departamento de ciencias de la educación sección ... -...

Departamento de Ciencias de la EducaciónSección Filosofía y Teología

Asesoría virtual:www.utpl.edu.ec

Autora:

Ph. D. María Luján González Portela

Jornada de Investigación Temática y Formación Espiritual.

LA LÓGICA DEL AMOR

Guía didáctica

2 créditos

La Universidad Católica de Loja

MODALIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA

Estimado estudiante recuerde que la presente guía didáctica está disponible en el EVA en formato PDF interactivo, lo que le permitirá acceder en línea a todos los recursos educativos.

LÓGICA DEL AMORGuía didácticaLuján María González Portela

UNIVERSIDAD TÉCNICA PARTICULAR DE LOJACC Ecuador 3.0 By NC ND

Diagramación, diseño e impresión:EDILOJA Cía. Ltda.Telefax: 593-7-2611418San Cayetano Alto s/[email protected]

Primera edición

ISBN 978-9942-08-659-4

Esta versión impresa ha sido acreditada bajo la licencia Creative Commons Ecuador 3.0 de reconocimiento -no comercial- sin obras derivadas; la cual permite copiar, distribuir y comunicar públicamente la obra, mientras se reconozca la autoría original, no se utilice con fines comerciales ni se realicen obras derivadas. http://www.creativecommons.org/licences/by-nc-nd/3.0/ec/

Octubre, 2014

2. Índice

2. Índice ............................................................................................................................................................ 3

3. Información general para la realización de la Jornada ............................................. 5

4. Introducción............................................................................................................................................. 7

5. Bibliografía .............................................................................................................................................. 10

5.1. Básica .......................................................................................................................................... 10

5.2. Complementaria ..................................................................................................................... 10

6. Orientaciones generales para el estudio ............................................................................. 11

6.1. Ubicación y duración de la materia .................................................................................. 11

6.2. Aspectos metodológicos generales .................................................................................. 11

6.3. Trabajos a realizar y asistencia a la Jornada Presencial .............................................. 12

6.4. Interacción en el Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA) ............................................. 12

6.5. Planificación del tiempo ....................................................................................................... 13

7. Proceso de enseñanza-aprendizaje para el logro de competencias ................ 15

7.1. Planificación para el trabajo del alumno ........................................................................ 15

7.2. Sistema de evaluación ......................................................................................................... 18

7.3. Orientaciones específicas para el aprendizaje por competencias ........................... 19

CAPÍTULO 1. LA MEDIDA DEL AMOR ................................................................................................. 20

CAPÍTULO 2. A CONTRACORRIENTE................................................................................................... 21

CAPÍTULO 3. HONESTIDAD .................................................................................................................. 22

CAPÍTULO 4. LA ESPERANZA .............................................................................................................. 25

CAPÍTULO 5. ALGUIEN LLAMA A TU PUERTA (CAPACIDAD SORPRESA) ..................................... 26

CAPÍTULO 6. MIL RAZONES PARA CONFIAR .................................................................................... 28

CAPÍTULO 7. CUANDO EL DOLOR INTERPELA.................................................................................. 29

CAPÍTULO 8. OTEANDO EL CIELO ....................................................................................................... 30

CAPÍTULO 9. LA FIDELIDAD ................................................................................................................ 31

CAPÍTULO 10. INDIGENCIA Y SOLIDARIDAD .................................................................................... 32

8. Actividades para el día de la Jornada Presencial ........................................................... 35

9. Documentos y materiales que debe llevar el estudiante el día de la jornada presencial .................................................................................................................................................. 36

5

Guía didáctica: La lógica del amor


PRELIMINARES

3. Información general para la realización de la Jornada

Tema: La lógica del amor.

Fecha de realización de la Jornada: Sábado 25 ó domingo 26 de octubre del 2014

Participantes: Estudiantes de Modalidad Abierta y a Distancia del plan asignaturas y del Sistema de créditos y competencias, que estén matriculados en:

Titulaciones Ciclos

Ciencias de la Educación (menciones en: Educación Básica, Químico-Biológicas, Físico-Matemáticas, Lengua y Literatura, Inglés y Ciencias Humanas y Religiosas)

Tercero y Cuarto

Economía CuartoCiencias Jurídicas CuartoInformática CuartoContabilidad y Auditoría TerceroAdministración en Banca y Finanzas SéptimoAdministración de Empresas TerceroAdministración de Empresas Turísticas y Hoteleras CuartoEducación Infantil TerceroPsicología CuartoGestión Ambiental CuartoGestión Pública Cuarto

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PRELIMINARES

4. Introducción

En el diálogo didáctico que quiere entablar esta Guía Didáctica, empecemos por lo más básico que es presentarnos. Por mi parte, mi nombre es Ma. Luján González Portela, misionera idente, y soy docente investigadora de la UTPL desde el año 2006, aunque desde 1999 ya me desempeñaba como profesora invitada de nuestra universidad. Mis estudios son, por un lado, en Comunicación Social, en los que he obtenido la licenciatura y el doctorado en Ciencias de la Información, y, por otro, en Docencia, en lo cual me he titulado a nivel de maestría en una disciplina transdisciplinar como es la Educomunicación. Por tanto, mis campos de máximo interés son la Comunicación y la Educación, así como las interesantes intersecciones que se dan entre ellas, aplicado de modo especial a la Educación a Distancia. Actualmente me desempeño como Directora de Ordenamiento y Desarrollo de Educación a Distancia.

El texto-básico de la presente Jornada de Investigación Temática y Formación Espiritual es La lógica del amor, de Isabel Orellana Vilches, autora española, bien conocida ya por los alumnos de la UTPL de ciclos avanzados, y, seguramente, por usted mismo(a). Como viene siendo la tónica en esta Jornada, es un libro para hablar de nuestra formación como personas, es decir, de cuáles son los valores y aspectos fundamentales que debemos tomar en cuenta para ser auténticas personas y buenos profesionales.

La lógica del amor es un libro apasionante que nos habla de nuestra vida misma, de lo que muchas veces hay en nuestra mente y en nuestro corazón, tanto de lo bueno como de lo malo. La autora tiene la capacidad de hacernos una radiografía de nuestro interior desde un profundo conocimiento del espíritu humano. Y esto lo hace a la luz del Evangelio, con la ayuda de multitud de anécdotas e historias, reales y ficticias, con las que nos sentimos identificados, y retratando a personajes que desearíamos imitar.

En este sentido, no es un libro de los tantos que hay en el mercado sobre desarrollo personal o de cómo educar en valores, sino que, debido a la gran creatividad de la autora y por los referentes que usa, es un libro novedoso. ¿Por qué razón?

1. Nos remite siempre a la vida cotidiana, a las cosas sencillas que nos ocurren a las personas, a través de historias reales o ficticias de personas como nosotros.

2. Acude al Evangelio como fuente principal de inspiración y compendio de los máximos valores, y a Cristo como referente último de los mismos.

3. Ilustra cada tema con un poema que tiene el valor de sintetizar las ideas principales y de darle un aire de sentencia y de sabiduría popular con mucho valor didáctico.

Por otro lado, la elección de este libro y del tema de la actual Jornada de Investigación Temática y Formación Espiritual no es casual, obedece a las competencias genéricas que la UTPL busca que el estudiante alcance en todas las Titulaciones. Cabe recordar que en el actual modelo educativo de competencias y de créditos UTPL-ECTS, bajo el que se están desarrollando todas las titulaciones desde octubre de 2009, cada malla curricular está diseñada para el logro, por parte de los estudiantes, de una serie de competencias genéricas y específicas. De entre las genéricas, aquellas que son necesarias para todo profesional, en esta Jornada lograremos un buen número. Primero se encuentran las competencias


8 MODALIDAD ABIERTA Y A DISTANCIA

PRELIMINARES

genéricas que nos ayudan a configurar una buena personalidad moral y que dan una proyección y un sentido a nuestras vidas:

• Vivencia de los valores universales del Humanismo de Cristo.

• Comunicación oral y escrita.

• Orientación a la innovación y a la investigación.

• Pensamiento crítico reflexivo.

• Trabajo en equipo.

• Comunicación en Inglés.

• Compromiso e implicación social.

• Comportamiento ético.

• Organización y planificación del tiempo.

En este sentido, son muy claras las palabras de María José Rubio, la ex Directora General de Modalidad Abierta y a Distancia de la UTPL, al manifestar:

“En este tipo de Jornadas se trata de una interpelación personal, ante la que nos tenemos que situar y ante la que deberíamos tomar postura, y por tanto no nos puede dejar indiferentes. Nuestra propuesta de formación en valores y actitudes no es teórica, es una toma de conciencia, una asimilación de contenidos, en definitiva es una competencia con todos sus componentes: conocimientos, habilidades y actitudes para llegar a ser de la mejor manera posible una persona íntegra.1

Efectivamente, en esta Jornada el aprendizaje que se pretende es enormemente práctico pues se trata de aprender a ser una mejor persona, a partir de un modelo de ser humano realmente elevado y digno y de una forma de vida capaz de realizarnos y de hacernos felices. Esto lo va logrando Isabel Orellana de un modo muy entretenido, vivencial y poético en La lógica del amor, explicando con claridad qué virtudes y valores deberíamos practicar en las diversas situaciones y ambientes de nuestra vida, y cuál es la clave para no desfallecer ni tirar la toalla ante la primera dificultad.

Segundo, lograremos también que Vd. alcance las competencias genéricas que tienen que ver con destrezas intelectuales y técnicas de estudio:

• Adquirir hábitos y técnicas de estudio eficaces.

• Capacidad de abstracción, análisis y síntesis.

• Capacidad de aplicar los conocimientos en la práctica.

• Conocimiento sobre el área de estudio.

• Capacidad de comunicación oral y escrita.

• Capacidad de investigación.

• Habilidad para buscar, procesar y analizar información procedente de fuentes diversas.

1 María José Rubio Gómez (2010): Cristo hoy. El criterio de credibilidad y el don de la fe (Guía Didáctica). Loja, Editorial UTPL, P.7.

9



PRELIMINARES

• Capacidad de aprender a aprender como política de formación continua.

• Capacidad para identificar, plantear y resolver problemas.

• Capacidad creativa e innovadora.

• Capacidad para organizar y planificar el tiempo.

• Capacidad de adaptación al cambio.

• Capacidad para tomar decisiones.

• Habilidad para trabajar de forma autónoma.

• Habilidades en el uso de las TIC’S.

De este modo, a lo largo de los contenidos y actividades que propone la presente Guía contribuiremos a que Vd. pueda desarrollar estas importantes competencias, necesarias para su desarrollo humano y profesional.

En cuanto a las competencias específicas, esta Jornada se propone lograr las siguientes:

• Comprensión cognitiva y crecimiento vivencial de un concepto elevado del ser humano aportado por Fernando Rielo y basado en el Evangelio.

• Vivencia consciente y libre del valor del amor como parte de la personalidad moral.

• Capacidad de valorar a todo ser humano y de desarrollar la empatía y la compasión (padecer con).

• Capacidad de emprender y ser constante en la realización de acciones y distintas iniciativas a favor de los demás fomentando la responsabilidad social y el compromiso ciudadano.

• Vivencia adecuada de la multiculturalidad y el respeto hacia personas de otras creencias o pensamientos.

Además, el tema de esta Jornada va a aportar un valor añadido a estas competencias en varias profesiones:

1. A los estudiantes de Ciencias de la Educación les proporciona un rico material en contenidos y actividades para trabajar con los alumnos en el aula temas de educación en valores.

2. A los estudiantes de Administración y resto de carreras administrativas les aporta ideas y materiales interesantes para poder hacer talleres de formación en el área de recursos humanos de sus instituciones.



PRELIMINARES

5. Bibliografía

5.1. Básica

• Orellana Vilches, Isabel (2010): La lógica del amor. Loja (Ecuador), Editorial UTPL.

Este será el texto-básico de la Jornada y la fuente principal para la formación de los estudiantes en la misma.

• González Portela, María Luján (2014): Guía didáctica La lógica del amor. Loja (Ecuador), Editorial UTPL.

Esta Guía trata de conducir el estudio proponiendo los ejercicios que el alumno debe contestar c o m o e v a l u a c i ó n a d i s t a n c i a y centrando los contenidos desarrollados en el texto-básico.

5.2. Complementaria

• Nueva Biblia de Jerusalén (1999), Bilbao, Desclée de Brouwer.

• Rubio Gómez, María José (2009): Guía General de Educación a Distancia. Loja (Ecuador), Editorial UTPL.

11



PRELIMINARES

6. Orientaciones generales para el estudio

6.1. Ubicación y duración de la materia

Estimado alumno, le recordamos en qué lugar se encuentra esta Jornada en su Programa Formativo o malla curricular, que consta en la Guía General de Educación a Distancia que se le entregó en primer ciclo:

Materia Área Ciclo Créditos Horas

Jornada de Investigación Temática, y Formación Espiritual

Formación Básica De segundo en adelante Dos 64

Como se ve en el cuadro, la Jornada de Investigación Temática, y Formación Espiritual es parte de las materias de Formación Básica. Dentro de ellas, esta Jornada tiene un valor de dos créditos, que equivale a 64 horas de dedicación del alumno. Este dato es importante a la hora de situarse en el contexto de su titulación y de planificar su estudio y dedicar el tiempo suficiente para desarrollar la evaluación a distancia, que deberá enviar a través del Entorno Virtual de Aprendizaje hasta el 26 de Octubre.

6.2. Aspectos metodológicos generales

Aunque Vd. ya está familiarizado con el modelo educativo a distancia de la UTPL, pues al menos ya se encuentra en un segundo ciclo de su carrera, es importante recordarle varios aspectos relativos al uso de la Guía y del texto-básico.2

La principal actividad a realizar es leer con todo detenimiento y reflexión el texto-básico La lógica del amor. Para ello, lea primero los comentarios o síntesis que la Guía Didáctica hace de cada capítulo del libro. Seguidamente, lea el capítulo correspondiente del libro con una lectura comprensiva que implica actividades como subrayar, anotar ideas principales en una hoja aparte, ir haciendo algún esquema. No se trata solamente de leer como se lee una novela, sin ninguna intención retentiva ni reflexiva. Si en el contenido encuentra interrogantes, no dude en detenerse un momento y darles respuesta, o busque en el diccionario las palabras que no conozca; con ello entenderá mejor el tema.

Por tanto, en la Guía Didáctica se realizan síntesis de cada capítulo del texto, pero esto no sustituye la lectura profunda del mismo, sin lo cual no podrá contestar adecuadamente a los ejercicios que se le plantean ni podrá sacar sus propias conclusiones. Lo único que hace la Guía es subrayar y enfatizar algunos aspectos del texto, que es el principal material de la Jornada.

Después de leer la Guía y el capítulo correspondiente del libro, le proponemos una serie de ejercicios o actividades que le obligarán a leer y releer algunos aspectos pero, sobre todo, tienen la finalidad de la reflexión personal y a veces colectiva con otras personas con las que le pedimos responder a determinados ámbitos.

2 Véase el apartado 3 de la Guía Didáctica, dónde se especifíca partir de que ciclo se puede tomar la jornada en cada carrera.



PRELIMINARES

6.3. Trabajos a realizar y asistencia a la Jornada Presencial

La Jornada Presencial se desarrollará el sábado 25 ó el domingo 26 de octubre de 2014, dependiendo de cada centro universitario. Esta Jornada dura de 8h00 a 13h00 y es una actividad obligatoria e imprescindible para aprobarl a . Infórmese bien en su Centro Universitario, del lugar, fecha y hora concreta. Todos los alumnos matriculados en la Jornada deben asistir a esta sesión presencial y participar activamente en ella.

Como ya hemos señalado, el tiempo de dedicación al trabajo es de dos créditos, es decir, 64 horas, en las que se incluye la dedicación al estudio, las consultas bibliográficas, desarrollo de las actividades, así como la asistencia a la Jornada Presencial, videoconferencia en los centros que sea posible y desarrollo de la evaluación en línea.

La evaluación a distancia la conforman todos los ejercicios propuestos en el documento anexo a esta Guía Didáctica. Esta evaluación tiene una valoración total de 20 puntos. Le sugerimos que realice conscientemente las actividades pues esto le permitirá una mayor comprensión del tema y hará la evaluación más creíble y real. No considere los ejercicios como una simple tarea sino trate de reflexionar sobre los contenidos expuestos y la forma de aplicarlos a su propia vida. No olvidemos que la Jornada trata de que lleguemos a ser lo mejor de nosotros mismos y para ello debemos tener una visión bien formada de la persona y de la realidad. Por eso es importante una actitud responsable y exigente ante las tareas y ejercicios a desarrollar, para que realmente nos ayuden a lograr este objetivo y no sean una pura formalidad.

En cuanto a los aspectos formales, tome en cuenta la extensión que se le pide para cada ejercicio y no ocupe más espacio del que se le pide. No por llenar más hojas su trabajo será mejor, pues es la profundidad y rigor de sus respuestas lo que interesa. Y no olvide cuidar el lenguaje, que debe ser sin faltas de ortografía y sin incorrecciones sintácticas. En un nivel universitario no son admisibles trabajos académicos mal escritos, lo cual indica pereza intelectual y falta de rigor. Le sugerimos que siempre tenga a mano un diccionario de español, ya sea físico, ya sea on-line, para asegurarse del modo correcto de escribir las palabras, y que consulte manuales de redacción para verificar la construcción de las frases.

La evaluación en línea se realizará los días jueves 30 y viernes 31 de octubre del 2014. Para rendirla debe ingresar al Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA) con su usuario y contraseña.

Es una prueba corta, con preguntas dicotómicas (verdadero o falso) y de opción múltiple de tres alternativas. El tiempo que usted tiene para desarrollarla en línea será de 30 minutos.

6.4. Interacción en el Entorno Virtual de Aprendizaje (EVA)

Para ayudarle en el desarrollo del aprendizaje de la Jornada, Vd. contará con asesoría general a través de orientaciones académicas o anuncios que se publicarán en el EVA y podrá hacer consultas mediante la Red Social que se habilitará debajo de cada anuncio. Las consultas a través de la mensajería o mail no estarán disponibles.

13



PRELIMINARES

6.5. Planificación del tiempo

Vd. dispone de un tiempo aproximado de un mes para realizar la evaluación a distancia expuesta en esta Guía. Insistimos en nuestra recomendación de que lea los primeros epígrafes de la misma, lo cual le dará una idea de cómo avanzar en su estudio y en el trabajo que se le pide que realice. Después puede leer la Introducción y hacer una lectura rápida por capítulos del libro y Guía y luego ya de forma más pausada trate de volver a leer siguiendo las indicaciones de la Guía para contestar a las preguntas y realizar el trabajo. Le aconsejamos se tome esta tarea con una dedicación diaria desde el momento que se matricule, pues si bien no es difícil, es amplia y necesita su tiempo.

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PRELIMINARES

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7.2. Sistema de evaluación

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7.3. Orientaciones específicas para el aprendizaje por competencias

Ya hemos dicho que la autora en su libro tiene el arte de poner al descubierto las dos caras del ser humano: sus miserias y sus grandezas, pero sobre todo estas últimas, que son las que nos definen. Lo que nos caracteriza y nos distingue del resto de lo creado es justamente la alta dignidad que poseemos como hijos de Dios, y no nuestras limitaciones, que también poseemos pero que podemos sobrellevar. Y esa dignidad se sintetiza en la capacidad que tenemos de amar.

Como se dice en el prólogo del libro, es el amor lo que da sentido y plenitud al ser humano, pero no cualquier amor sino el verdadero. Y de eso trata el libro y trata esta Jornada, de descubrir todas las características y propiedades del amor verdadero.

Este descubrimiento será el hilo conductor de todo el libro y el camino que nos invita a recorrer la autora. Este camino en el que Isabel Orellana nos va acompañando es el mismo camino de la vida con todos sus avatares y acontecimientos: la amistad, el enamoramiento, el matrimonio, la vida profesional, los hijos, el dolor, la muerte…, a lo largo de los cuales nos vamos dando cuenta de qué es lo que otorga sentido a todo ello. Son estaciones o paradas del itinerario de la vida en cada una de las cuales hay una serie de valores que desarrollar y trabajar desde la óptica de la plenitud del amor.



PRELIMINARES

CAPÍTULO 1. LA MEDIDA DEL AMOR

En este capítulo introductorio se afirma lo que va a iluminar todo el libro: que frente a la lógica de nuestras razones, que en el fondo es la lógica de nuestro egoísmo, está la lógica del amor verdadero. El amor no tiene medida y tiene muy poco que ver con las reglas de la lógica humana, esa lógica o inercia por la cual solo hacemos un bien a determinadas personas (amor selectivo, excluyente), o cuando nos lo piden por favor (amor condicionado). Este tipo de actitudes no nos conducen hacia ese amor, pues como dice Blas Pascal, el corazón tiene razones que la razón no comprende.

La tesis que se nos propone es esta: no se trata de seguir nuestra lógica racional sino de seguir una lógica amorosa. Y esta lógica no contradice a la razón, sino que la eleva y potencia como nos dice Fernando Rielo a lo largo de su libro Cristo hoy3, en el que explica cuál es el criterio de credibilidad de la fe cristiana dentro del contexto actual.

La lógica del amor la expresa de modo muy bello y claro San Pablo en su primera carta a los Corintios. Nos describe un amor de una extensión y hondura que sobrepasa todo amor humano, por grande que sea. Claro está, San Pablo nos está hablando del amor divino y nos está invitando a amar al modo como Dios ama, lo cual es coherente con el hecho de que hemos sido hechos a imagen y semejanza de Dios. Si Dios es amor, nosotros estamos también hechos para un amor semejante al suyo. Esto nos parecería imposible si no fuera por las palabras de Cristo: “Ámense los unos a los otros como Yo les he amado” (Jn 15, 9-17) o por aquellas otras que dice a sus discípulos: “lo que para ustedes es imposible para mí no lo es” (Mt. 19, 26).

Está claro, por tanto, que la medida del amor no está en nuestras capacidades o en lo que nosotros consideremos adecuado, sino en el mismo amor divino. Cristo da la definición más clara de amor: “Nadie tiene mayor amor que el que da la vida por sus amigos” (Jn. 15, 13). Y Cristo, que vivió esta definición hasta las últimas consecuencias, se convierte en el referente más grande del amor.

La medida del amor es, por tanto, dar la vida. Esto se concreta, en nuestra vida diaria, en los distintos matices que explica San Pablo: “la caridad es paciente, es servicial, no es envidiosa, no es jactanciosa, no se engríe, no busca su interés, no se irrita, no toma en cuenta el mal, no se alegra de la injusticia, etc…” (1Cor. 13)

De todo lo que se nos dice acerca del amor y de la lógica amorosa que nos trae Cristo en el Evangelio, nos interesa subrayar varios aspectos fundamentales:

ü La forma de vida más noble y digna es la caridad; no hay estado que humanice y haga más feliz al hombre que el amar. Esto exige una pregunta de esencia: ¿en virtud de qué todos los seres humanos sentimos esto? La razón debemos buscarla en la naturaleza del propio hombre: estamos constituidos para amar, poseemos esta energía o capacidad para amar y ser amados. Indudablemente, esto nos remite a nuestro origen, a nuestra cualidad de ser hechos “a imagen y semejanza de Dios”.

ü Reconocer cómo somos los seres humanos nos lleva a descubrir cómo es Aquél de quien somos imagen y semejanza, nos lleva a sorprendernos de la grandeza del amor divino y a admitir que no hay nadie que nos haya amado como Dios nos ama. El amor de Dios se encarna

3 Fernando Rielo(2009): Cristo Hoy. El criterio de credibilidad y don de la fe (Colección de Apologética Forense) Madrid, Fundación.

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y hace visible en la persona de Cristo, que representa el amor más auténtico y grande que haya habido nunca.

ü El amor auténtico, reflejo del amor divino, lo posee todo ser humano, es un don universal, sin distinción. Este amor es lo que nos iguala a todos los seres humanos: la necesidad de amar y ser amados. Esta es la cualidad que elimina toda barrera religiosa o cultural: “Dios es amor y el que permanece en el amor, permanece en Dios”. Todo el que ama de verdad permanece en Dios, aún sin saberlo.

ü La universalidad del amor de Cristo, que murió por todos los seres humanos, hacen del cristiano digno de ese nombre la persona más universal, más abierta y más incluyente de todas. El amor divino no tiene límites, ni fronteras, no hace acepción de ningún tipo, al contrario de lo que hacen las ideologías que son reductivas y excluyentes.

ü Vivir el amor divino tiene una consecuencia inmediata: reconocer en cada ser humano a alguien digno de ser amado, a una persona revestida de una altísima dignidad como hijo de Dios. En este sentido, Fernando Rielo afirma que frente a la máxima de Hobbes “el hombre es un lobo para el hombre” se encuentra la máxima evangélica “el hombre es sagrado para el hombre”.

ü El amor es eterno, pervive en la vida eterna, nos lo llevamos a la otra vida. La fe y la esperanza

no, porque allí ya no serán necesarias.

CAPÍTULO 2. A CONTRACORRIENTE

El amor verdadero no pone condiciones del tipo: “te amaré cuando me sienta bien, cuando me apetezca”, o de este otro tipo: “reconoce lo que estoy haciendo por ti, agradéceme, recompénsame al menos con un ‘gracias’”. Esto sería hacer depender el amor de nuestro estado de ánimo y de nuestro capricho, o hacerlo depender de nuestro orgullo, que es esa necesidad de ser reconocidos y alabados por los demás.

Como nos dice Isabel Orellana, “los gestos de generosidad no están condicionados” y “los amigos se amasan con magnificencia”. Amar implica reconocer la alta dignidad e importancia del otro y el derecho que tiene a ser tratado del mejor modo posible. En este sentido, el amor es descentrarse de uno mismo para volcarse hacia el otro, sentirse en deuda con el otro. Desde luego que esto es ir “a contracorriente” pues significa :

Huir de la indiferencia, y no ir por la vida sin mirar a los demás. Creer contra toda esperanza, y no desconfiar de los demás.

Defender los valores, y no defenderme a mí mismo. No dejarse llevar por la comodidad, y no ser servido.

Abandonar la rutina, y no sumergirme en mi pequeño mundo. Navegar en pos de la verdad, y no vivir en una pereza mental. Saber decir ‘no’, y no obedecer a mis instintos.

Renunciar al individualismo, y no aislarme.

Elegir el anonimato, y no buscar elogios de los demás. Defender la unidad, y no generar división y discordia. Etc…..



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En el libro se nos narra que elegir esta actitud es cosa de valientes. En los ejemplos que se nos proponen, como el del deportista australiano Tony Fingleton o el de los ingleses Eric Liddell y Harold Abrahams, vemos el caso de personas con dones físicos extraordinarios, pero, sobre todo, con una vivencia extraordinaria del esfuerzo, de la entrega y del tesón. Y lo que les impulsaba en sus carreras a hacer ese máximo esfuerzo era algo mucho mayor que el placer de la gloria y del triunfo, era la necesidad de amar, de buscar la plenitud. Por muchas capacidades que hubieran tenido, sin ese impulso interior nada habrían hecho.

Ir contracorriente de la pereza y del individualismo es muy exigente, implica llevarnos a nosotros mismos al límite de nuestras posibilidades. Ponemos el caso de estos deportistas porque la alta competición es una excelente metáfora de lo que debemos hacer en los otros órdenes de nuestra vida. Al igual que estos tres hombres y que nuestro Jefferson Pérez en Ecuador, que llegaron al oro olímpico, si no estamos dispuestos al sacrificio, a la lucha contra nuestra comodidad y facilismo, no lograremos ser unas personas excelentes, virtuosas y con una alta calidad humana.

En este sentido, es muy ilustrativa la historia de “La mariposita”, cuya conclusión es que si no vivimos el esfuerzo y si los demás, por un falso sentido de amistad, nos ahorran el esfuerzo, haremos de nosotros personas incapacitadas, débiles, pusilánimes, temerosas. Igual que la mariposa para salir del capullo, sin la lucha y el dolor que implica el esfuerzo no podremos desarrollar nuestras alas, que son todas las virtudes como el amor y la generosidad, y no podremos volar, alzarnos por encima de nuestro egoísmo y de las dificultades de la vida.

CAPÍTULO 3. HONESTIDAD

La autora del texto-básico asocia el valor de la honestidad a dos aspectos: la coherencia y la sinceridad.

Ambas cosas implican vivir en la verdad, no acomodarse a lo que piensa la generalidad de las personas, ni autojustificar las propias mediocridades u ocultar los errores. La honestidad es una invitación y una necesidad de vivir enraizado en la verdad y en la fidelidad a las propias convicciones.

Ser honesto es, por un lado, ser coherente con lo que se cree, pero también buscar el mejor camino, lo más pleno, lo que realmente desarrolla y eleva al ser humano. No seríamos honestos con nosotros mismos si, deliberadamente, buscáramos lo más fácil y cómodo, si viviésemos mediocremente, es decir, acomodados a lo que hace y piensa todo el mundo.

Por ello, ser honesto implica ir al encuentro de la verdad, cueste lo que cueste, hasta las últimas consecuencias. Esa verdad última que nos revela quiénes somos de verdad y que da respuesta a nuestros interrogantes más profundos acerca del sentido de nuestra existencia y del origen del mundo.

En este sentido la honestidad es no tener doblez, no tener una doble cara, que es cuando sabemos cuál es el camino a emprender pero en determinadas circunstancias sucumbimos a nuestros intereses inmediatos, mediocridades y perezas. Y esta doblez tiene un precio, pues como dice Gabriel Marcel: “cuando uno no vive como piensa, acaba pensando como vive”4. Es decir, el no ser honestos y sinceros con nosotros mismos finalmente se paga con que esa mediocridad se va apoderando poco a poco de nosotros. Así como una vida virtuosa y digna nos la vamos construyendo en el día a día, con el esfuerzo cotidiano que nos implica ser responsables, puntuales, diligentes, amables, de igual modo, una vida deshonesta y pobre nos la vamos haciendo con el poco esfuerzo y pereza a la que nos acostumbramos.

4 Citado por Isabel Orellana (2010): Lógica del amor, apartado 3.1 "Un valor siempre en alza"

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Al final, todo es cuestión de hábitos. Está en mi libertad elegir el camino de los hábitos positivos (virtudes) o el de los hábitos negativos (vicios). Lo malo es que, una vez adquirido un hábito, éste se convierte en origen y motor de nuestros actos, pues es una costumbre muy arraigada de nuestra forma de ser. Es el caso de los fumadores, su hábito les condiciona fuertemente a seguir haciéndolo automáticamente, sin pensarlo. Y pensemos en cosas mucho peores como el alcohol y las drogas, hábitos que se convierten finalmente en adicciones mortales. Por el contrario, el que contrae un buen hábito, va haciendo de sí mismo una persona maravillosa. Pongamos el ejemplo de la persona fiel y entregada a su cónyuge. Esa persona cada vez ama más a su esposo o esposa y a sus hijos, y va haciendo de su familia un verdadero oasis de paz y de alegría. Pero esto no se improvisa, es fruto de un trabajo y una dedicación hechos día tras día.

Por otro lado, lo contrario de buscar la verdad es sumergirse en un cómodo relativismo. Esta actitud, imperante en la sociedad actual, es la de quienes, en nombre de un pluralismo mal entendido, sostienen que no existen verdades absolutas o valores universalmente válidos pues, al final, todo depende de la opinión y el criterio de cada uno. Dicha postura, además de negar la capacidad del ser humano de llegar al conocimiento total de la verdad, en el fondo huye de todo compromiso práctico de mejora personal y social.5 Aquí radica, en realidad, la verdadera razón de no afirmar verdades y valores absolutos: éstos nos comprometen, nos exigen, nos vemos obligados —por nuestra conciencia— a cumplirlos incondicionalmente. Por ejemplo, si nos atrevemos a afirmar que la vida humana inicia en la concepción y que hay que defenderla desde ese momento hasta la muerte, esto nos obliga a rechazar frontalmente el aborto y a reconocerlo siempre, y en cualquier circunstancia, como tal. Por el contrario, es mucho más cómoda la actitud relativista por la cual “me viene muy bien” la explicación anticientífica de que la vida humana empieza en un determinado momento de la gestación, pues con eso se justifica la decisión de abortar de muchas personas y calman su conciencia los numerosos médicos que lo practican.

Resulta claro entender, por tanto, que la honestidad es lo diametralmente opuesto al relativismo.

En el ámbito académico está la honradez intelectual. Este aspecto, querido(a) estudiante, es muy importante analizarlo dado que Vd. se encuentra precisamente desarrollando un arduo e intenso proceso de formación superior.

Recordemos uno de los valores institucionales de nuestra universidad que es la humildad socrática, que se basa en la célebre frase del filósofo griego Sócrates: “solo sé que nada sé”. La honestidad intelectual procede de esta actitud sencilla y valiente de reconocer lo que sabemos y lo que no sabemos. El honesto no busca aparentar que sabe mucho, pues no tiene el afán de querer demostrar nada hacia los demás, lo único que busca es sencillamente aprender y formarse. Por tanto, tampoco se apropia de las ideas y del trabajo de los demás, sino que alaba y reconoce la creatividad y el conocimiento de aquellos que han llegado a saber mucho, y menciona con mucho respeto en sus tareas de clase a dichos autores. Precisamente, un indicador de una tarea o un trabajo académico bien hecho es la variedad y cantidad de citas que incluya, pues eso refleja las abundantes lecturas y fuentes consultadas. Contrariamente a lo que hacen los que copian y plagian de aquí y de allá, haciendo un refrito de citas y conceptos de diversos autores sin mencionarlos para nada, el buen estudiante o investigador cita cuidadosamente a cada autor que lee; primero, por justicia con dicho autor, y, después, para evidenciar las lecturas y consultas hechas.

La honestidad intelectual, por tanto, remite a dos virtudes vinculadas estrechamente con ella como son la humildad y la sinceridad. Y todas éstas, finalmente, nos conducen de nuevo a la vivencia del amor verdadero. Si realmente vivimos este valor, es decir, una estima y respeto auténtico por los demás, rechazaremos toda actitud de apropiarse de las ideas y del esfuerzo ajenos, pues es quitarles lo que les pertenece, es tratarles injustamente, no darles la dignidad que se merecen. Y máxime cuando se trata de personas que han hecho el enorme esfuerzo de investigar y escribir obras que están aportando

5 Cfr. José Ángel Agejas: "Ética: realización personal y desarrollo social", en Agejas J.A. y Serrano, J.A. (coords) Ëtica de la comunicación y de la información (2002), Barelona, Ariel, p,p.17 y 18.



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al conocimiento y a la ciencia. Deberíamos pensar en nuestro caso personal y en cosas que hemos logrado con inmenso esfuerzo, malas noches y mucho sufrimiento, tanto en el orden de nuestros trabajos profesionales como en el de nuestros estudios. Que el fruto de todo eso no se nos reconozca o que alguien se lo robe y se lo atribuya, realmente sería una actitud de egoísmo y desconsideración hacia nosotros. Por tanto, lo que no nos gustaría que nos hagan no se lo hagamos a los demás.

Por otro lado, la deshonestidad intelectual no solo es un acto injusto con los demás, con los autores a los que se “roba” su esfuerzo y creatividad, sino que es un acto que denigra y rebaja al mismo que lo comete. El plagio quita toda credibilidad a una persona. Es el caso del científico coreano en la revista Science, que menciona el texto-básico.

Otro aspecto que nos parece relevante de este capítulo es la referencia al tratamiento que se merecen las personas mayores y que se menciona tanto en el texto “Algo de lo mucho que hicieron por ti”, de Pascual Briceño, como en el poema “Las cosas como son” de Isabel Orellana. En este último, la autora refleja con franqueza la hipocresía de nuestra sociedad actual, en la cual crece la sensibilidad hacia los animales pero decrece el cuidado y el trato digno a los ancianos. A este respecto le invitamos ahora a mirar el cortometraje “Capicúa” que está en la siguiente dirección de internet:

http://www.youtube. com/watch?v=BPnxFa6mMj8&feature=player_embedded.

Estamos seguros de que tras ver este video, seguro que más de una vez, Vd. habrá reafirmado su posición al respecto de la gratitud y el cuidado que se merecen nuestros mayores.

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CAPÍTULO 4. LA ESPERANZA

Todo ser humano necesita vivir con esperanza, pues ésta es una energía interior o fuerza de voluntad que sentimos todas las personas para salir adelante ante cada dificultad de la vida. Nuevamente, como decíamos en el capítulo primero, esta experiencia común de la esperanza nos lleva a preguntarnos por su origen y nos conduce a reconocer la especial manera de ser con que hemos sido creados. Y además también nos percatamos de que si Dios no estuviera actuando constantemente en nosotros, dándonos la fuerza para actuar con esa esperanza que tenemos constitutivamente, sería imposible sobreponerse a tantas adversidades que la vida depara a muchas personas. Este capítulo muestra varios ejemplos de ello.

La esperanza no es lo mismo que optimismo. Se puede tener esperanza en medio de la esclavitud, de la pobreza, de la enfermedad y de la muerte, es decir, en medio de situaciones que humanamente no tienen mucha salida. Por tanto, la esperanza no es cuestión de tener un carácter alegre o de empeñarse en ver el lado bueno de las cosas, pues en personalidades no optimistas también hay esperanza. Se trata de algo mucho más hondo.

Más allá de la esperanza en sacar adelante las cosas cotidianas, lo cual es sobre todo cuestión de esfuerzo y responsabilidad, se encuentra esa esperanza última de que vamos a alcanzar la plenitud y felicidad humana en esta vida, y al cabo, de ella, la vida eterna. Nuestra vida tiene un sentido y este es la unión con Dios, y, desde Él, la unión con todos los hombres. Esta fuerza y persuasión interior es lo único que puede explicar la grandeza de la santa Bakhita, en su dolorosa vida, y del psiquiatra Víktor Frankl, sobreviviente de un campo de concentración nazi. En medio del horror y de la adversidad más terrible, Frankl descubrió en carne propia que ante el sufrimiento extremo el ser humano puede desesperarse y degradarse, o puede encontrarle sentido al sufrimiento poniendo su mirada en un fin superior. Frankl sostenía que el hombre, por su espíritu, es superior a sus padecimientos y a sus adversidades, y “cuando hay un porqué vivir, se soporta cualquier cómo”6.

Tras su trágica experiencia y desde su fe en Dios, Frankl decía con pasión a sus pacientes y a sus alumnos que la entrega de uno mismo y el olvido de sí proporcionan la felicidad, mientras que mirarse a uno mismo neurotiza.

Ciertamente, la esperanza es un valor comunitario, dado que el ser humano está llamado a vivir en común. El Papa Benedicto XVI lo expresa de un modo bellísimo en su encíclica Spe Salvi: “ (…) Nuestra esperanza es siempre y esencialmente también esperanza para otros; solo así es realmente esperanza también para mí”7.

Por otro lado, la esperanza es agente transformador de la sociedad. Como dice Isabel Orellana, “el mundo está siendo amasado por personas que lo empujan a instancias de su ejemplar esperanza, en medio de incontables contrariedades”. Es verdad: pese a las muchas veces erradas políticas de los Estados y de los gobiernos de turno, la esperanza sigue moviendo el mundo a través de grandes hombres y mujeres que están entregando sus vidas por los demás y luchando por un mundo más justo.

Otro matiz muy significativo que subraya Isabel Orellana es la esperanza como atención y disponibilidad total al otro. Según el autor L. Evely, la esperanza es el esfuerzo de atender a los demás, abrirnos a lo que podrían ser, ofrecer una disponibilidad total a la otra persona. ¡Qué aplicación tan directa y didáctica tiene esto en los que se dedican a formar a otros!

6 Tomado del Psiquiatra Víktor Frankl, cresador de la logoterapia", en www.filodofia peru.files.wordpress.com/.../entrevista-a- viktorfrankl.doc,consulta: 12-6-2010

7 Benedicto XVI: cata apostólica Spe salvi, de 30 de Noviembre de 2007, www.vatican.va



PRELIMINARES

Así pues, el que vive con esperanza experimenta un fruto inmediato: no mirarse a sí mismo, no estar pendiente de sí sino del otro. Este valor nos hace “darle alas al amor y no a la queja”, dar rienda suelta a la generosidad y a la entrega, y no al egoísmo y al pesimismo.

Por último, en su poema “Generosidad”, Isabel Orellana subraya que la virtud de la esperanza está vinculada a la sencillez. Ésta implica no autoensalzarnos ni tampoco autocompadecernos. Se trata, simplemente, de vivir con agradecimiento hacia los demás y buscando hacer el bien. Así de fácil. El problema es que los seres humanos, con nuestro egoísmo que solo se mira a sí mismo, complicamos nuestra vida y la del prójimo. Por el contrario, la esperanza nos hace sencillos, descomplicados, fuertes para acometer los afanes de cada día.

CAPÍTULO 5. ALGUIEN LLAMA A TU PUERTA (CAPACIDAD SORPRESA)

Como nos podemos dar cuenta a lo largo de los distintos capítulos del libro, en el que se van desarrollando las cualidades del amor auténtico, hay un denominador común: la sensibilidad hacia el prójimo. Amar es despertar en nosotros el sentido de agradecimiento y el deseo de obsequiar al otro con un corazón acogedor y servicial.

En este capítulo se nos invita a sorprendernos con la vida de los otros y lo que están haciendo por los demás. Se nos propone pensar en todo lo que le debemos a los demás y lo mucho que les necesitamos. Esto implica no ver con rutina el hecho de que haya tantas personas que están dejando su vida por amor a los demás. Que veamos con ojos nuevos esta realidad: cuántas personas están tejiendo y construyendo, de modo anónimo, la vida de los pueblos y de los países… Y, a la vez, que contemplemos nuestra vida reconociendo la misión y el gran proyecto personal al que hemos sido llamados en nuestra propia familia, en nuestro país, en el seno de una comunidad religiosa, participando en alguna asociación u organización a favor de los demás, etc…

Dios se encuentra con nosotros a través de las distintas personas que aparecen y llaman a nuestra puerta. Y en ello hay que descubrir cómo Dios nos habla y escribe en nuestras vidas. Escribe con renglones torcidos, no del modo que nosotros esperamos, no con las “personas ideales” que desearíamos, sino por medio de seres humanos con sus virtudes pero también con sus defectos y limitaciones. Del mismo modo, Dios es tan sorprendente y creativo que nos convierte también a nosotros en “renglones torcidos” de Él para muchas personas, pues se vale, paradójicamente, de nuestras dificultades y debilidades, si es que nosotros dejamos que Él actúe en ellas. Por eso el dolor, si se vive junto al Padre, es un libro en el que muchos han encontrado a Dios. Éste es el sentido en el que debemos entender la vida de Tony Meléndez, ejemplo vivo de que el ser humano puede vencer cualquier dificultad. De igual modo, son ejemplares personas que mueren por un ideal de construir un mundo más humano, es decir, con un verdadero amor al prójimo.

Los “renglones torcidos” son también esos momentos de dolor, sobre todo aquellos provocados por nosotros mismos, cuando cometemos graves errores que nos sumergen en el egoísmo y en el orgullo. Esas situaciones son aprovechadas por Dios Padre para demostrarnos cómo es su amor. A veces nos lo dice directamente y otras muchas esa lección llega a través de la honda experiencia de ser perdonados o ayudados por alguien. De uno u otro modo, nos encontramos con un sentimiento sorprendente: sabernos salvados y perdonados por un Dios que, como verdadero Padre, sale a nuestro encuentro. La mayor experiencia, nuevamente, está en el Evangelio, en la narración de la parábola del hijo pródigo. Este es el mayor perdón que se haya podido sentir: la misericordia divina. Les invito a que escuchemos una

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PRELIMINARES

canción muy hermosa basada en dicha parábola: la canción “El milagro”, del cantautor Marcos Vidal. La pueden encontrar en la siguiente dirección:

http://www.youtube.com/watch?v=5k6yFFAUO GA&feature=related

Una experiencia extraordinaria de sentirse amado por el Padre la relata Henri J. M. Nouwen en su célebre libro El regreso del hijo pródigo8, donde describe de modo muy bello la singular manera de amar de Dios Padre, a partir de la contemplación de un cuadro de Rembrandt, del mismo nombre del libro:

“El núcleo del cuadro de Rembrandt son las manos del padre. En ellas se concentra toda la luz; a ellas se dirigen las miradas de los curiosos; en ellas la misericordia se hace carne; en ellas se unen perdón, reconciliación y cura, y a través de ellas encuentran descanso no solo el hijo cansado sino también el anciano padre. Me sentí atraído por aquellas manos desde el primer momento que vi el cartel en la puerta del despacho de Simone. No entendía bien por qué. Pero poco a poco, con los años, he llegado a conocerlas. Me han sostenido desde el momento mismo de mi concepción, me dieron la bienvenida el día en que nací, me dieron calor. Me han protegido en momentos de peligro, y me han consolado en momentos de dolor. Me han dicho adiós y me han dado la bienvenida. Estas manos son las manos de Dios. También son las manos de mis padres, profesores, amigos, curadores y todos aquellos que Dios ha puesto en mi camino para recordarme lo seguro que vivo.

Como Padre, la única autoridad que reclama para sí es la autoridad de la compasión. Esa autoridad le viene de permitir que los pecados de sus hijos penetren en su corazón. No hay lujuria, codicia, ira, resentimiento, celos o venganza en sus hijos perdidos que no le hayan causado dolor inmenso. El dolor es tan profundo porque el corazón es muy puro. Desde ese profundo lugar donde el amor abraza todo el dolor humano, el Padre llega a sus hijos. El contacto de sus manos, que irradian luz interior, sólo busca curar.

Aquí está el Dios en el que quiero creer: un Padre que, desde el comienzo de la creación, ha extendido sus brazos en una bendición llena de misericordia, sin forzar a nadie, pero siempre esperando; sin dejar que sus brazos caigan y esperando siempre que sus hijos vuelvan para poder hablarles con palabras de amor y para dejar que sus brazos cansados descansen en sus hombros. Su único deseo es bendecir.”

8 En su libro el regreso del hijo pródigo. Meditaciones ante un cuadro de Rembrandt, MADRID, PPC, 1994



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CAPÍTULO 6. MIL RAZONES PARA CONFIAR

La confianza es lo natural, la desconfianza es lo antinatural

Como nos dice Isabel Orellana, la confianza es lo natural, lo genético en la persona; lo anormal y antinatural es la desconfianza, que hace que nuestra vida sea insoportable, y que llevada hasta el extremo puede conducir, incluso, a enfermedades síquicas.

Según Fernando Rielo9, la confianza, junto con la fidelidad, tiene que ver con la creencia. La creencia es una energía o estructura transcendental de nuestro espíritu que mueve nuestra inteligencia hacia la comprensión de la verdad, la bondad y la hermosura del Sujeto Absoluto, es decir, de Dios. Un acto de creencia es un acto de confianza y fidelidad en Dios nuestro Padre y en nuestros hermanos. Esto lo corroboramos con nuestra propia experiencia, pues lo que nos es más natural es creer y confiar en un Dios Padre y en nuestros hermanos. De hecho, en el mundo son muchas más las personas creyentes que la ateas. Lo innato, por tanto, es creer y confiar en Dios; creer y confiar en los demás. Lo antinatural es la desconfianza y la increencia.

La confianza procede del amor

La confianza, aunque es una actitud previa, una determinada postura ante los demás basada en el amor, hay que construirla y mantenerla. Requiere de la transparencia, de la verdad, del diálogo, de poner gestos explícitos de confianza. Como dice Isabel Orellana en el apartado 6.1., en las relaciones interpersonales “la confianza es fuerte cuando está bien anclada y resiste a las adversidades, pero, a la vez, es frágil porque se puede romper con cualquier sospecha”.

Por otro lado, debemos tomar en cuenta que la confianza es consecuencia del amor y de la consideración en que tengamos al otro. Porque sabemos que el otro tiene una alta dignidad, pese a sus debilidades, y que es nuestro prójimo y hermano, le confiamos algo: una inquietud, una preocupación, o una misión. El máximo ejemplo vuelve a ser el Evangelio: Cristo confía en Pedro el timón de la barca de la Iglesia contra toda lógica (Pedro es un sencillo pescador, sin formación, impulsivo, imprudente); contra todo mérito (Pedro le ha traicionado, es el único que explícitamente niega a Cristo). El amor divino es así, es un amor que confía incansablemente en la capacidad de la persona. En ese sentido, el amor divino rebasa y contradice la lógica del amor humano.

La confianza es valentía

Otro matiz importante es que vivir la confianza, y los valores que lleva aparejados, como creer en los demás, hacer el bien o resistirse al mal, requiere valentía. Valentía que no surge de un voluntarismo, es decir, con tan solo proponérmelo un buen día. Por el contrario, es poner la confianza en Dios lo que nos da fuerza y valentía. El creyente sabe que Dios tiene una misión para él, sabe que Dios bendice la caridad y la generosidad. Cristo le dice a Pedro que camine sobre las aguas, que confíe en Él. Y Pedro realiza un acto valiente y experimenta que es capaz de caminar sobre las aguas, de caminar y vencer sus propias limitaciones, egoísmos, orgullos. Solo cuando dejar de mirar a Cristo, cuando afloja su confianza en Él, empieza a hundirse.

9 Fundador de las Misioneras y los Misioneros Identes y pensador que ha desarrollado el sistema filosófico de la metafisica genética. Ésta se encuentra publicada en diversas obras que se pueden consultar en www.rielo.com.

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Confianza y riesgo

Esta confianza que nos hace valientes y fuertes es el ejemplo del matrimonio malagueño que nos relata Isabel Orellana. Son un claro ejemplo de que la confianza total en Dios nos hace afrontar las dificultades de la vida y asumir los riesgos que conlleva. Pero no es un riesgo totalmente a ciegas, no es un salto en el vacío en el que no sabemos lo que nos deparará el futuro, como cuando se asume un riesgo de un negocio o una empresa. El riesgo de la confianza en Dios es relativo pues como vemos en el relato “Sencillez en la confianza”, sabemos que en todo momento nuestro Padre Celestial está siempre ahí para recogernos.

CAPÍTULO 7. CUANDO EL DOLOR INTERPELA

“El dolor no procura felicidad, pero enseña”, nos dice Orellana. La primera lección es que el dolor es inevitable, es parte de la vida, por nuestra condición de personas humanas que poseemos un cuerpo vulnerable y una sicología compleja. Las enfermedades, por tanto, no son un castigo de Dios ni una prueba, sino consecuencia de nuestra naturaleza, aunque a veces también de nuestra irresponsabilidad o de la de otras personas. En este mismo sentido, el mal del mundo no está producido por Dios, es culpa del hombre mismo que actúa egoísta y prepotentemente frente a los demás.

La segunda lección es que con Cristo el dolor tiene una utilidad, un sentido: el de asemejarnos a Él, cuyo dolor nos procuró la salvación y la redención. El dolor ofrendado por Dios produce milagros. Como se nos narra en los casos de Aldo Gialchi y Alexia González, el dolor, lejos de ser una tragedia personal o familiar, es una oportunidad para ser mensajeros de esperanza y amor a los demás.

Dolor y dignidad humana

Por otro lado, Orellana afirma rotundamente “Que nadie nos engañe. La «dignidad» humana no queda afectada por esta realidad universal del sufrimiento”. En los momentos de sufrimiento, sobre todo en la fase terminal de una enfermedad, el mundo actual con su concepción materialista y utilitarista de la persona (el enfermo y el anciano son vistos como seres inútiles y como un estorbo) está cuestionando la dignidad del enfermo, como si el sufrimiento, la enfermedad crónica o la invalidez restasen dignidad a los seres humanos. Desde luego que ésta es una postura injustificable, por interesada e inhumana, pues a una persona egoísta siempre le va a resultar mucho más cómodo justificar la eutanasia que “la laboriosa y dura” tarea de hacerse cargo de un enfermo. Aquí radica el problema: en el egoísmo humano. Cuando se ama de verdad, no se siente como un estorbo a una madre anciana, a un hijo inválido o a un esposo en fase terminal, sino que se considera un “don de Dios” poder cuidarlos y acompañarlos en esos momentos.

Es obvio que solo desde Cristo es posible ver la hondura de un ser humano, y la valía de su vida y de su dolor. Como nos dice Orellana: “Los defensores de la eutanasia olvidan que cada vida es única e irrepetible, y que cualquier vida tiene todo el valor posible”. Y por otro lado, sigue diciendo Orellana, “ampararse en la idea de que conviene aplicar la eutanasia para evitar sufrimientos insoportables (sentimiento que anida fácilmente en muchas personas, porque, como es natural, nadie quiere sufrir), descansa en el concepto de persona que se maneja. Está desprovista de su «valor»; ha sido cosificada”. Solo desde la profunda realidad de sentirse hijo de un Dios Padre, para quien nuestra vida tienen un inmenso sentido y una misión única en este mundo, es posible superar la tendencia de cosificar y menospreciar a los seres humanos más vulnerables.



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Subrayemos, por tanto, que lo que quita dignidad a la persona no es su enfermedad y su estado sino el hecho de no ser acompañada, de no estar recibiendo todo el bien que se merece. Los seres humanos tenemos que crecer en piedad y sensibilidad ante el que sufre… Y llamar a las cosas por su nombre: la eutanasia y el aborto en ningún caso son actitudes de piedad con el que sufre, sino de máxima crueldad y de comodidad personal del familiar del enfermo, que quiere evitar el trance de acompañar a esa persona en su padecimiento.

Por último, desde el punto de vista del enfermo y de una visión profunda del hombre, el dolor dignifica a la persona. Es en esos momentos de debilidad y en el modo de afrontar el dolor donde el hombre muestra su dignidad y su calidad humana.

CAPÍTULO 8. OTEANDO EL CIELO

Valor de la persona humana

La persona humana es el valor central de la ética. Del concepto que tengamos de persona dependerá la anchura o cortedad de horizontes de un determinado modelo ético. En consecuencia, si negamos el valor supremo de la persona y la raíz transcendente de su dignidad, todo será justificable y posible: la eutanasia, el aborto, la manipulación genética… Que muchos países hayan incorporado a su marco normativo leyes a favor de esas prácticas inhumanas es signo de que les falta “un referente válido y riguroso que justifique la defensa a ultranza del ser humano”, como afirma Isabel Orellana.

Precisamente para aportar un sólido fundamento antropológico y salir al paso de ese relativismo que lo permite todo, Rielo sostiene la definición de persona como ser místico, basándose en el Evangelio (“dioses sois”, Jn. 10, 34). A partir de ahí, sustituye la máxima de Hobbes: “El hombre es un lobo para el hombre”, por otra máxima que da cuenta de nuestra grandeza: “El hombre es sacralidad para el hombre”. Por esta dignidad del hombre, Rielo afirma que el trato que se merece toda persona es el del culto dúlico10, palabra que significa servidumbre, servicio. El culto dúlico, aunque en principio es el tributado a los ángeles y a los santos, Rielo lo extiende al trato servicial, de respeto y veneración que merece toda persona por el hecho de ser hijo de Dios y hermano nuestro. En este trato está la vivencia plena de todos los valores humanos: el amor, el respeto, la compasión, la solidaridad, etc…

Por tanto, una vez que conocemos la naturaleza y dignidad que poseemos como hijos de Dios, cabe preguntarse ¿de qué modo debe cambiar nuestra relación con los demás?

La vida no es un juego

“Negado su valor supremo, todo está permitido, todo es posible”, nos dice Isabel Orellana. Si negamos la dignidad deitática de la persona como hijo de Dios, somos capaces de justificar y cometer cualquier atrocidad, y la mayor de ellas es el aborto, pues se atenta contra la persona más indefensa, más silenciosa, dependiente y frágil que puede haber. Incluso desde un punto de vista científico, para muchos investigadores y profesores negar el estatus de persona al embrión es acientífico, apoyando la tesis de Juan Pablo II de que un embrión “jamás llegará a ser humano, si no lo ha sido desde entonces”11. El mismo Papa afirma que la genética moderna certifica esto cuando sostiene que desde la concepción se encuentra fijado todo el código genético de lo que seremos, pues a partir de que el óvulo

10 El Diccionario de la Real Academia Española de la Lengua recoge que culto de dulía es el que se tributa a los ángeles y a los santos; culto de Hiperdulía, el que se tributa a la Virgen

y el culto de latría el que se tributa a Dios.

11 En su enciclíca "Evangelium vitae", citada por Isabel Orellana en el texto básico.

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es fecundado por el espermatozoide ya se aprecia una persona y una vida que no es ni la de la madre ni la del padre.

Como ejemplo de los sólidos fundamentos científicos que se oponen al aborto, cabe destacar la “Declaración de Madrid” suscrita en 2009 por un millar de intelectuales, científicos, biólogos, juristas, psiquiatras, pediatras, ginecólogos, filósofos, doctores y profesores universitarios que aportan razones científicas y no ideológicas para defender el derecho a la vida desde la concepción12.

Todos los atentados contra la vida humana que se dan en la sociedad actual configuran lo que Juan Pablo II llamó “cultura de la muerte”, es decir, una sociedad que en vez de progresar en el cuidado y tutela de la vida humana, avanza tristemente en las diversas formas de atentar y eliminar al ser humano, como son, sobre todo, la eutanasia, el aborto y la experimentación con células embrionarias. Es realmente paradójico que tras más de cien años de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (10-12- 1948), en vez de haber crecido en la garantía de los mismos, varias legislaciones de distintos países estén aprobando ‘derechos inhumanos’ como son el aborto y la eutanasia. Otro hecho sintomático de esta “cultura de la muerte” es que varias de las últimas películas que han sido premiadas y ovacionadas por la industria del cine han tenido como tema la defensa de la eutanasia.

Pero en nuestra sociedad también se dan otros síntomas positivos. Es el caso del doctor Nathanson, que pasó de ser el “rey del aborto” a convertirse en uno de sus máximos detractores. El relato de su vida que nos cuenta el texto-base es realmente impactante y conmovedor. Por ello, merece la pena ver el link del documental “En el vientre materno” de National Geographic:

http://embarazo10.com/2009/06/24/etapas-del-embarazo-videos-dentro-del-vientre-materno-de- nacional-geographic/

Y les recomendamos ver también este impactante testimonio de una persona sobreviviente a un aborto:

http://www.youtube.com/watch?v=eEj g3CKfA

CAPÍTULO 9. LA FIDELIDAD

La fidelidad es un valor bastante degradado y desprestigiado actualmente, comprensible si tenemos en cuenta que vivimos en una sociedad individualista y hedonista, además de egoísta e inmadura. Una persona que no es capaz de comprometerse con nada, ni de cumplir su palabra o de verificar un sacrificio por alguien, es una persona inmadura, que no ha superado el estadio de la adolescencia, aunque haya pasado los treinta años. Por otro lado, alguien que no es capaz de ser fiel a las personas o a los proyectos que se ha propuesto, es una persona débil sicológicamente y muy manipulable: le gobiernan sus caprichos y sentimientos del momento.

En suma, la falta de fidelidad en el mundo actual, reflejado, entre otras cosas, en los numerosos divorcios y separaciones, es el síntoma de una sociedad enferma de egoísmo e individualismo. Al fin y al cabo esa es la causa de toda infidelidad: el egoísmo y la falta de amor. Como bien dice el texto de Isabel Orellana: “Cuando se ama no se tiene que realizar ningún sacrificio”, es decir, la fidelidad no se ve como algo pesado, sino como la actitud más propia y noble del hombre. Somos libres y felices cuando realizamos nuestros compromisos de cada día con esfuerzo. El infiel, por el contrario, no puede ser feliz ni libre, pues es presa de sus instintos y de sus impulsos y vive en una constante frustración porque sabe que no ha cumplido con sus compromisos.

12 Se puede consultar dicho documento en http://derechoavivir.org/declaracion-de-madrid/(consulta:25-6-2010)



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Por otro lado, la fidelidad no se puede confundir con una dependencia enfermiza por la cual me hago dependiente de alguien y no soy capaz de actuar por mí mismo ni de enfrentar las situaciones. La fidelidad tampoco es tratar a otra persona como si me perteneciese, como si fuese mi posesión. Este tipo de relación se da a veces en la familia cuando los padres se aferran a sus hijos, convirtiéndose en un obstáculo para que éstos desarrollen su propio proyecto de vida. Esto ocurre, por ejemplo, en el caso de jóvenes que se sienten llamados a la vida religiosa o sacerdotal. Cuántas veces los padres se dejan embargar por un equivocado sentimiento de que van a perder a sus hijos e intentan disuadirles por todos los medios de seguir el camino de Dios. Lo que en realidad ocurre es que el egoísmo humano confunde sus corazones, porque la vocación de un hijo conlleva un desprendimiento por parte de los padres y porque a menudo trunca expectativas de diversa índole que se habían puesto en ese hijo.

Por el contrario, el amor libera, busca la felicidad del otro y no la propia. Una gran muestra de ello es la Sagrada Familia. María y José son el vivo ejemplo de un padre y una madre que no solo no impidieron la misión que tenía su Hijo sino que ofrendaron sus vidas para colaborar en la misma, pues entendieron la grandeza de la voluntad del Padre. En ningún momento pensaron en ellos mismos, en el sacrificio que suponía acompañar a su hijo en la dolorosa misión que tenía, sino que su generosidad les hizo ofrendarse también ellos por amor.

La fidelidad, por tanto, se aprende y se cultiva en el seno de la familia. Como todos los valores, no se enseña con discursos ni con palabras, sino con los hechos concretos de cada día. El mayor testimonio de fidelidad es el de unos padres que se aman y se “sobrellevan mutuamente”, como dice San Pablo (Col 3,13). De este modo, los hijos crecen y se desarrollan alimentándose del nutriente de un amor fiel y generoso, y estarán preparados para vivir también ellos este valor en sus vidas adultas.

CAPÍTULO 10. INDIGENCIA Y SOLIDARIDAD

Isabel Orellana nos recuerda que, desgraciadamente, vivimos en un mundo donde millones de personas pasan mucha necesidad e incluso mueren trágicamente por desnutrición, violencia, enfermedad… Todos leemos con frecuencia estadísticas del número de niños que muere diariamente en África, o el porcentaje de enfermos que mueren por diversas enfermedades debido a la falta de atención médica y de recursos, como se nos muestra en el recuadro “Desigualdad norte/sur”, del texto-básico. Es importante recordar estos datos para que no nos olvidemos de cuál es el mundo que habitamos, y para que no caigamos en la tentación de encerrarnos en nuestros barrios y en nuestros sectores urbanos, ignorando la realidad que hay más allá de nuestros muros y los miles de personas que nos necesitan.

Una mujer que encarnó la solidaridad como nadie fue la Beata Teresa de Calcuta. Ante la pregunta de algún periodista sobre cómo había podido atender a tantos cientos y miles de personas necesitadas en todo el mundo, ella contestó que había sido muy sencillo, pues lo único que hizo fui ir recogiendo a sus pobres “uno a uno”, viendo al mismo Cristo en cada uno de ellos diciéndole suplicante: “tengo sed”, así como Jesús dijo desde la cruz (Jn 19, 28-30).

Aquí está la clave de la verdadera solidaridad: un inmenso amor a Jesucristo, como hermano y redentor nuestro; y un auténtico y profundo amor por nuestros hermanos, amadísimos por Cristo y reflejo doliente de Él. Se trata de vivir las palabras del evangelista San Juan: “El que dice: ‘Amo a Dios’, y no ama a su hermano, es un mentiroso. ¿Cómo puede amar a Dios, a quien no ve, el que no ama a su hermano, a quien ve?” (1Jn. 4, 20). El amor a Cristo nos vincula necesariamente a los demás, porque Cristo nos hace hermanos suyos y hermanos entre nosotros, nos muestra cuál es la verdadera buena nueva (evangelio): que somos hijos de un Padre Celeste y que el Reino de los Cielos es amarnos unos a otros como Él nos amó. No hay mayor felicidad y plenitud que esta: el ser capaz de amar a los demás, no solo a nuestra familia y amigos, como Cristo nos ha amado.

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La solidaridad, por tanto, tiene un punto de partida: ver a los demás como hermanos nuestros; y tiene un camino: hacer a los demás todo el bien posible. Este camino es justo el contrario de la indiferencia o del individualismo que tantas veces nos tienta por la falsa impresión de facilidad y comodidad.

Desde luego, vivimos la solidaridad cuando hacemos un aporte o donación con generosidad por una buena causa. Hay cada vez más personas que deciden no sumergirse en el consumismo y en la vanidad y donar periódicamente una cantidad de dinero para fundaciones u obras sociales necesitadas. Pero somos realmente solidarios cuando a ese acto generoso le acompaña el deseo de hacer el bien a cada persona que tenemos cerca. Ser solidario no es, por tanto, un acto puntual, sino una actitud vital que se expresa a través de gestos y hechos cotidianos.

La actitud auténticamente solidaria es la de la persona que cuida y tutela la felicidad de su familia; la del que cede el puesto en el bus a alguien más cansado o necesitado que uno; el que es capaz de percibir la tristeza o angustia de un compañero de trabajo; el que trata con amabilidad y respeto a una persona indigente; el que valora y considera a un ciudadano de otro país que por necesidad tiene que vivir en el nuestro, lejos de su familia y de su cultura; etc… En fin, el solidario es el que pone a la persona como lo más importante en cada momento, el que percibe que cada persona es un tesoro que hay que cuidar. Como dice Isabel Orellana: “los demás son asunto nuestro siempre”.

La solidaridad, por tanto, proviene de dentro, de un profundo sentimiento de sentirse en deuda con los demás y de una capacidad de percibir el sufrimiento y la necesidad ajena. A la vez, de un sentimiento de debilidad e indigencia propia, de saber que uno también está necesitado de los demás. La solidaridad nos conduce a donarnos al otro, no solo a dar algo de nosotros, sino a darnos nosotros mismos a la otra persona para ayudarle en su carencia. El ejemplo magnífico de ello está en el Evangelio, en el pasaje donde Cristo alaba la generosidad de una mujer viuda e indigente: “Les aseguro que esta pobre viuda ha puesto más que cualquiera de los otros, porque todos han dado de lo que les sobraba, pero ella, de su indigencia, dio todo lo que poseía, todo lo que tenía para vivir” (Mc.12, 41-44). Esta mujer no dio de lo que le sobraba sino lo que necesitaba para vivir, es decir, se donó a sí misma. La solidaridad, por tanto, no es dar algo a los demás sino darse uno mismo.

Por todos los valores que contiene esta actitud solidaria, al practicarla nos hacemos fuertes frente a las adversidades y dificultades de la vida. Al vivir siendo sensibles al sufrimiento y necesidades de los demás, debemos sacar fuerzas de donde no tenemos, ganas y paciencia de donde no hay, para amar y cuidar a esa otra persona que se nos presenta ante nuestros ojos y que nos dice sin palabras: “tengo sed”, “tengo hambre”, “necesito saberme amado”, “necesito ser perdonado”.

De ahí que el acto solidario sea siempre un acto espiritual, no solo material y humano. En el fondo, dentro de cada persona a la que atiendo, ayudo, curo o escucho, hay un ser humano que necesita ser amado y perdonado, un hijo de Dios que necesita el amor infinito y la misericordia de un Padre Celeste. Si no tenemos esta visión de la indigencia espiritual que está presente en el corazón humano, sea rico o pobre, no estaremos haciendo todo el bien a dicha persona. Podremos darle una gran ayuda material, médica, educativa… pero le estaremos privando del bien máximo: la fe y la esperanza de ser hijo de Dios y destinado a una vida y una alegría completa, como dice Cristo: “Les he dicho esto para que mi gozo sea el de ustedes, y ese gozo sea perfecto” (Jn. 15, 11).

Por todo ello, hay que reconocer la importante labor que muchas organizaciones de voluntariado están haciendo por los más desfavorecidos, especialmente movimientos de la Iglesia Católica y de otras confesiones religiosas. Si no fuera por el trabajo que estos hombres y mujeres voluntarios realizan desinteresada y generosamente, muchos niños, ancianos, enfermos, indigentes, no estarían recibiendo una importante atención y ayuda. En este sentido, hay que recordar que el objetivo del voluntariado no es resolver el problema de la pobreza y la marginación, lo cual le corresponde a los Estados y a las



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distintas instancias gubernamentales, pero es un ‘cuarto sector’, como algunos ya le están llamando, que colabora de modo esencial al desarrollo y al bienestar de miles de personas vulnerables.

Nuestra propia Universidad es un ejemplo de lo que se puede hacer cuando hay una organización que impulse y unos corazones generosos. En 2004, en la UTPL se inició la Misión Idente Ecuador como un programa continuo de la comunidad de Misioneras y Misioneros Identes para la evangelización y ayuda social a los sectores desfavorecidos de nuestro país, en coordinación con los obispos de cada diócesis. Cada año, se hace una convocatoria a jóvenes de todo Ecuador para que se inscriban en esta gran misión que suele realizarse durante diez días del mes de agosto y que atiende a numerosas comunidades de la sierra, la costa y el oriente, que padecen mucha necesidad económica y espiritual.

A través de esta iniciativa y de otras similares que realizan distintas congregaciones religiosas y parroquias católicas de Ecuador se está desarrollando una importante ayuda a personas que lo necesitan y a la vez cultivando el valor de la solidaridad y el amor fraterno en estos jóvenes y adultos voluntarios, lo cual es un verdadero fermento para una sociedad que cada vez necesita más la esperanza y el amor auténtico.

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8. Actividades para el día de la Jornada Presencial

OBJETIVO

Compartir con los compañeros de diferentes carreras universitarias las enseñanzas adquiridas sobre la lógica del amor auténtico, así como la experiencia personal del trabajo realizado, de tal manera que a través del diálogo, las exposiciones y trabajos en grupo se logre un conocimiento sobre los temas expuestos y se pueda compartir la importancia para nuestras vidas de aprender a vivir el valor más grande y universal como es el amor, bajo el modelo de Cristo.

CRONOGRAMA

08h00 - 08h30 Reunión General (en los Centros que sea posible)

08h30 - 09h00 Dinámica de presentación, integración y reflexión.

09h00 - 10h00 Enfoque del tema: La lógica del amor.

10h00 - 11h00 Trabajo grupal.

11h00 - 11h15 Receso.

11h15 - 13h00 Puesta en común de las experiencias y trabajos previos.

Plenaria coordinada por el profesor asesor.

13h00 - 13h30 Entrega-recepción de los comprobantes de asistencia a la Jornada.



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9. Documentos y materiales que debe llevar el estudiante el día de la jornada presencial

1. Cédula de identidad

2. Un pedazo de cartulina con su nombre y un imperdible.

3. Un pliego de papel periódico.

4. Marcadores, esfero, lápiz, tijeras, goma de borrar.

MLGP/yc/2014-08-30/34 pág.

departamento de ciencias de la educación sección ... -...

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