momento decisivo doc divaldo franco (bezerra de menezes)
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MOMENTO DECISIVO (BEZERRA DE MENESES) DIVALDO FRANCO)TRANSCRIPT
MOMENTO DECISIVO
Mensaje de Bezerra de Menezes por la psicofonía de Divaldo Franco
¡Hijos e hijas del alma!
Que el Señor nos bendiga con Su paz.
Estos son días de turbulencia.
La sociedad terrestre, con la inteligencia iluminada, trae al corazón
despedazado por la angustia del ser existencial. Momento grave en la
historiografía del proceso evolutivo, cuando se operan grandes cambios para
que se alcance la plenitud en la Tierra, anunciada por los Espíritus nobles y
prometida por Jesús.
Nuestro amado planeta, aun envuelto en sombras, permanece en su categoría
de inferioridad, porque nosotros, aquellos que a el nos vinculamos, aun somos
inferiores, y a la medida que se opera nuestra transformación moral para
mejor, bajo la egida de Jesús, nuestro modelo y guía, las sombras densas van
siendo desbastadas para que las buenas nuevas de luz y de paz atiendan el
clímax en un periodo no muy distante.
Cuando Jesús vino a estar con nosotros, la humanidad experimentaba la gran
crisis de sujeción al Imperio Romano, a sus pasiones totalitarias y a los
intereses mezquinos de arbitrarios gobernantes.
El Espiritismo, a su turno, instalándose en el planeta, enfrenta clima
equivalente en donde el totalitarismo del poder arbitrario de políticas
perversas enamora las aspiraciones de ennoblecimiento de las criaturas
humanas y, por consecuencia, el ser, que se agita en la búsqueda de la
plenitud, se aturde y, confundiéndose, no sabe como vivenciar las claridades
libertadoras del Evangelio.
Con la conquista del conocimiento científico y el vacío existencial, surgen las
distracciones de variado porte para poder disminuir la ansiedad y el
desespero. Naturalmente, esa manifestación de fuga de la realidad interfiere
en el comportamiento general de los esclarecedores de la Verdad que, no
obstante, considerando ser servidores de la última hora, se permiten los
desvíos que les disminuyen la carga aflictiva.
¡Tiende, sin embargo, el buen ánimo, hijos e hijas del corazón!
Es un momento de sabiduría, de decisiones, para la paz en el período del
porvenir.
Recordad que el cristianismo naciente experimento tambien innumerables
dificultades.
La palabra revolucionaria del Apóstol Pablo, la ruptura con las tradiciones
judaicas aun vigentes en la iglesia de Jerusalén generaron la necesidad del
gran encuentro, que sería el primer debate entre los trabajadores de Jesús que
se esparcían por el mundo conocido de entonces.
En el momento grave, cuando una ruptura se esboza para perjuicio del Bien, la
humildad de Simon Pedro, arrodillándose ante la voz que clamaba en todas
partes la Verdad, pacificó los corazones y el posteriormente denominado
Concilio de Jerusalén se tornó un marco histórico de la unión de los discípulos
del Evangelio.
En este momento de desafío y de conflicto de todo porte, es natural que surjan
divergencias, variadas opiniones, procurando la mejor metodología para el
servicio de la Luz. El derecho a discordar, a discrepar, es inherente en toda
conciencia libre. Más, hay que tener cuidado para no desistir, para no dividir,
para no generar fosos profundos o abismos aparentemente insuperables.
Que el espíritu de unión, de fraternidad, nos lleve a todos, desencarnados y
encarnados, a la pacificación, trabajando esas anfractuosidades para que
haya orden en nombre del progreso.
El amor es el instrumento hábil para todas las decisiones. Desarmados los
corazones, formaremos el grupo de los seres amados del ideal de la Era Nueva.
Nunca olvidéis que el mundo espiritual inferior vigila los resortes del corazón
de los trabajadores del Bien y, ante la imposibilidad de llevarlos a derrocadas
morales, porque vigilantes en la oración y en el no trabajo, puede infiltrarse,
generando desequilibrio y desarmonía en beneficio de sus sutilezas perversas
y en prejuicio de la implantación de la Era Nueva bajo el comando del Señor.
Nunca olvidemos, en nuestras preocupaciones, que la Barca terrestre tiene un
Navegante que la conduce con seguridad al puerto de la paz.
Proseguid, lidiadores del Bien, con la devoción que se os exige de hacer lo
mejor que este a vuestro alcance, en perfecta identificación con los
benefactores de la humanidad, especialmente en Brasil, bajo la égida de
Ismael, representando al Maestro inolvidable.
Venceremos luchando juntos, olvidando caprichos personales, de imposiciones
egoístas, pensando en todos aquellos que sufren y que lloran, que confían en
nuestra fragilidad y aguardan el mejor ejemplo de nuestra renuncia en favor
del Bien, de nuestra devoción en favor de la caridad, de nuestra entrega en el
nuevo holocausto.
Ya no existen las hogueras, ni los empalamientos. Los circos derrumbaron sus
murallas y ahora expanden sus fronteras por toda la Tierra, mas el holocausto
aun se hace necesario.
Sacrificad las propias imperfecciones, particularmente en este
sesquicentenario de evocación de la llegada del Evangelio en la Tierra,
decodificado por los Inmortales.
Recordad también, almas queridas, que el Espiritismo es, sin cualquier
contradicción, el Cristianismo que no puede ser consolidado y que estuvo en su
más bella floración en los trescientos primeros años, antes de las
adulteraciones nefastas, y que fue Jesús quien lo denomino Consolador.
Este Consolador sobrevivirá a todas las crisis y cuando, por alguna
circunstancia, no fuimos capaces de dignificarlo, la hermana muerte
arrebatará a aquellos que no corresponden a la expectativa del Señor de la
Viña, substituyéndolos por otros mejor habilitados, más instrumentalizados
para los grandes enfrentamientos que ya ocurren en la faz del planeta.
Todos sabemos que la transformación moral de cada individuo es penosa, de
largo curso, por efecto del atavismo ancestral, y que la Ley dispone del recurso
de los exilios colectivos para apresurar la llegada de la Era Nueva.
¡Bendecidos servidores!
¡Bendecidas servidoras de la Causa!
¡Amad! Amad con abnegación y espíritu de servicio a la Doctrina de
santificación, para que vuestros nombres sean escritos en el libro del reino de
los Cielos y podáis fruir de alegrías, concluyendo la etapa como el apóstol de
los gentíos, después de haber luchado en el buen combate.
Los mentores de la brasilada, en este momento grave por el que tambien pasa
nuestro país, así como el planeta, están vigilantes.
Permitíos ser por ellos inspirados y salid entonando el himno del optimismo y
de la esperanza, diluyendo las tinieblas, no mirando el miedo ni las sombras,
que por momentos domina a muchas consciencias. No divulgando el mal,
solamente exponiendo el bien, para que la victoria no sea postergada.
¡Y volved, sembradores de la luz!
El mundo necesita de Jesús, hoy más que antaño, mucho más que en el pasado,
porque estamos a camino de la intuición, después de la conquista de la razón,
para mantenernos en sintonía plena con aquel que es nuestro guía de todos los
días y de todas las horas.
¡Mucha paz, hijos e hijas del corazón!
Son los votos del servidor humilde y paternal, en nombre de los obreros de la
siembra de todos los tiempos, alguno de los cuales aquí están con nosotros en
esta hora.
¡Mucha paz!…
Bezerra
(Mensaje psicofónica recibido por el médium Divaldo Pereira Franco, al cierre de la Reunión
Ordinaria del Consejo Federativo Nacional, en Brasil, DF, en la mañana del domingo, el 9 de
noviembre de 2014.)
Revisión del Autor Espiritual.
Fuente: Reformador | Diciembre de 2014
Traducido por: M. C. R