direito canônico

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Anuario de Historia de la Iglesia Universidad de Navarra [email protected] ISSN (Versión impresa): 1133-0104 ESPAÑA 2006 Javier Escrivá Ivars LA FORMALIZACIÓN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL FIEL Anuario de Historia de la Iglesia, año/vol. XV Universidad de Navarra Pamplona, España pp. 143-181 Red de Revistas Científicas de América Latina y el Caribe, España y Portugal Universidad Autónoma del Estado de México

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  • Anuario de Historia de la IglesiaUniversidad de [email protected] ISSN (Versin impresa): 1133-0104ESPAA

    2006 Javier Escriv Ivars

    LA FORMALIZACIN DE LOS DERECHOS FUNDAMENTALES DEL FIEL Anuario de Historia de la Iglesia, ao/vol. XV

    Universidad de Navarra Pamplona, Espaa

    pp. 143-181

    Red de Revistas Cientficas de Amrica Latina y el Caribe, Espaa y Portugal

    Universidad Autnoma del Estado de Mxico

  • AHIg 15 (2006) 143-181 143

    La formalizacin de los derechosfundamentales del fiel

    Javier ESCRIV IVARS

    Vosotros que en un tiempo no erais pueblo,ahora sois el Pueblo de Dios

    (1 Pe 2, 10)

    Sumario: 1. Introduccin. 2. Breve referencia a unos antecedentes doctrinales. 3. Repercusiones jur-dicas de la eclesiologa conciliar. 3.1. El principio de igualdad lleva consigo el concepto de fiel. 3.2.La necesidad de replantear la triparticin de fieles. 3.3. La proclamacin del principio de igualdadcomporta la ruptura de la concepcin estamental. 4. Los derechos fundamentales en la legislacin vi-gente. 4.1. El proceso de formalizacin jurdica de los derechos fundamentales del fiel ha recorrido unlargo camino, que no ha terminado. 4.2. Momentos de la evolucin de la doctrina cannica sobre losderechos y deberes fundamentales del fiel y su proceso de formalizacin jurdico-cannica. 4.3. Losderechos fundamentales surgen de la hermenutica de los textos conciliares. 4.4. Fundamento y ttulode los derechos fundamentales. 4.5. Se puede hablar de los derechos fundamentales del fiel sin su-brayar la ruptura de la concepcin estamental? El principio de igualdad y el principio de variedad. 4.6.El catlogo de derechos y deberes fundamentales del Cdigo de Derecho Cannico de 1983. 4.7. Elcatlogo de derechos y deberes fundamentales del Cdigo de Cnones de las Iglesias Orientales de1990. 5. Breves notas y algunos interrogantes sobre la temtica general de los derechos-deberes de losfieles. 6. Conclusin.

    Summary: 1. Introduction. 2. A brief reference to the doctrinal background. 3. Legal consequencesof conciliar ecclesiology: 3.1. The principle of equality includes the concept of the faithful. 3.2. Thenecessity of reconsidering the three-part division of the faithful. 3.3. The proclamation of the princi-ple of equality leads to the end of the class-based vision of the Church. 4. The fundamental rights incurrent legislation. 4.1. The development of legal formulation of the fundamental rights of the faith-ful has gone through a long process that has not finished. 4.2. Moments of evolution in canonicaldoctrine on fundamental rights and duties of the faithful and its process of legal-canonical formula-tion. 4.3. The fundamental rights come from hermeneutic studies of the conciliar texts. 4.4. Title andbasis of fundamental rights. 4.5. May one speak of fundamental rights of the faithful without men-tioning the end of the class-based conception? The principle of equality and the principle of variety.4.6. The register of fundamental rights and duties in the Code of Cannon Law of 1983. 4.7. The re-gister of fundamental rights and duties in the Canonical Code of the Oriental Churches of 1990. 5.Brief notes and some questions on the general theme of rights-duties of the faithful. 6. Conclusion.

  • 1. Introduccin

    Juan Pablo II ha sido grande. Los casi 28 aos de su pontificado han supues-to un hito histrico en muchos mbitos de la vida y la pastoral de la Iglesia. Tam-bin, y con mucho, en el jurdico. Sus acciones en el gobierno supremo y univer-sal merecen ser contadas entre las de los grandes papas reformadores de ladisciplina cannica. De hecho, bajo ningn otro pontificado se han promulgadodos cdigos, se han reformado las instituciones cannicas, se ha unificado el rgi-men jurdico comn a todas las Iglesias orientales, y se ha acometido una reformade la Curia Romana tan profunda como la llevada a cabo por Juan Pablo II1.

    En esta magna obra cannica destaca por su importancia la defensa que elPontfice hizo de los derechos y deberes fundamentales de todos los fieles. Fue suimpulso, cuando no su decisin, el que canaliz los trabajos de las comisiones co-dificadoras para que incluyesen en los textos definitivos el catlogo vigente de de-rechos, cuando el proyecto de Lex Ecclesiae Fundamentalis qued paralizado. lmismo record la necesidad de reconocer tales derechos para garantizar el bien co-mn eclesial y para permanecer fieles al propio misterio de la Iglesia, en el contex-to de la visin personalista impulsada por el Concilio Vaticano II:

    [...] 4. Una de las novedades ms significativas del Cdigo de derecho ca-nnico, as como del sucesivo Cdigo de cnones de las Iglesias orientales, es lanormativa que los dos textos contienen sobre los deberes y los derechos de todoslos fieles (cfr. Cdigo de derecho cannico, cc. 208-223; Cdigo de cnones de lasIglesias orientales, cc. 7-20). En realidad, la referencia de la norma cannica almisterio de la Iglesia, deseada por el Vaticano II (cfr. Optatam totius, 16), pasa tam-bin a travs del camino real de la persona, de sus derechos y deberes, teniendo pre-sente obviamente el bien comn de la sociedad eclesial.

    Precisamente esta dimensin personalista de la eclesiologa conciliar permi-te comprender mejor el servicio especfico e insustituible que la jerarqua eclesis-tica debe prestar para el reconocimiento y la tutela de los derechos de las personasy de las comunidades en la Iglesia. Ni en la teora ni en la prctica se puede prescin-dir del ejercicio de la potestas regiminis y, ms en general, de todo el munus regen-di jerrquico, como camino para declarar, determinar, garantizar y promover la jus-ticia intraeclesial.

    Todos los instrumentos tpicos a travs de los cuales se ejerce la potestas re-giminis leyes, actos administrativos, procesos y sanciones cannicas adquieren

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    1. Tales hechos merecieron ser recogidos de forma expresa y separada en el Acta (rogito) en la quese recuerda la vida y la obra del Romano Pontfice difunto y que acompaa los restos del Santo Padreen su sepulcro: Reform el Cdigo de derecho cannico y el Cdigo de cnones de las Iglesiasorientales; y reorganiz la Curia romana.

  • as su verdadero sentido, el de un autntico servicio pastoral en favor de las perso-nas y de las comunidades que forman la Iglesia. A veces este servicio puede ser malinterpretado y contestado: precisamente entonces resulta ms necesario para evitarque, en nombre de presuntas exigencias pastorales, se tomen decisiones que puedencausar e incluso favorecer inconscientemente autnticas injusticias [...]2.

    En definitiva, se trata de un momento culminante en el proceso de formali-zacin de los derechos y deberes fundamentales de los fieles iniciado hace dos si-glos, pues por vez primera puede contemplarse en un texto legal universal un cat-logo positivizado. Momento culminante, pero no definitivo.

    2. Breve referencia a unos antecedentes doctrinales

    Si exceptuamos una serie de autores del siglo XIX, en una faceta poco cono-cida por la canonstica posterior, como fueron Gmez-Salazar, Aichner, Tilloy, Se-bastianelli, Zitelli o Lombardi, puede decirse que la condicin subjetiva de los lai-cos ha recibido por fin un abundante si bien no siempre correcto tratamientodoctrinal en nuestra generacin. Y lo que es ms importante y esperanzador: losdos Cdigos, latino y oriental, han desarrollado con aceptable amplitud el conteni-do de esa condicin subjetiva compuesto de derechos, deberes e incapacidades.

    La doctrina suele hablar de derechos y deberes, pero es bien sabido que hayque aadir dos situaciones jurdicas expresin de la constitucin sacramental delMisterio de la Iglesia que en buena tcnica jurdica son incapacidades: la incapa-cidad para los actos especficos de la potestad de orden y la incapacidad para losactos de aquella potestad de jurisdiccin que radica en el carcter sacerdotal.

    Y puesto que contamos con unos antecedentes doctrinales, me ha parecidode inters hacer una breve referencia a ellos, porque, si bien hay aspectos de suconcepcin del laico que hoy ya han perdido validez, no dejan de tener inters porcuanto el recurso a la tradicin doctrinal siempre puede resultar iluminador enciencia cannica. En este caso, nos muestran un panorama bastante amplio, quedesaparece con el Codex de 19173, el cual, como es sabido, apenas asigna explci-tamente a los laicos otra cosa que el derecho de recibir los auxilios espirituales(cfr. c. 682).

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    2. Discurso del Santo Padre Juan Pablo II con ocasin del 20 aniversario del nuevo Cdigo de De-recho Cannico, 24 de enero de 2003. Puede consultarse en la pgina oficial de la Santa Sede:http://www.vatican.va.

    3. Sobre la figura del laico en la codificacin de 1917, vid. A. LEDESMA, La condicin jurdica dellaico del C.I.C. al Vaticano II, Pamplona 1972.

  • Esta visin tan reducida del laico no es la que se observa en la doctrina de-cimonnica. Aunque no todos los autores dedican el mismo espacio a este tema yunos son ms explcitos que otros, me permito presentar en sntesis siguiendo elesquema propuesto por Hervada la situacin jurdica del laico tal como apareceen el conjunto de estos autores:

    Sinopsis de la condicin jurdica de los laicos segn los canonistas del s. XIX4

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    4. Cfr. J. HERVADA, Tres estudios sobre el uso del trmino laico, Pamplona 1973, pp. 241-242; vid.tambin M. BAHIMA, La condicin jurdica del laico en la doctrina cannica del siglo XIX, Pamplona1972.

    Derechosy facultades

    derecho a ser instruidos en la doctrina cristiana y apartados de los peligros de la fe derecho a recibir la enseanza en la lengua vulgar derecho a los sacramentos y sacramentales derecho a acceder al estado clerical y al religioso derecho a cultivar las ciencias sagradas derecho a la tutela judicial derecho de asociacin derecho a participar en el culto derecho a los bienes espirituales derecho de patronato (y de presentacin) derecho al recto ejercicio de la potestad eclesistica derecho a comunicarse libremente con los Superiores eclesisticos derecho a cuanto se deriva de la comunin eclesistica derecho a la sepultura eclesistica derecho a remover los obstculos que se oponen al fin supremo derecho a ser visitado por el prroco derecho a defender a la Iglesia (ius advocatiae) derecho a defender la fe derecho a difundir la fe delegacin de la jurisdiccin en los laicos facultad de ejercer algunas funciones clericales facultad de intervencin en la administracin de la justicia igualdad de derechos en los laicos participacin en los concilios y snodos participacin en la administracin de bienes eclesisticos participacin en la provisin de beneficios

  • Para no alargar innecesariamente esta referencia, no hemos distinguido en-tre las situaciones jurdicas de derecho divino y aquellas de derecho humano comoel ius patronatus, las cuales sin embargo tienen una base de capacidad en la condi-cin bautismal. En todo caso, y en lo que a nosotros interesa hoy, las coincidenciascon el conjunto de derechos y deberes fundamentales del fiel del Cdigo de 1983son bastante apreciables.

    Hay, sin duda, coincidencias, pero nos encontramos con una diferencia fun-damental. Los autores decimonnicos nos hablan de derechos de los laicos, comodistintos de los clrigos o de los clrigos y religiosos segn partan de la biparticino de la triparticin. Los derechos y deberes enunciados por los tratadistas del XIXson derechos propios de los laicos. Pero el CIC de 1983 habla de fieles en los cc.209 y ss. y slo en segundo lugar de los laicos, en los cc. 224 y ss. Mera diferen-cia semntica? Es evidente que no.

    3. Repercusiones jurdicas de la eclesiologa conciliar

    Dnde reside, entonces, la diferencia? La diferencia est en el principio deigualdad sancionado en el c. 208 del CIC de 1983: Por su generacin en Cristo, seda entre todos los fieles una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad y accin,en virtud de la cual todos, segn su propia condicin y oficio, cooperan en la edi-ficacin del Cuerpo de Cristo; que es la traduccin codicial del conocido pasajede la Const. Lumen gentium, 32: Aun cuando algunos, por voluntad de Cristo,han sido constituidos doctores, dispensadores de los misterios y pastores para losdems, existe una autntica igualdad entre todos en cuanto a la dignidad y a la ac-cin comn a todos los fieles en orden a la edificacin del Cuerpo de Cristo.

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    deber de conservar, defender y profesar la fe deber de obediencia deber de reverencia deber de guardar los preceptos de la Iglesia deber de participar en los sacramentos deber de ayudar a la Iglesia deber de subvenir a las necesidades de los clrigos deber de los padres de educar a los hijos deber de cumplir con las obligaciones del propio estado

    Incapacidades incapacidad para ejercer actos propios de la potestad de orden incapacidad para ejercer la potestad de jurisdiccin

    Deberes

  • Los canonistas decimonnicos parten de una concepcin estamental de la Igle-sia, esto es, de la Iglesia como societas inaequalis, como sociedad compuesta de es-tratos de personas hoy diramos fieles desiguales, dos o tres genera christianorumsegn el conocido dicho del Decreto de Graciano, cada uno de los cuales forma unstatus o estamento. Es evidente que no se desconoce la igualdad; pero los tratadistasdel XIX reservan la igualdad como vemos, por ejemplo, en Tilloy, al estado laical.Todos los laicos son iguales, pero no todos los miembros de la Iglesia son iguales.

    El cambio introducido por la Const. Lumen gentium, 32 y posteriormentepor el Cdigo de Derecho Cannico en su c. 208 es un giro copernicano. Justa-mente todos los miembros de la Iglesia, en cuanto hijos de Dios por el bautismo,tienen una igualdad radical, son iguales como personas elevadas al plano sobre-natural, como personas in Ecclesia, con una consagracin y una misin comunes.

    Si observamos con cierta atencin, no es difcil advertir que aquella situa-cin jurdica de los laicos descrita por la doctrina decimonnica tiene muchos pun-tos de contacto con la situacin jurdica de los fieles tal como la reconoce el vigen-te c. 208. Es la condicin de fiel que los canonistas del siglo pasado exponancomo la condicin de laico.

    3.1. El principio de igualdad lleva consigo el concepto de fiel

    El cambio producido por el reconocimiento del principio de igualdad reque-ra que la doctrina asumiese un nuevo concepto; un concepto que fuese tradicionalpor su uso eclesial, pero que, distinto del de laico, se refiriese al bautizado encuanto igual. Este concepto es el de fiel.

    Como es sabido la nocin de fiel, en este sentido moderno, apareci muypoco despus del II Concilio Vaticano, pero no sin un primer perodo de cierta con-fusin. Dos circunstancias concurrieron a esa confusin. Por una parte, la que en-tonces se llamaba promocin del laicado peda que se pusiese de relieve la promo-cin activa de los laicos en la Iglesia y sus derechos y facultades. Preocupaba,pues, el laico de modo principal y se intentaba buscar su situacin jurdica delmodo ms amplio posible, sin que en los autores de la poca hayamos encontradoreferencias y citas a las propuestas de los canonistas decimonnicos.

    En realidad, una actitud reivindicatoria de lo que al laico corresponde slotena sentido en una concepcin de la Iglesia basada en los clrigos. Y es que, elplanteamiento del problema adoleca todava con frecuencia de aquella concep-cin reflejada en el famoso pasaje de Graciano, al que antes hemos hecho referen-cia: duo sunt genera christianorum. Aceptada esta divisin de clases, lo que sepretenda era promocionar ms los derechos de una de ellas: la de los laicos. Por

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  • este camino era posible llegar al reconocimiento de un mayor nmero de derechos,pero no se superara definitivamente una configuracin jurdica de la Iglesia, basa-da en los criterios estamentales de la sociedad medieval.

    El adecuado planteamiento de la cuestin estara, ms que en un desarrollode los derechos de los laicos frente a los clrigos, en una toma de conciencia msprofunda de la doctrina del Concilio Vaticano II sobre el principio de igualdad y ladignitas y libertas de los hijos de Dios, y en deducir todas las consecuencias jur-dicas que se derivan de la comn condicin de fiel.

    Por otra parte, fue corriente en la doctrina de esos primero aos una defi-ciente etimologa del trmino laico, segn la cual laico viene de laos, pueblo, y portanto laico significara el miembro del Pueblo de Dios, es decir, lo que hoy llama-mos fiel. De este modo apareca que todos los cristianos son laicos, como lo mues-tra la conocida y simptica ancdota que se atribuye al buen Papa Juan XXIII: yotambin soy laico parece ser que dijo alguna vez siendo ya Romano Pontfice.

    Como es sabido, esta terminologa errada se corrigi gracias a los trabajosprincipalmente de I. De La Potterie5, y tambin de Hervada6, quienes ponen de re-lieve que laos no significa el pueblo en su conjunto, sino el pueblo llano como dis-tinto de la Administracin o Curia. Y en los primeros tiempos de su uso eclesisti-co el laico es el bautizado que no pertenece al ordo, el laicado es la plebs de lasprimeras traducciones latinas. No hay que olvidar tampoco una serie de trabajos,como el de Leclercq y tantos otros que contribuyeron a fijar la terminologa.

    Esta terminologa, con la diferenciacin entre fiel y laico, aparece ya fijadaen la monografa de Del Portillo (1969) desde su mismo ttulo: Fieles y laicos enla Iglesia7. Y antes en Lombarda (1966) en su trabajo, sobre los Laicos en elDerecho de la Iglesia8.

    Todos los laicos en la Iglesia son fieles. Pero no todos los fieles son lai-cos. No voy a cansarles repitiendo algo muy sabido. Por christifidelis, o simple-mente fiel, entendemos todo miembro del Pueblo de Dios, cualquiera que sea sufuncin dentro de l. De esta definicin se deduce que la condicin de fiel expresauna condicin de los miembros del Pueblo de Dios que es comn a todos ellos yanterior a cualquier diferenciacin. Esta nocin de fiel se aplica, pues, a todos ycada uno de los miembros del Pueblo de Dios, desde el Papa al ltimo bautizado.

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    5. Cfr. I. DE LA POTTERIE, Lorigine et le sens primitif du mot lac, en I. DE LA POTTERIE, C.LYONNET, La vie selon lEsprit condition du chrtien, Paris 1965.

    6. Cfr. J. HERVADA, Tres estudios sobre el trmino laico, cit. en nota 4.7. A. DEL PORTILLO, Fieles y laicos en la Iglesia. Bases de sus respectivos estatutos jurdicos,

    Pamplona 1969 (3 ed. 1991).8. Se trata de la Leccin inaugural del ao acadmico 1966-67 pronunciada por Lombarda en la

    Universidad de Navarra y publicada en Ius Canonicum, IV (1966) 339-374.

  • Desde este punto de vista resultara incorrecto confundir el concepto de fielcon el concepto de laico. De ningn modo cabe considerar sinnimas estas pala-bras, pese a que tal sinonimia se ha establecido con frecuencia a causa de la men-talidad estamental. Laico es palabra que designa a unos fieles determinados enbase al principio de diversidad diversidad de caminos y de modos que pueden se-guir los fieles para tender a la santidad y para ejercer el apostolado propio deellos; fiel, por el contrario, designa a todos los miembros del Pueblo de Dios, enbase al principio de igualdad fundamental.

    3.2. La necesidad de replantear la triparticin de fielesEl fiel es todo bautizado, miembro del Pueblo de Dios, sea cual sea su ofi-

    cio, cargo o ministerio. Laico, en cambio, es la gran mayora de los cristianos, elpopulus christianus como contradistinto del ordo; la gran mayora de los hijos deDios, que, con la jerarqua, forman el Populus Dei.

    La distincin entre laico, clrigo y religioso pasa entonces a un segundo tr-mino, para designar unas condiciones de vida que tienen cierta relevancia en el es-tatuto personal. Y aquel esquema estamental de la Iglesia pasa como proponeHervada a ser sustituido por el de fiel-organizacin eclesistica 9. Los conceptos

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    9. La nocin de organizacin eclesistica se ha acuado por un sector de la doctrina canonsticacontempornea con el fin de superar una contradiccin que se reflejaba en la mayor parte de las cons-trucciones de la doctrina anterior; a saber, cuando se afirmaba la soberana y la independencia de la so-ciedad eclesistica y la existencia en una de ellas de unos poderes, estas atribuciones se predicaban de laIglesia, considerada como una institucin fundada por Cristo; en cambio, cuando se analizaba la proble-mtica del poder, se daba a la cuestin un enfoque eminentemente personalista, puesto que se buscabansus races exclusivamente en el hecho de que unos determinados sujetos hubiesen recibido la ordenacino misin cannica. Esta visin personalista no se ha superado por las recientes doctrinas, que tendiendoa prescindir de la tradicional distincin entre potestad de orden y potestad de jurisdiccin, sitan en elprimer plano de la atencin la participacin ontolgica en las funciones de santificar, ensear y regir, quese produce como consecuencia de la ordenacin como obispo y presbtero (Mrsdorf, Bertrams). Tnga-se en cuenta que el sacramento del orden lo reciben los fieles individualmente considerados (aunque enla celebracin de actos de culto de las comunidades cristianas) y sus efectos permanecen como conse-cuencia del carcter o seal indeleblemente marcada en el alma de cada uno de los ordenados.

    Para superar esta visin personalista, Hervada centra la atencin en la idea de Iglesia-institucin,que representa la continuacin histrica (en el tiempo como dimensin de las cosas creadas) de laobra de Cristo. En esta obra de Cristo hay que distinguir, por una parte, la obra de salvacin por me-dio de la Palabra de Dios que convoca y por medio de los sacramentos que santifican, y por otra partela reunin de los fieles unidos en la Iglesia, que se autocomprende como Cuerpo visible de Cristo. Elcitado autor ve en la Iglesia la institucionalizacin de ambos aspectos; es decir, la reunin de los fie-les en un cuerpo social y la perpetuacin de los medios de salvacin (Palabra y sacramentos). P.LOMBARDA, Lecciones de Derecho Cannico, Madrid 1984, p. 98.

  • fundamentales vienen a ser, pues, el de fiel: que designa los miembros de la Igle-sia segn el principio de igualdad; y el de organizacin eclesistica, que designala estructura organizativa eclesistica de los oficios y ministerios pblicos, y enella opera el principio jerrquico.

    Es cierto que el c. 207 del CIC habla de laicos, clrigos y consagrados, perohabla de ellos como tipos de fieles, no en cuanto miembros de la organizacineclesistica. Es ms, de acuerdo con el principio de igualdad (c. 208) estos tipos defieles no pueden suponer desigualdad en cuanto fieles. En cuanto fieles, son todosiguales. En caso contrario habra una contradiccin entre el c. 207 y c. 208.

    En este punto el CIC nos trae a la memoria Hervada sigue la misma tcni-ca que las declaraciones internacionales de derechos humanos y libertades funda-mentales: la enumeracin de los derechos viene precedida del principio de igual-dad.

    Por qu las declaraciones de derechos humanos y libertades fundamenta-les se abren con el principio de igualdad? Por dos razones: para mostrar que esosderechos no se tienen en virtud de una condicin social, sino por el mero hecho deser persona; y para poner de relieve que todos los hombres, sin distincin, son ti-tulares de dichos derechos. Paralelamente subraya este autor, la tcnica seguidapor el CIC manifiesta: a) que los derechos y deberes fundamentales se tienen por elnudo hecho de ser cristiano de estar bautizado, hijo de Dios, y por tanto su titu-laridad no est en relacin con ninguna condicin social o status dentro de la Igle-sia, ni siquiera con la condicin social de miembro de ella; b) todos los fieles sontitulares, sin distincin, de los derechos y deberes fundamentales.

    Entre todos los fieles se da una verdadera igualdad en cuanto a la dignidad.As se sanciona en el c. 208. Por dignidad se entiende en derecho ser persona, osea ser sujeto de derecho. Como se trata de la dignidad de hijo de Dios, en el c.208 dignidad equivale a ser sujeto de los derechos y deberes propios del orden so-brenatural y, en primer lugar, los fundamentales, que dimanan de la condicin dehijo de Dios (bautizado)10.

    La triparticin del c. 207 resulta necesario advertirlo no seala clases defieles desiguales, como era propio de la sociedad estamental. En cuanto fieles, ladiferencia entre clrigos, laicos y consagrados tan slo puede estar en la variedadde estatutos personales. Luego los tipos codiciales de clrigo, laico y consagrado,tal como los delimita el c. 207, no son de Derecho constitucional, sino de Derechode la Persona11.

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    10. Cfr. J. HERVADA, Pensamientos de un canonista en la hora presente, Pamplona 1989, p. 116.11. Cfr. ibidem, pp. 95-96.

  • 3.3. La proclamacin del principio de igualdad comporta la rupturade la concepcin estamental

    La proclamacin del principio de igualdad comporta la ruptura de la con-cepcin estamental12. No hay en la Iglesia duae vitae, sino una sola vida: la vidaespiritual; no hay duo populi, sino un solo pueblo: el Pueblo de Dios; no hay duogenera christianorum, sino un solo gnero de cristianos: los fieles.

    Consecuentemente, y en virtud del principio de igualdad, todos los fielesson igualmente personas en sentido jurdico y los derechos y deberes fundamenta-les tienen en todos la misma fuerza de cosa debida. La nocin de fiel y el elenco desus derechos y deberes dentro de los que cabe incluir los que el cuerpo legal atri-buye a los laicos constituye, una de las novedades ms sobresalientes del CIC de1983, sobre las huellas del Concilio Vaticano II, cuya eclesiologa trata de traducira normas jurdicas.

    A pesar de la respuesta positiva de la doctrina al reto que plantea el Vatica-no II y de la respuesta afirmativa que ha dado el reciente Cdigo a los derechosfundamentales del fiel, el camino no ha estado exento de graves incertidumbres yreservas respecto del contenido de los derechos y deberes del fiel y una cierta timi-dez al construir las garantas para tutelar tales derechos.

    4. Los derechos fundamentales en la legislacin vigente

    4.1. El proceso de formalizacin jurdica de los derechos fundamentalesdel fiel ha recorrido un largo camino, que no ha terminado

    El Cdigo de 1983 ha formalizado los derechos y deberes fundamentalesdel fiel en los cc. 208-223. Se trata de un ttulo del cuerpo legal el Ttulo I, de laParte I del Libro II, que formalmente no se distingue del resto del CIC, pero tieneun incuestionable contenido constitucional y muchos de los derechos que procla-ma y los deberes que exige se fundamentan en el Derecho divino.

    Ha sido suficiente el grado de desarrollo normativo de los derechos-debe-res del fiel en el CIC de 1983?; es suficiente el grado de implantacin en la prcti-ca de tales derechos-deberes en la vida de la Iglesia?; hay algn tipo de resisten-cia por parte de la jerarqua a su admisin y realizacin efectiva en el mbitoeclesial?; se les atribuye, en la prctica, una prevalencia que lleve a interpretar las

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    12. Sobre estas cuestiones es de inters J. FORNS, La nocin de status en Derecho Cannico,Pamplona 1975.

  • dems normas de manera coherente con los derechos y deberes fundamentales,asegurando su efectiva aplicacin? Como es obvio, al formular estas preguntas, te-nemos en cuenta que no todos los contenidos de los cc. 208-223 tienen ndole ju-rdica; a veces, a propsito de los deberes, junto a estrictas exigencias de justicia,se recogen obligaciones de naturaleza moral.

    El proceso de formalizacin jurdica de los derechos fundamentales del fielha recorrido un largo camino. No ha terminado. Por qu decimos que no ha ter-minado?, porque una formalizacin jurdica supone una concrecin tcnica, me-diante la aplicacin de multitud de elementos de derecho humano, sometidos porsu propia naturaleza a los cambios inherentes a la condicin histrica que es con-natural al Derecho y lo que es ms importante a los cambios que exija el progre-so continuo de la Iglesia en la reflexin sobre el designio divino acerca de Ella, ensu caminar a travs de la historia hacia la meta escatolgica. Como ha escritoLombarda:

    El Concilio Vaticano II y especialmente la Const. Lumen Gentium nopuede ser entendido si se prescinde de esa dinamicidad que late en todos sus textoso, si queremos enfrentarnos con la cuestin de una manera radical, nada que hagareferencia a la Iglesia in hoc saeculo tiene sentido, si se pierde la perspectiva esca-tolgica. El Pueblo de Dios es por su propia naturaleza un pueblo peregrinante; lapenetracin de que la Iglesia es capaz, en relacin con su propio Misterio, es pro-gresiva, dinmica. En este sentido, los textos del Vaticano II no pueden ser entendi-dos como algo definitivo, sino como un paso ms verdaderamente importante delcontinuo progreso del Magisterio eclesistico. De aqu, que quien tenga que extraerconsecuencias de ellos, especialmente si hacen referencia a algo tan tpicamentehistrico como es el derecho, deba tener su mirada simultneamente abierta a lasamplias perspectivas de la meta escatolgica y a los concretos signos de los tiem-pos; as las cosas, el jurista y obviamente, tambin el legislador ha de ser cons-ciente de la temporalidad de sus soluciones y, sin embargo, optar por una configu-racin concreta, en la bsqueda de una congruencia con las races mistricas de laconstitucin del Pueblo de Dios13.

    Despus del silencio del Codex de 1917, la cuestin de los derechos de losfieles en la Iglesia ser de nuevo tema de atencin a partir de la dcada de los aos50, a propsito de la inicial preocupacin doctrinal por la existencia o no del dere-cho subjetivo en la Iglesia. La bibliografa es extensa y son bastantes los autoresque de ello se han ocupado; entre ellos podemos citar a Jemolo, Fedele, Ciprotti,Olivero, De Luca, Onclin, Prieto, De Echeverra, Del Giudice, Falco, Metz, Ca-breros De Anta, Van Hove. Otros ms podran citarse pero este muestreo de posi-

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    13. P. LOMBARDA, en el prlogo a la monografa de P.J. VILADRICH, Teora de los derechos funda-mentales del fiel. Presupuestos crticos, Pamplona 1969, pp. XXIII y XXIV.

  • ciones puede servir de ejemplo. A este respecto es muy significativo que el Con-greso Internacional de Derecho Cannico celebrado en Roma en 1950 se dedicasea El Derecho subjetivo y su proteccin en el Derecho cannico 14; sobre todo si te-nemos en cuenta que la gran mayora de las ponencias dedican su atencin prefe-rente a demostrar su existencia y proteccin satisfactoria, quedando ignorada lapreocupacin por ofrecer una teora de conjunto que supusiera una autntica cons-truccin cannica del concepto15. La polmica se centraba, en definitiva, en si losfieles tenan algn derecho. Ya entonces un sector de la canonstica defendi queexistan derechos subjetivos en la Iglesia, sin plantearse siquiera la existencia dederechos fundamentales, aunque ciertamente algn autor us la expresin, inci-dentalmente, ya terminado el Concilio.

    Pero es a raz de los documentos del Vaticano II, cuando la cuestin de losderechos fundamentales del fiel toma carta de naturaleza entre los canonistas, alalentar el Concilio una construccin del derecho cannico a partir del Misterio dela Iglesia. La doctrina se encontraba, como base normativa para el trabajo de cons-truccin del tema que nos ocupa, con unos riqusimos elementos doctrinales: losdocumentos conciliares; en cambio, los principios jurdicos en ellos contenidos sepresentaban en un muy escaso grado de formalizacin.

    Qu hay de los derechos fundamentales del fiel en ese momento jurdicode la Iglesia? La respuesta inmediata, en primera instancia, hay que buscarla en elpropio mbito jurdico-cannico: ni el Codex de 1917, ni la doctrina estrictamentejurdica constituyen fuentes de informacin tiles acerca de los derechos funda-mentales del fiel.

    No es necesario insistir, por una parte, en la parquedad del Codex de 1917al respecto, que supona adems un evidente retroceso en relacin las interesantesy estimables conclusiones de algunos sectores de la doctrina cannica del siglo XIX.Ni en la conocida resistencia de un amplio sector de la doctrina en el ambiente dela codificacin del 1917 a la admisin de verdaderos derechos pblicos subjeti-vos en la Iglesia. Pero aun en el caso de no existir esta resistencia, poda la doc-trina sobre los derechos subjetivos ser considerada como una doctrina vlida paralos derechos fundamentales del fiel?; se estaban refiriendo al mismo fenmenojurdico la doctrina que ha tratado de la cuestin de los derechos subjetivos y elConcilio Vaticano II, cuando habla de los derechos del fiel?

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    14. Vid. Acta Congressus Internationalis Iuris Canonici, Roma 1953.15. Sobre las principales posiciones de la ciencia cannica sobre el derecho subjetivo y sobre su

    evolucin histrica, vid P. J. VILADRICH, Teora de los derechos fundamentales del fiel. Presupuestoscrticos, Pamplona, 1969, pp. 35-112; J.M GONZLEZ DEL VALLE, Derechos fundamentales y derechospblicos subjetivos en la Iglesia, Pamplona 1971, pp. 19-47; J.I. ARRIETA, I diritti dei soggetti nellor-dinamento canonico, en Fidelim Iura, 1 (1991) 9-18.

  • Por otra parte, una nota comn de los comentadores del Codex, es su fideli-dad al mtodo exegtico. La pregunta que podemos formularnos es: Sin una Leyfundamental de la cual hacer exgesis, podan estos comentadores plantearse losproblemas especficos de Derecho constitucional que la temtica exige? Adems,otra nota comn a los canonistas del ambiente romano Wernz y Rivet son excep-cin es el recelo hacia los laicos que respiran sus obras y la nota prevalentementenegativa con el qu lo contemplan16.

    Quizs si la Iglesia hubiese gozado en la poca de elaboracin del Codex deun cuerpo teolgico suficientemente desarrollado y rico en torno al fiel, a su nti-ma insercin en el Misterio de la Iglesia y en la obtencin de los fines de sta, elesfuerzo legislativo, que se diriga a estructurar la comunidad eclesial, se hubierasentido obligado a recoger como uno de los captulos fundamentales de aqullatoda la doctrina relativa al fiel y, en consecuencia, a sus derechos. Como sealaViladrich, el Codex de 1917 en la medida en que se limit a organizar jurdica-mente a la Iglesia desde una perspectiva puramente interna, se mantuvo al margende los problemas jurdicos de fondo que tena planteados la ciencia del derecho deese momento. En este sentido, el derecho cannico del Codex fue ajeno a un trata-miento legislativo de los derechos fundamentales del fiel17.

    Sin embargo, esta ausencia de preocupacin en el mbito jurdico-cannicoen materia de derechos fundamentales del fiel, no sera tal en el Magisterio de laIglesia sobre el hombre y sus derechos fundamentales, como queda claramenteplasmada en su doctrina social doctrina de indudable valor e importantes frutosen el terreno del tratamiento de los derechos fundamentales del hombre en el m-bito secular; conviene recordar, adems, que en la Enc. Pacem in terris, de JuanXIII, se propone incluso una enumeracin de los que deben ser considerados dere-chos fundamentales del hombre Cmo puede explicarse tal disparidad?

    Y es que la codificacin de 1917 supuso un pacfico conjunto normativodestinado a la Iglesia de puertas adentro, y calificable en palabras de Ruffini deinocuo manuale per i parroci ed i confessori18.

    Los principios jurdicos sancionados por el Concilio Vaticano II que sea-lan distintas situaciones jurdicas de los fieles como dimanantes de la constitucindel Pueblo de Dios exigan una mayor formalizacin de la que se deriva de susola inclusin en los documentos conciliares.

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    16. Sobre esta cuestin vid. J. HERVADA, Tres estudios sobre el uso del trmino laico, cit. en nota 4,pp. 179 y ss.

    17. Cfr. P. J. VILADRICH, Teora de los derechos fundamentales..., cit. en nota 15, pp. 21 y ss.18. F. RUFFINI, La codificazione del diritto ecclesiastico, en Scritti giuridici minori, I, Milano

    1936, p. 93.

  • El Concilio ofrece declaraciones abstractas, vinculantes como principios in-formadores (en cuanto se entienden de Derecho divino o manifiestan una voluntadde conformacin histrica hecha por el Concilio ecumnico) y principios directi-vos de la actividad de los fieles y del legislador cannico. Cuestin que tena queser necesariamente afrontada en la reforma del Codex del 17. Era necesario, portanto, reflexionar acerca de las consecuencias de la doctrina conciliar en el campoconcreto de la tcnica jurdica. Desde este punto de vista haba que preguntarseacerca de las nuevas perspectivas que la visin del Vaticano II sobre el fiel abra ala teora general del ordenamiento jurdico cannico. Porque el Concilio sienta lasbases de un derecho cannico nuevo.

    A partir del impacto del Vaticano II, se advierte con claridad el deseo de unarenovacin de la ciencia cannica19. Esta renovacin exiga desprenderse de los vi-cios y defectos acumulados; peda buscar nuevos horizontes, usar nuevos mto-dos. De acuerdo con la sugerencia metodolgica contenida en el Decreto Optatamtotius, se trata de construir el derecho cannico a la luz del Misterio de la Iglesia,es decir, se trata de realizar hic et nunc, a travs del fenmeno jurdico-cannico,aquellas exigencias de justicia explicitadas en el actual grado de reflexin de laIglesia sobre su propia naturaleza y misin universal (cfr. Optatam totius, 16).

    El Vaticano II manifiesta, en su conjunto, un valor jurdico fundamental:como autorreflexin jurdica, el Vaticano II contiene las lneas maestras del futuroderecho cannico, y, como factor de la dinamicidad del Derecho de la Iglesia, pro-mueve la transformacin y renovacin de las estructuras positivas y de las concep-ciones cientficas de la doctrina cannica. Le pide al canonista que al exponer elderecho cannico mire al Misterio de la Iglesia, para encontrar en l su raz y fun-damento. Y es que, el derecho cannico tiene sus ltimas causas en el Misterio dela Iglesia y refleja su ms ntimo ser. La ciencia cannica que alienta el Conciliodeber ser, por tanto, lo suficientemente amplia y progresiva para integrar en sumtodo el espritu conciliar y sus posibilidades de futuro, resolviendo las actualesdistancias entre el derecho cannico, por un lado, y las exigencias de la eclesiolo-ga, del Magisterio y de la realidad vital del Pueblo de Dios, por otro lado.

    La doctrina y la legislacin cannicas en materia de derechos del fielcomo ya hemos sealado mostraban, en ese momento, una clara insuficienciacientfica y un clamoroso silencio legislativo. No haba una doctrina jurdica sobrelos derechos fundamentales del fiel que se adecuase al espritu del Concilio Vati-

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    19. Ciencia cannica nueva que a juicio de Lombarda deber reunir las siguientes cualidades:fundamentacin eclesiolgica; rigor cientfico; profundo conocimiento de la moderna ciencia del de-recho; sentido de la historia; y seguridad en la necesidad eclesial de la funcin del jurista. Cfr. El De-recho en el actual momento de la vida de la Iglesia, en Escritos de Derecho Cannico, II, Pamplona1973, pp. 439-443.

  • cano II, ni poda servir como tal la literatura doctrinal sobre el derecho subjetivocannico.

    El mtodo exegtico, que es el que prima en ese momento, representa unestadio incompleto de la ciencia cannica que dificulta la construccin del nuevoderecho cannico que reclama el Concilio; se hace necesario incorporar el mtodosistemtico, que completa y perfecciona la exgesis20. Esta renovacin metodol-gica ser impulsada por Lombarda, que desde el primer momento adopt el mtodosistemtico. Con Hervada se forja la pureza metdica formal y se adopta la distin-cin en ramas del derecho cannico. Esta escuela llamada posteriormente escue-la de Lombarda se caracteriza por unos rasgos suficientemente conocidos: sercanonista es ser jurista, la pureza metdica formal, el mtodo sistemtico y la di-visin del derecho cannico en ramas.

    Todo lo cual conducir como es conocido a un apasionante debate meto-dolgico sobre el carcter jurdico del derecho cannico21. Y es que, una correctainterpretacin de los derechos fundamentales del fiel slo es posible y coherentedesde una concepcin integradora de qu sea el ordenamiento cannico.

    Como seala Hervada:

    el derecho cannico fue visto durante siglos como disciplina, esto es, como instru-mento en manos de los Sagrados Pastores para conseguir un orden en la Iglesia.Era, podemos decir, ley de la autoridad y cauce de obediencia. Esta visin del dere-cho cannico es parcialmente verdadera, en el sentido de que efectivamente toda le-gislacin tiene en parte esa naturaleza. El problema reside en dar carcter absolutoa tal modo de entender el derecho. Buena es la disciplina, pero el derecho no puedeser slo disciplina. Qu es lo que queda oculto y sin cauces en la concepcin delderecho como disciplina y ley de la autoridad? Los derechos de los fieles y sus m-bitos de libertad. Libertad y derechos cuyo respeto responde al derecho divino, estoes, a la voluntad fundacional de Cristo. Cuando se afirma, con el Nuevo Testamen-to, que ubi Spiritus ibi libertas o que el fiel est constituido in libertatem gloriae fi-liorum Dei, no se est hablando de ausencia de poder y autoridad ni de una irres-ponsable ruptura de vnculos. Se est hablando, en cambio, de esferas deautonoma, de misin propia de los fieles y de carismas impulsados libremente porel Espritu Santo. Si es verdad que el derecho cannico es derecho de disciplina,tambin exige ser un derecho de libertad, una verdadera legislatio libertatis, que ar-

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    20. Sobre el mtodo exegtico y el mtodo sistemtico puede verse J. HERVADA, P. LOMBARDA, ElDerecho del Pueblo de Dios, I, Pamplona 1970, pp. 167 y ss.; IDEM, Introduccin al Derecho Canni-co, en A. MARZOA, J. MIRAS y R. RODRGUEZ-OCAA (coords.), Comentario Exegtico al Cdigo deDerecho Cannico, vol. I, Pamplona 1996, pp. 55 y ss.

    21. Sobre esta cuestin vid. J. ESCRIV IVARS, Appunti per una nozione di diritto canonico, en IusEcclesiae,1 (1990) 23-34.

  • monice autoridad y carismas, libertad y autoridad, derechos de los fieles y ejerciciode la jurisdiccin22.

    Con razn escribe Lombarda que

    las posturas favorables a la formalizacin de los derechos fundamentales en el or-denamiento cannico, cobran a mi juicio toda su fuerza, desde la perspectiva de laconsideracin del derecho cannico al servicio de la promocin de la armona entrelibertad y orden en la comunidad de los creyentes [23]. En este sentido, la defensa delos derechos fundamentales del fiel implica la bsqueda de una tutela de la libertadcristiana eminentemente jurdica, que lleva consigo una aceptacin de la funcindel derecho de la Iglesia, en la que las exigencias histricas se considera que debenser atendidas mediante una adecuada formalizacin del derecho divino natural y po-sitivo [24] congruente con el ritmo del peregrinar del Pueblo de Dios en la histo-ria25.

    4.2. Momentos de la evolucin de la doctrina cannica sobrelos derechos y deberes fundamentales del fiely su proceso de formalizacin jurdico-cannica

    No es mi intencin hacer, en este momento, una historia detallada de los de-bates doctrinales y de la elaboracin de los cnones 208 a 223 del CIC de 1983.Slo deseo recordar y significar a grandes trazos y, por tanto, sin entrar en mati-ces algunos momentos que son de obligado trnsito para entender la evolucin dela doctrina cannica sobre los derechos y deberes fundamentales del fiel y su pro-ceso de formalizacin jurdico-cannica.

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    22. J. HERVADA, Personalidad cientfica de Pedro Lombarda, en Vetera et Nova, II (Pamplona1991) 1045.

    23. Este tema es objeto de un profundo anlisis por parte de P.J. VILADRICH, Teora de los derechosfundamentales..., cit. en nota 15, pp. 282 y ss.

    24. Sobre la explicacin de las relaciones entre Derecho divino y Derecho humano vid. J. HERVA-DA, P. LOMBARDA, El Derecho del Pueblo de Dios, I, cit. en nota 9, pp. 45-56.

    25. P. LOMBARDA, Lecciones de Derecho Cannico, Madrid 1984, pp. 23-24. Este autor ha procu-rado sugerir este planteamiento en varios de sus escritos, vid. especialmente: Estatuto jurdico del ca-tecmeno segn los textos del Concilio Vaticano II, 1969; El derecho en el actual momento de la Igle-sia, 1968; Importancia actual del estudio del Derecho cannico, 1968; Una ley fundamental para laIglesia, 1968; Los derechos fundamentales del fiel, 1969; Relevancia de los carismas personales en elordenamiento cannico, 1969; Los laicos, 1970; Libertad y autoridad en la Iglesia, 1972; Norma yordenamiento jurdico en el momento actual de la vida de la Iglesia, 1976; todos ellos publicados enEscritos de Derecho Cannico, vol. II, Pamplona 1973, pp. 205-267, 433-455,457-477; vol. III, Pam-plona 1974, pp. 1-32, 45-56, 79-105, 167-204 y 471-501; vol. IV, Pamplona 1991, pp. 191-215.

  • 4.2.1. Principia quae codicis iuris canonici recognitionem dirigant

    Ms de treinta aos despus de su formulacin, conviene leer de nuevo losPrincipia quae Codicis Iuris Canonici recognitionem dirigant. Por qu?, porquereflejan la que fue la primera lectura que los peritos escogidos por la Santa Sedepara la Comisin revisora del Cdigo hicieron de lo que podramos llamar la di-mensin jurdica del Concilio Vaticano II.

    Los Principia constituyen un documento relativamente breve, que consta dediez puntos, sometidos por la Comisin de reforma del Cdigo al primer Snodo delos Obispos y estudiado por ste entre los das 30 de septiembre y 4 de octubre de1967, siendo aprobado por amplia mayora. Al constituir uno de los primeros traba-jos de la Comisin revisora, supone en lo sustancial un diagnstico del significadodel Vaticano II, desde una perspectiva jurdica. Sin grandes modificaciones, la Co-misin fue fiel a dichos Principios a travs de los mltiples Esquemas preparatorioshasta llegar al ltimo Proyecto y la redaccin definitiva del vigente Cdigo.

    El Principio directivo n 6 intuy la estrecha relacin que existe entre laproclamacin y tutela de los derechos fundamentales del cristiano y el rgimen ju-rdico del ejercicio del poder; de aqu que aludiera a ambas cuestiones, relaciona-das entre s. Sin embargo, a la hora de deducir de estas consideraciones concretaspropuestas de lege ferenda, el citado principio se cea al tema de los derechosfundamentales.

    4.2.2. Una primera teora de los derechos fundamentales del fiel

    El primer intento de construir una teora de los derechos fundamentales delfiel fue la monografa de Viladrich (1969)26, donde el autor propone una teora ju-rdica coherente de los derechos fundamentales del fiel, concebidos desde unpunto de vista material como explicitaciones subjetivas de la voluntad fundacio-nal de Cristo implcitas en la condicin ontolgico-sacramental del fiel, consis-tentes en esferas de autonoma (filiacin divina) y esferas de actuacin (sacerdociocomn).

    Lo que permite a Viladrich formular esta afirmacin es la comprensin deque el ncleo constitucional de la condicin de fiel viene definido por dos funda-

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    26. P.J. VILADRICH, Teora de los derechos fundamentales..., cit en nota 15. De este mismo autor esde gran inters, La declaracin de derechos y deberes de los fieles, en AA.VV., El proyecto de ley fun-damental de la Iglesia, Pamplona 1971; La distinzione essenziale sacerdozio comune sacedozio mi-nisteriale e i principi di uguaglianza e di diversit nel diritto costituzionale canonico moderno, en IlDiritto ecclesiastico, I (1972) 120 y ss.

  • mentales coordenadas de Derecho divino, subrayadas eficazmente por el ConcilioVaticano II. Una de ellas es el dato de que la condicin de fiel es de libertad y digni-dad, puesto que el Pueblo de Dios tiene por condicin la dignidad y libertad de loshijos de Dios (Lumen gentium, 9); otra que esa dignidad y esa libertad no es unacondicin esttica y pasiva, para el goce de una posicin cerrada en s misma, sinoque se explica en funcin de la corresponsabilidad que todos los fieles tienen en laedificacin de la Iglesia y en el cumplimiento de su fin (cfr. Lumen gentium, 32).

    Este autor nos ofrece, adems, un elenco o lista de posibles derechos de losfieles en una futura formalizacin legal. Si comparamos hoy aquella sugerenciadoctrinal de Viladrich y los actuales cnones, es fcil apreciar que el germen ya es-taba all. Veamos:

    Enumeracin de los derechos fundamentales del fiel segn Viladrich27

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    27. IDEM, Teora de los derechos fundamentales..., cit. en nota 15, pp. 395-397.28. En el marco genrico de este derecho, deben contemplarse cuantos afectan a la vida comunita-

    ria y a los fines eclesiales. As, el derecho a participar en las celebraciones litrgicas, derecho a co-laborar con la actividad apostlica de la jerarqua, el derecho a asumir cargos eclesisticos, derechoa intervenir en las metas coyunturales de la Iglesia (ecumenismo, por ejemplo). Incluso el derecho-deber de subvenir a las necesidades materiales de las obras apostlicas, del culto divino, del sustentode los ministros y, en general, de los fines eclesiales, segn las condiciones de cada uno).

    Derecho a los bienes espirituales de la Iglesia y a los auxilios necesarios para la salvacin(sacramentos, Palabra de Dios, etc.).

    Derecho a participar activamente en la vida y fines de la Iglesia28. Derecho a una propia espiritualidad. Derecho al propio rito. Derecho al ejercicio integral de los carismas personales. Derecho al libre seguimiento de la propia vocacin eclesial (ministro sagrado, laico y religioso). Derecho al propio apostolado. Derecho de peticin a la jerarqua. Derecho a manifestar libremente y pblicamente la propia opinin sobre materias que afec-tan al bien comn de la Iglesia.

    Derecho a la informacin. Derecho a la educacin cristiana, incluso la ms especializada. Derecho a la justa libertad de investigacin de las ciencias sagradas y manifestacin de susresultados.

    Derecho a ensear las ciencias sagradas. Derecho a la libre asociacin eclesial. Derecho a la justa autonoma en lo temporal.

  • 4.2.3. La Lex Ecclesiae Fundamentalis

    Los estudios y debates doctrinales a propsito del proyecto legislativo de lallamada Ley fundamental de la Iglesia se inician en los aos sesenta y se desarro-llan a lo largo de los setenta y an hoy son objeto de atencin cientfica.

    Como es sabido, Pablo VI en una alocucin de 20 de noviembre de 1965plante la posibilidad de que, adems de los Cdigos cannicos latino y oriental,se promulgara tambin un Cdigo fundamental, cuyo contenido fuera el Derechoconstitutivo de la Iglesia. Esta sugerencia papal dio ocasin a una serie de estu-dios, en los que se analiz la oportunidad y eventualidades de ese tercer Cdigo,que bien pronto fue denominado, tanto en la bibliografa cannica como en losproyectos oficiales, Ley fundamental de la Iglesia, y en la fase ms evolucionadade la redaccin de los proyectos, Ley cannica fundamental de la Iglesia Catlica.

    Un amplio sector de la canonstica de la poca de acusada sensibilidad ju-rdico-cannica y amplia formacin teolgica vio en la sugerencia de Pablo VIuna va para la formalizacin de la constitucin de la Iglesia que, adems de des-arrollar los principios de la constitucin divina de la Iglesia, utilizase las tcnicasdel derecho constitucional moderno para garantizar la tutela de los derechos fun-damentales de los fieles y para el establecimiento de un rgimen jurdico del ejer-cicio del poder. Esta direccin doctrinal propona que la Ley fundamental, al asu-mir el mximo rango en el sistema normativo de la Iglesia, asegurara laprevalencia del derecho constitucional respecto del resto del derecho cannico.

    Aunque nunca lleg a promulgarse una Ley Fundamental de la Iglesiapara la que se elaboraron varios proyectos oficiales entre 1965 y 1980, el vigen-te CIC permite detectar en su texto algunos principios constitucionales; entre ellosdestaca la comn condicin de fiel y los consiguientes derechos y deberes funda-mentales (cfr. cc. 208-233), el sometimiento a derecho del ejercicio de la potestadde rgimen y la distincin de funciones (cfr. cc. 221, 135, 391), el principio de le-galidad en la formacin de los actos normativos (cfr. cc. 33, 34) y singulares (cfr.c. 38) de la potestad ejecutiva, as como su revisin judicial (cfr. cc. 221 1, 57,128, 149 2 y 1400 2). Sin embargo, la definitiva redaccin del CIC de 1983 nocontiene normas sobre la organizacin y procedimiento de los tribunales adminis-trativos.

    Como subraya Cenalmor en su interesante y muy documentada monogra-fa sobre la Ley fundamental de la Iglesia, el elenco de los deberes y derechos delos fieles del CIC 83 es deudor, a excepcin del c. 209 y del c. 222 2, del, hastaahora, aplazado sine die proyecto de Lex Ecclesiae fundamentalis. Y es que losdiecisis cnones del 9 al 24 sobre los deberes y derechos fundamentales de losfieles del Schema postremum de la mencionada Lex Ecclesiae fundamentalis en

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

  • 4.2.4. Doctrina cannica posterior

    Los documentos conciliares inspiraron profundamente la extensa y deobligada consulta produccin bibliogrfica de Hervada y Lombarda: tanto la re-lativa al estudio del concepto de ordenamiento cannico y las bases del derecho

    ocasiones con breves retoques se encuentran hoy en el actual CIC, integrandoprcticamente todo el Ttulo I de la Parte I de su Libro II29.

    Enumeracin de los derechos fundamentales del fiel segnproyecto de Lex Ecclesiae Fundamentalis

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    29. Vid. D. CENALMOR, La Ley fundamental de la Iglesia. Historia y anlisis de un proyecto legis-lativo, Pamplona 1991, p. 274. Adems de la citada por este autor, entre la amplsima bibliografa so-bre la Lex fundamentalis vid. las siguientes obras colectivas: AA.VV., El proyecto de ley fundamen-tal de la Iglesia, texto y anlisis crtico, Pamplona 1971; AA.VV., Legge e Vangelo, discussione su unalegge fondamentale per la Chiesa, Brescia 1972; AA.VV., Lex Fundamentalis Ecclesiae. Atti della ta-vola rotonda a cura di Attilio Moroni, Macerata 12-13 ottobre 1971, Milano 1973; AA.VV., Conven-tus canonistarum hispano-germanus Salmanticae diebus 20-23 Januarii habitus. De lege Ecclesiaefundamentalis condenda, Salamanca 1974; AA.VV., Lex Ecclesiae Fundamentalis, Roma 1974.

    derecho al apostolado personal (cfr. c. 11) derecho de peticin (cfr. c. 12, 2) derecho a la libertad de expresin y de opinin pblica en la Iglesia (cfr. c. 12, 3) derecho a los bienes espirituales (cfr. c. 13) derecho al propio rito y el derecho a la propia espiritualidad (cfr. c. 14)

    Derechos y derecho de asociacin y el derecho de reunin (cfr. c. 15)Facultades derecho a promover empresas apostlicas y el derecho de iniciativa (cfr. c. 16)

    derecho a una educacin cristiana (cfr. c. 17, 1) derecho a la libertad de investigacin y a manifestar sus resultados (cfr. c. 18) derecho a la libre eleccin del estado de vida (cfr. c. 19) derecho a la intimidad y a la buena fama (cfr. c. 20) derecho a la legalidad penal (cfr. c. 21) derecho a actuar y defenderse en juicio (cfr. c. 22). deber de buscar la santidad (cfr. c. 10) deber de promover la evangelizacin (cfr. c. 11)

    Deberes deber de obedecer a la enseanza y rgimen de los pastores (cfr. c. 12, 1) deber de los padres de educar cristianamente a los hijos (cfr. c. 17 2) deber de respetar la intimidad y la buena fama de los dems (cfr. c. 20) deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades (cfr. c. 23)

  • constitucional cannico, como la especficamente referida a la posicin constitu-cional del fiel, los derechos fundamentales, y las consecuencias jurdicas del prin-cipio de variedad y la autonoma privada en la Iglesia. Y los trabajos de Viladrich,Del Portillo, Corecco, Rouco Varela, Alberigo, Gonzlez Del Valle, Forns, Reta-mal, Lo Castro, Lariccia, Barberini, Rahner y otros ms, que sera extenso sealaraqu. Sin olvidar los estudios del II Congreso Internacional de Derecho Cannico,celebrado en Miln en 1973, sobre Persona y ordenamiento en la Iglesia.

    Los debates y literatura cientfica del IV Congreso Internacional de DerechoCannico celebrado en Suiza en 1980, sobre Los Derechos fundamentales del cris-tiano en la Iglesia y en la Sociedad, en cuyas actas queda suficientemente reflejadoel estado y posiciones de la doctrina cannica sobre la cuestin30, en gran medida, consus virtudes y defectos, determinarn la redaccin definitiva del CIC en esta materia.

    Es obvio que la resea de los esfuerzos doctrinales, individuales y colecti-vos, de la canonstica postconciliar en este tema podra ser mucho ms amplia quela aqu citada; pero como hemos advertido, slo tratamos de subrayar momentosde decantacin cientfica que, a nuestro entender, han tenido una significada reper-cusin en la doctrina jurdico-cannica posterior.

    Por otra parte, conviene sealar y significar que el debate sigue vivo, comolo demuestra la amplia produccin bibliogrfica postcodicial resultado de trabajosindividuales y esfuerzos colectivos (congresos, seminarios, revistas, etc.) sobre lacuestin que nos ocupa. A ttulo de mero ejemplo, basta resear el VI Congreso In-ternacional de Derecho Cannico (Munich 1989), sobre El elemento asociativoen la Iglesia; el VIII Congreso Internacional de Teologa de la Universidad de Na-varra (Pamplona 1987), sobre La misin del laico en la Iglesia y en el Mundo; elV Coloquio Jurdico de la Universidad Lateranense (Roma 1983), sobre Los de-rechos fundamentales de la persona humana y la libertad religiosa; el SeminarioInternacional de Derechos de los Fieles (Pamplona 1991); la amplia bibliografaresidenciada en las revistas de nuestra especialidad (Ius Canonicum, Ius Ecclesiae,Revista Espaola de Derecho Cannico, etc); la creacin en 1991, por Hervada, deFidelium Iura, revista sobre derechos y deberes fundamentales del fiel; etc.

    4.3. Los derechos fundamentales surgen de la hermenutica de los textosconciliares

    La nocin de derecho fundamental del fiel es impensable al margen del de-recho cannico. Los derechos fundamentales del fiel no son un transplante de unos

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    30. Vid. AA.VV., Les droits fondamentaux du Chrtien dans lEglise et dans la societ, Friburgo 1981.

  • conceptos jurdicos seculares al Derecho cannico, sino una teora originalmentecannica, basada sobre la eclesiologa del Concilio Vaticano II. Los derechos fun-damentales surgen de la hermenutica de los textos conciliares, en cuanto stosnos muestran el ser de la Iglesia y el ser del fiel31.

    La categora de los derechos fundamentales del fiel es algo que se ha deducidodirectamente de las enseanzas del Concilio: del principio de igualdad y de la dignitasy libertas de los hijos de Dios. Nace, pues, de contemplar la condicin de fiel la con-dicin bautismal en su radicalidad, segn el Magisterio de la Iglesia en este casode un concilio ecumnico; en otras palabras es una deduccin teolgica, o desdeotra perspectiva es una deduccin de Teora Fundamental del Derecho Cannico32,que es la disciplina que estudia el derecho cannico en su directa e ntima cone-xin con el Misterio de la Iglesia.

    Los derechos fundamentales del fiel son derechos innatos iura nativa,esto es, inherentes a la condicin de libertad y dignidad del fiel. Y como el Conci-lio afirma que esa dignitas y libertas son la condicin del Pueblo de Dios (Lumengentium, 9), es obvio que se trata de derechos constitucionales. Qu quiere decirque stos son constitucionales?, pues que forman parte de la constitucin de laIglesia. Qu otro sentido podra tener decir que el Pueblo de Dios tiene por con-dicin la dignidad y libertad de los hijos de Dios? Qu condicin es sa, califica-da de la condicin propia del Pueblo de Dios, sino la condicin constitucional?33.

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    Javier Escriv Ivars

    31. M. BLANCO, El origen de los derechos fundamentales del fiel, en Escritos en honor de JavierHervada, Ius Canonicum, vol. especial (1999) 207-218.

    32. La idea de interrogacin del Misterio de la Iglesia, desde la perspectiva del jurista, como basepara la comprensin de la Teora Fundamental del Derecho Cannico, fue propuesta por Viladrich ensu comunicacin al Congreso Internacional de Derecho Cannico, celebrado en Roma en 1970; vid.Hacia una Teora fundamental del Derecho Cannico, en Ius Canonicum, 10 (1970) 5-66. Para unacomprensin del estatuto epistemolgico de la Teora Fundamental del Derecho Cannico es funda-mental la aportacin de Hervada; vid. El Derecho del Pueblo de Dios, I, Introduccin. La constitucinde la Iglesia, Pamplona 1970, pp. 145 y ss.

    33. Vid. J. HERVADA, Los derechos fundamentales del fiel a examen, en Fidelim Iura, 1 (1991)226 y ss. El Concilio Vaticano II anuncia con fuerza que este Pueblo mesinico, tiene como condicinla dignidad y libertad de los hijos de Dios (Lumen gentium, 9). El Pueblo de Dios es adems una co-munidad social, jurdicamente estructurada, pues Cristo dot a la Iglesia de medios aptos de unin vi-sible y social (Lumen gentium, 9). Esto implica poner en primer lugar los derechos del fiel, o como seha dicho certeramente que esa condicin fundamental del Pueblo de Dios ha de tener una dimensin yuna plasmacin jurdica determinada. La dignitas es personalidad. Significa que los miembros del Pue-blo de Dios no son individualidades que unidas componen ese Pueblo, sino personas: personae in Ec-clesiae Christi. Su condicin de hijos de Dios les constituye en una personalidad sobrenatural, que serefleja en el Derecho de la Iglesia en ser sujeto de los iura et officia christianorum (A. DEL PORTILLO,Fieles y laicos..., cit., p. 60). Es lgico que la traduccin jurdica de la dignidad ontolgica sea la de sertitular de derechos, innatos al carcter bautismal. Si en el plano natural la dignidad de la persona huma-na comporta que el hombre es sujeto de derecho y titular de derechos naturales, en el plano sobrenatural

  • 4.4. Fundamento y ttulo de los derechos fundamentalesEl sacramento que constituye al hombre en fiel es el bautismo; y el estatuto

    jurdico del fiel est formado por el conjunto de derechos y deberes que se fundanen la participacin en Cristo que el carcter bautismal comporta.

    Por el carcter bautismal, el fiel se inserta en la Iglesia y recibe el conjuntode derechos y deberes fundamentales, que el CIC vigente recoge en los cnones208 a 231. El bautismo opera as a modo de hecho jurdico, que produce el funda-mento y el ttulo de los derechos y deberes fundamentales del fiel, que es el carc-ter bautismal. Por la potencia activa y pasiva que contiene dicho carcter, el fielqueda capacitado para recibir los medios para su salvacin y la misin apostlicaque le es propia; ambas cosas aparecen como iura et obligationes de ndole jurdi-ca34.

    El conjunto de derechos y deberes que nacen de la condicin de fiel, comoexigencias jurdicas del carcter bautismal, en virtud del Derecho divino, recibenel nombre de derechos y deberes fundamentales del fiel y son los que constituyenel ncleo bsico del estatuto jurdico de los fieles.

    Los titulares de los derechos fundamentales son, por tanto, todos y cada unode los fieles, y los tienen, tanto respecto de los dems fieles como ante la organi-zacin jerrquica35.

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    implica una nueva dimensin de la personalidad jurdica, en cuya virtud el bautizado es sujeto de dere-cho en el orden sobrenatural de la lex gratiae de la Iglesia o Pueblo de Dios y titular de unos dere-chos inherentes a las realidades sobrenaturales ontolgicas del ser cristiano, a la dignidad del cristiano,son los iura fundamentalia (J. HERVADA, cit., pp. 60-65). Vid. adems, J. HERVADA, Elementos de Dere-cho constitucional cannico, Pamplona 1987; D. TIRAPU, Los derechos del fiel como condicin de dig-nidad y libertad, en Fidelium Iura, 2 (1992) 31-54; J. FORNS, El principio de igualdad en el ordena-miento cannico, en Fidelium Iura, 2 (1992) 113-144; L. NAVARRO, Il principio costituzionale diuguaglianza nellordinamento canonico, en Fidelium Iura, 2 (1992) 145-163.

    34. Cfr. J. ESCRIV IVARS, Appunti per una nozione di diritto canonico, cit. en nota 21.35. Los derechos fundamentales del fiel no son, ni pueden ser, esferas de accin individualista, de-

    fensas aislantes frente a la comunidad cristiana, ni mucho menos esferas de insolidaridad. Por el con-trario son: expresiones del sentido liberador de la redencin, que genera en el fiel la participacin enla libertad cristiana (libertad de los hijos de Dios) y que le otorga unos mbitos de responsabilidadpersonal; manifestaciones de la condicin de fiel como miembro activo de la comunidad cristiana, enla que se integra activamente a travs de estos derechos en cuanto le dan una esfera de responsabili-dad social; explicitaciones y garantas, tanto de la accin de Espritu en cuanto acta directamente enlos fieles, como del carcter personalsimo de la respuesta del fiel a esta accin. Cfr. J. HERVADA, Ele-mentos de Derecho Constitucional, Pamplona 1987, p. 104.

  • 4.5. Se puede hablar de los derechos fundamentales del fiel sin subrayarla ruptura de la concepcin estamental? El principio de igualdady el principio de variedad

    El Cdigo vigente, siguiendo muy de cerca los principios doctrinales delConcilio Vaticano II, ha sustituido el antiguo libro De personis del CIC de 1917 por elDe Populo Dei (Libro II), en el que resulta fundamental la nocin de christifidelis:miembro del Pueblo de Dios con una condicin bsica comn a todos, es decir, unacondicin de radical igualdad derivada del bautismo, nicamente matizada por la di-ferenciacin derivada de la participacin en la comn misin de la Iglesia, segn lapersonal vocacin y los consiguientes reflejos en la condicin jurdica subjetiva.

    La proclamacin del principio de igualdad comporta la ruptura de la con-cepcin estamental. No hay en la Iglesia como hemos sealado ms arriba duaevitae, sino una sola vida: la vida espiritual; no hay duo populi, sino un solo pueblo:el pueblo de Dios; no hay duo genera christianorum, sino un solo gnero de cris-tianos: los fieles.

    Cuntos han entendido que la concepcin estamental de la Iglesia la con-cepcin de sta como societas inaequalis dividida por estados o estamentos, hahecho crisis con el principio de igualdad proclamado por el Concilio y que la divi-sin por estados debe sustituirse por la distincin de funciones? Se puede hablarde los derechos fundamentales del fiel sin subrayar la ruptura de la concepcin es-tamental? Pueden entenderse los derechos fundamentales del fiel sin la reflexinque sobre la Iglesia ha realizado el Concilio Vaticano II? Puede entenderse la lla-mada universal a la santidad desde una mentalidad estamental?36.

    Recordemos los trminos del c. 204 con que se abre el Libro II, dedicado alPueblo de Dios. En este texto legal se afirma, en un orden lgico de ideas, lo si-guiente: a) que la Iglesia es el Pueblo de Dios; b) que los miembros de este Pue-blo, llamados fieles cristianos christifideles, se integran en el mismo por el bau-tismo; c) que ello les hace participes, a cada uno segn su modo propio, de lafuncin sacerdotal, proftica y real de Cristo, cada uno segn su propia condicin;y d) que, en consecuencia, todos ellos son llamados a desempear la misin queDios encomend cumplir a la Iglesia en el mundo.

    Por consiguiente, como seala Forns, las nociones fundamentales que de-ben tenerse en cuenta no son las relacionadas con el status estamento, clases depersonas, sino con: a) la nocin de fiel, que conecta con el principio de igualdad;b) la nocin de vocacin personal, que conecta con el principio de variedad; c) la

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    36. Sobre estas cuestiones vid. J. HERVADA, Pensamientos de un canonista en la hora presente, cit.en nota 10; IDEM, Los derechos fundamentales del fiel a examen, cit. en nota 33, pp. 197-248.

  • misin nica en la iglesia, que conecta tambin con el principio de igualdad; d) la di-ferenciacin funcional, que conecta con el principio jerrquico y tambin con elprincipio de diversidad consiguiente a las distintas vocaciones personales y a losmultiformes carismas del Espritu Santo; y e) la nocin de condicin jurdica subje-tiva, esto es, los reflejos en la vida personal de las exigencias que comporta el des-empeo de una determinada funcin en la Iglesia y, en suma, el conjunto de circuns-tancias determinativas o modificativas de la capacidad de obrar de las personas37.

    La sistematizacin de la doctrina sobre la Iglesia, que ha llevado a cabo elVaticano II en la Constitucin dogmtica Lumen gentium, nos muestra de maneraclara que para comprender la funcin de los fieles hay que conjugar armnicamen-te dos principios: el principio de igualdad y el principio de variedad (Lumen gen-tium, 32). Igualdad de todos los fieles por la comn pertenencia al Pueblo de Dios,basada en la participacin en el nico sacerdocio de Cristo. Variedad, porque la ri-queza de matices de la vida de la Iglesia exige diversidad de ministerios.

    4.5.1. Unidad en la diversidad: igualdad no es igualitarismo

    Junto al principio de igualdad existe el principio de variedad: no todos losfieles marchan por el mismo camino, no todos tienen las mismas gracias y caris-mas, ni todos tienen el mismo estado de vida. Todo esto es evidente.

    El principio de igualdad y el principio de variedad son, pues, dos principiosbsicos de la constitucin del Pueblo de Dios. Todos los bautizados estn igual-mente llamados a la plenitud de la santidad, que es la misma para todos, y todosestn igualmente llamados al apostolado comn (cfr. Lumen gentium, 32, 41).

    Si la santidad y el apostolado son, en cuanto a su sustancia y a sus fines,iguales para todos, hay, en cambio, una gran variedad en los modos y formas de al-canzarlos, en los estados y condiciones de vida y en las vocaciones particulares yespecficas (cfr. Lumen gentium, 32).

    En virtud del principio de igualdad, todos los que pertenecen al Pueblo deDios reciben un mismo nombre: el de fieles (fieles cristianos o christifideles), y to-dos gozan igualmente de una condicin comn, que se llama el estatuto jurdicodel fiel, al cual se refiere el CIC.

    El principio de igualdad no supone que no exista en la Iglesia la distincinesencial entre el sacerdocio comn y el sacerdocio ministerial que desde luego exis-te, ni la diversidad de gracias y carismas, ni la distincin entre seculares y religiosos,ni entre fieles comunes y corrientes y fieles de vida consagrada. Hay, evidentemente,

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    37. J. FORNS, El principio de igualdad en el ordenamiento cannico, cit. en nota 33, p. 143.

  • clrigos y no clrigos, religiosos y seculares, consagrados y fieles comunes. Hay di-versidad de caminos y distincin de condiciones de vida, como hay Pastores y fieles.

    Lo que supone el principio de igualdad es que no hay clases o especies defieles, clases o especies de personas, clases o especies de cristianos. Eso es lo queno hay. Existe un principio de igualdad compatible con la distincin jerrquica ycon el principio de variedad en el que todos son igualmente fieles e igualmentecristianos. En este plano se da la vocacin universal a la santidad y una accin co-mn de todos en orden a la edificacin del Cuerpo de Cristo. En esto todos, abso-lutamente todos, son iguales.

    De esta igualdad radical y fundamental de todos los fieles, emerge la conse-cuencia de establecer un estatuto jurdico comn del fiel, una posicin jurdica b-sica, una condicin constitucional acorde con ese principio de igualdad.

    Concluyendo, en lo que se refiere al principio de igualdad, podemos afir-mar que en cuanto a la condicin de fiel que comporta una igual dignidad y liber-tad, una misma llamada a la santidad y una corresponsabilidad en la misin de laIglesia y en cuanto al estatuto jurdico comn cuyo principal exponente son losderechos y deberes de los fieles no cabe hablar de desigualdad, sino todo lo con-trario: son todos iguales, por la cristoconformacin del bautismo.

    4.5.2. El principio de variedad: radical y constitucional legitimidadde la diversidad de formas de espiritualidad y de apostolado

    El principio de variedad que es un principio constitucional atae a la di-versidad de caminos y de modos que pueden seguir los fieles para tender a la san-tidad y para ejercer el apostolado propio de ellos. La variedad se plasma en la le-gitimidad de la diversidad de las formas de espiritualidad y apostolado y en lalibertad para elegirlas.

    El principio de variedad debe ser correctamente delimitado. Con frecuenciaen ese principio se incluye el principio jerrquico con la distincin clrigo-laico.Con ello se confunden dos cosas que son distintas: la variedad en el plano de lacondicin de fiel y la distincin Pastores-fieles. El principio de variedad se refiereal primer caso, es decir, a la condicin de fiel. Otra cosa es la constitucin jerr-quica de la Iglesia y, con ella, la existencia de la organizacin eclesistica38.

    De ello resulta: en primer lugar, que el principio de variedad significa la ra-dical y constitucional legitimidad de la diversidad de formas de espiritualidad y deapostolado. En segundo trmino, que dicho principio implica la libertad de elec-cin, que no puede ser coartada. Hay, pues, una igualdad fundamental junto a unadiversidad funcional.

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    38. J. HERVADA, Pensamientos. de un canonista..., cit. en nota 10, p. 90.

  • Si me asusta lo que soy para vosotros, tambin me consuela lo que soy convosotros. Para vosotros soy obispo, con vosotros soy cristiano. Aquel nombre ex-presa un deber, ste una gracia; aqul indica un peligro, ste la salvacin (SanAgustn, Serm. 340, I: PL, 38, 1484)

    4.6. El catlogo de derechos y deberes fundamentales del Cdigode Derecho Cannico de 1983

    Los principales derechos y deberes fundamentales del fiel, as como otros queno son propiamente derechos fundamentales, vienen recogidos en los cc. 208 y ss.

    Enumeracin de los derechos y deberes de todos los fieles segnel Cdigo de Derecho Cannico de 1983

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    39. Precisamente bajo el pontificado de Juan Pablo II se abri un camino especfico de tutela deeste derecho, tras la crisis que produjo el cisma del Obispo Lefebvre, mediante la creacin de la Pon-tificia Comisin Ecclesia Dei. Adems, en los primeros meses del pontificado de Benedicto XVI sehan producido importantes avances para superar el cisma provocado por los fieles tradicionalistas. Cf.J. LANDETE, La atencin pastoral de los fieles tradicionalistas: garantas para su plena insercin enla communio eclesistica, en Fidelium iura, 11 (2001) 169-192.

    Derechos

    derecho al apostolado personal (cfr. c. 211) derecho de peticin (cfr. c. 212, 2) derecho a la libertad de expresin y de opinin pblica en la Iglesia (cfr. c. 212, 3) derecho a los bienes espirituales (cfr. c. 213) derecho al propio rito39 y el derecho a la propia espiritualidad (cfr. c. 214) derecho de asociacin y el derecho de reunin (cfr. c. 215) derecho a promover empresas apostlicas y el derecho de iniciativa (cfr. c. 216) derecho a una educacin cristiana (cfr. c. 217) derecho a la libertad de investigacin y a manifestar sus resultados (cfr. c. 218) derecho a la libre eleccin del estado de vida (cfr. c. 219) derecho a la intimidad y a la buena fama (cfr. c. 220) derecho a actuar y defenderse en juicio (cfr. c. 221)

    Deberes

    deber de mantener la comunin eclesistica (cfr. c. 209) deber de buscar la santidad (cfr. c. 210) deber de promover la evangelizacin (cfr. c. 211) deber de obedecer a la enseanza y rgimen de los pastores (cfr. c. 212) deber correlativo al derecho natural de respetar la buena fama y la intimidad delos dems (cfr. c. 220)

    deber de ayudar a la Iglesia en sus necesidades (cfr. c. 222, 1) deber de promover la justicia social y ayudar a los pobres (cfr. c. 222, 2)

  • Conviene ahora sealar algo obvio; pero que, precisamente por obvio, nece-sita ser recordado: varn y mujer son jurdicamente iguales 41. Esto es, la condi-

    Este elenco de derechos y deberes se cierra con un canon el c. 223 en elque se sealan los lmites al ejercicio de los derechos, que no son otros que el biencomn de la Iglesia y los derechos ajenos y sus deberes respecto a otros. Al mismotiempo, la autoridad eclesistica puede regularlos en atencin al bien comn.

    Pero el CIC 83 despus de declarar los derechos y deberes fundamentales delfiel, dedica ocho cnones cc. 224 y ss. a los derechos, deberes y capacidades dellaico40.

    Enumeracin de los derechos, deberes y capacidades del laico

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    Javier Escriv Ivars

    40. Vid. E. OLMOS ORTEGA, La capacidad jurdica del laico para el desempeo de cargos eclesisti-cos, en Escritos en honor de Javier Hervada, Ius Canonicum, vol. especial (199) 207-218; IDEM, Lai-cos y oficios eclesisticos, en Revista Espaola de Derecho Cannico, 58/151 (2001) 557-575.

    41. Los pronunciamientos del Papa Juan Pablo II no dan lugar a dudas. Al respecto y por todos, vid.Carta Apostlica Mulieris dignitatem, de 15 de agosto de 1988. Tambin los Dicasterios han incidido re-cientemente en esta igualdad radical; cfr. Carta a los Obispos de la Iglesia Catlica sobre la colabora-cin del hombre y la mujer en la Iglesia y el mundo, de 31 de mayo de 2004. Para un examen de los dis-tintos documentos pontificios sobre esta materia, vid. M.E. OLMOS, La consideracin de la mujer en losdocumentos de la Iglesia, en Revista Espaola de Derecho Cannico, 55/144 (1998) 233-254.

    Derechos

    derecho a hacer apostolado (cfr. c. 225) derecho a la libertad y autonoma en los asuntos temporales (cfr. c. 227) derecho de recibir formacin y grados acadmicos (cfr. c. 229 1) derecho a recibir la conveniente retribucin, seguridad social, etc., en funcin desu cargo (cfr. c. 231 2).

    Deberes

    deber de hacer apostolado (cfr. c. 225) deber de los casados de edificar el Pueblo de Dios a travs del matrimonio y la fa-milia (cfr. c. 226, 1)

    deber de los padres de educar cristianamente a los hijos (cfr. c. 226 2) deber de adquirir la formacin requerida para su cargo (cfr. c. 231 1)

    Capacidades

    capacidad para desempear oficios eclesisticos (cfr. c. 228 1) capacidad para ser peritos, consejeros y formar parte de consejos ad normam iuris(cfr. c. 228 2)

    capacidad para recibir los ministerios de lector y aclito y suplir a los ministros enalgunas funciones litrgicas (cfr. c. 230)

  • cin jurdica de la mujer en la Iglesia es igual a la del varn en cuanto fiel 42. Laigualdad afecta primordialmente a los aspectos capitales del designio de salvacin:una misma filiacin divina, una misma consagracin bautismal (el sacerdocio co-mn de los fieles), una misma universal llamada a la santidad, una misma y comnresponsabilidad en la nica misin de la Iglesia (extender el Reino de Cristo); perono slo afecta a estos aspectos, sino tambin a los elementos propios del mundo:no existe en Cristo y en la Iglesia ninguna desigualdad por razn de la raza o de lanacionalidad, de la condicin social o del sexo (cfr. Lumen gentium, 32)43.

    Sin pretender hacer una exgesis completa y detenida de cada uno de lostextos legales enumerados, recogemos aqu algunas observaciones buscando ponerde relieve los que constituyen, a nuestro entender, los principales centros de aten-cin sobre la temtica general de los derechos-deberes de los laicos.

    Uno de los principales problemas que plantean estos cnones es su indefini-cin, en el sentido de que no resulta fcil determinar por qu se presentan comoderechos-deberes especficos de los fieles-laicos, cuando todos podran estar enlos cnones dedicados a todos los fieles, ya que no son sino una explicitacin dealgunos derechos y deberes fundamentales de los fieles, ya enumerados en los c-nones 209 y ss.

    Si en virtud del principio de igualdad todos los bautizados gozan de unacondicin comn el estatuto jurdico de fiel formada por el conjunto de dere-chos y deberes que se fundan en la cristoconformacin por el bautismo, no care-ce de sentido distinguir unos derechos y deberes fundamentales de todos los fielesy otros especficos de los laicos?

    Por el principio de igualdad todos los bautizados son igualmente fieles y losderechos y deberes que por fundamentales, dimanan del bautismo, son para to-dos los fieles los mismos y tienen idntica fuerza y exigibilidad. En consecuencia,no parece congruente que se enumeren una serie de derechos y deberes fundamen-tales exclusivos de los laicos, ya que, si son fundamentales deben aplicarse a todoslos fieles sin distincin.

    La dignidad cristiana, lo mismo que la dignidad humana, es fuente y raz deunos derechos y deberes fundamentales en orden a la comn vocacin a la santi-dad y en orden a la dilatacin del Reino de Cristo: estos son los iura et officia

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    42. J.I. BAARES, La consideracin de la mujer en el ordenamiento cannico, en Ius Canoni-cum, 51 (1986); IDEM, El papel de la mujer en la Iglesia, en AA.VV., La misin del laico en la Igle-sia y en el mundo, Pamplona 1987; M. BLANCO, La mujer en el ordenamiento cannico, en Ius Ec-clesiae, 4 (1992).

    43. P. J. VILADRICH, La distinzione essenziale sacerdozio comune sacedozio ministeriale e i prin-cipi di uguaglianza e di diversit nel diritto costituzionale canonico moderno, cit. en nota 26.

  • christianorum. Y esta situacin es comn a todos los fieles, cualquiera que sea sumisin en la Iglesia. Es el estatuto jurdico del fiel: el status fidelis 44.

    Cuestin distinta, si bien no menos importante, es que la incidencia de lamisin especfica en el modo personal de vida, lleve consigo que cada fiel recibauna modalidad distinta en el ejercicio en el ejercicio, no en la titularidad de losderechos y deberes fundamentales, en razn principalmente de la respectiva mi-sin como laico, clrigo o religioso, as como de las diversas circunstancias quepueden afectar de un modo u otro a la capacidad jurdica de la persona.

    Aunque la intencin haya sido presuntamente potenciar el estatuto jurdicodel laico, la regulacin independiente de sus pretendidos derechos y deberes fun-damentales, no es, quiz, un velado residuo de la concepcin estamental?

    Los derechos y deberes proclamados en los cnones 224 a 231 son espec-ficamente de los laicos, o son repeticin de los derechos y deberes ya reconocidosa los fieles? Si estos derechos y deberes no estaban reconocidos, no resultan sertambin propios de todos los fieles como ocurre con el canon 227? Por otra parte,lo proclamado en el canon 230 son derechos y deberes o son ms bien capacida-des?; esas capacidades son especficas de los laicos o propias de todos los fieles?

    Evidentemente, los derechos fundamentales del fiel no son derechos espe-cficos de los laicos, sino de todos cuantos peregrinan en el Pueblo de Dios. Sonaquellos derechos que el cristiano tiene en la Iglesia, exclusivamente por el hechode serlo. Y los derechos-deberes ms importantes que competen a los laicos a te-nor de la distincin formulada por el CIC no son especficos de la condicin lai-cal, sino que radican en la comn condicin de fiel. La visin estamental de laIglesia duo genera christianorum sigue dando lugar en este campo a confusio-nes evidentes.

    El laico designa, en orden a ser cristiano o fiel, no una relacin distinta res-pecto de la misin o fin de la Iglesia, sino una modalidad de la condicin de vida.El laico es igualmente fiel y cristiano con el mismo estatuto jurdico de fiel queel clrigo y el religioso. Su nota distintiva, la secularidad, se refiere a su estatutopersonal.

    Si se revisan en la prctica cada uno de los derechos o deberes fundamenta-les de los laicos tal y como vienen formalizados en el CIC 83, se advierte que nin-guno es exclusivo de ellos, sino, por el contrario, comn a cualquier fiel45.

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    44. A. DEL PORTILLO, Fieles y laicos. en la Iglesia. Bases de sus respectivos estatutos jurdicos (3edic.) Pamplona 1991, p. 56.

    45. Vid. D. GARCA HERVS, Los derechos de los fieles en los Cdigos latino y oriental, en Fide-lium Iura, 2 (1992) 55 y ss.

  • Por ejemplo, el derecho-deber de evangelizar contemplado en el can. 225no hace sino aplicar el derecho-deber fundamental de apostolado, propio de todofiel, a las especficas circunstancias del laico (in muneribus saecularibus) La li-bertad en los asuntos temporales que el can. 227 reconoce a los christifidelibus lai-cis, pertenece slo a los laicos? No pertenece slo a los laicos, sino a todos los fie-les en tanto tratan de materias temporales, ejercen derechos cvicos o cumplendeberes de la misma naturaleza. Puede afirmarse, seriamente, que el deber-dere-cho de adquirir la formacin conveniente para el desempeo de un oficio o cargoeclesistico (cfr. can. 228), es exclusivo de los laicos?; y el derecho a un conoci-miento ms profundo de la doctrina cristiana y a obtener grados acadmicos (cfr.can. 229)?, etc.; y as podramos enumerar cada uno de los cnones correspondien-tes al ttulo II del libro II, parte I del CIC.

    Los derechos y deberes enumerados, por ejemplo, en los cc. 228 1, 229 3 y 230 son tales, o son capacidades? Pueden entenderse las capacidades comoderechos fundamentales? Es evidente que no.

    Incluso el que a primera vista podra parecer un deber exclusivo de los lai-cos trabajar a travs del matrimonio y de la familia, en la edificacin del pueblode Dios (cfr. c. 226 1), o el deber y derecho de educar a los hijos cristianamente(cfr. c. 226 2) es un deber-derecho exclusivo de los christifideles laici? Tam-poco, como se advierte fcilmente si se piensa, por ejemplo, en que no hay fiel quecarezca de vnculos familiares (o es padre, o es hijo, o es hermano, o sobrino, etc.).Acaso la entrada en religin o la recepcin de las ordenes sagradas asla a los fie-les del resto del Pueblo de Dios hasta el punto de eximirles de sus especiales res-ponsabilidades en el orden, por ejemplo, del apostolado sobre las personas msprximas, sobre su familia?; o qu decir en relacin con la posibilidad de diconospermanentes casados, o de viudos ordenados presbteros, por ejemplo46.

    Por otra parte, si se revisan desde el punto de vista de la tcnica jurdica yen la prctica cada uno de los derechos o deberes fundamentales del fiel (cc. 209 yss.) y de los laicos (cc. 224 y ss.), tal y como vienen formalizados en el CIC de1983, nos encontramos con:

    Cnones puramente exhortativos, por ejemplo: el c. 222 2, sobre el deber depromover la justicia social y ayudar a los pobres.

    Cnones que contienen deberes de ndole moral, por ejemplo: el derecho de tra-bajar para que el mensaje divino de salvacin alcance ms y ms a los hombres detodo tiempo y del orbe entero sancionado en el c. 211, es un derecho fundamen-tal; sin embargo, el deber es moral. El deber de apostolado que los laicos tienen

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    La formalizacin de los derechos fundamentales del fiel

    46. Cfr. A. SARMIENTO, J. ESCRIV IVARS, Enchiridion Familiae. Textos del Magisterio Pontificio yConciliar sobre el Matrimonio y la Familia (Siglos I a XX), 10 vol., 2 ed. corregida y aumentada,Pamplona 2003.

  • por su vocacin bautismal c. 225 1, y el deber de la santificacin de las reali-dades terrenas c. 225 2 es un deber de ndole moral y no jurdica. El derechode los laicos a recibir formacin doctrinal, incluida la del ms alto nivel, es un de-recho fundamental c. 229 1, el deber, sin embargo, es moral, no jurdico.

    Cnones que enuncian meros derechos humanos y, por tanto, estn referidos acualquier persona, fiel o no de la Iglesia, por ejemplo: el deber-derecho a la buenafama y a la intimidad cfr. c. 220, no tienen su fundamento en el bautismo filia-cin divina, sino en la naturaleza humana; no pertenecen a la categora de dere-chos fundamentales del fiel, sino a la derechos humanos o derechos fundamentalesdel hombre. Lo mismo cabe afirmar del derecho a la proteccin judicial, c. 221.

    Cnones que enuncian capacidades, por ejemplo: el c. 228 utiliza la expresin ha-biles sunt, pues no se trata de derechos sino de capacidades. Por otra parte, si bienel c. 229 3 tambin utiliza la expresin habiles sunt, sin embargo, hay que teneren cuenta que enuncia un derecho fundamental, y no una simple capacidad. 230).

    Si quisiramos aho