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La modernidad de «La Celestina» JOSEPH PÉREZ No siempre es fácil ni lícito señalar hitos cronológicos: ¿cuándo termina la Edad Media? ¿Cuándo comienza la época moderna? Muchas veces, tra- tándose de épocas de transición, chocamos con dudas. Así ocurre con el reinado de los Reyes Católicos: para unos, es el inicio del Estado moderno; para otros, no es sino la prolongación del medievalismo. Con La Celestina, cuya primera edición es de 1499, nos encontramos con el mismo problema: varios críticos han dedicado estudios de interés a reseñar sus fuentes anti- guas y medievales, que son indudables, pero me temo que en este caso la erudición acaba ocultándonos la verdad: la obra posee un carácter netamen- te moderno que yo sintetizaría en tres aspectos: el gusto por las novedades y las innovaeiones~ la importancia que se da al dinero y las nuevas relaciones sociales dentro del marco de la ciudad; una mentalidad y un ambiente ideológico insólito para la época La bibliografía sobre La Celestina es inmensa. Para este trabajo he utilizado principal- mente las siguientes obras: Pierre HEUGAS, «La Célestine»e so descendance directe, Bur- deos, 1973; José Antonio MA RA VALL, E/mundo socia/de «La Celestina», Madrid, 1964; Stepben GILMAN, Tite Spain of Fernando de Rojas..., Princeton University Press, 1972, y Miguel Angel LADERO QUESADA, «Aristócratas y marginales: aspectos de la sociedad castellana en La Celestina», en Espacio. Tiempo y Forma, revista de la Facultad de Geogra- fía e Historia de la UNED, Serie III: Historia medieval, t. III, 1990. El primero de estos autores destaca con mucha erudición lo que La Celestina debe a fuentes antiguas y medieva- les. Ternas como los del amor loco, la fuerza corruptora del dinero, la mala influencia de criados, etc., son lugares comunes en la tradición occidental, desde la Antiguedad pagana y la cristiana; en un tratado de San Jerónimo, fechado en 393, se llama la atención sobre el peligro de dejar entrar en casa honesta viejas brujas, vendedoras de piedras y telas precio- sas... <Patrologie latine de MIGNE, t. XXIII, col. 2?6-278). Con esta insistencia en apuntar las fuentes tradicionales se corre el riesgo de olvidar lo esencial: La Celestina y el género celestincsco nacen y se desarrollan a finales del siglo xv y en el xvi. Cuadernas de Historia Moderna. núm. U Editorial Complutense. Madrid, 1992.

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La modernidadde «La Celestina»

JOSEPHPÉREZ

No siemprees fácil ni lícito señalarhitos cronológicos:¿cuándoterminala EdadMedia?¿Cuándocomienzala épocamoderna?Muchasveces,tra-tándosede épocasde transición, chocamoscon dudas.Así ocurre con elreinadode los ReyesCatólicos:paraunos,es el inicio del Estadomoderno;paraotros,no es sino la prolongacióndel medievalismo.Con La Celestina,cuyaprimera ediciónes de 1499, nos encontramoscon el mismo problema:varioscríticos han dedicadoestudiosde interésa reseñarsus fuentesanti-guas y medievales,que son indudables,perome temo queen este casolaerudiciónacabaocultándonosla verdad:la obraposeeun carácternetamen-te modernoque yo sintetizaríaen tres aspectos:

— el gustopor las novedadesy las innovaeiones~— la importanciaque se da al dinero y las nuevasrelacionessociales

dentrodel marcode la ciudad;— una mentalidady un ambienteideológico insólito parala época

La bibliografíasobre La Celestinaes inmensa. Paraestetrabajohe utilizado principal-mentelas siguientesobras:PierreHEUGAS, «La Célestine»eso descendancedirecte, Bur-deos,1973; JoséAntonio MA RA VALL, E/mundosocia/de«La Celestina»,Madrid, 1964;StepbenGILMAN, Tite Spain of Fernandode Rojas..., PrincetonUniversity Press,1972, yMiguel Angel LADERO QUESADA, «Aristócratasy marginales:aspectosde la sociedadcastellanaen La Celestina»,en Espacio.Tiempoy Forma, revistadela FacultaddeGeogra-fía e Historia de la UNED, Serie III: Historia medieval, t. III, 1990. El primero de estosautoresdestacacon muchaerudiciónlo queLa Celestinadebeafuentesantiguasy medieva-les. Ternascomo los del amor loco, la fuerzacorruptora del dinero, la mala influenciadecriados,etc.,sonlugarescomunesen la tradiciónoccidental,desdela Antiguedadpagana yla cristiana;en un tratadode SanJerónimo, fechado en 393, se llamala atenciónsobreelpeligro de dejarentraren casahonestaviejas brujas, vendedorasde piedrasy telas precio-sas...<Patrologie latine de MIGNE, t. XXIII, col.2?6-278).Con estainsistenciaen apuntarlas fuentestradicionalesse corre el riesgode olvidar lo esencial: La Celestinay el génerocelestincsconaceny sedesarrollana finalesdel siglo xv y en el xvi.

Cuadernas de Historia Moderna. núm. U Editorial Complutense.Madrid, 1992.

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1. NOVEDADES E INNOVACIONES

Ya desdeel mismo prólogo, el autor de La Celestina nos sitúa en unmundoen plenamutación,al evocar«aquelmudarde trajes,aquelderribary renovaredificios». En el aclo III es la protagonista,la madreCelestina.la que llama la atenciónsobreel mismo fenómeno:«Cadadía vemosnove-dadesy las oímosy las pasamosy dejamosdetrás».Se tratadc la moda enel sentidoestricto, la que siguen las mujeres,aquellas«tenacicasdc pelarcejas»a lasquesealudeen el actoVII y queusala madrede Pármenoparasacarmuelasa los ahorcados,o aquella«lejía» con la que Elicia se tiñe loscabellosparavolverserubia (actoXVII); peromás allá de la moda,que, alfin y al cabo,siempreha existido, nosencontramosen un mundoque ya nose satisfacecon los hábitosy las normastradicionales,que se muestramásexigente en lo que vista, en lo que come, en la forma de vivir en casaacomodada.«Otrascosashe menestermás que de comer»,exclama 5cm-pronio en el acto V. Todo ello sugiereuna economíay una sociedadquepodemoscaracterizarcon unasola palabra:expansión,unaexpansióncarac-terística de los territorios de la Coronade Castilla y que va aproximada-mentedesdemediadosdel siglo XV hasta finales del XVI, una expansiónque se nota en todos los sectores:en la población Lo mismo que en laproduccióny en cl consumo.

Sobre el crecimientodemográficoen la épocaconsiderada(finales delXV, casi todo cl XVI), no hay ningunaduda; lo que sí planteaproblemasson los intentosde medir dicho crecimiento.A juicio de los mejoresespe-cialistas la población de Españase situaríaen torno a los 6 millonesdehabitantesa principios del siglo XVI. Tal incrementodemográficodebesermatizadopor dosobservaciones:

Es másintensoen Andalucíay en la zonacentral,enambasCastillas,que en las regionesdel norte: cientos de familias abandonansushogaresde Galicia, ásturiasy la Montañaparaasentarseen la Mese-ta.Existe unatendenciaclara a lii concentraciónurbana.El camposu-perpobladono puedemanteneresteexcesode poblaciónquesediri-ge,pues,a las ciudadesen buscade subsistencia.Muchose ha discu-lido sobrela ciudad que sirve de escenarioa la Celestina;no voy aterciaren la polémica,pero algo estáfuera de duda: la acción de laCelestinano podía situarsesino en una ciudad, una ciudad grandepara la época,es decir, de más de 10.000habitantes,como Burgos,que tendría 14.000en 1530. Córdoba(33.000),Jaén(23.000),Medinade Rioseco (11.000), Murcia (13.000),Salamanca(13.000), Segovia(15.000), Sevilla (45.000), Toledo (31.000), Valladolid (38.000)...Cualquierade éstas,por su importancia, podía proporcionara los

Ramón CARANDE, PierreVIVAR, Felipe RUIZ MARTIN. etc.

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protagonistasde la tragicomediaun marcoadecuadoparasusfecho-rías. La Celestinasuponey exige un mundourbanoya desarrolladoy relativamentecomplejo.Muchos señoresempiezana residir en lasciudades,dondeencuentrantiendasmejorprovistasy condicionesdevida más agradables>.La ciudad atraetambiéna gentesdel campoen situaciónde paroy queesperanencontrarallí un empleoentreelnumerosopersonaldomésticoque contratanla aristocraciay la bur-guesíaurbanao bien en los talleresquevan apareciendoen el desa-rrollo de las actividadesmanufactureras.No todos, sin embargo,lo-gransupropósitoy las ciudadesde Castillaacogenmuchasvecesunapoblación flotante, sin recursosfijos, quese agrupa bajo el nombregenéricode pobresy quecomprendeno sólolos ociososforzosos,losparados,sinotambién los marginadosde todo tipo: mendigos,ladro-nes,prostitutas esdecir, el mundodel hampa,el mundocelestines-co.

En estecontextocobra todo su sentidola frase del prólogo ya citada:<(Aquel derribary renovaredificios». Quienposeeun solaren la ciudad oen la inmediataproximidad tiene más interésen dedicarloa viviendasqueno a labrarlo. Un tal Alonso Niño de Castro,por ejemplo,poseíaen 1520una huerta«junto con la puertade la villa» de Valladolid y quería edificarallí viviendas;como era tierra de mayorazgoseabrió una informaciónparaaveriguarlo queera«másútil y provechoso»;los testigostodoscoincidieronen que erapreferibleedificar viviendas,ya que «la rentade los censosyedificios era más seguraque labrar las dichas heredades»~. 1-le tenido laoportunidadde comprobarquealgunoscomunerosdestacadossacabanren-tas saneadasdc las casasquealquilaban:el licenciadoBernaldinoera pro-pietario de diez casasen Valladolid y de otrasvarias en Salamanca;donPedroMaldonadoalquilabadiez y ochoen Salamanca>... A principios delsiglo XVI, por lo tanto, la construcciónsuponíauna inversión segura,signoinequívocode un crecimiento urbano,consecuenciadel augeeconómico.

En las ciudades,en efecto,se organizala vida económicaen torno a lasactividadescomercialesy manufacturerasqueestánentoncesen plenodesa-rrollo. En el norte, Burgosdesempeñaun papelfundamentalparala expor-tación de las lanasmerinashacia Flandes,graciasa la proximidad de lospuertosvascosy cántabros,Bilbao y SantanderEn la Meseta,Medina deRioseco,Villalón y, sobretodo,Medinadel Campo,estánespecializadasenlacontratación;en susferiasse concentrael grannegocionacionale inclusointernacional.Medina del Campo,ciudad real protegidapor los ReyesCa-

J. A. MARAVALL destacaen varias ocasionesestegusto por la casa,por la vidaíntima, porel autónomoámbito decadauno <poseercasapropia)quele parececaracterísti-co de la época.

Archivo Generalde Simancas,Memoriales,leg. 137, fol. 51.JosephPEREZ, La revolución de las comunidadesde Castílta (1520-1521), Madrid,

Siglo XXI. 1977, pp. 25-26.

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tólicos, se ha convertidoen las postrimeríasdel sigloXV en la capitaleco-nómica de Castilla; allí acuden,dos vecesal año, comerciantesde todaEspañay de todaEuropaparacomprary venderlana,seda,cueros,piedraspreciosas,esclavos,etc. Valladolid, sedede la Chancillería,es másbien uncentroadministrativo,universitarioy judicial, residenciapredilectade letra-dos, de hombresricos, de rentistas,lo cual significa la presenciade grannúmerode cambistasy de un importanteartesanadode lujo. Salamancavive fundamentalmentede su prestigiosauniversidad,que tendríaa princi-pios del siglo XVI unos 7.000 estudiantes,según Lucio Marineo Siculo.Segoviaposeeunade las másimportantesmanufacturasdepaños,lo mismoqueCuenca.Toledo es,a finales del XV y principios del XVI, unaciudadeconómicamenteprósperacon sus manufacturasde seda,su artesanado,sucomerciofloreciente.Porfin, las ciudadesandaluzas,ya antesdel descubri-miento de América y del comerciocon las Indias, conocensu desarrolloeconómicopujante:desdehacetiempo, los hombresde negociositalianos(florentinos y genoveses)se han interesadopor Sevilla, haninvertido allícapitalesimportantesy handesarrolladounaactividad comerciala la queestáasociadala gran noblezalocal.

El reino de Castillapresenta,pues,en tornoa 1500,señalesde un indu-dableaugeeconómicoy de unaprosperidadquese concentrabasobretodoen susgrandesciudades,De todo ello encontramosa cadapáginalos ecosen la Celestina.

2. UN MUNDO URBANO

Una de las señalesmás visibles de aquella sociedadexpansivaes laimportanciaqueva cobrandoel dinero,comoconsecuenciadela sustituciónde una economíade mercadoa la autosuficiencia.«Todo lo puedeel dine-ro» —.proclamaCelestinaen el acto III, cuandose le preguntasi tieneesperanzasde vencerla resistenciade Melibea; «todo lo puedeel dinero:las peñasquebranta,los ríos pasaen secos>.La obraenteraestá sembradade afirmacionesde estetipo, dirigidasa ilustrar la omnipotenciadel dinero:«aquellahermosura—dice E,licia, refiriéndosea Melibea—porunamonedase comprade la tienda» (acto IX), y Sempronioutiliza la misma imagenparacalmarla impacienciade Calixto: ‘<Quisierastú que te trajeran,a laprimera habla,amanojaday envueltaen su cordón,a Melibea comosi hu-bierasenviadopor otra cualquiermercaduríaa laplaza,queno hubieramástrabajode llegar y pagarla»(actoVIII).

Estepoderadquisitivoy corruptordel dinero,aunqueestáya denuncia-do por una larga tradición desdela Antiguedadclásica,va muy lejos,pueslo conviertetodoen mercancíay no sin motivo hanhabladoalgunoscríticosde unaclara tendenciaa la cosíficación por partede Fernandode Rojas:todo, incluso los valoresmoralesy éticos, tiendea transformarseen cosasque se puedenadquirir como cualquierotra en la plaza y en la tienda.

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Celestinaanimaa Areusaa sacarprovechode su cuerpo:«No atesorestugentileza,pueses de su naturatan comunicablecomo dinero» (actoVII).lEEn el mismosentidoes de notarla reflexión de Pármenocuandoél y Sem-pronio van a exigir de Celestinasu partede la cadenade oro, que es larecompensaprometidapor Calixto: «Sobre dinero no hay amistad»(actoXII). Estaansiapor la gananciay el dinero rozaen la obsesión.Recorde-mosa Elicia hablandodel oro: «Comoseade tal cualidadaquelmetal quemientrasmásbebemosdello, mássednospone,consacrílegahambre»(actoXV) o a la mismaElicia, en unaocasiónanterior: «Aunquelos ricos tienenmejor aparejoparaganar la gloria que quien poco tiene, no hay ningunocontento,no hay quien diga: harto tengo»(actoVII). El temaes clásico yantiguo,pero la insistenciay las formas que reviste en la obra la codiciatienen unaconsonanciamuy moderna,muy conforme con las nuevasten-denciasde la economíamonetariadesdemediadosdel siglo XV, muchoantes,convienesubrayarlo,del descubrimientode las Indiasy de la llegadaa la penínsulade los metalespreciososamericanos.

<,Nosdarámotivo estetemadel dinero y de la mercancíaparahablardeuna mentalidadburguesaen la Celestina y en el ambientesocial de la épo-ca«2 Segúny conforme.Algunasfrasessueltasde la obrapodría inducirnosa un planteamientode tipo burgués,como cuandoCelestinaanteponelagananciaa lahonra:«Honrasin provechono essinocomo anillo en el dedo.Y puesentrambosno cabenen un saco,acogelaganancia»(actoVII), peroobservemosque se trata de un refrán, lo cual resta importanciaa la ideaexpuesta.Mássignificativa me parecela preguntade la misma Celestinaenel acto II: «¿Quéaprovechatenerlo quese niegaaprovechar?»O sea,que,paraCelestina,el dineroestáhechoparagastarloen banquetes,galas,fies-tas,vicios, de cualquiermodomenosen lo quees típicamentecaracterísticode la mentalidadcapitalista:la inversiónen actividadeseconómicas,la acu-mulación, la producción.Estamos,pues,ante una sociedaden la que laeconomíamonetariava desempeñandoun papelcadadía másimportante,peroque,sin embargo,conservamuchosrasgosdeunamentalidadtradicio-nal y queconsiderael dinero como fuente de gozospero no como fuentede riquezaproductiva.

Esto nos lleva a presentaralgunasobservacionessobreel mundosocialquenosdescubrela Celesfina. La obrano ofrecemuchodatosen estesenti-do. Uno de los pocosque be encontradose sitúa en el acto XIV, cuandoSosiay Tristán acompañana Calixto despuésde la noche pasadaen elhuertode N4elibea.Es muy de madrugada.Dice Tristán:«Suelenlevantarse

El que más ha insistido en el «carácternetamenteburgués»deLa Celestina es JoséAntonio MARAVALL, queve enella «el ejemplo del desordeny funestodesenlacequelosnuevos comportamientosdejóvenesricos de la claseociosatraenconsigo,entreotrasrazo-nespor seguiropinión y deseoy no razón,segúnel enfoqoemoral tradicionalqueal casoseda enla misma época»(Estadomoderno y mentalidad social, Madrid,Revistade Occiden-te, 1972. t. II. p. 195>.

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a estahora los ricos, los codiciososde temporalesbienes,los devotosdetemplos,monasteriose iglesias,los enamoradoscomo nuestroamo, los tra-bajadoresde loscamposy labranzas,y lospastoresqueenestetiempotraenlas ovejasa estosapriscosaordeñar».En unas líneasvemosasí presentadotodo un trasfondosocial, el de los madrugadores,quecomprendetanto alas personaspiadosasque van a misa del albacomo los ociososque se hanpasadola nochede juergay que, al ir a acostarse,cruzan los trabajadores:ricos y «codiciososde bienes temporales»,es decir,el mundodel comercioy del artesanado,de la economíay de la producciónde bienes,loscampesi-nosquevana suslabores,losganaderos,todoslos quese ocupanen abaste-cer a los demás.Nadatienede extrañoestapresenciade labradoresy gana-derosen la ciudad,ya que, en aquellaépoca,no existíatodavíaunasepara-ción estrictaentre campo y ciudad, sino que el campo penetrabaen laciudaden forma de espaciosvacíos—jardines,huertos,prados,viñas...»queeran a modo de fragmentosdel campo aisladosen el centro del mediourbano y que existían incluso en ciudadesen pleno desarrollocomo lodemuestrael casode Valladolid, estudiadopor B. Bennassar

Esta cita es la única que he encontradocomo alusión al mundo deltrabajoproductivo. La tragicomediageneralmentenos ofrece un mundosocial limitado a genteociosa y rica y a satéliteso parásitosde la misma:crtados,rufianesy prostitutas.

La posición social de los dos jóvenesprotagonistas,Calixto y Melibea,va apuntadaen brevespinceladas.Calixto es «de noble sangre[1. granjustador»a juicio de Celestina;caballeronos aclaraSempronio,y Melibealo confirma: «Yo cubrí de luto y jergasen este día la mayor partede laciudadanacaballería»:«un caballeroquese llamabaCalixto, el cual tú [Píe-berio] bien conociste.Conocisteasimismoa sus padresy claro linaje». DeMelibea sabemosque es «hijadalgo»y que, a juicio de su madre Alisa, suestadole permitiría casarsesin dificultad con cualquierjoven de su mismaposición. Estasindicacionespodríanllevarnosa considerara Calixto comoun elementode la oligarquía urbanq, de estoscaballerosque forman elpatriciadode las ciudadescastellanas,genteenriquecidaen el negocioo laindustria y que está incorporándosea las capasinferiores de la nobleza;pero tambiénse nos dice que es de noble sangre,de clarolinaje, lo cual secompaginamal con la llamadacaballeríavillana, origen del patriciadourba-no.

De Melibeapodríamospensarqueviene de unafamilia de hidalgos(es«hijadalgo»),pero al quejarseamargamentede su triste suerte,al final, supadrePleberioparecedarnosa entenderquesunoblezaes reciente:«¿Paraquién edifiqué torres’? ¿Paraquién adquiríhonras?¿Paraquiénplanté ár-boles?¿Paraquién fabriquénávios?»Al leer estasfrases,pensamosen unladradorrico, en un mercaderque, despuésde adquiriruna fortuna nada

BartoloméBLNNASSAR. Valladolid au Siécle di», París, 1967.

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desdeñable,procuraelevarsecon honras, labra unacasaseñorialcon sustorresy suescudode armas.

No cabedudade queCalixto y Melibeapertenecenalos rangosinferio-res de la nobleza,a los que muchasvecesse designacomo caballerosohidalgos. En la Celestinaes difícil saberquién es el caballero (Calixto oPleberio)y quién el hidalgo,lo cual correspondeexactamentea la realidadsocial de la época.Ya a finalesdel siglo XV es difícil atenersea las defini-cionesde los viejos códigos;la vida ha eliminado de hecholas distincionesentrehidalgosy caballeros.Los unosy los otros formabanpartedel esta-mentonobiliario y del patriciadourbano,cualquieraque fuesesu origen:viejoslinajesdehidalgoso descendientesde aquellosvillanosque,porpose-er unafortunaqueles permitíamantenerarmasy caballode guerra,habíanascendidoa la categoríade caballeros,Unacosaquedaclaraenla Celestina:Calixto y tvlelibea sonricos; todavíano se concibela posibilidadde mante-ner la honra,comose decía,sinunafortunarazonable;sernoblesuponeserrico; el rico aspira legítimamentea la nobleza y ésta parecehaber sidoprecisamentela trayectoriade Pleberio,el padrede Melibea,con lo cualcoincide con una tendenciageneralde la época:lo que Braudel llamó latraición de la burguesía.Los burguesesenriquecidospor la expansióny elauge económicose sentíanpoderosamenteatraídoshacia la noblezay lasformasde vida caballerescas;comprabantierras,juros,censos,«fabricabantorres»,tanto era el prestigiosocial de la nobleza.Estatraición de la bur-guesíano es específicade España;se da en todaEuropa,perotal vez empe-zó antesen Españaque en el restode Europa.Demuestrados cosas:laprimera.el inmensoprestigiosocial del estamentonobiliario; la segunda.menoscomentada:es queexistíaen Castilla hastamuy avanzadoel sigloXVI una indudablemovilidad social. «Nadiequiereheredarel oficio de supadre»,escribía todavíaen 1573 un tratadista>~los quepuedenprocuranmejorarsuestado,ascendiendoa las categoríassuperiores;la noblezatoda-vía no formaun grupoo unacastacerrada;admiteensu senoa advenedizoscon tal de que renunciena ejercerciertosoficios consideradoscomoviles yoptenpor vivir noblemente.

Vivir noblementeconsistepropiamenteno en vivir ocioso,sino en viviren el ocio. Sernoblesupone,en principio, queuno estásiempredisponibleparala guerra,que es su oficio propio;por eso, no puedeestarocupadoennegociosque le impidan acudir al llamamientodel rey si hace falta. Ahorabien,estaimagendelnoblecomoguerreroestádesapareciendoa finalesdelsiglo XV. Uno desusúltimos prototiposhasidoJorgeManrique,máscono-cido comopoeta,peroquesiguiósiendo hastael final y en granmedidaunguerreromedieval,un guerreroque podíasertambién a sushorascortesa-no, justador,poeta...peroeste ideacaballerescomedievalapareceya cadu-co en la prácticaentorno a 1500; ya no correspondea ningunarealidad.En

Bartoloméde Al .BORNOZ.Arte de conitatos.

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tiemposde la Celestinael caballeroaparecesencillamentecomo un ociososin ideal y sin justificaciónsocial,quegastay derrochasuhacienda,a vecesa tontasy a locas.Estoes lo quese llama ser franco y liberal y mantenerunanumerosaservidumbre.

Uno de los aspectosque másme llaman la atenciónen la Celestinaesprecisamentela ausenciade todo ideal ético en Calixto y el verdaderoodiode clasesqueoponelos criadosa sus señores.«Quien a otro sirve no eslibre», declaraSempronio.No es másqueun refrán, por lo tanto, frase sintrascendencia,podríammospensar.Pero la largaperoratade Areusaen elacto IX suenaya de otra manera:«Nuncaoyen las sirvientassu nombrepropiode labocadellas [lasseñoras],sino: putaacá,putaacullá, ¿a do vas,tiñosa’?,¿quéhiciste, bellaca?...Por esto,madre,he queridomásvivir enpequeñacasa exentay señoraque no en sus ricos palacios sojuzgadaycautiva.¡Quéduro nombrey quégravey soberbioes “señora” continuoenla boca! Por estome vivo sobremí desdeque me sé conocer!Que jamásme precié de llamarme de otro, sino mia». La conclusióna la que llegaAreusaes tajante:antesputaquecriada.Celestinaanimaa Pármenoa vivir«másreposado»,esoes: (<A vivir por ti, a no andarpor casasajenas;lo cualsiempreandarásmientrasno te supieresaprovecharde tu servicio»; lo quele convienea Pármenoes «ver[se] en algunahonra»:

Recapitulemos.Lo que los criadosno aceptanya de buenaganaes ladespersonalización,la humillación de estarsometidosa voluntadajena.Laantiguarelaciónpaternalo paternalistaentreamosy criadosse estádesha-ciendo. Pensemosen la significación tradicional del criado: criadoserantodoslos que vivían en casadel señor:éste los criabaen el sentidoexactode la palabra: les dabade comer, les proporcionabaalojamientoy vestido,los educaba.Desdeluego, entrelos criadoshabíaunajerarquía:desdeloscocinerosy mozosde espuelashastalos escuderos,queeranmuchasveceshijos de familias nobleasque pasanunos años en casade un parienteoamigo. Así se explicala numerosaservidumbreque vivía en los palaciosdela nobleza.Durantetodoel siglo XVI e inclusoel XVII los grandesseñoresconsideraránquesu statussocial exige quemantenganmuchos criadosdeestetipo. Pero los pasajesquehemoscitadode la Celestinasugierenquealgo estácambiandoen las mentalidades.El noble siguefiel a la tradición,peroel criadose rebela:empiezaaconvertirseen criadoenelsentidoactualde la palabra:en personaldomésticoasalariado.Muchos no lo aceptan;sesientenhumillados;aspiranamás, lo cual de por síesambiciónlegítima; yahemosdicho queexistíaen lasociedadrenacentistaciertamovilidadverticalquepermitíaelevarseen la escalasocial. Ahora bien, lo queapuntaen laCelestina no es una ambiciónde estetipo, sanay legítima, sinola voluntadde vivir desahogadamenteempleandoparaello mediosilícitos: antesputaquecriada.Esto es lo que,medio siglo después,LasCasascensuraráen losconquistadoresy encomenderosdc Indios: eran unasgentesde bajaextrac-ción queen pocotiempo queríansubir a altos estados,medrarpor mediosinmoralescomoeranlas guerrasde conquistay ~aexplotaciónde losindios.

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Los pasajesde la Celestinaque comentamosnos sitúan en perspectivasparecidas:se trata de ascenderpor mediodel robo y de la estafa;se tratadedisfrutarde lascomodidadesde la noblezasin sernobley, lo quees peor,sin ejercerningún oficio en la república,sinosacandoprovechode losviciosde los señores.Se tienela impresiónde que,paraCelestina,Sempronioydemáscriados,Calixto y Melibeadisfrutan deunaposiciónsocialy de unosbienesde fortunaque no se merecen;los han heredadode sus padres,loscualeslos adquirieronDios sabecómo. ¿Conquéderechoviven losricos deestamanera?Los desamparadostambiénquierenvivir bien y paraconse-guirlo utilizarán los mediosa su alcance,la estafa,el robo,el vicio... Esteesya el ambientede la futuro novelapicarescaque tendráun siglodespuésenel Guzmónde ..4)farachede Mateo Alemán su máscumplido exponente:¿Paraquéy por quétrabajar?El dineronuncase consiguióarando.En estemundo,todosrobany losquemásroban sonmáshonrados;en estascondi-ciones,tambiénlos pícarosse lanzana unavida maleante,procurandovivir«honradamente»,es decir,cómodamente,pero por mediosilícitost

Desdeluego, en la épocade la Celestina todavíano habíallegado ladesmoralizacióna estosextremos,pero el planteamientoes idéntico. Losprotagonistasde la Celestinacarecende todanormaética,tanto losseñorescomo los criados, y con estonos acercamosa otro aspectode la obra, susentido ideológico.

3. UNA MENTALIDAD NUEVA

Uno de los problemasquesiempreha preocupadomuchoa la crítica esel siguiente:¿Cómose explica el argumentode la Celestina con su trágicodesenlace?¿Quées lo que impide a los jóvenesprotagonistasmantenerrelacionesamorosasnormalesy casarsecomo Dios manda?Desdeluego,hay unarespuestafácil: sin aquellaficción no habríaobra literaria.Estoesmáso menoslo quedecíaLopede Vega: si Melibea no hubieracontestadoa Calixto al principio de la tragicomedia “, nadahubierapasadoy la obraterminabaantesde empezar.Peropodemossuponerqueel autor teníasusmotivos para escribir la trágica historia de Calixto y Melibea. Volvamospuesa preguntar:¿Porqué ni siquierapiensanCalixto y Melibea en casar-se? Nada,aparentemente,sería un obstáculoparaello. Son suspadreslosque se preocupan,en el acto XVI, en casara Melibea «con marido cualnuestroestadorequiere»,Melibea,«en quien caben—dice Pleberio—lascuatroprincipalescosasqueen los casamientosse demandan,convieneasaber:lo primero,discreción,honestidady virginidad; segundo,hermosura;

Vide JoséAntonio MARAVALL, La literatura picarescadesdela historia social, Ma-drid, Taurus,1986.

«En estoveo, Melibea, la grandezade Dios. —¿Enqué, Calixto?»

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lo tercero, el alto origen y parientes;lo final, riqueza»,o sea: juventud.hermosura,nobleza,riqueza.AñadePleberio:«¿Quiénrehuiránuestropa-rentescoen toda la ciudad?»Su mujer, Alisa, insiste en lo mismo: «antespiensoque faltará igual a nuestrahija, segúntu virtud y tu noble sangre,queno sobraránmuchos que la merezcan»,Por suparte,como se ha visto,Calixto ocupa unaposición social muy comparablea la de Melibea y sinembargoen ningún momentose le ocurrerequerirde amoresa la queama,proponiéndoleuna unión formal, sino que, desdeun principio, acudea lasmañasde unaalcahuetaparasalirsecon su propósito. ¿Porqué’? ¿Quéeslo que se podría oponera ello? Aparentemente,nada.

Algunoscríticos hansugeridoque el obstáculopodríaserde orden ra-cial: el uno de los jóvenesseríacristianoviejo, el otro converso ‘. La expli-cación no me convencedel todo. Primero,estoscríticos no llegana determi-nar quién es el converso,quién el cristianoviejo. Unosopinanque la judíaes Melibea [2; otros,queel conversoes Calixto ‘~. Es que nadaen la obrapermitezanjarel debate;yo no veo la menor alusión,el menorindicio, delorigen racial del uno o del otro. Además,si así fuera, si uno de los dosjóvenesfuera converso,no creoqueello seríaun obstáculoparaunauniónmatrimonial,por lo menosen la épocaen que se escribióla Celestina. Porlos años 1480 empiezaa funcionar el tribunal de la Inquisición; en 1492 selleva a cabo la expulsiónde los judíos que no quierenconvertirse:desdefinalesdel sigío XIV, cundeen toda la penínsulay principalmenteen Casti-lía un antisemitismoferoz. Ya en 1449, en Toledo, se publica el primerestatutodelimpieza desangrecon elque se pretendeexcluir alos cristianosnuevos de los oficios públicos y dignidades.Todo ello es cierto, pero noencontramosel menor ceo de aquellaspolémicasen la Celas¡ina;el antise-mitismo todavíadistamuchodesercompartidopor todaslas élitessociales,y no digamosintelectuales.Bastatenerun conocimientoregularde la litera-tura históricasobrelaépocaparadarsecuentade quelosconversosocupanposicionesimportantesen casi todoslossectores(en la jerarquíaeclesiásticay las órdenesreligiosas,en la administraciónmunicipal y los centrosdegobierno).Ello preocupaa los antisemitas,peroqueyo sepaello no impidequemuchosconversossigan desenvolviéndoseen la sociedadcontemporá-neani quese produzcanenlacesmatrimonialesentreconversosy cristianosviejos, sobretodo en lasélitesaristocráticasy en las oligarquiasurbanas.Esque el prejuicio de limpiezade sangretodavíano ha llegado, en laépocadela Celestina, a tenerel carácterobsesivoque tendráen la segundamitaddel siglo XVI. La cronología,a este respecto,mereceser tenidaen cuenta.

«Sin dudal...lRoias ha queridomanifestarlas dificultadesqueexistíanpara unabodaentreconversosy cristianosvicjos»(JulioRODRIQUEZPUF.RTOI.AS,Historia social del~ literatura espanola, Madrid. 1979, t. 1. p. 177).

Esta es la tesis de Segundo SERRANO PONCELA. El secreto tIc Melil,ea. Madrid,1959.

1. RODRíGUEZPUERTOLAS,op. Ñ

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La angustiaexistencial a la que se refiere por ejemplo Américo Castro(vivir desviviéndose)no tenía a principios de siglo la mismafuerzaquea fi-nales.

Parecedemostradoque Fernandode Rojas era converso.Bien, pero¿quéconsecuenciapodemossacarde estedatoa la horade interpretarlaCelestina’? Las investigacionesgenealógicasresultansiempreútilesy contri-buyen a aclararvarios aspectosde la realidadsocial:confirmanel protago-nismode una destacadaminoría de origen judío en la sociedadcastellana,Perodichas investigacionesno son suficientesde por sí. Ofrecen un puntode partida,pero no constituyenpor sí solas una respuestaadecuadasobrela significaciónde tal o cual acontecimientohistóricou obra literaria. Unavez que se ha averiguadoqueun escritoro un político son conversos,seríanecesarioinvestigarhastaquépuntosucondiciónde conversoinfluye en suvisión del mundo,su creaciónliteraria o sus puntosde vistapolíticos.De-masiadasvecesse confundenasí culturajudía y culturade los judíos. No eslo mismo, ni muchosmenos.Karl Marx, Einstein,Prousty muchosotrosgrandeshombresquehan influido poderosamentesobrela marchade lasideasy de la estéticade nuestrotiempoeranjudíos,perose habíanformadoen la cultura alemanao francesa,digamosen la cultura de la Europaocci-dental,no en la culturajudía aunqueno seríadifícil encontraren su perso-nalidad algunasespecificidadescaracterísticasque les vienen de su origenjudío. Lo mismo podemosdecirde la culturaespañoladel siglo XVI. Fer-nandoRojas,SantaTeresa,fray Luis de León y otros muchosfueroncon-versos,desdeluego,y ello les dio probablementeunasensibilidadparticularpara contemplaralgunassituacionesde su tiempo, pero en conjunto nofueron grandesescritoresjudíos,sino grandesescritorescastellanosporquelo esencialde su formación lo debierona la cultura castellanadominante,quecompartíancon escritorescristianosviejos, porquese habíaneducadoy formadoen ella. Volviendo a la Celestina,es difícil, a mi juicio, encontraren estaobra nadaqueparezcatípico o propiode una situacióno peculiari-dad conversa.Del hechode quesu autorfuera converso,no se puedesacarningunaconclusiónclara sobresu significacióny la ideologíaquetransmi-te

El anticlericalismoque apareceen varias páginasde la Celestinatampo-co puedeofrecernosunapistaen estesentido.Correspondeaunacorrientequeviene de lejos y quese prolongaráen adelante,una corrientequeen-cuentraen la realidadsocial de la épocagran partede sus elementos.Lareformainiciada por los ReyesCatólicosy variosde sus colaboradoresco-mo Cisnerostodavíatardaríamuchotiempoen dar resultadospositivos.Setrataba de elevar el nivel intelectual y moral del clero, tanto el secular

Coincidototalmentecon Miguel Angel LADFRO QUESADA <«Aristócratasy mar-ginales , op. cii., p. 97): «No hedescubiertonadalen La Celeslina]quemeparezcaespecífi-Co o derivadode unasituacióno peculiaridadconversa.»

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(obispos,canónigos,curas,párrocos)como el regular (órdenesreligiosas),a los cualesconvieneañadir una masabastantenutrida de los llamados«clérigosde corona»,es decir, simples tonsuradosque no teníanningunavocacióny ningunaintenciónde recibir las órdenessagradas,peroquepre-tendíanaprovecharsede las ventajasy privilegios inherentesa la condiciónde eclesiásticos.Alto o bajo, el clerode finalesdel siglo XV distabamuchode serun dechadode virtud y de moralidad.Destacadosobispos,de granprestigioy categoría,poco se recatabanparallevar unavida muy alejadadelo que se podíaesperarde un prelado.Pensemosen el cardenalMendoza,colaboradorde los ReyesCatólicos, quetenía varios hijos bastardosy queprocurabacolocarlosen buenaposición. A nivel inferior, el concubinatoseguíasiendounaprácticacorrientea pesarde las medidasque,de vez encuando,tomabanlas autoridadesparaterminarconaquellaplaga.Lasman-cebasde clérigos formaban una categoríanada desdeñableen todas lasciudadesy el cuadroque, a esterespecto,presentala Celestinano puedeenabsolutoextrañaral historiador.

De por sí, estecuadroy estasátiradespiadadade las malascostumbresy de la vida disolutadel cleronadadicen sobrelas intencionesdel autordela Celestina. Más delicadoes contestara otra preguntay tratarotro tema,muy discutido: la religiosidadquepuedentenerlos protagonistas.Hay enla obra varias referenciasal dogmacatólico, a las Escrituras,a los santos,etc., pero dichas referenciaspareceque no dicen muchosobrela religiosi-daddel autor. La tragicomediada másbien la impresiónde moverseen unmundoquecarecede un auténticosentimientoreligiosocristiano:«Pertene-ce a otro universoporque la sociedadque nos presentaes una sociedadsecularizada>’,escribe Robert Ricard ‘>, y en esto coincide con AméricoCastroy JoséAntonio Maravalí,quehanllegadoa calificarlade obralaica,silo hay,y no les falta motivos paraello. Se observa,por ejemplo, quelospersonajesparecencarecertotalmentedelsentidodelpecado.Sientenpreo-cupación por la honra y la consideraciónsocial, temen a la justicia quecastigaduramentesus fechorías,pero demuestranser casi completamenteindiferentesa todosentimientoreligiosoprofundo.En estascondiciones,secomprendeque Calixto y Melibea no piensenen ningún momentoen elmatrimoniocomomediolegítimo de satisfacersu pasiónamorosa;es que elmatrimonio es un sacramento.Pleberioy Alisa, cuandopiensanen casarasu hija, lo reducena unasimple formalidad. Melibea ni siquieralo ve así.Cuandose enterade los proyectosde suspadres,en el actoXVI, su reac-ción no puedesermásexplícita.No se le ocurre la idea de aprovecharlaoportunidadparaencaminarsea una unión legítima con Calixto, ya que sucondición social no se opondríaa ello, como se ha visto. Declararesuelta-menteque no quierecasarse:«No piensenen estasvanidadesni en estos

“ RobertRICARD, «La Celestinavista otra vez»,en Nauvelles élud~s religienses, París,1973.

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casamientos,quemásvale serbuenaamigaquemala casadajj] No quieromarido».Se creeríaqueestamosoyendo a jóvenesde nuestraépocaparaquienesel matrimonio, incluso civil, parececosa pasadade moda, incon-gruente.No se trata de simple inmoralidad: Melibea no es una chica dis-puestaaacostarseconcualquiera.Hayalgomás:el rechazode todaconven-ción, no sólo social, sino religiosa.

Una reflexiónde Elicia nos lleva aconsideracionessemejantes.La esce-na pasaen el acto VII: «Mientrashoy tuviéramosde comerno pensemosenmañana.Tambiénse muereel quemuchoallega comoel quepobremen-te vive, y el doctor como el pastor,y el papacomo el sacristán,y el señorcomoel siervo,y el de alto linaje comoel de bajo [...]. No habemosdevivirparasiempre.Gocemosy holguemos,quela vejezpocosla veny delos quela ven, ningunomurió de hambre».¿Cómointerpretarestasreflexiones?Sepuede pensardesdeluego en simple despreocupaciónpor parte de unapersonaque vive al día sin mostrarinquietud por lo que puedasucedermañana.Perotambiéncabepensaren otra explicaciónmásprofunda,sobretodosi tenemosencuentavariosotros pasajesy la obraen su conjunto.¿Noestaríamosfrentea unaexpresióningenuade materialismo?.En variospro-cesosinquisitorialesencontramosclarasseñalesde lo mismo cuandoa unreo se le echaen carahaberpronunciadofrasesdel tipo: no hay sinonacery morir, que no son sino manifestacionesde ateísmoy materialismo.Loslectoresde laobrade Lucien Febvre,Rubelaise leprobléme de l’incroyanceau XVIémesiécle, pondránel grito en el cielo: Lucien Febvreopinabaqueel materialismoerainconcebibleen la Europadel siglo XVI, tanprofunda-menteimpregnadapor el cristianismo;todavíano se habíanformado losinstrumentosmentalescapacesde hacerposiblestalesideas. Y, sin embar-go, los procesosinquisitorialesa los queme refiero parecendemostrarlocontrarioen la Españadel siglo XVL, por lo menos,y unaobra como laC’etestina es ya de por sí indicio de quelos protagonistas,sus autoresy suslectoresse movían en un mundo oficialmentecatólico, pero, en realidad,muy alejadode todoideal cristiano.La sociedadespañolaentiemposde losReyesCatólicoserahomogénea;eracatólica sólo en conjunto,de unama-neraalgosuperficial, peroadmitíaen susenovarioselementos,tal vezmuynumerosos,quecarecíande toda instrucciónreligiosay, por tanto,de todasensibilidadreligiosa ‘. Tal vez ésta sea la herenciao la consecuenciade

París, 1962.Robert R[CARD (op. cii.) llama la atenciónsobre «la dislocaciónentre la sociedad

queapareceen La Celestinay la queexistíaen Españaen la épocaen queRojasescribía».La segundaera, en conjunto,cristiana;la primera,no: «El escritoreracompletamenteajenoa toda forma de sensibilidadcristiana.»Pero«¿cómo explicarentoncesque una obra tanprofundamentelaicizada, tanlejos de todo ideal cristiano,hayapodidosurgiren el senodeesasociedad?Es que, justamente,aquellasociedadsólo era cristianaen su conjunto.Dejan-do apartecualquier otraconsideración,la solaCelestina nosenseñaquela sociedadespañoladel tiempo de los ReyesCatólicos no era nadahomogéneaI..ly que susbsistíanen ellanúcleos irreductibles».

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unasituaciónhistóricaquedurantesigloshabíapermitidola coexistenciaenla penínsulade religionesdistintas, la cristiana,la musulmanay la judía.Nadatendríade extrañoquedichasituaciónhubieradadolugar, en ciertossectores,a un vagosincretismoo inclusoa unaindiferenciareligiosamatiza-da de elementosmaterialistas«. La Españade los ReyesCatólicossólo eracristianaoficial y superficialmente;abrigabamuchossectoresdescristianiza-dos, mejor dicho, quenunca habíansido cristianizados.El clero formadopor los ReyesCatólicosy Cisnerostendráprecisamentecomoobjetivo aca-barconaquellasituación,llevandola doctrinacristianaa todaslas zonasdelpaís. En el momentoen quese publica la Celestinatodavíase estabaen losalboresde aquellareformay de aquellaevangelizaciónque tardarámuchoen dar susfrutos. Pensemosen el apostoladollevado a cabopor San Juande Avila en Andalucíapor losaños1530: todaaquellazonade la Andalucíainterior, con excepciónde las ciudades,escapabade hechoal catolicismo.Nada tendría,pues,de extrañolaexistencia,unoscincuentaañosantes,denúcleosirreductiblesa todaidea religiosao. por lo menosrefractariosa ellay que la Celestinaconstituyera,desdeestepuntode vista,un testimoniopri-vilegiado.

La Celestinacuentauna historiade pasiónquegustómuchoalos román-ticos. La crítica erudita nos dice: ¡ojo! Los románticosleían la Celestinadesdesu propia perspectivay conceptode amor-pasión;pero tal concepto.a finalesdel siglo XV, resultaun anacronismo:entonceserainconcebibleelamor-pasión.Sin embargo,por las mismasfechasen las que se escribe laCelestina tenemosdos ejemplosfamososde pasiónamorosa.Se tratanadamenosque de dos infantesreales,hijos de los ReyesCatólicos:el príncipedon Juan,quemuereen 1497,segúndicen aconsecuenciadeunosexcesivosejercicios amorososcon su joven esposaMargarita de Austria, y que pasóa la historia como1=1príncipequemurió de amor.

Por las mismasfechas,su hermanadoña Juanacasacon Felipe el Her-moso.Despuésde unabreve lunade miel, doñaJuanaempiezaa mostrarsecelosade su marido y en varias ocasionesarremetecontra las queridasdeéste hastaacabarpor perderel seso.Esta es la historia que nos cuentalapelículaLocura de amor de los años50, tesis muy exagerada,desdeluego,pero que no carece de fundamentocomo se puedever en el libro muydocumentadode Antonio RodríguezVilla, La reina doña Juana la loca(Madrid, 1892).

Unos veinticinco añosdespuésde- publicadala Celestinase produceunsucesoque,de no estarrigurosamentedocumentado,pareceríacosade no-vela y de novelacelestinesca.Me refieroa la muertedel tesoreroreal Fran-cisco de Vargasen la nochedel 22 de julio de 1524, en el conventode las

R. RICARD no comparteestaopinión: La Celestina«no da la impresión de represen-lar unasupervivenciade lo judío o de lo musulmánni tampocouna adhesióntotal y sinrodeosal cristianismoentoncestriunfanie».

Esteese’ título del libro de Maura,publicadoen 1944.

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Huelgasde Burgos,muertequerecuerdael trágicodesenlacede la Celesti-na, cuandoCalixto, al salir del huertode Melibea, resbalaen un escalónyse caemuerto.Algo semejantele ocurrióa Franciscode Vargas,sólo queCalixto tuvo la buenasuertede caer fuera del huerto; no así FranciscodeVargas.Peroveamosel sucesotal como lo refiereMartín deSalinas,emba-jador del rey de Hungríaen España «Tenía[Vargas]emprendidoamoresconunamonjaen las Huelgasde Burgos».Un criadollevabaunaescalaquele permitíapasarpor encimade la tapia a uno y otro ladodel convento.tina noche,«despuésde haberholgadoconsu dama,queriendosalir porlaescala,sintioseun pocomal dispuestoy. no embarganteesto,determinódesubir y a los dos escalonesdesmayóy cayó súbitamentemuerto entre lamonja y su criado». Consiguensacarel cadáverdel huerto. «Publicaronhabersemuertoen su camade un desmayoy comolastalescosasno puedenser secretas,luegose supo la verdad ~<...». Al presenteen otra cosa no sehablaen esaCorte. Su Majestadmandair al obispode Canariasa la refor-mación del monasterio» Estosdatos,entre otros que se podríanaducir,indicanque hayen laCelestinaalgomásqueunasubversióndel amorcortésqueaparecíaen novelascoetáneas,algomásque unacrítica del sentimenta-lismo ambiente2’ Sincaeren el anacronismo,todopareceseñalarqueesta-mos ante una obra en que una sensibilidadmodernaapuntanetamenteapesardel lastretradicional.

Esterey de Hungría,don Fernando,no eraotro queeí hermanodel emperador(Zar-los y.

l.a cartaestápublicadaporAntonio RODRíGUEZ‘¿[LEA, «El emperadorCarlosVy su corte’>, serie de artículosdel Boletínde la RealAcademiade la Historia, 1. XLII (1903)y siguientes.

Crítica evidenteen estasdel acto XIX, por ejempío:«Melibea:—¿Paraqué me tocasen la camisaII’? Calixto: ~Señora. el quequiere comerel ave,quita primero lasplumas.»