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AÑO 10 • NÚMERO 129 • FEBRERO 2020 Símbolos y Signos Fellini: 100 años del bautizo del simbolismo Los símbolos del surrealismo: Entrevista a Jacobo Siruela El nuevo símbolo del poder: Entrevista a Brittany Kaiser Los signos del silencio

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AÑO 10 • NÚMERO 129 • FEBRERO 2020

Símbolos y Signos

Fellini: 100 años del bautizo del simbolismo

Los símbolos del surrealismo: Entrevista a Jacobo Siruela

El nuevo símbolo del poder: Entrevista a Brittany Kaiser

Los signos del silencio

08.02 –02.08.2020

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Editor responsable: Yara Beatriz Sánchez De La Barquera Vidal, Información y Ventas Publicidad: (55) 5335 1327. Editado por www.taraediciones.com [email protected], Distribución: Librerías Gandhi, S.A. de C.V., Dirección: Benjamín Franklin 98, Piso 1 y 3, Escandón, Delegación Miguel Hidalgo, 11800, Mexico, D.F. Número de Reserva al Título ante el Instituto Nacional del Derecho de Autor: 04-2009-051820092500-102. Certificado de Licitud de Título No. 14505 y Certificado de Licitud de Contenido No. 12078 expedidos en la Comisión Calificadora de Publicaciones y Revistas Ilustradas de la Secretaría de Gobernación. Registro Postal EN TRÁMITE. Preprensa e impresión: Multigráfica Publicitaria S.A. de C.V. en Democracias no. 116, col. San Miguel Amantla, Azcapotzalco, C.P. 02700, Ciudad de México. Título incorporado en el Padrón Nacional de Medios Impresos de la Secretaría de Gobernación. Queda prohibida la reproducción parcial o total, directa e indirecta, por cualquier medio o procedimiento, del contenido de la presente obra, sin contar con la autorización previa, expresa y por escrito del editor, en términos de la legislación autoral y, en su caso, de los tratados internacionales aplicables, la persona que infrinja esta disposición se hará acreedora a las sanciones correspondientes. El contenido de los artículos es responsabilidad de los autores. Librerías Gandhi y la casa editorial se deslindan de los mensajes expresados en los espacios publicitarios cuya responsabilidad pertenece al anunciante. Hecho en México.

Esta revista utiliza tipografías Gandhi Sans y Gandhi Serif, diseñadas para una mejor lectura. Puedes descargar ambas fuentes en: www.tipografiagandhi.com

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Directora General y Editora

Yara Sánchez De La Barquera Vidal

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Coeditor

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Difusión cultural

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Marketing

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Editor de Mascultura.mx

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Director de arte y

editor audiovisual

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Consejo editorial

Alberto Achar

Jorge Lebedev

En portada:

Fotograma del filme

La Dolce Vita (1960)

Director:

Federico Fellini

Índice 6 el librero de Alejandra de la Paz Nájera

Beatriz Vidal

10 Los símbolos del surrealismo

Yara Sánchez De La Barquera

12 Instrucciones para leer una página

José Luis Trueba Lara

14 El nuevo símbolo del poder

Yara Sánchez De La Barquera

16 Fellini: 100 años del bautizo del simbolismo

Gilberto Díaz

18 Entrevista con Andrés Blaisten

Beatriz Vidal

20 Un símbolo impronunciable

Gilberto Díaz

22 Soy signo mujer

Adriana Romero-Nieto

24 Los signos del silencio

Itzel Mar

26 reseñas

27 El matrimonio Arnolfini

DK Libros

28 El símbolo de 2020

Magali Díaz

30 Niños y Jóvenes

Fabián Vásquez

Tema del mes:

SÍMBOLOS Y SIGNOS

EDITORIAL

Cuando observamos Esto no es una pipa de René Magritte, nuestros sentidos parecen jugarnos una mala pasada.

En el lienzo claramente se observa una pipa, pero su autor nos dice que eso cuanto vemos no es lo mirado. Contra todo lo que pudiera argumentarse, Magritte tiene razón: eso no es una pipa, es imposible fumar con ella… El cuadro —en realidad— sólo es el símbolo de ese objeto.

El mundo de lo humano es el mundo de lo simbólico: cuando pronunciamos la pala-bra “gato”, de nuestra boca no brotan felinos que maúllan, y cuando leemos sucesiones de signos, la voz de su autor resuena en nuestra cabeza. Incluso, en muchas ocasiones deci-mos “te amo” para dar corporeidad a lo sen-tido. Por esta causa —fundamental e inexo-rablemente humana— debemos sumergirnos en ese mundo y tratar de descubrir por qué alguien como Prince se transformó en un símbolo y en el significado del signo mujer; además, debemos cuestionarnos sobre la mecánica de nuestra mente cuando los ojos recorren los renglones y pensamos que los años tienen —o pueden tener— alguna signi-ficación, o lo sucedido con los símbolos en el arte, la edición y la violencia.

Así, en este número de Lee+ se unen los signos y los símbolos de las entrevistas y las reflexiones, de las imágenes y las palabras, para intentar desentrañar la cualidad que nos hace ser los únicos animales simbólicos existentes en nuestro planeta.+

En los libros y en la vida…

6Ve la entrevista

en mascultura.mx y en YouTube

revistaleemasdegandhi

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E L L I B R E R O D E A L E J A N D R A D E L A P A Z N Á J E R A

El librero de Alejandra de la Paz Nájera es muy antiguo: cuenta con ejemplares que tienen más de quinientos años y los recientes casi acaban de salir de la imprenta; sus lenguas también son muchas, y su construcción revela una historia personal y lejana. Alejandra es la custodia de una parte de la colección de Franz Mayer, la más delicada y la que siempre corre el riesgo de perderse: a pesar de su resistencia, el papel tiene enemigos que pueden destruirlo irremediablemente. Acompañémosla a recorrer los libreros donde se guardan las obras reunidas por el financiero alemán que llegó a nuestro país a comienzos del siglo xx, y hoy se muestran como el reflejo, el otro lado del museo que lleva su nombre.

La biblioteca se inauguró en 1988, casi dos años después del nacimiento del museo. La mayor parte del acervo es resulta-do del afán coleccionista de Franz Mayer. Él, alemán de ori-

gen, llegó a México en 1905 y muy pronto comenzó a reunir libros históricos, ejemplares raros y, por supuesto, libros antiguos e incu-nables. Sus primeras adquisiciones datan de 1911 y continuaron a lo largo del resto de su vida.

Originalmente, esta biblioteca se encontraba en la casa de Franz Mayer, ubicada en Lomas de Chapultepec. Ahí, ocupando un gran espacio, estaban distribuidas sus colecciones, incluyendo la de artes aplicadas. Tras el fallecimiento del alemán, ocurrido en 1975, se iniciaron muchos trabajos: era necesario encontrar un lugar idóneo para todas las obras recopiladas, entre ellas, todos los libros antiguos: ejemplares que abarcan desde el siglo xv has-ta el siglo xix. Este acervo es muy valioso, tiene cerca de catorce mil volúmenes que fueron catalogados y colocados en un espacio muy afín a su creador: la duela del piso de la biblioteca es la que originalmente Mayer tenía en su hogar y, por si esto no fuera su-ficiente, el resto de la madera que se utilizó en su construcción también es de cedro rojo.

La elección de este tipo de material por parte de Franz Mayer no fue casual: el cedro no sólo es aromático y tiene un color mara-villoso; además, repele a ciertos insectos —como las polillas— que inexorablemente llevan a la tumba a los libros y las colecciones documentales. Así, cada uno de sus entrepaños es un escudo que protege a las páginas de estas agresiones y, además, es capaz de crear una atmósfera que, en cierta medida, nos lleva al mundo de un coleccionista insaciable.

Hoy, la biblioteca de Franz Mayer está estructurada en torno a distintos fondos, los más importantes son los de libros raros y anti-guos, el conventual, el de don Quijote, y a ellos se suman los dedica-dos a las partituras, a los documentos históricos y el fondo personal de Franz Mayer, que también es riquisímo, pues está compuesto por libros de viajeros, obras fundamentales de la historia de México y los volúmenes que muestran sus otras pasiones, como las novelas. Este fondo, por decirlo de alguna manera, es la biblioteca íntima de su creador. Evidentemente, la biblioteca se complementa con una serie de obras contemporáneas dedicadas a las artes decorativas, al diseño y, por supuesto, a los catálogos de las exposiciones en las que las piezas del Museo Franz Mayer han participado. Entonces, adentrarse en la biblioteca abre la posibilidad de establecer un diá-logo entre el pasado y el presente para descubrir por qué razones los objetos del museo y los libros son verdaderamente importantes.

El fondo más nutrido es el de Don Quijote de la Mancha: son cerca de mil ejemplares en dieciocho idiomas y eso lo convierte en una parte muy importante de la colección. Cuando pienso en los libros que integran la biblioteca siempre me enfrento a algo muy complicado: al igual que me ocurre con la colección per-manente del museo, tengo como ochenta favoritos. De lo que sí estoy segura es que es un privilegio estar cerca de los ejemplares incunables, de las ediciones anteriores al siglo xvi y, entre ellos, hay uno que es una maravilla: Las crónicas de Nuremberg, el cual fue editado en Alemania en 1489 y contiene una serie de esplén-didos grabados en madera. También hay otro del siglo xviii que

se llama Las mujeres fuertes, se trata de un libro editado en fran-cés que nos pone frente a uno de los temas más importantes de nuestros días: la equidad de género como un asunto que hunde sus raíces en los tiempos de la Ilustración.

Los ejemplares de la biblioteca también son de una gran ri-queza lingüística: algunos —como las ediciones de Don Quijote de la Mancha — son una muestra del más bello castellano, pero otros están en latín, unos más en alemán y en francés, e incluso los hay en árabe. Es interesante descubrir que en los libreros conviven distintas lenguas, diferentes continentes y variadísi-mas tradiciones literarias e históricas. En este sentido es posi-ble pensar que la biblioteca es un espejo de la colección que se presenta en el museo: conocer el Franz Mayer sin conocer la biblioteca o conocer la biblioteca sin conocer el Franz Mayer es imposible. Ambos espacios están profundamente entrelazados y se explican de manera simultánea.+

Beatriz Vidal

¡SE VA A ARMAR LA DE DIOS!

malpasoed.com

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FICCIÓN NO FICCIÓN

JÓVENES

ELECTRÓNICOS ARTE Y RECREACIÓN

NIÑOSJUGUEMOS A LEER LIBRO

DE LECTURA Y CUADERNO DE EJERCICIOS

Rosario AhumadaEDITORIAL TRILLAS

ENTRE LOS ROTOSAlaíde Ventura Medina ALFAGUARAUna joven encuentra la colección de fotos de su hermano menor. No entiende por qué Julián decidió conservar esas imágenes. No retratan momentos alegres, por el contrario, casi todas pueden verse como la antesala de una catástrofe doméstica. Su padre, un hombre imprevisi-ble y violento, los lastimaba a la más arbitraria provocación. Esta novela es el intento de reconstrucción del rompecabezas o el álbum fotográ-fico que es toda memoria.

PARA SIEMPRE, LARA JEANJenny Han

DESTINO INFANTIL & JUVENIL

EL HOMBRE MÁS RICO DE BABILONIAGeorge S. ClasonEDICIONES OBELISCOEn este libro encontrará los principios fundamentales que necesita para triunfar en el terreno financiero y que le permitirán engrosar su bolsillo. El autor, nos enseña las leyes que llevan al éxito económico a través de un lenguaje ameno, sencillo y asequible para todos, con un libro que se lee como una novela, el dinero como criterio universal con el que se mide el éxito en nuestra sociedad sólo abunda para el que conoce el medio de obtenerlo. Si quieres ser rico, lee este libro.

EL TRAIDORAnabel HernándezGRIJALBOLa historia de este reportaje se remonta a 2011, cuando Anabel contactó a uno de los abogados de Vicente Zambada, el Vicentillo, quien enfrentaba un juicio en Chicago. Él le entregó varios docu-mentos del narcotraficante: un inquietante autorretrato como pa-yaso y los diarios que escribió durante su negociaciones para co-laborar con el gobierno norteamericano. En esas páginas, el capo reconstruyó su historia y la de uno de los cárteles más poderosos.

ARTE ANTIESTRES PARA COLOREAR MICKEY & FRIENDSEquipo Editorial LarousseHACHETTE LIVREIluminar es muy divertido, permite enfrentar el estrés y darnos tiempo para encontranos, para pensar en nosotros. En este li-bro se encuentran los dibujos y tiras cómicas de las más grandes aventuras de Mickey Mouse y sus amigos, que por primera vez fueron reunidos para que puedas colorearlos.

COCINANDO CON WEBERJamie PurvianceLAROUSSE EDICIONESCuando la familia y los amigos se reunen frente al asador ocurren momentos mágicos, por esta razón vale la pena conocer las téc-nicas y las más de 160 deliciosas recetas para sorprender a nues-tros invitados. Estas recetas están distribuidas en 6 secciones de acuerdo con su ingrediente principal: carnes rojas, cerdo, aves, pescados y mariscos, frutas y verduras.

TU CASA MI CASAEnrique OlveraPHAIDON PRESSEn este libro, el famoso cheff Enrique Olvera nos revela sus me-jores recetas de comida mexicana. Su título no es una casualidad: Tu casa mi casa, nos permite abrirle la puerta para que él, de una manera clara y precisa, nos guíe y nos acompañe en la prepara-ción de más de 100 platillos inolvidables.

LA PEOR PARTE: MEMORIAS DE AMORFernando SavaterARIELEsta obra no es una autobiografía, aunque contiene la mejor y la peor parte de la vida del autor. Fue escrito para guardar la memoria de la persona amada, Sara Torres Marrero, con la que Fernando Savater compartió 35 años de felicidad. No estamos ante un elogio fúnebre porque el deseo de alargar la memoria deviene en un acto de amor. Es el relato de una batalla que sabemos perdida de antemano, pero también es un canto emocionado a la vida, una llamada a amar.

LOS SECRETOS DE LA MENTE MILLONARIA:COMO DOMINAR EL JUEGO INTERIOR DE LA RIQUEZAT. Harv EkerSIRIOTodos tenemos un patrón personal del dinero en nuestro sub-consciente. Puedes saberlo todo, pero si tu patrón no está pro-gramado para el éxito jamás tendrás mucho dinero; y, si de algún modo lo consigues, ¡lo perderás con gran facilidad! La buena no-ticia es que ahora, aplicando las instrucciones contenidas en este libro, puedes reprogramar tu patrón del dinero para que te lleve al éxito económico de una manera natural y automática.

DIARIO DE GREG 14: ARRASA CON TODO

Jeff KinneyOCÉANO HISTORIAS GRÁFICAS

HARRY POTTER Y LA PIEDRA FILOSOFAL:

(EDICION 20 ANIVERSARIO)J. K. RowlingSalamandra

WHERE S WALLY? THE MAGNIFICENT

MINI BOOK BOXMartin HandfordWALKER BOOKS

LEIDIMANDALASVarios autoresNUEVA IMAGENEsta obra que propone a las mujeres analizarse y reconocerse a tra-vés de una serie de actitudes y personalidades que sorprendente-mente están reveladas en 40 hermosos mandalas. Además, es una invitación a recordar los tiempos de la infancia cuando se disfrutaba del colorear.

MIL VECES HASTA SIEMPREJohn Green

NUBE DE TINTA

ARTE ANTIESTRES / COLOREA Y DECORA CON STICKERSAnita MejíaHACHETTE BIENESTAREsta increíble obra contiene hermosísimas ilustraciones de los personajes del mundo de Anita Mejía. En sus páginas hay frases inspiradoras con las que las lectoras podrán empatizar, sonriendo, empoderándose o reconfortándose. Este libro destaca dentro de la gama de libros para colorear por su capacidad para promover la creatividad y relajación con hermosos patrones e ilustraciones con acabados metálicos que impulsarán sus posibilidades creativas.

LIBRO AGENDA CRAFTY PLANNER 2020

Liz Rangel B DE BLOCK

EL CLUB DE LAS 5 DE LA MAÑANA: CONTROLA TUS MAÑANAS, IMPULSA TU VIDARobin SharmaGrijalboRobin Sharma es uno de los mayores expertos en liderazgo y desem-peño. Él creó el Club de las 5 de la mañana a partir de los revolucio-narios hábitos que permiten incrementar su productividad, mejorar su salud y afrontar con serenidad la compleja época en que vivimos. Este libro nos muestra las rutinas que posibilitan alcanzar grandes resultados al tiempo que nuestra felicidad y vitalidad aumentan.

EL TRAIDORAnabel HernándezGRIJALBOLa historia de este reportaje se remonta a 2011, cuando Anabel contactó a uno de los abogados de Vicente Zambada, el Vicentillo, quien enfrentaba un juicio en Chicago. Él le entregó varios docu-mentos del narcotraficante: un inquietante autorretrato como pa-yaso y los diarios que escribió durante su negociaciones para co-laborar con el gobierno norteamericano. En esas páginas, el capo reconstruyó su historia y la de uno de los cárteles más poderosos.

LA MEJOR INVERSIÓN DE UN LÍDERJohn C. MaxwellGRUPO NELSONDespués de que los líderes han invertido en su crecimiento, ¿cuál es la mejor manera de lograr su misión y hacer crecer a sus organiza-ciones? ¡Desarrollar líderes! En este libro, John C. Maxwell, identifi-cado como el experto en liderazgo más influyente del mundo, com-parte las lecciones más importantes que aprendió sobre el proceso de desarrollo de liderazgo en el último cuarto de siglo.

SÚPER ATRACCIÓNGabrielle BernsteinOcéano¿Quieres volver realidad la vida que ni en sueños habías imaginado? En Súper atracción, Gabrielle Bernstein te muestra cómo hacerlo mediante prácticas divertidas, creativas y reveladoras. Con este libro descubrirás de nuevo el gran poder que reside en ti y apren-derás cómo conectarte con tu energía emocional para co-crear tu vida y dirigirla a tus deseos.

JUKILOP EL COMIC:LA VERDADERA HISTORIA

Juan de Dios Pantoja/ Kimberly LoaizaALTEA

LOS SIETE COLORES DE MI VIDA

Daniela Hoyos FalcoALTEA

CIRCEMadeline MillerALIANZA DE NOVELASEn el palacio de Helios, dios del sol y el más poderoso de los titanes, nace una niña. Pero Circe es una niña rara: carece de los poderes de su padre y de la agresiva capacidad de seducción de su madre. Cuando acude al mundo de los mortales en busca de compañía, descubre que sí posee un poder, el poder de la brujería, con el que puede transfor-mar a sus rivales en monstruos y amenazar a los mismísimos dioses.

LUGARES ASOMBROSOS: TRAVESÍAS INSOLITAS Y OTRAS MANERAS EXTRAÑAS DE CONOCER AL MUNDOLuisito Comunica ALFAGUARAViaja a los lugares más recónditos de los continentes: a sitios abando-nados que conservan la huella de un hecho inexplicable; espacios de-lineados por trazos y personajes místicos; habitáculos hechizados por almas que vagan entre dimensiones desconocidas; zonas marcadas por los errores de la historia y sus fantasmas, y pintorescas comisuras del orbe con el sello de una costumbre o un suceso perturbador.

EL AMANTE POLACO Libro 1Elena PoniatowskaSEIX BARRAL1743, mientras Stanislaw escucha las hazañas de su familia, recorre el paisaje invernal. Lejos está su pasión por Catalina la Grande y la llegada de los Poniatowski al trono de Polonia. Dos siglos más tarde, Elena mira caer la nieve sobre París. La espera un viaje a México, el país de su madre, en el que encuentran refugio los perseguidos por la guerra. Esta primera parte de El amante polaco es un viaje a través de las cortes europeas y la Ciudad de México.

EL VENDEDOR DE SILENCIOEnrique Serna ALFAGUARAA mediados del siglo XX, Carlos Denegri era el líder de opinión más influyente de México. Reportero estrella de Excélsior, tenía una en-vidiable red de contactos. Mimado por el poder, como columnista político sobresalió por su falta de escrúpulos: Julio Scherer lo llamó el mejor y el más vil de los reporteros. Enrique Serna vuelve a una de sus vetas narrativas predilectas, la reconstrucción del pasado, para entregarnos un fresco histórico apasionante.

INQUEBRANTABLESDaniel HabifHARPERCOLLINS MÉXICOEste libro reúne y expande los mensajes de inspiración y motivación más populares que han tenido el mayor impacto y que representan mejor a Daniel Habif como orador motivacional.

AL FINAL DE QUERER AMARTEAntonio BistrainUNIVERSO DE LETRASDespués de dejar el futbol americano, Antonio Bistrain tomó una decisión de vida: dejar un mensaje sobre lo que se puede sentir en los “amores de niño”. Este libro es un recorrido por los sentimientos, una recuento de la iniciación amorosa en la que se descubre lo indi-ferente de regalar una rosa.

LA LADRONA DE LA LUNAClaudia Ramírez Lomelí

PLANETA

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E N T R E V I S T A A J A C O B O S I R U E L A

SLos ímbolos del surrealismo

Hace poco más de sesenta años, el Club Français du Livre publicó una obra extraña que jamás llegó a los estantes de las librerías. Los 3,500 ejemplares que se editaron en 1957 no eran una maravilla tipográfica, la calidad de sus ilustraciones en blanco y negro dejaba mucho que desear y, como ya es de suponerse, el libro nada tenía para des tacar por su manufactura. A primera vista, parecía una

obra común y corriente. Sin embargo, los bibliófilos y los estudiosos anhelaban tenerlo, pero su adquisición era casi imposible: El arte mágico de André Bretón se había transformado en un fantasma, en una rareza que en muy pocas ocasiones podía mirarse. En ese volumen, el padre del surrealismo atrapaba la historia del arte desde los tiempos más remotos hasta las vanguardias que eclosionaron durante su juventud y, por si esto no fuera suficiente, en cada una de sus páginas se refrendaba la idea de uno de sus amigos, Claude Lévi-Strauss, quien estaba completamente convencido de que Bretón “tenía poderes de adi vinación para detectar el arte genuino”. Así, durante más de medio siglo, este libro fantasmal estuvo condenado a mantenerse como una pieza inaccesible, como un murmullo que apenas podían escuchar algunos elegidos; sin embargo, gracias a la capacidad de Jacobo Siruela, El arte mágico volvió a materializarse en una edición que dejaba atrás los problemas técnicos de su impresión príncipe. Conversar con Jacobo era indispensable para recuperar la historia de un hallazgo y un renaci-miento que nos obliga a repensar al arte y al mundo.

“El arte mágico —me dice Jacobo Siruela— es un libro bastante curioso: su tiraje no fue muy grande y formaba parte de una edición exclusiva en una colección de cinco volúmenes dedicada al arte. Esos tomos se agotaron rápidamente, en menos de un año no quedaba ninguno disponible, y provocó la inquietud por parte de los bibliófilos franceses y de casi todo el mundo. Para complicar aún más las cosas, el Club Français du Livre no quería volver a editarlo, aunque su autor se sentía bastante frustrado por esta decisión, en medida que estaba profundamente convencido de que su libro era una historia del arte vista desde la perspectiva del surrealismo. Finalmente, tras muchos avatares —incluidos varios problemas con los derechos de autor con las hijas de Bretón— el libro volvió a reimprimirse de manera muy digna en los años setenta en Francia, y de esta edición partió la nuestra, pues en España jamás se había publicado.

Creo que El arte mágico es uno de los libros de André Bretón que más puede perdurar. No sólo es un repaso de la historia del arte y una selección afortunadísima de imágenes, pues también nos ofrece la perspectiva de un autor que se esforzaba por recu-perar el sentido mágico del mundo. Para él era claro que sólo el arte y la magia —entendida más allá de la hechicería— podían transformar por completo la realidad. Por esta razón, cada una de las páginas y de las imágenes de esta obra nos enfrentan a dos preguntas definitivas: ¿qué tiene de mágico el arte? y ¿qué tie-ne de arte la magia? Evidentemente, las respuestas que pueden darse a ellas siempre son ambiguas, justo por eso —al final del libro— se encuentra una serie de entrevistas a varios filósofos y pensadores como Martin Heidegger, Octavio Paz o Yasunari Kawabata. Ellas son un intento para precisar estos interrogan-tes. Algunos de los entrevistados estaban a favor de las ideas de Bretón y otros, por supuesto, estaban en contra”.

—Publicar El arte mágico en estos momentos tiene un gran va-lor, una gran importancia, en un mundo donde el mercado es el símbolo fundamental, las palabras de Bretón tienen que volver a ser leídas.

“Por supuesto. Hoy, el arte está rendido al mundo de los precios y, además, cuando se habla de vanguardias se cree que sólo son manierismos, cosas que ya se hicieron, pero con esto se olvida que los artistas importantes son los que expresan, los que se revelan a lo que está profundamente mediatizado por la repetición y la crítica social.

Yo creo que la crítica social no es una de las funciones del arte, para eso están los periódicos, la radio, las redes sociales, la televi-sión y las discusiones públicas; en cambio, el verdadero arte nos habla del interior del ser humano, de lo que necesita dentro de sí. Yo soy un romántico y por eso creo que es necesario tener cuidado con los artistas antisistema que son parte del sistema y lo mismo me ocurre con el grafiti, pues no existe un arte más convencional ni menos creativo que él. Sus letras regordetas están en todos los lugares del mundo para mostrarnos que en ellas no hay nada crea-tivo y que solo tienen la cualidad de ensuciarlo todo. Pero si alguien afirma esto, de inmediato es criticado en aras de una defensa a una serie de valores ambiguos.

En este sentido, El arte mágico nos permite redescubrir las raíces de la modernidad, al surrealismo como una postura absolutamente creativa que fue capaz de poner a los seres humanos ante lo ‘tran-sracional’ gracias a un lenguaje que fue capaz de adentrarse en lo onírico, en la imaginación y, por supuesto, en la libertad. Este hecho —que lo coloca muy por encima del grafiti y de los artistas antisis-tema que son parte del sistema— ha permitido que los jóvenes se acerquen a él con gran entusiasmo”.

—¿Es posible pensar que el valor de lo simbólico se está perdien-do?, las imágenes vacías y reiterativas parecen ocuparlo todo.

“Lo simbólico es fundamental para ser y seguir siendo humanos: lo que realmente construye los símbolos es la imaginación, la ima-ginación verdadera. Ella transforma las imágenes en conocimientos y saberes, ella es la que puede darle contenido a todas las imágenes, justo como sucede con los mitos religiosos, con los mitos literarios y con la magia de la que habla André Bretón. Lo simbólico nos hace ver la realidad de una manera muy diferente debido a que gracias a su presencia se unen lo racional y lo que está más allá de la razón: como ocurre con los sueños, por ejemplo.

Hoy vivimos unidos al cientificismo, a la ideología de la ciencia. Uno de los grandes retos que tenemos es recuperar el espacio de lo símbolico, nos tenemos que abrir a esa experiencia para recuperar-nos como seres humanos. Necesitamos nuevas formas de experi-mentar y comprender el mundo; el símbolo, sin duda alguna, nos permite dar nuevos significados interiores al mundo exterior”.

LAS BÚSQUEDAS DE ATALANTA Y LO SIMBÓLICO

Jacobo Siruela dirige la editorial Atalanta, un nombre que obliga a recordar el mito, a adentrarnos en el terreno de lo simbólico. La pregunta sobre el significado de su elección para nombrarla es obligada.

“Atalanta es un mito hermoso —me dice Jacobo— y da sus-tento a nuestra labor: uno de los fundamentos de la editorial es entender el significado del mundo. En una de las discusiones que narró Joseph Campbell entre un ateo y un creyente hay algo fundamental que marca a nuestros libros. El creyente decía que las palabras que leía en la Biblia eran hechos, mientras que el ateo sostenía que sólo eran mentiras. Así habrían seguido, pero llegó un tercero y les dijo algo fundamental: no son hechos ni son mentiras, esas palabras son metáforas. Si uno mira al mundo de esta manera se enfrenta a la necesidad de desentrañar su significado. Las nuevas preguntas son precisas: ¿qué quieren decir las palabras?, ¿qué quie-ren decir nuestras concepciones del mundo?

El ateo y el hombre religioso son creyentes; en cambio, el que propone la idea de la metáfora es alguien que está dispuesto a buscar nuevos significados, a hurgar en los símbolos. Aquellos actúan por fe y suponen que lo conocen todo; en cambio, el hom-bre de las metáforas reconoce que no todo lo sabe y que tiene un camino por delante para desentrañar los misterios del mundo. La vida es un misterio y los que dicen que todo lo saben en realidad no saben nada”.

—Tus libros siempre nos muestran lo que dices: antes de aden-trarnos en ellos creemos que tenemos el conocimiento, pero conforme avanzamos, este se va diluyendo.

“El objetivo fundamental de Atalanta es ese, el abrir espacios a las metáforas, a las dudas, a la comprensión del mundo más allá de lo reiterativo. Cuando fundé la editorial no la hice para ganar dine-ro, sino para no perderlo. Me interesa editar lo que nos gusta, como ocurrió con las Memorias de Casanova o con la primera novela que se escribió en el mundo, el Genji Monogatari que vio la luz a prin-cipios del siglo xi, por ejemplo. Esta obra es extraña, maravillosa, nació gracias a una prohibición: a las mujeres japonesas de aquella época no se les permitía adentrarse en el mundo de la creación lite-raria y su autora dijo: “voy a narrar la vida de la corte”. Y, con este simple gesto, inventó la novela.

En Atalanta nos interesa recuperar la memoria, nosotros no que-remos hacer lo que marca el trabajo de las otras editoriales. Mien-tras que en el mercado una buena parte de los libros se dirigen a lo actual, a lo inmediato, los nuestros buscan la memoria y la imagina-ción. No se trata de ir en busca de los sueños comunes, sino de los imaginarios profundos, de aquello que nos hace falta para compren-der el mundo.

Para Atalanta, México es fundamental: representa poco más de la mitad de las exportaciones, pero no sólo eso, tengo vinien-do a este país muchos años y cuento con muchísimos amigos. México me encanta: es un lugar donde han sabido conservar el alma ancestral, es el sitio donde con-viven la modernidad más rabiosa y el sustrato de muchas culturas antiguas. Un ejemplo de esto es el propio André Bretón, quien vino a estas tierras y no a otras. La historia de su idea de “México es un país surrealista” es inolvidable: en una ocasión le encargó a un artesano que le hiciera una mesa y se la dibujó en perspectiva. El ebanista se fue y, unos días más tarde, volvió con el encargo: una mesa construída en perspectiva”.+

Yara Sánchez De la Barquera Vidal

EditorialAtalanta

Ve la entrevistaen mascultura.mx

y en YouTube revistaleemasdegandhi

E N T R E V I S T A A J A C O B O S I R U E L A

Agolpe de vista, el problema parece muy sencillo de resolver. Para comenzar, la persona que se enfrenta a este reto debe estar medianamente alfabetizada, se tie-ne que quedar callada durante un rato, y ha de fijar la mirada en la primera línea

y pasar a la siguiente en forma descendente hasta que se tope con la última palabra de la página y pueda comenzar la que está a su lado o detrás de ella. Después de esto, el lector tiene que repetir el proceso varias veces hasta terminar el texto que seguramente tiene en sus manos, o que —en algunas ocasiones— está sobre la cama mientras él se acomoda boca abajo. Obviamente, la posición en la que se lleva a cabo esta acción es poco relevan-te, aunque siempre se recomienda que sea lo más cómoda posible. Leer de cabeza no es aconsejable, pues provoca severísimas migrañas y un notorio amoratamiento del rostro. Así pues, todo parece indicar que el problema se reduce a tres asuntos bastante simples y aparentemente obvios: la alfabetización, el silencio y el lograr que los ojos del lector recorran un camino que se parece al que una viborita dejaría en la mancha tipográfica que se mira en el papel.

Sin embargo, a la hora de la verdad este proceso es mucho más complejo de lo que pa-rece: por alguna razón extraña y extravagante, el lector no lee los números de las páginas. Se los brinca olímpicamente sin grandes problemas, y lo mismo hace con las letras de las cornizas que le dan la información que en esos momentos no necesita (como sucede con

el nombre del autor, el del libro o el del capítulo). Él sabe que esas letras y esos números no se leen, sólo están ahí para utilizarlos en otras ocasiones, como sucede cuando busca algo en ese libro, un asunto que también está relacionado con todos los tipos de índi-ces que pueden crearse. Leer el índice de topónimos por diversión claramente revela una perversión. De pilón, en la página que lee aparecen un montón de signos raros y palabras con características estrambóticas: si observas la Biblia impresa por el buen Gutenberg pronto te darás cuenta que en sus párrafos hay un demonial de garabatitos —algunos conocidos y otros en desuso— para mostrar la puntuación; es más, en algunas de nuestras páginas hay cosas como palabras en itálicas, en negritas y una serie de chivas como los paréntesis, los guiones largos, los guiones cortos, las ilustraciones, etcétera, etcétera. Y, para terminar de complicar las cosas, en la parte final de las páginas que hoy leemos ya no se miran —como sucede en la Hypnerotomachia Poliphili (o el Sueño de Polífilo en castellano) publicada en 1499— las primeras palabras de la siguiente.

Cada uno de esos atributos tiene su historia y, por supuesto, también posee un significado que ha cambiado con el paso del tiempo. En las primeras imprentas, el uso de las negritas era una

clara señal de que el texto se había creado con tipos desgastados o comprados de segunda mano a un impresor caído en desgracia o que los había vendido para agenciarse unos nuevos que aún no se achataban por la presión. Las negritas, para decirlo bien y pronto, eran bastante corrientonas y delataban una página sobradamente chafa. En cambio, las itálicas pretendían copiar la caligrafía más fifí del Renacimiento y, además, ahorraban

espacio: gracias a ellas entraban más letras en cada renglón y, al final, se tenía un ahorro de papel que redundaba en el costo de producción y el precio del libro. En aquellos días, componer una página entéra en itálicas no era nada extraño y los lectores no protestaban por su apariencia. La idea de usar las negritas para destacar algo (como sucede con los subtítulos, por ejemplo) no le pasaba por la cabeza a los primeros editores, y con las itálicas ocurría algo muy parecido, pues hoy las utilizamos para muchas cosas sin decir agua va: con ellas subrayamos, señalamos nombres de libros, hacemos notar una ironía y un bolón de cosas más que no ocurrían en las primeras obras publicadas. Lo interesante de esto es que —hasta donde tengo noticia— en ninguna escuela de primeras letras se preocupan por enseñar todos estos usos y los lectores los conocen por una razón casi mágica. Ellos, gracias a la costumbre, aprendieron a decodificar todas estas cosas.

Con las palabras que están al final de la página para anunciar la que sigue —como claramente ocurre en la Hypnerotomachia Poli-phili— el asunto es todavía más divertido, pues esa pequeña línea tenía un uso preciso: como la gente leía en voz alta para poder escuchar a los autores, era necesarísima para no perder el ritmo. Si alguien tenía el don de la lectura silente solo podía asombrar a quienes lo miraban. En sus Confesiones, san Agustín le dedica unas líneas al obispo Ambrosio que tenía esta extraña y sobrecogedora cualidad: “Cuando leía —dice Agustín—, sus ojos corrían a lo largo de la página y su mente percibía el sentido, mas la lengua y la voz se quedaban inmóviles”. En cambio, hoy, que casi siempre leemos en silencio, esas palabras sobran y son inútiles, justo como lo se-ñala Margit Frenk en Entre la voz y el silencio: “a partir del siglo xvi el libro fue enmudeciendo poco a poco; pero mientras le quedaba todavía algo o mucho de vez, el lenguaje de la lectura continuó circulando libremente entre los polos de la vista y el oído”. Hoy, la vista ha triunfado sobre el oído.

Las ilustraciones también tienen lo suyo. Durante mucho tiem-po, ellas sólo cumplían una función precisa: embellecer las pá-ginas sin que importara lo que se narraba. El libro tenía que ser hermoso, y si sus dibujos nada tenían que ver con el texto a todos les venía guango y les parecía de lo más normal. Salvo algunos ma-nuscritos religiosos medievales donde sí existía un diálogo entre el texto y la imagen, la idea de que las ilustraciones contribuían a aclarar el texto es casi reciente: todo parece indicar que esta prác-tica se generalizó a partir del Renacimiento en las obras que edita-ba Aldo Manuzio, a quien sin grandes problemas podría atribuirse la invención de lo que hoy entendemos como un libro. Gracias a él, nos parece normal y razonable que las ilustraciones —además de embellecer— ayuden a la lectura y se conviertan en algo indis-pensable: un libro de anatomía sin imágenes sería incomprensi-ble, y en otros casos —como sucede en la literatura infantil— ellas ofrecen la posibilidad de llevar la lectura a niveles que están más allá de las palabras.

Por si esto no fuera suficiente también tendríamos que aceptar que la invención de la imprenta no implicó que las páginas se le-yeran como hoy lo hacemos. Gutenberg no publicaba libros, pues imprimía pliegos que hacían todo lo posible por ser idénticos a los manuscritos. Entre esas creaciones y nuestras páginas hay una gran distancia: la creación de una nueva tecnología —en este caso, la imprenta— no implica que de inmediato se creen los símbo-los que permiten utilizarla con toda su fuerza.

Así pues, leer una página no es tan sencillo como lo parece: el diálogo silente que man-tenemos con los autores no surgió de la nada y tampoco es obvio ni natural. Las palabras son signos que mutan cuando les agregamos alguna peculiaridad y lo mismo sucede con las ilustraciones. Si te detienes a pensar en lo que has hecho hasta este momento, el camino de viborita es mucho más complejo de lo que suponías.+

Elaboración y lectura de un códice

a comienzos del Renacimiento.

The Metropolitan Museum of Art.

LIBROEl libro es […] el símbolo del universo: “El universo es un inmenso libro”. Si el universo es un libro, es porque el libro es la revelación.

Juan Chevalier (dir.). Diccionario de los símbolos.

I José Luis Trueba Lara @TruebaLara

nstrucciones para leer una página

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Páginas del Hypnerotomachia Poliphili publicado por Aldo Manuzio (1499).

The Metropolitan Museum of Art.

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E N T R E V I S T A A B R I T T A N Y K A I S E R

Yara Sánchez De la Barquera VidalSEl nuevo ímbolo del poder

E N T R E V I S T A A B R I T T A N Y K A I S E R

datos no van a dejar de ser parte de nuestras vidas en ningún mo-mento. En realidad, todos los días estamos produciendo datos en un número exponencialmente más grande que el día anterior; por eso creo que es tan importante hablar de esto. Necesitamos entender cómo vamos a gestionarlos, quién tiene el control sobre ellos y, por supuesto, quién es su due-ño. Todo lo que quiero es que las empresas como Facebook se vuelvan más respon-sables y más transparentes, y nos digan qué datos están tomando de nosotros y dónde serán usados, y si no queremos que se usen de esa manera, deberíamos tener el derecho de decir que no, pero si estamos felices de compartir nuestros datos, también deberíamos compartir los beneficios. Estas compañías están ganando mucho dinero con nuestros datos y nosotros sólo obtenemos acceso gratuito a una plataforma.

La mayoría de las personas tienden a tomar decisiones rápidas y pueden ser persuadidas de alguna manera. Las redes sociales se abastecen de la información que generan, si las personas están constantemente dando clic, el proce-so se vuelve adictivo y continúa forzándote a sentir de la manera como te sientes, mostrándote las publicaciones de otras personas que se parecen a ti y que también son de-masiado sensibles.

Este es uno de los mayores problemas con las redes sociales en este momento: están promoviendo la ne-gatividad en lugar de algo positivo y desvirtúan lo que originalmen-te estaban destinadas a ser. Por esta causa, los térmi-nos y las condiciones que nos ofrecen las empre-sas digitales están es-critos con un solo fin: manipularte para que tomes las decisiones que no tomarías si entendieras comple-tamente lo que estás aceptando, ¿cuándo fue la última vez que leíste los tér-minos y condicio-nes al descargar una app? Esto lo hacen a propó-sito. Créeme,

están ocultando todas las cosas de ese acuerdo tanto como les sea posible, pues quieren apropiarse de tus datos cuando lo deseen y usarlos para lo que sea. Este es un gran problema, la falta de trans-parencia. Esas compañías se han convertido en cleptocracias, pues literalmente te están robando para beneficiarse económicamente.

Piensa en el caso de Facebook cuando decidió que cualquier cosa que un político diga es de interés periodístico y, por lo tanto, no van a verificar esos anuncios. Es realmente aterrador pensar que los po-líticos o los anuncios pagados por los políticos pueden decir lo que quieran, y la mayoría de las personas nunca sabrán si realmente les mintieron con dolo. Además, en diferentes grupos nadie sabe lo que está viendo la persona a su lado, por lo tanto, es muy fácil ser mani-pulado en estos días.

Creo que en este momento es difícil pensar que la democracia está suficientemente protegida, que las elecciones son libres y jus-tas. El uso de los datos personales ha cambiado las reglas del juego. En este momento estamos realmente en un punto de inflexión en el

que tenemos que lograr que la legislación y la regulación sean correctas; necesitamos una tecnología más transparente y

un público educado y consciente. Hasta que tengamos todo esto, la manipulación política es demasiado fácil,

y puedes tener un mundo oscuro de intercambio de datos donde será muy difícil tener elecciones

libres y justas.En este sentido, lo que considero que es más peligroso es el hecho

de que la mayoría de las per-sonas desconocen cómo se usan sus datos y qué sig-nifica entrar a ciertas pla-taformas. Nunca dejarías que alguien entrara a tu

oficina y pusiera una pila de contratos en una mesa para

que llegues a la última página y firmarla sin leerla; pero eso es lo

que hacemos todos los días mientras estamos en línea, en cada sitio web al que

vas y aceptas cookies, firmas un contrato sin leerlo; cada vez que descargas una apli-cación sin mirar los términos y condicio-nes, estás firmando un contrato sin leerlo. Y esto es realmente aterrador.

Por todos estos hechos inicié la cam-paña “Own your data”. Necesitamos crear una conciencia sobre el hecho de que

nosotros, como productores del activo más valioso del mun-

do aún no tenemos ac-ceso a las ganancias

que genera. “Own your data” está

enfocada en la transparen-cia, a saber a dónde van tus datos y en tener la opción de parti-cipar, o negarte a hacerlo. Históri-camente, c u a n d o personas

poderosas de ciertos países van a otras naciones para robar sus recur-sos naturales pensamos que se trata de un hecho horripilante y que debe repararse; pero, en este momento, el activo más valioso en la Tierra nos está siendo robado todos los días y casi nadie se horroriza por esto. La cleptocracia debe frenarse.

Tener control sobre tus datos y tu privacidad debería ser un dere-cho humano fundamental. Para lograrlo debes ser dueño de tus datos como si fueran una de tus propiedades, ellos son un activo muy va-lioso que produces todos los días, y, ya sabes, si estoy produciendo datos en Facebook y me siento absolutamente cómodo con que esta plataforma tenga cierta propiedad sobre los datos que genero en su granja, está bien; pero también deberíamos de compartir las ganan-cias que se obtienen con ellos. Los datos personales forman parte de los derechos de propiedad. Esto sería algo muy parecido a lo que sucede con Airbnb: si vas a alquilar tu casa, las personas que van a ocuparla te dicen quiénes son, cuánto tiempo van a estar allí, para qué van a usarla, y acuerdas un precio y te pagan antes de entregar las llaves; esa es realmente la forma en que veo el futuro de la propiedad de los datos.

Después de todo lo que me ha pasado en los tribunales, en las ins-tancias legislativas, con mi libro y en el documental de Netflix, creo que todos tenemos la oportunidad de cambiar el rumbo; nunca es demasiado tarde para actuar correctamente, y es fácil hacer una di-ferencia si decides preocuparte; puedes llamar a tus legisladores o puedes contarle a alguien sobre cómo puede protegerse en Internet, hay pequeñas cosas que puedes hacer todos los días. Creo que esta-mos llegando al punto crucial donde ya existe una conciencia pública y las personas están comenzando a preocuparse, un momento en el que los gobiernos también quieren proteger a sus ciudadanos; por esta razón, las empresas están comenzando a tomar decisiones éticas para ser más transparentes con sus consumidores. Creo que realmen-te estamos yendo en una mejor dirección”.+

The Great Hack ha sido nominado a diferentes premios, entre ellos el mejor documental para los premios BAFTA y los Oscares.

Brittany Kaiser tiene poco más de treinta años, y durante la mayor parte de su vida pasó casi desapercibida. Ella era una de las muchas colaboradoras de la campaña presidencial de

Barack Obama y, como resultado de sus labores, conoció a Alexan-der Nix, uno de los líderes de Cambridge Analytica. Nix le ofreció trabajo y ella se adentró en el lado oscuro de la propaganda y la ac-ción política. Esta empresa compraba la información personal de los ciudadanos con un solo fin: clasificar a los individuos para “obligar-los” a tomar decisiones al momento de votar. Cambridge Analytica tenía los medios para derrotar a la democracia en el terreno de la democracia. No por casualidad, dos años antes de la victoria de Donald Trump, Nix estaba seguro de que su compañía iba a ganar las elecciones en Estados Unidos.

En marzo de 2018, The Guardian,  The Observer  y  The New York Times  publicaron que Cambridge Analytica poseía inde-bidamente los datos personales de 50 millones de usuarios de Facebook y que los utilizaba con fines políticos. El escándalo había comenzado y Brittany estaba en el ojo del huracán. Los periódicos de todo el mundo publicaron notas sobre el uso que se dio a la información personal en la campañas de Trump y del Brexit —entre otros casos— y, poco tiempo después, se estrenó el documental de Netflix sobre este asunto: Nada es privado (The Great Hack, en su título original). Además, Brittany escribió un libro esclarecedor: La dictadura de los datos.

Conversar con Brittany Kaiser es importante. Estas son sus palabras.

EL PODER DE LOS DATOS PERSONALES

“Cuando comencé a escribir La dictadura de los datos me di cuenta de la complejidad que tiene el paisaje digital en nuestros días: los datos personales de los ciudadanos son el activo más valioso en el planeta. Los gobiernos y las empresas luchan para poseer más y más información sobre la gente. Esto se ha convertido en una lucha de poder, pues ellos están comprando tu vida, tu atención y tu tiem-po. Tus datos están a la venta al mejor postor, y fuerzas muy po-derosas los utilizan para manipular nuestras vidas digitales y lograr que hagamos lo que quieren: comprar alguna mercancía o votar por cierto candidato. Cuando esto sucede, no te das cuenta de lo vul-nerable que eres para ser manipulado hasta que miras hacia atrás; obviamente, la observación retrospectiva es de 20/20, y es por eso que escribir este libro fue una gran experiencia de aprendizaje: pude darme cuenta de lo ciega que estaba y lo sencillo que fue ser forzada a tomar un camino por personas más poderosas.

Sé que siempre podrán existir empresas como Cambridge Analyti-ca o personas como Alexander Nix, esa es otra de las razones por las que escribí La dictadura de los datos, para crear conciencia, pues los

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EditorialHarper Collins

NetflixKarim Amer/Jehane Noujaim

Ve la entrevistaen mascultura.mx

y en YouTube revistaleemasdegandhi

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Hace un siglo nació una de las figuras más singulares del cine mundial; este personaje fue ilustrador de carteles de películas; guionista de historietas, de radio y de cine; director y cirquero. Aunque Federico Fellini se definía a sí mismo como un gran mentiroso, en esta

palabra radica el genio de sus ideas y de su cine.Se dice que de niño huyó un tiempo de casa y se unió a un circo, atraído por el imaginario de

los payasos Pierinos o Pierrot; que se maravilló con las historietas del Pequeño Nemo de Windsor McKay y Happy Hooligan de Frederick Burr Opper. La primera película que vio y le marcó fue una adaptación silente de La divina comedia de Dante, y desde la costa de Rimini vio el viaje inaugural del crucero transatlántico SS Rex y, tras una noche de tormenta, encontró un pez gigante varado en esa misma playa.

Y, si esto no fuera cierto, al menos sabemos que esos hechos sí existieron en sus películas: la fascinación por el circo y sus caracterizaciones irreales se encuentran a lo largo de su filmografía, y lo mismo sucede con el imaginario de Alighieri. Por su parte, el Pequeño Nemo fue la inspiración para la Ciudad de las Mujeres, mientras que Happy Hooligan sería la base para la construcción de Gelsomina en La Strada; y las anécdotas del transatlántico y el pez gigante están presentes en Amarcord y La Dolce Vita.

Al comentar sobre las referencias autobiográficas que existen en sus películas, Fellini lo ne-gaba todo y aseguraba que sólo eran invenciones: “No son los recuerdos los que domi-

nan en mis películas. Decir que mis películas son autobiográficas es una conclusión

ocurriendo, mientras que la famosa escena en donde Anita Ekberg baila dentro de la Fuente de Trevi, dio pie a otras ideas que usaría en la misma película.

Tras el éxito y controversia moral que llegó con La Dolce Vita, Fellini experimentó con LSD, y también comenzó a leer a Carl Jung; además, escribía un diario donde llevaba un registro de sus sueños, de este salieron las ideas para 8 ½, su película más importante, en la que sus personajes son manifestaciones del inconsciente colectivo. Con esto, su cine se tornó hacia lo onírico y lo surrealista, influenciando a partir de esta idea, trabajos de similares intenciones como los de Fassbinder (Beware of a Holy Whore), Truffaut (La Nuit Americaine) o Bob Fosse (All that Jazz).

Entonces, empezó a filmar a color, y así realizaría el resto de sus películas, rindiendo tributo a los payasos, a Roma —su ciudad adop-tiva—, al erotismo y a su infancia. Y es posible que, en algún senti-do, Fellini haya tenido razón al negar el carácter autobiográfico de su obra, porque de una manera premeditada puede que este no haya sido

el propósito, pero en su cinematografía podemos encontrar la huella inconsciente de sus experiencias y su libertad para interpretarlas.

La vida del creador siempre encontrará reflejo en su obra, pues sus emociones están plasmadas en cada detalle por más subjetivo o involuntario que este sea, aunque tratándose de Fellini no pode-mos descartar la construcción de una filosofía y percepción de sí mismo, que terminó por descifrar y pulir con el paso de los años, y tal vez por eso se asumió como un gran mentiroso, pero no en un sentido despectivo, sino como una explicación de su na-turaleza como artista y contador de historias. Justo por esto, en una entrevista un año antes de su fallecimiento declaró que “la vida, abandonada a sí misma, parece sin sentido, insignificante, monstruosa. El arte, en cambio, es algo que reconforta, que tran-quiliza. El arte relata la vida en términos sumamente protectores. Nos hace reflexionar sobre la vida, que de lo contrario sería sólo un corazón que late, un estómago que digiere, pulmones que res-piran, ojos que se llenan de imágenes sin sentido”.

Celebremos el arte de Federico Fellini y estos cien años de imágenes y sonidos emanados desde el inconsciente más honesto de un gran mentiroso.+

Fellini: 100 años del bautizo del imbolismo Sdemasiado fácil, una aseveración apresurada. Creo que he inventado casi todo: infancia, carácter, nostalgias, sue-ños, recuerdos, sólo por el placer de poder contarlos”.

A pesar de sus palabras, existen ecos de una familiaridad que se percibe en cada historia, con la verosimilitud de quien cuenta lo que le pasó. Fellini amaba rodearse de gente ingeniosa y sacó provecho de ello: mientras trabajaba para una revista de sátira se relacionó con va-rios aspirantes a la realización cinematográfica, lo cual le llevaría a in-teresarse en el medio, ingresando a la mítica Cinecittá como guionista en diversos proyectos que lo acercarían a conocer la obra de Kafka, Faulkner y Steinbeck, así como el cine de los franceses Carné y Clair, todo esto mientras alternaba sus labores como redactor radiofónico.

Por su trabajo en Cinecittá, Fellini fue propuesto por Rober-to Rosselini para colaborar en el guion de Roma, cittá aperta, de ahí pasaría a ser su asistente de dirección en otros proyectos, e incluso actuaría en algunos de ellos, como en L’amore, donde su personaje es un vagabundo que termina siendo confundido con un santo. El neorrealismo italia-no lo adoptó y lo formó; redactó parte del guion de Europa 51 y comenzó a filmar su primera película como director: El Sheik Blanco, un proyecto que origi-nalmente era de Antonioni, y le trajo fuertes críticas.

Se dice que Fellini comenzó a mostrar signos de depresión

clínica durante los últimos días de filmación de La Strada; esa película nació de una idea sobre dos personas que se dirigen juntas hacia un des-enlace fatal, sin saber por qué; y que también surgió a raíz de un sen-timiento que Fellini describió como “un tono que me hizo melancólico y con una sensación de culpa, como si una sombra me acechara”. También se co-

menta que la construcción de Zampano estaba basada en un castrador de cerdos del pueblo natal de Federico, un hombre

con fama de mujeriego.En La notte di Cabiria, contó la historia de una prostituta que,

en su búsqueda de amor, terminó solo encontrándose con las de-cepciones; de esta, se dice que fue inspirada por la trágica noticia de

una mujer asesinada, y por los relatos de una prostituta de los barrios bajos que el director conoció en un set. En ese momento, la imagi-nación de Fellini requería dar un giro, a él le ocurría lo mismo que a Italia en su proceso de reconstrucción durante la posguerra. Fellini abandonó las lecciones aprendidas en el neorrealismo para construir una narrativa mucho más onírica.

El negocio periodístico de las fotos de celebridades de Hollywood en Roma, y un escándalo mediático en el que una bailarina de Turquía improvisó un striptease quizá pudieron ser el detonante de La Dolce Vita, aunque también se dice que en esa película —como en otras—, Fellini llegaba a filmar sin guiones escritos. Él se escondía en la lo-cación para susurrarle los diálogos a sus actores conforme se le iban

Gilberto Díaz @GilbertoDiazF

Fellini fue un asiduo lector de las teorías de Carl Jung a partir de 1960, cuando su psicoanalista Ernst Bern-hard lo invitó a leer la autobiografía de Jung: Recuerdos, sueños y pensamientos. De tal manera que, en sus películas, a partir de La Dolce Vita, se manifiesta un imaginario fuertemente influenciado por las teorías jungianas, sobre todo en lo que se refiere al simbolismo e interpretación de los sueños; mucho se dice que el nombre del filme 8 ½ en realidad es una referencia a las figuras arquetípicas que Fellini representa en algunos de los personajes, aunque el director manifestó que la razón del título era únicamente por ser su octava película y media. Algunos de los simbolismos más icónicos de las películas de Fellini son la estatua de Jesucristo volando sobre Roma en la secuencia inicial de La Dolce Vita, el pez monstruoso en la se-cuencia del final en la misma, el movimiento del metrónomo gigante y la bola de demolición en Ensayo de Orquesta, el tráfico en la secuencia inicial de 8 ½, el avión y los personajes en la secuencia final de Julieta de los espíritus o bien la estatua de la deidad que emerge al inicio de Casanova.

“… leer algunos libros de Jung, el descubrir su visión de la vida, tuvo para mí la fuerza de una revelación alegre, una confirmación emocionante, inesperada y extraordinaria de algo que a mí me pareció haber imaginado en una pequeña parte.”

- Federico Fellini

EditorialDonostia Kultura

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1919

Sueño en otro idioma(2017, dir. Ernesto Contreras)

El zikril es una lengua prehis-pánica que vive sus últimos días: solo quedan dos hablan-tes vivos, Evaristo (Eligio Meléndez) e Isauro (José Ma-nuel Poncelis), los antiguos amigos que llevan cincuenta años sin dirigirse la palabra,

y que ahora tendrán que dejar de lado sus di-ferencias por el bien de su legado, ayudados por un lingüista (Fernando Álvarez Rebeil) y Lluvia (Fátima Molina), la nieta de don Evaris-to. Los prejuicios de una pequeña comunidad son el detonante para un triángulo amoroso y para lograr desentrañar el secreto guardado por décadas. Al final —y gracias al esfuerzo de los personajes- podemos darnos cuenta de la increíble importancia que tienen las palabras y los símbolos, pues con distintas entonacio-nes y significados logran crear una suerte de tipo sanguíneo cultural. Sueño en otro idioma, una película dirigida por Ernesto Contreras, nos muestra de manera muy bella una visión del amor que hasta hace poco no era retrata-da comúnmente; además nos revela el mundo escondido y casi mágico de los pueblos indíge-nas, con sus lenguas y costumbres.

Interview Marc Osterer

Marc Osterer, trompetista estadounidense radicado en México, nos entregó en 2014 su primera produc-ción discográfica: Inter-view. Una diversidad de piezas que se puede catalogar como una fusión del jazz clásico y las big bands con la modernidad digital, a tal grado que —entre los trece temas que compo-nen el álbum— encontramos fuertes influen-cias latinas, y sobretodo mexicanas, como en el cover de “Bonita” de Luis Alcaráz. La belleza en el caos de la improvisación pro-bablemente es la fuente de inspiración en el jazz y, para muestra de la simplicidad con que Osterer puede mezclar los estilos, están todas y cada una de las piezas que conforman esta producción. Interview, en este sentido, nos permite asomarnos a las manías musicales que encierra la mente de un jazzista. Interview fue grabado con una gran cantidad de talen-tosos músicos como Luri Molina en el contra-bajo y el guitarrista Cris Lobo. Como cereza en el pastel, es necesario recordar que Osterer formó parte de la Orquesta Filarmónica de la Ciudad de México.

Por Adrián García@adrian_garciros

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E N T R E V I S T A A A N D R É S B L A I S T E N

Andrés Blaisten —quien posee una de las más importantes colecciones privadas de arte mexicano— apenas necesita una levísima invitación para comenzar a recordar sus afanes: “La historia de la colección se remonta a los años setenta, yo estudiaba

la carrera de pintura en la Academia de San Carlos, y comencé a adquirir algunas obras de mis compañeros y mis maestros. En esos momentos sólo las reunía por el placer de tenerlas y contemplarlas. De pronto, me encontré con algo que no esperaba: en mi casa ya había un conjunto de trabajos interesantes de artistas contemporáneos; ahí estaban los cuadros de Rodrigo Pimentel, de Francisco Toledo, de los Castro Leñero y de Irma Palacios, entre otros. Al darme cuenta de esto, decidí que mi colección debía tener un orden preciso. Men-talmente tracé un guion de cómo tenía que ser. Yo había estudiado historia del arte en San Carlos y contaba con un panorama de los grandes artistas y de aquellos que de una manera inexplicable habían caído en el olvido a pesar de su maestría. Al final, elaboré una lista de los creadores que me interesaban y comencé a buscar sus obras. Esas pesquisas fueron muy interesantes: a comienzos de los años ochenta, muchos de los nuevos galeristas no sabían quiénes eran los artistas que estaba buscando. Los nombres de María Izquierdo, de Gabriel Fernández Ledesma, de Agustín Lazo y de muchos otros no tenían eco en sus espacios. Ellos habían quedado casi olvidados debido a la retórica oficial que sólo miraba a los tres grandes: Rivera, Siqueiros y Orozco opacaban a todos. Incluso, Frida Kahlo aún no estaba encumbrada como hoy lo está. Por fortuna, en las galerías de tradición sí sabían de lo que estaba hablando.

Poco a poco, la lista que había creado empezó a circular de mano en mano entre los ga-leristas y los dealers. Lentamente, las obras comenzaron a aparecer: algunas estaban en co-lecciones particulares, otras seguían en poder de los artistas que aún vivían y, por supuesto, unas más se encontraban en las casas de los amigos y los familiares de sus creadores. En estos lugares comencé a hallar las pinturas significativas que me interesaban, y así fue como pude comprarlas. En esos momentos aún tenía la oportunidad de escoger, pues estaba solo en el mercado. A nadie, o a casi nadie, le interesaban estas creaciones. Casi nadie se había dado cuenta del valor de mis hallazgos, y esto permaneció hasta el día en que me visitó Fer-nando Gamboa, uno de los mejores curadores y creadores de exposiciones de nuestro país. Él se preguntaba por qué no conocía mi colección, y yo sólo pude explicarle que era más o menos reciente. El rigor con el que había seleccionado también le llamaba profundamente la atención. A partir de esa visita, muchos museos comenzaron a interesarse, y las obras empe-zaron a integrarse en algunas de las exposiciones que se montaban. Evidentemente, con el paso del tiempo, la primera lista de creadores que había contemplado comenzó a ampliarse más y más, los descubrimientos y el conocimiento me ayudaban a afinarla cada vez más. Por desgracia, algunos de los creadores que no había considerado en la primera relación —como ocurrió con Frida Kahlo— terminaron volviéndose inaccesibles. Hoy sólo tengo un dibujo de ella y perdí la oportunidad de comprar algunos de sus cuadros fundamentales. Aunque el hubiera duele, lo dejé atrás y seguí adelante.

“A pesar de todo lo que ya había crecido, la colección seguía manteniendo un rumbo preciso: el objetivo era reunir la obra de los artistas mexicanos de la primera mitad del siglo xx que estaban buscando nuestras señas de identidad y que, gracias a esto, nos da-ban la posibilidad de reconocernos en la pintura. Este movimiento, único en el mundo, generó grandes piezas que estaban marcadas por este afán de búsqueda de lo mexicano. Por esta razón, Frida no formaba parte del primer guion. El primer gran momento de la colección ocurrió en la exposición dedicada a María Izquierdo que se montó en el Centro Cultural Televisa. Para sorpresa de los curadores, yo tenía veinte cuadros de ella; por si esto no fuera suficiente, de manera paralela a la exposición de María Izquierdo se montó otra sobre sus contemporáneos, ahí también me pidieron cerca de treinta piezas de otros artistas. Esa fue la primera ocasión en que se presentó un contingente importante de mis adquisiciones y mi colección empezó a llamar la atención de los curadores y los museos. La razón de su interés era clara: ellos descubrían que la colección ofrecía una lectura que no se había dado sobre el período que abarcaba y que iba más allá de los tres grandes. Fue entonces que muchos historiadores comenzaron a trabajar sobre esta época y así llegaron otras exposiciones, libros, trabajos monográficos y artículos que se referían a las piezas que poseía. Incluso, muchos de los cuadros comenzaron a salir al extranjero para mostrar-se en museos de otros países”.

—Tu colección abrió una ventana al mundo para estos artistas que estaban ensombre-cidos por los tres grandes —afirmé para recalcar sus palabras.

Andrés nada se tarda en responderme:“Efectivamente, la colección comenzó a verse y a estudiarse no sólo en nuestro país y

en América Latina, sino también en Europa y Estados Unidos. Gracias a ella, la mirada que tradicionalmente se tenía sobre el arte mexicano comenzó a refrescarse, a buscar nuevas lecturas y a adentrarse en perspectivas distintas. Creo que hoy existe un mayor interés internacional por la pintura mexicana de la primera mitad del siglo xx; incluso, puedo pensar que este interés es mucho más importante en el extranjero que en nuestro país. Esto es notorio en los proyectos curatoriales que piensan en mi colección y en las obras de estos artistas, la gran mayoría de ellos son europeos y estadounidenses”.

—Los cuadros de María Izquierdo son muy importantes en tu colección, ¿qué fue lo que te atrapó de su pintura?

“Desde el comienzo de mis trabajos como coleccionista, ella se mostró como una de las ar-tistas más auténticas en su búsqueda de la mexicanidad, un hecho que la hacía indispensable y le daba un lugar destacadísimo en mi primera lista. Las razones de esta perspectiva son cla-ras, absolutamente precisas: en sus obras no sólo se revela una introspección personal, sino también una búsqueda del país a través de las culturas populares, de las vivencias de infancia, del campo... Todo esto se amalgama en cada una de sus creaciones. Si tú pones cualquiera de sus obras en un museo de cualquier lugar del mundo, de inmediato se descubre que tiene un tono diferente que recupera la mexicanidad. Sus cuadros son como una bandera mexicana que se distingue de inmediato.

Aunque los cuadros de María Izquierdo son fundamentales en mi colección, curiosamen-te ella no es la artista que tiene mayor presencia. Ese lugar le corresponde a Francisco Díaz de León. Su obra, aunque me interesaba desde el principio, llegó a mi colección por otras circunstancias que vale la pena recordar. Él pintó muy pocos óleos, pues la mayor parte de su obra son grabados. Yo tuve la fortuna de conocer a sus hijas y una de ellas, Graciela, tenía un cuadro maravilloso en su casa. Durante varios años intenté convencerla de que me lo vendiera sin lograr el éxito. Sin embargo, llegó el día en que me llamaron ella y su hermana Susana. Me dijeron que por el trabajo que había realizado para difundir la obra de su padre y por el interés que tenía en él, habían decidido donarme todo el acervo de Francisco Díaz de León… menos ese cuadro. Yo lo recibí agradecidísimo y comenzó a clasificarlo mi hija Renata Blaisten que es hitoriadora de arte, pues en él no sólo estaban las obras de Díaz de León, sino también muchas de las creaciones de sus contemporáneos que había atesorado. Finalmente, el cuadro que me interesaba me lo vendió Graciela y hoy ya forma parte de la colección”.

—Pero en tu colección ya no sólo se encuentran las obras de la primera mitad del siglo xx.“Efectivamente, cuando ya tenía un cuerpo representativo de este período, y debido a mi

interés histórico, comencé a explorar las raíces que nutrían a esa mirada. El arte es un continuo y la búsqueda de la mexicanidad estaba vinculada con las creaciones del siglo xix y de los tiem-pos de la Nueva España. La colección siguió creciendo y, sin dar espacio a la pintura popular, se concentró en los grandes maestros, en los artistas muy hechos. Me interesan las obras de excelente factura. De esta manera, la colección aumentó en aquellos tiempos y hoy se ha trans-formado en una fundación que nació en el año 2000 para difundir el arte mexicano. Después de esto se creó un museo virtual que aún permanece y se enriquece constantemente. Este museo fue galardonado por la Unesco como el segundo mejor de América Latina”.+

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Andrés Blaisten junto a la obra de Jorge González Camarena, Alegoría del México mestizo, ca. 1930, óleo sobre tela.

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Un ímbolo impronunciable S E L N O M B R E D E P R I N C E R O G E R S N E L S O N

La extravagancia combinada con una personalidad enigmá-tica fueron una constante en la carrera de Prince Rogers Nelson, mejor conocido como Prince; o al menos así lo

fue desde que inició su carrera en 1978 y hasta 1993, y desde 2001 hasta su muerte en 2016. Una parte de esa extravagancia se manifestó de una manera muy particular durante ese inter-medio de ocho años, y aún sigue mostrándose como uno de los momentos más singulares de la historia de la música de la segun-da mitad del siglo xx: él renunció a su nombre para identificarse con un símbolo impronunciable. Un hecho que colmó de satis-facción a la prensa sensacionalista y, además, provocó cierta zo-zobra en una industria enfocada en los contratos y las ganancias, antes que en el trabajo del artista. El nombre de Prince era una marca y no podía perderse.

El ecléctico talento musical de Prince era claro y extravagan-te. Era un multi instrumentista que podía combinar a su antojo lo más bailable y sexual del funk con lo más emotivo de las letras del R&B, para finalmente otorgarle la estridencia y electricidad del rock. La suya, era una alquimia sonora que definiría buena parte del pop de los ochenta, y que no dejaba de autoreferen-ciarse en todas sus producciones. No es una casualidad que su más grande e icónico álbum, Purple Rain, sea la banda sonora de una película casi autobiográfica protagonizada por él mismo a mediados de los ochenta. Sin embargo, como la mayoría de sus contemporáneos, él tuvo una complicada transición a co-mienzos de la siguiente década; en buena parte, la culpa era de la irrupción del grunge y el rock alternativo, pero también era causada por el cambio generacional de una audiencia que ahora

sentía su música como algo demasiado elaborado y des-conectado de las emociones dominantes en el mercado.

En 1992, después de disol-ver The Revolution, la banda con la que construyó la mayo-ría de sus éxitos —desde el fes-tivo 1999, el antes mencionado Purple Rain y el multicolorido Around the world in a day, y un breve paso como solista con trabajos irregulares que van desde lo sublime (Sign o’ the Times) a lo controvertido

(Lovesexy)—, Prince decidió conformar un otro grupo para en-frentar al nuevo mercado musical, incorporando elementos del jazz y combinándolos con un hip-hop, mucho más cercano al Bronx de los ochenta que al sonido y las líricas de la Costa Oeste de Estados Unidos, tan en auge en esa época.

El resultado de este experimento fue un álbum titulado con un glifo dorado que se conformaba por la unión del símbolo astrológico representativo de Venus y el sexo femenino, con el símbolo astrológico representativo de Marte y el sexo mas-culino, estilizado con algunos rasgos tomados del Ojo de Ho-rus egipcio y el número siete invertido que, de acuerdo con su autor, representa la música. Prince se refería a él como “Love Symbol”. Sin embargo, el poco convincente resultado en ventas, llevó al artista a una confrontación con su com-pañía disquera y, para no variar, a tomar medidas radica-les que no pasarían desapercibidas.

El 7 de junio de 1993, en su cumpleaños número 35, Prince decidió cambiarse legalmente de nombre por el símbolo antes mencionado. Muchas personas pensa-ron que esta acción solo era un acto de excentricidad digno de una celebridad de su tiempo, como el Ne-verland de Michael Jackson o el performance concep-tual que Madonna creó en torno a su libro SEX. Sin embargo, todos ellos estaban completamente equi-vocados: las motivaciones de Prince eran mucho más complejas. En una declaración pública sobre su cambio de nombre, él afirmo: “Es un símbolo impronunciable y su significado se desconoce. [Sin embargo,] es una invitación a pensar de una manera distinta, es una forma de conectarse en una nueva frecuencia de libertades”. En efecto, la transformación iba más allá de ser una ocurrencia, en ella existía una intención genuina o un concep-to razonado durante un largo tiempo.

Para dar cuenta del significado de la adopción de un símbolo como nombre propio, se han dado varias explicaciones, desde aquellas que lo relacionan como parte de la estrategia legal de Prince para rebelarse en contra Warner Bros. y el contrato que había firmado y que le imponía limitantes creativas, hasta motivaciones mucho más personales sobre el estado de su carrera. Lo cierto es que bien podrían ser ambas ideas, pues se amalgamaron en una coyuntura donde el artista se vio confrontado con la rea-lidad y una crisis que, muy posiblemente, le estaba pasando factura en el desarrollo de su creatividad.

El hecho de nombrarse como ese símbolo, le permitiría atraer una atención mediática suficiente para desviar la vista de su tra-bajo y, al mismo tiempo, evadir el vínculo contractual que su an-tiguo nombre tenía con el sello discográfico. Tal vez por eso lo mantuvo hasta que ese contrato perdió su vigencia. Pero, sea cual sea la explicación, su transformación en un símbolo fue un acto de resistencia, por lo que ahora podría hacer una declaración frontal y precisa: “La compañía es dueña del nombre Prince y de todo el material etiquetado con ese nombre. Yo me convertí en un peón que utilizan para producir más dinero para Warner Bros”. También se puede entender el impacto por los resulta-dos que obtendría en el ámbito personal: era una manera de disociarse de su yo anterior, de separarse de los errores y las expectativas creadas en el pasado y que no estaban logrando el impacto que él deseaba con su música. De alguna manera, el símbolo impronunciable fue una liberación personal y de la presión que enfrentaba en un momento de crisis creativa. Gra-cias a él podría tener la libertad de reinventarse y recuperar el camino extraviado.

Pero también existe otro aspecto mucho más profundo a con-siderar: la influencia espiritual que le pudo haber motivado la búsqueda de una conexión entre su cuerpo, su mente y su es-

píritu, para asumir una nueva frecuencia creativa y obtener una perspectiva distinta de su obra. Como su nuevo nombre estaba compuesto por una simbología en la que se mostraban el significado de la paz y la divinidad, él podía retomar el equilibrio abstracto del yin y el yang como una representa-ción de su signo zodiacal: Géminis. Incluso, es posible que pudiera buscar la protección y el poder atribuidos al Ojo de Horus, además del misticismo del siete como número sa-grado. A estos significados bien podrían agregarse la salud representada en la cruz, la igualdad entre los sexos al com-binarlos, y la creencia en una fuerza luminosa y superior que desciende hacia nuestra existencia en esa igualdad.

El “símbolo del amor” que creó Prince, habla sobre la imposibilidad de ser definido desde afuera, sobre el reto de no asumir etiquetas y de no escuchar los juicios que vienen de otros espacios lejanos del ser. El símbolo ha-bla también sobre el encuentro con la verdad interior y cómo representarla en los términos que nosotros lo entendamos. Finalmente, cuando alguna vez lo cues-tionaban por su nombre previo, él sólo afirmaba que no le gustaban las comparaciones, que no le interesa-ba equipararse con nadie, pues la única persona a la que aspiraba ser era él mismo.

A finales del año 2000, cuando expiró el contra-to con Warner, Prince recuperó su antiguo nombre, ese que le regaló su madre, y con ello, una renovada creatividad y perspectiva de la creación musical; fue un

innovador de la industria al ser de los primeros artistas que vendían su música a través de descargas por Inter-

net. Aquel símbolo bajo el que reconstruyó su libertad y su identidad se convirtió en su inseparable sinónimo hasta el

final de sus días. El “símbolo del amor” de Prince —al final— se convirtió en la re-

presentación de sus ideales, de sus creencias y de sus aspiraciones en la vida; una explicación de lo que entendió por amor, paz e igual-dad. Por esta razón, pasó de ser una imagen de la rebeldía en con-tra de la maquinaria corporativa para convertirse en un medio de emancipación personal y creativa. Prince, finalmente, se encontró a sí mismo y se reinventó como artista, apropiándose de su esencia para ser único a través del arte.+

Gilberto Díaz @GilbertoDiazF

EditorialSt. Martin’s Press

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SHasta para insultar hay que tener agudeza. El repertorio de sus-

tantivos para referirse con desprecio a las mujeres —y peor aún si ellas se afirman feministas— se limita a unos cuantos:

“vieja”, “zorra”, “perra”, “golfa”, “puta”, “gorda”, “fea” y, en los casos más afortunados, a sus sinónimos. Algo muy similar se observa cuan-do se dice un halago “bien intencionado” y se emplean calificativos como “rica”, “buena”, “linda” o “mamacita”. La elección de estas pa-labras es deliberada, hay una clara intención en su uso, pero lo peor de todo es que también existe un reconocimiento inconsciente de fal-ta de imaginación y espíritu crítico. La elección de este lenguaje no sólo preocupa porque pretende infravalorar y subordinar a la mujer —insisto en el “pretende”, pues habría que preguntarse si el llamar a alguien “zorra” o sus variantes podría verse como un insulto—, pues lo más notorio es el pobre imaginario al que apelan: la inopia de referen-tes simbólicos y la adhesión irreflexiva al sexismo añejo.

El triángulo semántico de Saussure muestra que todo signo está vinculado con un significado (un concepto) y con un significante (una imagen mental). Sus dos últimos elementos pertenecen al mun-do psíquico. Así, cuando alguien pronuncia el signo “zorra” para refe-rirse a una mujer, inmediatamente pasan por su mente el significado y el significante que lo remiten a esa palabra. Las primeras imágenes mentales a las que el emisor recurre para lanzar un insulto son las que muestran a la mujer como prostituta. En un contexto que busca subordinar a quien pertenece o se asume como parte del género feme-nino, al signo “mujer” se le atribuye un significado preciso: persona que mantiene relaciones sexuales a cambio de dinero. Su significante también es claro: la imagen de una mujer parada en una esquina, semi-desnuda y vendiendo su cuerpo. En efecto, la suma ideológica sexista penetra en el dominio del signo lingüístico y transforma su uso en algo sistematizado.

La vinculación de la palabra “mujer” con los referentes “negativos” del signo “prostituta” obliga a un análisis más detallado: el signo mu-jer está profundamente relacionado con la idea de cuerpo. Por ello,

Adriana Romero-Nieto

la única valía que se le otorga en una sociedad machista reside en su cualidad corpórea y en el uso que haga de ella: la que permanezca pura e inmaculada —como debe ser— será alabada; y su opuesto —aquella que es fuente de placer— será repudiada. Estamos frente a un maniqueísmo que sitúa a las mujeres en dos grupos: la virgen y la prostituta; el cual, nada ha cambiado desde María y María Magdalena. Justo como lo afirma Carlos Monsiváis al responder a la pregunta ¿en qué momento surgió el sexismo?: “tal vez en el instante cuando, sobre el placer o el desarrollo personales, la reproducción se convierte en la meta de la relación sexual. El patriarcado lo decidió, apoyado en la biología, para la eternidad”.

En cada “zorra”, “perra” o “puta” que se pronuncia, la mujer es menospreciada, pero también es reducida a sólo ser un cuerpo, una mera herramienta. Así como también lo es en cada supuesta entronización de las palabras “virgencita”, “pura” o “casta”. “Como casi todos los pueblos, los mexicanos consideran a la mujer como un instrumento, ya de los deseos del hombre, ya de los fines que le asigna la ley, la sociedad o la moral”, dice Octavio Paz. Y es pre-cisamente la asociación mujer-cuerpo, la que denota una falta de originalidad, pues refuerza estereotipos surgidos hace más de dos milenios, y que de tan rancios es de extrañarse que todavía hoy sigamos en la lucha por desmontarlos.

Las justificaciones para perpetuarlos pueden ser muchas: las creencias, la ideología, la tradición; pero la reducción a lo corpóreo tiene uno de sus sustentos en el lenguaje. Y si bien es cierto que, como afirman muchos lingüistas —entre ellos los que forman parte de la Real Academia Española de la Lengua—, “los hablantes hacen la len-gua”, también es verdad que, como dicen las feministas defensoras del lenguaje inclusivo, “lo que no se nombra no existe”. No propon-go censurar palabras, sino dejar atrás los esquemas naturalizados e “instintivos” que llevan a soltar signos sin una verdadera integración de los significados y significantes a los que se vinculan. En pocas pa-labras, de lo que se trata es de hacer un uso consciente del lenguaje. Pero, también, es una invitación a que quienes decidan, con plena conciencia, seguir buscando formas de denigrar a las mujeres, que al menos indaguen para hallar palabras más imaginativas para sus fines. Que las llamen con cualquier sinónimo de “prostituta” no las asusta ni las ofende, pero se ha vuelto un cliché intolerable. Estas personas, aunque no lo sepan, deben enterarse de que el signo “mujer” tiene referentes mucho más amplios.+

MUJER MUERTALa imagen, visión o sue-ño de una mujer joven muerta, en su sepulcro, es un símbolo directo de la muerte del ánima.

Juan-Eduardo Cirlot. Diccionario de símbolosEditorial Siruela

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Antes y después de las palabras, el silencio. También entre ellas. Es la distancia que las reúne y las vuelve prodigiosas: su alteridad. Los hay incandescentes, fornidos, con forma de convicción, íntimos, silencios que se vuelven epifanía; también

existen los subyacentes, afilados, rancios, de la estatura de un grito y con la consistencia de la bilis. De cualquier manera, silencio es presencia. Algo más que la interrupción de los sonidos o el revés del lenguaje: lo no dicho adentro de lo dicho. Heidegger pensaba en él como la máxima posibilidad expresiva. En los primeros años de vida no existe la distancia con el mundo; extraordinariamen-te, el niño se transforma en sus sensaciones. En él encarna el enorme ímpetu de cono-cer, el deseo original de vivir que se traduce en fascinación, movimiento y amor por las palabras. El silencio en los niños causa extrañeza y hace ruido, mucho ruido; también, suele tener un aroma turbio, un dejo de pacto y de secreto. Se guarda silencio en la in-fancia para ocultarse de los demás y de uno mismo. Wittgenstein sentencia: “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Se guarda silencio en la infancia porque todavía no se conoce bien el repertorio de términos para nombrar lo que permanece en los sótanos del asombro. El abuso impone como amenaza la vergüenza y la desnudez. Se convierte en urgencia, entonces, aprender a leer los signos, la semántica de los silencios del niño. En esta, nuestra patria del abuso, todo se puede y, por supuesto, quien posee el po-der lo ejerce contra los otros, como afirma Foucault. Los niños son el blanco perfecto: dependen de los adultos y deben obedecerlos, poseen una gran imaginación, inventan cuentos, son frágiles. La historia de la humanidad es la historia del abuso sexual. Ya en la Grecia clásica, donde surgen los fundamentos políticos y morales de nuestra sociedad, los hombres mayores disponían sexualmente de los jóvenes, a partir de los 12 años, en un rito de iniciación. La Ley de la patria potestad romana daba derecho a los padres de vender como esclavos a sus hijos. En la Edad Media la pederastia fue una práctica frecuente, lo que promovió intentos de castigo tanto por la Iglesia como por las autoridades civiles. Y hablando de la Iglesia católica, los abusos sexuales cometidos por clérigos han sido docu-mentados desde el siglo II. En épocas más recientes, a partir de la Revolución industrial, los niños son explotados laboralmente, y esta circunstancia favorece, también, el abuso corporal. En la España decimonónica la pederastia fue sancionada jurídicamente, pero en la práctica los abusadores no sufrieron castigo alguno. Hasta la fecha, el matrimonio

de adultos con niños sigue siendo permitido en algunos países; y México, hoy en día, es un paraíso para los aficionados a la pornografía infantil.

Los pederastas no llaman la atención a simple vista, suelen ser varones de mediana edad o mayores, tienen una baja autoestima y se les dificulta conectarse con el dolor de otros. Quizá sufrieron de abuso en la infancia. Con frecuencia, están vinculados o emparentados a sus víctimas. No actúan violentamente, bus-can el acercamiento amistoso con los menores y muestran tendencia a justificar sus acciones sin remordimientos. En números, se estima que una de cada cuatro niñas ha sufrido algún tipo de

abuso sexual, y uno de cada ocho niños, también. Los cálculos arrojan, así, que hasta un veinticinco por ciento de la población adulta fue violentada, en algún

momento, durante la infancia. La literatura, como testimonio de las verdades aterradoras de la conducta huma-na, nos ofrece un surtido rico de voces en torno al tema. Por supuesto, no pueden perderse Lolita (Anagrama), de Vladimir Nabokov. Este clásico, narrado por Mr.

Humbert, desde un ostentoso lirismo, sigue causando polémica seis décadas después de haberse publicado. El relato de un profesor maduro que se siente irremediablemen-te atraído por Lolita, una niña de doce años. La ironía deslumbra tanto como el deseo en esta obra mítica, que en un principio fue catalogada como pornografía. Transgre-sión de una moral sexual limitada, todavía vigente. ¿Historia de amor o de pederastia? ¿Apología del abuso? Nabokov no es responsable de la interpretación ética de sus lec-tores. Pero sí lo es de la calidad de su escritura y del innegable goce estético que nos sigue provocando su novela. De Shapphire Boyce, Push (Anagrama), es otra obra inquietante. Precious Jones tiene 16 años y espera a su segundo hijo. El primero lo tuvo a los doce años. Su propio padre es el padre de sus hijos. Ella es negra y casi no sabe leer, vive con su madre, una ex reclusa obesa y descuidada. Novela implacable y amarga. Deshuesadero de las rela-ciones asimétricas y de la brutalidad ejercida contra los más vulnerables. Es un libro tan bello como feroz. El conjuro de la palabra seguirá imponiéndose en rebelión contra el abuso. Como dice Alejandra Pizarnik: “La palabra que sana”.+

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El silencio y el desamor: Siete sitios sin ti. Las crisis sentimentales y el desamor son temas recurrentes en las obras literarias de todos los tiempos, y este es el tema de Siete sitios sin ti (editorial Dibbuks), el más reciente cómic de Juan Berrio (Valladolid, 1964) que nos ofrece nuevas luces sobre un hecho casi cotidiano.

Berrio es conocido por crear novelas gráficas costumbristas, to-das marcadas por un dejo de tristeza. Es difícil no quedar subyugado ante el encanto de sus proyectos donde los amores platónicos, la me-lancolía y el olvido integran la atmósfera donde el trazo, la narración —e incluso los colores— envuelven a los lectores en la tragedia de los hechos. Esta novela gráfica narra la historia de Elena y Jorge: ellos viven en casa de los padres de él; pero, desde hace poco, algo no está del todo bien. Jorge consiguió su primer trabajo, pasa menos tiempo en el hogar y aparentemente está cambiando. Elena se siente sola y, tras mucho pensarlo, decide irse para comenzar una nueva vida.

La nueva vida de Elena se revela en pequeñas situaciones cotidia-nas (los amigos comunes, los gustos similares, la historia que constru-yó con Jorge). Estos hechos transcurren a lo largo de siete capítulos, donde los sitios compartidos se transforman en protagonistas de un mapa personal que intenta superar la ruptura, pues los silencios y la despedida definitiva son una situación no resuelta que, al final, revela la manera cómo se viven estos problemas.

Aunque Elena es la protagonista, la fuerza de sus sentimientos nada tiene que ver con el hecho de que sea mujer; la ruptura que muestra Berrio es universal: todos tomamos decisiones difíciles, nos aferramos a ellas y cerramos los capítulos de la vida compar-tida para descubrir que algo profundo se ha transformado. Gracias a los colores, los sentimientos y los silencios van asumiendo un intenso protagonismo, la repetitiva presencia de un amarillo páli-do que “acartona” las viñetas permite que los tonos azules, rojos, violetas, verdes y naranjas hagan nuevas aportaciones a la trans-formación de Elena. Seis de los siete lugares son espacios cerrados,

absolutamente íntimos; pero, al llegar al séptimo —un parque— se puede percibir una transfor-mación esperanzadora.

La historia se sitúa en los años noventa, cuando no exis-tía el ruido y la inmediatez de las redes sociales. Hoy sería más difícil poder no saber nada del otro; sin embargo, eso no significa que no existan posi-bilidades de caer en el abismo del silencio cuando se decide terminar una relación. Siete si-tios sin ti es sugerente no sólo por su título, pues esta historia sencilla y clara, ausente de con-sejos o juicios, puede transfor-marse en un espejo capaz de reflejar nuestras historias.

El doble muro entre Estados Unidos y México: El muro que ya existeCuando están en campaña, los políticos suelen ofrecer más de lo que pueden cumplir. Ellos se empeñan en ocultar las realidades inconvenientes en términos de la rentabilidad electoral. El actual presidente de la nación más poderosa de la tierra, lleva años prometien-do que va a construir un muro en la frontera con México, cuando en realidad ya existe, y por partida doble: uno físico y otro burocrático. El segundo es el más implacable.

En México y otros países, miles de personas huyen de sus casas cada año, escapando de la violencia y la pobreza. Su fin es alcanzar “el sueño americano”, por lo que deben superar una serie de obstáculos en los que arriesgan su vida, integridad y sus escasos recursos. Si lo-gran huir de las salvajes pandillas que azotan naciones enteras como Honduras o El Salvador, aún deben sobrevivir al tramo más infame de la pesadilla: atravesar el enorme territorio mexicano, donde son vícti-mas de secuestro, robos, extorsión, violaciones, asesinato y desapari-ción, a lo largo de un larguísimo recorrido en las peores condiciones imaginables. Tan sólo la distancia de Tapachula a Nuevo Laredo es de dos mil kilómetros, aunque se trata de la ruta más corta, ella es el escaparate feroz del crimen organizado.

Para las personas que, a pesar de todo, logran llegar a los Estados Unidos, ya sea de nacionalidad mexicana o de otras, y soliciten de manera legal su residencia, o pedir que los acepten en condición de refugiados, deben primero enfrentar al ominoso dispositivo kafkia-no de una maraña burocrática diseñada para restringir al máximo la inmigración. La periodista Eileen Truax nos explica que, mientras se resuelve jurídicamente su estatus migratorio, estas personas son encerradas en condiciones incompatibles con los derechos humanos más esenciales. Se les priva de alimentación adecuada, ropa digna, calefacción y asistencia legal. Incluso, de atención médica. Además pueden estar encerradas durante años esperando una respuesta que, muy probablemente, será negativa. Este limbo no había sido radiogra-fiado hasta la médula, hasta que lo hizo Eileen Truax, la experimenta-da periodista mexicana que ha dedicado incontables años a investigar, documentar y exponer con lucidez las numerosas vertientes de la frontera más desigual y compleja del mundo.

En su libro El muro que ya existe (publicado originalmente en in-glés bajo el título We built the wall), Truax da voz a las víctimas, pero también a gente como el abogado Carlos Spector, que trabaja gratuita-mente por defender la dignidad humana y los derechos esenciales de las personas migrantes. La necesaria lectura del libro de Eileen Truax adquiere especial relevancia en la situación actual, pues el sistema mi-gratorio de los Estados Unidos se encuentra en debate, debido a la campaña electoral, y porque México tiene mucho trabajo por hacer en la defensa de los mexicanos en aquel país, a la vez que tiene la obligación de garantizar los derechos humanos y la seguridad de las personas migrantes que se ven forzadas a cruzar nuestro país, soñan-do con una mejor vida al otro lado. Migrar es un derecho y es parte de la condición humana misma. Estamos hechos de migraciones: es quizá la única constante de la historia universal.

En El muro que ya existe, felizmente publicado por HarperCollins México, Eileen Truax demuestra su profundo conocimiento de la frontera, reivindica su vocación por contar las historias de la gente que huye de la violencia y se afianza como una de las periodistas más notables de nuestro tiempo. El enorme escritor Martín Caparrós, quien escribió el prólogo para este libro, describe el periodismo de Truax como una herramienta para mejorar la vida de las personas. Qué afortunados somos sus lectores.+

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Ilallalí Hernández /Edgar Krauss

Al parecer, este cuadro, el más famoso del artista flamenco Jan van Eyck, conmemora la boda del próspero comerciante Giovanni Arnolfini con Giovanna Cenami. El cuadro está repleto de símbolos y presenta varios niveles de significacación distintos: es un retrato de la pareja, un

registro de su matrimonio y asimismo una expresión de la concepción de la institución del matrimonio en el s. XV.

1. El vestido El color verde del vestido de la novia es un potente símbolo de fertilidad. Aunque no está embarazada, su pose enfatiza su fertilidad y la posibilidad de futuros embarazos.

2. La velaLa única vela del candelabro simboliza la presencia de Dios. Su posición junto al lecho subraya también la deseada fertilidad de la esposa.

3 y 4. El calzadoEl calzado suelto indica una ceremonia religiosa en curso. Los pies descalzos en contacto con el suelo son otro símbolo de fer-tilidad. La colocación del calzado también es relevante: el de él está más cerca de la puerta, aludiendo a su posición en el mun-do, mientras que el calzado rojo de ella se halla junto al lecho, en alusión a su papel preponderante en el hogar.

5. El perroSímbolo tradicional de lealtad, el perro a los pies de la pareja puede representar también el amor terrenal.

6. Rosario de cristalLas cuentas del rosario colgando de la pared son de cristal, sím-bolo de la pureza y la devoción de la novia.

7. Naranjas Las naranjas, frutas de lujo en el norte de Europa, son una muestra de riqueza. Como la manzana, la naranja ha represen-tando a veces la fruta prohibida del jardín del Edén, así como el instinto sexual, que quedaba santificado por el matrimonio.

8. CabeceraEn la cabecera de la cama hay tallada una figura con un dragón a sus pies. Podría tratarse de santa Margarita, patrona del parto.

9. Detalle del espejo convexoEl espejo es un elemento central del cuadro, pues el espectador ve reflejada la habitación entera, incluida una figura que puede ser la del propio artista. Los pe-queños medallones del marco del espejo muestran escenas de la Pasión de Cris-to y representan la eterna promesa divina de la salvación, promesa que alcanza a las figuras reflejadas en la superficie convexa del espejo. El espejo era también un símbolo de la Virgen María, de su inmaculada concepción y su pureza.

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Signos y símbolos: Guía ilustrada de su origen

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S El ímbolo de 2020Magalí DiazNumeróloga

Un símbolo es un signo o una imagen que representa otra cosa o un objeto, pero también representa algo “abstracto”, como ocurre con las ideas, las imágenes mentales o las fuerzas que actúan en nuestras vidas. Las características ocultas de este año que acaba de comenzar pueden ser representadas por símbolos con la finalidad de hacerlas comprensibles.

Numerológicamente, la suma de los cuatro dígitos que componen el 2020 da como resultado 4. Este número es un símbolo que repre-senta las características energético-vibratorias del año que se abre ante nosotros. Gracias a esto podemos enfocar con claridad que este año será una época propicia para sanar nuestro pasado y poner en orden nuestra existencia, desde lo más simple hasta lo más trascendente. Es un tiempo perfecto para curar las viejas heridas del alma y darle prioridad a lo verdaderamente esencial: ser más prudentes, más flexibles y más pacientes. De no hacerlo así, se profundizarán las heridas y se tendrá un retroceso en nuestra evolución espiritual. Serán tiempos para sanar la energía masculina, para revalorar lo que es importante en nuestras vidas y darle al hombre el lugar que le corresponde. Por

esta razón, estaremos “a prueba” frente a nuestras actitudes hostiles e inflexibles. La invitación es hacer un esfuerzo consciente para suavizar las energías densas, conectándonos con los demás de cora-

zón a corazón. También es el momento para recuperar nuestra identidad original, abrazando todo nuestro potencial creativo y valorando más lo que hacemos cada día. Otro tema

relevante será todo lo relacionado con nuestros estados emocionales. La energía colectiva del año 2020 podría ser un poco baja: si nos anclamos en actitudes

emocionales disparadas y reactivas y le damos poder a la pereza, bloquea-remos la belleza potencial del año que apunta a la acción y la creatividad

para reinventarnos.Frente a todo esto será vital cuidar los aparatos digestivo y respi-ratorio, pues son los nodos sobre los que se cargan la mayoría de

los desequilibrios emocionales; también será importante cuidar el corazón, la columna vertebral, la piel, los huesos, los riñones

y el hígado. Recuerda: nuestro cuerpo nos habla a través de los problemas de salud, cuando las emociones mal manejadas no se liberan. Valoremos la vida, es un regalo divino.

2020 es una etapa para crear bases sólidas en nuevos proyectos, recuperarnos de las viejas pérdidas mediante el trabajo, la disciplina y el orden, creando mecanismos innovadores en nuestras vidas, haciendo lo que verdade-ramente nos apasiona. Es tiempo de ser, y por ello debe-mos reconocer todo nuestro potencial, dones y talentos; es el momento de hacer para llevarlos a la acción abra-zando nuestra verdadera vocación y, por supuesto, de tener, en medida que cosecharemos los frutos de un trabajo bien hecho y con entrega.

De modo análogo al número 4, el símbolo que me-jor representa las potencialidades de este año es el Antahkarana. Este antiguo símbolo, utilizado desde hace miles de años en China y Tibet, representa la sanación —tanto física como espiritual— y la medita-ción. Visualizarlo nos lleva a estados muy profundos de

autosanación y de paz perdurable. Si analizas lo que hemos comentado, verás que todo

estáconectado: el universo es un conjunto de números y símbolos, al igual que una geometría sagrada. En él, todo,

absolutamente todo está entrelazado en una misma unidad in-disoluble. Te deseo el mejor de los años, recupera tu identidad

y busca ser grande en todo, pero más en lo concerniente a tu evolución espiritual.+

Taller vibracional 2020 en febrero.Mayores informes: [email protected] 55 3730 2616

Niñosy jóvenes Fabián Vásquez Escalante

La mentira de Catherine Grive. Ilustrada por Frédérique Bertrand (Siruela)Todos lo sabemos: las mentiras nos pueden perseguir y atormentar en el futuro si no se corrigen, y entendemos que es muy difícil crecer con dudas. Por esa razón, los niños hacen miles de preguntas y esperan una respuesta que ponga a trabajar su mente y su imaginación. Tener la mejor comunicación con ellos no solo implica enseñarles valores sino también escucharlos, ayudarlos a resolver sus interrogantes e inspeccionar cada emoción para que puedan expresar sus sensaciones e inquietudes.

La mentira de Catherine Grive trata de una pequeña niña que, sin darse cuenta, dice una mentira. Ella no sabe cómo o por qué mintió, sólo descubre que las palabras tomaron forma y quedaron en un silencio que comenzó a seguirla mientras el miedo se hacía más grande. Nadie puede creer en un mentiroso. Uno de los detalles más importantes de esta pequeña historia es el sentimiento de culpa que se representa con un punto rojo a lo largo de las ilustraciones. Este acompaña a la niña, insistentemente y, poco a poco, va creciendo y comienza a desarrollarse como una enfermedad. ¿Serán, acaso, una infección las mentiras? La protagonista no sabe cómo deshacerse de la mentira, ni de esa fea sensación que la sigue a todos lados. ¿Cuál es la solución que puede tomar? La valentía de enfrentar lo que dijo y la responsabilidad de sus palabras. Es así, como esta pequeña niña rompe con su mentira y logra reventar ese punto rojo gigante y, al fin, el alivio vuelve a ella.

Los lobos de oro de Roshani Chokshi (Editorial Hidra)Sèverin Montagnet-Alarie busca entrar al mundo de las Casas Elitistas y recuperar el honor que su familia perdió. Él está absolutamente dispuesto para cumplir una misión en la que no estará solo, pues unos jóvenes harán que su peculiar encuentro cambie el curso de la historia de la antigua Francia, una nación tan vieja como el arte de la forja. Gracias a ellos, Sèverin podrá recuperar lo perdido y hallará el tesoro de una casa que cayó. Este es el precio que deberá pagar para obtener eso que le negaron.

Enrique, Laila, Tristan y Zofia —cada uno con sus problemas— son los integrantes del peculiar grupo que se sumará a Sèverin en una aventura donde los descubrimientos podrían destruir el mundo como lo conocen. Ellos deberán guardar un secreto inesperado, atravesa-rán portales inquietantes que jamás imaginaron. Será una misión llena de enemigos, donde también surgirá, como un asidero, la amistad. Su objetivo no será nada fácil de lograr, pero, quizá, el honor los invitará a ver su vida de una manera distinta.

Así, en Los lobos de oro, no solo descubrimos la historia de Sèverin, también nos encon-traremos con otros personajes entrañables como Enrique, un apasionado de la historia, que lucha contra la discriminación. También conoceremos a Laila, una bailarina con el don de conocer el pasado de todos los objetos. Y está Zofía, quien es capaz de realizar brillantísimas deducciones matemáticas y lógicas. Por otro lado, Tristán —el casi hermano de Sèverin, pues se criaron juntos— es uno de los personajes que más ha sufrido y tiene una obsesión por las tarántulas. A este grupo tan singular, no sólo lo une una misión sino la complicidad.

Los lobos de oro es una novela en la que surge el asombro en cada página. Leerla modi-facará tu respiración; todo lo que ocurre es relevante para el desenlace que nos anuncia la siguiente misión. Efectivamente, en esta obra, Roshani Chokshi nos presenta el inicio de una trilogía donde cada capítulo es narrado por uno de los personajes, un hecho que le permite dar forma a una trama llena de fantasía, con misiones, algo de secretos y una incesante alteración de la realidad.+

LUNES 24 DE FEBRERO

17:00 a 17:45 • Salón El Caballito Después de Rimbaud la muerte de las artesParticipan: Raúl Ulises Ontiveros, Asael Ramírez Soriano y Gabriel Weisz Carrington

MIÉRCOLES 26 DE FEBRERO

16:00 a 16:45 • Salón Filomeno Mata Cardos y Lluvia. Antología de poesía escocesa contemporáneaParticipan: Mario Murgia (coordinador y prologuista), Eva Cruz y Joaquín Díez-Canedo

JUEVES 27 DE FEBRERO

17:00 a 17:45 • Galería de RectoresPresentación VindictasEl lugar donde crece la hierba • Minotauromaquia De Ausencia • La cripta del espejo • En estado de memoria Participan: Ave Barrera, Claudina Domingo, Jazmina Barrera, Nora de la Cruz y Lola Horner

SÁBADO 29 DE FEBRERO

11:00 a 11:45 • Salón Filomeno Mata La vida abierta (Premio Poesía Joven UNAM 2019)Participan: Valeria List (autora) y Pedro Serrano

14:00 a 14:45 • Salón Manuel Tolsá Puerta del Este. Ensayos sobre mito, arte y pensamientos de la IndiaParticipan: Elsa Cross (autora), Adrián Muñoz y Gustavo Moreno

Consulta el programa completo en www.libros.unam.mx • • / librosunam

LIBROSUNAM EN LA 41FILPMINVITA

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