todos los sindicatos creados en el país. Ante las
dificultades para saber cuales de ellos continuaban realmente en actividad, y
concientes de la sobrevaluación que se podría originar, fueron revisados casi
5.000 de estos registros divididos por departamento y se contabilizaron
únicamente aquellos solicitados entre 1990 y 2006, clasificándolos según clase y
por región, y obteniendo un consolidado de registros efectivos, cancelados y
negados para el período de estudio que contempla el trabajo.
18
Al componente cuantitativo se sumaron aspectos cualitativos como
objetivos, metas, estrategias y acciones sindicales que lo complementan y
ofrecen una visión a largo plazo de la organización. El cuarto capítulo, dedicado
en su totalidad al desarrollo de esta visión, está soportado en más de 6 horas de
entrevistas a profundidad realizadas a los más importantes dirigentes y ex
dirigentes sindicales del momento: Carlos Rodríguez Díaz -presidente de la CUT-,
Julio Roberto Gómez Esguerra -Secretario General de la CGT y Presidente de la
CLAT-, Apécides Alvis Fernández -Presidente de la CTC-, Wilson Borja Díaz -Ex
Presidente de Fenaltrase y Representante a la Cámara del Polo Democrático
Alternativo-, Jaime Dussán Calderón -ex presidente de FECODE y Senador del
PDA y Gloria Inés Ramírez, -también ex Presidente de FECODE y Senadora del
PDA-. Ellos expusieron sus puntos de vista a propósito de temas como el nuevo
escenario generado por la apertura, la situación actual del movimiento sindical, su
relación con política, con organizaciones internacionales y sus retos,
perspectivas, acciones y nuevas estrategias. Los cuestionarios fueron realizados
con base en las categorías suministradas por el estado del arte, la teoría
organizacional y la revisión histórica, con lo cual se pudo definir y corroborar la
hipótesis planteada al inicio del proyecto.
Es necesario destacar que la diversidad de fuentes consultadas procura
una visión más amplia sobre el tema sindical, abarcando perspectivas diferentes.
Entre ellas se encuentran las centrales obreras, el Ministerio de Protección Social,
el Departamento Nacional de Estadística -DANE, el Centro de Estudios del
Desarrollo Económico -CEDE, la Escuela Nacional Sindical, CINEP, Fescol y los
más influyentes medios de comunicación como El Tiempo, Portafolio, Semana,
Dinero y Revista Deslinde.
Finalmente, es importante mencionar que el desarrollo del proyecto estuvo
permanentemente apoyado por el asesor, quien con sus conocimientos y
experiencia orientó el proceso de realización de este estudio sociológico
cuantitativo.
19
El presente texto se compone de cuatro capítulos. El primero sintetiza la
historia sindical reconstruida a partir de una revisión bibliográfica, cuyo
seguimiento busca, principalmente, evidenciar la participación de las
organizaciones de trabajadores en los procesos económicos y políticos de
Colombia. Para esto se tuvieron en cuenta aspectos como la evolución industrial,
el modelo económico nacional y la relación con partidos políticos y Estado, que
fueron las variables identificadas en la revisión de la literatura que resultan útiles
para el enfoque y desarrollo de la investigación.
El segundo capítulo hace una breve descripción del proceso de Apertura
Económica en Colombia y de las reformas estructurales que la acompañaron.
Este señala los efectos económicos, sociales y políticos y las implicaciones que
éstas tuvieron para el mercado laboral, detectando los elementos que van a
afectar al movimiento sindical.
El tercero y cuarto capítulos buscan identificar el cambio en la
organización, lo que constituye la base de la hipótesis con la que se inicia el
trabajo. Éstos se desarrollaron a la luz de la teoría organizacional, estudiando las
dimensiones estructural y contextual de la organización y con sindicatos y
dirigentes como unidades de análisis.
20
CAPÍTULO I
ANTECEDENTES DEL SINDICALISMO EN COLOMBIA
La Sociedad de Artesanos de Bogotá es considerada por la historiografía
económica y social como la primera organización de trabajadores del siglo XIX en
Colombia.18 Su creación en 1847 fue una reacción al establecimiento del comercio
libre, al modelo y la aplicación de la teoría de la ventaja comparativa, al modelo de
desarrollo hacia fuera que en el país se orientó a la exportación de productos
tropicales a Europa y a la apertura del mercado interno a manufacturas e
inversión extranjera. Debido a la revolución industrial, los nuevos procesos e
innovaciones tecnológicas se tradujeron en menores costos; así, las manufacturas
europeas empezaban a sacar del mercado a las nacionales y la única manera de
mantenerse en él era buscando la protección del Estado, protección a la que
accederían los artesanos presentándose agremiados para pedir el alza en tarifas
de aduana y, posteriormente, actuando como grupo de presión frente al régimen
conservador19.
En sus inicios, la Sociedad de Artesanos tenía características de sindicato
primitivo: movilizaba la opinión hacia intereses comunes, defendía las
ocupaciones y el bienestar económico de sus miembros, y buscaba educarlos en
lectura, escritura, y moral, entre otras materias20. Sin embargo, la decidida
participación de sus miembros en las elecciones de 1848 con el claro objetivo de
favorecer la elección del liberal José Hilario López le confirmó a los artesanos la
creciente importancia que estaban adquiriendo, a los partidos existentes la utilidad
de contar con ellos y significó la pérdida del carácter gremial de mejoramiento
económico con el que había empezado la sociedad21. Así se deduce del cambio
de nombre de Sociedad de Artesanos de Bogotá a Sociedad Democrática, un club
político defensor y hasta brazo armado del gobierno del liberal que fue
18 Urrutia, op. cit., p. 25. 19 Ibíd, pp. 29-32. 20 Ibíd, p. 30. 21 Aunque para Urrutia es imposible determinar el ef ecto real de dicha participación en el desenlace de las
elecciones, admite que la presencia amenazante de los artesanos pudo influir en algunos congresistas. Lo que sí establece con claridad es que esta actuación en el escenario político cambió el futuro de la sociedad. Ibíd, p. 34, 35.
21
efectivamente elegido para el período 1849-1852 y que promovió la fundación de
este tipo de organizaciones en todo el país22.
Una vez en el poder, la nueva administración llevó a cabo distintas
reformas23 que tuvieron efectos adversos en la clase artesanal; esto hizo que el
abismo existente entre los intereses de comerciantes y artesanos se hiciera
evidente nuevamente, desembocando en una guerra civil de ocho meses que, en
1854, acabó con las Sociedades Democráticas. Luego de este revés en el intento
de organización de trabajadores, en la segunda mitad de este siglo los artesanos
de diferentes partes del país se agruparon en sociedades de Mutuo Auxilio o en
Sociedades Secretas, participando en cualquiera de los partidos tradicionales
colombianos y consiguiendo algunos beneficios por medio del clientelismo.
La siguiente manifestación obrera independiente data de 1913 con la Unión
Obrera Colombiana –UOC24-. Ésta se fundó en Bogotá luego de la aparición de
numerosas organizaciones asistencialistas que, en el marco de los primeros años
de industrialización en el país, fueron fomentadas por Iglesia y empresarios,
inspiradas en encíclicas como Rerum Novarum, para prestar servicios de
alfabetización, vivienda, biblioteca, cooperativa y caja de ahorros. Los casos más
conocidos fueron el Círculo de Obreros en Bogotá y la Acción Social Católica en
Antioquia, ambos bajo el liderazgo de los jesuitas con apoyo de líderes del partido
conservador25.
En la década siguiente, acompañando el surgimiento de algunos
establecimientos industriales de alimentos, bebidas, velas, jabones y textiles,
22 La conv eniencia de contar con el apoyo de las Sociedades Democráticas hizo que el Partido Conserv ador
siguiera el ejemplo, creando la Sociedad Popular. Ésta, aunque f racasó en su intento por mejorar la difícil situación política en la que quedaron los conserv adores pasadas las elecciones, contribuy ó a agudizar el conf licto partidista de la época. Ibíd. 36, 37.
23 La abolición de la esclav itud, Ley es anticlericales (separación Iglesia-Estado, abolición de los diezmos y elección popular de párrocos), Ref orma fiscal y Ref orma agraria. Ibíd, pp. 48-53.
24 Para entonces y a se había reconocido el primer sindicato: la Sociedad de Artesanos de Sonsón. Ibíd, p. 75. 25 Archila Neira, Mauricio (1991). Cultura e identidad obrera: Colombia 1910-1945. Bogotá, CINEP, pp. 212-
217. El Círculo de Obreros f ue f undado en Bogotá por el jesuita español Jesús María Campoamor, en el año
1911. Ver Dávila, Carlos (2003). Entre la tradición y la modernidad: de una caja de ahorros de obreros católicos a un grupo económico (1911-1980), en Empresas y empresarios en la historia de Colombia. Siglos XIX y XX. Bogotá, Editorial Norma y Ediciones Uniandes, pp. 949-999.
22
entre otros, comenzaron a formarse pequeñas concentraciones de trabajadores
manuales asalariados que junto a artesanos, campesinos que recién
abandonaban sus tierras, trabajadores de la construcción y del transporte fluvial y
ferroviario hicieron parte de una naciente clase obrera con deseos de
organizarse26.
HERENCIA ARTESANAL, HUELGAS Y SINDICALISMO HEROICO, 1910-1930
Aunque la UOC no tuvo mucha acogida entre los trabajadores, contribuyó a
cimentar una identidad obrera y a afirmar su necesidad y deseo de organización.
Ésta fue la base para la fundación de un Partido Obrero en Bogotá hacia 1916 y
tres años más tarde, después de un congreso realizado por el Sindicato Central
de Bogotá, del Partido Socialista que fue la primera organización nacional que
apelaba a los trabajadores.27
Las guerras civiles libradas en el siglo XIX afectaron el desarrollo industrial
colombiano: el reclutamiento forzado de obreros y la fundición de las máquinas
postergaron el montaje de grandes factorías, suspendieron la operación en
algunas fábricas –como Vidrios Fenicia, de Bavaria- y ocasionaron averías en
otras más -como la textil de Samacá o la ferrería La Pradera-; por otra parte el
aislamiento regional y la desarticulación de los mercados debido a dificultades de
transporte e insuficiencia en las vías de comunicación retrasaron algunos de sus
procesos y protegieron la actividad artesanal. Cuando asumió el gobierno en
1904, el presidente Rafael Reyes inició un plan de obras públicas que dinamizó el
precario mercado local con carreteras y ferrocarriles y fomentó, casi
simultáneamente, la industria nacional. Estas políticas y la existencia de recurso
empresarial -capital, organización y emprendedores- fueron un punto de partida
26 Archila, Mauricio (1989). La clase obrera colombiana 1886-1930, en Nueva Historia de Colombia Vol III:
Relaciones internacionales y movimientos sociales. Bogotá, Planeta, p. 272. Ver también Molina, Gerardo (1974). Las ideas liberales en Colombia: 1915-1934. Bogotá, Ediciones Tercer Mundo, p. 112.
27 Archila (1991), op. cit., pp. 217-219.
23
para la base industrial del país que en 1922, con Pedro Nel Ospina, recibe un
segundo gran impulso28.
La debilidad de la industria nacional y su dispersión tuvo una consecuencia
directa en los sindicatos de este período: Hasta 1924, de las 56 personerías
jurídicas reconocidas la mayoría era principalmente artesanal y se encontraba en
pequeñas ciudades, agrupada por oficios o por localidades. Sólo después de ese
año empiezan a organizarse los transportadores ferroviarios, los petroleros y los
bananeros29 acompañados por los artesanos, que gozaban de gran aceptación
entre la población y proporcionaron, en gran medida, las bases y características
de una clase obrera que ya había empezado a manifestarse.
La protesta de los trabajadores fluviales de Barranquilla en 1910 por un
intento de rebaja salarial es la primera huelga de la que se tiene referencia30.
Este tipo de acción obrera, novedoso para entonces, fue tomando más fuerza en
los años 20 cuando ya existían dos leyes31 que la reglamentaban. Es necesario
anotar que, en general, el movimiento huelguístico surgió sin ningún
ordenamiento o preparación y los obreros acudían al cese de actividades y a la
revuelta sin la formulación de sus peticiones o sin esperar la respuesta de sus
patrones. Ésto se vio claramente en la huelgas de las trabajadoras de textiles de
Bello32 (1920) y de los ferroviarios en La Dorada (1924)33.
28 Nuev as tarifas aduaneras para productos extranjeros, subsidios directos, primas de exportación y la
exención de derechos aduaneros para máquinas y materia prima importada fueron algunas de las medidas que contribuy eron a instalar o reactivar algunas empresas como Textiles de Bello, La Espriella, Samacá, Fósf oros Olano y algunos ingenios azucareros.
May or Mora, Alberto (1989). Historia de la industria colombiana. 1886-1930, en Nuev a historia de Colombia: Economía, caf é, industria. Bogotá, Planeta, Vol V, pp.317-319 y 321-328.
29 Ministerio de Gobierno, Departamento de Justicia (1938). Reseña del mov imiento sindical 1909 1937. Bogotá, Imprenta Nacional.
30 Archila (1991), op. cit., p. 221. 31 La ley 78 de 1919 presentaba la huelga como manif estación del derecho al trabajo, entendido como la
libertad que tenía el trabajador para vender o no su fuerza y entrar o no a huelga dentro de los límites legales. La ley 21 de 1920 contenía el perf eccionamiento del régimen de la huelga, que instituía el procedimiento obligatorio para llegar a la misma: el planteamiento previo de sus reiv indicaciones al patrono para buscar la negociación y, en caso de no lograrla, declarar cese de activ idades. La ley 21 también prohibió de manera absoluta esta acción de presión en sectores como medios de transporte, acueducto y alumbrado público, higiene y aseo de las ciudades y explotación de minas de la Nación.
Moncay o, Víctor Manuel (1978). Luchas obreras y política laboral en Colombia Medellín. La Carreta, pp. 40-42
32 En el proceso de industrialización desde principios de siglo se utilizó mano de obra f emenina, que se pagaba a un precio más bajo. En trilladoras, empresas de tejido o de cigarrillos, las mujeres sobrepasaban, con f recuencia, el número de hombres. En el caso particular de esta huelga, las obreras pedían alza de
24
La clase obrera era poco calificada como consecuencia de su origen rural,
de la juventud de gran parte de sus integrantes, de la participación femenina y de
procesos tecnológicos simples. Ésta era una minoría todavía, aunque tenía la
capacidad de paralizar algunas actividades dinámicas de la economía34. Más que
por un orden determinado o una organización, los trabajadores fueron guiados por
su insatisfacción económica y política: deseos de reducción de jornada laboral,
aumento de salario, mejores condiciones de vida, respeto a la dignidad sexual de
las obreras y cambio en algunas políticas públicas. El Estado trató de ahogar la
protesta popular de varias maneras, lo cual hacía que sus intentos perdieran
relevancia; una vez detenidos, expulsados o deportados sus líderes, el grupo
obrero no continuaba la lucha ni conservaba su fuerza. Sólo a finales de la
década de los 20 tuvo lugar una de las huelgas más recordadas y con mayor
trascendencia en la época anterior al reformismo liberal: la huelga de la United
Fruit Company (1928)35.
Desde la aparición en 1926 del Partido Socialista Revolucionario –
organización política ligada a los obreros-, el gobierno denunciaba el peligro del
comunismo y consideraba la huelga como una fiel expresión de él; de ahí su
intervención en diferentes episodios de este tipo y su intento por controlar de
cualquier forma a los huelguistas36. El funesto saldo que dejó la participación
militar en la huelga bananera en el Magdalena, así como las revelaciones de
Jorge Eliécer Gaitán sobre los excesos de la fuerza pública que rodearon los
acontecimientos, acentuaron la oposición popular al régimen conservador y
contribuyeron indiscutiblemente a su fracaso durante las elecciones en 192937.
Esta etapa embrionaria en la historia del trabajo en Colombia se asocia con
salarios, autorización para el uso de alpargatas en el lugar de trabajo y el despido del director y otros capataces por agresiones sexuales contra algunas de ella. Ver Velásquez Toro, Magdala (1990). Condición jurídica y social de la mujer, en Nuev a historia de Colombia Vol IV: Educación y ciencias, luchas de la mujer, vida diaria. Bogotá, Planeta, pp.21-32.
33 Pecaut, Daniel (1973). Política y sindicalismo en Colombia. Bogotá, La Carreta, p. 91. 34 Archila (1991), op. cit., p. 101. 35 Ibíd, p. 228. 36 Uno de esos casos tuv o lugar en Barrancabermeja, en la huelga de la Tropical Oil Co. Allí, bajo el decreto
de estado de sitio, f ueron despedidos y expulsados de la ciudad 1200 trabajadores y sus dirigentes más importantes fueron detenidos y deportados.
Pecaut, op. cit., pp. 95-96. 37 Urrutia, op. cit., pp. 130-131.
25
hechos absolutamente nuevos que indicaban el inicio de la modernización
capitalista: nuevas clases urbanas, industrialización, protesta popular de
trabajadores y mecanismos legales y de fuerza para controlar la nueva masa
obrera.
La crisis de ese año alteró el desarrollo del capitalismo mundial y Colombia
no fue la excepción. Las exportaciones del país cayeron y las importaciones se
restringieron. Los sectores de obras públicas, agricultura, transportes y minería se
vieron fuertemente impactados por la gran depresión. Hubo desempleo masivo,
suspensión de trabajos y reducción de salarios reales, situación que jugó en
contra de la organización sindical debilitándola y restando efectividad a sus
huelgas. El Partido Comunista promovió marchas de hambre en el país38. Las
circunstancias eran tan graves que causaban encuentros armados entre
desempleados y policía, pedreas y saqueos, pero la ausencia aparente de acción
obrera en los años 1929 y 1930 contrasta con la fuerte actividad sindical en
próxima década.
EL SINDICALISMO EN LA REPÚBLICA LIBERAL
En 1930 Colombia inició una segunda fase de industrialización impulsada
por el afianzamiento del modelo de sustitución de importaciones. Ésta se
caracterizó, principalmente, por un auge en la actividad manufacturera debido a
una política económica favorable, a la consolidación de la red de transportes, a la
conformación de un mercado interno con suficiente capacidad de consumo -
especialmente en zonas cafeteras- y, más adelante, a limitaciones derivadas de la
Segunda Guerra Mundial, que contribuyeron a reestructurar la industria. La
restricción en la importación de algunos productos afectó positivamente las
empresas nacionales incrementando su demanda y los inconvenientes para
importar bienes de capital (maquinaria, equipos) ocasionaron la fusión de
compañías pequeñas y grandes, la búsqueda de un incremento en la 38 Caicedo, Edgar (1982). Historia de las luchas sindicales en Colombia. Bogotá, Centro de Estudios e
Inv estigaciones Sociales CEIS, p. 71. Ver también Pecaut, op. cit., p. 99.
26
productividad de los trabajadores y la producción de manufacturas más intensivas
en tecnología39.
Las huelgas de los veintes, aquellas manifestaciones de descontento
cortas y espontáneas, no dejaron detrás de ellas ninguna organización obrera
permanente pero sí sentaron un precedente para el fin del sindicalismo de
revuelta: con Jorge Eliécer Gaitán, la huelga de la ETB y la de Bavaria, empezó a
advertirse otra forma de sindicalismo que, a través de intermediarios, buscó
moverse en el cuadro legal40. A partir de 1930, con el gobierno de Olaya Herrera,
se inició el proceso de modernización institucional cuando se reconoció,
reglamentó y apoyó el sindicalismo. Éste se multiplicó ligado al Estado, que brindó
el marco legal necesario para el desarrollo de un movimiento obrero masivo con la
expedición de la Ley 83 de 1931 sobre organización sindical41.
Además de definir por primera vez el concepto del sindicato que
posteriormente sería denominado de base, dicha ley diferenció los sindicatos
gremiales de los industriales, y permitió la organización de las federaciones de
sindicatos como personas jurídicas distintas42. La nueva legislación estableció
multas para quienes amenazaran el derecho de asociación, así como para
aquellos que declararan huelgas violando las disposiciones legales vigentes; del
mismo modo, ésta prohibió a los sindicatos la adopción de medidas que fueran
contra el derecho al trabajo, otorgó poderes al gobierno para diluir cualquier
sindicato que actuara en forma indebida, declaró ilegal la participación de los
sindicatos en política y readecuó la regulación de la huelga43.
39 Pombo, Carlos (2003). Industrialization and Industrial Policy in Colombia: A tale of economic development.
Borradores de Inv estigación, No. 31. Bogotá, Universidad del Rosario, p. 8-9. 40 Estas huelgas f ueron las primeras en resolv erse con ay uda de abogados laboralistas. Pecaut, op. cit., p.
99. 41 Urrutia, op. cit., p. 133. 42 Los sindicatos gremiales son los f ormados por personas de una misma profesión u of icio y los industriales
son integrados por trabajadores de v arias prof esiones o especialidades que contribuy en a la preparación, elaboración o explotación de un mismo producto en una misma empresa. Ver Moncayo, op. cit., pp. 54-56.
43 En los años siguientes al gobierno de Olay a Herrera se aprobaron otras ley es en def ensa de los asalariados: se estableció el día de trabajo de ocho horas, se definió la responsabilidad de las empresas en materia de prestaciones legales y la obligación de dar v acaciones pagadas a los empleados. Urrutia, op. cit., p. 137.
27
Los efectos de la política laboral del gobierno liberal se reflejaron de
manera directa en el crecimiento de las agremiaciones sindicales y de la
población sindicalizada: pasados 10 años de vigencia de la ley, se había dado
personería a 659 sindicatos -que entre 1909 y 1931 tuvieron su tope en 120- y la
población sindicalizada pasó de 42.678 a 94.190 entre 1935 y 194144. La
efectividad del movimiento obrero en esta época se debió, en gran medida, a la
protección informal que le dieron los mandatos liberales de Enrique Olaya y el
político de la izquierda democrática Alfonso López Pumarejo; éste último, en su
primera administración (1934-1938), creó el Ministerio de Trabajo (1938) y,
aunque el proyecto de salario mínimo quedó empantanado, con la ley 40 de 1937
fortaleció el sindicalismo reglamentando los congresos obreros. Fue en el tercero
de ellos, ocurrido en 1938, en el que surgió la CTC (Confederación de
Trabajadores de Colombia), organización que un año más tarde comprendía más
del 50% de la población sindicalizada45.
Es importante señalar que desde el período de Olaya Herrera, la tensión
que despertaron algunas reformas polarizaron el país y dieron espacio para que la
derecha se organizara. Ésta, compuesta por conservadores, clero, empresariado
e incluso liberales derechistas, inició su trabajo en el mundo obrero, dando pasos
hacia la creación de sindicatos confesionales en directa oposición a aquellos
abiertamente lopistas y de vertientes comunistas que conformaban la CTC46.
Aunque se declaró continuador de la revolución social de López, Eduardo
Santos, presidente de la República entre 1938 y 1942, en medio de la confusión
creada por la Segunda Guerra Mundial y la presión norteamericana sobre la
política interna,47 gobernó alejado de sus propuestas de campaña y afectado por
la lucha. En materia de reformas laborales no hizo grandes avances -a excepción
del desarrollo de una reglamentación de fases de negociación para controlar el 44 Moncay o, op. cit., p. 57. 45 Archila (1991), op. cit., pp. 296, 307- 308. 46 Ibíd, pp. 312-315. 47 Santos inició su período presidencial con una política de estrecha amistad y colaboración con Estados
Unidos, que más tarde se conv irtió en un asunto de cooperación militar e intervensionismo en cuestiones comerciales y económicas que el gobierno norteamericano promulgó en pro de una economía de guerra. Ver Dav id Bushnell (1984). Eduardo Santos y la política del buen v ecino, Bogotá, El Áncora Editores. pp. 16-36, 80-85.
28
movimiento obrero-; lo que sí logró por medio de algunas acciones de rechazo y
discriminación hacia los sindicatos de inclinación “comunista” fue contribuir a la
división del movimiento y generar las condiciones propicias para la reelección de
López. En esta época el equilibrio político logrado por el sindicalismo terminó. El
Estado prescindió de la mediación y el arbitraje en conflictos obrero-patronales,
optando por la represión de los primeros y el apoyo a los segundos. Estos últimos
venían ya constituyendo sus propios sindicatos y a finales del segundo mandato
de López Pumarejo fundaron dos poderosos gremios: la Asociación Nacional de
Industriales (ANDI) y la Federación Nacional de Comerciantes (FENALCO)48.
En el gobierno de Santos los sindicatos con personería jurídica
disminuyeron de manera evidente, así como el número de huelgas49; sin
embargo, en la nueva administración de López (1942-1946) la situación fue
diferente pues liberales y comunistas procuraron reconstruir la unidad sindical y
estrechar nuevamente la relación con el ejecutivo. Durante este período se elevó
la cantidad de sindicatos reconocidos jurídicamente y el movimiento obrero obtuvo
una gran conquista con el Decreto 2350 de 1944 y la Ley 6 de 194550. Los
principales aportes de estas nuevas disposiciones legales en materia de
relaciones obrero-patrón fueron el establecimiento de las cesantías, el pago de
domingos no trabajados, el salario mínimo, normas sobre accidentes de trabajo y
dos semanas de vacaciones pagas. Por otro lado, y específicamente para los
sindicatos, dicha ley estableció la seguridad de empleo para sus dirigentes,
declaró ilegal la modificación de la proporción de sindicalizados en una compañía
por medio de despidos e incluyó algunas disposiciones sobre las huelgas,
prohibiendo al patrón hacer nuevos contratos de trabajo durante una huelga legal.
En la mayoría de los casos, el motivo de protesta de los trabajadores no
fue político sino económico y la intervención del gobierno fue decisiva para la
solución de un buen número de conflictos laborales. El liberalismo apoyó al 48 Londoño, Rocío (1989). Crisis y recomposición del sindicalismo colombiano 1946-1980, en Nuev a Historia
de Colombia Vol III: Relaciones internacionales y movimientos sociales. Bogotá, Planeta, p. 272. 49 De 159 sindicatos reconocidos en 1937 se pasó a 39 en 1942. Ver Urrutia, tabla 2, op. cit., p 76. El caso de las huelgas, fue muy similar. De 37 huelgas en 1937 se pasó a un promedio de 9 huelgas
por año en el gobierno de Santos. Ver Archila (1991), Cuadro 3, op. cit., p. 277. 50 Contenido del Decreto 2350 de 1944. Ver Moncay o, op. cit., pp. 68-70.
29
sindicalismo constituyendo una gran alianza electoral pues la creciente
popularidad del socialismo entre los obreros hizo que este partido, viéndose ante
el peligro de perder su electorado urbano, decidiera reformar su ideología
individualista adoptando ideas del socialismo colombiano con el fin de lograr los
votos de los grupos obreros que comenzaban a fortalecerse en las ciudades51. La
actividad política del caudillo liberal Jorge E. Gaitán se enfocó, precisamente, a
estos sectores.
De este período de desarrollo sindical cabe destacar el papel de la Fedenal
(Federación Nacional de Transporte Marítimo, Fluvial, Portuario y aéreo), afiliada
a la CTC y fundada en 1937. Si en los años anteriores fueron los sindicatos de
empresas extranjeras los encargados de agitar el ambiente, en la década de los
cuarenta fueron los del sector transporte. Con la huelga de los trabajadores del río
Magdalena se hizo más que evidente que, cuando el sindicalismo no disponía del
apoyo estatal, su capacidad de acción era casi nula: Alberto Lleras, sucesor de
López Pumarejo después de la renuncia, declaró ilegal la huelga por considerar
este servicio como público, le retiró la personería jurídica, congeló sus fondos,
autorizó la contratación de esquiroles y dictó orden de captura contra sus
dirigentes52. Las federaciones de la CTC controladas por el partido liberal
respaldaron al gobierno y las comunistas insistieron en su apoyo al paro. Ésto
agravó la división que ya existía entre ellas.
Cuando el presidente Lleras Camargo leyó el mensaje en el cual decía que
“no puede permitirse que haya dos gobiernos: uno en el río y otro en el resto del
país…”53 puso al descubierto el verdadero objetivo de sus políticas represivas: el
Estado quería debilitar la organización sindical que había sido útil para consolidar
el liberalismo en el poder, pero que ahora representaba un peligro para la
estabilidad del sistema por un asunto de lucha de clases y defensa de grandes
inversiones. Éste fue el inicio de la crisis en la CTC, circunstancia que supo
capitalizar el sector conservador fomentando un movimiento sindical confesional y 51 Urrutia, op. cit., pp. 97-102. 52 Pecaut, op. cit., pp. 206-207. 53Torres, Ignacio (1972). Los inconformes: historia de la rebeldía de masas en Colombia, Vol. 5. Bogotá,
Margen Izquierdo, p. 268.
30
patronal representado por la UTC; además, como se verá a continuación, sus
consecuencias se vieron reflejadas en la orientación de la lucha obrera, en las
nuevas formas de negociación y en una relación distante con el Estado, que
definitivamente pasó a proteger los intereses del sector industrial y al estamento
de los industriales, frente a todos los demás sectores de la economía y la
sociedad.
CRISIS DEL SINDICALISMO LIBERAL Y NUEVO MOVIMIENTO SINDICAL
Los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial fueron muy prósperos
para el desarrollo capitalista colombiano -continuando con el modelo
proteccionista y la línea de sustitución de importaciones- aunque ésta vez
enfocado en industrias de uso intensivo de capital y tecnología que no estaban
desarrolladas en el país54. Al buen clima económico propiciado por los saldos
favorables en la balanza de pagos, el incremento en reservas de oro, divisas y en
el precio del café, se sumaron el aumento en los ingresos estatales por
tributación, la llegada de inversionistas extranjeros y una gran movilización de
ahorro nacional; éstas apoyaron las políticas de fomento industrial y agrícola del
gobierno, que convirtieron la actividad industrial en el impulso básico del
crecimiento económico, modificando positivamente sus cifras e indicadores55.
Pero siguiendo este progreso expansivo de capitalismo venía un deterioro del
precio de la fuerza de trabajo, lo que requería un adecuado control de la lucha
reivindicativa para que sus demandas de alza salarial no afectaran de manera
significativa las tasas de acumulación de capital ni la estabilidad estatal56.
54 Industrias como petroquímicos, plásticos, maquinaria y automotriz. Pombo, op. cit., pp. 11-12. 55 Entre 1946 y 1953 la tasa promedio de crecimiento fue del 5.9%, alcanzando niv eles hasta del 10% en
algunos años. Además el producto por habitante, que en 1944 era de 330, pasó a 359 en 1946 y llegó a 405 en 1954 (medido en dólares de 1970). Bejarano Ávila, Jesús Antonio (1989). La economía colombiana entre 1946 y 1958, en Nueva historia de Colombia: Economía, caf é, industria. Bogotá, Planeta, Vol V, pp.149-150 y 155-157.
56 La destrucción de sectores productivos atrasados ocasionaba un aumento de la oferta de la fuerza laboral para el poco empleo disponible. En los años posteriores a la guerra, los salarios permanecieron estancados o bajaron. Ver Moncay o, op. cit., p. 81.
31
Comenzó entonces, en 1946, una etapa de violencia y represión sindical dirigida
por el gobierno conservador que volvió al poder después de un largo ayuno57.
La contienda electoral de ese año -de la cual Mariano Ospina Pérez salió
victorioso- se caracterizó por la división del partido mayoritario, por la pérdida de
control de la CTC sobre algunos de sus afiliados y por una creciente influencia
gaitanista en el sector obrero58. La central de trabajadores buscaba mantener el
esquema liberal de relación con el Estado pero no fue posible; éste se convirtió en
un aparato dispuesto a impedir que se afectara negativamente el auge capitalista
del momento y a evitar su acción como posible instrumento de agitación política.
Si la táctica utilizada por el movimiento obrero durante las administraciones
liberales había sido apoyarlas políticamente para obtener sus favores, con el
nuevo gobierno no podría ser la misma puesto que éste no intervendría a su
favor: así quedó demostrado en Mayo de 1947 en la huelga general que la CTC
proclamó y desembocó en paro nacional, cuyas consecuencias fueron un
enfriamiento mayor en las relaciones Estado-sindicalismo, un intento de disolución
de la central obrera y la autorización de despidos masivos en empresas como
Coltejer y Ferrocarril de Antioquia, donde la situación fue dramática59.
Fue en este escenario de inconformidad, represión, asesinatos políticos en
el campo y las ciudades, inflación acelerada y violencia entre partidos que se
consumó un año después el asesinato de Gaitán60, dando lugar a distintas
protestas y movilizaciones de masas enfurecidas que llevaron a la declaración de
Estado de Sitio. En el tiempo cobijado por este régimen de excepción el gobierno
pudo hacer arrestos, censurar la prensa, legislar por decreto, cerrar el congreso y
eliminar ciertas condiciones normativas que hacían posible la lucha obrera: se
dispuso un estricto control del Ministerio de Trabajo sobre cualquier reunión,
57 Para algunos historiadores, la represión estatal se relaciona con la entrada de inv ersión industrial
estadounidense y la presión del gobierno al colombiano para garantizar la paz laboral que hiciera viable la inv ersión de las empresas extranjeras.
58 La posición de Gaitán respecto a la CTC era de rechazo por sus “activ idades político-comunistas”. y , cuando entró en su período de desintegración, fue el movimiento del caudillo liberal el que permitió una integración transitoria de los obreros que se identif icaban con su discurso popular de “restauración moral”. Ibíd, p. 83. Ver también Pecaut, op. cit., pp. 189-193.
59 Moncay o, op. cit., p. 85. 60 Torres, op. cit., p. 298, 305-307.
32
asamblea o congreso sindical y se creó el Departamento Nacional de
Supervigilancia Sindical, cuyas funciones iban desde dirigir las políticas
gubernamentales sobre sindicatos, hasta aprobar o improbar los estatutos de
dichas organizaciones61.
Las anteriores no fueron las únicas acciones que contribuyeron a aplacar y
dividir la acción política del sindicalismo liberal. Derogada la prohibición del
paralelismo sindical, una nueva central obrera de origen jesuita e ideología
confesional católica- UTC (Unión de Trabajadores de Colombia)- obtuvo su
reconocimiento jurídico y entró formalmente al panorama nacional en 194962. Con
el debilitamiento de la CTC, la persecución de sus miembros y la afiliación de
numerosos sindicatos manufactureros, la UTC creció rápidamente. La fortaleza de
la nueva confederación radicó en que organizó un movimiento obrero apolítico,
que se orientaba económicamente, que veía la negociación colectiva como medio
para mejorar las condiciones de sus afiliados y que recurría a la huelga sólo
cuando no había otra alternativa63.
Debido, precisamente, a su carácter político neutral, ésta logró obtener
algunos favores del gobierno conservador y su relación con él era cordial. Con
Ospina se creó el Instituto Colombiano de Seguros Sociales (ICSS), se dictó un
decreto que obligaba a los empresarios a participar de las utilidades con sus
trabajadores y se instituyó, finalmente, el salario mínimo. En el gobierno de
Laureano Gómez se promulgó el Código del trabajo, se garantizó el derecho de
organización “para fines lícitos” y la huelga como “último recurso”64. Elegido
Laureano Gómez sin la participación de la oposición dividida, la CTC casi
61 Silv a Romero, Marcel (1998). Flujos y ref lujos: Reseña histórica de la autonomía del sindicalismo
colombiano. Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, pp. 93-94. 62 Fue f undada en 1946, aunque sólo tres años después recibió el reconocimiento jurídico. Desde tiempo
atrás existían las asociaciones obreras católicas. El origen de la UTC está ligado a la JOC y la Acción Católica de Colombia, f undadas por miembros de la Iglesia con el apoy o de los empresarios. Ver Urrutia, op. cit., pp. 215-220.
63 En palabras de Urrutia “Es más f ácil lograr el consenso si la asociación se dedica solamente a mejorar las condiciones económicas de sus miembros que si intenta movilizar a sus af iliados tanto en el terreno político y social, como en el económico”. Y de allí que la única crisis seria que se presentó en la UTC f ue cuando uno de sus líderes, posteriormente expulsado, dio declaraciones políticas a fav or del gobierno de Laureano Gómez. Ibíd, pp. 226-228.
64 Archila, Mauricio (1995). Protestas sociales en Colombia, 1946-1958. Bogotá. Historia Crítica No. 11, pp.67-69.
33
desapareció y la UTC la reemplazó, ocupando el espacio que su fracaso había
dejado.
El 13 de junio de 1953, con el respaldo de algunos sectores conservadores
y liberales, el presidente Gómez fue derrocado por el General Gustavo Rojas
Pinilla. Él prometió “paz, justicia y libertad” en su mandato y consiguió, en los
primeros meses, el desarme del movimiento guerrillero que se había iniciado en el
gobierno anterior65. Desde el principio, el general trató de buscar el apoyo popular
de diversas maneras: dictó algunas medidas sociales66, intentó fundar el MAN
(Movimiento de Acción Nacional) y otorgó personería jurídica a una tercera central
obrera, la CNT67. A pesar de ésto sus esfuerzos no dieron resultado y, debido a la
imposibilidad de contar con su propia organización de apoyo, decidió aumentar el
control sobre las existentes, generando malestar en los sectores dominantes.
Luego de un acuerdo entre ellos -élites y partidos- se promovió un paro
popular que en mayo de 1957, apoyado por el pueblo y por recursos económicos
de los principales gremios – ANDI y FENALCO-, acabó con la dictadura de Rojas
Pinilla. Tras su salida hubo un año de Junta Militar que publicó los decretos de
creación del Sena, del subsidio familiar, incrementó los salarios y propuso el
subsidio al transporte68. El marco de violencia y represión que caracterizó el
período 1946-1958 debilitó el antiguo sindicalismo político y benefició a uno
puramente economicista que logró algunas conquistas. Una gran cantidad de
sindicatos y sindicalizados optaron por la negociación colectiva, bajo la
conducción de una central obrera apolítica de origen católico que, de 40
sindicatos afiliados en 1946, pasó a tener 628, doce años después69.
65 Caicedo, op. cit., pp. 99-104. 66 Algunas de estas medidas f ueron la obligatoriedad de un contrato escrito entre el trabajador y la
empresa, el cambio en el esquema de aporte al sistema se seguridad social y la ampliación de las garantías de protección para los dirigentes sindicales.
67 En algunos sectores de la antigua CTC v enía tomando f uerza una corriente peronista. La CNT se constituy e en 1954 declarándose independiente de los partidos políticos y respetuosa de las creencias católicas. Pecaut, op. cit., p. 250-257.
68 Archila (1995), op. cit., p. 73. 69 Urrutia, op. cit., p. 233.
34
El nuevo período en la historia del sindicalismo colombiano comenzó en
1958. Así, en medio de un acuerdo bipartidista para la alternación del poder entre
liberales y conservadores, se llevó a cabo la tarea de reconstrucción de la CTC,
un aumento de luchas populares rurales y urbanas, y la creación de la primera
central obrera realmente independiente: la CSTC.
RECONSTRUCCIÓN Y RADICALIZACIÓN DE LA ACTIVIDAD SINDICAL:
1958-1974
El fin de la dictadura militar marcó la reactivación no sólo del sindicalismo,
sino también de las protestas laborales. Entre 1957 y 1965 se constituyeron
1.697 nuevas organizaciones obreras y el número de afiliados saltó de cerca de
100.000 a más de 700.000, incremento que se relacionaba, evidentemente, con el
gran número de empresas creadas a lo largo de las décadas del 40 y 50. El
porcentaje de población sindicalizada pasó del 5% en 1947 al 15.5% en 196570 y
el movimiento huelguístico alcanzó la cifra récord de 50 huelgas en 195971. El
cambio político restauró algunas posibilidades democráticas que los trabajadores
supieron aprovechar para reconstruir el movimiento sindical: los comunistas
reaparecieron con el propósito explícito de participar en la vida nacional y trataron
de reorganizar y fortalecer la CTC con ayuda de los liberales.
En 1960, en momentos en que esta central parecía recuperar su terreno,
los conflictos divisionistas de la década anterior llegaron de nuevo cuando el
gobierno obligó a los liberales a expulsar los grupos comunistas de la
Confederación, dejándola al servicio de su partido. Los sindicatos separados de la
CTC se organizaron entonces en el Comité de Unidad de Acción Sindical y
Solidaridad (CUASS) que el primero de mayo de 1964 se transformó al fundarse
la Confederación Sindical de Trabajadores de Colombia (CSTC), una nueva
central obrera independiente y con una política de autonomía frente al Estado, los 70 Observ atorio del Programa Presidencial de DDHH y DIH (2005). Movimiento Sindical en Colombia. Bogotá,
Boletín temático NO. 6.
71 Archila, Mauricio y Delgado, Álv aro (1995). ¿Dónde esta la clase obrera? Huelgas en Colombia 1946- 1990. CINEP. Bogotá, p. 20.
35
gobiernos, los partidos y la Iglesia72. Dado el frente común que parecieron formar
en ciertas ocasiones la CTC y la UTC para apoyar incondicionalmente al Frente
Nacional73, algunos de los sindicatos tradicionalmente más radicales –como los
petroleros y azucareros- y varias federaciones abandonaron las confederaciones
para formar un bloque independiente. La Federación Colombiana de Educadores
(FECODE), la Asociación Colombiana de Empleados Bancarios (ACEB), la
Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadores de Empresas y Entidades de
Servicios Públicos y Oficiales (FENASITRAP) y la Federación Nacional de
Sindicatos de Trabajadores Bancarios (FENASIBANCOL) fueron algunas de las
agrupaciones que surgieron y se desarrollaron rápidamente en este período para
conformar el sindicalismo independiente, que se constituyó en uno de los sectores
más conflictivos y radicales74.
Desde 1962, tratando de seguir la línea de las organizaciones
independientes, la UTC rompió sus lazos tradicionales con la Iglesia y el Partido
Conservador, y llamó a huelgas generales que terminaron en crisis políticas75; así
propiciaron el establecimiento de los Decretos 2351 de 1965, 939 de 1966 y de la
Ley 48 de 196876 que fueron la respuesta gubernamental a la eficaz presión que
la central en su nueva etapa de fuerza política estaba en capacidad de ejercer.
Contando con los sindicalizados más poderosos y continuando su evolución, entre
1966 y 1970 la UTC intentó fallidamente proyectarse como movimiento político
creando el MOSPOL77; también intentó, sin éxito, la unión sindical con la CTC y la
CSTC a manera de protesta por el autoritarismo del presidente Carlos Lleras
(1966-1970).
72 Esta central obrera del Partido Comunista fue reconocida legalmente hasta 1974, en el gobierno
de Alfonso López. Silva, op. cit., p. 117. 73 La CTC y la UTC se opusieron a las huelgas del sector bancario y apoy aron algunas medidas
gubernamentales como el alza de tarif as del transporte colectivo urbano. Pecaut, op. cit., p. 263-265. 74 Silv a, op. cit., p. 117. 75 El 25 de Enero de 1965 se propuso una huelga general, en compañía de la CTC, para protestar contra el
aumento del costo de v ida y contra un impuesto sobre las v entas. Después, es 1969 y 1971, algunas f ederaciones de la UTC presionaron nuev amente la huelga general en dif erentes departamentos. Pecaut, op. cit., pp. 265-266
76 El decreto de 1965 establecía nuev as f ormas de representación sindical, la ampliación del fuero, penalización a la obstaculización de la lucha reivindicativ a, y la opción arbitral por iniciativ a propia. El Decreto 939 perf ecciona el Régimen Arbitral determinando su constitución obligatoria, y la Ley 48 conv ierte el primer decreto en legislación permanente. Ver Moncayo, op. cit., pp. 207-209.
77 Mov imiento Social Político Laboral. Pecaut, op. cit., p. 266.
36
Cuando se integraron, los trabajadores de las tres centrales protagonizaron
continuas huelgas, manifestaciones y desórdenes callejeros en varias ciudades
del país pero, tras obtener algunas de las reivindicaciones solicitadas y ordenar el
levantamiento de los paros, las centrales nacionales perdían su unidad de acción
y seguían en líneas diferentes78.
Dos intentos adicionales de unidad sindical siguieron el nacimiento, en
1971, de la Confederación General del Trabajo, una central obrera de tendencia
marxista79. Ésta nueva confederación junto a la CSTC y algunas federaciones y
organizaciones de base no afiliadas iniciaron un proceso de unión que no se
concretó por algunas dificultades80; la UTC y la CTC, luego de ver la acogida que
tuvo esa propuesta, siguieron el ejemplo anunciando una fusión que un año
después se suspendió definitivamente por las marcadas diferencias entre ellas81.
La continua competencia y confrontación entre las diferentes
confederaciones y el sindicalismo independiente les quitó a las primeras gran
parte del poder y protagonismo que tuvieron en épocas anteriores: ésto se vio
reflejado en la creciente conformación de alianzas y bloques sindicales y en la
cantidad de sindicalizados que no estaban afiliados a ninguna central82. En este
período se iniciaron procesos de sindicalización en sectores no tradicionales. El
sindicalismo dejó de ser una actividad exclusiva de los trabajadores manuales o
industriales e integró a los maestros, banqueros y burócratas que, ante la pérdida
de importancia social y empobrecimiento persistente, trataron de reimponer una
concepción de sindicalismo de industria o de gremio83. Estos trabajadores de
78 Por ejemplo, para enero de 1969 la CTC, UTC, CSTC y las conf ederaciones independientes programaron
un paro general en el que se protestaría por las alzas en el transporte y otros serv icios. Ante la amenaza, Lleras Restrepo accedió a rebajar temporalmente las tarif as de energía en un 50% y a suspender prov isionalmente las alzas decretadas en el transporte urbano. Ver Caicedo, op. cit., pp. 169-173.
79 La CGT tuv o su origen en la Acción Sindical de Antioquia (ASA), un grupo de sindicatos antioqueños separados tiempo atrás de la UTC. Gómez, Hernando; Londoño, Rocío y Perry Guillermo (1986). Sindicalismo y política económica. Bogotá, Fondo Editorial CEREC, FEDESARROLLO, p. 112.
80 Con el f in de crear una nuev a central sindical, en 1972 la CSTC se une al sindicalismo independiente y f undando los UNIR (Comités de Unidad Intersindical Regional) convoca a un congreso para la creación de la nuev a confederación. Ante la amenaza que podría representar la agrupación de estos, López decide otorgarle la personería jurídica a la CSTC, logrando así el distanciamiento entre ésta y el sindicalismo independiente. Ver Silv a, op, cit., p. 139.
81 Caicedo, op. cit., pp. 211-215. 82 Gómez, Londoño y Perry, op. cit., p. 99. 83 Silv a, op. cit., p. 115.
37
“cuello blanco” empezaron a encabezar el movimiento huelguístico de manera
más extremista que los obreros de la República Liberal, dando paso a una
sucesión de protestas largas y radicales que estuvieron centradas en el aumento
de salarios, el costo de vida, la estabilidad laboral y el derecho de huelga84. Para
entonces, las grandes empresas estatales y organismos oficiales contaban con
poderosos sindicatos, entre ellos la Unión Sindical Obrera (USO), la Federación
Nacional de Trabajadores al Servicio del Estado (FENALTRASE), la Unión
Nacional de Trabajadores Estatales de Colombia (UTRADEC), el Sindicato de
Trabajadores de la Seguridad Social (SINTRASEGURIDADSOCIAL), la
Asociación Nacional de Trabajadores de la Salud y Hospitales de Colombia
(ANTHOC) y la Asociación de Funcionarios de la Rama Judicial (ASONAL
JUDICIAL).
Durante este período la industria nacional se movió al ritmo que le
imprimiera el sector externo o los ciclos de bonanza interior; fue por ésto que el
modelo de sustitución de importaciones recibió agudas críticas con argumentos
como el desempleo urbano creciente –que alcanzó el 10% de la fuerza laboral en
las cuatro ciudades principales-, el impacto sobre las remuneraciones del trabajo
–que solo creció en promedio al 1.5% anual entre 1958-1962 y decreció ente
1964 y 1966-, y los efectos recesivos sobre los trabajadores industriales cuyo
salario perdía poder adquisitivo85.
INTENTOS DE UNIDAD SINDICAL PREVIOS A LA APERTURA
En las elecciones de 1974, con el final del acuerdo que dio origen al Frente
Nacional, candidatos de partidos políticos diferentes a los tradicionales –entre los
cuales estaban la Unión Nacional de Oposición (UNO, de izquierda), la
Democracia Cristiana y la Alianza Nacional de Oposición (ANAPO)- se disputaban
abiertamente la presidencia de la República. En esta ocasión el turno fue para el
84 Archila y Delgado (1995), op. cit., pp. 30-36. 85 Wills, Fernando (1991-1993). Gran Enciclopedia de Colombia. Bogotá, Circulo de Lectores. Tomo 5. pp.
180-182.
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liberal Alfonso López Michelsen, cuyo objetivo económico central era la apertura a
nuevas exportaciones86. Sus antecedentes como líder del Movimiento
Revolucionario Liberal –MRL- representaron una esperanza para el movimiento
sindical: el presidente levantó el Estado de Sitio que se había mantenido 14 de los
16 años del Frente Nacional, concedió la personería jurídica a la CSTC y la CGT,
aprobó los convenios sobre libertad sindical de la OIT87 y en 1976 anunció una
reforma laboral que cubría, entre otros aspectos, el salario mínimo, la supresión
del llamado impuesto al salario y el impulso del sindicalismo de industria; además
propuso el salario integral y la extensión de la categoría de servicio público para
limitar el derecho de huelga88.
Las expectativas que se habían creado sobre el gobierno de López se
vieron reemplazadas por hechos como el incremento del costo de vida, el alza en
tarifas de servicios públicos y el deterioro del mercado laboral y los salarios89.
Estas circunstancias, sumadas al auge del movimiento huelguístico en diferentes
partes del país, fueron sentando las bases para la realización de un gran paro
cívico nacional que ya se había intentado y que finalmente se llevó a cabo el 14
de septiembre de 197790. Las distintas corrientes sindicales se unieron alrededor
de un pliego que incluía, adicionalmente, el rechazo a políticas neoliberales y las
demandas de algunos movimientos cívicos regionales –precio de artículos de
primera necesidad, vivienda, servicios públicos-, estimulando la participación de
otros sectores populares que permitieron darle las dimensiones que adquirió. A
partir de este paro se generó un nuevo modo de acción sindical caracterizado por
el trabajo conjunto de las confederaciones existentes: Si la tendencia hasta
entonces había sido de alianzas entre corrientes semejantes, con el Consejo 86 Archila, Mauricio y Delgado, Álv aro (2002). 25 años de luchas sociales en Colombia 1975-2000. Bogotá,
CINEP, pp. 14,15. 87 Esto ocurrió después del paro del 77, mediante las ley es 26 y 27 que daban vigencia a los conv enios 87 y
98. Claro que, un año después, el gobierno anunció su retiro de la organización, acusándola de ocuparse de “asuntos políticos que no le competen”. Citado por el autor El Tiempo, 2 de Julio de 1977. Ibíd, p. 16.
88 Ibíd, p. 16. 89 Las tasas de desempleo abierto en las grandes ciudades v enían descendiendo desde 1970 hasta ubicarse
en un niv el manejable de 8.3% en 1981. A partir de entonces se elevan rápidamente hasta 12.4% en Marzo de 1985, con un deterioro notable en las ocupaciones de los trabajadores y sus ingresos. El empleo total en la industria y el sector secundario disminuyó desde 1980 y creció solo en el sector terciario de la economía. En 1984 el 55.5% de la población trabajaba en el sector informal, entre 1982 y ese año los ingresos reales mostraron un deterioro de más de 20%. Ver Wills, op. cit., p. 200.
90 Las huelgas más importantes que precedieron el paro estaban en los sectores educativo, cementero y petrolero. Ver Caicedo, op. cit., pp. 241-245
39
Nacional Sindical –CNS, conformado por representantes de las cuatro
confederaciones- y el Comité Nacional de Solidaridad –que estuvo precedido por
los UNIR- se vio la importancia de la unidad sindical para resistir los efectos de
crisis económica y oponerse a la política laboral.91
Abandonando sus posiciones más extremas, las diferentes
confederaciones buscaron crear una plataforma común que les permitiera hacer
frente a la situación en el gobierno de López pero, a pesar de los resultados
obtenidos y de alcanzar unidos el inicio del nuevo gobierno, pronto surgió la
división a raíz de un proceso de concertación propuesto por el presidente Julio
César Turbay (1978-1982), al cual sólo tres de ellas se acogieron –UTC, CGT y
CTC- y que terminó con la desintegración del Consejo Nacional Sindical. Después
de esta ruptura, la CSTC y algunas federaciones independientes organizaron un
paro cívico el 21 de octubre de 1981 que no fue de la magnitud que se esperaba
por las fuertes medidas oficiales92 y la abstención de las otras tres
confederaciones93. La división seguía reinando.
Belisario Betancur llegó al poder en 1982 y, con ayuda de su Ministro de
Trabajo, dio un giro importante en el aspecto sindical. Dictó la Ley 39 de 1985 que
reducía los términos legales de negociación, eliminaba la etapa de conciliación y
establecía la de mediación; además dejó la decisión de la huelga en manos de los
trabajadores directamente comprometidos en su promoción –así fueran grupos
minoritarios-, restituyó el poder de presión a los sindicatos permitiendo un plazo
superior a 40 días para convocar un tribunal de arbitramento y reconoció la
personería jurídica a los sindicatos mixtos –de trabajadores oficiales y empleados
públicos-94. Con la premisa “crecimiento con equidad”, su gobierno adoptó
algunas medidas proteccionistas sin dejar a un lado la promoción de
exportaciones, mientras afrontaba un período de recesión en la industria que
91 Gómez, Londoño y Perry, op. cit., pp. 128-129. 92 El gobierno condenó el paro, dispuso la suspensión hasta por un año de la personería de las federaciones,
conf ederaciones y sindicatos que participaron en el paro, detuv ieron algunos dirigentes sindicales y militarizaron las ciudades. Ibíd, p. 133. Ver también Caicedo, op. cit., p. 307-313.
93 Caicedo, op. cit., p. 307-313. 94 Ver Silv a, op. cit., 159-167.
40
ocasionó elevadas tasas de desempleo llegando, incluso, a la cifra más alta
desde 1950: 14.5% era la desocupación en 198595.
Los dirigentes sindicales sostuvieron, en su momento, que la grave
situación que atravesaba la industria y la economía en general se debía a las
políticas de liberación y desgravación que se habían implementado; éstas
estimularon la inversión extranjera y afectaron la situación de las empresas
domésticas y de sus trabajadores96. Dado lo anterior, los integrantes de las
organizaciones sindicales pensaron nuevamente en la unidad como una manera
de enfrentar las políticas neoliberales, inquietud que culminó en la creación de la
Central Unitaria de Trabajadores (CUT), en noviembre de 1986, con base en la
CSTC, una fracción del sindicalismo no confederado y algunas organizaciones de
la UTC. Es ésta última la que, unida al Movimiento Obrero Independiente
Revolucionario97, funda la Central de Trabajadores Democráticos de Colombia
(CTDC), de orientación socialcristiana98.
El aumento del sindicalismo en el sector público en la década del setenta
continuó en los ochentas, y con él también fue aumentando cada vez más la
importancia del magisterio y los trabajadores estatales en las manifestaciones
huelguísticas. Durante este periodo el número de trabajadores sindicalizados
aumentó de 873.400 en 1984 a 880.100 en 1990 mientras la tasa de
sindicalización, decreció pasando del 8.24% en 1984 a 7.91% en 199099.
95 Archila y Delgado (2002), op. cit., 21. 96 Gómez, Londoño y Perry, op. cit., 82-83. 97 Este f ue fundado en 1969 al concluir el Encuentro Nacional del Sindicalismo Independiente, llev ado a cabo
en Medellín en Septiembre del mismo año. Este incluyó al Bloque antioqueño, al de Santander, al Frente Sindical Autónomo del Valle, a la USO, a Fenaltracar y a Fedepetrol,
98 Delgado, Álv aro (2004). Ef ectos de la apertura económica en el sindicalismo colombiano, en Controversia No. 182, p. 43.
99 Jaramillo, Mario (1994). Sindicalismo y economía de mercado. Bogotá, Instituto de Ciencia Política, p. 39.
41
Tabla 1.1
Población Económicamente Activa, ocupada y sindicalizada en 1984 y 1990
1984 1990
Población Económicamente Activa (PEA)
10.600.000 11.125.247
Ocupados 9.211.400 9.901.480
Sindicalizados 873.400 880.100
Sindicalizados/Ocupados 9.48% 8.89%
Sindicalizados/PEA 8.24% 7.91% Fuente: DAN E. Es tadísticas de l a República de Colombi a100.
A partir de 1974 se dieron los primeros intentos de liberalización comercial.
El sector industrial, que había sido la base del crecimiento económico de
Colombia, empezó a perder su protagonismo en parte por el modelo mixto de
orientación exportadora que combinaba el modelo de sustitución de importaciones
con la promoción de potenciales sectores exportadores101. La política industrial
hasta 1989 no fue tan dinámica como en épocas anteriores y, con la liberación de
mercados, este sería uno de los sectores más afectados. La Apertura Económica
se dio formalmente en 1990; entonces, el país inició un radical proceso de
reestructuración para responder a las demandas que el nuevo escenario de
globalización exigía.
El sindicalismo colombiano tuvo transformaciones importantes desde sus
orígenes hasta nuestros días y éstas marcharon paralelas a los procesos políticos
y económicos del país. De un sindicalismo conciliatorio con los partidos, la iglesia
y el gobierno por la infiltración de elementos tradicionalistas en la concepción de
las relaciones laborales, se dio paso a una agitada confrontación entre sindicatos,
gobierno y organizaciones empresariales, animada por posiciones antagónicas de
clase.
100 Tomado de: Cárdenas, Miguel Eduardo y Ramírez, José Ernesto (1994). La transición Neoliberal de las
relaciones laborales en Colombia. En Documentos de trabajo: debate sindical No. 8. Bogotá, Fescol. p. 12. 101 Hubo disminución en la inversión estatal en la industria, reducción de disponibilidad de créditos a causa de
la ref orma f inanciera y reducción de tarif as arancelarias. Ver Villamil, Jesús Alberto (1998). Colombia: Estructura industrial e internacionalización 1967-1996. en Revista de Planeación y Desarrollo, Volumen 29, No. 1. Bogotá, pp. 261-264.
42
Aunque inicialmente estuvo ligado a instituciones políticas y religiosas, el
movimiento sindical fue tomando fuerza propia y, en la medida en que reclamaba
mayor independencia, se convirtió en una seria amenaza para la estabilidad del
sistema y la modernización capitalista. La dimensión de sus protestas, huelgas y
demás mecanismos de presión amenazaban el orden público y advirtieron a los
gobiernos sobre la necesidad de controlarlo con medidas coercitivas cada vez
más radicales. Bajo los parámetros de la Doctrina de Seguridad Nacional (DSN) -
extendida a nivel mundial luego de la Segunda Guerra- el sindicalismo y otras
manifestaciones populares eran consideradas posibles focos de resistencia
comunista; por esa razón fueron seguidas muy de cerca por el Estado y se
encontraron rápidamente involucradas en una especie de lucha contrainsurgente
que buscaba acallar cualquier expresión de rechazo al neoliberalismo102. Ta l
como se evidenció luego del paro de 1977 -cuya magnitud detuvo el primer
intento neoliberal en nuestro país y desembocó en la declaración de Estado de
sitio-, los estatutos de seguridad y demás normas expedidas al amparo de los
estados de excepción constituyeron formas de represión eficaces; éstas y otros
formalismos legales permitieron una intervención excesiva en los conflictos
laborales y sociales que, a su vez, propiciaron la dispersión y el debilitamiento del
movimiento obrero.
En la última década del siglo XX, con César Gaviria, Colombia experimentó
un serio reajuste de su modelo económico y social que profundizó los sutiles
intentos neoliberales de los gobiernos de López, Turbay y Betancur. De una
concepción de sindicalismo democrática y moderna como la planteada en las
reformas liberales de los treinta se pasó a una posición más extremista, dispuesta
a impedir alteraciones en el desarrollo del nuevo modelo y la aparición de
obstáculos en el camino de los grupos dominantes.
102 Velásquez Riv era, Edgar de Jesús (2002). Historia de la Doctrina de la Seguridad Nacional [Versión
electrónica]. Revista Conv ergencia No. 27, enero-abril, pp. 11-39.
43
CAPÍTULO II LA APERTURA ECÓNOMICA EN COLOMBIA
A comienzos del siglo XX la economía colombiana era una de las más
abiertas del continente, pero en los últimos decenios fue implementando un cierre
a los flujos del comercio guiada por el modelo de sustitución de importaciones.
Hacia 1990 Colombia tenía los aranceles más altos de todo el grupo Andino; ésto
propició un aislamiento de la economía nacional que jugó un papel determinante
en la diversificación de la estructura productiva del país103.
Según el gobierno, el modelo de desarrollo había empezado a presentar
síntomas de agotamiento desde los años 80: en esa década la tasa promedio de
crecimiento fue del 3.4% -cifra inferior a las observadas en las cuatro décadas
anteriores-, la tasa de ahorro e inversión era baja, la oferta de materia prima y
bienes de capital era reducida y costosa y la conformación de monopolios y
oligopolios en la industria afectaba la calidad de los productos, los precios y la
innovación tecnológica. Por otra parte, los asuntos de regulación y asignación de
recursos eran muy selectivos104 y los sectores público y privado extralimitaron sus
funciones105, estancando el desarrollo industrial y generando la ineficiencia en un
Estado que contaba con una carga burocrática excesiva.
103 Hommes, Rudolf; Montenegro, Armando y Roda, Pablo (1994). Una apertura hacia el f uturo: Balance
económico 1990-1994. Bogotá, Tercer Mundo Editores, p. 29. 104 Se caracterizaban por contactos e intercambios entre los funcionarios públicos y los potenciales
benef iciados pues los empresarios debían preocuparse más por obtener f avores del gobierno que por desarrollar sus productos, buscar nuevos mercados o ser más ef icientes. Ibíd, p. 31.
105 Ellos incursionaron en actividades tradicionalmente realizadas por el otro. Mientras sectores priv ados se dedicaron a garantizar justicia y seguridad por su cuenta, el Estado promovió e inv irtió en actividades como la construcción de hoteles lujosos, transporte aéreo y fluv ial, producción de bebidas alcohólicas y loterías, entre otros. Esta condición estatal de competidor y regulador en algunos campos propició una asimetría en la posición de este y los agentes priv ados, así como una dispersión innecesaria de su energía y recursos. Ver Montenegro, Armando (1995). Economic reforms in Colombia: regulation and deregulation, 1990-94. Washington, Economic Dev elopment Institute of the World Bank. Working paper 95-04. pp. 2-4.
44
El panorama anterior, sumado al acelerado proceso de integración de
mercados e innovación tecnológica que se llevaba a cabo en la economía
mundial, puso sobre la mesa la posibilidad de implementar algunas reformas
estructurales que le permitieran a Colombia vincularse a la tendencia de
globalización. Este proceso se denominó Apertura Económica106.
En Febrero de 1990, faltando poco para el fin de la administración Barco,
se anunció el inicio de la apertura con unos tímidos ajustes en materia de
restricciones cuantitativas y de aranceles107; sin embargo fue César Gaviria, su
sucesor en la presidencia, quien convirtió este programa en el eje de su plan de
gobierno y lo impulsó de manera definitiva al identificar algunas circunstancias
propicias para iniciar el proceso: una tasa de cambio favorable para la protección
de la producción nacional, unos socios comerciales y financieros dispuestos a
firmar tratados de comercio recíprocos y reservas internacionales y mecanismos
de financiación suficientes para soportar la supresión de trabas administrativas y
la gradual reducción de ingresos fiscales por aranceles108.
El componente principal de la apertura fue la liberalización de la balanza de
pagos. Esta medida fue complementada por otras disposiciones, entre ellas la
reforma laboral, la de seguridad social y un cambio en la estructura y funciones
del sector público; todo ello en el marco de una decidida lucha contra el
narcotráfico, una reforma estatal profunda y una nueva Constitución política
expedida en 1991109.
106 Pombo, Op. Cit., p. 15. 107 Sarmiento, Eduardo (1992). Evaluación y perspectivas de la apertura, en Neoliberalismo y subdesarrollo:
un análisis crítico de la apertura económica. Bogotá, el Áncora editores, pp. 173-174. 108 Homes, Montenegro y Roda, op. cit., p. 32. 109 Ocampo, José Antonio; Sánchez, Fabio y Tov ar Camilo (2000). Cambio estructural y deterioro laboral:
Colombia en la década de los nov enta. Bogotá, Uniandes, Documento CEDE 99-14, p. 3.
45
Tabla 2.1: Producto Interno Bruto
Fuente: Banco Mundial. Base de datos de Indicador es de Desarrollo.
COMERCIO EXTERIOR, INVERSIÓN EXTRANJERA Y RÉGIMEN CAMBIARIO
En la recta final de su gobierno, Virgilio Barco y su equipo económico
planearon una liberalización progresiva del comercio, constituida por tres etapas y
con plazo de 5 años110. La administración Gaviria, por su parte, fue más
ambiciosa y en sus primeros meses anunció algunas medidas que cambiaron el
programa que se había trazado, eliminando inmediatamente las restricciones
cuantitativas – cuotas de importación, licencias y listas de importaciones
prohibidas- y fijando el final del año 1993 como la fecha límite para tener un
arancel promedio de 12%. No obstante la transición de tres años que había
estipulado el nuevo gobierno, algunas complicaciones macroeconómicas
ocasionaron una aceleración en dicho proceso y éste concluyó en agosto de 1991
110 Una liberación inmediata de bienes que no competían con los productos domésticos, un programa de dos
años para eliminar las restricciones cuantitativ as y, finalmente, un período de tres años para reducir gradualmente los aranceles hasta alcanzar un promedio del 25%.
Montenegro, op. cit., pp. 14,15.
46
con una eliminación de los controles directos a la importación, una reducción de
aranceles a menos del 12% y un recorte de incentivos a las exportaciones111.
La integración comercial con naciones vecinas se intensificó en la década
de los 90. Ya en 1989 los presidentes de los países andinos habían convenido
una reorientación en el proceso de integración de la región, que se fue
desarrollando en reuniones posteriores. En 1991 se acordó la creación de una
zona de libre comercio que empezaría a funcionar el año siguiente y en 1994 se
adoptó un arancel externo común andino; además de ésto se firmó un acuerdo de
libre comercio con Chile (1993), otro con México y Venezuela (1994) y se dio el
inicio de las negociaciones CAN-Mercosur112.
Tabla 2.2: Exportaciones e Importaciones
Fuente: Banco Mundial. Base de datos de Indicadores de D esarrollo.
La inversión extranjera también encontró un escenario favorable en la
transformación aperturista. Todos los sectores, a excepción de lo relacionado con
seguridad, desechos tóxicos e inversiones mineras, se abrieron al capital foráneo;
se suprimieron los procedimientos de autorización especial para el 111 Ocampo, Sánchez y Tov ar, op. cit., p. 3. 112 Ibíd, p. 3.
47
establecimiento de inversión internacional y se eliminó cualquier marginación
entre nacionales y extranjeros en cuanto a oportunidades y tratamiento113. Los
derechos cambiarios se liberalizaron con la eliminación de los topes máximos de
giro de utilidades, reembolsos de capital y pagos por contratos de transferencia de
tecnología; además se permitió a las empresas con capital extranjero acceder a
las diferentes líneas de crédito nacionales. A lo anterior se sumaron acuerdos
internacionales tendientes a minimizar el riesgo político del país, que ofrecieron
garantías a los inversionistas y convirtieron a Colombia en un lugar más atractivo
para ellos114.
Tabla 2.3: Inversión Extranjera Directa
Fuente: Banco Mundial. Base de datos de Indicador es de Desarrollo.
La reforma del régimen cambiario complementó las medidas de
liberalización de comercio exterior e inversión extranjera. El monopolio del Banco
Central fue abolido, permitiendo la participación del sector financiero y algunos
entes autorizados en la operación del mercado de divisas: estos intermediarios –
que podían comprar y vender monedas, abrir cartas de crédito y vender futuros y
opciones, entre otras actividades- llevaban a cabo buena parte de las
transacciones cambiarias y desempeñaron un papel fundamental en el nuevo
modelo. La disminución de requisitos y restricciones en las operaciones
cambiarias fue evidente, los bancos pudieron prestar a clientes en el exterior y
113 Montenegro, op. cit., p. 15. Ver también Hommes, Montenegro y Roda, op. cit., pp. 70-74. 114 Hommes, Montenegro y Roda, op. cit., pp. 73-75.
48
éstos tuvieron, finalmente, la completa libertad de tener cuentas y depósitos en el
extranjero115.
Además, buscando fortalecer el sistema financiero y volverlo competitivo,
se eliminaron las inversiones forzosas116, se cambió el esquema de banca
especializada por uno de matrices y filiales117, se reglamentó el uso de
información privilegiada y el establecimiento de tasas de interés. También se
crearon nuevos intermediarios -como los fondos de cesantías- para aumentar la
demanda de títulos en el mercado de valores y se abrió el sector a la inversión de
capitales privados nacionales y extranjeros, modificando la composición de la
propiedad de las entidades financieras y dando paso a privatizaciones, fusiones y
adquisiciones118.
REFORMA INSTITUCIONAL: CAMBIO ESTRUCTURAL,
DESCENTRALIZACIÓN Y PRIVATIZACIONES
Tanto la promulgación de la Constitución de 1991 como el proceso apertura
y modernización que se llevaba a cabo tuvieron efectos importantes en el antiguo
esquema estatal. Aquel Estado protector que se dedicaba a intervenir y controlar
las actividades de los ciudadanos no podía continuar en el modelo de libertad
política y económica que se estaba implementando; no era posible atender las
necesidades sociales con las entidades existentes y la ineficiencia y corrupción
con la que se asociaban sugerían un cambio profundo. Dado lo anterior y una vez
identificadas otras debilidades del sistema, la administración Gaviria emprendió
una serie de transformaciones de tipo institucional que se centraron en cinco
puntos básicos: fortalecimiento de sectores clave, mayor eficiencia en el sector 115 Ibíd, pp. 56-58. 116 Inv ersiones en bonos destinados principalmente a la financiación de las activ idades agropecuarias y de
construcción. 117 La multibanca u organización en matrices y f iliales es un modelo en el que las operaciones bancarias se
realizan en una matriz y las no bancarias en dependencias separadas (actividades de leasing, f iduciarias, f actoring, f ondos mutuos, entre otros). La separación inv olucra capital, contabilidad y administración aislada. Su propósito es facilitar la superv isión y reducir su costo. Ver Zuleta, Luis Alberto (1997). Regulación y supervisión de conglomerados financieros en Colombia, en: Serie del financiamiento del desarrollo No. 66. Santiago de Chile, Comisión Económica para América Latina y el Caribe, p. 9.
118 Ver Hommes, Montenegro y Roda, op. cit., pp. 62-69.
49
público, apertura de espacios a la inversión privada, descentralización, creación
de nuevas entidades y mejoramiento de las antiguas119.
La situación de orden público del país hizo necesaria la modernización y el
refuerzo de las instituciones encargadas de administrar la justicia y la seguridad
ciudadana; así, se elevó el presupuesto destinado para ellas y, más importante
aún, se creó la Fiscalía General de la Nación. La urgencia de una infraestructura
competitiva en la nueva dinámica económica y productiva de Colombia abrió una
posibilidad de participación para el sector privado en su construcción, operación y
mantenimiento por medio de concesiones; también se permitió participación
privada en proyectos energéticos y de telecomunicaciones, actividades
tradicionalmente monopolizadas por el Estado120.
Tabla 2.4: Flujos de Capital Privado
Fuente: Banco Mundial. Base de datos de Indicador es de Desarrollo.
La descentralización fiscal y administrativa establecida en la Constitución
de 1991 asignó a los gobiernos departamentales y municipales funciones que
antes desempeñaba el gobierno nacional. Ahora, éste dictaría las políticas
generales y distribuiría las transferencias para la prestación de servicios, mientras
el departamento sería el encargado de administrar dichas transferencias para
salud y educación, planificando y asesorando a los gobiernos locales, que se
119 Ibíd, pp. 114-116. 120 Ibíd, pp. 116-123.
50
encargarían de prestar los servicios públicos domiciliarios, de educación básica y
salud. Cabe aclarar que los criterios de distribución fueron modificados, con el fin
de procurar una asignación proporcional de recursos que permitieran a los
municipios atender las nuevas obligaciones 121.
Como factor complementario, y en el intento por definir mejor funciones,
impulsar, soportar y controlar el desarrollo de las tareas propuestas en el nuevo
modelo de apertura, se reformaron los Ministerios de Defensa, Justicia,
Educación, Salud, Transporte, Comunicaciones, Minas y Energía y, a ellos, se
sumaron dos nuevos Ministerios: el de Medio Ambiente y de Comercio Exterior. El
Banco de la República se estableció como una institución independiente del poder
ejecutivo, se hizo una revisión de las Superintendecia de Industria y Comercio, se
crearon tres comisiones reguladoras de servicios públicos y superintendencias
para puertos, servicios públicos y seguridad privada. Adicionalmente, entidades
como Incomex, Bancoldex y Proexport surgieron para apoyar las actividades de
comercio internacional y Coinvertir (Corporación Invertir en Colombia) se fundó
para la promoción de la inversión extranjera en nuestro país122.
Vale la pena mencionar que los acuerdos suscritos con el Fondo Monetario
Internacional se encaminaron a la reducción del déficit fiscal recortando el gasto
público y que los planes de reestructuración del Estado incluyeron la liquidación
de algunas instituciones ineficientes y costosas123.
121 Ibíd, pp. 125-129. 122 Montenegro, op. cit., pp. 15-17. 123 A 2003, 6227 trabajadores se desv incularon, lo que se tradujo en un ahorro de $180.164 millones de
pesos anuales. Ver Guevara, Diego Andrés (2003). Globalización y mercado de trabajo en Colombia: algunas consideraciones en el marco de la flexibilización laboral. Ref lexión Política Año 5, No. 10. Bucaramanga, IEP-UNAB, p. 106.
51
Tabla 2.5: Reestructuración del Estado
Fuente: DNP124
REFORMAS LABORAL Y DE SEGURIDAD SOCIAL
Acompañando el cambio al nuevo modelo económico se introdujeron
algunas modificaciones en los regímenes laboral y de seguridad social, con las
Leyes 50 y 100, respectivamente.
La reforma laboral de 1990, parte integral del proceso aperturista, se
orientó hacia la flexibilización del mercado de trabajo. Aduciendo razones como
limitaciones en la movilización de mano de obra y sobrecostos generados por su
“rigidez”, característica que afectaban la competitividad en mercados externos 125,
el gobierno presentó un proyecto de ley que fue sancionado a finales de ese año
y se conoce como Ley 50. Ésta eliminó la obligatoriedad de los contratos de
trabajo indefinidos, los reintegros forzosos, la retroactividad de las cesantías y la
pensión-sanción126; por otro lado, creó un nuevo sistema de pago de cesantías
por medio de fondos especializados, autorizó los contratos a término fijo por
124 Citado en Guevara, op. cit., p. 106. 125 Estos sobrecostos tenían que ver con las normas de reintegro f orzoso, pensión-sanción y retroactiv idad de
cesantías. Ver Hommes, Montenegro y Roda, op. cit., pp. 47-48. 126 La pensión-sanción obligaba a la empresa a asumir la jubilación de los trabajadores despedidos después
de 10 años de serv icios.
52
períodos inferiores a un año y definió con precisión el significado de salario y
salario integral, haciendo claridad sobre los derechos y obligaciones de las
partes127. En materia de derecho colectivo se eliminaron controles burocráticos de
la actividad sindical -prescindiendo de la aprobación de las autoridades y
agilizando el trámite de inscripción ante del Ministerio de Trabajo-, se
establecieron algunos principios para proteger los derechos de huelga y
asociación de acuerdo con convenios internacionales firmados por el gobierno, se
dio vía libre a los sindicatos de industria, se prohibió la disolución o cancelación
de personería jurídica de sindicatos por vía administrativa y se amplió la
protección a trabajadores en casos de despidos colectivos o cierre intempestivo
de empresas 128.
La constitución política de 1991 le concedió al tema de la seguridad social
una particular importancia, trazando los principios para una actividad que no
estaba contemplada en la Carta de 1886. La Ley 100 transformó radicalmente el
sistema de salud y de pensiones. Buscando ampliar la cobertura, aumentar la
eficiencia y la calidad en la prestación de un servicio tradicionalmente deficiente,
introdujo un novedoso componente: la competencia entre entidades públicas y
privadas en la prestación de los servicios129.
Con la Ley 100 el Sistema de Seguridad Social quedó conformado por el
Sistema General de pensiones, el Sistema de Seguridad Social en Salud (SGSS),
el Sistema de Riesgos Profesionales y los servicios sociales complementarios.
Ésta separó los papeles de dirección y control de la Seguridad Social en Salud –
dejándolos a cargo del Estado a través del Ministerio de Salud, la
Superintendencia Nacional de Salud y el Consejo Nacional de Seguridad Social
en Salud-, los de administración –entregados a Empresas Promotoras de Salud
públicas y privadas (EPS y ARS)- y los de prestación de servicios de salud -a
cargo de Entidades Prestadoras de Servicios de Salud (IPS). La ley propuso
127Montenegro, Santiago y Peña, Jimena (1999). Labor reforms, macroeconomic imbalances and
unemploy ment in Colombia. Bogotá, Uniandes. Documento CEDE 2000-06, pp. 6-7. 128 Herrera Gav iria, Juan Guillermo (1997). La Ley 50 de 1990. Una visión actual, en Rev ista de la Andi No.
146. Medellín, Asociación Nacional de Industriales, pp. 53-54. 129 Plazas, Germán (1994). La nueva seguridad social. Bogotá, Editorial Linotipia Bolív ar, pp. 17-19.
53
también un Régimen Contributivo para la población con capacidad de pago y un
Régimen Subsidiado para que los más pobres fueran incorporados gradualmente;
del mismo modo estableció el Plan Obligatorio de Salud -POS, un Plan de
Atención Básica y un proceso de transición de subsidios a la oferta hacia
subsidios a la demanda130.
En pensiones, las principales reformas fueron la sustitución parcial del
antiguo sistema de prima media131 por uno privado –de ahorro o capitalización
individual132- con aportes a un régimen asistencial, la liquidación de gran parte de
las cajas públicas y la transferencia de los pagos asociados a éstas a un número
limitado de entidades. Adicionalmente, se creó la garantía de pensión mínima, con
la que el Estado asegura a los afiliados al sistema pensional una mesada no
inferior al salario mínimo mensual legal vigente; se establecieron regímenes
especiales para los miembros de las fuerzas militares y la policía nacional, los
afiliados al Fondo de Prestaciones Sociales del Magisterio y los empleados de
Ecopetrol, y se determinó un período de transición de 20 años para que empiece
a regir un aumento en las edades de jubilación en el régimen de prima media133.
130 El POS es un plan único de benef icios, of recido a cada ciudadano por la EPS elegida. Comprende la
atención en todos los niveles de complejidad y responde de manera suf iciente, aparentemente, a las necesidades de la población colombiana. El PAB, por su parte, esta a cargo del Estado e incluye todas las interv enciones en salud pública (programas de inmunización y saneamiento ambiental, por ejemplo). Los Subsidios a la oferta –presupuestos globales dados por el Estado a los hospitales públicos para su f uncionamiento y la prov isión de servicios a la población que lo demande- serán reemplazados gradualmente por los subsidios a la demanda, definidos como Unidad de Pago por Capitalización (UPC) – una prima de seguro por afiliado o benef iciario para f inanciar eventuales serv icios requeridos. Ver Uribe, Juan Pablo y Gallardo, Henry Mauricio. La ley 100 entre la gradualidad y la cobertura: fuertes debilidades. En Economía Colombiana y Coyuntura Política No. 271. Bogotá, Contraloría General de la República. Junio de 1998. p. 4-9.
131 La prima media o prestación definida corresponde a un sistema de pensiones en el cual todas las contribuciones de los af iliados v an a una bolsa común (administrada por el ISS), de la cual, una v ez incluidos los rendimientos del portaf olio de inv ersiones y descontados los gastos administrativos, se pagan las pensiones. En este esquema los benef icios otorgados son f ijos y las pensiones pagadas se f inancian con los recursos que están aportando a la misma bolsa los empleados activos. Ver Echeverry, Escobar, Merchán, Piraquiv e y Santamaría (2001). Elementos para el debate sobre una nueva reforma pensional en Colombia, en: Archiv os de Economía No. 156. Bogotá, Departamento Nacional de Planeación. Septiembre 11 de 2001. p. 7.
132 La capitalización Individual es un sistema pensional en el que las cotizaciones de los afiliados se manejan en cuentas independientes (en una Administradora de Fondos de Pensiones). Los rendimientos de estos aportes individuales constituy en el único capital disponible para pagar la pensión de cada af iliado. Ibíd, p. 7.
133 Las edades pasarán a 57 en las mujeres y 62 en los hombres. Ibíd, pp. 13-15.
54
COLOMBIA Y LOS TRABAJADORES TRAS LA APERTURA
Al mismo tiempo que el presidente Gaviria daba los primeros pasos hacia
el “futuro”, diferentes personalidades advirtieron al país los peligros que ésto
entrañaba; hasta el propio Rudolph Hommes, antes de ser nombrado ministro,
escribió en alguna ocasión que la primera afectada por la competencia
internacional sería la industria nacional134. Sus principales detractores sostuvieron
en ese momento, y aun ahora, que más que una solución a los problemas de
crecimiento y desarrollo económico emanada del interior del país, la apertura fue
algo impuesto desde afuera. A propósito de ésto, Abdón Espinosa Valderrama
escribió que su implantación era producto de una exigencia del Banco Mundial
para desbloquear el otorgamiento de préstamos a Colombia; sin embargo, el
gobierno nunca lo aceptó135.
En los años posteriores al inicio de la apertura, la política macroeconómica
presentó ciclos de “pare y siga” que respondieron a diversas circunstancias tanto
externas como internas136. La economía colombiana creció, en promedio, a una
tasa relativamente estable de casi 5% hasta la mitad de la década de los 90 y
luego experimentó una tendencia a la baja, con un promedio de 0.96% en el
período 1996-2000, creciendo por debajo de su promedio histórico y del promedio
de América Latina137. Entre 1992 y 1994 la actividad económica y la inversión
productiva tuvieron un auge del que se sustrajo la agricultura por dificultades para
afrontar el contexto de apertura y unos bajos precios internacionales –
especialmente del café-; fue a partir de 1995 que se frenó la demanda agregada
y, con ella, la actividad productiva que intentó recuperarse en 1997 luego de una
reducción en las tasas de interés138. Esta reactivación duró poco debido a la crisis
internacional, a las medidas macroeconómicas adoptadas para enfrentarla y a dos
factores adicionales: la confusión y el desorden institucional y el incremento de la
violencia en el país, que rápidamente se convirtió en uno de los más peligrosos 134 Robledo, Castillo, Jorge Enrique (2000). www.neoliberalismo.com.co: Balance y perspectivas. Bogotá, El
Áncora editores, pp. 12-13. 135 Espinosa Valderrama, Abdón (1990). La mal llamada apertura. El Tiempo, Febrero, p. 5A. Citado en Ibíd. 136 Ocampo, Sánchez y Tov ar, op. cit., p. 7. 137 Montenegro y Peña, op. cit., p. 8. 138 Ver Ocampo, Sánchez y Tov ar, op. cit., pp. 7-9.
55
del mundo139. Se inició entonces la peor recesión en la historia de Colombia, una
crisis de la cual empezó a recuperarse a partir del año 2000.
La financiación del déficit fiscal fue una de las principales preocupaciones
durante este período y fue, también, una motivación importante para radicalizar
los procesos de privatización de numerosas empresas. Con el objetivo de hacer
atractivas a inversionistas privados empresas públicas de generación y
distribución de energía, de telecomunicaciones, bancos, corporaciones
financieras y algunas empresas mineras e industriales, se recurrió a la división de
compañías, a las ventas a menosprecio, al reparto del mercado y al otorgamiento
de subsidios oficiales al gran capital. La campaña privatizadora buscó demostrar a
la opinión pública nacional que las pérdidas de algunas entidades se debían a la
inoperancia y corrupción oficial; sin embargo, en el caso de la seguridad social,
cuando se entregó al capital financiero la administración de los aportes para
pensiones y la atención en salud, se tuvieron que duplicar los aportes, aumentar
la edad de jubilación y empeorar las condiciones de los servicios de salud para
que resultaran rentables140. Estas operaciones alcanzaron un monto acumulado
del 5% del PIB141.
La composición de la producción económica del país presentó algunos
cambios: los sectores agrícola y de manufacturas fueron perdiendo participación
en el crecimiento económico mientras los sectores de servicios –financieros, del
gobierno y telecomunicaciones- y construcción mejoraron notablemente su
desempeño142. Las dificultades de estos últimos, sumadas a los problemas de la
139 El presidente Samper (1994-1998) fue acusado de recibir dinero del narcotráf ico para la f inanciación de su
campaña; esto marcó el inicio del llamado Proceso 8000 que, a pesar de concluir con la absolución del Presidente, generó diversas reacciones, ocasionó una gran crisis política e institucional y deterioró la imagen de Colombia en el exterior. La v iolencia, por su parte, v enía alcanzando niv eles muy superiores al promedio de la región desde los 80, lo que coincidió con la expansión de la activ idad ilícita de tráfico de drogas, y conv irtió a Colombia en un país riesgoso y no muy atractiv o para hacer negocios. Montenegro y Peña, op. cit., pp. 8-10.
140 Robledo, op. cit., pp. 228-230. 141 Lora, Eduardo (2004). Los efectos sociales de las reformas estructurales, en Coyuntura Social No. 50.
Bogotá, Fedesarrollo. p. 120. 142 Ver Ocampo, José Antonio (1998). Una década de transformaciones económicas (1986-1996), en Nueva
Historia de Colombia Vol VIII: Economía y regiones. Bogotá, Planeta, p. 63.
56
industria, caracterizaron la crisis en la economía de finales de siglo que tuvo en la
actividad minera y los sectores no transables una débil fuente de crecimiento143.
Tabla 2.6: PIB por sectores de la economía
* Otros: hoteles y restaurantes, actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, administración pública y defensa, educación, hogares privados con servicio doméstico, servicios sociales y de salud, y otras actividades de servicios comunitarios, sociales y personales.
Fuente: DAN E. Cálcul os obtenidos basados en cifr as de pesos corrientes de 1994.
Los cambios en la estructura productiva nacional, así como las reformas
que en materia laboral y de salud se llevaron a cabo, tuvieron efectos
significativos en el mercado de trabajo. Si en la primera mitad de la década el
desempleo decreció continuamente llegando al 8% en 1994, a partir del año
siguiente la tendencia cambió drásticamente y la cifra se elevó hasta el 20.5% en
el 2000, alcanzando su nivel histórico más alto. La capacidad de la economía para
generar empleo se fue deteriorando tanto en el área rural como en la urbana por
las dificultades de los sectores agrícola e industrial144 y con las privatizaciones, la
desaparición de miles de empresas145 y los planes de reducción de tamaño del
Estado, muchos colombianos pasaron a engrosar las filas de desempleados.
La reducción de costos laborales conquistada con la reforma se vio más
que compensada por el incremento en las cargas impuestas por la Ley 100146;
143 Ocampo, Sánchez y Tov ar, op. cit., p. 9. 144 Ocampo, op. cit., p. 67. 145 Según los registros de las Cámaras de Comercio en 1998 se llegaron a disolver 5.850 empresas, cif ra que
no incluy e las pymes, empresas de construcción, entidades f inancieras ni empresas del sector solidario. Ver Marulanda Gómez, Eugenio (1999). Los v erdaderos costos de la Apertura. Bogotá, Conf ecámaras. p. 45.
146 La ley 50 no modificó las contribuciones al SENA, el ICBF y las cajas de compensación y, si bien eliminó las indemnizaciones por despido injustificado para los nuevos contratos, elev ó las de los regidos por el
57
ésto indujo a un uso más intensivo del capital tendiente a ahorrar mano de obra
en todos los niveles, principalmente en los de menor calificación. La flexibilización
laboral lograda mediante la ley 50 hizo posible que nuevas formas de
contratación, diferentes a las tradicionales, fueran implementadas; así, el empleo
formal fue reemplazado por la subcontratación, el empleo temporal, los pactos a
30, 60 y 90 días y las cooperativas de trabajo, que se presentaron como
alternativas viables para los empresarios enfrentados a un mercado con demanda
impredecible y a mayores costos de contratación y despido de trabajadores. Estos
últimos, por su parte, sintieron también los efectos de la Ley 100 al ver cómo les
trasladaron una parte de los costos en forma de salarios más bajos147.
El poder de compra promedio del salario mínimo fue prácticamente el
mismo en los años ochenta y noventa, aunque a mediados de esta última década
alcanzó una pérdida acumulada del 8%. Luego de un período estable, se elevó
más de 5% en 1999 y un 4% adicional en el año 2000 debido, en parte, a
reducciones no esperadas en la inflación y a algunas decisiones de la Corte
Constitucional148. Lo anterior contrasta con el comportamiento de los ingresos
laborales observados desde la perspectiva del nivel educativo: éstos se
incrementaron para toda la fuerza de trabajo al comenzar los noventa, pero a
partir de 1994 se estancaron en todos los niveles con excepción de los
universitarios y técnicos, que se vieron favorecidos por el cambio tecnológico y el
auge del sector servicios. El sesgo aperturista hacia mano de obra calificada
contribuyó a acentuar aún más la brecha149.
Medido con el índice de Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI), el nivel
de pobreza ha venido disminuyendo como consecuencia de la mejoría en el
acceso a los servicios públicos de educación, salud, vivienda y agua potable; sin
embargo, medido por el nivel de ingresos de los hogares, la situación es diferente.
sistema antiguo. Por otro lado, después de la ley 100 de 1993, los sobrecostos a la nómina por cuenta del nuev o sistema de seguridad social pasaron del 22.5% al 34.5% del salario, contribuciones muy altas considerando los otros países latinoamericanos. Ver Lora, Eduardo (2001). ¿Por qué tanto desempleo? ¿Qué se puede hacer?, en Empleo y economía: Memorias del Seminario. Bogotá, Banco de la República, p. 133-135.
147 Ver Lora (2004), op. cit., pp. 130-131. 148 Lora (2001), op. cit., p. 132. 149 Ocampo, Sánchez y Tov ar, op. cit., p. 16.
58
La pobreza no registró cambios importantes a comienzos de los noventa - entre
1991 y 1995 pasó del 54% al 49%- pero a partir de 1998 y a causa de la recesión
económica que vivió el país, ésta se incrementó en 9 puntos afectando a casi
cinco millones de colombianos. En las zonas urbanas la tendencia fue similar -
aunque no alcanzó el 45% en promedio- mientras que en las zonas rurales la
pobreza aumentó durante toda la década, especialmente en la segunda mitad, en
la que pasó de 74% a 85%150. El comportamiento de la economía y el empleo
explican, en gran parte, el deterioro en este indicador y también su mejoría, pues
de 2000 a 2004 el nivel de pobreza nacional registró una reducción de 3 puntos
porcentuales151.
Sólo en 1999 el PIB presentó un crecimiento negativo y a partir de éste
inició una leve recuperación en la que participaron algunos de los sectores más
golpeados –construcción e industria-, contribuyendo a la generación de empleo152.
Adicionalmente, y en un nuevo intento por aumentar la demanda de trabajo y el
número de colombianos empleados, en la primera administración Uribe se
decretó la Ley 782 de reforma laboral (2002) que, nuevamente, estuvo
acompañada de una reforma pensional. Con la primera se eliminaron algunos
costos por los recargos de trabajo nocturno, dominical o festivo, se amplió la
jornada laboral ordinaria y se buscó la protección social del desempleado con un
subsidio temporal y acceso a programas de capacitación. Con la segunda, por
otra parte, se aumentaron las contribuciones pensionales en dos puntos
porcentuales, buscando cubrir el pasivo pensional, pero dejando abierta la
posibilidad de contrarrestar algunos de los efectos de la reforma laboral153.
150 Nuñez, Jairo y Ramírez, Juan Carlos (2002). Determinantes de la pobreza en Colombia: años recientes.
[Versión electrónica]. Documentos CEDE 2002-19, pp. 1-3. 151 Ver Núñez, Jairo; Ramírez, Juan Carlos y Cuesta, Laura (2005). Determinantes de la pobreza en
Colombia: 1996-2004. [Versión electrónica]. Documentos CEDE 2005-60, pp. 2-5. Ver también Ocampo, José Antonio; Sánchez, Fabio José; Hernández, Gustav o Adolfo y Prada, María Fernanda (2004). Crecimiento de las exportaciones y sus efectos sobre el empleo, la desigualdad y la pobreza en Colombia.[Versión electrónica]. Documentos CEDE 2004-03, pp. 19-24.
152 Bonilla González, Ricardo (2003). Empleo y política sectorial, en La falacia neoliberal: crítica y alternativas. Bogotá, Univ ersidad Nacional de Colombia, p. 113-115.
153 López, Hugo; Rhenals, Remberto y Castaño, Elkin (2005). Impacto de la ref orma laboral sobre la generación y calidad del empleo. Bogotá, Ministerio de Protección Social. Recuperado de: http://www.minproteccionsocial.gov.co/VBeContent/library/documents/DocNewsNo14297DocumentNo386.PDF
59
Luego de alcanzar su nivel máximo, la tasa de desempleo se redujo en casi
seis puntos porcentuales de un año a otro (2000-2001) y desde entonces ha ido
descendiendo, en promedio, un 0.8% anual154. Estas cifras podrían parecer
alentadoras, pero hay que tener en cuenta que casi el 60%155 del total de
ocupados está en el sector informal de la economía, lo cual evidencia el deterioro
en la calidad del empleo pues quienes recurren al “rebusque” no cuentan con
seguridad social y otros beneficios del empleo formal.
El recrudecimiento de la violencia heredada de los años setentas coincidió
en la década aperturista con la difusión del narcotráfico, una tentación a la que
sucumbieron diferentes grupos de la sociedad. Colombia se convirtió en el primer
productor mundial de drogas. Los altos índices de desempleo, la desigualdad y la
pobreza fomentaron los desplazamientos y la violencia e hicieron que actividades
ilegales como el ingreso a las filas de los grupos al margen de la ley, el
narcotráfico, el contrabando, los robos y los atracos se convirtieran en opciones
frente a la desocupación o en ocupaciones más rentables que trabajar la tierra.
Mientras las hectáreas sembradas con coca y amapola crecían intensivamente –
pasando de 22.000 en 1985 a 134.000 en 1999-, el número de secuestros y la
tasa de homicidios mostraban incrementos exagerados: de 44 secuestros en 1980
se pasó a 3.706 en el 2000, y de 31 homicidios por cada cien mil habitantes a
finales de los años setenta, se llegó a 62.7 en el año 2000156. El narcotráfico trajo
consigo asesinatos y terrorismo, pero también se convirtió en un gran negocio,
fuente de recursos para que paramilitares y guerrilla se fortalecieran. El
crecimiento de los grupos guerrilleros en este período fue tal que el número de
hombres en sus filas pasó de 7.400 en el 91 a 9.676 en el 94, alcanzó los 12.400
en 1996 y actualmente las estimaciones se sitúan en casi 20.000 combatientes157.
Los cambios sectoriales producto de la apertura afectaron la distribución
del poder económico entre las áreas urbanas y rurales, pulso que, sin lugar a
154 Calculadas con base en cifras del DNP. 155 Fuente: DANE. 156 Montenegro, Armando y Posada, Carlos Esteban (2001). La violencia en Colombia. Bogotá, Alfaomega. p.
42,43. 157 Marulanda, op. cit., p. 46.
60
dudas, ganaron las grandes ciudades. Si desde principios de los ochenta hasta
mediados de los noventa el narcotráfico tuvo su mejor época, desde 1996, luego
de los duros golpes a los carteles de Cali y Medellín, los grupos al margen de la
ley fueron protagonistas. Manteniendo la mayor parte de su ejército en zonas
rurales donde llenaron vacíos de presencia estatal y tomaron el poder, guerrilla y
paramilitares extendieron su actividad a las ciudades, creando redes que
infiltraron actividades legales e ilegales, así como instituciones de gobierno.
Además de influenciar directamente la dinámica política de las regiones y el país
controlando las elecciones, éstos empezaron “gravar” la producción económica, a
aprovechar las ventajas que les daba el control del narcotráfico y a amasar una
gran fortuna mediante el terror, el secuestro y la extorsión158.
La apertura creó un nuevo marco institucional, significó el fin del Estado
proteccionista, gran movilidad de capitales, reorganización de la producción
nacional, innovación tecnológica, privatizaciones y flexibilización laboral. Los
resultados obtenidos no fueron los avances económicos y sociales que había
anunciado el gobierno; por el contrario, el desempleo y la pobreza se fueron
apoderando de la sociedad colombiana, alimentando la violencia y las actividades
ilícitas, sin que ésta pudiera hacer algo para liberarse.
El cambio de modelo económico constituyó el punto de partida para una
nueva dinámica en el mercado de trabajo y ésta, a su vez, ha marcado el inicio de
una difícil etapa para el movimiento sindical colombiano que se ha reflejado en el
deterioro de sus indicadores sociales. Estas dificultades, sin embargo, no son algo
exclusivo de nuestro país. La crisis del sindicalismo colombiano se inscribe en la
crisis del sindicalismo internacional que, al igual que el nuestro, apenas empieza a
reaccionar ante el duro golpe asestado por el proyecto globalizador del cual hizo
parte la Apertura Económica.
158 Duncan, Gustavo (2005). Del campo a la ciudad en Colombia. La infiltración urbana de los señores de la
guerra. [Versión electrónica]. Documentos CEDE 2005-2, pp. 6-9, 12-13, 59-61.
61
CAPÍTULO III
ESTRUCTURA SINDICAL
En la actualidad, hablar sobre el movimiento sindical de Colombia supone
hablar de su crisis. La insuficiencia numérica y la falta de contundencia que ha
rodeado muchas de sus acciones son los indicadores más evidentes. Si para
alguien queda duda sobre la situación real del sindicalismo, son sus dirigentes los
encargados de despejarla: ellos confirman las serias dificultades por las que
atraviesa el movimiento y agregan, además, que esta delicada situación está
signada por la inserción de Colombia en el nuevo orden mundial.
Las reformas que acompañaron el programa de Apertura Económica
impulsado por César Gaviria tuvieron importantes efectos en el mercado laboral.
Los trabajadores se enfrentaron a cambios en la estructura del empleo, en el
tamaño de las empresas y en los ingresos salariales. Asimismo, presenciaron el
surgimiento y expansión de nuevas formas de contratación y una reducida oferta
de puestos de trabajo, con un consecuente aumento en desempleo, subempleo e
informalidad, índices que, rápidamente, superaron los niveles más altos de que se
había tenido noticia.
La organización sindical se vio seriamente afectada por la incertidumbre e
inestabilidad laboral suscitadas por la aplicación de las políticas flexibilizadoras.
Ésta, cuya estructura es el resultado de la evolución histórica del movimiento
dentro del esquema proteccionista, ha visto alterados sus principales indicadores
en la nueva etapa de libre mercado. La reducida tasa de afiliación, la escasa
participación de algunos sectores y una baja densidad sindical han permitido a
diferentes sectores cuestionar la capacidad que tiene el sindicalismo de nuestro
país para representar sus trabajadores. Aún así, y a pesar de las graves
violaciones a los derechos de quienes hacen parte de ella, la organización sindical
se resiste a desaparecer.
62
A continuación se presenta la evolución de los principales aspectos
cuantitativos del sindicalismo colombiano en uno de los periodos más críticos de
su historia, lo que puede considerarse como el primer paso para abordar la
actualidad sindical y conocer el impacto del modelo neoliberal en la organización.
POBLACIÓN SINDICALIZADA Y TASA DE SINDICALIZACIÓN
Según la Escuela Nacional Sindical en diciembre de 2005 había 831.037
trabajadores sindicalizados en Colombia, lo que corresponde al 4.6% de la
población económicamente activa (PEA)159.
Tabla 3.1
Población sindicalizada y tasa de sindicalización
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
Desde mitad de siglo hasta finales de los años sesenta el número de
inscritos y la tasa de afiliación registraron un marcado incremento, mientras los
años setenta se caracterizaron por ser un período de relativa estabilidad160. Es a
partir de la década siguiente que la tendencia se invirtió de manera abrupta y en 159 Este porcentaje se conoce como tasa de sindicalización. Aunque no toda la PEA es sindicalizable, las
estadísticas sobre tasa de af iliación en Colombia se hacen con base en ella. 160 Según estimaciones de Jaime Tenjo, en 1974 la tasa de sindicalización se situaba en el 17%. Para él, ésta
era una ev idencia del escaso cubrimiento del mov imiento sindical en momentos en que la PEA era 6.882.700.
63
los primeros cuatro años, luego de alcanzar la cifra más alta en toda su historia, el
movimiento sindical colombiano perdió 170.000 afiliados que no ha podido
recuperar.
Los diferentes líderes sindicales consultados coinciden en señalar la
implantación de la apertura económica y el año 1990 como el inicio de la etapa
con mayores dificultades para la organización sostenida de trabajadores. En los
fenómenos de precarización del empleo, deslaboralización, desindustrialización y
persecución está una parte de la explicación. La tasa de afiliación sindical, que
comenzó la década del noventa en un 6.6%, se encuentra en un modesto y crítico
4.6% de los 18.072.000 colombianos ocupados.
Con la liberación de mercados se presentó un crecimiento del sector
informal, del subempleo y el desempleo. Éstos y la flexibilización del régimen
laboral se convirtieron en un gran obstáculo para la afiliación, ya que los escasos
puestos de trabajo, los contratos a término fijo y las formas no tradicionales de
contratación -como las cooperativas de trabajo asociado, las contrataciones de
servicios temporales y los contratos civiles, entre otras- hicieron posible ejercer
cierto control sobre la actividad sindical: la relación capital-trabajo no es directa,
los empleadores tienen la posibilidad de no renovar los contratos de aquellos
trabajadores que se afilien al sindicato y éstos, por su parte, temen y evitan
afiliarse para no perder su empleo.
Por otro lado, en la carrera para no quedar fuera del mercado, muchas
empresas desaparecieron, algunas se mantuvieron y otras se abrieron a capitales
extranjeros, con lo cual se liquidaron organizaciones sindicales enteras, se
debilitaron las que quedaban y se impusieron serias restricciones para su
creación por considerarlas una amenaza. La privatización de entidades estatales
y los planes de reducción de nómina del Estado acompañaron el proceso de
“desindustrialización” propio de la apertura, en el que el otrora país de gran
actividad industrial se fue convirtiendo, progresivamente, en un país de comercio
y servicios, generando profundos cambios en la estructura del empleo que
64
favorecieron los sectores menos propensos a sindicalizarse. Con el uso intensivo
de la tecnología, el mercado laboral se orientó hacia el trabajo con mayor
calificación y las plantillas laborales se hicieron cada vez menores, lo que dificultó
mantener la afiliación cautiva.
El hecho de que actualmente la tasa de sindicalización se encuentre
alrededor del 4.7% en que estuvo en el período de hegemonía conservadora es
muy diciente: aunque la Constitución ampara la organización y movilización de los
trabajadores y el Estado tiene la obligación de protegerla, existe una cultura
antisindical entre gobierno y empresarios, a la cual se debe sumar la dura
ofensiva de los grupos al margen de la ley –guerrilla y paramilitares-, que han
convertido a líderes y militantes sindicales en blanco de sus ataques o acciones.
Colombia sigue siendo considerada como el país más peligroso para el ejercicio
de la actividad sindical y las amenazas, hostigamientos, atentados y asesinatos
de activistas hacen que ésta sea una opción cada vez menos atractiva para los
trabajadores, toda vez que buscan conservar su integridad y la de los miembros
de su familia.
NÚMERO DE SINDICATOS DE PRIMER GRADO SEGÚN CLASE
El movimiento sindical colombiano contaba con 2.768 sindicatos de primer
grado en el año 2005161. La estructura sindical es una estructura de base que ha
sido determinada, en principio, por la legislación vigente162.
Los sindicatos de primer grado pueden ser de cuatro clases diferentes y se
reparten entre ellas de la siguiente manera:
161 De acuerdo con las estimaciones de Jaime Tenjo, éste número ascendía a 3920 en 1974. 162 La ley da pref erencia a esta modalidad de asociación para la representación de sus afiliados en todas las
relaciones de trabajo: la presentación de pliegos de peticiones, la designación de comisiones disciplinarias o de reclamos y la de negociadores y de árbitros en su caso, la celebración de contratos sindicales y de conv enciones colectiv as de trabajo. Artículo 357, Código Sustantiv o de Trabajo.
65
Tabla 3.2 Número de sindicatos por clase de sindicato
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
De estos sindicatos, la mayoría está organizada como sindicato de gremio
(53.1%) y de empresa (36.5%) mientras sólo un 10% se ha registrado como
sindicato de industria163. La primera impresión que surge es que el número de
sindicatos es alto; sin embargo su cubrimiento no es el mejor pues sólo hay
831.947 afiliados para todos ellos. Un promedio de 300 militantes por
organización muestra que el sindicalismo en Colombia está atomizado y que, si
bien hay una gran cantidad de sindicatos, la baja densidad que los caracteriza les
resta peso y protagonismo en el escenario laboral164.
La década de los noventa comenzó con una distribución según clase
semejante a la anterior: el 92.5% de los sindicatos existentes eran de gremio
(1.204) o de base (1.053) y el porcentaje restante estaba compuesto por 167
organizaciones de industria y 16 de oficios varios. La predominancia de los
trabajadores colombianos agrupados por su profesión, oficio o especialidad se
mantuvo -e incluso se acentuó- en este período, así como la participación de las
organizaciones de oficios varios, que sigue siendo mínima. El número de
sindicatos de industria, por su parte, aumentó en 109 y los sindicatos de empresa
continuaron siendo la segunda clase de sindicato más importante, aunque su
participación en el total disminuyó en casi siete puntos.
163 En 1974 los sindicatos de base hacían el aporte más grande (49%), seguidos por los de gremio (38.7%) e
industria (10.7%). Aunque la contribución porcentual de éste último es casi igual a la que se presenta en 2005, el número de sindicatos industriales registrado en 1974 es significativ amente mayor.
164 Actualmente los sindicatos de industria tienen la más alta densidad de afilados –en promedio 678 sindicalizados por sindicato- y cada sindicato de base, gremio y of icios varios cuenta con 211, 291 y 180 militantes respectiv amente.
66
Tabla 3.3 Número de afiliados por clase de sindicato
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
Del 41% que agrupaba en 1990, el sindicalismo de gremio ha pasado a
concentrar el 51% de la población sindicalizada, registrando una tendencia
ascendente que contrasta con el declive sindicalismo de base. Éste perdió más de
169.000 afiliados en 15 años, cantidad equivalente al 44% de los trabajadores que
tenía al iniciar el gobierno de César Gaviria.
Entre 1990 y 2005 se crearon 1733 sindicatos, dos de ellos patronales y 14
de segundo grado. En el mismo período se cancelaron 42 de las inscripciones
realizadas y 177 fueron negadas165. Esta dinámica de creación de sindicatos en la
etapa aperturista presenta varios hechos que llaman la atención: el primero es un
reducido número de nuevos sindicatos de segundo grado; el segundo es un
notable auge del sindicalismo de industria -lo que podría interpretarse como una
reacción frente al nuevo modelo- y, finalmente, está la evolución del número de
sindicatos de dos clases en particular. Hasta 1998, por cada dos sindicatos de
gremio fundados se creó uno de empresa pero, a partir de ese año, se da un giro
radical y el número de sindicatos de base constituidos casi duplica el gremial.
Fueron, en total, 657 y 791 nuevas organizaciones de empresa y de gremio,
respectivamente; sin embargo, el cambio en términos absolutos fue tan sólo de 43
organizaciones menos en las primeras y de 265 más en las últimas. Esta
variación en el período 1990-2005 muestra que así como son constituidos
numerosos sindicatos, son también muchos los que se desintegran y sugiere
además que, en esta Colombia aperturista, el sindicalismo de empresa tiene
mayor propensión a desaparecer.
165 Datos del Ministerio de Protección Social tabulados por las autoras. Ver Anexo 1.
67
La legislación laboral colombiana obliga a los trabajadores a solicitar por
escrito - dentro de los 5 días siguientes a su asamblea de fundación- la inscripción
de los nuevos sindicatos en el registro que lleva el Ministerio de Protección Social.
Una vez recibida, éste cuenta con un máximo de 15 días hábiles para admitir,
formular objeciones o negar dicha inscripción sin la cual no pueden ejercer
ninguna de sus funciones (Art. 365, Código Laboral). En el momento de liquidar
un sindicato, sin embargo, la ley no obliga a cancelar el registro que reposa en el
Archivo sindical del Ministerio; esto puede originar una sobrevaluación en relación
con el número de sindicatos existentes en el país y puede, además, explicar las
diferencias entre las cifras que presentan la Escuela Nacional Sindical y el
Ministerio de Protección Social que en diciembre de 2005 reportó 6.078 sindicatos
de primer grado en Colombia.
FEDERACIONES Y CONFEDERACIONES
Luego del trascendental paso hacia un sindicalismo unitario y alternativo
que constituyó la fundación de la CUT en 1986, los años noventa se iniciaron con
cuatro confederaciones. Una vez disueltas CSTC y UTC y absorbida una amplia
fracción del sector no confederado, quedaron la recién creada CUT, la CTDC, la
CGT y la CTC.
Mientras en 1984 el sindicalismo no confederado ostentaba una gran
fuerza legitimada por el 51% de la población sindicalizada que agrupaba, las
centrales existentes se repartían la cantidad restante e iban perdiendo terreno166.
Sin embargo, las realineaciones presentadas en el movimiento a finales de los
años ochenta cambiaron el panorama, pues concluyeron con una pérdida de
participación del sector no confederado, una aceleración en el proceso de
debilitamiento de la CTC y una menor dispersión sindical, ya que esta vez más del
166 Según el Segundo Censo Nacional Sindical, realizado en ese año, la UTC contaba con 170.296 af iliados
(19.5%), la CTC con 114.285 (13.1%), la CSTC con 94.766 (10.8%) y la CGT con 49.021 (5.6%). Fuente: Escuela Nacional Sindical.
68
50% de los afiliados se congregaban en una sola confederación, la Central
Unitaria de Trabajadores.
En 1990 las centrales obreras se declararon en unidad de acción frente a
las políticas del gobierno y convocaron un paro que se llevó a cabo el 14 de
noviembre; aquella nueva manifestación de trabajo coordinado entre
confederaciones permitió plantear la posibilidad de unidad orgánica y ésta fue
atendida, en principio, por tres de las cuatro centrales. Fueron necesarios casi dos
años para que se cristalizara la primera fusión de dos confederaciones sindicales
en la historia de Colombia: el 1º de mayo de 1992 la central más joven –CTDC- y
una central de gran trayectoria –CGT- se unieron para crear la CGTD –actual
CGT-167. Desde entonces, persisten la CTC –fundada por el Partido Liberal-, la
CUT –pluralista- y esta última –de orientación demócrata cristiana- que, sumadas,
congregan el 85% de los sindicalizados del país. Tabla 3.4 Número de sindicatos por central obrera
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
De los 2.768 sindicatos de primer grado registrados como activos a
diciembre de 2005, la CUT reunía 710, la CGT 495 y la CTC 169, mientras el
sindicalismo independiente contaba con 1.394. Quince años atrás las cosas eran
distintas, cuando la recién fundada CUT agrupaba la mayoría de los sindicatos
(866), seguida por el sector no confederado (468), la CTDC (362), la CTC (272) y
la CGT (194). No obstante el escenario de mayoría independiente según número
de sindicatos, la consideración de la cuota de afiliados que cada uno aporta al
total ofrece una perspectiva diferente, que puede dar una idea más real sobre la
167 Es posible una gran convergencia nacional. Deslinde No. 12, Agosto-Septiembre 1992.
69
verdadera representatividad de los distintos bloques sindicales. La CUT -que
concentra gran parte de los sindicatos de industria- aglutina el 66.6% de los
sindicalizados, mientras que los no confederados congregan el 14.3%, la CGT el
13.5% y la CTC el 5.5%. Tabla 3.5 Número de afiliados por central obrera
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
Desde su nacimiento, la CUT se erigió como la central obrera más grande y
representativa de Colombia. De hecho, en el período de apertura económica, esta
confederación ha sido la única en registrar un aumento -aunque no muy
significativo- en el número de inscritos. Otra suerte, sin embargo, es la de los
demás sectores que, en mayor o menor medida, han soportado mermas sensibles
en sus filas. La CTC pasó de 69.155 a 46.695 afiliados, el sector no confederado
perdió más de 30.000 trabajadores y la CGT casi 15.000, disminuyendo su
participación en el total de sindicalizados en 2, 4 y 1 puntos porcentuales,
respectivamente.
Del panorama anterior sobresalen dos fenómenos. Por un lado está la
notable disminución del sindicalismo independiente, debido a la desaparición de
algunas organizaciones y a que otros sindicatos y federaciones optaron por
confederarse para obtener mayor atención de parte del gobierno. Por otro lado
están las diferencias en la dinámica de afiliación y desafiliación de las centrales,
que pueden explicarse por su composición: la CUT ha sido una organización
fundamentalmente estatal, mientras que en la CTC y la CGT ha prevalecido el
sindicalismo privado.
70
En los inicios de la apertura se hubiera podido pensar que este último tenía
más probabilidad de crecer, dada la tendencia neoliberal a reducir el tamaño del
Estado; sin embargo, como se verá más adelante, el sector público aporta casi el
60% del total de sindicalizados del país y es objeto de una menor coerción que el
privado, donde las organizaciones obreras están en vía de extinción. Esta
circunstancia le ha dado a la CUT una ventaja y mayor estabilidad, al tiempo que
sitúa las demás confederaciones en una difícil posición.
Es útil mencionar el caso particular de la CGT, que trabaja con sectores
populares como el campesino o el sector informal de la economía. Según su
secretario general, estas actividades orientadas hacia el sindicalismo no
tradicional es lo que, en buena parte, les ha permitido mantenerse a pesar de las
dificultades por las que atraviesa el sindicalismo histórico168.
Sin duda alguna, la más afectada por los distintos movimientos al interior
de la organización sindical que se han venido presentando desde la década de los
años ochenta ha sido la Confederación de Trabajadores de Colombia; ésta, pese
a figurar como la más antigua, actualmente agrupa tan sólo un 5% de la masa
sindicalizada.
Finalmente es importante aclarar que no existe un consolidado nacional de
sindicatos de segundo grado en Colombia; ni la Escuela Nacional Sindical ni el
Ministerio de Protección Social poseen cifras al respecto. En la actualidad existen
federaciones específicas, de un solo sector o de profesionales afiliadas a las
centrales, pero la mayoría de sus sindicatos -cualquiera sea su tipo y de acuerdo
con su ubicación geográfica- hace parte de las subdirectivas regionales que tiene
cada una de ellas169.
168 El sindicalismo histórico es principalmente industrial y se situaba en las grandes f ábricas. 169 Inf ormación suministrada por Germán Rojas, fiscal de la Unión Nacional de Empleados y Trabajadores del
Estado –UNETE- y miembro del Buró organizacional de la CGT en entrevista semiestructurada con las autoras el 22 de Noviembre de 2006 en la sede de la confederación.
71
Tanto la CUT como la CGT cuentan con subdirectivas en todos los
departamentos, mientras la CTC tiene en 16. Esta figura relativamente nueva ha
ido reemplazando las tradicionales federaciones y hace las veces de sindicato de
segundo grado, aunque no cuente con personería jurídica170.
DISTRIBUCIÓN SINDICAL POR RAMA DE ACTIVIDAD ECONÓMICA
Las reformas aperturistas introdujeron cambios en la estructura productiva
del país y éstos, a su vez, ocasionaron ajustes en la composición sectorial del
movimiento sindical.
Según Jaime Tenjo, en 1974 la industria manufacturera agrupaba el 26.8%
del total de sindicalizados mientras que los servicios comunales, sociales y
personales y la agricultura participaban con un 17.6% y 17.4%, respectivamente.
En 1984 las actividades económicas con una participación destacada en el total
eran industria, transporte y comunicaciones, administración pública y servicios
personales; con un 14.3%, 24.7% y 38% respectivamente, estos sectores -
tradicionalmente fuertes en actividad sindical- concentraban el grueso de la
población afiliada mientras la cantidad restante se distribuía entre los demás,
aunque en fracciones que no sobrepasaban, en ningún caso, el 6%171. Seis años
después el panorama parecía similar y, a pesar del pronunciado descenso de la
sindicalización en el sector de transporte y comunicaciones, éste aun agrupaba el
14% de la población afiliada, el industrial se mantenía en el 14.5% y el porcentaje
de afiliados en administración y servicios se había elevado en 7 puntos.
170 Inf ormación suministrada por Miguel Morantes, secretario general de la CTC, en entrevista
semiestructurada con las autoras el 22 de Nov iembre de 2006 en la sede de la conf ederación. 171 Fuente: Censo Nacional Sindical de 1984. Escuela Nacional Sindical.
72
Tabla 3.6. Número de afiliados por rama de actividad económica
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
Con la implantación definitiva de la apertura económica, la distribución
presentó cambios notables. Hoy, tanto en el caso de la industria como en el de
transporte y comercio, el porcentaje de contribución al total de sindicalizados es
de apenas un dígito (9.3% y 7.67%); algo diferente ha ocurrido con la
administración pública y los servicios, que han aumentado significativamente su
participación, agrupando más de la mitad de los sindicalizados de Colombia
(56%). El aporte de sectores como minería y construcción sigue siendo mínimo y
el de personal de establecimientos financieros se ha visto reducido en un 50%172.
Las transformaciones en la composición social del movimiento sindical
guardan una estrecha relación con la estructura del empleo y de la economía,
siendo la desindustrialización y el consecuente desplazamiento de la producción
económica hacia el sector de servicios lo que ha ocasionado los cambios más
pronunciados. La reducción de afiliados se acerca a los 50.000 en la industria y
27.000 en el sector financiero, mientras 73.000 empleados del mayor generador
de puestos de trabajo –el sector de administración pública y servicios- ingresaron
a las filas sindicales. Es de notar que a pesar del duro golpe recibido por el agro
colombiano a raíz de la apertura, los trabajadores de este sector han visto
resultados positivos en su esfuerzo de organización y han aumentado tanto el
172 Hace 30 años, Tenjo encontró que estos mismos sectores tenían el menor número de af iliados, aunque al
mismo tiempo presentaban las tasas de sindicalización más altas. Falta mencionar el sector de electricidad, gas y agua cuy a participación era del 1.6%.
73
número de sindicalizados (57.580 a 78.017), como su contribución porcentual al
total (6.6% a 9.4%).
Las tasas de sindicalización de los distintos sectores han mostrado
cambios sustanciales en los últimos veinte años. Algunas veces se conjugan el
crecimiento en los niveles de ocupación por actividad y una disminución en el
número de trabajadores sindicalizados. La consecuencia es un dramático
deterioro de las tasas de afiliación como ocurre en la industria, los
establecimientos financieros y transporte y comunicaciones que desde 1984 se
han visto reducidas en 25, 8 y 43 puntos, respectivamente173. Electricidad, gas y
agua, así como administración pública y servicios ostentan, actualmente, dos de
las tasas más altas de sindicalización. El número de afiliados ha crecido pero en
mayor medida lo ha hecho el empleo del sector, razón por la cual dicha tasa se ha
visto sensiblemente afectada, pasando de 66% a 36.5% en el primero y de 23.1%
a 9.9% en el segundo.
La organización de los trabajadores en el sector de la construcción es muy
escasa. En la actualidad -y luego de alcanzar niveles de hasta el 26% en 1984-
tan solo el 0.6% de los dedicados a este oficio pertenece a algún sindicato.
Comercio y hoteles presentan una situación similar con una tasa de
sindicalización muy baja (1.4%); aunque durante las últimas dos décadas han
incorporado, en promedio, 700 nuevos trabajadores, la cantidad de personas que
ocupa por su condición de segundo renglón más dinámico de la economía
colombiana ha contrarrestado este incremento174.
La agricultura, por su parte, presenta un comportamiento atípico, pues el
empleo y la sindicalización se han movido casi a la par, sin introducir
modificaciones sustanciales en la proporción afiliados-ocupados que es de un
orden del 2%.
173 En ese año, la tasa de afiliación de la industria era 28.7%, 22.7% la de los establecimientos f inancieros y
48.5% la de transporte y comunicaciones. En 2005 éstas fueron de 3.2%, 14.4% y 5.1%, respectiv amente. 174 La ev olución de la tasa de sindicalización por sector se ha hecho tomando datos del Censo Nacional
Sindical de 1984 y cálculos realizados por las autoras para 2005 con base en inf ormación suministrada por el DANE (Encuesta Continua de Hogares) y la Escuela Nacional sindical.
74
SINDICALISMO SEGÚN SECTOR PÚBLICO O PRIVADO
Los sindicalistas han denunciado en muchas ocasiones una progresiva
desaparición de la organización obrera en el sector privado. Limitaciones de
carácter normativo, sumadas a la composición del empleo, la oposición patronal y
la coerción de la que es objeto, son algunas de las razones que explican este
debilitamiento al cual aluden reiteradamente los líderes del movimiento.
Tabla 3.7 Número de afiliados según sector público o privado
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
Según datos del Censo Nacional Sindical de 1984, de cada 100
trabajadores sindicalizados, 37 eran del sector público y 63 del privado. Seis años
más tarde la distribución cambió radicalmente y la mayoría -el 56.9% de afiliados-
se encontraba al servicio del Estado. Los rasgos que entonces presentó esta
proporción se fueron acentuando durante toda la década hasta alcanzar un
máximo de participación estatal de 62.4% en el 2002. Tres años después se
observa una distribución un poco más equitativa entre los dos sectores que se
atribuye, principalmente, a los planes de reestructuración y liquidación de
empresas del Estado. Sólo entre 2002 y 2005 se reestructuraron 324 entidades
en los 19 sectores de la administración pública -127 de éstos fueron hospitales y
35 empresas de servicios públicos- y se decretó la liquidación de 35 instituciones
del Estado, eliminando 29.137 empleos (-15% de los registrados en agosto de
2002)175.
175 Ver Uribe Vélez, Álv aro (2006). Informe al Congreso: 21 de Julio de 2006. [Versión electrónica]. Bogotá,
Departamento Nacional de Planeación. p. 167-169.
75
La tasa de sindicalización por sector es bastante ilustrativa. En el sector
público la tasa es del 45% y en el privado de 4,6%176.
El Estado es el empleador más grande del país y en correspondencia con
su tamaño aporta el mayor número de sindicalizados. En el sector privado, por
otro lado, los efectos de las transformaciones neoliberales en las formas de
producción, en los tipos de contratación y en el tamaño de empresas no se
hicieron esperar. La no renovación del contrato basta para prescindir de un
trabajador que intente sindicalizarse y la intermediación en la relación capital-
trabajo ha reducido la probabilidad de formación de sindicatos. Casi el 60% de
las personas ocupadas se encuentran en el sector informal y las micro, pequeñas
y medianas empresas representan casi el 65% del empleo. Para que un sindicato
de primer grado pueda ser creado o subsista necesita un número no inferior a 25
afiliados (Art. 359, Código Laboral); ésto hace que una gran cantidad de
potenciales afiliados sean descartados porque más de 6 millones177 de personas
trabajan en empresas que no superan los 10 empleados. Esto, de entrada, impide
la constitución y permanencia de organizaciones de base.
DISTRIBUCIÓN SINDICAL POR GÉNERO
Es creciente la participación femenina en el mercado laboral colombiano. El
aumento en el desempleo masculino, así como la precarización de los ingresos de
los jefes del hogar, han obligado a las mujeres a ocuparse con el fin de aportar su
cuota para el sostenimiento familiar. En 1980, un 25% de la fuerza laboral en
Colombia era femenina y diez años más tarde lo era el 37%. Esta participación
conservó su tendencia ascendente durante toda la década siguiente y los
primeros años del nuevo siglo y para 2004, el peso de las mujeres en el total
176 Cálculos realizados por las autoras para 2005 con base en información suministrada por el DANE
(Encuesta Continua de Hogares) y la Escuela Nacional sindical. 177 Memorias Foro Nacional de la Microempresa (2005). Corporación para el desarrollo de las
microempresas. Recuperado el 17 de Octubre del 2006, de: http://www.microempresas.com.co/portal/documentosvarios/memoriasforomicroempresas.pdf.
76
alcanzaba el 44% ubicándose, incluso, por encima del promedio latinoamericano
(40%)178.
La participación femenina en la organización sindical es baja. En términos
absolutos se ha elevado la cantidad de trabajadoras sindicalizadas y su
contribución relativa ha fluctuado entre el 32% y el 37%, luego de un aumento de
casi 8 puntos entre 1984 y 1990179. El incremento en el número de mujeres
sindicalizadas se vio más que compensado por el del número de hombres en
algunos años; sin embargo, al considerar las fechas extremas de este estudio, se
ve que las primeras aumentaron en mayor proporción. Es importante mencionar
que en el caso de los servicios -una de las ramas de la economía que muestra un
incremento en el número de sindicalizados- se presenta una concentración de
población femenina del 69%, mientras en los demás sectores –con excepción del
comercial y del financiero- prevalece el trabajo masculino180.
Contrario a lo que podría esperarse, la tasa de sindicalización de hombres
y mujeres es muy similar. En 2005 el 4.8% de los primeros y el 4.2% de las
últimas pertenecían a un sindicato181.
Tabla 3.8 Número de afiliados según género
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
178 Fuente: Banco Mundial. 179 En 1984, la participación f emenina en el total de afiliados era del 28.5%. Fuente: Censo Nacional Sindical,
1984. Escuela Nacional Sindical. 180 En el comercio, la participación de hombres y mujeres es del 52% y el 48%, respectivamente. En las
activ idades de intermediación financiera estas proporciones se inv ierten. Datos calculados por las autoras con base en la Encuesta Continua de Hogares del DANE, 2005.
181 Cálculos realizados por las autoras, con base en la Encuesta continua de hogares del DANE y cif ras de las Escuela Nacional Sindical.
77
La distribución del sindicalismo colombiano según género tiene un
componente cultural, pues en la sociedad colombiana impera el “machismo”, que
tiende a considerar el sindicalismo como cosa de hombres y le da a la mujer un
papel fundamental en la estructura familiar. A pesar de esto, la violencia
generalizada del país y aquella que se da al interior de las familias, ha hecho que
cada vez más mujeres asuman el rol de cabeza de hogar. La doble condición de
trabajadora y ama de casa limita el activismo sindical de las mujeres, así como lo
hacen las nuevas formas de trabajo y de contratación y su creciente ocupación en
la economía informal182.
DISTRIBUCIÓN REGIONAL DE SINDICATOS Y AFILIADOS
Los sindicatos en Colombia se concentran en cuatro departamentos que,
sumados, representan el 53% del total. En 2005, 1.492 sindicatos de los 2.768
registrados como activos se encontraban en Atlántico, Antioquia, Valle y
Cundinamarca, aunque la importancia de este último se debe, principalmente, al
peso que tiene la capital del país.
Jaime Tenjo había advertido en 1975 sobre la concentración de sindicatos en
ciertas regiones del país, donde los índices de industrialización y urbanización
eran más altos. Treinta años después, la situación no ha cambiado y son los
mismos departamentos los que exhiben un mayor grado de desarrollo sindical.
182 Entre las nuevas f ormas de trabajo sobresalen las llamadas “v entas por catálogo”, en las que las mujeres
reciben un porcentaje de las v entas, pero deben asumir los riesgos del mercado y de su seguridad laboral. Ver Nuevos liderazgos femeninos: Mujer, trabajo y sindicalismo (2004). Escuela de liderazgo sindical y democrático Nº 5, Ediciones Escuela Nacional Sindical, Medellín, p. 24.
78
Tabla 3.9 Distribución de sindicatos según departamento
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
Sólo en Bogotá se crearon 445 sindicatos, lo que equivale al 26% del total
fundado en el período 1990-2005; en Antioquia, Valle y Atlántico surgieron 129,
108 y 107 nuevas organizaciones, respectivamente, aunque tuvieron una drástica
caída entre 2004 y 2005 que explica el aumento de casi 8 puntos en la
contribución de la ciudad al conjunto sindical. La capital de la República es la
única región que en diciembre de 2005 contaba con más sindicatos de los que
tenía en 1990; los demás departamentos, con excepción de Guaviare, Putumayo
y Vaupés, se repartieron de manera casi proporcional la pérdida de 1.067
79
organizaciones de base. Antioquia, Risaralda, Caldas, Quindío, Valle, Norte de
Santander, Santander presentan las reducciones más dramáticas.
Aunque considerar la distribución espacial de los sindicatos puede dar una
idea aproximada del nivel de organización sindical por departamentos, el número
de afiliados permite conocer la importancia y peso reales de cada uno de ellos.
Bogotá, Antioquia y Valle son las regiones con mayores niveles de ocupación -al
punto que concentran el 41% de la población ocupada de Colombia183- y éstos
tres son, nuevamente, los que aportan la mayor cantidad de sindicalizados. Sus
375.603 trabajadores representan el 44% del total, 6 puntos menos que 15 años
atrás. La participación de estos departamentos se ha reducido como,
efectivamente, se ha ido reduciendo la cantidad de afiliados en Valle y Bogotá; en
Antioquia no es posible identificar una tendencia, pero se puede afirmar que se
estancó y el número de sindicatos se redujo en más de 100 en los quince años
estudiados.
El comportamiento descrito anteriormente contrasta con lo observado en
otras regiones del país en las que, consideradas aisladamente, hay ciertos
avances en materia sindical. Si bien sigue siendo bajo el número de trabajadores
sindicalizados, departamentos como Arauca, Putumayo y Vaupés –y Casanare y
Chocó, aunque en menor medida- tuvieron una evolución positiva: éstos
presentaron incrementos superiores al 100%, luego de mostrar una tendencia
creciente durante todo el período. En todos se observa sin embargo, reducción
del número de sindicatos.
183 Cálculos de las autoras con base en inf ormación suministrada por el DANE en la Encuesta Nacional de
Hogares y la Encuesta Continua de Hogares.
80
Tabla 3.10 Número de afiliados según departamento
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
El departamento con mayor tasa de sindicalización es Tolima (6.2%),
seguido por Atlántico (5.9%), Antioquia (5.7%), Guajira (5.4%), Bogotá y Meta
(5.3%); la tasa del Valle del Cauca es inferior a la de todos ellos y sólo alcanza un
4.1% a pesar de ser la tercera región con mayor población sindical.
Para terminar, es necesario observar la relación entre número de sindicatos
y afiliados, señalando el particular comportamiento que ha mostrado los últimos
15 años. Salvo en el distrito capital, la densidad promedio de los sindicatos se
incrementó: mientras las organizaciones antioqueñas pasaron de 370 a 533
81
miembros y las de Atlántico de 171 a 242 afiliados, el número de afiliados por
sindicato en Bogotá se redujo en 112.
VIOLACIÓN A LOS DERECHOS DE LOS TRABAJADORES SINDICALIZADOS
La violación de derechos de los trabajadores sindicalizados se presenta
como uno de los aspectos más dramáticos de la estructura laboral colombiana.
Entre enero de 1991 y diciembre de 2005, un total de 2.173 trabajadores
sindicalizados fueron asesinados. En el país la actividad sindical se castiga con la
muerte aunque, paradójicamente, la Constitución ampare el derecho de
asociación y establezca que el de la vida es inviolable. Aparece como uno de los
indicadores más representativos de la desinstitucionalización.
Las denuncias hechas por las centrales sindicales y estas reveladoras
cifras han atraído la atención de la comunidad internacional. Resulta que
Colombia aporta más del 50% de los sindicalistas asesinados en el mundo. Pese
a los compromisos de todos los gobiernos del periodo estudiado por mejorar en
este aspecto, la situación sigue siendo crítica.
Desde 1991 la Escuela Nacional Sindical viene registrando los casos de
violaciones a la vida, a la libertad y a la integridad de los trabajadores y
trabajadoras sindicalizados en el país. Este seguimiento ha permitido ver las
diferentes formas de violencia antisindical y también su intensidad. Además de los
ya mencionados homicidios, las amenazas, detenciones, hostigamientos,
allanamientos, secuestros y torturas, entre otras modalidades, han ido
extendiéndose a lo largo del territorio nacional con el propósito de obstruir la
actividad sindical.
82
Tabla 3.11 Sindicalistas asesinados en Colombia
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
El crecimiento acelerado en el número de homicidios de sindicalistas en la
primera mitad de la década del noventa alcanzó su punto máximo en 1996, con
275. De los 1.030 trabajadores muertos en ese período, 141 eran dirigentes. Entre
1997 y 1999 se observó una disminución en el número de muertes violentas que,
además de significativa, fue momentánea. Lo que venía siendo una curva
descendente se interrumpió, pues la ola de homicidios arreció nuevamente y
volvió para llevarse consigo la vida de 135 trabajadores en el 2000, 196 en el
2001 y 184 en el 2002. Ésto se dio durante el gobierno de Andrés Pastrana y
estuvo acompañado de un recrudecimiento de la guerra en todo el país; sin
embargo, los atropellos y agresiones que soportaron los sindicalistas no fueron
producto de la violencia indiscriminada sino de acciones selectivas encaminadas
a silenciarlos184. En la ejecución de los homicidios se han involucrado grupos al
margen de la ley y organismos del mismo Estado.
En 1996 el Banco de Datos de Derechos Humanos de la Escuela Nacional
Sindical empezó a cuantificar otros tipos de violencia antisindical. A partir de 1997
las amenazas se convirtieron en la principal violación a los derechos de los
trabajadores sindicalizados, destacándose 1999 y 2004 como los años que
184 Inf orme sobre violación a los derechos humanos de los trabajadores sindicalizados colombianos, 1996-
2000 (s.f). Escuela Nacional Sindical, documento interno. p. 7.
83
presentan el mayor número de casos. Después de los homicidios, el
desplazamiento obtiene el tercer lugar con más de 1.200 sindicalistas forzados a
abandonar su lugar de residencia y actividades habituales para proteger su
integridad, situación que fue particularmente frecuente en el período 1997-2000,
en el que se produjo el 83% del total de registros.
Tabla 3.12 Asesinatos y violaciones a derechos de sindicalistas en Colombia
Fuente: Escuela Nacional Sindical.
Ante las constantes denuncias de las centrales obreras, diferentes actores
de la comunidad internacional han reclamado el respeto a los derechos de los
trabajadores sindicalizados. Este es, de hecho, uno de los puntos fundamentales
a considerar para la firma del TLC, cuando el congreso norteamericano pase a
analizar la situación laboral en Colombia. El gobierno de Álvaro Uribe Vélez se
declaró preocupado por la situación de los sindicalistas, se comprometió a
protegerlos y asignó los recursos necesarios para hacerlo.
Las medidas adoptadas, aparentemente, han tenido buenos resultados
pues la disminución en el número de militantes inmolados ha sido evidente.
Comparado con el año anterior, en 2003 los asesinatos se redujeron en un 50%,
mientras que en 2004 la cifra se mantuvo casi intacta; el registro más importante
es, probablemente, el de 2005, ya que aunque los datos presentados por la
Escuela Nacional Sindical y el informe de Derechos Humanos de la
84
Vicepresidencia de la República185 sean diferentes, coinciden en mostrar el nivel
más bajo de homicidios en los últimos 15 años. Sea 70 o 40 el número real de
sindicalistas ajusticiados, lo cierto es que la situación sigue siendo delicada pues
la disminución en los homicidios ha sido más que compensada por otras
modalidades de violencia que se han disparado. Así como el número de
detenciones en los últimos tres años superó en más de 30 los casos registrados
desde 1996 hasta 2002, los hostigamientos aumentaron significativamente –más
del 200%- alcanzando un máximo de 54 en 2003; los allanamientos, por su parte,
se multiplicaron en el mismo año y las amenazas se extendieron, rememorando lo
sucedido en el gobierno anterior.
Las variables anteriores no exhiben una tendencia definida en el período
aperturista pero, analizadas en conjunto, permiten ver las nuevas formas que ha
adquirido la violencia antisindical. Los homicidios siguen siendo el tipo de
violación más grave a los derechos de los trabajadores, siendo Antioquia el
departamento más golpeado por este flagelo (aporta cerca del 49% al total
nacional) y los maestros y trabajadores agrícolas el blanco preferido de los
agresores186. En 15 años han sido asesinados 484 dirigentes sindicales lo que
evidencia, una vez más, las claras intenciones de desestabilizar la organización
que subyacen estas acciones.
La apreciable reducción en los homicidios de activistas sindicales
observada en el último período se debe inscribir en un contexto de negociaciones
gobierno-autodefensas y de seguridad democrática. Éstas circunstancias han
hecho que guerrilla y paramilitares -los responsables históricos de un gran
número de homicidios y secuestros de sindicalistas- apelen a otros tipos de
violencia, lo que ha afectado positivamente algunos indicadores de derechos
humanos. Vale aclarar que no por ser menos radicales, estas modalidades dejan
de ser efectivas en su intento por obstaculizar el ejercicio de la actividad sindical.
185 Palabras del v icepresidente Francisco Santos ante la Organización Internacional del Trabajo. Ginebra,
Marzo 29 de 2006. Disponible en: http://www.presidencia.gov.co/sne/2006/marzo/29/06292006.htm 186 Inf orme sobre los derechos humanos de los trabajadores colombianos en el año 2002. Una mirada
panorámica (s.f.). Recuperado el 8 de octubre de 2006, de http://www.ongd-clm.org/PUBLICACIONES%20DIGITALES/derechos%20humanos/Nov iembre/Colsind.pdf
85
Aunque la OIT ha reconocido el progreso en materia de protección a los
derechos de los trabajadores, reconoce, también, que falta camino por recorrer.
En el marco de la 95º Conferencia de la OIT, centrales sindicales, gremios y
Gobierno suscribieron el acuerdo por el Derecho de Asociación y la Democracia,
cuyos resultados fueron la exclusión de Colombia de la lista de países a examinar
en la Comisión de Aplicación de Normas y una representación permanente187 de
este organismo en Colombia -que se instaló definitivamente el 23 de noviembre
de 2006-, que se orientará hacia la promoción y defensa de los derechos
fundamentales de los trabajadores, los dirigentes sindicales y sus
organizaciones188.
Lo que para el gobierno es un avance excepcional para los trabajadores no
lo es tanto. Ellos no están satisfechos por cuanto no ven todas las garantías y
condiciones dadas para el libre desarrollo de su actividad.
La violencia contra los trabajadores sindicalizados es la página que cierra
el capítulo de las circunstancias y transformaciones que ha enfrentado la
organización en esta etapa de modelo de apertura. La flexibilización de las
relaciones laborales, así como los cambios en el sistema productivo del país
hirieron gravemente al sindicalismo colombiano, situándolo en el peor momento
de su historia. Lo que ha sucedido desde 1990 ha puesto al descubierto algunas
fallas estructurales sobre las que, sin duda alguna, el sindicalismo debe trabajar
para lograr recuperarse. Esta ardua labor apenas empieza.
187 La “representación” propuesta por este acuerdo reemplazó la of icina permanente de v igilancia que el
Comité de Libertades Sindicales de la OIT sugirió instalar en Marzo. 188 Quijano, Fernando (2006, Junio 5). Por f uera de otra lista negra. El Colombiano, Medellín. Recuperado el
9 de Octubre de 2006 de http://www.elcolombiano.com/debuenafuente/analisis/2006/junio/listanegra.htm.
86
CAPÍTULO IV LA ORGANIZACIÓN SINDICAL EN UNA COLOMBIA NEOLIBERAL
La debilidad cuantitativa es una de las principales limitaciones que tiene el
sindicalismo nacional para abordar sus nuevos retos y obtener protagonismo en el
escenario nacional. El rápido avance del neoliberalismo los tomó por sorpresa y la
globalización, sin duda, les ha planteado el desafío más grande en toda su
historia, al considerar su reducción acelerada en medio de una reacción poderosa
a su acción por parte de sus opositores, respaldados por las fuerzas del Estado.
La mejor forma de conocer el interior de la organización sindical es por
medio de aquellos que en algún momento han tenido la responsabilidad de
movilizar los miles de trabajadores que hacen parte de ella, a costa incluso de su
vida. Es a partir de esa visión marcada por sus propias experiencias que se puede
hacer una radiografía del sindicalismo nacional, reparando en su pasado, en el
presente y en las perspectivas futuras de una expresión democrática que quiere
renovarse.
La respuesta es unánime y categórica: el sindicalismo está en crisis. ¿La
razón principal? La implantación del modelo neoliberal, que ha incluido una
ofensiva legislativa, estatal y patronal tendiente a debilitar cualquier asomo de
sindicalismo que pretenda alterar el desarrollo del sistema capitalista
internacional.
Para Gloria Inés Ramírez, senadora del Polo Democrático, el nuevo
modelo viene avanzando sobre la base de arrasar con las conquistas de los
trabajadores en materia de estabilidad laboral y seguridad social; hoy el
sindicalismo lucha sólo por defender sus logros anteriores pues poco a poco ha
visto reducido su espacio de acción y perdidos algunos de sus derechos. “Se
hace una huelga para obtener un derecho, otra para que se cumpla y luego otra
para que no se lo quiten”, sentencia la senadora, quien asegura que los sindicatos
87
reivindicativos se han ido “satanizando” por ser percibidos como agentes
perturbadores de las reglas del mercado189.
Muchos fueron los cambios normativos que se llevaron a cabo a partir de
1990 para introducir a Colombia en el nuevo escenario global. Los gobiernos
fueron adecuando la legislación al nuevo panorama de apertura, aduciendo
razones de modernización, productividad y competitividad para generar bienestar
y crecimiento económico. Sin embargo el conjunto de razones ha ido en contravía
de gran parte de la sociedad, marcando una difícil etapa de desempleo,
subempleo, informalidad y pobreza que ha afectado, indiscutiblemente, la
organización sindical.
Su estructura fue quedando rezagada, mientras factores externos
decretaban la crisis del sindicalismo nacional: el nuevo orden económico hizo que
un elevado número de sindicatos de empresa con baja densidad no tuviera
muchas posibilidades a la hora de negociar con empresarios y gobierno. El
sindicalismo, por momentos, luce débil, indefenso. La desindustrialización acabó
miles de empresas y sindicatos y la flexibilización laboral indujo el surgimiento de
un muro casi infranqueable que impide la organización sostenida de los
trabajadores y ha deteriorado, claramente, la tasa de afiliación.
Una vez relevado el modelo proteccionista, el Estado asumió el papel de
facilitador de la expansión neoliberal y el sindicalismo continuó en su línea
reivindicativa, posiblemente desconcertado por la rapidez y contundencia de las
transformaciones y al mismo tiempo estancado en un “No a la apertura, abajo el
neoliberalismo” que aun no consideraba otras alternativas. La dirigencia sindical
tiene, sin duda, una cuota de responsabilidad en este asunto y la mayoría de
líderes consultados, en mayor o menor medida, asumen su parte. Julio Roberto
Gómez -secretario general de la CGT- opina que hubo, efectivamente, una falta
de capacidad creativa de los líderes del movimiento, que no se anticiparon a los
cambios que anunció en 1989 el Consenso de Washington. “Encerrado” 189 Entrev ista de las autoras a la Senadora Gloria Inés Ramírez, del Polo Democrático Alternativo. Bogotá, 5
de Septiembre de 2006.
88
tradicionalmente en la empresa, el sindicalismo colombiano no estaba preparado
para la revolución provocada en el mundo del trabajo: el fin de la contratación a
término indefinido, la liberación de contrataciones a través de terceros, el auge del
sector informal y la reducción en el tamaño del Estado lesionaron las bases que
sostenían la organización tradicional, fundamentada en los trabajadores del
Estado y en algunas fracciones del sector privado190.
Carlos Rodríguez, presidente de la CUT, va más allá cuando menciona
algunos rasgos de la dirigencia sindical que juegan en su contra: “La formación
académica de nuestros dirigentes no es la mejor. Es una formación importante,
pero empírica. Desde el punto de vista académico no tenemos una formación, lo
que conducía a que la interpretación que hacíamos de la realidad no tuviera
soportes académicos o científicos. Eso también contribuyó a nuestra crisis”191.
En el análisis de esta situación no se pueden obviar las repercusiones de la
violencia que azota al movimiento de los trabajadores. Este elemento sigue
teniendo efectos restrictivos en la actividad sindical y hace su aporte a esta serie
de dificultades. Los constantes asesinatos y demás formas de intimidación
tienden a hacer al sindicalismo invisible forzándolo a mantenerse en la
clandestinidad; por otro lado, la sucesiva desaparición de líderes sindicales con
experiencia se ve agravada por una muy limitada generación de nuevos dirigentes
a los cuales toma tiempo formar en la lucha sindical.
SINDICALISMO Y POLÍTICA: ¿UN CAMBIO EN LOS OBJETIVOS O
UNA NUEVA ESTRATEGIA?
A lo largo del siglo XX, los requerimientos de los trabajadores fueron
integrados por partidos políticos que cubrían, parcialmente, sus necesidades; la
190 Entrev ista de las autoras a Julio Roberto Gómez Esguerra, secretario general de la Conf ederación
General del Trabajo y presidente de la Conf ederación Latinoamericana de Trabajadores. Bgotá, 24 de Julio de 2006.
191 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores. Bogotá, 1 de Agosto de 2006.
89
“participación” de los trabajadores en los poderes del Estado se limitaba a los
espacios que gobierno, conservadores y liberales quisieran facilitar,
desperdiciando la oportunidad de independencia política y una gran fuerza
electoral.
El ejercicio político desapareció de la agenda sindical por muchos años
para dar paso a un movimiento puramente economicista. Alejado de cualquier
ambición política y electoral, el sindicalismo colombiano recibió la apertura
económica entregado, de lleno, a su papel dentro de la empresa y, preocupado
únicamente por los temas de ingresos, derechos y reivindicaciones, casi se olvidó
del país. “El sindicalismo desechó la opción de preocuparse por los problemas
nacionales”, afirma el representante a la Cámara por Bogotá Wilson Borja quien
asegura, además, que el apropiarse de ellos fue un factor que coadyuvó a la
creación del Frente Social y Político, uno de los desarrollos sindicales más
importantes de los últimos 15 años192.
Este movimiento de izquierda tuvo un marcado origen trabajador, aunque
involucró distintos movimientos políticos, sociales, indígenas, campesinos, de
mujeres y de jóvenes. Lo que surgió en la Universidad Nacional como una idea de
aproximación entre diversos sectores fue retomado por la CUT que, guardando
distancia de los partidos tradicionales y la izquierda armada y conciente de la falta
de incidencia política de las luchas sociales, se lanzó a ofrecerle una opción al
país en su congreso de 1999193. El resultado: una nueva propuesta sindical
dirigida a diversas fracciones excluidas de la población para constituir una
alternativa de izquierda viable en un país tradicionalmente bipartidista.
En las elecciones parlamentarias de 2002 el ex magistrado Carlos Gaviria y
el ex presidente de Fenaltrase Wilson Borja conquistaron dos curules –una en el
senado y otra en la cámara- avalados por el recién fundado Frente Social y
192 Entrev ista de las autoras al Representante a la Cámara por Bogotá, Wilson Borja Díaz. Boogotá, 26 de
Julio de 2006. 193 Izquierda sin adjetivos. (2000, 15 de May o ). Revista semana, Edición 937.
90
Político; luego, una coalición entre éste y Alternativa Política Colectiva194 dio paso
al denominado Polo Democrático que en el mismo año lanzó su principal carta al
ruedo presidencial: Luis Eduardo Garzón, ex presidente de la CUT y primer
sindicalista en postularse a la presidencia de la República, obtuvo el tercer lugar
en la votación con 670.000 sufragios. El sindicalismo colombiano volvió a figurar.
Si bien para 2002 la candidatura presidencial de un trabajador no tenía
antecedentes, la participación de sindicalistas en el Congreso no era nueva: ya
Jorge Santos -dirigente de la USO y militante del MOIR- y Jaime Dussán -ex
presidente de FECODE y fundador del Movimiento de Educación, Trabajo y
Cambio Social y del partido Social Demócrata- habían inaugurado el camino hacia
el parlamento en 1994195. Al escaño conquistado en la Cámara de
Representantes por Wilson Borja se sumó el de Alexander López -líder sindical de
las Empresas Municipales de Cali- y en la otra cámara se mantuvo el senador
Dussán y se eligieron, además, Jesús Bernal –trabajador de la Caja Agraria- y
otros parlamentarios que, no siendo en estricto rigor sindicalistas, cuentan con el
apoyo de algunos sectores sindicales196.
En las elecciones de 2006, 18 trabajadores aspiraban ser elegidos
congresistas de la República197, aunque solo siete lograron su cometido. A los
“repitentes” Dussán, Borja, López y Bernal, se unieron los nombres de Gloria Inés
Ramírez –ex presidenta de FECODE e integrante del comité ejecutivo de la CUT-,
Jorge Guevara –también ex presidente de FECODE- y Franklin Legro –ex
dirigente sindical de Sintraelecol- quienes, de la mano del Polo Democrático
Alternativo, consiguieron lo que ha sido catalogado por muchos como un triunfo
194 Fue f undada en el 2000. Gustavo Petro, Raf ael Orduz, Antonio Navarro Wolf, Carlos Vicente de Roux y
algunos intereses de organizaciones populares y mov imientos de la sociedad civil. 195 Es necesario mencionar, sin embargo, que Tulio Cuev as, reconocido dirigente sindical de la UTC, fue
elegido en 1974 Representante a la Cámara -cargo que desempeñó durante tres legislaturas- y llegó a presidir la comisión séptima de esa corporación en 1985. Ver Cabrera Mejía, María Alicia (2005). El sindicalismo en Colombia. Una historia para resurgir. Bogotá, Editorial Nomos, pp. 233-238.
196 Jorge Enrique Robledo y Luis Carlos Av ellaneda, por ejemplo, tienen bases importantes en el magisterio. 197 Catorce de ellos por el Polo Democrático Alternativ o, dos por el Partido Liberal, uno por Conv ergencia
Ciudadana y uno por Cambio Radical. 18 Sindicalistas quieren curul (2006, 9 de Marzo). El Tiempo, p. 1-4.
91
sobre los empresarios, que también tenían sus representantes y no fueron
elegidos198.
Las elecciones de 2006 continuaron la tendencia observada desde 2002.
Los sindicalistas colombianos están decididos a participar en el escenario político
nacional. ¿Es esta una nueva estrategia o tal vez un cambio en los objetivos de
movimiento?
“Cambio en los objetivos no”, dice Apécides Alvis, presidente de la CTC.
Ese es un punto en el cual los dirigentes de las tres confederaciones obreras
coinciden. “El movimiento sindical seguirá con su filosofía y su ideología en el
marco de la búsqueda de resultados en mejoramientos y reivindicaciones” agrega
éste aunque añade, inmediatamente, que esto no los divorcia de ninguna forma
de la participación política: “El movimiento sindical por esencia tiene que tener
una articulación con la acción política porque es, de una u otra manera, un
ejercicio de acción política (…) y además esa relación tiene que tener algún
enclave porque no puede ser totalmente abierta”199. Ese enclave parece ser la
cuota sindical en el Congreso de la República. ¿Por qué en el Congreso? Julio
Roberto Gómez responde: “Es en el Congreso donde se fraguan,
permanentemente, toda clase de leyes para impedir el desarrollo del sindicalismo
en Colombia (…) Es en el Congreso de la República donde se hacen las leyes”200.
Todas las reformas laborales, políticas y económicas tienen que pasar por
allí. Los trabajadores, que por mucho tiempo tuvieron que pedir voceros
prestados, le están apostando a una voz propia en los escenarios donde están el
poder y las decisiones fundamentales; de ahí su migración hacia los partidos
políticos y su postulación a diferentes cargos, pues la participación de los
trabajadores no se limita al Congreso: en 2003 “Lucho” Garzón se hizo al segundo 198 Los gremios empresariales apoy aban a Jorge Visbal Martelo (Fedegán), Jaime Alberto Cabal (Cotelco),
José Gonzalo Gutiérrez (del gremio transportador) y Humberto Builes (ganadero) que, a pesar de ello, no consiguieron su curul. Sindicalistas les ganaron a empresarios (2006, 20 de Marzo). El Tiempo, p. 1-6.
199 Entrev ista de las autoras al presidente de la Conf ederación de Trabajadores de Colombia, Apécides Alv is Fernández. Bogotá, 25 de Junio de 2006.
200 Entrev ista de las autoras a Julio Roberto Gómez Esguerra, secretario general de la Conf ederación General del Trabajo y presidente de la Conf ederación Latinoamericana de Trabajadores. Bgotá, 24 de Julio de 2006.
92
cargo político más importante del país –la alcaldía de Bogotá- en una histórica
conquista para la izquierda nacional, mientras que Angelino Garzón, ex dirigente
sindical de la CSTC y la CUT, es el actual gobernador del Valle del Cauca201. Éste
último hizo parte del gabinete ministerial de Andrés Pastrana ocupando la cartera
de Trabajo, al igual que Jorge Carrillo y Orlando Obregón –también trabajadores-
en los gobiernos de Belisario Betancur y Ernesto Samper, respectivamente.
Los ministros obreros han demostrado que los sindicalistas pueden
“administrar (…) y son capaces de tener una relación aún con el gobierno y
avanzar” comenta el representante Borja202, mientras Carlos Rodríguez opina que
ellos han hecho posible eliminar un poco el estigma de incapacidad que ronda los
dirigentes sindicales203. Aunque estos nombramientos no se dieron vía elección
popular, sin duda han significado un avance importante para el movimiento pues
le ha abierto espacios en el poder ejecutivo, tradicionalmente reservado para los
amigos de las élites, y le ha dado la oportunidad de ejercer gobierno.
Llama la atención el éxito de los trabajadores en los últimos comicios pues,
además de confirmar su creciente inquietud política, presenta un electorado
colombiano aparentemente contagiado por el giro a la izquierda que se ha visto
en América Latina. Personajes como Michelle Bachelet en Chile, Hugo Chávez en
Venezuela y Lula da Silva en Brasil –éste sindicalista- encarnan la esperanza de
contenido social en los gobiernos que reclama el pueblo latinoamericano
intentando sublevarse contra las fallas del modelo neoliberal. Para Jaime Dussán
es muy claro: “La gente empezó a ver al sindicalismo no solamente en el papel de
la oposición, sino como una propuesta y una posibilidad de alternativa política (…)
Empiezan a verlo no como enemigo del establecimiento sino ingresando a él”204.
Éste, unido a otros sectores sociales excluidos, es el que compone la izquierda
que ya se empieza a ver como una opción real de poder. 201 Angelino Garzón también fue constituy ente, al igual que Abel Rodríguez –presidente de FECODE- y Tulio
Cuev as –ex presidente de la UTC. 202 Entrev ista de las autoras al Representante a la Cámara por Bogotá, Wilson Borja Díaz. Boogotá, 26 de
Julio de 2006. 203 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 1 de Agosto de 2006. 204 Entrev ista de las autoras a Jaime Dussán Calderón, Senador de la República. Bogotá, 8 de Agosto de
2006.
93
Aunque desde las centrales obreras se orienta a los dirigentes hacia la
lucha política, los trabajadores llegan a las corporaciones públicas como
miembros de un partido y no de las instituciones sindicales que los apoyan; de
hecho, la candidatura de la mayoría ha estado precedida por una militancia
importante en partidos o movimientos de izquierda -entre ellos el FSP, el Partido
Comunista y el MOIR-. “Por momentos se pierde la relación”205 comenta Apécides
Alvis al referirse al vínculo existente entre los congresistas de origen trabajador y
las bases y dirigencia sindicales, mientras Carlos Rodríguez lo califica como
“fraterno”206. Al ser indagados al respecto, los congresistas dicen ser voceros de
los trabajadores y pelear por sus derechos, aunque tienen que estudiar y discutir
otros temas por su condición parlamentaria. Jaime Dussán es más específico y
explica que hay una relación directa entre el Polo Democrático Alternativo y la
dirigencia sindical: “Estamos ejerciendo jefatura política sobre los dirigentes
sindicales de Colombia (…) Más del 90% de ellos son del Polo”. Ésto determina la
gran influencia que tiene el partido en las acciones sindicales más importantes del
país207.
El sindicalismo colombiano quiere participar en la política, pero parece
tener muy claro que no será como partido ni a su servicio. Sobre estas
posibilidades, el presidente de la CTC advierte: “lo importante de todo esto es que
el sindicato entienda que debe consolidar su posición sindical, que no debe estar
al servicio de partidos políticos (…) No podemos renunciar a nuestros principios, a
nuestra razón de ser. Que lo combinemos y lo articulemos está bien, pero en el
momento en que ésto atente contra nuestros principios, tenemos que
separarnos”208.
205 Entrev ista de las autoras al presidente de la Conf ederación de Trabajadores de Colombia, Apécides Alv is
Fernández. Bogotá, 25 de Junio de 2006. 206 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 1 de Agosto de 2006. 207 Entrev ista de las autoras a Jaime Dussán Calderón, Senador de la República. Bogotá, 8 de Agosto de
2006. 208 Entrev ista de las autoras al presidente de la Conf ederación de Trabajadores de Colombia, Apécides Alv is
Fernández. Bogotá, 25 de Junio de 2006.
94
La trasgresión de los límites partidos-sindicalismo fue un grave error del
pasado que sus dirigentes no están dispuestos a repetir. El sindicalismo político
de hoy no es la histórica “correa de transmisión” de los partidos; éste, desde sus
opiniones partidarias diversas y su pluralismo, busca hacer una contribución
independiente al desarrollo del conjunto social del país. Con su presencia en los
poderes del Estado lo están logrando y este exitoso proceso político, como bien lo
dice el representante Wilson Borja, “no es una dádiva. Es una conquista de los
trabajadores colombianos”209.
LA “GLOBALIZACIÓN” DEL SINDICALISMO
Tradicionalmente, el sindicalismo colombiano ha apelado a la comunidad
internacional para realizar las denuncias por violación a los derechos de los
trabajadores sea por las malas prácticas del gobierno, los empresarios o grupos
de interés antagónicos al margen de la ley, que actúan en su contra o de sus
dirigentes. En este aspecto, la Organización Internacional del Trabajo –OIT como
organismo de las Naciones Unidas especializado en la vigilancia de los derechos
humanos y laborales- ha desempeñado un papel fundamental, atendiendo los
requerimientos de los trabajadores colombianos, investigando sus denuncias y
facilitando la conclusión de acuerdos tripartitos. La Unión Europea también se ha
pronunciado así como sectores del Congreso de los Estados Unidos, dadas las
implicaciones de esta situación en el intercambio económico y militar.
La globalización ha creado unas condiciones que trascienden fronteras y
límites geográficos e involucra, como diría Stiglitz, una integración más estrecha
de los países y pueblos del mundo210. Si bien impuso retos y desafíos, este
proceso presentó una gran variedad de oportunidades que el capital y los Estados
han sabido aprovechar mientras el movimiento sindical, golpeado y perplejo por la
avalancha de políticas flexibilizadoras y firme en sus consignas antiglobalización,
209 Entrev ista de las autoras al Representante a la Cámara por Bogotá, Wilson Borja Díaz. Boogotá, 26 de
Julio de 2006. 210 Stiglitz, Joseph (2002). El malestar en la globalización. Bogotá, Taurus, p. 34.
95
tardó algunos años en advertir las nuevas posibilidades que éste le podía ofrecer.
En el país, la organización poco vislumbró la amplia trayectoria de las
organizaciones internacionales, que sirvieron de preámbulo al carácter aun más
internacional de las organizaciones de trabajadores.
La primera organización sindical de carácter internacional compuesta por
centrales nacionales surgió a raíz de una conferencia realizada en 1901 cuando
los más importantes sindicatos nacionales europeos decidieron crear el
Secretariado Internacional de Centrales Sindicales, que luego cambió su nombre
a Federación Internacional de Sindicatos, FIS. A ésta la siguieron la
Confederación Mundial del Trabajo (1920), la Federación Sindical Mundial (1945)
y la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres – CIOSL,
(1949), así como filiales regionales y secretariados profesionales que agrupan
sindicatos nacionales a escala internacional por rama de actividad. Los vínculos
entre las centrales obreras colombianas y estas organizaciones internacionales
son de vieja data: la CTC, inicialmente afiliada a la FSM, optó por adherirse en
1950 a la CIOSL al igual que la desaparecida UTC; la CGT, por su parte, ha sido
siempre filial de la CMT y la comunista CSTC estuvo adscrita a la FSM hasta su
disolución en 1986 para dar paso a la CUT. Debido a la diversa procedencia de
las distintas facciones sindicales que la conformaron y anticipándose a cualquier
división que pudiera generarse en su interior, ésta última estableció en sus
principios la no afiliación de la central a organización internacional alguna, sin
despojar a sus federaciones y sindicatos de la autonomía que les permitiera ser
parte de los secretariados internacionales211.
211 De hecho Sintratiempo esta af iliado a la Federación Internacional de Periodistas, Utrammicol y Sintrametal
a la Federación Internacional de Trabajadores de las Industrias Metalúrgicas, Sintracorona a la Federación Internacional de Trabajadores del Textil, Vestuario y Cuero, Sintraelecol, Sintracarbon, Sintraquim, Sintrav idricol y Sintracarcol a la Federación Internacional de Trabajadores de la Química, Energía, Minería e Industrias div ersas, FECODE a la Internacional de la Educación, Sintraemcali, Sintraemsdes, Sinalserpub, Sintraemsirv a y Adem a la Internacional de los Serv icios Públicos, Uncitcol, Aseinvías y Animar a Federación internacional de Trabajadores del Transporte, Sintrainagro y Sinaltrainbec a Unión Internacional de los Trabajadores de la Alimentación, Agrícolas, Hoteles, Restaurantes, tabaco y afines, Sintraiss, Sintrapostal y Anebre a la Unión Network Internacional. Rodríguez, Carlos Arturo (2005). Se hace imperativa la nueva central internacional sindical. Bogotá, CUT. Recuperado de:
http://www.cut.org.co/DOC/SE%20HACE%20IMPERATIVA%20LA%20NUEVA%20CENTRAL%20INTER%5B1%5D.doc
96
El secretario de la CGT afirma que “frente a la globalización capitalista hay
que responder globalizándose, con una mundialización de la solidaridad entre los
trabajadores” y fue esto lo que motivó a la CUT a eliminar la prohibición de
afiliación internacional de sus estatutos y a su posterior vinculación al Comité de
Enlace de la nueva central mundial. El 1 de noviembre de 2006 la CIOLS y la
CMT se fusionaron, formando la Confederación Sindical Internacional, CSI. Ésta
reúne casi 200 millones de trabajadores y más de 300 sindicatos de todo el
mundo, incluyendo algunos que, como la CUT de Colombia y la CGT de Francia,
habían optado por mantener su independencia212.
Aunque ya es mundial, se tiene prevista una unidad regional, que
seguramente demandará la unidad nacional. Mientras esto sucede los sindicatos
del mundo y los colombianos se preparan para dar una respuesta a la
globalización en su misma escala. La respuesta, de darse, tendría proporciones
inusitadas: pliegos de petición de carácter mundial presentados a empresas
multinacionales es un ejemplo de los alcances que los sindicalistas quieren dar a
su proyecto.
El sindicalismo colombiano ha sido parte activa de todo este proceso de
unidad mundial y goza de gran reconocimiento internacional. Así lo prueba la
acogida que han tenido las convocatorias a la solidaridad hechas por las centrales
obreras. El “SOS del sindicalismo mundial frente al aniquilamiento del
sindicalismo colombiano” fue una campaña de denuncia y protesta iniciada por la
CUT en 2004 debido a los constantes asesinatos e intimidaciones a sus afiliados;
cuarenta y cuatro dirigentes de la CIOSL-ORIT, 2 de la CMT-CLAT y 1 de la CGT
francesa se desplazaron a Bogotá, atendiendo el llamado de la central y
reiterando su compromiso con los sindicalistas colombianos213. En septiembre de
este año se llevó a cabo el día de protesta nacional en Colombia, una
movilización del Comando Nacional Unitario que contó con representantes de
más de 15 países de América Latina y el Caribe; los manifestantes marcharon 212 Crean una confederación de 200 millones de sindicalistas (2006, 2 de Nov iembre), Portafolio. 213 El Gobierno de Colombia expulsa a 4 líderes sindicales y dificulta la llegada de 15 más, algunos de
CC.OO. Recuperado el 10 de Nov iembre de 2006 de: http://ania.eurosur.org/noticia.php3?id=11207&idcat=12&idamb=2
97
para condenar la política económica y de seguridad de Uribe, rechazar la firma del
TLC y exigir el cumplimiento del acuerdo tripartito pactado en la conferencia de la
OIT214.
Una muestra más de la importante labor que desarrollan nacional e
internacionalmente los dirigentes sindicales de Colombia es la reciente elección
de Carlos Rodríguez Díaz, Apécides Alvis, Miryan Luz Triana –de la CGT- y Julio
Roberto Gómez como miembros del Consejo Mundial de la CSI215. Éste último es
también presidente de la Confederación Latinoamericana de Trabajadores y
miembro titular del Consejo de Administración de la OIT, que por primera vez en
85 años cuenta con un trabajador colombiano.
“La globalización es un hecho y nadie se puede aislar” señala el presidente
de la CTC y es por eso que él y los demás dirigentes de las confederaciones
nacionales, como gestores y promotores de la unidad mundial, han dado también
los primeros pasos para incorporar sus organizaciones a este proceso. “De la
globalización capitalista tal vez el único efecto positivo es que nos ha obligado a
aglutinarnos e ir hacia la mundialización de la solidaridad” señala Julio Roberto
Gómez216. Carlos Rodríguez añade: “La globalización ha forzado lo que
denominamos precipitado histórico; un cambio antes impensable que la tozuda
realidad nos obliga a asumir”217.
REINGENIERÍA SINDICAL
La organización sindical que recibió la Apertura Económica no es la misma
de hoy. Las dificultades impuestas por el nuevo modelo económico demandaron
214 http://www.cioslorit.net/espanol/noticia1.asp?id=248 215 Colombia: Cuatro dirigentes sindicales de Colombia, elegidos en el Consejo Mundial de la CSI.
Recuperado el 10 de Noviembre de 2006 de: http://www.elsindical.com.ar/users/sistema/index.php?/archiv es/4289-Colombia-Cuatro-dirigentes-
sindicales-de-Colombia,-elegidos-en-el-Consejo-Mundial-de-la-CSI.html 216 Entrev ista de las autoras a Julio Roberto Gómez Esguerra, secretario general de la Conf ederación
General del Trabajo y presidente de la Conf ederación Latinoamericana de Trabajadores. Bgotá, 24 de Julio de 2006.
217 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores. Bogotá, 1 de Agosto de 2006.
98
cambios importantes en la manera clásica de hacer y organizar el sindicalismo y
sus activistas, de actitud tradicionalmente pasiva, radical y de confrontación,
tuvieron que buscar nuevas fórmulas. Luego de comprender la lógica imperante
en el proceso de globalización, el movimiento sindical parece haber identificado
los puntos fundamentales en los que debe trabajar para la construcción de un
sindicalismo “moderno”, capaz de integrarse a él y hacerle frente.
La arremetida neoliberal y el proceso de unidad mundial han hecho que se
vuelva a plantear la necesidad de unidad nacional. La CTC y la CUT anunciaron
su fusión hace un par de años, pero ésta no ha podido materializarse por
“situaciones de orden interno o políticas”, según el presidente de la primera218.
“Las diferencias entre las orientaciones de las centrales hacen que la unidad
nacional sea más compleja de lograr”, anota el secretario general de la CGT, y
estas diferencias vienen desde el nacimiento de cada una de ellas. Hasta ahora lo
más cercano a la unidad y trabajo conjunto entre centrales es el Comando
Nacional Unitario, un organismo en el cual las tres confederaciones sindicales y la
Confederación de Pensionados de Colombia se declaran en unidad de acción
frente a objetivos concretos, analizan las políticas del gobierno, discuten y hacen
propuestas. Según Carlos Rodríguez, a favor del tema, “las tres centrales no
tenemos opción distinta a la unidad si queremos sobrevivir”219, pero Julio Roberto
Gómez es menos optimista: “Unidad de acción, unidad programática y ojalá, algún
día, se den las condiciones para la unidad orgánica, pero para una unidad
orgánica que construya y envíe un mensaje de confianza”. Para Gómez, “el
mundo es diverso, es plural. Los dedos de la mano no son iguales y eso hace que
la mano sea bonita... [La unión] es posible, pero no lo veo tan próximo”220.
La consigna promovida por la CUT de “menos sindicatos y más afiliados”,
señala los dos principales problemas de la estructura sindical colombiana: un
218 Entrev ista de las autoras al presidente de la Conf ederación de Trabajadores de Colombia, Apécides Alv is
Fernández. Bogotá, 25 de Junio de 2006. 219 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 1 de Agosto de 2006. 220 Entrev ista de las autoras a Julio Roberto Gómez Esguerra, secretario general de la Conf ederación
General del Trabajo y presidente de la Conf ederación Latinoamericana de Trabajadores. Bgotá, 24 de Julio de 2006.
99
reducido número de afiliados distribuido en una gran cantidad de organizaciones
de base. “Los sindicatos de empresa o de base no tienen nada que hacer”,
dice Carlos Rodríguez al referirse al giro organizativo que le espera a la CUT:
“Hemos tomado la decisión de trabajar con sindicatos de industria o de gremio
que equiparen la organización empresarial”221. Así como la ANDI, FENALCO,
Fedegan o Camacol son sindicatos de área que defienden exitosamente sus
intereses y negocian ampliamente con el Estado, el sindicalismo colombiano
busca agruparse de manera similar por medio de grandes sindicatos de rama
económica, servicios públicos y gremios profesionales o sectoriales que tengan
un mayor poder de negociación. Aunque en la CTC y la CGT también se habla del
tema, la CUT es la única central que ha fijado un plazo máximo para llevar a cabo
esta transformación. Sus 746 organizaciones de base disponen de 6 años para
fusionarse y conformar no más de 20 sindicatos222.
Por el lado de la afiliación, las confederaciones no descansan. Luego de
observar el dramático descenso en la tasa de sindicalización y la evidente
concentración de los trabajadores en la economía informal, éstas se han puesto a
la tarea de idear nuevas estrategias que les permitan incrementarla. A las
tradicionales visitas a los centros de trabajo para motivar a los trabajadores y
lograr sindicalizarlos, se suman campañas masivas de afiliación que incluyen a
los sectores informales, a trabajadores con modalidades contractuales no
tradicionales, y también a independientes. Del mismo modo, está sobre la mesa la
posibilidad de implementar un sistema de afiliación directa que, si bien ha sido
rechazado por el Ministerio de Protección, podría establecerse bajo la figura de 221 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 1 de Agosto de 2006. 222 La propuesta de organización que se planteó en el V Congreso de la CUT (Agosto de 2006) es la
siguiente: Sindicato de trabajadores de la educación, sindicato de trabajadores de la salud y seguridad social, sindicato de trabajadores de la administración publica, sindicato de trabajadores de la industria agropecuaria, sindicato de pequeños agricultores, sindicato de trabajadores del sector f inanciero y seguros, sindicato de trabajadores del sector de comercio, hoteles y lugares de esparcimiento, sindicato de trabajadores de serv icios públicos domiciliarios, sindicato de trabajadores del sector de transporte, sindicato de trabajadores de la industria textil, cuero y calzado, sindicato de trabajadores de la industria de alimentos y bebidas, sindicato de trabajadores de la energía y minería, sindicato de trabajadores de otras industrias manufactureras, sindicato de trabajadores de la producción de cemento y materiales de construcción, sindicato de trabajadores de la informalidad, de los serv icios personales y domésticos, asociación de trabajadores y prof esionales independientes y, finalmente, una asociación Nacional de Pensionados que reemplazaría la actual Confederación de Pensionados de Colombia y se af iliaría a la CUT como sindicato de primer grado. Resolución 24 del V Congreso de la Central Unitaria de Trabajadores. Estructura organizativa.
100
autonomía sindical223 que está ratificada por los convenios 87 y 98 de la OIT y fue
acogida en la Constitución de 1991 en el artículo 53224. “Esta es una forma de
modernizar el sindicalismo” -sostiene el secretario general del la CGT225 - “así, el
que no esté organizado sindicalmente, no tiene por qué sentirse desprotegido ya
que puede venir directamente a la central y afiliarse”. Su confederación ya
incorporó esta práctica, que puede conquistar una gran cantidad de trabajadores y
revolucionar las formas organizativas actuales. Esta posibilidad elimina la
obligatoriedad de crear un sindicato de primer o segundo grado para ser parte de
una central y -muy importante- recoge una gran cantidad de potenciales afiliados
que había sido ignorada por cuestiones normativas.
El fortalecimiento de los departamentos de mujer y juventud existentes en
cada central es una de las principales preocupaciones de sus dirigentes, quienes
son concientes de la importancia de integrar estos sectores a la vida sindical y
abrirle espacios en la cúpula de la organización. Según Rodríguez “el sindicalismo
empieza a envejecer (…) no tenemos respuesta ni para la juventud ni para las
mujeres, que llegan a la fuerza laboral con mucho ímpetu”. Éstos son,
precisamente, los grupos que podrían renovar y dinamizar el movimiento, jugando
un papel importante en el cambio cultural que sin duda requiere para no
naufragar. “Se asocia sindicalismo con incapacidad, con la comisión de actos
dolosos, con que el único argumento nuestro es la gritería, la algarabía; para
algunos descalificamos por descalificar, no tenemos formulación ni propuestas”226
dice el presidente de la CUT y ese es un estigma del que se quieren apartar. El
sindicalismo quiere reconstruir su deteriorada imagen frente a los ojos de algunos
sectores de la sociedad y estar a la altura del debate en el que ha decidido
participar; por eso ha comprendido la necesidad de capacitar a sus trabajadores y
está adelantando programas con algunas universidades y la Escuela Nacional
Sindical “para formar a los trabajadores y a los dirigentes con visiones
nacionales”. “Necesitamos dotarnos de instrumentos y argumentos serios para 223 En la CUT se acabarán los sindicatos de base (2006, 30 de Agosto), Portaf olio, p. 8. 224 Los conv enios internacionales del trabajo debidamente ratificados, hacen parte de la legislación interna.
Ver Constitución Política de Colombia. 225 226 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, Junio 22 de 2006.
101
poder confrontar la política del gobierno”227 agrega Rodríguez, y no sólo para eso,
pues el movimiento necesita también un discurso moderno que logre penetrar en
las capas de la sociedad que hasta ahora no ha alcanzado.
El sindicalismo ha reconocido, finalmente, la inconveniencia de sus
posiciones más radicales. Para el senador Dussán, el “no porque no” y una actitud
apática y contestataria impidieron proteger a tiempo las empresas y las
organizaciones sindicales que desaparecieron con muchas de ellas, dejando atrás
más desempleo, menos derechos y afiliados228. En el marco de los acuerdos
comerciales y la importancia de lograr ventajas competitivas para mantenerse, el
sindicalismo ha empezado a considerar una evolución del esquema tradicional de
confrontación entre empresarios y trabajadores hacia uno de colaboración mutua.
“El movimiento sindical ha sido formado en una cultura sectaria, en una cultura en
la que el empleador es el enemigo”, afirma el presidente de la CUT. Ésto, a su
modo de ver, ha hecho mucho daño al movimiento, aunque agrega: “Nosotros
hemos entendido que una negociación no es un mecanismo para ganar o perder,
sino que es una instancia para encontrar una salida sensata a un problema
específico; por lo tanto, el enemigo no es el oponente en la mesa sino el conflicto
mismo y las partes tenemos que dedicarnos a encontrarle salida al conflicto”229.
Desde 2003 se está desarrollando con la OIT el Programa Especial de
Cooperación con Colombia, el cual es de carácter tripartito230. Según Julio
Roberto Gómez, permite que “el sindicato abogue por los derechos de todos y los
227 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 1 de Agosto de 2006. 228 Entrev ista de las autoras a Jaime Dussán Calderón, senador de la República. Bogotá, 8 de Agosto de
2006 229 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 22 de Junio de 2006. 230 Entre sus objetiv os están f ortalecer la institucionalidad de empleadores, trabajadores y gobierno y su
participación en el diálogo social. En este programa se tratan temas como la defensa de la v ida e integridad física de sindicalistas y empresarios amenazados, la libertad sindical y la negociación colectiv a y el diálogo social. Diálogo Social. Actividades con Organizaciones de Trabajadores. Recuperado el 7 de Noviembre de 2006, de:
http://www.oitandina.org.pe/pagina_imprimir.php?pagina=179&secPadre=48
102
empresarios reciban sus propuestas”231; algo similar ocurre con la Comisión de
Concertación Laboral y Salarial, que es un espacio en el que los trabajadores
discuten varios temas con gobierno y gremios. En una relación entre empleadores
y trabajadores generalmente difícil, en la que intermedian acusaciones de parte y
parte, “hay que construir confianza” para dejar de ver al otro como enemigo, pues
la supervivencia de las empresas en una economía abierta depende, en gran
medida, de la forma como juntos encaren las nuevas condiciones.
BALANCE DEL SINDICALISMO COLOMBIANO 1990-2005
Transcurridos 16 años desde la implantación definitiva del modelo de
apertura, vale la pena hacer un balance del sindicalismo nacional. A pesar del
debilitamiento que lo caracterizó en la etapa aperturista, éste mantiene un gran
poder de convocatoria. Comprometido con la defensa de los derechos de los
trabajadores, el sindicalismo ha continuado con su papel de denuncia ante los
organismos internacionales, que mantienen su mirada escrutadora y vigilante
sobre el gobierno colombiano. Éste ha sucrito numerosos acuerdos
internacionales, que desde afuera parece no mostrar voluntad política de hacerlos
cumplir, por agentes antagónicos a la organización sindical.
El movimiento sindical se ha apropiado de las consignas de otros sectores
de la sociedad y ha logrado convertirse en lo que denomina la senadora Ramírez
“un dinamizador de las luchas sociales”232. Entre sus logros más importantes
están su movilización en contra y posterior derrota del referendo convocado por la
primera administración del presidente de Colombia, Álvaro Uribe, y el
emprendimiento de un proceso de participación política cuyo punto de partida -el
Frente Social y Político- fue uno de los pilares fundamentales para la formación de
una nueva y real alternativa política de izquierda: el Polo Democrático Alternativo.
231 Entrev ista de las autoras a Julio Roberto Gómez Esguerra, secretario general de la Conf ederación
General del Trabajo y presidente de la Conf ederación Latinoamericana de Trabajadores. Bgotá, 24 de Julio de 2006.
232 Entrev ista de las autoras a la Senadora Gloria Inés Ramírez, del Polo Democrático Alternativ o. Bogotá, 5 de Septiembre de 2006.
103
En la agenda del sindicalismo y de la bancada de trabajadores se
encuentran la lucha contra el TLC y el Estatuto Único del Trabajo. “No puede
haber nada que afecte positiva o negativamente al país que sea indiferente a los
trabajadores”, afirma Carlos Rodríguez233, y en ese sentido han buscado abrirse
paso en los escenarios donde se toman las decisiones y se trazan las políticas
nacionales.
“No supimos analizar el momento político” -señala Jaime Dussán- “muchas
veces nos lanzamos a aventuras que no alcanzaron más allá de una protesta y no
logramos los propósitos y reivindicaciones que se querían para que los
trabajadores vieran respuestas tangibles y tuvieran confianza en su
organización”234. Por su parte, confiesa el presidente de la CUT: “Al sindicalismo
colombiano le faltó audacia”235, decisión a la hora de enfrentar los cambios
generados por la globalización y la apertura. La respuesta ha sido tardía y para
conocer sus alcances tendrá que pasar algún tiempo, pero los trabajadores
colombianos y los del mundo están resueltos a dar el paso para salir de la crisis
que les impide ser protagonistas.
¿Cuál debe ser el papel del sindicalismo en Colombia?
Los dirigentes de las centrales obreras consideran que el movimiento
sindical de Colombia debe mantener la línea reivindicativa que ha desarrollado
históricamente, luchando por rescatar el valor del trabajo, por la generación de
empleos, por su calidad y por el establecimiento de políticas justas. Ésto, sin
embargo, no limita su campo de acción al mundo del trabajo ni sus herramientas a
los tradicionales mecanismos de presión, pues el sindicalismo en la era global
está llamado a una participación política que permita expandir su lucha a nuevos
sectores y escenarios, insistiendo en su papel de “sensibilizador y creador de 233 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 1 de Agosto de 2006. 234 Entrev ista de las autoras a Jaime Dussán Calderón, Senador de la República. Bogotá, 8 de Agosto de
2006. 235 Entrev ista de las autoras a Carlos Rodríguez Díaz, presidente de la Central Unitaria de Trabajadores.
Bogotá, 1 de Agosto de 2006.
104
conciencia social” y “recuperando espacios de democracia” que parecían
perdidos.
“El sindicalismo de hoy piensa no solamente en los trabajadores de la
empresa, sino en la sociedad como tal”, afirma Carlos Rodríguez. Julio Roberto
Gómez lo complementa, cuando destaca la importancia de esa nueva
preocupación: “Todo eso significa que el movimiento sindical se cualificó y salió
de las cuatro paredes de la empresa a tener una cosmovisión de lo que pasa en
el país y a jugar un papel mucho más determinante en torno a ello”236.
236 Entrev ista de las autoras a Julio Roberto Gómez Esguerra, secretario general de la Conf ederación
General del Trabajo y presidente de la Conf ederación Latinoamericana de Trabajadores. Bgotá, 24 de Julio de 2006.
105
CONCLUSIONES
El sindicalismo colombiano tuvo evidentes transformaciones en su
organización desde sus orígenes hasta nuestros días y éstas marcharon paralelas
a los procesos políticos, sociales y económicos del país. La primera organización
de trabajadores en Colombia nació en 1847 como una reacción de defensa de los
artesanos frente a la apertura del mercado interno a manufacturas e inversión
extranjera; sin embargo, sus características de sindicato primitivo se vieron
rápidamente desplazadas por las ambiciones de un club político al servicio del
Partido Liberal, postergando el surgimiento formal del sindicalismo en Colombia
hasta bien entrado el siglo XX.
Las guerras civiles, el aislamiento regional y la desarticulación de los
mercados debido a dificultades de transporte protegieron la actividad artesanal y
afectaron el desarrollo industrial colombiano que, en sus primeros años, dio
origen a pequeñas concentraciones de trabajadores manuales asalariados. Éstos
junto a artesanos, campesinos que recién abandonaban sus tierras, trabajadores
de la construcción y del transporte fluvial y ferroviario fueron parte de un naciente
obrerismo muy débil, disperso, carente de organización y fuerza propias y sin la
capacidad de actuar como clase independiente. Con ellos, la incipiente clase
obrera colombiana apenas daba los primeros pasos para oponerse a la
explotación del capital.
Un sindicalismo “heroico” y de revuelta (1910-1930) precedió el período de
difusión sindical en la República Liberal (1930-1946), que brindó el marco legal
necesario para el desarrollo de un movimiento obrero masivo, que fue reconocido
y reglamentado. Frente al inicio de la modernización capitalista y ante unos
grupos socioeconómicos ya configurados que estaban construyendo su propia
identidad, el Estado inició un proceso de modernización institucional con miras a
crear cuerpos de representación y defensa de intereses, fomentando la
asociación de trabajadores y empresarios.
106
Desde el principio, los partidos tradicionales y la Iglesia fueron los
encargados de aglutinar y organizar a los trabajadores. Primero lo haría el
liberalismo con la creación de la CTC en 1938 y, una vez derogada la prohibición
de paralelismo sindical, lo harían la Iglesia y el partido conservador con la UTC.
Esta nueva central fue una reacción absoluta frente a un sindicalismo de
tendencia marxista y más radical y presentó, por primera vez, un movimiento
obrero apolítico de orientación económica que supo aprovechar el desgaste y
debilitamiento de la CTC por las pugnas políticas que había en su interior.
El avance del desarrollo capitalista nacional vino acompañado de agudas
etapas de violencia y represión sindical pues los gobiernos, preocupados por
defender los auges económicos del país, empezaron a ver al movimiento obrero
como elemento de agitación y como amenaza para la estabilidad del sistema. El
sindicalismo liberal que brindaba apoyo político a cambio de favores tuvo que irse
casi a la clandestinidad, mientras el nuevo sindicalismo confesional se fortalecía.
El Frente Nacional marcó una nueva etapa en el sindicalismo colombiano,
presentando un movimiento que reclamaba su autonomía frente a los partidos e
integraba trabajadores de clase media que, para entonces, no estaban
organizados. El sindicalismo dejó de ser una actividad exclusiva de los
trabajadores manuales o industriales, y el nacimiento de la CSTC y el sector no
confederado fueron la pauta para que el sindicalismo rompiera, definitivamente,
los lazos con sus aliados históricos, abandonando la subordinación a los partidos
y la Iglesia.
La década de los noventa recibió un sindicalismo debilitado, a pesar de la
creación de la CUT y de otros intentos de unidad sindical que la antecedieron. Los
gobiernos de López, Turbay y Betancur dieron los primeros pasos hacia la
apertura del mercado nacional y los trabajadores intentaron sin éxito enfrentarla,
cuando empezó a afectar sus intereses.
107
La globalización se tomó todos los campos de la actividad económica y
social, trayendo consigo transformaciones profundas en las condiciones y
sistemas de todos los países. Colombia, de manera casi simultánea a otros
países de la región, emprendió el difícil camino sugerido en 1989 por el Consenso
de Washington, implantando un paquete de reformas denominado “apertura
económica” que se granjeó, desde el principio, partidarios y opositores. Lo que su
principal impulsor –César Gaviria- presentó como una “bienvenida al futuro” y la
mejor opción frente a un “agotado modelo económico”, para otros anunció el
debilitamiento de la industria nacional y el aumento de la desigualdad social.
Las transformaciones promovidas por el proceso de globalización
significaron el fin del Estado proteccionista, gran movilidad de capitales,
reorganización de la producción nacional, innovación tecnológica, privatizaciones
y desregulación laboral. Los efectos de estas medidas no fueron del todo fieles a
sus promesas e intenciones, siendo el mercado laboral fuertemente impactado y
el desempleo el indicador económico y social más afectado por el nuevo modelo.
La organización sindical no escapó a sus secuelas y su crisis se inscribe en la
crisis del sindicalismo internacional que, como el nuestro, apenas empieza a
reaccionar.
El cubrimiento del sindicalismo colombiano es bastante bajo, y el período
de apertura económica se ha caracterizado por un sistemático descenso en la
tasa de sindicalización y la prevalencia de una estructura de base. Los cambios
en el esquema productivo del país se han reflejado en la composición social del
movimiento sindical, cuya fortaleza está en el sector de administración pública y
servicios, mientras el industrial y de transporte y comunicaciones han perdido el
peso que solían tener.
Las tres confederaciones existentes agrupan el 85% de la masa
sindicalizada del país, siendo la CUT la central más grande y representativa; el
sector no confederado ocupa el segundo lugar en cuanto a número de afiliados, lo
cual refuerza la imagen de dispersión y debilidad que presenta el movimiento. La
108
CTC ha sido la central más afectada por las mermas en sus filas, aunque la CGT
y el sector independiente no han sido ajenos a este fenómeno; de hecho, en los
últimos 15 años, la CUT es la única confederación que ha mostrado un
incremento en el número de afiliados.
Los cambios en la estructura del mercado laboral han ido en contra de la
organización sindical: el desempleo, el subempleo y la informalidad han reducido
el número de posibles afiliados. El desplazamiento de la producción económica al
sector servicios y el cambio tecnológico de la etapa que demandó trabajo con
mayor calificación favorecieron los grupos menos propensos a sindicalizarse, al
tiempo que debilitaron los de mayor tradición sindical.
El sindicalismo en el sector privado tiende a la desaparición. Para 1990 los
trabajadores al servicio del Estado ya se habían tomado el movimiento sindical,
invirtiendo una proporción que se había mantenido por años y aportando más de
la mitad de sus afiliados; actualmente, a pesar de los planes de reducción y
reestructuración de entidades publicas, éstos siguen siendo la mayoría. Todo
indica que los agentes privados cuentan con mayor libertad para restringir la
organización de trabajadores que la que el Estado posee en su calidad de
empleador.
La creciente participación femenina en el mercado laboral se ha visto
también en la organización sindical. A juzgar por su escasa intervención en los
cargos directivos del movimiento, podría deducirse a priori que su activismo es
muy reducido, pero en la actualidad las mujeres representan más de una tercera
parte del total de afiliados y su tasa de sindicalización, comparada con la de los
hombres, es ligeramente inferior.
Antioquia, Valle y Cundinamarca, los departamentos más industrializados y
urbanizados, mantienen su alto grado de desarrollo sindical, concentrando la
mayoría de sindicatos y afiliados. La capital del país sobresale por el alto número
109
de nuevas organizaciones que registra en el período aperturista, sin embargo se
caracteriza por ser la región con menor densidad promedio por sindicato.
La Apertura ha estado acompañada de un fenómeno de violencia al cual
los sindicalistas no han sido ajenos. En los últimos 15 años, 2.173 trabajadores
sindicalizados han sido asesinados en el país y otros miles han sido víctimas de
amenazas, secuestros, desplazamientos y detenciones. Sólo en Colombia
mueren más sindicalistas que en el resto del mundo. Éste sigue siendo el país
más peligroso del mundo para ejercer la actividad sindical.
La organización sindical, como sistema abierto, interactúa con el entorno y
se ve afectada por las condiciones que éste le presenta. Para responder a los
desafíos propuestos por el nuevo rumbo que se tomó a partir de la apertura, el
Estado y las empresas tuvieron que modernizarse y continuar en esa tendencia.
La lucha de la organización sindical moderna no debe ser la excepción, entonces,
y no puede reducirse a la convención colectiva de condiciones netamente
laborales, salariales y a pliegos de petición; su estructura, de la misma manera,
debe adaptarse a las nuevas circunstancias para enfrentarlas fortalecida y no
desaparecer del panorama actual.
La apertura económica ha planteado, sin duda, uno de los retos más
exigentes para el sindicalismo colombiano, toda vez que las transformaciones
económicas, políticas y sociales que ella ha suscitado han sido tan drásticas
como irreversibles. El deterioro de algunos de sus indicadores y el reflujo
observado en el movimiento son aún más claros al retroceder en la línea de
tiempo hasta situarse en el estudio de Jaime Tenjo. Entonces, según sus
estimaciones, el 17% de la PEA estaba sindicalizada.
La involución observada en la organización sindical, tomando en cuenta el
estudio de Tenjo y esta investigación, puede ser explicada por su tardía reacción
y una limitada capacidad de adaptación al nuevo orden económico nacional y
110
mundial. Determinada por una herencia histórica y cultural, la tardía y lenta
reacción está siendo cambiada por una más oportuna y eficaz.
Hasta bien entrados los años noventa, el sindicalismo mantuvo su clásico
discurso contestatario, desatendiendo la imperiosa necesidad de hacer una nueva
propuesta capaz de cautivar a los potenciales afiliados que le presentaba la nueva
composición del mundo del trabajo. Un mercado laboral cada vez más joven,
calificado y con mayor participación femenina, no encuentra atractiva la tradicional
prédica sindical. El movimiento de trabajadores de hoy tiene un discurso
renovado, con un proyecto político independiente que va más allá de la práctica
sindical tradicional y ha adoptado, además, una visión amplia de sociedad que le
ha permitido integrar otros sectores excluidos. El sindicalismo finalmente entendió
que sus posibilidades no se restringen a las que determinan la empresa, y ha
empezado a enfilar sus acciones hacia trabajadores dispersos y sin tradición
sindical -como los autoempleados e informales-, adecuando su estructura y
mecanismos de afiliación.
El trabajo había respetado las fronteras que el capital vulneró, pero la
activa participación del movimiento sindical colombiano en la conformación de la
Confederación Sindical Internacional muestra una nueva concepción de
organización y armónicamente un perfil renovado de la dirigencia, decidida a
proyectar el sindicalismo nacional a nivel mundial y a enfrentar la globalización en
sus mismos términos.
Uno de los aportes historiográficos de este proyecto de grado es la
complementación de series históricas de estudios anteriores que permiten
explorar el proceso de formación y desarrollo del sindicalismo colombiano desde
una perspectiva más amplia, considerando el aumento del plazo no sólo en
términos de las series estadísticas sino de la descripción y el análisis cualitativo.
Éste último muestra, además, un esperanzador cambio de mentalidad en el
sindicalismo colombiano: los líderes sindicales hoy reconocen sus errores y no
están dispuestos a repetirlos; ellos, comprometidos con el futuro de su
111
organización y de todo un país, quieren darle al movimiento el giro radical que
necesita para desempeñar el papel que le corresponde frente a la sociedad y en
el desarrollo de Colombia.
El principal obstáculo que enfrentó la investigación -y que había sido
señalado por diferentes autores- fue la dificultad para obtener cifras confiables y
consistentes ya que, desde el censo realizado en 1984, el Ministerio de
Protección Social no elabora ni difunde este tipo de informes. La Escuela Nacional
Sindical ha llenado parcialmente este vacío alimentando desde 1990 una base de
datos con información estadística; aún así, ésta no es del todo pública y sobre
gran parte de ella pesan serias restricciones. Ante las limitaciones anteriores y la
complejidad de la problemática abordada, este trabajo, inicialmente proyectado
para un semestre académico, se llevó a cabo en 10 meses durante los cuales,
con un revitalizado espíritu de investigación para enfrentar las dificultades, nos
dimos a la tarea de agotar la mayor cantidad de fuentes de información.
Los sindicalistas son celosos con sus percepciones, conocimientos y
análisis de la realidad laboral. No fue fácil conseguir las cifras aquí presentadas e
imposible obtenerlas con la frecuencia deseada, pero logramos cumplir los
objetivos propuestos con las fuentes localizadas y procesadas. Para comprender
la dimensión de la problemática sindical, las entrevistas a dirigentes y ex
dirigentes del movimiento fueron fundamentales; cada uno de ellos, desde su
perspectiva, aportó elementos vitales para construir y ofrecer al lector una visión
con un plazo superior de la organización sindical, al disponible antes de empezar.
Ellos son figuras reconocidas nacional e internacionalmente, movilizan la opinión
pública y son protagonistas del cambio que, a pesar de las limitaciones de tiempo
propias de sus cargos, se mostraron dispuestos e interesados en enriquecer en
todo momento nuestra investigación.
La realización de este trabajo nos permitió indagar la situación laboral,
política, social y cultural del país. El gran aporte que este proyecto hace a nuestra
formación como administradoras radica en que nos permitió conocer de forma
112
profunda la realidad nacional a través de uno de sus actores sociales más
importantes, permitiéndonos aplicar nuestros conocimientos sobre organizaciones
y fortaleciendo en su desarrollo nuestra capacidad de análisis, síntesis e
investigación.
Son pocos los estudios realizados en Colombia sobre la organización
sindical y su relación con política, legislación y estructura económica. Mucho se
había hablado sobre las repercusiones que ha tenido la apertura económica sin
que se hiciera una aproximación cuantitativa a ellas; nuestro proyecto de grado
“Globalización, Apertura y sindicalismo en Colombia 1990-2005” hace un aporte
en este sentido, dejando una invitación abierta para que en los próximos años se
documenten series históricas de las variables consideradas que permitan
entender los cambios en la organización sindical, el carácter de la crisis y la
reacción del movimiento a los cambios en la economía.
Hacer sindicalismo no ha sido ni es tarea fácil; su historia ha estado
marcada por el conflicto, la violencia y la guerra. A pesar de ello y de otros
obstáculos que encuentran en su camino, muchos siguen en pie de lucha con la
firme consigna de resistir los embates del capitalismo, superando sus propias
limitaciones y dando un gran salto cualitativo para el beneficio de todos. El
movimiento sindical colombiano no se resigna a desaparecer y quiere vencer los
prejuicios existentes para seguir escribiendo su historia.
113
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124
Anexo 1
Nuevos sindicatos por departamento
Registros Negados, cancelados por mandato o cancelados por fusión
Nuevos sindicatos según tipo
Fuente: Datos del Archivo Sindical del Ministerio de Protección Social tabulados por las autoras.
125
Anexo 2 Fecha: 22 de Junio de 2006. 5:45pm. Entrevistado: Carlos Arturo Rodríguez Díaz, Presidente de la Central Unitaria
de Trabajadores, CUT.
Lugar: Sede de la CUT. Cra 35 # 7-25. Duración: 25 minutos.
Entrevistador: Doctor Rodríguez: Mucho se ha hablado de la crisis del
sindicalismo, de la baja tasa de sindicalización y del difícil momento que atraviesa. ¿Cuál es la situación actual del sindicalismo colombiano ante el
gobierno y la legislación, ante los empresarios, ante los trabajadores, ante la
sociedad en general, ante la comunidad internacional, ante la OIT y como organizaciones?
Carlos Rodríguez Díaz: En este momento en Colombia existen tres centrales
sindicales. La primera es la CUT, que tiene 550 mil afiliados; está la CGT que
tiene 112 mil afiliados y la CTC que tiene 60 mil afiliados. Yo ahora les entrego un
texto sobre eso. Hay un grupo de trabajadores no confederados que tiene 129 mil.
Eso nos da un total de casi 853 mil afiliados, que nos da una tasa del 4.5% de la
población económicamente activa. Esas son cifras que son una calamidad
nacional.
¿Por qué la tasa de sindicalización en este momento es tan baja? En primer lugar
porque con la Apertura y la globalización se modificó el régimen laboral y los
contratos de trabajo, que antiguamente iban a término indefinido, pasaron a ser
contratos de trabajo a término fijo, a tres meses, seis meses, flexibilizándose
totalmente la relación laboral. Se tercerizó la contratación de trabajo y, en este
momento, en la mayoría de las empresas de Colombia, el 80% es subcontratado
o tercerizado y solamente un 20% son trabajadores a término indefinido. Si estos
trabajadores que están subcontratados o tercerizados se afilian al sindicato no
hay renovación de contrato, porque son contratos de tres en tres meses. Esta es
una de las razones por las cuales nuestra debilidad es mayor.
126
La otra razón que podríamos plantear es que con la apertura se cerraron
empresas y vino un proceso de desindustrialización del país. La economía global
hizo que todos los instrumentos de industrialización estén en función de lo que se
llama outsourcing, o que cada pa: nosotros somos comercializadores o
ensambladores y viene lo que llaman la maquila. Son procesos que regresan a la
época de la selva porque viene el contrato de trabajo a destajo, le pagamos por la
hora… El caso de las mujeres en la confección. Contratan aquí, cerca de Bogotá,
500 mujeres durante seis meses, jóvenes todas, y no las dejan salir; a los seis
meses, luego de que ellas produzcan, les pagan una mínima parte argumentando
que están formándose profesionalmente. Esto es hecho sumamente grave, que
ha traído como consecuencia la flexibilización laboral.
Estos elementos, un país que se desindustrializa… No hay empleo, porque la tasa
de desempleo ha crecido de manera aterradora. El subempleo está en este
momento en el 12.2%. El gobierno argumenta que se ha bajado la tasa de
desempleo, pero ha aumentado la de subempleo. Y esta aumenta porque
económicamente el país no tiene industria y la globalización y la apertura hicieron
que nos dedicáramos a la comercialización. Estos factores, que podríamos
analizar más profundamente pues estoy dando unas líneas muy generales, nos
permiten dar un contexto.
El momento en el que estamos es un momento de dificultades por la imposibilidad
de afiliación, de fortaleza sindical y por las implicaciones que tiene una estructura
organizativa de la economía distinta a la tradicional. Los gobiernos han adecuado
la legislación a las necesidades de esa realidad económica producto de la
globalización y la apertura, iniciando una serie de reformas laborales cuyo
argumento central es el aumento de empleo. Pero, cuando pasa el tiempo,
encontramos que no ha habido aumento sino una disminución. Lo que ha habido
es un aumento en el porcentaje de utilidades de los empleadores, a tal punto que
la reforma laboral que se hizo les dio 7 billones en utilidades y no se generó
empleo para nada.
127
La legislación se adecua a la concepción del gobierno, que busca defender un
modelo que nosotros llamamos neoliberal, cuya esencia es descargar en la
sociedad los deberes que tiene el Estado para con ella. Entonces las tarifas de
servicios públicos, que en un Estado proteccionista tendrían un subsidio, ya no los
tienen. Y llegará el momento en que la energía, el agua, la salud y todo se pueda
comprar en el supermercado: llegar y pedir 50 mil pesos de agua, 50 mil pesos de
luz. Le dan la tarjeta, la pone en el contador, se acaba la plata y se va la luz
automáticamente. Quiere decir que el que tiene la plata tiene el servicio y el
Estado, que tiene la obligación de retribuir lo que uno paga en impuestos, se
dedica únicamente a labores de policía, a labores de control.
La legislación se adecua a las necesidades del modelo económico. En ese
sentido tenemos unas relaciones laborales muy difíciles con el gobierno, en razón
a que éste ejecuta una agenda legislativa en función de sus intereses y su
política; esa agenda legislativa, a nuestro juicio, va en contravía de los más
pobres de la sociedad. Esta agenda legislativa está en correspondencia con
eliminar los subsidios, eliminar la política del Estado en materia social y por eso
nuestra actitud frente al gobierno es, en primer lugar, no permitir que exista
ningún proyecto de ley que no tenga respuesta nuestra. Siempre presentamos
una alternativa al presupuesto de la nación. A todo.
Aquí hago un paréntesis: nosotros somos un sindicalismo político en el sentido
exacto del término, no partidario. Cuando el sindicato se convierte en un partido
se equivoca porque nosotros no tendríamos afiliados sino militantes de un partido
y en una central sindical tiene que haber opiniones diversas, pluralismo, respeto
por las opiniones del otro y tolerancia, cosas que en Colombia no siempre se dan
pero que son indispensables en la sociedad. Entonces el sindicalismo nuestro en
medio de esta situación tan calamitosa, ¿Cuál ha sido nuestra reacción? Nuestra
reacción es impulsar un sindicalismo político en el sentido exacto del término. No
puede haber nada que afecte positiva o negativamente al país que sea indiferente
a los trabajadores. Por eso estamos muy preocupados porque el presupuesto
general de la nación esté en función de la constitución, que prioriza lo social por
128
encima de cualquier otra cosa. Por eso estamos interesados en el plan de
desarrollo y por eso estamos interesados en temas que la gente dice “para qué el
sindicalismo se mete en esas cosas”. Nos metemos porque no puede haber nada
que afecte el país que nos sea indiferente. Nosotros no somos un sindicalismo
gremial o puramente economicista que pensamos solamente en los trabajadores
de la fábrica; pensamos en la sociedad como tal, por eso nos preocupa la
eliminación de los subsidios etc. Esto es importante relacionarlo para entender por
qué nosotros estamos interesados hoy en el desarrollo de la política, entendida,
en este caso, como el desarrollo de beneficios para la sociedad y la comunidad
como tal.
Las relaciones con el gobierno y empleadores infortunadamente no son las
mejores. ¿Por qué? Porque ha habido de parte de los empleadores una cultura
empresarial de lucro; entonces la responsabilidad social, que ahora se tiene que
dar, algunas empresas la confunden con “yo ayudo a una casa de familia” o con
una cosa dadivosa de los empleadores y no la ven como la verdadera
responsabilidad social y empresarial. Si se le permite a la empresa utilizar el
medio ambiente, la energía y muchos factores anexos a la industria que la
sociedad le aporta, esa industria que se suple o se beneficia de estas cosas tiene
que retribuirle a la sociedad. Es un compromiso. El empleador piensa,
fundamentalmente, en el lucro y la responsabilidad social empresarial es mínima.
Entonces aquí vienen temas de mucha importancia como la productividad.
Nosotros estamos interesados en la productividad entendida en términos
económicos y sociales. ¿Qué quiere decir eso? El empresario entiende la
productividad como aumento del ritmo de los trabajadores para mayor
producción. Hay que innovar tecnológicamente para que el trabajador, en mejores
condiciones, pueda producir más. Sin embargo ellos toman la inversión
tecnológica y la salud ocupacional como un gasto y no como una inversión, tal
como nosotros la vemos. Estos factores de comprensión de la vida nacional
hacen que la percepción que nosotros tenemos sea diferente de la que tienen los
empleadores y el gobierno por diferentes cosas.
129
Pero hemos tenido otras dificultades. El movimiento sindical ha sido formado en
una cultura sectaria, en una cultura en la que el empleador es el enemigo, etc.
Esto ha hecho mucho daño. Pero nosotros hemos entendido que una negociación
no es un mecanismo para ganar o perder, sino que es una instancia para
encontrar una salida sensata a un problema específico y que, por lo tanto, el
enemigo no es el oponente en la mesa sino el conflicto mismo y que las partes, en
este caso los empleadores y los trabajadores, tenemos que dedicarnos a
encontrarle salida al conflicto mismo. Este es un avance importante nuestro, pero
también los empresarios tienen que dar el cambio porque, así como tenemos
dirigentes nuestros sumamente sesgados y atrasados, también encontramos
empleadores en la misma tónica.
Esto es de mucha importancia porque vamos viendo cómo el sindicalismo va
reaccionando frente a una industria que desaparece, frente a un cambio en el
empleo a término indefinido que nos permitía tener la afiliación cautiva y un
sindicalismo que empieza a envejecer. Porque no tenemos respuesta ni para las
mujeres, que llegan a la fuerza laboral con mucho ímpetu, ni para la juventud. Una
mujer se pregunta para qué afiliarse a un sindicato si no le dan ninguna
respuesta, si el lenguaje es de confrontación; igualmente un joven porque su
lenguaje es muy distinto al nuestro.
Se asocia sindicalismo con incapacidad, con que estamos cometiendo actos
dolosos, con que el único argumento nuestro es la gritería, la algarabía, que
descalificamos por descalificar, que no tenemos formulación ni propuestas, que
somos, simplemente, los extertores de un proceso en liquidación, Toda esa
cantidad de cosas…Cuando uno empieza a presentar lo que es la actividad
sindical la gente empieza a comprender otro mundo. Nos dicen: “nosotros
creíamos que ustedes eran distintos, que no tenían ni formación, ni capacidad, ni
nada”. Esa es la percepción que tienen de nosotros.
Por eso a nivel internacional nosotros jugamos con la OIT. Es un instrumento
tripartito de mucha importancia que ha desarrollado convenios también
importantes que han demostrado que es posible hacer acuerdos tripartitos en los
130
que estén el gobierno, los empleadores y nosotros, los trabajadores. Y que esta
cultura de diálogo necesitamos transmitirla a nivel nacional porque no entiende
uno cómo es posible hacer acuerdos a nivel internacional y no hacerlo a nivel
nacional. No tiene ningún sentido, ninguna lógica. Entonces en esta perspectiva la
OIT juega de manera importante con nosotros, es básica.
El otro punto que me dijeron Ustedes fue ante la comunidad?
E: No. La situación actual del movimiento sindical como organización.
CR: Antiguamente teníamos sindicatos de base o sindicatos de empresa. La CUT
tiene 746 sindicatos y ahora estamos pensando en tener solamente 18 sindicatos
por área específica, es decir, todos los trabajadores metalúrgicos en una sola
organización, los trabajadores de la educación, los trabajadores financieros, por
ejemplo. Ésto para discutir una estructura organizativa diferente a la que tenemos
porque la estructura de base ya no sirve para nada, no conduce a nada.
En ese sentido necesitamos mejorar sustancialmente, para presentar acuerdos
sectoriales con pliegos de conformidad con la nueva realidad económica. Ya las
empresas pequeñas se acabaron. Ya hay multinacionales o transnacionales. Para
qué le presentamos aquí un pliego al banco Santander si es, simplemente, una
sucursal; entonces necesitamos que los trabajadores de Colombia, de Chile y de
Argentina presentemos el pliego en Madrid, donde está la casa matriz del Banco
Santander. Igualmente los trabajadores de los petróleos…
Estamos interesados en un cambio de estructura organizativa que posibilite
adecuar nuestra capacidad a la que tienen los empleadores, que también están
organizados en sindicatos de industria. Tú vez la estructura organizativa de los
empresarios y encuentras que están organizados en grandes sindicatos: la Andi
es un sindicato de área, Camacol es un sindicato de área, Fedegan igualmente.
Ellos tienen sus estructuras organizativas y nosotros también necesitamos las
nuestras.
131
En ese sentido hemos orientado a los dirigentes sindicales que quieran participar
en política para que lleguen al legislativo; que lleguen al Congreso, sea Cámara o
Senado, pero también a las alcaldías, a las gobernaciones, a los consejos y las
asambleas. En la perspectiva de discutir a nivel legislativo, llámese asamblea
departamental o congreso de la república, toda la legislación que se está
gestionando de conformidad con el modelo económico. El gobierno adecua desde
el punto de vista laboral la legislación a su política y el escenario es el congreso
de la república. Nosotros debemos combinar la acción social, la lucha social, las
movilizaciones con la lucha parlamentaria. Por eso estamos organizando esta
participación. No es fácil, por supuesto. No es fácil por mil razones, pero estamos
orientando este espacio para la lucha política.
Viene el resultado de la política del gobierno adecuada a sus intereses. El
gobierno dice: “El crecimiento del PIB este año está alrededor del 5%”. Ese
crecimiento económico, así, no le sirve al país. ¿Por qué no le sirve al país? Uno
diría que el 5% es, más o menos, un buen crecimiento, pero este crecimiento
económico debería reflejarse en el bienestar de la población. Para que este
crecimiento corresponda a la concepción de verdadero crecimiento, debe generar
el bienestar de la población, pero este crecimiento del PIB ha traído como
consecuencia unas utilidades de casi el 3000% en el sector financiero, en las
empresas del 124% y ha aumentado la pobreza de tal manera que en Colombia
tenemos casi el 50% de la gente en la línea de pobreza y de ese 50%, el 50% en
la pobreza absoluta. Nosotros queremos un crecimiento económico que se refleje
en esto. Por eso la importancia que tiene que el sindicalismo entre a jugar y a
discutir el tema político. Tiene sentido.
Este recuento rápido es con el propósito de que entendamos que la crisis ha sido
terrible; la crisis económica, en el caso de nosotros, se ha evidenciado en la tasa
de afiliación que está en el 4.5% de la PEA. Esto trajo como consecuencia una
relación laboral de flexibilización, de tercerización, de subcontratación, de
pauperización total de la relación de trabajo. La mayoría de trabajadores de las
132
empresas son subcontratados y las minorías a término indefinido. Antiguamente,
antes de la apertura, era al contrario y antiguamente el trabajador tenía la
seguridad social distinta; ahora si quiere salud tiene que pagarla. El Estado se
sustrae de esa responsabilidad.
La reacción nuestra ha sido pensar en el país como tal, por eso los temas
importantes de la sociedad nos preocupan, insistir en el tema de la
responsabilidad social empresarial, insistir en el tema de la productividad y de la
concepción de productividad distinta a la tradicional, darle una modificación
sustancial al tema de la negociación, y pensar en que necesitamos un
sindicalismo con una estructura organizativa distinta.
Estos son algunos de los elementos que rápidamente les puedo presentar.
[Entrevista suspendida]
Fecha: 1 de Agosto de 2006.
Entrevistado: Carlos Arturo Rodríguez Díaz, Presidente de la Central Unitaria
de Trabajadores, CUT. Lugar: Sede de la CUT. Cra 35 # 7-25.
Duración: 45 minutos.
Entrevistadora: Bueno, Doctor Rodríguez. En nuestra reunión anterior
hablamos de las dificultades que ha sorteado el sindicalismo colombiano,
de algunas de las causas de la baja tasa de sindicalización y, en general, de
la situación del movimiento ante diferentes estamentos. ¿Qué parte de la responsabilidad de la crisis del sindicalismo recae en la dirigencia?
Carlos Rodríguez: En buena medida, hay varias razones. La tasa de
sindicalización baja no muestra claramente la actitud del sindicalismo frente a esa
realidad porque la baja en la tasa de sindicalización obedece a un cambio en la
modalidad contractual que hace imposible que los trabajadores se sindicalicen
133
porque, como ya hemos comentado, si lo hacen no hay renovación del contrato
de trabajo. Sin embargo el sindicalismo tiene mucha responsabilidad en la crisis
desde varios ángulos. Hubo una época en que fue instrumento o correa de
transmisión de los diferentes partidos políticos. Entonces las decisiones sindicales
se tomaban en los partidos políticos fundamentalmente de izquierda y se imponía
en el movimiento sindical una u otra determinación; eso condujo a que el
sindicalismo no tuviera una democracia sino que fuera un instrumento de los
partidos políticos. Se estaba actuando en función, no de las necesidades del
sindicalismo, sino de un partido en particular. Eso trajo como consecuencia la
crisis del sindicalismo, porque en el momento en el que el sindicalismo se
confunde con un partido político deja de tener afiliados y pasa a tener
copartidarios, y un sindicato se caracteriza por ser plural, por tener diversas
opciones y opiniones partidarias. Entonces eso paralizó totalmente el movimiento
y eso hizo, también, que decisiones sindicales intransigentes contribuyeran a que
una decisión en una empresa no fuera concertada sino que se prefiriera la
liquidación de la compañía.
El sindicalismo colombiano tiene que entender, autocríticamente, que la
independencia sindical no la trabajó frente a los partidos, frente al gobierno, frente
a los empresarios y eso es mortal. Eso genera crisis, genera parálisis y
prácticamente liquidación sindical. Nosotros tenemos una responsabilidad
importante en la crisis del sindicalismo porque, por un lado, no supimos interpretar
la realidad adecuadamente desde el punto de vista sindical; hemos pretendido
interpretarla más desde el punto de vista partidario y no sindical y eso trae como
consecuencia parálisis y obstrucción también.
E: ¿Podríamos decir, por ejemplo, que la disminución de líderes ha
provocado también la crisis del movimiento?
CR: No tanto. Tenemos una situación de calamidad, por una parte, que se
constata en los asesinatos de la dirección sindical. Este es un hecho gravísimo,
pero también encontramos que, como no hay renovación sindical, la mayoría de
134
los trabajadores, la mayoría de los dirigentes, no son gente joven. No ha habido
un proceso de renovación producto de la formación, sino que seguimos
exactamente los mismos dirigentes y es muy difícil encontrar dirigentes jóvenes
en el movimiento sindical.
La formación académica de nuestros dirigentes no es la mejor. Es una formación
importante, pero empírica. Desde el punto de vista académico no tenemos una
formación; hasta ahora, en los últimos 10 años, hemos logrado que se introduzca
un buen nivel académico en los dirigentes, pero eso conducía a que la
interpretación que hacíamos de la realidad fuera completamente empírica,
totalmente, y sin soportes académicos o científicos y eso también contribuyó a
nuestra crisis.
E: Doctor Rodríguez: Las organizaciones, en general, se adaptan a las
condiciones que enfrentan. Ya habíamos hablado sobre algunas de las
implicaciones de la nueva estructura organizativa nacional y el nuevo modelo económico. ¿Cómo ha enfrentado la organización sindical este
proceso de globalización? ¿Cuál ha sido la respuesta a las condiciones
generadas por la apertura económica en el país?
CR: Nosotros estuvimos en contra de la apertura porque liquidó la industria
nacional y trajo como consecuencia una crisis sindical desde el punto de vista
organizativo. Eso nos permitió entender que los sindicatos de empresa, o los
sindicatos de base, no tienen nada que hacer y entonces tomamos la decisión de
trabajar con sindicatos de industria o sindicatos de gremio; sindicatos que
equiparen, organizativamente la organización empresarial. Los empresarios
tienen organizaciones a través de grandes empresas multinacionales y nosotros
estamos en la línea, también, de fortalecer los sindicatos grandes que recojan
esas mismas empresas. Convertimos una situación difícil en una oportunidad. Si
nosotros hubiéramos continuado con sindicatos de base la liquidación hubiera
sido inminente y a una velocidad inusitada. Hoy hemos tenido algún avance
135
sustancial porque estamos dando el paso organizativo, estamos dando un paso
cualitativo en materia de organización.
E:¿Cómo se vieron afectados los trabajadores y la organización sindical por
las reformas laboral y de seguridad social que acompañaron la apertura?
CR: Total. Total porque venía de un esquema proteccionista, en el que el Estado
entendía que tenía que retribuirle a la sociedad en servicios y beneficios lo que
esta pagaba en impuestos. Se pasa al modelo económico neoliberal donde el
Estado se dedica fundamentalmente a labores de policía. Entonces el Estado
impulsa una política en la cual el que tiene recursos tiene servicios, y eso trae
como consecuencia para el movimiento sindical la debacle porque las leyes 100 y
50 privatizan la seguridad social y adecuan el régimen laboral a las
particularidades del nuevo modelo económico. Entonces hicieron que así como se
liquidó, en buena medida, la industria nacional, muchos sindicatos desaparecieran
producto del arrasamiento de esas dos normas adecuando la legislación al nuevo
modelo económico que inició en Colombia y es el neoliberal.
E: ¿Podríamos afirmar que la apertura, desde el principio, tuvo una posición combativa contra el sindicalismo?
CR: Si. La apertura golpeó la industria nacional. Según Cámara de Comercio hay
más de 30.000 registros mercantiles liquidados en época de apertura; eso
muestra claramente que si hay 30.000 registros liquidados, supongamos que
tuvimos 20000 empresas y pequeñas empresas que tuvieron que liquidar
trabajadores. Eso es una masacre, uno diría, desde el punto de vista laboral y
desde el punto de vista empresarial.
La apertura trajo como consecuencia el arrinconamiento tanto de los pequeños y
medianos industriales como de las organizaciones sindicales, por supuesto, que
no fueron capaces de soportar el ciclón, diríamos, de la apertura.
136
E: Bueno, doctor Rodríguez. Llevamos casi 16 años de apertura y políticas
neoliberales y eso ha sido general en la región. ¿Cómo explica, desde la perspectiva del sindicalismo, el giro a la izquierda de América Latina?
CR: El modelo económico ha traído como consecuencia algunos resultados
importantes en materia de crecimiento económico. El PIB de países como China
está creciendo a casi el 9% y 10%, Inglaterra al 7%... Pero es un crecimiento que
no le sirve a los países sino que hace más ricos a los ricos y más pobres a los
pobres. En el caso de Colombia, el crecimiento del 5% se traduce en aumento de
la pobreza y en aumento de la riqueza, entonces el modelo económico empieza a
colapsar y a tener dificultades de todo orden.
La gente busca otra alternativa, otra opción. El desempleo aumenta y el gobierno
dice que baja; por supuesto si uno mira la tasa de desempleo comparativamente
con los empleos flexibilizados, precarizados, puede que sí… Pero aumenta
también el subempleo y este aumenta en razón a que la gente está buscando
diferentes opciones, el rebusque, etc. para poder vivir.
El modelo empieza a colapsar porque en el mundo hay millones de personas
desempleadas, el hambre empieza a cundir de manera aterradora y el péndulo
empieza a cambiar. La lucha por la democracia implica la lucha por un gobierno
de corte social, que es lo que estamos observando en España, en Italia con
Romano Prodi, en Chile con Bachelet, con Tabaré Vasquez en Uruguay, con
Kirchner en Argentina, con Chávez en Venezuela y podríamos incluir a Torrijos en
Panamá. Son gobiernos que le dan un viraje al presupuesto y empiezan a
evidenciar que, sin ser gobiernos distantes del modelo económico neoliberal,
empiezan a cambiarlo un poco con su práctica. Eso permite que la población
tenga avances sustanciales en materia de lucha contra la pobreza, como en el
caso de Bogotá, y que sean complementarios a lo que se venía haciendo en la
ciudad con las gestiones de Mockus y de Peñalosa, que tuvieron obras
importantes desde el punto de vista de infraestructura, pero no tenían el
ingrediente social. Lo que hace Lucho es articular los dos ejes, no extrapolarlos
sino articularlos y por eso es que la sociedad está tomando opciones sociales.
137
E: Revisando un poco la historia sindical pudimos ver que el sindicalismo de antes estaba enfocado hacia el logro de mejores condiciones de trabajo y
de vida para las bases; era un sindicalismo economicista y gremial.
Actualmente vemos que líderes sindicales se han integrado a la política,
participando activa y exitosamente. ¿Podemos interpretar ésto como un cambio en los objetivos del sindicalismo o como un cambio en la estrategia
del movimiento?
CR: El sindicalismo en un comienzo estuvo pensando en los trabajadores de la
empresa. El sindicalismo de hoy piensa no solamente en los trabajadores de la
nación sino en la sociedad como tal. Por eso hoy nosotros planteamos la
exigencia al gobierno para que el presupuesto esté en correspondencia con la
constitución nacional, que enfatiza en la prioridad social; estamos planteando el
plan de desarrollo…
No puede haber nada que afecte positiva o negativamente al país que sea
indiferente a los trabajadores. Nuestro papel es ese: posibilitar una democracia en
lo económico, en lo social y en lo político. Eso no quiere decir que estemos
participando en la política como partido, pero algunos dirigentes sindicales se
salen del sindicalismo y van al escenario parlamentario. Es una cosa importante,
pero no actúan como dirigentes sindicales sino como miembros sindicales
miembros de un partido particular.
El sindicalismo no puede confundir la acción partidaria con la acción sindical. Son
dos cosas totalmente distintas porque en el momento que se confundan la acción
partidaria con la acción sindical perdemos autonomía. Lucho sale con un prestigio
importante, incursiona en la vida partidaria y logra llegar a la alcaldía de Bogotá;
igualmente Angelino, sale del movimiento sindical, incursiona, y logra acceder a la
gobernación del Valle o el gobernador de Nariño, también del movimiento sindical,
logra un espacio importante. Otros dirigentes sindicales acceden al congreso de la
república… Es un hecho positivo, por una parte, que logra demostrar que la gente
138
está demandando decencia en la política y pulcritud en los manejos ya que no
encuentra en los partidos actuales esa visión. Sin descalificar los partidos
actuales, porque en ellos hay de todo: gente positiva, gente negativa, tanto en la
izquierda como en los partidos tradicionales. Lo que uno ve, con preocupación, es
que la desesperanza de la gente toma una opción distinta, pero es algo muy
sintomático. Si analizamos la votación anterior de Luis Eduardo Garzón o de
Carlos Gaviria en Bogotá estuvo alrededor de 800 mil y Uribe tuvo 1 millón 400
mil; o sea que si el presidente pone de candidato al vicepresidente para la alcaldía
de Bogotá es indiscutible que gana. La gente es sumamente maleable en asuntos
de política.
E: Doctor Rodríguez: El sindicalismo le da a los líderes esa proyección para alcanzar ciertos espacios políticos, como sucedió, por ejemplo, con el
Frente Social y Político en los casos de Wilson Borja y Luis Eduardo
Garzón. Es también esa base electoral importante constituida por los
trabajadores la que los lleva a participar exitosamente en las elecciones. ¿Qué relación existe entre las bases, Ustedes, los dirigentes sindicales y
estos congresistas de origen trabajador?
CR: Tenemos relaciones de fraternidad, simplemente, como la tenemos con
parlamentarios del Partido Liberal como Piedad Córdoba, como Camilo Sánchez.
Depende del área porque si vamos a trabajar, por ejemplo, reforma tributaria,
tenemos que intercambiar posiciones con los parlamentarios que saben del tema,
independientemente del partido que tengan. Necesitamos dotarnos de
instrumentos y argumentos serios para poder confrontar la política del gobierno.
La relación es de fraternidad y en este momento estamos pensando en articular la
lucha parlamentaria con la lucha sindical en razón a que la agenda legislativa del
gobierno es sumamente complicada para nosotros.
E: Doctor Rodríguez: ¿Ha servido al sindicalismo el ascenso de sindicalistas
a la cartera de trabajo o protección social?
139
CR: Sin duda alguna. Ha posibilitado, en primer lugar, eliminar un poco el estigma
que tenemos nosotros de incapacidad, etc.; estos ministros han posibilitado
avances. Recordemos que en Colombia hemos tenido de los trabajadores un
ministro de comunicaciones y hemos tenido dos o tres ministros de trabajo.
Nosotros aspiramos a que un dirigente sindical sea Ministro de Hacienda porque
esa es la cartera que posibilita una interpretación más adecuada o un énfasis
social o económico de un gobierno.
Esto, en general, sí ha hecho posible ciertos avances porque logra demostrar que
somos capaces de ejercer gobierno y que los dirigentes sindicales, en un cargo
de esos, no sectorizan ni sectarizan sino que buscan nuevas relaciones laborales,
que es lo que aconteció con los casos que conocemos.
E: Doctor Rodríguez: ¿Cuál cree Usted que es, en este momento, y que
debería ser el papel del sindicalismo en nuestro país, teniendo en cuenta las políticas antisindicales y lo que hablábamos hace un rato de inequidad y
pobreza?
CR: Nosotros necesitamos un sindicalismo de cara a la nación, que luche por la
democracia, que luche contra la corrupción y el terrorismo en todas sus
manifestaciones. Necesitamos un sindicalismo que cuando haya que hacer
acuerdos no dude en hacerlos, pero que cuando haya que confrontar la política
del gobierno no dude en confrontarla, pero que sea un sindicalismo con mucha
argumentación y con mucha capacidad de aprehensión de la problemática
nacional. Ese sería el sindicalismo. Necesitamos asumir el papel que nos
corresponde frente a la sociedad, porque de lo contrario vamos a desaparecer.
E: ¿Qué le hace falta, entonces, al movimiento sindical colombiano para ser más efectivo y poder asumir y ejercer ese papel frente a la sociedad que
Usted acaba de mencionar?
140
CR: Nos falta trabajar más con los empresarios para activar unas nuevas
relaciones laborales en las que el enemigo no sea el oponente en la mesa sino el
conflicto mismo; que ellos y nosotros nos dediquemos a encontrarle salida a los
problemas de la sociedad. Necesitamos una articulación más a fondo con la
academia, que es fundamental para nosotros. Necesitamos mejorar y que la
formación que damos los dirigentes sindicales también sea la formación que dan
los empresarios, que articulemos la formación empresarial en materia de
productividad y en materia de de competitividad, etc., y la formación sindical. Es
importante que entendamos la empresa o la factoría como un espacio en el que
convivimos obligatoriamente dos opiniones que tienen el propósito de que esa
empresa se fortalezca para el bien de la sociedad, para el bien del empresario y
del trabajador.
E: ¿Cómo está Colombia en el tema de respeto a los derechos humanos de
los sindicalistas y trabajadores?
CR: Está bastante deficiente. Hay convenios importantes que Colombia ha
ratificado en la OIT, pero del dicho al hecho hay mucho trecho. Infortunadamente
el planteamiento gubernamental en materia de convenios internacionales es
diciente, la aplicación de la normatividad es displicente.
Hay empleadores que ven al sindicalismo como el ogro y por lo tanto hacen hasta
lo imposible para que cualquier pequeña cosa que se pueda acordar no sea a
través del diálogo sino con el uso de instrumentos jurídicos, entonces se dilatan y
se dilatan los procesos. Cuando ya hay resultado de un proceso la empresa no
existe o le han cambiado la razón social. Podríamos decir que es distante,
displicente y antidemocrática porque no se aplican los convenios.
E: La globalización ha creado unas condiciones que trascienden fronteras y límites geográficos y, si bien impuso retos y desafíos, ha traído consigo
nuevas oportunidades. ¿Ha favorecido este contexto de globalización la
proyección internacional del sindicalismo nacional?
141
CR: Nosotros estamos a favor de la globalización, pero no de la globalización
neoliberal. Necesitamos una globalización distinta, en la que la prioridad social
sea fundamento del desarrollo. La globalización, por supuesto, tiene cosas
positivas; la innovación en materia tecnológica y de comunicaciones es algo
incuestionable. Lo que ocurre es que la globalización corresponde a un modelo
económico en particular, entonces uno diría que, al igual que en Darwin, se da la
teoría de la selección natural de las especies, sus beneficios se restringen a un
grupo reducido y la gran población no tiene acceso a ellos.
La globalización es muy importante para la sociedad en general pero ésta, tal
como se está dando, solo lo es para un grupo muy reducido de ella.
E: ¿Y cómo está la organización sindical en este contexto? ¿Cuál es la
proyección…?
CR: Nosotros estamos trabajando la unidad mundial. En el mundo estaban la
CIOSL y la CMT, ahora se acaba de lograr un proceso de unidad en el que se
crea una central sindical mundial que es la Central Internacional Sindical y tiene
congreso en Noviembre en Viena, Austria. Eso habría sido imposible sin la
globalización, porque era tal la diferencia entre las opiniones sindicales que la
unidad no se podía materializar. Los mecanismos de globalización en los que está
inmersa la Organización Mundial del Comercio o el Fondo Monetario
Internacional, sus políticas, obligaron al sindicalismo a unirse a nivel mundial y a
nivel continental: en un año ya estaremos tanto la ORIT como la CLAT y el
sindicalismo independiente congregados en una central y nos obliga también en
Colombia a pensar en un proceso de unidad sindical. La globalización está
obligando a dar lo que denominamos precipitados históricos que son saltos
cualitativos que eran impensables antes, pero la realidad es tan tozuda que ha
obligado a asumir esas posiciones.
142
E: Doctor Rodríguez y aquí en Colombia ¿qué obstáculos se oponen a esa
unidad sindical?
CR: Lo que ocurre es que, como les comenté desde un comienzo, el sindicalismo
surge con la ausencia de independencia. El sindicalismo en Colombia nace, se
crea la primera central que fue la CTC, y ésta surge de una alianza entre el
partido Liberal y el Partido Comunista, o sea que tiene una marcada orientación
partidaria. Luego el Partido Conservador crea la UTC; luego el Partido Comunista
se sale de la CTC y crea la CSTC. Después hay una división al interior del Partido
Conservador y la Democracia Cristiana crea la CGT. Cada opinión partidaria
tiene su central y eso ha impedido materializar criterios unitarios. Cuando llega la
CUT congrega dirigentes lliberales, dirigentes conservadores, dirigentes
comunistas, inclusive hasta dirigentes cristianos, y se logra demostrar que en
Colombia es posible la unidad en medio de la diversidad. Ha hecho mucho daño
el proceso de división partidaria, y en Colombia estamos polarizados terriblemente
desde la época de la violencia, lo que se traduce a nivel sindical. Esa es una de
las razones por las cuales la unidad ha sido tan difícil.
E:¿ Y ese es el caso de la fusión de la CUT y la CTC, que fue anunciada hace un tiempo?
CR: Estamos en un proceso bastante importante de unidad. Ellos acaban de
terminar su congreso. Si no hay proceso de unidad, sencillamente desaparece la
CTC porque es muy débil y no tiene otra opción distinta a este proceso… Y de
hecho las tres centrales no tenemos opción distinta a la unidad si queremos
sobrevivir.
E: Doctor Rodríguez, cambiando un poco de tema, ¿Cuál es la posición de la
CUT frente al TLC?
CR: Nosotros estamos totalmente en contra de este TLC. Nosotros vamos por la
integración; queremos que haya integración en términos económicos y en
143
términos sociales en la que el país pueda ganar. Pero una integración y un tratado
de libre comercio como éste, que lo único que hace es liquidar el agro colombiano
y la industria nacional, lo poco que queda de la industria nacional, no le sirve a la
sociedad.
Nosotros hicimos un detenido estudio a propósito del TLC; no sé si lo conocieron,
pero voy a ponerles algunos ejemplos. Si un campesino colombiano siembra
maíz, una vez firmado el TLC, no puede volver a hacerlo; tiene que comprar la
semilla a la multinacional que patentó la semilla de maíz. Si él le compra la semilla
a la multinacional, que en este caso sería la Monsanto, siembra el maíz y va a
fumigar no lo puede hacer y tiene que pedirle permiso a la multinacional para que
le diga qué marca de glifosato va a utilizar para la fumigación. Si va a volver a
sembrar tiene que volver a comprar la semilla y tiene que hipotecar todos sus
bienes argumentando que jamás utilizará semilla distinta a la Monsanto y que si
ve a su alrededor que alguien está utilizando otra semilla lo debe denunciar a la
Monsanto. Esto es textual, es textual del contrato firmado.
Una persona que quiere invertir en Colombia una suma determinada informa que
va a invertir un millón de dólares… informa, pero si hay una norma fitosanitaria o
una norma de salud ocupacional o una norma medioambiental que dice que esa
inversión no se puede hacer porque afecta el medio ambiente, el gobierno
colombiano está en la obligación de resarcir, indemnizando a ese posible
inversionista solamente por haber pensado invertir en Colombia. En estos días
hemos oído lo de FENAVI, lo de los avicultores, y las dificultades que tienen con
el particular.
Este tratado de libre comercio es textual al TLC que firmaron los países
centroamericanos., no hay diferencia. El problema no es de buenos o malos
negociadores; el problema es de una posición política que asumen unos
negociadores frente a los Estados Unidos que imponen sus decisiones.
144
Estamos en contra del TLC por las implicaciones que eso tiene, pero estamos a
favor de la integración. Nosotros queremos procesos de integración. Estamos
tratando de hacer que Venezuela no se salga de la Comunidad Andina de
Naciones porque eso nos trae como consecuencia la pérdida de casi 500 mil
empleos: si Venezuela toma la decisión de dedicarse todo a MERCOSUR,
perdemos 5 mil millones de dólares intracomunitarios que son casi 500 mil
empleos. Eso implicaría que, por ejemplo, el Sindicato Antioqueño tenga
dificultades con Colanta. Las implicaciones que eso tiene para el país son muy
grandes, por eso estamos haciendo gestiones para evitar que si Venezuela se va
para MERCOSUR se afecte el comercio intercomunitario con Colombia y los
países del área Andina.
E: Doctor Rodríguez: hace un momento Usted hablaba de la actitud que
tienen los empresarios y el mismo gobierno hacia los sindicatos, y
mencionaba que los veían como ogros o como sus enemigos. ¿Existen
estrategias de Ustedes, como central de trabajadores, para fomentar una actitud positiva de parte de ellos hacia el movimiento sindical?
CR: Nosotros hemos iniciado un proceso de negociación distinto, donde el
enemigo no es el oponente en la mesa sino el conflicto mismo. Cuando una
empresa está en quiebra hemos accedido a realizar la convención colectiva,
hemos suspendido temporalmente la convención; hemos, inclusive, hecho
acuerdos en los que los trabajadores se van a su casa y no devengan salario
durante 15 días para que, en la medida en que la empresa reactive el desarrollo
de la producción, se vaya normalizando la situación laboral de los trabajadores.
Hemos dado muestras, en la práctica, de avances sustanciales. Aunque por
supuesto hay algunos empleadores que son positivos como el caso de las
relaciones laborales de la MAZDA, donde hay productividad, competitividad, y
excelentes relaciones entre sindicato y compañía, tenemos otros donde el criterio
empresarial que se enseña en el que al empresario lo único que le debe importar
es la rentabilidad económica impera. Entonces el empresario, por esa rentabilidad
económica, lo que hace es obstruir cualquier relación de diálogo: él no va a
145
permitir que un sindicato intermedie con su interlocución porque le quita la
autoridad, como ellos lo llaman.
E: Las políticas neoliberales tuvieron importantes efectos y generaron
profundos cambios en el mercado laboral. ¿Cómo responder al desafío que
ha planteado esos cambios, de hacer sindicalismo en una economía más informal, con mayor desempleo y mayor subempleo?
CR: Nosotros estamos buscando acuerdos macro con el gobierno. Frente al tema
de la informalidad discusiones globales, espacio público, qué entendemos por
espacio público, cómo está la democracia dentro de la informalidad, qué es la
territorialidad, cómo tratamos en el caso de los trabajadores independientes el
tema de la seguridad social… que el trabajador tenga seguridad social
independientemente de la modalidad contractual.
Qué mecanismos en materia de formación, cuál es el salario profesional que
vamos a tener…por decir alguna cosa: en Colombia los abogados no podrán
tener salario de menos de tanto. Que haya políticas globales frente a la realidad
de la flexibilización. Pero todavía no hemos incursionado con la contundencia que
se debe; simplemente son pequeños cimientos, pequeñas semillas que no han
dado el fruto necesario.
E: Doctor Rodríguez: Hay ciertos sectores que no tienen una participación
significativa en el panorama sindical, como es el caso de los jóvenes, de las
mujeres, o de la construcción, por citar algunos ejemplos. La OIT ha dicho
que Colombia es el país más peligroso del mundo para hacer sindicalismo. ¿Cómo hacer que el movimiento sindical sea una opción atractiva para un
trabajador colombiano?
CR: Esa es nuestra gran falencia. No tenemos qué ofrecerle ni a los jóvenes ni a
las mujeres porque nuestro lenguaje sigue siendo el mismo: un lenguaje duro,
seco, que no interpreta a las nuevas generaciones. Necesitamos hacer catarsis,
146
necesitamos hacer reingeniería porque un joven se pregunta: “¿para qué me
vinculo al sindicato si estoy mejor al lado del empleador que del sindicato?”. Como
nosotros no tenemos ninguna alternativa ni de formación, ni de mejoramiento, por
nuestra debilidad… El cuento es que estamos débiles. Tenemos 800 mil afiliados,
eso es una realidad.
Esa es una de nuestras deficiencias porque hasta ahora no tenemos respuestas.
Estamos iniciando un trabajo con la juventud, muy lento, muy débil, haciendo
énfasis en la importancia que tiene la aprehensión de la realidad social para que
su capacidad contribuya al cambio de la misma. La verdad es que no tenemos
respuestas que hagan posible una vinculación seria de las mujeres y la juventud.
Esa es una de nuestras grandes falencias.
E: ¿Qué políticas tiene, entonces, la CUT para incrementar la
sindicalización?
CR: Nosotros estamos en este momento impulsando una campaña masiva de
afiliación, que es el tema central del congreso de la CUT, independientemente de
la modalidad contractual. Hasta hace un año en la CUT sólo se podían afiliar
trabajadores que tuvieran contrato de trabajo a término indefinido, y hoy tenemos
trabajadores contratistas, tercerizados, subcontratados, trabajadores que trabajan
en las cooperativas, trabajadores independientes… Vamos a asumir una realidad
que es ostensible y es que en Colombia y el mundo la mayoría de trabajadores
son subcontratados, mercerizados, flexibilizados, son trabajadores
independientes. A ellos tenemos que organizarlos para lograr interlocución
nacional en la búsqueda de solución a su problemática.
E: Doctor Rodríguez: ¿Qué balance puede hacer Usted del sindicalismo
colombiano en este período de apertura económica, en cuanto a lo que ha sido positivo para el movimiento, lo que ha sido negativo, y lo que está
pendiente, un poco de cara hacia el futuro?
147
CR: Nuestras debilidades: Nos faltó mayor audacia, no fuimos capaces de
convertir una desgracia en una oportunidad, nos quedamos con las consignas del
no por el no, nos limitamos simplemente a ser contestatarios. Ya en esta nueva
etapa hemos asumido una actitud más propositiva, hemos trabajado la
productividad en términos económicos y en términos sociales. Antes discutíamos
lo relacionado con la productividad desde una posición de rechazo; hoy hemos
dicho sí a la productividad pero en términos económicos y sociales implicando el
mejoramiento de las condiciones de trabajo para que tanto el trabajador como el
empleador ganen.
Estamos haciendo sinergias con las universidades para lograr formar a los
trabajadores y a los dirigentes con visiones nacionales, es decir, estamos
entendiendo que requerimos acuerdos macro sectoriales. Ya en el salario mínimo
discutimos, no solamente el incremento en porcentaje, sino que discutimos 10
puntos complementarios, 15 puntos complementarios, distintos. El tema de
bibliotecas en las escuelas, el tema de la congelación de precios pese a que en el
modelo económico, en general, eso no va. Hemos discutido congelación de tarifas
de servicios públicos para estratos 1 y 2 aunque por un corto tiempo pero, al fin y
al cabo, importante.
Es una actitud distinta a la que traíamos, que era de confrontación total. Aquí
estamos tratando de confrontarla pero buscando opciones que beneficien a la
población y a los trabajadores.
E: Bueno, ya para terminar y mirando hacia el futuro, ¿Qué pueden esperar
el trabajador, el empresario, el gobierno y la sociedad del movimiento sindical colombiano?
CR: Necesitamos fortalecer la democracia. En la medida en que tengamos
espacios democráticos en los que nos entendamos y respetemos, en esa medida
avanzamos. Vuelvo a mencionar el caso de la Mazda. Allí hay un gerente o una
administración que es democrática, lo que posibilita actitudes democráticas en
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toda la jerarquía de la compañía y hay un sindicato que, en correspondencia,
actúa con criterios democráticos. Esas posiciones condensadas en un propósito
común traen como consecuencia fortalecimiento de la empresa, el bienestar de
los trabajadores y de la sociedad. Eso es lo que vamos a buscar: ir desde lo micro
hasta lo macro. La democracia en lo económico, la democracia en lo social y la
democracia en lo político y a eso el sindicalismo le va a jugar a fondo.
Fecha: 25 de Junio de 2006. 8:00 a.m. Entrevistado: Apécides Alvis, Presidente de la Confederación de
Trabajadores de Colombia, CTC.
Lugar: Sede de la CTC. Calle 39 # 26A-23. Duración: 65 minutos
Entrevistador: Doctor Alvis: ¿Cuál es la situación actual del sindicalismo
colombiano ante el gobierno y la legislación, ante los empresarios, ante los trabajadores, ante la sociedad en general, ante la comunidad internacional,
ante la OIT y como organizaciones?
Apécides Alvis: El sindicalismo atraviesa hoy por una situación difícil como
consecuencia de una cultura antisindical que se genera en el país tanto desde el
ángulo empresarial como desde el ángulo del gobierno, porque a fin de cuentas el
Estado colombiano en el aspecto administrativo político tiene muy pocas
diferencias frente a la concepción empresarial. Los empresarios, algunas veces,
son funcionarios en comisión de los gobiernos, entonces eso nos genera una
serie de dificultades. Por ejemplo, en combinación con los legisladores o el
aparato del parlamento nacional, o articulados con el gobierno nacional, se han
aprobado reformas laborales que afectan a los trabajadores. Es el caso de la ley
789 de 2002, que redujo los salarios a un sector muy amplio de la economía… a
los sectores que crecen en la economía. Las reformas laborales permitieron que
las formas de contratación individual desaparecieran; entonces resulta que hoy
existen más modalidades de contratación que son contrataciones más hacia una
149
estructura de derecho civil que de derecho laboral o derecho individual de
trabajo, y cada vez se deteriora más la contratación directa entre el empleador y
el trabajador. Desde luego, esto afecta la organización sindical, su crecimiento, su
estabilidad. Yo quiero referirme a lo que se llaman las cooperativas de trabajo
asociado, las contrataciones sindicales y las prestaciones de servicios en las que
los trabajadores además de eso tienen que autocostearse su seguridad social, lo
que es inadmisible.
Eso, en lo que se refiere al gobierno; frente a los empleadores, también es difícil
puesto que hay una cultura antisindical; no es fácil en el país hacer una
organización sindical porque ellos no lo permiten y porque la clase trabajadora
atraviesa lo que les contaba sobre las contrataciones temporales y ese tipo de
cosas.
Ahora, en el marco de la OIT. En el marco de la comunidad internacional y frente
a todos estos hechos hemos tenido que asumir un papel de denuncia, ¿no?, en
defensa de las organizaciones y, desde luego, de los trabajadores. Hace 22 años
hemos venido denunciando la violación a las libertades sindicales y el derecho a
la negociación colectiva, que cada vez se cierra más por varios factores: primero,
porque las organizaciones han perdido la solidez; segundo, porque dentro de
esas posiciones de alto desempleo las empresas aprovechan las circunstancias y
condicionan las negociaciones, entonces los trabajadores muchas veces se ven
en algunas dificultades para decir “yo para poder mantener lo que tengo, mejor no
negocio”. Eso, sin duda, tiene impacto negativo y eso nos ha obligado a recurrir a
organismos como la OIT, que da un gran valor a nuestro papel. Allá se ha
laborado mucho y se han tomado algunas medidas frente al gobierno colombiano,
sin embargo no han dado los resultados que se esperan. Por ejemplo, hay habido
figuras como un párrafo especial en la OIT que significa una llamada de atención,
una observación al gobierno para que corrija lo que se denuncia de Colombia; hay
misiones de contacto directo, que es una comisión que se delega al país, que
investiga qué pasa, se entrevistan con distintas personalidades, incluso
empleadores, trabajadores del gobierno y, sin embargo, no se dan los resultados.
150
Recurrimos a una figura de la constitución de la OIT que se llama... Se llama…
Bueno, es una especie de tribunal, no me acuerdo del nombre. Es un tribunal para
que investigue aquí qué sucede, qué es lo que pasa; sin embargo eso no se pudo
aprobar en la administración de la OIT, porque a eso se oponía el gobierno y se
oponían los empleadores. Firmamos un acuerdo al que a veces el gobierno le ha
dado una dirección diferente a la que tiene, pero es un acuerdo que compromete
al gobierno, y lo compromete ante la OIT al respeto de derechos humanos y
sindicales.
Como organización, está bien a pesar de todas las dificultades que tenemos,
porque somos organizaciones que tenemos un alto nivel de convocatoria,
movilizamos mucho a la población y estamos hoy en un proceso de participación
política que permita tener una vocación de poder en las esferas donde se decide
la situación del país. El movimiento sindical requiere corrección, un cambio en la
estructura actual. Esta no la determinaron los propios sindicatos; fue determinada
por los legisladores aunque se presume que nosotros, como sindicatos, nos
diéramos nuestra propia estructura en concordancia con nuestras necesidades.
Hoy estamos en ese proceso de cambio, de manera tal que podamos ampliar la
cobertura, para que quepan acá, en las organizaciones sindicales, nuevos grupos.
Podemos pensar en algunos mecanismos de afiliación directa en la CTC. Ese es
un debate que tenemos, pero existen algunas normas legales que nos impiden
hacerlo. Y eso es una de las discusiones que sostenemos, porque la OIT dice que
las organizaciones sindicales y empleadores tienen la plena autonomía para
decidir cómo se conforman y cómo se estructuran.
E: Doctor Alvis: En los últimos años tan solo el 5% de los trabajadores del sector formal pertenece a algún grupo sindical, mientras que en los años 70
esta cifra alcanzó el 15%. Esto se puede interpretar como un signo de
decadencia de la organización sindical en nuestro país. ¿Cuáles son las principales causas de este fenómeno?
151
AA: Con la evidencia, tal vez, de la capacidad de convocatoria que tienen las
organizaciones sindicales podemos decir que la baja cobertura, como les decía,
obedece a factores externos de las organizaciones. No es que los trabajadores no
quieran afiliarse a un sindicato; lo que sucede es que no se dan las condiciones
legales y las condiciones logísticas para que se dé. Quiero decirles lo siguiente:
por ejemplo, yo les comentaba inicialmente, de los nuevos modelos de
contratación. No es posible que haya sindicatos con una política de las empresas
opositoras a los sindicatos, con un alto desempleo que se conjuga con las
posiciones empresariales. Es difícil; incluso las contrataciones directas no van
más allá de seis meses entonces resulta que, una persona que entra a trabajar
seis meses, no se afilia al sindicato porque ella aspira a que le prorroguen otros
seis meses. Son situaciones muy difíciles. Crear un sindicato de noche para por la
mañana, a esta hora, ir a donde funcionarios tanto de gobierno como de
empleadores a decirles “mire creamos este sindicato y queremos un fuero
sindical, un fuero transitorio que impida que despidan a los trabajadores” Pero
resulta que ya no podemos hacer ni eso, porque las contrataciones no lo
permiten. A esto obedece la baja sindicalización o los parámetros estos de
porcentajes de la sindicalización.
E: Usted nos ha hablado de factores externos que han incidido en la crisis
del sindicalismo, pero ¿qué parte de la responsabilidad de esta crisis recae
en la dirigencia?
AA: El movimiento sindical tiene serias dificultades, dificultades que no
corresponden a las direcciones nuestras. No obedecen a la dirigencia. La baja
sindicalización obedece a unos factores diferentes, a que hay decisiones que se
toman en el parlamento y que nosotros no estamos en el parlamento, o no
tenemos suficiente amigos en el parlamento para evitar que tomen estas
decisiones que atropellan a los trabajadores. Nosotros estamos tratando de dar
un viraje hacia eso, a ver cómo podemos superar esas situaciones; estamos
buscando la forma de tener esa voz o hacer una combinación entre los
legisladores y nuestras movilizaciones o acciones de protesta social.
152
Yo creo que hoy el movimiento sindical tiene una dirección que no puede
considerarse responsable de la crisis. De pronto son situaciones de corte
nacional, son parte de la globalización porque el neoliberalismo es una filosofía o
un modelo, como lo podemos calificar adecuadamente, que conlleva al
individualismo. Entonces, si eso nace del individualismo, todos estos aparatos de
corte colectivo no tienen vigencia para ellos. Es una lucha permanente para
mantener a la organización sindical en medio de tantas dificultades.
Mire: Nosotros hemos traído al país, para una discusión sana, a dirigentes
sindicales internacionales; nos hemos sentado a negociar con el gobierno y los
empleadores en el ejercicio de los derechos sindicales…No puede ser una
posición de dirección. 22 Años denunciando ante la OIT y motivándola a que tiene
que venir a Colombia y tiene que registrar la conducta de los gobiernos. Eso tiene
muchas implicaciones y no se puede decir que la responsabilidad absoluta recae
en la dirección.
E: Doctor Alvis: Las organizaciones, en general, se adaptan a las
condiciones particulares que enfrenta. Viendo lo que ha pasado daría la impresión de que el sindicalismo fue sorprendido y no respondió a la nueva
situación ¿Cuál ha sido la respuesta de la organización sindical frente al
proceso de globalización y, específicamente, a las condiciones generadas por la apertura económica en nuestro país?
Nosotros no es que seamos enemigos de la globalización: la globalización
es un hecho en el mundo y nadie se puede aislar de eso. Lo que nosotros
planteamos es que la globalización debe tener un contexto social. Nosotros
estamos en contra del TLC y hemos expresado nuestras razones, las razones
fundamentales son que se trata de simple comercio internacional, y los sectores
sociales ¿dónde quedan?
153
Todas estas contrataciones de las que hemos estado hablando obedecen a
ir marcando una estructura que le permita a los empleadores ser un poco
competitivos. Porque nosotros reconocemos la globalización, la necesidad que
hay de globalización, lo que pasa es que hay que darle sentido social. Dentro de
eso es mucho más importante la integración económica y la integración social y
política e incluso, es decir un poco similar a lo que sucede en Europa: la
Comunidad Europea tiene un proceso de integración diferente, no simplemente un
área comercial.
Ahora en la globalidad del movimiento sindical, lo que yo les decía,
nosotros ahora que estamos pensando, estamos pensando que para hacerle
frente a todos estos modelos es necesario construir organizaciones fuertes. Hoy
estamos mundialmente en el proceso de la unión. En el mundo existen 3 centrales
mundiales, universales: la Confederación Internacional de Organizaciones
Sindicales Libres (CIOLS), nosotros somos filiales de ella; la CMT, Confederación
Mundial del Trabajo, la CTG aquí es filial de ellos; y existe la FCD, la FCD no
tiene filiales aquí, entonces por ejemplo la CUT es una organización que es
fraterna con la CIOLS, trabajamos juntos, trabajamos muy armónicamente.
Estamos en ese proceso de unidad mundial y eso se va a dar el primero de
Noviembre, ya que habrá un congreso en Viena en donde se consolidará esa
unión. Esa unidad, bueno tendremos que trabajarla regionalmente en América,
luego tendremos que trabajarla en cada uno de los países para hacerle frente a
todo este proceso de globalización y de especulación desde luego de los sectores
industriales, de los sectores de capital en las diferentes formas.
E: Docto Alvis ¿Cómo se vieron afectados los trabajadores y la organización sindical por las leyes 100 y 50 que acompañaron la apertura?
No solamente la Ley 50, aquí hay dos aspectos muy definidos en lo que
hemos venido hablando que es la política gubernamental frente a los derechos de
los trabajadores. La ley 50 desde luego afectó a los trabajadores en sus derechos,
en su comportamiento, en sus intereses, en sus trabajos en donde existían
154
normas de indemnizaciones especiales, contrataciones y, en fin, en una serie de
derechos que a la larga fueron recortados por la Ley 50.
La Ley 100 es el marco de la ley de seguridad social, que igualmente
redujo una serie de derechos que tenían los trabajadores. La ley aumentó las
semanas de cotización en las pensiones, creó la privatización de la salud y de las
pensiones, deterioró el Instituto de los Seguros Sociales, lo marchitó. El Seguro
Social no se volvió malo de la noche a la mañana, sino que se fueron dando
condiciones para que se cayera; el Seguro Social afronta serias dificultades, las
EPS no responden tampoco a una seria práctica de la seguridad social porque se
volvió comercial. Nosotros ya no somos pacientes, todos somos unos clientes,
unos con más dinero que otros, otros que no tienen dinero. Esa ha sido la crisis y
desde luego eso ha generado los problemas en el derecho de las pensiones,
todas esas prácticas un poco negativas que se dan.
E: Después de 16 años de neoliberalismo no sólo en Colombia sino en toda la región, ¿cómo podría explicar el giro a la izquierda desde la
perspectiva del sindicalismo?
AA: Yo digo que es formidable y es un hecho muy interesante; y digo que
es interesante porque en el contexto del mundo solo en América Latina estamos
viviendo hoy ese proceso. Es un proceso muy valioso porque las condiciones en
América Latina son como las condiciones colombianas y hay algunos países
muchos más deprimentes. Eso muestra la reacción de los pueblos hacia la
búsqueda de soluciones a sus propias condiciones de calidad de vida, de
participación política y eso es lo interesante.
El mandato de Lula con las dificultades que eso pueda tener, los gobiernos
y estos sectores sindicales, sectores sociales no tradicionales en el ejercicio de la
administración pública no tienen experiencia y cuando llegan al poder es cuando
van a hacer el curso hacia el aprendizaje de estas actividades. Para
Latinoamérica es importante, aunque nosotros en Colombia estamos en una isla
155
frente a estos procesos, porque pues donde los tomemos, sería maravilloso. Aquí,
tenemos la experiencia del alcalde de Bogotá, yo creo que es una buena
experiencia. Hay un despertar aquí en Colombia rompiendo todos esos
esquemas, esas ataduras que han impedido un ejercicio pleno de la participación
política como pueden ser fenómenos de desempleo, fenómenos de ignorancia,
analfabetismo, violencia y todos esos factores que afectan un poco una abierta
participación.
E: Doctor Alvis: el sindicalismo de antes estaba más enfocado a lograr aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo y de vida para sus
bases. Actualmente vemos a líderes sindicales como Luis E. Garzón, Wilson
Borja o Jaime Dussán, que se han integrado a la política. ¿Estamos frente a un cambio en los objetivos del sindicalismo o frente a un cambio en la
estrategia del movimiento?
AA: Cambio en los objetivos no, el movimiento sindical seguirá siendo el
movimiento sindical, con su filosofía y con su ideología en el marco de la
búsqueda de resultados de mejoramientos, de reivindicaciones. Es por eso no
compartimos con el presidente de la república cuando el habla de tener un
sindicalismo participativo: el movimiento sindical no puede ser participativo porque
el movimiento sindical es un movimiento reivindicativo, que busca mejorar las
condiciones y calidad de vida de los trabajadores, aunque no solo de sus afiliados
sino de la sociedad en general. Eso, sin embargo, no nos divorcia de ninguna
forma de la participación política. El movimiento sindical por esencia tiene que
tener una articulación con la acción política, porque es de una u otra manera un
ejercicio de acción política: cuando nosotros discutimos, por ejemplo, salario
mínimo, estamos discutiendo una posición política; cuando estamos acogiendo
una reforma tributaria, estamos actuando políticamente, y además, esa relación
tiene que tener algún enclave porque no puede ser totalmente abierta. Y no puede
ser abierta porque vamos a encontrar que, sobre todo en Colombia, no tenemos
una clase política profesional propiamente dicha, sino una clase política que esta
al servicio de terratenientes, empleadores, o rentistas.
156
Lo importante de todo esto es que el sindicato entienda que debe
consolidar su posición sindical, que no debe estar al servicio de partidos políticos,
aún cuando fuéramos el partido político. No podemos renunciar a nuestros
principios, a nuestra razón de ser; que lo combinemos y que nos articulemos bien,
pero en el momento que el partido atente contra nuestros principios, hay que
separarnos. Una cosa es la articulación y la confluencia de factores y otra es el
ejercicio de independencia que debe tener la organización.
E: Doctor Alvis: Los trabajadores se han constituido después de muchos
años en una base electoral importante y esto, sumado a la polarización que
hay en el país, ha contribuido a la exitosa participación de líderes sindicales en los comicios electorales de 2002 y 2006, superando, incluso, a
representantes políticos de los empresarios. ¿Qué relación existe entre la
dirigencia y las bases sindicales y los congresistas de origen trabajador?
AA: Por momentos se pierde ese tipo de relación, tal vez, pero es lo que
queremos que no se pierda. Nosotros aspiramos a articular la acción
parlamentaria con la acción sindical. Queremos conjugarla. Sin duda estos
parlamentarios sindicalistas, nuestros amigos, no han logrado dejar una huella
una decisión en estos ministerios. Y no es culpa de ellos, no es que no hayan
querido y no es que ellos sean indiferentes a los trabajadores, de ninguna
manera; lo que sucede es que no han tenido poder político y han sido unos
ministros o unos funcionarios que en el parlamento no han tenido un grupo que
los pueda apoyar, y que pueda ayudarlos a establecer algunas leyes que
beneficien a los trabajadores o corregir algunas posiciones negativas. Ellos han
hecho un trabajo de equilibrio dentro de la administración, es decir, han impedido
el atropello y, por ejemplo, si hay una huelga, impiden que se declare ilegal
defendiendo esos principios, pero desde el punto de vista ya más estructural es
muy difícil o tal vez imposible mientras no se tenga poder político.
157
E: Doctor Alvis: ¿Cuál cree Ud. que es y debería ser el papel del
sindicalismo en nuestro país, considerando el endurecimiento de las políticas antisindicalistas y la inequidad política y económica?
AA: Trabajar por mantener su línea reivindicativa, luchar por la generación
de empleos, y empleos justos, empleos decentes como inclusive los llaman ahora.
Luchar por la distribución de la riqueza nacional, hacia una participación política
sin limitación y desde luego trabajar hacia la unidad orgánica del movimiento
sindical, de todo el mundo, de todos los trabajadores del mundo.
E: Doctor Alvis: Aunque la tasa de asesinatos de sindicalistas ha
disminuido, como lo afirmó el Ministerio de la Protección Social recientemente, se ha registrado un aumento en otros tipos de violación a los
derechos de los trabajadores sindicalizados. ¿Cómo está Colombia en el
tema de respeto a los derechos humanos de los sindicalistas y
trabajadores?
AA: Es cierto que se han reducido los asesinatos, lo que ha tenido una
connotación política. Las denuncias que nosotros hemos formulado ante la
comunidad internacional han tenido sus efectos. Pero sin duda, los
hostigamientos han crecido. Las otras formas o generaciones de violación de los
derechos humanos, les hablo de hostigamientos, desplazamientos forzados,
amenazas y toda esta serie de situaciones que le impiden el libre ejercicio a
mucha militancia y dirigencia sindical para ejercer sus funciones, especialmente
en las ciudades de segundo nivel y en regiones rurales. Mientras en Colombia la
impunidad siga siendo tan alta, con más del 98%, esto no va a cambiar.
E: Doctor Alvis: En el marco de los acuerdos comerciales y la importancia
de lograr ventajas competitivas para mantenerse, ¿ha considerado el sindicalismo una evolución del esquema tradicional de confrontación entre
empresarios y trabajadores hacia uno de colaboración mutua?
158
AA: El problema no es que nosotros tengamos una posición demagógica,
antagónica por antagonismo simple. Es que tiene que haber una concertación,
peor una concertación seria, que no sea una concertación del jinete y el caballo,
con un plano de reciprocidad y de igualdad. Y decir, bueno nosotros no estamos
de acuerdo con el TLC, no estamos de acuerdo con el TLC porque nadie nos va a
garantizar que el TLC va a generar empleos, y que tipos de empleos nos va a
generar si cada vez más los empleos aquí en el país son más precarios, si todo lo
que se le muestra al país para lograr competitividad internacional es reducir los
empleos. Hoy usted puede ver la discusión que se esta dando y que se va a dar
con más fuerza sobre reforma tributaria, que lleva implícito la reducción de
impuestos a las empresas presuntamente para que generen empleos.
Hay situaciones que el país conoce y que la práctica de estos sectores
empleadores y del gobierno no han sido consecuentes con la realidad. Así que no
se trata de empecinamiento, sino que nos centramos realmente en si va a
suceder esto por esto, va a haber esta inversión, pero no simplemente hagamos
estos niveles de comercialización y mañana veremos como suceden, ¿por qué?,
porque Estados Unidos quiere el mercado con el TLC, y quiere también la relación
comercial con la China. La experiencia que hay muestra, por ejemplo, que en el
caso Mexicano no le fue bien con el TLC. Nuestra posición no es de simple
intemperancia.
E: Doctor Alvis: Las políticas neoliberales generaron cambios profundos en el mercado de trabajo. ¿Cómo responder a este desafío de hacer
sindicalismo en una economía cada vez más informal, con más trabajadores
independientes y con mayor subempleo y desempleo?
AA: Todos vamos a la informalidad. Entonces, ¿cómo hacemos
sindicalismo? Se requiere un cambio en la estructura del movimiento sindical,
buscar nuevas formas de afiliación: afiliaciones directas que permitan integrar a
los diferentes rangos de informalidad.
159
E: Doctor Alvis: La participación de los jóvenes, de las mujeres y de ciertos
sectores en el sindicalismo colombiano es muy baja. La OIT dice que Colombia es el país más peligroso del mundo para ejercer esta actividad.
¿Cómo hacer del movimiento sindical una opción atractiva para los
trabajadores?
AA: Ésta es una situación referente a fenómenos neoliberales. Es una
realidad, ellos no ven un atractivo en el movimiento sindical. Nosotros trabajamos
hacia los jóvenes y a la mujer, sin duda es una preocupación. Tenemos una
política de persuasión permanente, tenemos la visión, la claridad de mirar todo el
panorama porque además nos toca pelearlo, nos toca vivirlo.
E: Doctor Alvis: La coyuntura actual nos hacen pensar que, hoy más que
nunca, la unidad sindical y el trabajo conjunto entre centrales cobra
vigencia. ¿Qué obstáculos se oponen a ello?
A veces resultan sectores con intereses de carácter político u otro tipo de
intereses. Con la CUT se ha venido trabajando en eso, vivimos un momento muy
importante en este proceso y tenemos una excelente relación que ha permitido
ese proceso de acercamiento. De pronto surgen situaciones de orden político, de
orden interno en ambas organizaciones y eso nos frena un poco.
Sin duda es un trabajo que hay que hacerlo, yo acaricio la oportunidad de
que haya la organización mundial, que tengamos una organización regional
también unitaria y posteriormente una confederación nacional, no solo de dos
centrales sino de todas, y eso puede ayudar mucho.
E: Doctor Alvis: ¿Qué balance podría hacer usted del sindicalismo y sus
acciones en el período 1990-2005 en cuanto a aspectos negativos, aspectos positivos y aspectos por resolver?
160
AA: Creo que el sindicalismo puede mostrar un hecho muy importante que
es mantener altos niveles de convocatoria, de orientarse hacia una participación
política, y defender los derechos humanos, los derechos sindicales y en esa tarea
yo creo que se avanzó mucho aún con las indiferencias y los desgastes que se
han tenido como consecuencia de normas legales que han sido adversas.
Lo que falta por resolver es un proceso unitario, una estructura que permita
mayor cobertura y participar más activamente en los problemas de la comunidad.
E: Doctor Alvis: Bueno, ya para terminar y mirando hacia el futuro,
¿Qué pueden esperar el trabajador, el empresario, el gobierno y la sociedad
del movimiento sindical colombiano?
AA: El trabajador puede esperar la lucha por el respeto a sus derechos y
por una mejor calidad de vida. Los empresarios, que no somos enemigos del
desarrollo industrial, que estamos dispuestos a contribuir con el desarrollo
industrial, pero que ellos sean recíprocos con sus responsabilidades sociales, que
implica el respeto a los derechos sindicales. Y el gobierno, que igualmente
estamos en la vía de la concertación y el dialogo social.
E: Doctor Alvis: Muchas gracias.
AA: ¿Eso es todo?
E: Si señor.
Fecha: 24 de Julio de 2006. 8:00 am.
Entrevistado: Julio Roberto Gómez Esguerra, Secretario General de la
Confederación General del Trabajo, (CGT), Presidente de la Central Latinoamericana de Trabajadores (CLAT), Miembro del Comité Ejecutivo de
la Confederación Mundial de Trabajadores (CMT), miembro titular del
Consejo de Administración de la OIT.
161
Lugar: Sede de la CGT. Calle 39A # 14-48.
Duración: 1 hora 35 minutos
Entrevistador: Doctor Gómez: ¿Cuál es la situación actual del sindicalismo
colombiano ante el gobierno y la legislación, ante los empresarios, ante los
trabajadores, ante la sociedad en general, ante la comunidad internacional, ante la OIT y como organizaciones?
Julio Roberto Gómez: Digamos que la situación del sindicalismo colombiano es
una situación particularmente crítica, por cuanto durante los últimos 20 años el
sindicalismo ha venido siendo sometido a una operación tierra arrasada, y no hay
la menor duda que esta operación tierra arrasada contra el sindicalismo ha tenido
dos variables fundamentales: uno la eliminación física de sindicalistas, es decir el
asesinato de sindicalistas; y dos, que es más grave aún que la muerte de
sindicalistas, la liquidación de organizaciones sindicales enteras. La situación
actual del sindicalismo es crítica si tenemos en cuenta que la deslaboralización de
las relaciones capital-trabajo impiden que la gente pueda volver a entrar en una
organización tal y como lo veremos más adelante.
Con el gobierno hay una relación natural que podríamos denominar más o menos
normal dentro de las naturales contradicciones entre el capital y el trabajo.
Ante los trabajadores bueno, el sindicalismo goza de una profunda credibilidad.
Las tasas de sindicalización son bajas, el reracionamiento con los trabajadores se
da fundamentalmente a instancias de quienes se encuentran organizados
sindicalmente, pero a la vez asumiendo la representación de la globalidad de los
trabajadores. Los empresarios dicen “no, es que el movimiento sindical es muy
pequeño”, entonces uno dice: “bueno, ¿eso es un señalamiento o es una
autocrítica?”. Si el movimiento sindical no es más grande se debe a que hay una
conducta antisindical por parte de los empresarios y por parte de los distintos
gobiernos, es decir, es permanente esa política de persecución al sindicalismo.
Entonces si no somos más grandes, los grandes responsables aquí son el
162
gobierno, los empresarios y el Congreso de la República, que vive fraguando toda
clase de leyes para impedir el desarrollo del sindicalismo en Colombia. Sin
embargo, nuestro relacionamiento con los trabajadores está bien, a tal punto que,
por ejemplo, anualmente nosotros negociamos el salario mínimo legal para 4
millones y medio de trabajadores y ellos no tienen otro representante distinto a las
centrales obreras. Y ese salario mínimo legal, que es miserable, que es un salario
mínimo legal que no alcanza de ninguna manera para que una familia de cinco
personas viva con un mínimo de decencia, si no fuera por la presencia del
movimiento sindical ni siquiera existiría ese salario mínimo legal, porque hoy en el
mundo lo que se impone es la ley de la oferta y la demanda entonces,
consecuencialmente, si hay un gran número de trabajadores que no tiene empleo,
que también es un aspecto que podemos ver más adelante, ¿qué es lo que
quieren muchísimos empresarios? Que el salario quede liberado a la oferta y la
demanda. Como ocurre hoy con una compañera del servicio doméstico a quien le
pagan doscientos mil pesos, por ejemplo, al mes, no le tienen seguridad social,
tiene que trabajar 12,14, 16 horas, excepcionalmente tiene un domingo libre, es
decir a cambio de un salario que de ninguna manera es el salario mínimo legal.
Entonces dicen “no pero es que ella tiene desayuno, almuerzo, cena, tiene todo
aquí dentro de la casa”, y bueno, ¿qué tal que no? Si vive ahí, si está las 24 horas
disponible para el servicio en una casa, pues lógico es que mínimamente se le
suministre la alimentación, eso no es ninguna garantía de nada; además de esa
alimentación ella debería tener el salario mínimo legal, ella debería tener otro tipo
de garantías.
Para ciertos sectores empresariales lo ideal sería que ni existiera siquiera salario
mínimo. Cuando nosotros discutimos el tema, por ejemplo, de la política salarial
para el sector público, es para todos los trabajadores del sector público estén o no
sindicalizados. En muchas ocasiones cuando uno se encuentra en una plaza
pública en un conflicto y se viene la policía lo primero que le dice es “oiga no me
vaya a golpear que yo vivo también peleando por usted”. En muchas ocasiones es
así, y entonces como que hay un poco de reflexión por ejemplo por parte de la
policía, dice “verdad, estos son los que pelean por los salarios nuestros también”.
163
Cuando hablamos por ejemplo del tema de servicios públicos, no estamos
hablando solamente de un segmento de la sociedad, de los estratos 0, 1 o 2, los
servicios públicos son criminales en sus precios aún para la gente de estratos 4 o
5. Es decir, yo he tenido en mi poder recibos de estrato 4 y estrato 5 de amigos
que viven en esos sectores y que aún estando en la clase media alta se ven en
calzas prieta para pagar unos servicios públicos de unos precios que son
astronómicos: un servicio de agua de 600 por muy buen salario que se tenga
significa pues una situación muy complicada. De ahí el por qué hay una especie
de constreñimiento en la calidad de vida de los trabajadores y de la población; es
cada vez menor el número de ricos y es mayor el número de pobres y mucha
gente que está en la franja que es sustento fundamental de cualquier sociedad, la
clase media, va desapareciendo, porque o se está bien abajo o se está muy
arriba. La clase media hoy vive de apariencias, es decir muchas veces tienen el
carrito que ya no lo pueden sacar porque los costos de los combustibles no le
permiten sacarlo, y además porque los costos de los parqueaderos son
imposibles y todo este tipo de cosas, entonces se vive mucho de la apariencia y
no realmente porque haya un mejoramiento en la calidad de vida. Frente a los
trabajadores, yo diría que el movimiento sindical tiene un acumulado importante
de prestigio.
Ante la sociedad, a pesar de todos los esfuerzos por deslegitimar al movimiento
sindical, yo creo que hay un reconocimiento en la sociedad respecto a nuestro
trabajo, y perdónenme que lo coloque en primera persona: para mí es muy
agradable encontrarme en cualquier lugar la gente que lo ha visto a uno, y ha
visto cuál es su postura ante medios de comunicación, manteniendo una posición
vertical en defensa de los intereses no sólo de los sindicalizados sino del país.
Hay un reconocimiento de todas maneras. No he encontrado gente que me
insulte, he encontrado gente que hace un reconocimiento de nuestro trabajo como
sindicalistas, y yo creo que eso nos posiciona bien frente a la sociedad.
Ante la comunidad internacional hay un reconocimiento a la forma en que
nosotros desarrollamos el sindicalismo, es decir, es evidente que uno se
164
encuentra con compañeros y compañeras, y diferentes gentes de comunidad
internacional -por ejemplo OIT, gente que trabaja en organismos de Naciones
Unidas, la Banca Multilateral, los compañeros de las confederaciones de distintos
países- y dicen “nosotros no nos explicamos como ustedes en un país como
Colombia pueden hacer sindicalismo, hacen movilizaciones gigantescas” que, por
cierto, no las registran muchas veces los medios de comunicación en Colombia,
pero que sí las registran muy bien por ejemplo Univisión, CNN. Es decir, es más
la relevancia que se le da a través de otros medios que a través de los propios
nacionales. Primeros de mayo, por ejemplo, los últimos años han sido
movilizaciones gigantescas. El último fueron cinco horas la gente ingresando a la
plaza de Bolívar; se llenó y se vació la plaza de Bolívar por lo menos unas seis,
siete veces. Eso, en buen romance, significa por lo menos 300, 350.000
personas y un diario de circulación nacional decía “asistieron 10.000 personas”.
Eso es tapar el sol con las manos pero bueno, hace parte de nuestra realidad.
Ante la OIT, yo tengo que decirlo inmodestamente, en 85 años de vida que tiene,
es la primera vez que hay un trabajador colombiano en el Consejo de
Administración –que es el suscrito- siendo la OIT el único organismo tripartito del
sistema de Naciones Unidas, en donde estamos más o menos en pie de igualdad
trabajadores, empresarios y gobiernos. ¿Por qué digo que más o menos en pie de
igualdad? Porque por ejemplo a nivel del Consejo de Administración la titular
somos 14 trabajadores, 14 empresarios y 28 gobiernos, y usualmente los
gobiernos hacen causa común con los empresarios y entonces quedamos 42 -14,
esa es la comparación. Entonces, digamos que estamos en pie de igualdad con
los empresarios por lo menos en el número de miembros en esta institución. Pero
bueno: ante la OIT el movimiento sindical colombiano tiene un enorme prestigio,
es muy reconocido el valor con que se trabaja en Colombia para defender los
derechos de los trabajadores en medio de la adversidad, y por primera vez en 85
años, un trabajador colombiano llega al Consejo de Administración de la OIT, en
la titular. Es la primera vez que en 85 años que dentro del grupo de los 14 hay un
sindicalista colombiano. Esto permite una aproximación mucho más precisa a
todo el desarrollo de la OIT, a presionar muchísimo más a la oficina en torno a
165
resolver problemas del país, pero también, a posicionar a Latinoamérica dentro de
este contexto, y yo creo que en general, se tiene un muy buen relacionamiento a
nivel de la OIT, un buen posicionamiento. Entonces eso para Colombia ha sido
muy importante, de hecho, porque no se había dado el caso de un dirigente
sindical en el Consejo.
E: Doctor Gómez hace un momento Usted mencionaba la profunda
credibilidad de la que goza el movimiento sindical en los trabajadores, pero
hemos visto cómo una tasa de sindicalización que en los años 70 alcanzó el 15% de la población económicamente activa ha ido descendiendo hasta
llegar al 4.5% en el que está hoy. ¿Cuáles son las principales causas de este
fenómeno?
JRG: La tasa de sindicalización ha venido en decrecimiento en el país por varias
razones. Tratemos de enumerar:
Durante los últimos 16 años, el movimiento sindical ha sido victima de una brutal
agresión de la que yo hablaba anteriormente por la vía de los asesinatos, la
intimidación, las amenazas y por la vía de la liquidación de organizaciones
sindicales enteras. Es decir, ustedes se habrán podido dar cuenta de cómo hoy
en este país cierran un hospital como quien cierra una tienda de barrio, con unas
condiciones absolutamente injustas.
Entonces, en el año 1990 se expide la ley 50. La ley 50 de 1990 acabó con el
contrato de trabajo a término indefinido y liberó la contratación de trabajadores a
través de terceros, a través del sistema de contratistas, de empresas de servicios
temporales, a través de la contratación civil, de las nóminas paralelas, y
particularmente en el sector público se volvió un común denominador que los
trabajadores no ingresan a trabajar directamente con, por decir algo el hospital de
Meicen, sino que hacen una especie de contrato civil. Una enfermera profesional
o una auxiliar de enfermería para su ingreso a esa institución no tenia una
contratación directa con esa entidad, sino se hacía un contrato civil, una nómina
paralela. Y así fue deslaboralizándose las relaciones capital-trabajo de una
166
manera brutal. ¿Por qué a partir del año 90? Porque antes de ese año, antes de
la ley 50, ningún contrato de trabajo a término fijo podía tampoco ser inferior a un
año, tenía que ser mínimo un año. Después de la ley 50 a usted lo podían
contratar a tres meses, 6 meses, 9 meses y no había una acumulación para la
conversión de ese contrato a término indefinido. ¿Entonces eso qué significó?
Eso significó que a la gente la contrataran a un mes… Entonces yo le hice una
broma al entonces Ministro, que mi Dios lo tenga en buena parte, el señor Posada
de la Peña, y le dije “oiga Ministro, usted porque no me explica: ustedes dicen
que los contratos de trabajo tienen que avisarle al trabajador con treinta días que
se le va a acabar, pero por ejemplo hay trabajadores que los contratan por
ejemplo a un mes, entonces, ¿cómo hacen para avisarles? ¿los echan antes de
que los contraten, o cómo es la situación?”. Y es increíble: salió una resolución
del Ministerio de Trabajo en ese entonces, diciendo que en el caso de contratos
inferiores a un mes no era necesario cancelarlos con un mes de anticipación, sino
que se sobreentendía que de hecho eran solo por el tiempo que estaba
determinado.
Entonces ese tipo de cosas han influido para disminuir las tasas de
sindicalización; por ejemplo, en una determinada región del país en donde la
amenaza estaba dada por ejemplo, por parte de un grupo paramilitar, pues la
gente tenía temor de afiliarse a una organización sindical por el señalamiento, por
todo este tipo de cosas. Los empresarios, no todos pero por lo menos la mayoría
de ellos, tienen un doble discurso impresionante. Yo no digo que una doble moral,
porque es que moral uno no puede tener sino una sola, uno lo que puede tener es
un doble discurso. Entonces ¿el doble discurso en qué consiste? En que dicen
que sería bueno tener un sindicalismo fuerte, un sindicalismo sólido, pero si usted
va a hacer un sindicato hoy, el sindicato tiene que hacerlo en la clandestinidad;
uno no puede llegar como se llega en Europa donde el dirigente sindical puede
ingresar a la factoría o la plantación, puede ingresar al despacho público, hacer el
proselitismo y decir “vea afíliense a este sindicato” y absolutamente nadie tiene
que molestarse por eso.
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Hoy en día son miles de organizaciones que han desaparecido en su sola etapa
de gestación, porque si el empresario se da cuenta que le van armar un sindicato
procede el despido de los trabajadores y no hay ninguna norma que proteja los
trabajadores. Desde el punto de vista legal sí, nadie puede atentar contra el
sindicalismo ni nada, pero de hecho no se permite el desarrollo de un sindicato.
Entonces es una situación de cuasi clandestinidad. ¿Por qué cuasi
clandestinidad? Porque la clandestinidad es mientras se funda el sindicato, pero
luego hay que proceder a notificar a la empresa que ha sido creado un sindicato y
entonces la empresa tiene acceso a toda la documentación donde dice Chucho,
Pedro, Jacinto, María y Carolina hacen parte del sindicato. En muchas ocasiones
proceden, así el sindicato haya sido legalmente constituido y esté amparado por
un fuero, a despedir a los trabajadores o a ofrecerles dádivas a cambio de que se
desafilien del sindicato, es decir, a liquidar a al organización sindical.
Entonces por ello la tasa de sindicalización es baja, pero además, por ejemplo,
hoy miren un caso como el de ECOPETROL, con un sindicato muy fuerte que ha
sido un sindicato emblemático. Hoy en día la mayoría de los sindicatos de
ECOPETROL están a través del sistema de contratistas. La USO es un sindicato
minoritario; la USO no es ese sindicato brillante de una época que podía decretar
la huelga… Empezando porque hay tres sindicatos: está la USO, está Adeco -que
son los profesionales del personal técnico e incluso está afiliado a la CGT- y está
SIndispetrol –que es el sindicato de los contratistas. Entre los tres no alcanzan el
35% de los trabajadores de ECOPETROL porque la gran mayoría de la gente
tiene es un tipo de contratación irregular, en la que le da miedo meterse a un
sindicato porque dicen "yo me meto al sindicato y entonces el costo puede ser
que pierdo mi empleo en el mismo momento en que me afilio a la organización
sindical”.
Me parece importante tener en cuenta eso: que el movimiento sindical ha venido
siendo fuertemente afectado por los fenómenos de deslaborización de las
relaciones capital-trabajo, y ahora último sí que es más grave esa situación
porque ahora no es solo el sistema de contratistas, empresas temporales, las
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nóminas paralelas, sino que es esa vagabundería de las cooperativas de trabajo
asociado. Entonces los trabajadores de un hotel, por ejemplo, los que cuidan los
jardines del hotel Intercontinental de alguna ciudad: ahora no es como antes que
tenían una vinculación directa con el hotel, ahora les dicen “¿saben qué
muchachos? ustedes tienen que formar una cooperativa de trabajo asociado.
Ustedes van a ser los dueños de su cuestión…” en fin. Y terminan unos avivatos,
que no necesariamente son sindicalistas, manejando la cooperativa y terminan
cobrándole al trabajador para que trabaje y se pierde la relación capital-trabajo.
Pero no solamente allí; es también en el Palacio de Nariño y en infinidad de
lugares donde hoy le están diciendo a la gente que es a través de una cooperativa
de trabajo como se genera la capital-trabajo, lo que impide un desarrollo armónico
del movimiento sindical.
También han influido en las bajas tasas de sindicalización fenómenos como, por
ejemplo, la apertura económica, que se instala en el país de una manera definitiva
a partir del año 1990. Llevamos 16 años de apertura económica y esa apertura
económica ha significado, por ejemplo, que Colombia pasó de importar 700.000
toneladas de alimentos a importar hoy 17.000.000 de toneladas. El aparato
productivo nacional se ha visto seriamente afectado, el agro colombiano esta
arruinado, hay 12.000.000 de campesinos en la miseria. Todo eso ha contribuido
a afectar de una manera muy sensible el factor trabajo, y por ejemplo, si ustedes
hacen una averiguación chiquita a nivel del sector textil y de las confecciones, en
Colombia han desaparecido en los últimos 16 años por lo menos 100.000
empleos.
Nosotros teníamos un sindicato de Coltejer hace 12 años con 14.000 afiliados,
hoy el sindicato de Coltejer debe tener como 1.700 y la empresa, que era de
16.000 trabajadores, hoy en día es una empresa 2000 trabajadores. Existía una
Caja Agraria con algo así como 14.000 trabajadores y ya no hay Caja Agraria.
Existía un Telecom con una nómina superior a 10.000 trabajadores; esa empresa
fue militarizada el día 2 de Junio del año 2003 y todos los trabajadores, hombres y
mujeres, fueron despedidos de sus puestos de trabajo. Entonces aquí cabe un
169
juicio de responsabilidad pero no al movimiento sindical, que antes es muy
berraco porque se ha mantenido, porque hoy en día sostenemos estos aparatos;
es con base en mucha militancia, con base en mucho compromiso, con base en la
credibilidad de los propios trabajadores, pero no hay la menor duda que el modelo
económico, las agendas extendidas con el Fondo Monetario internacional, las
políticas de las instituciones de Breton Woods a través, por ejemplo, de todo lo
que ha significado el Consenso de Washington para nuestros países
denominados en vía de desarrollo, han golpeado de una manera muy significativa
también al movimiento sindical. Programas de privatizaciones, disminución de los
déficit fiscales, todo el tema que tiene que ver con políticas de ajuste estructural
que han golpeado sin ninguna misericordia a los trabajadores… De ahí el por qué
el movimiento sindical no es tan grande como nosotros quisiéramos que fuera, ni
tan chiquito como nos quieren hacer parecer. Lo único cierto es que, en medio de
todas las dificultades, el gobierno tiene que sentarse con nosotros a discutir
muchas políticas, porque de todas maneras aun conservamos una capacidad
coercitiva, una capacidad de movilización y una capacidad, de todas maneras, de
denuncia, que de todas maneras frente a lo cual empresarios y gobierno tienen
que pensar seriamente antes de irse del todo lanza en ristre contra el movimiento
sindical.
E: Usted nos ha hablado de ciertos factores externos que, de una u otra
manera, han incidido en la crisis del sindicalismo, pero ¿qué parte de la responsabilidad de esta crisis recae en la dirigencia?
JRG: Hay una parte que recae también en la dirigencia. Antes de la década del
90, particularmente las décadas de los 70 y de los 80, el movimiento sindical
estaba muy encerrado en las cuatro paredes. Porcentualmente no es tan
importante su participación, pero si afectó al movimiento sindical, es decir, el
movimiento sindical no se preparó lo suficiente para todos los cambios que venían
en el mundo del trabajo.
E: ¿La disminución de líderes, por ejemplo, ha tenido que ver…?
170
JRG: Eso jugó, eso jugó un papel también pero, indudablemente, desde adentro
hizo falta una mayor capacidad creativa del movimiento sindical, y yo lo digo con
mucha franqueza. Excepción hecha por ejemplo en la CGT, que desde sus
orígenes trabajó en el tema de un sindicalismo que iba más allá de las cuatro
paredes del sindicato; era muy fuerte en el movimiento campesino, en el sector
informal de la economía. Las demás centrales digamos que trabajaron mucho en
el sindicalismo tradicional, concentrándose en el sector público y algunos sectores
privados a nivel de grandes factorías y toda esta cuestión. La CGT mantenía una
combinación de actividades en torno a sectores populares y en torno a lo que es
sindicalismo histórico, entonces eso nos permitió a nosotros continuar adelante
cuando vino el remezón: ustedes se dieron cuenta que la UTC se acabó, la CTC
se volvió una central muy pequeña, y la CUT es fundamentalmente una
organización del sector público. Ahí es donde yo reconozco que hubo un descuido
del movimiento sindical de haberse preparado para todo lo que venia.
En el Consenso de Washington uno miraba todo lo que era la política de ajuste
estructural, la reducción de déficit fiscal sobre la base de sacrificar la inversión en
lo social, la disminución del tamaño de los Estados a costa del empleo de la
gente, la privatización de las principales empresas del Estado… Todo esto fue
una luz amarilla, que luego fue naranja muy intensa durante la década de los
noventa, y en el movimiento sindical de pronto no reaccionamos lo
suficientemente bien, como si reaccionamos, por ejemplo, en el año 77 cuando
aquel histórico paro cívico nacional de 1977. Fíjense: nosotros, en esa época,
éramos una central muy pequeña porque estábamos recién fundados y, sin
embargo, nosotros manejábamos tres sectores que eran claves en esa instancia y
eran el movimiento campesino, los vendedores ambulantes -que jugaron un papel
fundamental muy importante en esto, por lo menos en lo que fueron acciones
concretas como pinchar carros y todo este tipo de cosas- y el sector del
transporte. Entonces, en esa ocasión el paro fue demoledor, pero cuando para el
día 14 de noviembre de 1990 se cita a un paro contra el paquetazo de Cesar
171
Gaviria Trujillo, no tenemos una buena respuesta ni la contundencia de otros
tiempos.
Indudablemente adentro hubo fallas que no podemos desconocer, pero no son las
determinantes. Las determinantes son las que tienen que ver, particularmente,
con el Consenso de Washington, la apertura económica y las políticas de Bretton
Woods.
E: Doctor Gómez: Las organizaciones, en general, se adaptan a las condiciones particulares que enfrenta. ¿Cuál ha sido la respuesta de la
organización sindical frente al proceso de globalización y, específicamente,
a las condiciones generadas por la apertura económica en nuestro país?
JRG: El día 7 de agosto de 1990, cuando se posesionó Gaviria, precisamente
nosotros advertimos de los peligros que entrañaba la Apertura Económica, que
tenía cuatro elementos fundamentales, que eran: primero, el tema de las
privatizaciones; segundo, la reforma laboral; el tercer elemento era la reforma a la
seguridad social; el cuarto, abrir las compuertas de par en par para el ingreso de
todo tipo de mercancías y el quinto elemento, que nunca se cumplió y por eso yo
hablo de cuatro, era el tema de reconversión industrial. ¿Cómo se prepara uno
par competir en el mercado internacional? Eso debió ser algo que nos ubicara en
condiciones de competir frente a los países desarrollados, pero nosotros
compitiendo con granadillas, con uchuvas y con guayabas no teníamos ninguna
posibilidad, es decir, nos aplastaba la Apertura como nos va a aplastar el TLC.
Cómo dicen que la Apertura sí fue mala pero que el TLC si va a hacer bueno,
cuando es un símil lo uno de lo otro, pero de todas maneras todos estos factores
si influyeron de una manera determinante en la calidad de vida de la población,
en el nivel de ingresos. Fíjense que el Banco Mundial reconoce que el país de la
región latinoamericana y caribeña donde más creció la pobreza en los últimos 10
años es Colombia. Lo dice el Banco Mundial no lo decimos nosotros, y eso ha
coincidido con un período de tiempo en el cual ha estado presente la apertura
172
económica, entonces ha sido indudablemente determinante en la calidad de vida
de la población, el empleo y naturalmente el conjunto de la sociedad nos hemos
visto seriamente afectados.
Hoy en día uno va a las asambleas de los sindicatos y la preocupación es cómo
disminuye el número de los miembros. Un trabajador que se pensione es un
trabajador que no es remplazado por un compañero a término indefinido, sino por
una persona contratada a través de una cooperativa o a través de contratación
civil. Entonces es una especie de frustración, yo lo digo con toda franqueza, que
uno va teniendo también en torno a esta situación. Es decir, ver uno altos de vida
para los trabajadores, que es también de lo que nos acusan en algunos lugares
diciendo “no es que ustedes no defienden sino privilegios” y yo les digo “qué tal
que el sindicato estuviera para empobrecer a la gente”. No. El sindicato está para
elevar la calidad de vida de la gente, para defender la estabilidad del empleo y no
para defender vagabundos; es decir que si un trabajador incurre en actos de
corrupción o cosas de esas: chao. El sindicato no está para eso. Si un trabajador
es reiterativo en su comportamiento indisciplinado, si llega tarde a trabajar, si llega
borracho, ese compañero tiene que irse. Entonces el sindicato no esta para
defender eso. Si un trabajador no ofrece las garantías en cuanto a la calidad de
sus trabajos en una persona inconveniente. El mejor sindicalista es aquel que
asume a la empresa con un profundo sentido de pertenencia.
En esto hay una profunda torpeza por parte de las empresas. Hoy en día las
empresas consideran que ahorrarse unos pesos tercerizando el trabajo es una
formula para que se sigan enriqueciendo unos pocos. Eso es bastante relativo,
porque yo recuerdo mi época de obrero de fábrica era impensable que algún
trabajador atentara contra la empresa, porque atentaba contra su lugar de trabajo
y su propia situación. El 90, 95% de los trabajadores éramos contratados
directamente por la empresa. Hoy no es esa la situación, es un pequeño grupo
con una contratación directa y el resto a través de contratación temporal. Eso
rompe con cualquier sentido de pertenencia que se podría generar. Hablen con
cualquier trabajador aquí a ver si encuentran un trabajador temporal en esta
173
empresa. Hablen con un vigilante nuestro; él se siente comprometido y el prefiere
trabajar aquí, le gusta. Nosotros le pagamos sus dominicales, sus festivos y todo,
incluso con base en la ley anterior, no en la 789 porque cómo iba a pasar
semejante pelea en el Congreso para llegar aquí y decirle “bueno muchachos, les
tocó someterse a la nueva ley”.
Esto yo, particularmente, lo he discutido directamente con los empresarios, les he
dicho “bueno, ustedes para qué siguen contratando irregularmente. Contraten
bien”. Creo que los empresarios van a tener que hacer un buen trabajo en torno a
eso.
E: Doctor Gómez hace un momento nos mencionó algunos efectos de la ley
50 en la situación de los trabajadores, pero ¿cómo se vieron afectados los trabajadores y la organización sindical por la reforma de seguridad social
que acompañó la ley 50?
JRG: La Ley 100 es la que da inicio al desmantelamiento de la seguridad social
en el país. Tiene un elemento que es demoledor, en contra de la sociedad, y por
definición o naturaleza de la ley dice “la salud es un negocio”. Esa definición es
profundamente perversa: ¿Cómo así que la salud es un negocio? La salud es un
servicio, pero además la salud es una obligación del Estado prestarla.
El gancho era que a través de la Ley 100 se aumentaba la cobertura y permitía
que personas de estrato 1 pudieran acceder a la salud, etc, pero a la vez dijo: al
ser la salud un negocio y hacer la conversión de todos los hospitales en
Empresas Sociales del Estado, negocio que no rinde se cierra. Entonces
¿ustedes cuándo se imaginaron que en este país se iba a cerrar un hospital como
el Lorencita Villegas de Santos? Y lo cerraron. El sector hospitalario a instancias
de la Ley 100 fue desmantelado en todo el país porque la Ley 100 lo que
establece son sistemas absolutamente privatizados en torno a lo que tiene que
ver con la salud. ¿Usted tiene con que pagar? A usted lo atienden bien y se salva;
¿usted no tiene con que pagar? Se muere. ¿Usted tiene con qué comprar los
medicamentos para un dolor? Usted puede mitigar el dolor. ¿Usted no tiene con
174
que pagar? Se muere del dolor. Eso muestra, por ejemplo, cómo en salud es
absurda la asimetría entre riqueza y entre pobreza.
Uno de los elementos fundamentales que tiene que tener el sistema de seguridad
social es por ejemplo la universalidad, en cualquier sociedad. Entonces si yo me
gano 3.000.000 de pesos pues yo pago los 3.000.000 de pesos, y si hay un
trabajador de salario mínimo pues paga por eso. Es un sistema que reúne tres
elementos fundamentales: el sistema de integralidad, el sistema de solidaridad, y
de universalidad. Es obvio que el que está en un mejor nivel de vida es gente que
se enferma muy poco, entonces hay gente que se queja “no es que yo llevo 25
años afiliado al Seguro Social y nunca he hecho uso de sus servicios”, pues
hermano eso significa que esta alentado, pero hay otra gente que por problemas
de malnutrición, de malformación de tipo genético hace uso más frecuente del
seguro. Entonces, el que gana más paga por el que menos gana y el alentado
paga por el enfermo, eso es lo lógico de un sistema de seguridad social.
[Entrevista interrumpida por llamada]
El sistema de Ley 100 ha sido profundamente perverso porque privatizó todo lo
que tiene que ver con la salud aumentando la brecha entre pobreza y riqueza que
antes era brecha y hoy es un abismo que impide un desarrollo armónico de la
sociedad.
E: ¿Y en el caso específico de la organización sindical, qué efectos…?
JRG: Claro. La reforma de la ley 100, por ejemplo, a todo el tejido social
organizado en el sector hospitalario lo afectó de una manera brutal. Hubo
hospitales en donde ustedes lo único que pueden sentir es el horror por
situaciones como éstas: lugares en donde llegaron a ser los retrasos por pagos de
salarios hasta de 3 años. ¿Ustedes saben lo que puede significar que uno de sus
padres durante tres años no tenga ingresos? Es decir, ¿cómo vivirían? es la
pregunta que uno tiene que hacerse. Si aquí uno se retrasa ocho días en el pago
175
de la gente y uno siente que la gente ya está afectada, pues imagínense una
persona durante 18, 24 meses y hasta tres años sin recibir salarios. Desmontaron
todos los sistemas de las convenciones colectivas de trabajo, El efecto fue brutal
en el sindicalismo.
E: Doctor Gómez: el sindicalismo de antes estaba más enfocado a lograr aumentos salariales y mejores condiciones de trabajo y de vida para sus
bases. Actualmente vemos a líderes sindicales como Luis E. Garzón, Wilson
Borja o Jaime Dussán, que se han integrado a la política. ¿Estamos frente a un cambio en los objetivos del sindicalismo o frente a una nueva estrategia
del movimiento?
JRG: Los objetivos del movimiento sindical continúan siendo los mismos: luchar
por mejorar la calidad de vida de los trabajadores y del conjunto de la población,
defender sistemas de seguridad social integral, defender sistemas de salarios
justos, de estabilidad laboral, etc.
Los objetivos siguen siendo los mismos, lo que pasa es que, de todas maneras,
es en el Congreso de la República donde se hacen las leyes y toda esta cuestión
y los sindicatos terminamos participando activamente en política, apoyando
también, por ejemplo, a compañeros como Jesús Bernal, Gustavo Petro o Jaime
Dussán. Estos compañeros son la voz que se necesita también desde el
Congreso aunque, claro, son voces todavía minoritarias.
Pero bueno, ahora nosotros estamos en la urgente necesidad de tener un estatuto
del trabajo, que es un mandato constitucional, entonces nosotros lo que
necesitamos es tener voces en el Congreso de la República, pero los orígenes del
movimiento sindical se mantienen los mismos, sin ninguna clase de
modificaciones.
E: Los trabajadores han constituido una base electoral importante…
176
JRG: Sí, claro. Han sido fundamentales y han aportado muchos votos.
E: Y esto ha hecho que superen, incluso, a algunos representantes de los
empresarios, como ocurrió en las pasadas elecciones.
JRG: Sí claro. Por ejemplo fíjese: ahora llegaron el compañero Jorge Guevara,
que viene del magisterio y la compañera Gloria, que viene igualmente del
magisterio. Bueno, inclusive fíjese: se apoyó a gente como, por ejemplo, Iván
Moreno que, no siendo en estricto rigor un sindicalista, por lo menos a su paso
por el Ministerio del Trabajo dejó una huella de actitud decente con los
trabajadores.
La gente hoy en día no vota como antes por un color o por una consigna de
partido X, sino que vota más en conciencia. Se está creando cultura política.
E: Viendo ese apoyo fundamental y definitivo del movimiento sindical y sus bases hacia estos congresistas, surge una pregunta: ¿Qué relación existe
realmente entre las bases sindicales, ustedes como dirigentes, y los
congresistas de origen trabajador?
JRG: Hoy en día se dan fundamentalmente a instancias del partido político, a
través del Polo Democrático Alternativo. Es importante tener personalidades como
Antonio Navarro, como el doctor Carlos Gaviria o también Gustavo Petro de este
lado de la mesa. Tener un hombre de la calidad de Lucho Garzón es
indudablemente una carta a jugar en la siguiente administración, como Angelino
Garzón el gobernador del Valle. Incluso Sergio Fajardo, el alcalde de Medellín, es
toda una figura que también ofrece posibilidades para la construcción de
democracia y de una sociedad distinta. Todo eso significa que el movimiento
sindical se cualificó y salió de las cuatro paredes a tener una cosmovisión de lo
que pasa en el país y a jugar un papel mucho más determinante en torno a esto.
177
E: Doctor Gómez, ¿ha servido al movimiento sindical el ascenso de
sindicalistas a la cartera de trabajo o protección social?
JRG: Antonio Díaz, que fue el primer Ministro obrero que hubo en la época de
Carlos Lleras, fue ministro de comunicaciones. Después, en la cartera de trabajo,
estuvieron los compañeros Jorge Carrillo, Obregón y Garzón. Como miembros de
un gobierno pues no pueden hacer la revolución, pero de todas maneras son
conductas distintas, es decir yo si prefiero un millón de veces a un sindicalista en
una cartera que a un neoliberal de siete suelas reprimiendo a los trabajadores.
E: Doctor Gómez ¿Cuál cree Usted que es y debe ser el papel del
sindicalismo en nuestro país, teniendo en cuenta el endurecimiento de las políticas antisindicalistas y la inequidad política y económica?
JRG: Bueno yo creo que el papel del sindicalismo debe continuar siendo el que
se dio en sus orígenes: la lucha por la justicia social. El sindicalismo no se puede
desdibujar y debe seguir trabajando en términos de propiciar el establecimiento de
sistemas de justicia social frente al mundo del trabajo, pero también frente al
conjunto de la sociedad.
En algunas ocasiones la gente me dice “usted porque no se va para el Senado de
la República” y yo les digo con toda claridad “déjenme aquí en el movimiento
sindical que uno cumple roles en la vida. A mi me correspondió el rol como
sindicalista y aquí me voy a mantener”. Hay otros compañeros que tendrán esa
misión. La justicia social no se construye solamente con los trabajadores de las
fábricas, de las oficinas, de las plantaciones, etc. sino también en los barrios y con
las comunidades. Nosotros somos la única central obrera que tiene una sede en
Ciudad Bolívar en donde atendemos distintos temas; tenemos una sede,
igualmente, en Faca, donde atendemos casos de niños, jóvenes, mujeres cabeza
de familia. El movimiento sindical tiene que irradiarse hacia el conjunto de la
sociedad precisamente para ver si somos capaces de construir sociedades
fortalecidas.
178
E: ¿Qué le hace falta al movimiento sindical para ser más efectivo?
JRG: Al movimiento sindical le hace falta una legislación distinta, una legislación
garantice el ejercicio de la actividad sindical en Colombia porque, como esta
concebida, no garantiza el ejercicio de ésta. El movimiento sindical necesita una
legislación que sea prenda de garantía para el desarrollo de sus actividades,
porque no vasta con que yo me vaya a donde hay una obra de construcción a
distribuir un plegable diciéndole a la gente “afíliese a un sindicato”: ese
compañero maestro de obra, mampostero o carpintero, aunque puede recibir el
mensaje, dice “bueno yo cómo me afilio hoy si no tengo un empleo estable o eso
me puede hacer perder el puesto”.
E: Aunque la tasa de asesinatos de sindicalistas ha disminuido, como lo
afirmó el Ministerio de la Protección Social recientemente, se ha registrado
un aumento en otros tipos de violación a los derechos de los trabajadores sindicalizados. ¿Cómo está Colombia en el tema de respeto a los derechos
humanos de los sindicalistas y trabajadores?
JRG: Colombia continúa siendo considerado el país más peligroso del mundo
para el ejercicio de la actividad sindical y hay una perversidad en el manejo de la
estadística. Hubo un año en la década de los noventa en el que hubo 284
sindicalistas asesinados y hace unos 3 años se asesinaron 184, lo que se registró
como un caso de progreso. Eso es perverso. Es tan grave uno o mil.
Yo no puedo discutir aritméticamente si hay una diferencia entre 90 y 184 o entre
110 y 47, pero es que ningún sindicalista tiene porque ser asesinado por el hecho
de ejercer su actividad sindical. Y eso es lo que nosotros venimos reclamando de
Colombia. Yo llevo 20 años asistiendo a la conferencia de OIT, y todos los años
Colombia es llamada a comisión de aplicación de normas, que es una especie de
tribunal internacional por graves violaciones a la libertad sindical y a los derechos
humanos. Entonces, en consecuencia, es perverso presentar como un caso de
179
progreso la disminución de las cifras, como lo hizo el gobierno recientemente en
la OIT cuando dijo que sólo se habían asesinado 29 y no los 47 que nosotros
teníamos en nuestra cuenta. Cualquiera de las dos cifras es un genocidio contra
el movimiento sindical.
Más de 2000 sindicalistas asesinados en los últimos 20 años es un genocidio.
Que yo tenga que andar en un carro blindado y con escoltas no debería ser así.
Es absurdo. El dinero que les pagan a estos compañeros escoltas debería ser
invertido en otro tipo de asuntos, como los sociales. Tanta inversión en la
máquina de la guerra debería tener un destino diferente. Como lo dije antes, es
tan grave uno o mil sindicalistas asesinados. Insisto en que solamente podremos
presentarnos con autoridad moral frente a la comunidad internacional el día que
digamos que entre junio del año 2007 y junio del 2008 no hubo un solo hecho de
violencia contra los sindicalistas. Ese día la situación va a ser distinta.
E: Doctor Gómez: La globalización se ha caracterizado por la desaparición de fronteras y límites geográficos, por decirlo de alguna manera, y, aunque
presentó retos y desafíos, trajo también nuevas oportunidades. ¿Ha
favorecido este contexto de globalización la proyección internacional del sindicalismo nacional?
JRG: La globalización la vienen presentando como la gran panacea, la solución
de los problemas de la humanidad. Se habla de lo de la aldea global y en medio
de la globalización está la internacionalización de la economía; en medio de la
globalización están también la desregulación, la flexibilización, los ajustes
estructurales. A la globalización hay que llamarla como es y es una globalización
capitalista y por eso, inclusive, diferimos de algunos sectores sindicales que dicen
que hay que ponerle rostro humano a la globalización. Eso no es posible.
Frente a la globalización capitalista hay que responder globalizándose, con una
mundialización de la solidaridad entre los trabajadores, y esa mundialización se
va a concretar en el próximo mes de noviembre, durante los días 1,2 y 3, cuando
180
vamos a asistir a un proceso en Viena, Austria, donde vamos a unificar a dos
confederaciones internacionales: las dos más grandes del mundo, que son la
Confederación Mundial del Trabajo (CMT) y la Confederación Internacional de
Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) y un conjunto de sindicatos
independientes como por ejemplo la CGT de Francia y de Uruguay.
La CUT de Colombia está discutiendo si va a ingresar a ese proceso, y también
un conjunto de organizaciones sindicales independientes de África, de Asia y
Europa que irían a ese congreso. Esa composición podría significar una nueva
mundial, una Confederación Sindical Internacional -que sería más o menos el
nombre que está pautado- y aglutinaría a más de 200 millones de trabajadores en
el mundo. ¿En Colombia se siguen violando los derechos humanos? Listo,
entonces la internacional de trabajadores del transporte de todo el mundo, por
ejemplo, los de los puertos y toda esta cuestión, se negarán a descargar
productos colombianos. ¿Se van a afectar los derechos de los trabajadores
bancarios de Perú? Bueno, vamos a ver cómo respondemos los trabajadores del
mundo.
Es así como esta mundialización de la solidaridad va a significar responder de
una manera internacional a los problemas y no es, por supuesto, de la noche a la
mañana, pero se puede lograr una construcción de la solidaridad a nivel mundial.
De la globalización capitalista tal vez el único efecto positivo es que nos ha
obligado a aglutinarnos e ir hacia la mundialización de la solidaridad, pero no
porque la globalización en sí signifique ningún progreso para los trabajadores,
salvo honrosas excepciones que no conozco aún. Como lo que se contagia no es
la buena salud sino la enfermedad… Entonces, ¿qué pasa? Los sistemas de
seguridad social, de deslaboralización, de precarización del trabajo de los jóvenes
se han impuesto durante todo lo que ha significado el proceso de implantación del
modelo de apertura en todos nuestros países en los últimos 20 años. Eso es lo
que están tratando de imponer en otros países, pero ha tenido una respuesta
demoledora como en el caso de la CGT en Francia que, conjuntamente con la
181
academia, con las universidades y con los jóvenes se tomaron las calles diciendo
“un momentito: aquí se respetan los derechos”.
Esa mundialización lo único que favorece son intereses de las corporaciones
multinacionales y el hecho de que los más ricos del mundo se hagan cada vez
más ricos para que, incluso, puedan hacer filantropía con la plata de los pobres.
Uno escucha por ahí que el señor Bill Gates está financiando un hospital o algo
así y uno dice “oiga durante ese tiempo cuánta gente ha quedado en la miseria”; a
la vez el doctor Luis Carlos Sarmiento Angulo estaba muy preocupado por el
crecimiento de la pobreza en Colombia, y lo dijo el año pasado, pero ocurre que
sus empresas ganaron en promedio 1.200.000 dólares diarios durante el año
2004 y no conocemos la primera obra que signifique algo. Yo no digo que
regalarle nada a los pobres, porque los pobres no queremos que nos regalen
nada; la gente pobre lo que quiere es que le den un trabajo digno, estable y bien
remunerado, porque así es como se sale del subdesarrollo… creer uno que con
mercaditos y con regalitos ayuda, no es así. Aquí se necesitan salidas
estructurales para problemas estructurales.
E: Doctor Gómez ¿Cuál es la posición de la CGT frente al TLC?
JRG: Estamos en contra. El TLC no es sino una clonación de la apertura. El país
no esta preparado. Un tratado de libre comercio como éste no es un tratado de
libre comercio, es un pacto de adhesión de la economía colombiana a la
norteamericana. Va a ocurrir lo mismo que con la Apertura Económica: pasamos
de una tasa de inflación de dos dígitos a una tasa de un solo dígito -18, 25 o 32-
pero pasamos de una tasa de desempleo de un dígito a una tasa de desempleo
de dos. Cada quien habla de las ferias según como les vaya en ellas, entonces
para quienes están interesados en montar negocios en la China o en otro país va
a ser positivo, pero para los que piensan en el país como tal, va a ser
terriblemente adverso.
E: En el marco de los acuerdos comerciales y la importancia de lograr
ventajas competitivas para mantenerse, ¿ha considerado el sindicalismo
182
una evolución del esquema tradicional de confrontación entre empresarios y
trabajadores hacia uno de colaboración mutua?
JRG: Yo creo que estamos en eso, precisamente. Hay un sistema de cooperación
entre empresarios y trabajadores, en los que el sindicato puede abogar por los
derechos de todos y los empresarios reciben sus propuestas. Yo diría que hay
una conducta de algunos empresarios que es de mucho respeto hacia el
sindicalismo, aunque no en todos los casos; sin embargo ésto hay que
profundizarlo y hay que construir confianza, es decir, que los empresarios dejen
de vernos a nosotros como los enemigos: nosotros no somos los enemigos, los
enemigos están afuera.
E: ¿Y con el gobierno, por ejemplo?
JRG: Con el gobierno, la Comisión de Concertación, en la que se discuten varios
temas, es un buen mecanismo. Ya en el caso de la CGT, particularmente, el
próximo año vamos a establecer unos coloquios con movimientos de trabajadores
y empresarios precisamente para el establecimiento procesos de concertación.
E: Doctor Gómez: Las políticas neoliberales generaron cambios profundos
en el mercado de trabajo. ¿Cómo responder a este desafío de hacer
sindicalismo en una economía cada vez más informal, con más trabajadores independientes y con mayor subempleo y desempleo?
JRG: Ahora es más difícil hacer sindicalismo. Eso necesariamente nos obliga a
nosotros a tener en cuenta que hay que profundizar muchísimo en el trabajo, por
ejemplo, con el sector informal de la economía en sus diferentes expresiones. La
gente cree que el sector informal de la economía son los vendedores ambulantes;
sí, esa es una de las variables, pero hay médicos en la economía informal, gente
del transporte, los trabajadores de la construcción… Es la economía del
rebusque, son millones de trabajadores en esa economía informal y entonces hay
que apuntar hacia eso.
183
No se puede olvidar, por supuesto, que el sindicalismo tiene que continuar
insistiendo con sus propuestas en torno a un nuevo modelo de economía.
Tenemos un documento presentado a diferentes gobiernos que es un modelo de
desarrollo alternativo al neoliberal hecho desde las filas del sindicalismo.
Seguimos insistiendo en que aquí para problemas estructurales, soluciones de
carácter estructural. Algunos creen que es ir y poner un sitio para que los
vendedores ambulantes se ubiquen pero no es sólo eso y hay que hacerlo,
definitivamente, con un modelo económico totalmente distinto.
[Entrevista interrumpida por la secretaria]
E: La participación de los jóvenes, de las mujeres y de ciertos sectores en el
sindicalismo colombiano es muy baja. La OIT dice que Colombia es el país
más peligroso del mundo para ejercer esta actividad. ¿Cómo hacer del
movimiento sindical una opción atractiva para los trabajadores?
JRG: El movimiento sindical históricamente ha venido trabajando los temas de
género e inclusive el tema de niños y el tema de jóvenes. En este momento el
movimiento sindical o, mejor, la CGT, tiene un departamento de género,
juventudes y niños.
Es evidente que hay que involucrar a la juventud en esto, hay que involucrar a la
academia y sabemos que el estudiantado tiene que recuperar también un
liderazgo que perdió en el país. Tal vez ustedes no lo recuerdan pero en el
pasado los estudiantes, no solo de universidad pública sino de privada,
protagonizaron serias revueltas. Con seguridad algunos de sus profesores fueron
de aquellos estudiantes que participaron en las protestas populares…
Es un tema que se trata mucho a nivel de OIT, ellos hacen una constatación en
este sentido y eso nos obliga un poco. Un niño no debe trabajar bajo ninguna
184
consideración, por ejemplo. Y nosotros tratamos de hacer un trabajo importante
con estos sectores apoyándolos y orientándolos.
E: ¿Qué políticas tiene la CGT para incrementar la sindicalización?
JRG: Bueno, nosotros trabajamos a través de una red nacional. Como les dije
antes, somos una central muy diversificada y tenemos afiliados en el sectores
privado, en el campesino, etc. Somos conscientes de la importancia de
incrementar el número de trabajadores sindicalizados y buscamos incrementar las
afiliaciones yendo a los centros de trabajo, en primer lugar. Los organizadores
nuestros aquí en Bogotá y en el resto del país tienen la obligación de ir a los
centros de trabajo, motivar a los trabajadores y lograr afiliaciones.
La CGT ha establecido, también, un sistema de afiliaciones directas. Ese sistema
de afiliación directa lo ha rechazado el Ministerio, pero esta es una forma de
modernizar el sindicalismo y así, el que no esté organizado sindicalmente, no
tiene por qué sentirse desprotegido ya que puede venir directamente aquí y
afiliarse. Llena un formulario, paga una cuota que es muy pequeña realmente y
que tiene un efecto vinculante porque, de todas maneras, las cosas gratis algunas
veces no comprometen y tampoco funcionan.
E: Doctor Gómez: Hemos estudiado la historia sindical y algunos apartes de ella y la coyuntura actual nos hacen pensar que, hoy más que nunca, la
unidad sindical y el trabajo conjunto entre centrales cobra vigencia. ¿Qué
obstáculos se oponen a ello?
JRG: Mira: Este es un proceso antidialéctico. Primero nos vamos a unificar en
una sola mundial y luego en las diferentes regionales, porque, ustedes sabrán, las
organizaciones mundiales siempre tienen organizaciones regionales: en África, en
Asia, en Europa y en América Latina. Estamos transitando el camino, que culmina
en noviembre, de una sola mundial; luego vamos un año más o menos para hacer
una sola regional en las Américas.
185
Los procesos de unidad nacional están más lejanos y no es sólo un problema
nuestro: En México hay 17 confederaciones y en España hay 7 u 8
confederaciones. Imagínese que se dijera en España “Bueno, las Comisiones
Obreras, UGT, Sindicato vasco, Sindicato Gallego, los Andaluces, la USO –que
no es petrolera sino un nombre de confederación- y la CGT tienen que unirse,
todas, en una sola organización”. Créame que se armaría un gran desorden
porque eso es bien difícil…Las diferencias entre las orientaciones de las centrales
hacen que la unidad sea más compleja de lograr, y uno no puede engañar a la
gente y decirle “no, ya están dadas todas las condiciones para que seamos una
sola confederación”. Por ejemplo, nosotros hemos sido brutalmente atacados por
sectores que están afiliados a la CUT y entonces, lo que no pueden olvidar
quienes ejercen ese tipo de actividades, es que eso afecta toda la organización.
A mí, personalmente, me resbalan las críticas y todo este tipo de cosas; con 35
años metido en esto se supone que debo estar lo suficientemente preparado.
Quien encuentra un periódico o ve en alguna parte cualquier ataque o que alguien
arremete contra el secretario de la CGT no es sólo con el secretario de la CGT, es
con la confederación entera y la gente lo siente así. Se da el caso reciente del
acuerdo tripartito en la OIT. Un acuerdo firmado por las tres centrales, por el
gobierno y los empresarios que en el contexto en que se puso era una maravilla
para defender los derechos de los trabajadores, y hubo un sector de la CUT que
no estuvo de acuerdo y se vino, nos acusó de traidores, de patronales, de que
habíamos faltado a los principios y prácticamente dieron la orden que nos
mataran.
El proceso de unidad se construye con base en realidades concretas y no
podemos simplemente decir “vamos a unificar todos los sectores”. No es tan fácil
el tema de la unidad en lo nacional y fíjese que es un poquito más complejo, pero
hay un hecho que es muy importante y es que todas las confederaciones estamos
en el Comando Nacional Unitario, del cual yo soy coordinador. Aquí nos
encontramos todos, cada vez que hay una acción que afecte los derechos de los
186
trabajadores, nos reunimos y decimos “bueno entonces vamos a hacer un paro de
24 horas o de 48 horas, vamos a hacer una movilización, vamos a presentar un
documento unificado” y toda esta cuestión. Ésto es lo que se conoce como el
proceso natural de unidad de acción frente a objetivos concretos o un segundo
paso, que es muy importante, es la unidad programática que es la unidad en torno
a un programa y decir “bueno en este año nos vamos a proponer presentar un
pliego al gobierno con estas características”. La fase superior es la unidad
orgánica pero la gente no entiende eso y dice “no, pero es que defienden
intereses de particulares”. ¿Yo qué intereses particulares tengo aquí? Ninguno. Si
los tuviera estaría al servicio del sector privado o ya hubiera abandonado esto y
me habría ido a un Ministerio, porque ha habido ofrecimientos para mí en ese
sentido.
Definitivamente el tema de la unidad no es tan sencillo como parece en el caso de
los países y necesariamente tiene que estar ligado a otro tipo de situaciones, otro
tipo de condiciones. Vea: en este país hay dos confederaciones que hace tres
años están hablando de unidad y cada vez que quieren una noticia de prensa se
reúnen y dicen que ahora sí está lista la unidad. Cuando yo hablo individualmente
con ellos dicen que no está tan cerca…Yo no quiero incurrir en ese tipo de cosas.
Unidad de acción, unidad programática y ojalá, algún día, se den las condiciones
para la unidad orgánica, pero para una unidad orgánica que construya y envíe un
mensaje de confianza. Si es una unidad orgánica para que metamos todo en un
mismo saco, entonces de pronto sale es un engendro bien peligroso,
paquidérmico, que no permite actuar, que no permite avanzar porque todo hay
que estarlo negociando. En ese caso si es preferible que haya diferentes
confederaciones. Algunos empresarios malévolamente dicen “oiga ¿ustedes
porque no se unifican?”, entonces nosotros les decimos “oiga ¿y ustedes porque
no tienen una sola fábrica de camisas? ¿Para qué tantas fabricas de camisas?
¿Para qué tantas fábricas de pantalones? Hagan ustedes también una sola
fábrica, una sola fábrica de medias, etc.”.
187
No. El mundo es diverso, es plural, los dedos de la mano no son iguales y eso
hace que la mano sea bonita. Ahora, si de aquí a mañana podemos juntar las
manos para tener una gran fuerza eso sería muy importante. Pero en esta
coyuntura no lo veo tan próximo. Es posible, pero falta.
E: Doctor Gómez: ¿Qué balance podría hacer usted del sindicalismo y sus acciones en el período 1990-2005 en cuanto a aspectos negativos, aspectos
positivos y aspectos por resolver?
JRG: Bueno yo diría que aspectos positivos muchísimos. El tripartismo que se
viene trabajando con la OIT y el hecho de tener un representante de los
trabajadores Colombianos en el Consejo, son aspectos altamente positivos que
hay que fortalecer y hacer prevalecer en el tiempo. Nosotros hemos demostrado
que tenemos una capacidad de concertación, lo cual también es una expresión
política del sindicalismo: concertamos salario mínimo, hacemos pactos de
movilización sindical.
En cuanto a aspectos negativos indudablemente hay un fenómeno de
tercerización. Vea como es la vida, hoy en día el movimiento sindical en medio de
semejante situación de crisis tan profunda por el modelo implantado se ha
convertido en uno de los mejores sectores como punto de vista de cosmovisión
del país. Yo creo que el movimiento sindical esta llamado a grandes cosas en
Colombia y en el mundo.
E: Doctor Gómez: Bueno, ya para terminar y mirando hacia el futuro, ¿Qué
pueden esperar el trabajador, el empresario, el gobierno y la sociedad del movimiento sindical colombiano?
JRG: Todos ellos deben esperar un movimiento sindical renovado, que se
reestructura y se redimensiona hacia el conjunto de la sociedad en general.
Deben esperar profundización de propuestas por parte del movimiento sindical,
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hoy nosotros estamos haciendo propuestas en temas como por ejemplo políticas
de empleo, presupuestos y fondos de generación de empleo.
A mi me dieron una paliza algunos sectores porque yo me atreví a
proponer un fondo para la generación de empleo. La vagabundería de la Ley 789
que lo único que hizo fue empobrecer a los trabajadores, creó el fondo para el
desempleo. ¿Uno que fondea una cuenta cuando tiene 4 millones de
desempleados y 11 millones en el sector informal? Entonces vea como
alimentaron eso: eso lo alimentaron quitándole a los pobres, es decir, mataron al
pollo aliviado para alimentar al enfermo. Entonces, le quitaron el subsidio familiar
a trabajadores que tenían hijos estudiantes entre los 18 y los 23 años. El subsidio
familiar, aparentemente una cifra pequeña, pero que para un trabajador o una
persona con pocos ingresos 13 o 15 mil pesos es una platica importante. Para
otros sectores puede que esa sea una cifra solo para dar en los semáforos o en
las esquinas para que no le rayen el carro. ¿Nosotros que propusimos? tenemos
16 o 17 formulas para la generación de empleo y la última es un fondo para la
generación de empleo. Entonces decimos de estos recursos trasladémoslos a ese
fondo: el 10% de los recargos a la gasolina, trasladémoslos a ese fondo. Quienes
tengamos salarios superiores a tres salarios mínimos que aportemos el 0.5 de
nuestro salario siguiendo en una tabla que iría hasta el 5%. El trabajador que
gana 6 salarios mínimos, por ejemplo, hoy le significaría un aporte de 6.000 pesos
mensuales; el gerente de una multinacional como Simens, que gana muchos
millones podría ser una aporte que para el no es nada. Los administradores de
empresas que hoy salen a buscar empleo, ¿por qué no hacen su empresa?
Porque no tienen recursos. Entonces el fondo garantizaría el crédito, los dineros
suficientes para que puedan ir y montar su empresa.
Algunos sectores me dijeron que yo como le iba a poner un impuesto a los
trabajadores. El gran problema para muchísima gente consiste en que hablan de
solidaridad y revolución hasta cuando esa revolución afecta sus intereses. Yo lo
digo con mucha franqueza: hay mucha gente que piensa una cosa, dice otra y
hace otra totalmente distinta.
189
E: Doctor Gómez: Usted mencionó la reestructuración del sindicalismo ¿a que se refiere específicamente?
JRG: La reestructuración se refiere a que nosotros tenemos una forma
arcaica de organización que ya no juegan, por ejemplo, yo no puedo tener un
sindicato de vendedores ambulantes en cada cuadra. Entonces la
reestructuración significa que en vez de tener un sindicato por cuadra o por
manzana, ahora tenemos una sola organización de vendedores ambulantes a
nivel del distrito, a nivel del departamento del Valle.
Lo otro es buscar construir organizaciones de industria, que eso tampoco
se puede hacer por decreto. Usted no puede llegar y decirles a varios sindicatos:
bueno, vamos a construir un sindicato de industria, porque todos son diferentes,
todos tienen sus cedes, todos tienen sus cosas. No son fáciles de construir, pero
se puede ir trabajando en ello.
Reestructuración significa también redimensionamiento, inclusive, por eso
van unidos reestructuración, redimensionamiento del movimiento sindical en una
perspectiva mucho más amplia. Miremos más hacia el barrio, hacia la comunidad,
hacia el país. Y la renovación, van unidas las tres Res para ver si somos
responsables de construir una sociedad distinta.
E: Muchas gracias Dr. Gómez.
JRG: Con todo el gusto.
Fecha: 26 de Julio de 2006. 10:30 am.
Entrevistado: Wilson Borja Díaz, Representante a la Cámara. Polo Democrático Alternativo.
Lugar: Edificio Nuevo del Congreso. Oficina 515.
Duración: 30 minutos.
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Entrevistador: Doctor Borja, ¿Cuál es la situación actual del sindicalismo en Colombia?
Wilson Borja: Bueno. El movimiento sindical en Colombia es un movimiento que
ha sido golpeado por los gobiernos; es un movimiento que agrupa una porción de
los trabajadores colombianos que no tienen leyes laborales en la práctica porque,
aunque existen, la realidad es otra. El sindicalismo se ha enfrentado a una
situación difícil después de la apertura económica que con la flexibilización laboral
ocasionó, entre otras, la reducción de afiliados, situación que obligó al movimiento
a tomar cartas en el asunto y a tratar de buscar otras fórmulas.
Lo segundo que tiene que ver con eso es el hecho de que el movimiento sindical
después de su mejor época reciente que fue entre el 9 de Enero de 1987, yo diría,
hasta el 2000, perdió una opción que era opción de preocuparse por los
problemas nacionales y no por los problemas de los trabajadores, únicamente.
Esa opción fue muy importante en su momento, entre el 97 y el 2000, porque
permitió a través del movimiento sindical que naciera el Frente Social y Político y
luego el proceso del FSP llevó al Polo Democrático y ha llevado a lo que
conocemos hoy como Polo Democrático Alternativo.
E: Esa opción de preocuparse por los problemas nacionales, de hablarle al país de otros temas y de participar en política ¿podríamos decir que es una
nueva estrategia del movimiento sindical o…?
WB: Siempre ha existido. Siempre ha estado. Lo que pasa es que algunos
dirigentes o ex dirigentes como yo, que planteamos la discusión colectiva, que
siempre buscamos lo colectivo, permitimos que esa discusión que ha tenido
siempre el movimiento sindical, esa actitud frente a los temas nacionales, pudiera
ponerse en las páginas de la prensa, por decirlo de alguna manera, o en la mesa
y en primer término. Eso nos llevó a que hubiese ese reconocimiento.
191
Pero el gobierno, el gobierno como el de Álvaro Uribe Vélez, ha venido cerrando
esa posibilidad; esa posibilidad de que el movimiento sindical pueda participar en
las cuestiones nacionales con la manipulación y el manejo que se hace, entre
otros, de los medios de comunicación.
E: Doctor Borja, ¿Qué factores cree Ud. han incidido en el protagonismo político de los representantes de los trabajadores?
WB: Yo creo eso. Mire: La decisión de crear el FSP, después del gran paro de los
trabajadores del Estado de Febrero de 1997. Ahí nos dimos a la lucha por el
presupuesto participativo; luego, en el año 98 hicimos el gran paro de todos los
trabajadores, de 21 días, nuevamente los trabajadores del Estado. En el 99 le
hicimos el gran paro cívico de 2 días al gobierno de Andrés Pastrana; en ese año
creamos el FSP por decisión de la Central Unitaria de Trabajadores, o sea que
proyectó a dirigentes como yo a la política. Por eso estamos hoy aquí. Yo creo
que ese fue un período muy importante en el movimiento sindical, insisto, entre
1997 y el 2000, porque logró proyectarnos a nosotros y por eso estamos aquí hoy
en representación no solamente del movimiento sindical, sino de mucha gente
que está en contra de todas las medidas que se han venido tomando desde 1990
hacia delante.
[Entrevista interrumpida por llamada]
E: Con esa proyección política que les ha dado el movimiento sindical y con
una base electoral importante como son los trabajadores, algunos
dirigentes sindicales han participado exitosamente en los comicios electorales de 2002 y 2006. ¿Qué relación existe entre los dirigentes, las
bases y los congresistas de origen trabajador?
WB: Bueno, la relación es que atendemos muchos problemas. En este momento
voy a reunirme con la Unión Sindical Obrera que me está esperando. Atendemos
muchos problemas de los trabajadores nacionales, nos volvemos voceros desde
192
aquí, desde el Congreso, de esos problemas de los trabajadores. Igualmente
presentamos proyectos de ley que les interesan a los trabajadores y participamos
en todas las discusiones de problemas nacionales que plantea el movimiento
sindical.
E: Doctor Borja ¿Ud considera que ha servido al movimiento sindical el ascenso de sindicalistas a la cartera de trabajo o protección social?
WB: Indudablemente. Yo creo que ha sido un factor de ayuda porque permitió, en
primer lugar, que dirigentes sindicales administraran, contrario a lo que dicen
otros de esos mismos dirigentes sindicales, como el señor Alcalde de Bogotá.
Permitió mostrar que somos capaces de tener una relación aún con gobierno, y
avanzar. Ahora: otra cosa es que se pensara, que no se guiara ese pensamiento,
en lo que yo llamo a cómo se crea el poder popular. De pronto esos
administradores nuestros no hicieron eso, y no lo hacen hoy, todavía. El caso de
Angelino Garzón o de Lucho Garzón, creo que no hacen la construcción del poder
popular, para lo que a nosotros nos interesa en el proceso de cambio democrático
y de creación de democracia que debe haber en el país. Creo que son avances
importantes que hemos tenido como movimiento sindical.
E: ¿Qué tanto ha cambiado su discurso sindical ahora, como congresista de
la República?
WB: Bueno, yo creo que no ha cambiado con respecto a lo que tiene que ver con
el movimiento sindical. Ha cambiado en el hecho de que yo hoy tengo que tocar
temas nacionales y de Bogotá por ser congresista de Bogotá, y de pronto el
movimiento sindical no está pendiente de ello. Por ejemplo, está el caso de hablar
de los cerros orientales o de la situación de los vendedores ambulantes. O lo
miran ellos de otra perspectiva cuando a mi me toca mirarlo de una forma más
real, por las relaciones que tengo con estos sectores.
193
A nivel nacional, el problema de la reforma tributaria que les interesa a ellos, a los
trabajadores, pero a mi es al que me toca accionar, presentar proyectos. Yo creo
que la diferencia es que me toca profundizar más en problemas que toca el
movimiento sindical.
[Entrevista interrumpida por llamada]
E: Ya llevamos 16 años de apertura y políticas neoliberales en la región.
¿Cómo explica el giro a la izquierda en América Latina desde la perspectiva del sindicalismo?
WB: Es muy claro. El giro a la izquierda no es un problema de la apertura. La
apertura y el modelo liberal no es sino lo mismo con las mismas: el mismo
capitalismo buscando perpetuarse en el poder y arrebatarle conquistas a los
trabajadores, en este caso. Entonces es la misma lucha que se ha desarrollado y
que se ve en la historia muy rápidamente.
En los años 60 fueron las guerrillas. Casi todas se fueron derrotadas a finales de
los años 60 en el cono Sur mientras que en el caso de nosotros en esa misma
década del 60, en el 64, comenzaron las guerrillas realmente y se mantienen. En
el 70 se dio lo que está viviendo hoy América del Sur: por la vía democrática tratar
de llegar a los gobiernos. No al poder porque, insisto, el poder se construye
después de llegar al gobierno. Llegar al gobierno no necesariamente es tener el
poder. Y fueron derrotados; fueron derrotados por las dictaduras. Violentamente,
como siempre lo ha hecho el capitalismo, a sangre y fuego. Luego en la década
del 80 volvieron las guerrillas y vinieron las revoluciones de Centroamérica y
luego viene otra época en la que por la vía democrática se ascienda. Pero sigue
siendo la misma posición de los pueblos, de los movimientos sindicales de poder
tener realmente democracia en estos países donde no existe.
E: ¿Cuál cree Ud. que debería ser el papel del sindicalismo en nuestro país?
194
WB: El papel del sindicalismo en Colombia es: Uno, meterse con los problemas
nacionales sin descuidar, indudablemente, los problemas particulares y dos,
conjuntamente con nosotros, cómo obtener leyes que traten de recuperar
verdaderamente el valor que tiene el trabajo o, más bien, la construcción de valor
que hace el trabajo, que es el único que construye valor. Y hoy esa construcción
de valor se queda en manos de unas minorías capitalistas en contra de todas las
poblaciones. Recuperar los espacios de democracia para la población, que
significa, igualmente, recuperar una tributación progresiva y real para que pague
el que tiene que pagar y no lo que sucede en nuestro país que pagan los de abajo
y los capitalistas son los que menos pagan impuestos en esta nación.
Recuperar derechos fundamentales de la población, no solamente de los
trabajadores, los derechos de salud, de vivienda, de educación… En fin. Ese es el
papel que siempre ha tenido el movimiento sindical pero que cada día obliga a
que se incluya más la gente, mucho más a la población en general dentro de esa
lucha que debe dar el movimiento sindical. Por ejemplo, la lucha que está dando
la Unión Sindical Obrera en este momento en que hacemos la entrevista, para no
permitir que se privatice ECOPETROL.
E: Doctor: Mucho se ha hablado sobre la crisis del sindicalismo: baja
sindicalización, persecución, etc. ¿Qué cree Ud que le hace falta al movimiento para ser más efectivo?
WB: Bueno, creo que le falta poder concientizar más a las bases sindicalizadas y
no sindicalizadas, porque todas sufren por igual. Poderle hacer ver cómo las
medidas tomadas por estos gobiernos lo que pretenden es seguir conculcando
sus derechos, seguir acabando el derecho de las prestaciones sociales, que es de
lo que se trata la deslaboralización.
Poder llevar una conciencia a la población, poder quitarse el estigma, que no
depende del movimiento sindical, sino del mismo sistema, del mismo medio y de
195
los mismos gobiernos de decir que los sindicatos son los responsables de las
situaciones que suceden en los países, cuando los verdaderos responsables son
los gobernantes como el que tenemos hoy.
E: ¿Qué balance haría Ud. del movimiento sindical en esta etapa de apertura
en cuanto a aspectos negativos, aspectos positivos y aspectos por resolver?
WB: Bueno lo negativo fue que fue muy golpeado el movimiento sindical entre
1990 y 1997; todo lo que sucedió con la apertura y el modelo. Inclusive llegó a
que hubiese desviaciones de dirigentes del movimiento sindical, aceptándose
hechos que no pueden ser aceptados económicamente. Que viendo que el
desarrollo económico de la nación se base en la inversión extranjera, cuando es
la que está explotando nuestros recursos e impidiendo nuestra posibilidad de
desarrollo económico.
Se cayó bajo el esquema de muchos dirigentes de que los responsables de lo que
sucedía eran los dirigentes sindicales. Eso fue fatal entre el 90 y el 97. Entre el 97
y el 2000 vino una época reciente de desarrollo fuerte de la lucha del movimiento
sindical, se enfrentó a todo ese problema de la privatización, entendió las
desviaciones que había y por eso logró meterse en todo este proceso político.
Esto no es una dádiva, es una conquista de los trabajadores, el hecho de que
tengamos dirigentes hoy en el Congreso de la República o gobernando en
algunas ciudades.
Lo tercero fue el hecho de que frente a ese avance, indudablemente viene la
reacción que fue golpearlo como está, que es la otra parte negativa. Creo que, de
todas maneras, hoy por hoy, el movimiento el movimiento sindical va a volver a
las alzas. Sin él, sin su movilización, sin su decisión de movilizarse, no podemos
nosotros garantizar los cambios democráticos en el país. No puede creerse que al
llegar al gobierno uno puede cambiar las cosas. En el gobierno lo que uno hace
es construir con las comunidades el poder popular. Es la única manera de cambio
196
que hay y para eso necesitamos las movilizaciones de los trabajadores y de todas
las organizaciones sociales.
E: Mil gracias Doctor Borja.
Fecha: 8 de Agosto de 2006. 1:00 pm. Entrevistado: Jaime Dussán Calderón, Senador de la República.
Lugar: Edificio Nuevo del Congreso. Oficina 304.
Duración: 1 hora.
Entrevistador: Senador Dussán, ¿Cómo ve Usted el sindicalismo
actualmente? ¿Cuál es su situación?
Jaime Dussán: Bueno, yo creo que el sindicalismo actualmente está en crisis
porque, en primer lugar, la mayoría de empresas importantes del país han
desaparecido y, en segundo lugar, las nuevas empresas en Colombia han
aplicado la política del destajo. Por ejemplo: ECOPETROL tiene hoy más
empleados por el sistema de contrato que empleados en planta, es decir, que la
Unión Sindical Obrera, un sindicato fuerte de industria en Colombia, se ha venido
reduciendo a 3000 afiliados mientras antes podía tener 7000 u 8000.
Los sindicatos de industria en Colombia se han acabado porque, en general, la
industria en este país se ha dedicado a la política de internacionalización, se han
vendido empresas y, sencillamente, liquidan los trabajadores y las nuevas
vinculaciones son vinculaciones de contrato. El sector bancario, igualmente, ha
liquidado los trabajadores cuando se venden los bancos del Estado, que han sido
vendidos a los bancos internacionales privados: hacen una liquidación y a los
nuevos trabajadores que llegan les prohíben la sindicalización. Hay mucho temor
por la sindicalización. En el campo colombiano no existen realmente empresas
grandes que puedan tener posibilidades de que sus trabajadores sean, de pronto,
vinculados mediante convención colectiva sino que, sencillamente, son contratos
por medio de otros.
197
El sindicalismo, yo creo, ha perdido su norte; le han faltado mayores iniciativas.
Se han dedicado mucho al tema de ingresos, derechos y reivindicaciones y no ha
presentado propuestas e iniciativas que tengan que ver con el interés colectivo del
país.
Sindicatos fuertes que operen en Colombia está el de los maestros, FECODE,
pero muy golpeado porque han aplicado la política de descontar los salarios
cuando hacen huelga y eso afecta su prima, sus cesantías, su pensión de
jubilación. Los sindicatos de industrias importantes en Colombia, como los de la
industria bananera, desaparecieron y quedaron muy pocos organizados. Los
sindicatos agrarios han, igualmente, desaparecido; el sector bancario ha sido
golpeado también y el sector oficial es realmente muy pequeño porque los
Ministerios se dedicaron a contratar la gente en lugar de tener empleados. Como
los persiguen, a la gente le da miedo ser sindicalista.
Yo no veo el sindicalismo de hoy fuerte como el sindicalismo de la década de los
70 o de los 80. Creo que parte de las huelgas grandes que hicieron los sindicatos
en Colombia no se hacen hoy. Las centrales obreras existentes que son tres –La
CUT, la CTC y la CGT- son organizaciones que han reducido por lo menos en el
50% sus afiliados; es decir que el sindicalismo de hoy debe tener por lo menos un
5%, digamos, y es supremamente grave para el desarrollo democrático de un país
y para la fortaleza de las empresas que no puedan hacer sindicatos.
Si ustedes se pasan por los supermercados grandes, no hay sindicatos; si
ustedes se pasan por la industria automotriz, no hay sindicatos; si ustedes pasan
por las nuevas industrias textiles en Colombia, que son pequeñas, no hay
sindicatos. Es decir que a la gente como que la condición que le ponen estas
empresas que tienen inversión de capitales extranjeros es no tener una
organización sindical. Por eso se ha disminuido mucho la afiliación sindical en
Colombia y la política, digamos, de reprimir a los trabajadores organizados ha
198
llevado a que la gente prefiera tener el empleo que volver a organizarse
sindicalmente.
Nosotros hemos reclamado en el Congreso de la República normas y medidas
que permitan que, definitivamente, el sector sindical pueda tener apoyos
importantes del gobierno. Ese es un elemento: la represión Estatal, la represión
por parte de las empresas. Y hay un segundo elemento que ha influido mucho en
la persecución sindical y en la desaparición de los líderes sindicales, que es el
asesinato, la amenaza y el destierro. Eso ha sido denunciado permanentemente
por parte de las centrales y los organismos internacionales; inclusive la OIT ha
sacado protestas muy grandes y la Comunidad Europea se ha preocupado.
Recientemente se ha dicho por parte del gobierno que se está gastando mucho
dinero cuidando sindicalistas y en el discurso del Presidente de la República, en
su posesión del 7 de agosto, dedicó un buen párrafo diciendo que se había
preocupado mucho por evitar que se sigan asesinando dirigentes sindicales en
Colombia y persiguiendo sindicalistas en el país. Yo creo que hoy deben estar por
lo menos unos 5 o 6000 dirigentes o activistas sindicales perseguidos,
desaparecidos, asesinados y eso asusta a cualquiera. Hay muchos temores
acerca de eso.
E: Doctor Dussán, ¿qué parte de la responsabilidad de la crisis que usted menciona, podríamos decir, recae en la dirigencia sindical?
JD: Yo creo que buena parte. Los dirigentes sindicales tienen que tener la
capacidad de analizar el momento político, la situación en que se debate el país y
deben tener la capacidad de dar respuestas que no afecten a sus organizaciones
sindicales y a sus afiliados. Yo creo que la labor del sindicato es proteger a sus
asociados y buscar reivindicaciones y mejores condiciones de vida y de trabajo
para sus miembros. No supimos analizar el momento político y muchas veces nos
lanzamos a aventuras que no alcanzaron más allá de una protesta, y no logramos
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los propósitos y las reivindicaciones que se querían para que los trabajadores
vean respuestas tangibles y puedan tener confianza en su organización sindical.
Pongo un ejemplo mío: Cuando terminó la Constitución del 91, el gobierno
propuso reglamentar la educación. Pretendía municipalizarla, privatizarla e incluir
los maestros en la ley 100, porque no estaban en esa ley. Nosotros organizamos
una huelga contra el presidente Gaviria y fuimos a negociar con él posteriormente
y luego de ciertas amenazas. El presidente nos dijo “voy a declarar ilegal la
huelga, voy a ordenar el despido de los dirigentes” y nosotros teníamos un
sindicato fortalecido y respondimos con una acción nacional que mostró al
gobierno que nosotros teníamos fuerza: nos tomamos todas las plazas del país,
trajimos más de 70 mil personas a la Plaza de Bolívar y empezamos a caminar de
todos los departamentos hacia la capital de la República. Teníamos la capacidad
de mostrar fuerza con los afiliados que estaban en huelga y de generar, de alguna
manera, un problema de orden público nacional. Cuando ya teníamos, digamos,
el punto límite de la protesta, pasaron 30 días presionando para que llegáramos a
una negociación exitosa: mejoramos la situación de los maestros, mantuvimos el
régimen pensional y prestacional de los maestros, logramos mejorías salariales y
no permitimos municipalizar ni privatizar la educación, entonces el magisterio vio
un hecho tangible. Posteriormente, ocho años después, FECODE organizó una
huelga por la modificación del régimen de transferencias que propuso el gobierno
nacional, que era el gobierno del presidente Pastrana. El sindicato estaba
bastante débil. El gobierno aprobó la ley en el Congreso de la República, derrotó
la huelga de los maestros y ordenó descontar la semana y sancionar a los
maestros. Eso llevó a una desilusión total y a una pérdida de confianza en los
dirigentes porque no supieron mirar el momento político: el gobierno tenía la
mayoría en el Congreso, no teníamos una cuota suficiente para mostrar,
digamos, que derrotaríamos el gobierno. Es eso. Son ejemplos en los que la
dirigencia tiene que saber el momento político.
Cuando el referendo: nosotros unimos todos los sindicatos contra el referendo y
nos dedicamos a eso, a mostrar que el referendo tenía cosas peores que los
200
beneficios que podía traer al pueblo colombiano y la acción organizada de todos
los sindicatos del país y las centrales dio como resultado que el gobierno no
ganara la mayoría para el referendo y las preguntas que afectaban a los
trabajadores, como el tema de transferencias, el tema de garantías sindicales, de
derechos pensionales no pasaron. Hay que saber ubicarse en el momento.
Nosotros como partido político de oposición, el Polo Democrático, tenemos una
gran influencia en las acciones sindicales más importantes del país y en el
congreso de noviembre del partido vamos a revisar el tema del sindicalismo en
Colombia. Ésto, para orientar la dirigencia sindical de tal manera que ella vuelva a
organizarse de una forma que permita volver a tener la fortaleza del sindicalismo
colombiano de antes. Los parlamentarios vamos a presentar iniciativas en el
Congreso que permitan y obliguen el derecho sindical y el derecho a organizarse
sindicalmente porque, repito, es muy malo para la democracia colombiana que no
existan sindicatos. En el mundo hay sindicatos muy fuertes, como en Estados
Unidos, en Europa y en Méjico y aquí se ha debilitado mucho, unas veces por
equivocaciones nuestras, pero los hechos más contundentes son el
desconocimiento a los derechos sindicales, en primer lugar, y en segundo lugar,
las amenazas que se han venido dando y los asesinatos y esas acciones en
contra del movimiento sindical.
E: Doctor Dussán, hace un momento le comentaba que nuestro tema es el sindicalismo en la etapa de Apertura Económica y en el proceso de
globalización. ¿Cómo cree usted que enfrentó la organización sindical estas
nuevas condiciones que le cambiaron un poco las reglas de juego?
JD: Bueno, yo creo que el sindicalismo colombiano fue muy golpeado, porque en
la apertura se acabaron las más importantes empresas industriales y las
empresas estatales se vendieron al sector privado. Como eran nuevas empresas
liquidaron a los trabajadores, a los nuevos trabajadores que llegaron no les
permitieron la organización sindical y llegó la política de la contratación. Usted
recuerda que Pastrana acabó con la Caja Agraria, ahora vendieron a Telecom y
201
vendieron todas las empresas de comunicaciones del país, todas las
electrificadoras de Colombia, yo creo que el 90%. Las empresas públicas las
privatizaron, los servicios de agua, luz, teléfono se volvieron privados en
Colombia. Todas esas instituciones se acabaron, como se acabaron las
organizaciones sindicales; las multinacionales que ingresan al país generan
empleo, pero empleo muy barato y sin posibilidades de derechos pensionales,
prestacionales para los trabajadores y menos la posibilidad de sindicalizarse.
Yo creo que el sindicalismo ha sido muy golpeado de esta manera, y digamos que
nuestra consigna en la época de la globalización, que fue muy acelerada en el
gobierno de Cesar Gaviria, fue una respuesta muy radical: no a la apertura, abajo
el neoliberalismo. Nos faltó enfrentar la apertura en la realidad, sabiendo que se
iba a dar y que era necesario proteger las organizaciones y de alguna manera
buscar negociar algo importante para que se protegieran las empresas y los
trabajadores pudieran continuar organizándose sindicalmente y no perdieran sus
derechos pensionales. La Caja Agraria creo que se equivocó, de alguna manera;
al sindicato, que se quedó pegado de las máquinas, el gobierno lo sacó un día
con un decreto diciendo que se acababa la Caja Agraria. Igualmente en Telecom,
donde se quedaron pegados de los cables y no buscaron la negociación que por
lo menos garantizara la vida de los trabajadores y condiciones de los
trabajadores. La apertura fue un golpe terrible, y yo creo que de los más duros
que ha recibido el sindicalismo en Colombia.
E: Bueno Doctor Dussán: el sindicalismo de antes estaba más enfocado a
reivindicaciones económicas y a lograr mejores condiciones de vida para
sus bases. Actualmente vemos que personas como Usted o el Representante Wilson Borja, que han sido dirigentes sindicales, se han
integrado a la política. ¿Nosotros podríamos interpretar eso como que el
sindicalismo amplió sus objetivos o es simplemente una nueva estrategia del movimiento sindical para obtener mayores logros?
202
JD: Digamos que nosotros no fuimos candidatos de los sindicatos. Ni Wilson
Borja fue candidato de la Federación de Trabajadores Estatales, ni yo fui
candidato de FECODE, porque los sindicatos son pluralistas, su militancia es de
todos los partidos políticos y no institucionalmente se es candidato de una
federación, de un sindicato o de una confederación. Yo abrí el camino hace doce
años porque nosotros hacíamos parte de la Alianza Democrática M-19; todas las
organizaciones, digamos, de la izquierda democrática ayudamos a refundar un
partido político después de la constitución del 91 como una experiencia de paz.
Nosotros no éramos del M-19, éramos un elemento social- demócrata, pero ello
tuvo fracaso, este movimiento no tuvo éxito. Yo fui candidato con ellos al Senado
de la República, y no llegué al Congreso. Posteriormente nos lanzamos varios
dirigentes de izquierda democrática a nombre de movimientos políticos. Cuando
yo era presidente de FECODE yo creé el Movimiento de Educación, Trabajo y
Cambio Social y después Partido Social Demócrata; el Partido Social Demócrata
ayudó a fundar el Polo Democrático: primero el Polo Democrático que ayudó a
llegar a Lucho Garzón a la alcaldía, que se llamaba Polo Democrático
Independiente, y después Polo Democrático Alternativo.
Lo que pasa es que por la condición de ser dirigentes los maestros nos votaron y
a Wilson Borja los trabajadores estatales y eso como que antojó a algunos
dirigentes sindicales que, dentro de los partidos políticos, pensaron que teniendo
una militancia importante dentro del movimiento podrían ser candidatos y este
período, el que estamos iniciando en este momento en el Congreso de la
República, en el Polo Democrático los dirigentes sindicales casi somos mayoría
pero estamos en nombre del partido político. Wilson Borja era del Partido
Comunista, o es del Partido Comunista y entró al Polo; Gloria Ramírez, que fue
presidenta de FECODE, es del Partido Comunista y entró al Polo; Alex López,
que es Senador de la República del departamento del Valle, era el presidente del
sindicato de Empresas Municipales de Cali –EMCALI-, primero llegó a la Cámara
y luego al Senado, pero era del Frente Social y Político, el partido del maestro
Carlos Gaviria. ¿Quién más…? Jorge Guevara, que fue presidente de FECODE,
era mi segundo renglón al Senado de la República. Ahora dijo “ensayemos
203
porque podemos ir juntos” y de alguna manera se repartió la votación y llegó al
Congreso. Pero no fue él solo apoyado por FECODE porque FECODE también
apoya a Luis Carlos Avellaneda, que tiene influencia en este sindicato, y apoya a
Jorge Robledo, que también tiene influencia en un grupo de maestros que militan
en el movimiento.
Es más la condición de ser dirigentes sindicales visibles e importantes en los
partidos políticos de izquierda. En estos días alguien dijo en el Polo que había que
“des-sindicalizar” el partido porque la mayoría de los dirigentes del Polo
nacionalmente son dirigentes o fuimos dirigentes sindicales. Yo les dije que es
muy bueno que la otra sociedad civil, la de las mujeres, la de los jóvenes, la de los
abogados, la de los empresarios, se metan al Polo y tengan posibilidades de
representarnos porque nosotros hoy somos mayoría; los dirigentes del Polo que
somos parlamentarios tenemos origen sindical.
Ahora, ¿que es bueno para el sindicalismo? Sí, porque nosotros desde aquí
defendemos las reivindicaciones de los trabajadores. Yo he defendido todo el
tiempo, los 12 años, la educación y en muchas ocasiones e impedido que les
quiten los derechos a los maestros y a los trabajadores estatales pero hacen falta
voceros de los campesinos, de pequeños industriales, de comerciantes. Por
ejemplo el senador Robledo representa un poco el sector agrario, sobre todo los
arroceros, los algodoneros y esa gente que fue muy golpeada y será muy
golpeada por lo que va a ser el Tratado de Libre Comercio.
Nunca FECODE ni ningún sindicato ha tenido institucionalmente candidatos. Las
declaraciones de FECODE, por ejemplo, dicen: “Invitamos a los maestros de
Colombia a votar por los candidatos que se parezcan a nuestros derechos”. Los
que más se parecen somos nosotros, que fuimos sus dirigentes y no nos fue tan
mal.
204
E: Doctor Dussán ¿Qué otros factores, cree Usted, han incidido para que
estos representantes de los trabajadores, con los que ellos se identifican, hayan llegado al Congreso?
JD: Yo creo que los maestros y los trabajadores han visto que las decisiones
fundamentales se toman en el Congreso de la República y en el gobierno,
entonces hay como una especie de replanteamiento. La gente empezó a ver al
sindicalismo no solamente en el papel de la oposición, sino como posibilidad de
alternativa política y creo que los dos ejemplos más importantes, muy recientes,
son la elección de Lucho Garzón como alcalde de Bogotá y la elección de
Angelino Garzón como gobernador del Valle.
Lucho era presidente de la Central Unitaria de Trabajadores de Colombia;
Angelino fue secretario general de la CSTC, que era la central de los comunistas
y desapareció hace 20 años con la fundación de la CUT, de la que también fue
secretario general y después, como secretario general, fue constituyente igual
que Abel Rodríguez que era presidente de FECODE. Fueron los dos
constituyentes. Angelino después fue Ministro de Trabajo y de Seguridad Social y
ahora gobernador, entonces la gente empieza a mirar que nosotros no nos hemos
quedado solamente en el grito de la oposición sino también en la alternativa
política.
Yo creo que el ejemplo más reciente que hemos tenido como fuerzas
democráticas de izquierda es la candidatura de Carlos Gaviria; digamos, además,
que es la primera vez que la izquierda y el sindicalismo hemos estado unificados y
hemos ganado una votación muy representativa. Le ganamos al Partido Liberal y
fuimos las dos opciones vistas en Colombia: la del señor Presidente Uribe y la del
señor candidato Carlos Gaviria. Una derecha muy bien organizada en torno al
presidente Uribe como su último estandarte. Yo creo que lo que quería la
oligarquía colombiana y el empresariado nacional era Uribe y por eso lo
reeligieron teniendo oportunidades como la izquierda de Gaviria; de todas formas
ya se empieza a ver la izquierda como una opción real de poder igual que otros
205
gobiernos de América Latina: Chávez y Lula, sindicalista, la Señora de Chile, el
señor presidente de Uruguay, lo que está pasando en Bolivia. En estos países de
América Latina hay cambios sustanciales, entonces lo que queda un poco
atravesado es Colombia y tal vez Ecuador o Perú, que son otras excepciones. Ya
empiezan no a vernos como los enemigos del establecimiento, sino que empiezan
a ver que nosotros de alguna manera ingresamos al él. A la gente le parece mejor
tener más voceros en el Congreso de la República y nosotros molestamos
bastantico: somos poquitos, pero somos escandalositos.
E: Doctor Dussán: la semana pasada tuvimos la oportunidad de entrevistar
al Doctor Borja y él nos hablaba de que el sindicalismo les había dado esa
proyección política para que ellos alcanzaran curules en el Congreso. ¿Qué relación tiene usted con las bases sindicales y con la dirigencia sindical?
¿Hay una relación directa?
JD: Es que te dije que toda la dirigencia sindical en Colombia, yo diría que el 90%
de los dirigentes sindicales en Colombia, hoy son del Polo. Hace un año hicimos
el Polo Democrático Alternativo y entonces todas las fuerzas de la izquierda
existentes en Colombia, de existencia legal - aquí desechada la lucha armada, ni
FARC, ni ELN- se unificaron en torno a este partido, al Polo.
Los dirigentes sindicales de los sindicatos más importantes de Colombia eran de
los partidos que ingresamos al Polo y ahora más relación directa tenemos con
ellos. Digamos, de alguna manera, que hemos ejercido o estamos ejerciendo
jefatura política sobre los dirigentes sindicales en Colombia. Por eso te digo que
nuestro congreso del mes de noviembre y de los primeros días de diciembre, uno
de los temas que va a tocar es el papel del sindicalismo colombiano, en la
construcción de democracia, en el fortalecimiento de producción nacional, que
son temas importantes. Ejemplo: la principal dirigencia que apoya mi candidatura
al Senado de la República es sindical; los dirigentes de veinte departamentos de
Colombia que eran mis líderes para mi aspiración a ser Senador de la República
fueron del magisterio principalmente y de sindicatos estatales de los que también
206
obtuvimos apoyo. Igual Wilson, igual Alex López lo obtuvo en el sindicato de
Empresas Municipales de Cali; Gloria Ramírez igualmente en los maestros y
Jorge Guevara también. El aporte que han hecho los maestros a la construcción
del Polo es del 50%. Han sido muy importantes y la razón es que con los
dirigentes sindicales, como nosotros, que llegamos al Congreso de la República,
la gente empezó a ver que sí es posible desde aquí defender derechos y
reivindicaciones sindicales y políticas sociales sobre la base de actuar
moderadamente, entendiendo que aquí hay que concertar.
Otros ejemplos: En la reforma pensional que presentó el presidente Uribe decía
“no hay excepciones: todos los trabajadores van a la Ley 100”. Yo negocié hace
dos años y medio con el propio presidente mantener la excepción para los
maestros, luego los maestros no van al régimen común. Los maestros tienen el
fondo de prestaciones sociales del magisterio y su régimen es diferente; los
maestros se pensionan a los 55 años de edad, mientras que los trabajadores a los
62 y 65; los maestros tienen el fondo de contratación del servicio médico
asistencial colectivo, los otros es individual. Los maestros mantienen su estatuto
docente, su estabilidad laboral en el estatuto docente y el resto de empleados no.
La gente dice “mejor que tengamos más voceros” y nos ha visto enfrentar
inclusive al Ministro de Hacienda del Presidente Pastrana, el Doctor Juan Manuel
Santos hoy Ministro de Defensa. Él sufrió una derrota en el congreso por una
propuesta mía después de que lo enfrenté en la plenaria del Senado porque
pretendía quitarles algunos puntos a los maestros. Es ahí cuando la gente dice
“definitivamente hay unos dirigentes nuestros que nos defienden” y en nosotros
encuentran amigos de sus derechos.
El sindicalismo ha sido una buena experiencia, pero nosotros luchamos porque no
solamente sean nuestras inscripciones, porque es muy grave pues que solamente
los sindicatos tengan la fuerza dentro del partido para venir al Congreso.
Queremos que se organicen otros sectores que están hoy con nosotros. Es muy
importante que estén.
207
E: Doctor Dussán ¿qué tanto ha cambiado su discurso ahora, como Congresista de la República, comparado con el de su época de dirigente
sindical?
JD: Yo creo que bastante.
E: ¿Por qué? ¿En qué modo?
JD: Bueno porque indiscutiblemente en el Congreso de la República se actúa,
digamos, individualmente. Cuando yo dejé la presidencia de FECODE en el año
de 1994 yo era un General de tres soles. A mí el Ministro de Educación Nacional
me decía “es que usted no sabe concertar”, se ponía berraco conmigo, y yo le
decía “no es eso Ministro, solo que a veces toca”, convocaba la junta nacional de
FECODE y acababa en una huelga nacional en la cual yo tenía 270.000
maestros, por lo menos, protestando y haciendo huelga en la calle. En cambio,
cuando yo llegué aquí al Congreso de la República, el primer día que pegué un
grito me votaron 101 en contra (risas).
Uno aquí aprende a concertar. Cuando llegué al Congreso no llegué solamente
siendo un dirigente de la oposición ni me ubiqué en el comportamiento que tenían
los dirigentes de izquierda. Estábamos en ese momento tres Senadores de
izquierda: uno del Partido Comunista, aunque lamentablemente lo asesinaron,
que era Manuel Cepeda; uno del MOIR, que era el Dr. Santos que venía de la
Unión Sindical Obrera y yo, que venía del sindicalismo pero mi comportamiento
era un comportamiento socialista-democrático.
Yo vine a conseguir reivindicaciones para el gremio, entonces pacté apoyar al
Presidente, que era el Dr. Samper, en proyectos e iniciativas en el Congreso de la
República sobre la base de que existieran proyectos e iniciativas importantes para
los maestros. Le pongo un ejemplo: los empleados públicos le decretaban cada
año un incremento salarial y decían el 10%. Y yo logré que, además de ese
incremento cada año, además de ese 10%, se pusieran 8 puntos adicionales para
208
los ellos. Entonces si era 10% los maestros recibían 18%; sí era 12%, como fue
una vez, llegamos al 20%. Y eso lo veían obviamente porque ellos lo reciben en el
cheque. Los maestros llevábamos 30 años pidiendo la prima de vacaciones, algo
que nunca habíamos tenido, y yo les conseguí la prima de vacaciones en un
pacto con el gobierno.
Uno aquí ya aprende a que tiene que pactar. En el plan de desarrollo del
presidente Uribe yo pasé de la Comisión de Educación y a la Comisión
Económica. ¿La razón? Ninguno de los parlamentarios quería estar en la
Comisión Económica, que es fundamental. Allá aprendí porque yo soy profesor,
no economista. Me tocó aprender rápidamente. Y en el plan de desarrollo del
presidente Uribe metí cuatro artículos que pueden haberle costado al gobierno
casi un billón. Yo he recuperado derechos de los maestros colombianos, pago de
primas, de bonificaciones, de subsidios, de prestaciones. Todavía les están
pagando; todavía están vigentes esos artículos del Plan de Desarrollo de personal
administrativo de la educación.
Uno aquí aprende a concertar con los partidos políticos. Ahora que hay ley de
bancadas, nosotros somos la oposición con el Partido Liberal Colombiano. Por
ejemplo, acabo de venir de una reunión en la que estábamos trabajando por la
integración de las comisiones legales y especiales. Entonces uno dice: “¿Cuántos
votos tienen ustedes?”. Nosotros tenemos 12 votos y Senadores del Partido
Liberal son 17. Entonces decimos “somos 30 y tenemos derecho al 30% de la
representación; éstos son los nuestros y éstos del Partido Liberal y ustedes,
uribistas, que son más o menos un sancocho nacional, pónganse a votar.
¿Quiénes son los suyos?”. No necesitamos ponernos a votar uno por uno,
concertamos, pero a la oposición la cascamos. ¿Toca hacer oposición? Le
cascamos; cuando hay proyectos e iniciativas importantes las apoyamos. Casi no
hay buenas, pero por lo menos nos defendemos.
209
E: Bueno, doctor Dussán: Teniendo en cuenta, un poco, las políticas
antisindicales y teniendo en cuenta la inequidad que hay en la sociedad colombiana, ¿cuál cree que debería ser el papel del sindicalismo?
JD: Yo creo que el papel de los sindicatos es construir democracia y construir
democracia es la propia existencia de las organizaciones sindicales, que deben
trabajar por proteger sus instituciones. En estos días vinieron unos trabajadores
de ECOPETROL a hablar con los parlamentarios del Polo. Ellos nos explicaron
por qué era malo vender la empresa, el 20% de la empresa. Yo les hice esta
reflexión: “Vamos a suponer que lo vendan. Busquemos que no vendan otro
30%”. Eso pasó en Telecom, que vendieron el 50.001% y lo privado quedó dueño
de lo público.
El sindicalismo tiene que ir mostrando en sus propuestas e iniciativas que son
posibles las políticas públicas y que no se requiere trasladar las obligaciones
públicas al sector privado buscando eficiencia. Pongo otro ejemplo: El presidente
Gaviria tuvo la sugerencia del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional
de referirse a la experiencia chilena en educación, que había sido buena en el
gobierno del presidente Pinochet. Esto, en el sentido de que se privatizara el
estudio y se municipalizara la escuela. Nosotros demostramos en toda la plenaria
de la discusión, cuando se hizo la ley de la educación y la ley de transferencias
que se llamó la ley 60 de 1993, que era posible tener una escuela pública de
calidad. Entonces los maestros nos comprometimos a la defensa de la educación
pública, en el mejoramiento de su calidad y el profesionalismo de los maestros.
Hoy hemos mejorado notoriamente, hemos competido con la escuela privada y le
hemos ganado a la escuela privada. Estamos demostrando que la escuela pública
es más eficiente.
El sindicalismo tiene que evitar que se privaticen las empresas. Ahora: las
empresas no solamente se privatizan por la situación sindical, esos es paja. Las
empresas se privatizan por la ineficiencia en la administración del Estado con la
que de alguna manera colaboran los trabajadores alcahueteando eso, pero los
210
que son sus responsables es la dirección. Pongamos otro ejemplo: el Seguro
Social. El Seguro Social lo van a acabar: el gobierno acaba el Seguro Social y
crea otra nueva institución. Entonces coge este Seguro Social, que tiene una
deuda muy alta, coge a los trabajadores y les dice: ustedes tienen la opción de
pensionarse, de recibir una liquidación, como una especie de negocio para que se
vayan, le dan una bonificación y vuelven y empiezan otro Seguro Social. Ese
nuevo Seguro Social puede ser peor del que había terminado, es decir, puede ser
peor el remedio que la enfermedad, porque no hay eficiencia en el sector público.
Los sindicatos tienen que tener la obligación y la responsabilidad de vigilar y
denunciar lo que pasa en sus instituciones. En muchos casos, y creo que eso hay
que hablarlo con franqueza, los sindicatos han constado hechos de corrupción en
las empresas sencillamente porque les mejoran su convención o porque les dan
cosas.
Hace algún tiempo, tal vez unos 20 años cuando ustedes estaban recién nacidas,
los gerentes de las empresas, sobre todo los industriales y en algunas del Estado
se incluían en las convenciones. Entonces el gerente de ECOPETROL, el
Presidente de ECOPETROL, el presidente de la electrificadora, el Presidente de
la empresa de agua o de teléfonos hacia parte de la convención colectiva,
entonces tenía beneficios: los hijos, por ejemplo estudiaban gratis, compraban la
leche con el 50%, como el caso de ECOPETROL. O el caso de Colpuertos de
Colombia, que tenía la corrupción más grande, tenía Gerentes que se hacían
nombrar cuando iban a cumplir su pensión, y salían con pensiones de 35 o 40
millones de pesos. Hubo trabajadores de empresas que salieron con pensiones y
cesantías de 150.000.000, sobretodo en el sector, digamos, de la Flota Mercante
Grancolombiana, de Puertos de Colombia, de alguna manera las empresas
industriales del Estado. Eso era una alcahuetería.
El sindicalismo tiene que ser propositivo, tiene que presentar propuestas e
iniciativas que permitan el desarrollo económico del país. En países europeos el
sindicalismo es muy fuerte y organizan cooperativas, y las cooperativas de
trabajadores contratan con el Estado, en construcción, desarrollos agrarios,
211
desarrollos industriales, comerciales. Yo recuerdo alguna vez que el gobierno de
Nueva York no tenía con que pagar el salario de los maestros y el sindicato de los
maestros le prestó al Estado para que los pagara los salarios, ellos tenían
ahorros, tenían cooperativas, tenían empresas muy fuertes…
E: Doctor Dussán: para hacer ésta construcción de democracia, para todo esto que usted acaba de mencionar. ¿Qué tiene que tener el movimiento
sindical? ¿Qué le hace falta para ser más efectivo?
JD: Yo creo que hay que dar garantías constitucionales a los trabajadores para
que se organicen sindicalmente y no sean amedrentados y aterrorizados por el
Estado Colombiano. Yo creo que en Colombia, sobre todo en los últimos dos
gobiernos, en el gobierno del presidente Pastrana y en el del Presidente Uribe en
los últimos ocho años, hay una conducta antisindical muy grave en el gobierno y
en los patronos, en los empresarios. Y hay persecución permanente hacia los
trabajadores, es decir, no los dejan respirar. Siempre que hay la presentación de
una convención, de un pliego de peticiones para una convención colectiva, se
aplicó una política del Estado de Colombia, que es el contrapliego. Si el trabajador
o el sindicato presentaban un pliego de peticiones, la empresa presentaba un
contrapliego, entonces ponían a los trabajadores a discutir ese contrapliego. Si el
trabajador decía: 10% de incremento salarial, el empleador decía: bajar un 10%
del salario, cuando el trabajador decía: 10 pesos más para la beca de los
muchachos en el colegio o en la universidad, el contrapliego le quitaba los
derechos a las becas a los trabajadores. Entonces quedaban en ceros y el
trabajador decía: bueno, sigamos con la convención colectiva que esta. Entonces,
se iba mermando y mermando, por el valor adquisitivo del salario y con la crisis y
se fueron acabando las instituciones, A mi una vez me dijo un Ministro del
presidente Gaviria, “Doctor Dussán yo lo voy a denunciar” “¿por qué?”, le
pregunté. “Porque a usted se le olvido el primer punto del pliego. El primer punto
del pliego era de la defensa de la educación pública, ¿y por qué no lo toca?”. Le
dije: “es que yo soy el presidente de FECODE no el presidente de la República,
cuando yo sea el presidente de la República entonces me dedico a ese tema,
212
ahora me dedico a defender mis trabajadores”. Yo le dije que era mejor un ejercito
cohesionado que un ejército desmoralizado. Entonces uno tiene que saber a que
hora retira el ejército. Pero a mi no me pueden poner a combatir el ejército con
escopetas de fisto frente a cañones. Entonces, hay que saber lo que se llama la
estrategia, la estrategia de negociación….
Por eso los sindicatos tienen que tener primero garantías y segundo, los
sindicatos tienen que saber los límites que se dan en una sociedad en crisis,
porque es que hablemos de la nuestra, la nuestra es una sociedad en crisis, en
crisis económica, en crisis política. A la sociedad colombiana lo que más la ha
impregnado es el narcotráfico y la corrupción. Creo que esos dos males son unas
plagas que han acabado con todo el país y que han dado origen a un tercero, que
es el que nos afecta a todos los días, que es la violencia. La violencia se
responde con violencia. En estos días me pasaron el presupuesto Nacional, por
aquí lo debo tener. El gobierno invertirá el presupuesto de 107, 109 billones de
pesos en seguridad, estamos invirtiendo actualmente entre 70 y 80 billones,
ustedes se imaginan que haríamos con 30: crearíamos empleo, democracia,
tendríamos que considerar otros destinos, pero no es posible, porque ahí esta el
conflicto. Uno responde coyunturalmente: Si ustedes se acuerdan del discurso, el
presidente ayer dijo: yo no quiero decir que no estoy para una política paz, pero
me da miedo avanzar en las políticas de paz y descuidar la seguridad
democrática. La seguridad democrática es coyuntural. Nosotros nos gastamos la
plata teniendo policías y soldados en carreteras, yo venía ayer de Girardot a
Bogotá para la posesión del presidente Uribe y conté 72 retenes. Nosotros hemos
aumentado nuestros soldados y policías y no hemos hecho otras cosas, eso es
lamentable, en vez de crear empleos, crear empresas y cosas de importancia
para el desarrollo económico y social del país.
E: Bueno Doctor Dussán: ¿Qué balance puede hacer usted del sindicalismo en esta etapa de Apertura? En cuanto a cosas positivas, negativas…
213
JD: Lo negativo es una apertura indiscriminada. Yo creo que la gran equivocación
del presidente Gaviria fue la Apertura, yo no me opongo a la Apertura, ni me
opongo a la globalización ni a la internacionalización. Lo que pasa es que
nosotros no estábamos preparados, ni el gobierno, ni la sociedad, incluida la
organización sindical, para la apertura. A nosotros nos dicen: ustedes porque se
oponen al tratado de libre comercio. Porque tenemos la experiencia de la
Apertura, es que la Apertura Económica barrió con el país. ¿Cómo puedes tu
competir con la Apertura Económica?
Aquí entraron todos los canales de televisión extranjeros. Entonces a uno lo
ponen a ver “Los Reyes”, que es una novela horrible, o “Hasta que la plata nos
separe”, que creo que es otra novela, teniendo la posibilidad de ver un buen
programa cultural de un canal norteamericano. Uno prefiere ver las noticias de
CNN y se informa mejor que viendo las cuatro pendejadas que dicen aquí en
Colombia, como que se estrelló un carro, que mire la violencia todos los días, que
mataron… Necesitamos programas que formen, con capacidad de competir.
¿Cómo competimos con Mc Donalds, con los Éxitos? Con todos los capitales,
porque ellos llegaron, compraron las empresas y acabaron los sindicatos.
No había capacidad de competir. La apertura abre las puertas, entra todo el
mundo y nosotros no tuvimos la capacidad de sacar nada. Ahora nosotros
tenemos una desgracia, y es un problema que apenas estamos resolviendo en
nuestras universidades, que es que nosotros no estamos preparando a nuestros
jóvenes para que construyan. Si nosotros no somos capaces de construir
conocimiento, si no somos capaces de construir ciencia para competir.
Sencillamente a nosotros nos invaden. Alguna vez me dijo la Asociación de
paperos de Colombia, en algún congreso de ellos o un foro “Senador, usted nos
tiene que ayudar porque Mc Donalds trae la papa de afuera”. Hay muchas
instituciones que todo lo traen de afuera, así haya producción nacional. Yo me
reía un día cuando aterrizó el presidente Clinton en Colombia porque le trajeron la
comida y el agua en el avión. Todo, absolutamente todo se lo trajeron, así que
214
ellos ni siquiera confiaban en el agua que se produce aquí, esa que venden en
botellita.
Nosotros no estamos preparados para competir. Definitivamente no lo estamos. Si
tú ves, todo el crecimiento económico, entre comillas, que hemos tenido en estos
15 años de apertura económica, ha sido de afuera nada más. ¿Qué se acuerdan
ustedes que puedan resaltar de nuestra producción que compita afuera? No hay
nada. Nosotros somos excelentes productores avícolas, pero los americanos con
el TLC nos van a vender cuartos traseros de pollo. Entonces un hombre del
común que compraba una libra de pollo a 1600 pesos y ahora se la dan a 800
pesos, ¿qué se va a preocupar por que sea nacional o extranjera, si él lo que
necesita es darle de comer a su familia? Tal vez no se detiene a pensar que en un
año ha dejado a 60 mil trabajadores sin empleo.
Ahí viene el desastre porque nosotros nunca hemos estado preparados para
competir. Yo fui tal vez a unos ocho debates y a rondas del TLC y siempre les
decía a los empresarios “Ustedes son torpes”. ¿Por qué? Cuando se acabó el
siglo yo prendí los televisores para ver todos los mensajes. El presidente de
Colombia, que era Andrés Pastrana, dijo que en los dos años que faltaban de
gobierno iba a hacer la revolución más grande del mundo, iba a hacer la paz,
todo. En fin, el tipo habló de mil cosas. En cambio el primer ministro de Japón,
cuando habló, dijo que “el desafío de Japón y de Asia en los próximos 2 milenios,
serían éstos…” y dijo tres o cuatro cosas. Dijo “En dos mil años somos más
importantes que Estados Unidos”. Pero en dos mil años, no en dos años. No
tenemos proyecciones. Si una empresa y en el caso de ustedes, que son
administradoras, no tienen una proyección de largo alcance no pueden hacer
mucho; se necesitan proyectos a largo plazo.
Nosotros, los dirigentes sindicales, tenemos que reunirnos para hacer un balance
de cuál es nuestra realidad o un inventario, podríamos decirlo en términos de una
empresa, para saber cuál es su haber y proyectarse. Yo creo que lo primero que
tiene que hacer la dirigencia sindical colombiana es trabajar por lograr mayor
militancia sindical, hay que lograr la afiliación, hay que ir a buscar y organizar
215
sindicalistas. Hay que volver a la época de nosotros, hay que ser mucho más
combatientes, que es el término que nosotros utilizamos. Hay que ser mucho más
atrevidos, además, de vez en cuando, arriesgar la vida, ganarse uno la amenaza.
Cuando nosotros empezamos el sindicalismo en la educación hace 35 años, era
muy dura la situación en Colombia. Veníamos del Frente Nacional, veníamos de
una época muy represiva y el doctor Julio César Turbay Ayala hizo un estatuto de
seguridad que era supremamente severo que perseguía, asesinaba, mataba
dirigentes sindicales en Colombia; igual el gobierno del presidente López. La
época del Estado de Sitio fue muy dura, Colombia fue un país de Estado de Sitio.
A nosotros, por ejemplo, no nos autorizaban el descuento sindical. Cada afiliado
paga una cuota; recuerdo que nosotros, los maestros, en esa época pagábamos 5
pesos y como no nos permitían el descuento por nómina, nosotros íbamos de
escuela en escuela para recoger las cuotas y para que la gente pagara.
Entonces aquí hay un poco de buscar otra vez la militancia; hay que hacer una
ofensiva muy fuerte por volver a la organización sindical, ganar reivindicaciones y
ganar derechos y hay que pedir la protección sindical desde del Estado pero yo
creo que al gobierno, y esta es una frase bastante dura, tenemos que darle una
lección. Yo creo que el gobierno y los empresarios colombianos se merecen una
lección del sindicalismo. Yo no sé en qué tiempo se la vamos a dar, pero es una
lección muy fuerte: paralizar el país. Mostrar que los sindicatos sí podemos
paralizar el país. Alguna vez lo hicimos.
En el gobierno del presidente Turbay se iba a realizar una huelga muy, muy
grande: estaba en huelga Bavaria, estaba Avianca, estaba ECOPETROL y para
fortalecerla estábamos nosotros. Eso fue en el año 79 u 80, tal vez. A la una de la
mañana, cuando el gobierno supo que se iba a generar una protesta de tal
naturaleza que lo podía tumbar y se podía generar una rebelión en la cúpula
militar que quería tumbar el gobierno. El gobierno nos llamó a la una de la
mañana y firmamos un solo decreto y un artículo que decía que el régimen
pensional de los maestros colombianos se rige por las normas expedidas antes
216
de la expedición de otro decreto. Pero dijimos: “usted le resuelve el problema a
Avianca y a ECOPETROL” y el gobierno ordenó ese día, y a las tres de la
mañana estaban resueltas las negociaciones. Fue una huelga de mucho impacto,
donde se insinuó pararse la producción. Porque si usted para la escuela no pasa
nada, pero si usted para el transporte, para la producción de gasolina, de petróleo
en Colombia, para los bancos… ¿Cuánto dejarían de percibir los bancos si están
parados? ¿Cuánto afectan los servicios públicos parados? ¿Usted se imagina un
apagón de 24 horas? Alguna vez se bajaron las cuchillas. En el año 73 se paró
todo el sector eléctrico. Esa será una verdadera lección.
E: Senador Dussán muchas gracias.
Fecha: 5 de Septiembre de 2006. 3:30 pm.
Entrevistado: Gloria Inés Ramírez, Senadora. Polo Democrático Alternativo.
Lugar: Edificio Nuevo del Congreso. Oficina 536. Duración: 45 minutos.
E: ¿Cuál es la situación actual del sindicalismo colombiano?
GIR: Yo pienso que en este momento en el sindicalismo del país, y a nivel
mundial, hay un proceso de debilitamiento supremamente fuerte debido
justamente a las políticas que se están aplicando hoy desde la Organización
Mundial del Comercio y, en el caso de América Latina, desde el Consenso de
Washington, pues existe una visión de que el sindicalismo es nocivo para los
intereses nacionales desde el punto de vista de que está atacando las leyes del
mercado y, como ataca las leyes del mercado, se considera un elemento nocivo
para las sociedades, y seguirán considerándose así a no ser que sean
funcionales a los modelos de desarrollo y sistemas que se están trabajando.
Yo quiero decir que el modelo de desarrollo neoliberal viene avanzando sobre la
base de arrasar con las conquistas del movimiento sindical, con las conquistas de
217
los trabajadores: aquí está fundamentalmente lo que tiene que ver con la
estabilidad laboral, en la que un elemento para que haya generación de empleo
es la flexibilización laboral. Todos sabemos que la flexibilización laboral significa
cambio de contratación, en primera instancia: contratos diferentes, puestos de
trabajo, digamos, temporales y un recorte sustancial de prestaciones sociales,
que es el segundo eje de arrasamiento de conquistas de los trabajadores y hace
parte de la seguridad social.
Cuando hablamos de seguridad estamos hablando de pensiones y salud y
cuando estamos hablando de salud y de pensiones estamos hablando de dos
temas supremamente sensibles. Uno se da cuenta cómo el sistema de salud, en
el caso Colombiano, opera sobre la base fundamental del FOSYGA, y el FOSYGA
todo el mundo sabe que es sostenido por los aportes de los trabajadores, o sea,
no es cierto que sea el Estado el que este colocando los recursos. Y las
pensiones son otra cosa. Éstas se han satanizado.
Cuando digo se han satanizado es que se plantean como si las pensiones fueran
un producto de privilegios en el país, cuando es justamente el proceso que opera
el sindicalismo: la esencia natural del sindicalismo es negociar y negociar lo que
son las convenciones colectivas que están trabajadas en Colombia a través de la
Constitución Política Nacional, pero además por los convenios internacionales.
Sin embargo, esas conquistas que se hacen por convenciones colectivas hoy se
presentan al país como si fueran privilegios, y esos privilegios como si fueran los
responsables del desfalco fiscal que tiene el país como tal. Eso es inadmisible.
Aquí hay un proceso debilitamiento del movimiento sindical. Uno, por la vía del
arrasamiento, porque para que el modelo pueda avanzar tiene que hacerlo sobre
la base de arrasar al movimiento sindical. Y es que el postulado Neoliberal frente
al sindicalismo es este: ellos piensan que los sindicatos son organizaciones que
afectan las reglas del mercado, o sea, ellos dicen que somos captores de renta,
de alguna manera. Nosotros afectamos el mercado por que dicen que los salarios,
las vacaciones, las pensiones no obedecen a las reglas del mercado sino a cosas
extrañas, que en este caso son las convenciones colectivas que de alguna
218
manera distorsionan esas reglas del mercado. Para ellos está el sistema de
ganancias, más no el de bienestar.
Es sobre esa base atacan a los sindicatos reivindicativos, a los sindicatos que
trabajan por recuperar el valor adquisitivo de los salarios, a los sindicatos que
trabajan por mejores condiciones laborales, a los sindicatos que trabajan por que
haya tiempos de descanso óptimos para los trabajadores y los van satanizando.
Esa satanización se va frunciendo, entonces, en un imaginario colectivo de la
población que ve a los sindicatos como algo malo y los únicos buenos son
aquellos sindicatos que ellos llaman concertadores, que van entregando poco a
poco sus convenciones colectivas o que son funcionales al sistema.
Esa es la manera como esto opera y lógicamente tenemos un debilitamiento del
movimiento sindical; luego lo que dicen es que la población sindicalizada es tan
poca que entonces no legitima las negociaciones. Vean ustedes la manera
perversa como manejan los argumentos. ¡Y claro que no puede haber
negociación porque cuando usted va a una empresa y tiene un contrato temporal
lo primero que le dicen es que usted no se puede sindicalizar, porque si se
sindicaliza entonces pierde su contrato o no se lo renuevan!
Es una cosa perversa que se esta manejando alrededor de lo que yo llamo la
articulación entre el gobierno y los empresarios. Dicen entonces que para que
haya más generación de empleos y haya más crecimiento económico hay que
acabar convenciones colectivas y hacer que los sindicatos sean participativos.
Cuando vamos a mirar, los sindicatos entregan sus prestaciones como el caso de
VIS, como el caso de Paz del Rió y entonces, ¿qué ocurre?, que todos los días se
van quedando con menos cosas y lógicamente las empresas las cierran.
Hemos visto aquí ejemplos claros como el caso de Bancafé. Bancafé no era que
estuviera en quiebra; Bancafé tenía grandes recursos, pero su problema era
simplemente acabar la empresa para hacer una sustitución empresarial que
acabara con la convención colectiva y el sindicato. Esa era la esencia. Entonces
219
uno dice que aquí en Colombia no hay una política de fomento de la afiliación
sindical, cuando en cualquier país democrático, que se precie de democrático, lo
que hacen los sindicatos debe ser parte fundamental de interlocución en materia
laboral, como lo está en España, como lo está en la Unión Europea, pero aquí no.
Aquí se mira como algo supremamente malo y dañino porque no es un tema...
E: Doctora Ramírez, dentro del sindicalismo como organización, dentro de la
organización sindical ¿qué causas pueden llevar a esta crisis también?
GIR: Claro también hay elementos dentro del movimiento sindical. Hoy, por
ejemplo, aquí en Colombia el movimiento sindical está orientando su trabajo
hacia cuáles son las perspectivas del movimiento sindical. Y en esas
perspectivas tener que ver con los cambios del trabajo, con los cambios en la
producción. ¿Cierto? Hay unos cambios en la producción y se necesita definir una
mano de obra calificada. Todos esos cambios en la producción nos están
llevando también a una flexibilización laboral que se esta reflejando en que ya no
se aplica el código laboral, sino que se esta aplicando el código de comercio, el
código civil a los contratos sindicales. Entonces, todos los días hay menos
trabajadores a los cuales aplicarles el código laboral. Ese es un punto que es
supremamente importante, y lo segundo es el problema del ajuste fiscal.
Aquí en Colombia con la Apertura Económica que tanto se defendió desde el
gobierno, diciendo que la Apertura Económica era el futuro, que con eso se abrían
los mercados y con los mercados vendrían los puestos de trabajo. Lo que
nosotros vimos fue todo lo contrario: que se fueron cerrando las empresas y al
cerrarse las empresas se fueron acabando la planta de trabajadores, más gente
quedo en la calle, por lo tanto se da un desplazo hacia la informalidad. Porque en
Colombia hay una tesis que es muy bueno que ustedes la tengan clara: aquí se
habla de que para que haya generación de empleo tiene que haber también
crecimiento económico. Supuestamente con el crecimiento económico se genera
empleo y se ataca la pobreza, y aquí lo que tenemos es todo lo contrario: hemos
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tenido una etapa de crecimiento económico pero sin generación de empleo, pero
además, con un incremento muy grande de la pobreza. Y esto es porque el sector
productivo esta aniquilado, realmente aquí no hay un estimulo para el sector
productivo; el campo esta arruinado, esos son los efectos de la política de
apertura: el campo se arruino. Hoy los pobladores más pobres de Colombia están
en el campo, donde hay mayor malnutrición. Eso es lo que acaba de decir el
último informe, digamos, de desarrollo humano. Entonces uno se pregunta ¿si
todo eso era la panacea, ahora nos vienen con otro cuento que es el TLC,
entonces uno dice, qué va a hacer el TLC en desarrollo? Si lo que tenemos es
que así haya crecimiento económico, aquí no se genera empleo; así haya
crecimiento económico, aquí lo que esta aumentándose es la pobreza. Porque lo
que hay es una informalidad en el mundo del trabajo, mucho trabajo pero los
empleadores no quieren pagar. Ese es el punto central. Entonces, mientras que
sigamos aplicando la misma tesis no va a ser posible que tengamos unas
organizaciones, digamos, fuertes.
Eso por un lado. Pero también es importante decir que el sistema organizativo,
estructural del movimiento sindical tampoco es el mejor, porque tenemos todavía
muchos sindicatos de base cuando hoy vemos que el capital esta organizado por
ramas y sectores de industria. Entonces lo que hay que trabajar es que se haga la
misma transformación estructural del movimiento sindical hacia un sindicalismo de
rama o de industria, que es digamos hacia donde se esta potenciando el futuro
del movimiento sindical colombiano.
E: Doctora Ramírez, de esta crisis ¿qué responsabilidad podríamos decir
recae en la dirigencia?
GIR: Yo quiero decir que yo he señalado solamente un aspecto, pero ustedes
tienen que señalar otro aspecto que ha sido los asesinatos selectivos a dirigentes,
las amenazas y hostigamientos. Y esto incide porque imagínate que más de 4000
asesinatos en un período de 12-15 años, ¿ustedes se imaginan lo que significa
formar una persona?, educarla y formarla en un proceso de lucha. Porque eso
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lógicamente se tiene que reflejar en un debilitamiento de la capacidad también
negociadora y de la capacidad de consolidar el tejido social del movimiento
sindical. Ha habido un nexo directo, directo. ¿No es cierto? Y pienso que el otro
elemento es el macartismo que se ha venido haciendo desde el gobierno contra el
movimiento sindical como tal. Y lo hemos tenido.
Yo pienso que hay un flujo ideológico del Neoliberalismo en el movimiento sindical
porque por ejemplo con el tema de las pensiones, nos han dicho que las
pensiones son como el motivo o el pretexto, digamos, para satanizarlas sobre la
base de que el agujero fiscal del país se esta ampliando por el problema del
movimiento sindical, por las pensiones. Y muchos trabajadores se creen el
cuento. No hay una formación consolidada ideológicamente que permita salir a
debatir y a crear un consenso a ese nivel. Y pienso también que el movimiento
sindical funciona todavía como un Gheto, o sea, es muy aislado de la opinión
nacional, no hay realmente un escenario, no hay un momento de creación de
opinión nivel nacional. A mi me parece que esa es una falencia muy importante.
E: Bueno Senadora, el sindicalismo de antes estaba enfocado, digamos, a
lograr el aumento de los salarios y mejorar las condiciones de vida para las bases, el hecho de que nosotros en este momento veamos a ex-dirigentes
sindicales como es su caso o el caso del Dr. Borja o del Senador Jaime
Dussán. ¿Podríamos interpretarlo de pronto como un cambio un poco en los objetivos del movimiento o es una estrategia diferente?
GIR: Bueno, yo pienso que son dos momentos lo que tu estas preguntando. Uno,
sí el movimiento sindical a trabajado mucho por las reivindicaciones y por
mayores conquistas de derechos. Hoy esta a la defensiva el movimiento sindical,
todos los días es para que no le quiten: uno hace una huelga para obtener un
derecho, luego tiene que hacer una huelga para que se cumplan y luego otra para
que no se lo quiten. Esas son las movilizaciones que hemos venido haciendo, por
defender. Si usted mira lo que ha ocurrido en los últimos diez años usted no
encuentra nuevos derechos, al contrario todos los días se van perdiendo. Vean
222
ustedes como las pensiones ya llegaron a tipo de la constitución, violentando otro
derecho como es el de las convenciones colectivas. A pesar de que Colombia a
firmado las convenciones colectivas, hoy la constitución por vía reforma que
presento el mismo gobierno no permite que usted negocie sobre salarios y que
negocie sobre pensiones. O sea que les van quitando también el campo de
acción.
Y lo segundo es el actuar político, es que nos dimos cuenta de que el sindicalismo
va a negociar, pero donde se hacen las leyes que van en contra de los
trabajadores es en el Congreso de la República. Y en el caso por ejemplo
concreto mío, de la Federación Colombiana de Educadores, saben que nosotros
trabajamos bastante por lo que era el recorte del sistema de participaciones, del
situado fiscal, las transferencias. Y vimos que a pesar de la gran movilización que
hicimos, de las grandes luchas el Congreso de la República aprobó el recorte. Y
ese recorte era vulnerar derechos fundamentales de los colombianos como era
recortar la plata para la salud y para la educación. Entonces teníamos que venir
aquí, donde se estaba haciendo la ley, a implorar que nos dieran, que se
declarara una sesión informal para nosotros tener la vocería, y entonces, nos
dimos cuenta que lo que había que trabajar era en tener muchas personas aquí
que defiendan, es lo que ustedes han visto, por ejemplo, como en el último
período hemos venido defendiendo con voz propia lo que significa por ejemplo el
caso de derechos tan importantes para los colombianos como la salud, la
educación, los debates frente a derechos humanos y los debates sobre el mismo
sindicalismo como tal. Entonces hemos visto que hay que hacer una articulación,
o sea, que el movimiento sindical no se puede aislar de la lucha política, de los
escenarios donde esta el poder, donde realmente se toman las decisiones que
benefician o van en contravia de los derechos de los trabajadores.
E: En su caso particular, ¿podemos hacer una relación directa entre la decisión de participar en política y su origen sindical?
223
GIR: Bueno ustedes saben que yo llevo una militancia política hace mucho tiempo
osea que me he desempeñado fundamentalmente en las luchas sociales, y
concretamente en la lucha de la defensa de la educación pública. Yo
particularmente, aunque mucho tiempo fui, fui… ehh… nominada por muchas
personas a que me dedicara a la vida política, realmente nunca lo tuve en cuenta
porque pienso que uno no puede hacer dos cosas al tiempo. Pero cuando uno ve
el hecho que aquí todos los días son normas y leyes en contra de los
trabajadores, vi que necesariamente teníamos que venir a este escenario a
defender esos derechos y de los trabajadores y del país. Porque cuando estamos
hablando de los trabajadores, estamos hablando de cualquier sindicalizado o no
sindicalizado, se esta hablando de la gente de Ciudad Bolívar donde el empleo se
precariza, y cuando se precariza las condiciones de empleo estas precarizando
las condiciones de vida de la gente; cuando se esta depreciando el valor
adquisitivo de los salarios, pero todos los días aumenta las ganancias del sector
financiero. Yo les cuento que cuando yo vi las cifras del sector financiero, como
en el año 2004, 2005 tuvo ganancias de dos billones setecientos mil millones de
pesos, a mi me parecía eso desastroso cuando tenemos un incremento de
pobreza en el país. O sea, estamos produciendo, pero esa plata se esta
quedando en el intermediador. Dije: no, esto es injusto. Hay que ir a trabajar por
cuestiones de equidad, que es en buena parte nuestro sentir, y esto hizo que
tomáramos esta decisión. Pero además, porque hay que venir a armar una
bancada, habían las posibilidades de sacar un número grande de personas, y
sobre esa base fue que tomamos la decisión de que esa nominación que muchos
compañeros nos hacían entonces efectivamente la trabajáramos en beneficio de
los trabajadores y trabajadores colombianas.
E: Doctora Ramírez, ¿qué otros factores cree usted que han influido en que
estos congresistas de origen trabajadores lleguen exitosamente a la
política?
GIR: Bueno, yo pienso que hay un manejo de medios indudablemente que es
muy fuerte, el sistema clientelar, hay un clientelismo muy grande, ustedes saben
224
que aquí en Colombia la manera en que se hace la política es a través de las
transacciones y de la clientela. Y es que en el congreso hay una política
transaccional, o sea, no importa el proyecto de ley. Yo tengo un dicho: y es que
un buen argumento no cambia un voto, pero un buen interés si lo cambia.
Entonces después de que vivimos con tanta agresividad que muchos
representantes, muchos congresistas en aquel entonces no habían leído ese
proyecto de transferencias, de lo que significaba el recorte de plata para el país,
sin embargo eran los que lo botaban. Había gente que llegaba solamente a botar,
no más, sin conocer le proyecto. Entonces yo digo esto no puede ser, hay que
empezar a trabajar y por lo menos coayudar un poco, porque sé que muchos
parlamentarios tienen también ese sentir de cómo cambiar esa manera de hacer
política en el país. No puede ser que el ejecutivo siga comprando al legislativo, no
puede haber ese copamiento de los organismos de control. Yo pienso que en eso
tendremos que seguir debatiendo y fortaleciendo para poder que esta política
tenga un sentido distinto en la gente, pero mire, también es producto de la doble
moral porque la gente la critica pero se presta para esa doble moral, porque todo
el mundo “yo te doy el voto pero a cambio de qué”. O sea tenemos que hacer un
esfuerzo para cambiar ese sentido de la manera como se hace la política en el
país.
E: ¿Cree usted que le ha servido al movimiento sindical el hecho de que
hayan llegado sindicalistas al Ministerio de protección social o de Trabajo?
GIR: Bueno hombre, yo pienso de que eso no fueron producto de concertaciones
ni de actitudes, de alguna manera pues hay que decir que de alguna manera se
trato de coayudar pero en la practica y en la ciencia uno lo que siente es que ahí
hay menos sindicatos, con menos afiliados y el gobierno tiene una política es todo
lo contrario de recortar y recortar derechos. Entonces, uno pudiese decir desde
allí que no ha sido un papel muy importante el que se ha jugado ya. No ha sido
posible, por ejemplo, a pesar de haber tenido ministros de trabajo que en
Colombia se legalice el artículo 53 de la Constitución Política Colombiana que es
el Estatuto del Trabajo. No ha sido posible que eso se dé, entonces me parece
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que si lo medimos por esas ejecutorias, no ha sido un papel muy importante.
Esperemos de que ahora la bancada de trabajadores que estamos hoy en el
Congreso podamos jugar un papel de dotar al país de un Estatuto Único del
Trabajo que permita que tanta arbitrariedad vaya desapareciendo, pero sobretodo
que se vaya creando un imaginario colectivo de que el sindicalismo hace parte del
procesos democrático.
E: Doctora Ramírez, ahora que usted esta en el Congreso ¿cree que tiene
que introducir unas modificaciones muy grandes, digamos, comparando un poco su discurso sindical tradicional con lo que se viene ahora en el
congreso?
GIR: Yo pienso que no, yo creo que los que me conocen a mí en toda esta actitud
de vida que he tenido 32 años, he estado siempre muy cerca de la defensa de los
derechos a las minorías, que tiene que ver con el derecho a la salud, con el
derecho a la educación, el derecho a la vivienda, el derecho al trabajo. Y eso,
pues ha sido pues una actitud constante en mi forma de ser y de actuar, entonces
no implica para nada ni un cambio en mi discurso ni un cambio en mi manera de
actuar. Por el contrario, pienso de que fortaleceremos las acciones populares y
trabajaremos para cumplir con nuestros tres ejes que es el cambio de la Ley 100
(nosotros pensamos que la Ley 100 esta estructurada con un criterio de
rentabilidad y negocio, no con un criterio de bienestar); pienso que hay que
trabajar bastante por hacer el Estatuto del Trabajo, de hecho ya la bancada lo ha
tomado así; trabajaremos por que reglamente el artículo 53 de la Constitución
Política Nacional y estaremos opuestos al TLC porque sabemos que en vez de
ayudar, con la experiencia de la Apertura Económica, va es justamente a debilitar,
en última instancia va a llevar a que los trabajadores trabajen más por menos
plata y menos seguridad social.
E: Teniendo en cuenta estas políticas un poco antisindicales y esa
inequidad social de la que estábamos hablando ¿cuál cree usted que
debería ser el papel del sindicalismo?
226
GIR: Pues hombre, yo creo que el sindicalismo tiene que seguir dinamizando la
lucha social. Indudablemente uno no puede quedarse al margen cuando uno
siente que a la gente todos los días le estigman su salario pagando impuestos, y
vean ustedes lo que se nos viene ahora con la reforma tributaria, que esa reforma
esta hecha para disminuir los impuestos de los que pueden pagar y eliminarlos en
otros casos. Uno no puede entender como teniendo semejante brecha de
inequidad social en este país vayan a ponerle el IVA a la canasta familiar, eso es
una cosa totalmente en contravía de la lógica, de la simple lógica del país. Un
país con tanto pobre, un país con altos índices de desnutrición y van a grabar la
canasta familiar. Yo pienso que eso es totalmente infame, para mí eso es infame.
Entonces el sindicalismo tendría que dinamizar y coayudar para haya un proceso
de lucha social por lo menos que no permita que estas infamias se sigan
cometiendo de manera impune en Colombia. Y seguir cumpliendo un papel de
sensibilizador social y de creación de consciencia social. Yo creo que ahí
tendremos pues un espacio muy grande para jugar y seguir organizando a los
trabajadores y trabajadoras en Colombia.
E: ¿Y qué le hace falta al movimiento sindical para ser un poco más efectivo en ese papel que tiene que asumir?
GIR: Yo pienso que hay un divorcio entre las dirigencias sindicales y las bases
sindicales. Uno siente que de alguna manera ha habido un ejercicio de cooptación
y de ablandamiento por parte del gobierno y de los grandes empresarios hacia el
movimiento sindical, que uno ya no ve la vehemencia luchando por defensa de
derechos, uno ve más bien que hay una preocupación porque no se sigue
mostrando al país como gente que esta defendiendo solamente derechos. Yo
pienso que hoy más que nunca tiene vigencia la lucha por los derechos
económicos, sociales. Porque cuando uno habla de democracia, la democracia no
es solamente votar, la democracia pasa porque sea incluyente, una democracia
económica, política y social. Una democracia incluyente. Usted no puede llamarla
a participar, a votar libremente cuando usted tiene una necesidad, y sobre esa
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necesidad no hay una política de estado para subsanarla sino una política de
clientela. Yo creo que eso coacciona cualquier posibilidad de que haya un voto
bien.
E: Bueno Doctora Ramírez, algunos sectores, como por ejemplo los jóvenes
o las mujeres no participan tan activamente en el movimiento, o su participación no es muy grande ¿por qué sucede eso?
GIR: A ver, yo pienso que los jóvenes tienen un gran lastre y es que las reformas
educativas se han vendo dando para que no haya un cuestionamiento de las
políticas sociales, eso es lo que uno siente. No es gratuito, por ejemplo, que
desde el Ministerio de Educación hubieron reformas para que cada quien se
dedique a lo suyo y que hablar de los problemas sociales es como perder el
tiempo, yo creo que eso tiene una incidencia clara y es que no haya un
cuestionamiento a las políticas sociales, eso incide realmente la formación
universitaria. Todo ese ejercicio para acabar con las materias de sensibilidad o
desarrollo humano y solamente lo técnico, lo tecnológico es una apuesta que va
en contra de la sensibilidad social y del cuestionamiento de las políticas sociales.
Yo pienso que en buena medida los jóvenes han estado como apartados un poco
de todo este proceso.
Pero también hay un mito, se dice que a los jóvenes les ha llegado una cosa
como de terror y de miedo, porque tú llegas a una empresa y lo primero que te
dicen es que no puedes afiliarte a un sindicato, porque si te afilias a un sindicato
inmediatamente te echan. Y tú llegas con una disposición a trabajar, con unas
iniciativas y entonces no quieres perder tu puesto de trabajo. Eso es un punto que
yo creo que es grabe.
Y las mujeres, las mujeres sí hacen parte del movimiento sindical. Lo que pasa es
que la mayoría de mujeres esta ubicada en la informalidad, en el subempleo y en
las famosas ventas a domicilio, pues que llaman, donde no hay condiciones
sociales importantes. Entonces esa precarización, digamos, de las mujeres, y que
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tengan que estar con sus hijos, con esa responsabilidad también, pues no les deja
tiempo suficiente. Pero además, también donde están porque cuando hay las
luchas hay una cantidad de mujeres por todos lados, el problema es que no se
reflejan en las direcciones sindicales. Esas luchas y esa participación activa de las
mujeres en las bases no refleja en las cúpulas del movimiento sindical.
E: Senadora ¿cómo hacer del sindicalismo una opción atractiva para la
gente?
GIR: Pues yo creo que en la medida que el sindicalismo pueda cumplir su papel
de interlocutor social, de interlocución en las estrategias laborales, pues la gente
va ir mirándolo como una organización parte del movimiento social, pero sobre
todo una organización legítimamente construida defendiendo los intereses del
país. Porque yo me cuestiono, por qué nadie se pregunta lo de la ANDI, y miren
ustedes que hace la ANDI, la ANDI sale a defender sus prerrogativas. Cuando la
reforma tributaria, ya la ANDI esta diciendo para tales cosas no. El sector
financiero, ha salido a través de su asociación no al cuatro por mil cuando
supuestamente son los que tienen que pagarlo, que no se lo trasladen al usuario.
Pero cuando un sindicalista sale a decir: mi pensión, mi salario, mis cosas,
entonces se sataniza. Entonces hay una lógica, unos imaginarios colectivos muy
cambiados, muy perversos. Y claro porque la ANDI esta apoyando al gobierno, y
por qué apoya al gobierno? Porque es el que les esta garantizando las ganancias,
están haciendo leyes y están gobernando a favor de estos grandes empresarios.
Las multinacionales tienen que estar felices, y es que el Ministro de Energías hoy
trabajó 35 años en la Esso y en la Mobil, y entonces ¿cómo una persona que
defendió los intereses de la multinacional hoy está haciendo la política pública?
Lógicamente a favor de quién? Pues de las multinacionales, por eso las
concesiones, por eso la privatización de ECOPETROL, la entrega de la refinería.
Ellos están allá, pero cuando los sindicatos salimos entonces somos
desprestigiados y calumniados por las mismas altas esferas del gobierno. Ese es
el punto.
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E: ¿Cómo explica usted el giro a la izquierda en América Latina teniendo
pues en cuenta que ya llevamos como 16 años de Neoliberalismo en la región?
GIR: Eso es, es que se han dado cuenta de pronto en la región de que el
Neoliberalismo de pronto no alivia los problemas de las mayorías, por el contrario
el neoliberalismo tiene es un papel concentrador y legisla es a favor del capital, de
los grandes capitales y desde luego eso hace que se represen las necesidades de
la gente. Por eso el Neoliberalismo habla mucho de la focalización del gasto para
que tengan unos puntos de escape y no vaya a estallar la olla a presión que tiene,
digamos, todas las necesidades sociales. Poco a poco la gente se va dando
cuenta para que es que se esta legislando y yo pienso que esas son las
alternativas que se están buscando.
E: Bueno, y para finalizar ¿Qué balance podría hacer usted del sindicalismo
Colombiano en la etapa de Apertura? Aspectos positivos, negativos y por resolver.
GIR: Bueno, yo creo que el sindicalismo Colombiano de todas maneras le ha
aportado al país, ha sido un dinamizador de las luchas sociales, ha hecho
esfuerzos muy grandes por unificar y coordinar las luchas, o sea la creación del
comando nacional unitario. Los derechos que ha reivindicado han sido con mucho
esfuerzo y con mucha lucha, con la sangre de muchos. Y se ha logrado mantener
vivo en medio de semejante plan de exterminio y aniquilamiento que ha tenido el
movimiento sindical en Colombia. Entonces yo pienso que ya eso lo hace heroico
a mis ojos, la verdad es que sí ya. Sin embargo pienso que hay que trabajar
mucho para tener una plataforma de lucha supremamente más clara, cuáles son
las perspectivas del movimiento sindical y se requiere cambiar las estructuras
orgánicas u organizativas que tiene hoy para hacer unos sindicatos de rama e
industria, y así también, hacer un ejercicio de dejar los micro poderes para que
haya la posibilidad de que todo el mundo pueda jugar en unas condiciones,
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digamos de equidad y que siempre las direcciones estén articuladas con las
bases.
E: Muchas gracias, Senadora.
GIR: De nada. Envíenme una copia de su trabajo cuando terminen, me gustaría
conocerlo.
E: Claro que sí.