“jesús de perceval fotógrafo”, 2005
DESCRIPTION
Juan Manuel Bonet: “Fragmentos de una vida que pasa. Jesús de Perceval fotógrafo”, Ayuntamiento de Roquetas de Mar, 2005. Exhibition catalogue, June-August 2005 [graphic design: Alfonso Meléndez]. © © Herederos de Jesús de Perceval / Juan Manuel Bonet Jesús de Perceval (Almería,Spain, 1915-1985) was a painter very influenced by Vázquez Díaz, Zabaleta and Dalí. The arrival of tourism and cinema in the 60s made him more famous and took him to take interest in photography. http://www.turismodealmeria.org/en/seccion/jesus-perez-de-perceval-del-moral_337TRANSCRIPT
Fragmentos de una vida que pasaJesús de Perceval fotógrafo
Castillo de Santa Ana, Roquetas de Mar. Junio-agosto de 2005
José
María
de
Perc
eva
lfo
togra
fiando
laChanca
Ayuntamiento de Roquetas de Mar
ALCALDE: Gabriel Amat Ayllón
CONCEJAL-DELEGADA DE EDUCACIÓN,CULTURA Y PARTICIPACIÓN CIUDADANA: Eloísa Cabrera Carmona
exposición
COMISARIO: Juan Manuel Bonet
COORDINACIÓN: Gádor Sánchez Barazas y Ramón Crespo
S O P O RT E T É C N I C O Y M O N TAJ E S: JUAN IBÁÑEZ PLAZA
AMPLIACIONES FOTOGRÁFICAS: JUAN MANUEL CASTRO PRIETO
catálogo
TIPÓGRAFO: ALFONSO MELÉNDEZ
FOTOMECÁNICA: CROMOTEX
IMPRESIÓN: TF ARTES GRÁFICAS
ENCUADERNACIÓN: RAMOS
© de esta edición:Ayuntamiento de Roquetas de Mar, 2005
© de las reproducciones: Herederos de Jesús de Perceval, 2005
© del texto: Juan Manuel Bonet, 2005
ISBN: 84-932954-6-9
DEPÓSITO LEGAL: M-26945-2005
9
Fragmentos de una vida que pasa:Jesús de Perceval fotógrafo
Juan Manuel Bonet
INICIALMENTE, este libro iba a haber sido tan sólo una sección del
catálogo de nuestra exposición Los indalianos: Una aventura alme-
riense (1945-1951). En cuanto descubrimos el trabajo fotográfico inédito
del pintor Jesús de Perceval (Almería, 1915-1985), del que sólo conocía-
mos la punta del iceberg, y tuvimos claros su calidad y su interés, deci-
dimos destinarle un espacio expositivo aparte, el del Castillo de Santa
Ana, comunicándoselo enseguida a sus hijas, entusiastas colaborado-
ras, al igual que José Luis Ruz, de nuestro proyecto de revisión histó-
rica. Algo más tarde, surgió la evidencia de que si la selección de
fotografías que realizamos merecía ese aislamiento, también merecía
perdurar reunidas bajo unas tapas autónomas, como el foto-libro que su
autor, excesivamente modesto en este campo, nunca publicó.
Modesto, ¿Jesús Pérez de Perceval y del Moral?Tan mefistofélico,
hiperbólico y a la postre daliniano personaje, figura central, durante
varias décadas, de la vida cultural, social, turística y hasta política
almeriense, no parece el prototipo de artista modesto, y sin embargo
está claro que había como un cierto pudor en él, en cuanto se acercaba
al arte de la cámara.
No sabemos si Perceval publicó fotografías a lo largo de los años
cuarenta y primeros cincuenta. ¿Es suya, por ejemplo, en 1947, la de una
mojaquera, de estilo pictoricista un poco a lo José Ortiz Echagüe, que
ilustra el cartel de la colectiva indaliana de Madrid?
Siempre en relación con el arte de la imagen, no hemos logrado
saber si se conservan las películas de Perceval. Interesante sería
10 Juan Manuel Bonet
conocer la que según parece rodó en 1939 sobre Mojácar, conAndrés
Pérez Cubedo como cámara.
Entre las imágenes que hemos reunido en este volumen, y cuya
secuencia y también cuya titulación son responsabilidad nuestra, las tres
más antiguas son, sí, de aquellos años cuarenta. Me impresiona, entre
ellas, el autorretrato de soldado con Dolorosa, una imagen que no puedo
dejar de relacionar con el interés del pintor, durante los años republicanos,
por cronistas errantes del 98 y de la España negra como Ignacio Zuloaga y
José Gutiérrez Solana. Me gusta mucho también el retrato de su mujer,
Trina de la Cámara, sobre fondo de la Plaza Mayor madrileña, en un
Madrid de atroz posguerra, visitado por la pareja en su viaje de novios.
Conocemos otras fotografías tomadas por Perceval en los años
cuarenta. Algunas tienen que ver con su pasión por la arqueología,
campo en que su guía fue su maestro Juan Cuadrado, a través del cual
conectó con la herencia espiritual de Luis Siret. Otras son retratos de
unos adolescentes imberbes, sus protegidos los indalianos, pintando
del natural en distintos rincones deAlmería: como está claro que
poseen un interés sobre todo documental, no las hemos incluido en este
libro, sino que van en el catálogo de la colectiva indaliana.
Debió ser a mediados de los años cincuenta cuando se acentuó, en
Perceval, la práctica de la fotografía, iniciada, como acabamos de ver, a
comienzos de la década anterior. De aquella época, por decirlo con
palabras de Kayros, data “la presencia de Perceval, como expositor y
como jurado, en los salones de fotografía, celebrados a todo lo largo de
la década de los cincuenta”.
En esa época, Perceval está cerca de Carlos Pérez Siquier, a través
del cual conecta conAFAL –laAgrupación FotográficaAlmeriense– y
su revista, de cuyo consejo de redacción fue miembro durante algún
tiempo, al igual queArturo Medina, ya viudo de CeliaViñas. En AFAL
colaboró el escritor indaliano JoséAndrés Díaz, y aparecieron varias
fotografías de Perceval de la Chanca. Una de ellas figuró, en marzo de
1956, en la cubierta del núm. 4, acompañada de una nota de José María
Artero, en el que elogia la personalidad polifacética de este “princi-
piante en la técnica fotográfica”, olvidándose por cierto –lo subraya
Kayros con toda razón– de que el pintor llevaba ya por lo menos quince
años practicando el arte de la cámara. En el mismo número, apareció el
texto, auto-ilustrado, de la conferencia de Perceval “En torno a una
11Fragmentos de una vida que pasa
estética de la fotografía”, pronunciada en la Biblioteca Francisco
Villaespesa. “Hemos liberado a las artes del ojo-objetivo para ver el
mundo según nuestro corazón, como lo sentimos, o más aún, como
parte del mundo que somos. Hemos antepuesto la sensación metafísica
sobre la sensación óptica de los objetos”.Y así sucesivamente.
Un año antes, en 1955, Perceval había prologado el catálogo de la
individual de Pérez Siquier, también en la Biblioteca FranciscoVillaes-
pesa. Reivindica ahí una fotografía callejera, errante, de cosas vistas,
de instantes robados. Lo dice muy bien, por lo que vuelvo a citar aquí la
misma frase suya que recojo en el catálogo de la gran exposición inda-
liana: “No son éstas las fotos para turistas de tarjetas postales, con los
ángulos cerrados; son fragmentos de una vida que pasa por nuestro
lado sin el más leve roce, y sin embargo, es la auténtica vida de una
ciudad”. De esta frase ha salido el título de esta exposición, Fragmentos
de una vida que pasa: Jesús de Perceval fotógrafo.
Algo así debió ser su propia práctica de la fotografía, que revela
conocimiento tanto del entonces vigente realismo, como de las viejas
vanguardias que habían florecido en los años veinte y treinta. La autén-
tica vida de una ciudad, de una provincia de esa España del Sur tan bien
estudiada por Jean Sermet. Lo imaginamos recorriendo a pie las cues-
tas de la Chanca –en ocasiones, en compañía de Pérez Siquier, tal como
lo recuerda este último en conversación con LauraTerré–, o lanzándose
a las carreteras de la provincia, sobre su moto NSU –aquí, como espejo,
a lo Man Ray–, con la cámara en bandolera: viva imagen vanguardista, lo
mismo que su aero-excursión por la bahía, en compañía de un Giménez
Caballero que en la época de La Gaceta Literaria había aprendido en La
Sarraz los rudimentos del idioma cinematográfico moderno, con los que
había rodado Esencia de verbena.
Estas breves palabras mías al frente de este libro-catálogo, quieren
ser tan sólo la constatación de una fascinación, la que desde que las
conozco sobre mí ejercen estas sesenta y seis fotografías rescatadas de
Perceval, tan auténticas, sí, tan “diario en imágenes”, tan relacionables,
además, con la obra pictórica de su autor: mensaje en una botella que
sólo ahora llega al público almeriense y español, gracias a esta exposi-
ción y esta publicación delAyuntamiento de Roquetas de Mar.
Imágenes fifties y sixties –en su mayoría en blanco y negro, pero
también hay unas cuantas en un color acuarelado, casi de cuadro– de la
12 Juan Manuel Bonet
Chanca, paraje indaliano y sobre todo percevaliano donde los haya,
desde que en 1947 lo eligiera como fondo de su estupendo retrato imagi-
nario del poeta FranciscoVillaespesa. La Chanca, coetáneamente dicha
por Juan Goytisolo y por Pérez Siquier, su vida cotidiana y su ropa
tendida y sus antenas de televisión a los pies de laAlcazaba, sus
cuevas, sus cuestas, sus chimeneas, sus visitantes –y entre ellos otro
fotógrafo, su hermano José María de Perceval–, su luz sobre la cal –el
río de luz de la cal, en una de las imágenes más definitivas–, sus perros
famélicos –uno alejándose por el laberinto con el mar al fondo, en una
imagen que hemos titulado Siesta–, la dignidad de sus mujeres –alguna,
puro expresionismo encorvado, puro José Gutiérrez Solana–, la algara-
bía de sus niños –entre los que el pintor se autorretrata–, sus muecas,
sus miradas…
Pueblos blancos y desiertos del Sureste andaluz, y sobre ese telón
de fondo metafísico, la vida cotidiana de sus habitantes.
Paisajes purísimos, de extrema aridez, de la provincia deAlmería,
en un rincón de la España clara azoriniana.
Otras cuevas y otras chimeneas, en la villa granadina de Níjar.
El bullicio y la melancolía de las fiestas populares andaluzas, con
algo siempre de Federico Fellini.
Vistas de gran pureza, de Barcelona y su cielo, desde elTibidabo.
Una fugaz entrevisión ferroviaria, que junto a otra imagen
“movida”, le brindo a mi querido Bernard Plossu, almeriense de adop-
ción debido a sus años de Níjar, siempre tan recordados por él.
Miradas familiares al verde paraíso de la infancia, el grato frescor
del agua entre las pitas, la vida despreocupada en un paisaje con
palmeras casi bíblicas, a lo Gabriel Miró.
Interiores en familia, uno de ellos con el icono percevaliano, con la
Degollación de los Inocentes como fondo.
Teatrales juegos de interior, en la casa de la vida: el pintor y la modelo.
Siempre en clave teatral, agudos autorretratos del morador de esa
casa –en lo alto de la cual tenía su altillo o refugio– y de su jardín hoy
melancólico y solitario: autorretratos melancólicos ellos también, medi-
tabundos, macabros, dalinianos, sí, en algún caso, dalinianos y deliran-
tes y con su punto de humor, autorretratos con paleta, con cámara, con
águila, con fondos playeros.
Retratos deTrina, o la intensidad.
13Fragmentos de una vida que pasa
Imágenes de los comienzos de laAlmería del cine, hoy objeto, allá,
de estudio y evocación.
Abstracciones aéreas casi a lo Lucio Fontana.
Bodegones rústicos casi a lo Irving Penn homenajeando a Giorgio
Morandi.
A la calidad de esta muestra, y de esta exposición, contribuyen las
cuidadísimas tiradas de Juan Manuel Castro Prieto, que se tomó el
trabajo con el cariño que sabe ponerle a los rescates, y que con su buen
ojo nos ayudó en nuestra tarea de selección. Damos así a conocer un
territorio casi virgen, y desde luego muy poco conocido, del trabajo del
pintor almeriense e indaliano Jesús de Perceval, territorio en torno al
cual probablemente a partir de ahora iremos sabiendo más cosas, algo
que sería especialmente deseable en relación a los primeros pasos que
dio en él. E incorporamos su nombre a la historia –todavía en construc-
ción– de la fotografía española del siglo XX, y también al de una familia
fronteriza, la de los pintores-fotógrafos, que cada día que pasa
despierta mayor interés.
102
Au
torr
etr
ato
co
nu
nm
atr
imo
nio
ale
má
n,c
on
Ga
rcía
Llo
rca
,co
nJo
séM
arí
ad
eP
erc
eva
ly
co
nM
ari
Pa
z
SE DIO A LA ESTAMPAESTE LIBRO DE FOTOGRAFÍAS DE
Jesús de PercevalEL DÍA 17 DE JUNIO DE 2005,
FESTIVIDAD DE SAN MANUEL,ABOGADO CONTRA EL DOLOR DE COSTADO,
EN LOS TALLERES DETF ARTES GRÁFICAS DE MADRID