(goldoni)la locura del veraneo

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Comedia clasica italiana

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  • La locura del veraneo

    Carlo Goldoni PERSONAJES: Don Felipe, hombre maduro, acomodado y cordial Jacinta, hija de Don Felipe Leonardo, enamorado de Jacinta, de buena familia pero escaso de fondos Victoria, frvola hermana de Leonardo Don Ferdinando, amigo de don Felipe, aprovechador oportunista Guillermo, enamorado de Jacinta Don Fulgencio, amigo entrado en aos de Don Felipe Pablo, mucamo de Leonardo Brgida, mucama de Jacinta Quico y Berto, servidores de Leonardo Doa Sabina, seora mayor, ta de Jacinta y cuada de don Felipe Doa Constanza, vecina de buena posicin, de edad madura Rosita, sobrina adolescente de doa Constanza Tonito, jovenzuelo atontado, enamorado de Rosita Tito, servidor de doa Constanza Beltrn, servidor del padre de Tonito Otro servidor del padre de Tonito Don Bernardino, to avaro de Leonardo Pascual, sirviente de Don Bernardino Una criada de Constanza

  • PRIMERA PARTE PRIMER ACTO Escena I La accin en casa de Leonardo. Pablo, que est colocando ropas y ropa de cama en un bal, despus Leonardo. Despus, Quico, Victoria, Don Ferdinando LEONARDO- (a Pablo) Qu ests haciendo en este cuarto? Hay que hacer un montn de cosas y te ests aqu, perdiendo el tiempo... PABLO- Perdn, nio Leonardo. Me parece que preparar los bales es una cosa necesaria, no? LEONARDO- Tengo otras cosas ms importantes para vos. Que el bal lo preparen las muchachas. PABLO- A las muchachas las tiene ocupadas la nia Victoria, ni soar en hacerlas venir... LEONARDO- La culpa la tiene mi hermana, que no tiene lmites y querra que toda la servidumbre estuviera siempre a su disposicin. Para salir de vacaciones no le alcanza ni un mes para prepararse. Dos mujeres para ayudarla, todo un mes. Puf, es algo insoportable! PABLO- Dos mujeres? Como no le bastaban, trajo dos ms para que las ayudaran... LEONARDO- Cmo? Para qu? Le estn haciendo algn vestido nuevo? PABLO- No, nio Leonardo, el vestido nuevo se lo hizo la modista. Las otras dos mujeres se ocupan de renovar los vestidos de antes de la nia Victoria. Le hacen chales, capas, blusas, faldas, unos lazos para las capelinas de da, unas cofias para dormir a la noche, le pegan encajes, le bordan los puos...Un montn de ropa...para pasar un mes en el campo... Como si en el campo hubiera que cambiarse a cada rato como en la ciudad. LEONARDO- S, tens razn, al que quiera figurar en sociedad, le conviene hacer lo que hacen los dems. Mucha gente de apellido va a pasar el verano en San Isidro o en Adrogu. Uno tiene que darse con la gente bien y yo tengo que hacer todava muchas cosas antes de viajar. A ver, controlemos lo que hay y lo que falta. Me temo que los cubiertos sean pocos...

  • PABLO- Dos docenas tendran que alcanzar... LEONARDO- En principio, s. Pero...quin me asegura que no caern amigos y ms amigos? En el campo la mesa tiene que estar siempre lista. Pens que, adems, hay que cambiar los cubiertos, no? PABLO- Perdneme, nio, por meterme donde no debo. Pero usted no est obligado a hacer todo lo que hacen los seorones que tienen casas quintas enormes, muchos sirvientes y mucho dinero. LEONARDO- No hay ninguna necesidad de que mi mucamo me venga a dar lecciones. PABLO- Disclpeme, nio, no hablo ms. LEONARDO- En la situacin en que me encuentro, tengo que hacer todava mucho ms de lo que est a mi alcance. Mi casa de campo est al lado de la del seor Don Felipe. Mi vecino es un hombre rico, generoso. Recibe esplndidamente y, si me comparan con l, yo no puedo hacer un mal papel... PABLO- Pues, entonces, haga usted como le parezca mejor. LEONARDO- Te vas ya mismo a lo de Monsieur Gurland, y le peds de parte ma que me preste dos juegos de cubiertos y seis candelabros. De plata. PABLO- All voy. LEONARDO- Despus, te vas al almacn y que te den cinco kilos de caf, veinte kilos de chocolate, diez kilos de azcar y un surtido completo de especias para la cocina. PABLO- Tengo que pagar? LEONARDO- No, ahora no. Les dirs que pagar yo cuando vuelva. PABLO- Disclpeme, pero el otro da me dijeron que tena que pagar lo que se debe antes de irse de vacaciones. LEONARDO- No me importa. Les pagar cuando vuelva, entendiste? PABLO- Muy bien. LEONARDO- Consegu mazos de cartas como para seis o siete mesas. Ah, y que no falten velas y que sean finas! PABLO- Pero el seor que las vende tambin dijo que hay que pagarle las que se le deben. LEONARDO- And al otro negocio. No son tan lindas pero, paciencia.

  • PABLO- Esas...las tengo que pagar? LEONARDO- No, que te den la factura, que se la pagar cuando vuelva del campo. PABLO- Nio Leonardo, cuando vuelva lo estar esperando una tropa de acreedores... LEONARDO- Me molests vos ms que todos ellos juntos. Hace diez aos que trabajs para m y cada da ests ms impertinente. Me vas a hacer perder la paciencia! PABLO- Nio, usted me podr echar pero, si yo hablo as, es por el afecto que le tengo. LEONARDO- Que tu afecto te haga servirme y no fastidiarme. Hac lo que te digo y mandmelo a Quico. PABLO (partiendo)- Como usted mande. (En muy poquito tiempo, las grandezas de las vacaciones lo van a hundir en la ciudad, ya lo estoy viendo) LEONARDO- (Yo tambin me doy cuenta de que estoy gastando ms que lo que tengo. Pero lo hacen los dems y yo no puedo ser menos. El muy avaro de mi to Bernardino me podra ayudar, pero el viejo no suelta un centavo. Pero, segn el orden de la vida, mi to se tiene que ir de este mundo antes que yo y, si no quiere ser injusto con su propia sangre, yo ser su nico heredero). QUICO (entrando)- Aqu me tiene a sus rdenes, nio Leonardo. LEONARDO- Tens que ir a la casa del seor Felipe Gutirrez Campos. Si est, le das mis saludos y le decs que ya tengo pedido el carruaje y que partiremos al atardecer. Despus, pedirs ver a la seorita Jacinta, su hija, dicindole, a ella o a su mucama, que le envo mis saludos, si pas bien la noche y que, dentro de poco, ir a verla personalmente. Ah, fijate si, por casualidad, est en la casa el seor Guillermo. Pregunt a los sirvientes si estuvo antes, si ya se fue o si saben que va seguido por ah. Hac todo lo que te dije y volv con las respuestas, s? QUICO- As se har, nio. (Sale) LEONARDO- (No puedo soportar que Jacinta lo trate a Guillermo. Ella dice que lo tiene que tratar para darle el gusto al padre, que es un amigo de la casa, que ella no siente nada por l...Pero yo no tengo por qu creer todo lo que me dicen y esa relacin no me causa ninguna gracia... Ms vale que yo mismo termine con este bal). VICTORIA (entrando)- Hermanito, hermanito, es verdad que ya pediste el carruaje y que salimos esta tarde?

  • LEONARDO- Claro que s. No estaba ya decidido desde ayer? VICTORIA- Ayer te dije que crea que estara lista para viajar hoy, pero ahora te digo que no estoy lista, as que mand suspender el carruaje porque, te juro, hoy no podremos viajar. LEONARDO- Y por qu no podremos viajar? VICTORIA- Porque la modista no termin mi "jardinire". LEONARDO- Qu diablos es esa "jardinire"? VICTORIA- Un vestido, el ltimo alarido de la moda para el campo. LEONARDO- Si no lo termin, que te lo mande a la quinta. VICTORIA- Ni loca. Me lo tengo que probar y quiero verlo terminado. LEONARDO- Pero nos pusimos de acuerdo para ir hoy con don Felipe y su hija Jacinta... VICTORIA- Lo lamento. Jacinta tiene muy buen gusto y no quiero pasar un papeln delante de ella. LEONARDO- Pero si tens tantos vestidos...nadie te hara sombra... VICTORIA- No tengo ms que trapos viejos. LEONARDO- Pero...no te hiciste ropa el ao pasado? VICTORIA- Seguro, pero de un ao al otro la moda cambia. Claro que me los hice modificar a casi todos, pero no se puede no tener un vestido nuevo. Es una necesidad, s, una necesidad. LEONARDO- Entonces, este ao la moda es la "jardinire". VICTORIA- Vos lo has dicho. El modelo lo trajo Madame Granon de Pars. Por este Ro de la Plata no se lo ha visto todava y yo quiero ser de las primeras en tenerlo. LEONARDO- Se puede saber qu clase de vestido es? Demora tanto tiempo hacerlo? VICTORIA- No, no, no tanto. Es un vestido de seda, de un solo color, con unos vivos en trencilla de dos colores. Lo importante es el buen gusto al elegir los colores, que armonicen bien, pero que resalten y que no provoquen sacudones visuales. LEONARDO- No s qu pensar... No me agrada contradecirte pero viajamos hoy, y basta.

  • VICTORIA- Ah, s? Entonces yo no voy. LEONARDO- Vos te queds, entonces. Y yo voy igual. VICTORIA- Cmo?! Sin m? Seras tan cruel? LEONARDO- Te vengo a buscar ms adelante. VICTORIA- No, no te creo. Slo Dios sabe cuando vendras y, si me quedo sola, tengo miedo de que el amarrete de nuestro to Bernardino me obligue a quedarme con l. Y te juro que, si me tengo que quedar ac, me morir de rabia, de desesperacin, pensando en mis conocidas que disfrutan de las vacaciones en las quintas. LEONARDO- Entonces, decidite a venir. VICTORIA- Hermanito, por qu no vas a lo de la modista y la obligs a que deje todo lo que est haciendo y que termine mi "jardinire"? LEONARDO- No puedo perder tiempo en eso: tengo mil cosas que hacer. VICTORIA- Ay, qu desgracia! LEONARDO (irnico)- Ay, s, una terrible desgracia! Tener un vestido menos es una desgracia tremenda, intolerable, como para llorar tres das seguidos... VICTORIA- Pues s, seor, el no tener un vestido a la moda puede empaar la reputacin de una seorita de buen gusto. Mir a Jacinta, cmo se viste. Yo no me puedo permitir que me critiquen, que me traten de anticuada. Me extraa que mi propio hermano me quiera someter a esa humillacin. LEONARDO- Tanto lo por un vestido? VICTORIA- Antes que no tener ese vestido para viajar o tener que quedarme aqu, prefiero enfermarme... LEONARDO- Dios quiera... VICTORIA (desdeosa) - Qu me enferme? LEONARDO- No, que te entreguen el vestido y te queds tranquila. (Se asoma el sirviente Berto) BERTO- Nio Leonardo, est el seor don Ferdinando, que lo quiere saludar... LEONARDO- Pues que pase, hacelo pasar.

  • VICTORIA (a Berto)- Berto, escuchame bien. Te vas a lo de mi modista y le decs que termine ya, ya, ya mi vestido, que lo quiero tener antes de salir de veraneo. Que, si no lo hace, se las tendr que ver conmigo y ninguna seorita de la sociedad le va a encargar nunca ningn vestido. BERTO- Voy volando, nia . (Parte). LEONARDO- Por favor, calmate y no te hags notar con don Ferdinando... VICTORIA- Y a m, qu me importa el seor Ferdinando? No me cae en gracia ese viejo y me imagino que tambin este ao ir a instalarse en nuestra quinta. LEONARDO- As parece. Se cree que tendramos que agradecer su presencia all. Pero, como siempre se mete donde no lo llaman y es un lengua larga, que lleva y trae chismes, ms vale ser discretos con l. Ni se te ocurra mentar lo de tu vestido, porque sera capaz de hacerte caer en el ridculo con nuestras amistades. VICTORIA- Entonces, por qu quers que venga con nosotros ese mal bicho, si ya sabs cmo es? LEONARDO- En el campo hay que estar en buena compaa. Y, cuanto ms invitados se tiene, tanto ms se te considera y se te respeta. Adems, don Ferdinando es un tipo que se adapta a todo.. Juega a cualquier juego, est siempre alegre, dice cosas divertidas, come bien, hace honor a la mesa, se aguanta las bromas y nada le parece mal. VICTORIA- Eso es cierto, en el campo se precisa a alguien as . Pero...qu hace que no viene? LEONARDO- Aqu llega, de la cocina... VICTORIA- Qu tiene que hacer en la cocina? LEONARDO- Es un meterete, quiere enterarse de todo: qu se hace, qu se come, para despus desparramarlo por todas partes. VICTORIA- Menos mal que de nosotros no podr decir nada malo. (Entra Don Ferdinando) FERDINANDO- Mis queridos amigos...Les presento mis respetos. VICTORIA- El placer de verlo, don Ferdinando. LEONARDO- Tendremos el gusto de tenerlo con nosotros? FERDINANDO- S, ser de la partida. Me tuve que librar del molesto Don

  • Anselmo Arias, ese rico comerciante, que insista en que tena que ir a su quinta a pasar este mes... VICTORIA- Pero no se est bien en lo de Arias? FERDINANDO- Y...s, tiene buen trato, se come bien en su casa. Pero la vida en su quinta es demasiado metdica para mi gusto. Se cena demasiado temprano y hay que meterse en la cama demasiado temprano. VICTORIA- Ay, lo que es yo, no hara esa vida por nada del mundo. Si me tuviera que acostar antes de la madrugada, no podra pegar un ojo. LEONARDO- Usted ya sabe cmo es en nuestra quinta. Se juega, se baila, nunca cenamos antes de las nueve y, entretenidos con las cartas, nos quedamos las ms de las veces jugando hasta que se asoma el sol. VICTORIA- Eso s que es vivir, no? FERDINANDO- Por eso prefiero pasarlo con ustedes y no con Don Anselmo. Adems, esa vieja anticuada de su mujer es insoportable. VICTORIA- Ah, s, quiere drselas de jovencita... FERDINANDO- El ao pasado, durante los primeros das, tuve que hacerle de "chevalier servant", hasta que apareci un mozalbete de veintids aos y la seora se le tir encima y el muchachito ocup mi lugar, je. VICTORIA- Es de no creer. Con un chico de veintids aos? FERDINANDO- Tengo que decir la verdad: era un rubiecito, con muchos bucles, blanco y sonrosado como una cndida rosa. VICTORIA- Me asombra que un caballerito as haya aceptado esa situacin... FERDINANDO- Mi querida, ya se sabe cmo son esas cosas. Es uno de tantos, de esos que no tienen dinero, que se pegotean aqu y all, a alguna de esas seoras viciosas, con muchos aos y buena posicin, que algo les pagan y hasta les dan dinero para jugar. VICTORIA- (Si este viejo chismoso se muerde la lengua, cae muerto, envenenado). FERDINANDO- A qu hora partiremos? VICTORIA- Todava no estamos seguros. FERDINANDO- Supongo que iremos en un carruaje con cuatro asientos... LEONARDO- He pedido una calesa para nosotros dos, mi hermana y yo, y un caballo para mi mucamo.

  • FERDINANDO- Y yo....cmo voy? LEONARDO- Como ms le agrade. VICTORIA- Ay, por favor, don Ferdinando ir conmigo. (A Leonardo) Leo, irs en el coche con Don Felipe y Jacinta (har mejor figura yendo con el viejo que con mi hermano). LEONARDO- (A Victoria) Entonces, vas a venir? FERDINANDO- Por qu esa pregunta? Pas algo? VICTORIA- Bueno...quizs habra un pequeo inconveniente... FERDINANDO- Si no tienen la seguridad de viajar hoy, dganmelo sinceramente. Si no viajo con ustedes, viajar con otra persona. Todo el mundo como se debe sale de veraneo y no quisiera que se comentara que me tuve que quedar en Buenos Aires. VICTORIA- (Te comprendo, vejete: para m tambin sera un suplicio) (Regresa Quico) QUICO- (A Leonardo) Aqu estoy de vuelta, nio Leonardo. LEONARDO- (A Quico) Ven, apartmonos. (A Don Ferdinando) Perdn, un minuto. QUICO- (A Leonardo) El seor Don Felipe le manda sus saludos y dice que confa en que usted se encargue de los carruajes. La seorita Jacinta est bien. Lo espera y dice que a ella no le gusta viajar de noche. LEONARDO- (A Quico) Y qu pas con el seor Guillermo? QUICO- Me dijeron que no haba aparecido por all. LEONARDO- (Me alegro, una buena noticia) (A Quico) Te vas a avisarle al seor de los carruajes, que tenga listo todo para las siete. VICTORIA- Pero...y si el pequeo inconveniente no se hubiera solucionado? LEONARDO- Si se solucion o no se solucion, partiremos a la hora sealada. Vengas o no vengas. FERDINANDO- Yo estar aqu, listo, listo, para esa hora. VICTORIA- (Lo nico que me faltaba...) LEONARDO- (A Victoria) Ya me compromet, y por una tontera tuya no voy a

  • cambiar de planes. Si hubiera una razn de peso, vaya y pase. Pero, por el capricho de un vestidito, ni soar. (Sale) VICTORIA- (Ay, pobre de m, en qu situacin miserable me encuentro! No soy duea de mis actos porque para todo dependo de mi hermano. No veo la hora de casarme, as podr hacer lo que se me antoje). FERDINANDO- En confianza, dgame, seorita Victoria, si es que me lo puede decir... qu la hace dudar sobre si viaja o no viaja? VICTORIA- Quico... QUICO- Nia Victoria... VICTORIA- Fuiste a casa de la seorita Jacinta? QUICO- S, nia. VICTORIA- La viste? QUICO- La vi. VICTORIA- Y qu estaba haciendo? QUICO- Se estaba probando un vestido. VICTORIA- Un vestido nuevo quizs? QUICO- Nuevito, nuevito. VICTORIA- (Qu rabia! Si no tengo el mo, no viajo. No, no y no!). FERDINANDO- (Mmmmm...parece que a ella tambin le gustara tener un vestido nuevo...Tendr el dinero para pagarlo? Ya todo el mundo dice que estos dos hermanitos son dos loquitos, que gastan ms de lo que tienen y dilapidan en el veraneo en un mes lo que gastaran en un ao en la ciudad). VICTORIA- Quico... QUICO- Nia... VICTORIA- Y cmo es ese vestido de la seorita Jacinta? QUICO- Para decirle la verdad, no me fij mucho pero me parece que es un vestido de novia... VICTORIA- De novia? Qu? Alguien te dijo que se est por casar? QUICO- No, pero me dio la impresin...Porque ahora todo es francs y la modista dijo..dijo...algo as como "jardinire"....que no s que es....

  • VICTORIA- (Yo s que s lo que es: ella tambin se ha hecho el "dernier cri" Era imposible que no se lo hiciera) Dnde est Berto? Fijate si lo encontrs. Si no, te vas ya mismo a lo de mi modista y le decs que, s o s, antes de que pasen tres horas, quiero tener aqu mi "jardinire". QUICO- Usted tambin, nia? VICTORIA- Yo tambin qu? No te mets en lo que no te importa y and inmediatamente adonde te mand. QUICO- S, nia, salgo corriendo.. (Sale). FERDINANDO- Seorita Victoria, no estar usted dudando en partir por la falta de un vestido, supongo? VICTORIA- Y qu? Si es as, usted cree que estoy equivocada? FERDINANDO- No, no, tiene usted toda la razn del mundo. Es una cosa super-necesarsima. Lo hacen todas, hasta las que no se lo podran permitir. Dgame, conoce a la seora Aspasia de Garca? VICTORIA- S, por qu? FERDINANDO- Ella tambin se hizo un vestido nuevo y sac un crdito para pagar la tela, a cinco pesos por mes. Y la seora Constanza de Gimnezz? Dicen que, para hacerse un vestido para el veraneo, vendi unas sbanas de hilo y un mantel bordado que eran de la suegra... VICTORIA- Y por qu hicieron eso? FERDINANDO- Para irse de veraneo. VICTORIA- Y bueno... en el veraneo todos te juzgan por la ropa....Yo no s qu hara si fuera una de esas dos seoras, no? Este....don Ferdinando, le puedo pedir que me acompae? FERDINANDO- A dnde? VICTORIA- A lo de mi modista, a exigirle con todo rigor que me termine el vestido y me lo entregue ya, ya. FERDINANDO- Pero qu? No se lo puede reclamar usted sola?

  • VICTORIA- Y segn usted, cmo tendra que hacerlo? FERDINANDO- Perdneme, pero es muy simple: se lo paga ah mismo y ya est. VICTORIA- Se lo pagar cuando yo vuelva del veraneo. FERDINANDO- Pero si se lo paga enseguida, se lo entregar cuando usted quiera. VICTORIA- Yo lo pago cuando se me antoja y quiero que me lo entregue cuando se me antoja. FERDINANDO- (Qu hermosa costumbre! Es un ejemplo esta muchacha...) Seorita Victoria, excseme, pero tengo que terminar mi equipaje... Hasta lueguito, entonces. (Saluda y se va) Escena II Habitacin en casa de Don Felipe Gutirrez Campos. Se acaban de encontrar Don Felipe y Guillermo. Despus, Jacinta, Brgida y Leonardo FELIPE- Oh, joven Guillermo Andrade, qu placer el verlo por aqu.... GUILLERMO- El placer es mo, Don Felipe. Supe que hoy se va al campo y vine a desearle buen viaje y buenas vacaciones. FELIPE- Estimado amigo, muchsimas gracias por su atencin. S, hoy nos vamos. Antes, cuando era joven, iba al campo sin esperar que llegara el verano y no estaba obligado a pasar all todo un mes... GUILLERMO- Y por qu no lo hace ahora? FELIPE- S, podra hacerlo. Pero a m me gustan las buenas compaas, me gusta disfrutar de la gente. Si se me ocurriera ir a la quinta en invierno, ni el perro me acompaara. Mi hija Jacinta, mucho menos. Es lo nico que tengo en el mundo y quiero darle los gustos. Entonces, vamos de veraneo cuando van todos los dems. Usted, dnde ir este ao? GUILLERMO- No s, no lo tengo decidido (Ay, cmo me gustara ir con l, con su adorable hijita Jacinta!). FELIPE- Su padre acostumbraba a ir a Crdoba...

  • GUILLERMO- As es, tenemos campos all. Pero ahora soy yo solo y estar solo en el campo es morirse de aburrimiento. FELIPE- No le agradara venir con nosotros? GUILLERMO- Sera un honor, pero...no quisiera abusar de su gentileza... FELIPE- Yo no soy un hombre de hacer cumplidos. Si acepta venir, le ofrezco una cama cmoda, una mesa ms o menos y un corazn abierto a los buenos amigos. GUILLERMO- No s qu decirle...Don Felipe, es usted tan generoso que me parecera una ingratitud no aceptar su invitacin. FELIPE- Ni una palabra ms, entonces. Venga cuando quiera y qudese con nosotros hasta cuando quiera. GUILLERMO- A que hora piensan salir? FELIPE- No lo s. Conslteselo a Leonardo Piedrabuena. GUILLERMO- Ah...Leonardo va con ustedes? FELIPE- S, nuestras quintas estn muy cerca una de la otra. Iremos con l y con su hermana. GUILLERMO- (Esa gente no me gusta para nada. Pero ni siquiera as puedo perder la ocasin de estar con Jacinta). FELIPE- Tiene algn problema? GUILLERMO- Ninguno, don Felipe. Estoy pensando si me conviene ms un coche de alquiler o, como estoy solo, ir a caballo. FELIPE- Vamos a hacer as. Nosotros somos tres y vamos en un coche para cuatro. Usted se viene con nosotros. GUILLERMO- Perdn si soy indiscreto pero...quin es la cuarta persona? FELIPE- Una cuada ma, viuda, que viene como "chaperon" para mi hija. No vaya a creer que mi Jacinta precisa que la cuiden, que es una muchacha muy juiciosa, pero es mejor, por lo que puedan decir, que la acompae una seora mayor. GUILLERMO- Me parece de lo ms acertado (ya ver yo cmo me gano el aprecio de la vieja). FELIPE- Entonces, si est decidido a venir, vaya y dgale a Leonardo que no comprometa con nadie ese lugar, que es suyo, mi amigo.

  • GUILLERMO- No podra usted mandar a uno de sus sirvientes? FELIPE- Los tengo ocupados a todos. Perdneme, pero no creo que sea una tarea tan difcil para usted... GUILLERMO- No, no lo tome a mal...pero tena que hacer una pequea diligencia. Pero faltaba ms: ya voy yo mismo a avisarle a Leonardo (me importa un pito lo que pueda pensar Leonardo y no tengo por qu explicarle nada) Hasta luego, Don Felipe. (Sale) FELIPE- (Ahora que lo pienso mejor...no quisiera que me criticasen porque invito a un joven para que viaje con nosotros, teniendo una hija en edad de merecer. Pero, si muchos lo hacen, por qu me criticaran a m solo? Podran tambin hablar porque viene Leonardo y porque, aunque soy viejo, viene tambin su hermana. Pero..t.an, tan viejo no soy y podran insinuar algo... De todos modos, mi hija es una muchacha muy bien educada y nunca dara motivo para que hablen mal de ella. Ah, aqu llega, angelito del Seor!). JACINTA (entrando)- Ay, pap, necesito que me d algo ms de dinero... FELIPE- Para qu lo necesita, mhijita? JACINTA- Para pagar el guardapolvo de seda para protegerme del polvo durante el viaje. FELIPE - (Ser posible? Pagar, pagar y pagar) Tiene que ser de seda? JACINTA- Pero por supuesto, pap. Sera muy mal visto si usara un guardapolvo de percal. Tiene que ser de seda. Ah, y con capucha. FELIPE- Con capucha? JACINTA- S, pap. Por si hace fro o est muy hmedo. Con capucha. As que sea bueno y deme el dinero. BRGIDA- Si el seor Don Felipe supiera cunto gastan las otras.... JACINTA- O sea que tengo que agradecerle a mi hija cunto me hace ahorrar, no? BRGIDA- Le aseguro, seor, que ninguna seorita de la sociedad gasta menos que ella. JACINTA- Pap, me conformo con lo estrictamente necesario. Nada ms. FELIPE- Est bien, vamos a mi escritorio que te dar lo que me peds. Pero sera bueno que pensaras un poco ms en tu economa, que, si te cass, va a ser difcil que encontrs un marido con la billetera siempre dispuesta como tu padre.

  • JACINTA- A qu hora salimos? Quin va con nosotros? FELIPE- A eso de las siete. En el coche iremos vos, yo, tu ta, y un caballero que ya conocs, amigo mo. JACINTA- Un viejo, seguro. FELIPE- Te incomodara que fuera un viejo? JACINTA- Ni me va ni me viene. Basta con que no sea un marmota, un aburrido. FELIPE- No, es un joven. JACINTA- Tanto mejor. FELIPE- Por qu "tanto mejor"? BRGIDA- Porque los jvenes son ms divertidos, ms alegres... JACINTA- Y quin es ese joven? FELIPE- Guillermo Andrade. JACINTA- Ah, s, es un muchacho agradable. FELIPE- Supongo que Leonardo ir en calesa con su hermana. BRGIDA- Y yo, con quin voy? FELIPE- Irs como de costumbre, en un coche grande y abierto, con el resto de la servidumbre y los sirvientes del seor Leonardo. BRGIDA- No me gusta ir amontonada con tanta gente. El ao pasado me mare y casi me caigo del carro. FELIPE- Pretends que te alquile una calesa? BRGIDA- No tanto...con quin viaja el mucamo del seor Leonardo? JACINTA- Justo. El mucamo de Leonardo viaja siempre en un sulky, acompaando a su patrn. Pobre Brgida... Pap, haga que viaje con l. FELIPE- Con el mucamo? JACINTA- De qu tiene miedo, pap? Brgida es una chica seria y estamos nosotros... BRGIDA- Le juro, seor Don Felipe, que subo al coche, me pongo a dormir y

  • ni lo miro a la cara. JACINTA- Me parece justo que mi mucama viaje a la par de nosotros, pap. BRGIDA- Por favor, seor Felipe... JACINTA- Pap.... FELIPE- Est bien (No s decir que no, nunca ser capaz de decir que no). (Sale) JACINTA- Ests contenta? BRGIDA- Mil gracias, nia. Pero, digo yo, qu pasar con el seor Leonardo? JACINTA- Respecto a qu? BRGIDA- Respecto al seor Guillermo. Usted sabe lo celoso que es el seor Leonardo y, si lo ve en el carruaje con usted... JACINTA- Que se las aguante. BRGIDA- Se va a enojar... JACINTA- Con quin? BRGIDA- Con usted. JACINTA- Y qu? Le he hecho pasar peores momentos. BRGIDA- Perdneme, nia, pero el pobrecito se desvive por usted. JACINTA- Pero si yo no lo quiero mal... BRGIDA- Pero l tiene la ilusin de casarse con usted. JACINTA- Quin te dice que eso no ocurra algn da? BRGIDA- Ya que las intenciones de l son buenas, qu le cuesta ser ms gentil con l? JACINTA- Precisamente previendo ese matrimonio, quiero acostumbrarlo desde ahora a que no sea celoso, a que no limite mi libertad. No quiero ser esclava de nadie. O me quiere como soy o no me quiere. Si no me quiere, que siga por su camino. BRGIDA- Nia, me parece que no est muy enamorada del seor Leonardo. JACINTA- Puede que no sepa si lo amo mucho o ms o menos. Creo que nunca

  • quise a nadie como a l. Pero no me voy a casar para llevar una vida desgraciada. BRGIDA- Nia, eso no es amor... (pausa) Me parece que viene alguien. JACINTA- Fijate quin es. (Brgida se asoma a la puerta) BRGIDA- El seor Leonardo... JACINTA- Y por qu no entra? BRGIDA- Y si se enter del seor Guillermo? JACINTA- Tarde o temprano, lo iba a saber... BRGIDA- Me huele mal: no viene....Voy a ver qu pasa? JACINTA- S, y hacelo venir. BRGIDA- (No me importa si este Leonardo viene o no, a m el que me interesa es su mucamo) (Sale) JACINTA- (S, puede ser que lo ame, que lo aprecie, pero los celos me resultan insoportables) (Entra Leonardo) LEONARDO (contenido)- Cmo est, Jacinta? JACINTA (reservada)- Ya me ve, muy bien. LEONARDO- Perdneme si mi presencia la incomoda.. JACINTA (irnica)- Pero faltaba ms, seor ceremonioso... LEONARDO- Vine a desearle buen viaje. JACINTA- Viaje a dnde? LEONARDO- Eh... a la quinta, al campo. JACINTA- Y usted no va a ir? LEONARDO- No. JACINTA- Puedo preguntarle la razn? LEONARDO- Porque no quisiera molestarla con mi presencia.

  • JACINTA (irnica)- No diga eso, usted, que es tan divertido, tan gracioso... LEONARDO- El gracioso no soy yo sino el que la va a acompaar en el coche. JACINTA- Yo no tengo nada que ver con eso. El que manda es mi padre y puede hacer que nos acompae quien se le ocurra. LEONARDO- Pero la hija de su padre lo acepta de muy buena gana. JACINTA- No saba que usted sabe leer los pensamientos. LEONARDO- Se lo digo directamente: esa persona no me cae bien. JACINTA- Por qu me lo dice a m? Dgaselo a pap... LEONARDO- No tengo la confianza con l... Pero usted, Jacinta, si le interesara mi compaa, encontrara la manera de... JACINTA- Ah, s? Cmo, por ejemplo? LEONARDO- Invente algo que demore la partida...no s. Algo que demuestre que me tiene algo de la estima que yo le profeso... JACINTA- Claro, y as exponerme al ridculo. LEONARDO- Ms vale diga que yo no le importo. JACINTA- No es eso, es que no quiero ponerme en la boca de todo el mundo. LEONARDO- Sera para usted un drama no ir un ao de vacaciones? JACINTA- Ay...y qu diran de m mis amistades en Buenos Aires? Y qu diran los habitus de las quintas de San Isidro? No podra mirar a nadie a la cara.... LEONARDO- Si es as, haga como le parezca. Vaya, divirtase y que le aproveche. JACINTA- Pero, Leonardo, si usted tambin vendr... LEONARDO- No, seorita, se equivoca. JACINTA (amorosa)- Vamos...s que vendr. LEONARDO- Pero no con se. JACINTA- Pero...qu le ha hecho Guillermo Andrade?

  • LEONARDO- No lo puedo ver. JACINTA- Entonces, el odio que siente por l es ms importante que el amor que usted dice sentir por m. LEONARDO-No. JACINTA- Tengo que pensar, entonces, que est celoso... LEONARDO- S, soy celoso, estoy celoso. JACINTA- Ah est la razn. Esos celos son para m una ofensa. Si yo le diera motivo, sera una coqueta, una cabeza hueca, una frvola....Leonardo, yo le tengo afecto, conozco mi deber y no admito celos ni quiero caer en el ridculo. Y no pienso privarme del veraneo. (Sale) LEONARDO- (Que el diablo te lleve! No vas a ir de veraneo. Maldito sea el veraneo. A este individuo lo conoci aqu y ahora se va con l de veraneo. Que mi hermana se jorobe. No habr veraneo para nosotros este ao. Est decidido). (Sale) SEGUNDO ACTO Escena I En la habitacin de Leonardo. Victoria y Pablo, despus Leonardo y Don Ferdinando VICTORIA- Bueno, basta. Que las muchachas terminen lo que estn haciendo y yo lo ayudo a terminar con el equipaje de mi hermano. Rpido, as cuando l llegue, estar todo listo. PABLO- La modista le termin el vestido, nia? VICTORIA- S, pero es la ltima vez que le encargo algo. PABLO- Qu? Se lo hizo mal? VICTORIA- No, est perfecto. Ms de una me lo va a envidiar... Pero la modista es una impertinente: pretenda que le pagara enseguida. PABLO- Perdn, pero ella me haba dicho que ya le deba mucho dinero...

  • VICTORIA- Se le pagar todo cuando volvamos del veraneo. En el campo se juega mucho y yo tengo mucha suerte en el juego... y seguro que le hubiera pagado con lo que gane, as no hubiera molestado a mi hermano pidindole dinero para pagar el vestido. PABLO- Entonces, est todo bien. VICTORIA- No, porque me qued sin un centavo. Con qu dinero voy a jugar? Ya que usted le maneja las cuentas a mi hermano, no puede encontrar la manera de...de adelantarme algo de lo que l tendra que darme para mi ropa del ao que viene? PABLO- Nia Victoria, es cierto que soy mucamo y administrador, todo por el mismo sueldo que, dicho sea de paso, hace seis meses que no cobro. Pero el dinero del que se dispone en esta casa es ms bien escaso... VICTORIA- Y entonces? PABLO- Habra que hacer ms economas. Si no, su hermano se ver en dificultades. Por ejemplo, olvidarse del veraneo. VICTORIA- Como se ve que usted no es una persona de la sociedad. Haga economa aqu, en lo que se come, en lo que se les paga a los sirvientes, en cualquier cosa. Menos en el veraneo, que para m es sagrado. PABLO- Entonces? VICTORIA- Entonces terminemos con este bal, que all llega mi hermano. (se apresuran ambos a llenar el bal). LEONARDO (al entrar)- (Ay, si pudiera disfrazar mis sentimientos. Pero...que no se me note que estoy furioso). VICTORIA- Hola, Leo! Te estamos terminando tu bal. LEONARDO- No hay apuro. Es posible que demoremos la salida. VICTORIA- Cmo? Si yo ya tengo mi "jardinire"... Saldremos maana temprano? LEONARDO- No lo s. VICTORIA- Me quers volver loca? A qu se debe todo esto? Jacinta viaja? LEONARDO- Es probable que ella tampoco viaje. VICTORIA- Ah, claro, como ella no va, el noviecito tampoco. Pero yo, qu tengo que ver?

  • LEONARDO- Calma, saldremos cuando yo lo decida. VICTORIA- Es injusto. Si me tengo que quedar en Buenos Aires por culpa de Jacinta, ya me va a or... LEONARDO- Ese no es un razonamiento de seorita de buena familia. (A Pablo)Y vos qu hacs ah, tieso como una estatua? PABLO- Espero rdenes. Termino de preparar el bal o deshago el equipaje? VICTORIA- Termnelo. LEONARDO- Pods empezar a vaciarlo. (Pablo empieza la tarea) VICTORIA- Yo tirara todo por la ventana. LEONARDO- Pods empezar con tu "jardinire". Pablo, el caf, el chocolate, el azcar, las especias, dnde estn? Los pagaste? PABLO- En un cajn en la cocina. Pero no estn pagados. Con qu los iba a pagar? Casi me matan antes de drmelos al fiado... LEONARDO- Pues vas y los devolvs, y avis al de la cochera que el viaje queda cancelado. VICTORIA- (Sin veraneo, me caigo muerta, me hago monja) PABLO- Me parece muy bien, nio Leonardo. Hay que hacer economas. LEONARDO- Usted se calla la boca que no es quin para darme consejos, entendiste? PABLO- Usted es el que manda (esto no es economa, aqu hay gato encerrado). (Se retira) VICTORIA- A que te peleaste con Jacinta... LEONARDO- Esa mujer es indigna del amor mo y te ordeno que no la trats nunca ms. VICTORIA- Lo que pens. Me quedo sin veraneo por culpa de esa desgraciada y todas mis amistades se reirn de m. Peor todava si ella va y yo no. LEONARDO- No ir porque ya di la orden para suspender los coches, que me haba encomendado don Felipe. VICTORIA- Y don Felipe no puede volver a pedirlos? LEONARDO- No, porque he hecho que le digan cosas que, si no es un burro, harn que su hijita se quede sin veraneo.

  • VICTORIA- Ya me la veo por Palermo con su "jardinire". Me le reir en la cara, LEONARDO- Te dije que no le hablaras ms. VICTORIA- Bah! Yo s burlarme de la gente sin abrir la boca. (Entra Don Ferdinando, listo para el viaje) FERDINANDO- Hola, hola, hola. Aqu me tienen, listo para la partida. VICTORIA- Qu suerte! Hizo bien en venir ms temprano. LEONARDO- Mi estimado amigo, lo lamento infinitamente pero, por un asunto muy importante, tenemos que postergar el viaje al campo. FERDINANDO- Oh, qu picarda! Saldremos maana, entonces? LEONARDO- Puede que mis intereses aqu me obliguen, por este ao, a no ir de veraneo... FERDINANDO - (Pobre diablo...Intereses? No ser ms bien escasez de dinero?) VICTORIA- (Ay, ay! Me corre un sudor fro por todo el cuerpo...) LEONARDO- De todos modos, usted puede ir con Don Anselmo Arias... FERDINANDO- No, Don Anselmo no contar con mi presencia. Ir con don Felipe y su encantadora hija Jacinta. VICTORIA- Pero alguien me dijo que Jacinta tampoco viajara... FERDINANDO- Acabo de dejarlos y s que han encargado los coches para las siete. VICTORIA- Qu me dice mi hermanito? LEONARDO- (Don Fulgencio no habr hablado todava con Don Felipe...) FERDINANDO- Oh, s! En casa de Don Felipe no se fijan en gastos... VICTORIA (a Leonardo)- Oy, seor Leonardo? LEONARDO- S, ya o demasiado. Me doy cuenta de sus ironas, seor. Usted ha estado en mi casa, aqu y en el campo, y no se ha muerto de hambre. Si no voy de veraneo, tengo mis motivos y no tengo por qu rendirle cuentas a nadie. Vaya usted con quien le plazca y no se tome ms la molestia de venir a esta casa (viejo insolente, aprovechado, abusador y chismoso). (Sale)

  • FERDINANDO- Pero...le agarr un ataque de locura a su hermano? VICTORIA- Me parece que usted insinu que no viajbamos por falta de dinero... FERDINANDO- Yo? Justamente yo, que me hara descuartizar por mis amigos? Yo, que defendera la reputacin de ustedes a pistoletazos? Qu diferencia con ese viejo loco de Don Felipe, que gasta en los caprichos de su hija una fortuna! Ustedes s que tienen cordura, saben adaptarse a los momentos difciles... VICTORIA- No s a qu se refiere....Por casualidad, Jacinta no le mostr el vestido nuevo? FERDINANDO- Por supuesto que s. Es hermossimo! VICTORIA- Le pareci ms lindo que el mo? FERDINANDO- Bueno...tanto, no. Pero va a dar el golpe en las reuniones en el campo. VICTORIA- Jacinta se va de veraneo? FERDINANDO- Oh, s! Y este ao ser ms esplndido que nunca, con tantas seoras y seoritas de la sociedad portea, un torneo de elegancia, seguro. Y mucha juventud, muchos bailes, muchos noviazgos, muchas cenas. Estoy seguro de que nos vamos a divertir como locos. VICTORIA- (Mientras tanto, yo voy a barrer las calles de Buenos Aires con el ruedo de mi "jardinire") FERDINANDO- (Me encanta ver cmo se pone verde de envidia, pobre tontuela, me encanta!) Bueno, entonces parto con Don Felipe y Jacinta. Lstima que no nos veamos en el veraneo. VICTORIA- Puede que s, nunca se sabe (viejo sarnoso, intrigante) Hasta pronto, Don Ferdinando. FERDINANDO- Hasta pronto si...Dios quiere, mi joven amiga (si esta tilinga no sale de veraneo, se nos muere antes de fin de mes, je, je) (Sale). VICTORIA- (Esto no queda as. Tengo que saber si Jacinta va o no va. Si a mi hermano no le gusta, que se las aguante. Soy joven, soy linda y no voy a cambiar mi manera de ser: quiero salir de dudas por m misma y me voy a la casa de Don Felipe.) Escena II

  • Sala en casa de Don Felipe. Don Felipe y Brgida. Despus, Jacinta, Don Fulgencio, Victoria BRGIDA- As que el seor Leonardo mand decir que por ahora no viaja? FELIPE- Tambin dio rdenes a la cochera para que no enven los carruajes. Los de l y los mos. Como si tuviera miedo de tener que pagar los que seran para m... No esperaba de l semejante muestra de mala educacin... BRGIDA- Entonces? FELIPE- Entonces, que confirm mis coches. BRGIDA- Y yo? FELIPE- Irs en un coche de lnea. BRGIDA- Ay! Pero....no viaja tambin el seor don Ferdinando? No puedo ir con l? FELIPE- Si quiere venir, que se alquile un coche y, si te acepta, vas con l. BRGIDA- Pero, seor, si usted lo invit y es como si invitara al jardinero para que le cuide el jardn o al pintor para que le pinte la casa. El seor Ferdinando es divertidsimo, cuenta chistes, y chismes, anima cualquier reunin. FELIPE- Te felicito, Brgida, por tu astucia. As se har, entonces....Oigo ruido en la sala. Asomate a ver quin es. BRGIDA (va y vuelve inmediatamente)- Es el seor Fulgencio. Voy a ver qu quiere. (No querr tambin veranear en casa ajena? ) (Sale) JACINTA (entrando)- Pap querido, estas horas no son de recibir visitas. Tengo que cambiarme para el viaje y tenemos que comer algo antes de salir. FELIPE- Pero yo tengo que saber qu quiere de m mi amigo Don Fulgencio. JACINTA- Ay, pap, es un viejo molesto, no lo tolero. Hac que se vaya enseguida. Ah viene. Yo me voy (Carcamn insoportable, siempre dando lecciones de economa o de moral. Me quedar cerca para saber si ese viejo zoquete tiene que decir algo sobre m). (Sale)

  • (Entra Don Fulgencio) FULGENCIO- Buenas tardes, Felipe. Un gran gusto el saludarlo. FELIPE- Lo mismo digo. Qu buenos vientos lo traen por aqu? FULGENCIO- Verlo y desearle un buen viaje, un buen veraneo. FELIPE- No se animara a acompaarnos? FULGENCIO- No lo tome a mal, le agradezco pero yo a mi quinta voy en cualquier poca y me gusta ir solo, sin tanta reunin y tanta ceremonia como hay que aguantar durante el verano. FELIPE- A m, en cambio, me gusta la gente, la compaa, el movimiento. No podra estar solo. FULGENCIO- Me parece muy bien, que cada uno haga lo que le agrada. En su caso, siempre que no se le mezcle en esa compaa alguna persona que despus lo haga quedar mal, que provoque habladuras... FELIPE- Me est dando mala espina lo que me dice, estimado amigo... FULGENCIO- Nos conocemos desde hace aos y usted sabe cmo lo estimo. Por eso, permtame decirle que, aunque siempre le he prestado el dinero que me ha pedido, y que siempre me ha devuelto, me inquieta que usted me lo pida para hacer frente a sus gastos del veraneo, invitando gente que tal vez no lo merezca y llevando una vida de, perdn, de despilfarro. Gente que es capaz, despus de haber pasado un mes a su costa, de sacarle el cuero. FELIPE- No me diga! Pero piense que tengo una buena posicin, todava, solo tengo que casar a mi hija y tengo lo suficiente como para que a ella no le falte nada y para mantenerme dignamente hasta que me vaya de este mundo, Fulgencio. Pero, de dnde saca que hay gente que pueda hablar mal de m? FULGENCIO- Tiene usted una hija casadera y hay quien la quiere bien, y la quiere por esposa. Pero si en el veraneo la acompaa en el coche y en la quinta cierto tipo de mozalbete de no muy buena reputacin....la gente hablar, comprende? FELIPE- Se refiere a Guillermo Andrade? FULGENCIO- Me refiero a cualquiera en esas condiciones. FELIPE- Porque, si de Guillermo se trata, es un muchacho de buena familia, buena persona... Y mi hija.... FULGENCIO- Es una muchacha joven....

  • FELIPE- Joven, pero reservada, discreta... FULGENCIO- Es mujer... FELIPE- Pero la acompaar mi cuada Sabina, una seora seria, mayor... FULGENCIO- Ay, s! Pero hay seoras mayores mucho ms locas y necias que las jvenes... FELIPE- Fulgencio, me pone usted en un aprieto...Y dgame, quin es el hombre que pretende a Jacinta? FULGENCIO- No se lo puedo decir. Por ahora... FELIPE- Por qu? FULGENCIO- Porque no quiere que se sepa. Por ahora... FELIPE- Y qu tendra que hacer yo? FULGENCIO- Suspender el veraneo. FELIPE- Ah, no! Estoy demasiado acostumbrado a pasar un mes en la quinta y, adems, mi hija me fulminara. FULGENCIO- Encuentre la forma para hacer que este muchacho Andrade no vaya...No querr usted espantar a un buen partido, por culpa de ese hombre y de que usted no sabe imponerse a su hija. FELIPE- Pero Jacinta no tiene nada que ver. Fui yo quien lo invit a Guillermo. FULGENCIO- Tanto mejor: dgale que no vaya. FELIPE- Tanto peor: no tengo el coraje... FULGENCIO- Hgalo y todo saldr bien. Me voy, y perdneme, querido amigo Felipe, por la libertad que me he tomado... FELIPE- No, mi amigo. Le estoy agradecido....Adis. FULGENCIO (al salir)- (Creo haberle hecho un favor a Leonardo. Pero, sobre todo, pienso que he servido a la verdad, a la razn y al inters y buen nombre de mi amigo Felipe). (Sale) FELIPE- (Me conviene, entonces, decirle a Guillermo que no venga? Aun a costa de perderme el veraneo?) (Entra Jacinta)

  • JACINTA- Menos mal, ya se fue el entremetido se. Vamos a comer? FELIPE- No todava. Llamame un sirviente, tengo que mandarlo a un sitio... JACINTA- Adnde? FELIPE- Sos demasiado curiosa. Lo mando adonde se me ocurre. JACINTA- Por algo que le chismose el seor Fulgencio? FELIPE- Te ests tomando conmigo una libertad que no te conviene. JACINTA- Quin se lo dijo? El seor Fulgencio? FELIPE- Basta, Jacinta y sal de aqu. JACINTA- Eso le dice el pap a su hijita, a su Jacinta? FELIPE- (Ay, no puedo hacerme el padre riguroso. No me sale) JACINTA- (Me juego la cabeza que Leonardo se ha servido del viejo Fulgencio para jugarme una mala pasada. Pero no se saldr con la suya) FELIPE- Y el sirviente? JACINTA- Ya lo llamo. A dnde era que lo mandaba, pap? FELIPE- Qu curiosidad malsana! A lo de Guillermo. JACINTA- Para qu? Tiene miedo que no venga? Ya vendr. Y, si no viene, que se embrome. FELIPE- Qu se embrome? JACINTA- Claro, padre, tendremos ms libertad y podra venir Brgida en su lugar en el coche... FELIPE- No preferiras una compaa ms alegre, ms divertida? JACINTA- Por favor, pap, si ni se me ocurre. Si fue usted el que lo invit... FELIPE- (Esta hija ma tiene ms sentido comn que yo) Y el muchacho, el sirviente? JACINTA- Lo busco yo. Qu tiene que decirle a Guillermo? FELIPE- Ehhhh....que no se moleste en venir.

  • JACINTA- Qu hermoso mensaje! FELIPE- Bueno, que le diga que tu mucama viene en el coche con nosotros y no hay lugar para l. JACINTA- Bravo, pap! Cada vez mejor! FELIPE- Me est tomando el pelo, seorita? JACINTA- Ay, pap, pero eso es ridculo. Qu va a pensar Guillermo? Y, si lo comenta, qu van a pensar nuestras amistades, eh? FELIPE- Ah, para vos es mejor que venga un joven con nosotros... JACINTA- Yo no tengo nada que ver. Usted lo invit. FELIPE- Ya que met la pata, yo mismo le encontrar remedio. JACINTA- Cuidado, padre, que a veces el remedio es peor que la enfermedad. Si Guillermo no viene, no faltar quien diga que ramos novios y nos peleamos o que usted se dio cuenta de algo sospechoso. Maana estaremos en boca de toda la gente fina de Buenos Aires. FELIPE- Y si no vamos de veraneo? JACINTA- En cierto modo, podra ser la solucin. Pero imagnese, pap, lo que dirn de usted, por ejemplo que se ha quedado en la calle, que no tiene con qu pagarse el veraneo, que su hija, pobrecita, dejar de figurar en las reuniones sociales y, si no se la ve, con quin se va a casar? Con algn muerto de hambre como el padre... FELIPE- Qu hacemos? JACINTA- Ya que el mal est hecho, dejemos todo como est. Pero que le sirva de escarmiento, pap, para que no invite as noms a cualquiera, a pasar el veraneo con nosotros. FELIPE- (Qu sensata es esta hija ma!) Tens razn. A lo hecho, pecho. JACINTA- Vamos a comer, pap querido? FELIPE- Vamos, mhijita. (Sale) JACINTA- Ya voy, pap. (Me importa un rbano Guillermo. Pero no puedo permitir que Leonardo se salga con la suya. Si me quiere, que me quiera como soy y no como una esclava sometida). (Entra Brgida) BRGIDA- Nia Jacinta, tiene una visita: la seorita Victoria.

  • JACINTA- Le dijiste que estaba? BRGIDA- Qu? Tena que decirle que no estaba? JACINTA- Que pase. Es una tilinga insoportable, pero quiero saber si se van o no de veraneo. BRIGIDA- Solamente me enter de que se hizo un vestido nuevo, hermoso, que la modista no se lo quera entregar si no se lo pagaba y que ella haba jurado que, si no tena ese vestido, no era ella quien se iba de veraneo. Como para que la gente no hable.... (Sale) JACINTA- (Esa chica tiene pajaritos en la cabeza. Como las monas, si alguien tiene algo nuevo, ella la imita. Seguro que se enter de mi vestido nuevo. Pero lo de la "jardinire" no lo sabe nadie. Ni ella, espero) VICTORIA (entrando)- Mi querida Jacinta! Cmo ests? JACINTA- Bien, corazn, muy bien (se besan). VICTORIA- Perdn por la hora.... JACINTA- Tesoro mo, si casi salto de alegra al saber que estabas aqu. Ni te pregunto cmo ests. Se te ve hermosa, gordita pero muy hermosa. VICTORIA- Ay, si no como nada......Bueno, tampoco se puede decir que vos sos piel y hueso, no? Pero... qu gusto verte! JACINTA- Lo mismo digo, preciosa. Es que salgo tan poco...no como sas que se la pasan todo el da en la calle, no? VICTORIA- Decime, linda, hace mucho que no lo ves a mi hermano? JACINTA- Estuve con l esta maana. Por? VICTORIA- Lo noto inquieto, fastidiado por algo....No discuti con vos? JACINTA- Ni en sueos. Por qu tendra que discutir conmigo? (Juro por Dios que a esta pavota me la mand el hermano) VICTORIA- (Me revuelve las tripas verla tan arrogante) Digo... JACINTA- No te quedas a cenar con nosotros? VICTORIA- Oh, no, mi vida. Mi hermano me est esperando. JACINTA- Le mando avisar...Ya est puesta la mesa... VICTORIA- No, querida, realmente no puedo (linda manera de decirme que me

  • vaya, esta ordinaria). Van a comer tan temprano? JACINTA- Claro, si despus me tengo que cambiar y enseguida partimos para la quinta. Para el viaje, me hice un guardapolvo de seda con capucha, para protegerme de la tierra del camino... VICTORIA- Yo tambin lo tengo, pero desde el ao pasado, amor... JACINTA- Querida Victoria, no recuerdo habrtelo visto. VICTORIA- Es que el ao pasado no haba polvo en el camino. En fin, que este ao s que tengo un vestido esplndido, a la moda de Francia. El modelo lo trajo Madame Granon, de Pars. Nadie lo conoce, nadie lo tiene. Es una "jardinire". JACINTA- Cmo?! Yo tambin lo tengo! (Yo la mato a esa francesa traidora. Me ocupar de que nadie de la sociedad le encargue ms nada) VICTORIA- Te molesta que yo estrene mi "jardinire"? (Morite, papanatas) JACINTA- Por el contrario, me da un placer inmenso (Que la tierra te trague con tu "jardinire") Jams sera envidiosa. Y mucho menos de vos, mi queridsima amiguita. Lstima que no lo podrs lucir en el veraneo... VICTORIA- Quin te ha dicho semejante disparate? JACINTA- Pap me dijo que Leonardo haba anulado el pedido de los coches y los caballos. VICTORIA- Eso no quiere decir que yo no vaya. Tengo primas, amistades... JACINTA- Por qu no te vens con nosotros? (Aprend, idiota) VICTORIA- No, no gracias. (Es una hipcrita, falsa, de lo peor) Casi seguro que ir a lo de mis primas. JACINTA (hacia fuera)- Ya voy! Me llaman a cenar. Entonces, no te queds, divina? VICTORIA- (No soy sorda y no o que nadie la llamara. Por lo nico que me quedara es para ver ese vestido de porquera) No, mi amor. Un besito y me voy. JACINTA- Un besito y adis y nos vemos en el veraneo, s? (no aguanto a las mujeres envidiosas como sta). (Salen) TERCER ACTO

  • Escena I Habitacin en casa de Leonardo. Leonardo y Don Fulgencio. Despus, Quico, Leonardo, Pablo, Victoria y Don Ferdinando LEONARDO- No sabr nunca cmo agradecerle, Don Fulgencio, su intervencin. Don Felipe le dio su palabra de que se liberaba del compromiso con Guillermo... FULGENCIO- As me lo prometi. No puedo dudar de l. LEONARDO- Entonces, Guillermo no ir de veraneo con Jacinta. FULGENCIO- Segursimo. LEONARDO- Esplndido. Entonces puedo ir yo. FULGENCIO- Creo que ese padre le hace demasiado caso a esa hija. Es una buena chica. Me dijo Felipe que fue l y no ella quien lo invit a Guillermo... LEONARDO- Me parece estupendo, con lo que nos est pasando... FULGENCIO- Qu les est pasando? LEONARDO- Que estoy enamorado de ella, se lo dije y no le soy indiferente. FULGENCIO- Y el padre no sabe nada? LEONARDO- No, que yo sepa. FULGENCIO- Pero tendra que saberlo... LEONARDO- No es el momento. Nos estamos yendo de vacaciones... FULGENCIO- Entendmonos bien, mi joven amigo. O se le dice a Don Felipe la verdad, o voy yo y le digo con respecto a usted lo mismo que usted me hizo decirle con respecto a Guillermo. No me gusta hacer de entremetido sin merecerlo y quedar mal al divino botn. LEONARDO- Qu tendra yo que hacer, entonces?

  • FULGENCIO- Pedirle ya, ya, honestamente la mano de Jacinta a su padre, o no frecuentar ms esa casa. LEONARDO- No podemos esperar al regreso del veraneo? FULGENCIO- No me parece prudente. LEONARDO- Pero tenga en cuenta que hoy nos vamos. Parte Don Felipe con su hija, parto yo, mi hermana, que me tiene loco con el veraneo, se va conmigo. No es posible diferir la partida. FULGENCIO- Se dira que es el fin del mundo si no se va de vacaciones. Ir enseguida a hablar en su nombre con mi amigo Felipe. Y permtame que le diga algo: csese para sentar juicio y no para seguirse arruinando. Felipe algo le dar a su hija al casarse, pero adminstrense bien, nada de gastar a tontas y a locas en sastres, en modistas, en banquetes y en veraneos. Vale ms dormir con la conciencia tranquila que debindole a todo el mundo. Siga mis consejos. Yo parto a lo de Don Felipe. (Sale) LEONARDO- (Tiene razn don Fulgencio. Sentar cabeza) Quico! Quico! QUICO (entrando)- Ordene, nio Leonardo. LEONARDO- Te me vas ya a lo del seor Felipe. Les dirs que ya solucion mi problema y que viajar hoy con l y su hija. Que mi hermana ir en calesa, acompaada, y que, si me lo permiten, yo ir con ellos en el carruaje. Entendido? QUICO- S, nio. (Sale) LEONARDO- (Si no va Guillermo, voy yo en el carruaje, sobre todo porque Don Felipe me aceptar como novio de Jacinta, despus que le haya hablado Don Fulgencio. Que con mi hermana viaje Don Ferdinando, que el viejo, con tal de ir, se olvidar de lo que le dije). (Entra Pablo) PABLO- Aqu me tiene, nio Leonardo, a sus rdenes. LEONARDO- Te vas inmediatamente a la cochera y le decs al dueo que prepare todo para las siete, como le haba pedido... PABLO- Pero si antes.... LEONARDO- Silencio. Pon el caf, el azcar y el chocolate, y las especias, ms las velas, en una caja. PABLO- Todo eso se lo devolv al almacenero, por orden suya, nio. LEONARDO- No seas insolente. Se lo peds de nuevo.

  • PABLO- No me va a dar nada. O querr que le pague. LEONARDO- Sos muy atrevido. Me vas a hacer enojar... PABLO- Si yo no le sirvo, nio, me voy y bsquese otro que lo atienda mejor. LEONARDO- Ay, Pablito. No te enojs... Si yo te aprecio tanto... Mir, te voy a hacer una confidencia. De amigo, no de patrn. De este viaje depende mi casamiento con la seorita Jacinta y de ese casamiento, de lo que le d el padre, depende que ponga un poco de orden en mi economa, entends? PABLO- Entiendo, nio, y ya voy a cumplir sus rdenes, como si fueran asuntos mos. (Sale) (Entra Victoria) VICTORIA (furiosa)- Seor hermano mo, vengo a decirle que en este mes jams me he quedado en esta ciudad, que no pienso quedarme y que tengo la imperiosa urgencia de irme de veraneo. Si va la seorita Jacinta, si van todos, yo tengo que ir, si o s. He dicho. LEONARDO-Por qu te tens que exaltar as? VICTORIA- Me exalto por que se me da la gana. Y te participo que me voy de veraneo a lo de nuestra prima Lucrecia y su marido LEONARDO- Entonces, no vendrs conmigo? VICTORIA- A dnde? LEONARDO- A nuestra quinta. VICTORIA- Cundo? LEONARDO- Hoy, ahora. VICTORIA- En serio? No es una broma? LEONARDO- Palabra de honor, hermanita. No ves que estamos preparando el bal? VICTORIA- Ay, qu horror! (Sale llamando) Por favor, muchachas, mis vestidos, mi "jardinire", mi sombrilla, mis guantes, mi guardapolvo de seda! LEONARDO- (Qu poco cuesta hacer feliz a una muchacha! Pensar que, por un leve asomo de celos, casi se queda, nos quedamos, sin veraneo...)

  • (Entra Quico) QUICO- Aqu me tiene de vuelta, nio. LEONARDO- Y...qu pas? QUICO- Los encontr a los dos, padre e hija. Que estarn encantados de que usted los acompae, pero en otro carruaje. Que lo lamentan mucho, pero que el lugar en el coche es para el seor Guillermo. LEONARDO- Al seor Guillermo?! Entendiste bien, pedazo de estpido? QUICO- Claro que s y vi cmo llegaba el seor Guillermo con su sirviente y su valija. LEONARDO- Traeme agua. QUICO- Para lavarse, nio? LEONARDO- Para tomar, burro! (Sale Quico) (Pobre de m! Ni s dnde estoy...Don Fulgencio me ha traicionado. Estoy desesperado...(se sienta) Cmo es viejo maldito me pudo engaar as? O ser que lo engaaron a l? Pero Don Fulgencio y Don Felipe son amigos de aos... Qu hago? Qu pienso? Me voy a volver loco!) (Entra Quico) Loco! QUICO- (Primero "burro". Y ahora "loco". Linda manera de tratar a la servidumbre. Y por casa, cmo andamos?) Nio, el agua. LEONARDO-Cruzate a lo del seor Fulgencio, aqu enfrente. Que venga inmediatamente o yo ir a su casa. QUICO- Ser servido, nio. LEONARDO (enfurruado)- (Viejo gag, ni merece el respeto a sus canas). (Entra Pablo) PABLO- Arriba el nimo, nio Leonardo, que ya est todo listo. LEONARDO- Dejame en paz. PABLO- Perdn, pero yo hice lo que tena que hacer, y ms todava. LEONARDO- Te repito que me dejs en paz. PABLO- Alguna mala noticia? Mire que ya ped el coche y los caballos.. LEONARDO- Decile al de la cochera que no los preciso. PABLO- De nuevo, nio?

  • LEONARDO- Por amor del cielo, dejame en paz. I (Entra Victoria, con un vestido doblado en los brazos) VICTORIA- Hermanito mo, no quers ver mi "jardinire"? LEONARDO- Sal de ac! VICTORIA- Qu son esos modales de gente pobre? PABLO (a Victoria)- No le diga nada, nia. VICTORIA (a Leonardo)- Qu diablos te pasa? LEONARDO- S, el diablo meti la cola. Sal de ac. VICTORIA- Y con tan lindos modos nos vamos de veraneo? LEONARDO- No vamos nada de veraneo. Ni yo ni vos. VICTORIA- Te volviste loco? PABLO (a Victoria)- Nia, por lo que ms quiera, no le diga ms nada. VICTORIA (a Pablo)- No me fastidis vos tambin! (Entra Quico) QUICO (a Leonardo)- El seor Don Fulgencio no est. LEONARDO- Dnde cuernos se ha metido? QUICO- Me dijeron que en lo del seor Don Felipe. LEONARDO (a Palo)- Dame el saco y el sombrero. PABLO- Aqu los tiene, nio. VICTORIA (a Leonardo)- Se puede saber qu te pasa? LEONARDO- Cuando vuelva te lo digo. (Sale) VICTORIA- (Estoy petrificada. Vengo a casa, me dice "Vamos". Salgo dos

  • minutos, vuelvo:"No vamos de veraneo". No estar demente mi hermano?) (Entra Don Ferdinando) FERDINANDO (entra)- Encantadora Victoria, aqu me tiene, listo y perfumado. VICTORIA- Viene usted tambin a ponerme histrica? FERDINANDO- Seorita, yo vengo por un acto de cortesa y usted me recibe as? Nos vamos de veraneo, s o no? VICTORIA- Ah, si no fuera porque....me desahogara con usted de todas mis penas. FERDINANDO- Seorita Victoria, yo soy mandado hacer para recibir confidencias. VICTORIA- Y para contarlas a los cuatro vientos. Lo dicen todos. FERDINANDO- Mala fama, gratuita, inmerecida Alguna vez habl mal de alguien con usted? VICTORIA- Ms de una: de la seora Aspasia, de la seora Francisca, de la seora Flaminia... FERDINANDO- Habr sido sin querer. No me va a decir lo que le pasa? VICTORIA- A m nada. Pero me preocupa mi hermano: est nervioso, inquieto... FERDINANDO-No es para menos, con quien se ha metido. Esa seorita Jacinta es una coqueta, frvola, le lleva el apunte a cualquiera, es una ridcula. VICTORIA- Me encanta que usted no hable mal de nadie. FERDINANDO- Dnde est su hermano? VICTORIA- Me parece que fue a lo de esa seorita. FERDINANDO- Me voy yo tambin. VICTORIA- Para? FERDINANDO- Para asistir al amigo, para aconsejarlo (para tener algn chisme jugoso para comentar en el campo, j) (Sale) VICTORIA- ( Y yo, qu hago ahora? Espero a mi hermano o me voy a lo de Don Felipe? No me aguanto, me voy a lo de Don Felipe)

  • Escena II Sala en casa de Don Felipe. Don Felipe y Don Fulgencio. Despus, Guillermo, Leonardo, Jacinta, Brgida, Pablo, Victoria y Don Ferdinando FELIPE- Por lo que a m respecta, querido amigo, no tengo ninguna objecin, Leonardo Piedrabuena es un muchacho serio, de buena familia. Aunque se dice que gasta ms lo de debido, bueno, eso se cura con el tiempo. FULGENCIO- Entonces? FELIPE- Que no veo ningn inconveniente en concederle la mano de mi hija. Siempre que ella est de acuerdo... FULGENCIO- Estoy seguro que no se negar. FELIPE- Por qu dice eso? FULGENCIO- Ya le he dicho antes que Jacinta es joven, es mujer. A las mujeres hay que tenerles la rienda corta. A pesar de lo seria y lo prudente que usted dice que es su hjja, algo ha pasado entre ella y Leonardo. FELIPE- Caramba! No lo hubiera pensado... FULGENCIO- Las mujeres no son de piedra, Felipe... Bueno, que me voy a buscar a Leonardo y se lo traigo, para que esto sea ms formal. Ya ve lo bien que hice en advertirle que Guillermo no poda acompaarlos en el veraneo. Si hubiera ido, Leonardo se hubiera olvidado de su amor por Jacinta. FELIPE- (Ay, Dios mo! Y yo al otro ya lo tengo metido en casa... Cmo salgo de sta?) Vaya usted noms, que yo hablar con mi hija. FULGENCIO- Perfecto. Ya volvemos (est a punto de salir) (Entra Guillermo) GUILLERMO- Don Felipe, ya se acerca la hora. Quiere que vaya a buscar los caballos?

  • FULGENCIO- (Qu veo? Guillermo aqu?) FELIPE - (Mal rayo te parta! Quin te mand asomarte?) No, no hay apuro... FULGENCIO- Se est por ir al campo, Guillermo? GUILLERMO- En efecto, seor. FELIPE- (Y yo qu digo? Qu hago?) FULGENCIO- Y con quin viaja? GUILLERMO- Pues, con Don Felipe. FULGENCIO- Y con Jacinta? GUILLERMO- Y con Jacinta. FULGENCIO- En el mismo carruaje? GUILLERMO- En el mismo carruaje. FULGENCIO- (Una maravilla!) FELIPE (A Guillermo)- Vaya noms a buscar los caballos. GUILLERMO- Pero si recin me dijo que no hay apuro... No lo entiendo... FELIPE- Vaya, vaya, que despus le explico. (Sale Guillermo) (Qu alivio! Por fin se fue...) FULGENCIO- Muy bien, Felipe, muy bien. FELIPE- Es que...cuando uno da su palabra... FULGENCIO (serio)- Como me la dio a m, y como la cumpli. FELIPE- Pero se la haba dado primero a l... FULGENCIO- Y, si no quera faltar a su palabra con l, para qu me la dio despus a m? FELIPE- Porque...porque tena toda la intencin de cumplir con su pedido. Pero, habl con mi hija y...que lo que habran comentado, lo que habran criticado, lo que habran supuesto.... FULGENCIO- Entiendo perfectamente. Eso me pasa con tratarme con gente sin educacin. No soy el ttere de nadie, Felipe. Le dar mis excusas a Leonardo. Me arrepiento de haber cado en esta ridcula situacin.

  • FELIPE- No, por favor, esccheme. FULGENCIO- Ni una palabra. FELIPE- Querido amigo, ni s dnde estoy parado. Pero, por favor, aydeme a solucionar este lo... FULGENCIO- Solucionarlo cmo? FELIPE- No estoy a tiempo de decirle a Guillermo que no venga? FULGENCIO- Si lo mand a buscar los caballos... FELIPE- Para sacrmelo de encima. Y ahora? FULGENCIO- No vaya de veraneo. Enfrmese. FELIPE- De qu? FULGENCIO- No s. (con disgusto) De un cncer, por ejemplo. FELIPE- No se enoje conmigo, Fulgencio... (Entra Leonardo) LEONARDO- Qu bueno encontrarlos a los dos juntos! Quin fue de los dos el que se burl de m? Quin fue el que me insult? FULGENCIO (A Felipe)- Me hace el favor de responderle? FELIPE (A Fulgencio)- Por favor, respndale usted. LEONARDO- As se trata a un hombre de bien? FULGENCIO (A Felipe)- Me hace el favor de responderle... FELIPE (a Fulgencio)- Si al menos supiera qu tengo que decirle... (Entra Jacinta) JACINTA- Qu est pasando aqu? Qu son esos gritos destemplados? LEONARDO- Los gritos son mos pero el alboroto es culpa de estos dos seores, que mienten, que traicionan... JACINTA (burlona)- Cul es el mentiroso? Y cul es el traidor? FULGENCIO (a Felipe)- Explquele usted.

  • FELIPE (a Fulgencio)- Por favor, empiece usted. FULGENCIO- Caramba, mi buen nombre est en juego. Mi mala pata me meti en este embrollo y, ya que el seor Felipe se calla la boca, ser yo quien hable. Leonardo tiene razn en enojarse. Despus de haberle pedido a Don Felipe que Guillermo no fuera de la partida con ustedes, saber que no es as, que Guillermo va con ustedes de veraneo, es una vergenza, una falta de respeto, propia de gente sin roce. JACINTA- Qu puede decir usted, pap? FELIPE- Don Fulgencio te habl a vos. Respondele vos. JACINTA- Don Fulgencio, disclpeme pero, con qu derecho el seor Leonardo viene a dar rdenes en casa ajena? LEONARDO- Con el derecho de un pretendiente serio..... JACINTA (a Leonardo)- Perdn, no estoy hablando con usted. (A Don Fulgencio) Don Fulgencio, explqueme por qu mi padre y yo tenemos que aceptar el atrevimiento del seor Leonardo de indicar a quin invitamos y a quin no. LEONARDO- Jacinta, usted sabe muy bien que.... JACINTA- Usted no hable. Me estoy dirigiendo a Don Fulgencio. FELIPE- (Si Fulgencio dijo que estaban enamorados, por qu esos desplantes?) FULGENCIO- Jacinta, Leonardo no hubiera sugerido nada si no fuera porque tiene la honesta intencin de que usted sea su esposa. JACINTA- No me diga! En qu se basa para afirmar eso? LEONARDO- Pero, Jacinta, yo... JACINTA- Ahora hablo yo. Despus hablar usted. (A Felipe) Usted, qu opina, padre? FELIPE- Qu opins vos, Jacinta? JACINTA- Diga lo que piensa usted, despus yo digo lo que pienso yo. FELIPE- Yo no veo ningn inconveniente, hijita. LEONARDO- Permtame que yo... JACINTA- Ya le tocar su turno. Ahora hablo yo. Dnde se ha visto que se proponga un casamiento sin que lo sepa la interesada, su familia, sus

  • amistades? Con el tiempo, el seor Leonardo me ha dado muestras de afecto y yo no he sido indiferente del todo. Pero para que un enamorado adquiera derechos sobre quien ha de ser su prometida, tiene que haber una declaracin formal, un pedido de mano serio, no por un intermediario. De todos modos, soy una mujer seria y honesta, y no me molest que mi padre invitara a Guillermo, a quien puedo tratar con la cortesa con que trato a todo el mundo. Pero ya que usted, Leonardo, acaba de expresar pblicamente sus pretensiones a mi respecto, y mi padre lo acepta, tambin lo acepto yo y me siento muy honrada. Mas desde ya le digo que solo le pedir una cosa: quirame bien y no me atormente con sospechas y celos, que no me merezco. Estamos por irnos de veraneo. Pretendera usted que le dijramos a Guillermo que no puede venir con nosotros? Qu pensara l? Qu dira la gente? Qu cosas horribles podran imaginarse? Qu rumores maliciosos podran correr en nuestros crculos? Tngame confianza, Leonardo, y as sabr que me ama verdaderamente. Ha pedido mi mano, aqu la tiene. Pero a mi corazn lo tendr si se lo merece. FELIPE (a Fulgencio) - Qu dice usted ahora? FULGENCIO (a Felipe) - Yo no me casara con ella aunque me dieran un milln de pesos. FELIPE- (Viejo cabeza dura!) LEONARDO- Jacinta...la amo, quiero ganarme su corazn. Haga usted como mejor le parezca. FULGENCIO- (Qu calzonudo!) (Entra Brgida) BRGIDA (entrando)- Seor Leonardo, estn su hermana y su mucamo. LEONARDO- Con permiso de ustedes, que pasen. BRGIDA (a Jacinta)- Y...nos vamos o no nos vamos? JACINTA (a Brgida)- Nos vamos. BRGIDA- (Me mora si no nos bamos) (Sale) (Entran Victoria y Pablo)

  • VICTORIA (melanclica)- Se puede? JACINTA- Ay, s, tesoro, ven... VICTORIA- (S, tesoro, tesoro...falsa!) Cmo te sents, Leonardo? LEONARDO- Estupendamente, gracias a Dios. Pablito, por favor, que todo est listo para el viaje, el equipaje, el coche, los caballos, que salimos dentro de poco. VICTORIA (contenta)- Viajamos? JACINTA- S, amorosa, viajamos. VICTORIA- Qu bueno, querida! FELIPE (a Fulgencio) - Qu lindo que las cuadas se quieran, no? FULGENCIO (a Felipe)- S, tanto como el perro y el gato. FELIPE- (Qu tipo ms escptico! ) PABLO- (Menos mal que mi patrn se seren...) VICTORIA- Vamos, hermanito, a prepararnos! LEONARDO- No tanto apuro, despedite de tu futura cuada... VICTORIA- Te vas a casar con Jacinta? Ay, qu alegra! Con mi adorada amiga! (Espero verla lo menos posible por mi casa...) JACINTA- Yo tambin me siento muy feliz, corazn. (se abrazan y se besan) (Esta es tonta o es una vbora? ) BRGIDA - (Esos besos son tan sinceros como el de Judas) FELIPE (a Fulgencio)- Vea, vea usted cmo se quieren... FULGENCIO (a Felipe)- Cmo se nota que no conoce usted a las mujeres... VICTORIA- (Ay, hermanito, hermanito, antes de casarte tendras que haberme conseguido un marido a m, no?) LEONARDO (mirando hacia fuera)- (Qu rabia! Ah viene Guillermo. Mi Dios, no lo trago, no lo trago...) GUILLERMO (entrando)- El coche ya est listo. FERDINANDO- Hola, todos. Oh, cmo est, Leonardo? Se le pas la melancola?

  • LEONARDO- De qu melancola me est hablando? FERDINANDO- No...algo que me coment su hermanita Victoria... VICTORIA- Yo no dije nada. FELIPE- Escuchen: antes de partir, tendramos que fijar la fecha de la boda, no es as, Leonardo? LEONARDO- Fijemos la fecha al volver del veraneo, no les parece? GUILLERMO- (Esta novedad s que no me la esperaba...) FELIPE- Bueno, que as sea. FERDINANDO- Ya que estoy aqu, por qu no nos apuramos un poquito? Con quin me toca viajar? FELIPE- Este...Con quin, Jacinta? JACINTA- Usted, pap, es el que dispone. FELIPE- Y Guillermo? VICTORIA- Me permite, Don Felipe? Si mi hermano es el novio de Jacinta, tendra que ir con ella. FULGENCIO- Es lo que indica la etiqueta, don Felipe. FELIPE- Y, Jacinta? JACINTA- No soy quien para aceptar o rechazar a nadie, padre. LEONARDO- Qu decs, Guillermo? GUILLERMO- Digo que, si soy una molestia, ms vale que me quede. VICTORIA- No!No! Ya s: vendr conmigo en la calesa. GUILLERMO- (Ms vale que acepte) Si Leonardo lo permite, acepto el ofrecimiento de Victoria. LEONARDO- Mi estimado amigo, te quedar muy agradecido. JACINTA- (De todos modos, el que cedi es Leonardo. Y eso es lo que me importa) FERDINANDO- Y yo? Con quin voy?

  • JACINTA- No le importara viajar con mi mucama? FERDINANDO- Pero no! Ser un placer compartir el viaje con tan amable criatura. BRGIDA- Para m ser un honor, seor Ferdinando (hubiera preferido mil veces viajar con Pablo, no con este viejo ridculo) FULGENCIO- Muy bien, perfecto. Ya estamos todo de acuerdo. VICTORIA- Entonces, apurmonos y partamos de una buena vez para disfrutar del bendito veraneo. JACINTA- S, s. Por fin nos vamos. Y miren que hemos tenido que dudar si bamos o no bamos! Bueno, es parte de las locuras que se hacen cuando se va de vacaciones. Desemonos buen veraneo los que partimos y deseemos buena permanencia a quienes se tienen que quedar en Buenos Aires. (Aplausos, risas, abrazos y apretones de manos) SEGUNDA PARTE La accin transcurre en el campo, en una quinta de San Isidro o Adrogu, a poca distancia de Buenos Aires PRIMER ACTO Escena I Sala de estar en la residencia campestre de Don Felipe, con mesas de juego, sillas y sillones. Hay en el fondo una gran puerta, que da al jardn. Brgida, Pablo, Tito y Beltrn

  • BRGIDA- Vengan, vengan, que todos estn durmiendo... PABLO- Tambin all mis patrones hace poco que se acostaron. TITO- Y mis patronas dormirn como tres horas ms. BELTRN- Tambin, si se quedan levantados hasta el amanecer, tienen que dormir de da. PABLO- Y usted, Brgida, cmo se levant tan temprano? BRGIDA- Ah, yo dorm muy bien. Cuando empez la tertulia me fui a dormir. Los seores jugaron, comieron, volvieron a jugar. Y yo dorma como un tronco. Me despert la seora cuando volvi, ya de da. La ayud a desvestirse, se acost y yo me vest y sal a aprovechar la maana. PABLO- Usted s que disfruta del campo. En cambio, qu disfrutan nuestros patrones? BRGIDA- De nada. Trasnochan como si estuvieran en la ciudad. Vamos, nosotros vamos a tomarnos un rico desayuno: hay caf y chocolate. Los traigo. (Sale) PABLO- Maana, los invito yo. A esta misma hora. TITO- Y otro da ser en lo de mi patrona. La seora Constanza descansa, se divierte y gasta ac la plata a montones, mientras el marido se mata trabajando en Buenos Aires. PABLO- Cierto que gasta. Nadie dira que es la mujer de un almacenero. BELTRN- Quin es la muchacha que vino con ella? TITO- Una sobrina de diecisis aos, pobre, sin un centavo. Toda la ropa que tiene se la dio mi patrona. PABLO- Y para qu la trajo? TITO- Bueno, la seora Constanza es todava joven. Donde hay seoritas mucho ms jvenes que ella, se cree que est el gran mundo. La mete a la sobrina y se mete ella. (Entra Brgida con una bandeja con el desayuno) BRGIDA- Aqu estoy. Perdn si me demor un poco. PABLO- No es nada. La estamos pasando muy bien... BRGIDA- Haciendo qu?

  • PABLO- Hablando bien del prjimo... BRGIDA- Uy, uy, uy! Habra para llenar las pginas de los diarios con todo lo que pasa por aqu. Y tema para unas cuantas comedias en el teatro. Pablo, aqu tiene su chocolate. Que se inspiren en nuestra patrona Sabina: La vieja tiene sesenta y cinco y todava les hace ojitos a los muchachos jvenes... Tito, srvase (les da chocolate y bizcochos a los dos) Y el viejo ridculo de don Ferdinando las va de enamorado ardiente de la vieja y ella, chocha y convencida. Pero el desvergonzado ese lo hace para sacarle algo de plata, juro. Beltrn, srvase su chocolate. Ah, y qu saben de eso que el seor Guillermo se ha puesto de novio con la seorita Victoria? Pablo, usted tiene que saberlo. PABLO- Dicen que en la calesa algo pas entre esos dos... BRGIDA-Y..s. Si se deja solos a dos jvenes en un coche.... Ms chocolate? BELTRN- Yo no, gracias. Est riqusimo. BRGIDA- Por darme el gusto...Un poquito ms.. BELTRN- Venga, por darle el gusto (Brgida le sirve) BRGIDA- As me gusta, que los hombres sean complacientes... PABLO- Maana, Brgida, Tito, Beltrn, los espero en casa. TITO- Y pasado maana en la ma. BELTRN- Lo lamento, pero yo nos los puedo invitar. Mi patrn desayuna fuera de la casa, y no tenemos all ni sombra de caf ni de chocolate. PABLO- Tu patrn no es el doctor Morales? TITO- S, es mdico del pueblo desde hace aos, ms bien con pocos pacientes y poca plata y jams consigui poner consultorio en la ciudad. PABLO- Ayer tom el desayuno en casa. BRGIDA- En lo del seor Leonardo? Pero tambin se desayun en nuestra quinta... TITO- Y si les cuento que tambin en la ma? BRGIDA- Buen provecho para el doctor. Y el tonto del hijo, Tonito? TITO- Tonto? Ms que tonto! Est enamorado como un loco de la seorita Rosita... la sobrina de la seora Constanza...

  • BELTRN- Como el doctor atiende a la seora, el chico le arrastr el ala a la sobrina... BRGIDA- En serio? PABLO- Shhhh, que me parece que viene alguien... TITO- Nos vamos? BELTRN- Nos vamos (Salen todos) Escena II Ferdinando, en robe de chambre, un sirviente, Don Felipe FERDINANDO (entrando, va elevando la voz)- Pero, cmo? No hay nadie? Ser posible que todos estn todava durmiendo? (llama ) No hay nadie? SIRVIENTE- Buen da, seor. Deseaba? FERDINANDO- Quiero desayunarme. SIRVIENTE- Cmo no, seor! Enseguida (mrenlo, se pone a dar rdenes como si estuviera en su casa o en un hotel, viejo podrido) FERDINANDO- (Don Felipe ser una buena persona pero no sabe manejar a la servidumbre. En fin, que aqu estoy mejor que en otra parte: se come bien, las charlas son interesantes... Menos mal que vine con la mucama de aqu, as me libr de ir a lo de Leonardo, que no tiene punto de comparacin con cmo se est ac. Encima, anoche me fue muy bien en el juego. (Saca una billetera, cuenta dinero) Veinte, cuarenta, cincuenta....Nada mal) Pero, qu est esperando ese infeliz para traerme el desayuno? (Grita) Eh, movete, muchacho, mi desayuno! FELIPE (entrando)- Mi estimado amigo, le ruego tenga la gentileza de no gritar. FERDINANDO- Pero usted no dice nada y su servidumbre hace lo que quiere... FELIPE- A m me atienden muy bien, sin necesidad de gritarles. FERDINANDO- No es que a m me moleste. Pero usted tiene otros invitados y se me han quejado del servicio...

  • FELIPE- Sepa, amigo mo, que a mis sirvientes los pago yo y al que no le guste, pues puede irse sin problemas. FERDINANDO- Este....ya se desayun? FELIPE- No todava. FERDINANDO- Y qu espera? FELIPE- Desayunar cuando tenga ganas. FERDINANDO- Yo s tengo ganas de desayunarme...pero lo ped hace como tres horas... (grita) Y? Mi desayuno? FELIPE- Le ped que no gritara... FERDINANDO- Pero, si no me lo sirven. FELIPE- Tenga un poco de paciencia. Estn muy ocupados porque hoy tenemos un almuerzo para once o doce invitados... FERDINANDO- (Por lo que veo, esta maana me matan de hambre) Bueno, me voy, Don Felipe. FELIPE- Adnde? FERDINANDO- A desayunar en algn otro sitio. No he comido nada desde anoche. FELIPE- Me da la impresin de que anoche, en lo de Leonardo, usted repiti ms de una vez los platos... FERDINANDO- Una excepcin. Ah, qu suerte, aqu viene mi desayuno. FELIPE- Ya que usted iba a tomarlo en otro sitio, ste me lo tomar yo. FERDINANDO- Tom a mal lo que dije antes? Mire que es gracioso, amigo. No quiero que se me enoje, as que este chocolate lo tomo yo. (Se lo sirven) FELIPE (al sirviente) - Que me preparen otro para m. SIRVIENTE- Hasta que no vuelva Brgida, no hay ms. FELIPE- Pero si yo vi anoche que haba preparado un montn. Quin se lo tom, si estn todos durmiendo? SIRVIENTE- Y... seor, yo no s nada. FELIPE- Bueno, por hoy no tomar chocolate.

  • FERDINANDO- Es una lstima porque est riqusimo. (termina la taza) Bueno, ahora a caminar por el parque... FELIPE- No jugara dos partiditas de carta conmigo? FERDINANDO- Disclpeme, pero tengo necesidad de caminar. Jugaremos ms tarde, s? (ni pensar en jugar con este viejo aburrido, que no arriesga ms de cincuenta centavos) (Sale) FELIPE- Hasta luego...(Lindo veraneo el mo! Gasto una fortuna en atenderlos y ninguno me lleva el apunte. Tena razn Fulgencio... Bueno, por este ao, vaya y pase. Pero, cuando se case mi hija, vendo todo y nunca ms veraneo. Claro que, si no veraneo, qu hago? Si no tengo gente a mi alrededor, me siento como la mona. Qu hago, entonces?). (Sale) Escena III Salita en la casa de veraneo de Constanza de Gimnez. Constanza y Rosita, Don Ferdinando, Tonito, Tito y Victoria CONSTANZA- Muy bien, sobrinita. Ests muy, pero muy bien arreglada. ROSITA- Me pas horas hasta que decid peinarme as... CONSTANZA- Hiciste bien, Rosita, porque hoy en lo de Guillermo estarn todas las nias bien de las quintas, seguramente con unos peinados lindsimos. ROSITA- Ay, ta! Si son siempre las mismas, unos bichos, esclavas de lo que les dicen los peluqueros de Buenos Aires.... Con tal de estar a la moda, se ponen lo que se usa, y as les va, quedan hechas unos mamarrachos. ROSITA- Qu pasar que Tonito todava no vino? Iba a almorzar con nosotras... CONSTANZA- Ya vendr, no tengs miedo. Lo flechaste, Rosita. ROSITA- Si por m fuera, nos casbamos hoy mismo... CONSTANZA- Primero tiene que recibirse de mdico, que ya el padre lo es, y

  • es una hermosa profesin, que es bien mirada en todos los crculos. ROSITA- Ay, pero eso llevar tiempo, ta.. CONSTANZA- No tanto, si estudia ms de lo que dicen que estudia y si tiene buenas recomendaciones en la Facultad. Adems, el mdico se hace con la prctica y no con la Universidad, querida. FERDINANDO (desde fuera)- Buen da, buen da... Se puede? CONSTANZA- Pase noms, don Ferdinando... ROSITA- A qu viene ese viejo bodoque? CONSTANZA- A buscar chismes, que despus reparte en la vecindad... FERDINANDO (entrando) - Dichosos los ojos que las ven, jvenes y pimpantes. CONSTANZA- Cmo est, Don Ferdinando? ROSITA- Buen da, seor. FERDINANDO- Qu raro, solitas las dos....No vino el doctor Morales? Y su hijo? CONSTANZA- El mdico est atendiendo en el pueblo y Tonito todava no vino. FERDINANDO- Ese muchacho es una alhaja. Un poquito lelo, no? Ay, perdn, me han contado que esta linda seorita suspira por l. ROSITA- Tonito no ser una lumbrera, pero no es como para tomarle el pelo, seor. FERDINANDO- No, no me malinterprete, que s que es muy divertido el chico... (Total, una mentirita no le hace mal a nadie...) CONSTANZA- Me acepta una taza de caf? FERDINANDO- No, gracias, de maana me cae mal. Me desayun con chocolate. Horrible, dicho sea de paso. CONSTANZA- Dnde? FERDINANDO- Donde estoy parando, en lo de Don Felipe Gutirrez Campos. Parece mentira, gasta lo que tiene y lo que no tiene y es una vergenza como lo atienden a uno. ROSITA- Nos invitaron a almorzar hoy. FERDINANDO-Ya vern si les miento. Si hay diez invitados, hacen comida para

  • veinte. Pero todo ordinario, sin gusto, sin refinamiento. Comer en esa casa es un sacrificio. CONSTANZA- Anoche cenamos muy bien en lo de Leonardo Piedrabuena. FERDINANDO- Muy bien? Pero nada fuera de lo comn, seguro. Y ms bien escaso, no? ROSITA- Ay, ta, mire quin viene...Tonito. FERDINANDO (irnico) -Me encanta ese joven, tan despierto. CONSTANZA- Le ruego, Don Ferdinando, que no se burle de l. FERDINANDO- Por Dios, seora Constanza, yo no sera capaz de... ROSITA- Si una fuera a hablar mal, usted, Don Ferdinando, con la anciana seora Sabina... FERDINANDO- Ni mentar a Sabina, (irnicamente) que es la mujer por quien suspiro... CONSTANZA- Si usted lo dice.... TONITO (entrando)- Hola, buen da. FERDINANDO (exagerando) - Qu gusto verlo, gentil caballero! A propsito, ya que lo tengo a mano, qu le recetara a una persona que ha comido mucho la noche antes y siente pesadez en el estmago? ROSITA- Tonito no se ha recibido todava de mdico, seor. FERDINANDO- Seguramente que sabe lo que le pregunto. No lo tenga a menos, Rosita. Dgame, Tonito, qu le recetara? TONITO- Un t bien cargado de cedrn, cremor trtaro y un poco de sal inglesa. FERDINANDO- Todo junto, no? Felicitaciones, doctorcito! ROSITA (a Don Ferdinando) - Esccheme: no se haga el gracioso con Tonito, y mrese al espejo antes de sacarle el cuero a nadie. CONSTANZA (a Tonito)- Tomaste el desayuno? TONITO- No. Pensaba desayunarme con ustedes... ROSITA- Te esperaba para desayunarnos juntos. FERDINANDO- Ah, este Tonito conquistador de mujeres!

  • CONSTANZA (a Ferdinando)- Basta, por favor. ROSITA (a Tonito)- No le llevs el apunte a este viejo chismoso. TONITO (a Rosita)- Cuando nos casemos, no quiero verlo ni pintado, viejo basura. FERDINANDO (a los dos)- Les pasa algo conmigo, que los aprecio tanto? TONITO- Su aprecio me lo paso por ya sabe dnde. FERDINANDO- Qu lindo! Lo dicho, este Tonito es muy, pero muy gracioso. TITO (entrando)- Seora, tiene una visita... CONSTANZA- Quin es? TITO- La seorita Victoria. CONSTANZA- Hacela pasar. TONITO- Y el desayuno? ROSITA- Ta, me permite ir a desayunar con Tonito en el comedor? CONSTANZA- S, vayan. (A Tito) Tito, los acompas y te queds con ellos, s? TITO- S, seora. FERDINANDO- (Ms vale prevenir que curar. No es ninguna estpida esta Constanza) Adis, doctorcito! TONITO (contrariado)- (Viejo podrido!) (Sale con Rosita, que lo arrastra del brazo, y Tito detrs) CONSTANZA- Pero, don Ferdinando! (Entra Victoria) VICTORIA - Muy buenos das a todos. Perdn, seora Constanza, por no haber venido antes a visitarla... CONSTANZA- Pero qu dice! Venga cuando venga, siempre es una alegra para m. Sintese, por favor. FERDINANDO (a Victoria, irnic)- Vio lo bien vestida que est la duea de casa?

  • VICTORIA (a Ferdinando, )- Bueno, pobre, qu le va a hacer si la elegancia no es su fuerte? CONSTANZA- (Esta pobre infeliz viene a pavonearse con su "jardinire", que le queda como el traste. No tiene figura para ese vestido) (Se miran una a la otra de arriba abajo, sin decirse nada) FERDINANDO- (Algo les pasa a estas dos, que se quedaron mudas) Qu hermosa maana! No les parece? VICTORIA- S, hermosa maana.... FERDINANDO- Est muy elegante, seorita Victoria. VICTORIA-Oh, no! Es solamente un vestidito de campo... CONSTANZA- (Me muerdo la lengua antes que decirle nada del "vestidito de campo") Se piensa quedar muchos das en la quinta, Victoria? VICTORIA- Todo el verano. FERDINANDO- Encuentro hermossima la armona de colores de su vestido, seorita Victoria. VICTORIA- Ese es el secreto de este vestido. CONSTANZA- (Secreto tu abuela) Me imagino que la habr invitado Jacinta para el almuerzo. VICTORIA- S. Y a ustedes tambin? CONSTANZA (irnica)- S, pero si le molesta, no vamos nada. VICTORIA- Qu ocurrente, seora Constanza! FERDINANDO- Creo que vamos a ser unos cuantos... Usted, Victoria, va a ser la sensacin, con ese vestido... CONSTANZA- (Por qu no te callars la boca, viejo baboso?) Hasta de moda usted opina, Don Ferdinando... (A Victoria) A qu hora ir a lo de Jacinta? VICTORIA- (Estoy chocha de que mi "jardinire" la haya puesto histrica) Tengo que hacer dos visitas ms y despus voy. Tal vez juguemos una partidita de cartas antes de almorzar. CONSTANZA- Jugar? En esa quinta se juega a cualquier hora. Y las apuestas no suelen ser por moneditas. Todo lo contrario.

  • FERDINANDO- No s de nadie que se haya arruinado jugando all a las cartas... VICTORIA- Yo, por ejemplo, perd bastante dinero. Pero siempre me queda para mis gastos. Me encanta estar siempre a la moda. Vino de Francia la moda del vestido "jardinire" y, ya ven, he sido de las primeras en tenerlo. CONSTANZA- (Esta mujer es insufrible, me dan ganas de vomitar) FERDINANDO- Estar bien vestido es seal de distincin. VICTORIA- (Ahora la destruyo) Seora Constanza, usted que tiene tan buen gusto, qu le parece mi vestido? CONSTANZA- Ay, Victoria, yo no quise decir nada, porque soy sincera y enemiga de la adulacin pero, para decir verdad, no me gusta para nada. VICTORIA- No le gusta? CONSTANZA- Tendr mal gusto, pero no me agrada. FERDINANDO- No diga eso, seora! El vestido ste es una obra de arte... CONSTANZA- Arte de qu, seor adulador? No tiene nada de extraordinario, ni en la tela ni en el corte, ni en el estilo... FERDINANDO- Y bueno...gustos son gustos. VICTORIA- Me extraa en usted, seora. Yo nunca le critiqu un vestido suyo... CONSTANZA- Ni yo tampoco (ambas se ponen de pie). FERDINANDO- Me da la impresin de que la seorita Victoria tiene intencin de irse. Me permite que la acompae? VICTORIA- Encantada. Adis, seora. CONSTANZA- Hasta luego. FERDINANDO- Nos vemos, seora Constanza. VICTORIA- (La culpa es ma, por venir a la casa de esta guaranga, soberbia como ella sola) CONSTANZA- (Muchos humos y muchas deudas, pobre gansa....) FERDINANDO- (Estas dos serviran para un cuadro alegrico: la petulancia y la envidia....)

  • SEGUNDO ACTO Escena I Sala en la casa de campo de Don Felipe Jacinta y Brgida, Doa Sabina, Don Ferdinando, Don Felipe, Jacinta, Guillermo BRGIDA- Qu le est pasando, seorita? La noto triste, como preocupada.. JACINTA- Maldita la hora en que vinimos de veraneo. No me pregunts nada. BRGIDA- Seorita, usted nunca me ocult nada....Cunteme. JACINTA- Reconozco que me he portado como una inconsciente y ahora lo estoy pagando... BRGIDA- No estar arrepentida de casarse con el seor Leonardo, no? JACINTA- No, de eso no, porque Leonardo me quiere, es todo un seor. Pero s me arrepiento de haber hecho que Guillermo haya venido a pasar el veraneo con nosotros, en nuestra casa. BRGIDA- El seor Leonardo se quej por eso? JACINTA- Leonardo no tiene nada que ver. Al contrario, me da vergenza lo que est pasando... BRGIDA- Pero si el seor Guillermo es tan atento, tan gentil.... JACINTA- Justamente por que es tan atento, tan gentil, tan insinuante, tan seductor, ay, Brgida, me he enamorado locamente de l! Estar a cada momento a su lado, or sus palabras, sus atenciones, sus suspiros cuando me mira... BRGIDA- Pero, seorita, usted no tiene la culpa. La tiene su padre, que lo invit. JACINTA- Yo tambin le quise echar la culpa a Pap. Pero, por terquedad ma fue que lo invit y, si yo hubiera actuado de otra forma, Guillermo no estara aqu ni yo...

  • BRGIDA- El seor Leonardo se dio cuenta de algo? JACINTA- No, espero que no. Trato de disimular, de tratarlo como se trata a un novio, pero por dentro tengo sudores de muerte, pensando en el otro. BRGIDA- Bueno, seorita, de todos modos todava no se cas, as que... JACINTA- Entonces, qu? Tengo que faltar a mi palabra y a la palabra que dio mi padre? Y qu diran nuestras relaciones? Mi reputacin estara en juego y no quiero ni pensarlo. BRGIDA- Virgen santa! Pero no era que el seor Guillermo le haca la corte a la seorita Victoria? JACINTA- No, es una maniobra de l para que no se den cuenta de sus sentimientos por m. BRGIDA- Pero el seor Guillermo s sabe que a usted l... JACINTA- Trat de esconder este amor, pero l lo descubri enseguida y, para peor, la loca de mi ta lo apoya, vieja pcara que se ha dado cuenta de todo y que tiene parte de culpa en lo que me pasa. BRGIDA- Bast nombrarla para que aparezca. Ah la tiene a su ta Sabina. JACINTA- La pobre, con los aos, ha vuelto a la infancia y cree que todos tienen que ver la vida con su mismo humor. Por favor, ni le nombremos a Guillermo, que lo nico que mi ta sabe es alabar sus virtudes... BRGIDA- (Pobre la seorita Jacinta...es como una enferma que se niega a tomar el remedio...) (Entra Doa Sabina) SABINA (entrando)- Al, sobrinita ma. No lo has visto a Ferdinando? JACINTA- No lo he visto en toda la maana. SABINA- Y vos, Brgida? BRGIDA- Tampoco, seora Sabina. SABINA- Pero, qu cosa! Me haba prometido desayunar juntos y seguro que se fue a caminar por ah. Ay, qu ingratos que son los hombres! BRGIDA- (Ay, s, pobre chiquilina, le fall el galn) SABINA- Ya te desayunaste, Jacinta? Por qu no viniste a buscarme? JACINTA- No me senta muy bien, ta.

  • SABINA (sonriente)- Pero s vino Guillermo... BRGIDA-(Qu vieja entregadora!) SABINA- El mismo me trajo una rica taza de chocolate. Qu lindos modos tiene ese muchacho! Es una alhaja, una alhaja. BRGIDA- (Dale, vieja chiflada, echale ms lea al fuego) SABINA- Y qu te pasa, Jacinta, que te sents mal? JACINTA- Me duele un poco la cabeza. SABINA- Por Dios, esta juventud de hoy...Siempre con alguna nana. Yo no me cambiara jams por una de ustedes. Yo me divierto, aqu y en Buenos Aires. Eso s, me molesta que me haya plantado Ferdinando, as que, Brgida, por favor, mand a alguno de los sirvientes que lo vaya a buscar. JACINTA- Ta, por favor, no se ponga en ridculo SABINA- Qu me quers decir? Yo me pongo en ridculo? No soy acaso viuda? No soy libre? No puede interesarme una persona? JACINTA- No digo que no. Pero... a su edad, ta... SABINA- Qu tiene que ver la edad? Estoy fresca como una rosa y todava tengo ganas de... JACINTA- Ay, ta, a m me dara vergenza decir eso... SABINA- Vergenza? Vergenza sera, por ejemplo, tener dos amantes. Y a m con uno me basta. JACINTA- Me asombra que hable de esa forma, ta. Pero no me meter ms en sus asuntos. Ah, y por favor, usted no se meta en los mos. (Sale) SABINA- Qu insolente! Como si yo no supiera en qu anda ella... BRGIDA- Seora Sabina, si usted supiera algo...extrao...de la seorita Jacinta, usted no lo dira, verdad? Por la reputacin, no? Si usted viera algo raro en su sobrina, advirtaselo. Y no le d motivo para no comportarse como una seorita decente... SABINA- (Esta quin se cree que es, para darme consejos?) Nadie te pidi tu opinin. Hac lo que te ped, que busquen a Don Ferdinando. (Entra Don Ferdinando, muy jovial) FERDINANDO (a Sabina. mimoso)- PST, psssst, aqu estoy, aqu me tiene,

  • rendido a sus pies. SABINA- Se puede saber dnde se haba metido? FERDINANDO- Fui hasta el almacn, aqu cerca. Tena un poco