el oficio del arquitecto

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  • 8/6/2019 El Oficio Del Arquitecto

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    fernando redn

    lecciones/documentos de arquitectura

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    el oficio del arquitecto

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    direccin coleccinJUAN MIGUEL OTXOTORENA

    coordinacinJOS MANUEL POZO

    maquetacinEVA REZACSAR MARTN

    edicinT6 EDICIONES

    impresin??????????????????????????????????????

    depsito legal???????????????????????????????????

    ISBN 84-89713-30-8 ESCUELA TECNICA SUPERIOR DE ARQUITECTURA. UNIVERSIDAD DE NAVARRA.AGOSTO, 1999

    T6 ediciones S.L.Escuela Tcnica Superior de Arquitectura. Universidad de Navarra31080 Pamplona. Espaa. Tel 948/425600. Fax 948/425629

    Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta publicacin, incluyendo el diseo de cubierta, puede reproducirse, almacenarse otransmitirse de forma alguna, o por algn medio, sea ste elctrico, qumico, mecnico, ptico, de grabacin o de fotocopia sin la previaautorizacin escrita por parte de la propiedad.

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    Presentacin

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    Las pginas que siguen recogen el texto correspondiente a la serie deconferencias impartidas por el arquitecto y profesor Fernando RednHuici, en el mes de noviembre de 1997, en el marco del ciclo Leccionesde Arquitectura, que busca traer al mbito de la Escuela la voz de quie-nes, en nuestro entorno ms o menos cercano, consideramos maestrosy figuras relevantes de la historia reciente de la profesin.

    De acuerdo con el planteamiento general del ciclo, las reflexiones quecontienen se refieren a la experiencia vivida por el ponente a lo largo desu larga e intensa trayectoria profesional; y fueron desarrolladas a lolargo de tres sesiones celebradas en das sucesivos ante un auditorioacadmico, constituido por profesores y alumnos. Esto es sin duda loque explica su intencionalidad y su tono: estn concebidas y formula-das con una perspectiva didctica.

    La presente publicacin, en fin, resume el contenido de los comentarioscon que el conocido arquitecto navarro vino a hilvanar una especie derevisin general de su experiencia profesional a la vuelta de los aos,atenta a extraer consecuencias para la formacin de los estudiantes yla composicin de lo que vendra a ser un mensaje dirigido a las diver-sas instancias comprometidas con el presente y el futuro de la discipli-na edilicia.

    Respondiendo a nuestra peticin, realizada con vistas a tener una cons-tancia de su paso por la Escuela, a favorecer el mejor cumplimiento desus objetivos originarios, y a poder despus publicarlo, FernandoRedn trajo escrito el guin de su discurso, que es el que se recogeaqu con el acompaamiento de algunas imgenes ilustrativas.

    Su publicacin tiene para esta Escuela un significado particular, en la

    medida en que sus propias aulas acogieron con enorme satisfaccindurante largos aos el ejercicio brillante y recordado de su magisterioen el terreno del diseo, como Profesor Ordinario de la asignatura deProyectos. Muchas generaciones de arquitectos egresados de esteCentro, y por tanto un buen nmero de los titulados ejercientes hoy enda en Navarra, han recibido en su formacin la importante y eficazimpronta de las enseanzas de Fernando Redn; enseanzas que,debido a su peculiar naturaleza, esta publicacin habr de contribuir arefrescar, sintetizar, complementar y culminar.

    Contiene una densa coleccin de consejos de experiencia, emitidosdesde la perspectiva que determina en el talante de Fernando Rednsu caracterstica conjuncin de la ilusin, la sensatez, el humor y elafecto, para afrontar con mejores expectativas de xito las dificultadesdel proceloso mundo de la prctica edificatoria; y componen tambin

    una suerte de legado deontolgico, marcado por la llamada a la asun-cin de la tarea de la arquitectura como una misin al mismo tiempo

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    A estas charlas y a las dos que van a seguir maana y pasado, noquiero llamarlas conferencias ni tienen pretensin de tales. Van dirigi-das, fundamentalmente, a los alumnos de esta Escuela deArquitectura; as que esos queridos y experimentados compaerosque veo por ah y a los que agradezco mucho su presencia, en elmomento en que se den cuenta de que todo lo que voy diciendo se losaben ya de memoria, que va a ser enseguida, pueden salirse, condiscrecin eso s, pero con la seguridad de que no se van a perderninguna novedad interesante. En cualquier caso, muchas gracias porvuestra presencia.

    Vuestro Director, en su presentacin, ha recordado a nuestro desa-parecido y querido compaero Julio Cano Lasso, gran arquitecto conel cual coincid aqu en varias ocasiones y, posteriormente, en la Expo

    de Sevilla donde l proyect el pabelln de Espaa, realizacin ejem-plar como todas las suyas, por ejemplo sin ir ms lejos, el edificio delP.P.O, aqu en Burlada, que supongo conocis y admiris.

    Sin salirme todava del prembulo, tengo que hacer algunas consid-eraciones previas; por ejemplo, que vengo aqu sin ninguna diapositi-va ni para hoy, ni para maana, ni para pasado maana, y no es queno las tenga, que buenas o malas, las tengo a montones. Pero, comodigo, he decidido no traer ninguna. Tom quizs esta decisin cuan-do me comunicaron cual iba a ser el ttulo genrico de este ciclo, Eloficio del arquitecto, que por cierto me pareci esplndido porque eloficio es algo importantsimo en nuestra profesin, que se adquieresobre todo con experiencia, y vosotros poca podis tener sin habersalido an al campo de batalla.

    Como os deca, entonces decid que el tema no necesita para nadailustraciones y decid tambin titular a la primera parte Los primerospasos, a la segunda Arquitectura buena y mala, y slo a la terceraEl oficio del arquitecto. He dudado algo en el orden de su exposi-cin, pero pienso que as est bien y conviene ms dejar para el finallo que creo que tiene ms enjundia y empezar por algo ms banalpero que, a mi entender, tambin tiene su importancia.

    Supongo que os daris cuenta de que estoy utilizando, quizsdemasiado, la primera persona del singular. Pido disculpas por ello,pero no lo s hacer de otra manera. Voy a hablar de mi experiencia,de mi propia experiencia, que indudablemente es la que mejor conoz-co y no s hacerlo sin recurrir al yo o al mi.

    En cualquier caso, aunque me oigis afirmar con rotundidad algn cri-

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    Los primeros pasos

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    terio o consejo que parece tener pretensiones de axioma, pensadsiempre que, aunque no lo diga, lleva implcita la aclaracin final deesta es mi opinin. Es el equivalente al my opinion o al mon avis

    de sajones y franceses que quizs nosotros deberamos tambin uti-lizar con la frecuencia que ellos lo hacen.

    Pues bien, hoy, como os deca, vamos a hablar de algo que tenis yamuy cerca y va unido a vuestros primeros pasos. La relacin con elcliente. Eso que llamamos marketing, que tiene mucha, muchsimaimportancia, que se lo digan a algunos!, y que por lo general, ennuestra profesin, no nos ensea nadie. Yo, como os podis figurar,tampoco lo voy a hacer. Pero si voy a hablaros de temas muy rela-cionados con eso: de nuestro poder de conviccin, de nuestrolenguaje y, relacionado con l, de nuestra a veces excesiva petulan-cia o amor propio. Y a propsito de todo esto, hablar de lo que con-sidero secundario y de lo que creo que importa de verdad, que es,como supondris, el resultado final, la obra terminada.

    Maana pasaremos a hablar de arquitectura buena y mala, pero tam-bin de arquitectura correcta y de arquitectura adecuada, de lacuriosidad del arquitecto, de las primeras soluciones, de los equiposy las colaboraciones. Por ltimo, pasado maana, si todava vuestroscuerpos y el mo lo aguantan, hablaremos de materiales, de su elec-cin, de procedimientos constructivos, de la direccin de obra e,incluso, aunque sea una tontera porque no se acierta jams, meatrever a hablar un poco del futuro.

    Indefectiblemente, cuando se quiere hablar del tema de hoy, esto es,de los primeros pasos, lo que a uno le viene a la cabeza es el recuer-do de sus propios primeros pasos y de sus primeras obras. En micaso tengo que decir que, en la preparacin de esta charla me

    acometi una siniestra duda, y si parte de los que me escuchan nollegan a tener nunca una primera obra?

    Vamos a tocar madera. Os aseguro que deseo fervientemente quetengis la primera y otras muchas ms. Pero hay que estar prepara-dos para todo, para luchar y para no desmoralizarse. Al respecto, osquiero recordar, antes que nada y para que no cunda el desnimo,que la formacin del arquitecto es, o por lo menos debera ser, emi-nentemente humanstica y, por tanto, tiene otras muchas posibili-dades, muchos caminos, que habr que recorrer con mayor o menoresfuerzo, pero que ah estn esperndonos.

    Aunque no siempre se nos reconoce esa capacidad digamos pluridis-ciplinar. Hace unas semanas, sin ir ms lejos, en uno de esos colo-

    quios radiofnicos en los que intervienen contertulios de diferentespelajes se debata acerca de la belleza o fealdad, adecuacin o

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    inadecuacin de los objetos que nos rodean. Llevaba la voz cantanteun personaje que iba de enterado y enfatizaba continuamente lanecesidad de rodearnos de objetos, muebles, etc. de diseo. No

    hace falta decir que esto es una tontera. Todo lo que produce el hom-bre est diseado. Ser diseo bueno o malo, pero desde una loco-motora a un dedal, pasando por una mecedora o unas gafas, todoello, con mayor o menor fortuna, ha sido ideado y diseado poralguien.

    Pero a lo que iba; interrumpiendo las discusiones, llam un conte-rtulio, cuya profesin no dijo, pero que se adivinaba de lejos, paraexplicarnos a todos en tono de leccin magistral, que lo que ocurraera simplemente que la mayor parte de muebles u objetos de usodiario no estaban diseados por profesionales. Yo ya me imaginabaa que tipo de profesionales se refera, pero me lo acab de confir-mar cuando remat diciendo: ...porque el mal es que ahoracualquiera se cree capacitado para disear... Hasta los arquitectos

    disean sillas...! Me qued de piedra. Me produjo tal estupor que nisiquiera intent llamar por telfono para contestarle debidamente...Aquel profesional, ni siquiera saba que un altsimo porcentaje de losmuebles mas conocidos mundialmente llevan la firma de un arquitec-to...

    Bueno, con todo esto quiero decir que nosotros tenemos unasgrandes posibilidades en todos los campos del diseo. Aunquemucha, muchsima gente lo ignore, nosotros lo tenemos que saber ydebemos demostrarlo. Est bien que haya arquitectos funcionarios,que tengan as asegurado el sueldo todos los primeros de mes y nospermitan adems tener interlocutores vlidos a los que no estamos enla Administracin pero tenemos que lidiar con ella, pero, aunque esoest bien, hay que reconocer que hay campos profesionales ms

    emocionantes.

    Pues bien, partamos de la hiptesis, seguramente falsa, de que todosvis a tener, solos o en equipos de una u otra ndole, un primer encar-go. Lo ms corriente es que proceda de parientes o amigos queaprovechan la ocasin para hacer alguna chapucilla que desde hacetiempo tenan en mente.

    Como es de suponer, mi caso fue parecido. Estaba yo todava vestidode alfrez cumpliendo los seis meses finales -por fin!- de servicio ala Patria y ya tena mis dos primeros encargos. Una pequea viviendaunifamiliar en la que una prima hermana ma pensaba constituir unafamilia maravillosa y las oficinas generales de la fbrica de un amigontimo que, con el menor presupuesto posible, intentaba que tuvieran

    un cierto aire de multinacional poderosa.

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    Recuerdo la poca devocin con que cumpla mis deberes militarestemiendo quedar mal con mis impacientes clientes que, como luegome ha sucedido con todos los dems a lo largo de cuarenta aos de

    profesin, tenan el convencimiento absoluto de que su encargo era,con gran diferencia, lo ms importante que yo tena que hacer en mivida.

    Lo malo es que, en aquel caso y entonces, era absolutamente cierto.

    No me acuerdo muy bien del desarrollo del proceso proyectual (yoentonces no saba an que se poda decir as, de haberlo sabido mehubiera dado ms seguridad en mi mismo), pero si recuerdo que, apesar del alto grado de confianza que tena con mi prima y con miamiguete, cuando les explicaba lo mejor que poda los planos, metemblaba la voz y sudaba mucho.

    Debo confesar tambin que, al dibujar las plantas y alzados de los

    primeros croquis, se me pasaron de golpe todas las sobriedades ypurezas de la Escuela y entr de golpe en un mundo que, comosabis bien los eruditos de la profesin, por aquel entonces se lleva-ba mucho. La incorporacin de la botnica a la arquitectura llevadaal mximo extremo. Plantas tropicales desbordando de los interiores,flores y plantas colgantes rebosando de innumerables jardineras... Unarquitecto con disposicin para el dibujo proyectaba un edificio deviviendas en Ciudad Real y pareca que estaba en el Caribe. Llegabasa adquirir una habilidad tal en el dibujo de vegetaciones exuberantes,que dibujabas filodendros y helechos con los ojos vendados.

    Hay que decir que en mi caso tena ya un gran entrenamiento porque,durante la carrera, con otros tres compaeros de curso, nosganbamos la pasta haciendo perspectivas por encargo de algunos

    arquitectos de moda de Madrid para los que, generalmente, toda lavegetacin era poca.

    As que con mis dos primeros encargos no iba a ser menos. Yo creoque en las primeras entrevistas las cosas no fueron mal. Las plantasde los primeros croquis funcionaban bien y adems supongo queresultaran tan sugerentes como un jardn tropical. La cosa empez ahacerse ms difcil (y de eso si que me acuerdo bien) con los alzados.Quizs ahora lo que voy a contar produzca risa pero en la Espaa delos cincuenta resultaba casi heroico.

    Se trataba simplemente de las cubiertas. En aquellos momentos, losque nos considerbamos progres ntegros preferamos que nosdeportasen antes que hacer cubiertas inclinadas a dos o ms aguas.

    Proyectar una pendiente al 30% con teja cermica era ya prostituirsepara siempre. Y yo no estaba dispuesto a hacerlo ni por mi prima nipor nadie. Yo hara cubiertas planas aunque me encargasen un refu-gio en Candanch.

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    Club de golf de Ulzama (1964)

    Klinker Club en Olazagutia (1962)

    Vivienda en Vitoria (1957)

    En aquellos tiempos (1957), proyectar una cubierta inclinada con teja cermica era ya prostituirse para siempre.Pocos aos despus Javier Guibert y yo nos hundamos en el fango sin el menor escrpulo.

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    El problema era vender el burro. Con mi prima la confianza era muygrande. ramos como hermanos, pero su marido, a quin acababa deconocer, era -y sigue siendo- un vasco socarrn de 1,90 m. de altura

    y 120 Kg. de peso, industrial curtido y avezado, que me daba laimpresin de que no tragaba un pelo.

    El da en que ya aceptadas las plantas, puse los alzados sobre lamesa, supongo que el sudor y el temblor de voz llegaran al mximo,pero yo estaba dispuesto a morir con tal de no inclinar la cubierta.Conservo todava esos planos y creo que no estaban del todo mal,pero... qu les parecera a ellos?

    Cuando llevaba un buen rato soltando mi rollo me di cuenta con hor-ror -por algn comentario suyo- de que al ser una vivienda de unaplanta sin la referencia de una cubierta inclinada no saban bien comoestaban viendo el alzado, si boca arriba o boca abajo. Y aunque nohaba escatimado ornato vegetal no estaba del todo claro cuando

    sala del suelo y cuando colgaba del tejado.

    Entonces, afortunadamente pronto, me d cuenta de algo muy ele-mental que he procurado no olvidar en el resto de mi vida profesion-al: que una gran mayora de nuestros interlocutores en temasarquitectnicos no son profesionales del tema y, como consecuencia,es frecuentsimo que no entiendan bien los planos que para t resultanclarsimos porque los has hecho t. O das por sabidas cosas que con-sideras obvias pero para ellos no lo son tanto.

    Para colmo ahora estn de moda unos grafismos casi esotricos sinjerarquizar por gruesos de lneas ni rellenar secciones e incluso super-poniendo representaciones grficas que deban de ir en planos sepa-rados. Como sabis muy bien hay veces que ni el profesor de

    proyectos entiende lo que queris representar. Vamos a pretenderque lo entienda mejor un mdico, un abogado o un ama de casa?

    Sobre este tema os podra contar mil ancdotas porque no es raroque, por ejemplo, despus de haber dado sobre el plano una serie deexplicaciones que a ti te parecen reiteradas e incluso pesadas, te pre-gunten con la mayor naturalidad Y por dnde se entra?, o ponien-do el dedo sobre la, para ti, clarsima representacin grfica de laescalera... Y esto qu es?

    Todo esto ha venido ms o menos a cuento de los apuros para hacertragar a mis primos la cubierta plana.

    No recuerdo bien como se desarroll la sesin de convencimiento,

    pero el caso es que col. Se realiz sin tejaditos, y quedaron encan-tados (lo siguen estando hoy en da) y ha sido publicada e incluso cat-alogada unas cuantas veces.

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    Pero claro, yo entonces eso no lo saba. En el ao 57 ni siquiera losprogres (haba que ver a lo que se consideraba progre entonces),estbamos del todo convencidos de lo que hacamos.

    De todos modos yo creo que lo importante es ir sacando enseanzade todas estas pequeas escaramuzas. No se quin dijo que algu-nos llaman experiencia a sus propios errores, aunque yo prefiero lode se aprende con lo que sale mal, que se completa diciendo y elque no aprende es que es tonto.

    Pero, claro que aprendes!. Incluso trucos ms o menos innoblescomo el de adjudicar (falsamente), tus propios criterios a los dems...Como alguno de vosotros dijo muy bien el otro da, esto as estarahorrible (o estupendo), etc. Sorprendentemente, esta adjudicacin escasi siempre aceptada sin pestaear aunque, claro, puede salir unlisto que te conteste: cundo dije yo esa tontera?. Por esorecomiendo no personalizar demasiado.

    Otro muy clsico es cuando en las primeras conversaciones les vesvenir ; por ejemplo si hacen afirmaciones como, Oh! Yo adoro lascasitas inglesas, y t piensas inmediatamente: Adis!, ya tengo lacasa de la abuela de Caperucita encima... En estos casos hay que sermuy rpido y, antes de que expliquen ms concretamente sus prefer-encias, decir t alguna frase del estilo de ...porque, claro, hay quehacer cosas razonables y consecuentes con la poca en que vivimos.No vamos a caer ahora en la horterada de hacer ventanas con carpin-teras a cuadritos blancos!. Generalmente funciona.

    Son trucos tan viejos y tan manidos que casi da vergenza men-cionarlos, pero que tienen mucha importancia cuando tratas devender una idea de la que ests convencido o incluso cuando tratas

    de colar algo ms o menos subrepticiamente.

    Claro que en todos ellos me estoy refiriendo casi exclusivamente alcliente nico o familiar que es donde se producen ms claramenteeste tipo de situaciones, pero no es muy diferente, aunque s mscomplejo, cuando se trata de la administracin, corporaciones,sociedades, etc. En estos casos -que os deseo sinceramente quetengis muchos- la estrategia es naturalmente ms complicada. Yano se trata de comer el coco o de averiguar los deseos de una o dospersonas, sino de transmitir tus ideas y convencer a muchos ms.

    Al respecto, me atrevo a aconsejar que cuando los interlocutorespasen de ocho o diez (e incluso menos), se recurra a la proyeccinque, en mi opinin, es muy aconsejable que sea doble, con dos

    proyectores y dos pantallas, para que no se pierda nunca la idea deconjunto ni la ubicacin real de cada cosa, y se pueda fragmentar e

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    ilustrar con ms detalle todo lo que se considere necesario. Hay quetener cuidado tambin de acercar bastante los espectadores a laspantallas porque si no entre la dificultad normal de comprensin

    inmediata de un proyecto y la abundancia de cortos de vista, podistener la seguridad de que ms de la mitad no se enterarn de nada.

    Esto ltimo, aunque os parezca exagerado, os aseguro que es cierto.Porque adems, no nos engaemos, en nuestra tierra no abundan losDemstenes.

    En general ni nos expresamos bien ni nos lo ensean en ningn sitio,o ahora aprendis en la Escuela de Arquitectura expresin oral?Pues no vendra nada de mal...

    El lenguaje ha de ser claro y riguroso pero sin caer en el abuso de tr-minos tcnicos para deslumbrar al personal. Salvo que quieras que note entiendan, que tambin puede ocurrir...

    Hay que huir como del demonio de las muletillas. Suele ser penosoescuchar la repeticin incesante de expresiones como o sea, dealguna manera, yo dira, etc. Generalmente este vicio se cura cuan-do despus de una exposicin o una conferencia como esta, un almacaritativa se acerca y te dice: Has dicho cincuenta y dos veces evi-dentemente.

    Tenemos un lenguaje muy pobre, las cosas como son, aunque, porsupuesto, hay profesionales -y delante de m tengo alguno- que hacenexposiciones modlicas. Ojal cunda su ejemplo.

    Y bueno ser advertir, para acabar con este tema, que el tono colo-quial excesivo utilizado por muchos para disimular sus carencias es

    todava peor. Me refiero a ese tono de charla entre amiguetes, conproliferacin de tacos que, aparte de vulgarizar cualquier discurso, seconvierten en la peor de todas las muletillas, porque os habris fija-do que la mayora son expresiones multiuso. Por ejemplo y sin ir mslejos, la leche, sirve para expresar velocidad, suerte, tortazo, humor,bondad, maldad, etc,... adems de sus acepciones reales. Total quecon leche, y cuatro tacos ms, que todos conocemos, ya dominasel idioma... Maravilloso!

    Excuso deciros la impresin penosa que puede producir una exposi-cin que adems de ser mala (que seguro que lo es), est en esalnea. Por desgracia parece una tendencia creciente. Por eso hablo deello aunque sienta vergenza ajena al hacerlo.

    Pero pasemos a otro tema. Para m sigue siendo el mejor planteamien-to general (lo practico siempre que puedo), el del viejo predicador

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    irlands, que cuando le preguntaron cual era el truco para que sussermones fueran tan claros e inteligibles contest: Muy sencillo!,primero digo lo que voy a contar, luego lo cuento y despus explico lo

    que he contado. Yo creo que es perfectamente vlido para la exposi-cin de un proyecto. Probad a aplicarlo. Vale la pena.

    Pero todos sabemos que para convencer no basta con eso. Adems,por supuesto, hace falta que t ests convencido de lo que defiendes,simple marketing!, sin que eso signifique que vas a ser sordo a todaslas observaciones o variaciones que te sugieran los dems. En elfondo, se trata de saber hasta que punto debes defender tu proyectoa ultranza.

    Yo, a este respecto, pienso que se establece el dilogo para conocer,interpretar y dar tu propia versin de las necesidades de los clientesy si es preciso convencerles de que, precisamente, la solucin que tpropones es la buena y la adecuada.

    Naturalmente el que esta ltima afirmacin sea realmente cierta, ayu-da un disparate para que todos tus argumentos sean convincentes.

    En cuanto a la inflexibilidad en defender tus primeras propuestas (yoconozco arquitectos que se dejaran matar antes que modificar lasituacin de una puerta), me parece a m que es una postura con-traproducente y que no redunda en beneficio del resultado final.

    Nosotros, como deca antes, estamos para escuchar e interpretar susnecesidades y sus deseos. Escuchar una y otra vez, dar nuestraopinin, no tener ninguna pereza en hacer la variante que te propo-nen. Seguramente t ves muy claro que esa solucin es peor, peroellos no lo han visto y tienen derecho a que t, el profesional que han

    contratado, se lo explique. Y t debes de hacerlo, que para eso ests.El que piense que el arquitecto siempre tiene razn, es que es ciegoo, por lo menos, un petulante.

    A m, personalmente, me pasa que cuando tengo que revisar en el archi-vo alguna obra ma antigua me quedo asombrado de la cantidad de cro-quis y propuestas que hice previas y diferentes al resultado final. Y tengoque confesar que casi nunca encuentro algo que me parezca mejor quela solucin ltima, por floja que esta sea. Se ve muy claramente como,cuando la cosa ha ido medianamente bien, ese acoplarse a la realidaddel encargo, ese intercambio de opiniones y de necesidades va cam-biando y puliendo la idea inicial, como un canto rodado, que hace olvi-dar y mejorar la tosquedad de la piedra de la que se parti. Si lo sabesllevar bien es algo muy positivo que enriquece el resultado final.

    Resultado final que por otra parte, responder a lo que deca el

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    inolvidable Alejandro de la Sota, cuando afirmaba que la arquitec-tura, si es buena, aguanta todo. El querido y desaparecido profesorde esta Escuela, Curro Inza, sola decir tambin que haba arquitectos

    que cuando les preguntabas como haba quedado alguna obra suyacontestaban frases del estilo de no quiero ni verla, han puesto en laentrada unas farolas horrorosas que se la han cargado, y a l ledaban ganas de contestarles pues vaya birria de obra debe de serque se la cargan con dos farolillos.

    Y en general, la obra buena, esa que deca Alejandro que aguantatodo, slo se consigue con unas relaciones arquitecto-cliente lle-vadas con buena voluntad por ambas partes.

    He dicho, fijaros bien, por ambas partes. Con esto quiero decir quenos involucra tambin a nosotros y que es ms que conveniente -porqu no decirlo?- caerle bien al cliente. As como suena. As de sen-cillo y elemental.

    Da casi vergenza dar un consejo como ste y parece superfluo hac-erlo. Bueno, pues no. Yo creo que es absolutamente necesario. Osquedarais asombrados si pudierais daros cuenta de la cantidad dealumnos que, desde el primer da, te hablan y exponen las cosas deuna forma que es prcticamente imposible que te caigan bien. Y estoyseguro de que, profesores de proyectos aqu presentes -que son losque tienen un contacto ms directo con los alumnos- lo confirmaran.

    Pero, por raro que parezca es as. Supongo que no tienen ningninters en caerle gordo a la persona que les tiene que aprobar o sus-pender. Simplemente ni se dan cuenta de ello, lo cual, no mejora susituacin sino que incluso la empeora.

    No se trata de hacer la pelota o dar coba a nadie, se trata nicamentede ser correcto y amable. Entre la sumisin del Si Sahib y la estu-pidez del que entra en una librera y le dice al dependiente: Oye t,cara bobo, tienes el libro ese de cmo ganar amigos?, hay unamplsimo campo donde poder moverse con educacin e inclusosimpata.

    Aparte de una cosa que no hay que olvidar: Que el cliente tiene todoel derecho del mundo a dar su opinin, entre otras razones, porquegeneralmente es el dueo de los cuartos y puede decirte en cualquiermomento, Adis muy buenas!, ah se queda usted con sus intransi-gencias!.

    Pero, de todos maneras, es del mismo modo frecuente (yo dira que

    incluso demasiado frecuente) la postura contraria: la del tragalotodo,

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    el cliente siempre tiene razn. Tambin puro marketing, por supuesto.Pero prefiero no hablar de esta postura tan comercial. Para m es, condiferencia, la peor de todas las actitudes. Pero, en fin, es cuestin de

    gustos.

    Los resultados de esta forma de actuar se suelen ver a menudo en lasurbanizaciones de viviendas unifamiliares y proyectos diferentes conese criterio de el cliente manda. Generalmente, como las parcelasno son demasiado grandes, los edificios estn cerca unos de otros yla heterogeneidad resulta ms evidente. Un palacete de la Moncloa, acontinuacin de un casero vasco que est colindante a un revival dela Bauhaus.

    Y no exagero; incluso cerca de aqu hay algn ejemplo de ello.

    Por eso, aunque no venga demasiado a cuento, dir que a mi enten-der cuando las viviendas unifamiliares van a estar prximas, es mucho

    mejor, que sean proyectos uniformes o, al menos, estn proyectadascon el mismo criterio.

    Volviendo al tema aclaremos que, como es lgico, existen posturasintermedias, que por gracia o por desgracia son las ms corrientes yque consisten en tragar en parte, pero salvando la cara. Es decir, tran-sigir en cosas que no te importan demasiado (es un decir) pero dejan-do las que consideras verdaderamente importantes como el volumen,los espacios interiores, las fachadas, etc..., tragando con los azulejos,los aparatos sanitarios..., y hasta con la barandilla de la escalera si espreciso, pero jurando no volver a entrar dentro en tu vida.

    Es la actitud de ojos que no ven, corazn que no siente; desde luegono es buena, pero s mejor que la dejacin total. E incluso, mejor que

    la intransigencia total que suele acabar de una de estas tres maneras:obra maestra, bodrio impresentable o contrato rescindido.

    Excuso decir una vez ms, que los de resultados buenos de verdadse obtienen con el dilogo y cediendo un poco por un lado y otro, deuna forma razonable.

    Pero no quiero acabar con este tema sin hacer mencin de una tram-pa que me parece que ms o menos practicamos todos. Yo desdeluego. Consiste simplemente, en no mencionar, ni explicar, determi-nados detalles (o soluciones) de las que parece que no se han per-catado, pero que sospechas que en cuanto los descubran van a serrechazadas.

    La cosa puede ser importante o banal, pero de lo que se trata es de

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    ... cuando las viviendas unifamiliares van a estar muy prximas entre s, es preferible que se agrupen por zonas conproyectos del mismo autor o que, al menos, respondan a los mismos criterios...

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    que no se enteren hasta que est realizada cuando, evidentemente,para echarlo atrs, hace falta ms valor.

    Reconozco que es un truco sucio que no debera ni mencionar ycomo resultado final no est ni mucho menos garantizado (las reac-ciones de la propiedad pueden ser muy diferentes), pero os aseguroque por este procedimiento he conseguido resultados a los que nohabra podido llegar si lo explico todo desde el primer momento conclaridad. Tambin es verdad que en ocasiones me ha ocasionadoalgn problema. Pero si no arriesgas algo...

    Y que quede claro que yo no aconsejo hacerlo. Solamente lo cuentoa ttulo de ancdota, porque lo ortodoxo y lo fetn es que cante la gal-lina desde el principio. Explicar bien lo que quieres hacer, con-vencerte y convencerles.

    Pero de todos modos, repito, lo que verdaderamente importa es el

    resultado final. Si queda bien para ti, y mal para la propiedad, regular.Si est mal para ti, y bien para la propiedad, peor. Mal para ti y malpara la propiedad, horrible. Pero si queda bien para ambos, fantsti-co.

    Todo esto en el fondo es anecdtico, y repito una vez ms que, lo queimporta es lo que queda. Porque ya no se hacen arquitecturasefmeras y lo que hacemos queda. Para orgullo o para vergenzanuestra, nos volvemos a encontrar nuestras obras da tras da en elmismo sitio y con los mismos defectos o virtudes de siempre. No loolvidis nunca; si en algn momento estis sufriendo durante la mar-cha de una obra de esas que van cada vez peor, no pensis que elcalvario se termina con el edifico. El sufrimiento contina mientrassigis vivos y el edificio se mantenga en pie... Iba a decir ahora; Y

    si se cae no digamos!. Pero me parece una broma de mal gusto.

    Me parece que viene a cuento algo que por los aos cincuenta mecont el gran Juan Antonio Coderch un da que me pesc merodean-do subrepticiamente por una obra suya de la calle Compositor Bachde Barcelona. Yo entonces estaba recin ingresado en la Escuela deArquitectura, y estaba fascinado por las viviendas que haba hechoen la Barceloneta con fachadas quebradas y todos los huecos cerra-dos por aquellas lamas orientables que l haba inventado.

    Cuando me lo encontr, de golpe, viendo la obra en solitario, en vezde echarme, que era lo que yo me tema, se interes mucho por laEscuela, por la forma de pensar de los alumnos, etc,... Llevaba famams bien de hosco, pero estuvo amabilsimo. Yo entonces, despus

    de haber superado el dursimo ingreso de aquella poca, estabaeufrico y lleno de entusiasmo por la profesin. Me felicit por ello y,

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    con gran asombro por mi parte, me dijo: Ojal hubiera sido yo as atu edad!. Me qued boquiabierto... Me explic entonces que l hizola carrera no por vocacin, sino ms bien empujado, obligado, por

    una tradicin familiar. As que cuando ya empez a tener encargos decierta importancia -que los tuvo precisamente por esas relacionesfamiliares- y termin el primer edificio de viviendas, comenz incon-scientemente -segn contaba- a modificar sus recorridos porBarcelona, con tal de no pasar por la calle donde estaba la casa ytener que verla. La cosa parece ser que se complic cuando hizo susegundo edificio y an ms cuando lleg al tercero que, para no ver-los, le obligaban continuamente a recorridos demenciales. Entoncesdeca, que reflexion y se dijo: O cambio de ciudad o cambio dearquitectura... Y ya creo que cambi...!

    Puede ser un poco exagerado, pero yo lo comprendo muy bienporque adems, debo confesar que esa tctica de avestruz la hepracticado e incluso en determinados casos, que naturalmente no voy

    a detallar, la sigo practicando... No os la deseo a nadie, es incmodoy, sobre todo, humillante.

    En cierto modo todo esto no es ms que una preparacin, un prem-bulo, de los temas de ms enjundia que vamos a tocar maana ypasado.

    Ahora, para terminar, no me resulta fcil sacar conclusiones concisaso hacer una sinopsis escueta de lo que llevo dicho, entre otrasrazones porque todo es bastante relativo. Por ejemplo, es bueno teneramor propio. Pero no demasiado. O tambin es de desear el clientecon fe en el arquitecto o arquitectos pero tambin sin pasarse. Elcliente entusiasta que te considere un genio y est convencido de quele vas a hacer una casa que va a dar la vuelta al mundo, puede lle-

    varte, si no lo eres (que casi seguro que no), a la realizacin de unengendro... Hay tantos por ah!

    En la misma lnea de peligro est el exceso de informacin. La infor-macin no digerida ni asimilada. El querer meter en un proyecto todaslas cosas que has visto ltimamente y te han gustado. Esto cuandoadems la obra es de pequea envergadura puede llevarte directa-mente al ridculo. Recordemos una vez ms a Alejandro de la Sota ysu sentencia favorita. La arquitectura, como todo arte, es renun-ciacin.

    La buena arquitectura que debemos de buscar, esa que tiene queaguantar todo y seguir siendo buena, no es, desde luego, fcil delograr y ojal os pudiera dar reglas para conseguirla.

    Ya comprenderis que si las tuviese, las hubiera puesto en prctica enmi propia produccin. Slo aspiro a poderos decir algunas de las

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    cosas, por tontas que parezcan, que a m me hubiera gustado queme contasen cuando estaba en vuestra situacin y nadie lo hizo, nientonces, ni en los cuarenta aos siguientes. Lo volver a intentar

    maana y pasado.

    Muchas gracias por vuestra paciente asistencia y hasta maana.

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    ... comentar cuanto ms hermosas son las ciudades antiguas vividas intensamente (aunque se deterioren)

    que las cuidadosamente restauradas pero sin uso, ni vida real... (F.R.H. leo sobre lienzo 1,30x0,97)

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    Buenas tardes y muchas gracias por tener la moral de volver a llenareste recinto. A todos, pero especialmente a los que ya estuvieron ayery hoy reinciden, gracias.

    Dijimos que hoy bamos a hablar de arquitectura buena o mala.Pero adems adelantar -siguiendo la tcnica del predicador ingls,que tambin hablaremos de arquitectura correcta, arquitectura ade-cuada, de la creacin arquitectnica, de la inspiracin, del sedi-mento cultural, de la curiosidad del arquitecto e incluso de equipos ycolaboraciones. Seguramente me he dejado algn otro tema, pero yair saliendo a lo largo de la charla.

    Bien, nos habamos quedado en algo parecido a como se averigua siuna arquitectura es buena o mala. Bueno, seguramente es ms fcil,

    en contra de lo que pueda parecer, detectar lo malo que lo bueno.Acordaos de la ancdota de Jos Antonio Coderch que ayer os con-taba. Yo creo que si os ocurre eso con alguna de vuestras obras (queevitis verla para no avergonzaros), no hay la menor duda de que esmala. Y no es que os quiera desmoralizar, pero seguro que con algu-na os puede pasar. Y, que no sea ms que con alguna.

    Citbamos ayer tambin las frases de Alejandro de la Sota: La arqui-tectura, como todo arte, es renunciacin; y aquello de: La buenaarquitectura aguanta todo, que a m me gustan mucho pero, claro,volvemos al punto que yo quera retomar: Cmo distingo yo la arqui-tectura buena? Que ahora amplio preguntando y... Cmo distingo labuena msica , o la buena literatura, o la buena pintura?

    Nada ms lejos de mi intencin, y sobre todo de mis conocimientos

    que intentar dar una leccin de esttica, ciencia en la que, por otraparte, no creo demasiado. Por lo tanto no voy a intentar daros ningu-na definicin o reglas ms o menos prcticas. Ya hubo un tal Vitrubioy otros, que dijeron cosas interesantes al respecto.

    Sin embargo, en mi osada, si me voy a atrever a dar algunos conse-jos que me parece que pueden ser de alguna utilidad para que, porvuestro bien y el de la humanidad, la arquitectura mala prolifere lomenos posible.

    Pues bien, pues puestos a analizar la arquitectura, creo que se puede,como de todo, hacer muchas clasificaciones. Ya habis odo a Silvettihacer una en das pasados, que considero interesante, pero que no ssi nos da muchas luces para la bsqueda de la buena arquitectura.

    Lo que pasa es que, en realidad, las clasificaciones son algo muy sui

    Arquitectura buena y arquitectura mala

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    generis y complejo que ni siquiera en Botnica acaban de ser del todoconvincentes. Y digo en Botnica porque parece una de las cosasms rigurosamente estudiadas y clasificadas de este mundo, y sin

    embargo se complica y atomiza cuando llega por ejemplo a losQuercus que van desde el roble de hoja grande y caduca a la enci-na de hoja perenne y espinosa y hay entonces que empezar a inven-tar variedades intermedias como el Quejigo de hojas marcescentes, yotras muchas hibridaciones de sutilsimas diferencias.

    Quiero decir con esto que hacer en arquitectura, complejsimas clasi-ficaciones de especies y subespecies, generalmente inventadas aposteriori, no es algo que me interese demasiado. Por supuesto merefiero a mi desinters por las clasificaciones, no por las arquitecturas.

    Por eso deca antes que la dicotoma que haca Silvetti entre arqui-tectura de firma y arquitectura de servicio, no est mal, pero no puedoevitar hacerle algunas apostillas.

    En primer lugar dir que parece sensato advertir que no todo elmundo, ni mucho menos, est capacitado para proyectar y realizarcon dignidad esta Arquitectura de firma. Siento ser un poco desmi-tificador si digo que en ningn momento me gustara daros nimospara que os lancis todos por el camino de la genialidad, porque creoque hay que ser mucho ms prudente que todo eso. Lo digo porque,equivocado o no, estoy convencido de ello. Se ven por ah talesbodrios de arquitecturas que pretendan ser de firma

    Como consecuencia tambin pienso que la arquitectura, excepcio-nalmente buena y original, es tan slo privilegio de unos pocos.

    Aunque no soy nada partidario de las comparaciones, porque creoque casi siempre son inexactas, me vis a permitir que en estemomento recurra a una muy simple. Del mismo modo que entre miles

    de msicos, slo surge uno capaz de componer La flauta mgica yeso es as y es extrapolable a otras muchas facetas del arte y no pasanada, hay miles de excelentes msicos ms normales que disfrutaninterpretando, o componiendo, pero que no tienen esas dotes extraor-dinarias de los privilegiados. Hacen composiciones, con menos pre-tensiones, aceptables e incluso buenas, pero saben que si intentanalcanzar la grandeza de Mozart, Beethoven o Stravinski, se estrellarn.

    Pues en arquitectura no. En arquitectura todos nos sentimos capacesde componer El Mesias o La consagracin de la Primavera.Prueba de ello es que nadie rechaza un encargo, por importante ycomprometido que sea, diciendo: No. Muchas gracias. Les agradez-co infinito la confianza que demuestran tener en m, pero es demasia-da la envergadura de ese proyecto para mi capacidad y preparacin.Les aconsejo que busquen otros profesionales ms capacitados que

    yo para hacerlo.

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    Alguien conoce un caso as?, a qu no...? La verdad es que por ineptos quenos consideremos, o que seamos, yo creo que todos sin excepciones, esta-mos siempre dispuestos a aceptar el encargo ms importante del mundo.

    Cul es el resultado? Pues que el mundo, efectivamente, est llenode novenas sinfonas arquitectnicas compuestas por chunchunerosde pueblo.

    Ya s que, afortunadamente, esto no ocurre continuamente. Pero amayor o menor escala ocurre.

    Es algo as como si todos los flautistas del mundo tuvieran que escri-bir su propia versin de La flauta mgica y, lo que es mucho peor,nosotros estuvieramos obligados a escucharlas. De hecho en nues-tras obras, millones y millones de personas se ven forzadas cada daa dormir, comer, trabajar, divertirse...; en resumidas cuentas vivir entreellas e incluso dentro de ellas, les gusten o no les gusten.

    La verdad es que los Palladio escasean en la arquitectura, tanto comolos Bach en la composicin musical, pero sin embargo, y aqu est elquid de la cuestin y a donde quera llegar, la cosa podra no ser tangrave gracias a la existencia de algo tan importante como la arqui-tectura simplemente correcta.

    La duda, realmente, est en si debes limitarte a conseguir eso, sinms pretensiones, o debes de apuntar ms alto. En resumidas cuen-tas, si cuando te sientas al tablero lo haces con la intencin de reali-zar algo fuera de serie y nico, o simplemente quedarte en un escalnmuy digno, pero ms bajo.

    Nada ms y nada menos que llegar a conseguir simplemente lacorreccin.

    Quizs al llegar a este punto hay que preguntarse tambin, pero escondicin imprescindible para hacer una genialidad tener la intencinde hacerla? Yo sinceramente creo que no. Incluso dudo si el mismsi-mo Haydn -por seguir con el smil musical- cuando compuso suCreacin, sin duda genial, tuvo esa intencin, o si lo que pretendi,sencillamente, fu hacerlo lo mejor posible.

    Lo que ocurre, lo sabe todo el mundo. Que dos diferentes personashaciendo lo mejor posible la misma cosa, llegan siempre a resulta-dos diferentes.

    Por qu? Pues por varias razones. Unas imposibles de adquirir, comoson las condiciones naturales, y otras fruto de la formacin y el trabajo.

    Llegados a este punto no estara de ms hablar un poco de algunosconceptos ms propios de crticos de arte que de profesionales,

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    como por ejemplo el estro. Sabe alguno qu es el estro? Nisiquiera los aficionados a las palabras cruzadas? Bueno, puesestro, segn el diccionario de la Academia es: La inspiracin

    ardiente del artista al componer sus obras.

    Claro, que, cuando se piensa en esta definicin y en nuestra profesinda un poco de risa. Analicmosla: Primero, inspiracin. Como dijo,creo que fue Picasso, la inspiracin existe, pero cuando llega te tieneque coger trabajando. Evidente y certsimo. Como te coja jugando alparchs no sirve absolutamente para nada, y cuanto ms trabajas,ms posibilidades tienes de que te llegue.

    Segundo, ardiente. Ah es donde de verdad da ms la risa. Miro haciaatrs y me parece que en ms de cuarenta aos de profesin, quizshe tenido, algunos ratillos ms o menos inspirados, pero ardientes, loque se dice ardientes, no recuerdo ni uno.

    Y para arreglarlo termina la acepcin diciendo ...del artista al com-

    poner sus obras. Yo en estos apuntes que me sirven de guin tengopuesto despus de la definicin: Qu artista?.

    Vivaldi, al que la inspiracin deba de llegarle a raudales, tiene unadensa y deliciosa composicin titulada: El estro armnico. Yo creoque, en general, no es nuestro caso. O al menos no el mo.

    Lo que, como resumen, yo pienso al respecto, es que el estro, comola genialidad, son cualidades privativas de muy pocos. En nuestraprofesin basta con darse una vuelta por determinados barrios denuestras ciudades para comprobarlo. Por no hablar de las grandesconurbaciones tursticas (Costa del Sol, Costa Levantina, etc,...) ver-daderos muestrarios de arquitectura desgraciada.

    Es una visin un poco negra de nuestra profesin pero creo que es la

    realidad, y aqu entre colegas... para qu vamos a engaarnos?

    Bromas aparte, lo que opino, sintetizando, es que no hay ms que uncamino serio para afrontar esta realidad: La bsqueda constante de lacorreccin, a travs de un mximo conocimiento del oficio. Lo cualtrae consigo, como es lgico, otras condiciones complementarias, delas que ms tarde hablaremos.

    A partir de aqu, si de verdad eres uno de los privilegiados que puedecrear arquitecturas de verdad notables, no te preocupes que te irnsaliendo naturalmente.

    Ya s que todo esto resulta un poco pedestre y vulgar. Por decirlo dealguna manera; se trata de la anttesis del estro. Bueno, pues aunqueas sea, conforme vayas aumentando el conocimiento del oficio (porlo general a travs de tus propios errores), tendrs ms posibilidades

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    y te ser ms fcil encontrar esa correccin que parece tan elementaly es tan difcil de conseguir. Con este oficio, manejado con soltura, escuando tienes ms posibilidades de obtener buenos resultados. Casi

    me atrevo a decir que la nica forma de conseguirlo es aplicando eseoficio con correccin.

    Volvemos otra vez al concepto clave: Correccin. Cmo conseguir-la? Para empezar, planteando bien los problemas. Si no lo haces -porejemplo eludindolos o engandote a ti mismo- y no los planteasbien, con rigor e incluso con sinceridad, slo obtendrs resultados fal-sos o soluciones no adecuadas. Es tan cierto y tan sencillo comopuede serlo aplicado a un problema matemtico elemental.

    Con todo esto quiero decir, profundizando un poco ms, que porejemplo, sin un programa de necesidades bien hecho; riguroso, por-menorizado y cierto (hay que diferenciar las necesidades de los gus-tos personales), no es posible ni siquiera iniciar los primeros bocetos,como no se puede tampoco hacerlo sin haber conocido, estudiado e

    incluso vivido en cierto modo, el emplazamiento.

    Despus, a partir de aqu, ya se puede empezar a resolver problemasy a buscar soluciones adecuadas, que si adems son tambin bri-llantes mejor que mejor. Pero sin buscar la brillantez como objetivo;puede haber algo ms ridculo que una obra de grandes pretensio-nes realizada por un mediocre?

    No hay que asustarse por el adjetivo mediocre. Segn el diccionariosignifica simplemente: de calidad media. Somos algo ms queeso? Incluso hay tantos que se consideran fuera de serie, que entra-ran en esa calificacin.

    A propsito de todo esto, me parece oportuno hacer aqu una refe-rencia a las arquitecturas mal llamadas de poca importancia o,

    como deca Silvetti, de servicio.

    Pues, efectivamente, puede haber obras que se puedan considerarde servicio, pero de poca importancia, en mi opinin, ninguna.Todas, por insignificantes que sean, son siempre importantes paraalguien y, aunque no lo sean, siempre deben de serlo para nosotros.

    Basta con repasar un poco las obras maestras de la historia de lahumanidad, o simplemente las que ms nos admiran y atraen, paradescubrir entre ellas arquitecturas hechas para servir.

    Sin recurrir a las Pirmides (que en el fondo no son sino simples tum-bas un poco sobradas), me acuerdo ahora de un edifico para miespecialmente querido, como son las Procuraduras Viejas de la Plazade San Marcos de Venecia cuyo objeto no era otro, como su nombre

    indica, que el de dotar de viviendas a los procuradores de finales del

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    ... me gustara imaginar lo que pensara Mies van der Rohe -gran admirador de Venecia-, la primera vezque se enfrent al edificio de las Procaduras Viejas... (F.R.H. leo sobre tabla 1,25x0,78)

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    siglo XIV. No es arquitectura de firma como lo son todos sus vecinos.El Duomo, la Torre del Reloj, la Biblioteca de Scamozzi, el Palacio delos Dux, o el Campanile.

    Vaya vecinos! Seguramente el conjunto arquitectnico ms bello delmundo. Bueno, pues all mismo, ocupando un comprometido lateralde la piazza, se alza este largusimo y esplndido edificio con sumaravilloso mdulo de ventana (un arco de medio punto apoyado enfinas columnitas de mrmol) , repetido nada menos que cien veces encada una de sus dos plantas con otros cien culos en el tico, rema-tado por otros tantos pinculos. En la planta baja se abren las popu-lares galeras con sus cincuenta arcos de medio punto y doble luz.

    Yo, siempre que lo veo, o lo dibujo, o lo fotografo, o lo pinto (que detodas esas formas lo disfruto cuando puedo), me gusta imaginar loque pensara el viejo Mies van der Rohe, gran admirador de Venecia,la primera vez que se enfrent a l...; quizs algo como... Toma ar-quitectura estandarizada!.

    Ya s que es un ejemplo que nos coge muy de lejos y que las posibi-lidades de que a alguno de nosotros nos encarguen un edificio deviviendas de la envergadura de las Procuraduras en una plaza tanmaravillosa como la de San Marcos son bastante remotas... pero estan hermoso ejemplo!

    Aprovecho la ocasin para decir que me dis envidia los que noconozcis Venecia y an os quede por vivir ese momento nico dedescubrir la Plaza de San Marcos en un atardecer de primavera, conlas luces de los comercios y los porches ya encendidas, el Campanileiluminado por el ltimo resplandor de poniente, y un cielo todava lumi-noso, turquesa y magenta, hacia el que se escapan las notas de losviolines de todos los cafs...

    Todava quiero decir dos cosas ms a propsito de San Marcos. Laprimera comentar cuanto ms hermosas son las ciudades antiguas(aunque se deterioren), que las cuidadosamente restauradas pero sinuso, ni vida real, tristes como un decorado al acabar la funcin.

    En segundo lugar, que no debe pasarnos inadvertida la gran leccinde libertad arquitectnica que nos da San Marcos, donde ningn edi-ficio tiene nada que ver, estilsticamente hablando, con los dems ysin embargo... se puede mejorar el conjunto?

    La razn es bien sencilla: lo que importa es que las arquitecturas seanbuenas. No sus estilos ni pocas.

    Precisamente lo contrario de lo que ocurre en esas urbanizacionesheterogneas de chaletitos de las que hablbamos ayer.

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    Esto, que ahora parece bastante elemental, lo aprend escuchando-cuando tena veinte aos y el ms de ochenta- al gran arquitectoviens Richard Neutra, emigrado a Estados Unidos, atrado como

    tantos otros, por el resplandor de Frank Lloyd Wright.

    En aquella Espaa de los cincuenta, que ignoraba al resto del mundo,las cosas que nos mostraba y deca aquel octogenario nos dejabanasombrados. El pareca el joven y nosotros los viejos y hasta esos tansensatos comentarios sobre San Marcos nos parecan atrevidos.

    Estaba impresionado por la belleza de Andaluca y de sus ciudades,y cuando alguien le pregunt: Y, qu hara usted si le encargasenproyectar una casa en la plaza de beda que tanto nos ha elogia-do?. Contest: Lo primero irme all durante un tiempo para conocer-la de verdad. Lo que pudiera hacer despus, por supuesto, lo ignoro.Pero s puedo asegurarles que hara algo que fuera testimonio denuestro tiempo. Jams una imitacin de lo existente. De la mismaforma que a nadie sensato se le ocurrira meter una perla falsa en un

    collar de perlas verdaderas, simplemente porque una falsa haradudar de la autenticidad del resto.

    Tan lgico y tantas veces olvidado...!

    Bien, pero ya s que hablar de Venecia, de la casa del desierto, eincluso de beda (y renuncio a hacer un chiste a propsito de loscerros...), parece salirse un poco de nuestro mbito. Vale. Pero por siacaso, no olvidis nunca las maravillas que se pueden hacer con laarquitectura de servicio y, sobre todo, no olvideis que la bsquedade la correccin no implica ni vulgaridad, ni ramplonera, ni adocena-miento. A la correccin se llega a travs del equilibrio y la adecuacin,que pienso que siempre ser ms noble e incluso ms bello -comodijimos antes- que la obra con pretensiones hecha por un mediocre.Por este camino se puede llegar muy rpido a la segunda acepcin

    de mediocre, que antes creo que no cit, que es algo as como: depoco mrito, tirando a malo.

    A eso, supongo que ya no nos apuntamos ninguno. Pues entonceshay que tener conciencia de nuestras propias limitaciones. Nuestraprofesin, como la msica o la literatura, no admite camelos (y prefie-ro no citar las artes plsticas, que esas si que admiten casi todo),pero para componer una sinfona hay que saber msica, para hacerliteratura hay que saber escribir y tener algo que contar y para pro-yectar un edificio hay que saber construir. Es decir conocer el oficio.Por eso siempre yo suelo insistir tanto sobre ello.

    Adems, casualmente, es el ttulo que llevan estas tres charlas.

    Saber construccin, y conocer el oficio, no es algo que se aprenda de

    golpe ni de una vez para siempre, sino que requiere un aprendizaje

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    constante y continuado, que es el nico camino, como ya he dichoantes, por el que pienso que podemos llegar, poco a poco y traba-jando duro, a realizar cosas que valgan la pena.

    Porque de lo que s estoy completamente convencido es de que en elproceso de cualquier creacin artstica (y en la arquitectnica todavamenos), los saltos estilsticos espectaculares son imposibles y casisiempre acaban en fracasos. Lo cual es vlido, no solo para el artistamediocre, sino tambin para el superdotado.

    Por los aos sesenta se mont en el Gran Palais de Pars una exposi-cin antolgica de Picasso con trescientas obras seleccionadas porl mismo y ordenadas por riguroso orden cronolgico. Abarcabantoda su obra pictrica. Desde los diez aos hasta su ltima creacinen aquel momento y la diferencia de fechas entre dos cuadros conti-guos era siempre inferior a un ao. Pues bien, cuando se contempla-ban dos de estas obras juntas, pareca siempre que entre ellas no sehaba producido la menor evolucin, pero en cuanto iba uno un poco

    ms all y la diferencia de fechas pasaba de tres o cuatro aos, elcambio era impresionante.

    Nunca haba un salto estilstico brusco pero si una forma de evolucio-nar admirable y constante. Al final casi pareca imposible que aquelseor que de nio haba pintado una Primera Comunin de miHermana que pareca un Sorolla, fuera el mismo que luego pintabaLes Mademoiselles dAvignon o El Guernica.

    Pero era as. Picasso no dio ningn salto espectacular ni un paso mslargo que otro. Lo nico que hizo fue trabajar sin parar desde que tuvouso de razn hasta su muerte. No cabe duda que hasta el final, a lcada vez que le lleg la inspiracin (que fueron muchas), le cogisiempre con los pinceles en la mano.

    Su secreto radicaba tambin, en gran parte, en que jams cay en larutina ni pens en ningn momento que ya haba encontrado la fr-mula mgica; que es, precisamente cuando uno comienza a copiarsea s mismo. Como, por otra parte, es tan frecuente que nos ocurra alos arquitectos.

    Hay que intentar no hacer rutinariamente (y por comodidad, claro), lomismo de siempre, aplicando sistemticamente soluciones que ms omenos han funcionado en otras ocasiones. Saca los detalles de ven-tanas del proyecto X que seguramente valdrn para ste. Mal asun-to. Siempre debe estar con nosotros el espritu de invencin, lo cual,ojo!, no quiere decir que tengamos que estar inventando siempre;pero si buscando la solucin ms adecuada que, en proyectos dife-rentes, no es normal que sea siempre la misma.

    Un poco al hilo de todo esto creo que no vendr mal hacer algn

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    comentario sobre lo que pudiramos llamar cultura clsica o simple-mente cultura.

    Para hacerme comprender mejor dir que de todos los personajesnotables, es decir fuera de serie, que a lo largo de mi vida he tenidola suerte de conocer personalmente, fueran de la profesin que fue-ran, no recuerdo ninguno, pero ni siquiera uno (o una claro), que notuviera un conocimiento y admiracin profundos por sus antecesoresen el arte.

    He visto a Stokhausen (quizs el ms avanzado y desmitificadorcompositor de este siglo), entrar casi en trance escuchando el DonGiovanni de Mozart; a Alvar Aalto extasiarse con Herrera oChurriguera (e ignorar a los arquitectos punteros de aquel momento),y el mayor panegrico de la escultura griega se lo he odo a JorgeOteiza en un alarde de erudicin clsica.

    Quiero decir que no creo en absoluto en el msico super evoluciona-

    do, que dice que no le interesa Beethoven, ni en el pintor vanguardis-ta que no admira a Vermeer, ni conozco ningn arquitecto quemerezca ese ttulo, que no se emocione subiendo a la Acrpolis.

    El ejemplo ms cercano y fcilmente comprobable lo tenemos ennuestro compatriota, colega y amigo Rafael Moneo, cuyos conoci-mientos y retentiva fuera de lo comn se complementan con unasdotes de observacin y un inters por todo -no slo por la arquitectu-ra- realmente extraordinarios. Si le hablas de la Piazza Navona escapaz de dibujarla entera, pero recuerda igual el Carmen deRodriguez Acosta de Granada y, si me apuras, hasta los edificios dela calle Paulino Caballero (por decir una cualquiera) de Pamplona.Recuerda todo, pero fundamentalmente porque tiene inters por todo.Que yo creo que es casi la primera obligacin de un arquitecto: lacuriosidad.

    Esto implica algo que, por lo que uno viene observando en esta vida,no debe de ser tan fcil, saber ver. No basta con mirar. Y adems, nitan siquiera mirar es algo que se practique demasiado.

    A mi siempre me ha llamado la atencin la cantidad de gente que sehace fotografas-souvenir en cualquier lugar o monumento notable delmundo, en sentido contrario de lo que debera ser, es decir; el fot-grafo con el trasero pegado al monumento y su pareja o el grupitofamiliar, mirando hacia l, con un paisaje de fondo horrible, o, por lomenos, sin el menor inters.

    Al principio, cuando yo todava era joven e ingenuo, sola intentar con-vencerles de que las Pirmides, o el Partenn, o el Can delColorado, segn los casos, luciran ms en la foto si se pusieran al

    revs, pero generalmente no me hacan caso e incluso me miraban

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    como a un chiflado. As que pronto dej de hacerlo y me he dedica-do, a mi vez, a fotografiarlos, procurando que se aprecien bien lassituaciones recprocas. Voy consiguiendo una fascinante coleccin de

    imgenes que, por cierto, si me hubiese gustado proyectar ahora.

    Aqu en Navarra hay un sitio muy caracterstico donde no falla casinunca; la Foz de Arbayn. Como probablemente sabris, tiene unespectacular mirador sobre la garganta del ro y est anunciado por elconsabido cartel con la silueta de una mquina fotogrfica. Ante estereclamo, no falla casi ningn turista dominguero. Muchos ms de losque podra uno pensar. Se paran, se bajan del coche con la cmaraen ristre y echan una fugaz mirada a los impresionantes acantilados,entre cuyas paredes y por debajo del espectador, se recortan lassiluetas de los buitres volando, majestuosos, sobre el plateado lechodel ro que corre por el fondo del desfiladero. Bueno: pues todo estoles importa un pito. Lo que hay que hacer es sacarse la foto. As quese pone el fotgrafo de espaldas al mirador, forma el grupito de mane-ra que se vea al fondo una desagradable ladera pedregosa que est

    al otro lado de la carretera y... Clas! ya est la foto. Con la satisfaccindel deber cumplido, suben al coche y... a seguir haciendo turismo!

    A un amigo, gran fotgrafo por cierto, que no es nada partidario de loscartelitos con la mquina de fotos porque dice que es un dirigismopaisajstico intolerable, le argumentaba yo que viendo estas actuacio-nes lo que me parece es que son totalmente insuficientes. Deberancompletarse con una mano que, con el dedo ndice desplegado, indi-case cual era la direccin correcta para orientar el objetivo.

    Lo que pasa es que la sensibilidad, el saber ver, es algo que se debecultivar, y que si se abona y riega debidamente, se desarrolla y crececomo un rbol. Nosotros debemos cultivarlos al mximo.

    Esto tiene muchas facetas y son muchos los campos que abarca. En

    el de la imagen, y no obstante la ancdota que acabo de contar, acon-sejo practicar de forma continuada la fotografa. Yo he llegado a serun autntico poseso, ahora ya no lo soy tanto,pero creo que es ungran sistema para aprender a ver. An cuando tus amigos lleguen atomarte el pelo dicindote que no sabes juzgar si algo, plsticamentehablando, est bien o mal si no lo ves a travs de un objetivo. Porquecreo que eso no es cierto. Yo creo que la fotografa te ensea, prime-ro a elegir bien los temas y los encuadres (y por tanto la composi-cin), segundo, estimula la retentiva visual (nunca te olvidas de algoque has fotografiado), y porque adems, cada tema lo ves y vuelvesa ver un montn de veces. Ya s que existe el peligro de darles el lata-zo a tus amigos con interminables proyecciones de diapositivas. Peroese es un problema de ellos.

    Nosotros tenemos que ser casi unos observadores profesionales. Y

    conste que al decir esto no quiero, ni mucho menos, fomentar el pla-gio. Lo que realmente quiero transmitiros es que no debemos perder

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    nunca la capacidad de incrementar y mantener vivo nuestro bagajecultural, nuestra informacin previa. Informacin realmente previa y noesa otra apresuradamente adquirida en los casos de necesidad.

    No s si seguiris con ese vicio, pero cuando yo daba clase de pro-yectos de ltimo curso en esta misma Escuela, lo normal -cuandoponas un tema- era que, inmediatamente despus, hubiera carrerashacia la biblioteca para buscar inspiracin en las soluciones que otroshaban obtenido antes, con el sudor de sus frentes.

    Gravsimo error. Slo se encuentra ayuda en las soluciones ya exis-tentes despus de haberlo intentado t, hasta romperte los cuernos,sin ms ayuda que el programa de necesidades bien pormenorizadoy concreto.

    Cuando hayas obtenido algo, o nada, despus de haber luchadohoras e incluso das contra el papel en blanco, es cuando puedesconsultar y ver todo lo que quieras. Entonces le sacars chispas a esa

    informacin y podrs juzgar si lo que ves es bueno o malo. Y si thabas elegido o no el camino adecuado.

    Ver por primera vez una planta de hospitalizacin, un quirfano, o lacocina de un restaurante dice muy poco si antes no has intentadoresolver, t mismo y por tus propios medios, los problemas especfi-cos de cada caso.

    Ojal se haya perdido esa malsima costumbre de: A ver si llego pri-mero a la biblioteca!.

    Relacionado con esto, tengo tambin una nota que dice los primeroscroquis. Y despus Coderch. Pues s. A propsito de los primeroscroquis, tan apasionantes y tan fundamentales, parece oportunorecordar otra antigua ancdota de Jos Antonio Coderch. Contaba l

    que cuando estudiaba los ltimos cursos de la carrera se puso a tra-bajar en el estudio de Secundino Zuazo -o tro gran arquitecto de antesde la guerra-, que de entrada le dio los datos de una vivienda unifa-miliar: programa, emplazamiento, etctera, y le dijo que se pusiese atrabajar en ello. Lleno de ardor combativo y de ganas de quedar bien,se sent al tablero y se puso inmediatamente a dibujar. Al cabo de unrato, y cuando ya estaba emocionado por todo lo que haba avanza-do, vuelve Zuazo y le dice al ver el tablero cuajado de plantas alzadosy perspectivas: Pero qu haces insensato? Cmo puedes dibujarnada sin haberte estudiado antes el programa, haber ido a ver el terre-no e incluso conocer la familia?.

    As debe ser. Hay que meterse los datos en la cabeza, esquematizarlos,cuantificarlos visualmente (organigrama dimensionado), permeabilizarsecon el problema, dar vueltas por el emplazamiento, estudiar las orienta-

    ciones... Slo entonces puedes sentarte y empezar a hacer croquis.

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    ... siempre me ha llamado la atencin la cantidad de gente se hace fotografas-souvenir en sentido contrario a lo quedebera ser... (Acrpolis, abril de 1993. Fotografas del autor, personajes annimos de nacionalidad desconocida)

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    Luego, por supuesto, hay que darle muchas vueltas al coco, y dibujartodo lo que haga falta. Generalmente, cuando ests metido de llenoen la gnesis de un proyecto aprovechas para hacer croquis cual-

    quier momento. En el tren, en el avin, viendo la televisin. Casi hastadurmiendo.

    Pero por favor, en esta fase, no caigis en un defecto que, por lo menosentre mis alumnos tambin era muy corriente: perder la escala. Lo cual,como es obvio, es muy fcil al dibujar en cualquier sitio sin escalme-tro ni referencia alguna y -sobre todo al principio-, sin tener el ojo toda-va lo suficientemente acostumbrado a dimensionar con cierto rigor.

    Esto es tan fcil que ocurra que incluso se ven edificios (sobre todoen viviendas unifamiliares), que no hace falta ser muy experto paradarse cuenta de que, cuando su autor lo proyectaba, lo estaba ima-ginando como algo mucho mayor. No pensis que exagero, fijarosbien y ya veris como descubrs por ah Villas Saboya o inclusoPartenoncillos que parece que han encogido con la lluvia.

    Actualmente puede evitarse esto sin problemas croquizando en pan-talla, pero con rigor. Un gran recurso anterior, era, en mi opinin, elpapel milimetrado, que muchos, yo creo que equivocadamente, loconsideran, despectivamente, como cosa de ingenieros.

    Porque es oportuno decir a este propsito que, adems, generalmen-te se le coge un cario desmesurado a la primera idea medianamen-te decente que hemos conseguido plasmar en el papel. Si no, que lodigan los profesores de proyectos que estn por ah sentados, que losufrirn cada vez que corrigen los croquis de un tema cualquiera.

    Me doy cuenta ahora, de que continuamente estoy utilizando la pri-mera persona del singular Yo, mo etc, y no considero la posibili-dad de que estos pronombres deban de referirse a dos o ms. Esdecir, a los componentes de un equipo. Quiero hablar un poco deequipos y colaboraciones para terminar esta, ya demasiado larga,charla de hoy.

    Pues bien; tanto el trabajo en colaboracin, como en equipo, a mi meparece que est muy bien. E incluso me atrevo a asegurar que, actual-mente, con la complejidad tecnolgica de cualquier obra de medianaimportancia, es imprescindible.

    Lo que pasa es que puede tener sus problemas. Problemas que,como casi todo lo que estoy contando estos das, son muy elementa-les o de sentido comn. Pero falla tantas veces ste...

    Por ejemplo: Hay una tendencia natural al salir de la Escuela a juntar-se tres, cuatro, cinco o incluso ms amiguetes y montar un estudio. Alprincipio todos encantados: los componentes del equipo, sus novios,

    o novias, e incluso los padres y las madres. Qu bien, todos los ami-gos juntos!

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    Las pegas suelen empezar a manifestarse muy pronto y me pareceque os vendr bien que haga un pequeo inventario de ellas.

    Primero: Lo normal es que todos los asociados sean especialistas enlo mismo. No se suelen unir conocimientos complementarios, que eslo que de verdad hace falta.

    Segundo: generalmente X arquitectos juntos no atraen encargos equi-valentes a la suma de lo que los X arquitectos pudieran conseguir porseparado. Influyen diversas circunstancias, pero la mayor parte de lasveces, es as. Consecuencia, cada uno por separado se hace la refle-xin: Yo en solitario ganara mucho ms que con todos estos (excu-so decir que esta reflexin se la hacen, sobre todo, los que consiguenms encargos).

    Tercero: la colaboracin creativa, real, lo que pudiera ser proyectar deverdad al alimn es dificilsimo. Yo he conocido poqusimos casos y,de verdad, no comprendo bien como se puede hacer. Llegu a cono-

    cer un matrimonio de pintores rusos que me aseguraban que ellos sesentaban siempre juntos, delante de un lienzo, y pintaban a la vez.Arquitectos que lo hagan normalmente -as a la vez-, yo no recuerdoa ninguno.

    Hay equipos fantsticos, estudios pluridisciplinares que trabajan muybien. Yo creo que la colaboracin entre nosotros (sobre todo entrediferentes tcnicos) es ms fcil que la de dos pintores, pero siemprea condicin de que los campos estn claramente delimitados y se fun-cione con un organigrama preestablecido que, en mi opinin, debeser piramidal. Es decir, debe de haber una jerarquizacin muy con-creta y una cabeza que dirija y cuya opinin prevalezca siempre.

    Para terminar con este tema, os dir que cuando formis un equipo,observeis lo ms objetivamente posible si los proyectos salen en

    menos tiempo y sobre todo mejor, que si los desarrollaseis por sepa-rado. Si no hay mejora de calidad y de eficacia, habis hecho conuna torta un pan.

    Pero nos extenderemos ms sobre ello maana, e intentar tambinaclarar todo lo que pueda sobre nuestro oficio, sobre la eleccin demateriales y procedimientos constructivos, sobre los estilos y lasmodas, e incluso sobre el futuro. Aunque futurizar equivale siempre aequivocarse. Yo slo conozco a un seor, Julio Verne, que lleg aacertar algo tan asombroso como que el primer proyectil tripulado ala Luna saldra de la Pennsula de Florida. Los dems, miles y miles,nunca aciertan nada. As que los relatos de anticipacin son el mejorprocedimiento para saber como no ser el futuro. A pesar de todo,hablaremos de l.

    Gracias por vuestra atencin y hasta maana.

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    La ltima andadura. Veo caras que ya me resultan familiares y tengoque decir que se agradece mucho que haya reincidentes. Eso signifi-ca que no se aburrieron tanto en los das anteriores.

    Bien, haba dicho ayer y lo repito, que ibamos hoy a entrar, en primerlugar, con el oficio del arquitecto. Como consecuencia, hablaremosdespus de los materiales y de los procedimientos constructivos y,para finalizar, de la direccin de obra e incluso un poco, muy poco,del futuro.

    El ttulo general de estas charlas, como recordaris, es precisamente"El oficio del arquitecto" que, como hemos dicho en otras ocasiones,lo consideramos algo fundamental y complejo, pero que se adquiere.

    Es decir, no se tiene por predisposicin natural. Nadie nace con el ofi-cio aprendido, as que no os desmoralicis ahora pensando quetenis muy poco.

    Recuerdo que, recin salido de la Escuela, al comienzo de mi primeraobra, la repetidas veces mencionada casa de mi prima, me acometiuna duda absolutamente tonta que por su misma simplicidad medaba vergenza consultar a nadie.

    Se trataba, ms o menos, de que no saba muy bien como se apoya-ban las viguetas del forjado sobre un muro de carga, porque, claro,yo haba proyectado un zuncho de hormign de remate, pero lasviguetas lo interrumpan cada medio metro y adems el hormign ver-tido se metera por los alveolos de los bloques aligerados, que habraque taparlos con algo... pero con qu?... cmo?... qu iba a pasarsi me lo preguntaban en obra...?

    Os aseguro que hasta que me fij como lo hacan en otra casa (ibapor todas partes buscando obras en las que estuvieran hormigo-nando forjados), aquel problemn me trajo por la calle de la amargu-ra. Pero a m nadie me haba explicado en la Escuela como se hacaaquello.

    Y no os pensis que os lo voy a decir ahora. Ya os apaaris.

    Bueno, este tipo de cosas, como es natural, se aprenden muy pronto,lo que pasa es que no todas son as de sencillas. El oficio efectiva-mente es algo complejo, pero es que lo es hasta en su misma defini-cin. El diccionario de la academia da nada menos que trecedefiniciones diferentes y slo me convence la primera, que tan slo

    El oficio del arquitecto

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    dice: "Ocupacin habitual". Y realmente ah esta el quid. Para nosotrostiene que convertirse (cuanto antes) en una ocupacin habitual. Haycientos de frases hechas relacionadas con l. "Tiene mucho oficio" o

    "Conoce el oficio como nadie" etc. Pero casi todos se pueden aplicarlo mismo a un cirujano que a un banderillero, y de hecho as se uti-lizan.

    En nuestro caso creo que debemos de dominar el oficio en el msamplio de los sentidos y, como es lgico, relacionado directamentecon todo lo que interviene en la construccin. Es decir, con los mate-riales, los procedimientos constructivos, las nuevas tcnicas, losnuevos ingenios, y adems, por supuesto, con todos los oficios;carpintera, metalistera, fontanera, electricidad, iluminacin, cale-fac-cin, refrigeracin, aislamientos, etc.

    Empezaremos por los materiales que, como casi todo, se han multi-plicado y evolucionado de una forma increble en los ltimos cien

    aos. La historia del proceso de evolucin y creciente progreso, creoque la conocemos todos ms o menos (o por lo menos deberamos),pero no vendr mal repasar algunos de los hechos ms notables oque ms nos conciernen.

    El siglo XIX y su revolucin industrial, trajeron consigo adelantos yaportaciones cuya influencia fue muy grande, en la industria de laconstruccin y, como es lgico, aunque con cierto retraso, tambin enla arquitectura.

    La incorporacin del acero a la ingeniera y a la arquitectura industri-al, con nuevas tcnicas de laminado, roblonado, soldadura etc, fuerealmente un adelanto que dio lugar, no slo a deslumbrantes obrasde ingeniera sino, adems, al nacimiento de nuevas arquitecturas,

    que surgan de la incorporacin de ese nuevo material que trabajabaa traccin tan bien como a compresin y permita proyectar estruc-turas de luces, alturas y esbelteces hasta entonces impensables.

    Como por ejemplo la Torre Eiffel que, segn pronosticaron con granacierto los profetas agoreros de su tiempo, estropeara la silueta dePars para siempre. Y ahora resulta que es su smbolo. Total que Eiffelpas de ser vilipendiado a ser el ingeniero ms solicitado del mundo,pues todos los pases que disputaban sus creaciones. Hasta talpunto que si fuera realmente autor de todo lo que se le atribuye, creoque no habra podido dormir una hora en toda su vida.

    No hace falta recordar las repercusiones de la incorporacin del aceroy su influencia en la arquitectura. Desde el palacio de cristal de Paxton

    hasta el museo de Berln de Mies Van de Rohe el acero estructural ha

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    sido utilizado, y sigue sindolo, en infinidad de edificaciones actualeshasta el punto de que es imposible imaginarse una arquitectura delsiglo XX sin la aportacin del acero.

    No digamos nada del hormign armado. Desde que un astuto jar-dinero francs descubri, al hacer unos jarrones, que la adherenciahierro-mortero de cemento era enorme, el desarrollo de este nuevomaterial ha sido casi infinito. Pienso que es el material de construccinms popular que existe, porque es el ms fcil de realizar, el msduradero, el ms resistente e incluso, a la larga, el ms econmico.

    Por eso cuando algn cliente te define sus preferencias con frases delgnero: "yo quiero una casita muy sencilla y muy popular, que nocueste mucho y que tenga poco mantenimiento..." (que suele ser bas-tante corriente como demanda) lo que hay que contestarle es: "Puesla haremos toda de hormign armado".

    Tan popular (y bueno) es este material, que sirve lo mismo paraAlaska como para el Cairo. Para colmo, parece como si su tcnica declculo estuviera al alcance de cualquiera. En nuestra tierra, en ladireccin de obra, es normal escuchar proposiciones como: "Leponemos aqu una parrillica del doce?" o bien "Qu...?, le echamosaqu unos negativos pa ms seguridad?". Por supuesto no se trata denegativos fotogrficos.

    El caso es que seguramente estar el mundo lleno de construccionesde hormign realizadas con criterios no mucho ms rigurosos. Y laverdad es que se caen relativamente pocas.

    He citado estos dos casos -acero y hormign armado- porque son, sinduda, los que ms han revolucionado la arquitectura de este siglo.

    Daros cuenta hasta donde puede llegar la importancia de los materi-ales.

    Importancia que, todo hay que decirlo, no siempre se les concede. Porejemplo, a principios de siglo, en la Escuela de Arquitectura de Madrid,se comenz a explicar el hormign armado bastantes aos despusde que lo hiciera la Escuela de Caminos, porque, por lo visto, consid-eraban que era un material que concerna solamente a los ingenieros.Y lo digo con conocimiento de causa, porque mi padre era Ingenierode Caminos y su hermano Catedrtico de la Escuela de Arquitectura.

    Esta dicotoma ingeniera-arquitectura, bastante frecuente entremuchos profesionales, a m me parece absurda. Tenemos todos elmismo trabajo: construir. Tontos seramos si no nos intercomunicamos

    y nos aprovechamos unos y otros de nuestras recprocas experiencias

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    y conocimientos.

    En general a todos vosotros, pero en especial a los escpticos en esta

    materia, os aconsejo que leis "Razn y ser de los tipos estructurales"y "La evolucin de las formas estructurales en relacin con sus mate-riales a lo largo de la historia de la Construccin", obras ambas delque fue tal vez, en su momento, el mejor creador de estructuras delmundo; el ingeniero espaol Eduardo Torroja. Ya veris todo lo quepodemos aprender de un buen ingeniero.

    Hoy en da, la incorporacin de las tcnicas ms avanzadas a la con-struccin (incluida, por supuesto, la informtica) es mayor que nunca.Sin tener que recurrir a ejemplos de arquitectura "high tech", (cuyonombre ya nos dice todo), que estn en la mente de todos, y limitn-donos a casos ms normales, como pueden ser una escuela, unaguardera o, simplemente, una vivienda de tipo medio, la cantidad denovedades e incluso de inventos que pueden incorporarse es casi

    abrumadora.

    La palabra ingeniero no olvidis que viene de "ingenio" y estn, pre-cisamente para eso, para ingeniarse cosas. Para eso contratan lasgrandes empresas a los mejores. Eso quiere decir que hay miles deellos trabajando da tras da con los medios ms avanzados para inno-var, perfeccionar e incluso inventar lo que sea, con tal de mejorar elproducto y aumentar las ventas.

    Resultado: Cada da nos llega ms propaganda de novedades, denuevos productos, nuevos sistemas, nuevos modelos... Saber dis-cernir lo que es aprovechable de lo intil, lo bueno de lo malo, es enalgunos casos (incluso cuando se trata de puro diseo) muy difcil, ylas ganas que lgicamente tienes de sacarle partido al ltimo grito de

    la tcnica se te quitan cuando piensas lo que arriesgas, t y tusclientes, si no tienes garanta absoluta de xito. Los experimentos enel laboratorio.

    Como digo, pasa igual con el diseo. Cuando empec a trabajar, porejemplo, para elegir lavabos tenas que hacerlo entre tres o cuatromodelos, y para griferas entre la cara y la econmica y lo mismo conlas manillas de las puertas y con los azulejos y con los pavimentos yhasta con los ladrillos. La eleccin era mnima, y nos sabamos dememoria cuales eran, por diseo y por calidad, los pocos que podanutilizarse.

    Por aquellos tiempos si conseguas salir al extranjero (que no erafcil) te caas de espaldas no slo, por ejemplo, en las tiendas de

    muebles, sino en cualquier ferretera de Bayona. Y no digamos si con-seguas llegar a Escandinavia. Recuerdo mi visita en 1964 a los

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    almacenes "Illum Boligus" de Copenhage y a "Marimeko" de Helsinkicomo dos de los momentos de disfrute esttico ms emocionantes demi vida.

    Pero no se trata de contar batallas. Lo que quiero decir es que, hoy enda, todo aquello y mucho ms lo tenemos aqu, al alcance de la manoy utilizable en cualquier momento. Si coges los catlogos de griferaso de sanitarios, tienes cientos de posibilidades, y para que vamos ahablar de luminarias pero, cunto cuestan esos catlogos fas-tuosos?, o de cermicas de todos los tipos, calidades y colores.Carpinteras puedes elegir mltiples modelos con perfiles de madera,de aluminio, de P.V.C. de acero... para muros cortina, abatibles, deguillotina, correderas, y hasta el non plus ultra de todo futuro com-prador de vivienda, ventanas oscilo-batientes con rotura de puentetrmico! Cmo habremos podido vivir tantos siglos sin ventanasoscilo-batientes?, y sin romper los puentes trmicos?

    Por no hablar de vidrios: dobles, triples, cudruples, formando o sinformar cmara, en todos los espesores, colores y calidades templa-dos, sandwich, irrompibles, antibalas, especulares en todas sus gra-duaciones..., o de revestimientos exteriores, en seguida nos va aparecer normal el titanio, o de los materiales o soluciones infinitas pararesolver las cubiertas.

    Federico Correa me dijo una vez, cuando volva de hacer un recorridopor Europa para elegir pavimentos para la Olimpiada del 92, que lehaban enseado tantos y tan buenos que le daban ganas de ponerbaldosn cataln para todo y a correr.

    Naturalmente todo esto, adems de producirnos lo que los francesesllaman "Lembarras du choix", el embarazo de la eleccin, y de

    aadirnos un trabajo adicional de seleccin, difcil y comprometido,adems, digo, nos facilita y da muchas ms facilidades para grancantidad de cosas, faltara ms! Por ejemplo, hasta hace muy pocopintar en un vidrio un rtulo cualquiera o un color uniforme, exiga untrabajo largo y delicado. Haba que esmerilar previamente, etc, etc.Ahora compras en cualquier droguera un determinado tipo de pintu-ra (curiosamente las suelen llamar "todo terreno"), del color quequieras y pintas sobre el vidrio como si fuera en un lienzo.

    Lo curioso es que la oferta ha aumentado, pero no slo la de produc-tos industriales o artificiales, sino tambin de los materiales naturales,que parece que han de ser, ms o menos, siempre los mismos. Puesno. Por ejemplo, se ha multiplicado la oferta de materiales de cantera.Antes haba tres o cuatro mrmoles locales, Maara, Deva, Almandoz

    y poco ms,otros tantos de algo ms lejos: Almera, Alicante etc., unpar de granitos gallegos y unas cuantas piedras areniscas o calizas.

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    Ahora te viene un representante con el muestrario y te quedas con laboca abierta. Puedes disponer de toda clase de revestimientos, puli-mentados o no, de todos los colores, durezas o texturas y cuando pre-

    guntas de donde provienen, te responden con la mayor naturalidadque de Ceyln, del Brasil, o de Africa del Sur. Y adems, si te des-cuidas, compiten en precio con la piedra de Calatorao.

    No hace mucho, cuando estaba eligiendo un revestimiento de facha-da en un gran taller de cantera cercano, vi unos enormes y maravil-losos bloques de granito color granate, que estaban despiezando conarreglo a una memoria de cantera muy detallada. Al preguntarles dedonde provena aquel extraordinario material me contestaron, tambincon la mayor naturalidad, que del Canad. Pero cuando les volv apreguntar para que fastuoso edificio se iban a utilizar en nuestro pas,me dijeron sin darle importancia, que eran para un rascacielos deNueva York.

    La verdad es que los egipcios y romanos ya hicieron unas cuantasmachadas de este tipo, as que casi asusta pensar lo que hubieranpodido hacer con los medios de ahora, y con sus miles de esclavos,claro.

    Puesto a hablar de novedades constructivas no quiero dejar de haceralguna referencia al reciente e increble mundo de los adhesivos yresinas "epoxis". A vosotros seguramente os parecer normal que sepueda pegar hormign con hormign (o con lo que sea), y que esoaguante a traccin lo que le echen, o que se puedan hacer vigas desetenta metros de luz con maderitas, curvadas o no, pegadas lasunas a las otras, pero a m todava me parece ciencia ficcin. Y sinembargo ah est al alcance de cualquiera que est dispuesto apagarlo.

    Estos maravillosos procedimientos para convertir la madera en algoimputrescible, indeformable, ignfugo y de dimensiones gigantescas,tienen su origen en la ltima guerra mundial. Y, dicho sea de paso, noest mal que se saque algo bueno de semejante burrada.

    Efectivamente parece ser que las minas alemanas que se adheranpor imantacin a los cascos metlicos de los barcos de carga aliados,hacan estragos en sus convoyes de abastecimiento, por lo que losingleses se pusieron a buscar desesperadamente procedimientospara poder realizar grandes (enormes), barcos de madera a los quela imantacin no les afectase. No debieron llegar a construir ninguno,porque la guerra afortunadamente termin, pero el sistema debaestar ya a punto y di lugar, entre otras cosas, a que ahora podamos

    nosotros realizar grandes, y no demasiado caras, estructuras demadera laminada y encolada.

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    Todo esto me lo explic el gerente de una gran fbrica francesa deestas estructuras y supongo que ser cierto. Como me lo contaron os

    lo cuento.

    Tambin me parece oportuno hacer algn comentario sobre otro temade ndole semejante: los sellados y su estanqueidad . A este respecto,yo no s si es que me he quedado muy anticuado, pero me pareceque, actualmente, se tiene una excesiva fe en la eficacia de siliconas,epoxis, neoprenos y similares. Me refiero, por ejemplo, a algo tan del-icado como los lucernarios. Nosotros, los de mi generacin profesion-al, estamos acostumbrados a asegurar la estanquidad de los vidriosen sus entregas a la carpintera cuidando muchsimo los perfilesproyectando secciones de forma que las posibles filtraciones, o sim-plemente el agua de condensacin, tenga salida antes de haber podi-do entrar del todo. Pues sta y no otra es la regla de oro de lasbarreras de humedad.

    Pero ahora, de todo eso, nada. Es normal ver un vidrio casi horizontalsimplemente apoyado sobre un bastidor de tubo en la confianzaabsoluta de que el producto sellador es tan bueno que no puede fal-lar. La pregunta es, y el operario que lo realiza es tambin tanbuensimo que tampoco tiene un fallo?

    En este tipo de decisiones en las que optas (quizs incluso con gestode suficiencia) por una solucin novedosa en contra de la opinin deun experimentado encargado, es conveniente pensrselo muy bienantes de hacerlo. Porque, como el resultado sea malo se te queda unacara de tonto cuando te lo cuentan, que no es para ser descrita.

    Esto es vlido no slo para los sellados, sino para otras muchas cosas

    relacionadas con los procedimientos constructivos que, como digo,es frecuente hoy en da que se simplifiquen en exceso confiando enla eficacia, casi milagrosa, de los nuevos productos y materiales.

    Entonces, qu es lo que hay que hacer? Para empezar, ser razona-blemente prudente. Entre elegir siempre la ltima novedad tcnica ono querer arriesgar nunca y utilizar slo lo conocido y tradicional hay,como es lgico, un razonable trmino medio.

    Los errores tpicos proceden de esos dos extremos. Ir de progre porencima de todo y "para moderno yo" es sin duda emocionante perotambin, indudablemente, mucho ms arriesgado. Es ms, yo creoque nuestros desastres en este tipo de actuaciones, que suelen abun-dar bastante, son un desprestigio, no slo para el padre de la criatu-

    ra sino, en general, para nuestra profesin, de la que se ha extendidola tendencia a considerarla un mal necesario o cosas por el estilo. La

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    verdad es que si no llegamos a inspirar confianza y a dar solucionescorrectas e incluso brillantes, valemos para muy poco.

    Si antes decamos que por encima de todo hay que ser prudentes esosignifica que, por ejemplo, antes de experimentar algo debemos depedir todas las garantas del mundo y alguna ms. Y adems hacertoda clase de preguntas en la lnea de "Y esto dnde est colocadoque lleve ya