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INFLUENCIA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL DESEMPEÑO LABORAL
MARIA CAMILA MOLINA OTERO
UNIVERSIDAD EAFIT FACTULTAD ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
GUATEMALA 2020
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INFLUENCIA DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL EN EL DESEMPEÑO LABORAL
MARIA CAMILA MOLINA OTERO
Trabajo de grado presentado como requisito parcial para aprobar el grado de Magister en Administración de Empresas.
Asesor temático Beatriz Uribe
Asesora metodológica Beatriz Uribe
UNIVERSIDAD EAFIT FACTULTAD ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS
GUATEMALA 2020
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CONTENIDO
Resumen……………………………………………………………………...………4
Abstract……………………………………………………………………………….4
Introducción………………………………………………………………..…………5
Metodología………………………………………………………………….………6
Desarrollo del tema……………………………………………………………....…7
Inteligencia……………………………………………………………...……8
Inteligencia Emocional………………………………………………………9
Desempeño Laboral………………………………………………………..14
Inteligencia emocional y desempeño laboral…………………………….16
Inteligencia Emocional y Relaciones Interpersonales…………………..19
Conclusiones………………………………………………………………………20
Referencias bibliográficas………………………………………………………..22
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1. Resumen
La inteligencia emocional, que puede ser comprendida como la habilidad
para reconocer, entender y manejar nuestras propias emociones, así como
las de los demás, puede llegar a tener un fuerte impacto en muchas
situaciones; entre ellas, el desempeño laboral. Este artículo de revisión tiene
como propósito comprender la relación entre la inteligencia emocional y el
desempeño laboral.
Palabras clave: inteligencia, inteligencia emocional, desempeño laboral
2. Abstract
Emotional Intelligence, which can be understood like the ability to be aware
of, understand and manage one’s emotions and to do so with other persons
emotions, can be of great impact in many situations; one of which could be
job performance. This article is intended to understand the relationship
between emotional intelligence and job performance.
Key words: intelligence, emotional intelligence, job performance
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3. Introducción
Desde los años 1800, se han estudiado a profundidad las emociones
buscando entenderlas, así como comprender el impacto que éstas tienen en
la vida de las personas, las relaciones y otras situaciones. Asimismo, se ha
buscado definir la inteligencia creando controversia entre las distintas
definiciones. Fue hasta el siglo XIX que se iniciaron los primeros estudios
sobre la inteligencia, como lo hizo Broca (1824-1880), cirujano francés quien
estudiaba la inteligencia a partir de la medición del cráneo humano y sus
características. Posteriormente, Galton (1822-1912) analizó las diferencias
psicológicas en la inteligencia de las personas y cómo la herencia influía en
la inteligencia de las personas. Por otro lado, Wund (1822-1920) realizó
estudios empíricos sobre la inteligencia, el rendimiento y la importancia de la
herencia en la capacidad mental. Alfred Binet (1857-1911), psicólogo
francés, diseña el primer test de inteligencia que pretendía predecir el
rendimiento de alumnos con riesgo de fracaso escolar. Para Binet, la
inteligencia supone tener juicio, sentido práctico, iniciativa y facultad para
adaptarse a las circunstancias cambiantes del ambiente. William Stern,
citado por Coll, Palacios y Marchesi en 1912, propuso medir la inteligencia
a partir del Cociente de Inteligencia (CI). Así fue como pretendía medir la
proporción entre la edad mental y la edad cronológica multiplicada por 100.
Desde esa época, la inteligencia ha sido cuestionada y definida de distintas
maneras, concluyendo finalmente que existen distintos tipos de inteligencias
y que una sola definición puede ser limitante. Partiendo del cuestionamiento
de por qué existen personas que se adaptan con más facilidad que otras a
distintas situaciones e la vida, como reaccionan y regulan sus emociones
surge la definición de la Inteligencia Emocional.
Aunque el concepto de Inteligencia Emocional (IE) fue definido por primera
vez en 1990 por los psicólogos Salovey y Mayer, solo se popularizó a partir
del trabajo de Daniel Goleman quien en 1995 publicó su libro “Inteligencia
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Emocional”. La Inteligencia emocional se ha convertido en un componente
importante en el ámbito personal y profesional, por lo que se han
desarrollado conversaciones, estudios e investigaciones que buscan
determinar su impacto.
Tomando en cuenta que el recurso más importante de toda organización es
el recurso humano, la inteligencia emocional puede llegar a cumplir un papel
trascendental dentro de la misma. La inteligencia emocional puede ser una
herramienta clave para mejorar las relaciones internas y externas de las
organizaciones. Al mejorar las relaciones dentro de las organizaciones, se
podrán dar mejoras en las condiciones laborales, clima organizacional, por
lo tanto, podría impactar en cómo las personas realizan su trabajo. La
inteligencia emocional es una habilidad personal que puede llegar a impactar
todo el entorno, dándole a las personas herramientas para enfrentarse a todo
tipo de situación en el ámbito laboral y personal. En este artículo de revisión
se pretende ahondar en la definición particular de la Inteligencia Emocional,
así como su relación con otros factores como el rendimiento laboral y las
relaciones interpersonales.
4. Metodología
Para la localización de los documentos bibliográficos utilizados en el
presente estudio de revisión se realizó una búsqueda durante los meses de
enero a marzo de 2020 bajo los descriptores: inteligencia, inteligencia
emocional, inteligencia emocional y desempeño laboral, inteligencia
emocional y relaciones interpersonales. Las fuentes secundarias utilizadas
para el presente artículo de revisión fueron bases de datos bibliográficas,
Biblioteca Virtual de la Universidad EAFIT Luis Echavarría Villegas, Google
Academics, EbscoHost, Harvard Business Publishing. Se identificaron
alrededor de 120 artículos de referencia de los cuales se realizó un análisis
que busca hacer al lector comprender el concepto de inteligencia emocional,
así como transmitir su importancia y la relación que puede tener con otros
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aspectos, como el desempeño laboral y las relaciones interpersonales. Se
consideró importante partir de la definición de inteligencia que lleva al
concepto de la inteligencia emocional como tal. Al comprender las bases de
la inteligencia y de la inteligencia emocional, se espera que el lector
comprenda los conceptos, su desarrollo a lo largo del tiempo y la importancia
de estas en la vida de las personas.
5. Desarrollo del tema
Suele ser común dentro de las organizaciones el tener problemáticas que giran
en torno a la personalidad y forma de ser de las personas, así como el manejo
de sus emociones. Es cierto que la convivencia entre personas puede llegar a
ser complicada y, por lo tanto, puede llegar a ser de mucha ayuda el mejor
manejo de las emociones para facilitar las relaciones interpersonales. Dichas
relaciones interpersonales pueden llegar a ser definitivas para llevar a cabo la
mayoría de los negocios, que requieren colaboración, negociación y empatía. Es
por eso que surge la inquietud de cómo las emociones y el manejo de las mismas
puede llegar a impactar el desempeño laboral de las personas. Estudios
realizados en Harvard Business School han demostrado que la inteligencia
emocional puede llegar a ser más importante que el coeficiente intelectual y las
habilidades técnicas combinadas para determinar el éxito personal y profesional.
Si la inteligencia emocional se ha llegado a identificar como algo primordial en la
persona, se puede entender que será algo necesario dentro de las
organizaciones y cómo estas se desenvuelven. Al tener al capital humano como
el más importante dentro de las organizaciones, es necesario comprender el
impacto que puede tener la inteligencia emocional en los resultados de
desempeño.
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Inteligencia
Al hablar de inteligencia, se puede entender como el fenómeno que se considera
responsable de las diferencias observadas entre las personas en la resolución
de problemas (Juan-Espinosa, 1997). Por otro lado, Gardner (1993), sugiere que
la inteligencia es la capacidad de resolver problemas o elaborar productos que
sean valiosos. Al definir la inteligencia como una capacidad, se puede asumir
que es una habilidad que puede ser desarrollada. Gardner sugiere que se puede
desarrollar dependiendo de experiencias, educación y el ambiente donde se ha
vivido. A partir de lo que expuso Gardner, plantea su Teoría de las Inteligencias
Múltiples en las que propone ocho inteligencias: lingüística, lógico-matemática,
musical, espacial, kinestésico corporal, interpersonal, intrapersonal y natural.
Posteriormente, en 2003 incluye la inteligencia existencial, espiritual o
trascendente que se refiere a la habilidad de reconocer la trascendencia y
significado de nuestras acciones, así como la capacidad de reconocer los propios
rasgos de la condición humana, el significado de la vida, de la muerte y el destino
final.
Entre los diversos estudios de inteligencia está el concepto de Inteligencia Social
planteado por Thorndike (1920), quien la definió de la siguiente manera: “La
habilidad para comprender y dirigir a los hombres y mujeres y actuar sabiamente
en las relaciones humanas” (p.228). Para Thorndike, existen otros dos tipos de
inteligencia además de la inteligencia social que se mencionó anteriormente: la
abstracta y la mecánica. La inteligencia abstracta se refiere a la habilidad para
manejar ideas y la mecánica que hace referencia a la habilidad para entender y
manejar objetos.
En los años ochenta, surgen los primeros estudios que fueron abriendo camino
a la definición del concepto de Inteligencia Emocional. Distintos psicólogos como
Rogers (1951), Maslow (1954) y Ellis (1962) partieron de estudios como el de
Gardner (1983) en “Frames of Mind” y Gardner (1999) en “La Inteligencia
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Reformulada. Las Inteligencias Múltiples en el Siglo XXI”, en las que habla acerca
de su teoría de inteligencias múltiples. Por otro lado, Sternberg (1985) plantea la
inteligencia exitosa, que describe como la capacidad de conseguir los objetivos
más importantes para nuestra vida, manteniendo un equilibrio entre otras tres
inteligencias planteadas: analítica, creativa y práctica. Sternberg describe la
inteligencia humana mediante tres dimensiones: de los componentes, de la
experiencia y contextual. “La inteligencia es la capacidad mental relacionada con
la adaptación intencional, el moldeamiento y la selección de entornos reales
importantes en la vida propia” (Sternberg, 1985, p.33).
El concepto de inteligencia se puede percibir como algo abstracto, sin embargo,
ha sido estudiado por muchos años y ha abierto muchas investigaciones, como
la de la Inteligencia Emocional. Según lo planteado por Gardner (1995) y
expuesto anteriormente, el ser humano posee varios tipos de inteligencia,
destacando principalmente la Inteligencia Intrapersonal e Interpersonal, las
cuales pueden relacionarse con la competencia social, la cual ha sido útil para
definir la Inteligencia Emocional como tal.
Inteligencia Emocional
La Inteligencia Emocional es un término creado por dos investigadores, Peter
Salavoy y John Mayer, popularizado por Daniel Goleman en su libro llamado
“Inteligencia Emocional” en 1996. Podemos comprender la inteligencia
emocional como la habilidad para reconocer, entender y manejar nuestras
emociones; así como reconocer, entender e influenciar las emociones de otras
personas. La Inteligencia Emocional (IE) fue definida por primera vez, en 1990
por los psicólogos Salovey y Mayer, sin embargo, fue popularizado por Daniel
Goleman quien en 1995 publicó su libro “Inteligencia Emocional”.
No obstante, los estudios de las emociones se iniciaron muchos años antes.
Darwin (1872), propuso la hipótesis de que las emociones ayudan a sobrevivir
en el mundo animal. Por muchos años, se han estudiado las emociones y
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conceptos de inteligencia que han evolucionado a lo largo del tiempo, surgiendo
de los primeros estudios realizados. Con estos estudios, se ha podido concluir
que las emociones son parte de la inteligencia y la cognición, siendo ambos
procesos biológicos e inseparables de nuestro ser físico.
De cuestionamientos como: ¿por qué hay personas que se adaptan mejor que
otras a distintas situaciones de la vida?, ¿por qué hay diferentes formas de
reaccionar ante las emociones? ¿cómo se regulan las emociones? - surge la
primera definición de Inteligencia Emocional. Salovey y Mayer (1990) define la
Inteligencia Emocional como: “Un tipo de inteligencia social que incluye la
habilidad de supervisar y entender las emociones propias y las de los demás,
discriminar entre ellas, y usar la información para guiar el pensamiento y las
acciones de uno”.
Londoño (2009) explicó de manera detallada lo que propuso Salovey y Mayer
en un método de controlar las emociones (ver tabla 1). Dicho método consiste
en cuatro técnicas que inician con identificar las emociones propias, así como
las de los demás, seguido por utilizar las emociones, comprenderlas y
conducirlas.
Tabla 1. Método de control de emociones
Fuente: Cómo sobrevivir el cambio: inteligencia emocional y social en la empresa
(2009)
Identificar las emociones en uno mismo y/ en los demás
Se identifican con precisión las emociones que suceden a cada momento, para llegar a ser capaces de expresarlas ante los demás y alcanzar la capacidad de comunicación.
Utilizar las emociones Utilizar de manera correcta las emociones, permite guiar el proceso de pensamiento para resolver los problemas que se presenten.
Comprender las emociones
Las emociones no son acontecimientos aleatorios, tienen una serie de causas subyacentes y cambian al seguir una serie de reglas. Por lo tanto, pueden llegar a ser comprendidas. El conocimiento de las emociones se refleja en nuestro vocabulario emocional y en nuestra capacidad para realizar análisis de emociones futuras.
Conducir las emociones Las emociones, al tener información influyente en el pensamiento, deben ser incorporadas de forma inteligente al razonamiento, a la forma de solucionar los problemas, a los juicios y conducta.
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A pesar de ser inicialmente definida por Mayer y Salovey de manera formal, fue
Daniel Goleman quien popularizó el concepto de Inteligencia Emocional en 1995,
cuando desarrolla: qué es la inteligencia emocional y por qué es el control de las
emociones la clave para el éxito personal y profesional. Desde que Goleman
define el concepto de Inteligencia Emocional y de competencias emocionales, se
ha discutido mucho su incidencia en el rendimiento y en resultados de los
colectivos profesionales. Goleman (1995) afirma que las emociones inducen a
la acción y a la correcta gestión de estas; sostiene además que gran parte de la
clave del éxito personal, social, laboral y académico depende de la forma como
se conducen las emociones.
Goleman (1995) entiende Inteligencia Emocional como una herramienta útil para
comprender la productividad laboral de las personas, el rendimiento, el éxito de
las empresas y el liderazgo de estas. Asegura que muchas veces, la diferencia
entre un trabajador sobresaliente y un trabajador promedio radica en ese
conjunto de habilidades que ha llamado Inteligencia Emocional. Entre las
habilidades que se mencionan que considerar que componen la Inteligencia
Emocional están el autocontrol, el entusiasmo, la empatía, la perseverancia y la
capacidad para motivarse a uno mismo.
El autocontrol es explicado por Goleman como la característica con la que inicia
la inteligencia emocional. Menciona que las personas con un alto grado de
autoconocimiento conocen sus debilidades y no temen hablar de ellas. Por otro
lado, la autorregulación indica Goleman que fluye a partir del autoconocimiento,
pues las personas con autorregulación tienen control sobre sus impulsos y son
capaces de canalizarlos hacia propósitos positivos. La motivación es explicada
por Goleman como aquella pasión por lograr algo específico, no simplemente
reaccionar a lo que se le solicita. En cuanto a las habilidades de relacionarse con
otros, la empatía es un componente importante pues la inteligencia emocional
requiere una facilidad para relacionarse con otras personas, tomar en cuenta lo
que las otras personas están sintiendo y eso inicia con la empatía. Por último, la
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habilidad social que es con la que culminan las otras cuatro habilidades
mencionadas anteriormente, es la habilidad de construir relaciones con otras
personas, cooperar y caminar juntos en una misma dirección.
Por su parte, Simmons y Simmons (1997) definen la inteligencia emocional como
el conjunto de necesidades emocionales, de impulsos y de valores verdaderos
de una persona que pueden llegar a dirigir toda su conducta visible.
Por otro lado, Cooper y Sawaf (2004) proponen un Modelo de Cuatro Pilares de
la Inteligencia Emocional. En el mismo se lleva la inteligencia emocional a un
plano más práctico buscando que sea aplicable para las personas y su desarrollo
integral.
El primer pilar es el Conocimiento Emocional, el cual se distingue por la seguridad
personal, honestidad emocional, retroalimentación personal, intuición y
responsabilidad. Es la capacidad de reconocer todo aquello que se puede
mejorar, así como las habilidades emocionales propias y de otras personas. El
segundo pilar es la Aptitud Emocional, está formada por la autenticidad de la
persona, su creatividad, un descontento que le ayude a crear y renovarse hacia
una mejora. Por medio de ella el individuo es capaz de escuchar a otras
personas, tomar en consideración sus opiniones y conducirlas de la mejor
manera. El tercer pilar es la Profundidad Emocional, por medio de esta se busca
hacer todo por medio de la integridad, tener un propósito y dirigirse hacia él, así
como la influencia positiva sobre las demás personas. Por último, el cuarto pilar
es la Alquimia Emocional, que implica reconocer y dirigir las emociones y
razonamientos hacia una transformación. Se perciben oportunidades, se hace
uso de la intuición y se crea un futuro mejor.
Rajeli (2005) menciona las perspectivas y aplicaciones de la inteligencia
emocional aclarando que, por mucho tiempo, el término de inteligencia fue usado
únicamente para expresar las habilidades cognitivas para aprender y razonar y
aunque existen diferentes tipos de inteligencia, este concepto implica la reunión
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de información, del aprendizaje y el razonamiento asociados con las operaciones
cognitivas.
Según Gil (2000) y Ryback (1998) la inteligencia emocional es un proceso de
análisis donde se utiliza la conciencia y sensibilidad para descubrir los
sentimientos de las personas y resistirse a reaccionar de manera impulsiva a
irracional. Al hacer esto, buscan actuar de forma receptiva, autentica y sincera.
Bar-On (1997) define la inteligencia emocional como el conjunto de habilidades
personales, emocionales y sociales que determinan la capacidad de alcanzar el
éxito al afrontar las demandas y precisiones del entorno. Dicho autor presenta
un modelo donde se distinguen 5 factores de los cuales se subdividen en 15
componentes de orden mayor (tabla 2). El mismo es un inventario sobre una
amplia gama de habilidades emocionales y sociales y partiendo de esto,
buscando por medio de este medir la inteligencia emocional.
Tabla 2. Factores generales – inventario EQ-i de Bar-On
Factores Habilidades Medidas
Inteligencia intrapersonal
Autoconciencia emocional, acertividad, autoestima, autoactualización e independencia
Inteligencia interpersonal
Empatía, relaciones interpersonales, responsabilidades sociales
Adaptación Solución de problemas, comprobación de la realidad y flexibilidades sociales
Gestión de estrés Tolerancia al estrés, control de impulsos sociales
Humor general Felicidad, optimismo
Fuente: Bar-On (1997).
Con los retos que presenta el mundo laboral, se ha vuelto cada vez más
necesario el interés en las habilidades emocionales y sociales. Es por esto que
el concepto de inteligencia emocional desarrollado anteriormente surge como un
intento de considerar la importancia que tienen las emociones en nuestro
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intelecto, así como en nuestra adaptación social, personal y colectiva (Bartra,
2006).
Partiendo de la idea de la influencia de las emociones en el ámbito laboral,
Goleman, Boyatzis y Mc. Kee (1989) desarrollan un estudio con más de dos mil
gerentes, supervisores y ejecutivos de doce organizaciones. Dentro de las
dieciséis habilidades que distinguían a los trabajadores excepcionales de los
trabajadores mediocres, catorce eran aptitudes emocionales.
En otro estudio, Palmer, Gardner y Stough (2003) determinan la relación que
existe entre la inteligencia emocional, el estrés laboral, la salud físcia y
psicológica, tomando como muestra a ochenta trabajadores de una empresa.
Los resultados que se encontraron indican que la habilidad para reconocer,
expresar, dirigir y controlar las emociones está relacionada con la salud y el
bienestar de la persona. De la misma manera, se concluyó que la dirección y
control de las emociones eran requisitos importantes del estrés laboral y que el
reconocimiento y expresión emocional fueron requisitos importantes de la salud
individual.
Desempeño Laboral
Chiavenato (2002) define el desempeño como la “eficacia del personal que
trabaja dentro de las organizaciones, la cual es necesaria para la organización,
funcionando el individuo con una gran labora y satisfacción laboral”. Con esta
definición, se entiende que la correcta ejecución de trabajo puede llevar a aportar
un gran valor a una organización.
García (2001) define el desempeño como “aquellas acciones o comportamientos
observados en los empleados que son relevantes para los objetivos de la
organización”. Menciona que dichos objetivos pueden ser medidos en términos
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de las competencias de cada persona y el nivel en el que contribuye a la
empresa.
Bittel (2000) plantea la importancia de reconocer que la ejecución de trabajo
mencionada anteriormente puede verse afectada por los estados de ánimo del
trabajador, su deseo de pertenecer y permanecer, así como sus suposiciones
sobre el trabajo. Esto indica que el trabajo está relacionado con las habilidades
e información que refuerzan las actividades del trabajador, fortaleciendo así los
objetivos de la organización para la cual trabaja.
Asimismo, al definir desempeño, Benavides (2002) lo relaciona con
competencias, afirmando que en la medida en que el trabajador refuerce sus
competencias mejorará en su desempeño. La autora mencionada anteriormente
indica que las competencias son “comportamientos y destrezas visibles que la
persona aporta en un empleo para cumplir con sus responsabilidades de manera
eficaz y satisfactoria”. Sobre esta línea, menciona que los estudios dentro de las
organizaciones se proyectan alrededor de tres tipos de competencias
fundamentales siendo estas: competencias genéricas, competencias laborales y
competencias básicas. Estas implican discriminarse y usarse con los objetivos
de la organización.
Por lo tanto, el desempeño laboral puede ser entendido como la combinación del
comportamiento de las personas con sus resultados. Al analizar el concepto de
Desempeño Laboral, Druker (2002) plantea la importancia de formular nuevas
definiciones de dicho término, formulando mediciones innovadoras, buscando
definir el desempeño en términos no financieros ya que esto puede llegar a ser
limitante.
Existen diferentes maneras de medir el desempeño, como es la Evaluación del
Desempeño que Werther y Davis (2000) describen como “el proceso por el cual
se estima el rendimiento global del empleado”. Se ha utilizado como una
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herramienta práctica para monitorear el desempeño individual y grupal de los
empleados, permitiendo así tomar decisiones basadas en los resultados. La
medición del desempeño laboral se ha vuelto indispensable para la toma de
decisiones en el mundo laboral.
Inteligencia emocional y desempeño laboral
Se han realizado distintos estudios que buscan detectar la influencia de la
inteligencia emocional en el desempeño laboral. Como se ha mencionado
anteriormente, en los últimos años se le ha dado más valor a la inteligencia
emocional incluso sobre el coeficiente intelectual.
En el estudio presentado por Araujo y Guerra (2004) en CICAG: Revista del
Centro de Investigación de Ciencias Administrativas y Gerenciales, titulado
“Inteligencia Emocional y Desempeño Laboral en las instituciones de educación
superior públicas” se estudia a profundidad la relación entre estos dos factores
en instituciones de Educación Superior Públicas de Trujillo, Venezuela. En el
mismo concluye que existe una alta relación entre la Inteligencia Emocional y
Desempeño Laboral, indicando que cuánto más complejo es el trabajo a realizar
en el puesto de trabajo se requiere mayor inteligencia emocional. Araujo encontró
que la inteligencia emocional del nivel directivo es significativamente más alto
que el de otros puestos, lo cual les permite reconocer sus propias emociones y
las de las personas que les rodean y se esfuerzan por obtener la excelencia
personal y profesional.
Por otro lado, Enríquez, Martínez y Guevara (2014) presentan en su estudio de
la relación de la inteligencia emocional con el desempeño laboral, conclusiones
tras una investigación cuantitativa centrada en aspectos observables. Tras
estudiar a una muestra confirmada por 23 empleados de la organización
Amanecer Médico en Cali, Colombia utilizando dos instrumentos validados,
concluyen una relación entre las variables de la inteligencia emocional y el
desempeño laboral de los trabajadores. A nivel individual se observó que
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independientemente del sexo, las emociones juegan un papel importante ya que
interfieren de manera positiva o negativa en el desempeño que presente el
trabajador en su puesto de trabajo. En dicho estudio se evidencia el valor de la
inteligencia emocional con respecto a las relaciones sociales en el ámbito laboral.
Lo mismo es respaldado por la teoría de Cooper y Sawaf (2004), quienes
sugieren la relación directa entre las relaciones personales y la inteligencia
emocional. Estas relaciones personales son de gran aporte al buen clima laboral,
el trabajo grupal pudiendo indicar que a mayor inteligencia emocional será mayor
la eficiencia para trabajar.
Partiendo de las teorías de la inteligencia emocional, los sentimientos y
emociones han tomado mayo importancia en el área organizacional. Araujo y
Leal (2009) exponen cómo anteriormente se consideraba únicamente el
coeficiente de inteligencia que en algunas personas podía ser superior; pero
partiendo de todos los estudios, se ha llegado a considerar que la Inteligencia
Emocional es una destreza que permite conocer y manejar los propios
sentimientos, interpretar y enfrentar los sentimientos de los demás, sentir una
satisfacción y ser eficaces en cada una de las actividades que se desarrollen, así
como crear hábitos mentales que favorezcan la productividad y el desempeño
laboral.
Según lo mencionado por Carmona, Vargas y Rosas-Reyes (2015) es importante
tomar en cuenta que, según lo planteado anteriormente por Gardner en su Teoría
de inteligencias múltiples, la inteligencia interpersonal es conocida actualmente
como inteligencia emocional siendo considerada como la base para el desarrollo
de un eficiente comportamiento. Dicho comportamiento, en el ambiente laboral,
puede ser influyente en los resultados de la organización. Los autores mencionan
“es frecuente observar personas que poseen un alto coeficiente intelectual y no
desempeñan adecuadamente su trabajo y quienes tienen un coeficiente más
bajo, realicen su trabajo considerablemente mejor o incluso alcanzan un mejor
puesto en la empresa”.
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Asimismo, los autores mencionados anteriormente exponen la encuesta
efectuada por American Society for Training and Development (1997). En la
misma se evaluaron las prácticas más habituales de las principales empresas y
se señaló que, en su mayoría, consideran la inteligencia emocional y la
estimulación del aprendizaje en gran parte para valorar el rendimiento laboral así
con en su estrategia de contratación. Valls Roig (1997) indica que la inteligencia
emocional puede dirigir la conducta y procesos de pensamiento, de manera que
los trabajadores puedan producir mejores resultados.
El mundo laboral que presenta tantos retos se ve en la necesidad de personas
adaptables a los cambios constantes. Las organizaciones que están
conformadas por trabajadores con inteligencia emocional podrán enfrentar
dichos cambios y contar con un desempeño mayor. Estos trabajadores pueden
manejar el trabajo en equipo, tienen la capacidad de colaborar, adaptarse, buscar
el logro y se centran en el servicio a los demás. Los mismos son capaces de
trabajar con otras personas, influir en ellos de manera positiva y eficientizar los
procesos en el día a día (Goleman y Cherniss, 2005).
Valls Roig (1997) indica que el éxito en las empresas radica en la exitosa
aplicación de la inteligencia emocional en la dirección de las personas. Debe
existir un real interés por la persona, haciendo frente a las dificultades que se
puedan presentar pensando como un conjunto con un propósito en común.
Bradberry y Greaves (2007) mencionan que la inteligencia emocional puede ser
utilizada para potencializar el desempeño profesional de muchas maneras. Es
fundamental para el éxito ya que es responsable del 60% del desempeño en todo
tipo de trabajos. Los autores afirman que es uno de los mejores factores de
predicción del desempeño laboral y el impulso más grande para lograr el
liderazgo, así como la excelencia personal y profesional.
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Inteligencia Emocional y Relaciones Interpersonales
Existen estudios que han encontrado relaciones significativas entre la inteligencia
emocional y las relaciones interpersonales. La forma en la que se manejan las
emociones puede llegar a ser trascendental en las relaciones que se entablan
con las demás personas, ya sea en un ámbito personal o profesional. Schutte,
Malouff, Bobik, Coston, Freeson, Jedlicka y Wendorf (2001) comprobaron
asociaciones positivas entre índices elevados de inteligencia emocional de las
personas y mejor calidad de sus relaciones interpersonales.
Extremera y Fernández (2004) muestran asociaciones significativas entre
diferentes aspectos de la inteligencia emocional y las dimensiones de relaciones
interpersonales y empatía. Se utilizó una población de ciento ochenta y cuatro
estudiantes universitarios españoles, los cuales completaron una serie de
cuestionarios que incluían la versión española del Trait Meta-Mood Scale 24
(escala de inteligencia emocional). Los autores evalúan las conexiones entre
inteligencia emocional, la calidad de las relaciones interpersonales y la empatía
en estudiantes universitarios. Además, evalúan la contribución de la inteligencia
emocional como impulsora de estas dimensiones.
Por otro lado, Caruso, Mayer y Salovey (1999) utilizaron una medida de habilidad
(MEIS) lo que les llevó a encontrar que las personas con mayores puntuaciones
de inteligencia emocional presentaban mayores niveles de empatía, considerado
un componente clave en las relaciones interpersonales. En este estudio se
mostró que únicamente la escala de “atención emocional” tenía una correlación
significativa y positiva con la empatía.
Lopes, Salovey y Straus (2003) encontraron conexiones entre una alta
puntuación en el componente de manejo emocional del MSCEIT (Mayer-
Salovey-Caruso Emotional Intelligence Test) y relaciones más positivas en sus
interacciones sociales y una menor posibilidad de tener interacciones negativas
con las personas cercanas.
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Si bien es cierto que las relaciones interpersonales forman parte de la vida de
todo ser humano, no siempre se cuenta con los recursos personales necesarios
para que estas se lleven a cabo de la mejor manera. Es por eso que, por medio
de este trabajo, se busca resaltar la importancia de la inteligencia emocional
como factor indispensable en la vida de las personas. Si todas las partes de una
relación interpersonal cuentan con inteligencia emocional, se puede asumir que
existirá una armonía en la comunicación, en los acuerdos a los que se lleguen,
así como en el respeto mutuo. Todas las personas buscan comprensión, buscan
esta armonía mencionada en todas las relaciones, lo importante es recordar que
implica que todas las partes estén conscientes de la importancia y estén
dispuestos a utilizar su inteligencia emocional en lo que dicen y hacen.
6. Conclusiones
Tradicionalmente, se han sobrevalorado los aspectos racionales y técnicos de
las personas tanto en el ámbito laboral como personal. Sin embargo, la realidad
es que las emociones forman una parte significativa en la vida de las personas y
de no ser manejadas, pueden llegar a tener un impacto que a lo mejor no se ha
dimensionado por atender únicamente lo racional.
Sin quitarle importancia a las habilidades técnicas, a la inteligencia,
competencias y capacidades, se debe considerar que las emociones forman
parte de la naturaleza humana y por lo tanto deben ser tomadas en
consideración. Por ejemplo, al enfrentar un cambio, atravesar una crisis
económica, perder a un ser querido, será indispensable la capacidad de
reconocer las emociones, comunicarlas de manera asertiva y dirigirlas en una
forma que puedan beneficiar a la persona, así como al entorno y no afectarlo.
Los estudios que se han mencionado anteriormente dejan claro que no es posible
separar las emociones, que son parte de la naturaleza humana, de las relaciones
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y, por lo tanto, del ámbito laboral. Es importante crear conciencia de esta
realidad, que muchas veces puede ser pasada por alto en un mundo que tiende
a ser frío e impersonal. Al tomarlo en cuenta, se puede llegar a considerar a la
persona en todas sus dimensiones y de esta manera, ayudarle a ser la mejor
versión de sí misma.
Vale la pena imaginar cómo sería este mundo si se tomarán en cuenta las
propias emociones, así como las de las demás personas. Los negocios, las
relaciones de pareja, familiares, entre amigos, entre un jefe y su trabajador, entre
países, gobiernos y tantas relaciones podrían ser significativamente diferentes si
se llevaran a cabo con inteligencia emocional. Lo anterior permite concluir que,
aunque todas las personas tienen una personalidad y temperamento
determinado, también tienen la capacidad de dominar sus emociones y
conducirlas hacia comportamientos positivos. Lo importante está en tener
conciencia de ellas, querer ser dueños de sus emociones, responsabilizarse por
ellas y hacer el bien a si mismo y a los demás por medio de ellas.
Las relaciones que tiene una persona día a día determinan su vida y el mundo
como lo conocemos. Por lo tanto, no se pueden tomar dichas relaciones a la
ligera y con menos importancia que otras decisiones que se toman en la vida.
Así como las personas buscan educación formal para conocer alguna materia en
concreto, especializarse en alguna profesión, de la misma manera es importante
que las personas busquen lograr el éxito por medio de la conciencia y el manejo
de sus emociones para construir un mundo mejor por medio de las relaciones
del día a día. Si se le da el valor que merece a las emociones y a cómo éstas
definen nuestro comportamiento y relaciones, podemos llegar a ver un cambio
radical en nuestra vida, así como en la vida de los demás.
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7. Referencias bibliográficas
1. American Training and Development Association, (1997). National Human
Resources Development Executive Survey. Fourth Survey Report.
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