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COES TITO CHIN POLITICA IDE LA PORTUGUESA APROBADA POR PLEBISCITO DEL 19 DE MARZO DE 1933 y con las modificaciones introducidas por las leyes in." 1885,1910 y 1945, respectivamente de 23 de Marzo, 23 de Mayo de 1935 y de 21 de Diciembre de 1936 ACTO COLONIAL con /as modificaciones introducidas por la ley n.° 1900 de 21 de Mayo de 1935 Principios Fundamentales de la Revolución Política, por el DOCTOR ANTONIO DE OLIVEIRA SALAZAR EDICIONES DEL SECRETARIADO DE LA PROPAGANDA NACIONAL

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COES TITO CHINPOLITICA IDE LA

PORTUGUESAAPROBADA POR PLEBISCITO DEL 19 DE MARZO DE 1933y con las modificaciones introducidas por las leyesin." 1885,1910 y 1945, respectivamente de 23 de Marzo,23 de Mayo de 1935 y de 21 de Diciembre de 1936

ACTO COLONIALcon /as modificaciones introducidas por laley n.° 1900 de 21 de Mayo de 1935

•Principios Fundamentales dela Revolución Política, por elDOCTOR ANTONIO DEOLIVEIRA SALAZAR

EDICIONES DEL SECRETARIADO DE LA PROPAGANDA NACIONAL

Comp. e Imp. na 1EDITORIAL IMPERIO»

llua do Salitre, 151-153/Telefone 4 8276/Lisboa

CONSTITUCIÓN POLÍTICA DE LA REPÚBLICAPORTUGUESA

1.S PARTE

De las garantías fundamentales

TITULO I

DE LA NACIóN PORTUGUESA

Artículo 1.° — El territorio de Portugal es el que lepertenece actualmente y comprende :

1.° — En Europa : el Continente y Archipiélagos dela Madera y Azores ;

2.° — En Africa Occidental : el Archipiélago de CaboVerde, Guiné, S. Tomé y Príncipe con sus dependencias,8. Juan Bautista de Ajudá, Cabinda y Angola ;

3.° — En Africa Oriental : Mozambique ;4.° — En Asia : Estado de la India y Macau con sus

respectivas dependencias.5.° — En Oceanía : Timor y sus dependencias ;§ único. La Nación no renuncia, a los derechos que

tenga o pueda llegar a tener sobre cualquier otro terri-torio.

Artículo 2.° — Ninguna parte de territorio nacionalpuede ser adquirida por Gobierno o entidad de derecho

público de pais extrangero, salvo_,napa-irttrála4- c' / de re-.we

1— t--- ' _ ce,ICRG ,. t.-

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presentación diplomática o consular, siempre que existareciprocidad a favor del Estado Portugués.

Artículo 3. e — Constituyen la Nación todos los ciu-dadanos portugueses residentes dentro o fuera de su ter-ritorio, los que son considerados dependientes del Estadoy de las leyes portuguesas, salvo las reglas aplicables dederecho internacional.

§ único. Los extrangeros que se encuentren o resi-dan en Portugal están también sujetos al Estado y lasleyes portuguesas, sin perjuicio de lo preceptuado por elderecho internacional.

Artículo 4.° — La Nación portuguesa constituye un.Estado independiente cuya soberanía solo reconoce comolímites, en el órden interno, la moral y el derecho ; y, enel internacional, los que deriven de las convenciones o tra-tados libremente celebrados o de derecho consuetudinariolibremente aceptado, cumpliéndole cooperar con otros Es-tados en la preparación y adopción de soluciones que in-teresen a la paz entre los pueblos y al progreso de lahumanidad.

§ único. Portugal preconiza el arbitraje como mediode dirimir los litigios internacionales.

Artículo 5.° — El Estado Portugués es una Repú-blica unitaria y corporativa, basada en la igualdad de losciudadanos ante la ley, en el libre acceso de todas lasclases a los beneficios de la civilización y en la interfe-rencia de todos los elementos estructurales de la Naciónen la vida administrativa y en la hechura de las leyes.,

§ único. La igualdad ante la ley supone el derechode poder ejercer cargos públicos, conforme a la capaci-

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dad y a los servicios prestados y la negación de cualquierprevilegio de nacimiento, nobleza, título nobiliario, sexo,o condición social, salvo, cuanto a la mujer, las diferen-cias resultantes de su naturaleza y del bien de la familiay, cuanto a los encargos o ventajas de los ciudadanos, losimpuestos por la diversidad de las circunstancias o porla naturaleza de las cosas.

Artículo 6.° — Incumbe al Estado:1.° — Promover la unidad y establecer el órden ju-

rídico de la Nación, definiendo y haciendo respetar losderechos y garantías impuestas por la moral, por la jus-ticia o por la ley a favor de los individuos, de las fami-lias, de las autarquías locales y de las otras personascolectivas, públicas o pribadas;

2.° — Coordenar, impulsar y dirigir todas las acti-vidades sociales, haciendo prevalecer una justa harmoníade intereses, dentro de la legítima subordinación de loparticular a lo general;

3.° — Celar por la mejora de condiciones de las cla-ses sociales menos favorecidas, impidiendo que estas cai-gan más bajo que el mínimo de existencia humanamentesuficiente.

TITULO II

DE LOS CIUDADANOS

Artículo 7.° — La ley civil determina cómo seadquiere y se pierde la cualidad de ciudadano portugués.Este goza de los derechos y garantías consignadas en la

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Constitución, salvo, cuanto a los naturalizados, las res-triciones establecidas en la ley.

§ único. Los extrangeros residentes en Portugal go-zan de los mismos derechos y garantías, si la ley no de-terminare lo contrario. Se exceptúan los derechos políti-cos y los derechos públicos que acarréen encargos parael Estado, observándose, no obstante, quanto a los últi-mos, la reciprocidad de ventajas concedidas a los por-tugueses por otros Estados.

Artículo 8.° — Constituyen derechos y garantías in-dividuales de los ciudadanos portugueses:

1.° — El derecho a la vida e integridad per-sonal;

2.° — El derecho al buen nombre y reputación;3.° — La libertad y la inviolabilidad de creencias y

prácticas religiosas, no pudiendo nadie, por causa deellas, ser perseguido, pribado de un derecho o exento decualquier obligación o deber cívico. Nadie será obligado acontestar acerca de la religión que profesa, a no ser eninterrogatório estadístico ordenado por ley;

4.° — La liberdad de expresión de pensamiento bajacualquier forma ;

5.° — La liberdad de enseñanza;6.° — La inviolabilidad del domicilio y el sigilo de

correspondencia, según los términos que la ley de-termine;

7. r> --- La liberdad de elección de profesión n génerode trabajo, industria o comércio, salvo las restriccioneslegales requeridas por el bién común y 'la exclusiva queúnicamente el Estado y los cuerpos administrativos po-

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drán conceder según los términos de la ley, por motivode reconocida utilidad pública;

S.() — No ser pribado de la libertad personal ni presosin formación de culpa, salvo los casos previstos en los§§ 3° y 4° ;

9.° — No ser sentenciado criminalmente sino en vir-tud de ley anterior que declare punibles el acto o la'omisión ;

10.° — Formarse instrucción contradictoria, dándosea los acusados, antes y después de la determinación deculpa, las necessarias garantías de defensa ;

11. 0 — No haber penas corporales perpetuas, ni demuerte, salvo cuanto a ésta, en caso de beligerancia conpaís extrangero y para ser aplicada en el teatro de laguerra;

12.° — No haber confiscación de bienes ni transmi-sión de cualquier pena de la persona del delincuente;

13.° — No haber prisión por falta de pago de costaso sellos ;

14.° — La libertad de reunión y asociación ;15.° — El derecho de propriedad y su transmisión,

en vida o en muerte, en las condiciones determinadas porla ley civil;

16.° — No pagar impuestos que no hayan sido esta-blecidos de harmonía con la Constitución ;

17.9 — El derecho de reparación de cualquier lesiónefectiva conforme disponga la ley, pudiendo ésta, cuantoa lesiones de orden moral, prescribir que la reparaciónséa pecuniaria;

18.° — El derecho de representación o petlgón, de

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11- Ç? L-

reclamación o queja, ante los órganos de la soberanía ocualesquiera autoridades, en defensa de sus derechos odel interés general;

19.° — El derecho de resistir a cualesquiera 'órdenesque infrinjan los garantías individuales, no estando le-galmente suspendidas, y de repeler con la fuerza la agre-sión particular, cuando no séa posible recurrir a la auto-ridad pública;

20.° — Haber revisión de las sentencias criminales,asegurándose el derecho a indemnización de pérdidas ydaños por la Hacienda Nacional al reo y sus herederos,mediante proceso que la ley regulará;

§ 1. 9 — La especificación de estos derechos y garan-tías no excluye otros cualesquiera constantes en la cons-titución y en las leyes, entendiéndose que los ciudadanosdeberán siempre hacer uso de ellos sin ofensa de los de-rechos de terceros ni lesión de los intereses de la socie-dad o de los principios de la moral;

§ 2.° — Leyes especiales regularán el ejercicio de lalibertad de expresión del pensamiento, de la enseñanza,de reunión y asociación, debiendo, en cu'anto a la pri-snera, impedir preventiva o represivamente, la perver-sión de la opinión pública en su función de fuerza social,y salvaguardar la integridad moral de los ciudadanos, alos que quedará asegurado el derecho de publicar gratui-tamente la rectificación o defensa en la publicación pe-riódica en la que fuerán injuriados o infamados, sin per-juicio de cualquier otra responsabilidad o procedimientodeterminado en la ley;

§ 3.° -- Es autorizada la prisión, sin formación de

culpa, en flagrante delito y en los siguientes crímenesconsumados, frustrados o intentados : contra la seguri-dad del Estado ; falsificación de moneda, billetes de Bancoy títulos de la déuda pública ; homicidio voluntario ; hurtodoméstico o robo ; hurto, burla o abuso de confianza prac-ticados por un reincidente ; quiebra fraudolenta ; fuegopuesto ; fabricación, retención o empléo de bombas ex-plosivas y otros ingenios semejantes.

§ 4.° — Fuera de los casos indicados en el párrafoantecedente, la prisión en carcel pública o detención endomicilio pribado o establecimento de alienados solo po-drá ser hecha mediante orden por escrito de la autoridadcompetente y no será mantenida, si el detenido ofrecierecaución idónea o fijare residencia con obligación de pre-sentarse a las autoridades (termo de residencia) cuandola ley lo consienta.

Se podrá recurrir contra el abuso del poder a laprovidencia excepcional del Habeas Corpus, en las condi-ciones determinadas en ley especial.

Artículo 9.° A cualquier empleado del Estado, delos cuerpos y corporaciones administrativas o de compa-ñías que con uno u otros tengan contrato, le es garan-tizado el derecho al lugar durante el tiempo en el quefuere obligado a prestar servicio Enilitar.

Artículo 10.° — El Estado concederá distinciones ho-noríficas o recompensas a los ciudadanos que se distinganpor sus méritos personales o por sus hechos cívicos o mi-litares, y también a los extrangeros, por conveniencias in-ternacionales, estableciendo la ley las órdenes, condecora-ciones, medallas o diplomas para esto destinadas.

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Artículo 11.° — Está prohibido a los órganos de laSoberanía, conjunta o separadamente, suspender la Cons-titución o restringir los derechos en ella consignados,salvo los casos previstos en la misma.

TITULO III

DE LA FAMILIA

Artículo 12." — El Estado asegura la constitución ydefensa de la familia, como fuente de conservación y de-sarrollo de la raza, como base primera de la educa-ción, de la disciplina y harmonía social y como funda-mento del órden político y administrativo por su agre-gación y representación en la feligresía y en el municipio.

Artículo 13.° — La constitución de la familia seasenta

1. 0 — En el casamiento y la filiación legítima;2.° — En la igualdad de derechos y deberes de los

cónyuges, en cuanto al sustento y educación de los hijoslegítimos ;

3.° — En la obligación de registro de casamiento ydel nacimiento de los hijos.

§ 1.° — La ley civil determina las normas relativasa las personas y bienes de los cónyuges, al patrio podery su suplemento, a los derechos de sucesión en linia rectao colateral y al derecho de alimentos.

§ 2.° --- Se garantiza a los hijos legítimos la plenitudde los derechos exigidos por el órden y solidez de IQ fa-

lo

milla, reconociéndose a los ilegítimos prohijables, hastaa los nascituros, derechos convenientes a su situación, enespecial el de alimentos, mediante investigación acercade las personas a quienes incumba la obligación de darlos.

Artículo 14.° A los fines de defensa de la familiaincumbe al Estado y autarquías locales :

1.° — Favorecer la constitución de los hogares inde-pendientes y en condiciones de salubridad y la institu-ción del /casal de familia» (1).

2.° — Proteger la maternidad ;3.° — Regular los impuestos de harmonía con los en--

cargos legítimos de la familia y promover la adoptacióndel salario familiar;

4.0 — Facilitar a los padres el cumplimiento del de-ber de instruir y educar a los hijos cooperando con ellospor medio de establecimientos oficiales de enseñanza ycorrección o favoreciendo las instituciones particularesque se destinen al mismo fin ;

5.° — Tomar todas las providencias en el sentido deevitar la corrupción de las costumbres.

Artículo 15.° — El registro del estado civil de losciudadanos es de la competencia del Estado.

(1) Se entiende por casal de familia la institución de un pa-

trimonio (de los bienes) que se perpetúe y sea inalienable y común.

Podríamos llamarlo en español — Patrimonio de familia.

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TITULO IV

DE LOS ORGANISMOS CORPORATIVOS

Artículo 16.° — Incumbe al Estado autorizar, salvodisposición de ley en contrario, todos los organismos cor-porativos, morales, culturales y económicos y promovery auxiliar su formación.

Artículo 17.° — Los organismos corporativos a losque se refiere el artículo anterior, tendrán principal-mente objectivos científicos, literarios, artísticos o deeducación física; de asistencia, beneficencia o caridad;de perfeccionamiento técnico o de solidaridad de inte-reses.

§ único. La constitución y funciones de estos orga-nismos se regularán por normas especiales.

Artículo 18.° — Los extrangeros domiciliados enPortugal pueden formar parte de los organismos corpo-rativos, según los términos que ta ley determine, peroles está vedado intervenir en el ejercicio de los derechospolíticos atribuidos a tales organismos.

TITULO V

DE LA FAMILIA, DE LOS ORGANISMOS CORPORATIVOS

Y DE LAS AUTARQUIAS COMO ELEMENTOS POLITICOS

Artículo 19.° — Pertenece exclusivamente a las fa-milias el derecho de elegir las juntas de feligresía.

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§ único. Este derecho será ejercido por el respec-tivo jefe.

Artículo 20.° — En los organismos corporativos es-tarán representadas orgánicamente todas las activida-des de la Nación y les compete el participar en la elec-ción de las Cámaras Municipales y de las Juntas deProvincia y en la constitución de la Cámara Corpo-rativa.

Artículo 21.° — A la organización política del Es-tado concurrirán las juntas de feligresía para la elecciónde las cámaras municipales y éstas para la de las Jun-tas de provincia. En la Cámara Corporativa tendránrepresentación las autarquías locales.

TITULO VI

DE LA OPINIÓN PÚBLICA

Artículo 22. 0 — La opinión pública es elemento fun-damental de la política y administración del país, incum-biendo al Estado el defenderla de todos los factores quela desorienten de la verdad, la justicia, la buena admi-nistración y el bién común.

Artículo 23.° — La prensa ejerce una función de ca-

racter público, en virtud de lo cual no podrá recusarse,en asuntos de interés nacional, a publicar las notas ofi-ciosas de dimensiones ordinarias que le sean enviadas porel Gobierno.

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TITULO VII

DEL óRDEN ADMINISTRATIVO

Artículo 24.° — Los funcionarios públicos están alservicio de la colectividad y no al de cualquier partido uorganización de intereses particulares, incumbiéndoles elacatar y hacer respetar la autoridad del Estado.

Artículo 25.° — Están sujetos a la disciplina pres-crita en el artículo anterior los empleados de las autar-quías locales y corporaciones administrativas así comolos que trabajen en empresas que exploten servicios deinterés público.

Artículo 28.° — La suspensión combinada de servi-cios públicos o de interés colectivo llevará consigo la de-misión de los delinquentes, además de otras responsabi-lidades que prescriba la ley.

Artículo 27.° No se permite la acumulación, salvoen las condiciones previstas en la ley, de empléos delEstado o de las autarquías locales, o de aquel y de éstos.

§ único. El régimen de las incompatibilidades, yaséa de cargos públicos, ya de éstos con el ejercicio deotras profesiones, será definido por ley especial.

Artículo 28.° — Todos los ciudadanos están obli-gados a prestar al Estado y a las autarquías localescooperación y servicios en harmonía con las leyes y acontribuir, conforme sus haberes, a los encargos pú-blicos.

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TITULO VIII

DEL óRDEN ECONÓMICO Y SOCIAL

Artículo 29.° — La organización económica de la Na-ción deberá de realizar el máximo de la producción yriqueza socialmente útil y establecer una vida colectivade lo que resulte poderío para el Estado y justicia entrelos ciudadanos.

Artículo 30.° — El Estado regulará las relacionesde la economía nacional con la de los otros paises obede-ciendo al principio de una adecuada cooperación, sin per-juicio de las ventajas comerciales que se obtengan espe-cialmente de algunos o de la defensa indispensable con-tra amenazas o ataques externos.

Artículo 31.° — El Estado tiene el derecho y la obli-gación de coordenar y regular superiormente la vida eco-nómica y social con los objetivos siguientes :

1.° — Establecer el equilibrio de la población, de lasprofesiones, de los empléos, del capital y del trabajo ;

2.° — Defender la economía nacional de las explo-taciones agrícolas, industriales y comerciales de caracterparasitario o incompatibles con los intereses superioresde la vida humana;

3.° Conseguir el menor precio y el mayor salariocompatibles con la justa remuneración de los otros facto-res de la producción por el perfeccionamiento de la técni-ca, de los servicios y del crédito ;

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4. 0 — Desarrollar la población de los territorios na-cionales, proteger a los emigrantes y disciplinar a la emi-gración ;

Artículo 32.° — El Estado favorecerá a las activida-des económicas particulares que, em relativa igualdadde coste, fueren más productivas sin perjuicio del bene-ficio social atribuido y de la protección debida a las pe-queñas industrias domésticas.

Artículo 33.° — El Estado solo puede intervenir di-réctamente en la gerencia de las actividades económicasparticulares cuando tenga que financiarlas y para con-seguir beneficios sociales superiores a los que se obten-drían sin su intervención.

§ único. Quedán también sujetas á la condición pre-vista en la última parte de este artículo las explotacionesde fin lucrativo del Estado, aunque trabajen en régimende libre concurrencia.

Artículo 34.° — El Estado promoverá la formacióny desarrollo de la economía nacional corporativa, pro-curando el que sus elementos no tiendan a establecerentre si concurrencia irregular y contraria a los justosobjectivos de la sociedad y de ellos mismos, sino a cola-borar mutuamente como miembros de la misma colecti-vidad.

Artículo 35.° — La propriedad, el capital y el trabajodesempeñan una función social, en régimen de coopera-ción económica y solidaridad, pudiendo la ley determi-nar las condiciones de su empléo o de explotación, con-formes con la finalidad colectiva.

Artículo 36.° — El trabajo, tanto comúm, como cua-

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ni

lificado o técnico puede ser asociado a la empresa de lamanera que las circunstancias lo aconsejaren.

Artículo 37.° — Solo los organismos corporativos denaturaleza económica autorizados por el Estado pueden,

1según los términos de la ley, celebrar contratos colectivosde trabajo, los que serán nulos sin su intervención.

Artículo 38.° — Los litigios que se refieran a las re-laciones colectivas del trabajo son de la competencia detribunales especiales.

Artículo 39.° — En las relaciones económicas entreel capital y el trabajo no se permite la suspensión de laactividad a cualquiera de las partes con el fin de conse-guir sus respectivos intereses.

Artículo 40.° — Es de derecho y obligación del Es-tado la defensa de la moral, de la salubridad de la ali-mentación y de la higiene pública.

§ único. Se dificultará, como contrario a la economíay moral públicas, el acumularse lugares en empresas pri-

• badas.Artículo 41.° — El Estado promueve y favorece a

- las instituciones de solidaridad, previsión, cooperación ymutualidad.

TITULO IX

DE LA EDUCACIÓN, ENSEÑANZA Y CULTURA NACIONAL

Artículo 42.° — La educación e instrucción son obli-gatorias y es de incumbencia de las familias y de los es-

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tablecimentas oficiales o particulares en cooperación con

ellas.Artículo 43.° — El Estado mantendrá escuelas de

primera enseñanza, complementarias, medias y superio-res e Institutos de Alta Cultura.

§ 1. 0 — La enseñanza primaria, elementaria, es obli-gatoria, pudiendo hacerse en el hogar doméstico, en es-cuelas particulares o en escuelas oficiales.

§ 2.° — Se fomentarán las artes y las ciencias y se-rán protegidas en su desarrollo, enseñanza y propaganda,siempre que sean respetadas la Constitución, la jerar-quía y la acción coordenadora del Estado.

§ 3.° — La enseñanza suministrada por el Estado,tiende, además de a dar mayor vigor fisico y perfeccio-namiento a las faculdades intelectuales, a la formacióndel caracter, del valor profesional y de todos las virtudesmorales y cívicas, orientadas aquellas por los principiosde la doctrina y moral cristianas, tradicionales del País.

§ 4. 0 — No necesita autorización la enseñanza reli-giosa en las escuelas particulares.

Artículo 44.° — Es libre el establecer escuelas parti-culares paralelas a las del Estado, quedando sujetas ala fiscalización de éste y pudiendo ser subsidiadas por élo consideradas oficiales para efecto de la concesión dediplomas cuando sus programas y la categoría del res-pectivo personal docente no fueren inferiores a los delos establecimientos oficiales similares.

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TITULO X

DE LAS RELACIONES DEL ESTADO CON LA IGLESIA

CATÓLICA Y DEL RÉGIMEN DE CULTOS

Artículo 45.° — Es libre el culto público o particularde todas las religiones, pudiendo éstos organizarse libre-mente, en harmonía con los normas de su jerarquía ydisciplina y constituir de esa forma asociaciones u orga-nizaciones a las que el Estado reconoce existencia civily personalidad jurídica.

§ único. Se exceptuán los actos de culto incompati-bles con la vida e integridad física de la persona humanay con las buenas costumbres.

Artículo 46.° — Sin perjuicio de lo preceptuado porlas concordatas en la esfera del Patronazgo, el Estadomantiene el régimen de separación en relación a la Igle-sia Católica y a cualquier otra religión o culto praticadosdentro del territorio portugués, y las relaciones diplo-máticas entre la Santa Sede y Portugal, con recíprocarepresentación.

Artículo 47.° — Ningún templo, edificio, dependen-cia u objecto de culto afecto a una religión podrán ser

destinados por el Estado a otro fin.Artículo 48.° — Los cementerios públicos tienen ca-

racter secular, pudiendo los ministros de cualquier reli-gión praticar en ellos libremente los respectivos ritos.

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TITULO XI

DEL DOMINIO PÚBLICO Y PRIBADO DEL ESTADO

Artículo 49.° — Pertenecen al dominio público delEstado :

1. 0 — Los yacimientos minerales, los manantialesminero-medicinales y otras riquezas naturales existentesen el subsuelo ;

2.° — Las aguas marítimas con sus lechos ;3.° — Los lagos, lagunas o cursos de agua navega-

bles o fluctuables, con sus respectivos lechos y álveos asícomo también los que, por decreto especial, fueren reco-nocidos de utilidad pública como aprovechables para laproducción de energía eléctrica, nacional o regional, opara irrigación ;

4.° — Las zanjas abiertas por el Estado ;5.° — Las capas aéreas superiores al territorio más

allá de los limites que fije la ley en beneficio del proprie-tarjo del suelo ;

6.° — Las lineas férreas de interés público de cual-quier naturaleza, las carreteras y los caminos públicos ;

7.° — Las zonas territoriales reservadas a la defensamilitar ;

8.° — Cualesquiera otros bienes sujetos por ley alrégimen de dominio público.

§ 1.° — Los poderes del Estado sobre los bienes dedominio público y el uso de éstos, de parte de los ciuda-danos, son regulados por la ley y por las convencionesinternacionales celebradas por Portugal, quedando siem-

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pre a salvo para el Estado sus derechos anteriores y paralos particulares los derechos adquiridos, pudiendo, noobstante, ser éstos objeto de expropiación determinada

por el interés público y mediante justa indemnización.§ 2.° — Se exceptúan de las riquezas indicadas en el

número 1.° las rocas y tierras comunales y los materialesvulgarmente empleados en las construcciónes.

§ 3.° — El Estado procederá a la demarcación delos terrenos que, constituyendo propiedad particular, con-finen con bienes de dominio público.

Artículo 50.° — La administración de los bienes queestán bajo el dominio pribado del Estado pertenece, enel continente e Islas Adyacentes, al Ministerio de Ha-cienda, salvo los casos de expresa atribución a otro.

Artículo 51.° — No pueden ser enajenados cuales-quiera bienes o derechos del Estado que interesen a suprestigio o a superiores conveniencias nacionales.

Artículo 52.° — Están bajo la protección del Estadolos monumentos artísticos, históricos, y naturales y losobjetos artísticos oficialmente reconocidos como tales,siendo prohibida su enajenación a favor de extrangeros.

TITULO XII

DE LA DEFENSA NACIONAL

Artículo 53.° — El Estado asegura la existencia y elprestigio de las instituciones militares de tierra y mar

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exigido por las supremas necesidades de defensa de laintegridad nacional y de la manutención del órden y dela paz pública.

§ único. La organización militar es una para todo elterritorio.

Artículo 54.° — El servicio militar es general y obli-gatorio. La ley determina la forma de ser prestado.

Artículo 55.° — La ley regulará la organización ge-neral de la nación para el tiempo de guerra, en obedien-cia al principio de la nación armada.

Artículo 56.° — El Estado promueve, protege y au-xilia las instituciones civiles que tengan por fin adiestrary disciplinar la juventud de forma a prepararla para elcumplimiento de sus deberes militares y patrióticos.

Artículo 57.° — Ningún ciudadano puede conservarni obtener empléo del Estado o de los autarquías localessi no hubiera cumplido los deberes a los que está sujetopor ley militar.

Artículo 58.° — El Estado garantiza protección ypensiones a los que se inutilizaren en el servicio militaren defensa de la Patria y del órden, así como a la fa-milia de los que en él perdieren la vida.

TITULO XIII

DE LAS ADMINISTRACIONES DE INTERÉS COLECTIVO

Artículo 59.° — Son consideradas de interés colec-tivo y sujetas a regímenes especiales de administración,

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concurso, superintendencia o fiscalización del Estado,conforme las necesidades de seguridad pública, de la de-fensa nacional y de las relaciones econornicas y sociales,todas las empresas que tiendan al aprovechamiento yexplotación de lo que hace parte . del dominio público delEstado.

Artículo 60.° — Obdecerán a reglas uniformes, sinperjuicio, en puntos secundarios, de las especialidadesnecesarias :

1.° — El establecimiento o transformación de lascomunicaciones terrestres, fluviales, marítimas y aéreas,séa cual fuere su naturaleza o fines ;

2.° — La construcción de obras de aprovechamientode águas o carbones minerales para producción de ener-gía eléctrica, así como la construcción de redes para eltransporte, abastecimiento o distribución de la misma ytambién las obras generales de hidráulica agrícola ;

3.° — La explotación de los servicios públicos rela-tivos a las mismas comunicaciones, obras y redes.

Artículo 61.° — El Estado promoverá la realizaciónde las mejoras públicas mencionadas en el articulo ante-rior, en especial el desarrollo de la marina mercante na-cional, teniendo en vista, sobre todo, las ligaciones con losdominios ultramarinos y los paises donde hubiere nume-rosos portugueses.

Artículo 62.° — Las tarifas de explotación de servi-cios públicos concedidos están sujetas a la reglamenta-ción y fiscalización del Estado.

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TITULO XIV

DE LAS FINANZAS DEL ESTADO

Artículo 63.° — El Presupuesto General del Estadopara el Continente e Islas adyacentes es unitario, com-prendiendo la totalidad de los ingresos y gastos públicos,así como los de los servicios autónomos de los que puedenser publicados aparte desarrollos especiales.

Artículo 64.° — El Presupuesto General del Estadoes organizado anualmente y puesto en ejecución por elGobierno, de conformidad con las disposiciones legalesen vigor y en especial con la ley de autorización previstaen el n.° 4 del artículo 91.°

Artículo 65.° — Los gastos correspondientes a obli-gaciones legales o contratuales del Estado o permanen-tes por su naturaleza o fines, comprendidos los encargosde intereses y amortización de la déuda pública, debende ser tomados como base de fijación de los impuestos yotros rendimientos del Estado.

Artículo 66.° — El Presupuesto debe de consignarlos recursos indispensables para cubrir los gastostotales.

Artículo 67.° — El Estado sólo podrá contraer em-préstitos para aplicaciones extraordinarias en fomentoeconómico, amortización de otros empréstimos, aumentoindispensable del património nacional o necesidades im-periosas de defensa y salvación públicas.

§ único. Sin embargo pueden obtenerse por medioda déuda fluctuante, los suplementos necesarios, en re-

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presentación de ingresos de la gerencia corriente, al finde la cual debe de estar hecha la liquidación o el Tesorohabilitado a hacerla por sus cajas.

Artículo 68.° — El Estado no puede disminuir, endetrimento de los portadores de títulos el capital o los ré-ditos de la déuda pública fundada, pero sí puede con-vertirla según los términos del derecho.

Artículo 69. 0 — No pueden ser objeto de consolida-ción forzada los débitos por depósitos efectuados en lasCajas del Estado o en los estabelecimientos de créditoQue le pertenezcan.

Artículo 70.° — La ley fija las principios generalesrelativos :

1.° — A los impuestos ;2.° — A las tasas cobrables en los servicios públicos ;3.° — A la administración y explotación de los bie-

nes y empresas del Estado.§ 1.° En matéria de impuestos la ley determinará :

la incidencia, la tasa, las exenciones a que haya lugar, lasreclamaciones y recursos admitidos a favor del contri-buyente.

§ 2.° La cobranza de impuestos establecidos portiempo indeterminado o por periodo cierto que ultrapasea una gerencia, necesita de autorización de la AsarnbléaNacional.

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l

2.a PARTE

De la Organización política del Estado

TITULO I

DE LA SOBERANIA

Artículo 71.° — La soberanía reside en la Nación ytiene por órganos : el Jefe del Estado, la Asambléa Na-cional, el Gobierno y los Tribunales.

TITULO II

DEL JEFE DEL ESTADO

CAPITULO I

DE LA ELECCIÓN DEL PRESIDENTE DE LA REPÚBLICAY DE SUS PRERROGATIVAS

Artículo 72.° — El Jefe del Estado es el Presidentede la República elegido por la Nación.

§ 1.0 — El Presidente es elegido por siete años.§ 2.° — La elección se realizará en el domingo más

próximo al 60.° día anterior a la terminación de cada pe-

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ríodo presidencial, por sufragio directo de los ciudada-nos electores.

§ 3.° — El apuramiento final de votos es hecho porel Supremo Tribunal de Justita que proclamará Presi-dente al ciudadano que haya sido más votado.

Artículo 73.° — Solo puede ser elegido Presidentede la República el ciudadano portugués mayor de treintay cinco años, que esté en pleno gozo de sus derechos civi-les y políticos, y que haya tenido siempre la nacionali-dad portuguesa.

§ único. Si el elegido fuere miembro de la AsambléaNacional perderá el mandato.

Artículo 74.° — No pueden ser elegidos para elcargo de Presidente de la República los parientes hastael grado 6.°, de los Reyes de Portugal.

Artículo 75.° — El Presidente elegido asume sus

funciones el dia en que expira el mandato del anterior ytoma posesión ante la Asambléa Nacional, usando lasiguiente fórmula de compromiso :

«Juro mantener y cumplir leal y fiélmente la Cons-titución de la República, observar las leyes, promover elbién general de la Nación, sustentar y defender la inte-gridad e independencia de la Patria Portuguesa.»

Artículo 76.° — El Presidente de la República solose puede ausentar a país extrangero con el asentimientode la Asambléa Nacional y del Gobierno.

§ único. La no observancia de lo dispuesto en esteartículo envuelve, de pleno derecho, la pérdida del cargo.

Artículo 77.° — El Presidente de la República recibeun subsidio que será fijado antes de su elección y puede

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escoger dos propriedades del Estado que desée utilizarpara secretaría de la Presidencia y para su residencia yde las personas de su familia.

Artículo 78.° — El Presidente de la República res-ponde directa y exclusivamente ante la Nación por losactos praticados en el ejércicio de sus funciones, siendoel ejercicio de éstas y su magistratura independientes decualesquiera votaciones de la Asambléa Nacional.

§ único. Por crímenes extraños al ejercicio de susfunciones de Presidente responderá ante los tribunalesordinarios, pero solo después de terminado su mandato.

Artículo 79.° — El Presidente de la República puederenunciar a su cargo en mensaje dirigido a la Nación yPublicado en el «Diário del Gobierno».

Articulo 80. 0 — En caso de vacar la Presidencia dela República por muerte, renuncia, imposibilidad físicapermanente del Presidente o ausencia a país extrangerosin el asentimiento de la Asambléa Nacional y del Go-bierno, el nuevo Presidente será elegido en el prazo má-ximo de sesenta dial.

§ 1. 0 — La imposibilidad física permanente del Presi-dente de la República debe de ser reconocida por el Con-sejo de Estado, convocado para este efecto por el Presi-dente del Consejo de Ministros, el que, en caso afirma-tivo, hará publicar en el «Diario del Gobierno», la decla-ración de estar vacante la Presidencia.

§ 2.° — En cuanto no se realice la elección previstaen este artículo, o cuando, por cualquier motivo, exis-tiere impedimento transitorio de las funciones presiden-ciales, quedará el Presidente del Consejo, investido de

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las atribuciones de Jefe de Estado, conjúntamente corolas de su cargo.

CAPITULO II

DE LAS ATRIBUCIONES DEL PRESIDENTE DE LAREPÚBLICA

Artículo 81.° — Compete al Presidente de la Repú-blica :

1. 0 — Nombrar al Presidente del Consejo y los Mi-nistros de entre los ciudadanos portugueses y dimitirlos ;

2.° — Abrir solénnemente la primera sesión legisla-tiva de cada legislatura y dirigir mensages a la Asam-bléa Nacional, dirigiéndolas al Presidente que deberálerlos en la primera sesión posterior a su recepción;

3.° — Marcar, de harmonía con la ley electoral, eldía para las elecciones generales, o suplementarias deDiputados ;

4.° — Dar a la Asambléa Nacional poderes consti-tuyentes y someter a plebiscito nacional las alteracionesde la Constitución que se refieran a función legislativa oa sus órganos, en los términos del artículo 135, n.° 5 1 y 2.

5. 0 — Convocar extraordinariamente, por urgentenecesidad pública, la Asambléa Nacional para deliberarsobre asuntos determinados y aplazar sus sesiones sinperjuicio de la duración fijada para el periodo legislativoen cada año ;

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30

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6.° — Disolver la Asambléa Nacional cuando así loexijan los intereses superiores de la Nación ;

7.° — Representar la Nación y dirigir la política ex-terna del Estado, ajustar convenciones internacionales ynegociar tratados de paz y alianza, de arbitraje y de co-mercio, sometiéndolos, por intermédio del Gobierno, a laaprobación de la Asambléa Nacional ;

8.° — Indultar y conmutar penas. El indulto no pue-de ser concedido antes de haber sido cumplida la mitadde la pena ;

9.° — Promulgar y hacer publicar las leyes y reso-luciones de la Asambléa Nacional, así como los decretos-leyes y los decretos reglamentarios y firmar todos losdecretos individuales, bajo pena de no existencia.

Artículo 82.° — Los actos del Presidente da la Re-pública deben ser refrendados por el Presidente del Con-sejo y por el Ministro o Ministros competentes bajo penade no existencia.

§ único. No necesitan de refrendo1.° — El nombramiento y dimisión del Presidente

del Consejo;2.° — Los mensages dirigidos a la Asambléa Na-

cional;3.° — El mensage de renuncia de su cargo.

CAPITULO III

DEL CONSEJO DE ESTADO

Artículo 83. 0 — Junto al Presidente de la República

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funciona el Consejo de Estado, compuesto de los si-guientes miembros:

1. 0 — El Presidente del Consejo de Ministros ;2.° — El de la Asambléa Nacional ;3.° — El de la Cámara Corporativa ;4.° — El del Supremo Tribunal de Justicia;5.° — El Fiscal General de la República ;6.° — Cinco hombres públicos de superior competen-

cia nombrados vitaliciamente por el Jefe del Estado.Artículo 84.° — El Consejo de Estado será oído por

el Presidente de la República antes de ejercer las atri-buciones a que se refieren los números 4, 5 y 6 del ar-tículo 81.° y el párrafo único del artículo 87.° y en todaslas emergencias graves de la vida del Estado, pudiendotambién ser convocado siempre que el Presidente lotienda necesario.

TITULO III

DE LA ASAMBLEA NACIONAL

CAPITULO

DE LA CONSTITUCIÓN DE LA ASAMBLEA NACIONAL

Artículo 85.° — La Asambléa Nacional se componede noventa Diputados elegidos por sufragio directo de losciudadanos electores, durando su mandato cuatro años.

§ 1.° Por ley especial se determinarán los requi-

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sitos de elegibilidad de los Diputados, la organización delos colegios electorales y el procedimiento de elección.

§ 2.° — Nadie puede ser al mismo tiempo miembrode la Asambléa Nacional y de la Cámara Corporativa.

§ 3.° — Las vacantes que se dieren en la AsambléaNacional son ocupadas por elegidos en elección suplemen-taria, expirando los nuevos mandatos al fin de la legis-latura.

Artículo 86.° Compete a la Asambléa Nacional elverificar y reconocer los poderes de sus miembros, elegirsu mesa, elaborar su reglamento interno y regular su

u- policía.Artículo 87.° — Si la Asambléa Nacional fuere di-

[do suelta, las elecciones deben de efectuarse dentro de se-,n.

por la ley electoral vigente, del tiempo de ladisolución.

Las nuevas Cámaras se reunirán dentro de los trein-ta dias siguientes al cierre de las operaciones electora-les, si no estubiere concluido el periodo legislativo de eseaño y duran una legislatura completa sin contar el tiem.,po que hayan funcionado para completar el periodo le,gislativo anterior y sin perjuicio del derecho de diso,lución.

§ único. El plazo de sesenta dias fijado en este ar-

s tículo puede ser prorrogado hasta por seis meses, si asílo aconsejaren los superiores intereses del país.

Artículo 88.° — La Asambléa Nacional subsistirádespués de la última sesión legislativa ordinaria del cua-

las drenio hasta el apuro del resultado de las nuevas eleccio-os. nes generales.ui.

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CAPITULO II

DE LOS MIEMBROS DE LA ASAMBLÉA NACIONAL

Artículo 89.° — Los miembros de la Asambléa Na-cional gozan de las siguientes inmunidades y regalías :

a) Son inviolables por las opiniones y votos queemitieren en el ejercicio de su mandato, con las restri-ciones que constan en los párrafos 1.° e 2.° ;

b) No pueden ser jurados, peritos o testigos sin au-torización de la Asambléa ;

e) No pueden ser ni estar presos sin consentimientode la Asambléa, excepto si lo fueren en flagrante cielitoo por crimen al que corresponda pena mayor o equiva-lente en la escala penal ;

d) Si algún diputado fuere procesado criminalmen-te y encausado el juez lo comunicará a la Asambléa la

que, aparte el caso previsto en la última parte del incisoc) de este artículo, decidirá si el Diputado debe o no sersuspendido al efecto de la secuencia del processo ;

e) Tienen derecho a un subsidio en conformidad conlo que establezca la ley electoral.

§ 1.° — La inviolabilidad por las opiniones y votosno exime a los miembros de la Asambléa Nacional de laresponsabilidad civil y criminal por difamación, calunniae injuria, ultraje a la moral pública o provocación pú-blica al crimen.

§ 2.° — La Asambléa Nacional puede retirar elmandato a los Diputados que emitan opiniones contra-rias a la existencia de Portugal como Estado indepen-

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diente o por incitar de cualquier forma a la subversiónviolenta del orden político y social.

§ 3.° — Las inmunidades y regalías establecidas enlos incisos b) c) d) y e) subsisten solo durante el ejerci-cio efectivo de las funciones legislativas.

Artículo 90.° — Se prohibe a los miembros de laAsambléa Nacional:

L'Y — Celebrar contratos con el Gobierno o aceptarde éste o de cualquier Gobierno extrangero empléo retri-buido o comisión subsidiada. Se exceptuán de esta dis-posición :

a) Las misiones diplomáticas de Portugal;b) Las comisiones o mandos militares del Continen-

te e Islas Adyacentes y de las Colonias y gobiernos ultra-marinos ;

R.

c) Los cargos de carrera y las promociones legales ;d) Los nombramientos que por ley son hechos por

so el Gobierno, precediendo concurso, o bajo propuesta deer

entidades a quienes legalmente cabe el hacer indicacióno elección del funcionario.

on 2.° — Ejercer sus respectivos cargos, durante elfuncionamiento efectivo de la Asambléa Nacional, sifueren funcionarios públicos civiles o militares ;

la 3.° — Servir lugares de administración, gerencia yTia fiscalización que no sean ejercidos por nombramiento

del Gobierno, o de consulta jurídica o técnica en empre-sas o sociedades constituidas por contratos o concesiones

el especiales del Estado, o que tengan de éste previlegio noconferido por ley general, o subsidio o garantía de rentao interés ;

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4.° — Ser concesionario, contratante o socio de con-tratantes de concesiones, subastas o destajos públicos ocompartícipe en operaciones financieras del Estado.

§ 1.° — Los nombramientos en los casos previstos enlos incisos a) y b) del n.° 1 o en otros que impliquen lanecesidad de ser ejercidas las respectivas funciones fuera.del Continente, determinan la extinción del mandato.

§ 2.° — La no observancia de los preceptos conteni-dos en este artículo, implica, de pleno derecho, pérdidadel mandato y nulidad de los actos y contratos en él re-feridos.

CAPITULO III

DE LAS ATRIBUCIONES DE LA ASAMBLÉA NACIONAL

Artículo 91.° — Compete a la Asambléa Nacional :1. 0 — Hacer leyes, interpretarlas, suspenderlas y re-

vocarlas ;2.° — Vigilar por el cumplimiento de la Constitu-

ción y de las leyes ;3.0 — Tomar las cuentas respectantes a cada año

económico, las que le serán presentadas con el relatorioy decisión del Tribunal de Cuentas, si éste las hubierejuzgado, y los demás elementos que fueren necesariospara su apreciación.

4.° Autorizar al Gobierno, hasta el 15 de Diciem-bre de cada año, a cobrar los ingresos del Estado y a pa-gar los gastos públicos en la gerencia futura, definien-do en la respectiva ley de autorización los principios a.

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que debe estar sujeto el presupuesto en la parte de losgastos cuyo cuantitativo no esté determinado de harmo-nía con las leyes preexistentes; -

5.° — Autorizar al Gobierno a realizar empréstitosa y otras operaciones de crédito que no sean de déuda fluc-a

tuante, estableciendo las condiciones generales por lasque dedan ser efectuadas ;

6.° — Autorizar al jefe del Estado a hacer la guerra,a de no caber el recurso al arbitraje o éste se malograre,

salvo en caso de agresión efectiva, o inminente por fuer-zas extrangeras y a hacer la paz ;

7.° — Aprobar según los términos del n.° 7.° del ar-tículo 81.° las convenciones y tratados internacionales ;

8.° — Declarar el estado de sitio con suspensión to-tal o parcial de las garantías constitucionales, en uno omás puntos del territorio nacional, en caso de agresión

1: efectiva o inminente por fuerzas extrangeras o en el de

e-

la seguridad y el órden público ser gravemente pertur-bados o amenazados ;

9.° — Definir los límites de los territorios de la Na-ción ;

la 10.° — Conceder amnistías ;11.° — Tomar conocimiento de los mensages del Jefelo

del Estado ;.e12.° — Deliberar sobre la revisión constitucional,)s

antes de transcurrido el decenio ;13.° — Conferir al Gobierno autorizaciónes legisla-

tivas.a-

Artículo 92.0 — Las leyes votadas por la AsambléaNacional se deben restringir a la aprobación de las bases

a

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generales de los regímenes jurídicos, no pudiendo, noobstante, ser debatida, con fundamento en la violaciónde este principio, la legitimidad de cualesquiera precep-tos contenidos en ellas;

Artículo 93.° — Constituye todavía necesariamentemateria de ley :

a) La organización de la defensa nacional;b) La Creación y supresión de servicios públicos;c) El peso, valor y denominación de las monedas ;d) El tipo de los pesos y medidas;e) La creación de bancos o institutos de emisión y

las normas á que debe de obedecer la circulación fidu-ciaria;

f) La organización de los tribunales.

CAPITULO IV

DEL FUNCIONAMIENTO DE LA ASAMBLÉA NACIONALY DE LA PROMULGACIÓN DE LAS LEYES Y

RESOLUCIONES

Artículo 94.° — La Asambléa Nacional realiza sussesiones durante 3 meses improrrogables, empezando en25 de Noviembre de cada año, salvo lo dispuesto en losartículos 75.°, 76.° y 81.°, n.°

Artículo 95.° — La Asambléa Nacional funciona ensesión plena y sus deliberaciones son tomadas por plura-lidad absoluta de votos, teniendo que estar presente lamayoría del número legal de sus miembros.

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§ único. Las sesiones son públicas, salvo resolución,en contrario de la Asambléa y de su Presidente.

Artículo 96.° — Los miembros de la Asambléa Na-cional pueden oir, consultar o solicitar informes de cual-quier corporación o estancia oficial acerca de asuntosde administración pública ; sin embargo las estacionesoficiales no pueden contestar sin previa autorización delrespectivo Ministro el cual solo puede rehusarla con elfundamento de secreto de Estado.

Artículo 97.° — La iniciativa de la ley compite in-distintamente al Gobierno o a cualquier miembro de laAsambléa Nacional, pero no podrán éstos presentarproyectos ni hacer propuestas de alteración que envuel-

.

van aumento de gastos o disminución de ingresos delEstado.

§ único. La presentación de proyectos de ley tendránecesidad de tener voto favorable de una comisión espe-cial.

Artículo 98.° — Los proyectos aprobados por laAsambléa Nacional son enviados al Presidente de la Re-pública para Fer promulgados como ley dentro de los,quince dias immediatos.

§ único. Los proyectos no promulgados dentro deeste plazo serán de nuevo sometidos a la apreciación de laAsambléa Nacional y si entonces fueren aprobados pormayoría de dos tercios del número legal de sus miembros,el Jefe del Estado no podrá rehusarse a promulgarlos.

Artículo 99.° — La promulgación se hace por médiode esta fórmula :

«En nombre de la Nación, la Asambléa Nacional,

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decreta y yo promulgo la ley (o resolución) siguien-te»

§ único. Son promulgadas corno resoluciones :a,) Las ratificaciones de los decretos leyes expedido$

en los casos de urgencia y necesidad pública ;b) Las deliberaciones a que se refieren los n." 3.0,

6.°, 7.° y 12 del artículo 91.°.Artículo 100.° — Las propuestas o proyectos preseri-

tados a la Asambléa Nacional y no discutidos en la res-pectiva sesión no necesitan ser renovados en las siguien-tes de la misma legislatura; y cuando sean definitiva-mente rechazados no pueden ser renovados en el mismoperiodo legislativo, salvo si se dá el caso de disoluciónde la Asambléa Nacional.

Artículo 101. 0 — En el reglamento de la Asambléaconstará :

a) La limitación del tiempo para usar de la pa-labra ;

b) La prohibición de interponer en la orden del díaotro asunto no anunciado con la antecedencia por lo me-nos de veinticuatro horas ; 1

e) La obligación del orador de subir a la tribuna

para usar de la palabra sobre el orden del dia.

CAPITULO V

DE LA CÁMARA CORPORATIVA

Artículo 102.° — Al lado de la Asambléa Nacionalfunciona una Cámara Corporativa compuesta de repre-

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sentantes de autarquías locales y de los intereses so-ciales, considerados éstos en sus ramos fundamentalesde orden administrativo, moral, cultural y económico,designando la ley aquellos a quienes incumbe tal repre-sentación o el modo como serán escogidos y la duraciónde su mandato.

§ 1.° — Cuando vaquen cargos cuyos servidores ten-gan, por esta cualidad, asiento en la Cámara Corpora-tiva o se encuentren dentro de la incompatibilidad pre-vista en el § 2.° del artículo 85.° los respectivos interesesserán representados por los que legal o estatutariamentelos deban de substituir.

§ 2.° — Aparte la hipótesis prevista en el párrafoanterior, las vacantes ocasionadas en la Cámara Corpo-rativa son ocupadas de la forma por la que fueren desi-gnados los substituidos.

§ 3.° A los miembros de esta Cámara les es apli-cable lo dispuesto en el artículo 89.° y sus párrafos.

Artículo 103.° — Compite a la Cámara Corporativarelatar y dar parecer sobre todas las propuestas oproyectos de ley y sobre todas las convenciones o trata-dos internacionales que sean presentados a la AsambléaNacional, antes de en ésta empezar su discusión.

§ 1. 0 — El parecer será dado dentro de treinta diaso del plazo que la Asambléa fije, si la materia fuereconsiderada urgente por el Gobierno o por la Asam-bléa, conforme se trate de propuesta o de proyectode ley.

§ 2.° — Transcurridos los plazos a que se refiere alpárrafo anterior sin que haya sido mandado el parecer a

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la Asambléa Nacional, se podrá iniciar inmediatamentela discusión.

§ 3.° — Si la Cámara Corporativa, al pronunciarsepor la no admisión de un proyecto de ley en la genera-lidad, sugeriese su substitución por otro, podrá el Go-bierno o cualquier Diputado adoptarlo y será discutidoen conjunto con el primitivo, independientemente de unanueva consulta a la Cámara Corporativa.

Artículo 104.° — La Cámara Corporativa funcionadurante el periodo de las sesiones de la Asambléa Nacio-nal y por secciones especializadas, pudiendo, sin embar-go, reunirse dos o más secciones o todas ellas, si la mate-ria en estudio así lo reclamare.

§ 1.0 — En la discusión de las propuestas o proyec-tos de ley pueden intervenir el Presidente del Consejo yel Ministro o Sub-Secretario de Estado de las Corpora-ciones, cuando los hubiere, el Ministro o Ministros com-petentes, los representantes de unos y otros y el Dipu-tado que haya tenido la iniciativa del proyecto.

2.° — Las sesiones de la Cámara Corporativa no sonpúblicas.

Artículo 105. 0 — En el intérvalo del periodo legisla-tivo el Gobierno puede consultar las secciones de la Cá-mara Corporativa sobre decretos-leyes que hayan de serpublicados o propuestas de ley que hayan de ser presen-tadas a la Asambléa Nacional ; en este caso la discusiónen la Asambléa Nacional no necesitará de nueva con-sulta a la Cámara Corporativa.

Artículo 106.° — A la Cámara Corporativa le esaplicable lo preceptuado en los artículos S f► .° y 101.°, in-

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cisos a) y b), siéndoles reconocidas también a las respec-tivas secciones la faculdad conferida en el artículo 96.° alos miembros de la Asambléa Nacional.

TITULO IV

DEL GOBIERNO

Artículo 107.° — El Gobierno lo forman el Presiden-te del Consejo que podrá llevar los negocios de uno o másMinisterios y los Ministros.

§ 1. 0 — El Presidente del Consejo es nombrado ydimitido libremente por el Presidente de la República.Los Ministros y los Sub-Secretarios de Estado, cuandolos hubiere, son nombrados por el Presidente de la Repú-blica a propuesta del Presidente del Consejo y sus nom-bramientos refrendados por éste, así como las exonera-ciones de los Ministros cesantes.

§ 2.° — Las funciones de los Sub-Secretarios de Es-tado cesan con la exoneración de los respectivos Mi-nistros.

Artículo 108.° — El Presidente del Consejo es el res-ponsable ante el Presidente de la República por la polí-tica general del Gobierno y coordena y dirige la activi-dad de todos los Ministros que son los políticamente res-ponsables ante él de sus actos.

Artículo 109.° — Compite al Gobierno :1.0 — Refrendar los actos del Presidente de la Re-

pública ;

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2.° — Hacer decretos-leyes, en uso de autorizacioneslegislativas o en los casos de urgencia y necesidad públi-ca, y aprobar, en las mismas circunstancias, las conven-ciones y tratados internacionales ;

3.° — Elaborar los decretos, reglamentos e instruc-ciones para el buen cumplimento de las leyes ;

4.° — Superintender en el conjunto de la adminis-tración pública haciendo cumplir las leyes y resolucionesde la Asambléa Nacional, fiscalizando superiormente losactos de los cuerpos y corporaciones administrativas ypracticando todos los actos respectivos a nombramien-tos, transferencias, exoneración, retiro, jubilación, dimi-sión o reintegración del funcionalismo civil o militar, consalvaguarda para los interesados del recurso a los tribu-nales competentes.

§ 1.° — Los actos del Presidente de la República ydel Gobierno que lleven en sí aumento o disminución deingresos o gastos son siempre refrendados por el Minis-tro de Hacienda.

§ 2.° — Las autorizaciones legislativas, exceptuandolas que, por fuerza de sus proprios términos, suponganuso continuado, no pueden ser aprovechadas sino unavez. Puede, sin embargo, el Gobierno utilizarlas por par-tidas hasta consumirlas.

§ 3.° — Cuando el Gobierno publicare decretos-leyes, en los casos de urgencia y necesidad pública, du-rante el periodo de las sesiones legislativas, deberá pro-poner a la ratificación de la Asambléa Nacional los res-pectivos decretos-leyes, en una de las primeras cinco se-siones que se sigan a su publicación.

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Si la Asambléa Nacional no ratificare el decreto-ley,éste dejará de tener fuerza desde el día en que salga en

el Diário del Gobierno el respectivo aviso, expedido porel Presidente de la Asambléa.

La ratificación puede ser concedida com enmiendas ;en este caso, se considerará el decreto, sin perjuicio de suvigencia, transformado en propuesta de ley y será en-viado a la Cámara Corporativa, salvo si ésta hubierasido yá consultada.

§ 4.° — El nombramiento de los Gobernadores de lascolonias se hace en Consejo de Ministros.

§ 5.° — Tendrán la forma de decreto el nombramien-to, transferencia, exoneración, retiro, jubilación, dimi-sión o reintegración del Presidente del Supremo Tribu-nal de Justicia, del Fiscal General de la República, delos agentes diplomaticos y consulares y de los goberna-dores generales o de colónia.

Artículo 110.° — Los Ministros no pueden acumularel ejercicio de otra función pública o de otro cualquierempléo particular.

§ 1.0 — Se aplican a los Ministros las demás prohi-biciones y preceptos del artículo 90.°.

§ 2.° — Los miembros de la Asambléa Nacional ode la Cámara Corporativa que aceptaren el cargo de Mi-nistro no pierden el mandato, pero no podrán tomarasiento en la respectiva Cámara.

Artículo 111. 0 — El Consejo de Ministros se reunecuando su Presidente o el Jefe del Estado lo juzguen in-dispensable. Cuando el mismo Presidente o el Jefe del

Estado así lo entendieren, la reunión se hará bajo la

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presidencia de éste y lo será obligatoriamente cuando elJefe del Estado haya de usar las atribuciones que le sonconferidas por los n.° s 2.°, 3.°, 4. 0, 5.°, 6.° y 8.° del ar-tículo 81.°.

Artículo 112.° — El Gobierno tiene la exclusiva con-fianza del Presidente de la República y su conservación.en el Poder no depende del destino que tengan sus pro-puestas de ley o de cualesquiera votaciones de la Asam-bléa Nacional.

Artículo 113.° — El Presidente del Consejo mandaráal Presidente de la Asambléa Nacional las propuestas deley que hayan de ser remitidas a la misma así como tam-bién las explicaciones pedidas al Gobierno o las que ésteentienda convenientes.

§ único. Tratándose de asuntos que digan respectoa altos intereses nacionales, el Presidente del Consejopodrá comparecer en la Asambléa Nacional para ocupar-se de ellos.

Artículo 114.° — Cada Ministro es responsable polí-tica, civil y criminalmente por los actos que legalizare opracticare. Los Ministros son juzgadas en los tribunalesordinarios por los actos que envuelvan responsabilidadcivil o criminal.

§ único. Si algún Ministro fuere procesado criminal-mente, llegando el proceso hasta inclusive ser pronuncia-do, el Supremo Tribunal de Justita, en sesión plenaria,y con la asistencia del Fiscal General de la República de-cidirá si el Ministro debe de ser juzgado inmediata-mente, quedando en tal caso suspendido, o si el juicio debede realizarse después de terminadas sus funciones.

46

lo @I Artículo 115.° — Son crímenes de responsabilidad losSor actos de los Ministros y Sub-Secretarios de Estado y dear los agentes del Gobierno que atenten :

1.° — Contra la existencia política de la Nación ;2.° — Contra la Constitución y el régimen político

establecido ;10.

3.0— Contra el libre ejercicio de los órganos de laSoberanía ;

4.° — Contra el goce y el ejercicio de los derechospolíticos e individuales ;

ór 5.0— Contra la seguridad interna del País ;6.• — Contra la probidad de la administración ;7.0 — Contra la guardia y empléo constitucional de

los fondos públicos ;8.° — Contra las leyes de contabilidad pública.§ único. La condena por cualquiera de éstos críme-

nes lleva consigo la pérdida del cargo y la incapacidadpara ejercer funciones públicas.

TITULO V

DE LOS TRIBUNALES

Artículo 116.° — Las funciones judiciales son ejer-cidas por tribunales ordinarios y especiales.

Son tribunales ordinarios :1.° — El Supremo Tribunal de Justicia ;2.° — Los tribunales de 2. a instancia, en los distritos

judiciales del Continente e Islas adyacentes y de las Co-lonias;

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3.° — Los tribunales judiciales de 1. a instancia en lascomarcas de todo el territorio nacional.

§ 1.° — La ley puede admitir jueces municipales delimitada competencia en juzgados comprendidos en lascomarcas.

§ 2.° — Se mantienen los jueces de paz.Artículo 117.° — No se permite la creación de tribu-

nales especiales con competencia exclusiva para juzgardeterminada o determinadas categorias de crímenes, ex-cepto cuando san fiscales, sociales o contra la seguridaddel Estado.

Artículo 118.° — El Estado está representado en lostribunales.

1. 0 — Por el Fiscal General de la República ;2.° — Por el Fiscal de la República en cada tribu-

nal de 2. a instancia (Relavao).3.° — Por el delegado del Fiscal de la República en

cada tribunal de 1. a instancia ;4.° — Por los representantes designados legalmente

en los tribunales especiales.Artículo 119.° — Los jueces de los tribunales ordi-

narios son vitalicios e inamovibles, fijando la ley los tér-minos en que se hace su nombramiento, promoción, dimi-sión, suspensión, transferencia y colocación fuera de laplantilla y no pueden aceptar del Gobierno otras funcio-nes remuneradas, sin perjuicio de poder ser requisitadospara comisiones permanentes o temporales.

Artículo 120.° — Los jueces son irresponsables ensus sentencias judiciales, salvo las excepciones que con-signe la ley.

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Artículo 121.° — Las audiencias de los tribunalesson públicas, excepto en los casos especiales indicados enla ley y cuando la publicidad séa contraria al órden, alos intereses del Estado y a las buenas costumbres.

Artículo 122.° — Para la ejecución de sus despachosy sentencias, los tribunales tienem derecho a la coad-yubación de las otras autoridades cuando precisen deellas.

Artículo 123.° — Los tribunales no pueden, en loshechos sometidos a juicio, aplicar leyes, decretos o cua-lesquiera otros diplomas que infrinjan lo dispuesto enesta Constitución u ofendan los principios consignadosen ella.

§ 1. 0 — La constitucionabilidad de la regla de dere-cho respectante a la competencia de la entidad de quedimana, o á la forma de elaboración, solo podrá ser apre-ciada por la Asambléa Nacional y por su iniciativa o delGobierno, determinando la misma Asambléa los efectosde la inconstitucionabilidad, sin ofensa, sin embargo, alas situaciones creadas por los casos juzgados.

§ 2.° — La excepción que consta del parráfo anteriorabarca solo los diplomas emanados de los órganos de lasoberanía.

Artículo 124.° — Para prevención y represión de loscrímenes habrá penas y medidas de seguridad que ten-drán por fin la defensa de la sociedad y, en cuanto séaposible, la readaptación social del delincuente.

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TITULO VI

DE LAS CIRCUNSCRIPCIONES POLÍTICAS Y ADMINIS-TRATIVAS Y DE LAS AUTARQUIAS LOCALES

Artículo 125.° — El territorio del Continente se di-vide en concejos formados por feligresías y se agrupanen distritos y provincias, estableciendo la ley los límitesde todas las circunscripciones.

§ 1.0 — Los concejos de Lisboa y Porto se subdivi-den en barrios y éstos en feligresías.

§ 2.° — La división del territorio de las Islas Adya-centes y la respectiva organización administrativa se re-gulará por ley especial.

Artículo 126.° — Los cuerpos administrativos sonlas Cámaras Municipales, las Juntas de feligresía y lasJuntas de provincia.

Artículo 127.° — La vida administrativa de las au-tarquías locales está sujeta a la inspección de agentesdel Gobierno, pudiendo depender las deliberaciones de losrespectivos cuerpos administrativos de autorización oexigir la aprobación de otros organismos o autoridades yser sometidas a referendum.

Artículo 128.° — Para ejecución de sus deliberacio-nes y los otros fines especificados en las leyes, los cuer-pos administrativos tienen el Presidente o comisiones de-legadas según los términos de las próprias leyes.

Artículo 129.° — Las deliberaciones de los cuerposadministrativos solo se pueden modificar o anular en los

50

casos y por la forma prevista en las leyes administra-tivas.

Artículo 130.° — Los cuerpos administrativos tienenautonomía financiera en los términos que la ley deter-mine, siendo, con todo, obligadas las cámaras municipa-les a distribuir por las feligresías con destino a las mejo-ras rurales la parte de los ingresos fijada por la ley.

Artículo 131. 0 — Los régimenes tributarios de lasautarquías locales serán establecidos de forma que no séaperjudicada la organización fiscal o la vida financiera delEstado, ni dificultada la circulación de los productos ymercancías entre las circunscripciones del País.

Artículo 132.° — Los cuerpos administrativos solopueden ser disueltos en los casos y en los términos esta-blecidos en las leyes administrativas.

TITULO VII

DEL IMPERIO COLONIAL PORTUGUÉS

Artículo 133.° — Se consideran materia constitucio-nal las disposiciones del Acto Colonial debiendo publi-carlo el Gobierno nuevamente con las alteraciones exiji-das por la presente Constitución.

Disposiciones complementariasa) Revisión constitucional

Artículo 134.° — La C ion , ,seyá krevista ddiez en diez años, teniendo ra este 1feC190padltes cvqn-g-

1,J\ V\s-3\i t n 0191'51

C 4.1.> 15

tituyentes la Asambléa Nacional cuyo mandato abarca laépoca de revisión.

§ 1. 0 — La revisión puede ser adelantada cinco añossi fuere aprobada por dos tercios de los miembros de laAsambléa Nacional y en tal caso el periodo de diez añosse contará desde la fecha de la revisión.

§ 2.° — No pueden ser admitidas como objecto dedeliberación propuestas o proyectos de revisión consti-tucional que no definan con precisión las alteracionesproyectadas.

Artículo 135.° — Independientemente de los precep-tuado en el artículo anterior, cuando lo reclame impe-riosamente el bién público y despues de ser oido el Con-sejo de Estado, el Presidente de la República puede, endecreto firmado por todos los Ministros :

1.° — Determinar que la Asambléa Nacional quehaya de elegirse asuma poderes constituyentes y hagala revisión de la Constitución en puntos especiales indi-cados en el respectivo decreto ;

2.° — Someter a plebiscito nacional las alteracionesde la Constitución que se refieran a la función legislativao sus órganos, quedando en vigor las alteraciones apro-badas, en cuanto el apuro definitivo del plebiscito séa pu-blicado en el Diario del Gobierno.

b) Disposiciones especiales y transitorias

Artículo 136.° — Para ejecución del § único del ar-tículo 53.° será adoptado un régimen transitorio, con lasrestricciones temporarias juzgadas indispensables.

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Artículo 137.° — Hasta que no esté concluida la or-

ganización corporativa de la Nación, serán adoptadasformas transitorias para efectuar el principio de repre-sentación orgánica establecida en el titulo V de laParte 1.a.

Artículo 138.° — El actual Presidente de la Repú-blica es reconocido por esta Constitución, durando sumandato siete años a contar desde la fecha en que tomóposesión de la Presidencia.

Artículo 139.° — La primera Asambléa Nacionaltendrá poderes constituyentes.

Artículo 140.° — Las leyes y decretos con fuerza deley que sean o vengan a ser publicados hasta la primerareunión de la Asambléa Nacional continúan en vigor yquedan valiendo como leyes en lo que explícita o implíci-tamente no séa contrario a los principios consignados enesta Constitución.

Artículo 141.° — Las leyes y decretos-leyes referidosen el artículo anterior pueden, sin ambargo, ser revo-cados por decretos reglamentarios en todo cuanto se re-fiera á la organización interna de los servicios y no alterela situación jurídica de los particulares o el estatuto delos funcionarios.

§ único. Las restricciones que constan en este artí-culo no abarcan a las leyes y decretos-leyes que precep-túen lo que en ellos constituye materia legislativa, ni loque está exceptuado por la fuerza del § 1.° del artículo70.° y del artículo 93.°.

Artículo 142.° — Hasta que no sean publicados lasleyes necesarias para la ejecución de lo preceptuado en

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el titulo VI de la Parte II, la administración local conti-nuará regulada por la legislación vigente incluso en loque se refiere al nombramiento y dimisión de comisionesadministrativas de las autarquías locales.

Artículo 143.° — Esta Constitución entrará en vigordespués de aprobada por plebiscito nacional y en cuantoel apuro definitivo de éste séa publicado en el Diario delGobierno.

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ACTO COLONIAL

TITULO I

DE LAS GARANTIAS GENERALES

Artículo 1.° — La Constitución Política de la Repú-blica, en todas cuantas disposiciones que por su natura-leza no se refieren exclusivamente a la Metrópoli, es apli-cable a las Colonias, guardados los preceptos de los artí-culos siguientes.

Artículo 2.° — Es propio de la esencia organica dela Nación Portuguesa el desempeñar la función históricade poseer y colonizar dominios ultramarinos y de civili-zar las poblaciones indígenas que en ellos están compren-didas, ejerciendo también la influencia moral que le estáadscripta por el Patronazgo del Oriente.

Artículo 3.° — Los dominios ultramarinos de Portu-gal se denominam Colonias y constituyen el Império Co-lonial Portugués.

El territorio del Imperio Colonial está definido enlos n.° 8 2.° a 5.° del artículo 1.° de la Constitución.

Artículo 4.° — A los nacionales y extrangeros resi-dentes en las colonias les son garantizados los derechos.concernientes a la libertad, seguridad individual y pro-priedad, según los términos de la ley. A unos y otrospuede ser recusada la entrada en cualquier colonia ytanto los unos como los otros pueden ser expulsados, con-forme estuviera reglamentado, si de su presencia resul-taren graves inconvenientes de órden interno o interna-

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cional, cabiendo recurso de estas resoluciones sólo ante

el Gobierno.Artículo 5.° — El Imperio Colonial Portugués es

solidario con sus partes componentes y con la Me-

trópoli.Artículo 6. 0 —La solidaridad del Imperio Colonial

Portugués entraña especialmente la obligación de contri-buir, en la forma adecuada, para que se aseguren losfines de todos sus miembros y la integridad y defensa dela Nación.

Artículo 7.° — El Estado no puede enajenar, de nin-guna manera, cualquier parte de los territorios y dere-chos coloniales de Portugal, sin perjuicio de la rectifica-ción de fronteras, cuando sea aprobada por la AsambléaNacional.

Artículo 8.° — No puede ser adquirido en las colo-nias por gobierno extrangero terreno o edificio para seren él instalada representación consular sino después deconcedida autorización por la Asambléa Nacional y enlocal cuya elección séa aceptada por el Ministro de lasColonias.

Artículo 9.° — No son permitidas :1.° — Las concesiones de terreno, en una zona se-

guida de 80 metros más allá del nivel máximo de plena-mar, que confinen con la costa marítima dentro o fuerade las bahías ;

2.° — Las concesiones de terrenos, en una zona se-guida de 80 metros por encima del nivel normal de lasaguas y que confinen con lagos navegables y con ríosabiertos a la navegación internacional ;

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3.° — Las concesiones de terrenos, en una faja noinferior a 100 metros en cada lado, que sean marginalesdel perímetro de las estaciones del ferrocarril construi-das o proyectadas ;

4.° — Otras concesiones de terrenos que no puedanhacerse, conforme las leyes que estén presentemente envigor o que puedan ser promulgadas ;

§ único. En casos excepcionales, cuando oonvenga alos intereses del Estado :

a) Puede ser permitida, conforme con la ley, la ocu-pación temporal de parcelas de terreno situado en las zo-nas designadas en los números 1. 0 , 2.° y 3.° de este ar-tículo ;

b) Las referidas parcelas pueden estar dentro delárea de las poblaciones, conforme con la ley, medianteaprobación expresa del Gobierno, oidas las instanciascompetentes ;

c) Las parcelas así incluidas en el área de las po-blaciones pueden ser concedidas, de harmonia con la ley,siendo también condición indispensable la aprobación ex-presa del Gobierno, oidas las mismas instancias.

Artículo 10.° — En las áreas destinadas a poblacio-nes marítimas de las colonias o a su natural expansión,las concesiones o sub-concesiones de terrenos estarán su-jetas a las reglas siguientes :

1.0 — No podrán ser hechas a extrangeros sin apro-bación en Consejo de Ministros ;

2.° — No podrán ser otorgadas a ningunos indivi-duos o sociedades sino para aprovechamiento de sus ins-talaciones urbanas, industriales o comerciales.

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§ 1.° — No necesitan de previa autorización del Go-bierno los actos de transmisión particular de la proprie-dad de terrenos; pero si la transmisión fuese contrariaa lo dispuesto en los n." 1.° y 2.°, podrá ser anulada porsimple despacho de los Gobernadores Generales o deColonia, publicado en los Bole.tins Oficiales en los seismeses seguientes a aquel en que haya conocimiento de talhecho, sin perjuicio de la anulación en cualquier tiempopor los medios ordinarios, segun los términos del pár-rafo siguiente.

§ 2.° — Los derechos que este artículo y el anterioraseguran al Estado, son imprescriptibles.

§ 3.° — Las áreas de las poblaciones maritimas y lasdestinadas a su natural expansión serán delimitadas porprovidencia publicada en el Boletin Oficial de la coloniainteresada.

Artículo 11.° — En el futuro la administración y ex-plotación de los puertos comerciales de las colonias estáreservada al Estado. Una ley especial regulará las ex-cepciones que, dentro de cada puerto, con relación a de-terminados instalaciones o servicios, deban de ser admi-tidas.

Artículo 12.° — El Estado no concede, en ningunacolonia, a empresas singulares o colectivas :

1.° — El ejercicio de prorrogativas de administra-ción pública ;

2.° — La facultad de establecer o fijar cual-quier tributo o tasa, aún siendo en nombre del Es-tado;

3.° — El derecho de posesión de terrenos o de áreas

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de pesquisas mineras con la facultad de hacer sub-con-cesiones a otras empresas.

§ único. En la colonia donde haya actualmente con-cesiones de la naturaleza de aquellas a las que se refiereeste artículo se observará lo siguiente:

a) No podrán ser prorrogadas o renovadas en todoo en parte ;

b) El Estado ejercerá su derecho de rescisión o res-cate, según los términos de las leyes o contratos apli-cables;

e) El Estado tendrá en vista la completa unificaciónadministrativa de la colonia.

Artículo 13.° — Las concesiones del Estado, auncuando tengan que tener efecto con aplicación de capi-tales extrangeros, estarán siempre sujetas a condicionesque aseguren la nacionalización y demás convenienciasde la economía de la colonia. Diplomas especiales regu-larizarán este asunto para los mismos fines.

Atrículo 14.° — Quedan salvaguardados en la apli-cación de los artículos 8.°, 9.°, 10. 0, 11.° y 12.°, los dere-chos adquiridos hasta la presente fecha.

TITULO II

DE LOS INDÍGENAS

Artículo 15.° — El Estado garantiza la protección ydefensa de los indígenas de las colonias conforme losprincipios de humanidad y soberanía, las disposiciones de

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éste titulo y las convenciones internacionales que actual-mente vigoren o vengan a estar en vigor.

Las autoridades coloniales impedirán y castigarán,conforme con la ley, todos los abusos contra la persona ybienes de los indígenas.

Artículo 16.° — El Estado establece instituciones pú-blicas y promueve la creación de instituciones particula-res, unas y otras portugueses, a favor de los derechos in-dígenas o para su asistencia.

Artículo 17.° — La ley garantiza a los indígenas, enlos términos por ella declarados, la propiedad y posesiónde sus terrenos y culturas, debiendo de ser respetado esteprincipio en todas las concesiones hechas por el Estado.

Artículo 18.° — El trabajo de los indígenas al servi-cio del Estado o de los cuerpos administrativos es remu-nerado.

Artículo 19.° — Son prohibidos :1.° — Todos los regímenes por los que el Estado se

obligue a proveher de trabajadores indígenas a cuales-quiera empresas de explotación económica ;

2.° — Todos los regímenes por los que los indígenasexistentes en cualquier circunscripción territorial seanobligados a prestar trabajo a las mismas empresas porcualquier título.

Artículo 20.° — El Estado únicamente puede obligara los indígenas a trabajar en obras públicas de interésgeneral de la colectividad, en ocupaciones cuyos resulta-dos les pertenezcan, en la ejecución de decisiones judicia-les de caracter penal o para el cumplimento de obligacio-nes fiscales.

Artículo 21.° — El régimen del contrato de trabajode los indígenas se asienta en la libertad individual y enel derecho a justo salario y asistencia, únicamente inter-viniendo la autoridade pública para fiscalización.

Artículo 22.° — En las colonias se tendrá en cuentael estado de evolución de los pueblos nativos, habiendoestatutos especiales para los indígenas que establezcan

s in• para estos, bajo la influencia del derecho público y pri-bado portugués, regímenes juridicos de contemporización

en con sus usos y costumbres individuales, domésticos y so-

sión cíales que no sean incompatibles con la moral y con los

?ste dictámenes de la humanidad.

ido. Artículo 23.° — El Estado asegura en sus territoriosultramarinos la libertad de conciencia y el libre ejercicio

I1111- de los diversos cultos, con las restricciones exigidas porlos derechos e interés de la soberanía de Portugal, asícomo de la manutención del órden público y de harmonía

o se con los tratados y convenciones internacionales.

des- Artículo 24.° — Las misiones católicas portuguesasde ultramar, instrumentos de civilización e influencia na-cional, y los establecimientos de formación del personalenaspara los servicios de ellas y del Patronazgo Portugués,seo

Portendrán personalidad juridica y serán protegidos y auxi-liados por el Estado como instituciones de enseñanza.

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TITULO III

DEL REGIMEN POLÍTICO Y ADMINISTRATIVO

Artículo 25.° — Las colonias se rigen por diplomasespeciales, según los términos de este título :

Artículo 26.° — Se garantizan a las colonias la des-centralización administrativa y la autonomía financieraque sean compatibles con la Constitución y su estado dedesarrollo y sus recursos proprios, sin perjuicio de lo dis-puesto en el artículo 47.°

§ único. En cada una de las colonias se mantendrála unidad política con la existencia de una sola capital yde un solo gobierno general o de colonia.

Artículo 27.° — Son de exclusiva competencia de laAsambléa Nacional, mediante propuestas del Ministro deColonias presentadas, según los términos del artículo113.° de la Constitución :

1.° — Los diplomas que establezcan o alteren la for-ma de gobierno de las colonias ;

2.° — Los diplomas que traten de:a) Aprobación de tratados, convenciones u otros

acuerdos con naciones extrangeras ;b) Autorización de empréstimos u otros contratos

que exijan caución o garantías especiales ;c) Definición de competencia del Gobierno de la Me-

tropoli y de los Gobiernos coloniales en cuanto al área yal tiempo de concesiones de terrenos u otras que tenganesclusivos o previlegios especiales.

§ único. En caso de urgencia extrema, el Ministro

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de las Colonias, con voto aprobativo del Consejo del Im-perio Colonial, en sesión presidida por él, podrá legislarsobre las materias a las que se refieren el número 1.° ylos incisos a) y b) del n.° 2.° del presente artículo, fueradel periodo de las sesiones de la Asambléa Nacional o enel caso de no resolver el asunto en el plazo de treinta diasa contar de la presentación de la respectiva propuestade ley.

Artículo 28.° — Los diplomas no comprendidos en ladisposición del artículo antecedente son de la competenciadel Ministro de las Colonias o del Gobierno de la colonia,conforme séa regulado en los diplomas a que se refiereel n.° 1.° del artículo anterior. De todos modos queda es-tablecido lo seguiente

1.° — Compete al Ministro de las Colonias estable-cer la organización militar colonial de harmonía con losprincipios de defensa nacional y sin perjuicio de las es-pecialidades necesarias;

2.° — Necesitan aprobación del Ministro de las Co-lonias los acuerdos o convenciones que los gobiernos colo-niales debidamente autorizados negocien con otras colo-nias portuguesas o extrangeras ;

3.° — Los Gobiernos coloniales no pueden establecero modificar los regímenes relativos a las materias abar-cadas en los artículos 15.° a 24.° y n.° 1.° de este artículo.

§ único. La competencia legislativa normal del Mi-nistro de las Colonias se ejercerá, oyendo el Consejo del

Imperio Colonial, exceptuando los casos de urgencia y los

demás indicados en la ley. Este sera el órgano superiorde consulta en materia política y de administración co-

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loniales y desempeñará, según determine la ley, las fun-ciones de Supremo Tribunal Administrativo con relaciónal Imperio Colonial Portugués.

Artículo 29.° — Las colonias solo serán gobernadaspor Gobernadores Generales o Gobernadores de Colonia,no pudiendo serles confiados a unos o a los otros, atri-buciones que, por el Acto Colonial pertenezcan a la Asam-bléa Nacional, al Gobierno, o al Ministro de las Colonias,salvo los que les sean otorgados restrictamente por quiende derecho, para determinados assuntos en circunstanciasexcepcionales.

§ único. No podrán ser nombrados gobernadores losque tengan intereses en la dirección o gerencia de em-presas con sede o actividad económica en la respectivacolonia.

Artículo 30.° — Las funciones legislativas de losgobernadores coloniales, en la esfera de su competencia,son siempre ejercidas bajo la fiscalización de la metró-poli y por regla general con el voto de los consejos delgobierno donde habrá adecuada representación de har-monía con las condiciones del medio social.

Artículo 31.° — Las funciones ejecutivas en cadacolonia son desempeñadas, bajo la fiscalización del Mi-nistro de las Colonias, por el Gobernador que en los casosprevistos en los diplomas a que se refiere el n.° 1 del ar-tículo 27.° está asistido de un cuerpo consultivo, com-puesto por miembros del Consejo del Gobierno.

Artículo 32.° — En las colonias las institucionesadministrativas municipales y locales son representadaspor cámaras municipales, comisiones municipales y jun-

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tas locales conforme la importancia, desarrollo y pobla-ción européa de la respectiva circunscripción.

§ 1.° — La creación o extinción de• las cámaras mu-nicipales es de la atribución del gobernador de la colo-nia con el voto afirmativo del Consejo del Gobierno yexpresa aprobación del Ministro de las Colonias.

§ 2.° — Los extrangeros con residencia habitual enla colonia, durante 5 años, sabiendo leer y escribir por-tugués, podrán formar parte de las Cámaras o comisio-nes municipales y juntas locales, hasta el número de untercio de sus miembros.

Artículo 33.° — Como supremo deber de honor delGobernador, éste sustentará, en cada un de los dominiosde Portugal los derechos de soberanía de la Nación ypromoverá el bien de la Colonia, de harmonía con losprincipios consignados en el Acto Colonial.

TITULO IV

DE LAS GARANTIAS ECONÓMICAS Y FINANCIERAS

osmía, una comunidad y solidaridad natural que la leyreconoce.

Artículo 35.° — Los regímenes económicos de lascolonias son establecidos de harmonía con las necesidadesde su desarrollo, mediante justa reciprocidad entre ellas

,50 y los paises vecinos y con los derechos y legítimas con-

118Artículo 34.° — La Metrópoli y las Colonias, por sus

gi. lazos morales y políticos, tienen en la base de su econo-

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veniencias de la Metrópoli y del Imperio Colonial Por-tugués.

Artículo 36.° — Incumbe a la Metrópoli, sin perjui-cio de la descentralización garantizada, el asegurar, por 'sus decisiones, la conveniente posición de los interesesque, según los términos del artículo anterior, deben deser considerados en conjunto en los regímenes económi-cos de las colonias.

Artículo 37.° — Cada una de las Colonias es personamoral, con la faculdad de adquirir, contratar y presen-tarse. en juicio.

Artículo 38.° — Cada colonia tiene su activo y supasivo propios, compitiéndole la disposición de sus in-gresos y la responsabilidad de sus gastos, de sus actosy contratos y de sus déudas, según los términos de la ley.

Artículo 39.° — Son considerados propiedad de cadacolonia los bienes muebles e inmuebles que, dentro de loslímites de su territorio, no tengan poseedor; los quehaya adquirido legalmente fuera de aquel, los títulos pú-blicos o particulares que poséa o llegue a poseer, sus di-videndos, anualidades o intereses de lucros o de otra es-

pecie que le sean destinados.§ único. Solo pueden ser cedidas al Tesoro Nacional

o a la Caja General de Depósitos, Crédito y Previdencia,o dadas en prenda, las acciones y obligaciones de compa-ñías concesionarias pertenecientes a una colonia y única-mente pueden ser consignadas a las mismas entidades losrendimientos de eses títulos en cualquiera operación fi-

nanciera.Artículo 40.° — Cada colonia tiene su presupuesto

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111

anal

íca-

privativo, elaborado según un plan uniforme y de har-monía con los principios consignados en el artículo 63.°de la Constitución.

§ 1.° — El presupuesto general de la colonia necesitade la aprobación expresa del Ministro de las Colonias, nopudiendo incluirse en él gastos o ingresos que no esténal abrigo de diplomas legales.

§ 2. e — Cuando, por circunstancias anormales, elpresupuesto sea enviado al Ministerio de las Coloniasfuera del plazo establecido o cuando el Ministro de lasColonias no lo apruebe, continuará provisionalmente envigor por duodécimos, únicamente en cuanto al gasto or-dinario, el presupuesto del año antecedente y los créditossancionados durante él para acudir a nuevos encargospermanentes.

§ 3.° La acción del Ministro de las Colonias, cuan-to al presupuesto de cada colonia, la ejecuta por la veri-ficación, ya del cómputo de los ingresos, ya de la lega-lidad y exactitud de los gastos, teniendo que hacerse lascorrecciones consiguientes.

Existiendo situación deficietaria o peligro de ha-berla, se harán en el presupuesto las modificaciones ne-cesarias para el restablecimiento del equilibrio.

Artículo 41.° — Los diplomas referidos en el n.° 1.•del artículo 27.° establecerán :

1.0 — Los gastos que son de encargo de las Coloniasy los que son de la Metrópoli;

2.° — Las reglas y restricciones a los que deben su-getarse los gobiernos coloniales para salvaguardar elórden financiero.

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Artículo 42.° — La contabilidad de las Colonias será.organizada como la de la Metrópoli con las modificacio-nes que se hagan indispensables por circunstancias es-peciales.

Artículo 43.° — Las Colonias enviarán al Ministrode las Colonias sus cuentas anuales, en el plazo fijadopor la ley.

Artículo 44.° — La Metrópoli presta asistencia fi-nanciera a las Colonias, mediante las necesarias ga-rantías.

Artículo 45.° — Las Colonias no pueden contraerempréstitos en paises extrangeros.

§ único. Cuando séa preciso recurrir a plazas ex-trangeras para obtener capitales destinados al Gobiernode una colonia, la operación financiera se hará exclusíva-mente por cuenta de la Metrópoli, sin que la misma co-lonia asuma responsabilidad para con ellas, pero tomán-dola plénamente con la Metrópoli a la que prestará lasdebidas garantías.

Artículo 46.° Son imprescriptibles los derechosdel Tesoro de la Metrópoli o de la Caja General de Depó-sitos, Crédito y Previdencia por déudas pretéritas o fu-turas de las colonias.

Artículo 47.° — La autonomía financiera de las co-lonias queda sujeta a las restricciones ocasionales quesean indispensables por situaciones graves de su Hacien-da o por los peligros que éstas puedan envolver para laMetrópoli.

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APÉNDICE

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PRINCIPIOS FUNDAMENTALESDE LA

REVOLUCIÓN POLÍTICA (1)

SEÑORES:

Al organizarse la Unión Nacional sobre los principios expre-sados en el manifiesto que acaba de leer el señor Presidente delMinisterio, el Gobierno de la Dictadura realiza un acto políticode la más alta transcendencia y de la mayor responsabilidad. Losque piensan seriamente en los destinos de este país, deben consi-derarlo así, para apoyarlo o combatirlo. He aquí la razón porqué,aun saliéndome un poco de los límites de mi actividad habitual,quisiera no faltase una palabra mía de comentario al documentapresentado por vuestro medio a toda la nación portuguesa.

I.— LA CRISIS POLITICA GENERAL

La evolución económica y social, las revoluciones, los sistemas.doctrinarios, las deficiencias, los vicios y abusos del parlamenta-rismo, las influencias desastrosas de la Gran Guerra, presentesen todos los dominios del pensamiento y de la acción, provocaron,un poco por todas partes, y sobre todo en Europa, situaciones gra-

(1) Discurso del Dr. Oliveira Salazar pronunciado er 30 deJulio de 1930 siendo Ministro de Hacienda, cargo que aún hoyocupa con el de Presidente del Gobierno.

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ves en la constitución de los Estados y en la vida de las naciones.Atacados en su organización, en sus principios y tradiciones porlas idéas, por las pasiones, por los intereses antisociales y antina-cionales, los Estados européos ofrecen, en su vida interna y ensus relaciones internacionales, aspectos inquietantes de perturba-ción y de inestabilidad. Diríase que las sociedades, socavadas ensus cimientos históricos, corren el riesgo de perder su estructurapoderosa y su propia naturaleza antigua: acaece, por lo Menos,que la máquina política que funcionó, como pudo, en todo elsiglo XIX y en los principios de éste, no se adapta ya, sin trans-formaciones profundas, al ritmo de la vida moderna de los Estados.

Bajo el imperio de las dificultades, acciones y reacciones mu-tuas, surgieron tendencias opuestas en las corrientes políticas ysociales, inevitables, sin embargo, en las propias formas de la go-bernación pública.

Observamos, de un lado, los desórdenes, cada vez más graves,del individualismo, del socialismo y del parlamentarismo, ráfagasde actuaciones internacionalistas, y ante unos y otros se acentúala pasividad de los Estados y la impotencia de los Poderes pú-blicos en el juego de las funciones constitucionales. De otro lado,el propio instinto de conservación suscita esfuerzos en el sentidodel nacionalismo y del antiindividualismo, pero arrastrados por lapendiente natural de las idéas y de los acontecimentos hacia extre-mismos doctrinales y hacia dictaduras francas o disfrazadas que,aparte su legitimación por las necesidades del momento, represen-tan también una anormalidad.

La razón observadora y desapasionada escruta, entre tantasconfusiones de la época, cuál será el camino, y presiente que lasalvación está en preparar modalidades de la vida pública, digamosconstituciones, por las que puedan coexistir, en paz y tranquilidad,todos los elementos políticos y sociales, y sean llamadas a unaacción pacífica las diversas manifestaciones de la vida colectivaque nuestro tiempo hizo surgir, sin que por eso se toque la fuerzadel Estado, su poder de coordinación y de mando, la capacidadadministrativa necesaria al progreso de las naciones. El deséode encontrar las fórmulas del nuevo equilibrio y de trazar los sen-

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deros del futuro, domina al espíritu de los hombres de gobiernoen todos los Estados, sea cualquiera el régimen legal o efectivobajo el que estén actuando.

II.— EL CASO PORTUGUÉS

En esta Europa enferma, convulsionada, empobrecida, dese-quilibrada, que busca a tientas las soluciones políticas del fu-

turo, es donde necesitamos localizar el caso portugués. Reducir,como se ha querido hacer, el movimiento que implantó la Dicta-dura a una conspiración de cuartel para que la clase mintar lle-gase a disfrutar del Poder, es desconocer las razones profundasde un malestar general, las tendencias de nuestro tiempo, todaslas debilidades, abdicaciones e insuficiencias del Poder público, queestán en la base de lo que se puede llamar: la crisis del Estadomoderno.

Aún contando con los medios que la suerte le deparó, con elcolor local que le presta la peculiar gravedad de nuestros proble-mas, con la modalidad que le habían de imprimir las circunstan-cias de la política portuguesa y nuestro modo de ser y de sentir,la Dictadura, aunque indecisa, titubeante, irregular en su marchay acción, al principio más sentimiento intuitivo que idéa clara, esun fenómeno del mismo orden que los que por ese mundo, enesta hora, con parlamentos o sin ellos, se observan, intentandocolocar al Poder en situación de prestigio y de fuerza contra lasarremetidas del desorden, y en condiciones de trabajar y de actuarpor la nación, al margen de divisiones y odios humanos, y de losintereses particulares de los grupos. Ir más o menos lejos en estaorientación, depende de las posibilidades nacionales, sobre todo dela preparación del ánimo público, pero no constituye diferenciaesencial.

Todos sabemos de dónde veninos: de una de las mayoreo de-sorganizaciones que en Portugal se han visto: en economía, enfinanzas, en política, en administración pública. Divisiones intes-tinas, solidaridades equívocas en la política y en la administración,errores acumulados, falta de represión de los vicios en nuestra

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organización social, desorden constitucional permanente, sucesivas.revoluciones que nada remediaban y agravaban todos los males,hicieron perder la fé en el Estado como dirigente y coordenadorde los esfuerzos individuales, y la intranquilidad existente en elespíritu público manifestaba hasta desconfianza en su fuerza paradefender la vida y los bienes de los ciudadanos. Asomado triste-mente al pasado glorioso que es su historia, y a las ruinas, mi-serias y desorganización del presente, ignorante de sus enormesposibilidades de gran nación, garantía del futuro, el país cayó enla apagada y vil tristeza del poeta, y parecía haber renunciado a.vivir un gran pensamiento de renovación interior y de marcar enel mundo, sin desafiar a nadie, la posición que puede y debeocupar.

Todos sabemos de dónde venimos y dónde estamos. Los esfuer-zos hechos y los resultados obtenidos, cualesquiera que hayan sidolas deficiencias impuestas por la gravedad de los males existentes,impidieron la catástrofe, y nos garantizan que estamos en el ca-mino de la salvación y de la resurrección. Si descontamos las res-tricciones hechas por los que se sienten obligados a recurrir a la.campaña de falsos rumores contra la Dictadura — yo pronto po-.dría responder con números a la última ofensiva contra la Ha-cienda —; si examinamos de cerca los sufrimientos que han acom-pañado a la cura, generales en toda Europa, afectada por laguerra; si pensamos bien en la situación de 1926, en la de hoyy en la que está en perspectiva, gracias a la reorganización na-cional, concluiremos que, a pesar de algunos motivos de malestar,común en diversos grados a todos los pueblos, nosotros hemos es-capado a un daño moral y nos encontramos en terreno firme, desdeel que podemos conquistar la prosperidad.

Hay paz, hay orden; un espíritu de nueva vida anima al país;hay confianza y hay crédito; se imponen en la administración pú-blica principios de moral que completan, en la ejecución, la jus-ticia de la ley; hay un plan de vida para el Estado, formuladosobre los intereses generales de la colectividad, y todos saben que,una vez sentados los programas del Gobierno, se cumplen. El país,aliviado de la atmósfera de irreductibilidades partidistas, está

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menos dividido y, aún sin haber elegido sus representantes, sesiente más cerca del Poder, siente que el Gobierno es más suyo,confía más en su justicia y en su acción. Aquí estamos, y, sa-biendo de dónde venimos es necesario ver hacia dónde caminamos.

A pesar de la agitación revolucionaria, que pretende resucitarel estado anterior y constantemente desmiente lo que por otro ladose afirma, es cierto que no hay ya declaraciones públicas de polí-ticos responsables en defensa de un pasado que a todos parece nopoder volver ni ser digno de imitación, pues hay confesión de yer-ros y propósito de. enmienda.

La unanimidad de pareceres sobre este aspecto negativo delproblema nos dispensa de insistir. Demasiado sabemos nosotros, ysaben ellos, que, si desapareciese la Dictadura, dando paso al régi-men de partidos, toda la obra de restauración, todas las posibili-dades existentes, serían substituídas por las causas anteriores dedesorganización y de ruina, agravadas en su fuerza destructorapor una indisciplina mayor, por pasiones exaltadas, por el aniqui-lamiento de las últimas resistencias materiales y morales que pu-dieran oponerse a todos los desmanes y hasta la subversión de lascondiciones de existencia de la propia sociedad.

¿Qué hacer, por tanto? La famosa actitud, tan aconsejada,de independencia y neutralidad, resuelta a esperar que del simpleembate de las fuerzas políticas surja el Estado futuro, es actitudimprevisora, indigna de gobernantes, falta de lógica, e ignorantede las realidades sociales: nunca el barco abandonado a la furiade los vientos contrarios llega a puerto, y siempre, al tocar tierra,es para estrellarse contra los cantiles de la costa.

¿Qué hacer, por tanto? Recoger resueltamente en las manoslas tradiciones aprovechables del pasado, las realidades del pre-sente, los frutos de la experiencia propia o ajena, la previsión delfuturo, las justas aspiraciones de los pueblos, el ansia de auto-ridad y disciplina que agita las generaciones de nuestro tiempoy construir el nuevo orden de cosas que, sin excluir aquellas ver-dades substanciales a todos los sistemas políticos, mejor se ajusta

a nuestro temperamento y a nuestras necesidades.Veamos brevemente sus principales puntos de apoyo.

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III. — LOS PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DEL NUEVOORDEN DE COSAS

a) La nación portuguesa,

En nuestro orden político, la primera realidad es la existenciaindependiente de la nación portuguesa con el derecho de poseerfuera del continente europeo, aumentando en herencia peninsular,el patrimonio marítimo, territorial, político y espiritual incluidoen la esfera de su dominio o influencia. El imperativo categóricode la Historia, su acción ultramarina en descubrimientos y con-quistas, la conjunción y armonía de los esfuerzos civilizadores delas razas, le confieren ese derecho.

De esta fuerte realidad y de esta primaria afirmación se de-rivan inmediatamente otras: la primera es que están subordina-das a los supremos objetivos de la nación, con sus intereses pro-pios, todas las personas singulares y colectivas, como elementosconstitutivos de su organismo: en contraposición y garantía de laeficacia superior de este sacrifício, se afirma también que la na-ción no se confunde con un partido, que un partido no se iden-tifica con el Estado: el Estado no es en la vida internacional unsúbdito, sino un colaborador asociado. Más sencillamente: tenemosobligación de sacrificar todo por todos, pero no debemos sacrifi-carnos todos por algunos.

Tan evidentes y naturales son estos principios, que el defi-nirlos puede parecer superfluo. Mas para quien considere algunasde las teorías más en boga, tales puntos de partida han de aparecercomo la primera necesidad de nuestro derecho público. Lo son enla vida interna, como principio informador de nuestra actividad yclara afirmación de todo nuestro destino; ante nosotros mismos,debilitados en la unidad nacional por el espíritu de partido, roídosen los intereses materiales por el parasitismo y el favor. Lo sonante el mundo en una época de intensa vida y colaboración inter-nacional, resabiada de internacionalismos y cosmopolitismos, y loson al menos en momentos decisivos que puedan llegar las ame-nazas, restricciones, negaciones de nuestros títulos jurídicos.

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Se formó la nación casi de repente en el momento de la re-conquista de este rincón de la Península, y nuestras fronteras,

inalterables desde hace siglos, no se fijaron a expensas de cual-quier otra nación européa. Este hecho nos substrae a competen-cias históricas de conquistas y revanchas, y nos permite declararmás pura la fuerza moral de nuestra independencia y también denuestra expansión desde que, afirmada la base peninsular, cru-zamos los mares para el ensanchamiento de nuestro dominio y ma-nifestación mundial de nuestro genio civilizador. Aquí está ingé-

nita, natural, la substancia de este nacionalismo que tiene que serel alma de la conservación, renacimiento y progreso de Portugal.

b) Consolidación del Estado

El mundo atraviesa, así en el orden interno como en el inter-nacional, tima época de comprobada debilidad del Estado: reaccio-nes justificadas, pero excesivas, surgen aquí y allá en el sentidode su omnipotencia y divinización.

A ambos extremos hay que oponer un Estado fuerte, pero limi-tado por la moral, por los principios del derecho de gentes, por lasgarantías y libertades individuales, exigencia suprema de la soli-daridad social. Tal es el concepto que debe informar la organiza-ción y movimiento del Estado portugués en la realización de sufinalidad histórica.

Portugal es un Estado que ama la paz, tiene espíritu civili-zador, colabora en el robustecimiento del orden universal, estigma-tiza la guerra ambiciosa, acepta arbitrajes para solucionar las di-ferencias entre los Estados, integra su derecho público en el cua-dro de los fines superiores de la humanidad; pretende el desenvol-vimiento armónico, pacífico, productivo de las facultades ciuda-danas para el perfeccionamiento y progreso de las relaciones in-ternas y externas de la nación. Su sistema educativo deberá seguirlos principios del deber moral, de la libertad civil y de la frater-nidad humana.

Pero en el campo del derecho constitucional, respetados loslímites a que nos referimos, deben afirmarse las garantías exigi-

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das por la integridad política y jurídica del Estado, frente a todaslas limitaciones que pudieran sobrevenir del individualismo y delinternacionalismo. La propia seguridad es una necesidad absoluta,para lo cual han de mantenerse las instituciones militares. Launidad e indivisibilidad del territorio son condiciones fundamen-tales, rechazando cualquier hipótesis de excesivo regionalismo o deconfederación política. El Estado tiene el derecho de promover,armonizar y fiscalizar todas las actividades nacionales sin ocuparsu lugar, y el deber de integrar a la juventud en el amor de lapatria, de la disciplina, de los ejercicios vigorosos que la prepareny predispongan a una actividad fecunda y para todo cuanto puedaexigir de ella el honor o el interés nacional.

Por encima de las fracciones del poder, los servicios, las autar-quías, las actividades particulares y públicas, la vida local, losdominios coloniales, las mil manifestaciones de la vida de la so-ciedad, sin contrariarlas o entorpecerlas en su acción, el Estadoextenderá el manto de su unidad, de su espíritu de coordinacióny de su fuerza; que el Estado séa tan fuerte, que no necesite serviolento.

o) Consolidación del Poder Ejecutivo

No hay Estado fuerte si no lo es el Poder Ejecutivo; y eldebilitamiento de éste es la característica general de los regíme-nes políticos dominados por el liberalismo individualista o socia-lista, por el espíritu partidista y por los excesos y desórdenes delparlamentarismo.

El sano principio de la división, armonía e independencia delos poderes, está prácticamente desvirtuado por las costumbresparlamentarias y hasta por normas escritas en las Constitucio-nes sobre elecciones presidenciales y el nombramiento y dimisiónde los ministros.

Estas normas vienen sujetando, de hecho, el Poder Ejecutivoal Legislativo, ejercido por mayorías variables y ocasionales, amerced de votaciones de centros partidistas, extraños a los Pode-

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res públicos. Es una necesidad fundamental traducir ese princi-pio en algo real y efectivo, y, bien observados los acontecimientospolíticos de Europa en los últimos años, puede afirmarse que,habiéndose tornado inevitables por los desórdenes aquellos engra-najes, todo gira en torno de la preocupación dominante de encon-trar aquel sistema que dé al Poder Ejecutivo independencia, esta-bilidad, prestigio y fuerza.

Séa cual fuere la composición y procedimiento de formaciónde las Cámaras, se les ha de reconocer la atribución exclusiva defiscalizar la gobernación publica, de dar la superior orientación ala marcha de la política del Estado y de hacer leyes. Ninguna di-ficultad de principio puede oponerse a esto; pero, de un lado, lasnecesidades modernas de legislación, excepcionalmente abundante,y de otro, la lentitud de movimientos de un órgano tan complejocomo las Cámaras, me han convencido de que dentro de pocos añosse operarán grandes transformaciones en su mecanismo. Pre-siento que los Parlamentos, aunque no vayan a convertirse, en elfuturo, en órganos puramente políticos y ajenos a la función legis-lativa, se verán obligados a sancionar tan sólo bases generales delas leyes más importantes, dejando al Poder Ejecutivo, como res-ponsable de la administración, facultades más extensas que lassimplesmente reglamentarias que hoy tiene.

De una u otra forma como se constituyan, lo que no se puedees reconocer a las Cámaras legislativas el derecho de poner y qui-tar ministros a su antojo y obstruccionar la vida pública. Y, envez de combinaciones casuales de grupos para la conquista delPoder, han de ser susceptibles de disciplina y de buen rendimientodentro de su función, trabajando apenas el tiempo indispensablepara bien ejercerla.

El Poder Ejecutivo, ejercido por el Jefe del Estado con losministros nombrados libremente por él, sin dependencia de cual-quier presión parlamentaria, tiene por misión gobernar con elderecho, la obligación y la responsabilidad de mantener la exis-tencia y el honor de la nación; asegurar el orden y la tranquilidadpública, cumplir y hacer cumplir las leyes, proveer a cuanto seaindispensable para la conservación y funcionamiento del Estado.

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Para esto es forzoso que sea tan independiente y tan legitimorepresentante de la nación como el Poder Legislativo.

En nuestra triste historia contemporánea parece que nuncapudieron coexistir los dos poderes debidamente equilibrados; ahoraes el Legislativo que domina ,subordinando los gobiernos; ahorael Ejecutivo que reacciona, substituyendo a aquél enteramente. Y,lo que peor es, la experiencia ha demostrado que, para trabajaren el Gobierno por el país, es necesario dejar a un lado la Cons-titución.

Pues bien; hay que preparar una constitucionalidad que puedaser la vida normal del Estado, y en la que la armonía de los Pode-res se consiga sin restar al Poder Legislativo competencia y pres-tigio, ni al Ejecutivo estabilidad y fuerza.

d) Coordinación social. — Nación y Estado

Después de lo dicho, sólo conseguiríamos pasar de un texto aotro, de una ficción a otra, si no procurásemos coordinar debida-mente en el Estado todos los elementos políticos de la sociedad. Elliberalismo político del siglo XIX, nos creó el «ciudadano», indivi-duo desmembrado de la familia, de la clase, de la profesión, delmedio cultural, de la agrupación económica, y le dió el derechofacultativo de intervenir en la Constitución del Estado, y en estocolocó la fuente de la soberanía nacional.

Vistas bien las cosas, estamos en presencia de una abstrac-ción — concepto erróneo o insuficiente , y sólo basados en losgrupos naturales necesarios a la vida individual, los únicos queconstituyen realmente la sociedad política, encontraremos el puntoseguro de apoyo que buscamos.

Así: en la base, la familia, célula social irreductible, núcleo ori-ginario de la feligresía, del municipio, y por tanto de la nación:es por naturaleza el primer elemento político órganico del Estadoconstitucional.

Garantizada eficazmente en su formación, conservación y de-senvolvimento, la familia debe ejercer, por la voz de su jefe, eIderecho de elegir los vocales de los cuerpos administrativos, por lo

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aje

menos de la feligresía, ya que ésta no es más que la expansiónnatural de los hogares con los intereses que les afectan.

2 Aquí es donde preferentemente encontramos el ciudadano con1.4 todos sus derechos políticos.

Las corporaciones morales y económicas, corno las univer-sidades, las academias científicas, los gremios literarios, artísti-

lt cos y técnicos, las asociaciones agrícolas, industriales, comercia-1 les, coloniales y obreras, son manifestaciones que la civilización

créa por instinto a medida que lo exigen las necesidades sociales.Representando intereses legítimos, que deberían encuadrarse

oá dentro de la colectividad, es tendencia de los tiempos y convenien-irF del Estado, que se multipliquen y amplíen en federaciones y

confederaciones para que, verdaderamente, constituyan factorescomponentes de la nación organizada. Como tales, deben concurrircon su voto y representación a la constitución de las Cámaras, enlas que se deséa una delegación verdaderamente nacional. De estemodo dejaremos otra ficción, el partido, para aprovechar una rea-lidad, la asociación.

Los cuerpos administrativos no sólo deben tener las prerro-gativas de administración local y regional, tan descentralizadacomo lo permitan las condiciones del país, sino que deben tenertambién derechos políticos con influencia en la organización delEstado. Su procedencia y posición en el organismo nacional impo-nen lógicamente que también constituyan colegios electorales parael efecto de designar los miembros de las Cámaras Legislativas,en concurrencia con las votaciones de las corporaciones moralesy económicas.

En suma: se pretende constituir el Estado social y corpora-tivo en estrecha correspondencia con la constitución natural de lasociedad. La familia, las feligresías los municipios, las corpora-ciones dónde se encuentran todos los ciudadanos con sus liber-tades jurídicas fundamentales, son los organismos componen-tes de la nación, y deben tener, como tales, intervención directa en la constitución de los cuadros supremos del Estado.He aqui una expresión más fiel que cualquier otra del sistemarepresentativo.

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e) Progresso económico y paz social

No se puede aspirar a organizar un Estado equilibrado yfuerte sin la coordenación y desenvolvimiento de la economía na-cional que hoy más que nunca tiene que formar parte de la orga-nización política. Aqui está, tal vez, la mayor transformación cons-titucional práctica que han de realizar todas las naciones civi-lizadas.

Es cierto que en Portugal la importancia y necesidad de estaevolución no resulta de escuelas, de organizaciones de trabajosubversivas como en los países fuertemente industrializados o di-rectamente tocados por la hecatombe y miserias de la guerra. Pro-viene del atraso material que, por desgracia, caracteriza a nuestropaís, de cierta falta de coordenación, de secuencia y estabilidad,condiciones propicias al desenvolvimiento de explotaciones y para-sitismo, origen de perturbaciones constantes, y pueden hasta en-contrarse en la base de algunas revoluciones.

Las mismas necesidades históricas, los mismos fines de mode-rado nacionalismo, deben llevar también en este campo a la subs-titución del individualismo puro o mezclado de socialismo, pornormas y condiciones que tiendan a orientar y fomentar activa-mente la producción, a desenvolver la riqueza general, a estable-cer una suficiente armonía en el medio social bajo la proteccióndel Estado. Las doctrinas que rigen estos problemas, al menos ensu expresión superior y en su más amplio enunciado, tienen quepasar al plan constitucional, como en parte ya se hizo en los códi-gos fundamentales de algunas naciones européas, promulgados des-pués de la guerra.

Debiendo todo el organismo económico estar subordinado alengrandecimiento politica, moral, social y material del país, alpoderío y fuerza del Estado, tienen igualmente que entrar en elcuadro constitucional las garantías generales concernientes a lasgrandes obras y mejoras de interés público, como las que se refie-ren a comunicaciones nacionales, a las fuentes de energía motriz,a la red de transportes y abastecimiento de energía eléctrica,cuyos planes incumbe al Estado establecer y hacer realizar.

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Coordenar las corporaciones, federaciones y confederacioneseconómicas de carácter patronal u obrero, formadas espontánea-mente o por impulso del Poder, desviándolas de competencias yluchas, y subordinando todas las actividades e intereses a las nece-sidades e intereses de la nación, he aquí el pensamiento que porotro lado debe dominar la ley y la administración pública. Pero, alpar de esta idéa, hay que sentar otra según la cual se aseguren losderechos y justos intereses materiales y morales de las clases tra-bajadoras. Reconocer al trabajo la cualidad de factor de coopera-ción de la empresa y en consecuencia asociarlo moral y económi-camente al destino de la producción, con el debido respeto a lasexigencias de la propriedad, del rendimiento y de la técnica, esdoctrina que el Estado puede consagrar también como fundamentaly de cuya realización dependerá en gran parte el progreso en lapaz y el orden social.

IV. — ALGUNOS REPAROS...

He procurado presentar, lo más claramente posible, los prin-cipios básicos en que, según el manifiesto de la Unión Nacional,debe apoyarse el nuevo orden de cosas, y, no obstante, no extra-ñaría se levantasen en vuestro espíritu muchas objeciones acuanto acabo de deciros.

Una prevéo yo: en tan largo discurso, exclusivamente de ma-teria política, poco se habla de libertad, de democracia, de sobera-nía del pueblo, y sí mucho, por el contrario, de orden, de autori-dad, de disciplina, de coordenación social, de nación y de Estado.Es cierto, y hay que confesarlo valientemente, si nos disponemosa hacer algo nuevo, que hay palabras y conceptos gastados, sobrelos cuales nada de sólido se puede edificar ya.

Nosotros hemos aprendido por el raciocinio y visto por laexperiencia, que no es posible levantar sobre este concepto de lalibertad un sistema político que, efectivamente, garantice las legí-timas libertades individuales y colectivas; al contrario, en sunombre se han podido defender, y con alguna lógica, señores, todaslas opresiones y todos los despotismos. Hemos visto que la adu-

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ladón de las masas con la creación del pueblo soberano no dió alpueblo, como agrupación nacional, ni influencia en la marcha delos negocios públicos, ni aquello que más necesita el pueblo, sobe-rano o no: ser bien gobernado. Hemos visto que tanto se prego-naron las bellezas de la igualdad y las ventajas de la democracia(tanto se descendió al exaltarlas), que se iba operando la nive-lación abajo, contra el hecho de las desigualdades naturales, con-tra la legítima y necesaria jerarquía de los valores en una so-ciedad bien organizada.

Ahora bien; nosotros queremos ser más positivos, o sea, másverdaderos en nuestra política.

En la crisis de autoridad que el Estado atraviesa, darle auto-ridad y fuerza para que mantenga imperturbable el orden, sinel cual ninguna sociedad puede mantenerse ni progresar; orga-nizar los poderes y funciones del Estado, de forma que se ejerzannormalmente, sin atropellos y sin subversiones; no coartar la libreexpansión de las actividades que se mueven y actúan en su seno,sino en lo que séa reclamado por las necesidades de armonía ycoexistencia social; definir los derechos y garantías de los indivi-duos y de las colectividades, y establecerlos y defenderlos de talmodo, que el Estado no los pueda desconocer y los ciudadanos nolos violen impunemente; esto es libertad.

Arrancar el Poder de las clientelas partidistas; sobreponer atodos los intereses el interés de todos, el interés nacional; tornarel Estado inaccesible a la conquista de minorías audaces, peromantenerlo en permanente contacto con las necesidades y aspira-ciones del país; organizar la nación de alto abajo, con las diferen-tes manifestaciones de la vida colectiva, desde la familia hastalos cuerpos administrativos y corporaciones morales y económicas,e integrar este todo en el Estado, que será así su expresión viva;esto es dar realidad a la soberanía nacional.

Tener bien presente en el espíritu que los hombres viven encondiciones diferentes y que este hecho se opone, a veces, a queséa una realidad su igualdad jurídica; que el Estado proteja conpreferencia a los pobres y a los débiles; fomentar la riqueza ge-neral para que a todos les llegue, al menos, lo necesario; niultipli-

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car las instituciones de assistencia y de educación que ayuden aelevar las masas populares a la cultura, al bienestar, a los altos

puestos . del Estado y de la nación; mantener, no sólo abiertos,sino accesibles, todos los cuadros a la ascensión libre de los me-jores valores sociales; esto es amar al pueblo y, si la democraciapuede tener todavía un recto sentido, esto es democracia.

Aquí tenéis mi pensamiento ante vuestros reparos.

V. — ... Y ALGUNAS ADVERTENCIAS

Permitidme ya que por mi parte haga, no propriamente repa-ros, sino algunas advertencias. Expongo ya la primera:

Las idéas que, a modo de ver del Gobierno, deben constituirlas bases del futuro Estatuto constitucional, no sólo deben seraceptadas por nuestra inteligencia, sino que deben ser sentidas,vividas, ejecutadas. No vayamos a creer que se ha encontrado elremedio de todos los males políticos porque estén insertas en laConstitución. Muertas, enterradas en textos de ley, pueden serinofensivas, lo que es ya una ventaja, porque las otras no lo son;pero no serán eficaces.

Las leyes, en realidad, las hacen los hombres que las ejecutan,y acaban por ser en la práctica, por debajo del velo de su purezaabstracta, el espejo de nuestros defectos de entendimiento y denuestros desvíos de voluntad.

Este es el motivo por que siempre que miro al futuro para laconsolidación y proseguimiento de lo que se ha hecho en favor delorden, de la disciplina, de la economía y del progreso del país, véonítidamente que no se estaba construyendo nada de sólido, apartede una revolución mental y moral en los portugueses de hoy, y deuna cuidadosa preparación de las generaciones del mañana. Pre-gunto si en el alma de los que nos acompañan hay amor de lapatria hasta el sacrificio, el deséo de bien servir, la voluntad deobedecer, Única escuela para aprender a mandar, la necesidad vi-va de la disciplina, del orden, de la justicia, del trabajo honesto.Ya se vé que no es éste programa para ángeles; son apenas /*KM-

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sitos indispensables en hombres que, proponiéndose salvar al pais,no han de constituir un estorbo para que se salve.

Todos tenemos simpatías, antipatías, despechos, pasiones, po-siblemente odios, cultura, mentalidad diversas; y aunque el Go-bierno, huyendo de extremismos, de un lado y de otro, apele a to-dos los portugueses de sano patriotismo em torno de idéas cons-titucionales, razonables y justas, es cierto que muchos no querránapoyar a la Dictadura ni a su tentativa de resolver el problemapolítico portugués. En todo caso, la Unión Nacional, y es ésta lasegunda advertencia que deseaba hacer, no puede abandonar elcampo méramente nacional y patriótico para imbuirse del espíritude partido, porque sería criminal, y además de criminal ridículo,aumentar a los que ya existen, el partido... de los que no quierenpartido. No; invitados por el Gobierno para apoyar la Dictadura,para que ésta acabe de echar las grandes bases de reorganizaciónnacional y prepare el futuro ejercicio normal de los poderes delEstado, los portugueses que se presten a ofrecer su concurso, sa-ben que cumplen un deber, pero que no adquieren un derecho, yque, precisamente con su ayuda, dejará el Estado de hacer favoresa algunos para poder distribuir justicia a todos.

Tal vez séa duro este lenguaje, pero es necesario que todos locomprendan, porque estamos en el momento decisivo en que, vi-niendo hacia nosotros tantos hombres de buena voluntad, han de

separarse muchos que suponían estar con nosotros, y ahora com-prenden que estaban equivocados.

VI.— ACCIóN NECESARIA

Señores: perdonad si he sido hoy excepcionalmente extenso enmis consideraciones. Lo reclamaba el asunto, la importancia delacto, la gravedad del momento en que las pasiones políticas vuel-ven a agitarse criminalmente en torno de ficciones, de vaciedades,de sombras, de naderías, cuando hay realidades tan vivas, proble-mas nacionales, que merecen toda la atención y todo el esfuerzode los portugueses.

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Sión

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No entreguemos por la mezquindad de las luchas internas,este pueblo tan dócil, tan bueno, y siempre tan sacrificado, a lasinsuficiencias y desvaríos de sus grupos dirigentes.

No dejemos que un puebla con tan grandes posibilidades, contan grandes reservas de energía y de riqueza, con tantas cualida-

des de sacrificio, laboriosidad y patriotismo, tenga el aspecto triste

de los que asisten a los grandes derrumbamientos históricos -yrenuncian a constituir su futuro.

Demos a la nación optimismo, alegría, valor, fé en sus desti-

nos; revigoremos su alma fuerte con el calor de los grandes idea-les, y tomemos como lema esta seguridad inquebrantable: Portu-gal puede ser, si queremos, uma grande y próspera nación.

Ha de serlo.

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ÍNDICEPág.

CONSTITUCIÓN POLÍTICA 3

ACTO COLONIAL 55

PRINCIPIOS FUNDAMENTALES DE LA REVOLUCIÓN

POLÍTICA 71

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