libro historia del dise•o en america latina

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  • Coordinacin: Silvia Fernndez | Gui Bonsiepe

    Traducciones: Marco van Arnhem (holands/ingls, Hefting, P., El compromiso social del diseo pblico) Paula Salinardi (italiano/espaol, Riccini, R., Dise-o y teoras de los objetos)Julia Salinardi (ingls/espaol, Hefting, P., El compromiso social del diseo pblico; Jacob, H., La enseanza del diseo; Manifiesto First things first; Rinker, D., El diseo industrial no es arte)Roberto Lpez (alemn/espaol, Wolf, B., Diseo sustentable)Cecilia Prez Galimberti y Mara Laura Giannattasio (francs/espaol, Baur, R., Diseo global y diseo contextual)

    Lectores: Javier de Ponti, Alejandra Gaudio y Silvia Fernndez

    Revisin de textos: Cristian Vaccarini, Adolfo Gonzlez Tun, Laura V. Fernndez

    Preparacin: Paula Salinardi (textos), Mara Beln Garca Santa Cruz, Gaspar Mostaf Fernndez, Emiliano Mendoza Pea (imgenes)

    Anteproyecto grfico: Silvia Fernndez | Emiliano Mendoza Pea

    Proyecto grfico y diseo de cubierta: Carlos Venancio | Fabin Goya[marca]

    Diagramacin y puesta en pgina Flavio Burstein | Mara Carla Mazzitelli[marca]

    La tipografa utilizada para la composicin general del texto es Borges. Diseada y cedida gentilmente por Alejandro Lo Celso.

    NODAL | Nodo Diseo Amrica Latina

    Copyright Silvia Fernndez 2008 de todas las ediciones en espaolEditora Blucher

    Todos los derechos reservados. Ni la totalidadni parte de este libro puede reproducirse o trans-mitirse por ningn procedimiento electrnico o mecnico, incluyendo fotocopias, grabacin mag-ntica o cualquier almacenamiento de informacin y sistemas de recuperacin, sin permiso escrito de los titulares del Copyright. Las ideas expresadas en los captulos son exclusi-va responsabilidad de los autores. La descripcin de la imgenes y la informacin sobre la fuente de las mismas es responsabilidad de los autores.

    Editora BlcherRua Pedroso Alvarenga, 1245 4 andar04531-012 So Paulo, SP BrasilFax: (11) 3079-2707Tel.: (11) 3078-5366e-mail: [email protected]: www.blucher.com.br

    ISBN: 978-85-212-0447-3

    Historia del diseo en Amrica Latina y el Caribe: industrializacin y comunicacin visual para la autonoma / coordinacin general Silvia Fernndez; coordinacin adjunta Gui Bonsiepe. -- So Paulo : Blcher, 2008.

    Vrios autores.

    1. Comunicao visual 2. Desenho - Amrica Latina 3. Desenho - Caribe 4. Industrializao I. Fernandz, Silvia. II. Bonsiepe, Gui.

    07-9670 CDD-741.098

    ndices para catlogo sistemtico: 1. Desenho : Amrica Latina e Caribe : Histria 741.098

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  • Historia del diseo en Amrica Latina y el Caribe Industrializacin y comunicacin visual

    para la autonoma

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  • Argentina 1940-1983

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    y aeronutica que nunca lleg a recuperarse. (Angueira y Tonini, 1986, p. 99)El sector privado form parte del perodo de expansin. En 1945, FATE se abri

    a la produccin de neumticos; SIAM en 1946 comenz la produccin de helade-ras y lavarropas; se crearon nuevas marcas, como Drean Electrodomsticos (1948). En la ciudad de Mar del Plata se cre la fbrica de alfajores Havanna y en Barilo-che, Chocolates Fenoglio. Las imgenes de ambas empresas se convirtieron en referentes tursticos. El mercado de los lcteos tambin se desarroll: en 1942 se registr la empresa La Serensima SRL; en 1943 se inaugur la cooperativa SanCor en Brinkmann (Crdoba). Estas y otras empresas similares representaron en su crecimiento la futura demanda de diseo a escala nacional y regional, y conforma-ron el imaginario de productos argentinos durante al menos cuarenta aos.

    Los medios masivos desempeaban un rol fundamental en la interpelacin peronista. Los discursos grficos construidos sobre el valor del progreso y del trabajo, con imgenes alegricas que presentaban la figura de Pern o la del traba-jador, fueron caractersticos de la primera etapa del gobierno. La Subsecretara de Informaciones fue el ncleo desde el cual el peronismo pudo montar un sistema de difusin indito en la Argentina. Incluy grfica, editorial, objetos, cortometra-jes y la construccin de una iconografa identitaria que evolucion de la campaa grfica a los medios audiovisuales. Con la Oficina de Difusin, el Estado argentino tuvo por vez primera un plan de comunicacin que tom como paradigmas las comunicaciones del nacionalsocialismo alemn, del estalinismo ruso, del carte-lismo poltico espaol; con una impronta art dco, su dimensin instructiva se sistematizaba en libros infantiles, sistemas infogrficos, avisos, carteles y objetos que fueron producidos con oficio y experiencia por los grficos de la poca.

    En la Universidad Nacional de Cuyo (UNCuyo), en 1947 la Escuela de Arqui-tectura y la Escuela Superior de Artes promovieron un Departamento de Artes Aplicadas. Por otra parte, se cre el Consejo Nacional de Investigaciones Cient-ficas y Tcnicas (CONICET, 1951), y el Centro Atmico Bariloche, por medio de un convenio entre la Comisin Nacional de Energa Atmica y la UNCuyo. Estos emprendimientos conjuntos entre la universidad y organismos del Estado apun-taron hacia un desarrollo tecnolgico, y buscaron crear un puente entre ciencia y tecnologa que pudo haber sido relevante en el desarrollo de productos y, por extensin, para el diseo.

    Libro de lectura. Privilegiados los nios. |8|

    Postales estadsticas del peronismo. 1953-54. |11|Escudo. Partido Justicialista. 1953. |12|

    Portada de la revista Mundo Peronista. |10|

    Libro. La razn de mi vida. 1951. |9|

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  • Brasil

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    46,7% 0,5%

    Ciudades principalesCapital: Brasilia. [San Pablo, Ro de Janeiro, Salvador de Baha]

    Integracin bloques [entre otros]ONU, OEA, OMC, CPLP, G20, MERCOSUR, UNASUR.

    ExportacionesCaf, carne, soja, maderas, textiles, algodn, azcar, productos qumicos, autopartes y vehculos.

    Participacin en los ingresos o consumo10% ms rico 10% ms pobre

    Superficie*8.456.510 km2

    Poblacin*186.400.000 habitantes

    Idioma*Portugus [oficial] y lenguas indgenas

    P.B.I. [ao 2003]*US$ 763,07 miles de millones

    Ingreso per Cpita [ao 2003]*US$ 4.181,9

    Ethel Leon - Marcello Montore

    Repblica Federativa do Brasil

    ** UNDP. Human Development Report 2004, p.189, http://hdr.undp.org/reports/global/2004 El coeficiente de Gini se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos. Es un nmero entre 0 y 1, donde 0 corresponde a la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 es la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y las dems ninguno). El ndice de desigualdad es el coeficiente de Gini expresado en porcentaje.

    ndice de desigualdad59,1% (Coeficiente de Gini)**

    * Sader, E.; Jinkings, I., AA.VV.; Enciclopdia Contempornea da Amrica Latina e do Caribe, Laboratrio de Polticas Pblicas, Editorial Boitempo, So Paulo, 2006, p. 209.

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  • 63

    [1] En la lengua portuguesa se adopt la palabra design hoy incorporada al lxico para la actividad, en detrimento de la palabra diseo, que en portugus significa, en su acepcin ms comn, simplemente dibujo o drawing.

    Este trabajo debe ser ledo como una contribucin a la historia del diseo brasileo. Su mayor objetivo es explicitar los vnculos y aproximaciones con la historia social y econmica del pas. Se traen tambin a la luz algunos casos poco conocidos, e incluso otros no reconocidos, por la historiografa del diseo brasileo.[1]

    Para una mejor comprensin de este largo perodo de 50 aos, adoptamos el siguiente modo de periodizacin de la historia econmica brasilea: 1950 a 1979, perodo de industrializacin y urbanizacin aceleradas y de gran crecimiento de la economa; 1980 a 1990, la llamada dcada perdida de la economa brasilea, perodo de estancamiento y de altos ndices inflacionarios; 1990 en adelante, poca en la que prevalece una poltica neoliberal, con la venta de gran parte del patrimonio pblico, la concentracin de capital y las bajas inversiones en obras pblicas.

    En 1964 se instaur en Brasil una dictadura militar que dur 21 aos y que tuvo consecuencias inmediatas en el plano del diseo, sobre todo en los movi-mientos de resistencia a los gobiernos autoritarios. Este tema ser desarrollado de manera especial.

    Se procura presentar un amplio panorama de estos perodos con mencin a varias actividades en el campo del proyecto: de la industria editorial y fonogrfica para la comunicacin de masas; de los elementos urbanos hasta la historia de los electrodomsticos y muebles. Obviamente, se omiten ciertos hechos. Tampoco sern abordadas cuestiones importantes para la comprensin de los distintos caminos del diseo brasileo contemporneo, entre los cuales se encuentran la produccin universitaria reciente, la cuestin ambiental y el diseo proyectado en las multinacionales instaladas en Brasil.

    1950 a 1979 Industrializacin acelerada, urbanizacin y crecimiento econmico

    Tras la Segunda Guerra Mundial, Brasil qued como pas alineado con los EE.UU. El Estado Nuevo, dictadura implantada en 1937, lleg a su fin con la renun-cia de Getlio Vargas en 1945. El gobierno siguiente, de Marechal Eurico Gaspar Dutra, redujo el mandato presidencial de seis a cinco aos y estableci elecciones

    En 1953 la Volkswagen inici sus actividades en Brasil en un almacn alquilado en el barrio de Ipiranga, So Paulo. |98|

    Inauguracin oficial de Volkswagen do Brasil el 18 de noviembre de 1959 con la presencia del presidente Juscelino Kubitschek de Oliveira. |99|

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  • 64

    [2] El desarrollo nacional fue el concepto que dio consistencia ideolgica al Plan de Metas, pues, en oposicin al nacionalismo que se haba vivido anteriormente, promova la participacin del capital extranjero en el proceso de desarrollo del pas.

    [3] Hacia el final de los aos cincuenta haba 11 fbricas en el pas: Fbrica Nacional de Motores (FNM), Ford, General Motors, International Harvester, Mercedes-Benz, Sca-nia Vabis, Simca, Toyota, Vemag, Volkswagen y la Willys, que producan automviles de paseo, camionetas, jeeps y camiones de distintos tamaos.

    [4] Emilie Chamie (1926-2000), de origen libans, se dedic al diseo grfico; realiz obras que abarcan desde identidades visua-les, como las del Centro Cultural So Paulo o la del Teatro Brasileo de Comedia, hasta la creacin de espectculos de danza en los aos ochenta.

    [5] Alexandre Wollner (1928), despus de haber cursado en el IAC, recibi una beca de estudios en la HfG en Ulm (Alemania) entre 1955 y 1958. A su regreso, realiz activida-des en el rea de diseo grfico, colabor en la elaboracin de un curso de diseo en la ESDI y ense en esa escuela.

    directas en 1950; fueron ganadas por el ex presidente Vargas, quien promovi la expansin industrial como proyecto poltico del Estado.

    Desde el punto de vista del diseo, los aos cincuenta fueron auspiciosos. La industria de bienes de capital y de consumo recibi, a partir de dicho perodo, fuertes apoyos. La implantacin de la Compaa Siderrgica Nacional (1946) y de Petrobras (compaa estatal de petrleo, 1953) auguraba posibilidades de autono-ma en la produccin de insumos bsicos necesarios para el parque industrial.

    En 1956, asumi (despus de una nueva tentativa de golpe de Estado) el presidente Juscelino Kubitschek, quien propuso la mudanza de la capital de Brasil hacia el centro geogrfico del territorio (Brasilia) y estableci el Plan de Metas. Fund un programa nacional desarrollista[2] que expandi enormemente la in-dustrializacin del pas y alcanz resultados significativos en las reas de energa, transporte, alimentacin, industrias de base y educacin. Para alcanzar todas esas metas, el gobierno, adems de realizar inversiones propias, abri el pas a industrias extranjeras de bienes de consumo durables, entre las cuales estaban las fbricas de automviles.[3]

    La creciente clase media urbana se vea reflejada en los EE.UU., donde la fiebre del consumo, que provoca la obsolescencia simblica de los productos, no era in-compatible con el llamado bom design o good design. La ampliacin del mercado consumidor, urbano e identificado con el modelo norteamericano, promovido, sobre todo, por el cine y por la existencia de un gran nmero de industrias de bienes de consumo, haca previsible un creciente mercado de trabajo para los diseadores.

    La dcada del 50 fue un perodo de importantes innovaciones ligadas al clima modernizador que transformaba la economa y la sociedad. Hasta aquel momento no haba educacin formal para los diseadores. Los profesionales, generalmente autodidactas, entraban en el rea por vas muy diversas, como la ilustracin, la publicidad, las artes plsticas, la arquitectura o la propia experiencia fabril.

    Es preciso destacar que entre los aos 1947 y 1954, San Pablo capital indus-trial de Brasil viva un gran aggiornamento cultural. Se crearon dos museos: el Museo de Arte de San Pablo (1947), fundado por Assis Chateaubriand, magnate de las comunicaciones, propietario de Dirios Associados, y el Museo de Arte Moderno (1948), fundado por el industrial Francisco Matarazzo. Ambas instituciones apos-taban a la abstraccin formal y geomtrica. Matarazzo colabor con la creacin de la I Bienal de So Paulo (1951), que tom partido por el arte moderno, y trajo a Brasil artistas como Alexander Calder y Max Bill. Matarazzo tambin presidi el comit de conmemoracin del IV Centenario de la ciudad de San Pablo (1954), que marc un giro cultural en la ciudad. Siguiendo esta misma tendencia moder-nizadora, en Ro de Janeiro (entonces capital de la Repblica) se fund el Museo de Arte Moderno en 1948.

    En San Pablo, las bienales de Arte, el IV Centenario y las otras manifestaciones culturales del perodo significaron trabajo para diseadores grficos comprome-tidos con el concretismo, movimiento que trajo el constructivismo a Brasil y que postulaba un enfoque racional-sistemtico como procedimiento artstico. Algunas de estas personalidades pasaron por la primera escuela de diseo: el Instituto de Arte Contemporneo (IAC), que funcion desde 1951 a 1953 en el Museo de Arte de San Pablo (MASP). Con esa escuela, el crtico de arte italiano Pietro Maria Bardi, su director, esperaba establecer relaciones entre las industrias de bienes de con-sumo paulistas y sus jvenes estudiantes, lo que finalmente no sucedi. Algunos de los que se formaron en esa escuela Emilie Chamie,[4] Alexandre Wollner,[5]

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  • Brasil

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    Cocina con plancha para bifes. Dcada 1950. Dako. |100|

    Cocina. Dcada del 50. Circuito impreso para conduccin de gas, proyecto que abarat el costo de produccin. Diseo: J. C. Bornancini y N. I. Petzold. Wallig. |101| |102|

    El diseo brasileo de las cocinasEjemplo de diseo de electrodomstico brasileo que se desarroll a partir de una nueva infraestructura en la fbrica Dako de cocinas, fundada en la dcada del 30. En los aos cincuenta, cuando Petrobras pas a producir el GLP (gas licuado de petrleo), la empresa susti-tuy las cocinas a kerosn por cocinas a gas y mantuvo su poltica de construir productos que fueran vendidos en los puntos ms distantes de Brasil. Por consiguiente, no poda depender de la asistencia tcnica, ni para el montaje ni para la manutencin. La ingeniera de la fbrica se esmeraba para crear cocinas con piezas robustas y de proyecto fcil de montar por los revendedores: las pequeas tiendas de las ciudades del interior. La fbrica, localizada en Campinas, Estado de San Pablo, creci significativamente en los aos cincuen-ta y lleg a fabricar hasta 10.000 cocinas por mes hacia finales de esa dcada (eran 41 por mes en la dcada del 40). Innov al proponer un modelo que ha-ba quedado de los aos cuarenta: una chapa especial para frituras, llamada bifeteira, incorporando a su proyecto el hbito brasileo de frer bifes.En los aos cincuenta el ingeniero Jos Carlos Bornancini y el arquitecto Nelson Petzold[10] proyectaron cocinas para

    la industria gacha (del Estado de Rio Grande do Sul) Wallig. Redujeron la altura de los productos 15 cm en rela-cin con los estndares internacionales para atender, sobre todo, al mercado femenino brasileo. En 1959, una nueva cocina proyectada por el equipo fue producida en una fbrica especialmente montada para ello, en la ciudad de Cam-pina Grande (estado de Paraba), en el nordeste brasileo. Al final del gobierno de Juscelino Kubitschek, esta rea de acentuada pobreza fue escenario de un proyecto de desarrollo centralizado por una agencia denominada Sudene (Superintendencia para el Desarrollo del Nordeste), que buscaba llevar industrias a la regin. Este proyecto se propona frenar la migracin de la poblacin nordestina hacia los grandes centros del sudeste brasileo y al mismo tiempo funcionar como una alternativa para combatir las desigualdades regionales.

    [10] Jos Carlos Bornancini (1923) y Nelson Petzold (1931) se formaron en ingeniera y arquitectura, respectivamente, en la Universidad de Rio Grande do Sul. Trabajan juntos desde los aos cincuenta y cuentan en su currculum con un vasto nmero de productos industriales de alta complejidad, como tractores, armas, objetos de cuchillera (entre ellos, una tijera pensada para zurdos y diestros), baldes industriales, elevadores, muebles de montaje y botellas trmicas.

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  • Colombia

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    46,5% 0,8%

    Ciudades principalesCapital: Santaf de Bogot. [Medelln, Cartagena, Cali]

    Integracin bloques [entre otros]ONU,OEA, OMC, CAN, G3, MERCOSUR (asociado), UNASUR.

    ExportacionesPetrleo, carbn, flores, caf, minera.

    Participacin en los ingresos o consumo10% ms rico 10% ms pobre

    Superficie*1.138.910 km2

    Poblacin*45.600.000 habitantes

    Idioma*Espaol [oficial]

    P.B.I. [ao 2003]*US$ 104,8 miles de millones

    Ingreso per Cpita [ao 2003]*US$ 2.352,4

    Repblica de Colombia

    Jaime Franky Rodrguez - Mauricio Salcedo Ospina

    ** UNDP. Human Development Report 2004, p.189, http://hdr.undp.org/reports/global/2004 El coeficiente de Gini se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos. Es un nmero entre 0 y 1, donde 0 corresponde a la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 es la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y las dems ninguno). El ndice de desigualdad es el coeficiente de Gini expresado en porcentaje.

    ndice de desigualdad57,6% (Coeficiente de Gini)**

    * Sader, E.; Jinkings, I., AA.VV.; Enciclopdia Contempornea da Amrica Latina e do Caribe, Laboratrio de Polticas Pblicas, Editorial Boitempo, So Paulo, 2006, p. 322.

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    La dcada del 90 se inici con polticas de apertura econmica, que desenca-denaron el inters por el diseo como estrategia para entrar en el mercado o para sostenerse en l. Muchos hechos de esa poca indicaron el ambiente favorable: la inclusin del tema como parte de la poltica de Modernizacin y Reconversin Industrial, la creacin de la Red Nacional de Diseo para la Industria y la del Sistema Nacional de Diseo del Ministerio de Desarrollo Econmico, la promul-gacin de la ley reglamentaria de la profesin de diseo industrial, la realizacin de eventos de carcter internacional en Santa Marta, Bogot, Medelln, Bucara-manga, la aparicin de publicaciones de diseo y la consideracin de criterios de diseo en proyectos de las administraciones de las ciudades de Medelln y Bogot. En algunos sectores productivos el diseo fue la solucin para competir en el mercado internacional, en el Estado fue una de las tablas de salvacin para incrementar la innovacin y superar el rezago que en este tema sufra el aparato productivo, y para los diseadores el distanciamiento del sector empresarial tocaba a su fin. Pero la cosa no era tan sencilla; la euforia de los diseadores pas ms bien pronto, el fuerte giro hacia el mercado y la competitividad, en el que se mova el mundo, hizo ver debilidades internas para actuar en un escenario de esa naturaleza y se puso en evidencia, una vez ms, que la adopcin de mode-los, la aplicacin de frmulas y la copia de realizaciones ejemplares no resultan suficientes. Para finales de la dcada, los proyectos de integracin del diseo al sector productivo estaban inactivos, los eventos eran prcticamente inexistentes, los empresarios reconocan la necesidad del diseo pero no lograban o no saban cmo ponerlo a funcionar en el engranaje de la empresa.

    As pues, antes de los noventa el diseo era preocupacin de unos cuantos quijotes que, a contracorriente, vieron en l una va para mejorar la calidad de vida y contribuir al desarrollo. Hoy, ms de diez aos despus, el diseo es preocupacin de muchos pero, salvo la visibilidad ganada, poco ha cambiado su participacin en el orden social y cultural, y sobre todo su escasa insercin en el orden econmico.

    De las tesis a una hiptesisLa indagacin parti de reconocer el diseo como una de las variantes posibles

    para llegar a la grfica y a los objetos producidos por el hombre. Pero aun cuando el diseo grfico e industrial, que se corresponden con cada uno de esos campos, son disciplinas afines, en Colombia recorren caminos paralelos. Los mbitos en los que se instalan son diferentes, como son diferentes sus actores y los referentes considerados para el desarrollo de sus prcticas.

    La tesis doble que se sostiene aqu es en primer lugar, que persiste un distanciamiento entre el diseo y el contexto, especialmente entre el diseo industrial y el sector productivo, y que el distanciamiento al que se alude tuvo su origen en el origen mismo del diseo profesional, que naci en Colombia en sectores acadmicos distantes de la produccin industrial, la tecnologa y la economa, entre las dcadas del 60 y el 70. En segundo lugar, que el diseo, en especial el grfico, asiste a un proceso de expansin o ampliacin de sus fron-teras producto del cambio tecnolgico, que acrecienta la distancia del contexto y las diferencias que, desde su origen, tienen los diseos entre s. El trabajo en entornos virtuales, por ejemplo, cambia el itinerario y distancia los diseos; los recursos para el diseo grfico son globales, las posibilidades para la fabrica-cin del producto del diseo industrial siguen ligadas a lo local; en el producto digital virtual trabajar en la pantalla es trabajar sobre el producto; en el objeto

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    material, trabajar en la pantalla sigue siendo prefiguracin o predeterminacin mediante la simulacin del producto. En el caso de la produccin de imagen, la frontera tecnolgica est al alcance de los diseadores grficos colombianos; en la fabricacin de productos materiales, a los diseadores industriales les toca resignarse a verla en las revistas.

    De all se derivan preguntas que pueden ser resueltas por la historia. Por qu la distancia entre el diseo y el sector empresarial? En qu momento se originan las diferencias entre los diseos? Y de all se deriva tambin la hiptesis que se sostiene, construida tras las primeras bsquedas. Esta hiptesis es que aunque el diseo naci en el pas en torno del producto manufacturado y de comunicacin visual, stos operaron como fachada y ocultaron una propuesta de mucha mayor ambicin y alcance realizada por los pioneros del diseo en Colombia; el diseo naci como una apuesta por modernizar el sector empresarial, por contribuir a introducir las ideas modernas en el pensamiento y la cultura presentes en el apa-rato productivo colombiano, o bien como una apuesta por introducir la cultura del proyecto en la cultura colombiana.

    Ahora bien: los imaginarios de la empresa colombiana y los imaginarios de los diseadores han sido, aun cuando cada vez menos, imaginarios diferentes. Se debe entender al diseo en especial al diseo industrial como hijo de la moder-nidad, y reconocer a la cultura colombiana (y dentro de ella la cultura empresarial) como una cultura fundamentada en la tradicin.

    Pensamiento, cultura e industrializacin en ColombiaTres esferas concurren y se entrecruzan en la historia del diseo: la del pensa-

    miento, la cultura y el nacimiento de la industria. Esto para delimitar un tanto el campo, pues tambin concurren en l lo poltico, lo social y lo econmico. Se puede decir que el nacimiento y desarrollo del diseo requiri de movilizaciones y articula-ciones de lo movilizado, en las tres esferas mencionadas, y eso no pas en Colombia.

    En el mbito occidental se requirieron condiciones especiales para el surgi-miento de la industria y el diseo. La primera, el nacimiento de un pensamiento industrial, posible por la valoracin de la lgica y la razn en la modernidad, que permiten en un sentido prctico el clculo y el control de la produccin. La segunda condicin es el nacimiento del propsito de empresa; el objetivo de la produccin no fue entonces la acumulacin de resultados, sino, precisamente, el reordenamiento de esos resultados para iniciar nuevamente un proceso de pro-duccin; en la idea de empresa est presente tambin el pensamiento moderno. La tercera condicin es la concepcin de nuevos productos desde el punto de vista del proceso industrial y no de la fabricacin o la construccin de cada objeto individualmente, de la que se deriva la anticipacin. Se trata de un desplazamien-to radical y quiz ms importante que la misma mecanizacin. Las tres conjugan el pensamiento con la tcnica y demandan un distanciamiento de la tradicin en la esfera de lo cultural.

    Pensamiento y cultura. La permanencia de las ideasEn Colombia, lo moderno choc con la tradicin y la visin de empresa choc

    con un sentido aristocrtico; mientras la empresa implica riesgo, la aristocracia se asegura en la herencia. La modernizacin, o podra decirse la occidentaliza-cin, tuvo que esperar. El pensamiento moderno, si lleg a existir como tal, aun cuando se anuncia desde los aos veinte y treinta en las elites intelectuales, slo se concret hasta muy pasada la segunda mitad del siglo XX, mientras el grueso

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  • Colombia

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    de la sociedad segua ligado a la conservacin de lo local y de la herencia. Esta situacin hunde sus races en el nacimiento mismo de la nacin y se perpeta en gran medida hasta nuestros das. Para ver esto, pueden transcribirse en extenso planteamientos correspondientes a tres momentos histricos diferentes:

    En referencia al momento de la independencia, Rubn Jaramillo Vlez seala que El entusiasmo de las elites criollas por los ideales de la asamblea constituyente y legislativa o por el texto de Filadelfia responda desde luego al espritu de los tiempos, aunque distaba mucho de estar respaldado por hechos concretos: por procesos efectivos y desarrollos socioeconmicos, culturales e idiosincrticos que se correspondieran con este espritu. Se trataba ms bien de una abstracta identificacin por parte de sectores minoritarios ilustrados, que tal vez no resultara exagerado calificar de ingenuos. (Jaramillo, R., 1990, p. 536)

    Para finales del siglo XIX, la inexistencia de un pensamiento que acercara al pas a los caminos que recorran Europa y EE.UU. tras la Revolucin Industrial resultaba evidente. El historiador Jaime Jaramillo Uribe considera la imposibili-dad de la ruptura con la tradicin en personajes como Miguel Antonio Caro, uno de los cerebros de la Constitucin Poltica de 1886: Caro, que saba penetrar en la esencia de la historia espaola y en el fondo del ser prehispnico, que era l mismo una concrecin de esa forma de ser, anotaba algo que se escapaba a muchos de sus contem-porneos, seducidos por la tradicin de Inglaterra; que nada haba ms antagnico con la tabla de valores propia de la concepcin burguesa del mundo que la estructura propia del alma hispnica. Por eso no poda hacerse de un espaol peninsular, pero tampoco de su heredero, el espaol americano, un ser calculador y hedonista en moral, demcrata liberal en poltica, frugal y racionalista en economa. (Jaramillo, R., 1998, p. 45)

    Pero no es tan slo la herencia hispana a secas; es tambin el apego a la religin arraigado en la cultura, que no permiti pensar en la sociedad colom-biana como una sociedad constituida por ciudadanos en el sentido moderno del trmino. Recin en el ltimo cuarto del siglo pasado, el contacto con un mundo cosmopolita cambia ese carcter de la sociedad colombiana. El sacerdote Francis-co J. de Roux afirmaba en 1987 que: (...) la secularizacin acelerada de la sociedad colombiana de los ltimos veinte aos es el cambio ms importante del pas en el mismo perodo. Pero, a mi juicio, este proceso sano ha conllevado un problema grave: durante este perodo se desvanece la moral religiosa y las gentes no han sido preparadas con una tica cvica que sustituya lo que antes se cumpli como mandamiento divino. De hecho lo que se ha dado es el secularismo. Es una sociedad que salta del institucionalismo catlico a la anomia social sin haber conocido la secularizacin. (de Roux, F. J., 1987)

    En este orden de ideas, el diseo no tiene sus antecedentes en el pensamiento o la cultura extendidos, sino en las ideas presentes en elites burguesas e intelec-tuales, que desde la primera mitad del siglo XX abonan el terreno en el que lleg a instalarse a partir de los setenta. En efecto, el diseo grfico profesional presenta en su nacimiento fuertes vnculos con el arte, especficamente en su variante de arte publicitario; y el diseo industrial, con la arquitectura moderna. Se puede anotar adems que estas elites se ubican en las sociedades urbanas, es decir en las ciudades, en un pas eminentemente rural, lo que confirma an ms la reduccin del campo en el que pudo ser instalado un pensamiento de diseo.[1] Esas elites minoritarias reprodujeron, como en los momentos de la independencia, el inte-rs por las ideas ya no slo europeas sino de carcter internacional: El entusias-mo hacia la modernizacin no poda pasar en ese momento de intentos minoritarios hechos por personas interesadas en sacudir del letargo al menos algunos sectores de la sociedad. (Saldarriaga, A., 1986, p. 43)

    [1] Es claro que en Latinoamrica las sociedades urbanas aseguraron desde la colonia la presencia de la cultura europea, asumiendo el papel ideolgico que se le haba asignado a la ciudad como centro de poder, segn lo plantea Jos Luis Romero en Las ciudades y las ideas; y que operaron luego como los centros de ingreso de la cultura occidental tanto en su interpretacin y modernizacin, como en su versin de masificacin.

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  • Cuba

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    Repblica de Cuba

    Ciudades principalesCapital: Ciudad de la Habana. [Santiago de Cuba, Camagey]

    Integracin bloques [entre otros]ONU, ALBA, OMC.

    ExportacionesAzcar, frutas y tabaco, pescados y mariscos, ron.

    Participacin en los ingresos o consumoNo se registran datos.

    Indice de desigualdadNo se registran datos.

    Superficie*110.922 km2

    Poblacin*11.260.000 habitantes

    Idioma*Espaol [oficial]

    P.B.I. [ao 2003]*US$ 48,32 miles de millones

    Ingreso per Cpita [ao 2003]*US$ 4.273,6

    Diseo industrial Lucila Fernndez Uriarte

    Diseo grfico Jos Pepe Menndez

    38,9% 1%

    Ciudades principalesCapital: Buenos Aires. [Crdoba, Mendoza, Rosario]

    Integracin bloques [entre otros]ONU, OEA, OMC, CSN, MERCOSUR.

    ExportacionesMinerales, carne, cueros y pieles, oleaginosas, cereales,legumbres y hortalizas, grasas y aceites, combustibles.

    Participacin en los ingresos o consumo10% ms rico 10% ms pobre

    * Sader, E.; Jinkings, I., AA.VV.; Enciclopdia Contempornea da Amrica Latina e do Caribe, Laboratrio de Polticas Pblicas, Editorial Boitempo, So Paulo, 2006, p. 371.

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    [1] Entre los documentos y discursos en los que el Che hace referencia al diseo se encuentran: Reunin anual de produccin, 27 de agosto de 1961; Tareas industriales de la revolucin, 10 de mayo de 1962; Reunin bimestral, 9 de mayo de 1964; Orientaciones para el Ministerio de la Industria para 1964 (1963).

    [2] Clara Porset (Cuba, 1895 - Mxico, 1977) realiz estudios profesionales de diseo en EE.UU. y Pars. En Mxico desarroll la mayor parte de su vida profesional y fund la disciplina de diseo de la UNAM. Para ampliar sobre su vida vase: Salinas, Oscar, Clara y la Revolucin Cubana, en Clara Porset. Una vida inquieta, una obra sin igual, UNAM, Facultad de Arquitectura, Centro de Investigaciones de Diseo Industrial, Mxico D.F., 2001.

    Diseo industrialLucila Fernndez Uriarte

    En Cuba la conciencia moderna apareci temprano. Ya en los aos veinte y treinta del siglo XX, la plstica cubana, la arquitectura y la msica se orientaban hacia una concepcin contempornea. Sin embargo, con la industria sucedi lo contrario. El desarrollo productivo fue inhibido por el Tratado de Reciprocidad con los EE.UU.; as, se lleg a la mitad del siglo XX con un casi nulo desarrollo indus-trial del tipo que demanda el ejercicio del diseo.

    Este desfasaje entre una amplia y desarrollada conciencia moderna y la exigua capacidad industrial cuando se inicie la prctica del diseo ser causa (entre otras) de constantes desencuentros entre el pensamiento y la prctica industrial.

    La conciencia de la contemporaneidad asumida en Cuba se caracteriz adems por un rasgo que merece la pena subrayarse, su contextualizacin nacional (rasgo ste que compartir con otros pases latinoamericanos), lo que implicar su inser-cin en problemas sociales y su atencin a cualidades estticas propias. Durante la segunda mitad del pasado siglo, estas caractersticas acompaaron a la cultura cubana, incluido el diseo.

    Transformaciones revolucionariasDurante la dcada del 60, como consecuencia de las transformaciones revolu-

    cionarias, se llevaron a cabo profundos cambios estructurales en el pas que signifi-caron la centralizacin estatal de la economa, la industria, la cultura y la poltica; a la vez que se iniciaron planes masivos para la satisfaccin de las urgentes necesida-des bsicas de la poblacin, tales como educacin, salud, recreacin y vivienda.

    La campaa de alfabetizacin, la creacin del Instituto del Libro, innume-rables exposiciones y congresos nacionales e internacionales, la creacin del Instituto de Arte e Industria Cinematogrfica, el Consejo Nacional de Cultura y las Escuelas de Arte son algunos testimonios de esta intensidad y del carcter fundacional de esos aos.

    En las exposiciones, en el cartel, en la portada de libros o en los muebles e interiores de las instituciones creadas, en los nuevos productos para el consumo bsico nacional estuvo presente el diseo.

    Asimismo, al comienzo de los sesenta se establecieron las bases para un desa-rrollo industrial independiente acorde con el ideario antiimperialista y desarro-llista. Se cre el Ministerio de Industria, que estaba dirigido por el comandante Ernesto Che Guevara, y posteriormente el Ministerio de la Industria Ligera. El mismo Che en varios artculos, documentos y conferencias afirm explcito que vea el desarrollo de la industria nacional como medio de propiciar objetos con calidad y diseo para toda la poblacin.[1]

    Clara Porset,[2] cubana pero que ya radicaba en Mxico a inicios de los sesenta, era un claro ejemplo de una intelectual perteneciente a esta modernidad que se cristaliz en una vanguardia poltica y culturalmente revolucionaria.

    A inicios de la dcada del 60, Porset se ofreci para ayudar al desarrollo del diseo en Cuba, adonde viaj con este propsito. Una vez aqu, fue comisionada por la direccin del gobierno para realizar el proyecto de mobiliario de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos y posteriormente ejecut el proyecto de mobiliario de la Escuela Nacional de Arte de Cubanacn en La Habana. No obstante la importan-cia de estas dos obras, el inicio de las gestiones bajo la iniciativa del Che Guevara para la fundacin de la primera Escuela de Diseo en Cuba en 1963 fue el proyecto que ms la atrajo y motiv, y que, sin embargo, al fin no llevara a cabo.

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    [3] Salinas, Oscar, op. cit., pp. 58-61.

    [4] Mara Victoria Caignet (Cuba, 1927) realiz estudios profesionales de diseo en Pars, de 1952 a 1956. Desde 1959 trabaj juntamente con Gonzalo Crdoba (Argentina, 1924), radicado en Cuba. Ambos se destaca-ron por sus diseos de interiores y muebles. Ambos recibieron el Premio Nacional de Diseo en el 2003.

    [5] Fernndez, L., entrevista a Mara Victoria Caignet, La Habana, 2006, s.e.

    [6] Fernndez, L., entrevista a Gonzalo Crdoba, La Habana, 2006, s.e.

    [7] ibdem.

    [8] Mdico, devenido ceramista, propietario y director del taller desde 1949.

    A ciencia cierta, hasta hoy en da no se saben las razones que motivaron la interrupcin de dicho proyecto. Clara Porset volvi a Mxico, donde desarroll un amplio programa de prctica y enseanza del diseo, y al fin de sus das se lamen-t de no haber integrado ms ampliamente la historia del diseo en Cuba.[3]

    Tambin al inicio de la dcada del 60 se cre el Departamento de Muebles de la Direccin de Arquitectura del Ministerio de la Construccin (MICONS), dirigi-do por Antonio Quintana. Fue la institucin que desde su creacin hasta 1971 desarroll proyectos de diseo de muebles e interiores para las numerosas nuevas instalaciones (hospitales, viviendas, playas pblicas, centros recreacionales).

    Gonzalo Crdoba y Mara Victoria Caignet fueron, entre otros, los encargados de realizar estos proyectos.[4] Rasgos distintivos de la labor de Caignet y Cr-doba fueron: su carcter integral, ya que arquitectos y diseadores trabajaban en equipos (los planos de los muebles iban junto con los planos del edificio); y que los muebles se realizaban con materiales exclusivamente nacionales. A ellos se integraban obras de pintores nacionales de reconocido prestigio como Ren Portocarrero o Amelia Pelez (en el Ministerio exista tambin un Departamento de Artes Plsticas).[5]

    Los conceptos rectores del diseo de esos muebles e interiores fueron siempre lo cubano y lo contemporneo. No se busca la identidad, sino que se trabaja en dilo-go con lo local, con el clima, con nuestros materiales.[6]

    En este marco se destac el plan Camagey (1963) de diseo de muebles e interiores para 4000 viviendas econmicas, los que fueron concebidos a partir de la triple visin de contemporaneidad, cubana y modularidad. El material bsico fue el tablero de madera prensada producido en Cuba con un diseo econmico, combinable y duradero, que segn palabras del propio Crdoba debera cumplir la expectativa de llevar la cultura del diseo a la poblacin.[7]

    En esta misma dcada, participando de similares conceptos de diseo se puede mencionar a la fbrica de cermica de Santiago de las Vegas, tambin conocida como el Taller de Rodrguez de la Cruz, por el nombre de su propietario y director.[8] A fin de obtener vajillas para los recin instalados centros recreacio-nales, playas y hoteles, se encomend a la fbrica que incrementara su produccin utilitaria e industrial. Para satisfacer esta demanda la fbrica aument el rubro de productos, desarroll su propia tecnologa y encontr un nuevo concepto de di-

    Butaca Guam. 1961. Diseo: Gonzalo Crdoba. Direccin de Arquitectura, MICONS. |164|

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  • Cuba - Diseo industrial

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    seo totalmente contemporneo, surgido de la propia prctica. Exponente de esta evolucin fue la vajilla que se produjo para el restaurante La Faralla, compuesta por una tipologa de piezas basada en la tradicin alfarera local, con un alto valor de uso, simplicidad y polifuncionalidad. La cermica seriada funcional de Santiago de las Vegas se acerca a las mejores ideas del concepto moderno de vajilla: funcin ml-tiple a partir de tres o cuatro tipos, con una racionalidad industrial, lo que redunda en economa productiva y libertad de uso.[9]

    Durante esta dcada se sucedieron, en cntricas zonas urbanas, importantsi-mas exposiciones de gran escala y fuerte presencia, y que portaban mensajes revo-lucionarios. La primera de ellas fue la de la UIA (Unin Internacional de Arquitec-tos), en 1963, relacionada con el Congreso Internacional de Arquitectos, que dej inaugurado el Pabelln Cuba en La Rampa (sitio de exposiciones hasta nuestros das). Luego se sucedieron, entre otras, el Saln de Mayo en 1967 y la exposicin del Tercer Mundo en 1968, todas realizadas en equipo, que incluyeron fotgrafos, arquitectos, diseadores grficos, artistas plsticos y msicos. La excepcional ca-lidad y acendrada actualidad las hicieron antecedentes de las instalaciones que ms tarde se convertiran en un formato priorizado del arte de la segunda mitad del siglo XX.[10] En este sentido, es necesario mencionar las escenografas de los Festivales de la Cancin en Varadero llevados a cabo en esos aos y las remodela-ciones de interiores, como la ejecutada en la funeraria de La Rampa, convertida en Saln Cultural.[11]

    A fines de la dcada se realizaron con el mismo formato dos exposiciones en el exterior: en 1967 el Pabelln de Cuba para la Feria Internacional de Montreal, Canad, y en 1970 el Pabelln de Cuba en Osaka, Japn. Sobre el primero de ellos la crtica de la poca verti las siguientes alabanzas: excepcional unidad entre el exterior y el interior, sorprendente dinamismo en sus espacios y una gran actuali-dad de sus formas y vocabulario.[12]

    Las necesidades de la vida cotidiana, los niveles y tipo de consumo de la poblacin recibieron en esta dcada una temprana atencin. En 1962 se cre en el Ministerio de Industria la Oficina de Estudios y Desarrollo de Productos, que fue la encargada de llevar a cabo los primeros estudios del consumo bsico y masivo de la poblacin, a la vez que el diseo de alguno de estos productos.[13] Dicha oficina posteriormente se convirti en un departamento similar en la Industria Ligera (1965-1971). Entre los estudios que se desarrollaron pueden mencionarse: la investigacin y diseo de juguetes didcticos; estudios para envases de fsforos y para marcas de refrescos; la elaboracin de campaas para el mantenimiento de electrodomsticos; estudios sobre los envases de productos de medicina; estudios sobre los hbitos de uso y mantenimiento de la olla de presin; la investigacin y diseo de un campamento transportable para las escuelas en el campo, entre otros (estos estudios sobre consumos bsicos de la poblacin, de excepcional importan-cia como fundamentos del diseo, fueron continuados en la dcada del 70 en el Instituto Cubano de Investigacin y Orientacin de la Demanda Interna (ICIODI).

    En este mismo sentido de atencin a la demanda y al consumo de la poblacin, se cre a inicios de la dcada del 60 la Industria Nacional Productora de Utensi-lios Domsticos (INPUD). En sta, desde su creacin y en adelante se producen artculos bsicos de consumo para la poblacin. Algunos han funcionado hasta la actualidad, como la olla de presin (tomada del modelo Universal, norteamerica-no, de la dcada del 50); la cafetera Moka Express de estilo art dco (tcnicos italia-nos participaron en la creacin de la lnea de produccin) o las cocinas a kerosn y gas (copia de modelos de Philips y de un modelo checo). Todos estos objetos son

    [9] Mara Elena Jubras, La cermica cubana contempornea, el taller de Santiago de las Vegas, tesis (doctorado), Academia de Cien-cias de Cuba, Ciudad de La Habana, 1990.

    [10] Sobre la calidad de estas exposiciones ver: Lippard, Luci R., Get the message. A decade of art for social changes, E.P. Dutton, Nueva York, 1984.

    [11] Proyecto de las exposiciones: Fernando Prez y Ral Oliva; escenografa: Roberto Gottardi; y remodelacin: Joaqun Rayo y Mario Coyula.

    [12] S. Baroni y V. Garatti con un equipo de especialistas; entre ellos: Ral Martnez, diseador grfico; Mario Garca Joya, fot-grafo; Sand Dari, escultor; Pablo Armando Fernndez, poeta; Juan Blanco, msico.

    [13] Creado a instancias del Che, su pri-mer director (1962-1971) fue Antonio Berriz, publicista y socilogo.

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    Repblica de Chile

    47% 1,2%

    Ciudades principalesCapital: Santiago de Chile. [Valparaso, Via del Mar, Concepcin]

    Integracin bloques [entre otros]ONU, OEA, OMC, APEC, MERCOSUR (asociado), TLCAN, UNASUR.

    ExportacionesMinera, productos del mar, frutas, bebidas, produccin forestal.

    Participacin en los ingresos o consumo10% ms rico 10% ms pobre

    Superficie*756.950 km2

    Poblacin*16.290.000 habitantes

    Idioma*Espaol [oficial] y lenguas indgenas

    P.B.I. [ao 2003]*US$ 96,39 miles de millones

    Ingreso per Cpita [ao 2003]*US$ 6.051,3

    Chile

    Diseo industrial Hugo Palmarola Sagredo

    ** UNDP. Human Development Report 2004, p.188, http://hdr.undp.org/reports/global/2004 El coeficiente de Gini se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos. Es un nmero entre 0 y 1, donde 0 corresponde a la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 es la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y las dems ninguno). El ndice de desigualdad es el coeficiente de Gini expresado en porcentaje.

    ndice de desigualdad57,1% (Coeficiente de Gini)**

    * Sader, E.; Jinkings, I., AA.VV.; Enciclopdia Contempornea da Amrica Latina e do Caribe, Laboratrio de Polticas Pblicas, Editorial Boitempo, So Paulo, 2006, p. 278.

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    [1] Pinto, Julio y Salazar, Gabriel, Historia contempornea de Chile. La economa: mercados empresarios y trabajadores, vol. 3, Lom Ediciones, Santiago, 2002, p. 142.

    [2] ibdem, p. 39.

    [3] Montero, Cecilia, La revolucin empre-sarial chilena, Dolmen Ediciones, Santiago, 1997, p. 93.

    [4] AA.VV. (Luis Ortega, coord.), CORFO 50 aos de realizaciones, Universidad de Santiago de Chile (USACH), Facultad de Humanidades, Departamento de Historia, Santiago, 1989, p. 95.

    El siguiente trabajo, referido a los modelos de desarrollo e innovacin de pro-ductos en la segunda mitad del siglo XX, busca ampliar el conocimiento sobre la historia de algunos de los productos diseados y fabricados en Chile, en un con-texto industrial, masivo y de uso cotidiano. Estos productos, fabricados por subsi-diarias extranjeras, grandes conglomerados y pymes nacionales, fueron en su gran mayora modelos resultados de copias y patentes extranjeras. En estos diseos, el proceso de adaptacin productiva a las condiciones locales abrira tambin nuevos espacios para pequeas intervenciones, que se convertiran en las limitadas pero ms numerosas oportunidades del rediseo de productos industriales.

    Existieron tambin algunos intentos aislados de innovacin en el diseo de modelos, por lo general motivados por contextos de radicalizacin poltico-ideolgica o buscando salidas en la produccin semi-industrial, pero con incon-venientes de demanda efectiva en el consumo. A su vez, los programas pblicos y privados de avance en la complejizacin de productos industriales tropezaron con un aumento proporcional de la dependencia tecnolgica y del capital extranjero.

    En Chile, la cartografa bsica de los procesos que hicieron posibles o limitaron estas tipologas de productos est caracterizada por dos grandes fases, dependien-tes de los modelos de desarrollo poltico-econmicos: desarrollo hacia adentro, basado en el mercado interno (1938-73), y desarrollo hacia afuera, basado en la exportacin (1973-a la fecha).

    Desarrollo hacia adentro. 1938-73

    Plataforma industrial nacionalPrimer impulso industrial estatal. En Chile (y Latinoamrica en general) el

    modelo de desarrollo hacia adentro se caracteriz por el inicio de una indus-trializacin por sustitucin de importaciones (ISI). Impulsado en el pas desde los gobiernos de centroizquierda, el modelo dio mayor protagonismo al Estado con el objetivo de lograr la autonoma econmico-productiva en favor del bien-estar social comn. Del proceso se distinguen dos etapas: de sustitucin fcil (1938-55) y de reformas estructurales (1956-73).

    La primera etapa se inici en 1938 con el gobierno del Frente Popular. El fin de la exportacin salitrera con la Primera Guerra Mundial, y luego la depresin mun-dial de 1929, plantearon al Estado la necesidad de cerrar la economa para lograr mayor independencia del mercado externo. Previamente al cambio, la industria chilena presentaba una tendencia a la produccin de bienes de consumo bsico, concentracin monoplica y dependencia de los productos de exportacin, capi-tales y tecnologa extranjera.[1] El cambio implic fortalecer la industrializacin nacional de productos destinados al mercado interno, demanda fortalecida por una cobertura social expansiva.[2]

    La Corporacin de Fomento a la Produccin (CORFO), fundada en 1939, se convirti en la principal institucin estatal de apoyo a la industrializacin, creando empresas pblicas bsicas del rea energtica, otorgando crditos y asesoras a empresas. La capacidad de produccin dotara al Estado de una mayor capacidad de planificacin de la actividad econmica y de asignacin de sus recursos, pese a las crticas de la derecha y de la industria privada, industria que luego se hizo dependiente del apoyo y subsidio estatal, en especial las industrias qumica y metalmecnica.[3] En este ltimo sector, CORFO iniciara a comienzos de los aos cuarenta programas de asistencia tcnica, con los que se beneficiaron, entre otras empresas, MADEMSA y SIAM Di Tella S.A. (de Argentina).[4]

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    [5] ibdem, p. 123.

    [6] En Chile no ha existido un organismo pblico destinado exclusivamente a la innovacin tecnolgica: slo un sistema de fondos y programas de fomento para tecnologa utilizados ocasionalmente para la innovacin. Monsalves, Marcelo, Las PYME y los sistemas de apoyo a la innovacin tecnolgica en Chile, CEPAL, Serie Desarrollo Productivo, Santiago, N 126, 2002, p. 10.

    [7] ibdem, p. 22.

    [8] Por ejemplo: bienes durables y electro-domsticos Standard Electric, ELECTROMAT y Phillips Chilena, FENSA, SINDELEN, Confecciones Oxford y SIAM Di Tella; mue-bles CIC y Muebles Pars; plsticos SHYF, lozas FANALOZA; metalrgica SOCOMETAL; tambin, fbricas de alimentos y textiles. ibdem, pp. 23 y 24.

    [9] Katz, Jorge, Pasado y presente del com-portamiento tecnolgico de Amrica Latina, CEPAL, Publicaciones, Serie Desarrollo Productivo, Santiago, N 75, 2000, p. 25.

    [10] A inicios de los aos cincuenta Mue-bles Pars se ampla a tienda por departa-mentos. En 1958 Falabella (1889), competen-cia de Pars, expande su tienda de vestuario a tienda comercial por departamentos. A fines de los aos treinta CIC se diversifica a otros productos como refrigeradores, motos, y bicicletas. Desde los aos cuarenta trans-forma su produccin a muebles de madera, y lidera la produccin.

    [11] Muebles Sur: empresa creada por los catalanes Claudio Tarrag, Cristin Aguad y Germn Rodrguez-Arias, quienes llegaron a Chile en el barco Winnipeg, facilitado por Neruda en 1939 para la migracin de dos mil republicanos espaoles perseguidos. Arias adhera al Bauhaus y era amigo de persona-jes ligados a las vanguardias; en 1930 fue uno de los fundadores del Grupo de Artistas y Tcnicos Catalanes para el Progreso de la Arquitectura (GATCPAC).

    [12] Garretn viaj a Pars, donde conoci a Florence Knoll. Luego, como estudiante de arquitectura PUC, dise sus primeros muebles con el objetivo de mejorar el equi-pamiento de trabajo de la Escuela. Abri un taller y se asoci con su compaero Valds, cuyo padre tena una mueblera tradicional, situacin que ayud a la produccin. Moreno, Luis, Orgenes del diseo en la UC, Ediciones UC-PUC, Santiago, 2003, pp. 19 y 20.

    Refuerzo del sector manufacturero. Los resultados de la inversin industriali-zadora se hicieron visibles despus de la Segunda Guerra Mundial, especialmente en el sector manufacturero. Los recursos disponibles, resultado del mejoramiento de los trminos de intercambio, fueron destinados por las grandes empresas a renovar sus equipos y maquinarias. Se produjo entonces un incremento en la im-portacin de estos bienes de capital, como en la de bienes de consumo. El sector experiment en este contexto un fuerte crecimiento durante la primera mitad de la dcada, pero se estanc en la segunda mitad debido al mencionado esfuerzo de inversin industrial.[5]

    En 1952, CORFO cre el Servicio de Cooperacin Tcnica Industrial (SERCO-TEC), con colaboracin de EE.UU. se convirti en el primer organismo estatal de apoyo del sector manufacturero, e indirectamente, de apoyo a la innovacin tecnolgica.[6] Inicialmente, prest asistencia tcnica a empresas industriales, en su mayora a empresas privadas medianas y grandes. La metodologa impuesta por un grupo de tcnicos estadounidenses contemplaba el desarrollo de plantas de demostracin, empresas privadas intervenidas que servan de modelo de estu-dio, como lo fueron FENSA y CIC.[7] En la poca recibieron tambin algn tipo de apoyo de SERCOTEC muchas de las empresas manufactureras de productos de uso cotidiano ms relevantes del pas.[8]

    En Chile y Latinoamrica, en general, las empresas del Estado y sus organismos de fomento industrial se convertiran en los principales focos de innovacin tec-nolgica nacional. Sin embargo, pese a la importancia de esta primera plataforma, con frecuencia la regin optara por ignorar tales fortalezas y preferira la importa-cin tecnolgica.[9]

    Primeras industrias de productos masivosIndustria del mueble. En las primeras dcadas del siglo surgieron importan-

    tes empresas de muebles, como Muebles Pars (1900; hoy, Pars) y la Compaa Industrial de Catres (CIC, 1912), las que luego se diversificaron, adems de la Casa Muzard y la Fbrica Nacional de Mobiliario, todas con una oferta de diseo de muebles tradicionales o de estilo.[10] Luego, durante los aos cuarenta, los muebles de madera se vieron favorecidos por la industrializacin forestal impul-sada por CORFO, la introduccin de maderas terciadas y por la escasez de metales durante la Segunda Guerra Mundial.

    Algunas de las primeras muebleras que incorporaron diseo moderno fueron Muebles Sur (1944), Industria Manufacturera de Muebles Ltda., la fbrica Angaroa (aos cuarenta) y Singal Muebles (1956). Los diseos de Muebles Sur recibieron especial influencia moderna con Germn Rodrguez-Arias, uno de los inmigrantes espaoles fundadores interesado en las vanguardias.[11] El diseo de la empresa se caracteriz tanto por su eclecticismo, reflejado en los muebles realizados por Rodrguez-Arias para el poeta chileno Pablo Neruda, como por su funcionalismo, presente en sus sistemas modulares y en la incorporacin del diseador Eveli Fernndez, que marcar sus lneas de diseo desde los aos cin-cuenta. Singal Muebles, creada por los arquitectos Jaime Garretn (PUC-Ponti-ficia Universidad Catlica de Chile) y Cristin Valds (UCV-Universidad Catlica de Valparaso),[12] dise muebles de marcado lenguaje moderno, derivado de su fabricacin. Su estructura se basaba en la triangulacin de tubos de acero y de madera laminada, generalmente trabajada en dos piezas, una inferior moldeada, unida a otra plana como cubierta. Fue una tcnica de diseo resistente y durable, pionera en el pas.[13] Otras empresas, como Decor (1951-73), producan copias de diseo internacional moderno y algunas creaciones propias.[14]

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    Durante los aos sesenta, muebleras, como la de Fernando Mayer (1938), in-migrante alemn, se especializaron en muebles para comercio y oficinas, adems de surgir empresas similares como Muebles poca. Del sector particip tambin MADEMSA. Desde otro mbito y experimentalmente, surgi en el norte del pas el Taller Artesanal Huaqun (1972), dedicado a disear textiles y muebles con materiales agrcolas locales de cuero y madera.

    En este perodo, a diferencia de las grandes muebleras de diseo tradicional o de algunos talleres artesanales, el diseo moderno de muebles nacionales e importados se mantuvo, por lo general, en un mercado de exclusividad.

    Industria cermica. El tradicional sector de la cermica fue liderado por la F-brica Nacional de Loza de Penco (FANLOZA, 1930), de dicha ciudad. sta produjo, consecutivamente, materiales de construccin, vajilla, y en la dcada del 30 fue la primera en fabricar artefactos sanitarios y aisladores elctricos. Luego, en los aos cuarenta, absorbi por entero el mercado nacional. En 1944 inici la fabricacin de productos en porcelana vitrificada y, a inicios de los aos sesenta, consolid su lnea de sanitarios con la sala de bao Tradicional.[15]

    En cuanto a los procesos de modernizacin, se basaron principalmente en viajes de especializacin a Europa y conocimientos de la industria extranjera. Fue el caso de la Planta de Vajillera, que en 1943 incorpor a la Seccin Decorados un diseador extranjero, el que produjo modificaciones que repercutieron en el aumento de la produccin. En 1960 la seccin ya contaba con pegadores de calco-manas, difumadores y fileteadores.[16]

    Industria metalmecnica y de electrodomsticos. A mediados de siglo, im-portantes empresas dedicadas a la fabricacin de pequeos accesorios metlicos de uso cotidiano comenzaron tambin a producir electrodomsticos. Fue el caso de la Fbrica Nacional de Envases y Enlozados S.A. (FENSA, 1905) y Manufacturas de Metal S.A. (MADEMSA, 1937). Surgen tambin SINDELEN (1946; desde 1961, CIMET) dedicada principalmente a la calefaccin, y FAMELA (1950; desde 1969, FAMELA-SOMELA), luego especializada en electrodomsticos porttiles. Estas empresas, en su mayora, fabricaron diseos o rediseos a partir de copias, o bien bajo compra de patentes o licencias extranjeras.

    [13] Garretn R., Jaime, Bases para un diseo, en Revista CA, N 24, Colegio de Arquitectos de Chile, agosto 1979, p. 50. En aquella poca, Singal expuso sus muebles en el Museo de Arte Moderno de Ro de Janeiro.

    [14] Como Knoll Collection, Herman Miller e Isamu Noguchi. Moreno, Luis, op. cit., p. 21.

    [15] Prez, Sandra, Industria cermica, FANALOZA, Santiago, 2004, s.e.

    [16] Revista FANALOZA en marcha, N 2, FANALOZA, Penco, 1963.

    Mesa. Diseo: Jaime Garretn. Singal Muebles. |195|

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    41,6% 0,9%

    Ciudades principalesCapital: San Francisco de Quito. [Guayaquil, Cuenca, Machala]

    Integracin bloques [entre otros]ONU, OEA, OMC, CAN, MERCOSUR (asociado), UNASUR.

    ExportacionesPetrleo, bananas, cacao, camarones, pescados enlatados, flores, frutas.

    Participacin en los ingresos o consumo10% ms rico 10% ms pobre

    Repblica del Ecuador

    Superficie*276.840 km2

    Poblacin*13.230.000 habitantes

    Idioma*Espaol [oficial] y lenguas indgenas

    P.B.I. [ao 2003]*US$ 23,82 miles de millones

    Ingreso per Cpita [ao 2003]*US$ 1.854,7

    Ecuador

    Ana Karinna Hidalgo

    ** UNDP. Human Development Report 2004, p.189, http://hdr.undp.org/reports/global/2004 El coeficiente de Gini se utiliza para medir la desigualdad en los ingresos. Es un nmero entre 0 y 1, donde 0 corresponde a la perfecta igualdad (todos tienen los mismos ingresos) y 1 es la perfecta desigualdad (una persona tiene todos los ingresos y las dems ninguno). El ndice de desigualdad es el coeficiente de Gini expresado en porcentaje.

    ndice de desigualdad43,7% (Coeficiente de Gini)**

    * Sader, E.; Jinkings, I., AA.VV.; Enciclopdia Contempornea da Amrica Latina e do Caribe, Laboratrio de Polticas Pblicas, Editorial Boitempo, So Paulo, 2006, p. 478.

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    Raquel Pelta

    Diseo grfico y migraciones ibricas contemporneas

    Cruzando el Atlntico

    Si el estudio de las migraciones se ha convertido en uno de los temas por exce-lencia de las historias sociales contemporneas, hay que decir que, al menos, en la historia del diseo espaol es una cuestin an por investigar. Quedan notables lagunas tanto en lo que se refiere al impacto de los espaoles en el diseo de otros lugares del mundo aunque en las historias latinoamericanas s se recogen los aportes de algunos de ellos como a las influencias que los diseadores extranje-ros han ejercido en el desarrollo de la profesin en Espaa.

    En este sentido, es un hecho conocido que una serie de profesionales, proceden-tes de Amrica Latina y de Suiza, hoy todava activos, han realizado algunos de los trabajos ms destacados y reconocidos de la actividad en Espaa. En los aos inme-diatos a su llegada, en pleno nacimiento de lo que podramos denominar el nuevo diseo espaol, trajeron consigo otras maneras de trabajar y de entenderlo, posi-blemente ms sistemticas y cercanas a lo que hoy en da entendemos por diseo.

    Sin embargo, el alcance de sus aportes an est por determinarse de una ma-nera precisa, puesto que, hasta el momento, slo puede hablarse de esas figuras como talentos individuales pero carecemos de datos suficientes que nos permitan dilucidar si, realmente, han generado una escuela o si, en su momento, algunos de ellos[1] fueron lo suficientemente conocidos por otros profesionales como para convertirse en un referente a seguir e, incluso, a imitar. Lo cierto es que entre los merecedores del mximo galardn concedido al diseo en Espaa el Premio Nacional de Diseo, un porcentaje extraordinariamente alto se corresponde con personas de origen latinoamericano. As, podemos nombrar a Jorge Pensi, Alberto Lievore, Amrica Snchez, Carlos Rolando, Mario Eskenazi y Juan Gatti. A ellos volveremos a referirnos al final de este texto.

    Con este artculo pretendemos esbozar brevemente lo que debera ser objeto de una investigacin en profundidad puesto que, en la historia del diseo de cual-quier pas, ya no pueden dejarse a un lado los procesos de fusin e intercambio. El campo, desde luego, es extenso. Por eso, en las lneas que siguen nos centraremos en el diseo grfico, y trataremos la presencia espaola en Latinoamrica y la lati-noamericana en Espaa a travs del trabajo de algunos de los profesionales ms reconocidos y relevantes.

    Hacia AmricaEn primer lugar, habra que sealar que, tal y como se desprende de la mayo-

    ra de las investigaciones realizadas,[2] el proceso migratorio espaol a Amrica comenzado en el siglo XVI alcanz dos etapas culminantes en los siglos XIX y XX, que se corresponden concretamente con los aos que van de 1830 a 1880 y de 1880 a 1930. Son etapas de caractersticas diferentes, determinadas en gran parte por las condiciones del entorno regional en la Pennsula Ibrica pero, tam-bin, por las disposiciones migratorias americanas que alentaban la llegada de poblacin, pues se sac especial partido de las medidas tomadas por gobiernos

    [1] Por ejemplo, el suizo Yves Zimmermann, los argentinos Franz Memelsdorff (gestor de diseo), Norberto Chaves (notable terico) y Carlos Rolando, Amrica Snchez, Ricardo Rousselot, Mario Eskenazi y Juan Gatti (en diseo grfico), y Jorge Pensi y Alberto Lievore (diseo industrial).

    [2] Vase Vives, P. A., Vega, P. y Oyamburu, J. (coord.), Historia general de la emigracin espaola a Iberoamrica, Quinto Centenario, Historia 16 y Fundacin Cedeal, Madrid, 1992. Dentro de esta obra pueden consultarse en la segunda parte del tomo I, apartados referentes a las Causas de la emigracin y tipologa de los emigrantes de Alejandro Vzquez y Baldomero Estrada, La salida de Alejandro Vzquez, Incorporacin al mercado laboral e insercin social de Pilar Cagiao y Antonio Bernal, y el anlisis cuantitativo de Consuelo Naranjo, pp. 177-200.

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    [3] Caras y Caretas, nacida en Montevideo (Uruguay) en 1890, vio la luz en Buenos Aires en 1898. Creada por el espaol Eustaquio Pellicer y dirigida por Jos S. lvarez, escritor costumbrista cuyo seudnimo era Fray Mocho, tena periodicidad semanal. Su referente fue, al parecer, la revista espaola Blanco y Negro, publicada en Madrid por Prensa Espaola. Desde el punto de vista de la ilustracin cont con la colaboracin de diversos dibujantes de origen espaol, entre los que puede citarse, adems de a Cao, al caricaturista poltico Manuel Mayol, a Cndido Villalobos y a Francisco Redondo. Vase Gutirrez Viuales, R., Presencia de Espaa en la Argentina. Dibujo, caricatura y humorismo (1870-1930), en Cuadernos de Arte de la Universidad de Granada, N 28, Granada, 1997, pp. 113-124.

    [4] De todos es conocido que Mxico llev a cabo una poltica de recepcin extremadamente generosa con los exiliados republicanos espaoles, sin comparacin con otros pases europeos o latinoamericanos. En 1940, el gobierno mexicano les ofreci la nacionalidad mexicana. Al final del xodo, se haban instalado entre 12.000 y 16.000 republicanos.

    [5] Desde el punto de vista historiogrfico, y respecto a la composicin de la migracin espaola de 1939, ha existido una cierta polmica, especialmente notoria en Mxico. En este pas se gener una vasta bibliografa sobre el tema, en parte gracias a las publicaciones de los propios republicanos espaoles. Si bien el general Antoln Pia Soria argumentaba que se trataba de una emigracin de trabajadores, sobre todo campesinos, otros autores como el diplomtico mexicano Mauricio Fresco sostuvieron que a Mxico lleg la emigracin espaola ms valiosa, formada por una brillante generacin de sabios, de investigadores, de artistas, de profesores, de hombres de empresa, de idealistas, de filsofos, de obreros especializados (La emigracin republicana espaola: Una victoria de Mxico, Editores Asociados, Mxico, 1950, p. 9). Carlos Martnez, en su Crnica de una Emigracin [La cultura de los republicanos espaoles de 1939 ] , publicado en 1959, sostiene tambin la idea de que se trat de una emigracin de individuos altamente calificados.

    que se mostraban proclives a fomentar la migracin. Ocurre que, en gran medida, el motor de dicho proceso migratorio fueron las expectativas sobre las condicio-nes favorables establecidas en los lugares de destino. Esta emigracin tuvo, por tanto y en sus inicios, motivaciones econmicas.

    Si nos centramos en las actividades relacionadas con las artes grficas, en la segunda oleada llegaron a Amrica diversos profesionales, que podemos con-siderar ms ilustradores que diseadores grficos propiamente dichos. Uno de los pases preferidos fue la Argentina, posiblemente por el desarrollo que haba alcanzado la industria grfica y el alto grado de alfabetizacin existente a finales del siglo XIX. Entre quienes eligieron este destino habra que citar a Jos Mara Cao Luaces (1862-1918), quien, nacido en Santa Mara de Cervo (Lugo), lleg a Buenos Aires en 1886. Sus dibujos triunfaron en la publicacin satrica Don Qui-jote y, junto al tambin espaol Eduardo Sojo director de la misma, abri una nueva etapa para la ilustracin grfica periodstica, caracterizada por su irona y un fuerte sentido crtico, que le granjeara no pocos enemigos. En 1898 se incor-por a Caras y Caretas,[3] en la que se consagr como dibujante y periodista, y permaneci hasta 1912. Asimismo, trabaj en La Nacin (fue el primer dibujante fijo que tuvo el diario) y en Crtica.

    Tambin en Buenos Aires se estableci en 1910 Alejandro Sirio (Oviedo, 1890-1953), seudnimo de Nicanor lvarez Daz. En 1912 realiz ornamenta-ciones y vietas dentro del taller de ilustradores de Caras y Caretas. All aprendi el oficio, junto a Manuel Mayol y otros dibujantes, entre los que se encontraban Juan Carlos Alonso, Julio Mlaga Grenet y Mario Zavattaro. En 1924, y despus de ilustrar cuentos y poemas para el suplemento de La Prensa, entr a trabajar en el diario La Nacin para ocupar el puesto del desaparecido Jos Mara Cao. A finales de la dcada de 1920, recorri Espaa y viaj a Pars. En 1931 se instal en esta ciudad durante un ao y, adems de la corresponsala para su diario, realiz ilustraciones para publicaciones peridicas francesas y espaolas, entre ellas la hispnica revista Blanco y Negro.

    A su regreso a Buenos Aires, continu trabajando para el suplemento de La Nacin y para la revista El Hogar. Asimismo, ilustr numerosos libros de escrito-res argentinos y extranjeros, y public, en 1948, De Palermo a Montparnasse.

    Fue profesor de Artes del Libro en la Escuela Nacional de Bellas Artes Prilidia-no Pueyrredn desde 1940, ejerci la docencia durante casi trece aos.

    El exilio de 1939Pero si buena parte de las migraciones a Latinoamrica se debieron a razones

    econmicas, a stas se aadieron, ya a finales de la dcada de 1930, las polticas. Con el exilio espaol de 1939, arrib especialmente a Mxico[4] un significativo nmero de intelectuales y artistas,[5] algunos de los cuales ejercieron una notable influencia en el campo que nos ocupa: el diseo grfico.

    Sin embargo, antes de referirnos a esas figuras y sus aportes, es preciso co-mentar que la cuestin del exilio de los diseadores grficos espaoles es otro tema que, al menos desde la perspectiva espaola, queda todava por investigar en profundidad. Aunque en algunos de los escasos textos existentes sobre historia del diseo grfico espaol se habla de dicho exilio como uno de los factores que explicaran el oscuro y limitado panorama del grafismo durante la dictadura de Franco, lo cierto es que el tema no se ha abordado con suficiente rigor y se sigue manejando ms toda una serie de tpicos que un conjunto de datos suficiente-mente contrastados.

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    Paul Hefting

    El compromiso social del diseo pblico [1]

    IUna revisin histrica de las innovaciones en el diseo grfico en Holanda

    desde los inicios del siglo XIX ya tiene bibliografa.[3] A lo que no se le ha dado la debida atencin es a las condiciones en las cuales estas innovaciones se pudieron llevar a cabo, a quin fue responsable de las mismas y a cules fueron los antece-dentes. Internacionalmente, Holanda ocupa un rol especial en la innovacin y el desarrollo, particularmente del diseo grfico, cuyos puntos principales van a ser resumidos en este artculo.

    Holanda es un pequeo pas en la costa del Mar del Norte. Es una superficie modesta con muchos habitantes, donde todo y todos necesitan su espacio. Eso requiere planificacin y una estricta organizacin. Adems, por siglos y todava hoy hubo una batalla constante contra el mar, que amenazaba al pas con inun-daciones. Aparte de miseria, el mar tambin trajo bienestar: pesca, navegacin y comercio. El mar era no slo una fuente de inseguridad y temor, sino tambin una manera de introducirse en el mundo, de salir a descubrir y colonizar nuevos pases y, especialmente, de comerciar. El mar dio libertad, espacio y aventuras. La batalla para ganar tierra al mar, el sentimiento de libertad y el comercio determinaron la cultura de Holanda. Adems, el conocimiento cientfico-cultural de otros pases estaba a su disposicin.

    Holanda es uno de los primeros pases democrticos del mundo. La rebelde Holanda pudo llamarse a s misma repblica a finales del siglo XVI, cuan-do se independiz de los monarcas espaoles que gobernaron la regin por largo tiempo. En el siglo XVII, la Repblica de Holanda pudo obtener grandes riquezas y cierta igualdad social mediante una combinacin de mercado y su complemento: el regenten (la democracia). A pesar de la riqueza de la repblica holandesa en el siglo XVII, la moderacin y la simpleza eran consideradas las virtudes del calvinismo; tambin, la caridad de la Iglesia o de las autoridades locales con respecto a los pobres y los hurfanos. La Iglesia y el Estado no esta-ban separados y los regentes deban vivir de acuerdo con las virtudes cristianas, como cualquier persona. Al mismo tiempo, haba gran tolerancia hacia quienes tenan opiniones diferentes, razn por la cual muchos buscaron refugio y pro-teccin en Holanda.

    Mientras que en otras partes de Europa los gobiernos estaban centralizados y los soberanos usaban su poder autocrticamente, en Holanda el poder y la autori-dad estaban divididos entre los regentes, quienes tenan a sus representantes en el Staten Generaal (Parlamento). En el siglo XVIII, el pueblo comenz a tener mayor poder y mayor sentido de patria. Los acontecimientos en los EE.UU. jugaron un papel importante en esto. En Francia, llevaron a la revolucin de 1795; en Holanda, al dominio napolenico, que durara hasta 1813. Posteriormente, Holanda con Guillermo I como rey soberano fue monarqua hasta 1848, ao en que se revis la Constitucin. En 1849 Guillermo III se convirti en rey, pero como un monarca

    [1] [N. de la E.: Holanda por su reconocido rol de vanguardia en polticas pblicas para el diseo, es referencia ineludible al revisar el estado del diseo pblico en Latinoamrica.]

    [2] En este artculo slo se van a encontrar algunos nombres. Es un esbozo general y se hace referencia a los cambios que han tenido lugar bajo ciertas influencias. Con las imgenes trato de mostrar los contrastes lo ms claramente posible.

    [3] Bibiografa: Paul Hefting, Royal PTT Nederland NV. Art & Design, past & present. A guide, PTT, Den Haag, 1990. Kees Broos and Paul Hefting, Dutch Graphic Design. A Century, MIT Press,1997. Jan van Toorn ed. Design beyond design, critical reflection and the practice of visual communication. Maastricht, Jan van Eyck Academie, 1998.

    El caso Holanda[2]

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    [4] Esto en gran parte desapareci debido a la mentalidad de administracin y de marketing. La administracin, las ventas y las ganancias, as como la posicin en el mercado, se han convertido, cada vez ms, en los estndares de las relaciones humanas. As es tambin para las autoridades estatales.

    El compromiso social del diseo pblico [1] constitucional. l deba cumplir con la constitucin liberal-cristiana, con los agre-gados de los principios de las revoluciones francesa y estadounidense.

    La democracia patriarcal regente domin[4] hasta finales del siglo XX, espe-cialmente en decisiones de gobierno y en el comercio, bancos y compaas, que hicieron que la economa creciera desde finales del siglo XIX por medio de la industrializacin y las mejoras en la infraestructura. Del mismo modo, alent el cuidado y proteccin de la cultura.

    Ahora, en la primera dcada del siglo XXI, estas responsabilidades de gobierno estn tomadas por gerentes y especialistas de marketing.

    IIAmsterdam jug un papel crucial en este proceso. La ciudad se transform en

    el centro cultural del pas en la segunda mitad del siglo XIX. Alrededor de 1880, muchos artistas llegaron a esta ciudad y encontraron un clima favorable para su desarrollo personal. La msica, la literatura, el teatro, la arquitectura, como tam-bin las artes decorativas y visuales, buscaban nuevas formas, con un significado distinto al tradicional; encontraron soporte en la economa creciente y patrocinio en la burguesa rica. La revolucin industrial en Holanda tuvo lugar relativamente tarde, en comparacin, por ejemplo, con Alemania o Inglaterra. A finales del siglo XIX el pas aun era principalmente agrcola. Slo en el oeste comenz lentamente a surgir la industria, como resultado de las mejoras en los caminos y en la infra-estructura del ferrocarril, y de la excavacin del Noordzeekanaal (Canal del Mar del Norte), que conect directamente a Amsterdam con el mar.

    La industrializacin tarda ocasion que las grandes ciudades (Rotterdam y Amsterdam) se expandieran, que la poblacin creciera y que los campesinos pobres se mudaran a las ciudades. Tambin provoc una creciente brecha entre ricos y pobres, no slo en los ingresos (si entonces eso ya exista), sino tambin en la cantidad de gente. Suelo frtil para el socialismo, apoyado por el influyente Ferdinand Domela Nieuwenhuis. En 1871 fund la primera revista socialista en Holanda, Recht voor Allen (Derechos para Todos) y se convirti en miembro del Tweede Kamer (Parlamento) en 1881, puesto que ocupara hasta 1891.

    Amsterdam tambin fue una de las primeras ciudades en tener regentes socialdemcratas. La tmida poblacin se haba rebelado contra las autoridades en varias oportunidades, especialmente a partir del siglo XVII, para proteger sus propios intereses. No dise el arquitecto Jacob Van Campen el Ayuntamiento en la Plaza Dam alrededor de 1650, uno de los monumentos ms majestuosos y ms hermosamente ornamentados de Holanda? Y el Paleis van Volksvlijt, la ver-sin holandesa del Palacio de Cristal londinense, no perteneci a todo el pueblo de Amsterdam?

    Alrededor de 1890 algunos de los regentes de la ciudad, conscientes de las cuestiones sociales, se dieron cuenta de la importancia del derecho a votar, de las viviendas populares y de la necesidad de que las municipalidades asumieran la direccin de las compaas privadas. Willem Treub, socialdemcrata, se convir-ti en consejero municipal en Amsterdam y fue responsable de asignarle a H. P. Berlage la construccin de De Beurs (la Bolsa), que l haba diseado y que es hoy un hito en la historia de la arquitectura. El socialdemcrata F. M. Wibaut se hizo famoso por ser el gran defensor de las viviendas sociales en Amsterdam. Estaba convencido de que la municipalidad tena que construir casas que pudieran com-prar incluso los ms pobres. Esto se hizo posible con la Ley de Vivienda de 1901, que subsidiaba casas para la gente de bajos ingresos. Tambin fue el gran inicia-

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    Raimonda Riccini

    Diseo y teoras de los objetos

    Quisiera partir de la hiptesis, quizs arriesgada pero extraordinariamente frtil, de que la teora del diseo es la ms autntica teora de los objetos, la mejor ciencia de los artefactos entre las cuales podemos disponer hoy.

    Me sirven de sostn respetadas voces, como tambin aspectos culturales lejanos, que proponen una amplia visin del diseo y de sus objetos concretos, dirigida hacia su propio perfil de disciplina o de prctica proyectual. Son voces que dan al diseo y a sus objetos concretos el rol de frontera: como dice el socilogo especialista en redes Manuel Castells, las sociedades contemporneas, sometidas al poder descontrolado del capitalismo de la informacin, tienen siempre mayor necesidad de construcciones materiales a travs de las cuales puedan recuperar la propia identidad. Tienen necesidad de artefactos que pongan a la vista su realidad de objetos y cuyas formas pueden refutar o al menos interpretar la materialidad abstracta del espacio de los flujos dominantes.[1] Le hace eco la Filosofia del design de Vilm Flusser, para quien nuestro futuro se encuentra en la capacidad de dar forma a las cosas: se trata de colmar de materia un diluvio de formas que emergen es-pumantes desde nuestra perspectiva terica y desde nuestros instrumentos y de este modo materializar las formas.[2] Es decir, concretar artefactos.

    Como todas las teoras, y sta ms que otras, en el mismo momento en que se funda, sale en bsqueda de su propio rbol genealgico. Despus ser tarea sucesiva verificar si se trata exactamente de un rbol, o de una escalera, mapa, red, rizoma, para retomar las metforas a travs de las cuales la ciencia organiz en el pasado el propio saber.[3]

    Una soberana indiferenciaDebemos enfrentar el tema sabiendo que, mientras las ramas de nuestra

    genealoga son frondosas, las races no son muy profundas. Se interrumpen rpidamente, apenas bajo la superficie, contra la soberana indiferencia que nuestra cultura ha mostrado a lo largo de los aos frente a los objetos. Si bien el objeto es coextensivo respecto del hombre; si bien el proceso de evolucin humana no es imaginable fuera de la relacin con los objetos; si bien el objeto atraviesa todos los segmentos de la sociedad y de la tcnica; si bien las cosas inanimadas continan siendo para nosotros la prueba ms tangible de que el pasado ha existido realmente,[4] los objetos no han gozado de buena reputacin en la historia de nuestra cultura.

    El uso despectivo que el trmino artefacto asumi con el tiempo en algu-nas lenguas, testimonia cmo los seres humanos alimentaron una verdadera desconfianza hacia las diferencias de los productos de su actividad.[5] Vctimas de un narcisismo placentero, se ocuparon ms de s mismos del sujeto que del objeto; as en filosofa la cosa (natural, por ejemplo la piedra) se convierte en objeto (artefacto, por ejemplo el pisapapeles) slo en cuanto remite a un sujeto, a un creador, a un utilizador. En otras palabras, la cosa se convierte en objeto si y slo si se asume como una finalidad, un objetivo, una intencionalidad que presupone, por lo tanto, siempre un sujeto.

    [1] Castells, Manuel, La nascita della societ in rete, Universit Bocconi Editore, Miln, 2002, p. 484.

    [2] Flusser, V. Filosofia del design, Bruno Mondadori, Miln, 2003, p. 14. [Existe una versin en espaol: Flusser, V., Filosofa del diseo, Editorial Sntesis, Madrid, 2002.]

    [3] Barsanti, Giulio, La scala, la mappa, l`albero. Immagini e classificazioni della natura fra Sei e Ottocento, Sansoni, Florencia, 1992.

    [4] Kubler, George, La forma del tempo. Considerazioni sulla storia delle cose, Einaudi, Turn, 1976, p. 11.

    [5] Sobre esto ver Anceschi, Giovanni, Monogrammi e figure, La casa Usher, Florencia-Miln, 1981; Simon, Herbert A., Le scienze dellartificiale, Il Mulino, Bologna, 1988; Prown, Jules David, The Truth of Material Culture: History or Fiction?, en Steven Lubar y W. David Kingery (eds.), History from Things. Essay on Material Culture, Smithsonian Institution Press, Washington y Londres, 1993.

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    [6] Alpers, Svetlana, Arte del descrivere. Scienza e pittura nel Seicento olandese, Boringhieri, Turn, 1984.

    [7] Ver entre otros Mumford, Lewis, Il mito della macchina, Il Saggiatore, Miln, 1969; Le Bot, Marc, Peinture et machinisme, Klincksieck, Pars, 1973; Maldonado, Toms, Disegno industriale: un riesame, Feltrinelli, Miln, 1991. [Existen ediciones en espaol: Mumford, Lewis, El mito de la mquina, Emec Editores, Buenos Aires, 1985; Maldonado, Toms, El diseo industrial reconsiderado, Gustavo Gili, Barcelona, 1993.]

    [8] Ver Maldonado, Toms, Mondo e techne, en Il Verri, N 27, febrero 2005, pp. 5-16.

    La dicotoma sujeto-objeto es probablemente la primera razn de la obsti-nada ignorancia de las cosas concretas, que adems de hallarse en la filosofa, se encuentra en casi todos los mbitos culturales. Esto se ve, en particular, de modo explcito en el arte. Por un lado, el arte (y su crtica) se funda en la produccin (y en el anlisis) de artefactos especiales: pinturas, esculturas, objetos de artes menores y aplicadas. Por el otro, el arte margin de la representacin, durante siglos, los objetos. Cuando los objetos aparecen en las pinturas, aquellos se refieren a un significado sacro, mgico o simblico, como nos ha enseado bien la iconologa. En la pintura holandesa del Siglo de Oro, que es la mxima expresin del arte de la descripcin de internos domsticos,[6] apenas llega a florecer el problema del objeto. La descripcin minuciosa, el realismo que traspasa toda la representacin, pone de manifiesto la temporalidad de la percepcin y no la corporalidad de los objetos. Son los hechos, aunque sean mnimos, los que dividen los espacios de la tela. El soldado en espera, la nena que lee, la mujer dedicada a los trabajos de la casa se asoman a un microcosmos ordenado no por la presencia de objetos, sino por el impecable rigor tico que de ellos deriva.

    El desprecio frente a los objetos, y sobre todo ante las mquinas y las tcnicas, fue explicado en el contexto de un comportamiento de desprecio de la cultura occidental antigua y medieval hacia la tcnica y hacia los aspectos prcticos de la actividad humana, en relacin con la abundancia de fuerza de trabajo gratuita o a bajo costo de las sociedades preindustriales.[7] Por el contrario, la adquisicin de una conciencia del objeto material fue mrito de un largo proceso, que culmina en la ruptura epistemolgica madurada dentro de las ciencias humanas y den-tro de las ciencias naturales entre los siglos XVIII y XIX. La afirmacin de ciertas disciplinas, en primer lugar las ciencias biolgicas, la arqueologa, la etnografa, la antropologa, el anlisis econmico, impone con fuerza la exigencia de realidades materiales concretas: resultados, objetos de uso, mquinas, instrumentos, como tambin animales y plantas, sustancias y materias.

    Lugar de conciliacin, las Wunderkammern [galeras de maravillas] barrocas son el microcosmos fantstico que rene fsiles, corales, flores y frutas, animales monstruosos, objetos de orfebrera y joyera, pedazos etnogrficos, estatuas, obras de arte: todos llevados a la maravilla, pero tambin al estudio y a la meditacin. Los procesos visivos sustituyen aqu al modelo de comentario sobre el cual se funda el saber medieval, y sobre el cual los objetos comienzan a hacerse cuerpos de conocimiento. Los departamentos de historia natural, nacidos como objetivo mdico y farmacutico, son el primer laboratorio donde plantas, minerales, ani-males se encuentran con los instrumentos para los procedimientos y las tcnicas de conservacin y de estudio. No es casual que las precisiones ms incisivas y fructferas de la nocin de artefacto provengan inicialmente del rea de las ciencias naturales, en los pliegues del conflicto histrico entre obra de la naturaleza y obra del hombre.[8]

    Los objetos y sus nombresLa distincin mencionada entre ecofacto objetos de la naturaleza y arte-

    facto muestra el inevitable problema, nominal y sustancial, de dar un significado a los nombres. No se trata slo de un ejercicio preliminar, sino de una estrategia para identificar las distintas reas que contribuyeron a la teora de los artefactos.

    Empezamos descomponiendo el campo general de los artefactos en catego-ras, organizadas en capas: por un lado los objetos de arte, por el otro los objetos de uso y los objetos tcnicos. La divisin es ficticia y son muchos los autores que sugieren superarla o que subrayan las sutiles relaciones existentes entre una ca-

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  • 300

    Heiner Jacob

    Trayectoria de los cambios en Europa

    La enseanza del diseo

    Este artculo resume parte de la trayectoria del proceso de la enseanza del diseo en Europa. Seala las innovaciones ms destacables y, finalmente, propone algunas consideraciones, tanto para la planificacin de futuros planes de estudio como para la revisin de cursos existentes. Pero antes de describir la trayectoria de los cambios que ocurrieron, o los cambios que se anticipan en un futuro cercano, puede ser necesario considerar los diferentes orgenes de la enseanza del diseo en Europa.

    Una breve historiaAcademias de arte: en las academias alemanas de arte, por ejemplo las de Ber-

    ln y Stuttgart, en los aos cincuenta y sesenta, se anex el diseo a las disciplinas tradicionales y se lo consider como arte aplicado. En esas instituciones, los pro-fesores y los estudiantes se consideraban a s mismos personalidades autnomas, y se sentan frecuentemente incmodos con conceptos extraos como: clientes, contratos y tecnologas.

    Centros politcnicos: en Alemania paralelamente existan cursos de diseo que se desarrollaron a partir de una tradicin de las artes y oficios que se dictaban en escuelas de enseanza tcnica (llamadas hasta 1971 Werkkunstschule). Para ser admitido en estas escuelas, no se necesitaba un ttulo secundario. Existan insti-tuciones similares en Inglaterra (colleges of higher education, escuelas de educacin superior) y en Suiza (llamadas Gewerbeschule), donde los diseadores reciban instruccin profesional junto a albailes y electricistas. El personal docente era humildemente llamado maestro y los aprendices, alumnos. Estos eran lugares para nada acadmicos.

    En otros pases europeos, surgieron cursos similares en politcnicos, por ejemplo en Italia y Holanda: instituciones de educacin superior, aunque no de nivel univer-sitario, que expiden certificados o diplomas, pero no ttulos acadmicos.

    Los centros politcnicos se transformaron en Alemania en la dcada del 80, cuando las autoridades gubernamentales ordenaron que estas escuelas profe-sionales se incorporaran a organizaciones educativas de mayor envergadura, denominadas universidades de ciencias aplicadas, para las cuales los candidatos a ingresar necesitan un ttulo secundario (la escuela secundaria en Alemania tiene 9 aos de duracin). Esto llev a una academizacin gradual de la educacin en diseo a costa de la exclusin de candidatos que ya trabajaban en estudios de diseo, como artesanos calificados o tcnicos especialistas.

    Consecuentemente, los estndares acadmicos para los profesores tambin se elevaron y quien quisiera ensear necesitaba un historial de escritos y publicacio-nes, y un ttulo acadmico (no hay nada de malo en eso, pero es casi inaceptable como criterio exclusivo). Este desplazamiento de la experiencia proyectual al ttulo acadmico hizo que en las carreras de diseo el personal acadmico superara en nmero a los profesionales en ejercicio. De este modo, muchos de los docentes de

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    [1] http://www.qaa.ac.uk

    [2] http://www.qaa.ac.uk/academicinfrastructure/benchmark/honours/artanddesign.pdf

    [3] http://www.nasad.arts-accredit.org