américo castro el honor

Upload: mariangeles-vera

Post on 14-Apr-2018

214 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    1/13

    Amrico Castro, De la edad conflictiva, Madrid, Taurus, 1972(3 ed.).

    El retorno a la agricultura y al campesino, doctrinal y literariaremente, se deba a haberse

    identificado el hacer y el no hacer de la persona con el hecho de pertenecer a la casta digna o a la

    indigna. (pp. XXI)

    Los estatutos de limpieza de sangre no fueron causa de la pugna entrecristianos viejos y nuevos, sino un reflejo de la agudizacin de aquel problema,iniciado mucho antes, y de la creciente ufana de la casta que conquistabaremotas tierras. (pp. XXV) Hacia 1530 har falta ser descendiente de labriegospara ser consejero del Rey-Emperador.

    Los cristianos viejos aceptaban las decisiones de la opinin pblica al ir a valorar la honra de las

    personas; frente a eso, los cristianos nuevos discutan o ironizaban la tendencia unanimista a fundar

    la honra en lo que todos decan o sentan. Por consiguiente, el que la honra consistiera en la opinin

    de todos o en la virtud del individuo, fue uno de los muchos motivos de conflicto en aquella edad

    en tantos sentidos conflictiva. (p. 8)

    Estas tres castas se encajaban unas en otras como las piezas de unmosaico, del mosaico que, con algn que otro desperfecto, venan siendo losespaoles desde los siglos IX y X. (p. 18)

    Las pginas que siguen aspiran a hacer ms perceptible la estructurabsica de la vida y de la literatura en los siglos XVI y XVII. La vida espaola fueun trenzado de la convivencia y de la pugna de tres castas: la de los cristianos,la de los moros y la de los judos.

    En la vida diaria no en las comedias de Lope de Vega-, el drama atrozsurga cuando un espaol se daba cuenta de que no era tenido por cristiano

    viejo, es decir, por miembro de la casta dominante, y que su hombra no leserva para nada. Pero este drama sordo y oprimente no fue llevado a laescena, no era posible hacerlo. Tomar distancia escnica respecto de l hubieraexigido que la sociedad espaola no fuese como en efecto era, o sea, que enella hubiera sido factible situarse fuera de su mbito, y contemplarlacrticamente y desde arriba en el teatro. Esperar nada as en la Espaa del sigloXVI sera tan anacrnico como absurdo. Aade Amrico Castro que Lope deVega represent el violento conflicto entre las razones individuales del amory las sociales de la honra en El castigo sin venganza. El ser o no limpio desangre dio lugar a dicterios contra los cristianos nuevos en ciertas comedias, aalusiones amargas o dolidas en Luis de Len, en Mateo Alemn o en Agustn

    Salucio; o a las irona de Cervantes en El retablo de las maravillas, en Ellicenciado vidriera y en el Quijote. Pero no caba poner en duda, en crisis, eldogma de la limpieza de sangre. Fue, en cambio, posible rebelarse contra lanecesidad de tener que reafirmar el cristiano viejo su hombra dando muerte ala mujer adltera, o acusada, o sospechosa de serlo. La hombra, vienen a decirlas figuras dramticas, debiera estar por encima de la veleidad ertica de unamujer, aunque el miedo a la opinin obligue a proceder como si no lo estuviera.Frente a tal desdicha, Cervantes pensaba que la solucin razonable y, enltimo trmino, la nica cristiana- era olvidar a la mujer, dejarla ir e impedirleel retorno. Pero Cervantes se situ en forma peculiar frente a las opiniones desus compatriotas. No caba discutir el fundamento del dogma. El tema podaser abordado en la lrica soledad de un soneto, o en la docta prosa de Luis deLen, pero no sacado a la intemperie en un corral de comedias. Quevedo hizolo primero, tomando como ocasin la audacia de Faetn (Solar y ejecutoria de

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    2/13

    tu abuelo).

    Ahora bien, si el frenes por demostrar la limpieza de la propia sangre nofue elevado a rango de tema dramtico, las figuras sostenidad por su hombraen los casos de honra, haban de ser necesariamente cristianos viejos ylimpios, bien por suponerse que eran autnticos hidalgos, bien por demostrarlocon el simple hecho de ser de condicin labriega y de linaje inmemorialmenteinculto.

    El tema de la honra, por consiguiente, presenta dos muy visiblesdimensiones: una orientada hacia la inmanencia de la hombra (en Lasmocedades del Cid, de Guilln de Castro; en El prncipe constante deCaldern); otra, hacia la trascendencia social de la opinin, el monstruoannimo e invisible que a su hora pondra en duda la machez de quien sejactaba de pertenecer a la casta esforzada, a la del Cid, a la de los infantes deLara, a la de los conquistadores de tierras y de imperios, en Europa, y elmundos, hasta no haca mucho, ignotos. La comedia de Lope de Vega destacasobre un fondo de grandeza imperial.

    Amrico Castro habla de tres pocas:

    1) La poca de las tres castas armonizadas, hasta fines del siglo XIV.

    2) La poca de la fractura de aquella armona, hasta el siglo XVII;

    3) La poca del absoluto predominio de la casta cristiana, desde el sigloXVII hasta hoy.

    El cristiano viejo transpuso a su sistema el criterio judo en cuanto alimpieza de sangre, segn se expresa en el Antiguo Testamento (Esdras,Nehemas). La casta, cristiana por herencia y judaizada por haber asimilado

    incontables prfugos de la casta rival, haca valer la dimensin imperativa desus individuos en amplsimas extensiones del planeta. Su temple y sucapacidad imperial haban sido puestos a prueba en incontables empresas.

    No basta con hablar de decadencia y acudir a circustancias exteriores (laInquisicin, la tierra pobre, la despoblacin como secuela de guerras yconquistas, etc.); ni tampoco con acudir a la psicologa del espaol... Lashistorias eluden el problema, o acuden al cmodo recurso de laContrarreforma.

    La actividad pensante lleg a constituir grave riesgo desde la segundamitad del siglo XVI. En ningn pas de Occidente se produjo tal fenmeno, al

    menos en forma tan radical. Amrico Castro defiende que la cerraznreligiosa, a la cual suele atribuirse el atraso de los espaoles, era slo aspectode una realidad ms profunda. Si los cristianos espaoles hubieran posedo desuyo aficiones cientficas, se hubieran servido de ellas en mayor o menorgrado, pese a todos los aislamientos. No fue el miedo a los luteranos el motivodel aislamiento cultural, sino algo presente y sentido en los ntimos senos delalma castiza de los cristianos sobre todo de los castellanos- en los siglos XVy XVI. Porque ellos, principalmente, dieron el tono y el rumbo a la vidapeninsular.

    De religiosa, la cuestin se convirti en esta otra: en la de quin se crea

    con derecho y con poder para figurar en primera lnea dentro del imperioespaol, para destacarse en modo preeminente y no temer ser puesto almargen de la sociedad. Se disputaba quines, como espaoles, iban a ser los

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    3/13

    mantenedores de la honra. Si la necesidad de mantener honra hubieseestado subordinada, ante todo, al ideal de establecer el reino de la palabra deDios, habra bastado con cerciorarse de si los descendientes de hispano-hebreos o de moriscos eran autnticos cristianos en cuanto a su creencia y asu conducta. Y la realidad es que se disputaba si la preeminencia socialcorresponda a la casta de los hispano-cristiano o a la de los hispano-hebreos,

    no purificados ni salvados de su mcula por la virtud de los sacramentos. Estaincongruencia religiosa fue notada por algunos desde el siglo XV, prescindiendodel absurdo poltico y de la inhumanidad de forzar al bautismo a millares demoros y judos. La armazn social en los reinos cristianos qued rota odesvencijada.

    La Contrarreforma, el exclusivismo religioso y la Inquisicin no eran lascausas fundamentales de las dolencias del intelecto espaol, de su apata.Desde luego que la Inquisicin, una vez lanzada por algunos conversos ysostenida por las masas cristianas y por muchos aterrados ex hispano-hebreos,se convirti en motivo para ms angostura y ms asfixia del trabajo de la

    mente.La Comedia gnero literario para todos y continuado hasta el siglo XVIII-

    llev al pueblo la expresin estructurada y cargada de sentido de la honra y dela hombra de los labriegos limpios de sangre. La lado de esta literaturadramtica expresiva de lo sentido y deseado por el conjunto de la masadominate- hubo otra en la cual, en mltiples y varias formas, fueron sometidasa crtica la institucin del linaje y las ideas corrientes de honra y de deshonra acausa de aqul. En esa literatura discordantela persona vale por lo que es yhace, no por la condicin de sus antepasados. Toman tal actitud crtica LaCelestina, el Lazarillo de Tormes, el Guzmn de Alfarache, Santa Teresa,

    Cervantes,Baltasar Gracin y otros ms. El tema del linaje fue objeto desarcasmos para Quevedo, aunque el autor no aparece afectado personalmentepor tal preocupacin (Quevedo estaba seguro de ser un cristiano viejo, y comotal lanzaba sus grotesqueras). En Espaa no pudo arraigar ninguna disidenciareligiosa, pero s hubo discrepancias en cuanto a lo credo acerca del ser y valasociales de la persona.

    CAPTULO I. EL DRAMA DE LA HONRA EN LA LITERATURA DRAMTICA

    Para A. Castro, el motivo de que toscos labriegos se alzaran a la cima delprestigio literario reside en el motivo de la honra, es decir, en la importancia

    para el espaol de la limpieza de sangre, que le permita situarse socialmentedentro de la casta dominante. La labranza era el oficio del cristiano viejo, cuyaascendencia se perda en races inmemorialmente incultas y labriegas. Lahonra, es decir, la vivencia del honor, es destacada en ciertos casos decisivoscomo la razn activa de existir los personajes (as en Peribez, en El alcaldede Zalamea y en Fuente Ovejuna). Todos ellos han de manifestar su calidadhonrosa como espaoles, no como genricos seres humanos; y han de mostrartambin su derecho a mantenerla cuando algo pone en riesgo aquella su raznde existir. El conflicto haba ido alcanzando dimensiones inmanejables a lolargo del siglo XVI; y lo reciente del tal conflicto se manifestaba en la necesidadde poner los labriegos bien de manifiesto, que ellos eran indiscutibles

    miembros de la casta excelsa.honor y honra

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    4/13

    La vivencia de la honra y su expresin dramtica. El honor es, pero lahonra pertenece a alguien, acta y se est moviendo en una vida. La lengualiteraria distingua entre el honor como concepto, y los casos de la honra. Enesta poca, el sentido total de la existencia se cifraba en la conciencia de noestar ofreciendo resquicio a la embestida de la opinin ajena. Y la comediaprosper grandemente presentando casos de fractura y de compostura de

    honras maltrechas.Si muchos espaoles no se hubieran sentido con su personalidad ntima al

    desnudo, y en riesgo de hallarse socialmente a la intemperie, el arte de Lopede Vega no hubiera sido posible, o no hubiera hallado tan afanosa acogidaentre las gentes.

    En pleno siglo XVII, idos los judos y los moros, se segua sintiendo,temiendo, la presencia de los unos y de los otros.

    honra y limpieza de sangre

    El espaol del siglo XVI se sinti lanzado de golpe a una vida en escala mayor, y brinc

    desde su estrechez aldeana hasta los ltimos lmites del teatro del mundo. Al xito seductor searribaba por va del merecimiento personal o de la proeza sbita, no por la mutacin despaciosa de

    las cosas y de las ideas, sin conexin directa con las virtudes de la persona. Se solicitaban mercedes

    de Dios, del rey o del gran seor. El mbito de lo merecible y la conciencia de ser merecedor iban

    dilatndose a medida que avanzaba el siglo XVI.

    En primer lugar, toda forma de trabajo tcnico o mental pareca cosa demoro o de judo. Ser espaol cristiano haca sumamente difcil salir de unomismo y el sentirse elevado con la labor del intelecto o de las manos. Laconciencia del valor de la persona tena que permanecer ntegra, sin quedarsumida ni olvidada en el valor de la idea o del artefacto lanzados al pblico. El

    espaol criatiano era como era por sentise existiendo en una creencia, opuestablica y socialmente a otras creencias. Y de esa y bsica situacin ntimaarrancaba la conciencia de su fuerza y de su identidad. Al espaol le urgahacerse valer, y por eso adquiririeron tal intensidad las expresiones de laestima o la desestima pblicas la opinin, mi opinin, el que toque a miopinin, as, en absoluto y sin calificativos.

    Expresin de ese estar en uno mismo fue el famoso vocablo sosiego, leno dejarse afectar por las circunstancias materiales, y el escaso inters pormodificarlas, pues eso quedaba para moros, judos o extranjeros.

    Carecan en realidad de valor las acciones sin enlace con la dimensin

    imperativa de la persona; cuando no se actuaba sobre otros hombres, o secombata contra ellos, la persona se contemplaba a s misma, en su sosiego,en la creacin artstica, o en la contemplacin divina. Toda la ciencia, todatcnica, se haban hecho arriesgadas y sospechosas.

    Honrarse en este mundo, y prepararse para continuar existiendo en elotro, dieron motivo a los mximos cuidados del espaol.

    La expresin limpieza de sangre significaba la pureza espiritual de lasangre, en relacin con la creencia bblica de que, a travs de la sangre, setransmitan las culpas de los padres. Amrico Castro subraya las palabras delcristiano nuevo Gonzalo Fernndez de Oviedo hacia 1554:

    Es cierto que entre todas las naciones de los cristianos no hay alguna[...] donde mejor se conozcan los nobles e de buena e limpia casta, ni

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    5/13

    cules son los sospechosos de la fe: lo cual en otras naciones es oculto.(Quinquagenas de la nobleza de Espaa, Madrid, 1880, p. 281)

    Los judos de 1500 continuaban siendo el pueblo deicida; para losllamados cristianos viejos haban perdido validez las palabras del apstol SanPablo (Corintios I, 12). Dejada al margen la espiritualidad evanglica anrespetada por Alfonso X-, los judos eran meramente el pueblo deicida, y loscristianos de 1492, olvidados de los textos sagrados, de las leyes de lasPartidas y del Fuero Real, se identificaron semticamente con el pueblo de Dios.

    Unidos estatalmente castellanos y aragoneses con el matrimonio de Isabely Fernando, terminada la guerra con Portugal y animado el villanaje al vercmo castigaban los Reyes los desmanes de la nobleza, la poblacin cristianase sinti pronta para dominar a las otras dos. Todo esto se hizo sentir confuerza hacia 1480, en la nueva poltica de los Reyes Catlicos, dirigida afortificar y engrandecer los reinos cristianos. La armona cristiano-hebrea,indispensable durante los siglos constituyentes de la vida espaola (XI_XV), setorn ahora en odiosidad. La monarqua antao dbil, era fuerte y posea

    riquezas a fines del siglo XV. El establecimiento de la Inquisicin contra loshispano-hebreos y los aprestos para dar fin al reino moro de Granada fueroncasi simuntneos. La ruptura de aquel orden tradicional cre un nuevo sistemade valoraciones y desestimas sociales, fundamento del nuevo aspecto en queaparece la honra en el siglo XVI y en el XVII, y su correlato la opinin. Elresultado fue que el espaol acab por sentirse acosado y asfixiado por laopinin ajena:

    Honra es aquella que consiste en otro.

    ningn hombre es honrado por s mismo,

    que del otro recibe la honra un hombre...Ser virtuoso un hombre y tener mritos,

    no es ser honrado... De donde es cierto,

    que la honra est en otro y no en l mismo[1]

    La valenta ocupaba inmediato y prominente lugar en la escala de lasvaloraciones populares, de lo estimado por la opinin, simplemente porquedesde haca siglos se daba por supuesto que el judo y sus descendientes erancobardes, aunque fuesen cristianos desde haca varias generaciones. Siemprey en todas partes hubo maridos que vengarin con sangre la traicin de su

    mujer, pero slo en Espaa adquiri aquel tema tan amplia y honda dimensin,precisamente entre los siglos XVI y XVII, en la poca que llama conflictiva,cuando los caballeros mataban toros para hacer gala de su denuedo varonil (enlos siglos XV y XVIII la plebe se encargaba de ello).

    Se desplazaron los ejes de la vida espaola con las matanzas de judos en1391, con el arrasamiento de muchas sinagogas, las persecuciones sangrientasdurante el siglo XV, los bautismos provocados por el terror y, en fin, con ladecretada ilegalidad del judasmo en 1492.

    Legalmente no hubo ya judos. Sin embargo, el vigor y la capacidad de loshebreos se hacan presentes a travs de los incontables cristianos nuevos en el

    clero regular y secular, en los cargos concejiles, en las profesiones tcnicas, enla enseanza universitaria, en oficios ligados con algn saber o competencia,etc. Lo propio de la casta cristiana en el siglo XV era el mpetu dominador e

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    6/13

    imperante; sostenido por l y por sus creencias aspiraba a dominar la totalidaddel planeta, y el hecho es que consigui hacerlo en gran parte en las Indias.Podemos verlo en el Romancero lo que el hispano-cristiano deseaba y esperabaen el siglo XVI.

    Las gentes se deshacan unas a otras por odios de casta, y por afn de lograrriquezas para s y para el reino, a cualquier precio. Los dos primerosinquisidores generales eran conversos: Toms de Torquemada y Diego de Deza.Converso era tambin fray Hernando de Talavera, fraile jernimo y confesor dela reina Isabel. Recurdense las falsas genealogas de Teresa de Jess, LuisVives, Gonzalo Fernndez de Oviedo...

    En conclusin, el honor acab por centrarse enla intangible pureza de laascendencia y enla hombra de la persona, no en acumular riquezas o endedicarse a cultivar la mente, o a hacer cosa tiles para la comunidad. El toscotrabajar con las manos del labriego era lo nico honroso. Los castellanos noacostumbraban a tener en mucho las riquezas, mas la virtud escribi elconverso Alonso de Cartagena en el siglo XV.

    unidad de creencia y honor nacional

    Fernando el Catlico centraliz, como nunca antes se haba hecho, la autoridad real al suprimir

    los maestrazgos de las rdenes militares y al dominar las anrquicas iniciativas de los nobles. La

    autonoma econmica de las aljamas judas, no arrasadas por el pueblo, apareca al rey como otra

    forma de poder independiente con el que era conveniente terminar. Los proyectos de reconstruir a

    Espaa de acuerdo con la imagen de un futuro deslumbrante determinaron la ruptura definitiva del

    rgimen de la convivencia de las castas. Este futuro deslumbrante comenz a tomar forma tras la

    conquista de Granada. El nimo imperialista de los castellanos hara posible los dems prodigios.

    Despus de todo, los aragoneses y catalanes fueron tambin excludos de la empresa de las Indias.

    Es falso que los Reyes Catlicos unieran a Espaa ntimamente.

    Lo que Fernando de Aragn no tuvo presente es que, aunque la religin juda haba sido suprimida,

    su casta qued en pie, y con ella los problemas: comenzaron a funcionar oficialmente como

    cristianos quienes continuaban practicando el trabajo manual, de artesana o tcnico, una actividad

    en la cual no se haban esmerado mucho los cristianos viejos. Estos iban a sentir cada vez ms la

    competencia de los conversos, los cuales siguieron cultivando el comercio y sobresaliendo como

    financieros, lo mismo que antao haban hecho sus antepasados. La vecindad del cristiano nuevo y

    su supremacia social, administrativa y cultural se hicieron insoportables en el siglo XVI; en tales

    circunstancias no caba otra defensa sino afirmarse el cristiano nuevo en la hidalgua de su fe, de

    una fe sin mcula.

    En estas circunstancias comienza a dibujarse el horizonte frente al cual se hizo posible la comedia

    de Lope de Vega: la hombra sexual, la machez, como ndice de la dimensin individual de la

    persona; la fe en la creencia ancestral y sin tacha, como signo de la dimensin cristiano-social del

    espaol, triunfante sobre los cristianos dentro de su tierra, sobre los protestantes en Europa y contra

    toda forma de discrepancia religiosa, en un sueo delirante de dominacin universal. En un acorde

    grandioso, Lope de Vega integrara ms tarde, en una unidad potica slo as posible, la dimensin

    individual y social del espaol-cristiano viejo. De ah Peribez.

    Las actividades exteriores a la persona, independientes del sosiego de su estar siendo, fcilmente

    desidalgaban a la persona, y la ponan en riesgo de acabar su vida en las crceles del Santo Oficio, o

    de algo peor.

    CAPTULO II

    EL SENTIMIENTO DE LA HONRA AFECT A LA FUTURA HISTORIOGRAFA

    Durante mucho tiempo la historiografa ha soslayado, intencionadamente o no, la importancia que

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    7/13

    tuvo para la sociedad de los siglos XVI y XVII la exigencia de limpieza de sangre en un deseo de

    preponderancia de los hispano-cristianos.

    En el siglo XVI comenz a llenarse el vaco de saberes cientficos y filosficos por obra, sobre

    todo, de cristianos nuevos, unos en Espaa (Gmez Pereira), y otros en el extranjero (Luis Vives).

    Se plante a lo largo del siglo XVI, en forma cada vez ms violenta, el conflicto entre el cultivo de

    los saberes cientficos y la honra nacional. La casta de los cristianos viejos, la castiza, la dominantey triunfadora en el antiguo y en el nuevo mundo, prefiri la honra a la eficacia de la mente, o a

    cualquier consideracin de tipo prctico. Cervantes para quien la opinin no contaba- lanz su

    mirada incisiva y sarcstica sobre la necedad de equiparar la honra con la holganza, y sobre el xito

    de quienes no juzgaban deshonroso trabajar con las manos.

    En el Romancero y en las comedias de Lope de Vega se oye la meloda expresiva de la razn de

    existir de la casta heroica, de la dimensin imperativa de la persona, cuya fe en la validez de aquella

    estructura vital se fortaleca con los incitantes ejemplos ofrecidos por las ampliaciones territoriales,

    por el predominio sobre las otras dos castas (moros y judos), tan indispensables durante siglos,

    como estorbosas y competidoras ms tarde.

    CAPTULO IIILOS HISPANO-HEBREOS Y EL SENTIMIENTO DE LA HONRA

    Entre semitas, sin embargo, son las obras o los mritos los que proporcionan el orgullo y la honra a

    la persona, y regresivamente a su linaje. En efecto, los judos se preciaban de ser judos, y con ms

    intensidad que en ninguna otra parte, pues slo en Espaa tuvieron tan altos motivos para sentirse

    socialmente importantes. Mientras los moros, desde mediados del siglo XIII, haban perdido toda

    ocasin para manifestarse superiores, los hispano-judos an alzaban la voz en el momento de

    decretarse su exilio. Si el hispano-cristiano de Castilla se destac por su firmaza y por su alta vala

    ya en torno al ao mil, el hebreo se enorgulleca de su saber, de su inteligencia y de su linaje. Sus

    contactos y su familiaridad con la clase seorial le ofreca continuas ocasiones para hacerlo. Como

    parte del pueblo electo por Dios para ser suyo, el judo se senta hidalgo por naturaleza, como mstarde haran los cristianos espaoles del sigloo XVI.

    Las ganancias y triunfos no personales (riqueza, tcnica) nunca ocuparon el primer plano de la vida

    hispano-cristiana, segn demuestra el que los indianos en el siglo XVII emplearan su dinero en

    adquirir un ttulo de nobleza. La riqueza, por s sola, no creaba honra.

    Lleg a crearse una especie de psicosis colectiva, instigada y fomentada porla persecucin inquisitorial. El tener que hurg

    onear en los linajes de toda persona interesada en ocupar puestos pblicos,o en ingresar en las rdenes militares y monsticas, o en la enseanza, llev a

    creer que la nica clase social a salvo de tales riesgos era la de los labriegos.Por tan tortuosa va, los villanos, sin sospecha de cultura o de antecedentesnobiliarios, llegaran a ser idealizados como miembros sin posible tacha dentrode la casta de los elegidos.

    el espectro judaico y los conjuros para alejarlo

    En esta parte, Amrico Castro llega a la conclusin de que las tareaspuramente intelectuales en Espaa se vieron coartadas por la ntima angustiade la pureza de sangre. La idea de ser los judos espaoles gente muy sutilde mente [...] va a continuar viva entre cristianos a lo largo del XVI. La honrase lograba por otras vas, y la adquirida mediante el esfuerzo intelectual era

    sospechosa de judasmo, es decir, encaminaba a la infamia social y a lasinterrogaciones en el Santo Oficio.

    Uno de los ejemplos citados es el del Dr. Huarte de San Juan, que estudi

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    8/13

    cientficamente la razn de tal creencia popular, que, segn l, poseafundamento fsico-biolgico, a saber, la virtud del man ingerido por el pueblode Israel en el desierto, virtud transmitida luego a sus descendientes.

    Despus de un siglo de preocupacin y de pesquisas sobre si se era o no seera judo, si se viva con honra o con infamia, de andar recelosos con la barbasobre el hombro (segn deca Quevedo), se entiende muy bien el poco intersen mostrarse agudo, o afanado en torno a las cosas de este mundo. Tratamosde la asctica y de la vida en tiempo de Felipe II recurriendo a la cmodaexplicacin de la Contrarreforma, como si el gran riesgo slo hubiera sido elprotestantismo, quitado de en medio con dos muy solemnes autos de fe. [...]Pero oigamos a quienes escriben sobre lo diariamente acontecido en torno aellos:

    Y lo que se dice, que los christianos viejos es gente quieta y los otrosinquietos y perturbadores, ms parece calumnia de competidores quesentimiento de gente cuerda... La inquietud de los confesos nace de laopresin con que se ven afligidos. (Agustn Salucio, pp. 149-150)

    Lo importante era el recelo de ser tildado de judo, de verse en riesgo deperder la buena opinin. Entre los muchos testimonios literarios que aduceencontramos uno tomado del Vocabulario de refranes de Correas: Ni judonecio, ni liebre perezosa (edicin 1906, p. 210), refrn que siglos despus ancomentara el padre Feijoo.

    Dice don Amrico que la inquietud, el bullir en los negocios, el ejercitar lacuriosidad mental, podan dar motivo a no ser tenido por hombre de limpiaascendencia. Bastaba sencillamente andar entre libros.

    Limpieza de sangre, hidalgua y ortodoxia religiosa se aunaron en los siglos

    XVI y XVII. Cristiandad vieja y ranciosa (que decan Cervantes y otros), yvaloracin de la ignorancia rstica se hermanaron en forma hoy ya noperceptible. Aporta interesantes testimonios que ilustran la importancia de laapariencia, el motivo de huir del trabajo para mantener la hidalgua y laopinin, adems de comida.

    Por el saber cuyo inicio era la lectura-, se exponan los hombres a terminar en las hogueras de

    la Inquisicin, y las mujeres en el prostbulo; esa era la idea comn que Cervantes y Alonso de

    Cabrera expresaron a su modo. Veamos ahora la opinin de los ms doctos. En 1572 fue

    encarcelado fray Luis de Len y tambin Gaspar de Grajal y Martn Martnez de Cantalapiedra,

    todos ellos catedrticos de Salamanca. El inquisidor Diego Gonzlez opinaba que siendo notorio

    que Grajal y fray Luis eran cristianos nuevos, tenan que estar interesados en oscurecer nuestra fecatlica y en volver a su ley. [...] El estudio de las humanidades haba sido importado de Italia.

    Tropezaba con la falta de tradicin propia, y despus de un siglo an no estaba aclimatado el nuevo

    tipo de cultura iniciado por Nebrija y por otros maestros formados en Italia. El movimiento

    erasmista, en el cual figuraban bastantes cristianos nuevos [...] haba sido ahogado en la forma que

    todos saben. Los rescoldos de curiosidad intelectual an existentes en la segunda mital del siglo

    haban ido extinguindose paulatinamente.

    Era peligroso de tal modo acercarse a los problemas planteados por larealidad del mundo en que uno vive. Era propio de la tradicin intelectualhispano-juda el modo claro, directo y racional de hablar de las cosas, y que aveces nos parecin motivado por influencias erasmistas. Pero esanaturalidad sencilla en el modo de expresar lo que se piensa ya aparece enlos judos que tradujero obras astronmicas para Alfonso el Sabio, y luego enSem Tob, en el Rab Arragel, en Alonso de Cartagena, en Alonso de Palencia, en

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    9/13

    Hernado del Pulgar, Antonio de Nebrija y otros. [...] Indicio de oriundez judaicaera, entre otros, pasar largo tiempo en el extranjero ocupado en tareasintelectuales, a veces sin volver nunca ms a Espaa. Otro sera laincertidumbre en cuanto a la ascendencia de los estudiosos. Si a esto se aadeel conocimiento del hebreo, se hace muy probable el origen hispano-judo.Cada da parece ms seguro que Nebrija fuera tambin ex illis como lo

    sospech (y result cierto) de Diego de Valera, de Vives y de Santa Teresa pormotivos internos de estilo y expresin.

    El inters del Santo Oficio, dice Amrico Castro, tenda sobre todo a probarque sus vctimas eran de casta juda. Cita ejemplos que demuestran la agonaintelectual de ciertos espaoles de mente clara y renovadora.

    el labrigo como ltimo refugio contra la ofensiva de la opinin

    Lo caracterstico de la casta cristiana haba venido siendo la capacidad blica y de dominio, en

    tanto que la casta juda se haba destacado por las tareas intelectuales y financieras, o por los oficios

    sedentarios.

    Nada importaba que hubiese algunos humanistas entre los cristianos viejos,pues lo que el hispano-cristiano contemplaba desde su morada cristiana devida (la que se haba hecho), era que con el ejercicio del pensamiento crtico(sobre un texto griego, un trozo de naturaleza, lo que fuere) se abra la puera aformas de preeminencia social muy calamitosas para la casta dominantehispano-cristiana, encastillada en la honra personal, no necesitada de cosas nide idea, ni de que la realidad fuese as o de otro modo. EL ser de uno es lo quecontaba, y no el de las cosas.

    [...]El horror a la hereja y la obsesin por la limpieza de sangre eran dosramas del mismo rbol. Los trabajos tcnicos y las tareas intelectuales ponan

    en tela de juicio la pureza de sangre. [...] Toda riqueza adquirida con trabajo onegocios se haca sospechosa, lo cual ha de tenerse en cuenta para entenderel descrdito de los enriquecidos en las Indias o en cualquier otro lugar

    La vida espaola estaba acorazada contra el razonamiento, y slo fuevencida por quienes tuvieron la genialidad e inventiba suficientes para recrearun doble de aquella vida, olvidadeos ya de su detalle diario e hiriente, consensibilidad y fantasa alzadas a la regin de lo perdurable. Para salvar aquelmundo insensato, hubo que hurtarle el cuerpo, es decir, superarlo en lacreacin literaria.

    Amrico Castro concluye afirmando que tal fue la realidad social en la cual se

    hicieron literariamente vlidas las ideas neoplatnicas sobre el valor de loprimitivo y natural de la condicin humana. El neoplatonismo y el antijudasmohicieron posible a Sancho Panza, a Peribez, al alcalde de Zalamea y aalgunos otros.

    CAPTULO IV

    POSTURAS Y REACCIONES MOTIVADAS POR EL CONFLICTO

    Este captulo se inicia con la constatacin de que la situacin de vida enque se constituyeron los espaoles desde fines del siglo XV careci de anlogo

    en Europa, y con ella se afirm el desnivel de la casta cristiana en cuanto apensamiento y ciencia. Los libros extranjeros que con tanto entusiasmoanimaban a importar los Reyes Catlicos en 1480 [...] fueron atajados en 1502

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    10/13

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    11/13

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    12/13

    crescendo iniciado en 1391, supuso para muchos una conmocin comparableal hecho de instaurar hoy un rgimen totalmente injusto en un pasacostumbrado a vivir segn usos humanos.

    Afirma que los conversos, por su lado, comenzaron a expresar la forma enque ellos sentan la vida espaola, y a dotar de forma artstica la conciencia desus problemas y de sus valoraciones. Aduce ejemplos como La Celestina y elprimer teatro, obra de Juan del Encina y de otros de su misma casta. Aade lasnovelas picarescas y los escritos erasmistas de gran vala (no todos ellosquedaros inditos; ejemplo, Los nombres de Cristo, de Fray Luis de Len).Mientras les fue posible, los conversos intentaron destacarse del vulgo queopinaba, cultivando la filosofa, la matemtica, las ciencias naturales, lacosmografa, los estudios escrituarios y las humanidades. A fines del XXVI,cuando toda actividad intelectual induca a sospechas, se paralizan lasactividades del intelecto, y quienes pueden se recogen en soledad, o efectiva oliteraria. En este sentido interpreta Amrico Castro diversas obras literias, entrela que se encuentra la descansada vida de Fray Luis, debido a su melancola.

    Afirma que lo horaciono fue aqu un medio, no un paralelismo.Para el autor, no tiene mucho sentido hablar slo genricamente de

    culteranismo y de barroco, sin posarse en la realidad humana que el arteexpresa. El alternado juego entre lo falso de la apariencia y lo seguro de laexperiencia no era siempre ejemplificacin del vanidad de vanidades bblio-asctico. Esas alternancias y contrastes expresaban el mismo movimientofuncional de la vida, de una vida insegura y desvivida. Las cosas en elGuzmn de Alfarache son anti-cosas o ex-cosas; en El casamientoengaoso, doa Estefana era simplemente una perdida; segn Tirso de Molina,en Madrid estaban en cinta hasta los ngeles, ya que doncella y corte

    eran cosas que implican contradiccin; en El diablo cojuelo, los nombres delos grandes personajes caballerescos eran no ms que cdulas echadas en laspilas bautismales para que se las pegaran como rtulos a los bautizados.

    La historia afirma Castro- se descoyunta si no se enlazan los fenmenos decivilizacin con el funcionamiento de las castas, con sus armonas yantagonismos. As, pues, si bien es cierto que el impulso y la capacidadimperiales fueron algo nuevo dentro del proceso estructurante de la futura vidaespaola (en el Poema de Mio Cid no hay todava espaoles), no es menosverdad que en la aspiracin a dominar el plus ultra de las tierras estuvopresente el anhelo universalizante de la casta juda, muy perceptible en ladoctrina de la casta juda, muy perceptible en la doctrina y en la accin de lacasta de los conversos en el siglo XV. A este respecto, aade que la carne y elespritu eran inseparables para el espaol; no le import mezclarse con otrasrazas, con tal de que una misma fe nivelara las diferencias de color entre loscuerpos que se unan.

    Yo no concedo ni mucha ni escasa importancia a la cuestin juda; mecontraigo a afirmar que su presencia en la vida espaola fue tan real y efectivacomo la de los cristianos.

    [1] Lope de Vega,Los comendadores de Crdoba.

    [2] Sin embargo, en 1975, Antonio Maravall publicara su obra La cultura del

  • 7/27/2019 Amrico Castro el honor

    13/13

    Barroco, definiendo el Barroco como un concepto de poca, aplicable a lacultura de otros pases europeos.