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<<EN EL PAIS DE LAS ALEGORIAS>>: ALEGORIZACION EN LA POESIA DE RUBEN DARIO POR BARBARA E. KURTZ University of Chicago ... cilerra los ojos y toca para los habitantes de tu reino interior (Ruben Dario, <<Palabras liminares>>, de Prosas prof anas). ... procurad cerrar los ojos del cuerpo y abrir los del alma y miraos al corazdn... (Santa Teresa de Jesus, Ca- mino de perfeccidn). Es sumamente interesante, y a primera vista algo ir6nico, que un poeta tan moderno, y tan modernista, como Rub6n Dario minara tan honda- mente en la cantera literaria del pasado para su inspiraci6n y para sus temas. Pero asi es. Ademis de la corriente grecorromana y la herencia dieciochesca, influencias bien documentadas y harto conocidas sobre toda la poesia modernista, cabe discernir tambien en la raigambre que nutria el movimiento otro componente menos estudiado: el legado literario de la Edad Media. Ruben Dario participaba consciente y entusiastamente en esta corriente medievalista. Desde sus afios de adolescencia y sus primeros intentos po6ticos, el escritor nicaragiiense se sentia atraido fuertemente por la lectura del romancero y de otras obras de la Edad Media espafiola. Recientemente, el medievalista Francisco L6pez Estrada, en un estudio excelente (Ruben Dario y la Edad Media) ', pretendia dilucidar todo el <<entramado>>, toda la infraestructura medieval, que configura una porci6n considerable de la poesia rubeniana. Pero su visi6n de conjunto, que abra- za todo el medioevo y su impacto total sobre el poeta, casi deja de lado lo que es quizas la herencia mas significativa y mis interesante que la 1 Barcelona: Editorial Planeta, 1971.

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Page 1: EL PAIS DE LAS ALEGORIAS>>: ALEGORIZACION EN LA POESIA DE

<<EN EL PAIS DE LAS ALEGORIAS>>:ALEGORIZACION EN LA POESIA DE RUBEN DARIO

POR

BARBARA E. KURTZUniversity of Chicago

... cilerra los ojos y toca para los habitantes de tureino interior (Ruben Dario, <<Palabras liminares>>, deProsas prof anas).

... procurad cerrar los ojos del cuerpo y abrir los delalma y miraos al corazdn... (Santa Teresa de Jesus, Ca-mino de perfeccidn).

Es sumamente interesante, y a primera vista algo ir6nico, que un poetatan moderno, y tan modernista, como Rub6n Dario minara tan honda-mente en la cantera literaria del pasado para su inspiraci6n y para sustemas. Pero asi es. Ademis de la corriente grecorromana y la herenciadieciochesca, influencias bien documentadas y harto conocidas sobre todala poesia modernista, cabe discernir tambien en la raigambre que nutriael movimiento otro componente menos estudiado: el legado literario de laEdad Media. Ruben Dario participaba consciente y entusiastamente enesta corriente medievalista. Desde sus afios de adolescencia y sus primerosintentos po6ticos, el escritor nicaragiiense se sentia atraido fuertementepor la lectura del romancero y de otras obras de la Edad Media espafiola.Recientemente, el medievalista Francisco L6pez Estrada, en un estudioexcelente (Ruben Dario y la Edad Media) ', pretendia dilucidar todo el<<entramado>>, toda la infraestructura medieval, que configura una porci6nconsiderable de la poesia rubeniana. Pero su visi6n de conjunto, que abra-za todo el medioevo y su impacto total sobre el poeta, casi deja de ladolo que es quizas la herencia mas significativa y mis interesante que la

1 Barcelona: Editorial Planeta, 1971.

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BARBARA E. KURTZ

Edad Media le leg6 a su hijo moderno: el modo aleg6rico de escribir yel m6todo aleg6rico de analizar el alma. Es este legado de la literaturamedieval el que me propongo estudiar en este ensayo 2.

Conviene empezar por notar que los mismos titulos de varias compo-siciones rubenianas -por ejemplo, <Alegorias>> (P. C., 66) y <<En el paisde las alegorias>> (Cantos de vida y esperanza, P. C., 673)- atestiguan uninter6s continuo en ese modo tan caracteristico de la Edad Media y tancaro a sus escritores. Ruben Dario habitaba ese <pais de las alegorias>,o por lo menos lo visitaba de vez en cuando en varios poemas suyos queremedan la vertiente alegorizante de la literatura medieval a la vez que launen a temas totalmente modernos.

Ya al principio de su carrera literaria, en sus primeros esfuerzos poe-ticos, asoman indicios o presagios de esa alegorizaci6n del alma que masadelante caracterizarin notablemente su obra. En <Ti y yo>> (<<Sollozosdel laud>), por ejemplo, encontramos la siguiente estrofa:

Y vi un almaque, sin calma,sus amorescantaba en tristes rumores;y su serconmovera las rocas parecia;mir6 la azul lejania...tendi6 la vista anhelante,suspir6, y cantando amanteprosigui6...y erayo! (P. C., 128).

Tal desdoblamiento del narrador lirico en alma congojosa y sufriday yo razonador y contemplativo siempre ha sido un rasgo saliente de todaalegorizaci6n de un estado de Animo, una caracteristica que resalta en susinnimero de poesias aleg6ricas de la Edad Media. Es una tendencia quepropende natural e intrinsecamente a la personificaci6n (<<... un alma que,sin calma, sus amores cantaba en tristes rumores...>); y la prosopopeya,observable en forma embrionaria en esta composici6n temprana, se des-arrolla mns ampliamente en poemas posteriores que emprenden una ale-gorizaci6n mas completa del alma y sus trances de fortuna. Por ejemplo,

2 Utilizo para todas las citas poeticas las Poesias completas, edici6n de AlfonsoM6ndez Plancarte (Madrid: Aguilar, 1967). Todas las referencias subsiguientes seindicarin en el texto con el nimero de la pagina.

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en <<A trav6s del erial>> (Canto errante), Rub6n, al alegorizar la jornada.terrestre del alma, escribe que

jLa Ambici6n ocupaba un altar en el centro,la Envidia prosternada le ofrecia el inciensoy oraban en el templo, pleno de bote en bote,los hombres... las mujeres...

Canta la Fe... La Vida... Ideal y Esperanza,la juventud, ensueio de Dolor y Bonanza...iY el castillo que tiene cimientos de Quimera,lo hace eterno la eterna canci6n de Primavera! (P. C., 1098).

Tal vinculaci6n de desdoblamiento alegorizado y personificaci6n u ob-jetivaci6n de fracciones del ser se destaca con mis claridad ain en <Di-vina Psiquis (Cantos...), en que el poeta apostrofa fervorosamente<... Psiquis, oh alma mia!>:

iDivina Psiquis, dulce mariposa invisibleque desde los abismos has venido a ser todolo que en mi ser nervioso y en mi cuerpo sensibleforma la chispa sacra de la estatua de lodo!

Te asomas por mis ojos a la luz de la Tierray prisionera vives en mi de extraiio duefio;te reducen a esclava mis sentidos en guerray apenas vagas libre por el jardin del sueflo.

Sabia de la Lujuria que sabe antiguas ciencias,te sacudes a veces entre imposibles muros,y mas all de todas las vulgares concienciasexplorar los recodos mas terribles y oscuros (P. C., 665).

Dos poemas rubenianos que estin dedicados a <<vagar libre [s] por eljardin del suefio>> y <<explorar los recodos mis terribles y oscuros>> evocanexplicitamente el precedente de la alegoria dantesca y su tratamiento sim-b6lico de la jornada del alma. La <Visi6n>> de El canto errante (P. C.,720) <esti evidentemente realizada sobre el patr6n de la Divina Come-dia>> 3; es <<la Divina Comedia en miniatura>>, segiin Marasso Rocca ¢. Es-crito en tercetos encadenados, como su precursor medieval, el poema mo-

3 L6pez Estrada, p. 139.4 Arturo Marasso Rocca, Ruben Dario y su creacion podtica (Buenos Aires: Bi-

blioteca Nueva, 1946), p. 300.

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demrno tambi6n representa un viaje por selvas y montafias, como el granpoema de Dante; viaje a la dama en los cielos (Estela), como la jornadadantesca que asciende a Beatriz. Pero lo que en el poeta medieval es unavisi6n universal de la vida moral del hombre, se hace en el moderno unavisi6n interiorizada e introspectiva (<qEn qu6 lugares / vagas hoy el almamia?>>) que apura su angustia personal y le consuela y calma mediante lacontemplaci6n de los valores eternos encarnados en su precursor medievaly su poesia excelsa:

-i Oh, bendito el Sefior -clams-; bendito,que permiti6 al arcdngel de Florenciadejar tal mundo de misterio escrito

con lengua humana y sobrehumana ciencia,y crear este extraiio imperio eternoy ese trono radiante en su eminencia,

ante el cual abismado me prosterno.iY feliz quien al Cielo se levantapor las gradas de hierro de su infierno!

Y yo: -Por el amor humanohe Ilegado al divino. iGloria al Dante!

Ella [Estelal, en acto de gracia, con la manome mostr6 de las aguilas los vuelos,y ascendi6 como un lirio soberano

hacia Beatriz, paloma de los cielos.Y en el azul dejaba blancas huellasque eran a mi delicias y consuelos.

iY vi que me miraban las estrellas! (P. C., 722).

El t6pico del viaje de ultratumba es tambien el asunto de <<Charitas(Cantos..., P. C., 661) 5. En este poema es el alma de una persona especi-fica, Vicente de Paul, la que es guiada por Cristo a travds del cielo, aqufandlogo al paraiso dantesco. Su espiritu pasa por entre los angeles, ascien-de hasta los arcangeles, los principes, las potestades, las virtudes, los que-rubes, etc., hasta la gloria. Rub6n no puede mas que bosquejar aqui loscontornos del viaje celeste, pero la filiaci6n con las resonancias medieva-les de Dante, con la alegoria del viaje del alma, queda evidente:

5 V6anse los comentarios de L6pez Estrada, p. 141.

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El alma de Vicente ilega al corode los alados Angeles que al tristemortal custodian: eran mas brillantesque los celestes astros. Cristo: <<Sigue>>,

dijo al amado espiritu del Santo (P. C., 662).

Desticase con su mayor claridad y su mayor fuerza esta vertiente ale-gorizante de la poesia rubeniana en <<El reino interior (Prosas profanas,P. C., 603). En este poema dclave Dario recoge y remeda un procedimientode los mis importantes y mas prevalecientes de la Edad Media: la alego-rizaci6n del estado de la conciencia humana o la objetivaci6n del dualis-mo espiritual.

La primera estrofa, como proemio que fija la ambientaci6n y el tonodel poema, nos sita en un paisaje encantado, cargado de simbolos suges-tivos y reminiscencias del medioevo. Una <<selva suntuosa>> <<calca>> o trazasu <<rudo perfil> en el <<azul celeste>> del cielo. Es una selva irreal; la sen-cilla palabra calca, de estirpe artistica, sugiere la procedencia imaginariadel escenario. <<La tierra es color de rosa>>, lena de <<extrafias flores> y<<ramas encantadas>> en que aves imposibles cantan de amor. Un caminoserpentea por entre los arboles, y la escena recuerda un cuadro de <fraDomenico Cavalca en sus Vidas de Santos . La alusi6n a este pintor ita-liano del siglo xiv refuerza la interpenetraci6n de forma po6tica y valo-res pict6ricos en este pasaje, asi como la sugerencia de una religiosidadatrayente propia de la Edad Media. Y el paisaje tan hibil aunque sucinta-mente bosquejado aqui no puede menos que despertar ecos y recuerdosde los versos iniciales de la Divina Cornedia dantesca, con su <<selva sel-vaggia> y su «cammino> simb6lico de la vida humana. El caracter pura-mente literario del pasaje estd acentuado asimismo por la alusi6n a los<<cuentos azules>> rubenianos y a las aves de claro linaje imaginativo:<<entre las ramas encantadas, papemores / cuyo canto extasiara de amora los bulbules. / (Papemor: ave rara; Bulbules: ruisefiores.)> (P. C., 603).

Mediante unas cuantas pinceladas verbales, Ruben ha conseguido dis-tanciar el paisaje, dotindolo de un irrealismo onirico y de una rareza sim-b6lica, dibujandolo como un mundo de ensuefio de atm6sfera pict6ricay literaria y de procedencia medieval. En medio de este paisaje primaverale ilusorio <<Mi alma fragil se asoma a la ventana oscura / de la torre terri-ble en que ha treinta aiios que sueia (P. C., 603), torre que es a la veztorre de marfil del poeta recogido y el cuerpo terrestre en que el almaqueda prisionera durante su recorrido mundano. El alma personificada separece a la famosa princesa de <<Sonatina>> (Prosas profanas, P. C., 556);pero esta princesa, a diferencia de la figura triste y palida del poema an-terior, rebosa de alegria y bienestar espiritual:

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La vida le sonrie rosada y halagiieiia.Y ella exclama: <<iOh fragante dia! iOh sublime dia!Se diria que el mundo esta en flor; se dirfaque el coraz6n sagrado de la tierra se muevecon un ritmo de dicha; luz brota, gracia ilueve.iYo soy la prisionera que sonrie y que canta!>>Y las manos liliales agita, como infantareal en los balcones del palacio paterno (P. C., 603).

Surge en esta escena halagiiefia una visi6n que se acerca a turbar supaz amena:

Por el lado derecho del camino, adelanteel paso leve, una adorada teoriavirginal. Siete blancas doncellas, semejantesa siete blancas rosas de gracia y de harmoniaque el alma constelara de perlas y diamantes.iAlabastros celestes habitados por astros:Dios se refleja en esos dulces alabastros!Sus vestes son tejidas del lino de la luna.Van descalzas. Se mira que posan el pie brevesobre el rosado suelo, como una flor de nieve.Y los cuellos se inclinan, imparciales, en unamanera que lo excelso pregona de su origen.Como al compis de un verso, su paso suave rigen,tal el divino Sandro dejara en sus figurasesos graciosos gestos en esas lineas puras.Como a un velado son de liras y laides,divinamente blancas y castas pasan esassiete bellas princesas. Y esas bellas princesasson las siete Virtudes.

Al lado izquierdo del camino y paralela-mente, siete mancebos -oro, seda, escarlata,armas ricas de Oriente-, hermosos, parecidosa los satanes, verlenianos de Ecbatana,vienen tambidn. Sus labios sensuales y encendidos,de efebos criminales, son cual rosas sangrientas;sus pufiales, de piedras preciosas revestidos-ojos de viboras de luces fascinantes-,al cinto penden; arden las parpuras violentasen los jubones; ciiien las cabezas triunfantesoro y rosas; sus ojos, ya lInguidos, ya ardientes,son dos carbunclos magicos de fulgor sibilino,y en sus manos de ambiguos principes decadentes

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relucen como gemas las ufias de oro fino.Bellamente infernales,lenan el aire de hechiceros beneficiosesos siete mancebos. Y son los siete Vicios,los siete poderosos Pecados capitales (P. C., 604-605).

El cuerpo del poema se reviste de una forma semejante, en muchosaspectos, al mes tradicional y consagrado tipo de alegoria medieval: lasicomaquia, o batalla alegorizada entre las fuerzas del Bien y el Mal porla posesi6n del alma humana. A pesar de una general semejanza de forma,resalta una diferencia significativa entre la sicomaquia tradicional y larubeniana. La alegoria tipicamente medieval se desarrolla en torno a dosseries de virtudes y vicios personificados y enzarzados en una contiendamano a mano. Pero en la formulaci6n modernizada de la tradici6n, las po-tencias no se enfrentan en combate, sino que quedan paralelas, a uno yal otro lado del camino; y los vicios rubenianos no tratan de veneer lasvirtudes, sino de tentarlas y seducirlas. Si la tradici6n medieval habia ale-gorizado en la sicomaquia la perpetua contienda mortal entre el Bien yel Mal, que encuentra su campo de batalla en el alma humana, nuestropoeta, modernizando la concepci6n con una leve sonrisa ir6nica, alegori-za la sencilla indecisi6n del hombre, cogido perennemente entre la virtuddeseable y el vicio tentador y halagiiefio:

Unos y otros se pierden por la via de rosa,y el alma mia queda pensativa a su paso.-<i Oh! ,Qu6 hay en ti, alma mia?jOh! ,Qu6 hay de ti, mi pobre infanta misteriosa?LAcaso piensas en la blanca teoria?LAcasolos brillantes mancebos te atraen, mariposa?>>

Ella no me responde.Pensativa se aleja de la obscura ventana,-pensativa y risuefia,de la Bella-durmiente-del-Bosque tierna hermana-,y se adormece en dondehace treinta afios suefia (P. C., 605).

El alma, abstraida pero no asustada frente a esta visi6n de su condi-ci6n perenne, acepta la irresoluci6n como su modo de ser, abraza de bue-na gana la confrontaci6n y la coexistencia, realizadas en su esencia, entreel cielo y la tierra y sus valores respectivos: <<Y en suefio dice: "iOhdulces delicias de los cielos! / iOh tierra sonrosada que acarici6 mis

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ojos! / -iPrincesas, envolvedme con vuestros blancos velos! / -iPrinci-pes, estrechadme con vuestros brazos rojos!"> (P. C., 605).

Varios criticos han sefialado la influencia posible del arte pict6ricosobre la concepci6n de este poema: la de Botticelli y sus personificacionespict6ricas es obvia (<<Tal el divino Sandro dejara en sus figuras>); menosobvia, pero probable, es la de los pintores prerrafaelistas. Los pintores deesa escuela, tan impregnada de un medievalismo entusiasta, tendian a en-carnar cualidades abstractas en figuras femeninas que se acercan a la per-sonificaci6n tradicional6.

Pero Ruben no tenia que ir fuera de la tradici6n estrictamente literariade la alegoria, la cual conocia bien, para su inspiraci6n po6tica. Juan deDuefias, cuya poesia cancioneril Ruben imit6 tan hdbilmente en las <<Re-creaciones arqueol6gicas de Prosas profanas, fue alegorista, y su <Naode amor figura alegdricamente los efectos conflictivos del amor sobre elamante:

Nave de grand humildangafiz por compis nivelando,en amor fortificandosu camino de esperanca...

i... quidn vio furia de Amorderrocar tan impugnablefuerca sin amigable,quando yo non vi, seior,un miedo tal espantable? 7

Varias alusiones en la obra rubeniana al Dezir de las siete virtudes deFrancisco Imperial s demuestran sus conocimientos de una de las mas im-portantes alegorias de la tradici6n hispinica, una alegoria que versa pre-cisamente sobre una visi6n que el poeta narrador experimenta en mediode un paisaje onirico y ameno como el de <<El reino interior> de Rub6n:

§erca la ora qu'el planeta enclaraal oriente, que es llamada aurora,fueme a vna fuente por lauar la caraen vn prado verde que vn rrosal enflora;e ansy andando vynome a essa oravn graue suefio, maguer non dormia,

6 V6anse los comentarios de Marasso, pp. 143-144, y de Pedro Salinas, La poesiade Ruben Dario (Buenos Aires: Editorial Losada, 1948), p. 143.

En El cancionero de Roma, edici6n de M. Canal G6mez (Florencia: BibliotecaHispano-Italiana, 1935), p. 87.

8 V6ase L6pez Estrada, p. 29.

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mas contenplando la mi fantasiaen lo que el alma dulce assabora.

bien assi se mostro en aquella oravn ver incredulo e fermoso,qual el desir atal sera agora:non era el fondo turbio nin lodoso,mas era diamante muy illuminosoe todo a luengo de vna esquina,e las paredes de esmeralda fyna,e ay allende vn jardin graciosso 9.

Las virtudes que divisa el poeta medieval toman la forma de doncellascuyos retratos verbales muestran motivos pict6ricos parangonables conlos del aparato po6tico de Rub6n:

La vna en mano vn cirio teniaque la pupila al cielo llegaua,en la otra vn breue e lo que parescia:dilige dominum Deum comengaua;e la segunda el arbol abraauaque de vna piedra de cristal nascia,e en doze rramos qu'el arbol tendiadel credo doze articulos mostraua.

La tercera estaua como naue surgidae con vna ancla de oro e echadae otra a pique por rrespeto erguida,e la quarta estaua d'estas tres apartadablandiendo en la mano vna grant espada,e en la otra mano vn pesso derecho;tenia la quinta vn escudo ante pechoe de todas piecas estaua armada.

De uer la sesta ove pauor ssobejo,porque la vy dos fases delicadas,e en la mano miraua vn espejo;e la setena dos llaues doradas,para 9errar e abrir muy aparejadas,tenia en mano, en la otra vn castillo;e dixe: «Seioras, a vos me omillo>>,mirando ssus deuidas atan onrradas 10.

9 En el Cancionero de Juan Alfonso de Baena, edici6n de Jos6 Maria Azaceta(Madrid: Consejo Superior de Investigaciones Cientificas, 1966), II, pp. 498-499.11 Baena, pp. 503-504.

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Es de notar tambien que Dario escribi6 un ensayo critico sobre Cal-der6n de la Barca 11, y en el prest6 atenci6n especial a La cena de Baltasar,el auto sacramental aleg6rico del dramaturgo del Siglo de Oro. AndresR. Quintian concluye, a base de este estudio rubeniano, que el poeta<<tuvo que haber leido concienzudamente las obras dramaticas, los autossacramentales y las poesias de Calder6n de la Barca que estan distribuidasen ocho tomos de la Biblioteca Rivadeneyra>> .12 En efecto, el titulo delpoema rubeniano (que viene de la Biblia) fue una metifora de las misfrecuentes y mas fructiferas para los alegoristas del auto espafiol.

Esta en los escritos misticos de Santa Teresa, sin embargo, donderesalta en toda su plenitud metaf6rica la similitud del reino interior delalma:

Pues dice el buen Jesus, que digamos estas palabras en que pedimosque venga en nosotros un tal reino: Santificado sea tu nombre, vengaen nosotros tu reino 13

... y comienza ya a darnos su reino aqui, para que de veras le alabemosy santifiquemos su nombre... 14 (Camino de perfeccidn).

Muchas veces la imagen teresiana del reino esta vinculada con la delcamino que figura material y metaf6ricamente la elecci6n moral del hom-bre durante su recorrido vital: <<Porque cuando de veras le ha dado elSeior aqui su reino, ya no le quiere en este mundo; y para mis sibida-mente reinar entiende es 6ste el verdadero camino...> 1

La similitud del camino, que da su titulo a la obra Camino de perfec-cidn, materializa tanto el movimiento temporal de la vida pasajera comolas posibilidades o alternativas opuestas que le impone incesantemente alhombre: <... no a todos lleva Dios por un camino, y por ventura el quele pareciere va por muy mis bajo est mas alto en los ojos del Sefior>> 16

Asi es que la imagen del hombre am Scheidewege, en una encrucijadamoral que le presenta alternativas contrastantes entre el bien y el mal o lavirtud y el vicio, es un resorte tradicional y consagrado de las alegorias

1 Recogido por Diego Manuel Sequeira en Ruben Dario criollo (Buenos Aires:Editorial Guillermo Kraft, 1945), pp. 133-147.

12 Andr6s R. Quintian, Cultura y literatura espafiola en Ruben Dario (Madrid:Editorial Gredos, 1974), p. 51.

13 En Obras, edici6n de P. Silverio de Santa Teresa, 3.a ed. (Burgos: El MonteCarmelo, 1939), p. 440.

14 Santa Teresa, p. 442.is Santa Teresa, p. 465.16 Santa Teresa, p. 395.

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que tratan de la condici6n del alma. Parece licito concluir que Ruben bienhabria podido recurrir a sus propias raices literarias de la tradici6n his-panica para la concepci6n y la simbologia general que configuran su tra-tamiento del tema.

Pero es una concepci6n heredada que Ruben se ha esforzado por trans-figurar y conformar con su propia sensibilidad moderna. En vez de unacontienda a brazo partido entre el vicio y la virtud que termina con eltriunfo marcial del bien, Rub6n dibuja un desfile ritualista de figuras cor-tesanas cuya confrontaci6n se parece a una danza, un minu6 amoroso depasos y contrapasos, de tentaci6n perpetua que no otorga el premio devictoria a ninguno de los dos bandos. El legado aleg6rico del pasado leensefi6 a dramatizar un estado de animo; su recreaci6n y transformaci6nde esa herencia le permiti6 fundir legado medieval y sensibilidad moderna.

A lo largo de su carrera literaria, Rub6n Dario recurri6 a la imagendel camino, imagen seminal de <<Reino>>, como similitud del paso de lavida o de la decisi6n. El poema <<Caminos>> (Las horas fugitivas) utilizala metafora del titulo para materializar alternativas contrastantes:

iQu6 vereda se indica,cual es la via santa,cuando Jesus predicao cuando Nietzsche canta?

iLa via de querer,o la via de obrar?iLa via de poder,o la via de amar? (P. C., 1109).

En Canto errante, la poesia «A trav6s del erial> esta construida a basede la metifora seminal de la jornada de la vida y sus caminos oscuros yespantosos:

Lleg6 la negra noche. iD6nde estaba el camino?Un viejo me guiaba. -<<QQuien eres?>> -«<El Destino!>>-<«iHuye, viejo tremendo, de gesto fatalista!,Por que tiendes un velo tan negro ante mi vista?>>

Hoy estaba la via desierta y polvorienta,resguardada de espectros y de esperanzas muertas.

Triste la agreste selva. Y me hallaba perdido.Ni una ave solitaria colgaba alli su nido...IVirgilio!... iGran Virgilio que guiabas al Dante!

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iD6nde estara el camino del pobre caminante!iBeatriz! La dulce amada de un grave Pensamiento,Lconsumiri mi vida el cruel presentimiento?... (P. C., 1099).

Otra vez son personificaciones contrapuestas las que se utilizan parafigurar valores antag6nicos, en este caso, dos conjuntos de valores perso-nificados y opuestos: por un lado, el mal, la sensualidad, la liviandad, lastentaciones del mundo, la desesperanza espiritual, y por otro, el bien, la fe,el idealismo, la esperanza, la vitalidad y exuberancia del espiritu revita-lizado:

Perdi6 la agreste selva su aspecto solitarioy yo me vi rodeado de un grupo estrafalarioque entonaba canciones profanas al Dios Mal,desgranando los ritmos de un concierto infernal.Iban Ninfas desnudas, palpitantes los senos,con SAtiros sedientos de embriagueces con cienos,que Ilevaban las copas llenas de tentaciones,de carnme y de ironia... Lloraban los Perdonesporque s6lo les daban hip6crita falsia...iPorque sus blancas togas estaban carcomidas!

Parecia un teatro... jy yo vi muchas cosas!..Un cementerio grande con millares de losas;en el frontis escrito: «Ideal y Esperanza,caminante, murieron... jEn mis tumbas descansan!>>

-'Alma joven, no llores... Sigue el camino, espera;tus muertos resuscitan... Sigue la carretera;por aquf va tu senda -dijo la Virgen bella-.Yo soy Pasi6n y vengo a mostrarte la estrella.La Vida es el Mesias... Ofrecele, Rey Mago,el tesoro del arpa... Quema, sobre el estrago,la mirra de las cuerdas que tus dedos vibraron...iS6lo el esclavo llora las penas que pasaron!...>

EPILOGO

Canta la Fe... La Vida... Ideal y Esperanza...La Juventud ensueio de Dolor y Bonanza...iY es castillo que tiene cimientos de Quimera,lo hace eterno la eterna canci6n de Primavera! (P. C., 1099-1100).

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En Peregrinaciones («Horas fugitivas>) Ruben se sirve de la metaforade la peregrinaci6n y sus caminos para figurar concretamente la inevitablee incontenible marcha de los vivos hacia el porvenir y hacia la muerte:

iHacia que vaga Compostelaiba yo en peregrinaci6n?Con Valle-Inclan o con San Roque,iad6nde ibamos, Senior?

iY ad6nde ibamos aquellosde aquella larga procesi6n:donde no se hablaba ni ofa,ni se sentia la impresi6nde estar en la vida carnaly si en el reinado del say!Y en la perpetuidad del joh!...? (P. C., 1101).

Otro soneto de esta colecci6n (<<Pasa y olvida>) recoge la mismaimagen:

Peregrino que vas buscando en vanoun camino mejor que tu camino,

c6mo quieres que yo te de la mano,si mi signo es tu signo, Peregrino?

No llegaras jamas a tu destino;llevas la muerte en ti como el gusanoque te roe lo que tienes de humano...,ilo que tienes de humano y de divino! (P. C., 1103-1104)

Y la similitud del camino del peregrino, figuraci6n de la aspereza del des-

tino humano, informa tambien <«Todo lo que enigmatico destino...> (<<Del

chorro de la fuente>):

Todo lo que enigmatico destinoponga de duro, o ponga de contrarioal paso del poeta peregrino:

flecha de tenebroso sagitario,insulto de say6n, o golpe rudo,caida en el camino del Calvario... (P. C., 1067).

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La similitud del camino se combina en <<Alma mia> (Prosas profJanas,P. C., 621) con el desdoblamiento metaf6rico del yo lirico, un recurso querecuerda la t6cnica de <<El reino interior>. En este poema, como en <<Rei-no , la ambientaci6n del alma desdoblada, el escenario simb6lico en quetranscurre la acci6n emocional, es de suma importancia y sumo interes.Otra vez el poeta se hace pintor verbal, dibujando un camino del campo,un camino que es a la vez camino real, elemento escenico, y camino sim-b6lico que representa la jornada de la vida; un campo que es a la vezescenario de las reflexiones del yo po6tico y ambiente simb6lico, <<bosquede males>>, en que el alma se ve obligada a hab6rselas con una realidadreacia.

La vida, presidida por la fatalidad (<<todo esta bajo el signo de un des-tino supremo>>), declina inevitable e irremediablemente hacia la muerte,simbolizada por <<el ocaso extremo>>, a que el camino del destino Ileva alalma misteriosa e incomprensiblemente (<<hacia la Esfinge te encamina>>).Frente a lo insondable del destino y lo ineluctable de la muerte venidera,no queda mas que una postura vital posible: el goce de los placeres terre-nales (carpe diem, recomienda el poeta, <<Corta la flor al paso, deja ladura espina>>) y la entereza «imperterrita nutrida de la <<Esperanza siem-pre primaveral: <<sigue>> y <<sigue como un dios> vienen a ser estribillosesperanzadores, exhortatorios, que animan al alma a <<perdurar en tu ideadivina>, en su vocaci6n po6tica o en cualquier otro proyecto o prop6sitoque fortalezca y rejuvenezca la vida. En un poema de Cantos... titulado«No obstante>>, el poeta nos dice: <Hay, no obstante, que ser fuerte: /pasar todo precipicio / y ser vencedor del Vicio, / de la Locura y la Muer-te> (P. C., 663); y este aserto terminante bien podria servir de r6tulo de-finidor de <Alma mia : a pesar de la trinidad amenazadora que acecha lavida, hay que ser fuerte, hay que seguir como un dios, hay que <<atravesarimperterrita por el bosque de males / sin temer las serpientes... .

Es de notar que en <Alma mia> el poeta se vale de las mismas image-nes que habian servido de base metaf6rica en <El reino interior>>: el ca-mino de la vida, las alternativas contrarias, posibilidades que se excluyenmutuamente, las faces opuestas que la vida le presenta al hombre. En<<Reino>> estas opciones toman la forma de dos desfiles de vicios y virtu-des, personificaciones tentadoras. En <Alma mia son mis intimamenteenlazadas con la metifora seminal del camino vital: aqui son las floresy las espinas que bordean la carretera las que materializan las alternati-vas, o viciosas y placenteras o virtuosas y trabajosas, que ofrece la vida.Estas imigenes paisajisticas son de procedencia escrituraria (Mat. 7:13).Forman asimismo un componente del l6xico calderoniano de la alegoriza-ci6n del alma:

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Deseo: Llegamos a cierto puntodonde el paso divididoen dos veredas estaba;la una en abrojos y espinos,la otra en rosas y claveles... 17

(<<Tu pr6jimo como a ti>>)

En todos estos ejemplos, tanto los tradicionales como los modernos, el des-doblamiento del yo lirico facilita la exteriorizaci6n analitica de los estadosafectivos, y la materializaci6n metaf6rica permite la representaci6n visua-lizada y vivificada del alma.

La metaforizaci6n del alma frente a las posibilidades de la vida se de-linea mediante una corporeizaci6n ain mais concreta en <<Canci6n de oto-io en primavera>> (Cantos...). Aqui, al referir <la celeste historia de micoraz6n , el poeta encarna los conflictos de la juventud en <fantasmas demi coraz6n>>, en tres nifias contrapuestas:

Era una dulce nilia, en estemundo de duelo y aflicci6n.

Miraba como el alba pura;sonreia como una flor.Era su cabellera obscurahecha de noche y de dolor.

La otra fue mas sensitiva,y mas consoladora y mishalagadora y expresiva,cual no pens6 encontrar jamis.

Pues a su continua ternurauna pasi6n violenta unfa.En un peplo de gasa purauna bacante se envolvia...

Otra juzg6 que era mi bocael estuche de su pasi6ny que me roeria, loca,con sus dientes el coraz6n

17 Pedro Calder6n de la Barca, Obras completas, edici6n de Angel Valbuena Prat(Madrid: Aguilar, 1967), III, p. 1420.

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poniendo en un amor de excesola mira de su voluntad,mientras eran abrazo y besosintesis de eternidad... (P. C., 657).

Las mujeres materializan la <educaci6n sentimental>> del <<yo>>, su ini-ciaci6n er6tica, y un erziehungstroman poetizado que traza simb6licamentesu desarrollo a la vez filos6fico y temporal, su paso desde la inocencia ju-venil (<<Miraba como el alba pura>>), a trav6s del desengafio (<<En sus bra-zos tom6 mi ensuefio / y lo arrull6 como a un beb6... / Y le mat6, tristey pequeiio, / falto de luz, falto de fe...>), hasta la convicci6n desanimadade la madurez: <<la Primavera / y la carne acaban tambidn...>. El amorque aspira a ser <sintesis de la eternidad>>, sobreponi6ndose al tiempo ya los confines <<de nuestra camrne ligera , <<el erotismo [que] se vivia en suilusi6n de extratemporalidad>> 18, tiene que fracasar. Y la vanitas vanita-tumn de esas ilusiones viene a personificarse en otra figura femenina quecompendia la vertiente descendente del coraz6n ilusionado que viaja deesperanza a tristeza amargada: <En vano busqu6 a la princesa / que esta-ba triste de esperar. / La vida es dura. Amarga y pesa. / Ya no hay prin-cesa que cantar!> Esta princesa evoca a la otra de <<Sonatina , <la pobreprincesa de la boca de rosa> que

quiere ser golondrina, quiere ser mariposa,tener alas ligeras, bajo el cielo volar;ir al sol por la escala luminosa de un rayo,saludar a los lirios con los versos de Mayo,a perderse en el viento sobre el trueno del mar (P. C., 556-557).

Esa princesa tambidn queda entristecida, pero a ella le queda una espe-ranza que la anima y consuela:

Calla, calla, princesa -dice el hada madrina-;en caballo con alas, hacia acai se encamina,en el cinto la espada y en la mano el azor,el feliz caballero que te adora sin verte,y que ilega de lejos, vencedor de la Muerte,a encenderte los labios con su beso de amor (P. C., 557).

No parece inverosimil suponer, a base del cotejo de los dos poemas, quela princesa rubeniana personifica el coraz6n del yo lirico; que el <<felizcaballero vencedor de la Muerte encarna el amor juvenil que aspira a

1' Salinas, p. 152.

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lievar al coraz6n a sobreponerse a la temporalidad mediante el erotismo;y que el estado afectivo de la princesa de <Canci6n...>>, la cual ha dejadode cantar, alegoriza la aspiraci6n decepcionada del alma juvenil que hailegado a la desilusi6n.

El anlisis sistematizado del alma mediante la personificaci6n de frac-ciones de su ser ha sido uno de los procedimientos perennes de escritoresque se han servido del modo aleg6rico para el examen de la intimidadhumana. La poesia cancioneril de Espafia, por ejemplo, recogida en reco-pilaciones como el Cancionero de Bcaena o el Cancionero general, esti11ena de tendencias alegorizantes que objetivan el sufrimiento amorosorevisti6ndolo de metaforas de encarcelaci6n (<El Suefio>>, del marques deSantillana), de guerra (el <<Castillo d'amor>, de Jorge Manrique, o la <<Ba-talla de amores>>, de su tio G6mez) o de pena infernal (el <<Purgatorio deamor>, del bachiller Jimenez). Y los misticos insistentemente han utiliza-do recursos aleg6ricos para expresar, aunque sea imperfecta e incompleta-mente, una experiencia espiritual inefable e indecible que se desliza detoda formulaci6n rigurosamente literal. Como tales autores del pasado,aunque atento a motivos distintos, Ruben Dario pretendia ensimismarseo recogerse en si mismo y hacer de tal sondeo interior el centro de sucreaci6n po6tica:

Toda la gloria y toda la eternidad estAnen nuestra conciencia "19

El conocerme a mi mismoya me va costandomuchos momentos de abismoy el c6mo y el cuindo... (« iEheu!>, P. C., 737).

A primera vista podemos sorprendernos al hallar tal recurso en el re-pertorio podtico de un escritor tan moderno, y modernista, como RubenDario. El poeta estticamente revolucionario que proclam6 una <<esteticaacritica> pareceria tener poco que ver con ese entusiasmo asiduo por or-ganizar y sistematizarlo todo, un afan que el medievalista C. S. Lewisveia como rasgo caracteristico de la alegoria y los alegoristas 1. Pero sa-bemos que Ruben lefa con interds y simpatia las poesias del medioevo ylas obras de escritores posteriores como Santa Teresa y Calder6n de laBarca, un cuerpo de textos literarios en que resalta la alegorizaci6n del

19 <<Dilucidaciones> a El canto errante, en P. C., p. 700.20 C. S. Lewis, The Discarded Image (Cambridge: Cambridge University Press,

1964), p. 10.

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alma. Varias declaraciones y opiniones est6ticas, repartidas por toda laobra rubeniana, atestiguan en su autor cierta atracci6n literaria por la ale-goria y sus recursos. En el Diario de Italia, por ejemplo, el cual detalla susvisitas a museos de arte y sus impresiones de los pintores <primitivos>que antecedian a los grandes maestros <clasicos>, Ruben encarece los fres-cos del Trionfo della morte en terminos que manifiestan la gran estima enque el poeta tenia ese tipo de personificaci6n visualizada que encontramosen <<El reino interior>>:

Nunca se ha expresado mas claro el eterno contraste que en esta pa-gina de piedra en que el pincel relata la obra de la invencible Persegui-dora. Por un lado primavera de la vida, con sus amores y misicas, can-ciones de placer, besos y pompas. Por otro, la miseria, la Aspera pobreza,en el polvo del camino, el hambre, el dolor. Y la muerte con su hoz, enmedio, en los aires, que dari su golpe a quien menos piensa en ella,y no oiri la llamada de los miserables, y les dejard seguir padeciendolo duro de la existencia. i,Cuil figura mas horrible que esta descarnadavieja de alas de murcielago y pies de largas ufias, que maneja su armainevitable sobre la fiesta de las rosas y de los labios? 21

Rub6n explicitamente liga la tdcnica de estos frescos a los modos aleg6ri-cos de la Edad Media:

Yo encuentro la elocuencia simple de un artista que expresa conun lenguaje comprensible de la muchedumbre las tendencias, los temo-res, las ideas de una 6poca. Hallo en estos frescos el mismo espiritu yla misma expresi6n de los misterios, de las moralidades, de los autos 2.

Asi es que sus lecturas y sus experiencias artisticas le preparaban aRuben el terreno intelectual que ocupaba durante toda su carrera, prove-yendole el ejemplo de precursores literarios y la cantera de precedentesaleg6ricos que su capacidad asimiladora bien supo aprovechar y utilizar.El medievalismo intrinseco del recurso aleg6rico se adecuaba f cilmente alos principios artisticos de un escritor que proclam6 en las <Dilucidacio-nes> a Canto errante que <<he, si, cantado aires antiguos...> (P. C., 697).En 1910 Ruben puntualiz6 sus metas podticas explicando lo que se pro-ponia hacer en la secci6n titulada <<Recreaciones arqueol6gicas> de Prosasprofanas: estas poesias <<son ecos y maneras de dpocas pasadas y una de-mostraci6n para los desconcertados y engaiiados contrarios, de que para

21 Citado por L6pez Estrada, p. 103.SCitado por L6pez Estrada, p. 104.

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realizar la obra de forma y de modernidad que emprendiera he necesitadoanteriores estudios de clasicos [latinos] y primitivos>> .

Ruben Dario, poeta moderno de tendencias e intereses anticuarios,sabia aprovechar su herencia literaria y asimilarla a sus propias necesida-des personales y artisticas. < [Detestando] la vida y el tiempo en que metoc6 nacer>> 2, volvi6 con frecuencia al pasado cultural para su inspiraci6n;sinti6ndose <<comprimido en un Reino Exterior, tan corto y reducido>>(<<Aguas claras>>, <Del chorro de la fuente, P. C., 1097), profundiz6 enel insondable reino interior del alma para su materia po6tica. Su alegori-zaci6n del alma representa un analisis esquematico de las emociones enque se transparentan los conflictos internos y los vaivenes psicol6gicos.Mediante tal psicologia alegorizada se precisan y materializan y vivificanlo que Rosemond Tuve ha designado <movements-of-the-mind>> dentrodel protagonista lirico. La objetivaci6n de los lances del espiritu en meta-foras espaciales le permitia a Ruben exteriorizar la intimidad afectiva paraclarificarla, y la hipostatizaci6n del mundo interior, la <<disecci6n espiri-tual>> (<<Nocturno , Canto errante, P. C., 1744) en personificaciones mate-rializadas, le ayudaba a anatomizar y analizar el alma humana.

23 Citado por L6pez Estrada, p. 65.24 En las <<Palabras liminares>> a Prosas pro fanas, en P. C., p. 546.SRosemond Tuve, Allegorical Imagery (Princeton: Princeton University Press,

1966), p. 250.

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