arquitectura 212 - 1944

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Editorial / Crónicas / Homenaje al Prof. Mr. Carré / El día del Arquitecto / Orientación estilística de la arquitectura en el Uruguay / La Marsellesa / El arquitecto en la post guerra / Caen / Les Bouquinistes / Croquis de arquitectura / Concurso de anteproyecto para sanatorio "Casa de Galicia" / Casa de renta / Casa habitación en Carrasco / Nuestra ley de construcciones de 1885 / Facultad de Arquitectura / Muestra pictórica del Arqto. A. Halty

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Page 1: Arquitectura 212 - 1944

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El PENSADOR • A RODIN (DETALLE)

ORGANO ¡FJCJAl DE lA

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SO'CIEOAO DE ARQUITECTOS DEL URUGUAY e •

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Page 2: Arquitectura 212 - 1944

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Page 3: Arquitectura 212 - 1944

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Page 4: Arquitectura 212 - 1944

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Page 5: Arquitectura 212 - 1944

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Page 6: Arquitectura 212 - 1944

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l ) Los pisos construídos de planchas de parquet mo rca ECO, cont rariamente a~ lo que sucede a los pisos o rdina rios, no se a rquean ni ceden.

2 ) Estos nuevos pisos son mucho más firmes que los de mode ro maciza de igual espesor.

3 ) No puede haber expansiones ni contracciones de las piezas que componen el pa rquet, con­t ra riamente a lo que ocurre a los piezas sueltas del piso normal de parquet.

4) El nuevo piso brindo la mejor oislación contra e l sonido, así como contra ca lor y frío, pue~~ e ntre las p lanchas de pa rquet y la plancha de ho rm igón existe un espacio vacío .

5 l Ya que el nuevo piso se compone de grandes planchas terminadas, la colocación puede efectuarse en forma m ucho más rápida~ y sim­ple que la de las p iezas ordinarios de parquet, siendo tombien mucho más fácil su nivelación.

6 1 El nuevo parquet tiene una larga duración, pues está construí do cu idadosamente de ma ­deras resistentes.

7) El nuevo piso de parquet otorga a las habita ­ciones un ambiente de bel leza e intimidad, en virtud de la hermosura de los diseños y de las maderas preciosas que se emplean.

M ás de una docena de muestras de dist intos tipos del nuevo piso de pa rquet están a disposición de los

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Page 8: Arquitectura 212 - 1944

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Page 10: Arquitectura 212 - 1944

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Page 12: Arquitectura 212 - 1944

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Page 14: Arquitectura 212 - 1944

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Page 15: Arquitectura 212 - 1944

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Page 16: Arquitectura 212 - 1944

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ORGANO OFICIAl DE l A SOCIEDAD DE ARQUITeCTOS DEL URUGUAY

SOCIEDAD DE

ARQUITECTOS DEL

URUGUAY FUND AD A ft 22 Df ~1 • V O DE 1914

AGRACIADA 1464- PIS) 13 o

T E L E F 0 N ü 8 02 59

e o E J E

M e u

1 T E T 1 V O

Presidente Arq. Horacio Terra Arocena

Vice Presidente 1 . '' Arq. Javie r Alvare:z: Mouliá

Vice Presidente 2." Arq. Enrique Durán Guan i

Sec retorio Genero 1 Arq. Osear Brugnini

Tesorero Arq. Ricardo Carre re

Secretario de Actos Arq. Raúl Cahe

Secretor io Administrativo Arq. Gyptis Maisonnave

CONSEJO DELIBERATIVO

Arq . 11

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Alberto Aguerre Arturo Bergamino Giuria

Ovid'io Dupetit S. Girons Rogelio Fusca Villa Jaime L. Marques Mario Muccinell i

Luis O. Nunes Alberto Olaso Marín Miguel N. Revello Ramón Ricón Eduardo Risso Villegas Enrique Stewart Vargas Luis A. Teperino Raúl Valeta

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11ide1nh1·e 19-t..t

ARQUI TE CTURA

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EDITORIAL

CRONICAS

M A R 1

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HOMENAJE AL PROF. Mr. CARRÉ ......... . .

EL DIA DEL ARQUITECTO ........... ..... .

e ORIENTACION ESTILIST ICA DE LA ARQUITEC­TURA EN EL URUGUAY, por e l Arqto. F. Capurro

e LA MARSELLESA. Homenaje a Francia .. ... .

e EL ARQUITECTO EN LA POST GUERRA, por el Arqto. C. Herrera Mac Lean ..... .. ........ .

e CAEN, por el Arqto . . Giuria . ....... ....... .

e LES BOUQU 1 N ISTES, foto del Arqto. C. A. Surraco .

e CROQU 1 S DE ARQU 1 TECTURA. Exposición d'el Arqto. H. Paysée Reyes . . . . . . . . . . . . . . . . . . . .

e CONCU RSO DE ANTEPROYECTO PARA SANA-TORIO 11CASA DE GALICIA/1 ....... .... ... .

e CASA DE RENTA Arqtos. Gori Salvo y Muracciole

e CASA DE RENTA. Arqto. R. Tiscornia ...... .

e CASA HABITACION EN CARRASCO, por el Arqto. W . Pintos Risso .. ... . . ............. .

e NUESTRA LEY DE CONSTRUCCIONES DE 1885

e FACULTAD DE ARQUITECTURA ....... . ... .

e MUESTRA PICTORICA DEL ARQTO. A . HA LTY/ por el Arqto. F. Parpag·noli ... . ........ .. .. .

•• A R Q U 1 T E C T U R A'' Di r.ectores

ARQUITECTOS :

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SUSCRIPC ION POR 6 NUMEROS, en todo la República ...... . . , , 11 ,, u , l E t . e x enor ..... .. . .... .

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Page 20: Arquitectura 212 - 1944

No (!S 1wce:sario encarecer la- imvortmwia. del ' 'Proyecto de Reglamentación dt· las profesio-nes libe1·ales del· 1lbniste·1·io d.e ln~tnwció-n PlÍblica".

Por primera t:ez nos e-numt?·amos ¡al fin! lvs profe:;ionales del Uruguay a?&tc per:specliva:s :serias de r(solver un problema capital: el. de hacer ef('cti·va~ las garantías técnicas y la responsabilidad cu el eje1·cic.io- de las profe.o,: i011c.-., en am1Ja;ro de todos, profesiouale:s y clie·ntes.

Se lu~t presentado sin em.ba.,·yo lt1Ub di,fic1útad dt~ cie.·rla importmwia en el asunto, dific1tltad que sólo se1·á. sttbsa.nable, si tod'Os los 01·gan-ismos 111'ofesio·mt­les e.t:istentes 1Jone·n sn me.im· ''olunta(.l ]}(ltl'a sa.1 vcu·la, en colaboracióu cou los poderes p1íblicos.

Se trata. de la creación ptoyectada de venltHhros "coleyios" profe..-;ionale.~t oficiales, que agruparía11 a la. totalickul de los ti.tuladvs; de. cada. 1Hofesió·n 11 que no sólo realiza.rían sus asambleas (irdüwrias y e.J~traord.inarius, siuo que ~·e­qtterit··ían la contr-ibució1.,. pecuniaria imporlmde d(' todos~ lm; uwtriculadms .• para co'nstitui1·se y a.ctua1' co·mo verdaderas agntpacioue.-. yremiales.

Esta concepción de los "colegios" oficiaJe~ ofrece diver~os reparo . .,: En p·rime11lugar ella, impone una afilia<'iÓJI· obligatm·ia a. la asociación ofi­

cial única. lo que paí'ec« contmriar el derecho a la agrnpación libre propilt de nna ·nación democní.tica.

8e dirú que la exi-stencia l.le f~te Coleyio oficial no impide la con.-.titución de agr·upac·io11es profesionales libres con fines científicos, cult urale.~ !J sociale.~t; y aún con f'ines de defe'nsa !J p1'estigio de la. 1)1'ofesión 7Jo1· med.ios 110 oficiales. Pero no hay d·uda de que dada lu i:mpot'ta-ncia de esto:; colegios y la . ., cara-de-1'isticos con <JUe ello~:' se proyectan, t'endt·án a .~ ubstituit· 1JI'á.cticl.uuente a /as tWÓedades e.r.Ís fcnfes. J" .~i n·o [as :Wbsfiluyese u, JwrfÍ'n f U. todo C((..IW JH' .WilÍa pura lo ... 1H'ofesiouale~ su afili<te·ión a é~la8 últinw8., a, causa de la doble crmf1·ibución pt•rtmiaria que ello.rt estanín Pnfonces obligados a pa(Jat'.

Rn seyundo luyar. SIIJHminulo que la."! socicd<tdes o·i.-;feuffs. t 11 pf caso de ser úuica.'i de11fro de· una. mi:mla p;·ofe . .,iÓ11, t>ud.ie."'r n fuu(1ir.-.e cmt el Colegio oficial o ."1(! 1' realmente ... ubstituíclo por ll. <JilNlau los casos de so('ierlarlt's mul­tiples ú lw.'iia rit.•ale~ dentro dt uu mi.-.mu yrPmio. cuya . ., t'Pnta.ias n" df'iH' Il

subestiman¡c, si la multiplicidad de i·u."'fituci-ou e.~ responde a woti1·o .. -. .-.erios. ¿Cuál dP esas .~;ocieda.(les distintas se cont•e¡·firía 1mra ('ada pro[esiú11 'u el Colég,io oficial! ¿O tochts ¡·en unciai'Ían a sus rli.-. ti11ciuuc ... !1 rlixc l'f'})(tllcÍas. ¡wm, unificarse allí "quieras t¡u e uo ".»

.ldmiticnd.o 1JOI' otra parte <flll' e:su.-. wciedades ... iytu:, ran t•.ri ... til'udo autó-'IWJ'IWs. paralelanwnte ('()11 PI nol pgio ofic ial. J lfll ¡. c/1(.<;(' rlt coordinación l'j'icaz

~ería p-o~iblc entre todas! Bo.-.ta q1u e.rista el Coleyir1 co11 carrícte1· oficial como 11110 .. ,,erdttdPra cMociación dl' todos lo.-. titulado.-; dl' tuw ¡>roj'esión pam tJIIC las olnt~ arJr upacÜJIIl?-.o; t/e titulados de la múmw t' f lt!Jfl11 a <¡U fdar ('OII/tJ en 'ltna sifuacióu marginal <l l' desconocimit•ufo. l'f)'ll rie.s!Jo de e~l e riZ.iclorl .

¡,Qu{> solución darlf' a P ... tt· l'f'rdadcro nudo del problema! La. opinión que al'enf¡u·a nw.-. af.¡ui uo preteudP imponPrse ('011/0 única , pero

puNit cmlslifuir u 11o has(' JHII'U ,.( l'nteudim-if)11fo. Ello com¡H·fude los .... iynil• ul c.~ 1' 11'11 f Os:

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. /IJitl o /'(1/ 'lll.'\ .1,' {)-

dr> bé (' ()1/.'\f ' l"/'flf.t;f, J." / ,u <t{JFUpadú·n de lo.-. 1 ilulnrlo . ..; , r11

f'i t-dad P.'i ¡Jrofe~ional e.-. pam cada ]Jrofr.-.ión. enter(llnenll liln·e.

2." ('arl!t profcsimwl ·no fslu ní por tanto ohliyado a afi-' t · · · '' ' e 1 · ,, ¡ · · l /ial'.'\ f (1 llllll l' f'l'(lcUffl'll ' . .... OCUil'WII U ' U f.{J /0 O U'la ·•

1· puedt:' 1)PI'llltiHPNr ajfn·o o toda.-. las sol·it•dade:s [JI'Opiamr•nle d icha.s.

8.'' E'/ f'ol eyio pmyt•clado para cada profes ión <¡urdaría J'( d tu· ido (1 11 n simple ,, rom:ejo PmfPsimwl'' f' le{Jido por S /l.·

fragio uni1·e·t'fWl nblt:yaforio entre lo ... tif uladus de la J>rofe. .... ión ¡·e::;pecf i¡·fl !1 p-or t'Oili'Ocaf!_)ria r/('/ Jlini.-;f r)rio dP lusfrltCl'ÍÓn P IÍ bl il·n.

4.1) Los fine ... de este " f!ou .,.l' jo'' t¡u ('(l~n··if.ln 1 imitados e.~-. . f1•1'ctam enle n la esfr.ra le{lal y ét ica del e.Jerrir.io de la pl'O-

fe.~i./m . crm. tnrl.a.s las fac-ultades nece!;aria~.

ARQUITECTURA •

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:'í. " Lus rpu tos del Uun.-¡ ejo se abv nai'Íun p ur el Jiiws-tm·io ,ll_ l nsl;·ucci(m P ública. undiu nfe uu imp1wstu a los pro­ff;siomtles ) . .11 el sobra uf e rl" t·s~s r fc zu·sos irí~t como subveu-~.;iún uficial a los rlisf iufa:5 sul' ledrulfs j)I'Ofe:slmwle.-;, f 'll pro- · pol't'ÍrJII o/ 1!/ÍIJI( l'tJ de .-;1/.'i ('0 111LJU11 C'11fl'.'i

ti. " J;;.-;{a sl!hl't>/l('iÓII - tlllcu/fÍudOst• de iJ Ü/a JJ U'Jt / e el Ím ­

fJUes/o- pfJdríu l·omar pur mlldto:} r11ios la forma del sen : icio de llllfl rlf'11da paro la I'Ntlizm· iórll de lllt l'flificio de la . J.grll.pa­r ~ i6n ('nin' rsifarÍa ( 11 /r¡ ( 'opifa/ . ljllf> cobijase fa iH ÚÍf'll f ' U ·nna

IIW(lidrt pro)JIJJ'CÍtJIIOI u 1 oda8 los i 11sf ífltt·iones J>roft'sÍuua/t •s sltb-1' 1.'1l r· itJII ft rl rt s.

Entl'(, las 'Jbserraciolle.-; r¡ue }Jit r dc JJI('I' f <'l' l' Psla _r,)l'l ll llla es /tÍ la del bcne­f i.citJ iniilcn:cido r¡ur· rtcibirírtn los iut!ifeJ'Clllcs lJIW ja1111Ís han salido ele un ai.'ilruuirnlo f'Uoísla po;·o JHtl'licipar l11 una aurllpacióu profPsioual !J presfa.1' apoyo a ~us fi·ues.

Lo afi /,iaciá11 o!Jlir¡o/())'Ífl a /111 eolr·uirl /)fii'(' N I 'Ífl f e/1(/(lr• ({ ('I) J'/'e!fÚ' esta ac-

t if'll([ uióo~a de aisla¡¡¡ iento. / )f'l'o 110 huy rJtlf ' olt·idru· (jl/t la fórmula tJilC prúponemo:s i.mplica po1· su

partr· 1111 impuesto a lodos los p¡·ofesiouales, enteram e11te dedicad{) a lo::; fines de la reulaweutación profesional r·umplidos por los Co·nsejos y ele ln agremia­ción social de lus titulados , t'OJ4 lo c11al a. la::; .-;ociedades' a11fónomas les .')erú más fácil truubir;11 d n ·clufawieulo dP socio.•.; !J el incre111ento dl' sil labor progresísln, ·tnedianle tJs/c CO II('I/ I','iU efPtlivo.

Oracias a e~fa fúnnula se l'esolrel'ia iuuulmenl e con uran facilúlacl el 1Jro-1Jiellltt de la toordinaÓÓ11 r•11ire los ·• ( 'on~ejos" oficiales prof esi·onalcs y las distintas soeiedades a11l6nolllus. L os fines de wna.~; y uh·a:s rJII Ula1·ían deslin­dados. E l Con.·ejo .'ie, movuía en l)l plano de las rt•ylaJJLflllw·iones legale.'i y de l(.t -vigilancia ét-ica, e:rdusi l'amentc, con s1ts 1·ecursos pro1Jios. N-o :sería ·una so­ciedad, .-;ino 11110 uuforirlad superior por flltlllla tl(' los fines }Htl'iicnlm·es de cad fl. sociedad.

V por :su ¡Htrlr· los tit11 ladus 110 perle11ecedw~ pníd icWII(Jtde 11 dos i1tsti­t1t.cio11Cs sino a una sola, siPndo sus trlacione.-¡ c011: e~ r'·o11 SP.io profe:-;íonal, algo ·i·nhen'nle ol r'.i('n·itio leual Jll1.s/IIO dP la proft>s ifm , r¡tte r).riye el wínimo de tdem·iones.

:)ea esta. o 110 fa¡ fórmula fat'orita, los profesionales todos del l/J'It{JlW.IJ es­tttn en el d eber dP 110 traicionar p·or s11 indiferenria o sito. i.nacci-ón esta hm·a. e:rcepcional que atnwe.-;amos para resvl¡·p¡· Pl problema rle fondo.

Son, factoreS¡ d e esta lw1'o , la ex·istencia ele 1tna gran cmnp1·ensión, de nna f' iUII ' JH C bueua rolunlrul , y d P ·una inteUrr-nte iniciatira favora.ble por parte de los podfl'es p1iblieos; y la (•.ristPnl'ia frtmlú/Jn d.e una yran a,rnwnía, entre las fntirlf(({es l't'pn• .. U' II i atimts f [ f' lns rli.c;tinfos p1·o[e.rámW'i, parrt Pntenrlrrse en fót·­m u los ,.,, 111 u 1U's y cÜl blPs.

HORACJO TERRA AROf !ENA . •

SOCIEDAD DE ARQUITECTOS DEL URUGUAY

CAMBIO DE AUTORIDADES

En las últimas elecciones realizadas en la So­ciedad de Arquitectos, resultó electo presidente el arquitecto Horacio Tena Arocena. Cede así su puesto el arquitecto Raúl Lerena Acevedo, para entregarlo, después de cumplir su periodo regla­mentario, al arquitecto Horado Terra Arocena.

destino de nuestra carrera, se extiende a vastas zonas de la sociedad. Raúl Lerena Acevr do, des­de las páginas de "El País", en el campo teórico de la arquUectura - vale decir, en ese campo eminentemente social- , ha dado siempre su pa­labra pura de hombre de cótedra. Horacio Terrc Arocena, hasta hace poco Director de "El Bien Público", y hoy e~ecto diputado, lleva en la en·· traña de su acción política, todas los anhelos que la arquitectura sostiene para ese destino so­cial, más justo y armónico.

Quiere la Dirección de ARQUITECTURA. salu­dar al nuevo presidente elect<?, al par que ren­dirle justo homenaje al presidente saliente. Nada mejor, a tales propósitos, que buscar en la filia · ción de ambos profesionales un laudable víncuio común, que asegura para el derrotero de nuestra Sociedad, la misma tesonera búsqueda de altos postulados. Ese vínculo común, es una noble ac­ción social, que si deriva su rcriz desde el mismo

A RQU I T EC TURA

Hemos defendido siempre, desde estas pági­na.s de ARQUITECTURA, una elevada militancia política para los arquitectos, que salvada de los bajos y oscuros intereses, conduzca la función

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social del arquitecto a la vanguardia de todas las nobles luchas sociales. Estos "dos arquitectos cumplen con el hecho y la palabra, el destine de poner la densidad de sus técnicas al servicio social. Ambos vinculados a la F ocultad de A r­quitectura desde sus cátedras; ambos en la más pura acción periodística; ambos en un noblE' ejercicio técnico, dignifican la profesión quf' de­fendemos.

Es así que el arquitecto Terra Arocena podrá proseguir la obra realizada por el arquitecto Le· reno Ac~vedo. Y dando .cumplimiento a ese 'man­dato tácito de nuestra carrera, sin llegar al aban· dono de los difíciles problemas gremiales, podr6 hacer que la Sociedad de Arquitectos mantenqa su prestigio, y lo levante a ún más; frente a todos los nuevos reclamos en un promisor período de la vida del país.

Arqto. JOSE A. MICHELETTI

El arquitecto argentino Prof. José A. Micheletti, ha muer­to. Quienes tuvimos oportunidad de tratarlo aunque en bre­ves momentos en su último visita a Montevideo, no po­demos evitar un doloroso recuerdo al pensar en t i qu~ se fué .

Su personalidad afable, su especial don de gentes su \'ersoción en los temas de su predilección, y sobre todo la sensación de profesor enamorado de su arte, fueron cua-

. - . • •

lidodes que definieron al arquitecto Micheletti. Y lejos estábamos quienes no manteníamos más que el contoc­top del recuerdo por él dejado, de imaginar su prematuro muerte.

Fué arquitecto y profesor y como tal, oportunamente in­vitado por nuestro Facultad de arquitectura, para dictar un ciclo de conferencias en esa Casa de Estudios.

Nuestra Sociedad de Arquitectos tuvo la suerte de con­tarlo en dos oportunidades en que con disertación br~­llante, pudo d&mostrornos la seriedad de su preparación, pese a la sencillez de los palabras y al ademán sim­ple, queriendo siempre dar a su tema, más el carácter de una conversación que de uno conferencia .

Pero el Profesor Micheletti, supo a pesar de ello, de­mostrar la enjundia de sus conocimientos y el cloro cr~te ­rio en materia arquittctónica que lo llevaron o la prepa­ración , entre otros, da su libro "El Arquitecto".

" Arquitectura", algo tarde por la especial circunstan­cia de su actual régimen da aparición, aprovecho el re­ciente ado recordatorio que le preparó lo Facultad de Cien­cias Físico - Matemáticas del Litoral (R. A. ) , paro rend ir homenaje, en recuerdo de quien demostrara ser maestro y caballero en su proftsión.

CENTRAL DE BUENOS AIRES,

LA SOCIEDAD ARQUITECTOS DE INAUGURO SU C A S A PROPIA

Los que desde hoce a ños, s igue n poso o poso los oc· tiv idodes de nuestro Sociedad, los que inte rviniendo siem­pre en sus problemas sien ten las sat isfacciones que traen los hechos que representan etapas en lo vida activa de una Inst itución, los que, cuando obtenida la Sede común poru esa magnífico obra que es lo Agrupac ión Universi taria c!el Uruguay, yo pensaron y piensan en la Sede Propia de e~to enttdod, son los que más pueden aquilatar lo qu.:; represento lo conqu isto de nuest ros colegas argenti nos, quienes acaban de inaugurar el 28 de setiembre ppdo. , uno amplio Casa Propia en la calle Paragua y N." 1 5 3 5 cof'l lo s necesarias comodidades para desempeñar en fo rm o ümplio lo acción gremial que corresponde o eso importa n ­te Inst itución herma na .

Invitado espec ialmente por lo Soc iedad Cent ral de 8 . A tres, una nut rida De legac tón de Arqui tectos uruguayc :; p residida por nuestro pres idente Arqto. Ha rec io T erra Aro ­ceno, hizo ac to de presencia en la capital argent ino, adhi­riéndose a uno acto que necesariamente, debía contar con e l testimonio de solida ridad de los arqu itectos uruguayo:, .

Domos o continuación e l texto del dt scur~o con que el o tqui tec to Terro A roceno , llevó lo palabro de adhesión de lo Sociedad de Arqu itectos del Urug uay en el acto que se reo ltzó a los 19 en lo nueva Sede que se inauguraba , ca · r respondiendo poro fina li za r ag regar (!ue nuestro Deleg..:J­ción fué debidamente homenajeado, real izándose uno vtst­tu colect ivo a l nuevo Banco de lo Noción, a lmuerzo e n .:1 Automóvil Club, recepc ión en la nuevo Sede, recepc tón en coso del arqui tecto Con Manuel Acevedo y reunión en Po­lermo con motivo de correrse e l Grcn Premio Noc1ono l.

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DISCURSO DEL PRESIDENTE DE LA SOCIEDAD DE ARQUITECTOS DEL URUGUAY

Lo Sociedad de Arquitectos del Uruguay no podría estor ausente en esta gran fiesta de los colegas de la Sociedad Central. Los dos instituciones hermanos de ambas orillas dei Plato, han marchado juntas en intercambio permanente de ideas y de. utímulos; y ninguna gran fecho p:uo una de las dos, ha podido celebrarse sin la presencio de uno gran de legación hermano. Las al egrías y las preocupaciones han

A R Q U 1 T E C T U R ,'\

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• ..

-sido con frecuencia , comunes. No oodríamos renunciar pues, o la alegría ésta; del hermoso triunfo colectivo de los Ar­~uitectos argentinos.

La reglamentación profesional, ajustada al nivel cultu­ral de nuestra profesión, ha sido el sue·ño común de mu­·chas agrupaciones de arquitectos de América, apenas entre­visto a la distancia, velado, por las incertidumbres y los te ­.mores ante el ataque repetido una y mil veces de todas las incomprensiones, y la inercia de granito de todas las in­.cfiferencias.

Los arquitectos argentinos acaban de tocar los prime­ros con sus manos este sueño que es ya una realidad. ¿Can ~ué nuevo entusiasmo no hemos de luchar ahora los ar­quitectos de América toda ante el ejemplo de un triunf:> -así, amasado con la constancia de muchos esfuerzos, al havés de los años, pero al fin nítido y tangible?

Y no por coincidencia fortuita , este triunfo se viste con el escenario amable de la Cosa Propia, de esta hermosa -casa que hoy inaugura solemnemente, ante la Sociedad Ar­gentina; y que ha de quedar ya en en adelante como -el signo visible de esta grande y prestigiosa institución : La Sociedad de Arquitectos.

No es de ningún modo por coincidencia o por asar: es porque ambas cosas - la reglamentación profesional y ~a Casa propia - son expresiones normales, espontáneas, de la madures de una misma obra, que está enraizada en los albores de vuestras prim·eras tentativas !Jremiales; que fué creciendo en la medida de los trabajas constan­·tes, de orden cultural y de organización social, a lo lar­go del tiempo, y que hoy desborda con su sombra protec­tora .

La colectividad de los arqt.titectos argentinos, ocupa ya .en esta tiErra su puesto de honor entre las instituciones nes que integran -jerarquí:z:andola por sus distantas fun­-ciones esta gran sociedad de la nación vuestra, rica y mul­tiforme, laboriosa y fecundo.

Podemos estar ciertos de que las comunidades naciona­Jes no entregan el instrumento del prestigio gremial , y no otorgan el amparo predilecto de las leyes, y no ofre ­-cen la sede de honor, a las instituciones intelectuales profesionales o económicas, que no hayan probado con Jos obras, estar realmente a su servicio.

f.l triunfo de las élites, es el triunfo del servir. Y cuando yo contemplo en esta ciudad grandiosa de Bue­

nos Aires, y en vuestras ciudades pujantes de provincia , la ·obra 01 quitectónico inteligente , de avanzada técnica , gus­to refinado, y amorosa y cuidada ejecución, no puedo menos que pens.:n que eso obra inmensa de los arquitec­tos argentinos, lo que triunfo hoy en este prestigio y en ésta fortole:z:a gremial.

Y mi pensamiento se dirige entonces o vuestros viejos -asociados, - viejas por predecesores, jóvenes todavía en el -espíritu - para señalarnos a la gratitud de los jóvenes : porque ellos abrieron el rumbo con sus nobles ideales de cu l­'turo y con su trabajar silencioso; y en su obro estaba -oculto el florecer de hoy.

Pero mi pensamiento va toNbién a los jóvenes, paro señalarlos a lo e!;peron:z:o de los viejos, por que los ió­venes están demostrando que son dignos de la lección de su ejemplo.

Y por que miran también hacia adelante. Porque no se disponen a descansar sobre las victorias. Porque sienten fa tesponsabilidad más grande ahora que nunca' bajo el ampa­ro de este reconocimiento soci'll, sabemos bien que si el triunfo de las élites está en el servir, su ruina y su de­rrumbe es!á en el descansar.

Véis señores, que no me detengo en la conquista ma­terial de esta casa que es sólo un accidente, uno expre­sión, de otra conquista más profunda : la de vuestro pres­tigio de arquitectos, la del prestigio de vuestra misión nobilísima : misión de arte y de ciencia, de estudio y de oc-. ' cton.

Más que el abrigo y el rEfugio transitorios de un pue­blo, la arquit·ectura es la expresión tangible de su impul­so vital, la estabili:z:ación y lo sumo de su constante crear, e l cuerpo material de su cultura en marcha, renovado tam­bién como la cultura misma, sin destruirse para volver­se otro, sino sumándose siempre lo de ayer a lo de hoy en una integración incesante. La arquitectura no es la obra de una generación que pasa; es el cuerpo de un pueblo que dura, y así guarda en el resonar de las piedras la voz del pasado, como testimonio de la supervivencia de un espíritu . La arquitectura es secular como los pueblos mis­mos, y se modula con las infltxiones de su vida cultural : ora con ellos y con ellos piensa, y con ellos trabaja. O se yergue con ellos para la defensa, y con ellos se levanta de la postración o de la ruina llevando la señol de las heridas gloriosas. Y en cada línea y en cada volumen ex­presa una modalidad vital : ya la profundidad científico revelado en lo técnico , yo lo energía de lo voluntad 1 ~oli:z:adoro traducido en lo audacia, y lo dulzuro del sen­timiento noble voce.'ldo en el arte, y cuando los pueblos han caído, como los árboles secos los monum~ntos que­don, im,:>oniendo el silencio del recuerdo .

Por todo ello - señores - los nociones cuidan de su ar­quitectura . ponen su orgullo en las expresiones fdices de sus obras y abren anchos cominos para las mul : i­tudes hacia el lugar de los monumentos del posado.

Colegas : la Sociedad Argentina os ha entregado el des­tino de esta expresión de su vida social: su Arquitectura, sobe que sois muy dignos del nivel altísimo de su espiri­tualidad; reconoce que lo habéis demostrado así con vues­t• as creaciones; confío que lo demostraréis con los fu­turos.

Los arquitectos uruguayos contemplamos conmovidos este ofion:z:orse de vues~ ro prestigio, con la emoción de sentir lo justicia que lleva. Y estamos aquí además en lo alegría de es:a fiesta , como miembros de uno mismt~ familia , identificados con los sentimientos de todos los arquitectos de Amér ica que hoy os aplauden y hoy os felicitan .

El día 1 2 de agosto falleció el Arq . Héctor Mondino.

Arquit·ecto HECTOR MONDINO

A RQU I TECTU R A

En lo plenitud de lo vida cayó sorpresivomente, t eniendo aún lo mono cálido de lo lucho .

Su figuro querida, tan estimado e n nuestra Focult:1d: c; ue no admitía el descanso sino como un premio conquistado, estaba revestido de tal t emple, que, casi en su fin , herido fatalmente, concurrió o dictar sus clases.

Mondino ero un hombre de bien y te ní'l talento. Su brillante carrero estudiantil s·~ confirmó en su recta y ponde rado actuación profesional.

.En los primeros años de su actuación, en colaboración con el Arq. Bastos Kliche .. ob­tuvo el 3er. Premio en el concurso público del Hospital de Clínicas y Mención Especial en el concurso de lo Cojo de Jubilaciones. Asimismo, por sus destocadas condiciones de extra­ordinario dibujante, obtuvo el 1 er. puesto en el concurso de Dibujo de Enseñan:z:a Secun­daria, y en especial manero confirmó esos condiciones como Dibujante del taller de nuestro inolvidable Monsieur Corré.

Más tarde dedicó sus afanes o la Construcción, donde adquirió lo experiencia tan ne­cesaria en esta Ciencia, que le llevó o obtener su dasignoción como Profesor Instructor de Instalaciones Eléctricos e Instructor de Construcciones de la Facultad de Arquitectura y su designación como Integrante del Instituto de Normas Técnicos.

Su función docente fué de altos quilates; enseñó con cariño y con bondad, ·uatondo de ofrecer o sus amigos los estudiantes, con lo amplitud de su e!píritu, el fruto de su Cien-

• • • c•a y su exper~e nc•a.

Si con Mondino pierde nuestro profesión un valor destacado, también lo pierde en má­ximo grado nuestra Facultad, donde se pudo valorar, e n especial moner~, la ético que de ­mostró en el dictado de sus clases de Visito de Obras, o las que dió extraordinaria eficiencia.

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••})t_· Pse ~unjunto anónimo CJue luchu (•On el hru~o •• ~ eon la idea, allá en Francia y 8fjUÍ, en la~ tierrus ... c-u·ojt>duras del exilio; de e~e ejército fl u ere m o~ nn·a n­... (·;H PI n,;mhre dfl un soldn<lo ilustre c1u<' luH·e tre~ '• a ii H:o" <·ay era len<•ido ¡¡ar In muerte, llenuulo f:'H sus h la ido ... t> l nomhre de }' ran(•ia Lihre y roflendo tle In ~ H nt'nu:iún tle htnumerahles dis<•ípulos. El uomhre de ... un ~olclado del .\rte. El nomltre del Profesor ('nrrf••.

l'. H. Jf. J ••

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A RQU I TECTU ~ ,-\

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1915 - 21 -

2 etapas: El actual y el futuro edific io de lo Facu ltad de Arquitectura de Montevideo

.Al igual q ue p a::mra con lus Cungre~o::o Panamt'rica n o~ d t- .\r ­(Juitec tos, l· uando flotando en el a mbien te la idea de una reu­nión per iódica. de los colegaR de America, ~e r equit· ió el empu­je de una decisión para instituirlos, de idéntica manera sucedió con la reunión anual periódica d e lo.s arquitectos uruguayos. En aquel en ton ces, tocó ser el animador y propulso¡· de la idea al Profesor Arqto. D. Alfredo R . Campos; esta Yez, fué nuestro compañero el colega Julio Abella Trias, quien con s u entusias­mo por la defensa gremial, p ropusiera el ai\o antet·ior la ins ti ­tución d e una fecha anual en la que nosotros pudiéramos ver­nos reunidos con un afán común, con u n t·enoYado entusiasmo y donde, con la fuerza que s urge d E:' la a cción colectiYa, pud ié­l·amos m os tt·a r a todos, nuestras posibilidndes, nuE:'sti"OR debe · res y clered1os, nuestro porvenir.

'T'ocó a la a ctual C. D. de la So:.- iedad dE: .-\.rc¡uitt-etos ins t i tuir por primera yez lu fech a en que sd fe~tejara el "'Dfa del Ar­quitecto·· . Eligióse para ello Ut\a que Rin duda tiene que resu ltar grata a toctos los eolegas : el 27 de Nodembre, ani\·ersario de la n eat·ión lega l de nuestra Fa c ul tad de .\crc¡uitec tura, la c¡ue no p odía quE>cla r en t> l futuro mezclada eon el e úmulo d e fechas que se pie1·den en el olYido, pasa do el fugaz l'E' l" UeJ·do de un ac·to cua lqui era.

\'" así, el e hoy e n adelan te, e l 27 de ~ov i eml>re será para todos los arq ui ter tos del l" ruguay, ··s u fceha · ·, a lgo así t·omo el an i­\' er!<ario en que rel'ibirán a fuer d e g ene1·os) estím ulo, un n:~avi­Yar de r ec uerdos , un ·afianzamien to d e a m istades y la c·om ­probación dE:' tocto lo que nues tra pt·ofes ión clió y dará l>Or sf misma. a part ir - princ ipa lnH•n tP-. ele a qu t-1 27 1\ l' l'\oYiemhre <l e 1915.

L a coumt-mora cióu del "'l.>ía dd .\n¡uilcl"lo· . - a ún de n tn' ele la tiranía del tiempo d is pnni ble l>ara~repararla-. se de::~arrolló de a cuerdo co n el s iguiente IWOg ramu, r>udifndose a segurar qu<! un ,·erdad ero éxito, mayor toda vfa d el prPvisto. ~ll·ompuñó t o­dos JoR aetos.

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NOVIEMBRE, LUNES 27. - A las 10 horas, visita a la F a­cultad de Arquitectura , durante la cual se realizó un sencillo acto, cuyo esencial interés radicó en que fué aprobado el Re ­glamento de la Asamblea del Claustro, en sesión pública del Consejo, y la cual, por primera vez será convocada a princi ­pios del próx imo año. Hicieron uso de la palabra el Arquitecto Leopoldo Carlos Agorio, Decano, P or el Consejo Directivo , el Arq_uitecto Carlos Herre ra Ma c Lean por la Sociedad y el es­tud•ante J. Galup por sus compañeros. Evocóse la f igura siem ­pre querida y " la que simboliza en nuestra Facultad el amor " simple y puro por la .el)señanza de la Arqu itectura: Mr. Carré; " los muros y los pat1os guardadores de tantos recuerdos; los " profesores y decanos que entregaron sus v idas al fervor de la "enseñanza, a los que se han ido y a los que viven; evocóse con " t o do el fervor de nuestra g ratitud el esfuerzo de todos aquellos " que hicieron posible hace 29 años la realidad de nuestra " Casa ... , lamentando no poder reproducir aquí los discursos " p ron un c iados que serán especialmedte dados por· " Anales" de " la Facu ltad." Solamente transcribimos aquí un párrafo del Dele gado estudiantil , re lativo a la Asamblea del Claustro y que dice así: " Es de todo punto de v ista indiscutible, la importancia "que reviste el acercamiento de la masa pr.ófesiona\ pues los " que estamos dent ro, viviendo en el Claustro , haciendo la " la ­" bor de gab inete", es posible qu~ tengamos en ciertos enfo­" ques, una visión un tanto unilateral . Esta visión, se amplía " y se complementa, si a quellos a quienes creyó el Profesor " forp)ar Arquitectos, vienen lealmente y despojados de t odo " preju icio, dispuestos a mostrar lo útil y lo superfluo, lo no •· logrado totalmente y lo log ra do con exceso en nuestro P lan " de Estudios, facilitan d o entonces la rectificación progresiva "de los programas de Enseñanza, sobre la base más positiva ­" mente sólida , la base de la experiencia, co laborando con la

·· labor del profesor y provocando beneficiosas su per a ciones en "las tareas del futuro colega ·•.

ARQ U IT EC TU RA

A las 11 horas se hizo una visita colectiva a la nueva Fa­c ultad de Arquitectura en construcción, c uyas obras fueron deten idamente recorri das y elogiadas, viendo próximo a plas ­marse el sueño de t odos nosotros: Edificio Propio.

A las 19 y 30. en la s_ede de nuestra S~ciedad, Salón " A", s e rea lizó un act o académico, en el que hicieron- acto de pre­sencia, el señor P resi dente de la República. Dr. o . Juan J . Amézaga, el señor Ministro de Defensa y Socio Honorario Ar­quitecto Alfredo Campos. El señor Intendente de Montevideo, lng. Juan P . Fabini, nuestro Presiden te Hono ra rio Arquitecto o. Horacio Acost a y Lara, Arqu itecto argentino O. Raúl J. Al ­varez . el Decano de la Facu lt a d de Ingenier ía de Río Janeiro, representantes de la Agru pación Universitaria, Socios Hono­rarios. invitados especiales, cole.g,as y numet·oso público.

Es.cuchad·os los aco• des del himno nacio nal, nuestro Presi­den te Arquit ecto Terra Arocena, pronunció la única p ieza ora~ toria de la tarde , de sólido contenido , p la nteando con valen­t ía y altura la verdadera posición del Arquitecto en el medio s ocial, conceptos tan sobrié\mente estructurados que fueron sa­ludados con una prolongada salva de ap lausos.

Algo más a de lante damos el texto íntegro de esta notable p ieza orat oria. F inalmente, diremos que la concurrenc ia -su ­perior a 250 personas-, pasó luego al Salón " C" , donde fué servid o un cockta il. que desarrollándose en un desusado am­biente de g ran alegría e n la masa profesional , recordóse con alegría y can t os, la vida -para nosotros pasada- de Facul­tad y en una amalgam a de todas las generaciones de arqui ­tect os que se p rolongó hasta las 24 y 30 de ese " OlA DEL AR ­QUITECTO". que con un:t curiosa medición del tiempo ,' tomó e l valor de un a ve rdade ra semana.

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Lamentamos muy s inceramente la ausencia de nuestros co­legas argentinos, qu ienes por circun~tanc 1as e~pecia les , estuvie ­ron ausentes en una fiesta que la considerábamos ta.mbién co­mú n, ya que, como acertadamente lo dijera el Arquitecto Ho­racio Terra Arocen a en la reciente visita realizada po r una nu­trida delegación uruguaya a B uenos A ires , -refir iéndose a las dos entida.des hermanas ... "ninguna gran fecha .para una de las dos , ha podidQ celebrarse s in la presencia de una Gran De­le gación hermana. Las alegrías y las preocupaciones, han sido con frecuen cia comunes".

Y a sí debemos destacar el gesto de nuestro colega argenti­no D. Raúl J. A lvarez , -gran amigo de tantos uruguayos,­qu ien con decisión franca y emotiva ¡:;ara nosotros, -llegó en la mañana del lunes 27, para acQ.mpañarno!. en todos los act os de ese d ía. Lástima que , deb iendo regresar por la noche a Bue ­nos Aires, no pudiera acom pañarnos hasta el domingo, como fue.::..=t nuestro gra n deseo para t a n buen embajador, aunque no inv1stiera representac ión oficia l. ·

NOVIEMBRE 30, JUEVES, a la" l!l hOJ·as, tuvo lugar en t 1 ~alón ''B" de nut'stra "ede. un a ·t u de homenaje a los t·c­lt>gas egresaflos antes del l!lOO, .\n¡ui teetos D. Jacobo \"úsquez Yar·ela, D. Américo .\laini, D. Juan <liuria y D. Alfredo J ones Brown, asf l'Omo reeepei6n oficial a los egr·esados en 1944, Ar­quitec;tos Hnyaguf>s Lassn. F<:tras Baldomi1·, Poggi, De ('ore:;, Fassio. Uanlert's, 8alús, l>odera, <:azzano, Sc·hiavo, Brigrnn i Y Perino.

Hideron uso de la palabra l• s l·nlegas Risso Yillegas y Elfas Haldomir en ¡wimer tt>rminn. si~ui~ndolos luego en e l uso de la palabra los .-\rquitt>dns Yúsqucz Yarela y Giuria, <tu ienes agra decieron la demostración, Terminó el ado. el q ue t•ont6 c·o11 gran <·oscu!Tenc·i¡¡, t·on una c·opa de champagne en la sede ~·, t·ia!, hasta pa::-:adas las 22 horas,

Dos a spectos del acto del lunes 27 por lu moñona, en el edificio de lo Facul tad de

Arquitectura

DICIEMBRE 2, SABADO, gra n almuerzo de confratern!; dad servido en e l Yacht C lub Uruguayo, y al qul} concurno el señor Minist ro de Obras Públ icas. D. Tomás Serreta y n u merosos inv itados especiales.

H icieron uso de la pa labra , el breves improvisaciones, el señor presidente de nuestra Sociedad , el señor Ministro y el señor Decano de nuestra Facu lt ad.

En esas palabras, destacóse en forma especial el gran triunfo que pa ra e l gremio de arquitectos, representa la af ir­mación por Ley, del p ri nc ip io del Concurso de Anteproyectos para obras de A_rqui tec tura superio res a deter m inado valor, en el Pl a n de Obras recientemente sancionado por el Parla­mento, así como la obten-ción -en el m ismo Plan ,- de los fondos necesarios para la t otal termi nac ión de nuestra Fa­cultad de Arqu itectura .

Y fina lmente , sellamos nuestra conmemorac ión el dom in ­go 3, con una e'foursión a Punta del Este, pasando por Mal­donado y regres-ando por Balneario Solís, la que tuvo un éxi­to que superó toda prev isión. Concurrieron 110 excursionis­t as. encabezados por el señor Presidente de la Sociedad y por el Profesor Arqu itecto D. Juan Giuria. En Maldonado se rea­lizó una recepc ión en la casa del señor Dr. Arístides Mazzo­ni, qu ien se prestó gustoso a servir con acierto la curiosidad de los colegas en la zona h istórica de esa localidad .

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Estrado y visto qe lo concurrencia en el acto académico del lunes 27 por lo tarde, en lo Agrupación Universitario del Urug..Joy

En Pu nta del Este, se s irvió un almuerzo en e l Playa H ote l, al que concurrió t ambién invitado, el señor Intenden ­te o . RoQue Massetti, tecminándose el d ía con un paseo por San Rafael , Portezuelo y Balneario Solís, para regresar a Montevideo, pasadas las 24 y 30 horas.

·P odemos asegurar, para f ina lizar, que el ' 'día del Arqu i­tec to " segu irá todos l ~s años, porque su implantac ión está afirmada en el espíritu de los colegas, espont~neamente, s ien­do el meJor de los augurios para la futu ra obra que puede espera rse para la profesión, de la cola boración de todos los Arquitectos .

Estrado y visto de lo concurrencia del a cto en homenaje o los a rqu itectos, el jueves 30 por lo ta rde, en lo Ag rupación Un iver-

si torio del Uruguay

ARQ UITECTURA

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D ISCURSO DEL PRESI DENTE DE LA SOC IEDAD

DE ARQUITECTOS DEL URUGUAY, EN EL ACTO

ACADEM ICO DEL " DIA DEL ARQU ITECTO"

Sr. Presidente de lo República:

Srs. Ministros :

Sr. Intendente Municipal :

S'' 'i. Miembros dzl Cuerpo Oiplomát ico :

~.rs. colegas extranjeros:

Srs. Representantes de la Agrup. Universitario y de los agru ­paciones profesionales amigos :

Señoras y S'eñores :

Los fechas son vacíos, si no ponemos en ellos lo emoción, y en lo emoción, lo vida.

Lo fecho es sólo lo ventano boscoso en lo sierro o que ascendemos; ; lo ventano poro mi rar o lo vez -en un des­canso- el valle rezagado que dejamos y lo cumbre que nos e nfrento .

Pongamos en esto fecho de los arqui tectos lo emoción de lo vida . De lo vida que es acción y es ideal. De lo vida que es impulso orientado, que exploro sendos, obre cominos, dejo o su poso huellos; y une en lo estelo de su devenir incesante, el porvenir al posado. De lo vida que es impulso que choco y que real izo; que sufre en el ansia, y que gozo en el logro; que se ent rego o codo instante poro impr imirse en uno huello, y o codo instante se recobro po ro volver o impnm1rse en ot ro nuevo .

Y ese impulso es amor, y no se socio en lo rea li zación de codo dio, y hoce de codo dí a solo un peldaño juno más! en lo oscención infatigable.

Esto fecho de los a rqui tectos ha de estor por<;~ codo uno de nosot ros lleno de lo emoción de lo brego vital , individual y co'ectivo; de uno brego aureolado de sueños y agigantado de esfuerzos; unificado con todos los esfue rzos y con todos los sueños de lo vida .

No E'S verdad que lo acti vidad profesional puede aislarse como en un casillero, o porte de ese conjunto de emociones, de voluntades, de pensamien tos, de fatigas y de entusiasmos que integran nuestro vivir.

El hombre está todo entero sob re el pie en que se apoyo. Todo el ansia de conocer de que es capaz en codo verdad que se le insinúo : todo su imperativo de justicia, en codo cuadro fTIO rol que se le presento; todo su volun tad de perdurar, en codo acción que reali zo ; y todos los idea les en codo ideal , y todos los alegrías en codo alegría , y todos los dolores en codo do!or.

Y por eso lo profesión se identifico con nosotros; y nosot ros llevamos o ello todo lo que somos.

Hay un concepto falso que haría de la profesión un inferior " gonapon": algo adherido a la vida, pero no integrado con ello; algo como un envoltorio que lleváramos debajo del brozo poro dejarlo en cualquier porte; o como un instrumento que tuviésemos a alguna hora del día en nuestrcts monos, para abandonarlo después en el estante de los objetos muertos.

La realidad que habría de corresponder o este concepto, sería un ejemplo de disgregación mórbida de la personalidad.

Paro que lo profesión puedo así separarse del hombre, es necesario que el hombre esté roto en pedazos interiormente; que no constituyo uno unidad personal; como no lo constituyen J están rotos y disgregados en su olmo: aquellos que son insin­ceros consigo mismos: los que tienen opiniones y sentires diver­sos y contradictorios para cacfa apetito que llego, y uno fisono­mía diferente en cada hora del día .

Pero el hombre que es sano intelectual y moralmente, pone en su profesión la dignidad de su vida; y rechaza como un ogrovio que se hable de ella como de una muleta económico para sostener un cuerpo tambaleante : la profesión es su cere­bro y es su brazo : su corazón y su sangre: la profesión es un Mundo de creaciones que tienen la jerarquía del pensamiento; y un mundo de deberes nobilísimos, donde vienen a fundirse armonizados, los deberes poro consigo mismo, los deberes paro co11 la familia , los deberes para con el cliente, los deberes poro con el colega, los deberes para con la sociedad entera, de cuya

ARQUITECTURA

más exquisita espiritualidad sugen las fuerzas culturales y mo­rales que ponen en tensión las energías y el pensamiento de fas distintas profesiones.

La profesión es ante todo uno esfera moral, donde el obrar humano se encuentro a codo instante solicitado: llamado esten­tóreamente, por las exigencias de la verdad y de lo justicia; y donde la pers-ona ha de erguirse también a cada instante en toda su dignidad y su excelencia, paro poder responder o ese llamado.

Lo profesión responde en fin , o una inclinación profundo y esencial del hombre : lo inclinación al trabajo: a crear y o realizar· en torno suyo : o ext~nderse a las cosas, tocándolas c.on lo luz de su pensamiento; a fundirse con ellos pr·estándoles lo forma concebida; o asimilarse el mundo caótico de la natu­raleza, al imponerles a esas cosas la ley de la inteligencia, y cobijorlas bajo el sello de la voluntad.

Despreciar la profesión es quebrantar el amor al trabajo; es denigrar la vida, es insultar o las generaciones que apilaron montañas en las grandezas de lo historia humano; porque si el hombre ganó su pon con su trabajo, ganó también lo gloria .

Hab lemos pues con amor y con org ullo legít imo de nuestro profesión de arqu itectos.

No fal ta mos al respeto profundo que nos merecen los demás profesiones, cuando ensalzamos lo nuest ro! Al contra rio que­remos gloriarnos siempre de poseer un sello de universa lidad, en el ejercicio de lo a rqu itectura: uno especial capacidad poro comprender e interpretar todas los formas nobles del trabajo y de lo vida, y poro colaborar con ellas con adhesión fe rvoroso desde nuestro esfera propia.

Porque el arquitecto es quien encuadro en el morco materia l de los edificios, y en lo composición de los ag lomeraciones urba nos, todos las formas de lo vida civili zado: ya en lo vi­vienda fam iliar o colect ivo; yo en lo escuela, el liceo o lo un iversidad; yo en el laboratorio, en el museo, en lo bib lioteca público; yo en el hospital , en lo clínico, en el sana torio espe­cializado; yo en el teatro, en lo solo de conciertos, en el cinematógrafo; yo en los edificios bancarios y comercia les; yo en el edificio públ ico de variados destinos; yo en el taller, yo en lo fábrica, yo en el templo.

¿Qué act ividad o qué func ión legítimo realizarán los hom­bres, que no requiero lo comprensión del a rquitecto, y no merezco su colaboración esfo rzado y su dedicac ión amoroso, cuando hayo de creársele uno envol tura propicio?

Tenemos lo sa t isfacción de mantenernos por ello, los arqui­tec tos por encimo de todo estrechez de criterio: vivimos apren­diendo en el vivir de los demás lo inagotable complejidad de lo vida; y porque lo nuestro consiste en componer sob re supues­tos dados, exige en primer término poro todos los cosos, lo asimilación profundo por nuestro porte, de todos los factores que han de integ rar nuestro labor; y de un modo especial, lo comprensión a cabado de todos los funciones y de todos los técnicos, que han de ser amparados por e l edi ficio que nos­otros conceb imos, poro que el morco material no los deforme.

El arquitecto no es sólo un hábil apilador de piedras.

Lo técnica constructiva y el cálculo estático y de resistencia de los elementos materiales, son para el arquitecto contra­riamente o lo que el vulgo piensa- tan solo un instrumento el servicio de su concepción integral. No constituyen de ninguna manera su finalidad específica.

La técnico del arquitecto es -repito la del componer : la del reducir a unidad los elementos diversos: ·En primer término los elementos constituidos por la forma y el volumen de los espacios, y por sus relaciones recíprocas, en vista de su adap­tación o uno finalidad humana.

No sólo al componer esas diversas piezas funcionales; tam­bién al distribuir las mismas piezas tangibles de una estructura condructiva y resistente que limita las formas finalis!as, el' arquitecto sigue siendo el técnico de la composición; pues la estructura ha de ser ello misma una unidad lograda. Y sigue siendo el técnico de la composición encimo de este plano de realidades tangibles : en el plano de los valores estéticos.

Porque el edificio o la ciudad en las monos creadoras, es; ante todo lo OBRA HUMANA que se dirige ol hombre; la expresión coherente de un conjunto de signos, formando Uftl

vinculo de unión entre los espíritus que conviven dentro de· una cultura.

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El arquitecto sobe siempre, que todo creación del hombre posee este valor de vínculo social; 4ue el pensamiento se tras­mite y se difunde desde lo materialización realizadora de uno creación humano; que vale eso creación o todo hora por uno voz en el lenguaje del arte: por uno voz que se articula en emociones al través de lo composición expresivo.

Así pues, el arquitecto compone siempre: unifica y eJrpreso: lo hoce a la vez al servicio de uno función cualquiera de la vida multiforme de la sociedad, creándole un marco útil; y al servicio de una función universal estética que trasciende los particularismos, y se dirige COMO LA FLECHA AL BLANCO, hacia lo esencia misma del hombre.

Sobre cualquiera de estos planos de lo composición, ésta le exige, lo SIMPATIA COMPRENSIVA poro la labor y para el pensamiento de los demás. Sin renunciar a lo libertad que necesito como técnico y como artista _. el arquitecto comienzo codo es~udio con lo humildad de un discípulo que oye y que pregunto : trotando de interpretar coda deseo, de comprender hasta el fondo codo pensamiento, de asimilarse toda ciencia y todo técnico.

El fin de todo composición arquitectónico es siempre un fin complejo. Podrán ser simples los sistemas constructivos de que echo mono; simple lo formo resulton!e, con lo difícil sim­plicidad de los cosos logrod•JS. Pero lo complejidad interior im­plico en todo momento uno multiplicidad de relaciones, some­tidos o lo ley de lo unidad final.

Cuando en uno realización material de ciud~d o de edificio aparecen elementos o coordinar en vista de un fin humano, la técnico del arquitecto es lo llamada a intervenir. En est:~ com­posición podrán aparecer problemas complejos de cálculo o de estructuro construc' ivo; podrán no aparecer; todo esto es se­cundario para lo técnico del arquitecto. Lo esancial, es coor­dinarlo todo en visto de servir a un fin humano funcional o estético.

Es por esto rozón que la arquitectura jalona a lo largo de la historio lo evolución de lo culturo social traduce las ideos de codo época, su modo de sentir individual y colec: ivo_. los id-eales que animan lo vida de coda pueblo; y en todos partes mide en la grandeza de sus realizaciones, los fuerzas que se agitan en el corazón y en la mente del hombre.

Sin identificarse con lo técnico puramen te constructivo y con el conocimiento científico de codo pueblo, lo a rqu itectura acompaño en sus realizac iones el nivel de eso técnico; echo mono de todos sus recursos, y o lo vez lo enriquece por virtud de originales exigencias.

Hoy encontramos o eso técnico desarrollado al máximo ba jo el dominio de lo ingeniería .

En nuestro siglo, lo diferenc iac ión de estos dos profesione'i hermanos - lo de arquitecto y lo de ingeniero-, no h :~ hecho sino real zar el valor de codo uno, impulsándolos por cominos diversos, sin dislocarlos. Al mul tipl icarse los conocimientos físi­cos y matemáticos, lo técnico de los cálculos y de los real iza­ciones construct ivos, ha dado fundamento o lo especialización necesa rio, indispensable, del ingeniero civil.

Pero lo arquitectura ha ten ido también paralelamente un desarrollo inmenso en los t•empos presentes, dentro de su orden propio: el de lo técn ico de lo ca m;:>osición.

Liberado de aquello esclavitud, ceñido o los exigencias de lo t radicional "frase hecho" constructivo; aux iliado por e l mis­mo progreso moderno; po r los materiales y los métodos nuevos de lo construcción, lo arqu itectura se ha hech::> más humano y menos físico ; ha podido penetrar más hondamente los nece­sidades espirituales y materia les de lo vida, y ~e ha eleva¿o o lo visión audaz de los grandes concepciones funcionales.

Sus ob ras no son simples estructuras constructivos, sino ex­presiones dúctiles o los ex igencias del vivi r.

Pa ralelamente también , lo evolución social de los puebbs hacia lo democracia, al dirigir lo mirado o los ex igencias de los multi tudes, ha levantado o lo arquitectura desde los peque­ños programas individualistas del edific io privcdo, poro enfren­tarla con las profundos perspectivos de los planeomientos ur­baníst icos y de los edificios de fines sociales.

fl urbanismo -señores es uno ciencia y su ejercicio su-pone una técnico. Como ciencia, ello implica la sabiduría del médico y del higienista, los conocimientos físicos del ingeniero civil sanitario y mecánico, lo prudencia docto del jurista que cuido los derechos: todos los ciencias de lo naturaleza y del espíritu, en cuanto tienen aplicación a la vida de los indivi­duos y de los colectividades.

Pero si como ciencia el urbanismo las requiere a todos, como técnico, lo urbanístico consiste esencialmente en lo téc­nico de lo composición que es propio del arquitecto. Lo ley clarísimo de uno evolución histórica, nos dice además que la

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técnico del arquitecto tiene o su cargo hoy, en definitiva, pro­longar o lo colectividad, en los múltiples manifestaciones de su vivir compÍejo, el tradicional programa arquitectónico de lo viviendo humano. Lo ciudad es, en efecto, lo viviendo social.

Sólo el carácter y la vocación universolistos del arquitecto, es:án llamados a balancear los complejísimos factores funcio­nales que integran una concepción urbanista.

No será ciertamente el arquitecto quien haya de cerrarse incomprensivo al papel que le cabe al ingeniero, al agrimen­sor, al meteorólogo, al médico, al abogado, al sociólogo, al economista, al político . . . como cooperadores indispensables en las soluciones del urbanismo. Pero en último término, éste no es un problema de especialización científico, limitado por fuerza a un aislado sector de lo visión humano; sino un pro­blema de uno técnica tal de lo composición, que seo capaz · de balancear a la vez lodos los exigencias, con lo mirada puesto en uno o1monío final.

Si el arquitecto puede adquirir especializaciones científicos afines con su carrero, la adquisición de lo capacidad urbanís­t ica no es ya uno especialización para él; sino el desenvolvi­miento lógico de su capacidad específica, y de su vocación de arquitecto.

Por to¿o e ll:> - señores- el arquitecto está hoy solicitado como nunca por un impera tivo interior de su propio vocación , poro los reolizcciones de carácter social.

El arquitecto sufre como nadie cuando estos realizaciOnes se Levan o término bajo el imperio de visiones pa rciales, unila­terales, sin armonio con el ambiente; o en monos de inexper­tos. Recio m:> en ton:: es su puesto al servic io de la colectividad, en lo form i¿oble expcnsiór~ de I:Js realizac iones modernos. Lo reclamo de u:-~ rr.odo espec:o lísimo, en lo co::>rdinoc ión funcio ­nal y plást ico de lo ciudad y del edificio púb lico, como lo ha reclamado siempre pJro I:Js soluciones de lós programas pri ­vados.

En los reo:izoc iones, que se nos ofrecen gigantescos d~ lo post-guerra , el orqu• tecto reclamo un puesto de t rabajo poro se rvir o los pueblos. Consciente como nunca del sen tido so­cial de su voc::ción, ~ensible como nunca al clamor de las mul­titudes poro que de uno vez, lo ciencia y la técnica se entre­guen con va lentía al servic io de lo just icia y de lo paz, el ar­quitecto siente que no podrá defraudar esto hora h istórico , sin obi ~marse en el fracaso de su propio misión.

El arquitecto quiere para ello que uno sabia reglamentación legal de las profesiones ampare y encuadre esta misión suyo, no siempre entendida, desconocido demasiado a menudo, en perjuicio del interés social. Que el curanderismo y la incapa­cidad no sustituyan ni desplacen los soluciones racionales o que la sociedad entero tiene pleno derecho. Aplaude y esti­mula por ello la orientación de este estudio, en el actual Go­bierno del país.

El arc;uitecto reclama, además, que a su ansia de servir se le permita rendir la máxima eficiencia en el procedimiento de los concursos públicos.

Se piensa muchos veces que cuando el arquitecto pide que las obras públicos, de mediana o superior importancia, se pro­yecten por lo vía del concurso en: re los arquitectos nocionales, no hoce sino defender el pequeño y mezquino interés econó­mico de un gremio.

Nada es mós equivocado que semejante apreciación.

El concurso está lejos, lejisimo, de remunerar debidamente el trabajo de los arquitectos. Poro un técnico que resulte favo­recido por un premia adecuado, treinta o cincuenta profesio­nales han exprimida su mente y han entregado su labor de muchos horas, sin remuneración alguna, al estudio de lo me­jor solución.

De este esfuerzo colectivo, en verdad sacrificado y merito­rio, surge la posibilidad de elegir el proyecto mejor. Y los ar­quitectos s~ben que en ningún coso, y ni aún considerado en su conjunto, la remuneración de un concurso de proyectos, viene o estor en proporción con la suma de los penosos traba­jas de todos.

Pero el concurso es para el arquitecto -y sobre toda poro el arquitecto joven-, lo ocasión de devolver o lo Sociedad las beneficios que de ello ha recibido. Es lo oportunidad de demostrar ante el público que el fru :a de lo enseñanza es digno del esfuerzo social que lo mantiene. Y es, además, el acicate de uno ambición dignísima de superarse codo vez más en la capacidad propia.

El concurso es, por ello, una institución al servicio del in­terés social.

A RQUITECTURA

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Por medio de ello, lo obro público que uno generación le­vanto, no es tan sólo la limitado expresión de un número pe­queño de técnicos escogidos al arbitrio o de funcionarios pú­blicos recargados de labor y mol remunerados por ese noble esfuerzo profesional, sino por el contrario, lo obro pública se convierte, entonces, en lo expresión genuina y legítimo de lo capacidad máximo, que estaba ocul:a antes y como en poten­cio en lo generación que realiza lo obro.

El concurso es el método único - dentro de todos las im­perfecciones que se le atribuyen-, para llegar a esta selec­ción indispensable de lo capacidad técnico, cuando se troto de obras que comprometen e l honor de un pueblo.

Los arquitectos lo sienten así; y es en función de sus ideo­les de servicio social, y de ninguno manera por virtud de in ­tereses pequeños, que ellos reclaman con insistencia el pro­cedimiento del concurso paro los obras públicos de cierto enver ­gadura .

Yo quiero poner el acento de mis polabros en este d ía del o1quitecto sobre ese anhelo de servicio social que animo y que honra o la colect ividad de los arqui tectos uruguayos.

La Universidad de la República nos ha proporcionado una preparación que puede parangonarse con la mejor. Sentimos lo responsabilidad de lo que hemos adquirido al través del nivel de cultura de nuestro pueblo; y queremos devol verlo en real i­zaciones que sean dignos de ese nivel de culturo.

A este anhelo responde nuestra p rédica cu~ndo recbmo lo reglamentación profes ional; cuando solic ita e l llamado a con­curso; o cuando t iende, por todos los medios, a si tuar la la­bor del a rqu itecto donde e lla puede ser de mayo r utilidad paro el país.

Porque nodo es más doloroso que ver marchar la rutina de lo ignora ncia por el camino de las realizaciones efectivos, mien ­tras la preparac ión técnico y lo capacidad de estudio perma­necen con los brazos caídos ante el espectáculo de los errores i rrepa robles.

Defender la función socia l del arqui tecto, es pa ra nosot ros un deber de patriot ismo y un deber de cultura; se lo debemos a la Sociedad que nos cob ijo, y se lo debemos a la si nceridad interior que nos ob liga. Se lo debemos a nuestros propios sen­t imientos de patriot ismo y de humanidad, que no estarán sa­tisfechos si no entregamos a lo reali zación lo mejor de que somos capaces.

Refiriéndose Boltosor Grocián o lo necesidad de sentir la simpatía con los cosos grandes, nos dice que alcanzar esto simpatía con el sol "bosta o hacer o uno planto, gigonteo, y o su flor, lo corono del jardín".

Y yo tengo confianza en el porvenir de lo profesión de Arquitecto en nuestro patrio, porque he visto siempre en los viejos, nuestros maestros, y veo ahora en los jóvenes, nuestros discípulos, la simpatía invariable y fervoroso por los cosas grandes.

No es lo nuestro una profesión mediocrizada; es una pro­fesión transfigurado por ideales y aspiraciones altísimos: está lejos de haber alcanzado, por cier:o, ese nivel de privilegios sociales que hocen de uno profesión uno especie de clase en­riquecido y cómodo. Pero en el modesto taller del Arqui~cto, que se desenvuelve en lo penumbra de los angustias econó­micos, hoy siempre algo grande, noble y luminoso; hay se­ñoreS~-- lo simpatía con el sol, que "bosta o hacer a uno planto gigontea y o su flor lo corona del jardín".

No quiero terminar estas palabras, sin ag radecer muy efusi­vomente a los representantes de los Poderes Públ icos y del Mu­nictpio que nos acompañan y nos honran con su presencia en este acto, lo deferencia que hon tenido para con nuestra fecha .

La misma gratitud a los señores Miembros del Cuerpo Di­plomático que han querido participar de esta fiesta de los a rqui tectos uruguayos; al colega a rgent ino que nos acompaña, o la Agrupación Universitaria del Urug uay, y a los profesio­nales de las distintos profesiones amigas, que comporten con nosotros lo protección de esto cosa común, y la real zan con su prestancia. A todos, en fin , los amigos de las a rquitectos: a los a rtistas; escultores y pintores; a los estudiantes; a los em­presa rios y miembros de la liga de la Construcción; a los obreros y artesanos, que nos hon demostrado su adhesión cor­dialísima en este día.

No quiere terminar t ampoco, sin un recuerdo de gra t itud, de aplauso y de estímulo, para nuestro Facultad de A rqui tectura . Poro sus grandes profesores y dirigentes, que honran o la na ­ción; para los grandes desaparecidos que laboraron en la pri­mera hora en la antigua Facultad de Matemáticas y para los que continúan en la brega con la antorcha en la mano. Poro los leaders de la emancipación del Arquitecto, que trabajaron allí, por lo preparación profesional , y cuyos nombres honran, también, a nuestra Sociedad de Arqui tectos, integrando lo 1 ista de los fundadores.

Pero en mi expresión final, quiero exhortar con todo m i en­tusiasmo, esta vez, a los arquitectos mismos, los jóvenes y los menos jóvenes; a los arqui tectos todos del país, a que nos mantengamos unidos por el culto entusiasta y sacrificado de nuestros ideales propios; de esos ideales grandes, que son soli­darios de todos nuestros otros idea les personales; solida rios de la propia elevación cultura l; sol idarios de todos nuestros sue­ños y de todas nuestras luchas de hombres en favor de la ver­dad, de la justicia, de la libertad y de_ la paz , para nuestra patria y paro el mundo.

ASPECTOS DEL VIAJE A PUNTA DEL ESTE

El Arqt. o Julio Abella, autor de la iniciativa de " El Día del

Arquitecto"

ARQUITECTURA

Visto de la iglesia de Maldonodo y de la Ployo de Portezuelo

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' ettnctas

Orientació11 Estilística de la •

1\ r f(tl i t e e t.ttl' a e 11 el

Este problema lo vamos a encarar no como una conferencia de teoría del arte, donde se citan todos los autores y tratados de estética, sino sim­plemente reflexiones sobre la historia de . la ar­quitectura en nuestro país en su caso particulm·, vale decir, una observación realista al través de la historia y de la obra realizada después de al­gunos a ños de ausencia, · por consiguiente sin nin­guna intención de crítica personal. por el contra­rio E.:iempre tocaré el tema en lo referente a lo ejecutado por todo lo alto; basándome en las obras para la crítica y poder establecer m.ás cla­ramente la orientación estética que .. habiendo co­menzado ya, podrá desarrolJarse y florecer mag­níficamente en el futuro; los errores que se han cometido son dignos de elogio porque significan un esfuerzo digno de encomio, y porque precisa­mente los errores nos señalan el camino de la orientación estilística para el futuro.

Dicho esto, entremos en materia. Yo considero, . que las cuatro determinantes que fatalmente nos llevará n a un resultado diqno de nuestra civiliza-- .. ción serán la s siguientes: Primero, la Ge~grafía , vale decir el medio ambiente físico del país.

Segundo, la Raza ;lcr resultante racial. Tercero, la Historia; el desarrollo de la civili-..

zación, la historia de la Arqltitectura en el Uru-guay. La Arqueología.

Cuarto, la Vida;- la vida moderna y el renaci­miento humanista.

En cua nto a la Geografía nos basta citar sim­plemente lo que dice cualquiera guía turística so­bre el Uruguay, respecto a su posición geoqráíica y astronómica, su superficie, límites, su orografía, con frases éómo ·.ésta: el territorio es ondulado y está: casi falto de extensas llanuras. Su hidrogr~­fía, donde dice, por ejemplo, las Cuchillas de Haedo y Grande determina n tres vertientes, la del Uruguav . Jo del Plata v ·la del Atlántico; v, donde se habla de la red fluvial v de la reqión de las lagunas osí como de las islas, etc. Y. de la Geolog:a , que habla de las capas del Arqueo-

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IlOJ' e 1 A rcttn. Fernando Gapurt·()

zoico y del Paleozoico y de los rocas gra~íticas, del Gneis y de equistos. Y del clima, que dice es de tipo templado, cálido, húmedo, con absoluta ausencia de nieve y de temperatura media y c~~­lo sereno cien días al año.

Cielo azul celeste como los colores de la ban­dera, que en EuropOJ confunden a menudo con la Griega que ostenta los mismos colores, por alqo se dice que Montevideo es la Atenas de América, yo creo sin ironía que no es solamente por la cultura sino por el cielo; - recuerdo una· anéc­dota pintoresca- : había en París una famiHct uruguaya muy patriota que no perdía oportuni­dad de fiesta para poner la bandera nacional en el balcón . . . ; los vecinos le llamaban la casa de los grieqos.. . naturalmente también por el tipo mediterraneo de los habitantes . . . ·

Y la Flora, con su vegetación espontá nea y la abundancia de prados naturales. Y de la Fauna, etc., etc. En resúmen, es el país un gran prado pastoril y de cultive.

Cuando presenté mi Mapoteca en la inaugura­ción de la Exposición de la misma, realizada en el Ministerio de Relaciones Exterio"res, al explicar lo que nos sugieren los mapas dije entre otras cosas:

Una carta Boreal, es siempre blanca sin contqr­. nos definidos, sus 1ímites se pierden o se derriten

como los témpanos de hielo. Un mapa tropical, es verde y ocre y .jugoso

como la selva virgen y cálido de tonos como las pieles de las fieras.

Un mapa de la zona templada es azul y naran­ja, se sueñan huertas, prados y pastores, rosas y manzanas; equilibrio virgiliano.

Geográficamente esto es el Uruguay, ese es el medio físico que influye directamente sobre la orientación estilística de las artes en general.

Veamos ahora la determinante Raza. Se dice que el Uruguay, cuando · fu é descubierto, estaba habitado por tribus salvajes, una de ellas, la 'más importante. los charrúas. Bien, todos los cronistas

A-R Q U 1 TE C TU R A..

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t:oinciden en que era una raza fuerte, y yo me. atrevo a insinuar una de las teorías más modfl,I­nas para -creer que los charrúas no pertenecían a una raza salvaje, y no solamente los charrúa.s sino todas las razas que nosotros consideramos salvajes en el Continente y en el mundo, son ra­zas en estado de regresión; tal vez esas razas nómades del Atlántico de América del Sur son los vestigios de la gran Atlántida sepultada en el océano, donde sólo nos queda como recuerdo los archipiélagos del Cabo Verde, Azores, Canarias y Madeira, tal vez son los que se salvaron de ese .Cataclismo en una extraña Arca de Noé, y luego orrojadas :p_or la marea en las costas del Brasil y del Plata, volviendo así despojados de su civili­·zación, desnudos y pobres, a un estado primitivo ·caul Robinson, olvidando su clase y su estirpe, sin memoria para fijar su civilización primitiva volviendo así a un estado de regresión.

Sobt=e este punto sP. han hecho ya estudios muy serios en. los m u seos etnogr::lficos de E u re p :::r, (es­pecialmente en el Museo de l'Homme en París donde tuve la suerte de colaborar durante varios oños), por ejemplo, y obserya~iones realizadas sobre náufragos abandonados durante cientos de oños), por ejemplo, observaciones realizadas si~ndo ellos de origen civilizado europeo se ha­biOn transformado en una tribu salvaje, (por re­gresión).

Yo creo sobre todo que esto puede haber pasa­do con los charrúas por instinto de libertad y valor, instintos superiores que los hizo hasta tal punto indomables que fué lo que decretó su ~)C­terminio; indudablemente existía en el fondo de esos seres algo que no es animal, sino de fuerza de supervivencia de una clase superior porque si observamos los mestizos descendientes que aun -encontramos en nuestra ca'mpaña tienen una tris­teza sentimental y un oudcr y hasta ·dir'a una fi­neza de espíritu y hasta un orgullo inconsciente Tacial así como un sentido de la higiene, todo lo cual se me aparece como estertores de una civi­lización superior; la tristeza de una añoranza qúe no comprende, la suavidad en los modales, la hi­giene corporal, la sobriedad o el sacrificio y el desvarío, la generosidad y el todo con libre albe­drío. De ahí que insista en que los charrúa::> no eran raza salvaje sino una · regresión de raz~s civilizadas; por consiguiente cuando los españo­les descubrieron América encontraron dos gra·n­d?s imperios con razas en ~ecadencia y múltipl~s ·tnbus con razas en regresion.

Los primeros pobladores del Uruguay fueron, sin duda, segundones de casa grande ,hijos des­heredados, de tan buena sangre como sus mayo­res, debieron ingeniarse para vivir. Los m::ís auda­ces eligieron entonces la ruta de América. Ese s~ptim? hijo d~ casa grande, despojado de su pa-1nmoi?-Io, estudiante, soldado, o marino, que mira el oceano con una esperanza de vida mejor, es el v:rda?ero conquistador de América y de su propia vida, ese es el indiano, y ese nombre es tal vez no solo porque trabajó en indias occiden­tales, sino porque se mezcló indudablemente con los indios. De ahí el sequndo grado demográfh.:o de nuestra civilización Tabaré.

De ahí el interesante problema demográfico so­bre el origen del gaucho; a mi entender el gaucho no es puramente español, su compañera es· la chi­na ¿por qué le llaman así? Sin duda por sus ca­racteres raciales de mestiza, pelo lacio y carac-

A R Q U. 1 T E C T U R A

teres faciales mongcloides; pues bien si la compañera es la china, su madre y su abuela eran chinas y finalmente su propia hija una chi­na; el gaucho el mismo es un mestizo (o por lo menos una gran parte de ellos lo son). .

Los artistas deben de meditar seriamente sobre esto al representarlo en los cuadros o monumen­tos históricos o con'memorativos (p. ej. si hubiera que erigirse el monumento a la compañera del gaucho seguramente que la Comisión Asesora no aconsejar~a un tipo puro racial de mujer espa­ñola) .

Pcr otra parte como decía anteriormente la mez­cla no es un deshonor desde el momento que con­sideramos que esas tribus no eran salvajes sino

. ' razas en regres10n. • •

Pe r otra parte, esta colonia pobre de España nunca dió oro ni plata a la corona de Castilla, sino guerra, trabajos y gastos inútiles; contra una raza de indios nómades e indcmables prilnero, después contra los mestizos y los gauchos hijos de españoles y eEpañoles, más tarde ellos mis­mos atados a la tierra igualmente rebeldes e in­domables.

La región del Plata no es minera, es simple­mente un gran prado, un inmenso prado silvestre, que por milagro de los conquistadores se trans­formó en oro y plata ol aportar los animales do­mésticos v la rueda. Bien estuvieron los conquis­tadores aí llamarlo Río de la Plata, no por el me­tal sino oor la tierra aue alimentará m.ás tarde los millones de animal~s dom€sticos y desarro­llará la ganadería y la agricultura, que son la verdadera plata porque es hija del suelo, no como la mina, que rólo deja une cueva infecunda en ~1 solor, en cambio el prado se mejora con el tiem­po, Eignifica civilización, no es rapiña, como la mina, el prado con la hacienda y la granja sig­nifican amor a la natural€za y a la vida, es cul­tura, es amor a la tierra para arraigarse a ella y al través de los años desarrollar su estirpe y con ella la civilización del terruño. Así nacen los pri­meros propietarios que son les promotores de ia gran inmigración oue vino después, españoles primero hasta la emcncipación de la patria, ita­lianos que comenzaron a venir de la primera .mi­tad del siglo 19, españoles e italianos después y cosmopolitismo general más tarde hasta nuestros días. En suma nuestra base racial es latina y por consiguiente en la latinidad debemos orientar la estilística de la arquitectura. ..

La Historia. Veamos ahora, a vuelo de pájaro, la historia de la Arquitectura en el Uruguay, des­de la llegada de los conquistadores hasta nues­tros días.

Las primeras construcciones fueron indudable­mente los fuertes que improvisaban los conquis­tadores en la costa, a base de empalizadas como por ejemplo el fuerte de San Gabriel, que estaba ubicado en la punta de la península de la Col,._,_ nia de Sacramento; en cuanto tomaron asiento trajeron con las leyes de Indias. los alarifes que construían las primeras viviendas. A estas les po­demos llamar ta'mbi~n ibéricas, por cuanto lo mismo hicieron los portugueses, ninguna cons­trucción importante ni suntuosa pudo perdurar a través del tiempo, las épocas de ·prosperidad y riqueza no fueron duraderas, la guerra se produ­cía invariablemente y con ella la destrucción y la ruina. Esa observación la hago yo en mi tra-

t:nntinún l.'n !a r•á~. N.o 1116

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u ~X s4tmt6, Clt~''"' u clama a pl~nos pu lmones fa [¡Le,..[ad acora2aJa de bronce,

r)nliendo el aire CVII S U S nlas desplega­

clas . - ~euanla .su brozo iz9 uierdo, aiJc

en el espacio, para reun ir ett Jorn o Je ('lla a loJc.s los t•alienles, !J con la c lra

mo1H' , lietttJe .su e.;pado ltacia el enemi9t'.

. .. . . . • • • • • • • • • • •

. Jfasla pa 1•ece 9ue se la oyera,

t1' 1P r-calmcnle su Leca eJe pieJra

rtOsla l'l~ m pe Hte .s les fímpanos .

....-4penas lta. lmu.oJc _:)u 9"ilo,

precipila,.se o lc•.s (lucrrero..s.

pue.slo

t•ocife,.a

ARQUITECTURA

,

..

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JOSE ENRIQUE RODO

fAt conc iencia la tino americana tendría que ser iiH•r;¡u;ecu elll e ro11 sus / lliHlamen tales tradi· ~iones de o?·igen y ele <'Chtr ac ió n y tendría que perder el in.~tin t ü rl r· .<>us nui.(¡ altfJs intereses. 7Jara no senti·r m.agni,ficada en esas ho·ras ·inciertas. la solidaridad quf' la ·vincu la a la {JI'C(II nación de su 1·aza y de s1t espi1·it·lt,. que tiene 1Jara nosotros el f1·iplc prestigio de sn latiniclacl di1··igente, del m.agisterio ·intelect-nal q1¿e ha ejercido sobre nuestro cultura . .1J d e la tradició11 ele libertad encar­nada en s1t g1·an Revol-ución, 1n.ael1·e ele 1(1, 11uestra, 11 en el triun/a11tc arraigo d e 8US ins tit·nciones d em.ocNíticas. H emos reconoc·ido en todo tiempo tal 1JÍ'/.C"ulación espiritual .11 hcmo.<~ demtelto a F'mn-­da, en sim1)((tía 1:ehementísinta, esa inmensa ·irracl iafión rl e silllllatia. que ('onstil uJJI, la <'sencia, la tueTza y el (nr·anto clel eS1Ji1·itu. francés. V emos eu la tricolor ele Valmy .11 el (' Jenuna1H?S el sím.bo lo del ?neis pu,icwte ensa.JJO de ci.1; ili.zac ión hmnonita ria. liberal .1J generosa 'J ite se 1wJJa as¡yi·rado 1·ea­liza1· en el m1mdo d ( scle la Roma de los il.ntoni nos !1 rlel más 1)erj'ecto f lrwf'dm;iento ele cultura <iesinte?·esacla. de delicadeza mental 11 de ousto ~ -.rr¡uis i to. que llaJ¡a iluminado el espíritu de 1ma sociedacl 1wmaua cl<'scle la Atenas rl<' P erides 11 lo 1-'lorenc ia rlf' ·lus J!Mitis. romo no h emos de esta1· con el pueblo q·ue eso rqJ1·esenta. (' IUtnclo 1111 golpe f///1' quiere se¡· rle muerte. lo a1nenaza; c ttando una an(JUStio.(/a ex]Jectatil:a hace que se su culan ' 11 nuestrrt m em ')ria. df' llll lado los mila· gros gue1-re1·os ele la Revohtc ión :11 clel ot ro las p i nturas sí11iestms r·tJII r1ur· 1/I)S tms m itió l a ima­g i naci.ón de V-íctoT Hugo el (lOlOT '.'/ la d r .(!espera r ián (lel .. ulio t1'1Tible' '.

ELlE FA URE

La i l1·q·nitectttra es hasta tal ! lUidO el l en{luai ·' de f··ranf'irt. (fue sus 111'1Tatu ras esen ciales .se enc1tent-rcw en las manifestaciones mús v a1·iarlas de su espíritu . . ~i Fran c i1 11a sabido m.an i pu­l(l?', con 1ma igual maestría todas las fonnas de (J.'J)resión . ( ¡¡ toclas ellas se eJH'lll'll fm 1m as1Jecto arqnitectón·ico. Y no hablo 1ínicamentc del janl'ín, d e es<! arquitectura plana, 'JUe ünpone a los á,r ­boles e incl lt.'IO a. las ag1ws. 1101"/lWS rrctilíncas y ref·fos li f'nzos c1e nwro. P ero rercladc·ramente en todo, en el alejand1·in o. en la cesu ra y la 1·im a (le sus rf'r.(!ificadores e i •1c luso ele los poetas más <tuténtkos, esa monotonía v i?'il clel v : rso francés; trJClo. el 1)r nsamiento de nes('artcs en 1Jrime1· t ér· millO, todo lle1 a la huella ele esa preocupación del 1·itm u n1es·Hnrcl1J JJ de eq11 ilillrio en < l intelo 11 Jos tolúmenes <llle r ·voca. siem.pre la imagen d el monumento.

JiiPOLITO TAINE

Convertir en dominante un caníc ter llúfa ble : l! e a lt i el fi 11 rle la obra artística. P or eso cttanto m.ás 8e aceTQIU' (! ese fin mw ob1·a mtis 1Jerter-ta sení: en otros Unn iu os. ruanto más exacta y com.JJletam rnte llene las concliC'iones indicadas mtis alto lugar lr11drti en la esrala de 1iOlores.

H ay dos rle l'stas co11d i c ionrs; es meneslr'T (!ll f! el ('(trtictc r sea lo nuis dt>stacado y lo m<ís dominante 1wsi1Jle. Est·u.d'iemos ele cen•a estas dos obligacirmes clel artista. Pam ol¡reviar el tmbajo n o exami.na?·,: s ino las a·rtes Clf' imitación. la cs l"ultura. l a música <lr<nnlitica. la pintura y la lite-1·a.t ·ura, estas clos 'lí lf im.as prin c ipalmente. Ba .~ ta <·011 esto. JJ u es 11a crm oc<: i s 1 os lazos que ·unen las a1·tes que imitan a. las q·1w n.o imitan. t :nas y otras J)rocu rcw t ran.c¡ j onna·r e11 do111 inante un cm·ác ter notable. Unas .11 ot1·as lo cons igu en em.pleanllo un ('Oujuuto <1 • p-lrtcs li{Jarlas. f'll.IJas 1·eladones co1n­bi1w11 y ?nocli/iNL11. 1-a ·única <lifercn cia cou s iste e11 que l as artes rie · imi tarión. la pintura. la esc1tl­t ura y la poe."'ía. 1·eprocluccn enlaces orgá n iros .11 m ora lr8 .IJ hacen obras forres pond ientes a ob je­tos el el 1nunclo 1·eal. 1wient?:as qu.e las ot1·as aTtes. 1 a 111 ú 8 ic·a pro1J ia 111 r: 11 t e <l i e lta .11 la a'rqui t ect1tra, combinan 1·elaciones matem áticas ]Jm·a crear obras (JIU ' no corresw)//den a l os olJjetos r<'ales. P ero wna sintonía. 1111 ten¡,plo así construido. son seres ri v i l'ntes co mo 1111 po 1urt cscrif ') o 1wa jigu1·a pin· tacla ; pues so11 tambi(111 seres u1·oanizaclos, C II.IJa~> ¡)(tri es to([(fs so11 mutna111cnte clcpenelientes y ?·e­{liclas po1· u.n principio clirecf?·iz ; tienen también ·¡wa f isouolll ía. wego11ar un iutcnto, l!ablaT con mw. expt·esión. a1Yuntan a 1t11 r tecto . .rl tít11lo de lo r ual so ~1 rTiaturas ickales clc l mismo orden ele _las ott·as. sontetidas a las mismas leyes de (·rea c ión como a las 111 isnws reglas clr' crítica; no son ,~ ino 1m gntpo cl'istú1to <lent1·o (le la clasf' total y con u ua 1·estri1 f'ión co 11orida ac antemano, las vr1·dade.~ que sP e¡wue11 t ran M·Nca ele ellas. a e17as se aplica.

LE CORBUSIER

Se zwnc (' 11 obra la pie(/ra. la madera. Pl re m euto . .<;1' htJJ•en C'asas. palados: esto es la cons­trucción. La inoeniosidad traba j a .

P ero ele re1Jent e me llegáis al corazón, m e · llad is sPJitil· el 1Jie11. me sin1to dir·hoso y <ligo: " Esto rs. h ermoso:' . H e aquí la A r quitect ura.

AqiCt está el arte. Mi casa es J)ní ct-ica. Gra r·ias y gracias i{Jllalm ent · a los ingenieros · de te­?-roraniles !J a la Co 111 pa ii ía clr T el éfonos. ·

Vosotros 110 ltabh'i sar·ucliclo mi comzóu. P e r o las parceles M ' elemn al c ielr> l'n '1111 orden tal q1¿e 1nc enwcionan: Y o sieu to v uestras intenc·iones. Sois s/lm: . s. bntfales. ('nr·antac~01·as o d'iguas. liu.estras. 1)iedras 1ne l o dicen. Jle sujetáis en este lugar .IJ mis ojo.\· miran. Jlis ojf)s m:iran algo que r n.u.ncia 1m pensamie11to. un J)ensamiento que se m anificsta sin J)alabras ni sonidos. sino 1íwicam.ente po·r m ecUo de p·rismas qne tienen rela,c ión: entre .<(í. b'.(!fos prismas son talf'S f}'lte la l1tz los d eta-lla clm·amente. Sus t·elacioncs n o tracl1tcen nada necc.~ariamcn te lJ1'1Í(·t it·o o dl' .íiCri nti·vo : son úna ct·ea­ción matemática de puestro espíritu: son el l en ouaje ele la arquiteetura. Co1~ mat1 riales rudos y sobre ltn 1WOYI"Ctllla 1wís o mf'nos ut·ilita·rio. ltab(;is csfab ler i clr) relr.u·iones q¡u· me han emoc ionado.

Esto es la Arquitectura .

A RQUITECTURA Sl

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El Ar(Jttitecto e11 la Hemos escrito otras veces sobre los días de postguerrct. Fué ayer cuando

J.,_, vi()t<Witt estc1bn alejadct, aun cuando la presintiéramos. Pero hoy, cuando casi tocamos Pl triunfo definitivo, nuestra ansiedad por marcar el futuro, se vuelve más pre1niosa. De la fragua de la guerra surge un nuevo destino para la hu­mcmidad. Nuevo y limpio, como una estrella. Ciegos son los que no la ven o no quieren verla. Nuevo destino humano, para el nuevo hombre que poblará los valles de Út tierra.

Acercados a lct victoria, ha llegado la hora de pensar en los días después dr la guerra. Pase n los nnales de una historia negra d~ crímenes y horrores todo el ciclo funesto de destrucción y muerte. Y pase como cosa vencida para. sit!1npre, en los días d~ unct humanidad nueva, enlazada en el abrazo de la cordialidad. u ,a págimt, que sea la última en el ancho libro de la vida de los pue blos, y que venga desde mañana, la nueva historia de una dulce concilia­ción humana.

A trás para sie1npre la era de destrucción. Y ensalzada sea lct r~ueva era de la construrci/m. Construcción con el pensamiento jubilmw: con la materia sutil del arte; con los elementos escondidos en el seno de la tierra ; y con los nuevos elementos que el hombre arranca del misterio de los laboratorios. Cmutruir para !a /f'licidad humana.

Rs en esta era iluminada de la creación, donde el arquitecto puede al­Zflrse casi como un Dios, porque en sus manos están los poderes creadores, vivifirados por la llamct del arte. Todo lo que produce el hombre está desti­nado a envejecer o perecer. MctS si el ropaje del ctrte cubre la obra humana ·-palabras, cuadros, sonidos, muros- la cosa creada vence la usura de los dí.rts y se mantiene como nn signo frente ct las interrogaciones del futuro. El (lrquitecto puede lcvrmtar sus templos y palacios, pero puede y debe levantar­lo!i en belll~zct. Todo lo que envuelve al hombre por sobre un campo de es­combros y ruinas, él puede erigirlo nuevo, puro y firme, como ltnct flor de piedra qlte nacierrl de la.~ tierras laceradas. El puede ordenar s1u números y sus fórmulas y elevar la cosa nueva con un sentido que jamás ha poseído Pn los desolados días anteriores. El todo lo puede : ya con sus propios medios, o pt convocando la frat.ernal ayuda de todos los que saben constrttir con otros medios las cosas que reclama la felicidad humana. Con los medios del inge­niero, poderoso y fuerte, cambiado de un amargo reverso de forzosa destruc­··ión, hacia e!. anver!lo de la creación gozosa; con los medios del médico, en el cuidado de la t.•ida humana, para volverla plena y lograda deSfle ln cima al sepulcro; con los medios de agrónomos y veterinarios en una rival creación pllr(l(lisíaca; con los medios del intelecto, en los laboratorios, los tallerPs y lns usÍiws del mundo.

Este exordio de iluminadas esperanzas que el hombre nttevo deberá ha- · ct?r sus realidadt?S- nace hoy para insistirle al ct.rquitecto en cuál debe ser su función coordinadora y armónica, en ese nuevo ciclo de la vida humana, qlte

t•stá naciendo por .'lobre las ruinas. Si hemos dejado que nuestra fe siempre firme, vibrara en la palabra ilusionada, 11.0 es sólo para hacerla cner en el dis­l:u.rso, sintiendo como la. acción se vuelve lejana. Al contrario. Pedimos, cla-11Winos porque Pl arquitecto recupere su función rectora en el mundo naciente. Conto la de un Fidias, sobre un nuevo Acrópolis, invencible y blanco; como la de un constructor f{Ótico junto a su inmensa y florecida catedral ; como la d.el A m phion, exaltado por JI alery, acordmulo las piedra.'l enormes en una nueva música ba io los cielos .

llace tiempo A RQUITECTURA sugirió y alentó la. organización de un Congreso N acional de todos los profesionales, para analizar los problemas de postguerrCl. Eso no pudo realizarse. Pero pensamos que hace años que nuestro i!remio rro se une en Pl abrazo fraternal y fecundo de los Cm~resos. Del VI Con~reso de A rquitertos, que debía celebrarse en Lima,. nada. se sabe. Es así que' creemos qu.e para estar alertas y prontos, cuando lf.egue la convocutoria clf'l .futuro, algo debiera hacerse para unir a los arquitectos de América. Altos problem(IS, que rebasan el temnrio de los problemas gremiales, deberán deba­tirse n.biertamente. El nuevo hombre de América reclamará su nueva A rquitec­lura. No rruevtl en s11 ugpecto formal, sino en la manerct cómo va ct adjudicarse,

._ en ese nue~o reparto de felicidad.

l~entinúa r-o In p4ig. ~o. 86

ARQUITECTURA

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10 ..

PLAZAS , CALLES, ETC-

1 PLACE SAINT HARTIN _ 1/ PROHENADE SA/NT JULIEN_ 11/ PLACE SAINT SA UVEUR-IV BOULfVARD SAINT PlfRRf­V RUE SAINT JEAN _ VI PLACE REINE HA 71.//LDf_ VI/ PLACf Df LA RfPUBLIQUE_ VIII DAR SENA_ IX R/0 ORNf_ X CANAL HARITIHO Df CAE

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Presentamos aqu í, un plano aproximado de la porción más antigua de la hermosa ciu­dad normanda que ha caído en poder de los heroicos soldados onglo-canadieneses, dirigi­dos por el veterano general Montgomery, a pesar de la tenaz resistencia opuesto por las hordas nazi s, que la ocuparon durante más de cuatro años.

El origen de Caen no parece ser anterior al siglo XV y se lo atribuye a lo siguiente circunstancia . Guillermo, duque de Normandía, y Matilde de Flandes se casaron, a pesar de lo prohibición del papa León IX y de lo excomunión que, contra ellos, lanzó el arzobispo Mauger, de Rouen ( 1) . Después de muchas negociaciones, el soberano pontífice absolvió a lo~ dos esposos, pero con la condición de que cada uno de ellos crease una abadía. Guillermo fundó, en 1060, lo de Son Esteban, destinado o rel igiosos del sexo masculino (" Abbaye oux hommes") y, por su porte, Motilde establecía, pocos años después, una abadía paro mujeres \ " Abboye oux femmes"), que es lo de " La Trinidad".

Al mismo tiempo Guillermo hacía levantar, pa ro su residencio y en lo cúspide de una colina equidistante de los dos monasterios, un soberbio castillo del cual todavía quedan al­gunos restos de cierto importancia.

Por otro parte, alrededor de ambos cenobios se fueron agrupando numerosos viviendas que, con el transcurso de los años, formaron el primer núcleo de lo actual ciudad de Caen.

Cuando Guillermo conquistó Inglaterra ( 1 066 ) y eligió o Londres como capital de sus dominios, Caen pasó o ser capital de provincia y toda No rmondía formó porte del reino inglés hasta principios del siglo XIII. En esa época, Fe lipe 11 Augusto, rey de Francia ( 1180-1 :>23), después de vencer al monarca inglés Juan "sin tierra" ( 1199 - 1217), incorpora, a sus estados, lo provincia normando y su capital.

Dos veces volvieron los insulares a entrar en posesión de esta ciudad: la primera fué en 1 346 pero, por poco tiempo; más larga fué la segunda dominación, que tuvo lugar du­rc•nte el últ imo período de lo Guerra de los Cien Años, el cual duró desde 141 7 a 1450. ·

Caen era una verdadera ciudad de arte que convenía ser visitada con detención, tanto por sus pintorescas calles bordeadas por vetustas y hermosas casos medioevales, como por ~u~ venerables templos románicos y góticos y su magnífico "Museo de Bellas Artes" .

Haremos uno rápido descripción de sus más importantes monumentos, es decir, los que están indicados en el plano, con números arábigos.

A RQU I TECTURA

X

IX •

A R ct iJUAff GIURIA-

. .......... -f , IJ

Planto iglesia San Esteban

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Iglesia Son Esteban

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Iglesia Son Esteban. - Costado del obside

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1 ) IGLESIA DE SAN ESTEBAN. Ero el templo anexo al convento es­tablecido por Guillermo y fué construido entre 1 060 ·y 1 077. En un principio solamente estuvieron abovedados los noves laterales !con bóvedas de arista) y un modesto techo de ce rchos cubría o lo nove central. A mediados del siglo X 11 , este techo fué reem­plazado por el de bóvedas de a rista ( sexportitos l, que existe oc­tuolment~.

Hacia 1 200 su planto ero relativamente simple y ca recía de g irola pero, en todo e l correr del siglo XIII, sufrió to n grandes modifica­ciones, que llegó o adquirir lo formo de lo figuro 2 . El coro, crucero y ábside, con sus copillas obsidoles, fueron reconstru idos durante lo primero mitad del siglo XIII. Lo amplio capillo situado no muy lejos de lo fachado principal y del lodo "del Evangelio' es también uno obro ejecutado du rante ese mismo siglo.

2 ) LICEO MALHERBE ( 2 l. Porte de los construcciones de lo viejo abadía de Son Esteban están ocupados por este establecimiento de enseñanza. Durante el sig lo XVIII fué necesario reconstruir porte del claust ro junto con el hermoso refectorio y lo monumenta l es­calero, cuyo baranda de hierro forjado, es todo uno obro de arte .

3) IGLESIA " LA TRIN IDAD". Formaba porte del convento debido a lo piadoso reino Motilde t3l. Su planto inicia l sufrió pocos al te­raciones pero, lo mismo que en Son Es~ebon, se sustituyó el techo de cerchos que cubría o lo nove central del siglo X 1, con el de bóvedas de a rista - también sexportitos-, q ue t iene actualmente. Fué muy perjudicado por e l t iempo y los hombres y gracias ol eminente a rqu itecto Víctor Ruprich Robe rt ( 1 820 - 1887) , que lo restauró muy hábilmente entre los oños 1854 y 1860, pudo reco­brar su primitivo a specto.

4) HOTEL DI EU (Hospita l Generoll . Los depeñdencios del convento benedictino de lo reino Motilde han sido destinados o hospita l, el cual gozo de los magníficos jardines que alegraban al antiguo cenobio de " Lo Tr inidad".

5 ) IGLES IA DE SAN PEDRO. Bello monumento gótico construido en­tre 1308 y 1530. Lo porte mós moderno es el magnífico ábside, construido por Hécto r Sohier el) est ilo yo francamente renacentista , por lo menos, en lo porte externo. Su interior acuso uno exube­rante ornamentación, especialmente en el coro, donde el ci tado arquitecto hizo galo de uno inven tivo y un ta lento artístico poco comunes. Llamo lo atención lo esbelto torre de lo fachado prin­cipa l, termina do en 1308, y cuyo flecho de piedra llego hosto lo altura de 75 metros.

6) IGLESIA DE SAN GIL t " Sa int Gilles" l. Vie jo iglesia románico del sig lo XI, pero reconstruido posteriormen te. Conservo su nove único del siglo XII y un hermoso portal cuyo arquitectura demuestro que hoy que incluirlo entre los obras de lo primero mitad del siglo XV 1

7 ) IGLESIA DE SAN JUAN ( " Saint Jeon"). Interesante monumento de los sjglos XIV y XV. Tiene uno to rre en fachado princ ipal y otro en lo intersección del c rucero con lo nove más alto ( 4 l . Am­bqs están todavía incompletos (carecen de flechas) y lo primero presen to acentuado inclinación.

3 J IGLESIA DE SAN SAL VAOOR f " Soint Souveur" l . Curioso templo compuesto por dos noves de idéntico ancho y pertenecientes o dis­t intos épocas. Lo del lodo " del Evangelio" es del siglo XIV y lo otro fué construido un siglo más ta rde. El ábside de lo primero es uno hermoso ob ro de Héctor Sohier y fué terminado en 1 546. Tiene un bello campanario cuyo flecho es del siglo XIV.

9 ) ANTIGUA IGLESIA DE SAN ESTEBAN. Ignoramos por qué lo lla­man " antiguo", desde el momento que fué construido en pleno siglo XV, o seo, cuatro siglos más tarde que su homónimo erigido por Guillermo " el Conquistador". Hoce unos treinta a ños estaba en muy precario estado de conservación y se lo utili zaba como de­pósi to de materia les, de propiedad del municipio de Caen.

A RQU ITECTU RA

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l Ol IGLESIA DE SAN N ICOLAS. Otro notable edificio muy maltratado, hasta el punto de que, o principios de este siglo·, se lo convirtió en depósito de forrajes. Tal vez, mós tarde, hoyo sido dedicado o capillo del cementerio contiguo.

ll) IGLESIA DE NUESTRA SEÑORA ( Notre Dome ). Interesante obra de lo Compañía de Jesús, cuya planto, fachada y estructuro son clósicamente jesuíticas. Fué inaugurado en el año 1684 y posee un altor con baldaquino, que es una magnífico obro de talla del siglo XV II I.

12) IGLESIA DE SAN SALVADOR ISoint Souveurl. Otra iglesia de­dicado al mismo santo que lo yo citada anteriormente (véase nú­mero 8 ) y que es de fundación mós antiguo que ésto. Construida durante lo época transi tiva del románico al ojival, fué reparada y reformada duran te los siglos XIV, XVII y XVIII, conservando hue­llos importantes de todas los etapas de su construcción.

13 l IGLESIA DE SAN JULIAN. Gracioso monumento del siglo XV . .

14) El AYUNTAMIENTO (Hotel de Villel. Este hermoso edificio de clásico "esti lo LUIS XIV", fué constru ido para seminario al pro­mediar el siglo XVII y su capillo conHene los 120.000 volúmenes (entre ellos, mós de 1 00 incunables) de la Bibl ioteca Nacional.

l5) EL MUSEO. Ocupo también porte del antiguo seminario que hemos mencionado anteriormente. Contiene admirables 1 ienzos de los más celebrados artistas de los escuelas italianos (Perugino, Tintoretto, Pablo Veronés, Aníbol Corrocci, etc.), francesa (Mignard, Lebrun, Nottier, Boucher, Ary Scheffer, Courbet, etc.) , española ( Zurba­rón, Rivera y Murilfo ) y flamenco (Van der Meulen, Breughel de Velours, Jordoens y Van Dyck).

Llamo lo atención lo solo que contiene los objetos artísticos y 50.000 estampas legados al Museo por el coleccionista Sr. B. Man­cel. Allí pueden admirarse, aporte de hermosos cuadros de lo es­cuelo holandesa (Van Ostode, Van Ruisdoel, Teniers, Wolscoppel, Van Uden, etc.), bellos ejemplares de porcelana de Sévres, mayó­licas de Rouen y magníficos esmaltes de los siglos XV y XVI.

16) PALACIO DE JUSTICIA. Noble construcción del siglo XVIII.

17) MUSEO "DE LOS ANTICUARIOS". Ocupa un viejo colegio de los jesuítos y contiene numerosos objetos de gran antigüedad, entre ellos se destacan algunas joyos merovingios, encont rados en uno tumbo y no muy lej9s de Caen, y uno copo que se pretende hoyo pertenecido a Guillermo "el Conquistador" .

18) LA UNIVERSIDAD. Grandioso edificio de antiguo fundación pero que, en gran parte, ha sido reconstruido durante el siglo posado. Funcionan en él tres facultades : Letras, Ciencias y Derecho.

19) LA BOLSA. Es el antiguo " Hotel d'Ecoville" u " Hotel de Volois", magnífico palacio, obro de un arquitecto desconocido, y terminado en 1538. Su amplio y bello patio ostenta uno rico ornamentación esculpida del mós puro estilo "Francisco 1" .

20l HOTEL DUVAL DE MONDRAINVILLE. Otro bello obro renacen­t ista atribuído, por algunos autores, al mismo arquitecto que cons­truyó el "Hotel d'Ecoville" .

21) EL PALACIO " DE LA MONEDA". Valioso edificio de ejecución contemporáneo o los dos anteriores. Inaugurado en 1 531.

22 ) HOTEL DE THAN. Hermoso palacio construido o mediados del siglo XVI y que ha sido muy bien restaurado en tiempos de Na­poleón 111 ( 1852 - 1870).

23 ) EL CASTILLO. Es una obra de Guillermo "el Conquistador" pero, de los primitivos construcciones, sólo quedan uno qve otro torre y algunos paños de murallas. Fué modificado varios veces y en dis­tintos épocas poro adoptarlo o cuartel.

ARQUITECTURA

Nove de la Iglesia de la Trinidad

Iglesia de lo Trinidad

85

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Antiguo Hotel de V•lois

En Caen abundan los antiguos mansiones, tonto medioevoles como de los siglos XVt, XVII y XVIII. Un poseo por los angostos collejas del Carmen ( Rue des Cormes), Son Juan !Rue Soint Jeon ), de lo Prisión (Rue de lo Geole), de los C>Jnónigos (Rue des Chonoines) , de los Franciscanos (Rue des Cordeliers) y especia lmente por lo de Son Pedro tRue Soint Pierre) , nos permitiría contemplar numerosos viviendas de otrora y de extraordinario mérito histórico y aún artístico. En su mayoría estón construidos o lo manero normando, es decir, a base de entramados de modero con rellenos de mampostería de ladrillo. Los piezas de modero, que quedan aparentemente en fachado, suelen estor delicadamente esculpidos.

No sería di fícil que el hurocón de hierro y fuego, que se desencadenó sobre lo bello ciudad de Guillermo y Motilde, hoyo causado enormes perjuicios en los venerables y valiosos monumentos que ello encerraba. Con todo, abriguemos lo esperanzo de que, uno vez termi­nodo lo atroz contiendo que desde hoce cinco años afl ige o lo humanidad, los restos de aquellos magníficos obras arquitectónicos serón conservados piadosamente y sin hacerles su­frir restauraciones " o fondo" que, o veces, son ton perjudiciales como los rnismos cotóstrofes.

(1) Habfa un cierto parentesco entr e ellos, suficien te, a juicio de la Santa Sede para impedil· la celehraclón del matrimonio.

(!}) El poeta Francisco ~Ialherbe (15á5 - 162 ) nació en Caen. - Todavfa puede verse su ca~n natal en la calle de San P edro (Rue Saint Pierre) N.p 126.

(3) La. con<tu ista de Inglaterra ele,·ó a Guillermo y a :\Iatilde, a la categorfa de reyes. (4) Casi toda-~ las iglesias normandas, tanto r ománicas como góticas , poseen una torre­

linterna que JSe levan ta en el encuentro d e la nave central con el crucero. Esta. particularidad f ué llevada por los nürmandos a Inglaterra, donde a bundan las igle!Sias que tienen una torre con idéntka ubl<'a<'ión.

E 1 arr1uitectn e n 1 a post-guerra l'ieue de la ¡u\~. 1\et. 112

Debemos atender el llamado a construir, a organizar, a planificar, a ar­monizar. A armonizar, como sólo debiéramos decir en nuestro léxico de arqui­tectos, pues es!a p(llabra grande y sonora, entraña todo lo que debe dar el mundo nuevo en utilidad, en moralidad y en belleza. Darlo en un nuevo con­cierto humano, donde las razas, los pueblos, los paí.ses, la.s familias y los hombres pue dan «vivir» en plenitud por el solo Tt.eclto de haber surgido sobre la tierra al div."no misterio de la vida.

Es éste"el panorama que sin espejismos, se abre frente a nuestros ojos de urtistas. Allá rn ww lejanía - que algunos más jóvenes van lt alcanzar- se presenta la tiernt prometida que llama a los nuevos arquitectos. ¿Cómo los llamct? Dejemos par({ otro día estas meditaciones para aclar.ar qué cambios internos le pedirá el arte nuevo a sus creadores; y qué cambios habrán de operarse en la ntaMt anónima y beneficiaria, para que ese sueño, ltt nueva t:erdad artística, .~tea una verdad que lleve en su entraña como lo fué siem­prr- la otra verdad que viene del alma pura de los pueblos .

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ARQUITECTURA

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FOTO DEL ARQUITECTO C. A. SURRACO

A RQU ITECTU RA 87

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Extractamos de lo conferencio que dicto ro en " Amigos del Arte" el arquitecto Herrero Moc Lean, con motivo de lo expo­sición de croquis de arquitectura ejecutados por el arquitecto H. Poyssé Reyes, ideos generales sobre el croquis como expre­sión exacta de un estado de ánima creador. El resto de lo conferencia, por demás interesante, verá lo lux en su oportu­nidad yo que hoy estamos imposibilitados de hacerlo por faltCl de espacio .

G(ttMt~~J~, f!dt ,t Rtft& ' expueafc'l

41. Patul d,l ~tfe ' '

Esta e ~ la primera ,·ez, o •tniZ<l "' ele la muy poca~· ' ·eces que esto: muro.· glorioso~; ~· heroicof> de Amigo · del Arte -y no nw pidai que aclare quf cla.,e de o·loria artí.~ tica han ·u ·tentado y t1né h eroí~lllo eon:tante han r eclamado- , que e~to: muro glorio ·o y heroico~ de ~-\.migos del ~-\rt e, repito, cuelguen proyectos o croquis de n rqui tcctura.

E.~ este hecho raro en nue 'tro a m bien te y en todo.· lo. an1bientes actuale. , el que explica mi humilde pre ~encia ele conferenci. ta empecinado, ~; el que me ,.a a arrancar una "'erie de medita­<·ione: no une\-a. , sino repetidas y que u1e voy a penni tir dejar surgir en una ama hle compañía, :-: in prestigio de cátedra, eu,·ue1tas ca i en el "enei llo ropaje de una charla.

Pero ante:-; de entrar al tema, dejachue que hable un poco de la nneYa materia que llena es-

ARQUITECTURA

1

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• 1

ta . parecle~ r que eloo·iando el t em peramento artísti co del jo,·en e inquieto arquitecto Payssé He~·e:' , me dirija nn poro a :-;us prin1era: prue­bas de su esph·i tu, que son sus croqui. · de ar-1Jnitcctura.

La \·erdad, : i <le arq uitcctura debe trata r.-e -. '" ya decimos dellwlao·o que esta r ec·epcióu her ­mosa de Amig-os dP l Arte a la. arquite<' tnra pro­Yoea en nuestro espíritu de crítico~- nada mejor, para lueir ~- hH blar de~ de e~t as paredes, •1ue l'l croqui s, en el r rotluis ya vive la arqui­t ectura . Vive aún llH~jor que en los día.- suce:si­Yos, 0uando debe reüirse a una cantidad de impresiones, de si.· tenuls y- de nún1eros que no ~i em pre le benefician.

El c·roqui s es el l'el' ién narido del espíritu. Dentro de la nebulosa ron que canta hi en aden-

ARQUITECTURA

tro para el artista un canto, una idea , una for­ma, aquello que ha surgido impreciso, Yagoroso, trému lo, e. lo que nHí s ._·e· arer ca a la idea pura.

Después del croquis~ e11 el período de depu­racióH, n1uere el proyet·to en su r epr esentación gr úfi C'a . Se vuelve seco, e. quernático, rígido co­mo una fórmula, cuando .' e traslada a la~ tela . o a la.- copias. Y por últ imo \·u elve lentarnente a la vida definitiva cuando de líneas se 'Ta trans­formando en unu·os (•oordinados.

E: así <JLle el verdadero r nnto del arquitecto, está primero en ·el croquis y después en la obra perd ur a ble. Pero para mostrarlo, par a so1neter­lo a un juicio Yale el (' roq u is expr esi\·o, porque en ¡; 1, ademá. del criter io plást ico entrevisto, e.tá toda la primigeniH emoeión que ac01npaña e l d ifíc il nacirniento el e una ohra de arte.

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Ciertos hechos en lo vida de la ciudad, aún referidos espe­cialmente o determinada interés privado, tienen lo virtud de mover el ambiente, de interesar, rel»osondo al interés pública, para reavivar ciertos temores que a fuerza de sufrirlos,­una se había acostumbrado a ellos, ol punto de casi posarlos

inadvertidos.

Y es así, que el reciente semi-conflicto suscitado por lo cons­trucción de un gran edificio particular en nuestro Plaza Inde­pendencia, trajo a nuestro mente amargas reflexiones . . . ¿Qué será de nuestra plaza principal, en el término de muy pocos años? . . . Peor aún . . . ¿Qué es ya nuestra Plaza, donde se

anuncia ahora la construcción de dos nuevos ~rondes edifi­cios? . . . Y hablamos de ordenaciones, de urbanismo, de inte­rés colectivo, paro ver, -incapacitados de otra cosa que esa, - cómo se pierde un verdadero valor de unidad, para que, e n nombre del progreso, regresemos en aquello que nunca de­mos ,erder : " Equilibrio y armonía" de ese -sino gron espa­cio,- al menos, tradicional centro de nuestra urbe.

Bueno!! . . . y asociando ideas pasan por nuestra mente la Avenida Agraciada, Villa Biarrih: y la Rambla costanera ... Y qué decir de la ubicación de nuestros principales edificios públicos, "digno" ejemplo de " zonizac ión" , de la considera­

ción que por la consulta a la opinión respetable de las ofici­nas competentes, deberían tener las entidades públicas.

No recordemos más, porque entramos e n el tema " Plan Re­g ulador", y esto, que tan simple nos pareció en un tiempo, creyendo que toda obra de interés colectivo, debía ver abierto su camino hasta el positivo resultado final , vemos que tiene muchos bElmoles, que no son precisamen~e por la parte t écni ­ca, pero sí, por la incomprensión , el desinterés por la cosa !)u­blica, y el exagerado int~.rés por la privada . . . Y menos mal ! que aún algo, al cabo de años,- vemos hacer, aunque ello sea sin mayor conexión con una idea de conjunto, - tanto en ordenanzas como en realizaciones urbanísticas parciales,­quedando un mínimo saldo frnorable.

El tema es largo, profundo y no podemos insistir aquí. ¿Cómo podemos pretender un plan Regulador, si ni tenemos una L~y de Construcciones más nueva que la de 1885? Y creemos que de e ntonces a la fecha, " algo" evolucionó el concepto de

ciudad y el volumen de la misma.

Recordamos que en Octubre de 1935, nuestra Sociedad de Arquitectas resolvió entrevistar al entonces Sr. Min istro d~ Obras Públicas, para solic ita r la modificación de aquélla, iniciando una encuesta entre sus asociados, para solicitar op inión a l respecto. Posteriormente, nuestra Intendencia llegó a est ructurar un Código de la Construcción, cuyo paradero des­conocemos. Y la modificación de nuestra más reciente orde­nanza sobre h igiene de la Vivienda, -que data del 1 1 de a bril de 1928-, también anunciada, espera aún, no sabemos qué vientos para su marcha.

90

• cons rucctones

Ent retanto, no podemos pasar por al to, e l " CODIGO DE LA EDIFICACION" que se acaba de sancionar en Buenos Aires, luego de un serio estudio real izado por una numerosa comisión . de técnicos. Sobemos que no llega con ello, toda una panacea; sabemos que falta el correspondiente complemento, el estudia u rbanológico que concretado en un plan, pe rmita un racional desarrollo de una gran ciudad, pero se reali zó con aquel código - pese a las críticas que pueda levantar- un primer paso y . . . hay que iniciar ese paso!

No será perfecto lo conseguido en Buenos Aires. Pocas obras pueden lleva r ese sello, pero comienza por decreta r para la Municipalidad de Buenos Aires una autorización ESTA­BLECER RESTR ICC IONES AL DOMINIO PR IVADO", relati ­vas a :

1 .'' - Altura máxima y mínima. el número de pisos y vo­lumen y distribuc ión de los edificios;

2." - La w perficie mínima de los pat ios de ai re y luz y

la ubicación de los mismos;

3.0- La superfic ie libre de construcciones que POR TODO

EL ANCHO DE LOS TERRENOS, DEBERA DEJARSE EN EL FONDO DE LOS M ISMOS;

4 .'' - La proporc ión ideal del número de moradores, res­pecto a la supe rficie ed ificada;

5."- Lo ubicación y el uso de los edific ios para comerc1o, industrias, residencias y otros f ines;

6." - Altu ra s determi nadas y normas arqu itectónicas de conjunto para la edificación frente a plazas, aveni­dos o paseos públicos, etc., etc.

Y no seguimos, porque el espacio disponible, más regla ­mentado que .. uestra ciudad nos llama a la realidad; el t ema es amplío y profundo por ello, no puede demorarse más.

" ARQUITECTURA' ' reclama que s! piense en lo ya irrepa­&able y en lo que a breve pino igualmente lo será y que, si como en d reciente e jttmplo del edificio de la Plaza Indepen­dencia , un mal e ntendido derecho de propiedad, casi malogra una compos.ición edilicia, este famoso derecho, alentado por uno incompleta legislación relativa a construcción, puede, a muy corto plazo, hacer de nuestra querida ciudad, un motivo de arrepentimiento futuro, tanto por' lo que hicimos como por lo que vamos dejando hacer . . . Y ha llegado el momento de pensar H riamente en el peli,ro latente que todas conocemos y ql!e .~lgunos parecen desconocer, simplemente con cerrar los cjos. Creemos que debe requerirse la opinión de la So­ciedad de Arquit:ctos, como colaboración desinteresado y que puede, en inmejorables condiciones, traer un aporte de ideas para la obra que corresponde a las oficinas especblizados.

Por hoy, basta, pero seguiremos oportunamente.

ARQUITE CTURA

Page 43: Arquitectura 212 - 1944

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Page 44: Arquitectura 212 - 1944
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4 MENCIONES IGUALES DE S 250.00 c / u.

a ) Arqtos.: A. C. Martí, J. Ledoux y D . Mendívil Herrera .

b ) Arq!os. : R. Riche ro, M. Mateo Fe rnán ­de:z y A . Pietropinto.

e ) Arqtos.: B. Arbeleche y M. A. Cana le .

d ) Arqtos. : J. C. Abello Tríos, R. Carie­vara y R. Rivera.

de locales de trabajo, a sí como solucionado lo llegado de per­sonal secundario y aprovisionamiento .

En lo Planto Boja, constituye principal característico uno neto separación de público o consul torios externos, o solos de enfer­mos y de personal técnico y administrativo a sus respectivos loca les, con uno ci rculación independiente poro médicos, entre consu't:>rio y su solo común. Y todo este conjunto, perfe!:to ­mente vigi lado, por lo administración y ofreciendo como lógico uno orientación al Este de lo espero de consultorios externos, cuyo mayor porte a t iende a l públ ico por lo moñona.

En el Primer Piso se ubican 44 comas de enfermos qu irú r­g icos, con el block operatorio en el ángulo Sureste, presentando a sí uno ~olución que, sin ser perfecto , es fácilmente corregible, o fin de obtener uno directo entrado de enfermos a Sala Sép­tico, que servirá como salo de curaciones, s in entrar o lo porte aséptico del grupo qui rúrgico.

Segundo piSO

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ARQUITECTURA

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Asesor, Arqto . D. Daniel Rocco.

Jurado, formado por arqu itectos Rodolfo Vigou­ruox por lo Sociedad de Arqu itectos, Osear Brug­n ini por los concursantes y Ramón Ricón por " Coso de Golicio" co:-~ j u ntomente con el Dr. Hum ­berta Moy y e l Sr . Antonio Díoz Yóñez por . esto ent idad.

En el Segundo Piso se ubican I:J s restantes comas de enfe r­mos quirúrgicos y anfitea tro poro solos de ope rocrones con buen acceso.

Finalmente, en e l Tercer Piso incluye los servic ios : motern i­dad, n iños e infecciosos.

Sobre e l ángulo de b lock quirúrgico se desa rrollan los servi­cios de porto, nursery, incubadora, alojamiento de médicos y parteros, etc., quedando bien d ispuestos los salas de enfermos y con relativo aislamiento los seis comas de infecciosos, bien dispuestos en lo concerniente o ubicación del local de desinfec­ción y guardia, pero manteniendo una circulación común cor. otros pisos, lo que sin duda convendrá evitar.

En cuanto a l conjunto plástico, es bien equilibrado, con un acentuado y acertado carácter español, sat isfaciendo así al mismo t iempo que un buen estudio de planta, un deseo de la inst itución " Cosa de Gol icio".

Tercer piso

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Casa de

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FACHADA SOBRE AVENIDA AGRACIADA

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PLANTA DEL ULTIMO PISO

A RQU I TECT URA

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La rnr¡tin tel'lu de este edificio fué ejecutada por Aquiles Faroppa

33 departamentos con seis garages por lo calle Félix O 1 m e d o, y entrada de

servicio.

Planto boja con 3 nego­cios y azotea con terrazo de juegos. po ro niños. Ins­t alaciones completos gene­.roles y central telefónico.

A RQUITECTURA

ARREGLO DEL LIVING EN 4 DEPARTAMENTOS DISTINTOS

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2. '' premio del CONCURSO DE ARQUITECTURA REA­LIZADA, ca tegoría " A", organizado por lo l. Mu­nicipal de Montevideo, en el año 1942 (ed ificios

considerados individual­mente.

95

Page 48: Arquitectura 212 - 1944

asa ptlra el

Sr. Andt'és Te 111 esio ubicada en Juctn Ptnallier~ esq . . \\aldonado

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PLANTA DE SUB-SUELO.

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( mplte en las fachadas de sus obras ~E ~~NTU BLANCU NI EVE

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VISTA DE LA FA.CHADA

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Page 49: Arquitectura 212 - 1944

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Page 50: Arquitectura 212 - 1944

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Señor H é e t o r· Calle Puntas de St~ ntingo ~ => 1 de llil' ie mlwe

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Facho:la sobre lo calle Puntos de Santiago

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Solodo del hvi ng a l porche del costado y visto de lo fachado ca lle 31 de Diciemore. Los 3 paños del muro sa liente correspon-

den o lo construcc ión antigua

A RQUI TECTU RA

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Page 51: Arquitectura 212 - 1944

Porche fren te ol llvtng Pilar ce piedras de OSientos honzontoles

V1sto de l comedor ol l1vtng. Estonterio de modero d uro encerado. Estufo con fren•e

y dueto de p1edro g ron it,co

-\RQU IT EC TURA

COMEDOR. - Muebles de estilo Provenzal de pitiribi encerado. Artefactos de mode­ro encerado con portes de hierro forjado

y pontollos de cretona

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Page 52: Arquitectura 212 - 1944

100

Visto hccio lo porte del lovong frente .:~ 1 omploo ventanal (superior )

Vosto del livong al comedor. Piso de mo­nolít ico blanco y neg ro. Gran ventanal en

ángulo h acia el jardín ( inferior!

PLANTA ALTA Dependencias

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PLANTA BAJA

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ARQU I TECTURA

Page 53: Arquitectura 212 - 1944

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ARQUITECTOS//

ESTUFAS

BAJO DIRECCION TECNICA Arquit~ctos OSCAR B~UGNIN I y MIGUEL A. BElLINI

L A. PERFEC TA SOL UCION

DE UN VIEJO PROBLEMA

SIN HUMO , SIN HOLLIN , SIN CORRIENTES FRIAS

. , Calor por radiación y convecc1on

Calefacción y renovación de

ARQU I T EC TU RA

Fabrica y distribuye " 1M fA S A " 18 DE JULIO 972 - TE LE F. 8 42 63

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101

Page 54: Arquitectura 212 - 1944

Traducc ion de C r. t'v\ILIO ORIBE

Señora s, señontos, señores:

An tes de que lo leyendo de Anhón, tal como yo lo h~ compuesto, y tal como Arturo Honegge r lo ha penet ra do animándola con su magno a lien to, seo representado cnt<! vosotros por los a rt istas conduc idos po r Roberto S!ohon, y po• Ido Rubiste•n, en algunos palabras voy o deci ros lo h •sto­r io, porque esto leyendo tiene su h•storio en mi p:?nsom•ento

Lo Arqu itectu ra ha ocupado un g ra n lugar en los pro · me ros amores de mi espíntu . Mi adolescenc ia imogmobo, con pos•ón el acto de construir; mi pasión se alimen tal',; con lec turas bastante precisos, entre croqu is y teorías qu.: yo me forja ba. Encontraba en ello más gus'o y enseñonzc que en mis estudios y lo ideo m ismo de lo construcc icin, que es el pa saje del desorden al orden y el uso de lo or­bit ro n o poro ob tener lo necesidad, se fija ba en m• corT'u el t ipo de lo acc ión más bello y más completo que el hom­b re podría proponerse. Un edilocio terminado nos vuelve ;.¡

mostrar en uno solo m irado uno sumo de intenciones, ,,... -venc iones, convenc imientos y fue rzas que su existenc•o 1m­¡:.l•co; ma nifiesto o lo luz lo obro combinado de lo vollc. ion ot: l sa ber y del poder de l hombre. Un ico entre todos los ar­res, en un instante ind1visible de visión, lo a rqui tec tura cor · go nuestro olmo con el total sen t1m iento de los facultades humanos.

Pero lo adolescencia es •nconstonte y lo mío b1en pront _, fué seducido por lo poesía, ello ~e puso o escr ib ir los ver · sos que se hocícn hoce cuarenta a ños. Ero lo época del son .. bolismo: codo uno según su natura leza y su escuela, est5. oomos, unos y otros, muy a tareado; en a umentar de lo me­¡or ma nero lo can t idad de músico que lo lengua fronc.eso pe rm itía ontroducir en el d iscu rso. Este cu idado mus•col, ~ alg unos ot ros se le oñod•eron, me arrojaron en re flexione; Ili mi tados sobre los art es, y poco o poco sob re mil temo> que yo hubiera creído muy ale¡odos de mí mismo.

Pero nado estó lejos del espintu.

Me acon teció extrav iarme bastante entre m•s curoO:;• ­dodes muy diversos como poro hacerme perder el qusto de escrib ir. Dejé o m i fantasía lo completo libertad de hoce · y deshacer , de c rear si n di f•cu ltod y cnticor sin med•do , iJ que constiluye un juego peligroso, uno de e~os juegos o.: azor que llevan o lo ruino, - porque un pensom•e.,; -: privado de todo contenc ión externa, desprend ido de todo.: sonc•ón y no dirigiéndose a un acto o una obro b ien del 1m· oos, ignoro su verdadero natura le za, que no es otro q~o. ~ pone rse de acuerdo con el hombre entero - un pensom•en­to así se c ree fác il mente todopoderoso y un• versal : en u n..: palabro , adquiere el hábito de los d1videndos fic t•c•os y o~ los operac iones imo ginonas .

Fel izmente, lo arquitec tu ra , que había encanteda m i ¡u ­vent ud, me había de jado en el fonda un cierta gusto po­lo sólido, un c ie rto modelo de la construcción r ~o l, y en· ronces uno c•erlo descon f•onzo de los causa s de pequ•~• ) y de rumo que lo realidad hoce octuer ~obre todo co;o , · en particular sob re los obras e el espi ritu.

El arte de construir nos recuerdo que nodo se mo'1!1e · ne por si mismo, y que es otro coso amo r lo bello que C01 -ceb~rlo, y muy o! ro coso hacerlo concebir . Como lo pe~:> ·· · tez trabajo y juzgo a su manero lo obro del c rq u•t ec to q.J~

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e:lo some te o uno c rit•co constan te e implacable, así ocu­rre en todo ma teria . Todo producción apenas engendrado vive ,:>eligrosomen te , debe sufr ir pruebas de resistencia } tender muy b ien con tra lo ob jeción, lo indi fe rencia o e l ol­vido. Se pueden sacar de esto observac ión ton fundado g ran­d es consecuencias m•smo en el a rden litera rio y ha sta en le puesio. Aun en los piezas mós ligeros, es necesa rio soña r con lo duración, - es decir con lo memoria, es decir con lo iormo, como los cons' ruc tores de flechas y de torres sueñan con lo est ructuro .

Puesto que yo pensaba con mucho libertad en o tros cosos "· entre ellos, con mucho frecuenc•o en lo mús•co y en estu •rusmo arqui tectu ra , tenia fa talmente que ocurrir que a l­gunos relaciones ent re uno y otro vendrían o alegra r m• e,­pí rotu .

Estos re lcc•ones son muy fáciles de presen tir vagamen­te, del•codos de p recisa r y defoni r, y hasta no es •mpo:;•­ble el ponerlos en du do, - porque todo lo que es estéi •ca e~ d udoso. Pero , en cuanto o mi, elles me pa recían deslum­bran tes, lo que quiere deci r que yo deseaba much ísimo que ex ist ieron, y ésto bastaba po ro su existencia . Estaba muy le jos de ser el primero que los hubiera de;,eodo y desde lue­go percib•cio.

Es cloro que mús•co y on.¡UJtectura son artes que pres­c•nden •guolmente de lo •m•toc•ón de los cosos; son artes en les cua les lo motenc y lo formo llenen relaciones bastan­te más intimas en tre ellos que en los otros a rtes; uno y otro d~rig 1éndose o lo sensib ilidad más general. Los dos odmlle'1 lo repeticicin, medio todopoderoso; recurren los dos o lo;, efec tos fí sicos del tamaño y de lo intesidod, por lo cuul pueden ~orprender o los sent idos y el Espíritu hosto el on•­quilom•en'o . En fin, su na turale za respectivo permi te o su­;;¡•ere todo un lujo de comb mociones y desarrollos regulo­rEs, por los cuales se relacionan o se compa ran o lo geo­met ría y el a nálisis. Olv•dobo lo esencial: lo composicicin , - es C:ec ir el enloce de l con¡unto con el detalle , es mu­cho m:ls sensib le y exig1ble en los ob ras de músico y d~ arqUi tec tura que en los artes donde lo reproduCCIÓn de lo, •e res v1sobles es el objeto, por que éstos, toma ndo sus ele­men tos y modelos üel mundo exterior, del mundo de los ca· ses concluidos y de los destinos yo fijados, resu lto de eso elguno 1mpurezo, alg uno olu s•ón o ese mundo extronjerv, c lgunJ 1mp resión equivoco y occ•den tol.

Todo eso no hobio escapado, s•n dudo, o esos Griegos que :oca lo v1eron. Los antiguos deb•eron med itar sobre eso , concordancia s notables de l arte de los sonidos con el de los mases y pers::>::ctivos.

Pero su costumbre, púd•co y del•cioso, cons•stio en dorlt! f•gu ro o sus ideos.

Poro d •sfrozor su s tesis fí sicos o metafísicos, gustaban t:ngi r pe rsonas y dromes en d onde los a tributos y lo oc c ió:1 podien a l m1smo tiempo toma rse por lo que porec•on y agrada r como un cu~nto o uno historio , o b ien ser d es­cifrados y t raducidos en va lores de sab idu ría y ciencia , en pensamientos. Pero los mitos nuestros son abstrac tos oet todo. f\!o son por ello menos m• tos. Nuestros •deos no t•e­•~en cuerpos. Pensamos por med•o de esquele tos. Hemo, pt! rdic!o el gran arte de s.gni f•cor o través de lo belleza .

A RQU I TEC T UR .\

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Observad . . . Los que os digo es ejemplo de ello. Acobv de resumir secamente lo argumentación de un ocercomien­to posible entre lo arquitectura y lo músico.

Fueron demasiado fríos consideraciones. Pero intentad, en el presente, imaginar uno encarnación de todo esto, mi ­rad uno escena constituid un personaje, ton bello como querréis, ton noblemente vestido y plantado como querréis, en el centro del luga r más poético. Prodigad o su al rededor los rocas y los aguas, plantad o los pies de los montes uno selva denso y horrible, instituid el horror sacro, y no olvi­déis, con uno reservo de sombras, de hacer relucir uno fuente misterioso en donde se repite algo del semblante del cielo.

Todo así dispuesto, nuestros cimas y rocas, nuestros gran­des á rboles y nuestro fuente, y nuestro héroe bien embo­zado y establecido; y hélo aquí, entre tonto, que se incor­poro, se animo y acciono. Entre sus monos brillo un lira . Acomete al si lencio, y por los virtudes de su canto y de los cuerdos d1vinos que sus dedos conmueven, los piedras Y los bloques dispersos vacilan, ruedan o son atraídos, tropezon­oo y rebotando, hacia un lugar donde su conjunto se en­samblo, al mismo tiempo que, poco o poco, adquiere formo y se ordeno, y se compone un edificio, un templo.

He aquí el germen de Anfión. Durante muchos años, este germen quedó odormec1do e,,

yo no sé que pliegue de mi espíri tu. Allí hubiera permane­c ido poro siempre alojado entre tontos otros vest igios de ideos de juventud, si el azor de uno conversación con Clou­de Debussy no hubiera reanimado, uno noche, llamando o existencia eso semilla de posibilidad.

Yo os he dicho, o su tiempo, que en eso época lejano, me dispersaba voluntariamente en imaginaciones teóricos. En particular, me preguntaba algunos veces, con lo maravi ­lloso libe rtad de un hombre que no tendrá que habérselo:; con lo rea l y no posará jamás o lo ejecuc ión y al acto, me preguntaba y me respondía con respecto o lo organización y composición de obras de gran estilo, y de aquellos que cm­~.>leon simultáneamente medios de varios especies, como lo ópera, por ejemplo. Lo ópera me parecía un caos, un uso oesordenodo de portes líricos, orquestales, dramáticos, mi­m1cos, plásticos, coreográficos, un espectócllio en sumo, gro­sero, porque nodo ordenaba lo entrado en ejecución y el con­t raste de diversos potencies, nodo a llí ilmitobo lo acción, y el todo de lo obro estaba librado o los mspirociones divergen­tes del libret ista, del músico, del coreográfico, del pintor de decoraciones, del d irector de escena e intérpretes .

Dije o Debussy que yo v1slumbrobo un sistema extrovo-90nte fundado sobre un análisis de los medios y sobre uno convención riguroso lol!nque orbitrorio l, por lo cual yo daba o coC:o uno de esos medios linO función muy cloro y estricto de llenar.

Así, lo orquesto y el canto recibían usos profundomen•e distintos, lo ccción dramático, lo mímico y lo danzo eran ~eporodos rigurosamente y producidos codo uno en su tiem­po, durante duraciones bien determinados. Creo que iba has­ta o dividir el espacio de lo escena en lugares, en planos y pisos, y estos diversos regiones debían, en codo obro, ser asignados o tal o cual grupo de contantes o danzantes, o mímicos, o mismo o tal personaje, con exclusión de todos los otros. Eso ero asignar un papel o codo uno de esos por­tes del espacio como se hoce con los actores. Ero lo mismo con lo duración, dividido y aun mismo ... cronometrizodo. Por lo demás, lo luz, lo decoración debían ser somet idos o condiciones no menos razonados, y el conrunto representono el más imperioso sistema de limitaciones y de división del trabajo que se podría 1mogi no r. Eso es un esbozo de diS­ciplino y de construcción forma l. Confieso aquí que lo creo­coón de obras, o pcrtir de los condic1ones de formo, y co:.1 por lo ún1co concurrencia de tol es obl igaciones de hacer y .eJe no hacer, ha sido uno de mis sueños más quendos. Ruego que observéis que eso es trasladar lo mayor porte de lo que se llamo insp iración al periodo de preparación de lo obro . Tenia por costumbre decir en ese tiempo (ero un tiempo en el cual se apreciaba todavía el sonetol, que yo colocaba al outor del soneto por encimo del autor del más hermoso de esos pequeños poemas de formo fijo .

Y no agrego más que uno palabro sobre esto cu rioso concepción del espíri tu teórico de l cual no recuerdo, por le demás, todos los deducciones.

Me pareció - y éste es el punto, puede ser, interesonL! de todo ésto - que m1 sistema forzado al lim1 te, s1stem..J -que, por lo acumulación de condiciones, excluí o metód1co ­mente lo emitoción directo de lo vida sobre lo escena lo ml>­m o que esto imitación hubiera podido hacer olvidar el sen -

ARQUITECTURA

t1do profundo ¿e lo obro - me po rec1ó que ese sistema se acercaba mucho o uno concepc1ón litúrgico de los espec­táculos.

Yo no se puede ;er más moderno.

Debussy, naturalmente, no otorgó más que uno importon­c•o infini tamente pequeño o esto concepción de apariencia ton complicado, aunque demasiado s1mple en su principio v, yo mismo no viendo allí más que uno fantasía, el suce~o no tuvo cont inuación.

Fué necesario un gran concurso de circunstanc ias poro re­sucitar o mi héroe y, con él algunos de los ideos temera ­rios que le habían dado uno existencia lírico y escénico en mi espíritu. Fué necesario que naciera Honegger y llegase o ser Honegger. Fué preciso que Ido Rubistein, que coloco i servicio de lo poesía un celo único y todos los recursos de uno energía apasionado, que, po r lo danzo, lo plást ico, lo acción dramático, persigue el deseo de enseñar al mundo lo que puede hacerse de más hermoso, fué preciso que ello se tentase por ese mito ton poétaco y asimismo por todos los dificul tades que mis ideos part iculares oponían o lo repre­sentación de lo obro.

Escnbi entonces Anfión, y llamé o eso: Melodrama. No he hollado otro término poro calificar lo obro, que no es ciertamente ni uno ópera , ni un ballet, ni un o ratorio. En mi pensamiento, puede y debe ocercórsele o uno ceremonia de carácter rel.gioso. Lo acción, ton restringido como e3, debe así subordinarse o lo substancio significat ivo y poéta ­co de codo uno de esos momentos.

Señores y señores, quiero, terminando, deciros algunos po­labros de mi mú:;ico. Yo lo he planteado el bien primitivo y bá rbaro problema, el más di fíc il, puede ser, que un compo­si tor hoyo romás teniC:o q~..:e resolver. el temo se reduce o esto: Anf,án, hombre, recibe lo lira de porte de Ape lo. Lo músico ncce bajo sus de¿os. A los sonidos de lo músico na­cien te, los piedras se mueven, se unen: lo arquitectura est.J creado.

Pero lo músico ro debe ento nces aparecer en todo ;u fuerzo y su roquezo sano Gespués que el don del dios seo re­cibado y osamilodo por el héroe. El composi tor está de con­siguiente sometado o esto temable exigencao: debe trota r todo lo pr imero porte con un mínimum de medios, casi por los voces solos, y algunos percusaones, algunos rasgos y di­bujos casi impercepti bles que sostienliln lo mímico y lo danzo.

En sumo, casi nodo de músico en uno primero frase y todo lo músico en lo segundo.

El mín•mo de músico , al prancipio. El máximo, o conta­nuoción.

Y es que yo he pedi¿o o ~onegger esto o tro hazaña O<! hacer en algunos instantes, o partir del momento en que Anf iór~ descubre o invento el arte de los son idos, un des­arrollo fulmancnte de todos los recursos de este arte, des­de lo gema· hasta lo gran fugo que escucharéis de mme­dio to ~

P. VALERY.

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-W AL TY ha vuelto o su país, impulsado por _lo mismo fue~­zo que llevó o Cezonne o volver o Aox, poro segu or los invenciones de su arte, en que yo no importo mó~

lo aprendido, porque está yo en lo etapa de I:J resolución de s~:~ problemas internos, fuego y fuen'e de lo inspirocién.

Pero en eso resolución no se ve un proceso de búsqueda afa ­noso; mós bien se lee en sus obras, el proceso que Picosso se­ñalo como propio de los suyos: " no busco, encuentro".

Uso de su pintura poro trasmitir lo que no se puede hablar ; y lo que t iene que decir es de tal índole, que se nos hoce pre ­sente lo fro~e de Lourens: "opero con los nervios de punto , obe­deciendo o sensaciones c:J si oncomprensibles".

Además logro mantener clo ro lo expresión de ese sent ir : no olvido que el arte es un medio que ha-, onventodo los hombres poro comunicarse entre si, conten;endo poro ello los elementos de experiencias comunes. Y o favor de es:J expresión hoce que su facturo se acomode o lo que busc:J expresarse, dándole lo importancia que corresponde o lo técnoco, lo que intereso más por el espíri tu con que se lo pract ico que por ello mismo.

Todos los aportes de los nuevos tendencias fueron revisados por Ho lty.

Los estados de olmo que se pintan desde el simultoneismo, forman porte de su temático; pero el iminando lo simultaneidad.

De lo oeropinturo tomo lo lo bertod del punto de enfoque, aunque sólo lo empleo cuando le es necesa rio (Plegaria l .

Del Surrealismo h:J eliminado el exceso de lastre literario, e l ver ismo detallista, adoptando en comboo lo unidad poético de su mundo de mayores dimensiones de con tenido que el que nos rodeo.

De los Oníricos, ha el ominodo lo om;:¡údoco y ha recogido lo poesía .

De los izquierdistas, h :J elimon:Jdo lo propagando pero ha recogido lo potencio del person:Jje popula r 1 Los Pescadores).

De los constructivi stos, el secre to de cienc ia que domino sus composiciones.

Los Chinas. - Oleo

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EXPOSICION 1' él

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De los expresionistos, e l fondo de protesto de a lguno de sus telas 1 Nuevo York y yol y lo libertad de doctrino e l ominando el ofriconismo exótico y lo torturo.

Del purismo sólo recuerdo el a nsia de universalidad pero eliminando lo motemoticidod y lo convención expresivo .

Del Post-expresionismo, lo lat inidad clásico del espíritu de sus obras y el individualismo.

Del Impresionismo, todo lo roquezo de medoos pictórocos poro obtener los efectos buscados.

Del Post-impresionismo, lo justo importanc ia del contenido de lo ob ro, lo compenetración entre sujeto y objeto y lo cap­tación de lo belleza más intrínseco del mundo exterior.

De los Fouves, el instintivismo de Vlomink, lo ex te rior izac ión de los propios visiones y deseos de Von Dogen y lo frescura del o ficio.

Del Cubismo, e l culto de lo formo, el ritmo, lo geometría , e liminando el excesivo culto de lo rozón que apa rec ió en los comienzos de eso escuela.

Ha recog ido el mensaje de todos los líricos. De los dos corrientes que se pretende que existan ahora, lo

Europeo y lo Americano, se alisto por algo más que por su na­cional idad en lo ú ltimo; si los dos tendenc ias, como observan otros, son lo corriente abstracto y lo subjetivo, podemos afirmar que esto último es lo que puede abanderarlo.

Lo ola del actual Neo-humanismo, lo salpico sin envolverlo Y

lo que es de enorme valor, ha sabido eliminar lo preocupación de adquirir uno base estético que inh ibe el libre albedrío del pintor. T iene uno base que se deduce de su obro ; nunca su obro sogue o aquéllo .

Hoy dos términos de los cua les inte res'? ?rimo rdio ln:ent7 es­tablecer los d iferentes acepciones: eclectocosmo y equolobroo.

Quien carece del valor (léase espíritu l poro abanderarse en uno escuela o poro combatirla a sangre y fuego, la diluye en un agua de conveniencias y lo adopta dulcificado y en el fon-do pervert ida. La mezcla con tendencias opuestas y onda bien con Dios y con el diablo (léase con e l arte y con el gran pú­bl ocol; ése es un ecléctico en el sent ido de equilibrista .

Quien se nutre de los enseñanza s de toda s las escuelas en todo aquello que cada una de ellas tengan para él de conve­noente, tomándolas a sí de trampolín poro saltar más alto, es un hombre equilibrado a l que un amplio espíritu de compren­soón le permite valorar los experiencias anteriores, poro usu ­fructuar princ ipalmente de ellas en beneficio de su técnica.

Este último es el coso que puede tener referencias con Holty.

Las escuelas modernos de pintura, han posado vertiginosa­mente por los períodos imaginativo- metaf ísico- sensual, al ontelectuol - reflex ivo - c lásico, y al odeolisto -científico - fi lo­sófoco. Actualmente nos atrevemos o dec ir que hoy valores que completan el ciclo, uniendo lo metafísico y sensual o lo cien­t ífico - ideal ista. Sin definirlo totalmente estamos intentando de retrasar al Neo-humanismo.

ARQU ITECTURA

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Pero por lo ce rcano del momen to estético debemos renuncoor o su exacto justipreciación. Entendemos, en cambio, que caben valorar en todo co~o los valores eternos del arte, que hocen subest imar clasi ficaciones de teorías y escuelas. No importo frente o ellos que el arte seo subjetivo u objetivo. Ellos son los que nos permiten apreciar por igual, lo egipcio y lo gótico, Góngoro y Picosso; Le Corbusier y Mozort. Creemos que con eso varo corresponde medir ahora.

Sólo resto colocarse en la posición que nos implico lo nuevo pintura : recordar no sólo el comino andado desde los racimos de Zeuxios, sino el que se trozó desde que se descubr ió cuál es lo real idad más real del mundo objetivo; y aún toda eso gamo de puntos de pa rtida que fueron los lemas de los varios escuelas :

Retener $Óio alusiones o lo realidad objetivo. Usar de la figuro plástico como en lo literatura se uso lo

literario. Pin tor cuando se siente la oredestinocoón de hacerlo como

Gouguin . Sumar odeolismo, simbolismo, sintetismo, subjetivismo, etc .,

paro mostrar lo ideo lo más profundamente posible . Simplificar a rtísticamente. Kec reor lo creado. Establecer concordoncoo entre el mundo exterior y el espírotu

del art ista . Haber recibido el baño de geometría de lo urbe y refrescar

lo p lástico en contacto con la naturaleza idealizándolo por el fuer te conten ida subjetivo.

Uno vez colocados dentro de ese campo visual, y vistos las puntos comunes que pueden atribuirse o Holty y o las escuelas modernas, comprobamos que todo esfuerzo po r meterlo en un post -ismo, resulta estéril y pueril.

Es por ahora uno de los valores aislados dentro de ur> mo­mento en que se sostienen escuelas, o los que no pertenece, y contemporóneamente vegetan eclecticismos como los del fin de s iglo ( Nobies, bando negra , e impresionistas de salón 1 ; en aquel momento surgieron pintores como Corriere, al que no podemos, <Omo en este caso, en<ajar en ningún casillero.

Puntos brillantes dentro de uno constelación y nebulosas. No podemos considerarlo tampoco como un " fauve" del momento. En aquéllos hay rebelión rabiosa que no se repi te aquí . Un "fauve" destruye. Halty construye lo suyo.

Su pintura no es esencialmente sentomental, ni rea lista, no espiritual : vive en esas tres dimensiones a la vez .

Sufre una civili zación que trata de corregir con su vosoón particular de una manera serena y subjetiva. Pera su subjeti­vismo está condicionado por un espíritu sa no que do o su te­mática un carácter no trasnochado. Imaginativo no a tormen­tado, si pinto uno brujo , es la brujo que conocemos cuando niños y si es uno virgen es lo que vimos en el testero de nuestros comas. Ton sólo se diferencian por el tamiz de su per­sonalidad que filtró los visiones corrientes.

Deformo lo real idad por uno necesidon espiritual, par aco­modar lo plástico a lo expresión de sus ideas. La protesto de su plástica está impregnado frecuentemente de una ironía o de lo calidad de un fuerte discurso; nunca de un grito extempo­ráneo.

El arma de su técnoco - o fic io, para conseguir su pintura está superado de tal manero que no representa la preocupación mecánica que cerrará horizontes a lo espi ritualidad de muchos impresion istas. Su técnico, más bien tiende o lo llamado " es­<rituro pictór ico" de algunos post-impresionistas. Pero lo fun ­damenta l es lo libertad que t iene pa ra usar de ella : siempre acomodándolo o la finalidad expresivo del cuadro. De allí que obtenga efectos ton evidentes : a veces, su pintura, o fuerza de <:ontener nuestro campo, llego a adquirir el gusto o tierra que se a djudica o los telas de Courbet. Sólo que aquello mismo pincelado largo, se traduce allá en realismo crudo y aquí en una nota de poesía que es tónico de todo su producción. Tónico que abarca todos los cominos por los que ando su espíri tu in ­quieto: aún cuando roza el cubismo expresionista y el decora­tivismo sintético y eminentemente plást ico colorista de Gouguin (Conversación ). Bien se sobe que Holty sólo adjudica o estos incursiones, un va lor de estudio. Lo interesante es que en cual­quiero de esas muestras se siente el sello de distinción que ·caracterizo su personalidad. Siempre asentado en ese dibujo firme y escueto, en el color fino y rico y de efectos dramá ticos,

·y en sus composiciones equil ibrados de ritmos dinámicos y de absolu to unidad.

Fuero de todo ello hoy un valo r que destocar dentro de la 'Personalidad de Holty; un valor que tomo mayor importancia

.AR Q UIT EC TU R A

por cuanto s ignifico uno de los camino; más di rec tos po ro llega r a lo unive rsal: lo esenc ialmente naciona l. Esto adquiere con­tornos de esencial inte rés en él , dado que debe buscarlo en un país como el nuestro , ¿ende eso búsqueda, se establece en un campo (el de lo plástica nocioroll casi totalmente virgen.

Puede hablarse ya definidomente de una corriente plástico ondaamericanista. Su ca ra:teríst ;ca, es esa fue rza joven que le da uno cierta rudeza pero que la hace escapar ind udablemente de todo decadentismo contemporáneo. Pe ra en el indoomerico­nismo no está tota lmente nue~tra plástica nacional. Porque en lo génesis de nuestra ncc ionolidad, el elemento a borigen no tiene lo ingerencia que se manifiesto en otros países. Lo nues­tro sólo puede ligarse o eso tendencia, na por lo Moyo o Az­teca, sino por lo que el cielo y lo t ierra y los aguas americanas influyeron en lo formación de esos períodos a rtí st icos. El pa­rentesco se establece no por comunidad de caracteres, sino por identidad de raíces profundos.

Y en Holty lo fundamental que le ha permitido llegar a ese comino es el evotor el viejo error de casi todos nuest ros creo­dores en pretender europeizarse.

Ha tomado lo de a llende el Atlántico como enseñanza; y de América ha arrancado el espíritu.

Visto de lo concurrencia al acto de inauguración

Durante su estado en Estados Unidos surge coso onconscien­temente ese deseo de fijar uno nacionalidad aún no cla ramente formulado ni reconocido en su interior; deseo impulsado por los añoranzas de su ciudad y su campo, mientras se movía en ciudades y campos distin'os de los suyos. Se ligo a lo pa tr io po rque se enamoró de ello o lo d ista ncio. De ahí que por ese a mor se mantengo en ese horizon te donde lo objetivo y lo sub ­¡etovo poerden sus lími tes. Porque lo objet ivo sa le por e l amor que le merece esto porte del mundo; mientras que lo subjetivo se ompone por tendencia espiritual innato. Y entonces sus temas ahondan eso quieto y sereno melancolía de nuestros paisajes, con lo poesía severo y dulce o lo vez q ue exhalan sus perso­najes. Su paleta se tiñe de tonal idades te rrosos grises de uno opacidad quebrado por trozos de dramá ticos fu lgores; o en tin­tes que, o pesar de su sabor agrio, condicen en extraño mezc lo de dosonancios armónicos. Y su dibujo, se vuelve ceñido, estricto y fresco, sin grandilocuencias de deta ll ismos, con uno expre­sión más debido al juego de los líneas y de su valor emocional puro, que lo que surge de un objetivismo minucioso.

Por todo ello, reconocemos en H::~l ty, un mérito excepcional; algo que nos importo más que todos sus triunfos en tierras ex­tranjeras es un forjador de nuest ro espíri tu plástico nocional; y entendemos que el mejor elogio que cabe para él , es éste : Hal ty es uruguayo.

Aqto. F. PARPAGNOLI.

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Ave NetA LONf)l)eS

La época exige que todos las elemen·­tos se encuentren en consonancia con los refinamientos de la const rucc ión moderna .

1 nterpretanda eso necesidad, fabrica­mos para las instalaciones eléctr icas, plaquetas lisas y bombé en sobrios y elegantes dtseños modernos

Solidtelos en las casas del ramo

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ORIENT·A~ION ESTILISTICA DE LA . ARQUITECTURA EN EL URUGUAY

(Viene de Póg. 79J

bajo sobre la Colonia Sacramento en la siguiente forma: Esta colonia pobre del Río de la Plata no dió lugar a que se erigieran mansiones señoriales ni mucho menos; los grandes muros de mampos­tería, de adobe, revoques de barro o a la cal. techos rojos de teja acanalada, muros blancos, aberturas pintadas de verde cadenilla y hierro forjado componían con los claveles y geranios en macetones de barro cocido el aspecto polícro­mo de la arquitectura de la casa; pilares y :ei­lastras de orden dórico, columnas, guarda polvos. cornisas clásicas desfiguradas, arcos carpaneles y de medio punto y áticos simples, exteriorizabun su car.:lcter arquitectónico en el que siempre do­minaban los llenos; pero, toda esa rústica sim­plicidad tenía indudablemente un sentimiento 'f una poesía infinita, que consistía principalmente en su adaptación lógica al ambiente y a su for­mación natural; esa expresión es lo que podría­mos llamar el aire de la casa colonial que }>-.de­mos observar en algunos vestigios de hogares patricios; todo simplificado, todo recuerdo y avo­cación, el muro fuerte y liso, la cornisa clásica. el quarda polvo protector, los postigos esculpid?s a cuchillo y la reja de hierro forjado caractens­tica, con el rizo al centro lleno de gracia y negro como los rizos de las cabelleras criollas; manos nervudos y trémulas de odio golpearon en sus hierro al son de los clarines. manos finas, llenas de emoción candorosa abrieron los postigos al llo'tnado del galán; el ojo inquietante del arcab':_lz ~e ha asomado por sus rejas, la dulce mirada cas.tellqno ha iluminado s us contornos, la esbelta gracia lusitana ha compuesto su silueta. Bien. De esa primera arq,uitectura colonial, de influencia portuquesa v esoañola realizada antes de finc:l del siglo XVIII nace la arquitectura que yo he de­nominado con el nombre de "patricia" por haber florecido en la éPOca de la emancir:1ción de la patria, realizada por los descendientes de los ala­rifes extranjeros, arquitectura modesta, sobria, hija directa de la arquitectura colonial y del ran­cho, de planta simple como éste, fachadas lisas. techos de teja rancheros a dos aguas o azoteas con pretiles. de cuando en cuando alqún detalle ornamental resto de alguna demolición colonial.

Y en las aberturas el arco escarzano protegido por un guarda polvo de líneas simples, casi una franja, haciendo 'marco a una puerta pequeña como la del rancho pero fuerte, compuesta de múltiples tableros salientes y haciendo juego la ventanita de cuatro vidtios y tablero alto, pintada de verde gramilla. Estos tipos de arquitectura pa­tricia los encontramos invariablemente en todos Jos centros de POblación de la época. no solo de la independencia <;ino de la formación ·de la oa­tria qué POdríamos fijar hasta el año 1850. Las construcciones de techo de teia son generalmente sin cornisa llevando solo el alerito de la teja. Las construcciones de azotea llevan una cornisa sencilla, va no son las líneas ~lásicas vignolescas que empleaba el alarife español. el descendiente e fuerza de usar los perfiles los ha desfigurado: POr otra parte la economía que reclamaba el am­biente modesto de la época le obliga a simplificar

A RQ UITECTURA

las molduras y hasta suprimirlas. Igualmente su­cede con la estructura de las ccnstruccion~s. Los muros ya no tienen tanto espesor como los de ori­gen colonial; cuando son de mampostería y ~e­dra son menores las dimensiones de las piedras empleadas. Es un opus incertum imperfecto, em­pleando como mortero generalmente el barro; las paredes de ladrillo son tamb1én de menores es­pesores que las coloniales. el ladrillo tiene tam­bién menores dimensiones por consiguiente. El interior no hay detalles de lujo, todo, es sencillo y modesto; ef ciudadano no tiene tiempo ni pers­pectivas de engalanar su casa, sabe q ue en cual­quier momento el clarín de la patria lo llama pa­ra defender su suelo, y por consiguiente tiene que abandonar su hogar y su hacienda con la posibi­lidad de perderlo todo para empezar de nue~o. Este es el ambiente• en que se ha desarrollado ia arquitectura que llamamos "patricia". Por su gra­cia natural simboliza la formación de nuestras familias, por su fuerte austeridad la fortnación de nuestra patria, en suma, es el símbolo de la g\p­riosa sencillez de nuestro orígen.

He insistido en esto que yo llamo arquitectura "Patricia". porque respecto a la arquitectura co­lonial yo creo que el auditorio est6 perfectamente enterado, por lo cual me eximo de hablar detalla­damente sobre los ejemplares que nos han legado los españoles que son motivo ahora alguno de ellos, de restauraciones y de clasificación, aunque aun no se haya llegado todavía a un resultad~) definitivo, quedando aun mucho que hacer en ese sentido no sólo en Montevideo, Maldonado y Co­lonia, sino en muchas poblaciones de menor im­portancia de la República, trabajo que correspon­derá al Instituto de Arqueología. Pasando, pues. en 'mi vuelo, sobre todos estos ejemplares de ar­quitectura colonial que todos conocen, pasem9s a ver la influencia italiana que se produjo a me­diados del siglo XIX. Efectivamente esa influencia corresponde a la inmigración italiana que se pro­dujo en esa época y así vemos la llegada al Uru­guay de constructores, maestros de obra primero y después arquitectos o ingenieros civiles italia­nos que fueron principalmente los que tuvieron la gran influencia en esa floración estilística del more nostrum que la vemos sobre todo surgir en ejemplares de primer orden en las quintas del Paso del Molino ,del Camino Millón, en suina en la región del Miguelete. También llegó la influen­cia italiana a la arquitectura civil y monumental en la ciudad, de los que nos han quedado ejem­plares preciosos que todo el mundo conoce.

A esa influencia italiana sigue una época de transición hasta que viene la inflüencia francesa; es la época de transición que se produjo antes de que salieran egresados arquitectos de la antigua Facultad de Matemáticas, es una época anodina. donde se- repiten los· mismos tiPOs indefinidamen­te y que hizo de la ciudad de Montevideo, lo que se llamó por un observador extranjero, la ciudad q ue se había cortado al primer piso. Al mismo lietnpo el desarrollo extraordinario y el enriquecí· miento de sus frutos con algunos exotismos; los

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VlaJes a Europa son cada vez :m:ls h:ecuente¡-; y .· · · . . · · el propietario llega con su idea para edificar su casa. Ha pasado la guerra del 70. París ya tiene una influencia extraordinaria. Las exposicionE:s del 187 8 primero. 1889 y 900 después imponen sus gustos al mundo entero; se abandona la estilística de influencia española y "patricia" e italiana y se empieza a edificar a gu~to del propietario, de ucuerdo con lo que se ha inspirado en su viaje o Europa; pero sobre todo con lo qu9 ha visto e:1 París, y de ahí la cantidad d e Luises que se eiJl· piezan a levantar por todac; partes de la ciudad . Resulta también que la cultura. vale decir, la Uryi-versidad, no marcha paralela a lo riqueza del país y no hay e lementos suficientemente prepd-radc!': para ~l desa rrollo de la Arquitectura. Pvr otra parte, el propietario impone su gusto. Es cuando empezamos a ver techos normandos, que están esperando una nieve que jam6s ha de caer y así una incongruencia de estilo y exotismo has-ta el que desea vivir déntrc de una pagoda hasta el que quiere un petit-hotel, como en la Avenida de los Campos Eli~eos de París. Tenemos también entonces una influencia catalana que felizmente a bortó gracias a la creación de nuestra Facultod de Arquitectura. ~in embargo nos quedan alqu-nos especimens todavía d e la misma. Vuelve la influeO:cia francesa, pero esta vez e"n una forma científica, porque es dentro de la Facultad _de Ar­quitectura. La contratación de un Arquitecto de la Escuela de Bellas Artes para diriqir n uestra Es-cuela tuvo una imoortancia capital. Con esa per­sonalidad rodeada por profesores ur_uguayos de primer orden. e l bven sentido, la razón, el ritmo. el equilibrio y la composición empiezan a reinar dentro de Jos estudios que dará n su fruto más tar-de. El Art Nouveau también había hecho su apa· rición dejando también algunos ejemplares, por cierto muy interesantes, alqunos de ellos que yo creo deberían conservarse. La ciudad se sigue en­riqueciendo, el país adelantando a pasos agigan-tados, y. siempre aauí receptores de todas las mo­dalidades estilísticas que se producen en Europa. Ya estamos en el siglo XX. Aparece entonces unu influencia que llamaremos vienesa -alemana. i.Cuál fué la razón porque esa influencia tuvo tan-to ambiente en Montevideo? En la Facultad con procedimientos franceses, se empiezan a realizur formas vienesas - alemanas, que a su vez en Eu-ropa se extendían en Francia y Holanda para sm-gir con el nombre de Arquitecturu moderna. Las masas comienzan v las formes se desnudan, base de la llamada arquitectura moderna; la que se infiltra de inmediato, por varias razones, la má s i'mportante es la del propietario que está encan-tado en ver que su edificio le cuesta más barato y que ~e ha eliminado el rubro de escultura en los presupuestos; pcr otra parte los estudiantes también é"st:ln encantados; la composición se sim-plifica y a veces se excluye en los provectos y los alzados se hacen diez veces mós rápidamente , la teoría de oue lo único interesante de un pro-yecto es estudiar bien las plantas y la disposición surqe como por encanto; de la estilística nadie habla, no se le da importancia. Naturalmente se producen contra-corrientes a esa tendencia ey,,. gerada, y yo creo que en la Facultad las cosas han vuelto ya o volverán muy pronto a Sil equili-brio. Por otra parte, interviene también el snobis-mo v en realidad el snobismo siempre ha interve-nido en la evolución de la estilística; y bienvenido

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sea, porque el snobismo es el vehículo de' todas las corrientes importantes del arte. malo o bueno; la furia snob es -una fuerza para la marcha y el desarrollo del gusto, porque el snob es el mej9r propagandista de una idea nueva y como todo es fruto de vida y de esfuerzo, por consiguiente es bueno aunque sea malo, el tiempo se encarq.'1-rá de poner todas sus cosas en su sitio. ll lempo e un gentilhuomo. -

La cuarta determinante para la orientación esti­lística de la Arquitectura es la Vida, en todo el sentido de la palabra. La Vida en su evolución de costumbres, y sus nuevas formas de higiene y ccnfort v todas las a ctividades, las reacciones que día p or día vemos en ese sentido; los proble­mas del hogar, donde en la cocina tal vez un día puedan producirse cambios incalculables. por ejemplo, que la alimentación se haga por p:¡dcros o perfumes; por ahora nos encanta la cocina francesa que es complicada y necesita mucho es­pacio e instalaciones. Tal vez se llegue a suprimir la vida de hogar para vivir en comunidad e n grandes hoteles, ya por lo pronto m uchos festejos familiares se hacen en los hoteles por co'modidad. por sErvicio; tal vez siga esa evolución a un grp­do que no lo podemos preveer; por ahora nos encanta el hcgar, familiar, íntimo, la chimenea de leña. en suma, el individualismo; también po­dría producirse desde temprano la disgregación de lo familia y de la casa. la casona no tener re­zón de existir ni las grandes propiedades c)e pla­cer y producción, quintas, chacras _y estancias; pero por a hcra todo <?l q:ue puede le encanta la q uinta, la chacra o la estancia con sus plantas. su caballo, su huerta, su hacienda porque, por ahora, la familia es la base de la civilización. Tal vez el hombre de ciencia o al artista se le desti­nen casas esoeciales con sus laboratorios, ate­liers y así so~etidos a un régi'men nuevo de dis­ciplina científica, pero oor ahora el sabio y el a rtista prefieren su célula íntima y el contacto con sus- libros amigos y la ociosidad que medita y trabaja. Quiero decir que no tenemos que dejar esos puntos de vista, que est6n precisamente con la evoluciÓn de la vida, V por eso creo .QUe la orientación estilü:tica obedecerá también impla­cablemente a la evolución de la vida, donde el .Arquitecto tiene un wl fundamental, no puede quedarse atr::ís; por el contrario, debe avanzar a la solw::ión de todos los problemas, pero guar­dando una línea de comprensión dentro de su a mbiente v de su raza, con las raíces sieh1pre en la historia~ como una cimentación segura, la úni­ca segura, es como llegar a la piedra en las fun­daciones con la cual podrá dormir tranquilo sin soñar en que su edificio se derrumbe; como les materiales nobles, los únicos que perduran y aue aseguran m-ls tarde la permanencia del estilo. vale decir. la base para la lectura estilística a l través de la historia. De ahí que cuando se habla de nueva savia, debe decirse que es sinónimo de vida, pero la vida no es nueva ni vieja; todo gérmen de vida se muere si no encuentra donde arraigarse; el injerto de por sí se pierde si no encuentra el árbol con sus raíces en la tierra fuerte y sana donde arraigarse. Felizmente para nosotros la Facultad de Arauitectura es un árbol sano. con raíces fuertes de hombres de voluntad v conscientes que la han fundado , así como de los que han continuado la obra hC's ta el día de

A RQ UITECTU R A

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hoy. Eso pude apreciar al presenciar días pas:::t­dos la trmomisión de mando de los decanos, que­dando hondamenta impresionado por el calor de vida que anima la Facultad y aprovecho esta ~portunidad para hacer un voto porque continúe ese mismo espíritu de inquietud.

Y es precisamente esa inquietud que nos hace pensar que, dominando el hombre puede decirse pcr comple to e l cuarto elG'mento, el aire, tenem0s desde ya el deber de meditar sobre los cambi:;s que va a producir esa conquista definitiva aún mismo no solamente en los edificios especializa­dos o públicos, sino también en la vida privada del hombre.

Bien. teniendo en cuenta que las cuatro deter­minantes, la Geografía, la Raza, la Histeria y la Vida nos llevar:ln fatalmente a la futura orienta­c.ión estilistica de la Arq uitectura, veamos en q~e iorma se puede amesurar ese movimiento y evi­tar que se cometan más errores. Naturalmente q ue debemos empezar por la enseñanza. y, por la en~eñanza del dibujo que debe arrancar desde la escuela orimaria hasta preparatorios, y una de lm: finalidades a perseguirse para ayudarnos a encontrar la estilística será, sin duda, la com­prensión de la forma de nuestra Naturaleza, de nusstra Fauna y de nuestra Flora.

Hace muchos a ños expresaba estas ideas, ep un trabajo sobre "El Dibujo en la Enseñanza Se­cundaria" v decía respecto de los modelos , Ira· bajo entonces revolucionario ,que ccn el tiempo ha dejado de serlo .Estoy en la creencia de que el ·meior modelo es la na turaleza misma, con to­das s us manifestaciones, por consiguiente elimi­naría con gusto los viejos yesos, reproducciones de hojas flores v ornatos en general defec tuosos, dux:os. inexPresivos que amaneran al estudiante en su forma de dibujo, es natural desde que el modelo es de yeso, su dibujo es de yeso ta mbién; en cambio si sustitu:mos esos modelos gastados, y esas viejas planas, por flores, hojas y plantas naturales. proporcionamos así al estudiante el medio de crear, estilizándolas cada cual a su ma­nera, contribuyendo a sí a l desarrollo de su per­sonalidad. Por otra parte esto haría que el a lum­~o conozca bien la flora y fauna de su país; lo que no pasa ar.tua lmente donde e l discípulo dibu­ja incesantemente la tradicional hoja de acanto, m::ís nunca ha insinuado su lápiz ni sentido sus retinas la forma y el color de la maravillosa flor del ceibo de nuestros bosques.

. El estudio de nuestra flora y fauna , a sí como

de la figura humana, en fin de la na turaleza, 110

solo a mplifica la cultura general y positlva, sino que aún más, para aquellos que tienen verdade­ras dio;posiciones para las artes pl:lsticas, les prp­porciona la divina y magnífica fuente de inspir?­ción de belleza; vendrá n luego las pequeñas creaciones. composiciones originales donde esta­rá exteriorizado nuestro espíritu, nuestro ambiente y n~est,a vida. y como es natural contribuiría a la fdrmación futura de un arte a utóctono con ca­r:Jcter _orooio dcndP. se reflejaría nuestra natura­leza y nuestra civilización.

También será un factor importante e l conoci­miento de nuestra Arqueología; entiéndase por

ARQUITECTURA

Arqueología la historia y la ciencia del arte ma­lerial sea la constatación y la explicac1ón por to­dos lo1'> medios posibles de las for mas mat;niales aue ha creado la humanidad, sin restricción de tiempo y de espacio, en lo que ellas ti-=nen de pr<rticular y de general: se entiende que esto que pertenece a la Arqueología la punta ¡e flecha de los charrúas igualmente que lo maceta C.e barro que ha terminado el día de ayer e l alfarero.

Por consiguiente yo des~aría que el Instituto de la Facultad de Arquitectura tuviera una gr-;rn am­plitud y desarrollo por la mis-ma importancia que le doy a esta ciencia para la orientación estilís­tica de nuestra Arquitectura: con e l estudio del latín, punto de partida para la vuelta al humanis­mo: yo estov convencido de un renacimiento hu­manista pa/a la po~t-guerra, (cuando se estudia el latín no es para hablar latín, estudiar arqueo­logía, no es realizar arqueología).

Otro factor importantísimo para apresurar la orientación de la estilística s:;:ría la intervención de los Municipios. Lamento expresar que en ese sentido, para el observador imparcial. se diría que aún los Municipios comprendido el de Mon­tevideo, pareciera que poco o nada han hecho en ese sentido o que si lo han hecho por circuns­tancias especiales no ha tznido aplicación, de donde la disparidad y heterogeneidad en la edi­licación; y al parecer examinando la misma, la falta de reglamentaciones casi ele'mentales, me refiero a la ciudad; porque para algunos balnea­rios mucho se ha hecho en ese sentido y ha dado sus frutos, pues es donde puede decirse que ya se ve claramente una orientación estilística bien de­finida en todo sentido de la palabra, como por ejemplo, el Médano en Punta del Este.

Yo desearía que esto que digo ahora llegase al Congreso de Intendentes que se reune actual­mente en Montevideo, porque es absolutamente necesario y urgente, no sélo en Montevideo sino en las ciudades del interior, que tengan una re­glamentación para su edificación paralela con los planos de urbanismo. C uanto hubiérnmos salva­do si se hubiera hecho oportunamente. Por ejem­plo: la Colonia del Sacramento, cuando yo la propuse en 1928, todavía se hubiera salvado la parte a ntigua de la ciudad ... pero aun se está a tiempo, porque no se trata solamente de los ba­rrios antiguos; lo má.s importante son los moder­nos; precisamente el desarrollo moderno de la ciudad; y es curioso observar que en lo urbanís­tico se han hecho grandes conquistas y obms extraordinarias como la Rambla Sur, por ejemplo, y reglamentaciones de primer orden, expropia­cienes. alineamientos, nuevas avenidas, cirugía general de la ciudad, etc. , etc., mientras se ha a bandonado la estilística a la voluntad de los propietarios con plena libertad de acción; cada cual hace al parecer lo que le da la gana y así estamos viendo un conglomerado y un muestra- · rio heterogeneo de construcciones inarmónicas . .. a menos que se piense aue a fuerza de incop­qruencia se consiqa una unidad, como el perso­naje del célebre literato francés cuya barba a fuerza de ser negra, era azul.

Como decía, aún estamos a tiempo y una opor­tunidad como la reunión de los Intendentes, po­dría dar sus fru tos.

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También es necesario tener "Yalentía en la crí­tica, comprender los errores que todos hemos rea­lizado con la convicción de que esos errores han dejado trás de sí siempre algo bueno que pet ­dura, que se agrega a las conquistas del arte y de la ciencia al través de la civilización, señalán­donos el camino verdadero a continuar. Induda­blemente habría que hacer lo posible por no con­tinuar en los mismos, no empecinamos en solu­ciones que ya han paeado, por ejemplo, no querer en la obra nueva hacer Arqueología, l?i­no todo lo contrario, evolución y transformacic;m pero orientarla, comprender por ejemplo, que la Arquitectura moderna así llamada, que se deriva del arte vienés - alemán y que ha tenido un é xito y un desarrollo exagerado habiendo proporciona­do conquistas de primer orden, tuvo ya su época y que ahora vamos a otra cosa. Comprender, p or E>iemplo, que un día de otoño de Punta del Este, claro, de sol, surge de la pení'nsula, equilibriCI, prcpordón y belleza y que, por consiguiznt ~ ve· mos surgir de sus raíces, en el sentido estil'stico, una obra como el Faro de Punta del Este, y no sentimos esa misma sensación con los grande '> eé:iificios cuadrangulares de enormes masas gn· ses.

Estas ideas en realidad, las tengo latente des· de hace años. por eso en mi trabajo sobre "Par­ques Escolares', presentado al 111 Congreso Pa n Americano de Arquitectura, en lo referente a 1a Arquitectura. me expresaba en la siguiente forma : "La arquitectura de los edificios debe ser simp~~. lógica, económica, moderna en procedimientos de construcción, acusando el destino del edificio qua encierra, en armonía con nuestro clima y nuestro ambiente luminoso, ostentando la nobleza de ios materiales que nos ofrece nuestro suelo. y. al pro­pio tiempo que se advierta en su fisonomía detc­lles que denuncian la tradición y la raza.

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Y en mi trabajo sobre la Vivienda Mínima p n:­sentado al IV Congreso Pan Americano de Ar­quitectos:

"En cuanto al estilo arquitectónico de la "Vi­vienda Mínima" para las ciudades, villas, pue­blos y caseríos del interior, como ya lo he expre­sado, bajo el punto de vista puramente técnico que, debe ser hijo directo del ran~ho, perfeccio­nado e higienizado, se desprende lógicamente que el estilo arquitectónico de la Vivienda Míni­ma debería ser el rancho estilizado; surge así su estilo de sus propios elementos constructivos del ambiente natÜral de la raza y de las costumbres sociales y tradicionales del pueblo".

En suma, obedeciendo la estilística fatalmente a esas determinantes, la evolución de las rnisma.s es lo que hace la resultante final. la historia se­guirá s u camino indefectiblemente, la raza se desenvolverá de acuerdo con el problema demo­gráfico en general y con la vida, con la evolu­ción de la vida, con las conquistas de la vida; y naturalmente que llegará el día en que la (;ea­grafía también se transforme, que se enfríe ~a tierra, y se transforme el clima del Uruguay, de zona templada a zona de nieves perpétuas; pero por ahora las praderas son verdes, los ríos co­rren suaves, los vientos son amables, y en las arenas de las playas los niños uruguayos como escapados de un bajo relieve español o italiano juQgan ccn el ·mar y el sol.

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