historia de la academia san carlos - capítulo viii

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 CAPÍTULO  8 PRODUCCIÓN  ARTÍSTICA  COMO ESCUELA  NACIONAL  D E  BELLAS ARTES L A  PINTURA .  L O S  ARTI ST AS ANTERIORES,  Q U E  PODRÍAMOS  CONSIDERAR  COMO  L A  ESCUELA  DE Pelegrín Clavé, sucedieron las generaciones que ingresaron en la  Escuela  Nacional de  Bellas  Artes, nombre con que la Ley de Instrucción Pública de Martínez de Castro de  1867,  había rebautizado a la Academ ia. Si bien es cierto que  estas  mis mas generaciones se mantuvieron dentro de la línea académica,  introdujeron  ya alguna idea de cambio hacia una  pintura  s  libre,  sobre todo en la temática, una inclinación hacia lo histórico, imp ulsada desde las páginas críticas de Altamira no y  un acercamiento a lo cotidiano, costumbrista y popular. El  triunfo  rotundo de l a  República debía  incidir  en la producción de un arte ahora inspirado en una vo cación nacionalista. No por mera casualidad, a la serie de directores y presidentes que gobernaron la Academia desde una perspectiva conservadora, sucedió ahora la  lista de directores salidos del  partido liberal, primero,  y de los círculos  porfiris- tas después. Formaban  estas  nuevas generaciones de pintores Luis  Monroy,  Rodrigo Gutiérrez, José María Ibarrarán, Alberto Bribiesca, Gonzalo Carrasco, Daniel Dávila, Leandro Izaguirre, José  Jara Isidro Martínez y Felipe Ocádiz. Luis  Monroy  1845-1918)  figuraba ya como acreedor a un premio en  1863.  Tres años después obtuvo una pensión que gozaría hasta el año  1874,  cuando renunció a ella y se separó de la  Escuela  para marcharse a  dirigir  u n a  clase  d e dibujo  y  pintura  en el Colegio d el  Estado de Guanajuato. En los concursos constan algunos pre mios entre los  cuales  fueron los más importantes  El  hijo  pródigo La  muerte  de Atala  (fig. l) y  LÍJ Caridad  romana de l  siglo  XI X  d e  1 5  de mayo de 1869,  apareció un entusiasta elo g i o  para  El  hijo  pródigo: Fig.  1.  Luis  Monroy,  La  mu rt de Atala,  óleo sobre tela, 1871, ^  AAASC Doc. 7186. M useo Nacíonal de Arte  véase  a color p.  u  del encarte .

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B. Macias, Eduardo

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  • C A P T U L O 8

    P R O D U C C I N A R T S T I C A COMO

    E S C U E L A N A C I O N A L D E B E L L A S A R T E S

    L A P I N T U R A

    A. LOS ARTISTAS ANTERIORES, QUE PODRAMOS CONSIDERAR COMO LA ESCUELA DE Pelegrn Clav, sucedieron las generaciones que ingresaron en la Escuela Nacional de Bellas Artes, nombre con que la Ley de Instruccin Pblica de Martnez de Castro de 1867, haba rebautizado a la Academia. Si bien es cierto que estas mis-mas generaciones se mantuvieron dentro de la lnea acadmica, introdujeron ya alguna idea de cambio hacia una pintura ms libre, sobre todo en la temtica, una inclinacin hacia lo histrico, impulsada desde las pginas crticas de Altamirano y un acercamiento a lo cotidiano, costumbrista y popular. El tr iunfo rotundo de la Repblica deba incidir en la produccin de un arte ahora inspirado en una vo-cacin nacionalista. No por mera casualidad, a la serie de directores y presidentes que gobernaron la Academia desde una perspectiva conservadora, sucedi ahora la lista de directores salidos del partido liberal, primero, y de los crculos porfiris-tas despus.

    Formaban estas nuevas generaciones de pintores Luis Monroy, Rodrigo Gutirrez, Jos Mara Ibarrarn, Alberto Bribiesca, Gonzalo Carrasco, Daniel Dvila, Leandro Izaguirre, Jos Jara, Isidro Martnez y Felipe Ocdiz.

    Luis Monroy (1845-1918) figuraba ya como acreedor a un premio en 1863. Tres aos despus obtuvo una pensin que gozara hasta el ao 1874, cuando renunci a ella y se separ de la Escuela para marcharse a dir igir una clase de dibujo y pintura en el Colegio del Estado de Guanajuato.' En los concursos constan algunos pre-mios entre los cuales fueron los ms importantes El hijo prdigo. La muerte de Atala (fig. l ) y LJ Caridad romana. En la crnica del siglo XIX de 15 de mayo de 1869, apareci un entusiasta elo-gio para El hijo prdigo:

    Fig. 1. Luis Monroy, La muerte de Atala, leo sobre tela, 1871, ^ AAASC, Doc. 7186. Museo Naconal de Arte (vase a color p. u del encarte).

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  • H I S T O R I A D E L A E S C U E L A N A C I O N A L DF. B E L L A S A R T E S , I78i-i9l0

    El alumno don Luis Monroy ha presentado tambin un hermossimo cuadro: El hijo prdigo. Como estudio del natural es un mrito indisputable. El dibujo es sumamente correcto; el modelado trae a la memoria el Isaac de RebuU; las lineas son sencillas, puras y delicadas, aunque nos desagrada que la figura siga casi paralela a la roca y las raices de la encina que le sirven de asiento.

    La muerte de Atala es el cuadro romntico, en el que Monroy ensea su capa-cidad para lograr buenas composiciones y para recrear con teatralidad y dramatis-mo los amores frustrados. Destaca en la composicin el cuerpo de la herona que parece copiado de algtn mrmol de Afrodita. Esta obra se envi a la Exposicin de Filadelfia de 1875, mientras que El hijo prdigo y La Caridad romana se selec-cionaron para la de Nueva Orleans de 1884.

    Si bien es cierto que fue un buen pintor acadmico, tambin lo es que su obra conocida hasta ahora es ms bien escasa, quizs porque dividi su actividad entre el arte y la abogaca, profesin ms lucrativa. El historiador y crtico Manuel Revilla pona el caso de Monroy como un ejemplo de la poca proteccin que en Mxico se daba a las bellas artes, en u n artculo publicado en El Nacional el 13 de enero de 1892. Exhiba al artista que habiendo pasado sus mejores aos en el aprendizaje de la pintura, acaba botando el pincel para entregarse a actividades mejor remuneradas.

    Contemporneo del anterior fue Rodrigo Gutirrez (1848-1903), quien reci-bi sus primeros premios en 1866 y 1868. En 1869 expuso una obra original: El Salvador convidado al castillo de Emas y una copia de Giotto y Cimabu de Jos Obregn. Exhibi tambin su Ariadna, descrita en el catlogo de la exposicin como la herona que llora a la orilla del mar la prdida de su amante Teseo, cuyo navio se pierde en la lnea del horizonte; ah la encontrara Baco, para enamorarse de ella.'' En los aos siguientes logr otros premios por El pescador, La regadora y el retrato del seor Borrel, terminando sus estudios en 1878. En este mismo ao, en el peridico La Libertad se elogi la exactitud de sus copias, a propsito de las que hizo del San Juan de Ingres y de El sacrificio de Isaac de Rebull.^ Pero n i estos elogios le sirvieron para que consiguiera alguna ayuda econmica de la Escuela, como lo haba solicitado para continuar sus estudios de pintura.

    Su obra, sin embargo, ms conocida y que lo situ en el gnero de la p in-tura de historia y en la cual consigui explayar su originalidad, fue El Senado de Tlaxcaa de 1875 (fig. 2), pasaje clave en la historia de la Conquista de Mxico. Los dos Xicotncatl, el joven y el viejo, se enfrascan en dramtica discusin dentro de una atmsfera cargada de presagios y contradicciones, de la que haba de resultar la ruina del imperio mexica y la civilizacin prehispnica. Se advierte una dife-rencia que creo intencional: frente a los ancianos decrpitos, decididos a unirse al espaol, el joven Xicotncatl se ve vigoroso y varoni l , porque encarna la vir -tud, el valor de su pueblo y la razn histrica.

    La pintura religiosa que domin entre los primeros discpulos de Clav, mer-ced a la influencia de los nazarenos, tuvo sus continuadores, dentro de las siguien-tes generaciones en Jos Mara Ibarrarn y Gonzalo Carrasco.

    Ibarrarn (1854-1910) naci en Puebla e ingres a la Escuela Nacional de Bellas Artes como alumno de Pina y de Rebuli. La primera vez que se le menciona premiado es en 1874, ganando al ao siguiente una pensin que conservara hasta

    ^ Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. II, p. 142.

    ^ bid., voi. 111, p. 296.

    "* Romero de Terreros, op. cit., p. 459.

    Rodrguez Prampolini, op. cit., voL II, p. 410.

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  • 8: Produccin artstica como Escuela Nacional de Bellas Artes

    Fig. 2. Rodrigo Gutirrez, E Senado de Tlaxcala, leo sobre tela, 1875, Museo Nacional de Arte

    (vase a color p. 13 del encarte).

    1884. Hubo otro premio en 1876 y otro mucho ms relevante en 1878, cuando ex-hibi en la exposicin correspondiente El sueo del mrtir, obra original que re-velaba su verdadera vocacin hacia el gnero religioso. La gran novela histrico-religiosa del XIX, como Los ltimos das de Pompeya o la obra colosal de Chateaubriand, El genio del cristianismo, irradiaban su influencia en las artes pls-ticas, en la arquitectura con el neogoticismo, en la pintura con estas escenas de mrtires que trasladaban al espectador a las mazmorras donde los primeros cris-tianos haban padecido martirio. Con esta escena piadosa, que la Escuela adquiri para incrementar sus galeras, Ibarrarn obtuvo su pensin.^ A l ao siguiente, en-tre las obras que se sortearon para los suscriptores, aparece; La Virgen cristianaJ

    En 1883 compiti con Alberto Bribiesca y Gonzalo Carrasco en u n concurso cuyo tema era pintar " u n acto sublime de caridad", y obtuvo el primer lugar con La caridad en los primeros tiempos de la iglesia, en el que dos personajes ofrecen comida a un prisionero andrajoso y viejo en una mazmorra. Su otro cuadro en la misma lnea fue El sueo del mrtir (fig. 3). En u n calabozo, un cristiano preso y encadenado suea con el martir io; en lo alto una leve luminosidad permite ver una cruz, la corona y la palma de los mrtires. Deben existir, en colecciones parti-culares, otras obras de Ibarrarn sobre historia religiosa, vrgenes y mrtires, pues siendo un buen pintor acadmico, cultivaba este gnero religioso que la socie-dad del XIX segua consumiendo. Para las exposiciones internacionales de Nueva Orleans, Pars y Chicago, sus obras fueron seleccionadas.

    En otros documentos, aparece que la Escuela le compr en 1882 u n boceto de Hctor y Pars.^ Para la Colegiata de Guadalupe termin Las informaciones de 1866, y en la Coleccin Banco Nacional de Mxico existen dos paisajes suyos: El canal de La Viga y Vista de la Academia.

    Gonzalo Carrasco (1860-1936), alumno bien dotado pero con ms devocin que vocacin artstica, era alumno entre 1876 y 1879, cuando obtuvo algunos pre-

    ^ AAASC, Doc. 7374.

    ' bid, Doc . 7489. ^ bid., Doc . 10936.

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  • H I S T O R I A D E L A E S C U E L A N A C I O N A L D E B E L L A S A R T E S , 178I-19IO

    Fig. 3. Jos Mara Ibarrarn, El sueo del iiiui leo sobre tela, J878, Museo Nacional de Arte (vase a color p. 13 del encarte).

    Fig. 4. Gonzalo Carrasco, Job en el estercolero, leo sobre tela, 1883, Museo Nacional de Arte.

    mos en ramos artsticos y en la clase del yeso, sobre todo por sus trabajos de copia, como se puede ver en los catlogos de las exposiciones. En 1883 present para la X I X Exposicin su obra ms conocida, Job en el estercolero (fig. 4) que lo acreditaba como un pintor totalmente maduro. El bblico personaje expresa fielmente la reflexin y la sumisin del hombre resignado a los mayores infortunios, y la composicin en varios planos confirma la habilidad logra-da por Carrasco en sus aos de estudio. Sin embargo, no dej de merecer algunas finas observaciones que el ojo de otro artista (Felipe Gutirrez) detectaba en su artculo publicado en El Siglo XIX^ en el sentido de que el autor haba dejado las carnes endu-recidas, como si fueran de madera, y le su-gera estudiar las anatomas de Ribera, "El Espaoleto". En 1883 Carrasco particip en el concurso en el que se trataba de repre-sentar un acto de sublime caridad, obte-niendo una medalla con La Caridad de San Luis Gonzaga, obra que adquiri la misma Escuela y que figur entre las selecciona-das para las exposiciones de Nueva Orleans (1883-1884) y Pars (1889).

    En Puebla, en el bside de la iglesia de la Compaa, pint al fresco la Iglesia triunfantes e iglesia militante asistida por el Espritu Santo. En 1884 abandon la carrera, segn la noticia aparecida en El Siglo XIX del 6 de noviembre de 1884: alumno en cuya alma de artista tena cifradas sus ms legti-mas glorias la Academia y que ha abando-nado por completo el arte, afihndose a una orden religiosa en Italia el ao pasado.'" En la Exposicin de 1886 se exhibi toda-va una obra suya, aunque sin terminar, de tema muy interesante: La conquista del Paraguay por la msica. El hecho de que en el catlogo se le incluya como inconclusa, permite suponer que en 1894, al tomar el h-bito, suspendi su conclusin.

    La decisin de hacerse religioso no fue sbita. En 1880 se seal a los alumnos de pintura que explicaran como pensaban desarrollar el tema de concurso que era la

    ^ Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. III, p. 121.

    /7IC., vol. l i l , p. 178.

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  • 8: Produccin artstica como Escuela Nacional de Bellas Artes

    parbola del sembrador que sale a sembrar y arroja los granos de trigo sobre la tierra, pero algunos de ellos caen junto al camino y llegan las aves del cielo y los comen. Es interesante leer cmo, en su explicacin. Carrasco parece identificarse desde entonces con el terreno frtil dispuesto a recibir el grano de trigo para ha-cerlo fructificar. El grano es la palabra de Dios que lo llama a la religin."

    La equivocacin de Carrasco, una vez que ingres en la Compaa, fue limitarse a pintar vrgenes y santos porque esta temtica, si no existe el gran ge-nio o una gran imaginacin, termina por producir solamente imgenes de devo-cin convencional e insubstancial. Sus vrgenes de Guadalupe son repetitivas, su Sagrado Corazn protector de la Juventud podra quedarse en el rango de estampa devota, y el retrato que hizo de Agustn Pro es terriblemente inocuo.

    Su obra importante sera la decoracin del bside de la Sagrada Familia de 1920, en la Ciudad de Mxico, donde pint en una gran composicin La glorifica-cin de la Sagrada Familia, en la bveda, y en las paredes laterales las dos devocio-nes, la de los reyes y la de los pastores, de buen colorido y dibujo.'^

    En 1926 termin La conquista del Paraguay por la msica, episodio de la co-lonizacin del Paraguay por los jesutas, en el que pone en movimiento el paisaje salvaje, los misioneros y los guaranes. Aqu, Carrasco escogi la versin romnti-ca de la historia, los salvajes guaranes embelesados y cristianizados por el encan-to de la msica. Su carcter piadoso eluda la parte cruel y realista de la conquista del Paraguay, como la muerte de los misioneros jesutas masacrados por aquel misterioso personaje que fue Nicols I Neenguir, rey de Paraguay y emperador de los mamelucos.

    En resumen, Gonzalo Carrasco fue buen alumno y u n buen pintor acadmi-co, pero al hacerse jesuita los ejercicios espirituales de San Ignacio mataron en l toda originalidad e iniciativa artstica.

    Alberto Bribiesca ingres hacia 1870 y obtuvo sus primeros premios entre 1873 y 1877, en claroscuro y copia del natural. En 1877 solicit una pensin que le fue negada, pero para la X V I I I Exposicin en 1877-1878 present Los israelitas cautivos en Babilonia, copia de Joaqun Ramrez, que le hizo merecedor a la pen-sin. La Escuela adquiri la obra y la sorte entre los suscriptores." Junto con esta copia present Pastor griego criticado por Felipe Gutirrez, quien lo tach de estar mal proporcionado y de haber sido pintado de memoria. En 1879 exhibi la Virgen Mara en contemplacin que la escuela le compr en ciento cincuenta pesos y cuyo colorido fue criticado por Altamirano.' ' ' Como obras de mrito podramos citar El buen samaritano, seleccionada para la Exposicin de Pars de 1889, y Ruth, se-leccionada para la de Chicago de 1893. En 1888, junto con Manuel Buenabad, Juan Ortega y Antonio Ruiz supli a Jos Obregn y finalmente termin como restau-rador de pintura, en la misma San Carlos y a partir de mayo de 1890. En el museo regional de Quertaro existe otro leo suyo titulado Educacin moral

    Flix Parra (1845-1919) naci en Morelia, Michoacn, e hizo sus primeros es-tudios de dibujo con Octaviano Herrera, Ramn Anzorena y Job Carrillo. En 1868 apareca en la lista de alumnos premiados en San Carlos en las clases de dibujo. En 1869 fue premiado y agraciado con una pensin dentro de la Escuela, por un auto-

    " AAASC, Doc . 10771.

    Sobre Carrasco, adems del libro de Gmez Robledo, apareci recientemente un estudio analtico en el libro

    La pintura y a palabra, dos artistas jesutas mexicanos: Gonzalo Carrasco (859-I96) y Miguel Aguayo (I934-),

    publicado por la Universidad Iberoamericana en 2005, y escrito por Margarita Hanhausen Col, Patricia Prez

    Walter y Leonor Morales Garca.

    AAASC, Doc. 7364.

    Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. III, p. 49.

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    rretrato, y en 1873, para la XVI Exposicin, termin y exhibi Galileo en la Escuela de Padua demostrando las nuevas teoras astronmicas, considerada como su obra de ms calidad. En la escena Galileo parece hacer una medicin colocando el comps de puntas sobre la superficie del globo terrqueo, ante un joven fi-aile que le escucha atento. Se encuentran en u n aposento que invita al conocimiento por los estantes de libros, la esfera, escuadras y el mismo comps. El pintor contrasta, en la fuerza del gesto, la sabidura del maestro contra la atenta pero incrdula cara de su interlocutor. En la ejecucin, basta observar la mano y la manga del brazo derecho de Galileo para valorar la calidad de este artista. En un artculo publicado en El Tiempo del 2 de septiembre de 1883,'^ Victoriano Ageros hizo un sentido elogio de esta pintura: Los admirables adelantos que l revela no pare-cen haber sido alcanzados en el corto tiempo transcurrido desde que present su primera composicin y le llama "verdadero maestro", conocedor de los secretos del colorido, de fino y delicado gusto, de pulso firme y seguro, que saba dar a las figuras que trazaba la actitud natural, verdadera y adecuada a las pasiones y senti-mientos que deban representar.

    El mismo Ageros relata que el presidente Sebastin Lerdo de Tejada, tras una visita que hizo a la exposicin, qued tan entusiasmado que prometi enviar a Parra becado a Europa para que perfeccionara sus estudios. Esto sin embargo no se pudo realizar porque don Sebastin perdi el poder en 1876. No obstan-te, y en conjuncin con el cambio de gobierno cambi tambin el director de la Academia, y al asumir este cargo en el mismo ao de 1876 don Romn Lascurin, en u n gesto altruista y generoso cedi su sueldo de director para costear los es-tudios de Parra en Europa, que de esa manera se march a Pars, permanecien-do en el viejo continente durante cinco aos.'^ Para la Exposicin de 1877-1878

    se exhibi su cuadro La destruccin de las Indias o Fray Bartolom de las Casas (fig. 5 ) , y en el mismo ao de 1878 se men-ciona Episodio de la Conquista adquirida por la misma Escuela.'" Ambas debi eje-cutarlas en Europa, pues segn la biogra-fa que nos presenta Victoriano Ageros, permaneci all hasta 1881. La destruccin de las Indias es un cuadro de destruccin y misericordia. El indio muerto, entre mul t i tud de smbolos prehispnicos y co-lumnas rotas, es la imagen de la derrota y de una cultura truncada por la espada mientras que la mujer indefensa se aferra a la nica proteccin posible: la Iglesia. De su regreso hay pocas noticias, pero para 1886 ya era profesor en la Escuela de Bellas Artes, de ornato y decoracin. En este car-go transcurri su vida en la rutina de la enseanza. En 1901 vendi a la Escuela una coleccin de acuarelas, con las que Salom Pina propuso formar un gabinete.

    Ifcfd., vol. III, pp. 164-169.

    I.,V0l. III, p. 168.

    A A A S C , Doc. 7430.

    /bii., Doc . 9225.

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    Fig. 5. Flix Parra, Fray Bartolom de las Casas, leo sobre tela, 1875, Museo Nacional de Arte (vase a color p. 14 del encarte).

  • 8: Produccin artstica como Escuela Nacional de Bellas Artes

    En 1902 padeci una enfermedad en los ojos, dejando temporalmente su clase'^ y en 1903, con el nuevo plan de estudios, fue nombrado profesor de dibujo de hojas, plantas, flores y frutas.-"

    Una vez ms, tenemos que calificar a un pintor por sus mejores obras co-nocidas, que fueron realizadas durante su poca de estudiante. De Galileo hemos citado ya un elogio de Victoriano Ageros. Ignacio Manuel Altamirano, tan pa-triota y nacionalista, no poda menos de entusiasmarse con las pinturas del padre Las Casas y El episodio de la Conquista o La matanza de Cholula. En el Almana-que Histrico, Artstico y monumental de la Repblica Mexicana publicado en 1883,'' se refera a estas obras como la gran pintura histrica nacional, concebida con talento, en que se unan la belleza del arte a la verdad de los hechos.

    Qu franqueza y dificultades en el dibujo! qu naturalidad y bri l lo en el color! qu ciencia del claroscuro! qu delicadeza en los detaUes! qu carcter local en la expresin!

    Las obras de Parra encierran mensajes, como muchas otras obras de los p i n -tores acadmicos, aunque en su caso stos son muy evidentes. En el plafn de la sala de Cabildos del Ayuntamiento de la Ciudad de Mxico, pint todo u n pro-grama poltico con retratos de ilustres personajes que parecen asomarse desde su tribuna. En Episodio de la Conquista y La destruccin de las Indias se integra al nacionalismo y a la necesidad de encontrar un arte nacional, acicateado por la crtica liberal. En cuanto al Galileo, no me parece que sea solamente una coin-cidencia con la conclusin, en el mismo ao, del mural Triunfo de la ciencia... de Juan Cordero en la Preparatoria. En ambas pinturas podra aplicarse el discurso de Gabino Barreda que hablaba de la indisoluble alianza entre la ciencia y el arte.-^ Las dos pinturas aluden al tr iunfo de la sabidura y la ciencia sobre la ignorancia, pero Cordero se queda en la generalidad de una alegora, mientras que Parra se muestra contundente: la ciencia (en tiempos del positivismo) personificada en la figura enrgica y dominante de Galileo, somete y avasalla la figura insulsa del fraile (la Iglesia). Apenas siete aos antes el gobierno liberal, mediante la Ley de Instruccin Pblica de 1867, haba reorganizado toda la educacin superior, ba-sndose en el ejercicio de la razn y el conocimiento cientfico.

    Leandro Izaguirre (1867-1941) parece ubicarse en el espacio en que se ago-taba el apogeo del academicismo clasicista al mismo tiempo que se iniciaba el modernismo. Ingres en la Escuela en los aos ochenta, pues el primer premio que obtuvo fue en 1885, en copia del yeso, aunque desde 1884 ya disfrutaba una pensin de veinte pesos. ^ Obtuvo otros premios tambin en copia, destacando la que hizo de Ismael en el desierto, adquirida por las autoridades para sortearla entre los suscriptores de la X X I Exposicin.

    En 1888 concurs con sus condiscpulos Andrs Ros, Jos Jara, Isidro Martnez, Joaqun Ramrez, Felipe Palomares y Jos Rentera sobre el tema, se-alado por Pina, de un grupo de mexicas que, prisioneros, abandonan la ciudad despus de su rendicin. Ignoramos el resultado del concurso, pero ya es un i n -dicio de la proclividad de Izaguirre por la pintura de historia.-^ En 1889 volvi a concursar, esta vez con Jara, Ramrez, Andrs Ros y Adolfo Tenorio; el tema, nuevamente sealado por Pina, era el episodio de los mexicas que perseguidos

    Ibid., Doc . 9489.

    Ibid.. Doc. 9637.

    ^' Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. l l l , pp. 147-154.

    Fernndez, op. cit., p. 73.

    A A A S C , Doc . 11008.

    bid., Doc. 7809.

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    en los caaverales escuchan a su sacerdote que les predice el lugar en que haban de fundar la ciudad.^^ El jurado otorg el premio a Jara, pero cuando las distin-tas versiones del concurso se expusieron en la Exposicin de 1891-1892, el crtico Manuel Revilla se refiri, con firmeza, a la superioridad del pintado por Izaguirre, elogiando su espontaneidad en la composicin, su sencillez y su grandiosidad."''

    En 1890 concurs con los mismos alumnos, a los que se agreg Adrin Unzueta, en el cual se sealaron como temas la muerte de un primognito egipcio, el episodio en que Xochitzin exhorta a los chichimecas a que lo elijan como jefe y el episodio en que Huemantzin pinta la historia de sus antepasados. Tampoco conocemos el resultado del concurso n i conocemos alguna de las versiones que se pintaron. En 1891 fue nombrado, junto con Joaqun Ramrez, para sustituir tem-poralmente a Santiago RebuU, durante una enfermedad de ste, en la clase noc-turna del yeso. ^ El mismo ao exhibi en la XXII Exposicin, su leo Coln con su hijo Diego se detienen en el convento de la Rbida; su obra premiada y comprada por la Escuela, siguiendo instrucciones de la Secretara de Justicia e Instruccin Pblica, en la cantidad de tres m i l p e s o s . M a n u e l Revilla, en su crnica de El Nacional elogi a Izaguirre por su coloracin de tonos agradables, que evocaba la escuela de Clav.^^

    En 1892 Izaguirre fue nombrado profesor de dibujo del yeso, en sustitu-cin de Juan Urruchi , pero la obra El borracho que present para la exposicin del mismo ao fue objeto de las ms duras crticas por parte del implacable Da-niel Eyssette y de Eduardo A. Gibbons. El primero, en El Siglo XIX, la calific de pintura repugnante, aunque no dejaba de reconocer algn mrito en la ejecucin. En cuanto al segundo, le pareci la apoteosis del vicio y obra de un artista de rango negativo,'" como aberrante contradiccin a la nobleza del tema en la obra de arte, preconizada por Ruskin. El mismo Revilla, que pareca afecto a Izaguirre, enfatizaba la fealdad de los personajes y lo pona como ejemplo del ms crudo realismo, admisible slo como ejercicio, pero no en una obra terminada.

    Hombre de altas y bajas, en el mismo ao de 1892 termin El tormento de Cuauhtmoc, cuadro de grandes dimensiones (fig. 6) que con el paso del tiempo acabara por considerarse su cuadro ms importante, tanto por su observancia de los principios acadmicos como por la trascendencia del tema que serva como n i n -gn otro para fortalecer la historia patria aludiendo de la manera ms preclara a la iniciacin del Mxico mestizo, construido sobre dos razas, una la dominante, otra la trgicamente vencida. El aspecto ambicioso y siniestro del oficial real Alderete y

    el aire siniestro de los soldados metidos en sus armaduras, en una penumbra que con-trasta el fuego del braserillo que quema los pies al prisionero, parece reproducir todo el lado cruel de la conquista.

    Este leo pas a formar parte de las galeras de la Escuela y se exhibi en las ms importantes exposiciones. En cuan-to a Izaguirre, por haber tenido una larga vida, le toc contemplar el fin del academi-

    Ibid., Doc. 7899.

    Rodrguez Prampolini, op. cit, vol. II ! , p. 291.

    AAASC, Doc. 8064. F i g . 6. L e a n d r o i z a g u i r r e . El tormento de Cuauhtmoc, 28 j^^-^ Y)QQ 8246

    l e o sobre tela, 1892. M u s e o N a c i o n a l de A r t e 29 Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. I l l , p. 290.

    (vase a color p. 14 del encar te ) . ' " Ibid., vo!. iii , p. 286.307.

    122

  • 8: Produccin artstica como Escuela Nacional de Bellas Artes

    cismo, el paso al modernismo, las revoluciones en la Academia y el advenimiento de la escuela muralista, varios de cuyos protagonistas haban sido sus discpulos.

    Como Izaguirre, Parra y Jara, Isidro Martnez (1861-1937) pintor del Estado de Mxico, abord con preferencia los temas de la poca prehispnica. En 1885 estaba inscrito en la Escuela de Bellas Artes y obtena su primer premio. Para 1887, en la X X I Exposicin, present la copia de Ismael en el desierto, que fue sor-teada entre los suscriptores. En 1889 particip en dos concursos, uno en el mes de jul io compitiendo con Manuel Ramrez sobre el tema del sueo de Endimin;^' el otro en el mes de septiembre, en competencia con el mismo Ramrez y con Ma-teo Herrera, sobre el tema de Papatzin que buscaba a su hija Xchitl en el palacio de Tepalcatzin. Parece que en el segundo concurso obtuvo el premio. Concluy sus estudios en 1895 y se march a Toluca, en donde ejerci su profesin artstica. Entre las obras que se mandaron a la gran Exposicin de Chicago, en 1893-1894, se incluan tres obras suyas: Ciego pordiosero, Resurreccin de la princesa Papatzin y La destruccin de los gigantes (boceto). Otra obra suya que se conserva en el Museo de Bellas Artes de Toluca es Los informantes de Moctezuma que le avisan de la llegada de los espaoles a Veracruz.^- U n retrato de Miguel Hidalgo, de muy buena factura, se conserva en el Palacio Municipal de Toluca y un retrato El padre Gante en la Pinacoteca del Ateneo Fuente de Saltillo (fig. 7 ) .

    A Jos Jara (1866-1939) se lo han disputado Orizaba, Tecamachalco y M i -choacn,^^ fue un pintor cuya obra aguarda an estudios cuidadosos. Ingres en la Escuela de Bellas Artes en la dcada de los ochentas, pues se le cita por primera vez en 1885, cuando obtuvo un modesto premio de diecisis pesos. En 1886 gan otro premio, en u n concurso cuyo tema fue la pintura de animales, con su pintura La pesca. Otro premio en 1887 le fue adjudicado por la copia de una alacena. En el mismo ao concurs con Andrs Ros y Joaqun Ramrez pintando la accin ab-negada de un bombero que expone la vida por salvar a una mujer o un nio;'"' esto en el mes de julio, y en el mes de agos-to de nuevo concurs con el tema de un gendarme ante el cadver de un hombre a s e s i n a d o . N o aclaran los documentos el resultado de estos concursos, como s lo hacen con el siguiente en 1888 cuando gan el premio al pintar un grupo mexica en el momento de abandonar la ciudad de Tenochtitlan, despus de su rendicin.'^ Ms interesante result el siguiente con-curso bienal celebrado en junio de 1889, cuando compiti con Joaqun Ramrez, Leandro Izaguirre, Adolfo Tenorio y Andrs Ros, para realizar un tema sea-lado por Salom Pina: los mexicas per-seguidos en los caaverales escuchan al

    ' ' A A A S C , Doc . 7908.

    Ibid., Doc. 9023.

    Bez Macas, Guia del Archivo... 1867-1907, vol. 1, p. 85.

    ^* A A A S C , Doc . 7731.

    Ibid., Doc. 7738.

    bid., Doc. 7809.

    Fig. 7. Isidro Martnez, El padre Gante,

    leo sobre tela, sin fecha. Pinacoteca del Ateneo Fuente,

    Saltillo (vase a color p. 15 del encarte).

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    sacerdote que predice el sitio en que debern fundar su c iudad;" en el mismo concurso, Pina seal otro tema: labradores cerca de la puesta del sol, que parece reminiscencia de MlUet pero que finalmente fue desechado por los concursantes. Jara gan el concurso con esta obra que se present en los catlogos como La fun-dacin de Tenochtitlan, actualmente en el Museo Nacional de Arte. Se exhibi en la Exposicin de 1891-1892, aunque no con buena fortuna, pues la critica virti j u i -cios poco amables en su contra. Manuel Revilla, en El Nacional del 13 de enero de 1892, afirmaba que Jara se mostraba inferior a la versin ejecutada por Izaguirre, con el mismo tema, en la composicin, la interpretacin y el colorido, que resulta-ba negruzco y falso, adems de que el suceso de la fundacin se desvirtuaba con la intromisin de un d o l o . E n el mismo sentido escriba Eduardo A. Gibbons, en La Federacin del 28 de jul io de 1892, manifestando que la primera impresin era poco favorable, como de aglomeracin de masas oscuras y confusas, y un celaje sombro color de pizarra, pareciendo ser los mexicas ms bien zulus que indge-nas. ^ A estos crticos haba que agregar algunas fallas en el dibujo.

    Sin embargo, la junta de profesores (Rebull, Pina y Parra) y las autoridades acogieron el cuadro con un criterio muy diferente. La primera haba recomen-dado, en enero de 1890, que otorgara a Jara la mxima gratificacin contemplada en el reglamento, a lo que el presidente de la repblica accedi concediendo al artista la muy buena suma de cuatrocientos pesos.^" En cuanto a la direccin de la Escuela, emiti una recomendacin ante la Secretara de Justicia e Instruccin Pblica recomendndole para una pensin en Europa, que desafortunadamente no se realiz.""

    Para la XXII Exposicin de 1891 haba presentado Los aguadores que la Escuela adquiri para sortear entre los suscriptores. El velorio (fig. 8 ) , es hasta ahora la obra ms conocida, junto con Carnaval de Morelia, que debi concluirse por esos mismos aos, pues junto con La fundacin... figura entre los cuadros remitidos para la Exposicin Internacional de Chicago de 1893. Contra El velorio

    se pronunci Manuel Revilla en el artcu-lo ya citado de 1892. Primero lo califica como un cuadro "original, verdadero, sen-tido y que agrada", para despus lanzarse contra un detalle que le parece chocante, los pies del muerto, que afirma no haba necesidad de pintar en la escena. Otro cr-tico, Daniel Eyssette, le reconoca algn mrito pero impugnaba los efectos de la luz que se desprende de la vela, como una entonacin "roj izay falsa".'-

    Contra los juicios de la crtica lan-zados desde una perspectiva puramente perfeccionista y acadmica, creo que El velorio, como Carnaval de Morelia, son obras de gran significado por su autntico realismo y por la intencin de penetrar en

    hi., Doc . 7899.

    40

    Fig. 8. Jos Jara, El velorio, leo sobre tela, 1889, Museo Nacional de Arte {vase a color p. 15 del encarte).

    Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. Iii , p. 29i.

    Ibid., vol. i i i , p. 310. AAASC, Doc . 7975.

    ^' Ibid., Doc . 7966. Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. III, p. 286.

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  • 8: Produccin artstica como Escuela Nacional de Bellas Artes

    las profundidades del alma popular mexicana; en la tristeza y la ingenuidad de los pobres, en su sencilla bondad y su resignacin. Si otros contemporneos suyos so-bresalieron pintando los grandes acontecimientos y los retratos de encumbrados personajes. Jara se volvi hacia los olvidados, a quienes pintaba ajenos a cuales-quier convencionalismo e inters de clase.

    Jos Guadalupe Montenegro hizo sus estudios en las Escuela Nacional de Bellas Artes entre 1869 y 1875. En ese lapso present y recibi premios por El maes-tro de escuela, copia de Induno,^^ un San Juan original, un Toro sorteado entre los expositores. El dibujante tambin titulado Joven modelo aficionado al dibu-jo. El violinista y Ahraham e Isaac. En 1873 obtuvo una pensin probablemente por Los hijos de Niobe que la misma Escuela adquiri por cien pesos. Otra obra que apareci en el catlogo de 1875 y se remiti a la gran Exposicin de Filadelfia fue Ariadna abandonada por Teseo en Naxos.'^'^

    Parece que al terminar sus estudios decidi marcharse a provincia, prime-ro a Guadalajara y despus a Nuevo Len. En 1893, remiti su lienzo titulado Pandora, para que la Escuela a su vez la remitiera a la Exposicin Internacional de Chicago."*^ En 1895 se encontraba nuevamente en Mxico, para recibir el nombra-miento de profesor de dibujo de figura tomado de la estampa, en sustitucin de Jess Contreras,^^ aunque tom posesin de la clase hasta junio del ao siguiente.

    Salvo una licencia que solicit en 1897, de seis meses, desempe su trabajo hasta el 9 de febrero de 1898, cuando renunci. Consta tambin que en 1897 declin el nombramiento de celador de estudios, en substitucin de Agustn Barragn.^' Despus de su renuncia regres a la provincia y en 1905 lo encontramos como profesor de dibujo en el Colegio Civi l de Nuevo Len,**^ desde donde reclamaba infructuosamente a la Escuela de Bellas Artes la devolucin de su cuadro Pandora conducida por Mercurio. En la respuesta de la direccin de la Escuela, aparece que se hizo la bsqueda en galeras y bodegas, pero la pintura no se encontr. Se haba presentado en la Exposicin de 1876 y Felipe Gutirrez, en su resea publicada en la Revista Universal, hizo un comentario elogiando a Montenegro por la manera en que haba vencido el grado de dificultad que el tema representaba, aunque al mismo tiempo le exhortaba a dejar el gnero mitolgico y a volverse hacia la his-toria de Mxico."^ Para 1907 apareca nuevamente en la planta de profesores de la Escuela Nacional.^*'

    Felipe Ocdiz, tal vez familiar de Jess el secretario de la Escuela, surge en las hstas de premiados en 1874 y 1876. En 1877 recibi una pensin, y nuevos premios con una copia del San Juan de Ingres, sorteada en la Exposicin de 1878. A l ao siguiente exhibi su cuadro original El delirio de Yugurta, en la XIX Exposicin, a la postre su obra ms discutida (fig. 9 ) . Otra pintura importante fue su Margarita arrepentida, original, tomada del drama de Goethe, seleccionada entre las pintu-ras de la Escuela que se mandaron a las grandes exposiciones de Nueva Orleans y Chicago.

    En marzo de 1889 Ocdiz concurs con Andrs Ros, Juan Ortega y Adolfo Tenorio, para impartir la clase de dibujo nocturno de figura de copia de la estam-

    A A A S C , Doc, 7038.

    Romero de Terreros, op. cit, p. 474.

    A A A S C , Doc . 8238.

    Ibid., Doc. 8458. Ibid., Doc . 8654.

    Ibid., Doc. 9898.

    Rodrguez Prampolini, op. cil.. vol. I I , p. 377.

    A A A S C , Doc. 11277.

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    pa; le gan Ros, pero Ocdiz permane-ci como su ayudante?' De esta mane-ra qued vinculado a la Escuela, pero su naturaleza era enfermiza pues consta que padeci reumatismo periarticular y en 1897 hubo de solicitar dos meses de licen-cia, por haber contrado una tuberculosis pulmonar que lo llev a la tumba el 4 de abril de 1897.^^

    Fue discpulo de Rafael Flores, Pe-tronilo Monroy y Juan Urruchi, y sobre su leo de Yugurta expuesto en la X I X Expo-sicin, recibi algunos comentarios alenta-dores en El Siglo Xl)^^ y otros demoledores, por parte de Altamirano, siempre fantico de la verdad histrica que lo fulmin al llamarle "gran disparate", pues faltaba con mucho a la verdad histrica, tan bien co-nocida en las obras de Plutarco y Salustio.

    Otras obras de Ocdiz que susci-taron inters fueron un Judas Iscariote y una copia que hizo de la Sibila prsica de Guercino.

    Daniel Dvila o Daniel Ruiz Dvila (1843-1924), que al decir de Prez de Sa-lazar " cierra la pintura del X I X en Puebla, pas discretamente por la Escuela Nacio-

    nal de Bellas Artes. En 1870 obtuvo su primer premio, que se repiti en 1873 con su Rubens en el taller de su maestro Adrin van Port, obra adquirida para el sorteo de la X V I Exposicin. En 1879, para la X X I Exposicin present La hurfana, tambin sorteada entre los suscriptores, y sta parece ser toda su relevancia como estu-diante de San Carlos. En 1887, en la X X I Exposicin, todava se exhibi y sorte Cabeza de noble de la Edad Media, pero ya se le inscribe entre los participantes fuera de la Escuela. Es seguro que al concluir sus estudios se regresara a Puebla, su tierra natal, en la que realiz una importante serie de temas religiosos, aun-que su obra ms comentada y por ende significativa fue su Indolencia (lmina V I I I ) en suaves tonos rosas, que representa a una mujer que se mece indolente en una mecedora, con un abandono y desenfado, indolencia y pereza, que nos intro-ducen de lleno en la pintura de costumbres intrascendentes y trivialidades.

    Su otra obra bien recibida por la crtica, aunque con las acostumbradas re-servas, fue La hurfana, sorteada en la X I X Exposicin. Ya en ella el cronista de El Siglo XIX exhortaba a Dvila a romper el aislamiento en que se haba encerrado en Puebla, y a mantener mayor contacto con la metrpoli, para no estacionarse.^^ Mas el artista se arraig en Puebla donde, como queda dicho, realiz su mayor produccin, llegando a ser director de la Academia de Bellas Artes de aquella ciudad por u n periodo de veintisis aos.

    Fig. 9. Felipe Ocdiz, El delirio de Yugurta,

    leo sobre tela, 1879, Pinacoteca del Ateneo Fuente, Saltillo.

    ^' /bid., Doc . 7887.

    Ibid., Doc . 8620. Rodrguez Prampolini, op. cit, vol. 111, p. 7i.

    Fernndez Justino, op. cit, p. 114.

    Rodrguez Prampolini, op. cit, vol. l l l , p. 64.

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    Lmina V I I I . Daniel Dvila, Indolencia, leo sobre tela, sin fecha (vase a c o l o r p. 16 del encarte).

    Abord temas nacionales; La china poblana y Un charro y una china. En la co-leccin Ignacio Dvila, de Puebla, se encuentra su obra de mayor madurez, ejecu-tada con mucha vocacin que titul Soando. Una mujer, casi de espaldas, trabaja en su mquina de coser en una habitacin finamente ambientada, hasta el mo-mento en que suspende su labor para elevarse hacia las nubes de la ensoacin.

    Atanasio Vargas estudi entre 1866 y 1874. Lo ms relevante fue una medalla de plata que gan en la X V I Exposicin (1873-1874) por El prisionero insurgente, comprada por la Escuela en quince pesos para el sorteo correspondiente. La otra obra que se cita en los documentos de la Academia fue El primer beso o La luna de miel, rechazada para figurar en la X X I Exposicin, "por no tener mrito artstico". El catlogo de la Exposicin de Romero de Terreros registra otras obras suyas: Mercaderes, Los mendigos, retrato del General Loaeza y retrato de Porfirio Daz.

    Mateo Herrera, artista poco conocido, ingres antes de 1890, porque en la X X I I Exposicin de 1891-1892 se da cuenta de una obra suya. El avaro, original, sorteada entre los suscriptores. En 1897 obtuvo otro premio. En 1898, en la X X I I I Exposicin, present una copia del Abel de Primitivo Miranda, un Fauno y El guitarrista, escogido para sortearse. En 1899 fue nombrado profesor interino de acuarela,^^ lo que permite corroborar que no era u n mal pintor. En 1901 obtuvo otro nombramiento, esta vez como ayudante de Dibujo diurno y nocturno toma-do de la estampa.^" Junto con Velasco y Parra prepar el programa de estudios de acuarela en 1902 y para 1904 enseaba tambin figuras planas y geomtricas. En 1905 se march pensionado a Madr id , donde, despus de algunos contratiempos con su pensin, se dedic a estudiar y copiar a Velzquez. En una interesante carta que remiti a la Escuela^^ manifestaba que la pintura espaola de esa poca era muy inferior a la de los siglos X V I y X V I I , e inferior a la de otros pases. Sealaba tambin la tendencia de los espaoles a dibujar poco y a trabajar ms bien en el color, y finalmente exaltaba a Pradilla y Sorolla como las excepciones dentro de la decadencia de la pintura espaola.

    AAASC, Doc. 9009.

    Ibid.. Doc. 9349.

    ) , D o c . 9885-114.

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    De las obras de Herrera, entre lo poco que conocemos, y eso a travs de la crtica que recay a las obras expuestas en la X X I I I Exposicin, esta El guitarrista. Dice de l la resea aparecida en El arte y la ciencia de mayo de 1899:

    Creemos ver a uno de nuestros viejos callejeros, de traje rado, sucio y remendado, de

    esos cantadores de coplas que en los domingos no pierden feria en algn pueblo de las

    cercanas. I... L a noche pasa I...J trasciende el olor del alcohol hasta donde est el viejo,

    que canta casi sin darse cuenta: la pobre guitarra gime y el canto y los gemidos se apagan

    por el ruido de las coplas.^'''

    Herrera regres a Mxico, pero el archivo solamente nos proporciona otro dato suyo: era conservador de pintura en 1916.^"

    De finales de esta etapa de predominio academicista son dos artistas que estudiaron en la Escuela y despus se vincularon con ella, desempeando algunas clases; ellos fueron Daniel del Valle y Andrs Ros, artistas ms medianos que brillantes pero que, sin embargo, fueron en su momento parte importante en la actividad acadmica.

    Del Valle naci en la Ciudad de Mxico el 3 de enero de 1867. Ingres en la Escuela de Bellas Artes en 1884 y en 1891 exhibi su primera obra: El maestro de escuela. Termin los estudios en 1896 y en 1902 empez a dar clases de dibu-jo de figura. En un expediente del archivo de la Academia se mencionan las siguientes obras: Retrato de Porfirio Daz (1894), Episodio de la vida de Santa Eduviges, San Pedro, Santsima Virgen; el mural al leo Alegora de la Paz para la cmara de diputados de la ciudad de Toluca, la decoracin al leo para la iglesia de Jess Mara de Mxico, y la decoracin para las casas de los seores Haghembeck y Jos de Teresa y Miranda.^'

    M U J E R E S P I N T O R A S

    La presencia de la mujer en la Academia es bastante tarda, ya muy avanzado el si-glo X I X . Podemos deducir del texto de un documento^^ que el ingreso de seoritas a los cursos en la Escuela fue aprobado en el ao 1886, cuando ya no era Academia sino Escuela Nacional de Bellas Artes y Porfirio Daz estaba en su segundo perio-do presidencial. Carlota Camacho y Dolores Soto, las primeras mujeres inscritas en la institucin, obtuvieron premios en 1886, ms de un siglo despus de que se fundara la Academia.

    Sin embargo, encontramos en las anales de la Institucin un antecedente: en su reunin del 28 de junio de 1794 la Junta ordinaria design, entre burlas y veras, acadmica de honor y de mrito y directora honoraria en el ramo de pintura a la seora Mara Guadalupe Moneada y Berrio. Algo tan inslito que solamente podemos aceptar como una amable farsa."

    Debemos distinguir dos grupos si tratamos el tema de las mujeres pintoras en la Escuela. Uno, el de aquellas que, sin ser alumnas, concurrieron para ex-hibir sus cuadros en las exposiciones. Otro, el de aquellas que ingresaron como

    Rodrguez Prampolini, op. cit., vol. III, p. 362.

    ' AAASC, Doc . 9945.

    ^' bid., Doc . 9913-12.

    AAASC, Doc . 9898-9.

    " L a seora Moneada era aficionada a la pintura y tuvo a bien obsequiar una copia, al leo, que la Junta agra-

    deci con su desmesurado nombramiento. Consideremos que el ttulo de acadmica de honor solamente

    lo poda otorgar el rey; el de acadmico de mrito slo se obtena mediante un examen, y el de director

    honorario lo prohiba la Instruccin reservada. Sobre la copia obsequiada y la autora, vase Leonor Cortina,

    Pintoras mexicanas del siglo XIX. Museo de San Carlos, INBA, Mxico, 1785, pp. 40-41; AGN. Historia, vol. 291, f.

    186; AAASC, Doc. 839.

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  • 8: Produccin artstica como Escuela Nacional de Bellas Artes

    alumnas regulares. Pertenecieron al primer grupo las seoritas de las clases alta y media alta que aprendieron a pintar pagando clases particulares a profesores de la Escuela Clav por ejemplo para completar una educacin refinada, propia de su clase. Algunas alcanzaron un buen nivel en el oficio, y fue lo que llevaron a las exposiciones. Pero nada ms. Su ejercicio se orient hacia los gneros menos comprometidos: el retrato familiar, el bodegn, el paisaje, casi siempre la copia, dentro de una constante complacencia. La crtica, por galantera, fue siempre be-nvola hacia aquello que llamaban en forma cursi "el bello sexo".

    Nada sobresaliente. Esa atmsfera, en que se mezclaban lo aristocrtico pro-vinciano y los prejuicios arrastrados de una sociedad conservadora, era poco fe-cunda para el talento. Tal ie el caso de Pilar Hidalga de Usandizaga, Eulaha Lucio, Virginia Maldonado, Concepcin Arpide Flores, Elena Barreiro, Concepcin Carpi de Mayora y Julia Escalante.

    Pilar Hidalga {o de la Hidalga) era hija del arquitecto Lorenzo de la H i -dalga y fue discpula de Clav. Sus obras se exhibieron en varias exposicio-nes, desde 1858 hasta 1891, y alguna mereci ser incluida para la Exposicin Universal de Chicago de 1893. Se trata de una Cabeza de vieja o La mendiga que parece un intento de realismo por su expresin senil bien lograda y su buen dibu-jo: pero es una obra que no impacta, simplemente describe.

    Eulalia Lucio sigui la tradicin familiar, pues era hija del coleccionista y doctor Rafael Lucio. Elena Barreiro no solamente pint, sino tambin sirvi de modelo. Guadalupe Carpi de Mayora pint veinticuatro obras, entre ellas una horrible inmaculada inspirada en Mur i l lo .

    Julia Escalante destac porque recurri poco a la copia y prefiri los temas originales, pero la originalidad no es necesariamente sinnimo de talento, y cuan-do intent su Graciela inspirada en la novela de Lamartine, el resultado fue algo segn la crtica que en nada se acercaba a la delicada muchacha de Prcida.

    Importan ms las pintoras formadas en la Escuela Nacional de Bellas Artes, a impulso de una vocacin. Las primeras que aparecen inscritas como alumnas regulares son Carlota Camacho y Hall y Dolores Soto. La primera obtuvo una pensin en 1891 y en el mismo ao logr que la Escuela le comprar su Aldea-na para sortearla entre los suscriptores. Dolores Soto trabaj el bodegn, el retrato y el paisaje. Mateo Saldaa, su condiscpulo, la retrat ante su caballete pintan-do en pleno campo. Hizo buenas copias de Rafael Flores y de Ingres {San Juan Bautista nio) pero la originalidad est en sus paisajes, como buena discpula que fue de Jos Mara Velasco. La crtica de arte y la crnica la valoraron acertadamen-te como la primera verdadera y aprovechada alumna de la Escuela.**^

    En los aos siguientes ingresaron Carmen Lpez, ngela Sols, Hesiquia Val-ds y Merced Zamora, sta pensionada por el gobierno del estado de Colima. Ya para terminar el siglo entraron Candelaria Manzano y Otil ia Rodrguez, sta pensionada por el gobierno de Zacatecas hasta 1906, ao en que parecen suspen-derse sus estudios como consecuencia de su matrimonio con su condiscpulo Sostenes Ortega. En la exposicin organizada en 1985 en el Museo de San Carlos de la Ciudad de Mxico se exhibieron ocho pinturas suyas, casi todas paisajes de buena factura.

    A l iniciarse el siglo XX aument notablemente el ingreso de mujeres, seal irrebatible de que e pas entraba en un afortunado cambio social. Los documen-tos del archivo revelan los nombres, pero muy poco dicen de las obras. Falta el

    ^ Leonor Cortina, op. cit, p. i99.

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    estudio, pero hasta ahora slo podemos concluir que a pesar de las enseanzas de Fabrs, Godovn, Ruelas, y Velasco, no superaron los lmites de la mediana. Citaremos slo los nombres: Mara de la Luz Carrillo, Bertha Montero del Collado, Enriqueta Gochicoa, Blanca Gonzlez, Carmen Gonzlez, Elvira Guerrero, Luca Huerto, Luz Islas, Bertha von Kitt l i tz , Luca Merkens, Matilde Monroy, Isaura Ortega, Leonor Ortega, Guadalupe Pacheco, Clotilde Plata, Isabel Padilla, Fany Portilla, Mara de la Luz Quesada, Magdalena Rodrguez, Ana Senz y Mara Torres. Otra alumna, Matilde Orellana, personifica el conflicto entre el ejercicio de una profesin liberal y la sociedad porfiriana atada a convencionalismos y pre-juicios. Ingres hacia 1901 como alumna regular, en las clases de Ruelas, Saldaa y Gedovius. En 1905 solicit una pensin que la Escuela le hubiera concedido si hubiera seguido sus cursos regularmente, pero como en stos se incluan las clases de dibujo anatmico y copia del desnudo, la Orellana prefiri renunciar a la pen-sin antes que copiar un cuerpo masculino desnudo.

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