del olvido a la memoria

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    Africanos y afromestizos en la historiacolonial de Centroamrica

    Edicin: Rina Cceres GmezRevisin Filolgica: omas Seravi A.Diseo y diagramacin: Ediciones Grcas S.A.Diseo de portada: Carlos Picado Morales.Imagen de portada: Jos de Paez, hacia 1780, oleo/tela, coleccin particular, Mxico.

    Las opiniones aqu espresadas son responsabilidad de sus autores.

    Prohibida la reproduccin total o parcial. odos los derechos reservados. Hecho el depsitode ley.

    972.8O420o Del olvidoa lamemoria:aricanosyaromestizosenla

    historia colonial de Centroamrica / ed. por RinaCceresGmez.

    1 . ed., S an J os, C.R. : Ofcina Regional d e l aUNESCOparaCentromericayPanam,2008.104p.:21x27cm.il.

    ISBN978-9968-9656-9-9

    1. MERICA CENTRAL-ESCALVITUD-HISTORIA. 2. FRICA-ESCLAVITUD-ESTUDIOS.3.AFROMESTIZOS.I.Ttulo.

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    INDICE

    Prlogo ..............................................................................................................

    Agradecimientos .............................................................................................

    Los silencios en nuestra historia,Rina CceresGmez ............................

    Gnesis y evolucin de la poblacin arodescendiente en Guatemalay El Salvador 1524-1824,Paul Lokken y Christopher Lutz ......................

    La Dispora Aricana en Honduras: entre la Esclavitud Colonial y laModernidad del Protagonismo Garuna,Daro Euraque .........................

    Aricanos, negros y mulatos en Nicaragua, Germn Romero VargasEl Capitn Padilla, Sergio Ramirez Mercado .............................................

    La puebla de los pardos y las milicias en Costa Rica, Rina CceresGmez ....................................................................................................................

    Aromestizaje y movilidad social en el Panam colonial, Alredo

    Castillero Calvo ...................................................................................................

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    Prlogo

    PRESENCIA Y AUSENCIA DEL AFRODESCENDIENEEN AMRICA CENRAL

    QUINCE DUNCAN

    La memoria ofcial de nuestro pasado se ha ido alimentando desilencios, hechos dispersos y de valores racistas que se han presentadocomo verdaderos es por ello que se elabor el Proyecto Del Olvido ala Memoria, bajo la coordinacin acadmica de la Dra. Rina Cceres,historiadora de la Universidad de Costa Rica, y del suscrito miembro dela Comisin Cientfca del Proyecto La Ruta del Esclavo de la UNESCO.

    El Proyecto surge como una de las iniciativas del Taller subregionalSociedades multiculturales: ortalecimiento de una gestin culturalproactiva de los arodescendientes en Centroamrica, celebrada enSan Jos, Costa Rica, del 8 al 11 agosto del 2005, con la concurrenciade representantes de organizaciones afliadas a la Organizacin NegraCentroamericana ONECA. Como continuacin de estos esuerzos,la Ofcina Regional acogi el proyecto Del Olvido a la Memoriacontando con el aval de la Secretara del Proyecto La Ruta del Esclavo,y en ese marco, en diciembre del 2006 se organiz en San Jos un tallerde consulta, en que estuvieron presentes investigadores y expertosdel ms alto nivel acadmico, el ruto de cuyo trabajo presentamos

    en esta serie.La serie de textos y materiales Del Olvido a la Memoria, tiene comoobjetivo central contribuir a la transormacin de esa visin que loscentroamericanos en general y los arodescendientes en particulartienen de la historia de la regin, por medio de un material que potenciela posibilidad de visualizar sus orgenes, sitios de residencia, condicionesde trabajo, creacin cultural en n, su devenir histrico real, para deesa manera superar la invisibilizacin heredada.Adems, siendo el sistema educativo un espacio de socializacin deconocimiento, Del Olvido a la Memoria se propone poner en susmanos un material educativo que inorme sobre la historia de la presencia

    aricana en la regin, producto de voces autorizadas.El proyecto es congruente con la Declaracin de Santiago de Chileque inst a los Estados nacionales a acilitar la participacin de losarodescendientes en todos los aspectos de la vida poltica, econmica,social y cultural de la sociedad; en el progreso y el desarrollo econmicode sus pases; y a promover un mejor conocimiento y respeto por suherencia y cultura (Santiago, Art. 104).

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    Ese mismo espritu se palp en la Conerencia Mundial contra elRacismo, la Discriminacin Racial, la Xenoobia y las Formas Conexas deIntolerancia, celebrada en Durban, Sudrica, el cual en su DeclaracinFinal, reconoce el valor y la diversidad del patrimonio cultural de los

    aricanos y los arodescendientes (Durban, 32).En el mbito centroamericano, la jornada de reexin celebrada enLa Ceiba, Honduras, bajo los auspicios de la Organizacin NegraCentroamericana ONECA y la organizacin garuna de Honduras,ODECO en Marzo de 2002, hizo un llamado concreto a Concentrar,(y) publicar el patrimonio popular, cultural e intelectual de losArodescendientes en el Continente Americano y el Caribe y promover atravs de seminarios, encuentros, visitas, y cursos itinerantes, el intercambioentre organizaciones, instituciones y comunidades regionales con elclaro objetivo de ortalecer y proyectar el capital social y cultural de losArodescendientes tanto a nivel nacional como continental (La Ceiba,

    2). Y a la vez, La Ceiba inst a Intensicar los esuerzos del ProyectoRuta del Esclavo para que se desarrolle los conocimientos acerca de lahistoria de las comunidades Arodescendientes en el Continente.Estas inquietudes ueron reiteradas en la Ciudad de Panam en lasJornadas de sensibilizacin sobre la esclavitud y su impacto en la sociedadactual en conmemoracin del Ao Internacional de la Lucha contra laEsclavitud y de su Abolicin, evento convocado por UNESCO, UNICEF,el Instituto Nacional de Cultura y el Ministerio de Educacin de Panam,en agosto del 2004. La Declaracin nal de ese evento puntualiz lanecesidad sentida por los participantes en cuanto a Aumentar la

    visibilidad y los conocimientos de las identidades arodescendientes

    a travs de programas educativos y culturales por medio de lo quedenominaron una mayor presencia meditica y espacios propios donde

    vivir sus expresiones culturales de acuerdo con los derechos humanos(Panam, 7).Del Olvido a la Memoria, coauspiciado por la Seccin de Cultura dela UNESCO y por la Universidad de Costa Rica, se enmarca dentro delos esuerzos del Programa de la Ruta del Esclavo de la UNESCO, porrestaurar en la historia ocial, las causas y consecuencias de la migracinorzada de aricanos hacia Amrica ocurrida desde el siglo XVI alXIX y contribuir de ese modo a romper el silencio. Las institucionespatrocinadoras, responden de este modo al llamado de la sociedad civil,por medio de las organizaciones de arodescendientes aliados a laONECA, en la esperanza de que, el presente aporte, contribuya a que la

    verdad ocupe un sitio de privilegio en nuestra memoria colectiva.

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    AgrADECImIENtos

    Esta obra es el resultado del trabajo, la voluntad y colaboracin de

    mltiples personas. Su publicacin es posible gracias al apoyo del Sr.Ali Moussa y la Sra. Virginie Accatcha de la Seccin de Cultura de laUNESCO, de la Dra. Yamileth Gonzlez, Rectora de la Universidadde Costa Rica, Dr. Henning Jensen, Vicerrector de Investigacin, y delDr. Carlos Sandoval, Director del Instituto de Investigaciones Socialesde la Universidad de Costa Rica.La idea semillera puesta sobre la mesa por lderes arocentroamericanos, quienes exigieron como derecho el conocimiento dela historia, se nutri de dos vertientes: el proyecto Las Aricanas y las Identidades en Centroamrica, as como del Harriet ubmanInstitute or Research on the Global Migrations o Arican Peoples dela Universidad de York, en oronto.Esta pequea coleccin no hubiera sido posible sin el apoyo decada uno de los autores quienes destinaron sus vacaciones, nes desemana y horas nocturnas para trabajar en este esuerzo, sintetizandoy volviendo a sintetizar, decenas de pginas de su larga experienciaen investigacin. A ellos, gracias! Expresamos tambin nuestroagradecimiento al Excelentsimo Seor Embajador Alberto Da Silva,al Dr. David Eltis, la Dra. Lydia Sada de Gonzlez, Dra VerenneShepperd y Dr. Hillary Beckles, la Dra. Mara Elisa Velsquez, laMSc. Mara de los ngeles Acua y al Lic. Franklin Alvarado por

    su contribucin con imgenes, datos o mapas ya publicados, o enproceso de publicacin. As como a nuestros amigos Carlos Minot yCristina Zeledn del IIDH por ayudarnos a llegar a puerto.La calidad del trabajo debe en mucho a la buena voluntad de SilvieDurn, Mara eresa orres, Carlos Picado, Rebeca Alaro y LinaPochet. As como al apoyo de nuestros asistentes Carlos Fallas,Leidy Alpizar y Andrea lvarez. A lo largo de este proyecto ha sidoinvaluable el respaldo de la Escuela de Historia de la Universidad deCosta Rica y del personal de FUNDEVI, IIS y la ocina Regional de laUNESCO para Centroamrica.

    Rina CceresQuince Duncan

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    los sIlENCIos

    EN NUEstrA HIstorIA

    Rina Cceres Gmez

    Las costas de la Pennsula Ibrica eran, en tiempos de la conquistade Amrica, un sitio de confuencia de comerciantes, prestamistas,banqueros, navegantes, marineros, empleados y artesanos. Lisboa yCdiz eran puertos adonde llegaban genoveses, venecianos e ingleses,as como sirios, egipcios y magrebes. Este carcter internacional deAndaluca lo hered Cdiz desde tiempos antiguos, cuando ue partedel rea de infuencia de Fenicia (Lbano), Cartago (Norte de rica),Roma (Italia), de visigodos y, a partir del siglo VII, de bereberes, ra-

    bes y musulmanes del norte de rica y del llamado Medio Oriente.Ese carcter cosmopolita se haba intensicado despus de 1492 porla conquista de Amrica, pero tambin por hechos que ocurran alinterior de Espaa y que habitualmente olvidamos.El 2 de enero de 1492, y despus de once aos de luchas, los reinos deCastilla y Aragn tomaron la ciudad de Granada, dando paso a la hui-da de miles de personas del sur de Espaa hacia el norte y el interiorde rica. La reconquista espaola, que luego inspirara la conquistade Amrica, no se detuvo en la costa. La caballera castellana cruz elestrecho de Gibraltary ocup las ciudades

    de Melilla, Fez y Tre-mecn, entre otras.Con ese espritu secruz el Atlntico yse inici la conquistadel territorio ameri-cano.Tres meses despusde la toma deGranada, se decret

    en Andaluca laobligacin de los judos de escogerentre el bautismoo el exilio; por talcausa, muchos deellos huyeron haciaPortugal. Poco

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    despus, los andaluces moros musulmanes corrieron la mismasuerte. Miles de personas desbordaron las ronteras del sur de Espaay encontraron reugio en el Magreb. Otros continuaron hacia el sur yatravesaron Fez en direccin a imbouctu, en Mal.

    Por su posicin geogrca y por los mltiples intercambios a lo largode la historia con el continente aricano, no era extrao que hubieraentonces en la Pennsula Ibrica, personas de origen aricano, ascomo una gran cantidad de personas negras y mulatas invisibilizadasen la palabra moro. Esta palabra pretenda describir la poblacinde inuencia musulmana, pero la mayora de las veces describa apersonas de tez oscura.En el siglo XVI, cerca del 10% de la poblacin de Lisboa era deascendencia aricana. Un siglo despus haba coradas y hermandadesde negros en Sevilla, Jerez de la Frontera y Jan. Le seguiran, pocodespus, las de morenos de riana, Huelva y el Puerto de Santa

    Mara.Por ello, no debe extraar que, dentro del grupo de conquistadores,se encontraran aricanos y mulatos. Fue el caso de Juan Garrido,originario del Congo, quien despus de vivir muchos aos en Portugaly Sevilla, viaj a Santo Domingo, Puerto Rico, Florida y Cuba, antesde unirse al grupo de Hernn Corts en Mxico en 1519.Estos emigrantes y primeros pobladores aro-descendientesueron parte del torrente migratorio que cruz el Atlntico. enanconocimiento de dierentes lenguas, religiones, contextos polticos ydierentes bagajes culturales.

    Centroamrica no ue la excepcin. Al paso de los siglos, elnmero de negros, mulatos y pardos aument considerablemente.rabajaron como campesinos, jornaleros, en la construccin,

    en la administracin y algunosueron pequeos y medianospropietarios de tierras. Por ello,no debe extraar que el nmerode negros y mulatos creciera enorma vertiginosa en la capital deCentroamrica, Santiago de losCaballeros.

    Una situacin similar laencontramos en el extremo surdel territorio centroamericano.En Costa Rica, en los aos 1777 y1778, los espaoles representabanel 10% de la poblacin, los mestizosel 60%, los indgenas el 12% y

    Fuente: Christopher Lutz, Historiasociodemogrfca de Guatemala, 1541-1773. Guatemala: CIRMA, 1982

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    los mulatos y negros el 18% del total registrado. Sin embargo, sise descompone por regiones, las ciras varan. En el censo de 1777se indica que la ciudad del Espritu Santo de Esparza, por ejemplo,en el Pacco costarricense, estaba habitada por 474 mulatos, 49

    mestizos y 71 espaoles.Dentro de esteconglomerado depersonas y grupos,encontramos unsegmento del quepoco se habla ennuestros textos dehistoria: las personasesclavizadas. Muchasueron de origen

    aricano y otrasde origen mixto:aricano, espaole incluso indgena,nacidos en la regin.

    La prctica de laesclavizacin enCentroamricaDesde la conquista del territorio centroamericano, cientos de

    indgenas de dierentes grupos tnicos ueron movilizados a lauerza, como personal de apoyo a las uerzas invasoras. Ms de400 chichimecas mexicanos llegaron al sur centroamericano conRodrigo de Contreras y, en la primera mitad del siglo XVI, ya seencontraban barrios poblados por mixtecos y tlaxcaltecas enSantiago de Guatemala.La agricultura y el lavado de oro concentraron tambin a cientosde indgenas esclavizados originarios de Honduras y Nicaragua. EnNicaragua, el trabajo minero se desarroll en los ros que desembocanen el Caribe y en los ramales del Nueva Segovia. En Honduras, laextraccin de oro y plata se llev a cabo en Gracias a Dios, rujillo

    y San Pedro Sula, as como en Comayagua, Olancho y ro Guayape.En los yacimientos se empleaban cuadrillas de 20, 80 y hasta cienpersonas esclavizadas yla mortalidad alcanz en algunos casos hastaun 50%. Mientras que en la capital del reino, Santiago de Guatemala,indgenas esclavizados ueron empleados en la siembra de trigo, delegumbres y en la crianza de ganado, muchos otros ueron enviadosa Cuba.1

    Diibucin nica de a pbacin (-)

    lUgAr EsPAolEs mEstIZos mUlAtos-NEgros

    Cartago 9 % 65% 26%

    San Jos 11% 73% 16%

    Heredia 14 % 74 % 12%

    Esparza 11 % 7% 82%

    Ujarras 5 % 78 % 17%

    Fuente: Hctor Prez Brignoli, La poblacin de Costa Rica segn el Obispo Tiel, pg. 8.Archivo Nacional de Costa Rica, (en adelante ANCR). Serie C C, Nros. 3608, 3604,399, 3600, 3602.

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    A la conquista de Per ueron llevados cuatro mil indgenas de Nicaraguay Guatemala. Lockhart sostiene que en el periodo comprendido entre1531-1543, ms de las dos terceras partes de los indgenas extranjeroseran de origen nicaragense, guatemalteco y mexicano.2 La prctica

    de la esclavizacin de indgenas continu a lo largo del siglo XVIII,particularmente en las tierras del Caribe de Honduras, Nicaraguay Costa Rica, a pesar de que, en 1542, las Leyes Nuevas dictadas enEspaa prohibieron la esclavizacin de la poblacin local.Con la conquista de Amrica llegaron tambin los primeros aricanosa Centroamrica. Por esta razn, en un perodo tan temprano como1560 ya existan comunidades palenqueras de cimarrones, como lasde Bayano, Portobelo y Cerro de Cabra en Panam. Estaban ubicados justo en el camino entre el puerto de Portobelo en el Caribe yel puerto de Panam en el Pacco, camino por donde setransportaban los productos -en particular la plata- hacia y desde Per.

    Un siglo despus en la rontera entre El Salvador y Guatemala, en lacosta de ulate, en Sonsonate, exista una comunidad de cimarronesdedicados al comercio. Intercambiaban pescado e iguana por ropa,hachas, machetes y tabaco.En Honduras desempearon un papel central en la explotacin minera.Algunos de ellos llegaron directamente desde rica a travs de losasientos de esclavos, otros desde las islas del Caribe. En 1542 llegaronciento sesenta y cinco va Portugal y ciento cincuenta procedentesde Santo Domingo.3 Para 1590, en Olancho y Ro Guayape, las minasproducan con mano de obra aricana y en las haciendas de benecio

    en las minas de Guazucarn y las minas de egucigalpa laborabanciento ochenta y dos aricanos y ochenta indgenas. Una cuadrilla deangolas, indica Mlida Velsquez, trabajaba en las minas y comerciodel alcalde de la ciudad de San Miguel, aunque tambin indica queun buen nmero de mulatos y pardos trabajaban en egucigalpapara esas mismas echas.4 Un grupo mayor de aricanos esclavizados,caravales y mondongos ueron llevados a Honduras entre 1750-1770para la construccin del uerte militar de San Fernando de Omoa, elms importante de la regin.Honduras no habra sido la excepcin; con el colapso de la mina dela Concepcin en Panam, un importante grupo de aricanos y sus

    primeros descendientes habra migrado hacia Cartagena y otros pre-sumiblemente hacia Costa Rica. Es plausible que muchos de sus des-cendientes se encontrarn a inicios del siglo XVII poblando los vallesy montaas cercanas a Cartago, la antigua capital de la provincia deCosta Rica, y los parajes del camino hacia Nicaragua.

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    Los afrocentroamericanosPara el siglo XVIII, es evidente la existencia de un nmero importantede negros, mulatos y pardos, libres descendientes de esas primerasgeneraciones, que se encuentran asentados a lo largo del territorio,

    en sitios como Santiago de los Caballeros y Villa de la Gomera, enGuatemala; El Realejo; San Felipe de Austria, en Len; Santa Maradel Haro en Nueva Segovia; y Abierto en Granada, Nicaragua.Adems de los pueblos de San Vicente en El Salvador y La Puebla delos Pardos en Costa Rica, por citar solo algunos.Muchos de sus pobladores se haban ubicado como jornaleros, co-merciantes y milicianos, escalando en las estructuras de la nueva so-ciedad. Es el caso de Jos y Diego de Porres, los maestros mayores yprincipales arquitectos en los siglos XVII y XVIII. Muchos mulatos,zambos y negros participaron en la deensa militar de Hispanoam-rica. Desde el siglo XVII encontramos milicias de negros y mulatos

    en Mxico, Guatemala, Nicaragua, Costa Rica, Panam, Venezuela,Colombia y Per. En este ltimo lugar eran los responsables de cus-todiar la plata en su largo viaje desde las minas hasta la costa dondeera embarcada rumbo a Espaa, trabajo por el que reciban un jornal,as como la exoneracin del pago de impuestos. Este derecho ue re- vertido en varias oportunidades y constituy la principal demandapblica de nales del siglo XVIII. Peticin a la que se unieron otrospobladores, quienes llegaron a reivindicar algn antepasado mulatopara tener el derecho a la exoneracin.La diversidad de la poblacin arocentroamericana se enriqueci

    con la llegada de nuevas oleadas de migrantes que conormaronnuevos grupos.A la Mosquitia, en el Caribe nicaragense y hondureo, llegaronmigraciones de aricanos que entraron en mestizaje con los gruposindgenas locales, dando como resultado la conormacin del grupomiskito. Otros, los negros criollos, de un remoto origen aricano, seenriquecieron con las sucesivas migraciones de personas de origenarocaribeo.De Hait, por ejemplo, llegaron hacia 1794 milicianos nacidos enrica y Hait conocidos como las tropas realistas, aliados de la Co-rona Espaola en los conictivos das de la revuelta haitiana en la

    ltima dcada del siglo XVIII, y que por su idioma ueron llamadoslos negros ranceses.Por ltimo, los llamados negros Caribes, procedentes de San Vicente,que daran origen a la comunidad garuna de Honduras, Nicaragua yGuatemala, y que enriquecieron la vida cultural de esos pases.En el siglo XIX, nuevas migraciones de arodescendientes se sumaranal mosaico cultural centroamericano. En la segunda mitad del siglo

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    XIX llegaron migrantes procedentes de Jamaica, Saint Kitts, Barbadosy Cuba, entre otros, para trabajar en la construccin de errocarriles,el canal de Panam y en la produccin de banano.Pero a pesar de las mltiples evidencias sobre la presencia aricana y

    arodescendiente en Centroamrica durante el periodo colonial, exis-te un silencio absoluto en la historia ocial sobre su existencia. antoen los textos clsicos, como en las cartillas escolares de cada uno delos pases.Sin embargo, indica Lowell Gudmundson, ya en los relatos de losviajeros europeos que llegaron a estas tierras a nales del siglo XIX,se enunciaba el creciente mestizaje de las sociedades y de las litescentroamericanas por lo que ueron calicadas como retrgradas,por su mezcla con las poblaciones negras: una raza mixta, degenerada,disrazada de blanca. Por ello no es de extraar que durante el sigloXIX se inventaran varias vas para conciliar el desdn europeo y

    muchas veces norteamericano por el mestizaje racial. Una de ellasue idealizar el pasado ibrico e indgena. Otra ue dejar de hablar dela estructura tripartita (ibrica, aricana e indgena) y de sus mezclasinnitamente complejas. As, durante el siglo XIX, cayeron en desusolos trminos mulato y pardo de uso comn en las categoras scalesdel periodo colonial y ueron sistemticamente reemplazados por lostrminos mestizo y ladino, al parecer ms incluyentes y elsticos; seentr en un proceso de supresin de cualquier mencin a la herenciaaricana, haciendo de esta negacin parte de las nuevas identidadesnacionales construidas a nales del siglo XIX.5

    A nales del siglo XIX, contina, la mayor parte de las litesintelectuales involucradas con la articulacin de los nuevos Estadosescogieron recapitular aquello que crean daba undamento histricoa cada Estado. Escogieron echas, hroes y procesos que quedaran enla memoria ocial, seleccionando lo que deba ser recordado. En unmomento en que luchaban por lograr la admisin y el respeto dentrode la hermandad de naciones basadas en la supremaca blanca en elmundo atlntico de entonces, olvidaron las contribuciones de lapoblacin de ascendencia aricana en el surgimiento de los estadosnacionales en Centroamrica que ueron claramente centrales.6

    Esta poltica ue parte de un movimiento ideolgico ms amplio que

    se dio en el continente latinoamericano. Entre sus tericos podemosmencionar a Domingo Faustino Sarmiento en Argentina, inuyenteen el sistema educativo de la tercera parte del siglo XIX quien,inspirado en el evolucionismo social de la poca, urga a mejorarla raza americana, la que producto de la mezcla se haba convertidoen dbil y con poco uturo.7 Como parte de ese pensamiento, losgobiernos elaboraron polticas migratorias para omentar la llegada

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    de europeos. En ese contexto se dieron las primeras leyes migratoriasque se anaron en las primeras dcadas del siglo XX. En dichas leyes,se limit la llegada de poblacin procedente de Asia y rica y sedesarrollaron polticas de control social y limitacin de los derechos

    de los arodescendientes y migrantes chinos, entre otros.Hacia 1930 se desarroll, de nueva cuenta y en el marco de las teoraseugensicas que se esparcieron por toda Amrica Latina, un discursoabiertamente racista omentado desde el Estado. A la negacin y a lainvisibilizacin, se le uni la valoracin racista. Veamos lo que opinaba eldirector de una ocina de censos y que resume el pensamiento de la poca:

    Para los que manejan negradas en tierras extraas puede serlesindierentes la suerte que corran los pueblos (...) pero para nosotrosque habitamos permanentemente este suelo Cmo va a sernosindierente la invasin negra a otras secciones de nuestro pas?8

    Diez aos despus, en 1942, se decretaba la prohibicin de entradaal pas de las personas de raza negra, sumndose a las prohibicionesque ya tenan los chinos, rabes, turcos, sirios, gitanos y cules.No es de extraar, entonces, que la irrupcin de las ideas delnacionalsocialismo alemn haya tenido un correlato tambin en laregin centroamericana.As, la memoria ocial de nuestro pasado se ha ido alimentando deausencias de inormacin, hechos dispersos y valoraciones racistas quese han presentado como verdaderos y moralmente reerenciales. Es lo

    que explicara el prejuicio, que se alimenta y se nutre del silencio.Esta pequea coleccin de materiales pretende romper el silencio ycontribuir a llenar esos vacos de inormacin. Un primer ascculoda cuenta de la presencia de aricanos y aro-descendientes duranteel periodo colonial: origen, actividades, lugares de residencia y ascomo los mecanismos que intervinieron en la invisibilizacin desu presencia. Un segundo saca a la luz algunos movimientos deprotesta contra la esclavitud as como los aportes culturales y legadosde los aro-descendientes en la regin centroamericana durante elperiodo colonial. El tercero nos lleva a rica, con ejemplos de las

    circunstancias histricas de procedencia de muchos de los aricanosque llegaron a la regin. Y por ltimo, el cuarto ascculo, nosmuestra el amplio mundo creativo de las personas esclavizadas. Sus voces son testimonios directos de esos tiempos y un llamado a noolvidar. Ilustran el primer ascculo varios cuadros de castas pintadosdurante el siglo XVIII y que permiten imaginar la vida cotidiana demuchos de los aro descendientes en la Amrica Latina.

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    gNEsIs Y EVolUCIN DE lAPoBlACIN AFroDEsCENDIENtE EN

    gUAtEmAlA Y El sAlVADor (-)

    Paul Lokken y Christopher Lutz

    Africanos en la ciudad de Santiagode Guatemala en la poca colonialEs posible que los primeros aricanos esclavizados hayan llegado aGuatemala con el conquistador Pedro de Alvarado y su uerza inva-sora de aventureros espaoles, con sus miles de aliados guerreros in-dgenas mexicanos, cargadores y cocineros. Y si no llegaron en esteprimer momento, debieron haber llegado poco despus.

    En la vecina Honduras, uno de los primeros ue Juan Bardales, unnegro esclavizado que particip en la conquista espaola de la pro-vincia, en especial en la regin de rujillo. Poco tiempo despus dela conquista Bardales, ue premiado con su libertad. Y en 1560 pidial Cabildo de rujillo un estipendio anula una suerte de pensinpor su participacin en la conquista, la cual le ue concedida por unmonto de 50 pesos.Ya en la dcada de 1530 aparecen mencionados en las actas del Cabildode Santiago en Almolonga varios negros esclavizados. Esta primeraciudad, undada en 1527 con escasos 150 vecinos espaoles, ue

    destruida en setiembre de 1541 por un alud de agua y lodo del Volcnde Agua que enterr el sector espaol de la capital, y con l a un grannmero de sirvientes indgenas, espaoles y a un pequeo nmero dearicanos esclavizados. Sin embargo, el primer envo signicativo dearicanos de los que hay reporte data de 1543, cuando un estimado de150 piezas de indias 9 de Santo Domingo ueron llevados a la costacaribe de Guatemala.Cuntos de stos llegaron a la nueva capital de Santiago de Guate-mala, movida al valle de Panchoy? No lo sabemos.Por qu este primer envo ocurri en la dcada de 1540 y no anteso despus, durante el siglo XVI? Posiblemente porque justo antes de

    la conquista espaola, que empez en 1524, la poblacin indgena deGuatemala (como en otras partes del Nuevo Mundo) suri inmensu-rables prdidas como resultado de los nuevos patgenos y enerme-dades europeas introducidos, como la viruela, el sarampin y la pestebubnica. Las olas de epidemias redujeron severamente a la pobla-cin local en casi un tercio incluso antes de que Alvarado llegara alterritorio guatemalteco. El nmero de indgenas cay en casi un 80%

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    Africanos y afromestizos en la historiacolonial de Centroamrica

    en 1550, en relacin con el que exista en 1520. En trminos numri-cos, esto signica que de cada cinco hablantes mayas, pipiles o xincasque vivan en Guatemala en 1520, solo uno segua vivo hacia 1550.A principios del siglo XVII, la poblacin indgena sobreviviente de

    Guatemala y El Salvador constitua solo un 10% del total de la pobla-cin existente en la regin antes de la conquista europea. Una de lasepidemias ms devastadoras que golpearon a la regin ue elgucumatzo el cocoliztli, una gran enermedad que golpe a toda la AmricaCentral espaola entre 1545 y 1548. En ese ltimo ao se reorzaronlos esuerzos por protegerlos de los abusos mediante la aplicacin dela reorma legislativa de 1542 conocida como las Leyes Nuevas.Como consecuencia, los vecinos espaoles de Santiago perdieronrpidamente la propiedad de tres a cinco mil indgenas esclaviza-dos, que ueron liberados sin compensacin en 1548. Casi al mismotiempo, los vecinos espaoles de la pequea ciudad de San Salvador

    ueron obligados a emancipar casi quinientos indgenas esclavizadosdebido a la aplicacin de las Leyes Nuevas.As el impacto combinado del drstico declive de la poblacin ind-gena y la emancipacin indgena min seriamente a la economa es-paola construida sobre las espaldas del trabajo indgena. Para esaspocas, nadie entenda la gran destruccin causada por los micro-bios invisibles introducidos involuntariamente por los europeos en el

    Nuevo Mundo.

    Africanos esclavizados en la ciudad capital

    Para nales del siglo XVI la composicin de la poblacin de Santiagohaba cambiado radicalmente. En las ltimas dcadas del siglo, un grannmero de personas empezaron a ser identicadas como mulatos. Esdecir, como personas mixtas descendientes de aricanos e indgenaso de europeos e indgenas.En algunas partes de Hispanoamrica, las personas descendientes de lamezcla entre aricanos e indgenas ueron llamadas zambos para die-renciarlos de los mulatos, descendientes de aricanos y europeos. Estadistincin, sin embargo, nunca se hizo en Guatemala ni en El Salvador.Sin embargo, los cambios se haban dado un poco antes. Segn Ro-binson Herrera, de 250 aricanos comprados y vendidos en Santiago,

    cerca del 40% proceda de rica. Ochenta venan de rica Occiden-tal, en particular de la regin de Senegambia y de la regin Centro-Occidental. En el caso de otras 50 personas, el 20% ueron criollos,esto es nacidos en Espaa, Portugal o en Amrica. Y cerca de diez,el 4%, ueron mulatos. Aunque hubo relativamente pocos mulatos li-bres viviendo en la ciudad en este perodo, parece que su nmero uemayor que el de los mulatos esclavizados.

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    Escondido en estos datos est el revolucionario cambio demogrcoque empez, especialmente en Santiago, en las casas principales delos espaoles y ms lentamente en los barrios indgenas que rodeabanel centro urbano espaol y su traza. Una tpica casa espaola del siglo

    XVII poda estar dirigida por un poderoso encomendero, y/o dueode una o varias propiedades rurales (azcar, ganado, trigo); o por unrico comerciante; o por un alto uncionario espaol; o en muchoscasos por la viuda de uno de los anteriores. Dicha casa comprendauna amilia nuclear espaola, amiliares espaoles, hombres omujeres, paniaguados, sirvientes indgenas (la mayora mujeres),negros esclavizados (otra vez, la mayora mujeres), y con el paso deltiempo, nios y sirvientes de ascendencia mixta (mestizo, mulato) ymulatos esclavizados.Debido a la relativa escasez de mujeres espaolas, se dio una uertetendencia entre los hombres espaoles de las casas; (indgenas;

    criados; negros esclavizados y, con el tiempo, criados de ascendenciamixta) a tener relaciones ntimas con las mujeres

    no-espaolas que, invariablemente, estaban,en trminos de status, en una situacin desubordinacin. Y as se dio un nmero cada vezmayor de nios de sangre mezclada, libres yesclavizados.Estas casas espaolas, en especial las grandes,ueron motores del mestizaje. Los nios nacidosde mujeres esclavizadas de ascendencia aricana

    cuyos padres eran espaoles ueron a menudomanumitidos por el padre o liberados de laauto-compra. Pronto estos nios y muchosotros de ascendencia mezclada se movieronhacia los barrios indgenas circundantes, dondecompraban solares para hacer sus propias vidas,mientras otros emigraron uera de la ciudad paraencontrar otra orma de vida.

    Este proceso de mezcla ue el leitmotivde la vida en las casas de losespaoles de la ciudad, en los barrios indgenas periricos y en loscrecientes barrios populares (p. ej., de San Sebastin, El ortuguero y

    otros), donde las personas de ascendencia mezclada estaban inclusoms concentradas. Y continu desde mediados del siglo XVII, hasta ladestruccin de Santiago por los severos terremotos de 1773 y hasta la

    jurisdiccin de la nueva capital, a mediados de la dcada de 1770, quetodava hoy llamamos Ciudad de Guatemala.

    Jos de Pez, hacia 1780, leo/tela.Coleccin particular. Mxico.

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    El comercio de africanos esclavizadosy su impacto en la poblacin urbana de Santiago.Puesto que Santiago ue el centro poltico y econmico de Guatemala(y de toda la Centroamrica espaola por casi tres siglos), con la mayor

    concentracin de espaoles ricos del istmo, muchas de las personasesclavizadas tradas a la regin pasaron por ella, ueron vendidos ycomprados all, y ueron bautizados en sus iglesias y parroquias y,probablemente, tambin en sus monasterios. Un cierto nmero,sobre todo de mujeres adolescentes y adultas, se quedaron en laciudad viviendo en las casas espaolas, mientras que la mayora delos hombres ueron empleados por sus amos en las ncas rurales y, amenudo, como en el caso de Honduras, en las minas. Con el aumentodel mestizaje, el nmero de los mulatos esclavizados se incrementagudamente y, con el tiempo, llegaron a ser ms numerosos en laciudad de Santiago que los negros esclavizados.

    Entre 1595 y 1640 observamos un incremento en las llegadas de losaricanos esclavizados, seguidas por una uerte declinacin. Si bienlos expedientes de bautismo de los no-espaoles del perodo anteriora 1640 estn perdidos, la dcada de 1640 muestra el mayor nmerode adultos esclavizados bautizados (casi todos nacidos en rica)(84) hasta casi un siglo ms adelante, cuando 104 ueron bautizadosen la dcada de 1730. Este incremento en los bautismos parececorresponder a un resurgimiento en las importaciones de personasesclavizadas en este perodo.Un censo o padrn de la lite de la Parroquia del Sagrario de 1679,

    conrma nuestra interpretacin de que en Santiago, a nales delsiglo XVI, el nmero de mujeres esclavizadas (de 16 aos y ms)excedi al nmero de hombres esclavizados por un cociente detres a uno. Esto sugiere que los hombres esclavizados ueron msmviles, ya uera que se movieran entre la ciudad y el campo, o quepermanecieran y vivieran la mayor parte del tiempo en el sectorrural, en las plantaciones de azcar, las haciendas, las estancias o losobrajes de ail. Sin embargo, no podemos decir con certeza que lasmujeres esclavizadas en Santiago siempre excedieron en nmero a loshombres esclavizados en la proporcin de tres a uno.Ciertamente, en trminos de llegadas, los hombres jvenes y adultos

    casi siempre excedieron a las mujeres jvenes y adultas en un cocienteaproximado de dos a uno. El descenso en la migracin orzada desderica despus de 1630, combinado con los patrones de matrimonios delos esclavizados y la escogencia de compaeros uera del matrimonio,caus una declinacin aguda en el tamao de la poblacin de negrosesclavizados y, simultneamente, el crecimiento de la poblacin mulataesclavizada. Por qu ocurri eso? La respuesta ms simple es que se

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    debi al mestizaje y a la uerte disminucin del ingreso de aricanosesclavizados por un determinado perodo (entre setenta y cien aos).No sabemos a qu porcentaje de esclavos guatemaltecos les uepermitido estar casado o casarse. En otras regiones, en Per por

    ejemplo, sabemos que casi un 10% de todas las personas vendidasentre 1560 y 1650 lo estaban.En Santiago, en el siglo XVI y en las primeras dcadas del siglo XVII,los negros esclavizados, muchos de ellos nacidos en rica, ueronms numerosos que los mulatos esclavizados, quienes gradualmentellegaron a su vez, a ser ms numerosos, hasta llegar a constituir lamayora en las reas urbanas en el siglo XVIII.Mucha gente asume, por lo general, que en las Amricas los dueosde las personas esclavizadas no queran ni permitan que sus mujeresesclavizadas se casaran y tuvieran nios con quien quisieran, sobretodo no con personas libres de ascendencia aricana u otras personas

    libres. Ms an, dicen las historias que debido a la ley de vientre, ellosqueran que las personas esclavizadas se casaran entre ellos de modoque cualquier descendiente uera automticamente esclavizado. Sinembargo, y por lo menos en Santiago, ste no parece haber sido el caso.No tenemos datos sobre cuntos hombres o mujeres se casaroncon personas de status libre o con otras personas esclavizadas deascendencia aricana. S sabemos que aun entre negros esclavizadosuna pequea mayora, el 56 % se cas con personas de status libre y el 44 % se cas con otros aricanos esclavizados, con negros ocon mulatos. Como uno podra esperar por el elevado status de los

    mulatos esclavizados de las reas urbanas, el 80% se cas con personasde status libre, mientras que slo el 20% se cas con otras personasesclavizadas de ascendencia aricana.Es muy dicil determinar qu porcentaje de poblacin de negros y mu-latos esclavizados de Santiago eran casados. Sin embargo, si hiciramosuna estimacin pendiente usando el porcentaje peruano de aproxima-damente 10%, podramos decir, basado solamente en los registros ma-trimoniales de la parroquia de Santiago, que entre nales del siglo XVI(1593) y 1770, unos ocho mil aricanos esclavizados pudieron habervivido y trabajado en Santiago y su comarca. Asimismo, que podramosestimar que algunos de los 3 500 mulatos esclavizados debieron de ha-

    ber vivido y trabajado en Santiago entre 1590 y 1770.Si se tuviera una otograa que mostrara a las personas esclavizadasen las casas de espaoles de la Parroquia del Sagrario en 1679, seencontrara que haba alrededor de 225 esclavos en total. Este ltimonmero no inclua a aquellos nios que no tenan edad de conesin.Es interesante notar que en el padrn haba 30 jvenes esclavizados(exactamente 15 de cada sexo) menores de 15 aos.

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    Por qu en esta categora haba un balance del gnero, mientras queen la de 16 aos y ms haba 2.8 mujeres adultas esclavizadas porcada adulto esclavizado? Una posible razn es que los hombres jve-nes esclavizados ueran vendidos con ms recuencia por sus dueos,

    mientras que las mujeres ueran conservadas para trabajar en las ca-sas de los espaoles de los centros urbanos.

    Declinacin numricade la poblacin esclavizada de SantiagoSin duda, las altas tasas de exogamia (casarse uera de su gruposociorracial) entre los dos grupos de personas esclavizadas y,especialmente, entre los mulatos, ayudan a explicar la disminucingradual de la poblacin esclavizada de Santiago en el siglo XVIII.La endogamia (casarse adentro de su grupo sociorracial) ue alinicio mucho ms alta entre los negros esclavizados que entre los

    mulatos esclavizados. Esto quizs se debi a un cierto grado depresin por parte de los amos para que hubiera matrimonios queprocrearan un mayor nmero de personas esclavizadas.Mientras que los negros esclavizados de la ciudad declinaban en elcurso del siglo XVII, debido a una disminucin en las llegadas de ari-canos y al nmero cada vez mayor de matrimonios, uniones y rela-ciones inormales con otros grupos sociorraciales, la poblacin de losmulatos esclavizados aument.Pero hacia 1720 la poblacin en general tambin declin en la capi-tal. Con esta declinacin muchos lugares previamente ocupados por

    negros y mulatos esclavizados vinieron gradualmente a ser ocupadospor negros libres, pero especialmente por mulatos libres, mestizos ymigrantes indgenas.

    Evolucin de la poblacinlibre afromestiza de SantiagoLa poblacin libre aromestiza de la ciudad estaba compuesta por dosgrupos: los negros y los mulatos libres.Los negros libres empezaron a aparecer en Santiago en la segundamitad del siglo XVI y alcanzaron su mayor nmero en la dcada de1670. Y su nmero empez a disminuir paralelamente al declive de

    los negros esclavizados. El declive del nmero de negros libres se de-bi al mestizaje, ya que su pequeo nmero implic que tuvieran queacercarse a otros grupos sociorraciales para poder casarse o estable-cer uniones inormales. Como uno podra esperar, los negros libresestaban concentrados en la zona de la lite espaola (principalmenteen la Parroquia del Sagrario) donde vivieron y sirvieron como em-pleados de servicio en las casas espaolas. Algunos ganaron la liber-

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    tad a travs de la manumisin, aunque en un nmero menor que losmulatos libres, mientras otros tuvieron la ortuna de haber nacidolibres pero posiblemente con un padre negro esclavizado.El grupo ms importante de aromestizos ueron los mulatos libres

    de Santiago. Segn los expedientes de bautizos, tenemos una aproxi-macin del porcentaje de mulatos libres y de otras castas que elegacasarse en la iglesia catlica en relacin con aquellos que escoganuniones inormales.Para mediados del siglo XVII, los mulatos libres llegaron a ser elgrupo socio racial ms grande de Santiago de Guatemala, poruna serie de razones que se entrecruzaban. Cuando las personasaricanas o de ascendencia aricana podan identifcarse a s mismasrente a un sacerdote o a un notario y declarar, por ejemplo, soyun mulato libre, sospechamos que eligieron a ese grupo sobre elde negro libre debido a las asociaciones prejuiciadas entre negro,

    esclavo y esclavitud en general.Mientras que los mestizos, generalmente hijo de un espaol y unaindgena, en ciertas ocasiones podan pasar o ser absorbidos por elgrupo sociorracial del padre (lo que al parecer pas a menudo conmestizas en las primeras generaciones del dominio espaol) o el dela madre (especialmente si el nio no era reconocido por el padre),parece haber sido mucho ms dicil para las personas de ascenden-cia aricana parcial ser aceptados en el grupo espaol dominante o elgrupo indgena subordinado.Este prejuicio social es una de las razones por la que las personas li-

    bres aromestizas guran como el grupo sociorracial ms grande dela poblacin de Santiago antes del mediados del siglo XVIII. Cmosucedi esto?El clmax numrico de la poblacin mulata esclavizada en Santiagodespus de 1650 y antes de 1730, puede explicarse por dos actores.Por la compra o la manumisin del padre, o porque nacieron de unio-nes entre mujeres empleadas en el servicio, indgena o de castas li-bres, y padres negros esclavizados o libres.Debemos recordar que no hubo una ciencia sosticada detrs deletiquetado socio-racial. A pesar de que el proceso del mestizaje es-tuviera en curso, no era del todo cil o posible pasar de la categora

    de mulato libre a otra. Mientras que ser identicado como negro li-bre tena grandes desventajas socioeconmicas, ser etiquetado comomulato libre tambin tena un estigma social asociado con l. Sin em-bargo, con el paso del tiempo, y comenzando en las ltimas dcadasdel siglo XVII, las reerencias a los ladinos, como personas libres deascendencia mezclada y, en un caso, como negros libres tambin, co-menzaron a aparecer.

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    El mestizaje y la apariencia del ladinoLa palabra ladino tiene una larga y cambiante historia en el mundode habla hispana. En Guatemala ue utilizada en el siglo XVI paradescribir a los indgenas aculturados que hablaban espaol (p.ej.,

    indio ladino en castellano) o, en algunos casos, nahutl o mexicano(ladino en mejicana). Estaba ya tambin en uso al inicio de laera colonial para describir a los aricanos esclavizados que habanaprendido espaol y se haban adaptado a la cultura espaola.El cronista Francisco Antonio de Fuentes y Guzmn, en su manuscri-to de la dcada del 1690, se reri a los mestizos, mulatos y negrosque residan en el barrio de la Candelaria como gente ladina.El cronista no lo menciona, pero en los registros de matrimonio deSantiago se pone en evidencia una uerte tendencia entre los mesti-zos y los mulatos libres, en el siglo XVI, al matrimonio interracial.Adems de estos matrimonios ormales, hubo tambin una numero-

    sa cantidad, di cil de contar, de uniones inormales que reorzaron lausin o amalgamacin de estos dos grupos en un nuevo grupo, quevino a ser llamado ladino.Este lento proceso de amalgamacin ocurri ms a ondo en la ca-pital donde, como hemos visto, el nmero de los negros esclaviza-dos en particular y los negros libres en general ue disminuyendo amediados del siglo XVIII. En el campo, en contraste con Santiago oen la Nueva Guatemala de la Asuncin, despus de 1773, las opor-tunidades para el mestizaje y la amalgamacin disminuyeron pordiversas circunstancias: concentraciones de personas esclavizadas y

    de personas aromestizas libres; posible carencia de compaeros deascendencia no-aricana; aislamiento de los centros de poblacin;cercana de comunidades indgenas ms cerradas, quizs ms des-confadas, y menos visitadas por orneos. Por el contrario, en unagran ciudad, la poblacin es heterognea y, en consecuencia, msabierta a personas ajenas.

    Enlaces entre las poblacionesafromestizas urbana y ruralEn este estudio observamos los sectores urbanos y rurales de Guate-mala por separado. Esta es una divisin articial que podra conducir

    al lector a creer que haba relativamente poco contacto entre los es-clavizados y los negros y mulatos libres que vivan en dierentes luga-res. Por el contrario, haba ms lazos entre la ciudad y las poblacionesrurales de ascendencia aricana que entre otros grupos sociorraciales,porque eran del exterior y casi sin excepcin ellos o sus antepasadosueron llevados a Guatemala contra su voluntad. Las conexiones ari-canas, los idiomas aricanos comunes, los enlaces del amor, la ami-

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    lia y el parentesco; dueos, patrones y/o empleadores comunes, y lasmismas ocupaciones, crearon enlaces entre las poblaciones urbanasy rurales de ascendencia aricana.Estos lazos indudablemente ayudaban en momentos de necesidad, en las

    tentativas de huida de un amo o de una amante y posibilitaban encontrarun lugar del reugio o, en trminos de empleo, encontrar un lugar don-de vivir o hacer negocios con alguien en quien podras conar porquel o ella miraba y pensaba como t. Si la poblacin de Guatemala deascendencia aricana hubiera organizado una rebelin contra sus amoscriollos y patrones, estos enlaces rural-urbanos habran podido ser inva-luables. Sin embargo, tal sublevacin a gran escala nunca ocurri.

    La participacin de los negros y mulatos esclavizados y la poblacin afro-mestiza libre en la economaurbana

    Como ya hemos anotado, entre 1520 y 1550, es decir en aproximada-mente una generacin, casi el 80% de la poblacin indgena de Gua-temala haba muerto debido a una serie de grandes enermedades yepidemias. Debido a la conquista espaola, miles de indgenas ueronreducidos a la esclavitud o ueron exportados en orma orzada. Au-nado a esto, otros miles murieron en las sangrientas campaas y bata-llas militares. Y otros terminaron huyendo o emigraron de sus tierras,en un esuerzo por sobrevivir.En parte, debido a estas prdidas enormes de poblacin, los vecinosespaoles de Santiago lograron ganar control de grandes extensiones

    de tierras semi-abandonadas por los indgenas, tanto en el altiplanocomo en las tierras ms bajas del interior oriental y en la bocacosta ycosta del Pacco. Sin mano de obra indgena suciente, esta riquezaprometida habra perdido su valor potencial. Sin embargo, negrosesclavizados ayudaron a llenar ciertos nichos laborales en el sectorrural en Santiago.Comerciantes y artesanos; as como zapateros, cerrajeros, panaderos,etc., a menudo compraron jvenes y los entrenaron como aprendicesy ociales en sus comercios. Otros ueron entrenados por sus dueos,artesanos espaoles, como herreros, curtidores, peluquero-cirujanos,albailes y herreros. De esta manera, haba un benecio a corto plazo.

    Eventualmente, el dueo podra incluso venderlo como un trabajadorcalicado y obtener un benecio mayor. A su vez, las mujeres daban aluz nios que despus iban a ser educados y empleados como criados,beneciando a sus dueos espaoles. Y el dueo poda, cuandoquisiera, vender a estos jvenes. Un investigador ha encontrado que amediados del siglo XVI las ventas de los hombres jvenes superabanen nmero de tres a uno al de las jvenes. De un grupo de 21 nios

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    vendidos, la mayora (15) ueron criollos (nacidos en Amrica) yen este perodo solamente tres del total (14 %) ueron mulatos. Laseparacin orzada de madres esclavizadas y sus hijos ue, tristemente,un acontecimiento comn bajo la esclavitud en todas partes en las

    Amricas.Mientras tanto, la madre esclavizada de esos nios nacidos en las ca-sas de la lite de Santiago podra ser empleada en la casa del dueocomo cocinera, nodriza o una multitud de otros trabajos. Con el pasodel tiempo, debido al mestizaje y a un proceso de la seleccin de losmulatos esclavizados para trabajar y vivir en las casas urbanas (espe-cialmente las mujeres), hubo un porcentaje cada vez ms reducido denegros esclavizados en Santiago.Hubo, adems, una suerte de revolucin econmica de las castasde la ciudad, que tuvo sus orgenes en la segunda mitad del siglo XVIcuando la poblacin indgena estaba todava en declive, los indge-

    nas esclavizados haban sido emancipados hacia mediados del siglo(1548), la poblacin urbana de negros esclavizados estaba en plenocrecimiento y el mestizaje sobre todo (en las casas de la lite espao-la) haba comenzado a acelerarse.Con la prdida de muchos sirvientes y artesanos indgenas (debidoa las epidemias), ueron comprados negros esclavizados por quienespodan hacerlo y luego adiestrados para llenar estos nichos/empleosabiertos en la estructura social urbana. En relativamente poco tiempo,comenz a crecer la poblacin de mulatos esclavizados criollos quehablaban espaol y se adaptaban ms cilmente a la cultura espaola

    colonial. Al mismo tiempo se inici, durante un perodo de larga du-racin, un mestizaje creciente debido a las relaciones sexuales entrenegros esclavizados y diversas mujeres libres, y creci la poblacin demulatos libres, otras castas libres y algunos negros libres.Recientemente, hemos encontrado un invaluable aunque incompletoPadrn de los mulatos y mulatas y negros y negras libres vecinos deesta ciudad y su jurisdiccin () de 1588, que enlista a 150 adultos deestos cuatro grupos. El 66% eran mulatos libres, la mitad de los cualesestaban casados; otro 20% eran solteros; hay solamente un viudo yel estado marital del resto (seis) es conuso. Reeja curiosamente ungran desequilibrio de gnero, pues hay solamente 40 mulatas libres

    enlistadas, la mitad eran solteras, y diez viudas.Solamente dos de las 40 mujeres estn identicadas como casadas y el resto (seis) no se identican en cuanto a su estado civil. Si estepadrn es exacto, est claro que los hombres mulatos libres estaban yaa nales del siglo XVI encontrando mujeres para casarse uera de sugrupo sociorracial. La pequea poblacin de negros libres en el censo,un total de 10 para ambos gneros, tiene menos que un puado de

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    hombres y mujeres casados. Si bien el padrn aparece ser incompleto, essignicativo que en esta echa tan temprana los mulatos libres, hombresy mujeres, exceden en nmero a los negros libres de ambos gneros por14 a 1. Es tambin signicativo que el nico mulato libre enumerado

    con una proesin es un carnicero, pues a menudo ellos estuvieroninvolucrados en la matanza ilegal de ganado con el conocimiento yla ayuda de sus patrones criollos espaoles y, ocasionalmente, por supropia cuenta. Como en el sector rural, los mulatos y negros libres amenudo tuvieron que encontrar ormas innovadoras de subsistencia.Mientras que con el mestizaje y creciente aprendizaje de las normas y dela lengua espaolas, las personas de ascendencia aricana tuvieron cada vez ms oportunidades de encontrar empleo, o incluso de llegar a serindependientes, esta poblacin creci tanto que tuvo una gran ingeniosidadpara darle vuelta a las regulaciones, rasguando la vida, y sobrevivir.En el caso del abasto de la carne, muchos mulatos libres trabajaron

    en el bien controlado sistema espaol de proveer carne a la ciudad.Paralelo al sistema legal, exista un sistema clandestino de provisinde carne de vaca operado principalmente por mulatos libres, entreellos ladrones de ganados, vaqueros, arrieros y carreteros as comocarniceros ociales empleados en la ciudad y vendedoras quedescaradamente vendan carne cruda y carne adobada en las calles deSantiago. odos les compraban, a pesar del monopolio ocial sobreel sistema de abasto, porque, si bien era ms costosa, las mulatasvendedoras tenan a menudo una mejor carne, y se podan comprarporciones ms pequeas, lo que era adems ms conveniente.

    Aparte de sus roles en las redes legales e ilegales de provisin de carnede vaca, los mulatos libres tambin estuvieron implicados en abaste-cer casi cualquier comestible desde la manteca de cerdo, cerdo, maz,trigo, pan y alcohol. A menudo eran regateadores que orzaban a losindgenas rurales o urbanos que volvan a la ciudad con cargas de gra-no, cerdos, huevos, pollos, o cualquier cosa de cierto valor de venta, adarles el excedente de las mercancas a un precio reducido o del todosin remuneracin; se concretaba, ciertamente, una clase de hurto.Otros valiosos productos que eran trados al mercado o vendidos endierentes partes de la ciudad ueron el hilo de algodn, colorantes ypaos tejidos. Y a pesar de las mltiples regulaciones dirigidas para

    controlar la produccin y venta de alcohol, se hacan bebidas alcoh-licas clandestinas para vender secretamente. Las mulatas, as comotambin mujeres de otras castas libres, participaron en este negocioclandestino y, junto con la carne de vaca, vendieron muchos produc-tos y vveres en la plaza y puerta por puerta.Aparte de estos negocios, a menudo ilegales, muchos ambiciososmulatos libres encontraron en la artesana y el comercio, en el

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    siglo XVII, cada vez ms oportunidades. En los siglos XVII y XVIIIlograron posiciones sociales ms altas como maestros constructores,ontaneros mayores y astilleros, a cargo de grandes proyectos deconstruccin que incluan la construccin y el mantenimiento de los

    acueductos de la ciudad. A nales del siglo XVI, la unin de mulatoslibres y de mestizos y la creacin del ladino cre, desde entonces,ms oportunidades, para quienes tenan la piel ms clara, deencontrar mejores ingresos y una posicin ms prestigiosa. Aunqueciertos caminos ueron generalmente bloqueados a las personas deascendencia aricana, especialmente en la universidad y la iglesia.

    Personas de ascendencia africana en La NuevaGuatemala de la Asuncin/ Ciudad de GuatemalaEn 1773 Santiago ue golpeada por varios terremotos que destruyerony daaron muchas iglesias, edicios pblicos y casas. Poco despus,

    los uncionarios reales decidieron mover la capital del Reino deGuatemala al Valle de la Ermita, donde la Ciudad de Guatemala seencuentra hoy en da.Antes de 1773, la poblacin de Santiago, estimada en ms de 30 000personas, tena cerca de un 36% de mulatos libres. Cuando se cont lapoblacin de la Nueva Guatemala en 1782, los mulatos constituan un32% de sus casi 13 000 habitantes. Gradualmente, a medida que msgente se movi desde Antigua Guatemala a La Nueva Guatemala, loshabitantes indgenas y mulatos pobres aumentaron en nmero. Sinembargo, como el proceso de la amalgamacin de las castas continu,

    los mulatos libres y mestizos declinaron y sus descendientes de piel claraueron identicados y se autoidenticaron como ladinos. Podemosdecir algunos ejemplos interesantes, que no son necesariamentecomparables, pero son los mejores datos disponibles. En 1796, en elbarrio de La Habana, los mestizos y los mulatos constituan casi el60% de la poblacin, mientras que los negros, probablemente libres,alcanzaban menos del 2%. Antes de 1815, un padrn eclesisticode la extensa y multitnica parroquia de la Candelaria ue descritacomo teniendo 1.4 % de negros y 53.5 % de ladinos, sin una mencina mulatos o a mestizos. Esto no signica que estos ltimos gruposhubieran desaparecido, sino que ellos haban sido englobados en

    conjunto, un poco negligentemente, e identicados incluso por losuncionarios de la Iglesia como ladinos.

    Vaqueros y otros trabajadores en el campoPoco se sabe sobre los aricanos y sus descendientes en las reasrurales de la provincia de Guatemala en las primeras dcadas delperiodo colonial. Sin embargo, est claro que para la dcada de 1560

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    algunos ueron empleados en las labores del trigo o como vaquerosen las estancias de ganado mayor en el este del territorio y el sur dela capital. Varias uentes del ultimo tercio del siglo XVI identican acomunidades en los actuales departamentos guatemaltecos de Jalapa,

    El Progreso, Santa Rosa y Jutiapa, as como en el rea que rodea laciudad de Sonsonate, en el actual El Salvador, como lugares en dondegente de ascendencia aricana trabaj en el sector agrcola. Haydocumentos que establecen que muchas de las personas esclavizadasque residan en las ncas rurales nacieron en rica, a menudo en laregin de Senegambia. Sin embargo, tambin haba criollos. Es decir,descendientes de aricanos esclavizados que nacieron en Amrica.La costa pacca ue tambin el hogar de muchos negros y mulatoslibres que sobresalan por sus grandes habilidades como vaqueros, alpunto que las leyes del siglo XVI que les prohiban montar a caballoo usar armas ueron casi siempre ignoradas porque sus habilidades

    eran tan necesarias como temidas. Ms adelante, como veremos, esashabilidades los hicieron valiosos reclutas para las milicias coloniales yles dio oportunidades para lograr una movilidad social ascendente.Otra actividad econmica importante, que empleaba tanto a genteesclavizada como libre de ascendencia aricana a lo largo de la costapacca, ue la produccin del ail. Entre 1580 y 1620, docenas deobrajes de ail ueron establecidos cerca de la costa, en especial en elterritorio del actual El Salvador, eventual sede de ms de doscientos.La gente de ascendencia aricana, libre o esclavizada, tendi a trabajaren los obrajes, generalmente realizando el trabajo calicado o de

    supervisin durante la cosecha del xiquilite. Esta estacin durabasolamente uno o dos meses por ao, lo cual haca poco rentable paralos dueos mantener una uerza laboral permanente de trabajadoresesclavizados solo con el n de producir ail. En su lugar, los dueosorzaron a los indgenas de las aldeas circundantes a trabajar en lostiempos de cosecha, lo cual era ilegal.Sin embargo algunos dueos de obrajes mantuvieron ms traba-jadores esclavizados de los necesarios para la produccin del ail,pues los emplearon en otras actividades como la ganadera. Un ve-cino de la ciudad de San Salvador, el Alrez Mayor Juan Ibnez deAlrez, era el dueo, en 1622, de un obraje de ail, de 20 caballeras

    de tierra, 700 cabezas de ganado y de 23 trabajadores esclavizadosde ascendencia aricana. Mientras que ste pudo haber sido un n-mero inusualmente alto para una persona en esta rea, por lo menosotros tres espaoles que vivan en las ciudades de San Salvador yde San Miguel eran propietarios de diez a doce personas junto conestancias y obrajes de ail. Otros documentos revelan que muchagente libre de ascendencia aricana tambin trabaj en estas ope-

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    raciones junto a los mestizos y los espaoles pobres; se empleabana menudo con los terratenientes para tiempos de cosecha o por unperodo ms largo, de uno a dos aos.A inicios del siglo XVII, la economa rural de los valles y las tierras

    bajas del este y del sur de Guatemala, mucho de lo que hoy es El Sal-vador, dependa en orma signicativa del trabajo de los aricanos ysus descendientes. Aunque muchos de estos individuos ueron escla- vizados, un nmero cada vez mayor ue libre. La demanda por sutrabajo se debi en buena medida al drstico declive de la poblacinindgena, del cual hablamos anteriormente. Este declive ue particu-larmente agudo en las tierras bajas y reas costeras dominadas por lagente no-maya como lospipiles,xincas ylencas. Esto se dio en par-te porque esas reas eran particularmente atractivas a los orneos,debido a su potencial agrcola y pastoral. Sin embargo, la actividadagrcola ms importante que emple trabajo aricano esclavizado ue

    la produccin de azcar. Esta actividad prosper al interior, cerca delcentro de la vida espaola, en los valles ms bajos de la montaa si-tuados en las altitudes entre los 600 y 1 200 metros, donde se ubica-ban los indgenas de lengua Maya.

    Gente de Angola y haciendas azucarerasEntre 1595 y1640 se dio un repunte en la migracin aricana a la Amricaespaola cuando la Corona Espaola rm una serie de contratos conlos comerciantes portugueses dirigidos a aumentar dramticamente

    el nmero de trabajadores esclavizados en sus territorios coloniales.Esto coincidi con el desarrollo de grandes plantaciones de azcar enGuatemala. Los dueos de la plantacin, restringidos por la ley enteora, aunque no siempre en la prctica para el empleo de indgenasen el trabajo del azcar, rpidamente recurrieron a la alternativadisponible: los migrantes aricanos esclavizados que no gozaban deninguna proteccin legal. Como en muchas otras partes de Amrica, laproduccin de azcar pronto ue estrechamente asociada en Guatemalacon el trabajo del aricano ms que cualquier otra empresa agrcola.Una gran proporcin de migrantes esclavizados ueron llevados aGuatemala desde el suelo aricano de Luanda, el puerto angoleo es-

    tablecido por los portugueses en 1575. En los inicios del siglo XVII,una serie de guerras civiles en Angola, que ueron dirigidas o explota-das por los portugueses, garantizaron un ujo constante de cautivosque se movan desde rica centro-occidental hacia el oeste, a travsdel Atlntico.Hay documentos que indican la presencia de aricanos esclavizadosen distintas partes de la Provincia de Guatemala. Estuvieron ubicados

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    en lugares como San Miguel, en la parte este de El Salvador, en SanAntonio Suchitepquez e incluso en tierras altas como Quetzaltenan-go en el oeste de Guatemala. Sin embargo, ueron ms numerosos enlas plantaciones de azcar situadas no muy lejos de Santiago.

    El rea alrededor del lago Amatitln, justo al sur de la ciudad de Gua-temala, era la regin productora de azcar ms importante de Gua-temala en el siglo XVII. El Ingenio de Ans ue el ms grande de va-rios ingenios y trapiches en esa regin durante las primeras dcadasde aquel siglo. Fue undado en la dcada de 1590 por Juan GonzlezDonis (de Ons). Casi 200 individuos esclavizados de ascendenciaaricana vivieron y trabajaron en el ingenio antes de 1630. Aproxi-madamente una cuarta parte de ellos, menores de 18 aos, eran crio-llos que haban nacido ah. Por otro lado, alrededor de 90 adultosnacieron en rica, la mayora en el rea centro-occidental. Casi 50de estos migrantes dijeron ser de tierra Angola, de nacin Ango-

    la, o, simplemente, Angola. Ms de 30 se identicaron con otras 30designaciones tnicas asociadas con el rica centro-occidental, delas que sobresalen congo, anchico ymongiolo. Hubo tambin, por lomenos, una docena de aricanos procedentes del occidente bran,baon, o biaara residentes en el Ingenio.Las circunstancias parecen haber sido similares en el nico otro inge-nio que pudo haberse parecido en tamao y capacidad productiva alIngenio de Ans de las primeras dcadas del siglo XVI: el Ingenio SanGernimo, localizado al norte de Santiago, en la Verapaz, cerca de laaldea de Salam, para 1633 ue el hogar de ms de cientos de personas

    esclavizadas de dierentes naciones. Era operado por los dominicos,que haban adquirido la propiedad a nales del siglo XVI y lleg a serel ingenio ms grande de toda la Amrica Central. Haca 1821 ahhaban ms de 500 personas esclavizadas.Sin embargo, durante el siglo XVII ue el rea de Amatitln la queexperiment la mayor produccin de azcar, as como la mayor con-centracin de mano de obra de origen aricano. Hacia 1680 existannueve ingenios y trapiches en el rea, cinco de ellos propiedad dedistintas rdenes religiosas. Los dominicos ueron dueos de dos deellos, incluyendo el ingenio de Ans, mientras que los jesuitas, losmercedarios, y los agustinos lo ueron de uno cada uno, con cerca de

    450 personas esclavizadas de origen aricano.El nico gran ingenio que no ue propiedad de una orden religiosa ueel de Nuestra Seora de Guadalupe (1680) que estaba situado cercade San Miguel Petapa y que perteneca a la amilia de Arrivillaga. Fueel ingenio ms grande de la regin de Amatitln, con ms de 120 per-sonas esclavizadas. El resto de las propiedades de la regin ueron pe-queos trapiches propiedad de individuos como el cronista Francisco

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    Antonio de Fuentes y Guzmn, que empleaban a un pequeo numerode personas esclavizadas. Sin embargo, ms de 100 trabajadores es-clavizados trabajaban en casi una docena de trapiches localizados endierentes partes, la mayora de ellos en Escuintepeque y en los alre-

    dedores de Santiago.Es signicativo que entre los residentes esclavizados de estaspropiedades pocos ueron los que nacieron en rica, como habasido el caso medio siglo antes. Una uerte declinacin en el arribode aricanos orzados despus de la dcada de 1630 por razoneseconmicas y geopolticas explica que la mayora de los residentes delas plantaciones ueran ahora criollos, es decir, nacidos en la regin.

    Las relaciones entre africanose indgenas en el campoLas relaciones entre los aricanos recin llegados y los indgenas

    en el campo ueron a menudo poco ciles. En parte porque losaricanos y sus descendientes tendieron a trabajar para los espao-les. Muchas veces esto implic que llevaran a cabo actividades queinringan la autonoma de comunidades indgenas. Al inicio delperodo colonial, los indgenas residentes en lugares como Caluco,cerca de la ciudad de Sonsonate, identicaron a menudo a los oras-teros que se introdujeron en sus tierras como empleados o criadosnegros de los espaoles.Sin embargo, al mismo tiempo se desarrollaron con recuenciaestrechas relaciones que incluyeron en muchos casos el matrimonio.

    En las primeras dcadas del siglo XVI, en plantaciones de azcar comoel Ingenio de Ans hubo un desequilibrio de gnero: el nmero dehombres duplicaba el nmero de mujeres. Esta ue una de las razonespor las que se dieron muchas de estas relaciones, pues hombres deorigen aricano buscaron compaeras en las comunidades indgenas.Por ejemplo, cuatro de los 25 hombres esclavizados empleados en1612 en el rapiche Santa Cruz, cerca de Escuintla, dijeron teneresposas indgenas. Dado que solamente tres mujeres esclavizadas deorigen aricano estaban en la propiedad, es probable que muchos delos restantes hombres esclavizados buscaran relaciones con mujeresindgenas o mujeres libres de otras castas que vivan en los alrededores.

    Slo uno aparece casado con una mujer identicada como negra libre,un caso poco comn en las reas rurales. Es por ello que en el campocomo en la capital vemos la aparicin de una poblacin libre deascendencia mezclada cuyos miembros, como ya se observ, uerondescritos en Guatemala y El Salvador como mulatos libres.Eran libres como sus madres indgenas, porque la ley espaola sobrela esclavitud haba decretado que los nios deban seguir la condicin

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    maternal. Es decir hijo de madre esclavizada era esclavizado. Hijo demadre libre, era libre. Al mismo tiempo, a menudo lograron escaparde las pesadas obligaciones de tributo y de trabajo impuestos a suscomunidades a las que la mayora de indgenas estaban obligados.

    A lo largo de la costa pacca, la gente libre de ascendencia aricana eindgena reemplaz lentamente a lospipiles y a otros pueblos indge-nas que antes haban sido los dominantes. Desde antes de nales desiglo XVI y hasta 1740, su lengua materna haba sido el mexicano, elnhuatl de los indgenas mexicanos que acompaaron a las uerzas dePedro de Alvarado (o tal vez est relacionado con el nhuatl habladopor esas mujerespipilque tuvieron relaciones con los hombres ari-canos). Estos mulatos libres trabajaron al lado y pronto los exce-dieron en nmero de gente esclavizada de ascendencia aricana enlas ncas de la costa. Su misma existencia pudo haber servido comoejemplo a los hombres esclavizados de que las relaciones con mujeres

    libres causara que sus hijos nacieran libres.En Santiago y otros centros urbanos, la manumisin, que uealcanzada ms a menudo por las mujeres esclavizadas, ue tambinuna importante va para la libertad de la gente de ascendencia aricana.Aunque el xito en la consecucin de la libertad que ganaba para so para su descendientedependa del sistema legislativo espaol y dela buena voluntad de los uncionarios espaoles para hacer cumplirlas resoluciones. Algunos aricanos esclavizados eligieron perseguirsu libertad de orma ms directa a travs del escape o de la rebelin.Estas estrategias, ms espectaculares que las otras, ueron menos

    exitosas en el largo plazo.Un pueblo de negros y mulatoslibres con su propio cabildo, alcaldes y regidoresEn las primeras dcadas del siglo XVII, alguna gente libre deascendencia aricana que viva en el rea de Chipilapa estaba en elproceso de undar una nueva comunidad. Esta comunidad, la nicaocialmente reconocida en Guatemala para la gente de ascendenciaaricana, vino a ser conocida como la Villa de San Diego de la Gomera.Fue llamada as despus de que el Conde de la Gomera, presidente dela Audiencia de Guatemala de 1611 a 1626, orden su establecimiento

    poco despus de la conquista de los cimarrones de ulate comoorma de arreglar los problemas presentados por la gente libre deascendencia aricana que viva ilegal en las comunidades indgenas.Es posible que los cimarrones hubieran estado implicados en suundacin, puesto que los habitantes del nuevo establecimiento tenanla responsabilidad de capturar personas esclavizadas que habanescapado y devolverlos a sus dueos, una obligacin asumida a la

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    uerza por los cimarrones en dierentes partes de Amrica a cambiode paz y reconocimiento jurdico. Pero la derrota del asentamientode ulate y la ejecucin de su lder Juan Gmez hizo poco probableque quedara cualquier otro cimarrn en esta regin con la energa y

    poder para hacerlo de nuevo.De hecho, los undadores de la comunidad incluyeron probablementea miembros de las uerzas de la milicia que haban derrotado a loscimarrones de ulate. Varios mulatos libres pelearon contra loscimarrones y pudieron haber ganado el derecho de establecer unacomunidad independiente como recompensa (uno de ellos, MateoHernndez Cerrato, aparece en un documento de 1642 como vecinoviejo del pueblo).Quienesquiera hubieran sido los undadores, a ellos se les concediel control de las salinas a lo largo de la costa pacca en las barrasde Coyolate y Sipacate, que produjo el rdito necesario para pagar

    el tributo de laboro que esa gente libre de ascendencia aricanadeba a la Corona. Los residentes se apoyaron en su propio trabajoen esas salinas y en varias haciendas ubicadas cerca de la costa. Y,como se indica en el sub ttulo de esta seccin, en la descripcin dela comunidad escrita hacia 1620 por Antonio Vsquez de Espinosa:Un pueblo de negros y mulatos libres con su propio cabildo, alcaldesy regidores. Ellos mismos dirigieron el pueblo.Eventualmente, hacia 1690, su independencia le trajo conictos conun terrateniente espaol que quiso tomar el control de las salinas. Lamayora de los espaoles haban permanecido lejos de la regin, por

    aversin al clima caliente y hmedo, que el cronista Fuentes y Guz-mn describi como muy desacomodado, y solo apropsito para losmulatos pescadores, naturales del propio pas. Incluso los unciona-rios espaoles que estaban obligados a realizar visitas, como el obis-po de Guatemala, lo evitaron cuando era posible. Como resultado, lagente del pueblo estuvo acostumbrada a no hacer caso a las autorida-des exteriores. Un sacerdote se quej hacia 1670 de que rechazaranpagarle o asistir a la misa. As, cuando su control sobre las salinas ueamenazado, hicieron todo lo que estuvo a su alcance para deenderlo,incluso tomaron las armas en 1700 contra las uerzas de la Audiencia.Irnicamente, la gente del pueblo ue capaz de mostrar su experiencia

    militar porque la misma Audiencia contra la que ahora luchaban loshaba empleado antes (as como a otras personas libres de la ascen-dencia aricana) durante dcadas como milicianos.

    Las milicias y el tributo de laboroEn 1611, cuando los mulatos libres ayudaron a derrotar a los cimarronesde ulate, no se permita a la gente de ascendencia aricana participar

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    ocialmente en las compaas de la milicia, aunque los aricanos ysus descendientes, incluso los esclavizados, haban luchado con lasuerzas espaolas de vez en cuando desde la conquista. Sin embargotres dcadas ms tarde, una oleada de ataques contra Centroamrica

    por parte de corsarios holandeses, ranceses e ingleses (as comoel temido Dieguillo el Mulato, antes esclavizado en La Habana)persuadi a la Audiencia para enlistar a gente libre de ascendenciaaricana en compaas regulares de milicia, aunque segregadas. Hacia1673 haba seis compaas de inantera de gente parda en Guatemala,y dos ms en El Salvador. Pronto hubo tambin unidades de caballerade gente parda en lugares como Sonsonate y Chiquimula. Este ue unnotable cambio, dado el miedo espaol de algunas dcadas atrs a losvaqueros mulatos que incluso les llev a dictar leyes para prohibirlesmontar a caballo.Cada nuevo ataque de los extranjeros trajo ms energa a estos mi-

    licianos pardos. Ellos pronto solicitaron la exoneracin del tributode laboro, amenazando sutil (y a veces no tan sutilmente) con noprestar el servicio si no se les otorgaba esa exoneracin. Como conse-cuencia, varias compaas de milicias obtuvieron exenciones tempo-rales del impuesto de laboro durante la dcada de 1690, incluyendoel de San Diego de la Gomera. Los milicianos se armaron con estexito, e inmediatamente solicitaron ms exenciones tan pronto comoexpiraron las iniciales.Pronto el resto de la poblacin libre de ascendencia aricana esperabaser relevada tambin del tributo de laboro, y se prepararon para en-

    rentar a las autoridades sobre el tema. El ejemplo ms espectacularocurri en 1720 en la ciudad de San Salvador, donde haba ocurridouna rebelin de personas esclavizadas menos de un siglo antes. Cuan-do el rumor que de los uncionarios preparaban un nuevo padrnpara la coleccin del tributo de laboro se esparci por las vecindadesde los mulatos, por lo menos 200 personas tomaron las calles, amena-zando con quemar la residencia del Alcalde Mayor. Los descontentosueron persuadidos de ir a casa solo despus de que se les ensela lista, que contena apenas 40 nombres. Los uncionarios espao-les, que no se atrevieron a continuar con la cuenta, estimaban que elnmero real de los residentes de la ciudad que eran elegibles para la

    inclusin en el padrn eran alrededor de 1 000.

    El final del periodo colonialA nales del siglo XVII, los mulatos libres de quienes hemos estadohablando, ormaban parte de una extensa poblacin de ascendenciaaricana parcial, dispersa a travs del actual El Salvador y al este y surde la actual Guatemala.

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    El impacto de la migracin aricana al inicio del periodo colonial uems proundo en las regiones productoras de azcar de Amatitln yacerca de la costa de Escuintepeque, sitio de San Diego de la Gomera.La lista de las comunidades que ueron el hogar de las personas escla-

    vizadas es larga: hay casi dos docenas distribuidas entre los territoriosde lo que hoy son Guatemala y El Salvador.La esclavitud estaba claramente en declive en muchos de estos luga-res, no slo por la lenta recuperacin demogrca de la poblacinindgena, sino tambin por la expansin del nmero de los trabaja-dores libres, no-indgenas, muchos de ellos hijos de relaciones entrelos hombres esclavizados y las mujeres libres. Como en la capital,stos llegaron a ser cada vez ms etiquetados como ladinos en elsiglo XVIII.La documentacin de los ltimos aos del periodo colonial conrmaque muchos de estos ladinos ueron mulatos libres, sobre todo en las

    reas del este y de la costa del Pacco. Ann Jeferson ha demostradoque en el siglo XVIII muchos terratenientes en el Oriente de Guate-mala, algunos de ellos muy prominentes, eran mulatos, lo que tienesentido a la luz de las primeras actividades desarrolladas por amiliascomo la del mulato Godoys de Jutiapa. Al mismo tiempo, como lorevela Jos Antonio Fernndez, los campesinos mulatos que cultiva-ron ail en las pequeas parcelas en El Salvador (incluyendo, quizs,a los descendientes de Jacinto de la ubilla) ueron en buena medidaresponsables del segundo auge en la produccin y la exportacin deesa cosecha a nales del siglo XVIII.

    Por otra parte, ms del 50% de todos los milicianos parecen habersido mulatos al nal del periodo colonial. Persistieron en sus luchaspor mejorar su posicin y resistieron con uerza el esquema borb-nico que pretenda de nuevo hacerlos pagar tributos. Mientras tanto,el declive en curso de la esclavitud en las actividades rurales conti-nuaba, con excepcin de la produccin de azcar, como lo sugiereBeatriz Palomo de Lewin luego de haber analizado 1 750 ventas depersonas tramitadas en Santiago entre 1723 y 1773. El estudio sugiereque, durante el ltimo siglo del periodo colonial, la mayora de losesclavizados ueron empleados en plantaciones del azcar o en lascasas de vecinos ricos en las ciudades. Ella revela, por ejemplo, que

    las mujeres esclavizadas, en particular, obtenan su libertad en nme-ros signicativos por auto-compra o la ayuda nanciera de parientes.Este proceso tambin ha sido examinado ampliamente por Cathy Ko-misaruk a travs de casos individuales. Naturalmente, este enmenocontribuy al aumento de la poblacin libre de ascendencia aricana.Al mismo tiempo, las plantaciones del azcar de Amatitln entraronen un largo perodo de declinacin. En 1769, por ejemplo, 70 personas

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    fueron vendidas fuera de la hacienda de La Vega, un ingenio prsperopara los mercedarios en el siglo anterior. Y los descendientes libres deafricanos esclavizados expandieron sus actividades econmicas en laregin, donde desempearan eventualmente un papel dominante en

    la produccin de cochinilla. La excepcin notable a estas muestrasde declinacin de la institucin fue el crecimiento del Ingenio SanJernimo, en Verapaz, el que continu amplindose a lo largo delsiglo XVIII hasta convertirse en buena medida en el ingenio msimportante de toda la Amrica Central.

    Francisco Prez de Antn, Los hijos del incienso y de la plvora, Alfaguara, 2005.

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    lA DIsPorA AFrICANA EN HoNDUrAs:ENtrE lA EsClAVItUD ColoNIAl

    Y lA moDErNIDAD DEl

    ProtAgoNIsmo gArFUNADaro Euraque

    IntroduccinA comienzos del siglo XX en egucigalpa, capital de Honduras, un ne-gro hondureo suri una terrible persecucin racial que revela muchosobre la historia de la dispora aricana en este pas. El texto que regis-tra el relato, titulado El Negro Basilio, ue publicado en una revista deegucigalpa en 1965. Don Basilio, sin duda, conserv la memoria desu desdicha, y merece recuperarse. Es espeluznante. Sus puntos msreveladores para nuestros propsitos rezan as:

    Cuando Basilio Urrutia se despidi de su esposa Dominga Arriola; de suscompaeros de pesca y de su compadre Amado en una aldea de la Costa

    Norte de Honduras, contaba con el dinero preciso para venir a la capital enprocura de una vida mejor. Adems de esto, contaba Basilio Urrutia conuna disposicin aable y placentera, con dos metros de altura, msculosendurecidos por el uso del canalete y una voluntad frme y decidida. Perocon lo que no contaba nuestro protagonista era que la gente de egucigalpanunca haba visto a un negro. Al da siguiente de su llegada, y a medida

    que avanzaba por las calles empedradas, centenares de ojos avispados se-guan el acompasado andar de Basilio Urrutia. ramos, al principio nios,desaparrados del Barrio Abajo, sorprendidos y un poco atemorizados, pues

    Basilio Urrutia nos recordaba, por su color, a ese personaje temerario, ya e que es el diablo. A esa pandilla se iban agregando personas mayores,quienes por curiosidad seguan tambin al extrao visitante de color deazabache y pelo ensortijado.

    Basilio Urrutia, un poco intranquilo, sin comprender claramente el motivode la persecucin de que era objeto, pero presintiendo un peligro, camina-ba al principio con fngida indierencia. Pero cuando se dio cuenta que lamultitud aumentaba y se le aproximaba, aliger el paso y despus empeza correr. Dos policas de turno, al darse cuenta que un hombre corra perse-

    guido por una ruidosa muchedumbre, pretendieron detenerlo, pero Basilio

    Urrutia, usando sus poderosos puos, en un instante los dej tendidos en elsuelo y sigui corriendo Cuando se les preguntaba a los policas cmo eraposible que siendo ellos tantos se hubieran dejado imponer por un negro,respondan ingenuamente: Es que estbamos solos. La prensa desaectaal Gobierno aprovech el incidente para hacer a su costa jocosos epigramas

    y paralelismos irritantes. La desagradable experiencia de Basilio Urrutia debe haberse diundidoentre toda la negreria de la Costa Norte de Honduras, porque pasaron

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    muchos, pero muchos aos, sin que volviera asomar la cara un negro en

    egucigalpa.11

    Este terrible relato registra numerosos temas que una verdadera

    historiograa de la presencia aricana en Honduras hubiese publica-do hace aos. El propsito undamental de este ensayo es presentar lacomplicada trayectoria de la memoria colectiva de los tegucigalpensesen torno a la negritud hondurea, su particularidad y, a la vez, su co-mn denominador con otras regiones del pas.Es importante rescatar este pasado por varias razones. Primero,resulta irnico percatarse de la persecucin de Don Basilio en el BarrioAbajo de egucigalpa, puesto que los orgenes de ese barrio durante lapoca colonial goz de una uerte presencia de gentes de ascendenciaaricana. All ue donde huy Don Basilio y se convirti en lugar dereugio de pardos, cruce racial entre negros e indgenas, a tal grado que

    la Iglesia de la Virgen de los Dolores que adorna ese mismo barrio, uenanciada por sus vecinos de ascendencia aricana. De hecho, si DonBasilio Urrutia hubiese podido, en su agona, ver el rontal de la Iglesiahubiese podido leer en el arco de la puerta de los Dolores el siguientedato histrico: Finalizada por los Vecinos Pardos.12 Ello sugiere queel odio racial contra la negritud con recuencia es ms proundo entreaqullos y aqullas cuyo origen racial esconde una herencia aricananeutralizada en el olvido y/o en la ignorancia. El hecho es que, yapara mediados del siglo XX, los pobladores del Barrio Abajo cultivabanmemorias de su barrio sin pardos y mulatos, por lo menos como susundadores.13

    El compromiso con el rescate de la persecucin de Don BasilioUrrutia se debe a nuestro argumento principal de que el mestizajeen Honduras no ue ni tan proundo ni tan armnico como se hacredo por la mayora de hondureos, incluso entre sus estudiososms destacados. Como bien se sabe, y como Juliet Hooker14y otros loabordan para otras regiones de las Amricas, sabemos que el discursode un cierto mestizaje y sus variantes sigue vigente en la regin y, dehecho, quizs con ms vigencia en el caso de Honduras.

    Cuntos africanos llegaron a Honduras?

    Cundo? Cmo? Qu importa?El terrible relato de Basilio Urrutia, debe ubicarse dentro de la largahistoria y legados de la dispora aricana en Honduras. Esa historia, comomuchas veces se ha sealado, se remonta al siglo XVI. No obstante, lahistoriograa general de Honduras sobre la poca colonial orece slodatos aislados sobre el tema. Es ms, hasta comienzos de la dcada de 1980la situacin sola ser igual para el resto de Centroamrica.15 De hecho, el

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    tema ue abordado por primera vez en Honduras de una manera globalen 1982, en un trabajo pionero de Raael Leiva Vivas, cuyos trabajossobre los negros, incluso sobre los negros Garunas, se convirtieronpara esa poca en lecturas undamentales.16 Las contribuciones de

    Leiva Vivas no ueron superadas hasta muy recientemente, primero entrabajos ms globales sobre regiones de Honduras y por intelectualesGarunas, y luego en el trabajo especco sobre los negros en los siglosXVII y XVIII, de Mlida Velsquez.17

    Los primeros datos sobre la dispora aricana durante la colonia,indican que a mediados del siglo XVI hubo de 1 000 a 1 500negros esclavizados trabajando en los lavados de oro en Olancho,posiblemente aricanos, y para nales del siglo XVIIII los registroshablan de importantes porcentajes de negros y mulatos que vivanen la Alcalda de egucigalpa, aquella negritud que precedi a DonBasilio Urrutia a la llegada a egucigalpa18 pues, segn indica Mlida

    Velsquez para el caso de egucigalpa, el comercio de personasesclavizadas tuvo vigencia durante toda la colonia. Dicho comercioue alimentado con personas procreadas por las mujeres esclavizadasque trabajaban en los servicios domsticos. Estos nios y nias ueronseparados de sus madres y vendidos, aunque ueron aqullos entre losquince y los treinta aos de edad, quienes alcanzaron los precios mselevados.Con el paso de los aos, las personas esclavizadas ueron principalmentemulatas, es decir que la presencia aricana, a dierencia del caribeGaruna, registr una cierta hegemona numrica de mulatos y pardos

    para nes de la colonia. Ello, porque segn Velsquez, el movimiento decompra y venta de personas esclavizadas que se produjo en la AlcaldaMayor de egucigalpa durante los siglos XVII y XVIII, ue alimentado,como hemos dichos antes, con hijos del personal de ser