revista cuadernos del cendes n°88

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AÑO 32 TERCERA ÉPOCA CARACAS ENERO-ABRIL 2015 VERSIÓN DIGITAL ISSN: 2443-468X VERSIÓN IMPRESA ISSN: 1012-2508 8 8 DES CUA DER NOS DEL CEN

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Page 1: Revista Cuadernos del CENDES N°88

AÑO 32TERCERA ÉPOCACARACASENERO-ABRIL 2015VERSIÓN DIGITALISSN: 2443-468XVERSIÓN IMPRESAISSN: 1012-2508

88DES

CUADERNOSDELCEN

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C E N T R O D E E S T U D I O S D E L D E S A R R O L L O

Revista Cuadernos del Cendes. 1983 - Caracas: UCV, Centro de Estudios del Desarrollo (CENDES)

Cuatrimestral

ISSN: 1012-2508

Revista Cuadernos del CendesAño 32, Nº 88Enero-Abril 2015

© Cendes, UCV 2015Hecho el Depósito de LeyVersión impresaDepósito Legal: pp198302DF32ISSN: 1012-2508Versión digitalDepósito Legal: ppi201502DC4651ISSN: 2443-468X

Centro de Estudios del Desarrollo, Cendes, UCVDirección Avenida Neverí, Edificio Fundavac, Colinas de Bello Monte - CaracasTeléfonos (58-212) 753.10.90 / 30.89 / 34.75 / 38.62 / 31.98Fax (58-212) 751.26.91Web www.ucv.ve/cendes

Coordinación editorial Rosa Lucía Celi, Jefa Dpto. de Publicaciones,Cendes, UCVCarátula Christian OportoCorrección de textos Haydée FaverolaDiagramación Margarita Páez-Pumar

La Revista Cuadernos del Cendes está incluida en la colección SciELO Venezuela: www.scielo.org.ve

La edición digital de este número fue posible gracias al aporte de la Asociación Franco-Venezolana de Ciencias Socialesy Humanidades (Cishfraven) y del Arquitecto Alfredo José Caraballo Hernández.

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Director Fundador

José Agustín Silva Michelena (†)

DES

CUADERNOSDELCEN

Comité Editor

Consuelo Iranzo / DirectoraCarlos Aponte

Luisa BethencourtRosa L. Celi

Comité Asesor

Juan Carlos TedescoInstituto Internacional de Planificación

de la Educación (IIPE), Argentina

Oscar MorenoUniversidad de Buenos Aires (UBA),

Argentina

Enrique ArceoFacultad Latinoamericana

de Ciencias Sociales (Flacso),Argentina

Amelia CohnUniversidad de São Paulo, Brasil

Inmaculada CaravacaFacultad de Geografía e Historia,

Universidad de Sevilla, España

Cathy A. RakowskiUniversidad de Ohio, Estados Unidos

David BarkinUniversidad Autónoma Metropolitana,

Xochimilco, México

Asdrúbal BaptistaCentro de Políticas Públicas,

Instituto de Estudios Superioresde Administración (IESA), Venezuela

Gioconda EspinaFacultad de Ciencias Económicas

y Sociales, Universidad Centralde Venezuela (UCV), Venezuela

Carmen García GuadillaCentro de Estudios del Desarrollo,

Cendes-UCV, Venezuela

Juan Carlos ReyUnidad de Ciencias Políticas,

Instituto de Estudios Avanzados (IDEA), Venezuela

Heinz R. SonntagCentro de Estudios del Desarrollo,

Cendes-UCV, Venezuela

Hebe C. VessuriDepartamento de la Ciencia,

Instituto de Investigaciones Científicasy Tecnológicas (IVIC), Venezuela

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IVCUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Contenido

VIIPresentación

1Estudio del impuesto sobre inmuebles urbanos

en la ciudad de Caracas: recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

Hilda Torres Mier y Terán

39La construcción de conocimiento científico en

Venezuela: contribución de geólogos petroleros del exterior (1936-1958)

Yolanda Texera Arnal

57Conflictos socioambientales en Chile:

la re-emergencia de racionalidades alternativasMarcela Garrido Ruiz, Arturo Valllejos-Romero,

Andrés Riquelme Catrián

75La constitución de las matrices político-ideológicas

de la izquierda argentinaLas huellas de origen y sus implicancias

en la práctica política José Eduardo Moreno

99La pobreza y las políticas públicas: del referencial

global al sectorialJaneth-Patricia Muñoz-Eraso

121La extranjerización económica y su impacto en la organización de la elite empresaria transnacional

de la Argentina (1989-2001)Alejandro Dulitzky

Presentation

Study of the tax on urban real estate in the cityof Caracas: fundraising, efficiency, equityand urban control

The construction of a scientific discipline in Venezuela: foreign contributions to Petroleum Geology(1936-1958)

Socioenvironmental conflicts in Chile: The re-emergence of alternative rationalities

The constitution of the political-ideological matricesof left Argentina Traces of origin and its implications for political practice

Poverty and Public Policies: The global referenceto sectorial

The economic foreing figure and its impact on theOrganization of the transnational entrepreneur elitein Argentina (1989-2001)

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 V

Entrevista

153Harold Alderman

El costo de iniciar la vida en condiciones inapropiadasPor Marianella Herrera Cuenca

Documento

159Petróleo en Venezuela en el siglo XX

De la inexperiencia institucional a la periciaGregorio Darwich Osorio

Reseñas

169Proyecto de Investigación

La identidad nacional e identidad política ¿Quiénes somos 40 años después?

Yorelis Acosta

175Eventos

Día del SociólogoHomenaje a Heinz Rudolf Sonntag

Roberto Briceño León, Ignacio Ávalos Gutiérrez

183En memoria de José Agustín Catalá

Rafael Simón Jiménez

191Reseña bibliográfica

Teorías sobre la ciudad en América LatinaBlanca Ramírez Velásquez, Emilio Pradilla Cobos (comps.)

Por Alberto Lovera

Información editorial

195Autores

197Normas para autores

Interview

Harold AldermanThe cost of initiating life with inadequate conditions

Document

Oil in Venezuela in the 20th centuryFrom institutional inexperience to expertise

Reviews

Research projectNational identity and political identityWho are we 40 years later?

EventsSociologist Day

Tribute to Heinz Rudolf Sonntag

In memory of José Agustín Catalá

Bibliografical reviewTheories bout the city in Latin America

Editorial information

Authors

Standards for authors

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 VII

Presentación

Este número 88 de la Revista Cuadernos del Cendes trae contenidos variados provenientes de Argentina, Colombia, Chile y Venezuela, que hacen aportes y enriquecen los Estudios del Desarrollo en América Latina.

El primer artículo, de Hilda Torres Mier y Terán, desarrolla una evaluación de la aplicación del Impuesto sobre los Inmuebles Urbanos en relación con los objetivos de recaudación, equidad, eficiencia y control urbano en el Distrito Metropolitano de Caracas. Las fuentes primarias de datos corresponden a publicaciones oficiales, tales como Ordenanzas de Im-puesto y Presupuesto municipales, informes de Memoria y Cuenta de los gobiernos locales, y registros de transacciones de compra-venta de inmuebles. En general, puede afirmarse que hay un bajo aprovechamiento del Impuesto sobre los Inmuebles Urbanos en el Distrito para el logro de políticas de recaudación, equidad, eficiencia o control urbano. De acuerdo a la teoría tributaria, el diseño actual del impuesto impactaría negativamente la producción de edificaciones, propiciando la escasez y aumento de los precios inmobiliarios, ya que se aplica tanto a suelo como a construcciones; es decir, no es un impuesto neutral y traslada la carga sobre el consumidor. La autora hace propuestas específicas para mejorar la situación estudiada.

Yolanda Texera Arnal explora los aportes al desarrollo científico y tecnológico del país entre 1936 y 1958 por parte de los geólogos extranjeros que trabajaban para las compañías que operaban en Venezuela, o que asistieron a los congresos venezolanos de geología. Asimismo, dentro de la política en materia de geología que se desarrolló en Venezuela, estudia los intercambios entre los departamentos técnicos de los ministerios de Fomento y de Minas e Hidrocarburos. La autora hace una revisión de las fuentes existentes: los estudios de historia general de la geología en el país, específicamente Reseña sobre los estudios geológicos sobre Venezuela desde Humboldt hasta el presente. 1799-1962, realizada por geólogos de la compañía Creole de la época; el Código Geológico de Venezuela, publi-cado por Intevep-Pdvsa; las revistas y boletines de los Ministerios de Fomento y Minas e Hidrocarburos; así como las ponencias de los congresos realizados en el período de estudio, entre otras fuentes especializadas.

El artículo de Garrido, Vallejo y Riquelme analiza, mediante un enfoque cualitativo, las racionalidades expresadas en los conflictos socioambientales que se han desarrollado en torno al proyecto hidroeléctrico HidroAysén y el proyecto termoeléctrico Castilla en el sur y norte de Chile, poniendo de manifiesto que detrás del hecho fáctico de la conflictividad

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VIIICUADERNOS DEL CENDES

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Presentación

estarían diferentes racionalidades; unas preconcebidas antes del conflicto (racionalidad económica capitalista) y otras que emergen y se hacen visibles en el mismo conflicto (ra-cionalidades alternativas). En este caso, el estudio permitió apreciar una coherencia en el comportamiento social, entre racionalidad, valores, discursos y posiciones sobre el tema energético en Chile. Se trabajó con información proporcionada por actores involucrados en los conflictos estudiados, tales como dirigentes sociales y comunitarios, agentes políticos, gubernamentales y económicos locales o regionales. Además, el estudio se apoyó en la revisión documental centrada en los discursos públicos de actores políticos y económicos nacionales, así como también de académicos o actores del mundo de las ciencias en gene-ral, relacionando los discursos y las racionalidades con el contexto energético y con cada conflicto socioambiental, a través de un análisis situacional.

Por otra parte, José Eduardo Moreno analiza el proceso histórico a través del cual se conforman las principales matrices político-ideológicas de la izquierda en la Argentina para contribuir a la comprensión de sus posicionamientos políticos. Se trata de identificar las grandes directrices de sus discursos, el origen y modo en que se establecen sus diferencias programáticas, y sus implicaciones en la práctica política que desarrollan. Se concluye que, aún hoy, aquellas huellas de origen se hacen presentes y están en la base de los posiciona-mientos de las organizaciones de la izquierda. La importación de debates y problemas, y la centralidad y fijación que tales elementos adquieren en su práctica política, parecen tener claras repercusiones sobre sus actuales posicionamientos.

El trabajo sobre pobreza y políticas públicas, que presenta Janeth Patricia Muñoz Eraso, toma como categoría de análisis el «referencial» de Pierre Muller para revisar las diferentes conceptualizaciones de la pobreza y los distintos enfoques y métodos para su medición; examina en particular la pobreza rural, por ser este el sector en el que la pobreza es más extendida y adquiere una intensidad mayor en Colombia y en el resto de América Latina. Como conclusión central se señala que al no existir una conceptualización clara de la pobreza, ni de quienes son los pobres, ni de los métodos de medición, o sobre la definición de lo «rural», se producen diferencias en su tratamiento; y los gobiernos utilizan los criterios internacionales que no permiten atacar el origen de la pobreza en contextos específicos. En consecuencia, como muestra la realidad, es difícil diseñar políticas públicas acordes a las condiciones en que se desenvuelven los pobres tanto urbanos como rurales.

Finalmente, el proceso de extranjerización ocurrido en las organizaciones de la elite empresaria transnacional argentina es trabajado por Alejandro Dulitzky mediante el análisis de los perfiles y las trayectorias laborales de sus máximos dirigentes, como parte del impacto causado por las transformaciones económicas que surgieron en la Argentina de los años 90 del siglo XX. El trabajo postula dos conclusiones: la primera de ellas muestra cómo la aper-tura comercial y la desregulación progresiva de los diferentes mercados, que se consolidan

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CUADERNOS DEL CENDES

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 IXPresentación

durante el período 1989-2001, estimularon en la mayoría de las empresas transnacionales la presencia de presidentes (a nivel gerencial) con elevados niveles de internacionalización (laboral y educativa). En segundo lugar, se analiza la relación establecida entre el Estado y las empresas transnacionales en aquellos sectores donde las privatizaciones actuaron como uno de los principales factores de atracción, lo que motivó, en esos mismos sectores, la presencia de presidentes fuertemente arraigados al ámbito local y, en particular, a la Administración Pública Nacional.

En la sección de Entrevistas, la profesora Marianella Herrera Cuenca presenta su con-versación con el Dr. Harold Alderman, líder en Desarrollo Humano para la región de África y perteneciente al Grupo de Investigación del Desarrollo del Banco Mundial. La entrevista se centra en temas fundamentales que asocian la talla baja y los problemas nutricionales en niños con el desarrollo de un país.

Continuando en la sección de Documentos con la publicación de las memorias presen-tadas por los profesores-investigadores del Cendes, como parte del requisito para aspirar a ascender dentro del escalafón universitario, se expone en esta oportunidad la del profesor Gregorio Darwich Osorio, quien ascendiera a la categoría de Titular bajo el régimen de pre-sentación de artículos sobre su línea de investigación denominada: «la cuestión petrolera venezolana del siglo XX».

En Reseñas, se ofrece el proyecto de investigación sobre Identidad nacional e identi-dad política. ¿Quiénes somos 40 años después?, de la investigadora Yorelis Acosta del Área Sociopolítica del Cendes, quien se plantea una nueva mirada sobre los temas «identitarios», campo de estudio en el que despuntaron, hace más de 35 años, los importantes trabajos de Maritza Montero (1984a,b) sobre Ideología e Identidad Nacional y de José Miguel Salazar sobre Identidad y el Carácter Nacional (1988,1994).

En la sección de Eventos se recogen dos acontecimientos recientes: el primero de ellos, el homenaje realizado por la Secretaría de la Universidad Central de Venezuela a nuestro querido ex director del Cendes: Heinz Rudolf Sonntag, en ocasión del Día del Sociólogo, en febrero de 2015. Los textos presentados reúnen las palabras de los expositores Roberto Briceño León e Ignacio Avalos. El segundo evento es el homenaje realizado al reconocido editor venezolano José Agustín Catalá en el Espacio Trasnocho en la ciudad de Caracas con motivo de los 100 años de su nacimiento, en el cual se proyectaron dos documentales sobre su persona realizados, uno por Macky Arenas y el otro por Carlos Oteyza. De este evento publicamos la semblanza que sobre este hombre ejemplar hiciera Rafael Simón Jiménez, uno de sus amigos más cercanos.

Finalmente, el profesor Alberto Lovera realiza la reseña bibliográfica acerca de las «Teorías sobre la ciudad en América Latina», de Blanca Ramírez Velásquez y Emilio Pradilla Cobos (comps). El libro contiene dieciocho textos elaborados por veinte investigadores de

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Presentación

diferentes países de la región latinoamericana, con predominio de académicos radicados en México, dado que fue de allí que partió la iniciativa de esta compilación impulsada por el Grupo Territorio, tecnología y medio ambiente de la Universidad Autónoma Metropolitana de Ciudad de México, casa de estudios que edita esta importante publicación.

Comité Editor

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ENERO-ABRIL 2015 1RECIBIDO: DICIEMBRE 2014

ACEPTADO: ABRIL 2015

ResumenEl estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos que se presenta a continuación se fundamenta en las teorías económica, tributaria y urbanística, con el fin de evaluar su desempeño en relación con objetivos de recaudación, equidad, eficiencia y control urbano. Se escoge la ciudad de Caracas como ámbito de investigación con una constatada trayectoria en el desarrollo institucional del tema. Se utilizan como fuentes de información las Ordenanzas de Impuesto y de Presupuesto e Informes de Memoria y Cuenta de las Alcaldías del Distrito Metropolitano, desde 1969 hasta 2010. El artículo se ha realizado sobre la base de los resultados de la tesis aprobada en 2013, denominada «Hacia la optimización del impuesto predial urbano como fuente clave de ingresos propios a nivel local. El caso del Distrito Metropolitano de Caracas», del Doctorado en Urbanismo del Instituto de Urbanismo, Facultad de Arquitectura y Urbanismo «Carlos Raúl Villanueva», Universidad Centralde Venezuela.

Palabras claveImpuesto sobre Inmuebles Urbanos / Análisis tributario / Análisis urbano / Caracas

AbstractTax study on urban real estate is based on the theories of economic, tax and urban planning, in order to evaluate their performance in relation to objectives of revenue, equity, efficiency and control urban. The city of Caracas as a research field has a noted career in the institutional development of the subject. The Ordinances of tax, budget and reports of Memory and Account of the Mayors of the Metropolitan District, from 1969 until 2010 are used as sources of information. The article has been carried out, on the basis of the results of the thesis adopted by 2013, called «Towards the optimization of the urban property tax as a key source of income at the local level. The case of the Metropolitan District of Caracas», to the Doctorate in Urban Planning of the Town Planning Institute, Faculty of Architecture and Urbanism «Carlos Raúl Villanueva», Central University of Venezuela.

Key words Tax on urban Real state / Fundraising / Urban research / Caracas

pp. 1-37

* Doctora en Urbanismo. Docente-Investigadora del Área de Estudios Urbanos, Escuela de Arquitectura «Carlos Raúl Villanueva» y Coordi-nadora del Doctorado en Urbanismo del Instituto de Urbanismo, Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela.Correo electrónico: [email protected]

Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanosen la ciudad de Caracas: recaudación, eficiencia,

equidad y control urbano

HILDA TORRES MIER Y TERÁN*

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Hilda Torres Mier y Terán

Introducción: importancia del tema tributario, la descentralización

y el desarrollo local

El desarrollo local y las teorías que lo sustentan se caracterizan por el análisis acotado a territorios subnacionales y por el estudio de variables económicas fundamentales, así como por aspectos de localización espacial y acciones de los agentes económicos, políticos e institucionales del sector privado y sobre todo público, en políticas de facilitación de infraestructura y servicios en favor del desarrollo territorial (Guerra, 2006). Como se indica en la literatura, el desarrollo local requiere del apalancamiento de los recursos propios de igual fuente, como para que otorguen autonomía de gestión a los gobiernos regionales y municipales. De hecho, la exagerada dependencia de los recursos o transferencias centrales se opone a la autonomía necesaria para implementar políticas de desarrollo económico local (Tello, 2006:55). En este contexto, la descentralización político administrativa y el reforzamiento de los gobiernos locales permitirían un manejo más eficiente de los recursos, además de la creación de mecanismos idóneos de equidad y progreso. Este resultado positivo viene comprobándose desde su aplicación o ampliación en diferentes países, como señalan organismos tales como el Banco Mundial (2007) y otras instituciones regionales como la Comisión Económica para América Latina (CEPAL, 2000). De acuerdo a la CEPAL, la descen-tralización, llevada a cabo en la década de los noventa en América Latina, logró objetivos financieros y políticos de gestión, a la par que objetivos sociales de bienestar, aunque tuvo en sus orígenes una función de legitimación política y democrática, más que de desarrollo. El logro de objetivos de desarrollo local exige crear la capacidad de aumentar los ingresos propios y recaudar impuestos locales, potenciando ventajas comparativas y competitivas regionales (CAN, 2005; Boisier, 2005; Jordán y Simioni, 2003). Organismos multilaterales como la Organización de Naciones Unidas (ONU), por medio de los programas de UN-HABITAT (2006)- Slum Upgrading Facility Program (SUF) y Human Settlements Programme, el Banco Mundial (BM, 2008), a través del Municipal Development Funds Program (MDFs), promueven investigaciones y políticas relativas al apuntalamiento del financiamiento local urbano en materia de descentralización, bajo criterios de subsidiariedad y de la teoría del federalismo fiscal. Esto implica la transferencia de recursos con fines de equidad, a la vez que el reconocimiento de la competencia de cada organización local para intervenir en el ámbito de su propio interés, sea este de carácter funcional o territorial (Boisier, 2004). Lo anterior permite visualizar el importante nexo entre desarrollo, descentralización y finanzas locales.

En Venezuela, el desarrollo y la descentralización institucional han seguido las mismas orientaciones que en el resto de Latinoamérica, asignando competencias ampliadas y la elección directa de representantes regionales y municipales a partir de 1989. A pesar de sus logros positivos ya mencionados, a partir de su implementación se ha observado un

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ENERO-ABRIL 2015 3Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

desmejoramiento en el esfuerzo fiscal de los municipios que debe ser superado,1 y cuyas consecuencias negativas se han acentuado adicionalmente a partir de 1999, con la cre-ciente práctica centralista del poder Ejecutivo y la aplicación de mecanismos parafiscales que perjudican la transferencia de recursos (Brewer-Carías, 2001; Banko, 2008; Vázquez, 2001; Barrios, 2005; Olivares, D´Elia y Cabezas, 2009; Aponte, 2010). La reorientación de la descentralización hacia objetivos de bienestar, como se ha recomendado a nivel lati-noamericano y a Venezuela en particular (CEPAL, 1998; Mascareño, 2008) dentro de los mecanismos validados por la teoría del federalismo fiscal y la elección pública,2 pasa por el fortalecimiento de la autonomía presupuestaria local. En este sentido Niculescu y Moreno (2007) plantean, como otros autores, la necesidad de superar problemas de sostenibilidad de las finanzas públicas descentralizadas, resultando entonces determinante analizar mecanismos de optimización de los instrumentos disponibles para la recaudación. Entre ellos destaca el Impuesto sobre Inmuebles Urbanos (IIU), el segundo más importante en la recaudación municipal de ingresos propios, así como uno de los más sub aprovechados y menos estudiados en las finanzas locales, con múltiples ventajas sobre otros instrumentos, y cuyo manejo redundaría en mejores posibilidades de reforzamiento de las instituciones y del desarrollo local en Venezuela.

El IIU es un instrumento tributario de las administraciones municipales de rango constitucional (Constitución de la República Bolivariana de Venezuela, 1999) y supone un derecho sobre el suelo, originario del Estado y del Municipio (Evans, 1998; Finol, 2007). Asigna gravámenes sobre las propiedades inmuebles y tiene, como elementos básicos de diseño, la valoración de la base imponible, exenciones y la imposición de alícuotas que reco-bran parte de la renta inmobiliaria. Otros ingresos de naturaleza predial de orden municipal vigentes en el país son: el Impuesto sobre Transacciones Inmobiliarias, el Impuesto Territorial Rural, la Contribución Especial por Mejoras, y la Contribución Especial sobre Plusvalías; esta última prácticamente sin aplicación en la actualidad (Camacho y Tarhan, 1998) salvo en el caso excepcional del Cobro de Plusvalías en el sector La Mercedes, del Municipio Baruta

1 Los ingresos propios municipales fueron el principal componente en promedio de los ingresos fiscales de los municipios venezolanos hasta 1998, mostrando una variabilidad menor que la de los ingresos por transferencias entre 1994 y 2004. En 1994, la media de los ingresos propios municipales, representó un 87,2 por ciento de los ingresos totales municipales en el ámbito nacional; sin embargo para 2004, la media nacional se revirtió y los ingresos propios pasaron a ser de 48,5 por ciento (Niculescu y Moreno, 2007) y a 36,5 por ciento para 2007 (Olivares, D´Elia y Cabezas, 2009).2 La teoría del federalismo fiscal valida la provisión local en ausencia de externalidades, cuando la población servida se corresponde con el territorio bajo control del proveedor público (principio de la equivalencia fiscal), ante un número óptimo de usuarios (Lagos, 2001; Musgra-ve, 1966). Ello puede mostrar resultados de eficiencia en el sentido paretiano, como se plantea en la teoría de la elección pública (public choice), a través del mecanismo del «voto con los pies» (Tiebout, 1956), o revelación espacializada de preferencias de los contribuyentes que escogen libremente entre localizaciones con administración fiscal diferenciada; esto es posible dentro sistemas de elección democrática por el encuadre de las decisiones por mayoría dentro de normas constitucionales (Sen; 1966; 1998), o del nivel consistencia interna de los agentes decisores (Buchanan, 1965; 2005).

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Hilda Torres Mier y Terán

(Vilaboy, 2004). También se aplican impuestos de naturaleza no predial, entre ellos el cobro del Impuesto Sobre Actividades Económicas (IAE), el más importante en la recaudación, que sin embargo no posee algunas de las ventajas del IIU, como su menor variabilidad y su absoluto anclaje espacial que favorece la estabilidad de recaudación; además, el IIU permite simultáneamente el logro de objetivos de eficiencia, equidad y control urbanístico. Debe tenerse en cuenta que las ventajas del IIU son potenciales y dependen de su diseño e implementación, por lo que resulta indispensable el estudio de sus características, así como del contexto económico, urbanístico e inmobiliario que puede influir en su desempeño, o sobre el cual puede tener efectos para su optimización.

Actualmente, esta fuente de financiamiento es subutilizada en Venezuela y el resto de Latinoamérica, debido a fallas que afectan tanto objetivos de recaudación como objetivos extra fiscales (De Cesare, 2004). En general, la recaudación de localidades de países en desarrollo presenta índices de desempeño inferiores a los de países desarrollados de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico - OCDE (Ocampo, 2008; Mussi y Alfonso, 2008),3 lo que ocurre igual para el caso venezolano.

En el país ha sido observación recurrente, en distintas aunque limitadas investiga-ciones, el bajo desempeño presupuestario del IIU debido a la desactualización de la base imponible, a dificultades catastrales y a fallas de recaudación. Algunas de estas observacio-nes fueron discutidas en el informe contratado por el Ministerio de Hacienda venezolano (SHOUP, 1958), el cual indicaba que «solo el 10 por ciento del impuesto potencial» del IIU se estaba recaudando en la ciudad de Maracaibo y que en el entonces Distrito Federal de Caracas, la morosidad total se estimaba en 20 por ciento, lo que se sumaba a problemas de diseño del impuesto.4 Según la investigación de Mouchet (1996) para 47 municipios, la recaudación por IIU y otras contribuciones asociadas a la propiedad inmobiliaria urbana eran declinantes por problemas de cobranza, baja cultura tributaria, desactualización catastral y costos políticos asociados. Más recientemente, en entrevistas realizadas a funcionarios de 66 municipios venezolanos, estos opinaban que la recaudación del IIU podía estar al-rededor del 19 por ciento de su potencial (González, 1998).5 Otros estudios parciales son orientados a la medición de montos de recaudación o al examen del perfil de funcionarios

3 En países como el Reino Unido, Canadá y los Estados Unidos representa más de 2,5 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB); entre 2000 y 2003, el único país de América Latina donde el impuesto representó en este período más de 1 por ciento del PIB fue Uruguay (1,12 por ciento). La cifra es de 0,71 por ciento, 0,68 por ciento, 0,58 por ciento y 0,57 por ciento en Colombia, Chile, Argentina y Brasil, respectivamente (De Cesare, 2004). Las cuentas nacionales publicadas (Oficina Nacional de Presupuesto, Ministerio del Poder Popular de Administración y Finanzas: ONAPRE), no detallan el IIU dentro del total de ingresos propios por municipio. Tampoco existen cálculos gubernamentales del PIB en el ámbito de las localidades o municipios que permitan aproximarse a la cifra en el caso venezolano.4 Se criticaba la base de valor correspondiente a alquileres entonces vigente, bajas alícuotas y exenciones a zonas urbanas sin equipamientos municipales. También señala que no se disponía de instrumentos para lograr una efectiva aplicación del impuesto tales como planos tributa-rios, registros, ni técnicas modernas de avalúo, sugiriendo por ejemplo la implementación de alícuotas a dos niveles (tierra y edificaciones).5 El estudio no presenta datos estadísticos al respecto.

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 5Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

y contribuyentes (Molero y Morales, 2007; y Flores, 2007). Actualmente las Alcaldías que componen el Distrito Metropolitano de Caracas (DMC), de los Municipios Baruta, Chacao, El Hatillo, Sucre y Libertador, vienen implementado la modernización del catastro, así como campañas informativas y descuentos de estímulo al pago del IIU.6 Sin embargo, en ningún trabajo se evidencian estudios sobre las variables de diseño del impuesto (Torres, 2013).

Partiendo de estas consideraciones preliminares, se aborda a continuación el estudio del IIU para el caso del DMC, a partir de la hipótesis de subutilización del impuesto en términos de recaudación y de sus ventajas, fundamentadas en el análisis de la teoría eco-nómica, tributaria y urbana, respecto a otras fuentes de ingresos municipales. Se resumen algunos antecedentes históricos del instrumento que permiten comprender su trayectoria, y se identifican montos de recaudación y características de diseño de la legislación vigente que pueden incidir en los montos percibidos, así como en el logro de objetivos extra fiscales de equidad, eficiencia y control urbano. Se realizan pruebas de actualización de valores mediante índices de precios de edificaciones multifamiliares, y se contrastan los valores fiscales y de mercado estimados para una muestra localizada en el Municipio Sucre. Las fuentes primarias de datos corresponden a publicaciones oficiales tales como Ordenanzas de Impuesto y Presupuesto municipales, informes de Memoria y Cuenta de los gobiernos locales, y transacciones de compra-venta registradas en la Oficina de Registro Inmobiliario del 2do. Circuito, Parroquia Leoncio Martínez. Con esto se espera dar un aporte a la opti-mización de las finanzas locales y al fortalecimiento de los procesos de descentralización y de las fuentes para desarrollo local.

Aspectos teóricos económicos, tributarios y urbanísticos del Impuesto Predial

Urbano (IPU)

Según la teoría tributaria, los efectos de equidad de un impuesto se asocian a principios de progresividad. La equidad horizontal implica que agentes similares deben pagar can-tidades similares y la equidad vertical se refiere al trato fiscal diferenciado para personas con diferentes niveles de ingreso, independientemente de las cantidades de servicios o bienes públicos consumidos. Los impuestos indirectos gravan bienes y servicios, y no suelen favorecer este objetivo, mientras que los impuestos directos que gravan a los individuos teniendo como referencia la renta o patrimonio, son más fáciles de adaptar a las circunstan-cias personales como el tamaño de la familia, el ingreso, la edad y en general la capacidad

6 La insolvencia por largos períodos que parece caracterizar al contribuyente respecto a este impuesto está relacionada con la inexistencia de legislación coercitiva por la falta de pago regular. De acuerdo a la Ley de Registro Público y del Notariado (LRPN, 2006), se prohíbe a los registradores inscribir documentos mediante los cuales se traslade o grave la propiedad raíz, sin la previa presentación de la solvencia de los impuestos municipales sobre predios rurales e inmuebles urbanos (LRPN, Art. 99). Esta es la única exigencia legal que obliga al contribuyente al pago eventual del IIU, y se presenta sólo al momento de una transacción por registrar.

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de pago, permitiendo potencialmente mayor progresividad. El IPU es un impuesto directo en la medida en que se considera el patrimonio inmobiliario como indicador de riqueza del contribuyente, por lo tanto, con mayores posibilidades de efectos de equidad, aunque son los impuestos directos sobre la renta los instrumentos que típicamente cumplen este requisito. En términos de eficiencia económica, los modelos de optimización tributaria estudian las alícuotas impositivas con menor impacto sobre el equilibrio de los mercados. La eficiencia depende de la elasticidad de los agentes a la alícuota de impuesto. Cuando se impone sobre bienes con mayor elasticidad de la oferta, ceteris paribus, como es el caso de los bienes de capital (por ejemplo edificaciones), se produce una mayor distorsión e ineficiencia, resultando menor el valor óptimo de la alícuota a aplicar y trasladándose al consumidor el efecto del impuesto sobre el precio. Entretanto, la aplicación de impuestos a bienes de oferta inelástica (por ejemplo tierra) traslada la carga al propietario y produce un menor o nulo impacto en términos de eficiencia. En el caso del Impuesto Predial Urbano, un tributo a la tierra sin mejoras tendría efectos máximos de neutralidad, adjudicando la carga tributaria al propietario del suelo.

El estudio tributario del IPU debe ser asociado a la dinámica local inmobiliaria, a la regulación del suelo urbano y a las características particulares y complejas de su base im-ponible y la de los contribuyentes. En el diseño del IPU, el concepto de equidad se maneja en términos de la riqueza medida a través del valor de los inmuebles en propiedad, como se mencionó. Así, la equidad horizontal se entiende como el producto de la relación del valor de tasación oficial uniforme entre las propiedades con iguales valores de mercado y que por lo tanto deben ser tasadas con la misma alícuota (Cornia y Barrett, 2005);7 y la equidad vertical se define como la relación entre el valor de tasación y el valor de mercado de cada propiedad, de forma tal que resulte uniforme dentro los rangos de valores de to-das las propiedades de una jurisdicción, evitando distorsiones inequitativas del valor fiscal respecto al valor de mercado que se supone definitorio del precio de equilibrio de cada uno de los inmuebles. La equidad horizontal, en términos de la valoración de la base imponible, puede maximizarse en la medida en que se aplican técnicas que reflejen los valores o rentas inmobiliarias verdaderas y uniformes para inmuebles similares, lo cual se asocia a los recursos del catastro disponibles (De Cesare, 2003; Erba, 2004). Siguiendo a Allen y Dare (2002), una medida de identificación de inequidad horizontal del IPU se refleja en el valor absoluto de la diferencia entre la tasa de avalúo fiscal TAV

i de una propiedad i (entendida como la

proporción del valor de tasación oficial AVi respecto al valor de mercado VM

i), respecto a

7 También puede definirse una suerte de equidad horizontal cuando el propietario del inmueble paga montos proporcionalmente mayores en la medida en que los beneficios de infraestructura dotada por el Estado favorezca sus propiedades, lo cual resulta en estudios de mucha mayor complejidad y de otra naturaleza, más cercana al cobro de plusvalías y de contribución por mejoras.

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ENERO-ABRIL 2015 7Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

la tasa media de avalúo fiscal ∑ AVi / n de n propiedades en una jurisdicción, sujetas al

impuesto; más formalmente:

Inequidad horizontali = | TAV

i – TAV

i media |;

donde: TAVi : AV

i / VM

i , y TAV

i media = ∑ AV

i / n.

Al existir diferencias mayores que cero en el valor absoluto de la Inequidad Horizontal, podrá identificarse cierto nivel de inequidad. También se observa que el diseño de las tarifas tendría un efecto redistributivo máximo, al hacerse valuaciones individuales y no por tramos o bandas de valor de los inmuebles (más simples o económicos); o al menos al evitarse los intervalos de valor y de tarifas poco escalonadas, que producen saltos de pagos entre inmuebles cuyo valor se acerca a los extremos de dichos intervalos; estos también pueden suavizarse al aplicar una tasa mayor únicamente a la parte del valor de la propiedad que excede el límite establecido en cada clase de valor de tasación (De Cesare, 2003). En el caso residencial, la equidad vertical puede llegar a omitirse cuando se diseña el IPU con alícuotas uniformes para todo contribuyente, al asumir el valor de los inmuebles como indicador de riqueza. En este caso, no se estaría tomando en cuenta la restricción presupuestaria de las familias en el consumo básico, mayor en los estratos de menores ingresos, en tanto que, en la mayor parte de la literatura, al suponer que los valores de los inmuebles representan el nivel de riqueza y la capacidad tributaria, se da equívocamente por sentado la progresividad intrínseca de una alícuota uniforme del impuesto. Las familias más pobres invierten una proporción mucho mayor de sus ingresos en vivienda, único patrimonio, por lo que la alícuota única sería más onerosa, resultando regresiva, aún considerando las diferencias de valor relativo de los activos inmobiliarios; además en este caso, la acumulación de propiedades no es sinónimo de altos flujos de ingreso corriente (De Cesare, 2003; Horne y Felsenstein, 2010).8 La equidad vertical y horizontal del impuesto predial también podría verificarse cuando las probabilidades de que el gobierno devuelva el crédito, vía infraestructura y servicios, son mayores que la probabilidad de que los propietarios regresen el importe percibido en forma de renta, en servicios urbanos o mejoras al terreno (Cohen y Coughlin, 2005). Asimismo, el impuesto al suelo afecta la renta producida por terceros agentes o externalidades positivas, especialmente desde el sector público, por lo que puede considerarse también equitativo que la sociedad recupere la renta adicional a través del impuesto al suelo para su reinversión social, sin afectar el nivel de oferta ni recaer sobre la demanda. Una baja recaudación, a la par que la implementación de descuentos típicos al desarrollo de vivienda, estaría asociada

8 En el caso de Porto Alegre (Brasil), se encontró cómo, en efecto, alícuotas uniformes de impuesto predial resultaban regresivas en relación a los ingresos de las familias más pobres (De Cesare, 2003).

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a un bajo gasto en infraestructura y servicios por insuficiencia presupuestaria de las agencias públicas. Esto incrementaría la escasez de suelo servido con sobreprecios no castigados por la vía fiscal, provocando exclusión de los estratos más pobres, sin capacidad de pago de la oferta disponible, afectando los efectos de equidad pretendidos (Morales, 2004).

Del diseño de las tasas o alícuotas del impuesto predial dependen también los logros posibles en cuanto a eficiencia o neutralidad en la reproducción de capital, más probable con el impuesto a la tierra ya mencionado; es decir, excluyendo mejoras o edificaciones, ya que este impuesto «sólo suelo» incidiría totalmente en la oferta, en la medida en que se trata de un bien típicamente inelástico al precio, recayendo sobre el propietario del suelo y generando un descenso de la renta sin aumento del precio de mercado. Una variante del IPU en esta modalidad son las alícuotas «crecientes» en el tiempo para terrenos vacantes o subutilizados. Esta figura presionaría al propietario hacia el desarrollo inmobiliario y permi-tiría obtener la máxima explotación del suelo urbano al mejor y más alto uso; es decir, más eficientemente desde el punto de vista urbanístico, propiciando la densificación urbana en el menor tiempo posible y evitando, además, el aumento de efectos de escasez en la renta y los precios. Son argumentos contra este diseño, en términos de equidad, que este tipo de alícuotas podrían deprimir, más que proporcionalmente, el precio del suelo central más valioso, cuando se aplica en forma generalizada, afectando con ello la base imponible o la recaudación, sin que necesariamente el menor precio relativo generado para el suelo haga accesible la localización a población de menores recursos, o que incida favorablemente en la disminución relativa del precio en la vivienda y el suelo en las zonas pobres de la ciudad. Esto es discutible y dependería de las condiciones de cada localidad.9 También pueden darse situaciones en las cuales el impuesto al suelo es ineficiente inter jurisdiccionalmente, cuando los propietarios de la tierra de una jurisdicción no son residentes y el exceso de gravamen que se permitiría el gobierno local o el exceso de dotación pública, no tendría el freno político de los votantes propietarios por el hecho de no ser residentes. Esto desde el punto de vista del examen del impuesto como carga eficiente por el uso de servicios públicos, como supone el modelo de Charles Tiebout (1956), el cual estimó que los consumidores contribuyentes ejercen cierta movilidad espacial, ubicándose en las localidades que satisfacen sus expectativas de consumo de bienes públicos y de pago de impuestos (Bell y Bowman, 2006; Zodrow, 2006; Cameron, 1999; Cohen y Coughlin, 2005).

Desde el punto de vista urbanístico, la eficiencia del impuesto predial «solo suelo» tiene también impactos diferenciados de acuerdo a las condiciones de regulación del lugar.

9 La definición de alícuotas «crecientes» tiene limitada aplicación en la práctica. Bajo la premisa de la utilidad social del suelo urbano en Porto Alegre, Brasil, el Impuesto predial urbano Territorial Urbano (IPTU) se aplica a terrenos vacantes, aumentando la alícuota del pago del impuesto en un 20 por ciento anual, hasta un 30 por ciento de alícuota máxima, so pena de su expropiación pública al cabo de cierto tiempo (Saavedra, 2006a; Dias, 2003).

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ENERO-ABRIL 2015 9Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

En un contexto de zonificación estricta de los usos y volúmenes de edificación, la lógica de la eficiencia del mejor y más alto uso del terreno con impuestos estimula a los promotores inmobiliarios a desarrollar al máximo los terrenos subutilizados; pueden surgir entonces contradicciones con objetivos de equidad, en términos del efecto de desplazamiento (o gentrification) de los residentes pobres, típicamente asentados en estas «zonas de transición» centrales. Pero la eficiencia se vería también disminuida con la inclusión de las edificaciones en la base imponible, desde el punto de vista de la extracción de recursos a una actividad productiva de oferta elástica. El impuesto a dos niveles (two-tiers tax), con tasas diferencia-das para suelo y edificaciones dentro de una misma propiedad, es una opción intermedia que elimina parcialmente efectos distorsionantes, propiciando el crecimiento económico (Anderson, 1999; Cohen y Coughlin, 2005).

El diseño típico del IPU incluye exenciones, exoneraciones y desgravámenes, tales como establecimiento de techos de valor para la aplicación de la alícuota de impuesto, límites a actualización de valores catastrales, límites al pago en valores absolutos y créditos fiscales. Un instrumento novedoso de financiamiento del incremento en el pago de impuestos pre-diales por nuevos desarrollos es el Tax Increment Financing – TIF, mediante el cual el gobierno local financia el pago adelantado del IPU, por ejemplo con la emisión de bonos de deuda con cancelación al vencimiento del TIF. Partiendo del valor actual de la base imponible y del cálculo del impuesto, se hace una estimación adelantada del valor superior expectante o proyectado en el tiempo del nuevo desarrollo permisado, valor derivado de sus propios efectos urbanísticos de revalorización de la zona donde se implanta y se aplica el tributo sobre el valor. Los montos de pagos adelantados se aplican a gastos de construcción de infraestructura y mejoras urbanas asociadas al nuevo desarrollo y su entorno urbano (Weber, 2003; Haveman y Sexton, 2008), con el fin de sustentar el propio desarrollo, reforzar la revalorización inmobiliaria e incrementar la calidad de vida local.

Revisión de antecedentes históricos y diseño de instrumentos legales

vigentes del IIU

El sistema colonial de propiedad pública de la tierra predominante en Venezuela no era consonante con la aplicación de un instrumento tributario como el IPU propiamente dicho y, a diferencia de la práctica en países anglosajones,10 no llegó a establecerse como tal sino hasta el siglo XIX, con el advenimiento de la República, la creciente liberalización de la economía y la consolidación de la propiedad privada. Sin embargo, la gradual privatización

10 La tradición anglosajona muestra el uso de impuestos al valor de la propiedad predial desde tiempos medievales, práctica trasladada a Norteamérica, y reforzada en la tradición de las tesis de Henry George de finales del siglo XIX sobre el impuesto único a la tierra (Carlson, 2004; Dye y England, 2010).

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de la tierra, que se inició en el período colonial, propició su aparición desde entonces. Esta privatización está originalmente asociada a mecanismos como el reparto de los «solares» y su conversión en propiedad, a condición de su desarrollo al término de cuatro años de posesión; la aplicación de otros medios, como la titularización por «composición de tierras», desde 1591 (Libro IV, Titulo XVII de las Leyes de Indias), que en Caracas llegó a incluir «eji-dos» y «propios» o tierras destinadas al uso común y a la percepción de rentas por parte del Cabildo respectivamente, y la prescripción adquisitiva aplicada a estos últimos. Durante los siglos XVII y XVIII, esta tendencia se acentuó, con la venta de «propios» y «ejidos» y la «composición y confirmación» de tierras «baldías» o «realengas» (propiedad de la Corona española), de las cuales eventualmente se disponía para la reposición de «ejidos» y «dehe-sas» (tierras de uso del común, asignadas al Cabildo para la expansión urbana), mermando así las tierras públicas locales, en el contexto de las políticas borbónicas de recaudación y control presupuestario, desde 1754. También la legislación sobre enajenabilidad de «ejidos», durante lapsos iniciales del período republicano en el siglo XIX, contribuyó a la tendencia, perdiéndose así las fuentes de rentas de «propios» coloniales y acrecentándose la preca-riedad presupuestaria del Ayuntamiento (Mendoza et al., 1918; Quiroz, 1993; Contreras, 2008; Landa, 2009; Glave, 2009: 41; Arcila, 1957).

En 1610 se instaura la «contribución» señalada en Acta de Cabildo del 15 de noviembre o «Auto de aplicación de propios» de Caracas, que se estimaba como «prorrata conforme al solar y sitio que tubiere» para cada vecino de la capital, constituyendo un antecedente indirecto del impuesto predial urbano local. Luego, la obligación de efectuar censos de tierras y la conveniencia de imponer tributos prediales fue establecida en la Constitución de la Provincia de Caracas de 1812 «Art. 190°..., para que quando se crea útil y oportuno, se altere el metodo actual de los impuestos calculado sobre los frutos y productos, y le subs-tituya otro que se refiera al valor de los mismos bienes raizes…». La Ordenanza Municipal de «Impuesto sobre Casas, Tiendas y Almacenes u otros Edificios Alquilados», publicada en la Gaceta de Caracas Nº 42 del miércoles 9 de mayo de 1821, Fº 185, instauró por primera vez, con carácter provisional, un impuesto sobre la propiedad en alquiler y en 1875, la Or-denanza Municipal del 23 de julio, sancionó el impuesto de «Medios Alquileres de Casas», extendido a casas habitadas por sus propietarios, considerándose el primer antecedente directo del actual IIU (Trujillo et al., 1964). Este permaneció vigente en términos generales hasta el año de 1905, cuando se aprueba la Ordenanza de «Impuesto de Frentes» para los Departamentos Libertador, Vargas, Guaicaipuro y Sucre, Sección Occidental del Distrito Federal, que fijó la «contribución» como una tasa por metro lineal del frente principal de las «fincas» que se rentasen como casas separadas. Esta Ordenanza dio paso a otras veintiséis nuevas Ordenanzas, cambiando la denominación a la de «Impuesto de Casas» a partir de 1915 y reinstaurándose en 1916 la práctica del cobro de una proporción de 50 por ciento

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ENERO-ABRIL 2015 11Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

del alquiler mensual de casas «urbanas» y «foráneas», en la Ordenanza del Distrito Federal, Gaceta Municipal Nº suelto del 7 de noviembre. En 1937 la «Ordenanza sobre Impuesto de Casas y otros Edificios», Gaceta Municipal Nº Extra del 2 de enero, definió «todas las casas y edificaciones construidas en el Distrito Federal en lugares donde estén completos los servicios municipales de agua, luz, calles» como base imponible, incorporando el tema del equipamiento urbano a la legislación tributaria. La moderna «Ordenanza de Impuesto sobre Inmuebles Urbanos», Gaceta Municipal del Distrito Federal N° 13.954 del 22 de enero de 1973, constituyó un hito en la evolución del instrumento y puede considerarse la más innovadora, definiendo la base imponible según «el valor del terreno, de lo edificado o construido y de instalaciones incrustadas», para «casas, edificios o apartamentos, locales comerciales, oficinas y similares ocupados o no por sus dueños» ubicados en «zonas urbanas» según plano elaborado por la Oficina Municipal de Planeamiento Urbano (OMPU),11 lo que es un indicio de coordinación urbanística. Estableció alícuotas crecientes según escalas de valor, considerablemente superiores a las vigentes, y dispuso la exoneración de viviendas de bajo valor, previo estudio económico familiar. La moderna orientación urbanística del instrumento se evidenció, también, al favorecer con una tarifa menor a los terrenos dedicados a estacionamientos y con la disposición de gravar, con una tarifa superior y creciente en el tiempo, a los terrenos vacantes que hubieren sido rezonificados, o a terrenos con edificios que hubiesen sido objeto de demoliciones, presionando así a su desarrollo, entre otros aspectos. En las Ordenanzas sucesivas, muchas de estas novedades fueron desapareciendo: se propició la disminución de alícuotas, se eliminaron las alícuotas crecientes en el tiempo para terrenos y se establecieron rebajas para terrenos vacantes.

En 1996, la Ordenanza de Impuesto sobre Inmuebles Urbanos, Gaceta Municipal Extra N° 1627-1 del 31 de octubre del Municipio Libertador, presentó una alícuota única con un complicado sistema de indexación de precios y «proporciones fiscales», y en la vigente Ordenanza de Impuesto sobre Inmuebles Urbanos, Gaceta Municipal del jueves 22 de mayo de 2008, N° 3016-2 del Municipio, se aplican actualizaciones según el Índice de Precios al Consumidor (IPC). En el Municipio Sucre, la Ordenanza en Gaceta Municipal Nº 352-08/2007 Extraordinario del 7 de agosto de 2007, también eliminó el criterio preexistente de alícuotas crecientes en el tiempo para terrenos. La Ordenanza del IIU, vigente para el Municipio Baruta aprobada en el año 2007 en Gaceta Municipal Numero Extraordinario 381-121, reglamenta una única alícuota aplicable a todos los inmuebles e igualmente elimina las alícuotas incre-mentales aplicables a terrenos. Para el Municipio Chacao, desde 1996, se han sucedido siete Ordenanzas con sucesivas rebajas de la alícuota, pero la Ordenanza actual, Gaceta Municipal

11 La OMPU fue el organismo asesor en materia de urbanismo de los Concejos Municipales de los Distritos Federal y Sucre de Caracas hasta 1991.

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N° Extraordinario 7735 de 24 de marzo de 2009, presenta una clasificación detallada de tipologías de inmuebles y los valores promedio se estiman por sectores urbanos, criterios de zonificación, tipos edificatorios y usos, con un aumento importante en la alícuota a terrenos vacantes o con obras paralizadas. Para el Municipio El Hatillo la Gaceta Municipal, del 28 de diciembre de 2009 Nº 304/2009 Extraordinaria, rebaja en un 50 por ciento la alícuota única aplicable respecto a la anteriormente vigente y discrimina valores por usos del suelo para sectores sin contigüidad geográfica. Un resumen de las variables de diseño del IIU en la ciudad se presenta en el cuadro 1 y es útil para establecer hipótesis de relación entre el diseño del impuesto y el desempeño en sus objetivos de recaudación, control urbano, y equidad.

Análisis presupuestario: estabilidad relativa y recaudación declinante del IIU

en el DMC

La recaudación de ingresos propios para los municipios del DMC, según valores equivalentes 2010, estimados mediante la aplicación del Índice de Precios al Consumidor (IPC) a los montos recaudados, arroja indicios acerca de la mayor estabilidad del IIU respecto al IAE, pero también una pérdida creciente de su importancia en los ingresos municipales. Para el Municipio Libertador la tendencia desde 1969, año a partir del cual se obtuvieron datos presupuestarios de ingresos propios, muestra una notable elevación de la recaudación ab-soluta hasta 1982 y, a partir de entonces, un descenso sostenido a niveles menores que los de 1969, hasta el año 2010 (ver gráfico 1). Entre 1990 y 2010, la recaudación per cápita del IIU pasó de 113,83 Bs./hab. a 9,45 Bs./hab., lo cual constituye una variación negativa de -1.100 por ciento aproximadamente y disminuye la importancia del IIU en los ingresos totales por impuestos indirectos (ONAPRE)12 del Municipio. La recaudación del IAE crece en aproximadamente un 86 por ciento en el mismo período (ver tablas anexas 1 al 4 y gráficos 2 y 3).

El Municipio Sucre muestra una disminución de la recaudación absoluta y por habitante del IIU entre 1990 y 2010, con un repunte positivo a partir de 2003. En términos absolutos, la recaudación va desde MMBs.49,9 en 1990 a MMBs.18,9 en 2010, mostrando una notable disminución. El IIU representa en 2010 una proporción del 2,6 por ciento de la recaudación de Impuestos Indirectos del Municipio, en tanto que el IAE representa el 69,7 por ciento. El IIU per cápita del Municipio ha disminuido de 92,5 Bs.F/hab. en 1990 a 28,93 Bs.F/hab. en 2010, mientras el IAE per cápita también desciende de 846 Bs.F/hab. a 787 Bs.F/hab. Sólo en fecha posterior, el Municipio realizó una actualización y espacialización de la base imponible del IIU (ver tablas anexas 5 y 6 y gráficos 4 y 5).

12 El IIU, y el IAE son incluidos como impuestos indirectos en las Cuentas Presupuestarias (ONAPRE). Sin embargo, la literatura especializada considera el IPU, en consecuencia el IIU local, como impuesto directo por naturaleza.

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ENERO-ABRIL 2015 13Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

En el Municipio Baruta, en cambio, puede constatarse el aumento en valores absolutos de la recaudación del IAE, pero, asimismo, la disminución de la recaudación del IIU en el periodo de 1996 a 2010. La proporción del IIU respecto a los Impuestos Indirectos recaudados disminuye considerablemente desde un 17,4 por ciento en el año 1996 al 3,39 por ciento en el año 2010. El IIU per cápita pasa de 64,34 MMBs./hab., en 1996 a 51,41 MMBs./hab. en 2010, con una variación total negativa en el período de -20,56 por ciento, aunque con una importante recuperación entre 2009 y 2010. Entretanto, la recaudación per cápita del IAE muestra un índice de recaudación per cápita de 266,92 Bs./hab. en 1996, que pasa a 483,00 MMBs./hab. en 2010, con una variación total positiva de 80,95 por ciento. Por lo tanto, el IIU pierde considerable importancia en las finanzas locales durante el periodo, mientras se refuerza la recaudación del IAE en términos absolutos, relativos y por habitante. Se observa también gran variabilidad interanual en la recaudación per cápita tanto del IIU como del IAE. En el caso del IIU, los repuntes no parecen estar asociados a actualizaciones del valor de la base imponible (la última realizada en 2005 e implementada en 2007 según entrevista), por lo que puede atribuirse a otras razones. El repunte en la recaudación del IAE a partir de 2004 puede estar relacionado con la localización de nuevas sedes bancarias en el municipio y las variaciones con la estatización y desaparición de otras instituciones privadas (ver tabla anexa 7 y gráficos 6 y 7).

En el Municipio Chacao se observa una recaudación general en ascenso para la infor-mación recopilada entre los años 2003 y 2010. Puede constatarse que la proporción del IIU, respecto a los Impuestos Indirectos, disminuye desde un 3,30 por ciento en el año 2003, al 3,18 por ciento en el año 2010, pero se observa un repunte en la proporción de recaudación desde 2003 y básicamente en 2010. En términos absolutos, la recaudación estimada va desde MM Bs.11,18 en 2003 a MM Bs.21,68 en 2010 (ver tabla anexa 8 y gráficos 8 y 9).

Para el Municipio El Hatillo, aunque no se realizó la investigación de series históricas, al menos para el año 2010 se observó un mayor peso del IIU en el presupuesto que en otros municipios, lo que puede asociarse al predominio del uso residencial en la jurisdicción y no de actividades empleadoras. La proporción del IIU, respecto a los Impuestos Ordinarios totales recaudados, representa un 17,79 por ciento, en tanto que el IAE representa un 73,59 por ciento. El IIU per cápita es, sin embargo, menor que el IAE per cápita, ambos de 134,58 Bs./hab. y 556,52 Bs./hab. respectivamente (ver tabla anexa 9). Para el conjunto de los municipios del DMC, específicamente entre 2003 y 2010, la mayor recaudación en valor absoluto del IIU corresponde al Municipio Chacao con 25,08 por ciento del total, y la menor al Municipio El Hatillo con 11,02 por ciento. El Municipio con mayor recaudación per cápita del IIU es también Chacao, con 303,64 Bs.F./hab., luego el Municipio El Hatillo con 134,58 Bs.F./hab., Baruta con 51,41 Bs.F./hab., Sucre con 28,93 Bs.F./hab. y en una posición inferior, el Municipio Libertador con 9,45 Bs.F./hab. En el mismo período han tenido variaciones negativas en este indicador los municipios Baruta (-27,75 por ciento) y

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Libertador (-35,35 por ciento), mientras que los Municipios Sucre y Chacao muestran no-tables variaciones positivas en la recaudación per cápita, de 40,09 por ciento y 91,52 por ciento respectivamente respecto al año 2003. En el caso del Municipio Sucre, el aumento relativo en la recaudación se inicia a partir del año 2003 ya que en el período 1990-2003, la variación es negativa en un 77,6 por ciento, pasando de 92,45 Bs.F./hab. a 20,65 Bs.F./hab. en el Municipio Libertador.

Todos los municipios muestran variaciones positivas en la recaudación del IAE entre 2003 y 2010, especialmente el Municipio Baruta, con un aumento del 280 por ciento en la recaudación per cápita, siguiendo en orden descendente el Municipio Chacao con 102,56 por ciento, el Municipio Libertador con 87,19 por ciento, y Sucre con 65,268 por ciento. Mientras la recaudación promedio del IIU per cápita aumentó en 8,64 por ciento en toda la ciudad (DMC), la recaudación unitaria del IAE aumentó en 19,61 por ciento. La importancia del IIU dentro de los Impuestos Indirectos en el DMC viene en descenso y es menor entre 2003 y 2010, particularmente en el Municipio Libertador (de 4,26 por ciento a 1,60 por ciento) y en Baruta (de 14,30 por ciento a 3,39 por ciento); decrece también en Sucre (de 3,79 por ciento a 2,56 por ciento) y se mantiene relativamente estable en el Municipio Chacao pasando de 3,30 por ciento a 3,18 por ciento. Entre 2003 y 2010, el Municipio muestra la mayor estabilidad en la recaudación del IIU con variación promedio (en valor absoluto) de 4,8 por ciento interanual, mientras el IAE varía en 6,9 por ciento promedio.

Cuadro 1

Resumen de variables de diseño de las Ordenanzas del IIU vigentes en el DMC

Baru

ta

Única: 0,10%.

Residencia: 0,030% (menor que en 1999). Oficina y comercio: 0,050% (menor que en 1999). Estacionamientos: 0,075%.Otros usos: 0,058%. Terrenos en construcción: 0,17%. Terrenos sin construir: 1,00% (mayor que en 1999).

Única: 0,04%.Zona E (cement.): 0,08%.

40% a 80% para distintas tipologías edificadas, menores para bienhechurías; 80% a desarrollos en la Urb. Las Mercedes o La Trinidad 20% a inmuebles de interésmunicipal y 60% si se hacen inversionesde mantenimiento (objetivo patrimonial).

Exención del 100% a usos deportivos y culturales (aumenta respecto a 1999; objetivo urbanístico).Exoneraciones inmuebles invadidos, a áreas verdes contiguas hasta 1.000 m2. Rebaja del 40% a vivienda principal, y del 50% a terrenos sin edificación con mantenimiento, dispensa a propietarios y sucesores de vivienda principal mayores de 60 años de edad.

Exención o rebajas a usos industriales y de comercio mayorista, educativos registrados, residentes con edad superior a 65 años en vivienda principal.Inmuebles invadidos, afectados.

Por zonas fiscales, tipologías edifica-torias, usos, edad y área.

Segmentos espacia-les, área de parcelas, zonificación vigentes, tipos edificatorios según uso ymateriales.

Segmentación espa-cial y por usos del suelo o edificación (residencia y usos empleadores), terre-nos y edificaciones.

Actualización anual (según Ordenanza).

No especifica (según Ordenanza).

Actualización anual de valores (según Ordenanza).

Chac

aoEl

Hat

illo

Alicuotas Rebajas Base imponible Actualización

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 15Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

Cuadro 1 (continuación)

Resumen de variables de diseño de las Ordenanzas del IIU vigentes en el DMC

Libe

rtado

r

Actualización anual de valores (según Ordenanza).

Actualización quinquenal de valores (según Ordenanza).

Sucr

e

Fuente: elaboración propia.

Vivienda: 0,35% (menor que en Ordenanzas previas, luego de 1973). Comercio e Industria: 0,60%. Terrenos: 1,05%

Según escalas de valores: Para suelo urbanizado residencial: 0,16% a 0,20%. Para suelo urbanizado no residencial: 0,40% a 0,48%. Para suelo urbanizado sin edificar: 0,90% a 0,95%. Inmuebles usos no residenciales: 0,40% a 0,48%.

Proporción del valor fiscal de 0,20%. Rebaja del 40% a terrenos susceptibles de urbaniza-ción o construcción a partir del inicio de obras por 36 meses. Rebaja de 50% a terrenos sin construir desarrollables. Exenciones a usos de docencia, recreación y deportes. Propietarios de vivienda principal residentes mayores de 65 años de edad, y pensionados mayores de 55. Hasta 60% de exoneración a inmuebles de la Nación. Rebajas al valor imponible de 20% a residencia, 25% a oficinas y clínicas, 35% a comercio e industria.

Rebaja del 40% a terrenos en proceso deconstrucción o urbanización hasta por 36 meses.Exención a usos recreativos, deportivosy benéficos, educacionales registrados.Inmuebles ocupados ilegalmente, terrenosno urbanizables o urbanizable noprogramado, vivienda principal a mayoresde 65 años, pensionadosy mujeres sostén del hogar.

No define.

Suelo urbanizado, urbanizable progra-mado y no progra-mado, edificado no controlado (según valores paisajísticos, naturales,patrimoniales).

Gráfico 1

Recaudación del IIU y del IAE. M. Libertador 1969-2010MMBs.F. 2010 según IPC

Fuente: Torres, 2013. Administración de Rentas Municipales. Informes de Memoria y Cuenta 1969-1987; Ordenanzas de Presupuesto 1988-2010. Elaboración propia.

1.400.000,00

1.200.000,00

1.000.000,00

800.000,00

600.000,00

400.000,00

200.000,00

-

1969

1971

1973

1975

1977

1979

1981

1983

1985

1987

1989

1991

1993

1995

1997

1999

2001

2003

2005

2007

2009

19.880,76290.781,79

360.969,01

1.174.272,02

IAE IIU

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16CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

Gráfico 2

Recaudación del IIU e IAE per cápita. M. Libertador 1990-2010(MMBs.)

Fuente: elaboración propia.

IIU per cápita IAE per cápita

600

500

400

300

200

100

0

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

2008

2010

∆ interanual IIU per cápita (%)

∆ interanual IAE per cápita (%)

%

150,0

100,0

50,0

0,0

-50,0

-100,0

Gráfico 3

Variación interanual de la recaudación per cápita. M. Libertador 1969-2010(%)

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ENERO-ABRIL 2015 17Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

Gráfico 4

Recaudación del IIU e IAE per cápita. M. Sucre 1990-2010(MMBs.)

IIU per cápita IAE per cápita

900,0

750,0

600,0

450,0

300,0

150,0

-

1990

1992

1994

1996

1998

2000

2002

2004

2006

2008

2010

Fuente: elaboración propia.

∆ interanual IIU per cápita (%)

∆ interanual IAE per cápita (%)

Gráfico 5

Variación interanual de la recaudación del IIU e IAE per cápita. M. Sucre 1990-2010(%)

%

80,0

60,0

40,0

20,0

0,0

-20,0

-40,0

-60,0

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18CUADERNOS DEL CENDES

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

Gráfico 6

Recaudación del IIU e IAE per cápita. M. Baruta 1996-2010(MMBs.)

IIU per cápita IAE per cápita

∆ interanual IIU per cápita (%)

∆ interanual IAE per cápita (%)

Gráfico 7

Variación interanual de la recaudación per cápita. M. Baruta 1996-2010(%)

1500

1250

1000

750

500

250

0

1996

1997

1998

1999

2000

2001

2002

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

Fuente: elaboración propia.

%

80,0

60,0

40,0

20,0

0,0

-20,0

-40,0

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 19Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

Fuente: elaboración propia.

IIU per cápita IAE per cápita

12000

10000

8000

6000

4000

2000

0

2003

2004

2005

2006

2007

2008

2009

2010

Gráfico 8

Recaudación del IIU e IAE per cápita. M. Chacao 2003-2010(MMBs.)

Gráfico 9

Variación interanual de la recaudación per cápita. M. Chacao 2003-2010(%)

∆ interanual IIU per cápita (%)

∆ interanual IAE per cápita (%)

%

100,0

50,0

0,0

-50,0

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20CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

Los indicadores de estabilidad de la recaudación no pueden asociarse directa o única-mente al diseño de los impuestos, ya que también es necesario asociar otras políticas que afectan a los instrumentos, como las estrategias de recaudación, o variables económicas externas como la dinámica urbana y económica de cada municipio. Sin embargo, resulta representativo el menor nivel de variación o mayor estabilidad del IIU para todos los mu-nicipios, así como en promedio del DMC, lo que reflejaría la propia naturaleza y atributos características del impuesto predial, como indica la literatura en el tema.

Índice de inequidad horizontal y vertical del IIU en Caracas

Partiendo del criterio predominante de considerar la propiedad inmobiliaria residencial como indicador de riqueza, la evaluación cuantitativa de los elementos que condicionan la equidad del IIU se realizó siguiendo básicamente los conceptos tomados de los autores Cornia y Barrett (2005) y Allen y Dare (2002), como el resultado de la relación entre valores de tasación catastral (valores fiscales) y valores de mercado estimados.

La equidad horizontal puede medirse como la proporción del valor de tasación oficial (VF) respecto al valor de mercado entre propiedades (VM): para propiedades con igual valor de mercado, esta proporción debe ser uniforme, de modo que la valoración institucional también lo sea para familias con igual patrimonio inmobiliario. La equidad vertical se mide como el resultado de la división por escalas de las alícuotas según valor de tasación de las propiedades: propiedades con similar valor deben ser tratadas uniformemente en la aplicación de alícuotas, lo que equivale recíprocamente a asignar alícuotas diferenciadas para distintas escalas de valor de las viviendas. Este tipo de indicador se evalúa en forma general para el caso de estudio e incluso para todo el DMC, a través de la revisión del dise-ño de alícuotas en las Ordenanzas vigentes del IIU por municipio. Siendo dichas alícuotas uniformes, independientemente del valor de las residencias, puede adelantarse la inequidad vertical presente en la ciudad, atribuible al diseño actual del IIU. Sin embargo, se propone un índice de equidad vertical en función de los valores de los inmuebles.

A. Índice de Inequidad horizontal por inmueble (IHa): consiste en el cálculo del valor

absoluto de la diferencia entre la Incidencia del Valor Fiscal (VF) respecto al valor de mercado (VM) o IVF actual por inmueble, menos la IVF promedio para toda la base imponible de la jurisdicción en estudio:

IHa= | (IVF por inmueble) – (IVF promedio)|

donde: IVF = VF / VM

Este índice señala la magnitud de las diferencias en el tratamiento del valor fiscal de un inmueble respecto al promedio, para una base de inmuebles sujetos a imposición

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ENERO-ABRIL 2015 21Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

espacial o tipológicamente más amplia, y comparable desde el punto de vista de atributos

constructivos y de localización, que incluya a cada inmueble a evaluar.

B. Inequidad vertical por inmueble (IVa): se propone como la observación del signo del

indicador de inequidad horizontal IHa, donde: IV

a = Signo de IH

a

Este índice muestra si la Inequidad Horizontal IHa, estimada para un inmueble particular, tiene signo positivo o negativo. En el caso de que el IHa tuviese signo positivo, el contri-buyente estaría pagando un impuesto superior al de la media, pues se le asigna un valor fiscal superior como proporción al valor de mercado del inmueble correspondiente, ceteris paribus; es decir, dada una alícuota similar o única, exoneraciones, rebajas, etc. para todos los inmuebles y contribuyentes. Si el signo de IHa es negativo, el contribuyente cancelaría un impuesto inferior al de la media, en proporción al valor de mercado del inmueble; viéndose aliviado en dicho pago, de modo inequitativo respecto a otros contribuyentes, o inmuebles de la jurisdicción o en el mismo ámbito espacial.

C. Inequidad horizontal general (IHb): se propone como el cálculo del valor absoluto

de la pendiente o coeficiente b de la regresión del Valor Fiscal (VF) respecto al VM o precio

de mercado, definida como VF = a ± b(VM), donde a mayor valor absoluto de b, mayor

inequidad horizontal.

D. Inequidad vertical general (IVb): se propone como la observación del signo de la pendiente o coeficiente b de la regresión del Valor Fiscal (VF) respecto al VM o precio de mercado: VF = a ± b(VM), donde el signo de b indica inequidad vertical a favor (signo negativo) o en contra (signo positivo) de los contribuyentes promedio en la jurisdicción.

Los criterios de interpretación de los valores de los indicadores propuestos y su formulación se resumen en el cuadro 2. Para la muestra de mercado correspondiente al Municipio Sucre desarrollada en el estudio, se realizaron estimaciones individuales (por inmueble) y por edificio de los indicadores A y B. Estas últimas suponen la homogeneidad relativa de atributos de los inmuebles individuales o apartamentos en cada edificio. Esta formulación se consideró pertinente dentro del estudio, tanto conceptualmente como por razones prácticas de presentación de datos, ya que las estimaciones por apartamento son considerablemente extensas, en razón del tamaño muestral de más de 4.000 inmuebles estudiados. El cálculo de precios de mercado se aplicó al 2do. Circuito de Registro Inmobiliario, Parroquia Leoncio Martínez, del Municipio Sucre. Las ocho Zonas de Valor Fiscal, definidas por la Municipalidad de Sucre, incluyen 16 urbanizaciones y 218 edificios. Las edificaciones de tipo residencial multifamiliar corresponden a densidades media y alta, del sector privado formal metropolitano. La superficie de apartamentos transada va de 50.314,05 m2 en el

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22CUADERNOS DEL CENDES

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

año 1993 a 17.380,51 en 2010 aproximadamente, para un total de 493.009,54 m2 entre ambos años, según el levantamiento de datos primarios realizado en la Oficina de Registro Inmobiliario (Torres, 2013). La segmentación espacial y valores por zonas se impuso en el Municipio Sucre, a partir de la actualización de valores llevada a cabo por el Ayuntamiento de acceso público en la página web de la Institución.

La data se caracteriza por una importante dispersión de los valores imputables a atri-butos diferenciados, particularmente edad de los edificios, así como área de construcción. Las diferencias entre el valor individual estimado y los valores promedio por segmentos espaciales presentan igualmente dispersión, lo que produciría situaciones de inequidad, tanto horizontal como vertical, por inmueble. Se estimaron los precios unitarios promedio, en valores constantes 2010, según el Índice de Precios al Consumidor (IPC) acumulado trimestralmente para cada Zona Fiscal, urbanización y edificio identificado, a partir de la base de datos 1993 – 2010 del estudio.

Cuadro 2

Indicadores para la evaluación de equidad del IIU, según la valoración de la baseimponible, estimados por edificio en la muestraParroquia Leoncio Martínez, 2do. Circuito de Registro Inmobiliario, Municipio Sucre, 2010

A: Inequidad hori-zontal por inmueble

B: Inequidad verti-cal por inmueble

C: Inequidad hori-zontal general

D: Inequidad vertical general

IHa

IVa

IHb

IVb

Valor absoluto del IHa

Signo del IHa

Valor absoluto del coeficiente b (|b|) de la regresión IVF respecto al VM

Signo del coeficiente b de la regresión IVF - VM

IHa= | (IVF por inmueble) – (IVF promedio) |

IVa= (IVF por inmueble) – (IVF promedio)

Regresión lineal simple: IVF = a ± b (PUP)

Regresión lineal: IVF = a ± b (VM)

[0, 1]

[-1, +1]

[0, ∞]

[-, +]

A mayor valor absoluto del IH mayor inequidad horizontal por inmueble

A medida que IVa tiende

a (-1), mayor inequidad vertical por inmueble

A mayor valor absoluto de la pendiente b, mayor inequidad horizontal general

Signo negativo: inequidad vertical general

Fuente: elaboración propia.VF: precio unitario fiscal; IVF: incidencia del valor fiscal; IVF = VF / VM

Evaluación Indicador Definición Cálculo (1) Valores Criterio de evaluación

A partir de la comparación de valores por edificio, nivel de análisis escogido para mi-nimizar la diferenciación por el atributo edad de la edificación y su localización, el indicador IHa arroja resultados entre 0,1 a 0,45 (valores absolutos), indicando inequidad horizontal

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

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ENERO-ABRIL 2015 23Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

con gran variabilidad entre los inmuebles de la muestra; es decir: no todos los edificios tienen valores fiscales asignados en igual proporción a sus valores de mercado, respecto a la proporción promedio para toda la base imponible (ver tabla anexa 10). Además, las propiedades con mayores valores promedio de mercado gozan de una menor Incidencia del Valor Fiscal (IVF), indicando inequidad vertical, según el indicador IVa, con signo negativo para algunos de los casos de la muestra, donde:

Incidencia del Valor Fiscal (IVF) = VF/VM

Por ejemplo, el Edificio Yutaje (Los Dos Caminos, zona B-1), con un valor estimado por actualización de 5.943 Bs.F. /m2 tiene un valor fiscal asignado de 1.230 Bs.F. /m2, o del 20,7 por ciento del valor de mercado, con equidad horizontal IHa de 0,03 en valor absoluto y signo negativo en el indicador de inequidad vertical IVa. Sin embargo, el edificio Romar (zona B-1), con valor estimado de 1.947 Bs.F./m2 tiene un valor fiscal de 1.230 Bs.F./m2, o incidencia fiscal del 63,1 por ciento, con un indicador de equidad horizontal IHa de 0,45 y signo positivo (IVa), mostrándose así perjudicado respecto al edificio anterior (gráfico 10).

Gráfico 10

Relación: incidencia del valor fiscal (IVF) respecto al precio unitario ponderado (VM) estimado por edificio. P. Leoncio Martínez. M. Sucre, 1993-2013

0,75

0,5

0,25

00 25 50 75 100 125 150 175 200 225 250

VM/1000

IFV/

100

Fuente: elaboración propia.

En promedio, el impuesto sólo valora el 20 por ciento del valor de mercado del inmueble (subvalora), pero esto no impacta a todos los inmuebles por igual, pues los de más bajo rango de valor son tasados hasta en más de 60 por ciento de su valor, mientras que, los de mayor valor, lo son solo hasta en 8 por ciento de su valor, con tasaciones por debajo del promedio general de valores fiscales para toda la zona en estudio.

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AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

Evaluación del potencial de recaudación del IIU

Tomando en cuenta la estimación desarrollada, se propone un indicador de evaluación del Potencial de Recaudación no Realizado (PNR), en función de la valoración de la base imponible, como el complemento de la Incidencia del Valor Fiscal (IVF). Este equivaldría a la proporción del valor fiscal VF respecto al valor de mercado VM, y el Potencial de Recaudación No Realizado (PNR), como el valor complementario al IVF (cuadro 3). La comparación entre la recaudación actual y la recaudación potencial, mediante el modelo de precios resultante del estudio, arrojó como resultado que el valor fiscal promedio, así como para otras escalas de agregación o segmentación espacial, es menor que en cualquiera de los cálculos alternativos del valor de la base imponible del 2do. Circuito de Registro Inmobiliario del Municipio Sucre. Para el año 2010 la proporción del valor fiscal respecto al valor de mercado constante según IPC promedio por trimestre fue 33,24 por ciento; la proporción del valor fiscal respecto al valor de mercado nominal promedio por trimestre fue 34,74 por ciento y la proporción del valor fiscal respecto al valor de mercado nominal estimado según el modelo hedónico por trimestre: 34,74 por ciento . Esto indica una subvaloración de la base imponible y, por lo tanto, un potencial no aprovechado de recaudación. En el caso de los valores fiscales estimados, la diferencia entre el valor fiscal asignado y los precios 2010, estimados según IPC (valor de mercado) por apartamento, representan entre un -62 por ciento a -83 por ciento; es decir, los valores fiscales son inferiores en estas proporciones, con media de -72 por ciento, dada la alta dispersión de los valores individuales estimados. Las diferencias entre los precios promedio estimados por zona fiscal y los precios por apartamento (valor de mercado), se diferencian entre un -78 por ciento y + 633 por ciento, con media de +278 por ciento aproximadamente.

Cuadro 3

Indicador propuesto para la evaluación del potencial de recaudación del IIU

Evaluación Indicadores Definición Rango de valores Criterio de evaluación

Esto es debido a la dispersión de los valores individuales respecto a dicho promedio, lo que desaconseja la aplicación de agrupaciones, salvo que se redefinan los segmentos espaciales para los cuales se establece el promedio. Los promedios estimados por edificios varían en menor proporción que los valores fiscales estimados por la municipalidad, respecto a los valores estimados por inmueble individual, entre -63 por ciento y +290 por ciento, con

Potencial de recaudación no realizado (PNR)

PNR = 1- IVF VM no valorado [0, 1] A mayor PNR, mayor rezago en la recaudación y mayor recaudación potencial

Fuente: elaboración propia.

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 25Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

media de +114 por ciento. Los valores de mercado promedio, más cercanos a los valores individuales por apartamentos, son los promedios institucionales asignados por zona fiscal o valores fiscales, con diferencias entre -83 por ciento y -62 por ciento, aunque siempre por debajo del valor de mercado (Torres, 2013).

Observaciones finales

En general, puede afirmarse que hay un bajo aprovechamiento del IIU en el DMC para el logro de políticas de recaudación, equidad, eficiencia o control urbano. De acuerdo a la teoría tributaria, el diseño actual del impuesto impactaría negativamente la producción de edificaciones, propiciando la escasez y aumento de los precios inmobiliarios, ya que se aplica tanto a suelo como a construcciones; es decir, es un impuesto no neutral, que traslada la carga sobre el consumidor. Desestimula la aplicación de criterios de eficiencia urbanísticas (mejor y más alto uso del suelo), habiendo eliminado disposiciones previas sobre alícuotas crecientes en el tiempo para terrenos vacantes que alentarían el desarrollo, incorporándose como criterio opuesto el estímulo al desarrollo a través de la rebaja del impuesto. Otras opciones, como el impuesto a dos niveles o two tier tax, tampoco se hallan presentes en las ordenanzas locales. Otros controles urbanísticos, que derivan de la aplicación de las Ordenanzas del IIU, solo se limitan al establecimiento de rebajas al uso de estacionamientos, usos educativos, de recreación y de deporte sin fines de lucro, a zonas verdes (no edificadas) en terrenos edificados. Dada la escasez de terrenos urbanizados para la expansión urbana del DMC y el rezago en el desarrollo o densificación de parcelas intrametropolitanas, la exploración de mecanismos como los anteriores debería realizarse con base en estudios exhaustivos de la dinámica y estructura inmobiliaria en la ciudad, pero sobre todo reforzando el IIU como fuente estable de recursos.

En relación con la obtención de objetivos de equidad, solo se presentan disposiciones de exenciones, exoneraciones y rebajas tradicionales. Se benefician de estas consideraciones los inmuebles correspondientes a actividades del Estado, de naturaleza gremial, religiosa, de beneficencia pública y sedes diplomáticas, que no necesariamente cumplen objetivos de equidad. Otras exenciones van dirigidas a grupos de población específicos, de edad superior a 65 y 69 años o pensionados, y en el Municipio Sucre se hacen diferencias respecto a la condición de mujeres sostén de sus hogares, pero no existen consideraciones en cuanto a la ponderación de la restricción presupuestaria familiar, ya que el diseño del impuesto se fundamenta en la consideración del inmueble como único indicador de riqueza o patrimonio. Por el contrario, los estudios socioeconómicos familiares presentes en la Ordenanza del IIU, aprobada en el año 1973 para el Municipio Libertador, fueron posteriormente eliminados de las sucesivas normas. Tampoco existen consideraciones explícitas con relación a los de-sarrollos autoproducidos. En relación con las alícuotas, salvo en el Municipio Sucre, todas

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26CUADERNOS DEL CENDES

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

las ordenanzas aplican proporciones únicas para el uso residencial e incluso para todos los usos del suelo, empleadores o de vivienda. Este diseño tampoco favorece políticas de equidad. Sólo en el municipio Sucre, las alícuotas se diferencian por escalas de valor de los inmuebles. Se establecen zonas de valor o segmentos espaciales, determinados según patrones de homogeneidad urbana y criterio de experto, en los Municipios Baruta, Chacao, El Hatillo y Sucre.

En el caso del Municipio Sucre, estudiado en detalle, la dispersión de valores de los inmuebles en cada agregación espacial debida a las diferencias de atributos es tan amplia, que produce notables diferencias entre promedios y valores individuales, y desaconseja su aplicación, salvo que se redefinan correctamente los agregados espaciales, mediante el estudio detallado de los atributos. Por otra parte, los valores fiscales o catastrales son estimados mediante avalúos masivos y precios promedio, que propician inequidades ho-rizontales y verticales. La actualización de valores se realiza con la aplicación de índices generales, como el IPC, lo cual también aporta a los valores de la base imponible cierto nivel de distorsión inequitativo.

En cuanto a la estabilidad del IIU, esta pudo verificarse de acuerdo a las variaciones interanuales de la recaudación, respecto al IAE. En entrevistas realizadas a funcionarios municipales, se manifestó reiteradamente la situación de desactualización de las Tablas de Valores de la base imponible como problema prioritario; también el que los valores re-sultantes de las actualizaciones no necesariamente reflejan el verdadero valor de mercado de los inmuebles, por razones del costo político asociado a un aumento que condiciona la actualización, aunque no se citaron estudios formales de elasticidad.

Para los funcionarios, la desactualización estaría también signada por la aplicación de índices de precios o valores equivalentes en Unidades Tributarias, atadas aproximadamente a la estimación de índices generales precios, y el uso del método simple de valores promedio, con grandes dificultades de acceso a la información de Registro Público Inmobiliario necesa-ria para los estudios; ello a pesar de la normativa de obligatoria colaboración institucional vigente en el país. Se expresó también que esta desactualización es parcialmente producto de la distorsión de alícuotas, acumulada en administraciones anteriores, de las cuales se declara que fueron elevándose para evitar el aumento de la valoración de los inmuebles, lo cual es una percepción errada, pues según la revisión histórica realizada, se evidencia la disminución general de las alícuotas en las sucesivas ordenanzas después de 1973. Otra aspiración es la incorporación técnica de Sistemas de Información Geográfica multipropósito, que se encuentra en desarrollo. En el Municipio Sucre, se indicó por ejemplo que la Parroquia Leoncio Martínez (Los Chorros-Boleíta), con una intensa dinámica de cambio, se encuentra catastrada en un 100 por ciento, pero no así otras parroquias.

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ENERO-ABRIL 2015 27Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

En ninguna de las Alcaldías se destacaron nexos de coordinación entre las Oficinas de Catastro y las de Planeamiento Urbano para el establecimiento de políticas de suelo y urbanísticas a través del IIU. En la de Chacao se rechazó la conveniencia de tasas crecientes en el tiempo para inducir el desarrollo de parcelas vacantes, pues se tiene la percepción de que la fuerte dinámica económica del municipio en el contexto del DMC es suficiente para promover el desarrollo, mientras que la presión tributaria no lo haría. Sólo existen nexos rutinarios con las Oficinas de Presupuesto, de información sobre recaudación y operativos de mitigación de la morosidad. En Baruta los costos de operativos de cobro superan la recaudación resultante, lo que ha obligado a su abandono y propiciado la morosidad. Por el contrario, en el Municipio Chacao, los operativos han ayudado a formar responsabilidad tributaria entre los vecinos, aumentando el nivel de pago. En todas las Alcaldías, el IAE muestra menor morosidad que el IIU, quizás asociado a su cobro anual compulsivo, para permitir el ejercicio de la actividad económica. Esto hace que los funcionarios se manifies-ten proclives a la competencia intermunicipal por la atracción de actividades económicas a sus territorios, a través del estudio de disminución de alícuotas del IAE. Sin embargo, en el caso de Chacao, se manifestó una vuelta al interés en el IIU debido a la crisis sufrida recientemente en la recaudación del IAE, con la estatización de bancos privados que luego dejaron de pagar sus patentes, la liquidación de empresas o Casas de Bolsa, anteriormente grandes contribuyentes del IAE, y la migración a otros municipios de entidades bancarias por razones de disponibilidad de terrenos de gran escala.

Perspectivas de investigación y recomendaciones finales

La investigación realizada ha permitido visualizar nuevas líneas de investigación en esta materia, por ejemplo: la realización de pruebas empíricas para la modelación de precios mediante técnicas econométricas, con análisis parcial de atributos; el seguimiento y com-probación empírica de efectos de equidad y eficiencia de las ordenanzas; la realización de pruebas empíricas de eficiencia urbanística (desarrollo de mejor y más alto uso) y eficiencia general (impacto en la economía urbana); la aplicación comparada de los instrumentos actuales vs. figuras alternativas de optimización del impuesto; el estudio de impacto de las ordenanzas sobre la planta de valores inmobiliarios y el acceso al suelo; el estudio de la dinámica social, urbana e inmobiliaria, y la segmentación espacial y por usos del suelo del mercado inmobiliario.

Algunas recomendaciones inmediatas incluyen: definir claros objetivos de equidad, eficiencia, recaudación y control urbano; la recopilación sistemática de datos del Registro Inmobiliario e incorporados a los Sistemas de Información Geográfica; considerar el análisis de restricción presupuestaria familiar como complemento al criterio de considerar sólo el valor de las propiedades inmobiliarias como indicador de escalas de ingreso; escalar las alícuotas

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del impuesto con base en los estudios familiares y estudiar la posibilidad de implementar la aplicación de alícuotas del IIU crecientes en el tiempo para terrenos, y diferenciadas para suelo y edificaciones, para lograr objetivos de densificación y crecimiento de la actividad constructiva y de la oferta de suelo urbanizado, impacto positivo en los precios y el acceso al suelo. Este tipo de políticas podría ser, por ejemplo, una alternativa a las recientes acciones compulsivas de expropiación de parcelas centrales por parte del gobierno centralizado y municipal (caso del Municipio Libertador), para imponer la edificación de inversión pública, desaprovechando la recaudación estable de ingresos asociados a la propiedad predial para la dotación pública, sin criterios integrados de dotación urbana, y en contra de objetivos de eficiencia urbanística del escaso suelo urbanizado disponible o el impacto sobre la renta. La optimización del IIU, debe también ser acompañada de una administración transparente con fines de bienestar y tiene como requisito el respeto a la propiedad privada y su democra-tización. El logro de estos objetivos contribuirá asimismo al logro de condiciones propicias para el diseño e implementación de políticas de desarrollo local.

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 33Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

Casas /IIU 3.01.02.05.00 349,3 395,9 370,6 405,8 405,9 387,3 419,7 454,3 545,0 514,6 407,0 517,8

Patentes./ IAE 3.01.02.07.00 433,6 469,6 503,9 521,0 572,8 547,6 605,2 950,1 1.204,4 1.279,9 982,6 1.201,4

Imp.indirectos 3.01.02.00.00 918,2 980,0 1.052,8 1.115,3 1.156,2 1.163,0 1.247,7 1.639,0 1.954,0 1.995,0 1.524,8 1.851,0

% IIU / Indir. 38,0 40,4 35,2 36,4 35,1 33,3 33,6 27,7 27,9 25,8 26,7 28,0

% IAE / Indir. 47,2 47,9 47,9 46,7 49,5 47,1 48,5 58,0 61,6 64,2 64,4 64,9

∆ interanual IIU per cápita (%) 13,3 -6,4 9,5 0,0 -4,6 8,4 8,3 20,0 -5,6 -20,9 27,2

∆ interanual IAE per cápita (%) 6,7 7,4 5,9 3,7 0,6 7,3 31,4 19,2 2,1 -23,6 21,4

Tablas anexas

Tabla 1

Índices de recaudación tributaria (MM Bs.F. 2010 según IPC). Municipio Libertador,1969-2010

Año 1969 1970 1971 1972 1973 1974 1975 1976 1977 1978a 1979b 1980c

Fuente: 1978a 1979b: Liquidaciones Direcc. de Liquidación de Rentas Mun. 1980c: Recaudación ene-nov. + promedio anual (estimación propia). Elaboración propia

Casas/ IIU (1973) 3.01.02.05.00 479,7 502,0 550,8 356,9 298,8 288,3 314,2 340,1 136,1 240,5 209,2

Patentes IAE 3.01.02.07.00 1.228,9 1.303,7 1.265,7 952,6 911,3 864,0 727,8 664,4 278,7 635,4 578,8

Impuestos indirectos.3.01.02.00.00 1.823,5 1.923,6 1.978,1 1.306,1 1.310,2 1.213,7 1.102,2 1.079,9 446,0 916,2 822,3

% IIU / Indir. 26,3 26,1 27,8 27,3 22,8 23,8 28,5 31,5 30,5 26,2 25,4

% IAE / Indir. 67,4 67,8 64,0 72,9 69,6 71,2 66,0 61,5 62,5 69,4 70,4

IIU per cápita 113,8 97,77

∆ interanual IIU per cápita (%) -7,4 4,6 9,7 -35,2 -16,3 -3,5 9,0 8,3 -60,0 76,8 -13,0

IAE per cápita 300,8 270,5

∆ interanual IAE per cápita (%) -1,5 5,5 2,8 -34,0 0,3 -7,4 -9,2 -2,0 -58,7 105,4 -10,2

Año 1981d 1982 1983e 1984f 1985g 1986 1987h 1988i 1989j 1990k 1991l

Fuente: 1981d, 1983e, 1984f, 1985g: recaudación ene-nov. + promedio anual (estimación propia) para diciembre. 1987h: estimado como promedio 1986,1988, solo ingresos recurrentes: impuestos, tasas; 1988i: Ordenanza de Presup. G.M. de 31-12-87 Extr. 32 / 1989j: Ordenanza de Presup. G.M. 1-10-88 Nº Extr. 37. Ingreso Público percibido 1990k: Ordenanza de Presup. G.M 31-12-89 Extr.Nº46 1991l: (estimado como tendencia lineal 3 años anteriores). Elaboración propia.

Tabla 2

Índices de recaudación tributaria (MM Bs.F. 2010 según IPC). Municipio Libertador,1981-1991

Page 43: Revista Cuadernos del CENDES N°88

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34CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

Casas,/ IIU 3.01.02.05.00 225,8 65,1 125,4 133,1 154,3 76,3 54,5 101,2 82,7 69,2 225,8

Patentes./ IAE 3.01.02.07.00 701,1 658,8 760,0 703,9 1.055,0 809,9 1.113,6 1.143,0 1.119,6 943,8 701,1

Impuestos indirectos 3.01.02.00.00 959,8 758,4 909,2 853,5 1.252,8 909,2 1.198,6 1.265,4 1.158,7 1.013,9 959,8

% IIU / Indir. 23,5 8,6 13,8 15,6 12,3 8,4 4,5 8,0 7,1 6,8 23,5

% IAE / Indir. 73,0 86,9 83,6 82,5 84,2 89,1 92,9 90,3 96,6 93,1 73,0

IIU per cápita 104,5 29,53 57,46 60,26 35,84 30,23 21,25 38,52 32,35 27,79 104,5

∆ interanual IIU per cápita (%) 8,0 -71,2 92,7 6,1 15,9 -50,5 -28,6 85,7 -18,3 -16,3 8,0

IAE per cápita 324,6 299 348,3 318,8 245,1 320,7 434,1 434,9 437,9 379 324,6

∆ interanual IAE per cápita (%) 16,7 -21,0 19,9 -6,1 46,8 -27,4 31,8 5,6 -8,4 -12,5 16,7

Año 1992m 1993n 1994o 1995 1996 1997 1998 1999p 1999p 2000q 20014

Fuente: OCEPRE. 1992m: tendencia últimos 3 años;1993n: Pre-proy. Ingresos Mun. Ordenanza de Presup. Recond. G.M. 14-1-93 Nº. Extr. 1291/ 1994o: tendencia últimos 3 años; 1999p: Ord. de Presup. G. M. 28-12-98 Nº Extr.76/2000q: Ord. de Presup. G.M. 21-12-99 Nº Extr. 78/2001r: tendencia últimos 3 años. Elaboración propia.

Tabla 3

Índices de recaudación tributaria (MM Bs.F. 2010 según IPC). Municipio Libertador1992-2001

Tabla 4

Índices de recaudación tributaria (MM Bs.F. 2010 según IPC). Municipio Libertador.2002-2010

Año 2002 2003 2004 2005s 2006 2007t 2008 2009 2010 Media

Fuente: 2005s: Ord.de Presup. G.M. 1-1-2005 Nº Extr. 103/2007t: promedio 2006-2008. Elaboración propia

Casas/ IIU (1973) 3.01.02.05.00 54,9 37,4 33,5 30,5 28,3 27,0 22,7 27,6 19,9

Patentes / IAE 3.01.02.07.00 754,6 763,1 820,9 724,8 881,8 1.098,1 1.100,7 1.318,2 1.174,3

Impuestos indirectos 3.01.02.00.00 841,8 877,2 887,5 792,1 970,1 1.185,2 1.175,9 1.401,7 1.240,1

% IIU / Indir. 6,5 4,3 3,8 3,8 2,9 2,3 1,9 2,0 1,6

% IAE / Indir. 89,6 87,0 92,5 91,5 90,9 92,6 93,6 94,0 94,7

IIU per cápita 21,92 14,62 13,57 12,68 14,94 13,83 11,44 11,65 9,45

∆ interanual IIU per cápita (%) -20,7 -31,9 -10,3 -9,1 -7,2 -4,5 -16,0 21,8 -28,0 -1,5

IAE per cápita 301,3 298,2 332,3 301,6 465,47 562,1 554,9 555,6 558,3

∆ interanual IAE per cápita (%) -17,0 4,2 1,2 -10,7 22,5 22,2 -0,8 19,2 -11,5 3,6

Page 44: Revista Cuadernos del CENDES N°88

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 35Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

IIU 3.01.02.05.00 49,9 47,4 43,9 31,9 19,9 18,8 12,8 11,6 13,9 13,3 15,2

IAE 3.01.02.07.00 457,0 476,0 577,0 419,0 261,0 256,0 176,0 283,0 325,0 357,0 896,0

Impuestos indirectos 3.01.02.00.00 516,0 533,0 577,0 454,0 305,0 299,0 216,0 319,0 367,0 403,0 327,0

% IIU sobre Impuestos indirectos 9,7 8,9 7,6 7,0 6,5 6,3 5,9 3,6 3,8 3,3 4,0

% IAE sobre Impuestos indirectos 88,6 89,4 83,4 84,7 85,8 85,6 81,2 88,8 88,6 88,7 86,8

IIU per cápita 92,5 87,0 79,8 57,4 35,4 33,3 22,4 20,1 23,9 22,6 25,7

∆ interanual IIU per cápita (%) -5,9 -8,3 -28,1 -38,3 -5,9 -32,7 -10,3 18,9 -5,4 13,7

IAE per cápita 846,0 872,0 873,0 690,0 465,0 451,0 307,0 491,0 559,0 609,0 553,0

∆ interanual IAE per cápita (%) 3,1 0,1 -21,0 -32,6 -3,0 -31,9 59,9 13,8 8,9 -9,2

Año 1990 1991 1992 1993 1994 1995 1996 1997 1998 1999 2000

Tabla 5

Índices de recaudación tributaria (MM Bs.F. 2010 según IPC). Municipio Sucre 1990-2000

Fuente: Alcaldía del Municipio Autónomo Sucre, Edo. Miranda. Memoria y Cuenta. Nota: (1) Ingreso recaudado promedio años 1992-1994. Elaboración propia.

Tabla 6

Índices de recaudación tributaria (MM Bs.F. 2010 según IPC). Municipio Sucre 2001-2010

IIU 3.01.02.05.00 17,2 14,4 12,7 13,0 17,4 20,2 21,5 17,9 20,4 19,0

IAE 3.01.02.07.00 777,0 620,0 615,1 687,3 625,0 968,0 1.172,0 1.161,0 1.165,0 1.174,0

Impuestos indirectos 3.01.02.00.00 320,0 300,0 292,6 278,3 343,0 466,0 442,2 454,5 531,4 516,9

% IIU sobre Impuestos indirectos 4,6 4,3 3,8 4,1 4,3 3,7 3,7 3,0 2,7 2,6

% IAE sobre Impuestos indirectos 86,2 88,3 87,5 88,9 84,1 85,1 75,7 75,9 70,4 69,7

IIU per cápita 28,6 23,8 20,7 20,9 27,7 31,8 33,5 27,7 31,4 28,9

∆ interanual IIU per cápita (%) 11,3 -16,8 -13,2 1,0 32,8 14,8 5,4 -17,5 13,5 -7,8 -3,9

IAE per cápita 534,0 494,0 476,0 448,0 545,0 734,0 690,0 703,0 816,0 787,0

∆ interanual IAE per cápita (%) -3,4 -7,5 -3,6 -5,9 21,7 34,7 -6,0 1,9 16,1 -3,6 1,6

Año 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 2011

Fuente: Alcaldía del Municipio Autónomo Sucre, Edo. Miranda. Memoria y Cuenta. Nota: (1) Ingreso recaudado promedio años 1992-1994. Elaboración propia.

Page 45: Revista Cuadernos del CENDES N°88

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36CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Hilda Torres Mier y Terán

IIU 3.01.02.05.00 17,8 21,5 19,4 22,5 23,2 22,0 25,5 20,94 18,6 20,99 21,8 20,5 15,4 10,4 16,4

IAE 3.01.02.07.00 74 89 114 114 136 129 115 107 124 205 242 346 381 415 439

Impuestos ind. 3.01.02.00.00 102 123 145 155,4 182 170 158 146 158 244 287 390 419 448 483

% IIU / Imp. Ind. 17,5 17,5 13,4 14,5 12,8 12,9 16,1 14,3 11,8 8,6 7,6 5,26 3,7 2,3 3,4

% IAE / Imp. Ind 72,4 72,5 78,95 73,4 75,0 75,6 72,7 72,8 78,8 83,9 84,5 88,9 90,9 92,7 90,8

IIU per cápita 64,3 77,2 69,4 80,3 82,2 76,9 87,7 71,2 62,3 69,5 71,3 66,3 49,4 32,9 51,4

∆ interan.IIU per cápita (%) 19,9 -10,1 15,8 2,3 6,5 14,1 -18,9 -12,4 11,5 2,6 -7,0 -25,4 -33,4 56,1 0,6

IAE per cápita 267 321 409 406 483 450 396 362 416 679 793 1.120 1.219 1.317 1.378

∆ interan.IAE per cápita (%) 20,1 27,5 -0,6 18,9 -6,9 -12,1 -8,4 14,9 63,2 16,7 41,3 8,8 8,0 4,6 14

Año 1996 1997 1998 1999 2000 2001 2002 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Media

Tabla 7

Índices de recaudación tributaria (MM Bs.F. 2010 según IPC). Municipio Baruta 1996

Fuente: Alcaldía del Municipio Baruta. Archivo. Informes de Memoria y Cuenta. Elaboración propia.

Tabla 8

Índices de recaudación tributaria. (MM Bs.F. 2010 según IPC). M. Chacao. 2003-2010

Año 2003 2004 2005 2006 2007 2008 2009 2010 Media

Recaudación IIU 3.01.02.05.00 11,18 10,44 11,53 20,19 18,32 16,8 15,26 21,68

Recaudación IAE 3.01.02.07.00 312,92 386,54 451,29 599,52 666,74 702,36 782,99 641,81

Imp. indirectos 3.01.02.00.00 338,33 411,88 482,22 641,48 705,17 740,62 816,72 682,93

% IIU / Imp. indirectos 3,3 2,53 2,39 3,15 2,6 2,27 1,87 3,18

% IAE / Imp.indirectos 92,49 93,85 93,59 93,46 94,55 94,83 95,87 93,98

IIU per cápita 158,54 147,44 162,28 283,57 256,82 235,36 213,69 303,64

∆ interan. IIU per cáp.(%) -7,0 10,1 74,7 -9,4 -8,4 -9,2 42,1 13,3

IAE per cápita 4.436,90 5.459,30 6.353,90 8.420,10 9.347,90 9.837,90 10.962,90 8.987,50

∆ interan.IAE per cáp.(%) 23,0 16,4 32,5 11,0 5,2 11,4 -18,0 11,7

Fuente: Superintendencia Adm. Tributaria, Sumat. Dirección de Planificación y Presupuesto. Archivo. Elaboración propia.

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 37Estudio del Impuesto sobre Inmuebles Urbanos

en la ciudad de Caracas:

recaudación, eficiencia, equidad y control urbano

La Carlota Lutece F 1.937,90 1.050,0 54,2 0,36

Santa Eduvigis Romar B-1 1.947,90 1.230,0 63,1 0,45

Sebucan Sebucania B-1 14.973,98 1.230,0 8,2 -0,10

Santa Eduvigis Santa Eduvigis H 2.014,11 1.125,0 55,9 0,38

Los Dos Caminos Quadra Los Chorros B-1 2.153,56 1.230,0 57,1 0,39

Los Dos Caminos Valencia B-1 2.153,56 1.230,0 57,1 0,39

Tabla 9

Recaudación (MM Bs.F. 2010 según IPC)Municipio El Hatillo. Ene-dic. 2010

(%)

Ingresos ordinarios 3.01.00.00.00 53,51 100

IIU 3.01.02.07.00 9,52 17,79

IAE 3.01.02.00.00 39,38 73,59

Otros 148,26 8,62

IIU per cápita 134,58

IAE per cápita 556,52

Fuente: Alcaldía El Hatillo. Memoria y Cuenta 2010. Elaboración propia.

Tabla 10

Muestra de valores de mercado VM, valor fiscal VF e indicadores de equidad del IIU por edificio para algunas zonas del Municipio Sucre, Parroquia Leoncio Martínez, 2010

Urbanización Edificio Z. fiscal VM por EDF. VF IVF (%) IHa/IVa

Fuente: Torres (2013). Elaboración propia (extracto).

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 39RECIBIDO: DICIEMBRE 2014

ACEPTADO: ABRIL 2015

ResumenEl presente artículo explora la política adelantadapor el Ministerio de Fomento y el de Minase Hidrocarburos, desde la muerte de Juan Vicente Gómez en 1936 hasta el final de la dictadura de Marcos Pérez Jiménez en 1958, periodo durante el cual se desarrollaron acciones para acceder a la experiencia y conocimientos científicos y técnicos sobre geología existentes en el país con el fin de conquistar a mediano y largo plazo mayor dominio sobre la industria petrolera. En particular se trata de analizar las relaciones entre las dependencias técnicas de estos organismos y los geólogos extranjeros que trabajaban en las compañías petroleras asentadas en Venezuela o en instituciones del exterior y que destacaron por sus contribuciones a la geología nacional a través de su participación en congresos venezolanos y otras actividades desarrolladas por el Estado.

Palabras claveGeología petrolera / Venezuela / Historia / Geólogos extranjeros

AbstractThis article analyses the policy of the Ministry of Public Works (Mines and Petrol), since the death of Juan Vicente Gómez in 1936 to the end of the dictatorship of Marcos Pérez Jiménez in 1958. In this period actions were developed to increase the experience and scientific and technical knowledge on the geology in the country, in order to conquer medium and long-term, control over the oil industry. In particular we try to analyze the relationships between technical units of these agencies and foreign geologists working in oil companies settled in Venezuela or in foreign institutions that stood out for their contributions to the geology of the country through their participation in Venezuelan geological congresses and other activities developed by the Venezuelan government.

Key words Petroleum Geology / Venezuela / History / Foreign Geologists

pp. 39-56

* Lic. en Filosofía; Maestría y Doctorado en Estudios del Desarrollo en el Centro de Estudios del Desarrollo –CENDES– de la Universidad Central de Venezuela. Investigadora jubilada del Área de Ciencia y Tecnología de dicha institución.Correo-e: [email protected]: A José Gregorio Darwich y a Nelly Arenas por sus comentarios críticos; a Marisela Gosen por la ayuda técnica.

La construcción de conocimiento científicoen Venezuela: contribución de geólogos petroleros

del exterior (1936-1958)

YOLANDA TEXERA ARNAL

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40CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Yolanda Texera Arnal

Introducción

En el contexto de la modernización que comenzó a vivir Venezuela a la muerte de Juan Vicente Gómez se plantea explorar en este artículo la política adelantada por el Ministerio de Fomento (y Ministerio de Minas e Hidrocarburos) para acceder a la experiencia y a los conocimientos científicos y técnicos existentes sobre la geología en el país, a fin de conquistar eventualmente mayor dominio de la industria. En particular se trata de analizar las relaciones entre las dependencias técnicas de ambos ministerios y los geólogos de las compañías extranjeras que operaban localmente, o que trabajaban en instituciones del exte-rior; en particular aquellos que destacaron por su participación en los congresos geológicos venezolanos y otras actividades desarrolladas por el Ministerio.

El periodo de estudio en el cual se centra la atención abarca desde la asunción al poder del general Eleazar López Contreras en 1936 hasta la liquidación del régimen del general Marcos Pérez Jiménez, en 1958, años durante los cuales, a pesar de las diferencias en el manejo de la industria petrolera por parte de los diversos gobiernos de entonces, hay características compartidas en cuanto al tema específico aquí tratado que lo hace susceptible de análisis.

Aires modernizadores

Desde fines de la década de los años veinte, el petróleo de Venezuela empezaba ya a mostrarse como el eje alrededor del cual giraría la economía y la vida nacional. Ya para los inicios del periodo en el cual se enmarca este trabajo, el país estaba definitivamente asentado sobre una industria petrolera extranjera que había alcanzado una importancia estratégica mundial. Los ingresos provenientes del petróleo permitieron financiar un costoso proceso de modernización irreversible que dejaría una huella indeleble en el paisaje de amplias zonas del país y que alteraría significativamente la vida económica y social de los venezolanos.

Aun cuando las relaciones del nuevo gobierno, que asumió el poder en 1936, y las compañías petroleras fueron objeto de controversias debido a reclamos provenientes de ambos lados, el Ministerio de Fomento comenzó a abrir caminos y crear terreno propicio para que la experiencia y conocimientos científicos y técnicos de los geólogos de las compañías petroleras que operaban en el país, principalmente, pudieran ser aprovechados. Se aspiraba desarrollar localmente el campo de la geología como una vía que llevaría a mediano y largo plazo a conquistar mayor dominio de la industria petrolera por parte del Estado.

En otros sectores de la vida nacional se estaban también tomando iniciativas que favorecerían significativamente el proceso de modernización que permeaba al conjunto de la economía y sociedad venezolanas. Tal es el caso de los sectores agrícola y sanitario, cuyos entes responsables, el Ministerio de Agricultura y Cría y el Ministerio de Sanidad y Asistencia

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 41La construcción de conocimiento científico

en Venezuela: contribución de geólogos

petroleros del exterior (1936-1958)

Social, recién creados, llevaron a cabo una activa política de contratación de especialistas del exterior para incorporarlos, no solo a trabajar en los programas técnicos de estos minis-terios, sino también para formar localmente especialistas en instituciones creadas ad hoc en los propios ministerios así como en las universidades, en las cuales el gobierno impulsó un proceso de reforma (Texera, 2010).

La exploración geológica asociada a la industria petrolera presentaba diferencias resaltantes con la agricultura y salud pública, pues desde unas dos décadas atrás era una industria moderna y pujante en manos de empresas extranjeras que, a través de mecanismos fiscales, proporcionaban la principal fuente de ingreso del país. En contraste con los casos mencionados no había que traer de otras latitudes a los especialistas –geólogos– pues la mayoría se encontraban en el país en calidad de empleados o asesores de las compañías petroleras.

El universo de estudio

La escogencia de la geología como foco del análisis tiene que ver no solo con el hecho de haber jugado un papel fundamental en el desarrollo de la industria petrolera, sino también por el carácter científico de los profesionales de la geología, inclinados por naturaleza a dar a conocer y a compartir con sus pares los conocimientos y experiencias, lo que, obvia-mente, facilita al investigador sus posibilidades de análisis. Por otra parte, la atención que comenzó a prestar el Estado al desarrollo de este campo profesional, incluyendo la formación de personal, antecedió, y en algunos casos motorizó el establecimiento de otros campos profesionales afines a la geología.

En la base de datos –que constituye el principal soporte informativo de este trabajo– es-tán registrados 76 geólogos extranjeros, cantidad que constituye una muestra de un universo cuyo tamaño y composición, difícil de precisar con la información de que se dispone, era sin duda bastante mayor. Algunas fuentes, sin embargo, pueden ayudar a tener una idea de la dimensión de ese universo. Por ejemplo, según información de la Asociación Venezolana de Geología, Minería y Petróleo, para el año 1958 había 344 geólogos inscritos como miembros (AVGMP, 1958:192-204). La mayoría eran extranjeros de las compañías petroleras y residían en Caracas. Otra fuente de la Sociedad Venezolana de Geólogos, en el mismo año, registra 312 geólogos (3er.CGV, 1960:4043). Esas cifras reflejan la intensa actividad exploratoria de esos años, 1951 a 1958, a tal punto que se le conoce como la etapa de oro de la exploración gracias a las concesiones otorgadas entonces (Martínez, 1988:133).

Tampoco ha sido posible precisar el número de geólogos que había en Venezuela en los años de inicio de la industria, cuando el territorio fue intensamente explorado. Según la Memoria del Ministerio de Fomento, en el año 1922 se concedieron 633 permisos de

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exploración de hidrocarburos, carbón y demás minerales combustibles (Barberii, 1977:38). Dado el momento de intensa competencia de las compañías en su búsqueda de petróleo y el escaso desarrollo de la minería de entonces, es posible suponer que la mayor parte de estos permisos fuera otorgada para la exploración de hidrocarburos, lo que podría indicar la presencia de un número considerable de geólogos trabajando en el país.

En todo caso, la cifra registrada en la base de datos es una muestra construida a partir de la bibliografía consultada y puede servir como indicador de las diversas modalidades que tuvo la contribución extranjera al estudio de la geología del país y sus vinculaciones con la nueva política petrolera que adelantaba el Estado. Al final del presente texto se incluye una tabla con la lista de los 76 geólogos.

Fuentes consultadas

Dada la naturaleza de esta investigación, las principales fuentes de información han sido aquellas que hacen referencia a la contribución de los especialistas extranjeros en el tema que aquí se trata. En tal sentido se han empleado fuentes bibliográficas especializadas, historias de la geología y campos afines, literatura sobre congresos, instituciones oficiales y otras vinculadas al campo de la geología.

Una fuente de gran utilidad para el desarrollo de este trabajo ha sido la historia general de la geología en Venezuela, cuyo título habla por sí solo de su contenido: Reseña sobre los estudios geológicos sobre Venezuela desde Humboldt hasta el presente. 1799-1962, realizada por los geólogos de la compañía petrolera Creole: José Pantin H. Carlos E. Key, Virgilio D. Winkler, W. Schwinn y Guillermo Zuloaga; obra que incluye las contribuciones a la bibliográfica geológica venezolana de Kehrer (1936) y Hedberg (1945). Otra importante fuente ha sido el Código Geológico de Venezuela, el cual presenta información detallada de aspectos relativos a la historia de la geología en el país y otros temas asociados, realizado por Intevep/PDVSA (2007, 2011).

Central en el desarrollo de este trabajo ha sido asimismo la publicación en la revista del Ministerio de Fomento del Boletín de Geología y Minería (luego Boletín de Geología) relativa a los tres congresos geológicos realizados en el periodo bajo estudio en 1937, 1938 y 1959. Otras fuentes son citadas en la bibliografía al final del texto.

De gran ayuda han sido las bases electrónicas de información, las cuales se han utilizado con prudencia, limitando en lo posible las consultas a fuentes institucionales (sociedades, academias, institutos, universidades, etc.) y bases bibliográficas avanzadas, principalmente. Las fuentes consultadas permitieron construir la base de datos, la cual registra a los geó-logos extranjeros que se destacaron por sus aportes al conocimiento de la geología del país vinculados a los programas que en el periodo analizado adelantaban el Ministerio de Fomento y el Ministerio de Minas e Hidrocarburos.

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en Venezuela: contribución de geólogos

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Algunos antecedentes

Durante las primeras décadas del siglo XX, los estudios geológicos fueron realizados por numerosas empresas extranjeras interesadas en operar en el país; sin embargo, debido al hermetismo de las compañías por la intensa competencia existente, no publicaban los infor-mes científicos y técnicos. Un caso muy mencionado en la literatura debido a la importancia e impacto de los estudios realizados fue el del geólogo y paleontólogo estadounidense Ralph Arnold quien entre 1911 y 1916 fue contratado por la compañía General Asphalt Company de Philadelphia para hacer un levantamiento geológico de los recursos petroleros de Trinidad y Venezuela. Arnold contrató un equipo de 52 geólogos y técnicos, la mayoría egresados de Stanford University, donde había obtenido su doctorado. En el estudio participaron también algunos jóvenes venezolanos recién egresados y estudiantes de ingeniería y agrimensura, entre los cuales se encontraban tres hermanos de apellido Aguerrevere, dos de los cuales estudiaron más tarde geología en el exterior (Duarte Vivas, 2009:75-76).

Los informes de Arnold y sus colaboradores no fueron publicados entonces y even-tualmente fueron a parar a manos de la empresa anglo-holandesa Royal Dutch/SHELL, la cual acogió las recomendaciones de Arnold, invirtiendo recursos millonarios que dieron el impulso inicial a la era petrolera de Venezuela.

La primera obra publicada con contribuciones significativas a la geología petrolera del país fue la del geólogo, también estadounidense, Ralph A. Liddle, Geology of Venezuela & Trinidad, en 1928. En la decisión de publicarla, probablemente, se consideró que era más lo que se podía ganar divulgando información geológica, que manteniéndola oculta en archivos inaccesibles a otras empresas. Después de esta obra, la bibliografía registra un flujo continuo de publicaciones sobre la geología del país pero limitadas a algunas áreas muy acotadas. No fue sino hasta la realización de los congresos geológicos en 1937 y en 1938 que se comenzó a difundir localmente el conocimiento de la geología de amplias zonas del país. Basta echar una ojeada a la bibliografía del Código Geológico de Venezuela, citado arriba, para percibir el elevado número de contribuciones, según se analiza más adelante.

Según ha señalado el paleontólogo británico, R.M. Stainforth, funcionario por varios años de la empresa Creole y editor del Boletín Informativo de la Asociación Venezolana de Geología, Minería y Petróleo, las bibliografías publicadas sobre la geología de Venezuela mostraban la riqueza de información ya disponible en 1958, y que sin duda era resultado de los esfuerzos realizados en las dos décadas anteriores que se analizan aquí:

Desde 1958 este aspecto de la literatura geológica venezolana ha cambiado totalmente. Más de 200 notas y artículos han aparecido en el interim, y cuatro de cada cinco fueron publicados en revistas venezolanas. La principal razón ha sido la aparición de nuevas revistas. Otra razón importante ha sido el estímulo provocado por el Tercer Congreso

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Geológico (1959) y el Primer Congreso Venezolano de Petróleo (1962). Otro factor innegable ha sido la disminución del celo competitivo de las compañías petroleras, y el efecto de libertad que esta tuvo en los geólogos petroleros de sentirse libres de publicar sus estudios individuales o de grupo (Stainforth, 1965:2289).

Avance científico y tecnológico

Venezuela no era ajena a los avances científicos y tecnológicos en el campo de la geología de los países desarrollados. Desde los inicios de la exploración petrolera se incorporaron innovaciones y en algunos casos Venezuela fue terreno propicio para la experimentación.

En Venezuela las muchas compañías que han buscado petróleo no han dejado de tomar ventajas de cualquier nuevo método de exploración que pueda ser usado en la búsqueda de petróleo. En efecto, muchos de los métodos prospectivos comúnmente usados hoy, tuvieron sus ensayos iniciales en el área de Maracaibo… (Moore et. al. (1951:5).

El geólogo Siro Vásquez señalaba: «Para la industria petrolera el año 1930 señaló el comienzo de un lapso de transición. Fue entonces cuando la pericia petrolera comenzó a tomar la forma de una verdadera tecnología moderna» (Vásquez en Barberii, 1997:162). Barberii apunta por su parte que:

Hasta entonces la aplicación de conocimientos científicos y técnicos en las actividades de la industria no había sido sistemática, decidida y profunda. Sin embargo, a partir de 1930 las cosas comenzaron a cambiar con inusitada insistencia, y de manera significativa en Estados Unidos. A Venezuela, que en 1930 tenía una producción acumulada de 512 millones de barriles, apenas 2,6 de la producción mundial, la favoreció muy particularmente la nueva etapa de tecnología aplicada que se iniciaba (Barberii, 1997:163).

Desde comienzos del siglo pasado, a medida que la industria petrolera fue creciendo y madurando, el «empírico», personal que había jugado un papel significativo en la explora-ción petrolera, comenzó a ser sustituido por científicos y profesionales de la geología; estos se habían formados en destacadas universidades de Estados Unidos y Europa, las cuales habían incorporado cambios importantes en los programas de estudio, orientándolos hacia los asuntos de interés de la industria. Los avances científicos y tecnológicos de la geología se fueron, entonces, convirtiendo en elementos fundamentales para el desarrollo de la in-dustria petrolera, lo que implicó, a su vez, cambios en la propia naturaleza de la vinculación de los geólogos con esta.

Prácticas que habían sido ajenas a la industria, pero que eran propias de la racionalidad y comportamiento del mundo científico, comenzaron también a imponerse en las empresas, tal como la publicación de trabajos de investigación en revistas arbitradas publicadas por

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en Venezuela: contribución de geólogos

petroleros del exterior (1936-1958)

departamentos universitarios o por sociedades, asociaciones y academias donde cada vez más se reunían estos profesionales. Así mismo, el intercambio de información y de ideas de estos con sus pares en foros públicos, entre otros medios, de modo que si bien al comienzo de la exploración petrolera hubo celos en el intercambio de información por temor a la competencia, con el tiempo se llegó al convencimiento de la utilidad de dar a conocer sus hallazgos (Frehner, 2011:13).

Esas condiciones pueden ayudar en parte a explicar las razones por las cuales las compañías petroleras estaban dispuestas a participar con el gobierno en iniciativas conjun-tas en el campo de la geología. Las relaciones que se establecieron tenían un carácter más bien científico y en ese nivel, donde el intercambio es esencial, fue posible establecer una buena relación de trabajo beneficiosa para ambas partes, sin que ello implicase abandonar totalmente intereses personales o corporativos. Relaciones de ese tipo se daban entre las propias compañías a pesar de la competencia existente, como un reconocimiento de que en ocasiones es más beneficioso para las partes hacer un juego menos cerrado.

A partir de 1936, tras casi treinta años de dictadura, la sociedad venezolana comen-zaba a respirar nuevos aires. Los gobiernos de la época mostraban un carácter conciliador en sus relaciones con las compañías operadoras, aunque sin cesar en su lucha por mejorar tanto cuantitativa como cualitativamente su participación en los beneficios de la industria petrolera. Por su parte, a las compañías les interesaba tratar de cambiar la imagen que durante el régimen gomecista imperaba en la mentalidad popular que las asociaba con la dictadura. Había también razones económicas y sociales que explicaban la oposición de los trabajadores a las compañías: bajos salarios y discriminación con los empleados locales. En el campo internacional, las relaciones con los Estados Unidos estaban tomando un nuevo rumbo gracias a que la administración del presidente Roosvelt aspiraba a un clima diplomático más distendido (Singh, 1989:89). Por último, la nacionalización de las empresas petroleras extranjeras en México constituía sin duda una advertencia que las compañías no podían desoír.

Servicio Técnico de Minería y Geología

Una de las primeras medidas adoptadas por el presidente López Contreras, expresión de la aspiración de que el Estado asumiera nuevos roles en el negocio petrolero, fue crear, bajo el amparo de la Ley de Minas de 1936, el Servicio Técnico de Minería y Geología. Los objetivos de esta dependencia ampliaban de manera considerable las funciones que hasta entonces había asumido el Ministerio de Fomento, centradas en mecanismos de tipo fiscal, pues se ocupaba del desarrollo de actividades de investigación científica y tecnológica, prospección minera y petrolera, formación de colecciones, elaboración de mapas, formación de personal

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dentro y fuera del país, entre otros programas en los campos de su jurisdicción que repre-sentaban aspectos novedosos para la sociedad venezolana (Padilla, 1947:3).

Un antecedente a esta iniciativa fue el establecimiento durante el gobierno de J.V. Gómez del Servicio Técnico de Hidrocarburos (1930) y, al año siguiente, la Inspectoría Téc-nica General de Hidrocarburos a cargo de quien, probablemente, fuera uno de los primeros venezolanos con estudios de geología: Guillermo Zuloaga. Bajo su dirección se becaron seis ingenieros venezolanos egresados de la Universidad Central de Venezuela para que se especializaran en ramas de la industria petrolera con el objetivo de fortalecer la inspección fiscal de la industria (Martínez, 1988:966)

El personal del Servicio de Geología y Minería estaba compuesto, además de Gui-llermo Zuloaga, por Santiago Aguerrevere, Víctor M. López y Manuel Tello, formados entre mediados de los años veinte y treinta en universidades de excelencia en Estados Unidos y Europa gracias a iniciativas de tipo personal. Al regresar al país estos jóvenes geólogos e ingenieros fueron contratados por el Ministerio de Fomento, desde donde se tomaron las primeras iniciativas de carácter científico-técnico y formativo en el campo de la geología.

A fin de poder cumplir con las funciones tan especializadas para las cuales fue creado, el Servicio buscó la colaboración de geólogos empleados o asesores de las compañías petroleras, así como de miembros de instituciones académicas y gubernamentales del exterior. Estas colaboraciones fueron canalizadas a través de la organización de congresos geológicos y otras actividades que permitieron el acceso y difusión del conocimiento de la geología del país.

Para la difusión de sus trabajos, el Servicio fundó en 1937 la Revista de Fomento y el Boletín de Geología y Minería (desde 1951, Boletín de Geología), medios que dedicaron es-pacio a los congresos mencionados, así como a otras actividades de investigación científica y tecnológica en los campos de la geología y minería realizadas tanto por el Servicio como por las empresas e instituciones con las cuales esta se relacionó.

El Ministerio de Fomento publicó en 1949 un largo informe que da cuenta de las actividades del Servicio entre 1936 hasta 1946 (Padilla, 1947:3-74). En la lista de personal que trabajaba en esa dependencia durante esos años se mencionan, además de los pioneros, otros venezolanos formados en el exterior, así como en Venezuela, egresados del Instituto de Geología, fundado a instancias del Servicio de Minería y Geología en 1938.

Entre los extranjeros contratados se encontraban los ingenieros de minas: John C. Davey, Enrique Rubio Sandoval y Carlos Fernández de Caleya.

En el mismo informe hay en lista aparte: «Colaboradores distinguidos del Servicio Técnico de Minería y Geología», todos ellos extranjeros con un alto nivel de formación aca-démica que se detalla a continuación a fin de que el lector tenga una idea del perfil de los

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en Venezuela: contribución de geólogos

petroleros del exterior (1936-1958)

especialistas que colaboraron con el Ministerio: Paul F. Kerr, jefe del Dpto. de Geología de la

Universidad de Columbia, reconocido por sus contribuciones en el campo de la mineralogía;

Walter H. Bucher, profesor de la misma universidad, quien cooperó en la preparación del

Mapa Geológico Estructural de Venezuela; el paleontólogo George G. Simpson del American

Museum of Natural History, pionero en su especialidad, quien acompañó la expedición a la

Gran Sabana organizada por el Servicio en 1939; William T. Pecora, precursor en el campo de

la observación satelital, del U.S. Geological Survey, donde llegó a ser director; H. de Gizancourt

quien había hecho contribuciones en el campo de la paleontología del país, al igual que

Cornelle M. Caudri, y Heinrich Gerth profesor de geología de la Universidad de Amsterdam,

editor de la obra Geology of the Earth, que abarca la geología de la cordillera suramericana.

Igualmente es mencionado Harry H. Hess, quien entonces iniciaba el Proyecto de In-

vestigación Geológica del Caribe de la Universidad de Princeton, de gran importancia para

el conocimiento de la región y el cual contó con el respaldo del Ministerio de Fomento, así

como de instituciones como la National Science Foundation y The Office of Naval Research

de los Estados Unidos, y los gobiernos de Colombia y Puerto Rico.

El proyecto, iniciado en 1947, se extendió unos 30 años, buena parte de los cuales

estuvo bajo la dirección de Hess, quien es considerado uno de los fundadores de la teoría

unificada de la tectónica de placas, teoría que a partir de los años sesenta dominó el hori-

zonte intelectual de la geología (Schubert, 1993). Este proyecto del Caribe tuvo un impacto

significativo en la formación de personal de alto nivel de estudiantes graduados de diversos

países. Según una fuente, 34 tesis de PhD fueron publicadas sobre el tema del Caribe (James,

1973:115). De acuerdo con el geólogo venezolano Franco Urbani, 18 estudiantes escogieron

como tema para sus tesis de doctorado la cartografía geológica de la Cordillera de la Costa

de Venezuela (Urbani, 2009:17).

Además de estos especialistas, el informe del Servicio menciona a otros empleados

de las compañías petroleras residenciados en el país que colaboraban desinteresadamente

con esa dependencia: los doctores, también reconocidos como miembros correspondientes

extranjeros de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales: Hans G. Kugler,

estudioso de aspectos de la geología de Trinidad y Venezuela; Karl F. Dallmus, miembro del

Comité de Nomenclatura Estratigráfico y colaborador del Mapa Geológico Tectónico; Louis

Kehrer y Hollis D. Hedberg, condecorados por el Ministerio de Educación por sus servicios a

la educación geológica y a quienes se deben contribuciones bibliográficas de interés para

la historia de la geología en Venezuela (Kehrer, 1936; Hedberg, 1945). Por último, Clemente

González de Juana, funcionario del Ministerio de Obras Públicas quien participó en varios

proyectos del Servicio Técnico de Minería y Geología.

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El Instituto de Geología

Para fines de los años veinte, era ya evidente que el principal soporte económico del país estaría ligado a la industria petrolera, pero muy poco se había hecho para preparar local-mente a especialistas para enfrentar los retos que esta presentaba. Las dos universidades con que contaba el país no tenían la capacidad para formar los profesionales que requería una industria tan exigente desde el punto de vista científico y tecnológico. De modo que los primeros geólogos venezolanos no salieron de las aulas de nuestras universidades, sino de centros docentes del exterior, según se señaló arriba.

De allí que una de los primeros proyectos en el cual se involucró de manera muy es-pecial el Servicio Técnico de Minería y Geología fue la formación de geólogos en el propio país. Los funcionarios de esa dependencia, Pedro Ignacio y Santiago Aguerrevere, Víctor M. López, Manuel Tello y Guillermo Zuloaga fueron los principales impulsores del Instituto de Geología. En 1937 el presidente López Contreras emitió el decreto de su creación. Los ministros encargados de su ejecución eran Néstor Luis Pérez de Fomento y Rafael Ernesto López de Educación, ministerio al cual fue adscrito hasta su incorporación definitiva a la Universidad Central de Venezuela, unos pocos años más tarde.

El Instituto, organizado bajo los más modernos sistemas pedagógicos de Norteamérica y Europa dependió originalmente de los Ministerios de Fomento y Educación, indepen-diente de la Universidad, ya que su organización era radicalmente diferente de la clásica orientación que se daba a los estudios universitarios en Venezuela (Pantin et al., 1963:26).

Señalamiento que alude a la difícil situación y condiciones en que se encontraba la docencia universitaria en el país, según hemos analizado en una publicación sobre el tema (Texera, 2010).

El decreto de creación contemplaba un presupuesto generoso para la instalación de laboratorios y adquisición de equipos, biblioteca y contratación de personal docente que estaría dedicado integralmente a sus funciones, aspectos que constituían una novedad en la enseñanza superior en el país. Los métodos de enseñanza, la organización y la dotación del Instituto tuvieron un impacto significativo en el proceso de reforma que adelantaba la Facultad de Ingeniería, a la cual fue eventualmente adscrita (Texera, 2005, 2010).

La exigencia de dedicación integral imposibilitaba que el equipo fundador pudiera dedicarse de manera exclusiva al instituto, debido a obligaciones contraídas tanto en la administración pública como en el sector privado. Sin embargo, estuvieron muy activos en los comienzos y eventualmente fueron designados personal ad honorem, lo que les permitía supervisar su marcha, quedando la docencia integral en manos de profesores contratados en el exterior.

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en Venezuela: contribución de geólogos

petroleros del exterior (1936-1958)

El primer director técnico fue el doctor Newton B. Knox, quien publicó notas sobre la fundación del Instituto en dos prestigiosas revistas de EUA. En la revista Science escribió:

El instituto está totalmente equipado para enseñanza de estudiantes en el campo de la geología general, geología petrolera y geología minera. Está instalado en una sede propia que contiene una gran sala de lectura, varias aulas de clase, laboratorios de química, mineralogía, petrología, paleontología y geología minera; una sala de diseño, un labora-torio de investigación para los profesores y espacios para la preparación de especímenes. También incluye el instituto un museo de paleontología y una espaciosa biblioteca. Todos los laboratorios están equipados con los aparatos más novedosos para la investigación de problemas en el campo de la geología (Knox, 1939:309-310).

Junto a Knox fueron contratados los profesores permanentes Herman Kaiser, doctor en química y Luis Schnee, doctor en botánica procedentes de Alemania; Bela Murakozy de Hungría, nombrado posteriormente director técnico, cargo que estuvo también en manos de los geólogos estadounidenses Ely Mencher, del Massachusetts Institute of Technology y John H. Brineman. Igualmente participaron los ingenieros de minas Clemente González de Juana, de España, funcionario del MOP, y el checo Alfonso Kroboth. Otros profesores extranjeros ligados a la escuela, en carácter permanente o accidental, durante esos años iniciales fueron: el geólogo-paleontólogo español José Royo Gómez, el ingeniero de minas de Uruguay Carlos Fernández de Caleya, el ingeniero de minas español Enrique Rubio Sandoval, el paleontólogo nacido en Cuba Pedro Joaquín Bermúdez; los geólogos estadounidenses Frances Charlton de Rivero, Hollis D. Hedberg y el suizo Louis Kehrer, entre otros.

Los especialistas mencionados eran personas de alto nivel académico con experiencia de trabajo en instituciones académicas o en empresas petroleras que operaban en el país.

A partir de 1946 con el ingreso del geólogo venezolano Oswaldo de Sola comienzan los propios egresados del Instituto a formar parte del cuerpo profesoral.

Sobre el tema escribió Juan Pablo Pérez Alfonso, ministro de Minas e Hidrocarburos en ocasión de celebrarse el tercer Congreso Venezolano de Geología, en 1959, que:

Al segundo Congreso [en 1938] asistieron solamente seis geólogos venezolanos [gra-duados fuera] y ahora, dos décadas más tarde, escasamente pasamos del centenar. Un incremento anual promedio de cinco geólogos, para un país cuya producción minera lo coloca en el primer plano como exportador de petróleo y de hierro. De no haber contado con la valiosa aportación científica de numerosos y distinguidos geólogos de diferentes nacionalidades, los conocimientos geológicos con respecto a nuestro país, no hubieran llegado al nivel que afortunadamente tenemos». [La causa la atribuía] «…al retardo en el desarrollo general del país ocasionado por las dictaduras de Gómez y Pérez Jiménez y la inestabilidad de los gobiernos de transición (Pérez Alfonso, 1960:44).

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En efecto, antes de establecerse como Escuela de Geología, Minas y Metalurgia en la Ley de Universidades decretada por el gobierno que asumió el poder tras el derrocamiento del General Pérez Jiménez, en 1958, la institución vivió momentos difíciles que afectaron su desarrollo armónico y que explica en parte la preocupación del ministro: pérdida progresiva de la autonomía de la que disfrutaba al pasar a depender de la Universidad Central de Venezuela y luego a la Facultad de Ingeniería donde pasó a ser un departamento. Su nueva situación significó que los estudios de geología sufrieron, al igual que el resto de la universidad, el cierre desde 1951 hasta 1953 debido a la intervención de la Junta de Gobierno. Por otra parte, el departamento sobrellevó tres mudanzas que alteraron significativamente su rutina de trabajo: desde una sede propia, con excelentes instalaciones y servicios, fueron mudados a espacios poco adecuados en la UCV, los cuales tuvieron que compartir con un número creciente de estudiantes de ingeniería, hasta finalmente instalarse en su sede definitiva que aun ocupa, luego de sortear otras dificultades (Kroboth, 1964:42). El profesor Royo y Gómez señalaba que: «…el número de estudiantes descendió de un modo alarmante y sus consecuencias aún se notan actualmente (sic) en los últimos cursos de la carrera» (1959:56).

A pesar de los problemas vividos, la institución representaba un modelo de concepción y organización de la enseñanza superior que influiría positivamente tanto en el proceso de reforma de la Facultad de Ingeniería como del resto de la universidad: el reglamento adoptado por la Facultad estaba inspirado en el que originalmente regularon los estudios de geología. Por otra parte, sus instalaciones pasaron a ser de uso común del curso básico de la Facultad, la cual comenzó a ofrecer nuevas especialidades, algunas de ellas afines a la geología como ingeniería de petróleo, ingeniería de minas e ingeniería metalúrgica.

Los estudios de ingeniería de petróleo, que funcionaron por unos años en la Univer-sidad Central de Venezuela, pasaron en 1954 a la Universidad del Zulia, donde se creó la Escuela de Ingeniería de Petróleo bajo la dirección del ingeniero de petróleos Efraín Barberii con la participación de geólogos e ingenieros egresados de la UCV y de empleados de las compañías petroleras Creole, Shell y Mene Grande, las cuales crearon sillas profesorales a cargo de Humberto Peñaloza, Blair Chan y Georgias Garriga (Troconis de Rincón, 2010:369).

Las compañías petroleras, en particular las dos grandes mencionadas, Creole y Shell, colaboraron de diversas maneras en el desarrollo de los estudios de geología, minería y disci-plinas afines, así como de otras áreas de la educación técnica y superior: programas de becas de estudio, tanto en el país como en el exterior; apoyo y facilidades para la participación en la docencia de sus geólogos e ingenieros; y donación de equipos e instrumental. En 1956 la Creole estableció la Fundación Creole y, según Barberii, entre esa fecha y 1960, la fundación becó a 357 venezolanos en especialidades de la ingeniería y geología (Barberii, 1997:287).

Estos programas de las petroleras se iniciaron con la distensión de las relaciones entre estas y el gobierno de López Contreras, aprobándose entonces la Ley del Trabajo de 1936,

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en Venezuela: contribución de geólogos

petroleros del exterior (1936-1958)

la cual estableció que el 50% del personal técnico de las empresas debía ser venezolano. Por otra parte, estos programas tomaron impulso al iniciarse la segunda guerra mundial cuando empleados y obreros de las compañías dejaron sus puestos de trabajo para alistarse en las fuerzas armadas de sus países de origen.

Perfil de los geólogos

A partir de la base de datos se consideran algunos rasgos generales de los 76 geólogos del exterior allí registrados, cuya lista se muestra en Tabla al final del texto.

Al considerar el país de origen, algo más de la mitad (42) provenían de los Estados Unidos, lo cual resulta cónsono con el empuje de las empresas provenientes de ese país que progresivamente fueron desplazando a las angloholandesas y británicas predominantes en la primera etapa de la producción petrolera. Ningún otro país alcanza los dos dígitos.

La petrolera Creole y sus subsidiarias, seguida por el grupo Shell, dominaba entre las empresas al representar aproximadamente al 60 por ciento de los especialistas. El resto provenía de proyectos como el Caribbean Research Project de la Universidad de Princeton, de la agencia US, Geological Survey del gobierno federal de Estados Unidos, así como de universidades e instituciones académicas de ese país y de Europa.

Respecto del nivel académico, vale destacar el elevado número de especialistas con títulos de quinto nivel: 29 de ellos tenían grado de PhD en conocidas universidades esta-dounidenses y 8 de doctorado en sus equivalentes europeas, que sumados, representa un 50 por ciento aproximadamente; este porcentaje indica no solo la significación del trabajo que realizaban los geólogos en la industria petrolera, sino también la creciente complejidad desde el punto de vista científico y tecnológico de las actividades de exploración, y el nivel, en general, que Venezuela había alcanzado a ese respecto, tal como se señaló arriba; ello también se refleja en que 68 de los 76 especialistas tenía publicaciones sobre la geología del país.

Congresos Geológicos venezolanos

En la revisión histórica de la geología en Venezuela de Pantin y sus colaboradores, entre los cuales se encontraba Guillermo Zuloaga, quien fuera secretario de los dos primeros congresos (1937 y 1938), se señala:

Quizás la mayor realización de dicho Servicio [de Minería y Geología del Ministerio de Fomento], además de los estudios geológicos hechos por nosotros mismos, fue la orga-nización y realización de los dos primeros congresos geológicos venezolanos. […] Puede decirse sin exageración que los resultados y publicaciones de dichos congresos constituyen la espina dorsal del conocimiento de nuestra geología (Pantin et al., iv:1962).

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Yolanda Texera Arnal

Esta opinión sería compartida años más tarde por el geólogo venezolano y estudioso de la historia de la geología del país, Carlos Schubert, para quien: «Las memorias de estos congresos [y los realizados posteriormente por la Sociedad Venezolana de Geólogos] repre-sentan la principal fuente de información sobre la actividad geológica del país» (Schubert, 1992:206).

Los primeros dos congresos fueron organizados por el Servicio de Minería y Geología y a juzgar por la logística y movilización desplegadas en su organización, el Ministerio habría asignado mucha importancia a estos eventos y a los resultados que esperaba alcanzar. Ambos incluían traslados desde Caracas a sitios de interés geológico en el interior del país: en el segundo congreso, unos cien invitados fueron alojados en campamentos ad hoc durante cuatro días hasta alcanzar la ciudad de San Cristóbal donde se efectuaron las deliberaciones.

A estos dos congresos asistieron unos 100 geólogos e ingenieros, con claro predominio de los primeros. La mayoría eran extranjeros empleados o asesores de las dos grandes com-pañías petroleras y sus filiales que operaban en el país: el grupo Dutch-Shell y la Standard Oil. En estos primeros dos eventos se presentaron trabajos que versaron sobre estratigrafía, paleontología y correlación de la parte norte de Venezuela. Se creó una comisión perma-nente para fijar normas de nomenclatura estratigráfica e igualmente se presentó un mapa geológico del norte de Venezuela, preparado por el ministerio, el cual constituyó la primera carta oficial del país (Pantin et al., 1962:22).

El tercer congreso tardaría aun 20 años, sin embargo, antes de su realización, el re-cién creado Ministerio de Energía y Minas organizó en 1951 otro evento, bajo el ministerio de Santiago Vera Izquierdo: la 1era. Convención Nacional de Petróleo, cuyo objetivo fue revisar, conjuntamente con las compañías operadoras, los conocimientos acumulados en los últimos 30 años sobre diversos tópicos vinculados a la industria (Oficina Técnica de Hidrocarburos, 1951).

El tercer congreso realizado en 1959 marca ciertas diferencias respecto a los dos ante-riores. En primer lugar, si bien contó con los auspicios del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, fue organizado por la Sociedad Venezolana de Geólogos, fundada en 1954. Por otra parte, era la primera vez que geólogos venezolanos graduados en el país participaban en estos eventos; los participantes de los dos anteriores habían obtenido sus títulos en el exterior.

Hubo más de 60 ponencias que abarcaron una temática más amplia que la de los dos primeros eventos, pues además de estratigrafía y paleontología, se dio más cobertura a los de tectónica y geología económica. De interés fueron también temas de terremotos, mareas terrestres, abastecimiento de agua entre otros de índole aplicada. Además, el congreso abordó problemas tales como: la enseñanza de la geología en la Escuela de Geología, Minas y Metalurgia cuyo plan de estudio debía ser renovado; el ejercicio profesional del geólogo; el estudio de la posibilidad de que el Colegio de Ingenieros de Venezuela reconociera a la

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 53La construcción de conocimiento científico

en Venezuela: contribución de geólogos

petroleros del exterior (1936-1958)

Sociedad Venezolana de Geología como un capítulo profesional; y la creación de una empresa petrolera del Estado, entre otros temas que revelan la creciente complejidad de la sociedad.

El tercer Congreso Venezolano de Geología realizado en 1959, punto final del presente trabajo, sirve para mostrar en parte los grandes cambios ocurridos en los veinte años que mediaron entre este y los dos eventos anteriores: la vida social y cultural de la Venezuela de entonces era muy distinta a la de 1936. Los enormes ingresos provenientes del petróleo hicieron posible la construcción de un país que cada vez se parecía menos a lo que había sido la sociedad venezolana tradicional y mucho más a las sociedades occidentales desa-rrolladas, cuyo modelo los venezolanos aspiraban reproducir.

En el campo de la geología esos veinte años no pasaron en vano. El país podía finalmente disponer de geólogos formados en el país que, de manera paulatina, fueron ocupando posiciones, hasta entonces en manos de geólogos provenientes del exterior: en las compañías petroleras extranjeras como eventualmente en la empresa estatal; en el campo de la docencia en la Escuela de Geología, Minas y en otros centros de enseñanza afines que se establecieron en universidades del país; en las obras de infraestructura; en revistas científicas y técnicas, las cuales registraron un aumento sustancial de publicaciones que mostraba un mayor conocimiento local de la geología, así como una mayor capacidad para intercambiar información con sus pares nacionales y extranjeros; en la organización de la profesión de geólogos con la creación de sociedades que defendieran sus derechos, entre otras conquistas.

La conjugación de estos elementos hizo posible que, apenas al año siguiente de realizado este 3er congreso, el nuevo gobierno electo creara la empresa petrolera estatal: Corporación Venezolana de Petróleo como un primer paso que sentaría las bases para la nacionalización, tres lustros más tarde, de las compañías petroleras extranjeras.

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54CUADERNOS DEL CENDES

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CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 55La construcción de conocimiento científico

en Venezuela: contribución de geólogos

petroleros del exterior (1936-1958)

1 Alberding Herbert 1911-? USA Conferencias AVGMP 3

2 Bermúdez Pedro J. 1905-1979 CUBA 3er. CGV/UCV

3 Berry Charles T. 1906-? USA 2do.CGV 4

4 Brineman John H. 1914 USA MINFO, Servicio Técnico Minería y Geología/UCV 2

5 Bucher Walter H. 1888-1965 USA? 1945, MINFO,Ser.Técnico Minería y Geología 2

6 Bushman Jess R. 1921-? USA? MMH-Princeton Univ. 3

7 Caudri Cornelia MB. 1904-1991 NL? MINFO, colaboradora Serv.Téc.Minería y Geología 4

8 Charlton de Rivera Frances 1904-? (Vzla.) USA UCV 5

10 Dallmus KF 1897-? USA MINFO, colaborador Serv. Téc. Minería y Geología 4

11 de Cizancourt Henry N.D. FRA MINFO, colaborador Serv.Téc. Minería y Geología 4

12 Dengo Gabriel 1922-1999 GTM 1947 MINFO; MMH-Princeton Univ. 6

13 Dusenbury, jr Arthur N. 1909-1985 USA Public. en Vzla. 6

14 Evanoff Juan N.D. N.D. 1951, MMH, Dirección de Geología 5

15 Gansser Augusto 1910-2012 SUI 1954?,Colaborador científico? 1

16 Gerth Heinrich 1884-1971 DEU 1938, MMH, colaborador 1

17 Gizancourt M. de N.D. FRA MINFO, Serv. Téc. Minería y Geología, 2 colaboradora

18 González de Juana Clemente 1906-1982 ESP Consultor MINFO, MOP, UCV

19 Haas Merril W. 1910-? USA MINFO colaborador/1er. CGV 3

20 Habicht K. N.D. N.D. 3er.CGV 1

21 Halse G.W. N.D. GB? MINFO colaborador/1er. CGV 3

22 Hea James R. N.D. N.D. 3er. CGV

23 Hedberg Hollis Dow 1903-1988 USA MINFO, colaborador Serv. Téc. Minería y Geología 9

24 Hess Harry H. 1906-1969 USA 1949-53, MMH-Princeton Univ. 8

25 Hoffmeister William S. 1901-? USA 2do. CGV 2

26 Hubman R.G. 1912-? USA MINFO, Colaborador científico 1

27 Hutchinson A.G. GB 2do. CGV

28 Kamen Kaye Maurice N.D. GB Public. en Vzla. 10

29 Kanichy de Czachorowa Leopoldo N.D. CZE 1950, MAC, contratado

30 Kehrer Louis 1897-1979 SUI MINFO, colaborador, Serv. Téc. Minería y Geología/ 7 UCV

31 Kerr Paul F. 1897-1981 USA MINFO, colaborador Serv. Téc. Minería y Geología 1

32 Knox Newton B. N.D. USA? 1938-39, MEN, Inst. Geología - UCV 2

33 Konigsmark Theodore A. 1930-? USA MMH-Princeton Univ. 2

34 Kugler Hans G. 1893-1986 SUI MINFO, colaborador, Servicio Técnico de Minería 3 y Geología

35 Kündig Ernst 1991-1981 USA 2do. CGV 1

36 Laubscher H.P. 1924-? SUI Public. en Vzla. 3

37 Liddle Ralph A. N.D. USA Referencia sobre geología del país 3

38 Mackenzie A.N. N.D. USA MMH-Princeton Univ./ 1er. CGV 1

39 Maclachlan J.C. N.D. USA MMH-Princeton Univ. 3

40 Manger G. Edward N.D. USA 2do. CGV 2

41 Marks Jay Glenn 1916-? USA Convención AsoVAC 1

42 Maxwell John C. 1914-2006 USA MMH-Princeton Univ. 3

Anexo

Geólogos extranjeros en Venezuela1936 -1958 (lista parcial)

No. Apellido Nombre FechasNo. de public.sobre Vzla.

Actividad institucionaly académica en Venezuela

País deorigen

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Yolanda Texera Arnal

43 Mekel JFM N.D. NL Colaborador científico / UCV

44 Mencher Ely 1913-1978 USA MINFO, Servicio Técnico de Minería y Geología/UCV 3

45 Metz Harold L. N.D. USA MMH-Princeton Univ. 1

46 Miller John B. N.D. N.D. Public. en Vzla. / 3er. CGV 4

47 Murakozy Bela N.D. HUN MEN - UCV

48 Oxburg Ron 1934-? GB MMH-Princeton University 1

49 Pecora William T. 1913-1972 USA MINFO, Servicio de Minería y Geología, colaborador

50 Pierce Guy R. 1915-? USA 3er. CGV 3

51 Regan J.H. N.D. N.D. Public. en Vzla. 2

52 Renz-Schneider Otto 1906-1992 DEU UCV 7

53 Renz, H. Hans H. 1819-2003 DEU MMH, colaborador científico / UCV 12

54 Rod Emile 1912-? SUI Public. en Vzla. 17

55 Royo y Gómez José 1891-1961 ESP UCV / IPN / Esc. Ingeniería Militar

56 Saas L.C. N.D. USA Public. en Vzla. 2

57 Shagam Reginald N.D. USA MMH-Princeton Univ./ 3er. CGV 4

58 Short Keneth C. N.D. N.D. 3er. CGV 3

59 Simpson George G. 1902-1984 USA 1938?, MINFO 7

60 Smith J.E N.D. N.D. 3er.CGV 2

61 Smith Raymond J. 1924-? USA MMH-Univ. Princeton 2

62 Stainforth Robert M. 1915-? GB MMH, colaborador científico 3

64 Tash George E. 1892-? USA Public. en Vzla. 1

65 Taylor G.C. N.D. USA MMH-Princeton Univ./ 3er. CGV 2

66 Tomalin W.G.Cheslin N.D. N.D. Public. en Vzla../ 2do. CGV 1

67 Vunjak Nada N.D. YUG UCV

68 Wheeler Riggs Charles B. N.D. N.D. 3er. CGV

69 Weingeist L. N.D. N.D. Public. en Vzla.

70 Widenmayer Carl 1897-1951 SUI Public. en Vzla. 3

71 Wilbur Nelson 1904-? USA Public. en Vzla./LUZ

72 Winkler Virgil Dean 1917- 2007 USA UCV/ Lagoven / PDVSA 10

73 Wolcott Philip P. 1913-2010 USA Public. en Vzla. / 3er. CGV 3

76 Young Gordon A. 1920-2010 USA 1958?, MMH-PDVSA 2

Anexo (continuación)

Geólogos extranjeros en Venezuela1936 -1958 (lista parcial)

No. Apellido Nombre FechasNo. de public.sobre Vzla.

Actividad institucionaly académica en Venezuela

País deorigen

Fuente: elaboración propia a partir de base de datos.

Siglas

AVGMP: Asoc.Ven.Geol.Min.Pet. CGV: Congreso Geólogico Venezolano;IPN: Inst.Pedagógico Nal.LUZ: Universidad ZuliaMINFO: Ministerio de FomentoMMH: Ministerio Minas HidrocarburosN.D. Información no DisponibleUCV: Universidad Central de Venezuela .

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 57RECIBIDO: DICIEMBRE 2014

ACEPTADO: ABRIL 2015

ResumenLa conflictividad socioambiental evidencia dos perspectivas confrontadas: la de las comunidades afectadas y ambientalistas, y la de los actores económicos y políticos. Los proyectos Hidroaysén y Castilla no son la excepción en Chile, detonando conflictos de gran envergadura. El artículo presenta un análisis de las racionalidades en los casos estudiados, describiendo una hegemónicay relevando la re-emergencia de otras racionalidades alternativas. Esta re-emergencia encuentra dificultades para su explicación en términos objetivos, pues en su complejidad genera y reproduce valores, apegos y sentimientos que a través del conflictoy su análisis se hacen conscientes en los actores,y adquieren resonancia en otros, independientede si hay o no un territorio local en común.

Palabras claveConflictos / Racionalidad / Territorio

AbstractThe social and environmental conflict confronts two perspectives: the affected communities and environmentalists, and the economic and political actors. Hidroaysén and Castilla projects, are no exception in Chile, triggering major conflicts. The article presents an analysis of rationals alternatives in the cases studied. Also describes their hegemonic and relieving emergence. This reappearance finds difficulties for its explanation in objective terms. Their complexity generates and reproduces values, attachments and feelings through the conflict. Their analysis made more aware actors. It also affects other groups independently there is or not a local territory in common.

Key words Conflicts / Rationality / Territory

pp. 57-73

* El artículo es producto del proyecto Fondecyt 1120554 financiado por el Fondecyt del Gobierno de Chile.** M.Garrido Ruiz: Socióloga por la Universidad de La Frontera, Temuco, Chile. Correo-e: [email protected]. A.Vallejos-Romero: Profesor e Investigador del Núcleo Científico Tecnológico en Ciencias Sociales y Humanidades de la Universidad de La Frontera, Chile. Correo-e: [email protected] A. Riquelme Catrián: Sociólogo por la Universidad de La Frontera, Temuco, Chile. Correo-e: [email protected]

Conflictos socioambientales en Chile: la re-emergenciade racionalidades alternativas*

MARCELA GARRIDO RUIZ**ARTURO VALLLEJOS-ROMEROANDRÉS RIQUELME CATRIÁN

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TERCERA ÉPOCA

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Marcela Garrido Ruiz

Arturo Valllejos-Romero

Andrés Riquelme Catrián

Introducción

La evidente conflictividad desatada en los últimos años en Chile en diversos sectores, mar-cada y visibilizada por algunos movimientos emblemáticos como el estudiantil (educación), los movimientos comunales como Freirina (planta de cerdos) y regionales como los casos de Aysén (hidroeléctricas) y Magallanes (gas), ha estado acompañada también por la incor-poración abierta de la dimensión ambiental en la discusión pública. Desde la llegada de la democracia en la década de 1990, ha sido notorio el progresivo aumento de los conflictos socioambientales o conflictos de contenido ambiental (Folchi, 2001; Vallejos, 2005, 2008).

La profundización del modelo económico, a partir de 1981, basado principalmente en la exportación de materias primas, ha provocado grandes externalidades ambientales y con ello un aumento de los conflictos socioambientales en el país (Vallejos, 2005). A tales fenómenos se ha sumado una creciente conciencia medioambiental desarrollada a nivel internacional, de la cual Chile no ha estado exenta, donde el aporte de los medios de comu-nicación para visibilizar los conflictos ha propiciado que la discusión sea transversal a toda la sociedad. En este contexto, el periodo 2010-2014 se caracterizó por el revuelo social y mediático que generó el proyecto hidroeléctrico Hidroaysén, en el sur de Chile, y el proyecto termoeléctrico Castilla, en el norte, además del emblemático caso Barrancones, en el centro del país, desechado por el propio presidente del país, Sebastián Piñera, en el año 2010.

Chile fue testigo de grandes jornadas de movilización a nivel nacional, cuyo discurso no solo giró en torno a la conservación ambiental, sino también a la demanda de una mayor distribución de la riqueza y de las oportunidades, mayor participación ciudadana y de las comunidades en los espacios de decisión, así como una mayor descentralización política. Lo anterior indicaría que el problema medioambiental y los conflictos que se desencadenan son un tema eminentemente político.

La manifestación de conflictos socioambientales es consecuencia del desencuentro de mundos con diferentes racionalidades, que perciben y actúan sobre la naturaleza de manera distinta (Orellana, 1999). El conflicto es una controversia, una disputa de intereses, valores y creencias, en el que se expresan diferentes racionalidades que determinan la forma de valorar y apropiarse de la naturaleza. Pero ¿cómo se manifiestan en términos concretos estas diferentes racionalidades?, ¿qué ocultan y develan estos conflictos?, ¿qué es lo que está detrás del hecho fáctico de la conflictividad? y ¿qué efectos colaterales posi-tivos entregan los conflictos? El enfrentamiento entre racionalidades se evidenciaría en las estrategias sociales utilizadas para la apropiación social de la naturaleza, lo cual es factible de observar a partir de los discursos expresados en los conflictos socioambientales que se han venido desarrollando en Chile en los últimos años, específicamente en los casos que hemos considerado en la investigación y el análisis, como son los de Castilla e Hidroaysén. Ambos casos permiten develar los procesos ideológicos y las racionalidades implícitas que

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CUADERNOS DEL CENDES

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 59Conflictos socioambientales en Chile:

la re-emergencia de racionalidades

alternativas

dan coherencia al comportamiento y a las posturas que se manifiestan en tales contradic-ciones, como también muestra la posibilidad que tienen los conflictos socioambientales de generar racionalidades diferentes a la racionalidad hegemónica, como un efecto colateral que podría conducir a la configuración de sociedades más sustentables e igualitarias en términos sociales, políticos y ecológicos.

En consecuencia, el presente artículo desarrolla y releva que en conflictos socioam-bientales se expresan por lo menos dos racionalidades, una racionalidad hegemónica y dominante y otra racionalidad alternativa o emergente. La primera la encontramos altamente sedimentada y ha sido la propulsora de estas contradicciones profundas que produce la sociedad. La segunda, menos visibilizada, presiona como racionalidad ambiental, tensio-nando y cuestionando críticamente los formatos de desarrollo y vida moderna. Para dar cuenta del escrito, relevaremos la problemática en un entramado teórico que proviene de la Ecología Política, para luego pasar a presentar nuestra aproximación metodológica y con ello entrar al análisis de lo encontrado en los estudios de casos analizados. Finalizaremos con la exposición de los principales resultados y algunas reflexiones.

La naturaleza: visiones y racionalidades

Orellana, haciendo referencia al escritor venezolano Manuel Briceño, considera el ambiente como «un hecho social, una construcción social, ‘una resultante social’, en la medida que la actividad humana altera a la naturaleza» (Orellana, 1999: 337), tanto en el aspecto físico como simbólico, por lo que el ambiente se presenta como un espacio vital donde se conjuga lo físico con lo social. Por su parte, lo «socioambiental» –en referencia al mismo autor– es un concepto mucho más complejo que involucra explicita e implícitamente muchas variables en tanto que el hombre produce concepciones, valores, percepciones de la naturaleza y una visión de sí mismo dentro de ella, que se construye subjetiva como socialmente. Estas diferentes visiones o concepciones del mundo, de la naturaleza y de cómo se relacionan, determina la organización de los hombres con su entorno, pudiendo producir choques, fricciones o conflictos. En este sentido, un conflicto social es entendido como un proceso donde se contraponen diferentes intereses, derechos, perspectivas, racionalidades o lógicas, que se desarrollan de forma temporal en el espacio público, involucrando a más de un actor e implicando una acción colectiva.

Desde la Ecología Política, fundamentalmente desde la Economía Ecológica, se plantea que en los conflictos que acontecen en los países periféricos o sub desarrollados se suman, al choque de intereses, visiones y una mala distribución ecológica,

…las asimetrías o desigualdades sociales, espaciales, temporales en el uso que hacen los humanos de los recursos y servicios ambientales, comercializados o no, es decir, la

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Marcela Garrido Ruiz

Arturo Valllejos-Romero

Andrés Riquelme Catrián

disminución de los recursos naturales (incluyendo la pérdida de biodiversidad) y las cargas de la contaminación (Martínez-Alier en Leff, 2003: 20).

Los seres humanos, dependiendo del lugar donde habiten, de su condición socioeconó-

mica y de sus prácticas culturales, se ven afectados de diferente forma por los impactos que

genera el sistema económico al hacer uso del ambiente natural. «Unos se benefician más

que otros, unos sufren mayores costos que otros, de ahí los conflictos ecológico distributivos

o conflictos de justicia ambiental» (Martínez, 2012: 2).

La controversia originada en los conflictos entre comunidades y el sistema económico,

se puede dar en términos de valores, lo cual no necesariamente tiene un contenido ambiental

explícito, ya que puede desarrollarse en el plano político o cultural, confrontando y superando

los valores de mercado. En este sentido, la distribución ecológica se refiere a la repartición

desigual de los costos y potenciales ecológicos, de esas «externalidades económicas que son

inconmensurables con los valores del mercado» (Leff, 2003: 20), pues el sustento de la vida

depende de las condiciones naturales, de la calidad del aire, del agua, de la tierra y eso no

puede ser medido en términos económicos.

En la concepción descrita, son los pobres quienes principalmente se ven afectados por

los impactos del crecimiento económico y el modelo extractivo, no solo en términos socioe-

conómicos, sino también en términos ecológicos, debido a que en la mayoría de los casos

el ambiente es la base material de la vida misma, sobre todo en comunidades campesinas

o indígenas, quienes crean intereses materiales y valóricos. Así, diversos pueblos indígenas y

comunidades campesinas apelan a la sacralidad de la naturaleza porque existe un sentimiento

basado en el uso material que históricamente se le ha dado. «Tanto el ambientalismo de la

vida silvestre como el ambientalismo de la supervivencia y el del sustento humano pueden

utilizar los lenguajes de lo sagrado, ambos pueden apelar a los valores culturales antiguos

rechazando la preeminencia del valor económico» (Martínez, 2011: 319). Como lo describía

hace algunos años el historiador chileno Mauricio Folchi, en la medida que se estabilice la

relación que tiene una comunidad con su ambiente, se consolida históricamente un espacio

socioambiental que se va haciendo tradicional o normal, logrando una especie de armonía

con el sistema cultural de esa sociedad

…esta estabilización de la relación sociedad/naturaleza, aunque no implique necesa-riamente una relación sustentable desde el punto de vista ambiental, ni respetuosa de los equilibrios ecológicos, constituye, en un período histórico concreto, un espacio socio-ambiental estable en lo relativo a las dos dimensiones básicas de la conexión entre una comunidad y su hábitat: la disponibilidad de recursos y las condiciones de habitabilidad. (Folchi, 2001: 91).

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Las comunidades en su relación con la naturaleza, «entre el lenguaje y la realidad, lo real y lo simbólico, construyen diferentes matrices de racionalidad.» (Leff, 2004: xi). Se va constituyendo una racionalidad social, basada en reglas de pensamiento y de acción, que se establecen al interior de esferas como la económica, la política, entre otras, que legitiman ciertas acciones y otorgan sentido a la organización de la sociedad. «Estas reglas orientan procesos, prácticas y acciones sociales hacia ciertos fines, a través de medios socialmente construidos, que se reflejan en sistemas de creencias, normas morales, arreglos institucionales y patrones de producción» (ibíd.: 202).

Desde el inicio de la modernidad, anclada en una sociedad capitalista y de racionalidad económica, su organización se ha basado en una racionalidad instrumental, entendida a partir de las definiciones Weberianas, como «la consecución metódica de determinado fin práctico mediante el cálculo preciso de medios eficaces» (March, 2005: 267) que busca la mecanización, la racionalización, lo que va provocando cada vez mayor «división técnica del trabajo, más concentraciones, más jerarquía en el saber y el poder, más institucionalización de todos los aspectos de la vida» (Marcellesi, 2008: 5). De ahí se origina la crítica «por su carácter concentrador del poder que segrega a la sociedad, aliena al individuo y subordina los valores humanos al interés económico e instrumental» (Leff, 2004: 85), así como su forma de explotación de la naturaleza.

Los procesos de destrucción ecológica y degradación socioambiental (pérdida de fertilidad de los suelos, marginación social, desnutrición, pobreza y miseria extrema), han sido resultado de prácticas inadecuadas de uso del suelo y de los recursos naturales que dependen de un modelo depredador de crecimiento y de patrones tecnológicos guiados por la racionalidad de la maximización del beneficio económico de corto plazo, el cual revierte sus costos sobre los sistemas naturales y sociales (ibíd: 200).

La racionalidad de la maximización del beneficio económico, de la cual habla Enrique Leff, es parte de la racionalidad hegemónica y dominante que se caracteriza por concebir a la naturaleza «como un medio para lograr fines (de ganancia, lucro, sobrevivencia, ‘desa-rrollo’). Esta visión asume a la naturaleza como una ‘cosa’, como un objeto y se aproxima a ella con ánimos de dominación control y sujeción a fines determinados» (Orellana, 1999: 92). Esto ha generado un proceso de mercantilización que ha implicado en muchos países la privatización de los recursos naturales. Chile es un claro ejemplo de esto, donde el agua, la tierra, los minerales, los bosques, etc. son bienes que se han privatizado y se transan en el mercado, sin considerar la mayoría de las veces el costo ambiental y social de su explotación.

Así, para algunos autores esta lógica se puede definir como productivismo. Para Degans (1984), citado por Marcellesi, esto es «un sistema evolutivo y coherente que nace de la interpenetración de tres lógicas principales: la búsqueda prioritaria del crecimiento, la eficacia económica y la racionalidad instrumental que tienen efectos múltiples sobre las estructuras

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sociales y las vidas cotidianas» (Marcellesi, 2008: 4). Este deseo de desarrollo desenfrenado de la productividad, conquista la naturaleza capitalizándola, lo que al individualizar los recursos y a las personas provoca la abstracción «de los sistemas ecológicos y culturales en donde adquieren su valor y su sentido como bienes comunes y comunales» (Leff, 2004:193).

Por otro lado, el conocimiento de los límites de ciertos recursos naturales, de la explo-tación de la naturaleza y de los conflictos socioambientales, ha visibilizado racionalidades alternativas a la hegemónica; ello ha permitido que emerja una racionalidad ambiental que va develando las estrategias de dominación de la naturaleza y la cultura que se expresan en el pensamiento y los núcleos científicos de la racionalidad económica capitalista hegemónica. Lo anterior ha producido el enfrentamiento de intereses sociales de diferentes agentes, clases y grupos sociales, lo cual se puede apreciar en las estructuras y formas de intervención de las instituciones, y en las formas de comprensión del mundo y la naturaleza.

En la perspectiva expuesta, el componente histórico es fundamental para entender las racionalidades emergentes, donde la distinción y relación hombre/naturaleza generalmente es notoria en comunidades indígenas y campesinas, actores en muchos casos de conflictos socioambientales. Lo anterior está asociado a una corriente de preocupación y activismo ambiental como el ecologismo de los pobres, perspectiva que permite tener un campo de referencia mayor, no solo teórico sino práctico de otros casos donde se han expresado estas racionalidades (conflictos por el uso del agua, el acceso a los bosques o a la tierra, la con-taminación, etc). De ahí que es posible mencionar que estas dos racionalidades se definen por los diferentes modos de apropiación de la naturaleza y se caracterizan por diferentes principios, valores y medios para alcanzar sus objetivos

... se manifiesta sobre todo en la manera como las motivaciones individuales, las normas culturales y las instituciones sociales interiorizan una regla mecanicista o una visión ecologista del mundo, así como por las diferentes formas de valorización significativa de la naturaleza desde diferentes racionalidades culturales (ibíd: 226).

En consecuencia, el sustento de la racionalidad ambiental emergente se encuentra en la racionalidad teórica y sustantiva. La primera permite la constitución de conceptos que dan forma a esta cosmovisión del mundo y la segunda «ordena a la acción social en patrones basados en postulados de valor» (March, 2005: 267). Así, una racionalidad emergente como la descrita coloca lo cualitativo por sobre lo cuantitativo y apunta hacia la construcción de un nuevo orden social basado en el derecho de todos los seres humanos al desarrollo de sus capacidades y en el de los pueblos a la autogestión, cuyo foco es «la conservación de la base de recursos naturales y de los equilibrios ecológicos del planeta como condición para un desarrollo sustentable y sostenido» (Leff, 2004: 217). Lo que se basa también en: la

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valoración del patrimonio natural y cultural, la diversidad de estilos de desarrollo sustentable, calidad de vida basada en la calidad del ambiente, los recursos naturales y las prácticas productivas, así como también en la descentralización económica y la gestión participativa y democrática del ambiente.

Por su parte, la racionalidad económica capitalista está dominada por una racionalidad formal e instrumental que se basa en el cálculo económico y la cuantificación y valoración monetaria. Ambas racionalidades se expresan en los conflictos socioambientales, donde la racionalidad económica impulsa proyectos que gatillan reacciones en la población y que permite la emergencia y visibilización de una nueva racionalidad con fuerte arraigo histórico incluyendo valores étnicos o culturales. «Estos valores se articulan con los principios materiales y los potenciales productivos que sustenta un paradigma de productividad ecotecnológica para impulsar un desarrollo sustentable» (ibíd: 207).

Metodología

El escrito que presentamos se enmarca en una investigación más amplia desarrollada por el proyecto titulado «Las dimensiones sociales (confianza y comunicación) de los riesgos ecoló-gicos en conflictos socioambientales por energía en Chile: los casos de Castilla e HidroAysén», financiado por el Gobierno de Chile a través del Fondo Nacional de Ciencia y Tecnología (Fondecyt). La investigación, de tipo exploratoria, tuvo una aproximación mixta (cualitativa y cuantitativa) y analizó dos conflictos socioambientales. Los instrumentos elaborados para el levantamiento de la información fueron: una encuesta, grupos de discusión y entrevistas semiestructuradas. El artículo releva para su análisis la parte cualitativa levantada por los grupos de discusión y las entrevistas semiestructuradas, ya que se identifica la necesidad de una apertura cualitativa en el estudio de los conflictos socioambientales (Rodríguez, 2012). La finalidad del estudio son las racionalidades expresadas en los conflictos en torno al proyecto hidroeléctrico HidroAysén y el proyecto termoeléctrico Castilla en el sur y norte de Chile. Esto se observó a través de la información entregada por las entrevistas y grupos de discusión, y se analizó en el nivel textual y en el nivel contextual, siendo los discursos codificados y caracterizados a través de un análisis de contenido, para luego hacer un análisis situacional, relacionando los discursos y las racionalidades con el contexto energético y con cada conflicto socioambiental.

La población de estudio fue conformada, en primer lugar, por actores involucrados en los conflictos estudiados, tales como dirigentes sociales y comunitarios, agentes políticos, gubernamentales y económicos locales o regionales (tabla 1); y en segundo lugar, la revisión documental se centró en los discursos públicos de actores políticos y económicos nacionales así como también académicos o actores del mundo de las ciencias en general.

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Los casos de estudio

El mediático proyecto Hidroeléctrico HidroAysén consistió en la construcción y operación de cinco centrales hidroeléctricas, dos en el río Baker y tres en el río Pascua, ubicadas en la región de Aysén. La principal característica era su aporte de 2.750 MW y su capacidad de generación media anual de 18.430 GWh, que sería inyectado al Sistema Interconectado Central (SIC), el cual suministraría energía desde la región de Atacama hasta la Región de los Lagos. Con una inversión cercana a los US$ 3.200 millones, el Proyecto HidroAysén de propiedad de capitales nacionales ligados a Colbún y capitales transnacionales ligados a Endesa (Filial española de la empresa italiana ENEL), sería el proyecto energético más grande del país.

Tabla 1

Técnicas utilizadas y matriz de actores

Fuente: elaboración propia.

Entr

evis

tas

Número y descripciónActor

Representantes políticos(Zona Castilla)

Sociedad civil(Zona Castilla)

Representantes políticos(Zona Aysén)

Sociedad Civil(Zona Aysén)

Empresa

– 1 Diputado del Distrito 5– 1 Diputado del Distrito 5– 1 Gobernador de la Provincia de Copiapó (2012-2013)– 1 Alcalde de Copiapó (1996-2008)– 1 Secretario Regional Ministerial del Medioambiente, Región de Atacama

– 1 Monseñor Administrador Apostólico de Copiapó– 1 Periodista. Miembro de la Mesa de Defensa de Atacama

– 1 Senador circunscripción XVIII– 1 Diputado de la República, Distrito 59– 1 Alcalde Coyhaique (2013-2016)– 1 Secretario Regional Ministerial de Energía, región de Aysén

– 1 Obispo Vicario Apostólico de Aysén– 1 Periodista, Consejo defensa de La Patagonia

– 1 Gerente Comunidad y Comunicaciones HidroAysén

Total: 14 entrevistas

Gru

pos

de d

iscu

sión

Sociedad civil(Zona Castilla)

Sociedad Civil(Zona Aysén)

– 2 Grupos de Discusión en la Comuna de Caldera: pescadores artesanales, dirigentes sociales, org. ambientalistas

– 1 Grupo de Discusión en la Comuna de Copiapó: dirigentes sociales, organizaciones ambientalistas, universidades

– 2 Grupos de Discusión en la Comuna de Coihaique: dirigentes sociales, Org. ambientalistas, universidades

– 1 Grupo de Discusión en la Comuna de Cocharne: dirigentes sociales y territoriales

Total: 6 grupos de discusión

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La Central Termoeléctrica Castilla, perteneciente a la empresa MPX, brazo de ener-

gía del grupo EBX, filial en Chile de la brasileña OMX y propiedad del multimillonario

Eike Batista, consistió en instalar al interior de la Hacienda Castilla, en Punta de Cachos,

Región de Atacama, 8 centrales (6 de carbón y 2 de diesel de respaldo) que aportarían

2.100 MW al Sistema Interconectado Central (SIC), características que posicionarían a la

termoeléctrica como el segundo mayor proyecto energético de Chile y la mayor central a

carbón de Latinoamérica.

Junto al proyecto Termoeléctrico Barrancones, los megaproyectos energéticos que

forman parte de la investigación que presenta este artículo han despertado un gran debate

sobre el escenario energético en Chile y han generado las más grandes movilizaciones na-

cionales en los últimos tiempos, producto del gran rechazo que han tenido en la población.

Esto ha desatado una gran actividad pública en la que se ha visto involucrado el Estado, el

sistema judicial, el empresariado, las comunidades y diversas organizaciones ambientalistas

y ciudadanas.

La racionalidad económica dominante y la racionalidad ambiental alternativa

Tras la codificación de los discursos públicos existentes sobre el escenario energético visibi-

lizados en los conflictos socioambientales por la instalación de la Hidroeléctrica Hidroaysén

y la Termoeléctrica Castilla durante el periodo 2010-2014, se procedió a la caracterización

de los distintos tipos de discursos en función de los elementos teóricos que componen los

dos tipos de racionalidades estudiados. Con base en esto se pudo caracterizar los discursos

de los actores que se oponen al proyecto, expresados en discursos energéticos alternativos,

mientras que el discurso de los que están a favor de los proyectos estudiados se caracteri-

zaron como discurso dominante, el cual coloca en primer plano la dimensión económica, por

sobre la ambiental, social y cultural, a diferencia de los discursos alternativos que tienen una

mayor preocupación por el medio ambiente y por los posibles impactos sociales, culturales

y patrimoniales de los proyectos.

Cabe mencionar que el discurso hegemónico proviene de actores mayoritariamente

regionales y nacionales, e incluso extranjeros, del mundo político (diputados, senadores,

ministros, seremis, etc.) y económico (inversionistas, gerentes, etc.), en comparación con los

discursos alternativos que principalmente surgen de actores locales tales como las juntas de

vecinos, organizaciones sociales, alcaldes, concejales, así como también en los dos casos de

estudio, los obispos de la Iglesia Católica, quienes en ambas regiones tienen mayor cercanía

con los discursos de la «oposición», más que con los discursos dominantes. El esquema 1

muestra las racionalidades existentes.

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Como se aprecia en el esquema 1, las posiciones a favor de la construcción de los megaproyectos energéticos se sustentan principalmente sobre argumentos que podrían ser catalogados como principios de la racionalidad económica. En ese sentido, el cálculo económico es un aspecto fundamental en este tipo de racionalidad, donde el costo de inversión y producción implica un cálculo del valor de la energía y los constantes balances monetarios para argumentar cómo el no desarrollo de los proyectos en el futuro provocaría una disminución de la inversión, de la producción y consecuentemente del crecimiento económico, impactando indirectamente en los niveles de empleabilidad y reducción de la pobreza alcanzados en los últimos años.

En la otra vereda existen discursos alternativos que se alejan del discurso amplificado y reproducido por la prensa escrita. Estos discursos provienen generalmente de los opositores a los proyectos energéticos estudiados (HidroAysén y Castilla), quienes principalmente son miembros de las comunidades afectadas o ambientalistas. Estos actores cuestionan las ne-cesidades energéticas reales, a quién beneficia esa energía y como repercutirá la instalación de tales proyectos en otros ámbitos, planteando como argumento de fondo que antes de dar una discusión sobre la matriz energética es necesario discutir qué tipo de desarrollo quiere el país y las comunidades, para la luego definir en conjunto una política energética.

Esquema 1

Racionalidades y posiciones

En contra Racionalidad ambiental

A favorRacionalidad capitalista Valoracióneconómica

Más Ernc

Incertidumbreenergética

Lógicacosto/beneficio

Crecimientoeconómico

Lógicacosto/beneficio

Valoracióndel patrimonio

No máscombustiblesfósiles

Energíaslimpias

Impactossocioambientales

Calidadde vida

Fuente: Elaboración propia.

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...antes de afirmar la creciente demanda por energía como requisito para el progreso, es preciso abordar un proceso como país para construir en conjunto un modelo de desarrollo (Comité Permanente del Episcopado, Chile, 2011).

...no estamos en contra del progreso ¿Qué tipo de progreso queremos para Caldera? ¿Queremos un puerto multipropósito? ¿Lo queremos en manos de una empresa? O lo queremos en mano de la Región con un puerto regional multipropósito. (Grupo de Discusión N°1 Caldera, 2013)

En estos discursos alternativos es posible identificar rasgos distintivos que se asocian con el «ecologismo de los pobres», sobre todo en el caso de la termoeléctrica Castilla, donde quienes se oponen al proyecto sustentan sus vidas en aspectos materiales del territorio, ya que principalmente son pescadores y agricultores. En este caso no son solo comunidades indígenas las que se oponen, pero sí la comunidad de Totoral1 y varios opositores a Hidroaysén otorgan una valoración distinta al patrimonio natural y cultural, apostando por una calidad de vida basada en la calidad del ambiente, por un desarrollo productivo de acuerdo a las comunidades, respetuoso y sustentable ambientalmente.

La referencialidad a la calidad de vida y a la defensa del derecho de los seres huma-nos y de los pueblos, en este caso el derecho de decidir cuál es el desarrollo que quiere la propia comunidad, es parte de una racionalidad sustantiva, valórica, que se construye en la subjetividad de la relación entre los seres humanos y el ambiente. De esta manera, se aprecia una relación histórica familiar de cada sujeto, que genera una identidad colectiva donde se comparten formas de vida, prácticas tradicionales de uso del lugar, generando una valoración distinta a la valoración económica. A pesar de que el sistema de valoración es un aspecto complejo de describir y analizar, ya que en muchos casos no existe manifestación explícita en el discurso, ha sido posible identificar valores de uso, valoración del patrimonio cultural y natural; discursos en los cuales también se percibe una apropiación del territorio distinta a la económica, lo cual se manifiesta al plantear los posibles impactos que hubiera traído el proyecto en el territorio y en la comunidad, tal como se aprecia en expresiones como las que se citan a continuación:

Entonces el tema aquí en Totoral se dijo: no se acepta, no se acepta, no se acepta. ¿Por qué? Porque la vida tiene mayores valores, nosotros estamos más metidos con el tema de la vida más que con el tema económico (Grupo de Discusión N° 1 Caldera, 2013).Y nada por eso pasó que nosotros somos pescadores y esa es nuestra vida, nosotros trabajamos de pescadores... (Grupo de Discusión Nº 2 Caldera, 2013)

1 El Totoral es la comunidad de pescadores en la Región de Atacama que se vería directamente afectada por la instalación de la Termoe-léctrica Castilla.

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La racionalidad sustantiva mencionada anteriormente, que caracteriza los discursos alternativos, es uno de los pilares fundamentales de la racionalidad ambiental, como se grafica en el esquema 2. Esto permite decir que se está ante la expresión de una raciona-lidad diferente a la dominante, aunque no es una racionalidad ambiental propiamente tal.

Esquema 2

Racionalidad Ambiental

La racionalidad alternativa tuvo resonancia en otros individuos o comunidades, lo que permitió movilizaciones a nivel nacional en los casos estudiados, así como también fue posible encontrar elementos comunes en diferentes conflictos socioambientales en toda Latinoamérica. En el caso de Aysén por ejemplo, el discurso posee una dimensión valórica que ha tenido importantes repercusiones en la difusión del conflicto a nivel nacional e in-ternacional; es decir, se expresa una racionalidad sustantiva porque se basa en la valoración del patrimonio natural: valor paisajístico y en la riqueza biológica del sector del Rio Baker, Rio Pascua y de la Laguna San Rafael. En el caso de la comunidad de Totoral, cercana al proyecto Castilla, es claro el sentimiento de apego, el orgullo con el que se expresa el «yo soy de aquí», evidenciando en su discurso una dimensión valórica.

Yo quiero decir que nuestra comunidad es una comunidad muy linda y es… sigue siendo linda igual, o sea, es muy solidaria, interesada en los temas, participativa, etcétera. Yo creo que la gente de acá, localmente es muy valiosa (Grupo de Discusión N° 1 Caldera, 2013).

Los elementos mencionados dan vida y sentido a las posturas y a las acciones em-prendidas por los actores involucrados en los conflictos, dando pie a la construcción de una

Fuente: elaboración propia.

Racionalidadsustantiva

instrumental

• Valordelpatrimonio natural y cultural• Calidaddevida

• Tecnologías limpias

Racionalidadambiental

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racionalidad ambiental que se proyecta hacia una sociedad más sustentable, democrática, en

un marco de igualdad intrageneracional e intergeneracional. Este último punto es relevante,

pues en los discursos alternativos se expresa una preocupación por el propio sustento de la

vida en el presente y por lo que quedará para las generaciones futuras.

Soy feliz con lo que pasó, y nada más, y yo me siento orgulloso por haber participado de esto y no haberme ilusionado con esa mugre de plata, porque pa mí era una mugre, en realidad era una mugre. Porque en el fondo qué es lo que iba a hacer, iba a hipotecar la vida de mis hijos, la vida de mis nietos y de pescadores que también tenían que darse cuenta que el mar era una fuente de trabajo renovable y sustentable, si nosotros lo quisiéramos hacer sustentable con el tiempo (Grupo de Discusión Nº 2 Caldera, 2013).

En definitiva, los aspectos concordantes con los casos de estudio y la racionalidad

ambiental, tiene que ver, principalmente, con la racionalidad sustantiva que en estos casos

se caracteriza por valorar de forma cultural, natural y socioeconómica los territorios, así como

también se identifica una referencia a las energías limpias y sustentables, que se propone

como un sistema de medios para el desarrollo. En otras palabras, existe una racionalidad

técnica o instrumental que tiene en cuenta aspectos ambientales, sociales y culturales.

Además, se devela que la mayor participación de energías limpias en la matriz energética

está determinada por las estrategias y voluntades del poder político y económico.

En torno a lo planteado, la variedad de discursos alternativos no se puede unificar sólo

en torno a la racionalidad ambiental, ya que estos conviven con la racionalidad económica

capitalista que se expresa y se reproduce en el sistema político, jurídico y económico. Por

lo tanto, la pretensión de crecimiento y desarrollo económico, y la lógica costo/beneficio

se encuentran latentes, determinando muchas veces la posición que se asume frente a los

proyectos, mostrándose claramente cómo la racionalidad dominante ha permeado las reglas

de pensamiento y de acción, dando origen a un sentido común moldeado por el sistema

económico.

En este sentido es poco adecuado hablar de una racionalidad ambiental, ya que esta

estaría compuesta no solo por una dimensión valórica o sustantiva (que por cierto es mucho

más compleja de lo que se ha descrito aquí), sino que también la conforma una racionalidad

teórica, una cultural y una técnica o instrumental, como se muestra en el esquema 3. En

estas otras dimensiones no se ha profundizado, por lo tanto, no hay información sobre si

se expresan o no estas variables en los conflictos socioambientales.

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Los habitantes de la región, especialmente los de las ciudades donde se emplazan estos proyectos energéticos, se ven forzados a tomar posición frente al conflicto, polarizan-do la sociedad, incluso en sectores que no se verán afectados directamente por algún tipo de impacto positivo o negativo que pudiera ocasionar el desarrollo de ambos proyectos energéticos. Esto se explica debido al carácter público que adquiere el conflicto llevando la discusión transversalmente a toda la sociedad. Esto no significa que exista una confrontación entre las racionalidades, ya que estar a favor o en contra no siempre es consecuencia de una racionalidad pura y claramente identificable.

Como se ha podido apreciar, ambas racionalidades están cruzadas por el problema ambiental; sin embargo, la diferencia radica en que la racionalidad dominante plantea que es posible su solución a través de: la utilización eficiente de las tecnologías, el estricto cum-plimiento de la normativa ambiental (Estado preventivo y orientador), sin perder de vista la idea del crecimiento económico. Esto no es más que dos de los tres principios básicos de la modernización ecológica, la cual apunta a una reforma medioambiental basada en un

Esquema 3

Racionalidad ambiental ampliada

Racionalidadambiental

Racionalidadsustantiva

Racionalidadteórica

Racionalidadcultural

Racionalidadinstrumental

• Valores,derechos y principios

• Marcoconceptual

• Sistemade significaciones

• Sistemade medios

Fuente: elaboración propia.

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Estado regulador, de innovación tecnológica y de ecologización de los agentes económicos y los procesos productivos (Oltra, 2005). A diferencia de la racionalidad ambiental plan-teada aquí, donde se argumenta que para solucionar y prevenir los problemas ambientales es necesario que la población decida cómo y para qué se utilizará el medio natural, lo que implica un cuestionamiento mayor sobre cuál es la sociedad que queremos, trasladando la discusión a un tema político.

Esquema 4

Desarrollo Sustentable v/s Desarrollo Sostenible

Racionalidadalternativa

Racionalidaddominante

Desarrollo

sustentable

Desarrollo

sostenible

Sociedadecológica

Problemaambiental

Ecologización del mercado y

del Estado

Fuente: elaboración propia.

En el entendido de que en la literatura comúnmente se utilizan como similares los conceptos de desarrollo sustentable y desarrollo sostenible, aquí se diferencian debido a que la argumentación que caracteriza a la racionalidad dominante va en la línea de un cre-cimiento económico sustentable y sostenible en el tiempo. Con ello expresan una confianza en la eficiencia tecnológica, abogando por procesos productivos ecológicos y por un marco regulatorio ambiental asociado con las políticas llevadas a cabo en Latinoamérica desde 1990 bajo el discurso del desarrollo sostenible y la modernización ecológica; todo lo cual ha sido parte del intento de naturalizar la mercantilización de la naturaleza.

En esta línea de argumentación lo que está en juego en los conflictos socioambientales para la racionalidad dominante es el crecimiento económico, lo cual se comprueba claramente en el discurso de actores gubernamentales y del mundo empresarial, aunque se incorpore un lenguaje «ambientalmente amigable» con frases como: «yo estoy a favor del proyecto pero siempre y cuando se haga en las condiciones respetando el medio ambiente» (Grupo de Discusión Nº 1 Cochrane).

Por último, se asocia a la idea de una sociedad ecológica que remite a discursos alter-nativos (racionalidad alternativa), sustentada en procesos sociales y estrategias sustentables llevadas a cabo por comunidades indígenas y campesinas, que se han basado en un complejo sistema de valores, significados y prácticas expresadas en los conflictos estudiados.

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Reflexiones finales

El proponerse estudiar los conflictos socioambientales que han caracterizado la contingencia nacional en los últimos años, implica considerar la relación sociedad/naturaleza, que en la modernidad ha estado determinada por una racionalidad económica capitalista hegemónica y dominante. Por lo tanto, los conflictos socioambientales serían detonados por la forma de apropiación de la naturaleza por parte de la racionalidad imperante, que interviene en la relación histórica o cotidiana de los individuos y las comunidades con su territorio. En este caso, la investigación permitió identificar algunos elementos como la lógica costo-beneficio, la valoración económica, el crecimiento económico, entre otros, principalmente en el dis-curso de actores económicos y políticos, los cuales son constituyentes de una racionalidad económica capitalista. Así, también fue posible identificar en los discursos alternativos ele-mentos característicos de la racionalidad ambiental descrita por Enrique Leff; sin embargo, a diferencia de la racionalidad hegemónica, esta presenta variaciones en cada conflicto, existiendo una diversidad de significados, prácticas y valores que impide homogeneizar a las racionalidades alternativas en un solo tipo.

Las racionalidades alternativas re-emergen desde la significación que tiene para las comunidades y pueblos indígenas el territorio, hasta la compleja relación que se origina entre las comunidades y su medio natural construido históricamente, dependiendo de cómo se observa, se construye y comprende la naturaleza, y la dependencia que existe entre los sujetos y su medio. Esta re-emergencia da origen a una relación que se torna difícil de explicar en términos objetivos, pues en su entramado complejo se van generando y reproduciendo valores, apegos y sentimientos que a través del conflicto se hacen conscientes en los propios individuos y organizaciones, y adquieren resonancia en otros actores, independiente de si hay o no un territorio local en común, tal como se pudo observar en el caso del conflicto de Hidroaysén.

Detrás del hecho factico de la conflictividad estarían entonces las diferentes raciona-lidades; unas preconcebidas antes del conflicto (racionalidad económica capitalista) y otras que emergen y se hacen visibles en el mismo conflicto (racionalidades alternativas). En este caso, el estudio nos permitió apreciar una coherencia en el comportamiento social, entre racionalidad, valores, discursos y posiciones sobre el tema energético en Chile. Sin embargo, es necesario profundizar aún más en las racionalidades emergentes, ya que los datos levan-tados para el proyecto donde se enmarca nuestro escrito no permitieron la identificación de elementos que nos posibilitaran caracterizarlas de forma más específica. Por lo tanto, el desarrollo de líneas de investigación en torno a las racionalidades emergentes y ambienta-les es un desafío necesario en el contexto de los conflictos socioambientales que se están produciendo en Chile, y por extensión en América Latina, que están marcados por modelos económicos que impactan gravemente el entorno natural como construido.

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ENERO-ABRIL 2015 73Conflictos socioambientales en Chile:

la re-emergencia de racionalidades

alternativas

En el sentido planteado, las relaciones y nuevas estrategias de poder que se generan en torno a este tipo de conflictos puede abrir a futuro líneas de gran valía para entender el desenlace de los propios conflictos, la modificación del comportamiento social y ambiental, así como para modelar un desarrollo que tenga en el centro «al otro» y su calidad de vida.

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ENERO-ABRIL 2015 75RECIBIDO: SEPTIEMBRE 2014

ACEPTADO: ABRIL 2015

ResumenLa importación de debates y problemas que están en la base de la constitución de buena parte de la izquierda argentina inciden aún hoy en la definición de sus coordenadas políticas. El surgimiento del peronismo produjo una nueva –y significativa– grieta en ese espacio que hoy se reedita con la aparición del kirchnerismo. El presente artículo recupera el análisis del proceso histórico a través del cual se constituyen las principales matrices político-ideológicas de la izquierda en la Argentina en busca de aportar a la comprensión de los posicionamientos políticos que estas asumen. Se busca con este recorrido identificar las grandes directrices de sus discursos, el origen y modo en que se establecen sus diferencias programáticas y sus implicancias en la práctica política que desarrollan.

Palabras claveIzquierda argentina / Matrices político-ideológicas / Huellas originarias e implicancias políticas

AbstractThe import of debates and issues that are at the base of the formation of much of Argetina’s left affects even today their political coordinates. The rise of peronism produced a significatively new crack in the space now reissued with the appearance of the kirchnerisn. This article analyses the historical process through which the main political and ideological matrices of the left in Argentina are established, seeking to contribute to the understanding of the political positions they assume. Through this path,we seek to identify the main guidelines of their speeches, the origin and how their programmatic differences arises, and their implications in the development of their political practices.

Key words Argentina Leftwing / Political-ideological molds / Originating footprints and Policy Implications

pp. 75-98

* Doctor y Magíster en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata, Licenciado en Sociología, Investigador Becario Postdoctoral del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Argentina.Correo electrónico: [email protected]

La constitución de las matrices político-ideológicasde la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica política

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Introducción: Debates importados, problemas importados1

Aquellos debates, álgidos e irreductibles en muchos casos, que caracterizaron el derrotero

de las internacionales socialistas, irradiaron hacia todas las latitudes al ritmo que la industria-

lización se expandía. Es en medio de estas diferencias que se llega a la conformación de las

primeras formaciones políticas de izquierda en la Argentina, aquellas que adquieren cierto

grado de institucionalidad y masividad. Como es sabido, tanto las organizaciones socialistas

como las anarquistas se conforman –casi exclusivamente– con el afluente inmigratorio del

último cuarto del siglo XIX.2

El choque entre socialistas y anarquistas en la I Internacional da cuenta de la presencia

de dos matrices político-ideológicas3 claramente diferenciables, lo que no implica que no

compartieran un sustrato común, un nosotros de primer orden. Al mismo tiempo, ya en ese

entonces se manifiesta un segundo quiebre al interior de los socialistas que los dividirá

entre reformistas y revolucionarios.

Las organizaciones políticas de la izquierda, que comienzan a surgir en la Argentina

hacia finales del siglo XIX, trasladarán de manera literal aquellos conflictos. Cada una se

empeñará en plasmar de manera clara y precisa la toma de posición sobre cada uno de los

debates en danza. Así surgirán programas fundacionales con status sacro y publicaciones

semanales de lectura obligatoria. El halo científico que acompaña al socialismo como

ideología política acentuará estos rasgos, dándole a las definiciones político-ideológicas

una centralidad excluyente.

A continuación repasaremos los principales rasgos que adquiere el arribo de los de-

bates de la izquierda a la Argentina para considerar su implicancia en la práctica política.

1 El presente artículo se enmarca en el proyecto de investigación: «Identidades, discursos y prácticas políticas de los sectores populares en la Argentina post 2003: perspectivas teóricas, enfoque analíticos y estudios de caso.»(11/H631), 2012-2015, dirigido por el Dr. Aníbal Viguera, acreditado por la Universidad Nacional de La Plata (UNLP) en el marco del Programa de Incentivos a Docentes-Investigadores y radicado en el Centro de Investigaciones Socio-históricas (CISH), Instituto de Investigación en Humanidades y Ciencias Sociales (IdIHCS) de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación (FAHCE).2 Existe un consenso extendido (Abendroth, 1965:43; Lichtheim, 1975:83-91; Galasso, 2007:9-10 y Rodriguez Araujo, 2002:53) en señalar una estrecha relación entre el nivel de desarrollo económico de los países y el tipo de corriente de izquierda más extendida. De este modo, aparecen por un lado las organizaciones anarquistas, las que estaban constituidas por inmigrantes provenientes de países de «menor desarrollo de las fuerzas productivas» como España, Italia y Rusia, que se caracterizaban por la confianza en la acción directa y por cierto anhelo por el trabajo «pre-capitalista». Por su parte, los socialistas provienen en su mayoría de países «más desarrollados» (Francia y Alemania), abogan por prácticas reformistas y parlamentaristas, aunque apuntan a un «sistema superador» al que propone el capitalismo. 3 Maristella Svampa concibe a las matrices político-ideológicas como «aquellas líneas directrices que organizan el modo de pensar la política y el poder, así como la concepción del cambio social.» Esto no significa que se trate de corpus teóricos cerrados y definidos de una vez y para siempre, ya que las mismas «no se encuentran en estado puro, pues las diferentes dinámicas políticas han dado paso a diversos entrecruzamientos y conjunciones» (…) como también a un proceso de conflicto y colisión, que puede llevar a acentuar las diferencias en términos de concepciones, modos de pensar y hacer la política.» (Svampa, 2010:8)

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ENERO-ABRIL 2015 77La constitución de las matrices político-ideológicas

de la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica

política

La matriz socialista-liberal

Usando una vieja metáfora de Zygmunt Bauman (1990), si tuviéramos que ubicar los libros que contienen el acervo teórico ideológico de las grandes ideologías políticas modernas y sus distintas matrices, la socialista-liberal (también llamada socialdemócrata, reformista o revisionista) sería la matriz más cercana al estante donde se agolpan los libros del liberalismo.

Al menos en su versión de cabotaje, la socialdemocracia va a tomar posiciones que en determinadas circunstancias la van a acercar más a Adam Smith que a Karl Marx. Esto, que así dicho puede parecer polémico y provocador, en verdad no lo es tanto, menos si tenemos en cuenta el origen común de ambas ideologías políticas en tanto respuestas «progresistas» al surgimiento de las sociedades modernas.4

A finales del siglo XIX, en la época de la II Internacional, el socialismo se debatía centralmente entre revolucionarios y reformistas. Entre los últimos, el énfasis puesto en el resguardo de las libertades e instituciones políticas, su lógica consensual y la gradualidad de su concepción de cambio evidenciaban su cercanía con el corpus ideológico del liberalismo. En la Argentina de ese entonces, el socialismo se estructurará en torno de la figura de Juan Bautista Justo (1865-1928), quien toma partido por la corriente reformista/revisionista, mostrando en su pensamiento –que marcará a fuego la tradición del socialismo en nuestro país– una particular combinación de elementos de las matrices reformista y liberal.

Si bien el Partido Socialista surge a partir de la concurrencia de un variado grupo de organizaciones (Oddone, 1983:7-17), es la figura de Justo la que se erigirá prontamente en su figura central y quien le imprimirá su impronta. Fue luego de acompañar a Leandro N. Alem, en su combate al intervencionismo nacionalista representado por el roquismo5, que Justo se acerca a los grupos socialistas, fundando en 1892 la «Agrupación Socialista de Buenos Aires», el «Centro Socialista Obrero (1894), hasta llegar al «Partido Socialista Obrero Argentino» (1896) que en 1900 adoptará el nombre definitivo de «Partido Socialista de la Argentina» (en adelante PS).

4 Ante los sucesos generados por la doble revolución había, en primer lugar, «dos opiniones contradictorias: la de quienes aceptaban el rumbo que el mundo seguía y la de quienes no lo aceptaban; en otras palabras, los que creían en el progreso y los otros.» (Hobsbawm, 1971:416). En verdad el liberalismo burgués constituye el plafón sobre el que se irá estructurando la ideología socialista, al menos como su interlocutor más presente. Tradicionalmente se menciona a la figura del Conde de Saint-Simón como el fundador del socialismo utópico –la «pata política» en la que se inspiró Marx según la célebre fórmula de Lenin– quien como sabemos pregonaba la institución de una sociedad industrialista, en donde la burguesía y el proletariado –las «clases productivas»– hacían causa común contra las «clases parasitarias». De la misma manera, si se entiende al socialismo como el ideal de una sociedad en la que se «radicaliza la democracia» (ver Laclau y Mouffe, 2006), también resulta acertado –al menos coherente– pensar en una suerte de continuo de democratización en la que liberalismo y socialismo representan instancias de un mismo proceso, dos estaciones de un mismo tendido ferroviario.5 De acuerdo a la tesis de Rodríguez Braun (2000:41), el socialismo de Justo se presenta, junto con la Unión Cívica Radical, como una alternativa que buscará avanzar en las reformas republicanas, con especial énfasis en los valores liberales ante los componentes nacionalistas e intervencionistas de la Generación del ochenta. De ese modo ante esta gran disyuntiva, representada en aquel entonces por las figuras de Roca y Alem, Justo participará –como alemista– de las revueltas de 1890. Luego de la muerte del fundador de la UCR en 1896 y del ascenso de su sobrino Hipólito Yrigoyen, muchos alemistas abandonarán el partido hacia la derecha y hacia la izquierda. Justo, será uno de ellos, quien seguirá su camino hacia el reformismo bernsteiniano.

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En aquel entonces se asume como un claro defensor de las ideas del reformismo socialista, tomando partido por la línea representada por figuras como Bernstein y Jean Jaurés, pero incorporando de manera central elementos del liberalismo, no sólo político, sino también –y con llamativo énfasis– económico. En este sentido señalaba que el PS «acoge con mucha reserva los proyectos de inmediata nacionalización o municipalización de los trabajos y servicios colectivos... prefiriendo la gestión privada de los negocios a su manejo por gobiernos corrompidos e ineptos» (Justo, 1914, en Rodríguez Braun, 2000:46-47). Desde estas coordenadas ideológicas, Justo se acerca a posicionamientos claramente libre-cambistas, teñidos de eurocentrismo e incluso racismo.6 Al mismo tiempo, el peso de los elementos liberales se acentúa a medida que se profundiza el divorcio entre el ala política y el ala sindical de los socialistas (Corbiere, 1984:18-19; Tortti, 2009:28).7

Respecto a las influencias de Bernstein y sus adláteres, los ejemplos son sobrados y menos polémicos. Justo tomó posicionamiento público por esta corriente de manera constante destacando su preferencia por el parlamentarismo y el reformismo, dándole a la «pata política» cada vez más centralidad en detrimento de la labor «sindical» y, por tanto, a la presencia obrera dentro del movimiento. Así lo sintetiza Tortti:

El Partido Socialista se consideró a sí mismo como un partido ‘de reformas’, destinado a desarrollar una amplia acción civilizadora que promoviera la evolución y el progreso de la sociedad argentina, lejos de las viciadas prácticas caudillistas de la ‘política criolla’ y ajena, también, a los métodos que buscaban la redención social de los trabajadores exclusiva o principalmente a través de la ‘violencia catastrófica’ (Tortti, 2009:25).

Más allá de las apreciaciones acerca de la centralidad que pudieran tener las ideas marxistas en el PS, sí parece evidente la tensión existente en la conformación de su iden-tidad entre los objetivos últimos de la sociedad socialista y las prácticas reformistas de fuerte impronta liberal republicana. Camarero y Herrera (2005) se refieren a esta tensión como la «falla genética» producto del «carácter inestable y bifronte» de un proyecto que pretendía sintetizar una «transformación social radical» con «reformas por la integración social» (Idem:10). De este modo, a la vez que se proyectaba un Programa Mínimo8 no se

6 «Me he preguntado entonces ¿dónde están los criollos? Y sólo cuando visité la cárcel de Toay hallé la respuesta. En la población del presidio, el tipo humano cambiaba por completo: me encontré rodeado de compatriotas (risas)(…) Pensé, entonces, señor presidente, que la raza argentina, la antigua raza autóctona, está condenada finalmente a la desaparición y que nuestro papel de gobernantes no es la de pretender poner vallas al mar» (J.B. Justo en La obra parlamentaria de J. B. Justo, Prometeo, Valencia, p. 70; en Galasso, 2007:18). 7 En efecto, con su política de autonomía partido-sindicato, los elementos obreros se fueron desvaneciendo a medida que crecía el peso de «los políticos», intelectuales y profesionales de extracción media más cercanos al liberalismo democrático parlamentario que a las ideas de Marx. Si bien el liberalismo político será una constante como piedra angular en su corpus ideológico, el liberalismo económico será puesto en discusión a partir de diferentes coyunturas internacionales (guerras mundiales, crisis de 1929), promoviendo en determinados momentos programas de marcado tinte intervencionista, como el «plan de defensa nacional» de 1938 (Camarero y Herrera, 2005:29; Graciano, 2007:249-50). 8 El Programa Mínimo constaba de dos partes, la política y la económica. En la primera se demandaban reformas con fuerte cariz liberal-republicano: sufragio universal, nacionalización de extranjeros, sistema electoral proporcional con representación de minorías, revocabilidad

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ENERO-ABRIL 2015 79La constitución de las matrices político-ideológicas

de la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica

política

renunciaba a una estrategia camino hacia el socialismo, es decir, hacia una transformación

radical de la sociedad que incluía la socialización de los medios de producción.9

La definición del socialismo como objetivo último descansaba en dos supuestos emble-

máticos del pensamiento marxista de la época: el evolucionismo-determinismo y la apelación

a la ciencia como sustrato del discurso político. Sobre lo primero, la dirigencia justista hacía

hincapié en la importancia de avanzar en una alianza con los productores rurales para

desarrollar una alternativa capitalista moderna al modelo latifundista de la oligarquía. Una

vez inmersos en la senda del «buen capitalismo», el advenimiento del socialismo se presenta

como inevitable. Sobre lo segundo, la referencia a lo científico opera como legitimador del

discurso político propio frente a los otros discursos «no científicos» –especialmente los

de conservadores y radicales–, que constituían manifestaciones del atraso de la «política

criolla».10 Ambos elementos serán rasgos presentes en casi toda la tradición política de la

izquierda en la Argentina, adquiriendo especial interés a la hora de observar las fijaciones

de sentido presentes en los discursos identitarios y sus implicancias en los posicionamientos

políticos que asumen (Graciano, 2010:11-20; Oddone 1983:21,48-49).

La combinación de elementos liberal-republicanos, revisionistas y marxistas construyen

un corpus identitario, no exento de tensiones, que establece las fronteras con las que el PS

buscará su lugar en el escenario político argentino. La frontera identitaria «por derecha»

dirige sus críticas principalmente a la oligarquía terrateniente y a su régimen conservador,

especialmente en temas como la concentración de la tierra. Aún así no faltaban coincidencias

en varios puntos vinculados con los elementos liberales de la política económica, lo que lo

ponía mucho más cerca de la oligarquía terrateniente –por los rasgos librecambistas del

modelo agro-exportador– que del yrigoyenismo con su intervencionismo e ideas proteccio-

nistas (Rodríguez Braun, 2000; Galasso, 2007).

En efecto, su relación con el radicalismo resulta compleja y poco armoniosa. Aunque

portador de reivindicaciones republicanas, propone instancias de intervención estatal que no

son bien vistas por el PS. Esto se suma a la disputa por una base electoral –sectores medios

y populares– que les es común. Siguiendo la práctica –bastante habitual en la izquierda–

de mandatos, autonomías municipales, respeto de libertades civiles, separación Estado-Iglesia, divorcio, etc. La parte económica, por su parte, enumeraba una serie de reivindicaciones laborales y económicas más, que incluían: jornadas de 8hs, reglamentación del trabajo femenino e infantil, salario mínimo, igual salario por igual producción, abolición de impuestos indirectos, tribunales laborales bilaterales (patrones y trabajadores), etc. (El programa completo puede encontrarse en Oddone (1983:32-33).9 En su Declaración de Principios hacen manifiesta su intención de «substituir al actual régimen capitalista con una sociedad en que la propiedad de los medios de producción sea colectiva o social» y que la libertad económica «base de toda libertad, no será alcanzada mientras los trabajadores no sean dueños de los medios de producción» (La declaración completa puede encontrarse en Oddone (1983:64) 10 «Así, el socialismo marca el ‘advenimiento de la ciencia a la política’, constituyendo el partido más avanzado porque ‘ve más clara y completamente la las cosas sociales como suceden hoy’» (Camarero y Herrera, 2005:14). Las comillas son del original.

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de homologar a todas aquellas fuerzas políticas del campo «no trabajador», Justo ubica al

radicalismo en el mismo nivel que el mitrismo y el roquismo.11

Hacia la «izquierda», el PS se distingue de las otras dos grandes corrientes socialistas.

Las diferencias con el anarquismo aparecen, lógicamente, como más profundas que con los

socialistas revolucionarios. Aquí el punto de quiebre tiene que ver con la concepción «anti-

política» de los seguidores de Proudhon y Bakunin, quienes renegaban de toda estrategia

que apuntara a competir –por el medio que fuera– por el control del aparato político ad-

ministrativo. Justo rechaza la «aspiración mística y absoluta a la libertad» que predicaban

los anarquistas, y condena la contradicción reflejada en que:

...para quienes toda ley es atentatoria a ese sagrado principio, una inútil y odiosa imposi-ción, muy comúnmente admiran, sin embargo, la revuelta y el atentado, forma esta última la más violenta de coerción. Actividad inferior, propia de hombres incapaces de conseguir sus fines por medios más inteligentes... Una puñalada o un tiro los da cualquiera. (Justo, 1915 en Rodríguez Braun, 2000:45).

Con los socialistas revolucionarios existía un punto de acuerdo que resultaba

crucial: concebir al Estado como un espacio a ser conquistado y como la herramienta

principal para avanzar hacia la transformación de la sociedad. La diferencia estribaba en

los medios tanto para alcanzar ese espacio de poder, como para, luego, desarrollar las

medidas necesarias para la transformación. Los socialistas del PS, recostándose en sus

definiciones reformistas, procurarán mantenerse dentro de las instituciones políticas de la

«democracia burguesa» tanto para alcanzar el poder del Estado, como para luego avanzar

en la transformación social.

Si bien el reformismo hegemonizó –junto con los elementos liberales– el corpus

ideológico del PS, existían en su interior tendencias que simpatizaban con el socialismo

revolucionario, o al menos que propugnaban un mayor acercamiento al marxismo que el que

proponía la dirigencia justista. Ya hacia 1912, José Penelón encabeza una línea al interior

del PS que se propone «volver al marxismo». Este sector irá confrontando con la dirigencia

del partido hasta que, atravesado por las discusiones en torno de la Primer Guerra Mundial y

de la Revolución Bolchevique, llevará adelante su alejamiento para constituirse en el germen

del marxismo leninismo en la Argentina.

11 «Roquistas, mitristas, yrigoyenistas y alemistas son todos los mismo. Si pelean entre ellos es por apetitos de mando, por motivo de odio o simpatía personal, por ambiciones mezquinas e inconfesables, no por un programa, ni por una idea (...) Todos los partidos de la clase rica son uno solo cuando se trata de aumentar los beneficios del capital a costa del pueblo trabajador». Primer manifiesto electoral del PS, 1896. Citado en Oddone (1983:47) y Galasso (2007:17).

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ENERO-ABRIL 2015 81La constitución de las matrices político-ideológicas

de la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica

política

La matriz marxista leninista

La presencia de esta matriz en la Argentina se da a partir del crecimiento de las propias tendencias revolucionarias al interior del PS y por los acontecimientos internacionales que hacen que estas tendencias adquieran un peso específico sobresaliente. La coyuntura internacional estará marcada en este período por el estallido de la Gran Guerra, el triunfo bolchevique y el consecuente prestigio que adquieren los socialistas revolucionarios que se plasmará en la fundación de la Internacional Comunista o III Internacional.

Como se dijo, el grupo al que luego llamaran los «internacionalistas» comienza a manifestar su disconformidad por la preeminencia que adquiere el reformismo al interior del PS, tempranamente, cuando funda en 1912 el Centro de Estudios Sociales Carlos Marx para «reintroducir el marxismo como fundamento de la política del PSA» (Graciano, 2010:26). El estallido del Primera Guerra mundial agudiza, tal como lo había hecho en la II Internacio-nal, las contradicciones entre reformistas y revolucionarios al interior del PS de Argentina. Los primeros tomaron posición por el bando de los «aliados» encabezados por Francia e Inglaterra, mientras que el sector afín al socialismo revolucionario definía al conflicto como «inter-imperialista» y que por tanto se debía sostener una posición neutral y antibelicista. Con el triunfo bolchevique, los socialistas revolucionarios encuentran por fin una experiencia real en las que sus tesis de toma del poder y cambio social se hacen carne, aunque en el momento en que se produce la ruptura, la Revolución Rusa aún no posee una centralidad destacada en el debate (Campione, 2005:147).

La suma de estos elementos lleva al enfrentamiento que se plasma en el III Congreso Extraordinario del PS en abril de 1917. Allí los internacionalistas logran imponerse frente a la dirigencia parlamentaria, pero pronto estos recuperarán el control y terminarán expulsando a los disidentes. El corolario de esta situación será su alejamiento del partido y la fundación del Partido Socialista Internacional (enero de 1918), que luego, siguiendo las directivas de la Internacional Comunista (IC), adoptará el nombre de Partido Comunista (1920).

Es complejo calcular el peso que tuvieron las diferencias político-ideológicas en comparación con otros elementos como la propia disputa de poder o hasta las diferencias socioeconómicas de los bandos en disputa (Campione, 2005:156). En cualquier caso, el antecedente del Centro de Estudios Sociales Carlos Marx parece indicar que las diferencias del orden político ideológico constituyeron un elemento no desdeñable (Corbiere, 1984).

Con la triunfante experiencia de Lenin, la idea de desatar un proceso de insurrección y tomar el poder del Estado se torna tangible y seductora. Prima una concepción del cambio que desdeña las instituciones políticas de la «democracia burguesa» –por burguesas– apostando más a una rebelión/insurrección que tome el poder del Estado, para desde allí avanzar, mediante la expropiación, nacionalización y socialización de la propiedad de medios de producción y tierras, a la meca comunista.

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Estas definiciones descansan en una serie de supuestos fundamentales, como la mayor esencialización en algunos elementos clave, tal la postura frente a las instituciones políticas republicanas o el propio Estado, que al tratarse de creaciones burguesas, promueven y resguardan sus intereses de clase.12

La concepción de partido de vanguardia se constituye en el modelo de organización política por excelencia, junto con aquella concepción de cambio atada a una serie de expe-riencias revolucionarias que serán tomadas como referencias canónicas. De esta manera, la disminución del espacio de lo contingente –de lo político–, sobredeterminado por elementos de otro orden –económico, «estructural»– sumado a la apelación a la verdad científica –como terreno que está más allá de las opiniones– se articula en la matriz marxista-leninista con la presencia de mitos fundadores –procesos revolucionarios que se transforman en modelos de acción– al interior de una estructura organizativa –hija de aquellos mitos fundantes– de rígida jerarquía y –muy frecuentemente– con entronización dirigencial (Kohen, 2010:36-42).

La particularidad que adquiere el desarrollo de esta matriz en nuestro país es que su organización principal y más representativa se aparta de muchos de los principales linea-mientos propuestos por ella misma. En efecto la organización política que fundará la tradi-ción marxista-leninista en la Argentina no será quien represente en el futuro los principales lineamientos de aquella matriz. Esto será así, en gran medida, por el rígido encuadramiento que el PC de la Argentina asumirá para con el PCUS, quedando sujeto a los vaivenes de la IC. De este modo, se convertirá –junto con la mayoría de los PC del mundo– en una suerte de instrumento de la política exterior soviética, siguiendo las directrices que aquel partido establecía.

Por tal motivo, la matriz marxista-leninista quedará representada en la Argentina por diferentes tendencias que se alejarán de la órbita del PC, intentando resguardar los elementos centrales de dicha matriz. A continuación, se repasaran las tendencias más importantes y el modo en que se definen en ese proceso de identificación y diferenciación.

El trotskismo

La primera tendencia que se instituye en este sentido es la de los trotskistas, la que deriva de las disputas que surgen en la URSS y en la IC entre los stalinistas y la llamada Oposición de Izquierda. En efecto, en la disputa por la sucesión del poder en la URSS luego de la muerte de Lenin, el sector liderado por Stalin se hace con la conducción del Estado y de la IC, lo

12 Todo esto deriva en una serie de definiciones que restringen el abanico de opciones. Por ejemplo, que el cambio podrá llevarse a cabo sólo mediante una revolución que deberá abolir o destruir el Estado burgués –es un sinsentido querer «transformarlo»– para erigir un nuevo Estado administrado por una dictadura del proletariado, garante de la justicia social. La cuestión de clase adquiere una centralidad excluyente, sobredeterminando el rol y la ubicación política de los actores en disputa.

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que genera resistencias entre los grupos relegados, entre ellos el liderado por Trotsky. Estas disputas entre stalinistas y trotskistas tendrán su correlato en nuestro país, dando lugar a diversas escisiones en el PCA encabezadas por grupos disconformes con la propensión hacia la centralización y la burocratización que adivinan en la estrategia stalinista.

Así, en los primeros años de vida del PCA, surge un grupo denominado «los chispistas», quienes critican la sumisión del partido a las directrices de la URSS. Hacia 1925, un sector liderado por Mateo Fossa, Héctor Raurich y Angélica Mendoza forma el Partido Concentración Obrera (PCO) frente a la «consolidación de un aparato burocrático dependiente de URSS y ajeno a la voluntad de las bases». Entre los argumentos más importantes que esgrimían los «disidentes», estaba la cuestión de la «centralización democrática» y la «burocratización», que se afianzaba en la URSS y se irradiaba a todos los PC que estaban bajo la órbita de la IC.

Será a partir de 1928 que las ideas de Trotsky empiezan a circular en la Argentina y que las críticas de la Oposición de Izquierda comienzan a consolidar una nueva identidad política «resguardando» el marxismo leninismo en oposición a la burocratización stalinista. Además de lo ya dicho, la crítica de Trotsky se va a detener en la premisa de «socialismo en un solo país» que se estimula desde la URSS dirigida por Stalin, según la cual los partidos comunistas de los diferentes países debían adecuarse a la lucha global contra el capitalismo dirigida por Rusia, poniendo en un segundo plano las particularidades de cada país para avanzar en procesos revolucionarios. De esta manera, la función de los partidos comunistas se reducía a acompañar la «mesiánica y titánica» tarea de la URSS en su lucha contra el capitalismo.

Los responsables de difundir estas ideas en nuestro país serán un grupo del PCO que se distancia de la conducción de Penelón fundando la Izquierda Comunista Argentina y editando, hacia 1930, el periódico La verdad, quizás la primera expresión genuinamente trotskista en la Argentina. Los referentes más destacados de este reducido pero emblemático grupo serán Roberto Guinney y Camilo López (Coggiola, 2006).

Desde la perspectiva que propone este trabajo, se considera que los supuestos del materialismo histórico enlazados a un modelo de revolución –predeterminado en la mayoría de sus componentes– incidió, no sólo en la dificultad de su inserción en el universo traba-jador y en ciertas lecturas –al menos discutibles– sobre la realidad nacional, sino también en las dificultades para la comprensión de la política como terreno contingente de disputa de poder y en la posibilidad de profundizar instancias de convergencia política capaces de neutralizar las tendencias fragmentarias de las disputas entre organizaciones.

El trotskismo cuenta en la historia política argentina con una gran cantidad de formaciones políticas. La conformación en 1938 de la IV Internacional fundada por el propio Trotsky, le permitió a esta tendencia contar con una estructura internacional que respaldaba y legitimaba su posicionamiento. Pueden distinguirse en la historia del trotskismo argentino dos grandes tendencias –o subtendencias–, la del morenismo y la

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representada por el PO, que nace en 1964 en busca de recobrar la senda del trotskismo perdida por el morenismo.13

El guevarismo

Desde fines de la década del cincuenta y principios de la del sesenta, surge la llamada «nueva izquierda» revolucionaria, a nivel global y con particular intensidad en América Latina y en la Argentina. Se trata de un fenómeno que se inicia a partir del desencanto en que cae la generación de posguerra, asociado, entre otros elementos, a las instituciones de la «demo-cracia burguesa» y a la degeneración en la que había caído la experiencia soviética. Ante tales diagnósticos, y más allá de las realidades específicas de cada caso, se desarrolla un movimiento cultural y político que llevará a la joven militancia de izquierda a un proceso de radicalización política que, en no pocos casos, desembocará en la guerrilla y la lucha armada.

En el caso latinoamericano –y argentino– operan una serie de fenómenos insoslayables: la Revolución Cubana y la Teología de la Liberación a nivel continental, y a escala nacional, la proscripción peronista, «la traición» de Frondizi y el régimen represivo del onganiato. Todos estos afluentes confluyeron en una cultura social y política ansiosa de cambios profundos en un contexto donde el sistema institucional se percibía como incapaz de ofrecer ninguna solución.14 Sin mecanismos capaces de procesar el antagonismo social, la lógica schmittiana amigo-enemigo se materializaba sin mediaciones en un enfrentamiento implacable por la eliminación del otro. Si la política no ofrecía alternativas, había que encontrar «nuevos medios» y la premisa de Clausewitz sonaba como un excelente consejo. Así definen Hilb y Lutzky (1984) este contexto óptimo para que el guevarismo y el maoísmo echaran profundas raíces:

La nueva izquierda argentina se desarrolló en una sociedad en la que las mediaciones de-mocráticas estaban altamente despreciadas. Creyó inventar un lenguaje, una nueva forma de tomar posiciones frente a la política. Sin embargo (...) fue el espejo de la sociedad de

13 El morenismo inicia su trayectoria en las primeras experiencias trotskistas del país. Como un desprendimiento del Grupo Obrero Revolucio-nario fundado en 1939 y liderado por Liborio Justo, Nahuel Moreno (Hugo Bressano) funda en 1944 el Grupo Obrero Marxista. Desde aquel momento, Moreno será la referencia más destacada del trotskismo argentino. Algunos de los hitos de su trayectoria son la co-fundación –junto a Santucho– del Partido Revolucionario de los Trabajadores (PRT) en 1965 y, luego, en 1972, el Partido Socialista de los Trabajadores (PST), del que derivará el Movimiento Al Socialismo (MAS, 1982) y luego el PTS (1988), el MST (1992) y Convergencia Socialista (2000). A lo largo de su extensa trayectoria, Moreno recorrió caminos diversos, que incluyeron acercamientos al peronismo –con prácticas de entrismo incluidas– y confluencia con sectores indoamericanistas y pro-lucha armada como fue el caso de la fundación del PRT. Estas actitudes, en especial su relación con el peronismo, generaron críticas y disidencias entre sectores del trotskismo, lo que dio origen, entre otras cosas, al Partido Obrero en 1964 (originalmente llamado Política Obrera). Como lo indica Osvaldo Coggiola, historiador del propio riñón del partido, «El PO surge conscientemente en oposición a las ilusiones abiertas hacia el maoísmo y el foquismo, y en oposición y crítica a todo el proceso de capitulación ante el peronismo, en especial el ‘entrismo’ del morenismo» (Coggiola, 2006:207). 14 En un comunicado de agosto de 1971, los Montoneros citan una frase de Mao Tse-Tung que refleja esta situación y su parecer al respecto: «Cuando la política llega a cierta etapa de su desarrollo, más allá de la cual no puede proseguir por los medios habituales, estalla la guerra para barrer el obstáculo del camino. Cuando se ha eliminado el obstáculo y conseguido nuestro objetivo político, terminará la guerra» (Baschetti, 1995: 260).

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la que emergió: una sociedad en la que ´el otro’ era el enemigo (...) y en la que la única actitud resultante es la eliminación del contrario (Hilb y Lutzky, 1984:23).

Si el mito fundacional del marxismo-leninismo es la Revolución Bolchevique, el del guevarismo será el de la Revolución Cubana. Claro que, al tratarse de un proceso revolucio-nario exitoso en el corazón del continente, su impacto para la izquierda latinoamericana fue determinante. Es que, precisamente, la Revolución Cubana implicó la materialización de los sueños de los militantes de izquierda en un país del continente y subdesarrollado. A partir de 1959, quedaban dos cosas demostradas: que se podía llevar adelante una revolución en el continente americano –es decir en la propia cara del Tío Sam– y que la «guerra de guerrillas» era capaz de doblegar las fuerzas represivas del Estado (Harnecker, 1999:9). De igual modo, y en sintonía con las tesis trotskistas, se ponía en discusión el etapismo promul-gado por el PCUS, dando cuenta de que la revolución podía –y debía– ser antiimperialista y socialista al mismo tiempo.

El rasgo sobresaliente de esta tendencia será el de concebir a la lucha armada como la conditio sine qua non para desarrollar un proceso revolucionario exitoso. Esta postura será tomada por decenas de formaciones políticas en toda América Latina, que apuestan a la conformación de guerrillas como punto de partida para avanzar en procesos de trans-formación política.

En nuestro país, será el Ejército Guerrillero del Pueblo (EGP), comandado por Jorge Ricardo Masetti, la primera organización autodefinida como guevarista,15 aunque la más emblemática será el Partido Revolucionario de los Trabajadores-Ejército Revolucionario del Pueblo (PRT-ERP) dirigido por Mario Roberto Santucho. Así lo refería el propio Santucho en carta a su amigo Roland Thomas Ely, cuando expresaba sus ideas sobre:

...la decadencia inexorable del imperio, la farsa de que el desarrollo capitalista aporte bienestar a las mayorías, y el surgimiento liberador de América Latina. Cuba lo prueba más que nadie antes: ahora sí ha empezado la verdadera historia de nuestros pueblos oprimidos del continente (Seoane,1997:47).

En lo que refiere al corpus ideológico, el guevarismo no implicó una ruptura con los discursos canónicos del socialismo de la época, sino más bien la adecuación –especialmente a través de la práctica– del marxismo-leninismo a otras coordenadas espacio-temporales

15 Cabe aclarar que la primera experiencia guerrillera de aquel entonces que se reconoce es la de los «Uturuncos», que lleva adelante un intento de constitución de guerrilla rural. Menciono al EGP de Masetti porque, más allá de la opción por la lucha armada, coincidía además con los lineamientos político-ideológicos del llamado guevarismo. De hecho, es sabido que Masetti, denominado como «Comandante Segundo», confluiría con Guevara («Comandante Primero») cuando este avanzara desde Bolivia.

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(Cancino, 2004:5). En efecto, el guevarismo descansaba en nociones centrales del leninismo como el Partido de Vanguardia y la Dictadura del Proletariado. De este modo, y sin poner en discusión las verdades esenciales del marxismo16, se mantiene en el guevarismo la revolución como única vía de transformación, la necesidad de una vanguardia y la instauración de una dictadura del proletariado administrada por esta.17 La novedad que impone el guevarismo, además de la lucha armada,18 es la incorporación de algunos matices que lo distinguen de otras tendencias marxistas-leninistas. Por un lado, adquiere gran centralidad la noción del antiimperialismo y del latinoamericanismo como claves para entender el socialismo en el continente. La vieja idea de la Patria Grande bolivariana se reactualiza en el contexto de la Guerra Fría que pone a los Estados Unidos interviniendo impunemente en la aniquilación de todo intento progresista que germine en América Latina.19

En esta sintonía, el guevarismo se acerca más al maoísmo que al trotskismo, por una cuestión que resulta significativa: el redescubrimiento del campesinado como sujeto político. Al mismo tiempo, el guevarismo, al igual que el maoísmo, no presentará demasiados recelos ante el stalinismo, rasgo constitutivo del trotskismo, relativizando las críticas al autoritarismo y al modelo de Partido-Estado desarrollado en la URSS (Farber, 1998:6; Cancino, 2004:10). Esta posición se articulaba con una postura que enaltecía el sacrificio individual y su sumisión a los intereses del colectivo.

Junto a estas coordenadas «macro» políticas, el guevarismo se caracteriza por incorpo-rar, de manera poco explorada hasta entonces, la cuestión de la subjetividad, insistiendo en la figura del «hombre nuevo» como un intento de construir un «humanismo revolucionario» en el que el sujeto debe estar a disposición de un proyecto social superador. La figura del mártir, condensada en el propio Guevara, se introduce así en el imaginario revolucionario y la voluntad –«el voluntarismo» según los críticos– en el motor de la militancia. En este sentido

16 Decía Guevara: «Reconocemos las verdades esenciales del marxismo como incorporadas al acerbo cultural y científico de los pueblos y las tomamos con la naturalidad que nos da algo que ya no necesita discusión (…) personalidades como Lenin, Mao Tse Tung y los nuevos gobernantes soviéticos y chinos, establecen un cuerpo de doctrina y digamos, ejemplos a seguir» (Notas para el estudio de la ideología de la Revolución cubana, E. Ché Guevara: Obras 1957-1967, Documentos Latinoamericanos 3, François Maspero, París, 1970, p. 93; citado en Cancino, 2004:8).17 «El grupo de vanguardia es ideológicamente más avanzado que la masa; esta conoce los valores nuevos, pero insuficientemente. Mientras en los primeros se produce un cambio cualitativo que les permite ir al sacrificio en su función de avanzada» (Guevara, E., «El socialismo y el hombre nuevo en Cuba», Cuadernos de Marcha, n° 7, nov. 1967, p.120. Citado en Carnovale (2011:189)).18 En el esquema guevarista, la lucha armada se convierte en el motor de la revolución, subordinando incluso a la práctica partidaria. Según Carnovale (2011) se trata del eje principal de la ruptura entre el sector de Santucho y el de Moreno en 1968. El sector de Santucho partía de la necesidad de desarrollar la lucha armada para motorizar el proceso revolucionario. En este sentido, se criticaba la concepción insu-rreccionalista que proponía Moreno, la que era criticada por espontaneísta (p.80), por lo que se imponía «desplazar la dirección del proceso revolucionario del partido hacia el foco guerrillero» (p. 33).19 «El marxismo es solamente una guía para la acción. Se han descubierto grandes verdades fundamentales, y partir de ellas, utilizando el materialismo dialéctico como arma, se va interpretando la realidad en cada lugar del mundo. Por eso ninguna construcción será igual; todas tendrán características peculiares, propias de su formación». (Guevara, Ernesto Che: «Sobre la construcción del partido», en: Obras Completas, Tomo I, Legasa, Buenos Aires, 1995, p. 180. Citado en Miguel Mazzeo, 1997).

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planteaba Guevara que «el revolucionario, motor ideológico de la revolución dentro de su partido, se consume en esa actividad ininterrumpida que no tiene más fin que la muerte.» («El socialismo y el hombre nuevo en Cuba» en Carnovale 2011:190) y que por tanto «debe tener una conducta que lo acredite como verdadero sacerdote de la reforma que pretende (...) debe ser un verdadero asceta» («La guerra de guerrillas», en Carnovale, 2011:191).

Resumiendo, se puede indicar que el guevarismo representa una tendencia al interior de la corriente marxista-leninista que busca resaltar la importancia de la lucha armada como método, en el marco de una perspectiva antiimperialista-latinoamericanista, que reubica el rol del campesinado y del indio, y reflexiona sobre la propia individualidad del sujeto revolucionario, en el que recae ahora un juicio existencialista que lo interpela y juzga. En un contexto en el que las libertades democráticas aparecen fuertemente vulneradas –como el que se inaugura en la Argentina de 1955 con el derrocamiento de Perón– la opción por la lucha armada se presenta, no sólo como viable, sino como la más indicada. Todo el vasto conjunto de organizaciones que formaron parte de la guerrilla argentina desde la década de 1960 se vio indudablemente influenciado por la tendencia guevarista.

El maoísmo

El maoísmo constituye la otra gran tendencia que surge con la «nueva izquierda» revolu-cionaria de los años sesenta como un intento más de «salvar» los principios revolucionarios del marxismo-leninismo de las claudicaciones que mostraba la «izquierda tradicional». Así como el trotskismo surge como una alternativa a la «desviación stalinista», el maoísmo surge ante la «desviación pos-stalinista».20

La militancia de la «nueva izquierda» argentina y latinoamericana encontraba en el maoísmo una nueva referencia para establecer sus posicionamientos que se sumaba al guevarismo, que ya había adquirido una gravitación considerable. La «novedad» del maoísmo, en todo caso, estaba dada por algunos elementos que resultaron relevantes para quienes se acercaron a la línea del Gran Timonel: por un lado se trataba de una experiencia de gobierno y gestión, un ejemplo real de la transformación de una sociedad orientada desde el propio Estado Proletario, que a su vez «había ido más lejos» que la experiencia

20 Para el discurso maoísta, el proceso de «des-estalinización» que se manifiesta en el XX Congreso del PCUS de 1956 –con el célebre «Informe Jrushchov»– significa el abandono de la senda socialista y el puntapié inicial de la restauración capitalista en la otrora meca del comunismo. Esta postura de parte del PC Chino se va haciendo explicita a partir de los primeros años de la década de 1960, estableciendo en 1964 una ruptura que no tendrá retorno y que dará origen a una nueva alternativa en el comunismo internacional. Por aquellos años, en 1966, comienza en China la llamada Revolución Cultural, la revolución dentro de la revolución, una «vuelta de tuerca más» al proceso de transformación social a partir de la dictadura del proletariado. Mao argumentaba que la principal causa del fracaso de la URSS había sido «no ir a fondo» con la depuración y el combate a los «vestigios burgueses» que sobrevivían al interior de la sociedad soviética. La Revolu-ción Cultural, aunque pueda ser interpretada principalmente como una lucha interna al interior del PC Chino –entre el sector de Mao que, viéndose desplazado por el grupo de Liu Shao Shi y Deng Xiao Ping, decide lanzar una ofensiva depuradora para atacar a sus enemigos– es presentada como la intensificación de la revolución, vía la depuración de los elementos revisionistas pro burgueses.

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soviética. En segundo lugar, la «opción maoísta» permitía contar con el respaldo del país más poblado del planeta, esto es, tomar posición en el ámbito internacional y mantener distancia de la «pro-soviética» Cuba.21

En este clima, surgen desprendimientos de los partidos tradicionales de la izquierda que tomarán partido por el maoísmo una vez agudizado el conflicto chino-soviético. Así, en el «sector de izquierda» del Partido Socialista Argentino, que en 1961 forma el PSA de Vanguardia, se desprenderán en los años siguientes dos agrupaciones que manifestarán su cercanía a los comunistas del lejano oriente: en 1963 se constituye el Partido del Trabajo y en 1965 Vanguardia Comunista. Mientras que el primero de ellos se disolvió prontamente, Vanguardia Comunista seguirá su derrotero hasta entrados los años ochenta, adoptando el nombre de Partido Comunista Marxista Leninista desde 1976 y el de Partido de la Liberación desde 1983 (Tortti, 2009:353-363).

Sin embargo, la línea maoísta que mayor proyección logró a lo largo del tiempo en la Argentina fue la que se desprendió del Partido Comunista en la segunda mitad de los sesenta, que en 1968 constituirá el Comité Nacional de Recuperación Revolucionaria y que luego adoptará el nombre de Partido Comunista Revolucionario que hoy conocemos. Su escisión se enmarcó en el conjunto de críticas que veníamos señalando en relación a las «claudicaciones», las «desviaciones oportunistas» y el «revisionismo» que se imponía en el PC argentino por aquel entonces. Así lo manifiestan en su acta constitutiva:

Asumimos ante el conjunto del Partido Comunista, de la clase obrera y el pueblo, con el fin de salvar al partido para la revolución, la responsabilidad histórica de reconstruir la línea y reestablecer los métodos leninistas. (PCR, 1968).

En líneas generales se puede señalar que la matriz marxista-leninista en su vertiente maoísta se presenta como un «endurecimiento» de la doctrina marxista-leninista. El plus que le agrega el maoísmo es el de la «revolución en la revolución», la «lucha de clases al interior del socialismo», sumada a una estrategia que incluye la lucha armada como «gue-rra popular prolongada» con protagonismo clave del campesinado. El «recrudecimiento» de la «dictadura del proletariado» opera como la solución ante las tendencias burguesas latentes en la sociedad socialista. La lógica maoísta, de este modo, implica un aumento de la fijación de sentido presente en el discurso marxista-leninista, especialmente atento al combate de las desviaciones revisionistas, tal como lo llevó adelante el Gran Timonel en su Revolución Cultural.

21 A estas cuestiones se sumaron debates en torno al foquismo identificado con el guevarismo, frente al que proponían un proyecto insurrec-cionalista de masas con fuerte anclaje en el campesinado.

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de la izquierda argentina

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política

La matriz nacional popular

La matriz nacional-popular va a incorporar la llamada «cuestión nacional» como un tópico insoslayable para comprender –y actuar sobre– la realidad política. Los principales ejes de discusión que trae consigo la «cuestión nacional» son: por un lado reformular/adecuar el corpus teórico marxista a partir de las especificidades de la realidad nacional; y por el otro, resaltar la condición de «dependiente»/»semicolonia» del país, poniendo en el centro del debate la incidencia política y económica de los poderes «imperialistas». Hernández Arregui, uno de sus intelectuales más emblemáticos, lo definirá así: «Por Izquierda Nacional, en un país dependiente, debe entenderse en sentido lato, la teoría general aplicada a un caso nacional concreto, que analiza a la luz del marxismo, en tanto método de interpretación de la realidad, teniendo en cuenta las peculiaridades de cada país» (Hernández Arregui, 1960:48).

A nivel internacional, los debates en torno a estas cuestiones adquieren especial empuje a partir de algunas reflexiones de Lenin, quien en 1916 escribe el célebre «El Imperialismo, fase superior del capitalismo». Allí, el líder de la revolución bolchevique cargaba sus tintas contra el colonialismo y semi-colonialismo –usando de ejemplo a Argentina inclusive (Lenin, 1961:406)–, resaltando la centralidad de aquella batalla y la especificidad de las tareas de los socialistas en los países oprimidos. En su tesis de 1916, «El proletariado revolucio-nario y el derecho de las naciones a la autodeterminación» señala sin ambages que «los socialistas deben apoyar de la manera más decidida a los elementos más revolucionarios de los movimientos democrático-burgueses de liberación nacional de estos países y ayudar a su rebelión contra las potencias imperialistas que los oprimen» (Lenin, 1916. Citado en Galasso, 2007:31).

De este modo, el leninismo –a partir del rol protagónico que asume luego de la re-volución bolchevique– le da fuerza a algunos debates que atraviesan la problemática de la «cuestión nacional»: los países periféricos ya no deben esperar a la «civilización capita-lista» para pensar en la revolución –«la cadena se corta por el eslabón más débil»– y es conveniente desarrollar articulaciones tácticas con sectores no proletarios, «golpear juntos, marchar separados».

Pero los pilares sobre los que se edificará la matriz de la izquierda nacional no provienen de las agrupaciones de izquierda, sino de sectores yrigoyenistas. Será en el surgimiento de la emblemática FORJA en donde se estructurarán de manera concisa los lineamientos de esta «nueva izquierda», a partir de figuras como Arturo Jauretche y Raúl Scalabrini Ortiz.22 Todo el andamiaje ideológico de esta matriz descansa en una nueva hermenéutica sobre la historia nacional, un revisionismo «anti-imperialista» y «anti-liberal» que se centra en

22 La Fuerza Orientación Radical de la Joven Argentina fue una organización formada por sectores yirigoyenistas que se acercaron al peronismo, entendiéndolos como experiencias de gobierno nacional-populares.

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la crítica a la alianza fundacional entre las élites gobernantes –la clase terrateniente y la burguesía comercial porteña– y las potencias imperialistas, principalmente Gran Bretaña en primer lugar y luego los Estados Unidos.23

A partir de la irrupción del peronismo, aquellas grandes líneas que los pensadores de la incipiente izquierda nacional habían reconocido en la gestión yrigoyenista, adquieren una materialización más visible. El peronismo es considerado por estos pensadores como un punto más alto del enfrentamiento entre el «pueblo nacional» y la «oligarquía antina-cional». Por eso apoyarán al movimiento peronista reivindicando en él sus intentos de un desarrollo nacional de la economía argentina, enfrentando a la oligarquía terrateniente aliada al capital inglés y norteamericano, y apoyándose en un modelo obrerista en el que los sectores populares asumirán un rol central.

Pero no será hasta los años de proscripción y de «resistencia peronista» que la «izquierda nacional-popular» adquirirá entidad propia y se constituirá en una referencia relevante en el universo del pensamiento de izquierda en nuestro país. A los planteos de Forja se le suma ahora el intento de intelectuales que manifiestamente buscan conectar el pensamiento nacional-popular con el marxismo. Marcados por el masivo apoyo de las clases trabajadoras al peronismo, intelectuales como John William Cooke, Rodolfo Puiggrós y Juan José Hernández Arregui destacaran los «componentes revolucionarios» que se alojan en el interior del peronismo, discutiendo especialmente con la izquierda tradicional que sólo ve en el peronismo una experiencia burguesa protofascista.24

De este modo, en la época en que surge la «nueva izquierda», el peronismo será una de las referencias más importantes. Así, la «izquierda nacional» se erigirá como un actor de peso en el universo de la izquierda a partir de la constitución de una variada cantidad de formaciones políticas que adherirán a sus principales lineamientos. Sectores provenientes del PC (Rodolfo Puiggros), del PS (PSA de Vanguardia), del trotskismo (Au-relio Narvaja, Esteban Rey, Jorge Abelardo Ramos) se fueron acercando a «posiciones nacionales» y toda una generación de militantes se vio fuertemente atraída por esta izquierda de nuevo cuño.

23 «La revisión de la historia ha puesto ya en evidencia que todos los conflictos (...) no han sido más que los distintos aspectos de la lucha entre el país que quería realizarse, según su modo americano y tradicional, y la finalidad británica de acomodarlo a su esquema imperialista; a eso tendía la desintegración territorial, comenzada en Alto Perú –como lo quería Rivadavia intentada por la segregación del Litoral, lograda con la separación de la Banda Oriental y culminada con la guerra del Paraguay.» (Jauretche, 2006:18). 24 Así se manifestaba Cooke sobre la «incomprensión de la izquierda»: «En el año 1945 Perón planteó perfectamente el problema nacional, acá hay una frase clave y que él de una manera o de otra la ha repetido siempre: ‘Cien años de explotación interna e internacional han creado un fuerte sentimiento libertario en el espíritu de las masas populares’. La izquierda inclusive no la entendió. Posiblemente si Perón en vez de decir una frase tan sencilla hubiese dicho: La dialéctica de la lucha de clases internas, en relación con la liberación de los pueblos semicoloniales en la época de la expansión financiera del imperialismo, se conjuga en una unidad dialéctica dentro de las coordenadas de la economía y de la historia mundial. Si lo hubiese dicho así, de esa forma, la izquierda tal vez lo hubiese reconocido como un hombre genial.» (Cooke, 1964).

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ENERO-ABRIL 2015 91La constitución de las matrices político-ideológicas

de la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica

política

La matriz autonomista

La matriz autonomista se constituye a partir de la discusión de una serie de puntos presen-tes –y centrales– en las matrices marxista-leninista, socialdemócrata (liberal-republicana) y nacional popular. Quizás el más sobresaliente tiene que ver con una nueva concepción del poder y por tanto, de la militancia, de la construcción política y de los medios y fines que han de guiar a la política radical. Los exponentes teóricos más emblemáticos de esta matriz los encontramos en el llamado obrerismo italiano en figuras como Tony Negri y Paolo Virno (Albertani, 2004 o Modonesi, 2005), como así también en la figura de John Holloway. En nuestro país podemos mencionar al Colectivo Situaciones como uno de los principales referentes teóricos de esta matriz.

Esta matriz político-ideológica busca romper con la idea del poder como centro, con-centrado en algún –o algunos– punto(s) privilegiado(s) de la ingeniería de dominación social. Para la matriz autonomista, es tiempo de romper con la idea –compartida por leninistas, nacional-populares y socialdemócratas– de concebir al Estado como el espacio privilegiado para pensar el poder. Asociado a esta redefinición del concepto de poder y vinculado a la relación entre medios y fines, aparecen otros dos valores centrales que resultan comunes al interior de esta corriente: la desburocratización de las estructuras y la democratización de las formaciones políticas (Svampa, 2006b:6, 2010:9; Kohan, 2010:31).

Como es sabido, muchos de estos elementos aparecen ya en las definiciones del anar-quismo argentino de fines del siglo XIX y principios del XX. En efecto, no resulta original vincular a la matriz ideológica autonomista con algunos antecedentes del anarquismo (Katz, 2005). Más allá de las especificidades espacio-temporales de cada experiencia, ejes como la desestatalización, desburocratización y democratización del poder, centrales en la matriz autonomista, sobrevuelan los debates anarquistas de fines del siglo XIX. Si lo que interesa es reconstruir los principales antecedentes de la matriz, parece justificado detenerse en algunos de los puntos más importantes de aquellos debates a modo de introducción para las definiciones más actuales del autonomismo.

El anarquismo, entre otros antecedentes relevantes, posee dos que adquieren especial trascendencia: en primer lugar, protagoniza, como una de las dos fracciones en disputa, el principal debate que se da en las primeras experiencias de la izquierda internacional moderna; en segundo lugar, constituye una de las dos corrientes que dieron los primeros pasos de la izquierda en la Argentina.

Los anarquistas argentinos, siguiendo los planteos de Proudhon y Bakunin, desdeñan la política de partidos y la idea construir un nuevo poder que asuma las funciones del Estado. El ideal libertario, como de allí se desprende, pone especial énfasis en la libertad como el principal valor que debe ser resguardado. Para ellos el poder es el enemigo de la libertad,

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y el Estado, como su expresión más acabada, no debe formar parte de la agenda socialista –en sentido amplio– más que para su disolución total.25

Como es sabido, el anarquismo cayó prontamente en desgracia y, de ser la principal corriente de la izquierda argentina en los inicios del movimiento obrero, fue languideciendo hasta casi desaparecer, mientras el socialismo reformista y luego el marxismo-leninismo se adueñarían de la escena.

Es en el marco de la llamada oleada neoliberal, del Washington Consensus y del «fin de la historia» que se reactivan varios de estos debates al interior del universo de la izquierda. Luego de años de hegemonía estatalista en la familia de la izquierda –refor-mismo, marxismo leninismo e izquierda nacional–, los resultados no se mostraban nada alentadores. Apoyados en algunos cuestionamientos de filiación (filo) posmoderna –como los de Foucault y Deleuze– hacia el marxismo tradicional, el debate sobre la naturaleza y características del poder se traslada a las discusiones sobre la política en general y sobre el rol de la izquierda en particular. En el momento en que el zapatismo y los movimientos globalifóbicos se presentan como las nuevas formas de lucha, surgen los lineamientos de la narrativa autonomista rescatando, como dijimos, algunos elementos centrales del corpus ideológico anarquista.

Como se dijo, uno de los representantes emblemáticos de esta matriz es el italiano Antonio Negri, quien en su célebre Imperio analiza las nuevas formas que adquiere el poder en las sociedades actuales y las implicancias que aquello trae para pensar en políticas radicales de transformación. Allí señala –junto a Michael Hardt– que la dominación y el poder en las sociedades posmodernas ya no pueden ser comprendidos según los paradigmas modernos en los que el Estado-nación poseía una centralidad excluyente. En la actualidad, dicen los autores, ya no resulta apropiado seguir pensando en términos de imperialismo –como la expansión de la dominación por parte de Estados-nacionales– sino más bien de imperio, entendiendo por esto un sistema de dominación descentrado, que rebalsa y trasgrede las fronteras nacionales mediante flujos de intercambio constante de dinero, acciones, capitales, recursos laborales, información, etc.

25 Vale la pena citar un fragmento de La Protesta Humana en donde se establece de modo claro y explícito las principales diferencias que los ácratas observan con sus pares socialistas, ya sean reformistas o revolucionarios: «El socialismo moderno divídese principalmente en dos fracciones que difieren en la táctica y en los medios para la realización de un ideal. Conócese una fracción con el nombre de socialismo autoritario o legalitario, y la otra llámase socialismo libertario o anarquista. Las doctrinas de Carlos Marx son las que sirven de base al socialismo autoritario. El socialismo libertario, iniciado por Proudhon y desarrollado por Bakunin, pretende la realización del ideal socialista por medios directos, francamente revolucionarios, sin admitir la lucha política, que cree inmoral y enervante, y sin recurrir a la intermediación de un Estado obrero que considera perjudicial y peligroso. Que una vez iniciada la revolución los campesinos hagan uso libremente de la tierra, que los mineros se incauten en las minas, que los trabajadores de la ciudad se incauten en las fábricas, talleres, etc., que el pueblo, en fin, efectúe directamente la expropiación y socialización de la producción, del consumo, del cambio, de la instrucción. Los socialistas libertarios, considerando que el Estado es poder, que el poder es tiranía, y que la tiranía es la negación de la libertad humana, dejan a la libre iniciativa de los individuos y las colectividades lo que los legalistas pretenden encomendar al Estado (La Protesta Humana, 18 de octubre de 1902. Citado en Pigna, 2004:370,371).

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ENERO-ABRIL 2015 93La constitución de las matrices político-ideológicas

de la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica

política

El tránsito del imperio se da a partir del ocaso de la soberanía moderna. En contraste con el imperialismo, el imperio no establece ningún centro de poder y no se sustenta en fronteras o barreras fijas. Es un aparato descentrado y desterritorializador de dominio que progresivamente incorpora la totalidad del terreno global dentro de sus fronteras abiertas y en permanente expansión (Negri y Hardt, 2002:12).26

Uno de los puntos centrales de estas definiciones, en relación a sus implicancias para la construcción y la práctica política, lo constituye la recuperación de la noción foucaultiana de biopolítica y biopoder. Según esta perspectiva, el poder logra introducirse, no sólo en las conciencias de los sujetos, sino también en los cuerpos y en la producción de la vida misma con el propósito de llevarlos a estados de alienación, de enajenación, llegando a constituir «una función vital, integral, que cada individuo apoya y reactiva voluntariamente.» (Negri y Hardt, 2002: 36).

Ante estas modificaciones se hace imprescindible repensar las estrategias de «militan-cia radical», no ya a través de las tradicionales instancias organizativas institucionalizadas (partido, sindicatos), sino construyendo contrapoder desde la multitud, en un escenario en el que las mediaciones políticas modernas ya no ejercen la influencia que ejercían. Esto es visto como una considerable ventaja.27 De esta manera, la militancia no será ya la búsqueda de la actividad representativa, sino la actividad constituyente, es decir «la resistencia se vincula inmediatamente a una inmersión constitutiva en la esfera biopolítica y a la formación de aparatos cooperativos de producción y comunidad.» (Idem:356), todas nuevas formas de sociabilidad y productividad social. Este es el espacio –el «no-espacio»– en el que ha de surgir el contrapoder, esa virtuosa combinación de resistencia, insurrección y potencia constituyente que, en la medida en que no se vea apresado por los mecanismos jurídicos, constitucionales, será la llave para la transformación radical de la sociedad (Negri, 2003:83).

Utilizando otros referentes teóricos y otros conceptos, John Holloway comulga con la esencia del grueso de las críticas a las concepciones estadocéntricas del poder en el seno de la izquierda (Holloway, 2003:73-74). Su punto de partida es comprender que el poder tiene dos sentidos antagónicos, que son: el «poder-hacer» (potentia) y el «poder-sobre» (potestas). El primero refiere al potencial creativo, a la capacidad de hacer y crear del ser humano; el que es –siguiendo a Marx– siempre social y el motor de toda transformación. El

26 De esta manera, los elementos que definen al imperio son: a) la falta de fronteras; b) la a-historicidad, se presenta como un orden que suspende la historia; c) el biopoder, como mecanismo de control social inmanente inclusive en los propios cuerpos; e) y como corolario de lo anterior, la proclamación del poder en nombre de la paz perpetua y universal (Negri y Hardt, 2002:13). 27 «Los conflictos sociales, que constituyen lo político, se enfrentan directamente entre sí, sin mediaciones de ningún tipo. Esta es la novedad esencial de la situación imperial. El imperio crea un potencial para la revolución mayor que el que crearon los regímenes modernos de poder porque nos presenta, junto con la maquinaria de mando, una alternativa: el conjunto de todos los explotados y sometidos, una multitud que se opone directamente al imperio, sin que nada medie entre ellos» (Negri y Hardt, 2002:341). Las cursivas son nuestras.

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«poder-sobre», por el contrario, se refiere al poder sobre las personas, sobre el otro. Quienes ejercen el poder sobre otros separan lo hecho del hacedor, es decir, dan inicio a lo que el joven Marx llamaba la alienación.

Del mismo modo que el poder-sobre separa lo hecho del hacer, la dominación capi-talista implica la separación entre el Estado y el proceso de explotación. De esta manera el Estado no es el sitio del poder, sino sólo un momento en el proceso de separar lo hecho del hacer.28 Desde estos supuestos es que resulta imprescindible pensar otras estrategias de militancia que rompan con las lógicas que apuntan a la conquista del Estado, que se subsuman a los canales de la participación política (estatal) y que pretendan la creación de un poder alternativo, un nuevo «poder-sobre».29

Ante esto, lo que se propone es construir nuevas formas de militancia que no se orienten a la conquista del poder del Estado, pero que tampoco reproduzcan en sus mismas estructuras las lógicas de dominación –mediante jerarquías y verticalismos– inherentes a la producción del poder-sobre. En este sentido, las luchas radicales no deben orientarse tanto a la construcción del contrapoder, sino más bien al desarrollo de un verdadero antipoder.30

Esta matriz ideológico-política fue sumando adeptos en distintas organizaciones políticas locales. Con sus bemoles y especificidades, fuerzas como Autodeterminación y Libertad, los Movimientos de Trabajadores de Desocupados, el Frente Popular Darío Santillán y el Colectivo Situaciones sintonizaron con buena parte de estas definiciones. Este último lo sintetiza de manera clara: «Ya no se trata de «dirigir» o «apoyar» las luchas sino de habitar activamente nuestra situación (…) de la emergencia de una nueva sociabilidad no capitalista como ética práctica del compromiso y materialización del contrapoder (…) de la disolución de las jerarquías» (Colectivo Situaciones, 2003:37). Si el objetivo ya no es la conquista del poder estatal, los caminos que conducían allí, deben ser abandonados.

28 «Una política que está orientada hacia el Estado reproduce inevitablemente dentro de sí misma el mismo proceso de separación, separando a los dirigentes de los dirigidos (…) [y] lejos de conseguir un cambio radical en la sociedad, conduce a la subordinación progresiva de la oposición a la lógica del capitalismo» (Holloway, 2003:74).29 «Si participamos de la política (…) estamos participando activamente en el proceso de separación que es el capital. (…) Que el Estado sea la forma predominante de organización de los opresores no es un argumento a favor para luchar a través del Estado, sino para desarrollar formas alternativas de lucha (…) El capital nos invita todo el tiempo a colocarnos sobre su terreno de lucha: si aceptamos ya perdimos antes de empezar (…) Mientras exista Estado, el capital lo va a controlar, simplemente porque el Estado es una forma burguesa de las relaciones sociales (…) No podemos decir que es necesario primero adoptar métodos capitalistas (luchar por el poder) para luego ir en el sentido contrario (disolver el poder)» (Holloway, 2001:187-188). 30 Cabe señalar que si bien contrapoder y antipoder, Holloway los presenta como conceptos antagónicos, las definiciones de contrapoder que proponen tanto Negri como el Colectivo Situaciones coinciden –al menos en lo fundamental– con la definición de antipoder que sugiere Holloway. Por ejemplo, Negri se detiene en aclarar que el contrapoder no pretende el reemplazo de «un poder por otro», –que sería lo mismo que plantean las posturas leninistas o reformistas–, sino la constitución de una nueva forma de potencia y sociabilidad: «es necesario que la actividad del contrapoder no tenga como objetivo la sustitución del poder existente. Ella debe proponer, al contrario, formas y expresiones distintas de libertad de las masas (…) por medio del contrapoder nosotros no queremos conquistar y hacernos del viejo poder sino desarrollar una nueva potencia de vida, de organización y de producción» (Negri, 2002:88).

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ENERO-ABRIL 2015 95La constitución de las matrices político-ideológicas

de la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica

política

La izquierda argentina: entre la tradición eurocéntrica y la construcción

autóctona de nuevos paradigmas

Como se ha dicho, la constitución de las matrices político-ideológicas de la izquierda argentina se desarrolló a partir de la importación de los debates de las internacionales socialistas y de las internas que allí se fueron desatando. En este sentido puede plantearse una distinción entre, por un lado, las matrices liberal-socialista, marxista-leninista y autonomista –a las que llamaremos «izquierda tradicional» para simplificar– y, por el otro, la matriz nacional-popular. Mientras que las primeras trasladan al país los debates europeos sobre las tácticas y estrategias políticas, la matriz nacional popular se caracteriza justamente por poner en discusión la pertinencia de trasladar debates foráneos y aplicarlos a la realidad local de manera casi lineal.

El surgimiento del peronismo en la Argentina constituyó un verdadero parteaguas en el campo popular argentino que continúa hasta la actualidad. La matriz nacional-popular se desarrolla especialmente poniendo en cuestión el análisis de la izquierda tradicional sobre el peronismo, el que fue considerado como una simple expresión del fascismo, homologándolo con las experiencias nazi-fascistas europeas.

La estructuración de las matrices político-ideológicas permite observar las grandes diferencias que se presentan en el universo de la izquierda, los puntos de desacuerdo fundamentales. La larga tradición en la que descansan los debates que estructuran las corrientes al interior de la izquierda en la actualidad dan una primera pauta del peso de las definiciones en la configuración del espacio político. Esto parece reforzado por la lógica programática mostrada por la izquierda, no sólo en sus cartas fundacionales rebosantes de detalles y precisiones, sino también en sus publicaciones periódicas que las reafirman sistemáticamente. En unas como en otras, las formaciones políticas de la izquierda esta-blecen con rigor el camino a seguir, un sendero por lo general estrecho y, por ello, proclive a bifurcarse a menudo. Buena parte de la estrechez y rigidez de los límites deviene de una fuerte apelación al saber científico como fuente de legitimación del discurso, en contraste a la no cientificidad del resto de los discursos identitarios.

Las identidades políticas pueden analizarse tanto en su dimensión dinámica como topográfica (Aboy Carlés, 2001). Son dinámicas porque son contingentes; su cierre es precario y sujeto a las modificaciones de la dinámica política. En tanto se inscriben en un campo de significación, son necesariamente relativas: su posición (dinámica) se define en la relación al resto de las fuerzas que participan en el escenario político: «identidad y diferencia son la condición y la inauguración misma de sentido».

La irrupción del peronismo interpeló brutalmente a las identidades políticas de la izquierda argentina. Éstas, inscritas en las lógicas que las originaron, observaron, analizaron y valoraron la experiencia peronista a través del lente propinado por las grandes definiciones

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que resultaban de los debates de las internacionales y de las dinámicas políticas europeas. Desde estos sistemas de creencias, el peronismo resultó inequívocamente una expresión del nacionalismo corporativista nazi-fascista en boga en el viejo continente. En efecto, fue principalmente a partir de la aparición del peronismo, que se pusieron especialmente de manifiesto estos rasgos de la constitución de las matrices político-ideológicas de la izquierda. De este modo, la matriz liberal-socialista exacerbó sus elementos liberales, alineándose con los sectores políticos más conservadores, mientras que la marxista-leninista se vio presa de las directrices soviéticas, como apéndice de su política exterior.

Es también, a partir de la reconfiguración política que provoca el peronismo, que surge la matriz nacional-popular como una manera de repensar las definiciones político-ideológicas de la izquierda. Desde esta nueva perspectiva, se buscó resignificar la experiencia peronista, rescatando sus componentes clasistas y obreristas, su antiimperialismo y el enfrentamiento con los sectores tradicionalmente concentrados de la política y la economía.

Los debates en torno a la significación del peronismo por parte de la izquierda se reactualizaron en los tiempos recientes a partir del surgimiento del kirchnerismo, una ex-presión de origen peronista que reivindica sus elementos más progresistas. El abanico de organizaciones políticas de la izquierda se vio necesariamente interpelado por la experiencia kirchnerista iniciada en el 2003, volviendo a alimentar la distinción entre la matriz nacional-popular y las de la izquierda tradicional.

La pertinencia de recorrer la constitución de las matrices de la izquierda estriba en el hecho de que, aún hoy, aquellas huellas de origen se hacen presentes y están en la base de los posicionamientos que las organizaciones de la izquierda asumen. La importación de debates y problemas, y la centralidad y fijación que tales elementos adquieren en su práctica política, parecen tener claras implicancias sobre sus actuales posicionamientos.

En el caso de la matriz liberal-socialista, la irrupción del peronismo exacerbó los rasgos liberales, a partir de la presencia de un modelo deseable de sistema político –atribuido a paí-ses «serios»– que constituye una referencia comparativa obligada. Mientras que en la década de 1940 esto se tradujo en la alianza del Partido Socialista con los partidos conservadores frente al peronismo, en la actualidad se manifiesta en una férrea oposición al kirchnerismo, exacerbación de elementos liberales y duras críticas a los «populismos» latinoamericanos.

La matriz marxista-leninista hoy se ve especialmente representada por su vertiente trotskista en el llamado Frente de Izquierda y de los Trabajadores. Aquí la persistencia de aquellos elementos constitutivos se vuelve manifiesta cuando estas organizaciones asumen una dura crítica a todos los procesos latinoamericanos pos-neoliberales que se han venido desarrollado en el continente. Para estas organizaciones, tanto los gobiernos de Chávez, de Evo Morales, Correa, Lula Da Silva y, por supuesto, el kirchnerismo, son entendidas como

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de la izquierda argentina

Las huellas de origen y sus implicancias en la práctica

política

estrategias de los grandes poderes capitalistas para contener los verdaderos procesos re-volucionarios de sus pueblos.

Las organizaciones más cercanas a la matriz autonomista han reconsiderado algunos de los planteos originales del anarquismo que antes aparecían más visibles. En este camino, valoran positivamente las experiencias pos-neoliberales latinoamericanas extranjeras, pero marcando una persistente distancia con el caso del kirchnerismo.

Pareciera que la constitución de las matrices político-ideológicas de la izquierda arrastra hasta la actualidad buena parte de sus marcas de origen. El eurocentrismo, el cientificismo, el economicismo, la teleología histórica y el esencialismo clasista son algunos de los elementos que atraviesan la mirada de las organizaciones de la izquierda tradicional. La emergencia de procesos políticos sui generis de corte progresista y que buscan desandar buena parte del camino trazado por los gobiernos neoliberales, no se traduce en simpatías ni acercamientos, sino más bien en la reedición de un antagonismo radical que en no pocas oportunidades los encuentra codo a codo con los sectores liberal-conservadores de la política autóctona y regional.

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ENERO-ABRIL 2015 99RECIBIDO: DICIEMBRE 2014

ACEPTADO: ABRIL 2015

ResumenA nivel mundial existe un consenso sobre la lucha contra la pobreza como un objetivo primordial de las políticas públicas. En ese sentido, la «pobreza» se convierte en un tema prioritario en la agenda gubernamental y su reducción o erradicación se torna relevante en las metas de las políticas públicas.Sin embargo, la existencia de diversos «referenciales» (Muller, 2010) y modos de operativizarla pobreza, son una limitante a la hora de formular e implementar las políticas. En este contexto, se encuentran políticas que difieren tanto en su contenido como en la población objetivo catalogada como «pobre». Lo que explica de algún modo por qué las políticas al no tener un consenso, no logranel impacto esperado, y la pobreza se constituyeen una situación pertinaz, difícil de resolver.

Palabras clavePolíticas públicas / Referencial / Pobreza / Pobres

AbstractGlobally, there is a consensus on the fight against poverty as a key objective of public policies.In that sense, «poverty» becomes a priorityin the Government agenda and its reduction or eradication, becomes relevant in the public policy goals. However, the existence of different «references» (Müller, 2010) and waysof operationalizing poverty are a limiting factorwhen it comes to formulating and implementing policies. In this context, policies that differ are both, in its content and in the population objective is classified as «poor». What explains in some way,why policies having no consensus, not achievethe expected impact, and poverty is a persistent, difficult to resolve situation.

Key words Public Policies / Reference / Poverty / Poor

pp. 99-119

* Este artículo toma algunos apartes del examen comprensivo del Doctorado en Ciencias Sociales con especialización en Estudios Políticos de Flacso-Ecuador, presentado por la autora en el 2012. ** Profesora e investigadora la Pontificia Universidad Javeriana de Bogotá (Colombia).Doctora en Ciencias Sociales con Especialización Estudios Políticos y Master en Desarrollo Rural. Correo-e: [email protected]

La pobreza y las politicas públicas: del referencial global al sectorial*

JANETH-PATRICIA MUÑOZ-ERASO**

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Janeth-Patricia Muñoz-Eraso

Introducción

En la Cumbre del Milenio de la ONU celebrada en 2.000 en Nueva York, 149 países ratificaron el compromiso de combatir la pobreza en el periodo 1990 y 2015 a través de la reducción a la mitad del porcentaje de personas cuyos ingresos fuesen inferiores a un dólar por día. A partir de ese escenario, la lucha contra la pobreza, se inscribió en la agenda gubernamental y en el objetivo común de muchos países a nivel mundial. Y su reducción o erradicación en la meta de las políticas públicas.

No obstante, existe un debate continuo sobre las nuevas conceptualizaciones de la pobreza y sus métodos de medición, lo que conduce a que varios grupos de personas sean caracterizadas como «pobres», generando diferentes políticas para la reducción de la pobreza. Pero, a pesar de la variedad de perspectivas, cada vez más las reflexiones frente a este tema tienden a preocuparse por mirar la pobreza más allá de un enfoque economicis-ta, traducido en bajos ingresos e insuficiencia de bienes materiales, hacia una mirada más sociológica, que incluye aspectos cualitativos relacionados con los derechos, las capacidades y titularidades. Esto repercute directamente en la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas.

Tomando como categoría de análisis el «referencial» de Pierre Muller, en este artículo se revisan las diferentes conceptualizaciones de la pobreza, los distintos enfoques y métodos de medición, y se examina la pobreza rural, asumida como el referencial sectorial de la política, por tratarse del campo de intervención donde se sitúa la mayor población que vive bajo esta condición y en el que el rostro de la pobreza adquiere un significado particular. Esto facilita la comprensión de las orientaciones que han tenido las políticas y permite contestar a la pregunta ¿De qué pobreza y pobres estamos hablando?

El texto está dividido en cuatro secciones. En la primera, se establecen las diferentes interpretaciones o «referenciales» en torno a la pobreza, los pobres y sus métodos de medición. En la segunda parte se trata la pobreza en el escenario rural como el referencial sectorial. En la tercera sección se hace una reflexión en torno a la pobreza, los pobres y las políticas públicas. Por último se presentan las conclusiones.

Diferentes pobrezas, diferentes pobres, diferentes mediciones

En el análisis de las políticas públicas,1 una primera inquietud que surge es conocer la situa-ción percibida como insatisfactoria o «problemática». En el caso de las políticas de lucha contra la pobreza, preguntarse qué se entiende por pobreza o cómo se concibe a los pobres

1 El análisis de las políticas públicas consiste en «examinar una serie de objetivos, de medios y de acciones definidos por el Estado para transformar parcial o totalmente la sociedad así como sus resultados y efectos» (Roth, 2009:28) .

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ENERO-ABRIL 2015 101La pobreza y las politicas públicas:

del referencial global al sectorial

es el punto de partida para comprender, en primera instancia, cuáles son las orientaciones

que tienen las políticas en esta materia. Encontrar una respuesta no es fácil y depende de

la representación social y política que se haga del problema y de la población objetivo, o

sea de la «pobreza» y de los «pobres», lo cual, a partir de la perspectiva de Pierre Muller

corresponde al «referencial» de la política pública, que tiene que ver con «una imagen de

la realidad sobre la cual se quiere intervenir. Es en referencia a esta imagen cognitiva que los

actores van a organizar su percepción del problema, confrontar sus soluciones y definir sus

propuestas de acción» (Muller 2010: 115).

De este modo, para Muller, el «referencial» de las políticas tiene que ver con la

visión que se tiene del puesto y del papel del sector considerado en la sociedad. Así

por ejemplo:

Las propuestas que se pueden hacer en cuanto a una política de salud dependerán de la representación que se hace del estatuto de la enfermedad en la sociedad moderna (y más allá de la imagen de la vida y de la muerte) y del estatuto del personal encargado de poner en marcha los sistemas de cuidados. Es así como una política pública esencialmente curativa descansa en una representación de la salud como ausencia de enfermedad, donde un estado de buena salud se define negativamente por ausencia de enfermedad (Muller 2010: 115-116).

En esa perspectiva, las políticas de lucha contra la pobreza dependerán, por lo tanto,

de la interpretación y representación que de la pobreza y de los pobres se haga. En este

punto, la literatura registra una gama de conceptos en torno a la pobreza, los cuales

han ido evolucionado, pasando de una visión unidimensional cuantitativa (estrictamente

económica) hacia un examen más sociológico, integral y polifacético, producto del in-

terés que surge en las investigaciones por conocer los contextos específicos en que se

desenvuelve la gente pobre y que la muestra en sus dimensiones culturales, ambientales,

territoriales, demográficas, socio-políticas, de género y hasta cognitivas.2 Así, se encuentran

interpretaciones que relacionan la pobreza con niveles bajos de ingresos, con necesidades

básicas insatisfechas, con situaciones de exclusión3 social y con la carencia de dotaciones,

titularidades y capacidades.

2 En un trabajo de campo que la autora realizó en el 2002 en el marco de la investigación género y pobreza en Colombia, desarrollada por la Universidad Javeriana de Bogotá, al preguntarles a hombres y mujeres afrodescendientes sobre lo que significaba para ellos la pobreza, las respuestas fueron muy variadas: partían de la ausencia de ingresos, pasando por la carencia de vivienda, educación, salud y todo tipo de activos, hasta sentimientos de inseguridad. En una experiencia particular, una mujer asoció la pobreza con «no tener a Dios».3 Dicho término se usa cuando «se quiere llamar la atención acerca de la gran desigualdad que impera en América Latina, pero existe un vacío teórico y definiciones tautológicas acerca del concepto» (Fleury, 1999 citado en Schteingart, 2000:3).

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¿Cuál pobreza?

La complejidad del término «pobreza» se evidencia en la gama de referenciales que de

ella se hace y que reflejan la dificultad para encontrar una interpretación formal de este

concepto. Mientras que para Schreuel (2003:2) pobreza significa «exclusión»: «exclusión

de los beneficios, exclusión de la participación en los procesos de cambio, significa no tener

acceso a servicios y derechos esenciales», autores como Schteingart (2000) y Boltvinik

(2000) coinciden en ver la pobreza en sus múltiples dimensiones. Para Schteingart (2000:2)

la pobreza además de ser multidimensional, «es un fenómeno heterogéneo y multifacético

que no puede reducirse al análisis del ingreso o del acceso a un conjunto de bienes de

consumo» y Boltvinik considera que:

El bienestar de los hogares y las personas dependen de seis fuentes: a) el ingreso corriente, b) los activos no básicos y la capacidad de endeudamiento del hogar, c) el patrimonio familiar, d) el acceso a bienes y servicios gratuitos, e) el tiempo libre y el disponible para trabajo doméstico, educación y reposo y f) los conocimientos de las personas (Boltvinik, 2000:1-2).

Desde entradas más humanas y sociológicas, un autor como Amartya Sen, aborda la pobreza como «una carencia de dotaciones iniciales de los individuos, que pueden poner en acción capacidades que hacen posible el ejercicio de derechos a través de los cuales es posible obtener una mejora de la calidad de vida de las familias» (Sen, 1981, citado en Schteingart, 2000:4). Perspectiva que condujo a Sen a proponer el enfoque de «capacidades y derechos», como una alternativa diferente de ver la pobreza. Bustelo (2000:15) bajo una mirada psicológica, argumenta que «el pobre no es tan sólo pobre porque tiene carencia de bienes materiales, sino porque además es hecho pobre para constituirlo como dependiente de quien le da la dádiva y administra favores».

Por su lado, Kageyama y Hoffmann (2006:82), asocian la pobreza con la alimentación. Observan que la pobreza posee «una esencia absoluta e irreducible», de tal forma que «uno de sus elementos obvios es el hambre y la inanición, y, sin importar cuál sea su posición relativa en la escala social, ahí donde existe hambre ciertamente existe pobreza». Y Walter Belik, que aborda la pobreza bajo un lente más normativo, sostiene que:

Para entender la pobreza es necesario entender las relaciones de titulación (entitlement relations), concebidas como un conjunto de derechos encadenados, partiendo desde los derechos más simples sobre la propiedad de las tierras y sobre su propio trabajo y llegando a las relaciones más complejas como el acceso al crédito, por ejemplo» (Belik, 2007/s.p).

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ENERO-ABRIL 2015 103La pobreza y las politicas públicas:

del referencial global al sectorial

En el ámbito rural, la mirada hacia la pobreza también es diversa. Pérez y Pérez (2002:40) la asumen como «una manifestación que se da principalmente por la falta de acceso a salud, educación, seguridad social y servicios». Webster (2004) y Khan (2001) van más allá y la conciben además de un fenómeno multidimensional, como un asunto de «naturaleza compleja» (…) que no puede ya ser interpretado como simple expresión de insuficiencia en la renta agropecuaria (Webster,2004:3-5), sino como una situación que está relacionada, entre otras cosas, con aspectos culturales, climáticos, de mercado, género y de políticas públicas. «Los pobres de las zonas rurales presentan una gran diversidad, tanto en cuanto a los problemas que deben enfrentar como a las posibles soluciones a esos problemas», argumenta Khan (2001:1). Para Abramovay (2006:52) la comprensión de la pobreza rural exige que «se estudien las diferentes actividades de los miembros de los domicilios rurales, los procesos migratorios, el envío de dinero de los que se van a la ciudad, la contribución de las transferencias públicas y los modos de asegurar la reproducción por medio de las finanzas informales». Bajo esta mirada, los pobres rurales acuden a diversas actividades económicas («estrategias de supervivencia») para lograr su sustento, entre las cuales la agricultura a menudo representa una parte minoritaria.

¿Erradicar, reducir, luchar o superar?

Las políticas públicas definen, «obligatoriamente, metas u objetivos por lograr, definidos en función de normas y valores» (Meny y Thoenig, 1992 citado en Muller, 2010:66). Por lo tanto, es clave revisar las denominaciones que adquieren y los objetivos que pretenden. En el caso de las políticas de lucha contra la pobreza se observa que común e indistintamente se utilizan en los objetivos términos como «erradicar», «reducir», «superar», etc., sin caer en cuenta que tras estos apelativos existen propósitos concretos que van desde la elimina-ción de la pobreza, hasta el cumplimiento gradual de metas de reducción. Así lo demuestra Verdera (2007:245), en un esfuerzo de clasificación de las denominaciones de las políticas de lucha contra la pobreza (cuadro 1).

Del cuadro 1 se extrae el sentido que adquieren las políticas de acuerdo a sus deno-minaciones y objetivos. Unido a esto, vale tener en cuenta que las políticas conllevan una mezcla de apelativos, que remiten a determinar su orientación y la manera en que se está conceptualizando y enfrentando la pobreza, tal como lo plantea Francisco Verdera:

Se parte de «se tiene» una concepción y una visión implícitas. Se busca una definición operativa de pobreza (ingresos, NBI) o varias. Se centra la atención en los resultados de la medición de la magnitud de la pobreza y, en menor medida, de las características –carencias– de la población pobre. Finalmente, se considera su localización para fines de focalización de los programas (Verdera 2007:246).

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Este rápido recorrido conceptual es el punto de partida para determinar cómo se está pensando la problemática de la pobreza y los objetivos que mueven las políticas en esta materia. Al respecto, una primera conclusión que surge es que existen variados referenciales para interpretar la pobreza, que van desde representaciones cuantitativas hasta concepciones cualitativas, que a grandes rasgos dejan entrever tres entradas: 1) una perspectiva monetaria, o sea la falta de ingresos suficientes para suplir las necesidades de la gente; 2) una perspectiva multidimensional, en la cual los ingresos se constituyen en un tópico más para ver el fenómeno; y 3) una perspectiva sociológica/psicológica, que ve la pobreza desde un plano humano y cognitivo, en el cual aspectos como las capacidades de la gente, los derechos, el entorno, la cultura, entre otros, son relevantes al momento de su interpretación.

Ahora bien, es a partir del referencial que se haga de la pobreza que se identificará y cuantificará la población afectada por esta condición. Pero, ¿cómo se hace cuando hay tantos y variados referenciales? En este punto surge otro problema y es la identificación de los pobres, como se muestra enseguida.

Cuadro 1

Denominaciones de las políticas de lucha contra la pobreza

Denominacionesde las políticas

Objetivo/meta Concepción implícita

Eliminar la pobreza, que noexistan pobres

Alivio a grupos vulnerables.Asistencia y apoyo que puedeser permanente o temporal

Eliminar la pobreza extrema

Eliminar la pobreza extrema a la mitad de la tasa del 2000 en el 2015

Aumentar oportunidadesmediante mayor acceso

a educación, salude infraestructura

Mantener o aumentar el gasto público social en períodos de crisis

No se puede tolerar que existapoblación pobre

La responsabilidad es de sólo atender a los grupos vulnerables. La pobreza se

debe a los atributos de esos grupos

Lo grave y prioritario es la pobreza extrema

Los países muy pobres tienenlimitaciones para reducir

completamente la pobreza extrema

Pobreza por falta de oportunidades de los individuos para que progresen

Papel responsable e interventor del Estado con política fiscal contra-cíclica

Erradicación

Reducción

Reducción depobreza extrema

Reducciónde la pobreza extrema

a la mitad

Superación

No aumento

Fuente: Verdera (2007: 245).

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ENERO-ABRIL 2015 105La pobreza y las politicas públicas:

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¿Quiénes son los pobres?

Las políticas afectan, bien por su contenido o por su efecto, a un público muy diferente. Por lo tanto, la identificación de la población objetivo es otro elemento relevante en el análisis de las políticas públicas, tal como lo señalan Meny y Thoenig (1982) citados en Muller (2010:68): «una política pública tiene un público (o más bien unos públicos), es decir unos individuos, grupos u organizaciones cuya situación está afectada por esa política». En el caso de las políticas de lucha contra la pobreza es evidente que la población objetivo son los «pobres». Sin embargo, ¿quiénes son ellos?, ¿acaso son los que no tienen ingresos?, ¿o los que no tienen las necesidades básicas satisfechas?, ¿o los que no tienen «capacidades»?, ¿o los que tienen privaciones?, ¿o son los que viven en la zona rural?, ¿o quizás son los que «no tienen a Dios»? (como lo contestó una mujer afrodescendiente de la costa pacífica colombiana). Como se observa, encontrar una respuesta homogénea tampoco es fácil, porque se abren una gama de posibilidades conceptuales que remiten a la revisión de los principales enfoques que tratan de determinar quiénes son los pobres y bajo qué parámetros se los puede medir.

Para nuestros propósitos, a continuación se revisan cuatro perspectivas basadas en los referenciales que de la pobreza se ha hecho y que ven a los pobres bajo diferentes enfoques: 1) Ingresos; 2) Necesidades básicas; 3) Derechos humanos; y 4) Capacidades.

El enfoque basado en los Ingresos es el más tradicional e «identifica la pobreza con un déficit en el consumo (o ingreso) de algunas líneas de pobreza» (Landerchi y Stewart, 2003: 9). De este modo, si un individuo no es capaz de llegar a estas líneas es considerado «pobre». En este sentido, la pobreza puede ser absoluta o relativa. En el primer caso, es pobre «absoluto» cuando no cuenta con ingresos suficientes para satisfacer las necesidades de alimentación básicas. En el segundo caso, es pobre «relativo» cuando sus ingresos son inferiores a la mitad o menos de la media de ingresos que perciben, en un contexto concreto, las personas u hogares. Esta última noción se usa más actualmente para determinar bajo qué situación una persona puede considerarse pobre.

La pobreza basada en los ingresos ha sido criticada por varios especialistas, como Amartya Sen, quien argumenta que «utilizar una línea de pobreza que no varíe entre las personas, puede ser muy equivocado para identificar y evaluar la pobreza» (Sen 1996: 68). Aunque «el crecimiento económico es el principal objetivo del enfoque de ingresos, este crecimiento no refleja adecuadamente quien ha sido beneficiado o si se está o no disminu-yendo la pobreza» (Kanbur y Squire, 1999:17), ni tampoco evidencia la multidimensionalidad de éste fenómeno como lo señalan Cohen y Franco (2006:34):

Las definiciones y mediciones basadas en el ingreso –que posibilitaría el consumo para satisfacer las necesidades alimentarias y de otro tipo– como aproximación al bienestar son limitadas debido a que solo recurren a la dimensión económica, y por tanto reducen la visión de un fenómeno que es heterogéneo y tiene múltiples dimensiones.

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Desde nuestra perspectiva, la generación de ingresos no trae implícito que automá-ticamente se dará la satisfacción de las necesidades básicas y de las capacidades de las personas, porque la gente puede percibir diferentes tipos de pobreza que no pueden resol-verse necesariamente a través de la generación de ingresos. Por ejemplo, en el escenario rural, muchos pobladores cuentan con ingresos que, si bien les permiten solventar algunas necesidades básicas, debido a la complejidad del territorio en que se mueven no pueden acceder a educación, a servicios de salud o a factores de producción como la tierra. En otros casos (como en Colombia) su libertad, sus capacidades y titularidades se ven limitadas por los actores al margen de la ley (guerrilla, narcotraficantes, paramilitares) que interactúan a diferente nivel e inciden en la gobernabilidad de los territorios rurales.

El enfoque relacionado con las Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI) se refiere a «la existencia de necesidades más allá de los ingresos que tienen que ser satisfechas para tener un nivel de vida decente» (Kabeer, 2003:79). Considera igualmente pobre a un hogar que indistintamente tenga uno, dos o tres NBI. Es decir, la pobreza por NBI va a depender del número de necesidades que el hogar no puede satisfacer. Este método distingue dos condiciones de pobreza: pobreza no extrema, cuando se tiene una necesidad insatisfecha y pobreza extrema, cuando el hogar tiene dos o más necesidades básicas insatisfechas. Para Morley (2003:24):

Generalmente, las NBI incluyen el acceso a la educación básica, la atención de salud y el saneamiento, la vivienda mínima y, en algunos casos, el empleo. Al definir la pobreza de este modo, se amplían los campos de acción de los gobiernos, porque la mayoría de las necesidades básicas, salvo la vivienda o el empleo, son bienes suministrados por el sector público.

Para Barneche et al., (2010:33) aunque el método NBI

...tiene la gran ventaja de permitir la focalización de la pobreza y la elaboración de ma-pas de pobreza a nivel distrital cuando se utiliza como fuente de información los censos nacionales», (...) presenta las siguientes limitaciones: a) todos los indicadores utilizados tienen el mismo peso; b) considera igualmente pobre a un hogar que indistintamente tiene uno, dos o tres NBI; c) considera igualmente pobre a un hogar en donde hay 1 ó más niños que no asisten a la escuela; y d) por facilidades de medición se privilegia a los indicadores de vivienda (Barneche et al., 2010:33).

Si bien éste enfoque va más allá de la generación de ingresos y hace énfasis en las limitaciones que tienen las personas en cuanto a los bienes y servicios que les permita satisfacer sus necesidades, es claro también que se centra en aspectos materiales. Al igual que con el enfoque de ingresos, consideramos que aunque las personas tengan satisfechas

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sus necesidades básicas, esto no quiere decir que automáticamente se verá resuelta su condición de pobreza. Retomando el ejemplo del escenario rural, algunos de su habitantes pueden contar con vivienda, saneamiento básico, o acceder a los servicios de salud, pero si no tienen ingresos para comprar los medicamentos o para los útiles escolares, o para el transporte ¿qué sucede?, o si tienen resueltas sus NBI y perciben los ingresos suficientes, pero no cuentan con las condiciones necesarias de seguridad, libertad, bienestar, etc., ni con las capacidades humanas básicas para mejorar su vida, entonces nos encontramos frente a otro tipo de pobres, que nos son vistos tampoco por este enfoque.

Asociado al enfoque NBI, se registra el Método Integrado de Medición de la Pobreza (MIP), el cual combina los enfoques de ingresos y el de necesidades básicas insatisfechas. Con este método Barneche et al., clasifican a la población en los siguientes cuatro grupos:

Pobres crónicos son los grupos más vulnerables porque tienen al menos una NBI e ingre-sos o gastos por debajo de la línea de pobreza. Pobres recientes, es decir, aquellos que tienen sus necesidades básicas satisfechas pero que sus ingresos están por debajo de la línea de pobreza. Pobres inerciales, son aquellos que tienen al menos una necesidad básica insatisfecha, pero sus ingresos o gastos están por encima de la línea de pobreza. Integrados socialmente, es decir los que no tienen necesidades básicas insatisfechas y sus gastos están por arriba de la línea de pobreza (Barneche et al., 2010:33).

Para los autores citados, el MIP presenta la ventaja de reconocer segmentos diferen-ciados entre los pobres y, por lo tanto, permite definir las políticas económicas y sociales; pero tiene la desventaja de que el porcentaje total de pobres siempre resulta mayor que el que proporciona cualquiera de los dos métodos que integra.

El enfoque basado en los Derechos Humanos observa la relación entre los derechos humanos y la pobreza haciendo énfasis en la gama de dimensiones culturales, sociales y políticas del fenómeno. En esa vía, la pobreza es vista de manera integral porque no sólo es la ausencia de ingresos sino también «la ausencia de bienes físicos y sociales tales como el empleo, la salud, la integridad física, la protección contra la intimidación y la violencia, la participación en el entorno social, político y cultural; y la posibilidad de llevar una vida con respeto y dignidad» (PNUD, 2007:7). Por este motivo, el enfoque basado en los derechos humanos:

Utiliza la legislación de los derechos humanos como un marco para el logro de la reducción de la pobreza. Lo hace por medio de la aplicación de los valores intrínsecos (por ejemplo, la no discriminación y la participación) y los principios básicos de los derechos humanos (tales como la indivisibilidad y la interdependencia de los derechos humanos, los roles de los titulares del deber y de los titulares de derechos) en la planificación, implementación,

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monitoreo y evaluación de los programas y proyectos para la reducción de la pobreza (PNUD, 2007:11).

Si se tiene en cuenta que los derechos humanos se constituyen en las garantías ju-rídicas universales que protegen a las personas y el fenómeno de la pobreza es tanto una causa como una consecuencia del incumplimiento de todas las categorías de los derechos humanos (civiles, políticos, económicos, sociales y culturales), es claro que sin un mínimo vital de recursos materiales y bienes físicos y sociales es imposible que los individuos puedan gozar plenamente de cualquiera de estos derechos. En consecuencia, se están vulnerando los derechos y las personas no pueden escapar de la pobreza. Esta situación es más explícita en los territorios rurales, donde el desplazamiento forzado es una muestra contundente de la vulneración de los derechos humanos.

Entre los valores y principios para la práctica basada en los derechos humanos se encuentra la participación. Se afirma que la única forma en que los pobres pueden superar sus dificultades es participando directamente en los procesos de desarrollo. En ese sentido, se han desarrollado métodos participativos como el Diagnóstico Rural Participativo (DRP),4 que se ha convertido en una herramienta clave de los organismos de desarrollo para abordar la participación comunitaria. Cornwall (2003) argumenta que los métodos participativos reconocen temas como ciudadanía, derechos e inclusión; tópicos relevantes en el examen de la pobreza.

La interrelación de los derechos humanos y la reducción de la pobreza ha tomado fuerza en los últimos años. Sin embargo, para el PNUD «aún queda mucho por hacer para obtener una aceptación programática del vínculo entre ambos conceptos» (PNUD, 2007:7).

Finalmente, el enfoque, de capacidades5 define la pobreza como «la privación o la falla en alcanzar ciertas capacidades mínimas o básicas. Donde capacidades básicas son la capacidad de satisfacer ciertas funciones cruciales hasta ciertos niveles mínimos adecuados» (Sen, 1993 citado en Verdera, 2007: 41). Esa perspectiva se centra en «las vidas humanas, y no sólo en los recursos que la gente tiene» (Sen, 2009:253). Esto quiere decir que la pobreza no debe medirse sólo por el acceso a bienes materiales y sociales, sino que es preciso que los individuos tengan la «capacidad» de utilizarlos eficazmente, en procura de su libertad y bienestar. Según Comim (2008:163) «el ejercicio valorativo requerido por el enfoque de las capacidades consiste en la identificación y ponderación de objetos de valor en los cuales las personas puedan hacer o no hacer». En otras palabras, este enfoque pretende ir más

4 Chambers (1994) define el DRP como «una familia en etapa de crecimiento en cuanto a enfoques y métodos que le permiten a la población local compartir, mejorar y analizar su conocimiento de la vida y de sus condiciones, para planificar y actuar».5 Propuesto por Sen (1993) para identificar niveles mínimos aceptables de ciertas capacidades básicas (por debajo de las cuales se considera que las personas padecen de privaciones escandalosas) y que puede proporcionar un enfoque diferente de la pobreza.

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allá de la noción de que los individuos son solamente pobres con base en su ingreso o sus NBI y considera la privación de capacidades humanas básicas. No obstante, este enfoque ha sido igualmente cuestionado debido a su baja especificación. «El hecho que no hay una definición de qué capacidades son relevantes para que una persona pueda dirigir su vida, hace difícil poder medir la pobreza» (Comim, 2008:163).

En términos generales, las medidas más utilizadas para determinar quién es o no pobre se han desarrollado bajo los criterios de ingresos (Alkire, 2005; Robeyns, 2006). Claro está que el enfoque de capacidades ha llegado a ocupar un lugar destacado, tanto a nivel teórico como político, como lo destaca Robeyns (2006:2) cuando señala que dicho enfoque «ha capturado la imaginación de un número creciente de investigadores, responsables políticos y otros actores públicos». Así mismo, se observa que la mayoría de los métodos distinguen la pobreza con base en la severidad de esta condición para definir los pobres absolutos y los pobres relativos, o los pobres no extremos y los pobres extremos.

Para cerrar esta parte, podemos decir que, según los enfoques presentados, los pobres se pueden clasificar en cuatro categorías: 1) pobres monetarios; 2) pobres que no acceden a bienes y servicios; 3) pobres que no pueden ejercer ni sus derechos ni su ciudadanía; y 4) pobres que no cuentan con las capacidades para llevar una vida digna. Claro está que dichas categorías son complementarias entre sí, porque, por ejemplo, los pobres monetarios son también aquellos que no pueden acceder a los bienes y servicios, sólo que esto se capta de forma indirecta a través del ingreso. Es a través de los ingresos que es posible cubrir las necesidades de los hogares y personas que lo conforman. En otras palabras, se verifica a través de los medios (en este caso el ingreso o el gasto de los hogares) la existencia o no de la condición de pobreza. Es decir, en las dos primeras categorías la conceptualización básica es similar, lo que difiere es la forma de aproximación a la realidad del concepto.

Complementario a los diferentes enfoques presentados, están los métodos de medición que aportan las estadísticas sobre la cantidad de personas afectadas por la pobreza. En este asunto, los datos tampoco coinciden, como lo veremos a continuación.

¿Cuántos son los pobres?

La tercera cuestión importante en el análisis de las políticas públicas es la cuantifica-ción de la población objetivo. Los enfoques antes presentados, especialmente los que tienen que ver con los ingresos y las capacidades, se han tomado como referencia para el desarrollo de herramientas para contabilizar a la población en situación de pobreza. Mientras el enfoque de ingresos se pone en operación a través de la medición de la «línea de pobreza» y es acogido por el Banco Mundial para comparar la pobreza en diversos países, el enfoque de capacidades es admitido por el PNUD para construir el «Índice de Pobreza Humana» (IPH).

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La medición por medio de la «línea de pobreza» se hace contabilizando a los pobres bajo el parámetro de US 1 a US 2 dólares de ingresos diarios. Así, se considera en pobreza absoluta a todas aquellas personas que viven con menos de U$1 diario y en pobreza rela-tiva aquellas que viven con menos de U$2 diarios. Para Reddy (201: 5-7) las deficiencias metodológicas de medición de la pobreza bajo éste método se evidencian en los últimos cálculos de la pobreza mundial realizada por el Banco Mundial, que indica cómo en el 2008 este organismo calculó la pobreza sobre la base de una nueva línea de pobreza de US $ 1.25, que para el investigador es una línea de pobreza no solo errónea y poco útil, sino además es problemática para fines políticos. Y, por tanto, argumenta que se debe dar poco peso a las estimaciones de pobreza del BM en el seguimiento del primer Objetivo de Desarrollo del Milenio (ODM) de reducir la pobreza y el hambre a la mitad desde 1990 a 2015. Coincidiendo con éste planteamiento, el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) opina que «es probable que las cifras sean considerablemente más elevadas si se mide la pobreza en relación con las líneas nacionales de pobreza en lugar de hacerlo en relación con la línea de pobreza comparable internacionalmente de 1,25 dólares al día» (FIDA, 2011: 16).

El cálculo por el IPH en lugar de utilizar los ingresos para medir la pobreza se basa en tres dimensiones: «la supervivencia, el conocimiento y el nivel de vida digno medido por la esperanza de vida, la alfabetización, el acceso a servicios de salud, agua potable y el porcentaje de niños malnutridos menores de cinco años» (PNUD, 1997:18) . A pesar de que abarca un ámbito más amplio que la línea de pobreza, este índice también ha sido criticado y sustituido recientemente por el «Índice de Pobreza Multidimensional (IPM)»,6 que incluye más indicadores que el IPH e identifica las múltiples carencias que sufren los hogares en salud, educación y niveles de vida.

La aplicación de diferentes métodos para medir la pobreza conlleva no solo a una contradicción en los datos que la refieren, lo que respalda lo dicho por Reddy (2011) y por el FIDA (2011), sino también a identificar diferentes grupos de «pobres». Mientras que la línea de la pobreza acoge un solo dato, el enfoque multidimensional muestra a la gente pobre a partir de diferentes aspectos de sus vidas. Así se puede ver en el Informe sobre Desarrollo Humano del PNUD (2010) que registra cómo la tercera parte de la población de 104 países en desarrollo, o sea alrededor de 1.750 millones de personas, viven en la pobreza multidimensional. Esta cifra supera a los 1.440 millones de personas (que bajo el enfoque

6 Este índice utiliza microdatos de encuestas de hogares y, a diferencia del Índice de Desarrollo Humano ajustado por la Desigualdad, todos los indicadores necesarios para construir la medida deben provenir de la misma encuesta. Cada persona de un determinado hogar se clasifica como pobre o no, dependiendo de la cantidad de privaciones a las que está sometida su familia. Luego, estos datos se agregan en la medición nacional de la pobreza (PNUD, 2010:241).

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de ingresos) viven con menos de US$1,25 al día en esos países, pero es menor al número de personas que vive con menos de US$2 al día (PNUD, 2010:8).

Los problemas conceptuales y metodológicos mostrados para tratar la pobreza dejan ver que no existe un método de carácter multidimensional, pero a la vez diferenciado,7 que vaya más allá del aspecto económico de la pobreza y de las necesidades que de ella se derivan, y en ese sentido que observe de manera profunda la problemática de la pobreza en contextos específicos; asunto que no es tan fácil si se considera que definir la pobreza, como un estado susceptible de medición, es bastante complicado.

El rostro de la pobreza rural: el referencial sectorial

La política pública existe

...solo en la medida en que señala su campo de acción (social, económico, exterior, etc.), y admite explícitamente una distribución de la realidad en distintos campos, sectores y territorios. Esta distribución revela ya de por sí una concepción del mundo. De esta forma, cada política pública tiene su campo de intervención reservado que puede ser objeto de varios subterritorios y subdivisiones para los cuales se fijan objetivos más específicos» (Roth, 2009a:28).

En términos de Muller se trata del «referencial sectorial» de las políticas, el cual tiene que ver «con la representación del sector, de la disciplina o de la profesión. Su primer efecto es delimitar las fronteras del sector que se quiere intervenir, como la agricultura» (Muller 2010: 122). En el caso de las políticas dirigidas a luchar contra la pobreza, el referencial sectorial corresponde al campo de intervención: urbano y rural

El campo urbano tiene una delimitación más clara y se puede ver con las estadísticas que presentan indicadores concretos sobre esa zona. En cambio, el campo rural presenta un referencial en el cual la pobreza adquiere un rostro particular, porque refleja un «sistema de interacciones diverso, complejo y dinámico» como lo diría Kooiman (2005), que marca una gran diferencia con el contexto urbano, ya que:

Es diverso: porque los grupos con mayor probabilidad de padecer pobreza rural son los pequeños agricultores, los campesinos sin tierra, los pueblos indígenas, los pescadores pequeños y artesanales, los refugiados, las personas desplazadas, los pastores nómadas y los hogares encabezados por mujeres. Lo que evidencia una variedad de pobres.

7 En Colombia se está viendo un avance importante para determinar un enfoque para medir la pobreza. En la reunión del 5 mayo del 2014, el Grupo «Diálogo Rural en Colombia», presentó el Índice de Condiciones de Vida (un indicador multidimensional para la medición de la pobreza), el cual demostró que mientras todas las áreas urbanas colombianas se encuentran por encima del mínimo de calidad de vida establecido por la Constitución del país, todas las zonas rurales se encuentra por debajo de dicho mínimo (http://www.rimisp.org/inicio/noticia.php?id_=389).

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Es complejo: por los conflictos que se tejen en el escenario rural y que incrementan la pobreza, como se puede apreciar en el caso colombiano donde el conflicto armado que ha vivido el país en las últimas décadas ha afectado especialmente a las zonas rurales;8 ocasionando, por un lado, el desplazamiento de un sinnúmero de población rural y, por el otro, se ha convertido en un obstáculo para que los usuarios rurales accedan efectivamente a las políticas promovidas para su beneficio.

Es dinámico: por las interacciones, alianzas, modos de regulación y todo tipo de rela-ciones a multinivel que se dan entre los diferentes actores que en este sector confluyen y que tienen relación con diferentes variables como: la etnia (indígenas, negros, campesinos); la actividad productiva (agrícola, pesquera, pecuaria, minería, artesanía, etc.); formas de producción (colectiva: microempresas, famiempresas, cooperativas, etc.; e individual: jorna-leros, comercializadores, empleados, etc.).

Según las cifras reportadas por los diversos organismos nacionales e internacionales (ODM, 2011; FIDA, 2011; DANE, 2014), a diferencia de la zona urbana, la zona rural concentra la mayor población que vive bajo condiciones de pobreza; en consecuencia, «las diferencias de progreso que aún persisten entre áreas urbanas y rurales, siguen siendo abrumadoras» (ODM, 2011:5). Situación que en el 2003 la Plataforma Mundial de Donantes para el Desarrollo Rural ya lo anunciaba cuando señalaba «la conciencia que se estaba dando entre las agencias nacionales e internacionales de desarrollo en cuanto a que las metas de reducción de la pobreza no podrán ser alcanzadas si no se logra reducir la pobreza rural» (Global Donor Platform, 2003, citado en Dirven, 2004:8).

Ahora bien, aunque la tendencia general ha sido mostrar la brecha que existe entre lo urbano y lo rural, es importante señalar un problema relevante que se presenta en la conceptualización de «lo rural». Al igual que la definición de la pobreza, no existe un criterio único para la definición de este término. Algunas definiciones sobre «lo rural»sugieren una heterogeneidad en el concepto porque «no existe una ruralidad, sino múltiples. Heteroge-neidad rural que depende de los criterios de análisis del investigador, por ejemplo, físico-naturales (ecosistemas y recursos naturales), localización espacial, sistemas productivos y relaciones de mercado; recursos culturales y étnicos (valores y patrimonio histórico); y político-institucionales»(Llambí y Pérez, 2007:41).

Esta situación trae implicaciones directas sobre las investigaciones, las cifras y las políticas públicas en materia de la pobreza rural. Algunos ejemplos:

8 Situación que pudo observar la autora en el 2008 en el marco de la investigación «TLC, mujer rural y derecho a la alimentación». En el trabajo de campo llevado a cabo, en el departamento del Chocó, concretamente en el corregimiento de San Francisco de Ichó, un grupo de mujeres rurales, productoras de caña de azúcar, conviven con grupos al margen de la ley. Es a partir de estos escenarios donde comienzan los obstáculos estructurales que impiden el ejercicio pleno de los derechos sociales, económicos, culturales y políticos de la población rural colombiana.

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La clasificación de la pobreza que realizó en 1995 el Fondo Internacional de Desarrollo Agrícola (FIDA) como producto de una investigación realizada en Filipinas, Somalia, Oriente Próximo y África del Norte, evidencia cinco tipos de pobreza rural:

Pobreza intersticial. Enclaves de pobreza, en contextos de poder, riqueza y propiedad de bienes, caracterizados por su privación y enajenación de los bienes materiales. Pobreza periférica. Este tipo de pobreza es la que se localiza en áreas marginales, principalmente entre los pequeños agricultores y los sin tierra, sobre todo en tierras altas de algunas regiones y en tierras agrícolas marginales. Pobreza traumática o esporádica. Es aquella causada por calamidades naturales o sociales, como las guerras, sequías, inundaciones, plagas y desplazamientos laborales que pueden producir pobreza ocasional con serias incidencias de desnutrición. Pobreza por hacinamiento. Este tipo surge generalmente a partir del crecimiento poblacional en áreas de alta productividad agrícola que mantienen a grandes poblaciones rurales. Pobreza endémica. Es aquella causada por baja productividad y una base de recursos pobre, que resultan en: bajos ingresos, desnutrición y problemas de salud (Spicker, et.al., 2009:240).

Al cuantificar los pobres rurales, el informe 2011 «La pobreza rural» del FIDA estima que la población del mundo en desarrollo sigue siendo más rural que urbana: alrededor de 3.100 millones de personas, es decir, el 55 por ciento de la población total, vive en zonas rurales. Pese a los enormes progresos conseguidos en la reducción de la pobreza en algunas partes del mundo durante el último par de decenios –sobre todo en Asia Oriental–, todavía hay alrededor de 1400 millones de personas que viven con menos de 1,25 dólares al día y cerca de 1000 millones de personas que padecen hambre. Al menos el 70 por ciento de la población muy pobre del mundo es rural y una gran proporción de las personas pobres y hambrientas son niñas y jóvenes; cifras construidas bajo el enfoque de ingresos y que el propio FIDA reconoce que pueden ser considerablemente más elevadas «si se mide la po-breza en relación con las líneas nacionales de pobreza en lugar de hacerlo en relación con la línea de pobreza comparable internacionalmente de 1,25 dólares al día» (FIDA, 2011: 16).

La falta de consenso sobre la definición de «lo rural», porque «...la utilización de indicadores de servicios para el área rural presenta problemas conceptuales. En la medida que el área rural es, en mayor proporción, un ámbito casi natural, al utilizar los mismos indicadores del área urbana, se estaría sobreestimando la pobreza de este ámbito» (Barneche et al, 2010:33). Esta cuestión ya la había advertido Martine Dirven al analizar los objetivos de desarrollo del milenio en su primera meta de reducción de la pobreza y del hambre con una mirada específicamente rural y agrícola, encontrando que la mayoría de países no han progresado lo suficiente, en especial en las zonas rurales, debido a que en la región no se le ha dado mucho énfasis ni tampoco en los mismos ODM que, excepto por los objetivos

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relacionados al agua potable y alcantarillado, no hicieron consideraciones especiales en cuanto a la población rural, porque entre otras cosas:

Lo que se considera como ‘población rural’, responde a criterios diversos, arbitrarios y dicotómicos. La ‘población rural’ de América Latina obedece a la sumatoria de la población que se categoriza como ‘rural’ según el criterio de cada país. Hay áreas denominadas rurales, pero que responden a una frontera ficticia y arbitraria, y en realidad son urbanas (...) ‘rural’ no es, ni de lejos, un concepto definido de manera homogénea por los países y que, si bien se puede considerar a ‘rural’ como una suerte de antítesis a la concentración y densidad poblacional urbana, se conforma de manera muy heterogénea a través del espacio (Dirven 2007:13-22).

En el caso colombiano, Pérez y Pérez (2002:38) resaltan que «el país enfrenta un problema de definición en lo que es la población rural. Se catalogan como urbanas todas las cabeceras municipales sin importar el número de habitantes y solo se considera como rural la población que se denomina resto».

En este marco, la improvisación frente a la interpretación de «lo rural» indica un proble-ma más en la cuestión de la pobreza, que repercute directamente en el referencial sectorial de la política, puesto que, al no haber claridad sobre el ámbito que se quiere intervenir, no se logra un acercamiento a la realidad en que viven los pobres rurales, ni mucho menos a cifras concretas sobre ellos. Asunto que, además de repercutir en la focalización de las políticas, limita la acción pública en esta materia.

Balance ¿de qué pobreza y pobres estamos hablando?

El recorrido conceptual expuesto anteriormente deja en evidencia las limitaciones que enfrentan las políticas públicas para tratar la pobreza. No hay acuerdo sobre la definición de la problemática: «la pobreza»; ni sobre la cuantificación de la población objetivo: «los pobres»; ni en la zona de intervención: «lo rural». De ahí que los diferentes métodos de medición de la pobreza lleven implícitos una definición conceptual previa de la problemática que pretenden calcular y su metodología plantee diversos procedimientos e indicadores para abordar las variables relacionadas con este fenómeno.

Esta situación tiene consecuencias directas en la formulación, implementación y evaluación de las políticas públicas. Si se tiene en cuenta que la pobreza se constituye en la variable dependiente de las políticas, y tópicos como el nivel de ingresos, el lugar de residencia, las condiciones de vida, las capacidades, el género y la edad, entre otros, son las variables independientes, entonces la problemática de la política «la pobreza», se define en función de la combinación de estos dos tipos de variables. Por ello, se evidencian una diversidad de referenciales, que se dirigen no solo a identificar la pluralidad de sujetos sobre

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quienes recae la condición de pobres, sino también a marcar la directriz de las políticas públicas que, de conformidad con las distintas variables planteadas, se pueden aplicar para corregir y subsanar los diversos factores inherentes al fenómeno de la pobreza, tal como se condensa en el cuadro 2.

• Pobres:absolutos• Pobres:relativos

• Pobres:conlimitaciones

• Pobres:conunaNBI• Pobres:condosomásNBI

• Pobres:crónicos• Pobres:recientes• Pobres:inerciales

• Pobres:mujeres• Pobres:hombres

• Pobres:urbanos• Pobres:rurales

• Pobres:intersticiales• Pobres:periféricos• Pobres:traumáticosoesporádicos.• Pobres:porhacinamiento.• Pobres:endémicos.• Pobres:negros• Pobres:indígenas• Pobres:campesinos• Pobres:desplazados

Cuadro 2

Los referenciales de la pobreza y las políticas públicas

Referencia L Población objetivo Directriz de las políticas

Fuente: elaboración propia.

Pobreza Pobres Objetivos

Por ingresos

Por capacidades

Por NBI

Por NBI e ingresos

Por género

Por campode intervención

Por referencialrural

Generación de ingresos y empleo

Desarrollo de capacidadesGeneración de ingresos y empleo

Acceso a alimentación, vivienda, salud, infraestructura, etc.Generación de ingresos y empleo

Acceso a alimentación, vivienda, salud, infraestructura, etc.Generación de ingresos y empleo

Desarrollo con igualdad y no discriminación de géneroGeneración de ingresos y empleo

Generación de ingresos y empleoDesarrollo microempresarial

Generación de ingresos y empleoDesarrollo productivoDesarrollo microempresarialAcceso a alimentación, vivienda, salud, infraestructura, etc.

La revisión sobre los referenciales de la pobreza y sus modos de cuantificación son el punto de partida para comprender la orientación que tienen las políticas públicas en esta materia. Es claro que el común denominador de las políticas se ha encaminado a la generación de ingresos monetarios y empleo, como estrategias clave para que las personas

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salgan de la pobreza. Esto se soporta con el referencial global promovido por los organismos internacionales y plasmado en los objetivos del desarrollo del milenio que «lee» la pobreza como falta de ingresos. De ahí que los países en desarrollo se comprometieron a reducir a la mitad entre 1990 y 2015 el porcentaje de personas cuyos ingresos fuesen inferiores a 1 dólar por día, lo que induce a que los países formulen e implementen políticas basadas esencialmente en el enfoque de ingresos. Colombia es un ejemplo de ello, las políticas de lucha contra la pobreza de los últimos gobiernos han apuntado a la generación de ingresos y empleo a través del desarrollo productivo y el fortalecimiento microempresarial.

No obstante, a pesar de la celebración de conferencias, cumbres y todo tipo de eventos, la creación de organismos especializados, y los esfuerzos no solo de las agencias interna-cionales sino de los mismos países para erradicar la pobreza en general y la pobreza rural en particular, el resultado no es satisfactorio. Se notan desfases e improvisaciones en el tratamiento de esta problemática no solo por la pluralidad de referenciales que de ella han surgido, sino también por la focalización de las políticas que se han preocupado más por instrumentalizar el término bajo un enfoque economicista, que por lograr luchar efectivamente contra la pobreza a través de un cambio estructural y diferenciando la creación sostenida de empleo productivo, y la reducción de la desigualdad social tanto urbana como rural.

En este contexto, la pobreza, analizada como un problema social relevante, se está convirtiendo en un campo donde con mucha facilidad se pasa de una perspectiva económica a una más social y humana que termina en orientaciones de política pública. Pero, el asunto va más allá de las múltiples interpretaciones y «del reconocimiento de la multidimensionalidad del fenómeno y la necesidad de superar los enfoques reduccionistas» como lo señalan Pérez y Mora (2006:12); el problema está en las divergencias que aún persisten para tratar el tema en diferentes ámbitos: «sobre la naturaleza del concepto (absoluta o relativa); el campo epistemológico en que se sitúa (estudios sobre el bienestar versus enfoque de capacidades); su contenido particular (desarrollo humano versus necesidades básicas); el objeto mismo de análisis (enfoques centrados en la privación versus enfoques centrados en el desarrollo) (Pérez y Mora, 2006:12) . A lo que se suman las divergencias respecto a la zona de intervención (rural o urbana); sus formas de medición (ingresos, necesidades básicas, capacidades), y objetivos de las políticas (reducción, erradicación, superación, alivio).

Conclusiones

La relevancia que la cuestión de la pobreza adquiere en el plano mundial se ve reflejada en los «Objetivos del Desarrollo del Milenio» que convierte a la pobreza en un tema prioritario en la agenda gubernamental de 149 países alrededor del mundo. De este modo, la reducción o erradicación de la pobreza es clave en las metas de las políticas públicas implementadas para estos propósitos. Sin embargo, al no haber claridad en la conceptualización de la

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pobreza, ni en quienes son los pobres, ni en los métodos de medición, ni en la definición de lo «rural», se producen desfases en su tratamiento porque los gobiernos trabajan con directrices internacionales y con diagnósticos parciales y heterogéneos que no permiten atacar el origen de la pobreza en contextos específicos. En consecuencia, es difícil diseñar políticas acordes a las realidades en que se desenvuelven los pobres tanto urbanos como rurales.

Si bien enfoques como el de «capacidades» han hecho una importante contribución al diseño de las políticas para reducción de la pobreza, se observa también que el enfoque de ingresos sigue ocupando un lugar relevante para comprender esta problemática. En algunos casos debido a la falta de datos relativos a las diferentes privaciones que tiene la gente, el enfoque de ingresos se convierte en una salida frecuente para dar una mejor aproximación sobre la pobreza y los pobres. Sin embargo, coincidiendo con Reddy (2011), los problemas conceptuales y metodológicos del examen de la pobreza requieren la adopción de un método totalmente diferente que necesita una coordinación internacional de las instituciones clave involucradas. Unido a esto, es importante integrar en el diseño de las políticas a los actores afectados por este problema, sólo así se podrá lograr una aproximación a la realidad de la pobreza en diferentes contextos.

Finalmente, ¿de qué pobreza y pobres estamos hablando? es la pregunta con la que partimos y que a este nivel quisiéramos contestar. Pero, ante el abanico de conceptualiza-ciones de la pobreza, de los pobres y de los diferentes modos de medición, nos atrevemos a responder que existen diversos referenciales de la pobreza: económico, material, físico, humano, cognoscitivo. Hay diferentes pobres: absolutos, relativos, extremos, no extremos; los que no tienen alguna o todas las necesidades básicas satisfechas; los que no cuentan con las capacidades necesarias para su desarrollo; los que no pueden ejercer plenamente sus derechos ni ciudadanía; los que no cuentan con Dios; los que se hacen pobres, etc. Hay referenciales sectoriales según la zona de intervención: urbana y rural, con la salvedad que no existe tampoco un criterio único para la definición de lo «rural», lo que agudiza aún más la situación de los pobres que allí habitan. Con esto podemos concluir dos cosas: 1) La pobreza como condición humana no permite una homogenización conceptual, porque son los pobres desde sus dinámicas y especificidades los que viven y sienten el problema bajo sus propios referenciales; por ello, la pobreza es difícil objetivarla, y 2) La pobreza como problema de política pública es una tarea inconclusa y se requiere seguir trabajando en su comprensión de manera coordinada y diferenciada, más que en imponer un modelo ideal para tratarla.

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ENERO-ABRIL 2015 121121RECIBIDO: NOVIEMBRE 2014

ACEPTADO: ABRIL 2015

ResumenEn el siguiente artículo abordaremos el estudio de un segmento específico de la elite empresaria, el grupo conformado por los dirigentes máximos de las empresas transnacionales de la Argentina, la elite empresaria transnacional (EET). Partiendo del estudio de las trayectorias recorridas por dichos individuos, analizaremos la relación que se establece entre las transformaciones económicas de los años 1990, y los cambios y continuidades que experimenta la organización de la EET. Específicamente, mostraremos que, si bien la extranjerización de la economía estimuló la emergencia de un nuevo perfil de dirigente con características más «globales», en algunos sectores (como es el caso de los servicios públicos privatizados) se mantiene la preferencia por directivos estrechamente vinculados al ámbito local y, en particular, al sector público-estatal.

Palabras claveExtranjerización económica / Elite empresaria / Empresas transnacionales

AbstractIn the next article will address the study of a specific segment of the business elite, the group formed by maximum leaders of Argentina, the elite of transnational corporations, the elite of transnational entrepreneur (EET). Based on the study of of the careers of these CEOs, we will look at the relationship established between the economic transformations of the years 1990, and changes and continuities experienced by the Organization of the EET. Specifically, we show that while the denationalization of the economy spurred the emergenceof a new leader with characteristics profilemore «global», in some sectors (as it is the caseof the privatized public services) remains preference by leaders strong linked to the local leveland, in particular, to public sector.

Key words Economic foreing figure / Elite of transnational entrepreneur / Transnational Corporations

pp. 121-149

* El siguiente trabajo forma parte de la tesis de maestría denominada Extranjerización económica, ¿internacionalización de las elites? Empresas transnacionales, elite empresaria y pautas de internacionalización en la Argentina del último cuarto del siglo XX, dirigida por Ana Castellani y Mariana Heredia, y defendida en marzo de 2014 en el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad de General San Martín (IDAES-UNSAM), Provincia de Buenos Aires, Argentina. ** Becario doctoral de la Universidad de Buenos Aires con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani y docente de la carrera de sociología de la UBA.Correo-e: [email protected]

La extranjerización económica y su impactoen la organización de la elite empresaria transnacional

de la Argentina (1989-2001)*

ALEJANDRO DULITZKY**

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Alejandro Dulitzky

Introducción

Numerosas investigaciones han señalado que, a partir de los años noventa del siglo pasado, comienza a consolidarse en la Argentina un proceso de extranjerización sumamente acele-rado: las empresas transnacionales pasan a ocupar un lugar central dentro de la estructura económica local, relegando a un segundo plano a las empresas de capital nacional. En efecto, desde esa década, no sólo las extranjeras son más numerosas dentro de las 100 empresas más importantes del país, sino que además concentran la mayor parte de la facturación y en muy diversos sectores de actividad (Azpiazu y Basualdo, 2009; Kulfas, Porta y Ramos, 2002).

En este marco, y a pesar de que constituyen la nueva elite económica de la Argentina, resulta llamativa la escasa atención recibida por los individuos que se posicionan al frente de estas empresas. ¿Quiénes son? ¿Cómo alcanzan esas posiciones? ¿Qué lazos guardan con la empresa? ¿Qué vinculaciones laborales y educativas establecen con la Argentina? ¿Y con el país del cual es originaria la firma? En otras palabras, poco o nada se conoce sobre quienes comandan las empresas extranjeras, devenidas las más importantes de la economía local a partir de la década de 1990.

En diálogo con la economía política, la sociología de las organizaciones y la sociología de las elites nos proponemos en este artículo dar cuenta de los cambios y continuidades experimentados en la organización de la elite empresaria transnacional (EET), y su relación con las transformaciones económicas de la última década del siglo XX. A partir del estudio de las trayectorias laborales y educativas recorridas por los presidentes de las empresas transnacionales que ocuparon los primeros puestos del ranking de ventas en la Argentina, entre 1976 y 2001, argumentaremos que la extranjerización económica que experimenta el país durante los años 1990 propició un incremento en los niveles de internacionalización1 que exhibe dicha elite, aunque con algunos matices. Si bien es cierto que, a diferencia del período previo (1976-1988), muchos de los presidentes de empresa transnacional son ahora ciudadanos extranjeros con escasas o nulas vinculaciones con el país, aún persiste, en un reducido grupo de empresas, una elite de individuos fuertemente arraigada al ámbito local y, en particular, al sector público-estatal.

A lo largo de este trabajo mostraremos que, si bien es posible establecer una relación afirmativa entre la extranjerización económica y la internacionalización de la EET, es preci-samente en la articulación, que se establece entre el Estado y las empresas transnacionales a lo largo del período, donde reside la especificidad de dicha internacionalización. En otras palabras, veremos que mientras mayor es la incidencia del Estado en un determinado sector de actividad (que entendemos tanto en términos de restricción, como de promoción

1 Entendida, según los parámetros de este estudio, como la formación en alguna institución educativa del extranjero (internacionalización educativa), o el desempeño de cargos privados en el exterior (internacionalización laboral).

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de las actividades económicas dentro del sector), menor es la internacionalización de las carreras recorridas por los dirigentes de las empresas transnacionales que operan en el mismo (situación que deja en evidencia la preferencia de estas empresas por dirigentes con perfiles más «locales»). En contraste con ello, a mayor apertura y desregulación, mayor la internacionalización exhibida por las carreras directivas (es decir, dirigentes con perfiles más bien «globales»).

La muestra para la realización de este estudio está conformada por un total de 54 presidentes de empresas transnacionales, de los cuales 34 ocuparon el cargo durante los años noventa, y los 20 restantes lo hicieron en el período previo. Si bien este artículo pone el foco en dicha década, para observar los cambios y continuidades en la organización de la EET y su vinculación con las transformaciones económicas del período, tendremos en cuenta a lo largo de la argumentación ciertos aspectos centrales de la etapa 1976-1988.2

Este artículo se divide en tres apartados. En primer término, expondremos las transfor-maciones operadas durante los años noventa en la relación establecida entre las empresas transnacionales, el Estado y el mercado (local y global). En segundo lugar, abordaremos el estudio de los cambios y continuidades en la organización de la EET del país durante esos años, prestando especial atención a los diferentes patrones de internacionalización que exhiben sus trayectorias laborales y educativas. Tercero, analizaremos la relación entre las transformaciones económicas señaladas en el primer apartado y la internacionalización de la EET entre los años 1989 y 2001. Por último, presentamos las conclusiones del trabajo.

Las transformaciones económicas de los años noventa del siglo XX:

la consolidación de la extranjerización

Los hechos y procesos que constituyeron la consabida extranjerización de la economía argentina, lejos de haberse presentado como un conjunto de fenómenos aislados, a con-tramano de las tendencias globales, tuvieron su origen en los cambios y transformaciones que experimentara la dinámica mundial del sistema capitalista en las últimas décadas del siglo XX. En este sentido, a los incrementos en los niveles registrados por las inversiones extranjeras a escala global, debemos agregar los importantes cambios cualitativos opera-dos en la lógica de despliegue de dichas inversiones que, como nunca antes en la historia,

2 Este trabajo está basado en los datos recogidos en el marco del Proyecto PIP 1350 (UNSAM-CONICET), bajo la dirección de Ana Castellani. Específicamente, fueron consideradas para la realización de esta investigación las trayectorias laborales y educativas de los individuos que ocuparon el cargo de presidente de aquellas empresas transnacionales que se han mantenido por un lapso no menor a los 3 años (no necesariamente consecutivos) dentro del ranking de las primeras 100 empresas de mayor facturación de la Argentina, durante el período comprendido entre los años 1976 y 2001. Siguiendo estos criterios, la muestra de empresas quedó compuesta por un total de 28 firmas de capital extranjero: 9 para el período comprendido entre los años 1976 y 1988; 12 para el período 1989-2001; y 7 que se mantuvieron entre las primeras 100 del país durante los dos períodos considerados. De esas 28 empresas surge la muestra de presidentes, conformada por un total de 54 individuos.

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incluyeron factores tales como un creciente peso de las fusiones y adquisiciones, así como una redefinición de los vínculos «intra-corporación» hacia una mayor articulación entre las diferentes filiales y sus casas matrices, tanto en el plano comercial como en el tecnológico y productivo (Chudnovsky y López, 2001: 11).

Según refleja el trabajo realizado por Charles Oman (1999) en el marco de la Organiza-ción para la Cooperación Económica y el Desarrollo (OECD), dicho incremento en el volumen y la movilidad de los capitales extranjeros se explica, en parte, por la intensificación de la «competencia» que llevaban adelante diferentes países del mundo por atraer inversiones. Una de las razones que explican esta acentuación es la aparición, durante los años 1980 y 1990, de numerosos mercados «emergentes» que trocaron sus viejos esquemas de proteccionismo económico por un conjunto de políticas activas de promoción y aliento a las inversiones extranjeras. En este proceso fue clave el rol desempeñado por China, que pasó de (práctica-mente) excluir la inversión extranjera a atraer, hacia 1990, más de 40 mil millones de dólares. Este hecho propició que otros países de Asia y del mundo occidental buscaran intensificar sus esfuerzos por atraer inversiones, en pos de mejorar su posición relativa en términos de compe-tencia (Oman, 1999: 14). Ello se complementa, a su vez, con la fuerte presión que ejercieron los países desarrollados y los organismos financieros internacionales por imponer un nuevo paradigma económico, caracterizado por la desregulación de los mercados y la liberalización de las políticas relativas al comercio y al flujo de capitales (idem: 14 y 15).

La economía argentina de los años noventa se presenta, en este contexto, como un escenario mucho más favorable para la inversión foránea y la radicación de empresas transnacionales que el período previo. El extraordinario aumento del endeudamiento ex-terno y las fuertes presiones de los acreedores extranjeros, los recurrentes desequilibrios macroeconómicos, la persistente profundización del proceso inflacionario y la incertidumbre generalizada en torno a los futuros senderos evolutivos de la economía local hicieron del período comprendido entre los años 1976 y 1988 un marco poco propicio para la inversión y radicación de capitales (Azpiazu y Kosacoff, 1986; Azpiazu, 1992; Basualdo, 2006).

En contraste, la década del noventa fue un período de notable crecimiento para el capital foráneo. En efecto, tanto si se considera la evolución del número de firmas transnacionales entre las 200 empresas más importantes del país (cuadro 1), como la participación de las mismas en el total de las ventas (cuadro 2), podemos constatar entre los años 1989 y 2001, un aumento considerable en la importancia relativa de las empresas transnacionales en la economía local. En contraposición a ello, se evidencia una fuerte retracción de las empresas estatales y de las firmas controladas por capitales locales. En palabras de Castellani y Ga-ggero (2012: 231), «si en las décadas de 1970 y 1980 los grupos económicos nacionales se transformaron en el eje central de un nuevo poder económico en la Argentina, la década de 1990 puede interpretarse como el fin de una etapa en la historia del empresariado local».

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en la organización de la elite empresaria

transnacional de la Argentina (1989-2001)

Según interpretamos de los numerosos trabajos e investigaciones sobre el tema (Chudno-vsky y López, 2001; Kulfas, Porta y Ramos, 2002; Basualdo, 2006, entre otros), el giro favorable

3 Siguiendo a Basualdo (2006: 152-153), las «Empresas Locales Independientes» son grandes firmas locales que actúan por sí solas, sin estar vinculadas por la propiedad con otras empresas de la misma u otra rama económica; los «Grupos Económicos Locales» comprenden aquellos capitales locales que detentan la propiedad de 6 o más firmas en diversas actividades económicas; las «Empresas Transnacionales Diversificadas» (también denominados «Conglomerados Extranjeros») son aquellas firmas extranjeras que controlan 6 o más subsidiarias locales, mientras que las «Empresas Transnacionales» controlan menos de 6; finalmente, las «Asociaciones» representan a los consorcios cuyo capital accionario es compartido por inversores del mismo o diferente origen.

Cuadro 1

Evolución de la cantidad de firmas por tipo de empresa,3 1989-2001

Promedio1976-1988

1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001Tipo de empresa

Estatales 22 18 19 8 5 3 1 1

Grupos económicos nacionales 57 68 66 65 56 49 37 35

Empresas locales independientes 38 38 39 40 38 30 25 27

Empresas transnacionales diversificadas 31 35 27 23 21 25 36 31

Empresas transnacionales 49 34 29 27 35 52 61 61

Asociaciones 3 7 20 37 45 41 40 45

Total 200 200 200 200 200 200 200 200

Fuente: elaboración propia con base en Basualdo (2006).

Cuadro 2

Distribución de las ventas totales de la cúpula según tipo de empresa, 1989-2001

Promedio1976-1988

1989 1991 1993 1995 1997 1999 2001Tipo de empresa

Estatales 33,1 32 28,9 5,1 3,4 2,1 1,3 1,6

Grupos económicos nacionales 22,1 25,9 24,5 24,6 25,1 22,7 18,6 16,8

Empresas locales independientes 8,7 10,7 10 13,2 12,5 10,1 8,7 9,9

Empresas transnacionales diversificadas 20 17,4 12,6 12,1 11,6 17,1 32,5 32,9

Empresas transnacionales 15,1 10,9 9,9 10,1 15,1 19,7 22,5 21,5

Asociaciones 0,9 3,1 14 35 32,3 28,4 16,4 17,4

Total 100 100 100 100 100 100 100 100

Fuente: elaboración propia con base en Basualdo (2006).

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hacia la inversión y radicación de capitales extranjeros que se observa en el país durante la última década del siglo pasado obedece, en líneas generales, a cuatro factores específicos.

En primer lugar, al dinamismo que adquiere el mercado interno a partir del fuerte au-mento de la demanda, que se produce como efecto del «shock» estabilizador generado por el Plan de Convertibilidad y que se extiende de forma ininterrumpida hasta 1994. Sancionado en abril del año 1991, el «Plan de convertibilidad» establecía la garantía legal de que las reservas internacionales de libre disponibilidad en poder del Banco Central respaldarían el total de la base monetaria en pesos a un tipo de cambio fijo de un dólar por cada peso. Además de controlar el espiral inflacionario que había empezado a gestarse en la década pasada, este esquema permitía a las empresas asegurarse una elevada ganancia en dólares como producto de la libre conversión de los ingresos generados en el ámbito local.

En segundo lugar, a la formación del Mercosur, que también operó como un elemento de fuerte peso al ampliar los horizontes comerciales del mercado argentino, en particular en sectores como el automotriz (Bastos, et al., 1999). Como apuntan Chudnovsky y López (2001: 117), el papel del Mercosur fue particularmente central en la industria automo-triz ya que, a partir del mismo, ciertas terminales ubicadas en el país incrementaron su importancia estratégica. Por ejemplo, las empresas transnacionales Fiat y Renault, que se habían retirado del país durante los años 1980, cediendo el control de sus licencias a firmas de origen mayoritariamente local, recuperaron el control de sus filiales a mediados de los noventa. Asimismo, retornaron al país las terminales estadounidenses de General Motors y de Chrysler.

Tercero, la apertura comercial y la desregulación de los principales mercados en los que operaba el capital extranjero. Entre los aspectos más destacables en relación a este punto se encuentra la aplicación, en el año 1993, de una serie de modificaciones en la Ley de Inversiones Extranjeras (sancionada originalmente en el año 1976) que acentuaba la tendencia hacia la liberalización de los diferentes mercados en que operaban los capitales extranjeros. Este nuevo texto no establecía requisitos, plazos ni condiciones para la remisión de dividendos (los cuales estaban exceptuados, a su vez, de cualquier tributación específica) y la repatriación de capitales. Tampoco planteaba exigencias de ningún tipo para materializar inversiones con capital foráneo, ya que toda firma o individuo contaba con un acceso irres-tricto al mercado de divisas. Las empresas extranjeras podían, asimismo, utilizar cualquier estructura corporativa reconocida por la ley local, participar en programas de investigación con financiamiento público y acceder al crédito en igualdad de condiciones que las argentinas.4

4 Una comparación de los diferentes regímenes regulatorios, vigentes en distintos países de América Latina para las inversiones extranjeras, permite apreciar que el marco jurídico argentino resulta, a simple vista, el más laxo en materia regulatoria: los capitales extranjeros pueden operar libremente en todos los sectores y actividades de la economía. Para más información al respecto, ver Dulitzky (2014).

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El sistema financiero, por su parte, también fue objeto de modificaciones que acentua-ron su grado de liberalización cuando, en 1994 se determinó la eliminación del «principio de reciprocidad», por el cual el BCRA sólo consideraba los pedidos de apertura de filiales bancarias por parte de instituciones provenientes de países que aseguraban un trato igua-litario a sus pares argentinas. De esta forma, se garantizó el mismo tratamiento para los bancos de capital extranjero y local.

Asimismo, y en línea con la intención de producir cambios regulatorios favorables para la inversión extranjera, la administración Menem se propuso mejorar las garantías en materia de transferencia tecnológica para las firmas extranjeras, a través de dos mecanismos: por un lado, las modificaciones a las leyes de propiedad intelectual y, por el otro, la eliminación del requisito de autorización de los contratos de transferencia de tecnología entre una subsidiaria local y su casa matriz (Chudnovsky y López, 2001: 120).

En última instancia, en materia de garantías para los inversores extranjeros, debemos mencionar la firma de una serie de tratados entre los que destacan la adhesión al Convenio Constitutivo del Organismo Multilateral de Garantía de Inversiones del Banco Mundial; la adhesión al Overseas Private Investment Corporation; la participación del Centro Internacional para el Arreglo de Disputas sobre Inversión (CIADI); y la firma de varios tratados bilaterales de protección de las inversiones con distintos países (Bohoslavsky, 2010; Stanley, 2004)

En cuarto y último lugar, se encuentra el programa de privatizaciones y el conjunto de «incentivos» específicos que lo acompañó. Como señalan Chudnovsky y López (2001), la sanción de la Ley de Reforma del Estado en 1989 (a partir de la cual el Estado declaró sujetas a privatización o concesión a un amplio grupo de empresas y actividades del sector público) se vio acompañada por un conjunto de privilegios que tenían como objeto mejorar (aún más) las condiciones de acceso para los diferentes inversores (en particular, los extranjeros). Por ejemplo, la decisión por parte del Estado de vender participaciones mayoritarias en cada una de sus empresas estimuló la presencia de inversores extranjeros que, de otra forma, podrían haber tenido mayor incertidumbre si el gobierno intentaba mantener el control o una participación significativa en la dirección de las empresas. Asimismo, se han ofrecido en general mercados cautivos y tasas de rentabilidad garantizadas a los operadores privados (por lapsos variables según el caso). Sin embargo, el «incentivo», que marcó una presencia significativa de inversores extranjeros en el negocio de las privatizaciones, fue la incorpora-ción, en gran parte de los pliegos sujetos a privatización, de una cláusula que establecía la participación obligada, dentro de los consorcios adjudicatarios, de operadores técnicos con experiencia en el negocio (y por ello, necesariamente extranjeros) (Azpiazu, 2002).

En este marco, y en un lapso comprendido entre 1990 y 1994, se transfirieron al sector privado numerosos activos estatales, entre ellos: una porción mayoritaria de la empresa petrolífera estatal (YPF era la empresa más grande del país en términos de facturación y

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una de las líderes en materia de exportaciones); los ferrocarriles (tanto de carga como de pasajeros); la compañía estatal encargada de la prestación de los servicios de transporte y distribución de gas natural; las principales firmas estatales de generación, transmisión y distribución de energía eléctrica; la Empresa Nacional de Telecomunicaciones; Aerolíneas Argentinas; los astilleros y las firmas siderúrgicas y petroquímicas de propiedad estatal; la administración de los sistemas portuarios; canales de radio y TV, entre otros (Abeles, 1999; Azpiazu y Vispo, 1994). Como señalan Kulfas, Porta y Ramos (2002: 17), durante esta etapa inicial, es precisamente el proceso de las privatizaciones y concesiones al sector privado el que impulsa la mayoría de los flujos de inversión extranjera. En efecto, entre 1990 y 1993, el 51 por ciento del flujo de inversión extranjera directa corresponde a operaciones de privatización de activos públicos.

En síntesis, durante esta etapa, la intervención del Estado en relación al capital extranjero estuvo caracterizada (al menos en virtud de sus rasgos predominantes) por la modificación de las principales regulaciones que limitaban su accionar en los diferentes mercados de los que participaba. En su mayoría, estas reformas estuvieron guiadas por una lógica que apuntaba a una menor participación del Estado como agente regulador de las actividades económicas. Esta situación marcó un fuerte contraste con la década previa, cuando el Estado mantuvo un control mayor sobre el accionar del capital extranjero, favoreciendo únicamente a un conjunto específico de empresas (y no del capital extranjero en general) que, por su carácter diversificado o su vinculación con los Grupos Económi-cos Nacionales, lograron aprovechar los diferentes «incentivos» estatales (tales como la inserción exportadora subsidiada, los diferentes programas de capitalización de deuda externa, la participación en los programas de promoción industrial y el acceso a compras privilegiadas por parte del Estado), manteniendo, de esa forma, su posición privilegiada dentro de la cúpula empresaria local.

Cambios y continuidades en la organización de la elite empresaria

transnacional

El análisis de las trayectorias laborales y educativas de los presidentes de las principales empresas transnacionales de la Argentina, entre los años 1976 y 2001, nos permite identificar tres agrupamientos distintos o tres modelos diferentes de carreras directivas (gráfico 1). En primer lugar, el de aquellos presidentes que acceden al cargo directivo a través de sucesivos ascensos al interior de la estructura organizacional de la empresa; en segundo término, el de aquellos que lo hacen por fuera de los límites de la organización; y, por último, una minoría conformada por quienes acceden al cargo por ser propietarios o accionistas de la empresa transnacional en cuestión.

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en la organización de la elite empresaria

transnacional de la Argentina (1989-2001)

En el primero de estos grupos, que denominamos carrera organizacional, se distinguen dos situaciones complementarias: a) «el caso de los argentinos» que realizaron la mayor parte de su carrera dentro de la filial local de la empresa; y b) «el caso de los extranjeros» que arribaron al país para ocupar un cargo directivo (entre ellos, la presidencia), siempre dentro de la misma firma en la que consumaron la mayor parte de su trayectoria laboral. Este último caso se presenta con mayor frecuencia durante la década de los noventa.

En el segundo grupo, conformado por quienes accedieron a la presidencia tras haber realizado una carrera nómade entre diferentes organizaciones, se destacan dos situacio-nes alternativas: a) la de aquellos presidentes que realizaron una trayectoria laboral «con circulación pública» (es decir, que ocuparon un cargo público en alguna agencia estatal); y b) la de los presidentes que exhibieron trayectorias «sin circulación pública» (es decir, que transcurrieron con exclusividad dentro del ámbito privado).

Por último, en la carrera de los propietarios es posible distinguir dos situaciones dife-rentes: la de aquellos individuos que son dueños directos o accionistas de la empresa o el holding controlante, y la de los miembros de la familia dueña y fundadora de la empresa o grupo. Cualquiera sea la situación, prácticamente no se registran durante esos años casos de propietarios o accionistas al frente de sus empresas. Ello deja en evidencia que la propiedad

Gráfico 1

Tipología de carreras directivas

Fuente: elaboración propia.

Carrera

organizacional

Carrera

nómade

Carrera de los

propietarios

«El caso de los

extranjeros»

(O. extranjeros)

«Sin circulación

pública»

(N. sin circulación)

«El caso de los

argentinos»

(O. argentinos)

«Con circulación

pública»

(N. con circulación)

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de los medios de producción ha perdido peso (al menos en las últimas décadas) como criterio de reclutamiento de las más altas dirigencias, y eso tanto por la forma de organización que en líneas generales exhiben las grandes compañías (Sociedades Anónimas), como por el origen de su capital (mayoritariamente extranjero).5

Con el fin de establecer los cambios y continuidades experimentados en la organización de la EET durante los años 1990, presentamos a continuación un análisis por separado de las primeras dos carreras mencionadas: la carrera organizacional y la carrera nómade.

La carrera organizacional

Al exhibir trayectorias vinculadas casi exclusivamente a una sola empresa, las carreras organizacionales resultan más homogéneas en su contenido que las de los otros dos mo-delos (propietarios y nómade): los individuos ingresan a la empresa en un puesto de baja jerarquía y comienzan una trayectoria de ascenso al interior de la pirámide organizacional hasta alcanzar, tras varios años de trabajo, los puestos más elevados.

Si bien este esquema se repite en todos los casos estudiados pueden identificarse, en función del recorrido realizado, dos sub-tipos complementarios de carrera organizacional: a) el recorrido de aquella persona que comienza su camino en alguna filial extranjera de la empresa transnacional y, tras ascender varios puestos dentro de esa misma oficina, arriba a la Argentina para ocupar el puesto de presidente en la filial local de la empresa; b) la trayec-toria de quienes inician su carrera en la filial local de la empresa transnacional y tras realizar diferentes ascensos (siempre dentro de la misma firma) acceden al puesto de presidente.

Mientras el primero de los esquemas señalados refleja la trayectoria recorrida por los presidentes extranjeros que realizan una carrera dentro de una misma organización, el se-gundo, por su parte, hace lo propio con los hombres nacidos en la Argentina. Llamaremos al primero de los sub-tipos «el caso de los extranjeros» y al segundo «el caso de los argentinos».

«El caso de los extranjeros»

Sin lugar a dudas, uno de los detalles más sobresalientes de este sub-tipo de carrera es que se desarrolla casi con exclusividad durante la década de 1990 (ver cuadros I y II del anexo). Como señalan Szlechter (2012) y Walter (1994), las trasformaciones, asociadas a la apertura comercial y a la desregulación de los mercados, estimularon a las empresas transnacionales a adoptar los principios de organización y gestión del management propios de los países

5 A través de diferentes estudios de caso, Heredia (2003, 2010 y 2011) muestra que el avance de estas grandes corporaciones (tanto las de origen local, como extranjero) y el correlativo predominio que las mismas ostentan en sus respectivos sectores de actividad, ha determinado que el grupo conformado por los propietarios de empresa y los miembros de las familias tradicionales ocupe un lugar más bien secundario en la sociedad argentina de las últimas décadas.

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centrales. El aumento en la proporción de presidentes extranjeros podría interpretarse, entonces, como una forma de acelerar la transición de las filiales locales hacia las formas más modernas de gestión, a partir de la experiencia y el know-how brindado por los nuevos directivos (quienes, en su mayoría, arriban desde los países centrales).

La estabilidad al frente del cargo en este sub-tipo de carrera resulta (en promedio) inferior a la que registra su complemento («el caso de los argentinos»). Puesto que es probable que la mayor parte de la vida de estas personas transcurra en un país distinto a la Argentina, no resulta llamativo que la permanencia al frente de las empresas en el caso de los extranjeros sea mucho más efímera que la que exhiben quienes nacieron en el país. Por otro lado, a diferencia de lo que veremos para «el caso de los argentinos», no encon-tramos en «el caso de los extranjeros» variaciones a lo largo del tiempo en relación a la permanencia en el cargo: mientras los extranjeros del período 1976-1988 presentan una estabilidad promedio de 3,3 años, entre 1989 y 2001 el promedio aumenta a tan sólo 3,7 años (ver cuadros I y II del anexo).

A diferencia de lo que acontece en las décadas previas, durante el período 1989-2001 encontramos un predominio de presidentes con formación de posgrado en administración de empresas (Master of Business Administration o MBA). En todos los casos, el país en el cual se ubica la institución académica donde realizaron sus estudios de MBA se corresponde con el país de origen del capital de la empresa transnacional. A modo de ejemplo, Javier Nadal Ariño, presidente de Telefónica entre 1995 y 1997, realizó un MBA en la Universidad de Deusto, San Sebastián, España; Axel Arendt, presidente de Mercedes Benz entre 1994 y 1998, hizo lo propio en la Universidad Técnica de Munich, Alemania; y, por último, Jordan Glenn, presidente de Coca Cola entre 1995 y 2001, cursó sus estudios de posgrado en administración de empresas en la Universidad de Stanford, California, EEUU.

«El caso de los argentinos»

Si bien las trayectorias de los argentinos que realizaron una carrera organizacional se encuen-tran fundamentalmente vinculadas a las filiales locales de aquellas empresas transnacionales que los contratan, debemos introducir la siguiente aclaración: mientras una pequeña minoría de los casos realizó su carrera exclusivamente dentro de la filial argentina, ingresando en los puestos más bajos y escalando progresivamente hasta alcanzar la presidencia, otros debieron trasladarse a alguna filial extranjera para luego regresar a la Argentina como presidentes de la división local. Esta última situación se presenta en el 76 por ciento de los casos, y es más frecuente de encontrar durante los años 1990.

Al igual que acontece con los extranjeros, la participación en el sector público no desempeña un rol relevante en el caso de los argentinos que han realizado una carrera

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organizacional. Prácticamente no se registran casos de individuos con trayectorias vinculadas a una única organización y, al mismo tiempo, experiencia laboral dentro del Estado.

La formación académica en este sub-tipo de carrera se distribuye fundamentalmente entre dos grandes grupos: los que alcanzaron el nivel de posgrado en administración de em-presas (MBA) y los que solamente realizaron estudios de grado en el área de las ingenierías. En el primero de los grupos mencionados se observa un elevado índice de internacionali-zación educativa: todos han realizado sus estudios en instituciones del exterior y, además, el país de la institución educativa se corresponde en la generalidad de los casos con el país de origen de la empresa transnacional. Por el contrario, aquellas personas que alcanzaron estudios de grado en el área de las ingenierías se formaron en diferentes universidades públicas del ámbito local (Universidad de Buenos Aires, Universidad Nacional de Rosario y Universidad Nacional del Litoral).

Uno de los aspectos más destacables al respecto de la formación educativa de los presidentes argentinos es el hecho de que no se registra a lo largo del período 1976-2001 un incremento en la proporción de posgrados en MBA, más bien todo lo contrario. En efecto, mientras el 75 por ciento de los presidentes argentinos posee título de posgrado en MBA entre 1976 y 1988, durante los años 1990 esta proporción disminuye al 45 por ciento de los casos. Esta situación marca un quiebre con los señalamientos que realizan Luci (2010 y 2012) y Szlechter (2012) en torno al conjunto formado por los directivos de rango medio y superior de diferentes empresas del país durante la década actual. Según los autores, en los últimos años, es posible advertir un incremento en la proporción de directivos que realizan estudios de posgrado en Administración de Empresas. Lamentablemente, el período que abarca este estudio impide constatar si la tendencia mostrada por los presidentes de empresa transnacional se revierte en la década actual, ajustándose de esa forma a las tendencias exhibidas por los directivos de rango inferior. De cualquier manera, y a partir de los datos encontrados, podemos afirmar que en el caso de la EET de la Argentina no se observa una relación directa entre el crecimiento profesional (el acceso al máximo cargo directivo de las empresas transnacionales) y la formación de posgrado en Administración de Empresas a lo largo del periodo 1976-2001.6

La carrera nómade

Agrupamos dentro de esta categoría a los presidentes cuyas trayectorias exhiben un re-corrido por distintas organizaciones privadas o públicas del ámbito local o extranjero. En

6 Según explica Luci (2012: 231), esto se debe a que en la Argentina, a diferencia de lo que sucede en otros países, la tradición pública que caracterizó al sistema educativo (con una amplia oferta gratuita desde el nivel primario al universitario), así como la relativamente escasa seg-mentación de circuitos diferenciales, derivaron en una baja relación entre una particular carrera educativa y el acceso a posiciones de privilegio.

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virtud de ello, las mismas resultan menos homogéneas en su contenido que las trayectorias organizacionales. Sin embargo, es posible encontrar en la mayoría de los casos al menos dos importantes regularidades. En primer lugar, la ausencia de un vínculo estrecho con la empresa transnacional en cuestión: más allá de haber ocupado el cargo ejecutivo por el que forma parte de este estudio, ningún individuo ha realizado su carrera al interior de la empresa, más bien todo lo contrario (su relación laboral con la misma se reduce únicamente a la ocupación de la presidencia). En segundo término, todos los casos exhiben una circulación laboral previa a la ocupación de la presidencia de la empresa transnacional por cargos de altísima jerarquía, tanto del sector privado como del sector público.

En líneas generales, y según evidencian las trayectorias recogidas (ver cuadros 1 y 2 del anexo), los principales contrastes con el modelo organizacional descripto en la sección anterior pueden resumirse en los siguientes puntos: 1) mayor proporción de presidentes argentinos; 2) la circulación pública se presenta con mayor frecuencia; 3) menores niveles de internacionalización educativa (baja proporción de presidentes con estudios en el extranjero); y 4) menores niveles de internacionalización laboral (baja proporción de presidentes que hayan desempeñado cargos privados en el exterior).

A pesar del heterogéneo abanico de recorridos encontrados pueden señalarse, dentro del modelo de carrera nómade, dos grandes agrupamientos: a) el de aquellos presidentes que se mantuvieron dentro del sector privado; y b) el de los presidentes que ocuparon cargos públicos en alguna instancia de su trayectoria laboral. Llamaremos al primero de estos casos, carrera nómade «sin circulación pública» y, al segundo, carrera nómade «con circulación pública».

Carrera nómade «sin circulación pública»

Dentro del universo de las carreras nómades, la ausencia de circulación pública se verifica tan sólo en el 33 por ciento de los casos y la totalidad de los mismos se desarrolla durante los años 1990. Si bien este modelo de carrera se corresponde en líneas generales con presidentes argentinos, los pocos casos de extranjeros se registran dentro de este sub-tipo.7

Del abanico de trayectorias nómade «sin circulación pública», podemos distinguir dos recorridos alternativos. Por un lado, encontramos a aquellas personas que llegan a presidentes tras haber realizado una carrera exitosa dentro del mismo sector de actividad al que corresponde la empresa transnacional en cuestión. Este es el caso, por ejemplo, de Jorge Mostany, quien, tras ocupar diferentes posiciones en empresas como General Motors Argentina y Autolatina SA, es seleccionado para presidir la filial argentina de la empresa Ford,

7 Por ejemplo, el chileno Rafael Fernández Morandé (Edesur), y los españoles Marcos Zylberberg (Edesur) y Carlos Fernández Prida (Telefónica).

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siempre dentro del mismo sector de actividad (el automotriz). Por otro lado, se encuentran los

individuos que ostentan la propiedad de una o varias empresas y, al mismo tiempo, ocupan

la presidencia de una empresa transnacional. Este es el caso, por ejemplo, de Manuel Antelo,

dueño del grupo Antelo SA y presidente en simultáneo de la empresa francesa Renault.

La estabilidad al frente del cargo para este sub-tipo de carrera exhibe un promedio un

tanto inferior a los 5 años. Para los nacidos en la Argentina, este promedio se eleva a casi

7 años, mientras que para los extranjeros disminuye a 2 años.

En cuanto al tipo de formación académica recibida, al igual que sucede con los otros

modelos descriptos, la muestra se distribuye fundamentalmente entre los que estudiaron

posgrados en MBA y los que alcanzaron, como última instancia, la formación de grado en

el área de las ingenierías. La internacionalización educativa (la formación exterior) se reduce

únicamente a los casos de presidentes extranjeros (cualquiera sea el tipo de formación recibi-

da) y a los argentinos con posgrados en MBA. Algo similar sucede con la internacionalización

laboral, salvo por el hecho de que en este caso, solamente los presidentes expatriados han

ocupado posiciones en el exterior.

Carrera nómade «con circulación pública»

El 65 por ciento de las trayectorias que se agrupan dentro del modelo nómade a lo largo

del período 1976-2001 muestra al menos una participación significativa dentro del sector

público.8 Este sub-tipo de carrera es, además, el que menor presencia de extranjeros posee

de todos los modelos reseñados hasta aquí: salvo el caso de José Estenssoro (YPF), de nacio-

nalidad boliviana, todos los casos que se agrupan en este formato pertenecen a individuos

nacidos en la Argentina. En adición a ello, es el sub-tipo que presenta los menores niveles de

internacionalización a lo largo del período 1976-2001 (tanto a nivel laboral como educativo):

el 70 por ciento de los presidentes no ha realizado ninguna experiencia internacional (ni

laboral, ni educativa) y tan sólo el 25 por ciento ha cursado estudios en el extranjero.9 El

único caso completamente internacionalizado es, precisamente, el de José Estenssoro (YPF),

quien además de haber realizado sus estudios universitarios en el Rensselaer Polytechnic

Institute de Nueva York, donde obtuvo el título de ingeniero industrial, trabajó en la sede

que la empresa Tennessee Gas Transmision posee en Bolivia.

8 La convergencia entre el Estado y los dirigentes de empresa no es un fenómeno específico de la Argentina. En efecto, diferentes estudios de caso realizados en distintos países muestran que la circulación público-privada es un fenómeno que caracteriza (en mayor o menor medida) al entramado de relaciones que se gesta entre las más importantes corporaciones económicas y el Estado. Entre otros, pueden mencionarse los trabajos de Useem (1979) para el caso de EEUU, Dudouet y Grémont (2007) para Francia, y Salas-Porras (2006 y 2012) para México. 9 Sergio Martini (Massalin y Celasco), ingeniero por el Rensselaer Polytechnic Institute (EEUU); Emilio Van Peborgh (Nestlé), ingeniero por la Universidad de Harvard (EEUU); y Carlos Tramutola (Aguas Argentinas), MBA por la Universidad de Stanford (EEUU).

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Por otro lado, el 25 por ciento de los presidentes agrupados en esta categoría son, a su vez, propietarios de empresa: Miguel Madanes (YPF) es uno de los principales accionistas del grupo Fate-Aluar; José Estenssoro (YPF) es accionista de las empresas Hughes Tools, Sol Petróleo y EPP Petróleo; Hernando Campos Menéndez (Pirelli) de las industrias RAB, Atanor y Duranor; y, por último, Juan Manuel Fangio (Mercedes Benz) es el dueño de la empresa Automotores Juan M. Fangio y Cía SA..

En referencia a la circulación pública, salvo los casos de Miguel Ángel Roig (Duperial)10 y de Diego Yofre (La Plata Cereal),11 la participación se dio con anterioridad a la ocupación del cargo directivo al frente de la empresa transnacional. Del conjunto de casos registrados con estas características, una mitad pertenece al período 1976-1988 y la otra al período 1989-2001. Como veremos en el próximo apartado, la particularidad más resonante para el segundo de estos intervalos es que la mayoría de los casos registrados (con la excepción de Diego Yofre) pertenece a individuos que han presidido empresas constituidas al calor del proceso de privatizaciones y su participación pública se encuentra estrechamente vinculada a las agencias estatales encargadas de llevar adelante dicho proceso.

Por último, este sub-tipo de carrera exhibe los menores niveles académicos de for-mación. En efecto, el único caso con estudios de posgrado en administración de empresas (MBA) es el de Carlos Tramutola, presidente de Aguas Argentinas durante los años 1990. El resto de los casos muestra estudios universitarios en carreras de grado como ingeniería, abogacía, contaduría y administración de empresas.

A modo de síntesis, el análisis realizado en torno a las carreras directivas mencionadas arroja los siguientes hallazgos para el período comprendido entre los años 1989 y 2001:1. Durante los años noventa prácticamente no se constatan presidentes que hayan

accedido al cargo por ser propietarios o accionistas de la empresa transnacional.2. A diferencia del período 1976-1988, donde se registra un predominio marcado de

presidentes argentinos, durante los noventa aumenta considerablemente la proporción de presidentes extranjeros, en particular en el grupo de los que siguieron una carrera organizacional.

3. No se registran presidentes extranjeros que hayan realizado una carrera nómade «con circulación pública» y se registran pocos casos «sin circulación pública».

4. Durante la década en cuestión la mayoría de los presidentes que realizó una carrera nómade «con circulación pública» ocupó importantes cargos públicos en agencias estatales vinculadas a las privatizaciones.

10 Se desempeñó como miembro del Directorio de Empresas Públicas entre 1987 y 1988, y fue Ministro de Economía en 1989 (fallece a los 7 días de haber asumido). 11 Fue Presidente del Banco de Inversión y Comercio Exterior durante la administración De la Rúa, entre el 2000 y el 2001.

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5. En líneas generales, la internacionalización (tanto laboral como educativa) de los presidentes que realizaron carreras nómades es baja, en particular en los casos «con circulación pública». Por el contrario, los niveles de internacionalización de los presi-dentes que realizaron carreras organizacionales es notoriamente más elevado.

6. Entre los presidentes argentinos en general, y en particular entre los que realizaron carreras nómades, no se verifica una tendencia creciente hacia mayores niveles de internacionalización (ni laboral, ni educativa) a lo largo del período.

El impacto de las transformaciones económicas de los años 1990

en la organización de la EET: ¿hacia un cuerpo «internacionalizado»

de dirigentes de empresa?

Retomando el hilo conductor que postulamos en la introducción de este trabajo, ¿es posible establecer una vinculación entre las transformaciones económicas de los años noventa y los señalamientos realizados en torno a las carreras directivas de los máximos dirigentes de las empresas transnacionales del país? Específicamente, ¿cómo incidieron las transformaciones operadas en la relación entre el Estado, las empresas transnacionales y el mercado en la internacionalización exhibida por los diferentes miembros de la EET?

Según refleja el trabajo de Szlechter (2012), la conformación de una comunidad ma-nagerial en la Argentina reconoce tres etapas diferentes. La primera de ellas, cuyo origen se remonta a la instalación de las primeras firmas de capital británico, se caracterizó por el hecho de que las empresas transnacionales importaban su propio cuerpo directivo desde sus casas matrices ubicadas en sus países de origen. La segunda etapa, que nace a mediados de los años cincuenta (período en el que ingresan nuevas empresas multinacionales y se expanden las que ya existían desde los años veinte), tuvo como rasgo específico el surgi-miento de un nuevo cuerpo local de cuadros gerenciales. Según el autor, las características del modelo económico asociadas a la «Industrialización por Sustitución de Importaciones» (ISI) y la necesidad de las empresas de adaptarse a las regulaciones impuestas por el Estado, determinaron que las mismas comenzaran a reclutar dirigentes nacidos y formados en el país. La tercera etapa se desarrolla al compás de las transformaciones vinculadas a la aper-tura económica y la liberalización de los mercados de mediados de los años setenta, y se caracterizó por el incremento en la movilidad internacional de los directivos de empresa; es decir, la expatriación de numerosos dirigentes argentinos (tanto para desempeñar funciones laborales en el extranjero como para recibir formación profesional en alguna institución prestigiosa del exterior) y el arribo de gerentes extranjeros al país.

La importancia que reviste el trabajo de Szlechter (2012) a los fines de esta investiga-ción es que configura una primera aproximación al estudio de las relaciones establecidas entre la internacionalización (entendida como el desempeño de cargos laborales por fuera

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de las fronteras del país, o la formación académica en alguna institución del exterior) de los dirigentes de empresa y las transformaciones de la economía a nivel local: a mayor control y regulación por parte del Estado (etapa de la ISI), menor internacionalización del cuerpo directivo; a mayor apertura y menor regulación (etapa agroexportadora, y desde mediados de los años 1970 hasta los inicios del siglo XXI), mayor internacionalización.

Ahora bien, puesto que estos señalamientos se circunscriben al conjunto formado por los cuadros manageriales intermedios (denominados comúnmente como «mandos medios»), ¿es posible sostener la misma relación para el caso de los presidentes o CEOs de empresa?

Según refleja el análisis realizado en torno a las carreras directivas, la periodización que identifica Szlechter (2012) se corresponde tan sólo parcialmente con lo que acontece a nivel de la EET. Por un lado, si bien es cierto que existe un incremento en los niveles de internacionalización del grupo conformado por los presidentes de empresa transnacional a lo largo del período 1976-2001 (en especial, a partir del arribo de dirigentes extranjeros), el salto se produce durante los años 1990 y no, como señala Szlechter, a partir de los años 1970. De hecho, según pudimos constatar, entre los años 1976 y 1988, el cuerpo de presi-dentes de empresa transnacional es, aún, predominantemente «local». La transición hacia el último modelo de organización gerencial que describe Szlechter se comienza a vislumbrar recién a partir del año 1989, en paralelo al despliegue en el país de un programa económico de neto corte neoliberal.

Por otro lado, el análisis efectuado en torno a las carreras directivas permitió identificar una segunda diferencia con el trabajo de Szlechter. El salto en los niveles de internaciona-lización a los que refiere el autor (expatriación de dirigentes locales y arribo de presidentes extranjeros) se verifica tan sólo en el conjunto de presidentes que realizaron carreras orga-nizacionales, y no el grupo de los que siguieron carreras nómades.

Como podemos observar en el gráfico 2, durante los años noventa hay un importante salto en la proporción de presidentes extranjeros cuyas trayectorias se corresponden con una carrera de tipo organizacional. Por el contrario, las carreras nómades siguen exhibiendo (a pesar de registrar un leve aumento en relación al período previo) una abrumadora mayoría de presidentes locales.

En síntesis, podemos afirmar que el perfil geográfico de los presidentes de empresa transnacional presenta variaciones según el período temporal y el tipo de vinculación es-tablecida con la empresa. En relación al primero de estos puntos, es posible constatar un incremento en la cantidad de presidentes extranjeros durante los años 1990 respecto al período previo. En cuanto al segundo, la proporción de extranjeros asciende considerable-mente cuando se trata de una vinculación organizacional con la empresa. Por el contrario, cuando se verifica una relación inestable entre el presidente y la firma (es decir, el caso de las carreras nómades), existe una fuerte tendencia al predominio de presidentes argentinos.

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Estos señalamientos invitan a postular las siguientes interrogantes: ¿cuáles son las pautas o mediaciones que inciden en la contratación de un presidente «internacionalizado»?, ¿bajo qué circunstancias las empresas optan por presidentes cuyas trayectorias revelan un mayor apego al ámbito público o privado local?

Como establecimos en el primer apartado de este trabajo, durante los años 1990, la intervención del Estado en relación al capital extranjero se caracterizó por la liberalización de las principales regulaciones que limitaban su accionar dentro del país. Este hecho repre-sentó un importante viraje en la relación entre el Estado y las empresas transnacionales, ya que permitió a estas definir sus estrategias de acuerdo a las necesidades propias de sus «negocios», y a las ventajas de localización predominantes en cada sector de actividad, y no en función de la captación y el aprovechamiento de los «incentivos» desplegados por el Estado, como en el período 1976-1988.

Como señalamos previamente, durante los años 1970 y 1980, la enorme mayoría de empresas que logró mantenerse entre las cien primeras del ranking de mayores ventas de

Gráfico 2

Distribución de presidentes extranjeros y argentinos según tipo de carrera1976-2001 (en porcentajes)

Fuente: elaboración propia con datos «Base Elites argentinas (1976-2001)», Proyecto PIP 1350 Unsam-Conicet.

100908070605040302010

0

Nómad

e

Organiz

acion

al

Nómad

e

Organiz

acion

al

1970-1988 1989-2001

Argentinos Extranjeros

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transnacional de la Argentina (1989-2001)

la Argentina por un lapso no menor a los tres años, fue beneficiada por algún «incenti-vo» estatal o apeló a la diversificación de sus actividades, o a la fusión o asociación con otras empresas de capital local con el fin de mantener su posición de privilegio (Dulitzky, 2014). En este contexto, no resulta llamativa la elevada presencia de dirigentes con gran arraigo al ámbito local. De hecho, la carrera que se presenta con mayor frecuencia entre los presidentes de las empresas transnacionales del período 1976-1988 es la nómade «con circulación pública» (ver cuadro 1 del anexo). Además de ser la carrera con el menor índice de internacionalización, el predominio de la misma es un claro ejemplo de la «preferencia» de las empresas transnacionales por dirigentes con experiencia previa en el sector público.12

Asimismo, es posible constatar durante los años 1970 y 1980 fuertes lazos, a través de sus directivos, entre las empresas transnacionales y las grandes empresas y grupos económicos locales. En efecto, casi la mitad de las empresas transnacionales estudiadas optaron por dirigentes relacionados con otras importantes empresas y grupos del ámbito local y, en algunos casos, fue posible constatar una ocupación simultánea de cargos entre las distintas organizaciones.13

A la luz de estos señalamientos, es posible afirmar que, durante la etapa comprendida entre los años 1976 y 1988, (en un contexto donde las empresas transnacionales apelaron a estrategias orientadas al aprovechamiento de los diferentes «incentivos» estatales, a la diversificación de sus actividades o a la fusión o asociación con otras empresas de capital local), los lazos y vinculaciones con el Estado, así como también con importantes actores

socio-económicos del ámbito local, fueron factores decisivos para las empresas transnacio-

nales a la hora de optar por un dirigente de alta jerarquía.

Las estrategias adoptadas por las empresas transnacionales durante los años noventa

muestran diferencias sustanciales con las referidas para el período previo. En un escenario

caracterizado por la apertura comercial y la desregulación de los mercados en la mayoría

de los sectores económicos, las firmas transnacionales diagramaron sus estrategias de

acuerdo a las necesidades derivadas de sus «negocios», y no en respuesta a los «incentivos»

desplegados por el Estado.

12 Como muestra el trabajo realizado por Castellani (2009), los elevados índices de circulación público-privada no se circunscriben únicamente al caso de las empresas transnacionales. Por el contrario, la denominada «puerta giratoria» es un fenómeno que caracterizó la relación entre el Estado y las grandes empresas y grupos locales durante el período 1976-1988, y que fue particularmente intenso durante la primera etapa del gobierno militar. 13 Por ejemplo, Víctor Savanti, al tiempo que se desempeñaba como presidente de la empresa estadounidense IBM, ocupó el cargo de vicepresidente en el grupo económico local Loma Negra; Francisco Ramos Mejía fue simultáneamente presidente de la firma italiana Pirelli y directivo de las empresas locales Cerámica San Lorenzo y de Astilleros Argentinos Río de la Plata (Astarsa); por su parte, Emilio Van Peborgh fue, al mismo tiempo, presidente de Nestlé y tesorero de la empresa financiera La Buenos Aires Seguros SA.

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Como permite apreciar el cuadro 3, las estrategias adoptadas varían según el sector de actividad. Así, las empresas asentadas en el comercio minorista (tales como Carrefour y Cencosud), optaron por estrategias orientadas a explotar el revitalizado y segmentado mercado interno (MI), aprovechando además las ventajas derivadas de la ausencia de regu-laciones en relación a la oportunidad y condiciones para la apertura de nuevas instalaciones (Kulfas, Porta y Ramos, 2002: 61).

En el comercio agropecuario, por su parte, siguen siendo protagonistas empresas transnacionales de antigua implantación en el mercado local (Cargill, La Plata Cereal, Nidera, entre otras) y la principal estrategia desarrollada es la explotación de los recursos naturales (RN). Asimismo, durante los años en cuestión, este tipo de estrategia se complementa con inversiones de tipo búsqueda de eficiencia (BE), que persiguen ampliar la escala de la pro-ducción, aprovechando las ventajas derivadas de la apertura comercial.

Cuadro 3

Tipo de carrera predominante según perfil sectorial de las ET (1989-2001)

* Nota: (MR) búsqueda de acceso al mercado regional y nacional; (MI) búsqueda de acceso al mercado interno; (RN) explotación de los recursos naturales; (BE) búsqueda de eficiencia; (BAE) búsqueda de activos estratégicos.Fuente: elaboración propia con base en Kosacoff y Porta (1997); Kulfas, Porta y Ramos (2002) y «Base Elites argentinas (1976-2001)», Proyecto PIP 1350 Unsam-Conicet.

Sectores principalesde actividad

Estrategiapredominantede inserción*

Factores locales de atracciónTipo decarrera

predominante

Comercio minorista

Comercio agropecuario

Electricidad, gas y agua

Industria automotriz

Industria de alimentos, bebidas, tabaco y

productos químicos

Petróleo y combustible

Servicios de telefonía

MI

RN, BE

MI

MR, BE

MR, BAE

RN, BE

MI

Desregulación.Demanda interna

Apertura comercial

Privatizaciones.Mercado cautivo

Demanda interna y regional. Apertura comercial. Mercosur. Incentivos sectoriales

Demanda interna y regional. Apertura comercial. Mercosur

Desregulación. Privatizaciones

Privatizaciones.Mercado cautivo

Organizacional

S/D

N. concirculación

N. sincirculación

O. Argentinos

N. concirculación

O. Argentinos

O. Extranjeros N. sin

circulación

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en la organización de la elite empresaria

transnacional de la Argentina (1989-2001)

Por su parte, el sector industrial en general recibió durante esos años un importante flujo de inversiones extranjeras, posiblemente como consecuencia de factores tales como la apertura comercial, el incremento en la demanda interna de productos, la creación del Mercosur y, en el sector automotriz, el otorgamiento de ciertos incentivos estatales de pro-moción sectorial.14 La estrategia predominante en este sector fue la búsqueda de acceso al mercado nacional y regional (MR). En el caso específico del sector automotriz, fueron notorias también las estrategias orientadas a la búsqueda de eficiencia (BE), que perseguían una mayor articulación entre las diferentes filiales, a partir de la especialización de cada una de ellas en actividades específicas. En este marco, empresas como Renault y Peugeot recuperaron el control de sus establecimientos (en el primer caso, en manos de Ciadea, y en el segundo, de Sevel), mientras que Ford y Volkswagen disolvieron su sociedad y comen-zaron a producir de forma separada (Kulfas, Porta y Ramos, 2002: 68). En el segmento de las industrias alimenticias y de productos químicos, se destacaron además las inversiones destinadas a la adquisición de firmas y marcas locales.15 En este sentido, a la estrategia de acceso al mercado nacional y regional (MR), debemos sumar la estrategia de búsqueda de activos estratégicos (BAE).

Sin lugar a dudas, uno de los sectores que más creció (en términos tanto absolutos como relativos) durante los noventa fue el de servicios (Basualdo, 2006; Kulfas, Porta y Ramos, 2002). La estrategia de las empresas asentadas en el mismo fue la búsqueda de acceso al mercado interno (MI) y los factores de atracción principales fueron las privatiza-ciones y el conjunto de «incentivos» derivados de un mercado cautivo; es decir, transferido en condiciones de explotación monopólica (al menos por un período relativamente largo), o con altísimas barreras a la entrada de posibles competidores.

En última instancia, el sector de petróleo, donde predominan las estrategias de bús-queda de explotación de recursos naturales (RN), fue objeto de importantes inversiones como consecuencia de la desregulación y, principalmente, de la aplicación de una política de privatización de amplio espectro. En este marco se hizo efectiva la privatización de la empresa YPF, a manos de la española Repsol, que se consolidó como la principal operadora del país en el mercado del petróleo, alcanzando, hacia 1999, el 51,1 por ciento de la pro-ducción sectorial (Kulfas, Porta y Ramos, 2002: 78).

En relación a las carreras directivas, es destacable el mayor peso relativo de las carreras organizacionales en el conjunto agregado de las empresas transnacionales. En efecto, en

14 En particular, las diferentes protecciones contra la competencia abierta derivadas del Régimen Automotor, sancionado en 1991 (Bastos, et al., 1999; Kosacoff, 1999).15 Por ejemplo, en el rubro alimenticio, se destacan las compras efectuadas por la estadounidense Nabisco (Terrabusi en 1995, Mayco-Capri en 1996 y Canale en 1999) y la francesa Danone (Bagley en 1994). En el caso de las industrias químicas y petroquímicas, la compra de Sintyal por parte de Monsanto, y de Elvetium por Temis Lostaló (Kulfas, Porta y Ramos, 2002).

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4 de los 7 sectores principales de actividad, este tipo de carrera se presenta como la forma predominante de acceso al cargo directivo, posiblemente, como consecuencia de las faci-lidades derivadas de la apertura comercial y la desregulación de los diferentes mercados. En palabras de Szlechter:

Las estrategias de las empresas transnacionales en la Argentina se han ido redefiniendo acorde con la apertura comercial y la modificación de las condiciones de competencia. La racionalización de los niveles de la estructura del personal y la depuración de estructuras administrativas y comerciales, pueden ser algunas de las respuestas ante los nuevos escenarios. Este tipo de políticas van acompañadas de la adopción de nuevas técnicas de organización, de manejo del proceso productivo, de nuevas estrategias de comercialización y de distribución que le brindan un halo de legitimidad. La adopción de estas nuevas técni-cas organizativas ha requerido un flujo de inversiones en la incorporación de las llamadas «tecnologías blandas» y en capacitación del personal. Dentro de estas tecnologías, tiende a evaluarse muy positivamente la capacidad de aprendizaje y comienza a desdeñarse el trabajo rutinario propio del modelo anterior. Es así como, a partir de mediados de la década del 80 y en especial en la década de 1990, las estrategias de las filiales de las empresas transnacionales se concentraron en el «corazón» de su negocio y, por lo tanto, la configuración de la filial argentina tendió a replicar (especialmente en marketing y desarrollo de mercados) el perfil organizativo internacional de la empresa (2013: 13).

Específicamente la carrera organizacional aparece vinculada durante los años 1990 a empresas que, durante el período 1976-1988, optaban por presidentes con otro tipo de tra-yectorias. El sector industrial es un claro ejemplo de ello. Durante aquel período, la circulación pública se erigía como una pauta predominante para el acceso al máximo cargo directivo dentro de las empresas transnacionales industriales (Dulitzky, 2014: 121). Entre 1989 y 2001, por el contrario, encontramos entre las firmas dedicadas a la producción de alimentos, bebidas, tabaco y productos químicos, una fuerte tendencia a la selección de presidentes surgidos del interior mismo de sus filas. Algo similar sucede con las empresas dedicadas al comercio minorista (en particular, Carrefour). Mientras la etapa previa exhibía un predomino de propietarios al frente de dichas organizaciones, los años noventa muestran, por el contrario, una elevada proporción de presidentes organizacionales. Las empresas automotrices, por su parte, privilegiaron la elección de presidentes con amplia experiencia dentro del sector, aunque no necesariamente surgidos del interior mismo de sus estructuras, evidenciando de esta forma una estrecha relación entre las empresas que se insertan dentro del sector.16

16 Ejemplos de ello son las trayectorias de Norberto Dubar, que muestra una circulación por diferentes empresas del sector automotriz como Ford, Autolatina SA y, finalmente, Volkswagen, y de Jorge Mostany, que pasa por la empresa General Motors, Autolatina SA y, por último, ocupa la presidencia de Ford.

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ENERO-ABRIL 2015 143La extranjerización económica y su impacto

en la organización de la elite empresaria

transnacional de la Argentina (1989-2001)

Ahora bien, la elevada frecuencia con que se presenta la carrera nómade con circu-

lación pública en sectores como la producción de petróleo y los servicios de electricidad,

gas y agua, nos induce a postular el siguiente interrogante: ¿existe alguna relación entre

los sectores mencionados y el tipo de carrera que en ellos predomina? Precisamente, el

denominador común en dichos sectores fue la política de las privatizaciones que, además

de actuar como un importante factor de atracción de nuevas inversiones, se vio complemen-

tada por la implementación de diferentes «incentivos» estatales, entre los que destacan la

transferencia en condiciones de explotación monopólica u oligopólica (mercado cautivo) por

un prolongado período de tiempo, y la garantía de internalización de rentas extraordinarias.

Como se aprecia en el cuadro 4, una gran mayoría de las empresas privatizadas (como es el

caso de Aguas Argentinas, Edesur, Edenor, Repsol/YPF y MetroGas) optó por dirigentes con

estrechas vinculaciones con el Estado. Más aún, muchos de ellos ocuparon cargos relevantes

en funciones relacionadas al proceso de las privatizaciones.

Cuadro 4

Presidentes de empresas privatizadas entre 1989 y 2001, y cargos públicos ocupados vinculados al proceso de privatizaciones

Estos señalamientos permiten afirmar que, en el caso de las empresas privatizadas (con

la excepción de las que operan en el sector de telecomunicaciones: Telefónica y Telecom),

existe una fuerte tendencia a seleccionar, para los máximos puestos de mando, a dirigentes

con trayectorias vinculadas al ámbito local y, en particular, a la Administración Pública

Nacional, en agencias asociadas al proceso de las privatizaciones.

Presidente

Patricio Perkins Director Ejecutivo del Proyecto de Privatización de Gas Aguas Argentinas del Estado

Carlos Cassagne Director de Asuntos Jurídicos de la Secretaría de Obras Metro Gas Públicas

Carlos Tramutola Miembro del Directorio de Empresas Públicas (ENCOTEL) Aguas Argentinas

Miguel Madanes Miembro del Comité de Privatizaciones Repsol/YPF

Gustavo Luis Petracchi Interventor del Servicio Eléctrico del Gran Buenos Aires Edesur (SEGBA)

Cargo público Empresaprivatizada

Fuente: elaboración propia con datos de la «Base Elites argentinas (1976-2001)», Proyecto PIP 1350 Unsam-Conicet.

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Alejandro Dulitzky

Vale decir que, la mayoría de estos dirigentes, además de haber ocupado dicho cargo público, cuentan con una vasta trayectoria previa dentro del sector privado en importantes empresas (locales y extranjeras) o grupos económicos nacionales: por ejemplo, Gustavo Petracchi (Edesur) ocupó importantes cargos dentro del grupo económico Pérez Companc; Patricio Perkins (Aguas Argentinas) en Nobleza Piccardo; Carlos Tramutola (Aguas Argen-tinas) en Siderca y Exxon; y, por último, Miguel Madanes (YPF) es uno de los propietarios del grupo local Fate/Aluar. A esta lista, podríamos agregar el caso de Rafael Fernández Morandé (Edesur) quien, además de haber ocupado diferentes cargos jerárquicos en el grupo Pérez Companc, se desempeñó como Jefe de Gabinete del Ministerio de Educación en Chile, entre 1987 y 1989.

En síntesis, la red de conexiones entre los grupos económicos locales, las empresas extranjeras y el Estado, que se observa (entre otras cosas) en las trayectorias de algunos presidentes de las empresas privatizadas, puede ser pensada como un reflejo de la «comu-nidad de negocios», gestada entre las distintas fracciones que participaron del proceso de las privatizaciones. En este sentido, como señala Basualdo (2006), los grupos económicos nacionales se encargaron de aportar capacidad gerencial, administrativa y, fundamentalmen-te, lobbying doméstico, que en algunos casos (como revela el cuadro 4) alcanzó el extremo de la participación directa de ciertos representantes de la EET en las agencias estatales encargadas de llevar adelante las gestiones.

Reflexiones finales

De lo expuesto hasta aquí se demuestra que, durante los años tratados y en un marco de apertura comercial y desregulación de los mercados, la tendencia a la articulación de la EET con diferentes organizaciones públicas y privadas del ámbito local, que caracterizó la relación entre el Estado y las empresas transnacionales durante el período 1976-1988, se revierte producto de una mayor internacionalización de las carreras directivas y, en con-secuencia, de un menor arraigo de los miembros de la EET en el ámbito público local. Lo interesante es que, en la mayoría de los sectores en los cuales los «incentivos» estatales desempeñaron un rol decisivo a la hora de atraer inversiones extranjeras, las carreras de los dirigentes de empresa exhibieron niveles de internacionalización menores al promedio. Este señalamiento nos permite trazar un paralelismo entre la forma predominante de inter-vención estatal y la internacionalización de las carreras directivas: mientras la intervención vía «reglas», característica de un mundo globalizado, se corresponde, en líneas generales, con las carreras directivas más «internacionales» (las carreras organizacionales), la inter-vención vía «incentivos», que determina una mayor presencia del Estado en los sectores en los cuales se imparte, estimula la presencia de dirigentes de empresa con trayectorias

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ENERO-ABRIL 2015 145La extranjerización económica y su impacto

en la organización de la elite empresaria

transnacional de la Argentina (1989-2001)

más vinculadas al ámbito local y, en particular, a la Administración Pública (carrera nómade «con circulación pública»).17

Las distintas modalidades de intervención estatal en relación al capital extranjero reseñadas en el primero de los apartados de este artículo, que en líneas generales se corresponden con una mayor (en el caso de la intervención vía «incentivos») o menor presencia del Estado (en el caso de la intervención vía «reglas») como agente promotor o regulador de las actividades económicas, nos permiten trazar un puente entre la sociología de las elites y la economía política. La extranjerización económica, consolidada en la Ar-gentina durante los años noventa al calor de la intervención estatal vía «reglas», propició la internacionalización de la EET en la mayor parte de las empresas transnacionales, salvo en aquellas asentadas en sectores en los cuales los «incentivos» estatales desempeñaron un rol destacado (petróleo, electricidad, gas, agua y automotriz), en donde la mayoría de los dirigentes se encuentra estrechamente vinculada al ámbito local y, por ende, exhibe menores niveles de internacionalización.

En otras palabras, el caso estudiado muestra que las razones que determinan que una empresa transnacional seleccione a un presidente ajeno a la organización (carrara nómade) responden, en líneas generales, a intereses y necesidades «locales» (por ejemplo, establecer vínculos y conexiones con otras empresas o grupos locales o con el Estado), mientras que la elección de un presidente surgido del interior de la empresa (carrera organizacional) es el reflejo de intenciones más bien «globales» (por ejemplo, una mayor integración con otras filiales de la empresa y el perfeccionamiento de las competencias internacionales de sus cuadros).

A modo de cierre, podemos postular dos importantes conclusiones en relación al impacto de las transformaciones económicas de la última década del siglo XX en la orga-nización de la EET de la Argentina.

1. La apertura comercial y la desregulación progresiva de los diferentes mercados, que se consolida durante el período 1989-2001, estimuló en la mayoría de las empresas transnacionales la presencia de presidentes con elevados niveles de internacionalización (laboral y educativa).

17 De acuerdo a los estándares de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) (Oman, 1999), la intervención vía «reglas» se sustenta a partir de dos mecanismos específicos: a) la reducción de estándares ambientales o laborales; y b) la consolidación de la estabilidad económica y política a través de la firma de tratados de integración regional, la garantía de los derechos de propiedad intelectual, el fortalecimiento del sistema judicial, la privatización de empresas públicas, la desregulación de mercados, la liberalización de los flujos de comercio y de capitales, etc. Por su parte, la intervención vía «incentivos» incluye esencialmente a) incentivos financieros (ayudas directas, créditos subsidiados, préstamos garantizados, etc.); b) incentivos fiscales (exenciones y rebajas impositivas, depreciación acelerada de las inversiones, deducciones especiales, exención de derechos de importación, etc); y c) incentivos indirectos (provisión de terrenos e infraestruc-tura especial, acceso preferencial a compras del gobierno, garantía de posiciones monopólicas, tratamientos regulatorios especiales, etc.).

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De hecho, muchas de las empresas que durante el período previo optaban por presiden-tes con carreras nómades eminentemente nacionales, se encontraron comandadas durante dicha década por individuos surgidos del interior mismo de sus filas, y con trayectorias (en comparación) más internacionales. Las empresas «livianas» del sector industrial (alimentos, bebidas, tabaco y productos químicos de tocador) y las dedicadas al comercio minorista son ejemplo de ello. Por su parte, las empresas automotrices siguieron optando por individuos con carreras nómades al igual que en el período anterior, aunque con una diferencia sustan-cial: no es la experiencia previa en el Estado el factor decisivo para acceder al cargo, sino la experiencia previa dentro del mismo sector de actividad la que marcó la diferencia durante esos años noventa. En este sentido, podemos confirmar que las reformas económicas del período (que, como apuntamos a lo largo del trabajo, fueron el resultado tanto de procesos globales como locales) estimularon que las empresas transnacionales prefirieran dirigentes cuyas trayectorias reflejaran un conjunto de competencias vinculadas al «negocio» específico de la firma (en líneas generales, con vasta experiencia dentro de la organización y con elevados niveles de formación profesional en el área de interés de la empresa).

2. La relación entablada entre el Estado y las empresas transnacionales en aquellos sectores donde las privatizaciones oficiaron como uno de los principales factores de atracción (petróleo, electricidad, gas y agua) motivó, en esos mismos sectores, la presencia de presidentes fuertemente arraigados al ámbito local y, en particular, a la Administración Pública Nacional.

Según permiten apreciar las trayectorias analizadas, muchos de los individuos que presidieron las empresas privatizadas dentro de los sectores mencionados ocuparon im-portantes cargos públicos dentro de las agencias estatales encargadas de llevar adelante la política de las privatizaciones, o fueron empleados jerárquicos de las empresas o grupos locales que, en conjunto con los inversores extranjeros, fueron adjudicatarias de esas mismas empresas privatizadas. Entonces, en virtud de las características que adopta la relación entre el Estado, las empresas transnacionales y las empresas o grupos de capital local, podemos afirmar que existe, en los sectores mencionados, una tendencia al predominio de cuadros directivos «nacionales», y con estrechas conexiones dentro del país.

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148CUADERNOS DEL CENDES

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Anexo cuadros

Cuadro 1

Perfiles de carreras directivas de la EET durante el período 1976-1988

Fuente: elaboración propia con datos «Base Elites argentinas (1976-2001)» Proyecto PIP 1350 Unsam-Conicet.

1. Organizacional 11, 25 3 1 5 6 MBA 8

1.1. Extranjeros 3,7 3 - 3 3 Ninguna 3

1.2. Argentinos 15,8 - 1 2 3 MBA 5

2. Nómade 4,4 1 8 1 3 Ingeniero 9

2.1. Sin circulación público-privada - - - - - - -

2.2. Con circulación público-privada 5,8 - 8 - 2 Ingeniero 8

3. Propietarios de empresa 20,7 3 1 2 4 Ninguna 5

Total de

casos

Tipo de Carrera Estabilidadpromedio

en el cargo

Casos de expatriados

Casos con circulación

pública

Casos concargos

privadosen el

exterior

Casos conformaciónacadémica

en elexterior

Formaciónacadémica

predominante(máximo

nivel)

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 149La extranjerización económica y su impacto

en la organización de la elite empresaria

transnacional de la Argentina (1989-2001)

Fuente: elaboración propia con datos «Base Elites argentinas (1976-2001)» Proyecto PIP 1350 Unsam-Conicet.

1.Organizacional 4,1 9 1 15 11 MBA 16

1.1. Extranjeros 3,3 9 - 9 9 MBA 9

1.2. Argentinos 5,1 - 1 6 2 Ingeniero 7

2. Nómade 4,5 4 8 4 7 Ingeniero 16

2.1. Sin circulación público-privada 4,9 3 - 3 4 MBA 8

2.2. Con circulación público-privada 4,1 1 8 1 3 Ingeniero 8

3. Propietarios de empresa 10 1 - - - Secundario 1

Total de

casos

Tipo de Carrera Estabilidadpromedio

en el cargo

Casos de expatriados

Casos con circulación

pública

Casos concargos

privadosen el

exterior

Casos conformaciónacadémica

en elexterior

Formaciónacadémica

predominante(máximo

nivel)

Cuadro 2

Perfiles de carreras directivas de la EET durante el período 1989-2001

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ENERO-ABRIL 2015 151

ENTREVISTA

DOCUMENTO

RESEÑASProyecto de investigación

Eventos

Reseñas bibliográficas

INFORMACIÓNEDITORIAL

153

159

169

175

191

195

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ENERO-ABRIL 2015 153153ENTREVISTA

Harold AldermanEl costo de iniciar la vida en condiciones

inapropiadas

pp. 153-157Por MARIANELLA HERRERA CUENCA*

* Profesora-Investigadora del Área de Salud y Desarrollo del Centro de Estudios del Desarrollo, Cendes, de la Universidad Central de Vene-zuela. Doctora en Nutrición. Correo-e:[email protected].

El doctor Harold Alderman, economista, líder en desarrollo humano para la

región de África, ha trabajado con los servicios de desarrollo humano en

el Grupo de Investigación del Desarrollo del Banco Mundial (BM). Previo

a su trabajo en el BM en 1991, se desempeñó como adjunto del Instituto

de Investigación en Políticas Públicas de Alimentación. Sus intereses prin-

cipales son políticas públicas alimentario-nutricionales, la economía de la

educación, y los programas para la erradicación de la pobreza. Recibió un

PhD en economía en la Universidad de Harvard y un Master en Ciencias de

Nutrición en la Universidad de Cornell. Actualmente vive en Washington

DC y continúa su trabajo en el BM como experto en la región de África. La

profesora Marianella Herrera Cuenca le hizo la siguiente entrevista para

conocer su opinión acerca de temas fundamentales que asocian la talla

baja y los problemas nutricionales en niños con el desarrollo de un país.

El tema de cómo se inicia la vida y como repercuten las condiciones en las que ello ocurre en

el futuro de las personas es fundamental a la luz de los avances de la ciencia. El desarrollo

temprano de la salud y la enfermedad (DOHaD por sus siglas en inglés Developmental

Origins of Health and Disease) es muy relevante para considerar las nuevas estrategias de

prevención de enfermedades y de promoción de la salud, y merece una introducción para

colocar de manifiesto algunos aspectos relevantes.

Tal y como se ha expuesto en diferentes estudios acerca de los factores que inciden

sobre el crecimiento de los individuos y la talla de la población, existen diferentes factores

que determinan la estatura y estado nutricional de un sujeto. La alimentación adecuada en los períodos críticos del crecimiento, como lo son los primeros mil días de vida, incluyendo

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154CUADERNOS DEL CENDES

AÑO 32. N° 88

TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015

Marianella Herrera Cuenca

el embarazo, representa un valor fundamental para promover un buen estado de salud a futuro. La medición del progreso de la talla en la población infantil es un indicador sensible del bienestar de los infantes; un niño que crece adecuadamente, es muestra de que recibe el cuidado y la atención requerida para desplegar su potencial a la máxima expresión.

En las últimas décadas, los estudios sobre la talla han demostrado la relación que tiene el crecimiento deficitario, la alimentación inadecuada y los ciclos de enfermedades infecciosas con la repetición y un pobre desempeño escolar. Debido a la asociación existente entre el desarrollo cognitivo y la adecuada nutrición, muchos programas escolares combinan estimulación cognitiva con atención nutricional, midiendo el impacto a través de indicadores como la talla. Igualmente, hay otros aspectos del desarrollo temprano del ser humano cuya importancia crucial para el futuro de la población han sido puestos en evidencia y que deben ser intervenidos tan pronto como sea posible, como por ejemplo, el ambiente intrauterino en el cual transcurre el desarrollo fetal. Los programas exitosos han puesto gran énfasis en el tratamiento de estos aspectos.

Marianella Herrera Cuenca: ¿Cómo pueden integrarse los denominados elementos del desarrollo temprano de la salud /enfermedad (Dohad) en un país que no tiene políticas públicas destinadas a este tipo de problemas? ¿Cómo convencer a los diferentes actores de la política de un país que dichos elementos deben tomarse en cuenta, cuando los resultados no suelen verse en el corto plazo y en consecuencia estas acciones públicas pudiesen no ser muy populares?

Harold Alderman: Definitivamente, los resultados no van a verse en el corto plazo y muchas veces haciendo mis exposiciones los gobiernos han manifestado: «sí, esto es im-portante, confiamos en sus cálculos, pero necesitamos algo que se vea en dos años». Esto no es fácil. Sin embargo, también podemos argumentar de este lado que, aún cuando el beneficio real y total lo veremos dentro de dos décadas, pueden obtenerse algunos resulta-dos más tempranamente. Nunca he encontrado la solución perfecta a este dilema para que los encargados de concretar tanto las políticas como las acciones públicas vean el retorno de la inversión más tempranamente. Pero si nos hemos enfocado en hacerles ver lo que va sucediendo, por ejemplo la mejoría en la mortalidad materna e infantil, o el ahorro en los costos de salud al mejorar alguna variable asociada a morbilidad; estos son beneficios que pudiesen adelantarse al resultado final.

MHC: Cuando se piensa en el ciclo vital del ser humano y sus diferentes etapas, surge la interrogante acerca del por qué no puede realizarse la prevención de los factores que pueden afectar a un individuo en el deterioro de su salud, afectación que no es solo económica sino individual y social. ¿Por qué no se comienzan hoy a implementar las acciones públicas que marcarán un cambio en la población de las futuras generaciones? De no comenzar pronto

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El costo de iniciar la vida en condiciones

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estos cambios nunca serán observados por las sociedades ya que los mismos requieren tiempo y parte del ciclo vital. Esta diferencia en la planificación, pareciera ser una distinción entre el mundo industrializado y el mundo en vías de desarrollo.

HA: Sí, a veces no comprendo, ya que alrededor del mundo se están haciendo inversio-nes en educación, lo cual tiene un marco temporal similar y esto no es solo un problema de los países de bajo ingreso. Muchas veces es difícil observar las acciones en este sentido. Sin embargo la educación se ha revelado como la mejor vía para la obtención de beneficios, en particular para el desarrollo infantil, pues hace la diferencia, pero es un proceso que requiere tiempo; es de corto, mediano y largo plazo. En Latinoamérica existen buenos ejemplos de esto y no solo se refiere a nutrición y salud, también está el área de la estimulación del desarrollo cognitivo temprano, ligado a la nutrición. En Jamaica se realizó un estudio por 30 años que ahora está siendo replicado en Colombia y se está llevando a cabo a través del sistema de salud. También en Chile se han realizado avances y hoy en día no existe la subnutrición.

MHC: Sí, en Chile pareciera que no existen los problemas de subnutrición, sin embargo ahora el problema de la obesidad pareciera ser importante.

HA: Es verdad que en muchos países de Latinoamérica coexisten los problemas de desnutrición y obesidad, y esta última va en aumento en muchos de ellos. Al final no es fácil cambiar las creencias de la gente y en particular la perspectiva de quienes hacen las políticas públicas que tradicionalmente han asociado los problemas de malnutrición al déficit. ¿Cómo resolver estos problemas: malnutrición, obesidad, retardo del crecimiento, déficit cognitivo? No puedo dar una fórmula que haya resuelto este problema, lamentablemente. En general se piensa que al dar una información comprobada, la mente de las personas va a cambiar; sin embargo no siempre es así. Lo que es probable que ocurra es que comience el cambio para lo que se va a generar dentro de 20 años y aquí volvemos al problema del tiempo. Los cambios necesitan tiempo.

MHC: En Venezuela tenemos un gran problema con el embarazo en adolescentes y recién nacidos de bajo peso, situaciones que han empeorado en los últimos años. Existe suficiente literatura que reporta acerca de los efectos intergeneracionales negativos producidos por esta situación ¿Cuánto es el tiempo que tomaría para corregir las consecuencias adversas del embarazo adolescente?

HA: Cuando ocurre un embarazo en una adolescente, es probable que el sistema de apoyo no exista o no llegue, pues hay muchos factores involucrados en ello. En general las adolescentes embarazadas no participan en los programas o actividades de salud que las demás madres sí frecuentan. Luego que el recién nacido llega al mundo, también hay menos experiencia en la atención y cuidado, y también menos recursos; es muy difícil separar todos estos factores. Además, decir que las embarazadas adolescentes están en riesgo porque no asistieron al control o porque tienen un riesgo fisiológico asociado a su condición es

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Marianella Herrera Cuenca

muy difícil, dada la complejidad para separar e individualizar estas influencias. Hace algún tiempo conduje un pequeño estudio que encontró que el impacto de las actividades de las Organizaciones no Gubernamentales (ONG) en la promoción del crecimiento en las comu-nidades fue muy bueno entre las mujeres más jóvenes; es decir es importante el trabajo de educación que se hace con ellas. Se han realizado algunos programas que han trabajado con muchachas adolescentes en grupos pre-embarazo y han manejado la suplementación de ácido fólico; algunos países incluso han trabajado en fortificación de este elemento, pero no tengo conocimiento de ninguna evaluación de impacto de programas para adolescentes. Posiblemente habrá leído sobre el énfasis que se realiza hoy en día sobre la epigenética (alteraciones temporales del ADN, producidas por alguna influencia ambiental, que desa-parecen al eliminar la causa) de tal manera que al planificar una intervención determinada esta debería planificarse preferiblemente en el período previo a la concepción (a través de un control) o a más tardar en el primer trimestre del embarazo para prevenir las alteraciones producto de los cambios epigenéticos; pero pocas mujeres asisten al control tan temprano, sobre todo si son adolescentes.

MHC: En el documento del Banco Mundial y editado por usted «No Small Matter» (no importa cuán pequeño) se habla de que la falta de políticas públicas para realizar prevención en los elementos Dohad representa un rompecabezas y una oportunidad, ¿cuál es el rompe-cabezas y cuál es la oportunidad?

HA: El rompecabezas de alguna manera ya lo hemos descrito en el sentido de que no existe una planificación con visión de largo plazo y la oportunidad está surgiendo de las evidencias que provienen de grandes estudios de cohorte, y de las investigaciones sobre estimulación y nutrición. El impacto nutricional en el corto plazo está bien documentado y es más fácil de medir; el largo plazo necesita data importante como el estudio de cohorte de Guatemala-Incap (Instituto de Nutrición de Centroamérica y Panamá). La oportunidad surge de la innovación que representa la evidencia de que la estimulación del desarrollo cognitivo junto con programas de nutrición es beneficiosa y reporta frutos en el bienestar de la población. Estos programas muy completos se han realizado en varios países, en particular en Latinoamérica, evaluándolos y los datos están disponibles. Esto mismo se está trabajando en el sureste asiático y en pre-escolares en África, y gente muy influyente en el campo de la economía, la salud pública y la educación están tratando de crear grupos multidisciplinarios que puedan difundir esta información.

MHC: ¿Cuál es el mejor programa a su juicio que se ha implementado en el mundo, uno que pueda ser considerado como modelo?

HA: Depende mucho de cuál es el problema. Mi trabajo en los últimos 10 años ha sido en África, que tiene problemas de malnutrición por déficit severos que posiblemente en Latinoamérica no existan sino en lugares como Guatemala o Bolivia. En Senegal existe

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El costo de iniciar la vida en condiciones

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un programa de promoción del crecimiento en las comunidades, pero un programa más integrado lo podemos ver en Chile o en Colombia, que están intentando trabajar sobre muy buenas bases y son dos casos particularmente valiosos. Sé que Brasil está intentando hacer estimulación temprana asociada a la nutrición y es importante mencionar que hoy en día las consecuencias de la intervención nutricional están muy bien documentadas y estudiadas. En mi trabajo sobre Dohad se menciona el consenso de Copenhague 2010 (y hay uno más reciente, de 2012) donde se señalan los beneficios de la adecuada nutrición en etapas tempranas de la vida. Luego hay una aproximación nueva que incluye agricultura, nutrición y disponibilidad de alimentos; una aproximación muy diferente para los países de bajos ingresos, pero que también busca los beneficios en el retorno de los programas integrados, lo cual es un gran reto si se toma desde la aproximación de «No Small Matter» que es integrar la estimulación cognitiva e intervenciones físicas a través de la nutrición.

Ahora bien, puedo decir que estamos muy preocupados por la estatura de los niños en un aspecto diferente a lo que convencionalmente preocuparía a un experto en creci-miento. No es la talla-edad lo que nos llama la atención como tal; la talla es un indicador de sobrevivencia en aquellos lugares donde la mortalidad infantil es elevada y sin embargo para el resto del mundo es un indicador de desarrollo cognitivo. Ahora bien, no sabemos cuán relacionados puedan estar entre sí estos factores pues ¿se puede obtener un desarrollo cognitivo sin un desarrollo físico? Para ello debemos remitirnos a los estudios de cohorte como el peruano que claramente demuestran que aquellos niños que mejoraron su estado nutricional (incluyendo la talla), mejoraron su desarrollo cognitivo y muestran que ambas mejorías están estrechamente relacionadas. Esto además es lo que reportan los estudios en Jamaica y Colombia: cuánto puede ser de la estimulación cognitiva y cuánto de la mejoría en el estado físico es, definitivamente, una de las fronteras que deben ser exploradas.

MHC: Finalmente, en Venezuela actualmente vemos que la tendencia secular (tendencia en el crecimiento de la población) ha mejorado un centímetro en el ritmo de crecimiento en comparación con décadas pasadas en las cuales la tendencia era al crecimiento de dos centíme-tros; sin embargo algunos estudios reportan un aumento de dos centímetros como tendencia ¿Cómo podemos explicar esto?

HA: Si existen dos muestras y si fueron tomadas en diferentes poblaciones, este hecho lleva a pensar en el tema de las inequidades, en la distribución de los beneficios, pues, si existe un segmento de la población que no está progresando como el resto que presenta un progreso mayor en la talla, muy probablemente es que ese segmento esté rezagado en otros aspectos del desarrollo (educación, acceso a los alimentos, trabajo). Las inequidades son un factor importante y no deben olvidarse pues son punto de partida de diversos trastornos como los que hemos discutido en esta entrevista.

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ENERO-ABRIL 2015 159DOCUMENTO

Petróleo en Venezuela en el siglo XXDe la inexperiencia institucional a la pericia

GREGORIO DARWICH OSORIO* pp. 159-167

Continuando con la publicación de las Memorias presentadas por los profesores-investigadores del Cendes como parte del requisito para ascender dentro del escalafón universitario, exponemos la del profesor Gregorio Darwich Osorio que versa sobre su línea de investigación «La cuestión petrolera venezolana del siglo XX».1

En las décadas finales del siglo XX, sectores profesionales y políticos propusieron «sacar al petróleo de la discusión política», que era lo mismo que plantear que los venezolanos no discutiéramos «de algo que es parte esencial de lo que somos, para bien o para mal»: esto es, que «no hablemos de nosotros» afirmó, con atinado juicio, Ramón Piñango.2 De modo indefectible el petróleo marcó el rumbo que siguió la sociedad venezolana en el siglo XX, que la explicación de Arturo Uslar Pietri hace obvio: «el hecho más importante en la historia de este país es la aparición del petróleo. Lo que realmente establece una línea divisoria, un divorcio de aguas es el surgimiento de la riqueza petrolera».3 Esas ideas hacen comprensible plantear que un problema de investigación relevante en el campo de las ciencias sociales es entender ¿cómo, en los inicios del siglo XX, el país aldeano y pobrísimo que no tenía saberes sobre producción petrolera industrial construyó la institucionalidad petrolera? Sobre algunos temas contenidos en esa interrogante es que trata este documento.

*****

* Profesor-investigador del Área de Ciencia y Tecnología del Centro de Estudios del Desarrollo -Cendes- de la Universidad Central de Venezuela.Correo-e: [email protected] 1 Los artículos que respaldan esta Memoria son los siguientes: 1) «Trayectoria institucional del sector petrolero en los Ministerios de Fomento y de Minas e Hidrocarburos entre 1917 y 1957». Venezuela Visión Plural. Una mirada desde el Cendes. Tomo II. Bid & co. editor. Cendes-UCV. Caracas, 2005, pp. 721-743; 2) «Institucionalidad petrolera en Venezuela de 1959 a 1963: entre continuidades y discontinuidades», Revista Cuadernos del Cendes, Año 25. N° 67. Tercera Época. Enero-abril 2008. pp. 35-58; 3) «Institucionalidad e imaginarios petroleros en Venezuela: el movimiento de las ideas y las acciones originarias». Revista Sociedad Hoy. Departamento de Sociología y Antropología. Universidad de Concepción-Chile. Volumen 17. Segundo Semestre 2009. pp. 89-101; 4) «Los senderos originarios de la institucionalidad petrolera venezolana» Revista Cuadernos del Cendes, Año 27. N° 74. Tercera Época. Mayo-Agosto 2010. pp. 1-25; y 5) «Petróleo en Vene-zuela: experiencias del Siglo XX». Revista Espacio Abierto, Cuaderno Venezolano de Sociología. Universidad del Zulia. Volumen 23. N° 1 (enero-marzo 2014), pp. 107-127. 2 Ramón Piñango. «Editorial: El petróleo de nuestros tormentos», Debates IESA, El negocio petrolero, vol.2, n° 2, 1996, p. 2.3 «¿Qué es la historia?», Apreciación del proceso histórico venezolano, Fundación Universidad Metropolitana, Fondo Editorial Interfundaciones, Colección Seminarios, Caracas, 1988, pp. 16.

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Gregorio Darwich Osorio

La pionera exploración geológica, que rastreó el país entre 1911 a 1916,4 proporcionó

datos hasta ese momento desconocidos de las cuencas sedimentarias con hidrocarburos.

Fue notable por reunir a más de medio centenar de exploradores, lo que no era frecuente

en expediciones del mundo y por examinar más de cincuenta «menes» en la costa del

lago de Maracaibo y norte de Venezuela, localizados gracias a los datos aportados por

lugareños. Cuentan los exploradores que la desnutrición, la malaria, la fiebre amarilla y la

anquilostomiasis diezmaban a la población; que burros y curiaras eran el medio de trans-

porte tradicional; que los trayectos en ferrocarril eran reducidos y que para ir de Caracas

a Maracaibo había que embarcarse en un barco que hacía escala en la isla de Curazao.

Relatan que los pueblos no tenían caminos ni redes de agua potable ni de aguas negras,

y que poblaciones más grandes carecían de servicios urbanos. Narran que, al caer la tarde,

terrenos al descubierto eran invadidos por enjambres de insectos y al anochecer las viviendas

eran escondrijos de chinches.5

No eran esas las opiniones del extranjero que juzga de modo más severo la realidad

local. Conocemos, a través de testimonios de venezolanos que vivieron en las primeras dé-

cadas del siglo pasado, que Venezuela «era un país aislado, muy pobre y muy limitado»,6 y

sabemos por la investigación económica de la segunda década del siglo XX que se encontraba

en «la más absoluta pobreza».7 En ese atraso social y económico, ¿qué tan escasas eran

las posibilidades endógenas para explorar, extraer y exportar petróleo a escala industrial?,

¿qué incipientes los procedimientos industriales de la compañía petrolera venezolana la

Petrolia del Táchira?

Aunque parezca sorprendente, desde finales del siglo XIX, Venezuela corre con la fama

de ser un negocio petrolero poco rentable8 y por eso la cuestión petrolera era imprecisa

para el Ejecutivo Nacional. En 1917, el Ministro de Fomento, Gumersindo Torres, dijo en

sus Memorias que el gabinete ministerial y él mismo desconocían los asuntos petroleros.9

Y sí alguna significación tiene la frase que da por cierto que los venezolanos eran novicios

en leyes petroleras –atribuida al general Juan V. Gómez–10 es que hace notar que el país

4 Véase Ralph Arnold, George A. Macready, Thomás W. Barrington, Venezuela Petrolera. Primeros pasos 1911-1916, Andrés Duarte Vivas (editor), Fundación Editorial Trilobita, Caracas, 2008.5 Ibíd, varios capítulos.6 «¿Qué es la historia?», op. cit., p. 17.7 Asdrubal Baptista . El relevo del capitalismo rentístico, Fundación Polar, Caracas, 2004, pp. 29. 8 Opinión de Henri Deterding -co-fundador de la compañía holandesa Royal Duct Petroleum, véase Venezuela petrolera. Primeros pasos, op. cit., p. 75.9 Gumersindo Torres. Memorias de Gumersindo Torres. Un funcionario incorruptible en la dictadura del general Gómez. Ediciones de la Presi-dencia de la República, Caracas, 1996.10 Citado por Rómulo Betancourt en Venezuela, política y petróleo. Monte Avila Editores, Caracas, 1964. p. 64

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aldeano no advierte todavía que tiene petróleo, aunque el hallazgo del pozo Zumaque en

el campo Mene Grande en 1914 fue un indicio de su existencia. No obstante, ese descu-

brimiento sí llamo la atención de las grandes corporaciones, pero tuvieron que esperar a

que finalizara la Primera Guerra Mundial para emprender en firme la perforación petrolera,

que en definitiva descubriría pozos con una producción equiparable a la de los yacimientos

más fértiles del mundo. Años después se averiguaría que los primeros pozos perforados en

la zona del Lago de Maracaibo eran parte de una de las acumulaciones de petróleo más

gigantescas del mundo Occidental: el campo costanero Bolívar.

*****

El siglo XX fue tiempo de experiencias petroleras trascendentales, acuñadas por genera-

ciones de venezolanos en expresiones breves. «Ustedes [las compañías extranjeras] saben

de petróleo. Hagan ustedes las leyes. Nosotros somos novicios en eso» (años veinte); «El

gobierno les paga a las compañías para que se lleven el petróleo» (años veinte); «Sembrar

el petróleo» (años treinta); «Venezuela, una factoría petrolera» (años cuarenta); «El fifty-

fifty» (años cuarenta); «Hacer más venezolano el petróleo de Venezuela» (años cincuenta),

«No más concesiones» (años sesenta), «Nacionalización petrolera» (años setenta), «El pe-

tróleo, excremento del diablo» (años setenta), «Nacionalización chucuta» (años ochenta),

«Venezuela es un Estado que tiene petróleo, no una empresa petrolera» (años ochenta),

«Pdvsa, un Estado dentro del Estado» (años ochenta), «Pdvsa, caja chica del gobierno»

(años noventa), «Pdvsa corporación de talla mundial» (años noventa), «Petro-Estado» (años

noventa), «De la Venezuela petrolera rentista a la petrolera productiva» (años noventa).11

Además de los hechos históricos que encierran esos enunciados, lo petrolero fue

causa de otros acontecimientos. Al Estado rural modesto lo reemplazó el petrolero rentista;

la realidad internacional del país, exportador de café y cacao, cambió por la circunstancia

geopolítica y geoestratégica del Estado petrolero; la inversión extranjera sustituyó a los

negocios de rasgos pre-capitalistas; la extracción de petróleo pasó de lo rudimentario de la

Petrolia del Táchira a los procedimientos expertos de los consorcios petroleros mundiales. Y

el ingreso petrolero alteró el modo de vida de la sociedad decimonónica y aldeana.

También el petróleo colmó de sentidos a las identidades políticas, a los imaginarios

sociales, a los discursos nacionalistas; cargó de razones de interés nacional a la política petrolera, al manejo del ingreso petrolero, al control de la industria petrolera concesionaria,

11 Difundidas en prensa, libros, artículos, entrevistas.

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a la nacionalización de la industria; y tensó la relación entre gobiernos y sectores de la

sociedad que tienen puntos de vista particulares sobre el destino del ingreso petrolero, el

rumbo de la industria, la política pública petrolera.

*****

Para precisar la circunstancia histórica que abrió camino a la institucionalidad petrolera venezolana del siglo XX hay que remontarse al tiempo de la Republica que no había adqui-rido pleno cuerpo político de una nación; a la época en que el petróleo era calificado como jugo de la tierra sin la importancia que adquirió en el siglo XX, y sobre todo al suceso que transfirió las minas a la República según Decreto de Minería de 1829 del Libertador Simón Bolívar. A excepción de la Constitución de 1864, que transfirió la propiedad de las minas a gobiernos estatales, la jurisdicción del Estado Federal sobre los recursos del subsuelo la mantuvieron los códigos mineros y constituciones nacionales del siglo XIX. Así que, en el siglo XX, ya está establecido que el Estado-Nación tiene dominio absoluto del subsuelo.

En la primeras dos décadas del siglo XX, el Ejecutivo nacional otorgó contratos especia-les para explotar antes que nada el asfalto, los cuales no estuvieron carentes de debilidades institucionales, pero que tampoco eran diferentes de otros convenios del país. Significaron un tipo de arreglo institucional que fijó a tientas criterios para la explotación del asfalto y de ese recurso raro que era el petróleo. En la tercera década del siglo XX, el reventón del pozo Los Barrosos N°2 repercutió en las sedes de las compañías petroleras mundiales, lo que aceleró su arribo al país.

La corporación petrolera de escala global domina el negocio de los hidrocarburos desde el pozo al consumidor; posee capital para invertir en proyectos no exentos de riesgos; dispone de equipos y capacidad técnica; ha alcanzado un notable avance tecnológico y tiene personal con experiencia y equipos para fundar una industria petrolera en cualquier país del mundo, como en efecto la implantó en Venezuela. También es más poderosa que el Ejecutivo Nacional aldeano y pobre, y gracias a ese poder no operó con estricta sujeción a las incipientes leyes petroleras nacionales, ni se subordinó del todo al muy reciente control estatal; no se eximió de incurrir en artificios que disminuyeron los pagos al fisco y, a través de coartadas jurídicas y conexiones con círculos de poder gomecista, sacó máximo provecho a las concesiones a costa del interés nacional. En la primera mitad del siglo XX, su anclaje en el país reúne el proceder de la empresa con alto desempeño empresarial, que en el largo plazo transferiría su saber experto a generaciones de venezolanos que desconocían todo sobre producción petrolera industrial y, a la vez, la conducta de la trasnacional, que ejercía su control sobre ricos yacimientos petroleros en países en vías de desarrollo.

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A pesar de las presiones que círculos de poder ejercieron sobre el Ministro de Fomento,

Gumersindo Torres, para que acelerara los trámites del otorgamiento de concesiones, este se

dio tiempo para reglamentar la explotación petrolera separada de la legislación minera. Narró

en sus Memorias que estudió «leyes [de hidrocarburos] americanas, rusas, mexicanas» a fin

de que el Ministerio de Fomento estableciera reglas petroleras. El decreto reglamentario del

carbón, petróleo, y similares de 1918 incluyó sesenta disposiciones petroleras, y en 1920 se

promulgó la primera ley de hidrocarburos venezolana, aunque tuvo corta duración por las

gestiones del lobby de las compañías petroleras extranjeras ante el general Gómez para

que se estableciera otra ley que por último fue promulgada en 1921.

Tras esas dos leyes vinieron otras legislaciones y reglamentos que se acoplan a acon-

tecimientos que de un tirón posicionan al país en el exclusivo círculo de los productores

petroleros mundiales. Se sancionaron las leyes de hidrocarburos de 1922, de 1925, de 1928,

de 1935, y la ley de vigilancia para impedir la contaminación de las aguas por el petróleo en

1928; se promulga el reglamento de la ley de hidrocarburos de 1928, que fue reglamentación

inaugural para la ejecución de una ley. Se establece en 1930 el cargo de inspector técnico de

hidrocarburos en el Ministerio de Fomento, y se designa a los primeros inspectores. En 1931

se crea la Inspectoría Técnica General de Hidrocarburos de la que dependen inspectorías

regionales y se beca a seis ingenieros venezolanos para especializarse en petróleo en los

Estados Unidos; posteriormente ese estipendio se transformó en un programa de becas para

capacitar al personal petrolero de las inspectorías.

Los arreglos petroleros originarios surgen en tiempos de potestades discrecionales en

la manera de gobernar, cuando no existían reglas que impidiesen que círculos de poder se

beneficiasen de los negocios petroleros del Estado. Siendo así, a la institucionalidad petrolera

originaria la caracterizan las leyes petroleras y el ardid que «mantiene las leyes violándo-

las», que es el enunciado utilizado por J. Ayala Espino en su análisis sobre las instituciones

mexicanas durante el régimen de Porfirio Díaz entre 1876 a 1911.12

En la primera mitad del siglo XX, el país pasó de no tener reglas [petroleras] a tenerlas,

que es como distingue el origen de una institución la Premio Nobel en Economía Elinor Os-

trom.13 Pero los traficantes de concesiones14 desdibujan los alcances de las reglas petroleras:

optan por el procedimiento rápido que las quebranta.

*****

12 José Ayala Espino, Instituciones para mejorar el desarrollo, México, FCE, 2003, p. 80.13 El gobierno de los bienes comunes. La evolución de las instituciones de acción colectiva, México, UNAM, CRIM, FCE, 2000.14 Caracterización utilizada por Bernard Mommer en La cuestión petrolera, Asociación de Profesores. UCV, Caracas, Tropykos, 1988, p. 72.

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Atravesado el umbral de los arreglos petroleros originarios, se produjeron cambios institucionales que, examinados con el punto de vista de Ostrom, eran «cambios in-crementales en las reglas».15 Conforme a ese planteamiento, cada nueva ley petrolera que se aprueba, cada organismo que se crea, cada precepto que se modifica era cimiento del siguiente cambio institucional petrolero.

El nuevo ciclo de cambios de la institucionalidad petrolera germinó en la coyuntura pos-gomecista. La idea de la defensa del petróleo venezolano para enfrentar a minorías de poder que sacaban provecho de los negocios petroleros públicos y cuestionar las estrategias de los trust trasnacionales petroleros que menoscababan altos intereses nacionales, se pusieron en circulación con más o menos consenso en sectores del gobierno, en nacientes partidos y grupos políticos, en fracciones sindicales, en círculos académicos e intelectuales y en el nuevo segmento de profesionales conocedores de los asuntos petroleros nacionales. Por ejemplo, en razón de esa convicción, sectores políticos impugnaron decisiones que tomó el régimen gomecista para otorgar concesiones petroleras y el Ejecutivo Nacional entabló demandas judiciales a compañías extranjeras con irregularidades en las liquidaciones al fisco nacional.

Para consolidar los arreglos petroleros, se estableció en el Ministerio de Fomento la Dirección de Hidrocarburos –y el Servicio Técnico de Minería y Geología– a la que se ads-cribió la Inspectoría General de Hidrocarburos; en 1943 dicha Dirección fue sustituida por la Oficina Técnica de Hidrocarburos. Sin embargo, la inspección era entorpecida por gerentes de las petroleras pues según ellos los inspectores venezolanos no tenían pericia técnica en la industria petrolera, y de esa manera eludían el control estatal. Superada las dificultades, la inspección petrolera se consolidó.

En 1938 el Ejecutivo Nacional sancionó otra ley de hidrocarburos, que en el corto plazo no tuvo efectos prácticos. Esa ley dispuso fundar empresas o institutos petroleros del Estado venezolano, establecer límites a las exoneraciones aduanales de las concesionarias -que eran mayores que los impuestos que tenían que cancelar- y ratificó que las acciones para reglamentar la actividad petrolera concernían exclusivamente al Estado.16 En 1942 la primera ley de impuesto sobre la renta estableció un impuesto general a la actividad petrolera que anuló numerosas tributaciones de las leyes de hidrocarburos y títulos de las concesiones anteriores, y abrió camino a reformas impositivas en el reparto de beneficios entre el Estado y las compañías, como la que vino después con el arreglo del «fifty-fifty».

A partir del análisis institucional, que subraya que hay tipos de instituciones eficientes o vigorosas, y modelos de instituciones ineficientes o frágiles,17 es admisible considerar a

15 Elinor Ostrom, ob. cit., p. 222.16 Luis Vallenilla. Petróleo venezolano: auge, declinación y porvenir, Monte Ávila Editores, Caracas, 1975. 17 Ostrom, op.cit; Douglas North, citado en Ayala Espino op. cit.

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De la inexperiencia institucional a la pericia

la Ley de Hidrocarburos de 1943 como ejemplo de un arreglo que favoreció ell desarrollo de la institucionalidad petrolera, porque hizo posible que los heterogéneos derechos de los concesionarios, bajo leyes y contratos anteriores, quedaran regidos bajo un mismo marco jurídico, técnico y fiscal. Dictaminó, por ejemplo, que las compañías concesionarias estaban obligadas: a instalar refinerías en el país, a suministrar información geológica de las áreas en concesión, a presentar un informe anual de sus operaciones; mientras que el reglamento de la ley reforzó las funciones de la Inspectoría Técnica de Hidrocarburos. Por estar vigente a lo largo del siglo XX, la ley de 1943 fue un arreglo parteaguas de la institucionalidad petrolera venezolana.

El Ejecutivo Nacional del período conocido como el «Trienio», de 1945 a 1948, definió cinco lineamientos de política petrolera forjados en el contexto de aprendizajes colectivos que dejaron cambios institucionales de décadas precedentes: no otorgar nuevas concesiones petroleras, alcanzar la mayor participación posible de la nación en las ganancias petroleras, defender y conservar el petróleo, dar continuidad a la Ley de Hidrocarburos de 1943, llevar adelante la industrialización petrolera nacional. También se adoptaron dos decisiones novedosas: la licitación en el mercado internacional de regalías petroleras y la iniciativa de establecer contactos con países productores petroleros del Medio Oriente.

En diciembre de 1950 se publicó en Gaceta Oficial la creación del Ministerio de Minas e Hidrocarburos, al que se le anexaron la Oficina Técnica de Hidrocarburos y el Servicio Técnico de Minería y Geología del Ministerio de Fomento. Este ministerio constituyó un caso paradigmático de poder institucional en el ciclo de la industria petrolera concesionaria ya que pasó a ser: dependencia técnica que planifica y controla las actividades petroleras, mineras, petroquímicas y energéticas y aprueba las condiciones técnicas y legales de las operaciones industriales; agencia administrativa que interviene en los procedimientos tributarios y adua-nales de la actividad petrolera; oficina de planificación económica que evalúa el ingreso petrolero a efectos de determinar con el Ministerio de Hacienda el presupuesto anual. Pero igualmente: despacho estratégico que maneja los negocios petroleros del Estado y, por lo mismo, actor estatal que fija dinámicas articuladas al discurso nacionalista petrolero, además de oficina de política exterior que gestiona las relaciones del Estado con países productores y consumidores de petróleo.

Nacionalizada la industria petrolera, pasó a ser dependencia que controla a la Casa Matriz Pdvsa. A partir de la premisa de Ronald L. Jepperson, que considera a una insti-tución como patrón que sigue una secuencia de acciones,18 es explicable subrayar que,

18 «Instituciones, efectos institucionales e institucionalismo», en Walter W. Powel y Paul J. DiMaggio, comp., Nuevo institucionalismo en el análisis organizacional, Fondo de Cultura Económica, México, 1999, pp. 193-215.

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Gregorio Darwich Osorio

el fortalecimiento del patrón estatal de control y fiscalización de la actividad petrolera, se debe a las rutinas socio-técnicas del Ministerio

En el transcurso de la década de los años cincuenta, bajo las condiciones políticas del régimen dictatorial y posteriormente en la circunstancia de apertura democrática de la Junta Cívico-Militar de Gobierno en 1958, se perfeccionaron aspectos administrativos y jurídicos de la Ley de Hidrocarburos de 1943: se otorgaron nuevas concesiones con procedimientos definidos por el Ministerio de Minas e Hidrocarburos; se reformó la ley de impuesto sobre la renta para finalizar con el arreglo del «fifty-fifty»; y aumentó la parti-cipación del Estado en las utilidades de la industria en una proporción de «60-40». En los inicios de la segunda mitad del siglo XX, la institucionalidad petrolera ya es estructura histórica del Estado venezolano.

*****

En la década de los sesenta, la política petrolera denominada el «Pentágono en Acción»19 trazó cinco directrices que orientaron el patrón institucional petrolero venezolano hasta la nacionalización petrolera.

– La participación razonable, hace valer derechos del Estado venezolano para exigir una ganancia justa por el petróleo extraído. Tiene su origen en reformas impositivas y dis-posiciones fiscales de años anteriores.

– No otorgar más concesiones. Parte del supuesto de que el Estado debe reservar potenciales áreas petrolíferas para explotarlas directamente.

– Regular el comercio de los crudos venezolanos y establecer medidas de conservación para evitar su despilfarro. En la década de los sesenta fue una pauta inédita, en razón de que procuró ampliar el patrón fiscalizador a los descuentos en los contratos de venta de los hidrocarburos venezolanos, que era asunto en el que únicamente intervenían las compañías.

– Fundar una empresa petrolera nacional. Fue proyecto planteado en leyes petroleras precedentes, en el discurso petrolero nacionalista, y en rigor tuvo relación con la creación de empresas petroleras estatales en países petroleros durante la primera mitad del siglo XX. En 1960, se creó la Corporación Venezolana de Petróleo (CVP) que abrió la ruta para que el Estado adquiriera expertica en todas las operaciones de la actividad petrolera.

– Coordinar políticas con países exportadores de petróleo, que era propósito planteado en el debate público desde décadas atrás. El interés nacional por aproximarse a países petroleros se hizo posible en 1949 en ocasión de la visita oficial de una delegación venezo-lana a naciones petroleras del Medio Oriente, y después en la primera Convención Petrolera

19 Juan Pablo Pérez Alfonzo, El pentágono petrolero, Ediciones Revista Políticas, Caracas, 1967.

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ENERO-ABRIL 2015 167Petróleo en Venezuela en el siglo XX

De la inexperiencia institucional a la pericia

Nacional realizada en Caracas en 1951, a la que asistieron comisiones petroleras de esos países. Por último, en 1960 el Estado venezolano participó en la creación de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (Opep), que fue ente muy efectivo en el establecimiento de un patrón institucional de coordinación de políticas de países exportadores de petróleo.

En el horizonte del proyecto nacional que se desea, el arreglo de la nacionalización petrolera en 1975 fue una experiencia trascendente para generaciones de venezolanos que aprendieron el manejo técnico y gerencial de la industria, que establecieron la instituciona-lidad del sector, que delinearon un discurso económico y político afianzado en la relación entre el petróleo y el interés nacional y, más aún, que finalizaron con la experiencia petrolera concesionaria de modos coloniales.

La nacionalización se simplificó al delimitarse el patrón de funciones del Ministerio de Energía y Minas (antes Ministerio de Minas e Hidrocarburos) y de la empresa petrolera nacional Petróleos de Venezuela (Pdvsa). Pero lo complicado fue: negociar la expropiación y las indemnizaciones; afrontar dudas de trabajadores petroleros que desconfían de la capa-cidad del Estado para operar la industria; hacerse cargo del complejo industrial sin tener un desarrollo tecnológico endógeno ni manejar los hilos del negocio petrolero; aceptar convenios tecnológicos y comerciales forzosos; enfrentar desacuerdos entre sectores políticos, grupos profesionales y círculos académicos que impugnan aspectos del acuerdo nacionalizador20.

El arreglo dejó la impronta de dos visiones de la nacionalización en patente conflicto. Al cabo de tres lustros, ya consolidada la industria, se hace patente que la institucionalidad petrolera no pudo encauzar los conflictos sobre el arreglo nacionalizador. En el confín del siglo XX, ese dilema anticipó el debate público sobre la ruta que ha de seguir la institucio-nalidad petrolera del siglo XXI.

Por mucho que se considere que el tiempo pasado es «un espejo distorsionador»21, y se juzguen dinámicas imperfectas del desempeño institucional venezolano, es factible dis-tinguir que la historia institucional petrolera del siglo XX dejó valiosos aprendizajes. Prestar atención a ese pasado es fundamental, no tenerlo presente es «renunciar a aprender de nosotros mismos».22

20 Por ejemplo, respecto al artículo 5° de la ley de nacionalización, a los convenios de comercialización y tecnología, a la continuidad de la estructura gerencial de las concesionarias, al monto de las indemnizaciones. 21 Tony Judt, Pasado imperfecto. Taurus, España, 2007, p. 329.22 «Hoy se está entendiendo el pasado como parque temático», entrevista al filosofo español Manuel Cruz, Página 12, 30 de junio de 2014, disponible en: http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/17-32656-2014-06-30.html

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YORELIS ACOSTA* pp. 169-174

La identidad nacional e identidad política. ¿Quiénes somos 40 años después?

PROYECTO DE INVESTIGACIÓN

* Profesora-investigadora del Área de Desarrollo Sociopolítico del Cendes. Psicóloga con Doctorado en Ciencias Políticas, Universidad Central de Venezuela.Correo-e: [email protected]

Antecedentes

En el año 2014, en el marco del proyecto latinoamericano sobre Identidades y Estereotipos, en el que se incorporaron 7 países, se decidió retomar los trabajos clásicos sobre Identidad y el Carácter Nacional que comenzara hace más de 35 años José Miguel Salazar (1988, 1994) y Maritza Montero (1984a,b) sobre Ideología e Identidad Nacional, los cuales conceptualizaron el ser venezolano y latinoamericano. Estos trabajos buscaban conocer las autopercepciones nacionales así como las percepciones que tenemos de los conciudadanos de los otros países involucrados en el estudio (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Perú).

Participé en la formulación del proyecto mencionado y coordiné su desarrollo en Ve-nezuela, lo cual implicó fundamentalmente la recolección de los datos según los criterios establecidos en el proyecto, lo cual se hizo en mayo de 2014. Luego la información fue vaciada en una matriz Excel y enviada vía correo electrónico a la Dra. Silvina Brussino, de la Universidad de Córdoba-Argentina, responsable del análisis estadístico de todos la data recolectada en América Latina.

La data correspondiente a Venezuela también fue procesada en el país dando origen a una línea de investigación que pretende continuar profundizando en el tema, a la vez que incorpora la dimensión política para identificar los rasgos definitorios de nuestra Identidad Nacional junto con la Identidad Política actual. Se pretende además comparar los resultados de esta nueva lectura del ser venezolano con los estudios que le dieron origen.

Justificación

Entenderemos por identidad «aquella parte del autoconcepto de un individuo que deriva del conocimiento de su pertenencia a un grupo social, junto con el significado valorativo y emocional asociado a dicha pertenencia« (Tajfel, 1984:255). Ello nos conduce a interrogarnos: ¿existe una manera particular de ser venezolano?, ¿tenemos una personalidad básica o un carácter nacional?, ¿existe algo compartido por todos que se puede llamar venezolanidad?, ¿qué pensamos los venezolanos de nosotros mismos?, ¿ha cambiado el carácter nacional

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Yorelis Acosta

o ha permanecido igual en los últimos años?, ¿ha influido la globalización y sus efectos

–combinados con nuestra historia– políticos, económicos, culturales y sociales en esta forma

de ser? En vista del aumento de la participación en distintos escenarios, nos interrogarnos

también sobre nuestra identidad política ¿Hay un agotamiento de los modelos sociales y

políticos instituidos? ¿Qué circunstancia nos hacen pensar que es un tema pertinente para

discutir académicamente? ¿Cuáles son los desafíos teóricos y metodológicos que acarrea

abordar el tema? Son algunas de las interrogantes que nos planteamos.

El punto de partida de esta discusión fue, como se mencionó, los trabajos de José Miguel

Salazar y de Maritza Montero. Los venezolanos se consideraban flojos e irresponsables, pero

al mismo tiempo hospitalarios, alegres y simpáticos. La mayoría consideraba al país atrasado

y anárquico, con servicios públicos deficientes y, como rasgo positivo compensatorio, con

libertad de expresión. Los resultados en esta área de la psicología social fueron voluminosos

y marcaron tendencia en América Latina hasta finales del siglo pasado, cuando se hizo una

pausa en la investigación por la muerte de su fundador, el Dr José Miguel Salazar. Desde

entonces, 2001, no encontramos trabajos relevantes en Venezuela, a diferencia de lo que

sucedió en el resto de América donde la investigación continua y se complejiza (D’Adamo

y García Beaudoux, 1995; Morales y Páez; 1996; Roselli, 2000; Salazar y Salazar, 1998;

Espinosa, 2011; Beramendi y Zubieta, 2013; Beramendi,2014).

En relación al tema de la Identidad Política, encontramos un número importante de

investigaciones que dan cuenta del concepto Identidad Partidista (Molina, 1996, 2008;

Rey, 2003; Molina y Álvarez, 2004; Koeneke y Varnagy, 2012; Koeneke, 2014), pero el

de Identidad Política, si bien lo incluye, representa un concepto mayor que implica un

conjunto de valores, orientaciones y comportamientos del individuo que están vinculados

con su visión de las relaciones de poder existentes en el seno de la sociedad (Dawson

y otros, 1977).

A cuarenta años de iniciada esta línea de investigación, considerando la aparición

de nuevas realidades tecnológicas, la globalización y las múltiples interrelaciones de los

subsistemas (económico, social, político, cultural), la irrupción de nuevos actores y un

marco legal de mayor participación en el país, resulta necesario mirar el tema a la luz de

nuevos acercamientos disciplinarios: los últimos años de historia han dado forma a una

nueva manera de comprender y relacionarnos como ciudadanos en lo cotidiano y en lo

político. El aporte adicional de esta línea de trabajo es integrar dos perspectivas de análisis:

la psicosocial y la política.

Pretendemos mostrar resultados al investigar el «carácter nacional«, con datos siste-

máticos sobre sentimientos, emociones, motivaciones, formas perceptuales, pensamientos,

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ENERO-ABRIL 2015 171La identidad nacional e identidad política

¿Quiénes somos 40 años después?

creencias, preferencias y formas de comportamientos social y político, que partiendo del

universo individual sean uniformes en el plano colectivo. En conclusión, el objetivo principal

es identificar cuáles son los aspectos centrales de la construcción de la identidad nacional

venezolana actual, así como de nuestra identidad política.

La importancia de la Identidad ya no se discute. En este sentido, las investigaciones

más recientes apuntan a señalar los vínculos entre la identidad y la construcción del

sentimiento nacional, la identificación con una nación, la formación de autoconceptos,

el establecimiento de relaciones sociales, cogniciones, comportamiento individual, perte-

nencia a grupos, configuración de la autoimagen, participación, entre otros (Cashmore,

2000; Herranz y Basabe, 1999; Salazar, 1996; Miller, 1983; Owens, 2006; Salazar, 1996;

Salazar y Salazar, 1998).

Aspectos Metodológicos

Este proyecto tiene varias fases. La primera, desarrollada en el año 2014, utilizó el instrumen-

to original de los estudios de Salazar, al cual se le agregaron algunos ítems que buscaban

identificar los aspectos centrales de la identidad política consiguiéndose la primera data en

la ciudad de Caracas. Esta fase fue validada en el año 2014 en los aspectos psicosociales

con una muestra de trabajo de dos ciudades del país (Caracas y Maracaibo) así como una

revisión de expertos con autores como Maritza Montero y Eduardo Santoro, psicólogos

sociales que participaron en los trabajos originales.

El instrumento utilizado tenía 3 partes. La primera solicitaba cinco adjetivos que mejor

describieran a los venezolanos y a las personas de los países ya señalados. Ejemplo:

VENEZUELA

1.

2.

3.

4

5.

BRASIL

1.

2.

3.

4

5.

La segunda parte del instrumento presentaba cinco adjetivos dicotómicos a fin de

que los venezolanos se autoevaluaran y evaluaran a sus conciudadanos, en una escala tipo

Likert de siete puntos. Ejemplo:

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ENERO-ABRIL 2015

Yorelis Acosta

La tercera parte, incluía ítems relativos a la política y lo político. Ejemplo:– En Venezuela, confiamos en las instituciones públicas– En Venezuela, confiamos en los partidos políticosSe podría responder con opciones que van de 1 (totalmente en desacuerdo) a 7 (to-

talmente de acuerdo) utilizando escalas tipo Likert.Según el acuerdo con los colegas latinoamericanos, para esta fase se estableció una

cuota de 500 encuestas por país, cumpliendo los siguientes criterios: 50 estudiantes de ciencias y 50 estudiantes de ciencias humanísticas, cada uno de los cuales debía llenar el instrumento y a su vez aplicarlo a 4 personas no ligadas al ámbito universitario: 2 mujeres y dos hombres mayores de edad. En este caso se trabajó con estudiantes de Ingeniería civil y metalurgia de la UCV, estudiantes de Psicología de esta misma universidad y estudiantes de Comunicación Social de la UCAB.

Se obtuvieron en total 637 encuestas efectivas (correctamente respondidas), porque algunos alumnos lograron encuestar a un número mayor de personas. De estos, 277 son hombres y 360 son mujeres, pertenecientes a diferentes niveles educativos y etarios.

La segunda fase del proyecto será ejecutada durante el periodo 2015-2016 y tiene metas más ambiciosas por cuanto se espera tener una muestra de alcance nacional, revisar los aspectos metodológicos que pudieron generar error en los resultados e incorporar el estudio de las Identidades Regionales. Adicionalmente, en esta fase se incorporaron datos de zonas populares de Caracas (La Vega, Antimano, Las Mayas y algunos barrios de Petare) recolectados en mayo-2015.

El alcance de este proyecto pretende ser mayor que los trabajos de las décadas pasadas e incluso de los desarrollados actualmente en América Latina, al menos por tres razones fundamentales. La primera, este trabajo intenta superar las limitaciones de las muestras utilizadas en los trabajos que lo preceden. En segundo lugar, estamos incluyendo una nueva variable: la identidad politica, dando a la investigación mayor interés para dos disciplinas: la

VENEZOLANOS:

Buenos :___:___:___:___:___:___:___: Malos

Atractivos :___:___:___:___:___:___:___: No Atractivos

Amados :___:___:___:___:___:___:___: Odiados

Agradable :___:___:___:___:___:___:___: Desagradables

Confiables :___:___:___:___:___:___:___: No Confiables

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ENERO-ABRIL 2015 173La identidad nacional e identidad política

¿Quiénes somos 40 años después?

Psicología Social y la Ciencia Política. En tercer lugar, se espera hacer una medición a nivel nacional, al menos en un primer momento, en cuatro puntos del país (Oriente, Guayana, Zulia y Los Andes), por cuanto la identidad tiene factores geográficos y culturales implícitos.

En relación a los conceptos políticos serán debatidos con profesionales del Instituto de Estudios Políticos de la Universidad Central de Venezuela, en su mayoría Politólogos, junto con otros expertos del área. Para definir las dimensiones e ítems que se utilizarán para el estudio de la variable Identidad Política y completar el Instrumento de recolección de datos se organizaron dos reuniones de trabajo en octubre 2014.

Sobre el procesamiento de datos en la primera fase

La información obtenida en la primera fase se vació en el programa Excel y se procedió a calcular la frecuencias de las respuestas. Se obtuvo un listado de adjetivos (y en algunos casos sustantivos o expresiones que fueron descartadas) que según los participantes definen al venezolano. Las respuestas fueron sometidas a un análisis de contenido que permitió la agrupación de las respuestas por similitud y la definición de categorías-atributos que conformarán la autodefinición de los venezolanos. El nombre de la categoría surge por el adjetivo que obtuvo la frecuencia mayor en la misma. Esperemos en breve comenzar a generar artículos con los datos recolectados.

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ENERO-ABRIL 2015

Yorelis Acosta

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ENERO-ABRIL 2015 175EVENTOS

pp. 175-182

Día del SociólogoHomenaje a Heinz Rudolf Sonntag

ROBERTO BRICEÑO LEÓNIGNACIO ÁVALOS GUTIÉRREZ

El 13 de febrero de 2015 la Secretaría de la Universidad Central de Venezuela organizó, con motivo del día del sociólogo, un acto en homenaje a dos admirados y queridos sociólogos: Heinz Rudolf Sonntag y Alfredo Chacón. Quisimos entonces hacernos eco de tan merecido reconocimiento y en particular del dirigido al Prof. Sonntag, quien fuese elegido en tres oportu-nidades como director de nuestra institución. A continuación transcribimos las dos intervenciones en su honor; la primera a cargo de Roberto Briceño León y la segunda de Ignacio Ávalos Gutiérrez.

Heinz R. Sonntag y la sociología de VenezuelaROBERTO BRICEÑO LEÓN*

Cuando hace unos meses nuestro apreciado amigo y hoy Secretario de la UCV, Amalio

Belmonte, me propuso que participara en el acto de homenaje a Alfredo Chacón y Heinz

R. Sonntag, me sentí doblemente regocijado. En primer lugar, por la belleza del acto de

reconocimiento, de homenaje merecido, a unos colegas ilustres, gesto poco común, escaso,

diría más bien, en nuestro medio. Y, en segundo lugar, porque me pedía que hiciera en

este evento una semblanza personal de Heinz R. Sonntag, una de las figuras claves de la

sociología venezolana.

Así que voy a presentarles exactamente lo que me han pedido, una semblanza personal,

con mis propias anécdotas e historias, sobre lo que en mi manera de ver es una obra de

vida por la sociología de Venezuela y lo que han sido mis vivencias a su lado, como alumno,

colega y amigo. Sin embargo, entiendo que algunos de ustedes, por su dilatada vinculación

* Doctor en Sociología, Profesor Titular de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales de la Universidad Central de Venezuela. Director del Laboratorio de Ciencias Sociales y del Observatorio Venezolano de Violencia (Lacso). Correo-e: [email protected]

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ENERO-ABRIL 2015

Roberto Briceño León

Ignacio Ávalos Gutiérrez

con Heinz, pudieran agregar muchos más recuerdos y muchas más páginas a este homenaje, quizá con mayor propiedad que la mía.

Quisiera referirme a cinco dimensiones de la obra sociológica de Heinz Sonntag en estos minutos de recuerdo y cariño, y dejarles con ello algunos mensajes que me atrevo a sacar de su vida; es decir, de lo que ha hecho y no solo de lo que ha dicho, pues sabemos de la distancia que separa las muchas cosas que se dicen de las pocas o distintas que se hacen en este mundo cambiante. Tales dimensiones son: en primer lugar, su actividad como profesor, como docente de nuestra universidad; en segundo lugar, su esfuerzo por la cons-trucción institucional universitaria; en tercer lugar, su esfuerzo por la internacionalización de la sociología venezolana; en cuarto lugar, su crítica vinculación con la política, y, finalmente, en quinto lugar, su venezolanidad.

Veamos. Heinz ha sido ante todo un profesor, un docente formador de mentes y de ello puedo dar constancia desde el inicio de su labor en esta universidad, pues fui de sus primeros alumnos. Mis inicios en la sociología estuvieron ligados a las dos figuras que hoy nos reúnen en este evento. Cuando ingresé a estudiar a la Escuela de Sociología y Antro-pología –dentro de la que ha sido la más grande cohorte de estudiantes, más de cuatro-cientos–, Alfredo Chacón era su director y a los pocos meses llegó Heinz Sonntag a dictar clases a los alumnos del primer año. Desde ese entonces y por casi cuatro décadas, Heinz fue profesor de estudiantes de pre-grado y postgrado y tutor de tesis de grado, maestría y doctorado. Como profesor, Heinz propició y permitió el encuentro con un marxismo crítico, con una sociología que intentaba pensarse desde múltiples lugares, sin provincianismos; con criticidad, sin abandonar el rigor de los cánones académicos que había aprendido en su formación inicial en la Universidad de Munster.

Recuerdo con claridad el primer día de clase. Estábamos en una de las aulas grandes del primer piso de las viejas instalaciones de la escuela; éramos más de cien estudiantes agolpados en las sillas y ventanas, pues quienes llegaban tarde no encontraban lugar donde sentarse. Heinz llegó y tomó un pupitre para sentarse frente a nosotros, renunciando así al privilegio de la tarima de madera, esa suerte de pedestal que abrigaba la pizarra y el escritorio del profesor, y se acercó igualitario a los estudiantes. Yo estaba sentado en las primeras filas y le escuchaba como hablaba con un lenguaje gutural y pausado, buscando las ideas que deseaba comunicar y, quizá, las palabras adecuadas en castellano. Cuando desplegó su cuaderno de notas, aprovechó para sacar un cigarrillo de tabaco negro, que comenzó a acariciar, como amasándolo y estirándolo sucesivamente. En ese tiempo, los códigos de conducta permitían que profesores y alumnos fumaran en los salones de clase. Recuerdo que la clase avanzaba con grandes reflexiones sobre la filosofía del conocimiento, la interminable polémica entre materialismo e idealismo... y el profesor no encendía el cigarro;

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Homenaje a Heinz Rudolf Sonntag

se lo pasaba de una mano a otra. Volvía sobre la transformación que había hecho Marx de la filosofía de Hegel, lo que los nuevos y de moda filósofos franceses llamaban poner boca abajo al viejo Marx... pero no terminaba de encender el cigarro. Habían pasado más de 20 minutos y el cigarro seguía pasándose, con un leve temblor de una mano a la otra, y a esas alturas el salón entero estaba más pendiente del cigarro que de Marx, Hegel o Althusser, y todos rogábamos que por favor terminase de prender y fumarse el bendito cigarro. Lo cual no ocurrió sino hasta el final de la charla. Ese fue mi primer encuentro con Heinz Sonntag.

Treinta años después de su llegada a la escuela, los estudiantes de sociología lo seguían apreciando y queriendo, y haciéndolo padrino de su promoción.

La segunda faceta que quisiera destacar es la de constructor de instituciones. En esos años, Heinz había propuesto una modificación en el sistema de educación universitaria y había escrito con Héctor Silva Michelena dos libros: uno sobre la revolución universitaria y otro sobre Universidad y dependencia.1 Se tenían los ecos del mayo francés y en la Escuela de Sociología se había iniciado la renovación universitaria. Con los años Heinz fue adap-tando sus ideas y procuró llevarlas a cabo en sus incursiones en la gerencia universitaria, en particular en la dirección de esa notable institución de nuestra universidad que es el Cendes. En tiempos de José Agustín Silva Michelena, fue coordinador de investigaciones y luego en tres oportunidades fue electo y ejerció como su director, dándole un impulso, una vitalidad y una conexión nacional e internacional de gran valor.

Y esa es la tercera faceta que quisiera destacar: Heinz conectó a la sociología venezolana con la sociología mundial, con las ciencias sociales de América Latina, de Europa y Estados Unidos. Fue uno de los artífices de la recuperación de Clacso y de su rescate del acoso de las dictaduras del Cono Sur; apoyó sus actividades y nos impulsó a otros centros, como el nuestro, Lacso, a que nos afiliáramos e hiciéramos de su actividad una expresión de plura-lismo y discusión abierta. Algo muy distinto por cierto, a ese Clacso, adinerado y sumiso que hoy tenemos, tan complaciente y meloso con las dictaduras si estás dicen ser de izquierda.

Heinz fue además un baluarte fundamental en el fortalecimiento de ALAS (Asociación Latinoamericana de Sociología) y en la incorporación de Venezuela a sus actividades. En nuestro país se han celebrado dos congresos de ALAS: uno en 1961, presidido por Rafael Caldera, y otro en 1993, promovido y presidido por Heinz Sonntag. Recuerdo que nos convocó a varios colegas: Edgardo Lander, Andrés Serbín, Marisela Padrón y a mí mismo, para que trabajáramos en su organización. Nos reuníamos en su casa de las Acacias en unos tiempos muy difíciles para su familia, pues por esos meses se enfermó su querido hijo. Sin embargo,

1 Silva Michelena, H. y H.R. Sonntag, Proposición para una Revolución Universitaria, Caracas, Unidad Rebelde, 1969. Silva Michelena, H. y H.R. Sonntag, Universidad, Dependencia y Revolución, México, Siglo XXI, 1976.

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la organización no se detuvo y algunas veces, para no retrasar el trabajo, nos reuníamos en un pequeño café frente a la clínica.

El Congreso se organizó y fue un completo éxito. Sin embargo, las dificultades no cesaron. Como se trataba de un evento que discutiría las políticas de reforma neoliberales, se pensó que lo adecuado era escuchar todas las voces y opiniones, y se invitó a personas vinculadas al Banco Mundial y a otros organismos internacionales ¿El Banco Mundial? ¡Oh, Pecado! Al iniciarse el congreso, la delegación cubana empezó a presionar para que se les retirara del programa. Conspiraron y amenazaron, pero Heinz resistió; estaba molesto y descompuesto, pero resistió en nombre del pluralismo y de la libertad. Propuso cambiar la forma de elección de las autoridades y la membrecía de ALAS a fin de democratizarla y quitarle su carácter de grupito y camarilla, lo que logró parcialmente, y fue nombrado presidente de ALAS, el único que ha tenido Venezuela.

Igualmente apoyó y fortaleció la vinculación con la Asociación Internacional de Socio-logía (ISA). En 1994, siendo yo candidato a la junta directiva que sería electa en el congreso que tendría lugar en Bielefeld, Alemania, recibí una llamada de Heinz para decirme que lo había contactado Immanuel Wallerstein –candidato a su vez a Presidente de la ISA– porque quería que hiciéramos una alianza para fomentar cambios y dar más oportunidades de par-ticipación a los sociólogos del sur. Así lo hicimos y ambos quedamos electos. Allí iniciamos un amplio programa para mostrar la diversidad de la sociología en el mundo. Logramos que las dos revistas venezolanas de sociología fueran reconocidas por la ISA y que el español fuera idioma oficial; organizamos seminarios con lo mejor de las más diversas corrientes; y de allí surgieron los únicos libros que Heinz y yo editamos juntos y que fueron impresos en Montreal y en Caracas.2

El cuarto rasgo que quisiera destacar es la vinculación crítica de Heinz con la política. Un nexo que no rechaza, sino se aproxima de manera crítica al poder y reflexiona sobre lo que se hace sin perder autonomía. Desde su tesis doctoral, donde sostenía polémicamente que Engels y Lenin habían deformado y hasta traicionado el pensamiento de Marx,3 pa-sando por una fructífera relación con gobiernos como el de Rafael Caldera en Venezuela o el de Fernando Henrique Cardozo en Brasil, hasta su reciente participación en la oposición venezolana, la política ha estado en el centro de su actividad y de su vida.

Permítanme contarles una anécdota. Durante algunos años y por azar, Heinz y yo habi-tamos en un mismo edificio, cuando por ese entonces yo estaba en la Dirección Nacional del MIR, junto, por cierto, con dos queridos colegas y amigos: Rigoberto Lanz y Alfredo Caraballo.

2 Briceño-León, R y H.R. Sonntag: Sociology in Latin America, Montreal, ISA, 1998. Briceño-León, R y H.R. Sonntag: Pueblo, Época y Desarrollo: La Sociología de América Latina, Caracas, Nueva Sociedad, 1998. Wallerstein, I., R. Briceño-León y H.R. Sonntag: El Legado de la Sociología, La Promesa de la Ciencia Social, Caracas, Nueva Sociedad, 1999.3 Sonntag, H.R.: Marx y Lenin: Acerca de la Sociología de la Revolución, Caracas, EBUCV, 1974.

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Homenaje a Heinz Rudolf Sonntag

Una noche llegó la DISIP, la policía política, con una orden de allanamiento de mi casa y como estaba solo, de una manera extraña, solicitaron la presencia de un testigo, de un vecino, para verificar que todo había sido hecho correctamente. Llamé a Heinz, quien me acompañó en aquel aprieto mientras los Disip revisaban libros y papeles, que era prácticamente lo único que había en el apartamento. No encontraron nada de lo que buscaban y luego, al parecer, se dieron cuenta que había sido un error, una confusión de homónimos, y se marcharon. Años después, en el 2007, cuando recorrimos juntos el país dictando conferencias para explicar los alcances de la Reforma Constitucional y oponernos a ella, y luego, en la gestación de la idea del Observatorio Hanna Arendt, nos recordamos de estos eventos y concluíamos que los totalitarismos pueden tener muchos colores e ideologías.

En todos esos trances Heinz se hizo venezolano y por eso hoy lo homenajeamos con aprecio y cariño, pues a pesar del habla gruesa que todavía conserva, es más venezolano que muchos de nosotros; como resaltó en una oportunidad Fernando Henrique Cardozo: la venezolanidad no se le dio de gratis y por añadidura, sino que fue el producto de una decisión personal y costosa, ya que en ese momento debió renunciar a la nacionalidad alemana.

En su venezolanidad, en su lucha presente por defender la democracia y enfrentar el militarismo, quisiera rescatar la permanencia de los mismos valores que lo trajeron a estas tierras. Los nombres han cambiado, las circunstancias son distintas, pero los ideales por defender la libertad, la autonomía del pensamiento y crítica, la búsqueda de la inclusión social y la solidaridad, siguen siendo las mismas.

Hoy en día, muchos de los antiguos incendiarios de esta universidad se convirtieron en bomberos; muchos de los antiguos libertarios se convirtieron en verdugos; y otros vendieron la dignidad por un plato de lentejas verdes. Frente a ellos, y a pesar de su edad y del bastón que lo acompaña, Heinz sigue siendo hoy el símbolo del pensamiento y la sociología crítica de esta universidad.

El profesor Sonntag se parece a Ambrosio Alfinger IGNACIO ÁVALOS GUTIÉRREZ*

Gracias en primer lugar al Profesor Amalio Belmonte por darme el privilegio de hablar en este acto en el que se le hace un reconocimiento a dos magníficos profesores de la Escuela de Sociología de la UCV: Alfredo Chacón y Heinz Rudolf Sonntag. Según me dijo, al invitar a

* Sociólogo de la Universidad Central de Venezuela. Profesor de la Facultad de Ciencias Económicas y Sociales-UCV y profesor invitado del Cendes, IESA y Escuela de Derecho de la UCV. Director y cofundador de Innovaven (Asociación para la Innovación Tecnológica). Correo-e: [email protected]

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un feligrés de Los Tiburones de La Guaira, quería dar muestra de su tolerancia como militante magallanero; más amplitud ideológica y religiosa, casi imposible, debió haber pensado.

Dicho lo dicho, quiero celebrar este acto de reconocimiento, porque tengo la sensación de que es una práctica que se está haciendo poco frecuente entre nosotros en esta época en la que, por lo general, la vida venezolana transcurre conforme a códigos poco amables. Bienvenido, pues, este paréntesis que se abre para hablar de dos personas muy queridas y de enorme gravitación en la vida universitaria y más allá de ella.

Aunque se me pidió que hablara del Profesor Sonntag, para mi resulta obligado referir-me, aunque sea muy brevemente, al profesor Alfredo Chacón, uno de los mejores profesores que tuve y sepan ustedes que los tuve muy buenos. En el primer año de la carrera me dio Introducción a la Antropología y, de acuerdo a lo que me habían contado, era comunista, lo cual lo convertía a priori, en un rival ideológico al cual debía combatir, dada mi procedencia socialcristiana. No creo que sea menester decir que depuse tal actitud al rato de haberlo escuchado, que era impensable no hacerlo dada su inteligencia y su manera de hablar, siempre argumentando, nunca atropellando.

La memoria es arbitraria, hace más o menos lo que le da la gana, olvida lo que le parece, registra lo que se le antoja. Digo esto porque al profesor Chacón lo asocio con el concepto de anomia, el cual expuso, no sé muy bien a cuenta de qué, en la primera clase a la que le asistí. Un concepto raro para mí, que venía de cursar dos años de Derecho –la carrera de las reglas y de los profesores con flux y corbata– y que jamás creí que, con el paso de los años, me sería tan útil para entender a la sociedad venezolana y comprender que incluso, aunque luzca contradictorio, es posible un Estado anómico. Para expresarlo de otra manera, que espero no resulte mal interpretada, el Profesor Chacón desde entonces me trae a la mente el desorden nacional (o al revés, no sé bien).

Encerrar al Profesor Sonntag en diez minutos es misión imposible. Diré, pues, algunas cosas, a sabiendas de que no dan cuenta de su labor, desplegada a los largo de varias décadas. Habrá que comenzar señalando, en fin, que el Profesor Sonntag es alemán, como su pinta lo indica y que estudió historia y filosofía en su país y también, creo, en Austria. Hacia finales de los años sesenta obtuvo su doctorado en ciencias sociales, presentando una tesis, publicada en varios idiomas, en la que mostraba cómo el pensamiento de Marx había sido en cierta medida desvirtuado por Lenin, hecho que, desde luego, incidiría en el fracaso histórico del llamado socialismo real. Por cierto, siempre me ha parecido que, de publicar una nueva versión de su trabajo, el Profesor Sonntag incluiría un capítulo destinado a analizar la China de nuestros días, metiendo uña en ese invento que convirtió a ese país en una exitosa economía capitalista, contando con el visto bueno del Partido Comunista. Este sería el encargado de lubricarla con vaselina marxista y, así mismo, pues todo hay

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que decirlo, facultado para manejar cierta mano dura a fin de que los reclamos sociales o ambientales no perjudiquen la tasa de acumulación.

Apenas treintañero, el Profesor Sonntag se vino a Venezuela y desde entonces vive por estos lares, que seguramente le han resultado embrollados, pero también divertidos. Cuentan que Adriano González León decía de él «que era el alemán que más rápido se había adaptado a Venezuela desde el explorador Ambrosio Alfínger.» Así se entiende que el Profesor Sonntag nunca haya hecho de turista intelectual y jamás haya sido un observador europeo que, enfundado en su batica blanca, mirara de lejos y con «objetividad«, la realidad local. Al contrario, se comprometió a fondo, esto es, en alma y testículos, con estas tierras tropicales, no sólo en el plano académico, sino también desde los lados de la política, siendo siempre uno más de nosotros, en su versión rubia y de ojos azules, con la infaltable «r« teutona al hablar. Al ratico de llegar a Venezuela pasó a ser profesor de la UCV, primero en la Escuela de Sociología y luego en el Cendes y algunas veces se ausentó para hacer de docente en varias universidades europeas y norteamericanas.

No tuve la suerte de ser su alumno, pero me precio de haber leído buena parte de sus escritos. Su obra, extensa e influyente, es una expresión importante de las ciencias sociales en Venezuela y, en general, en América Latina. Forma parte de un esfuerzo intelectual original, orientado hacia la interpretación y transformación de nuestras sociedades y que –formulado de manera muy escueta y tal vez algo simple– supo migrar desde la teoría de la dependencia, hace alrededor de tres décadas, hasta los enfoques que analizan hoy en día a los países de la región en el marco de los procesos globales. Siempre ha sido, pues, un pensador crítico «en pleno desarrollo», atento a las transformaciones de la realidad, muy lejos del dogmatismo y de las formulas sencillas que ofrecen cápsulas prometiendo una fácil digestión de la realidad y herramientas sencillas para cambiarla.

El profesor Sonntag siempre ha sido un agitador desde el punto de vista académico. Así lo señalan, por ejemplo, unas notas que guardé en la computadora hace algún tiempo a propósito de una entrevista que le hicieron. Allí dijo, según lo que recogí en mis apuntes, que en la intelectualidad sudamericana hay dos vertientes: una, copia de las ciencias sociales estadounidenses, sobre todo en teoría económica; y la otra, un neo marxismo avergonzado. Consideraba que «…ambas vertientes representaban un coro de fatalismo que impregnaba toda nuestra vida intelectual.» Y proponía, en consecuencia «una insurrección intelectual».

Mención aparte merecen sus textos referidos a la institución universitaria venezolana, de cuya lectura queda claro, entro otras muchas cosas, que la Universidad debe entenderse como un espacio libre y plural, o de lo contrario es, si acaso, un liceo militar con ciertas pretensiones.

Como dije, no cursé ninguna materia con el Profesor Sonntag. Pero por una de esas azarosas carambolas que definen la vida de cada quien en sus hitos más relevantes, lo

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nombraron jurado de la tesis que escribí para graduarme de sociólogo, la cual versaba sobre una cuestión que no caía dentro de su cancha ni tampoco la de la Escuela. En los pasillos, que es por donde corren los chismes, me enteré que fue una decisión administrativa –a quien carajo ponemos en esta tesis, se preguntó alguien– cuya noble finalidad era no dejar colgado a un alumno con ganas de ser licenciado. Salí más o menos bien librado en cuanto a la calificación se refiere y fui llamado por el Profesor Sonntag para una conversación de diez minutos, de la que seguramente él no se acuerda. En medio de varias observaciones muy agudas sobre lo que había escrito, argumentó con inteligencia y entusiasmo que yo debería seguir trabajando en esa línea de investigación. Terminó, pues, dándome el empu-joncito que complementó el que ya me había dado la Profesora Olga Gasparini. Para hacer el cuento corto, desde entonces mi vida profesional ha transcurrido alrededor de los asuntos relacionados con el desarrollo científico y tecnológico, vistos desde el punto de vista social. Y, la verdad, no me puedo quejar: cierto que no soy rico, pero me he entretenido mucho demasiado, según se dice en la jerga juvenil.

Termino, pues, señalando que estas palabras no son para saldar una deuda, sino para no olvidarla. Me parece, además, que son palabras que, con sus variantes particulares, pudieron haber sido pronunciadas por muchas otras personas, agradecidas también por la obra del Maestro Alfredo Chacón y la del Maestro Heinz Rudolf Sonntag.

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pp. 183-189

En memoria de José Agustín Catalá

* Historiador, abogado, docente, escritor, exparlamentario.Correo-e: [email protected]

RAFAEL SIMÓN JIMÉNEZ*

El 11 de febrero de 2015, cuando José Agustín Catalá cumpliría 100 años, se

le hizo un homenaje en el Trasnocho con la presentación de dos documen-

tales sobre él realizados, uno por Macki Arenas y el otro por Carlos Oteiza.

Después de su proyección, ambos dijeron unas palabras en su recuerdo junto

con Milagros Socorro y Rafael Simón Jiménez. A continuación presentamos

la semblanza que de Catalá hiciera este último.

Por lógicas razones generacionales, no fui de los amigos más antiguos de José Agustín Catalá, pero la empatía y la identificación que surgió desde nuestro primer encuentro compensó cualquier rezago, y puedo decir con orgullo que, en los últimos años de su vida, no hubo una persona más cercana, ni que compartiera y lo frecuentara más que yo.

Había leído casi todas sus publicaciones, comenzando por el famoso libro negro, que lo hizo legendario en las luchas anti dictatoriales y que luego fue reimpreso muchas veces en tiempos de democracia; los libros testimonio de su hijo político, José Vicente Abreu: se llamaba S.N. y Guasina donde el rio perdió sus siete estrellas, y documentos impresionantes como los expedientes llevados por la tenebrosa policía de la dictadura, recopilados bajo el titulo «Los archivos del terror». Eran incontables los textos que testimoniaban su es-fuerzo de hacedor de libros desde finales de la década de los cuarenta y que él preservaba celosamente.

Al entrar a su oficina de muchos años, en la subida de Maripérez, un cartel ubicado sobre su escritorio invitaba al trato con confianza: ¡No me diga doctor, llámeme José Agustín Catalá! Esa era la antesala del dialogo con aquel hombre cuya tenacidad y constancia lo llevaba, con casi 97 años, a cumplir una exigente jornada de actividades que prolongaba mañana y tarde, y en la que planificaba proyectos editoriales para otra centuria de vida. Al morir estaba trabajando en nuevas ediciones sobre aspectos desconocidos de la lucha contra Pérez Jiménez, especialmente en el plano de la conspiración militar; se afanaba entonces en tratar de desbloquear las aprehensiones de su entrañable amigo, el ilustre historiador

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y ex presidente Ramón J. Velásquez, por detallar las circunstancias que, en medio de la actividad clandestina, lo llevaron a la cárcel de Ciudad Bolívar, acusado de formar parte de un complot para asesinar al dictador.

Para la mayoría de los venezolanos, incluso para los viejos dirigentes de AD, José Agustín Catalá era considerado un militante de ese partido. Un adeco sin carnet, sobre todo por los nexos de estrecha y solidaria amistad que lo unieron a muchos de sus líderes, Rómulo Betancourt y Gonzalo Barrios, entre ellos, amén de los desaparecidos Leonardo Ruiz Pineda y Alberto Carnevalli, y además por su participación decidida y valiente en la lucha anti dictatorial.

Sin embargo, el propio Catalá se encargaba siempre de recalcar su condición de in-dependiente y lo explicaba precisamente porque la fortaleza de sus criterios y convicciones no podían someterse al fórceps de una disciplina política. En relación a este tema, el mismo proclamaba «...yo soy un adeco sin línea, sin carnets, y sin militancia, liberado de toda disciplina. Un adeco de ficha, de archivo, con el derecho bien ganado de tener amigos de cualquier filiación política que quiera tener, y de decir en voz alta lo que se me ocurra...»

Proclamaba con orgullo su amistad, admiración y respeto por Rómulo Betancourt, pero también en más de una oportunidad remarcó sus diferencias con el fundador de AD. Tal fue el caso cuando desde Berna el ex Presidente se opuso a las legítimas aspiraciones candidaturales del maestro Luis Beltrán Prieto Figueroa, pretendiendo que Cátala reprodujera la carta dirigida a la militancia del partido donde se confrontaba la postulación del educador Margariteño. Catalá se negó de plano y le dijo al sindicalista Rafael Reyes, portador del documento, que aquello constituía una maniobra inaceptable para quien había compartido con Rómulo los afanes de la fundación del partido desde el viejo PDN. Catalá, renegando de las posiciones del máximo líder adeco y de su paisano y entrañable amigo Gonzalo Barrios, optó por un apoyo público y su incorporación a la campaña de Prieto, gesto que en absoluto melló su relación con Betancourt o con Barrios, ajenos a las adulancias e incondicionalidades.

Catalá poseía una de las mejores recopilaciones bibliográficas de Rómulo Betancourt, muchas de cuyas obras editó o reeditó. Conocedor de mi interés por la trayectoria y el ideario del ex presidente, un día, cuando se decidió a reducir sus archivos y depósitos, me invitó con palabras conminatorias: ¡Agarra todos los libros de Betancourt que quieras, tú serás el mejor depositario de ellos! lo que hice de inmediato, permitiéndome tener acceso a textos dedicados por el propio ex mandatario y otros con anotaciones o mutilaciones al margen, que era, según Catalá, la forma como Betancourt corregía sus trabajos para las reimpresión de sus obras.

Otro rasgo de la personalidad del veterano editor era su visión amplia, progresista, negada a cualquier concepción estrecha o sectaria de la amistad o la política; todas las causas de avanzada siempre contaron con su entusiasmo, lo que le permitió cultivar relaciones y

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afectos en todos los sectores. Conocida es su relación estrecha y solidaria con Gustavo Ma-chado, el icono del comunismo criollo y con casi todos los líderes de la izquierda Venezolana, incluso en los tiempos violentos y tormentosos de la lucha armada de los años sesenta.

Siempre solía repetir Catalá la anécdota de sus tiempos de sub secretario de la Presidencia de la Republica, cuando un día Rómulo Betancourt lo convocó a una reunión nocturna en la Residencia Presidencial de los Núñez y él se excuso de asistir, invocando un compromiso social ineludible, a lo que Rómulo con confianza y sorna le espetó: ¿Qué compromiso puede ser más importante que reunirse con el Presidente, que además es tu superior? Y este le contestó: «tengo que asistir, como todos los años, al cumpleaños del líder comunista Gustavo Machado», ante lo cual Betancourt en una falsa reprimenda lo acusó de ser «Rosado» es decir simpatizante de los Rojos, para luego, al día siguiente, movido por la curiosidad, preguntarle cómo había estado el festejo y expresarle su respeto por Machado.

Cuando los militares, el 24 de noviembre de 1948 protagonizan un nuevo golpe de fuerza contra el distinguido novelista Don Rómulo Gallegos, Catalá, que se desempeñaba como director de la Imprenta Nacional y se encontraba en Estados Unidos gestionando la compra de una nueva maquinaria para modernizar las impresiones oficiales, regresó sin retardos y procedió a renunciar a su cargo ante el nuevo ministro del interior y miembro de la Junta Militar, Comandante Luis Felipe Llovera Páez, quien, previa inspección de la Con-traloría General de la Republica, dio el visto bueno y finiquito a sus cuentas y desempeños. De inmediato, Catalá se puso en contacto con la incipiente resistencia a la dictadura y se incorporó de lleno a las actividades clandestinas, coordinadas por el secretario general de AD, Leonardo Ruiz Pineda.

Catalá reasumió, durante esos primeros años de la dictadura, su labor como editor privado a través de la firma Ávila Gráfica, en cuyos talleres ubicados de Cipreses a Santa Rosalía, en pleno centro de Caracas, se imprimían trabajos literarios y poéticos con un in-confundible sesgo anti dictatorial; creaciones en apariencia inofensivas de Aquiles Nazoa, Pedro Laya, Luis Pastori, Lucila Palacios, Alberto Ravell, Alarico Gómez y otros intelectuales desafectos del régimen, que le generarían a Catalá y a su negocio de impresión los primeros encontronazos con la policía de la dictadura.

Precisamente en los talleres de esta imprenta fichada por los esbirros de la tiranía, nacería, extrañamente por iniciativa de un militar patriota y democrático, el capitán Juan Bautista Rojas, la idea primigenia de lo que luego sería el «Libro Negro» de la dictadura. Uniformado y a plena luz del día, el oficial que terminaría entregando su vida en el fracasado golpe de Maturín del 10 de octubre de 1952, entró a la editorial Ávila Grafica y solicitó al propio Catalá el catálogo de títulos de la empresa y un libro específico «El ruiseñor de Catuche» de Aquiles Nazoa, para luego, entrando en confianza, sugerirle la necesidad de reunir, en un solo texto, todos los crímenes, robos y desmanes del régimen para que los

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venezolanos y sus propios compañeros de las Fuerzas Armadas supieran lo que ocurría en el país. Extrañado y desconfiado ante la propuesta del oficial, Catalá trato de hacerse el desentendido, y este en el mayor secreto, le ratificó su propuesta con una advertencia ¡Mientras más pronto se publique ese libro mejor!

Catalá pasó de la sorpresa y de las aprehensiones a la iniciativa, transmitiendo la propuesta al jefe de la resistencia, Leonardo Ruiz Pineda, por intermedio del Dr. Ramón J. Velásquez y de inmediato, y en las más precarias condiciones, pusieron a andar el proyecto que parecía imposible en medio del terror que desataba la dictadura. Trabajos de René Domínguez, Jorge Dáger, Simón Alberto Consalvi, Ramón J. Velásquez, Héctor Hurtado y el propio Ruiz Pineda, retratando los crímenes, las corruptelas y la situación económica, social, gremial y de libertades públicas que padecía Venezuela, engrosaron el texto, cuya parte más difícil, su impresión, levantamiento, encuadernación y embalaje corrieron por cuenta de José Agustín Catalá, quien, echando mano a un valor temerario, procedió a cumplir ese riesgoso trabajo a plena luz del día y en la cara de los esbirros de la tenebrosa Seguridad Nacional que estaban apostados permanentemente a las puertas de la imprenta.

«Venezuela bajo el signo del terror» constituyó un desafío y un duro golpe a la dictadura, la cual, sorprendida por la circulación del libro, comenzó una labor de rastreo, investigación, persecución y torturas, bajo las órdenes directas de Pérez Jiménez y Pedro Estrada, para encontrar a sus responsables a cualquier costo. Las pesquisas comenzaron en Méjico, pues en el texto de la proscrita edición se leía: «Este libro se termino de imprimir el 15 de septiembre de 1952, en los talleres de la Cooperativa de la Industria Gráfica Mejicana, editorial Centauro, apartado 2480, Méjico D.F. Al constatar la falsedad de la mención, los esbirros concentraron su asecho sobre el único editor capaz de haber realizado ese riesgoso trabajo en Venezuela: José Agustín Catalá y a pesar de la falta de pruebas concluyentes que lo incriminaran, procedieron a aplicarle todo el catálogo de sevicia y crueldad de la Seguridad Nacional. Torturas y una larga pasantía carcelaria por las ergástulas de la Cárcel Modelo y en Ciudad Bolívar, constituirían el doloroso corolario de esta desafiante aventura editorial. Del «Libro Negro» dirá José Vicente Abreu, como prologuista de su reimpresión en 1974:

... En cierto momento fue el alma de la resistencia porque encarnaba el más elocuente desafío a la dictadura y a su poderosa policía política. Y como había burlado el cerco de acero de los medios de impresión estrechamente vigilados, chequeados, allanados con regularidad, parecía la obra de un brujo de las ediciones clandestinas...

A pesar de que el denominado «Libro Negro», constituye la más renombrada hazaña editorial, que coordinara Catalá durante la dictadura perezjimenista, su labor más trascen-dente e intemporal sería su dedicación a recoger y acopiar toda la información de ese tiempo de terror y supresión de libertades, y, luego de derrocada la tiranía, el hecho de dedicarse

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con fe de carbonario a una labor de difusión y divulgación de todo cuanto había significado aquel tiempo terrible para los venezolanos.

En nuestras prolongadas conversaciones, me confesaba Catalá que durante sus afanes clandestinos y sobre todo, luego de caer preso en los calabozos de la Seguridad Nacional en la Cárcel Modelo y la cárcel Nueva de Ciudad Bolívar, le asaltaron las primeras preocupaciones porque todas las violaciones, crímenes y desmanes de la dictadura cayeran en el olvido y la impunidad, como en cierta forma había ocurrido al término de la tiranía Gomecista. Ello lo llevó a la convicción de que había que realizar con labor de filigrana una recopilación de los venezolanos presos, torturados, asesinados, exiliados y perseguidos por el régimen, para además –y como siempre me lo recalcaba– evitar los falsos héroes o las falsas víctimas que luego iban a tratar de cobrar supuestos suplicios.

Catalá, con paciencia encomiable, se dedicó a documentar toda la realidad de las víctimas de la dictadura y con los métodos más rudimentarios: escribiendo en papel cebolla y sacando la información acopiada mediante los más inverosímiles medios que burlaran la vigilancia de sus carceleros. Logro así constituirse en el gran cronista de esa década dicta-torial, lo que luego incrementaría al ponerse en posesión de los archivos de la Seguridad Nacional; copiosa información sobre las actividades represivas del régimen.

Al caer la dictadura, el mismo 28 de enero de 1958, Catalá inició una acusación ante los tribunales y el Ministerio Público, solicitando justicia y castigo para los crímenes y vio-laciones del decenio militar, dando inicio a lo que sería una labor impenitente e incansable de denuncias, testimonios, crónicas y recopilación sobre los desafueros dictatoriales. Su perseverante labor durante más de 40 años permite que los venezolanos del presente y del futuro tengan acceso a fuentes de información invalorable sobre ese período histórico y su significación, en término de atropellos y pérdida de libertades y de dignidad humana.

El Centauro, el mismo sello editorial que había servido para engañar a la dictadura, al colocarlo como responsable de la impresión del «Libro Negro», será, en tiempos de de-mocracia, el instrumento a través del cual Catalá publicará cientos de libros que dejarán al descubierto los robos, crímenes y desmanes de la dictadura. Pérez Jiménez, Pedro Estrada, Laureano Vallenilla, Llovera Páez, quedarán en evidencia, al igual que los cientos de esbirros de la Seguridad Nacional, por su saña criminal o su adicción a los dineros públicos.

Mientras una parte importante de los dirigentes democráticos, que combatieron contra el régimen militar, se dedican a disfrutar sus nuevas posiciones y a ver con lejanía o indiferen-cia lo ocurrido, Catalá persevera y lo hace, no como ejercicio de retaliación o de venganza, sino con el sentido pedagógico de instruir a las nuevas generaciones de venezolanos sobre lo que significó vivir sin libertad, sin derechos y con miedo, y la necesidad de impedir que esa etapa de degradación humana y moral pudiera volver a repetirse.

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Rafael Simón Jiménez

Honesto a carta cabal, el renacer democrático le permitió a Catalá desempeñar posiciones claves: subsecretario de la Presidencia de la Republica; liquidador del Plan de Emergencia; secretario del Senado y director de los servicios administrativos del Congreso Nacional; director de la Imprenta Nacional y de las publicaciones de Miraflores. Y en todas ellas dejó el sello de su probidad, eficiencia y bonhomía. Contaba entre su prodigioso anec-dotario cómo, a propuesta de COPEI, partido contrario al de sus simpatías de siempre, fue electo en 1971 como secretario del Senado y del Congreso, y cómo se dio el caso insólito de que hasta la fracción Pérez Jimenista, de la Cruzada Cívica Nacionalista, sumara los votos para su nominación por reconocer que, a pesar de haber sido el más enconado adversario del derrocado dictador, no le faltaban méritos ni honradez para desempeñar la secretaría del parlamento.

Catalá, como muchos venezolanos anhelantes de justicia y honradez administrativa, sintió simpatías iniciales por el cambio político materializado en diciembre de 1998, e incluso accedió a colaborar en comisión de servicios en la oficina de publicaciones de Miraflores. Sin embargo, la decepción no tardaría en llegar para un hombre que había hecho de la causa de la honestidad, la democracia y la libertad, el motivo fundamental de su existencia. Le resultaban incompatibles los rasgos autoritarios y corruptos que se hacían presentes en una propuesta que terminaría siendo atalayica en personalismo, autoritarismo y rapiña, y de allí que prefiriera renunciar a su transitoria posición y volver a su refugio de Maripérez. Allí, rodeado de libros, fotos y documentos realizaba su diaria jornada, asistido de la im-prescindible Libia, testigo y coparticipe por muchos años de todas sus iniciativas editoriales, y de los amigos que complacidamente disfrutábamos de su amena conversación, siempre salpicada de mil y un anécdotas.

José Agustín Catalá deja un legado que el tiempo se encargará de engrandecer y hacer imperecedero, porque su dedicación incansable a la promoción de la democracia, la liber-tad, los derechos humanos y la probidad administrativa, a través de sus cientos de títulos, constituyen un acerbo documental, político y humano para un pueblo que ha demostrado su lucha indoblegable e intransigente contra el despotismo y la tiranía.

Para decirlo con palabras de Miguel de Unamuno, José Agustín Catalá fue nada menos que todo un hombre, y quienes tuvimos el privilegio de su afecto y su amistad, lo proclamamos con orgullo.

En mi libro «Militares contra el militarismo» hice a Catalá una especial dedicatoria con las siguientes palabras:

A José Agustín Catalá el gran editor de la democracia venezolana, quien no solo desafió el terror de la última dictadura militar y padeció todas sus consecuencias, sino que también ha empeñado por décadas su infatigable esfuerzo por recoger la memoria histórica de

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ENERO-ABRIL 2015 189En memoria de José Agustín Catalá

aquel tiempo de horror, para que como un aldabonazo permanente en la conciencia de los venezolanos, se impida que aquella experiencia vergonzosa y trágica pueda volver a repetirse.

Hoy, los venezolanos en este trance terrible que vivimos y al que a veces no le encontra-mos soluciones ni salidas, podemos buscar en José Agustín Catalá, en su vida, en su coraje, en su pedagogía, en su beligerancia libertaria, en sus ejecutorias y en su temple, ejemplo e inspiración para redoblar nuestra confianza y nuestra lucha, por un seguro renacer de la democracia y la libertad en nuestra patria. Por eso quisimos recordarlo como fue y será siempre, hoy, cuando hubiera cumplido 100 años.

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pp. 191-193

Teorías sobre la ciudad en América Latina

* Sociólogo, Doctor en Urbanismo, Profesor Titular e Investigador del Instituto de Desarrollo Experimental de la Construcción (IDEC), Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Central de Venezuela. Correo-e: [email protected]

BLANCA RAMÍREZ VELÁSQUEZ, EMILIO PRADILLA COBOS (comps.)Universidad Autónoma Metropolitana-Sitesa, México D.F. 2013

Por ALBERTO LOVERA

Regresar a la reflexión teórica sobre la realidad urbana desde América Latina, tratando de evitar una asimilación mecánica de teorías e interpretaciones provenientes de los países desarrollados que, muchas veces, dejan de lado las realidades específicas de nuestros paí-ses, es el propósito de esta publicación que en dos tomos pasa revista a lo que ha sido la investigación, los debates y la teoría urbana desarrollada en América Latina.

Sin negar el aporte de la teorizaciones que provienen de los países desarrollados, muchas de ellas de enorme utilidad explicativa, el énfasis de este esfuerzo es evitar una asimilación acrítica de tales contribuciones, que pueden desvirtuar el análisis de las especi-ficidades de la realidad socio-económica, político-cultural, urbana y regional de los países de la región latinoamericana. Y más que eso, poner de relieve las elaboraciones teórico-metodológicas que se vienen produciendo en esta zona del mundo.

La realización de investigaciones empíricas en el campo urbano-regional en América Latina ha tenido en muchos países un crecimiento exponencial y una difusión mucho mayor de las publicaciones que en ella se originan. Sin embargo, hace falta un esfuerzo más con-tinuado y consistente para poner sobre el tapete las elaboraciones teóricas que reflejan las particularidades de la inserción de la región en el escenario internacional; la investigación debe poner de manifiesto los procesos urbanos que tienen acentos específicos, evitando de esa manera un mimetismo de interpretaciones que no siempre logran reflejar a cabalidad la realidad de nuestros países. Como señalan los compiladores del texto que comentamos,

Con esta publicación se busca un doble propósito: por un lado, presentar una visión crítica de las teorías, métodos y conceptualizaciones generales y particulares, así como las ópticas especializadas, elaboradas, construidas o utilizadas en América Latina para explicar los elementos, las estructuras, los procesos y los problemas urbanos en la región, además de su capacidad real o sus limitaciones para dar cuenta de ellas; por otro lado, se

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RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

pretende evidenciar que hay posibilidades de generar instrumentos de reflexión locales que contribuyan de manera eficaz a resolver los problemas urbanos y regionales que aquejan a la región (…) [Se trata] de revisar críticamente los planteamientos teóricos de los investigadores latinoamericanos al trabajar sobre nuestras realidades concretas.

El libro contiene dieciocho textos elaborados por veinte investigadores de diferentes países de la región latinoamericana, con predominio de quienes están radicados en México, dado que fue de allí que partió la iniciativa impulsada por el Grupo Territorio, tecnología y medio ambiente del Departamento de Teoría y Análisis, División de Artes de Ciencias y Artes del Diseño de la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco de la Ciudad de México. La variedad de los tópicos abordados puede verse en su contenido, que se cita más abajo.

Se trata de un libro de innegable utilidad, con visiones muy diversas y con diferentes grados de profundidad en las aristas que aborda, que permite una visión panorámica de la investigación urbana latinoamericana, poniendo énfasis en la dimensión teórica.

Como suele suceder con buena parte de la producción académica de nuestro conti-nente, su distribución a lo largo de nuestra geografía es precaria, pero ahora accesible por medio de los portales en la web que permiten adquirir esos libros a distancia. En el caso venezolano puede consultarse en su versión impresa (la única que existe actualmente) en la Biblioteca del Cendes de la Universidad Central de Venezuela.

Teorías sobre la ciudad en América Latina

• Lainvestigaciónurbanaylasmetrópolislatinoamericanas Emilio Duhau López • Lasciudadesylasregiones Daniel Hiernaux Nicolás• Lasteoríasurbanas,untematransdisciplinariononeutral Rafael López Rangel• Lasmetrópolisdelpensamientourbanolatinoamericano Luiz César de Queiroz Ribeiro• LaeconomíaylasformasurbanasenAméricaLatina Emilio Pradilla Cobos• Tecnologíasmodernasyciudadlatinoamericana Ryszard Rózga Luter• AcercadelainvestigaciónenmercadosdetierraurbanaenAméricaLatina Samuel Jaramillo• Elcapitalinmobiliarioyconstructor,ylaproduccióndelaciudadenAméricaLatina Alberto Lovera

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ENERO-ABRIL 2015 193RESEÑA BIBLIOGRÁFICA

• «Nuevoparadigma»ocambiosen la territorialidadde lamovilidad:una reflexiónteórica

Blanca Rebeca Ramírez Velásquez• «Teoríacrítica»sobreeltransporteurbanoenAméricaLatina Bernardo Navarro Benítez y Roberto Rojas Noguez• LosserviciosurbanosenAméricaLatina Pedro Pirez• Laciudadyelhábitatpopular:paradigmalatinoamericano Priscilla Connolly• Laspolíticasdeviviendadelosestadoslatinoamericanos René Coulomb Bosc• Laciudaddesdeelespaciopúblicoylasprácticasciudadanas Patricia Ramírez Kuri• Críticadelaciudadaníaymovimientossocialesurbanos Sergio Tamayo• Elpatrimoniohistóricoylacentralidadurbana Fernando Carrión M.• ¿Ecologíaurbana?Interpretacióncríticadelpensamientoambientallatinoamericano María Eugenia Castro Ramírez• LapolíticaylaplanificaciónurbanadelEstadoneoliberal Ricardo A. Pino Hidalgo y Felipe Moreno Galván

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ENERO-ABRIL 2015 195INFORMACIÓN EDITORIAL

Autores

Hilda Torres Mier y TeránUrbanista y Especialista en Ingeniería empresarial, mención Gerencia de Proyectos, Uni-versidad Simón Bolívar. Mg.Sc. en Planificación Urbana, mención Estructura y Economía Urbana y Doctora en Urbanismo por el Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitec-tura y Urbanismo de la Universidad Central de Venezuela. Actualmente es docente–inves-tigadora del Área de Estudios Urbanos, Escuela de Arquitectura «Carlos Raúl Villanueva» y Coordinadora del Doctorado en Urbanismo del Instituto de Urbanismo de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, UCV.Correo electrónico: [email protected]

Yolanda Texera ArnalProfesora-investigadora Titular del Área de Ciencia y Tecnología del Centro de Estudios del Desarrollo, Cendes, de la Universidad Central de Venezuela. Licenciada en Filosofía; Maestría y Doctorado en Estudios del Desarrollo del Cendes. Su principal línea de investi-gación es la historia de las ciencias en Venezuela, en la cual cuenta con más de cuarenta publicaciones. Correo-e: [email protected]

Marcela Garrido-RuizSocióloga por la Universidad de La Frontera, Chile. Profesional del programa «Servicio País» y profesional asociada a la carrera de Sociología de la Universidad de La Frontera. Líneas de investigación: Desigualdades Socioterritoriales, Ecología Política y Conflictos Socioambien-tales. Publicaciones recientes: Telecentros Comunitarios. Diseñadores, Operadores y Usua-rios. Un análisis al diseño y la experiencia, Revista de Educación y Humanidades, 2012. En Internet: http://educacionyhumanidades.ufro.cl/Correo-e: [email protected]

Arturo Vallejos-RomeroSociólogo y Doctor en Ciencias Sociales por Flacso-México. Director del Doctorado en Ciencias Sociales y profesor e investigador del Núcleo Científico Tecnológico en Ciencias Sociales de la Universidad de la Frontera, Chile. Líneas de investigación: Sociología del Riesgo, Intervención Socioambiental, Gobernanza, Políticas Públicas y Teoría Social. Ultima publicación: Hacia políticas públicas de segundo orden en América Latina, Andamios (ISI), México, en prensa, 2015. Correo-e: [email protected]

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Autores

Andrés Riquelme CatriánSociólogo por la Universidad de La Frontera, Chile. Profesional del Departamento de Mar-keting de Socovesa Sur y profesional asociado a la carrera de Sociología de la Universidad de La Frontera, Chile. Líneas de Investigación: Colonialidad, Ecología Política, Conflictos Socioambientales. Publicaciones recientes: Telecentros Comunitarios. Diseñadores, Opera-dores y Usuarios. Revista Educación y Humanidades, 2012. En Internet: http://educacion-yhumanidades.ufro.cl/ Correo-e: [email protected]

José Eduardo MorenoSociólogo, Doctor y Magíster en Ciencias Sociales por la Universidad Nacional de La Plata. Investigador Becario Postdoctoral del Conicet, Argentina. Docente universitario en Sociolo-gía General en la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educación de la Universidad Nacional de La Plata y en Teoría Social Clásica en el Instituto Universitario Nacional de Derechos Humanos Madres de Plaza de Mayo. Publicaciones en revistas nacionales e in-ternacionales. Correo electrónico: [email protected]

Janeth-Patricia Muñoz-ErasoIngeniera Acuícola, Máster en Desarrollo Rural y Doctora en Ciencias Sociales con Especia-lización en Estudios Políticos. Profesora e investigadora de la Pontificia Universidad Jave-riana de Bogotá y coeditora Académica y editorial de la Revista «Ambiente y Desarrollo». Líneas de investigación: políticas públicas, pobreza, desarrollo económico rural, cadenas productivas, género, desplazamiento y desarrollo alternativo. Experiencia en trabajos comu-nitarios, metodologías participativas, capacitación, coordinación e interventoría de proyec-tos de desarrollo rural. Consultora de entidades gubernamentales y ONG. Correo-e: [email protected] Alejandro DulitzkyLicenciado en sociología por la Universidad de Buenos Aires (UBA). Magíster en Sociología Económica por el Instituto de Altos Estudios Sociales de la Universidad Nacional de General San Martín, Argentina. Docente de la carrera de sociología de la UBA, y becario de docto-rado de la UBA con sede en el Instituto de Investigaciones Gino Germani. Sus principales líneas de investigación son: las elites económicas, la extranjerización reciente de la econo-mía argentina, y las relaciones entre las empresas transnacionales y el Estado.Correo: [email protected]

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TERCERA ÉPOCA

ENERO-ABRIL 2015 197INFORMACIÓN EDITORIAL

Los manuscritos enviados a la Revista son sometidos a la revisión del Comité Editor para garantizar que cumplan con los requisitos mínimos de calidad propios de una revista acadé-mica, y que sean procedentes dentro de la temática de Cuadernos del Cendes en particular. Si el veredicto del Comité es favorable, el texto se remite a expertos de reconocida trayectoria para su arbitraje, bajo el sistema doble ciego. Las sugerencias de los árbitros, cuando las hubiere, serán dadas a conocer, con la confidencialidad del caso, a cada autor.

Los artículos científicos a ser considerados para su publicación por el Comité Editor de la Revista Cuadernos del Cendes deben cumplir los siguientes requerimientos:

• Sóloseconsideraránparasupublicacióntrabajosinéditosyquenohayansidopro-puestos simultáneamente a otras revistas.

• Laspropuestasdebenincluireltítulodelartículo,nombredelautor,sinopsiscurricular,dirección electrónica, resúmenes en español e inglés, tres palabras clave utilizadas y el nombre del proyecto de investigación correspondiente. En ningún caso los resúmenes pueden exceder los 850 caracteres.

• Losartículospropuestostendránunaextensiónentre20y30páginasescritasaespacioy medio en letra 11 puntos y en papel tamaño carta, incluyendo las notas, cuadros y referencias bibliográficas.

• LaspropuestasdebenserenviadasalcorreoelectrónicodelDepartamentodePubli-caciones del Cendes: [email protected] / [email protected].

• Cuandoserequieraelapoyodegráficos,cuadrosomapas,sedebeenviarunaversiónen blanco y negro a la medida de la mancha de la revista como parte del original, indicando el lugar y la página donde serán colocados.

Normas para autores

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Normas para autores

• Lasnotasdebencolocarsenumeradasapiedepáginayseparadasdelasreferenciasbibliográficas.

• Lasreferenciasbibliográficasdebenserhechasconelsistemaautor-fecha,incluyéndolasen el texto, por ejemplo: (Monedero, 2007). Cuando la referencia va entre comillas, el número de la página debe aparecer a continuación de la fecha, según el siguiente ejemplo: (Derrida, 2005:128), o cuando son varias páginas: (Salbuchi, 2005:83-84). Los datos completos de las referencias deben ser colocados en orden alfabético al final del artículo, de la siguiente manera, según el caso:

Casanova, Ramón (2007). Cuaderno con apuntes etnográficos para repensar la escuela, Caracas, Universidad Central de Venezuela, Cendes.

Gutman, Graciela y Pablo Lavarello (2006). «Dinámicas recientes de las industrias agro-ali mentarias en el Mercosur: perspectivas y desafíos», Revista Cuadernos del Cendes, nº 63, pp. 59-83, Caracas.

Mayorga, René Antonio (2002). «Democracia y liderazgo político en Bolivia», en Wil-helm Hofmeister, ed., Democracia y liderazgo político en América Latina, Río de Janeiro, Fundación Adenauer.

El Comité Editor no asume el compromiso de mantener correspondencia con los au-tores sobre las decisiones adoptadas.