37.- en busca del origen

8/12/2019 37.- En Busca Del Origen

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sas que indagaron en los tiempos histricos, ya bastante bien conocidos por laliteratura de la poca. El siguiente pasoen la bsqueda del pasado consisti enir en pos de los tiempos mticos.Vale,para ello, una aclaracin. La arqueologa es hoy una ciencia perfectamente reglamentaday las expedicionesque cada tanto desentierran los restos deuna cultura pasada, que andan t s lashuellas de poblaciones de laEdad dePiedra, o que intentan reconstruir el tipo de agriculrura practicada por determinados pueblos, estn sujetas a una rigurosa disciplina. El terreno que se explora esmedidoal milmetro, la tierrase tamiza y los arquelogos actan como si sus ojos fueran lupas Plpaces decaptar hasta el ms mnimo detalle.Sin embargo, no fue eseel mtodoque adopt Heinrich Schliemann(1822-1890), quien practic una arqueologa que si bien fue ingenua, brutal destructiva, abri nuevos horizontes para la investigacin.Schliemannfue un arquelogo aficionado en unapoca en que no abundaban mejordicho casino existan-los arquelogosprofesionales, y la historia de su vidatiene aires de aventura. Fue un perfectomodelo del selfmade rnan : hijo de unpadre pobre borracho, incapaz de darle educacin, consigui entrar comoaprendiz de empleado de comercio conun sueldo de pocas monedas y por lasnoches estudiaba lenguas.A los veinteaos dominaba siete idiomas, a los vein-

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El descubrimiento de TroyaLosdesentierros de Pompeya, de Herculano, deTenochttlan, fueron empre-

soldads (en tamao natural), seis carrozasy mil cuatrocientas estatuas de jinetes, todo ello en terracota. Ms tardeaparecieron setenta tres figurasde soldados-guardianes de los comandantes delascarrozas.Cada uno de estos soldadostena un rostro distinto (lo cual sugiereque fueron modelados sobre personasreales)y con rasgos correspondientes alasdiferentes nacionalidades que poblaban el Celeste Imperio, sugiriendo lavariedad de elementos que conformabanel ejrcito imperial.

En realidad no slo los pozos de aguadieron una mano a la arqueologa: cuatro afios despus del mltiple descubrimiento en China, en Mxico D. F .unos obreros que trataban de abrir unpasadizo.para tender cablesde electricidad encontraron un enorme disco depiedra con figurasgrabadas, y reconocieron en ellasimgenes de la diosa azteca de la Luna. En un santiamn llegaron los arquelogos (siempre atentos aestos llamados de emergencia) el tendido elctrico quedo olvidado. Justificadamente, por cierto: durante cuatro siglosTenochtidan, la ciudad capital delimperio azteca, haba estado enterradadebajo de la Ciudad de Mxico y ahoraaparecan, graciasal capricho del azar,las ruinas del templo de Huitzilopochrli(dios aztecade la guerra).

Las noticias sobre las ciudades enterradas sedifundieron rpidamente, alpuntO de que el rey italiano Cario IIImand llamar a un ingeniero espafiolpara que excavaray extrajera cada unode los tesoros con el un tanto egomanaco objeto de integrar su museo privado. Apenas es necesario decir que el resultado fue un desastre para las ruinas,igual que lo fueron las excavacionesllevadas a cabo casi un sigloms tarde porlos francesesdurante las guerras napolenicas que asolaron Italia. Frescosy estatuas fueron sacados de sus sitios,y sedejaron al aireedificios que, lentamente, empezaron a arruinarse. Recin en1860 el rey de Italia, Vctor Manuel JIemprendi excavacionescon criteriomoderno y conservacionista.As todo, el mtodo arqueolgicode excavarpozos de agua inauguradopor aquel ignoto campesino italiano sigui dando frutos hasta bien entrado elsigloXX: en 1974, en la Repblica Popular China, un grupo de campesinoscavaba pozos de agua cerca del mausoleo de Qin Shihuangdi (que en el afio221 antes de Cristo se proclam primeremperador de la China unificada que,dicho sea de paso, fue el constructor dela Gran Muralla) cuando encontraronvariasfiguras de terracota de tamafionatural que representaban guerreros.Fue la seal para que los arquelogosprofesionalesse lanzaran sobre el asunto, que termin dando sus jugosos frutos: se encontraron seismil estatuas de

Dibujo de Troya de Heinrich Schliemann, su descubridor.


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ro de partida de una importante coleccin de todo tipo de objetos que de unamanera u otra haba que clasificar paraexhibir en un museo pblico.

Thomsen puso manos a la obra sinnada que le sirviera de guia y orden losobjetos guindose por el sentido comn, y agrupndolos segn el materialdel que esraban hechos. Luegolos sub-dividi segn su uso, ya fuera como armas, herramientas, recipientes para alimentos u objetos religiosos.

Cuando abri museo al pblico, en1819, los visitantes vieron los objetos repartidos en tres vitrinas. primera contena objetos de piedra; la segunda, debronce, y la tercera, de hierro. Este ejercicio de clasificacin y ordenamiento lleva Thomsen a sospechar que los objetoshechos con los mismos materiales podanser restos de la misma era. Su perspectivade aficionado deca que los objetos depiedra podan ser ms anriguos que los debronce, y que stos a su vez deban serms antiguos que los de hierro.

Thomsen no tena la suficiente for-8

Pero en el siglo XVIII apareci en Europa otro tipo de coleccin: el museopblico, que exiga nuevas maneras declasificar. Hasta entonces, la atencinestaba concentrada en los objetos considerados bellos, corno antiguos cetros yesraruillas de oro o algn instrumentocientfico raro. No seran esos objetossino s ms comunes y prosaicos losque abriran los ojos a la Prehistoria,aquel perodo previo a la escritura que,corno ahora sabemos, representa el 99por ciento de la historia humara.

Por una serie de circunstancias, el papel. crucial lo jug no un cientfico sinoun hombre de negocios dans, Christian jrgensen Thomsen (1788- 1865).Haba sido educado en el mundo de losnegocios, pero casualmente conoci a lafamilia de un coleccionista que habaestado destinado en Pars durante la Revolucin Francesa y haba llevado devuelta a su pas varias colecciones compradas a la -con muchsima raznasustada nobleza. Esas piezas, junto aOtras que fue agregando, fueron el pun-

l descubrimientode la rehistoriaJuntO con las plantas, animales y minerales que los pioneros, exploradores ynaturalistas traan a Europa a partir delsiglo XVI, llegaban tambin objetosproducidos por la mano del hombreque iban a parar directamente a las virrinas de curiosidades , convirtindoseen piezas de mobiliario habituales en loshogares de los ricos y los poderosos apartir del Renacimiento. s f nacieronlas grandes colecciones de palacios ymonasterios: las de los i y Pitti deFlorencia, l Louvre de Pars, El Escorialcerca de Madrid otras en las capitalesducales como Dresde.

llados en Troya o Micenas. s pues,Schliemann desenterr la edad mtica yla incluy en la epopeya humana.mientras la prensa transmita los

vistosos descubrimientos de Schliemann, haba otro proceso, algo ms silencioso, en marcha: l descubrimientode la Prehistoria.

El hombre de Neanderthal. Esqueleto y reconstruccin.


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glarerra).Los huesos, desgastadosy coloreados, parecan proceder de arcillasmuy antiguas, aunque la forma del crneo era bastante moderna.Muy excitado, Smith Woodwardacompa a Dawson a Piltdown y llijunto al padre Teilhard de Chardinque haba ido a Inglaterra para estudiar en colegio jesuita de Hastings),se puso a revolverlos escombros: tantobuscar tuvo su recompensa un buenda apareci una mandbula inferior.Estaba tambin coloreada. Pero as como el crneo de Piltdown era sorprendentemente humano, la mandbula separeca demasiado a la de un mono aunque tena dos molares desgastadosde una manera que nunca aparece enlos monos y s en los humanos). Lamentablemente, faltaban las partes quepodan establecer sin ningn tipo dedudas la pertenencia o no al crneo.El crneo muy humano y la mandbula muy simiescaformaban una extraa conjuncin. En 1912, Smith Woodward y Dawson expusieron pblica nr sus hallazgosante la SociedadGeolgica de Londres. No todo mundo les crey, pero la opinin generalles fue favorable.si algo faltabapara convencer a los incrdulos, s produjo otra serie de descubrimientos: en1913 elpadre Teilhard encontr undiente canino que, otra vez; aunque deapariencia simiesca, estaba desgastadomuy humanamente. para aventarcualquier duda, en 1915 Dawson mes-

Las huellasde Laetoli.

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Lucy en el Africaon diamantes

Cuando el escritor norteamericanoAlexander Haley emprendi la bsqueda -ms tarde reflejada en la serie televisiva y el libro atees de sus orgenesafricanos, apuntaba en la direccin correcta, y en ms de un sentido, puestoque, segn indica cada vez con mayorfirmeza la investigacin moderna, noslo la familia de Haley sino toda la especie humana desciende de antepasados que corretearon por el este de Africa. El cmo y el cundo de la evolucin del hombre fue objeto de mltiples controversias y el rbol evolutivofue corregido muchas veces, pero a medida que las ramas se afinan, las racesparecen hundirse cada vez ms firmemente en el suelo africano.

gran descubrimiento que apuntalesta hiptesis se produjo en 1977, cuan-

caminar de los hombres de Laetoli eraabsolutamente semejante al nuestro:con los mismos puntos de apoyo el taln y la cabeza del primer metatarso],con el arco de la planta elevado y el pulg r alineado, no oponible.

En suma, se trataba de una huella yade tipo humano, a pesar de que ciertamente existan diferencias en la estructura sea, lo cual significaba ni ms nimenos que hace 3,7 millones de afios laposicin erecta estaba ya perfectamente ,adquirida.

Pero quines eran estos homnidos?

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tiende a lo largo de unos cincuenta metros, y son dos filas paralelas distanciadas slo 25 cenrmerros,

as huellas podran indicar o bienque iban muy pegados de la mano,prcticamente) o bien que los homnidos pasaron por all en momentos distimos: de hecho, la primera fila la dela derecha) est bordeada de salpicaduras, como si hubiera sido dejada sobreun terreno ms fangoso, mientras quela segunda la de la izquierda) aparecems definida, como si hubiera sido hecha sobre un terreno un poco ms endurecido.

Pero adems, como ya lo dije, hayquien ve una tercera fila de pasos, contenida exactamente en el interior de laprimera, como si alguien hubiera vueltoa pasar por las huellas de quien lo preceda. Se ha hecho otra interesante observacin acerca de las huellas de la izquierda: se tiene la impresin, al observarlas, de que el homnido se hubieradetenido en un momento dado y giradohacia la izquierda.

a longitud del paso era de unos 38centmetros, y la altura de estos homnidos ha sido calculada entre 120 y 140centmetros ligeramente inferior a la delos pigmeos actuales). oms impresionante es que, gracias a la fotogrametra que consiste en cartografiar losdistintos niveles, como se hace para losmapas geogrficos que describen las distintas cotas de una montaa o de un valle), se pudo confirmar que el modo de

Las huellas de LaetoliNo quiero cansarlos con la enorme

lista de descubrimientos que llev aconstruir la todava incompleta genealoga del hombre, que se cornplejiza ms amedida que se van desenterrando piezasque completan el registro fsil. Pero squisiera hablarles de uno de shallazgos ms impresionantes-de esta historia:el de las huellas de Laetoli.

En l verano de 1978, en Laeroli, unalocalidad en l sur de Tanzania, un grupode investigadores encontr una serie dehuellas dejadas sobre las cenizas volcnicas hace ms de tres millones y medio deaos, por dos o quiz tres homnidos.

as huellas se haban conservado gracias al trabajo silencioso y permanente dela casualidad: aquellos hominidos caminaban sobre un manto de cenizas -procedenres de la erupcin de un volcn, elSadimn, un poco ms al este- que sehaba impregnado de agua de lluvia durante un da, al final de la estacin seca.Si hubiera habido hierba alta, las cenizasno hubieran podido posarse de manerat n uniforme; la hierba haba sido comida, de hecho, por diversos animales cuyas huellas tambin se encontraron).

Pero... quines eran estos dos o tresindividuos? a sdos filas de pasos muestran claramente huellas distintas: msgrandes y ms pesadas las de la derecha,ms pequefias y ligeras las de la izquierda, lo cual permite pensar que las primeras pertenecan a un macho y las segundas a una hembra. El rastro se ex-

Africa lvalle del Rift


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Qu fue de mis primos que esa tardedecidieron quedarse en la caverna

Anhelantecada palabra cada letra que peleapor vivir reconstruye aquella aldeadonde an late nombreen cada instante

Qu se hizode aquel amigo de aquella tribu emparentadaque tom hacia el sur en un cruce de caminosy de quienes nunca ms se supo nada?

Hoy regresamosal Africa pobladade hermanos que una vez se despidieronpor un siglo un milenio y no volvieron

un da nos despedimos en un sitioAqu o ll fue en cualquier milenio

esa genteque fabric una canoa y se alej por l mar?

Qu se hizo de aquel grupo de familiasque cruzaron el ro no volvieron nunca?

cuando todos partimos a Otrascierrascon ms sol ms hierro o mejor vino?Porque un da salimos del Africa tanteandola piel desconocida del planetaBuscbamos el mar para embarcarnosel aire para volar sobre las nubesla tierra para arar la mies el frutolas mquinas el fuego la escritura

el cable que transpor~alaspalabras

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