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Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=225020349005 Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal Sistema de Información Científica Luis Antonio Palma Martos La Convención de la UNESCO sobre protección y promoción de las expresiones culturales (20/10/2005), nuevo pilar de la gobernanza mundial en materia de cultura: una aproximación desde la economía Cuadernos de Administración, núm. 36-37, enero-junio, 2007, pp. 124-140, Universidad del Valle Colombia ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista Cuadernos de Administración, ISSN (Versión impresa): 0120-4645 [email protected] Universidad del Valle Colombia www.redalyc.org Proyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

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  • Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=225020349005

    Red de Revistas Científicas de América Latina, el Caribe, España y Portugal

    Sistema de Información Científica

    Luis Antonio Palma Martos

    La Convención de la UNESCO sobre protección y promoción de las expresiones culturales (20/10/2005),

    nuevo pilar de la gobernanza mundial en materia de cultura: una aproximación desde la economía

    Cuadernos de Administración, núm. 36-37, enero-junio, 2007, pp. 124-140,

    Universidad del Valle

    Colombia

    ¿Cómo citar? Fascículo completo Más información del artículo Página de la revista

    Cuadernos de Administración,

    ISSN (Versión impresa): 0120-4645

    [email protected]

    Universidad del Valle

    Colombia

    www.redalyc.orgProyecto académico sin fines de lucro, desarrollado bajo la iniciativa de acceso abierto

    http://www.redalyc.orghttp://www.redalyc.org/comocitar.oa?id=225020349005http://www.redalyc.org/fasciculo.oa?id=2250&numero=20349http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=225020349005http://www.redalyc.org/revista.oa?id=2250http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=225020349005http://www.redalyc.org/revista.oa?id=2250http://www.redalyc.org/revista.oa?id=2250http://www.redalyc.orghttp://www.redalyc.org/revista.oa?id=2250

  • La Convención de laUnesco sobre protección

    y promoción de lasexpresiones culturales

    (20/10/2005), nuevo pilarde la gobernanza mundial

    en materia de cultura:una aproximación desde

    la economía

    Luis Antonio Palma Martos

  • La Convención de laUnesco sobre protección

    y promoción de lasexpresiones culturales

    (20/10/2005), nuevo pilarde la gobernanza mundial

    en materia de cultura:una aproximación desde

    la economía

    Luis Antonio Palma Martos*

    * Universidad de Sevilla. Miembro deOIKOS

    Recibido: Agosto 2006Aceptado: Septiembre 2006

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    “Los seres humanos son algo mejor quelas criaturas ridículas que son modela-das por la ideología contemporánea ypor los intereses de poder a los que éstasirve”

    Noam Chomsky (2002, p. 46)

    1. Introducción

    Abordo en este trabajo una re-flexión acerca de la controvertida rela-ción entre cultura y mercado, toman-do como referente la reciente “Con-vención sobre la protección y promo-ción de la diversidad de las expresio-nes culturales”, aprobada por la Con-ferencia General de la Organización delas Naciones Unidas para la Educación,la Ciencia y la Cultura (UNESCO), ensu 33ª reunión celebrada en París, del3 al 21 de Octubre de 20051.

    En el fondo de la cuestión se repro-duce, ahora en el ámbito de las activi-dades, bienes y servicios culturales, lavieja discusión entre librecambio y pro-teccionismo, presente de forma recu-rrente en los debates de la ciencia eco-nómica. Las ventajas de la libertad co-mercial para el desarrollo de las nacio-nes han sido puestas de manifiesto porlos más distinguidos economistas a lolargo de historia de la economía y haninspirado políticas de enorme trascen-

    dencia para la prosperidad del planeta.Esta defensa de la libertad comercial esel objeto fundamental de organismosde carácter internacional como la Orga-nización Mundial de Comercio (OMC),que en sucesivas rondas trata de ir eli-minando por la vía de la negociaciónentre sus miembros, las barreras que li-mitan la libre circulación de bienes yservicios. Asimismo, la configuraciónde entidades supranacionales como laUnión Europea, Mercosur, etc… ponede manifiesto las ventajas de los mer-cados amplios y sin barreras y los efec-tos beneficiosos para todos de la cola-boración en defensa de los principiosdel mercado libre y la competencia.

    No obstante lo anterior, las políti-cas de corte proteccionista han tenidoun relevante papel en diferentes épo-cas y, aún hoy, siguen presentes enmuy diversos ámbitos, apoyadas enuna variada gama de argumentos. Esel caso, por ejemplo, de la Política Agra-ria Común (PAC) en la Unión Europea,que trata de preservar un sector pro-ductivo, manifiestamente incapaz decompetir en el escenario mundial, eneste caso por razón de los elevadoscostes. Incluso en el seno de la propiaUnión Europea se pone de manifiestoesta tensión entre libertad y protec-

    1 La Convención (2005) define la diversidad cultural como: “Multiplicidad de formasen que se expresan las culturas de los grupos y sociedades. Estas expresiones setransmiten dentro y entre los grupos y las sociedades. Se manifiesta no sólo en lasdiversas formas en las que se expresa, enriquece y transmite el patrimonio culturalde la humanidad mediante la variedad de expresiones culturales, sino también através de distintos modos de creación artística, producción, difusión, distribución ydisfrute de las expresiones culturales, cualesquiera que sean los medios y tecnologíasutilizados”.

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    ción a medida que se pretende exten-der el libre mercado desde los bienes alos servicios. Las dificultades para quela “directiva Bolkenstein” saliera ade-lante son una buena prueba de ello.

    Si nos circunscribimos a la políticaeconómica cultural también nos encon-tramos con un viejo debate que acom-paña a la ciencia económica desde sunacimiento (Lasuén et. al., 2005; pp.315-325). Este debate, entre los eco-nomistas ortodoxos que considerabanque el objetivo básico de la humani-dad era el progresivo aumento de lariqueza material y los Pundits estéti-cos de la Inglaterra victoriana2, queentendían que ese objetivo era el pro-greso hacia una mayor civilización,sólo alcanzable mediante la cultura, haderivado en un cierto espacio de acuer-do. Se ha tratado, en definitiva, de en-contrar razones que justifiquen,fortaleciéndola, la intervención cre-ciente de los poderes públicos en ma-teria de política cultural.

    En el presente trabajo nos ocupa-mos de las actividades, bienes y servi-cios culturales3 y las políticas y medi-das que pudieran llevarse a cabo paraincentivar su creación, producción,difusión, distribución y acceso. Como

    telón de fondo, ya lo hemos apunta-do, la Convención sobre la proteccióny promoción de la diversidad de lasexpresiones culturales, documentoque defiende la adopción de medidasencaminadas a la preservación, salva-guardia y enriquecimiento de la diver-sidad de las expresiones culturales.Según reza en la propia Convención,“proteger” significa adoptar talesmedidas4.

    Para llegar a esta conclusión decarácter proteccionista se ha partidode una serie de definiciones que danpie a unas reflexiones acerca de la di-versidad cultural, para, a continuación,trazar los objetivos y principios recto-res de la Convención. Asimismo, laConvención determina el ámbito deaplicación, los derechos y obligacio-nes de las partes y los órganos de lamisma. En anexo al documento, se pre-senta el Procedimiento de conciliación,para dilucidar las controversias entrelas partes.

    Una vez concluida esta introduc-ción, el trabajo va a estructurarse encuatro partes adicionales. En la segun-da, abordamos, a partir de los docu-mentos de la UNESCO, una aproxima-ción a la diversidad cultural como va-

    2 Ver en Heilbroner (1999) el capítulo VII: “The Victorian World and the Underwold ofEconomics”.

    3 La Convención (2005) define las actividades, bienes y servicios culturales:“Las actividades, los bienes y los servicios que, considerados desde el punto de vistade su calidad, utilización o finalidad específicas, encarnan o transmiten expresionesculturales independientemente del valor comercial que puedan tener. Las actividadesculturales pueden constituir una finalidad por si, o contribuir a la producción debienes y servicios culturales”.

    4 La Convención tiene su fundamento en un documento previo de la UNESCO (2002),la “Declaración universal de la UNESCO sobre la diversidad cultural”.

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    lor universal en múltiples ámbitos. Apartir de esa consideración, nos dete-nemos a analizar la particular naturale-za de los bienes y servicios culturales,tomando como referencia tangenciallos argumentos de la UNESCO, perosobretodo incidiendo en aquellos pro-cedentes del análisis económico. Estaexcepcionalidad de los bienes y servi-cios culturales nos lleva en la partecuarta a tratar una panorámica de laspolíticas culturales, sensibles a los ele-mentos anteriormente apuntados. Vol-vemos a repasar los documentos de laUNESCO e incorporamos una someravisión de la política cultural de la U.E.en defensa de la diversidad cultural. Eltrabajo se cierra con un breve aparta-do de conclusiones y el preceptivo dereferencias bibliográficas.

    2. La diversidad culturalcomo valor. Algunos

    elementos para la reflexión

    Parece conveniente antes de des-cender al debate entre la defensa de lacultura preservándola del mercado5 yla necesidad de éste para la asignacióneficiente de recursos escasos, tambiénen el ámbito de la cultura, ofrecer unpanorama de los principios que inspi-ran la Declaración Universal sobre ladiversidad cultural y que han cristaliza-do en la Convención aprobada en elmes de Octubre de 2005. Siguiendo laestructura de la Declaración de 2002 losvamos a dividir en cuatro apartados.

    5 Una primera y muy sugestiva reflexión entre cultura, en este caso arte, y mercadopuede verse en la voz “Mercado”del divertido y enjundioso “Diccionario de lasArtes” de Félix de Azua, publicado por Anagrama en su colección Argumentos.Manejo la segunda edición, de octubre de 2003.También resulta de interés, para calibrar adecuadamente la perspectiva desde el mun-do de los creadores, una conversación entre Antoni Tapies y Jose Angel Valente,recogida en el libro del último “Elogio del calígrafo. Ensayos sobre arte”.Transcribimos, como muestra del debate acerca del papel del mercado en el ámbitoartístico y cultural, un pasaje de la citada conversación (Valente, J.A.; 2002, pp. 97-98):“J.A.V.: El aspecto negativo sería la entrada de la obra de arte en el mercado. Estásujeta a factores relacionados con la propiedad y el dinero, a la circulación del capitaly al estatuto simbólico con el que se asocia.A.T.: Pero puede ser interesante considerar el mercado como una forma de selección.Porque sino lo haces así, ¿quién considerará la importancia de cada obra? ¿Unosfuncionarios? ¿Unos políticos?J.A.V.: lo negativo es que la obra está sujeta al mercado, que su valor dado muchasveces no tiene que ver con su calidad”.

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    1. Identidad, diversidad ypluralismo

    Tres ideas fundamentales subyacenen este primer apartado: la considera-ción de la diversidad cultural como pa-trimonio de la humanidad, la relaciónentre diversidad y pluralismo cultura-les y la consideración de la diversidadcultural como factor de desarrollo. De-tengámonos algo más en los conteni-dos de estas tres ideas.

    El hecho de reconocer a la diversi-dad cultural como patrimonio de lahumanidad procede de contemplarlacomo fuente de intercambios, de inno-vación y de creatividad. La Declara-ción (2002) observa que “la diversi-dad cultural es para el género huma-no tan necesaria como la diversidadbiológica para los organismos vi-vos”. En el mismo sentido, la Conven-ción (2005), afirma que la diversidadcultural es una característica esencialde la humanidad6.

    Se entiende el pluralismo culturalcomo una interacción armoniosa y unavoluntad de convivir de personas ygrupos con identidades culturales a untiempo plurales, variadas y dinámicas.En ese sentido, las políticas que favo-recen la inclusión y la participacióngarantizan la cohesión social, la paz y

    la vitalidad de la sociedad civil. Así,entiende la Declaración (2002) que elpluralismo cultural constituye la res-puesta política al hecho de la diversi-dad cultural. Giddens (1999, p. 161) afir-ma que es necesaria una perspectivacosmopolita para una sociedadmulticultural en un orden globalizador.Apunta al respecto: “Para promoveruna identidad cosmopolita han decambiarse las leyes de nacionalidady realizar un gran giro cultural. Unanación cosmopolita necesita valorescon los que todos estén comprometi-dos y una identidad con la que losciudadanos se sientan cómodos, perotambién ha de aceptar la ambigüe-dad y la diversidad cultural”(Giddens, 1999, pp. 161-162).

    Consideramos que la diversidadcultural se erige en factor de desarro-llo al ampliar las posibilidades de elec-ción de los ciudadanos. En todo caso,tanto la Declaración (2002) como laConvención (2005) hacen hincapié enuna concepción de desarrollo que vamás allá del mero crecimiento econó-mico. Así, la Convención habla de de-sarrollo sostenible y la Declaración deldesarrollo como medio de acceso a unaexistencia intelectual, afectiva, moraly espiritual satisfactoria.

    6 No obstante, la existencia de la propia Convención pone de manifiesto el peligro queacecha a las diversas culturas –sobre todo a las minoritarias- que coexisten en elplaneta. Bruckner (2003, p. 62) nos alerta: “Al reemplazar las grandes civilizacionespor la pobre universalidad de McDonald’s, Disney, Coca-Cola, MTV, el hombre seconvierte en una especie fisgona y apocada, idéntica en todas las latitudes”.

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    2. Diversidad cultural yderechos humanos7

    En tres ámbitos diversos, aunqueíntimamente relacionados, se traza lareflexión acerca de la diversidad cultu-ral y los derechos humanos. En primerlugar, se afirma en la Declaración (2002)que los derechos humanos son garan-tes de la diversidad cultural. Se entien-de que la defensa de la diversidad cul-tural es un imperativo ético, y no pue-de separarse del respeto a la dignidaddel ser humano. Atención especialmerecen las minorías y los pueblosautóctonos. En el mismo sentido, laConvención (2005) recoge como pri-mer principio rector el del respeto a losderechos humanos y las libertadesfundamentales (expresión, informacióny comunicación).

    En segundo lugar, como parte in-tegrante de los derechos humanos, losderechos culturales son el marco pro-picio de la diversidad cultural. Así, laDeclaración (2002) afirma al respecto(art. 5):

    “Toda persona debe, así, poder expre-sarse, crear y difundir sus obras en lalengua que desee y en particular en sulengua materna8; toda persona tienederecho a una educación y una forma-

    ción de calidad que respete plenamentesu identidad cultural; toda persona debepoder participar en la vida cultural queelija y ejercer sus propias prácticas cul-turales, dentro de los límites que imponeel respeto de los derechos humanos y delas libertades fundamentales”.

    El tercer ámbito se centra en que ladiversidad cultural sea accesible a to-dos. La Convención (2005) estableceel principio rector de acceso equitati-vo. Se trata de que todas las culturaspuedan expresarse y darse a conocer.La diversidad cultural se garantizamediante la libertad de expresión, elpluralismo de los medios de comuni-cación, el multilingüismo, la igualdadde acceso a las expresiones artísticas,el saber científico y tecnológico y me-diante la posibilidad de que todas lasculturas estén presentes en los mediosde expresión y difusión.

    3. Diversidad cultural ycreatividad

    Para los propósitos de este trabajoeste es el apartado de la Declaración(2002) que más nos interesa, puestoque incorpora el elemento creatividad,esencial para dinamizar proyectos de

    7 Ver Vidal-Beneyto, J. (Ed.) (2006).8 En todo caso, hay que asumir que la diversidad lingüística supone una barrera social

    que acaba por incorporar costes económicos. Gabriel Tortella lo ponía de manifiestoen un artículo en el diario El País (18 de Julio de 2006; p. 13), al señalar las dificulta-des de la Unión Europea para la consecución de un verdadero mercado único: “… lamovilidad de la mano de obra y de los servicios se ve obstaculizada, más aún que porla legislación, por la fragmentación lingüística y cultural”. Señala Tortella que elcoste de las barreras lingüísticas (aunque las estimaciones puedan resultar discuti-bles) oscilaría entre uno y dos puntos del crecimiento del Producto Interior Bruto.

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    naturaleza cultural pero no sólo, comoapuntaremos más adelante. Al mismotiempo que se defiende al patrimoniocultural en todas sus formas y se de-termina su preservación y valorizacióna fin de que pueda nutrir la creativi-dad, la Declaración (2002) traza en elartículo 8 los argumentos esencialesde la excepción cultural, al afirmar quelos bienes y servicios culturales sonmercancías distintas de las demás. Enel próximo epígrafe profundizaremosesta argumentación.

    En un tono similar se expresa laConvención (2005) cuando afirma quelas actividades, los bienes y serviciosculturales son de índole a la vez eco-nómica y cultural, porque son porta-dores de identidades, valores y signi-ficados, y por consiguiente no debentratarse cono si sólo tuviesen un valorcomercial.

    En este mismo apartado, la Decla-ración (2002) apunta a las políticasculturales como catalizadoras de lacreatividad, al garantizar la libre circu-lación de ideas y obras, creando lascondiciones propicias para la produc-ción y difusión de bienes y serviciosculturales diversificados, gracias a in-dustrias culturales con capacidad deactuar tanto en el plano local como glo-bal. En este sentido, afirma: “CadaEstado debe, respetando sus obliga-ciones internacionales, definir su po-lítica cultural y aplicarla, utilizandopara ello los medios de acción quejuzgue más adecuados, ya se trate deapoyos concretos o de marcos regla-mentarios apropiados”.

    4. Diversidad cultural ysolidaridad internacional

    En este cuarto apartado, la Decla-ración (2002) proclama la necesidadde reforzar las capacidades de crea-ción y difusión a escala mundial. Unalínea en esta dirección sería la de re-forzar la cooperación y solidaridad in-ternacionales, dados los perceptiblesdesequilibrios que se producen en losintercambios de bienes culturales enel mercado internacional. Se trataría,como objetivo, de que todos los paí-ses, y en particular los países en víasde desarrollo, pudieran disponer deindustrias culturales competitivas,tanto a escala nacional como interna-cional. Con relación a estos objetivos,la Convención (2005) recoge los prin-cipios rectores de solidaridad y co-operación internacionales y decomplementariedad de los aspectoseconómicos y culturales del desarro-llo.

    Asimismo, la Declaración (2002)incide en el establecimiento de relacio-nes de asociación entre el sector pú-blico, el privado y la sociedad civil. Aeste respecto, se desliza una crítica alas capacidades del mercado: “Lasfuerzas del mercado por sí solas nopueden garantizar la preservación ypromoción de la diversidad cultural,condición de un desarrollo humanosostenible. Desde este punto de vista,conviene fortalecer la función primor-dial de las políticas públicas, en aso-ciación con el sector privado y la so-ciedad civil”. A partir de esta reflexión

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    se justifica una intervención pública,que quedará perfilada en el subsiguien-te “Plan de Acción”.

    3. La particular naturalezade los bienes y servicios

    culturales. Unaaproximación desde el

    análisis económico

    En el apartado anterior nos hemosdetenido en plantear una amplia re-flexión acerca de los valores que la di-versidad cultural aporta a la humani-dad. Considero que los argumentosesbozados constituyen un buen pun-to de partida para la defensa de estadiversidad cultural a través de las me-didas políticas necesarias. A ellas nosreferiremos en el próximo apartado.

    No obstante, antes de abordar laacción política, me gustaría dedicar unespacio a esbozar argumentos para ladefensa de la “excepcionalidad cul-tural”, a partir, precisamente, de lascaracterísticas de las actividades, bie-nes y servicios culturales, que los ha-cen diferentes, excepcionales, al restode las mercancías, lo que propicia unaintervención pública por motivos detono menos elevado a los expuestosen el apartado anterior y vinculados,fundamentalmente, al análisis econó-mico como disciplina.

    3.1. Los argumentos de laUNESCO

    El artículo 8 de la Declaración(2002) es muy explícito. Su título reza:“Los bienes y servicios culturales,

    mercancías distintas de las demás”.A partir de este título-afirmación des-grana una serie de argumentos:

    “Frente a los cambios económicosy tecnológicos actuales, que abrenvastas perspectivas para la creación yla innovación, se debe prestar una aten-ción particular a la diversidad de la ofer-ta creativa, a la justa consideración delos derechos de los autores y de losartistas así como al carácter específicode los bienes y servicios culturales queen la medida que son portadores deidentidad, de valores y sentido, nodeben ser considerados como mercan-cías o bienes de consumo como losdemás”.

    La Convención (2005) es menosprecisa, aunque a lo largo de la mismase pueden encontrar, reelaborados, losargumentos utilizados en el artículo 8de la Declaración (2002). Así, en supreámbulo se recogen tres párrafos ensintonía con el citado artículo:

    “Reconociendo la importancia de losderechos de propiedad intelectual parasostener a quienes participan en la crea-tividad cultural,Persuadida de que las actividades, losbienes y servicios culturales son de ín-dole a la vez económico y cultural, por-que son portadores de identidades, va-lores y significados, y por consiguienteno deben tratarse como si sólo tuviesenun valor comercial,Observando que los procesos demundialización, facilitados por la evo-lución rápida de las tecnologías de lainformación y la comunicación, pese aque crean condiciones inéditas para quese intensifique la interacción entre lasculturas, constituyen también un desafío

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    para la diversidad cultural9, especial-mente en lo que respecta a los riesgos dedesequilibrio entre países ricos y po-bres…”

    A mayor abundamiento la Conven-ción (2005) incorpora entre sus objeti-vos el de “reconocer la índole espe-cífica de las actividades, los bienes yservicios culturales en su calidad deportadores de identidad, valores ysignificado”. También podríamosapuntar el principio rector decomplementariedad de los aspectoseconómicos y culturales del desarro-llo, habida cuenta de la consideraciónde la cultura como uno de los princi-pales motores del mismo10.

    3.2. Los rasgosdiferenciales de los bienesy servicios culturalesdesde el análisiseconómico

    La reflexión que vamos a llevar acabo en este apartado va a estar funda-mentada en el análisis microeconómicoconvencional (Lasuén et al., 2005; cap.X). La concepción de economía de lacultura subyacente en este enfoque–la más extendida en el mundo acadé-mico occidental– comprende a las acti-vidades artísticas (teatro, música, ópe-ra, danza, artes visuales, artesanía, lite-

    ratura, artes populares y comunitarias)y a las de entretenimiento y ocio (pelí-culas, radio y televisión, edición y pu-blicación). Quizá quepa señalar que labatalla en defensa de la excepcionalidadcultural y la necesidad de llevar a cabopolíticas de índole proteccionista estámás centrada en estas últimas activida-des, presentes en un grado muy supe-rior en los mercados internacionales.

    Vamos a abordar la caracterizaciónde los bienes y servicios culturalesdesde el análisis económico detenién-donos en las dos perspectivas clási-cas: la que toma en consideración cues-tiones de eficiencia y aquella que fijasu atención en los aspectos de equi-dad.

    3.2.1. La caracterización de losbienes y servicios culturales desde laeficienciaPartamos de una carencia de princi-

    pio. No existe una definición adecuadade lo que son bienes y servicios cultu-rales y, desde luego, tampoco de cultu-ra (Lasuén et al., 2005, p. 57). Adaptan-do la definición esbozada al inicio deeste apartado se pueden destacar algu-nas características, que nosotros va-mos a cifrar en cuatro ámbitos.

    En primer lugar, la mayor parte delos bienes culturales podrían calificar-se de servicios. La razón de conside-

    9 Ver Acheson, K. (2005).1 0 El análisis del vínculo entre cultura y crecimiento económico, tomando como puente

    entre ambos el fomento de la creatividad y su impacto en la capacidad innovadora,está comenzando a ser explorado desde perspectivas diversas. Pueden verse al res-pecto, Lasuén, J. R. y Aranzadi, J. (2002); Lasuén, J. R.; García, M. J. y Zofío, J. L.(2005) y Palma, L. (2006).

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    rar servicios a lo que, en principio, sonobjetos –un cuadro o un libro– es quesu valor viene determinado casi exclu-sivamente por su contenido, que estrabajo conceptual o intelectual. El usode estos bienes tiene rasgos similaresal de los bienes públicos, pues el co-nocimiento que incorporan esacumulable y en algunos casos tam-bién su continente; muchos de ellosson asimismo de gran durabilidad. Otrorasgo que los aproxima a los bienespúblicos es la inexcluibilidad en su uso.Muchas personas pueden disfrutar deellos al mismo tiempo sin que pierdanpor ello su valor, lo que hace social-mente indeseable limitar su uso.

    En segundo lugar, muchos bienesculturales y artísticos tienen un valorque aumenta con el tiempo. Este he-cho, unido a la posible durabilidad delbien los hace susceptibles de conver-tirse en activos11 que puedenintercambiarse en mercados específicos.

    En tercer lugar, el consumo de bie-nes artísticos y culturales presentaadictividad, contraviniendo la ley dela utilidad marginal decreciente expues-ta por Alfred Marshall. Este justificóesta adictividad como la excepción dela regla, debido a la intensificación delgusto por el arte, adquirido a partir deun consumo repetido del mismo. GaryBecker buscó una explicación alterna-tiva a la observada adictividad –queLasuén et al. (2005, p. 58) consideranmás satisfactoria– según la cual lo quevaría con el consumo de bienes y ser-

    vicios culturales y artísticos no sonlos gustos sino la capacidad y la habi-lidad intelectual de los consumidorespara apreciar la calidad de los bienes,que aumenta con la experiencia, lo queBecker denomina capital de consumo.

    Por último, se pueden caracterizara estos bienes como de mérito, lo quepodría conllevar que las preferenciasindividuales y sociales con relación aestos bienes difirieran. Sería el caso,por ejemplo, de la defensa del cine es-pañol por parte del Ministerio de Cul-tura, al objeto de salvaguardar ciertosvalores. El hecho mismo de la inter-vención nos señala que los individuosno estarían, por sí mismos, dispuestosa llevar a cabo el consumo de cine es-pañol en la cantidad que la sociedad–cuyas preferencias se revelan a tra-vés de un proceso político– considerasatisfactoria. Vamos a profundizar enesta característica al abordar el análi-sis desde la perspectiva de la equidad.

    3.2.2. La caracterización de losbienes y servicios culturales desde laequidadPara llegar a la conclusión de que

    los bienes y servicios culturales, o almenos una buena parte de ellos, sedeben asignar a través de un procesopolítico y no a través del mercado, debecaracterizarse a aquellos como bienesde mérito. Lasuén et al. (2005, p. 50)siguen a Musgrave al señalar que “elbien de mérito es un bien que surgedebido a una preferencia comunita-

    1 1 Para una aproximación a los mercados del arte desde la perspectiva de la Economía dela Cultura ver Palma Martos, L. (2004).

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    ria, social, no individual, al que tie-nen derecho a acceder todos los ciu-dadanos si lo desean, normalmentede forma gratuita. Es un bien que unacomunidad cree que deben poseertodos sus ciudadanos aunque algu-nos de ellos no lo deseen12”.

    Posiblemente, y así lo destacaMusgrave, los bienes artísticos y cul-turales estarían más cerca de los bienesde mérito que de los colectivos. Comoejemplos de bienes de mérito Musgraveseñaló: la preocupación por el manteni-miento de los lugares históricos, el res-peto por las fiestas nacionales, el res-peto por el medio ambiente y el interéspor el estudio y la cultura.

    Los bienes de mérito se caracteri-zan por resultar de un “proceso histó-rico de sedimentación de preferenciascomunitarias acerca de lo que es fun-damentalmente deseable o indesea-ble para la comunidad” (Lasuén etal., 2005, pp. 60-61). Este proceso his-tórico lleva a los ciudadanos a aceptarla conveniencia de satisfacer esas pre-ferencias comunitarias y contribuir ala financiación de las mismas, inclusoen el caso de que estas preferenciascomunitarias fueran diferentes de lasdel propio individuo.

    3.3. La internacionalizacióndel comercio de bienes yservicios culturales

    El mercado de bienes y serviciosculturales es posiblemente uno de losmás internacionalizados. Ante estarealidad cabría hacerse la pregunta dequé determina los patrones de comer-cio de este tipo de bienes.

    Schulze (2005) aborda diversosaspectos del comercio internacional delos bienes culturales que nos parecende interés. Toma el carácter adictivode la demanda de este tipo de bienesque ya hemos señalado para introdu-cir el concepto –originario de Becker–de capital de consumo. Este capital deconsumo tendría dos componentes,uno personal, constituido por el con-sumo privado y otras experiencias deconsumo relevantes, y otro social, queprocede de la influencia de los demás,ya sean iguales o personas relevan-tes, influyentes en la toma de decisio-nes de consumo. Schulze (2005) seña-la dos implicaciones del concepto deadicción positiva en el contexto inter-nacional. En primer lugar, las personasconceden menos valor a los bienesculturales extranjeros debido a la falta

    1 2 Lasuén et al. (2005, pp. 59-61) incorporan una interesante discusión de tonometodológico acerca del tratamiento debido o indebido de los bienes y serviciosculturales por parte de la economía neoclásica al confundir los bienes meritorios conlos colectivos. Estos últimos serían de preferencia individual y beneficiarían directa-mente a quienes los consumieran e indirectamente a los demás.

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    de acumulación de capital de consu-mo personal y subdesarrollo del so-cial. En este sentido, encontraríamosque el comercio bilateral de bienes cul-turales será mayor entre países cuyasculturas (podríamos apuntar la lengua)están más próximas. También pudierasuceder que la acumulación de capitalde consumo cultural fuera asimétrica13.En segundo lugar, Schulze señala unfenómeno de histéresis en el comerciointernacional de estos bienes, pueséste depende de la proximidad culturaly además el comercio actual dependedel pasado.

    Desde la oferta, Schulze (2005)pone de manifiesto la heterogeneidaddel concepto bien o servicio cultural,clasificando a estos bienes en dos ca-tegorías: bienes únicos y bienes repro-ducibles. En el primer caso, podemospensar en un cuadro, se caracterizanpor que se producen en un único pasocreativo. Suelen ser duraderos y va-liosos y generan un mercado secun-dario entre consumidores actuales yfuturos, que suele dominar el mercadoprimario, dada la baja sustituibilidadentre los objetos de arte ya reconoci-dos y los nuevos.

    El volumen de transacciones eneste mercado se ve favorecido por elnivel de renta (son bienes de lujo); porla proximidad cultural y por la perte-nencia de los agentes al mismo bloquecomercial.

    Los bienes reproducibles (libros,música grabada…) requieren dos pa-sos, un primer paso que supone la crea-ción y un segundo, para llevar a cabola reproducción, que tiene lugar confuertes economías de escala y de al-cance. También se dan economías deescala sectoriales, ya sea a nivel local,nacional o internacional. La proximi-dad cultural es también crucial en elcomercio de este tipo de bienes14.

    4. La diversidad cultural ylas políticas públicas

    En el apartado anterior hemosabordado un conjunto de argumen-tos que hacen de los bienes y servi-cios culturales unas “mercancías dis-tintas de las demás” y por ello de-bían sustraerse en su creación, pro-ducción y comercialización a las le-yes del mercado.

    Desde la eficiencia habría que ga-rantizar la existencia de esos bienes–considerados de mérito– puesto quela demanda podría no existir por faltade conocimiento o por falta de educa-ción respecto al consumo de estos bie-nes. Desde la equidad habría que ga-rantizar el acceso a estos bienes de to-das las capas sociales. La excepcióncultural queda reforzada al reconocer lapropia diversidad cultural como un va-lor en sí misma. Por ello, es necesario eldiseño de políticas que la preserven de

    1 3 Este hecho puede observarse en la diversa penetración que tiene el cine norteamerica-no en Europa frente al cine europeo en los Estados Unidos.

    1 4 Estos elementos pueden reconocerse en la supremacía a escala internacional del cineestadounidense.

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    los procesos homogeneizadores, quese consideran desatienden los valoresculturales, primando los mercantiles, enuna espiral de nefastas consecuenciaspara la propia naturaleza humana y, alargo plazo, para las mismas bases eco-nómicas en las que la vida del hombrese asienta.

    En este apartado vamos a repasarlas políticas planteadas con este obje-tivo en la Convención de la UNESCO(2005) y la posición de la Unión Euro-pea sobre la defensa del principio dela diversidad cultural.

    4.1. Las políticasculturales en laconvención de la UNESCO(2005)

    El artículo 5 de la Convención querecoge la norma general relativa a losderechos y obligaciones de las partes,integrado en la parte IV de la Conven-ción, reconoce el derecho soberano deéstas a formular y aplicar sus políticasculturales y a adoptar medidas paraproteger y promover la diversidad delas expresiones culturales, así como areforzar la cooperación internacionalpara lograr los objetivos de la Conven-ción. Se busca asimismo la coherenciaentre las políticas nacionales y las dis-posiciones de la Convención.

    El artículo 6, bajo el título “Dere-chos de las partes en el plano nacio-nal” recoge un listado de ocho posi-bles políticas y medidas culturales quepreviamente han sido definidas gené-ricamente en el artículo 4.615. Repase-mos brevemente esta tipología de me-didas:

    · Medidas reglamentarias encamina-das a la protección y promociónde la diversidad de las expresionesculturales.

    · Medidas que brinden oportunida-des a las actividades y los bienes yservicios culturales nacionales parala creación, producción, distribu-ción, difusión y disfrute, compren-didas las disposiciones relativas ala lengua utilizada.

    · Medias encaminadas a proporcio-nar a las industrias culturales inde-pendientes nacionales un accesoefectivo a los medios de produc-ción, difusión y distribución.

    · Medidas destinadas a concederasistencia financiera pública.

    · Medidas dirigidas a alentar organi-zaciones sin fines de lucro, asícomo a entidades públicas y pri-vadas, artistas y otros profesiona-les de la cultura, a impulsar y pro-mover el libre intercambio y circu-lación de ideas, expresiones, acti-vidades, bienes y servicios cultu-rales y a estimular en sus activida-des el espíritu creativo y el espíri-

    1 5 El citado artículo 4 párrafo 6 dice que “Las “ políticas y medidas culturales” serefieren a las políticas y medidas relativas a la cultura, ya sean éstas locales, nacio-nales, regionales o internacionales, que están centradas en la cultura como tal, ocuya finalidad es ejercer un efecto directo en las expresiones culturales de las perso-nas, grupos o sociedades, en particular la creación, producción, difusión y distribu-ción de las actividades y los bienes y servicios culturales y el acceso a ellos”.

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    tu de empresa.· Medidas destinadas a crear y apo-

    yar las instituciones de serviciopúblico pertinentes.

    · Medidas encaminadas a respaldary apoyar a los artistas y demáspersonas que participan en la crea-ción de expresiones culturales.

    · Medidas destinadas a promover ladiversidad de los medios de comu-nicación social, comprendida lapromoción del servicio público deradiodifusión.

    A este listado del artículo 6 habríaque añadir dos conjuntos de medidasrecogidos en los artículos 7 y 8. En el7, se insta a las partes (gobiernos na-cionales ), bajo el rótulo “Medidaspara promover las expresiones cultu-rales”, a crear un entorno favorable ala creación, producción, difusión y dis-tribución de las expresiones cultura-les autóctonas. Se pone un énfasisespecial en las circunstancias y nece-sidades especiales de mujeres, mino-rías y pueblos autóctonos. Asimismose considera muy relevante propiciarel acceso a las diversidades culturalesya sean internas como del resto delmundo.

    El artículo 8 faculta a las partes allevar a cabo medidas protectoras delas expresiones culturales en su terri-torio en el caso de que corran el riesgode extinguirse, sufran una grave ame-naza o requieran una medida urgentede salvaguarda.

    En el resto del articulado de estaIV parte se sugieren otra serie de posi-bles medidas encaminadas a promo-ver la educación y sensibilización del

    público en esta materia (Artículo 10);fomentar la participación de la socie-dad civil (Artículo 11), promover lacooperación internacional (Artículo12), integrar la cultura en el desarrollosostenible (Artículo 13); y apoyar lacooperación para el desarrollo (Artí-culos 14, 15, 16 y 17). Asimismo se creapor el artículo 18 el Fondo Internacio-nal para la Diversidad Cultural.

    Vemos, pues, que la Convenciónda carta blanca a los gobiernos nacio-nales en lo que se refiere a políticasculturales, primando en todo momen-to los aspectos culturales frente a loseconómicos. Debe entenderse en estesentido que defender la diversidadcultural significa, y así lo ha asumidola UNESCO, que la asignación de losrecursos en este ámbito se debe reali-zar mediante el proceso político, limi-tando de forma sustancial el papel delmercado. En todo caso, la Convenciónde la UNESCO (2005) no hace más quereforzar una línea ya presente, por ejem-plo, en el Tratado de Roma, cuyo artí-culo 36 recogía el derecho de los Esta-dos miembros de la Unión Europea aproteger el patrimonio cultural impo-niendo restricciones a la exportaciónde obras de arte, siendo muy libres paradefinir lo que consideraban patrimo-nio cultural. A lo dispuesto en este ar-tículo cabría añadir un conjunto demedidas que suponen una clara inter-vención de los gobiernos en el comer-cio internacional de bienes culturales:la regulación del IVA; el “droit desuite” concedido a los artistas, sub-venciones directas o indirectas víadeducciones fiscales, o la habitual in-

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    tervención en el sector cinematográfi-co16.

    No obstante lo anterior, Schulze(2005) afirma que en qué gradodistorsionan realmente al comercio in-ternacional de bienes y servicios cul-turales las intervenciones del gobier-no es una cuestión empírica que hastael momento no ha sido resuelta.

    4.2. La Unión Europea y ladefensa del principio dediversidad cultural

    La Convención adoptada por laUNESCO el 20 de Octubre de 2005 fuenegociada de manera conjunta por laComisión Europea, en nombre de laComunidad, y por la Presidencia delConsejo, en nombre de los Estadosmiembros. La Comisión Europea(2005a) considera que la Convenciónsupone una primicia histórica en lasrelaciones internacionales al consagrarun consenso, inédito hasta el momen-to, en la comunidad internacional entorno a un conjunto de principios rec-tores y de conceptos vinculados a ladiversidad cultural y constituir la basede un nuevo pilar en la gobernanzamundial en materia de cultura.

    A juicio de la Comisión Europea(2005a) la Convención contribuye areconocer el papel y la legitimidad delas políticas públicas para la protec-ción y la promoción de la diversidadcultural; también reconoce la importan-cia de la cooperación internacional,sobre todo para hacer frente a situa-

    ciones de vulnerabilidad cultural en lospaíses en desarrollo. Asimismo, laConvención define una adecuada arti-culación con otros instrumentos alobjeto de aplicarla de manera eficaz,amén de constituir una nueva plata-forma para abordar la cultura en el con-texto más amplio del desarrollo soste-nible.

    Debemos señalar que la conserva-ción y el fomento de la diversidad cul-tural figuran entre los principios fun-dadores de la Comunidad y están ins-critos en el artículo 151 del Tratado(antes 128) y en el artículo 22 de la Cartade Derechos Fundamentales de laUnión Europea. Para su aplicación, elprincipal instrumento de la políticaeuropea es el programa “Cultura2000” cuyo objetivo es el desarrollode un espacio cultural común median-te el apoyo a proyectos artísticos yculturales de dimensión europea en suconcepción, organización y realización(Comisión Europea, 2005b). La vigen-cia del programa alcanza hasta el 2006y se ha visto completado por el pro-grama de actuación comunitario parala promoción de organismos cultura-les europeos en el período 2004-2006.El futuro vendrá marcado por el pro-grama “Cultura 2007” que retomaráy completará gran parte de las activi-dades de los citados programas. Asi-mismo, y con vistas a promover y pro-teger los intercambios y la diversidadcultural en la Unión, la Comisión pro-puso declarar 2008 como “Año Euro-peo del Diálogo Intercultural”.

    1 6 Ver Fernández Blanco, V. y Prieto Rodríguez, J. (2006).

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    Hemos apuntado anteriormenteque la Comisión Europea (2005a) en-tiende que la Convención adoptada porla UNESCO constituye un nuevo pilarde la gobernanza mundial. Y esto esasí porque permite colmar un vacío ju-rídico al establecer un conjunto dederechos y obligaciones, tanto a es-cala nacional como internacional convistas a la protección y promoción dela diversidad cultural. Debía, en estesentido, desempeñar un papel compa-rable –y tener el mismo nivel normati-vo– al que desempeñan en sus ámbi-tos respectivos las convenciones dela Organización Mundial de la Propie-dad Intelectual (OMPI), los Acuerdosde la Organización Mundial de Comer-cio (OMC) y de la Organización Mun-dial de la Salud (OMS).

    El objetivo general de la Conven-ción es tener en cuenta la diversidadcultural a la hora de desarrollar políti-cas públicas y garantizar que las polí-ticas en materia de cultura contribu-yan al acceso igualitario, tanto a lasculturas locales como a las demás cul-turas del mundo. A partir de esta pre-misa, la Convención de la UNESCO es,desde la óptica de la Comisión Euro-pea, una transposición al ámbito inter-nacional de los principios comunita-rios y en particular del, ya citado, ar-tículo 151, en el que se establece quela Comunidad tendrá en cuenta losaspectos culturales en su actuación envirtud de otras disposiciones del Tra-tado (Art. 151.4).

    Nos gustaría señalar, por último,que la Comisión Europea (2005a) en-tiende que la Convención no pone en

    tela de juicio los compromisos suscri-tos en la OMC. No tiene por objeto niefecto la exclusión de los bienes y ser-vicios culturales de los acuerdos de laOMC. Es más, la Convención recono-ce, como hemos visto, la particulari-dad de los bienes y servicios cultura-les y legitima las políticas culturalestanto internas como internacionales.Habría que añadir al respecto que laComunidad y sus Estados miembros,mantienen una posición clara en laOMC en cuanto a los servicios cultu-rales y audiovisuales, que consiste enpreservar su capacidad para mantenery elaborar políticas en dichos ámbitos.

    5. Conclusiones

    En el ya viejo debate entre culturay mercado, la Convención sobre la pro-tección y promoción de la diversidadde las expresiones culturales, adopta-da el 20 de Octubre de 2005 por laUNESCO, supone una victoria de losplanteamientos estéticos frente a loseconómicos. Así por lo menos parecea primera vista.

    No obstante, hay que considerarque ese viejo debate ha ido buscandoy, finalmente, encontrando espacios deconsenso, argumentos con los que loseconomistas han contribuido a justifi-car y fortalecer las políticas en defen-sa de una cierta excepcionalidad cul-tural. Quizá el argumento de mayorpeso esgrimido ha sido el de conside-rar a los bienes y servicios culturalescomo bienes de mérito. Este argumen-to, junto a otros que hemos tenidoocasión de analizar, tanto en su ver-

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    tiente teórica como de plasmación po-lítica, constituyen un cuerpo doctrinalque da carta de naturaleza a una varia-da gama de intervenciones públicas.

    Como bien apunta la Comisión Eu-ropea, la Convención se erige, en elámbito de la cultura, en un nuevo pilarde la gobernanza mundial; y ese pilarcuenta con este bagaje doctrinal parareforzar su presencia en un entorno enel que las fuerzas económicas barren–acaso sin pretenderlo conscientemen-te– las diversas manifestaciones cultu-rales, en un proceso homogeneizadorque supone un riesgo para la humani-dad, tanto en términos de riqueza patri-monial como económica, si aceptamosque la diversidad creativa es una fuen-te de prosperidad.

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