(2016-10-24)cuidadosartrosis.doc
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CUIDADOS AL PACIENTE CON ARTROSIS
MARÍA GarcÍA JúlvezEIR 1 ENFERMERÍA FAMILIAR Y COMUNITARIA
C.S. TORRERO – LA PAZ
Cuidados al paciente con artrosis.
ÍNDICE
1. Introducción..........................................................................................................................2
2. Prevalencia e impacto económico.........................................................................................2
3. Etiología.................................................................................................................................3
4. Fisiopatología.........................................................................................................................3
5. Diagnóstico............................................................................................................................4
6. Tratamiento...........................................................................................................................5
Tratamiento farmacológico.............................................................................................5
Tratamiento quirúrgico....................................................................................................5
Tratamiento no farmacológico........................................................................................6
7. Actividades de enfermería.....................................................................................................7
8. Bibliografía...........................................................................................................................10
9. Anexos.................................................................................................................................11
Anexo 1..........................................................................................................................11
Anexo 2..........................................................................................................................12
Anexo 2.........................................................................................................................13
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Cuidados al paciente con artrosis.
IntroducciónLas articulaciones son los componentes del esqueleto que nos permiten el movimiento y, por
tanto, nuestra autonomía funcional. Están formadas por la unión de dos huesos a través de la
cápsula articular y en su interior se encuentran el cartílago articular y el líquido sinovial, un
fluido producido por la membrana sinovial. Los extremos óseos que se unen para formar la
articulación están recubiertos por el cartílago articular.
La artrosis es una enfermedad articular degenerativa progresiva que se caracteriza por pérdida
de cartílago articular, remodelación ósea y debilidad muscular periarticular que tienen como
consecuencia dolor e inestabilidad articular. Es la forma más común de afectación articular y,
aunque se da más en personas mayores, se cree que no es el resultado de un simple proceso
de envejecimiento sino de cambios bioquímicos y tensiones biomecánicas en los que cartílago,
hueso subcondral y sinovial tienen un papel clave.
La artrosis y sus complicaciones pueden influir en la salud y calidad de vida de los pacientes,
por lo que enfermería a través de la valoración y las intervenciones adecuadas puede ayudar a
los pacientes a tener una vida segura e independiente en la medida de lo posible.
Prevalencia e impacto económicoEn España, la artrosis afecta al 10% de la población general, representando casi la cuarta parte
del total de pacientes atendidos en las consultas de reumatología. Su prevalencia aumenta con
la edad, siendo en los mayores de 65 años la enfermedad reumática con mayor prevalencia
(alcanzando cifras del 80%), y rara su aparición en los menores de 45.
Afecta sobre todo a mujeres, aunque la diferencia depende de la localización de la artrosis y
del grupo de edad. Por debajo de 65 años es menos frecuente en hombres que en mujeres,
frecuencia que se iguala a partir de dicha edad. La prevalencia de artrosis clínica de rodilla en
personas de más de 60 años es del 12,2%, significativamente mayor en las mujeres (14,9%)
que en los hombres (8,7%). La de artrosis de cadera es del 7,4%, también algo superior en la
mujer (8,0%).
La prevalencia radiológica es muy superior, alrededor de la mitad de la población adulta de
más de 50 años muestra signos radiológicos de artrosis de rodilla, aunque es más frecuente en
mujeres sobre todo a partir de 55 años.
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El impacto que tienen las enfermedades reumáticas, y fundamentalmente la artrosis se debe a
la utilización de los servicios médicos y sociales y a la alteración de la productividad laboral,
compensación por baja temporal y consumo de pensiones de incapacidad permanente.
Algunos autores estiman el coste en un 0,5% del producto interior bruto del país.
EtiologíaNo se conocen las causas directas de la enfermedad pero si los determinados factores que
aumentan el riesgo de padecerla.
Existen factores de riesgo no modificables, como es la genética (responsable del 60 – 70% del
riesgo de sufrir artrosis), la edad y el sexo femenino (especialmente tras la menopausia).
Las tasas de artrosis de rodilla y cadera aumentan de forma continua con la edad y el riesgo
relativo mujer/varón es más alto a los 70 - 75 años. La artrosis de las manos tiene su punto
máximo de prevalencia a los 60 - 64 años y el riesgo relativo mujer/hombre es más alto entre
los 50 - 55 años.
Además existen factores de riesgos que si son modificables, como los relacionados con la
carga, entre los que se encuentra la obesidad, el ejercicio físico y la actividad laboral. La
obesidad también aumenta el riesgo de artrosis de manos, lo que sugiere mecanismos
adicionales al factor carga.
También aumentan el riesgo los traumatismos, artritis previas (sobre todo sépticas), otras
enfermedades óseas y articulares (necrosis avascular, artritis reumatoide, enfermedad de
Paget, osteocondritis…), problemas en el desarrollo o enfermedades congénitas ( alteraciones
de la alineación, varo o valgo, exagerado, displasias óseas, escoliosis), enfermedades por
depósito (condrocalcinosis si es de calcio, artritis gotosa en caso del úrico), enfermedades
metabólicas (hemocromatosis, ocronosis, enfermedad de Gaucher, hemoglobinopatía),
enfermedad de Ehlers-Danlos y enfermedades endocrinas (diabetes mellitus, acromegalia,
hipotiroidismo, hiperparatiroidismo).
FisiopatologíaEn condiciones normales el cartílago articular junto con la membrana sinovial proporcionan
almohadillado y permiten el roce y choque entre los dos huesos que articulan. En la artrosis, se
ve afectado el cartílago articular, cuyo deterioro evoluciona en varias fases.
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- En la fase inicial deja de ser firme y se reblandece, volviéndose frágil y quebradizo y
perdiendo su elasticidad y capacidad de amortiguación.
- En la fase intermedia el cartílago adelgaza, desapareciendo en determinadas zonas, por lo
que el hueso queda desprotegido.
- El hueso, al estar expuesto a fuerzas físicas se compacta y se deforma, creciendo en los
extremos. Se forman así los denominados “osteofitos”.
Aunque puede afectar a cualquier articulación, la artrosis se localiza con más frecuencia en
manos (interfalángicas distales y proximales, articulación trapeciometacarpiana de primer
dedo), rodillas, caderas, columna cervical y lumbar y la articulación metatarsofalángica del
primer dedo del pie. Si aparece en otros lugares debe sospecharse daño previo o la existencia
de otra enfermedad articular subyacente.
DiagnósticoEl diagnóstico de la artrosis se basa en la clínica y la radiología. No son necesarias otras
pruebas salvo si existen dudas diagnósticas.
Los principales síntomas, aunque varían en dependencia de la articulación afectada son:
- Dolor que aumenta con el uso de la articulación, empeorando a lo largo del día y
mejorando en reposo. Se hace más persistente a medida que avanza la enfermedad.
- Rigidez tras un periodo de inactividad (Dificultad para levantarse de la silla, salir de un
coche…)
- Incapacidad funcional, ocasionando problemas para la deambulación o realización de las
AVD.
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No hay síntomas generales, como fiebre o adelgazamiento. Si el dolor aparece en reposo
deben descartarse otros procesos, aunque puede ocurrir en artrosis avanzadas.
En la exploración puede aparecer dolor a la presión y movimiento, crepitación, deformidad y
limitación de movimientos, y en ocasiones pequeños derrames articulares por irritación de la
membrana sinovial.
La artrosis no suele alterar el alineamiento de los huesos que forman la articulación, con dos
excepciones notables: la rodilla y las articulaciones finales de los dedos de las manos (nudillos).
En estos lugares, pueden aparecer piernas arqueadas hacia afuera o hacia adentro, o dedos
desviados en la falange final.
En la radiografía simple puede hallarse estrechamiento del espacio articular, osteofitos, hueso
articular más blanco, esclerosis y quistes subcondrales.
Tratamiento
Dado que actualmente no existe ningún fármaco con capacidad para curar la enfermedad, las
medidas terapéuticas se centran en el alivio de los signos y los síntomas, y en el retraso de la
progresión de la enfermedad, intentando mantener la función articular y fuerza muscular con
un programa de ejercicios básicos y educando al paciente en la protección articular para
reducir el dolor y discapacidad.
Tratamiento farmacológico
Se utiliza Paracetamol para el control del dolor leve a moderado, añadiéndose AINES cuando
éste no es suficiente para controlarlo y Opioides débiles (tramadol, codeína) para pacientes
con dolor grave. La capsaicina tópica y el condroitin sulfato y glucosamina pueden disminuir el
dolor y mejorar la funcionalidad en determinados tipos de artrosis. También pueden realizarse
inyecciones intraarticulares de corticoides, con efecto a corto plazo, y de ácido hialurónico,
que actúa como lubricante articular.
Tratamiento quirúrgicoLas técnicas quirúrgicas empleadas habitualmente en la rodilla y cadera son: Osteotomías
(realización de secciones en el hueso para realinear y distribuir cargas), artrodesis (fusión
articular), artroplastias (sustitución de las superficies por biomateriales) y otras técnicas
quirúrgicas (desbridamiento y lavado articular, técnicas sobre partes blandas o trasplante de
condrocitos, actualmente en investigación).
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Tratamiento no farmacológicoEl tratamiento farmacológico y la cirugía se combinan con fisioterapia y rehabilitación, además
de otras medidas de carácter preventivo que pueden retrasar la progresión de la enfermedad,
como son el ejercicio físico y la disminución del peso corporal.
La aplicación de calor para relajar los músculos que rodean la articulación disminuye el dolor,
siendo notable el alivio a los 15 – 20 minutos de la aplicación. Este se puede aplicar con
compresas o almohadillas de calentamiento, con baños o duchas de agua caliente, teniendo
en cuenta que la temperatura de estos no debe superar a la corporal (37ºC), por lo que debe
informarse del riesgo de quemaduras si se sobrepasa, y su contraindicación en caso de
inflamación articular o varices.
El frío puede ser útil si se utiliza después de la realización de ejercicios, reduciendo la
tumefacción, disminuyendo el aporte sanguíneo por vasoconstricción y bloqueando los
impulsos nerviosos hacia la articulación, produciendo en algunos casos alivio sintomático. Se
debe advertir a los pacientes del riesgo de quemadura por congelación si se aplica el frío
directamente sobre la piel.
La fisioterapia también es beneficiosa, los ejercicios de distensión y estiramiento y las
actividades físicas dirigidas hacia el incremento de la fuerza muscular pueden reducir el dolor y
la rigidez, y aumentar al mismo tiempo la movilidad. La frecuencia debe ser de un mínimo de
3 días por semana, con una duración de 15 minutos por sesión.
En algunos pacientes puede ser beneficiosa la realización de ejercicio aeróbico, siempre y
cuando no tengan alguna comorbilidad que lo contraindique. Las principales guías de práctica
clínica recomiendan practicar ejercicio físico de forma regular, ya que reduce las limitaciones
físicas, ayuda a mejorar la capacidad funcional y la calidad de vida de los pacientes,
disminuyendo el riesgo de presentar diferentes enfermedades degenerativas y potencialmente
mortales.
Los más recomendados para este tipo de pacientes son la bicicleta y la natación, aunque el
más empleado es caminar, evitando siempre terrenos irregulares y escalones. Es importante
realizar siempre un calentamiento previo, y la pauta ideal es una duración de 30 minutos dos o
tres veces por semana. Se puede justificar un mayor sedentarismo en la población anciana y
de mediana edad, debido a que la enfermedad es crónica y degenerativa, lo que conlleva que
estos pacientes hayan presentado dolor durante más tiempo que otros sujetos de menor edad,
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Cuidados al paciente con artrosis.
y por consiguiente tienen mayor limitación de la función articular y mayor disminución de la
capacidad física.
La hidroterapia se realiza en servicios de rehabilitación y balnearios. Consiste en realizar los
ejercicios en piscinas de agua caliente, lo que disminuye el dolor y favorece la relajación de los
músculos.
Existen otras terapias alternativas que pueden mejorar la calidad de vida de estos pacientes,
como el yoga y la musicoterapia, ya que acrecientan la sensación de bienestar.
También la Estimulación eléctrica transcutánea (TENS) puede disminuir el dolor en aquellos
pacientes que no sean candidatos a tratamiento farmacológico o cuando el paciente rechace
este tratamiento.
Actividades de enfermería
Entre las intervenciones enfermeras recogidas en las guías de la Osteoarthritis Research
Society se encuentran las relativas a la administración de los medicamentos apropiados para
el control del dolor según lo prescrito y la facilitación de los esfuerzos de los pacientes para
mantener una movilidad que les permita ser independientes. También es necesario examinar
las articulaciones para ver si existe aumento de la temperatura, edema, sensibilidad dolorosa
a la palpación o dolor.
En la valoración de los pacientes con artrosis de rodilla y cadera es necesario considerar la
evaluación de un conjunto mínimo de parámetros clínicos: el dolor y la evaluación funcional
del paciente. Para ello pueden utilizarse escalas genéricas como la Escala Visual Analógica
(EVA) y la escala Likert para valorar el dolor y el Índice de Barthel y la Escala de Lawton y
Brody para evaluar la independencia en las actividades básicas e instrumentales de la vida
diaria.
Existe un instrumento para la medida de forma estandarizada del impacto de la enfermedad
en el paciente denominada Escala WOMAC (The Western Ontario and McMaster Universities
Osteoarthritis Index), un cuestionario compuesto por 24 preguntas y diseñado específicamente
para su utilización en estos pacientes, considerando los parámetros más relevantes: dolor (5
ítem), rigidez (2 ítem) y limitación funcional (17 ítem). La versión Likert tiene 5 opciones de
respuesta: ninguno, poco, bastante, mucho y muchísimo, que se puntúan de 0 a 4. Una vez
sumados los puntos obtenidos se estandarizan de 0 a 100, valorando cada una de las
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Cuidados al paciente con artrosis.
dimensiones mediante la suma de los ítems que la componen, sin sumar las distintas
puntuaciones en un valor único total.
Además es una intervención de enfermería educar al paciente y familia respecto a los factores
de riesgo, las manifestaciones clínicas y las opciones terapéuticas existentes, de forma
individualizada y teniendo en cuenta la edad y comorbilidad.
Es importante llevar a cabo programas de disminución de peso y modificación de la dieta en
pacientes con sobrepeso u obesidad, especialmente en aquellos con un índice de masa
corporal mayor de 28., desaconsejando en todos los casos el sedentarismo.
Mantener la adherencia al ejercicio es complicado. El abandono se debe en parte a la
intensidad del ejercicio, por lo que el caminar es una actividad que se sigue más fácilmente.
Existen diversas estrategias para incrementar la adherencia (revisiones periódicas, diarios
autocumplimentados, llamadas telefónicas, visitas domiciliarias, etc), todas ellas con un factor
común: el contacto con una persona que refuerza la conducta positiva. Esto debe ser
competencia de todos los profesionales implicados pero especialmente de la enfermería, por
su orientación a los cuidados y por sus mayores posibilidades de mantener un contacto más
frecuente.
El personal de enfermería asimismo debe, ayudarles a encontrar medidas de confort, como
colocar almohadas para relajar la articulación de la rodilla o caderas y los músculos que las
rodean, estirar las piernas y cambiar de postura, utilizar asientos altos, elevar el miembro si
hay edema, etc.
También podemos instruir en medidas que potencien la independencia funcional, como la
utilización de elevadores del asiento (por ejemplo, del retrete), agarraderas para el baño,
pasamanos en escaleras o rampas, o ayudas técnicas para evitar la flexión de la rodilla en las
actividades de la vida diaria. En algunos casos con afectación funcional puede ser necesaria la
adaptación de técnicas con la colaboración de terapia ocupacional.
Podemos proponer ayudas para la marcha, como la utilización de zapatos y plantillas
amortiguadoras (2 – 3 cm de tacón), el bastón en la mano contraria a la cadera o rodilla
afectadas para reducir la carga en la articulación afectada y la utilización de tutores externos
para inmovilizar la articulación que deben ser valoradas por profesionales especializados.
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Cuidados al paciente con artrosis.
Si la marcha del paciente se ve afectada debemos recomendar medidas de prevención de
caídas y modificación del hábitat:
- Sujeción adecuada del calzado (cerrado), de forma que no se use calzado que se pueda
deslizar del pie. Suela de goma siempre.
- Eliminación de puntos de tropiezo, como alfombras y desniveles.
- Iluminación permanente de los trayectos posibles, como el del baño.
- Sustitución de escalones por rampas adecuadas y barandillas para cualquier tipo de
ascenso o descenso.
- Evitar la marcha por suelos húmedos o deslizantes, con limpieza de manchas deslizantes.
- Evitar subirse a escaleras de mano y taburetes, colocando la ropa y los utensilios al
alcance de la mano y solicitando ayuda para realizar tareas en alto, como cambiar
cortinas.
A través de la valoración detallada, las intervenciones adecuadas y las derivaciones a los
distintos especialistas, las enfermeras pueden mejorar la calidad de vida de los pacientes con
artrosis, potenciando su independencia y seguridad.
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Bibliografía
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Anexos
Anexo 1
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Anexo 2
Plan de Cuidados de enfermería
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Anexo 2
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