arca de noé una vida - reneavilesfabila.com.mx · arca de noé 67 arca de noé martha chapa martha...
TRANSCRIPT
arca
de
noé
67
arca de noé
MARTHA CHAPA
Martha Chapa
ste año, como en otros del pasado reciente,
el Instituto Nacional de Bellas Artes convo-
có a celebrar a nuestros grandes artistas e
intelectuales.
Entre los galardonados en este 2009 destaca el
maestro Jaime Labastida, quien el miércoles 24 reci-
bió la Medalla de Oro Bellas Artes por su trayectoria
intelectual, editorial y literaria.
Se trata de un reconocimiento más que merecido,
pues se otorga a un brillante hombre de la cultura
mexicana que incluso le ha dado lustre a nuestro país
en el extranjero.
Su vasta y trascendente obra como poeta, ensa-
yista, editor, periodista y académico se despliega a lo
largo de sus 70 años de vida, que cumplió el pasado
15 de junio, lo que también fue motivo de celebración
en el homenaje que se llevó a efecto en la Sala Ma-
nuel M. Ponce del Palacio de Bellas Artes. Ahí estuvi-
mos mi compañero Alejandro y yo para aplaudirle
fuerte.
En su intervención, tras escuchar las palabra de
la directora general del Instituto Nacional de Bellas
Artes, Teresa Vicencio Álvarez, así como de los reco-
nocidos escritores Adolfo Castañón, Miguel León
Portilla y Ernesto de la Peña, Jaime Labastida dijo
emocionado que no imaginaba recibir tal presea en-
tre la falsa modestia o la soberbia, sino como un
reconocimiento compartido con su esposa, herma-
nos, amigos y compañeros de generación, además deE
Una vidafecunda
los lectores y el público mismo. Señaló, en esa tónica,
que su obra literaria constituye su mínima retribución
por todo aquello que la vida, su país y su familia le
han otorgado.
Y parece estar convencido de ello, pues en una
entrevista realizada pocos días antes, reveló cuán
afortunado se siente al comenzar la octava década de
su vida:
“La vida ha sido muy generosa conmigo. Gozo de
salud, estoy en condiciones de rendir todavía varios
años más, no sé cuantos, pero en buenas condicio-
nes; trabajo de manera constante en diversos espa-
cios de la cultura, no solamente como escritor al ser-
vicio de la palabra sino como director de Siglo XXI
Editores.
“Pertenezco a varios organismos de carácter cul-
tural, particularmente me enorgullece formar parte de
la Academia Mexicana de la Lengua, donde mis com-
pañeros me eligieron como director adjunto de la
misma; formo parte y presido desde hace cuatro años
El Colegio de Sinaloa, una institución académica de
primer nivel en mi estado natal, hecha a semejanza
de El Colegio Nacional.
“… Es decir, la vida es generosa conmigo, tengo
hijos que me han dado satisfacciones; la relación a-
morosa con mi mujer es magnífica; agradezco haber
tenido los padres que tuve, que me formaron con prin-
cipios sólidos que no he abandonado; llevo una es-
pléndida relación con mis hermanos. ¿Qué más pue-
do pedir? No me quejo”.
Por nuestra parte, le expresamos al poeta sina-
loense que posee sobrados méritos para recibir el
más amplio reconocimiento.
Fue una ceremonia emotiva, a la que asistieron
diversas personalidades del mundo intelectual, como
José G. Moreno de Alba, Diego Valadés, Enrique Gon-
zález Rojo y Juan Bañuelos. Ahí se repasó la obra poé-
tica de Labastida, recopilada en diversos volúmenes,
entre los que se cuentan El descenso (1960), La feroz
alegría (1965), A la intemperie (1970), Obsesiones con
un tema obligado (1975) Las cuatro estaciones (1981),
Plenitud del tiempo (1986), Toda la muerte (1989) y
Dominio de la tarde (1991), varias de ellas recopiladas
en Animal de silencios. También se recordaron sus in-
vestigaciones históricas en torno a Humboldt, así co-
mo los ensayos filosóficos sobre diferentes pensado-
res, como Heidegger, a lo que se agregaron artículos
periodísticos y diversos textos donde analiza la reali-
dad económica y política del país, entre otros temas.
Desde luego, sin dejar de mencionar su fecunda labor
al frente de la editorial Siglo XXI, que incluye la publi-
cación de autores nacionales, latinoamericanos, euro-
peos y de otros tantos lugares.
No en balde este intelectual, en el sentido más
amplio del término, quien en su juventud fuera inte-
grante del influyente grupo literario La Espiga Amo-
tinada –junto a Óscar Oliva, Eraclio Zepeda, Jaime
Augusto Shelley y Juan Bañuelos–, ha sido merece-
dor de importantes reconocimientos, entre los que se
cuentan el Premio de Poesía Jaime Sabines 1980, el
Premio Internacional de Poesía Ciudad de la Paz 1981,
el Premio José Fuentes Mares 1987, el Premio Nacio-
nal de Periodismo 1992, el Premio Xavier Villaurrutia
1996, el Premio López Velarde 2007 y el Premio Na-
cional de Ciencias y Artes 2008 en la rama de Ciencias
Sociales y Filosofía.
En fin, un justo homenaje para quien ha dejado
una valiosa e indeleble huella en diversos campos
de la cultura, siempre con lucidez, elegancia y sensi-
bilidad.
Muchas, muchas felicidades.
68
el
bú
hU
niv
ers
o d
e
arca
de
noé
69Crónica sumaria de una gripe bastarda
spero que mantengas tu proyecto de viajar a
este país el próximo verano, querido amigo. La
información mediocre sobre la gripe AH1N1
podría hacerte creer que empeoramos. Siempre he consi-
derado los datos incompletos y atrasados, sobre todo en
sucesos fuera de rutina. Pero además, de pronto, el mundo
aquí quedó cabeza abajo. Saca tus conclusiones, como
sugieren los forjadores de la opinión pública. La influenza
me pescó lejos de la base. Durante un viaje de ida y vuelta
a la tierruca, a mil kilómetros al sur, el rincón del último
rincón del país, hojeé uno de los diarios que leo (22-4-09).
Iba a estar ocho días, siete noches, fuera del DF. Leí los
titulares alertando sobre la epidemia en gestación.
Instalado, hasta donde no llegan los dos diarios a los
cuales estoy suscrito, leí un tercero. Notas abundantes y
dispersas. Debía concentrarme y atar cabos. Fuera de los
boletines, tú sabes, echan mano de quienes estén… a la
mano. De sabelotodos. Como no hay diversificación de
fuentes, ¿dónde conseguir datos duros o gelatinosos? Los
habitantes de la tierruca, sobre todo las madres, ignoraban
que no habría vacuna sino hasta dentro de cinco meses.
Tampoco podían recibir antivirales a diestra y siniestra por-
que el virus se robustece. Lo único a robustecer en un país
donde se hacían la pregunta de por qué aquí moría la gente.
Como si quisiéramos muertos, pero en otros países.
Vino el anuncio del pase del quinto nivel de alerta al
sexto, la pandemia. Más información incompleta. ¿En qué
consistía la última fase? Después el gobierno presumió
que se había adelantado a las indicaciones de la Organiza-
ción Mundial de la Salud (OMS). ¿Daría esto pié a la crítica
sobre la toma de medidas exageradas? La pandemia con-
sistía en cerrar carreteras y aeropuertos, corrió el rumor.
Nadie entra y nadie sale. Cierta noche la OMS decretaría
esa etapa, alertaron. Mi regreso estaba programado para la
tarde siguiente (29-4-09). Vencidos por el sueño, oyendo
noticiarios, desde la casa me dijeron que aún no anuncia-
ban la pandemia.
En el aeropuerto, tres chicas preguntaban si tenías
dolor de cabeza y de huesos, si moqueabas, etcétera. Los
cubrebocas se agotaron. Los empleados del hotel habían
empezado a usarlos. Chiapas estaba a salvo, se apresura-
ron a divulgar los diarios. Pero un peón permanecía en cua-
rentena en Guatemala, informó la tele. Había llegado pro-
cedente de una finca de puercos en San Cristóbal de las
Casas, famosa por sus embutidos y fiambres. Nadie en el
avión tenía cubrebocas. Cerraron la puerta. Oí los motores,
y no despegamos. ¿Estaba el piloto hablando al DF? ¿Y si
quedábamos varados en Tapachula? Las aeromozas parlo-
teaban de novios y de dietas en sus respectivos asientos.
Ahí no había salida ni llegada de aviones. Por fin despega-
mos. Ni una palabra del atraso.
MARCO AURELIO CARBALLO
E
En casa todo igual. La señora preocupada por cómo
distraer a los dos hijos adolescentes no por la alerta sanita-
ria. Tampoco tenían cubrebocas. Leí sobre la influenza en
los diarios atrasados. Datos dispersos. Fuentes inútiles.
Cabos sueltos. Concentraban las notas sobre el origen del
virus, o nos desgarrábamos las vestiduras porque varios
países cerraron sus respectivos aeropuertos a vuelos mexi-
canos. Qué malos. Debíamos compartir petróleo y gripe.
Los puerqueros franceses y mexicanos exigieron el cambio
de nombre a la gripe. Caían las ventas. Los distribuidores
bajaron el precio, pero no al público. Alguien debía pagar
los platos rotos. Los solidarios adictos, a la achicaladita,
a las carnitas. ¿Por qué hubo matanza de puercos en Egip-
to? Sepa.
Los meseros ¡trabajaban sin sueldo!, dijo desfachatado
el presidente de los restauranteros. Vivían de las propinas.
El gobierno del DF les dio ese dinero. Si tienen por costum-
bre embolsarse las propinas anotadas en la cuenta ¿iban a
transferirlo? Nadie entrevistó a los meseros. Los producto-
res de teatro montaron su… teatrito. ¿Cómo dejar dos
asientos libres entre espectador y espectador? Los hotele-
ros igual. Pero estos siempre se quejan, haya temblor, tsu-
namis, gripe o mal servicio. Una mujer vendía cubrebocas
cuatro veces caras. Al bote. Los microbuseros empezaron a
usar guantes de látex. Servían para uno o dos días, se que-
jaron.
Como tú y yo usamos el Metro, Raúl, unas señoras,
ofrecen gel en cada estación para desinfectarte las manos.
Los vagones son sanitizados (sic) cada tres días. Ojalá
quede la costumbre. Aunque no quiera Alá, decía Johnny
Walker. Puedo lavarme las manos después de/. Pero ¿me veo
limpiando los tubos del vagón? No.
La clase política colgó la corbata. Un gobernador siguió
apareciendo con la traílla caballeresca. Estaba ocupado en
su figura y en su copete, no en la higiene, dijeron burlones
los panistas. Cuando el góber explicó por qué seguía usan-
do la corbata (no el copete), apenas entendí. Pero no dijo si
envió su repertorio a la tintorería, o que las haya sustituido.
Recordé al dueño veracruzano de una cafetería en el DF.
“Nomás los jodidos usan traje y corbata”, le dijo confianzu-
do a un cliente, cuando éste preguntó por qué vestía como
si estuviera en el tres veces H. Puerto.
Las cien mil escuelas de pre-escolar y primaria reabrie-
ron sus puertas. Veintiséis mil estaban sin agua y 24 mil ¡sin
baños! ¿Por qué los líderes del magisterio no rifan excusa-
dos en lugar de camionetas Hummer, la “bestia” de los cla-
semedieros?
Un diario agringado llamó “kit” (caja) al botiquín. Los
puntillosos analizaban si era correcto usar influenza o gri-
pe. Gripe porque influenza es vocablo italiano, publicó un
diario de tu país adoptivo. Pero es de origen latino, tú sabes,
y gripe ¡francés!
70
el
bú
hU
niv
ers
o d
e
Morten Keller
Recriminados, los cubanos por el cierre de su aero-
puerto, dijeron que atrasamos la información para recibir al
presidente Obama. ¿Y si los primeros casos se dieron en EE
UU, como sospechan muchos? ¿Y si ambos presidentes
ocultaron el dato de común acuerdo? La CIA es imperfecta,
pero ¿se lo iban a ocultar a propósito al primer presidente
de raza negra? Una mujer que vino con él regresó contagia-
da y el antropólogo mexicano, guía en su visita, murió.
De pronto, como tromba caída del cielo para los efec-
tos de un golpe de timón sobre los temas que nutren las
columnas, apareció el libro de un empresario argentino y la
entrevista a un ex presidente. ¿Cómo, se preguntaron los
articulistas, si apenas balbucea? El empresario. Cierto locu-
tor manifestó su extrañeza al entrevistar al panista a cargo
de darle a la tele los videoescándalos. El político no iba a
leerlo, dijo. El locutor había adquirido ejemplares para
obsequiar. Será un megaseller de 80 mil ejemplares, anun-
ció el editor. Otro editor vendió 700 mil ejemplares de
El Código Da Vinci. ¿Qué habrá sido éste? ¿Mega-mega? El
empresario transa recurrió desde Argentina a cuarenta pe-
riodistas mexicanos para que le hicieran preguntas. A
manera de guión. Recurso astuto. Inculto el tipo, no lerdo.
La mitad aceptó. En el libro sobre una mesa de novedades,
a vuelo de pájaro, no descubrí al redactor. Fue el cuñado del
empresario, publicó una colega. Hubo extractos, pero nadie
“reporteó” el libro. Patético resultó el caso del ex presiden-
te. Un día después de que se publicó la parte referente a su
sucesor se disculpó porque anda ya mal de su cabecita. Los
periodistas especularon sobre quién le había hecho mano
de puerco, como dicen, para que se retractara. Palo dado…
etcétera, escribieron otros.
Por eso el mundo está de cabeza aquí, Raúl. Un empre-
sario transa pide ayuda a colegas para publicar un libro de
ataque porque un ex presidente le promete 400 millones
de pesos por los videos y no le cumple. Sin duda el ex pre-
sidente priista (pitoniso), previó que iban a denunciarlo
años después porque dio los videos al gobierno panista, a
cambio de excarcelar al hermano incómodo, y transó al
transador. En cuanto al ex, señalado de estar mal de sus
facultades mentales, sucedió algo parecido. Acusa de co-
rrupto y de ligas con el narco al sucesor y éste diagnostica
las capacidades diferentes del padrino y le da clases de
periodismo a la entrevistadora. ¿Estamos o no estamos
de cabeza, querido amigo?
¿Otro ejemplo? Ahí va. En aquel libro se cuenta que una
ex presidenta perredista le pidió dinero al ex, que ni los veía
ni escuchaba, para pagar las deudas del partido a cargo de
ella. ¿Otro más? Dos candidatos priistas a diputados solici-
taron y consiguieron que en las boletas electorales apare-
cieran sus apodos, porque si no ¿cómo podrían los ciu-
dadanos identificarlos? Estos pintorescos ejemplares, el
Maloro y el Pato, son de Sonora.
Casi todos olvidaron ya la influenza. Mientras no rebro-
te y haya otros muertos. La información seguirá igual, dalo
por seguro. Confusa y dispersa. En tiempos de Alemán in-
ventaron al jefe de prensa. Ahora los llaman comunicadores
sociales. Al quebrar los periódicos (tendencia ominosa) las
universidades podrían vender esa carrera y el gobierno edi-
tar un diario por cada dependencia. Quizá las notas se repor-
tearían a conciencia. Ahora todo es oficial. ¿Con excepciones?
Una. Podrían influir para no dar noticias grotescas como esa
según la cual “autorizamos” a la OMS para que haga la vacu-
na. En ¡solemne ceremonia!, entregaron muestras del virus
nativo. Certificado, como México no hay dos.
¿Habrá aparecido en nuestro mapa del genoma el gen
de la falta de tacto para plantear nuestras demandas y para
informar con estulticia? ¿Lo que hace insensibles a puer-
queros, restauranteros y productores de teatro? ¿A quienes
posaron encorbatados para la foto de entrega y recepción,
orgullosos, de las muestras del virus? Como si fuera el ál-
bum de la colección completa de las ochenta y tantas almas
de nuestros muertos.
Aquí te esperamos, querido Raúl. Ya platicarás cómo le
hicieron los españoles para salir felices de Hong Kong, todo
pagado, mientras los paisanos regresaron de allá echan-
do pestes.
arca
de
noé
71
¿Quién propuso los
salarios máximos?
Tarde, muy tarde, como todo
lo que hace este gobier-
no panista –o todos los go-
biernos, pa’que es más que
la verdad– se ha publica-
do la ley que supuestamente
impe dirá que ningún fun-
cionario gane más que el Pre-
sidente de la República –si
lo hubiera.
Y –¡claro!– ya se atri-
buyen la autoría: el señor que
trabaja en Los Pinos, que se
tardó más de mes y medio
en publicar en El Diario Ofi-
cial la reforma constitucio-
nal, y el senador Pablo Gó-
mez, quien dice que la anduvo
promoviendo desde hace va-
rios años (no más allá de
tres, desde luego, que lleva en
su cargo, o cuando mucho
otros tres años antes cuan-
do fue diputado).
Pero, ¿qué creen? ¿Saben
quién de a devis se les ade-
lantó, no por un año ni un
sexenio, ni una década o al-
go semejante? Por un siglo,
puesto que dio a conocer la
proposición correspondiente
de los salarios máximos, en
el siglo pasado, exactamen-
te el 12 de agosto de 1990, un
domingo, para más señas, en
un suplemento cultural, del
mismo nombre de esta revis-
ta, que por entonces publi-
caba el periódico Excélsior.
Y ¡oh coincidencia!, apareció
en la sección hermana de la
actual, La Culta polaca, fir-
mada desde entonces Por
Supuesto.
Sí, señores, no se hagan
bolas, el verdadero papá de
los pollitos, el de la idea que
entonces les pareció mafufa
a muchos, fue de quien esto
escribe. Y para que no les
quepa duda, se reproduce a
continuación el sustento
vacilador en que se apoyaba
una iniciativa por cierto muy
seria:
“Nomás por pura corres-
pondencia, en reciprocidad
o por justicia poética, si a
los escritores, a los artistas,
a los oficiantes del intelecto,
se les somete a la pobreza y
a vivir en condiciones mise-
rables, justo es que también
se imponga a los ricardos,
que a veces proceden del
sector público o se enquis-
tan en el privado, un salario
máximo, que podríamos fi-
jar generosamente quienes
deambulamos por los cami-
nos pedregosos del salario
mínimo.
“A ver, ¿cuánto necesi-
tan ganar los super rica-
72
el
bú
hU
niv
ers
o d
e
Rocco Almánza
chones para pasarla bien, a partir de
los criterios que se aplican a los
pobres?”.
Y a continuación se hacía una
relación pormenorizada de lo que po-
drían gastar en rubros como: Casa.
Comida, Vestido, Calzado, Bebidas, Di-
versiones, Médico, Viajes, Servidum-
bre, Varios, a precios de 1990, para
llegar a la conclusión de que nadie
tendría derecho a ganar anualmente,
en el peor de los casos, unos $200 mi-
llones de pesos… pero de los antiguos
pesos.
[Los escépticos puede ir a la he-
meroteca a buscar el periódico del 12
de agosto de 1990 o a lo mejor en el
propio Excelsior les permiten consul-
tar el dato]
La lectura como tortura
No son pocos los estudiantes de Se-
cundaria y de Bachillerato que recién
expulsados del paraíso editorial de
la literatura infantil, ilustrada, a co-
lores, con palabras sencillas y escritu-
ra lineal, se tienen que enfrentar a la
ingrata realidad de libros complicados,
de vocabulario novedoso, lenguaje
figurado, con tipos de letras poco
atractivos, ya sin ilustraciones y sin
colores.
Se les remite de pronto, sin pro-
porcionarles los recursos necesarios,
a la tortura de leer a los clásicos de la
literatura española, que utilizan un
idioma de hace 800 años (El Mío Cid),
o 500 (El lazarillo de Tormes), 400 y
tantos (Don Quijote de la Mancha) o de
tres siglos y medio (Garcilaso, Que-
vedo, Lope de Vega, Góngora, Cal-
derón de la Barca, Sor Juana) o inclu-
sive de escritores consagrados más
recientes, del siglo XIX, como Gustavo
Adolfo Bécquer, José de Espronceda,
Gutiérrez Nájera, Amado Nervo) o del
reciente siglo XX, como Miguel de Una-
muno, Mariano Azuela, Juan Ramón
Jiménez, Antonio Machado, Ramón Ló-
pez Velarde, Juan José Arreola, Juan
Rulfo, Jaime Sabines, Carlos Fuentes.
¿Y por qué es tortura leer a los
clásicos?
Pues porque los profesores envían
a los alumnos directamente a la gue-
rra, sin los recursos y las herramientas
que les harían falta para desentrañar y
hasta gustar de autores más comple-
jos. Necesitan recursos lexicográficos,
etimológicos, retóricos, históricos, que
les permitan entender las palabras
que ya no se usan o que ahora tienen
significado diferente y hasta ortografía
distinta, el lenguaje figurado que utili-
zan esos autores: metáforas, hiperba-
tones, símiles, alegorías, metonimias,
hipérboles, elipsis, en fin, todo lo que
un literato verdadero utiliza: la métri-
ca de que se valen los poetas, el tipo
de versificación, los símbolos y mitos
en boga cuando escribieron esos au-
tores. Todo ello permitiría a los estu-
diantes conocer el entorno en que se
escribieron las obras.
¿Por qué los profesores no les
informan previamente a los estudian-
tes lo que podría facilitarles la lectura
de estos autores? ¿Por qué no les pro-
veen de lo necesario para que real-
mente comprendan estas lecturas y
hasta se aficionen a ella?, porque con
la actitud actual hacen sufrir a los
alumnos y los apartan tal vez para
siempre de la costumbre de leer.
Es muy probable que no sea por
maldad de los profesores, sino simple-
mente por la impreparación y la igno-
rancia. El heterónimo de esta sección,
Héctor Anaya, ofreció hace poco una
conferencia a 150 profesores de se-
cundaria a quienes les presentó un par
de versos de un famoso soneto de Sor
Juana, con la esperanza de que pudie-
ran explicarlos sencillamente:
Al que ingrato me deja busco amante
y Si a éste pago, padece mi deseo
Los profesores (de Español, por
cierto) no supieron desentrañar lo que
la Décima Musa expresaba en sus ver-
sos. Para la inmensa mayoría de los
docentes, “amante” era el adjetivo del
“segundo amor”, el clandestino, “el se-
gundo frente” y a nadie se le ocurrió
que era la forma adverbial de amoro-
so: amorosamente.
Y en cuanto a “pago”, supusieron
que era el costo de un amor en venta
(como si la monja estuviera compran-
do favores sexuales) y nunca aplicaron
el viejo dicho de “pagar es correspon-
der”, porque de ahí podrían haber de-
rivado que Sor Juana indicaba que “si
a éste le correspondo, mi deseo dis-
minuye, mengua, padece, en fin”.
Fue para ellos un desencanto el
lenguaje paradójico de Sor Juana de
este soneto propio de su tiempo. “Para
arca
de
noé
73
qué hacer tan complicado el asunto,
¿por qué no utilizan los poetas pala-
bras y construcciones sencilla?”. Y si
ellos no entendieron el poema, cómo
esperar que lo puedan explicar. Y qué
de extraño tiene en ese caso que los
alumnos reprueben la materia por no
entender lo que leen.
Es por ello que el propio Héctor
Anaya ha preparado un curso para
alumnos de Secundaria y Bachillerato,
pero también para profesores y padres
de familia, al que ha denominado
Entender para que leer sea un pla-
cer. Empezó el 7 de septiembre, pero
en realidad comienza cuando alguien
se inscribe, pues en cada sesión se
estudia a un autor distinto.
Si alguien desea más informes,
consulte la página web www.abrapa-
labra.com.mx o escriba a abrapala-
[email protected] o llame al 5553-
2525, para que descubra porqué para
Borges y Cortázar, “La lectura es una
forma de la felicidad”
El terrorismo de derecha
Los gringos son muy estrictos con el
terrorismo que creen de izquierda o
el musulmán, pero en cambio al de
derecha ni caso le hacen, si no es que
lo propician.
Allí está el caso de Juanes, este
cantante colombiano que Por Supues-
to no es el preferido del autor de esta
sección, pero que dio muestras de
valor civil y de simpatía por los cuba-
nos bloqueados por el Tío Sam y a
quien los gusanitos y marielitos de
Miami amenazaron con sabotear y ha-
cerle la vida imposible si se atrevía a
llevar a la isla el concierto Paz sin
fronteras que venía ideando desde
hace algún tiempo, para presentarlo el
20 de septiembre en La Habana. Por
Supuesto ignora si lo presentó o no,
porque el oportunista guatemaloso
Arjona se dejó intimidar y prefirió can-
celar su presentación (con lo que los
cubanos salieron ganando, pues se evi-
taron al ripioso dizque cantautor).
Pero los terroristas de derecha
han llegado a amenazar al cantante y a
su familia y ninguna autoridad estadu-
nidense ha ordenado investigar a los
presuntos delincuentes, pues si algún
mahometano, musulmán o gente polí-
tica de izquierda actuara de la misma
manera contra alguien, ya se le estaría
procesando.
El Himno y José Alfredo
Todo se tiene que atribuir al genio de
José Alfredo Jiménez, pues bien se sa-
be que no fue un hombre letrado, ni
siquiera conocedor de la música, pues
cuando componía chiflaba la melodía
y algún músico versado se la ponía en
papel pautado. Entonces, no es posi-
ble que haya sabido de los decasílabos
heroicos.
Pero así se llaman –según la docta
opinión del maestro Eduardo Lan-
gagne– los que utilizó Francisco Gon-
zález Bocanegra para componer el
Himno Nacional: “Mexicanos, al grito
de guerra/ el acero aprestad y el bri-
dón”. Pero el potosino sí sabía lo que
hacía, pues a ello se dedicaba y arran-
có con esas diez sílabas, los versos del
Himno, también llamados dactílicos.
Pues ahí tienen que el buenazo de
José Alfredo, que podía ser tan ram-
plón con su canción Llegó borracho
el borracho, que la SEP o la SSA, por
razones educativas o sanitarias, le pro-
hibió, se lanzó a construir en tan difí-
cil métrica una canción que se pue-
de cantar con la música del Himno –lo
que no debe hacerse en público de la
gente, pues la irreverencia es un deli-
to–. Se trata de la canción titulada El
último trago, cuyos dos primeros ver-
sos tienen la misma métrica de la
composición de González Bocanegra:
“Tómate esta botella conmigo/ y en el
último trago nos vamos”.
¿Casualidad, conocimiento, coin-
cidencia, chiripa?
Ya no lo podrá aclarar José Alfredo
y habrá que creer mejor en su genio,
que le permite –después de muerto–
seguir siendo El Rey.
Publicidad de retrasados mentales
Hubo un tiempo –y bien buenos tiem-
pos que eran, con permiso de Joyce y
su Retrato del artista adolescente– en
que las agencias de publicidad se inte-
resaban por tener en su nómina a ver-
daderos creativos: narradores, escrito-
res, poetas, que producían anuncios
inteligentes, imaginativos.
Salvador Novo, Gabriel García
Márquez, Álvaro Mutis, La China Men-
doza, Jomi García Ascot, Fernando del
Paso y otros parecidos, trabajaron en
agencias de publicidad y aportaron su
talento para hacer anuncios trascen-
dentes, que todavía se recuerdan.
74
el
bú
hU
niv
ers
o d
e
Pero ahora parece que la compe-
tencia entre agencias es por contratar
a los más tontos, estúpidos e idiotas,
según se puede apreciar en lo que tras-
mite la televisión, que además son
incongruentes y hasta contrarios al
propósito que debiera animar a un
anuncio: motivar el consumo de lo que
se presenta.
¿Han visto los cultos polacos la
publicidad que se le hace a algo que
debe ser una especie de lotería o jue-
go de azar: Trillonarios? Alguien obtiene
el premio principal, seguramente, por-
que motiva una agitación verdadera-
mente de locura hasta el punto de que
“el agraciado” termina lanzándose por
la ventana. La moraleja sería que no
hay que jugar al Trillonario, porque
puede volverse idiota o perder la vida
quien obtenga el premio mayor.
Privatización del agua
Marcelo Ebrard podrá decir que no,
pero el hecho de entregar el agua a
una empresa privada para que la dis-
tribuya, la canalice, evite las fugas y
cobre el consumo, se llama privatiza-
ción aquí y en China, que teóricamen-
te es un país comunista.
La rectoría –asegura– seguirá
siendo del Gobierno del DF, o sea que
el recurso continuará en manos de los
funcionarios de Marcelo, pero alguien
se va a beneficiar con el papeleo, tra-
mitación y facturación del agua pota-
ble, que también teóricamente debería
de ser de los habitantes del DF, que
pagamos impuestos, no para que co-
bren su sueldo los funcionarios por no
hacer nada, sino para que se nos pro-
porcionen los servicios que antes se
nos daban a cambio de nuestra contri-
bución.
Con lo que cobraban los gobier-
nos se financiaban los costos de llevar
agua potable a las casas –ahora quién
se atreve a tomar agua “de la llave”–,
de recoger la basura –en la actualidad
hay que pagar porque se la lleven–, de
brindarnos seguridad con los cuicos o
policías –más confiables que los de
ahora, desde luego–, de ofrecernos un
transporte municipal y un drenaje flui-
do y un servicio de correspondencia
oportuno y de buena calidad –ahora
sólo sirve para entregar estados de cuen-
ta, porque la gente prefiere y confía
en los servicios nacionales o trasna-
cionales de mensajería. En fin, como
que los gobiernos sabían ganarse su
sueldo y no que ahora, apenas se en-
frentan a algún problema, tiran la toa-
lla y solicitan la ayuda de la iniciativa
privada, porque ellos están privados
de iniciativa.
Y a todo esto: ¿no tendrían que
preguntarnos a los capitalinos si que-
remos que una empresa privada
maneje el agua? ¿O qué se le dio el
voto a Marcelo para que se comporte
como cualquier neoliberal o como pre-
sunto hombre de izquierda?
arca
de
noé
75
Elba Hernández
76
el
bú
hU
niv
ers
o d
e
CARLOS BRACHO
TRANCO I
ues, sí, señoras insumisas y señores no
panistas, el día de hoy el ínclito y nunca
bien ponderado maestro Bracho nos envía
unos Trancos, que como es habitual en él, llegan
con una carga emotiva que nos hace recordar épo-
cas y momentos ya dorados por el tiempo. De más
está decir que los honorables miembros de este
también H. Consejo Editorial, después de deleitar-
nos –y sufrir– con su lectura, todas y todos, salimos
corriendo a la cantina que el señor Bracho indica, y
claro, allí, los tequilas y los rones y los mezcales nos
llenaron la vida de gozo –pues las penas con pan
son menos–. Desde aquí, desde estas oficinas de la
redacción (aunque todavía la resaca hace sus estra-
gos en muchos de nosotros) le enviamos un saludo
solidario a nuestro autor preferido y le deseamos
que siga adelante con sus Trancos y que su ardor re-
volucionario no decrezca nunca.
Sírvase, amable lectora zapatista e indoblegable
caballero antiguo leer dichos Trancos:
Surgen en mí unas imperiosas preguntas: ¿Para
qué celebrar el aniversario de la revolución mexica-
na? Sí, ¿Qué “celebra” el pueblo mexica con esta tra-
dición?
La respuesta está a la vista. Es evidente que en
el fondo nada hay que celebrar, nada hay que feste-
jar pues la revolución mexicana ha sido traicionada.
Trataré de recordar las palabras que el maestro Pa-
blo González Casanova dijo en su momento sobre
este trágico asunto: México ya perdió su prestigio
revolucionario, ya dejó de lado las propuestas de
ayuda social y se ha declarado a favor de los valores
norteamericanos. En la distribución del ingreso se
observa que el salario medio de una familia campe-
sina y de la clase obrera sirve para no morirse de
hambre. Sí, la Revolución traicionada, por lo tanto
es una Revolución fracasada pues lo que le dio ori-
gen y sustento: el mal trato, la desigualdad, la injus-
ticia, la situación trágica de la gente del campo, la
explotación de unos cuantos a unos muchos, cosas
por las que murieron millones de mexicanos, pero
que ahora con razón se puede decir que la lucha y el
sacrificio fue inútil. Hoy –siglo XXI con el panismo al
mando– las cosas se presentan iguales. La Revo-
P
lución Mexicana que había logrado avanzar del des-
arrollo colonial al desarrollo nacional de tipo semi-
capitalista, que había logrado salir de un grupo pe-
queño de empresarios mexicanos y extranjeros,
funcionarios, militares y latifundistas, para llegar a
hacer más grande, más numeroso ese grupo de pri-
vilegiados. Hoy –el hoy foxista-calderoniano– para
vergüenza de todos, la situación moral y material de
la república, como apunta el maestro González
Casanova, presenta un lamentable estado de putre-
facción. Hoy la República ha “recuperado” algunas o
todas las formas porfiristas. La contrarrevolución
está presente, gana batallas, los pequeños producto-
res son explotados o ninguneados por gobierno y
empresas trasnacionales. Los ejidos desbaratados
caen presa de capitalistas sinvergüenzas. De aquel
nacionalismo que protegía al campesinado y al tra-
bajador se pasó al maridaje con los dictados del
FMI. Del capitalismo mexicano se pasó sin pudor al
capitalismo feroz y extranjerizante. De las expropia-
ciones que constituyeron la forma de capitalización
nacional se pasó a la venta al mejor postor. Hoy los
restos de la Revolución Mexicana llegan a niveles
bajos y vergonzosos y todo ello con la aprobación y
complacencia de los pripanistas en el poder. Así que
vale la pregunta que me hice arriba de este escrito:
¿Celebrar? ¿Qué? Y como el dolor juarista me llega
hasta la nuca, me meteré a MI Oficina y allí a mi
bella María le diré que rauda y veloz me ponga una
ringlera de caballitos de tequila blanco, del que ras-
arca
de
noé
77
Carlos Bracho
pa, y en el molcajete que haya unas rebanadas de
queso Cotija, unos chilitos toreados y un guacamole
de chuparse los dedos. Es lo menos que puedo ha-
cer. Y cuando los tequilas hayan rendido yo gritaré
a los cuatro vientos, como lo indicó sabiamente el
maestro Pablo, que la Revolución Mexicana es un
fracaso total… Digo, ¿no? Vale. Abur.
TRANCO II
Qué tristeza, pero que cierto es: hoy en día pocos,
muy pocos mexicanos recuerdan que los Estado
Unidos nos quitaron una enorme, gigantesca por-
ción de territorio que era nuestro: California, Texas,
Nuevo México. Y hoy, con la complacencia de la
derecha mexicana, las guerras imperiales, las inva-
siones a países de oriente, la política del Gran Ga-
rrote la siguen practicando los primos con singular
alegría. Los halcones que dominan esa nación lan-
zan bombas, obuses, metralla sobre los pueblos
invadidos, matando a niñas y niños y hombres por
igual. La técnica imperial no falla: primero acusan al
“elegido” del diablo, de comunista, de terrorista, de
narco, de guerrillero. Logrado el efecto mediático y
con el apoyo de gobiernos proclives y seguidores
incondicionales y entreguistas y sin algún trazo de
honor republicano y sin vergüenza ni moral alguna,
entonces a lanzar bombas, tanques y balas sobre los
pueblos inermes. Sobre estas matanzas la Iglesia no
mete las manos y los gobernantes ni sudan ni se
abochornan. Así es la cosa, lectores juaristas, zapa-
tistas, hoy contemplamos con terror las explosiones
de bombas que arrasan con poblados enteros; hoy
vemos cómo siguen los planes de la muerte y de
exterminio –recuerden la bomba atómica lanzada
por los norteamericanos sobre Hiroshima y Naga-
saki– y recuerden las bombas de Napalm que caían
sobre las mujeres y las niñas del Vietcong. Hoy, el
triste hoy, dominado por los calderones irredentos,
en México, la tragedia económica avanza como la
humedad sobre todos los bolsillos de la población
mexica. Pero tal parece que aquí en este nuestro
Mexicalpan de las ingratas no pasa nada, el pre-
sidente en turno, los senadores, los diputados,
los presidentes municipales, los jueces, los magis-
trados, en fin toda la clase encaramada en el monte
dorado del poder, tienen sueldos, salarios, emolu-
mentos que les permiten tener autos de lujo, casa
grande y casa chica, yates con helicóptero, cuentas
gordas en el extranjero, y dueños de compañías de
aviación, de transportes, de todo lo que se les anto-
je tener y con lo que se acumule en la semana; ante
tal salvajada capitalista, ante el fascismo imperante,
no me queda más remedio que ir al lugar en donde
se me apaga un poco la ira y en donde el coraje baja
unos grados: Mi Oficina. Allí María, oiga usted, ami-
go obrero, qué pechos empitonando la camisa, qué
ojos pispiretos y provocadores, que manos tan sua-
ves y tentadoras, y para acabarla de amolar, unos
muslos que parecen dos columnas majestuosas y
firmes. Pues allí, con ella, y después de darme valor
con mis democráticos mezcales, esperaré que den
las doce, las dulces doce horas de la noche, para
llevarme a María a disfrutar del quinto cielo y beber
de las fumarolas del Popo, y contemplar desde nues-
tro abrazo el sol naciente. Y olvidar a los caldero-
nes, y olvidar a las vasquezmotas, y olvidar a los
creeles, y olvidar a los montieles y olvidar a los bri-
biescas y a los foxes. Y para lograr quitarme esas
horrorosas imágenes besar a María, abrazar a Ma-
ría, fundirme en un todo único con María. Digo,
¿no? Vale. Abur.
www.carlosbracho.com
78
el
bú
hU
niv
ers
o d
e
arca
de
noé
79
MIGUEL BAUTISTA
l 1o. de Septiembre se inician las labores de
la LXI Legislatura de la Cámara de Dipu-
tados y simultáneamente se avizora un
nuevo panorama político en cuanto que se prevé una
serie de actividades en que los actores políticos pon-
drán sobre el tapete la discusión de los grandes asun-
tos nacionales. Ésta se dará seguramente en las
cámaras, en los estrados públicos y en los partidos
políticos que ya preparan sus agendas para la pre-
sentación de propuestas. El quid del asunto está, sin
embargo, en que el renovado partido PRI aparece
como la primera fuerza política del país y en conse-
cuencia un garante del cambio y sus trámites políticos
para lograr el despegue de la nueva etapa que se
avecina.
Resumiendo: Tenemos una correlación de fuer-
zas en que el PRI y el PAN estando interesados en sa-
car adelante las reformas fiscal, laboral y electoral
les dieran trámite sin contar con el PRD e iniciando
–probablemente– una fase de inconformidad social y
económica de la población, que ya que vio muy gol-
peada su economía y ahora tendría que enfrentar el
desmantelamiento de derechos laborales, impuestos,
y elevación del precio de los servicios públicos. En
este contexto las respuestas del PRD y de las organi-
zaciones sociales como sindicatos serían impactan-
tes en el panorama político nacional.
La cosa no queda ahí pues ante la restricción del
gasto público y recortes del personal en el gobierno y
las empresas privadas que arrojaría un saldo negati-
vo para las mayorías en los próximos años, veríamos
un clima de inconformidad y quizás el descrédito to-
tal de los actores políticos que como el PRI y el PAN
dieran luz verde a las medidas consiguientes. Se ele-
varían costos de mercancías e insumos y se cobrarían
más impuestos, recortar personal del gobierno, etcé-
tera que será el elemento para resarcir el boquete
actual de las finanzas públicas. Adelantemos mate-
ria: toda esta bola de nieve de la política fiscal levan-
taría ámpula en la población trabajadora poniendo en
acción a sindicatos, partidos políticos, y otros organis-
mos, en una movilización, en una protesta social y po-
lítica de amplios vuelos.
Agréguese a tan explosivo coctel el hecho ya do-
cumentado de que las clases dirigentes de México (Em-
presarios, financieros, clase económica y técnica, polí-
ticos con agenda abierta) preparan las reformas laboral
y técnica pues piensan que la clase trabajadora, y to-
da la población, deberá trabajar más y prepararse con
estudios técnicos, sin recibir más necesariamente por
su esfuerzo. Tal la ley de desarrollo económico-social y
por tanto político de la hora actual.
E
Lo anterior se podría fundamentar ampliamente y
en detalle. Basta decir que en mis investigaciones al
respecto llego a la conclusión por vía indirecta –es
decir a través del estudio de Malthus y de Marshall
McLuhan– que estos dos autores y sociólogos emi-
nentes tenían razón. ¿Qué quiere esto decir? Malthus
fue un economista que formuló la tesis de que la
población actual del mundo, y ése es también el caso
de México –crece de manera geométrica, mientras los
alimentos y recursos de hoy en día crecen sólo arit-
méticamente, sino es que están decreciendo –piénse-
se en el recurso del agua–.
Por su lado, McLuhan nos enseñó que en la era de
los Medios, la T.V. y demás parafernalias, son los gran-
des modeladores de la opinión y los consensos, y no
sólo eso sino que en manos de la clase dominante se
ejercen como medios de imposición y de mando. Así,
los criterios, las consignas sociales, y políticas, todo
lo importante para el Estado y la Sociedad se procesa
en los Medios, Y SE ARTICULAN AHÍ LAS RESPUESTAS
Y LOS CONSENSOS SOCIALES. ESTO SIGNIFICA UN
NUEVO PODER SOCIAL Y POLÍTICO EN MANOS DE
LAS BUROCRACIAS QUE NOS GOBIERNAN…
Sigamos con las descripciones de la situación
actual. En síntesis la burocracia dominante, y los par-
tidos políticos podrían sacar adelante las reformas
sociales, fiscales y laborales que quieran con el con-
senso del PAN y el PRI, e imponerlas, como opinión do-
minante a la Nación entera, a pesar de las masivas y
enérgicas protestas de los trabajadores.
MacLuhan y Malthus les dan la razón: NO ES LO
MISMO UN PAÍS DE 50 MILLONES DE HABITANTES
QUE ÉRAMOS EN 1970, A UNO DEL DOBLE EN 2009.
No alcanzan los recursos, los presupuestos ni las fi-
nanzas públicas. Y el concepto de trabajador tradicio-
nal ha sido sustituido por los del técnico, el trabajador
reubicable, experto, mil usos, informado, etcétera de
tal modo que hoy en día, se abre una brecha entre el
saber y el no saber, en cuanto a la disposición de em-
pleos, salarios y oportunidades.
La Técnica es la gran estratega de los cambios
de la Sociedad Post-Moderna. Ello nos conduce al
nuevo estatus del trabajo, de los contratos colecti-
vos, etcétera. En un redimensionamiento de los va-
lores y fines del trabajo, la economía, y el hombre,
de consecuencias inalcanzables sin un cambio de
mentalidad.
La izquierda en la que he militado pero con cuyas
miopías y complacencias no podría estar de acuerdo,
debería meditar en este diagnóstico que ofrezco. No
se trata sólo de reivindicar al trabajo, y al trabajador,
sino de explorar y conocer los cambios de la sociedad
de hoy en día. Y el cambio que se avecina será así
el de la negociación inteligente o el del inconformismo
incontrolado y los movimientos sociales, avanzando
en la protesta ciega. Se avecinan tiempos difíci-
les y México tiene que afilar su sentido y percepciones
de la realidad política, y económica actual, para salir
avante.
[email protected][email protected]
80
el
bú
hU
niv
ers
o d
e
César Romero