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8/9/2019 White Cultura
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L E S L I E A W H I T E
I I sociedad es en si mis mo una c o n s t r u c c i n c i i l t m a l
. . i p i i . | lM2: 236]) . Estos individuos hacen cosas: piensan, suenan,
ai
l u n , se rebelan. Y es s i e m p r e el i n d i v i d u o v no la sociedad
0
la cultura
la que
hace
estas cosas. Lo que Sapir encuent ra son
a d m e n l e los individuos y su conducta. Nada m s .
Parte de la conducta de los individuos, dice Sapir, es cultura.
Otra parle, aunque desde un punto de vista p s i c o l g i c o no d i l u .
I
m s
m n i m o
de la otra, la que l llama cultura, es no cultura.
1a fronter a entre c u l t u r a y no c u l t u r a es
pues
enteramente a i l n
o
i . i ,
y depende de la e v a l u a c i n subjetiva de quien traza la l ne a
Ninguna
otra c o n c e p c i n de la cultura p o d r a parecemos menos
satisfactoria que s t a .
Dice,
en efecto: c u l t u r a es el nombre que da-
mos a ciertos aspectos de la conducta de los individuos, sobre la
base
de una s e l e c c i n arb it rar ia y de acuerdo con crit erios subje-
t i v o s .
E n el ensayo del que hemos e x t r a d o las anteri ores citas D o We
Necd a S u p e r o r g a n i c ? , Sapi r contrapone su pro pio punt o de vista
al punto de vista c u l t u r o l g i c o mantenido por Kroeber en T h e Su-
p e r o r g a n i c ( 1 9 1 7 ) . Sapir
hace desaparecer
la cultura, d i s o l v i n d o l a
en la tota lida d de las reacciones individuales . La cultur a se convierte,
como l mismo dice en otra parte, a una f i c c i n e s t a d s t i c a (Sapir
1932:
237) . Y puesto que no existe realid ad
significativa
alguna a la
que podamos llama r cultura, no puede haber ciencia de la cultu ra.
E l
argumento de Sapir era h b i l y persuasivo. Pero t a m b i n e r r -
neo, o al menos e n g a o s o .
L a a r g u m e n t a c i n de Sapir era convincente porque se apoyaba en
u n hecho a u t n t i c o y demostrable. Su c a r c t e r e n g a o s o en el hecho
de hacer aparecer la
d i s t i n c i n
entre conducta
i n d i v i d u a l
y cultu ra
como la n i c a
significativa.
Es perfect amente cie rto que los hechos que comprende la con-
ducta humana i n d i v i d u a l y los que comprende la cultura son las
mismas clases de
cosas
y acontecimientos. Todos son simbolados
dependientes de la capacidad e s p e c f i c a m e n t e humana de simbolizar .
Es igualmente cierto que p s i c o l g i c a m e n t e c o n s i d e r a d o s son i d n -
ticos.
Pero Sapir
pasa
por
alto,
y llega a obscurecer de hecho con
su argumento, la realidad de que los contextos en que
estos
p e n s a -
mientos, acciones, s u e o s y r e b e l i o n e s pueden ser considerados, a
efectos de su e x p l i c a c i n e i n t e r p r e t a c i n c i e n t f i c a s , son fundamen-
talmente: el s o m t i c o y el e x t r a s o m t i c o . Considerados en un con-
texto
s o m t i c o , es decir, en t r m i n o s de su r e l a c i n con el organismo
humano, estos actos dependientes del simboliz ar cons tit uyen la con-
ducta humana. Considerados en un contexto e x t r a s o m t i c o ,
esto
es,
en
t r m i n o s
de su
r e l a c i n
unos con los otros, dichos actos consti-
tuyen
la cultura. As pues, en vez de sit uar arbi tr ari amente algunos
de ellos en la c a t e g o r a de cult ura , desplazando todos los d e m s al
campo de la conducta humana , lo que nosotros hacemos es colocar
todos los actos, pensamientos y cosas que dependen del si mboli zar
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en uno u otro contexto, el
somtico
o el
extrasom ti co, segn
la
n
itui
a l e / a de l
problema a
t r a t a r
Conclusin
Entre las muchas
clases
de cosas y de
acntce miento
s i p n i l c t i v o s eme la ciencia desfigura, hay una
clase
para la que
an no tiene nombre. Es la
clase
de las cosas y fenmenos que de
penden
del simboli zar, una fa cultad peculiar de la
especie
humana.
Nosotros hemos propuesto que las
cosas
y acont ecim ientos que depen
dea del si mbol iza r
sean
llamados simbolados. La peculiar designa
de esta
clase
no es im porta nte en s. En cambi o, es imp orta nte que
tenga
algn tipo
de nom bre por el que se la pueda
distinguir explit
I
tamente de las otras
clases.
Las
cosas
y acontecim ientos que dependen del sim boliza r compren
den por
igual
ideas, creencias, actitudes, sentimientos, actos,
pautas
de conducta, costumbres, cdigos, insti tuciones, obras de arte y for
ma s
artsticas,
lenguajes, instrumentos,
mquinas ,
utensilios, orna
mentos, fetiches, conjuros, etc., etc.
Por otra parte, las
cosas
y acontecimientos dependientes del
sim
bolizar
pueden ser, y han si do tradi ciona lment e referidas , a efectos
de su
observacin, anlisis
y
explicacin,
a dos contextos fundamen
tales. Dichos contextos pueden ser propi a y apropiada mente llam ados
somtico
y
extrasomtico.
Cuando un acto, objeto, idea o actitud se
considera en el contexto somtico, es la relacin entre esta
cosa
o
acontecimiento con el organismo humano. Las cosas y aconteci
mi entos que dependen del simboli zar que son consideradas en el
contexto
somt ico
pueden ser llamadas propiamente conducta huma
na al menos las ideas,
actos
y actitudes, ya que las
hachas
de piedra
y
los cuencos de
cermica
no son habitualmente considerados con
ducta humana , por m s que su significacin se desprenda del hecho
de haber sido producidos por el trabajo humano, lo que lo cons
tituye
de hecho en cristalizaciones de la conducta humana. Cuando,
en cambio,
cosas
y acontecimientos son considerados en el contexto
extrasomtico,
se los contempla en
trminos
de su mutua
intern
cin
m s que en
trminos
de su
relacin
con el organismo humano,
individual
o colectivo. El nombre de las cosas y acont ecim ientos que
se consideran en el contexto extrasomtico es cultura.
Las ventajas de nuestro
tipo
de anlisis son,
pues,
varias. Las di l
tinciones
aparecen claras y bien
trazadas.
La cultura queda clara
mente del im ita da de la conducta humana. La cultura queda definida
en los
trminos
adecuados
a un objeto
cientfico,
esto
es, en
trmi
nos decosas reales, directa o indirecta mente observables en el mundo
real en que
vivimos.
Nuestra
concepcin libra
a la
antropologa
del
ncubo de las abstracciones intangibles, imperceptibles e
impon
derables s in realida d
ontolgica.
Nuestra
definicin
nos
desembaraza
asimismo de los dilemas en
que mucha s de las otras concepciones nos colocan, tales com o si
la
cultura consiste en
ideas
y si
estas ideas
existen realmente
e n
el
intelecto de los pueblos estudiados o solamente en el de los
etn
logos que los estudian; si los objetos materiales son o no son cultura;
si los
rasgos
cultu ral es, para ser considerados tales , deben ser com-
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piulidos por una, dos o m s
personas;
si tales
rasgos
tienen (pi e sei
ii. i i i
tersticos
de un pueblo; si la cultura es una
reilica
ion
SO,
y si
puede
o no
puede
pintarse las
uas.
La distincin
que hemos efectuado entre conducta y cultu ra,
entre
psicologa
y
culturologa,
tiene justamente mucho que ver con
aquella (pie
d iante a o s
han mantenido los
lingistas
entre lcng.ua
v
habla. Si es vlida para los unos tambin
puede
serlo para loe
otros.
Finalmente, nuestra distincin y nuestra definicin guardan una
i r e c h a
relacin
y
es tn
en perfecto acuerdo con la
tradicin
an
tropolglca.
Ta l es ni m s ni menos lo que
Tylor signific
por
cul
tura, como una lectura de su Primitive culture
puede
demostrar. Tal
es la que casi todos los antroplogos no fsicos han venido
u t i l i
zando durante
aos. Qu
es lo que los investigadores
cientficos
de campo han venido estudiando y describiendo en sus
monografas?
Respuesta: cosas reales
y observables , y acont ecim ientos que depen
den del s im boliza r. Lo que difcilmente
puede
decirse es que hayan
estado
estudiando y describi endo abstracciones i mpercept ibles , intan
gibles, imponderables y
ontolgicamente
irreales. Es ciert o que el in
vestigador de campo
puede estar
interesado en las
cosas
y aconteci
mi entos, en cuanto consideradas en el contexto somtico, con lo que
estara
haciendo
psicologa
(como lo
estara
haciendo igualmente el
lingista, caso
de considerar las palabras en su
aspecto somtico).
Y
que la
antropologa, s egn
se usa actualmente
este
trmino,
abarca una
serie de estudios enteramente diferentes entre s: anatmi cos, fisio
lgicos, genticos, psicolgicos, psicoanalticos
y
culturolgicos.
Pero
esto
no
significa
que la
distincin
entre
psicologa
y
culturologa
no
sea fundamental. Lo es.
Las tesis
presentadas
en
este
trabajo no son ninguna novedad. No
se tra ta, en a bsoluto, de un corte violent o con la
tradicin
antropo
lgica.
Todo lo contrario: se trata en un
sentid*muy
real y en gran
medida, de un claro retorno a la
tradicin,
la
tradicin
establecida
por Tylor y continuada en la prctica por numerossimos antroplo
gos
hasta
nuestros
das.
Lo
nico
que hemos hecho ha sido dar una
expresin
v erba l clara y concisa de todo esto.
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