ficha ii. moradas i (1-2)

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  • 7/31/2019 Ficha II. Moradas I (1-2)

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    Ficha II.MORADAS

    1

    Moradas PrimerasCaptulos 1-2

    Desde la cumbre de su oracin, Teresa nos regala su visin de Dios y del hombre con

    la finalidad de centrar nuestra vida espiritual: la relacin con Dios, que Teresa llamaoracin, o sea, amistad.1

    Desde el smbolo del castillo se nos dice que cada uno de nosotros somos como uncastillo, en el interior del cual est el alma; que la puerta para entrar es la oracin,ensendonos a dar los primeros pasos.2

    Pistas de lectura

    Teresa nos invita a considerar nuestra alma como un castillo todo de un diamante omuy claro cristal adonde hay muchos aposentos y en el centro y mitad de todas estas

    tiene la ms principal que es adonde pasan las cosas de mucho secreto entre Dios y elalma (1, 1).

    Nos anima a no cansarnos en querer comprender la hermosura de este castillo,a entendernos y saber quienes somos, los bienes que poseemos y quin noshabita (1, 2)

    Quiere que entendamos las mercedes de Dios, sabiendo que es posiblecomunicarse con l, Bondad y Misericordia (1, 3)

    Tomar conciencia que esta dignidad y hermosura nos viene de estar hechos aimagen de nuestro Creador (1, 1)

    Teresa nos dice que para poder entrar, la puerta es la oracin, advirtiendo con quin

    hablamos y qu pedimos (1, 7) avisndonos que va mucho de estar a estar:

    a) Hay almas que estn en la ronda y no se les da nada de entrar dentro (1, 5) tanenfermas y mostradas a estarse en cosas exteriores que no hay remedio niparece que puedan entrar dentro de s (1,6)

    b) Otras entran el castillo, que aun muy metidas en el mundo, tienen buenosdeseos y algunas veces se encomiendan a nuestro Seor y consideran quinsonllenos de mil negociosadonde est su tesoro all se les va el corazn,ponen por s algunas veces de desocuparse (1, 8)

    Las primeras (a) con ser de natural tan ricas y poder tener conversacin con Dios, porno volver la cabeza hacia s, no tienen remedio (1, 6); las segundas (b) aunque entranen las primeras piezas, entran con tantas sabandijas, que no les dejan ver lahermosura del castillo, ni sosegar (1, 8)

    1INTRODUCCION A LAS MORADAS DE SANTA TERESA, Maximiliano Herraiz Garca, Centro de

    Espiritualidad Santa Teresa, Desierto de las Palmas, 1981, p. 45

    2COMENTARIOS A VIDA, CAMINO Y MORADAS DE SANTA TERESA,Toms lvarez,

    Monte Carmelo 2005, p. 552

  • 7/31/2019 Ficha II. Moradas I (1-2)

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    Ficha II.MORADAS

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    Contina Teresa en el 2 captulo ponindonos ante el misterio del mal (2, 1)

    subrayando el desorden que produce en nuestro interior al frustrar nuestra relacincon Dios, aunque l sigue habitndonos (1, 3)3Teresa quiere evitar que perdamos el sentido del pecado, que nos hace perder elsentido de la realidad, pudiendo errar el camino y no llegar a lo ms hondo de nuestroencuentro con Dios.4

    Ahora nos hace volver al castillo advirtindonos que:

    las cosas del alma siempre se han de considerar con plen itud y anchura ygrandeza, pues no le levantan nada, que es capaz de mucho ms quepodremos considerar y a todas partes de ella se comunica este sol (2, 8)

    Sigue con la importancia del autoconocimiento y cmo se consigue ste (2, 9)

    ensendonos a continuacin donde se halla la verdadera humildad (2, 11) Hacindonos ver donde nos encontramos al principio de ese camino, nos hace

    conscientes de estar en una situacin de lucha y pobreza personal,aconsejndonos cmo poder avanzar hacia las segundas moradas (2, 14)

    Y termina recordndonos en que consiste la verdadera perfeccin: amor deDios y del prjimo (2, 17)

    Para reflexionar, revisar la vida, interceder, agradecer, contemplar

    1. Releyendo y saboreando cmo Teresa describe nuestra realidad interior desdesu visin positiva nos lo creemos realmente? Nos sabemos verdaderamentehabitados por Dios mismo?

    2. Avanzamos en el camino del propio conocimiento o ya lo sabemos todo denosotros?

    3. Pongmonos en silencio ante el mirar de Dios experimentamos cmo l nosdescubre nuestra verdad?Agradezcamos sinceramente su invitacin a adentrarnos hacia su encuentro.

    4. Seamos conscientes de nuestra flaqueza y sin desanimarnos pidmosle quenos ayude a liberarnos de nuestras ataduras.

    5. Teresa nos recuerda que todos estamos llamados a la comunin con Dios yque l nos trata a cada cual libremente.Oremos para que toda persona pueda vivir esta comunin y alegrmonos porquienes tienen la gracia de gozarla.

    6. Entendiendo que la perfeccin verdadera es amor de Dios y de nuestroshermanos, contemplemos a Cristo para saber conocer el verdadero Amor.

    3 Cf. Rel. 24 El alma en gracia est habitada por la Trinidad de cuya compaa viene al alma un poderque enseorea toda la tierra con el pecado queda sin ningn poder como una persona que estuviesedel todo atada y liada, y en gran oscuridad.

    4Ibid. P. 563