duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

Upload: tadicido

Post on 09-Apr-2018

227 views

Category:

Documents


0 download

TRANSCRIPT

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    1/68

    C h r i s t i a n D u q u o cCristianismo:memor iapara e l futuroSalTerrae

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    2/68

    Coleccin PRESENCIA TEOLGICA131 Christian Duquoc

    Cristianismo:memoriapara el futuro

    SAL TERRAESantander

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    3/68

    Esta traduccin de Christianisme. Mmoire pour Vavenir se publica envirtud de un acuerdo con Les ditions du Cerf (Pars). Reservadostodos los derechos. Ninguna parte de esta publicacin puede ser reproducida, almacenada o transmitida, total o parcialmente, por cualquiermedio o procedimiento tcnico sin permiso expreso del editor.

    Traduccin:Miguel Montes

    Ttulo del original en francs:Christianisme.Mmoire pour l 'avenir 2000 by Les ditions du CerfPars 2003 by Editorial Sal TerraePolgono de Raos, Parcela 14-139600 Maliao (Cantabria)Fax: 942 369 201E-mail: [email protected]

    Con las debidas licenciasImpreso en Espaa. Printed in SpainISBN: 84-293-1523-3Dep. Legal: BI-2992-03Fotocomposicin:Sal Terrae - SantanderImpresin y encuademacin:Grafo, S.A. - Bilbao

    A mi hermano Claude.No hay nada ms visible que lo escondido(ZHONG YONG)

    mailto:[email protected]://www.salterrae.es/http://www.salterrae.es/mailto:[email protected]
  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    4/68

    ndicePrlogo a la edicin espaola 9Introduccin 11

    PRIMERA PARTEEL NACIMIENTO DE LA FE1. La mem oria enterrada 172. Un artesano por los caminos 233. Un crimen ocultado 324. La muerte subyugada 37

    SEGUNDA PARTELA CONSOLIDACIN DE LA COMUNIDAD5. De la marginalidad a la dominacin 456. Rituales y Smbolos 491. Los ritos: bautismo y eucarista 492. Los Sm bolos y las confesiones de fe 517. El combate por la identidad de Cristo 538. La opcin por la gratuidad del don de Dios 59

    TERCERA PARTELA CONMOCIN: EL SUEO POLTICO9. El entusiasm o y la desconfianza 7110. La ambig edad del transfer 76

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    5/68

    8 CRISTIANISMO : MEMOR IA PARA EL FUTURO11. La cristiandad, ilusin generosa y cruel 7912. La fractura o el fracaso de la cristiandad 83

    CUARTA PARTEEL DUELO Y EL SOBRESALTO13. Resistencia y divisin eclesial 9314. Resistencia y laicizacin 9615. El compromiso 10116. La prueba superada 1071. Una nueva comp rensin de la Iglesia visible . . . . 1082. La negativa a controlar el devenir del mund o.... 1103. Reforma y laicizacin: signos de los tiempos . . . . 11117. La fe liberadora 119

    Conclusin: La promesa y el obstculo 129

    Prlogo a la edicin espaolaEsta obra que hoy aparece traducida al espaol fue escritapara el pblico de la Europa occidental. El itinerario que enella se propone vale tanto para el lector espaol como para elfrancs. Por eso debo agradecer al editor y al traductor quepongan a disposicin del lector de lengua espaola un escrito al que tal vez no podra acceder en su lengua original.El cr ist ianismo ha experimentado entre nosotros grandesmetamorfosis a partir de sus orgenes bblicos, los cuales haestado siempre presentes, como lo atestigua la referenciasiempre viva a ambos Testamentos. Pero esta fidelidad no hasido en absoluto rgida o repetitiva: el cristianismo, en susformas institucionales, ha estado marcado por los diversosintereses de sus oyentes y por sus condicionamientos culturales, sumamente variados. Ahora bien, la situacin en la queactualmente se encuentra el cristianismo es indita. Por esosera errneo considerar que el retorno a las fuentes, a imitacin de la comunidad primitiva, debera proporcionar la solucin al problema acerca de cmo debe ser anunciado hoy elmensaje. Y sera adems una ligereza imaginar que la modernidad representa el eje normativo de la aculturacin cristianaen el mundo contemporneo.En nuestra situacin contempornea, el profetizar quformas eclesiales revestir el cristianismo futuro es, por asdecirlo, una osada. La Palabra de Dios no garantiza en modoalguno su eficacia. En medio de las actuales dudas demuchos sobre e l futuro del cr ist ianismo -dudas que obedecen a la constatacin de su innegable declive cultural ysocial-, la Palabra de Dios garantiza la fe, aunque sea en

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    6/68

    10 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTUROmedio de la noche. Esta conviccin explica el movimientodel ltimo captulo del presente libro sobre la fe liberadora,en el que no se precisa qu formas sociales y eclesialesengendrar dicha fe, las cuales dependern de la capacidadde los cristianos para no dejarse intimidar por las ideas dominantes y para dar manifestarse valientemente creativos. Debern reverenciar menos la tradicin y estar ms atentos a lanovedad de la palabra evanglica en este mundo que envejece y que tiene miedo de que el futuro le traiga decepciones ysinsabores.Si bien este libro preconiza la fe liberadora, no por elloinduce a la ilusin. Los acontecimientos del siglo xx handemostrado que la historia no se desarrolla en funcin de lasnecesidades del progreso, sino que es ms bien el resultadode la accin humana: puede ser destructiva o puede estarabierta a una esperanza razonada. La fe no propone ningunasolucin social o poltica capaz de hacer deseable el futuro;ms bien, incita a actuar de tal modo que la accin del hombre no produzca efectos desastrosos, mueve a la razn a nodejarse dominar por las pasiones ni hundirse en la ilusinideolgica, invita a la lucidez y al distanciamiento con respecto a las modas intelectuales, culturales o sociales imperantes. No es dominando el mundo a base de realizacionessociales o culturales, ni a base de grandezas eclesiales, comola fe asegura su futuro, sino permaneciendo atenta a laPalabra de Aquel a quien ningn imprevisto podr jams desconcertar ni perversin alguna ser capaz de impresionar. Laesperanza no est garantizada por nuestros proyectos, porms que stos sean necesarios, sino por Aquel a quien laBiblia denomina roca, por ser inquebrantable. Las variaciones, afortunadas o desdichadas, de la Iglesia, los momentos histricos de auge o de ocaso de la fe cristiana, no predicen el futuro: ste tiene que ver con el carcter de imprevisto de Dios, que acta para que los hombres no se desesperenpor su impotencia ni se dejen seducir por la belleza del mal.CHRISTIAN DUQUOCAgosto de 2003

    IntroduccinEl rumor es inquietante, apremiante segn algunos: el cristianismo ha envejecido. Por ser demasiado viejo o demasiado arcaico, no responde a las cuestiones ni a las inquietudescontemporneas. Por estar demasiado ligado, en su origen, aun terruo particular y a una escritura enigmtica, no sabehacer frente al inters individualista, al deseo de satisfaccininmediata, a la glotonera de experiencias religiosas, a ladecepcin que produce la indiferencia con respecto al Diosdel que se dice portavoz.Sin embargo, nadie parece dudar hoy de que el cristianismo tuvo efectos constructivos en Occidente: una gran partede nuestros derechos y de nuestras exigencias de solidaridadproceden de la brecha que l abri, en el umbral del primermilenio, en un Imperio explotador y violento. Pero ahoraestas adquisiciones son ya propiedad de Occidente y se handesligado del cristianismo. Este m ismo, a lo largo de su historia, dista mucho de haber sido fiel a lo que haba prometido: tambin l ha sacrificado a los dolos del poder, de la violencia y de la posesin. Su honor se cifrara hoy, al pensar dealgunos, en saber apagarse de una manera serena, sin pretender, como proclaman sus representantes autorizados, estar enposesin de una Verdad eternamente joven, ajena a la marcadel tiempo. El rumor no cesa de crecer: el cristianismo semuere, es preciso que nos liberemos de l para asumir otroshorizontes, es menester que nos liberemos de una creenciademasiado regional.El cristianismo naci de un relato: a comienzos del sigloprimero, un artesano Nazaret, un pueblo perdido de Pales-

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    7/68

    12 CRISTIANISMO : MEMORIA PARA EL FUTUROtina, se convirti, cuando contaba unos treinta aos, en profeta o predicador itinerante y anunci la inminente irrupcindel Reino de Dios, es decir, el fin de la catica, violenta yopresora historia que marcaba desde haca siglos el destinode Israel. El profeta nmada tuvo problemas con las autoridades religiosas y po lticas establecidas en Jerusaln, las cuales lo eliminaron con visos de legalidad.Su dramtica historia no acab con su muerte: el artesano fue arrancado de la tumba por el Dios al que honraba, elDios de Israel; tras resucitar, se mostr a testigos dignos defe. stos propagaban tan inverosmil novedad con un corajetan extremo que no haba amenaza que les hiciera callar.Decan que haban sido transformados por el Espritu deaquel Jess, ahora levantado de la tumba. Aseguraban queesta ruptura con el poder de la muerte, hasta entonces indiscutible, tena validez para todos los hombres, a condicin deque confiaran en su Dios y reconocieran en el prjimo el rostro de su enviado.La publicidad se fue ampliando: se formaron algunosgrupos que se reunan en torno a una comida en la que hacan memoria de este Jess, celebrando su retorno para imprimir a este mundo, todava abocado a la violencia, la marcadefinitiva de la benevolencia de Dios para con todos loshombres.La publicidad fue tan poderosa que condujo a independizarse de las presiones del terruo de Judea: el anuncio hechoa Israel de su prxima liberacin, y debido al repliegue deeste pueblo sobre su propia tradicin, se manifest com o unaoportunidad para los extranjeros. Aquellos a quienes sedesignaba entonces como paganos se sintieron tan seducidos por el relato que siguieron el camino que se abra anteellos. Los cristianos lucharon en firme, pero de manera noviolenta, para ser reconocidos como ciudadanos dignos.Necesitaron ms de tres siglos para conseguirlo. Occidentenaci, en parte, de esta intrusin religiosa de origen judo. Ennuestros d as, el rumor ya n o juega a su favor. Se dice que susefectos productivos estn agotados. Merece la pena hacer

    PROLOGO 13frente a este rumor, cada vez ms extendido? Es verdad queel cristianismo est exange y agonizando porque su promesa y su verdad han dejado de ser crebles para muchos de loshomb res y mujeres de nuestro tiempo y hay qu e colocarlas, apartir de ahora, entre el nm ero creciente de esas bellas fbulas que pueblan nuestra memoria?Para evaluar esta desconfianza nos vendr bien recordarel origen hebreo del cristianismo, el trabajo que llevaron acabo Jess y sus discpulos, su controvertido mensaje, ladebilidad y la fidelidad de su comunidad, la desmesura de suesperanza para este mundo y la decepcin provocada por sufracaso. Este recorrido narrativo nos permitir comprendermejor que el cristianismo no es una filosofa, sino un movimiento suscitado por un futuro que l espera, pero que nosabe describir.La presentacin que vamos a hacer ser esquemtica,sobre todo porque vamos a presentar los hechos en referencia a una hiptesis: la fe primitiva se haba mantenido apartada de toda voluntad de dominacin social y poltica, y slocon su xito en el siglo iv (conversin del Imperio) se descubri con la misin de transformar este mund o segn la utopabblica, interpretada entonces de un modo nuevo. Esta interpretacin de u na tarea socio-poltica de la fe condujo a crear,ms tarde, la cristiandad, forma terrena de un mesianismoinstitucional. Fue xito y ambigedad. Desde la Reforma,que en el siglo xvi le asest un golpe mortal, no ha cesado deobsesionar a la fe oficial. En la dcada de 1970 el concilioVaticano n inaugur el duelo por esta orientacin; con todo,no ha dejado d e alimentar el sueo de ciertos cristianos en unmundo justo y pacfico, bajo la realeza de Cristo. No esimposible que la fe vuelva a ser creble si consigue superaresta nostalgia y este obstculo, reeditando, sin duda de otraforma, su proyecto originario. Seguramente reencontrara asel aliento de la esperanza ltima, tan provocadora para quienes prefieren resignarse al status quo socio-poltico.Acurdate de tu futuro, dice el cuarto mandam iento, segnJ.-M. Ouaknin.

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    8/68

    14 CRISTIAN ISMO: MEMOR IA PAMA I I I HU IROEste libro est organizado, por lano, de la manera siguiente: consagraremos la primera parle al nacimiento de lafe; en la segunda parte nos ocuparemos de la consolidacinde la comunidad; en la tercera, contemplaremos su conmocin: el sueo poltico; y en la cuarta y ltima parte asistiremos al duelo po r la cristiandad y al sobresalto. La historia de

    la fe es la historia de una travesa en la noche, sin concesiones a la resignacin ni a la desesperanza. PRIMERA PARTEEL NACIMIENTO D E LA FE

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    9/68

    La fe cristiana tiene una historia bblica multiforme. Perotambin es verdad que se apoya en tres figuras mayores:Abrahn, Moiss y Jess. La fe no se presenta, ante todo,como una doctrina, sino como el crdito otorgado a Dios envirtud del testimonio de la experiencia original de estos treshombres: el relato bblico afirma que Dios se acerc a ellospara invitarles a reunir en su nombre a quienes confiaran enellos.A la aventura de la fe naciente est consagrada esta primera parte: en ella haremos m emoria de los dos grandes testigos del Antiguo Testamento: Abrahn y Moiss. Trazaremos los grandes ejes de la predicacin de Jess; relataremosel trgico desenlace de la vida del profeta; evocaremos laruptura del ciclo natural de la vida y de la muerte, evocandola destruccin de esta ltima por la Resurreccin de Jess; yterminaremos con la presentacin de la esperanza herida: losdestinatarios de la palabra proftica no la entendieron.

    1La memoria enterradaLos relatos de los comienzos de Israel a los que se refiere elNuevo Testamento tienen una bella factura literaria. No sonni informes periodsticos ni escritos histricos, tal como imaginamos hoy la composicin de stos segn unas reglas yverificaciones rigurosas. Estos relatos estn emparentadoscon los cuentos, tienen su mismo poder de seduccin, su frescura, sin perder nada de su virulencia religiosa: atestiguar elgozoso y doloroso nacimiento de la fe original del pueblohebreo. Toman el relato tal como se presenta, sin plantearsela cuestin de su relacin con la realidad histrica. Unosvigorosos personajes, hroes de la fe, sostienen los movimientos atormentados y tortuosos de la epopeya primera. Lacarta a los Hebreos ilumina de manera sobresaliente su valorpermanente.Por la fe, Abrahn, al ser llamado por Dios, obedeci ysali para el lugar que haba de recibir en herencia, y sali sinsaber a dnde iba (Hb 11,8). El Nuevo Testamento hacememoria de lo que, en unos tiempos remotos, dio comienzoa la aventura de la fe: un hombre, del que slo se sabe lo quedice el relato del Gnesis (Gn 12,1-20), a instigacin de unavoz que l consider divina, dej su tierra, su clan, sus costumbres religiosas, para salir hacia una tierra desconocida:una tierra nacida de una promesa, en la que sus descendientes caminaran junto a Dios.

    El libro del Gnesis relata su caminar errante, sus compromisos, sus regateos, sus enriquecimientos...: lo propio deuna vida nmada, por decirlo en pocas palabras. Con un

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    10/68

    18 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTUROrasgo original, no obstante: de la audaz promesa hecha a dosancianos nace un nio, y este nio, Isaac, descendenciaencargada del destino futuro, es el sujeto de la prueba msfuerte que se le present a Abrahn: el Dios en el que habapuesto su confianza le ordena sacrificarlo. Plegndose a lavoluntad de su Dios, Abrahn, po r fuerza de la prctica de lossacrificios de nios, tan difundida en aquel tiempo, se dispone a inmolarlo, pero Dios, por medio de su ngel, salva aIsaac y reafirma al intrpido creyente la prome sa que le habahecho: En tu descendencia sern bendecidas todas lasnaciones de la tierra, en pago por haber obedecido t mi voz(Gn 22,18).

    Una tierra, una descendencia, una bendicin para todoslos seres humanos: tal es, pues, el contenido de la promesa dela que se fi Abrahn. El patriarca desapareci sin haberlavisto realizada. La tierra estaba ya ocupada, la descendenciase multiplic y se hizo sedentaria en una nacin d onde sufrila opresin; las etnias paganas no cesaron de dirimir sus diferencias y de saciar mediante la violencia su sed de poder. Lafe de Abrahn fue como una marcha en la noche hacia unfuturo indeciso.

    Mucho ms tarde, Dios suscit otro intrpido creyente:Moiss. Por la fe -escrib e el autor de la carta a los H ebre os-sali de Egipto sin temer la ira del rey (el faran); se mantuvo firme como si viera al invisible (Hb 11,27).Los descendientes de Abrahn, a quienes se haba dirigido la promesa de una tierra, vegetaban en medio de la servidumbre. Tal vez no conservaran de aquella promesa ms queun vago recuerdo, una tenue y vacilante luz de esperanza enmedio de una temible vida diaria. La tenue luz se convirtien fuego para Moiss: desde una zarza que arda, pero no seconsuma, oy una voz: Yo soy el Dios de tus padres... Hevisto la afliccin de mi pueblo en Egipto, he escuchado suclamor bajo los golpes de sus opresores y conozco sus sufrimientos... Ahora, pues, ve: yo te envo al faran para quesaques de Egipto a mi pueblo, los israelitas... (Ex 3,6-11).

    LA MEMORIA ENTERRADA 19Moiss, a pesar de su repugnancia y su miedo, tras presentaralguna resistencia, acept liberar al pueblo y llevarlo a la tierra antao prometida.El relato, con elevadas imgenes picas, narra la empresa: convencer al faran, luchar contra su obstinacin, persuadir a los hebreos de que abandonaran la tierra cuyas costumbres haban adquirido, llevarlos al desierto, hacer frente alcansancio y a las protestas y, por ltimo, morir en el umbralde una tierra que l, Moiss, no llegar a pisar.Moiss se encuentra desgarrado entre dos fuerzas: poruna parte, las quejas del pueblo: Ojal hubiramos muertoa manos de Yahv en el pas de Egipto cuando nos sentbamos junto a la olla de carne y com amos pan hasta hartarnos!Nos habis trado a este desierto para matar de hambre a todaesta asamblea (Ex 16,3); y, por otra, la inmensa fatiga quele produce conducir contra su voluntad a una muchedumbredesesperada por aquel interminable vagabundeo. Y gime antesu Dios: Por qu tratas mal a tu siervo? Por qu he cadoen desgracia ante Ti , para que hayas echado sobre m la cargade todo este pueblo? Acaso he sido yo el que ha concebidoa todo este pueblo? He sido yo quien lo ha dado a luz, paraque me digas: "Llvalo en tu regazo, como lleva la nodriza alnio de pecho, hasta la tierra que promet con juramento asus padres?" De dnde voy a sacar carne para drsela a todoeste pueblo, que me llora diciendo: Danos carne para com er?No puedo cargar yo solo con todo este pueblo: es demasiadopesado para m. Si vas a tratarme as, mtame, por favor, sihe hallado gracia a tus ojos, para que no vea ms m i desventura (Nm 11,10-16).

    Mientras andan errantes por el desierto (los mismos verbos salir y errar describen la experiencia original de la fe),la promesa parece ilusoria. El mismo Moiss llega a dudardel fundamento de aquel vagabundeo asctico. Contra todarazn, est conduciendo a su pueblo a la llamada tierra prometida. El relato termina presentando su decepcin: Dios leha negado el acceso a esa tierra tan deseada.

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    11/68

    20 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTUROEsta es la tierra que bajo juramento promet a Abrahn,Isaac y Jaco b, diciendo: A tu descendencia se la dar. Te dejoverla con tus ojos, pero no pasars a ella (Dt 34,4). Sinduda, el redactor no pudo soportar semejante decepcin yacab su relato con el elogio de Moiss: No ha vuelto a surgir en Israel un profeta como Moiss, a quien Yahv trataba

    cara a cara (Dt 34,10).El midrs (comentario rabnico del texto bblico, en forma de cuento) todava soport menos esta injusticia. Segnl, Dios quiso atenuar la angustia de Moiss: El Eterno, estescrito, tom el alma de la boca de Mois s; y el profeta murien el beso de Dios.El asentamiento en la tierra prometida fue decepcionante.El nmada soaba con una tierra que m anara leche y miel,

    donde cada cual descansara en su via y bajo su higuera,donde cada cual hara lo que quisiera y donde no se impondra ningn trabajo forzoso. La realidad fue que la Tierra prometida ya estaba ocupada, y fue menester conquistarla mediante la violencia y la sangre, sin seguridad alguna de poderconservarla en paz, tal como haba sido soada. Los lderes(los jueces) que se levantaban de vez en cuando para liberara Israel de sus opresores locales o de las razzias, no bastaban para la tarea. El pu eblo exigi un rey, pero los reyes, conalgunas pocas excepciones, contribuyeron a hacer penosa lavida. As las cosas, llegaron a imaginar un futuro rey quesera un justo, un hombre de paz. De esta forma se fue dibujando la figura del mesas, segn las expectativas que cadauno puso en la promesa, que segua tan fluida como siempre.Necesitaban, sin embargo, explicar el carcter mediocre,a veces dramtico, del asentamiento en una tierra que, a pesarde todo, el propio Dios les haba prometido. Recurrieron auna estratagema: el pueblo haba sido y segua siendo, una yotra vez, infiel al ideal del de sierto, cuya osam enta era la Leyrecibida de Dios por Moiss, y que poco a poco se fue completando. Se organizaba sta en torno a unas cuantas prohibiciones esenciales para el reconocimiento de Dios y del pr-

    LA MEMORIA ENTERRADA 21jimo; descartaba la idolatra, el asesinato, el adulterio, elrobo, el expolio y el desprecio al extranjero. Surgan p rofetaspara denunciar la perversin de los grandes y fustigar la idolatra del pueblo. Recordaban los tiempos idlicos del desierto, cuando Dios marchaba con el pueblo. La imagen delcaminar errante volvi a cobrar vigor: Dios no tena moradaen ninguna parte, y era una ilusin creer que habitaba en untemplo situado en medio de la tierra, asegurando desde ah laprosperidad y la paz contra viento y marea. Las advertenciasde los profetas tomaron forma en el exilio (en el tiempo quepasaron los judos en Babilonia despus de la cada deJerusaln en el ao 587 a. C). Con la excepcin de algunosbreves perodos, Israel estuvo siempre privado de libertadpoltica. La Tierra prometida se convirti en un sueo.

    Dos siglos antes de la aparicin de Juan el Bautista, laexplicacin oficial que se daba a un destino colectivo tancruel y tan poco concordante co n el sueo antiguo se vio fuertemente sacudida: la infidelidad a la Ley no bastaba paraapuntalar la tesis de un reparto equitativo de los bienes y losmales, pues tambin los justos padecan la injusticia y susconsecuencias. Dos obras dan fe de esta crisis de conciencia:los libros de Job y de Qohlet. Se rechaz la ingenua creencia en una lgica moral que se impusiera a lo largo de la historia: no exista ninguna concordan cia verificable entre la justicia y la felicidad, como tampoco poda detectarse vinculacin alguna entre la perversin y la desgracia. El obrar deDios era ms oscuro de lo que haban imaginado los profetas.

    Memoria enterrada: en su modalidad principal, los relatos bblicos atestiguan la fe intrpida de aqu ellos que, a pesardel incumplimiento de la promesa, no dejaron de creer en surealizacin: hicieron el duelo de los contenidos demasiadoparticulares y se elevaron, a travs de una historia dramtica,a una percepcin menos territorial y ms universal de la antigua promesa.La carta a los H ebreos, al final de su elogio de la fe de lospadres, lo expresa con vigor y emocin: En la fe murieron

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    12/68

    22 CRISTIANISMO : MEMORIA PARA EL FUTUROtodos ellos, sin haber conseguido el objeto de las promesas:vindolas y saludndolas desde lejos y confesndose peregrinos y forasteros sobre la tierra. Los que as hablan, claramente dan a entender que van en busca de una patria; pues sipensaban en la que haban abandonado, podan volver a ella.Por el contrario, aspiraban a una patria mejor, a la celestial... (Hb 11,13-16).El anuncio de la irrupcin inminente del Reino por partede Jess no rompe con esta marcha errante, tan llena de deseos, de los antepasados de Israel y del pueblo hebreo a lo largode toda su historia.

    2Un artesano por los caminosNada sabemos de Jess de Nazaret antes de que em prendiera el camino para entregarse al anuncio de la venida inminente del Reino de Dios. No disponemos de ninguna informacin fiable sobre los aos que vivi en Nazaret. Los dosevangelios que hablan de su infancia emplean imgenesbblicas para decir que, en su origen, vena de Dios. Se tratade confesiones de fe sobre la identidad real, desde su nacimiento, del futuro profeta; no son escritos biogrficos en elsentido que hoy damos a esta expresin. Ms an, dejan enblanco (aparte del episodio de la discusin con los doctoresdurante una peregrinacin al Templo) el tiempo relativamente largo -un os treinta a o s- de su vida en el pueblo. Es cierto que algunos escritos, no reconocidos por las Iglesias antiguas, se creyeron en la obligacin de colmar este vaco,cediendo en exceso al maravillosismo convencional para sercrebles, aunque alguna que otra vez dispensen ciertas informaciones fiables. En consecuencia, lo ms prudente es aceptar esta oscuridad primera: Jess no se dio a conocer hastaque dej su familia y su pueblo; en suma: en el momento enque se puso en camino. La reaccin hostil de su familia anteesta vocacin, aparentemente improvisada, confirma que nodej traslucir nada de su agitado futuro cuan do ejerca su oficio en Nazaret (Me 3,20-21).

    Jess, como Abrahn al salir de su tierra a la llamada deDios, rompe con los suyos para entregarse de manera exclusiva al anuncio de la venida inminente de su Dios. Marcos 24 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    13/68

    recoge en unas cuantas frases el contenido de esta predicacin: Jess proclamaba la Buena Noticia de Dios: El tiempo se ha cumplido y el Reino de Dios est cerca; convertiosy creed en la Buena Noticia (Me 1,14-15).Aunque hemos odo mil veces estas palabras, no por ellolas comprendemos necesariamente; pertenecen a un rea cultural que ya no es la nuestra, se insertan en unas expectativasque ya no nos resultan familiares, nos suenan a esotricas.No es el hecho de definirlas lo que podr abolir la distanciaque nos separa de ellas; son las acciones y las palabras delprofeta las que podrn hacrnoslas ms cercanas.Los cuatro evangelios, cada uno de ellos atribuido a unautor diferente -M ateo, Marcos, Lucas y Jua n- pertenecen alcanon (regla) de las Escrituras. Este trmino erudito significa una realidad sencilla: indica el hecho de que esos escritos fueron recibidos en la Iglesia antigua como textos quehablaban con seriedad de Aquel a quien ella proclamabaresucitado. No son ni obras histricas cercanas a un informepolicial ni recensiones periodsticas de los acontecimientosque marcaron el tiempo de la predicacin del Nazareno, nibiografas cuyo objetivo fuera contar cronolgicamente lavida del profeta. Son recuerdos recom puestos d esde interpretaciones diferentes, y a veces divergentes, cuya finalidad esapoyar a la comunidad que confiesa al Resucitado, y cuyaorientacin es hacer comprender la Resurreccin como lairrupcin de un mundo radicalmente nuevo. Sera un intentovano tratar de reconstruir la figura del Jess histrico, aunq ueno estemos faltos de toda informacin sobre su biografa.Para el objetivo de nuestro ensayo, tenemos que atenernos alos relatos, sin intentar llegar a lo que hubo ms all de ellos.Esto supuesto, yo dira que los escritos evanglicos, al relatar de diferentes maneras hechos y palabras que ellos atribuyen a Jess, despliegan el sentido oculto de los trminosEvangelio y Reino.Estas enigmticas realidades se alimentan, en el itinerariode Jess, de actos de ruptura y actos de liberacin.

    UN ARTESANO POR LOS CAMINOS 25Actos de ruptura, en primer lugar. Voy a retener cuatro deellos: la ruptura con la familia, la ruptura con la ley, la ruptura con el culto y la ruptura con el nacionalismo.- Ruptura con la familia: esta ruptura es afirmada, de un amanera brutal, siguiendo el gnero paradjico tan del gusto

    de la literatura bblica y que hoy a muchos resulta chocante:Si alguno viene junto a m y no odia a su padre, a su madre,a su mujer, a sus hijos, a sus hermanos, a sus hermanas yhasta su propia vida, no puede ser discpulo mo (Le 14,25).Esta exigencia de ruptura se inserta en el horizonte de unaextensin de la fraternidad. Marcos refiere un episodio a esterespecto: los parientes de Jess, inquietos p or su andar errante y su falta de preparacin, lo buscan; pero l responde desplazando el objeto de la pregunta: "Quin es mi madre ymis hermanos?" Y mirando en torno a los que estaban sentados en corro, a su alrededor, dice: "stos son mi madre y m ishermanos. Quien cumpla la voluntad de Dios, se es mi hermano, mi hermana y mi madre" (Me 3,33-35).La familia no co nstituye el lugar privilegiado en que Diosse manifiesta: sin abandonar el mbito que uno controla ydomina, como Abrahn abandon su parentela, no hay posibilidad de pertenecer a una comunidad universal. Pablo traducir la esperanza an tmida, que desencadena esta ruptura con el crculo primero en el que el nio se humaniza, en laclave de una apertura de toda la humanidad a la fraternidad,en virtud de una filiacin que no es genealgica: Ya no hayjudo ni griego; ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, yaque todos vosotros sois uno en Cristo Jess (Ga 3,28).La familia es un mbito cerrado; la ruptura no acaba conella, pero s le abre a un espacio indefinido en el que elextranjero encuentra su sitio: es hermano o hermana.- Ruptura con la Ley: Jess no es un libertario, no habla

    mal de la Ley con el propsito de d estruirla, sino que le reconoce su legitimidad, siempre que no esclavice al hombre.Ciertas prcticas venerables, alimentarias, de conveniencias

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    14/68

    26 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTUROo de gestin econmica, encerraban la vida cotidiana en untejido angosto: todo estaba regulado, todo estaba previsto. LaLey organizaba la totalidad de la vida: relaciones sociales,higiene corporal, formas de alimentacin, sexualidad, etc.:nada escapaba a su control, a fin de que el hombre no fueraesclavo de la naturaleza o siervo de sus pulsiones.

    Esta red era tan vinculante que la comparaban con unpesado fardo, aunque los judos piadosos se esforzaran enllevarlo con alegra y conferirle un sentido siempre nuevomediante el mecanismo de las interpretaciones. Jess quiereque su fardo sea ligero y que la ley est al servicio del serhumano, que no se convierta en un tirano que goza de su propio poder. Los altercados, ms o menos graves, que tuvoJess con los intrpretes autorizados de la ley, llamadosescribas, reeditan una y otra vez el mismo debate: la ley noes la instancia ltima para Jess, sino que ha sido hecha paraservicio del hombre (Me 2,27).Indudablemente, incluso quienes se oponan a las afirmaciones de Jess estaran de acuerdo en ese enunciado tangeneral, pero dejaran de estarlo en sus consecuencias prcticas, por lo muy necesaria que les pareca la Ley para significar la originalidad del pueblo y su eleccin. Ellos eran gentes fuera de lo comn. No podra decirse que los escribasdesconfiaban de Jess porque teman que estuviera despojando a la Ley de su carcter sagrado y la estuviera tratandode una manera demasiado utilitaria o casi vulgar? A buenseguro, se trataba de un error de apreciacin: lo nico queJess quiere arrancar de la ley es su poder tirnico; Jess nose exili de su pertenencia al pueblo judo.

    - Ruptura con el culto: segn el evangelio de Juan, Jess,en su conversacin con la Samaritana, precisa su pensamiento con respecto al Templo: C reme, mujer, que llega la horaen que ni en este monte ni en Jerusaln adoraris al Padre....Pero llega la hora (ya estamos en ella) en que los adoradoresverdaderos adorarn al Padre en espritu y en verdad...(Jn 4,21-22).

    UN ARTESANO POR LOS CAMINOS 27Es preciso entender esta declaracin sobre el trasfondo deuna profeca -el templo ser destruido-, de una accin provocadora -Jess expulsa de l a los vendedores- y de unsilencio -Jess no dice nada sobre el culto del Templo nisobre su necesidad para la conversin y el reconocimientodel Reino que viene.Este desapego de Jess respecto del culto, la violencia desus gestos, su preferencia por la verdad del corazn, le enemistaron con los medios sacerdotales, los cuales consideraban que el templo garantizaba la proteccin de Dios sobre supueblo, significaba el habitat de Dios entre los suyos.Anunciar la destruccin del Templo como una buena noticiapara la vocacin de Israel era liquidar algo que histricamente haba sellado la unidad del pueblo en torno a su Dios.El Templo y los sacrificios que en l se ofrecan recordaban

    constantemente la eleccin y la alianza. Sin este lugar, Diosse converta en algo abstracto. La Ley no poda suplantar elsmbolo geogrfico de la unidad de Israel, dado que en lascelebraciones de las grandes fiestas litrgicas, y en especialde la Pascua, Jerusaln era el punto de reunin de todos losque vivan dispersos. Al distanciarse del culto, Jess se cercenaba de una tradicin secular de Israel, aunque no delmovimiento proftico. Los saduceos, es decir, el clan de lossacerdotes, se encargarn de recordarlo durante el procesocontra Jess.- Ruptura con el nacionalismo: Jess no comparti lasexpectativas, moderadas o exacerbadas, de los judos de sutiempo. La ocupacin romana era pesada, tanto desde elpunto de vista financiero como desde el punto de vista simblico. Muchos judos sentan como un insulto a su Dios elhecho de que unos paganos hollaran el suelo palestino ydominaran polticamente a su pueblo: estaban privados de undestino nacional. Por eso muchos grupos judos se sentanatrados por ciertas esperanzas de liberacin, y algunos deellos no vacilaban en alistarse en la resistencia. La cima deesta oposicin se produjo unos cuarenta aos despus de la

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    15/68

    28 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTUROmuerte de Jess, pero las primicias de la actividad zelota(organizacin de resistentes) ya se perciban d urante su vida:uno de sus discpulos es llamado zelota.En consecuencia, podemos pensar que se ejercieron presiones sobre Jess para que entrara en esa perspectiva: susanuncios del Reino inminente, su predicacin del cumplimiento de la profeca de Isaas (61,1) sobre los pobres, losprisioneros, los enfermos... incitaban a ver en l al mesasesperado, al restaurador del reino de Israel, ultrajado desdehaca varios siglos por los paganos. Negarse a apoyar estaesperanza nacional era romper con el mayor deseo del pueblo. Jess lo hizo, y la cosa tuvo consecuencias para su futuro : nadie le apoy durante el proceso a que fue sometido.Hemos hablado ms arriba de actos de ruptura y de actosde liberacin. Ya nos hemos ocupado de los primeros, veamos ahora los segundos. Los evangelios presentan cuatrocomo principales: curar, desterrar la miseria, perdonar yresucitar.

    - Curar. Los evangelios refieren varias acciones de Jessque liberan del peso de la enfermedad y la reclusin ocasionada por la posesin demonaca. El Reino anunciado nomantiene ninguna complicidad con la enfermedad. Las curaciones, ciertamente no demasiado abundantes, son comoluces en la noche. Anuncian que la vida se acerca y que stano puede tolerar el sufrimiento. Tal vez sea difcil saber,desde el punto d e vista exegtico, si todos los relatos remitena acontecimientos precisos; basta con que en nuestro mundohaya ap arecido una fuerza de vida para que se inserte en l laesperanza sin que sea pura ilusin: Dios se acerca para hacerel bien y no para condenar.La reclusin debida a la posesin es una de las experiencias ms trgicas: es otro quien nos conduce, rompiendo todalibertad. Ese otro no tiene rostro. No cabe duda de quemuchas de las posesiones que se describen en los textosestn relacionadas con enfermedades mentales. Poco importa la causa; el efecto es el mismo: el ser humano queda des-

    UN ARTESANO POR LOS CAMINOS 29posedo de s mismo, y Jess le restituye en su dignidad deser libre. Esta libertad recobrada es un signo de la proximidad del Reino: viene romp iendo las cadenas.

    - Desterrar la miseria. El discurso preliminar en la sinagoga de Nazaret (Le 4,16-31) esboza lo que van a ser losefectos de la venida del Reino. Jess comenta un texto deIsaas que retoma algunas imgenes comunes a los sueosmesinicos judos: se abre un futuro para los pobres, se concede la libertad a los oprimidos y a los cautivos. La venidadel Reino se lleva a cabo mediante la liberacin de toda miseria: los hombres escapan, por fin, de la noche que les deprime. Tampoco Isaas duda en emplear la imagen: los ciegosven. No hay Reino de Dios si la noche no cesa de suceder ala noche, si la opresin no cesa de engendrar opresin, si lamiseria no cesa de acumular m iseria. El anuncio del Reino esun desgarro en ese destino al que hasta entonces slo en sueos se haca frente. Cmo es posible imaginar que Aquelque proclama: Esta Escritura que acabis de or se ha cumplido hoy (Le 4,21) no sea el Mesas esperado?

    - Perdonar. No he venido a condenar, sino a salvar. Laspalabras y las acciones de Jess dan una fuerza concreta ybien definida a esta afirmacin de principio: tanto en las llamadas parbolas de la misericordia en Lucas (cap. 15) comoen mltiples actos, Jess afirma su determinacin de no d ejarrumiar al pecador su pasado tortuoso, su voluntad de lavarlede sus remordimientos y abrirle a otra dimensin: el perdnque da Jess proyecta a quien est clavado en su pasado -unpasado que detesta- hacia un porvenir que le libera del pesode su culpabilidad.El Reino no viene sin el perdn, no se impone por elpodero del juicio; llama a desprenderse del pasado, invita ala novedad de la creacin y del obrar de Dios. El Reino germina all donde una palabra de esperanza toca un coraznesclerotizado porque carece de libertad con respecto a lo quehizo.

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    16/68

    30 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO- Resucitar. Los evangelistas cuentan liberaciones msradicales : refieren cm o Jess tuvo poder sob re la muerte. Enefecto, resucit al hijo de la viuda de Nan (Le 7,11-18), aLzaro (Jn 11), a la hija de Jairo (Le 8,40-56). Ciertamenteestas resurrecciones no son ms que victorias provisionalessobre la muerte, lo mismo que las curaciones constituyen tan

    slo un dominio temporal sobre la enfermedad. Con todo,expresan la orientacin del Reino que viene: Jess trabaja enfavor de la vida, no mantiene ninguna complicidad con loque destruye y mata, da actualidad a la afirmacin del librode la Sabidura: Dios no ha hecho la m uerte.As pues, el profeta nazareno se puso en camino paraanunciar una Buena Noticia: Dios no viene a condenar, sinoa liberar; Dios no viene a encerrar en la prisin d e la ley y losritos, sino a liberar tanto de la opresin religiosa como de laopresin social. Su palabra, fortalecida con la libertad de sufe, habra sido oda si no hubiera chocado con ciertas esperanzas polticas desmesuradas (los mesianismos obsesionados por el nacionalismo) y con fijaciones religiosas exacerbadas (la adhesin excesiva a la ley). La marcha hacia lalibertad del Reino cambiaba bruscamente de direccin.Se objetar a esta evocacin del mensaje proftico de Jessque hemos ocultado un aspecto de su predicacin: nicamente hemos retenido los datos positivos que se corresponden con el simbolismo de la Buena Noticia. Sin embargo,basta con recorrer los evangelios para constatar que las amenazas, a semejanza de las contenidas en la predicacin deJuan el Bautista (Mt 3,7-11), distan mucho de haber sido eliminadas del recuerdo de los discpulos. Se acumulan lasamenazas contra Jerusaln (Mt 2 3,37-39), que se ha negadoa escuchar la llamada a la conversin; pesan las amenazascontra quienes no escuchan el grito del profeta (Mt 23,1-37)o no ponen en prctica sus exigencias (Mt 24,51; 25,30); seamontonan las amenazas contra los que han explotado al prjimo o han denegado toda compasin o rehusado perdonar(Mt 25,46). Estas amenazas no son asunto balad, sino que

    UN ARTESANO POR LOS CAMINOS 31estn pobladas de imgenes aterradoras tomadas del arsenalapocalptico, como el fuego, los lamentos sin fin y el rechinar de dientes.Cmo explicar que Jess no dejara completamente delado la dureza de la predicacin del Bautista, puesto que loque l quiere es presentar una Buena Noticia apoyada sus-tancialmente en la idea de un Dios misericordioso?Podemos dar una primera respuesta: anunciar la BuenaNoticia a unos seres perdidos presupone un horizonte de destruccin. Las imgenes apocalpticas son las metforas de lainminencia de un juicio sobre el mundo corrompido y pueblan las cabezas de los oyentes de Jess. Lo que el profetarecuerda, por con siguiente, es el final trgico que brota, no delveredicto de Dios, sino de la lgica mortfera de sus propiasacciones. La Buena N oticia confirma que han sido arrancadosgratuitamente del desenlace que necesariamente engendransus actos. La amenaza no es un destino, sino una posibilidadinmanente a la violencia y a la maldad. Jess anuncia queDios suscita un reino de paz y de alegra, por oposicin a loque una y otra vez, incesantemente, produce el odio.Tambin podemos proponer una segunda respuesta: ladecadencia inherente a las acciones perversas ha sido levantada por parte del Dios que vien e, pero no podr ser abolida sinque los seres humanos transformen su deseo y sus actos. Esmenester recordar, por tanto, que aunque Dios no sea un servindicativo, la amenaza pesa sobre quienes obran mal, porquees algo inherente al carcter destructor de los actos perversos.La llamada a la conversin saca a la luz del da, una y otravez, la realidad de que el hombre es ese ser que puede querersu propia destruccin, aunque Dios lo desea vivo.La comunidad cristiana no ver en el asesinato de Jessun motivo para que Dios se vengue de los seres humanos,sino que, por el contrario, en funcin de la paciencia deJess, que no devuelve mal por mal, ver el signo de queDios hace suya la voluntad perdonadora de su portavoz. Elfracaso de Jess en convertir al pueblo no es el fracaso de superdn: ste ha quedado adquirido para siempre.

    UN CRIMEN OCULTADO 33

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    17/68

    3Un crimen ocultadoEjercer como profeta no es ninguna sinecura: Jess recuerdaque los profetas antiguos fueron eliminados violentamente.Tampoco l escap a este destino. Se desarroll una conjuraobjetiva contra l entre los partidarios del compromiso conlos romanos, los defraudados del mesianismo y ciertos rigoristas escandalizados. Cada segmento de la poblacin tenasus razones para oponerse a Jess. El poder detentado por elextranjero y la interpretacin que ste tuvo que escucharacerca de los propsitos y las acciones d e Jess facilitaron undesenlace fatal, que se desarroll legalmente. De esta forma,el asesinato de Jess qued ocultado por el proceso poltico,sustituto de la oposicin religiosa.

    Las interpretaciones son, a buen seguro, muchas: algunosexegetas piensan que el proceso fue nicamente poltico,debido a que Jess haba frecuentado los ambientes de laresistencia; otros estiman que los judos piadosos no estuvieron asociados a esta condena y que slo los saduceos, es decir, los miembros del medio sacerdotal, guardin del Templo,estuvieron implicados en el proceso, de un modo que desconocemos. Resumiendo, una corriente exegtica no despreciable propone como hiptesis que el proceso ante el Sanedrn(asamblea de los Ancianos) fue una construccin literariacuya finalidad era exonerar a los romanos de este crimenlegal y cargar a los judos con la odiosa condena. Slo el proceso desarrollado por el poder romano sera histrico. Losrelatos evanglicos seran un montaje de la comunidad cris-

    tiana para explicar los sinsabores que sufra en sus relacionescon el judaismo. La dimensin religiosa del proceso vinoinducida por acontecimientos posteriores: los conflictos,cada vez ms duros, que fueron surgiendo entre los cristianosy los judos hasta la ruptura definitiva.Esta tesis es excesiva; sin embargo, vehicula un fondo deverdad: los fariseos no aparecen directamente implicados enel procedimiento que llev a Jess a la condena; en consecuencia, por el lado judo la condena habra sido montada porla casta sacerdotal, conservadora y partidaria del compromiso con los ocupantes: los sacerdotes habran alimentado unaaversin particular con respecto al Nazareno, porque stehaba despreciado el templo y calumniado as el smbolo dela identidad del pueblo elegido. La tesis del com promiso conlos romanos de una casta dominante por su poder y su riqueza, aun cuando este grupo usara argumentos polticos, comose ve en el relato jonico de la Pasin, no descarta el carcter decisivo del conflicto religioso: la evocacin del temploen los testimonios emitidos contra Jess as lo atestigua.A m me parece q ue el conflicto religioso fue el principa l.El revestimiento p oltico realizado por los sumos sacerdoteses una calumnia, cuya finalidad no es otra que la de ocultarlas razones del crimen: la consideracin de que Jess erapeligroso para el equilibrio religioso de Israel, tal como loimaginaba la casta sacerdotal. Paradjicamente, los que buscan efectivamente condenar a Jess no son los que se encuentran en continuo conflicto con l segn los relatos evanglicos: los escribas y los fariseos. Son unos que slo aparecenespordicamente, un grupo cuyos intereses religiosos son losms alejados de las preocupaciones de Jess; sus interesesson los que estn ms fuertemente vertebrados con los intereses del poder, del dinero y del inmovilismo social. Su compromiso con los romanos favoreca la persistencia de ventajas considerables, justificadas religiosamente por una tradicin amputada de su dimensin proftica subversiva. El judaismo, tras las destrucciones de las guerras de los aos 70 y135, no renaci del templo, sino de la fidelidad del pueblo a

    I ' KIN NAN ISM O MI MORA l'ARA EL FUTUR O UN CRIMEN OCULTADO

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    18/68

    su ley y i la identidad que sta procuraba, una identidadincontrolable por los poderes.lin realidad, el relato plural de la Pasin saca a la luz ladoble lgica que condujo al proceso y a la consiguiente condena: una, poltica; y otra, religiosa.Es seguro que fue el poder poltico el que hizo morirlegalmente a Jess. Lo hizo sin ilusin, es decir, sabiendoque la apuesta de aquel proceso no era la de un resistente. Elrelato, especialmente el de Juan, muestra la irona del ttulo puesto en la cruz: Jess el Nazareno, rey de los judos.Pilato lo haba declarado inocente porque haba calibrado sudebilidad poltica; en consecuencia, con tanta mayor facilidad poda atribuirle un ttulo que l saba que era incapaz deostentar. Al mismo tiempo, se burlaba de sus detractores, quepara camuflar las verdaderas razones de sus demandas judiciales haban disfrazado d e proceso poltico un conflicto religioso. Los relatos evanglicos desenmascaran este engaosacando a plena luz el cinismo y la perspicacia del procurador: ste no quiere camuflar del todo el crimen y deja traslucir su incredulidad en relacin con los motivos de la querellapresentada contra Jess.Desde esta perspectiva, la autenticidad o no autenticidadhistrica de la comp arecencia ante el Sanedrn carece de inters: el relato tiene como finalidad condensar en un episodio,ficticio o no, las razones no polticas del conflicto; en suma,su finalidad es mostrar palpablemente unas orientacionesreligiosas que los responsables consideraron entonces irreconciliables. Jess, con sus palabras y sus actos, les habadado la impresin de que pona en entredicho las bases mismas de la religin mosaica y sustitua con su propia personay su atpico mensaje mesinico al personaje y la tradicinemblemticos de la religin establecida.Para los responsables haba llegado el momento de actuar, no slo por razones polticas (el miedo a desrdenesincontrolados), sino por razones religiosas: el miedo a unadesestabilizacin de la tradicin en beneficio de un iluminis-mo mesinico y un indiferentismo frente a la religin legal o

    35estatutaria. Es cierto que, segn la ley entonces vigente, nadaautorizaba la condena: tanto las afirmaciones de Jess comosus acciones eran demasiado fluidas como para ser tomadaspor transgresiones gravsimas; de ah que fuera preciso recurrir al complot poltico. Los relatos evanglicos pretendenmostrar que, por detrs de la nulidad de las pruebas presentadas contra l por los testigos, se abra paso una cuestinintolerable sobre la comprensin prctica de la religin y suintencin. Dejar hablar al profeta supona chocar, antes odespus, con la incapacidad de responderle: ste m ovilizaba,bajo un horizonte indefinible, las potencias subversivas de laprofeca veterotestamentaria contra la religin entoncesdominante.Su eliminacin fue fruto de un clculo no necesariamente perverso: segn los sacerdotes, la tradicin habla ms ymejor sobre las intenciones de Dios que las intuiciones efervescentes de un profeta itinerante cuya autoridad personalnadie sabe de dnde la saca. Hay que elegir entre un Diosestable y garante de la religin establecida y un D ios nmada cuyo portavoz hace afirmaciones paradjicas cuyos efectos sociales nadie sabe hasta dnde pueden llevar.La razn de la condena fue, efectivamente, religiosa: elprofeta haba llegado a ser, si no intolerable, s al menosimprevisible. Pero, como faltaban pruebas legales, fue necesario utilizar subterfugios polticos. La razn de Estado tuvola ltima palabra cuando el procurador les hizo saber que lacondena careca de objeto. Los relatos evanglicos son otrostantos intentos de descifrar un crimen camuflado bajo losms altos intereses de la verdad religiosa. En aquel procesofue tan traicionada la autntica tradicin juda como escarnecida la inocencia religiosa del profeta.En realidad, los defensores de la tradicin, si hemos decreer a los textos, hallaron en la muerte de Jess, abandonado de Dios, una verificacin de sus intuiciones. Su condenay su crucifixin plantearon en los espectadores de su agona,si hemos de creer a Mateo, una cuestin reprimida. El evangelista atribuye a los transentes que por all pasaban unas

    36 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    19/68

    palabras de burla procedentes de afirmaciones enigmticasdel profeta: T que destruyes el Santuario y en tres das lolevantas, slvate a ti mismo...! (Mt 27 ,40). Los escribas, losfariseos y los sumos sacerdotes, formando un grupo aparte,se habran mofado de l: A otros salv y a s mismo nopuede salvarse. Es Rey de Israel: que baje ahora de la cruz, ycreeremos en l. Ha puesto su confianza en Dios; que le salveahora, si es que de verdad le quiere... (Mt 27,42-43).Bajo la burla se insina el apuro o la angustia. Los exp ertos no niegan que haya salvado a algunos; lo que les escandaliza es que ese poder de liberacin n o se haya puesto al servicio de Israel, sino que haya estado orientado hacia unaadhesin sin condiciones al profeta, despreciando las normastradicionales. Su muerte firma el juicio de Dios sobre estadesviacin del inters. Slo un centurin, ajeno a las querellas internas de Israel, reconoci que aquel hom bre era un seramado, y no un maldito, de Dios, y dijo Verdaderamente,ste era hijo de Dios (Mt 27,54).

    4La muerte subyugadaLas escenas de lamento y desolacin ante la cruz, pintadascon tanta emocin por Van der Weyden y Memling, ilustransobriamente el amor teido de desesperanza de los pocos discpulos que se atrevieron a hacer frente al mied o.Pero no son los lamentos los que cierran el relato: se produce un cambio de la situacin que el evangelio de Juanrefiere con una presentacin llena de frescor y ternura. M arade Magdala se siente estremecida al descubrir la tumba v aca.Ella iba a honrar el cadver de Jess y constata que se lo hanllevado. Por eso suplica al encargado del hue rto: Seor, si tlo has llevado, dime dnde lo has pu esto, y yo me lo llevar(Jn 20,15). Feliz error: el hortelano la llama por su nombre.Ella reconoce la voz de Jess y se precipita hacia l: Dejade tocarme... Pero vete a mis hermanos y diles: Subo a miPadre... (Jn 20 ,16-18). M ara de Magdala va a anunciar a losdiscpulos que ha visto al Seor.Los evangelistas refieren varias apariciones, pero nocoinciden en las circunstancias y los d etalles de las manifestaciones de aquel a quien la muerte no pudo reducir al mutismo. Sin embargo, s se muestran firmes en lo esencial: Jess,que haba muerto, ha vuelto a tomar la iniciativa de unacomunicacin que no forma parte de nuestro horizonte, puesto que aparece libre con respecto a las limitaciones espaciales y corporales; ahora pertenece al mundo de Dios, unmundo no dominado por la muerte. Dios le ha justificado y,mediante esta fractura de la muerte, ha ratificado como legtimos su accin y su mensaje: Jess es su testigo autntico.

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    20/68

    38 CRISTIANISMO : MEMORIA PARA EL FUTUROLa comunidad naciente le reconocer como Mesas (oCristo, es decir, liberador enviado por Dios) y Seor. El mismo Pablo, convertido desde un judaismo severo, en el clebre discurso que pronunci ante el arepago de Atenas, notendr miedo de anunciar -a los que buscan al Dios desconocido (Hch 17,23)- un Dios que no tiene en cuenta los

    tiempos de la ignorancia y que pide a los hombres que seconviertan (Hch 17,30). En efecto, aade Pab lo, ha fijado elda en que va a juzgar al mundo segn justicia, por el hom bre que ha destinado, dando a todos una garanta al resucitarlo de entre los muertos (Hch 17,31). En consecuencia,Jess, en virtud de su victoria sobre la muerte, ha sido establecido Juez.Nos vienen a la memoria las burlas de los espectadoresfaltos de indulgencia durante su agona: A otros salv y a smismo no puede salvarse... que baje ahora de la cruz (Mt27,42). Exigan una respuesta inmediata, una respuesta quehubiera confirmado la legitimidad divina de sus anterioresactos de poder. Su muerte dejaba entender que Dios le maldeca. Por eso, una respuesta directa a esta presin suplicante, aun disfrazada de burla, habra consistido en arrancar alprofeta de la muerte que se abata sobre l, y eso de una manera pblica. Pero nada de eso haba ocurrido, y aunque es verdad que Jess haba vencido a la muerte, slo manifiesta esa

    victoria a travs de su capacidad para dominar de nuevo lacomunicacin aparecindose nicamente a sus amigos.La victoria sobre la muerte no es un acontecimiento pblico de nuestra historia. El anuncio se hizo pblico graciasa la perseverancia de sus discpulos en proclamar su singularexperiencia: afirmaron ellos que el Jess con quien habanrecorrido los caminos de Galilea y que haba sido ejecutado,se haba presentado a ellos vivo. Los discpulos no pretendan decir ni hacer ver que Jess se hubiera reintegrado a nuestro mundo; el Resucitado est ahora fuera de nuestra percepcin, no es un objeto emprico sobre el que se podraactuar, ni un sujeto del mundo con el que se podra entrar en

    LA MUERTE SUBYUGADA 39contacto como bien nos pareciera. Slo l posee la iniciativadel encuentro.Explicitemos este tipo de anuncio segn las dos modalidades del testimonio originario: Jess se presenta como vivo,pero slo ante algunos. La manifestacin del Resucitado nose puede separar de la seleccin que realiza.

    - Jess se ha presentado como vivo: sta es la conviccinfundamental. Y se trata de una conviccin que n o ha sido elaborada a partir de la experiencia de la contradiccin entre lapromesa de Dios y el martirio de quienes la sostienen, talcomo aparece la fe juda en la resurreccin en el libro de losMrtires de Israel; sino que es una conviccin fundamentadaen la irrupcin del difunto.De tres formas nos refiere la Escritura esta experienciaoriginaria: el recuerdo de las confesiones de fe, la ms antigua de las cuales nos ha sido transmitida por Pablo (se apareci a ms de quinientos hermanos); la experiencia especficamente paulina del Resucitado, narrada por l mismo ypor Lucas, y de su conversin en el camino de Damasco; ylos relatos de aparicin que refieren los evangelios.De estos textos, de facturas muy diversas, se desprendeque la resurreccin de Jess no es una deduccin de la feen la justicia de Dios, sino una consecuencia de la palabra delResucitado dirigida a los que l eligi como testigos.Las m odalidades de esta decisiva comunicacin de Jesspueden ser diversas, pero no por ello estn menos unificadasen una certeza, hasta haca poco atravesada por la duda quehaba provocado la muerte del profeta. Es la certeza de unaexperiencia singular que se concreta en la ilustracin de lavitalidad, en adelante definitivamente garantizada, del condenado a muerte: viene a los suyos sin que el espacio y eltiempo le supongan una traba; se hace reconocer sin quequienes lo ven estn seguros de su continuidad con elNazareno hasta que l mismo les confirma su identidad.Los indicios, a veces muy materiales, de su corporeidad(come con los suyos) pretenden indicar una continuidad con

    40 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO LA MUERTE SUBYUGADA 41

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    21/68

    su vida terrestre en el seno de una ruptura radical (se deja vercuando quiere, y desaparece cuando lo desea). Sera excesivo pretender establecer un estatuto del cuerpo resucitado apartir de los modos de aparicin: el objetivo de los relatos deaparicin no es suministrar informacin sobre las condicione s de una existencia hum ana que escapa a las limitacionesde este mundo, sino poner de manifiesto que aquel que estvivo es el mismo que fue asesinado, sea cual sea, por lodems, su nueva existencia. Slo una cosa sabemos: su extrema libertad, en virtud del hecho de qu e la muerte ha sido desposeda de todo poder sobre l.- Jess slo se manifiesta a algunos. Como el Resucitadoya no pertenece al mundo emprico, es dueo de sus manifestaciones ante los seres humanos. Y elige mostrarse a susdiscpulos y no imponerse a sus adversarios que, en el mo

    mento de su muerte, haban pedido un milagro.Esta estrategia extraa a cuantos miden lo divino con supropia vara de medir: una voluntad de poder a la que nodetiene ningn obstculo, puede imponerse siguiendo exclusivamente su deseo. En esta clave, el milagro se entiende, nocomo un signo que llama a un vuelco de las propias motivaciones dudosas, sino como una intimacin o una advertencia;invita a plegarse y no a convertirse.Es verdad que la angustia de quienes piden esa irrupcinde poder (baja de la cruz, le gritan a Jess) es respetable.El mundo es tan opaco, y la presencia de Dios tan tenue, quepocos imaginan una venida discreta. Jess no accedi a estademanda durante su existencia terrena, ni le pidi al Padreque cediera a su deseo humano de escapar de la muerte, auncuando se crey en el deber de expresar su miedo. Y una vezliberado de la muerte por el poder de Dios, no utiliza esepoder para humillar a los que se burlaban de l. Entra en lapaciencia que reclama la palabra no violenta, pues a largoplazo la considera ms eficaz para suscitar la conversin delos corazones que el exceso de signos provocadores. Por eso

    se muestra a sus amigos, afinde que, con la fuerza del Espritu, opten por la paciencia.El profeta injustamente asesinado no se aprovecha de supoder de Resucitado. Aunque posee el poder de Dios comoSeor del universo, en lugar de vengarse de la afrenta de unproceso ilegtimo, perdona. Su muerte es el signo de quenada es capaz de acabar con el amor que Dios tiene por losseres humanos. Sera inconsecuente que la Resurreccinnegara su sentido.La seleccin restrictiva de su manifestacin gloriosa dejatiempo para que obre la paciencia de la palabra. Los discpulos asumen, en adelante, la responsabilidad del anuncio. Elnaciente grupo de los testigos no debe practicar otra estrategia distinta de la de su maestro galileo. Ellos esperaban elrestablecimiento del reino de Israel por aquel a quien ningnadversario poda ya humillar; pero el Resucitado les anunciaque su poltica religiosa no es compatible con una esperanzaque hace suya necesariamente la fuerza. La liberacin conrespecto a la muerte, lejos de transformar la paciencia delprofeta, la establece sobre el poder mismo de su seoro y desu mesianidad: el Resucitado es un mesas segn el deseo deDios y no segn el deseo de los hombres.

    * * *

    CONCLUSIN:UNA ESPERANZA HERIDA

    Jess haba reconocido que su misin no iba ms all deIsrael, no se volc hacia los paganos. Si damos crdito a lostextos evanglicos, su tarea tena como finalidad convertir aIsrael a su vocacin ancestral, que consista en ser el testigodel Dios nico en tre las naciones y apresurar as, mediante sufidelidad, la venida del Reino. Jess se neg a entrar en lasperspectivas demasiado humanas de un poder poltico divino.

    42 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    22/68

    Sufri un fracaso; p ens, sin dud a, que ab rira la puerta a unaconversin efectiva de Israel, establecindolo as comomediador de la venida del Reino. Seguramente, el perdnotorgado a los jefes no est exento de esta esperanza. Aunq ueherida, su esperanza no est muerta. Prueba de ello es que losdiscpulos se dirigirn a los judos, y que de su palabra nacern algunas comunidades judeo-cristianas. Santiago, enJerusaln, considerar que ellas son las herederas autnticasdel pensamiento de Jess. Los dolorosos acontecimientosque a continuacin se produjeron no confirmarn su conviccin. La consolidacin de la fe de esas comunidades en elJess resucitado no trabajar en favor de la unidad de losjudos y los paganos.

    SEGUNDA PARTELA CONSOLIDACINDE LA COMUNIDAD

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    23/68

    Se levantaron algunos testigos para atestiguar que el profetaal que haban seguido en Galilea no haba sido engullido porla muerte. Dios le haba arrancado de los infiernos y le habaestablecido como Mesas para todos. A partir de ahora, todohombre recibir en l la liberacin, no slo de los pecados,sino de la misma muerte. Confiar en l o creer en su nombrees entrar en el mundo nuevo del Reino de Dios que se acerca.Las primeras comunidades hicieron suyo este mensaje. Perosu insercin en el mund o de la vida cotidiana no estuvo exenta de conflictos de interpretaciones: en primer lugar, con eljudaismo y con los cristianos procedentes del mismo; a continuacin, con el mundo pagano; y, por ltimo, en el interiorde las mismas comunidades cristianas. Este delicado acontecer explica el movimiento de la segunda parte de este libro:

    1. De la m arginalidad a la dominacin2. Rituales y Smbolos3. El combate por la identidad de Cristo4. La opcin por la gratuidad del don de DiosConclusin: el sueo efmero de un Reino divino sobre latierra.

    5De la marginalidad a la dom inacin

    En apariencia, el mensaje de Jess apenas se distingua delde los dems profetas: el carcter nico y misericordioso deDios, la necesidad de la ley juiciosamente interpretada, la llamada a la conversin, el anuncio del Reino de Dios. Israelhabra podido reconocerse en este m ensaje, a pesar de las crticas que inclua contra las desviaciones legalistas, cultualeso rituales. La primera comunidad judeocristiana de Jerusa-ln, al atestiguar la salvacin en nombre de Jess resucitadopor el bautismo de agua y de Espritu, no experiment contradicciones entre la continuacin de la prctica de la Ley yla fe en Cristo. Debido a esta doble pertenencia, se situ,a buen seguro, en la frontera de la comn prctica juda. Deah que tuviera considerables altercados con las autoridadesestablecidas.Adems, no tard en surgir el conflicto en el seno de estacomunidad, como lo muestra el discurso de Esteban (Hch7,1-54), el cual estaba convencido de que Dios no habahecho Seor a Jess para confirmar la prctica de la Ley ycerrar a los paganos la va abierta por la palabra liberadora.Jess haba hecho saltar el yugo que hasta ese momentopesaba sobre Israel. Sera inconsecuente imponerlo a los paganos convertidos. Pablo seguir este camino. As las cosas,no tardar en estallar un conflicto mayor, que tuvo lugar, muyprobablemente, en Antioqua (Ga 2,11-21).El apstol Pedro, que segn el Evangelio haba sido establecido como responsable de la Iglesia naciente, haba ido aesta ciudad, donde exista una comunidad de origen judo ypagano. Bajo la presin de los judos cristianos, apegados a

    46 CRISTIANISM O: MEMORIA PARA EL FUTURO DE LA MARGINALIDAD A LA DOMINACIN 4 7

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    24/68

    la ley, no se atrevi a sentarse a la mesa de los cristianos paganos, no sometidos a las prcticas rituales. Pablo le reprendi por ello: su pusilanimidad daba a entender que los cristianos procedentes del paganismo eran cristianos menores;era preciso colmar el foso q ue separaba a los creyentes en unmismo Cristo por motivos que, segn el Evangelio, carecande fundamento. Ms tarde, al parecer, la asamblea de Jeru-saln ratific un compromiso: los judeo-cristianos no exigiran que los paganos practicaran la Ley, salvo en algunospuntos (Hch 15,5-36).Que este conflicto estallara muy pronto muestra que noera algo evidente insertar la accin de Jess en una lnea decontinuidad con la obra de los profetas de Israel: su resurreccin, entendida como reconocimiento de su mesianidad,marcaba una ruptura ms honda que la estimada por los primeros judeo-cristianos. El judaismo, que estuvo dominadopor los fariseos despus de la guerra del ao 70, concluidacon la destruccin de Jerusaln, lo comprendi rpidamente:exista un antagonismo entre el modo de vida cristiano y laprctica juda. Pablo teoriz en la carta a los Glatas y en lacarta a los Romanos los motivos de esta ruptura. Una ruptura que se fue haciendo cada vez ms profunda: antes de queacabara el siglo i, los cristianos fueron excluidos de la comu nidad juda, convirtindose en marginales con respecto a latradicin de la que procedan: la salvacin v iene de los judos, haba confiado Jess a la Samaritana (Jn 4,22).El Imperio romano reserv una suerte cruel a los cristianos. Las persecuciones, con largos perodos de in termitencia,duraron m s de dos siglos. Las razones de este trato cruel sonbastante oscuras. Las autoridades romanas, bastante tolerantes con las religiones, haban firmado compromisos con losjudos garantizndoles la libertad de practicar sus costumbres: los judos podan ser controlados por la administracin,puesto que formaban una etnia. Su radicalismo religiosopareca, por consiguiente, ajeno a todo lo romano. Los cristianos, excepto en algunas ocasiones, no gozaron de esa tolerancia. Su intransigencia con respecto a la religin civil (el

    culto al Emperador, por ejemplo) parece que fue una de lascausas de su marginacin dentro del Imperio. Es posible queinterviniera tambin otra razn: las religiones y las etniasiban parejas. El radicalismo de la religin juda no suponaningn atentado contra este principio de clasificacin y decontrol. Pero el cristianismo, al romper todo vnculo entreetnias, clases sociales y fe religiosa, escapaba a toda regulacin, puesto que se difunda entre todas las etnias y clasessociales: ya no hay judo ni griego; ni esclavo ni libre; nihombre ni mujer (Ga 3,28). Este principio de universalidadsocavaba en su base el pilar de la tolerancia romana: qu e cadauno siga su religin y sus costumbres, siempre que no tengaen menos al Imperio ni atente contra su orden jurdico ysocial. El cristianismo no entraba en ese m arco, y por eso fuejuzgado subversivo e inmoral.Sobre este fondo de oposicin larvada, y a menudo abierta, se perfilaron tres actitudes en los cristianos: una de condena, otra de debate, y la tercera de negociacin poltica.

    - La actitud de condena: podemos discernirla en los movimientos apocalpticos, en los sueos milenaristas (vase elcaptulo 20 d el Apocalipsis: Cristo reinar mil aos en la tierra, en beneficio nicamente de los justos). Los cristianosque se adheran a estas opiniones consideraban que la perversin del Imperio era tal que ya no tena futuro, sino queera objeto de la condena de Dio s, como antao lo haban sidoSodoma y Gomorra. Esta orientacin subyace tambin almovimiento monstico antiguo: los monjes no huan de cualquier mundo, sino del mundo de la explotacin romana. Animaba asimismo a ciertos grupos ascticos que preconizabanel abandono de toda reproduccin sexual, a fin de que acabara el devenir del mundo. La actitud radical tender a atenuarse en la medida en que la gran Iglesia opte por otra relacincon el mundo y con la poltica. El Reino de Dios no iba avenir por una ruptura radical o por mera indiferencia.- La actitud de debate: el Imperio grecolatino no era tanperverso que hubiera que romper toda relacin seria con l;

    48 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    25/68

    transmita valores positivos tanto en el orden del pensamiento como en el poltico-jurdico. La carta a Diogneto (vaseen DANIEL RUIZ BUENO, Padres Apostlicos, BAC, Madrid19672, pp. 845-860) es un buen testigo de esta orientacin:los cristianos no son menos ciudadanos que los otros hombres, no desprecian la civilizacin, se alimentan de ella, puestodo lo que est bien y es bueno procede de Dios.Este m ovimiento adquirir una gran importancia: a algunos cristianos no les asustar tomar los esquemas racionalesdel pensamiento griego, que les permitirn racionalizar su fey debatir con quienes honran la razn aunque no compartansus convicciones religiosas. Este procedimiento de discusingoz de una ventaja social: en ltimo trmino, combati lamarginacin o la clandestinidad a que conduca la intransigencia condenatoria. Algunos historiadores y telogosmodernos han considerado desafortunado este modo de pro

    ceder, porque habra contribuido a helenizar el cristianismohasta el punto de traicionar su origen. Se trata de un juicioexcesivamente severo, pues no tiene suficientemente encuenta la necesaria inculturacin.- La actitud de negociacin. Proviene del convencimiento de que no es bueno para la palabra cristiana vivir clandestinamente. En esta situacin, la fe queda confinada en mbitos restringidos, en los mrgenes de la sociedad o en gruposheroicos, y no puede llegar al pueblo corriente, por falta demediacin social. La intransigencia radical y asctica secomprende en situaciones extremas, pero a largo plazo es unaactitud suicida. Hay que llegar a tratar con el poder. La conversin de Constantino representa el xito de este intento.Esta conversin permiti a la Iglesia pasar de la marginalidadal reconocimiento pblico y, pronto, a la dominacin. Laconversin del Imperio represent, con algunos matices, larealizacin del sueo milenarista: implantar el Reino de Diosen la tierra. La historia posterior no dio la razn al optimis

    mo de esta conviccin.

    6Rituales y SmbolosCualquier grupo que se fija como tarea suscitar una comunidad no efmera se dota, para definir su identidad, de unosritos y propone unos textos que favorezcan la unidad de convicciones y pensamiento de sus afiliados. Los partidos polticos crean ritos y celebran fiestas y aniversarios: recordemoslas grandes liturgias nazis de Nrnberg y los fascinantes desfiles de la fiesta del trabajo en la Plaza Roja de Mosc. Lospartidos polticos se esfuerzan por unificar a sus afiliadosmediante una doctrina y un programa.Las primeras comunidades cristianas tampoco quedaronal margen de esta exigencia social: se reunieron, por unaparte, en torno a dos ritos principales, el bautismo y la comida eucarstica, que les garantizaban identidad y permanencia.Y, por otra parte, elaboraron confesiones de fe o Smbolosque sostenan su lealtad y su fidelidad con respecto al mensaje originario. Precisemos ambos aspectos.1. Los ritos: bautismo y eucaristaEl bautismo de agua se tom prestado de las prcticas judas .El evangelio refiere que Juan el Bautista y sus discpulos loconferan a sus oyentes arrepentidos. El bautismo cristiano sedistingua por el nombre al que remita el rito: el de Jess(Hch 2,38; 8,16) o el del Padre, el Hijo y el Espritu (vaseMt 28,19). Este rito sealaba la pertenencia al Reino queviene, designando al mediador Jess, reconocido como Hijo

    50 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO RITUALES Y SMBOLOS 51

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    26/68

    por su resurreccin. Al mismo tiempo que un rito de iniciacin a la fe nueva, el bautismo representaba un rito de adopcin: el creyente se converta en hijo de Dios y adquira asunos hermanos: a partir de ese momento perteneca a lacomunidad de los ltimos tiempos, estaba en la esfera deinfluencia del Espritu.La eucarista (es decir, la accin de gracias) es una comida comunitaria en que se hace memoria de la muerte de Jessy que se profetiza la venida del R esucitado para establecer suReino de manera definitiva; n o es original en su materialidad,pero s en su significacin. No es posible interpretarla a partir de las comidas sagradas de las diferentes religiones o dela cena pascual jud a, que representa el memorial qu e celebrala liberacin de la esclavitud de Egipto. La comida cristianase distingue de las comidas paganas y judas por el nombrede aquel de quien se hace memoria: Jess. Es recuerdo de sumuerte odiosa y portadora de perdn, y designa al Resucitado como la energa espiritual qu e inviste al pan com partido yal vino distribuido; confiesa su presencia activa y su venidafutura. La comida eucarstica, fraternal en su simbolismo, esproftica en virtud de aquel a quien remite: Jess, el crucificado, ahora resucitado.Estos dos ritos garantizan a las comunidades su unidad ysu permanencia:

    - Su unidad: el rito bautismal es un reconocim iento prctico o gestual, realizado en nombre de Jess, de que todosestn destinados a ser salvados y han sido constituidos hermanos. Pablo lo dir con fuerza: ya no hay judo ni griego,ni esclavo ni libre; ni hombre ni mujer, ya que todos v osotrossois uno en Cristo Jess (Ga 3,28).El rito es asimismo participacin en una mesa comn.Las antiguas divisiones, debidas sobre todo a reglas alimentarias sagradas, quedan abolidas. Todos, judos y paganos,pueden participar en la comida que anticipa simblicamenteel festn que inaugura el Reino futuro. La decisin de reuniralrededor de una sola mesa a los cristianos procedentes del

    judaismo (judeo-cristianos) y a los que venan del paganism o(pagano-cristianos) no se llev a cabo sin enormes dificultades: la prueba nos la suministra el conflicto que tuvo lugarpor este motivo en Antioqua entre Pedro y Pablo (Ga 11,21).- Su permanencia: es bien sabido que los llamados grupos informales, basados en afinidades emotivas o reactivas,

    tienen dificultades para insertarse en el tiempo y, sobre todo,para renovarse. Al romper con los ritos institucionales, seorientan hacia la efmera estabilidad de un grupo de amigos:como dejan de tener capacidad para reclutar nuevos adep tos,mantienen a menudo recuerdos contestatarios sin contactocon la realidad.Las primeras comunidades aseguraron su permanenciaorganizndose en torno a ritos que estaban por encima de sushumores diarios. El rito era algo recibido; aunque fuera flexible o capaz de adaptacin, no era reinventado en cada reunin; era l el que institua el grupo, no al revs. Este modode proceder permiti la transmisin en el tiempo de unamemoria activa como una especie de bien de familia. Y estatransmisin recibi el apoyo de la interpretacin doctrinalunificada, mediante los llamados smbolos de comunin.2. Los Smbolos y las con fesiones de feSmbolos y confesiones no son trminos del vocabulariocomn. El smbolo designaba, en la antigedad griega, unsigno de reconocimiento. El Diccionario histrico de la len-gua francesa, el Robert, en su artculo S mbolo, presenta la siguiente definicin: Objeto cortado en dos partes,cada una de las cuales era conservada y transmitida a sushijos por cada uno de los dos husped es; se unan las dos partes para probar que se haban contrado relaciones de hospitalidad. Los diferentes sentidos de la palabra griega estabanvinculados a este origen: signo de adhesin, prenda, materiade prueba para los jueces, permiso de estancia entregado alos extranjeros, convencin o tratado...

    52 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    27/68

    Los textos cristianos que resuman la doctrina bblicarecibieron el nombre de Smbolos: eran signos de reconocimiento entre aquellos que crean. Se trataba de breves formularios que condensaban lo esencial de la fe. El m s conocido es el Smbolo de los Apstoles. El Smbolo de Nicea-Constantinopla (381) tiene ya una forma ms elaborada,debido a su orientacin polmica. Estos Smbolos fueronconsiderados como profesiones de fe; verificaban q ue la conviccin personal de uno estaba plenamente de acuerdo con lafe de la comunidad. Por eso, quien, tras haberlo pedido yhaberse formado, reciba el bautismo deba dar cuenta de sufe proclamndola mediante la adhesin al formulario tradicional. Esa adhesin reciba el nombre de confesin (estetrmino no designaba la prctica penitencial de la declaracin de los pecados, sino el reconocimiento personal o colectivo de la verdad del mensaje cristiano). Smbolos y confesiones fueron, por consiguiente, prctica d e unidad qu e hacavisible la comunin en una fe fiel al mensaje primero.Dos prcticas no separables, una gestual y otra de orientacin doctrinal, aseguraron la identidad de las comunidadesen la antigedad. Estas dos prcticas les permitan definirsefrente a creencias externas o movimientos, judos o paganos.Ser cristiano era insertarse en un m odo de vida original sobrela base de una forma comunitaria que los ritos y las confesiones de fe no permitan que quedara dominada por la fantasa de cada cual. Este modo de proceder fortaleci a lacomunidad hasta el punto de que, apoyada en el mensaje originario transmitido por las Escrituras, no cedi a interpretaciones que carecieran de una vinculacin efectiva con el ejede su creencia. Las luchas que la com unidad tuvo que padecer para conservar su identidad dan testimonio de lo bienfundamentada que estaba su organizacin: no se diluy enuna multiplicidad de opiniones religiosas incesantementerenacientes, ni se crisp tampoco en una herencia inmutableque le impidiera escuchar a su en torno. As lo prueba el combate que libr por una adecuada apreciacin de la funcin yla personalidad de Jess resucitado.

    7El combate por la identidad de CristoLas primeras comunidades cristianas vivan de una simpleconviccin: el Dios de Israel se haba manifestado en Jessde Nazaret. ste, blanco de mltiples contradicciones, fueinjustamente condenado. Entonces, mediante su Resurreccin y sus apariciones a los discpulos, Dios lo confirm como Mesas (Cristo) y Seor. A partir de entonces, este Jess,que vive de la gloria del Padre, acreditado ante el Dios Salvador de todos los hombres, entrega el Espritu, que suscitaya desde ahora, mediante la conversin del corazn, el Reinoesperado.

    Este resumen de la fe de los cristianos a comienzos delsiglo II, no plante un interrogante inmediato sobre lo queellos llamaban la Salvacin; fueron la identidad del Salvadory la finalidad de su accin las que suscitaron problemas.Por Salvacin entendan los cristianos el hecho de serarrancados a un doble tipo de perdicin: una que proviene dela seduccin y la fascinacin del obrar mal, hasta preferirel odio al amor; otra que designa la liberacin del dominiodefinitivo de la muerte sobre la vida.Los cristianos vieron en Jess resucitado, como consecuencia del perdn que haba otorgado a sus detractores yque Dios hizo suyo, el signo de que, por una parte, tena lacapacidad de transformar el corazn malvado (expresinjudaica) en un corazn nuevo (Ezequiel) y, por otra, elpoder de vencer a la muerte en todos, es decir, de introduciren una vida nueva e indestructible.

    54 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO EL COMBATE POR LA IDENTIDAD DE CRISTO 55

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    28/68

    El interrogante recay sobre ese Jess a quien los cristianos atribuan la realizacin de esta doble accin inesperada: liberar de la seduccin del mal y derribar a la muerte.Cmo aceptar semejante poder inherente al ttulo deSalvador?En efecto, ni los judos ni los paganos acogieron conserenidad este mensaje de misericordia y de esperanza: losprimeros vean en l una traicin al mensaje de M oiss, debido a la deriva demasiado personalizada de la mediacin d e lasalvacin; los segundos se burlaban o se escandalizaban deuna doctrina que otorgaba un lugar absolutamente n ico a unhombre condenado a una muerte propia de un esclavo. Estasreacciones, producto de la sensibilidad, fueron cristalizandopaulatinamente en una argumentacin razonable: las crticasencontraron complicidades en los cristianos.

    Poco a poco fueron surgiendo preguntas: el hecho dedeclarar a Jess Seor, de venerarlo en la liturgia, de afirmarque est sentado a la derecha del Padre (expresin simblica con la que se significa que posee el poder de Dios, almenos por delegacin), movi a definir con mayor precisinel estatuto y la identidad de aquel que haba sido proclamadocomo el Hijo amado en las narraciones evanglicas del bautismo y la transfiguracin, y que, en adelante, era confesadocomo el Salvador de todos.Qu significacin haba que reconocer a esta filiacinnica? Le introduca en un estatus divino? Ahora bien, en talcaso, qu pasaba con su humanidad concreta que padeci lamuerte? Haba qu e llegar a ver en esta cualidad de H ijo algoms que la percepcin de su proximidad amistosa con Dios,privilegio reservado a la funcin mesinica que le h aba sidoconferida? En suma, era hijo en el sentido en que D ios habadeclarado hijos suyos a los reyes que haban gobernadoIsrael, o bien esa filiacin designaba una realidad nueva que

    elevaba a Jess al o rden divino?Estas cuestiones se plantearon de una manera ms omenos explcita, pero las respuestas apenas rebasaron el uso

    metafrico. Planeaba cierta incertidumbre sobre la verdaderaidentidad de aquel a quien Dios haba resucitado. Un graveconflicto hizo que se aclararan las dudas sobre el sentido dela fe de la Iglesia.A comienzos del siglo iv, Arrio, un sacerdote de los alrededores de Alejandra, manifest sus dudas sobre el fundamento de las frmulas litrgicas: stas acreditaban que Jess,el Salvador, declarado Hijo, era igual a Dios, y que comparta con l, el invisible y el inexpresable, el poder y la gloria.Arrio compuso cantos populares combatiendo este politesmo larvado que escandalizaba a los judos y ofuscaba el pensamiento griego sobre el Uno. La multiplicidad slo podaser derivada o creada, no poda ser originaria; en n ingn casopoda pretender la igualdad con el Dios creador. La consecuencia pareca evidente: los ttulos divinos otorgados aCristo formaban parte del lenguaje metafrico o de una piadosa veneracin. En realidad, el Hijo era una criatura, sinduda considerablemente superior a todas las dems, que Dioshaba producido para manifestar Su verdad primera y Subondad sin lmites.

    Esta interpretacin, carente de toda ambigedad, produjo una gran turbacin en las comunidades e hizo que se estremeciera la fe tradicional de los obispos. Arrio reuni a num erosos aliados y les formul con vigor y franqueza una pregunta latente: estaba justificado poner en el mismo planodivino al Padre y al Hijo? No se haca con ello saltar por losaires la confesin recibida de Israel en el sentido de que D ioses nico o uno?

    Se suscitaron debates, en ocasiones violentos, y se evidenciaron amenazas ciertas de escisin. El EmperadorConstantino, que vea en ello un peligro para la unidad delImperio, convoc el concilio de Nicea en el ao 325, dondese proclam la igualdad del Hijo con el Padre, fuente de ladivinidad. La unicidad de Dios no fue menos atestiguada.Para sostener la afirmacin de la unicidad de Dios se echmano de una p alabra griega (homoousios = de la misma subs-

    56 CRISTIANISMO: MEMORIA PARA EL FUTURO EL COMBATE POR LA IDENTIDAD DE CRISTO 5 7

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    29/68

    tancia o realidad), que ha tenido una a gitada historia: el Padrey el Hijo son una nica realidad divina al mismo tiempo yque se diferencian por su situacin: el Padre no tiene origen,de El procede el Hijo desde toda la eternidad. Este engendramiento, opuesto aqu a la creacin, no pone en peligro enmodo alguno la unicidad real de Dios, pues lo que el Padreda es su divinidad. Nada parecido da en el acto creador.Esta confesin conciliar tranquiliz slo en parte a lascomunidades: el Concilio no haba precisado nada sobre lasituacin del Espritu. Ciertos telogos sutiles lo consideraban inferior. La indecisin rein durante algn tiempo. Alfinal, fue preciso optar: un Concilio reunido el ao 381 enConstantinopla asoci el Espritu al Padre y al Hijo: era iguala ellos y tena su origen enigmtico en el Padre, sin ser, noobstante, hijo. Este Concilio public uno de los Smbolos queactualmente pueden recitarse en la liturgia del domingo, ymuchas Iglesias lo reconocen como atestacin de la fe cristiana autntica.As, en el siglo iv, la imagen del Dios nico, ya profundamente modificada por los tres nombres que le haban sidoreconocidos, se oficializ en la idea de una comunin entretres posesores de la nica divinidad con identidades no intercamb iables: ni el Hijo ni el Espritu pod an tomar la situacinsin origen del Padre. La divinidad ya no poda ser representada como una conciencia de s en una perfecta transparenciay en una perfecta satisfaccin, sino como un intercambioamoroso sobre la base de una entrega incesa nte de la realidadinexpresable de Dios. Los telogos, partiendo de diversoselementos tomados de la experiencia humana limitada, seesforzaron en pensar esta comunin sin distincin y, contodo, sin confusin.Sea cual sea la relatividad de los trminos empleadospara designar esta unidad y esta multiplicidad sin deriva infe-riorizante, los concilios del siglo iv expresaron con autoridaduna conviccin antigua de la comunidad: Jess es el Hijo enun sentido que la adopcin no podra expresar de una mane-

    ra cabal; no lleg a ser Hijo por su nacimiento humano. ElEspritu es el don de Dios y no es inferior al donante.En lo sucesivo, el cristianismo puede mostrar una comprensin original de D ios: Dios es com unin, es una pluralidad que no rompe en absoluto la unidad de su realidad. Elcristianismo puede sostener una idea audaz: Dios se haimplicado en la historia de los hombres, no por medio dedelegados, sino directamente a travs de su Hijo, que no esuna substancia o realidad distinta de l; y este Hijo, hechohombre, se llama Jess. Los debates con el judaismo y elislam no podrn evitar esta doble afirmacin que descompone la imagen clsica de lo divino y da un valor extremo aldevenir de la humanidad, en la que Dios ha tomado parte personalmente a travs de su Hijo y no cesa de hacerlo por elEspritu.El debate ha sido constante a lo largo de la historia y semantiene en nuestros das: no basta con atestiguar una originalidad tan grande, es preciso pensarla y manifestar sus consecuencias prcticas. El pensamiento no est a la altura de laatestacin, no slo a causa del carcter indecible de Dios,sino tambin por una voluntad de inercia que se traduce enuna oficializacin excesivamente apresurada de teologasparticulares o contextales. En cuanto a la prctica, olvidasta que el Dios de Jess es comunin y se refiere a Dioscomo si su insercin en la historia no hubiera transformadoen nada la imagen clsica de su unidad. Esta imagen clsicasubyace a los debates modernos en torno a los temas del tesmo (Dios existe como primer Principio o como Creador) ydel atesmo (Dios no existe, el universo se basta a s mismo).La imagen tomada de la idea de comunin o de relacin paraevocar la vida de Dios est ausente, la mayora de las veces,de este debate, como si las comunidades cristianas vacilarana la hora de sacar las consecuencias de la fe confesada hacediecisis siglos. Tal vez hagan falta nuevas dudas y nuevascontestaciones para que la energa y el dinamismo quecorresponden a la imagen evanglica de Dios -confesadaadems con firmeza y belleza en la liturgia antigua- pueda

    58 CRISTIANISMO : MEMORIA PARA EL FUTURO

  • 8/7/2019 duquoc, christian - cristianismo memoria para el futuro

    30/68

    escapar de la prisin de las frmulas, necesarias como balizas y lmites, pero insuficientes para transformar los hbitoslingsticos adosados a un pensam iento popular y filosficode la unicidad divina.Con todo, la decisin conciliar de presentar la vida interior de Dios como un juego de entrega y de reciprocidad abrea una conciencia ms atenta a la venida de Dios hacia losseres humanos como gratuidad o gracia. Esto fue objeto deun debate no menos arduo.

    8La opcin por la gratuidaddel don de Dios

    A finales del siglo iv, las comunidades cristianas, a raz dealgunos conflictos en la interpretacin de la Escritura, haban elaborado una doctrina lo bastante definida y coherentecomo para llevar a cabo una lectura vivificante de la Biblia.El inters otorgado a Jess como M esas resucitado, revelador de la vida relacional de Dios y del amor que le empuja aarrancar a los hombres de su destino mortal o de su