el topo no. 19

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BOLETÍN 19 nov/2014 Red Socialista de Colombia

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círculos socialistas

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  • BOLETN

    19nov/2014

    Red Socialista de Colombia

  • 1.El debate de Ivn Cepeda.

    Por: Eduardo Nieto

    2.Las condiciones de la explotacin

    redoblada en un municipio de Antioquia, Colombia.

    >>

    >>

    Por Julin Andrs Granda.

    3.>>El proceso paz:

    Logros y paradojas.

    Por: Jaime Rafael Nieto L.

    4.>>

    4.>>La inconsistenciade la administracin Progresistade Gustavo Petro Urrego

    Por: Miguel Lasso.

    5.>>

    6.>>

    Tendencias y clavesde las elecciones presidenciales en Suramrica

    Por Camilo Ruiz

    7.>>

    Elecciones en Bolivia y Brasil: Hacia dnde gira la tuerca?

    8.>>9.>>

    10. >>En homenaje al Che

    Por: Gilberto Ospina M.

    Resea de libroRubn Jaramillo Vlez:

    argumentos para la ilustracin contempornea

    11. >>

    Del Debate punto de quiebredel teflon Uribista

    Por:Jos Arnulfo Bayona

    Miguel Antonio Lasso M.

    Declaracin poltica del VI Congreso de la CUT.

    Por:Jorge Eduardo Surez G.

    El desencuentroentre Colombia y Panam

    Por. Marco Antonio Vlez V.

    Por:Julin Granda M.

    PAZ, SOBERANIA, DEMOCRACIA Y

    DERECHOS LABORALES

    Por: Gonzalo Medina

    Resea

    12. >>

  • EL TOPO 19

    1//////////

    El debate de Ivn Cepeda

    Eduardo Nieto

    Columnistas de prensa y analistas polticos han tratado de restarle importancia y trascendencia al debate que Ivn Cepeda, senador del Polo Democrtico, le hiciera al ex presidente Alvaro Uribe el pasado 17 de septiembre en el Senado de la Repblica. Al coro se uni el Jefe de la comisin negociadora de paz del gobierno, as como otras personalidades de la poltica y funcionarios del Estado. El debate tuvo como objeto develar los nexos y relaciones que el ex presidente haya podido tener con el narcotrfico y el paramilitarismo en Colombia, tanto en su calidad de poltico como de empresario. El ejercicio de Cepeda fue percibido por algunos como intrascendente, toda vez que no pasara de ser una compilacin de hechos ya conocidos y denunciados por otros, sin ninguna consecuencia jurdica ni poltica. Otros lo calificaron de inconveniente y contraproducente, porque supuestamente alentara una mayor polarizacin poltica cuando el pas est hablando de paz y reconciliacin.

  • EL TOPO 19

    2//////////

    Contraria a la percepcin de unos y otros, la pertinencia y actualidad del debate de Cepeda est por fuera de toda duda, independientemente de las deficiencias y alcances que el mismo haya podido tener. Y la actualidad y pertiencia del mismo est dada por la importancia que el personaje cuestionado ha tenido y sigue teniendo en la vida poltica local y nacional, por lo determinante que han sido tanto el narcotrfico como el paramilitarismo en la reconfiguracin de la sociedad y la poltica en la Colombia de los ltimos treinta aos, as como por los nexos y mil vasos comunicantes que existen entre estos fenmenos y la persona del ex presidente, como acertadamente lo ilustr el senador del Polo. Si algo ha faltado en este pas ha sido precisamente el escrutinio pblico de este tema, a profundidad y con seriedad. De manera que retomarlo en los marcos del debate nacional por la paz, antes que hacerle mal a este proceso, es un ejercicio saludable en tanto debe conducir a esclarecer parte de las verdades que la sociedad colombiana espera establecer como requisito para la terminacin del conflicto armado y la construccin de una paz poltica duradera. Pensar lo contrario sera desconocer que tanto el narcotrfico como el paramilitarismo han sido factores estructurales de la guerra nuestra, y que del concurso de esas dos estructuras se derivan responsabilidades polticas y judiciales.

    Es cierto que mucha gente se acerc al debate con la expectativa de que Cepeda exhibiera la prueba reina que permitira incriminar a Uribe ante los tribunales de justicia. Como no sucedi, sobrevino entonces la descalificacin. Cuando en realidad la intencin y el propsito del senador citante eran los de poner en conocimiento de la opinin las mltiples relaciones que han ligado a Uribe y a buena parte de la clase poltica con el paramilitarismo y el narcotrfico, para lo cual ech mano de un extenso y variado acervo de hechos y circunstancias que podran probar tales nexos, independiente-mente de que los mismos puedan ser eficaces para encausarlo judicialmente. Desde este punto de vista, el debate aport

    referencias y evidencias que ilustran y documentan empricamente la existencia cristalizada de relaciones que trascienden los simples nexos personales del ex presidente con los hechos denunciados, relaciones cuya naturaleza real hay que buscarla tanto en el fondo como en la superficie de la sociedad, toda vez que las mismas son al mismo tiempo el cuerpo y el alma de los procesos estructurantes y de reconfiguracin que ha vivido la sociedad colombiana en los ltimos treinta aos o ms.

    El fondo y la superficie

    Con el profesor Jairo Estrada, muchos analistas coinciden en afirmar que efectivamente en los ltimos treinta aos la sociedad colombiana ha sufrido transformaciones sustanciales, y que tal vez la ms importante de estas transformaciones est relacionada con la presencia de acentuados rasgos criminales en sus estructuras sociales y econmicas, producto de la entronizacin de poderosas organizaciones mafiosas y la extensin del paramilitarismo. Todo esto vendra a darse en un contexto marcado por los procesos de globalizacin y reestructuracin neoliberal de la economa colombiana, de reconversin tecnolgica del aparato productivo, de venta y privatizacin de activos de la nacin y de desregulacin estatal en la produccin de bienes y servicios pblicos. De este contexto hara parte adems la tendencia a la financiarizacin del capital, como rasgo distintivo de la actual fase de acumulacin del sistema capitalista. De manera que la globalizacin neoliberal entre nosotros aparece acompaada de la decisiva presencia de formas ilegales de acumulacin originaria que reportan altsimas tasas de rentabilidad. De estas ltimas no podra decirse que se trata de casos o fenmenos aislados, episdicos o coyunturales. Son en realidad componentes orgnicos, estructurales y estructurantes tanto de la formacin social capitalista en Colombia, como de la actual fase de acumulacin y reproduccin a mayor escala de sistema capitalista mundial.

  • 3//////////

    EL TOPO 19Un rasgo adicional de estas transformaciones lo constituye la articulacin cada vez ms extendida entre estas formas ilegales de acumulacin y aquellas consideradas lcitas o de capitales limpios, configurndose, en palabras de Estrada, verdaderas zonas grises de interseccin entre unas y otras, cuyo modus operandi, volumen de capital e incluso actores, an est por establecerse empricamente. Las relaciones entre estas dos fracciones del capital, que en pocas de Lus Carlos Galn dio lugar a una sangrienta y enconada batalla por el control de las instituciones, hoy tienden a tornarse en un escenario de franco entendimiento, perturbado a lo sumo por uno que otro debate en los estrados judiciales. Las urgencias y necesidades de rentabilidad por las que atraviesa la actual fase de acumulacin capitalista, presiona a estas fracciones del capital a la bsqueda de alianzas, acuerdos, transacciones y apoyos recprocos. Tales relaciones constituyen quizs el factor de mayor dinamismo en los procesos de reconfiguracin de la formacin econmico-social colombiana, con influencia en la esfera de la poltica y las instituciones estatales, as como en el mundo de la cultura y las costumbres.

    Al presionar su salida a la superficie de la superestructura, aquellas relaciones han dado lugar a fenmenos como el de la parapoltica. Trmino con el que los medios masivos de comunicacin han calificado las estrechas e imbricadas relaciones entre poderes emergentes ligados a las estructuras paramilitares y las mafias dedicadas al trfico de drogas y otros negocios, con los polticos profesionales y sus partidos, as como con funcionarios e instituciones del Estado. Las investigaciones periodsticas y judiciales han puesto de manifiesto la manera como las mafias obtuvieron el control del poder local en diferentes regiones del pas; alcanzando el manejo de la administracin pblica municipal, de la nmina de sus funcionarios y los recursos del presupuesto, logrando con ello ejercer poder econmico, social, poltico y militar en gran parte del territorio nacional, para lo cual se han valido de la accin del paramilitarismo y la complicidad de sectores de la clase poltica tradicional.

    Estas investigaciones han mostrado as mismo que el poder de las mafias y del paramilitarismo no se limit al entorno de la administracin pblica local de algunas regiones, sino que lo ha venido trascendiendo cada vez ms. A diferencia de otras pocas, tras la desaparicin de los grandes carteles de la droga, las mafias en Colombia privilegiaron los entornos territoriales locales como punto de partida para buscar un slido enraizamiento en las estructuras socioeconmicas y polticas de la sociedad. Al derivar en poderes emergentes de carcter local y regional, las mafias han emprendido un decidido proceso tendiente a ganar presencia en las instituciones del poder central del Estado. Proceso este que se expresa, entre otras formas, en la constitucin de una nueva lite en disputa por la hegemona poltica con las lites tradicionales de carcter nacional, aunque a veces aparezca en estrechas alianzas con sectores de esta ltima.

  • 4//////////

    EL TOPO 19De lo local-regional a lo nacional parece ser entonces el itinerario seguido por los poderes emergentes en la bsqueda de su insercin definitiva en las estructuras socioeconmicas y polticas del pas. En este proceso, el paramilitarismo ha sido factor decisivo en la constitucin de las mafias como poder poltico local, as como en el tejido de las relaciones entre los poderes emergentes y la clase poltica tradicional. En cumplimiento de esta estrategia, el paramilitarismo ha actuado as mismo en forma mancomunada con los organismos de seguridad del Estado y sectores de la Fuerza Pblica en la eliminacin fsica y la desaparicin de militantes de la oposicin de izquierda y activistas de movimientos y organizaciones sociales. Altos funcionarios de la Fiscala General de la Nacin y del desaparecido DAS aparecen comprometidos igualmente al poner esas instituciones al servicio del paramilitarismo y los jefes de la mafia. Y como lo pusieron de presente en su momento algunos investigadores sociales, el paramilitarismo ha sido determinante en la composicin poltica del Congreso de la Repblica, en la eleccin de alcaldes y gobernadores, de concejos municipales y asambleas departamentales, al establecer circunscripciones electorales de facto, sacar de la competencia electoral a polticos que no son de sus afectos y obligar al electorado a votar por los candidatos de sus preferencias. Se ha establecido incluso que las elecciones presidenciales de 2002 y 2006 estuvieron interferidas por el poder paramilitar en diferentes regiones del pas.

    El fenmeno de la parapoltica, entendido como la expresin superestructural de esas mltiples formas de capitales ilegales, as como de la articulacin entre stas y aquellas consideradas lcitas, ha dado lugar adems a frecuentes crisis polticas e institucionales, expresadas la mayora de las veces en speros enfrentamientos entre los rganos centrales del poder pblico, en la politizacin de la justicia y la judicializacin de la poltica, as como en el fortalecimiento de los rasgos bonapartistas del rgimen poltico. As mismo, su peso y presencia en el sistema poltico volvi trizas el esquema de pesos y contrapesos en el que reposaba la arquitectura institucional del Estado consagrado por la Constituyente del 91, agrav la crisis del bipartidismo dando lugar a una reconfigurcin del sistema de partidos y diezm a la oposicin de izquierda.

    El uribato,Un proyecto parapoltico

    Sin este cuadro sociolgico no sera posible entender la presencia en la poltica nacional de una figura como la de Alvaro Uribe Vlez, como tampoco los nexos y relaciones que se le atribuyen con el narcotrfico y el paramilitarismo, conforme lo denunciara Cepeda en el citado debate. De modo que su significado en la poltica nacional no se limita a ser la expresin de la extrema derecha en Colombia y del conservadurismo social y poltico. A su manera, Alvaro Gmez y Julio Csar Turbay lo fueron tambin en la segunda mitad del siglo pasado. Pero lo que hace de Uribe una figura diferente es el cometido estratgico de su proyecto poltico: tramitar jurdicamente o darle expresin institucionalizada al escenario de relaciones, alianzas y transacciones que han venido trabando las fracciones del capital mafioso y aquellos capitales acumulados lcitamente, tras lo cual se buscara limpiar las riquezas acumuladas a travs del crimen. A este propsito nunca manifiesto se subordinan y sirven las dems piezas de su programa y actuacin poltica.

    Determinadas circunstancias histricas y polticas lo habran de catapultar como figura poltica de talla nacional. En momentos en que el accionar militar de las guerrillas lograba el derrumbe parcial del Estado, en su condicin de gobernador de Antioquia Uribe lograba pacificar buena parte del territorio de ese departamento de la mano de las Convivir. Lo que le reportara la admiracin y el respaldo de buena parte de la lite social y poltica del pas, as como de los medios de comunicacin y amplios sectores de la opinin pblica.

  • 5//////////

    EL TOPO 19En su calidad de dirigente poltico local o como de Jefe de Estado, Alvaro Uribe ha oficiado de facilitador o amigable componedor entre las fracciones lcitas y criminales del capital por un lado, y el resto de la sociedad y la comunidad internacional, por otro. Nadie diferente a l podra jugar y desempear tan complicado papel. Por lo que han puesto de presente distintas fuentes, Uribe procede de un entorno familiar y empresarial ligado a formas de acumulacin articuladas a esas zonas grises en las que se amalgaman economas lcitas e ilcitas. Pero ante sectores de la sociedad colombiana y parte de la comunidad de naciones aparece como un empresario prspero y un dirigente poltico moderno, excelente administrador salido de la escuela de Harvard, que maneja el ingls a la perfeccin y tiene magnficas relaciones con ex presidentes y potentados de diferentes pases. En su mejor momento, los empresarios colombianos, los ganaderos y hacendados le tributaron entera confianza, que no era menor que la dispensada por los jefes del paramilitarismo y las mafias. Igualmente cont con una amplia acogida entre la clase poltica adscrita a los partidos tradicionales, y alcanz a reclutar incluso a destacadas figuras del mundo acadmico y del periodismo. De manera que, por sus orgenes y trayectoria, as como por el entorno social en el que se desenvuelve y frecuenta, pero especialmente por el cometido central de su actuacin hacen de Uribe el jefe de un proyecto parapoltico por excelencia.

    Tras haber reducido y controlado militarmente el poder de las guerrillas, desde la Presidencia de la Repblica se dispuso a jugar metdicamente todas las cartas de su proyecto en el proceso de desmovilizacin y reinsercin de los paramilitares. Este proceso, calificado por muchos como una enorme operacin de limpieza y blanqueo de capitales, estuvo acompaado del reconocimiento de derechos de propiedad adquiridos ilegalmente, as la ley de Justicia y Paz que sirvi de marco normativo exigiera formalmente reparaciones y otras ceremonias inocuas. Una hbil maniobra de impunidad que Uribe pretendi ejecutar con la complicidad del Congreso, dominado polticamente por sus seguidores. Incorporar a la institucionalidad todos estos fenmenos asociados al paramilitarismo y a las economas ilcitas era y contina siendo para l un propsito poltico tan importante como lo es su

    pretensin de que el conflicto armado nuestro se resuelva por la va de la continuacin de la guerra. La relacin de implicancia de estos dos propsitos se deriva del hecho de que ambos aparecen articulados a lo que es el nudo estructural del conflicto armado colombiano: la disputa por la propiedad y uso de la tierra.

    En su calidad de jefe del Centro Democrtico, Uribe aparece hoy acaudillando la oposicin al proceso de solucin poltica del conflicto armado, posicin esta que le cost la derrota electoral en las pasadas elecciones, sin que ello signifique una derrota definitiva de su proyecto poltico. En sus ataques al proceso de paz combina la denuncia de las decisiones gubernamentales en favor de las negociaciones, con acciones de sabotaje poltico a ese proceso, movindose al mismo tiempo entre la legalidad y la ilegalidad, como ha sido usual en l, y por lo que enfrenta actualmente varias investigaciones de carcter penal. Buena parte del entorno poltico que lo acompa durante su largo mandato qued resquebrajado, en parte por la accin de la justicia contra altos funcionarios suyos y polticos profesionales que lo apoyaron, pero tambin por efecto de los nuevos alinderamientos polticos que trajo consigo el gobierno de J. M. Santos. De igual manera, buena parte del empresariado que hoy acompaa el programa de paz de Santos fueron fervientes aliados suyos en la guerra contra las guerrillas. El establecimiento todo qued en deuda con Uribe y su proyecto parapoltico.

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    Sin embargo, no obstante los reveses polticos de los ltimos aos y los pendientes que puedan derivarse de las investigaciones penales en su contra, Uribe no ha declinado en sus motivaciones estratgicas fundamentales, sabiendo, como sabe, que las realidades y tendencias actuales del capitalismo globalizado y neoliberal favorecen las pretensiones de su proyecto poltico, en la medida en que cada vez es ms cierto que la fase actual del capitalismo viene dando lugar a la configuracin de estructuras socioeconmicas en las que se amalgaman formas lcitas e ilcitas de acumulacin de capital, mientras que en el plano de los actores polticos tradicionales son cada vez menores las posibilidades de que surjan lderes y movimientos con la conciencia moral de Luis Carlos Galn. De esto ltimo, lo que es evidente entre nosotros es el compromiso de casi toda la clase poltica del establecimiento, incluidos sus retoos, con los requerimientos jurdicos e institucionales impuestos por las ms variadas formas de acumulacin capitalista, incluidas las vinculadas al crimen, as la mayora de sus partidos apoye coyunturalmente decisiones como la solucin poltica del conflicto armado. No de otra manera podra entenderse la resistencia de buena parte de los senadores a que se adelantara el debate propuesto por Cepeda. Tal realidad traslada al campo de los movimientos sociales y polticos de los trabajadores la tarea de replantear radicalmente las estructuras del orden socio-econmico y poltico de la nacin. Y una acertada manera de empezar esta tarea es denunciando ante la opinin pblica no solo la complicidad de los polticos tradicionales con las mafias, sino tambin los negocios en comn de los empresarios con los mafiosos. Y es aqu donde cobra sentido el debate de Cepeda contra Uribe, as como todo el repertorio de hechos y circunstancias con que ilustr los nexos del ex presidente con el mundo de la mafia. )

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    Las condiciones de la explotacin

    en un municipio de Antioquia, Colombiaredoblada

    En este artculo se describe un pueblo que habita una municipalidad pequea, de 23 mil habitantes aproximadamente, quienes cotidianamente son superexplotados1. La municipalidad de la cual se describe est en Antioquia, al noreste de Medelln, encima de una montaa. Ha sido sitio colonial, zona de pillaje y finalmente lugar de expoliacin de vida natural: mineral, bitica, biolgica y social. Tiene un nombre cuya historia parece enclaustrarse en el porvenir. En el pasado se hizo famoso porque alguna vez contaron un relato que se irrig por el mundo. El autor lo nombr La Marquesa de Yolomb, que fue una novela histrica cuyos eventos se desenvuelven en la zona Urbana y Rural, y cuya figura, rutilante, pomposa, cae postrada en medio del delirio que fustiga la derrota inexorable.

    En este artculo la fuente que permite el relato es la condicin especfica que adquiere el trabajo vivo cuando es subsumido dentro del sistema econmico actual, el capitalismo dependiente neoliberal. Es decir que se escribir sobre la explotacin redoblada o superexplotacin del trabajo, que en otras palabras es la violacin y potenciacin de la reproduccin de la muerte en los mbitos de la cotidianidad del ser. La expresin prctica de esta nocin se manifiesta en esta municipalidad a partir de una situacin de cuatro dimensiones, que se compenetran entre s. En primer lugar la extensin e intensificacin de la jornada; por otro lado el pago del trabajo por debajo del valor; as mismo, en tercer lugar, la constante infraccin de la ley por quienes contratan; y finalmente la imposibilidad por parte del trabajador de acceder a bienes de consumo, medio y alto2, lo cual se convierte en un mecanismo de compensacin del empleador o del distribuidor, quien pierde valor en el intercambio regional o internacional.

    Actualmente all se vive de manera precaria. La poblacin rural supera a la urbana, y esta ltima tiene el control poltico y econmico, como en tiempos de la Colonia, de toda la totalidad social que ocupa el espacio. El fenmeno de la explotacin redoblada tiene expresin en diferentes campos, aunque su fundamento es econmico, sus consecuencias se sienten en diversos mbitos. Por ejemplo a la pregunta por los jvenes del municipio de Yolomb incluidos como sujetos al interior del campo educativo se encuentra que el vnculo se da de manera diferenciada. Hay mayor correspondencia entre la zona urbana y la educacin, pero no sucede as en el sector rural, quienes estn marginados bien por el nivel profesoral bien por el acceso a los contenidos.

    1)Este categora es tomada de Marini, Ruy Mauro (1973) Dialctica de la dependencia. Ediciones Era, Mxico. 2) Al respecto se puede consultar para un anlisis mucho ms extenso Osorio, Jaime (2009) Explotacin redoblada y actualidad de la revolucin. Mxico, Universidad Autnoma Metropolitana/taca, 307 pg.

    Julin Andrs Granda

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    Esta situacin de exclusin tambin se cristaliza en el acceso a beneficios estatales, los que participan en programas del gobierno con mayor constancia son aquellos sujetos que residen en la zona urbana. En este sentido se vivencia una especie de colonialismo entre diferentes espacios, donde unos expolian a los dems y los someten a contenidos de vida homogeneizantes que nocorresponden con sus prcticas. Ahora bien, la experiencia econmica es la siguiente. Los sujetos rurales trabajan la caa, el caf y el tomate. Predominan minifundios privados, cuya extensin no supera las 46 ha de las Unidades Agrcolas Familiares. El trabajo es asalariado y comn. En diferentes periodos se jornalea en lo propio y en lo de los otros; el pago a cambio es 18 mil pesos ocho, nueve y hasta diez horas.

    La produccin por su composicin orgnica tiende a perder valor en el mercado, debido a las lgicas de la dependencia tecnolgica y la presin poltica por parte del ministerio del comercio. La consecuencia ms evidente de esta prdida se da en la relacin del valor de la produccin con el excedente. Cuyo margen no es suficiente para garantizar la reproduccin de la vida. En este sentido en el mbito de la distribucin, el intercambio no compensa el trabajo vivo subsumido en esta forma econmica. Por ello el dinero, como mediacin del intercambio, una vez obtenido es invertido exclusivamente en preparar la tierra para el nuevo cultivo y en comprar la alimentacin, frutas, verduras, granos y protenas bsicas que a veces no es suficiente para abastecer una familia extensa.

    La imagen anterior es novedosa en este municipio. La generacin de excedente por parte de los sujetos rurales, segn registros, se utilizaba el caf y la caa hasta cuarenta aos; en el predio no obstante se dejaba un espacio para la siembra del pan coger. Con la volatilidad del precio de produccin en el mercado debido a las crisis y los stocks, los campesinos han ido modificando los terrenos de cultivo, aumentando la homogeneidad sobre la diversidad, perdiendo paulatinamente productos bsicos para la sobrevivencia; esta condicin ha modificado los trminos del intercambio y la configuracin del mercado urbano, quien ha venido satisfaciendo

    esta necesidad. Lo cual hace que estos pierdan mucho ms valor en el mercado y entreguen su excedente en el abastecimiento de productos bsicos, el cual podran invertir en la educacin de sus hijas o en ocio.

    A propsito de lo anterior, en el sector rural la inversin en ocio se circunscribe a reuniones familiares, espordicas, debido a la alta migracin campo ciudad, y la asistencia a eventos sociales, donde el licor es el producto que ms se consume por parte de los hombres, quienes controlan la reproduccin econmica de la casa, el oikos. As mismo la salud es precaria y la pensin es un trmino que no aparece en la comunicacin, as mismo como la previsin haca al largo plazo. Si se realizar un trabajo sobre bienestar social este solo tendra dos o tres dimensiones. Acceso al trabajo, acceso a la alimentacin; los viajes, las lecturas, las tertulias, el cine, los relatos, la vulnerabilidad, la sanidad, la satisfaccin de derechos fundamentales, las relaciones interpersonales son pasajes de la nostalgia de los mayores.

    En el sector rural de esta municipalidad, las fluctuaciones econmicas, bajas intempestivas del valor de la produccin y alzas prolongadas de las materias e instrumentos, as mismo como los vaivenes polticos, cuyo caso particular es la profundizacin de la guerra, con confrontaciones militares, estimulados desde el centro, Bogot, Medelln, han ido generando el caldo de cultivo para la expansin del monocultivo y la dispersin social aunque esto fue estimulado por el ataque del paramilitarismo a la sociedad civil entre 1996 y 2008- y as mismo para la migracin campo ciudad, debido a la imposibilidad del trabajo que logre satisfacer bienes como la vivienda, la educacin, la participacin poltica.

  • 9//////////

    EL TOPO 19En esta zona de la municipalidad, la dependencia y el fundamento sobre el cual se recrea, la explotacin redoblada, es una condicin particular bajo el cual se reproduce el capitalismo. Y ante esto an no se tiene certeza sobre el cmo se procede en los sectores de abajo, que constituyen el pueblo.

    *Del mismo modo el sector urbano igualmente vivencia una situacin precaria. Aunque se diferencia del sector rural por la fuerza fsica utilizada en la produccin -el cuerpo en este espacio geogrfico es el instrumento exclusivo para la generacin de valor: nicamente es ayudado por azadn, machete, aza y traccin animal, cuando la situacin permite la compra y mantenimiento de este ayudante fundamental- se asemejan en las condiciones de trabajo. El coste es pagado por debajo del valor, la extensin e intensidad del trabajo se acumulan, el consumo es igualmente bsico; el bienestar, la salud, el ocio, la proyeccin de vida y la planificacin son herramientas cuya importancia es inicua en la cotidianidad.

    La fuente de generacin de excedente de la poblacin en el sector urbano, haciendo hincapi en los sectores con mayor incidencia en la economa son, en orden sucesivo, el comercio, el sector pblico, la construccin y el ingreso de remesas por partes de sujetos migrantes de esta no se tiene certeza, pero gran parte de la poblacin juvenil viene siendo empleada en el sector de la banca ilegal, los prestamistas-.

    El comercio es el sector que utiliza mayor mano de obra. La jornada se extiende a 12 horas, en la mayora de locales. Las tiendas de distribucin de vestimenta y alimentacin son las que ms ocupan a la masa marginal, como la nombr Jos Nm, o la poblacin flotante, como la llaman eufemsticamente algunos economistas. En algunos sitios se emplea durante 29 das al mes. El nico derecho al cual se accede es al salario. Los empleadores no pagan ni salud, ni pensin, ni bienestar; y los trabajadores con los 15 o 20 mil pesos que obtienen por su trabajo no pueden vislumbrar esa posibilidad. Con este ingreso se compra: alimentos incorporados desde el centro de abastos de Medelln y ropas, provenientes desde China, Medelln, lugares textiles por excelencia.

    El sector de la construccin y mantenimiento de edificios emplea trabajo, pero en menor proporcin que el anterior. Por ello es un sector relativamente inestable. De acuerdo al empleador el salario es diferenciado: un obrero joven o mujer gana mucho menos que el hombre, y as mismo estos ganan menos que el denominado oficial, quien es el que contrata con el interesado. La jornada est en el intervalo entre ocho horas y diez, el salario es el mnimo y alcanza para comprar mucho ms productos, sin embargo el referente de la calidad de vida no es un trasunto de este sector.

    Finalmente el trabajo contratado por el Estado, o el gobierno de la localidad, es el que mejor paga el trabajo. Este no solo excede el pago del salario mnimo, sino que es de obligacin, o para el empleador o para el empleado, tener acceso a salud y pensin. Adems desde la administracin se debe promover la incorporacin del empleado al bienestar, en todas sus dimensiones. Se debe aclarar que esto ha sido fruto de la presin estructural de las luchas histricas de sindicalismo en Colombia. Los profesores, administradores, secretarios, auxiliares, constructores, obreros se les ofertan mltiples posibilidades, que cobijan tanto a sus familiares como a su propia individualidad.

  • 10//////////

    EL TOPO 19Este sector no obstante tambin es superexplotado. A pesar de la obtencin de mayores beneficios por parte del trabajador, la fuerza de trabajo contratada tambin sufre la explotacin redoblada, que tiene su expresin no en el salario, sino en la imposibilidad de crear lazos de solidaridad, en la educacin y en la familia y en la poltica. A pesar de su ubicacin y el peso simblico estructural no participan en las decisiones de la vida de la municipalidad. Las lgicas de dispersin y fragmentacin que se estimulan desde las polticas estatales y as mismo la precaridad laboral estimulan esta situacin. Que aunada a los ndices educativos del municipio, quien ocupa, segn estadsticas del Ministerio de Educacin, el puesto 522 en cobertura y calidad de la educacin fortalecen estas situaciones.

    Adems el Estado fomenta la Superexplotacin. No slo por la manera a travs de la cual contrata en el ltimo tiempo a sus servidores algunos analistas lo llaman contratos chandas, cuya caracterstica es la flexibilizacin y la imposibilidad de hacer vida sindical- sino tambin por el estmulo a la prctica de la explotacin redoblada. Desde la administracin no se toma en cuenta las condiciones laborales, ni si quiera se realizan trabajos que verifiquen las condiciones del trabajo; diagnsticos no hay. Es decir que su prctica ha normalizado y naturalizado esta opresin a la que presenta como condicin posibilitadora, porque siempre est presente el progreso, no importa la manera y la tendencia que configura en el porvenir.

    El problema laboral, cuya expresin es la superexplotacin de la fuerza del hombre dentro de una economa dependiente, hasta ac expresado, determina otros campos de la vida cotidiana. No en el sentido tradicional infra y supra segn Enrique Dussel Marx nunca hizo extensiva esta aseveracin, esto propio fue del marxismo estndar- sino dialectico, de relacin determinada determinante. Por esto la explotacin redoblada descrita si bien es una expresin econmica cuyas particularidades hemos intentado analizar, en otros mbitos tiene consecuencias particulares. Por ejemplo el tiempo invertido por el sujeto en la produccin de la vida especialmente del sujeto cuya porcin poblacional se encuentra

    con menor peso simblico en la estructura de oportunidades y posibilidades- es tan alto, que ha imposibilitado la posibilidad de construir una prctica poltica, que atienda a las necesidades econmicas y culturales; as mismo una prctica cultural que vivifique y memorice los repertorios y las creaciones prcticas de las generaciones que les han precedido; y una prctica econmica que cuestione el papel de la produccin y el contenido especfico sobre el cual se yergue para transformarlo.

    El control biopoltico que es finalmente el trabajo asalariado o superexplotado, se convierte as en una poderosa tctica de contencin y reproduccin de las condiciones sociales de vida. Es decir el trabajo tal como se ha mostrado, ha imposibilitado vislumbrar horizontes que atiendan a la libertad como prctica y condicin que determina la visin del mundo .

    ***

    Adenda: Este ao se cumplen cien aos de la muerte de Rafael Uribe Uribe, un poltico colombiano que introdujo la reflexin del Socialismo de Estado en el pas. Valga este espacio para recordar su espritu incansable por la libertad y la liberacin del pueblo, y valga tambin para hacer la denuncia de un sistema poltico excluyente que forma la desidia y deforma la democracia. Consideramos que merece un artculo profundo, que evalu sus tesis y actualice sus postulados, de manera que se pueda entablar dilogos con otras corrientes y polmicas con aquellas que lo vituperan.

    )

  • EL TOPO 19

    Proceso de Paz:logros y paradojas.

    Jaime Rafael Nieto Lpez.

    A dos aos de su inicio, el proceso de dilogo y negociacin que se adelanta en la Habana entre el Gobierno Nacional y las guerrillas de las FARC parece cada vez ms irreversible. Tres hechos producidos durante el mes de septiembre y lo que va de octubre as lo confirman. Por un lado, la publicacin de los acuerdos logrados en los tres puntos iniciales de la agenda: tierras, participacin poltica y narcotrfico; por otro lado, el desarrollo del punto cuatro de la agenda acerca de las vctimas, con la participacin de stas en la mesa de la Habana; y, por ltimo, la formacin de una mesa de acadmicos con el propsito de ofrecer estudios sobre los orgenes de la confrontacin armada. Estos hechos confirman la voluntad de las partes por continuar y profundizar el proceso de paz y alientan las expectativas ciudadanas de cerrar este ciclo prolongado de conflicto armado, pese a la persistente oposicin del uribismo y del Procurador General Alejandro Ordoez.

    La publicacin de los acuerdos firmados entre las partes oxigena el proceso y enva un parte de confianza a la opinin pblica, puesto que una de las crticas ms persistentes que se le ha hecho desde diferentes sectores es que ste se ha llevado a cabo de espaldas al pas debido al excesivo secretismo y confidencialidad que lo rodea, de paso ha dejado sin piso una de las estrategias de propaganda del uribismo contra la negociacin en su afn de presentarla como la entrega del pas al castro-chavismo y una amenaza contra la vigencia de las FFAA y la sacrosanta propiedad privada. La publicacin completa del texto de los acuerdos y la indicacin de los puntos de desacuerdo revelan unos mnimos bsicos de consenso establecido entre las partes, que en nada ponen en riesgo la estabilidad del sistema econmico y poltico del pas, y estn muy lejos de la fantasa maximalista de la derecha, que imagina que en la negociacin de la Habana se est haciendo la revolucin por contrato. En la mdula de estos acuerdos bsicos no hay ms que respuestas a reclamos histricos, no slo de las guerrillas sino de amplios sectores sociales, especialmente del campesinado, para que el Estado salde deudas elementales como facilitar el acceso a la tierra a vastos sectores del campo, se supere la brecha entre campo y ciudad en trminos de derechos sociales, se establezcan garantas de represent-acin y participacin poltica de comunidades y territorios histricamente excluidos del Estado, y en el caso del narcotrfico realice vas alternativas a la simple fumigacin de cultivos ilcitos.

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    Estas investigaciones han mostrado as mismo que el poder de las mafias y del paramilitarismo no se limit al entorno de la administracin pblica local de algunas regiones, sino que lo ha venido trascendiendo cada vez ms. A diferencia de otras pocas, tras la desaparicin de los grandes carteles de la droga, las mafias en Colombia privilegiaron los entornos territoriales locales como punto de partida para buscar un slido enraizamiento en las estructuras socioeconmicas y polticas de la sociedad. Al derivar en poderes emergentes de carcter local y regional, las mafias han emprendido un decidido proceso tendiente a ganar presencia en las instituciones del poder central del Estado. Proceso este que se expresa, entre otras formas, en la constitucin de una nueva lite en disputa por la hegemona poltica con las lites tradicionales de carcter nacional, aunque a veces aparezca en estrechas alianzas con sectores de esta ltima.

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    Se trata ciertamente de acuerdos histricos, puesto que nunca antes el Estado y las guerrillas de las FARC haban llegado tan lejos en el propsito de ponerle fin a la confrontacin armada. Sin embargo, este activismo y dinmica de la mesa de negociacin de la Habana, contrasta con la relativa pasividad e incluso escepticismo que se experimenta por fuera de la mesa. Es evidente que el pas todava no logra sintonizarse con la dinmica del proceso de paz, lo cual se expresa en la precaria legitimidad del mismo. La paz an no se convierte en tema central de debate pblico, ms all de los columnistas de opinin, los acadmicos y los partidos polticos. A diferencia de otros procesos de paz, caracterizados por una fuerte y amplia politizacin de la ciudadana, notablemente los de Belisario Betancur en 1984, Barco-Gaviria a finales de los 80 y comienzo de los 90 del siglo pasado y Pastrana en 1998, el actual proceso no logra arraigar y desencadenar vigorosas corrientes de deliberacin y participacin ciudadana. No existe, por ejemplo, un movimiento nacional de paz. La pasada coyuntural electoral convirti la paz en tema central de disputa presidencial, sin embargo, contra todos los augurios, luego de la euforia del triunfo electoral de Santos, la marea y la atencin de la opinin volvieron a bajar a los niveles rutinarios de antes de las elecciones.

    Hay aqu, sin duda, problemas de pedagoga poltica y de publicitacin del proceso, tambin efectos negativos derivados del propio modelo de negociacin, como la continuacin de la negociacin sin cese bilateral al fuego y la exclusin de la sociedad civil del mismo. Sin embargo, ms all de esto, lo que al parecer revela esta apata ciudadana frente al proceso de paz, es un problema poltico, relacionado fundamentalmente con la ausencia de liderazgo poltico. Una ausencia de liderazgo que no es imputable slo ni principalmente al estilo de Santos, que ciertamente no lo tiene, sino ms que todo a una calculada estrategia poltica consistente en bajarle el volumen poltico al proceso mismo. Santos no slo aspira a una paz barata y rpida, sino tambin, en lo posible, silenciosa, discreta. Toda la ingeniera poltica aplicada por Santos al proceso de paz parece

    responder a mantenerlo bajo estricto control poltico, pero especialmente a evitar que el proceso se convierta en fuente de acumulacin de capital poltico por parte de las FARC. La experiencia de procesos de paz anteriores, exitosos como el del M-19, concluyeron con la transformacin de la guerrilla en fuerte movimiento poltico nacional; o fracasados, pero con una guerrilla polticamente legitimada. Esta leccin parece tenerla muy presente Santos y ello podra explicar su calculada ausencia de liderazgo. Pero si esto ocurre por el lado de Santos, otro tanto parece ocurrir por el lado de las FARC, que ha limitado su discurso y accionar poltico a la mesa de negociacin; por fuera de la mesa es inaudible el discurso poltico de las FARC, no slo frente al proceso mismo, sino tambin frente a los grandes debates nacionales, frente a la reforma poltica, el modelo desarrollo y las reformas sociales, entre otros.

    En este contexto, los retos para la izquierda y el movimiento popular son inmensos. Por un lado, debe afrontar el reto de apoyar el proceso de paz en curso como una oportunidad poltica e histrica para poner fin al conflicto armado. Pero, por otro lado, debe encarar el reto de construir un movimiento nacional y territorial de paz que vaya ms all de los acuerdos de la Habana, que desemboque en la convocatoria de una nueva Asamblea Nacional Constituyente, que rehaga al pas sobre bases realmente democrticas con justicia social y soberana nacional. Como uno y otro reto no son dicotmicos, el gran desafo consiste en cmo hacer posible el uno a travs del otro. )

  • pretensin de que el conflicto armado nuestro se resuelva por la va de la continuacin de la guerra. La relacin de implicancia de estos dos propsitos se deriva del hecho de que ambos aparecen articulados a lo que es el nudo estructural del conflicto armado colombiano: la disputa por la propiedad y uso de la tierra.

    En su calidad de jefe del Centro Democrtico, Uribe aparece hoy acaudillando la oposicin al proceso de solucin poltica del conflicto armado, posicin esta que le cost la derrota electoral en las pasadas elecciones, sin que ello signifique una derrota definitiva de su proyecto poltico. En sus ataques al proceso de paz combina la denuncia de las decisiones gubernamentales en favor de las negociaciones, con acciones de sabotaje poltico a ese proceso, movindose al mismo tiempo entre la legalidad y la ilegalidad, como ha sido usual en l, y por lo que enfrenta actualmente varias investigaciones de carcter penal. Buena parte del entorno poltico que lo acompa durante su largo mandato qued resquebrajado, en parte por la accin de la justicia contra altos funcionarios suyos y polticos profesionales que lo apoyaron, pero tambin por efecto de los nuevos alinderamientos polticos que trajo consigo el gobierno de J. M. Santos. De igual manera, buena parte del empresariado que hoy acompaa el programa de paz de Santos fueron fervientes aliados suyos en la guerra contra las guerrillas. El establecimiento todo qued en deuda con Uribe y su proyecto parapoltico.

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    EL DEBATE: PUNTO DE QUIEBRE DEL TEFLON URIBISTA Jos Arnulfo Bayona. Miembro de la RED Socialista NacionalEl debate realizado por el Senador Ivn Cepeda para poner en evidencia los vnculos del senador y ex presidente lvaro Uribe Vlez con el narcotrfico y el paramilitarismo, antes y durante sus ocho aos de gobierno, despus de sortear vetos, recusaciones y todo tipo de trabas, logr concentrar la atencin de amplios sectores de la opinin nacional durante las diez horas de acaloradas discusiones en sesin prolongada de la Comisin Segunda del Senado de la Repblica, y desencaden controversia pblica, en las redes sociales y los medios de comunicacin, sobre este tema que se mantuvo largamente represado. Con este debate explot el dique y rompi el cerco de silencio y de miedo que protega las ilegales actuaciones de este oscuro personaje.

    Lo que Ivn cepeda hizo fue documentar las denuncias que venan circulando por las redes sociales desde los tiempos en que el cuestionado ejerci la presidencia. El debate volvi de dominio pblico lo que circulaba como secreto a voces, atiz los procesos judiciales en curso, sobre probables vnculos del expresidente con la conformacin de los tenebrosos grupos paramilitares encubados en Antioquia, justo cuando l ejerci la gobernacin en ese departamento, y que luego bajo su manto presidencial se extendieron a sangre y fuego por todo el territorio nacional y sometieron al pueblo colombiano a la ms espantosa poltica de miedo y de terror, cometiendo asesinatos de todo tipo, masacres, desapariciones, destierros, exterminio de la poblacin civil, acciones tipificadas como crmenes contra la humanidad o de lesa humanidad, superando todos los records de violencia que ha

    vivido el pas a travs de su historia. Adems, reactiv la discusin sobre los alcances de su prolongada gestin de gobernante, as como sobre su responsabilidad poltica por la horrible y larga noche de su gobierno del cual surgi fortalecida la extrema derecha colombiana por l representada.

    El debate no fue ni la primera etapa de catarsis ni el primer paso de reconciliacin, como lo proclama la doctora Clara Lpez. Ejercicios que seguramente tendrn que realizarse despus del probable acuerdo de paz; al contrario, lo que se observa es que el debate contribuy como es lgico a profundizar la polarizacin que vive el pas. Pero al mismo tiempo horad la fortaleza de la extrema derecha liderada por el hoy cuestionado expresidente. As lo demuestra la cada de la opinin favorable a menos del 50% en las encuestas posteriores al debate, y el incremento de la opinin desfavorable que ya supera el 50% en las mismas.

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    En nuestra opinin, el debate no puede ser visto como un ejercicio de visibilizacin de las violencias desatadas desde las altas esferas del establecimiento en cabeza del expresidente y sus cmplices, y ejecutadas tanto por efectivos de las fuerzas regulares, como por los grupos paramilitares engendrados en el establecimiento, armados y entrenados por los mismos instructores de las FF.AA. y financiados por los poderes econmicos legales y del narcotrfico, para equipararla con la violencia de las Farc ampliamente visibilizada y magnificada por los medios a lo largo de los ms de cincuenta aos del conflicto armado.

    La intencin, que hizo evidente y de manera taxativa el Senador Cepeda, fue poner en la palestra pblica los vnculos de Uribe con el paramilitarismo y el narcotrfico, como componente de la estrategia de fortalecimiento y consolidacin del proyecto poltico de la extrema derecha. No en vano bautiz el debate como lvaro Uribe: Narcotrfico y paramilitarismo en Colombia.

    El desarrollo del debate

    El Senador Cepeda sustent su debate en un acervo documental de piezas probatorias registradas y entregadas tanto a la Comisin de Acusaciones, como a la Corte Suprema de Justicia y la Fiscala General de la Nacin, lo cual le dio no solo seriedad, sino credibilidad a las acusaciones contra el hoy Senador lvaro Uribe Vlez.

    Las pruebas incluyen documentos, testimonios, declaraciones de extraditados jefes paramilitares, videos y publicaciones de todo tipo. Igualmente se respald en el trabajo y las denuncias de otros valerosos investigadores que por hacerlas pusieron en riesgo sus propias vidas. Pionero de estas fue precisamente el periodista e historiador Fernando Garavito (El Seor de las Moscas)-QEPD- quien por su valiente osada de denunciar las actuaciones del expresidente en favor de capos del narcotrfico a finales del siglo pasado fue obligado a abandonar el pas para preservar su vida. Y, por supuesto los importantes y destacados debates adelantados en su momento por el entonces senador Gustavo Petro.

    Es verdad que el debate no registra nuevas denuncias sobre las actuaciones y los vnculos del acusado, sino que aporta pruebas sobre las ya conocidas y tantas veces repetidas por las redes sociales y otras tantas silenciadas con la poltica del tapen-tapen que caracteriz a los medios de comunicacin respecto de las delincuenciales actuaciones del gran hermano.

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    Se puso de presente que a lo largo de su carrera pblica, el hoy Senador ha dejado una estela de indicios, testimonios, registros peri-odsticos y fotogrficos de sus actuaciones ligadas tanto a sectores del narcotrfico, como al impulso, construccin y consolidacin de los tene-brosos grupos paramilitares, como fuerza armada al servicio del paraestado que se conform con el aval y la financiacin de poderoso gremios econmicos nacionales y extranjeros y la participacin de altos oficiales de las Fuerzas Armadas; al cual se vincularon polticos liberales y conservadores, terratenientes, ganaderos, industriales y narcotraficantes para consolidar, bajo el liderazgo de Uribe, la expresin mas organizada de la historia reciente de la extrema dere-cha colombiana, que en accin combinada de violencia terrorista estatal y violencia paramilitar, sembraron campos, ros y ciudades de crmenes, masacres, fosas comunes, miles de falsos positivos, despojo violento de millones de hectreas de tierra a campesinos y todo tipo de violaciones de los derechos humanos. Razn tuvo el jefe paramilitar, Salvatore Mancuso, al declarar su convencimiento de que las AUC se conformaron como una poltica de estado, en cabeza del cual se encontraba precisamente el expresidente Uribe.

    Es en este contexto que el debate contribuye a hacer comprensin de las actuaciones del personaje de marras como funcionario pblico, al frente de la Aeronutica civil, alcalde de Medelln, Senador de la Repblica, Gobernador de Antioquia y dos veces presidente de la Repblica. Se le acusa de expedir licencias de aviacin y construccin de pistas de aterrizaje a los carteles del narcotrfico, propiciar, impulsar y amparar las llamadas Convivir, que se convirtieron en las terrorficas bandas paramilitares de Antioquia bajo el manto de su gobernador y con la complicidad de polticos antioqueos y de todo el pas posteriormente. Una buena parte de Polticos (para-polticos convictos) que luego llegaron al congreso como producto del constreimiento armado del voto ejercido por las bandas paramilitares, que declararon haber controlado el 35% de las bancadas de Senado y Cmara de representantes, hoy pagan condenas en las crceles y otros esperan fallos de los tribunales y muchos an no visibles, como dice el dicho popular estn capando crcel.

    Se le acus de haber puesto la fiscala en manos de Camilo Osorio sindicado de no pocas actuaciones en favor de las llamadas autodefensas y, de haber nombrado como director del DAS a Jorge Noguera, condenado a pena de prisin por haber puesto este organismo al servicio de los paramilitares, quienes en contrapartida asesinaban, a solicitud de este personaje, a investigadores, acadmicos y defensores de Derechos Humanos, como fue el emblemtico caso del asesinato del profesor universitario Eduardo Correa De Andreis. Se le cuestion por su responsabilidad en los operativos de espionaje a polticos de la oposicin, como Piedad Crdoba y Gustavo Petro, y a magistrados de las altas cortes, mediante las llamadas chuzadas ordenadas desde la secretara general de Presidencia y ejecutadas por la directora del DAS y prfuga de la justicia Mara del Pilar Hurtado.

    Se mostr evidencia de sus turbios negocios con el narcotrfico, como el certificado de Cmara de Comercio en donde lvaro Uribe figura como miembro de las directivas de reconocidas empresas de narcotraficantes, incluida la que gir los cheques con que se cubrieron los costos del asesinato del director del Diario El Espectador, Don Guillermo Cano.

    La auto defensa de Uribe y de sus altavoces

    Deliberadamente el expresidente-senador, se abstuvo de presenciar y escuchar el discurso acusatorio del senador Cepeda. En su ingreso al recinto se le not nervioso, dubitativo, incoherente y ms malhumorado que nunca. En su defensa hizo un discurso no para responder las documentadas acusaciones del senador citante del debate, sino para reincidir en su manida prctica de atacar, calumniar, sindicar a sus opositores de favorecedores y cmplices de los terroristas de las Farc; sindicaciones que hizo extensivas al presidente Santos, al Canal Capital y a Telesur. Hechos sus ataques y declaradas sus enemistades procedi a retirarse del recinto, en medio de airadas protestas de parlamentarios que esperaban una demostracin de su talante frentero y amenazante exhibido durante sus ocho aos de gobierno. Actitud que llev a la indignada senadora Claudia Lpez a exclamar que se retira como sanguijuela por las alcantarillas.

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    Fue evidente que el expresidente eludi el debate y dej esta respons-abilidad a sus altavoces miembros de su bancada en el Congreso, quienes dedicaron en sus discursos a descalificar las documentadas acusaciones presentadas por el citante del debate en defensa del caudillo herido, al tiempo que ratificaban su adhesin incondicional al jefe y su proyecto poltico. La sntesis de las intervenciones de los/as acalorados/as defensores qued dramticamente representada en los discursos de Jos Obdulio Gaviria que extasiado escuch la perorata de su alter ego respondiendo segundo a segundo y centmetro a centmetro las acusaciones presentadas y los ataques de que fuera objeto, y el de la Senadora Paloma Valencia, quien emulando a la loca de las naranjas de la propaganda electoral del candidato Zurriaga calific de calumnias las acusaciones, proclam la inocencia del expresidente, lo coloc en el altar de prohombre ntegro, virtuoso, pulcro, incapaz de hacer el mal libre de toda sospecha. Sin embargo, admiti como posibilidad que Uribe hubiese sido engaado en su buena fe por poderes mafiosos y delincuenciales que lo rodearon a lo largo de sus ocho aos de gobierno.

    El debate qued abierto

    Por fortuna el debate no se cerr como un captulo ms de la novela de terror paramilitar y del narcotrfico que ha rodeado al expresidente, sino que dej abierta la posibilidad de mantener la discusin sobre los alcances jurdicos, polticos y culturales de la gestin del gobernante sin escrpulos que lider la conformacin del proyecto poltico de la extrema derecha, hasta lograr la hegemona en el poder que ejercen las clases dominantes, valindose de mtodos criminales al amparo de la legalidad que ofreci el ejercicio presidencial.

    En el campo jurdico contina el debate sobre las responsabilidades penales del expresidente, como consecuencia de sus actuaciones y relaciones con el paramilitarismo y el narcotrfico, para desentraar la verdad jurdica, que an no ha contado con la prueba reina, con la cual deba ser condenado penalmente.

    Sin embargo, la controversia debe orientarse hacia lograr una comprensin de lo sucedido durante el prolongado gobierno del presidente Uribe y de las consecuencias de sus acciones. Si no se logra consolidar el proceso jurdico en los tribunales, si debe ser sometida a juicio su responsabilidad poltica por la crisis humanitaria, consecuencia de los mtodos fascistas criminales utilizados tanto por las fuerzas armadas, como por altos funcionarios del estado y los grupos paramilitares, al amparo del gobernante, para consolidar la hegemona del proyecto poltico de extrema derecha colombiana, que hoy cuenta con gran peso en el ejercicio del poder y de la poltica colombiana. Tampoco se debe olvidar en el debate que violencia paramilitar y narcotrfico han sido utilizados por los poderes econmicos como recurrentes mtodos de acumulacin capitalista y de concentracin de la riqueza tanto de terratenientes como de empresas nacionales y multinacionales.

    Tambin queda pendiente el juicio sobre las polticas econmicas y sociales ejecutadas durante su gobierno, caracterizadas por el despojo de los derechos a la seguridad social y de la salud, el despojo de tierras por millones de hectreas a que fueron sometidos campesinos, pequeos y medianos propietarios y el despojo al pas de los bienes de propiedad pblica totalmente privatizados y entregados a los monopolios extranjeros y nacionales, amn de todas las nefastas consecuencias de la aplicacin a rajatabla del modelo neoliberal.

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    LA INCONSISTENCIA DE LA ADMINISTRACINPROGRESISTA DE GUSTAVO PETRO URREGO

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    La gestin de gobierno del Alcalde de Bogot D.C. Gustavo Petro Urrego se ha caracterizado por la falta de consistencia, solidez o estabilidad; sin embargo, no se puede desconocer la buena intencin del burgomaestre con algunos proyectos de acuerdos claves y estratgicos para beneficio de los sectores populares, pero que desafortunadamente el Concejo de Bogot D.C. no los aprob como la modernizacin del sistema tributario distrital; pero la introduccin del cobro de la tasa por uso de reas de alta congestin de vehculos particulares que implicaba un impuesto adicional a los bogotanos, obstaculiz la aprobacin de un proyecto de acuerdo que beneficiaba los predios con avalo catastral inferior a 135 salarios mnimos ($83.160.000 pesos) porque mantena el estrato y la tarifa actual e incluso se hubiese reducido, acogindose a la ley nacional, pues la tarifa del estrato 3 habra bajado su tasa actual de 6 por mil a 5 por mil; mientras los estratos ms altos, 5 y 6, pagaran ms; adems ste proyecto de acuerdo #224 de 2014 no prosper, impidiendo tambin la simplificacin de la liquidacin del impuesto de industria y comercio y la ampliacin de la base de los contribuyentes pues hay registrados 400.000 negocios en la Cmara de Comercio de Bogot, pero slo aparecen 160.000 como contribuyentes del ICA (rgimen comn) y 20.000 (rgimen simplificado) afectando las finanzas distritales.

    Otro proyecto de acuerdo de la administracin progresista, el #226 de 2014, que no cont con el beneplcito del Concejo de Bogot D.C. pero iniciativa justa y necesaria era la existencia de una Auditora Fiscal Distrital que adelantar el control fiscal a la Contralora Bogot D.C. debido a que el actual Auditor lo nombra el Tribunal Administrativo de Cundinamarca y todos sus subalternos son escogidos por el Contralor Distrital; desafortunadamente perdi la Capital la posibilidad de una Auditora autnoma e independiente y con capacidad para ejercer sus funciones de fiscalizacin.

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    EL TOPO 19As mismo, el proyecto de acuerdo #237 de 2014 del gobierno distrital que pretenda no fomentar, publicitar y financiar por entidades del Estado espectculos a favor de la tortura animal como la conocida fiesta brava, desafortunadamente el Concejo de Bogot D.C. no aprob la modificacin de las funciones del Instituto Distrital de Recreacin y Deporte (IDRD), para que en consonancia con la sentencia de la Corte Constitucional las entidades del Estado, entre ellas, el IDRD no tuviese dentro de sus competencias el fomento de tales espectculos; sin embargo, se abre la perspectiva que el Distrito Capital vuelva a licitar la Plaza de Santamara y sirva de sacrificio animal.

    A pesar de la buena intencionalidad de aquellos proyectos de acuerdo de la administracin progresista; el talante no conciliatorio del Alcalde distrital y la actitud antipopular del ayuntamiento municipal hundieron aquellas iniciativas; hoy en da los bogotanos perciben slo desaciertos, consideran que la Bogot Humana no llena sus expectativas y ahora incluso acuden a la movilizacin como el pasado 18 de septiembre, cuando los trabajadores distritales nos pronunciamos contra la poltica laboral del Alcalde Gustavo Petro Urrego, hubo movilizacin de los servidores del nivel central, los dos sindicatos del ACUEDUCTO, Sintratelfonos de la ETB, Sindistritales, Sintrenal Bogot, USCTRAB, SINTRASED, la Asociacin Distrital de Educadores -ADE -, el Sindicato de docentes directivos de Colombia -SINDODIC-, los vendedores informales, el ICPES, transportadores, estudiantes y desempleados protestamos masivamente contra las precarias condiciones de empleo, la tercerizacin y la exigencia por el respeto a la negociacin colectiva de conformidad con el decreto 160 de 2014.

    El acoso laboral y la persecucin contra los trabajadores de la ETB y el ACUEDUCTO por parte de la actual administracin distrital se materializa en la ausencia de estabilidad laboral, la tercerizacin de mano de obra contratada a travs de intermediarios, por ejemplo, en la ETB slo existe un trabajador por cada cuatro trabajadores que est vinculado con un contrato laboral con beneficios convencionales; as mismo desconoce los derechos laborales en el ACUEDUCTO al violar su convencin colectiva al mantener con

    contrato a trmino fijo a 1200 trabajadores; incumple las promesas a 2500 obreros de Aguas de Bogot, filial de ACUEDUCTO, cancelando salarios que no sobrepasan los $650.000 por mes y el contrato se firma por obra y labor. No existe la negociacin colectiva en Aguas de Bogot y desconoce el bono temporal a aquellos trabajadores de Basura Cero que se la jugaron por el Alcalde Gustavo Petro Urrego contra los carteles privados de recoleccin de basuras.

    Los trabajadores distritales del nivel central denuncian a la actual administracin de la Bogot Humana por la vigencia de nminas provisionales para 4900 personas y otras 28000 personas con contratos de prestacin de servicios en lugar de regular la relacin laboral con beneficios convencionales como se comprometi el Alcalde Gustavo Petro Urrego.

    Finalmente, su poltica educativa ha pretendido prorrogar los contratos en concesin, tratando de garantizar 170 mil millones de pesos sobre vigencias futuras para financiar 17 de los 25 colegios en concesin, para el periodo 2015-2017, es decir, sigue privatizando la educacin al entregar a operadores privados la administracin de los recursos del Estado, en lugar de garantizar a 40.000 estudiantes su retorno a la educacin pblica. No prioriza la ampliacin de la planta de personal con vinculacin directa por la Secretara de Educacin y lo hace contratando maestros con intermediarios privados como COMPENSAR y COLSUBSIDIO, como acaba de acontecer con 1500 docentes del programa de jornada extendida 40 X 40, extendiendo la jornada laboral de 30 a 40 horas semanales con condiciones de empleo precarias y sin beneficios convencionales.

    Bogot D.C. Octubre de 2014

  • A dos aos de su inicio, el proceso de dilogo y negociacin que se adelanta en la Habana entre el Gobierno Nacional y las guerrillas de las FARC parece cada vez ms irreversible. Tres hechos producidos durante el mes de septiembre y lo que va de octubre as lo confirman. Por un lado, la publicacin de los acuerdos logrados en los tres puntos iniciales de la agenda: tierras, participacin poltica y narcotrfico; por otro lado, el desarrollo del punto cuatro de la agenda acerca de las vctimas, con la participacin de stas en la mesa de la Habana; y, por ltimo, la formacin de una mesa de acadmicos con el propsito de ofrecer estudios sobre los orgenes de la confrontacin armada. Estos hechos confirman la voluntad de las partes por continuar y profundizar el proceso de paz y alientan las expectativas ciudadanas de cerrar este ciclo prolongado de conflicto armado, pese a la persistente oposicin del uribismo y del Procurador General Alejandro Ordoez.

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    VI CONGRESO CUTPOR PAZ, SOBERANIA, DEMOCRACIA Y DERECHOS LABORALES

    La desigualdad se ha profundizado en la poca neoliberal y tras la crisis capitalista que hay iniciada desde el 2008, la ms profunda desde la gran depresin de 1929 y de la cual an no se sale, viene siendo descargada sobre naciones, pueblos y trabajadores, impulsada desde las grandes potencias encabezadas por Estados Unidos, y la Unin Europea, lo que ha desatado diversas conflagraciones, especialmente en Medio Oriente y Asia, donde repican tambores de guerra.

    La reciente decisin de realizar una nueva intervencin directa en Siria e Iraq, utilizando las novedosas y sofisticadas tcnicas de su fuerza area con bombardeos desde naves no tripuladas (drones), pone de presente la verdadera condicin del espureo nobel de paz Barack Obama, que recurre a la fuerza de su podero militar para invadir a esas naciones, ahora con el pretexto del Estado Islmico (EI). Los resultados de sus ms recientes invasiones en Afganistn, Iraq y Libia nos muestran que el otrora todopoderoso imperio gringo est en declive, no cuenta con la suficiencia y mandato que le precedieron en idn-ticas actividades filibusteros en el pasado. Estados Unidos sufre hoy las crisis propias de las naciones imperialistas, razn sta que lo hace mucho ms peligroso, mucho ms agresivo contra la soberana del resto de naciones del mundo. Los Estados Unidos metieron mano en los asuntos propios del pueblo ucraniano, fraguaron actividades subversivas y financiaron grupos antigubernamentales contra el legtimo pres-idente Yanukovich por razn de mantener estrechos lazos

    polticos y econmicos con Rusia y oponerse al tratado de libre comercio con la Unin Europea. Ucrania es hoy objeto de un pulso estadounidense que se ha concretado en la ampliacin del radio de accin de la OTAN hasta colocarlo en la frontera rusa, gas, petrleo y despensa agrcola junto a puntos estratgicos claves en el aspecto militar son los asuntos que rondan ste escenario que puede generar situaciones de mayor complejidad para estos pueblos.

    El genocidio ocurrido en Palestina con la muerte de ms de 2.000 personas, la mayora civiles indefensos, muchos de ellos nios, tiene un responsable directo que es Israel, pero un mentor innegable, los Estados Unidos. Los palestinos tienen derecho a un territorio donde establecer su nacin, y a su autodeterminacin como pueblo el mundo debe ser solidario con esta causa, la CUT cumpli y cumplir con este deber tico y moral.

    El pasado 24-26 de Septiembre se realiz en la ciudad de Santa Marta, el VI Congreso de la CUT. Asuntos de orden laboral, educativo sindical, huelga, reparacin colectiva, derechos humanos, y la situacin nacional e interna-cional fueron objeto de debates y resoluciones que constituyen documentos de estudio y anlisis por el sindicalismo.Por considerar de importancia para el debate en la coyuntura nacional, hemos decidido publicar la Declaracin Final del Congreso. En prxima edicin estaremos realizando un anlisis de las tendencias, declaraciones y perspectiva de la CUT, y del sindicalismo en general en las luchas sociales en Colombia.

    NOTA DEL EDITOR ACERCA DEL VI CONGRESO DE LA CUT

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    Los Brics ( Brasil, Rusia, India, China y Surfrica) son pases que procuran socavar el dominio y control econmico y militar Norteamericano, stas potencias emergentes se han asociado con el fin de crear organismos econmicos con fondos para eventuales prestamos segn necesidades, definen realizar intercambios comerciales en sus propias monedas buscando desechar el dlar como coyunda extorsiva, estrechan sus lazos comerciales y coordinan acciones en organismos multilaterales, aunque an incipientes, no deja de ser una situacin inquietante para Estados unidos. Toda reivindicacin de los derechos a la soberana de las naciones del mundo debemos verla con agrado, los trabajadores somos los primeros en aupar las medidas que los pases saquen adelante en contra de la dominacin imperialista.

    En esta lnea de conducta respaldamos a los gobiernos democrticos de Amrica Latina que se han distanciado del gobierno imperialista de Estados Unidos desde distintas pticas, niveles y procedimientos. Rechazamos las agresiones e intromisiones de toda ndole que se hacen con Venezuela, Cuba, Bolivia, Argentina y dems pases, desde los intentos de desestabilizacin poltica y econmica metiendo narices en los asuntos internos de estos pases y la extorsin econmica con los fondos buitres.

    En medio de esta tormentosa situacin, Amrica Latina ha logrado construir gobiernos alternativos, democrticos y progresistas, fortalecidos por importantes procesos de movilizacin popular que a partir de la derrota del ALCA han dado respuesta a las polticas neoliberales e imperialistas con polticas que han fortalecido el papel del Estado, recuperando derechos y libertades usurpadas enperiodos anteriores.

    Desafortunadamente en Colombia, no se ha podido construir un gobierno del estilo de la mayora de las naciones de la regin. Con la reeleccin del Gobierno de Santos se prev la continuidad de la aplicacin de las medidas econmicas y sociales neoliberales, iniciadas desde 1990 con la apertura econmica y seguidas con los depredadores tratados de libre comercio TLC-, especialmente los

    firmados con EE.UU, la UE y la Alianza del Pacfico, que han profundizado la prdida de soberana econmica y la entrega de nuestros recursos, mercados, sectores productivos nacionales y mano de obra abaratada a los intereses de las grandes trasnacionales y al parasitario capital financiero.

    El propsito de la paz por la va del dilogo y de, una solucin poltica negociada al conflicto armado que hoy llevan a cabo el gobierno nacional y la guerrilla de las FARC- EP en La Habana y que se espera sea extendida a un similar proceso con el ELN y el EPL, es muy importante para los trabajadores y el pueblo, por ello la CUT ratifica su respaldo a dicho proceso y a su refrendacin en correspondencia con el inters de la nacin.

    Como un tema que vincula a la nacin entera la CUT acoge el clamor para que se concrete cuanto antes un cese al fuego y se otorguen garantas a todo el pueblo para que sea protagonista en la construccin de una Colombia con plenas libertades, soberana, derechos e igualdad.

    Es necesario que las corrientes alternativas, democrticas y progresistas, se constituyan en una opcin de gobierno distinta a las militaristas y las que entraan el modelo neoliberal y la barbarie. Nuestra realidad econmica, social y laboral, caracterizada por la quiebra del sector productivo nacional y el predominio hoy de las multinacionales, el mayor desempleo y desigualdad en Amrica Latina (con excepcin de Hait) una informalidad laboral del 70%, ausencia de una poltica de trabajo decente, la salud privatizada y los pensionados se agotan; empleos precarios y bajos ingresos, acompaado de una violencia antisindical que no para y una impuni-dad del 98% que sirve de amparo a las fuerzas de ultraderecha y con una afiliacin sindical de menos de 4%, es un cuadro que corresponde al mayor desafo que tiene el movimiento obrero y en particular la CUT, en la perspectiva de recuperar el protagonismo social y poltico que se requiere.

  • EL TOPO 19El discurso de posesin del presidente Juan Manuel Santos para su segundo periodo se centr en tres temas: La paz, la equidad y Colombia la ms educada. Nada distinto a lo manifestado en campaa y lo transitado en su primer cuatrienio.

    En el tema de la paz, la CUT ha sostenido que el gobierno debe hacer todos los esfuerzos por concretar un acuerdo de paz que de fin al conflicto armado, solo nos vasta ratificar nuestros deseos por que as sea y cuanto antes mejor; convencidos de que en esa nueva situacin, los trabajadores y la poblacin podremos adelantar con ms fuerza y vigor las movilizaciones que en medio de la resistencia civil, permitan mejorar las condiciones de vida digna, garantas y derechos laborales.

    Los anuncios de un pas con mayor equidad contrastan con la realidad de lo realizado en los primeros cuatro aos de su gobierno. La informalidad laboral fue superior al 60%, el panorama desolador de la tercerizacin fustig a los asalariados de todos los renglones de la produccin con la consabida inestabilidad, precarizacin laboral, desempleo y la prdida de importantes garantas y derechos de los trabajadores. En este atropello laboral, el estado es el empleador con mayor cantidad de trabajadores sin vinculacin directa, en la mayora de las instituciones gubernamentales campea la precarizacin y la informalidad. Saludamos y respaldamos las crecientes luchas y movilizaciones de distintos sectores de trabajadores estatales y privados contra semejante ignominia.

    De igual manera en frentes de trabajo minero energticos como el petrleo y el carbn; las plantaciones de palma, banano, caa y flores; las grandes plata-formas de centros comerciales; las transportadoras y los puertos; y en general las actividades del sector privado son atendidas por millones de trabajadores a los cuales se les niega la estabilidad laboral, condicin necesaria para poder construir sindicatos y tener derecho a la negociacin colectiva que reivindique unos salarios dignos y reconocimientos de prestaciones econmicas en el marco de la legalidad laboral colombiana. Para que no haya duda de lo anteri-or, Colombia ha sido objeto de debates, sanciones y requerimientos ao tras ao en las conferencias de la OIT; y este ao, el de la reeleccin de Santos, nuestro pas fue incluido en la deshonrosa lista de los 25 pases que ms

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    violan los derechos laborales, en este caso el Convenio 81 de la OIT.

    El discurso de posesin del reelegido presidente Santos, seala la profundizacin de la poltica econmica que acu en su anterior mandato con los cuales completa 25 aos de estar acompaando e implementando el neoliberalismo. Ms tratados de libre comercio como el de la Alianza Pacfico y nuevamente el tratado con Corea, que rematar la ya precaria existencia de la produccin nacional, tanto industrial como agropecuaria, resentida por los ms de 14 tlc's ya firmados, los cuales llevan implcita la garanta a las multinacionales de empleo barato y precario para el incremento de sus ganancias.

    Por cuatro aos ms, el pas sufrir la aplicacin de polticas retardatarias, seguir adelante en el otorgamiento de condiciones favorables para la inversin extranjera en contra del inters nacional, la gran minera, el sector financiero, las grandes obras de infraestructura, los servicios, la agricultura y la ganadera, la educacin y la salud, y dems renglones de la produccin sern victimas del favorecimiento a las multinacionales y el capital extranjeros, con la consecuente asfixia y estrangulamiento de los productores e inversionistas nacionales. Para que no quede duda de ello, el equipo ministerial es un reflejo de lo que se nos viene en contra nuestra, personajes como Nstor Humberto Martnez, el ms emblemtico representante de las multinacionales y el capital financiero fue nombrado como el superministro, este es el talante del gobierno de Santos.

  • EL TOPO 19EL TOPO 19EL TOPO 19

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    El anuncio de la reforma tributaria para exprimir an ms a los sectores medios de la poblacin desato el repudio generalizado de la opinin nacional, obligando al gobierno a retroceder de manera momentnea en su malvolo propsito, no ms impuestos a la poblacin, debe ser el grito de batalla nacional, si hace falta dinero para financiar el presupuesto, los 12,5 billones deben recaer sobre el gran capital financiero y las multinacionales, principales actores del saqueo de las riquezas naturales y el trabajo de los colombianos.

    Las reformas a la salud y la educacin, estn centradas en afianzar las inequidades que en estos sectores han mantenido las polticas neoliberales, deteriorando la calidad de su prestad ion y convirtindolas en objeto de negocio de los sectores privados. llamamos a continuar la lucha por un sistema de salud sin la intermediacin de las EPS y una educacin pblica financiada y ofrecida directamente por el estado.

    Para completar el cuadro del engao lanza la frase: "una Colombia educada", frase que no dejar de ser parte de la carnada que oculta el anzuelo de la privatizacin y la entrega del derecho a la educacin a las "alianzas pblico privadas" como denominan ahora la privatizacin, tal como lo seala el informe del estudio de la Fundacin Compartir, que Santos adopt como su programa para la educacin del pas. El anuncio de las becas con el seuelo de favorecer a los ms pobres para que accedan a la educacin superior ofrecida por entidades privadas, as lo comprueba.

    El asunto para el presidente Santos no es financiando la educacin pblica de una manera adecuada, que garantice la permanencia de la totalidad de los que ingresen al sistema educativo ofrecido por el estado, equipando a colegios y universidades con materiales y equipos avanzados para una educacin del ms alto rigor cientfico, y una formacin de los docente para todos los niveles de la educacin, acorde con los ltimos aportes del conocimiento cientfico, la tecnologa, las artes y el pensamiento. No, el asunto para este gobierno se reduce a un poco ms de presupuesto para que los empresarios de la educacin entren en el festn de los

    contratos, y terminen imponiendo las condiciones del mercado en educacin, arrasando de paso con las justas aspiraciones del magisterio colombiano de tener un rgimen laboral con garantas y derechos, negados hoy por la existencia del decreto 1278.

    Por lo anterior, este congreso ratifica la agenda laboral presentada en el primer mandato del gobierno y reiterada al actual periodo presidencial, a saber:

    Libertades sindicales (derecho de asociacin, negociacin y huelga) y cese de la violencia contra los lderes y las organizaciones sindicales Restablecimiento pleno de derechos y condiciones de trabajo digno. Reparacin colectiva al movimiento sindical y construccin de la Mesa de Alto Nivel para la reparacin. Pronta y oportuna atencin a los conflictos laborales y sindicales. Una poltica salarial progresiva para el salario mnimo y los trabajadores del Estado. Inspeccin laboral oportuna y eficaz Elaboracin e impulso por la movilizacin de una propuesta de Estatuto del Trabajo. Manifestamos nuestro apoyo y solidaridad con el pliegopresentado por las organizaciones populares que conforman la cumbre campesina, indgena, tnica y popular y las Dignidades Agrarias. La CUT mantendr su posicin de reivindicar y rescatar el derecho de negociacin y huelga, que hoy empresarios y gobierno pretenden liquidar en la OIT.

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    EL TOPO 19Para la consolidacin de esta agenda laboral, la CUT con el resto del movimiento obrero, con el Comando Nacional Unitario y con todas las organizaciones socias y polticas, promover la ms amplia y adecuada movilizacin social que nos permita incidir frente al gobierno y los empresarios en nuestras demandas y exigencias. Que nos permita participar en proyectos de movilizacin que logren transformaciones democrticas y progresistas en el pas.

    La CUT fortalecer sus relaciones con las diferentes organizaciones internacionales de los trabajadores, enarbolando las banderas del internacionalismo en la Jornada Mundial por el Trabajo Decente del 7 de octubre. Igualmente, el diez (10) de diciembre da internacional de los derechos humanos se participara en la jornada nacional por la paz, entre otras iniciativas.

    En este contexto general, la CUT seguir trabajando en la construccin de la unidad de accin con los trabajadores y el movimiento popular colombiano, demandando y exigiendo soluciones a la problemtica laboral y sindical y social de nuestro pas, pero as mismo recurrir al herramientas poltico-sindicales para lograr el restablecimiento y avances en derechos y libertades.

    Denunciamos los montajes judiciales contra dirigentes sindicales como el caso del compaero Huber Ballesteros miembro del Comit Ejecutivo de la CUT. Como l, hoy ms de cien sindicalistas estn encarcelados para quienes exigimos su libertad inmediata. Denunciamos tambin las declaratorias de ilegalidad de las huelgas, los despidos, las estigmatizaciones y los atentados contra el derecho a la vida que se replican en todo el pas.

    La CUT EXPRESA su disposicin para que en Colombia se concrete un acuerdo de paz que nos permita el desarrollo de la lucha poltica civilizada y en un ambiente de debate democrtico, el VI Congreso ratifica en esta declaracin su lema central:

    POR PAZ, SOBERANA, DEMOCRACIA Y DERECHOS LABORALES VI CONGRESO PAZ, SOBERANA, DEMOCRACIA Y DERECHOS LABORALES Santa Marta - 24, 25 y 26 septi-embre de 2014

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    TENDENCIAS Y CLAVES DE LAS ELECCIONES PRESIDENCIALES EN SURAMERICA

    Camilo Ruiz

    Las elecciones presidenciales en Brasil, Uruguay y Bolivia, en el mes de Octubre del ao en curso, constituyen desafos polticos, sociales y econmicos para continuar el ciclo de gobiernos llamados progresistas, en Suramrica.Cules son las hiptesis o tendencias electorales que estn en juego en esas elecciones?

    Brasil: Reeleccin de Dilma aplazada hasta la segunda vuelta. Transcurrida la primera vuelta electoral en Brasil, el pasado 5 de Octubre, la candidata del Partido de los Trabajadores (PT), alcanz una votacin de 43.2 millones de votos y el candidato socialdemcrata (PSDB) con 34.8 millones. Mientras la candidata Marina del Partido Socialista, qued rezagada a la tercera votacin con solo un 21 %, muy por debajo de los pronsticos. El prximo 26 de Octubre se realizara la segunda vuelta entre Dilma por el PT y Neves por el PSDB, una disputa de una dcada entre estas dos agrupaciones mayoritarias en la reciente historia poltica de Brasil. Los pronsticos no son favorables a Dilma, a pesar de la ventaja de 8 millones que la distancia de su contendor. La decisin de la excandidata Marina de apoyar al candidato Neves, pone a la candidatura del PT en un gran riesgo, sumada a las protestas por las tarifas al servicio de transporte pblico en el 2013 y al descontento de sectores sociales que protestaron por las inversiones del pasado Mundial de Futbol que configuran un bajo apoyo popular.

    Dilma tiene a su favor la ejecucin de algunas polticas domsticas e internacion-al que hoy ubican al Brasil como potencia mundial, es protagonista de las polticas que sacaron de la pobreza a 40 millones de brasileos, otorgaron becas a cientos de miles de jvenes de bajos ingresos, facilitaron crditos para vivienda popular como nunca antes, impulsaron la construccin de cientos de miles de kilmetros de carreteras y obras de infraestructura, acometieron la contratacin de miles de mdicos cubanos y de otros pases para trabajar en lugares alejados.

    Captulo aparte merece su gestin internacional en defensa de la soberana e independencia, a favor de la unidad e integracin de Amrica Latina y el Caribe, solidaria con la Venezuela chavista, con Cuba y con todos los procesos antineoliberales de la regin y a favor de la paz mundial. Con Lula y Dilma, Brasil pas de ser un aliado de Estados Unidos sin apenas peso internacional a convertirse en la sptima economa del mundo, con un importante liderazgo no solo a escala latinoamericana sino mundial, lo que le gan un asiento en los BRICS, cuya existencia ha debilitado la hegemona de Washington

    Fue evidente que el expresidente eludi el debate y dej esta respons-abilidad a sus altavoces miembros de su bancada en el Congreso, quienes dedicaron en sus discursos a descalificar las documentadas acusaciones presentadas por el citante del debate en defensa del caudillo herido, al tiempo que ratificaban su adhesin incondicional al jefe y su proyecto poltico. La sntesis de las intervenciones de los/as acalorados/as defensores qued dramticamente representada en los discursos de Jos Obdulio Gaviria que extasiado escuch la perorata de su alter ego respondiendo segundo a segundo y centmetro a centmetro las acusaciones presentadas y los ataques de que fuera objeto, y el de la Senadora Paloma Valencia, quien emulando a la loca de las naranjas de la propaganda electoral del candidato Zurriaga calific de calumnias las acusaciones, proclam la inocencia del expresidente, lo coloc en el altar de prohombre ntegro, virtuoso, pulcro, incapaz de hacer el mal libre de toda sospecha. Sin embargo, admiti como posibilidad que Uribe hubiese sido engaado en su buena fe por poderes mafiosos y delincuenciales que lo rodearon a lo largo de sus ocho aos de gobierno.

    El debate qued abierto

    Por fortuna el debate no se cerr como un captulo ms de la novela de terror paramilitar y del narcotrfico que ha rodeado al expresidente, sino que dej abierta la posibilidad de mantener la discusin sobre los alcances jurdicos, polticos y culturales de la gestin del gobernante sin escrpulos que lider la conformacin del proyecto poltico de la extrema derecha, hasta lograr la hegemona en el poder que ejercen las clases dominantes, valindose de mtodos criminales al amparo de la legalidad que ofreci el ejercicio presidencial.

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    Por su parte el candidato Neves, tiene a su favor el haber ganado su partido el PSDB, la gobernacin de Sao Paulo, un electorado que pesa en el conjunto del potencial nacional, sin embargo representa la opcin ultra neoliberal que ha sido derrotada en las anteriores elecciones desde la llegada de Lula a la presidencia hace una dcada.

    Por cuarta vez consecutiva, el PT tiene que concurrir a una segunda vuelta para ganar las elecciones presidenciales en Brasil. Fue as con Lula en 2002 y 2006, con Dilma en 2010 y vuelve a ocurrir ahora. En todas las veces el candidato del PT lleg como lder, pero no logr obtener la mayora absoluta en primera vuelta. Y en las cuatro veces los candidatos del PT se enfrentan a representantes del PSDB, el partido de Fernando Henrique Cardoso, repitiendo la contraposicin entre los logros de esos dos mandatos en los aos 1990 y los ya tres mandatos del PT, desde 2003. Esta mirada optimista no es compartida por el investigador R, Zibechi para quien el ciclo progresista latinoamericano comenz en febrero de 1989 con el Caracazo y puede haber finalizado en junio de 2013 con las masivas manifestaciones en Brasil.

    Pero el problema ms grave para Dilma es la feroz y creciente campaa contra su gobierno de todos los grandes medios de difusin brasileos que a su vez no escatiman mimos para Neves, la inexistencia de medios del PT o pblicos y una psima poltica de comunicacin que Emir Sader considera el ms grave error del PT, al extremo que da por sentado que, basada princi-palmente en mentiras y calumnias, la mafia meditica ha logrado crear un consenso desfavorable al petismo (gobierno federal bajo las presidencias del Partido de los trabajadores) en ciertos sectores de la poblacin, que no es posible revertir en el poco tiempo que queda2.

    1)Elecciones brasileas: volver al pasado?, ngel Guerra Cabrera, CUBADEBATE, Octubre 9 de 20142) Ibid

    La segunda vuelta de las elecciones es un escenario nada favorable para Dilma, que pueden significar un golpe al llamado giro de izquierda en los gobiernos de Suramrica en esta ltima dcada, especialmente en Brasil en donde el PT ha quedado a medio camino en la ruptura con el neoliberalismo, y asuntos como la reforma agraria han quedado sin solucin. Bajo los tres gobiernos del PT los transgnicos crecieron exponencialmente, los bancos tuvieron las mayores ganancias de su historia, hubo masacres de los ms pobres una por ao y las favelas fueron ocupadas militarmente (Zibechi).

    Ni la Central Sindical CUT, ni el Movimiento sin Tierra, ni el Movimiento sin Techo y el Movimiento Passe Livre (el de las protesta contra el servicio pblico en el 2013) han dado un apoyo al Dilma, lo que refleja un distanciamiento de organizaciones populares respecto del gobierno encabezado por Dilma y el PT. Es lamentable que el partido de gobierno se reclame vocero de los trabajadores y pobres de Brasil pero sus organizaciones ms significativas y representativas estn escpticas de la continuidad de la gobernabilidad petista.

    Uruguay: Otra vez Tabar es el candidato del Frente Amplio

    El Frente Amplio gobierna Uruguay desde 2005 y en los dos perodos, tanto de Vzquez como de Mujica, lo hizo con mayora parlamentaria en ambas cmaras legislativas. Con la candidatura del expresidente Tabar Vsquez, sera para un tercer periodo para la coalicin Frente Amplio.

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    Hasta la fecha de presente artculo y faltando veinte das (26 de Octubre) para las elecciones presidenciales, las diferentes encuestas no dan una victoria en primera vuelta al candidato del Frente Amplio, con solo un 42 % y ubican al candidato del Partido Nacional con un 32 %, lo cual significar una segunda vuelta para definir entre estas dos opciones. Un seis por ciento del electorado segn encuestas, est por voto en blanco o indecisos.

    En este escenario la segunda vuelta sera el 30 de Noviembre, entre los dos candidatos ms opcionados: Tabar del Frente Amplio, y Luis Lacalle del Partido Nacional.

    El Frente Amplio, enfrentan un gran reto: superar su indecisin en hacer rupturas con el neoliberalismo que dieron origen a la gobernabilidad alternativa al bloque hegemnico de los Partidos Colorado y Nacional. Hasta ahora las polticas econmicas han sido proclives al mantenimiento del modelo capitalista, y no pasan en poltica domstica, de fortalecer el Estado de Bienestar social y garantista de derechos econmicos, sociales de los excluidos. Y en las diez prioridades del Frente para un tercer periodo de gobierno se mantiene en la misma estrategia.

    Bolivia: Evo reelegido.

    En las elecciones del pasado 12 de Octubre para presidente, vicepresidente, 36 senadores,130 diputados y representantes al Parlamente Andino, el Presidente Evo Morales y su frmula para vicepresidente lvaro Garca por el MAS, salieron reelegidos con un 60 % de la votacin, superando a los candidatos de Unidad democrtica, Partido Democrtica Cristiano, Movimiento sin Miedo y Partido Verde, en el marco de un padrn de menos de 6,3 millones de ciudadanos, tanto en el pas como en el extranjero, estos ltimos por primer vez votaron en 33 pases, y de otra parte con una alta votacin de mujeres, el 52 por ciento de las personas que aspiran a un lugar por voto democrtico en el Legislativo y Ejecutivo, son mujeres, cumpliendo de esta forma el equilibrio de paridad y alternancias.

    Lo anterior significa la continuidad de las polticas internacionales, especialmente en Amrica Latina con la permanencia en Unasur, Mercosur y Alba, el antiimperialismo, y en la poltica domstica, entre sus propuestas de gobierno, el Presidente ha asegur