x wlol]dflöqg hos urslr · en el caso del laberinto de chartres [fig. 4], éste está conformado...

10
Un elemento muy curioso para el visitante de las iglesias góticas -particularmente presente en las francesas-, es la presencia de laberintos trazados en el pavimento de la nave central. Creemos pertinente dedicarle un artículo a este tema, pues el estudio de la naturaleza y función de este HOHPHQWR SXHGH DUURMDU OXFHV DFHUFD GHO VLJQLğFDGR \ XWLOL]DFLöQ GHO SURSLR templo cristiano medieval. CRISTIÁN LEÓN GONZÁLEZ. Arquitecto, (1995) Licenciado en Estética, (2000) de la PUC. Diplomado de Estudios Avanzados en Historia del Arte, (2007), Magister en Gestión Cultural (2008) y Doctor © en Historia del Arte y Gestión Cultural, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España, docente de la facultad de Diseño UDP, de la UPA, Profesor del Magister de Artes y Humanidades de la UGM.

Upload: hoangcong

Post on 14-Oct-2018

216 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

Un elemento muy curioso para el visitante de las iglesias góticas

-particularmente presente en las francesas-, es la presencia de laberintos

trazados en el pavimento de la nave central. Creemos pertinente dedicarle

un artículo a este tema, pues el estudio de la naturaleza y función de este

HOHPHQWR��SXHGH�DUURMDU�OXFHV�DFHUFD�GHO�VLJQLğFDGR�\�XWLOL]DFLöQ�GHO�SURSLR�

templo cristiano medieval.CRISTIÁN LEÓN GONZÁLEZ. Arquitecto, (1995) Licenciado en Estética, (2000) de la PUC. Diplomado de Estudios Avanzados en Historia del Arte, (2007), Magister en Gestión Cultural (2008) y Doctor © en Historia del Arte y Gestión Cultural, de la Universidad Pablo de Olavide de Sevilla, España, docente de la facultad de Diseño UDP, de la UPA, Profesor del Magister de Artes y Humanidades de la UGM.

Los laberintos de las Catedrales Góticas:

Un peregrinaje simbólico hacia el centro ontológico del hombre

Surge una interrogante evidente, acerca de la relación de estos

laberintos con el conocido laberinto de Creta, pues de

hecho las ilustraciones medievales de este

laberinto se aproximan bastante al de las

catedrales.

En primer lugar deberemos aceptar que sí eran elementos relevantes, ya que precisamente por los abundantes testimonios del uso de laberintos, comprendemos que fue una costumbre muy extendida en los templos que regaban algunos países de Europa. $ğUPD�-HDQ�+DQL�HQ�VX�OLEUR�El simbolismo del Templo cristiano que “en Francia se conservan los de Saint-Quentin, Amiens, Bayeux, Chartres,

Poitiers y Guingamp, pero había muchos más, hoy desaparecidos, como los

de Arras, Auxerre, Reims y Sens [FIG. 1]. Los hay en Inglaterra y Alemania;

y en Italia, en Pavía, Plasencia, Cremona, Luca, etc. Su origen se remonta

ciertamente a muy antiguo, puesto que se encontró uno en los restos de la

antigua basílica de Orléansville (Castellum Tingitanum)”. Si bien algunos le han restado importancia a estos elementos, sindicándolos como meramente decorativos, como decía livianamente Cisternay, canónigo de Chartres, un “entretenimiento en el que los que no tienen

nada que hacer pierden el tiempo dando vueltas”, podemos más bien DğUPDU�TXH�VX�VLJQLğFDGR�VH�KD�RVFXUHFLGR�FRQ�HO�SDVR�GH�ORV�DòRV��envolviendo en un misterio sus reales funciones.Por otro lado surge una interrogante evidente, acerca de la relación de estos laberintos con el conocido laberinto de Creta, pues de hecho las ilustraciones medievales de este laberinto se aproximan bastante al de las catedrales [FIG. 2 y 3]. Fulcanelli en su libro El Misterio de las

Catedrales cree, sin embargo, que esta relación es demasiado lejana e improbable: “sería imposible establecer relación alguna entre estas

imágenes y las famosas construcciones de la antigüedad, los laberintos de

Grecia y Egipto”. Egipto tiene el laberinto más antiguo que se conoce, un supuesto palacio construido alrededor de 1795 a.C. por el faraón $PHQHPHV�,,,�GH�OD�;,,�'LQDVWâD�H�LGHQWLğFDGR�SRU�SULPHU�YH]�SRU�el gran anticuario y egiptólogo Flinder Petrie en 1888. Está situado cerca de la ciudad de Bellet Caroon, al sur del lago Moeris. Mide 300 m de E-O por 240 m de N-S. De todos modos hay diferencias y semejanzas notables. El laberinto de Creta es el lugar donde se esconden aquellas cosas que no han de ser reveladas donde se

esconde la vergüenza, el oprobio: el Minotauro. El laberinto cretense está hecho para perderse, es el lugar que obliga a tomar decisiones, pues los caminos se bifurcan. Es imposible volver a salir una vez que se ha penetrado en él. Hay estudios que demuestran que los laberintos fueron utilizados en el mundo antiguo, en especial en la casa griega arcaica –de allí la conexión con Creta-, con una función DSRWURSDLFD��D�ğQ�GH�H[RUFL]DU�ODV�YLYLHQGDV�\�FLXGDGHV�GH�ODV�LQĠXHQFLDV�PDOÒğFDV��(VWD�IXQFLöQ�DSRWURSDLFD�QR�GHEH�GHVFDUWDUVH�por dos razones: una de ellas tiene que ver con la ubicación de los laberintos dentro de las catedrales, pues estos se encuentran habitualmente en los primeros tramos de la nave cercanos a la puerta. La segunda razón, es que también observamso algo similar en el supuesto carácter apotropaico de las gárgolas, elemento que se comprueba por la abundancia de estas imágenes en el perímetro exterior de las catedrales que no tienen función de despiche, esto es, de evacuar las aguas lluvias de las cubiertas. El laberinto es pues el lugar donde se enfrentan la condición humana-espiritual y la condición animal-instintiva, donde sólo una puede salir victoriosa, es, según nos dice Fulcanelli, “donde se libra

el rudo combate entre las dos naturalezas-, y la del otro camino que debe

HQğODU�HO�DUWLVWD�SDUD�VDOLU�GH�DTXÒO��$TXâ�HV�GRQGH�QHFHVLWD�HO�KLOR�GH�Ariadna, si no quiere extraviarse en los meandros de la obra y verse incapaz

de encontrar la salida”. En el laberinto el hombre queda abandonado a sí mismo y desorientado, por eso para retornar al mundo exterior, se ha de poseer la clave, el «hilo de Ariadna», “que no es otra cosa que

los propios repliegues concéntricos, cuyo enmarañamiento es sólo aparente

puesto que ellos están constituidos, de hecho, por uina línea continua, el

«hilo de la existencia». En lenguaje cristiano, el «hilo» que permite al

hombre volver a encontrar su camino es la Gracia divinań�DğUPD�+DQL��Así, cristianizado el mito, podía gozar de pleno sentido para el KRPEUH�PHGLHYDO��7DQWR�+DQL�FRPR�)XFDQHOOL�DğUPDQ�TXH�HO�FHQWUR�-hoy destruido- del laberinto de Chartres poseía una imagen del

Fig. 1. Catedrales góticas francesas con sus laberintos (s. XIII)

arte

70 Red Cultural

combate de Teseo y el Minotauro. Ariadna sería entonces la gracia divina que ayuda a Teseo en su lucha contra el monstruo, es decir, al hombre que combate el mal. Esta exégesis alegórica de un mito antiguo en sentido cristiano estaría totalmente en conformidad con la línea del pensamiento de los primeros siglos del cristianismo y de la Edad Media. Pero aún hay más: “Ariane es una forma de airagne

(araña), por metátesis de la i. en español, la ñ equivale a la gn; _l_rid�(raña) puede, pues, leerse arahné, arahni, arahgne. ¿Acaso nuestra alma

no es la araña que teje nuestro propio cuerpo?(…) Ariadna, la araña

mística, escapada de Amiens, sólo dejó sobre el pavimento del coro la

huella de su tela…”. 5HVXOWD�VLJQLğFDWLYR�HQ�HVWH�PLWR�TXH�$ULDGQD��después de ser abandonada por Teseo en Naxos, se enamoró y casó FRQ�'LRQLVLRV��\�FXDQGR�HVWD�PXULö��IXH�GHLğFDGD�\�ÒVWH�OH�GLR�XQ�lugar en los cielos: la constelación Corona Borealis. Resulta muy interesante que los nativos americanos llamen a este mismo grupo de estrellas “la araña”, que hila su propia clase de red laberíntica.

Ahora, si observando la estructura de los laberintos de las catedrales medievales, consideramos los círculos con sus ejes y repliegues que se van superponiendo ¿no poseen una extraña semejanza con el tejido de una tela de araña? [FIG. 5]+DQL�DğUPD�TXH��Ń/RV�FXDWUR�EUD]RV�GH�OD�FUX]�FRQVWLWX\HQ�OD�XUGLPEUH�del tejido, mientras que la trama viene representada por las líneas

concéntricas y sus repliegues. En el simbolismo universal, el tejido

representa el mundo, la existencia, concebida a veces como la construcción

Fig. 2. El Minotauro en el centro del Laberinto. De un manuscrito francés (h. 1120)

Fig. 3. Laberinto de la Catedral de Chartres. (h. 1196-1220) Fig. 4. Laberinto de la Catedral de Chartres. (h. 1196-1220)

71Red Cultural

arte

Egipto tiene el laberinto más antiguo que se conoce, un supuesto palacio

construido alrededor de 1795 a.C. por el faraón Amenemes III de la XII 'LQDVWâD�H�LGHQWLğFDGR�SRU�SULPHU�YH]�

por el gran anticuario y egiptólogo Flinder Petrie en 1888.

de la Araña cósmica, imagen del Artesano supremo. Bajo este aspecto, lo

TXH�GHVWDFD�HQ�HO�ODEHULQWR�HV�OD�FRPSOLFDFLöQ�GH�OD�WUDPD��OD�GLğFXOWDG�GH�RULHQWDUVH�HQ�VXV�UHSOLHJXHV��\�OD�ğJXUD�UHSUHVHQWD�OD�H[LVWHQFLD�KXPDQD��OD�vida con sus viscisitudes de todo tipo, consecuencia del estado humano y de

su inmersión en el mundo. La entrada en el laberinto es el nacimiento, y la

salida, la muerte”.

En el caso del Laberinto de Chartres [FIG. 4], éste está conformado por un circuito de once vueltas y de una sola vía que conduce siempre hacia el centro, sin caminos falsos ni riesgo de perderse, y retorna hacia la salida. El camino hacia adentro facilita la limpieza y aquietamiento interior; el espacio central es un lugar de meditación

y contemplación para permanecer receptivos a las bendiciones del silencio y de la Luz divina. El camino hacia afuera, postulan algunos, conduce a la integración de la creatividad y el poder amoroso del alma en el mundo. Pero detengámonos un segundo en la estructura subyacente del laberinto. Si ponemos atención, no a su espiral continua si no a la zona de sus repliegues curvos, nos daremos cuenta que los cuatro brazos forman una cruz que se intersecta en HO�FHQWUR�GH�OD�ğJXUD�>),*���@��(VWRV�FXDWUR�HMHV��SRU�VX�RULHQWDFLöQ��además se corresponden con los cuatro puntos cardinales, por tanto concuerda con el esquema análogo que rige el trazado fundacional GH�XQ�WHPSOR��+DQL�DğUPD�HQWRQFHV�TXH�ŃAsí, el laberinto se nos

presenta con evidencia como un símbolo cósmico, un microcosmos, una

«imagen de mundo», en la cual la cruz cardinal, emanación del centro,

ordena el «caos», al menos aparente, de los repliegues. Lo que cuenta,

SXHV��HQ�OD�ğJXUD��HV�HO�FHQWUR��HO�FXDO�VH�LGHQWLğFD�FRQ�HO�&HQWUR�GHO�mundo, y al cual van a dar las líneas. Esta es la razón por la cual, en la

Edad Media, se llamaba a los laberintos «caminos de Jerusalén», al estar

situada necesariamente la ciudad santa, como ya hemos dicho, en el centro

del mundo”.

Por tanto, el laberinto de Chartres es también un imago mundi de las peregrinaciones, representados a nivel microcósmico, pues era la misma catedral la que daba inicio a la peregrinación por el camino francés al Santuario de Santiago de Compostela, distante a 1625 km de la catedral de Chartres, y a su vez, el santuario de Compostela era una imago mundi del itinerario o peregrinación que hace el hombre HQ�VX�EĎVTXHGD�GH�'LRV��HQ�VX�UHWRUQR�D�OD�-HUXVDOÒQ�&HOHVWH��3RU�WDQWR��HO�TXH�QR�SRGâD�LU�IâVLFDPHQWH�D�&RPSRVWHOD�R�D�-HUXVDOÒQ��hacía el recorrido por el laberinto a modo de sustitución simbólica de la peregrinación a Tierra Santa [FIG. 7]. “El peregrinaje, en cuanto

marcha ordenada a un centro consagrado, constituye una victoria sobre

HO�HVSDFLR�\�HO�WLHPSR��SRUTXH�VX�REMHWLYR�VH�LGHQWLğFD�ULWXDOPHQWH�FRQ�el Objetivo supremo, con el Centro supremo, que no es otro que Dios y,

a niveles inferiores, con la Jerusalén Celeste y con la Iglesia” sostiene

Fig. 5. Mito de Ariadna: la Araña Mística. Relación entre lo tejido (la tela) y lo tejado (la arquitectura)

Tela de araña Ariadna / La araña / Corona Borealis / Corona Boreal

arte

72 Red Cultural

el profesor Hani. Este acto de recorrer el laberinto, ritual de los peregrinos mantenido por siglos, da cuenta de que era costumbre bailar o desplazarse de rodillas hasta el centro, recorriendo los 262 m. siguiendo los once circuitos de círculos concéntricos y que llevaba al menos una hora en hacerse. Éste es todavía un ritual que se sigue FRQVHUYDQGR�DFWXDOPHQWH�HQ�ODV�FXDWUR�ğHVWDV�GH�OD�YLUJHQ�0DUâD��Como sustitución del peregrinaje a Tierra Santa, traía aparejadas indulgencias asociadas a esta práctica, por lo que este peregrinaje PLFURFöVPLFR�HUD�WRPDGR�PX\�HQ�VHULR�SRU�VX�HğFDFLD�WDQWR�operante como simbólica. Como imago mundi, los laberintos poseen una sorprendente similitud con los sistemas de representación del cosmos y del mundo de la Edad Media, estando en posesión de los mismos elementos estructurales, a saber: la espiral, el círculo, los ejes perpendiculares o cruz cardinal y el centro, todos símbolos cósmicos expresados en un microcosmos, que emana del centro, ordenando el caos y redirigiéndolo hacia él. Esta noción de centro es absolutamente

fundamental para el camino espiritual [FIG. 8]. 3RGUâDPRV�FRQğUPDU�OR�GLFKR�HVWDEOHFLHQGR�VX�XQLYHUVDOLGDG�simbólica comparándolo con los yantras, término hindú que designa WRGD�ğJXUD�TXH�VLUYD�GH�VRSRUWH�D�OD�FRQWHPSODFLöQ��PHGLWDFLöQ�\�concentración, de la cual los mandalas serían yantras de uso ritual. El autor Titus Burckhardt sostiene que del mismo modo, los patrones geométricos utilizados en el arte islámico cumplirían una función análoga, como lo es ser la simple exteriorización silenciosa de un HVWDGR�FRQWHPSODWLYR��\�HQ�HVWH�FDVR��QR�UHĠHMD�LGHDV��VLQR�TXH�transforma cualitativamente cuanto le rodea, haciéndolo participar de un equilibrio cuyo centro de gravedad es lo Invisible conseguido a través de la ornamentación con formas abstractas realzadas mediante su ritmo ininterrumpido y su entrelazamiento incesante [FIG. 9].Louis Charpentier en su libro El Enigma de la Catedral de Chartres

DğUPD�TXH�Ń6H�KD�KDEODGR�PXFKR�GHO�VLPEROLVPR�D�SURSöVLWR�GH�HVWRV�laberintos, y está fuera de duda que sea un símbolo alquímico, pero no

Fig. 6. Laberinto de catedrales góticas francesas. (s. XIII). El centro del laberinto está dibujado con claridad y, a veces, lo ocupa una representación o un motivo geométrico; y este centro es el punto de intersección de dos ejes particulares, que dibujan una cruz visible a través de los repliegues a menudo sinuosos de las líneas de los círculos.

Laberinto Catedral de Amiens

Laberinto Catedral de Chartres

Laberinto Catedral de Reims

Laberinto Catedral de Bayeux

73Red Cultural

arte

Dice Fulcanelli que el laberinto es el lugar “donde se libra el rudo combate HQWUH�ODV�GRV�QDWXUDOH]DV���\�OD�GHO�RWUR�FDPLQR�TXH�GHEH�HQğODU�HO�DUWLVWD�para salir de aquél. Aquí es donde necesita el hilo de Ariadna, si no quiere

extraviarse en los meandros de la obra y verse incapaz de encontrar la salida”.

)LJ�����/DEHULQWR�GH�&KDUWUHV��VXVWLWXFLöQ�GH�OD�SHUHJULQDFLöQ�GHO�FDPLQR�GH�-HUXVDOÒQ

puede dejarse de notar que el laberinto de Chartres (como tampoco el

de Amiens o, antaño, el de Reims) no es, hablando con propiedad, un

laberinto, en el sentido de que es imposible extraviarse en él, pues no

tiene más que un «camino», que conduce al centro. Y todos los laberintos

conocidos de las Nuestra Señora tienen ese mismo camino”.

Con todo lo dicho anteriormente, es imposible negar el simbolismo del laberinto, es por lo tanto un caminar ritual que se relaciona con OD�GDQ]D��8Q�FDPLQDU�TXH�GH�DOJĎQ�PRGR�HV�UHĠHMR�GHO�FDPLQR�GH�la vida de fe del hombre. Con acercamientos, con búsquedas, con DOHMDPLHQWRV�GHO�FHQWUR��SHUR�ğQDOPHQWH�XQ�FDPLQR�TXH�FRQGXFH�a alguna parte, al corazón mismo de la fe. Así mismo, la vida del cristiano es un permanente camino hacia Dios, que a veces, por el pecado se aleja de la gracia, pero por la confesión y los sacramentos

se acercan y se restaura su naturaleza, pero el hombre que busca a Dios, jamás perderá su camino, pues este siempre retornará al FRUD]öQ�GH�3DGUH��HQ�IRUPD�GHğQLWLYD�FRQ�OD�PXHUWH�\�UHVXUUHFFLöQ��Ese es el más auténtico sentido del acto de deambular por esta red mística que es el laberinto por parte del cristiano. Pero este peregrinaje revista de modo asociado, otras fundamentales implicancias, como sostiene Hani:Ń/D�HPLQHQWH�GLJQLGDG�GH�HVWH�ʼnSHUHJULQDMHŊ��FRPR�SRU�RWUD�SDUWH�OD�GH�cualquier peregrinaje, responde al hecho de que simboliza el auténtico

peregrinaje, el auténtico «viaje al centro», que es un viaje «interior» a

OD�EĎVTXHGD�GHO�<R��(O�<R�YHUGDGHUR�GHO�KRPEUH�QR�VH�LGHQWLğFD�QL�FRQ�VX�cuerpo, esfera de las sensaciones, ni con su alma, esfera de los sentimientos,

ni tampoco con su mente, campo de las ideas y de la razón, sino con su

espíritu, o, para emplear el lenguaje tradicional, su corazón. Este espíritu,

este corazón, es denominado también, según las escuelas espirituales, el

«fondo», el «castillo interior», la «cúspide» o la «cima del alma». Allí es

GRQGH�UHVLGH�OD�HVHQFLD�KXPDQD��ʼnOD�LPDJHQ�GH�'LRV�HQ�HO�KRPEUHŊ��DOOâ�HVWÀ�el centro de su ser. Y todo el trabajo espiritual, el objetivo único de la vida, el

unum necessarium, es el de «realizar» ese Yo, es decir, adquirir conciencia,

con la gracia de Dios, no de forma discursiva, sino vital y ontológica, de que

sólo ése es nuestro ser verdadero, de forma que todas las demás coberturas

del individuo se reabsorben en ese centro vivo y luminoso, que es el «reino de

Dios en nosotros», y que, en virtud de la analogía entre el macrocosmos y el

PLFURFRVPRV�KXPDQR��VH�LGHQWLğFD�FRQ�HO�&HQWUR�GHO�PXQGR��(O�KRPEUH�TXH��por la gracia de Dios, se ha instalado en ese centro, lo ve todo, el mundo y él

mismo, con el propio ojo de Dios”.

Es en este recorrido por esta red espacial de la catedral que es el laberinto, se reconstruye en la memoria y en el corazón del SHUHJULQR�OD�QRFLöQ�PÀV�SXUD�TXH�OR�LGHQWLğFD�FRQ�HO�&UHDGRU��que se ha plasmado en el hombre a su imagen y semejanza, por tanto comparte un destino común, que es el retorno al centro, la restitución al origen primordial. Este acceso al centro del Yo verdadero es facilitado por la estructura formal del laberinto, ya que éste actúa de soporte exterior sensibilizando el corazón y abriendo HO�LQWHOHFWR��YLVLöQ�GH�PXQGR�HVSLULWXDO���D�ğQ�GH�TXH�HO�KRPEUH�encuentre su propio centro.-XDQ�(GXDUGR�&LUORW�HQ�VX�GLFFLRQDULR�GH�VâPERORV�DUJXPHQWD�TXH

Ń6HJĎQ�'LHO��HO�ODEHULQWR�VLPEROL]D�HO�LQFRQVFLHQWH��HO�HUURU�\�HO�DOHMDPLHQWR�de la fuente de vida. Eliade señala que la misión esencial del laberinto

era defender el centro, es decir, el acceso iniciático a la sacralidad, la

inmortalidad y la realidad absoluta, siendo un equivalente de otras

pruebas, como la lucha contra el dragón. De otro lado, cabe interpretar el

FRQRFLPLHQWR�GHO�ODEHULQWR�FRPR�XQ�DSUHQGL]DMH�GHO�QHöğWR�UHVSHFWR�D�OD�manera de entrar a los territorios de la muerte”.

Está documentado que los canónigos de la catedral de Chartres, UHFRUUâDQ�HO�ODEHULQWR�DUURMÀQGRVH�XQ�EDOöQ�GH�FXHUR�VXğFLHQWHPHQWH�

arte

74 Red Cultural

El simbolismo del laberinto, es un caminar

que de algún modo es UHĠHMR�GHO�FDPLQR�GH�OD�vida de fe del hombre,

con acercamientos, con búsquedas, con

alejamientos del centro, SHUR�ğQDOPHQWH�XQ�

camino que conduce a alguna parte, al corazón

mismo de la fe.

Fig. 8. Cosmología Medieval. Las representaciones del cosmos y del mundo en los hombres medievales son siempre de formas circulares, enfatizando así la idea de centro, WULXQIR�GHO�RUGHQ�\�GHVWLQR�ğQDO�GHO�KRPEUH��/RV�HMHV�SHUSHQGLFXODUHV�R�FUX]�FDUGLQDO��ORV�DQLOORV�FRQFÒQWULFRV��ORV�UDGLRV�\�HO�FHQWUR��VH�RIUHFHQ�FRPR�HOHPHQWRV�D�ğQ�GH�RUGHQDU�HO�FRVPRV��\�HYRFDU�OD�SHUHJULQDFLöQ�GHO�FDPLQR�KDFLD�OD�-HUXVDOÒQ�&HOHVWH��/RV�ODEHULQWRV�GH�ODV�FDWHGUDOHV�UHSOLFDUâDQ�HVWH�PLVPR�HVTXHPD�IRUPDO��FRQFHSWXDO�\�VLPEöOLFR�

(O�PDQGDOD�GH�ORV�KLQGĎHV�FRQğUPD�OD�LGHD�GH�peregrinaje ritual hacia el Centro Supremo. El mandala es un diagrama formado por círculos concéntricos inscritos en un cuadrado y, en la

tradición hindú, se le considera expresamente una imago mundi. Sirve para las iniciaciones, se traza HQ�HO�VXHOR��\�HO�QHöğWR�UHFRUUH�VXFHVLYDPHQWH�VXV�distintas zonas para alcanzar el centro. Replica el

viaje ascendente por la escalera al templo-montaña, imagen cósmica del paraíso.

Por su parte los patrones geométricos de la ornamentación con formas abstractas son

utilizados en el arte islámico promueven el vacío contemplativo mediante su ritmo ininterrumpido y

su entrelazamiento incesante.

grande y pesado para tener que ser arrojado a otro usando las dos manos. Se reproducía aquí -aparentemente- el movimiento de los astros, interpretando quizás el laberinto como una referencia a un diagrama del cielo y al movimiento de los canónigos dentro de éste como imágenes o danza del movimiento aparente de los astros, enlazándose así con los laberintos circulares o elípticos de la época neolítica. Este elemento arquitectónico presente en las catedrales góticas, es sin duda, a nivel simbólico, uno de los más importantes,

pues revela la existencia misma como una peregrinación eterna para encontrar a Dios en el centro mismo de la vida. El círculo es universalmente reconocido como símbolo de totalidad y unidad; la espiral, como símbolo de transformación y crecimiento. Otros autores, como Marcellin Berthelot, han asegurado que el laberinto HV�XQD�ğJXUD�FDEDOâVWLFD�TXH�VH�HQFXHQWUD�DO�SULQFLSLR�GH�FLHUWRV�manuscritos alquímicos y que forma parte de las tradiciones mágicas atribuidas al nombre de Salomón.

Una cruz inscrita en un círculo. El anillo, el centro y los ejes perpendiculares de la cruz celta corresponden a un diagrama análogo que rige el trazado del laberinto y la fundación del templo que, a su vez, replica el simbolismo universal de la cuadratura del círculo.

Laberinto clásico de Once circuitos.Galgberget, Visby, Gotland, Suecia

Yantra Mandala hindú Patrón geométrico arte islámico

Arriba y derecha: Cruces Celtas

75Red Cultural

arte

Es en este recorrido por esta red espacial de la catedral que es el laberinto, se reconstruye en la

memoria y en el corazón del peregrino OD�QRFLöQ�PÀV�SXUD�TXH�OR�LGHQWLğFD�

con el Creador, que se ha plasmado en el hombre a su imagen y semejanza,

por tanto comparte un destino común, que es el retorno al centro, la

restitución al origen primordial.

Fig. 10 Rosetones de la catedral de Chartres (h.1196-1220). Estas grandes ventanas circulares ornamentan las tres caras de la catedral. Se les ha considerado como símbolos de María, de Cristo y como ventana solar. Siendo todas verdaderas. Pero sin detenernos en su iconografía, su trazado propone XQD�ğJXUD�VLPEöOLFD��DEVWUDFWD�y geométrica que enfatiza el centro que la genera, sirviendo de soporte a la meditación y a la contemplación, favoreciendo la concentración espiritual del ğHO��SRU�OR�WDQWR�SXGR�VHUYLU�perfectamente para un uso ritual. La analogía entre el rosetón y el laberinto es demasiado evidente como para que no se deduzca que su uso sea equivalente.

Quisiéramos tratar una última relación formal y simbólica de los laberintos, que es su concordancia y proporción con los rosetones, expresada de forma arquetípica entre la fachada occidental de la catedral de Chartres con su laberinto. Los rosetones parecen SURSRQHU�PHGLDQWH�VX�ULWPR�LQWHUQR�GDGD�SRU�VX�FRQğJXUDFLöQ�JHRPÒWULFD�GLULJLUQRV�OD�FHQWUR�H�LQFLWDU�DO�ğHO�DO�YDFâR�FRQWHPSODWLYR��actuando de soporte para la meditación interior, de modo análogo a como ocurre con los mandalas y yantras, antes visto. Función -según vimos-, que es la que ocurre al recorrer y meditar el laberinto. Es decir, lo que activa el recorrido del paso en el laberinto, lo precipita el recorrido del ojo en el rosetón. El laberinto de piedra recorrible, imagen en el plano, del ascenso a la montaña sagrada, se convierte de este modo un símbolo terrestre y tiene su correlato exacto en el trazado de la vidriera circular del rosetón, símbolo solar esencial. Esto se expresa de modo particular en el rosetón occidental -habitualmente el más imponente de todos-, el sol

invictus�TXH�SURPHWH�UHWRUQDU�HQ�HO�-XLFLR�)LQDO��(Q�OD�(GDG�0HGLD��HO�rosetón central se llamaba rota, la rueda. Así la rueda cósmica del rosetón se entrevera con la rueda telúrica del laberinto expresando

Rosetón Septentrional, Catedral de Chartres (1196 - 1220)

Rosetón Occidental, Catedral de Chartres (1196 - 1220)

Rosetón Meridional, Catedral de Chartres (1196 - 1220)

arte

76 Red Cultural

El laberinto de Chartres es también un imago mundi de las peregrinaciones, representados

a nivel microcósmico, pues era la misma catedral la que daba inicio a la peregrinación por el camino francés al Santuario de Santiago

de Compostela, distante a 1625 km de la catedral de Chartres, y a su

vez, el santuario de Compostela era una imago mundi del itinerario o

peregrinación que hace el hombre en su búsqueda de Dios, en su retorno a

OD�-HUXVDOÒQ�&HOHVWH�

PARA SABER MÁS � Para saber más: � •FULCANELLI. El Misterio de las Catedrales. Barcelona: Random House Mondadori, 2004.

� ō+$1,��-HDQ��(O�VLPEROLVPR�GHO�WHPSOR�FULVWLDQR��%DUFH-ORQD��-RVÒ�-��GH�2ODòHWD�������

� •LONEGREN, Sig. El poder mágico de los laberintos: mitos antiguos. Usos modernos. Barcelona: Martínez Roca, 1993.

� ō.1,*+7��-DFNVRQ�:�)��&XPDHDQ�*DWHV��$�5HIHUHQFH�RI�the Sixth Aeneid to the Iniciation pattern. Oxford: Basil Blackwell, 1936.

� •Burckhard, Titus. Chartres y el nacimiento de la Cat-HGUDO��3DOPD�GH�0DOORUFD��-RVÒ�-��GH�2ODòHWD�������

� •CHARPENTIER, Louis. El enigma de la Catedral de Char-WUHV��%DUFHORQD��3OD]D��-DQÒV�������

� •BURCKHARDT, Titus. El Arte del Islam. Palma de Mal-ORUFD��-RVÒ�-��GH�2ODòHWD�������

� ō&,5/27��-XDQ�(GXDUGR��'LFFLRQDULR�GH�6âPERORV��0D-drid: Siruela, 1997.

idéntica realidad en sus respectivos grados de proporción [FIG. 10]. Burckhardt dice que “En su rotación perpetua, la rueda plasma el

WLHPSR��/R�TXH�GHYLHQH�\�OR�TXH�SDVD��SHUR�VX�FXER��TXH�SHUPDQHFH�ğMR��corresponde a la eternidad y a la Verdad que juzga a lo efímero. [ ] Santa

Hildegarda de Bingen consideraba que la rueda y su rotación sin principio

QL�ğQ�HUD�OD�GREOH�LPDJHQ�GH�OR�HWHUQR�\�OR�WHPSRUDO”. Efectivamente +LOGHJDUGD�DğUPDED�HQ�VX�De Operatione Dei que «La divinidad

está siempre entera y de ningún modo dividida, tanto en su poder de

SUHGLFDFLöQ�FRPR�HQ�VX�REUD��SXHV�QR�WLHQH�QL�SULQFLSLR�QL�ğQ�\�QR�VH�SXHGH�captar en su intemporalidad. Es como un círculo que lo contiene todo.»

Lo anterior podría quedar como simple especulación, a no ser porque en la Catedral de Chartres encontramos a esta analogía simbólica entre rosetón y laberinto, el exacto correlato geométrico y proporcional al ser ambos de las mismas dimensiones -13 m. de diámetro-, y al estar ubicado el centro del rosetón a 31.75 m. de altura, y a idéntica distancia desde el acceso al centro del laberinto >),*����@��FRQğUPDQGR��GH�HVWH�PRGR��OD�HVWUHFKD�UHODFLöQ�VHPÀQWLFD�entre ambas. Además, curiosamente (¿?) la altura del remate de las torre meridional de la fachada occidental coinciden con la longitud de las arcadas del ábside desde el acceso (103 m.), del mismo modo que el remate de la torre septentrional coincide con igual distancia de las arcadas del deambulatorio con respecto al acceso (112 m.).3DUD�ğQDOL]DU�HVWH�DUWâFXOR��TXHUHPRV�UHFDSLWXODU�HQ�OD�ODUJD�VXFHVLöQ�de elementos materiales con sus correspondientes contenidos simbólicos, que conforman la secuencia de acceder a una catedral, y replicar en la totalidad del templo, el acto de peregrinar hacia Cristo. Símbolos solares, acuáticos y terrestres se unen en un solo gran símbolo que es el peregrinaje hacia el centro ontológico del hombre, FX\R�VHQWLGR�\�ğQ�ĎOWLPR�UHSRVDQ�HQ�OD�FRQYLFFLöQ�GH�DOFDQ]DU�HO�HQFXHQWUR�GHğQLWLYR�HQ�OD�PRUDGD�FHOHVWLDO�FRQ�HO�'LRV�YLYR��$O�PHQRV�así lo entendía el dócil genio del hombre medieval. •

Fig. 11. Relación geométrico - espacial entre el rosetón occidental y el laberinto. Catedral de Chartres (1196 - 1220)

77Red Cultural

arte