bocasa nº130

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SEMBLANZA Avda. García Morato s/n 41011 Sevilla, Teléfono/Fax: 954594530 e-mail: [email protected]

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bolentin obre en CASA-Tablada

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SEMBLANZA

Avda. García Morato s/n 41011 Sevilla, Teléfono/Fax: 954594530 e-mail: [email protected]

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Es complicado y difícil hablar de alguien que nos

deja y si es alguien por el que se siente cariño y

estima, lo es mucho más.

También hemos de decir que en casos como este

facilita mucho la cuestión el que sea imposible

hablar mal de dicha persona. Nos referimos al

recientemente fallecido José Maria Delgado

Gallego, al que algunos recordaran cariñosamente

mejor como “Cabeza”. Baste decir a modo de

resumen-guía de esta humilde reseña biográfica,

que nos ha dejado un hombre honesto, un

luchador sin concesiones y una buena persona.

Desde muy joven se comprometió en la tarea de

hacer un mundo más humano, hecho a la medida

del hombre, se implicó en la defensa de conceptos

que hoy desgraciadamente están en desuso,

Libertad, Igualdad, Democracia….estuvo en

primera línea en la lucha contra la dictadura

franquista y pagó por ello como otros muchos. En

aquella larga noche de España, José Maria junto a

otros compañeros mantuvieron encendida una

pequeña luz de esperanza y de lucha. Funda las

CCOO juveniles y participa activamente en lo

que en aquella época era el Partido (PCE). Tras

su caída y despido evoluciona, porque José Maria

ha sido hasta el final una persona alejada de

cualquier dogmatismo y, por tanto, abierta y en

continua evolución, hacia postulados que ya

nunca dejará, las ideas de Rosa Luxemburgo, ya

fuera militando en Acción Comunista o

intentando recuperar el POUM. Junto a esta vida

política intensamente vivida, corre paralela su

faceta de sindicalista y hombre de acción. Tras su

paso por CCOO y su reingreso en la Factoría de

Tablada de lo que en aquella época era

Construcciones Aeronáuticas (CASA), se

involucra de forma activa en movimientos

asamblearios de trabajadores que desembocan

primero en comités democráticos y candidaturas

asamblearias-unitarias, para desembarcar en lo

que en aquella época era un sindicato muy

diferente al actual, la USO. Por diferencias

sindicales importantes abandona dicho sindicato,

quizás sea el momento de recordar que José

Maria nunca traicionó sus ideales, nunca lo

doblegaron ni las amenazas ni las posibles

prebendas si “tragaba”, el era fiel a sus principios,

porque “el Cabeza” tenía principios, era un

luchador, un espécimen hoy raro, un sindicalista

sin más pretensiones que ser útil a su clase.

Finalmente la trayectoria vital llevó a José Maria

a militar en el sindicato CGT donde aportó

experiencia, lucha y compromiso.

Precursor de movimientos sociales, del uso de las

redes, José Maria era un hombre de su tiempo,

miembro activo de ATTAC y otros movimientos

alternativos, iniciador del 15 M entre otros. Hasta

el final de sus días mantuvo una vida activa en

Internet llevando un blog personal (IRA y LUX)

donde deja patente su admiración por Rosa

Luxemburgo y una mirada crítica sobre toda la

actualidad social y política. Nos lega en la red

infinidad de artículos y debates.

José Maria era una persona con múltiples facetas,

nada de lo humano le era ajeno, su inclinación

por los débiles, los heterodoxos, le llevó a

convertirse en un estudioso y por qué no decirlo,

un experto en el estudio de moriscos, gitanos y

flamenco: nos ha legado un libro que publicó la

Biblioteca de Autores Andaluces. Además

encontramos multitud de artículos y, cómo no,

José Maria era un gran conversador, enfrascado

en infinidad de charlas y debates con compañeros

y amigos sobre todas estas cuestiones. La

literatura fue una

novia esquiva por

la que sentía una

gran pasión, a

veces pensó

dedicarse a ella en

cuerpo y alma, sus

relatos son de

hondo contenido

tanto en lo

humano como en lo puramente literario, son de

“carne” sus personajes, perdedores que en un

marco cotidiano se debaten en la dura tarea de

vivir .

En el ámbito privado que decir del Cabeza,

orgulloso siempre de sus hijos y de su mujer,

apasionado y vital siempre.

Hemos seleccionado alguno de sus artículos para

este Bocasa, reseñados someramente por nuestro

equipo de coordinación y redacción, así como

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intercalado unas palabras en homenaje de alguno

de los compañeros que hemos compartido con él

estos últimos años de su vida. Disculpad si no

hemos estado a la altura, pero es difícil concretar

y decidir qué publicar en estos casos.

Desde nuestra experiencia personal diremos que

sumado a todo lo anterior lo más importante a

nuestro parecer era y es que José Maria fue

siempre un compañero leal, un amigo cabal, un

tío honrado en el que se podía confiar. Nos

sentimos orgullosos de haber tenido la suerte de

compartir parte de todo esto con él.

Yo quiero ser llorando el hortelano

de la tierra que ocupas y estercolas, compañero del alma, tan temprano. Alimentando lluvias, caracolas y órganos mi dolor sin instrumento. a las desalentadas amapolas

daré tu corazón por alimento. Tanto dolor se agrupa en mi costado, que por doler me duele hasta el aliento.

Un manotazo duro, un golpe helado,

un hachazo invisible y homicida, un empujón brutal te ha derribado. No hay extensión más grande que mi herida, lloro mi desventura y sus conjuntos y siento más tu muerte que mi vida.

Ando sobre rastrojos de difuntos, y sin calor de nadie y sin consuelo voy de mi corazón a mis asuntos. Temprano levantó la muerte el vuelo, temprano madrugó la madrugada, temprano estás rodando por el suelo.

No perdono a la muerte enamorada, no perdono a la vida desatenta, no perdono a la tierra ni a la nada.

Reseña artículo “Rojas señales sobre tus

ojos ausentes”

Con toda humildad pensamos que este artículo

personal, íntimo y descriptivo sobre la

manifestación que tuvo lugar el 14 de diciembre

de 2008, contiene parte de la ingente e

inaprensible esencia de José Maria, su actividad

frenética contra el capitalismo, su pasión por

Rosa Luxemburgo, la exaltación de la unidad de

clase. Su “espartaquismo” y fe en la

espontaneidad de la clase obrera, en su

capacidad para revertir el sistema neoliberal

presente. Su cotidianeidad, su trabajo en la

fábrica, su defensa de los trabajadores del

mundo: sus compañeros de toda índole, la

presencia de los suyos, del sindicato que

finalmente representaba esa lucha anticapitalista

en su fábrica. Su entendimiento y poco

sectarismo. El apoyo infinito a Luchas con la que

volvía siempre a empezar, a ilusionarse en una

tarea por construir, la que como clase nos

compete a todos los obreros del mundo.

Al leer estas líneas, nos imaginamos que estamos

inmersos en sus ojos infinitos y presentes de los

que irradiaban cálidas miradas rojas de la

revolución que está pendiente pero que a cada

paso y con cada camino se va haciendo presente

junto a su “Vieja compañera”, con la que

siempre caminaba hacia su república soñada.

14 DICIEMBRE: Rojas señales sobre los

ojos ausentes.

Por José María Delgado Gallego.

La mañana era horrible, un viento helado en un

cielo gris amenazando lluvia, un tiempo para un

acantilado nórdico y brumoso, ("Hago rojas

señales sobre tus ojos ausentes, que olean como

el mar a la orilla de un faro") salimos la Vieja

Compañera, Rafael y yo (entre los tres sumamos

180 años, algo desigualmente repartidos),

temprano, a las 11:45' avistamos a un numeroso

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grupo concentrado frente a el hospital de San

Lázaro, eran ya un par de centenares, buen

presagio. Los primeros con los que topamos eran

del SOC, venían de Los Molares, Marinaleda, El

Coronil, Morón, un autobús que llegó también de

Rota, algo detrás los de Corriente Roja, algo más

allá los de Espacio Alternativo con la pesada

carga de refundar un partido de pretensiones

hegemónicas, electorales, al fondo un numeroso

grupo de la CNT, que por primera vez acudía a

una manifestación unitaria, con la mirada

buscaba a los míos, los de la fábrica, de la CGT,

al paso nos saludábamos con compañeros de

todas las organizaciones, nadie nos quiere mal,

pensé, les caen bien los viejos militantes, nos

respetan, tampoco se nos conoce como sectarios,

eso es bueno, pienso, compartir simpatías con

Rosa Luxemburgo, a la que casi nadie quiere

mal. Rafael saca las octavillas que habíamos

preparado, la misma que preparamos para el

Mass Strike nº1, reducida y con el anverso el

dibujo de Rosa de Helios Gómez, Vieja

Compañera dijo que lo guardara que todos los

presentes ya venían con sus organizaciones y no

era cosa de ponerse a hacernos la competencia,

mejor irlas repartiendo al paso de la manifa, en

las inmediaciones del Hospital Universitario,

estuvimos de acuerdo, ello no me impidió

cambiar cromos, de Mi Santa, les decía con una

sonrisa, con los del PCPE, Corriente, etc., y

sorprender a algún compa que no veía hacía

tiempo. "-.Con Rosa, claro, con los

luxemburguistas, ahí que hemos montado el

chiringo, nada de partidos, sin jerarquía, para

empujar un poco contra Esto, contra el Capital de

los cojones".

Así que cambiando estampas de La Santa se fue

formando el cortejo, la peña del sindicato

empezó a repartir banderolas rojinegras, cogí la

mía, nos pegamos la pegatina y salimos ya algo

detrás de la pancarta de cabecera, alguien me dijo

que me pusiera en la cabeca sujetando también la

pancarta, lo hice, contra mi costumbre, pero

pensé que representaba a Democracia Comunista,

que figuraba como convocante y firmante

también del cartel, nada tenía que ver que me

gustara poco o nada chupar cámara, así estuve un

rato, con el dibujo de La Santa bien visible, a ver

si salía en alguna foto. Aquello se animaba,

mucha gente, mucha, con muy ánimo, nadie iba a

salir decepcionado de aquello ("Inclinado en las

tardes tiro mis tristes redes a tus ojos

oceánicos"), a mi lado Sánchez Gordillo, el

alcalde de Marinaleda, sostenía su trozo de

pancarta, viejos conocidos, le dije mientras un

periodista gráfico le fotografiaba. "- Mira que

bien, así podré decir a mis camaradas lejanos, ese

soy yo, el que está a la izquierda de Sánchez

Gordillo", se rió, quizás pensara que en las

fotografías se produce el efecto espejo, es igual,

cada uno sabe donde se encuentra y delante, el

lienzo que sujetábamos entre todos iba tomando

consistencia de recia barricada. Sostuve

claramente el cromo de La Santa y le grité a un

fotógrafo del SAT, conocido, ".- ¡Sácame bien

que tengo que justificar ante los compas

luxemburguistas el sueldo de liberado", ya se

reía.

Pasando entre los barrios de migrantes, La

Carrasca, Hermandad del trabajo, El Cerezo, por

la corta y ancha Avda de San Lázaro, dejé la

cabecera y salí a los márgenes repartiendo

octavillas, indios puros, peruanos, bolivianos, de

Ecuador, mujeres bajitas que miran con tristeza

infinita (" de tu mirada emerge a veces la costa

del espanto" ) quizás recuerden el mar asimismo

brumoso y amenazante de la costa peruana, el

mar ausente de Bolivia, ¡de tan lejos y aquí

atrapados, explotados, amenazados! La

manifestación crecía, crecía y ya éramos miles

cuándo comenzó a llover en el cruce con Ronda

de Pío XII, una mujer con un megáfono decía

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que ella era mora y llevaba aquí 25 años..., -

¿pero de verdad se fueron los moros del todo?,

pensé - desde la furgoneta un compa con pañuelo

en la cabeza gritaba que la crisis la paguen los

capitalistas, le llamaba a Chaves y Zapatero

embusteros, yo seguía por los bares y la

numerosa gente que miraba el paso de la manifa

repartiendo los panfletos, no veía a Vieja

Compañera, ella llevaba un par de paraguas

pequeños y me estaba mojando la cabeza de

aquella lluvia helada ("Allí se estira y arde en la

más alta hoguera mi soledad que da vueltas los

brazos como un náufrago"). Desde un megáfono

alguien empezó a cantar un himno, no era la

Internacional, en mi cabeza resonaba aquél que

era himno o casi en la voz de Paco Ibáñez,

poema VII de Pablo Neruda: "Los pájaros

nocturnos picotean las primeras estrellas que

centellean como mi alma cuando te amo", le dije

sin hablar a una adolescente ecuatoriana y me dio

las gracias.

Buscaba a Compañera ya cerca del Hotel

Macarena, la encontré y alborozada me instó a

mirar hacia el final de la manifa desde la

mediana, dos peldaños elevada sobre la calzada,

no se veía el final, solo apretadas filas que se

doblaban todavía por la Ronda de Pio XII,

¡éramos gozosa, entusiasmadamente miles!, no

se cuantos, conté 10, 12 manifestante por fila,

dos filas por metro, apretadas, y se extendía mas

de 200 metros, eso hacía al menos 4000, ¡más

gente aún que el 1º de mayo! que elegimos el

mismo itinerario, por este que empieza a

consolidarse bloque de izquierdas anticapitalista,

desde el SOC-SAT hasta la CGT, todos los

trotskos, o casi, y el Foro Social que cubre

huecos, intersticios, que le llega a gente rebotada

de los partidos, estudiantes en lucha, contra

Bolonia, un compa me dijo de quedar a tomarnos

unas cervezas cuándo acabara, imposible, le dije,

me tengo que ir ya mismo al curro, ¡me toca

turno de tarde!, hoy domingo, sí, casi por huevos,

pero solo trabajo 19 días al mes, mañana lunes,

como todos los meses, descanso hasta el viernes,

¡ya lo notáis, por los correos electrónicos! Ya me

jubilo, sí, para marzo (“Hago rojas señales sobre

tus ojos ausentes que olean como el mar a la

orilla de un faro" ), pensando en la fábrica, en las

despedidas, con la melancolía que a veces me

ganaba, con la certidumbre de no llegar a verla

nunca, la revolución, en los trabajos...)

Vieja Compañera dijo que se retiraba conmigo,

Rafael afirmó que continuaba y que iría

repartiendo las que le quedaban.

Tomando unas cervezas, almorzando un par de

tapas, dijo que era un acierto hacer las manis por

los barrios obreros, que más de la mitad que

habíamos juntado se habían ido incorporando

sobre la marcha, que para nada había que

hacerlas en el centro, asentí, pero... ("- ¡Ya salió

el pero" ), no, dije, al centro hay que ir, pero

desde los barrios, donde hay que acumular,

cuando eso suceda... ¿no te acuerdas los tres o

cuatro años después de morir Franco? la gente

iba casi en pequeñas marchas al centro desde los

barrios, con las banderas, las pancartas todavía

plegadas... , "- Es como volver a empezar" , dijo,

y asentí., ella dijo que al centro había que ir a

tomarlo, claro.

Nos dimos un beso de despedida, antes de coger

el coche, no trabajes mucho hoy, me dijo, no,

tengo una buena faena, un trabajo largo, quizás

salga un poco antes y lo celebramos, ¿el qué? ¿la

crisis? no, mujer, esto, la gente, que se mueve,

que ya empieza, que no se resigna.

Conduciendo, puse el CD con las canciones de

Paco Ibáñez sobre los poemas de Neruda, Galopa

la noche en su yegua sombría desparramando

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espigas azules sobre el campo. Una suave

melancolía se instalaba donde minutos antes

compartía con ella la alegría salvaje que

acompaña la rebelión compartida.

Inclinado en las tardes echo mis tristes redes a

ese mar que sacude tus ojos oceánicos, canta, y

solo veo ojos que anticipan espanto, ojos de

inmigrantes, en la desolación, atrapados...

TODA UNA VIDA DE LUCHA

Por José Maria Morales

"Hay hombres que luchan un día y son buenos. Hay

otros que luchan un año y son mejores. Hay quienes

luchan muchos años y son muy buenos. Pero hay los

que luchan toda la vida: esos son los

imprescindibles. " Bertolt Brecht

En determinadas ocasiones me gustaría ser

creyente, esta es una de ellas. Me gustaría

que José Maria estuviera en el paraíso laico

de los parias, el lugar sin clases ni

diferencias sociales, el edén donde la

equidad y la justicia son sus monarcas. El

sitio por el que él y otros muchos han

luchado desde siempre. José Maria,

“Cabeza”, no he tenido oportunidad de

despedirme de ti, no he podido decirte que te

admiro, que para mi has sido siempre un

ejemplo de integridad y entrega. Supongo

que alguien pueda pensar que ahora es fácil

hablar bien de ti y quizás tengan razón, pero

es que no puede ser de otra manera, no

conozco a nadie al que hayas hecho daño,

no sé de ninguna felonía tuya, sólo puedo

afirmar que has sido hasta el último minuto

un luchador, alguien entregado a defender

una sociedad más equitativa. Porque nunca

pasaste la mano, porque siempre estabas en

tu sitio, porque eras el paladín de todas las

causas justas, por todo ello José Maria y por

muchas más razones, por todas, diría yo, te

admiro. Recuerdo tu sapiencia sobre los

moriscos, los gitanos, el flamenco, siempre

desde la humildad del sabio, desde el saber

del pueblo, desde el que se ha formado en la

calle doctor honoris causa por la Universidad

de la vida.

Compañero vives en tus escritos

en tus palabras,

en tus relatos llenos de carne ,

de vida, Compañero.

Si fuera capaz de expresar

con mis torpes palabras

un mínimo de ti , hombre cabal

me sentiría satisfecho.

José Maria quiero levantar mi puño

en tu honor, quiero.

Cabeza, rojo, obrero

José Maria, Compañero.

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Reseña artículo “El voto en negro”:

“El voto en negro” recoge parte de la crítica del

pensamiento de José Maria Delgado con respecto a

la instalación de una Europa al servicio del

capitalismo neoliberal, Europa que, en su

constitución Europea, sólo se preocupa de

potenciar una economía de la competencia,

encauzada para abaratar los costes de la mano de

obra y devaluar los salarios de unos países con

respecto otros, creando una gran diferenciación

entre los mismos.

“El voto en negro” es la alternativa que plantea

nuestro compañero para potenciar un proceso de

deslegitimación contra todos los poderes fácticos

que forman parte del engranaje del sistema,

poderes que lideran los partidos políticos PP-PSOE

y a los que le da pábulo los sindicatos del sistema

CCOO-UGT, que pidieron el Si al tratado-

constitución que es la antesala de toda la

implantación neoliberal que estamos sufriendo en

esta “Crisis” económica y de valores, antesala de

la destrucción del estado social que se conformó en

Europa después de la Guerra.

EL VOTO EN NEGRO

Por José Maria Delgado Gallego

Escasas son las ocasiones en que entre la

bruma de la propaganda/manipulación, a través

de la representación de que se gobierna o se

confronta, se hace algo de luz ante una urna

electoral, el referéndum sobre la integración de

España en la OTAN fue la más cercana en el

tiempo, la inmediata y próxima será el

referéndum sobre el Tratado de Constitución

previsto para el 20 de febrero del próximo 2005.

Un texto de 349 pp. a través de 448 Art. en la

versión española de la consolidada de 6 de agoto

de 2004 para el que el poder constituyente que la

ha elaborado, esto es los representantes de los

estados o gobiernos de la UE (al menos

formalmente pues en manera alguna puede

descartarse que los testaferros de la Convención

prestaran oídos sordos a los mensajes y

sugerencias de los más importantes lobbies

empresariales y financieros) necesitan de la

complicidad y aquiescencia de los ciudadanos.

En toda Europa y especialmente en

España dada la proximidad de la fecha para

refrendarla, la espuria "Constitución Europea"

está siendo contestada de manera inequívoca por

los movimientos sociales y sindicatos que

combaten la globalización neoliberal, cuyos

argumentos quien escribe estas líneas no puede

por menos que compartir, (a excepción de los

esgrimidos por los nacionalistas o influidos por

ellos), especialmente aquellos que aluden a la

omnipresencia y transversalidad en tanto que

precepto fundamental de la "Competitividad", por

lo demás cínicamente instalada sobre la

disparidad y desprotección salarial,

deliberadamente mantenida diversa en cada

estado de "los 25", y, por lo tanto, sobre la

institucionalización del dumping social,

igualmente es asumible la oposición al texto que

pone el énfasis en su ilegitimidad democrática o

en la falacia de condicionar la protección

medioambiental al Gran Moloch de la

competitividad.

Pero no pretendemos compilar los

argumentos de los que se oponen al Tratado,

tampoco ofrecer otros nuevos o más enjundiosos

para votar NO al texto del tratado que se somete

a referéndum, pero sí para esgrimir otras razones

que asisten para votar negativamente el 20 de

febrero, no sólo por la naturaleza intrínseca del

texto, cómo porque no se está ante una ley de

leyes cuya novedad ofrezca el más mínimo

resquicio a la duda sobre los efectos reales y

sensibles de su implantación: sin duda se trata

de más de lo mismo, del intento de

institucionalizar unas políticas económicas de

propósitos idénticos a los ya experimentados por

las poblaciones europeas en virtud de los

Tratados de Maastricht, Ámsterdam y Niza.

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En este sentido la pregunta que demandará

respuestas en febrero es una pregunta-trampa, a

tenor de la propaganda de los que defienden el SÍ,

por donde se insinúa su "esperanzadora" novedad,

el hito innovador que supone en la construcción

europea.

Naturalmente sus partidarios no tienen el

menor interés en que la ciudadanía se acerque

críticamente a un texto indescifrable para el

común por su extensión y complejidad, les basta

y sobra con ejercer

de sacerdotes o

pastores del

rebaño tan dócil

como fiel con la

inestimable ayuda

de los sindicatos

mayoritarios. De

este modo la

fidelización del

clientelismo electoral es justo lo que pondrán

sobre la mesa ante el evento de febrero. La

estrategia pretende así instalar a la ciudadanía

ante el clásico "melón por calar", del que sus

cultivadores "garantizan" su calidad.

Nada esencialmente novedoso hay en

Tratado, se trata básicamente de un texto que

compila y deroga los tratados anteriores así como

los tratados de adhesión de los diferentes países

(Art. IV-37) presentándose explícitamente como

"sucesor y continuador" de ellos (Art. IV-38)

asegurando al tiempo la vigencia de todo tipo de

instituciones, acuerdos, órganos y organismos

anteriores, así como la eficacia jurídica de todo

aquello que no sea objeto de modificación,

derogación o anulación en virtud del mismo

Tratado-Constitución.

No hay pues la menor línea de ruptura con

las políticas neoliberales, sus líneas maestras y la

consideración jurídica de las instituciones que las

implementaron, Consejo, Banco Central,

Comisión, se ven reforzadas si cabe.

Sin embargo lo trascendentemente

novedoso del texto no es mencionado por sus

defensores: la circunstancia de que la

implementación de las políticas monetaristas

neoliberales basadas en el propósito de incentivar

la economía del lado de la oferta,

institucionalizando la precariedad laboral, la

desprotección del trabajo, la mercantilización de

lo existente, el dumping social finalmente, todo

en aras de la competitividad que abarataría la

oferta, ha sido efectivamente puesta en prácticas

por los gobiernos sin mover una coma las

constituciones de los quince estados, que si bien,

y por lo general definen los regímenes

económicos que regulan como "economías de

mercado" se trataba en su origen, obviamente, de

economías capitalistas actuando bajo múltiples

mecanismos de regulación estatal, ¡pero no

institucionalizaba "sociedades de mercado" que

es justo a lo que ha llevado el neoliberalismo y

que la Constitución Europea pretende oficializar!

.

Del estado social de derecho - según

decían - al estado liberal por las bravas, en el

túnel del tiempo del siglo XXI al XIX y todo ello

sin despeinarse, sin reformas constitucionales - en

España - y sin que el Parlamento se haya dado

por aludido desde Maastricht.

Y qué duda cabe que la mercantilización

de todo lo existente implica en primerísima

instancia la mercantilización del trabajo, de los

trabajadores cuyo salario "competitivo" ha de

garantizar por encima de la modernización de

procesos, métodos y herramientas la

"competitividad" de la producción industrial y de

servicios.

Así pues entre todos los "noes" posibles

en el referéndum del 20 de febrero ha de contarse

también el de los que conocen y sufren los efectos

del neoliberalismo, por donde el "melón por

calar" tiene el sabor acre de lo pasado y aún

podrido.

Este "NO" es el voto en negro que

subvierte y no responde a la pregunta-trampa

tanto como a todo aquello que la ha inspirado, al

tiempo que lo hace igualmente castigando a los

factotums cuyos respectivos gobiernos aplicaron

las antisociales políticas neoliberales, justamente

los partidos turnantes PSOE-PP que hacen

propaganda ahora por la respuesta afirmativa.

Sin duda el voto negro, el NO que se

dirige tanto al texto como a todas sus

circunstancias, carece de ingenuidad, sabe de la

imposibilidad de ganar al SÍ por los cuantiosos

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medios de que dispone el adversario y porque la

rebeldía y la indignación no son virtudes

susceptibles de prodigarse entre una ciudadanía

lobotomizada entre la propaganda y la ley de la

selva, que triunfa ante el descrédito de los

ámbitos colectivos degradados especialmente por

los sindicatos mayoritarios, que también piden el

SÍ junto a sus patrones.

Sabemos en efecto que el objetivo al que

podemos aspirar es a la máxima deslegitimación

democrática de la mal llamada constitución

europea, tal deslegitimación no será producto sólo

de la negatividad explicitada en las urnas como

también del número total de votos afirmativos

sobre el censo, o lo que lo mismo, sabemos que la

abstención tiene también un papel en esa

deslegitimación. Y no obstante nada más erróneo

que propiciarla, y es así porque en las

circunstancias actuales el voto de castigo debe

carecer de ambigüedad, pero sin duda no puede

ignorarse que la abstención puede ser

subproducto de una campaña incisiva por el NO

consiguiendo de ese modo restar apoyos al SÍ

entre electores de los partidos mayoritarios que

no se sientan acríticamente dispuestos a seguir a

sus partidos a cualquier parte, menos a una zona

tan compleja y ominosa como suele percibirse

todo lo que procede de "Bruselas", por lo demás

generalmente motivo de preocupación y amenaza,

esa especie de "fuerza mayor" o maldición divina

¡a quiénes culpar de no poco de lo malo y

antisocial que esos mismos gobernantes del

PSOE-PP han propiciado y gestionado y cuya

responsabilidad pretenden transferir a más altas

esferas!

Creemos pues que los movimientos

sociales antiglobalización, que como verdaderos

mundialistas poseemos sobrado pedigrí

europeísta, tenemos igualmente legítimo derecho

a pretender gestionar en su conjunto a la mayor

parte de la deslegitimación que a no dudarlo

sufrirá el texto famoso el 20-F, auténtica y más

acabada expresión jurídica de la globalización

neoliberal a la que combatimos y continuaremos

combatiendo en la calle al igual quien en las

urnas el próximo mes de febrero de 2005.

Reseña artículo “¿Quién gestionará la

vergüenza?

Al hilo de los resultados del referendum sobre la

Constitución Europea. Nuestro compañero José

Maria analiza cómo se va a dar la gestión de

esos resultados que han mostrado su

disconformidad con la constitución europea del

capital en países como Francia y Holanda. El

voto en negro, el voto de la abstención ha

ganado en el estado español pese a que un 31%

de los votantes le ha dado el Si quiero a la

constitución del capital. “¿Quién gestionará la

vergüenza?” plantea la uniformidad del

pensamiento neoliberal contra toda esa Europa

que no se siente representada por sus propios

estamentos e instituciones y por los que dan su

beneplácito cortoplacista al sistema que los

sustenta.

¿QUIÉN GESTIONARÁ LA VERGÜENZA?

Por José María Delgado

El rotundo rechazo al Tratado Constitucional de la

Unión Europea que los ciudadanos franceses y

holandeses han

puesto de manifiesto

en los respectivos

refrendos es sin duda

un triunfo de la

democracia y de la

voluntad de

preservación de los

contenidos sociales, irrenunciables, consustanciales

a los todavía llamados estados sociales y

democráticos de derechos.

Los ciudadanos que mayoritariamente votaron NO

(55% en Francia, 61% en Holanda) sabían - porque

en sus países se había debatido exhaustivamente -

que el Tratado amenaza sus derechos sociales y

libertades.

En la medida en que este, en lo esencial, compila y

sustituye los Tratados de Amsterdam, Maastricht y

Niza, solo podía representar una mayor y más grave

amenaza para el empleo, los servicios públicos y la

calidad de la democracia, al pretender elevar al

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superior rango normativo principios económicos y

sociales de inspiración neoliberal cuyos efectos son

sobradamente conocidos y sufridos por la

ciudadanía europea toda.

El antiguo aserto adecuado para tramposos y malos

perdedores afirma que los votos no se interpretan,

sólo se cuentan. Sin embargo, son legión los

políticos, voceros, periodistas que interpretan los

NO - pero en manera alguna los SI - y cuentan los

votos de los diputados de los parlamentos de

aquellos estados que decidieron ratificar el Tratado

por vía parlamentaria. Los confrontan a los votos

populares expresados en los refrendos hasta ahora

realizados. En el colmo de los despropósitos y la

demagogia, buscan la superioridad doctrinal de la

democracia representativa frente a la muy

adjetivada y minimalista democracia directa.

Olvidan todos los filtros financieros,

hipermediáticos y sobre todos los derivados de

sistemas electorales escasamente fieles al sufragio

universal igualitario, que hacen de la democracia

pálido reflejo del Ideal democrático, olvidando

igualmente que es la inspiración en el propio texto

que se refrendaba la que permite elegir a los

Estados la modalidad de ratificación, parlamentaria

o popular.

Es pertinente, en cambio, constatar la crisis de

legitimidad de las democracias representativas

puesta de manifiesto por parlamentos en los que el

TCUE se hubiera aprobado con el 90% de votos de

diputados mientras es rechazado por los ciudadanos

en los refrendos. También, en nuestro caso,

contrasta la abrumadora mayoría parlamentaria que

ratificó el texto al lado del escueto 31% de votos

afirmativos sobre el censo electoral.

Un conocido escritor y comentarista subrayaba en

estos días de Canto del Gallo Galo que si Blair

hubiera sometido a referéndum la participación de

las tropas británicas en la guerra de Irak, estas

jamás hubieran desembarcado en Basora.

Herido de muerte, el Tratado podría continuar su

deambular refrendario por Luxemburgo, Portugal,

Polonia, República Checa, el Reino Unido,

Dinamarca, Irlanda, dividiendo a los partidos y

coaliciones gobernantes, debilitando o haciendo

caer gobiernos a su paso, desenmascarando las

insuficiencias de la democracia representativa

realmente existente en Europa. No cabe duda que

los movimientos sociales que cuestionan el Tratado

y los ciudadanos de los estados en que aún no se

han celebrado referendos tienen tanto el derecho

como la obligación de exigir a sus gobernantes la

celebración según lo previsto. Por razones

justamente contrarias, no podemos estar más de

acuerdo con los socialdemócratas europeos que

presionan para que no se interrumpa el proceso

refrendario.

Ya existen signos suficientes de las distintas

actitudes que el resultado de Francia y Holanda está

inspirando entre los "europeístas de mercado"

(Partido Popular Europeo+blairistas), todos

ultraliberales, neoconservadores y pro americanos,

de una parte, y los "eurofederalistas posmodernos"

socialliberales ellos, esto es socialdemócratas y

verdes, el entierro definitivo del Tratado para los

primeros, renunciando a mayores aventuras en pro

de una Europa Política, al socaire de la OTAN,

actuando desde la soberanía estatal y con la Agenda

de Lisboa por mejor y actualizado portulano, y la

huída hacia adelante cumpliendo los plazos para los

segundos, celebrando las convocatorias de

referendos anunciadas, intentando conseguir el

máximo de ratificaciones de estados y votos

populares desde los que cercar y aislar a Francia a

la espera de un nuevo consenso cerca ya de 2009 y

de nuevos gobernantes franceses que permita, - no

sabemos cómo sin violentar la voluntad popular y

sin aplastar a las fuerzas sindicales y de izquierdas

francesas - la incorporación de los disidentes al

Tratado.

En esa ordalía que no puede sino profundizar y

ensanchar la brecha abierta en los partidos

socialdemócratas, (aunque es probable que nada

semejante suceda en el PSOE, donde el que se

mueva no sale en la foto, como se sabe, ni le

consigue empleo a la parentela) de la que Fabius

aparece en Francia como cabeza visible, pero que

está lejos de representar a todas las corrientes del

PSF, con el telón de fondo de la reacción a las

practicas neoliberales en Alemania - y en la UE - de

la escisión del SPD que encabeza Oskar Lafontaine,

el SI del referendo español ya ha comenzado a ser

usado como cabeza de carnero, de ariete, tal como

ha podido observarse en alguna sesión del

Parlamento Europeo en la que parece estrategia

común para la UE de la Internacional Socialista.

Idénticamente aquél 31% de españoles que sobre el

total del censo electoral votó afirmativo viene

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sirviendo de pretexto a cuadros representativos del

PSOE, (representativos asimismo de esa peculiar

especie de neoconversos, ex-sindicalistas y ex-

comunistas que se encuentran sin duda entre los

sectores más derechistas de ese partido) para

ningunear y desacreditar a las fuerzas que se han

opuesto al Tratado en Francia, olvidando que

importantísimas federaciones sindicales se

encuentran entre ellas, resaltando la supuesta

ausencia de alternativa al Tratado en un alarde de

ignorancia y de cinismo que pretende hacernos

perder de vista que sólo desde el más ramplón

posibilismo y entreguismo al diktat neoliberal, las

razones del NO sindical y de izquierdas pueden

etiquetarse de "utópicas" o inviables, escamoteando

al tiempo que ellos mismos forman parte de las

dificultades que habrá que superar, que ellos

mismos son parte del Problema y no de la Solución

Por contrario al estilo falaz y semidemocrático, -

que recuerda el discurso soberbio y prepotente de

CCOO en su briega durante la Transición - de los

López Garrido, Sartorius y cía., justo es reconocer

que no escasean intelectuales y universitarios

españoles, reconocidos europeístas que defendieron

el voto afirmativo en España y en Francia, que no

han podido por menos que subrayar la legitimidad

de los resultados negativos y la validez de las

razones ciudadanas y democráticas que lo hicieron

posible como de su incontrovertible europeísmo, así

Ridao, Araceli Mangas o Ramoneda.

Entre las "alternativas" o salidas a la crisis, de

variados sentidos, discutibles, pero tratando de ser

respetuosas con la voluntad popular, quizá quepa

resaltar alguna como la que propone la convocatoria

simultánea en toda la Unión de elecciones a una

Asamblea Constituyente y referendo consiguiente

de la Constitución que esta elabore. Naturalmente

esta es, - ¿cómo no habría de serlo? - inviable por

cuanto para nada considera "el derecho de los

estados" (tampoco, en principio, de los lobbyes

empresariales omnipresentes y sobrerepresentados

en Bruselas) y sin embargo, como otras,

impecablemente europeísta y democrática.

Entre las iniciativas de las fuerzas del NO sindical y

de izquierdas en Francia, cabe mencionar la de

ATTAC Francia (acerca de cuyo papel en la

victoria del NO caben pocas dudas) trabajando por

la coordinación de todas estas fuerzas con el objeto

de ser recibido por el Consejo Europeo que se

reunirá en Bruselas los días 16 y 17 para hacerles

llegar a los jefes de estado y gobierno un catalogo

de exigencias mínimas de inmediato aplicación, -

esto es, ¡gestionando el NO victorioso! - entre las

que cabría mencionar la retirada de todas las

directivas europeas de liberalización en trámite,

principalmente las directivas Bolkestein, la que

asimismo preparan sobre la jornada laboral, otra

sobre las ayuda públicas a las empresas, sobre los

transportes ferroviarios, así como el compromiso de

proceder a una nueva flexibilización del Pacto de

Estabilidad, o la moratoria sobre las negociaciones

del Acuerdo General Sobre el Comercio de los

Servicios (AGCS). Al tiempo, se exige un aumento

sustancial del presupuesto europeo y de los fondos

estructurales con destino a los países de nueva

incorporación, único medio de ayudarlos en su

desarrollo en vez de animarlos a ejercer el dumping

social y fiscal y las deslocalizaciones. Tampoco hay

que olvidar la puesta a cero de la " agenda " de

Lisboa (Consejo europeo de 23 y 24 de Marzo

2000) y de la agenda social 2005-2010. Todas estas

exigencias de mínimos, entre las cuales no se olvida

pedir el aumento de la ayuda pública al desarrollo

del Sur del 0.7 % del PIB de los estados miembros

de la Unión, implicación más fuerte en los

Objetivos del Milenio y anulación de la deuda de

los países pobres, como la retirada de Iraq de todas

las tropas europeas, todas ellas merecen la máxima

atención, seguimiento y apoyo de todos los

europeos en especial de los ciudadanos de

izquierdas.

¿Y qué decir de España? por ahora único país

donde uno de cada tres ciudadanos con derecho a

voto ratificó la Constitución. Cabría aducir, dándole

la vuelta al ingenioso dicho del taimado

predemócrata F. González que se aplicó a

identificar y desacreditar a los que habrían de

"gestionar el NO" y que aspirábamos a ganar el

referéndum sobre la entrada en la OTAN: "¿Quién

gestiona la Ignorancia?" ¿quién la Vergüenza de no

haber sabido resistir la propaganda maniquea que

convertía en comunistas o fachas enemigos de

Europa a los que votaran NO?, ¿quién la fé del

carbonero?

Sin duda, en España, no es sólo la democracia de

los partidos concretos realmente existentes, la

partitocracia o sistema de partidos emanados de la

Constitución del 78 y la ley electoral, la que está en

evidencia, lo está también la modalidad hispánica

de europeísmo acrítico, incondicional y un tanto

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papanata, cantera de eurócratas, tan simplista por

fuertemente ideologizado como dudosamente sabia.

De largo aliento, liberales como Ortega y

regeneracionistas como Joaquín Costa veían a

Europa como solución a todo el atraso, incuria y

barbarie cainita que nos afligía y que no éramos

capaces de resolver los españoles mismos.

Reeditado por la oposición al franquismo, de todo

signo, sirvió para pasar el trago difícil de la

Transición en sustitución de más vigorosos vínculos

ciudadanos que hicieran justicia a la Historia, a la

República legal y destruida por el fascismo.

Complejo asunto este de nuestro peculiar

europeísmo, más parecido al de los nuevos estados

del Este recién incorporados que al de Francia o

Italia, que se beneficia de la ambigüedad de los

mitos, y que bien merece

tratamiento prolijo en otro lugar,

verdadera ideología de la

socialdemocracia y de los

sindicatos españoles. Bajo su

gruesa capa, mutatis mutandis, el

admirado Estado Providencia de

los 60-70 lleva 20 años

desarbolándose al calor de los

programas de ajuste neoliberales, con cada Tratado

de Maastricht a Niza, desde el Pacto de Estabilidad

(versión europea del Consenso de Washington) a la

Agenda de Lisboa. Nos gustaría creer que el

referendo del 20-F fue su canto del cisne en España,

que el nuevo europeísmo social y democrático que

desde los Foros Sociales Europeos hasta el apoyo

intereuropeo que ha arropado el rechazo al Tratado

en Francia y Holanda, y que vamos construyendo,

acabará por imponerse frente al europeismo mítico

de la Europa Fortaleza en exceso comprensivos con

los intereses empresariales y financieros, con las

multinacionales europeas. Nos gustaría y habrá que

trabajar por él desde el mundialismo, el

altermundialismo ciudadanista, universal

republicano. Al ínterin, los think tank domésticos

ya han descubierto su filón en ese europeísmo

cutrehispánico que denostamos, una nueva versión

de blairismo continentalizado, menos arrogante y

sospechoso de euroescepticismo va a aplicarse a

quebrantar las resistencias populares de los

europeos, territorio de encuentro entre las dos

vertientes del neoliberalismo.

En ese sentido, en nuestro sentido, los franceses se

hallan anticuados: todavía hablan de Trabajo y

Desempleo, aún no han descubierto el Reino de la

Precariedad, aquello que no es ni lo uno ni lo otro,

una suerte de limbo en el que solo existe el Presente

y el teléfono móvil presto para ser localizado sin

mediar urgencia y otra lógica.

Obra de Thatcher y su discípulo Blair, la

desregulación laboral y los Tratados, es sabido que

el hijo de la Gran Bretaña de la mano de sir

Anthony Giddens madrugó por los pelos a quien

había contraído superiores méritos para liderar

terceras vías, esta supuesta modernidad - tan

decimonónica - de la que aún hablan los sindicatos

que no parecen reconocer el neoliberalismo

actuando ni en las administraciones públicas ni en

las empresas: no podía ser otro que nuestro ínclito

ex-presidente González, aquél que dijo "¿Quién

gestionará el NO?" A todos sus hijos, de Borrell a

Almunia, de ZP-Presidente a Méndez presidiendo la

CES, todos los MEDEF, los bancos, los lobbyes

europeos le reservan brillante futuro.

Quienquiera que haya conocido a José

Maria, no encontrará mejores palabras

para recordarlo que las que fluyen en este

poema de Kavafis que se encontraba entre

sus preferidos.

TERMÓPILAS

Konstantino Kavafis (1863-1933)

"Honor a aquellos que en sus

vidas

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custodian y defienden las

Termópilas.

Sin apartarse nunca del

deber;

justos y rectos en sus

actos,

no exentos de piedad y

compasión;

generosos cuando son ricos,

y también

si son pobres, modestamente

generosos,

cada uno según sus medios;

diciendo siempre la verdad,

mas sin guardar rencor a los

que mienten.

Y más honor aún les es

debido

a quienes prevén (y muchos

prevén)

que Efialtes aparecerá

finalmente

y pasarán los persas".

Reseña artículo “Rosa Luxemburgo: un

pensamiento irrecuperable”.

No podía pasar este homenaje sin publicar uno

de sus artículos sobre “su santa”: Rosa

Luxemburgo. José Maria increpa a todos

aquellos que quieren apropiarse de su

pensamiento para su beneficio, iniciando un

acto castrado y fuera de la realidad en la que

tuvo lugar. Utilizando recursos forzados para

acomodar a unas siglas elementos y

pensamientos que no tienen nada que ver con

ellas.

ROSA LUXEMBURGO: UN PENSAMIENTO IRRECUPERABLE

Por José M. Delgado.

El 15 de enero se cumplió el 89 º aniversario del

asesinato de Rosa Luxemburgo, como cada año

activistas de izquierdas se reúnen en Berlín, el

homenaje a Rosa Luxemburgo tiene el tinte

claramente anticapitalista que lo caracteriza,

anticapitalista y tan para nada sectario como es

habitual: concernidos están jóvenes y menos

jóvenes de casi todas las tendencias marxistas,

comunistas, pero también libertarios, autónomos,

confrontan en cada convocatoria su determinación

antisistema con los

poderes burgueses,

como gustaría a

Rosa, borrando

fronteras inútiles,

sectarias, en la lucha

de clases contra el

capital, sin embargo,

y puesto a no borrar

fronteras ya deberían

troskistas, leninistas,

abstenerse de tratar

de incorporar el pensamiento de Rosa al leninismo,

de tratar de "recuperar" de la manera tan oportunista

y que tan mal condice con su pretendido rigor

doctrinario - un manera de sublimar el sectarismo -

que los ha llevado (a los trotkistas, particularmente)

a dividirse y escindirse hasta el infinito, un

pensamiento y una obra teórica con el que el

bolchevismo no tenía nada que ver, - y menos aún

la socialdemocracia gobernante en la Europa

después de la II Guerra Mundial - ni en relación con

la idea de democracia, con la concepción de la

relación partido-masas, ni en relación con la

pedagogía revolucionaria que atribuía a las luchas

de masas, y sobre todo nada que ver con la

utilización urbi et orbi del principio o derecho de

autodeterminación de las nacionalidades que los

trotskistas (y ex-stalinistas) hacen al día de hoy.

Es un hecho reconocido por todos los historiadores

que la "liberación de los pueblos oprimidos" sirvió

de pretexto ideológico al imperialismo alemán, al

francés, y finalmente en su formulación más

"coherente" y supuestamente imparcial al

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imperialismo estadounidense con la formulación de

los 18 puntos de Wilson, para justificar la gran

matanza, la barbarie de la Gran Guerra, a este

respecto Rosa Luxemburgo formuló la denuncia

mas clara y taxativa:

"En la historia de las luchas de clases estos

"slogans" revisten a veces una importancia muy

concreta. En la presente

guerra mundial, es un

sino fatal del socialismo

estar predestinado a

proveer de pretextos

ideológicos a la política

contrarrevolucionaria.

Cuándo aquella estalló,

la socialdemocracia

alemana se apresuró a decorar con un escudo

ideológico, extraído del arsenal seudo-marxista, el

bandidismo del imperialismo germánico,

explicándolo como la campaña de liberación contra

el zarismo ruso auspiciada por nuestros viejos

maestros. En las antípodas de los socialistas

gubernamentales, estaba destinado a los

bolcheviques llevar agua al molino de la

contrarrevolución con la consigna de la

autodeterminación nacional y de proveer así de una

ideología, no sólo para el estrangulamiento de la

misma Revolución Rusa, sino para la proyectada

liquidación en sentido contrarrevolucionario de toda

la guerra mundial. Tenemos todas las razones para

examinar muy a fondo desde este punto de vista la

política bolchevique. El "derecho de la

autodeterminación nacional" acoplado a la Sociedad

de Naciones y al desarme por gracia de Wilson,

constituye el grito de batalla tras el cual debería

desarrollarse la inminente rendición de cuentas del

socialismo internacional con el mundo burgués. Es

evidente que la consigna de la autodeterminación y

el conjunto del movimiento nacionalista, que en el

presente constituye el mayor peligro para el

socialismo internacional, han recibido un

extraordinario refuerzo precisamente de la

Revolución Rusa y de las negociaciones de Brest."

(cfr. Rosa Luxemburgo. La Revolución Rusa. La

cuestión de las nacionalidades)

Rosa condenó como todos sabemos la claudicación

de Brest-Litovsk que selló el fin de la revolución

rusa y predeterminó su "nacionalización" y con ello

sentó las bases de la era de Stalin y de su definitiva

consolidación en tanto que mero capitalismo de

estado, a la postre siguiendo implícitamente las

teorías económicas del desarrollo nacional alemán

formuladas por Friedrich List en el siglo XIX. Rosa

condenó sin paliativos como un principio

pequeñoburgués ese supuesto derecho que tan caro

le era a Wilson (así el historiador británico Eric

Hobsbawm le llama "derecho de autodeterminación

wilsoniano-leninista" ):

"En la obstinación y rigurosa coherencia, con que

Lenin y sus compañeros se mantuvieron en esta

consigna, lo que sorprende es que está en

contradicción tanto con su tan proclamado

centralismo como también con el comportamiento

que asumieron frente a otros principios

democráticos. Mientras demostraban un frío

desprecio frente a la asamblea constituyente, el

sufragio universal, la libertad de prensa y reunión,

en síntesis, frente a todo el aparato de las libertades

democráticas fundamentales de las masas

populares, que en su conjunto constituían el

"derecho de autodeterminación" para toda Rusia,

consideraban el derecho de autodeterminación de

las naciones como la niña de los ojos de la política

democrática, por amor a la cual todos los puntos de

vista prácticos de la crítica realista deben ser

silenciados. Mientras no se habían dejado someter ,

en modo alguno, por la votación popular de la

Asamblea constituyente rusa, una votación popular

sobre la base del derecho electoral más democrático

del mundo y en la plena libertad de una república

popular, y mientras que, por consideraciones

críticas bastante frías, declararon nulos los

resultados, en Brest-Litovsky propugnaron el

referéndum sobre la pertenencia estatal de las

nacionalidades no rusas del Imperio como la

verdadera panacea de toda libertad y democracia,

genuina quintaesencia de la voluntad de los

pueblos, y como la suprema instancia que debía

decidir en las cuestiones del destino político de los

pueblos y de las naciones. Esta flagrante

contradicción es tanto más incomprensible, a

propósito de las formas democráticas de la vida

política de cada país, puesto que, como veremos

más adelante, se trata efectivamente de

fundamentos en extremo válidos, y hasta diría

indispensables de la política socialista, en tanto que

el famoso "derecho de autodeterminación nacional"

no es sino una vacua fraseología y charlatanería

pequeño burguesa." y al día de hoy muchos

leninistas trotskistas continúan haciendo el juego al

imperialismo de EEUU coadyuvando a fragmentar

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estados como en la ex-Yugoslavia, en España,

donde apoyan la fragmentación del estado

ayudando a los nacionalistas secesionistas

burgueses o pequeñoburgueses, incluso animando o

reanimando el nacionalismo allí donde no existe o

apenas existe.

Rosa condenaría todo esto, denunciaría la

fragmentación étnico-religiosa de Iraq, la

destrucción de Yugoslavia, de la URSS, al socaire

del imperialismo, y por supuesto el último acto de

soberbia imperialista auspiciado por la UE como es

la independencia de Kosovo de Serbia, - ejemplo de

"viabilidad" en pro de su pretendida independencia

de Euzkadi para los fascistas-estalinistas de ETA -

los intentos de destrucción de estados- nación

consolidados desde hace centurias como el Reino

Unido o España, o Bélgica, o apoyando a las

burguesías secesionistas en Bolivia y Venezuela,

condenaría asimismo Rosa la deriva del trotskismo

hacia las tesis de Giuspeppe Mazzini: "un estado

para cada nación, una sola nación para cada estado"

Esta dedicación autodeterminista del leninismo le

hace el juego claramente al imperialismo interesado

en reducir, fragmentar o borrar del mapa cuantos

estados pueda, a fabricar los llamados "estados

fallidos" en favor de

la penetración de sus

empresas, capitales,

fuerzas militares o

paramilitares, etc.,

simplemente les sale

más barato que tener

que dar su parte del

expolio de materias

primas, petróleo, oro,

diamentes o coltan, a las élites militares o

dictatoriales gobernantes en esos países de África y

Oriente, todo ello en un nuevo movimiento

neocolonial, salvaje, brutal, que hace de los

imperios jurídicos británicos, francés, holandés,

poco menos que instituciones filantrópicas que

ponían tierras en regadío, construían ferrocarriles y

educaban a los hijos de las élites complacientes en

sus universidades metropolitanas.

Pero podéis, seguir defendiendo el derecho a la

autodeterminación de los pueblos, en seguimiento

de cualesquiera entidad, grande o pequeñas, rica o

campesina, cualesquiera sea su carácter de clase, de

la élite burguesa o pequeñoburguesa que levante

una bandera con el triángulo irredentista cerca del

mástil, en cualquier circunstancia, aunque destruya

estados multiétnicos, en trance de destribalización,

sin importar las consecuencias de genocidio mutuo,

de limpieza étnica, de destrucción de familias

mixtas: todo eso no importa para una supuesta

izquierda que ha sustituido al "proletariado" como

agente de la revolución, por los "pueblos" ¡siempre

y cuando no se trate del "pueblo del estado", a la

sazón, como casi todos los antiguos europeos,

concepto más cívico-democrático, "ciudadano" que

"nacional" dicho en sentido etnico-lingüistico! Sin

duda este tipo de "pueblos", británico, italiano,

belga, español, francés, ruso, se halla más abocado

a ejercer un patriotismo o nacionalismo agresivo,

chovinista, jingoísta, que el irredentismo

nacionalista de los pueblos sin estado, bien está,

para quien lo crea, para los que creen estar en 1914,

mientras los nacionalistas burgueses o

pequeñoburgueses les dejen meter cuchara y les

sigan el juego al desorientado leninismo que les

allana camino, ¡aunque la experiencia última de

nacionalistas vascos, croatas, serbios, catalanes,

kosovares, kurdos, den cuenta de justamente lo

contrario!

Así que ya basta de querer apropiarse del

pensamiento de la gran revolucionaria marxista

Rosa Luxemburgo, por los que ponen una vela a

dios y otra al diablo: afirman combatir el

imperialismo al tiempo que se ofrecen a ayudar a

jibarizar estados canónicos y a dividir todavía más a

los trabajadores, auspiciando la formación de

sindicatos nacionalistas en algún caso con la

bendición de las élites nacionalistas gobernantes, o

de las taifas federales de los socialliberales

gobernantes, todo ello sin que por lo demás se

atisbe en las políticas económicas y sociales de los

poderes autonómicos la más mínima confrontación

con el paradigma neoliberal. Y así nos va a la

izquierda, sin brújula, sin principios,

autorreferenciándose en un ciclo sin fin de errores y

claudicaciones oportunistas.

Reseña del artículo “El dilema

recurrente del mundo sindical”:

Luchar por la máxima libertad posible, esencia

del espartaquismo, del socialismo libertario que

no se circunscribe a instalarse en un sistema que

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vive de lo menos malo, sistema que hace bandera

de su posibilismo para introducirnos en una

sociedad cada vez más degradada... Esta lucha es

la consigna de José Maria: Los trabajadores

tenemos que reorganizarnos para este fin,

tenemos que erradicar las prácticas mafiosas y

las redes clientelares que se conforman a partir

de ese posibilismo burocratizado y estructurado

para que sobreviva un sistema que cada vez nos

asfixia más con la explotación en la que basa su

beneficio.

Vislumbramos en el artículo la antesala de lo que

está por venir, de esa devaluación salarial que

posibilitará que sigan ganando dinero a costa de

la mayoría empobreciendo los estados y a sus

gentes. La mecánica no es conseguir empleo de

calidad para todos y todas, la mecánica que se

está poniendo en lid es preparar las condiciones

que propicien un empleo precario y devaluado,

aún más que el actual, con la connivencia de

estos “posibilistas” que son los profesionales de

un sindicalismo del sistema que ya nada tiene que

ver con los ideales u gentes que los constituyeron.

Ese es el temor que nos muestra José Maria. Con

este entreguismo actual volveremos a la España

de la tortilla de patata y del pluriempleo, de la

nevera. Estado español que, más allá de la

preceptiva hospitalidad, rinde pleitesía al turista

anglosajón y prepara sus costas y sus casas para

darles la bienvenida y entregarle su bienestar,

para que se produzca para ellos lejos de China e

India como si fuéramos ciudadanos de esos

lugares, pero controlados por los cantos de

sirenas del neoliberalismo.

Recuperar la asamblea y los espacios de libertad

es una tarea inexcusable para los trabajadores

de las fábricas, sólo a partir de las mismas se

podrá recuperar la solidaridad e iniciar una

lucha real contra el capitalismo que usurpa

nuestra identidad de clase y nos convierte en

consumidores consumidos.

Contrariamente a lo esperado, la mayoría se tapa

los oídos ante estos mensajes que alertan sobre el

porvenir y lo por venir, escuchando plácidamente

el canto esclavizante de las sirenas sirvientes del

sistema.

EL DILEMA RECURRENTE DEL MUNDO

SINDICAL: "POSIBILISTAS" VERSUS

"IDEÓLOGOS"

Por José María Delgado

El poder social que la carrera por la reducción de costes

está poniendo en manos de segmentos tradicionalmente

débiles del proletariado mundial no es más que el preludio

de estas luchas. En la medida en que estas luchas triunfen,

el escenario estará listo para una transformación socialista

del mundo.

Arrighi, G. "Siglo XX: siglo marxista, siglo americano"

A menos que les vaya en ello una

"identidad", esa discutible y monoteísta cualidad,

ropaje no siempre libremente elegido de los

"nosotros", no pocos de estos constructos

sociológicos toman nombre impuestos por sus

adversarios, así pues ni en el mundo sindical ni en

ningún otro nadie admitiría ser llamado

"posibilista", por más que en tantos que hacen

abierta aseveración de "realismo", por la vía

negativa de descalificar a los que verdadera o

supuestamente se hallan "fuera de la realidad", un

observador crítico no vería otra cosa que

adecuacionismo o aclimatación al rol o papel o

regla del juego que el conjunto de poderes

económicos, políticos, fácticos, es decir "el

Sistema", les tiene asignado, a la voluntad de

moverse dentro de él sin recurrir a estrategias

impugnadoras o cuestionadoras del capitalismo de

especie alguna, por más que, en teoría, debiera

venirle de oficio, en lo que los estatutos, principios,

actas fundacionales, etc., de los que un día se

llamaron "sindicatos de clase" debiera ejercer,

todavía, alguna influencia.

Del otro lado están los que le pusieron nombre - que

más que "posibilistas" le llamaran "reformistas" y

aún en los años finales del franquismo algunos

fueran calificados de "sindicaleros" -, aquellos que

se tenían por militantes obreros, comunistas

abrumadoramente aunque ya de tendencias

diversas, como es sabido, en ese tiempo lejano

cuando aún el Movimiento Obrero no se llamaba

sindicalismo, y el único movimiento realmente

existente, las Comisiones Obreras, se llamaba

asimismo, "Movimiento sociopolítico". Esta especie

de militantes obreros, agitadores anticapitalistas

para los que cada huelga o cada oportunidad de ella

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representaba una expectativa de acorralamiento al

capitalismo, de acrecentamiento de la conciencia de

clase y del peso específico de la clase obrera es hoy

una especie en extinción, jubilados o prejubilados,

quemados, bastante de los cuales dieron el paso de

CCOO a CGT, aunque no sólo ni mayoritariamente

ellos, también la generación siguiente que nació a la

lucha de clases a principio de los 80, - si bien

mayoritariamente desde la órbita de

anarcosindicalismo - en algún momento debieron

optar entre la acción sindical "posibilista" y la

difícil y denostada proximidad a los "fundamentos",

al cabo, "fundamentalistas", "ideólogos", en

ocasiones con la dolorosa sospecha de que no haber

sabido pasar el testigo a las nuevas generaciones de

sindicalistas.

En una época en que el retroceso del sindicalismo,

de pérdida de peso específico de la clase obrera

alcanzó tales cotas como para no reconocer los

planes del enemigo, el nuevo paradigma del

capitalismo asilvestrado, bajo su forma neoliberal,

hasta bien entrado los 90 y ello sólo a través de la

influencia - externa al sindicalismo, en España al

menos - del movimiento antiglobalización, tal

parece que se halla perdido la brújula como para

hacer necesaria poco menos que una casuística

acerca de qué reivindicaciones - al cabo, reformas,

en eso reside la tarea del sindicalismo - son de

recibo plantear por un sindicato de clase, qué cantos

de sirenas de las empresas y las administraciones

debemos desoír y en su caso denunciar, sobre qué

es factible transar y firmar y sobre qué no y aún

todavía nos quedará la duda acerca de si no

estaríamos exponiendo otra cosa más que una

panoplia de impedimentos, obstáculos, dificultades

a los compañeros delegados, miembros de los

comité de empresa ya suficientemente abrumados

por la agresividad de las empresas, las amenazas de

rebajas salariales a cambio de reducciones de

plantilla o directamente de deslocalización de las

factorías hacia Polonia, Rumania o el Magrheb, la

duda, finalmente, sobre si no estaríamos

dirigiéndonos a alguien que ha perdido los valores,

la determinación anticapitalista que alguna vez

tuviera, instalado en ese marear la perdiz, en ese ir

tirando que poca cosa más supone el posibilismo.

Alguien dirá que la explicación a las derivas

"reformistas" se hallan en la aceptación de la

participación en las elecciones a comités de

empresa, y es bien cierto que por ahí se genera una

nefasta división en el seno de la vida sindical: entre

los miembros liberados 40 o más horas y el resto de

afiliados, pero no se trata de una división insalvable

o imposible de neutralizar: la revocabilidad

frecuente y la rotación, inherente a una vida sindical

activa, bastaría para cegar esa fuente de

burocracias, pero la burocracia, como los líquenes

donde hay humedad y los piojos donde la hay

escasa, anidan en casi cualquier parte, quien no

confía en la naturaleza humana hará bien en dotarse

de mecanismos, estatutos y normas que la

dificulten.

La voz sindical que acusa de falta de realismo debe

ser atendida, - tanto como vigilada - porque no

carece de razones ni de argumentos: sin duda

instalados en la minoría se está cómodo, el

"dontancredismo" sindical - a uno le han dicho de

todo - tiene las piernas cortas, el testimonialismo

ético no le dice casi nada a trabajadores que no

dudarían en aceptar una oferta de la empresa para

hacer horas extras a mitad de un conflicto, no es tan

raro que la mitad de una plantilla secunde paros

parciales mientras la otra mitad hace horas extras -

el cáncer del sindicalismo -, es bien cierto que hay

también elecciones sindicales, con su servidumbre,

y por aquí la voz realista se vuelve estentórea y

"patriótica": ¿Cómo oponerse a firmar un convenio

que es el menos malo de los sufridos en los últimos

años, cuándo además,

la Empresa, nos va a

dar un reconocimiento,

unas facilidades de las

que hasta ahora solo

gozaban "sus"

sindicatos reconocidos

y adoptados como

interlocutores

privilegiados?, no son razones fácilmente

desmontables, y sin embargo siempre podrá

medirse, pesarse, calcularse las contrapartidas, los

costos a pagar, los beneficios para los trabajadores

en relación con la teórica traza, gráfica o tendencia

prosocialista, liberadora, fortalecedora o por

contrario castradora de su apoderamiento y

fortaleza, debería bastar mencionar que existen

reformas "no reformistas" pero uno se teme que

nada le diríamos a la voz posibilista: esta no dudaría

en atender una reclamación de la empresa

interesada en reducir o eliminar el tiempo legal de

bocadillo - en jornadas continuadas - a cambio de

dos o tres días menos de trabajo al año, quizás

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tampoco se negaría a atender las demandas de otros

sindicatos para repartirse entre todas las secciones

sindicales las horas legales de asamblea, aún

cuándo ello signifique el entierro de la soberanía de

las asambleas, su privatización, pues sin duda nos

ahorraremos conflictos y enfrentamientos

intersindicales.

Contra lo que algunos piensan, "buenismo"

candoroso aunque de larga tradición en cierta

izquierda, y que imaginan un mundo sindical de

afiliados de base honestos y tal y direcciones

vendidas al capital, mejor sería recordar que la

acción sindical mayoritariamente al uso ha

devenido a configurarse como una especie de

profesión, bien integrada socialmente que para nada

se cuestiona no ya el orden capitalista, sino ni

siquiera la variante actualizada postfordista o

postkeinesiana inserta firmemente en el código

genético de la globalización neoliberal, el margen

de maniobra que les queda a quienes piensan y

actúan así ha llegado a ser tan reducido que no

tienen nada serio que oponer a los proyectos

empresariales que en procura de la sacrosanta

competitividad deslocalizan empresas o partes de

ellas, exigen abaratamiento del despido y facilidad

absoluta para contratar y despedir, simplemente no

cuestionan su lógica, se limitan retóricamente a

proclamar que la competitividad deba conseguirse

en exclusiva recurriendo al dumping social, cómo

apoyándose en la I+D+i, que por lo demás queda

fuera de su alcance cuantificar y menos aún tratar

de negociar o exigir al gobierno: a este respecto la

última palabra la tiene el comisario político Sr.

Solbes/Rato cuya representatividad democrática es

tan opaca que se pierde

entre los lobbyes y

patronales que pululan por

Bruselas. Poco a poco

admitirán, porque está en

la lógica de la cosas, que

lo que meramente sucede

es que nuestros salarios

no son competitivos, al

lado de los de Bulgaria,

Marruecos o China. No es seguro que a

continuación e inmediatamente Fidalgo, Mendez, se

suiciden y cierren el chiringuito.

En ocasiones, cuando les afecta, los

trabajadores afiliados o no a los sindicatos

institucionales adheridos a la CES, pueden percibir

con nitidez que CCOO y UGT parecen sindicatos

de la patronal, amarillos directamente, pero

mientras vayan tirando, pueden percibirlos como un

híbrido entre MAPFRE y la Cruz Roja, a medias

entre una ONG y unas agencias del ministerio de

trabajo. En medio todavía les queda dejarse atrapar

sin demasiada convicción en las redes clientelares, a

ver si pueden hacer algo por los chicos, ahora que

empiezan a controlar tantos cursos y escuelas de

formación ad hoc en las empresas.

Queda claro que lo que postulamos está bien lejos

de una satanización del posibilismo sindical, pues

permanecerá, al satanizarlo, intacto y a salvo de la

crítica pormenorizada, malignidad por lo demás en

demasiadas ocasiones atribuida en exclusiva a

CCOO, UGT, ELA: se trata de una actitud

semiprofesional que reporta algunas ventajas a

quienes la tienen por tarea y que todo el mundo

conoce por lo que podemos ahorrarnos su

descripción, muy generalizada a todos los niveles

de responsabilidad o cargo y para nada limitada a

los sindicatos mencionados, que se blinda con un

discurso supuestamente realista, convertido en el

"librillo" o "gramática parda" jerga profesional al

cabo u ideologemas oficiosos entre los que ocupa

lugar preferente la descalificación de los

"ideólogos", de su propio sindicato o del

competidor por más que en ocasiones se avengan a

utilizarlos en las asambleas, a la hora de la huelga o

movilizaciones

Querer ver divisiones o disyuntivas distintas

a las que aquí glosamos es autoengañarse: ni al

interior de cada uno ni entre uno y otro sindicato las

viejas y en su origen legitimadoras ideologías de la

división sindical de la clase obrera, llámense

comunistas, socialistas u anarcosindicalistas son

factores de división activos o que expliquen nada:

existen activistas sindicales para los que la

esperanza de una sociedad que una vez se llamó

Socialismo, así como la convicción de que

cualesquiera que fuere la forma que de llegar a

existir - y no es seguro - esta revistiera, habría de

tener como factotum fundamental, principal

hacedor, a la clase obrera, anhelo que informa y

justifica todas y cada una de sus actuaciones, y

existen, abrumadoramente, trabajadores y ex-

trabajadores que se dedican al sindicalismo,

actividad que al día de hoy ejercen sin riesgos, y

que les reporta ciertas ventajas, oportunidades de

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hacer carrera política, parabienes y hasta prestigio

social en según qué medios.

"Realos" y "fundis", "apocalípticos" o "integrados",

"posibilistas" e "ideólogos" uno se teme que tales

disyuntivas serán barridas por la nuevas exigencias

de los trabajadores que están a extramuros - hijos

del apartheid laboral y sindical - lejos de los

territorios donde es mayoritario el empleo fijo y

bajo las condiciones adversas de las prácticas

empresariales y gubernamentales neoliberales - de

la globalización - se intenta o se simula defender el

poder adquisitivo de los salarios y la seguridad en el

empleo, únicos lugares donde florece el

sindicalismo, los trabajadores precarizados de la

industria, la construcción, la agricultura y el sector

servicios, los que trabajan en las contratas y

subcontratas, los jóvenes científicos y licenciados

con contratos y vida precarizada, los "mileuristas",

se organizan y al hacerlo ponen en cuestión la mera

existencia de los sindicatos posibilistas

mayoritarios, así como la idoneidad de las

estructuras organizativas destinadas a acogerlos de

aquellos minoritarios más sensibles y preocupados

por la precariedad rampante.

La absoluta ausencia de solidaridad efectiva,

espontánea, se halla institucionalizada en la misma

concepción organizativa de los sindicatos, las

federaciones de ramo, los convenios colectivos de

empresa, son ámbitos donde cada uno hace la

guerra por su cuenta, no digamos cuando el tajo,

polígono o factoría vecina es asunto de la

"competencia": quemaran neumáticos en la

carretera, los machacará la policía y aunque el

estallido de las descargas de los botes de humo y

balas de goma nos inquieten algo a la hora del

bocadillo, no lo harán lo suficiente como para

animarnos a unirnos a ellos, a sacar una pancarta

improvisada para hacer meramente visible una

voluntad solidaria. Cierto es que la organización

formal de la solidaridad y la puesta en común de

acciones de protesta compete a instancias superiores

a la sección sindical es decir a las uniones o

federaciones locales, cuando lo hagan no será una

mancha de aceite, ni una llama la que se extienda,

sino más bien una válvula que afloja presión, un

grifo que deja salir caudal controlado, apenas un

ritual preludio del final pactado de una nueva

derrota y de nuevas traiciones. Sobran los ejemplos.

Y la pregunta es: ¿con estos mimbres hay algo que

decirle, ofrecerle, a los precarios?

Sin duda construir la solidaridad exige reconstruir

instancias unitarias, apoderar y desprivatizar las

asambleas de fábrica, olvidar sectarismos y

doctrinarismos, tanto como las pretensiones

hegemonistas de estos o aquellos, iniciar la aventura

obligada de la unidad de acción por objetivos

concretos tanto locales como generales, identificar e

incorporar a nuestras reivindicaciones la lucha

contra la precariedad y el desempleo como cosa

propia -¿acaso no lo es? ¿Quién no los sufre en las

propias familias? - denunciar el clientelismo, las

prácticas mafiosas y la subordinación a las

empresas y a los gobiernos, la vergüenza de la

pérdida de todo referente de clase, prosocialista.

Se trata de poner en valor la Libertad, de

aprender a vivir con la máxima libertad que el

sistema permite, única manera de que nos sepa a

poca y de que visualicemos las cadenas: que

existen.

SIN MIEDO A LA LIBERTAD

Por Miguel A. G. Sevillano

Corrían los noventa cuando tuve la suerte

de trabajar con el amigo José María Delgado, El

Cabeza. Acababa de firmar mi primer contrato de

trabajo con CASA, y a todos los compañeros de

curso nos destinaron a maquinarias, que era una

de las secciones donde la edad media era de las

más jóvenes de la fábrica. Allí trabajaban muchos

compañeros y en principio él era uno más. Pronto

comenzamos a hablar de literatura, pues siempre

fue una de sus pasiones, mientras la fresadora de

control numérico arrancaba toneladas de viruta

que teníamos que soplar para que la máquina

funcionase correctamente. Y José María era muy

pasional. De hecho, creo que fue una de las

personas más pasionales que he conocido nunca.

Una pasión que le llevaba a entregarlo todo, sin

importarle cuanto sería el coste final. Sin

importarle el tiempo que debía invertir en ello.

Me hablaba de compañeros suyos que

habían terminado vendiéndose, a muy buen

precio, al PSOE y a otros chiringuitos parecidos,

lo que lo ponía de muy mala ostia. No soportaba

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la incoherencia de aquellos actos y la miseria

humana que los impulsaba. Me contaba historias

de la transición, de

cárceles llenas de

obreros, de conflictos

que ponían los pelos

de punta, de la

solidaridad entre los

vecinos de aquella

Sevilla que se

desdibujaba a toda

prisa, impulsada por el

desarrollismo que

indujo la Expo del 92.

Hablaba de dignidad.

Concretamente de

dignidad de clase, pero también de la dignidad de

la persona. Muchos compañeros de la fábrica

venían a verlo a la máquina y hablaban de los

tiempos de presidio y amnistía. Pero él nunca

vaciló de ello, intentando vivir del pasado. Se le

veía que era capaz de mirar siempre hacia

delante, siempre con un nuevo empuje que hacía

que se mantuviese eternamente joven. Siempre

metido en un nuevo lío. Era el espíritu del

auténtico revolucionario, que no pretende

conservar lo ganado, sino permanecer en ese

estado que Marx llamó revolución constante.

Por aquella época acababa de publicar

varios relatos y me pasó uno de ellos, que había

editado en un recopilatorio del grupo de empresa.

Se llamaba La papela de loco e iba sobre un

hombre que se veía abocado al robo, pero que

disponía de un salvoconducto, pues contaba con

la susodicha papela de loco. La historia se

desarrollaba en el cine Alameda, que en aquella

época frecuentaba a ciertas horas de la noche,

cuando todos los demás bares de la zona estaban

cerrados. Le comenté que me había gustado

mucho el relato y a partir de ahí comenzamos a

cambiarnos algunos libros. Yo le hablé de un

libro de Erich Fromm que me estaba leyendo por

aquellas fechas, El miedo a la Libertad, y me dijo

que para él Fromm era un referente, así que le

presté el libro que devoró en pocos días. Cuando

me lo devolvió, su análisis era de una

profundidad que a mi temprana edad no era capaz

de alcanzar.

Aún militaba en CCOO, aunque fue una

de las pocas personas que conozco que realmente

rompió el carné del sindicato, cuando no aguantó

más la incoherencia y el sesgo que estaba

tomando la organización, con los nuevos tiempos

tras la caída del muro y la intencionada

despolitización del sindicalismo de clase. Creo

que también tenía compromiso con Nación

Andaluza, aunque siempre discrepó de los

postulados de discriminación soberanista. De

hecho, terminó abrazando las tesis del

espartaquismo y llevó a su santa Rosa por todas

las calles de esta Sevilla de santeros y tontos de

capirote.

Él vivía en el Polígono norte y yo en la

Hermandad de Trabajo, así que muchos días nos

volvíamos juntos a casa en coche. Nunca pensé

que aquello fuese proselitismo y en ningún caso

intentó atraerme hacia ningún partido, agrupación

o sindicato. Nuestras conversaciones se basaban

en el respeto mutuo, y para un chaval de

dieciocho años, ese trato con uno de cuarenta no

era poco. Con el paso de los años fuimos

conociéndonos mejor, compartiendo experiencias

de las que siempre sacaba nuevos conocimientos.

Para mí y para muchos como yo José María

siempre fue como un padre, que te daba la

seguridad de estar en el sitio adecuado cuando

estabas a su lado y hacía que nunca sintieras

miedo a la libertad.

Ha muerto José María, ha muerto uno de

los nuestros. Pero jamás nos dejará su recuerdo y

su pensamiento.

Que la tierra te sea leve, compañero.

La Sección Sindical de C.G.T. pondrá a

disposición de los compañeros que lo deseen, un

ejemplar impreso de este Bocasa-Homenaje.

Puedes solicitarlo en el local de la Sección

Sindical, por correo electrónico a

[email protected] o bien

contactando con un delegado de CGT.

Una vez sepamos la cantidad procederemos a

realizar los ejemplares. Tenéis de plazo hasta el

29 de Marzo de 2013.