mistura nº19

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Enero_2009

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revista mistura

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Enero_2009

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Nº19Enero 2009

Fundadores:

Jorge pachecoVerónica Rincón

Ruben López Santiago Gorgas

Editor:

Santiago Gorgas

Redactor jefe: Jorge Pacheco

Diseño artístico:

Rubén López

Técnico informático: Marcos López

Colaboradores del mes:

Juan Juan Almeida, Santiago Gorgas, Martín Sueldo, Jorge Pacheco

y Fernando DámasoFoto Portada:

Rubén López

Web:

www.mistura.catCorreo electrónico:

[email protected]

Quizás podríamos calificar a este grupo de jóvenes como unos meros charlatanes. Definitivamente no son jóvenes ambiciosos ni emprendedores al uso. Cíclicamente salen del paso de ciertas críticas alegando ser poco dados a las relaciones sociales y afirman no estar en condiciones de comprometerse en ir a hablar con la gente a fin de vender sus productos. “Ya llegará quien se encargue de esas cuestiones”, afirman sin ningún reparo. Intereses más hondos se esconden bajo esa faz de misantropía tan demasiadamente seria (y a veces tan grotesca) que los caracteriza.

misturarevista de cultura y pensamiento

Este mes desde la revista mistura proponemos como tema

Demasiadamente serio

Si queréis participar con vuestras creaciones podéis enviar escritos,

imágenes dibujos o lo que se os ocurra al foro de la revista que encontraréis

en la página web

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Editorialp0r mistura

El televisor de mi vecino me molesta. Cada jueves a la misma hora lo conecta a todo volumen. [Un hecho afortunado, una coincidencia que despierta la atención del lector. La primera intriga de la narración.] Cierro la ventana de madera por donde se filtra el ruido y echo el cerrojo. Busco silencio y alejamiento para sentarme a escribir la serie que mi vecino ve cada jueves con alevosía y mirada escrutadora. [Los detalles enfatizan las sensaciones y contextualizan. Lo que no se dice es lo que realmente intriga]. El vecino es un tirano obstinado en su postura mientras yo busco desesperado un entresijo por donde evadirme para poder pensar en el futuro. [Rasgos psicológicos del vecino y el narrador]. Entonces me siento a escribir en el sillón verde de terciopelo. [Acomodarse en la distancia, la postura del escritor]. Esta noche no podré dormir. A pesar de que no escucho el televisor del vecino, el insomnio no me va a dejar dormir. Voy a escribir un rato intentando escapar. Voy a salir a la calle intentando alejarme de mi mismo. [Un proyecto predeterminado que nos guía hacia la razón de ser]. Saldré a caminar y miraré la ciudad con cercanía. Intentaré mirar a través de las ventanas abiertas. Imaginaré como viven las personas dentro de sus casas. En el bar irlandés beberé mi primera cerveza de la noche. Antes de que pida la segunda, mi vecino llegará haciendo aspavientos. Se sentará a mi lado a compartir diálogo y bebidas. [Dentro de la narración los hechos fortuitos estás cargados de significaciones.] La conversación será relativamente agradable aunque decaerá inevitablemente después de la tercera cerveza. Abandonaré al vecino con la palabra en la boca y, una vez en casa, fijaré la vista en un punto concreto del techo para dar consuelo a mi insomnio. Me siento a escribir los acontecimientos venideros. Haberlo pensado es, de alguna manera, haberlo vivido. Intento dar significado al murmullo que el vecino ha dejado resonando en mi oído. [La tensión recae en no comprender dónde reside la tiranía del vecino.] Me acomodo en el sofá de terciopelo dispuesto a escribir el próximo capítulo de la serie de televisión que indefectiblemente mi vecino mirará cada jueves. La próxima noche, coincidiendo con mi segunda cerveza, correspondiente a mi ciclo de insomnio, me encontraré a mi vecino y puede que su crítica sea implacable.

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Lecturas

por Santiago Gorgas

El factor BorgesAutor: Alan PaulsEditorial Anagrama

En el año 1926 Borges adultera el pasado quitándose un año de vida. Retrasando su nacimiento un año el escritor rejuvenece y borra el año 1899, lo justo para haber nacido con el siglo XX y ser considerado moderno. Un artificio borgeano, una intervención en el pasado como prueba de que el tiempo, lejos de ser irreversible, está hecho de pliegues, de anacronismos, de pequeños milagros retrospectivos. En ese tiempo Borges ya lleva reunidos todos los requisitos que lo acreditan como un escritor de vanguardia, por lo que el énfasis resulta contradictorio, y más teniendo en cuenta que uno de los axiomas que rigen la lógica borgeana asegura: lo que es, no necesita declararse. Michelet, historiador de la revolución francesa, decía que toda época sueña la siguiente. Borges ganando un año acaba por ganar un siglo. Todavía no tiene 30 años y ya ha diseñado la clase de escritor que se propone ser, y con extraordinaria precocidad se convierte en un clásico. Borges abandona el prestigio de la singularidad y la originalidad por la vocación de ser anónimo, repetido por todos, para siempre, inmortal, clásico.

La literatura de Borges podía leerse como un compendio de escritos destinados a narrar querellas, desde el enfrentamiento intelectual o erudito hasta el enfrentamiento físico. Una lógica peculiar que nos lleva a los extremos para mostrarnos contrapuntos. En el duelo, ese enfrentamiento a muerte, encontramos un sentido decisivo; en el enfrentamiento con el otro uno se encuentra a sí mismo. El método (enseñar A fingiendo enseñar B), es una verdadera escuela lógica para Borges, implica cierta concepción de la verdad: la verdad no se dice, sólo se delata parcialmente en lo que se dice. De esta manera fueraza la interferencia, la deducción, a la reconstrucción de todo lo escondido.

El factor Borges es un ensayo que se presenta como un manual de instrucciones para orientarse (o perderse, sin culpa) en la literatura.

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Acercándonos a los diferentes registros del escritor nos exponemos a un vertiginoso peligro que intuimos en los misterios de la lectura. El lector no puede serenarse en la tranquilidad de la lectura; debe releer, repensar, redescubrir, volver al lugar de los hechos y encontrar un sentido nuevo.

El síndrome borgeano por antonomasia es la segunda mano. Borges como artista de la copia y la falsificación. Sus detractores lo acusan de no tener nada propio, a lo sumo cierta ubicuidad para interpretar una historia o adueñarse de ella. Leer, glosar, reseñar, prologar y traducir son algunas formas evidentes de parasitismo. En Borges el dominio de las voces, que repite impertinente, ponen en entredicho el original y la reproducción. Cada atentado contra el original tiene sus méritos y desméritos, pero lleva implícita la soberanía de cualquier artificio literario.

Borges es una rata de biblioteca. El principal acontecimiento de su vida es la biblioteca de su padre. Allí, en la soledad, rehúye la calle y las interrelaciones humanas. La biblioteca es el centro estratégico a partir del cual puede acceder a un repertorio infinito de mundos posibles. La relación entre la biblioteca, el libro y el laberinto persiste durante toda su vida.

Las obsesiones de Borges: el tiempo, el duelo, los laberintos, la lotería, las voces.

La enciclopedia es el modelo por excelencia del libro borgeano. En la enciclopedia está el conocimiento, lo erudito, lo culto, un saber anónimo, inmortal, un laberinto. Borges dice: si tuviera que llevarme un libro a una isla desierta me llevaría una enciclopedia.

1. Escribe mediante símbolos.Explicar B para enseñar A.Ser clásico.Einstein.La enciclopedia y los laberintos.La infancia entre libros, la biblioteca de su padre.Primera traducción a los 10 años, El Príncipe de Oscar Wilde.Su primera mujer de Borges./ Cortazar UNESCO

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Historia universal de la infamiaJorge Luís BorgesEL PAIS Clásicos del siglo XX

Movido por el consejo de uno de los tertulianos en el programa de radio Club de Lectura de Ràdio Calella, me he volcado en la lectura de Historia universal de la infamia, de Jorge Luís Borges. El prólogo, en ocasiones prescindible, lo considero inexcusable cuando se trata de un libro de Borges. Éste prólogo a la primera edición, me parece corto, apenas compuesto por una breve enumeración de las relecturas que llevaron al autor a ejecutar este libro de prosa, y alguna reflexión en torno a la lectura con cuyo final yo recordaba haberme deleitado ya en una lectura anterior: “Leer, por lo pronto es una actividad posterior a la de escribir: más resignada, más civil, más intelectual”.

Al comienzo de la primera de las historias de seres infames, se advierte el tono de ironía que anida en toda la obra, cuando el narrador atribuye

Lecturas

Por Jorge Pacheco

Entendiendo lo clásico como lo opuesto a lo romántico, cuya práctica presenta algunos rasgos más o menos constantes y diferenciales: el rechazo a la expresividad, la confianza en el valor de la omisión, el gusto por lo mediato y lo abstracto, la concentración de grandes densidades significativas en pequeños detalles circunstanciales. Leer es desglosar, desarmar un todo en una serie de partes. La hilaridad de las partes es la que las dota de un sentido.“Un amigo mío, don Nicolás Paredes, que fuera caudillo político y jugador profesional en la zona norte, había muerto, y yo quise registrar algo de su voz, sus anécdotas, su particular forma de contarlas. Me esclavicé encima de cada página, diciendo en voz alta cada frase, procurando trasmitir en sus tonos exactos.”

No hay un elemento Borges sino muchos.

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la calidad de filántropo a quien un día se iluminó con la idea de cambiar el color de los esclavos que por muchos años trabajaron de un modo al-truista para los Estados Unidos. Es entonces cuando, no sin sumo grado de estupefacción, asistimos a la historia de un ser inefable y abyecto, Lazarus Morell, uno de los más desafortunados redentores sufridos por la raza negra, quienes, bien es cierto, se veían liberados después de encontrase y caer en el enredo de tan malvado personaje.

Un total de ocho historias vienen a conformar este libro de cuentos por donde desfilan los más recurrentes temas borgeanos: la ya comen-tada y sutil ironía, el desesperado fervor y el patetismo de quienes dan vida a la infamia, la paradoja, lo apócrifo. Todos tienen cabida en esta Historia universal de la infamia contada con la finura y las asombrosas referencias que ensambla en su imaginación uno de los narradores más brillantes de todos los tiempos.

Cuando se acerque a La Habana nunca olvide visitar la parte vieja de la ciudad, sentirá que el tiempo se detuvo en la colonia y la villa de San Cristóbal susurrará sus secretos. El embrujo comenzará al pasar una cadena que marca frontera entre el mundo y La Plaza de Armas. Hagamos un recorrido por ella siguiendo el sentido de las manecillas del reloj, a la izquierda encontrará El Templete, un edificio neoclásico de 1828 donde habaneros se reúnen para conmemorar la celebración de la misa y el cabildo que inauguró la ciudad en 1519; en realidad nunca llegan al Templete, van a dar tres vueltas a una ceiba que concede tres deseos el 16 de noviembre. Muchos formulan peticiones importantes olvidando que es un árbol milagroso y no un consulado extranjero. Un poquito más allá, El Hotel Santa Isabel, o Palacio de los Condes de Santovenia. Para hablarle sin rodeos, les diré que tiene más de cuatrocientas mil estrellas y en su terraza se sirve, desde1860, el mejor café del mundo. En una esquina está el museo de historia natural y el restaurante La Mina. En el centro de la Plaza encontrará una explanada donde descansa

Letras

Por Juan Juan AlmeidaAcércate a mi Habana

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la estatua de Carlos Manuel de Céspedes. Algunos viajeros preguntan quién pudo ser ese tipo que a veces lleva sobre su cabeza una paloma, es el Padre de la Patria, fue él quien liberó a sus esclavos el 10 de octubre de1868 dando inicio a nuestra guerra de independencia. Casi todos vieron en sus actos dignidad y altruismo. Pero claro, el mundo está lleno de altruistas falsos y no faltan los que piensan que el señor actuó con oportunismo, que se imponía un nuevo orden económico mundial, que la esclavitud pasaba de moda, y que el hombre, harto de negros brutos los mandó para el carajo. Un poquito más al fondo avistará el Palacio de los Capitanes Generales, allí se guarda con celos parte de nuestra historia, fue nuestra primera construcción civil, y como su nombre indica, funcionó como sede del gobierno colonial hasta 1898 cuando el poder de la isla voló a los Estados Unidos convirtiéndose en Palacio Presidencial, Alcaldía, y hoy, museo de la ciudad. A la diestra del museo el Palacio del Segundo Cabo, edificado al barroco entre 1772 y 1779, fue usado como Independencia y Real Hacienda, fue Senado de la republica en 1902, más tarde Tribunal Supremo, y por estos días, anda sirviendo como Instituto del libro. Siguiendo por la misma acera verá usted los muros bien conservados del Castillo de la Real Fuerza, perfecta ingeniería militar renacentista que sirvió como depósito para la flota. Y por encima de él, sobre la torre del campanario o apostadero de vigías, descansa una estatua de bronce con el símbolo de la ciudad, La Giraldilla. Detengamos un segundo nuestro viaje imaginario porque no soy ese guía oficialista que narra historias sin husmear en ellas, sin cuestionar, sin preguntar. La Giraldilla es la reverencia que dio La Habana a Isabel de Bobadilla, esposa fiel de Don Hernando de Soto, la Penélope cubana. La Habana le hizo el honor porque, desde entonces, estamos siempre esperando algo. De Soto fue gobernador de Cuba y adelantado de la Florida, un día zarpó del muelle Carena y se alejó del Morro. Fiel a ese balcón quedó Isabel, como fiel quedó también la esposa de Odiseo en Itaca, tejiendo y deshaciendo una mortaja. Hernando encontró la muerte en Misissippi, y Madame de Bobadilla, sin pretenderlo, se convirtió en nuestra primera viuda importante. Luego le imitaron otras; pero segundas partes nunca fueron superiores. Ahora siéntese, póngase cómodo, porque La Habana señores, más que promiscua es chismosa. Fue mi bisabuelo quien primero contó la

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historia sin apenas mover los labios, él fue, lo que llamaron en la vieja Esparta un ilota, una versión masculina y tropical de una odalisca en Turquía, un esclavo que clavó en silencio la espera de Isabel de Bobadilla. Hubo un fruto del secreto bien guardado, callado, deseado, escondido, y porque termina en ido fue también muy repetido, mi abuelo nació criollo, un créole en buen francés, a él sucedió mi padre y luego aparecí yo, sinónimo inconcluso de un ilustre Bobadilla, por ello me confunde a veces el impreciso acertijo de la cebra, negro con rayas blancas o blanco con rayas negras. Soy parte de esta ciudad y vivo de contar lo hermético, confidencial, los enigmas de una Habana que no por antigua es anciana. Bueno, hasta aquí son cinco euros, ya el calor me sofocó y necesito un Mojito, lo invito, y vamos juntos hasta el bar del restaurante más universal de Cuba pero no de los cubanos, La Bodeguita del Medio, la del carro viejo y el negro sano. En ella todos tienen el honor de estampar la huella de su visita, es la bodega de Empedrado 207. Desde su fundación en 1942, fue centro de reunión de artistas, bohemios, políticos, de ella conozco una historia interesante, una leyenda inspirada en una firma censurada, una rubrica borrada por un secreto de estado: Resulta que… No, eso cuesta cinco más y se lo cuento en La Habana; pero antes de venir no olvide escribirme un mail.

Letras

Por Fernando DámasoEl inmigranteLetras

Por Fernando DámasoEl inmigrante

El cubículo tenía impregnado un fuerte olor a antibióticos. De la percha colgaban un sobre de plasma sanguíneo de doscientos cincuenta gramos y dos frascos de suero, unidos al tío por finas mangueras plásticas que terminaban en su pecho y brazos. El balón de oxígeno estaba conectado a su nariz por una manguera, tratando de facilitar su respiración entrecortada. También de su nariz partía una manguera de drenaje que descargaba en un frasco colgado de la barra izquierda de la cama. Otra manguera salía de su vientre, drenando la orina hacia un frasco situado en el piso.Cada cierto tiempo las enfermeras revisaban los frascos y mangueras y le tomaban el pulso, midiéndole el ritmo cardíaco. En la cama vecina,

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un anciano operado de úlceras, emitía sus quejidos acompasados en un estado de somnolencia- El tío abría los ojos sin brillo y su mirada, perdida en la mañana del accidente entre el golpe y el chirriar de frenos, buscaba en las montañas asturianas los lobos que merodeaban a las confiadas ovejas. De vez en cuando levantaba el brazo izquierdo, buscándose la mano, y la movía espantando al halcón que, volando alto, también buscaba una presa fácil. Las ovejas lo rodeaban empujándose unas a otras y él, niño-pastor, les acariciaba el lomo lanudo, dándoles confianza.

El primer infarto lo sorprendió en la mañana. Fue un golpe caliente que le desgarró el pecho. Se apretó a las ovejas y se fundió con ellas. Quiso evitar las dentelladas del lobo y levantó nuevamente su brazo izquierdo, oponiéndolo a los incisivos colmillos. Sintió que el lobo, después de morderlo, se retiraba. Las ovejas dejaron de balar. Del olivar cercano le llegaron los olores conocidos y el viento frío de la montaña le revolvió el cabello. Se apretó contra el pecho la frazada. La enfermera llegó y le separó el brazo.

-Con cuidado- le dijo. Puede zafarse la transfusión.De nuevo las ovejas lo rodearon. Comenzó a recordar la vieja melodía que, de noche, cuando regresaba a la casa, cantaba para espantar a los lobos. De la iglesia salía la procesión, llevando a la virgen toda vestida de blanco. María Isabel corría con el aro y se sentaba en el banco del jardín, estirando las piernas. El la miró y le sonrió. Ella ocultó el rostro.

La enfermera le palpó el pecho y volvió a revisar las gotas que caían de los frascos de suero.

A lo lejos se oía el retumbar de los cañones. Las ovejas se espantaron y corrían de un lado hacia otro. El trató de detenerlas. Entonces vino el segundo infarto. Sintió que el pecho se le quemaba. Vio el rostro del médico inclinado sobre él. El barco se mecía sobre las olas y estaba mareado- Tenía ganas de vomitar. Se asió a la baranda. El médico le golpeaba el pecho. El halcón se lanzó hacia la presa. Levantó el brazo una vez más, tratando de espantarlo, pero no pudo. Entonces comenzó a sentirse como una partícula de tierra que flotaba en el aire de la montaña.

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1. “A mitad del camino de la vida, en una selva oscura me encontraba, porque mi ruta había extraviado”. Así, con estas palabras, comienza La Divina Comedia. La primera oración fue escrita (se estima) por Dante a partir de 1304. La labor le llevó lo que le restaba de vida. En la ima-ginación de Dante, el hombre atravesaba cielos e infiernos, cuando no un purgatorio.

2. Uno de los infiernos más temidos es el círculo donde están los asesi-nos en serie y abogados que aparecen en televisión. Así lo representa Woody Allen en Deconstructing Harry (Deconstruyendo a Harry, 1997). Baja Harry por el elevador al infierno. Harry, escritor, recibe la condena de todos quienes lo rodean por haber escrito un best seller basado en todos sus amigos, conocidos y familiares. Una acción realmente repro-chable de parte de Harry. El Diablo no es otro que su amigo Larry, quien acaba de casarse con su mujer (ex). Larry, el Diablo, es interpretado por Billy Cristal.

3. A mitad del camino: a mitad de la vida murieron mucho y morirán más. A mitad del camino, señoras y señores, el hombre se detiene a preguntar: ¿Qué es a mitad del camino? ¿Cuántos años son esos hoy en día?

4. A mitad de la vida tal vez sea 2009. A mitad de la vida tal vez haya sido 2008. A mitad de la vida, acaso, sea Phoenix, Durham, Eilat o Villa Carlos Paz. ¿Quién sabe? A mitad de la vida fue también una adoles-cencia donde Dante no existió. Tal vez fue ese instante donde los ado-lescentes dijeron sí, como Paolo Malatesta y Francesca Romini cuando abrazaron el adulterio y fueron condenados a fornicar eternamente en el Canto V del Infierno de Dante. ¿Qué es realmente un castigo?

5. A mitad del camino, dicen, hay una crisis. A mitad de la vida no hay arrepentimiento. A mitad, a la mitad de la vida no se es más víctima de las circunstancias, dicen:

http://www.youtube.com/watch?v=44gexCvLNeQ

Columna

por Martín SueldoAGUAFRIA

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