(344)lla curva del elefante

3
FUENTE: MANDAG MORGEN. LA CURVA DEL ELEFANTE. Manfred Nolte Uno de los relatos que ha sido aceptado sin titubeos por amplias capas de la sociedad consiste en que los movimientos populistas están más que justificados debido a los perjuicios producidos por una globalización regresiva y excluyente. En ello coinciden las nuevas corrientes políticas tanto de extrema derecha como de la izquierda radical. El voto del Reino Unido abandonando la Unión Europea, el reciente descalabro acaecido en las presidenciales americanas y el discurso central de un buen número de partidos xenófobos, nacionalistas o simplemente rupturistas que crecen sobre todo en el viejo continente europeo, coincide en la descalificación de una globalización asimétrica que ha creado grandes bolsas de ciudadanos defraudados de los pretendidos beneficios de las políticas liberales adoptada por Occidente. En todos estos círculos se instala la convicción de que es hora ya de atender a los perdedores de la globalización, y son justamente estos pretendidos perdedores los que han constituido con su voto el combustible de las nuevas iniciativas rupturistas. Las dos décadas que han precedido a la última gran crisis han constituido un periodo de exaltación del comercio mundial y en general de las libertades económicas básicas: la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas a lo largo y ancho de amplísimas zonas del planeta. Justamente la eliminación de este tipo de barreras aduaneras, financieras o de mano de obra resume el concepto de ‘globalización’. A la imparable globalización de la información y de la comunicación han querido sumarse esas otras libertades citadas, para edificar dos décadas prodigiosas de desarrollo económico y social en nuestro planeta. Una de las consecuencias más importantes del crecimiento sostenido del periodo citado ha sido la drástica reducción en la pobreza extrema global del planeta. A ello se une que ha sido la primera vez en los últimos doscientos años que la desigualdad global (que convive con desigualdades crecientes en el interior de determinados países) ha disminuido, pasando de 69 puntos de Gini a 64(en la escala Gini 100 significa desigualdad absoluta y 0 la igualdad perfecta).

Upload: manfrednolte

Post on 16-Jan-2017

216 views

Category:

Economy & Finance


0 download

TRANSCRIPT

FUENTE: MANDAG MORGEN.

LA CURVA DEL ELEFANTE.

Manfred Nolte Uno de los relatos que ha sido aceptado sin titubeos por amplias capas de la sociedad consiste en que los movimientos populistas están más que justificados debido a los perjuicios producidos por una globalización regresiva y excluyente. En ello coinciden las nuevas corrientes políticas tanto de extrema derecha como de la izquierda radical. El voto del Reino Unido abandonando la Unión Europea, el reciente descalabro acaecido en las presidenciales americanas y el discurso central de un buen número de partidos xenófobos, nacionalistas o simplemente rupturistas que crecen sobre todo en el viejo continente europeo, coincide en la descalificación de una globalización asimétrica que ha creado grandes bolsas de ciudadanos defraudados de los pretendidos beneficios de las políticas liberales adoptada por Occidente. En todos estos círculos se instala la convicción de que es hora ya de atender a los perdedores de la globalización, y son justamente estos pretendidos perdedores los que han constituido con su voto el combustible de las nuevas iniciativas rupturistas. Las dos décadas que han precedido a la última gran crisis han constituido un periodo de exaltación del comercio mundial y en general de las libertades económicas básicas: la libre circulación de bienes, servicios, capitales y personas a lo largo y ancho de amplísimas zonas del planeta. Justamente la eliminación de este tipo de barreras aduaneras, financieras o de mano de obra resume el concepto de ‘globalización’. A la imparable globalización de la información y de la comunicación han querido sumarse esas otras libertades citadas, para edificar dos décadas prodigiosas de desarrollo económico y social en nuestro planeta. Una de las consecuencias más importantes del crecimiento sostenido del periodo citado ha sido la drástica reducción en la pobreza extrema global del planeta. A ello se une que ha sido la primera vez en los últimos doscientos años que la desigualdad global (que convive con desigualdades crecientes en el interior de determinados países) ha disminuido, pasando de 69 puntos de Gini a 64(en la escala Gini 100 significa desigualdad absoluta y 0 la igualdad perfecta).

Las rentas reales se multiplicaron por dos entre 1988 y 2011, un fenómeno que ha afectado positivamente a un tercio de la población mundial. Al margen de los trascendentales hitos citados, será necesario, no obstante, interpretar adecuadamente el impacto de la globalización y la naturaleza de sus efectos negativos en los colectivos afectados. Ello constituirá sin duda la clave para un renovado debate sobre el alcance de la economía de mercado. En ese contexto, y como una reflexión preliminar resultará instructivo e interesante citar las conclusiones de una importante reflexión académica recientemente editada. El estudio en cuestión ha aparecido en la prestigiosa revista Harvard Business Review1 y su autor es Branco Milanovic economista jefe del Banco Mundial, y uno de los expertos más acreditados en temas de pobreza, desigualdad y globalización.

El estudio se visualiza fácilmente en el gráfico superior, que su autor define como la ‘curva de incidencia económica global’ y que académicos y otros estudiosos de la globalización han bautizado con el nombre de ‘la curva del elefante’, un cuadro que lleva visos de constituirse en un icono en el ámbito de la distribución mundial de las rentas económicas. El gráfico describe lo que ha sucedido en un periodo de ‘alta globalización’ entre 1988 y 2008, justo antes de la gran crisis financiera. Resumiendo su mensaje con brevedad, la globalización 1 MILANOVIC,B (2016): Why the Global 1% and the Asian Middle Class Have Gained the Most from Globalization.

ha aportado un fuerte crecimiento de rentas reales a las clases medias globales, en particular la de China; un aparente estancamiento (no ‘pérdida’) en las clases medias del mundo desarrollado y en los percentiles de los más pobres; y también una gran mejora económica en el 1% de los más ricos del planeta. La media de ganancias de renta real en el periodo se sitúa para el planeta en el 25%: he ahí el resumen del saldo global de enriquecimiento proporcionado por la globalización entre 1988 y 2011.2 Al hilo de estas constataciones surgen algunas preguntas importantes: el crecimiento asiático, vía deslocalizaciones de empresas, supresiones de aranceles, salarios discriminatorios, etc. ¿ha sido la causa del estancamiento occidental? Y adicionalmente ¿cuánto tiempo durará esa influencia? Milanovic no acierta a concluir en una relación causal aunque aventura que la relación o coincidencia puede proseguir hasta producirse un arbitraje de igualación en niveles salariales y otros costes en ambas regiones, Asia y Occidente. Pero una consideración muy ilustrativa sobre la percepción de la globalización surge cuando esta se sitúa a nivel individual en lugar de a nivel global. A la gente, y muy en particular a las clases medias de los países desarrollados les importa menos (por no decir que les tiene sin cuidado) los niveles absolutos de niveles de renta y las posiciones relativas de la población mundial en abstracto. Al ciudadano occidental le preocupa la desigualdad nacional, regional o incluso la de su grupo social más próximo. Y es constatable que las desigualdades dentro de los países han registrado desigualdades crecientes. Y aunque la desigualdad es un concepto accesorio y secundario al de pobreza, que es el realmente objetivable, constituye un ingrediente de descohesión social, de descontento, y como acaba de apreciarse en las urnas, de rebelión política e institucional. La globalización implica importantes retos y también oportunidades. Un mercado libre en concurrencia produce invariablemente junto a sectores y empresas de éxito, algunos perdedores a nivel local, individual o sectorial. Pero los que abogamos inequívocamente por un crecimiento más inclusivo nos enfrentamos a la ardua tarea de no simplificar y menos revertir el proceso de una globalización racional. El proteccionismo, en particular el xenófobo y el excluyente amenazan con mayores males que los desequilibrios descritos en el gráfico de Branko Milanovic.

2 Aunque el gráfico no recoge mas que hasta 2.008, el artículo extrapola los resultados a 2.012.