ecologia nazi

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    Ls RAIcES PROFUNDAS DEL MOVIMIENTO VERDE

    BG0L()gIf,BNEran esvsticas, runas nrdicas (incluidala doble S) y el mtodo para resaltarlasno podla ser ms original: entre una ma-sa de abetos oscuros aparecan signosformados por una especie mucho msclara. Quin se habla tomado el trabajode plantar aquellos rboles en tal disposi-cin?. Fueron las Hitlerjgend (iuventu-des hitlerianas) en los aos treinta, en al-guna de sus frecuentes excursiones yacampadas por los bosques y umbras de\v,su patria (recordemos que Austria, siem-pre reivindicada por los partidarios de laGross Deutchsland, haba sido ya anexio-nada sin disparar un solo tiro por aqulentonces y con la aquiescencia mayorita-ria de los austracos).Por qu aquellos jvenes escultoresse habfan tomado la molestia de sembrarunas semillas que no llegaran a alcanzarsu plenitud hasta cincuenta o sesentaaos despus? Era tal su confianza en lavigencia de ese "Reich de los Mil Aos"que Adolf Hitler les prometiera?. Es posi-ble que as fuera, pero, desde luego y almargen de prejuicios ideolgicos al uso,cabe ambin entender este alarde silvi-cultor como una demostracin palpablede un amor hacia la naturaleza sincera yviramente sendo por la juventud alema-na de esa poca. En cualquier caso, las

    esvsticas aflorando a los cincuenta aosde la muerte del Fhrer en un densobosque germnico, son verdaderas cp-sulas de tiempo que vienen a recordar-nos que algo ms de lo ya conocido hoypas hace unos cuantos aos. Algo tanturbador y "peligroso" que todava tieneque ser combatido y prohibido pues, pe-se a todo lo que se diga, ni est olvidadoni asumido por la Alemania actual. Las le-yes "antirrevisionistas", vigentes en estosmomentos, impiden poner en discusinhechos como el "holocausto" en el quehubieran muefto seis millones de hebreos

    IGN

    y algunos millones ms de otras razas oetnias. La sociedad contempornea con-sidera esto "democrtico", pero comode ello no es posible hablar, dejamos es-te silencio junto a ese otro en el quenuestras sociedades contemporneastampoco suelen pronunciarse sobre losgenocidios (llamados "clasistas", peroque en ocasiones tambin fueron porcuestin de raza) del comunismo ruso ode esas treinta millones de vctimas en laChina de Mao durante la llamada "Revo-lucin Cultural". En este aspecto, no to-dos los muertos son iguales -y mien- )

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    BL TBRGDRace algunos aos un pilotoque fotografiaba los bos-ques austrlacos observ,con sorpresa, inscripcio-nes extraas dibujadas enun macizo de confferas.

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    ) tras no se tolera cual-quier matizacin acerca delnacionalsocialismo, los ase-sinos de Andrs Nin o losarrasadores de las ComunasAnarcosindicalistas de laRevolucin Espaola- pue-den alardear a travs de losmedios de comunicacin desentirse los herederos deLenin y la Revolucin deOctubre (mentores ideol-gicos, por tanto, de un ro-sario de genocidios que to-dava, por desgracia, no haterminado). Si Hitler y elnacionalsocialismo no tie-nen razn, s, en cambio po-dran tener "razones", puescomo deca Antonio Macha-

    do (por boca del maestro Mairena), las hubiera tenidohasta el mismsimo diablo.LOS ORIGENES DELNATURALISMO GERMANO YLAg LEYES DEL TERSER REISH

    No puede obviarse que el movimiento nacionalso-cialista hunde sus races en lo ms ntimo de la culturaalemana, y que las expectativas que despert en estepueblo no fueron en absoluto creadas en el vaco, sinoque venan a colmar viejas aspiraciones del inconscien-te colectivo del pueblo germnico, como en su daafirmara Carl Gustav Jung.

    EI movimiento naciondlsocialisto hundo susroces en to ms ntimo de lo culturaolemana, como dijo C. G. lung. Una paftesustonciol de esto cosmogo na e* basodaen un resPeto cosi sobre naturcl por lo Tierra,Ios Bosgues, ,os Animoles y los Montoas.Y una parte sustancial de esta cosmogona, que seremonta al menos al romanticismo alemn, est basa-da en un respeto casi sobrenatural por la Tierra, losBosques, los Animales, las Montaas, etc., todo acom-paado de una cierta idealizacin buclica de la vidacampesina...La promulgacin, en los aos treinta de las sucesi-vas leyes ecologistas del lll Reich no debe entenderse,por tanto, como un mero acto propagandstico ni tam-poco como algo accesorio dentro del concepto globaldel orbe que tenan los idelogos nazis.Luc Ferry recoge en su libro El Nueyo Orden kolgi-co un captulo dedicado a la "ecologa nazi" con espe-

    8 PROXIMO MILENIO

    cial mencin de las leyes proclamadas en noviembre de1933, julio de 1934 y junio de 1935 (en el primero, se-gundo y tercer ao del nacionalsocialismo en el poder).La primera, fechada el 24 de noviembre de 1933, es de-cir, muy poco despus del advenimiento del hitlerismoal gobierno del Estado, recibi el nombre de lierschutz-gesetx (Sobre lo protecdn de los onimoles), y se basabaen una frase pronunciada por el recin estrenado can-ciller y con la que la nueva ley abra su texto al modode cita: "En el nuevo Reich no debe haber cabida parala crueldad con los animales". Los idelogos que la re-dactaron, Giese y Kahler, teori-zaran aos ms tarde sobre es-te "corpus" legal en su libro ElDerecho olemn de la proteccinde los onimales. El 3 de julio de1934 esta batera legislativa seampla con la ley limitadora de lacaza (Dos Rei,chsi.zdgesetz), y el Ide julio del ao siguiente con laLey de Proteccin de la Natura-leza (Reichsnoturschutzgesetz).Luc Ferry, pese a que sus te-sis sean evidentemente contra-rias al nacionalsocialismo, alconstatar la existencia de estaavanzada legislacin ecolgica,no puede evitar afirmar lo si-guiente:"Un hecho sorprendente:aun siendo estas tres leyes lasprimeras del mundo que tratande compaginar un proyectoecolgico de envergadura con elafn de una intervencin polticareal, no se encuentra el menorrastro de ellas en la literaturaactual dedicada al entorno (sal-vo contadas alusiones esgrimi-das por los adversarios de LosVerdes, bastante vagas por ba-sarse en referencias de segundamano). Se trata sin embargo deuna serie de textos muy elaborados, absolutamentesignificativos de una interpretacin neoconservadorade lo que ms adelante se llamar ecologa profunda".La ignorancia sistemtica -interesada o no- de estosmolestos principios ancestrales de la ecologa permi-ten a algunos ecologistas actuales, como a OctavioPiulats en la revista lntegrol (nm. 15l) a despachar elinters medioambiental de aquellos agitados tiempos ameros "coqueteos" con los movimientos naturalistas ynaturistas o a la manipulacin del movirniento excur-sionista germano. Piulats reconoce, no obstante, elapoyo nazi al movimiento mdico naturista alemn ysu impulso en la primera legislacin sobre naturopata.Es decir, viene a decir que la ecologa, incluso aunqueentonces no se llamaba de este modo, era una especiede guinda decorativa sobre el fondo ideolgico nacio-

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    nalsocalisa cuando, como veremos, si no era su meo-llo s era una pafte fundamental, y su raiz profunda enel inconsciente colectivo germnico.CIVILTZAgION VERSUSCULTURA

    El sentido de lo natural que teorizara otro idelogonazi, Walther Schoenichen, no significa lo mismo paralos alemanes que para, por ejemplo, los franceses. Ladicotoma civilizacin/cultura es llevada aqu al mbitode la naturaleza. Mientras quela civilizacin es un cdigo denormas y conductas y puede,por tanto, servir para diferen-tes pueblos o razas, la "cultura"es privativa de cada etnia. Lonatural para la civilizacin es elbosque puesto al servicio delhombre, parcelado, sealizado,surcado por vas: el jardn o losjardines: Versalles. Para Ja cul-tura, el bosque Jotu sensu- loes en su mismidad, en su salva-jismo primigenio. El hombreslo puede, ante 1, extasiarseen su contemplacin.Todava hoy, dentro delmovmento ecologista, puedendistinguirse estas dos tenden-cias, la que llamaramos "occi-dental" que se preocupa poracumular cosas (legislaciones,guardera, tcnicos: presupues-to) y la que trata, en tradicinoriental, de dejar las cosas co-mo estn, no tocar nada, de-jando, a lo sumo, que el mediose rehabilite por s solo ante laausencia de contacto humano.Es la vieja polmica delo "light" frente a lo"integral",Pese a plasmarse en

    extensos textos legales,la ecologa nazi perte-neca al segundo tipopor cuanto daba un va-lor en s al entorno y alo "previo", al margende la intencin delhombre y de su apari-cin en el mundo. Era,en este sentdo, antihu-manista y anticarcesianao, si se prefiere, a-hu-manista. Creera en unanaturaleza "exterior alhombre y anterior a

    1". Sera la Urlondschoft (Tierra Ori-ginal). Segn este autor, esta concep-cin de la naturaleza habra tenidosu ms alta apreciacin y alcance, enla visin de "los pueblos del Norte".En esta lnea anota:"El pueblo alemn tiene necesidaddel bosque. Y aun en el caso de queya no tuvieramos la necesidad de lalea para calentar el hombre exte-rior... no por ello dejara de resultarigual de necesario para calentar elhombre interior. Tenemos que pro-teger el bosque, no solo para evitarque la estufa se enfre en invierno, si-no para que el pulso del pueblo sigalatiendo caliente, alegre y vital, paraque Alemania siga siendo alemana"."Durante siglos nos han ido hin-chando la cabeza con la idea de queel progreso era defender el derechode las tierras cultivadas. Pero hoy enda, es un progreso reivindicar losderechos de la naturaleza salvaje jun-to al de los campos. Y no slo losde los terrenos arbolados, sino tam-bin los de las dunas de arena, de las marismas, de lasgarrigas, de los arrecifes y de los glaciares!". (WilhemHeinrich Riehl).En la Ley de Proteccin de la Naturaleza (Reichsno-wrschuugesea) del ao 35 se propona la institucn"El pueblo alemn tiene necesido d delbosgue. Y aun en et coso de gue yd notuvieramos lo necesido d de Id lea paracalentar ol hombre exterior,.. Tenemosque Proteger el bosgue (en oros del hombreinterior), paro que el pulso del pueblo sigolatiendo caliente, alegre y vitol" (Wilhem

    Heinrich Riehl).de "Monumentos Naturales", es decir, "creacionesoriginales de la naturalez,cuya presentacin resulta deun inters pblico motivado por su importancia y susignificacin cientfica, histrica, patritica...", ademsse demarcan las "zonas naturales protegidas", verda-deros Parques Nacionales.La creacin de estas medidas tratan de paliar unasituacin que se glosa en el prembulo de la ley:

    " N u estra cam pi a nac ional (h eimotliche Landschoft)ha sido profundamene modificada en relacin con laspocas originales, su flora ha sido alterada de mltiplesmaneras por la industria agrcola y forestal as como porla concentracin parcelaria unilateral y el monoculti- >

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    ) vo de las conferas. Al mismo tiempo que su hbitatnatural iba reducindose, la fauna diversificada que vivifi-caba los bosques y los campos ha ido menguando".Lo ley olemdno protega por iguol ol onimaldom*ico y al solvaje, no aceptndo Iadiscriminacin entre "onimales superiores oinferiores, como tompoco entre animalestiles y nocvos paro el hombre", con lo quese llegoba ol mismo Punto que olcanz lolglesio en lo Edad Media, protegiendo a todos

    los especes por ser tombin "Hijos de DioslDE LA CONDICION ANIMAL ENEL TERCER REICH

    Si tanta preocupacin despertaba la suerte de las du-nas, de las marismas y de las garrigas, no nos sorpren-der que la ya citada Tierschuugaev. otorge similar de-recho a existir per se a los animales. A diferencia de lalegislacin proteccionista europea ("civilizada") que yaciertamente exista en esos aos, la judicatura nacional-socialista no protege al animal por considerar que la ve-jacin del mismo hace descender al hombre en la escalade su propia dignidad, sino que "se re-conoce que el animal debe ser prote-gido en cuanto tal".Tampoco diferencia entre animaldomstico y animal salvaje como ha-ce la legislacin francesa primandosiempre al primero, sino que el obje-to de la proteccin de la ley com-prende "a todos los seres vivos de-signados como tales" no aceptndoseninguna distincin entre "animalessuperiores o inferiores, como tam-poco entre animales tiles y nocivospara el hombre", con lo que llegan almismo punto que alcanz la lglesiaRomana en el medievo, protegiendoa comejones o ratas de cloaca por

    ser tambin "Hijos de Dios". Estaley llegaba a pormenores como elde prohibir la viviseccin o el ceba-do de las ocas, o a consignar proli-jamente en qu condiciones debaproducirse el traslado de reses deganado por ferrocarril. Algo quepuede sonar a sarcasmo al contras-tarlo con el traslado de judos a loscampos de concentracin en con-diciones hiperblicas de miseria yhacinamiento...En cuanto a las leyes sobre lacaza -Dos Reichslodgesetz del I deiulio 1935- iban en el mismo senti-do de cuanto se ha dicho:"El deber de un cazador dignode este nombre no consiste slo endar caza a la presa, sino tambin enmantenerla y cuidarla para que se produzca y se pre.serve una situacin de la presa ms sana, ms fuerte yms diversificada en lo que a las especies se refiere".LAS CONSECUENCIASRACIALES DEL ECOLOGISMOHITLERIANc)

    La misma "diversificacin de especies" a que se refie-re la Dos Rerchsjodgeseu, aplicada a lo humano, lleva di-rectamente al llamado "racismo" que el nacionalsocialis-mo conceba en su origen, el cual no era otra cosa quela defensa de la diferencia, el derecho de cada pueblo amantener su propia cultura. Algo que es consecuenciadirecta de cualquier ecologismo coherente, pues no pa-rece lgico reivindicar esta diversidad para la pirmidenatural y mirar para otro lado mientras en aras del cos-mopolitismo actual se laminan a las culturas locales.Schoenichen condena, en las rehciones entre pue-blos, tanto el colonialismo anglosajn de extermini\r/(Amrica y Australia) como el "asimilacionismo" fran-cs, ms considerado en cuanto a las vidas de los pue-blos ocupados, pero tan agresivo como el primero paracon sus contenidos culturales: "Tan slo interesa un flo-recimiento de los naturales que sea conforme con suorigen racial propio".UN TEMPRANO DIAGNOSTICOMEDIOAMBIENTAL DE LOSEXCESOS DEL CAPITALISMO

    El uso de la terminologa conceptual del ecologismopor parte de las publicaciones doctrinales o propagan-dists del nacionalsocialismo es constatable en aftculosaparecidos en la revista Signol (edicin castellana) du-rante los aos de la Segunda Guerra Mundial. En unode ellos (nm. 10, segundo de mayo de 1943, pginas36 y 37, en un artculo titulado: El verde corozn de Nor-teomica), un annimo periodista se refiere a la cats-trofe ecolgica que haba tenido lugar en los Estados70 PRoxrMo

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    Unidos en los aos precedentes acausa de la deforestacin de las lla-madas Bad Lands, donde todo el"humus" nutricio haba desaparecidoarrastrado por lluvias y tempestadesde viento. Con precisin se gealanlas causas que provocaron esta ver-dadera hecatombe, donde millonesde familias tuvieron que abandonarsus tierras y cientos de miles de ca-bezas de ganado deshidratadas tuvie-ron que ser sacrificadas. Es la grangira que ilustra la pelcula Los uycsde lo iro, con su secuela de hambru-nas, pero, tambin, de desarraigo depoblaciones enteras.La excelente tierra delabor de los estados de Da-kota, Oregn y anexosaventada por los meteoros,

    acab en pocos aos desa-guando a travs del Missis-sippi, en el Caribe, ante losojos atnitos de los granje-ros y campesinos de estazona que, an en nuestrosdas, es la ms deprimida delos Estados Unidos.

    Las causas? La explota-cin capitalista inmisericor-de de los riqusimos recursos forestales yanquis. Allse lee:

    "Un pas que contaba enconces entre los ms ricosforestalmente no cuenta hoy con suficiente madera pa-ra la minera porque naturalmente nadie ha pensado enocuparse de la economa forestal. Se trata al bosque co-mo a una mina de la que se puede sacar cuanto se de-see. Pero as se produjo un'cambio considerable en ellima norteamericano. La ciudad de Nueva York en el\v-mismo meridiano que Npoles, tiene un clima casi sibe-riano. Calor tropical en verano y fro polar en invierno.Desde que se arrancaron los rboles pueden producir-se sin dificultad tormentas de polvo en verano y sor-prender en invierno a la ciudad nevadas que cubren suscalles hasta la altura de un metro.".En contra de la actitud suicida del granjero america-no que trata a la tierra como objeto de explotacin, elcampesino europeo "planta setos por todas partes ohace crecer grupos de rboles en sus tierras a veces sinsaber por qu. Pero, adems de embellecer el paisajesirven estas arboledas para un fin sumamente pctico:proteger los campos y conservar agua para ellos. Sin r-boles y sin setos tambin se convertiran nuestros cam-Pos en estePas".La conclusin a este razonamiento no puede serotra que, de nuevo, la defensa de la "biodiversidad" cul-tural europea en contra de la uniformizacin "cosmo-polita" propugnada por las multinacionales norteameri-canas. En ese Signo/ existe un grabado que no puede ser

    ms elocunte. Una fila de ciudadanosnorteamericanos desnudos se alinea fren-te a una banda cintica de cadena de mon-taje. Una serie de blondas seoritas losatavan en serie y los dejan, ya estandariza-damente indumentados, a punto paramontarse en una fila de automviles, quelos esperan al pie de la cadena de montaje.En la esquina inferior un grupo les con-templa atnito. Es Europa montada sobreel mtico toro y un grupo de europeos endiferentes hbitos y tocados que no pue-den creer lo que ven. El pie hace referen-cia al americano "que vive de conseryas"frente a una Europa que cuida y defiendela diversidad de sus culturas...Este tipo de argumentos podran serfirmados en nuestros das por filsofos de la llamadanueva derecha o, en Espaa, por pensadores como elpoco sospechoso de hitlerismo Rubrt de Vents en sulibro E/ Loberinn de los nocionolisrnos. Discutible si se de-sea, pero en todo caso de plena actualidad... *

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    EL I{UEVO ORDENECOLOGICOremio Prix Mdicis de 1992 al mejorensayo, esta reciente obra de LucFerry que Tusquets acaba de ofrecer

    a los lectores de habla hispana, levant unagran polmica en Francia y en algunos otrospafses de Europa. Su tema: entrar a fondo en lasralces histricas, culturales e ideolgicas delmovimiento ecolgico actual.A lo largo del texto, su autor se plantea variaspreSuntas frente a las cuales no desea dejarnos sinnespuesta. Por qu la civilizacin moderna del hu-manismo y de la filosofa cartesiana han configuradoel trasfondo ms serio de atentado contra la natura-lezA contra la existencia de los pueblos y diversas etnias con races y los de-rechos de los animales y de los bosques que, en cambio, eran todavla defen-didos por la cultura tradicional y por la misma lglesia catolica? Por qu ra-zn se opone el llamado Conrato Social de Rousseau y la ideologla exen-dida por la Revolucin Francesa y el capitalismo a ese otro "ContratoNatural" que vuelve a esgrimir la ecologa profunda frente a la modernidad ya la poltica de sus Estados? El reto de esta y otr.rs cuestiones planteadaspor Ferry corresponde afrontarlo ahora a los actuales sistemas democrti-cos del mundo, sabiendo que les va en ello su propio prestigio e. incluso, susubsistencia futura. Porque, claro, el dilema esti en si defendemos ahora lanaturaleza debido a que, con los atentados y usos enfermizos en ella sem-brados, el hombre tambin peligra Jo que dara de este gesto un semblanteegolsta entre otros ms de nuestra actual modo de vivir en la tierra-, o sedefiende la diversidad de los pueblos y de sus culturas diferentes, a la natu-ralezay a los animales, en s mismos, y per se. He aqu el problema.Luc Ferry. EI nuevo orden.ecolgico. El rbol, el animal y el hombre.Tusquets editores, Barcelona, 1994. 231 pginas.