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CursoCursoCursoCursoCurso: «La Niñez Castigada»: «La Niñez Castigada»: «La Niñez Castigada»: «La Niñez Castigada»: «La Niñez Castigada»

21 de octubre de 199721 de octubre de 199721 de octubre de 199721 de octubre de 199721 de octubre de 1997

Producciones RMB © - Año 2002Producciones RMB © - Año 2002Producciones RMB © - Año 2002Producciones RMB © - Año 2002Producciones RMB © - Año 2002

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LA VIOLENCIAEN LA

LITERATURAINFANTIL

«Es sumamente difícilreducir a la obediencia aalguien que no aspira amandar.»

ROUSSEAU

Es obvio que la violencia está instalada entre no-sotros. Todos los días somos testigos de actos violen-tos. La sociedad está sometida a ella y, a su vez, esquien la genera y, como somos parte de esa sociedad,llega el momento de plantearnos las causas.

En este curso se ha analizado el fenómeno desdediversos enfoques y, como escritora, me ocuparé detratar de relacionarlo con la literatura infantil.

Entonces, nada mejor que remitirnos a los cuen-tos clásicos de los que tomaré algunos fragmentos amodo de introducción :

«Y diciendo esto, cortó sin dilación las gargantasde sus siete hijas. Muy contento de su expedición vol-vió a acostarse junto a su mujer.» (...) « Subió al dor-

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mitorio y se horrorizó al ver a sus siete hijas degolla-das, nadando en su propia sangre.» — PERRAULT,Charles. Pulgarcito / Charles Perrault ; traducción deE. Göre.

«Al principio no vio nada, porque las ventanasestaban cerradas ; después de un rato empezó a verque el piso estaba todo cubierto de sangre coagulada,en la que se reflejaban los cuerpos de varias mujeresmuertas y colgadas a lo largo de las paredes. Erantodas las mujeres que Barba Azul había desposado ya quienes había degollado una tras otra.» —PERRAULT, Charles. Barba Azul / Charles Perrault; traducción de E. Göre.

«Al entrar reconoció a Blancanieves y la angustiay el espanto que le produjo el descubrimiento la deja-ron clavada en el piso sin poder moverse.

Pero ya habían puesto zapatos de hierro sobrecarbones encendidos y luego los colocaron delante deella con tenazas. Se obligó a la bruja a entrar en esoszapatos incandescentes y a bailar hasta que le llegarala muerte. « — GRIMM, Jacob y Wilhelm. Blancanieves/ Jacob y Wilhelm Grimm ; traducción de J. C.González.

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« Se acercó hasta el horno y metió la cabeza enla boca. Entonces Gretel la empujó con tanta energíaque la bruja se fue hasta el fondo. Luego cerró la puertade hierro y echó cerrojo. La vieja lanzaba aullidoshorribles pero Gretel escapó y la bruja malvada ardiómiserablemente.» — GRIMM, Jacob y Wilhelm.Hansel y Gretel / Jacob y Wilhelm Grimm ; traduc-ción de J. C. González.

Los fragmentos leídos pertenecen al libro ELCUENTO INFANTIL / Perrault ... [et al.] . - Bue-nos Aires : Centro Editor de América Latina, 1982.

Recordemos que Charles Perrault nació en 1628y murió en 1703 y que Jacob Grimm nació en 1785 ymurió en 1863 ; su hermano Wilhelm, un año menor,murió en 1859.

Por lo tanto, todos estos cuentos pertenecen alfolclore y muchos de ellos ya han cumplido tres si-glos. Los hermanos Grimm se limitaron a recopilar-los rescatándolos de la tradición oral del pueblo, mien-tras que Perrault los recreó. Sin embargo, no cabeduda de que muchas generaciones, en diferentes co-munidades, crecieron y se formaron con ellos y, no

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obstante y a pesar de la violencia implícita y explícitaen los cuentos, los niños no se comportaron comosimios imitadores y corrieron a empujar a la abueladentro del horno o, ya adultos, intentaron degollaralgún niñito para comérselo o deshacerse de la espo-sa, cuchillo en mano, por servir la sopa fría.

Estos cuentos tienen la virtud de movilizar, des-de el principio hasta el final, las emociones más pro-fundas a través de la metáfora y el simbolismo. Cuan-do la metáfora y el elemento simbólico no están pre-sentes, los hechos pueden obrar en el lector como un«golpe bajo» dejándolo imposibilitado de diferenciarficción de realidad. Pero estos cuentos maravillososhan perdurado a través del tiempo justamente debidoa sus valores literarios que permiten que el niño que-de siempre ubicado en el plano de la ficción y pueda,entonces, diferenciar realismo de realidad.

La verdadera esencia de lo que caracteriza, fun-damentalmente, la literatura infantil es la fantasía.

Y, para continuar, leeré dos cuentos breves deautores argentinos contemporáneos :

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LA CANCION DE LAS PULGAS 1

Todas las mañanas las siete pulguitas se levanta-ban contentas, miraban salir el sol, se reían con el vuelode las mariposas, daban grandes saltos mortales en elaire, hacían tumbacabezas en el suelo, y comenzabana cantar su canción preferida.

Habían encontrado una canción para empezarbien el día, y la cantaban hasta que se iban a dormir.La cantaban mientras jugaban al rango, cuando ha-cían rondas, cuando saltaban de perro en perro o degato en gato, y mucho más todavía los días de lluvia,los días de sol, los días nublados, los días pares y losdías impares.

Lo que no podían entender era por qué a su mamáesa bella canción no le gustaba casi casi nada.

La primera pulguita que se despertaba comenza-ba a tararear, y ahí nomás se sumaban todas a coro,cantando :

«Pata peta pitapota putaputa pota pitapeta patacuando me despiertotodas las mañanas

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me dan ganasde cantar :pata peta pitapota puta...»

Y así seguían, dale que dale. Sin cansarse nunca de subella canción.

-¡Ay chicas ! -dijo un día la mamá- ¿No quieren queles enseñe una canción muy hermosa ?

-¡Sí, sí queremos ! -dijeron las pulguitas saltando enuna pata.

-Miren, yo sé una que dice así :«Todas las mañanitaslas chicas lindasse peinan y se lavanlas orejitas».

-No no, esa canción no nos gusta. Además no que-remos peinarnos las orejas.

-Bueno, bueno, les digo otra :«Los cinco patitoshuyen de la gatavan ala con alacon su mamá pata.»

-Uy uy uy, qué linda canción -dijeron las pulguitas-,esa sí nos gusta.

-Bueno, entonces se las canto de nuevo para que laaprendan.

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-No hace falta mamá, ya la sabemos de memoria.-¿Ya la aprendieron ?-Sí sí, de una punta a la otra.-¿Les gustó porque hay cinco patitos que pasean

con su mamá ?-No, nos gustó porque dice pata, y nosotras po-

demos seguir cantando «pata peta pita...»-Ay no chicas. Les canto otra, una muy linda que

yo sabía cuando era como ustedes. Dice así :«Titina y Martitavan haciendo la grutacortan una florcomen una fruta.»

-¡Esa, ésa nos gusta ! -gritaron las pulguitas ! Nosgusta porque dice gruta y fruta, y nosotras podemosseguir cantando «pata peta pita...»

-No chicas, no. Déjenme pensar... Miren, les voya cantar una canción muy bonita que estoy segura queles va a gustar.

-¡Claro que nos va a gustar ! ¡Qué lindas cancio-nes que sabés, mamá ! ¡Nos gustan mucho tus can-ciones !

-¡Qué lindo que les gusten ! -dijo la mamá-. Dé-jenme pensar un poco que estoy buscando una muypero muy especial.

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-Sí sí, mamá -dijeron las pulguitas-, pensá tran-quila que te esperamos cantando nuestra canción.

Y la mamá pensó y pensó, buscando palabras yrimas, hasta que sus ojitos de mamá pulga brillaronde alegría.

-Esta les va a gustar más que todas. Si supierancómo me gustaba cuando yo era chica... Dice así :

«Había una vezuna muñequitade trenzas muy largasy linda ropita.»

-Esa, ésa nos gusta. Dice ropita. ¡Es la más her-mosa de todas ! ¡Por fin podremos cantar una nuevacanción !

-Hay chicas, qué contenta me ponen.-La verdad, mamá, la otra ya nos tenía un poco

cansadas.-Claro chicas, tienen que cantar algo diferente.-Sí sí, y ya tenemos la letra :

«Ropita ripeta repitaripota reputa...»

-Bah -dijo la mamá, mientras se alejaba murmurandoalgo que sonaba parecido a la letra de la canción.

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PELEA DE PATAS 2

Esa mañana un elefante salió a pasear a un cos-tado de la selva.

Hoy es un día tan lindo que voy a pasear hasta lanoche -se dijo-. ¡Ah, qué suerte es ésta de tener patas!

Siguió andando mientras su trompa hacía dibu-jos en el aire o se quedaba colgando para descansar.

Y de pronto sus patas empezaron a pelearse. Lasdos de adelante querían seguir avanzando, las dos deatrás querían retroceder. Y el pobre elefante vio inte-rrumpido su paseo sin saber por qué. Se sentía sacu-dido con fuerza y no conseguía dar un solo paso más.

Un ciempiés y un cascarudo miraban muertosde risa.

-¡Basta de peleas ! -les ordenó la rana, que amabala paz-. ¡Pónganse de acuerdo de una vez !

Hubo un momento de silencio y de quietud. Dabala impresión de que las rebeldes le habían hecho casoa la rana.

Pero esa paz duró poco. Cuando por fin el ele-fante logró avanzar algo, las patas empezaron a pe-learse otra vez : las dos del lado izquierdo querían irhacia el este, donde sale el sol, y las del lado derechohacia el oeste, donde el sol se pone.

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-¡Vamos para allá !-¡NO ! ¡Para el otro lado !-¡Al este !-¡Al oeste !Y una vez más intervino la rana que amaba la

paz, croando hasta aturdir a todos los animales quehabitaban la selva.

Por un momento las peleadoras se quedaron quie-tas.

El elefante respiró hondamente.«Por fin podré continuar mi paseo», pensó.Pero se equivocaba. Y esta vez fue peor que las

anteriores. Se hizo una tremenda confusión : una patadelantera intentó avanzar, la otra se movió hacia eleste ; una pata trasera hacia atrás y la otra hacia eloeste.

Era como si se les hubiese metido adentro unterremoto. Fue en vano que la rana intentara que lascuatro patas dejaran de pelear.

Asustados, el ciempiés y el cascarudo se escapa-ron a toda velocidad. Y para poner orden, el rectán-gulo de tierra donde se había quedado el elefante,empezó a moverse, de modo que las patas saltaban ysaltaban sin querer hacerlo.

-¡Abajo del elefante hay un terremoto ! -le avisó

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la avispa al escarabajo.-Ese terremoto debe ser de él. Quién sabe dón-

de lo habrá conseguido, porque la tierra no tiemblaen ningún otro lado -comentó el escarabajo.

Cuando el rectángulo de suelo comprobó queesos temblores no eran castigo para las caprichosaspatas sino, al contrario, una verdadera diversión, hizootra prueba : formó pozos, uno debajo de cada pata.

-¡Ay, que me hundo ! -se quejó una pata delante-ra.

-¡Y yo ! -exclamó la otra.-¡Y yo ! ¡Y yo ! -dijeron al mismo tiempo las tra-

seras.También el elefante se llevó un gran susto, se hun-

día sin comprender por qué, sabiendo que no estabaen una ciénaga.

Quedaron las cuatro patas metidas cada una en unpozo de su tamaño, en completa oscuridad. No podíanmoverse por más que lo intentaran y no conseguían pedirauxilio porque tenían la voz también hundida.

-¿Quiénes se metieron en nuestras casas ? -pro-testaban las lombrices.

-¡Son cuatro gigantes ! -se sobresaltó una, la mástemerosa.

-¡A ver si entre todas los sacamos de aquí ! -or-

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denó la más valiente.Pero las pobres junto a las robustas invasoras

daban la impresión de ser delgados hilos, algo quecasi no existe.

-Es la primera vez que veo un elefante sin patas -le dijo una liebre a otra-. ¿Dónde las habrá puesto ?

-Las debe haber escondido -fue la rápida respues-ta.

Una hora después, el rectángulo de suelo dio porterminado el castigo a las caprichosas que ya no so-portaban la oscuridad.

Poco a poco las patas empezaron a subir y lospozos desaparecieron.

Cuando las cuatro patas comprobaron que esta-ban a salvo se sintieron unidas y sus peleas termina-ron para siempre.

Al fin ese día el elefante paseó hasta el anoche-cer. Llegó hasta el río. La trompa indicaba la direccióna seguir, y las cuatro patas, obedientes, la seguían.

****Estos cuentos, aparentemente, no contienen la

violencia y el horror que encontramos en los cuentosde hadas, sin embargo, caracterizan aspectos de nuestrasociedad que pueden resultar interesantes.

Debo aclarar que lo que haré a continuación no

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será ni crítica ni análisis literario, puesto que la calidadliteraria de los cuentos seleccionados está fuera de dis-cusión.

Antes de entrar a comentarlos, y para que se pue-da entender mejor mi enfoque, voy a remitirme a unpárrafo de un cuadernillo que el Consejo Nacional deEducación hizo llegar a las escuelas durante el go-bierno del presidente Cámpora y que, posteriormen-te, fueron retirados de circulación3:

Atmósfera autocrática

El docente determina todas las políticas y los deta-lles. Toma las decisiones que estima oportunas, formulalos objetivos del grupo, distribuye el trabajo y exige obe-diencia. Las direcciones se dan poco a poco. Las recom-pensas y los castigos se otorgan arbitrariamente. Se generaentonces una atmósfera de tensión, temor, ambivalenciaante la autoridad, rutina de la tarea.

Atmósfera de laissez-faire

El docente se muestra pasivo y cada alumno tie-ne libertad de hacer lo que le plazca. Revela deficientecapacidad conductiva, considera que la mejor manera

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de dirigir es dar plena libertad, sin guía ni control.Este grupo funciona con desorden, desorientación,desinterés e ineficacia en la tarea.

Atmósfera democrática

Este grupo puede denominarse tambiénparticipativo. Los miembros trabajan en conjunto paralograr una elevada cohesión. Se asigna gran impor-tancia al crecimiento y desarrollo de todos los miem-bros, ninguno de los cuales es líder vitalicio : elliderazgo es distribuido, a veces, dentro de una mis-ma reunión. Las decisiones son tomadas por el gru-po. Se trabaja según el principio de consenso y se tra-ta de obtener un elevado grado de relacionesinterpersonales. Todos los objetivos y actividades sonelegidos por el grupo y todos los miembros se identi-fican con ellos.

El maestro o coordinador sólo asegura el orden. Su-prime obstáculos, aclara malentendidos, contribuye a quela discusión vaya por los carriles normales.

En general en este tipo de grupo se «tarda enempezar a trabajar», ya que todos participan en cadadiscusión. Son grupos cohesionados y de duraciónestable.

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Creo que después de esta lectura es más fácil en-contrar los referentes que buscamos. En algún mo-mento de la historia (o en algunos y alternadamente)cambió el concepto de «educación».

La Biblioteca Nacional fue creada como Biblio-teca Pública de Buenos Aires, por decreto de la JuntaGubernativa de las Provincias del Río de la Plata, el 7de setiembre de 1810, a inspiración del entonces se-cretario Dr. Mariano Moreno.

Este visionario escribió en la Gaceta del 13 desetiembre de 1810 : «Las utilidades consiguientes auna biblioteca pública son tan notorias, que sería ex-cusado detenernos a indicarlas. Toda casa de librosatrae a los literatos con fuerza irresistible, la curiosi-dad incita a los que no han nacido con positiva resis-tencia a las letras, y la concurrencia de los sabios conlos que desean serlo produce una manifestación recí-proca de luces y conocimientos, que se aumentan conla discusión y se afirman con el registro de los libros,que están a mano para dirimir las disputas.»4

Reflexionando, entonces, acerca de los objetivosde su creación es obvio el propósito de reunir a lospensadores de la época para lograr un verdadero cam-bio ideológico y, este hecho, nos pone frente a una

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«revolución»; es aquí donde el «Movimiento de Mayo»toma carácter de revolución: para lograr la alteraciónde los valores vigentes se hace necesario, entonces,que el pueblo acceda al «pensamiento» mediante una«educación liberadora», la cual no es posible sin li-bros

Mariano Moreno deseaba educar para pensar y,de haber estado en el lugar de «la rana que amaba lapaz», no hubiese «ordenado» el cese de la discusión nihubiera gritado más fuerte a fin de aturdir y hacercallar con sus gritos a las patas, capaces de cuestionary disentir. Seguramente hubiese «asegurado el orden,suprimiendo obstáculos, aclarando malentendidos ycontribuyendo a que la discusión fuese por los carri-les normales.»

Pero muchos gobernantes optaron por una polí-tica educativa diferente : «educar para obedecer» y, en-tonces, la obediencia ha aparecido en la literatura in-fantil como una de las mayores virtudes a la que de-ben aspirar los niñitos buenos (y los buenos ciudada-nos).

Claude Lévi-Strauss lo explica así: «La apariciónde la escritura [...] parece favorecer la explotación delos hombres antes que su iluminación [...]. Si mi hipó-tesis es exacta, es necesario admitir que la función

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primaria de la comunicación escrita es la de facilitar elsometimiento. El empleo de la escritura con fines des-interesados en vista de obtener satisfacciones intelec-tuales y estéticas es un resultado secundario, aunquese reduzca muchas veces a un medio para reforzar,justificar o disimular al otro.»5 Más adelante, y refi-riéndose al desarrollo sistemático de la enseñanzaobligatoria en Europa, Lévi-Strauss agrega: «Si la es-critura no bastó para consolidar los conocimientos,era indispensable para afianzar las dominaciones [...].La acción sistemática en apoyo de la instrucción obli-gatoria [...] va de la mano con la extensión del serviciomilitar y la proletarización. Así, la lucha contra el anal-fabetismo se confunde con el refuerzo del control delos ciudadanos desde el poder. Porque es necesarioque todos sepan leer para que este último pueda de-cir: se supone que nadie desconoce la ley.»6

Lévi-Strauss habla de la enseñanza obligatoriaen Europa y es, en la misma época, cuando Rosas laimplementa en nuestro país y, desde entonces, «alfa-betización» se confunde con «educación».

Una de las acepciones del vocablo «violento»,dado por el Diccionario de la Real Academia Espa-ñola7, es : «dícese de lo que hace uno contra su gusto,por ciertos respetos y consideraciones.»

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De acuerdo a ello, todo castigo violenta el «natu-ral modo de proceder» de la persona y «vence su re-sistencia».

Entonces, quien obedece, se siente violentado yno tardará en desquitársela con el más débil,violentándolo. Quien obedece «exige obediencia» ;pretende ser obedecido y «se genera entonces una at-mósfera de tensión, temor, ambivalencia ante la auto-ridad, rutina de la tarea.» No sólo «las recompensas ylos castigos se otorgan arbitrariamente», sino que tam-bién las órdenes son arbitrarias y no se cuestionan.Pensar es un acto de rebeldía ; las patas del elefanteintentaron tomar decisiones y elegir libremente, perose las consideró rebeldes, peleadoras y capricho-sas ; el disenso es sinónimo de pelea y paz significasometimiento: «Daba la impresión de que las rebel-des le habían hecho caso a la rana. (...) Pero esa pazduró poco. (...) Y para poner orden ...»

Sin embargo, las patas toman el castigo comouna «verdadera diversión» y en esa atmósferaautocrática no sólo está mal pensar, sino tambiéndivertirse y el castigo (la violencia) es mayor hasta lo-grar el objetivo de obediencia : «La trompa indicabala dirección a seguir, y las cuatro patas, obedientes, laseguían.»

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También entre las lombrices la forma de proce-der es autocrática : «-¡A ver si entre todas los sacamosde aquí ! -ordenó la más valiente.» Parece que a nadiese le ocurre sugerir, proponer, plantear, etc., sino «orde-nar». En cuanto al ciempiés y al cascarudo, asustados,se escaparon a toda velocidad, respondiendo al fami-liar «no te metás».

Esta atmósfera autocrática está tan arraigada ennuestras vidas que es difícil darse cuenta de sus alcan-ces, pero según el nomenclator de las oficinas tele-gráficas abiertas al servicio internacional. - 23a ed. -Geneve, 1 de enero de 1971. - p. 362-363, entre untotal de 87 localidades -en todo el mundo- con nom-bres que comienzan con «General», 59 pertenecen ala Argentina ; 5 a México ; 5 Paraguay ; 5 a Bolivia ; 3a Cuba ; 3 a Bulgaria ; 2 a USA y 1 a Algerie.

En el Atlas de la República Argentina, publicadopor el Instituto Geográfico Militar, en el año 1972,figuran 71 localidadrs cuyos nombres comienzan con«General».

En la Guía de números postales editado en 1981 porla Empresa Nacional de Correos y Telégrafos, figu-ran 89 localidades».

Este es apenas un ejemplo de la influenciaautocrática en la vida cotidiana, ya que no consigné

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los nombres de localidades y de calles con otros ran-gos militares.

Como escritora, suelo visitar escuelas y me llamala atención que los alumnos aún se ponen de pie parasaludar y, estoy segura, en caso de preguntar por quélo hacen, de que ni docentes ni alumnos han pensadoen ello ; lo más probable es que contesten que es «porrespeto» y no me atrevo a indagar por qué es másrespetuoso saludar de pié que sentados ; temo quemis interrogantes desestabilicen la armonía de esaspequeñas comunidades que me han invitado y quetratan de ser amables y de hacerme sentir cómoda.

Pero retomando los cuentos leídos, queda anali-zar La canción de las pulgas y qué tiene en común con laPelea de patas.

Aparentemente hay una oposición, ya que res-ponde más bien a una atmósfera de laissez-faire don-de hay «plena libertad, sin guía ni control» ; las pulguitasprovocan constantemente a la mamá buscando lími-tes, pero ella no ejerce la autoridad de madre y «semuestra pasiva, revelando «deficiente capacidadconductiva» ; las pulguitas tienen libertad de hacer loque les plazca y de cantar lo que les gusta. La mamáno se atreve a asumir la función de madre, a la queestá obligada, y de ejercer su autoridad (no como de-

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recho sino como deber) y, entonces, se hace cómpli-ce de sus hijas. No puede fundamentar las razonespor las cuales no le gusta que las pulguitas canten sucanción preferida, mientras ellas continúan buscan-do, en vano, el apoyo del adulto que debe protegerlasy contenerlas ; es así como la mamá se retira venciday utilizando las mismas palabras que reprobaba ensus hijas.

Muy pronto las pulguitas se darán cuenta de queestán solas y de que no podrán contar con la mamáen caso de necesitarla. Esta situación provoca «desor-den, desorientación, desinterés e ineficacia», ademásde inseguridad.

«-Exacto. Hay que exigir a cada uno lo que cadauno puede dar -replicó el rey-. La autoridad reposa enprimer lugar sobre la razón. Si tú ordenas a tu puebloque se tire al mar, hará la revolución. Tengo derechode exigir obediencia porque mis órdenes son razona-bles.»8

Pero la mamá pulga no encontró razones paraponerle límites a sus hijas ; y no encontró razonesporque en esta atmósfera de laissez-faire, como en laautocrática, no se educa para pensar. No hay normas

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que garanticen el orden y la buena convivencia y reinael caos. Y, a falta de creatividad, lo que se desea ter-mina consiguiéndose por la fuerza, ejerciendo algúntipo de violencia o agresión.

Yo comencé diciendo «que la violencia está ins-talada entre nosotros» y que «la sociedad está someti-da a ella y, a su vez, es quien la genera», sin embargo,luego de todas estas reflexiones me pregunto si real-mente es así o si forma parte de la naturaleza humana; entonces cito las palabras de Fernando Savater: «Lacofradía humana está constituida también por la vio-lencia y no sólo por la concordia. ¿Acaso el uso coac-tivo de la violencia no resguarda a las colectividadesdel capricho destructivo de los individuos o de la am-bición de los megalómanos ? ¿Acaso no se ha em-pleado la violencia para derrocar a las tiranías, paraobligar a que fuesen atendidas las reivindicaciones delos oprimidos o para impulsar transformaciones so-ciales? Digámoslo claramente : un grupo humano enel que todo atisbo de violencia hubiese sido erradica-do sería perfectamente inerte si no fuese impensa-ble.»9

Entonces, si aceptamos que la violencia forma

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parte del ser humano, no podemos hablar de «gene-rar», sino de «potenciar» la violencia y no puedesuprimirse totalmente porque estaríamos confundien-do paz con sometimiento.

Ejemplos de estas confusiones las encontramostambién en libros como la serie de Ami 10, con más de72 ediciones vendidas, que busca la no-violencia y laarmonía con el entorno. Ami le muestra al personajeterráqueo un mundo ideal a través de un viaje espa-cial, pero el niño no puede vivenciar la experiencia,sino que acepta pasivamente las palabras y las expli-caciones de Ami ; todo lo ve desde la nave espacial, adistancia y sin contacto directo con el mundo mostra-do.

Algo similar sucede en la obra de teatro para ni-ños Mambrundia y Gasparindia, de Carlos Gorostiza,que durante las últimas vacaciones de invierno estu-vo en cartel en Buenos Aires. En el último actito en-contramos a un Mambrú que arenga a un pueblo in-diferente que antes aceptó la guerra cantando con tris-teza y que termina aceptando el cambio, cantando conalegría, ante las promesas de «huevos de Pascua y pavoen Navidad». Un pueblo que no piensa, no actúa, notoma decisiones, sólo canta (con tristeza o alegría) yobedece ; un pueblo crédulo que espera que se cum-

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plan todas esas promesas demagógicas.Otro ejemplo es el cuento Las letras voladoras, de

María Granata donde se nos muestra el AMOR comouna palabra, vacía de contenido, escrita igual que uncartel luminoso allá en el cielo, bien lejos de la reali-dad, pero el «amor» no se deja entrever en las accio-nes de la narración, no trasciende en el argumento nien los personajes.

La literatura infantil actual o (seudoliteratura) tratade decirlo todo con palabras, sin dejar que vuele laimaginación y se pueda «leer entre líneas» ; convierteal lector en un objeto estático que la mayoría de lasveces se limita a escuchar la lectura y, en otras, es com-pulsado a leer sin poder elegir sus lecturas. Cada vezcon mayor frecuencia se habla de «formar lectores»como si fuesen arcilla moldeable ; se habla del «hábitode la lectura» como si fuese un reflejo condicionadoque se puede llevar a cabo sin pensar, de manera au-tomática.

En el Primer Congreso de Promoción de la Lec-tura organizado por la Fundación El libro, en el ám-bito de la XXIIIª Feria Internacional del Libro, escu-ché la frase : «Libros que buscan lectores» , mediantela cual se pretende «promocionar el hábito de la lectu-

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ra» transformando al sujeto (lector) en objeto pasivoy al libro (objeto) en sujeto activo. Estos lectores se-rán incapaces de analizar, juzgar o criticar aquello quelean, aceptando como verdades indiscutibles lo escri-to en letras de molde: obedecerán el mandato de lapalabra escrita.

En una sociedad donde nadie piensa, los hechosde VIOLENCIA se tornan cotidianos.

La relación con la literatura infantil está allí : enno dejar pensar a los niños y no en las situacionesviolentas del argumento. La violencia no aparece en lasociedad como imitación de modelos violentos ; laviolencia no se genera por imitación de la fantasía.

Muchos autores tratan de escapar de la violenciaque los rodea, pero son producto de una sociedad, deuna época, de una educación y, aunque individuos,están inscriptos en esas pautas culturales de la socie-dad y ésta se refleja en su escritura. Incluso, en loscasos de rebeldía ante el autoritarismo, sólo lograncaer en el laissez-faire, que también potencia la vio-lencia que se quiere evitar.

Mario Bunge, en un artículo de La Nación10, dice: «En la escuela porteña de mi remota infancia formá-bamos filas, marchábamos y cantábamos canciones

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bélicas : nos trataban como a soldaditos. Así nos pre-paraban para la violencia.»

En realidad no sé si nos preparaban para «la vio-lencia» o para «la obediencia», que finalmente resultasimilar cuando se educa para «no pensar» porqueMario Bunge también dice que «El robo de un bancoy la estafa requieren alguna inteligencia. En cambio,no hace falta mucha para disparar una pistola. Lossicarios de las mafias ejecutan pero no planean.» yagrega : «La política democrática es una escuela deconvivencia pacífica. La autoritaria involucra violen-cia.»12

¿Por qué los cuentos maravillosos, que acompa-ñaron la infancia de tantas generaciones, no potencia-ban la violencia de la sociedad a pesar de mostrar ac-ciones violentas ?

Una de sus características principales es el pluralde lecturas que poseen ; en esos cuentos, no está tododicho con palabras, sino que el lector encuentra, a tra-vés de los hechos y de las acciones, múltiples mensa-jes subyacentes. Los protagonistas son ingeniosos yse salvan porque piensan y buscan soluciones creativaspara sus problemas : Pulgarcito, a pesar de su tama-ño, vence al ogro gracias a su inteligencia.

En todos los cuentos hay un sentido de justicia

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que se rescata al final. Y, en el artículo mencionadoanteriormente, Savater dice: «la desmoralización so-cial que más fomenta la violencia proviene de ver quelos violentos que actúan fuera de la ley -a veces, ay,diciendo representarla- quedan impunes o son recom-pensados con el éxito.

El título de este trabajo es Violencia en la literaturainfantil, sin embargo, concluyo pensando que debióhaber sido violencia y literatura infantil, ya que en la na-rrativa actual casi no encontramos actos violentos.

A veces me doy cuenta de que hemos perdido lacapacidad de pensar y de re-pensar las cosas de talmanera que por eso resulta más fácil buscar justifica-ciones a nuestros males y señalar culpables que esténfuera de nosotros mismos ; entonces nos consola-mos diciendo que hay violencia en todas partes delmundo, sin analizar que no se debe a las mismas cau-sas ; o señalamos los modelos violentos de los me-dios sin darnos cuenta de que esos medios son unproducto de la sociedad y que esa sociedad somosnosotros.

Se intenta desterrar las amonestaciones del siste-ma educativo, pero no se sale de la atmósferaautocrática que todavía predomina en las escuelas y,

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por lo tanto, se cae en el caos del laissez-faire o sebuscan castigos sustitutos.

Yo tuve la suerte de educarme en la escuela Nor-mal Nº 4 a mediados de la década del 50, bajo la di-rección de María Hortensia Lacau. Entonces no fuenecesario prohibir las amonestaciones ni imponer otrotipo de método punitivo y arbitrario ; las normas es-taban para asegurar el orden y, sencillamente, se noseducaba con respeto y con responsabilidad ; la escue-la era nuestro espacio. Allí nos formamos como sereslibres y pensantes (pero respetuosos de la ley), peda-gogos que supimos transmitir esta atmósfera demo-crática.

«¿Qué distingue a la violencia de la agresión ?Etimológica y naturalmente, la agresión es necesariapara «andar», para crecer, para crear. «Entusiasmomilitante» la llamará Lorenz. Violencia, deriva de vis,«fuerza», «poder».(...) La violencia está, por lo gene-ral, asociada con lo brutal, terrorífico o sangriento.Pero hay formas que, por sus características, pasancasi inadvertidas. Viviane Forrester habla de la «vio-lencia de la calma», origen de las otras, y que transcu-rre desde la economía de mercado, ofrecida comoúnica oferta y única solución.»13

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Y, por otro lado, en un reportaje de MartaVassallo al sociólogo Pierre Bordieu, leemos el con-cepto de violencia simbólica, donde se explica que«es la que construye la realidad con el criterio de losensacional, de lo espectacular, y que difícilmentees reconocida como censura tanto por quienes laejercen como por quienes la padecen.14

Nuevamente se alude a una sociedad inerte queacepta impasible cuanto se le dice.

Yo no puedo aportar soluciones, sino abrir uncamino de interrogantes que cada uno tendrá que re-solver por sí mismo buscando sus propias respues-tas, pensando y re-pensando cada situación y, porlo tanto, como corolario, finalizaré con un fragmentodel libro de Eduardo Galeano xv: «EL SISTEMA...que programa la computadora que alarma al ban-quero que alerta al embajador que cena con el generalque emplaza al presidente que intima al ministro queamenaza al director general que humilla al gerente quegrita al jefe que prepotea al empleado que desprecia alobrero que maltrata a la mujer que golpea al hijo quepatea al perro. Días y noches de amor y de guerra.»

RAQUEL M. BARTHE Buenos Aires, 21 de octubre de 1997

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1 ROLDÁN, Gustavo. La canción de las pulgas / Gusta-vo Roldán ; ilustraciones Raúl Fortín. - 1a de. 2areimpresión. - Buenos Aires : Colihue, 1993.

2 GRANATA, María. El cumpleaños del sol ; Pelea depatas. - María Granata ; ilustraciones de Elena To-rres. - Buenos Aires : Sigmar, 1997.

3 Ministerio de Cultura y Educación ; Consejo Nacionalde Educación (Argentina). Educación para la recons-trucción : técnicas generales de aprendizaje (nº 5).Buenos Aires : CNE, [1973]. P. 7.

4 GROUSSAC, Paul. Historia de la Biblioteca Nacional.— En Revista de la Biblioteca Nacional. — Año 2, no.3. — Buenos Aires : Biblioteca Nacional, 1967.

5 LÉVI-STRAUSS, Claude. Tristes trópicos. — BuenosAires : Eudeba, 1969.

6 Op. cit.

7 Definiciones dadas por el Diccionario de la lenguaespañola. - 21a. ed. - Madrid : Espasa Caslpe, 1992

* ACOMETER : Embestir con ímpetu y ardimiento.

* ACOMETIVIDAD : f. Propensión a acometer, atacar,embestir. La ACOMETIVIDAD es una característica delos toros bravos.

* AGRESION : (Del lat. Aggressiô, -ônis.) f. Acto deacometer a alguno para matarlo, herirlo o hacerledaño, especialmente sin justificación. | 2 Acto con-

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trario al derecho de otro. | 3 Ataque armado de unanación contra otra, con violación del derecho. | 4 Mil.Ataque rápido y por sorpresa, realizado por el enemi-go o considerado injusto o reprobable.

* AGRESIVIDAD. (De agresivo) f. acometividad.

* AGRESIVO, VA : (Del latín aggressus, p.p. de aggrêdi,agredir) adj. Dícese de la persona o animal que obra,o tiende a obrar con agresividad. | 2 Propenso a faltaral respeto, a ofender o a provocar a los demás. | Queimplica provocación o ataque. Discurso AGRESIVO.Palabras AGRESIVAS.

* AGRESOR, RA : (Del lat. Aggressor, -ôris. Adj. Quecomete agresión. Usase también como sustantivo. |2 Der. Se dice de la persona que viola o quebranta elderecho de otra. U.t.c.s. | 3 Der. Aplícase a la perso-na que da motivo a una querella o riña, injuriando,amenazando, desafiando o provocando a otra de cual-quier manera. U.t.c.s.

* VIOLAR : (del latín violare) verbo transitivo. Infringiro quebrantar una ley o precepto. |2. Tener accesocarnal con una mujer por fuerza o hallándose privadade sentido, o cuando es menor de doce años. | 3. Porextensión, cometer abusos deshonestos o tener ac-ceso carnal con una persona contra su voluntad. | 4.Profanar un lugar sagrado, ejecutando en él ciertosactos determinados por el derecho canónico. | 5. fig.Ajar o deslucir una cosa.

* VIOLENCIA : (del latín violentia) f. Cualidad de vio-

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lento. | 2. Acción y efecto de violentar o violentarse. |3. fig. Acción violenta o contra el natural modo deproceder. | 4. fig. Acción de violar a una mujer.

* VIOLENTAR : verbo transitivo. Aplicar medios violen-tos a cosas o personas para vencer su resistencia. |2. fig. Dar interpretación o sentido violento a lo dichoo escrito. | 3. fig. Entrar en una casa u otra partecontra la voluntad de su dueño. | 4. fig. Poner a al-guien en una situación violenta o hacer que se moles-te o enoje. Usase t. como pronominal. | 5. Pronomi-nal fig. Vencer uno su repugnancia a hacer algunacosa.

* VIOLENTO, TA : (del latín violentus) adjetivo. Queestá fuera de su natural estado, situación o modo. |2. Que obra con ímpetu y fuerza. | Que se hace brus-camente, con ímpetu e intensidad extraordinarias. |4 Por extensión dícese también de las mismas accio-nes. | 5. Dícese de lo que hace uno contra su gusto,por ciertos respetos y consideraciones. | 6. Véasemuerte violenta. | 7. fig. Aplícase al genio arrebatadoe impetuoso y que se deja llevar fácilmente de la ira.| 8. fig. Falso, torcido, fuera de lo natural. Dícese delsentido o interpretación que se da a lo dicho o escri-to. | 9. fig. Que se ejecuta contra el modo regular ofuera de razón y justicia. | 10. fig. Dícese de la situa-ción embarazosa en que se halla una persona. | 11.Esgrima véase movimiento violento. | Derecho véaseposesión violenta.

8 SAINT-EXUPÈRY, Antoine de. El Principito. - México :Prisma, 1984. - (p. 38).

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9 SAVATER, Fernando. El camino de las patrañas. —Buenos Aires : La Nación, domingo 22 de junio de1997. - Sec. 6 - p. 2.

10 BARRIOS, Enrique. Ami el niño de las estrellas. —72a. ed. - Buenos Aires : Errepar, 1992.

11 BUNGE, Mario. El mundo es enemigo y ajeno. - Bue-nos Aires : La Nación, Domingo 22 de junio de 1997.- p. 1 ; sección 6.

12 Op. cit.

13 WOSCOBOINK, Julio. De la agresión al exterminio.- Buenos Aires : La Nación, Domingo 22 de junio de1997. - p. 2 ; sección 6

14 VASSALLO, Marta. Pensar sin urgencias : la pro-ducción cultural y la televisión. - Buenos Aires : Cla-rín, jueves 10 de abril de 1997. - Sec. Cultura y Na-ción, p. 6.

15 GALEANO, Eduardo. Apuntes para el fin de siglo :antología. - Buenos Aires : Desde la gente, [1997]. -p. 9