Álbum histórico fotográfico guerra cuba (gelpí y ferro 1872)

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    D E L A G U E R R A D E C U B A .

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    n

    L B U M H I S T Ó R I C O F O T O G R F I C O

    I) K

      LA

    G U E R R A  DE  C U B A

    DESDE SU PRINCIPIO

    H A S T A

      EL

      R E I N A DO

      DE

      A M A D E O

      I

    DEDICADA

    A   L O S   B E N E M É R I T O S C U E R P O S D E L E J E R C I T O , H A R I N A   Y   V O L U N T A R I O S   D E   E S T A I S L A

    P O R

    C O N V E I N T E

      Y

      C U A T R O G R A N D E S F O T O G R A F Í A S

    D E L O S D I S T I N G U I D O S A R T I S T A S V Á R E L A Y S U A R E Z .

    H A B A N A .

    I M P R E N T A   " L A

      A N T I L L A , "

      D E

      C A C H O - N E G H E T E ,

    CALLE  DE  CUBA NUMERO   51.

    1 8 7 2 .

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    Es propiedad de los editores, que perseguirán

    ante la ley á quien la reimprima ó repoduzea

    sus láminas sin su consentimiento.

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    Los señores editores del

      ÁLBUM HISTÓRICO FOTOGRÁFICO DÉLA GUERRA

    DE

      CUBA

      se emp eñaron , hace a lgunos mese s , en obtener nuestra c oo pe

    rac ión para l levar esta obra á cabo, y no pudimos negarnos á sus instan

    cias ,

      t ratándose de tan patr iót ico trabajo . Dir ig iendo y redactando so los

    un per iódic o pol í t ico , d iar io , apenas pod íam os dedicar a lgunas horas cada

    mes a l  ÁLB UM HISTÓRICO FOTOGRÁFICO: con esto se con formaron los se ño

    res editores , cuando pudieran haber encontrado muchos escr i tores , mas

    c a pa c es y m en os oc u pa dos , q u e h u b ier a n po d ido des em peñ a r c on m a y or

    luc imiento e l encargo de

      trasmitir á la posteridad lo mas bello, mas gran

    dioso y mas memorable de cuanto ha ocurrido y ocurre en la presente época

    en la isla de Cuba.

    Buscando las causas de la preferencia que nos han dado los i lustra

    dos editores y distinguidos artistas, creemos haberlas encontrado, al re

    cordar la buena fe y la impa rc ia l idad que hasta nuestros mas encarn i

    zados enem igos nos conce den : los señores editores del

      ÁLBUM,

      que han

    de fotograf iar los paisa jes y las vistas de do nd e se han verif icado los

    mas notable s acontec im ientos y han de trasmit ir á la poster idad los

    verdaderos retratos de los hom bres que en e l los han toma do parte , ne

    cesita ban un escritor que ref ir iese los hech os y tratase de los hom bre s

    con la mism a verdad con que sacan las vistas y las facci one s los a par a

    tos de Dauguerre .

    Por desgracia, nuestro escaso talento no puede reproducir , con tanta

    verdad co mo los aparatos de los háb iles fotógrafos, las imá jenes de los

    hom bres n i d ibu jar tan exa ctame nte los hechos , porq ue e l mund o moral

    es mas dif íc i l de retratar que el mu ndo f ís ico y po rqu e, en las cues tio

    nes de la is la de Cuba, faltan todavía datos para aclarar c iertos negocios.

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    6 Á L B U M H I S T Ó R I C O F O T O G R Á F I C O

    Imp os ib le es , por cons igu iente , presentar a l pú bl ic o re lac iones de

    acontec im ientos , b iograf ías de personajes y otros escr i tos , con tanta

    exact i tud com o representarán las bel las láminas del   ÁLBUM HISTÓRICO

    FOTOGRÁFICO

      á los pers onaje s y las vistas de los gran des lugare s: s in

    em bargo, com o nuestro deseo mas ardiente es hacer just ic ia á todos ,

    dando á cada uno la parte de g lor ia ó resp onsa bi l idad que le pe r tenece ,

    esperamos que nuestro trabajo será b ien rec ib ido por las personas i lus

    tradas que compren den cuánto impo rtan en obras de esta c lase la rec

    titud ele inte nció n y el bue n deseo de acertar que , hasta nuestros ene

    m ig os ,

      han reconoc ido s iempre en los escr i tos de

    GIL GBLPI Y FERRO.

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    7

    L A I N S U R R E C C I Ó N D E C U B A .

    T.

    J

     P IENTRAS

      en la Pe nínsu la Ibé rica , de cuyo s puerto s salieron desd e

    W med iados del s ig lo déc im o qu int o hasta med iados del s ig lo déc im o

    sexto , los héroes c r is t ianos á qu iene s deb e la human idad el desc ubr i

    miento , explorac ión y conquista del Áfr ica Mer idional , de los mas r icos

    y ant iguos imper ios del As i a y de un grande y desco noc id o cont inente ,

    los part idos pol í t ic os se hacen la gue rra emp equ eñe c ién dol o todo y

    destrozando las entrañas de la Patr ia ; mientras en esta Ant i l la los espa

    ñoles de corazón cont inuamos luchando contra nuestros in fames enemi

    gos ,

      que todo lo esperan de la in tr iga , de los e lementos hetere ogén eos

    que const ituyen nuestra socie dad y de las con dic ion es f ís icas de este

    c l ima, conv enc id os com o están de que nada pued en esperar de s í mi s

    m o s ,

      a ten dida su b ien pro bad a coba rdía , en la M etrópol i se escr ibe bas

    tante a cerca de la  insurrección de la isla de Chiba, de sus causa s y de

    sus efectos. Son muchas las verdades que han puesto en evidencia en

    esta Isla y en la madre Patria escritores bien informados, cuyas plumas

    dir ige e l mas puro patr iot ismo; pero son también muchos los errores d i

    fundidos por hombres super f ic ia les y a luc inados , y son muchas también

    las fa lsedades y las ca lumnias propalados por los in fames enemigos de

    España, a lgunos e le los cuales , conservando todavía la máscara , son te

    n idos entre los candidos como buenos españoles , auxi l iados por los pu

    b l ic is tas que, por espír i tu de part ido ó por otras causas , qu izá meno s no

    b les ,  stiXn',éndoJo ó sia sabe rlo , les se cun dan ad m ira ble m en te. D e aq uí

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    8 Á L B U M H I S T Ó R I C O F O T O G R Á F I C O

    resu lta que la insurrecc ión de la is la de Cuba, es todavía poco conoc ida ,

    d

      pesar de lo mu cho q ue so bre ella y sob re sus causas se ha esc rito. En es-

    tamisma Anti l la , y habiendo pasado los acontec imientos á la v is ta de to

    dos ,  por desgrac ia , no se t ienen ideas bastan te c laras respe cto á cues

    t iones de grande importanc ia y trascendenc ia . Por nuestra parte , cons i

    derando como un deber sagrado e l t rabajar cuanto podamos en contra de

    los homb res que, por a luc inac ión , por in terés persona l y de part ido , ó

    por maldad, propalan e l error y la ca lum nia , mientras nos sea pos ib le ,

    hem os de difundir la verd ad en este

      ÁLBUM HISTÓRICO FOTOGRÁFICO

    ,  ya

    ref ir iendo hechos , ya exponiendo las causas délos mismos ó ya trazando

    á grandes rasgos retratos de los personajes que han tomado parte ac t iva

    en la insur rección de la is la de Cub a y de los héro es que hace veinte

    me ses están sacrif icá ndos e po r la ma s sa nta y la mas justa de las causas;

    por la causa de España

    Si fuéramos á creer lo que dicen los escritores que abogan á favor

    ele los insurre ctos de C ub a, no sería, po r c ierto, la causa de Es pa ña la

    causa e le la just ic ia y del derecho: a for tunadamente la inmensa mayor ía

    de los hom bres i lustrados espa ñole s y extran jeros , aun s in conoc er á

    fondo los detalles de la gran c ues tión que aq uí se ventila con las armas,

    no simpat izan con los ma los hijos de los esp año les que gritan: ¡Muera

    Españ a Este hecho, que revela e l inna to espír i tu de just ic ia qu e p reva

    lece s iempre en las soc iedades que no están corrompidas , ha e le neutra

    l izar el mal e fecto cpie prod ucen los escrito s de los esp año les alucin ados

    ó mi ope s pol í t ic os , que sin com pre nd er e l mal que hacen á la Patr ia ,

    por espír i tu de part id o y por condena r los ac tos de los gobie rnos pas a

    d o s ,

      al par ece r tratan de justif icar la  insurrección de Cuba:  el espír itu de

    justic ia que prevalece en todos los países entre las c lases mas i lustradas,

    ha ele rechazar cada c lia con mas energía los escritos de los infames hi

    jos de una Madre harto generosa , que han puesto e l puñal y la tea in

    cendiar ia en las mano s de las razas menos favorec idas , para l levar la

    destrucc ión y la barbar ie á las r icas com arcas dond e han na c ido Ese

    mismo espír i tu de just ic ia , una vez con oc id os los hechos , conden ará co

    mo se mere ce la cond ucta de esos cuban os , que nada han hech o en fa

    vor de Cuba, y aplaudirá á los que pelean heroicamente á f in de conser

    var á

      CUBA SIEMPRE ESPAÑOLA.

    ¿Qué puede esperar Cuba separada de España? Con una palabra se

    contesta á esta pregun ta :  la barbarie.  S i a lguno qu iere neg ar la verdad

    absoluta qu e cont iene tan lacón ica respuesta , como la ignor anc ia y la te

    mer idad solo se cont ienen en presenc ia de los hechos palpables y ev i -

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    DE  LA GU E R R A DE C U B A .

    dentes, remitirem os á las vecina s An til la s al que ponga esta verdad en

    duda, para que vea á lo que han venido á parar los pueblos de las antes

    tan r icas y envidiables is las, entregadas á sí mismas.

    ¿QUÉ

      PUEDE ESPERAR CUBA SIEMPRE ESPAÑOLA

    ?  Todo cuanto puede de

    sear y alcanzar un pue blo c ivil izad o: asegurar la paz, la p úb lica fe lic i

    dad que viene disfrutando desde que nuestros antep asad os c lavaron en

    estas playas la cruz de Jesucristo y el estandarte de España, emblemas

    civil izadores, e mb lem as que han guiado por espa cio de tres siglos los

    pueb los de Amé r ica por la senda del verdadero progreso .

      CUBA, SIEM

    PRE ESPAÑOLA,  pued o esperar la contin uación do un sistema que, digan

    cuant o quieran los enemigos de Españ a y los españ oles a lucinado s 6 mal

    informados, en el espacio de me dio siglo ha co nvertid o esta An til la en

    un verdadero emp orio de r iqueza, con un desarrollo de po bla ción y de-

    prod ucción que, propo rcionalm ente á la exten sión d el territorio, ha de

    jad o mu y atrás á la Ke públ ica de los Estados Unido s .

      CUBA, SIEMPRE

    ESPAÑOLA:  podr á mejorar continu am ente su legislación y su organiz ación

    social , com o la viene mejorand o de mu chos años atrás, según lo exigen,

    las necesida des de la épo ca. Con este sistema, en los ú ltim os c inc uen ta

    años, el progreso moral y material de

      CUBA ESPAÑOLA

      ha sido tan ráp ido

    y tan extrao rdinario, que ha sido objet o de adm iración y ha escitado la en

    v id ia de pueblos y gobiernos extran jeros .  T   se com prende cuan nat u

    ral es que pueblos y gobiernos hayan admirado y envidiado la crecien

    te prosperidad de la Isla de Cuba, bajo la dominación española, con solo

    exam inar, á vista de pája ro, lo que ha pasa do desde 1818 hasta que al

    gunos in gratos lev antaron el estandarte de la

      IXSURRECCIOX

      en Octubre

    de 1868.

    La guerra entre realistas é indep endie ntes ardía en el vecino Con

    tinente: la paz general de Europa habia dejado sin colocación un gran

    núm ero de jóve ne s ambic iosos y acostumbrados á la v ida de los cam pa

    mentos: un ejército de soldados aventureros y de marinos de todas c lases

    y graduaciones, y procede nte de todos los países de Europa, toma ra pa

    saje para la América española. Bolívar , San Martin y todos los caudillos

    d é lo s insurrec tos pudieron contar con un núm ero de jóve nes europeos

    que les prestab an su cooperación , alucinados por la m ájica doctr ina de

    mocrá t ica que todos los je fes amer icanos proc lama ban y no pract icaban ,

    y por las promesas de partic ipar del r ico botin que proporcionaría la vic

    toria. En 1818 ya, la gran ma yoría de los hom bres, inic iados en c iertos

    misterios, daban la causa española por perdida en el vecino Continente:

    los jefes rebeldes habían recibido mayor número de auxiliares que los ge-

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    nei 'ales realistas; pues los aventureros de Coc Krane, de Suvise, de Brion

    de Serviez y del escocés Sir Gregor M ac G regor. proporcio naron á los

    insurgentes m ayor fuerza q ue la que m an dó al Continen te nuestro

    gobie rno an tes ele levantarse en C ádiz el ejército exp edic io nario , qu e de

    bía embarcarse en 1820, y que no se embarcó gracias al oro de los ame

    ricanos y á los trabajos subterrán eos de las sociedades secreta s. En 1819

    ya eran muchos los hombres que contaban seguro el tr iunfo de los ene

    migos de España en e l vec ino Cont inente , porque se habia p lanteado e l

    sistema que en 1868 trataron de poner en prá ctica los

      laborantes

      c u b a

    nos,

      después de algunos años de trabajos preparatorios. Mas, en aquella

    fecha , un gran número de hombres prev isores comprendían que la pérdi

    da de la causa españ ola en el vecino Continen te signif icaba el tr iunfo de

    la anarquía y la disolución social : desde entonce s, mu chas person as

    pudie ntes trataron de aban dona r las r icas t ierras de Vene zuela, de la

    Nu eva Gra nad a y un poc o mas tarde las de M éjico, para venir á esta -

    blacerse en Pue rto Ric o y en C uba, dond e hab ían encontra do la tra n

    quilid ad y la fortuna perdida s, á últim os del s iglo pasad o, la ma yor par

    te de los emigrados franceses de Santo Domingo.

    Desde entonces puede decirse que empezó para Cuba una nueva era

    de ráp ido progreso. El capit al de los refugiados del C ontinente atrajo

    pob lació n y au me ntó la prod ucción , y esta dio nuev a vida al com ercio.

    En 1818 la poblac ión tota l de la Is la de Cuba no pasaba de 560 ,000 ha

    bitan tes, de los cuales 315 ,00 0, esto es, ma s de la m itad, eran de co

    lor . La produc ción era insignif icane, compa rad a con la de estos últi m os

    tiem pos; pues en el año de 181 9 solo se expo rtaron 192,4 44 cajas de

    azúcar.

    Mientras la poblac ión y la producc ión aum entaban rápidame nte , e l

    gobie rno dicta ba leyes, las mas l iberales qu e se conocía n en tonces en

    el mu ndo colonial , abriend o los puertos de C uba á todos los buqu es y

    llam and o á sus dep ósitos los artículos del Contine nte que debía n pasar

    á la M etróp oli . Inglaterra, Francia, Hol and a y dem ás naciones europeas

    que tenían posesione s ultramarinas, tardaron todas mu chos años á im i

    tar el ejem plo que les dab a Españ a; ¡y han calificado aL gobier no es pa

    ñol de refractario y de monopolista ¡Qué contraste forma el proceder del

    gobie rno españ ol con el de los gobiern os de Fra ncia é In glaterra, que o bli

    gaban á los habitantes de sus colonias á vender   esclusivamente  á los co

    merciantes de la Madre Patria, sus producciones

    Por desgracia, una gran parte de los hab itante s de la Isla ele Cuba no

    supieron agradecer los favores (pie recibían de la Metrópoli : los hijos de

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    DE

      LA GU E R R A DE C U B A . 1 1

    aquellos españoles fugitivos del Continente, y muchos hijos de Cuba y de

    las prov incias peninsu lares, emp ezaron á trabajar en favor de los ene mi -

    goscle la Patria. Nad ie ignora cóm o se cons pirab a aq uí despué s de 1820:

    en la Isla de Cuba mu chos peninsulares auxili aba n sin saberlo, creyen

    do servir la causa de la l ibertad, á los que ya entonce s, com o lo ha di

    cho h ace po co en las Cortes el señor Balderioti , dip utad o por Pue rto Rico ,

    a l proc lamar la l iber tad ent ienden proc lamar la independen c ia . E l gene

    ral Vives, con su perspicacia y prudencia contuvo á los conspiradores, y

    el aumen to de inm igración de peninsulares, al paso que con tribuía ef icaz

    mente al desarrollo de la r iqueza del pais , aseguraba á la Madre Patríala

    posesión d e esta, ya entonces envid iada A ntil l a. Los jóven es recien l l ega

    dos d él a Pen ínsula, deseosos de trab ajar y conserv ando gra bad os en el co

    razón lo» nob les se ntimie ntos de honor y de patriotis mo, no se prestab an

    á entrar en las 1 oj ias ni á servir de auxiliares á los enem igos de E sp a

    ña,

      como aquel los hombres contaminados con las máximas ant icatól icas

    y con los prin cipio s dem ocrát icos, que se hab ían difundido basta nte en

    toda la Amer ica Española desde pr inc ip ios del s ig lo .

    Las m edidas desesperadas de nuestros m ar inos m ercantes , cansados

    de sufrir el

      corso

      semi pirático de los que, con ba nd era de las repú blicas

    h ispano-amer icanas , les perseguían y apresaban en todas partes , pus ie

    ron f in á tan escandaloso abuso y nuestra marina recobró parte de su

    antigu a imp ortan cia. A los puertos de las Antil las fué á donde se dir i

    gieron nuestros buques, y en los depósitos de las Antil las se registraban

    todos los e fectos que de los Estados Unidos , de las repú bl ica s His pan o-

    Am er ican as y d el imper io del Bras i l se dest inaban á la Penínsu la . Esto

    contr ibuyó mucho á desarrol lar los negoc ios y á aumentar la poblac ión

    penin sular de la Isla: y , digá mo slo sin rodeos, de este desarrollo del co

    merc io y la navegac ión , y del cons igu iente aumento de poblac ión b lanca

    peninsular relacionada con la marina, perteneciente en parte á ella desde

    1828, resultó un gran aumento de brazos destinados á la agricultura de

    la Isla de Cuba: s iguiendo aquí el ejemplo de los portugueses en el Bra

    sil y de los anglo-am ericanos, que h acía a lgunos años im por taba n en

    gran número los trabajado res afr icanos para el cultivo de las t ierras de

    la Virginia, la Georgia y de la Luisiana, recien adquirida. Este aumento

    de población y de r iqueza contuvo en Cuba al elemento independiente, y

    al cab o de poc os años, el general Tacó n, gran conoced or de las cosas de

    Am éric a, com pren diend o el peligro que corría esta Ant il la si los  laboran

    tes  de entonce s consegu ían me zclar á los peninsu lares de Cuba en lo s

    ma nejos de los partid os de la Peníns ula, com o lo habí an hecho ya en

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    1 2

    A LB U M H IS T ÓR IC O FOT OGR Á FIC O

    la cap ital del De parta me nto Oriental, ind ucien do al general Lore nzo á

    que se pronu nciara y prom ulgar a la Constitución Espa ñola , corto por lo

    sano, y mantu vo la tranq uilidad por med io de un gob ierno fuerte, bas ado

    en la justic ia y el derecho. A la som bra de la ban dera españ ola, y gra

    c ias á la tranquilidad que se disfrutaba en Cuba mientras ardía la guerra

    civil en la Pen ínsula, la pob lació n y la r iqueza de esta An til la se desar

    ro l laban admirablem ente . An tes de 1840 la poblac ión constaba ya de

    un m illón ele habitante s, de los cuales casi la mitad eran bla ncos ; de m a

    nera que, en un períod o de veinte años, la pob lació n ele esta Isla ha bía

    aum entado en m as ele un ochenta po r c iento. En los mismos ve inte años

    el aumento ele r iqueza y producción fué todavía mas sorprendente: tan

    solo por el puerto de la Ha ban a, en el año ele 1838, se emb arcaron 868 ,356

    caja s de azúcar, á pesar de haberse habilitad o para la expor tación dire c

    ta varios puertos d e la Isla. El valor ele las exporta cione s fué en el q uin

    quen io ele 1829 á 18 33 — tér mi no medio—-ele catorce millone s ele pesos

    anuales. De 183 3 á 1838, ele diez y siete millone s y de 183 8 á 1843 de

    veinte y c inco millones al año. Ent once s fué cuando , gracias á la acti

    vida d con que se construyeron ferro-carriles en Cuba, en una épo ca en

    que las prim eras nacio nes de Eu ropa no tenían nin guno , los extensos ter

    renos de Banacjüiscs  se desm ontaro n y se pob laron ele r icos ingenio s: ya

    puede decirse que la producción de azúcar se elevo á un millón ele cajas

    y el aum ento de brazos y el desm onte de nueva s tierras hacía espe rar un

    considerable aumento en la producción ele tan valioso artículo.

    Este sorprendente aumento de r iqueza, y el descuido de los intere

    ses morales, junto con el extravío de ideas en las cuestiones económico-

    pol ítica s, fac ilitaron la obr a ele los ene mi gos de Es pañ a, ejuienes, de sde

    entonces, dieron á sus trabajos otro punto de mira.

    I I

    La insurrección de Cuba,  cuyos incalcu lables males hoy todos lamen

    tamos, debe ser considerada como el resultado forzoso de la alucinación

    y de la imprevisión de las c lases mas favorecidas por la fortuna y por la

    legislación vigente . En ade lante todos los buenos patriotas debe mo s a pro -

  • 8/16/2019 Álbum Histórico Fotográfico Guerra Cuba (Gelpí y Ferro 1872)

    19/471

    DE

      LA GU E R R A DE C U B A .

    1 3

    •vecharnos ele la severa lección recibida desde los últimos meses de

    18 68 , á fin ele no volv er á caer en los errores, cuyo resulta do funesto

    tocios deploramos: no debemos olvidar los sucesos cuya reseña l iemos em

    prend ido, s i querem os conservar  CUBA SIEMPRE ESPAÑOLA.  Sorprendente

    lia sido el progreso material de esta An til la desde 18 38 hasta 1868:

    el desarrollo de la producción, del comercio, de las líneas del ferro-carril,

    de las empresa s de vapores y de todo cuanto constituy e hoy el adela nto

    de un pueblo c ivil izado, fué mucho mas admirable que en los años ante

    riores: el G-obierno, y díganlo sino los aranceles y los escritos de nuestros

    mism os enem igos, lejos de poner trabas al desarrollo de los intereses

    materiales, lo favoreció del todo: quiz á con el obje to ele favorecer los in

    tereses ele Cuba, ma s ele una vez no atend ió deb idam ente los intereses

    ele la M etrópo li . P or otra parte, la prop aga nda de los princip ios d e m o

    cráticos , tal com o entend ían la dem ocracia los p olít icos del Sur de los

    Estados Unidos; la difusión ele las doctr inas util itarias y l ibre cambistas

    y el rápido vuelo que tomaban en Cuba las ambiciones particulares, por

    el mismo desarrollo sorprendente de la r iqueza pública y privada, dieron

    aq uí nueva dirección á las ideas;  el deseo de con servar  se sobrepuso á

    todo, y desde 1840, los encubiertos enemigos de España, los epie aspira

    ban á la independ enc ia de Cuba, ven ían aprovechándose de los sent i

    mie ntos conservado res enca rnados en el corazón de c lases y person as

    respet ables por su alta posic ió n social, y e ncareciend o la necesidad de

    asegurar las fortunas, adquirida s ó heredadas,  para sus hijos,  procuraron

    y, en parte, consiguieron extraviar á las mismas c lases, haciéndolas va

    r iar de opinión según las c ircunstancias, y según convenía á sus particu

    lares fines.

    Como dice un h istoriador bien informado, en 1821 en el Congreso

    de los Estados Unidos, «después de una larga discusión, se convino en

    un compro miso , y se pa só una ley para la admisión de Misouri , sin res

    tr icc ión alguna, pero con inhibic ión de la esclavitud en todos los territo

    r ios ele los Estados Un idos al N orte de los 36° 30 ' de latitud setentrio-

    nal.» .Al cabo de veinte años, esto es, en

      18-11,

      esta ley fué el caballo de

    batalla de los anexionistas c lel Sur, primero empeñados en anexar Tejas

    y luego Nu evo M éjico y de más territorios qu e pudiera n conseguir por

    medio de las armas ó de compras, á f in de trasladarse a las tierras recien

    adquirid as con su capital ó sus  trabajadores forzados  y fundar nuevo s

    estados para la gran república de Washington, sostenedor de la esclavi

    tud com o tocios los hijos de Virginia y dem ás estados, cuya r iqueza de

    pendía esc lus ivamente  del trabajo no Ubre.  En 1841 había empe zado ya

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    1 4  Á LB U M H IS T ÓR IC O FOT OGR Á FIC O

    la propaganda, anex ionista con m otivo de las cues tiones de Tejas, y desd e

    allí surgió la guerra que terminó en 1848, cediendo Méjico á los Estado,?

    Unidos los extensos y r icos territorios que «empiezan en la boca del Kio

    Grand e, s iguiendo por el canal ma s hond o de aquel rio hasta el l indero

    meridio nal de Nu evo M éjico, y desde all í hasta el Pacíf ico por el Ei o

    Gila y el conf ín de la Al ta California.» Los anglo -ame ricanos, que ya

    poseían el estado de Tejas, paga ron á los derrotados me jicano s quin ce

    millones de pesos fuertes por los nue vos territorios que se les ced ían :

    desde entonces, la am bición del pue blo anex ionista no con oció l ím ites :

    según los demócratas del Sur de la Gran República, todo el Nuevo Mm>-

    do debía anexionarse á su federación, y de los 36° 30 ' de latitud seten-

    tr ional para el Sur, en toda la América debía restablecerse y conservarse

    la   institución social  que constituía la r iqueza de aquellos r icos demócratas

    anexionistas.

    Por una fatal coincidencia, mientra s en los Estados Un idos los r ico s

    hacendados del Sur, partidarios de las anexiones y empeñados en conser

    var y propa gar la esclavitud, adquirían tanta inf luencia, en Ingla terra

    se comprendía y se lamentaba ya el funesto resultado que había c iado la

    trasformacion social verif icada algunos años antes en las Antil las ingle

    sas:  por desgracia, el egoísmo se sobrepuso á todos los nobles sentimien

    tos de los polít ico s y de los nego ciantes de la Gran Breta ña: porq ue la

    emancipación de los esclavos de Jamaica, Trinidad y demás islas inglesan

    hab ía prod ucido en ellas la miseria y la bar barie , se prete ndió que en-

    las Antil la s e spañ olas y en el Brasil se verif icase una trasfor ma cíoc

    social que, por necesidad, hab ía de pro ducir lo mism o; la miseria y

    la barbar ie Los ing leses b ien conoc ían que, perdiéndose por com pl etó la

    produ cción y la r iqueza de Cuba y el Brasil , mucho hab ía de gan ar

    la producción de la Ind ia y la marin a britá nica, con los valiosos f letes

    que conseguiría. De aquí partían los ingleses abolic ionistas en

      1841..

    cuando tan serias dif icultades suscitaron al Gobierno español por medio

    del cónsul Mr. Turn bull , de los com anda ntes de los cruceros y de alg u

    nos diputados del parlamento.

    Los enemigos de la dominac ión española se aprovechaban en Cuba

    de estas c ircunstancias: desde entonces redoblaro n sus esfuerzos pa ra

    desprestigiar la autoridad constituida, para exagerar los defectos de la le- ,

    gislacion y de la administración y para lamentar la debil idad de la nación

    espa ñola que, según  los laborantes intrigantes,  no podia defender sus r icas

    Anti l las . D e todas estas exagerac iones y lamentac iones conc lu ían sen

    tando que, la propiedad y la r iqueza de Cuba, solo podrían estar seguras

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    1 5

    a ia sombra de la poderosa Nación, cuya bandera estrellada mantenía á

    •raya todos los podere s del Vi ejo Mund o y es taba destina da á dom inar

    esclu sivam ente en el Nu evo. Es necesario hab er visto de ce rca lo q ue

    pa sab a en los Estados Unidos y en Cuba antes de 1850 ,  cuando los bu

    ques anglo-americanos eran los únicos que se dedicaban á la trata, porque su

    gobierno se había negado siempre á firmar convenios recíprocos, que autor i-

    záran el derecho de visita en alta mar.  Una gran parte de los r icos h a b i

    tantes de la Isla de Cuba se habían entusiasmado por las intituciones,

    por la fuerza y por la prosperidad de los Estados Unidos. Entonces empe

    garon los viajes de recreo al Norte, y desde entonces, las c lases que daban

    en Cuba el tono,  empezaron el trabajo de asimilación,  que, á los ojos del

    buen observador, tenía mucho de r idículo. Sin embargo, eran aquellos tra

    bajo s temibles, just am ent e, porqu e á los ojos de los bue nos espa ñoles y de

    la Autoridad no tenían importancia; y la prueba está en que nadie se aper

    c ibió de que el descabellado proyecto del poeta Plácido, fue obra de los que

    traba jaban á la zapa , con e l ob jeto de convencer á los mismo s pen insu

    lares de que solo pod rían contar con la paz y la seguridad que ellos y

    sus familias necesitaban, bajo la sombra de la bandera de los Estados

    Unidos : los acontec imientos europeos de 1848 fueron ta mbié n hábi lm ente

    explotados por los intrigantes, quienes hic ieron ver á los r icos hacenda

    dos de Cuba los funestos resultados que habían dado en las Antil las fran

    cesas las imp ol í t icas m edidas del gobierno prov is ional de aquel la época .

    En med io de las dudas y vacilaciones, que no pod em os dejar de consig

    nar aquí, de las c lases mas elevada s en Cuba, acon teció lo q ue dice un

    historiador español bien informado: «Los esfuerzos de los disidentes cuba

    nos comp rometieron á los Estados U nidos en un plan de engrandec imien

    to ,

      que tanto l isonjeaba su ambición, cual era el de poder reunir á su re

    pú bli ca la preciosa perla de las Ant il las. Con esta idea, aunqu e encub ierta,

    •tuvieron los descontentos la mejor acogida en dicho pais y , escudados con

    la laxitud de sus leyes, se formaron c lubs revolucionarios, se desbordó la

    prensa , predicando la propaganda, se proc lamó abier tamente una cruza

    da contra el dominio español, se hic ieron alistamientos, se reorganizaron

    fuerzas militares y se aprestaro n buq ues pava l levar á cab o temerarias

    expedic iones contra la Is la de Cuba.» Entre tanto , los in tr igantes labo

    raba n en esta An til la prep aran do el terreno, gracias á la imp revi sión

    del co nde ele Alcoy y gracias á los trabajos de los a gentes que ins pi

    raban conf ianza á los peninsulares: algunos de esos agentes, mas tarde,

    se quitaron la máscara, y otros se retiraron á t iempo de la escena, por

    no recibir el merecido castigo con que Pintó pagó su traic ión á la Patria.

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    1 6

      A LB U M H IS T ÓR IC O FOT OGR Á FIC O

    I I I

    La insurrección de la Isla de Cuba  no hub iera estalla do en 1868, s i

    los laborantes no hubiesen o lv idado ya los acontec im ientos de 1850 y

    1 8 5 1 .

      Por desgrac ia no recordaban ya lo poco que les s irv ió la a luc ina

    c ión y la imprev is ión de los españoles que buscaban por mal camino la

    segurida d de sus fortunas. Si en aque lla épo ca, los ene mi gos de Españ a,

    encontraron la may or res is tenc ia donde menos la esperaban , en 1868

    debían rec ib ir y rec ib ieron un desengaño de la mism a espec ie . Cuando en

    185 0 los f il ibusteros desem barca ron en las pla yas de Cuba, contab an con

    la cooperación de sus auxiliares y con la indiferencia de c lases mas nu

    merosas . Ignora ban que estas, en nuestra Patr ia , cuand o l lega la hora

    de prueba, n i vac i lan n i ca lcu lan . Cuando l legó á la Ha ban a la no t ic ia

    de haber desem barcado L ópez en Cárdenas nadie se acordó de nuestra

    organización polít ico-social , ni de los medios de aumentar y asegurar la

    produ cc ión y la r iqueza . H ab ía enemigos de la Patr ia que com bat ir y

    era necesar io no perder t iempo.

    Lo s intrigan tes, que con sus falsas prot esta s de lealtad, hab ían

    conseguido engañar á hom bres de e levada pos ic ión , no lograron des

    orientar las c lases mas numerosas ele los buenos españoles, y es notorio

    que el general Roncali quedó asombrado ele ver la prontitud con que se

    presentara una juven tud entus iasta , d ispuesta á defender la Is la de

    Cuba á toda costa . La inmensa mayor ía e le aquel los hombres dec id idos

    no tenía en esta Isla mas intereses que los ele la Patria ; pero esto ba s

    taba . Los hom bres q ue so lo se baten por patr iot ismo , no vac i lan n i

    calculan: ya se sabe lo que costó á los enemigos de España la resolución

    ele los buen os espa ñoles de 185 0 y 185 1. Diez y siete añ os de pa z y

    prosperidad fueron el resultado de aquel golpe. Si los laborantes no lo

    recordaban ya , hace veinte y dos meses , debieron recordar lo tan pronto

    como se recibió en la capital de la Isla de Cuba la notic ia del levanta

    miento de Céspedes . En Octubre de 1868 la juventud española no ne

    cesitó man ifestar sus deseos de salvar la Pa tria, com o en tie m po de

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    DE   LA GU E R R A DE C U B A .

    1 7

    Ron cal i : nuestros jóve nes no se v ie ron ob l iga dos á subir las esca leras

    de la Ca pita nía Gen eral p ar a exp one r sus temores, y manifestar sus

    sent imientos : sin qu e n i la Autor idad n i los dec id id os españoles cuban os

    y pen insu lares prof ir iesen una palabra , en pocas semanas los ant iguos

    cuerpos de voluntar ios remon taron sus com pañ ías y se c rearon nuevos

    batallo nes dispu estos á r ivalizar con los mejores antigu os en valor , mo

    ra l idad y ce lo para e l buen desempeño de sus patr iót icos deberes .

    Esto desconcertó á los enem igos de Españ a: s in emba rgo, com o sa

    b ían que dentro de p oco hab ía de l legar un Capitán General cuyas

    ideas les eran b ien co noc ida s , y que se hab ia de p lantear un s is tem ab a-

    jo el cual pod rían con spirar mas fácilme nte, redob laron sus esfuerzos á

    f in de pode r dar e l g o lp e que pro yect aba n , tan pronto com o hubiese

    desap arec ido e l general Lersund i y se h ubiesen plante ado las l iber ta

    des que les traía el general Dulce.

    El.

     mis ino e lem ento que en 1 85 0 , á pesar de la impre v is ión de Ron -

    ca l i y de la a luc inac ión de m ucho s ma gnate s , sa lvó la Isla de Cuba, ar

    ma do y organizado desde Octu bre de 1868 , de bia dar un contundente

    golpe, en Febrero de 1869, á los autores de la   Insurrección de Cuba] de

    esta Antil la, que l ia de ser   SIEMPRE ESPAÑOLA  mientras tenga , y los ten

    drá

      SIEMPRE

    ,

      tan dec id idos defensores

    IV.

    El Ex cm o. Sr. D. Fran c isco Lersund i a i entregar e l man do de la

    Isla de Cu ba á su sucesor , deja ba en la Ca pital sois bat allon es de Vo -

    luntar ios completamente armados y organizados y con mas de mil p la

    zas cada uno, mandados por los dec id idos coroneles D. José Mar ía Mo

    ra les , D. Ju l ián de Zu lueta , D. Miguel Anton io Herrera , D. Nicolás Mar

    t ínez Valdiv ie lso , D. Ramón de Herrera y D. Franc isco Calderón y Kes-

    sel.

      Dejaba los b ien organizados voluntar ios de cabal ler ía , a l mando del

    Excmo. Sr . Marqués de Aguas Claras , y cas i completo y organizado ya

    9

    O

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    1 8  Á L B U M H I S T Ó R I CO F O T O G R Á F I C O

    el prim er Batallón de Lig ero s, al m and o d e su entusia sta Coro nel D.

    Boni fac io B . J iménez . Se esperaba con ans ia la l legada del armamento

    pedido desde el ( l ia en que estalló la   Insurrección d la M adre Patria y

    al extranjero, par a armar el 7. ° Bata llón de l ínea y el de Artil ler ía

    que debía n mandar los Sres . co roneles D. Manuel Mart ínez Pi co y 1 ) .

    Miguel Suarcz Vig i l ; mientras que e l ac tual coronel del   2. °  de Liger os

    D .  Juan Am pu dia se pre par aba ya para crear un nuevo cuerpo. L os

    bueno s españ oles de las pr inc ip ales po bla c io ne s de la Isla, s igu iendo

    eí noble e jemp lo de los de la Hab ana , se organizaron en bata l lones

    y com pañía s de Volu ntar ios , rec ib iero n inme diatam ente armas , y

    juraron morir y convertir en montones de ruinas los pueblos de la Isla

    en (pie residían, antes de perm itir que Cu ba dejara de ser  ESPAÍIOLA

    PARA SIKMPRK.

    Tod o esto era nece sario para, conjurar la torme nta po lít ic a que i ba á

    estal lar en esta prec io sa Ant i l la . A l dese mba rcar en estas p laya s e l Exc n io .

    Sr. I ) . Do m ing o Du lce estaba resuelto á p lantear un s is tema de reformas

    muy l ibera les , y espe raba pac i f i car as í los d epa rtam ento s Central y

    Oriental de la Isla. El general Lersundi no queriendo que su sucesor en

    contrara dif icultades de c ierta c lase, se había l imitado á conservar en las

    fortalezas á los conspiradores cuya inf idencia hubiera, s ido castigada in

    med iatame nte con la pen a capita l en todas partes . E l nuevo Capitán

    General mandó poner les en l iber tad, y por cons igu iente se puede dec ir

    que la generos ida d de las A utor id ades espa ñolas , hasta los pr imero s

    dias de Enero de 18G9 no tuvo l ímites . E l general Lersundi habia deja

    do en la Ha ba na a lgunos centenares de so ldados , d is puesto á tras la

    darse pers onalm ente al frente de ellos á las Cin co Vil las en caso que

    allí se alterara el orden púb lic o: los con spir ado res de Villa clara , cuy o

    órgano pr inc ipal escr ib ió un ar t ícu lo s imból ico con e l epígrafe de

    laborenins,  de d ónde se der iva e l nom bre de  laborantes  que les dio el

    autor de este artículo en las columnas de la malograda   Prensa  q u e en

    ton ces dir i j ía y re dac tab a, s iguie ron distin to cam ino del (pie seguían

    los del Bayaino: se suponían autonomistas y mientras no se p lan

    tearon las imprudentes reformas no se mo vieron á pesa r de no haber

    más fuerzas en aq uel las jur isdicc iones que "e l Batal lón del Orden , "

    creado y organizado en poco s d ias por e l d ig no Coronel ) . Fra nc isco

    Aco sta y Albea r , r ico - hace nda do h i jo de Cub a; a lgunas trop as de l í

    nea destacadas y los voluntar ios de var ias poblac iones , armados según

    se ha dicho, res pond iendo a l l lamam iento de Lersundi . Cuando se

    plantearon las reformas y se inauguró e l mando del general Dulce con -

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    D E L A G ü I í U K A D E C U B A

    cediend o á los insurrecetos una amnist ía de  cuarenta días,  fué cuando

    se levantaron los enem igos de Espa ña en las Cinco Ti l la s cnarb olan do

    al pr inc ip io la bande ra de la  autonomía., y bur lándose d esp ués de los can

    didos que habían creído en sus protestas de lealtad á la Madre Patria,

    cuando se les concedían los derechos que pedían .

    Borrascoso fué e l pe r íodo pr imero del mand o del general Dulce

    La l iber tad que dis f rutaron los enemigos de España fué tan grande, que

    hubo de terminar con las sangr ientas escenas de Tülanueva y del ca fé

    del Louv re ¡Los ases inos de todas razas , paga dos por los laborante s

    dispara ban tiros y ases inaban á los voluntar ios , cuand o iban solos y

    desarm ados, desd e las azotea s y ven tan as de las casas y desd e los co

    ches que iban corr iendo por las ca l les ¿Qué hac ía la Autor idad ? Esta

    ba escuchando las protestas de lea ltad de los hombres que d ir ig ían las

    opera c iones del laboran t ísmo: segu ía los conse jos de los que me rec ían

    su predi lecc ión ; aunque la opin ión publ ica los cons iderara hac ia t iem

    po como á los más pel igrosos enem igos de España Estos d ieron e l u l

    t imo paso : los buen os españ oles de la Ha ban a dispuestos a, sepultar

    se entre los esco mb ros do las c iud ade s de Cu ba, antes de permitir qu e

    deje de ser

      ESPAÜOLA

    ,

      v ien do que qu ien de bia sa lvarnos no nos sa lvaba ,

    resolvieron terminar de una. vez tan escandaloso drama

    Los laborantes , habían escandal izado á los españoles lea les en e l

    Tea t r o de Tü la n u ev a : en e l B o le t ín dé la   Prensa  denu nc iam os e l hecho,

    lo condenamos enérg icamente y recordamos á la Autor idad sus deberes :

    á pesar de la ener j ía del per iódico que con mas constanc ia ven ía seña

    lando el pel igro que corr ía en Cu ba la honra y la in tegr idad de la P a

    tr ia , en e l Teatro de T üla nu ev a se enar boló por segunda vez e l estan

    darte de la Insurrecc ión ¡Los bue nos españ oles d i jeron , basta ¡Desde

    entonces entre el general Dulce y los defensores de España en la Isla de

    Cub a se atravesó la de sconf ianza : conse cuen c ia de esta desconf ianza

    fueron los posteriores sucesos.

    Tal es, trazad a á grande s rasgo s, la H isto ria Po lít ic a de   la Insur

    rección de Cuba.  La Histor ia Mil i tar ; la Histor ia de los heroicos hechos ,

    la de los grandes sacrif ic ios de nuestros soldados, marinos y voluntarios

    desd e qu e se dio el infame grito de ¡Muera España se pod rá leer en las

    columnas del  Álbum,  i lustrada con las vistas fotográf icas de hábiles ar

    t is tas : la época mas azaroza de ia Histor ia Pol í t ica de la  Insurrección de

    Cuba   terminó e l mism o día en que dese mb arcó en estas p layas e l

    Excmo. Sr . Capitán General I ) . Anton io Cabal lero y Fernandez de Podas ,

    que v ino á restablecer la perd ida con f ianza entre los buen os ; v ino á

    1 9

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    desalentar á los laborantes y  á  los insurrec tos con una pol í t ica justa   d

    la par que enér j ica ; y v ino á impr imir á las operac iones mil i tares e l mo

    v imiento y la d irecc ión cuyo resu ltado puede hoy aprec iarse , comparan

    do el estado actual de la insu rrecc ión con el de jul io del año pa sad o

    cuando desem barcó en estas p layas e l genera l cuya b iogra f ía pu bl i ca

    remos oportuna mente por habe r s ido e l Ex cm o, Sr. 1 ) . An ton io Fe r

    nandez Cabal lero de R odas qu ien ha ten ido la g lor ia de contr ibu ir

    mas que nadie á que sea una verdad e l le ma puesto en la lámina a le

    g ór i c a q u e en c a b eza es te   ALBUN.—¡CUBA SIEMPRE  ESPAñoLAÍ

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    F U E R Z A S Y R E C U R S O S D E C U B A .

    ' V A H A N D O

      estalló la insurrección en 1868, el ejército y la marina de las

    '^Anti l las españolas contaban con una fuerza e fec t iva muy reduc ida :

    no correspo ndía ésta , por c ier to , á las neces id ades de tan envidiadas

    poses iones u ltramar inas . Por desgrac ia , la escasez de fuerzas mil i tares

    y mar ít imas , no pro ced ía en Cub a y en Puerto Ric o de fa l ta de recur

    sos con que sostene r un res pet able ejercito y una escuad ra suf iciente

    para guardar sus d i latadas costas ; proc edía de los constantes trabajos

    de los enemigo s de Españ a, de la a luc inac ión de los nombre s de part i

    do ,

      y sobre todo , de la cu lpable indi ferenc ia de los r icos propietar ios y

    capitalistas, que no se tomaron nunca el trabajo de estudiar la situación

    del país , n i me nos e l de examin ar los pro yect os de los in tr igantes que

    por sus anter iores hechos debían inspirar les poca con f ianza ; á pesar de

    sus h ipó cr i tas protestas de español ism o. Por desgrac ia desde 1851

    nadie trabajaba con ac t iv idad y constanc ia s ino los enemigos de Espa

    ña : éstos cons igu ieron des lumhrar , no tan solo á los radica les de la Pe

    n ínsu la , s ino hasta á lo s gobier nos y á Jos mismo s propie tar ios y cap i

    talistas de Cuba, los mas intere sado s en la cons erva ción de la pa z en

    estas Ant il las, do nd e tenían sus fortuna s y sus familia s. M ucho s r icos

    a luc inados y poco prev isores , c reyendo abogar por los verdaderos in te

    reses de Cub a, s irvieron de auxilia res, s in pen sarlo, á los intrigantes

    que hac ia t iempo ven ían trabajando á favor de la independenc ia .

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    2 2

    Los enemigos so lapados de España dec ían que en estas Is las , con

    un sistema libera l y con franqu icias com ercia les mu y latas, la r iq ue

    za particular y pública adquirir ía tal desorrollo, que los habitantes de

    Cuba y Puerto Rico no tendrían ya nada que desear , y que por co ns i

    gu iente nadie habia de pensar en conspirac iones n i revoluc iones . Una

    gran parte ; una inmensa mayor ía de los buen os españ oles se de jaron

    des lumhrar por tan armoniosos cantos de  sirena.  M iles de revistas, fo

    l letos y l ibros se han escrito en la Península y en las Antil las en los

    últimos quince años á favor de la asimilación, ( lela   autonomía,  de la l i

    bertad de com erci o de Cu ba y nad a se escrib ía para refutar de una

    manera seria aouellos escritos, gracias á la ref inada malic ia de los unos

    y á la cand idez de los otros . ¡No lo d ebe mo s e xtrañar : los hom bres

    que gastaban miles y miles de pe sos al año en cosas de po ca monta,

    no compre ndían e l extrag o eme hac ían entre las c lases mas num erosas

    y menos i lustradas los escr i tos que se pu bl ic ab an en la Penínsu la Por

    esto en los últimos años de paz, cuando las Autoridades de las Antil las,

    en comunicac iones públ icas ó reservadas , trataban de poner en ev iden

    cia la necesidad de aumentar las fuerzas efectivas del ejército y marina,

    encontraba poca d ispos ic ión de án imo entre los pol í t icos de la Metrópol i ,

    que tantos escr i tos habían le ido contra e l s is temado mantener en Cuba

    y Puerto Rico grandes fuerzas, s in que nadie se hubiera tomado el trabajo

    de imp ugnar debida me nte ta les escri tos . Ade má s, los gobie rnos de la M e

    trópol i ten ían un argumento del cual nuestros enem igos (que á no du

    dar lo lo habían intcnc ionalmente proporc ionado e l los mismos á su autor

    originad) supie ron sacar á su ti em po gran pa rtido ; mejor par tido del

    que sacaron en Octubre de 1868 , cuando levantaron e l estandarte de la

    rebelión, por fortuna, antes de t iempo. Con solo recordar que el general

    Du lce , durante la guerra de Santo Do mi ngo , contan do con la f idel idad

    de los habitantes de la Is la de Cuba, habia dejado esta prec iosa Ant i l la

    s in un soldado, echab an por t ierra todos los argumen tos de los que enc a

    recían la necesidad de aumentar las fuerzas militares efectivas de la Isla.

    Quizá de todas las desgrac ias que t iene que lamentar Cuba, debidas   a l a

    funesta, inf luencia que ejercieron c iertos hombres en el ánimo del general

    Du lce, esta, sea la de ma yor trasc end enc ia. La c ieg a conf ianza (pie aquel

    General ten ía en los hombres que le acons ejaba n , se trasmit ió á los p o

    l í t i cos de la Pen ínsu la . ¿Porq ué? Por que en C uba no hubo hom bres de

    elevada pos ic ión soc ia l y de in f luenc ia que procuraran pon er los he

    el ios en evid encia al contrario, y esto de be cons igna rlo la historia en

    sus páginas, los hombres de inf luencia y de alta posic ión social , leían

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    i i E   L A G U E R R A D E C U B A .  i>3

    of ic ialidad 14.30 0 l ibres.

    (J-uardia ci vi l 64 0 id.

    ídem correcc iona l 120 id .

    Bom beros arma dos , 1 .000 id.

    Infantería y caballería de milic ia

      3.400

      id.

    Soldados cum plidos y reten idos en e l ser v ic i o . . . 300 id .

    19.760 l ibres.

    En cuyo núm ero están inclusa s las gu arn icion es de los fuertes y la

    délos hospita les mi l i tares etc . etc . Con todo, añade e l autor , enemigo,

    pero b ien in formado, porq ue ten ían en todas partes buen os amig os y

    hábile s of ic inistas que les servían, del nume ro de estas tropas, solo

    10 .000 veteranos podían entrar en campaña. Esta tropa veterana esta

    ba d is tr ibu ida de la manera s igu iente : 1 .500 hom bres en e l depa rta

    men to Oriental; 20 00 en el Central y el resto en el Occ iden tal. Este

    con desden, antes de 18G8, todo escrito que tendiera á señalar el pe li

    gro que corría la causa de la Patria en las Antil las, s i acontecimientos

    europeo s que no podían hacerse esperar mu cho, ven ían á ex ig ir cam

    bio s mas ó me nos radicales en la o rgan izaci ón polít ico social de estas

    islas.

    De la habi l id ad con que ios ene migos so lapad os de España , se

    aprovecha ron del po co tac to del general Du lce ; de la a luc inac ión de

    los hombres de partido, que todo lo bueno lo esperaban de las reformas

    l iberales , y de la poca prev is ión de los grandes propietar ios y capita

    l istas de (Juba, resultó que cuan do estalló la insurrecció n de Y ar a á

    pri ncip ios de Oct ubre de 18(38, el gob ier no esp año l tan solo tenía en

    (Juba, según los datos pub l icado s en N ueva Yo rk por nuestros enem i

    gos ,  y

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    2 4

    ejército era de primera c lase; así lo conf iesa el autor enemigo, aunque

    no todas sus armas pertene c ían á los ú lt imos s is temas p er fecc ionad os ;

    por aquel la época so lo se habían rec ib ido en la Habana G.000 r i f les de

    Rem ington . Ha bía como s iempre gran depó s ito de mu nic iones y per tre

    chos de guerra.

    En las aguas de Cu ba tenía el gob ier no esp año l al. estallar la in

    surrecció n las fragatas de hé lice   Gerona  de 51 cañones; la  Carmen  de 10 ;

    dos vapores de ruedas de dos y de tres cañones y c inco goletas de hélice,

    África, Hnelva, Andaluza

      y dos m as con tres cañon es cad a una. La s

    fuerzas navales n i por su -numero n i menos por la ca l idad de los buques ,

    eran prop orc iona les á las neces idad es del. serv ic io . Ha c ia ya muchos

    años que los hom bres in te l igente s cono c ían la urgen c ia de reformar

    radica lmente e l serv ic io del Apostadero , hac iéndolo menos d ispendioso

    y montándolo de manera que pudiera nuestra mar ina prestar serv ic ios

    mas e fec t ivos : por desgrac ia no se ha empre ndid o la reforma radica l tan

    necesaria ni se emprenderá, por ahora,

    He mo s v is to ya como se aumentó la fuerza armada tan pronto c o

    mo ios españoles de corazón , comprendieron la neces idad de rechazar

    la fuerza con la fuerza: los bue nos esp año les na cido s en Cu ba y en la

    Pen ínsu la compre ndieron que ba bi a l lega do la hora de los grandes sa

    cr if ic ios; que era nece sario repara r los males causa dos por la culp abl e

    apat ía de los hom bres mas interesados en la conservac ió n de la paz en

    estas Ant i l las , por la ceguera de los gober nante s y por la malda d de

    los conspirad ores . Lo s bue nos españoles com prend ieron la neces idad

    de proceder con ac t iv idad y energ ía y cast igar severamente á los in tr i

    gantes que desp ués de h aberse bur lad o de pub l ic is tas y hom bres de

    Estado de la M etrópol i ; desp ués de h aber abusad o de la c redul idad,

    apat ía é indi ferent ismo de c lases respetab les de Cuba , por su pos ic ión

    soc ia l y despué s de haber pervert id o una parte de la juventud de las

    grandes poblaciones de la Isla, contando recibir auxilio del . extranjero,

    acababan de enarbolar el estandarte de la insurrección en los distr itos

    me nos pobla dos de los departam entos Central y Or iental , reuniendo á

    su a lrededor á todos los hombres de malos anteced entes y peo res inst in

    tos ,

      y á no poco s i lusos campes inos ; prome t iendo á los pr imero s cuanto

    pod ía h alagar sus deseos ele p i l la je y á los segundos cuanto pue den of re

    cer los d irec tores de revoluc ione s soc ia les y pol í t icas en los países don

    de las c lases mas numerosas de la sociedad sufren más que en las Anti

    l las españolas .

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    DE

      LA GU E R R A DE C U B A .

    11.

    No ser ía fác i l aprec iar debidamente la s i tuac ión respect iva de los

    dos partidos que en Octubre de 1868 se iban á encontrar frente á fren

    te,  con las armas en la mano en los campos de la Isla de Cuba, s i no se

    expusie ra de una manera c lara cuales eran los e lementos con que po

    dían contar en la misma Isla los defensores de la justic ia y el derecho,

    esto es , los h i jos de Cu ba y de la Penínsu la que hab ían nac ido y qu e

    r ían morir

      ESPAÍÍOLES,

      y los h i jos ingratos de Españ a, que, abusando de

    la gen ero sida d de la ma dre que les clió el ser y la fortuna, tení an ya

    af ilados los puña les y se d ispon ía n á cometer un prem editad o par

    r ic id io

    Es nece sario con oce r el núm ero de habita nte s de la Isla de Cuba , las

    c lases en que estaba la pobla c ión div id ida ; cuales eran en Octubre de 1868

    las que podían prestar mayor cont inge nte de hom bres y recursos á los

    enem igos de E spaña y hasta qué punto podían mantenerse neutra les los

    que no quer ían defender dec id idamente la causa santa de la Madre Pa

    tr ia ; aunque no s impat izaran mucho con los indepe ndiente s y me nos

    con los  anexionistas;  part ido este ú lt imo, po co nume roso y comp uesto

    de pol í t icos que nunca hubieran ten ido imp ortanc ia s i las autor idades

    y los buenos esp añoles r icos les hubieran tratado con e l desp rec io que

    merec ían .

    Según los datos recog idos en 1867 y ten iendo en cuenta e l aumen

    to anual y las ocult acion es de los cr iados d e algunas familia s, pue de

    asegurarse que al estallar la insurrección la población de la Isla de Cuba

    ascendía á

     1.400.000

      habitantes . Según los datos que publ ica ron en Nu e

    va Yo rk n uestros en emigo s, eran un millón y me dio . L o que se olvid aron

    de publ icar los  laborantes  en el extranjero fué el modo como estaba re

    partida la población en el territorio de la is la; s iendo así que el conoci

    miento e le esta repart ic ión era indispensable para comprender b ien los

    elementos con que contaban los insurrec tos y los var iados episodios de

    la  guerra de Cuba.  Com o dato h is tór ico co ns ignarem os en e l

      ÁLBUM

      el

    4

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    2 6  Á LB U M H IS T Ó R IC O FOT OGR Á FIC O

    número de habitantes y los e lementos de r iqueza que conten ía cada

    uno de los dos departamentos en que estaba dividido en 1807 el terri

    torio de la Isla de Cuba.

    El Depa rtamento O cc idental com prend ía entonces los d is tri tos de

    Saneti-Spír itus, M orón y Rem edio s y todos los dem ás hasta el Ca bo de

    Han Anton io , l ímite O cc idental de la Is la , E l Dep artam ento Or ien

    tal comprendía los distr itos de Puerto-Príncipe, Nuevitas y las Tunas y

    todos los demás hasta Punta Maysí, l ímite Oriental de Cuba. Entre los

    dos departamentos no es muy notable la d i f erenc ia por lo que respecta

    á la exten sión de territorio; pero es muy grand e la q ue hay entre su

    pob lac ió n y r iqueza respect ivas . S i nuestros enemigos en Nu eva York

    hubieran exp l icad o las cond ic iones d is t intas de los dos depa rtam en

    tos,  se hubiera despejado la incógnita y se hubiera, sabido el por que

    la insurrección pudo sostenerse al Este de la l ínea de Ciego de Avila y

    en los Montes de Sancíi-Spír itus y Trinidad y no pudo propagarse en la

    parte Occidental, de la Isla,

    En e l c i tado año de 1867 , en e l Departamento Occ idental , que se

    gún la d iv is ión de aquel la f echa , como va indicado, comprendía todo e l

    territorio que va desd e Sancti-Spír itus y Mo rón hasta el l ímite Oc cide n

    tal de Cuba, se contaban

      1.044.824

      habit ante s, esto es mas de- las dos

    terceras partes de la población total de la Isla. Esta población se divi

    d ía en e l Dep artame nto Occ identa l de la manera s igu iente : b lancos .

    601 .656 : de co lor l ibres 120 .880 ; esc lavos 313 .288 . En e l Dep artame nto

    Oriental solo l iabia 375.38 7 habitant es, d él os cuales eran bla nco s tan so

    lo 163 .094 , l ibres de co lor 96 .058 y esc lavos 66 ,335 . De manera que por

    estos datos se pue de ver que en el De par tam ento O riental, qu e fue desp ués

    cuna y foco de la insurrección, con una extensión de territorio igual al del

    otro departam ento , no hab ia s ino 163 .094 habitantes de raza europea ,

    cuan do pasa ban de seisc ientos mil los hab itan tes de la misma raza en

    el departam ento donde la insurrecc ión no ha pod ido propaga rse . Nad a

    diremos con respecto á la prop orc i one n (p ie estaban en las dos secc iones

    del territorio los habitantes de las razas distintas que pueblan las Anti

    l las espa ñola s. Por lo que toc a  á la r iquez a de los dos Depa rtamen tos

    nos bastará cons ignar aquí que, en e l Depa rtame nto Occ idental donde la

    insurrecc ión no pudo propagarse , se contaban 1 .065 ingenios : mientras

    (pie en el otro Departa men to no hab ia mas qu e 300 , y estos com parat i

    vam ente in signif icante s. Basta decir que según los dato s estad ísticos of i

    c ia les de 186 1 , la r iqueza rúst ica , pecuar ia y urban a del Depa rtamen to

    Occ idental se est imaba en 104 ,075 .934 pe sos fuertes , y la del De par ta-

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    DE   LA GU E R R A DE C U B A . 2 7

    mentó Oriental, donde nuestros infames enemigos pudieron levantar ei es

    tandarte de la insurrección, solo ascendía á 22.35 0.30 7 p esos. Tenem os

    pues, que si en el departamento donde se pudo perturbar la tranquili

    dad, solo habia la mitad de la po bla ció n de la que se conta ba en el

    otro, con respecto á la r ique za ape nas l leg ab a al quinto de la (pie po

    seían los habitante s de la parte Occid enta l de la Isla, disp uesto s en su

    inmensa mayoría á defender hasta la muerte la bandera española.

    Según los datos que publ icaron nuestros enemigos en Nueva York,

    la c i fra de la po bla c ión b lanc a de Cuba se des com ponía de la manera s i

    guien te: Naturales de la Penínsu la e is las Canarias 115.11 4 hab itante s:

    naturales de Cub a G52.145 y unos 11 mil europ eos y sud am erican os. De

    estas mismas c if ras pod em os sacar consecu enc ias importan tes . De los 115

    mil peninsulares y canario s, mas de la mitad han de ser jóv en es rob us

    tos y aclimata dos, cuya edad no baja de 17 años ni pa sa de 50; s in fa

    milia y en disp osic ión de tranformarse en s oldad os de los me jores del

    mundo. Tenemos pues, 58 mil defensores de la causa española en esta

    sola c lase. De los 38 mil restantes la mitad son padres de familia, de

    los cuales depe nden jóv ene s de amb os sexos , y por lo general en casa

    del buen español la famil ia se com pon e de b uen os españoles ; 30 mil

    pad res de familia nacido s en la Pen ínsula y en las Canarias, rep resen

    tan 150 mil habitantes de raza blanca. Tenemos pues, que de Jos G52

    m il  blancos cubanos,  como dicen nuestros enem igos que no qu ieren ser

    españoles, hemos de restar ya la cuarta parte por pertenece] ' á las fami

    l ias de los peninsulares. De los 450 mil restantes rebajaremos 250 mil

    mujeres, pue s ya se sab e que en las Antil la s abun dan m as que los

    hombres nac idos en e l pa ís y tend remos 200 m il indiv iduo s : supon gam os

    (pie la mitad están entre los 1G y los 50 años de edad y tendre mos que

    al estallar la, insurrección, en la Isla de Cuba podía haber en los departa

    mentos 100 .000 hombres b lancos en apt i tud de tomar las armas á favor

    de ella. ¿Aca so las tomaron? Lo s valientes volunta rios h ijos de Cuba

    que han defendido heroicame nte la bandera española ; los dec id id os g i -

    netes de las milic ias disc iplinadas, todos campesinos hijos de Cuba, los

    leales jefes y of ic iales del ejercito y arma da nac idos en. esta Ant il la

    esp año la y q ue se han cubierto de gloria durante la lu di a per si

    guie ndo á los enem igos de Esp aña, pue den contestar á esta preg unta .

    El De part am ento Occiden tal de la Isla, el mas pob lad o y el ma s r i

    co,

      pued e ser que no haya prop orc ion ado á la insurrecc ión tres mil ho m

    bres de raza blanca: de estos algunos centenares pertenecían á la juven

    tud extrav iad a de la Univers idad y de los co leg ios ; jóven es que enga ña-

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      Á L B U M H I S T Ó R I C O F O T O G R Á F IC O

    ron al estallar la revo lución los mism os hom bres cr iminale s que pa ga

    ban asesinos para que disparasen contra los voluntarios y los soldados

    desde las ventanas y desde los coches . A lgun os centenares de insurrec

    tos de la Habana, Matanzas y Cárdenas, pertenecen á las c lases perdi

    das que, después de haber derrochado los b ien es que heredaron , no te

    n iendo medios de emigrar como los   laborantes  r i cos , pasaron a l cam po

    de los re belde s, cont and o vivir á cost a de Cuba l ibre. El resto de

    los insurrec tos del Departamento mas r ico , mas poblado y mas i lustra

    do ha salido de las c lases bajas y de la parte montañosa y mas inme

    diata a l otro Departamento .

    En Puerto Pr ínc ipe puede dec irse que estaban mas reconcentradas

    las fuerzas activas de la insurrecció n, po rqu e la inm ensa ma yoría de

    sus habitantes b lan cos estaba entre los enem igos de Españ a, y todos

    habían procurado interesar á favor de su causa á los hombres del cam

    po de las inmediatas jur isdicc iones , dedica dos en su m ayor p arte

      a l a

    ganad ería. Sin em bar go, nun ca pudie ron reunir gran núm ero d e defen

    sores activos de su mala causa, sacados de la raza blanca, según se ve

    rá en el curso de esta obra . P or los doc um ent os qu e se pub licar án en

    el

      ALISIIM

    ,  se podrá comprender que los grandes e jérc i tos de la Repúbl i

    ca Cuban a solo existie ron en la fecunda ima jinacio n de los héro es que

    defendieron su ban dera desde las plazas y desd e los teatros de las prin

    c ipales c iudades de los Estados Unidos . V erem os que cuando los je fes

    reunieron mayor número de soldados no l legaron á contar diez mil hom

    bres juntos, y de estos una gran parte de color y nunca disciplinados ni

    disc ip l inabas . De aquí podemos conc lu ir , que, la fuerza y los recursos

    estaban en Cuba de parte de los defensores de la causa de la M etr óp o

    li ,

      y que si nuestros en em igos pud iero n abrigar alguna espera nza de

    triunfo, debi ó ser fundándose en los recursos que del extranjero pudieran

    prop orcion arles sus amig os ó en los desacie rtos de los polít i cos af i liados

    en los partid os radicales, (pie quizá les hab ían ofrecido lo que ning ún

    part ido e levado a l poder ha de cumplir les , p orque la inmensa m ayor ía de

    los habitantes de Cuba, inc lusos los c ir cunspecto s hom bres de co lor

    que conocen cuanto deben y cuanto pueden esperar de la nac ión espa

    ñola y del cato l ic ismo, no pudieran aceptar las descabel lada s pr opo s i

    c iones que han cruzado por la m ente de los que habien do dec larado

    la guerra á muerte á su Patr iase encuentran ahora condenados áperpe

    tuo ostracismo.

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    DE

      LA

      G U E R R A

      DE

      C UB A .

    2 9

    E L  LEV A NTA MIENTO  D E   YARA.

    f

    ^oc ya á su término el m es de Setiem bre del año de 18G8 y

    el cab le subm arino trasmitía diariam ente á los hab itante s de los

    Estados Unidos not ic ias importantes de la Penínsu la : de Nueva York

    l legaban á la Habana las not ic ias des f iguradas ó exageradas por la v ía

    de Cayo Hueso ó d irectamente por e l rec ien tendido cab le de la Flor i

    da á Cub a, con ó sin el ben epl ácito de las au toridades , im po sib le era

    evitar que se divulgaran notic ias que esperaban con ansia los hombres

    de todos los part idos y que pod ían transmit irse por medio de pa labras

    conv enc iona les ó de lengua je f igurado. Es lo c ierto que á últimos de

    Set iembre del año de 1868 en la Habana nadie ignoraba los progresos

    que habia hecho la revo lución inaug urada en la bahía de Cádiz al gri

    to de ¡viva España con honra y (pie quien contaba sacar de ella mayor

    provecho, era e l part ido enemigo de España,

    Este part ido no estaba entonces muy b ien organizado; desde a lgu

    nos meses atrás; quizá porque esperaban el golpe que sorprendió á los

    leaders  de la revoluc ión cubana, se hab ia d iv id ido en tres secc iones b ien

    nota bles, que todas querían l legar á un mism o f in pe ro por distintos

    me dios. Eran los unos fieles á la tradic ió n ane xionis ta; eran los otros

    partida rios de la ind epe nde ncia pura y sim ple y eran los dem ás refor-

    misíns-autonomislas:  los pr imeros , poco s numerosos y po co av isados ; los

    segund os, los mas á pro pó sito para arrastrar la parte militante y los l í l -

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    3 9

      A i

    . n u s í

      H I STÓ RI CO F O TO G RÁF I CO

    t imos , pol í t icos h ipócr i tas y patr iotas meleables . con fiados en que con se

    gu ir ían su ob jeto emp leando como auxi l iares ;í los r icos todos : cont aba n

    los reformistas que los hacendados cubanos, antiguos anexionistas se agru

    parían al rededor de su band era p or tem or de una transform ación social

    demasiado rápida. , y que los adictos á la Metrópoli les ayudarían desde

    que su ban dera era la de las reformas, dentro de la naci ona lidad (á lo m e

    nos nominal ) de la Madre Patr ia que trocar ía la soberanía en protec to

    rado. Lo s mismos proho mb res de los tres part idos se preo cupa ban m e

    nos de la bon dad de sus resp ectiv os sistemas que de la part e de pod er

    ó inf luencia que pudiera tocarles cuan do sus sistemas, se plan tease n.

    Exa min ando las emb ozada s manifestac iones de los hom bres del  Siglo,

    de los del  Occidente  y de los del  Peéis  más tarde: tenie ndo en cuenta la-

    c ircular que . firmada po r un penin sular y dos c uba nos , se repartió

    cuando el  Pais  sustituyó al  Siglo,  se pudiera encontrar la c lave de mu

    chos secre tos. Por ahora nos bast a dejar sentad o que en la cap ital de

    la Isla de Cub a, cuan do estalló la insurr ección de Cádiz, los que des

    pué s arrojaron la careta haci a cerca: de un año que se agit aba n para

    aprovechar cada uno con sus amigos los acontec imientos que a l parecer

    esperaban . Al rec ib irse la not ic ia de la revoluc ión de Cádiz , los refor

    mistas se creyeron tr iunfantes: mandaron  misioneros  á v a r ia s pob la c io

    ne s imp ort an tes d e la Isla, y nos consta cpie uno ele ellos, pen insu lar, el

    mismo que había f irmado la   Ci revio r  recom enda ndo á los hom bres de

    El Pais,  regresó sat is fecho p orq ue ios  hermanos  le habían prometido

    esperar tranquilamente que de la Madre Patria, l legara   la regeneración

    tan- deseada.  En los ú lt imos d ias de Set iembre se pu bl ic ó un docum en

    to of ic ial según el cual, se podia esperar que la revolución no adelanta

    r ía: ma s la not ic ia de la ba talla de Aico lea y sus resulta-dos qu e nos co

    mu nicó e l te légrafo , qu itaba toda la imp ortanc ia á los do cum entos o f i

    c iales. La Autoridad Superior seguia su antiguo sistema, sin permitir

    que los innovad ores manifestaran con dem asiado estrépito  i a satisfac

    c ión (pie les causa ban las buen as n otic ia s que rec ibía n por el cable

    trasat lánt ico .

    El d ía 9 de Octubre de 1868 se su po en la Ha bana por un te lé -

    gram a de San tiago de Cuba la not ic ia recib ida en dich a c iudad po r el

    vapor f rancés

      France

      de haberse levantado en la Is la de Puerto Pi co y

    en el pai ' t ido de Lares una partida de 200 hombres y que fué batida por

    las tropas lea les . Esta not ic ia en aquel las c ir cunstanc ias v ino á aumen

    tar a agita ción, y no contribuy ó po co á sacar de su culp ab le ind iferen

    c ia á muchos de los bue nos españoles qu e no quer ían com prende r q ue

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    Di-;  LA GU KKR A Di- : CU BA . :>1

    la tranq uilidad pú bli ca (hir ie ra peli gro. El dia nueve de Octu bre, en

    que se recib ió la noti c ia por telégra fo del leva nta mie nto de Lar es, el

    País,  per iódi co radical de la Ha ba na , sucesor de el  Siglo,  y que como

    se l ia d icho habia s ido recom enda do por una  Circular  con la firma de

    un hijo de la Pen ínsula, entre otras que el pú bli co creía de am igos de

    los l iberales radicales espa ñoles , pu bli có el s iguiente   suelto  tan corto

    com o signif icativo. Bajo el epígr afe de  "Cada cosa en su lugar,"  dec ía :

    "Po r lo que pued a importar habrem os de advert ir a l pú bl ico que no

    hay un solo hecho por el cual pue da asentarse que el

      País

      sea un pe

    r iódico reformista. Lo fué el  Siglo,  solo en la época, de las reformas;

    pero el  País  no lo es ni lo ha sido." ¿Qué habia sido, qué era el   Paisí

    No podia ser conservador : había defendido , según las c ir cunstanc ias se

    lo habían permit ido , y quejándose s iempre de no p oder lo hacer con

    mas l ibertad , las doctr in as de las escuela s l ibe rales mas avan zada s.

    Ha bie nd o confesado lo que era y lo que (pieria, su confesión del dia 9

    de Octubre no s ign i f icaba que quer ía y s iempre habia quer ido la inde

    pendencia? También la historia debe consignar estos hechos, pues ellos

    prueban la ceguera de una gran parte de los hombres españoles de co

    razón, nacidos muchos de ellos en la Península, que prestaban su apo

    yo moral y material á los órga nos de los ene mig os de Esp aña, y que

    comba t ían y desacreditaban á los que mas prev isores que e l los veían

    venir el pelig ro; á los que más intelige ntes y más háb iles ob serv ado res,

    com pren dían las ma niobra s de los intrigante s, y tenían bastan te reso

    lución para avisarles y aconsejarles cuan do toda v hora de con ju

    rar la tem pesta d qu e se forma ba en el horiz onte p olí t ico . Tod o era inú

    til;

      los homb res que conoc ía n e l pel igro y acons ejaban los ún icos me

    dios de conjurarlo, no consiguieron abrir los ojos á muchos de los preo

    cupados : todavía Morales Lémus, Mart in Pavero , Mestrc , A ldama, Eche

    varr ía , Oisneros y muchos otros abogados de fama y hacendados más ó

    me nos cargados de deudas , á los o jos de los r icos can didos , deb ían pasar

    durante a lgunos meses por bue nos españ oles ; aun que reformistas y

    amigos de un gobie rno dem ocrát ico . ¡Y esos hom bres eran todos de

    instintos aristocrá ticos ¡Los r icos é inf luyentes hac end ado s y cap i

    talistas españoles de buena fé, que presentaban crédito á sus protestas,

    como s iemp re Je s o ían hablar de los med ios de impulsar los in tereses

    materiales de Cub a, no po día n creer que aque llos reformistas se

    com prom etiera n hasta el e xtrem o de coo per ar en las tenta tivas (pie

    pudieran hacerse en las Antil las para perturbar el orden público,

    pon ie ndo en pel igro tantos in tereses . Los buen os españo les no po -

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    Á L B U M H I S T Ó R I C O F O T O G R Á F I C O

    dían creer que por una parte sus falsos amigos despreciaran sus par

    ticulares intereses con tal cpie pudieran satisfacer sus malas pasiones; y

    que por otra, los intrigantes consideraran fácil su triunfo, porque creían

    haber tomado bien sus medidas para asegurarlo, y que contaban po

    der realizar su independencia sin comprometer sus fortunas. Y es pre

    ciso convenir en que los enemigos de España, que se daban por buenos

    españoles, no calculaban mal; si en Cuba no hubiera habido miles y

    miles de españoles que nada vieron ni nada verán nunca sino la digni

    dad de la Patria, como en otra parte se ha dicho, quizá el éxito coro

    nara la obra de los laborantes.

    Crecían en la capital déla Isla de Cuba el movimiento, la agitación,

    la impaciencia: mucho se hablaba de los acontecimientos de la Madre Pa

    tria; pero mucho más se pensaba en lo que podia suceder en las An

    tillas.  El dia 13 de Octubre publicó la  Gaceta  ele la Habana el siguien

    te documento:

    "Segú n telegramas o faciales, en Y ara, jurisdicción de Manzan illo,  se  levantó el

    d ia 1 0 una partida  de paisanos, sin que hasta ahora se  sepa el cabecilla que la man

    da , ni el

     objeto

      que los

      conduce."

    "Supórtense u nidos á  ella  los bandoleros perseguidos  en  otras jurisdicciones,  y

    su importancia debe

      ser

      escasa, cuando

      en el

      mismo pueblo

      de

      Yara tuvo

      un en

    cuentro antes

     de

      ayer

     con una

     pequeña columna

      de

      soldados

      que

     salió

     de

      Bayamo

    en  su persecución  y huyeron  á los  pocos tiros que se  cruzaron, dejando en el  terre

    no  del encuentro,  sin duda para me jor ocultarse, cinc o escopetas,  un  trabuco, cua

    tro machetes,

     una

     lanza, diez cab allos ensillados

      ó

      enjalmados

      y uno

     muerto

      de ba

    la

     de

     fusil; to do

      sin mas que una

      leve herida

      de un

      soldado

      de la

      columna,

     que

    ayer seguia  la persecución  de los  fugitivos."

    "De Cuba y de otros puntos de la Isla, concurren fuerzas considerables  del ejér

    cito,  ya  para exterminar  en  breve tiempo  la gavilla levantada,  ya  para  que en las

    jurisdicciones inmediatas

      no

      secunden

      el

      ejemplo

      de

      este escándalo, tanto

     más

     cri

    minal, cuanto

     que

     coincide

      con

      momentos

      en que el

      interés primero

     de la

      Isla,

     es

    la conservación  del  orden para  no  comprometer objetos  de  inmensa, importancia

    social."

    "Sobre

      los

      criminales

      que

      sean cojidos,

     y que

     según band o publicad o están

     ya

    incursos

     en la

      jurisdicción militar, caerá pronto inexora ble

      el

      peso

     de la

     justicia.

    E n  el resto  de la  Isla hay  perfecta tranquilidad."

    " L o que de orden  del E x c m o .  Sr.  Capitán General  se publica en la  Gaceta ofi

    cial  para general conocimiento."

    "Habana  13 de Octubre  de  18G8.—El coronel gefe  de  Estado Mayor interino,

    José de  Gliesso.'

    1

    '

    Esta noticia oficial vino á disipar dudas y á desvanecer ilusiones:

    la misma vaguedad del parte en el cual se confesaba que nada se sabía

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    DE   LA GU E R R A DE C U B A . 3 3

    respecto al núm ero de insurrecetos, ni á la ban dera q ue hab ían lev ant a

    do n i los nombres y con dic iones de sus caudi l los , presta ba ancho cam po

    á las conjeturas de las distintas fraccione s en que los habitan tes de la

    capita l de la Is la estaban div id idos . Lo s bue nos españo les conoc ían

    bien su deb er y esta ban resueltos a cum plir lo: de bía n agrupa rse y se

    agruparon al rededo r de la Au torid ad Superior , dispu esto s ú castigar

    severamente a los enem igos de l orden.  - N o p roced ieron as í los reformis

    tas:

      nos consta que tan pronto como tuvieron notic ia de la insurrección

    de Cádiz los  Comités  secreto s de la Ha ban a, que -hacia alguno s mes es

    trabajaban activame nte con el obje to de añilar en sus legio nes el m a

    yor número pos ib le de pen insu lares , de los que cons ideraban amigos de

    reformas l iberales, polít icas y económicas, y de los que tenían á los di

    rectores de los  Comités  re formistas por españo les de bu ena fe , ma nda

    ron agentes á las principales poblaciones de la Isla, á f in de recomendar

    á los impacientes la calma y la prudencia, con las cuales conseguirían

    un tr iunfo com plet o; pue s las reformas serían tan latas com o po día n

    apetecerlas los partida rios del s istema del Can adá, cuyo sistema eq ui

    vale á una verdadera  Autonomía.  Uno de estos agentes aca ba ba de re

    gresar de la excu rsión cuando se pu bl icó el doc um ento of ic ial que he

    mos reproduc ido ín tegro , y no quer ía c reer que los l ibera les del Depar

    tamento Or iental hubieran roto e l comp rom iso contra ído con e l apen as

    hacia seis dias Era precis o creer que en Ya ra se h ab ía levan tado ge n

    te ;

      pero los reformistas de la Ha ba na, inclusos los que pe día n reformas

    para pode r pedir á renglón segu ido la Ind epe nde nc ia , no quer ían dar

    imp ortancia á la insurre cción, ni á sus jefes , po rqu e esto hub iera sido

    confesar que no eran ellos los que dir igían á ios reformistas y en gene

    ral á todos los patriota s de la Isla. L os gran des po lít ic os

      autonomistas

    de la capita l aca bab an de rec ib ir un gran deseng año : caudi l los mas re

    sueltos que ellos se les habían adelantado y se proponían arrebatarles

    el fruto de sus intrigas, de sus trabajos y de sus sacrif ic ios pecuniarios:

    los directores de ios

      Comités

      secretos de la Habana comprendieron que

    en los domas centros de pob lac ió n de la Is la habia h ombre s am bic iosos

    que les engañaban , y (p ié , suponiéndose sumisos á los   patriotas  de mas

    elevada po s ic ión soc ia l, quer ían trabajar por su cuenta y pretend ían ap o

    derarse de los prim eros pues tos de   Y A   República  que contab an estab lecer

    con España ó sin España. Los reformistas pudieron entonces haberse sal

    vado y sa lvar su causa , condenand o en érg icam ente la insurrecc ión y co lo

    cándose de c id