los pïlares de tu exito - mauricio chaves mesén

Los Pilares de tu éxito

LOS PILARES

DE TU

ÉXITO

Una guía para encontrar prosperidad,

felicidad y balance en el acelerado

Mundo del Siglo XXI

MAURICIO CHAVES MESÉN

MARILÚ MARTÍNEZ MARTÍNEZ


® Mauricio Chaves Mesén, Marilú Martínez Martínez 13 Mauricio Chaves Mesén, Marilú Martínez Martínez

Derechos reservados bajo las convenciones Internacionales

y Pan―Americanas de derechos de autor. Ninguna parte de

este libro puede ser condensado o reproducido sin permiso

escrito del autor.

ISBN 978-0-9830825-2-1 Publicado conjuntamente por Business Leadership Publis-

hing y Editorial Esperanza, Los Ángeles, California.

Impreso en los Estados Unidos de América / Printed in the

United States of America.

Para otros títulos de esta serie o de este autor, o para nues-

tros E-Books o Audio libros, visite nuestro sitio web:

Editorialesperanza.com Nuestros libros están disponibles con descuentos especiales

por cantidad para promociones o propósitos educativos.

Comuníquese con: [email protected]

Comunícate con los autores a sus emails:

[email protected]

[email protected]

mailto:%[email protected]

mailto:[email protected]





DEDICACION

Este libro está dedicado a nuestros padres.

Gracias por habernos dado vidas llenas de

oportunidades, y la confianza y seguridad para

perseguirlas sin miedo.

Lo dedicamos también a nuestra hija María

José, gran contribuyente de este libro, y con

quién la vida nos premió hace doce años.

Cada día nos hace más felices y nos llenas

de orgullo y de sabios consejos. Estás llamada

para cosas grandiosas, y ¡te amamos!


ÍNDICE

Primera parte. La Fuente de Toda Riqueza

1. Tu destino es triunfar 3 2. Cree y espera lo mejor 17 3. Acepta la abundancia 37 4. Ponte en acción 51

Segunda parte. Conócete a ti mismo. ¡Y después has

algo al respecto!

5. Define quien eres 68

6. Descubre tus talentos 74

7. Planifica una gran vida 87

8. Crisis y fracaso como oportunidades 110

9. Deja de preocuparte 120

10. Aprende todo lo que puedas 129

11. La verdadera razón para buscar abundancia 140


INTRODUCCION

A mediados del 2007, cuando la burbuja de

abundancia andaba por el mundo, alguien me propuso

que escribiera un libro sobre los secretos de mi éxito.

Mi esposa y yo éramos relativamente jóvenes,

teníamos varias empresas, autos de lujo y una

hermosa mansión. Viajando por el mundo, mi esposa

hasta me decía que era guapo... Juntos representábamos

ante el mundo el papel que nos creíamos.

¡Habíamos alcanzado la cima!

Desde aquellas alturas -donde el aire se convierte en

nubes, y todo lo de abajo se ve tan pequeñito, porque

nosotros los de arriba nos sentimos tan grandotes-,

sonreíamos y decíamos ¡This is it!, porque como

éramos tan sofisticados, ¡hasta hablábamos Spanglish!

Pero creo que el día que en mi arrogancia me

convencí de que tenía que compartir con el mundo mis

secretos, algo pasó…

Fue hacia el final del 2007, cuando en el plasma de

mi nube comencé a ver los primeros síntomas. Había

problemas en la burbuja… La pérdida de aire comenzó

a escucharse como un pequeño hissss. O más bien

crisissss, como decían los noticieros.

“¡Eso no es conmigo!” decía yo, todo un magnate

de los bienes raíces… (o al menos eso era lo que creía).


A partir de allí, todo fue demasiado rápido -quizá hasta

un poco cruel-, aunque no del todo inmerecido.

De repente, la montaña bajo mis pies -la gran

montaña que me elevaba hasta las nubes-,

DESAPARECIÓ; y por una combinación de

circunstancias -unas externas y otras sólo culpa mía-,

perdí casi todas las cosas materiales que hasta entonces

daban sentido y seguridad a mi vida.

Yo, que había hecho oídos sordos a los síntomas y

las advertencias –estando como estaba en la cumbre de

mi éxito–, me di cuenta que seguía en lo más alto…

¡Pero flotando y sin paracaídas!

La caída fue rápida y dolorosa.

Y mientras caía, todo mi éxito –aquel espejismo

construido sobre cosas, y sobre el afán incontenible de

tener cada vez más– se hizo poco más de mil pedazos.

Tendido me quedé por unos meses, negándome a

levantar la mirada para no ver lo que había alrededor.

Mi nuevo mundo.

Acostumbrado al color blanco de mi nube, cualquier

otro panorama me aterrorizaba...

Pero entonces, como en las películas, me levanté, y

comencé a caminar. Y con los pies sobre la tierra, sobre

el mundo real, experimenté la vida como la gente de

verdad. ¡La gente que lucha cada día por superarse,

alcanzar balance y ser feliz!

Y me di cuenta de que el éxito que siempre había


buscado no tenía tanto sentido, porque no estaba

acompañado de una vida de verdad. ¡Que el éxito en la

nube no es el éxito! Que el éxito se alcanza en tierra

firme, donde se valoran las cosas que si importan.

En estos años desde que me bajaron de mi nube ¡he

aprendido tanto! Y agradezco a Dios por permitirme

hacerlo con mi esposa y con mi hija.

Porque sí, ellas cayeron conmigo. Pero también se

levantaron conmigo. Y juntos aprendimos a recorrer los

parajes de la vida que no se ven desde lo alto, ocultos

por el espejismo de las cosas que tenemos.

Ahora que he experimentado las múltiples facetas de

la vida, me siento preparado para escribir sobre éxito.

Pedí a mi esposa, y a mi hija, que me ayudaran con

ideas, ¡y me resultaron filósofas! Muchas de los análisis

más profundos en este libro los hicieron ellas, y por eso

en la mayoría de pasajes te hablamos “nosotros”.

Quisiera aclarar que este libro no es sobre como

acumular cosas recitando mantras, escuchando

campanas mágicas y sonidos esotéricos.

Es acerca de lo que aprendimos. Es acerca del

disfrutar de una vida balanceada basada en Dios, en el

esfuerzo, y la creencia absoluta de que estamos en la

tierra para cumplir un propósito, y que si lo

descubrimos, vamos a tener una vida de grandeza. No

importa si en el camino, nos llevamos unos golpes, o

nos caemos de las nubes.


El libro se apoya en siete premisas fundamentales:

1. TIENES UN POTENCIAL ENORME DE

GRANDEZA, pero para que sea más que una posibilidad

debes encender tus interruptores. Para ello…

2. ¡CREE SIN DUDAR QUE ES POSIBLE LOGRAR

TODO LO QUE TE PROPONGAS! Esta es la clave de

todo, aunque tenga un poco de The Matrix. Creas tu

vida en la mente; ¡eres lo que piensas, lo que crees, lo

que aceptas como verdadero!, pero luego…

3. ¡TU ACCIÓN ES FUNDAMENTAL! Las cosas

no aparecen por inercia, y jamás llegan al perezoso. Una

vez que has identificado tus sueños, tus metas y

talentos, debes ponerte en acción para lograrlo, porque...

4. EL UNIVERSO ES ABUNDANCIA, y si haces las

cosas correctamente ¡tú también puedes obtener tu

parte! Aspirar a la abundancia no es pecado, sino un

propósito legítimo del ser humano.

Pero atención…

5. ¡EL ÉXITO ES UN BALANCE! Sólo acumular

cosas no te lleva a una vida plena. La felicidad se logra

al cultivar la capacidad de disfrutar del amor;

desarrollar propósitos, metas e ideales; buscar


sabiduría, paz y armonía mental; usar correctamente el

tiempo; establecer una buena relación con Dios; pero

ante todo, como dijo el gran filósofo de la

antigüedad, al conocerte a ti mismo, porque…

6. ¡SÓLO TU VERDADERO YO ES CAPAZ DE

TRIUNFAR! Para saber lo que necesitas para ser feliz,

y para poder creer que lograrás tus propósitos, debes

saber qué te propones. La mayoría no llega a ninguna

parte, porque no sabe adónde quiere ir. Otros no llegan

porque en vez de buscar en su corazón, hacen lo que

otros les dicen y terminan siendo miserables. ¡Se tú

mismo! No la imagen ficticia de lo que crees que los

demás quieren que seas.

Y para lograr todo lo anterior…

7. CONFIA EN DIOS. No hay nada mejor que saber

que tenemos un respaldo; y que si nos perdemos en la

selva que es el mundo, podemos pedir luz y guía a un

Alguien que es más grande que nosotros.

Mauricio Chaves

PRIMERA

PARTE

TODO DEPENDE DE TI

Los Pilares de tu éxito 3

1

TU DESTINO ES TRIUNFAR

El hecho de que algunos alcancen gran éxito, es la

mejor prueba para todos de que otros también

pueden alcanzarlo. Abraham Lincoln.

Sin crecimiento y progreso continuo, palabras

como mejoramiento, logro y éxito, no tienen

ningún significado. Benjamín Franklin.


a. ¡Desciendes de campeones!

Para iniciar un libro sobre éxito, lo primero que hay

que hacer es establecer que cualquier persona que lo lea

tiene la capacidad REAL de alcanzar el éxito: que no hay

personas inferiores, ni pobres, ni tontas, o cuyo destino es

nada más sobrevivir.

Lo que sí existe son personas que han creído las

mentiras del mundo, interiorizando y aceptando como

una verdad que ¡no pueden! Y como esto es lo que creen,

es lo que transmiten a los demás y lo que manifiestan en

sus vidas.

Pero LA VERDAD, la única verdad absoluta, es que

todo ser humano es especial. Cada uno de nosotros es un

alma en crecimiento, en evolución, que está aquí para

cumplir una misión. Encontrar y cumplir esta misión, -y

no sólo trabajar sin descanso para acumular cosas

materiales-, ¡ESO ES ÉXITO!

Si alguna vez has dudado de cuan especial eres, y del

inmenso valor que tienes para el mundo, sólo tienes que

hacer un análisis histórico, y pensar en los miles de

personas que tuvieron que vivir antes que tú, ¡sólo para

que nacieras! En todos tus antepasados que sobrevivieron

mil tragedias para que pudieras hoy leer este libro.


Entender tu propio valor, aquello en lo

cual te puedes llegar a convertir, es el

comienzo del progreso. Jim Rohn.

Porque no te engañes: la vida en este mundo ha sido

dura. Tus ancestros tuvieron que luchar contra obstáculos

enormes, y sólo los más fuertes -los más aptos y

especiales-, fueron los que sobrevivieron.

Los débiles sucumbieron...

Pero no tus abuelos, bisabuelos y tatarabuelos.

¡Desciendes de campeones! ¡Desciendes de los

grandes! De los que cruzaron mares y conquistaron

tierras; de los que vencieron pestes, hambre y guerras; de

los que siguieron adelante a pesar de las persecuciones;

de los que levaron anclas para ir a la aventura…

Por eso, tu destino es triunfar.

Por eso estás llamado a vivir una vida con sentido.

Porque cada una de tus células y tu código genético,

contienen lo mejor de miles de generaciones esperando

ser usado para que cumplas tu propósito.

Porque toda la sabiduría, fortaleza, coraje e

inteligencia acumulado generación tras generación, ¡está

dentro de ti!

Porque tienes tanto potencial, que aunque pasaras tu

vida tratando de utilizarlo, apenas si podrías gastar un

poco. ¡Es tanto que ni te imaginas!


b. Tu inteligencia es ilimitada.

La primera manifestación de tu grandeza está en tu

cabeza: tu cerebro es la computadora más sofisticada que

existe. Sus diez billones de partes pueden almacenar el

equivalente a cien trillones de palabras. Se necesitarían

docenas de edificios para albergar computadoras capaces

de contener tanta información. Tienes el potencial de

llegar a ser un genio superdotado, pues naciste con el

equivalente de un procesador Pentium 1000 y millones de

gigas de memoria.

Ahora, como toda computadora poderosa, la tuya

¡requiere que la enciendas y la programes correctamente!

Cualquier computadora de hoy tiene más capacidad y

poder de procesamiento que todas las computadoras

usadas por la Nasa para enviar cohetes a la luna. Sin

embargo, no puedes lanzar cohetes porque no tienes los

programas necesarios (y posiblemente tampoco cohetes.)

Sin embargo, con los programas correctos ¡PODRÍAS!

Lo mismo, dijimos, sucede con esa asombrosa

computadora en tu cabeza: tienes que encenderla, y luego

instalarle los programas correctos para desarrollar tu

potencial y lograr todo lo que te propones en la vida.

Según David Shenk, en El genio en todos nosotros,

best seller del 2010, los científicos han demostrado que tu


cerebro está formado por un gran panel de interruptores

–una caja de breakers- que comprende prácticamente

todo aspecto de la vida.

Matemática, música, arte, ciencia, deporte o de

cualquier otra rama del saber o quehacer humano, ¡Tú

tienes los circuitos listos para todo! Lo que pasa es que

al nacer, estos interruptores vienen en “off”.

Aunque la genética tiene cierta importancia, son los

factores ambientales -la educación, las experiencias

positivas o negativas, el número de palabras que nos

digan nuestros padres, o hasta si nos comimos nuestras

espinacas-, los que determinan cuales y cuántos

interruptores se encienden –se ponen en “on”-; o cuantos

permanecen apagados muchas veces para siempre.

De la cantidad de interruptores que logres activar en

el transcurso de tu vida, depende no sólo cuan inteligente

o exitoso te perciben los demás, sino con cuantos talentos

bendecirás al mundo.

Pero si dejas que tu tablero se llene de telas de araña,

no es mucho lo que lograrás a pesar de tanto potencial

Las pruebas de coeficiente intelectual han limitado

las vidas de muchos, al decirles que quizá no son “tan

inteligentes”. Sin embargo, esas pruebas sólo miden la

cantidad de interruptores que tienes encendidos en un

momento dado, pero NO DETERMINAN cuántos puedes

encender si te propones mejorar.


Shenk estudia el caso de Mozart, ejemplo de un niño

prodigio. Se ha argumentado que como Mozart era un

genio desde muy pequeño, eso demuestra que ‘uno nace,

no se hace’. Lo cierto es que el padre de Mozart inventó

un sistema revolucionario de estimulación y enseñanza

musical, que sigue siendo la base de los sistemas

modernos y avanzados.

Desde el vientre, Mozart fue sometido a este sistema.

Era casi de esperar que se desarrollara en un prodigio

para la edad de cuatro años (como lo han logrado hoy en

día tantos niños que se someten a programas de estudio

rigurosos desde temprana edad).

Este padre dedicó su vida y su carrera a encender,

con gran éxito, la mayor cantidad de interruptores en el

tablero de aquel niño. Y Mozart hizo su parte al practicar

muchas horas cada día, hasta que a sus veintisiete años

escribió la primera obra que puede considerarse genial

(las anteriores eran buenas, pero NO ERAN prodigiosas).

Lo bueno de todo esto es que no necesitamos que sean

nuestros padres quienes nos estimulen y enciendan

nuestros interruptores.

Somos nosotros los que, con esfuerzo, claridad de

objetivos, y aplicando ciertas leyes y principios

inmutables del éxito, podemos encender y programar

nuestra computadora para lograr toda la grandeza que

queremos y sabemos que podemos alcanzar. Recuerda:


¡Estás lleno de capacidades, talentos y

potencial!

Tu propósito es demasiado importante

como para dudar que estés equipado

para el éxito total.

Dios hizo lo más difícil: te hizo perfecto.

Y tus antepasados hicieron su parte,

sobreviviendo, mejorando, aprendiendo…

A ti te toca lo más fácil: usar todo lo

que se te dio. Tu obligación ¡es explotar

tus talentos!


c. El éxito y la felicidad son un balance

Ahora, ¿Qué significa esa grandeza y ese éxito total

que hemos dicho estás equipado para alcanzar?

Nos han acostumbrado al mensaje de que poseer y ser

muy ricos, es la única manera de ser felices y completos.

A la hora de explicar la ley de la atracción, muchos libros

nos piden imaginar el Ferrari, la mansión y los millones,

como la fuente de todo lo que es bueno.

El resultado es que ponemos el dinero de primero en

nuestra lista, y el resto… se vuelve como las letras del

oculista leídas a la distancia por unos ojos con miopía.

Ahora, no dudamos que la libertad financiera es

importante. Nosotros hemos tenido épocas de vacas

gorditas y cachetonas, casi alimentadas con hormonas.

Pero también las otras épocas, las de las vacas flacas,

raquíticas y ¡feas! Y aún peor, hasta nos hemos llegado

a quedar sin una sola vaca (y como las vacas, rumiando

y esperando por milagros…)

Y por eso sabemos y entendemos que el dinero es

importante y puede ser de gran ayuda para cumplir tu

propósito. Pero también sabemos que es peligrosísimo no

entender sus por qués y para qués.

Orison Swett Marden, padre de la motivación

personal en el siglo XIX, lo expuso de manera magistral:


Muchas veces, lo que se llama éxito, es fracaso.

Cuando un hombre ama tanto el dinero, que

sacrifica sus amigos, su familia y su hogar;

sacrifica su posición, su honor y su salud, todo

por el dólar, su vida es un fracaso, no importa

cuánto dinero haya acumulado.

Orison Swett Marden, Pushing to the front

El éxito no está en cuánto dinero tenemos en el

Banco. El éxito más grande, al final de cuentas, es vivir

una buena vida, decía Jim Rohn. Y sólo acumular cosas

no te lleva a esa vida feliz y plena.

Éxito, entonces, SIGNIFICA BALANCE. Y para

entender mejor este concepto, debemos imaginar la vida

como una mesa de cuatro patas, representadas por:

La mente, motor que genera los pensamientos

terrenales que permiten movernos en esta realidad.

El alma, esencia de lo que realmente somos, que

trasciende el tiempo y el espacio y nos demuestra la

existencia de algo más.

El espíritu, conexión permanente con lo eterno.

El cuerpo, conexión con la realidad física que nos

muestran los sentidos.

Si en una mesa una de las patas es más corta o más

larga, es inestable y hasta puede derrumbarse. Es igual

en nuestras vidas. Mantener un equilibrio entre mente,

alma, espíritu y cuerpo, nos lleva al éxito verdadero.


Los judíos lo llaman Shalowm: estar completo, en

plenitud y tener bienestar en varias áreas: paz,

tranquilidad, salud, prosperidad, excelentes relaciones

humanas y excelentes relaciones con Dios.

No importa cuántos autos o casas

tengas, o si tu cuenta de banco está llena

de billetes… ¡Lo que importa es lo que

sienta tu alma cada vez que te

despiertas, cada momento que vives,

cada experiencia que pasas!

Por esto, el equilibrio que nos lleva a la felicidad y

al éxito, se alcanza al encontrar entre otras cosas…

El amor, ingrediente que sostiene la mesa. Dios es

amor, dice la Biblia. Como virtud, representa toda la

bondad, compasión y afecto del ser humano. Como

sentimiento, es la capacidad de amar y ser amado por

la familia, amigos, cónyuges, y desarrollar relaciones

armoniosas. En otras palabras, es el poder conectar con

los demás, pero no sólo para que vean nuestro auto

nuevo, sino para mostrarles un poquito nuestra alma.

La paz -vivir libres de odio, culpa y miedo- nos

permite dormir tranquilos. Debería ser aspiración legítima

de todos, y sin embargo a veces no la valoramos

suficiente, creyendo que es más importante buscar cosas.

http://es.wikipedia.org/wiki/Bondad

http://es.wikipedia.org/wiki/Afecto

http://es.wikipedia.org/wiki/Homo_sapiens


La salud, fuente de nuestra energía, cuyo valor

tantos no entienden, hasta que postrados en la cama, se

enteran que tienen sólo un mes para vivir. La salud es

imprescindible para todo, y por eso debemos apreciarla,

negarnos a pensar en las enfermedades, y aceptar

sólo pensamientos de energía y vitalidad.

• La sabiduría, entendimiento alcanzado sólo por

los pocos que se levantan sobre los hombros de su

propia superficialidad y miran más allá. Con ella llegan

las riquezas y la honra; la prosperidad y los bienes

duraderos (Proverbios 8.18).

La consciencia del tiempo, ese recurso tan escaso.

Hay que aprovechar el tiempo y parar de vez en cuando

en medio de la frenética carrera para apreciar todo lo

bueno que se tiene, porque la vida ¡pasa tan rápido!

Cuando tenemos veinte el concepto nos parece tan

banal. A los cuarenta, comenzamos a entenderlo. Pero

mi padre dice que queda claro cuando uno cumple los

setenta…

La relación con Dios, ese todo trascendente

más allá nuestra vida, dispuesto a tener una relación

con nosotros y alimentarnos el alma y el espíritu.

• La capacidad de agradecer. Hay personas que a

pesar de tenerlo casi todo NO son exitosos, al carecer de

lo más importante: la capacidad de apreciar y

disfrutar lo que han logrado. Esto es lo que grandes

maestros por los siglos han llamado felicidad, y lo que

en el fondo anhelan quienes persiguen el éxito.


Sólo tú puedes lograr cosas buenas

para tu vida. Nadie ni nada -ni el

mejor libro o el mejor consejo-, puede

hacerlo por ti.

d. ¡Sólo tú puedes hacerlo!

Amor, Paz, Balance… Esos son sólo conceptos hasta

que entiendes el principio más importante del éxito:

TODO DEPENDE DE TI.

Todos queremos lograr cosas; resolver problemas;

alcanzar sueños. Estamos desesperados por respuestas.

Pero la mayoría busca allá afuera, en lugar de escudriñar

en lo profundo de su alma.

Y cuando uno busca las respuestas afuera, puede

toparse con aquellos que se quieren aprovechar,

ofreciendo la salida fácil: la pócima, el talismán o el

incienso que curará todos los males y atraerá desde

dinero, hasta el antiguo amor de secundaria.

Y la gente que no quiere hacer esfuerzo y persigue

rápidas soluciones ¡siempre parece tener dinero

suficiente para pagarle a algún profeta!


Hace poco en un infocomercial de una secta ‘pseudo-

cristiana’, decían a la gente que casi todo -desde

sudoración excesiva, calambres en las manos, dolor

de pies, o simplemente mala suerte, eran síntomas de

“dominación demoniaca”.

Pero ellos, con incienso, campanas y estrellas de la

suerte, podrían echar fuera esas fuerzas, y hacer llegar el

éxito (a cambio de una ofrenda, por supuesto).

¡Qué fácil es echar la culpa a los demonios cuando

algo sale mal o las cosas que queremos no nos llegan!

Todos nos hemos evadido de esa forma alguna vez,

buscando quien nos diga que sin hacer nada, u oyendo

una campana veinte veces a las tres de la mañana,

encendiendo una vela en el rincón más oscuro de la

casa, o aplicándonos aceite bendecido en la zona por

donde entran los espíritus, todo va a estar bien y será

fácil. Y al final, si uno de verdad cree en esas cosas,

es posible que algo pase (generalmente no tan bueno),

pues todo lo que uno crea es lo que pasa, porque así

funciona el universo. Pero el mensaje al fin de cuentas

es ¡no necesitas los aceites! Eres tú quien debes creer

en ti mismo. Eres tú quién debe tomar acción.

No son los ángeles, ni los santos, ni espíritus

llamados con pócimas, magia, fórmulas secretas o

brillantes talismanes. Eres tú quien debe planificar,

soñar y esforzarte por tus metas.


Éxito, prosperidad y felicidad son

bendiciones que llegan a todos los que

desarrollan la mentalidad correcta, aceptan

que están llenos de potencial, creen que son

capaces de lograr grandes cosas, y hacen lo

necesario para lograr lo que se proponen.

No son privilegio de los más inteligentes; ni de los

que tienen más dinero; ni de todos menos tú. Son el

premio de los que se esfuerzan y persisten en hacer las

cosas bien, usando la imaginación y el sentido común

en forma consistente, aplicando las ideas y los talentos

que Dios puso en su corazón, y desarrollando valores y

emociones positivas.

De los que bloquean emociones negativas como

frustración, enojo, estrés, remordimiento y ansiedad; y

se alejan de los malos hábitos, de ideas de fracaso o

derrota, de recuerdos dolorosos; y de familiares o

amigos negativos.

De los que no esperan oportunidades extraordinarias,

sino que toman ocasiones comunes y las convierten en

grandiosas.

De los que finalmente y ante todo, creen

en sí mismos; y siempre creen y esperan lo

mejor.


2

CREE Y ESPERA

¡LO MEJOR!

LAS LEYES DEL ÉXITO

Dios hizo el mundo basado en leyes y principios

perfectos. Dos átomos de hidrógeno y uno de oxígeno,

producen agua. Si te lanzas sin paracaídas de un edificio,

la ley de la gravedad indica que chocarás contra el piso

a gran velocidad ¡y posiblemente saldrás en las noticias!

Y así como hay leyes matemáticas, físicas, químicas,

etc., existen leyes que rigen nuestra mente.


Como el hombre

piensa así es él. Proverbios 23:7

a. Eres lo que piensas que eres

Físicamente todos los cerebros son similares. El

cerebro de Einstein, el tuyo o el de Mozart, serían

difíciles de distinguir si se los pusiera uno junto al otro.

La diferencia no es el hardware –el equipo-, sino el

software. Las computadoras producen resultados de

acuerdo a la calidad de los programas instalados. Y así

como existen programas fantásticos y útiles, también hay

juegos para distracción y virus de destrucción.

En tu mente, esos programas son tus experiencias, lo

que recibes del medio ambiente, los pensamientos, lo

que escuchas de otros, o lo que te dices a ti mismo.

Esto, al ser procesado, te va convenciendo de lo que

crees y va moldeando tus expectativas hasta crear la

imagen que tienes de ti mismo. Una imagen tan poderosa

que sin proponértelo la vas convirtiendo en una profecía

que determina tu destino. La razón es sencilla: Uno

cosecha lo que siembra. Siembra amor, recoge amor.

Siembra maldad, cosecha desgracias (Proverbios 22.8).

Siembra vientos, recoge tempestades. Lo que siembres

en tu mente, lo cosecharás en lo que te rodea.


Este principio se debe, según los científicos, a que

nuestra mente tiene dos partes:

a. Consciente. Es el 10% de la mente, y según

Joseph Murphy en El Poder de la Mente Subconsciente

es como el Capitán que dirige el Barco: sus órdenes se

acatan sin protestar.

b. Subconsciente. Es el otro 90%. Es el tripulante

que no discute las órdenes del capitán: sólo las acepta

como verdaderas y hace lo necesario para ejecutarlas sin

cuestionarse por dónde va el barco.

De nuestro consciente depende entonces la decisión

de cuál información introducimos. Pero una vez que lo

hacemos –una vez que damos las órdenes-, perdemos el

control. El subconsciente toma y procesa la información

sin juzgarla, y produce resultados que corresponden

directamente a la calidad de esa información.

Como para bien o para mal el subconsciente siempre

tratará de complacer al capitán, si la información que

introducimos es negativa, si las órdenes son erróneas, el

barco –nuestra vida- podría estrellarse contra las rocas.

Si la información “indica” que te crees inferior,

incapaz, que no mereces nada, o que eres limitado y no

puedes lograr ciertas cosas, el resultado es que serás

todo eso, y lograrás sólo lo que crees o menos -nunca

más-, pues tú mismo has fijado los límites.


b. La Ley de las Expectativas.

Todo lo anterior nos lleva a la primera ley del éxito,

llamada Ley de las Expectativas, que Henry Ford

resumió en uno de sus principios más famosos:

‘Tanto si piensas que puedes, como si

piensas que no puedes, es cierto.’

Si realmente crees que tienes mala suerte; o que

“me leyeron la mano y me dijeron que nunca iba a

tener dinero”, es probable que así sea, pues estás

ESPERANDO tener mala suerte y no tener dinero.

O si tu información indica que tienes defectos o

carencias, tus supuestos problemas aumentarán, pues

todo aquello en lo que te enfoques crece.

Pero si piensas que mañana tendrás un día excelente,

y te duermes pensando en todo lo bueno que sucederá y

en lo amables que serán las personas, eso pasará. Si te

levantas convencido de que todo saldrá bien, estarás

contento y optimista, y como resultado, saldrá bien.

Y a más largo plazo, si esperas ser un éxito en la

vida, te comportarás como tal y como resultado lo serás.

Si crees con toda tu alma que eres inteligente, exitoso,

simpático, carismático, capaz, próspero y digno de

respeto, irás desarrollando las cualidades necesarias para

que la gente te perciba exactamente así.


Tus creencias son la fundación de tu vida,

porque siempre actúas de forma consistente

con lo que crees y esperas que suceda.

Lo que crees determina lo que esperas; y

lo que esperas determina lo que sucede.

Tienes la capacidad de ser y lograr cualquier

cosa que te propongas, pues aquello que creas

con sentimiento se vuelve tu realidad.

¡Creer controla tu camino hacia el éxito!

Willam James, padre de la psicología, dijo: “El mayor

descubrimiento de mi generación es que las personas

pueden cambiar sus vidas si alteran sus actitudes

mentales”. En otras palabras, si cambian lo que piensan.

Esto funciona tanto en cosas triviales como en los

aspectos más fundamentales de la vida; y puede ser

positivo o negativo. Por ejemplo, cuando a las camareras

de un hotel se les explicó la cantidad de ejercicio que

hacían cada día sin darse cuenta, y cuántas calorías

quemaban al hacer su trabajo, comenzaron a perder peso

y a tonificar músculos. Su cerebro conscientemente

comenzó a procesar que estaban haciendo ejercicio y sus

cuerpos reaccionaron de acuerdo a esa nueva creencia.

Nosotros, hasta hace unos años, logramos todo lo

que nos propusimos –hasta nuestros más ambiciosos

sueños- y éramos conocidos y respetados por eso. N os


sentíamos escogidos, hijos preferidos de Dios, y como

tal, creíamos que todo lo que hacíamos estaba bendecido

y era posible. Estábamos totalmente convencidos -y por

lo tanto era nuestra expectativa- de que todo nos iba a

salir bien. Y precisamente por eso, nos salía todo bien.

Cuando llegó la crisis mundial, sin embargo,

cometimos algunos errores en las empresas al no

comprender la magnitud del fenómeno que se venía.

Entonces, prestamos atención a los que nos decían que

era normal que las cosas salieran mal. Que simplemente

no era posible que todo lo que uno intenta salga bien.

Que la vida se rige por la ley de Murphy, y la mayoría

de las veces las cosas salen mal. Que muchas veces

podemos fracasar. Que muchas veces…

Y al aceptar el fracaso como posibilidad,

¡comenzamos a fracasar! ¿Raro? ¡No! ¡Científicamente

el único resultado posible! Mientras convencimos al

subconsciente de que todo lo podíamos, todo lo tuvimos.

Pero cuando lo convencimos de quizá no podíamos,

nos complació, e hizo que NO pudiéramos.

Si haces como nosotros hicimos en esa época tan

negra, y empeoras la calidad de los pensamientos, tu

calidad de vida será peor. Pero si mejoras tus

pensamientos, tu vida, sin ninguna duda, mejorará.

¡Alimenta tu mente de datos e información

positiva! La calidad de tu vida depende de la

calidad de sus pensamientos.


c. Lo que crees determina tu destino.

La vida está llena de ejemplos sobre el poder de las

creencias y expectativas.

Hace poco en televisión nos llamó la atención el

caso de un joven que a los doce años, perdió un ojo por

una enfermedad. Esto afectó tanto a su madre, que llena

de vergüenza por el defecto de su hijo, lo encerró en la

casa y lo inutilizó. El joven creció lleno de traumas y

complejos y terminó siendo un alcohólico, cumpliendo

la expectativa de su madre de que nunca iba a poder

hacer nada ni superar su limitación de no tener un ojo.

Este caso contrasta con tantas historias de personas

que superan enormes retos físicos y se convierten en

ejemplos para millones. Casos que cuando los vemos,

generalmente nos traicionan las lágrimas. Pero no por

lástima, ¡sino de pensar en todo lo que no hemos logrado

a pesar de tener el cuerpo completito!

Lawrence Molina, atleta costarricense, nació sin

piernas. Por años soñó con prótesis especiales, y creyó

con fe que un día las obtendría. Después de una larga

espera durante la cual nunca perdió su fuerza y

esperanza, las obtuvo. Y entonces, se convirtió en un

at le ta ganador de olimpiadas, ¡héroe de todo un país!

Nick, considerado hoy el motivador más influyente del

mundo, ¡nació sin brazos ni piernas! Pero al verlo uno


sabe que está en presencia de una persona extraordinaria,

que ha encontrado en su supuesta limitación la catapulta

para lograr cosas y cumplir sueños más allá de lo que la

mayoría de seres humanos pueden tan siquiera imaginar.

Stephen Hawking fue diagnosticado a sus 21 años

con una enfermedad degenerativa, y le dieron dos años

de vida. Él no aceptó ese destino, y cincuenta años

después es considerado el científico más genial que

existe. Aunque paralizado en una silla de ruedas, este

Einsten moderno sigue trabajando y proponiendo

algunas de las teorías más extraordinarias de la ciencia.

Recientemente, José René Martínez estableció un

nuevo estándar con el cual medirnos. Este joven afro-

latino de madre salvadoreña que nunca conoció a su

padre, se enlistó en el ejército de Estados Unidos a los 19

años y fue enviado a Irak. Un año después, una bomba

bajo su vehículo Humvee quemó el 40% de su cuerpo y

le desfiguró el rostro. Una historia infinitamente más

terrible que las de muchos que justifican el por qué no

han hecho nada en la vida. Y sin embargo, aunque había

tenido todo en contra desde pequeño… ¡no perdió la fe,

ni dejó de creer!

Nueve años después, J.R. Martínez es un exitoso actor

de Hollywood, motivador de masas que ha compartido el

podio con Anthony Robbins, ganador de cuanto premio

al coraje existe, su historia ha salido en todos los

programas de noticias, y en el 2011 ganó el concurso


Dancing with the Stars -Bailando con las Estrellas-.

Esto, sólo pocos años después de que su madre tuvo que

enseñarle de nuevo a caminar, debido a la severidad de

las heridas y quemaduras en sus pies… Y su historia, la

historia de un ser humano EXTRAORDINARIO, que se

levantó de la tragedia más terrible, apenas comienza...

Rolando Fonseca, máximo goleador histórico de las

selecciones de futbol de Costa Rica, -además de exitoso

empresario-, me compartió su análisis de las diferencias

entre los jugadores de países pequeños como Costa Rica;

y los jugadores de potencias como Brasil y Argentina.

Según él, en general, todos tienen un potencial

similar. Edades, condiciones físicas parecidas, e incluso,

talentos innatos muchas veces equivalentes.

La gran diferencia está en sus mentes, y lo que creen

que son capaces de alcanzar en la vida. Los brasileños,

argentinos, o españoles, creen –saben- que pueden ser

campeones, porque siempre les han dicho que son los

mejores. Los de países pequeños saben –¡creen!- que lo

mejor que pueden lograr es evitar que les metan diez

goles. ¡Y así se comportan y juegan en el campo!

Lo que crees también es fundamental en tu salud.

Bruce Lipton, biólogo celular estadounidense que ha

propuesto teorías innovadoras en el campo de la auto

curación, ha demostrado en cientos de experimentos que

nuestras creencias acerca de lo que es real y posible,

tienen hasta 100 veces más poder para afectar nuestro


bienestar, que cualquier fuerza “material”, incluyendo

drogas y cirugía. Todos hemos escuchado del efecto

placebo, y de la pastillita de azúcar que nos cura la

enfermedad, porque creemos con toda el alma que fue

desarrollada con la última tecnología para curarla.

Volviendo al joven que perdió un ojo, la vergüenza

de su madre -y su aceptación de esa circunstancia-, lo

convirtió en un fracaso, porque aceptó lo que se creía de

él. Y ni siquiera era ciego ¡tenía un ojo de vidrio que ni

se le notaba! Lo que lo hizo cuadripléjico mental, fueron

las creencias y expectativas propias y de su madre.

(Padres, ¡cuidado con lo que dicen a sus hijos!)

Y en tu caso, ¿cuáles son las expectativas que tienes

de ti mismo? ¿Cuál es el gran problema que te limita, y

te impide soñar con ser capaz de lograr grandes cosas?

Acaso eres… ¿Muy alto? ¿Muy bajo? ¿Muy

gordo? ¿Muy flaco? ¿Tienes orejas grandes? ¿O quizá

pequeñas? ¿Tienes mucho pelo? ¿O te falta pelo?

¿O simplemente, como eres ´normal’, te sientes

demasiado promedio como para aspirar a ser merecedor

de la grandeza? ‘Ahhhhhh, es que, claro, como a aquel

le falta un brazo, él sí puede…’

Nunca olvides que NO son los cosas, las

circunstancias, los acontecimientos, Y

MUCHO MENOS LAS OPINIONES DE LOS

DEMÁS, lo que hace que triunfes o


Eres un magneto que atrae

circunstancias y gente en armonía con

tus pensamientos dominantes.

fracases; que desperdicies tu potencial o

que, por el contrario, te eleves a alturas

inimaginables.

Son tus opiniones, juicios y creencias

acerca de lo que sucede, lo que determina

tu destino.

d. La ley de la atracción.

La física cuántica ha demostrado que las partículas

subatómicas sólo se manifiestan cuando son observadas.

O sea, sabemos que existen, pero es hasta que alguien

trata de observarlas, que se manifiestan. Al finalizar la

observación, las partículas desaparecen, se desactivan.

Evidentemente no pretendemos explicar por qué esto

es así. Para eso, gente más inteligente que nosotros está

tratando de encontrarle sentido (usando aceleradores de

partículas de trillones de dólares). Sólo podemos decir

que el Universo es más complejo de lo que pensamos


(¿O más simple, y somos nosotros quienes lo

complicamos?). Y que este fenómeno de las partículas

subatómicas que surgen al ser observadas se traslada a

nuestra vida diaria en la Ley de la Atracción.

Esta ley parte del principio que cada pensamiento,

cada cosa, y hasta nosotros mismos, está hecho del

mismo material, de la misma energía, de las mismas

partículas subatómicas vibrando a diferentes frecuencias.

Debes controlar lo que emites con tus pensamientos, y

enfocar la mente en lo que quieres y alejarla de lo que no

quieres, porque todo aquello en lo cual concentras tu

atención, pensamientos y deseos termina por

manifestarse. En otras palabras, lo atraes.

Esto es así, como ya explicamos en el principio

anterior, tanto si te concentras en lo bueno –en la salud,

en la felicidad, en las buenas relaciones–, como si te

concentramos en lo malo –la enfermedad, la tristeza, el

fracaso–. Por eso debes tener tanto cuidado en qué

piensas, en qué te concentras, cuáles particulitas

subatómicas llamas a manifestarse en tu vida, a cuales

pones a vibrar a tu ritmo con la gran fuerza de tu alma.

El alma puede atraer tanto lo que

ama como lo que teme. James Allen


Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán;

llamen, y se les abrirá. Mateo 7.7

e. La ley del pedir y recibir.

La mayoría al escuchar esta frase cree que significa

ponerse de rodillas y decir: “Dios, te pido que me

concedas este deseo. Sé que no lo merezco, pero si

quieres, ayúdame por favor”. El problema, es que

olvidan la otra parte: Les aseguro que si alguno le dice a

este monte: "Quítate de ahí y tírate al mar", creyendo, sin

abrigar la menor duda de que lo que dice sucederá, lo

obtendrá. Marcos 11:23.

¡Pedimos dudando, sin creer, y luego nos enojamos

porque no pasa!

Por eso es necesario aprender a PEDIR. Aprender a

hablar a tus montes –a tus deseos, tus sueños, los retos

que tienes que enfrentar-. Aprender a HACERLO

CREYENDO; a HACERLO CON FE.

Fe significa reconocer que somos guiados por un

poder superior más grande que nosotros. Y la fe produce

resultados porque:

1. Reconocer un poder superior, nos permite agregar

convicción a nuestras esperanzas;

2. Entonces comenzamos a creer con más fuerza

(pues sabemos que el Poder Superior nos respalda).

3. Esa fuerza o milla extra en el creer que surge del


convencimiento de que todo se dará, hace que generemos

sentimiento.

4. Ese sentimiento produce la energía que

materializa y da sustancia a lo que esperamos; que atrae

las particulitas subatómicas que forman todo lo que

existe, según mencionamos en el acápite anterior.

Hoy en día es casi políticamente incorrecto hablar

de fe, porque se asocia con ‘cosas religiosas’. Pero la

verdad es que los grandes personajes de la historia,

aquellos que han logrado enormes cosas, han tenido la

fe como común denominador. No necesariamente han

sido religiosos, pero han sido gente de fe, que ha creído

sin dudas que sus sueños, esperanzas, propósitos y

planes cuentan con respaldo superior, y que por lo tanto,

están llamados a suceder ¡sí o sí!

Recuerda: recibimos según nuestra fe. ‘…se acercaron

a Él los ciegos, y Jesús les dijo: ¿Creéis que puedo hacer

esto? Ellos le respondieron: Sí, Señor. Entonces les tocó los

ojos, diciendo: Hágase en vosotros según vuestra fe. Mateo

9:28-29. Y esa fe debe ser sin duda, como dice Santiago

1:6-8. ‘El que pide, debe pedir con fe, sin dudar, porque

quien duda es como las olas del mar, agitadas y llevadas de

un lado a otro por el viento. Quien es así no piense que va a

recibir cosa alguna.’

Al planear, soñar y ponerte metas, hazlo con fe –

ahora que sabes qué significa exactamente- y sin

DUDAS. Todo aquello en que creas firmemente, sin

dejar ni el menor espacio a la duda, SUCEDE.

El día en que aprendas esto, tu vida cambiará.


La mente agradecida se enfoca sólo en lo

mejor y como espera siempre cosas

buenas, eso recibe.

f. La ley de la gratitud.

La GRATITUD es el elemento final para obtener lo

que quieres. A todos nos gusta que nos den gracias

cuando hacemos algo bueno o damos algo a alguien.

¿Quién dice que Dios es diferente? Además, si no eres

agradecido por lo que ya tienes , ¿por qué se te dará

más? ¿Por qué se sentirá motivado Dios a darte más?

Estar agradecido con lo que tienes, aunque sea

poco, es la fundación de todo lo que viene. Si agradeces

tus sueños, recibirás más sueños. Si das gracias por lo

que tienes y lo que estás recibiendo, recibirás más.

Imagina que el propósito de la vida es construir una

casa. Lo que ahora tienes –por poco que sea–, son tus

fundaciones. Quizá ahora no parezcan suficientes para

darte abrigo. Pero si eres inteligente, en lugar de

quejarte y destruir lo poco que tienes (a través de tus

malos pensamientos), concéntrate en hacer los planos de

lo que quieres ¡y construye las paredes!


Quizá, al final, cuando la obra de tu vida esté

concluida, y si todo sale bien, te darás cuenta de que

aquellas fundaciones ¡eran sólo del garaje! Que eran el

comienzo, porque tenías que iniciar por algún lado.

No seas de los que se quedan maldiciendo su garaje,

y nunca hacen los planos ni comienzan la construcción

de su gran casa. Deja de quejarte por las circunstancias

en que te estás o el lugar en que te encuentras, y

agradece, agradece y ¡AGRADECE!

Cuando expones tus deseos a Dios y cargas tus

pensamientos de fe y gratitud, Él permite que te lleguen

–si es de acuerdo a su plan– las herramientas necesarias

para cumplir tus peticiones.

Cuando pides con gratitud, diciendo a tus sueños

o retos lo que quieren que hagan (monte ¡MUÉVETE!

Problema ¡ALÉJATE! Oportunidad ¡PRESÉNTATE!); y

además agregas fe – la convicción de que el P oder

S uperior, está contigo- todo lo que pidas ¡podrá suceder!

Esta semana, haz la prueba con todo lo que quieras

ver manifestado en tu vida. DI CON MUCHA FE:

Dios, gracias porque ya me estás

concediendo los deseos de mi corazón. Sé

que vienen las cosas buenas. Y a ustedes,

DESEOS, ya escucharon, póngase en

movimiento ¡que aquí los estoy esperando!


Si no estás contento

con lo que eres o lo

que tienes ¡CAMBIA!

Jim Rohn

g. Aplicando las leyes.

La conclusión de las leyes del éxito, es que si quieres

cambiar tu vida de forma positiva, primero tienes que

cambiar tu programación y tus creencias.

Recuerda que Tu mundo externo refleja tu

mundo interno y que todo aspecto de lo externo es

un aspecto de tu interior. Lo que no te gusta del

mundo, es algo que no te gusta de ti.

El antídoto no es

controlar las circunstancias

externas ni cambiar el

entorno, sino cambiar los

programas de tu mente. En el

momento en que cambies

tus creencias, en el momento en que cambies, tu

mundo cambiará.

Para eliminar tus carencias, limitaciones y otros

males, y dirigir tu vida a la abundancia, elimina su causa:

la forma negativa en que dibujas el mundo en tu mente.

¡Descarta lo malo y lo mediocre!

Elimina los virus, y cargarte sólo de programas

positivos, para que puedas usar tu mente de maneras tan

fantásticas y maravillosas que ni siquiera se te han

ocurrido aún. Aprende, practica y experimenta nuevos

hábitos de pensar, imaginar, recordar y actuar, para crear


una nueva imagen de ti mismo basado en lo positivo.

Desde que te levantas, llena tu mente de pensamientos

constructivos. Piensa sólo en armonía, salud, paz y

buenos deseos; en todo lo bueno y capaz que eres, y lo

que SÍ puedes hacer. Aprende a pensar cosas buenas y

entonces ¡podrás verlo sucediendo!

Visualízate teniendo éxito y cumpliendo tus metas.

Sonríe, pues así mandas al cerebro un mensaje de

felicidad y de que todo está bien.

Camina concentrado en tus virtudes y talentos (no tus

limitaciones), aceptando que llevas dentro semillas de

sabiduría y prosperidad, recordando que si crees que

eres un éxito y una inspiración ¡así será!

CREE en ti mismo, cree que mereces éxito, que

tienes la opción de ser el mejor. Libera tu mente de la

prisión de poca cosa y abandona la mentalidad de

pobreza, de no me lo merezco, de eso no es para mí.

CREE que puedes obtener lo que quieres y has

soñado, y camina con total seguridad –con la idea

grabada en tu mente como si fuese tu sistema

operativo– , de que el Creador te ha dotado de la

capacidad incuestionable de llegar a donde te propongas.

Asígnate un valor elevado, pues el valor que tú te

fijes, decía Emerson, es lo que el mundo te dará.

Lo que los demás perciben y valoran de ti está

basado en lo que decidas creer de ti mismo, pues eso es


lo que transmites y gritas en silencio a todos cuantos

encuentras. Los que fracasan son los que fijan su valor

en lo que creen que el mundo está dispuesto a darles,

cuando en realidad el mundo les está pagando según el

valor que ellos han fijado.

Cuando reconozcas que eres un ser especial con una

gran misión, y qué vales más de lo que piensas y de lo

que te das crédito, tu subconsciente responderá y buscará

darte condiciones armoniosas, ambientes agradables y

gran cantidad de cosas buenas en tu vida.

Y todo esto es necesario no sólo para que vivas

mejor y te sientas mejor contigo, sino por las

generaciones que vienen tras de ti.

Hasta los siete años, los cerebros de los niños son

esponjas que absorben sin cuestionar todo lo que ven,

oyen y sienten. A partir de los ocho comienzan a

razonar; y hacen y aprenden de lo que ven hacer, no sólo

de lo que se les dice. Tus hijos te imitarán y querrán ser

como tú. Pregúntate ¿Qué vas a heredar a tus hijos y a

los hijos de tus hijos?¿Cuáles hábitos? ¿Cuáles actitudes?

¿Quieres ser un modelo positivo o un modelo negativo?

Si respondiste POSITIVO, recuerda: si siembras

buenas semillas en tu mente, cosecharás tus sueños y

metas. Si aprendes a usar tu mente como los grandes,

obtendrás resultados de grandeza. Si comienzas a tener

mejores actitudes en forma constante ¡te convertirás en

una mejor versión de ti!


Dios creó el Universo pensando en la

abundancia. El material infinito del cual

Él crea todas las cosas, es precisamente

eso, infinito. Por eso, cada día miles de

estrellas y planetas nuevos son creados, y

Dios sigue esparciendo vida más allá de

los límites de nuestra imaginación.

¡Tú tienes derecho a reclamar tu parte!

3

ACEPTA LA ABUNDANCIA

¡Y RECLAMA TU PARTE!


a. La vida es abundancia.

Algunos en este momento se estarán cuestionando:

“Si todos decidimos ser exitosos, felices, prósperos y

balanceados, ¿De dónde van a salir los recursos para

todo eso? En otras palabras ¿quién va a pagar la fiesta?’

La pregunta surge porque hemos sido acostumbrados

a vivir y pensar en escasez; a no entender que la clave

del Universo es la abundancia. Tendemos a olvidar que

existen por lo menos cien billones de galaxias, cada

una con billones de estrellas y planetas. Y uno no

escucha de reuniones en el cielo para racionar recursos

ni mucho menos de emergencias por falta de átomos,

protones o electrones. ¡Dios no conoce la escasez!

Tu siguiente pregunta podría ser entonces ¿y qué

tiene que ver conmigo que existan mil planetas en una

galaxia muy lejana? ¡MUCHO! Porque cuando pones

tus necesidades, tus escaseces (si es que existe esa

palabra), en la perspectiva de este Universo gigantesco,

te das cuenta de que tus problemas ¡son tan pequeños!

Y al aceptar que provienes de la misma fuente, y que

estás hecho de la misma sustancia que forma las

galaxias, ¡entiendes tu propia importancia!

Pero ni siquiera eso es lo principal. Lo increíble es

que toda esa abundancia, los recursos infinitos que

componen lo visible e invisible ¡ Fueron creados para

tu beneficio! ¡Fueron creados por ti y para ti!


Es sólo nuestra falta de imaginación, creatividad e

ideas; nuestra limitada capacidad de soñar y de creer

(que nos llena de temores y barreras), la que a veces

pone límites a lo que tenemos, recibimos y logramos.

Wallace Wattles, quien junto a Ralph Waldo

Emerson inició el movimiento de superación personal

hace más de cien años, escribió en su obra maestra, La

Ciencia de Hacerse Rico:

“No hay límite para el suministro de la sustancia

original. Dios hizo el universo de esta sustancia, pero

para crearlo no usó toda la disponible… Diez mil veces

más de lo que se ha hecho hasta ahora podría crearse e

incluso entonces no se agotaría el suministro de la

materia prima universal. Nadie es pobre porque la

naturaleza sea pobre o porque no haya suficiente para

repartir. Dios hizo de la naturaleza un almacén

inagotable de riquezas. Este mundo podría producir

alimentos para más de diez veces su población actual.

Podría producir telas para vestir a todos con trajes más

finos que los que Salomón vestía en el máximo de su

gloria… Nuestro Padre ha proporcionado la materia

prima para todas las cosas esenciales para la vida… mil

veces más de lo que podríamos utilizar. La raza humana,

en su conjunto es rica; inmensamente rica”

La pregunta es entonces, ¿Por qué si existe toda esta

abundancia infinita -no sólo en el universo, sino aquí,

en esta Tierra-, sólo unos cuantos tienen acceso? ¿Por

qué no tengo YA todo lo que quiero?


b. Tú puedes superarte.

La respuesta NO es la codicia desmedida de los del

uno por ciento, concepto tan de moda en estos días.

“Es que ya todo está tomado. El dinero está en

manos de unos pocos, que siempre han tenido dinero, y

por lo tanto no tengo posibilidades”.

Esa es lamentablemente una creencia popular muy

limitante, que al ser tan fuerte se hace cierta. Recuerda,

tu logras lo que crees, y si crees que eso es así, pues, ni

modo, así será (¡aunque la idea de este libro es que

dejes de limitarte y de tener esas creencias!)

La respuesta está más bien en ese temor -casi un

pánico inconsciente-, causado por un sistema de

valores y creencias basado en la escasez; y en las

enseñanzas negativas con respecto a la abundancia a las

que muchos son expuestos mientras crecen.

En muchos lugares aún se enseñan conceptos

negativos en torno a la riqueza, acusándola de ser la

raíz de todo mal. Riqueza nos hace recordar a un

señor gordo de traje, fumándose un habano, y

pisoteando a una familia pobre, mientras ríe a

carcajadas. Los ricos son malos, malos, ¡malos!, nos

dicen las imágenes, explotadas ampliamente por

movimientos socialistas de otro siglo.

La religión también ha contribuido a presentar la

idea de que virtud y pureza se derivan de pobreza y de


pasar necesidades y pruebas. Casi obligan a creer que

el éxito es pecado, y que todos deberíamos ser como

San Francisco de Asís y San Martín de Porres.

Y para finalmente hacernos desistir se nos repite

fuera de contexto que ‘Más fácil es que entre un

camello por el hueco de una aguja que un rico al cielo’

El mensaje a veces pareciera ser: nosotros, los

pobres, somos tan bueeeeeenos…. Si aspiras a vivir

mejor no serás puro ni virtuoso.

Y las visiones extremas parecieran sugerir que este

mundo es para sufrir. Acepta el sufrimiento –casi

búscalo-, y recibirás tu recompensa en el cielo (y por

eso hay personas que en el nombre de Dios, se flagelan

para ser más puros).

Aunque esto suene a tontería –por lo menos a

nosotros-, estas visiones siguen impregnadas en el

inconsciente colectivo, y contribuyen a una conflictiva

relación con la abundancia. Sabemos que la abundancia

es buena, pero la tememos y sentimos que algo en ella

“no está bien”. ¡Por eso a tantos los carcome la culpa

apenas compran una casa más bonita!

Estos sistemas de escasez se transmiten a la familia,

y es allí donde comienzan las mentiras. La primera que

muchos escuchan –sobre todo ante orígenes humildes-

proviene de sus padres, que les dicen que el progreso, y

la superación “son para otros, no para nosotros que

nacimos pobres y estamos destinados a todo esto”.


Mi madre, Leticia, es un ejemplo de este tipo de in-

fluencias, pero también del cómo, si queremos,

podemos superarlas. Ella nació en un humilde hogar

campesino. Novena de doce hermanos, desde pequeña

tuvo sueños de grandeza. Soñaba con emigrar “a la

ciudad”, estudiar, y tener una vida mejor para ella y los

que llegaríamos a ser sus hijos.

Sin embargo cuando compartía sus sueños, su padre,

le decía “Ay, mi hijita, eso de estudiar y superarse es

sólo para ricos”. Mi abuelo –hombre excelente que

siempre trabajó duro por su familia-, se limitaba a

transmitir la visión que quizá sus padres y experiencias

le habían enseñado: éxito y progreso eran algo lejano,

imposible de alcanzar no sólo para él, sino para sus hijos.

Pero mi madre nunca permitió esas ideas en su mente.

Por el contrario, siguió soñando y creyendo, y a sus

treinta años, no sólo había establecido con mi padre un

hermoso hogar en los suburbios, sino que era pionera

de la electroencefalografía en Costa Rica, después de

especializarse en la Universidad de Baylor, en Houston,

Texas. ¡Qué orgullo!

Muchos que crecieron junto a ella, aceptaron las

limitaciones y creyeron que era imposible realizar sus

sueños. ¡Algunos ni se permitieron soñar! Pero mi

madre, que parecía destinada a una vida de carencias,

decidió desde pequeña que eso no era para ella.

Y al cambiar sus creencias, explotar su enorme

potencial, y superar las barreras mentales que gritaban


Rehúsate a un destino de carencias o

pobreza. El Creador te hizo perfecto, y

puso TODO, TODO ¡TODO! dentro de ti.

¡Descubre y desempolva todo lo bueno

que hay en ti! Úsalo para crear una

mejor vida, para ti, para tus hijos, las

generaciones que vendrán.

¡Reclama tu parte!

¡tú no puedes!, accedió al material infinito que Dios ha

creado para todos, y tuvo una vida plena y realizada.

Además, con su esfuerzo, enseñó a sus hijos donde

buscar y cómo hacerlo.Nos convenció de que podíamos.

Y nos contó la historia de lo que le decía su padre, para

que nunca creyéramos a quien nos dijera lo contrario.

Lo mismo -y aún más- que puedes obtener si te

propones. Pero no sólo por ti, sino por esas vidas que

vienen aún detrás; por tus hijos, por tus nietos y los

hijos de tus nietos, cuyo futuro y destino quizá llegue a

depender de lo que hoy hagas con tu vida.

Por eso digo a mi hija, que gracias a Dios ha tenido

grandes oportunidades, que debe dar gracias a su abuela,

pues ese esfuerzo para ser la primera en muchas

generaciones en romper las barreras provocadas por

falsas creencias, abrió el camino para los que vinimos

después.


c. No te pongas límites.

Los límites mentales son creencias basadas en

experiencias pasadas que te impiden tomar acción ante

situaciones presentes. Estos límites crean ideas en tu

mente, que se convierten en sentimientos paralizantes de

impotencia e incapacidad, y te llevan a desarrollar

miedos y excusas para no perseguir tus sueños.

Así, cuando te propones una meta que está fuera de

tus límites, tu propia mente te sabotea y trata de

convencerte de que no puedes lograrla.

Pero la verdad es que tus límites son sólo barreras

imaginarias autoimpuestas. Las fronteras de tu vida son

solo creaciones de tu yo, y en un mundo de fantasía,

hasta las mentiras son verdad… ¡Y por eso sólo tú

mismo puedes superar tus límites! Sólo tú sabes cuales

crees o imaginas que son esos límites. Nadie puede

entrar en tu cabeza a ver dónde has fijado tus barreras.

Analiza tu conversación interna. ¿Usas pensamientos

limitantes? Cuando piensas en un sueño ¿te lo niegas de

inmediato? ¿Has programado tu mente para que te diga

todas las razones por las cuales NO PUEDES?

Recuerda: entre más abierta y despejada sea tu mente,

mayores las posibilidades de lograr lo que quieres.

Sustituye tus pensamientos negativos limitantes por

pensamientos positivos de posibilidad, de confianza.

¡Enciende la luz de tu mente y acaba con la oscuridad!


d. Deja el pasado ¡en el pasado!

Recordar, arrepentirse y lamentarse

del pasado, son las anclas o cadenas

que nos atan al fracaso.

Todos en la vida tenemos experiencias y

condicionamientos que podemos usar de excusa para

fijarnos límites, para no progresar, para no hacer, para no

intentar siquiera cambiar las circunstancias. Los errores

de nuestros padres, abandonos, accidentes, adicciones,

enfermedades, oportunidades desperdiciadas, carencias

económicas, amores perdidos…

Y algunos -aunque escuchen mil veces que son

extraordinarios; que tienen derecho a todo lo bueno; y

que tener éxito depende exclusivamente de ellos, de lo

que piensen y lo que hagan-, simplemente no pueden

dejar atrás las malas experiencias que les sugieren lo

contrario. Están pegados, atascados en el pasado,

reviviendo cada día tiempos desagradables sin pensar

que esos momentos YA SE FUERON.

La gente no pasa todo el día pensando en el exquisito

platillo que comieron hace meses. Entienden que fue una

experiencia del momento, y que aunque deliciosa, ya

pasó y no es su realidad ahora. Sin embargo, aunque

comprenden el ejemplo, muchos no aceptan que es igual

con cualquier cosa del pasado. Lo siguen reviviendo y


saboreando, concentrándose en recordar el mal olor, el

mal sabor y la textura de aquel momento, una y otra y

otra vez, cada día de su vida. Para este gran problema

sólo existe una solución:

¡Olvida el pasado!

NO PUEDES CAMBIAR LO QUE PASÓ ANTES.

¡Estás dónde estás! Ninguna de tus lágrimas cambiará

una sola palabra de tu historia, dice Wayne Dyer.

Y aunque quizá tu presente sea resultado de tus

conductas o experiencias pasadas, también es cierto que

cualquier cosa que hayas hecho o te hayan hecho, puede

cambiar a partir de este momento.

TU NO PUEDES CAMBIAR EL PASADO,

PERO PUEDES TRANSFORMAR TU HOY

Y DISEÑAR TU MAÑANA.

Los resultados del pasado NO significan que

obtendrás los mismos resultados en el futuro. ¡Puedes

cambiar tu futuro!

‘¡Pero es que nunca logro nada! Es que mis papás

no me querían y me decían cosas feas…’

Si la gente exitosa dependiera de sus padres,

¿cómo te explicas tantos huérfanos exitosos (como

Babe Ruth, el legendario beisbolista) frente a tantos con

padres amorosos, que terminaron en las calles? No

importa de dónde vengas; o si naciste pobre o rico, alto o


bajo, gordo o flaco, con un ojo azul y otro morado. Las

circunstancias que han rodeado tu vida no son lo

importante sino lo que hagas con ellas.

¡Lo importante es lo que escojas creer!

Deja de quejarte que quizá tu vida sería mejor o

diferente si algo hubiese pasado hace cinco o diez años.

No pasó. ¡Punto! Y si lo que te detiene es algo que pasó

piensa que tal vez esa experiencia es la que te ayudó a

lograr mucho de lo que eres hoy. Y que las lecciones

aprendidas en esos momentos que recuerdas con

amargura, serán fundamentales para tus éxitos futuros.

A veces, hay recuerdos que te hacen adjudicarte una

imagen negativa. Los padres, maestros, compañeros de

escuela o de trabajo, o hasta cónyuges, con una frase

aún sin intención, pueden traerse abajo la imagen

perfecta que Dios quiere para ti. Por ejemplo, el maestro

que decía que no eras muy brillante; el tío que decía

que ibas a ser pobre como el resto de la familia; o como

a mi madre, su padre diciéndole que como su familia

era campesina, no tenía derecho a soñar.

El problema es que a pesar de que tenemos todo el

potencial, nos es más fácil dejarnos convencer por algo

negativo que alguien dijo alguna vez.

¿Cuántos “tontos” por allí son en realidad inteligentes

pero no lo creen? ¿Cuántos lindos se creen feos? ¿Cuántos

talentosos se creen torpes? ¿Cuántos flacos se creen

gordos? Si no crees en ti MISMO ni fijas alto tu valor, y

te dejas afectar por lo primero que te dice el vecino de la


suegra, vas a terminar convenciendo hasta a tu mamá de

que no eres capaz de grandes cosas.

No te preocupes por lo que te digan los demás acerca

de tus sueños; de todo lo bueno que piensas de ti mismo o

de lo que quieres lograr y sabes que alcanzarás gracias a

tu enorme potencial. Existe una razón por la cual Dios te

dio esos sueños o talentos a ti, y no a la persona que tienes

al frente y que ahora te está diciendo que es imposible.

Confía en ti mismo; y no en el amigo que no ha logrado

nada y que ahora no quiere que tú lo hagas.

Ante la duda, escoge siempre creer lo mejor y lo más

positivo de cualquier circunstancia, y recuérdalo así.

Y si lo que te afecta es un recuerdo demasiado

doloroso, ¡Olvídalo! ¡Bórralo! Sustitúyelo por algo

positivo. Formatea ese disco duro, grábale algo encima;

cámbialo por cosas buenas que te van a traer felicidad.

¡Cambia el programa! ¡COMIENZA HOY!

Tú eres libre de desprenderte de tu

pasado. Si actúas como si no existiera, si

llegas a creer que aquello malo en

realidad nunca pasó, lo que no existe no

puede dañarte y ni puede amarrarte.


e. Acepta el éxito.

La primera barrera mental que debes romper es

aceptar que la abundancia ¡es para ti!

La abundancia no es mala ni está reservada para

unos pocos: hay suficiente para todos, y tú tienes tanto

derecho como cualquier otro.

Dios quiere que prosperes en todos los campos. El

quiere personas exitosas y triunfantes. La Biblia está

llena de pasajes que recuerdan esto, y te animan a

buscar una vida mejor, cumplir tu propósito y alcanzar

tu potencial.

Jesús era educado, pues conocía los libros de la ley.

Y no aborrecía el dinero: cargaba una bolsa con

monedas de la cual se abastecían las necesidades de

sus discípulos ¡y se ayudaba a los pobres! Y en sus

parábolas, exaltaba la capacidad de las personas de

reproducir los talentos.

Lo que no aceptaba es la tendencia a enamorarnos

de las riquezas, como los fariseos de su tiempo, o los

del “uno por ciento” de este siglo. El Viejo y Nuevo

Testamento nos previenen una y otra vez en contra del

amor a las riquezas, la codicia, y el servir y confiar en

el dinero como si fuera nuestro amo. ‘El que confía en

sus riquezas se marchita’ dice Proverbios 11:28.


Acepta el éxito como algo bueno,

e invítalo a tu vida. Establece hoy como el punto de partida para la vida

que vendrá. Recuerda que toda carrera inicia en un

punto. Todo edificio inicia con una piedra. Toda

gran obra, todo gran sueño, todo gran logro, inicia en

alguna parte. La marcha de mil kilómetros inicia con un

paso, decía Confucio. Todos, absolutamente todos,

tenemos que empezar el caminar en algún lado.

No importa donde estés en este instante; no importa

si eres profesional o eres estudiante; ama de casa o des-

empleado, lo importante no es donde comiences, sino

adonde llegues. Tampoco importa si ahora tienes

mucho o tienes poco; sino lo que decidas hacer con lo

que tienes. Y por eso te invitamos a que establezcas

ese punto de partida con la siguiente afirmación:

Dios, declaro este momento como el

inicio de mi vida con balance, llena de

éxito en todos los campos, abundancia y

prosperidad.

Acepto sin ninguna duda en mi corazón

que fui creado para grandes cosas.

A partir de hoy, todo lo que haga será

parte de ese plan, por qué se, creo, acepto,

y tengo fe absoluta que tú quieres que yo

tenga y sea lo mejor que puedo ser.”


4

PONTE EN ACCIÓN

Esto de creer en uno mismo; de saber que

uno puede y debe soñar; y de que si uno pide

con fe las cosas pasan , es muy bueno y muy

importante. Pero para que las cosas pasen ¡ es

fundamental tu acción!

¡Y el momento ideal para la acción es AHORA!

SI NO ES AHORA ¿ENTONCES CUANDO?

El siguiente paso es: ¡Despiértate! Pon acción y

compromiso a tus deseos, para que puedas alcanzar

niveles que ni tú mismo te imaginas.

La decisión de hacer o no hacer es tuya.

No eres esclavo de las acciones de otros,

sino el responsable y ejecutor de tu

propia vida. Reconoce la responsabilidad

de hacer que las cosas sucedan en tu vida.


Todo esfuerzo tiene

su recompensa,

pero quedarse sólo

en palabras lleva

a la pobreza. Proverbios 14:23

a. Deja de hablar y ¡actúa!

Pierde el tiempo hoy;

y mañana será igual y pasado aun peor.

Cada indecisión conlleva sus propios retrasos

y los días se pierden lamentando el tiempo perdido.

¿Estas decidido? Pues no dejes escapar el presente.

La audacia es genialidad, poder y magia en sí misma.

Basta con que te comprometas y la mente se animará.

¡Empieza ya y se realizará el trabajo!"

Johann Wolfgang von Goethe (Fausto)

Cada año que pasa puede tener dos resultados.

Si lo usas en acercarte a la meta, en trabajar en tu

propósito y en luchar por tus sueños, entonces en el

balance final puedes anotar “crecí”.

Pero también puedes escoger seguir igual. Vegetar en

la cama sin rumbo aparente, viendo tele hasta dormirte,

esperando el milagro, el cambio repentino, o tan sólo

que amanezca para seguir en lo mismo. Y al final de ese

año tendrás que anotar en el balance ‘envejecí.

¡Ponte a trabajar por lo que

quieres! Cualquier cosa valiosa

que quieras lograr requiere

esfuerzo. Quienes pierden el

tiempo esperando condiciones

perfectas para que todo encaje,

nunca consiguen hacer nada.


Pensar de la forma correcta, de forma positiva,

atrae las oportunidades. Pero es actuar; es

hacer; es la acción diligente, lo que las

materializa y transforma de sueños a realidades

Wallace Wattles

Existen al menos cuatro tipos de personas que no

hacen nada con su vida:

a. El soñador. Es el que se queda deseando y

deseando pero no actúa, y por tanto no pasa de soñar. El

día que muera en su lápida dirá: Aquí yace fulanito, cuyo

sueño era_____, ¡pero nunca hizo nada al respecto!

b. El que no se ilusiona. Es el que piensa que “si

uno no lo intenta, no puede fracasar” o “quien no se

hace ilusiones nunca será desilusionado”. ¡Qué cosa

tan terrible es no entender que no ilusionarse y no

intentarlo, es la forma más terrible de fracaso! Porque

además añade la tortura de pensar que tal vez, si

hubiésemos tratado, nuestra vida sería mejor y diferente.

c. El crítico. El que NO hace nada, a menudo se

vuelve crítico: mira cómo los demás hacen y luego

opina sobre cómo lo están haciendo. Cree que es más

fácil hablar del cómo actúan otros que actuar; y se

absuelve de su ineficiencia proyectándola en los que

se esfuerzan. Los que actúan no tienen tiempo para

criticar. Están ocupados haciendo cosas, ayudando a

otros, o simplemente, ¡trabajando!

d. El quejón. Pasa la vida quejándose por todo, y

nunca hace nada por contribuir a crear un mundo mejor.


Por eso, en vez de quejarte, criticar o simplemente no

hacer nada, apaga el televisor, toma la iniciativa y

¡actúa! Trata de crear algo. ¡Inventa el próximo aparato

revolucionario! Escribe el próximo libro de recetas o de

ejercicios para bajar de peso; compón la próxima

novena sinfonía; pinta la próxima Capilla Sixtina.

¡Haz algo grande! ¡Tú puedes!

Este mundo avanza tan rápido, que cada día nacen

oportunidades que hace pocos años (o meses) nadie

imaginaba. En tecnología, en energía, en la forma de

vender o hasta en cómo hacer helados. ¡En todo!

Si sueñas con ser chef, ¡cocina! Si quieres ser

motivador, comienza por dar pequeñas charlas. Si

quieres ser cantante, ve al karaoke… Si quieres ser

empresario, comienza un negocio. Si aspiras a ser

presidente, estudia una carrera; luego, lánzate a un

puesto de tu ciudad; y luego de tu estado. Pero no te

quedes sentado esperando que algún día alguien

descubra tu talento y te haga presidente.

Es cierto, ser uno de los que hace requiere esfuerzo;

requiere tomar riesgos. Pero tus acciones son el

termómetro que mide tu valor; el único indicador de lo

que eres. ¡Eres lo que haces, no lo que dices!

¡No digas nada! Lo que eres, relumbra sobre ti mientras lo haces, y suena con tal fuerza

que no puedo oír lo que alegas en su contra.” Ralph Waldo Emerson


b. Disfruta del presente

Aparte de aferrarse al pasado, existen otras tácticas

para evadir el presente que son tan usuales y peligrosas:

soñar despierto sin actuar; y esperar sin hacer nada.

Estas formas de evasión nos llevan a idealizar el futuro

y dejar de actuar ahora. Esto es parte de un problema

social. Nuestra cultura quita importancia al presente y

nos condiciona a sacrificarlo por el futuro. Se nos enseña

que en algún momento maravilloso del futuro, la vida

cambiará, todo mejorará y seremos felices.

Cuando me asciendan. Cuando me saque la lotería.

Cuando mi familia comience a apreciarme. Cuando el

mundo descubra mis talentos. Cuando termine la

universidad. Cuando tenga un auto nuevo. Cuando

Hillary sea presidente. Cuando, cuando, cuando…

Todo esto es vana ilusión, como le llama Salomón.

Sí, hay que planear para el futuro. Usar momentos

presentes para soñar y crear un futuro mejor y de

abundancia, para que los presentes que vivirás luego

sean todo lo bueno que pueden ser y que sin duda eres

capaz de lograr.

Pero el futuro es sólo otro presente que deberá ser

vivido cuando llegue y no puede ser vivido hasta

entonces. Por eso no puedes convertir la felicidad en


algo que sólo alcanzarás ‘mañana, cuando se cumplan

todas esas metas.’ Para que tu vida sea mejor de lo que

es, debes hacer algo para mejorarla AHORA; debes usar

tu mente de forma creativa y nueva AHORA.

Proponte que una parte importante de

tu hacer de cada día, sea absorber todo lo

que el presente te brinda.

Es cierto lo que dicen: el presente es lo

único que tienes, y ponerte en contacto con

tu ahora es el principio de una vida positiva.

El momento para ser feliz es cualquier

momento que aún tenemos, porque nadie

sabe cuándo será el último…

Piensa en algo que podrías hacer en este momento, y

que te haría sentir bien y realizado. ¿Ya lo pensaste?

Entonces, no sigas leyendo, y ve a hacerlo ¡AHORA!

Planea todo lo que quieras,

pero no olvides que

sólo puedes vivir el ahora.


Se va a la Plaza del Nunca

por la Calle del Ya Voy.

Miguel de Cervantes

c. No postergues

Postergar es escoger no hacer nada como alternativa

a la posibilidad de hacer algo. En la mente nos decimos

más o menos lo siguiente: Tengo que hacerlo. Lo voy a

hacer. ¡Estoy decidido! Comienzo… ¡MAÑANA!

Algunos creen que al postergar están haciendo

algo. Pero la verdad es que lo que posponemos ¡NO

EXISTE! Sólo existe lo que hacemos.

Postergar es atractivo porque no requiere esfuerzo.

Se trata simplemente de hacer… ¡NADA! Y como

nos encanta hacer lo mínimo –porque nos deja más

tiempo para Facebook– este hábito puede dejar de ser

excusa para convertirse en norma.

Al final, es un síntoma de miedo. Lo que realmente

te estás diciendo es: Sé que debo hacerlo, pero tengo

miedo de hacerlo mal o de que no me guste. Y tomar la

decisión de “hacerlo luego…” es un sustituto aceptable

a hacerlo realmente y te permite -sin sentirte mal-,

engañarte y evadir la realidad de que no estás haciendo

lo que te propusiste.


En el punto anterior te pusimos una trampa. Luego

de enfatizar la importancia del presente, te dijimos que

“buscaras hacer algo que te hiciese sentir realizado

¡AHORA!” Si no lo hiciste, y decidiste que lo harías

después, probablemente eres de los que posterga.

No te estamos juzgando; es para que te analices.

La mayoría entra en esta categoría. Saben que hay

cosas que quieren hacer o han elegido hacer, pero

escogen hacerlas después, sin darse cuenta de los

resultados contraproducentes de este problema.

En la postergación, hay diferentes grados:

Postergar para el último momento. Cuando dejas

todo para el final, te aseguras de dejar sólo un

mínimo de tiempo para terminar. Si en consecuencia

obtienes resultados mediocres, puedes justificarlos

porque “no hubo tiempo". Así, no existe el peligro de

enfrentar la realidad de que quizá no tenías la

capacidad suficiente o no pusiste el esfuerzo

necesario. Esto es así aunque hayas tenido un mes

para hacerlo bien, y sólo dedicaste la última

madrugada porque “Los mejores trabajos los hago

bajo presión”. ¡Sí, cómo no!

Postergar esperando que todo mejore, o que

quizá, el problema se solucione solo. Al asumir esta

actitud de dejar de ser fuerte en el ahora y esperar,

escoges mantenerte inmóvil, entregado al escapismo

y al autoengaño.


Al postergar no sólo dejas de vivir el presente con

intensidad; sino que sufres consecuencias como:

a. Ansiedad. Pasarás pensando en lo que tienes que

hacer, estresado porque no lo has hecho y por las con-

secuencias que sufrirás por no hacerlo (en lugar de

sólo ¡HACERLO!)

b. Aburrimiento. No usar tu presente en

actividades que te ayuden a realizarte, te impide

disfrutar plenamente de la vida.

c. Aburramiento. La inactividad y la inercia matan

más neuronas que el plomo en la pintura. Si no lo usas

¡lo pierdes! Y cuando las neuronas comienzan a morir,

nos volvemos como burros, no podemos ni pensar y

sólo queremos seguir viendo la novela…

Las cosas, situaciones, circunstancias,

o la gente, no se solucionan ni mejoran

solas. Se quedan exactamente como

están, o si cambian no es para mejorar.

Nunca nadie logró nada con sólo

repetir las palabras ‘quizá’, ‘espero’, o

‘deseo’ una y otra y otra vez.


El éxito radica en la acción

sabia y bien ejecutada. Eclesiastés 10:10

d. Haz las cosas bien.

Trabajar y moverse hacia adelante es necesario, y

además la única opción para alcanzar las metas. Sin

esfuerzo nada se logra. ¡Pero no olvides el balance!

No se trata de trabajar noche y día y volverse loco

tratando de hacer el mayor número de cosas en el

menor tiempo posible, sin importar como salgan.

Lo que cuenta NO es el número de cosas

que hagas, sino la eficiencia y la sabiduría con

que ejecutes cada acción.

Según Wallace Wattles la causa del fracaso es hacer

muchas cosas de forma ineficiente y no hacer las

suficientes de forma eficiente. Cada acto ineficiente es

un fracaso. Si pasas haciendo actos ineficientes toda tu

vida será un fracaso; y cuanto más hagas será peor.

Por otro lado, cada acto eficiente es un éxito, y si todos

tus actos son eficientes, tu vida será un éxito.

Si al hacer cada cosa, mantienes tu visión, y le

pones empeño, FE y PROPÓSITO, tu acción será un

éxito, no importa cuán común sea. Y como cada éxito

abre el camino a otros éxitos, tu progreso hacia lo que

quieres será cada vez más rápido.


Quienes logran grandes cosas son aquellos

que usan su mente mejor que los que logran

poco. Las pequeñas diferencias en ejecución

–realizadas en forma constante son las que

llevan a grandes diferencias en los resultados

La eficiencia de un acto no sólo depende de que esté

bien o mal hecho; sino de cuanto nos ayuda a cumplir

nuestro propósito. Por ejemplo, hay escritores que han

escrito muchos libros buenísimos –pero que nadie los

conoce. En cambio, hay autores que con un libro más o

menos, se hacen muy famosos.

Al final, ¿cuál es el propósito de un escritor?

¿Escribir, y escribir, y escribir hasta que le salgan callos

en las manos? ¿O que la gente lea sus libros? El escritor

que tenga claro su propósito (escribe para que alguien lo

lea), no necesita matarse escribiendo veinte libros; sino

ser muy eficiente en escribir y comercializar cada libro

que escribe. Y de esto es lo que habla Wallace Wattles.

Un método infalible para que nuestros actos sean

un éxito y se cumplan los proyectos, es involucrar a

Dios. Dios no fracasa. Proverbios es claro en este punto:

Confía en el SEÑOR de todo corazón, y no en tu propia

inteligencia. Reconócelo en todos tus caminos, y él allanará

tus sendas. Proverbios 3:5-6.

Pon en manos del Señor todas tus obras, y tus proyectos

se cumplirán. Proverbios 16:3


e. Pero no vivas por otros…

En la naturaleza, los animales se agrupan en

manadas. Los peces, aves e insectos llegan a coordinar

tanto sus reacciones que a veces se comportan como un

solo individuo. Y así como las abejas necesitan

pertenecer al panal, los humanos, como seres que

vivimos en sociedad, no estamos exentos de ser

influenciados por la manada, y por eso siempre estamos

aprendiendo y recibiendo influencias -positivas o

negativas- de los demás.

Es esencial entonces conocer la verdadera

importancia que debes dar a estas influencias. Si bien

necesitamos de la interacción permanente para crecer

como personas; y de hecho, nada tiene sentido si no lo

podemos compartir con alguien más, una interpretación

inadecuada o una asignación desproporcionada de valor,

puede sabotear tus intentos de ser tan grande como

mereces ser. Siempre recuerda:

• Si tu manada va para ninguna parte, y tú estás en el

centro, también irás para ninguna parte.

• Si alguna vez sientes que entre más mediocre seas

mejor encajas en tu círculo social, no es porque estás

haciendo bien las cosas; ¡es porque estás rodeado de

mediocres!

• Si tu manada corre en el desierto buscando sólo el

espejismo de las cosas; en lugar de dirigirse al oasis de

las relaciones verdaderas basadas en la conexión de

mentes y almas, todos terminarán muertos de sed.


Es primordial que busques una manada positiva; que

te rodees de gente que te apoye y te diga que sí puedes y

otras cosas buenas. Aléjate de gente negativa, de los que

te critican, te dicen que estás loco y que lo que quieres

no se puede; de los que te responden con burlas y

desprecios cuando haces cambios positivos.

Todo esto es importante porque te hemos dicho que

debes soñar, debes hacer, debes progresar. Pero también

entender que debes hacer las cosas porque te

analizaste, te conoces, y sabes que te llevarán a ser

feliz. No para complacer a tu manada; a tus padres,

tus amigos o vecinos, ni por lo que los demás piensen

de ti.

No queremos que te pase como a tantos que -a

pesar de ganar mucho dinero-, son infelices porque

están alejados de su propósito y sus sueños; y hacen

todo por presión social o familiar -o porque creen

que es su deber- aunque no represente lo que son y

lo que sienten. Gente que hace cosas que no quiere;

gasta dinero que no tiene en cosas que no necesita; o

se mete en deudas y problemas en que no debió

meterse, por tratar de complacer a los demás.

Por crear impresiones que no duran en gente que

no les importa; por agradar a personas a quienes

desagradan, y que por más que hagan lo que hagan

posiblemente seguirán desagradando


Las grandes empresas han usado esta profunda

necesidad psicológica de pertenencia, y a través del

mercadeo lleno de mensajes subliminales, nos

bombardean a diario con la vida a la cual supuestamente

tenemos que aspirar. Tarde o temprano, aunque sea un

poco, sucumbimos…

En The Joneses, película del 2010, Demi Moore y

David Duchovni, interpretan una pareja de actores

contratados por grandes compañías para promover sus

productos de una forma muy particular. Junto a otros

dos actores –sus supuestos hijos adolescentes-, se

mudan a una mansión en los suburbios donde su misión

es hacer que todos quieran ser como ellos.

Como son hermosos y son cool hacen que todos

quieran comprar los autos que usan, la ropa que visten,

las joyas, la comida, los palos de golf, y hasta los licores

que toman, sin importar cuánto se endeuden.

Todo es una gran operación de mercadeo basada en

que los seres humanos hacemos, vestimos, comemos y

pretendemos ser las imágenes de lo que creemos que a

otros les gustaría que fuésemos. En el fondo, más gente

de la cuenta realmente aspira a tener amigos gracias a

un muy caro bolso nuevo...

Y que conste que NO nos hemos peleado con las

cosas, ni los carros nuevos (que huelen rico) ni las casas

espaciosas. Creemos en el éxito, la prosperidad y la

abundancia: es lo que Dios quiere para todos, y es parte

de nuestra legítima aspiración a una mejor vida.


Pero tener una vida mejor no significa vivir para los

demás; por lo que puedan pensar, porque nos consideren

cool, porque nos vean exitosos no importa a qué costo.

Es terrible malentender todo el asunto e ignorar el

alto precio que se paga por buscar espejismos que no

son lo que creemos.

Por caer en la búsqueda frenética por acumular cosas

¡para que los hijos se peleen en el entierro…!

Por creer que Éxito es comprar todo lo que anuncian

en la Tele para provocar la envidia del vecino.

Por creer que para pertenecer a la manada, debemos

enseñar a otros nuestras plumas, como los pavos reales.

Por buscar que nos acepten por los símbolos

externos ¡y no por nuestra alma y corazón!

Por eso desde el principio, cuando hablamos de

éxito y abundancia, dijimos que no era sólo buscar

dinero y cosas. No porque el dinero sea malo o sea

pecado, sino porque el ser humano es más complejo que

todo eso; más profundo que su instinto por acumular.

¿O es que acaso no escuchamos con frecuencia de

gente rica y muy famosa, que tienen todo según nuestros

estándares vacíos, y que terminan sus vidas con una

sobredosis, gritando al mundo su falta de balance?

¿O de todos esos FRIPS, Formely Rich People, o en

español, FRIC‟s, Fueron Ricos, gente que en la burbuja

creíamos el cuento de que éramos ricos (aunque

debíamos desde el auto hasta la empresa), y que muchos

-al perder buena parte de sus fortunas- ahora creen que

sus vidas no tienen propósito?


Al final de cuentas, el mejor consejo respecto a la

verdadera influencia de los “OTROS” en nuestras vidas,

se resume en la regla 20-40-60.

Dice el psicólogo Daniel Amen que a los veinte años

nos importa mucho lo que otros piensan; y por eso

hacemos todo tratando de agradar a los demás. A los

cuarenta, nos tratamos de convencer de que en realidad,

no nos importa para nada lo que piensan los demás.

Pero es hasta cumplir sesenta, que nos damos cuenta de

que los demás ¡nunca estuvieron pensando en nosotros!

Los demás están demasiado ocupados pensando en

sus problemas y no tienen tiempo de pensar en ti. Las

personas piensan en ellos mismos, no en ti. Y si piensan

en ti es sólo para preguntarse ¡qué estás pensando de

ellos! ¡Y tú perdiendo tiempo, haciendo lo que crees que

los demás quieren que hagas!

En todo caso, y ante el raro evento de que tu vecina

efectivamente esté pendiente de tu vida, piensa en lo

siguiente: es imposible vivir en este mundo sin provocar

la desaprobación de algunos. Esto es tan cierto como el

dicho de que quien trata de quedar bien con todos ¡al

final no queda bien con nadie!

En resumen: las personas exitosas

diseñan su camino y hacen cosas porque

son pasos que les llevarán adonde deben

estar, no adonde creen que los demás

quieren que estén.


SEGUNDA PARTE

CONÓCETE A TI MISMO ¡Y DESPUÉS, HAS ALGO AL RESPECTO!

La mayoría de las personas no saben quiénes son, don-

de están, ni que quieren. No conocen sus posibilidades,

cualidades, y talentos.

Si tú logras desarrollar tu visión, y entender no sólo

quién eres, sino cuáles son tus recursos y fortalezas,

podrás fijarte, con mayor intensidad, objetivos para

cumplir tu propósito y lograr lo que quieres

En parte del libro queremos ayudarte a que te

conozcas a ti mismo. Para ello, definirás quién crees que

eres con base en las etiquetas con las cuales te calificas.

Luego, te llevaremos a identificar los talentos que Dios

te ha dado; y habiéndolos identificado, te pediremos

elaborar un plan de vida con metas concretas. Este plan

es parte de tu visión de vida, y está ligado a tu propósito,

el cual analizaremos en la última parte del libro.


5

DEFINE QUIÉN ERES AQUÍ Y AHORA

Las preguntas ¿Quiénes somos? ¿De dónde

venimos? y ¿Hacia dónde vamos?, que a veces

tomamos tan a la ligera, son fundamentales al

tratar de explicarnos qué hay dentro de nosotros;

qué alimenta nuestra alma y da sentido a la

existencia.

A través de los milenios hemos intentado

encontrar las explicaciones en muchas cosas. El sol,

la luna, las estrellas... En cosas que nos trascienden

y no podemos comprender...

Sin embargo, pocas veces tratamos de encontrar

respuestas verdaderas donde realmente deberíamos

buscar: en nuestro interior.

Explorar el alma es una tarea difícil. Aunque

quizá si fuera fácil, las respuestas que obtendríamos

no serían tan maravillosas, únicas y trascendentes...


a. Conócete a ti mismo

Un pedazo de roca no es más que polvo endurecido, hasta que se revela su historia. Un ser humano no es más que un puñado de

células, hasta que descubre su alma...

En este punto, ya has entendido la importancia de

valorar te y creer en ti mismo, en tus metas y tus

sueños, reconociéndote como un poderoso hijo de Dios

que no se deja vencer por el temor, ni por el pasado, ni

siquiera por un presente que no sea el mejor; y que para

triunfar no necesitas que alguien más te inyecte de

potencial. El siguiente paso es hacer lo que sugirió

Sócrates hace miles de años: Conócete a ti mismo.

Había una vez un guerrero cuya máxima aspiración

y obsesión era encontrar y poseer LA VERDAD...

Comenzó a buscarla por el mundo, hasta que un día en

un país lejano, un monje le indicó el camino… Para

llegar a ella, tendría que vencer miles de obstáculos y

hasta matar dragones… El venció todos los retos, y

finalmente fue escogido como el guardián del Libro de la

Verdad... Deseoso de conocer el secreto, abrió el Libro,

y lo único que vio fue... su reflejo. ¡Era un espejo!

La verdad sólo la alcanzamos

al conocernos internamente.


Aunque conocerse a sí mismo es parte de un proceso

que no termina nunca (pues cambiamos constantemente

en el curso de la vida), es importante entender qué

vemos en el espejo, para controlar este proceso y saber

lo que tenemos que cambiar.

Por eso te preguntamos:

¿Quién eres? ¿Cómo te describes? ¿Cuál es tu verdad?

Probablemente te describas con palabras que usas

regularmente, basadas en comportamientos o

experiencias del pasado. Algunas serán positivas:

cariñoso; amable; saludable; inteligente; guapo; activo;

Otras serán negativas: nervioso; tímido; perezoso; torpe;

olvidadizo; inmaduro; irresponsable; enfermizo.

Dicen que la señal de una persona con problemas de

autoestima, es que no puede enumerar ni cinco

cualidades; pero cuando le dicen que enumere sus

defectos, ¡escribe cincuenta sin problemas!

Las etiquetas no son malas en sí mismas: pueden

ayudar en el proceso de autoconocimiento.

El problema es cuando se vuelven obstáculos para el

desarrollo de la personalidad. La gente tiende a usarlas

como excusa para seguir igual; para justificar por qué

actúan de cierta manera y por qué nunca serán diferentes

ni considerarán cambiar o mejorar. O como un escudo

que dice: "Soy así, no puedo evitarlo, y por eso pienso

seguir siendo lo que he sido siempre".


A continuación, lista esas etiquetas con las que te

describes al espejo. Aún no vamos a juzgarlas o

analizarlas sino a tratar de determinar cómo te percibes.

Sé sincero. La verdad te hará libre; y reconocer lo bueno

y lo malo es el primer paso para cambiar lo que sea

necesario e incrementar y potenciar aquello que sabes

puede llegar a hacerte grande.

ETIQUETAS QUE USAS PARA DESCRIBIRTE

Positivas Negativas

___________________ ________________

___________________ ________________

___________________ ________________

___________________ ________________

___________________ ________________

___________________ ________________

___________________ ________________


b. Sustituye las etiquetas negativas

Analiza tu lista. Si estás satisfecho con tus Yo soy,

está bien, no se trata de que transformes toda tu esencia.

Pero si reconoces características que están entorpeciendo

su vida, es momento de hacer cambios. Si ves algo

negativo piensa: hasta ahora había escogido ser así o

solía clasificarme así, pero puedo cambiar si lo intento.

A partir de hoy tienes el derecho, o más

bien, la obligación, de elegir quién quieres ser.

Sustituye tus yo soy negativos por frases positivas.

Recuerda que tienes todas las posibilidades de ser lo que

quieras ser: eres producto de la suma de tus elecciones.

El único que te impide tener una vida tan plena como te

mereces, eres tú mismo y tus etiquetas. Deja de lado tus

mitos autoimpuestos y ¡escoge ser!

Vuelve a las preguntas ¿Quién eres? y ¿Cómo te

describes? y piensa en nuevas etiquetas positivas que no

sean las que tú o los demás habían elegido hasta ahora.

Piensa en las cosas positivas que quieres ser.

Proponte comportarte diferente de lo que has hecho

hasta ahora. Si te consideras irresponsable, proponte

enfrentar cada pequeño reto diario con responsabilidad.

Si te consideras enfermizo, comienza a decirte “soy

saludable, y mis defensas pueden eliminar las amenazas”.

Si eres de los que llega tarde, trata de llegar diez

minutos antes a cada reunión durante la próxima semana.


Si te molesta tu peso, proponte mejorar tus hábitos

de alimentación y ejercicio para bajar de peso de forma

saludable. Cualquier cosa que quieras cambiar, puedes

lograrlo. Sólo tienes que identificarlo, y ponerte la meta

de desarrollar los hábitos y comportamientos necesarios.

Un nuevo hábito requiere de sólo veintiún días para

convertirse en parte tuya.

Recuerda que no progresar lleva a la insatisfacción,

a la indiferencia. Nuestro ser, nuestra esencia quiere

siempre progresar, mejorar, alcanzar nuevas metas. El

crecimiento interior trae felicidad.

Has ahora una nueva lista. Conserva las etiquetas

positivas, pero incluye ahora todas las etiquetas nuevas

y positivas que constituyen la persona que sabes estás

llamado a ser. Visualízate siendo todo lo maravilloso y

grandioso que en el fondo de tu alma sabes que puedes.

Etiquetas P+ Existentes Nuevas Etiquetas P+


Nuestra vida ideal, una vida llena de

plenitud, nos persigue a todos. Sentimos eso

que estamos llamados a ser, latiendo bajo

aquello que ahora somos. Phillips Brooks

6

DESCUBRE TUS TALENTOS

Los talentos son capacidades innatas, poderes que nos hacen únicos y extraordinarios, y que generalmente se han manifestado desde la niñez. Al nacer, a todos se nos dieron talentos. ¡A TODOS!

Identificarlos es fundamental, porque constituyen una guía: son pistas para descubrir nuestro propósito en la vida, y facilitar el establecimiento de nuestra visión.


a. Estás lleno de talentos: ¡Descúbrelos!

Mateo 25:14-29 cuenta la historia de un hombre que

sale de viaje y entrega a sus sirvientes talentos (bienes)

según su capacidad de administrar. A uno le da cinco, a

otro dos y a otro sólo uno. A su regreso tiempo después,

les pide cuentas. El de los cinco talentos, trabajó y los

convirtió en diez. El de los dos también trabajó y los

duplicó. Pero el que recibió uno, tuvo tanto miedo de

hacer algo mal, que lo enterró y escondió: no lo usó.

A los que administraron bien, el amo los premió

dándoles más. Pero al que no, lo castigó quitándole el

único talento que tenía.

Esta parábola no se refiere sólo a bienes materiales,

sino a nuestras capacidades, y nos pone a reflexionar:

¿Estamos administrado bien esos talentos?

Siempre veremos gente cuyos talentos parecen estar

enterrados, a veces por miedo a fracasar, o que por

situaciones sociales no los aprovechan. Músicos o

pintores extraordinarios que han apagado sus

interruptores, estudiando carreras que no aman y

haciendo algo que no les gusta, porque la sociedad les

exige ganar dinero. O personas que estudian años en la

Universidad sólo para descubrir que lo que les gusta

hacer es completamente diferente. U otros que trabajan

muy duro, pero nunca sacan un momento para trabajar en

sí mismos, en sus visiones, en sus sueños, en lo que


quieren de la vida. Y llegan a viejos y hasta mueren, sin

nunca haber hecho nada más que trabajar...

Nuestra colega y amiga Otilia De la Rosa nos contó

una historia real que ilustra este punto. Ella pidió a un

sastre que le hiciera un traje. Mientras el hombre

tomaba medidas y marcaba la tela con destreza, ella,

admirada, le preguntó: “Y tiene mucho de hacer esto”.

El sastre, aún ocupado en su trabajo, respondió:

“Más de cincuenta años, desde que era un niño”.

“Vaya, entonces imagino que le gusta mucho”

Entonces el hombre se detuvo y su rostro adquirió

gran seriedad: ‘Sinceramente no me gusta. ¡Para nada!’

“Pero entonces ¿por qué lo hace?” dijo ella.

“Mi abuelo era sastre, mi padre era sastre, y desde

niño, me enseñaron a ser sastre.”

Otilia meditó su siguiente pregunta: “Y si hubiera

podido escoger, ¿qué hubiera hecho?”

El rostro del hombre se iluminó con una sonrisa.

“La verdad, siempre me han encantado los autos.

¡Cómo me hubiese gustado ser mecánico!”

Por cincuenta años, este hombre aceptó como destino

algo que no le gusta, porque no se permitió creer que

podía cumplir sus propios sueños y ser lo que estaba

llamado a hacer. Posiblemente, ni se detuvo a meditar

lo que realmente quería de la vida, aceptó las etiquetas y

expectativas de su padre y abuelo, y en el proceso, el

mundo perdió un mecánico que hubiera hecho su trabajo


con pasión. ¡Y ganó un sastre que detesta lo que hace!

Alguien escribió una vez: Hay talentos escondidos

bajo las piedras. Talentos desperdiciados. Talentos

olvidados. Levanta las piedras, usa tus dones, recupera

tu esencia y el sueño que soñaste se hará realidad.

Para que no te pase las del sastre, aquí te tenemos un

trabajito. Cierra tus ojos, busca ese pequeño niño que

todos tenemos dentro, levanta las piedras, y piensa.

¿Qué soñabas ser cuando eras niño? ¿Qué disfrutabas

hacer? ¿Qué es lo que te movía? ¿Qué es lo que más te

gusta hacer aún hoy? ¿Te gusta inventar? ¿Te gusta

cocinar, vender, escribir, cantar, diseñar, pintar, bailar?

¿Te gustan los deportes, las matemáticas, los animales?

¿Qué te hace especial? ¿Qué te hace tan feliz que

estarías dispuesto a hacerlo aunque no te pagaran?

No importa lo que sea, todo se vale; al final de

cuentas eres tú. Y no importa si es una cosa, o si son

varias cosas. Tampoco importa si es algo único y extra-

ordinario; o lo más común del mundo. Hay gente siendo

feliz y ganando dinero haciendo cosas tan raras que ni

las imaginamos. Hay otros que lo hacen cocinando,

pintando, jugando futbol, defendiendo casos en una

corte o vendiendo animalitos de peluche.

La verdad es que tú eres el único que sabe, en lo

profundo de tu corazón, cuales son los talentos que

Dios te dio. Te invitamos a hacer una lista de esos

talentos. Este ejercicio te ayudará el resto de tu vida.


TUS TALENTOS ESPECIALES


b. No hay edad para mostrar tus talentos

Mucha gente no hace nada con su vida porque

se siente muy vieja para comenzar. Otros no

hacen nada porque sienten que aún están muy

jóvenes. Pero la verdad, no existe una edad

correcta o predeterminada para el éxito; sólo

personas que finalmente se deciden a triunfar.

Si bien es cierto algunos triunfan cuando son

adolescentes o en sus veintes, la vida está llena de

ejemplos de personas que inician después de los treinta,

los cuarenta, los cincuenta, o incluso más allá. ¡La edad

está en la mente! Como dice Eclesiastés 3:1 “Todo tiene

su momento oportuno; hay un tiempo para todo lo que

se hace bajo el cielo.”

Cristóbal Colón descubrió América a los 46. Charles

Darwin tenía 49 cuando publicó su “origen de las

especies”. Leonardo Da Vinci, 51 al pintar la Mona Lisa.

Abraham Lincoln no hizo nada de importancia hasta los

50. Ray Crock fundó McDonald‟s a los 53. El Coronel

Sanders, de Kentucky Fried Chicken, tenía 65 años

cuando comenzó a vender franquicias después de

innumerables fracasos. En el año 2009, Susan Boyle,

desempleada escocesa de 47, se presentó al concurso

'Britain got talent' y estremeció al mundo. Cantó ‘Soñé un

sueño', y todos se asombraron que tras su imagen


existiera una voz maravillosa, y las agallas para

presentarse en un escenario. Esto a pesar de que al verla

por primera vez, todos habían reído. Sin importar los

obstáculos ella creyó en sí misma y decidió que era el

momento de triunfar (¡y lo logró!).

Hay dos tipos de personas. Los que a los sesenta y

cinco se retiran a un asilo y se preparan a morir; o los que

con noventa piden a Dios todos los días que les extienda

su maravillosa vida.

Connie, una mujer de sesenta años, nos comentó hace

poco que había leído uno de nuestros libros, el cual, nos

dijo con una sonrisa, la había inspirado a terminar la

universidad. Además, había empezado a pintar

nuevamente, una gran pasión de juventud que por “cosas

de la vida” había abandonado. Queremos que seas como

ella. Pero la versión “DESPUÉS”; y no la de “ANTES”,

en la cual se había resignado a olvidar los sueños que

Dios había puesto en su corazón.

NADIE es demasiado joven ni demasiado viejo para

triunfar; para escribir una novela famosa; para tener una

idea extraordinaria; o para pintar la Mona Lisa.

¿Tú qué sabes? Quizá en algunos años escuchemos de

Connie como hoy escuchamos de Susan Boyle. Y aún

esperamos que el sastre de sesenta años se decida a

estudiar mecánica. Y sobre todo, que algún día

escuchemos sobre ti…

Las siguientes son algunas de las manifestaciones de

esas capacidades o talentos innatos.


1. Liderazgo Los líderes poseen cualidades que los hacen personas

fuertes y seguras, y les separan del rebaño:

Visión. Ven cosas que los demás no ven; ideas y

oportunidades incluso donde otros ven problemas y

retos. Siempre buscan cosas nuevas y por ello logran

crear grandes empresas e inventos, pues tienen la

capacidad de asumir riesgos y tomar decisiones.

• Carisma. Su personalidad y facilidad de palabra les

permiten dirigir empleados y colaboradores. Por su

seguridad de propósito resultan buenos “directores de

orquesta”, con la capacidad de trazar el mapa y establecer

planes a corto, mediano y largo plazo.

Resistencia a las críticas. Subirse a un Ring de

boxeo no es una decisión que toma cualquiera.

Cuando el boxeador está peleando, escucha críticas y

burlas de personas que no tienen el valor de boxear,

pero disfrutan criticar. Cuando cae, debe ser valiente

para levantarse y volver al Ring. El verdadero líder, no

importa cuántas veces caiga, tiene la fuerza para

enfrentar una nueva pelea y siempre estará buscando

nuevas oportunidades para levantarse.

Líderes positivos como Mandela, Lincoln, Martin

Luther King y Gandhi, se aferraron a sus ideales y

cambiaron la vida de millones. Empresarios como Bill

Gates, Steve Jobs y Warren Bufet, han dirigido y

llevado sus empresas a la vanguardia del mundo.


2. Administración

Es la capacidad para manejar bienes: dinero,

propiedades, empresas. Un buen administrador sabe lo

que tiene y lo hace producir ordenadamente, con

presupuestos que hace cumplir. Tiene capacidad de

ahorro y no gasta más de lo que gana. Los líderes no

necesariamente son buenos administradores, ni

viceversa. Son talentos complementarios.

3. Comunicación

Los comunicadores - periodistas, publicistas,

vendedores, etc.- tienen facilidad de palabra y no les da

pena hablar en público. Son sociables, y por lo general

tienen inteligencia emocional y pueden establecer lazos

con diferentes tipos de personas. Un gran ejemplo es

Oprah, cuyo carisma es tan grande como su fortuna. Su

fuerza, personalidad, y labor humana la han convertido

en un ejemplo positivo; y ha tocado asuntos que nadie

más se había atrevido, como el tema de las industrias

farmacéuticas, o la creación de una base de datos de

abusadores de niños en EE.UU.

4. Ciencia

Los genios –científicos, inventores, etc.– contribuyen

con sus teorías a la evolución del pensamiento. Einstein,

Newton, los hermanos Wright, Marie Curie, Luis Pasteur

y Leonardo Da Vinci, por mencionar sólo algunos,

transformaron la historia con sus inventos y teorías.


5. Docencia

El educador disfruta de enseñar y motivar a sus

estudiantes; y puede trasmitir conocimiento con paciencia

y amor, pues comprende la importancia de enseñar con

buenas bases. A través de la historia, grandes maestros

han hecho enormes sacrificios con la sola recompensa de

transmitir conocimiento. Por ejemplo, Pitágoras fundó su

propia escuela y desafió a su mundo para enseñar

matemáticas, que en la época era considerado brujería.

6. Arte

Los artistas -cantantes, actores, directores, pintores,

escritores, etc.- usan la creatividad para transmitir

conceptos e ideas a través del arte, creando obras para

que vivamos ideas y sueños. Mozart escribió su primer

melodía a los 4 años. Isadora Duncan se rebeló contra

el mundo del ballet clásico para desarrollar la danza

moderna. Pablo Picasso o Dalí desafiaron lo existente

y crearon obras sub realistas y con su talento nos

enseñaron a apreciar y disfrutar nuevos conceptos.

7. Deporte

El deporte, en todas sus manifestaciones, es parte

fundamental del quehacer humano y del balance al cual

debemos aspirar. Los deportistas tienen gran influencia

en la sociedad, especialmente en los jóvenes, y su tarea

es llegar a convertirse en ejemplos y modelos a seguir,

como Michael Jordan, Pelé, Magic Johnson, y otros.


c. Los talentos y los padres.

Cuando niños -la etapa más pura e inocente-, la

imaginación no tiene límites y de alguna manera

entendemos nuestro potencial. Por eso podemos

visualizar lo que queremos ser y alcanzar en la vida; y lo

reflejamos en forma natural en nuestros anhelos y deseos.

Como es una etapa tan fundamental, los padres deben

apoyar y estimular a sus hijos para que prueben,

experimenten y descubran si les gusta la ciencia, la

pintura, la música, la robótica, los deportes, la medicina,

o cualquier cosa que Dios ha puesto en sus corazones.

En otras palabras, para que conecten y activen la

mayor cantidad de interruptores de sus paneles, como

hizo el padre de Mozart. Esto es esencial para que

crezcan como personas felices y exitosas. Recuerda,

científicamente está comprobado que tus hijos tienen la

misma capacidad de un Mozart, de un Da Vinci y de un

Einstein. Los talentos están allí, esperando ser activados.

Todo lo anterior, sin embargo, debe hacerse teniendo

claro que los hijos son personas independientes, no

extensiones de nosotros mismos. Hay que tener mucho

cuidado para no tratar de vivir sueños frustrados a través

de los hijos (como el padre que nunca pudo ser abogado o

futbolista y obliga su hijo a serlo, aunque quiera ser

científico). Esto solo consigue personas que vivirán

sueños ajenos para no decepcionar a sus padres.


Aquí, recordamos los casos de Lawrence Molina, Nick

y Stephen Hawking; versus el caso del muchacho del ojo

de vidrio. El poder de los padres sobre sus hijos es tan

extraordinario, que debería ser delito decirle a un hijo que

es burro o incapaz, o alguna de las tonterías que gracias a

Dios cada vez se dicen menos.

Que conste que no estamos hablando de corrección.

Los niños deben ser corregidos y se les tiene que marcar

límites (no de sueños o desarrollo personal, sino de buena

educación), para que no sigan pasando las tragedias

que pasan con ese montón de dictadores preadolescentes.

Los autores de este libro agradecemos a nuestros

padres, que siempre nos corrigieron y nos marcaron

límites con amor. Pero también, siempre nos dijeron –y

de tanto decirlo, hasta nos convencieron- que éramos

capaces de lograr todo lo que nos propusiéramos y en lo

cual pusiéramos nuestro esfuerzo.

Si eres padre o madre, el mejor consejo que podemos

darte es que hables a tus hijos. Háblales constantemente,

háblales de todo. Estudios recientes han confirmado que

los padres de personas exitosas, les hablaron en promedio

varios cientos de miles de palabras más que a las

personas fracasadas. Y entre los más exitosos y los

“mediocres”, se ha encontrado que la diferencia son unos

cuantos miles de frases positivas o de estímulo extra.

Si ahora estás pensando que la razón de tus problemas

es que tus padres no te hablaron suficiente, y te lamentas

de no haber conocido estas verdades mucho antes, sólo

podemos responderte:


1. Comienza a hablar a tus hijos, pues ya no tienes

excusa. Y enséñales estas verdades para que ellos no

cometan el mismo error.

2. Con respecto a ti, bueno, ya las descubriste. Ahora

aprovéchalas, y ¡comienza a mejorar!

d. Tus diez cualidades más notables.

Finaliza este capítulo escribiendo tus diez cualidades

más notables; las diez cosas acerca de ti de las que estás

más orgulloso.

___________________ ___________________

___________________ ___________________

___________________ ___________________

___________________ ___________________

___________________ ___________________

Durante el siguiente mes, pon tus listas en tu mesa de

noche, y antes de acostarte, piensa en ellas, por lo menos

una vez cada día. Compáralas con las listas de personas

exitosas que han alcanzado grandes cosas. Te

sorprenderás de ver las similitudes.

La diferencia no está en las herramientas; sino

en las metas y la confianza de los grandes.


7

PLANIFICA UNA GRAN VIDA

DEFINE TUS METAS Y ESCRIBE EL

PLAN PARA LOGRARLAS

No es tan fácil pagar el precio cuando no se puede ver la promesa, cuando no existe claridad acerca del futuro. Es más fácil hacerlo cuando sentimos que tenemos cierta seguridad. ¿Quién quiere hacer el esfuerzo si la promesa de recompensa no está allí visible? Jim Rohn

Hay un lugar que sólo tú debes ocupar y que

ninguna otra persona puede ocupar por ti.

Hay una tarea por hacer que ninguna otra

persona puede cumplir.


a. La importancia de tener un plan

“Es tan difícil llegar a un destino que no se tiene, como

regresar a un lugar en el cual nunca se ha estado”.

Blair Riveiro

A lo largo de libro te hemos sugerido hacer cambios;

olvidar el pasado y disfrutar de cada momento presente.

Pero lo que haces no lo debe regir el capricho ni el

azar, porque mientras no tengas claro tu propósito, es

muy difícil enfocar tu tiempo, energía y recursos. De

hecho, ¿Cómo va a tener éxito alguien que no sabe lo

que quiere? ¿Cómo se mediría ese éxito?

Por eso debes tener metas y planes precisos; tener un

fin en mente; una clara comprensión de tu destino. Tratar

de descubrir QUÉ es realmente lo que quieres de la vida,

ese algo que te hace profundamente feliz y te motiva a

trabajar con todas las fuerzas para alcanzarlo.

Y para lograrlo, es fundamental crear un P lan de

Vida, un mapa detallado que defina lo que quieres y te

permita caminar sabiendo que te diriges hacia alguna

parte. Con un Plan determinas qué es lo más importante

para ti; y tienes las herramientas necesarias para

establecer tus prioridades. Es una representación escrita

de ti mismo; una guía para determinar lo que crees; una

explicación detallada de lo que planeas lograr, que toma

tus ideas, sueños y metas y las trae al mundo diario,

donde pueden ser planificadas, trabajadas, y realizadas.


Los planes bien pensados,

¡Pura ganancia!

Los planes apresurados,

¡Puro fracaso!

Proverbios 20:5

Cuando estás inspirado por un gran

propósito, por un proyecto extraordinario, los

pensamientos rompen sus barreras; la mente

trasciende sus limitaciones, la conciencia se

expande en todas direcciones, y te encuentras

en un mundo nuevo y maravilloso.

Las fuerzas, las facultades y los talentos

dormidos cobran vida, y te das cuenta de que

eres mucho más grande de lo que jamás

hubieras soñado.

Yoga Sutras, Patanjali (sabio hindú a quien se atribuye

haber establecido la tradición de la meditación).

El plan es fundamental para tu crecimiento personal,

pues además de darte una sensación de seguridad y

propósito, te permite establecer tu razón de ser al

clarificar tus sueños y metas. Si bien requiere tiempo y

esfuerzo, la claridad que ganas lo compensa con creces,

pues el acto de escribirlas ayuda a que se graben aún

más firmemente en tu mente. Un plan hace más fácil

tomar decisiones: estas no sólo deberán tener sentido por

sí mismas, sino sentido

dentro del plan. Y cada

vez que tomes una

decisión importante,

puedes determinar si te

acerca o aleja de los

objetivos.


Las personas más exitosas son las que

pueden pensar en el largo plazo,

proyectarse hacia el futuro, y

determinar todo lo que quieren

alcanzar. Luego, al devolverse al

presente, determinan las acciones que

deben tomar para alcanzar esas metas. Bryan Tracy

La importancia de los planes concretos se demostró

con un estudio de Harvard de 1953 en el cual dieron

seguimiento a un grupo de alumnos que habían puesto

sus metas por escrito (un 3%). Veinte años después, ese

3% ¡tenía más dinero que el 97% restante, juntos!

Eso sucede porque al entender para dónde vas puedes

desarrollar el carácter correcto y los talentos necesarios.

Y sabiendo que hay un destino en el horizonte, a pesar

de los traspiés, te levantarás, sacudirás el polvo, y

seguirás caminando, con la mirada fija en la meta, tu

fuente de pasión. Pero si no sabes para dónde vas…

Hace poco me citaron a una reunión en una dirección

que no conocía. Como tenía prisa, no programe el GPS.

Sólo manejé lo más rápido que pude. Pero como no

sabía exactamente donde era ¡Me perdí! Y llegué tarde,

después de dar varias vueltas a la cuadra de enfrente.

¡Todo a pesar de que violé todos los límites de velocidad!


Eso me hizo pensar que: El que llega a su meta no

es el que sale primero o el que maneja más

rápido. Es el que comienza preparado sabiendo

exactamente para dónde va.

No sigas como un barco a la deriva. Piensa: ¿Adónde

quieres llegar? Cuando tengas 80 años, y te sientes en un

momento de quietud ¿Cuál va a ser la historia de tu vida?

¿La historia íntima que sólo vas a contar para ti mismo?

Entonces ¿Cómo lo vas a hacer? ¿Cuáles son los

pasos que debes dar para lograrlo? Dedica tiempo a

diseñar tu vida de la manera en que quieres vivirla. Este

es el momento de empezar a construir tu historia.

Si Dios puso en las aves, los peces, las mariposas, las

tortugas y tantos otros animales la capacidad de

encontrar el lugar donde nacieron -sin importar la

distancia-, piensa en el poderoso magneto que hay en ti,

deseando ser activado para llevarte exactamente al lugar

donde desde antes de nacer, estabas destinado a llegar.


b. Usa la imaginación y sueña

Un hombre que no se alimenta de sus

sueños, envejece pronto. William Shakespeare.

Un nuevo elemento de la tabla periódica nace cuando

los átomos, protones y electrones se agrupan de manera

diferente. Las ideas, inventos y creaciones nacen

cuando lo existente se ordena de forma nueva y única.

Dios es un Dios creador que siente gran satisfacción

cuando colaboramos con Él. A través de la imaginación

nos comunica su deseo de crear cosas nuevas.

Por eso, ¡atrévete a soñar e imaginar!

Al soñar te llenas de esperanzas por el futuro: y la

esperanza es la madre de la posibilidad. Además, hacerlo

es como gritar ¡Dios, quiero crear! Y Él, complacido, te

enviará diseños en forma de inspiración, ideas y planes.

Tu trabajo consiste en:


Dejar volar tu imaginación con todo lo que

quieres ser, hacer o tener, y luego:

Decir ¡Estoy listo! ¡Quiero ideas! ¡Quiero crear!

Recibir las ideas y creer que son posibles.

“No tengas miedo; cree nada más” dijo Jesús en

Marcos 5:36. Y todo es posible, porque los bloques de

construcción del Universo pueden ser ordenados de

cualquier forma y crear absolutamente cualquier cosa.

Escribir las ideas, los sueños, las metas. (Lo

haremos más adelante en el capítulo)

Ponerlas en ejecución. Comienza a trabajar en

pos de lograr lo que quieres. Dios, fuente de las ideas,

te dará indicaciones; de alguna manera te hará llegar

los ‘planos’ y la ‘ ruta’ a seguir. Una vez que comiences

a intentarlo, te enviará oportunidades, que es la forma

que Él usa para hacer realidad lo que soñamos.

No puedes conocer tus límites hasta que

no los pruebes una y otra y otra vez. Las

herramientas, las personas, los recursos,

llegarán cuando lo intentes.


c. Características de las metas.

Cuando fijas una meta, mandas una señal al

subconsciente, que dice más o menos:

“No estoy completamente satisfecho con lo que

tengo o soy en este momento, y por lo tanto, me

gustaría ser o tener X”.

Esta insatisfacción te generará la necesidad de

moverte y dar los pasos necesarios para obtener lo que

quieres, en lugar de quedarte concentrado en el dolor de

lo que aún no tienes.

Los grandes atletas comienzan los mejores

juegos con práctica y calentamiento para adquirir

la fuerza necesaria. Escribir las metas es un

preludio, un calentamiento que te prepara para el

juego de la vida.

Pero para que las metas tengan un impacto real, deben

cumplir ciertos requisitos.


1. Hay metas de corto, mediano y largo plazo

Hay metas de corto plazo, que son cosas que necesitas

y sabes que debes lograr de inmediato. Otras son metas

permanentes: crear buenos hábitos o mantener buenas

relaciones con familiares y compañeros de trabajo.

Pero hay metas que deben ser de largo plazo,

precisamente para marcarte el camino y mantenerte en

él, reduciendo frustraciones de ‘corto plazo’. Por

ejemplo, la meta de obtener un título universitario te

pone en perspectiva en caso de fallar en una meta de

corto plazo (como perder cierto curso de la carrera).

Si tu meta es muy grande y te parece “imposible”,

divídela en metas más pequeñas y alcanzables, siempre

con el objetivo final en mente. Henry Ford decía “Si

quieres que un trabajo grande se vea fácil, divídelo en

partes más pequeñas”.

Todo lo grande comienza en algún lado, y tiene un

proceso de ejecución,de crecimiento. La mayor empresa

del mundo inició como idea en una mente, que fue

logrando metas cada vez mayores. Roma no se hizo en

un día. Se construyó una calle y un edificio a la vez.

El árbol más grande del mundo comenzó

como una semilla. Luego fue una pequeña planta;

luego un arbusto; y luego un árbol grande. Y

finalmente ¡el árbol más grande del mundo!


2. Las metas tienen que ser tuyas Tus metas tienen que ser personales, y no diseñadas

para complacer o para ajustarse a los parámetros y

creencias de otros, como ya te hemos dicho en otras

partes de este libro. Debes vivir la vida que desees, y no

la que otros quisieran que vivas. No cometas el error de

fijarte en los demás para determinar qué es lo que

quieres o qué es lo importante. Tampoco desees o

envidies lo que tiene otro. La envidia es una declaración

de inferioridad, decía Napoleón Bonaparte.

Todos somos diferentes, crecimos y fuimos educa-

dos en forma diferente. Hay personas que copian los

sueños de otros, sin darse cuenta de que la necesidad o

el deseo de aquellos por cumplirlos se basan en traumas

de niñez u otros orígenes que no conocemos. Quizá para

ellos cumplirlos es un paso importantísimo en su

propósito; o, de acuerdo a sus creencias y expectativas,

piensan que es lo que les dará felicidad. Pero para

otros, que gastan gran cantidad de energía en tratar de

hacer lo mismo, al final podría no tener significado.

Por eso, crea tus propios sueños, tus propias cosas.

Para que las metas se cumplan tiene que haber una

razón poderosa detrás de su cumplimiento. Tienen que

haber sentimientos y emociones fuertes, que generarán

la pasión y el esfuerzo necesario para cumplirlas. Sólo

tus sueños personales importantes generan esa magia

necesaria. Si escribes metas por salir del paso, estas

carecerán de magia.


3. Las metas tienen que ser alcanzables Las metas deben ser lo suficientemente altas como

para que requiera de tu esfuerzo alcanzarlas; pero tan

cercanas como para ser alcanzables.

Usa sentido común. No te pongas metas

desproporcionadas como querer todos los Ferraris del

mundo; o cinco Jets para tu servicio personal, porque

eso sólo lleva a frustraciones innecesarias.

Pero todo lo que sea para tener una vida mejor y

que tenga relación directa con tu propósito, puedes

desearlo y ponerlo como meta.

Sin embargo, también es recomendable que

algunas de tus metas sean muy ambiciosas. De esta

manera, te extenderás y crecerás a tu máximo potencial

en el proceso de lograrlas.

La mayoría de inventos modernos eran considerados

imposibles hace cien o doscientos años, como volar en

una máquina por el cielo (el avión); transmitir ondas

por el aire (radio y televisión); o dar la vuelta a la

tierra (el mundo es plano, caerá en un precipicio).

También ciertos logros físicos eran imposibles, pues

los científicos decían que el atleta moriría fulminado,

como correr 100 metros en menos de 10 segundos, o

una milla en menos de cuatro minutos.

A quienes soñaron con romper estas barreras, se los

consideró locos, ¡hasta que lo lograron!


Recuerda: Para alcanzar algo que nunca

has tenido, sólo tienes que hacer algo que

nunca has hecho. Además, nada es

imposible para el que cree, pues las cosas

imposibles son aquellas que nadie hace

hasta que alguien ¡las hace!

4. Las metas tienen que vivirse Cuanto mayor es tu deseo, mayor tu capacidad de

concentrar la mente en sus metas. Por eso, una vez que

has establecido metas correctas y basadas en tu

propósito, tienes que adueñarte de ellas como si fueran

tu derecho de nacimiento; como si fueran algo que

nadie te puede quitar porque es parte de ti.

Asume una actitud de propiedad mental. Si quieres

una casa nueva, “vive” en ella mentalmente. Mira las

cosas como si ya estuvieran a tu alrededor, y está tan

agradecido como esperas estarlo el día en que todo

tome forme física.

CREE FIRMEMENTE que el mismo Dios que sigue

creando galaxias y planetas, y que ha creado toda la

abundancia de este mundo, te está apoyando y te

ayudará a cumplir tus sueños.


Nosotros recordamos cuando compramos nuestra

primera casa grande. Vivíamos en un town house bonito,

pero queríamos una casa en un desarrollo con Golf que

nos encantaba. Todos los fines de semana íbamos a ver

las casas que salían a la venta en ese lugar.

Aunque no teníamos el dinero, CREÍAMOS

firmemente, y con fe absoluta, que nos iba a ser

TOTALMENTE POSIBLE comprar allí. Por eso,

recorríamos las casas, planeábamos los muebles que

tendríamos, y en general, sentíamos que era algo así

como nuestro derecho el tener una casa allí.

Eso no sólo promovió en nosotros el entusiasmo para

trabajar con energía y producir el dinero necesario para

una prima. También generó la magia para que menos

de un año después, unos amigos nos presentaran una

oportunidad donde las condiciones que se nos ponían

eran tan sencillas, que si no hubiésemos estado

convencidos de que era nuestro DERECHO recibir

ese regalo de Dios, cualquier otro se hubiese asustado y

dicho “No, es imposible, no puede ser tan fácil”.

¡Esa es la magia que debes generar con tus sueños y

tus metas!

Las cosas sólo pasan cuando existe fe

absoluta. La Biblia dice que todas las

promesas son para aquellos que creen.

‘ D ichosos los que no han visto y sin

embargo creen’ dice Jesús en Juan 20:29.


5. Las metas deben formularse en positivo

Para atraer y cosechar cosas deseables, es esencial

responsabilizarnos de los pensamientos y elegir

pensamientos correctos, programas correctos.

Pero no es sólo lo que se siembre, sino cómo se

siembre. Aun la mejor semilla no germina, si la

siembras mal. Uno de los principales errores que

cometemos al sembrar pensamientos, sueños y metas en

nuestra mente, es el uso incorrecto de la palabra NO (¡que

los niños escuchan 100.000 veces antes de los 8 años!)

1. El subconsciente ignora la palabra NO

cuando le comunicas tus deseos

Hagamos un ejercicio. Pon tu mente en blanco, y

por favor, NO pienses en elefantes ni pienses en

árboles. Piensa en cualquier otra cosa, pero NO

PIENSES EN ELEFANTES NI ARBOLES.

¡Ja! Te apuesto que lo primero que hiciste fue pensar

en elefantes y árboles. O hasta en un pobre elefante

que no se podía bajar de un árbol.

Está comprobado psicológicamente que cuando a uno

le dicen que NO haga algo, se tiende a ignorar la

palabra NO. Lo mismo sucede a tu mente cuando le

comunicas deseos y le dices las cosas que quieres.

Por eso hay una regla que debes aprender de

inmediato. Cópiala en una ficha de papel, y pégala en el


espejo de tu baño: Tus deseos, al ir acompañados de

un sentimiento relacionado con la esperanza, no

pueden ir formulados en negativo, porque el sub-

consciente no registrará esta parte.

No puedes formular metas o deseos de la forma: ‘no

quiero ser pobre, no quiero ser feo, no deseo que me

vaya mal en el negocio, no quisiera que me trataran

mal…’ Si lo haces así, tu mente sólo registrará ‘pobre,

feo, mal negocio, tratar mal‟, ¡y hará lo posible por

complacerte!

2. El subconsciente SI acepta y registra la palabra

NO cuando le dices lo que NO puedes hacer Cuando usas las frases ‘no puedo hacerlo’, ‘no puedo

comprarlo’, ‘no puedo lograrlo’, ‘no puedo, no

puedo, no puedo, las acompañas de sentimientos

relacionados con la frustración (el sentimiento de No

puedo es completamente diferente al de No quiero).

En este caso, tu subconsciente acepta tu palabra, lo

acata literalmente, y sigue tus órdenes. Y respondiendo

a tus sentimientos, no te ayudará a superar los

obstáculos, sino que más bien hará lo posible por

impedirte que lo hagas, lo compres o lo logres.

Porque al boicotearte, tu subconsciente cree que te

está complaciendo y protegiendo al cumplir tu

instrucción de “no puedo”.


d. Escribe las metas

Ahora que tienes claras las instrucciones, has una

lista de al menos 50 metas o sueños (pueden ser 100,

200 o 500), que quieres alcanzar, por más imposibles

que te parezcan ahora.

Dijimos que el éxito se logra al encontrar el balance

entre cinco áreas fundamentales (espiritual, emocional,

mental, física y financiera). Dividir tus metas en esas

áreas te facilitará distinguir entre generales y

particulares. Antes de empezar, recuerda lo siguiente:

1. Olvídate de lo “real”. Muévete por fe. Muévete por

lo que crees que puede llegar a pasar en tu vida, y no

por lo que crees que está pasando en este momento.

2. Si mientras las escribes piensas: ‘Bueno, lo voy a

poner, aunque sé que es muy difícil, es un sueño

extraño, sé que no es posible’, adivina qué: ¡No va a

pasar! Ni pierdas el tiempo.

¡Cree en tus metas! Si no, Dios no va a desperdiciar

su tiempo en hacer que pasen. Al escribir cada meta,

piensa en la razón poderosa -en el sentimiento- detrás de

cada una; en la magia de la cual hablamos.

Son diez espacios por área. Escribe lo que sientas.

Siempre puedes seguir soñando y volver a escribir.

Luego tendrás tiempo de corregir y actualizar la lista.

Te daremos ejemplos, pero trata de escribir metas

propias. Hazlo con calma, y concentrado totalmente en

esta tarea no importa si toma veinte minutos o una hora.


METAS EMOCIONALES Tienen que ver con tu estado emocional y tus relaciones in-

terpersonales. No es sólo decir quiero ser más feliz o tener paz

mental o tener mejores relaciones. Todos lo queremos. Pon

metas concretas como sonreír más; tener más calma con los

problemas; ayudar al prójimo; buscar pareja, tener un hijo,

ampliar tu círculo social.

METAS ESPIRITUALES Tienen que ver con tu relación con Dios. Para cumplir

esto necesitas metas concretas, como estudiar la Biblia a

diario, ir a la iglesia más seguido, trabajar de voluntario, etc.


METAS MENTALES

Se relacionan con tu educación y crecimiento intelectual.

Una meta general puede ser “ser más sabio”. Pero para eso,

necesitas metas concretas como leer un libro por mes, i r a la

universidad, tomar clases de piano o aprender otro idioma.

METAS FÍSICAS

Pueden ser perder peso; comer más sano, hacer ejercicio,

tomar menos pastillas, andar en bicicleta una hora al día, ir al

gimnasio. No sólo “quiero sentirme mejor”.


METAS FINANCIERAS Sé específico: una nueva casa, pagar las tarjetas de

crédito, desarrollar el hábito de ahorrar, una cantidad X en el

Banco. No pongas sólo “quiero ser extremadamente rico”.

Luego de escribir tus metas, el siguiente paso es estar

seguro de que reflejan lo que quieres de la vida. Se trata

de identificar lo que realmente puedes perseguir y

alcanzar. Por ello, completada tu lista, déjala reposar

por 24 horas. Pasado ese tiempo, vuelve a la lista y

responde al siguiente cuestionario en cada meta:

1. ¿Esta meta es mía? ¿O es lo que alguien más

quiere que yo haga?

2. ¿Está en línea con mis otras metas o me va a

distraer de lograr cosas más importantes?

3. ¿Puedo verme lográndola? (Si no puedes verte

lográndola, ¡probablemente no lo harás!).

Si las respuestas son negativas, la meta debe ser

tachada de la lista, aunque la lista se haga más corta.


e. Establece prioridades y plazos

El cumplimiento de metas siempre responde a tus

prioridades, a lo que pienses que es más importante.

Para ello, clasifica las metas restantes dentro de cada

grupo según la importancia que tienen para ti.

Junto a cada una escribe un número del 1 al 1

0. Se selectivo. Posiblemente no puedes trabajar en

todas tus metas a la vez. Si por el momento sólo tienes

tiempo para trabajar en uno o dos, está bien. No se trata

de que te frustres y termines no haciendo nada.

Finalmente, ponles plazo. Asigna a cada una un

tiempo dentro del cual deberá cumplirse, divididos en:

- Corto plazo (un mes o menos para lograrla),

- Mediano plazo (de un mes a un año),

- Largo plazo (un año o más).

Esto se hace para determinar si se tiene una

perspectiva equilibrada entre lo que hay que hacer

ahora, frente a las metas futuras. Además, genera

presión para cumplirlas.

Si sólo se escriben como sueños, y no se les pone un

cuándo (un día, un mes, un año) el mensaje que envías

a Dios es “No me urge, tranquilo, cuando se pueda. La

verdad así estoy bien, es sólo si te sobra un campito o si

te sobra alguito para mí. Soy poquita cosa, no te

preocupes. Soy sólo un pecador. Seguro ni me lo

merezco. Son sólo sueños…”

Di la verdad: ¿qué crees que pasará en ese caso?


f. Evalúa y corrige el rumbo

Los barcos en su navegar siempre son movidos por el

viento y las olas. Para ellos es fundamental evaluar

constantemente el rumbo y realizar ajustes para poder

llegar a su destino.

Lo mismo aplica en nuestras vidas. Debemos hacer

evaluaciones constantes de nuestro progreso, para

determinar cuándo es necesario detenerse y cambiar de

ruta. No se trata de continuar hasta el final del camino

-aunque sepamos que no vamos bien-, sólo para no dar

el brazo a torcer o demostrar que llegamos a algún lado.

Todos tenemos un radar incorporado que nos permite

darnos cuenta cuando la ruta que seguimos no es

correcta. Sorprendentemente solo un número pequeño

tiene las agallas de reconocer a tiempo sus errores y

realizar los ajustes necesarios.

Quizá es el miedo de que retroceder un paso sea

interpretado por algunos como un fracaso temporal.

Pareciera que la gente prefiere a veces en lugar de

fracasos temporales un único y catastrófico fracaso final.

El otro día meditábamos en la playa (en realidad

tomábamos el sol, pero lo primero suena más

intelectual), cuando vimos una gaviota con un trozo de

madera blanca en su pico. Levantaba el vuelo, lo dejaba

caer, lo levantaba nuevamente, lo dejaba caer, una y

otra y otra vez. Hemos he visto a las gaviotas hacer

esto con ostras. Es su forma de abrirlas y comer lo


que hay adentro. Esta gaviota realizaba un esfuerzo

impresionante, que no iba a conducirla a ningún lado,

porque nunca se detuvo a analizar que aquello no era

una ostra, sino un pedazo de madera. Y nos

preguntábamos con angustia ¿Cuándo se dará cuenta

de que no hay nada adentro, y que por más que siga no

va a sacarle nada?

¡Así somos nosotros tantas veces! Cuando no nos

detenemos a pensar si lo que estamos haciendo está

dando frutos o produciendo resultados, no somos

diferentes a esa gaviota. Para evitar que gastes tus

fuerzas con pedazos de madera sin fruto, te damos estos

dos consejos:

1. El último día o el último domingo de cada mes,

sírvete un cafecito, siéntate bien comodito, y por una

hora, reflexiona. ¿Qué aprendiste este mes? ¿Qué expe-

riencias acumulaste? ¿Cómo creciste? ¿Progresaste hacia

tus metas? ¿Algún trozo de madera que debas dejar ir?

2. El último fin de semana del año, quizá el 26 o 27

de diciembre que quedan encerrados y la gente todavía

está abriendo regalos, piérdete una tarde. Ve a la playa,

al parque, a algún lugar que te motive. Y has

exactamente lo mismo. Piensa en ese año -que ahora

será sólo tu pasado-, y toma la decisión de invertir las

nuevas experiencias que adquiriste en lograr un futuro

más valioso. Será una gran oportunidad para determinar

si lo marcas en crecido; o simplemente envejecido…


Una nota final sobre los planes.

Aunque debemos planificar –para saber

adónde vamos, por motivación, para ser

más productivos, etc.- también es cierto que

debemos dejar espacio a la espontaneidad.

Nunca permitas que el plan sea más

importante que tú. No te vuelvas un robot

con una programación tan cuadrada que

eres incapaz de modificar la vida ni en una

coma ‘del plan’.

Todos los días deberás tomar decisiones,

y debes tener la flexibilidad de poder

cambiar si es necesario (y eso significa

creer lo suficiente en ti mismo). Hay gente

que se paraliza, pierde oportunidades

estimulantes y deja de crecer, por el simple

miedo a lo desconocido o porque algo ‘no

está en el plan’.

¡Cuidado! Esto es casi tan peligroso, como

ir por la vida a la deriva, sin plan alguno.


8

CRISIS Y FRACASO OPORTUNIDADES PARA MEJORAR

Sólo quienes realmente desean de forma

ardiente alcanzar el éxito, habrán llegado hasta

esta parte del libro. Algunos aún tendrán dudas, y

dirán: “Todo esto está muy bien. Pero yo ya lo he

intentado y fracasé. O simplemente “esto no se

puede, el mundo está en crisis.”

Por eso, antes de continuar, es importante

entender la trascendencia de estas dos palabras.

Como todo depende del cristal con que se mire, la

crisis y el fracaso pueden estudiarse con el cristal

del positivismo y de la oportunidad.


a. La crisis como oportunidad

Crisis es cualquier situación que amenace el estatus

quo, y nos someta a la necesidad de realizar cambios.

Crisis:

a- Situación complicada o de escases.

b- Cambio brusco o modificación importante en el

desarrollo de algún suceso (que puede dar lugar a

una situación de inestabilidad).

c- Proceso de cambios que amenazan una

estructura, y generan incertidumbre porque no

pueden determinarse sus consecuencias.

Aunque poco deseables, las crisis son parte de la vida.

De hecho, si abres el periódico o pones las noticias, es la

palabra que más escuchas sobre todo en estos tiempos.

Crisis económica, crisis fiscal, crisis inmobiliaria, crisis

del ambiente, crisis de la familia, crisis de valores, crisis

de los cuarenta (de esa escucho mucho últimamente…)

Todo esto nos asusta, nos hace pensar que todo anda

mal, y entramos en crisis… de nervios.


Sin embargo, el concepto no tiene por qué ser siempre

negativo. Los chinos escriben la palabra crisis

combinando los caracteres oportunidad y amenaza.

Y aunque la mayoría sólo vemos la amenaza, quienes

tienen éxito son los que ven en esas letras chinas el

concepto de oportunidad y entienden que de alguna

manera algo bueno vendrá.

Una crisis te obliga a buscar nuevas ideas; a hacer

cambios para mejorar. A veces llega para que desarrolles

tu pasión por algo, pues en la vida sólo avanzas si estás

apasionado. O simplemente para que descubras lo que

NO quieres de la vida, tan importante como saber lo que

quieres, porque aprendes a evitarlo.

Al final, el cómo veas la crisis depende de ti.

Decía Winston Churchill que Un pesimista ve la

dificultad en cada oportunidad; y un optimista

ve oportunidad en cada dificultad.

Proverbios sugiere tomarlas con calma.

Cuando te vengan buenos tiempos disfrútalos;

pero cuando te lleguen los malos, piensa que

unos y otros son obra de Dios, y que el hombre

nunca sabe con qué habrá de encontrarse

después. Prov.7.14.


Cuando lleguen cambios disfrazados de tiempos malos

o fracasos, aprende a esperar con fe y con confianza. En

vez de concentrarte en el dolor (y duele, lo sabemos

porque hemos enfrentado nuestra cuota), cree y acepta

que la crisis llegó para tu beneficio, y espera la

recompensa de lo bueno que viene. Como dijo Confucio

“En lugar de maldecir las tinieblas, prende una vela”.

Así podrás ver todo lo bueno.

Aún si la crisis significa tener que retroceder o perder

parte del terreno que le habías ganado a la vida, recuerda:

cuando el atleta retrocede unos pasos para impulsarse

antes de un salto, NO nos reímos ni lo llamamos

fracasado: entendemos que a veces es necesario dar un

paso atrás para poder dar dos pasos adelante.

Hace poco conversaba con un amigo muy sabio y

muy profundo, y le preguntaba cuál era su secreto. Me

dijo que los golpes. Que los fracasos y momentos de

intenso sufrimiento te hacen entender un poco más el

sentido de la vida, porque el alma madura con lágrimas.

Que la vida nos golpea como a viejas herraduras,

limándonos asperezas para que al final de este camino,

terminemos más perfectos si es que hemos entendido.

Eso me hizo pensar en mis propias experiencias, y en

cómo mientras todo fue perfecto, pocas veces me tomé la

molestia de aprender.

Pero recuerdo intensamente como ante los primeros

golpes del mazo, comprendí que había llegado la razón de

despertar. Y desde entonces veo la vida diferente. Veo


todo más claro; y ¡hasta me siento más inteligente! Y

además, como sé que soy hijo de Dios, siempre he sabido

que algo bueno, algo mejor vendrá.

Cualquier cosa que te toque enfrentar es sólo una de las

muchas temporadas de tu vida, y tiene un propósito.

Después de todo invierno, siempre, siempre, ¡SIEMPRE!

viene la primavera. La clave para seguir adelante es saber

que es sólo cuestión de tiempo; y que al final llegará la

recompensa. “Bendito el que persevera en las dificultades,

porque recibirá la recompensa…” Santiago 1.12.

Dios sólo permitirá que pases por crisis que al final

del camino impliquen mejoras y recompensas, porque

toda obra de Dios tiene un Propósito (Proverbios 16:4).


Es duro caer, pero

es peor nunca haber

intentado subir.

Teodoro Roosevelt

b. Lo positivo en el fracaso.

Nada nos provoca mayor crisis que fracasar en

nuestros sueños, planes y esperanzas.

El fracaso es la suma de pequeños errores que se

acumulan -como un vaso que se llena de gota en gota-,

hasta que se derraman. No existe un antídoto infalible

para alejarlo, ni una pócima, ni un amuleto, ni una danza

mágica a la medianoche bajo la luna llena (aunque esta

última suene tentadora). Quizá, la única forma de

evitarlo es nunca emprender nada… Pero no hacer nada

¡es el peor de los fracasos!

El fracaso no aparece por

magia, o porque alguien nos

hizo mal de ojo. Tampoco

porque Dios nos está

castigando. Pensar esto último

es muy peligroso: significa

que vemos a Dios como un castigador malvado esperando

que caigamos para despedazarnos (en lugar del Dios de

amor, éxito y abundancia que es). Además, al aceptar

que es simplemente un castigo o un ‘ataque del maligno’,

podemos resignarnos, aceptar la mala suerte, rendirnos

¡Y NO HACER NADA AL RESPECTO!

Así que, aunque estamos de acuerdo en que en lo

posible hay que tratar de tener al fracaso de larguito -y si

hacemos todo con el máximo empeño posiblemente lo

alejemos-; también es cierto que si llega, debemos

transformarlo y convertirlo en instrumento…


A veces es difícil apreciar el triunfo, si uno nunca ha

perdido. Es difícil apreciar o entender verdaderamente

el éxito, si nunca se ha fracasado. Jim Rohn

1. Puedes aprender y evitar problemas futuros

Una lección importante acerca del fracaso la aprendí

en la primaria. En un examen de ciencias para el cual no

había estudiado, me preguntaron “¿Cuál es el hueso

redondo de la rodilla?” Con mi lógica genial, concluí

que era el omóplato, pues como los platos son redondos...

El profesor usó mi respuesta para burlarse de los que no

estudian. Para mí, en su momento fue terrible. Sin duda

un gran fracaso… Pero treinta años después, todavía

me acuerdo que el hueso de la rodilla se llama “rótula”,

y que el omóplato es… Bueno, que no está en la rodilla

¡Aprendí algo que nunca olvidé! Eso es lo que pasa

con las lecciones que aprendemos de los errores y

fracasos. Si las analizamos y las disecamos, se imprimen

en el subconsciente, y siempre estarán allí evitando que

cometamos errores más grandes en otras situaciones.

Los hombres y mujeres más exitosas de la historia

han cometido muchos errores y fracasado muchas veces.

Pero se diferencian de los que se dejaron vencer, en que

aprendieron, se levantaron, se sacudieron el polvo y

siguieron intentando alcanzar sus sueños. Y la mayoría

encontró su mayor triunfo después de un gran fracaso:

este los motivó a ser grandes y a lograr grandes cosas.


Muchas veces, la

vida nos ofrece sus

más grandes

regalos

disfrazados de los

peores momentos.

Si bien es cierto la experiencia es la que nos lleva a

tomar buenas decisiones, son los fracasos y las

malas decisiones ¡las que nos ayudan a obtener esa

experiencia!

A veces, las bendiciones en nuestra vida pueden venir

disfrazadas de proyectos que no se concretan, o

situaciones que parecen negativas, pero que son la base

de una bendición mayor más adelante.

“Cada fracaso es la

semilla de un éxito aún mayor

al que se tenía antes de

‘fracasar’”, dice Napoleón Hill.

Pero la mayoría nos sentamos a

llorar y a lamentarnos, en lugar de

buscar la semillita entre los

escombros de lo que fue.

Y “para el logro del triunfo, siempre ha sido

indispensable pasar por la senda del sacrificio‟ dijo

Simón Bolívar.

Toma tus fracasos, extráeles todo

su jugo lleno de vitaminas de

sabiduría, y lo que sobre

¡sécalo al sol y fabrica ladrillos para

construir tu futuro!


2. Puedes usarlo para cambiar el rumbo y tener una mejor vida

“En la vida las caídas nos dan la energía

para impulsarnos hacia un nivel más alto”

Antiguo refrán judío.

Recientemente vimos la famosa competencia Iron

Man, un triatlón que incluye nadar cuatro kilómetros,

180 kilómetros en bicicleta y correr una maratón

completa. Una locura en la cual uno imagina que sus

participantes son atletas súper dotados de otro planeta.

Sin embargo, al ver un reportaje sobre sus historias,

nos sorprendimos de ver que la mayoría son personas

normales que sufrieron eventos traumáticos que los

llevaron casi a perder su vida… Vimos sobrevivientes

de cáncer, sobrevivientes de accidentes, ex drogadictos,

ex presidiarios, y hasta personas de ochenta años…

Todos coincidían en que sus experiencias negativas se

convirtieron en su fuerza, su combustible para alcanzar el

éxito. Sus fracasos fueron las espinacas de Popeye que

los hicieron súper humanos, con cuerpos y mentes

capaces de tolerar un esfuerzo físico y mental imposible

para la mayoría.


A través de una alimentación saludable,

entrenamiento constante y superación personal diaria,

crearon una nueva vida que les ha permitido vivir cada

día plenamente, concentrados en el éxito diario y no en

un pasado lleno de dolor y de traumas.

Si has experimentado fracasos, dedica tiempo a

analizar, escribir, meditar y estudiar los errores…

Busca las oportunidades, y conviértelo en un escalón

hacia tus sueños. Y sobre todo, no te des por vencido y

sigue tratando. ¡Quizá un día el reportaje de Iron Man sea

sobre ti!


Proverbios 10:22:

Nada se gana con

preocuparse.

9

DEJA DE PREOCUPARTE

Las preocupaciones, tienden a convertir nuestro

camino por la vida en un campo minado que nos llena

de temor y nos impide avanzar.

Tu misión es convertirte en experto detector de

minas, para desarmar los problemas y situaciones

conforme se presenten; y u sar sus cargas como

municiones para enfrentar otras circunstancias a lo

largo de la vida.

Es importante enfrentar esos gigantes que nos

asustan, algunos de los cuales han logrado subirse a

nuestras espaldas y nos han hecho lentos y robado la

energía… En la mayoría de los casos, de forma to-

talmente innecesaria...


Las preocupaciones son como monstruos

del infierno que arruinan los mejores

corazones y sofocan a cada instante la voz

de la naturaleza. Rousseau

La preocupación

germina en la cuna de la

ignorancia y la pereza. Pitágoras

a. ¿Qué significa preocuparse?

La preocupación es un sentimiento que nos

inmoviliza en el presente, al pensar en cosas que

podrían o no llegar a suceder en el futuro.

Usamos la preocupación como mecanismo para

mantenernos inactivos, porque ¿cómo actuar cuando

estamos tan preocupados por los problemas?

Es más fácil quedarse quieto angustiándose por todo,

que ponerse en movimiento, comprometerse con las

cosas, y luchar con actitud positiva contra las dificultades

que se presenten. Así además evitamos el presente y lo

que en él haya de amenaza.


Casi todos perdemos mucha vida preocupándonos.

¡Y todo ello no sirve para nada! Ni un momento de

preocupación logrará mejorar las cosas ni hará que sean

distintas. Preocuparse no tiene el poder de cambiar nada.

Dale Carnegie, en el clásico ‘Como eliminar las

preocupaciones y disfrutar de la vida’, resume su

filosofía en esta frase: OCÚPESE, NO PREOCÚPESE. O sea, concentre su energía en actuar para lograr lo que

quiere, y no en preocuparse.

Gran parte de nuestras preocupaciones se refieren a

asuntos sobre los que no tenemos ningún control. Lo

terrible es que la mayoría de las veces, aquello de lo

cual nos preocupamos al final ni ocurre. Simplemente,

no tiene las terribles consecuencias que imaginamos y

toda la preocupación resultó inútil.

El problema es que el sufrimiento que sentimos

durante los periodos de torturante preocupación,

muchas veces es igual a lo que experimentaríamos si

de verdad pasaran las cosas. Sometemos el cuerpo a

estrés -y la mente a tortura-, por cosas que al final ni

llegan a ocurrir. En otras palabras, insistimos en

hacernos miserables a propósito…


Hoy es el mañana del cual usted se estaba

preocupando ayer. ¿Valió la pena toda esa

preocupación? Gandhi

Cuando leí por primera vez esta frase de Gandhi, me

acordé de todas las veces que me he preocupado en la

vida. Bueno, estoy exagerando. No todas. Porque como

soy tan estresado, tendría que haber recordado casi uno

de cada dos momentos.

Pero sí me acordé de algunos “estreses” más recientes,

y de cómo finalmente aquellos terribles escenarios que

pasaron por mi mente no se hicieron realidad. Y

preocuparme no me trajo ni paz, ni salud ni

prosperidad… ¡Sólo gastritis!

No existe otro momento en que sea posible vivir

más que el presente. Para poder vivirlo de forma

realizada y eficiente, deje de lado la culpa por el

pasado o la preocupación por el futuro, y

dedíquese a vivir intensamente.


b. Las razones para preocuparse

Existen miles de razones para preocuparse. Al final,

si lo que quieres es pasar mortificado, hasta si no tienes

problemas reales puedes encontrar algún motivo, aunque

sea tonto. Las siguientes son las categorías que más

preocupan a la gente. Te damos algunos ejemplos de

cómo, si quieres, puedes hacerte la vida imposible:

1. La Familia, los hijos, el cónyuge

Mi esposa ¿me querrá? Esa reunión de mi marido,

¿será de verdad? ¿Y si la comida que hago no le gusta y

consigue alguien que cocine más rico? Y mi hijo que

está en el kínder ¿será admitido a Harvard? ¿Y en la

novela, será que José Francisco Javier es hermano de

María Lupita Esperanza? ¿Será que no se pueden casar?

2. La Salud, accidentes, envejecer, la muerte

Este dolor de espalda ¿será cáncer? ¿Y si me caigo

de las gradas? ¿Y si me arrugo prematuramente, y la

cirugía plástica me sale mal, y después no puedo pagar-

la, y me quitan la casa? ¿Y si me muero joven y sin

herencia, y la compañía no quiere pagar mi póliza?


3. El trabajo, la economía, los precios

¿Me alcanzará el dinero para pagar las cuentas? ¿Y si

la electricidad viene muy cara, y no puedo pagarla, y

me cortan la calefacción, y muero congelado?

4. La seguridad y la criminalidad

¿Habré cerrado la puerta de la casa? Esos vecinos

nuevos no me la hacen. ¡Voy a estar vigilante! ¿Y si me

secuestran en el supermercado?

5. Lo que los demás piensan de mí

¿Estaré haciendo bien las cosas? ¿Y si piensan que

no soy tan inteligente como Pérez? ¡Seguro que lo único

que todos me ven son estas orejotas! Y si mi novia

descubre que tengo una cicatriz en el pelo, ¿me dejará?

6. Lo que Dios piensa de mí

Si no me meto al coro de la iglesia ¿será pecado?

¿Y si no voy al Cielo? ¿Y si me eligen para ir al

Cielo pero cuando llego está lleno?

7. No tener nada de qué preocuparse

La siguiente frase es una frase real, que escribió una

amiga cuya vida es prácticamente perfecta, a propósito

de que todo le estaba saliendo bien. “Cuando todo va

bien, me entra siempre el miedo de que dure poco. Es feo

estar consciente de que en todo caso, siempre estamos

pendientes de un hilo”. SIN COMENTARIOS.


c. ¡Vence la preocupación!

En estos últimos años de mi vida decidí dejar de ser

un preocupador profesional. Daba tanta importancia a

los problemas, que estaba convirtiendo toda mi vida en

una experiencia traumática. Al principio lo hice por

obligación: mis niveles de estrés estaban acabando con

mi cuerpo. Mi llamada final fue el día que terminé en un

hospital con síntomas de infarto, que al final resultó ser

“solamente” un ataque de pánico causado por excesivo

estrés. Entonces, acepté el consejo de que mi estado de

ánimo podía hacer que mi vida fuera un jardín o el

infierno en la tierra; y que conscientemente tenía que

luchar por mantener a raya los pensamientos negativos y

las preocupaciones.

Además, entendí con fe que mi vida está en manos

de Dios, y que Dios dispone todas las cosas para el bien

de quienes lo aman, los que han sido llamados de acuerdo a

su propósito. (Romanos 8.28)

A pesar de que luego vinieron tiempos muy pero

muy difíciles, me mantuve firme. Y al final, todo lo que

pasó me sirvió de inspiración para escribir varios libros,

y escribir –lo tengo claro-, es mi propósito de vida.


1. Concéntrate en lo que quieres que suceda Si alimentas tu mente con pensamientos negativos,

estos se reproducirán como la mala hierba y terminarán

por ahogar los retoños de tus sueños. Si das poder a tus

miedos –a lo malo-, no sólo sufrirás más, sino que

aumentarán las posibilidades de que pase. Enfocarte en

lo que no quieres, tiende a hacer que pase precisamente

eso. ¡Y toma el mismo esfuerzo que concentrase en

lo que sí quieres!

Proverbios 10:24 nos recuerda: Lo que el malvado

teme, eso le ocurre; lo que el justo desea, eso recibe.

No temas, porque lo que temes OCURRE. Desea

recibir cosas buenas, y las vas a recibir. ¡Así de simple!

Aunque el mejor antídoto para la preocupación es la

acción, si insistes en usar el tiempo en otra cosa, al

menos úsalo imaginando cosas positivas y escenarios

de éxito. Controla y enfrenta tus temores con

pensamientos y comportamientos productivos. Recuerda

que los miedos pueden hacerte evaluar negativamente lo

que está pasando, aunque en realidad sea positivo.

Si quieres entender lo absurdo de preocuparte por

todo, sólo pregúntate: ¿Cambiará algo como resultado

directo de mi preocupación? Y la próxima vez que

estés angustiado por algo, analiza: ¿Qué estoy evadiendo

al gastar este momento en preocuparme? Esto te

ayudará a atacar lo que estás evitando, concentrándote en

actuar y en pensar en positivo.


2. Analiza tus grandes preocupaciones del pasado

Una forma efectiva de combatir la preocupación

crónica es tratar de recordar y anotar las cosas que te

preocupaban hace un año, seis meses, la semana pasa-

da, y ver qué pasó. Te darás cuenta de que muchas

veces aquellas cosas terribles no sucedieron, o los

problemas que te quitaban el sueño y hacían tu vida

miserable, se resolvieron y ya se te olvidaron.

Hace poco encontré una lista de problemas que tenía

en 1999. Recuerdo que los anoté, para, lista en mano,

pedirle ayuda a Dios de cara al nuevo milenio. Al leerlos

tantos años después tuve sentimientos encontrados.

Por un lado, recordé la angustia y sufrimiento tan

reales que sentí en aquel momento ¡tanta infelicidad e

insatisfacción!

Pero por otro lado, no pude evitar reírme a carcajadas

de mi propia estupidez, porque vistos en retrospectiva,

los problemas eran tan insignificantes ¡y tuvieron un

impacto tan mínimo en mi vida!

Además, desde el futuro, puedo ver como se resolvió

cada una de esas crisis y problemas, en algunos casos

de formas sencillísimas. ¡Y pensar en todo lo que sufrí!

Mi falta de fe, porque ese sufrimiento no era

producto de otra cosa que no fuera mi falta de fe, era

absoluta e imperdonable.

Entonces, ¿de qué te preocupas?


10

APRENDE TODO

LO QUE PUEDAS

El conocimiento es el alimento del alma.

Platón.

Parte del ponerse en acción, y buscar hacer de

todos nuestros actos un éxito, es tratar de hacer-

nos un poco más sabios y más inteligentes, para

poder tomar mejores decisiones. Y para ello

tenemos que leer, estudiar y aprender todo lo que

podamos.


a. Puedes ser tan inteligente como quieras

Los científicos han descubierto que la inteligencia es

algo relativo. Más que algo innato o heredado por un

asunto de genética, la capacidad intelectual es una

cuestión de tiempo y esfuerzo. ¡Que lo digan Henry

Ford, Tomas Edison y algunos otros grandes, que no

terminaron la escuela porque sus maestras los

consideraban “tonticos”!

Dijimos que mucha gente vive vidas mediocres y de

escasez, porque cuando eran niños, la maestra, sus

padres, un tío o algún ‘amigo’ les dijeron que no eran

inteligentes. ¡Y se lo creyeron! Y en consecuencia,

limitan lo que estudian y lo que aprenden, creyendo

que es una pérdida de tiempo. Pero también están los

otros que creen que después de terminar el colegio o la

universidad, nunca más deben tocar un libro.

Y la verdad es que si no estudias y no aprendes nada

nuevo, -y sólo ves televisión-, no sólo no avanzas, sino

que retrocedes y retrocedes, apagando interruptores

hasta que la profecía de tu maestra se hace realidad, y

todo se te hace más difícil…

Hoy en día, se ha demostrado que si no eres bueno

en algo, pero estás dispuesto a poner el suficiente

tiempo, esfuerzo y dedicación (y a creer que es posible),

todo en esta vida se puede llegar a dominar. ¡Hasta las

matemáticas o la ortografía!


No te sugerimos aquí que aprendas cosas que no te

interesan sólo para demostrarle algo a alguien. Pero

queremos que entiendas que no debes sentirte limitado

porque en algún momento no fuiste el mejor estudiante.

Eres tan inteligente como decidas serlo.

Y la mejor forma de cultivar esa inteligencia, de

activar esas neuronas, de quitar el herrumbre de los

interruptores y ponerlos en acción, es alimentando tu

mente con los alimentos intelectuales correctos.

Steven Covey llama a esto Afilar la Sierra: si el

leñador está tan ocupado derribando árboles que olvida

dedicar unos minutos a afilar su sierra, tendrá que usar

muchas horas más para lograr el mismo resultado.

En la vida significa que debes dedicar tiempo a

mejorar tus condiciones intelectuales mediante el

estudio, y eso te hará todo más fácil y te ahorrará

dolores de cabeza innecesarios.

Por eso, haz el propósito de aprender algo nuevo cada

día; de mantenerte siempre actualizado. Lee todo lo que

puedas. El único libro del cual no aprendes algo es del

que no lees ¿Cuántos se han perdido de una información

valiosa que los pudo haber ayudado precisamente en

ese momento, sólo porque no se detuvieron a leer el

libro que tenían al frente? Aprende inglés; aprende

chino y hasta lenguaje de señas. Aprende todo sobre tu

trabajo actual. Trata de ser el mejor en lo que haces.

Prepárate para las oportunidades: si lo haces, estas

surgirán de donde menos esperas.


b. Lee libros de motivación

Si has hecho lo que te hemos sugerido, te has

conocido a ti mismo, identificado tus talentos y escrito

tus metas, eso equivale a haber comprado la parcela,

arado la tierra y sembrado las semillas.

Ahora, necesitas regar las plantitas del éxito TODOS

LOS DÍAS. Y no significa que tienes que recorrer

TODA la parcela con un balde, regando plantita por

plantita. Digamos que tienes un sistema especial de

riego. ¡Pero tienes que abrir la llave todos los días!

El combustible de un libro de motivación dura muy

activo la primera semana. Luego comienza a disiparse,

y en un mes, ni te acuerdas. Por eso las ideas nuevas y

las frases motivadoras –que son como abono orgánico

ultra potente-, deben buscarse constantemente.

A veces, una frase que leemos o escuchamos nos

hace click y de pronto nos activa el organismo. Cuando

encuentres una de esas frases, anótala en tu diario o en

un libro especial, o en un cartón para tener en el espejo

del baño o en el refrigerador.

¿Qué necesitas que te digan para que dejes de pensar

en problemas y comiences a llamar el éxito? ¿Para que

comiences a creer con todo tu corazón que sí puedes

lograrlo? Lee o escucha cuanto audio libro de

motivación y superación personal encuentres. Pide a

tus amigos que te presten material; sácalos de

bibliotecas públicas; o compra algunos.


¿Cuántos libros debes leer? ¡Todos los que puedas!

Como todo en la vida, en esto también se debe aspirar

siempre al máximo. ¡Invierte en tu futuro!

¿Qué autores no pueden faltar en tu

colección?

Hay dos maestros sobre cuyos principios se

basan el 90% de los libros. El primero, Napoleón

Hill con “Piense y Hágase Rico”. Hill creía

fielmente en Dios, y opinaba que sólo quienes

creyeran podían recibir los beneficios de su

filosofía del Éxito. El otro es Wallace Wattles, que

no sólo escribió libros de éxito como “La Ciencia

de Hacerse Rico”; sino estudios profundos y

hermosos sobre la vida de Jesús que tituló “Un

Nuevo Cristo”. Otro autor genial es Jim Rohn,

mentor de muchos otros. Escuche cualquier cosa

de él y se sentirá obligado a salir corriendo y

ponerse en acción. También nos gustan Bryan

Tracy, Zig Ziglar, Tony Robbins, T.Harv Ecker,

Bob Proctor, y otros que mencionamos en

este libro. Pero si no los has leído aún,

comienza con Hill y Wattles, luego Rohn, y los

demás, en el orden que dimos. Nunca te vas a

arrepentir, y tu vida va a cambiar para bien.


Los cristianos y los libros de motivación

Hay gente religiosa que habla mal de libros como “El

Secreto”, por ser supuestamente “filosofías raras que no se

basan en los “principios de Dios”.

Así somos a veces quienes creemos en Dios. T enemos

miedo a todo, sin detenernos a pensar que quizá esa es la

forma en que Él quiere darnos lo que le pedimos.

Hay una historia de un hombre religioso que quedó

atrapado en un techo durante una inundación. Vino un

helicóptero, pero el rechazó la ayuda: “Dios vendrá a

ayudarme” dijo. Luego, vino un bote, y lo mismo.

Finalmente, le tiraron un salvavidas, pero igual, se negó a

moverse, esperando la ayuda de Dios. El hombre se ahogó,

llegó al cielo, y le reclamó a Dios el por qué le había

abandonado. ‘¿Cómo?’ preguntó Dios. ‘Te mandé un

helicóptero, un bote y un salvavidas, y no quisiste tomarlos’

Al final de cuentas, ¿no es el famoso secreto ‘Pedid y

recibiréis’? ¿O lo que dice Proverbios 10:24? ‘Lo que el

malvado teme, eso le ocurre; lo que el justo desea, eso recibe’

Muchos de estos libros lo que dicen es, si tienes fe de que

eres capaz de conseguir algo, lo conseguirás. ¡Y eso es cierto!

De hecho, lo deberíamos oír más seguido, porque muchos

parecemos no creerle a Dios. Prefiero gente leyendo sobre

fe que leyendo sobre demonios, exorcismos y el diablo.

Como con todo en esta vida, toma de los l ibros lo

bueno y desecha lo que va contra tus creencias. Lo mismo

con este libro, que es resultado de muchos años de estudio

y experiencia. Si en algo ofende tus creencias, no lo rechaces;

sólo filtra lo que consideres incorrecto, ¡y trata de aplicar el

resto!


c. La sabiduría de la Biblia.

Te acuerdas cuando hablamos del subconsciente, de

la computadora, el barco, el capitán, el tripulante…

Bueno. Es hora de hablarte de un radar ultramoderno

que evitará que choques contra los arrecifes de la vida...

De un antivirus fabuloso de descarga gratuita –y que

nunca queda desactualizado- para que protejas tu mente

contra los malos programas...

Estudiar la Biblia y aplicar su Sabiduría es infalible

contra todo lo negativo de allá afuera, no importa si

eres o no religioso. Allí encuentras consejos para

mejorar tus relaciones, para fortalecer tu familia, para

comprender a los demás, para prosperar en los

negocios, ¡para que todo lo que hagas cada día lo hagas

bien! Lo triste es que la mayoría nunca accede a esta

fuente, y aprende sólo mediante la prueba y el error. Los

que lo hacen bien, tienen éxito. Los que no…

Si lees las biografías de la gente más exitosa de la

historia en cualquier campo, generalmente confiesan

haber leído Proverbios, y utilizar esa fuente inagotable

de consejos, sabiduría y sentido común. Por algo

Salomón es considerado el hombre más rico que ha

existido, más que Bill Gates, Carlos Slim, o J.P.Morgan.

Estúdialos y descubrirás que casi todos Best Sellers

y la mayoría de los refranes populares se basan en

Proverbios. Como son 31 capítulos de 20 a 30 frases, si

lees uno por día en un mes habrás leído todos.


Los primeros capítulos son un poco “profundos”,

pero a partir del capítulo diez son frases simples, llenas

de consejos. Si los lees todos los días durante un año,

se te van a grabar y –espero- te vas a hacer más sabio.

O por lo menos siempre vas a tener una “frase

inteligente” para responder a los demás. Otras fuentes

importantes son Eclesiastés y Eclesiástico -que sólo

aparece en ciertas Biblias (búsquelo en Internet).

Por su parte la sabiduría de Jesús no tiene

equivalente De cada una de sus frases y parábolas

extraordinarias podría extraerse un curso universitario.

Las lecciones del Sermón de la Montaña, el más

famoso de sus discursos, han trascendido el tiempo y la

mera religión. Por eso, lee los Evangelios con calma, y

no te conformes con lo que te dicen en el sermón de

los domingos.

Nuestra mente genera pensamientos constantemente

–entre 30.000 y 60.000 por día-. Siempre estamos

pensando en algo. El problema es que nos vemos tan

avasallados por tantos pensamientos, que nunca

dedicamos un rato a aquietar la mente para escuchar a

Dios. “Mis pensamientos son mejores que tus

pensamientos” dice la Biblia. Por eso la oración y la

meditación, esos espacios en que acallamos la mente,

pedimos dirección y escuchamos son tan

fundamentales. Todas las religiones y filosofías hablan

de lo mismo. Sólo al controlar la mente y al escuchar,

podemos recibir dirección, y cambiar el rumbo.


Cuando tengas un problema o necesites tomar una

decisión, ora y pide guía. Santiago.1:5 dice que "Si

alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios,

el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le

será dada" La promesa está allí. Pide entendimiento y

sabiduría para resolver tus problemas. Escucha a Dios.

Nosotros abrimos la Biblia donde sentimos, y leemos

lo que allí dice. ¡Y siempre nos sorprendemos de las

respuestas! Luego, reflexionamos en la respuesta que

se nos dio. Quizá al principio te resulte extraño.

Pero luego de unas cuantas veces, te acostumbrarás y

entenderás que Dios habla de esa manera.

Antes no había teléfonos celulares. Si uno quería

hablar con sus padres, era difícil. Hoy, todos tenemos

teléfonos y podemos llamar en cualquier momento.

Es igual con Dios. Tenemos una línea directa para

llamarlo en cualquier momento. Pero si no llamas, si no

tratas de hablarle, aunque tengas diez teléfonos en tu

mano, no te serán de ninguna utilidad.

Muchos siguen prefiriendo que sea otro el que

llame, otro el que hable, y otro el que les diga lo que

Dios quiere decirles. La mayoría, aunque tengan el

teléfono con línea directa, prefieren ir donde el vecino,

la mamá, el pastor, el sacerdote, o el “hermano a quien

Dios siempre escucha”, y decirle: “Mira, pregúntale a

Dios de mi parte qué es lo que debo hacer con mi vida”

Toma tu teléfono y llama directamente. Comunícate

con Dios. ES COMO USAR SKYPE. ¡ES GRATIS!


d. Los libros cristianos

Si te gustan los libros cristianos, busca aquellos

positivos. Recuerda que atraes lo que piensas, tanto si

es positivo como negativo, no importa si en la portada

dice que es cristiano.

El otro día, viendo el catálogo de una editorial

cristiana, me sorprendió que la mitad era sobre como

expulsar demonios de su casa. ¡Sólo con los títulos me

asusté y me deprimí! Mi humilde opinión es que si lees

sólo libros sobre exorcismos, demonios, y el maligno,

le darás poder a eso en tu vida, y vas a terminar

viendo sombras cada vez que abras el clóset.

Pero si lees libros que te recuerden del amor de

Dios, de su plan de abundancia, y de la gran misión

que tiene para ti, tu vida se irá definiendo con sentido.

En vez de vivir lleno de temor (y haciéndote

vulnerable a que te manipulen), dedícate a entender y

aprovechar todos los valiosos recursos que Dios te

entregó para vivir una vida de abundancia.

Los autores que se concentran en lo bueno, son los

que trascienden. Uno muy conocido, cuyos principios

nunca pasan de moda, es Norman Vincent Peale. Leí

El Poder del Pensamiento Positivo cuando tenía 15

años, y aun cuando entonces no entendía cosas que

hoy creo entender, me fue de gran ayuda. También me

gusta Joel Osteen, cuyos sermones disfruto. P ositivo y

alegre, promueve una forma de enfrentar el mundo


basado en un Dios bueno que quiere lo mejor para

nosotros; no un Dios castigador que quiere que nos

demos golpes en el pecho porque somos pecadores

que no valemos nada (como lamentablemente algunos

autores parecen verlo).

Otro gran autor es mi gran amigo David Sariñana,

con quien he aprendido no sólo a través de sus libros

sino por una cercana amistad personal. En Visión

para el Éxito, analiza el concepto de la visión y del

propósito; y da consejos excelentes a cualquier

persona que esté atravesando por situaciones difíciles

en la vida. Su hermano, Juan Antonio Sariñana,

publicó un libro excelente, los Diez Mandamientos

del Cambio, en que analiza la necesidad de realizar

cambios importantes en tu vida para poder mejorar.

Si te ha gustado este libro, estoy seguro que

disfrutarás leyendo estos dos.


11

LA VERDADERA RAZÓN PARA

BUSCAR LA ABUNDANCIA

"Ama a tu prójimo como a ti mismo"

Jesús en Mateo 22:39-40

Las personas muchas veces son irrazonables,

ilógicas y egoístas. Perdónalas de todos modos. Si

eres amable, la gente puede acusarte de tener motivos

ocultos y egoístas. Se amable de todos modos. Si

eres exitoso, te ganarás algunos falsos amigos y algunos

amigos verdaderos. Triunfa de todos modos. Si eres

honesto y franco, la gente puede tratar de engañarte. Se

honesto y franco de todos modos. Si encuentras

serenidad y felicidad, la gente se pondrá celosa. Se feliz

de todos modos. Lo que t e ha costado años construir,

alguien podría destruirlo en una noche. Construye de

todos modos. El bien que hagas hoy muchos lo

olvidarán mañana; haz el bien de todos modos. Da al

mundo lo mejor de ti, de todos modos. Verás; en el

análisis final, la cosa es entre tú y Dios. Nunca fue entre

tú y los demás… Madre Teresa de Calcuta.


La felicidad consiste

en hacer el bien. Aristóteles

a. El principio del Dar. Se Generoso

El principio de que uno debe dar para poder

recibir, es universal y se encuentra en toda religión a

lo largo de la historia. El dador siempre tiene

bendiciones materiales, porque conoce la

importancia de compartir con los demás

Cuando das a otros sin esperar algo a cambio, tu

espíritu se ilumina de una cierta manera y los demás

pueden percibirlo en su corazón. Esto hace que te

conviertas en un foco de atracción para otros. Quien

da, tiene enormes posibilidades de recibir, pues es

como un faro que atrae a otros con espíritu dador. Y

por eso escuchamos historias de personas que han

dado sus últimos centavos para ayudar a alguien, y

sólo horas después recibieron con generosidad de

alguien más.

Bill Gates y Warren

Buffet, dos de los

hombres más ricos del

mundo, decidieron donar más del 50% de sus

fortunas a sus fundaciones de beneficencia (unos 50

mil millones de dólares). Y actualmente promueven

reuniones y cenas de Billonarios en todo el mundo

para convencerlos de que lo mejor que pueden hacer

con su dinero es ¡donarlo! 50 billonarios ya han

acordado donar la mitad de sus fortunas. Lo más


Aquél que procura

asegurar el

bienestar ajeno, ya

tiene asegurado el

propio. Confucio

La religión pura e intachable ante Dios Padre es ésta: visitar a

los huérfanos y a las viudas en su tribulación. Santiago 1:27

Cada tres años reunirás los diezmos de todos tus productos de

ese año, y los almacenarás en tus ciudades. Así… los

extranjeros, los huérfanos y las viudas que viven en tus

ciudades podrán comer y quedar satisfechos.

Deuteronomio 14:28-29

Porque tuve hambre, y ustedes me dieron de comer; tuve sed,

y me dieron de beber; fui forastero, y me dieron alojamiento;

necesité ropa, y me vistieron; estuve enfermo, y me

atendieron; estuve en la cárcel, y me visitaron.

Jesús en Mateo 25:34-40.

importante es que con sus obras, estos filántropos

rompieron el mito de que ¡en cuanto más dinero,

mejor! Millones querían ser como ellos, tener su

fortuna, creían que eso era el gran ideal... Y de

repente ellos regalan su dinero. Y nos vemos

obligados a descubrir que

quizá no hace falta tener

tanto; que hay cosas mejores;

y que lo único que se puede

hacer con tanto dinero, es

regalarlo o donarlo.

Queremos pensar que esto es el inicio de una

nueva humanidad con otros valores. Que se están

abriendo puertas a algo mejor en el cual todos

trabajamos por crear un mundo más equilibrado, más


justo, aplicando el principio de que manos que dan

nunca estarán vacías.

Ese fue el mensaje de Jesús: Amar a tu prójimo.

Este mandamiento nuevo les doy: que se amen los

unos a los otros. Así como yo los he amado,

también ustedes deben amarse los unos a los otros.

De este modo todos sabrán que son mis

discípulos, si se aman los unos a los otros. Juan

13.34-35

Y no se necesita ser billonario o millonario. Si

ayudas a otros, aunque tu situación no sea la mejor,

las cosas siempre te irán bien.

No obstante hay algunas reglas que recordar:

1. Da porque te nace del corazón.

Da con amor, porque sientes que es bueno hacerlo

y te nace al ver a otros en necesidad; niños que no

tienen que comer; ancianos abandonados; viudas

pobres; o simplemente, personas normales como tú o

como yo, que tal vez tan sólo ayer estaban bien y en

la cima del mundo; y hoy han sido golpeados por

circunstancias, y están pasando un invierno difícil

en sus vidas (¡de esas historias hemos visto tantas!)

Destina parte de tus ingresos para apoyar asilos

de ancianos, orfanatorios, o para dar una beca a un

niño que no tiene recursos para surgir. Apoya a tu

Iglesia. Verás como nunca te faltará nada.


2. No des por presión o manipulación.

Si das de corazón estarás cumpliendo con el

precepto de “buscar primero el reino de Dios y su

justicia, y todo lo demás viene por añadidura.” Y

una de las añadiduras es posiblemente la

multiplicación del dinero.

Pero si das como tantos, presionados y sólo

porque alguien les prometió que Dios les va a

devolver cien veces el dinero multiplicado (y

cuando dieron de una vez hicieron cuentas), estás

buscando las añadiduras… En otras palabras, no lo

estás haciendo por las razones correctas.

3. No des para que te vean.

Una vez hice una donación para un caso de alto

perfil y me sacaron en televisión… Aunque mis

motivos fueron correctos debo confesar que me

gustó ser casi una “estrella‟…

Y como lo que hizo la mano izquierda no sólo lo

vio la derecha, sino todo el país, la bendición se

convirtió en problema, y por primera vez en mi vida

las cosas me salieron mal.

¡Por querer ser una estrella, me estrellé!

Incumplí la instrucción de Romanos 12:8. “El

que da, hágalo con sencillez”. Y en mi falta de

sencillez, hasta me pusieron maquillaje para salir en

la entrevista.


‘Por eso, cuando des a los necesitados, no lo

anuncies al son de trompeta, como lo hacen los

hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la

gente les rinda homenaje. Les aseguro que ellos ya

han recibido toda su recompensa. Más bien, cuando

des a los necesitados, que no se entere tu mano

izquierda de lo que hace la derecha, para que tu

limosna sea en secreto. Así tu Padre, que ve lo que se

hace en secreto, te recompensará. Mateo 6:2-4

4. Da sólo bendiciones. La Biblia promete ‘Bendeciré a quien te bendiga’,

pero también dice, ‘ maldeciré al que te maldiga’.

Esta promesa es para todos, lo que significa que

si en lugar de dar bendiciones, de desear el bien y

lo mejor, maldices o deseas el mal a alguien (aunque

sea tu enemigo), en este caso, eres “el que maldice”,

y por lo tanto, recibirás cosas malas.

Por eso, repartir bendiciones a la derecha y a la

izquierda, dar nuestro tiempo, apoyo, guía, buenos

consejos, ser mentor, ser maestro… Esta es quizá

la forma más elaborada y más recompensada del dar


b. ¡Sirve!

Si queremos bendiciones tenemos que sembrar

bendiciones. Y podemos hacerlo a través del servicio.

Una manifestación del servicio que a veces

tendemos a ignorar, es el voluntariado. Hace poco

leímos un libro que habla de la importancia de

ayudar en obras de bien social, y de las recompensas

personales que se obtienen.

Luego, leímos un reportaje sobre un hombre que

descubrió estas recompensas. Hace 20 años, Marc

Gold, de 41, decidió viajar por el mundo sirviendo

a los demás. Su servicio lo inició regalando pequeñas

sumas de dinero destinadas a cambiar la vida de

personas. $35 dólares para comprar un aparato para

escuchar; $40 dólares para reparar el motor de la

lancha y poder volver a pescar; $50 dólares para

comprar una máquina de coser para poder trabajar y

alimentar a los hijos… Gold se dedicó a cambiar el

mundo sirviendo una persona a la vez, y se calcula

que ha tocado a más de cincuenta mil personas.

Gold no es un filántropo millonario, sino un

profesor retirado de clase media. Pero la falta de

dinero nunca fue obstáculo. Empezó recogiendo

pequeñas donaciones de sus amigos en la sala de su

casa. En 20 años, su círculo de amigos ha subido a

cuatro mil.


Dicen que un buen líder solo se puede crear o

descubrir en alguna labor de bien social. Un

empresario trabaja al 100% por su propio beneficio;

y un empleado lo hace por el salario. Pero el trabajo

voluntario se hace por amor. Y allí, sin esperar

recompensa, los verdaderos líderes toman la batuta

en sus manos y guían a los demás. Por eso los

grandes líderes de la historia, han servido.

Martin Luther King, fue un pastor que tomó

conciencia de la situación de segregación social y

racial en Estados Unidos, y con sólo 39 años, su

espíritu de servicio le llevó a perder su vida por

luchar por los derechos civiles de otros.

Un caso similar fue el de Mahatma Gandhi,

q u i e n luchó por la libertad de la India con su

filosofía pacífica.

Diana de Gales, una princesa joven, inteligente y

bonita, dedicó su tiempo a luchar por causas

sociales como la hambruna en África o las minas

personales, y cautivó al mundo con sus obras.

La Madre Teresa de Calcuta sirvió a una escala

quizá mayor que los demás seres humanos,

recogiendo a cientos de moribundos, y

demostrándoles que aún ellos tenían valor y dignidad.

Ninguno de ellos estaba obligada a ver el

sufrimiento humano. Pero entendieron que el

verdadero propósito del ser humano es amar a los

demás. Que ‘amar al prójimo como a mí mismo,


como Dios nos ama’, significa que si otro ser

humano está sufriendo o le están haciendo daño, es

como si me lo hicieran a mí. No puedo sólo taparme

los ojos y los oídos porque no soy yo….

Esta es la actitud de compasión y de cuidado que

debemos exhibir hacia otros. Y siempre tener

palabras de aliento; ser sensibles a las necesidades

de otros; y ayudar a aliviar el sufrimiento y mostrar

misericordia. Dejar de pensar ‘No puedo; estoy

ocupado trabajando, y cuando tengo tiempo libre

lo dedico a descansar, para recobrar energía, y lo

único que quiero es encender el televisor y que

nadie me hable o me moleste’

‘…El que quiera hacerse grande entre ustedes

deberá ser su servidor y el que quiera ser el

primero deberá ser siervo de los demás; Mateo

20:26-28.

Terminamos este libro, con una cita que resume

en mucho nuestro mensaje de acción.

No se contenten sólo con escuchar la palabra, pues

así se engañan ustedes mismos. Llévenla a la

práctica. El que escucha la palabra pero no la pone en

práctica es como el que se mira el rostro en un espejo y,

después de mirarse, se va y se olvida en seguida de

cómo es. Pero quien se fija atentamente en la ley

perfecta que da libertad, y persevera en ella, no

olvidando lo que ha oído sino haciéndolo, recibirá

bendición al practicarla. Santiago 1:22-25


OTROS LIBROS EN

ESTA COLECCIÓN

12 LEYES DE

LOS GRANDES

EMPRESARIOS

Mauricio Chaves

LOS DIEZ

MANDAMIENTOS

DEL CAMBIO

Juan Antonio

Sariñana


VISION PARA EL ÉXITO

David Sariñana

DESCUBRIENDO

EL REINO

David Sariñana

los pïlares de tu exito - mauricio chaves mesén

Documents